Moonrise Kingdom
Wes Anderson
2012
Wes Anderson se supera a sí mismo
encontrando el equilibrio entre el preciosismo de la imagen y la sensibilidad
de la historia.
Dos niños se escapan de sus familias,
involucrando en su aventura a todos los que les rodean. Un viaje de
descubrimientos donde recordamos que la niñez no se trata sólo de inocencia y
juegos infantiles, es una etapa donde se enfrenta a la hostilidad del mayor y
la poca inteligencia de aquellos que ya “maduraron”.
Wes Anderson le supo agregar pequeñas
sombras a una historia que al igual que “Donde viven los monstros” no es apta
para niños. O más bien, no son ellos los que necesitan recordar el significado
de libertad.
Todo está fríamente pensado y
calculado: la cámara se moviliza trazando líneas sobre los movimientos
coordinados de los personajes, haciendo barridos rápidos y marcando acentos
para darle ritmo al montaje. La película está cuidadosamente escrita como una
sinfonía donde los instrumentos se van sumando con total claridad. Sin embargo,
esta frialdad en la ejecución no le quita calidez a la historia, donde los
personajes impávidos de Anderson encuentran el molde perfecto en un par de
niños desencajados a su sociedad.
Wes Anderson mantiene un estilo fiel a
sí mismo, pero mucho más depurado en el guión, dándole sentido a la composición
perfecta del plano.
Esta especie de mundo mágico que
intenta crear en cada una de sus películas encuentra reciprocidad con los
sueños infantiles de ambos protagonistas. “Moonrise Kingdom” es una rareza como
todas las películas de Anderson y, junto a “Fantastic Mr. Fox” se elevan como
las mejores dentro de una carrera irregular pero con estilo.