Ahora contaminamos nosotros

Ahora contaminamos nosotros

Ronald Rwakigumba

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Traducido por Joaquim-Maria Rourera Fort 

Ahora contaminamos nosotros

Escrito por Ronald Rwakigumba

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Traducido por Joaquim-Maria Rourera Fort

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Ronald Rwakigumba

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AHORA CONTAMINAMOS NOSOTROS

Ahora contaminamos nosotros

La competencia entre el planeta, la gente y los beneficios ante la sostenibilidad

Ronald Rwakigumba

Contenido

Prefacio

Sostenibilidad

Monetarización del medioambiente

Inacción climática

Energía verde y ODS

Desarrollo sostenible

Acerca del autor

Prefacio

El mundo tal como lo conocemos está cambiando. Muy rápido y en muchos sentidos. Las distintas facetas del cambio exigen nuestra atención y presionan para conseguir la máxima prioridad. ¿Cómo podemos debatir sobre una sostenibilidad que exige intrínsecamente la optimización de las distintas facetas del cambio que vivimos?

Hoy en día las empresas luchan por mantener el compromiso efectivo de los accionistas y asegurarles el mejor beneficio posible. La filosofía actual de la mayoría de las empresas es que los accionistas han invertido recursos financieros en la empresa asumiendo un riesgo residual, de donde se deriva la obligación de emparejar el riesgo residual con la recompensa.

Al mismo tiempo, las empresas tienen en cuenta el impacto de unos recursos, finitos y escasos, necesarios para producir bienes y servicios. En un mundo crecientemente globalizado, la oportunidad de un mercado global lleva aparejada la complejidad de unas cadenas de ventas y de aprovisionamiento también globales. Complejidad que aumenta aún más con la aparición de la pandemia de la Covid-19.

Pero ahora sabemos que además de los accionistas hay otras partes interesadas que también pueden sufrir el riesgo residual de las operaciones de las empresas. Quizás no sean inversores cuyas acciones pueden desplomarse por culpa de las operaciones de la empresa, sino ciudadanos que viven cerca de sus instalaciones de producción y sufren el impacto ecológico de la gestión de los residuos. La consecuencia es que también deben tenerse en cuenta estas partes interesadas, dado el riesgo residual que probablemente deberán soportar. La conclusión conforma uno de los marcos globalmente aceptados para orientar a las empresas a equilibrar beneficios, personas y planeta.

Los países siguen buscando el crecimiento y el desarrollo, y la narrativa según la cual los países menos desarrollados son a la vez proveedores de materias primas y compradores de bienes procesados empieza a cambiar. El mayor énfasis en los procesos de adición de valor, industrialización y creación de contenido local está generando puestos de trabajo y mejorando la balanza de pagos de los países gracias a un aumento de las exportaciones. Globalmente, esta forma de mejora del Producto Interior Bruto se ha visto acompañada por un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Las mejoras obtenidas en empleos, exportaciones e innovación se ven ahora amenazadas por fenómenos climáticos destructivos como grandes inundaciones o sequías prolongadas. Estos fenómenos provocados por el cambio climático inciden de forma desproporcionada en los países menos desarrollados, cuya población trabaja principalmente en la agricultura con una menor adaptación a los métodos modernos como la irrigación o instalaciones agrícolas mejoradas que les protejan del impacto.

Muchas veces, al afrontar este reto de equilibrar el desarrollo con objetivos ecológicos, algunos han argumentado que la industrialización es la oportunidad para los países menos desarrollados, a quienes les ha llegado el turno de contaminar el medioambiente igual que lo hicieron durante décadas los países desarrollados. Otros países han argumentado que a ellos aún les quedan zonas que contaminar, a diferencia de los estados desarrollados que, sin lugar a dudas, están superpoblados y en un punto de no retorno de sus ecosistemas. La ironía que yo veo, es que los estados desarrollados que buscan cada vez más separar el crecimiento del PIB del aumento de emisiones de gases de efecto invernadero son también los mejor preparados para soportar fenómenos climáticos extremos.

Debe haber otra vía de crecimiento que reduzca el aumento de la contaminación o incluso que no la provoque.

El objetivo de este libro es esbozar esta otra vía de industria ecológica que combina aspectos de eficiencia de los recursos y menor contaminación ofreciendo enfoques sobre la separación entre el aumento del PIB y el incremento de emisiones de gases de efecto invernadero.

Otro objetivo de este libro es ayudar a los ejecutivos a manejar esta responsabilidad creciente respecto a las necesidades sociales y medioambientales y orientarles en cómo puede alcanzarse el triple objetivo final de modo que accionistas y consejos de administración apoyen las inversiones realizadas en pro de las responsabilidades ecológicas y sociales.

Una industria cada vez más verde y la responsabilidad social empresarial no son nuevas. Este libro se centra en ofrecer soluciones y vías que pueden usar empresas y gobiernos para dirigirse a esas metas. Los argumentos de los objetivos son igual de importantes para convencer a más ejecutivos proporcionándoles herramientas para innovar en distintos sectores. Nativo de Uganda, África Oriental, busco convencer a otras naciones africanas y a los ciudadanos de nuestro hogar compartido, la Tierra, de que NO ha llegado la hora de que contaminemos nosotros, por eso titulo el libro con una antífrasis. La sostenibilidad exige que muchos actores trabajen juntos y este libro es un intento de conectar las experiencias de distintos actores para facilitarles el embarque en sus viajes hacia la sostenibilidad

Escribí este libro durante un periodo muy creativo cuando me relacioné con expertos industriales de vanguardia mientras cursaba mi MBA en Energía Verde y Empresas Sostenibles, con trabajo posterior en Roma y breves estancias de formación sobre temas relacionados con la sostenibilidad en Trieste, Milán, Bruselas y Lugano. También fue un período de aprendizaje cuando buscaba respuestas acerca de la insostenibilidad de seguir produciendo como si no pasara nada. Lo que realmente me ayudó a explorar tanto las preguntas como las soluciones fue el sentirme a gusto con el hecho de estar equivocado. Esta valiosa capacidad de estar cómodo al llegar a puntos muertos o comprobar que las hipótesis eran erróneas me allanó muchos obstáculos en el aprendizaje.

También resultó valioso que en un principio el libro recogiera polvo digital en el disco duro desde 2013 hasta que escribí las últimas entradas en 2020. El tiempo transcurrido me proporcionó más contexto y madurez al revisarlo, no necesariamente para diluir la pasión sino para canalizar y secuenciar mejor los capítulos. Este periodo de siete años fue también una oportunidad para apartarme de conferencias y debates académicos y entrar en el reino de la práctica donde, literalmente, cogí los aperos y trabajé con las comunidades para resolver problemas de una forma que espero hiciera avanzar el sistema y pusiera de manifiesto el cambio, además de establecer grandes amistades en el proceso. Estos últimos siete años enriquecieron por un lado la estructura de este libro pero también aumentaron por otro la urgencia de publicarlo en estos tiempos tan adversos.

Hablamos de empresas y países y a veces casi olvidamos que también somos personas. Estas discusiones sobre sostenibilidad también nos interesan a nivel individual. De hecho, originalmente escribí este documento como una guía personal para consultarla a medida que trabajaba en distintos proyectos de desarrollo.

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Espero que este libro proporcione a los ejecutivos una mirada alternativa antes de medir y documentar la RSE (Responsabilidad Social Empresarial) para incorporar un enfoque más completo e innovador. Y mientras lo hacen, también espero que el público, como parte interesada con un considerable riesgo residual, lleve las empresas a unos estándares más elevados o como mínimo plantee cuestiones más complejas para recibir las respuestas que merece como parte afectada. La noción de que las empresas existen para servir únicamente a los intereses de los accionistas está en entredicho dado que las partes interesadas no accionistas también soportan un riesgo residual, que en algunos sectores puede ser incluso mayor.

La búsqueda de respuestas a partir de un equilibrio idílico entre personas, planeta y beneficios era una motivación importante, pero mi rompecabezas sigue sin encajar. Espero que este libro les invite a usted y otros apasionados descubridores a mejorar el rompecabezas. De hecho, este trabajo lo dedico a los incansables estudiosos de la sostenibilidad del futuro y a quienes nos precedieron.

Sostenibilidad

El futuro ya está aquí, solo que mal repartido.

William Gibson

En lugar de desanimarnos, la complejidad de la sostenibilidad podría motivarnos para empezar ya que, como diría Platón el comienzo es la tarea más importante.

Uno podría preguntarse qué hace tan compleja la sostenibilidad. Quizás se debe a que busca optimizar las esferas social, medioambiental y económica, que luchan entre ellas para alcanzar su objetivo particular. Un sistema de sistemas.

Parece que aún se necesita una definición exhaustiva e internacionalmente aceptada de la sostenibilidad. Puede sonar ambicioso pero necesitamos esta definición, al menos mientras utilicemos esta palabra para trasladar un significado entre culturas y comunidades que actualmente la interpretan de otro modo. Para empezar el viaje hacia dicha definición, yo propongo los ingredientes clave de la misma.

Una discusión sobre sostenibilidad quedaría incompleta sin un análisis de los informes sobre la Responsabilidad Social Empresarial. ¿Son realmente sostenibles las empresas más sostenibles del mundo?. Yo explico cómo las empresas han tenido éxito manteniendo la ambigüedad alrededor del formato de los informes sobre la RSE, mientras otras han decidido utilizar sus propios formatos. Resulta curioso que una función que nos informa sobre cómo se utilizaron y distribuyeron los recursos y cómo incide todo ello en el ecosistema se presente con tanta ambigüedad. Contrasta con la contabilidad, que es una derivación de cómo se aplican esos recursos y factores de producción, y que dispone de unas claras normas de contabilidad internacional. Ninguna empresa llega al final del año fiscal sin unas declaraciones financieras debidamente preparadas y auditadas, mientras que la función fundamental que genera el verdadero rendimiento financiero solo se tiene en cuenta a posteriori.

También ofrezco puntos de vista útiles sobre la estrategia verde, comparando las aspiraciones de sostenibilidad y energía limpia con las implicaciones de la demanda existente. Algo que está presente en la mayoría de los capítulos es el aspecto de las soluciones prácticas o el conocimiento aplicable. Como dijo Herbert Spencer (1820-1903):

el gran objetivo de la educación no es el conocimiento sino la acción.

En busca de una definición

El fondo de pantalla de mi escritorio es una imagen del último monasterio que visité en la región italiana de Le Marche, el Monastero dei Frati Bianchi (Monasterio de los Frailes Blancos). Lo que me