Un estudio desde la competencia entre empresas transnacionales Este trabajo propone analizar las consecuencias de la profunda crisis que vivimos en la perspectiva de la competencia capitalista. La tesis central es que la crisis no...
moreUn estudio desde la competencia entre empresas transnacionales
Este trabajo propone analizar las consecuencias de la profunda crisis que vivimos en la perspectiva de la competencia capitalista.
La tesis central es que la crisis no conduce mecánicamente al debilitamiento de la hegemonía estadounidense en función tanto de las relaciones de interdependencia que la financiarización de la economía mundial instaló entre las principales burguesías del planeta como de la considerable ventaja con que cuentan las grandes transnacionales de origen estadounidense en sectores estratégicos de la economía mundial.
Esta tesis se desarrolla en dos pasos. En primer lugar, se expone nuestra visión sobre el momento que vive la competencia entre empresas a la luz de la crisis, para, en la segunda parte, presentar un panorama de dicha competencia en tres aspectos centrales: los ingresos, las ganancias y las relaciones de propiedad.
La principal conclusión del trabajo es que la crisis ha golpeado profundamente a la economía y a las empresas de Estados Unidos, lo cual ha derivado en quiebras espectaculares y en un relativo repliegue del hegemón mundial. Sin embargo, el análisis de la competencia muestra un proceso complementario de concentración de la propiedad y del poder económico sin precedente en la historia contemporánea. Por ello, es temprano para afirmar el fin de la hegemonía estadounidense, al menos en el terreno de la competencia empresarial.
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Introducción
Desde los años 80 diversas interpretaciones1 han argumentado acerca del declive de la hegemonía estadounidense. Las razones más socorridas que explicarían este proceso son de orden económico: déficit gemelos, pérdida de mercados dentro y fuera de Estados Unidos, paso de ser el principal acreedor a ser el primer deudor del mundo, fortalecimiento de las bases económicas de otras potencias y un largo etcétera abarcando los aspectos esenciales de la competencia económica mundial. También se han señalado las crecientes dificultades que tiene el hegemón estadounidense en el teatro político y diplomático para llevar adelante sus iniciativas y hacer aceptar sus orientaciones frente a sus socios-rivales. Acaso, su predominio militar es el único aspecto que, en tanto pilar de la hegemonía, no es cuestionado, incluso si se señalan las importantes derrotas que ha sufrido en algunas de sus campañas militares.
En los años 80 y 90, en efecto, eran notables los avances de los competidores japoneses y europeos, y más tarde taiwaneses, coreanos y otros países asiáticos. Gran parte de la producción mundial de textiles, automóviles, productos siderúrgicos, electrónica, entre muchos otros, pasó a ser controlada por los competidores de los capitales estadounidenses y levantó un reto importante al liderazgo económico mundial detentado por las empresas de Estados Unidos. Sin embargo, a mediados de los años 90 comenzó a operar una profunda transformación, gestada durante la segunda posguerra, y su herencia tecnológica, que basada en las nuevas tecnologías microelectrónicas, las redes telemáticas y la organización deslocalizada de los procesos de producción, consiguió recomponer las bases del predominio económico estadounidense.
Tras 30 años de “declive” de la hegemonía estadounidense, es pertinente preguntarse sobre la solidez de los argumentos formulados, a la luz de un poder que aún puede proyectar su preeminencia mediante guerras imperiales y la explotación de recursos de todo tipo y en prácticamente todas partes del mundo. Nuestro trabajo presenta algunas evidencias acerca de las potencias productivas que han permitido al hegemón estadounidense mantener la primacía en el marco del fortalecimiento de sus competidores.
Situamos nuestro argumento en la coyuntura actual de crisis económica financiera. Abordamos las consecuencias de la profunda crisis que vivimos en la perspectiva de la competencia capitalista. La tesis central es que la crisis no conduce mecánicamente al debilitamiento de la hegemonía estadounidense en función tanto de las relaciones de interdependencia que la financiarización de la economía mundial instaló entre las principales burguesías del planeta como de la considerable ventaja con que cuentan las grandes transnacionales de origen estadounidense en sectores estratégicos de la economía mundial.
Nuestra metodología busca superar las limitaciones de los análisis en términos de economías nacionales, poniendo en el centro el estudio de la internacionalización del capital. Para ello recuperamos elementos de la geopolítica, los estudios internacionales e históricos, que en una perspectiva de economía mundial, se fusionan en lo que hemos formulado como producción estratégica2. Este enfoque postula que la hegemonía mundial es una construcción mundial que comprende diversas dimensiones: la política-diplomática, la militar y la económica. Para el caso que nos ocupa, el enfoque de la producción estratégica destaca el papel que en dicha construcción juegan las empresas transnacionales.
El trabajo desarrolla la demostración de la tesis propuesta en dos partes.
La primera dibuja el marco general de la competencia entre las principales empresas del mundo a través de tres acercamientos: los aspectos fundamentales de la crisis económica y financiera en curso, la financiarización mundial y un balance de la crisis. Se trata de una visión panorámica sobre la dinámica de la crisis centrando la atención en los procesos financieros que detonan el quiebre económico de 2008, pero que se han gestado desde los años 80 con la liberalización financiera. Esta parte apunta algunos rasgos de la situación actual que si bien ha debilitado la postura de importantes empresas de origen estadounidense, también ha fortalecido a otras, además de evaluar las relaciones de interdependencia financiera que existen entre las principales potencias económicas del planeta.
La segunda parte, argumenta la centralidad que tiene la progresiva internacionalización de las grandes empresas en la competencia por el liderazgo económico mundial. Para ello, se presentan dos series de evaluaciones. La primera consiste en trazar un panorama de la competencia entre las empresas más grandes del mundo, tomando como base su desempeño económico en dos aspectos centrales: los ingresos y las ganancias; esta evaluación trata de establecer qué empresas son líderes en las actividades más rentables del capitalismo contemporáneo. La segunda evaluación aborda las relaciones de propiedad de las empresas líderes, establecida en el paso anterior de nuestro argumento. Este procedimiento señala que la casi totalidad de los capitales de las empresas seleccionadas está en manos de “holders” de la misma región, refutando en principio la idea de que la propiedad, como la producción, se ha internacionalizado. Estas evaluaciones marcan una dinámica en la cual la actividad productiva se internacionaliza, pero el control y la propiedad de los capitales sigue estando regionalizado.
La principal conclusión del trabajo es que la crisis ha golpeado profundamente a la economía y a las empresas de Estados Unidos, lo cual ha derivado en quiebras espectaculares y en un relativo repliegue del hegemón mundial. Sin embargo, el análisis de la competencia muestra un proceso complementario de concentración de la propiedad y del poder económico sin precedente en la historia contemporánea. Por ello, es temprano para afirmar el fin de la hegemonía estadounidense, al menos en el terreno de la competencia entre empresas.