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Regresa A Mí: Predestinados, #3
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Libro electrónico330 páginas5 horas

Regresa A Mí: Predestinados, #3

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Esta es la tercera y última parte de la trilogía "Predestinados":
Primera Parte: Primer Amor 
Segunda Parte: Alguien como Tú

El destino no esta escrito... ¿Si tuvieras la oportunidad de comenzar de nuevo, lo harías?  

Han pasado 2 años desde que Irina se convirtió en la señora Parker y perdió la oportunidad de huir con el amor de su vida. 

 La constante interrogante de que habría pasado la agobia diariamente a pesar de sus intentos por olvidarlo y seguir adelante sin embargo, le es imposible. 

 

La aparente estabilidad que vive al lado de Scott dará un vuelco cuando su inminente ingreso a la política desestabilice su matrimonio. Aunado a eso la reapertura de las investigaciones en torno al asesinato de Norman, destaparán una serie de acontecimientos inesperados.  

El destino no da tregua, en medio de ese caos un oportuno suceso la reencontrará con Joshep quién le demostrará que cuando existe el amor ni el tiempo, ni las circunstancias pueden ser capaces de mermar ese sentimiento.  

Decidida a ser feliz ¿Podrá Irina afrontar las consecuencias de sus actos cuando una repentina noticia cambie su perspectiva por completo? 

 La tercera y última parte de la serie predestinados.

IdiomaEspañol
EditorialAdrianne Holt
Fecha de lanzamiento9 may 2016
ISBN9781533770646
Regresa A Mí: Predestinados, #3

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    Regresa A Mí - Adrianne Holt

    Prefacio

    Scott tocó la puerta. Entró al ver que ella no respondía a su llamado. La sorprendió escondiendo lo que parecía una carta, ella intentó ocultar sus lágrimas fingiendo que se retocaba el maquillaje. 

    Él la miró fijamente sin decir una palabra, conteniendo su decepción, era más que evidente que su amor no era correspondido y sin embargo, evitó confrontarla.

    Tomó una profunda bocanada de aire y se acercó a ella dándole un delicado beso en la mejilla.

    —Los invitados esperan.

    —Bajaré en seguida —dijo intentando sonreír mientras se retocaba el maquillaje.

    Él mantuvo la calma, era demasiado listo como para armarle una escena de celos el día de su boda, sabía que eso sólo la alejaría más de él.

    La reaparición de Duncan en la vida de Irina había removido viejos sentimientos, el recuerdo de aquel antiguo novio era más fuerte de lo que Scott creyó.  

    Salió de la habitación fingiendo no darse cuenta de la situación y se esmeró en sonreír frente a los invitados, a como diera lugar tenía que mantener las apariencias.

    Irina bajó a los pocos minutos, tal como lo anticipó. Se acercó a él esbozando una discreta sonrisa. Ambos se tomaron de la mano y salieron al jardín, los invitados esperaban.

    Capítulo 1

    Julio 2012

    Habían pasado aproximadamente dos años y medio desde el asesinato de Norman sin que el caso tuviera ningún avance significativo. Quiroz había sido promovido a la fiscalía y la esperanza de poder acusar directamente a Parker se perdía con cada día que pasaba al no encontrar pruebas suficientes.

    Aquella mañana, llegaron al juzgado una serie de documentos confidenciales que una fuente no identificada había filtrado de Dayton. En ellos se revelaban adquisiciones de bienes, activos, ganancias de dudosa procedencia y evasión de impuestos por parte de  algunos políticos de renombre, entre ellos, Bruno Parker.

    Quiroz mantenía su mente ocupada pensando en dicha información y que la posibilidad de  abrir la caja fuerte del hotel donde se hospedó Norman meses atrás, lo llevaría finalmente a  resolver el caso.

    Apresurado, guardó todas las cosas que estaban sobre su escritorio en una caja de plástico, abrió cada uno de los cajones de su escritorio y al llegar al último se detuvo a observar una fotografía que estaba traspapelada entre sus archivos. En ella, una hermosa mujer sentada en la fuente del Tritón sonreía. Suspiró nostálgico, como si se arrepintiera de algo.

    Mikel Rosseau, un joven lleno de entusiasmo recién graduado con deseos de comerse el mundo y el nuevo asistente de la fiscalía, entró a la oficina de Quiroz súbitamente haciendo que él escondiera nervioso la fotografía que veía dentro de la caja.

    —¡Fiscal! Tengo la información que me pidió y los resultados de la autopsia. ¡Oh! Veo que está ocupado,— dijo al ver el tiradero en su oficina.

    —¿Acostumbras entrar sin avisar? —Se levantó de su silla, lanzó una mirada antipática y le arrebató el folder—. ¿Qué tenemos aquí? 

    —Lo siento es que la puerta estaba semiabierta. Veo que ya casi termina de guardar sus cosas.

    —Así es. Jamás imaginé que tuviera tanto en esta oficina, fue toda una vida.

    —Si quiere lo puedo ayudar a llevar las cajas, —dijo tomando la caja que contenía la fotografía.

    —¡No! —gritó arrebatándole la caja y colocándola nuevamente sobre su escritorio. —Lo haré más tarde, aún no me entregan las llaves. —Empezó a revisar un informe—. Así que mis sospechas no estaban infundadas.

    —No, usted tenía razón respecto a la muerte de Norman. No fue la sobredosis la que lo mató, fue algo aún más siniestro.

    Quiroz analizó a detalle el informe que reportaron los forenses. Efectivamente, en su sangre había todo un coctel de estupefacientes suficientes como para matar a tres personas, sin embargo, esa no fue la causa de su muerte. 

    El forense tenía la certeza de que al entrar a su cuerpo, la sustancia provocó un estado de catalepsia en Norman que lo condujo a caer al fondo de la bañera y morir ahogado.

    —¿Consiguieron la orden para abrir la caja fuerte del hotel? ¿Tienen el reporte de las llamadas?

    —Tenemos todos lo que resguardaba en ella, —dijo Mikel mientras Quiroz revisaba los documentos—. Encontramos dinero, un pasaporte, estados de cuenta, una hoja con varios nombres, un artículo que él estaba escribiendo sobre Bruno Parker y Dayton. 

    —¿Dayton? —preguntó asombrado por la relación—. ¿Te refieres a la firma trasnacional de abogados?

    —Según investigué recién había conseguido empleo en el Daily Post y le pagaron un adelanto por el artículo que estaba escribiendo. Hablé con su editor en jefe y me contó que meses antes de la muerte de Norman, un analista filtró la cartera de clientes de la firma. En cuanto él se enteró que el senador Parker estaba en ella, se interesó en indagar más al respecto. —Mikel hizo una pausa al ver que Quiroz lo ignoraba.

    —Continúa —demandó.

    —Estuve investigando y al parecer P&H no es el único negocio que posee el senador. 

    Quiroz cerró el folder, cruzó los brazos y puso toda su atención en Mikel.

    —Él ha realizado inversiones fuera del país en diversos negocios, mismos que lo han vuelto absolutamente millonario. Norman sabía todo esto o al menos lo sospechaba, hace unos años reveló el desvió de fondos de la beneficencia del partido demócrata a una de sus cuentas.

    —Jamás se le comprobó nada.

    —Lo sé, sin embargo realizaron una auditoría. Convenientemente para él, la muerte de su esposa vino a salvarle el pellejo.

    —¿Qué quieres decir?

    —Bueno, Parker no podía hacer la transferencia desde su cuenta privada, eso lo expondría fácilmente, él sabía que su esposa poseía un seguro de vida millonario mismo que cobrarían sus hijos cuando ella muriera —Quiroz lo miró perplejo intentando descifrar lo que Mikel decía—. Usó un último recurso.

    —¿Qué te hace pensar que él la mató?

    —Imagine el siguiente escenario fiscal —hizo una pausa—. Un joven abogado con una incipiente carrera, enamorado de una socialité francesa heredera de varias propiedades y una gran fortuna. Él sabe que no tiene oportunidades con ella a no ser que tenga una posición económica acomodada. Entonces tiene dos caminos: el difícil, trabajar y esperar unos diez o quince años para ser reconocido o el fácil, involucrarse en el negocio de Dayton, una firma de abogados cuyo único fin es crear empresas offshore y enriquecer a sus clientes de diferentes maneras.

    —Quieres decir que Parker trabajó para Dayton.

    —¡Eureka! Él manejaba los negocios de varias personas influyentes, así conoció a muchos políticos que hoy en día lo respaldan y le dan su apoyo incondicional, incluido el famoso juez Matthews. Parker se volvió alguien de la noche a la mañana, se casó con Audrey para escalar socialmente y cuando consiguió lo que quería...

    —La mató —susurró sorprendido.

    —Claro que eso no lo puedo probar, son suposiciones —respondió apenado.

    —Tus insinuaciones no me sorprenden, me dices lo mismo que Norman sugirió en su debido momento —respondió sarcástico.

    —¿Mencioné que se casaron por separación de bienes? Todo lo que ella poseía lo heredarían sus hijos. O Audrey era muy astuta o conocía muy bien a su marido, porque lo hizo firmar un contrato prenupcial en el que establecía que si Parker la engañaba le pagaría una indemnización, algo así como toda su fortuna. Cuando ella murió...

    —Se anuló el contrato —interrumpió.

    —Y Parker cobró la póliza resultando ser el heredero universal de la vasta fortuna de su mujer.

    —Eso es imposible.

    —¡Exacto! Entre los papeles que había en la caja fuerte se encontraba una copia del acta de divorcio firmada por Audrey, una copia del supuesto testamento donde hereda a Bruno y la póliza de seguro a favor del senador.

    —¿Quién era su contacto? ¿Cómo pudo Norman tener acceso a esa información? —susurró pensativo mientras Mikel seguía dando explicaciones.

    —Como verá, sabía demasiado respecto a la vida del senador Parker. A él más que a nadie le convenía verlo muerto.

    —¿Qué pasó con Dayton, no la investigaron?

    —Oh sí lo hicieron pero aquí viene la mejor parte. Salió limpia. No pudieron comprobarles nada, como si alguien los hubiera puesto sobre aviso. 

    —Entonces habrá que investigarlos nuevamente.

    —Gracias a la información que llegó esta mañana pude investigar las transacciones y a algunos de sus clientes, en su mayoría hombres acaudalados que evitan a toda costa declarar impuestos. Es un secreto a voces que tiene una serie de empresas que se encargan de comprar y vender propiedades, puentear transacciones. Todo un paraíso fiscal para hombres ricos como Parker.

    —¿Por qué no utilizó a Dayton para vender la hacienda?

    —¿Usted pondría todos los huevos en una sola canasta?

    Quiroz sonrió burlón.

    —¡Brooks! ¡Claro! Que mejor forma de no levantar sospechas que aliándose a un hombre con buena reputación. 

    —Así es, ¿lo conoce? —afirmó sorprendido.

    —Fue un hombre bastante complejo. ¿Qué hay de los hijos de Parker? —preguntó intentando desviar la conversación.

    —Brandon  tiene un historial bastante negro, siempre ha estado envuelto en peleas. Por cierto que uno de los números frecuentes registrados en el celular de Norman pertenece a él.

    —Él ha estado a punto de pisar la cárcel incontables ocasiones, sin embargo, nunca lo ha hecho.

    —Con el poder e influencias que el senador Parker tiene, dudo mucho que lo haga alguna vez.

    —¿Y el hijo mayor?

    —¿Nicholas? Él está limpio. Ha manejado muy bien su imagen, nunca se ha visto inmiscuido en grandes escándalos pero escuché de buena fuente que seguirá los pasos de su padre en la política.

    —¿Cómo es eso? —preguntó extrañado.

    —Bueno, según sé, su padre lo está instruyendo para dejarle su lugar en el senado.

    —De esa forma asegura su inmunidad política. Se nos está escapando algo, ¿ya investigaste si Parker tiene algún hermano, otro conocido o alguien de confianza?

    —El senador es brillante, si los tiene los ha sabido ocultar muy bien. Pero volviendo al tema de Brooks, Norman también lo culpó de varios delitos. Publicó un artículo destapando los malos manejos de Abarca y el abuso de poder, exhibiéndolo. El fiscal de distrito comenzó una investigación y Jack fue llevado a juicio por fraude, abuso de autoridad y falsificación de documentos.

    —Lo recuerdo perfectamente, Scott Parker fue su abogado y Jack salió bien librado. No hace mucho se casó con la hija de Brooks.

    —Dicen por ahí que todo queda en familia —dijo burlón Mikel—. Investigué la inmobiliaria que pertenecía al señor Brooks y la legalidad de las ventas realizadas, en un punto creí que actuaba de la misma forma que Dayton pero no encontré nada turbio, salvo la primera venta de la hacienda Parker. También intenté localizar a su socio del bufete Daniel Soto pero al parecer está tomando un año sabático.

    —¿La inmobiliaria aún existe? Creí que después de la muerte de Jack y tras la boda de su hija con Nicholas Parker habían cerrado.

    —Sigue en funcionamiento, ahora es propiedad del sobrino de Brooks.

    —¿Sobrino? —preguntó sorprendido.

    —Así es, un tal Matthew Brooks.

    —¿Brooks? Debe haber un error, lleva el apellido de la madre, ¿qué hay del padre?

    —No lo sé, ¿quiere que investigue?

    —Descuida investigaré después, continúa.

    —Bueno, como le decía, la única transacción dudosa que encontré fue la venta de la hacienda. El comprador, German Doux...

    —Douzent. 

    —En realidad es Douxsaint, encontré su referencia en las actas de compra—venta, y en el expediente de Brooks. Técnicamente la pronunciación es la misma pero la escritura es completamente diferente, de ahí la confusión. El punto es que al parecer se aburrió de la propiedad y la vendió nuevamente a Parker, esta vez la transacción la llevó a cabo Inmobitex, empresa que Dayton creó y que por cierto, dejó de existir seis meses después del proceso de Brooks.

    —¿Qué investigaste de Douxsaint?

    —No ha vuelto a realizar ninguna otra transacción después de esa, es como si la tierra se lo hubiera tragado. Comienzo a creer que ese sujeto no existe y que Norman decía la verdad. Que todo fue un teatro de Parker para disimular el ingreso por el cobro del seguro de vida de su esposa y no levantar sospechas. Lo extraño es que un juez llevó a cabo la certificación de la compra—venta.

    —¿Quién?

    —El juez Matthews. Dado que no es nuestra jurisdicción no puedo presionarlo para que hable. Pero hay algo más.

    —¿De qué se trata?

    —Matthews se mudó a San Francisco una temporada poco después del juicio de Lucas Duncan, no sin antes claro, trasladarlo a Abarca. Él dictó la excesiva sentencia y convenientemente regresó cuando el caso de Duncan entró a revisión y se negó a otorgarle su libertad. Le hizo un enorme favor a Jack Brooks quien a su vez ayudó a Parker. 

    Quiroz tomó asiento y lanzó una risa irónica.

    —¡Me parece increíble! Todos están coludidos —dijo absorto—. Así que Jack sí tenía el poder del que tanto presumía. 

    —Fue hasta que Scott Parker intervino que Lucas pudo obtener su libertad. Fue otro favor a la familia.

    —¡Buen trabajo! Pronto me quitarás mi puesto —respondió irónico—. Ahora sal y no regreses hasta que encuentres a German. Finalmente tenemos los argumentos necesarios para reabrir el caso y de una vez por todas desenmascarar a Parker.

    Me encargaré de solicitar una orden para catear la inmobiliaria que perteneció a Brooks y el bufete, tenemos que llegar al fondo de esto.

    —Puede tardar meses señor. ¿Qué juez autorizará eso? Nadie quiere echarse en contra un enemigo tan poderoso como el senador.

    —Te aseguro que encontraré quien lo haga.

    —De acuerdo señor.

    —Ah y Mikel. La próxima vez toca la puerta –dijo sonriendo de forma fría.

    Capítulo 2

    10 de Octubre  2012.

    Brandon deambulaba en  la oficina de su padre, lo esperaba desde hacía varios minutos. Estaba pensativo, ansioso. Después de tranquilizarse un poco, se sentó en el sillón que estaba frente a la ventana.  

    Bruno y Rick entraron, ambos sostenían una acalorada conversación e ignoraron por completo la presencia del joven. 

    —Al parecer, el nuevo fiscal no quitará el dedo del renglón, quiero que lo investigues, debe tener un punto débil. Es muy probable que intente buscar a Germán, espero hayas cortado cualquier vínculo como te ordené. También investiga quién o quiénes son sus fuentes. ¿De dónde sacó la absurda idea de volver a indagar en el caso? 

     Al escuchar eso, Brandon se levantó de tirón haciéndose presente. 

    —¡Descuiden! Seguiré siendo invisible para no incomodarlos —dijo sarcástico. 

    —Estaré esperando afuera si me necesitas —dijo Rick cerrando la puerta al salir. 

    Bruno se acercó a la mesa de servicio, se sirvió una copa de cognac y se sentó en la cómoda silla de piel que estaba frente a su escritorio. Era un hombre directo así que sin titubeos comenzó a hablar. 

    —¿Recuerdas a Norman?

    —¿Cómo podría olvidarlo? La trágica muerte que tuvo me deslindó por completo de él. 

    —El sujeto que estuvo a cargo de la investigación, Quiroz, fue promovido hace unos meses a la fiscalía. 

    —¿Y eso a mí qué?

    —Esta mañana cuando revisaba la correspondencia, recibí una desagradable sorpresa —sacó la orden y la aventó sobre su escritorio.

    Brandon la miró extrañado.

    —No sabía que acostumbraras revisar mis cosas, pero ya que lo hiciste, ¿qué es esto?

    —Un citatorio, quieren que te presentes a declarar. 

    —Creí que  ese asunto había quedado en el pasado. Murió por una sobredosis, ¿qué puedo saber yo al respecto?

    Bruno hizo caso omiso a los comentarios de Brandon y prosiguió.   

    —Si mis sospechas son ciertas, y usualmente lo son, necesitarás un abogado. 

    —Tengo uno, ¿lo olvidaste? 

    —No quiero involucrar a Irina en esto. Además tengo entendido que estaba trabajando por su cuenta en otras cosas. Por alguna razón que desconozco, decidió no regresar al bufete a pesar de las insistencias de tu hermano por tenerla cerca.

    —De cualquier forma estoy seguro que no tendrá ningún inconveniente en ayudarme. 

    —Tu hermano se hará cargo del problema, el lunes vendrá por ti y te llevará al juzgado. Te sugiero que seas prudente en tu declaración.  

    —¿Es todo? —preguntó sarcástico. 

    Bruno fijó la mirada en unos documentos que tenía sobre su escritorio ignorándolo por completo. 

    —Es todo, puedes retirarte —dijo con frialdad.

    —¡Podrías voltear a verme! —gritó molesto—. ¿De verdad te importo o solo haces esto para cuidar la reputación de tu apellido? —preguntó reclamando la falta de interés de su padre hacía él. 

    —¡No te atrevas a cuestionarme jovencito! —golpeó su mano contra el escritorio—. Lo hago por tu bien —gritó lanzando una mirada hostil—. Cuando salgas haz pasar a Rick, necesito hablar con él. Ah y Brandon, no quiero que faltes a la fiesta de esta noche.

    —¡Cómo podría olvidar tu cumpleaños!

    —En realidad la fiesta se hará para anunciar la postulación de tu hermano a la presidencia del partido.

    Brandon lo miró fastidiado, salió dejando abierta la puerta y sin decirle nada a Rick, quien de inmediato se percató de su huida y entró a la oficina. 

    —¡Este niño me vuelve loco!  

    —Tal vez porque tiene tu carácter. Es el que más se parece a ti —dijo tomando asiento. 

    —Lo sé pero yo a su edad ya tenía asegurado mi futuro. Una serie de negocios...

    —Que casi salen mal.

    —Pero no lo hicieron. Todo hubiera marchado de maravilla si no se hubiera entrometido ese estúpido de Norman. 

    —Eso quiere decir que te arrepientes de lo que pasó.

    —De ninguna forma. Mis negocios no formaban parte del estilo de vida de Audrey, tarde o temprano su moral la hubiera hecho traicionarme. En especial después de descubrir que tenía una amante mucho más joven que ella. 

    —¿Qué hará si Quiroz te llama a declarar?

    —¡Ten por seguro que lo hará! Pero antes quiero saber de qué van sus investigaciones. Los tipos como él juegan a intimidar a los implicados, buscan infundir el miedo en sus interrogatorios, hacerte caer con cada una de las palabras que dices.

    —No es tu caso —dijo irónico.

    —Me preocupa Brandon, no tiene la templanza de Nicholas. No quiero sorpresas, sería preferible para mí si quitáramos a ese fiscal del camino, todos tienen un precio.

    —Descuida, me encargaré de eso. Por las posibles insinuaciones respecto a la muerte de Kyle no deberías preocuparte. No hay testigos ni pruebas, por lo tanto no hay forma de que te involucren en algo. Te garantizo que tuve especial cuidado con él —dijo refiriéndose a Norman.

    —Eso me tiene sin cuidado —añadió indiferente.

    —¡Haz lo que te ordené! necesito saber todo sobre  ese tal Quiroz.

    Rick sonrió de una manera poco cordial y salió de la oficina. Estaba acostumbrado a los desplantes y al carácter voluble de Bruno pero tenía un límite.

    Los aplausos se escucharon en todo el salón del hotel Crawford. Scott se levantó sonriente de su lugar. Irina lo miró decepcionada, pero sonrió al notar que Bruno la veía. Lucía incómoda con la noticia, permaneció ajena a la celebración, se sentía traicionada por tener que enterarse de esa manera.

    La cena que ofrecía Bruno se había convertido más en una cuestión política que en una celebración de cumpleaños. 

    Scott se dirigió al escenario abriéndose paso en medio de las felicitaciones de los miembros del comité. Bruno estaba más que complacido, lo esperaba ansioso en el atril, abrazó satisfecho a su hijo y se hizo a un lado cediéndole el micrófono. 

    Recuperó el aliento que le había arrebatado la emoción antes de comenzar  su discurso de agradecimiento. Se notaba nervioso, pero más allá de su postulación, le preocupaba la reacción de Irina ante el repentino nombramiento.  

    La noticia evidentemente no le causaba ninguna alegría. Dedicó sólo una mirada hacía él, llena de decepción se levantó de la mesa y salió del lugar aprovechando la distracción que se había generado con el discurso.

    Caminó apresurada en medio de los pasillos hasta llegar a la terraza, se recargó en el balcón y tomó una profunda bocanada de aire intentando recuperarse de la impresión. Los preciosos jardines la transportaron por un momento. Observó las estrellas y lanzó un sollozo.

    Cerró los ojos deseando calmarse un poco, guardar la compostura y regresar a la fiesta fingiendo que nada había pasado aunque la realidad era otra, estaba harta de la vida social que tenía al lado de Scott.

    Las excesivas reuniones con el comité del partido, las cenas de recaudación de fondos y los desayunos con las esposas de los políticos la hacían sentir como si hubiera recobrado la vida que llevaba al lado de su padre antes de conocer a Joshep.  

    Pensó en él, imaginó su sonrisa, aquel beso que se dieron en el Château, habían pasado dos años y ni un solo día sin que dejara de pensar en él. Una lágrima se escapó de sus ojos, deslizándose lentamente por encima de su mejilla.  

    —¿Tan emocionada estas por el nombramiento? —preguntó Brandon sarcástico—. Imagino que la idea de convertirte en primera dama algún día debe emocionarte.

    —¡Brandon! —gritó asustada—. No sabía que estabas aquí.

    Él caminó sigiloso, saliendo de entre las sombras donde se mantenía oculto hasta acercarse a ella.

    —Recibí una cordial invitación por parte de mi padre —dijo burlón—. Bueno, en realidad fue más una amenaza que una petición. 

    —¿Sabías lo de la postulación? —preguntó intrigada.

    —Hay ciertas cosas que no se pueden ocultar. El éxito —dio un paso aproximándose a ella— el odio —deslizó el pulgar por encima de la suave mejilla de la joven para limpiar su lágrima— y el amor. 

    Irina se incomodó alejándose de él.

    —¡Será mejor que regrese! Scott debe haber terminado su discurso y seguramente está buscándome –dijo dirigiéndose a la puerta.

    —¿Acaso te prohibió hablar conmigo?

    Ella se detuvo un segundo sin voltear y contestó.

    —¿Por qué haría algo así?

    —No lo sé, tal vez por celos.

    —¿De su propio hermano? —preguntó extrañada por la insinuación.

    Brandon sonrió, Irina continuó su camino rumbo a la puerta.

    —¡Recibí un citatorio! —gritó esperando que eso la hiciera volver.

    —¿Por qué? —se detuvo sosteniendo su espeso valentino y se giró regresando hasta donde él se encontraba.

    —Al parecer no están convencidos de que Norman haya muerto por una

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