Y yo sin enterarme. Que dejadez la mía, toda la vida creyendo que uno había formado parte, modestamente si se quiere, de la lucha antifascista, y ahora resulta que me podía haber ahorrado alguna que otra visita, no deseada, a la que hoy es sede del gobierno de la Comunidad de Madrid, con un temblor más que notorio, a recoger el DNI, retirado unos días antes en momentos previos, o posteriores, a alguna mani, a algún salto, o comando en el argot de la época, o quizás alguna asamblea de vecinos o estudiantes, daba igual todas eran ilegales. También me podía haber ahorrado el cariñoso guantazo que me sacudió un funcionario de orden público con uniforme gris, cuando por error, contado ahora hace hasta gracia, y organizado por el PCE de la Autónoma de Madrid, en el que yo entonces, muy crítico ya con la política eurocomunista, aunque aún no se llamaba oficialmente así, de Santiago Carrillo había dejado de militar, hicimos un encierro, estudiantes de la Autónoma, en la entonces catedral de San Isidro, en la calle Toledo, creyendo que lo hacíamos en la Nunciatura, entonces cercana. Se había escogido la Nunciatura por ser un lugar diplomáticamente protegido, al que la policía no tenía acceso inmediato, sin embargo en donde, por error, nos encerramos, el mandamás , deán , canónigo , o como Dios quiera que se llamase,tardó no más de cinco minutos en autorizar la entrada de los señores de gris, y los doscientos y pico encerrados fuimos trasladados en comodísimas furgonetas y Landrroveres, a diversas comisarías cercanas. A mí en concreto, a la de la calle de la Escuadra, en Lavapiés, donde me proporcionaron el sopapo antes reseñado, y de la que salí, en completa libertad, sin cargo alguno, sin una miserable multa, poco antes de las diez de la noche, llegando incluso a cenar a mi casa a una hora casi normal, ahorrándoles a mis padres un disgusto. Sin embargo otros compañeros de detención, muchos , fueron trasladados a la DGS, y algunos fueron encausados por el Tribunal de Orden Público, otros fueron sancionados con una multa gubernativa de entre 50.000 y 100.000 pesetas (o entre 15 días y un mes de arresto mayor que cumplieron en Carabanchel) y los demás fueron puestos en libertad tras las correspondientes 72 horas, y todos ellos fueron posteriormente sancionados por el rectorado de la Universidad Autónoma de Madrid, el rector magnífico era don Gratiniano Nieto Gallo, con un expediente aplicando el artículo 28 del reglamento de disciplina académica, que les impedía acceder al campus excepto para los exámenes. Me felicité de haber salido tan bien librado, de haber tenido tanta suerte, y ahora treinta tantos años depués descubro, o mejor me aclaran, que no fue suerte, ni mucho menos, que me reconocieron como a uno de los suyos y me trataron de acuerdo con mi status. Como tampoco debió ser suerte, que, teniendo en cuenta mi escasa disposición a cumplir con las rigurosas normas de la clandestinidad, no haber sido nunca detenido, ni siquiera cuando tuve alguna responsabilidad en la Juventud Comunista, miembro del Comité Central, del Buró Político y del secretariado, y estaba en Paris cada dos por tres. Nunca me pusieron la mínima pega en la frontera, ni siquiera cuando asistí a cara descubierta, al congreso de las Juventudes Espartaquistas en la RDA, en concreto en Berlín Oriental, a principios de Octubre de 1975, pocos días después de los últimos fusilamientos del régimen, en un clima emocional difícilmente descriptible. Pues no fue la suerte, no , ni que los servicios de investigación de la policía de entonces fueran ineficientes, es que yo era un fascista, uno de ellos y respetaron, escrupulosamente, mi status.
Y ¿Como me he enterado de mi condición de fascista? ¿Quien me ha abierto los ojos?. Pues ha sido en esta blogosfera que compartimos y gracias a quien es uno de sus más importantes y reconocidos miembros Don Ricardo J. Royo-Villanova y Martín, que con su ingenioso A sueldo de Moscú, nos enseña a todos como debemos comportarnos para no caer en los nefandos pecados que han llevado a la vieja izquierda obsoleta, esclerotizada y anquilosada a quedar arrinconada como un trasto viejo, en el desván de las ideologías trasnochadas. Aunque no tengo el placer de conocer personalmente a don Ricardo , tengo amigos en común con él, que no dejan de poner de manifiesto el enciclopédico conocimiento que tiene de las técnicas de este mundillo blogocibernético, lo cual es, por otra parte, absolutamente innecesario. No hay más que darse un paseo por sus entornos de internet, para darse uno cuenta de lo bien que es capaz de utilizar todos los instrumentos que la técnica pone en sus manos, haciendo sus páginas atractivas y atrayentes. Tan merecido prestigio le ha valido, en más de una ocasión, los ataques de la derecha montaraz, tanto la de expresión digital, como la de expresión convencional, hasta el punto que el mismísimo líder del fascismo periodístico, y por tanto un referente ideológico para mí, en opinión de don Ricardo, tal y como a continuación veremos, se ha dignado a lanzar algunas invectivas contra él, lo cual no deja de darnos una idea aproximada de la importancia que ha adquirido en el mundo de la difusión de las ideas por métodos electrónicos. Tiene, pués, don Ricardo una más que merecida, y bien ganada, autoridad, me preocupa, lógicamente, que don Ricardo me considere un fascista. ¿Como? ¿Cuando?. Se desprende de lo que escribe, tanto en las entradas de su bitácora como en sus respuestas y comentarios, una notable preocupación por las dictaduras, en principio podría pensarse que por todas, pero sobre todo es una sobre la que descarga su fusta dialéctica sin contemplaciones, la atroz e inhumana dictadura de los hermanos Castro , y su cuadrilla, en la llamada perla del Caribe. Incluso en una entrada, pretendidamente laudatoria, llamada Cuba y las matemáticas, no puede evitar don Ricardo lanzar su ¿cariñosa admonición? a la Revolución Cubana por su falta de libertades. Y es que para don Ricardo, cualquier sistema político que no tenga partiditos políticos y una elecciones con su propaganda , su campaña, su ley electoral y su jornada de reflexión, es una dictadura. Sin una propaganda, basada en mentiras debidamente amplificadas por los medios de comunicación en manos de empresas privadas, sin una campaña que eleva las mentiras de la propaganda a la categoría de promesas, una campaña, por otra parte financiada a base de créditos que los bancos, que tienen bien definidos intereses, otorgan a unos sí, a otros no y a otros ni lo estudian, sin una ley electoral que consagra que los posibles ganadores de la contienda sean necesariamente dos, y que ninguno de los dos cuestione el sistema económico, por supuesto, y sin una jornada de reflexión que no sabemos para que sirve, no hay democracia. No importa que la participación de los ciudadanos en las decisiones que interesan a los ciudadanos sea inexistente. España es una democracia y Cuba una dictadura, y punto. A juicio de don Ricardo, entre los que apoyan, o apoyamos, la Revolución Cubana, existe una categoría que él define como los obtusos, compuesta por los que quieren para España un régimen análogo al cubano. En un comentario que pretendí irónico, y puede que lo fuera, me apresuré a incluirme en esa categoría y a formular un par de preguntas, un pelín capciosas, y que eran, más o menos:
¿Querría usted para Cuba el régimen de España?
¿Se movilizaría usted si, en un régimen como el cubano, fueran encarcelados Federico Jiménez Losantos, Cesar Vidal, Cristina López-Schillingt o Pío Moa? Teniendo esta segunda pregunta un truco evidente, ya que don Ricardo apoyó de forma entusiasta la iniciativa de Hugo Martínez Abarca para procesar a Pío Moa. Pues bien me contesta, ¡Albricias, se dignó a contestarme tan alta autoridad! que en el grupo de los obtusos me he colocado yo solito, el simplemente me considera un FASCISTA, ¡para que te vayas con los soldaos!
Está don Ricardo, inexplicablemente a mi juicio, afiliado a la misma organización, aunque militando en distintos sitios, yo en el PCE, y él en el entorno del , de momento, coordinador Gaspar Llamazares, aunque últimamente se muestre crítico con él, y este hecho explica muchas de las dificultades que tiene esta organización para lanzar un mensaje coherente.Con determinados mimbres es muy difícil hacer un cesto. Yo no me atrevería a calificar a don Ricardo Royo-Villanova y Martín ni como fascista ni como nada, porque sinceramente no tengo ni idea de lo que es. Pero desde luego está muy claro LO QUE NO ES.
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