La posición social de la mujer en el siglo XIX lo
mismo en sus funciones de casada, que de soltera no era nada
halagüeña; pues existía el control de la sociedad, de la familia y
del marido, que reprimían cualquier atisbo que intentase salir de la
norma.
No obstante no todas las mujeres eran desgraciadas
en tal ambiente, las había conformistas y acomodaticias que se
adaptaban a esa manera de vivir sin pensar que en un ambiente libre
su vida podía mejorar. También están las que procuran guardar las
apariencias y no escandalizar, pero con ciertos deslices; para éstas
conculcar las normas sociales no es una tragedia, sino una válvula
de escape de su naturaleza debido a las circunstancias. Por último
hay otro grupo de mujeres, minoritario, que no se conforma con lo
que le rodea y se rebela contra las normas de una sociedad que
consideran injusta. Se trataría de un tipo de mujer
anticonvencional, que quiere vivir con la libertad que
tradicionalmente ha tenido el hombre y están dispuestas a ser libres
en el aspecto sexual, a recibir educación, a desempeñar una
profesión y mantenerse por sí mismas.
Dentro de este último grupo tendríamos a Francisca
de Asís Andrade, la protagonista de Insolación. La marquesa
de Andrade se comporta con independencia casi masculina; para ella
las normas sociales, los prejuicios tradicionales no son un obstáculo
para ser libre, aunque, al final, se evite el escándalo de la
transgresión con el anuncio de la boda con Diego Pacheco.
Doña Emilia Pardo Bazán publicó la novela
Insolación ( Historia amorosa) en 1889 en la imprenta de los
sucesores de Ramírez y Compañía con ilustraciones de José Cuchy y
está adscrita a la estética realista.
La marquesa de Andrade, Asís Taboada sufre una
terrible jaqueca, producida por una resaca etílica. Francisca Asís
es una viuda joven de 32 años que se encuentra, por casualidad,
cuando el día de San Isidro iba a oír misa a las Pascuazas, con el
joven gaditano, Diego Pacheco, a quien había conocido la víspera en
la tertulia de la duquesa de Sahagún. Con una confianza inusitada,
pues apenas se conocían, deciden ir a la feria del Santo y almorzar
en la pradera. Un sol abrasador (insolación) y la mezcla de bebidas
alcohólicas provocan un profundo mareo en la protagonista, que
necesitará varias horas para reponerse y regresa a casa de noche.
Pero la insolación no es sólo el conjunto de
síntomas físicos que sufre la viuda de Andrade tras su salida a la
pradera de San Isidro con Diego Pacheco; sino que representa
simbólicamente los escrúpulos, la culpabilidad y la ansiedad de una
mujer que se siente juzgada por la sociedad y por sí misma.
Asís Taboada se da cuenta que ha tenido un resbalón
con un joven que es un vago y un calavera según la Sahagún. Además
comprueba en carne propia la tesis determinista del comandante
Gabriel Pardo, según la cual, la conducta de los españoles se
vuelve bárbara y sigue los instintos bajo la influencia del medio
climatológico (el calor). Pero la condesa de Andrade confiesa para
sus adentros la atracción que siente por Diego Pacheco.
Luego realizan una excursión a las Ventas del
Espíritu Santo, que culmina con el enfado de la pareja. Decide,
entonces, la marquesa marcharse a Vigo; pero llega de visita el
comandante Pardo y luego aparece Diego Pacheco; y el comandante se
da cuenta de las relaciones del gaditano con Asís Taboada y Gabriel
Pardo abandona la casa.
En el capítulo final se hacen las paces. Se entrega
la protagonista a su insistente galanteador y se anuncia el
compromiso de boda. Desenlace, pues, tan abrupto como el comienzo de
la novela.
En la novela Insolación, si bien el narrador
es omnisciente y cuenta la historia en 3ª persona, sin embargo del
capítulo II al VIII cede la palabra a Asís Taboada, la
protagonista, que relata mentalmente los siete capítulos citados en
1ª persona y retrospectivamente.
Un aspecto a destacar de la novela es la competencia
lingüística de los personajes. El narrador utiliza un lenguaje
culto trufado de algún coloquialismo. Los personajes pertenecen a
dos estratos sociales: la clase alta y el pueblo y ofrecen una
variada gama expresiva según su procedencia geográfica, cultura y
situación económica.
La duquesa de Sahagún y Pacheco son gaditanos, pero
mientras la primera muestra en el habla una modalidad estándar, tal
vez por sus años de permanencia en Madrid, el segundo habla con los
rasgos del andaluz occidental.
La protagonista, Asís Andrade y Gabriel Pardo, a
pesar de ser gallegos, también hablan un castellano estándar sin
ninguna muestra de galleguismos.
Las gitanas de la buenaventura emplean términos del
caló y los demás miembros de las clases populares-los chulos, la
chica del figón, las pitilleras- muestran un habla vulgar llena de
incorrecciones, como ejemplo: “¿Qué vus pensais? Pus una conocí
yo, casáa con un personaje de los más superferolítico… (…) y
andaba como caa cuala, con su apaño”1.
También tienen interés la descripción de la feria
de San Isidro y la excursión a las Ventas del Espíritu Santo,
verdaderos cuadros de costumbres.
La novela fue considerada escandalosa por algunos
críticos de la época, que sólo vieron en ella un tema atrevido en
exceso. A José Mª Pereda le parece muy mal que la marquesa se vaya
a la romería del Santo con un caballero al que ha conocido el día
anterior. Luego la dama se mete con él en figones y merenderos y
para más “inri” la señora toma jerez y manzanilla y se
emborracha.
Clarín, que por estas fechas ya no tenía buenas
relaciones con la Pardo Bazán, arremete contra la novela en un
“Palique”, donde dice que la obra le parece “la menos digna de
encomio de cuantas ha escrito doña Emilia” y más tarde en un
“Folleto literario” al hacer la crítica de Morriña, se
refiere a Insolación calificándola de “antipático poema
de una jamona atrasada de caricias” (O. C. p.16) .
Algunos críticos contemporáneos hicieron una
interpretación naturalista de la novela, ya que observaron que el
comportamiento de la marquesa de Andrade estuvo condicionado por el
medio climático, que provoca una conducta bárbara en las gentes del
país, lo cual nivela las clases sociales que actúan de la misma
manera, tesis defendida por Gabriel Pardo (cap. II).
Otros críticos actuales (Hesse,1980, Heminway, 1983
y Marina Mayoral, 1987) prestan atención al estudio de la psicología
de los personajes y las tesis feministas y tiran por tierra el mito
determinista. En efecto surge el deseo amoroso y su voluntaria
aceptación por parte de Francisca de Asís, lo cual conlleva un
enfrentamiento con su mentalidad y con los códigos sociales
establecidos. Lo dice bien claro la protagonista: “No andemos con
sol por aquí y calor por allá. Disculpas de mal pagador (…) Mi
pecado gordo en frío, sin circunstancias atenuantes y con ribetes de
desliz chabacano” (O.C. 47) y más adelante dice la marquesa:
“Mareo, alcohol, insolación…¡Pretextos, tonterías!...lo que
pasa es que me gusta, que me va gustando cada día un poco más, que
me trastorna con su palabrería…y punto redondo (…) y nada que no
me desenredo” (O.C. 135).
La marquesa viuda de Andrade participaba en fiestas,
saraos y relaciones sociales para hacer su vida más divertida, pero
el aburrimiento se había apoderado de ella y sus naturales ganas de
vivir ya habían sido reprimidas en su matrimonio desigual. Ante esta
situación Pacheco, el meridional, supondrá para ella la
resurrección, la juventud, la vida y también la pasión y el
atractivo sexual.
Desde el punto de vista de la intimidad amorosa, el
feminismo ha defendido la postura de la marquesa como defensora del
placer erótico y de la complacencia en el amor carnal. Asís decide
entregarse a Pacheco y romper con los tabúes religiosos y sociales.
Hay que tener en cuenta que doña Emilia defiende en esta época
(1889) la equiparación entre la moral sexual masculina y femenina,
siguiendo a los krausistas. Escribió 4 artículos bajo el título,
“La mujer española” para la publicación londinense Fornightly
Rewiew, que luego aparecería en La España Moderna
(1890).
A este respecto de la desigualdad moral entre
hombres y mujeres dice el comandante Pardo: “A nosotros nos enseñan
lo contrario; que es vergonzoso para el hombre no tener aventuras, y
hasta queda humillado si las rehuye”( O.C. 119). Lo cual hoy día
127 años después todavía la sociedad, en cuestiones de moral,
utiliza medidas distintas para hombres y mujeres.
Pero ante todo Insolación es una novela de
amor (Historia amorosa), que desarrolla como tema fundamental la
evolución íntima de Asís Tabeada, el nacimiento de una pasión
amorosa que tiene su origen en la atracción física y que acaba
transformando la vida del personaje. La marquesa, a pesar de las
admoniciones de la voz narradora, tiene todo el derecho a ser feliz
con el hombre que le gusta y a enamorarse de un calavera, de un pillo
guapo, de un perezoso, ignorante y sensual.
La decisión de casarse, como consecuencia del
enamoramiento, la toman los dos amantes en el transcurso de la noche
y de forma inopinada, abrupta, sin pensárselo. El hecho de acabar la
novela en boda puede parecer una concesión a la moral de la época
para lidiar a la censura, pero se acepta. Es cierto que los
protagonistas se conocen sólo desde hace cinco días, pero la
impresión del lector es la de un periodo mayor.
La idea del matrimonio le ha servido a la autora
para cubrirse las espaldas y ofrecernos la escena más atrevida de la
novela: Asís abre la ventana de su dormitorio, “despeinada,
alegre, más fresca que el amanecer, abre de para en par, sin recelo
más bien con orgullo” (…) y se asoma a ella con su amante.
“Pacheco está allí también, y los dos se asoman, juntos, casi
enlazados, como si quisieran quitar todo sabor clandestino a la
entrevista, dar a su amor un baño de claridad solar, y a la
vencindad entera parte de boda... Diríase que los futuros esposos
deseaban cantar un himno a su numen tutelar, el sol” (O.C. 166).
La marquesa de Andrade se comporta ante el amor y el
placer (deseo sexual) con una soltura impropia de una mujer de su
época. Pero hay algunas circunstancias que ayudan a esa toma de
posición. En efecto, no se trata de una jovencita inexperta, sino
que es una viuda de 32 años con independencia económica y goza de
libertad sin tener que rendir cuentas a su marido. Además pertenece
a la clase alta, y hay más tolerancia que en la clase media. Asís
Taboada no se propone subvertir el orden social, no es un
revolucionaria, es más bien conformista, pero tampoco está
convencida que haya que cumplir las normas sociales al pie de la
letra.
Diego Pacheco, el galanteador, invita a la marquesa
a la pradera de San Isidro y van a comer a una fonda y esta es la
reacción de nuestra heroína: “(…) la idea me asustó; me
pareció indecorosa y vi (…) sus dificultades y riesgos. Pero al
mismo tiempo, allá en lo íntimo del alma, aquellos escollos me la
hacían belicosa, apetecible, como es siempre lo vedado y lo
desconocido. ¿Era Pacheco algún atrevido, capaz de faltarme, si yo
no le daba pie? No por cierto”(O.C. 69). Hay, por tanto, dos
fuerzas dentro de la mente de la Asís Taboada, por un lado la idea
de ir a comer con un joven atractivo y simpático es tentadora, pero,
a la vez, es transgresora, porque no es la conducta esperada de una
dama de su categoría. Para conciliar ambas fuerzas, la viuda confía
en el honor de Diego, que es un caballero.
La Asís no busca protección, ni posición
económica. Ella es rica y libre. Su matrimonio con un hombre mayor,
quizá fue por seguridad, pero ahora es el amor lo que la lleva a
conocer a otro hombre y cuando Diego Pacheco le propone pasar la
noche juntos, ella no duda y dejando a lado las normas religiosas y
sociales, le dice, -“Quédate”. El instinto sexual vence,
después de una lucha interna en el alma de la marquesa.
Gabriel Pardo, personaje secundario, liberal,
muestra su estrechez de miras cuando comprueba que su amiga Asís
Andrade recibe la visita de Diego Pacheco: “me ha engañado la
viuda…Yo que la creía una señora impecable” Y más adelante se
dice para sus adentros: “¡Se despejó la incógnita¡ Y decir que
no hará dos semanas que se conocieron en casa de
Sahagún!...¡Mujeres!” (160). Es decir, la reacción del gallego
liberal es la típica masculina, que a la hora de la verdad, es tan
intransigente como la sociedad que tanto critica por falta de
tolerancia. La autora criticará a través de la conducta de Gabriel
Pardo a todos esos liberales españoles, cultos, hombres de mundo,
que abogaban por una educación para la mujer igualitaria con la del
hombre, pero puestos a prueba son tan intransigentes como la
sociedad cerrada y estrecha en la que viven.
Doña Emilia nos presenta en Insolación” a una mujer que se burla de la sociedad con su relación prematrimonial, que al final sale premiada con la boda, en vez de castigada por transgresora. Y en el epílogo asegura que el hecho ha sido “una atrevida infracción de todo lo que no debe, ni puede infringirse” (165); y para que no recaigan en el extravío, necesitan la bendición del cura para santificar sus relaciones.
Insolación es una buena muestra de un
feminismo incipiente. La viuda de Andrade se toma más libertad de la
que su sociedad le ofrece. Y al igual que el hombre disfruta del
amor.
José Lázaro Galdeano |
En cuando al fondo autobiográfico de Insolación
podemos decir que a finales de mayo de 1888 doña Emilia visitó la
Exposición Universal en Barcelona, unos días después de que Benito
Pérez Galdós, compañero sentimental de la autora, hubiese
concluido su visita a la Exposición. Acompañaba a la condesa Narcís
Oller, quien le presenta a José Lázaro Galdiano, once años más
joven, navarro, refinado y culto, que logra seducir a la novelista
gallega y ésta abandona a sus amigos catalanes Oller, Ixart y Sardá
con quienes mantenía correspondencia.
Así las cosas, doña Emilia y Lázaro Galdiano
realizan una excursión a Arenys de Mar y comienzan una relación
íntima. Dice Oller: “Alguns volgueren suposar després que
Insolación n‘ és un reflex” (Memories Literaries.
Aedos. Barcelona, 1962).
A partir de este episodio la amistad entre doña
Emilia y Oller se enfría por parte de ella, deja de escribirle con
la asiduidad acostumbrada. Pues bien la relación de la gallega y el
navarro era del dominio público en el mundillo literario, mientras
que su relación con Galdós la llevaba muy en secreto (gracias a
Galdós según puede comprobarse por las cartas). El propio Oller
parece ser que fue quien informó a Galdós del affaire de
Arenys y doña Emilia con valentía confiesa su desliz y le pide
perdón en una carta:
Hoy 26-A media noche: “mi infidelidad
material no data de Oporto, sino de Barcelona, en los últimos días
del mes de marzo-tres días después de tu marcha. Perdona mi brutal
franqueza (…) no me resolví a perder tu cariño confesando un
error momentáneo de los sentidos, fruto de circunstancias
imprevistas. Eras mi felicidad y tuve miedo a quedarme sin ella.
Creía yo que aquello sería para los dos culpables igualmente
transitorio y accidental. Me equivoqué: me encontré seguida
apasionadamente querida y contagiada.(…) Deseo pedirte de viva voz
queme perdones2.
La novela Insolación reproduce en su esquema
argumental el lance de amor entre doña Emilia y Lázaro Galdiano:
una viuda aristocrática, de 32 años, conoce a un joven en una
tertulia y al día siguiente se van con él a la romería de San
Isidro. El sol y el jerez trastornan su comportamiento habitual e
incurre en una serie de ligerezas que comprometen su honor a los ojos
de la pacata e hipócrita sociedad de la Restauración. Y en vez de
cortar la relación, llevada primero por la curiosidad y después por
el atractivo de su pretendiente, la dama sigue la relación hasta que
acaba enamorada de él y anuncian su boda.
La novela esta dedicada “A José Lázaro Galdiano,
en prueba de amistad”. LA AUTORA. Esta valentía de doña Emilia al
dedicar la novela a su amigo, recuerda un poco el gesto de de la
protagonista de Insolación, cuando abre la ventana de su
dormitorio y se asoma con su amante para que todos puedan verlos
juntos: “y los dos se asoman juntos, como si quisiesen quitar todo
sabor clandestino a la entrevista”(166). El gesto de doña Emilia
es mucho más valiente, porque la marquesa protagonista en ese
momento anuncia su boda, y en la Pardo Bazán hay un gesto de
independencia y de desafío a la sociedad hipócrita que la rodea.
La novela ha sido considerada como un posible
trasunto autobiográfico de su relación amorosa con José Lázaro
Galdiano, aunque ya estaba comenzada en junio de 1887, por lo tanto
no fue la excursión a Arenys la génesis de Insolación; pero
parece ser que la corrección de las galeradas, realizada en fecha
reciente a la relación, liga un poco la novela a relación amorosa
entre la autora y el futuro bibliófilo coleccionista y editor don
José Lázaro Galdiano.
Doña Emilia, superado este affaire amoroso,
logró madurar una relación amistosa duradera con José Lázaro,
compartida con su entorno familiar y fue asesora y colaboradora, en
los primeros tiempos, de la revista La España Moderna, que
fundara en enero de 1889 don Lázaro.
CONCLUSIÓN:
.
El título de la novela de Doña Emilia Insolación
es confuso o irónico, porque si bien se produce la insolación en
la pradera de San Isidro por efecto del sol, vemos después que hay
un firme deseo amoroso por parte de la protagonista, es decir se
produce la relación ilícita deliberadamente.
En Insolación el nombre de la protagonista
Francisca de Asís Andrade, solo el segundo apellido delata su
procedencia gallega, si acaso las muestras de ‘caridad franciscana’
serían los encuentros y devaneos con Diego Pacheco. Gabriel Pardo,
en cambio, es gallego, liberal y lleva el primer apellido de la
autora (Emilia Pardo) y es el portavoz del naturalismo en la novela.
Doña Emilia en Insolación plantea una
novela convencional, y si acaso la innovación técnica más notable
es el cambio de punto de vista del capítulo II al VIII, narrados en
1ª persona por la protagonista y el resto está contado en 3ª
persona por un narrador omnisciente. Abandona los temas del sacerdote
enamorado, el adulterio, la crisis religiosa o la sociedad del
“quiero y no puedo”, que son lo tópicos característicos de la
novela de la segunda mitad del siglo XIX, y opta por el tratamiento
de la relación ilícita,
quizá porque ya se estaba agotando el tema del adulterio femenino y
nos ofrece una novela de amor con transgresión.
Se trata de una novela urbana basada en la sociedad
madrileña de la Restauración, tal como venía haciendo Galdós:
novelar la sociedad madrileña. Los personajes son de clase alta con
ligera participación de personajes populares. Espacio, pues,
madrileño y tiempo reducido.
.En Insolación se da la relación ilícita,
porque la marquesa de Andrade y Diego Pacheco no están casados; y
también se nota la iniciativa de Francisca de Asís o la sinceridad
reconociendo que le gusta, que le atrae el gaditano, aunque todo se
intente remediar con el sacramento del matrimonio.
El trasfondo autobiográfico de doña Emilia en
Insolación, ya vimos que refleja el lance de amor de doña
Emilia con José Lázaro Galdiano y si bien doña Emilia se puede ver
representada en la marquesa de Andrade, de ninguna manera podemos
comparar a José Lázaro, bibliófilo, editor, anticuario y
coleccionista con el personaje Diego Pacheco
¿Se produce alguna sanción involuntaria en
Insolación? Podemos considerar que Diego Pacheco se ve
obligado, con el anuncio de la boda a sentar la cabeza, como era el
deseo de su padre y en este sentido le supondría una pérdida de
libertad. Diego Pacheco ya anuncia que se va a presentar a diputado
por Vigo con la ayuda del futuro suegro y ya tendríamos a un haragán
convertido en útil presupuestívoro.
*** *** ***Recientemente (del 10 de diceimbre de 2015 al 24 de enero de 2016) Insolación ha sido llevada a las tablas con una magistral adaptación de Pedro Víllora, bajo la dirección de Luis Luque en el "Teatro María Guerrero". Asís Toboada reperesentada por María Adánez y Pedro Pacheco por José Manuel Poga con gran éxito de público.
BIBLIOGRAFÍA:
Acosta de Hess, Josefina.
Galdós y la novela de adulterio: Edit. Pliegos. Madrid, 1986
Bravo Villasante.
Biografía de doña Emilia Pardo Bazán. R.de Occidente.
Madrid, 1962
Cook Teresa. El
feminismo en la novela de la Condesa de Pardo Bazán. Diputación
de La Coruña, 1976.
Jiménez Pérez, Elena
“Breve acercamiento a Insolación”, en Esfera, nº 1, 2009
Pardo Bazán Emilia.
Cartas a Galdós (1889-1890). (Prólogo y edición de Carmen
Bravo Villasante). Edit. Turner. Madrid, 1978
-Insolación
(Introducción de Marina Mayoral). Espasa-Calpe. Madrid, 2007
Soberano, Gonzalo. Forma
literaria y sensibilidad social. Edit. Gredos. Madrid, 1967
Zecchi, Bárbara,
“Insolación de Emilia Pardo Bazán”, en MNL, vol
122, nº 2, marzo, 2007
2 . Pardo Bazán Emilia. Cartas a Galdós (1889-1890) (Prólogo y edición de Carmen Bravo Villasante. Turner. Madrid, 1878 (pp. 23-24)