Villalbilla (Cuenca)

Antiguo pueblo de renteros, fue propiedad de doña Amparo Eraso Lledó, al igual que los vecinos pueblos de Nohedas y Sacedoncillo. Ya bien entrado el siglo XX sus habitantes compraron las casas y las tierras a los descendientes de doña Amparo.
Diecinueve viviendas conformaban Villalbilla alineadas casi en su totalidad a lo largo de una calle. Tenían sus campos cultivados de cereal (trigo, cebada, centeno). Rebaños de ovejas mantenían cada casa y solo una cabra podían tener por familia, debido a que estas se comían las hojas de las carrascas que había en el monte, el cual era privado.

Arroyo de Sacedoncillo
Arroyo de La Vega
Arroyo de Las Colmenas
Cerro de La Cruz
Cerro de Las Viñuelas
El Carrascalejo
El Ojuelo
El Pernal
El Rubial
Hoya Rasa
La Moratilla
La Percha
Las Hoyetillas
Vallejillo Moya

**Son algunos topónimos de lugares comunes de Villalbilla que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**


Celebraban las fiestas patronales para San Pedro el día 29 de junio. Duraban tres días y contaba con gran presencia de gentes de pueblos vecinos.

"Subía gran cantidad de gente desde el Villar de Domingo García y de otros pueblos como Valdecañas, Culebras, Sotoca, Fuentesclaras, Bascuñana, Sacedoncillo, Nohedas, Tondos...
En el baile no se cogía en la plaza de la cantidad de parejas que había bailando, por lo que se llegaba a bailar también en una plazuela adyacente. Se bailaba al son del acordeón del tío Vitorino de Villar del Saz, otros años eran dos hermanos de Jabaga que tenían una sastrería en Cuenca, los que venían a tocar con bombo y acordeón.
Se invitaba a comer a todos los familiares y amigos a las casas e incluso ningún forastero se quedaba sin comer, me acuerdo que mi madre nos decía que nos asomáramos a la calle por ver si había alguien que no tuviera ninguna casa donde comer para invitarle a entrar.
Se pasaba muy bien y había un concurso que era acertar al gallo, en el que se enterraba un gallo dejándole solo libre la cabeza, los jóvenes previo pago de una moneda y desde cierta distancia le tiraban piedras a ver quien le acertaba, era muy difícil pues el gallo al ver venir la piedra con un ágil movimiento de cuello la esquivaba, por lo que había que ir acortando la distancia hasta que alguno conseguía darle. Buenas partidas de bolos se echaban también y no solo en fiestas sino todos los domingos". JAVIER BALLESTEROS.


Se hacia otra fiesta el primer domingo de Cuaresma dedicada a Santa María Magdalena, donde se hacia un subastado de productos (trigo, pollos, patatas, manos de cerdo, etc) y con lo obtenido se oficiaban varias misas para las animas benditas del pueblo.

"Un año en estas fiestas de María Magdalena apenas si quedábamos ya tres familias en el pueblo y ese día cayó un nevazo muy grande por lo que no pudo llegar nadie de fuera, solo vino el cura que ofició una misa y luego nos reunimos todos en una casa a comer". JAVIER BALLESTEROS.

La Nochebuena era muy celebrada en Villalbilla

"Se traían tres carros de leña de carrasca y se hacia una gran hoguera en una de las plazas, era inmensa y solía durar hasta 15 días, allí nos reuníamos todos y cantábamos villancicos y comíamos de los dulces que habíamos obtenido de ir pidiendo el aguilando casa por casa (rosquillas, mantecados, etc). Si no daba tiempo de hacer la ronda del aguilando por todas las casas se continuaba al día siguiente". JAVIER BALLESTEROS.

El cura venia de Villar de Domingo García (Don Rogelio), primero en una mula y más tarde en bicicleta. Del mismo pueblo venia el médico (Don Maximino), llegaba en coche hasta el desvío de la carretera general y luego se venía andando el último tramo.
Al Villar se desplazaban los villalberos para realizar las compras pues allí había bastante comercio y también iban allí a por agua, uno de los principales problemas de Villalbilla, la fuente que había no era potable y tenían que ir a buscarlas con las caballerías al Villar, a Nohedas o a Fuentesclaras indistintamente.
A la falta de agua se unió la mecanización del campo que motivó que no hubiera trabajo para todos y así los villalberos se fueron marchando principalmente a Cuenca y a Valencia.
La emigración ya hacía tiempo que rondaba por Villalbilla hasta que llegó el final definitivo.

"En el año 1978 ya solo había tres casas abiertas y el panorama no era muy prometedor, el problema del agua estaba ahí y a ello se unía que los chicos ya tenían que ir a la escuela de Villar, por lo que las tres familias nos marchamos casi a la vez: nosotros (Javier y Dionisia), junto con Desiderio y Eulalia nos bajamos al Villar y los de la otra casa, Félix y Amparo marcharon para Cuenca".
JAVIER BALLESTEROS.


A partir de aquí, solo soledad y silencio y el ya consabido expolio tan brutal en algunos lugares, aquí se llevaron hasta las tejas lo que aceleró de manera considerable el proceso de ruina del pueblo. Todavía algunos años después de marcharse se seguían reuniendo los vecinos para las fiestas, conmemoración que dejó de hacerse años más tarde.

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Agradecimiento para Javier Ballesteros Higueras, ameno y agradable informante recorriendo en su compañía las calles de su pueblo en una fría tarde invernal. Multitud de recuerdos y anécdotas a cada paso.

Visita realizada en compañía de Javier Ballesteros en enero de 2011.


PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.

Parte central del pueblo.




La iglesia parroquial. De las dos campanas una se fue al Villar de Domingo García y la otra a la parroquia de San Fernando en Cuenca.
Adosada a la iglesia estaba la escuela, que antiguamente fue un granero eclesiástico.



Interior de la iglesia. Altar mayor dedicado a Santa María Magdalena, y dos altares laterales (San Antonio y San Pedro). De los santos nunca más se supo.



Interior de la iglesia. Púlpito resquebrajándose, al fondo el coro y la subida al campanario.




Cementerio, iglesia y escuela.




Vista parcial del pueblo desde la puerta de la iglesia.




Calle Real. Una sombra de lo que fue antaño.




La calle Real vista desde la otra esquina.




Plaza mayor de Villalbilla. Muros caídos de la fragua en el centro. Debajo de la parra, en la casa de la izquierda se situaba el acordeonista en las fiestas.



La casa del tío Adolfo a la izquierda y la del tío Epifanio a la derecha asoman sus fachadas a la calle Real.



Como también lo hacen la casa del tío Francisco a la izquierda y la del tío Félix ya caída a la derecha.




Los restos de la casa del tío Félix hacen esquina en esta parte de la calle Real.




La casa del tío Mariano y otro grupo de casas ya reducidas a escombros. Había aquí un azulejo ya desaparecido en la fachada donde ponía: Villalbilla- calle Real.




Al otro lado de la calle Real se encontraban entre otras la casa del tío Cesáreo y la casa del maestro.



Era de trillar.