Al atardecer, cuando el cielo azul se tiñe de color rojo,
es el mejor momento para contemplar las insinuaciones que se dibujan sobre las
dunas de arena fina del desierto sahariano del Grand Erg Oriental. Las
tonalidades rojizas de las grandiosas dunas se vuelven anaranjadas, reina la
tranquilidad, mientras caminas por las calientes arenas del desierto del Sahara
y por un momento, el desierto nos traslada a otra realidad, evocándonos épocas
pasadas en las que las caravanas de camellos atravesaban el desierto en una
lenta y dura travesía.