Nuevamente y con el mismo placer de siempre participo en el reto mensual de Gine , esta vez de la mano de las diferentes manifestaciones artísticas. La propuesta es crear un relato,texto o poema que englobe diferentes artes... Mi aporte es el siguiente.
Gracias Ginebra Blonde por la magia!
Sentada frente a la ventana, mirando hacia la nada, me
estrujo el cerebro pensando en qué escribir para enfrentarme nuevamente al reto
que propone Ginebra. Sus famosas iniciativas son muy estimulantes, pero a
veces… me lanzan al vacío y por qué no decirlo, al ataque de nervios.
Esta vez es más complicado porque las consignas a tener en
cuenta son muchas y variadas.
¿Quién me manda a meterme en estos berenjenales?
¿Por qué todas mis Musas han huido despavoridas dejando una
estela de polvo cósmico a su paso?
¿Por dónde empezar?
Mordisqueo el bolígrafo (porque nunca puedo escribir
directamente en el ordenador) y el cuaderno en blanco me lanza señales
inequívocas e impacientes, sus renglones deseosos de ser entintados… ¿Qué puedo
escribir?
Leo y releo los ítems a tener en cuenta pero nada, nada de
nada. Cero. Vacío. Mente en blanco.
—“Bueno, aquí lo dejo, no doy más. Me voy, no puedo escribir
nada, soy un desastre total. Renuncio, paso de todo. No se me ocurre nada, no
tengo nada que decir. Punto”.
(Espérate, mmm ¿qué es esa pequeñísima luz abriéndose paso
en tus cansadas neuronas? ¡Deja que se manifieste! Relájate que esto es un
juego, no te tortures más)
Vuelvo a coger el libro que estaba leyendo anoche y me
recreo en la literatura de Saramago, su Evangelio según Jesucristo me hace
vibrar de emoción, mi piel se eriza, mi imaginación vuela y…
¡Eso!
De repente con toda la inspiración a trompicones, recuerdo
muchas de las cosas más bellas que vi en mi vida ¡y que se ajustan totalmente
al reto! ¿Cómo no me di cuenta antes? Claro, como siempre estoy pensando en vez
de dejarme sentir y que sean las emociones las que me vayan guiando.
Pongo música para dejarme llevar, suena entonces Bach y su
Cello suite nº 1 que empieza a envolverme con su intensidad y comienzo a
dejarme llevar por la dulzura del sonido.
Cierro los ojos y ante mi aparece majestuosa la visión del
cuadro “El nacimiento de Venus” con el esplendor del color, de las figuras, de
la maravilla que expone la pintura. Y ahí en ese momento acuden a mi mente
todas y cada una de las imágenes que llegan de pronto de mi viaje a “Un rincón de la Toscana” como aquella preciosa película.
¡Qué bendecida me sentí de poder maravillarme ante tantísima
cultura y belleza! ¡Lo tenía todo condensado ahí! ¡Florencia!
La Galería degli Uffizi que no solo encierra la arquitectura
eterna del Renacimiento, sino que cobija maravillas del arte!
Cerrando una vez más los ojos volví a cada rincón de ese
esplendor a mis pies.
De pronto apareció ante mí la emoción que sentí cuando pude
entrar a ver al David de Miguel Angel, como cayeron mis lágrimas ante la
magnitud de la figura.
Estaba tan feliz ¡que hubiera podido ponerme a bailar allí
mismo! Y recordando ese momento vino a mi mente la música del Lago de los
cisnes, con su magia y su vuelo.
Aquí tengo todo lo que necesito para poder sentarme a
escribir, delante de mis narices.
¡Empecemos! ¡Aquí voy!
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