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martes, 30 de octubre de 2018

¿Malpensados por naturaleza?


Tomo el metro en principio de línea y en hora punta, puedo elegir asiento y opto por uno de ellos, poco después decido cambiar mis posaderas de lugar, me espachurro y poco después coloco la mochila en el asiento de al lado.

El vagón se va llenando a medida que las estaciones se suceden, mi mochila sigue discretamente ocupando el lugar contiguo, el tren se llena y no hay lugares libres para sentarse menos a mi lado, que, os recuerdo, mi mochila ocupa parte de la plaza contigua.

Seguramente la mayoría de los “convagoneros” pensarán que soy un maleducado por ocupar más espacio del que por  civismo me corresponde.

Retomemos la historia desde el inicio: tomo el metro en hora punta pero en principio de línea por lo cual puedo elegir ubicación, cuando estoy a punto de sentarme observo una mancha blanca en el asiento donde iba a acomodar mi trasero. Carambas, un chicle en la zona donde debiera estar mi nalga izquierda. Decido cambiar de sitio y sentarme enfrente. Seguidamente entra una señora y está a punto de tomar tan fatídica posición, le advierto y ella me lo agradece y se va a otro lugar. Recapacito y concluyo que voy a tener que avisar  a cada pasajero que decida ocupar tan inadecuado emplazamiento. Vaya coñazo.  Decido cambiar de plaza y sentarme en el asiento contiguo al de la goma de  mascar y me espatarro disimuladamente para que nadie decida sentarse a mi lado. El vagón se llena y observo miradas de desdén por mi aparente falta de civismo. Cambio de táctica y pongo la mochila en el asiento maldito de modo que ocupe media plaza y que si alguien decida sentarse me pida que retire la mochila y yo pueda advertirle de la inoportunidad de emplazarse en tal lugar.  No ha lugar pero seguramente más de una, dos y tres personas pensarán que soy uno de tantos patanes que van por la vida sin pensar en los demás, o pensando en los demás pero con el solo objetivo de fastidiarles.

Pero sólo vosotros, ¡oh amables lectores! sabéis la verdad de lo acontecido: 

Soy un héroe anónimo.


¿Hice bien?, ¿obré mal?, ¿un papelito que advirtiera el peligro hubiera sido más adecuado?, ¿debiera haber escupido en el asiento maldito y pegar un chiche mayor a la par que derramar media botella de coca cola para que el peligro fuera visible y nadie ocupara tan fatídico lugar?

¿Cómo hubierais actuado vosotros?

Y si eres tú quien se sentó en la butaca tras bajarme yo del convoy  sólo pido que me perdones por no obrar correctamente. 

jueves, 25 de octubre de 2018

Los últimos de Filipinas


No sé por qué motivo pero cada vez que cierra uno de esos comercios de barrio de toda la vida me embarga cierta tristeza y la señora nostalgia vuelve a asomar la nariz. Uno ya tiene una edad y ve como ya una segunda generación de esos negocios va cerrando víctima de esa nueva economía que pretende que desaparezca la clase media, esa economía que nos vende que “España va bien” cuando en realidad son sólo unos pocos los que van bien.

Pero me disperso a la par que me irrito. Lo dicho: de los comercios tradicionales de mi barrio de toda la vida creo que ya no queda ninguno.  La última mala noticia ha sido el cierre de GM Sports, en la Avinguda del Carrilet. Esa tienda de deportes que abrieron siendo yo niño y que camino al cole me entretenía cada día en sus escaparates, ya de adolescente admirando esas deportivas que compraría cuando hubiera ahorrado. En fin, otro recuerdo bonito que es manchado por la triste realidad, por la triste actualidad.

Y me viene a la memoria un juego de mesa parecido al monopoly que tuve de niño: el Metropoly,  la dinámica era semejante al primero pero con tiendas, había grupos de comercios y debías comprarlos para seguir adelante en el juego. Creo recordar que había carnicerías, joyerías, jugueterías…  Según marcaban los dados ibas avanzando por las calles de tu ciudad y cayendo en esos comercios que comprabas o “consumías” según fuera el caso. En el juego tenían nombres ficticios, Carnicería Carmen, Juguetes Juanito… pero decidí, para hacer más atractivo el juego  rebautizarlos con las tiendas de mi barrio. Juguetería Hobby Jocs, Panadería Sant Josep, Papelería Perelló, GM Sports… 

De todos ellos quizá sólo quede la panadería  Sant Josep, la tienda de GM Sports debe haber sido el penúltimo en caer.

En  fin, es ley de vida, supongo que de aquí unos años a los niños, a los adolescentes de hoy les pasará lo mismo, aunque me da que la red comercial actual (por no decir la sociedad en general) está tan deshumanizada que les dará igual todo.

Como diría Bob Dylan The Times They Are A-Changin' aunque  yo apostillaría:

A PEOR

sábado, 20 de octubre de 2018

Yo tuve un blog 3.0

 A veces uno se sorprende de los azares de la vida, ayer, en un día de esos "raros" me dio por repasar mis escritos en esta bitácora que ahora ya puedo catalogar como personal. Y dí con un texto que por esas casualidades hace  cuatro años exactos que escribí. 

En él reflexionaba lo que sería este blog de aquí un tiempo, y como ese "un tiempo" ha pasado, al menos parcialmente, me parece interesante reeditar esas líneas y una vez que las conozcáis, reflexionar al respecto:

domingo, 19 de octubre de 2014

Yo tuve un blog



Hace muchos, muchos años, un grupo de amigotes nos reunimos a instancias de uno de ellos, adicto a la informática y siempre a la última en temas tecnológicos y demás.

Nos propuso al amparo de unas cañas montar un blog... y la idea tiró p'alante, cinco editores y los post se sucedían y las colaboraciones externas eran periódicas.

Pero claro, la cosa requería constancia, eso y el hecho de tratarse de un hobby hizo que los escritos de casi todos los editores del blog se espaciaran en el tiempo hasta desaparecer, menos los de un menda, que no sé sabe por qué siguió periódicamente publicando e interactuando en el mundo de la blogosfera.

Inquietudes, reflexiones, música, literatura, tonterías mil vestían la pantalla de embolica que fa blog. Comentarios de otros bloggers, visita a otros sitios...

Y así semana tras semana, hasta que el mundo de los blogs entró en una clara recesión, corría el lejano 2014, nuevas ofertas tales como el twitter (al que tarde muchos años aún en incorporarme), el instagram, facebook, whatsApp y otras novedades que ahora no recuerdo y que surgieron en el remoto 2015, hicieron que la llama de la blogosfera se apagara.

La inmediatez de la competencia debilitó a ese gigante que en su momento fue la blogosfera. hasta hacerlo tambalear en estos momentos. La gente dejaba de comentar y leer otros espacios, eran blogueros que creían tan importante interactuar, sociabilizar a través del blog como escribir en él. De acuerdo que el gusano de aporrear las teclas aún pervivía, pero era hasta cierto punto deprimente que a nadie llegaran esas letras que con tanta ilusión creábamos.

No sabría cuándo exactamente la desilusión se apodero de éste que escribe, lo que sí recuerdo, como si fuera hoy que allá por octubre del  2014 recapacité al respecto. Poca gente leía mis escritos, mis tonterías, aún así me hacía mucha ilusión el "comunicarme" con esos otros blogueros que coincidíamos en nuestros espacios, saber de ellos e intercambiar opiniones sobre sus reflexiones, sus gustos y los míos...

Al fin y al cabo éramos pocos pero bien avenidos, y me seguía gustando escribir, bien o mal, no me importaba, no me debía examinar nadie, y lo que surgiera de las teclas no tenía la necesidad de tener un nivel mínimo. Ya había pasado mucho tiempo desde aquellos inicios en los que cada post tenían una ardua labor previa de preparación.

Además embolica era una especie de bitacora donde almacenaba mis reflexiones y, las lecturas, los conciertos, las películas, la música... un lugar donde acudir en un futuro cuando no recordara si había leído o no un libro, si la película aquélla me había gustado o no... o simplemente un mirar atrás para convivir con ese Sese que aún conservaba algún cabello negro, un tipito que ya lo quisiera el Sese actual...

En fin eso fue lo que pasó, tras ese año no sabría concretar cómo se continuó extinguiendo la llama de embolica pero la realidad es ésta, que hoy en el año 20XX escribo esta entrada recordando que una vez tuve un blog que ocupó un lugar en mi vida, era una de esas cosas que siempre he mencionado como "las cosas importantes entre las no importantes de la vida"

Pues sí, la línea de bajada parece constante pero me resisto a aceptar que algún día llegue a la nada. Sigo teniendo ese gusanillo por escribir aunque menos ganas de "socializar" a partir de esas líneas. Lo cual no quiere decir que todos aquellos blogueros que me visitaban y departíamos ya sea en sus sitios o en Embolica no me caigan fenomenal. Falta de tiempo y bla bla bla... hace que en estos momentos este blog sea una mera válvula de escape a estas inquietudes que relato y que explicaba hace cuatro años.

También en ocasiones quisiera que este espacio fuera más personal pero una vez perdido el anonimato (que nunca perseguí) se me antoja que este anhelo, al menos en este blog, sea impensable.

Lo dicho, sigo con ganas de escribir aunque éstas vayan menguando o apareciendo de un modo cada vez más espaciado.

Es por ello que aquí están estas letras de uno que tiene la sensación de escribir cada vez peor pero que le importa un carajo.

Hasta la próxima amigüit@s (y a Dios pongo por testigo que la habrá)

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