Malas juntas

Todo es relativo en esta vida, incluso el concepto que uno tiene de los propios hijos y de los ajenos. Habla Filosón:

¡Con qué visión tan atenta

juzgan los padres de fijo

las malas juntas que el hijo

últimamente frecuenta!

Pero no tienen en cuenta

que esas juntas donde apuntan

tienen padres que preguntan

sin cesar todos los días

por las malas compañías

con que sus hijos se juntan.

¡A trabajar!

Las paradojas de la vida reviven con la Pascua en una contradicción que formula Chis no sin cierta amargura:

¿Y ahora, Lunes de Pascua,

que resucita el Señor,

es cuando el empieza el vía crucis

de volver a la labor?

El buen tiempo

Ponzoñón arremete contra quienes hablan del clima según los tópicos del buen o el mal tiempo:

Aquel demente decía:

―¡Qué buen tiempo: despejado!―.

Y estábamos en sequía.

Y cuando por fin llovía:

―¡Vaya! El mal tiempo ha llegado.

Síndrome de Down

El hombre es pura contradicción. Ayer se celebró el día del Síndrome de Down y hubo insistentes llamamientos a la normalización, a la inserción social y laboral. Aunque nunca son suficientes, todo son ayudas económicas, apoyos escolares, y en general nuestra sociedad hace gala de una exquisita tolerancia y apertura afectiva hacia los señalados con la trisomía del 21, a quienes se quiere quitar el sambenito de discapacitados para sustituirlo por el de capacitados: sienten igual que nosotros, sufren como nosotros, ríen como nosotros (miento, ríen más que nosotros)… Pero hay algo que todavía no entiendo de esta sociedad, algo que Filosón expresa con palabras muy crudas, lo advierto:

Cuida con cinco sentidos

esta sociedad cretina

a tarados y tullidos

solo si están ya nacidos;

si no están, los extermina.

Desigualdades

Una verdad de nuestros días. La expresa Alacrante sobre nuestro sistema educativo:

Si un alumno saca un diez,
es un niño inteligente,
y si saca insuficiente,
el maestro irá ante el juez.

El hombre, un ser lleno de contradicciones que aceptamos como naturales. Podemos ser lo más vegetarianos que queramos, pero debemos complementar con proteínas sintéticas; podemos defender los bosques, pero queremos muebles de maderas nobles; podemos ir contra las petrolíferas, pero renovamos nuestros móviles, televisores y ordenadores llenos de plásticos cada pocos meses. Somos pura paradoja.  Me gusta este alacrán de Ponzoñón:

Los que van a respirar

aire puro a la aspereza

con su buen auricular

quieren ver naturaleza

sin tenerla que escuchar.

Alma ahíta

Filosón filosofa sobre una de las muchas contradicciones que aquejan al alma humana:

Adoraba el salmón,

y tras diez días

comiendo salmoncito,

lo aborrecía.

¡Valiente cuerpo,

que si le dan la gloria,

se harta de cielo!

Guerras intestinas

Alacráneo nos lleva hoy escaleras abajo:

El miocardio no perpetra

infartos, pero a su son 

la muerte, con su escuadrón,

se toma al pie de la letra 

lo de ataque al corazón.

Contradicciones

Ponzoñón pone el dedo en la llaga de una de las muchas ambigüedades de nuestra sociedad:

Mucho antirracismo, sí,

y espíritu tolerante,

y todos buscan no obstante 

perritos con pedigrí. 

Natalidad

Una observación de Ponzoñón sobre las causas del decremento de la población española:

Las familias numerosas
hoy no son muy numerosas.

Legal = ilegal

Viperio enumera aquí una serie de oficios, acciones y objetos cuyas finalidades coinciden exactamente, pero difieren en una cosa: que unas son legales, y las otras no. Creo que se lo ha currado:

Ilegal es a legal

lo que mafioso a castrense,

profanador a forense,

lo que es alijo a arsenal,

atraco a carga fiscal,

mendicancia a cuestación,

pedrada a demolición,

tiranía a mayoría,

homicidio a cirugía,

zulo a celda, y plagio a clon.

Epitafio

Alacráneo nos adoctrina en su aguijón-epitafio sobre las paradojas de la vida, y sobre todo las de la muerte:

Yace en paz el rey del ritmo
bajo esta lápida eximia.
Llevaba el ritmo en la sangre.
«¿De qué murió?». «De una arritmia».

Engaños

Curiosa deducción de Ponzoñón a cuenta de las dietas de ayer:

Aquel que engaña a su estómago
a la hora de comer,
¿qué no hará con su mujer?

Nuestros cuerpos

Escorporal doctora sobre prótesis y liposucciones, es decir, sobre añadirle y quitarle al cuerpo: 

Si la tierra o Dios nos dona

un cuerpo, una vida sana,

es triste que una persona,

para enmendarle la plana,

quite lo que no le gusta 

en donde anduvo sobrada,

y que al contrario le añada 

en donde anduvo más justa.

Dineros etéreos

Hoy que se extiende el uso del bitcoin, la moneda virtual, el dinero ha llegado a tal grado de abstracción que no existe: son solo cifras que van de un lado a otro sin pasar físicamente por nuestras manos. Ponzoñón se pregunta si eso podrá subsistir mucho tiempo:

 

Si a quilo y medio de oro

hoy equivale un papel;

y un accionista en el foro

equivale a un buen tesoro

de monedas a granel;

y si al ser ya un testimonio,

una tarjeta cuadrada

equivale a un patrimonio,

¿no podrá hacer el demonio

que nada valga de nada?

No existen, pero como si existieran

Realidades y ficciones, ficciones y realidades. Un aguijón para aquellos que se burlan de quienes amamos, lloramos y sentimos a los personajes de ficción más que a muchísimas personas reales. Filosón en su salsa:

No es necio llorar los males

en libro o cine de otros

personajes no reales.

¿No llora Dios por nosotros

y somos más irreales? 

Arturo Mas y Artur Menos

De los buenos siempre se abusa, y si hasta los padres lo hacen con los hijos más dóciles, ¿qué no harán los extraños? En política pasa algo parecido: con el Consejero de Sanidad de Madrid (cuyas declaraciones contra la enfermera resultan injustificables), la Justicia ya ha abierto diligencias; contra el presidente catalán, que ha cometido no sé cuántos delitos e incluso ha alardeado de ellos, aún no ha dicho ningún tribunal esta boca es mía. Por ello, Ponzoñón ha tenido a bien engendrar este venenoso aguijón:

Al hijo que más protesta
le pongo bien de comer;
al que menos me molesta,
le doy las sobras de ayer.

LOMCEs, LOGSEs y otras gaitas

Hoy le he pedido a Ponzoñón que me regalase un aguijón relacionado con mi gremio, el de la docencia, y me ha dado este frasquito de saludable veneno, confeccionado a cuenta de estos años de continuas y dolorosas reformas educativas:

Para poder ser un día
ministro de educación
solo existe un requisito:
no haber sido profesor.

¿Qué tiene Ponzoñón contra el progreso? Leed esta pequeñísima anécdota:

Viendo de noche en el suelo 

tanta farola importuna,

tanta bombilla, un chicuelo 

preguntó inocente: ―Abuelo,

¿para qué sirve la luna?