Tomo el metro en
principio de línea y en hora punta, puedo elegir asiento y opto por uno de
ellos, poco después decido cambiar mis posaderas de lugar, me espachurro y poco
después coloco la mochila en el asiento de al lado.
El vagón se va llenando a medida
que las estaciones se suceden, mi mochila sigue discretamente ocupando el lugar
contiguo, el tren se llena y no hay lugares libres para sentarse menos a mi
lado, que, os recuerdo, mi mochila ocupa parte de la plaza contigua.
Seguramente la mayoría de los “convagoneros”
pensarán que soy un maleducado por ocupar más espacio del que por civismo me corresponde.
Retomemos la historia desde el
inicio: tomo el metro en hora punta pero en principio de línea por lo cual
puedo elegir ubicación, cuando estoy a punto de sentarme observo una mancha
blanca en el asiento donde iba a acomodar mi trasero. Carambas, un chicle en la
zona donde debiera estar mi nalga izquierda. Decido cambiar de sitio y sentarme
enfrente. Seguidamente entra una señora y está a punto de tomar tan fatídica
posición, le advierto y ella me lo agradece y se va a otro lugar. Recapacito y
concluyo que voy a tener que avisar a
cada pasajero que decida ocupar tan inadecuado emplazamiento. Vaya coñazo. Decido cambiar de plaza y sentarme en el
asiento contiguo al de la goma de mascar
y me espatarro disimuladamente para que nadie decida sentarse a mi lado. El
vagón se llena y observo miradas de desdén por mi aparente falta de civismo.
Cambio de táctica y pongo la mochila en el asiento maldito de modo que ocupe
media plaza y que si alguien decida sentarse me pida que retire la mochila y yo
pueda advertirle de la inoportunidad de emplazarse en tal lugar. No ha lugar pero seguramente más de una, dos
y tres personas pensarán que soy uno de tantos patanes que van por la vida sin
pensar en los demás, o pensando en los demás pero con el solo objetivo de
fastidiarles.
Pero sólo vosotros, ¡oh amables
lectores! sabéis la verdad de lo acontecido:
Soy un héroe anónimo.
¿Hice bien?, ¿obré mal?, ¿un
papelito que advirtiera el peligro hubiera sido más adecuado?, ¿debiera haber
escupido en el asiento maldito y pegar un chiche mayor a la par que derramar
media botella de coca cola para que el peligro fuera visible y nadie ocupara
tan fatídico lugar?
¿Cómo hubierais actuado vosotros?
Y si eres tú quien se sentó en la
butaca tras bajarme yo del convoy sólo
pido que me perdones por no obrar correctamente.