Desde la segunda década del siglo XX, el petróleo ha sido el motor fundamental del gasto público venezolano. La gran tarea que significó la construcción de Venezuela, particularmente en los primeros setenta y cinco años del siglo pasado,...
moreDesde la segunda década del siglo XX, el petróleo ha sido el motor fundamental del gasto público venezolano. La gran tarea que significó la construcción de Venezuela, particularmente en los primeros setenta y cinco años del siglo pasado, sólo fue posible por la enorme cuantía del ingreso petrolero del Estado, aun derrochado como lo ha sido y lo continúa siendo. El desarrollo de la infraestructura para la explotación y exportación de petróleo, por parte de las empresas concesionarias, hasta 1975, contribuyó adicional y directamente a esa construcción del país y al esfuerzo de integrar regiones aisladas y remotas, desde luego, debido a las necesidades derivadas del negocio, de la exploración y luego de la producción.
Cuando el negocio petrolero se inició, alrededor de 1914, Venezuela era un país prácticamente incomunicado. Apenas unos años antes, en 1910, J. V. Gómez había decretado que el 50% del presupuesto de Obras Públicas debía ser destinado a vialidad: «(...)el invento y explotación de los automóviles pide con urgencia la construcción del mayor número de carreteras.» Martín Frechilla señala que «La demostración de la importancia del decreto, mucho más allá del presupuestario artículo 9°, se puede calibrar en los Informes de las Comisiones de Ingenieros que estuvieron encargadas de estudiar, en Occidente, en Oriente y en el Centro, carreteras y caminos, y en los cuadros, planos y perfiles publicados en las Memorias del Ministerio de Obras Públicas (MOP) desde 1911 y en los números 1 al 48 (1911-1914¬¬¬) de la Revista Técnica del MOP.» Esta primera etapa de la construcción física del país –carreteras, puentes, puertos y aeropuertos- requirió casi el 70% de la inversión en obras públicas entre 1909 y 1935.
Los ingresos fiscales petroleros, de 1917 en adelante, permitieron disponer de los recursos para tal esfuerzo constructivo, destinado a la comunicación del territorio. Además del aporte al fisco, las actividades de las empresas petroleras, en regiones remotas e incomunicadas, contribuyeron por necesidad a la ocupación del territorio; y la construcción de “carreteras petroleras” ayudó definitivamente al proceso de integración de vastos sectores vírgenes del territorio nacional.
Ese esfuerzo de comunicación era indispensable a los fines de la exploración, perforación y producción de los yacimientos petroleros pues, además de la necesidad de transportar personal y equipos, era necesario transportar el petróleo y el gas producidos. Por ello no es posible separar la construcción de carreteras petroleras de la construcción de oleoductos y gasoductos, que en la mayoría de los casos corrían paralelos a las vías para facilitar su construcción, mantenimiento y vigilancia. También era necesario alojar al personal técnico, obrero y de servicios en zonas deshabitadas, lo que implicó la construcción de campamentos y otras facilidades y servicios urbanos. El desarrollo de la infraestructura de producción, particularmente aguas adentro del Lago de Maracaibo, requirió también un importante esfuerzo de investigación e innovación tecnológica, tanto por las empresas en sitio, como por los centros de investigación de las casas matrices de las concesionarias extranjeras.
Los temas de la construcción de la infraestructura petrolera y de la innovación tecnológica, asociados a los procesos de extracción, transporte, refinación y exportación del petróleo venezolano, son desarrollados en este trabajo que consta de cinco partes. La primera es un apretado prefacio destinado a ubicar a la industria del petróleo dentro del marco de la historia de la tecnología. En la segunda parte se revisa el desarrollo de las obras de infraestructura para la producción, transporte y exportación de petróleo, entre 1917, cuando la explotación petrolera se alargó los pantalones, y los años precedentes a la nacionalización, mejor diríamos estatización, de 1975. En la tercera parte se estudia el desarrollo de los asentamientos humanos petroleros; campamentos y ciudades que surgieron y crecieron bajo el amparo de la expansión de las actividades de la industria. La cuarta parte abarca la presentación de varios casos de desarrollo e introducción de técnicas, que fueron innovaciones importantes en la evolución de los procesos de explotación petrolera. El trabajo finaliza con un breve epílogo que incluye algunas conclusiones.
El texto está acompañado de cinco mapas-croquis de las distintas regiones petroleras venezolanas, que permiten ubicar las principales carreteras, oleoductos y gasoductos, refinerías y terminales reseñados en el trabajo, y la localización de tales regiones sobre el mapa de Venezuela. También se destacan los centros poblados petroleros nacidos la mayoría de ellos como campamentos, luego evolucionados hacia pequeñas o grandes ciudades. Estas ilustraciones sólo persiguen el fin de ubicar geográficamente las intervenciones de las empresas concesionarias en el territorio del país, y mostrar su relación directa o indirecta con la ocupación del territorio.