Respecto del post
apocalypse now! Quim escribe un comentario de una gran calidad y con el que no puedo estar más de acuerdo, salvo en un punto que luego diré.
El comentario de Quim, dice así:
“El nivel de planificación que necesita una comunidad depende de su tamaño: La planificación que necesitaban las comunidades cazadoras-recolectoras eran menores que las de las sociedades agrícolas del neolítico, y así sucesivamente. Lo mismo le sucede a una empresa: un artesano (como era mi padre) no necesitaba el mismo nivel de planificación que una multinacional. Errores en la planificación (cuando lo que ha lugar no se corresponde con lo que se tenía en mente) en una multinacional, a menudo se traducen en pérdidas multimillonarias y en un redimensionamiento de la misma. Así que el nivel necesario de planificación en una sociedad de 9.000.000.000 de seres humanos (una de las predicciones de la ONU para el 2060) no ha de ser el mismo que en una sociedad de 1.000.000.000 de seres humanos (principios del s. XIX).
Pero planificación no significa infalible planificación. Cuando aún me batallaba con el acné, siempre pensaba: "Si es que, cualquier error de planificación en un país tan vasto como la Unión Soviética significa un desastre de proporciones impensables para alguien que viva en un país 'pequeño' como España". ¿Así que, os imagináis las consecuencias en errores de planificación a escala planetaria?
Así que combinando ambas premisas, se llega a la conclusión que una humanidad incontrolada demográficamente requiere un mayor nivel de planificación y, que como el sistema nunca será infalible, estamos condenados a desastres (un día u otro) cuyas consecuencias pueden poner en entredicho la viabilidad del sistema.
En resumen, NO HAY SISTEMA INFALIBLE que pueda salvarnos mientras no se reduzca el nivel de población.
Pero hay que recordar que, EN EL PEOR DE LOS CASOS, la carencia de combustibles fósiles, implica la desaparición de internet y demás herramientas de la globalización. Y nunca tendremos un centralización planetaria de la toma de decisiones (ni por tecnócratas ni por nadie). La ausencia de las fuentes de energía que han permitido la explosión demográfica conlleva IMPLICITAMENTE una redimensión del sistema”.
Efectivamente, en mi opinión, no puede haber una economía ni una sociedad perfectamente planificada, por más que se produzcan avances en las técnicas de planificación (informáticas, estadísticas, de toma de datos...) y de toma de decisiones(*). Sencillamente es demasiado complicado. Suponer que existen medios para ello es otra manifestación del optimismo tecnológico que tanto combatimos.
En esto se ha demostrado que el mercado con su “mano invisible” funciona mucho mejor, pues no necesita de un “politburó” para la toma de decisiones. El problema es que el mercado funciona bien, en términos de eficiencia económica en situaciones de recursos naturales inagotables (como parecían al economista del siglo XIX). Desde luego, donde no funciona es en términos de equidad (término económico similar a justicia, (re)distribución o, salvando las distancias solidaridad). Tampoco funciona bien cuando se presentan determinados fallos, que serán objeto de desarrollo en otros posts.
Que nadie busque en este blog una defensa de un sistema de economía central planificada, que ni la propuso Marx, ni tampoco sus “secuaces”(**). En mi post simplemente apuntaba que esta sociedad planificada (un nuevo fascismo tecnocrático que está al llegar) va a ser la solución “oficial” del sistema económico en presencia.
Particularmente soy partidario de un principio (económico, político, social, de gestión) que yo mismo denomino “de abajo a arriba y de dentro a fuera”: las decisiones deben tomarse en el ámbito más cercano a la persona o en el conjunto mínimo de personas y sólo si no pueden asumirse habrá que “saltar” al siguiente nivel de decisión. Si mi comunidad de vecinos pudiera asegurar las necesidades de defensa, educación o seguridad, por ejemplo, no necesitaría que esa decisión se tomara en un ámbito mayor (Ayuntamiento, Comunidad Autónoma, Estado). Por el mismo principio no me resulta creíble la solidaridad con los senegaleses mientras “ando a tortas todos los días con mi mujer, los hijos, los vecinos y los compañeros de trabajo”. Se empieza por lo más cercano y se sigue por lo más lejano.
Este principio enlaza con el “
principio de subsidiariedad”, con el “
principio de autodeterminación”, con el “
principio de autogestión”, “
principio de autonomía educativa”, “
soberanía alimentaria”, “
democracia participativa”, “
alterglobalización”... y debe ser corregido, en su caso, por los criterios de equidad pertinentes para evitar que todo se convierta en “c
omunas blindadas, islotes de insolidaridad”. Por eso me resultan acertados los comentarios de los blogs de Quim (
Se acaba el chollo) y de Antonio (
Oil crash) cuando, ante un colapso en los recursos, establecen como posible solución (o como único remedio) el favorecer las redes sociales más cercanas, buscando la suficiencia y economía de recursos en ellas: la sostenibilidad de las comunidades y el decrecimiento. Ésta no es, desde luego, la solución “
oficial”, que se basa en una “
huida hacia adelante”, pero está en línea con lo propuesto en el Foro Social Mundial, y, más antiguamente es lo que Marx en sus Manuscritos económicos y filosóficos afirmaba: “
cuanto menos eres, cuanto menos exteriorizas tu vida, tanto más tienes, tanto mayor es tu vida enajenada” y “
lo que el economista te quita en vida y en humanidad te lo restituyen en dinero y riqueza, y todo lo que no puedes lo puede tu dinero”.
Finalmente, mi punto de discrepancia con Quim: me resisto a pensar que en el mundo “sobren personas”. Quizá sea un prejuicio moral, religioso o ideológico (derivado de las peleas Marx vs. Malthus sobre el tema), pero creo que hay suficientes recursos para todos. Lo contrario me sigue sonando a lo que Marx, en la obra antes citada decía que para el capitalista “hay demasiados hombres”.
¿Y de verdad sobran? Si sobran, ¿por dónde cortamos?
Lo siento, me ha quedado un post demasiado sesudo. No es mi estilo. El próximo será corto y divertido.
(**) Conviene recordar que Lenin, en el plano teórico, consideraba que el fin último de la revolución comunista era la desaparición del Estado