Primer Amor: Predestinados, #1
Por Adrianne Holt
4.5/5
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Esta es la primera parte de la trilogía "Predestinados":
Segunda Parte: Alguien Como Tú
Tercera Parte: Regresa A Mí
Irina es la hija de un acaudalado abogado. Un hombre intransigente y dominante que se ha ocupado de dirigir la vida de su hija a su antojo.
Pero a punto de cumplir la mayoría de edad ella ha decidido dejar de lado la intromisión de su padre en sus decisiones.
Lo que parecía un común viaje en metro se transforma en una pesadilla cuando ella se pierde. Es entonces que conoce a Joshep, un atractivo universitario que le ofrece su ayuda y quien se enamora de ella a primera vista.
Pero las cosas no son tan sencillas como parecen. El profundo amor que ambos se tienen se verá empañado por la trágica ironía que unen a sus familias.
¿Podrá esta ser capaz de separarlos? O serán capaces de demostrar que el verdadero amor existe y no solo eso, que hay un alma gemela.
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- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5buena historia
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Primer Amor - Adrianne Holt
Contenido
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 1
10 de octubre de 2003
Irina nunca había usado el transporte público, la idea de estar sola en medio de la noche la emocionaba. Por lo general nunca le permitían andar sola por la calle.
Aquella noche, su primo Matt había salido a comprar material para instalar una red inalámbrica en la cafetería. Él siempre la dejaba en la esquina de su casa y ya era muy tarde como para seguir esperándolo, así que tenía que idear una excusa para irse sin que su tía la fuera a dejar a su casa.
Mientras terminaba de limpiar las mesas, una idea vino a su mente.
-¡Cielos!-
-¿Qué sucede pequeña?-
- ¡Mira la hora, son casi las 10! Había olvidado por completo que tengo que llegar temprano mañana para la sesión fotográfica del anuario de la escuela. ¿No me harás esperar a Matt hasta las once, verdad? Me refiero a que si no duermo lo suficiente, amaneceré con tremendas ojeras.-
-Puedes dormir en la sala de empleados en lo que llega.-
-Sí pero de hacerlo, me interrumpiría el sueño y después me costaría trabajo volver a dormir. Me daría insomnio y entonces sería peor. No quiero enseñarles a mis hijos unas fotos donde aparezca con bolsas en los ojos.-
-¡Qué tonterías dices! Aún eres muy joven para preocuparte por esas cosas, además, para cuando eso suceda, tus hijos estarán más interesados en ver las fotos de sus amigas que las tuyas. Sabes que no puedo llevarte ahora querida.
-Yo puedo irme sola. Se cuidarme bien. Además puedo irme en metro para llegar más rápido.-
-¡Niña estás loca! No puedo dejarte ir en metro y mucho menos sola.-
-¿Prefieres que me vaya en taxi? Podría tomar uno en la esquina, pero creo que viajar con la multitud es menos riesgoso que ir sola en un auto con un desconocido. Por favor tía, no querrás que salga fatal en las fotos ¿verdad?-
Lucille observó a Irina con esa tierna mirada de complacencia y no objetó su petición.
Irina se apresuró a tomar sus cosas y salió de la cafetería casi sin despedirse. Caminó unas cuadras hasta llegar a la estación del metro. Se aproximó a los torniquetes y el rebote de los mismos la regresó un paso atrás. El guardia en turno le señaló la caja, ella sonrió y se acercó a comprar su boleto. Regresó a los torniquetes y le señaló al guardia el boleto, no tenía idea de dónde meterlo. El guardia se acercó metiendo el boleto en una pequeña rendija y cuando el torniquete giró, Irina se apresuró a entrar, pero pocos pasos después se detuvo. Lanzó una pregunta al guardia.
-Disculpe, ¿cómo llego a Holsein?-
-¿La colonia o la calle?-
-La calle.-
-Siga derecho hasta encontrar una máquina de refrescos después doble a la izquierda y camine hasta las escaleras, antes de llegar encontrará otro pasillo, de vuelta ahí a la izquierda. Encontrará un enorme letrero que diga Green Valley
. Tome el metro y baje en la tercera estación.
Irina sonrió agradeciendo la información. Caminó nerviosa y asustada por los pasillos hasta que llegó a su destino. El reloj digital colocado encima del nombre de la estación marcaba las 10 pm.
Sacó el celular de la mochila y buscó en la lista de contactos el número de su padre. El abrumador ruido del metro al entrar en el túnel la ensordeció por un momento. El aire se tornó denso. Un grupo de pasajeros bajó rápidamente del vagón, éste se vació en parte, pero no tanto como para que ella pudiera subir. Por lo menos no sin tener que empujar y dejar que fuera empujada y toqueteada por todos lados, cosa que la joven decidió no arriesgar, prefiriendo esperar al siguiente tren.
Irina bajó su mirada hacía su celular que aún sostenía en su mano. Mientras la gente se peleaba por entrar al vagón, escribió un mensaje.
Siento no haberte avisado que llegaría tarde, pero hubo mucho trabajo en la cafetería, Matt está conmigo.
Y sin pensar, lo envío. Esperaba que su padre no estuviera molesto por el retraso. A final de cuentas, se trataba de trabajo. Claro que no era normal que una adolescente anduviera sola tan tarde.
Inmediatamente después, Irina se arrepintió de haberle dicho a su padre que Matt estaba ahí, ya que podría llamarlo para comprobar si era verdad.
Sintió que necesitaba olvidarse de todo lo que estaba pasando a su alrededor. Sacó de su mochila una carpeta descuidada y comenzó a leer lo último que tenía anotado. Se dio cuenta que hacía semanas que no estudiaba, ni prestaba atención en clase.
El denso aire y un intenso ruido se hicieron presentes al entrar un nuevo tren en la estación, haciendo que su cabello cubriera por completo su rostro. Irina intentó apartarlo de los ojos, mientras que las hojas volaron y cayeron dispersas por el pasillo. Se apresuró a rescatar sus apuntes, pero de inmediato las puertas de los vagones se abrieron y la multitud bajó apresurada sin fijarse por donde caminaba. Tuvo miedo de que alguien, en el descuido del apuro la pudiera pisar y no le quedó más que esperar.
Cuando el pasillo se vació relativamente, el metro seguía detenido y sus puertas abiertas. Irina miró el reloj mientras recogía las hojas que estaban a su alcance.
10.20 pm. -Cómo se me pudo hacer tan tarde- murmuró.
Se apresuró a recoger los apuntes sin darse cuenta que un joven la observaba fijamente desde el interior del vagón. él miró su reloj, paso los dedos por su abundante y sedosa cabellera castaña y bajó apresurado del vagón en lo que éste intentaba recobrar la marcha. Caminó a lo largo del pasillo recogiendo las hojas que encontraba a su paso y se acercó a la joven.
-Toma, espero que aún te sirvan. Bueno excepto ésta- dijo en tono de lástima, entregándole una que estaba partida, juntando las piezas como si al hacerlo se unieran mágicamente.
-Gracias- dijo Irina.
–Genial, ya es muy tarde para llegar a la cena- murmuró en tono de reclamo. -Supongo que así tenía que ser.- dijo en voz baja intentando creerlo, entregándole las hojas.
- Lo siento- dijo Irina.
-Me choca cuando el metro se detiene, es una pérdida de tiempo. De cualquier forma estaba buscando un pretexto, tenía la esperanza de encontrarme con una chica de la facultad. Pero bueno, en vez me he encontrado con...-
Joshep no terminó la frase. Se quedó atónito ante la hermosa joven que retiraba el cabello de su cara y lo acomodaba bruscamente con los dedos echándolo para atrás. Aquellos ojos color avellana lo miraban desconfiados.
- ¿Crees en el destino? Soy Joshep, ¿y tú eres?-
Irina lo miró desconcertada, segundos antes se quejaba por el metro, ¿y ahora le decía su nombre sin preámbulos y le hablaba del destino?
- Me llamo... soy Irina, gusto en conocerte Joshep y gracias por ayudarme. No tenías que hacerlo.-
El metro indicó que reanudaba su marcha y de inmediato algunas personas que caminaban por el pasillo buscando un vagón vacío, corrieron al interior del vagón.
-Gracias Joshep, nos vemos.-
Irina corrió al vagón y Joshep la siguió apresurado.
Irina se sentó en el primer asiento vacío que encontró, esperando que Joshep no la siguiera hasta el asiento. Pero sí la siguió, parándose a su lado.
-Muy bien Irina, parece que haremos este viaje juntos. ¿A dónde vas? ¿Vives lejos de aquí? ¿Te puedo acompañar?-
-¡No!... quiero decir no gracias. Vivo a un par de estaciones, además, creo que tienes un compromiso y ya has hecho bastante por mí.
-No puedo dejarte ir sola. Es muy tarde y peligroso.-
-¿Acaso no corro el mismo peligro al lado de un desconocido?-
Joshep sonrió con ligera ironía. Era cierto, sólo eran dos extraños en medio de la noche viajando convenientemente en la misma dirección.
Irina se levantó sin sujetarse del asiento, y en ese momento, un repentino freno del metro la arrastró a los brazos de Joshep. Sus miradas se cruzaron, ella se sonrojó y de inmediato se zafó de sus brazos.
-Después de eso ya no puedes decir que somos desconocidos.-
Irina observó el mapa que estaba arriba de la puerta buscando la estación por la cual había preguntado al guardia. Se puso pálida al descubrir que esa parada no estaba sobre la línea en la cual ella se encontraba.
-Debí pensar esto antes.- susurró al darse cuenta que no tenía idea como llegar a casa.
-¿Pensar qué?-
-Nada, pensé en voz alta.-Sería mejor que se bajara del metro. No tenía sentido de seguir en él si no la llevaba a su casa. Tenía que encontrar la conexión correcta.
-Aquí me bajo Joshep, gracias por la ayuda.-
-Espera.- dijo en tono de alegría.- Yo también me bajo aquí.
Ambos bajaron del vagón y caminaron relativamente cerca. Irina se quedó parada cerca de un mapa.
Entonces Irina, ¿crees en el destino?-
-Es una coincidencia Joshep. Además nada me garantiza que de verdad sea tú...-
- ¿Sucede algo?-
-Nada. Tengo que irme. En serio, deja de seguirme.-
-¿Estas perdida cierto?, esta no es tu estación. Al menos déjame ayudarte a encontrar la conexión correcta. Es muy tarde para que regreses a la estación donde nos encontramos. Además algo me dice que te volverías a perder. ¿Por qué no dejas que te acompañe a tu casa?-
Irina suspiró. En realidad no podía negar que estaba perdida.
-Oye todos cometemos errores, no por eso me voy a sentar a llorar. Puedo remediarlo y no gracias, no es una buena idea.-
-Tranquila, no estoy diciendo lo contrario. Es peligroso que andes sola, eso lo sabe cualquiera, pero si así lo deseas está bien. Como te dije aquí es mi parada.-
-Lo siento.- Irina titubeo, no le gustaba dar tantas explicaciones y mucho menos a un extraño. -Quizá deba salir de aquí y tomar un taxi. No tengo más remedio.-
-¿Bromeas? ¿Un taxi? Tú sola y a ésta hora es como firmar tu sentencia de muerte. Es muy peligroso.-
Irina lanzó una breve sonrisa y siguió caminando. Joshep caminó a su lado.
-Te puedo ayudar, conozco bien las estaciones, he tenido que aprender a usarlas dado que aún no tengo auto y mi amigo Enrique no siempre está disponible.-
-Estoy bien. Encontraré el camino de regreso.-
-No deberías ser tan testaruda Irina. Deja que te ayude, ya es muy tarde como para que andes perdiendo el tiempo con tonterías.-
La verdad que recibir la ayuda de alguien que conocía bien el metro no era para descartar en su posición, pensó.
Irina sabía que tenía que dejar de lado su orgullo. No sabía cómo llegar a casa y cada vez se hacía más tarde. Así que finalmente aceptó la propuesta de Joshep.
-De acuerdo, quizá tengas razón.
-¿A dónde vas?-
-A la calle Holstein.
-Ven, tenemos que cruzar por ese túnel y regresar.-
Irina observó temerosa la penumbra del túnel que tenía que cruzar. La cantidad de personas que transitaban por el pasillo era cada vez menor. Se apresuró a alcanzar a Joshep.
La vista que el túnel otorgaba era espectacular. Tenía las constelaciones iluminando el techo. Ella se detuvo absorta con la majestuosidad del panorama.
-¡Vamos Irina!-
-¿Cómo puedes pasar tan rápido, has observado lo bello que es éste túnel?-
Joshep se detuvo y regresó al lado de Irina. En verdad era una vista maravillosa. Luego de unos minutos observando, siguieron su recorrido.
- La verdad creo que como la mayoría de los que usamos este transporte, camino sin fijarme. Eso es normal en gente que ha pasado ya tantas veces por estos pasillos. Hoy todo ha sido diferente, como si algo me dijera que estuviera más alerto de mí alrededor. Se suponía que hoy no viajaría en metro y veme, el destino me trajo aquí.-
-¿El destino?- preguntó Irina, siguiendo su camino.
-¿Crees en el destino?-Retomó su pregunta a la cual Irina no había contestado anteriormente.
-El destino...- susurró Irina.
Finalmente llegaron al andén de retorno. Mientras la corriente de aire alborotaba el cabello de Irina, Joshep se quedó inmóvil ideando cómo reanudar la conversación. El rechinido de los rieles era ensordecedor.
-Ahí viene el metro.-
-No me respondiste Irina, ¿Crees en el destino?- Joshep gritó por encima del ruido del metro entrando en la estación.
-¿En el destino?- frunció el ceño, extrañada de que un hombre crea en esas cosas. Meditó un poco antes de contestar- nunca lo había pensado.-
-Bueno yo sí creo en que nada de lo que sucede es coincidencia, todo pasa por una razón.
-Eso suena lindo. Me refiero a creer que las coincidencias son eventos propiciados a propósito por algo o alguien... el destino.-
-Me refería a que tenía que conocerte justamente hoy a esta hora por alguna razón.-
Irina lo miró desconcertada, analizando las palabras de Joshep.
Él prosiguió, tratando de convencerla.
- Es decir tenía que esperar a Enrique, mi amigo, pero sus padres llegaron sorpresivamente de España y tuvo que entretenerlos. Así que tuve que viajar en metro para ir a la fiesta de otro amigo, ya que Enrique y su auto no estaban disponibles. Pero entonces el metro paró y te vi a través de la ventana completamente angustiada recogiendo tus hojas, algo dentro de mí me decía que saliera del vagón a ayudarte.-
Irina sonrió al recordar la razón por la cual viajaba en metro justamente esa noche.
-¡Vaya! Nunca lo había pensado de esa manera. Quizás tienes razón.-
Las puertas se abrieron.
-Gracias por todo Joshep, será mejor que suba. Adiós.-
-Te ofrecí mi ayuda y te acompañaré hasta el final para asegurarme que llegues bien,- dijo con firmeza Joshep subiendo al vagón detrás Irina.
Capítulo 2
Irina sabía que era una completa locura haber dejado que Joshep la siguiera. Pero tampoco tenía más remedio. Después de todo, él no parecía un maniático y mucho menos alguien que le diera desconfianza salvo el hecho de ser un completo extraño que la seguía insistentemente desde que se habían encontrado. Pero decidió que era tiempo de liberarse de perjuicios. Había que ser precavida, pero no desconfiar de todos sin darles una oportunidad. A parte podría ser una de las pocas oportunidades en las cuales conocería a un total extraño, ya que siempre la acompañaba alguien de la familia.
-¿Se puede saber qué haces tan tarde en la calle? ¿Sales de la universidad? ¿En dónde estudias?-
-Muchas preguntas, ¿no crees? Parece que quieres saber mi vida en menos de cinco minutos.-
-Lo siento, simple curiosidad. No quise sonar entrometido o mal educado.-
-No, discúlpame tú. Es sólo que no acostumbro hablar con extraños.-
-Haces bien, eres una niña muy linda. Cualquiera querría hablar contigo, creo que soy afortunado en que me dirijas la palabra.-
Irina sonrió, sintiéndose culpable por la rudeza de su contestación. Así que decidió continuar la plática respondiendo a las preguntas de Joshep.
- Trabajo para mi tía Lucille en su cafetería. Está a unas cuantas calles del centro. Usualmente no salgo tarde y sola, pero hoy Matt no estaba.-
-Y Matt es tu... ¿novio?- preguntó Joshep intrigado. Sus ojos miel se opacaron.
-Matt es mi primo, por lo general él me lleva de regreso a casa. Arriesgué bastante para poder salirme de la cafetería y viajar sola. Pero me sobreprotegen demasiado. Quería tener un poco de libertad. Apenas puedo creer