Alrededor de una veintena de viviendas conformaron el pueblo en sus buenos tiempos, aunque la situación actual es bien distinta, pues escasamente poco más de media docena de casas se mantienen en pie con decoro, el resto son un amasijo de escombros y vigas por el suelo, igual suerte que han corrido varios edificios comunales como la casa del pueblo, la escuela, la herrería o los diversos lagares para la elaboración del vino.
Llegaron a conocer la luz eléctrica en las casas, así como el teléfono cuando ya el pueblo agonizaba.
Sus campos estaban sembrados de trigo, avena, cebada y viñas principalmente, utilizando las zonas de monte para el pastoreo de las ovejas.
Iban a moler el grano al molino de Sotos del Burgo.
Cada casa tenía su horno para hacer el pan.
Este pueblo tiene una curiosa leyenda con respecto a su término municipal contada por varios vecinos en Berzosa, y es que antiguamente andaban en pleitos los de Valdegrulla y Berzosa por los límites del término y acordaron que tal día saldrían de cada pueblo una comitiva al amanecer y allí donde se encontraran fijarían las lindes, pero resulta que los de Valdegrulla se durmieron y los de Berzosa siguieron caminando y llegaron hasta las mismas casas de Valdegrulla, por ese motivo este pueblo a su espalda no tiene terreno, la torreta del transformador de la luz y la fuente que apenas distan 100 metros de las casas están dentro del término de Berzosa.
Tenían las fiestas patronales el 14 de septiembre dedicadas a La Exaltación de la Cruz, donde celebraban una misa, procesión, comida con los familiares y por la tarde el baile en una era con los gaiteros de Fuentearmegil.
Venía la juventud de Berzosa, Valdealbín y Sotos del Burgo.
El cura venía desde El Burgo de Osma a oficiar los actos religiosos.
El médico también venía desde la cabecera comarcal cuando la situación lo requería.
Asimismo el cartero acudía desde El Burgo a repartir la correspondencia.
Se desplazaban los sábados a El Burgo de Osma que era día de mercado. Allí se abastecían de productos de primera necesidad de los que carecían en el pueblo. Desde El Burgo y desde San Esteban de Gormaz aparecían vendedores ambulantes por el pueblo ofreciendo su mercancía como era el caso del pimentonero que vendía pimentón, especias, bacalao...
A pesar de que en el pueblo se vivía aceptablemente bien desde los años 60 se fue produciendo un incesante goteo de emigración quedándose el pueblo cada vez más mermado. La gente marchó por un efecto dominó en el que unas familias iban arrastrando a otras en busca de mejores expectativas de futuro. La mayor parte de la población emigró al pueblo de Osma y alguna familia a El Burgo de Osma.
El matrimonio formado por Dionisio y Gregoria fueron los últimos de Valdegrulla, se marcharon sobre el año 1997 en que vendieron sus ovejas y lo que tenían y se marcharon para Osma. Triste final para este bonito pueblo soriano.
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Informantes:
-Vecino de Berzosa (Conversación personal mantenida a la puerta de su casa en Berzosa y posteriormente recorriendo las calles de Valdegrulla).
-Antigua vecina de Valdegrulla (Conversación mantenida por correo electrónico por medio de terceras personas)
Visitas realizadas en junio y octubre de 2009.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Calle principal de entrada al pueblo.
La ultima vivienda en cerrar sus puertas en Valdegrulla.
La casa del Cura.
Negros nubarrones acechan sobre Valdegrulla.
Viviendas en la calle Real.
Calle de Valdegrulla.
Vivienda.
La fuente de Valdegrulla.