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11 pages, Audiobook
First published May 3, 2022
Stocks, shares and all that garbage are just claims to a future value. So if money is fiction, finance capital is the fiction of a fiction. That's what all those criminals trade in: fictions... Money is at the core of it all. An illusion we've all agreed to support. Unanimously.
“Le fascinaban las contorsiones del dinero: que se lo pudiera obligar a doblarse sobre sí mismo para forzarlo a comerse su propio cuerpo. La naturaleza aislada y autosuficiente de la especulación apelaba a su carácter y constituía motivo de asombro y un fin en sí mismo, con independencia de lo que representaran o le proporcionaran sus ganancias… Benjamin consideraba el capital un ser vivo de existencia aséptica… el ser vivo se ponía en marcha, dibujando hermosos patrones de camino a una abstracción cada vez mayor, y a veces siguiendo unos apetitos propios que Benjamin jamás se habría esperado: eso le proporcionaba a él un placer adicional, el hecho de que la criatura intentara ejercer su libre albedrío. La admiraba y la entendía, incluso cuando lo decepcionaba.”Tan clara y diáfana eran la escritura y la intención (aparente) de las dos primeras partes —la novela de Vanner y la autobiografía de Bevel— que varias veces estuve tentando de abandonar.
“La envergadura de aquellas nuevas empresas monopolísticas, unas cuantas de las cuales valían más que todo el presupuesto del gobierno, era la prueba de la manera tan desigual en que se había repartido el pastel. Aun así, la mayoría de la población, fueran cuales fueran sus circunstancias, estaba convencida de que formaba parte del éxito económico, o de que lo haría pronto.”Pero ahí llegó Ida Partenza, la humilde secretaria de origen italiano y con padre anarquista que será la encargada de llevar al papel la maquillada autobiografía de Bevel y cuyo proceso de escritura, junto con las contradicciones ideológicas que encontrará en sí misma y que marcará distancias con su padre, nos narra de forma magnífica en la claramente más literaria tercera parte (uno de los logros de Díaz es la soberbia construcción de las cuatro voces de la novela). Con ella descubrimos otras grietas del financiero, un megaegocéntrico empeñado en tener siempre razón aunque para ello tenga que “torcer la realidad y alinearla”, lo cual hace no pocas veces sin vergüenza ni culpa, el ultraliberal molesto con la libertad de los otros a la que pisotea sin escrúpulos.