En los últimos años, las empresas pusieron primera en materia de sustentabilidad y aceleraron a fondo para cumplir sus ambiciosos objetivos a corto y mediano plazo. Eso trajo consigo una sofisticación de la agenda. “Hace 20 años, hablábamos de responsabilidad social y trabajo con la comunidad. Hoy tenés una agenda que toca todas las áreas: ambientales, sociales, gobierno corporativo y hasta finanzas y abastecimiento sostenibles”, señala Lucas Utrera, director asociado de SMS por el área de Sustentabilidad.
Los números y las mediciones se convirtieron en un requisito indispensable. Todo debe ser medible: huella de carbono, mujeres en posiciones de liderazgo y en la organización. Estos eran datos que antes quizás aparecían en el reporte de sustentabilidad y ahora pasaron a formar parte de las memorias financieras de las empresas. “Hay un interés por satisfacer la demanda de los inversores, pero también hay una necesidad de darle consistencia al propósito de las compañías”, asegura Utrera, que dice que en la consultora vieron multiplicarse las consultas en el último año.
Natura, por caso, creó IP&L (o modelo de Ganancias y Pérdidas Integradas) en respuesta a la necesidad de impulsar decisiones relacionadas con la sustentabilidad en función de datos de impacto. “Es un modelo para la gestión integrada de los desafíos ambientales,