Un día especial

Un viernes santo de hace ya muchos años una mamá se puso de parto, eran otros tiempos, las cesáreas no se estilaban, y los dolores fueron en aumento pero sin ningún tipo de ayuda. Como era fiesta ahí estuvo la pobre soportando y padeciendo todo el fin de semana; hasta el lunes que vieron que ya su corazón no respondía. Decidieron actuar de urgencia: ya no había posibilidad de practicar una operación, cortaron y sacaron al bebé como pudieron para intentar salvar a la madre. Allí quedó aquel ser pequeñito sin atención. La madre tenía prioridad absoluta.

Por fín el peligro pasó.

Cuando repararon en que el bebé aún estaba con vida hicieron lo posible por salvarlo; ese día, lunes santo, ocurrió un milagro, al menos asi parecía dada la gravedad de la situación. Tanto madre como hijo se salvaron y la providencia quiso que a esa niña no le quedasen secuelas; ese fin de semana, en circunstancias parecidas, dos niños murieron y otro quedó con parálisis cerebral.

El tiempo fue pasando para esa niña algo más frágil en sus primeros años, pero tremendamente llena de sensibilidad. Hoy puedo deciros que creció y se fortaleció, no sólo por fuera, también por dentro.

Es un día feliz por que hoy cumplo un año más y me hace ilusión compartirlo también con vosotros, mis amigos bloggeros.

Mi familia y mis amigos, sé que están aquí, más cerca que nunca, porque en los últimos meses me han demostrado que cuento con ellos.

Os mando un fuerte abrazo que quisiera daros en persona, pero ante la imposibilidad espero os llegue todo mi cariño envuelto en nubes de agradecimiento por la ternura y las palabras recibidas a través de vuestros comentarios, casi siempre tan cercanos.