Si
imaginamos a una tipica chica pin up de los calendarios vintage de los años 50,
lo más probable es que las imágenes que nos vengan a la mente sean las de
una chica escultural, delgada aunque con las curvas justas en los lugares
estratégicos.
Pero lo
cierto es que no todas ellas eran así. Y un claro ejemplo es Hilda, el
personaje dibujado en la década de los 50 por el ilustrador Duane Bryers, que
en su época fue todo un icono del vintage y alcanzó bastante popularidad.
Voluptuosa
en todos los lugares correctos, un poco torpe, pero en absoluto tímida sobre su
figura, Hilda fue una de las atípicas reinas del pin-up de talla grande que
apareció en las páginas de calendarios estadounidenses desde la década de 1950
hasta principios de 1980.
Duane
Bryers (Michigan, 1911) es uno de los artistas con más talento de América y durante
la mayor parte de su vida se ha ganado la vida como ilustrador comercial.
Comenzó a dibujar su propia tira cómica a la edad de cinco años. Y desde los 15 años, Duane nunca ha salido a la calle sin un
cuaderno de dibujo y un lápiz.
En 1936 pintó un enorme mural para
la Junta Escolar de Minnesota, que alcanzó tal éxito que gracias a ello pudo
pagar su traslado y gastos para podeer viviir en Nueva York, donde estudió en
la Art Students League. Se inspiró, en gran medida, en los artistas que se convirtieron en superestrellas de su tiempo.
Hilda
fue una de las protagonistas de los calendarios de Brown & Bigelow. Siempre
divertida y entrañable, Hilda ilustró los meses del año hasta la década de los
70. Sus aventuras y anécdotas en un entorno bucólico, dejan hueco también para
parodiar a las “estilizadas” pin-ups de Elvgren.
Duane se ayudó, en muchas ocasiones, de modelos de carne
y hueso para dibujar a Hilda, pero a menudo fue también capaz
de ilustrarla sin ayuda de posados.
Y es que ¿quién dijo que las pin-ups tuvieran que
cumplir con el tópico del 90-60-90? Hilda es, sin duda, el ejemplo
perfecto de la verdadera chica de calendario, porque por encima de todo, la
pin-up debía poseer otras características que, independientemente de cuál fuera su talla, si eran requisitos imprescindibles: la
ingenuidad, la sensualidad, la picardia, el ser divertida… requisitos que Hilda cumplía con creces.
Y es que la belleza, sea o no de calendario, no conoce de
medidas. ¿No os parece?
Fuentes:
mimunditodeinformacion.blogspot.com
www.biobiochile.cl