Nadie como tú, a mí se ha acercado,
nadie como tú, a mí me ha tocado,
siento tu abrazo y me estremezco
anticipando las sensaciones a las que me ofrezco.
Te acercas, me besas y mis labios sintiendo,
suavidad, ternura, roces y labios,
labios y lenguas, y bailo contigo,
música, que juntos creamos.
Buscando piel, rozando, acariciando.
Tus dedos cuando llegan crean surcos imborrables,
mi piel no olvida, mi piel recuerda cada una de tus verdades,
y mi cuerpo se abre a tí, a tu calor, a tu ardor,
como río insaciable necesitado de amor.
No te detengas, no pares tu bailar acompasado.
Como amantes mariposas revoloteando
y llegando, acercando, retirando y cada vuelo
al mismísimo cielo te va llevando.
Vuelas estremecido y mecido en mi regazo,
tus ojos en mis ojos, como lagos mezclados,
tus labios en mis labios, como imanes atrapados.
Nuestros cuerpos son dos templos,
nuestro anhelo, la plegaria que juntos rezamos
al amor de nuestros antepasados, gozos lejanos.
Es la magia de la vida la que inicia la subida,
es la magia de dos cuerpos con ideas parecidas,
que busca cada uno en el otro la alegría.
Y alegres nos miramos, alegres nos tocamos
y nuestros labios en gozosa empatía juntamos.
Ahí, relajados, quedamos abrazados,
disfrutando los momentos que solo
son regalo, para amantes enamorados.
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia... Bueno, tú, ya lo sabes...
Hermosos recuerdos que merece la pena conservar.