La Utopía

Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.

¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar
.
(Ventana sobre la Utopia. Eduardo Galeano.

CREO EN LA UTOPIA PORQUE LA REALIDAD ME PARECE IMPOSIBLE
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domingo, 15 de noviembre de 2015

En homenaje a las víctimas de París...

 


-  Cuando intentas encontrar algún motivo para entender la tragedia que ha ocurrido en París el día de ayer apenas alcanzas a vislumbrar otra cosa que no sea el fanatismo, la barbarie, los peores demonios del ser humano, el intento de manipulación de la sociedad por el shock emocional que dispare los deseos de venganza y así cerrar el círculo infernal de la violencia en un bucle sin fin en el que llevamos miles de años.

Espero y deseo  (aunque con pocas esperanzas) que sepamos mantener la calma para administrar justicia sin caer en la violencia indiscriminada, que no perdamos aquellos valores que tanto nos ha costado hacer prevalecer frente al "ojo por ojo". La tragedia de París es la de todos los que creemos en la dignidad del ser humano frente a los totalitarios .

Es ahora cuando quizá debamos rescatar a los grandes pensadores para ver claro a traves del humo y las lágrimas:

«A veces he tenido la visión de un mundo de seres humanos felices, todos vigorosos, todos inteligentes, ninguno de ellos opresor, ninguno oprimido. Un mundo de seres humanos conscientes de que sus intereses comunes pesan más que aquellos por los que compiten, que luchan por las posibilidades realmente espléndidas que el intelecto y la imaginación humanos nos brindan. La humanidad es toda una sola familia y podemos ser todos felices o todos desdichados. Han pasado los tiempos en que podía haber una minoría feliz que viviera de la miseria de las grandes masas. Esto es ya un pasado que no volverá jamás. La gente ya no lo consiente, y es menester aprender a convivir con la felicidad del prójimo.
 Bertrand Russell

lunes, 5 de noviembre de 2012

La Tristeza no es Depresión

- Estos días, me he estado despidiendo de muchos de mis pacientes porque voy a cambiar de lugar de trabajo. Quiero hacer una entrada a este respecto, pero me ha parecido que era interesante diferenciar , una vez más, Tristeza  vs Depresión. ¿Cómo no estar triste por dejar atrás 30 años de relación con cientos de personas y sus familias? ¿Alguien piensa que esto es patológico y que hay que prescribir algún fármaco? La respuesta es un No tajante. Ningún fármaco puede sustituir a un buén amigo cercano a quien abrazar ó con quién llorar  .
Un artículo que publica el portal Psiquiatría . com habla de ésto y dá algunas claves para que actuemos en la consulta

El 16% de las personas que sufren la pérdida de un ser querido tienen un cuadro depresivo durante un año.


Alrededor del 16 por ciento de las personas que sufren la pérdida de un ser querido presentan un cuadro depresivo durante el año siguiente al fallecimiento del familiar o amigo. No obstante, esta cifra se incrementa hasta aproximadamente el 85 por ciento en la población mayor de 60 años.

Asimismo, cinco de cada cien personas pueden experimentar alucinaciones e incluso sentimientos de culpa, que se intensifican tras cumplirse el periodo normal de adaptación a la pérdida. Es lo que los especialistas denominan como 'duelo patológico'.

"Un duelo normal se asocia a síntomas de tristeza que no son incapacitantes y duran unos pocos días. Sólo cuando las circunstancias han sido especiales --como la muerte de un hijo, fallecimiento por suicidio, muerte inesperada o por enfermedad terminal dolorosa y de larga duración--, la persona presentaba una relación de gran dependencia hacia el fallecido o alguna enfermedad psiquiátrica previa o existen sentimientos de culpa por alguna razón, tiende a aparecer un duelo patológico, que se caracteriza por mayor duración de los síntomas de tristeza y mayor intensidad", ha explicado el psiquiatra del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, Javier García Campayo.



No obstante, el duelo es un proceso adaptativo normal ante una pérdida que tiene consecuencias psicológicas --tristeza--, biológicas y sociales, suponiendo uno de los acontecimientos más estresantes que debe afrontar el ser humano. Sin embargo, no se considera una entidad patológica psiquiátrica.

Para García Campayo el duelo patológico es, inicialmente, una complicación del duelo normal y todavía no es una depresión, pero en poco tiempo puede presentar la duración --al menos 2 semanas-- y la intensidad --altera el funcionamiento laboral, social o familiar normal-- y ser indistinguible de una depresión, con un tratamiento también similar: fármacos antidepresivos y psicoterapia, en este caso muy centrada en la pérdida.

Por este motivo, los especialistas coinciden en que es fundamental diagnosticar el tipo de duelo existente y en que no se deben tratar los procesos adaptativos normales, dado que todo el mundo tiene y debe asumir el pasarlo mal ante una pérdida. Ahora bien, cuando los síntomas de tristeza son duraderos (semanas) e incapacitantes, de modo que impidan realizar una vida laboral, social y familiar normal, es cuando se debe acudir a un especialista.

Por último, el experto ha recordado que el duelo no sólo se produce como consecuencia de un fallecimiento sino que, también, se puede producir por la pérdida del puesto de trabajo, discapacidad derivada de un accidente de tráfico o tras una mastectomía, pudiendo "cronificarse" hasta convertirse en una patología que se desencadene en una depresión.

martes, 10 de febrero de 2009

Atardecer.Dedicado a mi paciente Miguel....


Durante los últimos 5 años iba a verle cada viernes, el último de los avisos de la semana lo reservaba para visitarle a él y a su cuidadora, su esposa. Nos saludábamos, reíamos ó a veces me tocaba apelar a su coraje y a sus ganas de vivir cuando se le quitaban esas ganas, a veces compartíamos un poco de queso y unos sorbos de vino para brindar por nuestra amistad y también , porqué no decirlo, para paliar mi hambre, tras siete horas de consulta ininterrumpidas que a veces acababan de hacerme perder las referencias de lo que importa ó lo que no. Por eso mi última visita de la semana a domicilio era para Miguel y su mujer Felipa. Miguel ha estado tetrapléjico estos últimos cinco años, tras ser intervenido de un ependimoma a nivel de la tercera cervical cuya intervención fué , según el neurocirujano que le operó ,un éxito. La realidad fué que Miguel desde entonces dependía de Felipa para comer , asearse, vestirse ó que le limpiaran los mocos ó las lágrimas. Todos los días , al despertar, necesitaba que le cambiaran el pañal y le curasen las múltiples úlceras de todos los tamaños que tenía a pesar del colchón antiescaras y los cuidados y los mimos que hemos intentado prodigarle todos los que hemos intentado cuidarle durante su enfermedad. Después y con ayuda de una grúa le trasladaban a su silla de ruedas, tras cambiarle la bolsa colectora de orina de la noche, y allí en el comedor, frente a la ventana veía a la gente que paseaba por la calle, gente que pasea sin darse cuenta de que el poder levantarse cada día , no depender de nadie para asearte , vestirte, desayunar........y tantas otras cosas cotidianas, aquello por lo que él y Felipa hubieran dado la mitad de los que les quedase de vida, es algo con lo que ya podemos sentirnos afortunados y sin embargo nos afligimos y enfadamos por nimiedades muchos momentos y muchos días.

Muchas veces hablamos de su vida pasada, en el campo entre la tierra y el ganado, trabajando sin descanso para sacar a su familia adelante como la gente cabal de nuestra tierra, y esbozaba una sonrisa. A pesar de todas sus limitaciones ,Miguel sonreía a menudo y me enseñaba a ver planicie donde yo veía cumbres insalvables. Por eso le reservaba la última visita de la semana, para reponer mis pilas que creía agotadas, para valorar lo importante por encima de lo superfluo, para recobrar la importancia de las miradas, de los silencios...... Como decía Clemenceau: "manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra" y a veces en nuestros encuentros había algunas palabras para evitar muchos silencios, pero intentábamos terminar con una sonrisa , con un chiste ó un chascarrillo que hiciera algo más llevadero su lento padecer.


Hemos pasado tantas horas juntos a lo largo de estos años , que hemos compartido risas y alguna lágrima que yo procuraba ocultar, pero en nuestros encuentros ha habido muchos más momentos alegres , porque como dice el viejo proverbio "la mitad de la alegría consiste en hablar de ella" y eso intentábamos hacer. Por eso también era uno de mis pacientes predilectos, por las muchas emociones compartidas que creo nos insuflaban vida a ambos. Felipa , un ejemplo de abnegación y entrega. Durante unos de sus ingresos en el hospital, estuvo junto a él durante 35 noches seguidas , sin querer descansar ni una noche lejos de su marido. Por eso yo comprendía bién sus quejas de vez en cuando, si la tos de Miguel le impedía dormir, porque al día siguiente le esperaba todo un día de trabajo y dedicación a todas las necesidades de su esposo.

Hace 5 días tuve que enviarle de nuevo al hospital por una insuficiencia cardiorespiratoria. Confiábamos en que se recuperaría, como otras veces. Tenía ilusión y temor a la vez porque ya le habían asignado plaza en una residencia de asistidos, tras muchos meses de espera y se incorporaba esta semana. A menudo me preguntaba si iría a verle , a lo que yo , por supuesto, asentía. Le dije que le iban a cuidar de maravilla y que también Felipa podría descansar un poco de tanta carga y que cuando fuera a visistarle me tendría que contar cómo era la vida allí dentro... Pero ya no podrá ser. Mi amigo , mi paciente Miguel , "con quién tanto quería", murió la madrugada del domingo. Siento que haya sido en un hospital pero eso ya no importa, él pensaba que iba a volver....... y yo que iría a verlo.

"Aceptemos las estaciones sobre nuestro corazón, como las aceptamos sobre nuestros campos" (R Tagore)