Qué lástima que un título tan sugerente esconda una historia tan desaprovechada y tediosa. «Los caminos que no escogemos» es una película estrenada recientemente en Amazon Prime protagonizada por un elenco de grandes estrellas como Javier Bardem, Elle Fanning y Salma Hayek. Sus interpretaciones son magistrales, sobre todo cabe destacar la sintonía entre Bardem y Fanning, padre e hija en el film, donde ambos brillan en medio de un escenario y una trama vacías. Bardem es un hombre mexicano atrapado en su incapacidad y su mente se asemeja a la locura incesante de ruidos y confusión de Nueva York. Mientras su hija lo acompaña a unas visitas médicas, él se deja llevar por ciertas ensoñaciones...

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El jueves 6 de febrero tuvo lugar la sesión inaugural de los Premios VOC. Muestra Audiovisual en Catalán en Cinebaix, en Sant Feliu de Llobregat. Sin embargo, los cortometrajes se podrán ver hasta el 29 de febrero en diversas localidades de Cataluña.

A continuación, queremos abrir el apetito a estas breves piezas artísticas con estas tres buenas producciones que hay que ver. Estos tres cortos los proyectaron el día de la inauguración y fueron los que más llamaron mi atención.

Hawaii: Las llaves del paraíso

¿Quién no ha querido ir (o volver) a Hawai? La melancolía impregna esta historia de un extaxista obsesionado por su coche y su pasado, con un final agridulce como la piña, que gusta pero pica.

Ferides: El amor es ciego

“Ser ciego es un estilo de vida y una forma de ver el mundo”, afirma la protagonista invidente. En un parpadeo, este cortometraje nos plantea un debate moral sobre los límites del amor a la pareja y la autoestima.

Vaca: Allí, como siempre, en silencio

Una piel en blanco y negro, y los machetazos del rojo sangre. Vaca nos muestra unas vidas rutinarias, almas y cuerpos entumecidos y encerrados en un matadero, en un bus (y en tantos otros lugares que podemos imaginar), hasta que un día todo cambia y el silencio de la rutina se detiene.

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No te molestes en ir a ver Lucy in the sky. Personalmente me intrigaba el argumento sobre la obsesión por el espacio de una mujer astronauta de la NASA, protagonizada por Natalie Portman, pero ha resultado ser una pérdida de dos horas de mi vida. Ahora entiendo por qué en España aún no se ha estrenado. La idea era sugerente, pero las buenas intenciones no cuentan en el cine: un guión mal elaborado sin ningún sentido, encuadres muy cambiantes que desconciertan al espectador, planos muy pretenciosos al estilo de Terrence Malick que no aportan nada y son un simple anuncio, una música que no destaca, además de un desenlace ridículo que nos confirma lo que ya sabíamos. El espectador no consigue en ningún momento empatizar con la historia ni con los personajes, todo parece artificial y vacío, y tristemente la obsesión de Lucy por el espacio, aunque es el hilo conductor y la gracia de la película, pierde fuelle a medida que avanza el film y finalmente al espectador le estalla la cabeza, como si de una nave espacial defectuosa se tratara.

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Una relación termina y curiosamente el fin del amor no acostumbra a ser la causa. Se desencadena debido a un cúmulo de frustraciones, falsas promesas, palabras sofocadas, mentiras… hasta alcanzar el punto de no retorno. Historia de un matrimonio, la nueva película del director Noah Baumbach, estrenada ayer 6 de diciembre en Netflix (productora del film), retrata brillantemente la separación entre Nicole (Scarlett Johanson) y Charlie (Adam Driver) que, además de contar con unas vidas laborales exitosas, tienen un hijo que convierte el proceso en más arduo y doloroso aún. Cabe resaltar las interpretaciones de los protagonistas, sobre todo de Driver, que está soberbio en todo el largometraje, principalmente en la escena donde canta Being Alive, hacia el final de la película, y que eriza los sentidos (en contraposición, la escena donde aparece Johanson cantando con su madre y su hermana es bastante ridícula). La película recuerda a las míticas historias de Woody Allen... Para leer la crítica completa: Nosolocine. 

Todos esperamos LA llamada. Todos queremos sentir que somos únicos. The Zero Theorem, presentada ayer por Terry Gilliam ( director de Doce monos, Brazil...) en el Festival de Sitges, habla de la hiper conectividad entre los seres humanos y el vacío de la vida aunque la llenemos de conexiones, música, remarketing en la calle, trabajo a todas horas, proyecciones ficticias. El inicio engancha al espectador, fascinado por este futuro apocalíptico y excéntrico (que recuerda a veces a Michel Gondry) y sobre todo por Christopher Waltz, que encarna a un curioso contable dedicado completamente a desentrañar el sentido de la vida a través de cálculos matemáticos.

La película promete pero no cumple. Gilliam se excede en reiterar situaciones ( por ejemplo, demasiadas escenas de él trabajando o situaciones absurdas que no aportan nada a la trama ) y parece dar vueltas en círculo como el propio protagonista. Quizás por el poco tiempo que dedicó para rodar la película, estando a la vez involucrado en otro proyecto. Además, cuenta con un final que deja al espectador en un agujero negro.

Feia temps que no sortia del teatre dient que una obra és dolenta. L'habitació blava és un ritual de sexe sense pausa i sense rerafons, una consecució d'escenes sexuals explícites sense història, només trossos de diàleg sense profunditat ni gràcia. He llegit en algun lloc "una reflexió excepcional..." i jo crec que precisament deixa poc lloc a la reflexió. La obra està dividida en moltes escenes amb diferents parelles, on tots són infidels entre ells. Podria haver estat un interessant símil a la pel·lícula Closer, però hi falta el bon gust, el joc de paraules, una bona trama. Només dos moments se salven: quan el músic canta una cançó -que li dóna nom a la obra- amb una guitarra i quan es projecta a la paret de l'habitació les diferents parelles fent l'amor i apareixen l'home (David Selvas, també director aquí) i la seva dona i es fusionen amb la seva imatge projectada a la paret.

En canvi, La Pesca del Salmón de Yemen és una pel·lícula excepcional: intel·ligent i còmica (clarament d'humor britànic, ràpid i agut), amb un bon guió i uns personatges interessants i, a més, amb la interpretació de l'Ewan McGregor. És un film sense romanticisme, però amb una història d'amor. Però, sobretot, és un himne a la superació, a trencar tòpics i  impossibles i lluitar contra la rutina, tant en la vida privada com en la pública. Personalment, també em van agradar molt les figures del xeic àrab i de la Kristin Scott Thomas, fent de directora del gabinet de comunicació del Primer Ministre. S'ha de veure. 

Si volem quedar bé fent un discurs, és probable que ens acabem entrebancant. Si volem que faci sol, segur que aquell dia plourà. Murphy sempre fa de les seves, i si pronunciem el seu nom en excés, acabarem sent castigats. La obra de teatre Murphy, Tragedia en Hansom House, és una història entretinguda, en certa forma modesta però no per això menys valuosa. La obra és duta a terme per la companyia Vol-Ras que, segons sembla (jo ho desconeixia) porta una llarga trajectòria, i que se'ls arriba a comparar amb el Tricicle. La història té un aire a Pel davant i pel darrere i s'ha de reconèixer la bona feina que fan els dos actors, que han d'interpretar un bon número de papers, tots enmig d'un remolí de desastres ben còmics. 

Los juegos del hambre és la història de supervivència dels dèbils enfront dels poderosos des d'un punt de vista extremista i futurista, en el que la mort és convertida en un reality show (i en fan una clara analogia amb els camps d'extermini nazis). L'inici de la pel·lícula és interessant i encurioseix a l'espectador, però a partir de la meitat es converteix en un espectacle una mica cru i macabre, fent sentir a l'espectador com un dels del bàndol 'dolent' que contemplen com nens es maten entre ells. La història ha mesclat molts registres als que estem acostumats: Gran Hermano, Supervivientes, les històries de gladiadors o fins i tot de terror (també em va recordar, salvant les distàncies, a Slumdog Millionaire). També l'han comparat amb Crepúsculo, ja veurem si amb raó, perquè en aquesta primera entrega de la trilogia ja apunten a un triangle amorós. 

Los idus de marzo muestra los entresijos de la política: los "amiguismos", los chantajes, el egoísmo y la apariencia y, por supuesto, el papel de la prensa. Clooney, como director, recupera la solidez y el savoir-faire de las películas clásicas, críticas con el sistema político y con una prensa bastante cuestionable (el cartel de la película es un buen reflejo de ello).

Stephen (Ryan Gossling), ambicioso y dedicado por completo a la campaña de Morris (George Clooney), candidato a las elecciones primarias del Partido Demócrata, ve cómo una simple curiosidad le complica la vida y de repente todo son réplicas y contra réplicas que se suceden sin cesar. Hay que destacar el guión y el papel de Gossling, que últimamente tiene captivado el público tras su actuación en Drive. 

Cuando se generan tantas expectativas, es probable que uno se acabe decepcionado. Y Shame no es una excepción. Demasiado adornada con premios y alabanzas (por ejemplo, críticos de cine o el mismo George Clooney), Shame no tiene consistencia alguna. Es una historia a la deriva, como improvisada, de Brandon, un hombre sin rumbo, obsesionado por el sexo y en determinadas ocasiones impotente (como una muestra de falta de compromiso con las mujeres). El director se recrea con las situaciones de sexo y sangre, todo con una estética pretenciosamente dramática, 'reflexiva' y emotiva que no convence en absoluto.

En mi opinión, Shame parece un burdo intento de Un hombre soltero de Tom Ford. Además del argumento, el protagonista es demasiado frío y vacío y el espectador no empatiza con él. Sin embargo, hay que destacar las interpretaciones de Michael Fassbender y Carey Mulligan. Lo mejor de la película, lo único que me envolvió y emocionó, fueron estos preciosos cinco minutos en que la hermana de Brandon (Mulligan) canta una versión lenta de New York, New York, símbolo del fracaso personal de Brandon aún teniendo un gran éxito laboral.  

Fotografía: Filmfilia

Restless, de Gus Van Sant, habla de una relación entre un joven desarraigado y una chica que está enferma. Se trata de una película intimista y melancólica que empieza de una forma impactante y sugerente: dos jóvenes que rompen el tabú de la muerte y que se atreven a hacerle frente de forma natural pero que, curiosamente, tienen miedo a la vida. 

Sin embargo, la original historia se va diluyendo y acaba volviéndose tópica e insulsa. Restless no consigue tener consistencia y el espectador al final piensa que es la típica película romántica y triste que no parece encajar con Van Sant. Me quedo con el inicio del filme y la protagonista, Mia Wasikowska (la chica de Alicia en el País de las Maravillas de Tim Burton), que desprende aquí un aire a Amélie o a Marion Cotillard que me cautiva. 

Fotografía: The twin birds

Hace un par de días leí la contra de La Vanguardia y creo que nos sacudió a todos los que la leímos. El filósofo Antonio Fornés hablaba del trabajo como mal endémico en nuestra sociedad: no tenemos tiempo para reflexionar o mantener una conversación profunda, para hacer el amor con nuestra pareja sin prisas... en definitiva, para vivir con lentitud y plenitud. La contemplación y el gozo de la vida se han suplantado por un incesante y adictivo 'carpe diem'. 

¿Qué tiene esto que ver con Los descendientes? Cuando la mujer de Matt (George Clooney) tiene un accidente que la mantiene en coma, él empieza a darse cuenta de todos los hilos de su vida que se le escapaban debido a sus ausencias por trabajo: su mujer no era como él pensaba, su hija de 17 años -internada en un colegio en otra isla de Hawaii- está descarriada y su hija pequeña se comporta de forma inadecuada para su edad. Tal y como dice Matt, sus mujeres sienten deseos de autodestruirse y él no sabe cómo actuar. 

Los descendientes es una buena película, con una trama rica y muy triste, de principio a fin. Es verdad que choca una historia así en Hawaii, concebida como el emblemático paraíso. Sin embargo, esto no resta realismo a la historia, sino más bien al contrario. George Clooney, por su parte, nos muestra una faceta suya hasta ahora desconocida, la del hombre abatido, y la interpreta bien pero, en mi opinión, no hasta el punto de ganar el Oscar. 

Divendres 28 de gener de 2011. El guia estava seriós i brusc ja des de bon matí. Un cop vam arribar a les piràmides de Giza, abans de baixar de l'autobús, ens va demanar que fóssim puntuals, que anàvem amb el temps just. Aquell no era el típic avís del guia que vol enllestir ràpid. Abans de les 13h (si no recordo malament) havíem de ser a l'hotel perquè els ciutadans sortien de la seva pregària i anaven a una manifestació. Vam gaudir de la visita però estàvem inquiets, desconcertats. Ignoràvem que estaríem resguardats a l'hotel d'El Caire, aquell petit oasi -no exempt d'espants com uns avions 'caza' volant baix per espantar la població- durant gairebé tres dies fins que no vam poder tornar a ser a casa.

PD: Aquest diumenge vaig veure Tahrir 2011 i em vaig emocionar. No és un gran documental però la història ho és. 

"If I drive for you, you give me a time and a place. I give you a five-minute window, anything happens in that five minutes I'm yours no matter what. I don't sit in while you're running it down; I don't carry a gun. I drive". 
Drive arranca de una forma potente, con fuerza y personalidad, sobre todo gracias a la figura del conductor de ladrones, dispuesto a todo pero sin comprometerse a nada, y a la interpretación de Ryan Gosling. Sin embargo, a mitad de la película tiene lugar un giro de estilo que anula la personalidad inicial de la historia. De repente, se convierte en un filme de Tarantino y Rodríguez, con sangre y algunas imágenes escabrosas, y con un sinsentido a la hora de resolver la trama, que desentonan por completo con el tono conseguido al principio. Y es una lástima, porque apuntaba alto.

PD: La banda sonora está muy bien!

¡FELIZ AÑO NUEVO!

No li calen paraules a The Artist. S'ha de veure. És una pel·lícula exquisita. És arriscada, ja que avui en dia el públic no està acostumat a veure cine mut i en blanc i negre, però alhora és una aposta segura ja que es tracta d'una obra plena de reminiscències dels grans clàssics, com va dir el director, com Chaplin o Murnau (Amanecer) . Personalment em va fer pensar en Cantando bajo la lluvia, ja que relata com afecta als actors el pas del cinema mut al sonor. Tot és excel·lent: la música, les actuacions (sobretot el protagonista, amb un posat i un aspecte com els dels galants d'aquella època), els plans i la fotografia i, el més important, el com dir-ho tot sense dir res i fer-ho bé, amb humor, innocència, enginy i realisme, com es feia abans. La millor escena de The Artist és, probablement, l'instant posterior del somni del protagonista, on té lloc la revelació del cinema. 

Fotografía: El blog de encadenados

Així com hi ha adults que ignoren la realitat dels seus fills perquè simplement els deixen fer, n'hi ha d'altres que s'ho prenen massa seriosament i acaben interioritzant els problemes del seu nen com a propis. Això pot comportar moments dramàtics, patètics, divertits i surrealistes, i això és el que ens mostra Polanski en la seva nova pel·lícula Un Dios Salvaje.

El film, que clarament denota que està basat en una obra teatral, destaca per les seves magnífiques interpretacions i la senzilla posada en escena, tot en un espai tancat on tota l'acció és una discussió aferrissada entre els pares de la 'víctima' i els pares de l''agressor'. Em va recordar a les obres del Woody Allen, on els diàlegs punyents, aguts i sarcàstics són el punt fort de la història. Personalment, el final d'Un Dios Salvaje és una clucada d'ull graciosa a l'espectador, però no diria que el pes recau allà, ja que per mi el plat fort és tota la resta: un retrat ben trabat de les relacions interpersonals i el comportament envers els altres, el sentit de la justícia, la ètica, i altres temes essencials que emanen d'una típica baralla.

Fotografia: Fantasymundo

Melancolía de Lars Von Trier es la otra cara de la moneda de El árbol de la vida (algunos preciamente la han nombrado El árbol de la muerte). Pocos minutos después de empezar la película, me di cuenta de la cantidad de similitudes con el film de Malick: las imágenes del universo, el ritmo lento, la música tempestiva, su filosofía sobre la vida y la muerte. 

La historia de Melancolía está dividida en dos partes: la primera nos muestra a Justine -interpretada magníficamente por Kirsten Dunst- en el día de su boda; en la segunda, se centra en su hermana y en el fin del mundo. En la primera parte, muestra el declive y el fin del mundo de Justine; a continuación, presenta el fin del mundo de forma literal. Personalmente me fascinó la primera hora, en la que se muestra el banquete con los novios y sus familias en medio de un paraje impresionante, con un castillo rodeado de naturaleza y en la que vemos cómo una boda que parecía perfecta, no lo es en absoluto. Aquí Von Trier bebe, sin duda, de Celebración (una película de la que, desgraciadamente, sólo he visto unos minutos). Después la película enfoca distintas concepciones de encarar el fin del mundo. Aquí mi interés por el filme disminuyó, ya que el enfoque inicial era muy interesante y, además, la hermana me pareció un personaje mucho menos sugerente que Justine. De todas formas, Von Trier consigue mantener al espectador enganchado de principio a fin. El director combina perfectamente el lirismo de las imágenes con la fuerza de la música y, aunque quizás el argumento flojea en algunos momentos, Melancolía es una obra que hay que ver. 

Els diners no donen la felicitat. Somewhere, de Sofia Coppola, n'és un clar exemple. La història parla d'en Johnny, un actor de cinema famós que ho té tot i, alhora, no té res. L'únic ingredient valuós que l'omple és la seva filla d'onze anys. La resta és alcohol, dones i possessions luxoses, simples distraccions per omplir la buidor o, més aviat, per accelerar el pas del temps més que altra cosa. Somewhere és una pel·lícula amarga i recomfortant alhora, de ritme lent, com quan saboregem un cigarret. Té un aire melancòlic, tocs divertits i moments eterns de soledat. No és un film brillant, però sí que està ben feta, amb moments quotidians i tendres. Personalment, el millor de tot és l'inici (un calc del començament de la genial The Brown Bunny; en general, tota Somewhere té un aire a ella) i la banda sonora. 

"Las monjas nos enseñaron que hay dos caminos que puedes elegir en la vida: el de la naturaleza y el de lo divino". El árbol de la vida, de Terrence Malick, empieza con esta frase que describe muy bien la película. El filme no es un documental, aunque puede parecerlo a veces debido a sus constantes referencias a la naturaleza (después de la exquisita primera media hora de la película, hay un buen espacio de tiempo de imágenes preciosas de paisajes que sirven como metáfora para explicar el sufrimiento de la protagonista a través de la Madre Tierra). También son deliciosos los saltos entre las imágenes de Sean Penn en el trabajo, entre altos edificios y pensamientos que le atormentan, y otras de él rodeado de naturaleza, como escape y recuerdo de su vida.

El árbol de la vida va más allá de ser un poema visual: es una oración, un cántico a la vida (nunca tan bien dicho, con música con aires religiosos y espiritualidad en las palabras e imágenes) muy personal y sensorial que no deja indiferente. Aquel que opina que La cinta blanca de Haneke es una obra excepcional, seguramente sentirá lo mismo con esta historia de Malick, ambas estrechamente ligadas por la temática opresiva de la vida de unos niños y el sentido palpable de ambos directores por la sutileza y la belleza de las imágenes. Además, en El árbol de la vida cabe destacar el papel de Brad Pitt, que borda su personaje, y los de los niños. Es una película con un ritmo lento, con pocos diálogos, creada para reflexionar sobre la vida y la muerte. El único fallo, a mí parecer, fue el final, la escena de la playa, en el que Malick se recrea demasiado, buscando ser efectista y lacrimógeno.

Fotografía: Internet Monk

Me encanta el título. Me gusta la ambientación de la película, y la primera hora me fascina. Pero la otra mitad la encuentro demasiada exagerada y macabra, y creo que no sólo yo, sino toda la sala del cine, que pasamos del espanto a la risa a medida que se acerca el final. De todas maneras, sólo Almodóbar puede hacer que salgamos del cine sin decir que este culebrón es basura (como decían en una crítica, tiene el don de convertir lo ridículo y escabroso en sublime). 

La película me recordó a Funny games (en una escena inicial del filme), la serie Nip Tuck (cirugía, locura y perversidades sexuales), Millenium y, personalmente, y no sé muy bien por qué, pensé bastante en el director Lars Von Trier. La piel que habito empieza como una oda 'curiosa' (pero lírica, sin embargo) a la nostalgia por la pérdida de un ser querido, y después la venganza se convierte en un plato demasiado frío. Aún así, vale la pena por la recreación del ambiente, la música y los papeles de Antonio Banderas y, sobre todo, Elena Anaya. 

Fotografía: Cultura más

Super 8 és una pel·lícula amb una bona ambientació dels vuitanta, un revival molt estil E.T. o Alien. És bona complint aquest objectiu i per això té mèrit, però també és cert que per aquest motiu no sorprén ni aporta res de nou. Segurament en el seu moment hagués tingut molt èxit i hagués esdevingut un altre clàssic de l'època, però ara queda repetitiva i descompassada, varnissada amb un estil demodé amb aquesta barreja de la sèrie Dawson crece (un triangle amorós format per un nen apassionat pel cinema, el millor amic d'aquest i una nena femme fatale) i La guerra de los mundos. Personalment, la millor escena és el rodatge inicial, moment en el qual els nens presencien un curiós accident de tren. En definitiva, Super 8 és més aviat una història per nens, perquè a nosaltres ens deixa la impressió de ser obsoleta, previsible i a vegades 'sensiblera'.

PD: Película-tráiler