No sé por qué motivo pero cada vez que cierra uno de esos
comercios de barrio de toda la vida me embarga cierta tristeza y la señora
nostalgia vuelve a asomar la nariz. Uno ya tiene una edad y ve como ya una
segunda generación de esos negocios va cerrando víctima de esa nueva economía que
pretende que desaparezca la clase media, esa economía que nos vende que “España
va bien” cuando en realidad son sólo unos pocos los que van bien.
Pero me disperso a la par que me irrito. Lo dicho: de los
comercios tradicionales de mi barrio de toda la vida creo que ya no queda
ninguno. La última mala noticia ha sido
el cierre de GM Sports, en la Avinguda del Carrilet. Esa tienda de deportes que
abrieron siendo yo niño y que camino al cole me entretenía cada día en sus
escaparates, ya de adolescente admirando esas deportivas que compraría cuando
hubiera ahorrado. En fin, otro recuerdo bonito que es manchado por la triste
realidad, por la triste actualidad.
Y me viene a la memoria un juego de mesa parecido al monopoly
que tuve de niño: el Metropoly, la
dinámica era semejante al primero pero con tiendas, había grupos de comercios y
debías comprarlos para seguir adelante en el juego. Creo recordar que había carnicerías,
joyerías, jugueterías… Según marcaban
los dados ibas avanzando por las calles de tu ciudad y cayendo en esos
comercios que comprabas o “consumías” según fuera el caso. En el juego tenían
nombres ficticios, Carnicería Carmen, Juguetes Juanito… pero decidí, para hacer
más atractivo el juego rebautizarlos con
las tiendas de mi barrio. Juguetería Hobby Jocs, Panadería Sant Josep, Papelería
Perelló, GM Sports…
De todos ellos quizá sólo quede la panadería Sant Josep, la tienda de GM Sports debe
haber sido el penúltimo en caer.
En fin, es ley de
vida, supongo que de aquí unos años a los niños, a los adolescentes de hoy les
pasará lo mismo, aunque me da que la red comercial actual (por no decir la
sociedad en general) está tan deshumanizada que les dará igual todo.
Como diría Bob Dylan The Times
They Are A-Changin' aunque
yo apostillaría:
A PEOR
Te entiendo, Sese, creo que en todos los barrios ha pasado igual, las pequeñas tiendas familiares han sucumbido ante las grandes superficies que abaratan los precios y esa competencia, junto con que "no va bien, va peor" hace que nos decantemos por comprar en ellas a mejor precio que ir a la de toda la vida.
ResponderEliminarA mi, además de la tristeza, me da rabia que no podamos hacer nada por evitar esos cambios impuestos que nos aborregan. Pero veo una lucecita de esperanza, ya se empieza a decir que tenemos que comprar en los pequeños comercios de siempre y así contribuir a que no se acaben extinguiendo.
Un beso!!
No olvidemos que, en muchos casos, también el comprador va con el agua al cuello y se ve obligado a comprar al mejor precio posible. En fin, un mal endémico
EliminarBesos