MAl 1111W JOI1NSON e s profesor
do Anur eotogta en la Univer s idad de
Ilurham . Ha ejercido en las Universidades
de She ffield y SI. David en Lamp et er.
Aclualrnente se dedi ca a la arqu eol ogía
nuxlieval. fun d am entalmente cast illo s
do la baj a Edad Media en Ingl aterra.
Teoría
arqueológica
Otros títulos de la colección:
José Fern ández Arenas
Introducción a la conse rva ción
del patrimonio y técnica s ar tís ticas
Josep Ball art
El patrimonio histórico y arqueológico:
valor y uso
Em ili o Cabrera
Historin de Bizancio
lgn acl n Bar andiarán, Bern at Marlí ,
Mm ía ÍI . del Rincón , José Luis Maya
Prehi storia de la Península Ibérica
Manu el Antonio Castiñe iras Gon zález
Introducción al método iconográfico
11m r y Lord y Gail Dexter Lord
M illlllill rlo J;vstión de mus e os
Bヲ
セB
Jllill' I llOil. Jo s l, Alherlo lIilchillor,
1,11 11 ' ,100 Cil '. I. o y JOilll lllll 1.0 1llhil
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"IJ I ', t'l w iltll /, /
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Arie!
ArielHistoria
Matthew Johnson
Teoría
arqueológica
Una introducción
EditorialAriel, 8.A
Barcelona
Diseño cubierta: Nacho Soriano
Titulo origi nal:
Arcnacotogica! Thearv. Anlntroduction
lD 2000: Matthcw Johnson
Traducción de
JOSEl' B .\ l L \ RT
l o' edición: junio 2000
Derechos exclusivos de edición cu español
reservados para todo el rnumlo
y propiedad J.;: la traducción:
ID 2000: Editorial Aricl. S. A.
Provencn. 260 - 0800S Barcelona
ISBN: 84-.144 -6623- 6
Depósito legal: B. 22 6Ji - 2000
Impresoen España
Nmg una parte de esta publicación . incluido el diseño
de la cubierta. puede ser reproducida. alma cenada Ounn snutid a
<.:11 manera algun a ni por n ingún medio, ya sea eíécwico.
químico , mecánico, optl co. tic gr:l.bción o de fotocopi a.
sin permiso previo de l editor.
Para Jo que aprendió a apreciar la teoría
PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
Quisiera agradecer a Editorial Ariel por su traducción al espa1101 de Teoria Arqueológica, y por ofreccrnlc la oportunidad de diri
girrnc a una audiencia mucho 111ás extensa.
Cuando recibí la noticia de que Editorial Aríel estaba ínteresada en traducir mi libro, lo volví a leer pensando en el público español y Iatinoamer-icnno l'vIc sorprendió cornprobnr que mientras
que las inquierudcs que reflejaba respondían a las preocupaciones
de! conjunto del pensamiento arqueológico, e! lenguaje utilizado y
los ejemplos dados se circunscribían al espacio angloamericano
Ello es debido en parte a la forma como se concibió el libro. Cuando empecé el trabajo, I11i intención era realizar una introducción a
la teoría arqueológica desde las islas, destinada al lector británico.
NIi editor acertadamente lTIC persuadió ele que abandonara una
perspectiva tan limitada y procurara ampliar e! alcance del libro
con el fin de cubrir también las aportaciones y puntos de vista de
la arqueología norteamericana.
La bibliografía que se incluye al final da cuenta de la existencia
de los 11115n105 fundall1entos teoréticos entre la arqueología española, la latinoanlericana y las demás tradiciones. En los últimos a110S
se ha insistido en la necesidad de alentar perspectivas «europeas»
y «mundiales» C0111UneS en el pensamiento arqueológico. Por 111i
parte apruebo este punto de vista y espero que vaya a más. Sin ern
bargo, existe una cierta tensión entre el deseo de ser «globai» y la
necesidad dc ser sensible a las realidades locales y sus tradiciones.
Muchos de nosotros enfatizamos la necesidad de comprender determinados contextos culturales específicos en el pasado antes de
procurar establecer generalizaciones; cosa que es tan cierta con
respecto al análisis de la arqueología en el presente, como con res-
6
J'I{O!,O{;() A l.A FIHU()N 1':SI'A:'\OLA
TEORÍA ARQUEOLÓGJCA. UNA INTROIHJCUÚN
pecto al análisis dc las sociedades del pasado. Las tradiciones regionales y nacionales de la investigación arqueológica se nutren de
tradiciones intelectuales distintas y se enmarcan en contextos diferentes por lo que requieren ser discutidas por propio derecho. No
creo, por ejemplo, que tradiciones del pensamiento arqueológico
en la Europa continental o cn América Latina puedan o deban ser
fácilmente asimiladas a categorías del pensamiento arqucológico
angloaITIcricano tales corno la arqueología «procesuah y «post procesual».
En el prefacio de estc libro sugiero quc cualquier guía para la
teoría es como un «libro ele ruta» en el que el terreno descrito es el
mismo, pero sobre el que se pueden tornar rutas alternativas que
varían de acuerdo con las preferencias del autor. Si tuviera que escribir una introducción a la teoría destinada a las audiencias española y Iatinoarnericana. el ámbito teorético que cubriría no variaría
snstancialmente; sin embargo, modificaría el trayecto en tres áreas.
En primer lugar en el apartado en quc examino la arqueología
en su contexto social y político, abordaría de forma más extensa
las relacioncs entre arqueología y nacionalismo. Pienso que el desarrollo de la arqueología está entrelazado en todos los países con
las inquietudes nacionalistas. Creo que uno de los desarrollos más
interesantes del pensamiento arqueológico dc los últimos tiempos
ha sido la predisposición de los arqueólogos a examinar de una
Iorma honesta, humana y autocrítica estos lazos.
En segundo lugar trataría con más extensión las diferentes tradiciones del marxismo. Ni que decir tiene que el corpus teorético
que conocemos por «arqueología sociallatinoamericaml» requeriría por lo menos un capítulo entero. También dedicaría más atención a las relaciones entre las distintas tradiciones del marxismo.
Los debates entre las diferentes escuelas marxistas a menudo se
hacen en paralelo a debates que ocurren fuera del mm-xismo. por
ejemplo, el debate que enfrenta al entorno medioambietltal con la
lucha dc clases como motores del cambio cultural .Y social.
En tercer lugar serían examinadas COIl 111tldH) III;\S ddalle y criticadas más extensamcute tanto la «¡¡H1IIl'O!o}l,i;1 lr;ldiciol1al» C01110
la «historia cultural». La historia cnluu.rl セゥBLャ G
Cll'11P;llldo un lugar
de privilegio en gran parte de \;\ ;n-qtll'C dOj',I;' l'sp;lllola y latinoamericana de modo parecido;, 14) (11W 1)('11111' ("()Il 1;1 arqueología
británica medieval. La prilwip;ll ddlllllLllllit' ('scrihir sobre historia cultural corno cnr()qlll' (1"II(,till) It",i(1t- ... '11 d hecho de que la
historia cultural ¡lO ;WqJl.l ',(1 1111,\)[.1 ll;lllll";dl'/.<.l tcorctica. El his-
7
tariador cultural dice: «No soy un teórico; sólo describo, clasifico
y organizo la información que obtengo de acuerdo con el método
tradicional». De ahí que gran parte de lo que se clice en el capítulo 1
acerca de estc tipo de afirmaciones es particularmente pertinente.
He aprovechado la oportunidad de añadir una corta introducción bibliográfica a este prólogo, proporcionando bibliografía comentada que cubre este y otros temas en la literatura española y
latinoamericana. Agradezco a mi colega en Durharn, Margarita
Díaz-Andreu, su ayuda al aconsejarme sobre la misma, aunque
hay que decir que si hubiera errores son de mi sola responsabilidad. En la bibliografía comentada y en la bibliografía genera]
pueden encontrarse los trabajos editados en inglés sobre todos estos temas.
MATTHEW JOHNSON
Durham, England, abril 2000
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rio r d e Invest igaciones Cientí ficas, Fuu dnciou ( '111[ \ \ 1;11 H ; l ll l' ...tlJ , 2 15-224 .
P REFACIO
LAS CONTRADICCIO NES DE LA TE ORÍA
Es te libro es un ensayo in troductorio so bre teoría arqueológi- ._
ca . In tenta explica r algu na s cosas so bre qué es «teoría », so bre su s
relacion es con la práct ica arqueológica , sobre cómo se ha desarro llado la teorí a arqueológica du ran te las últimas décadas, .Y so br e
cómo e l pe nsamiento arqueológi co se rela ciona con la teoría en el
conj unto de las cie ncias hu ma nas .Y el pe nsamiento en ge neral.
Den tro y fu era de la a rqu eo logía hay m ucha gen te a la que la
pala bra «teor ía» les suena mu y mal. El príncip e Ca rlos de Inglaterra se ganó u n ap lauso casi general cua n do cond en ó a los «teóricos d e m od a » d el mu ndo d e la ed ucació n; sin em ba rgo , n a d ie , in clu id o el mismo prí ncipe, pareció enten der cla ra mente a qu ién se
refería . Hace pocos a ños , estando de visita en u n yacimien to arqu eol ógic o, a una s ugere ncia de m i p a r te se m e r es p on d ió co n risas y co n es ta s pa labras: «és ta es la típic a indicación de un teóri co» . No recu erd o a na d ie que me exp lica ra por qué mi su gerencia
resulta ba tan absurda, pero cuando vis ité de n uevo el yaci miento
al añ o sigu ien te result ó qu e la es tra tegia ha b ía sido adop tad a . En
el m u ndo a ng losa jón en particular parece que la teoría es algo que
levan ta pro fundas sospe chas. En Inglat erra , la cultura po pu lar
sostien e que ser llamado in telec tual es convertirse cn sospecho so
de qu erer ro bar la m ujer de a lguien (as í de sexista ). La teoría , lo
"políticamente co rrecto» y ser extra njero, son tres cosas ca nd idatas a ser conte mpladas, al menos en el mundo de ha bla inglesa ,
con gra n hostilidad . En el capítulo 1 dedicaré un as p áginas a algunas de las razones qu e suste ntan tales comporta mien tos.
Al mism o tiempo, sin embargo, la teoría goza de creci en te p opula ridad .Y es vista como algo cada vez más importante, tanto
dentro co mo fuera de la arq ueología. Valen tin o Cunnin gham r e-
10
T EORíA A K UUEO!.< )(; ICI\ . U N A INT IHJl H JCU Ó N
ciente mcn te co me nta ba en el su plemen to de ed ucació n del di a rio
Tim es que los te óricos académ icos constituían «un gr u po en as cens o, engreíd os, co nfiados en sus credenciales a cadém icas , con el
puesto de tra bajo asegurado y co n un alto pres tigio in telectu al ».
Hay varios ind icadores del «éxito » de la arq ueología teó rica ; pud iéndose ci tar la frecue ncia de sim posium s sob re cu estio ne s teóri cas co mo parl e del program a de los prin ci pa les co ngresos so bre
arqueología, co m o los que organiza la Sociedad Amer icana de Arq ueólogos; o el éxito de Michael Schiffer co n sus pu blicacion es re cog idas en Advances in Arcliacological Me/Izad an d Th eory, Un in di cad or especial m ente signi ficativo es el impact o crec iente de las
co nvocator ias del Grupo Británico de Arqu eología Teórica (TAG).
Est e grupo se formó hacia finales de los añ os seten ta co mo un peq ueño taller de di scusión de los arqueólogos teóri co s de Gr an Bretaña ; desde en ton ces sus co ngresos an uales se han convertid o en
los más concu rridos de las Is las , dentro del á mbito de la arqueología , con par licipación de ge nte procedente de Euro pa y América
del Norte. Los congresos de Durh am y Brad fo rd , en I 993 Y 1994,
re spec tiva mente, Ilcgaron a reunir cada uno a m ás de 650 partici pantes .
Es verdad qu e m uc has de las ponencias presentadas en esos en cuentros no m erecen el calificativo de «te óricas» y que muchos de
ios que allí ac uden lo hacen movidos s ólo por la aureola de «infam es » qu e los del TAG se han ga nad o. Hay qu e conceder tamb ién
que el ni vel de im pacto del TAG Y la intluencia q ue la «teoría » eje rce so bre el mundo real de la práctica arq ueológica es, sin em bargo, discutible . Al fina l de este libro explica ré m ejor m i punto de vista personal acerca de si el ava nce de la teo ría de los ú ltimos tiempos ha cread o una d ivisión cada vez m ás artificial de la act ividad
arqueológica entre una «arqueolog ía de orien ta ción cient ífica » y
«lodo lo de m ás ». Es te punto de vista ya fue alim enta do por Lew is
Binford hace quince años en su obra In Pu rsu it o( th e Past ( 1983a:
15- 16), con sus co men tarios sobre la arqu eología británica. A pesar
de ta l crítica , los laboratorios de dataciones y me d io ambiente siguen siendo financiados por el N ERC (Consejo de Investigació n de l
Med io Natural), mi entras qu e la arqueolo gía «h um anística» o «cultural» lo es por la Aca dem ia Británica y el Patrona to de In vestiga ció n en Art es y Humanidades. Los teó ricos, a menu do se s ienten
com o Casan d ra , consta nte mente ofrecien do lo qu e entiend en co m o
profundas reflexiones y prediccion es y al mi sm o tie m po igno rados
en todo mo mento po r los responsables de tom ar decisiones.
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')
.
L/
iG iセ
l ' 1,.\ ( Il )
1I
Es te lih ru セ 」 IIa セ Z sャG j lo pa ra pro po rci o n ar a l es t ud ia n te un a introducción , o bre a lgunas de las pri ncipal es corrientes del pensam ien to actua I so bre teoría de la arqueología. Es deliberadamente
una ohra in troduct o ria , eserila buscando la m áxim a claridad expositiva y evitan do en lo posi ble la jerga cien lírica (a un que co m o
veremos, juzga r sobre lo qu e es claro y lo que co nstituye jerga no
está exento de problemas) . Se ha conce bido como un «lib ro de ruta» p a ra el estu d ia n te ; est o es, in ten ta señ alar los hitos ll1ÚS si gn ificativos en el te r ren o de la teoría, come ntar la s relaci on cs entrc
los di fe rentes corp us te óri cos y clarificar los fimd a mcnl os intelectu ale s de determinados puntos de visla . Po r lo tan to, no es en ab soluto una encicloped ia ; a penas es una déci ma parte de una guía
co m pre nsiva sobr e el tema, si ta l guía pud iera escribirs e. Po r
ejempl o, en el ca pí tulo 4, la teoría de Binford sobre el alcance m ed io es en fa tiza da a exp en sa s de la a rqueo log ía del eom porta m icn to de Schiffe r; y cn el ca p ítulo 7 los m odelos lingüís ticos so bre el
sig nifi cado tienen m ás presencia q ue la moda actu al po r la fenomenología , El te xto deb ería leerse prest ando atenció n para lela a
las se cci o ne s dcd ieadas a la bibliografía co men tada y a l glosario.
Si gu iend o co n la ana logía del lib ro de ru la, la ru ta escogida
aquí es una de las mu chas po sibles qu e podríamos tomar una vez
aden trados cn el territo rio de la teo ría arq ueológ ica, Pod ría haber
de dicado un ca pít u lo a cada un a de las posibles áreas tem áticas, a
sa ber: espacio , produ cci ón e in tercamb io, culturas, forma ción de
en tidade s est atales, etc , E n cada ca so se podrían ofre cer aproxim ac ion cs distintas al tema para m ostrar c óm o di ferent es te orias
se contrad icen o se co mplem entan para producir distintas interpr etacion es del regis tro arqueo lógico, De forma a lternat iva se podría a bordar la cue sti ón sirvién donos de los di ferentes «ism os»:
positivism o , funciona lis rn o, m arxismo, cs tru ctu r a lis m n , postes tr uct ura lismo, fem inismo. Se trataría de se nderos muy ra zonables
de se gu ir, qu e otros autores, por otra part e, ya han tomad o,
E ste libro, sin embargo, opta por a bo rdar las rela ciones exis len tes entre el pensa m icnto a rq ueológico y la teo ría ge neral que
sustenta la vida in telectual. Per sigu e m ostrar cóm o las opcion es
te oréti cas específicas qu e los arque ólogos toman individu almente,
adq uieren sentido dentro de un contex to más ge nera l de carácter
cult ura l, socia l y po lítico, así com o aca dé m ico. E ste libro prete nde
ta m bién mostrar de fo rma más clara que en anteri ores ten ta tivas
las relacio nes en tre teo ría y práctic a a rqueológicas , A tal fin se ha
ad opt ado un a estructura a propós ito, Co n una aproxim ación h ist ó-
12
T EOR I,\ .'\RO l JEO IÚ ( ;(CA. UNA I NTIH HH i('U Ú N
ric a que ati ende de entra da a la Nueva Arqueología y a la s reaccione s que susci tó, para proseguir co n los deb at es del m om ento
presente,
Hay muchas área s de in terés que han qu edado fuera del libro
de ruta. Por eje mplo , só lo se abarca la arq ueolog ía anglo-am ericana; im portantes tradi ci on es del pen samiento arqu eológico en
América Latina , Asi a , África y Euro pa co nti ne nta l n o ban sido
a bo rdadas . Una vez m ás , he de decir qu e so bre es tos lem as se han
realizado algunas sugerenc ias de lectura en el a parta d o ded icad o a
la bibliografía co m en tada.
Se ha di ch o más a rriba que este libro pret end e ser un a guía
para "el estudi a nt e »; me re fiero a estudi ante en un sentid o amplio.
Distintos arque ólogos q ue hacen arqueología práctica y tr a bajan
fuera de la universidad m e han informado de su int erés po r los deba tes teoréti cos y de la importancia de los mi sm os para su trabajo. No cabe dud a de qu e hay u n núm ero importante de ellos qu e se
sienten alie nados por lo que para ellos es un exce so de pret enciosidad y un inn eces ario oscurantis mo, que , s in embargo, parecen
cons us ta nciales co n el escenario te órico. Aunque personalm ente
no subscriba este punto de vista, deb o recono cer qu e es muy habi tu al. Esté en lo cierto o no, confío qu e lo que van a encontrar aquí
les sea de ayuda .
Al intentar exam inar las d istintas perspectivas teoréticas he d udado en tr e optar por un a nálisis neu tro , objetivo de las diferen tes
cor ri entes de pen sami ento o de sarrollar mi s propi os puntos de vista necesariamente po lémi cos. El producto final creo qu e se sitúa ,
au n a m i pesar, en un pun to inter m ed io entre am bos extrem os .
Elec tivame nte, la ela bo ració n de un an álisi s totalmente objetivo es
intelectual m en te una entelequ ia ; los puntos de vista más parci ales
y ses gados sobre cualq u ier tema académi co acostum bran a provenir de aquell os qu e a bierta ment e proclam an que su posición es
neutral, distan te y desinteresada . Además, sería insincero afi rmar
qu e el lib ro ha sid o es cr ito desde una neut ralidad desinteresada .
Es obvio que el interés por la teor ía va de la mano de u n apasiona do convencimi ent o de su importancia y de la proxim idad a determinadas opini ones, m ás o menos polémi ca s, dentro del ámbito .
Por otro lado, si que remos entender el lugar que ocupa boy la
teoría, cualquier repaso a la extensa variedad de posic iones intelectu ales debe procurar ser razonablemente co m pre nsivo con todas las partes , Tal co m o R. G. Collin gwo od se ñal ó co n relación a
la historia de la filosofía , la mayoría de las po siciones tcorétic as
I' R E h \ { 'I( )
13
emanan de la im porta ncia conced ida a det erminad os co n tex tos o
prob lem áti cas; es decir, las creen cias filosóficas so n, en pa rt e, res puest as a gr u pos de problemas , debiendo ser co mp ren d idas co mo
ta les, en vez de tratar de co ncederles una a pariencia intelectual.
Los op on entes in telectuales de cada uno de noso tros no son tod os
un os in ep tos charl atanes, ni todos los co mpa ñeros de nuestra mi sma cu erda , una m aravilla de sa b ios. Con tod o, hay que recordar
que ell o no sign ifica qu e ciertas posiciones no deban salir inm u nes
a la crít ica . Por e jem plo , las me tas y puntos de partida de la Nue va Arqueología aparece n más claros cu an do se contem pla n en térm inos del co ntext o intele ctual y p r ác tico de su m om ento, en pa rticular co n relación al tipo de arqueo logía qu e se hacía hast a ento nce s. Su énfasis e n In idea «ci encia» es, as í, inteligible en aquel co ntexto (véase ca pítulo 2). Este tipo de observacio nes ayuda a l es tudiante a enten der los orígenes y el ímpetu qu e adquiri ó la Nueva
Arqueología. Ello no significa qu e el programa de la Nueva Arqu eología no co nlleva ra problem as intelectu al es y prácticos.
La ado pció n de un tono informal y la o m isión de referen cias
deta lladas a pie de página es deliberada , La intención ha sido ha cer m ás claro s los a rg um en tos y facilitar la lectura . Mu ch os au tores «académi cos » hemos sid o advertidos de la necesidad de a ba ndonar el uso de la primera perso na en nu est ros tex tos para aparece r m ás ne utral es y distante s , así co rno ev itar u n tono informal o
po lémico . Todo ello puede ser muy válido en ocasiones. Aqu í, sin
em bargo, la in tención es in struc tiva y n o eru d ita en un sent ido res tringido.
Una de mis cu estiones clave, particularmente en el cap üul o prim ero, ha sido dar a entender q ue lod os los a rq ue ólogos u tilizan la
teo ría , qui eran o no. Pa ra dejar la idea clara y proporcionar eje mplos, a m enudo h e aport a d o citas de au to res «a teó r ico s» declara dos y las he com en tad o para se ñal ar las teorías y presuncione s implícitas en tal es text os. En m uch os casos las citaciones provenían
del primer lib ro que tenía a mano . Deb o puntualizar qu e las crít icas vertida s a prop ósi to de tales ejemp los no so n ataque s perso nales a sus au tores . A veces, la necesidad de usar ejem plos prá cticos
par a clarificar una cu esti ón teór ica choca con el deseo de evitar la
percepci ó n de una crítica pe rsonal y desh o nest a .
Este texto se basa en parte en notas tomadas al h ilo de las clases impa rtidas a div ersos cu rso s en las universid ades de Shcffield,
Larnpet er y Durham . Los estudi antes de la s tr es uni versidades m ere cen m i agra decimiento po r su s res puestas constructivas y enri-
14
TEORÍi' ARQU EO LÓG.lCA. L: N /\ I\: TRO DUCU ÓN
qu eced ora s. Algunos estud ian tes de Durha rn quizás se recono zcan
en los di ál ogos r eproducidos en a lgu no s de los ca pítulos, por lo
qu e les pi d o discu lpas.
El libro fue en parte co ncebid o mi entr as realiza ba una esta ncia
en la Un iversi dad de Ca lifo rn ia en Ber kcley co mo in vest igador invita do durante la primavera de 1995. Quisiera agradecer a Meg
Co nk ey, Cr is tine Hastorf, Marcia-Ami Dob re, Margot Win er y otros
m uch os m ás, dem asiado numerosos pa ra menciona rlos a todos
aqu í, su h osp ita lidad duran te el tiempo que pasé en Califo rnia y
po r hacer mi esta ncia allí tan provechosa y agra da b le. También
q u isie ra agradecer a la Un ivers idad de Dur ha m hab erme co nced ido tal licencia de es tu d ios y de fo r ma m ás ge neral po r a poyar me
en mi ca m bia nte visió n sob re la arqueo logía a Jo largo de estos últimos siete años .
Debo ci ta r tam b ién a la gen te qu e ha revisado el texto, a lgunos
anón im os, y han opinado sob re el mi smo, pues to q ue sin sus com entarios la obra serí a m ás dogm áti ca, ten dvía m iras much o más
es trec has y sería mucho m en os co mprens ible. E n este ca pít ulo incluyo especia lm ente a Rand y McGu ire, Jim Hil!, Ch ris Tilley y E lisa beth Brumfiel. Ro bert Prcu ce l y lan Hod der revisaron el últim o
bo rra do r de for m a pro fun da . Dom ini c McN a mara m e proporcion ó
la ci ta ció n de Fouca ult del ca pítu lo 6.
Dentro del Dep art amento de Arqueol ogía de la Un ivers idad de
Durham, Helena Harnerow, Colin Haselgrove, Antho ny Hard ing,
Simon J am es, Sam Lucy y Martin Millett leyeron el primer borrado r y reali zaron co m entarios IT1UY o portun os . Algunas con versaciones con m i p ad re, C. David Johnson, sobre filosofía de la ciencia sirviero n para cla rificar diversos pun tos. Más co nversaciones
co n Ch ris TayJor, Paul Ever son y David St ock er si rviero n para info r m ar la d iscusi ón so bre Bodiarn del capít ulo 10; sin em bargo,
los posibles er ro re s que pued an detect arse so n tod os de m i responsa bilid ad . Joh n Davc y y Tess a H arvev, de la em presa ed ito ra , se
co mpo rta ro n con m igo pacientem en te, an im á ndome en to do mom ento y a pareciendo siem p re a p unt o para pro porcio narme cualquicr tip o de ayuda . Mi mujer Becky hizo co me ntarios a los s ucesi vos borradores , co rrigió el man u scri to final, y, m ás impo rtant e
a ún , m e a poyó em ocio nal e intelectualme nte en tod o momento;
sin ta les a poyos, este libro nunca hu biera vist o la luz. En retorno .
es pero qu e este lib ro le acl are por qué los arque ólogos constituyen
un ramillet e tan peculia r de seres humanos , aunque sé que ella ya
tien e a l res pecto su s propias te orí as . Gracias a to dos .
C APiT ULO
l
EL SE NTIDO COMÚN NO BASTA
La a rqueo logía p uede ser muy ab u rrida, penosa y pesada físicam ente. Cada año ex cava m os m iles de ya c im ie ntos , algunos con
paci en ci a dolor osa hasta em bo rra- la m e rite, otro s con gran e ind ign a prisa. Cada a ño pasamos u n fr ío que nos llega a los tu éta nos
o s om os comid os a pico taz os po r los insec to s mi entras visitam os
un montícu lo poco atracti vo s ituado en m ed io de la nada . A va rios
kilómetro s del resta uran te o el a lbergue m ás próxim o intentamos
In ost rarnos intere sad os mien tras la lluvia cae a cántaros y algún
a fa mado profeso r, cuyo mej or trabajo ya tiene más de veinte años,
d iserta sobre lo que fue enco ntrad o en la ca la 4B. Cada a ño prod ucimos m iles de int erminables e insul sas m emor ia s de excavac i ón .Y nos preocupamos por la pre ci si ón de in nú meros planos y
d iagram as, así corno po r cotejar largas listas de obj etos para llen a r
con ellas una mi crofich a q ue m uy pocos llegarán nunca a co ns ulta r o usar. ¿Por qué ?
Pod ríamos usar el di nero invertido en hosp it al es, o qu izás desvia r parte del d inero para escribir una versión más en tretenida .Y
fictici a sob re el pasado, sentados en una te r raza mi entra s tom am os el sol. Si tuviéra mos in qu ietudes ide ológica s muy serias q uiz ás crearíamos una brigada internaci ona l para luchar a favor de la
liber tad en a lgu na parte. Cada una de esas a lte rnativas tiene su
atractivo pero nosotros 110 hacernos esas cosas. Segu irnos co n lo
nu es tro com o siempre hemos hech o.
Una de la s razo nes por las que no hacemos es as cosa s es po rque la arqueologta es algo muy importante , El pasad o ha muerto, ya
no exis te, pero es algo m uy podero so. Es tan poderoso que un a nació n ente ra (Zim babwe) pu ed e tomar el no mbre de un yaci m iento
arqueo lóg ico . Es tan poderoso que los yacim ien to s arqu eológico s
E l. S E NTI DO lOJ\1l JN N O B/\ ST,\
16
h an de ser vigilados por la po licía para expulsar de ellos a los i LJtrusas. Es tan poder oso que inclu so gru pos de obj et os pa rt iculares
com o los fragmentos del fri so del Parte nón co nstituyen el argu m ento de importa nt es di spu ta s intern acionalcs ,
La prcgunta «¿po r qué hacem os arqueolo gía?» se relacion a nccesali am en te con la pregunta «¿por qu é la arqueología - el es tudi o del pasado a través de sus restos m a wli ales- es tan im porta nte para nosotros?». y ello nOS co nd uc e otra vez a la cuestión del
«n osotros». de nu est ra iden tidad ¿q u iél1CS SO lJ10S ? Y es ta s cuest ion es son to d as teór icas.
Definiciones de «t eo ría»
"
17
T EORí A ARQCEOLÓGLCA. CNA II\TR OD UCCl Ót-:
"Teo ría» es una pa labra difí cil de definir. Forzosam ent e deberé
volver a tratar est e tema en el ca p ítulo final, pue sto que di stint os
pu ntos de vist a ico r éü cos defin en «te orí a » de manera disti nta . Las
diferentes defin iciones no pue den se r exploradas a fon do sin previam ente explicar tales puntos de vista.
Por Jo tanto, en vez de ava nzar aquí una definició n co mple ta de
teoría la po spond" é hast a el últim o capítulo. Mientras tanto , se ñalaremos qu e muchos arq ue ólogos incluirían dcntro del alca nce del
fa
concepto de teoría las 'llut ivaciolles de la práct ica de la arqu eolog ,
así como el context o so cial y cultu ral de la arqu eología . Seguramente ta m bién se referirían a la problem ática de la int el1Jrew ó ón .
La mayoría de los arque ólog os es tarían de acu erdo en qu e la forma de interpretar el pasado imp lica as pectos teoréti cos en un sentido amplio. Por e jemplo , se podrían citar teorías gene rales rel acionadas co n la evolució n social y biológica , o problemas asoci ados a la form a de co n trastar las hipótesis formu ladas o in cluso debatir sobre cómo hay qu e int erpretar los camh ios es tilísticos o
decorativos observados en los objetos.
Ex iste un desacu erdo acer ca de si deter minados co nce pto s hay
que consider a rl os «teo ré licos » o si, en ca m bio, se tra ta d e mer as
adaptacio ne s técnicas o formas de trabajar, comprens ibles fuera
del a \ca nce de la teoría. Unos, por ejem plo, co ns idcran la es tratigrafía , las técn icas de e:<cavación Y registro, y el uso de m ét od os
estadísti co s co m o pro ble mas «teoréti cos», mi en tra s qu e o tros los
consideran simplc ln entc cuestiones "p r á cticas») o «técn icas», La
teoría y el método a menudo se confun den . Podríam os pensar en
un sentido estricto qu e, si la teoría cubr e el «porqué », el m éto do o
la m etodología cu bre n el «cóm o» . Así, la teoría cu bri rí a los motivos que nos impulsan a sele ccion ar un de termin ado lugar para excavar y el m ét odo la man era en que 10 hacem os . Sín em bargo,
como teoría y m étod o es tá n ínti mam en te rel acionad os, mu chos arqueólogos pensarnos que es ta d ivisíón tan element a l es demasi ad o
pobre.
Para dar un eje m plo de las rela c io nes ent re teo ría y método po dríamos exa m inar di ferent es métod os de in vestigac i ón de la es tra tifica ción soci a l a partir del regis tro arqueológico . Pod rí am os utilizar el m étodo de co mparar tu mbas «ricam ente - provistas de
ofrendas, co n tu mbas senc illas sin apenas decora ci ón . Es evidente
en este eje rcicio q ue se presu ponen ciertas ideas o teor ías acerca
de la natural eza de la cs tra t íficac íón soci al (que la es ca la socia l se
re flejará en el trata m iento q ue el cue rpo del di fu nto recibe , qu e los
bienes mat eri a les se di stribu yen de forma desigu al dent ro del colectivo socia l y q ue ello es tá relacionado direct am ente co n la desi gualdad social, ctc .). Estas ideas son en sí m ism as de nat ural eza
teórica .
Qui zás la teoría y el mét od o son la m ism a cosa y no pued en se pararse; qu izás ha n de sep ararse si la arqueo logía qu iere ser u na
discipl in a rigu rosa ca paz de co ntra star sus teo rías co n la inform ac i ón o bte nida de la excavación. És te es un deba te sobre el que se rá necesa r io ret ornar e n el ca p ítu lo 4 .
S ient o entrometerme, pero toda esa discusión sobre la teoria y el m étodo
demuestra claram en te. la est érilv aburrida qu e es la teoria. Usted se ha perdido en defini cion es y semántica s in habe r mencionado Wl solo hech o cml creto acerca del pasado. Empiezo (/ pens ar qu e ojalá 110 hubiera em pezado a
leer este libro, pu esto qu e. hubiera aprovech ado m ejor el tiempo CO/1 ol ras
lecturas. La teoria es irrelevante CO Il relación a la práctica de la arqueología;
só lo hay que utilizar el sentido com ún.
Ah, se trata de Roger, el eterno empírico. (Roger es u n alumno de
la Universidad del Nort e, en Inglaterra, aunque personas co mo Roger se pueden enco ntrar en cualquier parte. Roger se apas ionó por
la arqueología cua ndo era ni ño recorriendo los luga res co n ruinas
de castillos de su co marca y visita nd o muchos otros yaci m ien tos
arqueoló gicos. Antes de en trar en la universid ad ya realizó algunos
trabajos de au xiliar de excavación y cola boró co n un museo . A Rogel' le gusta ver y tocar cl m aterial que sal e de una excavac ió n y le
en canta dis cu tir acalorad am ente co n su s cole gas sob re cuestiones
IL
EL SE\J']'IDO CO.I'\llLN ' 0 IJAS']'l\
18
TEORíA AROlJEOLÓGICA. U;:...¡A INTRODUCCIÓN
como las técnicas de seriación. Ahora que está en segundo año le
ha tocado hacer una asignatura de teoría. Con la cabeza llena de
fraseología accrca de la teoría dc alcance medio, dc hermenéutica
y de postestructuralismo, parece que aquello que tanto le apasiona
ahora se le cae de las manos.)
Si alguien quiere saber por qué la teoría es perLinente con relación a la práctica arqueológica, quizás mejor que me siga mientras
examino cuatro posibles razones.
1.
nセcesQtamo
JLSTJHCAR LO QUt' HACt'MOS
Nuestra audiencia (los demás arqueólogos, la gente que trabaja
en otras disciplinas, el «público en generaL» precisa tener una
idea clara de nuestra parte de por qué nuestra investigación es importante, de por qué valc la pena financiar1a, del valor que tiene
escucharnos. Hay mil posibles respuestas a ese reto de la justificación, por ejemplo:
• El pasado es intrlnSeCanlente importante, por lo que necesi
tamos saber del mismo por sí mismo.
• Necesitamos conocer de dónde venimos para saber adónde
nos dirigimos. El conocimiento del pasado favorece un mejor entendimiento del futuro.
o Sólo la arqueología aborda la profundidad temporal necesaria para generar generalizaciones interculturales acerca de los procesos culturales de largo a\cance.
o La arqueología es un instrumento de la rcvolución cultural
que ayuda a en1ancipar a la gente de las ideologías represivas.
Existe la probabilidad de que se discrepe por lo menos en uno
de jos argumentos precedentes y se esté completamente de acuerdo con, al menos, otro. Esto no cambia el hecbo de que cada aYgunlento es una proposición teorética que necesita de justificación,
que requiere ser debatida antes de darla por aceptada o rechazada.
Ninguno de los argumentos reseñados es evidente por sí mismo, ni
tiene que ver con el sentido común. Verdadcranlente, pocas cosas
en el mundo son obvias si se exan1inan de cerca, aunque a 111uchos
políticos les gustaría que lo viéramos de otra forma.
2.
19
NECESITAMOS COTEJAR UNA INTERPRETACiÓN DH PASADO COi'
OTRA, PARA DECIDIR CUÁL ES LA .'-'1ÁS SÓLIDA
La arqueología sustenta en parte su credibilidad intelectual en
su capacidad de distinguir entre «buenas» y «malas» interpretaciones del pasado. ¿La gente que vivió en este lugar eran cazadores-recolectores o eran alienígenas procedentes del planeta Zog?
¿Cuál es la interpretación más sólida?
Es imposible decidir cuál es la interpretación más sólida sólo a
partir de la base del «sentido COllTÚn)). El sentido C0111Ún puede sugerir, por ejemplo, que aceptarnos la explicación que abarca al mayor número de hechos, Puede haber miles de pedazos de cerámica
que daten del primer milenio antes de nuestra era en un yacimiento, pero otro hecho -una datación del año 750 de nuestra era
a partir del estudio de los anillos de crecimiento de los árbolespuede sugerir que aquellos test.imoriios son «residuales» o que fueron abandonados durante un período anterior. En la práctica, cada
día de trabajo como arqueólogos nos toca decidir en qué orden
colocamos los hechos que tenernos, qué grado de importancia adjudicarnos a las diferentes pruebas de las que disponemos. Cuando
así obramos usamos, queramos ü no, criterios teoréticos para decidir qué hechos son importantes y qué otros no lo son tanto.
Un buen ejemplo de la insuficiencia del sentido común a la
hora de decidir entre una explicación floja y una explicación sólida
en arqueología proviene de las debatidas «líneas de conexión». Estos trazados fueron descubiertos por Alfrecl Watkins en los años
veinte cuando observó que muchos vacimientos arqueológicos antiguos en Gran Bretaña podían enlazarse mediante líneas rectas.
La hipótesis de que los lugares arqueológicos antiguos se asentaban a lo largo de líneas rectas pudo ser fácilmente probada a base
de trasladar a un mapa estos antiguos monumentos y trazar unas
rectas entre ellos. Watkins sugirió que estas líneas representaban
vías de comunicación prehistóricas. La comunidad profesional de
arqueólogos respondió al unísono que se trataba de un disparate.
El sentido común indicaba que los pueblos prehistóricos, que vivieron miles de años antes de inventarse la escritura y establecerse las bases de la geometría, eran demasiado primitivos como para
trazar sobre el paisaje tales sofisticadas guías. Watkins estaba
convencido de que con su libro hacia una auténtica contribución
al progreso de la arqueología) pero sus investigaciones, serias .Y
sinceras, fueron desautorizadas y su trabajo considerado el propio
20
de un luná tico que se sitúa en los m ismos lím ites de lo que es la
verdadera arq ueologfa. Algu no s a ut ore s po steriores retomaron sus
tesi s y las ampliaron sugirien do qu e las líneas esc o nd ía n un sig ni tlcado religioso y un poder mí s tico.
Hoy está cla ro que los pueblos prehi stóricos podían haber sid o
perfecta m ente capa ces dc reali za r tra zados de es te tipo. El cri terio
original b asado en el sentido co mú n qu e utilizaro n lo s arqueólogos pa ra desautorizar las tesis de Wa tkin s no ca be d uda de que no
era válido .
Las lín eas de co nex ión no existen . Fue dem ost rado por Tom
Williamso n y Liz Bcllamy en el estu dio Ley U nes ¡,1 Ouestion qu e
a na lizó estadísticam ente tales posibles lín eas y mostró que la densidad de Juga res arqu eo lógicos sobre el paisaj e bri tánico es tan
alta que cualquier posib le línea trazada en cua lquier parte, nece sa riamen te tropicza co n un ci er to nú m ero de ya cim ien tos . A WilIia m son y Bellam y, probar el error les co stó un enor me trabajo.
debi endo hacer u so de sofis tica dos m étodos estadíst ico s.
La m oral eja del deb ate sobre las líneas de co nexió n e nseñ a que
lo que di stingue una explicación floja de una de sólida no es una
simple cu estión de «sentido co m ún ». Quisie ra argüir que s i queremo s realmente com pren de r q ué es lo qu e alimen ta el deba te de las
lín eas de conexión debe ríam os fijarnos en la tr adicion al división
de la a rq ueo logía británica entre cla ses de arq ue ólogos. En su
tiempo, Wat kins fu e tild ado de vu lgar amateur; hoy día , la tradi ción de los busca dores de líneas de co nex ión co ntinú a viva entre
lo s círculos ( alternativos» que nnran con recelo a los arque ólogos
profesiona les.
3.
1;1. .'-'I :,'\J r 1I)f) ( ., lM l 'N r\ () H,\ ST !\
T EOR ÍA AROUEOLÓ GJCA. UNA 1:<T ROD l" e C1Ó,"
D EB EM OS SER MUY Cl. AROS EN NUESTRO TRABAJO
DE ARQUEÓLOGOS
Es deci r, debem os ser mu y abiertos sobre nues tras razones,
n uestros pu ntos de vista y nuest ro s prejuicios y no pretender disimularlos o a fir ma r que no existen . Se trata de una re gla básica de
todo di scursos aca dém ico , aunque no siem pre es seguida. Lewis
Binford, una personalidad sobre la que volverem os a habl ar en el
capítu lo que sigue, decía que tod os los científicos de cualquier d isciplin a n ecesit an ser m uy co nscientes de las p resunci ones que realizan si quieren de verda d ser productivos. Au nque no hace falta
añ adir qu e nunca podrem os ser com plet amente explíci tos acerca
21
dc nucsr n », prejuicios y nuestros a pri o ris m os, no pOI' ello no d e-
hem os int entarl o.
4.
TENEM OS ᆱセe
c e ウ ュ a dᄏ DE LA T EO RÍ A, YA QUE E N REA LI DAD
LA USAM OS Sl EM PRE, NOS GUST/.' o NO
No
Dicho ele o tra manera , todos sa m a s un os teóric os. Éste es el
pun to clave . El rn ás lento auxiliar de excavación, el m ás ab urrido
limpi ad o r de cerámicas , el m ás despistado ayudan te técn ico de lahoratori o, todos son unos teó ric os en el se n tido de qu e tod os uri liI.an en su trabajo , teorías, co nce ptos. ideas y presu ncion es. (La
teo ría pu ed e h a berles sido impuesta por el director del proyect o o
po r la en tidad patrocinadora del proyec to , pero no por ello deja de
ser tcoría .) De form a sim ilar, el texto más descripti vo o la mem oria m ás seca ta rnbi én son teoréti cos . Cualquier person a que man eje una pal a en u n ya cim ien to se fía para real iza r Sil trabajo de las
teorías q ue ha bla n de los ca m bios de color Ji textura del suelo y de
la estrati grafía ; los criterios de pu blicación que dete rm ina n el peso
relat ivo y el ord en adjud icados a los informes sob r e ce rám ica y
sobre o tro tipo de tes tim onios en un a monografía de yac im ien to
dependen de un juicio so bre lo qu e es m ás sign ificati vo del y acímiento, j uici o que a s u ve z descansa sobre criterios pro venientes
de la t eoría.
Por lo tanto, cua lq uier arqueólogo que nos habl e de que su trabajo es ajen o a la teoría, de qu e él no está particularm ente interesado en la teo ría . o de qu e él hace arque ologfa «a u téntica» po r
op osición a la arque ología de lo s «teó ricos de moda ». rea lm ente
no dice toda la verdad. Ex isten tantos teóricos C0 l110 arqueólogos ,
aunque mu cho s de es tos ú ltimos en mascare n su s a pr iorismos teoréticos co n la etiq ueta del pragma tismo o del sentido común.
Com portá ndose de esta forma, sostengo qu e estos arqueólogos evitan la r esponsa bilidad qu e les afe cta de dej a r claros los fun dam en tos in telectual es de su tra bajo, pret endi endo así esco nder del exa men cr ít ico las p resunciones teo rét icas que utili za n .
Más aú n, la pret ensión de ser a teóri co es un inten to de im poner una es pecie de m achismo en la práct ica arqu eológica . Como
verem os en el ca pítulo 8, la prác tica arqueológica está asociada a
noc iones de género so bre lo que tien e valor o no lo tien e. Po rque,
a l m enos en el mundo anglo-a mericano, siempre hay algu na cos a
de vagam ente femeni no (y por lo tanto im plícitament e con sidera-
22
T EO ¡Ú A ARQ UE( j l.( ) (i1 l'1\
.
L N A I NTI{( ) OI ICCl Ú N
do de segund o ra ngo) en el habl a r de , en e! di scutir acerca de, o en
el trata r de ra zonar claram en te y explícit am ente so bre.
t íJ. he oído lo sllf/eicl1te sob re todo eso; usted en/pieza a abusar. Esta ria
dispuesto a conceder que todos a co Stll l71hra m D.'>· a u tilizar la teoría en u n
cierto sentido, pero al [inal de la [o rna tla lo que cuenta son los hechos, los
datos ex traídos.
No vaya d iscutir ahora acerca de si la información , tal cua l a parece, existe indep endi entem ente de la teorí a , pu es tiempo te nd ré
para ello. Su po nga mos por e! m om ento qu e los dat os existen realme nt e. ¿A qu é nos conducen? Hay una infinidad de hech os q ue la
arqu eología pon e de reli eve. Est á n amonton a dos a mil lon es en muscos y en armarios de labora torio, y a parecen en largos list ados de
datos. Una muest ra: veamos algunos de estos hech os inco ntestables:
o El vaso qu e so st engo tiene 600 a ños.
• En Virginia se enco ntró ce rá m ica colonial.
o En el cas tillo d c Ma idcn , en Dorset, Inglaterra , se exhu m ó un
esqu eleto co n u n proyecti l aloja d o en la esp ina dorsal.
o La Edad del Bro nce preced e a la Edad del H ier ro.
o Tika l fu e u n importa nte centro ce re m onia l para los a ntiguo s
m aya.
o Es muy ha bit ual enc o ntrar un gran nú m ero de fra gm entos
de pipas de cerámi ca en los yacimi entos po sterio res a 1500.
o En la regió n de Dord o ña, en Francia , hay mu ch as cue vas co n
arte rupes tr e .
o En e! cañón de El Chaco las aldeas se co nstruían antigua mente usa nd o la piedra co mo materi al.
Las fra ses que acaba mos de leer, ¿añaden algo a un co noci m iento autént ico de! pas ad o, a una explicación coheren te de cará cter arqucológico? No. Amonto nar hechos simplem ente y espe rar a que de
estos hechos sa lga un rela to ord ena do sobre el pasado es com o poner a un grupo de mo nos fren te a u nas máquinas de escr ib ir y espera r a que aparezca n las ob ras com pletas de Shakespearc,
Lo que nos hace arqueólogos, e n las antí podas de sim ples recolectores de tra stos viejos , es el conjunto de regla s qu e usamos para
transforma r los hech os en rela tos co heren tes so bre el pa sad o ;
rel atos que, para noso tros los arque ólogos , «tienen sentido » y que
(esperamos) ta m bién lo ten gan pa ra la gente en gene ra l. Y tal es
1·:1 . :-.L N T I I H I ( '(I I\H I\: NO BA STA
2."l
reg las , sea n im plí citas o explíc itas , so n de natu ra leza teórica . Los
hech os so n imp ort an tes : sin em bargo, sin teo ría , los hech os pcrmanccen co mpleta mcnte m udos .
Tomcm os el e jemplo del d istingu ido p ro fesor de Arq u eolog ía
que asegura escri be basándose en los hechos únic a m en te y usand o
el sentido com ún, claro está . Veamos qué hace realmente : A tal [ i n
he escogid o el sig uiente tcxto :
Es im po rt a nte su braya r que la cultura romano-bri t áníca se basó
en un a eco no m ía mo ne taria. En el s ud este de Ingla terra la m on ed a
ya era co no ci da a n tes de la con q uis ta , sin em bargo los ro manos fueron res ponsa bles de difu nd ir su ci rculació n po r toda la isla , haci éndose pr es en te hasta en las m ás sencilla s transacc iones . Po dem os
imagi na r ha sta q ué pun to el uso d e la mon eda penetró la vida com ercial de to do el terri to r io po r el hecho de q ue S t ' ma n ifiest a has ta
en los luga res m ás h umildes y en las más remo tas pa rles de la pro vincia. (Alcoc k. 1976: 174).
Un a prim era presu nci ón ieoré tica que o bservam os en es te texto es que ideas co rno «t rans acci ón » o «vida co merci al» , qu e sólo
obtien en su sen tid o m od ern o hacia finales del siglo XVJlI , puedan
aplica rse a Gra n B ret a ña ro m ana s in más explicacion es . De ello se
siguc q ue el a uto r del texto es pera del lecto r q ue u tilice s u experi cnci a m od erna so bre tra n sa cc io nes y vida co merc ia l - regidas
por la eco nom ía de mercado , de slig adas d c la s relaciones socia les,
in ter mediadas por u na uni dad COmún de cam bio- pa ra en tende r
el senti do de la frase. Ésta y otras presunciones pod rán o no se r
verdaderas, pero en cualq uier caso son de n atu ra leza teorética .
La segunda en un a pres un ció n de l tipo «alcance m ed io »: esto
es , q ue aso cia di rectamen te hech os part iculares a teo ría s generales
(véase ca pítulo 4). Alco ck pre supo ne qu e la presencia dc un de term inado n úmero de mo neda s en diferentes tipos de ya ci m ientos
(nótese el uso de un a jerarqu ía im plícita de yaci m ientos a rqueo lógicos qu e equ iva le a una jera rq u ía social, asumid a más que dem ostrada : «los lugares más h u m ildes ») refleja de forma preci sa el
rango de lo qu e Alcock den omina «actividad o vida com ercia l".
Por supu es to que reco nocem os qu e «actividad co mercia l» es una
figu ra teo rét ica m en te mucho más co mp lcja. E l rela to de Alcock
p uede ser tot a lm en te cierto o no ta n c iert o , o qui zás se tra te sólo
de un retrato ace pta ble o m ínimamente válid o; ello deb erá ser objet o de deb ate en tre los espccia lis tas del p erí od o. En cua lq uier
ca so , se trata de u n rela to cla ra m en te te órico.
24
I'J·: O]{!A AI{U I I I·:( )l JH ; l l :¡\ . ャ I セ Q|
I NT R( )IIl ;<, '( 'l ( , N
Pod rí a se gu ir an ali zand o el texto, pero lo d icho es su fici ente
para m ostrar có mo in cluso la prosa a parentem en te más clara y
transparente es co nde tra mpas de la teo ría .
Todo esto es plau sible y COHv itlcc lZ l e; sin em bargo, la teo ría me sigue parecien do poco atract iva. Los teóricos parece que C0 I1S1{lII f e l11el1te u sa l1 un o
jerga incomprens ible, escriben eH I Ul estilo imp enetrable y 1l 1ll 7Cll obtienen
nada tangible. Puede llegar a persuadirm e de que IUI.v algún punto a [avor de
la teoría, pero /10 co ns eguirá que lo アャヲH セ los teó ricos escrib en lile pare zca in teresante J' no m e irrite .
No, no pued o . Yo ta mbi én me irrito an te mu ch os textos teó ri cos, de la mi sma form a qu e me irri to ante tod o tipo de textos so bre arqueología. Pero déj arnc deci r que has saca do algu nas cuestiones que vale la pen a retorna r.
Pri m ero , ¿por qu é je rga? Las palabras de sign ifica do es pe c ífico
no están co n finadas a la teoría de la arqueología. Cada área dentro de la arque o logía tiene S llS tér m inos de referen cia espec íficos:
en es te se n tido, la jerga es el ojo del observad or. Los t érminos específicos que uso co mo teó rico o co mo especialista en arq u itectura
tradicio nal pued en parecer una jerga para cl especialista en med io
ambiente, y los del es pecia lista en med io am bien te pu eden pa recer m e a mí una jerga . Hay, sin em bargo , un problema m ás profund o detrás de un a acusación de u so abus ivo del lu engu aje técni co . Parece que detrás de ta l acusa ción hay la p resunción de que
siem pre se puede expresar lo que se p retende cn un lengu aj e «claro, simple y fácil». La arqueología tien e qu e ver con nu evas id eas
acerca del p asad o. Como ex presa mos ideas m ed ia nte palabras , re sult a muy apropiado u sa r n uevas palabras para in vitar al lect o r a
pensar de forma di stinta .
Las sociedades hu ma nas han sido y co ntinúa n siendo algo m uy
com ple jo. Como parte del mundo natural, com par ten aspec tos de
es ta co m plejidad y además poseen en sí m is mas una co mp lejid ad
so cial y cultu ral propia . No acostumbramos a qu ejamos cua nd o
un q uím ico o u n biólogo usan IIn lenguaje técn ico; en ca mb io , sí
lo hacemos cuando lo hace un arque ólogo q ue pretende explicarse. Lo que quiero deci r es q ue no pa rece qu e nos extra ñe q ue resulten di fíciles de com prender y de dominar las técnicas m ás depuradas de la prácti ca arq ueo lógica; ta l es la naturaleza de nu est ra
d isc iplina . Estamos prepara dos para esfo rz arnos en dom in a r el
lenguaje y el manejo de la es tra t igr afía , de las ma tr ices de Harris,
1-.1 . S I:,NT Jl l () C'OM I.'.'\ ' /'\0 BASTA
25
de la se riació n, de las téc n icas científica s de dataci ó n , in cluso de
la ha bilid ad práct ica , a su vez en parte intuitiva , de di ferenciar ni veles por el asp ect o del suelo qu e apare ce bajo la pala . Es ra zona ble pensar, pues, qu e la vert ient e teórica de nuestro trabajo - usar
los peq ueños fragment os de Informaci ón o btenidos para generar
un di scurso acerca del pasado en toda su riqueza y co mplej idadde ba se r a la fuerza tan d iftc íl co m o aqu ellas o tras ra rea s de carácter prácti co . De hech o, ha de ser una de la s tareas intele c tuales 111ás exi gentes que co m o gé ner o hu m a no nos h aya m os nun ca
plantead o.
Creo que usted ha caído en su propia tram pa. S igue habiendo la sospech a de que la jerga se u se para mlxtiiicar, pa ra crear Wl lengu aje de exclu sión por el que el lego en la ma teria se sien ta encogido.
Hav una cierta verdad en esta acus ación . Ciertas formas de retóri ca 'académ iea se usan , intenci onada mente o no, para es ta blecer una frontera entre el gru po de los inicia do s y los dem ás . No defiendo esta práctica qu e todos los int ereses sec to ria les dentro y
fuera d e la a rq ueología ut ilizan.
Fin almente, pregon ar qu e hay qu e «escr ibir claro » es co m o dar
por se n tado qu e se escribe aceren de algo conc reto , En o tras palabras , que hay en algún luga r un mund o externo, rea l, co n unas
ciertas caract erísti cas esen ciales y concretas q ue el lengu aje pued e
de scribir de una for m a m ás o men os clara y neu tra. En cualqu ier
caso, se esté describ iendo la imp ortancia de u nos vasos o sugiriendo cómo deb e de haber sido la vida en la Eda d de l Bronce, se
está tratando de asunt os altame nte d iscu tibles . El pas ado no existe fue ra de nuestras m entes . Nunca lo he tocad o, ni m e he dad o de
bruces con él.
La teoría es di fícil. Si uno ac epta que tod os so m os unos teóricos , ento nc es lógica mente la teoría a rq ueo lógica no ha de resultar
ni m ás ni men os difíci l que cua lqu ier ot ra ra ma de la arqueología.
Porque la arqueología en sí m ism a ya es di fícil. Nos hem os propuesto un a ta rea enorm emen te intirn idatori a . Queremos llegar a
entender a las sociedades h umanas que hace m iles de años desaparecieron, cuya s costum bres, valo res y actit udes fu eron , muy
probablemente, m uy dist intas de las nu estra s. Y lo hem os de h acer
sin poder habl ar con aq uella gente. Y a ún m ás d ifícil, qu ere m os
saber el porqu é de su s avance s y re trocesos , queremos en ten de r
cómo se m anifestó en ello s el ca m bio . Y los úni cos m ateriales de
26
TEOR i A ;\!{ (J l ' 1':<) I.Ú ( j ! C!\ . LINI\ I N T R() l) t1<'( 'ION
q ue d ispone m os p a ra ta n inm en sa rarea son u nos p ocos restos de
basura que olvidaron por el ca m ino , a menudo cas i to ta lm ente
co nvertidos en polvo. No es una ta rea fáci l; el deseo de que sea
una tarea in telectu al m en te llevadera es com pr en sible, a unqu e es
un poco ingen ua .
La teoría es tam bi én un a ta r ea d ifíci l por o tra s razo nes que tienen men os que ver co n la jcrga que co n la práctica acadé mica . Los
teóricos a m en udo dicen una cos a y h acen o tra. Un artícu lo de teorí a proclam a qu e es tá a bo rdando un as unto desd e una perspectiva
nu eva . cuand o . de hech o, es tá ut iliza ndo la misma vieja perspect iva de siempre de forma disfrazada . Otro ar tícul o acusa a un rival
de una serie el e ini quidade s tc orét ica s para lu ego h acer exactamen te lo mi smo , au nq ue usa nd o un len guaje di fere n te,
Todo esto conduce a m i tes is fina l: la teoría es d ifícil porque req uiere pensar po r un o mism o. Cua ndo un alum no redacta un trabajo de clase sobre. po nga mos po r caso, la cerám ica de los pobladores nat ivos del sudoeste a mer icano , está a uto ri zado a utilizar
una se rie de hechos que obtiene de los manuales reco mendados.
Ta l lis ta de hech os, o para se r más preciso s, tal r ep etición de lo s
hech os na rrad os po r los manuales, pued e dar lu gar a una nota no
muy bu ena, en a usencia de análisis crít icos o de cua lq uier muestra de un pensam ien to pro pio , au nque ello no im pi de que el alum no pueda segu ir adelante. Sin emb argo, cu an do se escri be un ensayo de teorí a , tal proceder resu lta intolerable. Cuando se manejan
ideas a bstractas es particu larm ente difí cil regu rgitar cos as copiadas de lo s libro s sin hab erlas co mpren dido a fo nd o, y más aún
cuand o un a utor pretende rebati r a otro .
Pen sar po r u no m is mo es algo que cua lqu ier alum no de arq ueología (o de cua lquier o tr a di scipli na crít ica) debería tra tar de
hacer. En últ im a in st ancia es la ún ica ju sti ficación de una formaci ón en el ám bito de las humani dades. En u na é poca en qu e la Iormaci ón se conteIn pia cada vez más corn o un a mercanc ía , cuando el
conoci mien to pue de co mprars e y venders e en el m ercad o . la id ea
de una for m ació n com o aprend iza je de las habil idades ab stractas
del pensar crí tica m ente se en cue n tra m á s amen azada qu e n un ca .
Quizás es este co ntexto cu ltura l lo que ha provocado la d ureza de
los pron unciami ent os contra la teoría de los últimos tiempos .
E L SE NTlJJ O COM U:-; N O B AS tA
;1
セ 1
I
27
Comprend er la teoría
Bien, atín me siento bastante incomodo con In teoría, aunque esto." preparado para segu ir u n poco m ás hacia adelante con todo ellu. ¿Hacia dónde
no s dirigim os a parti r de este punto?
El res to de es te libro in tent a d ilumin ar a lgu nas de las pri ncipales tendencias de la teo ría de la arqu eología, empezand o po r los
años sesenta hasta ho y mi sm o. Para pro cu ra r ob ten er la máxima
claridad voy a adop tar dos es tra teg ias.
Pri m e ra , voy a habl a r de ve z e n cu a n do a rn plia rnc n te a ce rca de
los desar roll os acaecidos en o tras d isciplin as y en el pensam iento
intel ect ual en su con jun to . Co nsec ue nte mente, pod rá p arecer a los
a r q ue ólogos pr áct icos que se incluye n la rg os párrafos e in cl u so
su bcapít ulos q ue poco tien en que ver co n ellos. La razón po r la
que propon go este en foqu e res ide en el hecho de qu e la arqueología acostu m bra a to mar dé prestad o de otra s di scip linas d ctcrm inad as ideas. En este pro ceso, las idea s a menu do so n modi ficadas
e incluso d istorsionadas. Por lo tan to será preciso ir a la fu en te
origi n al p ara analizarl as de form a clara y co mpre nder con precis ión có mo ha n s id o u tili za das po r pa r te de los a rq ue ólogo s y qu é
a busos se han producido. No es tá de más adve rt ir q ue habrá q ue
ten er p aci en cia con el texto y ava nz ar aunq ue sea pesada me n te a
tr avés de un m at eri al qu e puede con siderarse a priori ir rele vante ,
para a l fin al e nco ntrar la ex pl ica c i ón de su pertinen cia con rela ción al pensa mi en to arq ueo lógic o .
Segun da , voy a exa m ina r hist óricam en te el desarrollo de la reoría , cen tr ando la a tenci ón, en primc r lu gar, en los orígen es de la
Nueva Arq ueología y a co ntinuación en las reacc iones susci ta das.
Pien so q ue si se co mp re nde el co ntexto h is tórico de u na serie de
co rr ien tes , tal es com o la Nueva Arqueología o la arq ueología postprocesu al , uno pue de m ás fácilmen te simpa tizar co n sus objeti vos
y qu eda rse co n los prin ci pios .Y preocupaciones que las susten ta n.
Meti d os en contexto podemos m ás f ácilmente co m pre nder los ras gos característicos de la arq ueo logía contemporánea situándola en
su sitio, en vez de emplaz a rla e n el vac ío.
El próxim o ca pítu lo es ta rá ded ica d o a estud iar la Nue va Arqueología ; los tres qu e le siguen a a nalizar los problemas que giran
alrededor de las nociones de «ciencia » y «an tropo logía )} que la
¡(ueva Arqueo logía sus ci tó . Los interrogan tes q ue la Nueva Arq ueo logía s usc itó so n , a m i pa re cer, a bs olu ta m e nte decisivos para la
prácti ca y para la te oría a rq ueo lógic a contem po ráneas.
CAPÍT UL O
2
LA «N UE VA ARQ UEOLOGÍA"
La mayoría de los a rqueó logos se enamoran de la arqueología
po rqu e se que dan «colga dos» de los ha llazgos. Los restos encontrados va rían - castillos, ba ños romanos, puntas de flecha prehi stóri cas, uten silios neolít icos, tem plos m aya- , pero lo que atrae de
inm edi ato es un a ura de mist erio y ro man ticismo de un pasado
que se nos maniftesta a trav és de sus restos. Esta atracc ión ro mán tica es a menudo tan to estética y sens ual como int electual. Todos desea mos pasear por entre ru inas med ievales o tocar uten silios de ce rá m ica. Sin embargo, tra tamos de persuadi rn os de qu e
ta les ruinas o utensilios son meros «da tos», (Un co lega me conf esó qu e deb ido a lo aburridas qu e resultaban sus investigac ion es
a hora od ia con tod a su a lma la ce r ám ica neolítica , a unque yo lo
interpreto co mo u na form a di sti nt a .Y re torcida de a rnor.) Los objetos , sean pequeños co mo una pun ta de flecha o gra ndes como u n
palacio real , no s fascinan .
E st a querencia por los ob jetos, en sí misma, nada tiene que ver
con la arqueología , en el sen tido de estu dio del pasado. Los objetos por sí m ismos no nos d icen nada so bre el pasado. He estado en
medio de las m inas de cientos de cas tillos .Y palacios a ntiguos escuch a nd o atentamente y nunc a he oído ab solutam en te nada. Los
colegas me cuen tan qu e han pasado por semeja n tes expe riencias
desalentadoras con cerá micas, hu esos .Y otras cosas . A ellos también les encanta m anejar su materi al, p ero éste sigue mudo.
Los objetos no pu ed en contarn os nada ace rca del pasado porque el pasad o no existe. No podemos toca r el pasado, verlo o sentirlo; ha muerto y desapareci do. Nuestros am ados objetos pertenecen e1l realidad al presente. Exis ten en el a hora y aq uí. Puede n o no
haber s ido he chos .Y usados por gen te real miles de a ños at rás,
30
TE OR )A ARO I J[:,()J.()( f1( 'A . I: NA IN 'J'I{( l [H I{ '{ 'I(l N
pe ro la co mpro bación de la fecha de su manu factura y uso CS , asimi smo, u na com pro bación qu e hacem os en el p resen te . Hast a que
inventemos una m áquina d e l t ie mpo, el pasado exi ste únicam ente
en las cosa s que decimos so bre el m ismo. Escogemos pregun tar
ciert o tipo de cuestiones a par tir del m aterial q ue poseemos:
«¿Cu ántas cue ntas de collar se encon traro n en la turnba ?» «(,Observ a mos un ca m bio hacia un a explotac i ón intensi va de las lla mas
_ en el p eríodo de form aci ó n de es ta cultu ra? " ,,¿.Có mo se vivía en la
E dad del Br on ce?" ,,¿Qué gra do de desi gualdad soci al vem os en
este pcríodo ?» Inten ta mos decir cosas gene rales o particu la res sobre el pasado: "Se produjo un incremento en el uso de la obsi dia na en la fase 3B de este yacimien to »: «Hu bo m ás elem en tos de
con tin uidad cultu ra l entre el m eso lítico y el neolítico de lo que se
ha su pu es to »; «Las relaciones de g éne ro se volvieron más desiguales con el paso del tiempo »: " Los ro m anos fu eron un pueb lo cru el
}' vicioso », Todas estas a firm aciones han sid o rea liza das aqu í y
ahora , e n el presente, y no pertenecen por tant o a l pasad o .
Só lo en la litera tu ra de ficción , pa sad o y prese nte pueden co nverger y entre m ezclarse. Es as o m broso q ue ta nt os es crito res hayan utili zado es ta co lisión co n gra n efectismo para co nfund ir y
también para horrori za r la racio na lista mente occide n ta l. Este encu en tro del pasado co n el presen te tam bi én es factib le den tro de
los esqu emas m en ta les fu era de Occidente; o ri gen en pa rt e de co nflic tos entre di ferentes cu lturas, co mo los producidos , por eje m plo, con la exc avación y ex humación de res tos hu m a nos de los
nativos american os, cuya creencia en qu e el tiempo se mue ve en
círculo, hace de la excavación arqu eoló gica una amenaza para el
presente , al profan ar el pasado .
La tarea de los arqu eólogos es inv esti ga r el pasa do . Queremos
saber qué pasó en to nc es . Nu es tr as fu en tes m ateri ales - hu esos,
piedras, ut cn sili os- están en el pres ente y el pasado q ue co nstr uim os también pertenece a l presente. Nunca co nocere mos qué sucedió realmente; si n emba rgo , po rfiam os para pod er esc ribir el mejor
relat o sobre el pasado, un rela to que es in for mado por las pruebas
obtenidas y que procura mos que se a co here n te y sa tisfactorio .
Uno de los problemas fu nd am en tales dc la arqu eo logía se resum e en la figu ra 2.1. La cues tión parece simp le: tenemos un m at erial
arque o lóg ico ob tenido de la excavació n y p lanteando las pregu ntas
adecu adas esperam os obtener del mismo in formació n so bre el pasado . Hay un a bismo en tre pa sad o y presente , un a bismo que los
arqueólogos han de fr anqu ear de algu na manera, aunq ue no pue-
I.¡\
Presente
セ
+ セ i iセ
Pasado
i i i v セ
I
31
{( NU EV¡\ !l J{UIJHJI.O Gí A»
M
セ
O
(Testimonios, hechos : ruinas,
piedras. cerámica . restos:
el mundo de los arqueólogos)
FIG. 2. 1.
(Nuest ro objet ivo: Procesos
en el pasado dinámicas
culturales" modos de
vida" . «lo que sucedió",
" actividades socíales»)
El abismo entre presente y pasado.
dan hacerlo de una for ma segura o defin itiva. De lo con trario, exisk el peligro de q uedarse en u n m ero diletantismo de anticuario:
"na mera recolección de obj etos sin más.
Me he det enido en es ta cuestión porque es [ ác il caer en la
trampa de creer que la mera presencia física de material arqueologico pued e por sí m isma deci rn os algu na cosa so bre el pasado .
lul so . Dad una pa tada a un m ega lito y só lo obtend ré is dolor ; pla n t'I( 'S cn m edio de una sala d e un castillo y no veréis o tra cosa qu e
los mi smos muros de piedra m edieva les. Sólo pod e rnos co n te m plar el mega lito o el castillo en el presente. Vemos am bas cosas a
nav és de nuestro s ojos, no de los ojos del o bservado r prehist ó rico
1I medieval.
Me he de ten ido en est a cue stión porque también pue de in terprctarse co mo el puma de partida de diferentes pumas de vista 0501'1<' la teoría arqueo lógica . Una de las pocas bases co m unes de paru.la para la mayorí a de los arqueó logos teóricos es que tod os qu ei.-rnos hablar del pas ado y q ue para ello tod os utilizam os material
32
TFO RI A ¡\ROl} E OL OG l e /\ . UNA II\ T R{) J)Ul 't '¡(J i\:
arqueológico en el presente . ¿Pero cóm o lo hacern os? Una posible
sug erencia invita a usa r los m étod os de las cie ncias na turales. a intentar co n trasta r, a la vista de nuest ro s mat eriale s , hipó tesis a lte rnativas a cerca de pro cesos y ac o n tecim ie n to s , y desar ro llar de
esta for ma nues tro co noc im iento so bre e! pasado. Otra posib ilida d
es con te m p la r lo s m ate ri al es C0 l110 textos pa ra leerlos co m o lo ha ríamos con un dOCUI11ento escrito .\' así descubrir la r ica com plej idad de los m en sa jes cultu ra les del pas ado .
H ay muchos más enfoq ues : de hech o, el pro blem a ya [uc perci bid o sigl os atrás. El h um anist a inglés sir Thornas Bro wn e ce ntró
su maravilloso ensayo de m edi ados del siglo XV lJ , titul ado Il vdrotaphia, en los descubri mi en tos de urnas de in cin era ció n qu e hoy
pensarnos que ti enen un origen an glos ajón , situad o en tre los s iglos v y vu de nu est ra era . Browne co ntra stó la so lidez física de las
urnas con la im posibilid ad de co m pre nder la s cree n cias re ligiosas
que expresa ba n , e incluso con la im posib ilidad de asigna rles una
fecha (Brow ne pen só que podría n se r ro m anas) .
La cues tió n de có mo en lazar present e co n pasado planeó en su
forma más explícita co n la Nueva Arqueo logía de los a ños sesen ta
y s ete n ta .
An te s de la Nueva Arqueolugía
Hay planteado un deb ate acerca de la teoría arqu eo lógica antes
de la Nueva Arqueología , pero no dispon emos de es pa cio su ficiente para hacerle aquí ju sticia . Algun os hist oriad or es de la arqu eología mantienen qu e el siglo que preced e a 1960 fue co mo un largo
período de somnolencia para la teoría , co n un n1UY esca so de ba te
teórico. Arguyen que los arqu eó logos se co ncen tra ron en la recolección de grandes cant idades de mat erial sin hacerse dem asi ad as
preguntas sobre e! ma rco int e lect ual dentro de! que debían trabajar, Otros niegan es te punto de vista y man tienen que es te período
co ntem pló int ensos deba tes de tipo muv d iverso. Es tos últim os
piensan, adem ás , qu e la importanci a de la Nueva Arqueología para
e! desarroll o del pen samien to arque o lógico ha sido muy exagerada.
Quisi era subrayar que uno de los puntos de parti da de la llamada «Nueva Arqueolo gía » resi de en lo que acabo de plnute. u, la
noci ón de qu e la mera re co lecci ón de da tos - la ob ten ci ón de' m ás
m ater ial-e- por ella 111i S111U n o co nd uc e a u n m ej or co no ci ur i. -u to
l i\ ( \ 1 1.\'/\
Q| iセ u
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.13
del pasado. Da vid Cla rke , un o de los p rincipales expo ne nt es de la
Nue va Arqu eología , em pe zó su lib ro clásico Analytlcal Arcltaeologv
con un a expre si va ci ta de Lewis Carroll:
Ya ves, te cues ta la ca r rera más la rga qu e pued as ha cer para no
m overte de l m is mo luga r. H l セ re ina a Alicia , A travds del espe]» , capítulo 2, Le-vis Carroll, 1832- 1898.)
Cada añ o crece n las m ieses llu eva s de la s exca vac io nes a rquco lógicas par a p roduci r n ueva s cosech a s de obj e tos prehistó r icos... El
arqu eó logo ya y vien e, 1lI 1t:'\ 'O S no m b res y nu evo s ya c im ien tos l' C V(.'rA
dcccn sobre los viejo s, mi emra-, q ue c ie ntos <.11..' a ños de m ateria l r eco gid o inun dan las s a las de lo s m usco s. Al m ism o tiem po , un a im p lacable co rrien te d e a rt ículos v libros describe v etiq ueta al nuevo
material , de m an era q ue el iutrépi d o a rqueól ogo, a fuerza de lu r-iosa a ctividad , apenas puede man te ne r su [sic ] status qua co ntr a la co tri ente constan te d e dat os. S in em bargo . tina du da nebu los a asa lta
nuestra mente : u na d isc iplina em p írica m od er na d eb ería poder aS A
pi rar a res u ltados má s satis fac to rios qu e el m a nte nimi e nto de u n
s tatus qu o n..-Ia tivo .\ u n l1 ujo regu lar de fingid os libros de histo ria
(Clarke, 1972: 3).
Clarke, en aquel momento no esta ba del todo se guro de qu e los
m étodos de los a rqueólogos podían realm en te darnos versiones
mejores y más fidcdi gn as del pasa do: pa recía que po r más que sa c ár amos a la lu z m ás y m á s cosas, no avanz ábamos en términos de
nuestras id eas . Nuestro co nocim iento de los o bjetos en el presen te
aumentó much o, pero deb ido a q ue no su pimos sa lvar bi en el
abismo que nos separa del pasado no obtuvim os pro gresos sustan ciales en la co mpren si ón del pasad o.
¿Qué teoría s disgu sta ban a Cla rke? Dicho de o tra for m a, ¿córn o, an tes de 1960, los a rque ó logos co nvert ían el mat eria l excavado en d iscursos sobre e! pasado? Es fá cil en esta cue stión caer en
gen era lizaciones. au nque , por otro lad o , p ued en e nco ntrarse si cm pre excepciones. Uno de los pilares tcoré ticos básicos fue la ide a
de cultu ra a rqu eo lóg ica , co n todo lo q ue sign ificó pa ra las po blacio nes hu manas de! pasado. En pal a bras de Go rd o n Ch ildc:
En co ntramos ci er to t ipo de res tos - vasijas , im p lem entos, o rnam entos, ritos de entierr o V fo rm as de hab itación-e- rnuv recu rrent es.
A este comp lejo de ra sgosaso ciados lo podríamos c.leno"m illa r' «gru po
cu lt ural» o s im plemen te «cu ltu ra». Sup on emo s qu e ca da tin o ele esos
complejos es la expres ión ma terial de lo que hoy lla maríamos un
"pueblo" (Chlldc, 1929: v-vi),
34
T E UR IA ARO lJl :,{)J.()( i l (' !\ . UNA I NTJH J1J1 1('('I (l N
1 ,\ \l NI II ;V!\ ,\ l{ l) I Jl :( JI ( )( ; I¡\¡)
Este tipo de id ea d e c u ltu ra h a si do de nom inada no rmu tivu, ya
que está en fun ción de d os presunciones: p ri m era , q ue los objetos
son expresiones de normas culturales, d e id eas que resid e n e n las
m entes de los individuos, y segu nda , qu e tales no rmas defin en lo
que es «cultura». Va y a poner do s e jemplos d e esta in terp reta ció n,
un o sa ca do d el prese n te y otro del p asad o .
nomi nam os cu ltu ras a rq ue o l ógicas, Segui da me n te h acernos eq u iva len tes tal es cultu ras a rq ueológicas a las cu ltu ra s huma n as pres u miend o que los o bjeto s so n expresio ne s de idcas O d e n or m as d e
co m po rt a m ie n to .
Est e en foque tiene va r ias consecue ncia s. En prim e r luga r, es timula la te nd encia a particularizar lo qu c los arq ueólogos cue n tan
d el pasado , e n vez de hace r gen era lizaci ones. Por Jo ta n to . en vez
de su b rayar las sim ilit u des en tre objeto s. se e n fa tiza n las di ferencias y parti cu la ridad es observadas en tre ellos .
Por ejemplo , algu ien pod ría querer hacer gene ra lizacion es cnIre los yacim ien tos B KK y TRBK pa ra su bra ya r que es tos gru p os
diferentes estab an a l m ismo ni ve l de desar ro llo econó m ico v so cial. Ambos podría n ser clasifi cados como soc iedades con U;1 d etermin ado n ivel d e estra tifica ción social, ponga m o s po r ca so , o
con ti p os de economía de s ub sis ten c ia sim ila res. El enfoqu e cu ltural , sin em barg o, tie nd e a d iri gir la a te nció n , no hacia los rasgos
más ge ne ra les. sino hacia lo q ue di stingu e las c ult uras BK K y
TRBK, tanto en tre e llas m ismas co mo con rel ac ión a otras. Nos
im pu lsa , pOI" lo tanto . a destacar di ferencias , a ret en e r los rasgo s
má s p eculiares corno su s fo r m a s particu lares de co ns tr uir o de e nterra r a los muert o s . a fija r la a tenc ió n en el tra zo linear d e la ce rá m ica d e los un os y la forma p ec u lia r d el cue llo de los vasos d e
los ot ros , y n o tanto a ver lo qu e tie nen en comú n ,
La segunda consecue ncia d e una visión no rm ativa d e la cu ltura es la ten den cia a co ntem p la r las c ultu ras com o si no evolucionasen. Insistim os que el en foque norma tivo co nt e m p la los
objetos co m o expresion es d e id eas co m pa r tid as por u n grupo . S i la
gente d e la cu ltura BKK co m pa rt ía a l u nísono las m ismas id eas
sobre cómo debía n co ns tru ir se la s casas, fabri ca r la vajil la y en terrar a sus mu ertos , ¿d e d ónd e vino e l camb io ? La man era m ás
fá cil d e explicar e l ca m b io es s ugerir q ue vino dc fu era, d e o tro
gr u p o humano . Es ta «i n fluen ci a» exte rn a pu ede pr oducirse d e
d os m ane ra s : por mi graci ón d e pu eblo s o por d ifu si ó n , es d ecir
por di seminaci ó n d e id eas fr u to d el co n tacto e n tre gr upos di stin tos .
Las explicacione s sob re pre hi st o ria a ntes d e la Nueva Arq ue ología tend ía n a ser de d os tipos. Po r un la d o. secu en cias cro n oló gicas d e cu lturas, a lgo parecido a unos h ora ri os co n gru p os cu ltu r ales en ve z d e trenes . Po r otro, mapas llen os de flec ha s q ue in d icaban las mi gr acion es o la d ifu sión d e id eas testimonio del ca m bio entre culturas (v éanse las figuras 2.2 y 2.3).
1. Los in gleses so n ingles es porqu e to ma n té, ha bla n ing lés,
n o comen carne de ca b allo y h acen coja de m an era ord enada, a
menudo duran te h oras sin quejarse, Todo esto los distin gu e de los
franceses, qui en es tom a n ca fé, h ablan fra n cés , C0 l11en carne de caballo y no hacen co la co n la mi sm a ec uani midad, (Todo es to so n
normas cultur al es, id eas ace rca de có mo h av que co m port a rse , in cluso se podrí a decir que co ns tituye n d e he c ho id eal es - e n este
ca so , cr udos es tereotipos- q ue no co rre s po nd en ne cesariamente a
la realida d en todos lo s casos.)
2. La cu ltu ra arqueológ ica d e la ce rá mi ca d e ba n das (BKK)
difiere d e la cu ltu ra de los vasos de cue llo de e m bu do (T RBK) en
el neolít ico eu ro peo:" en (as á reas d e do m in io d e la BKK en con tram os vivie nd as co n fo r m a s rec ta n gula re s, ce r ám ica decor a da co n
di se ños line al es y una eco no mía ba sada e n lo s cu lt ivos . E n las
área s de dominio d e la T RBK , la forma de las vivie ndas, la d ecor a ción d e la ce rámica y la eco no mía so n co m p le ta men te d iferen tes. (Un a vez m ás, se trata de u n id ea l: no todos los ya cimie n tos
BKK o TRBK t endr á n las m ismas ca r ac te rís ticas que los d cm ás.)
Este concepto d e cu ltura es tam b ién poli/ ético : es to es, depende
de que un núm ero determi nado de rasgos d iferentes se prod u zcan
juntos. Tom ar café no convierte a un inglés en fran cés; u na vivie n da re ctan gular n o conv ierte u n asc ntam ien to TRBK en u n ase nta m iento BKK. Lo q ue define a u na cu ltura es la prese ncia sim ul tá nea d e un número det e rmi na do d e carac te rísticas, co mo s u brayó
Ch ilde. En Amé rica del Norte . el mé todo d e ta bu la r largas list as d e
ca ra cterísticas tipológicas para esta b lece r com paracio nes entre ya cim ien tos fu e segu id o con gra n asid u idad.
Para resu mi r, según el pun to de vista tradicional. trasla damos
el p resente al p asa d o a base de re un ir obje tos en grupos que d eLas iniciales re presen tat ivas d e las culturas cit ad as co rresponde n a s u nom en cla tura ori gin aria en aloma» : as í, BKK provien e de Bovuicntccranuk: Kultur . y THB K pro vie ne de Itíchterrandbecher Kultur. (N. del l.)
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qu e r ep rcsen té.1 n tes de 1<:1 l\llCVH Al'qu eo lng-r(-l, co ¡n o D;:l\'irj Clar kc: ,
Co lin Rcn i"rew ti L('\"'15 B in ford d ije ron d c h:: [ セ jNGH QI N エ G oB i d ァ ■ 。 セ セ M セ h [ ォ ᄀ HI N
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u n a im a gen d ist o rsion ada d e l pen sanlien tc オ セ G N A N|ャ 」 セH イ ZャN N セ ャ en 「 セGョ ・ fA 」ゥ ッ
el.e s us p r opios o bje tivos po lé m icos. Per o sI esto es j'o アセ Qc 1;;, ャᄋ GZ ャZG セ ⦅GN [Zᄀ
Arque o logía pensa ba so h re la 31'(}lteo logfa v ,,-.dicio"i"l:l l, ゥ h Qti⦅ 「  Mセ セ M Q fue
」 ッ ョ エ ョ Nセ N lu q ue r Cí?l cc i on ó . En In sección dcd icéx b [ N セ b b ¡biio gr:.tfía
eo nl e n i:.t d a s e in cluyen su gcn: n c1 a s , de i」 」 エ LM セ ゥG 。 D.1 Gcエ セ [ 」 ー
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IV O RI A ¡\I{(J U I -'.()) .r )( ; 1<.' 1\, l lN ¡\ I N T R( 1)UCC]()t\
Los orígenes de la Nue va Arqueol o gía
¿Qué fu e, e ntonces, la Nu eva Arq ueología? Una cosa es ci erta:
ya no es nu eva . El t ér mino ( Nueva Arq u eo logí a » se a p lica a una
escuela d e pensa m ien to que barrió a lo largo y a nc ho d e la a rq ue ología a n glo-am ericana en los a ñ os sesen ta y se te nta . Ha de se r con templada en el ma rco de corrien tes si m ila res d e pensamien to e n
o tras d isciplin as , en pa rt icu la r la Nu eva Geografía .
La Nueva Arqueol ogía no fuc só lo u n paquet e cer ra d o y compartido al un íson o d e cre dos y teo rías. De la m ism a fo rma qu e n o
se espera que todos los in tegra nt es de un parti do político ten gan
las mismas id eas so bre todos los as untos , aunq u e exista un cierto
n úmero de id eas y va lores b á sicos q u e info rman a l co lect ivo, b ajo
la ban dera d e la Nu eva Ar q ueol ogía se re u n ió u n gru p o d iverso d e
arqueó logo s con d iferen tes id ea s y e n fo ques. Lo q ue les u nía era
u n a sen sació n d e insa tisfa cci ón co n la situ a ció n d e la a rqueo logía ,
la perce pc i ón de que las cosas d ebían cam bia r; y ellos, como n u eva gen e ra ció n ra m pa nte d e «jóve nes tu rco s », iba n a p rot a gon iza r
el ca m b io .
Esta insati sfacció n co n la a rq ueología tradi cion al cris ta lizó e n
la frase: «de bem os se r m ás cientiiicos y m ás antropol ágicos », E n
esta frase concreta iden tifica mos el orige n d e la d ecepció n de los
nuevos arqueól ogos con relación a lo que h abía a n tes, y, e n mi o p in ión, la semilla de d esa r roll o s poster io res ,
¿Por qué la hi st oria cultural se co ntem p la ba co mo a lgo acientífico? Tenemos que volver a lo s co m en ta r ios d e Da vid Clarke so bre
aquello del esforzar se m ás y m ás pa ra no moverse d el m ismo luga r. Los arqu eól ogos tradici o nales ac u mu laban m ás y más in formación , per o ello n o se trad ucía a u to mática men te en m ejores ideas
so b re e l pasado, por las razones ya d iscutid as. Ocurrí a que se
a mon ton aba m ás y m ás m at eria l ar q ueológico en la mi sm a se cuencia interm ina ble d e cu lt u ras. La «cie ncia» , a rgüía n los nuevos
a rq ueólogo s, u sa sus d a to s para contrasta r h ip ó tes is ac e rca de
cóm o fun ciona n las cosas y ex trae ge ne raliza cion es d e sus co ncl usio nes . La «cie ncia» no se dedica só lo a co locar los h echos e n es tanter ía s ordenadas, si n o que progres a a m plia ndo y pro fu nd iza nd o su compren sión d el m u nd o . Las c ie ncias na turales ha ll desar rollado u n m e jor conoci m ien to del mundo q ue n os rod ea.
¿Por qué la h istori a cu ltural no era considerada an uopo l ógica ?
Los arqueólogos tradi ciona les, a l orde nar los o bje tos 1""· " II II11 l'aS,
a menudo parecían olvid ar a los seres hu ma no s: las I¡po lo)'. ;as de
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la ce rá m ica parec ía que funcion a ba n so las, ajenas a los se res h u manos que las p rod u jero n . En este sen tido, la a rqueologí a tendía a
se r fe tic h is ta . Un fetich e es u n objeto q ue ocu pa el luga r de a lgu ie n , d e un se r hu m a no o de un gru po hu m a no . Lo s arq u eó logos
tra d icionales pa recí a que d ed ica ban u n gra n es fuer zo a descr ibi r
el movimiento d e los o bje tos sin pe nsar en los se res hu manos, e n
los sistem as cu lturales, q ue hab ía d e trás d e los mi smos. Las tipologías cerá micas y las clases de vivie nd a pa recí a qu e d es arro lla ba n
unas peque ñas p ie rn as y empezaba n a fu nciona r po r sí solas .
A un n ivel m ás p ro fundo , la arqueo log ía tr ad ic io nal n o cm antropológi ca en e! sentido d e q ue no parecía que las «cul turas» a rqueológicas, tan bie n a ma ma n ta das por los hist or iado res cu ltu r ales , tuviera n n in gu n a relación con las co m u n idades reales de in d ividuos. Mu c ho s nu evos a rq ueólo gos cuestion a ro n el vínc u lo en tre
culturas arqueológicas - los recurren tes co ng lo mer ad os de ras gos
dc Ch ild c- y pu eb los de! pa sado. El m ism o Ch ilde tuvo la duda de
si realm ente se p odían eq u ip a ra r las c u ltu ras ar q ueológ icas con
los pue blos d el pasado:
Sería impruden te es ta blece r co n preci sió n a q ué gru po so cia l correspo nde un a determinada c ultura de a rq ueólogo ... Cult ura y lengua pueden no coincidir (Childe, I Y42 : 26-27 ).
Has ta aquí he m os visto las razones por las que m uc hos nu evos
arqueól ogo s a ba ndon a ron la concepc ió n normat iva d e cu ltu ra y se
dedicaron a busca r o tras mane ras d e interpret a r los o bjetos extraídos de la ti erra . E n pa la bras d e Clarke, los a r qu eó logo s exper imentaron una "pé r dida de in ocencia ». Las in ocen tes eq u iparaciones entre obje tos, cult u ra s y pu eblos, o d e for m a más ge n eral, en tre infor maci ón e interp ret aci ón , debía n se r co n les tada s.
Insisto , los nu evo s arqu e ólogos de be n con te m p la rse m ás a la
lu z d e las d ecepcio n es q ue co m pa rtí a n, que d e las co nv icciones
que p rofesa ban . Da vid Cla r ke lo lla m a ba «las p regu ntas q ue hacemos m ás que las posi bles respuestas ». Lewi s Binford, la figu ra
m ás d escolla n te d el gru po, ex plica una histo r ia q ue ilustra tan to
d e s u fervo r revolu cionario C0 ll10 d e s u irr it a ci ón con e l part icu lari smo d e los m ét odos tradiciona les :
Recuerdo un día en que un tfpico estud iante del profesor Griffin
vo lvía de una sa lida de tra bajo a la part e a lta del va lle del Illinois.
Había en trado en el m useo co n el anuncio de que h ab ía enc ontra do
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h asta j cj ziJ.'Ja re d uc id a a añ icos. «E st o es lo q ue p ienso d e tu ejem pl ar ú ni co. » N」セゥᄋh
ョ ャ ャ ll,l \ o u n shock, a l es t ud ia n te cas i le sal ier on la s
:;0' yo m e rcla int eri o rm e nte (Binford, 1972: 130- 13 1).
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r ::rit¡( ll cl o:;c en los texto s d e su s propon e n tes. In tent aré r e:;u m i d o;: C1"1. :, ;¡c u::' pun tos. Quiz ás pu eda p a rece r que h a go u n a s
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N\ ャA ァ l セ MB ャo s r cpresc rn a n tes del m ovim ie n to s ig n ifica ba. e n parte, q u e
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:;i¡iT;')k a lo CO:i1p L.'j-:L De sde es te pu n to d e vis la , la s cu lt u ra s e vo.u cion ur .», l ォ セ un exla d io a o tr o , p OI' ejem p lo, d e so c iedades d e
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La n o c ión d e e volu ci ó n se n ía a l én fa sis exp reso pUL':-l tn e n las
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p u eden h,-1i,1e r d Herl do en la s fOl'Jn a s e s pecifica s qu e ←Nャ 、 ッ ー ャ。 ィ セ Qi las
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43
TEORÍA ARQ lJEO L(}<il CA . UN A IN rl ./..O IHJCU ()r\
LA « NUEVA AR O ljEO].O G IA»
(1964) de fini ó la cult ura co mo «Ía forma ex traso m át ica de adapta ció n al m edio de los seres hu manos ».
Binford quen a significar que m ientras q ue los a nimales se
ada pta n al m ed io a través de sus cue rpos - la ji rafa tiene un cuello largo para alc an zar los tall os tiernos de la copa de los árbo les
de la sa bana, los oso s polares tienen una piel gmesa y un pelo espeso para resg uardarse del inviern o ártico- , los hu manos se
ada p tan al medio med iante la cult ura . Esta s ada ptacio nes cultu ra les so n todas externas al cue rpo, es decir, extrasom ática s.
Por lo tanto, las cult uras era n :
pleto que hab ía detrás, ta nto del «ind io » co m o del «o bje to ». Este
énfasis teorético so bre la im portancia del m ed io externo co ndu jo a
interesarse po r el m at erialismo cu ltura l (lo m a teria l preva lece sobre lo mental ), la ecología cu ltural y la s for m as de la eco nom ía de
su bs is te nc ia. Las nu eva s actitudes co n relación a la teoría avanzaro n co nju nta men te con las nuevas t écnicas cientiiicas q ue fue ron
descu biertas en el período qu e sigu ió a la gue rra; a nálisi s de fa una , pal eoet nob otánica , datación por ca rb ono- 14, dendrocronoJogía, ctc.
Cuarto, se in sistió en el enfoque cientii ico . La Nueva Arqueología veía a la arqueo logía tra dicion al como una d isciplina m od ela da con las técnicas de la h istoria tradicional en la qu e las cult ura s
ocupaban el luga r de los gra ndes ac to res de la h istori a, siend o su
objetivo la recon stru cci ón de aconteci m ien tos part icula res en el
ti emp o . Puede pa rece r q ue es ta ca ra cte rización no es ajustada, ni
con relació n a los arqueólogos ni co n relació n a los hist o riado res
tradicionales, pero co nd ujo a los n uevos a rq ueó logos a utilizar la
Cie ncia co mo ca ta pulta para la arqu eo lo gía . Segú n Wat son, Redm an y LeBla nc en su obra Explanation in Archaeology: An Explicitly Scintiiic Approach ( 1972) , la con tra siac i ón cientí fica de las hipótesi s da la m ed ida del progre so de la arqueo logía .
Quin to, se insis tió en la noción de proceso cultu ral. El con cepto de «proceso » es clav e en la Nueva Arqueología , au nq ue sea algo
dificil de captar. Involu cra a disti ntos aspectos re lacionados que ya
se han tocado:
a) No ciertam en te un saco lleno de no rmas di st int as aleatori a me nte ad quiridas, sino un sis tema en el que los d iferentes co mponentes se relacion a n unos con o tros co rno corre spo nde a un sis te ma en fu n ci o n amiento .
b) Un sis te ma co m parable a o tra clase de s istemas co rno los
descu bierto s en el mu ndo físic o y ani ma l.
La teoría d e siste m a s se rá exa m in ad a co n m ás a m p li tu d e n el
ca pítulo 5. Por e l mo m ento es importante fijarse en que permitió
a la Nueva Arqueo logía hacer d os cosas . En prim er lugar; a bu ndar
en la idea de generalizaci án, Cu lturas d iferen tes pueden haber tenido es tilos art ísticos diferen tes y rito s fun erarios d istin tos; sin
embargo, sus sistem as sociales básicos p ued en ha ber mostrado sim ilitudes fund am entales. En segu ndo luga r, ay u dar a los n uevos
ar q u eólogos a ser 111ás optimistas acerca de lo q u e la arqu eología
podía consegui r. Un o de los asp ect os menos a tractivos de la arqueología tradicio nal era su pesimismo: n un ca podremos llegar a
reconstruir la vida re ligi osa o socia l de los pueblos de l pasado; a lo
su m o, sólo est abl ecer cro nologías . Ja mes Deetz escri bió :
El dar im port ancia a las inte rrelacio nes es e nc ia les de los s is tecu ltu rales TlO S perm ite co m p render m uc ho s as pecto s a part ir de
rel a tiva m ente pocos... es ta ce rtid u mbre es co mo mínimo un a respuesta pa rc ial a los problem a s pla n teados por la in sufi ci encia del re-
111a.S
gis t ro arqu eológico (Deetz, 1972: 11 2).
Tercero , si la cu ltura era adapta tiva, lo era con re lació n a un
en tor no ex tern o. Para el arqueólogo Kenl Flannery, no se tra tab a
de observar los o bjetos y aprender a través de ello s co sas so bre las
culturas humanas , sin o de recons tru ir el sistem a eco lógico corn -
a) Qu erem os ser expli cativos más que meramente descrip tivos - pregu ntar el por q ué de las cosas en vez de sólo el cuándo .
Una secuencia cultural tr adicio na l co mo la de Ch ild e (figura 2.2 )
puede ser muy vali osa para describir una secue ncia , pero no nos
dice n ada sob re el po rqu é de la sustitución de u na cultura por
otra en el tiem po , o no expliq ue po r qué u na in novaci ón como la
metalurgia tie ne una di fusión rápida o lenta. Como se pued e ve r;
este tipo de preguntas exp licativas tiene relación co n el pri mer
punto clave de la Nueva Arqu eo lo gía , el én fas is en la evolución
cult ural.
b ) Queremos indagar en los procesos fund ament ales en vez
de co ntentarnos con el «r uido » de fuera . Des de es te punto de vista, qu e la cerámica tenga u na decora ció n en zigz ag es sec undario .
Lo importan te es contemplar la ce rám ica com o un objeto de comercio, indicat ivo de una especializació n artesanal y reconstruir el
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1 ,\ "N III .',\',\ ¡\ h:.() I : I·:( ) j,l Il : I l\ »
TEORÍA AR U lJEOL()( ; It'/\ . ¡: N A I N II{ ()] H '( '( '1(1 ,\
proceso por el cu a l, p or ejem plo , el d esarro llo con el tiempo d e redes comercia les ti ene q u e ver co n ta l espe ci a liza ció n. Los fenóm enos pa r ticu lares siem p re son suscep tib les d e variac ió n : ta l com o
sucede co n la econ omía o la sociolog ía , lo im p ort a n te es la ten de nci a su byacent e .
e) Qu eremos observar el ca m b io e n el la rgo p la zo . M uc hos
nuevo s a rqueól ogos argüían q ue si se q ue ría ha ce r a n tro po logía
se debía empeza r po r e l presente . La mayor ,v q u izás única contr ibució n d e la a rqueologí a a un estudio a m p lio del ser h umano
de be hacerse desde la pe rspectiva a la rgo plazo, perspectiva q ue
n o pueden obtener los a ntropó logos por trab aj a r sob re el presente
o sobre el pasado m ás r eci ente.
E n este sentido, la Nueva Arqueologfu com p a rt i ó muchas de las
preocu p acion es sobre los ritm os del ciclo largo de la h istori a con los
historiadores d el m ovim ient o A 111 tales , com o Ferd inand I3raudel ,
a u nq ue e n tonces a penas se llegó a ten er co ncie ncia de es os para lcIismos en las ideas. y correspondi ó a post er iores ge ne raciones de
teóri cos (a ños oc hen ta) se ñala r tales sim ilitudcs (véase cap ítu lo 10 ).
Mu ch o s nu e vos arqu e ólogos contras ta ron los proce so s c u ltu ra les con la hi s to ri a eult ura l. Segú n su pun to de vista , la his tori a
tradicio nal n o ha cía o tra cosa que des cr ibir u n con ju nto d e hec hos
p olíticos m ás () menos fort uitos co rno bat alla s y nacim ientos .y d ecesos de monarcas, sin llegar a ex p licar nada en rea lidad . Sustituyen do proceso por his toria, las tendencias o p rocesos a la rgo término que discurrían por d ebaj o de la superfic ie de tales a con te c ímicntos aparecía n co mo los te m as d e estu d io r ea lm en te import an t es.
Sext o, y más en gene ra l, h u bo u n a ten den cia a ser m ás cx plíc itos con re spect o a las influ en cias recibi das y los propios p rej u ici os. Un bu en c ie n tí fico, se decía , n o usa la intu ici ón n i hace pres u nc ion es impl tc itas : a l co n tra rio . deja claros su s met as e int ere ses. Gran part e d e la Nueva Arq ueología es ta ba int c rcsudn e n
p ronunci a rse abiertamen te so b re todo a q ue llo que s"' lo d l' forma
tá cit a se p resuponía. Un b uen eje m p lo d e e llo pue de Vl' 1S<' e n los
trabajos tipol ógicos, es d eci r, de clasi fica ción d e lo s " h i<' los sl'gÍln
su forma . Se acepta ba trad ic ion a lm en te q ue los "hic' IIIS .k-bran
clasifica rse y que tal clasific a ción ten ía que ver <..:0 11 1:, SV l ' l l c l l d a
cron ológica : los arque ólogos d ecían cosas CO l110 «la.... v.r:... ij : l -, d I. ' rerárnica con el paso d el tiempo a do p ta n formas Il l :b I lllI ,! ' ; I( I: I" » , o
«este estilo de joverí a se abandona d urante es te P \,.'I"11H I4 1\' . S i l l |L G Q セ
.,
T セ
hu rgo , el critcli o <'Illp lea do pOI el es pec ia lis ta para ju stifica r que
un o bje to de joyería se co ns id era ba «d e u na prim e ra ép oc a » y otro
se co nside ra ba «de época ta rd ía » rarame n te era explicado.
En s u libro Analyt ical Archaeology, Da vid Clarkc utilizó muc hos
d e lo s concepto s de la arq ueología tra di ciona l - tipo logía, conj u n to, cult u ra, por ejc m p lo- , pero a rgu men tó abiertam ente y de forma explícita cómo deb ía n defin irse. Pa ra Cla r kc, el req uerim ien to
a ser exp lícitos y p recisos en el uso d e la te r m inología era la pu n ta d e la n za d e la Nueva Ar queo logía .
Un aspec to rel acion ad o co n todo es to hacía re fere nc ia a la necesidad d e fun da m e n ta l' el tra b ajo arqueol ógico en la resolución de
problema s; es decir, que existía la c reen cia de que sól o tenía sentid o exca va r o, e n t érm in os m ás gen e rale s, hacer investi gación arq ueológica , armados de interrogantes cie n tíficos . De llu evo , pues ,
la relación co n la n ecesidad de co m por ta rse corn o científi cos: el
cien tífico contrasta hip ótesi s cs pec fficas , G セ ・ h ace pregu ntas muy
co ncre tas a n te la informac ió n recogida . E n el ca p ítu lo 3 veremos
cómo el hace rse preguntas co nc re tas o el co n trasta r hi pó tes is es pec ífica s se co nv ir tió e n el m eoll o de la id ea d e la a rq ue o logía
co rn o c iencia.
La sé p tima y última p reo cupac ión de la Nueva Arqu eo lo gía fue
la co m p re nsión de la idea d e variabili dad , es decir, la intelecció n
del materi al a rqueo lógico en térm inos estad ísticos. Los arq uc ólogas del p asado se habían co nce n tra do a men udo e n los mayores y
rr. ás es pect acula res yacimi entos , o en los objetos m ás bellos . Los
nuevos arqu eólogos señalaro n qu e no se pod ía co m pren de r un a civilización ur b a n a imp ort a n te, pongamos po r caso , sin exami nar su
in fr aestructura rura l (otra vez la im po rtancia d e ob servar el sistem a completo), y que n o se podía en ten de r la in fr aestru ctu ra r ural
si n conocer el n ú mero de asen ta m ie n tos ru r ales qu e h a bfa . Por lo
tanto , lo que d ebía h acerse pa ra e n te n dc r a que lla civ ilización era
co ncen tra rse en un est ud io siste má tico d e los ase ntamientos co rrien tes , e n ve z d e h ur ga r en o tro si tio de él ite co n m ul ti tu d d e o bje tos exótico s y bellos . Los hall a zgo s podía n se r me nos cs pc ctacula res per o la co m p re nsió n del s iste ma co m pleto de ocu pación del
territorio sería m u cho m a yor ,
Pa ra en tender la varia bilida d los nu evos arq u e ólo gos d eb ie ro n
estu diar de una forma crú ica las teo r ías y las téc n ica s del m uestreo . Para co mprobar la va riab ilid ad se de bía tener m uy claro que
se es taba examinand o una muestra representativa d e yaci m ie ntos
arqueológi cos . Ken t Fla n nery explicaba un a memorable historia
46
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TEORfA AROlJÉOLÓG I CA. UNA INT RODUCCi ÓN
L A HN I JE VI\ 1\1{() l ! E() U )(i ]¡\ )
de un arq ueó logo me so a m erica no que só lo renu nciaba a estudiar
un yac im ie n to cua ndo se veía forzad o a po ner la primera m archa
de su Jeep pa ra llegar hast a la cima do nde se encontra ba el yacimi ento. En re spuest a , los nuevo s a rque ólogos explora ro n métod os
pean Saciety , de Ch ilde , presenta n un m od elo di námico en el cual
las cultu ras indígen as son a nalizadas en sus as pectos d inámicos y
alea torios de muest reo .
Mu chos de los peores as pectos de las act itudes tradicionales
que lo s n uevos arqueólogos fust igaron todavía perviven hoy día.
Hace poco s años, recue rdo qu e pregu nté a un preem inente profesor que había es crito vados libros infl uyentes sob re arqu itec tura
tradicional, cu ántas casa s de una cierta époc a y tipo había en un
determinado co ndad o de In glat erra. «Oh - d ijo- , una can tidad
enorme.» Sí, pero ¿cuántas? ¿Decen as, cie ntos, miles ? «Bien, m uch as, aunque n o m e arriesgaría a da r una cifra concret a », replicó .
¿Y cu án tas pudo haber en tal área adyace nte? «Rea lme nte pocas ."
Y, ¿qué proporció n de casas de tipo A y de casas de tipo B había
en las do s áreas ? «M rnrn... O se a , qu e ust ed no tiene inconveni ente en afirmar q ue se enc ue n tra n co n m ás frecuencia casas de
tipo A que casas de ti po B en u n área, pero no en la o tra , y q ue de
es tas observacione s podemos sacar conclusio nes ace rca de los niveles relativo s de ri que za e n la s do s á reas . «O h , s í, es tá m uy daro ... » No hace falt a se r u n co ns picuo nuevo a rq ueó logo para ver
que ta l ra zonami ento no augura nad a bueno sobre la co m prens ión
del registro arqueológico.
)l
Sigo un poco escép tico. En primer lugar; los arqueólogos anteriores a la
Nueva Arqueología no eran aq uellos tipos secos .v estúpidos qu e los Iluevos
arqueólogos nos ha n contad o. Ellos ya hicieron muchas de las cosas qu e és
tos nos han in culcado. Ffjese sino [>11 el trabajo de Crahame Clark en St ar
Carr, donde }'a en los mios cincuenta se realizó WI estu dio ambienta l. O el
trabajo de Alired Kidd er tan to en Mesonnierica co mo e l l el su doeste de Norteameri ca. Y Carda n Ch ilde セio
puede ser acu sado de la m ayo ria de los pecados con los que la N ue va Arqu eologia inten tó cu lpar a los hi storiadores de
la cu ltu ra. Sus libros Los o rígenes de k, civilización y ¿Qué suc ed ió en la
hist oria ? están lleno s de imágen es dinámicas; 50 11 libros qu e tratan de ex plicar el po r qué de las co sas, qu e no olvidan los proceso s [undamentales...
w
Tu análisi s co n tiene much a ve rdad . La arqueo log ía tra di cion al
no fu e n ecesari am ente el empeño estrecha men te descriptivo y estéril que la Nu eva Arq ueología pi nt ó. Hay que decir qu e mu ch os
tex to s tradici onales sobre mi gracion es y di fusi ón de element os
culturales realmen te eran algo m ás qu e descriptivos y sí planteaban motivos y causas . Algunos libros co mo The Prehisto rv 111' Eu ro-
cr ea tivos.
A pesar de to d o, las crí ticas de la Nue va Arq ueología eran pertinentcs. Para nuest ro propósito de intentar co m pre nder el lugar
que ocu pa hoy la teo ría , no es primord ial determina r si la Nueva
Arqueología era o no preci sa en sus crí ticas ; no s interesa sobre
todo co mprender por qu é la Nu eva Arqueol ogía se desarrolló en el
sentido que lo hi zo. Nu est ro bre ve es bo zo sirve a tal propósito.
Es igual m ente ci erto que mucha Nu eva Arq ueología no era
realmente nu eva. Com o tantos otros m ovimient os teoréticos en arqueología, tom ó cosas de prestado de o tras dis ciplin as. El tr abajo
del antrop ólogo cultu ra l Lesl ie White fue particula rm ente influyente. Su libro The Science al Culture abundaba en la neces idad de
un enfoque científ ico y defendía una idea de cu ltura co m o siste ma. Otro a ntropólogo , J ulia n St eward , ha bía hablado de ec ología
cultural y de adaptació n en sus trabajos. Los pri me ros trabajos de
Binford dejan clara su profunda de uda ta nto co n Wh ite co m o co n
St cward, Finalmen te, el pa pel otorga do a la teo ría de sis temas
tenía much o q ue ver con el énfas is de Walter Taylor en lo que él
había llam ado «u n enfoq ue co njunt ivo » en su tra bajo de 194 8,
A Study 01' Arch aeology, No debe olv idarse que Whi tc , Steward y
Taylo r estaban en m inoría en sus resp ectivas di sciplinas. White en
particular estaba escribien do co ntra la antropología cultu ral orlodoxa de su tiempo cua ndo sus puntos de vist a fueron adop tad os
por los arqueólogos.
Por su orien tación antropológica, la Nueva Arqueología puede
asociarse m uy esp eci alm ent e co n Norteaméri ea . En Gran Bretaña,
nuevos arqueólogos co mo Cla rke y Renfrew ob tuv iero n un gran
predicamen to, pero en su co nju nto el im pacto de la Nueva
Arqueología no fu e tan revoluciona rio co mo en Norteamériea .
Creo que hay varias ra zones para ello.
La primera tiene que ver co n la orga ni za ció n insti tu ciona l de la
arq ueolog ía . En Nortca m érica hay muy pocos departa mentos universitar ios dc a rqu eol ogía . Mu chos arqueólo gos académ icos trabajan en depart amentos de antropología siend o allí la minoría. Algunos arqueólogos clásicos o hi stóricos encuen tran em pleo en cua lquier otra parte . Por co ntraste. en Gran Breta ña los departamentos
de arqueología , o co ns tituye n es tr uctu ras plenamen te au tónom as ,
o están ligados a los dep art arn ent os de hi sto ri a . De ahí que a un
licenciado de los años sesenta y setenta en Estados Unidos con
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11 ;,( ) I{ l A ¡\ I{() U 1:0 [.( )( ;](';\ ,
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in tenció n de h a cer el doctorado so bre a rq ueología y opta r por in tegrarse en la u niversidad se le ex igía do m inar la antropologí a.
pa rticularment e la teo ría antro poló g ica , donde había de encon tra r
m u c has d e las ideas so bre e volución y aná lis is sisté m ico di scu tidas
m ás arriba. Po r co ntras te , u n licenci ado h ritánico se gu ra men te
tendría me nos prep araci ón te órica e n ge ne ral .v U Il m u v ele men tal
con oc im ie n to del m étodo a n tro pol ógico.
Esta diferen c ia o rga n izu tiva o ins titucio nal tradu ce percep cio nes distintas acerca del pasado . La arqueol ogía a m er ican a se divid e entre los que estudian las c ult ur as «Ila tivas» del Nu evo Mund o
y los que estu di a n la «a r queo logía histó rica » de las colon ias del
Viejo Mundo, h asta e l pu n to qu e la pa labra a rqueología referida a
los nativos ameri ca nos a m enud o se d elet rea de forma d istinta, ' El
a n tr opólogo Fr a n z Boas tuvo u n papel de stac ado a princi pios d el
siglo xx en e l m a nteni m ien to de la arqu eo logía dentro d el ám bito
de la a n tro pología e n No rtc am érica . La a n tropo logía tra dici ona lmente ha te nido que ver co n «o tra s cu ltu ra s » y no tanto co n «nosotros m ismos». Com o n1UY po cos nar ivos a me rica no s se ded ican
a la arq ueo logía a m e ricana , las c u ltu ras del Nu evo Mund o han
sid o y sigue n sie ndo pe rci b ida s co mo algo que tiene q ue ver, n o
tanto con el «no so tro s », s ino m ás bie n con el «e llo s ». S i uno va a la
Sm ithson ia n In stitu tion e n Washington enc o ntra rá el Mu seo d e
H isto ria Am eri can a , por un lad o , do n de se exp lica la histo r ia de los
b la nc o s, y por otro , el Mu seo de Hist oria Na tura l, don de se expon e la flora y la lau n a del Nu evo Mundo , as í co m o la h istori a d e los
na tivo s arncri ca n os (aunqu e e n es tos m om ento s hay p royec tos que
estu dian cambiar es ta situaci ón. ) E n el pasad o, d e termi n a dos h al1azgos arqueológicos hab ían sido int erpretados corn o pruebas de l
rastro dc las Trib u s Pe rdidas d e Israel, o de grupo s a nálogos , pueslo que se asu rnía qu e lo s nati vos a m erica nos eran dem asiad o primitivo s pa ra h aber p rod ucid o cie rt o tipo de objetos, Tales teorías
fuero n co m p leta m en te a ba ndo na d as por la a rqueolog ía e n los
a ños sesenta .
Para los a rque ó logos britá n icos la si tuación es diferente, El sitio
prehistórico d e Stone he nge se uti liza corn o sím bo lo d el «pa trimon io d e In glate rra », a unque fue cons tru ido en tre 2000 y 3000 años
an tes de qu e lo s "ing leses » llegaran a las costas d e lo que a hora co nocemos como Inglater ra, segú n la histori a tradicional. Los hrit á-
Ar c1I1:()/of},V
en vez de orcha eoloee. (N. dd i¡
49
L A 1<\lL:EVA ARQU FO I.OG 1A»
n ic o s, como e n ge ne ra l los eu ropeos , perciben la arq ueolog ía
preh ist óri ca co mo parte d e «su » pasado , Esta percepció n, acertada
o err ónea , ha s ign ificado que tanto la in terp re ta ci ón arqueológica
e n e l pasa do , co m o hoy d ía en el prese n te , hayan sido im pre gn ad as
a fo nd o por las se nsib ilid ad es nacio n a list as, a m enud o e n s us variantes políticas m as desa gradab les . Por o tru parte , e xis te la le ndenci a a con tem plar la prehisto ria y la hixtoria co m o p ar te d e u n
con iin uuni , por lo que se difu mina la apu re utern cntc rad ica l divi so r i a entre arqueol ogí a p re h is t órica セ NG arqueol o gía hist órica.
Por tod o e llo, los a rq u eó logos bri tánicos ti ende n a d esp reo cupar-se un poco acer ca d e la necesi dad de a b u n dar exp lícit a me n te
en las gen erali zaci o nes teóri ca s que justifi quen su traba jo , s intié ndo se bast ante có mod os co n u na id ea de la a r q ueo logía com o si rvie n ta de la hist o ria. r.a Nueva Arqueol ogía tu vo menos imp acto
incluso en la Europ a co n tine n ta l que e n G ra n Bre taña , tamb ién
por com p lejas razon es h istó ricas . La Nue va Arqueologí a tamb i én
tuvo menos impact o e n ge ne ra l en e l es tud io d e los períodos h istór-icos más pró xim os en el tiempo : fue rea lm e n te deci si va para los
es tu d ios sob re preh istoria e uropea , fund amen ta lm ente d e l pa leolí tico , y mucho menos para la arqueología romana , m edie va l y postmed ieval.
C reo que incl uso hu bo Ull elemen to d e tipo prác tico en e l difcren t e im pacto causado po r la Nueva Arqueo logía. Sitúese un o en
me dio del desier to de Ari zon a v verá mu ch o m ás cla ra Ja n ecesi dad d e la teo ría d el m u es treo yd e com p re n d e r la va ria bilid ad , En
contrast e , el paisaje bri t áni co , in te risarnc n tc c olo n izado durant e
milenios, está pla gad o d e ase n ta m ie n tos , much os de los cu a les
han sid o estud iados a ro nd o du rante los últ imos d oscient os a ñ os,
La rn avor ia de las unidad es básicas qu e a r tic u la n el pa isaj e britán ic o (lím ites territoria les , áreas boscosa s) tie n e n u na forma ir re gu l al' y una a nt igü ed ad de siglos o m ile nios, 1' 01' e llo , m uchas d e
las técn icas de la Nu eva Arqueología , q ue pa recen e no r m em en te
interes a ntes co rno estrateg ias funcio nales e n el d es ierto de AriLUna , res ultan e n ca m bio co n tra p ro d ucen tes en el palimpsesto densa rrre n te p o blado que es el co nd ado d e Wesse x,
¿ Qué pasó co n todo aquel entu siusnto iuvenil? Apuesto a que
ron. ntuv lejos.
110
llega-
Much a s de las ru tas qu e sigu ió Ja Nu eva Arq u eología será n cxamirradas en post er iores ca p ítu los. Ocurr ió qu e in evi tab le ment e Jo s
50
51
LA «(N UEVA AROUEO U )(jí A))
TE OR íA ARQUEOLÓG ICA. UNA INT ROU UCCIÓ N
nuevos a rqueólogo s se h iciero n viejos. De ser uno s jóvenes in vestiga d ores en tu siast as con ganas de d a r u n revo leó n a la arqueo log ía ,
se conv ir tieron en profesores co n el p u est o de trabajo seg uro, que
s u pe rvisaba n el trabajo d e nuevos estu d ia nt es e in vest iga do res , y
ocuparon ca rgos en com ités influy e ntes con vo z y voto so bre los
orga n ismos res ponsab les d e fina nciar la a rq ueolog ía . Mu c has d e
las figu ras clav e en lo s inicios de la Nu eva Arqueología nu tren la
actual ge neración de ca te d ráticos.
Al madura r la Nueva Arqu eol ogía y desarrolla r un corp us teór ic o propio pasó a d enom in ar se p rocesuolismo. To mó ta l d e no minación por el énfasis pu est o en los p ro cesos cu ltu ra les (el pun to
clave número cinco ). Lo s procesu a líst as b usca n , p ues, las gen er alizaciones y ti end en a usa r m odelos sisté m ico s o funcio na les,
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- - Northern
CASO
1:
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EL E NIGMA DE LOS ME GA LITOS
Las tu m bas m egalíticas de Europa occidental constituye n un
exce le n te ejem p lo d e la mane ra e n q ue la Nueva Arq ueo logía a brió
nuevas pers pectivas para la com p re nsió n del pasado , Se trata de
e nterram ie ntos m onumen tal es ge neralmen te cole c tivos, constru idos con grandes pi ed ras. Los estu d ios trad icionales sobre m egalitos se h abían concentrado en su datación, tip o logía y d ifus ión. Especia listas como Glyn Daniel ha b ían clasifi ca do los mega litos en
subgrupos d e acuerdo con su d ist r ib uc ión geogr áfica a lr ede dor
del occidente Medit er r án eo o la cos ta Atlá n tica (véase figu ra 2.5).
Aunque no di sp on ían d e téc n icas ci en tíficas de da tación co mo el
carbon o-14 inten taro n es tab lecer cronolog ías ap ro p iadas para ca da
grup o basá n d ose en el pa recid o de los m onu me n tos , p uesto q ue
se asum ía que la s similit udes en la forma era n fruto de l co n tac to .
En últim a in sta ncia los m egalitos pod ían d a tarse co n referencia a
s us s u puestos predecesores m ed iterráneos , por ejem p lo , los temo
pl os de la isla de Malta . Es tos últ im os podía n a s u ve z se r relacion ados con las civilizaciones h ist óricas del Medit err áneo o rie n tal.
Había una asociació n m uy cla ra e nt re la teo ría (la im p or tan cia de
la tipología y la idea d ominante de la d ifu sión ) y la práct ica a rqueológica (la n ecesidad d e es ta blec er u na cro nología sin la cual
no se podía en realida d d ecir nada ).
Colin Ren frew cuestionó esta interpre ta ci ón, Usó una cronolo gía obtenida del radiocarbo no ca librada med ia nt e la d en d ro c ro noIogía, para mostr a r que los mega litos de la costa Atlánti ca eran
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FIG. 2 .5 .
Lo s or ígenes de los megalitos N セ ・ ァ ョ G íyn Da niel (1 94 1J.
a n tiguos q ue s us su puestos a n tecesores medit errá n eos . Algunos co lega s respondieron ca m b ia ndo sim ple men te el se n tid o d e
las Hechas, d e m anera que las in flu encias p ro ced ían a ho ra de la
costa Atl ántica , pero Ren frew su girió que en ve z de in ten ta r proha r o reb a tir los vín cu los di fu sio ni st as se deb ía n b usca r lo s m otivos que expli casen por qué se co nstr uyero n tales monumentos or iginalmente. E n pocas pa la b ras, debemo s aterida men os a la crOIlOlogia y la difusión y m ás al desarrollo de los procesos subyacentes.
IllÚS
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52
1./\ «NlIEV¡\ A[H)lF.OI.{)(;]/\»
TEORíA AROUF,OLÓGICA. l;NA !\JTR()[)[:("{'I(')N
Para decirlo de otra forma, debíamos no contentarnos sólo con dalar y describir el fenómeno de los megalitos, sino procurar explicarlo a fondo.
Rcnfrcw sugirió que los megalitos POdÜ1Il ser man-adorcs territoriales. Explicó que mientras que las prirneras comunidades agrícolas avanzaron de este a oeste él través de Europa, dispusieron de
toda la tierra quc quisieron, pudiendo si mplernentc, cuando el territorlo ocupado empezaba a saturarse, expandirse hacia el oeste
hacia nuevos territorios, hasta alcanzar la costa Atlántica, donde va
no encontraron más tierra para proseguir: Por otro lado, corno estas áreas atlánticas habían soportado un nivel de población alto
durante el período mcsolítico precedente, lo que pudo haber provocado una cierta presión sobre la tierra, Renlrew sugirió que. an-
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te esta situación, las distintas comunidades podrían haber C0111petido por la tierra. Las tumbas rncgalíticas servirían entonces para
señalizar la tierra perteneciente a los distintos grupos, por referencia a los antepasados enterrados en ellas.
Por lo tanto, la argumentación de Renfrew contenía los siguientes clcrncntos:
1. Una explicación )' no únicamente una descripción de la
existencia )e' distribución de los megalitos.
2. El uso de analogías ctnográfic.», sacadas de sociedades que
se pensaba tenían Ull nivel similar de desarrollo social, con objeto
de dar solidez a sus argumentos; por ejemplo, algunas estructuras
rnonurr-cntalcs polinésicas vinculadas él determinados linajes en
competición por la tierra.
3. Un énfasis en los factores ambientales y consecuentemente
en la necesidad de adaptación al entorno: la falla de tierras.
4. Una interpretación de los megali tos no corno un rasgo disti nt ivo definidor de culturas, sino C01110 un elemento funcional de
un sistema cultural total.
5. La contrastación de su modelo: mediante el trazado de divisiones hipotéticas entre los mcgalit:», de una isla escocesa de las
Oreadas, Rcnírcw reivindicó haber demostrado que los megalitos
se disponían en el centro de posibles territorios. cada uno de los
cuales tenía un tamaño aproximadamente igual (figura 2.6).
Conclusión
o
L
1
2 km
'--------J
El mapa de los mcgolítos de Rousav, islas Oreados 1Ill!I'slm. SI',L:líll N.CII,fi-t,'ll'.
«la distribución de los cntcrnnnicntos 1:.'11 CÚ¡¡¡UI'{/,'-, con rclacíon 1/ la I¡,'nd cllliivuh!i'
disponible 1-'11 epoca moderna \' (i los liipotctícos limites dívíscnío-. .'II/F<' n-nitono-:»,
Renirexv. 1973).
FTG, 2.6.
í
Si la Nueva Arqueología fue una revolución, sufrió los mismos
prohlemas que acostumbran a sufrir todas las revoluciones. La
Nueva Arqueología tuvo un eslogan doble: ciencia )' antropología.
Pero corno ocurre con muchos eslóganes revolucionarios, al tratar
de poner en práctica los contenidos que proclaman aparece la discordia y los desacuerdos.
Los próximos dos capítulos tratarán sobre esas cuestiones. El capítulo 3 se preguntará: (:Qué queremos decir con la palabra «ciencia»? El capítulo 4 se preguntará: ¿Qué queremos decir con la palabra «costrastar»? El capítulo 5 se preguntará: ¿CÓ1110 funcionan las
sociedades humanas:', (:Qué significa realmente «antropología»?
Deberemos fijarnos en el carnirio cómo los debates dentro de
la tcoria arqueológica reflejan los deba les que tienen lugar en el
54
TEORÍA ARQ UEOLó GICA. UNA I NTR OD UCCl Ú N
seno del conjunto de las cie ncias humanas, tales co mo la historia ,
la sociología, la antropo logía cult ural, la política o la eco no mía .
Los problem as qu e pla ntea el método científico , la con tras tac í ón
de hipótesis o el funciona mie nto de los grupos hu ma nos so n cue stiones vital es para el conjunto de las ciencias hum anas.
CAPÍT ULO
3
LA ARQU EOLOGí A COMO CIENCIA
Hay puntos de vista positivos y negativos co n rela ción a la
ciencia . Para los que sostienen puntos de vist a positivos la ciencia
cs una ma ra villa . Nos ha proporcio nado la medi cina modern a , el
tr ansp orte rápido y un nivel de riqu eza ma teri a l a l que pocos de
nosotros querríamos renu nciar. Con ocemos cómo es el m undo
gracias a los cien tíficos. E llos son tan podero sos, tien en tal dom in io sobre nu est ra s creencias y sen tim ientos que lendemos a
creer les in clu so cu a ndo nu est ra s int u iciones más pro fund as nos
demanda n pensa r de otra manera , como cuando cogemos un
avión. Pe ro pa ra los que sostie ne n una visi ón negativa , la ci en cia
puede res u ltar inqu iet ante y a la rm an te. Puede ser peligrosa y
o í endcr las se nsib ilidades más human as. La cie ncia tiene límites
morales .
Amb as vision es sobre la cie ncia tienen u n origen cult ural. Para
po ne rlo más claro, la ciencia se contempla de una determinada (arma por parte de la cultura occidental. El soc iólogo Augu st Com pte
sug ir ió qu e la ciencia era u na instituc ión con tanta au toridad para
nuestra épo ca co mo lo ha bía sido la Iglesia ca tó lica para In gente
de la Europ a medieva l.
La socied ad mo derna occidental se basa en pa rt e en u na idea
de Ciencia en mayúsc ulas . Todo s usamos el térmi no «científico»
com o form a de aprobación y el de «acien tífico» como forma de
desaprobación o a buso . Pero es tam os men os seguros de lo qu e
parece, de lo que queremos rea lme nte significar con el térm ino
"Ciencia », que ac abo de dignifica r co n una mayúscul a para distingu ir la im agen dc la realid ad , ¿Qué es Ciencia ? ¿Hay diferen tes
formas de Cienci a ? ¿Qué form as de Ciencia (si las hay) debe tratar
la arqueología de tomar en consideración ?
56
T H JR íA i\ 1{{) lil · O I Ú ( i l( 'i\ . l r:-... !\ I \! T I{ (II Il I( "C"II ' \
Cuando la N ueva Arqu eo logía m adu ró tu vo que ha cer fre n te a
es te último p r oblem a . Co mo hem os visto, el esl oga n «te nem os que
se r má s científicos ) fue muv a ce r ta do , logr a ndo ag lutinar la s cr ítica s a pro p iad a s sobr e el ca rác te r im p lícito v no sist em á tico de gr an
parte del tra bajo de u na ge n eruci ón an te r io r d e arqueó logos . Pe ro
la Nu eva Arqueol ogía tam bién de scu brió lo difíci l qu e era decid ir
q ué q uería n deci r rea lm en te con a q uel es logan .
La a rqu eología 1I 1i1j z6 las técn ica s C O ll1() u na d e las vía s p a ra
m ejorar su carác te r «cien tífic o» . El perí odo q ue s igui6 a la se g u nda guerra m undi a l c o n tem p l ó un a u tén tico boom en el nú m ero y
alc a nce de la s técn icas usa d a s pOI' los ar q u eó logos, incl uyend o el
u so de los o rdenadores. el est u d io d e r estos amb ien tal es, la elabo ración de d ia gra m a s (k p ol en , el li S O de técn icas de d at a c ión corn o
e l ca rbo no-14 y la d cnd ro cro n o logra , el es t ud io geo morfoi ógico de
los s ucios. la p a lcoputologt a , e tc. Aun que n o m e de tuve ti d iscut lr
es tas técni ca s e n el cap ítu lo a n teri o r, pa ra m ucha ge n te co rn o D <.Ivid Cla rkc , el de sarro llo de téc ni ca s cie n tífica s fue a lgo luu d a m en tal par a la N ueva Arqu eología ,
E l desar ro llo de técn ic a s cic n tfficas ge neró un problema d e espec ializac ión. Un arq ueólo go de 1945 se veía obli ga do a co noce]'
los fundam ento s m ás el em e n ta les d e la esta d ística v los prin c ip io s
de la ge ología ; uno de 1980 ten ía q ue sa ber in ter pr eta r u n d ia gram a de p ole n , m anejar ser ies esta d ís ticas m ed ia n te o rde na dor ." sa ber q ué p odía saca r d e un a ga m a JllU Y co m pleja d e técnica s es pecializad a s.
Tod o ello pr ovocó ca m b ios en el modelo de finan cia ci ón de la
ar qu eología a cadémica. E n los Estados Unid os de Am érica la arq ueología pasó a ser fin an ci a da por orga n ism os COlUO la N a riona l
Sc ie nce Found a rion . En Gra n Breta ña , co rn o en la m av o r parte d e
E u ro p a, la fin anci aci ón s igu ió provin ie ndo d e o rga nismos ded ica dos a l foment o d e las «hu m a n id ad es» . No o bstante , en Gra n Bre taña tambi én a cab ó por in cre m en tarse la can tidad d e d in ero dc d icada al desa rrollo ele té c n icas ci en tífica s, prim c ro a tr avés d e un
com it é para el fom en to d e la a rq u eolog ía ci en tífica y d es pués a
travé s del Nat u ral Environ rn c nt Researc h Coun cil,
De es ta m a nera, la act ivi da d a rqueológica fue a d qu ir ien do un
a ire m ás «c ien u fico». Los arqueó logos, a n tes co n finados e n po lvo r ientos c ua rtos llenos de tra s tos, fue ro n ocupand o sa la s m ejor
eq u ip adas, anexa s a la bo r a to ri os (a me nu do torna da s de segu n da
man o tr as mudarse él insta lacio nes nuevas su s inqu ilinos ori gi nales , los "respe ta bles » quími cos , físicos y biólogos). E n m uc ha s uni -
1 .\ :\ I ' / I I ' I.I I I ( l l i l;\ ( 1 1,\·'1( 1 (' I I ' \. ( l A
"7
ve rs ida dcs, so bre todo .: n Estados Unidos, la s ba ta s blan ca s de la bo rato rio sus tí tuve ro n C0 l110 uni fo r me de lo s a rqueól ogos a las típicas cha qu e ta s ra ída s d e pa ño de lana con p ar ch es cn los cod os .
Sin e m bargo, el LISO d e técnica s ci en t íficas n o imp lic ó nccesa riameru c el uso del 1116toJo c ic n t íll co co rno en foq u e d ist int ivo para
ace rcars e a l pa sa do . David Cla ke e sc rib ió qu e el u so de técn ica s
cie ntífica s «no hace de la a rq ueo logía una ci enci a d e la m is ma m a nera q u e u na pa la de palo no co n vie r te a u n ho m bre e n un árbol(Clnrk e . 1978: 46 5). Para la a rq ueóloga tr ad ici o na l J acquet ta 1Iawkes, la a rquco logla セ ゥ ァ オ ゥ サI s ien do esen c ia lm ente un a ocu paci ón
human ís tica y n o ci en tíf ica : «po r rnás que lo s m éto d os e m p lea d os
sea n científicos, el obje tivo fin a] es de natura le za h ist órica » (I lawkcs, 1968: 257) .
Pa ra resu m ir, se inc remen t ó el uso d e una ba tería de t écn ica s a
fin de fa cili ta r la da taci ó n , el conoc im ie nto del m edi o , e tc . Esta s
técn ic a s nos han proporc ionado más y m á s da tos potencialm ente
úti les para el co nocimie n to del pa sado. Per o a ún tene rn os de la nt e
cl abism o que se pa ra el prese n te del pa sado que di scutimos en el
ca pítu lo 2 e ilustnun.», con la figu ra 2 .1. Nuest ras t écni cas d e origen científico acumulan in cl uso m á s datos hov en día. S i el abism o
sigue siendo in fr anquea ble t ' S que la s afirtna ci ones qu e hace rnos
co n relació n a l pasado s ig uen sien do «a c ic n tffica s» po r má s b lanca s qu e lleve mos la s ba La s de labora torio o por m ás dine ro que in virt a m os en ins tru m en tos de la bo ra tori o cada vez m ás s ile nciosos y
cf'c ien tes. En ca m bio, si el abismo puede franquea rse co n seguri dad medi ante el uso de m é todos sac a dos dc la s ciencias natu ral es,
C 0 1110 pen sab a n los nu evos arqu eó logos, ento n ces¡ la arqueolo gía
po drá d ecidida m ent e lla m arse cicn ttfica a l ma rgen ele qu e llevem os
o no b ata s b la n ca s, o man ip ulemos eq u ipos ca rí s imos.
Defin iciones d e Cien cia
La Nu eva Arqu eología s ug irió el us o del m étodo cientí fico CO Jll O
soluc ió n a l problema de la ill!erelló" . Si lo s arqu eó logos n o dis..
poruan de m ed ios seguros para eva lu a r has ta q ué pu nto su s a rgu memos era n válidos, er a na tu ral que m irasen co rn o lu hac ía n los
c ien tí ficos ele la na tu raleza . Las cie nc ia s d e la natu ra leza co m o la
fí sica. la qu tmi ca y la bi o logía , a paren te men te m ostra ba n un gr a n
éxito en s u em pe ño por desc ribir v exp lica r el Iu nc iona m ie n to del
pla ne ta, co mparado co n otras fonn a s d e pe nsa m ien to co mo la re -
ss
TEOR IA ARO lJEOLO( ;Il't\ . tJf\:1\ INTR OlJ lJC('I O N
ligión O el mi st icism o. Este argume nto sa lió refo rzado por el éxito
disciplinario de la cie ncia. Aun qu e los puntos de vista individuales
sobre la cicncia co mo teo ría fueran distintos, no había posibilidad
de discusión so bre su éxito co mo disciplin a . Los científico s reci bían fondos para su trabajo y eran escuch ados por los gobern an tes.
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U N CONJU NTO DE CON VICCION ES SOBRE LA MANERA DE c oセ
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LA INVEST IGACtó N CIEN TfFICA. E NTRE ESTAS COKVtCC IONES
CABE INCLUIR:
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E n ciert o se ntido TI a hay m otivos para entablar u na discu sión
sobre si los arqueólogos han de ser o no científicos. Si cie nci a tiene que ver con ac um ulac ión ra cional de conocim ien to, evaluada
de forma rigu ro sa y sistemá tica , qu é duda cabe qu e tod os so mo s
científicos. (Co mo mínimo. todos que re mos ser co ns iderado s científicos , aunque a nuestro s opon entes s iempre les pa rece q ue es tamos fal tos de rigor, sis tem a o método.) La cien cia, entend ida de
esta forma tan amplia, viene recogida por el térm ino a lemán Wissenschait. Entendida de es ta manera, p robab lemente aceptarían
considerarse como verd ad eros científicos incluso los más fervien -
a) La idea de que debem os separar la teoria del método. Si tenemos do s o m ás teorías en com petencia para explicar un fen óm en o debem os acu dir a algún tipo de métod o neu tro q ue nos sirva para ju zgar cuá l de las dos teorías es m ejor No es bu en o tra ta r
de probar ta l test in depend ien te si nu est ro método no es neutro ,
est o cs. si en un a de las teo rías se afirma que es el verdadero .
b) La sep araci ón del contex to del descubrim iento de ulla idea
del contexto de su evaluac ion, No importa si no s dim os cu enta de
la ley de la gravedad sentados bajo un manzano O den tro de la bibli ot eca , o en una aluc inación bajo los efectos de las drogas; lo importante es q ue la existenci a de ta l ley pu ed a eva lua rse de for ma
cie ntífica separadament e de es te co ntexto . Podemos tene r ideas
muy buenas so bre procesos que tuvieron lugar en la prehistoria
sacadas de la etno gra fía co mpa ra tiva o de un a novela o de un sue ño; lo im port a nte es q ue podamos con trastar nuestras ideas co n el
tes en em igos d e la a rq ueologí a co rn o c ien cia .
registro arqueo lógic o para ver s i son válida s o n o .
Pero hay definici on es m ás es trec has de ciencia (figura 3. 1.) Una
de estas de fin iciones sc llama positivismo, otra pala bra con d iferen-
Los arqueólogos podrán decir, por lo tanto, qu e usan una idea
concreta o modelo sólo co n el fin dc in crem en tal- su co noc im ien to
sobre algo. es decir, co n un propósito heurístico ; enc uentran el modc lo que va le a ba se de probar co n nuevas hipó tesis o co n posib les
interpretaci ones . Pu ed e q ue insista n en que ta les hipótesis o int erpretaciones han de ser form alm ente contrast adas.
e) Sólo es válida la explicacion generalizadora. Aquí la idea
de generalid ad está íntimam ente rel acionada co n la importancia
concedida a qu e los res ult ados sean pred ecibles y con tra sta bles.
Los res ultados han de se r pred ecibles, pu es , y deben repet irse para
ser válido s cie ntíficame nte. Podem os comprobar la ley de la gravedad a ba se de obse rvar có mo caen m anza nas del manzano, una
tras o tra. La ley de la gravedad se formula como una proposici ón
general que tien e co nsec uencias predecibles. Si una exp l ic aci ón no
es generalizado ra , si no pu ed e sug erir un m od elo de resultados coherente. n o será predecibl e y consecu en tem ente no podrá ser som etida a prueb a s una y otra ve z.
d) Las afirmaciones que 110 pueden probarse quedan fuera del
dominio de la ciencia. Bajo formas de positivismo menos extrem o. esto no significa q ue las a firm ac iones que no pu ed en prob arse
carezcan de importancia . Por eje mplo, las cuestion es q ue plantea la
El posítivísmo
tes s ig n ificad os. Los teóricos usan la pala bra «pos itivis m o» d e rn a -
nera co n fusa, en sentidos distin tos seg ún el con texto. Aquí m e perm itiré aislar dos de esos sentidos.
Form as de hacer ciencia
Cienci a
セ
POSitr smo
Positivismo
lógico
r N 。 セ
。「 ・ャQ 、
Construclivismo
social blando
FrG. 3.1.
FilOSO/l a
de la eÚ'l/da:
(/II:/lIIOS n
Construcuvísm o
sor.nl duro
O / I ' / I/.\
¡, '/Ij"" ,I,t' lI tati va s.
60
T E O RíA i\ ¡.zÓlJl ·,O UH i!( '¡\ , 1:'\ :\ " n .:.tJ llllt '( j(lN
m oral o la m etaf ísi ca d ifícil m e n te pu ed en se r som etid a s a prue ba ;
sin em b a rgo , so n cru ci ale s pa ra nuestr a s vidas . Que Dios exis ta o
que la escl a vitud o el tra b aj o ele:' los n iñ os sea n m oralm ente inuce pta b lcs so n cue st io nes de fi nit ivamen te im porra n tes r a ra todos,
sobr e la s qu e d ebernos pronun ciarn os corn o seres h u m an os: sin
embarg o , 11 0 se puede n probar c ien t ífica men te . La cien cia n o tie ne na da que decir sob re e llas .
e) Dcl punt o ante rior se sigue que el pen samien to cientijico ha
de se r independi ent e de los ju icios de valor y d e la a cció n p o lít ica .
La a menaza d c usar a rma s nu cle a res o in vert ir ( ' 11 pa íses co n rcgím en es r ep resivo s p ue de () n o se r política o m o ra lm ente un err o r;
tod os , ci cnt ífi cos y n o cie nt íficos , hac ern os juicios de va lor sob re
ese tipo d e as u n tos C0 111 0 se res hu m a n os q u e so mos que viven e n
un m u n d o co m p lej o . Per o lo s c ien t ífic os n o pued en tra er se ese
tip o de ju ic ios a su tra baj o . Pueden tr a ta r so b re tales a su n tos e n
otras esfe ras , in cluso pa r tic ipar e n ca m pa ñas co n tra la s a rru as n uclea re s o los regím en es represivos, pe ro h an d e t ra za r un a línea clara de sepa ra ción en tre el co noci m ien to científico, y el ju ic io y la ac ci ón de con tenido mora l.
E l po sitivism o , ta l co m o lo h emos defin id o hasta aq u í, ha sid o
rela cio nado con u n m étodo es pec ífico de co m p ro ba r proposiciones
lla m ado modelo hipotético-dedue livo-n om ológico. E ste mod elo sugie re q ue par a p ro ceder de form a cien tífica hay q ue tom a r una hipótesis concreta y co ntra s ta rla. Las d educci on es rea lizada s a partir
de los re sul ta dos de las pru eb a s sir ven para ela borar exp licacion es
ge ne ra les. La n ecesid a d d e co m p ro ba r o con tra star las hi p ótesi s especí fica s, m á s q ue ir excava ndo ya cim ie ntos porque ex iste la imp resión de qu e vam os a e ncontrar cosas interesantes, ha si do un
p roble ma que hemos abo rda do ya en el ca p ítu lo a n ter ior.
Pero el co nce p to de po siti vism o ta mbi én se asocia a un se gundo gru p o de sign ifi ca dos, a sab er:
2.
EL CONVENCIMIE NTO DE O L:E LAS CIEN CIAS SOCIALES , INCLc llJ A
TA ARQUEOLOGíA, H AN DE PROCL:RAR SEGl:1R EL MISMO PROCESO
H ISTÓR ICO IJE DESARROLLO 01:1'. HAN SEG\ :lIl ü LAS CJE NCl ,\ S
DE LA NATCRALE ZA
Este a rgu m ento Fue introd ucido, co n re laci ón a la soc io log ía ,
por Augusto Co m pre. figu r a señ er a en el d esar rollo de las c ie n c ia s
1 ,\ ゥ| Q セ H Iャ ャ エZ L H i lヲ
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luuu a na s en ge ne ra l. Co rn p tc es tu di ó el ca so d e la bi olo gía . An tes
,kl siglo XvII( , segú n Co mpte , la bi olog ía había len id o una base es pcculativa , desarrollándose de [on113 asis te rná t ica en u na época en
q ue ya se ha b ían es tab leci d o las téc n ica s cie n tífica s \' los m éto dos
de la fís ica y la qu ím ica . Sin em bargo , a base de m od ela r su s n ormas discipli n a res segú n el mod elo de la s «ci en c ia s d u ras » corn o la
física セ N la quí m ica, la bio logía pud o libe rarse de los gri lletes que
representaban las cre e ncias pr ecicnu fica s v converti rse en u n a
ciencia rigurosa . Co rnp te su girió q ue la s ci e nc ias so cia les com o la
soc io log ía po d ían to rnar u na ru ta sim ila r, evoluci o n a n do d esde su
csrad o aci en tífico a l estado de las cien cias nat urales.
La Nueva Arq ueo lo g ía pu ede ser ide n tifica d a cla ramente con el
posi t ivis mo en los dos se n tidos q ue aca ba ruos d e cxarn in a r, La
Nu eva Ar queología int ent ó h a cer gene ra lizac io nes , Y' a dop tó el
modelo hi po téti co -d ed u c livo-no1110Iógico de co m p robaci ón d e h ipó tesi s; s u p royec to fue el m is rn o q ue el d e Co rn p tc, co nd uc ir a la
ar queología po r el rn is rn o sen d er o qu e la s cie ncias d e la natu r a leza pa ra conver tirl a e n una di sc iplina mad u ra , ri gu rosa v a uto-cr ít ica , Pa ra David Clarke (1973) , tod o ello fo rma b a pa rle de a quella
«p érdida d e la ino ce ncia » d e la a rqueología .
El p o sitivismo lógico
Con el posi tiv ismo lógico e m pe zó la co n fusión. Algu nos nu evos
ar queólogos em p e za ro n a busc ar en la s b ib lio tecas el a u xilio de los
filóso fos so bre có m o d eb ían h acer cie n cia y di ero n co n u na ve rsió n extre m is ta del posit ivis mo lla m a d a positivismo lógico . Pa ra
los p ositivist a s ló gi cos , cu alquier a firmación q ue no puede com pro barse no sólo qu ed a fuera d el do m ini o de la Cie ncia sino que
no tie ne a bsolu ta m e nte nin gú n va lo r. En es te se n tido, el posi tivism o lógi co era cientiíícism , Cientifi cism o es cr eer que el p en sa mi en to cie n tífico es in heren tem en te su pe ri or a cua lquier o tr a fo rm a de pensamiento . Así , los juici os m orales , rel igio so s y po lít icos
n o sól o qu edan fu er a d el do m in io de lo que es Cien cia sin o qu e
con st ituyen modos de pe nsa r inferi ore s. Toda explica ci ón no h a ele
ten er ún ica m e n te un ca r ácter ge n era l. sino q ue ha d e e xp resa rse
en tér m in os de u n a «ley" red actada de fo rm a m u y ajusta da , apli cable e n cu a lq uier m omento セケ G b ajo cu a lq u ier ci r cu n sta nci a .
E l positlvis mo lóg ico llegó a u n p u n to m uerto . ¿Cuá n ta s leyes
d e este tipo po dernos enc ontr ar en ar queología ? Wa tso n, Re dma n
62
1 1\ A Rl ll lI ;,O I.l )( i l ,\ ( lI M ll ( II :\I("I A
TEO RÍA ARQ UEOLÓG ICA. ' JNA I N TIU )f )l J( '( 'I() N
y LeBlan c escri biero n su lib ro Explanat ion in Archaeology: AIl Explici tly Scien tiiic Approach en 1971 (vers ión espa ño la de 1974 co n
el tít ulo El m étodo cientüico en arqu eologta ). En este libro los auto res se situa ron den tro del ma rco del pos itivismo lógico gasta ndo
mucha tint a en exp licar precisa men te en qué co nsistía . En la segunda edi ción del libro, en 1984, a bla ndaron co nsiderablemente
su s puntos de vista .
He mencionado al posit ivismo lógico aqu í porq ue tiene un valor de ad vert encia. Mu estra cómo e! inda gar superficialmente en
otras di sci plinas pu ede llegar a ser pe ligro so para la arqueología .
Los arqueólogos leyero n cosas sobre el pos itivismo lógic o sin entender qu e se trataba de un punto de vista mi no ritario dentro de la
filosofía de la cienc ia . Veremos en próximos ca pítulos có mo el tomar de prestad o co nce ptos de otras d isci plinas pued e resulta r muy
provechoso en ocas iones, pero tam b ié n puede ser en el origen de
much a confu sión .
Ejemplos
Para la Nu eva Arqu eologia y luego para la «arqu eología procesual" los arque ólogos debe mos ad optar u na definición po sitivist a
am plia sobre lo que hac emos . Deberemos int entar compro bar las
hipótesi s qu e ha cernos sobre el pasad o y extraer genera lizacio nes
de tales hi p ótesis.
Según este modelo se procedería co mo sigu e:
1. Hi pótesis: las form as estat ales antiguas acostu m bra n a
mostrar u n acceso a los recursos diferente seg ún los gru p os soci ales, en otras pa labras, qu e las élites tienen u n mayo r acceso a los
bien es básicos (un a hipótesis suger ida qui zás por antro pólogos po lít icos).
2. Prueba : excavar un ceme nterio perten eciente a una so cieda d de u n es tado a nt iguo y a na lizar quí mica mente los hu esos.
3. Deducción: la élite comía efectiva me nte más carne, por lo
que deduci mos qu e sí que tenía mayor faci lidad para nu tri rse
m ejor.
4. Generalización: las formas de es tado an tiguas muest ran un
diferen te acceso de la gente a los bienes básicos (genera lización
sujeta a nuevas com probaciones ya otros eje m plos procedentes de
otras cultu ras en la mi sma fase de desarrollo soci al).
l>\
Otro ejemplo puede referirs e a los cazadore s-recolectores y a l
de com p lejidad social qu e mu es tran :
セ イ 。 、ッ
1. Hipótes is: los gru pos de ca zadores-recolec tores se adap ta n
a un m edio ambiente margi n al en parle a través de un a m a yo r especi alización eco nómica y una mayo r com plejidad social (suger ida qu izás po r el estudio de ca sos etno gráficos modernos).
2. Pru eba : to mar u n med io ambiente marginal co mo' el de!
paleolít ico superior euro peo du rant e la últ im a glaciación y bu scar
difere n tes tipos de yaci mien tos arqueológicos que sug iera n la existencia de un a di fer en ciación en el tr ab a jo , o la presenc ia o a us encia de in tercam bio de bienes que su giera la existencia de alia nzas
socia les , etc .
3. Deducción: las a lia nzas sociales y las es tra teg ias logísticas
tic caza so n res puestas a climas más duros.
4. Generalización : hay una correlación positiva entr e rnc d ioa mbientcs cada vez más marginales y un a mayor complejida d soc ial.
Nótese que en a mbos eje m plos hay u na tendencia a generalim r:
Las genera liza ciones tien den a su rgir de la discus ión : por eje mplo,
que la complejida d creciente de las re des de in tercam bio tiende a
re laci onarse con la existencia de élitcs y po r lo tanto al desa rrollo
de una diferenciaci ón socia l, suce da eso en las últimas fases de la
prehistori a europea, en Mcsoam érica o en la Polinesia. Obs érven se
10s títulos de a lgunos libros típicos publicado s seg ún e! molde p roccsual, en los cua les, art ícu los di feren tes, a menu do basad os en
conjunt os de datos proceden tes de dist in tas pa r les del m undo y de
distintos período s de tiempo, se conce n tra n en cier tos pro cesos que
se toman pOI' genera les: Estrauticaci án social, Recursos e Intercam bio... Especialización, Intercam bio y sociedades com plejas ... Interaccion en ¡lila comunidades de iguales y cam bio soc io-politice ...
Este tipo de generali zaciones co ns tituye n lo qu e hemos den ominado u n enfoque bla ndo po r com paración co n el tipo de «leyes »
que dema nd ab an los positivistas lógicos.
Para clarificar esta cuestión, los nu evos arqueólogos se dieron
cu en ta pronto de la imposibilidad de form ular leyes formales a fectando las po blaciones hu manas, que fueran ciertas en cua lquie r
m omento y luga r. Ello no sign ificó, sin emba rgo, qu e la generalizació n no siguiera siendo un obj etivo im port a nte o plenamen te válido: verda deramen te, po r las razones di scutidas más arriba , pa ra
una disci plina que se veía a sí mis ma C0 1110 u na cienci a en la cua l
64
TI':Of{IA i\]{UL'F()I.()(;I('!\. [INI\ lNTI{OI)['('('¡()N
Ji\ AI{l)I:I·nl{)(;I,\ COMO CIENUA
las proposiciones fueran siempre contrastables, las generalizaciones o la teoría general debían continuar siendo un elemento central de la disciplina.
al respecto con algunas ciencias determinados problemas de interpretación; se trata de ciencias que también interpretan fenómenos observados en el presente en términos de procesos y acontecimientos ocurridos en el pasado lejano, como la geología o la
astronomía.
2. Átomos, sustancias químicas e incluso organismos biológicos pueden ser contemplados como cosas insensihles que se comportan según pautas predecibles. El comportamiento humano, sin
embargo, puede interpretarse corno intencionado. En otras palabras, las acciones humanas sólo pueden explicarse por referencia
a las ideas e intenciones de los humanos. Las ideas y las intenciones no tienen entidad física, sólo existen corno pensamientos, entre ceja y ceja. No pueden observarse directamente ni «medirse»
por parte de los arqueólogos. La interpretación en arqueología es,
por lo tanto, según este punto de vista, siempre de naturaleza hermenéutica (sohre ideas, significados y símbolos) y no de naturaleza científica. Este argumento constituye uno de los pilares de la
arqueología postprocesual.
Objeciones a la idea de "Ciencia»
Ya señalamos que si parte del atractivo de la idea de "Ciencia"
en las sociedades modernas proviene de su valor cultural, de manera semejante la oposición a «lo científico» también está cargada
dc connotaciones culturales. Para algunos, la arqueología nunca
podrá convertirse en ciencia; seguirá siendo un em peño noble, estético y romántico en descubrir la esencia de la humanidad y' la ci vilización. Desde este punto de vista, los seres humanos constitu yen algo aparte porque son únicos e impredecihles: de ninguna
manera pueden ser sometidos a generalización alguna, ni sustituidos por series estadísticas. Además, muchas de las cosas que son
«característicamente humanas) y consecuentemente merecedoras
de un estudio humanístico (el arte o la literatura, por ejemplo) son
precisamente las cosas que, desde cstc punto dc vista, resultan menos ahordables a partir dc la investigación científica. Este enfoque, que es tan estimado entre elasicistas tradicionales e historiadores del arte, se puede demostrar que es incierto (si los humanos
fueran realmente tan únicos e impredecibles, las encuestas de opinión producirían resultados completamente fortuitos y además no
habría manera de llevar a cabo ningún tipo de política social o
económica), y aun así sigue siendo un enfoque muy popular y
emocionalmente potente. Nos gusta pensar que somos únicos, que
estarnos por encima de las estadísticas; pero desear algo no significa hacerlo verdadero.
Hay, sin embargo, un conjunto de objeciones aún más poderosas a la concepción positivista de la arqueología como ciencia, que
comúnmente se plantean, a saber:
1. La ciencia se basa en la comprobación y en la observación de resultados. El pasado, sin embargo, está enterrado, ya no
existe. Nunca podremos observarlo directamente. ¿Realmente podremos alguna día realizar tests sobre el pasado como lo hacemos
con la ciencia? Posiblemente no; ésta es una cuestión sohre la
que volveré un poco más abajo y especialmente en el capítulo siguiente. Es importante hacer notar que la arqueología comparte
6.'1
Kuhn y Feyerabend
Para mí, la objeción más seria y definitiva al positivismo es la
que dice que no es una teoría sino un mito: algo así corno un Dl0dolo ideal de la filosofía científica pero que en la práctica resulta
un poco fraudulento: da una falsa idea acerca de 10 que hacen los
científicos. Pedir a los arqueólogos que sigan las reglas de la ciencia positiva es como pedirles que vayan tras una quimera.
Hay mucha confusión sobre si el positivismo describe lo que
realmente hacen los científicos) o si es meramente una declaración
ideal sobre lo que deberían hacer. Algunos filósofos piensan que es
simplemente esto último.
Si el positivismo sólo es una referencia ideal, entonces, ¿qué
hacen realmente los científicos en sus lahoratorios? Éstc es un
tema sobre el que últimamente sociólogos y antropólogos se han
estado volcando. Muchos arguyen que son las normas sociales las
que deciden dar por buena una «observación» o un «hecho» y no
una investigación objetiva pura basada en la comprobación de hipótesis. Por su parte, los debates cientificos se deciden median te
procesos que están profundamente penetrados de relaciones sociales y en absoluto desligados de la sociedad.
66
TEORíA AROUEOU )( JlCt\. U;-.lA i |ヲ it iHサ
h Au
G jH
セ
Hay dos filósofos de la ciencia que se cita n a men ud o e n I" s
tr abajos no pos itivist as so bre cienci a . Un o de ellos es Thom as
Kuh n. Kuh n sos tien e que la h istoria de la ci en cia no es la sim ple
histor ia del éxit o pro gres ivo de un m étod o que nos lleva a un conoci m ie nto en expansi ón co ntin uada , sin o la his to ria de suces ivos
paradigm as cien tífi cos . Un parad igm a es algo m ás profu ndo que
un a teoría co nc reta o un a determinada proposi ci ón: es un co n ju nto de co nvicciones sob re la m anera de fu ncio nar del mundo q ue
fundame nta el pro ceso ente ro d iario del queh acer científico de
ma nera muy prof und a , ta n profunda, que ra ramente se traslada
a b ie rt a m en te a pa labras . Du ran te un período de «cien cia normal»,
en términos de Kuhn , un parad igma disfr u ta de tal pod er sob re el
que hace r científico que sus presunciones difícilm ente llegan a ser
explíc ita men te Iorm alivadas, y mucho m enos cues tionada s o debat idas . Cada cual sigue con su tra bajo cien tífico conviviend o norm almcnte con la s presu nciones del paradigma.
Ku h n explicó q ue los parad igmas pu eden romperse co n el
tiem p o, Cuando ta l circu ns tanci a aparece , el viejo pa ra di gma se
su sti tuye por otro nuevo segú n un proceso llamad o de «ca mb io de
paradigm a». Los períodos de camb io de paradi gm a SO I1 períod os
in tens os, emoci on ales , agitado s, en los qu e un sentim iento d e fervor revoluc iona ri o mi lita contra todo a rg u m en to «racio nal».
La hi sto ria de la ci encia sería , pu es. la hi sto ria de los suces ivos
parad igm a s q ue se suceden unos a otros m edia nte mo vimi entos
revolucio narios y no la histo ria de la ac um u lac ió n gra d ua l de u n
co nocim ien to cada vez m ejor so b re el mu n do qu e nos rod ea . CoIin Rcnlrew, entre o tro s, p en só en los años 1960 y 1970 qu e la
Nuev a Arqu eología re pre se n taba un «cam hio de paradigma », de
fo rma que ca bía es pe ra r q ue la arq ueo logía procesual se asentase
p l ácid a men te e n u n n uevo pe ríodo de «c ie n cia n o rmal » (cosa que ,
co mo veremos . no ha suc ed ido) . La iron ía fu e qu e Ren frew cita ba
con aproba ci ón a u n filósofo de la cie nc ia cuy o tra bajo en rea lidad tendía a soc a bar las presun cio ne s positi vis tas de la Nu eva Arqu eología .
Kuhn acabó repudiand o la idea de que la ciencia no pro gr esaba; se dio cu enta de que los paradigmas se rompían bajo el peso
acum ulado de las evidenc ias q ue los co ntradecía n. y que cada n uevo paradigma era m ejo r; representando una Iorma nui s co rrecta de
co nocim ien to del mundo . Renfrew y los dcuuix sec und a ro n a
Kuhn en este punto . O tros intel ectuales, sin 1..-'l ll!J ;II V:O . torn a r on las
ideas de Ku h n y las exten d iero n de una lorma tal qu e el m ismo
1./\ ,\J{O I T .c Jl.( H i l i\ ( "U l\l O ( "IE N CI ¡\
67
Kuhn llegó a desa pro ba rlas. Estos pen sadores llegaron a extra er
del trabajo del filósofo . co mo decía , consecuencias realme nte distintas y de un a lca nc e much o mayor ; dos de ella s des taca n:
1. Lo que co nstituían «hech os » válidos u «o bs erv a cio n es» de pend ía del paradigma vigen te. Es decir, lo que era u na evide nci a
destacada y lo q ue, en ca m bio. era algo que es ta ba fuera de luga r.
depend ía . al m enos en p a rt e , de los pla nteamientos pa rad ig má ticos de partida . En consecue nc ia . los hechos aparecen siem pre en
[unci án de la teoria .
2. Las fuerzas soci a les y polít icas y n o só lo la investi ga c i ón
científi ca desin teresada juega n u n papel central en la in ducción y
co n figura ci ón de los ca m bios de parad igma.
La principal in fluencia de Kuh n en la filosof ía de la cie nc ia reside pu es, en ha berse a parta d o de la s presuncio nes pos iti vist as
ace rca de la na tura leza del progreso cien tífico y en ha ber cuestio na do el uso de un único método positivist a en la investigació n
científica.
La segun da figura clave es Pa ul Feyer a bend , cuya descripción
acerca de Có mo trabaj a la cie ncia se ha convert ido en muy popu lar al co ns istir en d os pala bras so lam ente: lodo marcha , Feyerabend se preguntó si la ciencia había tenido a lguna vez un m étodo
ú nico . Sugirió qu e s i mirá ba mos hi st óricam ente al desa rro llo de la
cien cia, los ca m bios en las creen cias cien tíficas siempre se ha bía n
visto m arcad os po r una gra n dive rs idad de m étod os.
Feyera bend utilizó el eje mplo del astrónom o Galileo . qui en , arguyó, hi zo ava n zar la ciencia a base de romper todas las regla s,
usar la retórica polít ica y hacer a pe lacio nes a la emoción. siemp re
m etido en el co ntexto po lítico y social de la Itali a del s iglo XVII:
«Galileo pre va lece gracias a su es tilo y a sus inteligen tes técni cas
de p ersuasión , gracias a qu e escribe en ita lia no y no en la tín , y
gr ac ias a que hace lla ma m ientos a la gente qu e temperam entalmente se sient e co ntra ria a las viejas ideas y a las fo rm as de co nocimiento co ne ctadas co n ellas» (Fey erabend, 1988: 13).
Para Fcycrabend , la historia de las ideas cien tífica s nos ens eña
qu e para o bt ener m ejores resultados hay que desecha r el uso de
un único m étod o. Por lo tan to hay que est imu la r la mayor di versi d ad posi ble de m ét od os y grupos trabaj an do en ciencia. e incluso
permitir estra teg ias «ac ic n tí ficas» como la a pe lación a las emociones. Feyera bcn d in sis te en la imp ortancia de las fu erzas po líticas y
6H
rJ,.t ll <l A ¡\ [{() l '¡;'OI.(J( ; lC A . l NA I I\.'1t{ ( Jlll JI(I () N
l A ¡\ !{() I . I'.{) U )( ;I A CO .l\l o
sociales que hay detrás de la investigación c ientí fica . Sc úa lu que
los m éritos relativo s de las ideas ci entífi cas no se prueb a n en un
ca m po de ju ego a fín sino en otras partes . E nfatiza tam bién el
eno r me poder que co ncen tra n las inst it ucio nes científicas, y la man era com o esc onde n su pa rciali dad de tr ás de u na fachada «o bjetiva ». E l positi vism o, bajo la for m a de un mét odo p art icular, enmascara, seg ún Fcyerabend , la «in tim id ac ió n in s rituc ion al » y Ungiend o ser neutro , estorb a el desarrollo de la ciencia y da a las al
cient ificismo y al «cu lto al experto ».
El const ruct ívísm o social
Es import a nte resaltar q ue ta nto Kuhn co m o Fcycra bcnd se
centran en la descripci ón de lo que hac en r ea lm ente los cien tífic os
cn su trabajo y no tanto en la prescripción de lo qu e deb erían ha ce r. En los últi mos años este ti po de trabaj os ha n ad qu irid o nueva
rel evancia ha bi en do con vergid o en una escu ela de pensa miento
den o m inada co nstructivis rno soci al: se piensa que el conoci m iento
cie nt ífico no es ob jetivo, si no qu e, en parte o tota lmente, es una
co nstru cción social. (E l co ns tr uctivism o soc ia l blando pien sa qu e
só lo lo es en parte, mi entra s que el constru c rivlsrn o social d u ro
pi ensa qu e lo es to talm ente.)
Veamos algunos ejemplos sacados de las ci encias de la nat uraleza :
1. Los quarks . Andrew Pickering estu dió el «descubrim iento »
de estas partículas su ba t órn icas llamadas qua rks. Señaló q ue m ás
im portante qu e centrar la a tención hacia la investigación pro piam ente dich a dirigid a a la bú squeda de tal es partícula s, era d irigir
la atenció n a cos as co mo las decisio ne s tom adas po r los o rgan ismos de fin a nciació n de es te tipo de actividades, o a las relacio nes
entre personas y entre in stitucion es, o a la un iversidad v a la pol íLica . Segú n es ta ó ptica. los qu arks no fuero n «descu biert os» sino
que fueron activamente «co nstruidos » po r los c icn t íl"i c()s implicados . Y se trató de una co nst rucció n so cial rc-su lt.uuc de las interacciones entre científicos. po líticos, o rgu ll b ll lo S p.u ro c ina dores,
universidades y el pú blico en ge nera l.
2. Las razas. Es fácil argumental qu e lns d,'1ini.ion cs científicas de las diferen tes razas en 。 ャ ャ イ ッ ー ッ ャ HI セャ N ■。 li s i,';l I 'Cl lIsliluyen i rn posiciones so bre un con tiu urnn di.' tipos I '.. . ¡el l .... ( Jl II' .u ra vi esa todo
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el planet a . En tonces , ¿de dó nd e viene clasifica r las po blacio nes en
raza s tal co mo nos lo presen tan los antropólogos físicos? Puede
pen sarse que las clas ificacion es científicas en «tipos físicos » no
son unas herra m ien tas neu tras en pos de una ca tegorización ob jetiva, sino que ti enen su o rigen en los pu ntos de partida y llegada
de las ru tas co m erciales desd e Eu ropa hacia las colonias y viceversa, en el siglo X IX , precisamen te la époc a en la q ue fueron creadas por la an tr o pología física las clasi ficacio n es básica s : europ eos
del norte , a fricanos occidentales , «in d ios. a m e rica nos...
Si el co nstr uctivis mo soci a l es un aná lisis correcto de la ciencia, en tonces la pregun ta de si la arqu eo logía deb e se r una ciencia
o un a d isciplina h umanística pierde todo se ntido. El co nstru ctivis1110 cuestiona la alegació n de la cien cia de ser una Iorrna distintiva y prim ordial de co noc imiento. Po r lo tan to, ni ega cualq uier d iferen ci a b ás ica aprioríst ica entre cie ncia y no-ci encia . No s invita o.
o bservar lo que hacen cier tas personas en los la bo ra torios con la
mi sm a naturalidad co n qu e m iramos otras actividades de la gente
en o tro s ó rdenes de la vida,
Todo es to está m i'.'" bien. pero me cuesta entender qué tiene que ver
la avqueo logia. ¿Qué versión de ciencia prefiere/1 los aroucologos ?
C0 11
Hay arqu eólog os que prefiere n una filoso fía científica y o tro s,
otra . Para Mike Shank s y Chris Tillcy. el positivismo en a rqueo log ía
ha m u ert o defin itivam en te. Shan ks y Tilley piens a n que el énfasis
de l positivismo en sepa rar el m éto do de la teoría es u n fraude, ya
q ue se trat a de dos cosas que no pued en sepa ra rse de ningu na ma n era. Igual que Feyereband, ven al posi tivismo com o un a tap ade ra ,
una form a bajo mano de es ta blece r lo qu e se pu ed e y lo que no se
pued e decir en arqueo logía . Con mucho sa rcas m o escriben :
No imp orta lo que se pas , siempre que lo digas cor recta mente;
siempre que te suje tes a las reglas del discu rso positivista/emp iricista; sie mpre que lo que digas se a razon ab le, que no sea fantasioso ni
extrem ado, que pueda co ntrastarse co n los datos disp on ibles , que
no sea abierta me nte po lítico, ni s u bjetivo. Y si transgredes es tas le yes del discurso , de la epis temo logía... tendrás a la po licía esperán d o le a la p uerta de tu casa (Shan ks y Tilley, 1992 : 23).
Pa ra Sha nks y Tilley, la manera habitua l que tiene n los in telectu ales de escri bir so bre el pa sad o tiene m uc ho qu e ver con las re-
70
T EüR iA ARQ U EOLÓGICA. U NA I NT ROO UCCl Ú N
glas del comportamien to político. Por ello, est os autores pretenden
desenmascarar la natura leza política de estas reglas.
Sus op on en tes rep lican : si abandon amos los criterios pos itivista s, ¿qué qu eda ? Si ace ptamos los puntos de vist a de Shan ks y Tilley, ¿no res ultará qu e co nve rt ire mos las creencias en la m agia o
en fuerzas mi s teri osas en algo tan «cien tífico » co mo el debate raciona l? Otros preguntan: ¿podre mos rea lme nte sa lva r a lgo del
na ufragio si hemos de aba ndo nar el positivismo? Y de es ta manera el debat e no ces a. No hay una res pues ta ún ica a tu pregunta:
deb erás escoger por ti mismo qu é es lo que más te conven ce. Todo
este lipa de cu es tion es volverán, no o bsta nte, a ser plan teadas en
posteriores cap ítu los, cu ando examin em os las propuestas de la arqu eología postprocesua l.
E l mi smo tipo de pregun tas que se hace la a rqueología co n relación a l debate so bre el positivismo se la s bacen prá ctic a mente
toda s las demás ciencias so cia les . Los psicólogos eo nd ue tistas a firman que la concie ncia queda fuera del do minio de la ciencia , por
lo que el trabajo de los psicólogos debe ría con centrarse exclus ivamente en la conducta de la gente. En sociología , Augusto Com pte y
Ém ile Durkheim establecieron las bases del m étodo en sociología
de ntro del marco del positiv ism o; su intención fue ela borar un a
cienc ia de la soci edad medi a nte la cual poder realizar pred icciones
y gene ra lizacione s so bre los fenómeno s sociales de ma nera parecida a como se hace con los fen óm enos nat urales. Antho ny Giddens
y otro s, en oposición a Durkhei m y Com p te, h an hablado de la im po sibilidad de hacer u na cienci a de la sociedad neu tra que no incorp ore juicios so bre las cosas. Debates similares tien en lugar en
todas las disciplinas clasificadas co m o cienc ias soci ales: h istoria ,
lingüística , economía , polftiea . Muc has feministas o pinan qu e la
Ciencia no só lo tien e un carác te r polít ico, sino que se tra ta, so bre
tod o , de una cons trucc ión masculina: las reglas del «método ra cion a l» enmascaran un se sgo masculino con un ma nto de objetividad . Los arqueólogos pueden conform arse, pues, co n la idea de
que su dilema epis temológico es com partido por las demás ciencias sociales. Sobre si es to hace m ás llevad ero el problema, ya no
está ta n claro .
CAPIT GLO 4
CONTRASTAR LA TEORÍA DE ALCANCE MEDIO
Y LA ETNO ARQUE OLOGÍ A
E n este capítu lo volvemos a la figura 2.1 y a l abismo qu e se para el presente del pasad o, pero al preguntarnos có mo sortear el
o bstáculo toma mos un a ruta algo distinta que en el capítulo 3. Dixpon emos de u n material arqueológico muy con creto: cerá mica , piedras, h uesos; no cabe du da de que este mat erial exis te, aq uí, en el
presente ;
¿CÓ I11ü
actuar ento nces para que nos cue n te algo acerca
del pasado ?
Si es verdad qu e todo lo que decimos sobre el pasado lo hacemos inevitable mente desd e el presente, también es verdad que nos
valem os de a na logías . Una ana logía es el uso de informac ión derivada de un co ntexto, en es te caso genera lmente el presen te, para
expli carnos información enco ntrada en o tro contexto, en este caso
el pasado.
Para ser claros: todos los arqu eólogos, proced an de donde proceda n , hacen uso de a na logía s para tender un pu ent e entre el pasado y el presente. Siempre presu m imo s qu e las cosas en el pasa do fueron parecidas - qu izás incluso análogas- a las del presc nte. Incl uso las más mundanas interp retaciones se sostienen sobre
analogías. Considere mos, po r eje mplo, la manera que tenemos de
asignar funcio nes a los objetos: «eso fue una vasija para gua rda r
ali m ent os ». Pen sa mos qu e se trat a de u na vasija pa ra guardar alimentos porqu e su forma (alarg ada , robu sta , po co decorada ) han'
qu e nos parezca "natura l» un uso de es te tenor en el prese nte.
Luego co nsolidamos nu es tra argu men tación con o tras ana logías .
Por ejemp lo, q ue el objeto fue enco n tra do junto a otros objetos del
m ism o tip o en una habita ción del an tiguo palacio adyacente a un
área donde se preparaba la comida , área qu e etiquetamos co n el
72
TEORíA ARQUEULOGICA. U\li\ INTRO[1l:CT10N
LA '11'",t)l·Ui\ 11I' ;\1,( i\
nombre de «cocina». Análisis químicos revelan que la vasija contenía restos de comida, y una vez más, por analogía con el presente, inferimos que la vasija se usó para guardar comida.
Cuantos 111ás nexos podamos establecer, con más convencimiento aSUlnÜ110S lo análogo de las dos situaciones. Se trata de una manera de trabajar que puede resultar a veces obvia; sin embargo, no
deja de ser absolutamente significativa de la manera como solemos
escribir acerca del pasado. Y C01110 tantas otras cosas obvias, la
cuestión de las analogías demanda también un examen crítico.
Binford y la teoría de alcance medio
Lewis Binford puso con gran convencimiento esta cuestión sobre el tapete en los años setenta. Mientras que las grandes cuestiones estudiadas cn cl capítulo anterior estallaban con fuerza en
el debate teorético sobre epistemología y positivismo, Binford sugirió que había cuestiones a discutir aún mucho más importantes.
Para Binford, la reivindicación de una arqueología científica dependía sobre todo del problema de las analogías. Su argumento se
puede resumir del modo siguiente:
Los datos arqueológicos -piedras, huesos, cerámicas- lorman un registro estático en el presente. Los arqueólogos registramos cuidadosamente piedras, huesos y trozos de vasijas, su posición y distribución en el suelo en el hoy y aquí. Pero no estamos
interesados en el hoy y aquí sino en el pasado: nuestro trabajo es
hacer las oportunas preguntas sobre estos materiales en e! presente, para saber acerca del pasado. En concreto, estamos interesados
en las dinámicas de las sociedadcs del pasado, o lo que es lo mismo, el funcionamiento dc los sistemas culturales de! pasado, su
desarrollo y su transformación.
y puesto que ahí está la ciencia, quc es una forma disciplinaria
de trabajar que persigue generalizar, por las razones descritas en el
último capítulo, queremos desarrollar teorías generalizadoras
acerca de las dinámicas del pasado (figura 4.1, que es una versión
diferente de la figura 2.1).
Todos los arqueólogos ofrecen posibles vínculos entre lo estático y lo dinámico cada vez que aventuran una interpretación sobre
los testimonios arqueológicos. En la práctica, lo hacen a base de
hacer presunciones acerca del alcance medio, esto es, del «espacio»
que media entre lo estático y lo dinámico. Por ejemplo, excavamos
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rvll.',I>I() 'r' 1.1\ 1;.TNOAJ<.UI'F()U)(;I,,\
Teoría de
alcance medio
Datos estáticos
(presente)
(relacionar argumentos
entre presente
73
Comprensión de las
dinámicas del pasado
y pasado)
FJG.4.1.
F.o estático del presente, las dinámicas del pasado." la teoria de alcalice medio.
un cementerio en el que hay unas pocas tumbas con un importante ajuar funerario y bastantes tumbas má» con un ajuar mucho
111ás pobre (datos estáticos); de ello inferimos una sociedad caracterizada por sus diferencias sociales (dinámicas del pasado).
Llegamos a esta conclusión porque presumimos una relación de
alcance medio entre el número y/o valor del ajuar funerario Ji el estatus social/económico de la persona enterrada. Un segundo ejemplo: excavamos un poblado en el suroeste norteamericano y descubrirnos que con el tiempo crece cn tamaño y número de habitaciones. De ello inferimos que la población aurnenta. Una vez más
hacemos una presunción tipo alcance medio, a saber, la dimensión
del asentamiento, medida en términos del número de habitaciones, ofrece una correlación directa y positiva con un aumento del
tamaño de la población.
Correctas o erróneas, (y por más obvias que parezcan a primera vista las presunciones hechas en los dos ejemplos, no por ello
menos discutibles), este tipo de conclusiones pueden denominarse
presunciones de alcance medio. Tales presunciones nos conducen
desde la observación del registro arqueológico estático (enterramientos en celllenterios excavados, datos obtenidos de asentamientos estudiados) al establecimiento de generalizaciones y teorías sobre el pasado (estructura social y jerarquización, estimaciones sobre población, vínculos posibles entre estas variables, proposiciones generalizadoras acerca de las relaciones entre rango,
tamaño dc la población y complejidad social: figura 4.1).
Este tipo dc proposiciones reciben por parte de Binford la denotni nación de proposiciones de alcance medio porque, en sus
propias palabras, relacionan 10 estático y lo dinámico, las observa-
74
T Eü Rf A AROU E{ )I.(J<.;ICA. UN A I N "I'I{()I)l ;U :H) N
cio nes particul ares del registro arqueo lóg ico co n las teorías gene rales ac erca del pasado. En la m ayoría de los pr oyectos arqueológicos que se reali zan , pi ensa Binford, la m ayor parte de las proposiciones qu e se formu lan no se enm arcan en teorizació n alguna ,
pues to qu e, o aparentan un b uen sentido, o p ar ecen de na turaleza
trivia l, como cu a n do se dicen cos a s así: «c u a n to m ás gr a n de es el
ase nta m iento , más gente es probable q ue haya vivid o en él".
Mu c bas proposicion es del tipo «alca nce m ed io » pueden pa rece r tr iviales; sin em ba rgo , cualqu ier buen científico debería hacer
explicitas y presentar [onnalme nte sus presu nciones discipli narias.
Si, en cambio, las presunciones que for mu lam os las damos siem pre po r buen as, p ermanecen en cualquier caso im p lícitas y no so n
con tra sta d a s, n u n ca p OdrCl110 S ofrecer o tr a cos a a la cie ncia que
n uestras propias h istorias inco ntrastadas so bre el pasad o. Y esto
es as í porque el criterio q ue s irve pa ra decidir qu e un arg um ento
es buen o y qu e otro es malo nu nca ha sido puest o de man ifiesto.
Binford co nsecuent emente sugiri ó q ue de bíam os desa rrollar una
explícita «teorí a de alc ance med io » (MRT), que relacio nase lo está ti co del presente co n las d inámi cas del pasado.
La única posibilidad real existen te q ue nos permit e co ns tata r
un vínculo defini do, ci erto y m en sura ble entre un os determ inad os
mo do s de co nduc ta o dinámicas .Y su trad ucció n arq ueo lógica se
encue ntra en el presen te. Nu nca podremos observ ar a un ag ricultor del ne olíti co fa bricando unas puntas con m a teri al de sílex o a
un cazador pa leolítico arrancando la piel Y de sp ed aza ndo a un
anim al, para abandonar luego los hu esos mientras es perseguido
por per ros ha mbrien tos qu e le d isputan la pieza. Lo único qu e po dem os hacer es observar actividade s com parables en el present e:
por eje m plo, prod ucció n de út iles de piedra , ac tividade s de caz a v
ca rnicería, co nservación y selección de se m illas.
.
En nuestro present e ten emos la oportu nidad de re a lizar un detall ad o y cui dadoso regis tro so bre cóm o determ in adas act ividades
o sis tem as de actividad dan luga r a un det er m inado tipo de res tos
arqueológicos . Pod em os o bservar cómo preparan y procesan el
grano deter m inadas co m unida des modern as de agri cultores , o
cómo preparan .Y almacenan la ca rne comunidades m odern as de caza dores-recolectore s. Tenemos la oport unidad de observar y m ed ir
co n p recisión qu é tipo de restos se prod ucen en la realización de
tales ac tividades, y en qué can tid ad se pro duce n , y qu é les oc urre
luego a estos resto s com o re sultado del de sgaste y la put refacció n
(fíg ura 4.2).
75
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Muescas
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mas
oonllcJladas
Tipologías segun F. Bordes
Frc. 4. 2.
Típoíogics nucsteri ensas seglí l l Bo rdes, reproducidas fJOI" Biníonl (1983a),
Por lo ta nto debernos mi ra r al prese nte et nográfi co CO IllO fuente q ue nos sU11a de ideas para desa rroll ar la teoría de alcance medi o. Bi nfo rd escri bió: «Mi meta ha s ido estud iar la rela ción existen te entre lo es tá tico y lo d inámico en u n es cenario moderno. S i
lo llegáram os a co m pre nde r hasta el detalle equivaldría a una nue va P ied ra de Rosetta de la a rqueología : u na manera adecuada de
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1,/\
TE O Rí A AR O lJEO U ) G IC¡\ . L;:\'i\ l :"J T I<O JH I( '( 'I ON
«tra du c ir» lo estático, út iles de p iedra que en con tram os e n 111' ya cim ie n to a rqu eo lógico , en la vib ra n te vid a d el gru po de gen te que
lo s abandonó » (Bin fo rd , 19 83a: 24). Es d ecir; de la mi sma lorma
que la Pied ra de Rosctta , a l incluir la m isma insc ri pci ó n e n tre s
lenguas a n tiguas diferent es, perm itió a los lingü is ta s moderno s
traducir de una le ngu a a ot ra , de m anera p arecida podríamo s in tentar encon t rar cosas qu e p ermiti er an tra n s por ta r nos del registro
arqu eológico observa do a l pasado m ismo .
Binford llamó act ualistica a es te tip o d e es tu d ios e tno grá ficos ;
es decir de observaci ó n y re gis tro, por part e de los a rq ueó logos, de
sit u ac ion es et no gráfi cas que tienen lugar en e l tie m po p resen te.
Co mpar ó el regis tro arqu eológico a una h u ella encontrada en el
bosque. A la vista de u na d e tcrrni nud a h ue lla, por su Iorrn a y ta 111,-ll10, uno pu ed e co nje tu rar q ue per tenec e a un anima l gra nde y
pesado, a u nque no pu ed a llega r a reconoce r a l a n im a l du eñ o de la
l11 is I11 a . Má s tarde un o observa a u 11 Oso y ve c óm o d eja e n el s u el o
la 1111S013 h ue lla preci sa qu e o bservó a n le r io n n e n tc; a p arti r de
es ta observaci ón e n el p resente , a hora sí puede asegu ra r q ue la
hu ella ant erior hab ía sido hecha por el mi smo an im a l en el pa sado .
Este tipo d e es tu d ios e n el prese n te e tnográfico es tim ula n la
a p a ric ión de un inte rés p or la arqueologia ex perime ntal. Po r eje m plo, se puso en evide n c ia e l interés pOI ' la m a n u fa ctu ra y u so d e
útiles de piedra tall a da y p ulimen tada . Los res tos d e p iedra p roducidos en cada rase del pro ceso de m a nufa c tu ra ex pe rimental podían se r comp arados con los res tos exist entes en el regist ro a rq ueológico ; se podía n también comparar la s señ a les mi croscó pi cas
de jadas por el uso en lo s útiles p rehist óricos CO',1 la s d eja da s en la s
herramie ntas moder n a s qu e habían sido u sada s d e forma expe r imental para r eali za r de terminados tr a bajos . Todo ello ta m b ié n
co n duj o a un renova do inte ré s por la etuo arqueologia , o est u d io
por lo s arqueólogo s d e la cu ltu r a mate ri a l del presen te.
Los arqueólogo s sie m p re ha n es ta do in teresados en el es tu d io
de la cu lt ura m a teria l de los pue blos m odernos, habiend o utili za do
en oc asiones m ateria l e tnogr áfico para co m p a rarlo co n el m a teria l
ha llado en el regi stro a rq u eológico. Mu cho a n tes de q ue David
Clarkc publicara su es tud io sobre el poblado lac us tre de la Edad
del Hierro de Glast o nb ury, s us ca bañas va habían " ido com pa rad a s
co n las cabañas de los «na tivos " del África o rie n ta l. De hech o , este
tipo de paralelismos fueron decisivos para e l dv xpcgue de la a rqueología como di scipli n a cie n tífica. Las i,"';¡s d"e illlonón ica s vigen tes sobre la evolución soci al , segú n las ,", ,,,1,'s toda s las so cied a -
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de s d ebían rec orre r las llli SI1H1S e ta pa s fu nda m e nta les d e u n proce so ci viliza dor. implica ron que pudi éramo s uti liza r a las socieda des
«p rim itiva s» del presente co m o refere nc ia para el es tud io del pa sa do prehistór ico . Así , p or ejem plo , el fa moso lib ro de Lu b boc k de
1866 titulado Preh istoric Tim es lleva por su b títu lo (tra d u ci do) : tal
C01 110
ilustran los res/os antiguos y los
li S O S
y costu mbres de los mo-
dem os salvajes . El li bro con tiene ilust ra c ion es ta nt o d e o bje to s
prehist óricos co mo de o bjeto s con te m po rá ne o s perten ecie ntes a
comunidades «pri m itivas- co rno los in uit. Bi nford .v o tros, sin cm bargo, sugirieron qu e es te tra bajo «ctnoa rquco l ógico» d eb ía ser r ealizado no por etn ógrafos sino p or arqu eó logos, co n u n o jo pue sto
en las anal ogía s en tre p resente y pasa do. No se podía co n fia r en sacar par tid o del tra b ajo de los e tnógra [os p orque su modo de proce der respondía a pr eoc upa ci ones m uy dis tint as.
Pa ra Bin ío rd, el desarroll o de u n a teoría con sis ten te d e a lca nc e
medio era m á s impor tant e que los debat es m et a físicos sobre el estarus d e la a rqu eología como ci en cia . M ientras q u e much os de s u s
co legas pasaban el tiem po de ba tie n do so b re filosofía y ep iste m ología , Binford partía p a r a Ala s ka pa ra es tu d ia r a los ca za do re s esquima les nunamiut.
Interpreta r e l mustericnsc
Es muy instru cti vo cl relato del propi o Bin ford sob re los mo tivos que le in d u jero n a es tu d iar c l m u st cricn se (véase su lib ro traducido al espa ñol : 1:'.11 bu sca del pasado) , Bin ford es ta ba in ter esado
desd e hacía añ os en セ i «p ro ble m a rnu st erien sc ». E l período m usteriense , situ ado entre e l p a leo lít ico m edi o y el su perio r, p ued e en con t ra rse en co n tex tos d iferentes en el Viej o Mu n do , aunqu e ha
sido estu diado d e m anera m á s pro funda en el su r de Fran cia : recibe
el nombre precisam ente d e l yaci m ien to a rq ueo l ógico loca liza do e n
la cueva d e Le Moustie r,
E l must cricnse fue de fin ido y ca rac ter izad o a partir de cie rtos
tipos di stintivos de útil e s de p iedra cla sifica dos por el arq ueólogo
francés Fra nco is Bo rd es . Bordes se había d ado c ue nta de la va riedad de p roporci o nes en qu e a pa recían di st in tos ú tiles de pi edra loca liz a dos en n iveles es tra tigráficos d ifere nt es, y d em os t ró que podían clasific arse e n grupos tipo lógi cos d iferentes : «rnus ter ien se típ ico», «charen tien se », «rn u stcric nsc de trad ició n ac helens e », «m u stcriensc d e d en ticu lados», etc. (figu ra 4.2).
78
7<)
TEO l{ íA AROl.:¡':O ] .() ( ; ICA . ¡ : NA J\lT l{ t>l ll l ( '{ 'I() :\!
I ,A T F () !<. II\ I J!-'. ,\ I t'i\ N (' I ', M I ;,I JICl 'r' [ ,¡\ FT '\UARU l ' I·: (lJ.{H;¡ ,\
¿Cómo se podía interp retar es ta s va ria n tes tip o l óg íca s descu biertas en el presente e n términ os de procesos oc urri dos en el pasado? Bordes cre ía qu e los di stintos gru pos de útiles de piedra
reflejaban la presen cia de diferentes gru pos cultura les. Es decir,
segu ía las pautas intelectuales de o tros a rq ueólogos tradicionales
que a su m ía n que ciertos tipos de o b jetos y con ju ntos de o bjetos
identificaban a «cult u ra s » di stintas. Ot ro s a rqueólogo s, sin em bargo, no tenían ta n clara la form a de Interp re ta r la «varia bilidad" existente entre los distintos gr up os t ipol ógicos . Bin ford, por
ejemp lo , su girió qu e los di sti nt os gru pos de útil es no tradu cían
d ife ren tes cultu r as, sino qu e d eb ían ser interp retados, dent ro de
un marco ad ap t at ivo, com o «juegos de herrami ent as » d ifere n ciados fruto de la esp eciali zación . Binford qu iso probar su hi pó tesis. Reuni ó en ormes can tidades de da tos es tad fsticos proceden tes
dc grupos mustcri enscs fra nceses y los proces ó, (Con ello verifica mos el in terés de la Nueva Arqu eología e n los mét od os cua n titativos y cn com pren de r a fond o el co nce pto de va ria bi lidad .)
B in lo rd requ ir ió u na tremenda ca ntida d de trabajo para pro cesar
toda la inform ación , y descubri ó que había a lgunas cosas interesa ntes e n el materi a l reunido . Pero aq u f es ta ba el p roblem a prin cipa l. Bin fo rd descu b r ió que no po d ía hacer nad a con aqu el ma -
posteridad, puesto 'lIJe no ha b ía man era alguna de dirimir cuá l de
la s do s se ajus ta ba mejor a la verd ad.
El deseo de producir informaci ón de alcan ce medi o qu e pu di ese da r lugar a algún tip o de as idero con el que aborda r la cues tión
pendiente llevó ento nces a Binford a inicia r sus tra bajos de ca m po
co n los nunamiut. Los nunamiut , co mo gru po qu e practica la caza
del c iervo en un entorn o natural simila r al existente en el sur de
Francia en el período rnu steri en se, ofrec ía la oportu nida d de at acar defin itivamente la cues tión . Un trab ajo pacien te co n los nunamiut podía dar con la resp u esta adecua da a la sigu ien te pregunta:
«¿qué t ipo de aetivid ad cs de caza y recolección da luga r a los distintos grupos de útiles ?".
Pero antes dc seg u ir con los nunamiut y co m pro bar si el trabajo de Binford con ellos prop orcion ó los res u ltados apeteci dos
debernos traer de nu evo a cons ideración la tcoría que su byace al
tipo de preguntas plantead as.
teria l.
Bin ford no tenía un a idea clara sobre qu é tip o de activ ida des o
pro cesos eran los ca usant es de aqu ello s resultad os. Había dist in tas
explicaciones que podían ser ap ropiadas. Tanto la sugerencia dc
Bordes de qu e la s di sti nt as proporcio nes en que aparecían los vari ados tipos de útil es reflejab a n la existenc ia de grupos cultu ra les
diferentes , como el argumento de Bin ford de qUI; los distint os grupos de ú tiles debían ser interp ret ad os como «juegos de herra m ientas » que reflejaban d istintos tip os de adap tación cultural, más
otras interpretaciones proced entes de especialistas en paleolítico ,
pa recían exp licaciones satisfactorias , al margen del número de se ries estadíst icas pro cesadas por ordenador.
Pa ra usar la terminología del propio Binford, él di sponía de
m ucha in formación so bre lo está tico en el presente, pero earecia
de recursos para traducirl o en d inám icas del pasad o : h teo ría de
alcan ce medi o. En definitiva , sus ideas so b re lo qu e signi fica ba n
los gru pos tipoló gicos pod ían ser contra stadas co. : las idea s de
otros , como la s del propio Bordes, pero no pod ía reali za r tests
para poder averiguar qu é id eas era n m ás ac ertadas . Los argumentos
de Binford y Bor des qu edaro n como propuestas di feren tes para la
Las p resunciones un iform izad ora s
Bin ford es ta blece dos co nd icio nes qu e la teoría de alc ance medía debe sa tisfac er:
1. Ser independiente formalm en te del desarro llo de la teoría
general. Recu érdese qu e el método cien tífico tiene que ver con la
comprobación de hi pót esis, y co n la importan cia de manten er separados el mét od o de la teorí a. ¿Có mo podem os hacer pruebas
en tre dos teo r ías gen erales si nue stra teoría ele alcance med io se
b asa en una de ellas? Es to puede hacernos caer en el peligro de
una argumenta ci ón circul ar.
2. Basarse en un a presunción uniionnizadora. En otras palabras, debemos supo ner que las co nd iciones en el pasad o era n pa recidas a las del presente. Si las co ndiciones en el pasado varias en
no habría lugar a ca so algu no; cua lqu ier cosa podría hab er oc urrido; los es tud ios ac tua lísticos en el presente no ofrecen ni nguna
gu ía segura ace rca de lo qu c ocurrió en el pasad o.
Considerem os por u n momen to la presun ción uni forrn izad ora . Podem os as um ir qu e las prop iedades físicas y los p ro cesos
naturales (la gravedad, la estru ctu ra de las m oléc ulas, los procesos geol ógi cos tales co mo la rormación de suelo y la se dimen ta-
80
T EO R íA ARQ L' EOl..() ( d l' A,
t :NA I NT I{( JI )[ It '( '1Oi\,
ció n) fue ron los m ism os en el presen te que en el pasad o . Ciertam ente esta pr esunció n fu e crucial en el siglo XIX p ara el desarro llo de la geo log ía mo derna , y co nsecuente m ente para el desar rollo de la cs tra tigra fía en a rq ue o log ía . El geó logo Lyell d io a rgum en tos en con tra de la adscri pci ón de carac terís ticas geológicas
tale s com o los cs tra tos de la s rocas sed im en tari a s a cat ást rofes y
dem ás catacli s mos , co mo las inundacio nes b íbli cas, hech os s in
paralelo en los tiem pos p resentes . En ca m b io, nos ot ros he mos de
su po ner qu e carac te ristica s ta les co m o los es tra tos de ro ca se d imen ta ria fue ro n c read os po r procesos obse rva bles en el presente
(co mo la se d ime ntació n ma rin a). Es cie rto, sin emb argo, qu e
u nos po cos p ro cesos físicos so n no unifo rm es : la pro po rció n de
car bo no- 14 en la a tm ós fera ha va ri ado a lo largo del m ileni o , po r
eje mplo .
Los pro cesos físicos pu eden hab er si do los mi sm os en el pasad o, pero el co mpor tam ien to humano es mucho más d ivers o . Las
presu ncion es uniforrn ivad o ra s sob re el co m porta m ien to hu ma no
son mu cho m ás co mplicadas dc hacer. La ley de la gra ved ad fu nciona en cualquier lugar y é po ca ; sin em ba rgo , las culturas hu manas se co m port an de muy d iferentes m an eras. Esta difi cu ltad es
part icularment e clara para el paleolítico inferior y m edi o, pe rí od os
en los que enco n tra mos a unas es pecies de homínidos ex tingu idos
d istintos del !f0 /110 sapiens sap iens . Podem os debatir so bre si la
«na tu raleza humana - o las «necesidades humanas básicas » permanece n co nstan tes durante o tro s períod os , pero en estos tiem pos
tan re m o tos traba jam os co n esp ecies de hom ínidos qu e no so n
co mo nuestra especie. Por 10 tanto, no podemos asum ir qu é práct icas que su po nemos com u nes a tod os los gru pos humanos es tuv ieran present es en aquel ti empo . Bin ford puntu alizó que prácticas
tales como el ret o rno regular a «casa », en tend iendo por tal un
ca m pam en to no es ta ble , p udi era n ser «na tu rales» o sup ues ta s pa ra
los seres h um anos m odernos, pero no podía pr esumirs e lo mi smo
para los ho m ínid os del paleolítico infer io r,
En algú n lugar a med io ca m ino entre los mu nd os físico y hu mano se en cu en tran las pr es un cion es referi das al comportam iento de animales y plantas. La eco logia de las plantas y de los anim al es no es tan r ígida co m o las leyes de la física y la quím ica,
p ero tampoco es ta n variable co mo el comportamiento cultural. Por
e jemplo, las ove jas se agr upan cua nd o se sien ten amenazadas por
un pre dador, mi entras que otras es pecie s se di spersan . En tanto
que es te comportamiento tiene un fundamento genétic o, se hacen
l A TI -: ( l R J;\ IJI '", A l l '¡' ''\ ( ' I': MI':I)I<) y 1.1\ ィ t i| o a r o u Q セ o { L H hェ
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evide n tes las implicacion es del mism o co n relació n a la facilidad
de la d om esti cac ión de las ovejas en el neo lítico.
De ello se sigue q ue el desarrollo de la teo ría de alca nce medi o
puede ser rela tiva m ente plaus ible p ara áreas del regist ro a rqueo lógico dependientes de proceso s físicos o bi o lógicos, pero me n os en
otras áre as. Cons id er e mos a lgu nos ejem p los:
l. La prepara cion de gra no pa ra el con su m o hu m ano sól o
pue de llevarse a cabo de cie rtas m a neras : la cos echa só lo pu ed e
reali za rse dura n te cierta s ép oca s del a ño: el gra no d e be se pa r arse
de la p aja, dejarse seca r, etc. Los d iferen tes pro ces os invo lucrado s
en la recogida y procesado del grano da n lugar a determ inados su bpro ductos co rno la paja .Y los ras tro jos que permanecen en el cam po. E l procesa miento de las cosechas pue de estu dia rse di re cta rncnle m ed iante la cm oa rq uco log ía y la a rque ología experim ental.
2 . La c rí a d e an im a les , Pod em os suponer que la forma d e cono cer la edad de los a ni males m ed ia nte la ob serv a ci ón de las
secu encias de apari c i ón de la denti ción no vari ó en cI r asad o, y
adem ás, podern os asum ir q ue la s formas de a p arca m ie n to y cría
tenían lu gar con la mi sm a frecuenc ia es tacional. Es por lo tanto
posible tomar una co lec ció n de h uesos y deter m inar, no sólo la
edad al m ori r los a nim a les , sino tam bién la é poca del a ño en que
estos an imales er an sacrificados. Adem ás , to d o elJo nos permite
realizar con ga ra n tí a s in feren cias a cerca de si los a nim ales eran
criad os para o btener carne o pa ra obtener o tros prod uctos.
3. Para ut ilizar un e jem plo m ás marginal de exploración de
los lím ites de las presu ncio nes unifo r mi zad oras podemos diferenci a r e n tre «ca zad eros ) y «h ábita ts- e n [u nci ón de los h uesos en contrados en ca da lugar. En este caso pod emos hacer sin peligro
presuncio nes un iforrnizadoras tales co rno q ue la relació n en tre carne y h uesos pe rma ne ce co ns ta nte para cada par te de un a n im a l, y
por lo tanto ra zon ar q ue los cazadores se llevarían de retor no a
casa las part es de l animal m ás ri cas en car ne, mientra s que dejarían
a bando nadas la, parles menos carn osa s. S i un yac imi en to es un cazadero, o si en cambio es un hábitat o cam pam ento base, habrá de
reflejars e en los diferent es tipos de huesos aba nd onados, Gran parte de la invest igac ión ctnoarqueol ógica se ha ded icado a es ta blecer
hasta qu é punto este m éto do funciona correctam ente .
(Pero qui zá no fun cion e debido " factores culturales. Un gru po
puede ten er tabú es culturales con tra determinada parte de un ani-
82
T EORÍA ARQ UEO I .<)(;ICA. UNA I N "I'IU)( )l i t T HI N
I. A T Ff H{l A 1110'. " 1.( "I\Nt' E M I;,I)fO y L A ET 'OA KQ CEO L O ( j JA
m al, o a la invers a, alguna part e ser primada por su s propiedades ritu ales. El hech o de conceder un alto valor cultural a una parle del
an imal qu e no se co rre sponde co n su valor proteínico o ca lórico puede confundirnos. Est ud iaremos este problema a fondo más abajo.)
Muchos de es to s es tu dios pu eden ag r u p arse bajo la den omi nación de est udi os de tafon omía. Talon o rn ía es el estud io de la fo rm ación del registro arqueológic o tan to a pa rti r de un co m po rt ami ento cultural co rn o por causas natural es. La ta fon orn ía muestra lo d ifícil qu e es rela cio nar lo qu e encontra mos en el registro
arqueológico co n las actividades en el pasado. Su desa rroll o m ás
impor tan te tiene lugar en áreas donde hay restos botá nicos y Iau -
po ne qu e s i los homínidos que usaban ú tiles y vivían ded icados a
la caza y m at an za de a nimales, ac arreando det erminadas partes de
las capturas, y hubieran dispuesto de campam entos base, deb ería
poderse enc ontra r en tal es camp am entos un co nju nto de res tos de
su ac tivid ad parecido a los conjuntos de re st os encontrad os en los
há bita ts de los modernos caza do res recolectores . Lógicamente, estos hom ínidos ret ornarían a sus bases ca rgados co n gra ndes ped a zos de car ne y dejarían po r el ca m ino só lo a lgu nas parte s de la
n ísticos .
Para poner un co rto ejem plo: las marcas dejad as po r los per ros
en los huesos. Seb asti an Payn e ha demost ra do có mo los huesos
roídos se pudren m ás rápidamente q ue los hu esos ente ros . Los yaci m ien tos arqueológicos cn los que hay perro s pued en d ispo ner de
un número in feri o r de huesos y qui zá de diferentes tipos de hu esos que los yaci m ient os d ond e no hay perros. La concl us ión negativa de todo ello es que podemos llegar a interpret ar m al la economía de yacimiento s muy sim ila res cuya ún ica di feren cia real es
que cn u no de ellos hubo perro s y en el o tro, no .
CAS O
2:
H UE SOS EN O L J)UVA I
La teoría de alcance m edi o, por lo tanto, no sól o deb e de sarrollar proposiciones que vincu len lo está tico del presente con la s d inámicas del pasado, sino que tiene que tom ar est as proposicio nes
y utiliza rlas form a lm ente para escoger entre po sibles interpretacio nes referidas al mi sm o co n junto arq ue o lóg ico. Examinemos un
caso para co mpro ba r có mo se procede en la pr ácti ca .
En el último capítulo del lib ro de Binford, Bo nes: Ancient Men
and Modern Myths, este autor a firma; «mi análisis representará la
aplicación de un a metodo logía desar rollada a partir del con tro l de
la información ob ten id a de estu d ios a ctualísticos » (l 981b: 253).
Dicho de otro m od o , el a u tor utili zará su trabajo ctno arq ue ol ógico
para co nsegu ir det erm inar los di stin tos procesos que da n lugar a
los d istin tos tip os de co nfigura ciones del registro a rqueológico .
Binford desarrolla un co njunt o de proposicion es sac adas del
m at erial obtenid o de los nun amiut, pre deciend o de es te modo los
resu lt ados estáticos de det erm in adas dinám icas. Po r e jemplo, pro-
83
ca za m enos ricas e n ca rne . Si, en cam bio, los hom ín id os fu e ran s()lo carro ñeros. los car nívoro s cazad ores les quitarían las pali es de In
caza 111ás ric as en car ne , dejándoles sólo las partes meno s ricas
para ellos, ofrecie ndo u n panorama muy di ferente a nivel de restos.
Segu id am ent e Binfo nl es tud ia distintos vacimientos V los d ividc entre yaci m ien tos en los que las osamentas de los a nim ales
fuero n tambi én aprovech adas por otros anim ales carro ñe ros y
ya cim ie n tos e n los que es to no suced ió , Bi n fo rd es tu d ia co n gr a n
detalle los yaci m ien tos no saqueados, arguycndo en co ntra de la
asociación de los homín idos con los rest os de an imales. Su co nclusión es qu e hay algun os co njun tos de restos m eno s aparen tes
«coher entes co n la desa pari ción de huesos ricos en tu étano de restos d e mat an za previamente saque a dos por otros predadores carroñeros », una interpretación reforza da co n testimonios de útil es
de piedra .
Mi punto de vista parti cu lar es que se tr at a de un a argu ment ación interesa nte y lógica , aunque no un ejem plo de aplicac ió n de
la teoría de a lca nce medi o. Lo lógico hubiera sido enc o ntra r u na
seri e de pro posicio nes formales relacionan do lo est ático co n lo dinámico , luego una observac ión detenida de lo est ático , y fin almente una a nalog ía fo rm al co n lo d inámico . (Pa ra segu ir co n la
anterior a nalogía de Bin ford, primero propon emos que los osos
dejan huellas en el terreno, luego o bserv am os una huella de oso y
fin almente co nclu im os qu e ta l huella fue he cha po r un oso .) Pero
Binford no hace esto . En su lugar explora la evide ncia co ntextualmente, utili zan do de una ma nera más laxa qu e en la analog ía form al el trabajo rea lizado co n los n un am iu t. Por eje m plo, el caso
paralelo de la m at anza del lobo no se menciona en el gm po ini cial
de proposiciones fo rmales . Por lo tanto, el uso qu e Bin ford hace
dc la inform aci ón etnoarq ueológica , au nque interesante y riguroso , no representa u n eje m plo for mal de la ut ilidad de la teoría de
alc ance m ed io, s i hem os de ado pta r el criterio es tri cto que el m ismo Binfor d pide .
84
TEORÍA ARQlJEOLÓ(;'ICA. LJNA INTROI){}('('J()N
Nos vemos obligados a extender la misma observación con relación al caso del musteriense anteriormente expuesto. A partir del
trabajo de Binford cabía esperar que podían realizarse inferencias
seguras sobre la manera de interpretar el período. Pero, de hecho,
el debate continuó; hasta que ha sido resuelto por el momento con
la sugerencia de PauJ Mcllars de que los distintos conjuntos de útiles de piedra reflejan fases temporales diferentes. La conclusión
que podemos sacar de todo ello es que, aunque la investigación de
alcance medio puede ayudarnos a reflexionar sobre el registro arqueológico de forma distinta y con mayor profundidad, es difícil
que en la práctica nos sirva realmente para ayudarnos a escoger
entre distintas hipótesis alternativas. ¿Existen otras razones que
nos induzcan a ser escépticos sobre el valor de la teoría de alcance medio?
Problemas con la teoría de alcance medio
Desde mi punto de vista, Binford está muy acertado cuando sugiere que la prueba del nueve para saber si la arqueología responde o falla C01110 «ciencia» se encuentra en el desarrollo acertado de
la teoría de aleance medio. Si podemos relacionar de forma fidedigna, a base de utilizar proposiciones de alcance medio, lo estático del presente con las dinámicas del pasado, realmente seremos
capaces dc aislar los razonamientos arqueológicos de su contexto
social y político, y acabar con lo que tantas veces hacemos, que es
simplemente contar historias sobre el pasado. Si no SOI110S capaces de hacerlo, la idea de desarrollar la arqueología C01110 una
ciencia neutra parecerá ョャオセケ
utópica.
Hay dos problemas básicos que aparecen relacionados con el
debate sobre las analogías y la teoría de aleance medio:
1. Una analogía, esté sancionada con la rúbrica de la teoría
de alcance medio o no lo esté, no prueba nada. Nunca conoceremos si las presunciones uniformizadoras discutidas más arriba
son realmente correctas. Si yo interpreto una determinada estructura excavada COI110 un granero, y muestro cómo esta estructura comparte cinco, diez, quince características con graneros
«conocidos» pertenecientes a la etnoarqueología, sigue existiendo
la posibilidad de que tal estructura pueda interpretarse de otra
forma.
LA TEORIA DE ¡\LCAI\CE i\lEDlü y LA
etnoarulHセjᄀ|
85
Este tipo de crítica fortalece el juicio crítico más escéptico de
todos, el que se refiere a las teorías sobre la evolución cultural. Si
todas las culturas humanas pasan por las mismas etapas evolutivas, y si las culturas en cada etapa de su desarrollo cultural son
básicamente similares unas a otras, se sigue que las estructuras excavadas pertenecientes a contextos prehistóricos habrán de ser
probablemente muy parecidas a las estructuras que la etnografía
nos da a conocer. Por ]0 tanto, cualquier presunción uniformizadora basada en las similitudes culturales habrá de ser 111UY consistente. 0, dicho de otra forma, si los esquimales inuit son realmcnte iguales a otros grupos de cazadores-recolectores, entonces es
muy plausible la utilización de su cultura material y de sus patrones de actividad a modo de analogías a relacionar con grupos hu111anOS del pasado.
Si, en cambio, uno cree que todas las culturas son históricamente únicas ji por ende no pueden cornpararxe unas con otras, ni
clasificarse según fases evolutivas, entonces no hay razón para
aceptar que aquella estructura es un granero por el mero hecho de
que se parece mucho a una estructura de otra cultura 111UY posterior situada a mucha distancia y perteneciente a un contexto cultural completamente diferente. Quizás deberíamos tratar a los
inuit COD10 gente verdaderamente única, ji al hacerlo, ser 111UY cuidadosos a la hora de decir que cualqu ier patrón derivado de su
forma de vida puede usarse de cualquier forma como referencia o
modelo para cualquier otro grupo de cazadores-recolectores pasado o presente. Podríamos puntualizar que grupos como los kung
san no son de hecho cazadores-recolectores modélicos. Éste es un
caso típico en que las presunciones de alcance medio no son en
realidad independientes de la teoría general.
Los valedores de la teoría de aleance medio podrían replicar, de
acuerdo con el capítulo anterior, que no importa dc dónde procedan las ideas, sino que lo decisivo es cómo son contrastadas. Por
supuesto que nunca estaremos absolutamente seguros de que
aquella estructura sea un granero, pero sí pOdCI110S evaluar su certeza frente a hipótesis alternativas. En su último trabajo Binford
sugiere que es cierto que no hay manera de probar con carácter
absoluto ninguna proposición, pero sí que podemos, en cambio,
concentrar nuestros esfuerzos allí donde el registro arqueológico
resulta más ambiguo.
Una analogía puede reforzarse, por ejemplo, si se puede demostrar alguna forma de continuidad cultural entre dos grupos
86
TEORI A ARQ UEOLO( i1CA. UNA I N'J'R, OIJ Ucu o N
culturales . Se ha dicho . por eje m plo, q ue la tribu modern a de los
hopi en el su doeste de Estados Unidos es la descendi ente cult ural de lo que los arq ueólogos lla ma n poblaciones «anasa zi». Hoy
d ía enc o ntramos en los yacimientos a nasazi cámaras ci rc ula res
se m i-su bterráneas, muy s im ilares a las existe ntes en los pueblos
hopi mod ernos. Es, por lo ta nto, plausib le relacionarlas co n los modernos ri tuales hop i. Pero , un a vez m ás , tal vínc ulo no pru eba de
forma conclusi va nada, aunqu e sí qu e es verdad qu e sirve para dar
m ás fuerza a los argu m en tos in terpret ativos deri vad os del m ismo ,
en el sentido de que es prob abl e qu e haya una co nt inu ida d cultu ral en el terreno de las id eas y de las prácti cas.
El método histórico directo co nstit uyó u n importante ingredi en te de la arqueología tradicional nort eamericana. Cons istía en perfilar grupos dist intos de nati vos a merica nos en el presente pa ra
lu ego trata r de rastrear sus an teced entes culturales e n los grupos
p reh is tóricos conocidos. Este mét od o no tien e un paralelo di recto
en la a rq ueología europea, aunque Christo phe r Hawkes sug irió en
una ocasión que se debería esc ribir prehistoria yendo de lo ce rcano a lo leja no en el tiempo , es deci r, tra bajand o a partir de grupos
históri cos «co nocidos» hacia atrás , hasta llega r a las Ed ades del
Hierro y el Bronce. Este tipo de en foque est á en la base del recien te interés europeo por la «e tn og éncsis », o estudio de la formació n de las identidades étnicas .
Tanto Alisa n Wylie co mo lan Hodder han enfatizado la distinción entre analogías «fo rmales » y ana logías «relaciona les », y han
sugerido que las más pot entes son las últimas. Las analogías for males se sustentan en la noción sim ple de qu e si alguno s elementos
de dos situaciones son sim ilares, ta m bién lo deb en se r otr os . Resulta evidente que este tip o de ana logías son débiles, aunque tiende n a re forzarse cuantos más elementos de sim ilitud pueden dem ostrarse entre dos co ntextos . Las ana logías relaci on ale s descansa n so bre la existencia de una co nexión natural o cultural entre dos
co ntextos , así co mo en el método hist órico directo, siempre qu e
pu edan hacerse conex ione s basadas en la co ntinu idad cultura l.
POI' eje mplo , se pued en in terpretar cie rtos pozos de los ya cimi entos prehistóricos africa no s co mo gra neros, a base de citar
una balerí a de eje mplos etnográ ficos. Sin nada m ás, una analogía
de este tipo no dejaría de se r ba stante déb il, aunque p odría re forzarse a base de añadir una cier ta ga ma de casos pa ra lelos (¿Tienen
la misma form a y medidas? ¿Consideram os qu e las sociedade s del
pasado y del presente tien en «el mi sm o nivel de desa rrollo social »?
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¿Proceden los ejemplos etnográ ficos del mi smo tip o de ento rn o,
eco nom ía o asentam iento ?) La co m pre ns ión de las rel a ciones entre diferentes var ia bles co nvierten a las analogías en a lgo m ás potente. ¿Proce den los ejem plos etnográficos de socieda des a fr ica na s
co n vínculos históricos d irect os co n las cult uras preh istóricas qu e
es ta mos est ud iando? ¿Es qu e podemos pregu nt arnos por qué el
grano se almacen a de esta forma, ci ta ndo razo ne s ( na tu rales» (el
método más efici ente en este tipo de clima) o qui zás factores «culrurales»? Efe ct ivam ente, en la práctica , las anal ogías formales y
rel acional es constituyen dos extre mos de una ga ma de argumentos
analógicos de m enor o mayor fuerza .
2. El probl em a de la cont inu ida d cultu ral nos lleva a una segunda objeció n . Pu ede conjeturarse q ue la gente se ve infl uenciada en su conducta por id eas cu ltu ra les. Esta s ide as no sólo afecta n a la s cue stiones cultura les co mo las cree nci as reli giosa s qu e se
m ani fiesta n en determ inadas costum bres fun erarias y e n otras
prácticas ritua les , sino que Tam bién afe ctan a activida des a parentemente munda nas la les co mo la organ izació n del espacio en el
que se vive o la m a nera de trat ar la basura producida . Afectan po r
lo tanto a los sed imen tos arq ueológicos , por lo qu e deben to marse muy en conside ración cuando se estud ia la formación de l registro arqueológico.
Véase , por ejemplo, el estu dio etnoarqueo lógico de Henri etta
Moore sobre los marakwet del África oriental. Moore descu brió
que la manera que tenían de organiza r es pacialme nte las casas y
demás instal aci ones tenía relaci ón con su s id eas so bre el gé nero ,
es decir, sobr e lo que para ellos significa ba ser hombre o muj er en
la sociedad marakwct, Así, los distinto s reci ntos domésti cos era n o
m asculinos o fem en inos . Este co njunto de ideas cultura les a fectaban la disposición sobre el terreno de cada un a de las co ns trucciones y de l co njunto del poblad o .
Jan Hodd er, por su parte, o bservó la d istri bució n de hueso s de
ce rdo y de vacu no en disti nt os asenta m ientos de los nuba . Enco ntró grandes cantidades de huesos de ce rdo en el recinto de una tribu y muy poco s en el de otra tribu . Hodder pen só que se debía a
distintas actitu des cu ltura les . En es ta cu ltura , lo femenino se asocia con los cerdos - las muj eres so n resp on sab les de alimentar
y cuidar a los cerdos-o En un a de las tribus existía la creencia
(masculina) de qu e las muj eres era n impuras: de ahí qu e, por asociaci ón, los recintos se m an tenían lim p ios de hu esos de ce rdo y
88
TEORÍA ARQlJFOL()(;rCA. I.INA INTROl)liCC]ON
demás restos. En la otra tribu, este tipo de creencias se manifcstaba muy débilmente, por lo que la gente de esta otra zona parecía
no prestar mucha atención a la limpieza del recinto. Hodder sacó
corno conclusión que un arqueólogo que excavara diferentes recintos en la región necesitaría tener alguna idea sobre las creencias de los nuba para poder interpretar correctamente los restos
de fauna.
Conclusión
Como resultado del debate que hemos expuesto, los estudios
actuales de etnoarqueología han tendido a tornar dos caminos divergentes, que en ocasiones resultan mutuamente contradictorios.
Existe una cantidad importante de trabajo etnoarqueológico y
experimental que sigue la senda de las relaciones entre lo estático
y lo dinámico. Un área particularmente potente a ese respecto viene representada por los estudios de tafonomia de los huesos, aunque también son importantes los estudios sobre restos dc plantas
yen general sobre economía de los yacimientos arqueológicos. Este tipo de trabajo tiende a concentrarse en los problemas que presenta el registro arqueológico del paleolítico y de las primeras comunidades de agricultores. Se intenta aislar problemas arqueológicos muv concretos.
Un término general utilizado a menudo para este tipo de trabajos es arqueología del comportamiento, térrni no acuñado por Michael Schíffer, La arqueología elel comportamiento estudia cómo
evolucionan los objetos en su viaje desde su «contexto sistémico»,
esto es, el contexto de uso por los humanos, a su «contexto arqueológico», que es el de la excavación. Schilfer llamó la atención
sobre los factores que intervenían en el lapso entre estos dos contextos: por ejemplo, los "procesos deposicionales», los "procesos de
perturbación» y los «procesos de reutilización». El ejemplo de arqueología del comportamiento más conocido es el Tucson Garbage Project iniciado por Bill Rathje en el que se estudia en el momento presente la relación existente entre comportamiento y desperdicio material, a base de examinar la basura producida por la
población moderna de Tucson. Parte del objetivo de este proyecto
es establecer relaciones entre comportamiento y registro arqueológico que nos ayuden a darnos cuenta de los procesos que se generan, que tienen lugar en todas partes y en todas las épocas.
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La idea que sustenta la arqueología del cornportarnierrto es
muy similar a la de la teoría de alcance medio y a la de la tafono11lÍa. Binford no quiso saber nada sobre el térrnirio acuñado por
Schilfer, rechazando también su filosofía. Sin embargo, tanto la
arqueología del cornportarniento como la taíonomía )/ la teoría de
alcance medio pueden considerarse COIno teorías estrechamente
relacionadas.
Por otro lado, trabajos como los de Moore han dado lugar al renacimiento de los «estudios de cultura material» en los cuales los
significados simbólicos de la cultura material se exploran en el
presente o en un pasado reciente. A menudo es difícil distinguir
aquí entre arqueología y antropología -es decir, sobre si contemplarnos desde la arqueología a la cultura material en su contexto
social o si, en cambio, contemplamos a la sociedad desde la antropología, con un énfasis teorético en la importancia de los objetos
materiales. Ciertaruente , una nueva publicación editada por esta
"escuela» (el Journal oi' Material Culture) pretende reunir arqueólogos y antropólogos en la rnisma senda.
¿Qué enfoque ofrece la salida más convincente' Depende en
gran mcd ida de la teoría general sobre la sociedad que cada uno
encuentre más seria. ¿Se puede generalizar entre distintas sociedades' ¿Deben las sociedades ser contempladas sobre todo como
sistemas adaptados a su entorno, o son, en cambio, fundamentales
los significados simbólicos? Éstas son cuestiones que examinaremos en el próximo capítulo.
CA PiT IJLO
5
LA CULTU RA COMO SISTEMA
En los últ imos dos capít ulos hem os visto có mo manifcstac íoncs diferent es del pensamiento arqueológico d ifieren en su enfoqu e so bre cues tiones de epistemología (la nat ural eza de las cosas
que procla ma el co noc im ien to) y so bre cuestiones qu e afectan a la
form a de co ntras tar hipó tesis (analogías y teoría de alcance me dio). Ahora diri giremos la aten ción a cómo las teorías difi eren con
rela ción a la ma nera de en tende r la sociedad y el ca mb io socia l.
¿Cómo fun cion a n la s sociedade s humanas ? ¿Cómo se relacionan los se res h uman os en tre ellos ? ¿Cómo pu ed e un ser huma no
adquirir el poder de lidera r a cien tos o mil es de sus semejan tes?
¿Se forma ron los gru pos socia les en el pasa do am parado s en el
consenso .Y la cooperac ió n o medi ante el conflicto y las relaciones
de poder? E l cam bio socia l, ¿es un proceso gradu al y ac u mu la tivo
o surge con vio lencia origin ado por el enfr entam iento de ideas e
intereses de grupo a través del co nflicto o la co n tradicción ? ¿.De
qu é forma las accione s co tidia nas de la ge nte corriente se relacionan o intervi en en e n lo s ca m b io s que acaece n en el largo plazo y a
gran escala , co mo los orígen es de la agr ic ultura o el as ce nso del
capitalismo mo derno ? És tas so n algunas de las pregu nta s cla ve
qu e se pla ntean las d iscipl inas qu e tratan so bre los gru pos hu manos .Y sob re las relacion es que mantien en entre ellos, como la arqueología y especialmente la sociología .Y la an tropología cult ural.
Los arqueól ogos intenta n discutir sobre las soci eda des antiguas, so bre su orige n y existencia y sobre la form a en que evolucionaron. Por lo tanto se encue ntran in me dia tamente apris ionados
por cuesti ones de carác ter sociológico y antropológico co mo las
ex puestas hace un m omento . A SÍ, los arqueólogos nos
V C tTIOS
abo -
cados irrem edia blemente a contem plar una vez más la teorfa. Los
92
I EüK iA ,\ IU) lJ EO I.Ú( ; Il'¡\ . Ul\l\ I\,ITR OIl IJCn O \,j
a rq ueólogos «a tcó ricos» , por ejemplo , no se plantean explíci tam ente este tipo de preguntas; sin em bargo, no pued en evita r usar
metáforas qu e implican un punto de vista particular so bre la forma de fu ncio nar de las sociedades hum anas.
Ya hem os visto una de est as metáforas : el punto de vista ac uá ti co sobre la cultu ra , según el cual ondas diíusio nist as se esc am pan a través del lago cultu ra l. encon trá ndose y co rt ándose u na s a
las o tras . Otra metáfora ha bitual es la que co nte mpla a la sociedad
co mo un cuer po. Po r eje m plo . cuand o se habla de socieda des o de
etapas sociales que alcanza n la «m ad ur ez » o cuando se uti lizan
metáforas sobre so cied ad es «enfermas ». (Las nar raciones sup uestarncntc des cri ptivas y a tc óricas sobre el as censo y ca ída del Impcrio roman o está n llen as de est e tipo de mctá foras .) La met áfora
co rporal a menudo inco rpo ra rit mos o rgá n icos de «juven tud »,
«mad urez» y «decl ive». Acabo de leer un trabajo de his to ria tradi ciona l qu e habl a de «los dolores de parto del pro testantismo ». Las
metáforas sacadas de la arqu ite ctura tam bién so n muy soco rridas:
una soci ed ad «se derrumba desd e dentro» , o una fase arqu eo lógica específica o ac ont ecimiento «coloc a los fun dam en tos» de ciertos cam bios subsiguien tes. Otras m et áfo ras con temp lan a las sociedades como enca rnaciones físicas de un a Gran Idea, co mo
cuando se di ce: «el espíritu de los anas a zi », «la ética de la ro rna nidad tod avía man ten ía su fuerza », «la esencia in terior de los celtas », o «la m ente med ieva l». El títul o de una serie de televisión
muy popular sobre arque ología, «The Bloo d of the British » (la sa ngre de los bri tán icos) pare ce comb inar metáforas corporales y espiritu ales . Todas estas id ea s , sean implícitas o explícit as, co rrec ta s
o falsas, son ideas teoréli cas que requ ieren se r examin ad as co n detalle y juzgadas co mo ta Jes.
Se recordará de! capitulo 2 que las for mas más trad icionales de
la arqueología mantienen u na visión norma tiva sobre la cultura segú n la cual, una cultura se defin e com o un co njunto de idea s co m pa rtidas. E stas id eas serí an expresadas de forma imperfecta por la
cultura m aterial; esto es , la s diversas for m as que presen tan los o bjetos reflej ar ían só lo de forma imperfecta las diferentes normas
asu midas por el gr u po (figura 5. 1). Segú n est e punto de vista, se
tiende a e nfa tizar lo particular de las cultu ra s: có mo y por qué so n
di fere ntes co n respecto al gtu pO cu ltura l adyacente, La historia cu ltural ta mbién pu ed e co nte mplarse desde un a perspect iva idealista,
según la cual, so n las id eas y las normas las que se contem pla n
como fundam en tales en la defi ni ción de identidad cultural.
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T rayecto ria
temtorial
F1G. 5.1 . Diagrama producido por David Cíarke ( / 9 76) so bre el punto de vist a l1omlativo de cultura . Miembros de ltIl gl'llpo elaboran biiaccs. CaJcl indiv iduo tiene /II W idea
sobre có m o ha de ser //J I bi/(¡z. A base de observ ar a los dem ás y co municarse con ellos
esta idea se (/(.:erc.: a el la ideo del grupo f) IlOrl na. Los biíaces individua/ es, realizados (:011
m ás o /llenos habilidad, .<;0 /1 siempre representaciones imp erí ectas de la norma.
E xist en d os problemas co n relación al pun to de vist a his tó ricocu ltural sob re el funcion amie nto de las sociedades h umanas. El
primer problema es que tiende a ser mcntalista, es decir, expli ca
por qu é una cultura es co mo es, fu ndam ental m ente por re fere nc ia
a lo que la gen te piensa . La identificación y crí tica de la explicación m ental ist a se enc uentra en co ntadas ocasiones en a rq ueo log ía
yen las demás cie ncias huma nas . La o bjeción let al a la explica ción
m enta list a es co mo sigue : una cultura deco ra su s casas de es ta fo rma debido a las normas c ulturales que pro fesa . Pero ¿por qu é pro fesan estas normas cultura les? ¿Po r qu é no otro tip o de normas? Y
aún , ¿por qu é es ta vaj illa se decora de es ta for m a ? Se responderá :
94
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T EORíA AR0 UEO l.(}(JIC.4. l il\ /\ I N T I{ Ol ll l('CI ( l :-.J
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porque las norm as residen en la ca beza del ce ram ista ; es te ho mbre
quería q ue aparentase así. ¿Po r qu é una gallina cruzó la ca lle? Por
lo qu e ha bía en su ca be za : quería alea nzar el ot ro lado.
La arqueología tradicio nal es tá llen a de argu ment os qu e pued en
cri ticarse por ser rnentalist as. Son especia lmente habi tu a les y perniciosos cu ando la religión es tá por m ed io: ya q ue el auto r es libre
de apelar implícita mente a una neces idad espiritua l interior no especificada que el lector pu ede sos egar asum iendo su «na tura lidad »:
im po rtancia capita l» (ci ta do en Saunde rs, 19 77: 2: cu rs iva es mía).
¿Có mo podían sa ber que era así antes de que em peza ra la Inves tí-
No podía esperarse q ue ning ún sis tem a co mo es te , [el s iste ma
basilical] cliseña d o p ara eco no m izar en co n str uc ci ón セ G en clerecía,
[¿por qué se dise ño de esta l11 a n era ? c' Por qué los clérigos querian que
[u era así?] res po ndiera a la s necesida des de los creyentes r('po r q u é
Ha ? ¿Cuál es SOI1 esas neces idades? ¿Son est as necesidades realm ente
evide ntes si UI'IO 110 es u n cristiano [ imdll H1cllta lista? ] . Y fu e in cvita b!e q ue ju nto a es tos ce ntro s se desa rro lla ra rá pida m ente una red d e
cap illa s pri vadas 1I orato r ios [¿pnr qu é era inevitable?] (Plan . ]981 :
1; en curs iva, co me n ta rios m íos) .
Las respuestas a las pregu ntas en cursiva só lo tienen sent ido si
la «n ecesidad» de las iglesias , peq ue ñas o gra ndes, se en tiende
co m o evidente po r sí m isma , sin requerir o tra ex plicación. ¿Po r q ué
la gente tien e determi nadas ideas dentro de sus ca bezas qu e les llevan a «necesitar» más iglesias'! ¿POI' qué el anti guo sistema de cree ncias, pagano o no, se con ce ptúa co mo ina de cu ado '! Y, resp ect o a los
que pensaban que era inad ecuad o, ¿po r qué la élite religiosa as umía que la gente corrien te «ten ía necesidad » de esta s ideas'! Este
tip o de necesidad es ca m biantes, ¿te n ía algo que ver con los cam bi os socioeconóm icos con te m po rá ne os? Y, si era así, ¿cuáles fueron esto s ca m bio s ?
Para sim plificar, ex plica r un ra sgo arq ueo lógico o u n fenóm eno
hi stó rico por referenci a a una necesidad no teori zad a o a la intenci ó n de a lguien no es ex plicar nada en a bsoluto. Argument os
m cn tal íst as de est e tip o pu eden enco ntrarse em bosc ados implícitamente dentro de la m ayor parte de la síntesis trad iciona les de a rqu eología y de hist o ria : pueden incluso es ta r met idos en el nú cleo
de su s argumentacio nes. Al inicio, no a la co nclusi ón, de un imp ortante pru yecto de inves tigación arq ueológica, el prest igioso Roya! Arcliaeological Institu te defi n ió un castillo co mo «una residencia for tificada que pod ía co mbinar funcion es administrativa s y
ju diciales pero en e! qu e las cons ideracio nes niilitares tenian una
ga c ió n ?
La segunda o bjeción plan teada por los nuevos arq ue ó logos al
en foq ue normati vo a pun ta a que se cons idera a la cu ltura co mo u n
conjun to de ideas co ns tr uido a base de meras ad iciones . ¿Ento nces, por qué las ideas se aj us tan segú n u n cie r to pa tr ón? ¿Po r qué
determ inadas cos as enc aja n de la ma nera q ue lo hacen'!
La defi nició n de cultu ra de la Nueva Arqueología ten ía qu e se r
mu y diferen te. Para la Nueva Arqu eo logía, la cult ura era un sisteI7W (figura 2.4 ). Un sistema fue defi nido por David Clarke com o
«una red in tercom u n ica nte de a trib u la s o ent idades que form an
un tod o complejo » (Cla rkc, 1978: 495). Pa ra Fla nnery y Marcu s.
los sis tem as se caracteri zan por los in tercambios de ma teria, energía e info rm ación en tre sus co m po nentes . Se trata de un pun to de
vista muy d iferente sob re cultu ra . En vez de buscar no rm as co m partida s, los partid ari os de la teo ría de sistem as buscan diferentes
ele men tos o su bsistem as y es tud ian las relaciones qu e se prod uce n
en tre ellos. En vez de mi ra r hacia «adentro » a lo que la gente piensa » prefieren mi ra r hac ia «a fue ra », hacia el en to rno exte rio r pa ra
averigu ar CÓ ITl O se ada p t ó su sistema c ultura l.
Teoría de sistema s : sumario
Exist en seis as pectos de la teoría de siste m as que hay qu e conocer.
1. Lo s siste mas son co mo so n, como mirumo en parte, porque están adaptados a UI1 entorno externo , sea el e n to rn o n atur al o
el en torno social. Hem os visto có m o Lewis Bin ford definí a la cultu ra co m o <da form a ex tras o rn ática de ada p taci ón a l med io de los
seres hu manos ». La teoría de s is te mas de los a ños sesen ta y sete n ta tendió a esta blecer fuertes vínc ulos intelectua les con las ideas
relacio nadas co n la ada pta ción. Muchos pensa dores han intentado
apartars e recienteme nt e de este énfas is en el enta m o exte rio r,
co m o vere mos .
2. Los p artida rios de la teo ría de sis te mas sugiere n que los
sistemas son ob servables , Ob viament e, no podem os exc ava r u n sisLema cultural : nun ca enc ontra re mos un s u bsistema «co mer cia l» o
de «subsistenci a » en el regis tr o arq ueo lógico. Los sistemas pue-
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TEORIA AkOLJEOLU(;[Ci\. I.IN/\ lNTRO[)[ICC!U!\
I,¡\ í l ITII¡{I\ C()M() sls'II'",rVl/\
den ser detectados en el sentido de que dependen de un aprovisionamiento y de flujos de información.
Para decirlo de una forma 111ás clara: no podernos contemplar
las "normas» en el interior de la mente del ceramista; por otro lado,
resulta muy difícil imaginar una forma de comprobar qué ocurre dentro de una cabeza humana, sobre todo si la persona hace
111ile5 de años que murió. En cambio, sí que podernos pensar en
posibles formas de medir el «subsistema del comercio» correspondiente a un grupo cultural. Podemos, por ejemplo, observar la presencia de vasijas, pertenecientes a diferentes contextos arqueológicos, que han sido objeto de comercio. Dc forma parecida, aunque
no podamos desenterrar un «subsistema de subsistencia», sí pode1110S medir y cuantificar la parte de terreno alrededor de un vacimiento susceptible de ser cultivada, o la cantidad de carne y su valor calorilico representado por la información obtenida a partir de
UD nivel de restos de fauna. Por Jo tanto, podemos empezar a COIl1prender el procedimiento utilizado por el arqueólogo para construir y medir la relación existente entre, para seguir con el ejcmplo, economía de subsistencia y comercio, a fin de poder luego
contrastar esta relación hipotética con referencia al registro
arqueológico.
3. Estos sistemas pueden modelarse a voluntad, siendo susccptibles de simulación por ordenador. De esta forma se facilita la
elaboración de generalizaciones sobre los procesos culturales.
Como vimos en el capitulo 3, la Nueva Arqueología abandonó la
idea de servirse de leyes formales demasiado rígidas para abrazar
la idea de las generalizacioncs, siempre menos rígidas. La teoría de
sistemas es responsable de haber «suavizado» el enfoque basado en
las generalizaciones.
4. Los subsislemas son intcrdependientes; la subsistencia, el
comercio, los rituales, los subsistemas sociales se relacionan unos
con otros. En consecuencia, la aparición de un cambio en una parte del sistema afecta al conjunto del sistema dando lugar a una
respuesta positiva o negativa, a una horneostasis o a una transformación. ¿Qué significan estos términos?
Diversos partidarios de los sistemas han sugerido que los sistemas culturales pueden contemplarse en términos fundamentalmerite muy parecidos a otro tipo de sistemas del mundo natural.
Los sistemas naturales en ecología, por ejemplo, tienden a un eslado de equilibrio. Cuando son afectados por alg,'1l1 l ipo de cam bio
procedente del exterior, como un cambio clim.iti.-« () la introduc-
ción de un predador nuevo, el sistema entero tiende a alcanzar,
tras un periodo de tluctuación, un nuevo estado de equilibrio a base de modificar las relaciones entre los distintos subsistemas.
Así, por analogía, pensemos en un cambio medioambiental
(pongamos la mejora del clima) que afecta al subsistema dc subsistencia (haciendo más productiva la agricultura). Ello perrn ite a
Jos agricultores producir un mayor excedente, y utilizar tal excedente para intercam biarlo por otros bienes, afectando de esta r01'ma al su bsistcma del comercio. Los nuevos bienes introducidos
pueden a su vez afectar el subsistema social; una acumulación de
determinados bienes prestigiosos puede apuntalar la posición de
las élites, incrementando la distancia social entre las élites y el resto de la población. Los modificados subsistemas social y de comercio provocarán posiblemente un efecto de reacción que afectará a la subsistencia: las nuevas élites más potentes podrán estimular la colonización agrícola, intensificar el trabajo o iniciar proyectos a gran escala como, por ejemplo, proyectos de irrigación. Si
la respuesta es negativa, el sistema alcanza un nuevo equilibrio.
Esla lendencia hacia un nuevo equilibrio se llama horncostasis. En
cambio, si la respuesta es positiva puede ocurru, por ejemplo, que
el nuevo l1ujo de bienes de prestigio produzca una transformación
sustancial del sistema social. Aparece una nueva estratificación social rnorneutánearnente inestable, cosa que da lugar a reacciones
que afectan al comercio y a la agricultura, puesto que los nuevos
estratos sociales demandan 111ás excedente, así como otro tipo de
bienes que puedan ser comercializados.
5. Los subsistemas están relacionados unos con otros y" se
comprenden por la (unción que realizan. Por ejemplo, si sc quieren explicar las formas rituales de un período panicular puede hacerse en términos de la función que realizan los sistemas religiosos
que otorgan legitimidad a la estratif'icación social (tenemos un estalus alto porque sólo nosotros tenemos acceso a los dioses).
Otra vez, una intensificación de la producción agrícola puede
relacionarse con la necesidad de producir un excedente con el objetivo de obtener bienes de prestigio: asi, un subsistema se explica
por referencia a su función con relación a los otros.
Ello es importante, ya que sugiere que podemos conlemplar el
significado de ciertas prácticas en el regislro arqueológico sin
preocuparnos de los significados simbólicos, que, desde esle punto
de vista, no pueden ser contrastados. En este caso contemplamos
las formas rituales, digamos mediante el tamaño y las formas de los
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tem plos y de otros elem entos de la para fern a lia rel igiosa . y los interpretamos co m o una forma de Icgitim iza ció n de las élites . No
necesit amos preocuparnos de lo que sign ifica exact am ente tal o
cua l práct ica religiosa , n i de lo q ue s imboliza det ermin ad a for ma
qu e observa mos en Jos templos . por ejemp lo.
6. Los arque ólogos pueden exa m inar las relaciones entre los
s ub siste m as en t érm in os de cotrelacio nv 11 0 tan to en t én ni nos cau sa/es (de ca usas sim ples). Podemos o bse rva r, por ejemp lo, qu e co n
el tiempo la int en sifica ci ón agrícol a de u n determi nado contexto
co inci d e co n u n a um en to de la po blaci ón. Discutir acerca de q ué
[cn órncn o ocu rre p rimero es poco pro d uc tivo, pues to qu e nos vemos a boc ados a l cu ent o de qu ién lu c pri mero , si la ga llina () el
hu evo . El pen sa m iento sisté m ico at iende a la co r relaci ón existente
entre los d os fenómenos y la integra en un m ode lo más am plio que
da cuen ta del cam bio o de la es ta bilidad de los s istemas.
Ejemp lo: sis tem a s alreded or dcl mar d el Nort e
En su lib ro Da rle A¡;e Econo m i cs Richad Hod ges desarro ll ó u na
int erpretación s istém ica so bre el crec im iento de las ciudades , el
co me rcio y la com plejidad so cial de la Eu ropa noroccidental d ura nt e la Alta Edad Med ia . Los argu men tos de Hodgcs han de ser
vistos en su con texto. Hod ges trabaj ó en un mom en to en qu e el
pensam ie nto arqueo lógico tr ad icion al h a bía estado acum u la nd o
mu ch a información, fruto de la excavació n de much os yac im ientos ric os en datos sobre e! comerci o y de la consulta de a bundante documen tación . Se ha bía em pleado much a tinta en in tentar determinar la fecha exact a de los asentami entos con el obje tivo de
probar que tal o cual asen ta miento había sido e! primero , y que la
vida urban a se hab ía ido expandiendo a partir de aquel as ent ami ento . Est e tra bajo, sin embargo , casi no había a po r tado nada
so bre las ra zones del nuevo impulso experi me n tad o po r las ciu dades y el co m ercio antes de! año 850 de nuest ra era, y además ha bía tratado la documentación de u na man era m uy part icul ari sta y
de forma ta l q ue estaba lleno de argumen tos menta list as (referencias a un in na to «r ever de ce r del esp írit u co mer ci a l» () «esp íritu com ercial de los pueblos de Frisia ).
Hodges sugirió qu e toda la zo na de! m ar del Norte debía co ntemplarse co mo un sistema . dent ro del cual la co mplejidad social.
el ascenso de la urbani zación y el crecim iento del com ercio es ta-
1 1\ ( '{ n .'l'11I{ ¡\ CO l\l o S IST E.\ l i\
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han relacion ados com o si fueran a nill os de un a ca de na de respu est a s positivas. Sugirió que igual com o ocu rre co n las socie dades de jefat uras, la posi ció n del jefe o rey en el vértic e de la socicdad esta ba en fun ción de su habilid ad para co n trolar la pro ducción y circu laci ó n de bien es de prestig io. Cuanto m ás éxit o ten ía e!
ca ud illo en co ntro lar est os fluj os , m ejor podía co mpens ar a sus
seguido res, lo cua l a su vez generaba obligaciones re cíprocas.
El asce ns o de un número lim itado de ciudades en tre los siglos
VTT y IX pod ía interpretarse co m o un in ten to por parte de det erm inadas élites dc co ntro lar esta prod ucció n y su circulació n. Hodges
llam ó la ate nci ón so br e el hech o de qu e los as en tam ientos urba nos
esta ba n planificados, su giriendo que la pla nilicación ref lejaba u n
con tro l cen tr a liza do qu e ten ía su or igen en un a d eterm in ad a cor te
pa laciega . Tambi én llamó la a tenció n sobre su loca lización : a parecían en estuari os o junto a ríos que facili taban un com erc io a larga dist ancia, alejados de o tros centros de au toridad existentes.
Nó tese qu e esta explicació n generaliza. Co loca la Europ a de la
Alta Ed ad Med ia en el gra n gru po de las «sociedades de jefa tu ra s »
y pro cura co mp re nderlas bajo este prisma . Hoy d ía pod emos co n templ a r a «socie d ade s de jefa tu ras » en Poli nesia , América, y en la
Edad d el Bro nce a orillas del ma r Egco; esto es, en una variedad
de situacion es etnogr á ficas, etnohis tó ricas y prehistór icas qu e
abrazan a tod o el planeta . En todas estas zonas , otros especia lis ta s
han in sist ido en la importa ncia del flujo de los bi en es de p resti gio ,
en las relaciones existen tes en tre prestigio y poder y en los procesos conducentes a una m ayor co mplejidad so cial. Al citar esta bi bliogra fía Hodges crit icó a los hi st oriadores tradi cional es q ue se
habían ded icado a enfa tizar el car ácter d istin ti vo y único de lo
que hab ía ocurrido en el noro este de Europa , sug iriend o q ue no
debíamos co nside ra r diferen tes los p rocesos su byacen tes responsa bles del ca mbio cultu ra l en esta parte de l m undo , so la me nte
porque unos cuan tos mon jes del no rte de Eu ro pa habían deja do
escri to lo que ellos pe ns a ban so bre los ac onteci m ien tos que habían o curri do .
El registro arqueo lógico m uestra tra zas m ás o menos observables sobre el cambi o en un sistema soc ial. No podemos ver d irecta mente co mercio o construcción de barrios, pero sr q ue podemos
ela borar ind ica d ores arqueológicos del co mercio med iante e! tratam ien to es tadístic o de los objetos . No pod em os ver d ire ctam ent e la
es tr uc tura soc ial de una com unidad , pero sí qu e podemos ela bo rar
ind icadores de la m ism a en términ os de prácticas funerarias.
r HJR I,\ ARU U ¡';, O I,( )( i IL\. t :--J;\ I I\.T l<O IH1( l IO i\
100
P unto s fuertes d e l p ensamiento s ist ém ico
Algu ien h a dic ho qu e todos pen snmo s en térm in os d e sistemas.
Todos contcrn plum os a la s so c iedades co rn o un id a des en fu n ci ona m icn to, )' tal CO In o he m o s vis to, m uch o s a utor es trad ic io nales
ut ili za n la m et áfo ra d e lo s s is te m as o rgú n icos () cor pora les de fo r11141 im plíc ita . Ha v much o pensamien to s isté nlico ex presa do d e
Io rrn a im p hc itu s in explica cio nes, incluso e n ca sos e n lo s q u e el
a u to r no u ti liza la jerga a p ro p iada . H ay tres pu n tos Ine rt es d el
pen sa mien to sist émico que val e la pen a su b rava r:
Evi ta e! prob le ma del m cn talism o qu e he m os di scutido
a rri b a , H o u gcs int e nta explica r el a SCCnSI) d e ci udades y c o m e rc io , per o n o lo m a la ruta lá c il y e ng a ñ o sa qu e le ha de lleva r a
ha bla r d e un «esp ír it u vikingo» pa ra jus fifica rlo ; e n cam b io , lo re 1.
J11ÚS
laci o na con o tro s pro cesos q ue participa n de un cua dro ge ne ra l
qu e m ue st ra a u n sist em a socia l e n evol uci ó n.
2. Ev ita la s ・ クーャゥ
」Hャ 」ゥ ッjャ・
セB B !/ IOIIOC(/lISa le.':; , es d eci r, la s ex pl ic a ci o n es qu e tratan d e si ng u'la r izn r una u otra cau s a COll10 rc s po nsa ble de u n a co nt ecim ie n to . Al ha c erlo , el pe nsam ie nto s is té m ico
puede a provecha rs e de los pu n tos fue r tes d e es te t ip o d e e xpl icac io n es v evitar s u s pu ntos dé bi le s . Un bu e n eje m plo p u ed e se r e!
est u d io del cola pso de una c ivi lizac ión . E n much a s o ca s ion es se
ha e m plea do 111U<.: 110 es fu e rzo e n a rglu 11e n to s va gos qu e gi run a lred edo r d e c ausas ún icas () espcc ffica s par a trata r d e explicar por
q ué una civili za ci ó n se ve abo ca da a una desaoa r lci ón r úpida . La
eru p ci ó n d e S ant o ri n i y su r elación con el cola pso d e la civiliza ción min oi ca, el cola pso d e la é poca m a ya clási ca , o la atrib ució n
de la s cr is is a re pe nt inas inva si ones d e va s tas h o r d a s d e b árbaros , co n st ituye n e jemp los b iL' 1I t ípi cos (véase m ás a bajo) d e es te
e n roq ue .
L a t eoría d e sist e mas di ri ge n uestra a te n ción, lej os d e lus in va sion es re p en tin a s y los desast res, ha ci a la comp ren sión de po r qu é
c ie rt os énfasis O aco ntec imie n tos tu vie r on el cará cter de críticos o ,
en su ca so , no Jo tuviero n (figura 5.2). Por ej em plo :
a)
les se
p a pel
mi co
¿,Q u é
La ca ída del Im p eri o roma no. M u c hos t rabaj os trad ic io n a co n su m e n en de ta lles sin solución d e eo llti 1111 ida d so b re el
e jercido p o r ta les o ta les o t ros bá l'ba ,",,' . l lu pensa do r sis t épr egu n ta r ía : ¿p o r qu é ta l invasi ón h;ú '!>:lra fu e ta n let a l?
facto r e s sis t ém ico s in ternos d is lll illl lVlT()11 la ca pacida d d e
LA C LILT L RA
uI
Nセ Q P
SIS T E 'L\
I () I
resp uest a del impe r io ? O, a lte rnat ivam c n te , ¿.q u é fa c to res sis t émi co s subya ce n en la s in va sio nes b ár baras?
lo ) E l cola ps o de la civ il ización m in oica . E n e l pas a do se miró
mucho a Ca u sas es pecíficas tale s c orn o posi bl es in va siones o 18
er upción de l volc án d e Saru orini. E n tod os estos casos , s u ces ivo s
argu m e n tos pr á ct icos irru rnp iero n pa ra h ace r ca m b ia r los p u n tos
d e vis ta . Por ejem p lo . la suge re ncia d e Spvri do n Ma rin uros de lit u,,
la e ru pc i ón vo lc án ica fue la p rin cip al responsa ble tu c cu c s íiuna da
por el d escu brim ie nto d e in fo rm a ci ón llue va . S in e m ba rg o , el a islar d e termin a d os a con tecim ie ntos n o nos ayuda u e n te nd er el p roceso s ubvuc en te. (. Po r qué u n os a con te cü n ientos co nc re tos CO !110
una in va si ón () u n d es a s tr e na turul llcv.uor: a un a c iviliz ac ió n a u n
decli ve ir r ecu pera b le セ G n o a u na rápida regener aci ón?
e) E l co la pso m a r a . Mu c ho s de los grandes mo nu m entos de
la c iviliza c i ón iQ h | セ G 。 fue ro n rc pcrui na m en te aba nd o na dos, a p a re nremon te cas i d e u n día pa ra o tro . La in vesiigaci ó n t ra d ic io na l bu s có o Lra ve z ca u s as es p ec íficas --tin a inva si ón , u n terre mo to , etc.p ara expli ca r el fen óm eno: El p ens a rnien to sist ém ico dirigió , e n
cambi o , su at e nc ió n a lo q ue pe nsab a qu e se ría n fact o re s su bya centes Ill ÚS rigu rosos, po r ejemplo, las relaci o nes e n tre crc ci rn ie nro d e la po bla ci ó n v produ ctividad agrtco la . Con te m pla ndo a la ci vilizacióu m aya co rn o u n s ist ema, llam ó la a ten c i ón s o bre la s rela ci o nes en t re «va r la b les » ca m bia n tes. E l a ná lis is de es ta s va ri a bles
co n virt i ó e n a lgo pla u si ble el a pa re n rernc nte re pe ntin o cola ps o ,
co rn o la cu lmina ció n de ciertos procesos de ciclo la rgo .
3. La t CO J'Í3 de s isi cr na s e.s un a fu ente p ot encial d e op tin iis11 10 p a ra lo s a r q ueó logos . S i tod os los as p ectos d e u na cu lt ura es tán fun ci o nal m e nt e rela ci ona do s, n o ha ce fa lta q u e co m o a rq ue ólogos n os rcst ri nga mos a los aspectos es pec íficos q ue lo rrna n el
núcleo d e n u est ra d isciplin a a rqueológica . Cie rta m e n te. no h ay
razó n para qu e no poda m os in fer ir cosa s so bre el co nju n to d e la
so ciedad él p a rt ir de un m a gr o r egis tr o arq u eol ógico . E s to es lo
que yo ll a m o e l argume n to del "p a s te! del cue nto d e lia d a s » (mis
di sculpa s a Dougl a s Adarns): si tod a s las p artes d el un iverso es tán
r el a cio nad a s en tre ellas. d ice el a rglun en to -, es ta rnos e n s ituació n
de infer ir todo el u ni ve rs o en te ro a part ir de só lo un ped a zo p eq ueño d e pa st e l. Bin ford u tilizó es te mismo arg u m e nto c ua n do
escrib ió : «a u n qu e es té ga r a n tizad o que no p odre m o s excava r una
terminolog ía d e p ar entesco O una filosofía , sí qu e p Ode iTIOS, en
cambi o, exc ava r, y de h ech o lo h a cemos, los o bjetos materia les
102
TEÜRll\ ARÜLEOLOGICA. LNA INTROOlICCI(l\.:
LA CULTLRA COMO SISTL:.\-lA
Expansión hacia nuevas regiones y ampliación de los sistemas de control del agua
-_.
B
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PrOJUCClon
Hedistribuciún
especializada +-- dealimentes
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Capacidad
de Inducir
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del ・ク」、セエ
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Mesopotamiacon
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---
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セ
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la población
:
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Aumento de
la concentración
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de la
agricultura
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セ
-- ...• - ..-
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Guerra
I
..
Mセ
Incremento
deltamaño
de los
asentamientos:
¡--.
Necesidad de
mayor(más)
información
Mayorseparación
entreadministradores
y teste delapcclacíón
1Tensión social
セᄀ
FIC. 5.2.
ᄀセ
en los grandes
asentamientos
depobleclón
Modelo sistémico del «origen de la civílizocion» en Mesopotamia. Rednian
(1978).
asociados a estas cosas ... La estructura formal de los grupos de
artefactos, conjuntamente con el elemento añadido de las relaciones contextuales, presenta un cuadro sistemático y comprensible
del conjunto del sistema cultural extinguido» (Binlord, 1964; la cursiva es suya).
El contexto del pensamiento sistémico
セ⦅Nゥ
¡
Colonización ce
Mesopotamia ccn
la tecnología
adecuada
'ejemplo. irrigación)!
peta_ndal-neme
MセM
--
'-+!
Comercio
a larga
distarcia
セ
i
Impuestosy exacciones
103
Hasta aquí he explicado el pensamiento sistémico aisladamente. Sin embargo es muy importante situarlo en su contexto. Al
igual que ocurre con muchas teorías arqueológicas, gran parte de
las bases intelectuales del pensamiento sistémico incumben también a disciplinas asociadas que comparten los mismos problemas
fundamentales.
Corno vimos anterionncntc, las relaciones entre los subsistemas son de tipo funciona!. El sistema en su conjunto se concibe
como algo parecido a un organismo, algo así como un cuerpo humano o cualquier otro organismo complejo; para usar un término
técnico, existe una analogía orgánica. Explicamos las diferentes
parles de un organismo con relación a su runción dentro del conjunto del sistema. Por ejemplo, la forma del corazón -una bomba
potente- se explica por referencia a su función de bombeo de la
sangre que lleva el oxígeno a todo el cuerpo. Similarmente, nosotros explicamos los subsistemas del sistema social moderno por
referencia a sus funciones. Por ejemplo, la forma del Estado moderno -una burocracia administrativa- se explica por referencia
a sus funciones económicas, sociales y políticas. Los pensadores
sistémicos explican de forma parecida los subsistemas del pasado
por referencia a sus funciones; por ejemplo, los subsistemas religiosos se contemplan en términos de su función de legitimación
de las jerarquías sociales, o la presencia de élites se explica con referencia a su función de dirección de actividades complejas tales
como la agricultura de irrigación.
El pensamiento sistémico, pues, comparte muchas cosas con
otras escuelas de pensamiento, ineluida la cibernética, la ecología
y la Teoría General de Sistemas. Quisiera dar relieve aquí, sin embargo, a una relación particular de la teoría de sistemas; la escuela de pensamiento perteneciente a las ciencias humanas conocida
como funcionalismo. No pretendo dar aquí un informe completo
sobre el funcionalismo, pero sí que quiero dejar elaros algunos de
104
l' E OR1A AR(J UEOl()( i l <'¡\ . L,1,\ /\ I \ :T R. O I II ,'{ '( 'H IN
lo s víncu los in telectu a les más im porta n tes del pe n samie n to s istém ico, a s í C O lll O s u s o r ígenes .
El Iuncioua lis m o se r e laci o na c on la id ea d e q u e la s c ult uras
so n pa r ecida s a o rga n is mos, d e m od o q ue las part es se exp lica n
segú n la fu nci ó n qu e re a lizan co n r elaci ó n a l co nj u n to. Co hc n lo
d e fine corn o « la no c ió n d e que to d a s la s ins t ituci o nes . c ree nc ia s
y reglas m o r a les d e una soc ied ad est án in te r re lac io nad a s, de ma ner a qu e la Iorma ele explica rs e In ex iste n cia de u no d e es os eleJTlcn LClS en el conj un to p a s a por d escu brir la ley q u e pres cri be de
qué form a es te sis tern a coex is te co n lodo s los d em ás » (COllCIl,
1968: 34).
El funcion alisrn o se d esa rrol l ó a l fin a l del siglo X I.\ e n U Il momento en que las ci enci as h u m a na s experime n ta ro n u n gra n a uge .
E n to nces, diferen tes pensadores c orn o Au gu st o Co m ie . Hc rb crt
S pc ncc r, jセ ュゥャ
・ Du rk he im , Ra d cl ilfc - Brown o Mal in o ws ki exp usieron d iferentes vers iones del lunc ion a lis mo ( n ótese que m uch os de
est o s pensadores se a socia n a la s te n ta ti vas in ici al es d e m od e lar la
a n uopo logía y la so cio lo g ía co n Ull m o ld e pos iti vis ta ).
E n te nderemos m ejor a l fu nc io na lísmo s i pensa m os en s u con tex to in tel ect ua l y soc ial. La an tro po logía soc ia l britán ica e n particular progresó 111<'111 0 a 1ll(.11l 0 con la fo r m ac ió n d e Jos ud m in istrad ore s d el im p erio . Así, la impl icaci ón m á s pod ero sa d el pe n sa miento fu n cio n al fue co m p ro b ar q ue la s a pa re n teme n te irruci ona les, extrañas . y maravillos as costum bres de los na tivos, C01110 su s
creen cia s en la m agia y la bruje ría, o la s ela borada s r egla s que
a d orn ab an sus sistem a s de in tc rc am b :o, es ta ban funci ona lm en te
con ec ta da s a la s a c tivid ades del gru po entero . A los ca nd ida to s a
adm in ist r a dores se les en se ña ba a pensa r e n la s co s tu m bre s d e su s
futuros a dm in istrad os si tu ánd o la s cn s u co ntex to , para qu e n o ca vcra n en la moral sim plis ta de la esc a la evo lu tiva. La s cos tum bre s
de lo s n ativos no debían e n ten derse , p ues. co rno muest ra s d e irraciona lid a d , como reliq ui a s d e u n a fase a nt e rio r de la evoluc i ón soc ia l o co m o p e rversio nes d e la vida sa lvaje,
S i la s cos tu m bres no era n irra ci ona les. no pod ía n s er exp lica das sa tis fac toria m e n te corn o re liqu ia s ele a nteriores soc ied a des .
Los e volucio n istas ha b ía n d ic ho en oc asion es que d eltas costu m brcs era n COrn o te stimoni os pe rm a nentes de eta pas a nter iores d e
la evo lu c ió n de u n a so cieda d . E l pen sa m ie n to fu n cio na l era sincrón ico , es deci r, examinaba cómo difer en tes eleme n tos de una
soc ied a d se ajust aban perfectament e ent re el lo s e n u n momeruo
hist ó r ico concr eto . En o tras p a lab r as, se decía al go a sí C0 111 0 : «n o
1,/\ r t J' I I ,I I-:.i\ ( l t....\( )
セ
is
i i[L|
l |
Ilh
d ebéis p reocu p a ro s por los o rígenes hi sr óricos : lo im po rta n te es
" el' c ómo fu n ci on a ta l in s ti lu ci ó n o co s tu m bre a qu i .\' a h ora, o e n
u n d etermina d o m ome nt o e n el ti em po »,
P u nto s d ébile s d el p cn satlli cnto s is t é n l icu
E l p ensamient o sis té mico a par ece co rn o un a fo rm a muy po ten te de p ensa r la s cu lturas de l pasa do . Evita m uchos pro blemas d e
los enfoq ues tra d icio na les , proporc io na ex plica ci one s co nvi ncen tes y permite gc ncruliza r,
Sin ern burgo, e n m uch os cí rcu los tco réti cos, particularmente
en Gra n Br et a ña , los tórm iuo s «p eu s a rn ic n to ... isr ém ico » y «Iu ncion a lis m o » se h a n co nve rt ido ca si e n p a lab ra s impro n un cia bles.
Cuando ac abé el pri m er bor ra do r d e es te lib ro , u n co lega me c om ent ó qu e el pen sa m ien to sist ém ico ..-ra 1111 ca d áve r in telec tu al ,
p or lo qu e no h abía necesida d a lgun a de q ue m e p reoc upase d e
di scu tirlo . ¡ PO L' qu é?
En p rimer lu ga r po rq ue se ha rea lizad o u na serie de c rí ticas
IllUY bien hec ha s sob re el fu nc io ua lis mo. Mu c hos pie nsa n qu e esta s m is m a s c rüi cas pu ed e n ap lica rse pe rfectamente a la teoría de
siste mas. Ent r e la s mi s m a s d estaca n las sigu ientes:
1. Se sostiene que h ay u n d efecto fa tal e n cl mismo nú cleo d e
la expl ica ción Iu ncion al is tn. Cuan do ex plica mos a lgo p or r eferen cia a su hm ci ón en el sen tido de qu e co ruri b uv c a m antener a un
sistema to tal en acción , no es ta rn os a te nd iendo él su génesis h istórica. Por e jemplo , c ua ndo expli camos el as censo de u na s él ítes en
una so cieda d es ta ta l co n rel a ci ón a sus fu ncion es ges to ras y d e
coor din a c ión d e la s a ct ivida d es agríco las es ta rnos olvida nd o r eferirn os a su or ige n ,
Una p osible res pu esta es d ecir qu e se tra ta d e una d eci sión
co nscie n te; s in e m bargo, es d ifíc il e ncont ra r a un gr upo cu lt ura l
se n ta do alre de do r de un fuego , d icie nd o "OK, co m o tene m os probl em a s para co or d inar un sis te ma d e irri ga c i ón a g ra n es ca la,
va m o s a in venta rn o s una élite v va mos a o be dece r lo s corn o a
dioses »,
Un a respu es ta má s p la u sib le es relacionar [a s explica ci on es
tunc ionales co n las exp lica ci ones adap tativa s; e s d ec ir, expl ica r
que la s soci ed ad es q ue h an c o nsegu ido d esarrolla r u n a s éli tes ,
ponga nl 0 s por a cci d en te hi st ór ico , se a da p tan mejo r al en torno y
107
T EO K. íA ARQ l ;EO U )( ;¡CI\ . IJN A I NT I{ OIJl !( '( 'IO N
1.:\ ( -1 11 ;!l J\{ ¡\ CO M O S IS'} E i\l A
co m p itcn de modo m ás e ficiente, Vistas en una perspecti va tempora l ampli a , tales élit cs tienden a re sultar seleccionadas para represe n tar su pa pel en el sentid o darwiniano, y serán las que descu bri re mos en el re gist ro a rqueológ ico . Los argumentos sistém icos,
3. El funcionali sm o no pu ede explicar a dec uada m en te el
cambio. Un m odelo sistém ico o funciona l puede explicar por q ué
106
por lo lamo, se relacionan
iII UY
a menu do estrecha mente con las ex-
plicaci ones adaptativas , po r la m an era CO n l Q se ex presa n y por el
tip o de arqueólogos que las realiza n .
2, Los a rgum entos sistém icos de penden de las relacion es fun cio na les, pero estas relacio nes si empre pueden ser dudosas en términos espec íficos . Pu ed en exis tir es tra tegias alte rna tivas a l alca nce de los in d ividuos y las culturas qu e no se considere n. Por ejem p lo , uno de los esquemas rela cional es sis té m icos típicos es el qu e
pone en relación entornos cada vez má s m argin ales con In agricultura intensiva . Se sos tiene que cuand o un en to rno am b iental cm peora , los gru pos hum a nos tiend en a in ten si ficar sus esfuerzos
pa ra cultiva r ali mentos. En Ch aco Ca nyo n , al no ro es te de Nu evo
México, los arque ólogos han de scubierto que entre los año s 700-800
h ay un re surgir de la co ns tr ucció n de m o n umen tos ce remoniales
al tiempo qu e se pasa del tipo de vivienda excavada en la ro ca a la
co nstr ucción de casas de piedra al es tilo pu eblo. Esta act ividad se
to ma co m o ind icativa del desarroll o de un nivel su pe rio r de compl ejidad so cial. Es te nivel de co m plejidad super ior, a m enu d o se ha
ex p licado en térm ino s de sis tema . El regis tr o med ioambi en tal sugiere que durant e aq uel período el clim a del Chaco experim entó
un proce so de desert izaci ón . Un clim a más sec o, se arguye, s ign ifica que la agricult ura tuvo qu e adaptarse, o ptando por la irrigación a nte la imposibilidad de se gu ir co nfiando en una plu viosid ad
re gu lar. La coo rd in aci ón de esfu erzos a gra n escala , n ecesarios
para po ner en marcha es te nuevo sis tem a , demandó la prese ncia
de una élitc diri gente .
Sin em ba rgo, eran posibles es tra tegias a ltern ativas: ¿po r qué
no a ba ndonar la zona ? O ¿por qué no ado ptar un sistema de contro l de la nat a lid ad ? ¿Po r qué se ado ptó esta forma de agricultura
y no otra? ¿Po r q ué una agricultura irri gada ha de requerir de una
éli te d irig ente? ¿No es posible qu e una agricu ltu ra de es te tipo sea
gestio nada m ed iante un sistem a de co operación igualitari a?
Se ob jeta , pue s, que siempre hay alt erna tivas posibl es; que el
pensamiento sisté m ico no logra ex plicar los motivos que llevaro n
a adoptar u na determin ada estrategia y no otra , Las di stinta s estrategias adap tat ivas a ltern ativas pued en depender de las pec uliarid ades de los grupos cu lturales o de sus preferencia s cultu rales .
un sist em a perm a nece esta ble. Sin em bargo, ¿qu é pas a cu ando las
sociedades devie nen m ás y m ás co m plejas'! ¿Cómo y por q ué ocurren estos proc esos?
Kcnt Flann ery esc rib ió un temprano estud io ya clásico so bre
los or íge nes de la agr icult ura en México , explicando la tran sició n
desde un sistema de vida basado en la caza v la reco lecci ón a la
agricu ltura , co mo parte de un ca m bio sixt ém ico m ás amplio. Concib ió «el hombre y las tierras a ltas del su r de M éxico fo rm a ndo un
único sis tem a co m plejo co mpuesto de div ers os subsistem as que
m ut uarncn tc se in lluenc ia ba n ». Bajo esta óptica , la c ultura era una
cuestió n de ada p tación, mi entras que el camb io se con tem pla ba
e n t érminos de «ca m bio gradual de los m ecanismos de abasteci m ien to » reg ulado por la estae ionalidad .
Los pun tos fue rtes de esta argu mentación era n: a ) ob via ba la
siempre tediosa investig ació n e ncaminada a descu brir los ejem plo s más precoc es de agricu ltura : 17 ) intentaba explicar los procesos qu e daban lu gar a los orígenes d e la agricu ltura m ás que describir su d ifusión ; e ) dirigía la a tención sobre 1,. agr icu ltura com o
part e in tegrante de un cam bio grad ual de la cu ltura en su con junto, y d) daba un gran relieve a l cam b io m ed ioamb ient al.
S in em barg o podía descu bri rs e un a flaqueza en su presunci ón
de qu e «sin cambio exter no, el de sarrollo de la agric ultu ra pudo no
haber ocur rido » (Fla n nery, 1973a ). Sugeriría , pu es, que los m od elos s is t émicos si em pre requ ieren de un «im p u lso » externo para
arra ncar. Es te ret o ha mo tivado a m uchos arqueólogos, especialmerit e a los qu e trabajan en los ori genes de las pri m eras form as
est ata les , a explorar la ma nera de in tegra r den tr o de m odelos sisté m icos los procesos de camb io y de co ntlicto (véa se m ás abaj o ).
4. Las im plicaciones po líticas del pensam iento sis témico pueden cOllceptu ar se de ob jetables . Supo nga mos por un m om ento que
la teo ría de sistema s fuera «cierta ». c,Qué lec ciones nos brindaría?
al Que tanto la estabilidad so ci al co m o el ca mbio social tienen un carácter infl exibl e, pu est o qu e de penden de pro cesos a largo pl a zo ajenos a la conciencia in d ividual y alejad os de cualquier
co ntrol por parle de los ind ivid uos, q ui enes qued an reducidos al
papel de m eras co mpar sas . Est os proceso s son muy co m ple jos y
sólo pueden desentrañarse a base de una b atería im pe netrable de
con ce ptos té cn icos. No obs ta nte, ta les proce sos pue den llegar a
10 8
TL.::üRÍJ\ ARQ t:EO I.O(i ICA . ¡;NA I NT l{f ll H I( '( "I( )!\J
c om p r en derse científicamen te. Lo s ún icos que p ueden real m cn te
llega r a com p ren de r có m o fun cionan la s sociedad es y consecuente me n te, qu e es tá n en s it uación de p od er reali zar j u ic ios sob re la
m anera d e orga n izarnos como soc iedad. so n los cien tíficos . La
ge n te cor r ie n te. por lo ta n to , no est aría c ua li fica da para r ea lizar
ningu n a crítica sobre los j uicios d e Jos ex pe rtos , quie n es d eb ería n
qued a r al cargo de la ges tió n d e los asuntos socia les.
b) Que la h ist oria tiene q ue ve r m ás Co n la a rmo ní a q ue co n
el co n flic to. S i ca d a s ubs iste m a se r el a ci o na funci onalme nt e con el
siguien te es m uy co m p lica d o d escu b ri r de dónd e pu ed e vc ni r e l
co n flic to entr e gr u pos , Ad emá s, si la ense ña n za de l tu n c ionalism o
es q ue toda s la s p arles de un si st em a se adaptan las unas a las
otras .v que hay u n a tendenci a «na tura l» h a c ia el eq u ili b r io o h o m costa sis, en to nces, por de fin ic ió n vivim os e n un siste m a perfec ta m ente ada pta d o , En ve z de pe n sar en té rm in os d e co n flic to d e
cla ses ü de contrad icci ón en t re grup os, la teoría de s istem as n os
a lienta a contem p la r el d esacuerdo socia l co m o algo qu e pu ed e ser
gesti o na d o p or los expe r tos d e ba ta blan ca q ue se ha n menci on a d o m ás arriba .
Todo es to vie ne a Ser com o una versión , s im plific a da e n exceso ,
d e un argum e n to d esarrolla do por J ürgc n Haber m a s y otros, en el
marco de la esc ue la de «teor ía crítica » d e filosofía social, a saber;
qu e la leoría de sistem as es una ideologia de control social. S egú n
es te p u n to d e vist a. la teoría d e siste mas es u n a rg u men to polí tico
a u to rita rio di sfra zado de c ie nc ia neutra . Co n sec ue ntem en te, se gún
es ta óp tica, la teoría d e sis te ma s deb e ser combati da desde supues tos b ásica m en te políti cos .
5. La teoría d e sist e mas p ret e nde com prender la sociedad
d esd e fuera . In d ife ren te m en te de si se tra ta de es tu diar el n eolítico eu rop eo o el p o s tcl ás ico tard ío azteca, los pe nsa dores sis tém icos par ece qu e sie m pre d ividen las cu lturas en los mism os subsistemas: s ub sistencia . co me r ci o , socia l. rit ual. .. Ciertas o fal sa s . se
tra ta de catego r ías ge ne ra les im p ues tas po r los a rq ueólogos a c u ltu ra s conc r eta s. Y ci ertame n te son es pe cíficam en te occiden ta les y
burguesa s.
¿Qu é suced e si qu eremos llega r a co mprend e r' la s cu ltu r as d esde den tro ? S i p ret endemo s co m pr en der p or q ué las c ult ura s ca mb ia r o n e n e l pa sado . p ued e que sea nece sa rio qu e en ten d a m os
a lgo so bre l< S US l) vis io n es so bre el mundo , su hn : la <.; ideas que tenía n
co n rela ción a l funcionamiento dcl m u nd o.
L A n .I T l l RA COMO S ISTI-,,\l A
10 '1
E sta di s tinci ó n entre visiones desd e Iuer a y vision es desd e de ntr o , con r elación a u n a cu lt u ra, es a lgo qu e no es nuevo セ G qu e se
repite una y o tra vez desde los diferentes ám b ito s di sc iplina r ios d e
la s cie nc ias soc ial es . E l a n tro pólogo M arv in H a rri s describe es ta
distinci ón co n los térm i nos emic (de n tro ) y etic (fuer a); los sociólogos habla n de una dis tin c i ón e n tre co nducta (lo que p u ede ob servarse d e fo rma obje tiva ) y accion (Jo qu e el co mpor ta m ien to
sig n ifica pa ra sus protagonistas). El argume n to d e que es ne ce sari o ce n trar la a te nci ón e n «su » p u n to d e vis ta acerca d e «su «rn u n d o co ns tituye u n elemen to nuclea r para la a rque o logía «co gn itiva »
y «postp ro ccsu al ».
El p ensam iento s is tém ic o modific ado
El p eso dc la s c r íti ca s que h e m os exa m in a d o tuvo consecue ncias en tr e los es tu d io so s, de modo qu e a finales de la dé cada de
los se te n ta la s forma s tradic iona les del funcio na lis mo y de la teo ri a d e sis te mas perd ieron audi e ncia e n tre los arq ueólogos. La m a yo ría de las ve rsiones actuales de la teo ría de siste m as p resentan
sustan cia les modificacion es con respect o a los pla n tea mien tos in icia les . fruto en part e d e la r ea cci ón provocada a n te la dureza de
la s crí tica s ver tidas.
E n la prác tica pued en di stingui rs e d os tipos d e re spues ta :
1. Un cie r to n úmero d e a rqu eó lo gos r echa za globa lm en te
los modelos sist ém icos procu ra nd o se gu ir cam in os com ple ta m ente d is tin to s para c om p ren de r e l fu ncio na m ien to de la s sociedades (la m ayo rí a de ellos se m uestran cercano s a los p lan tea mi e nt o s po s tp roccs uales; véa se ca p ít u lo 7). Se trata d e gente q u e
siguien d o el ejem p lo d e de ter m ina d os sociólogos, fun d a m en tal mente de An th o ny Gid den s, ha con segu ido , con no siempre los
miS1l10S resultados. d ist a nciars e d e los ru zo na m ic m o s b a sa d os en
los sis tema s .
2 . Otros arq ueó logos han int ent ado separar versiones modificadas y más b landas del pensa m iento sis témico , de parte del ba gaje h istórico e in tel ectual d el fu n cion al ism o . E s to im p lica disti ntas p roposicio n es:
a ) Se pu ede se pa ra r la arg ument a ción funcional, de los peca dos d el fun cion a lismo descr itos más a rriba .
110
,[,FORJA /\ROIJl'D L(H; [Cl\.. [1\lA I NTI{OIH I( '( . J( )\[
b) Los modelos sistémicos pueden incorporar los elementos
de conflicto y contradicción dentro de sus parámetros.
e) Si b) es correcto, el cambio desde dentro del sistema puede
modelarse sistérnicamente. No hace falta esperar un «impulso» externo tal como hizo Flannery cn su trabajo; podemos, por ejemplo,
indagar en la desigualdad social o de género existentes dentro del
sistema y contemplarla como fuente de tensión hasta el punto de
provocar un cambio dentro del mismo. Los modelos sistémicos
pueden, consecuentemente, dar forma al cambio, resultando menos dependientes de las ideas de adaptación a entornos externos,
como forma de explicación de la procedencia de los cambios.
d) Podemos asimismo contemplar factores de tipo cognitivo
(<<su» visión de «su» mundo) dentro de un moclelo sistémico, sea
incluyendo la «conciencia» C01110 un subsistema separado, sea por
otros procedimientos. Watson, LeBlanc y Rcdman, por ejemplo,
después de haber dedicado gran parte de su libro citado examinando los enfoques sistémico y «científico», discuten sobre una
«arqueología ideacional», concluyendo que «los arqueólogos cognitivos están en disposición de ser capaces de proporcionar algunos de los resultados más interesantes de la arqucología científica" (1984; 274). La «arqueología cognitiva" será más ampliamente
discutida en el próximo capítulo.
Como resultado de todo ello sc han ido elaborando recientemente una serie de trabajos con carácter generalizador; dotados, al
incluir este tipo de consideraciones, de una impronta sistémica de
manga ancha. Gran parte de estos trabajos proceden de América
del Norte, concentrándose muchos de ellos en el estudio de sociedades estatales tempranas. Por ejemplo:
1. Cm-ole Crumlcy ha acuñado el término heterarquía para referirse a los elementos de confrontación en el interior de los sistemas. Elisabeth Brumfiel expresó, por su parte muy acertadamente,
este cambio en el pensamiento sistémico, en el título de su ensayo
crítico: «Romper y penetrar en el ecosistema; el género, la clase y
las facciones nos roban el espectáculo» (1992). Según su punto
de vista, aún podemos utilizar un amplio modelo sistémico, aunque con rnuchas precauciones con relación a las primeras versiones ofrecidas por la teoría de sistemas. En particular, podemos
examinar los conflictos que se producen entre di Icrentcs elementos de un sistema, así como la rivalidad entre facciones. Los conflictos pueden modelarse en el interior de los sistemas y dar lugar
1,;\ ("lIITLR/\ COMO si tヲGセゥ|エャᄀ|
l11
a transformaciones sociales. Heterarquía es una idea útil para reflexionar sobre la forma de cambiar los resortes del poder mediante la rivalidad presente en el interior de estos estados primitivos. Así pues, en vez de contemplar los sistemas de una forma monolítica, el énfasis en ideas como heterarquía y rivalidad faecional
nos lleva a una idea mucho más dinámica del cambio sistémico;
además, menos dependiente de las cuestiones adaptativas.
2. La «teoría del sistema mundo», que pretende aunar elementos del pensamiento sistémico y elementos del pensamiento
marxista. Examinaremos en el próximo capítulo el marxismo; no
obstante, basta decir por el momento que los modelos marxistas
involucran él muchos factores que el pensamiento sistémico inicial
en arqueología había ignorado, por ejemplo: los conflictos de elase, la desigualdad, la explotación.
La teoría del sistema mundo se originó con el estudio de la formación del capitalismo modemo y se asocia a los trabajos de Emmanual WaIlerstein. Este autor señaló que las formaciones sociales
capitalistas implican no sólo a los Estados-nación de la Europa occidental. Si pretendemos comprender cómo surgió el capitalismo
en los siglos xv, XVI y XVII, dice Wallerstein, debemos examinar la
forma en que diferentes sociedades en distintas partes del mundo
llegaron a constituir un único sistema mundial. Este sistema tenía
un centro, en este caso los nacientes Estados capitalistas de la Europa moderna, y una periferia, los demás destinos de las rutas comerciales en desarrollo en África, Asia y América. Centro y periferia se relacionaban a través de redes comerciales que daban lugar
a importantes implicaciones sociales en los puntos enlazados por
las rutas: de esta manera, el desarrollo capitalista en Europa fue
transformándose gracias a la llegada de crecientes cantidades de
oro y demás mercancías, mientras que las sociedades «nativas» experimentaban rápidos cambios que daban lugar a la aparición de
nuevas élites y nuevos Estados, en parte como respuesta al influjo
de los bienes de origen europeo. El planeta entero, visto en conjunto, podía interpretarse desde el punto de vista de los sistemas,
dando importancia a la interdependencia entre centro y periferia,
de manera que los cambios acaecidos en un lugar podían dar lugar
a cam bias en otro lugar, aunque fuera a miles de kilómetros de distancia. Los sistemas sociales de ambos extremos se interpretaban
por referencia a las relaciones funcionales.
Los arqueólogos han sugerido que se puede usar un modelo de
este tipo para explicar diversas redes sociales antiguas. A este res-
11 2
T E O R I,\ Al{ ü I JFtl l '( )( iICA . t: N i\ / \: T RO I I I :(- (- I( )f\
p ec to se h a estu diado e n particular la interacción y las r ed es de
de pen d en cia entre sociedade s con form a de Es tado que actúan a
modo de centros y socied ad es en fases a nter iores que con fo r ma n
una periferia . Es te m ode lo se ba aplicado a u n a gra n variedad de
con texto s (Eda des d el Bronce y del H ierro eu ropeas , Améri ca Cen tral preh isp án ica , por eje m plo ). Sa n tley .Y Alcxan der; por eje mp lo ,
han de sarrolla do u na tipol ogía gen era l d e un ida des (la «economía
po lítica deudrü íca », el «im pe rio hegem ónico », el «im per io tcrri toria l») y un conj u n to de p rocesos liga do s a las tra ns formacion es
o curridas (lim itación de lib ertades o privilegios, red istribuci ón de
la población, organ izació n d el trabajo ...).
3. La sim u laci ón jr m odeli zaci ón ma te m ática . A partir de Iina lcs de 1970 , Ren frc w y o tros se ñalaron qu e los s is te mas podían
se r sim u la dos por ordenador, p ud iendo a de más integrar e n tal es
modelos cues tio ne s co m o el a "Ir; la co n tingc ncia hi stórica y la
lom a de decisio nes p o r pa rl e de los individu os. Es te re to con dujo
a un creci ente inter és po r los nu evos mo delos qu e los cien tí ficos
del m u n do n a tu ral esta han produciendo para s us es cenar ios. Por
ejem p lo , la teoría d e! ca os exp lora cómo fenóme nos locales a parcn tem en te fort uito s pued en provo car consecue n cias de gran im porta n cia . Por analogía, div erso s pen sa do res sis tém icos exploraro n m odelos estocásticos (m od elos co n ele me n tos az arosos o so metidos a va r iaciones fortuitas) .Y se pre gun taron de qu é forma los
sistem as pued en se gu ir di feren tes trayect orias debido a a co n tecim ie n tos contingent es o fort ui to s.
Se trata, como h emos vis to , de puntos de vista distintos que en
los últimos treinta a ños han id o lima nd o las a r istas de l pcn sami en to sist émico . Los s iste mas cu ltura les ya no so n vistos co rno
es tructu ras m on ol íticas . m ientras se da ca r ta de identidad H la
co n tin genc ia y al accid e n te his tórico . Además se ha hech o siti o a
lo cog n it ivo (véase el siguien te capítul o) y pal ab ras com o heter a rq u ía o co nf licto parecen haberse convertido e n ubicuas.
¿Ha n forta lecid o estos arreglos a l pe nsamiento sisté m ico? O a lternativamen te, ¿h a n m odifi cado tan to la manera d e interpreta r el
ca m b io socia l por pa rt e de los arqu eól ogos , d e fo rm a qu e se debería ab a n don a r definitivam ente el térm in o sistema? Quizás e! pensam ien to sis té m ico h a ca m bia d o tanto a base d e in trod uci r e n él
excepc io ne s y cor recciones q ue ya no pued e lla m a rse en propiedad
s is té m ico ,
1.1\ ( "L1 TlJ R A C"O M O S IS T E fvJ,\
11.\
El pensamiento si st émico y los individu o s
Basta: usted ha acabado su 、ゥ ウ c iQ セ | Go s in habe r m eado la critica m ás iiu portant e que Imelle hacerse al pensan nento sistemico. Los seres h UIJI ll1lOS 110
actú an así. No 50 1/ m ero s peo nes en fl/1 si stema . SOIl, en cambio, irr({(; ioflales e impredecib les. La teoría de sístenm s 1/0 pu ede [unc iona r, puesto qu e las
accio nes huma nas S0 1/ fortu itas. No se puede m eter a lo."; seres !llI/1 ltIl IOS
con tod as S1I íd íns íncrusia ." peculiaridades dentro de lI/ l m odelo.
Irón ica m ente. la crítica 111á s habitual a l pensa m ien to sist ém ico
v al fun ciona lis m o es p re cisam erit e la qu e, en 111i op in ió n , e st á
peor conce bida .
¿Son impred ecibles los sere s hu ma nos ! Cie rt a men te que no e n
la m a vo ría de los casos , a u nqu e no s a gra de pensar q ue sí. Se s upone qu e Cu p ido es ciego , pero la m ay o rfa de nosotros procu ra ,
po r med io de a lgu na co in cidencia asombrosa , en con tra r u n a pare ja con orígen es é tn icos y social es m uy sim ila res a los p r op ios .
En cualq u ier caso , a no se r que uno sea u n individ ualist a m etodol ógico , no se puede redu cir la co m prens ió n de los p ro cesos
socia les a lo qu e h acemos como individ u os. Éste es un de ba te tí pico que se d a tanto en tre arqu eó logos como en e! co n jun to d e las
ciencias hu m an as. Co ns id ere mos un ejem plo sacado del presente:
suic id ios . Las razo nes que ind u cen a las personas a cola tasa
m e te r s u icid io so n tan variadas co rno trá gicas , pero la tasa glo ba l
de suicidios p a ra el co n ju n to d e la so ciedad au m en ta o se redu ce
en funci ó n d e o tros factores (com o la tasa de de sempl eo , o si e l
p aís es tá o no e n guerr a ). Un cie nt íl'ico social no pu ede predec ir el
su icid io de un a pe rsona , pero sí puede, si tiene la su fici en te in formación so bre las tende nc ias soci a les del 1110111en to, pred ecir a umentos o retro cesos d e la tasa d e s u icid io s, con gr a n p r ob abilid ad
de a cie rto . Co ns idé ren se tambi én a las personas con poder: Podem os in tent ar exp lica r ac ont ecimi ent os en funció n d e la s in di vid ualidad es ca r ismá ticas o poderosas - e m per ad ores, líd eres polí t icos- ; sin em ba r go , s ie m pre quedará u n in terr oga nt e so bre
el origen de tal poder o sobre las co ndiciones que h ace n posibl e el
ejercicio de tal p oder.
Si lo que d eci m os con relación a l p resen te es cierto , se gu ram en te lo d eberá se r a ú n m ás con relac ió n a la prehisto ria , donde
forzosamente ten ern os que lid ia r co n te ndencias y procesos que
abarcan cie nto s, in cluso miles de ali a s, unos ciclos tem por ales que
queda n lejos del a lca nce de cualqui er indi viduo.
oc
114
n ·-:,old l\ J\IH)l) FO I ,O( f1('¡\ , UNI' I NTRO IH I( 't'l O :'\
Corno person as que so m os, estarnos emociona lm ente apegados
a una idea de «lo indi vidual» que la realidad del mundo que nos
ro de a se encar ga de re futar, y que todavía menos co ns tituye una
base válida des de la qu e reilexionar ace rca del pa sado. Cier ta me n te, no podemos a firm ar nada " priori con respecto a l peso de las
individual idades en el pa sad o. Otra s culturas han tenido ideas di stin tas acerca de las ind ividua lidades y de la importa ncia de lo in di vidual frente a lo co lec tivo. Qui zás encontremos extra ñas estas
ideas, pero no se sostiene la id ea mod ern a y occid ental de tomar el
«culto al individu o» co mo evide ncia indiscutible.
Ha y un argu mento más sofis tica do que defiende la ar queología
postprocesu al y otra s esc uelas a fines; a sa ber, qu e ten ern os que Ilega l' a co mprender a a mbos , al medio soc ial y al suje to ind ividu a l.
Una vajilla es obra de det erm in ad as person as, pero yo creo qu e el
registro arqueológico tiene que ver tanto co n los desech os de las
ac ci ones indi vidu a les co m o co n los procesos a largo pl azo . Tam bién hay un argumento filosófico que sost iene qu e "libertad » es un
término significa tivo par a ser usad o en el análisis histórico, per o
sólo en presen cia de la ausencia de libertad, po r ejemplo , cu a ndo
se discute sobre la esclavitud. Sin emb a rgo, antes de toma r en
cons ideración esta idea hay q ue rec hazar de plano la noción román tica de la existencia de un a libertad individual sin ca lifica tivos .
Qu izás sirva pm'a vender pclículas de Hollywood (con tad las veces
qu e se pronun cia la pa lab ra «libertad » en la películ a Braveheart)
pero no con stitu ye la ba se para u n aná lisis serio de las soci eda des
del pasado.
C APÍT ULO
6
LEER LOS PENSA MIENTOS
En el anterior ca pítulo se mencionó la existencia de un a «a rqueología cog n itiva », o lo que es lo mismo, la ten tati va de llega r a
com pre nder la form a de pen sar de la gente qu e vivió en el pa sad o.
No hace falt a dec ir que indagar en la conciencia de gente qu e desapareció hace muc ho tiempo es u na em presa hart o d ifícil. ¿Es necesar io llegar basta a hí?
La pregu nt a ,,¿debc mos indagar en la conciencia de nuest ro s
antepasado s ? está med ia tizada po r otras preguntas más profundas , por ejemplo:
1. ¿Qué es la concie ncia, qu é son los pen sam ientos? ¿So n
conscientes o incons cientes los pe nsamien tos? Sigm u nd Freud repre sent ó u n papel decis ivo para las ciencias hu manas al mo strar
qu e nuestros pensamientos conscientes no eran más que la pu nt a
de un iceberg; los procesos men tales humanos era n más pro fundos y com plejos y más difíciles de com pr ende r de lo que se supo nía. E nton ces, ¿debemos tra tar de leer los pen sa mientos profundo s o sólo los superficia les ?
2. ¿Tiene n los seres hum an os el mismo sis tem a cognitivo?
¿Hay ra zones para reivin dicar una naturaleza esencialista del co nocim iento, o es el co nocim iento una construc ción soc ial que varía
de u na sociedad a otra? Si va ría , ¿cómo podemos justificar en tonces nuestras presu nciones sobre la psicología individual o de gru po de cu ltura s prehistóricas, a partir de estudios so bre po blaci ones mod ernas ?
Se trata de pregunta s m uy com plicadas qu e no sólo se pla ntea
la arqueología. Tod a s las cienci as human as se ven a boc adas a
plan tearse pregu nt as de este tipo.
116
117
T1:,O R J/\ ¡\ IUJ lI E O U) ( ; J( 'J\ . I.'N A [l\ T I{( l lll T C ll 'l l\.
I ,],,1", 1{ I. OS 1'1 '.\J SA ,1\'1I I;.\. ' (US
En es te capít ulo pre tendo profu nd iza r un poco en es te tema
para exa m ina r a lgunas de las ideas que: la teoría en cienc ias hu m a nas ha ado ptado a fin de hacer fren te a este tipo de preg un tas .
M i inten ci ón es p roporc ionar el m a rc o te órico dentro del cua l se
mueven un a se rie de tenden ci as n uevas en arq ueo log ía de nominad a s ge n ér ica m en te «a rq ueo logía pos tprocesu a l» o «a rq ueología
in terpretat iva ». Est a s tend en ci a s t ien e n e n CO Jl1 Ú n , pr im e ro , u n
ac ercam iento a los enfoq ues cog nitivos , se gundo , el influ jo de la
la s in feren cias de carác ter eco nó m ico ya so n m ás d ifíciles de hacer, pero las in feren cia s acerca de la vida cult ura l セ N religiosa constituyen un a e m pres a cas i im posible, exc e pto en ci rcu ns tanc ias exce pcio nales.
Cualq uiera que sea la ori entac ió n to mada , ex is te sin ningún género de d udas un a man ífiest a difi cu ltad para ac e rca rse a la co nciencia de los indi vidu os . Los psicólogos de la co nd uc ta a rguyen
que realmente no se puede llega r a lo que algui en es tá pe nsando
en el momento pre sente: lo único q ue pu ede hacerse es da r cuen ta del co m portam ien to, cos a que sí pu ed e o bserva rs e v m ed irs e
dcsde fue r-a. ¡Cuánto más difícil no se rá a bri r las ment es de hom b rcs y muj eres desaparecid os y pert enecientes a cu ltu r-as e x tingu ídas! Si ya es un a ta re a su ficie nte m e nte d ifíci l par a los arqu eólogos
de los períodos h ist óricos, imaginemo s qu é ha de ocurrir con los
prch istoriado rcs. qu e sólo tien en los resto s mat eri ales de culturas
fe nec idas y ningún tip o d e d ocum e nto es c rito ,
,Po r q ué, ento nce s , tenemos q ue inte nt a r llega r a los pen sam ientos y creenc ias de las gen tes del pasad o? En m i opinión , di scu tir acc rca de si la empresa es más o m enos difícil es perder el
tie m po. Pien so qu e es a lgo se nc illame n te necesario, por tres ra zones que expongo a co n tin uación .
tradic ió n cstructu ra list a )', terc e ro , la in fl u e nc ia del p en sa mi e nto
marxista.
j セ・ イ
los p en samie n tos
¿Tenem os qu e hacer realmen te es te esfuerz o' Much os d irá n
q ue no ha ce falta . La mayoría d e los po s itivist n», tanto den t ro d e
la arq ueología co rno dentro de las dem ás c iencias hu man as , ins istirán en el hech o de qu e nunca podremos co n tra sta r lo q ue la ge nte p iensa . Los pos i Livist a s dan dos ra zo nes IllUY cla ras:
1. Nu nc a se pod r á veri fica r c ic n t tfica rn c n te Jo qu e reside en la
ses era . Los p en sam ientos no pu ed en co m pro barse, po r lo que q uedan fuera del dominio de la Cienci a.
2. Los arqueólogos no estud ia rnos las acciones hu m a nas , estu diam os el re gist ro arq ueo lógico : un a co lecci ón m ud a de pie dras
y h ue sos organ izada se g ún corre sponda en fu nció n del espa cio J'
del tiem p o (volvem os a la figura 2. 1). Somos ca paces de explica r lo
que vem os en tér m inos de sist em as cu ltu ra les del pasad o; sus d inám icas de cambi o, la forma en qu e se adaptaron el entor no . No
hace fa lla que hagam os este tra baj o pen sand o dire ct ament e en los
fac tores m entales , ya q ue s i as í lo liic i éra m os , cae ría mos en el
er ro r de las explicaciones merual íst a s (véase ca pítulo 4). Bin fo rd ,
entre otros, ha desarro llad o es te tipo de argumentación .
Much os arqueó logo s tradi cionales también piensan que es d ifícil, si no imposible, ut ilizar el regist ro arqueol ógico para recu perar
id eas del pa sado . Arqueólogos co mo Chris to phe r Hawkes d iscu t ieron la necesidad de tener en cue n ta siete n iveles de inler en cia a rqueológica, q ue van del más senci llo y directo al m ás d ifíci l. El
ma terial arqueológico, decí a Hawk cs, puede utili zarse de forma
bastante segura para averiguar as pectos lecnológicos del pasado ;
1. La realidad es q ue todos los a rq ueó logos hacem os presu ncio nes sobre los pensamien to s de la gen te del pasado. Ponga mos,
por ejempl o, una sim p le tip o logía cerám ica. Cua ndo nos ded icarn os a clasificar por tip os la deco ra ción de la cerá m ica asu m irnos
qu e los d ise ños qu e com parten distint as mu est ras tien en algo qu e
ver con los significad os que co m parte n a su vez los ceram istas y
los u suar ios de la vajilla .
Mu chos a rqu eólogos defi enden la idea de qu e no pode mos r ecu pera r los pensami entos , pero en la práctica hacen lo co n tra ri o a
base de intro d ucir en sus argu men tos presunciones so bre actitudes m en tal es , corn o s i fuera n puro «sen t id o co m ún ». Así, po r
ejemplo , la introdu cci ón de es tu fas en las cas as sustituye ndo a los
hogares-chi m enea dom ésti cos sería cosa del se n tido co m ún , ya
q ue calien ta n m ás . evitan el humo y re sulta n mucho más con Iortablcs, Esta argumentación conlleva el problema de que se sos tiene so bre presu ncio nes so bre lo q ue es «na tural» o «no rm al»: en
este ejempl o, el deseo de logra r un m ayor confo rt domést ico es asumido com o a lgo «na turu l». Es de «sentid o com ún » sa tisfacer tales
deseos. Este tip o de presuncion es caen por su propio peso cuando
118
T EüRIA ARU UEOU"¡( ;¡CA. " NA I N T R( II Jl I( '( 'J( l N
se examinan detenidam ente, ya qu e siempre se puede llama r la
atenc ión sob re la d ivers idad de las prácticas huma nas.
El problema con el se n tido co m ún en es te co ntexto es que, lo
qu e para noso tro s es cos a del sentid o co m ún . pued e no ha ber tenido nada qu e ver co n el sen! ido co mún d e «ellos». Los a ntropólogos es tud ia n otras cu lturas co n tem po rá nea s q ue tienen actitudes
culturales muy diferentes. Para los az a ndc, cua ndo se pro du ce u n
desafortu nado accid ente es de sen tido com ú n ir a bu scar a un brujo o adivino para saber qu ién es el resp onsa ble de la magia que lo
ha provocado. Es lógico supon er, por lo tanto, que o tras culturas
en el pasado puedan haber tenido o tro tipo de se ntido co mún .
Confiar cn el argumento del sentido com ú n es carac teríst íco de
puntos de vist a esen cia listas y eln océl1 tricos . Ese ncialis mo es pe nsal' en la existencia de actitudes o emocio nes «na tu ra les» (co mo el
deseo de privac ídad, o de co n fort do méstico) o fu ndadas en la biología, sea para el co njun to de los se res hum anos . o sólo para uno
de los d os sexos. Así, la frase «en la preh istori a , los hom bres tienen
que haber sido más ag res ivos q ue las m uj eres a l falt arles el instinto m at ernal» tiene ca rácter esenc ia lista , p uest o q ue as ume qu e «el
in stinto m at ernal » a fecta de mod o natura l o biológico a todas las
mujeres . Pu ed en existir o no un determ inado n ú mero de «u niversales humanos » de este tipo. tem a suscep tible de debate. pero po r
mi parte, m e declaro muy escéptico acerca de la mayoría de posi bles casos. En cualquier caso, las afir m ac iones ese ncialistas han
de ser argum entadas y n unca da rla s po r su pues tas.
Etnocentrism o es cre er qu e las acti tu de s y val ores de la pro pi a
cultura tienen caráct er universal. Por ejem plo, la supos ici ón de
que la creencia en bruj os es «irracio nnl» es et noc ént ri ca, pu est o
que supone que la lógica occi den ta l es la única for m a posibl e de
racionalid ad . La creencia en brujos tien e qu e ser irraciona l, ya
q ue n o satisface los principios so bre los qu e se leva nta la lóg ica
de Occidente. Tam bién la cre encia en el deseo humano de privacidad es e tnoc én tríca . pue s su po ne q ue el énfasis e n lo ind ivid ua l
y consecue n te me nte , en el derec ho a la priva cidad de las persona s en la soc iedad occi den ta l, es a lgo uni versalment e norma l y
natural.
2. Los arqu eólogos qu e no trabajan en las rec ónditas profu nd idades de la prehistoria se en frentan a test im oni os que so n de n aturaleza estrictam ente «histó rica»; es decir, a testim onios docu mentales dc alguna forma u o tra. Est os documentos son siempre
testimonios sobre maneras de pensar, sob re ideas, por m ás n l UTI-
I ,U :I< I US 1' ] ': N SJ\ M I E :'\i'l' O S
1I t)
11 obv ia s q ue parezcan tal es ideas. Si hemos de rel aci ona r
los tes timonios arqueológic os co n los testimonios d ocumenta les
hay qu e co nte m plar de fo rm a crit ica las actit ud es menta les y las
ideas que representaron su papel en la prod ucción de tal es tcst imonio s.
3. La forma de es tud iar las socie dades h uman as implica ele mentos filosóficos. Como ya vimos a l exam inar la cr ítica a la teoría
de sist em as, es casi im posible describir el co mporta m iento humano sin refer irnos a concep tos men tales . Im a gin ém ono s int entando
describir a una tercera persona , po r ejemplo. la s acc iones que rea liza una mujer al co brar un cheque bancario en una oficina de un
banco, sól o por referencia a los movim ien tos fisicos qu e hace. Una
cosa parecida plan teó uno de mis a utores favorit os, el sociólogo Erving Goffman , au nque descrit a de form a much o m ás elega nte:
d. ui ns
Escoj amos un acto q ue se a s uficie n te me nte claro: un co nd uc to r
q ue a traviesa la ca lle co n el se m á foro en rujo. ¿Qué ha ce este ho m bre? [Goflm a n ci ta 24 razo nes diferen tes, incl uyend o la s qu e s iguen]
l. Pro cede de un s itio don de usa n s ig nos y no luces para regu lar e l
tráfico . 2. Un reflejo le incidió e n los ojos y no pudo ver el ca m bio
de lu z del se máforo . 3. Desde hace poco no d is tingu e bi en los co lores . 4. Ten ía p risa . 5. S u mujer es taba dand o a luz a u n beb é en el
asiento trasero del coc he y tenía que llegar pronto al hospita l. 6. Un
atracador apu ntán dole en la sien le co nm inaba a no pararse L...] 15.
Es u n in sp ect or co m proba ndo si los guar d ias de tráfi co so n dili gen-
tes [...] 22. Iba borracho. 23. Su ma dr e ejerc e una profesión lam entable, por lo que desa rroll a u n movim ien to compu lsivo cuando ve
lu ces rojas... Nu est ro hom bre n o h a respetad o el semáfo ro. Pero
cuando co m parece a presen cia del j ue z y éste y le pregu nt a por qué
se había pasad o un semáforo en rojo le da un a rgu me nto so bre lo
q u e realmente pasó. 1.0 que hace del hecho de pasarse W l semá foro en
rojo un hec ho discernible )' destacado es ev identemente el hecho de saltarse llna Horma . El «hecho» objetivo tiene que ser; pu es, tan variable
como la posible relación ele cada IlI W cm1 la norma (Goffma n, 1971:
132; la cursiva es mí a . Nó tese q ue ente ndemos la acción po r referen ci a a su co n tex to, un as pecto desarro llado po r la a rqueología
pos tprocesua l o contex t ua l).
La creencia de qu e los pen samientos y las id eas son m ás import antes que el m undo ma teri al se llam a idealismo , La arqueología postprocesu al, au nqu e no reivin dique pa ra sí m isma una naturaleza filosófica ideali st a , es tá profundam ente infl uenciad a por las
1211
121
' 1I ':<)j { I t\ ¡\ I{ U II H H J J< ;J(',\ , t l¡..j A I N T ROI H i( "C/( ) \;
I F U { LO S I'L:I\ S,\ M I E NTOS
nociones ideal is ta s. His tóricame n te , la tra d ició n ideal ista e n filo so fía es muy la rga y fecu nda , in c luyendo nombres co mo Plat ón ,
Vico , Berkeley, Ka n t, Descartes y Hegel, así co m o a l lin güi sta Ferd ínan d de S au ssu r c y al an tro pó logo Cla u d e Lévi -Str au ss,
Fla nne ry y Ma rc u s se ña la n qu e el es t ud io d e la s cos m o log ías , la
reli gi ón , la ideo log ja y la ico nog ra fía con s titu yen á reas lcgttim a s
del an álisis co gn itivo, e n fa tiza nd o el h ec ho de pod e r ser funda m en tadas en da tos e m p ír icos . En los último s tie m p os, otras lu e ntes de inspi ra ció n p ro ced en de la psicología, E n parti cu lar, Steve
Mii hen ha hab la d o d e «forrajca do re s j u ic ios os » a l indaga r so bre la
man era de m od ela r, d entro d el m arco a daptativo , los procesos d e
to rna d e d ecisi ón de los caz ado res reco lectores , produ ciendo una
ga m a de in ferenci as cog n itivas (M ith cn , 1990 : véase ta mbi én el ca pit ulo 9 de es te 1'0Iu l11 c n ).
El a rg um en to ce nt ra l d e tod os estos auto re s es qu e podern os
tr a ta r d e leer e n los pen sam ien tos sin ceder en los ele me ntos pr in cip ales del e n foque p ro cesua l: la cr ee ncia en la objet ivid ad cicn t ífica y la adhesión a los m odelos sis tém icos m en os es tric tos . S in
em ba rg o, o tro s a rq ue ólogos sos tie nen q ue la neces id ad de en tra r
en la s men tes lo s ha lle va do a cues tio na r los mi smos lundamcn tos
de la arqueología proces ual.
Dos escuelas de pen samien to han re s ultado es pe cia lm en te in íl uv cn tcs en esa tesitura: el es tr uctu r alixmo v el m a rx is mo. Vov a
h a blar de ca da un a d e ella s a co n tinu ación antes d e e n tra r, en el
próximo ca p ít u lo, en la in flu encia qu e e s tas escuel as h a n tenid o e n
el desa r ro llo de la «a r q ueolog ía post procesua l»,
Ar q u e o logía cognit iva
Muchos d e los a specto s que aca ba m os de co m e ntar fueron reco gidos por los a rq ue ólogos ce rca nos a la tend encia pro cesu al .
Aceptar on que los prim eros modelos p ro cesu a les n o ten ían e n
cuen ta la m a nera d e pensar d e la gen te) por lo qu e m ost ra ba n c iertas lirnitucion cs. S eg u ida nl en tc empeza ro n a expl ora r la ma ne ra de
ca ptar el conocimien to dentro de los s u pues tos ge nera les del p ro ces ua lisrn o, pero sin sa lirse d e s u m arco referenci a l. Reci cmcme n .
te es la s te ntati vas ha n dado luga r a una esc u ela d e pcnsa rni eru o et iquet ada CO ll10 arqueo logia cognitiva () procesualismo cognitivo ,
Estos a rque ólogos obs erva n la s me n tes de m aneras d is tin tas.
Rcnfre w y Zubro w a d m ite n que se pu ede, por ej em pl o, id c ntili ca r
co m p or ta m ie nto-, r eligiosos m edian te el reg is tr o arqueol ógico . Su gie ren que no existe co n tra d icci ón en tre d efender un punt o de vista cien tífico co n re laci ón a la teo rí a a rq ueo lóg ica e in sis tir e n la
necesid a d de bucea r e n la s m e ntes . Kcnt Fla rm crv y Joyce Marcu s,
po r e je m p lo, h a n buscado rela ci ones fu ncio na les entre el «s u bsistem a ideológico » y o tras á reas de los su bsistem as cu ltu ra les y ha n
insistido en la co m pa tib ilida d de s u trabajo con los an ális is d e
s ub sis ten ci a y asen temien to :
Nues tro pri m e r esfue r zo [en unlllt'o log ía cognitÍ\'U : Fla nn erv y
19761 tu vo Co m o o bj.... tivo mej o ra r- la co m pre ns i ón de los
an tig uos indios za po tec as a ba se d e co mbi nar s us cree ncias cosmoló gicas co n u n aná lis is más trad ici on al de sus for m as d e s u bxiste n.
cía y asentam iento... Sim plemen te tra ta mos de most r a r qu e se po (lía n explicar m ejor los com po rta mien tos d e los an tig uos zupotcca x
co n relación a la su bs is te nc ia si, en vez de restri ngirn os al es t ud io
de los cultivos yel sistema el e irr igaci ón , teníamos en cue nta lo que
se sa bía so bre las nocio nes de los zaporecas so bre los rayos , la Iluvia, los sa cr ifici os co n sa ng re y la «ét ica de la ex pi a c i ón ». In s isti mos
en el hec ho de q ue podía mos tener en cue n ta estas cosas graci as a
la ri qu ez a d e la s cr ónicas existen tes deb idas a te stigos p resencia les
españoles del siglo XVI {Flarmerv y Marc us , 1993: 26 0).
M a lTu s,
E l estructu r alismo
Un a d e la s vía s p or la s cu a les el idealismo h a ejerci ci o u n a in l1uenci a c lave en el pensam ie nto arqu eológico pasa p or la escuela
de pens a mi en to d enom in a da es t ru ctu r a lism o . De n1 0<.1 0 pa recido
a l papel ejerci do por el lu nciona lis mo o el m a rx ism o , es ta co rrie nte teórica ha co n tri bu id o a desa rrolla r una viva conci e nc ia crí tica.
En s u form a in icial y clás ica co ns erva ho y día pocos pa rt idarios,
pe ro (de m od o pa rec ido a la teoría de sis temas) s u in flue nci a en el
pensamien to a rqueológico h a sido profu n d a, de m o do qu e no p ucele ign orar se. Igu a l q ue el té rmi n o marxismo, el tér m ino es truct u ral ismo h a sido us a do d e fo rm a im p r op ia y a b us iva , ha bi end o se r vido para lla m a r la a te n ci ón sobre u n gru po de intelectua les dil e ta n tes parisi no s ele la Rive Ga uch c, m á s q ue para referirse a un
corpu s de ideas Il1UY co ncre tas:
.I,
Ji
122
1'1 .( IR l A Al<l)!.'EO U
J(
' IeA. UN,\ I N T I{ O I H ic ョ
HIセ
La revist a People ha bla ba la se ma na pa sada de la a fició n de los
in telect ual es eSLruc tura listas por cenar en Sard i's. d e có mo les apasio na exper im en ta r Co n nu evos pla to s, d e cómo empez ó co n ellos la
revol ución Perri cr... ta m bién se d ic e que hay una pelí cul a in spirada
por lo s dc con s uu ccio ní sta s q ue explo ra sus compk j os m étodos d e
pensam ient o, su estilo d e vida rel ajad o )' sus complicadas co st u m bres sexuales. y lo q ue les o curre cuand o d eja n Pa rís y to ma n la se nda d e Te xas; se d ice q ue Ro bcrr Rcd ford es tá muy in teresado en e l
papel de Derrida (Bra d hnry 1987: 2; diez añus después se han traslad ad o a Is ling to n , a l no rt e de Lo nd res, ,Y ahora cena n en Gra nita y
en el River Café).
Em pezaré por las raíces del cstructu ra lism o para que su inIlu cnci a actual pueda en te nde rse m ejor. Si para los funci on a lislas
la cult ura es co mo un o rga nism o, en el qu e la s di stintas partes del
cuer po/sociedad reali zan di stintas fun ciones, ad aptándose el co njunto a l entorno en el q ue vive, pa ra los es tr uc tu ra listas, la cultura
es co mo el lengu aje. El es tll.lCtura lismo empezó si endo un con junto de id eas propuest o por Fcrd inand de Saussure pa ra ser a plica do a la lingü ística . El pun to m ás importan te para n osot ros es entender co m o Sau ssu re q ue un lengu aje se co mpone de reglas oc ultas que usamos pero qu e no artic u lam os. Cuando esc ri bo y se lee
es ta fra se es toy utili zando una se rie de reglas gra maticales para
Co mpo ner el texto. Las reglas so n de so bras co nocidas. Cada uno
de nosotros tien e un co noci m iento suficien te de las reglas co mo
para permitirl e descod ifica r lo q ue escribo, es decir, leerlo. Aun qu e
cada [Tase qu e esc r ibiera fu era original y ú nica , nunca escrita a nteriormente en la h ist oria de mi lengu a, sier.ip re podría leerse. La
verdad es que pued o generar una seri e infin ita de fr ases d iferent es
a partir de unas cua ntas reglas gra maticales bastante simp les .
Todos entendemos es tas reglas a un nivel profu ndo e im plícito
y no a u n nivel su pe r ficia l y explícito. Todos tenemos un a cierta
idea de lo que es un ger und io () una ora ció n en subjuntivo. Ninguno de n os otros tr ad uce tales reglas en palabras por m ás qu e las cono zcam os y las ut ilice mos hab itu alm ente de form a cor rec ta. (S i
fu era de otra m an era , si no las ut ilizáram os correctamente, no podr íamos descodificar la m an era de expresarse de cada cual y no
pod ríam os entendernos.)
Para resumir, las reglas qu e rigen el lenguaje permanecen o cu ltas en las profundidad es del cere bro humano, Si se quiere explicar
las diferentes formas del lenguaje hay q ue referirse a las reglas
(cognitiva s) ocultas resp on sables de la formación de frases.
LEER LUS PENSA<\1 1E\JTOS
123
Los a rq ueó logos influidos por el estructu ra lism o sugir ieron que
a lgo pa recido oc urre con los o bje tos material es q ue descu bri rno s
cn cl registro arqueol ógico: los objetos serían, pu es , otra form a de
ex presión cult ural. Si se preten de explicar u na cultu ra es preciso,
por lo tanto, desvelar las re glas ocult as generad oras de las for m as
cultu rales.
Los m od elos es tructu ra les han s ido u tilizados a m en udo para
clasificar los di stinto s tipos de material arqueo lógico. Hen ry Glassie, po r eje m p lo, utili zó la a nalog ía «gram a tica l» para examinar la
arq uitect ura popu lar en la Virginia del sig lo XV I I I. Lleg ó a la co nclusión dc q ue la ge n te di señaba sus casas a partir de una se rie de
unidades básicas espa ciales sobre las que aplicab a un sis tem a de
reglas «gra rna ticn lcs » para ob te n er d iferentes tip os d e vivie n da .
Gla ss ie llam ó a este m étodo gramática tran s'[o rma cio nal: es decir,
se trat a de describir la m anera e n que unas d e terminadas unidad es se transforman pasando po r una serie de fases cogn itivas hasta deveni r casas. Existen casos de ejercicios s im ila res ap lica dos a
otra clase de mat eri al co rno el a rt e rupe st re paleol ítico o la decor a ció n cer ámica ,
No obsta n te, las im pli caciones del estructurali sm o va n más a llá
q ue la sim ple ofert a de her rami entas metod ológicas para m ejora r
los procedimien tos de clas ifica ción de ma terial es. Así , mi en tr as
que a U D intelectual fun c ion alista o sistém ico el instinto le inci ta
in m ed iata mente a pregunt ar ( ¿có mo funciona es te proced im iento
o este subsistema en el co njunto de la cultura ?" y «¿có mo el m ism o ayuda a que el siste ma en su totalidad funcio ne o se a da pte
mejor al entorno?", el es tructura lista demandar á «¿qué regla s su byacentes regul an es ta es tr uc tu ra>- y «¿qué nos d icen esta s regla s
ac erca de la for ma de co nte mp lar el mundo de es a cu ltura ?". Pa ra
los Iunc io na listas , la cultura es fundamenta lm ente una cuestió n de
adap tació n ; para los es tru ctu ra listas , la cu ltura es fundamen ta lmente una forma de expresio n, un sis tem a (oc ulto, cog nitivo) de
significad os.
Marxismo
Es imposible en el mo m ento presente escrib ir hist oria sin ut ili za r una ga m a extens a d e co nce p tos directa o indi recta m ente rc la ci o uad os co n el pensa mi en to m arxista , y sin situarse d en tr o del ho ri zon te int electua l d elimitado y d escri to po r Ma rx. Incluso podría
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esp ecular-se sob re q ué diferencia existe en últim a in s ta ncia cn tr e se r
histo riador y ser marx ista (Fouca ult, 1980: 53).
La segu nda esc uela de pensa m ient o qu e ha e jercid o una profunda in fluencia en el pensa m iento arqu eo lógico es el marxism o.
Igual que el es tru ct ural ísmo, el marxism o se 11a desarro llado mu cho de sde su formu laci ón inicial p or Karl Marx en el siglo XIX.
Qu isi er a dest a car unos pocos as p ec to s de l pe nsamie n to m arxis ta
de es pecial rel evancia para la teoría arqueo lógica .
En su Iorma origina l, el marxismo es una filosofía m atcriaiista ,
puesto que so stien e que las cos a s materi ales son 111ás im por tantes
q ue las id eas. Si es o es así, la historia de la hu inanidad tendrá que
VCI; sob re tod o, co n el desa rrollo de la ca paci dad produ ctiva de la
especie humana , co n la creciente habilidad huma na pa ra producir
o bjetos m at eri ales . Gen )' Co hc n pi en sa que "la hi storia es fund amentalm en te el proceso de crecim ien to de la ca pacidad produ ctiva de la hum anidad , de mane ra tal que las form aciones sociales
apa rec en y desa parecen de acu erd o co n su ca pac idad de favo recer
o obstaculizar 1'11 cre ci m ien to» (Co he n, 1978: x). En frase del propio Marx, los seres hu ma nos so n lo que hacen , no lo que p ien san :
"no es la conci en cia de los hom bres lo qu e deter min a su ser sino
al contr ario, es su ser social lo qu e det ermina su co nci encia » (citad o po r McClcl lan , 1977 : 389).
Los m arxist as so stienen qu e la gen te de cualq u ier época produ ce las cosas qu e precisa de una forma d istintiva q ue Marx denom inó «m odo de produ cción ». Los marxis tas han ha blado, po r
e jem plo, de un modo de p rodu cci ón tri bal , a..i ático , anti guo, fcu dala capitalis ta . El m od o de produc ción a ntiguo, para tom ar un
eje mplo , se di stingu e de los dem ás porq ue se a poya en el trabajo
de los esclavos, mi entras que e! Ieu da lism o depende del trabajo de
los ca mp esinos no libres, los «siervos», qu e viven a ta dos a la tierra
que trabajan . Cada modo de pro duc ción gen era un tipo di feren te
de a ntagon ismos de clase: en las so ciedades antiguas entr e amos y
esclavos, cn el feud alismo entre siervos y se ño res feudales , en el
ca pitalism o en tre proleta rios y burgu eses.
Marx pi ensa qu e un mo do de produ cci ón puede enten derse mejor si di s tingu im os la s [uerzas de producción , es decir la m ateri a
prima, las h er ram ientas o máquin as, el tra baj o, de las relacione s
soc iales de producci án , Po r ejem plo, la s fuerzas de prod ucció n de
una sociedad ca p italista co ns is ten en las m áq uin as y equ ip os
de la s fábricas, mi entras que las rel acio nes de produ cción tien en
1.1 '.1 '.1< LOS
iG e n s
N セ mi
e i| t o
s
125
que ver co n e! meoll o del sistema de fáb rica, es to es , la separaci ón
ent re la fu er za de tra bajo y la dir ección .
Par a Ma r x s ie m p re habr á an ta go n ismo y co nfl ic to e n tre es tas
dos partes: «las fuerzas de producci ón, e! es ta do de la so ciedad y
la co ncien cia en tra n en co n tra d icción, ya que la di visión del tra b ajo implica el... hecho que la actividad mora l e in telectu al - ocio
y trabaj o, producció n y consum o- recaiga en per son as di st in tas,
y la úni ca poslbilidnd de que no aparezca tal contrad icc ió n reside
en la negació n mi sm a de la división de! trabajo ». Por es ta y por
otra s razones siem p re existirá con flicto t: I1 el inte rio r de las sociedades hum anas. Las co ntradicciones y los antagonism os de clase
ir rum pen en el corazón de tod as las form aciones soci al es/ desarrollá ndos e ti veloci dade s di s tinta s seg ún la s circu ns ta n ci as . Co n el
t ie m po, s in em ba rg o , tules a ntago n ismos son ca pa ces d e d errib a r
toda la es truc tura es ta blec ida, pa ra qu e rueda levant arse so bre sus
ru in a s u n a nueva formac ió n so c ia l.
Este m od elo marxista clási co ha sido objeto de du ras crí ticas;
pero sería demasiado largo seguir la trayect oria que lleva del ma rxis mo clásico a l ma rxismo mod ern o. Só lo pretendo aq uí lla m ar la
a tenc ió n sobre tres pu nto s que surge n de es la síntesis de la teoría
m a rxista clásica , espe cialm en te perti nentes para el desarroll o del
pensami en to a rqueológic o:
Los esc ritos de Ma rx proporci on an la base científica del cuEn este sen tid o, el marxism o clásico com part e 11111 ch os
paralelos co n la creen cia en un fu nda men to po sitivista para la
Ciencia, co sa que ya fue discuti da en el ca pítu lo 3. Pero con trariamen te al positi vism o , Ma rx piensa q ue los intelectuales no ha ll de
separar el pensamiento de la accióll política .
Los arqueólogos m arxist as co ntem pla n , co nsecuen teme n te, la
existencia de una re la ción en tre la arque o logía y la políti ca. Entien den la m isma pr áctica arqu eológica y los mo delos inter pretativos de su d isciplin a co mo una form a de ex pre sarse polít ica mente.
De mod o sim ila r, en tienden su tra bajo d iario com o arque ó logos
com o parte de una ac tividad polít ica más amplia. Piensan los marxistas que no darse cue n ta de esto es hacer com o el avestr uz, que
esco nde su ca beza bajo la arena .
2. E l proceso que conduce al ca m bio hi stórico es un pro ceso
dialéctico segú n el pensam iento m arxist a . Un modelo di aléct ico es
el que depende del desarrollo de co ntrad icciones y eo nl1ictos en su
seno, en es te caso, en el interi or de una determin ada forma ció n
l.
lHU rÚSl1lO.
126
T EOI Ü ¡\ a rHI
ャ Aャ セ H h N H h ゥjH
ᄋ i|N
I j.\JA 1:'-J'lI H H H I( '( 'Il I!'J
L EER L OS PENS AM IEN T OS
127
1,
social. Cada form ación social tiene su es pecific ida d . Los té rm inos
«ca m p esin o» y «señor» no tie nen el mismo signi ficado en cu a lquicr época y lu gar. Sólo pod emos definir y comprender co rrectam ente las clases so ciale s que agr upa n a los campesinos y a los señores si comprendem os bi en la form ación social feudal en su co njun to . Cuando u na [ormaci óu su fre u n colapso ap arece una nueva
form ación que desarroll a rá co n el t iem po su s propias clases soc iales , así co mo sus propi os co nflictos de clase.
El m odelo di al éc tico ap lica d o a los proce so s sociales co ntra sta
co n el mod elo sisté m ico que ya hemos estudi ad o. Se re cordará
que el pensam iento sistémico presenta al ca mbio como un proceso gradu al y no trau mático de mad urez y adaptación. El modelo
dialéc tico n os ind uce a cue stio na r las ca tegorías sociales y las definicion es que rei vindican su certeza en cualquier circuns tancia de
tiempo y luga r.
El marxis mo ha llevado a los arq ueó logos a cuestio nar determi nadas con trad icc iones, co mo la qu e en frenta a la subj etividad
con la o b jetividad . Adviert e q ue es to s términos sólo se oponen
de ntr o de un m arco gene ra l. y qu e es es te marco general lo que
precisam en te hay qu e cuestionar y tran sformar.
El tercer pun to es qu izás el más importante para enten der la
co ntrib ución del m arxism o al conoci m iento y a l pen samie nto arq ueológ ico en general: el co ncepto de ideolog ía .
La ideología
Los neo-marxistas o marxista s recientes han centrado su a te n ción en el papel de la ideologia de n tro de l modelo qu e hemos examinado. Para Marx, las fuerza s de prod ucción y la s relaciones de
pro d ucción co nstituyen «la in fra es tructura », el n úcl eo del s iste ma; los sist emas po lítico s y legal es se leva ntaban encima de este
sustr ato, junto a las creencias ideo lógicas . Vis to de m anera sim plista , cuand o los fundam entos sociales em piezan a queb rar y la
sociedad se vuelve m ás desi gua l e injusta, las creencias de la gente sirven para «tapar las grietas» y hacer que el sistema parezca legítimo.
Es verdad que existe mucha ideo log ía «vu lga r» , casi de co nsu m o: en nuestra sociedad actua l la asocia mos a much os an uncios
public itarios, a las periódi ca s llamadas al patriotism o, al ondea r
de banderas, a la maternidad y a la tarta de man zanas. Pero los
ma rxistas cre en que la ideolog ía trabaj a asimismo a u n nivel mu, ho más sutil. La ideología sirve, en definitiva, para:
Legiti m ar; es decir, hace aparecer el orden so cial vigent e
, " \110 algo inmutable, esta blecido po r la divinid ad O ca re nte de alu-ru a tivas.
2. Hacer a pa re ce r co mo uni versales (beneficio sos para tod o
,,1 mu ndo ) in tereses qu e so n sec to ria les (por ejemplo , los in tere ses
.1 ,. det ermi n adas clases so cia les),
3. E nmascarar la realidad, por ejem plo, negando la existe ncia
de desi gualdades CCOll CJ111ic n s y sociales .
1.
,
v
[
Un marxista. s in ir m ás lejos . sostendría que le basta ría abrir
las páginas de la mayoría de los per iód icos p ara ver có mo fu nciolI a la ideolog ía e n nu estra sociedad (la compe te nci a v las reglas
del merc ado libre no so n cons truc ci ones hu ma nas arb u ru rias que
pllcd en se r ca mb iadas, sin o qu e ex is ten porque ha n demost rado
',[ I bon dad ; só lo hay qu e mirar lo m isera ble que era la vida en la
lcl ad Med ia para comprenderlo, es dec ir, an tes de des cubrirse los
h.uefi cios del capita lism o). Los intereses de clase se pre se nta n
"1I1l 0 ben efici osos para tod os (los a um en tos de sa la rios se p rc',l'll tan como «dañ inos pa ra la nación » en vez de ver se com o pcrrud ici al es para el creci m ie nto de los dividendos de los capita lisL os ). La ideolo gía d e la igu al dad (c ua lqu iera puede llega r a prcsi.kn t«, tod os sorn e s iguale s ante la ley, queremos co nstruir una
'.l ll,·ic dad sin cla ses) e nm a sc a r a ]0 que los m a r xis ta s en tie nde n co 111" la verdadera y rea l di visi ón de los seres hum anos por gé ne ro
\ rique z a .
Est e interés po r la ideología ha a lentado u n estud io m inu cioso
.1 ,. la forma de actual' de la ideología y a llevado a enfa tiza r la ne-
, "s idad de desen m ascarar las relaci on es que se esconden detr ás de
1.1 ideología. Parad ójicamente, pues, el marxismo , que inició su inIIII,'ncia como un modelo m at erialista de análi sis de la rea lidad,
.u CIIJÚ condicionando la a rq ue ología anglo-american a a través del
,11 "" isis de las co nvicc io nes de base id eológi ca . Fu e la Escuel a de
I r.u iklurt de teoría critica la qu e más intervin o en este ca m bio de
,'"f"que. La Escuel a de Fra nk lurt señaló la necesid a d de mi ra r deI' .OS de la m áscara de la ideología para mostrar có mo los siste mas
, 1,· , ..ce ncia s de la mo der na sociedad occidcntal no son neu trales u
"\ 'id ivos, sino que son co nstrucciones ideológicas destinadas a le" 1111 IJar el capitalismo de nu estro ti empo.
,1
I ,I "¡Y 1( /:-; l 'I :.\. .' i ,\ ,\.\II·:\. 'I' ( I.,,:>
128
! 2Y
TF O KíA /\ RU L EO I.c')G ICA. L:N ¡\ IV IR O IH i('('l Ol\'
El in ter és po r el p a pel d e la ideo logía en arqu eología muest ra
dos aspectos. Po r un la d o, la inda gaci ó n del papel re presentad o por
la id eología en el pasado , p or ejem p lo, có m o un sis tema parti cu la r
de creen cia s se rvía para legit im ar la pos ici ón de las el ites en la s soc iedad es anti gua s . Por o tro , la mira d a ha cia las rea lid ades del p re se n le: cómo los t ra bajos de a rq u eología co n tienen u na fue rte ca rga
id eológica . Bru cc Tr igger ha estud ia do a fondo las dife ren tes in terp reta ci ones d e la preh is to ri a norteam ericana y h a dem os tr ad o de
q ué forma co n t ri buyen a fijar u n a vis ió n ideoló gic a de las cu ltu ras
nat iva s a sociad a a la fall a de progre so y a l es tanca m ien to .
Ti ldo es /o es 111UY interesante. pero hem o-: leido 11111.\' !)( )C({S c os as sobre
arq //r!u!ug{a en esTe cap itulo . ('Ve ql/i! [onna co ncre te 10.\ c/ijáell fes puntos
de vista desarrollan cxplicacinn cs diierentes en arqueologia?
Ex a m in aré o tro s ej emplos prácticos e n el próxi mo cap ít u lo ,
mi entra s tan to ha ré s ó lo un r CSU111en provis iona l ele lo q ue se ha
exp ues to .
Pa ra la tradici ón p rocesu al , los obje to s excavad os co n st ituye n
verd aderos tes timo n ios de los d ifere n tes co m p o ne n tes d e un si stema cu ltu ra l q u e existió e n el pasa d o . Pa ra a lgu nos de ellos, los o bje tos fo r m an un registro [ásil del co m port a m ie nto humano. Much os procc su ali st us pi ensan que COTI10 no pO de111 0 S in dagar e n los
pe nsamien tos de man era ci entífica , qu e no esta m os ca p a ci ta d os
p a ra ex plica r los objetos co n re laci ón a la s id ea s d e sus producto re s: au n q ue s igu ien do a F lannery y Ma rc u s , sí podem os in cl u ir en
n uestro aná lisi s a determ in adas «va ria bies cog n itiva s ». E n CU 111bio , sí podem os ex a m ina r los distin tos co m p o nen te s de los sis tem a s cu ltu ra les d el pasado y las r ela ci ones que man tien en e n tre'
ell os , u tili zando un lenguaje d er ivado muc has veces del pcnsamiento si st ém ico . Los p ro cesu a listas rei vindican poseer las claves
pa ra co nt ras ta r d ist inta s hipót esis a lternati vas s o bre la manera d e
funcionar de es to s s is tem as, gr a c ia s a la teo rí a de alc an ce m edio .
Pa ra los es truc tu ralis ta s. los o bj etos co nst it uyen testimon ios de
un sis te ma de creencia s en s u se ntid o m ás a m plio . Del mismo m odo
que e l lengu aj e se estructur a en regla s que p er m a n ecen ocu lta s,
así su cede co n la cu lt u ra m ater ial. Los es truc tu ralis ta s se in teresa n por la s op os ici o n es qu e en co n tramos co n r ela ci ón a la forma
d e los o bj e to s , o e n la m ane ra de col ocar o fr e ndas e n las tu m ba s ,
o so hre la s id ea s rela ci onadas co n el gé nero, o p or la s contra di cci ones entre n atu ral eza y cu lt u ra, etc. Pu es to que n o pode m os
probar la ex is te n cia d e r egl a s ocu lt a s , e st a t rad ic i ón in telec tual
pien sa qu e no exist e posibilida d algun a de co n tra s ta r n ingú n tipo
d e in te rp retaci ó n sobre el pasado . Por lo ta nto , e n ve z d e in tenta r
reduci r la s vis io n es sobre la cult ura a pa tr on es un itorrni za do rcs .
hav la tend enci a él d esarrol lar Interpre ta cion es m úl tiples .v 111 U Y
co m p leja s.
L O !-i m a rxistas s e int eresan po r las cont ra d ic ciones セ N d es iguald ad es cx istc n res e n el seno de la s socied a des . Po r eje m plo , buscan
descubrir s i las prá c ti ca s de em erru m ien to sirven para leg it im ar o
enm a sc ara r lo que rea lm e nte s uced e en la vid a . Lo s ma rx is ta » se
pregun tan : ¿q ué re lac i ón tienen la s creen ci a s () vis io nes d el mun do qu e se expresa n a tra vés ele es ta m u estra d e la cult u ra m a ter ia l,
co n lo q ue rea lm ente suce d ía ! O " p ucdc un a d e term inad a pníct ica funera ria igualit ari a en masc arar la ex iste nci a de desigualdades
soci ale s ?
Co n cl usión
En la segu n d a part e d c est e ca pítulo m e he ce ntr a do en do s important es escu el a s d e p ensam ient o de ntro d el ca m p o d e la teo ría
socia l: e l marx ismo y el estru c tu ralismo, Pude ha b er escogido
o tros movimi e nt os influyen tes que de a lguna 1'01' I11a se rá n tra ta dos
en o tr a s partes del lib ro , com o el femi n is m o , Pero m a rx is m o v es uucuua lismo confie ren un to no disti ntivo a las co r rien te s int clcclu a les qu e va n a influenciar a la teoría arqu eo l ógica en la década
de los och enta .
E l marxismo llam a la aten ci ó n so br e los co n lli ctos v la s co n tr ad ic ci on es, da import ancia ni p apel d e la id eología y afirm a el
cará cte r funda m en tal m ente p olíti co d el d iscurso aca démico . E l estr uc tura lis m o nos d escubre un in teré s lo s co n ten id os d e la cu ltu ra
materi al , p or los s ig n ifica d os de tod a expresi ó n cu ltu r a l.
Tocla s es tos lemas co nvergiero n d ura n te los a ños och e nta pa r a
[orm ar una nueva ram a ele la teo r ía qu e fue d en ominada «a rq u eol()gía postprocesu a l».
CAPíTULO
7
ARQUEOLOGÍA POSTPROCESUAL
y ARQUEOLOGÍA INTERPRETATIVA
La «arqueología postprocesuab creció al calor de UD contexto
muy concreto que hay que entender: Una parte de este contexto,
común para todas las ciencias humanas, ha sido presentado en
el capítulo anterior: el marxismo y el eslrueturalismo. Ahora es el
momento de atender a los avances habidos dentro de la disciplina
arqueológica durante los años ochenta.
A finales de los años setenta y principios de los arios ochenta
un número creciente de arqueólogos mostraba insatisfacción por
la orientación que tornaba la arqueología. Esta gente sentía que la
Nueva Arqueología no daba para mucho más, intelectualmente hablando. Estos arqueólogos estaban especialmente preocupados por
tres cosas: por la necesidad de plantear factores cognitivos, por las
dificultades inherentes a la episternología posi tivist.a セケ por los problemas encontrados en el desarrollo de la teoría de alcance medio
(asuntos tratados en los capítulos 3, 4, 5 y 6).
Uno de estos arqueólogos era Ian Hodder. Sus ideas compendian de forma muy elocuente el cambio que se gestaba. Los primeros trabajos de Hodder se incluyen den tro del molde procesual.
Hodder estaba muy influenciado por la "Nueva Geografía» y por el
trabajo de David Clarke sobre modelos espaciales en arqueología.
Hodder utilizó la estadística y la simulación informática para desarrollar una serie de modelos espaciales relacionados con el comercio, los mercados y la urbanización de las Islas Británicas durante la Edad del Hierro y la época del Imperio romano. Este últíTIlO período se contemplaba como un período cuyo sistema evolucionaba rápidamente gracias al comercio y a la urbanización
enmarcados en el proceso general de la romanización.
132
T EO ld A Ak O li EO r.ÜG ICA. U;\ A !J\'TRODL:CC IÚN
AROUEO L.U GrA POSTP ROCESLJ ,' L. )' ARO I:EOLOC I,I T'JTERPRET,ITl I'A
A m edi da q ue progresaba la in ve sti ga ción , Hodder emp ezó a
dudar d e si este tipo de m odelos y sim ulacione s rea lm en te servía n
pa ra «proba r » a lguna cos a . Vio que podía ob te nerse un m ism o es q ue ma o patrón en el reg istro a rqueo lógico, pon ga m os de d ist r ibu c ió n d e vasos de ce rá m ica o d e red ele centros lit-bana s, u tiliza nd o d istin to s p ro cesos de sim ula ci ó n. Po r lo ta nto, u na d eten n in ada con figu ra ción d el registr o arqu e ológ ico podía ser expli ca d a o
in terpr etada sa tisfa c to riamen te d e di s tint a s fo rm a s, con refer en c ia
a u n cie rt o n úme ro ele pos ib les procesos d ife ren tes. Hod d er vio
que no ha bía ma ne ra a lgun a de co n lrasta r la s di sti ruas a ltern ati vas q ue se le p resen ta ba n . E ste p roblem a h a si do denomin ado en
la li teratur a s ubsigu iente, pro blema de equ iíinalidad .
La lec tura del libro de Hodd er y O rto n, Sp atia l Ana lvsi, in Arcluteo logv, p ublicado e n 1976 , mues t ra la gé ne s is d el ca m b io . Al in te nta r sim ula r los patro nes es paciales de l co m erci o y los siste ma s
d e ase nta m ien to m ed ian te el u so d e la in fo r rn útica , H odder y 0 1'to n 111 05t1'a1'on co n un Ca so tra s otr o [o d ifíc il si no im p osib le qu e
re sult ab a «pro ba}"» o «con tr as tan ) a lguna cos a.
Un bu e n eje m plo d e e llo lo co ns tit uye el es tud io de Jos objetos
u tili za do s pa r a co m e rcia r en la preh is tori a . POI' e jem p lo, a me n udo se d escu br en lasca s de obs id ia na o ha ch as pu lidas de gran ito
verde en sitios m u y a lej a dos de los lu ga r es en que se en cue n tra la
mate ri a prim a ne cesaria para su elaboraci ón . Estos hall a zgos represen ta n clarame n te formas d e cornerc¡o o de co n ta c to en tre luga res a lejados . Pero Jos a rn biciosos nu evos arq ueólogos q u is ieron
ir m á s lej os. Ren lrew y otros ha b ía n su ge r id o que ca da forma di stinta de com ercio te nía q ue deja r su tra za esp ecifica e n el registro
arqu eológico . S i, po r ej emplo, existía u n tiI'o de interca m bi o esc a lonado en el que la co mu n ida d A obten ía el materia l di r ect amen te
d e la mina y en trega ba a la co m u n ida d B la m itad , y la comu ni d ad
B, por su p arte, gu a r d a ba la mita d y en trega b a la m it a d a ... etc.,
en es te ca so, canti da de s di stinta s d e materia l int ercam bia d o aparec erían en los d istint os ya cim ien tos a rqu eo lóg icos, cosa qu e no
ocu rr ir ía si todo e l m un do fuera di rect a nle n tc a la mi na pa ra ha cer s u prop ia ex tracci ón de m ateria l. Hod dcr descubrió que si
aquel m odelo de intercambio u otro s m o del os se mod elar a n m edi ante simul a ci ó n por ordenador se obten ían cu r va s sim ila res. Las
formas adopta da s p or los p roc esos dejaba n la s mismas tra za s a rq ueológ icas: e n otras pal abra s, er a n cq u ií inales, Ta m bié n se o bt u vie ro n co ncl usio nes del tra bajo ctnoa rqueol óg íco realizado p or
Hoddcr, Hodd er se d io cue nta d e que por m ás inform a ción ar-
133
qu eol ógica que in troducía en el ordena dor, la ú n ica form a d e sacar
algo en claro acerca de las ac tivi da d es d el pasado era exa rn ina r la s
rel a ciones en tre los patro n es qu e mos tra ba el re gist ro a rq ueoló gico y lo s procesos qu e tiene n lu ga r e n el presen te. E st a percepció n ya la h ab ía tenid o Binford al estu d ia r los p roblemas qu e sub ya cía n en el debat e sob re el p erí od o m u st eri en se, como ya vimos
en el capítulo 4 . Igu al qu e Bin fo rd , Ho dde r deci di ó re in ic ia r los estu di os d e «a rq ue o logía del presente ) c o n la inte nci ó n d e esta blece r
cor re lacion es e n tre COll1po rta ln ie n tos c o n te m po rá neos y patron es
obtenid o s en el re gis tro arq ue ológico . H odd cr par tió h ac ia África
oriental para es tu diar la manera de ca r tog rafiar a r qu co l ógi cam en te la s cu ltu ras vivientes y ver qu é facto re s afe cta ba n a los procesos
d e ab a ndono de desech os, e ntre o tras cosas.
Hod de r descubrió q ue pa ra pod er e n ten der realm ente lo que
m ostraban los n iveles ar qu eológi cos era n ecesar io indaga r en las
actitudes d e la gen te .y en sus creencias . Ya nos referi mos e n el cap ítu lo 4 a l trabaj o d e Hod dcr co n los nu ba , E n resumen , Hod der
a p u n ta ló tres claves :
1. Rech a zó la co n fia n za mos tr a da por Bin for d a cerca ele la s
poten cial ida d es d e la te oría ele alca n ce m ed io com o árbi tr o neutral
e n tre ex p lica ciones a lte rn ativas .
2_ Se re a fir m ó e n la idea de la importa nc ia qu e te n ía n la s
c ree ncias de la ge n te y s u poder de s imb oliza ci ó n. Asim ismo , se
re afirm ó en la id ea de qu e la s cu ltu r a s no se p od ía n int erpre tar
únicam en te en términ os de adapta ci ó n a l m e dio , y que L セs u I L vis ió n
acer ca del m u nclo q ue les rodeaba era im po r ta nte.
3 . Co mpre nd ió que la cu ltu ra m a teri a l e ra ac tiva men te ma ni pulada po r la s persona s; es d ecir, que la ge n te ha cía u n u so muy
d iver so de los obj etos en fun ción de di sti nt a s es tra te gia s so ciales.
Con ello negaba qu e la cu lt ura m a teria l fu era sim ple men te un rellej o pas ivo d e u n co nju n to de n or m a s.
Pa ra un creci e n te núm ero de a rqueólogos de p rinci pi os de los
años ochen ta, la frase clave er a «la cu ltu r a material debe con te mplarse como a lgo que en cier ra significa dos ". Es deci r, los obj etos
er a n al go más que inve nc iones para ha cer frente a las con d iciones
d el en torno . Si querí amos en tendel' por q ué es ta cer á m ica te n ía ta l
decora ci ón O p OI' qu é es te hab itácul o ten ía es ta forma , teníamos
que ind a gar en los sign ificados cult u ra les qu e se escondían detrá s
de su manufactura y uso .
A I{( ) I II '.C JI.l U ; II\ l 'l ' ....; TI·I{ I U E Sl.i\L Y ¡\ l(tJ l l ;.( )I, ( )( ;i A ¡j\;TE IU' J{ ET\'ll \-'J\
134
T EO R Ít' ,\ RQ L'E O LÚ (; ICA. C N/\ I t\T RU DI H.'C l( l N
Pero ¿C ÓlTIO? En el ant erior capítul o vimos algunas teorías sobre la conciencia hu m a na . A princ ipi os de los a ños ochenta, 1I1J:l
nu eva ge neración de es tud iosos , algunos de los cuales alum nos de
Hodder en Cambrid ge, y otros de Mark Leo nc , q ue tra bajaban en
el proyecto «Arc haco logy in Annapoli s », dirigieron su atención hacia aquellas teoría s. Muchos acogieron el es tru ct uralísrno corno
vehíc ulo para ent ra r en la mente hum ana . Ot ro s releyeron los texto s ma rxi stas y n eo -m a rx istas , en pa rt ic ul a r la «ieo rta cr ítica ».
Algu no s otros se viero n infl u idos por e l pe nsam ie n to fem ini sta .
y aún o tros se in teresaron por la obra de figuras com o Cliffor d
Geertz sob re «nntropolog fa in te r pretativa ». Desde di sti ntas proceden cias se tend ió a co nverger hacia el m iSITIO sitio q ue , gracias a
las a finidades intel ect uales, cuaj ó en una tendencia m ínimam en te
identi fica ble qu e fue denominada. tanto por sus crí t icos com o po r
sus partidarios , «a rqu eología postprocesu al ».
La arq ueología postprocesual
No existe la esp ecie de! «arqueólogo pos tp rocesualista» . Cuand o en la litera tura arqu eo lógica leo la exp res ió n «los postproccsualistas » me pongo en gua rd ia a la es pe ra de ge neralizaci o nes
abusi vas sobre unas determinadas po siciones teoré tica s a seguir, y
ra ram ente no sucede asf. Del m ismo mod o qu e la Nueva Arq ueología re unió a un gru po de gente con ideas y preocupaciones muy
di versas en torn o él la a rqueología , que co incid ía n en algun os cr iterios fu ndam en tal es, el térm ino postprocesua l enc u bre a una
gra n diversidad de puntos de vista y de trad icio nes. Cierta mente,
muchos de los a rq ueólogos relacio nados co n es ta etiqueta prefiere n e! té rmino «arqu eolog ías interpretati vas» qu e incluye un énfasis en la idea de d ivers ida d .
Por lo ta nto , in tentaré caracterizar a l pen sami ento postp ro cesua l u tiliza nd o oc ho afirmaciones cla ve . Supongo que igual que
pa sa co n la Nueva Arqu eo log ía, no tod os los arqueó logos rel acionados co n la etiq ueta «postprocesu al» va n a estar totalm ente de
acue rdo co n las ocho afi rm aciones. Lo import ante es que estas
a fir maciones tr an smitan algu na cosa ce rca na a las cualidades d istintivas de las tradiciones postproccsua les, sobre tod o de su ma nera de re flexionar so bre la realida d. Adem ás. deb erán indicar la
deuda contra ída co n lo s movimi entos in telectu ales des critos en el
a n terior ca pi tu lo .
::;.
セN
j:
\
1.) 5
1. Rech azamos el punto de vista po sitivista sobre la ciencia y la
" ,/JaracióI1 entre teoría y dato s . Los da tos siempre lleva n con sigo
tina carga teórica . Los postprocc su ali stas recha zan la rei vindicaci ón de qu e la Ciencia es la única forma de co noc im iento , por las
razones aducidas en el capitulo 3. Gc neralme nte los postp ro cesua listas se alinean co n otras concepcion es n o posit ivistas so bre lo
que es ciencia, particu larm ente co n el co nstr uctivisJJlo social en
sus vari an tes «d ura» y «blanda» .
Los postprocesu a!istas no dicen qu e no se deban co m pro bm' las
cosas , más bien sug ieren q ue en la p r ác tic a , n i los arq ueó logos ni
los demás cicn tíficos llegan nunca a reali zar co m pro baciones qu e
satisfagan totalm en te los criterios positivist as. Señ ala rían qu e, por
ejemplo , la «co n t ra sta ci ón » del mod elo territ orial de los m ega litos
que hace Renírcw no llega a se rlo realme n te crigura 2.6); los ter ritorios delineados está n muy lejo s de se r uni for mes . existi e nd o muchos m egalitos em pla za dos en el ce ntro de territor ios muy poco
convin ce ntes. Lo s posLpr ocesualisl as sug ieren qu e n o hay m an era
de confrontar la te oría co n los dat os ; lo que suc ede realm ent e es
q ue vemos los datos a tr avés de la nube de la teoría (Figura 7. \) .
セ
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I_ _
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FIG. 7. 1. Las relaciones de la teovia y los da tos l ' I ' la (/Y(//fe% gfa Pos/procesual: los
dat os existen pero so n percibidos \·elac/<lInel11e (1 /1"fIw r" de la nu be de la tcoria H c o iャセ
trastar co n fa ヲゥセ キᄋ 。 4./ ).
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I
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136
If..ORl,\ ARQU EO LO(; I(',\ . UNA
i ntセ
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i H ,I( "(
"10 :'\
ARQl ,:EOUKi lf\ POST PROCESCAL y AHQI JEOL() (;iA I .Y f E RPR F.T,.\TI \,A 137
2. La in rer p retaci án es siem pre hermen éutica. Se trata de u n a
variante de la afirmaci ón anterior. La hermen éutica es el estudio
de los signi fica dos. Cua nd o los arqueólogos in terpretan objet os lo
h a cen a signando sign ifica do a es tos obje tos sign ificad os que s uponem os so n los mi smos q ue daba n lo s pueblo s a n tiguos que los ha bían producido y u sado .
Los pos tp ro cesu a lis ta s pien san qu e todos los arqucólogos proce de n de la m is m a fo rm a , lo admit an o no . Los arqueólogos deco ns truyen informes de prueba s cie nt ífica s pa ra mos tra r que in cl uso Bi nford , a de más de o tros . a sume implíci tam en te sign ifica dos y va lores d e los puebl os an tigu os. Hodder, por eje m plo, se fija
en la m a nera en que se razona cuando Se exc ava, sug iriendo que
se proce de sie m pre como en un «cí rculo hermen éuti co » al marg en
de que los arqueólogos implicados se co nside ren a sí mismos unos
especialistas en teoría o no.
3. Rech azam os la opos ic ión en tre ma terial e ideal. Vim os cómo
los enfoques normativo e hist ó rico-cu ltural eran rec ha zados po r la
a rqu eo logía procesu al por idealis tas, y cóm o los procesualistas in tr odu cían un énfasis m ate ri ali sta. Tambi én nos hem os fijad o e n el
e n foq ue id eal ista re to rnado po r los es tru cru ra lis tas, y có mo los
marxista s se apartaban de un Iu ud amento es tric ta m en te materi alista .
Muchos p os tp ro ccsu ali st a s reivindican u n rec hazo d ire c to d e la
oposició n mate ri a l-id eal. Un bu en e jem p lo lo constituy e la idea d e
paisaje. Por un la do , una visión ma teriali st a d e un paisa je tiende a
cen trarse en la s posibilidades que ofrece co n r ela ción a los r ecu r sos , se a pa ra la caza y recolecci ón , sea para el desarrollo ag ric ola .
Esta perspect iva co nd uce a pla n tear, p or ejem plo, la teo ría de lo s
forrajeadores e ficientes , as í com o o tros m odel os de raíz ec o nóm ica , para form arse una idea sobr e la fo rma «ra zo na ble » de exp lotar
el paisaje.
Los postpr ocesu a lista s arg uyen que los paisajes so n siem pre
co n te m p la dos de fo r ma d iferen te p or ge nt es d iferentes. Recha zan
la visión «raci o na l» del «(pa isaje-co I110 -fuente-de-recul'so s» corn o
a lgo típ ico de nue str a socieda d .Y co mo algo ca rgad o d e co n notacio nes ideológic as relacio nadas con el co ns u mo y la explotaci ón ,
ideas carac terís ticas de nuestra so ci edad co nte mporánea. Sugie ren, en cambio , q ue los p ue blos a ntiguos te ndrían pu ntos de vista
dife rentes so bre lo «r ea l» en un paisaj e.
Por otro la d o , u na perspec tiva exc lusiva m en te idea lista d e un
p a isaje tamp o co fu nci o na . Los postpro cesuali st a s piensa n que la s
vision es sobre el pa isaje no se forman en abstra cto : la forma de
m overse por el mi sm o y o c u tilizarlo afe c taría n la 111¡)ne r8 e n que
es ca p ta d o . Su gieren que la s visione s so b re el p ai saje d e los pueblo s a n tiguos no co nsistían en U11 conju n to de ideas fijas , sino qu e
eran la s vivencias co tid ia n a s fru to de la s a c tividades d esar roll ada s
sob re el pa isaje , e l m ed io a tra v és de l cu a l la s gen tes llega ba n a adquirir u n co nocim ie n to del paisaje que se perpetuaba y se iba
transfo rma ndo al mismo tiempo ,
4 . Hay que indagar en los pensamientos y valores del pasa do ,
E l ejem p lo más co here n te d e esta proposi ción es la defen sa de
Hodder de la po s tura sos ten ida por R. G. Co llin gwood en to rn o a l
id ealis m o his tórico . Collingwood , d e formació n filos ófi ca, se dedicó a la hi s to ri a y a la a rq ueo logía . Argumen taba qu e, en la prácti ca , Jos histori ado loes siem p re tra tan de im a gin a r lo que nues tros
antepa sad os podían h a be r pensa do. Tomemos un inter ro ga n te his tórico clásico: ¿por qué cl al m ira n te Nelso n no se m u d ó de ropa
an tes d e e m peza r la batalla de Tra fal ga r ? (Duran te la b at a lla , NcIso n vest ía uniform e de ga la co n sus m eda lla s lucien d o a l sol, lo q u e
le hac ía especia lmen te vulne rable a los di sparos de s us enem igos .
ra zón por la cu a l fue fatalment e herido.) Afirma Collin gwo od qu e
los hi sto r iador es justi fican su co m p orta m iento por el h ech o de
que era conside ra do u n de shonor que e l com a nd an te d e la fl o ta se
re tirara bajo e l pu ent e u n a vez había em pezad o la batalla: se ve
q ue ya no tuvo oportu n id a d d e ha cerlo c u a ndo és ta h ubo e m peza do . Así pu es, argumenta Coll in gwood , c ua n do los h ist ori a do r es
«expli can » o «d ice n co m p r en der» la acción de Nc1son, lo que es tá n
haci en do es traer a co la ción la cu ltu r a y los princip ios q ue se supone n a un oficia l n ava l b rit áni co , es decir; im a gi na n los pensa micnto s de l protago nis ta de la acción, se ace rcan a s u figura u san d o la enipatia ,
H od dcr, siguiendo a Co llin gwo od , argumenta qu e tod os los arqucól ogo s ha ce n algo p a r ecido , pro cedan de d on de procedan.
Cuando lo s arqueólogos tradicionales «exp lica ba n » el empla zami ento de las fort ificaciones rom an a s en la fro n te ra norte d e Ingl aterra lo hacían en té r m in os de una es tra teg ia políti ca y m ilita r
cambia nt e: d ich o en otr as pal ab ras, co ncl u ía n el asun to int entando imagin a r los p ensamien tos d e los co manda ntes y líd eres ro m anos. Hod d er pie n sa , pues, qu e todos los a r queólog os p ra c tican la
e m pat ía , lo a d m ita n o no .
S. El indivi du o ac /ú a . Lo s p os tproccs u alista s n o está n de
acuer do co n la m a ner a qu e ti en e la arqueología d e ab orda r lo in-
138
T léO R íA AR Q I;EO LÚGICA. U NA INTR OD UCCI Ú:-¡
di vidual. Se quejan de que los individuos queden reducid os a m eros co m pa rsa s e n un s is te ma adapta tivo o en un co mplejo de es tructuras profu nd as . Argumentan qu e est as d istint as form as de enro car la realid ad re t ra tan a los in dividu os como víctim as pas ivas
que se ven aboca das a se gu ir cieg ament e las reglas sociales,
En su lu ga r; los post pro ccsual istas quieren ind agar en la estruct uraci án , Estructuruc io n es un t érrn in o usado para referirse a
las estrategias ac tivas de los individuos. Se sugi ere que hombres y
m uje re s no son sim ples víc timas pasivas del enlomo q ue les rodea.
Algunos a rq ueó logos tomaron en prést amo al soc iólogo Antho ny
Gidde ns la id ea de la relación basculan te entre estru ctura v est ructuracio n , Giddens s ugie re q ue an te las regla s socia les existentcs . la
ge nte no se co nte nta con seguirlas pasi vame nte, sino que tie nde a
ente nderl as y uti liza rlas. a int crvenirla s o es tructu ra rlas , dc form a
creat iva . Al o brar de este modo con rribuye a re forzar, o alternativame nte a transfonn.«. la mi sm a est ructura; por lo tant o la relación es bascu lant e.
Una form a distinta de decir algo simil ar rúe toma da del an tropól ogo fra nc és Pi er r e Bourdi eu . Bo u rclieu reaccionó a nte la antro pología estructura lísra má s ortodoxa de su época , puesto qu e le
parecía que co n te mplaba a los seres hum anos com o se res qu e interpr e taba n pasivamente un conjun to de reglas estructurantes.
Bourdieu m os tró có m o en distin tas situaciones etnográficas, distin tos actore s hacían gala de sus pro pias ideas acerca de las regla s
socia les. Argum entó qu e precisá ba mos de una teoría de la práct ica : una teo ría acerca de c ómo los act ores sociales indivi dual es se
com port a n y act úa n rcal rncnrs e n las s itu ac io nes de la vida, rcp roducicndo y transformando la cult ura de su entorno.
Todo esto se traduce con rela ción a la inteqll'et ación arqueológica. en tina exige ncia para atender a las reglas que no son seguidas pasi vmnent c sino que so n creativanlente alterada s po r los ac tores sociales. Un buen ejemplo de este tip o de intervención cst ru cturante proced e de una si tu ación anecd ó tica no dada a co nocer,
ocurri da en el cu rso de un tra bajo de Hodd er con los nuba , En una
ZOna existía la creencia cultural que lo femenino es ta ba asociado
con lo in terior del recinto doméstico .Y pat1icularmente Con el ho ga r; as imismo que las m uj eres - conta rnina ba n» por se r imp uras.
A las mujeres se les ob ligah a a que ech aran las cenizas de los hogares den tro del recinto y no rlJ era , porque fuera contaminarían el espacio mascu lino . Pero Hoddcr en una ocasi ón vio c óm o una mujer
rec og ía conci enzudam ente las cenizas del hoga r y la s echaba fu era ,
AROU '.OJO" ' A 1'() STI'I WCESI 'AL y ,\ RUUEO LOG I¡\ I'\TLK I'R ETAf1\ 'A
139
su ficientem ente lejos co mo para que los hombres pudieran contemplar lo que hacía . Al obrar de es ta forma . ella reco nocía la existe ncia de nor m as pero delib era da m e nte las rompía . No podemos
en tende r su acción y el ra stro arqueológ ico qu e produj o sin a ) com prend er el sis tema cultu ral de las normas, y b ) en tender s u postura
ante la s normas. Los pos tpr ocesua listas tambi én re clam a n:
a) Ca p tar la sociedad desd e a hajo hacia arriba . no de a rriba
abaj o. Los es tu d io s po stproccsual es a m enu d o se interesan por las
rutinas de la vida co tid ian a o por In for m a d c percibir los pa isa j es
alreded or; Ciertam ente, mu chos p iensan que es tas ru tina s J11U eS tran rea lm e nte c óm o es un a sociedad, es decir; de for ma mucho
mejor qu e las re glas abstractas .
b ) Un modelo de so cieda d m ediatizad o por los co n ll icto s no
por los cons ens os . Mi entras que los pa rtidar io s de la teoría de sistemas buscan a las e lite s qu e diri gen los s istem a s, los pos tproces ua lis tas indagan en los co n flic tos e ntre gr upos sociales, por ejem plo, los qu e involucra n al género o a las clases.
6. La cultura material es parecida a 1lI 1 In/o . ¿Cúm o llega rn os
a entender los sign ificados de la cult ura m at erial? Pensemos en la
ío rma de leer un texto escrito:
a ) Un texto pu ed e decir cosas di feren tes a di stin ta gente y
gen te di stinta lee los textos dc forma di ferente.
b) Los significad os se pued en m anipu lar a fondo. Todos ha
cernas de forma evide nte .Y tri vial a lgo pa recido co n la cultura material, es pecia lm ente co n la ro pa (dic tam inamos la fo rmal idad de
una reuni ón según nos po nem os un tipo de ropa u ot ro ).
e) La man ip ulaci ón (en el buen sentido de la pal a bra ) a la que
somet em os a la cultu ra material se hace a m enudo de forma implícit a . De la mi sm a fo rma en que no pensa rnos en la s re glas gram aticales cuan do leemos un texto, no pensam os en las re glas que
rigen la prod ucci ón o uso de un obj eto cuando lo contemplamos o
util iza mos .
Co ns iderem os , po r eje mp lo, la ac ción de entrar en una habitación s in llamar. Al que así actúa 10 concep tua mos co rno alguien
«poc o educado» , Pero a l m ism o t iempo so mos capaces de ro m per
deli bera da men te las reglas. por ejemp lo, no llamand o. si pe n saOl OS que la habitac ión es «n ues tro » es pacio y querem os hacérsel o
saber a In persona qu e en ese m omento la ocupa. Su byaciendo a
,\ IH) [ ' I',( ll ,( J( セi
140
T EO IÚA AROL:EOLÚG ICA. ü NA INT RO Il UCc\ Ú"
es ta gra m ática d e a cc ion es hay pres u nc iones y valo res cu lt urales
a cerca d e la n a tu rale za del esp acio , r egla s sobre lo que es priva do,
n o rma s de respe to h a cia la s persona s , etc . Conoce m os el valor de
estas n orma s y sa bern os ut ilizarl a s , au nq u e no la s articu le mos
co nsc ien te m en te: no va m os a dar u n a le cci ón sob re an trc polo g ía
cu lt u ra l a cualq u ie ra q ue coj a m os r o m p iendo el cód igo , si m p le m e n te le dir em os qu e sea a pa rtir de a hora m ás edu ca do.
Los p os ipro ces ua lisr as s ugier en q ue' cos a s p a recida s ocu rre n
co n la c ult u r a m at er ia l q u e exca va m os . Por ello d ir igen la a te nci ón
a los es tud ios ct noa rque o l ógicos e n los qu e se ve , po r eje m p lo , q ue
el sign ifica do d el es p a cio en ca sas y r ec intos, qu e ra ra m ent e se discute a b iert a m e n te , es a bie rt ame n te m a nipula do co n re laci ón a de ter mi nad a s regla s socia les , po r p a rt e de los a c to res socia les,
d ) Si los s ignifica dos d e la cu ltu ra m at e ria l so n u n as u nto tan
complejo, d ifícil m ente se pod r á nun ca llegar a u na le c tu ra dcfiniriva q ue re ú na e n u na co ncl us ió n clara todos los ele m en tos q ue ha n
ent ra do en el a ná lisis. Al no ser posibl e es ta lectu ra de fin itiva, qu eda la pos ibilida d de qu e ca da ge n eraci ó n e incl uso cada ind ivid u o
aporr en nu evas lec tu ra s fresca s, p o r ejem p lo a las o bras de S ha kcsp ea re, to r nándose cada lec tura en a lgo válid o e n sí m is mo . Por 10
ta n to, pued e ser que re sulte im posible juzga r si una lect u ra es co rrecta () in correc ta , LT n text o p ued e se r sie m pre ciecon s tru ido para
m o strar q u e co nt ien e s ig nifica d os oc ultos qu e p uede n coru rad ccirse co n o tr os m ás a p ar en tes) C0 111 0 vim os en el anterior ca p ítu lo . De
forma pareci da , los s ignifica dos d e un d ise ño en u n uten silio o de
un rilo fu n era ri o n o pu eden se r ca p ta dos elel tod o ; siem pre q ued a rá n cos as pa ra los q ue viene n d e tr ás. Consecue n temen te , n o tiene
p or qué exis tir una lec tur a cor rec ta y otr a in cor recta.
Lo s pos tp ro ces ualísta s a lie n tan la exp eri me nta ción co n in terpr e ta ci ones múlt iple s y ni egan la necesidad de a lca n zar un a concl u sión defi n itiva que p ueda ex plicarlo todo . Ch ris TilIey esc ri b e:
«Nu n ca en la s cien cias h u m ana s p ode rn os decir q ue se ha alca n za do u n con oc imi en to co m p leto de un te m a . S e s uspe nd e la investi gación por ca n sa ncio o por qu e ya no nos que da n ada por dec lr »
(T illey, 199 1: 172 ).
e) Los sign ificad os de u n texto qued a n fu era del con tro l d e s u
au tor. Si un texto es su sceptible d e m ú lti ples in terpreta ci o nes , es
posible q ue a lgu nas de ella s q ued en mu y lejos d e la lec t ura que h a ce su a ut or de su propio texto . Po r lo ta n to} para ob tener la lect u r a buen a no no s pod ern os refe rir a la in tenci ó n del a u to r, sea c n litc rat ura o en urq u colog ía .
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14 1
7. Lo im po rtante es el co ntex to , Pa r a Hod der. el co ntex to es el
e le m en to ce n tra l y de finid or de la di sci pl ina a rq ueo lógica . Por esa
razón , los en fo qu es post p r ocesuales u m en u do tom an la d cn om inac i ón de «a r queolog ía c()I1lextuah .
¿C(1I110 po d em os Jlc gar a los d iferen te s sign ifi ca dos" Podemos
a cerca rnos a ellos a tr avés de a naliza r el con te xto d el obje to . V01vam os a nu est ro e n te r r a nl ienlo . Obse rvarn os cómo una de terrn inada o frend a , po ngam os un ha c ha , a d q ui e re ti n s ig nific<.ldo pa r ticu la r d ebid o a l co nte xto en q ue se e nc u e n tra: el sitio d e la u unh a en qu e se dcsc ubrc, la persona co n la cu al ha sid o en te r ra da ,
los o bje tos co n lo s c u a les es t á rela c io nada . Segu ida mente ex te n dem o s es te con te xto m ient ra s o bservamos ot r a s hach a s d e o tr a s
tumba s . Descubrim os qu e el ha cha se uti liza en la s tum b a s d e [or111a di st in ta en co n te xt os difer en tes: se a so c ia a d ist int os conju n tos
o se s it úa en u n a pos ic ió n dife rent e seg ún la t U L11b a sea d e hombre
o de m u jer. El res u lLado es que in fer im os di s tint os sign ific a do s a
part ir de las d ife re nci a s observad as e n con tex to . Podcnlos a co n tin u a ci ón exten d er co n textu a hn en tc n ue stro ar gu m en to , de nt ro d e
la cu lt u ra que e st ud ia mos . a base de obse rvar la s ha ch as d e form a
ge nera l: .si h a n sido a ba ndo na d a s en co nt extos «d omé s ticos » o e n
«ba su re ros ». o in da ga n do c óm o p ued e n h aber sido u sada s en la s
tar ea s dom éstica s . Gr a du al me n te co ns tr-u im os un a d ensa red d e
a soc ia cio ncs v loca lizacio nes pa r a la s h ac has.
8 . Los sign ificados que prOdllci17 1US sB sit úa n siempre en el presente po/(/ico J' CO I/lleva n, ldgica n w l1 1e, reso nancias politicas. La in terpretación del pasado sient pn: es política. Co mo la ncu tra lidad
cientffi c a es u n m ito, p a r a lo s pos lp roccsual ista s} lo q ue se d ice
a ce rc a del pasa d o nun ca se n utre de j u ici os equ id is ta ntes y objeti vos . Se tr a ta de a fir n1a cion es o presu nciones que se hacen siemp r e
desde el presente , que co nlleva n u n a m ezcla in evit able d e j u icios
po lí tic os v m orales.
Nó tese que el lo n o signi lic a qu e los a rq ueó logos no sea n sinceros en su in te n to de ser obj eti vos . Si el sign ificado de un text o qu ed a fuera del con trol de su a u tor, su s d ive rsas lec tu ra s pue de n prolif erar, in cl uyen d o posibilidades qu e su a u tor nunca llegó a pen sar.
Se h a d icho , por ej e m plo , que a lgu n os nu evos ar queólog os q ue t r a bajaba n e n yaci lnien tos a rq ueo lógic os de los n ativos a rne rl ca nos
insis tía n en q u e el valor p r imor dia l de su tra bajo residía e n la habil ida d qu e poseí an d e ut iliza r el m a teri al a rqueológico pa ra ge ne ra¡' ge n eraliza ci one s inter cul tu ral es . Al man ifestarse de est a form a ,
pensaban algun os , eso s a rq ueó logos de va lua ba n im plíci ta me n te la
142
TE0 1Ü¡\ ARQ UEOI Ú< ;I( '1\, tiN A i ヲ|Z t i セ H 11" :( "( ' I( )I\
impo rta n cia de es tu dia r po r ella misma la trn d ic i ón n a tiva a meri-
cana - el men saje im plícito, podía leerse sin embargo, así : "la única for ma válida de ab orda r esa arqu eología es enfatizar su imporlan cia para las ge nles de raza bla nca »- . Una lect ura así no equiva le a decir que aq uellos arq ueólogos fuera n co nsc ienteme nte ra cis tas; de hecho, muchos de ellos tr abajaron acti vam en te a favor
de lo s derech o s de los na tivos a m eri ca nos.
CAS O
3: AR TE RUPEST RE Y
CASAS \lE lセ
E DAD M E DIA
En su li bro Material Cultu re and Tex t: tt. e Ar/ o] Anibiguitv ,
Ch ris Tilley explo ra la interpretación de un gru po de relieves ru pes tr es en N üm fo rsc n , Suecia (figu ra 7. 2) . En es te yacim ie n to,
diversas figuras y motivos fueron la br ados en la piedra durante el
tercer mileni o a n tes de nu estra era. Est e mat erial fue es tud iado
po r vez primera por e! arqu eólogo sueco Ha llstrom hacia fina les
del siglo pasado; hoy día, mu ch as de las esc u lturas re gistradas ya
no ex isten . Tilley esc oge o rganizar su tra baj o de un a ma nera po co
ort od oxa. Empieza directamente co n el exa me n del materi al y de
la info rm ación qu e Ha ilst rom de jó; lu ego desarrolla una interesa nte gra m át ica de las fo rmas , .v a co ntinuación intenta co mpre ndel' las fo rm as a través de su «estru ctura l ógica ». Una vez ha aca bado CO\l estos aspectos y ha explorado las pos ibles rel aciones de
lod o ello co n las comu nidades que reali zaron es tas ma nifes taciones a rt ísticas, Tilley selecciona dos pa ralelos etnográficos moderno s de las mi s m a s características hist óric as: los saam i y un grupo
de abo ríge n es a ustralianos .
Llegamos de esta manera al tercio fin a l del lib ro p ara enco ntra r allí el pu n to cr ítico de la obra. Tilley nos ha pro porcionado
ha sta el momento una in te rp re tac i ón del s ign ificado de los relieves . Pero ahora , en la parte fina l del libro proced e a desmon tar su
pro pia in terpr eta c i ón , Tilley rehúsa da r al lect or una re spuesta definit iva so bre el significado de los relieves: «lo que realm en te qu iero deci r es que es tos rel ieves rupestres nos piden a to dos una resp uesta... No hay un significado esta blecido; por otro lado , deb em os
recorda r que, de hecho , las imágenes no pu eden red ucirse a palab ra s... No presento una co nclusión a mi tr abajo porque es imposi ble darl a " (1 991 : 172 ). Tilley nos da una respu esta al fin al, pero acto seguido la desmonta pa ra mo strarn os que ése no es el verdad ero final.
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143
So bre la base de que uno debe po ner en práctica lo que predi ca, qui siera ahora hablar de un ejemplo sacado de mi propio tra bajo: la interp retación de la casa rural in glesa del fin al de la Ed ad
Med ia (en tre 135 0 y 1530).
Al su r y al este de Inglaterra, m iles de casas corrientes construidas durante es e período a ún siguen e n pie y sigu en s ie ndo usadas
por sus propietarios. au nque con much as reformas. La planta no
es si em pre la m isma , pero invari abl em ente tiene un el e mento ce ntral: un gra n hall o h a bi ta ci ón cen tra l, ab ierta al tejado. Es ta habitac ión se ca lentab a med ia nte un ho ga r ab iert o s itua do e n el cen-
tro, de ma nera qu e el hu mo ascendía y se di sp ersab a a través de
las vigas y el te jado de paja (figura 7.3).
Los arqueólogos tra di ciona les ha n rea lizado un eno rme traba jo
d e docum en tación de es te tipo de ed ificios , as igná ndoles la cro no logía co rres po ndien te, a m en udo a partir de elem en tos tecnológicos, estilísticos y t ípol ógicos. Ta mbi én sabe mos muchas cos as sobre la gente que resid ió en ellos. Est as casas fueron cons tru idas
por ge nte de es tratos so ciales m ed ios: ca mpesinos arre ndatario s
b ásicament e que com binaba n las tareas del ca mpo co n a lguna indu stria rural. Hen10S analizado la tecnolo gía )' la manera de constru ir de este tip o de cas as - la carp in tería y las técnicas de ar madura- o Ta m bién se han es tudiado las ba ses econó mica s que hacían pos ib le la co n strucci ón de este tipo de casas: c ómo fue posible qu e ge n te que n o form a ba part e de la éli tc pudiera hacerse cargo de una empresa tan e xige nte y ca ra como la que significaba la
constru cc ió n ele este tipo de casas.
És te es un tern a in teresante : si n e m bargo , a lu í m e preocupó en
especia l indaga r por qué e l hall ten ía esa [orma , y qué se quería
s ign i íicar con ello . Otro s au tores ha n dich o qu e la forma ydis p osicíón del hall era cosa de! sentido comú n: su abertura hacía el tejado era necesaria pa ra perm itir la d ispers ión del humo del hoga r
entre las vigas . Po r mi parte, tenía la impresión de que esto no lo
explicaba todo: las chimeneas se conocí a n y eran usadas por las
c la ses soc ia les altas en edificios grand es tipo castillo o palacio desd e hacía siglos. Los cam pesinos que ocu pa ban nu estro mode lo de
casa pod ían econ óm ica me n te per m itirse la con s tr ucc ión de chim en eas , per o no lo hací an .
El h all era un esp acio a bierto, pero media nt e una serie de ele mentos arqu itectónicos se constr uía n dos recintos situa dos en sus
extre mos: una c ámara alta y una cá mara baja . En la c ám ara baja,
más fría y ventilada , las ventanas esta ban situadas sim étricam cn -
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Tres ejemplos de
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Fase
sup erposició n
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posib ilidad (1)
Seres huma nos en forma de triángulo
(gente de ma r, forasteros. Este )
e
C lan A
perf il de
a lce
Clan B
bar co de
trazo doble
Clan
hoz
(tie rra)
(fem enino)
(ag ua )
(m asculino )
(ci elo)
Se res humanos en forma de pa lo
(gente de tier ra adentro . gente del pa ís. Oes te )
Clan O
perf il de
pez
C lan E
suela de
(agua)
(tie rra)
za pato
..
..
alce
captur ado
Clan G
C lan H
ba stón co n
ba rco de
trazo simple cabe za de alce
(tierra)
(femenino)
(ag ua)
(ma sculino)
Clan F
(cielo)
Clan r
pescado
Clan J
pájaro
(agua)
(Cie lo )
pos ibi lidad (2)
Seres huma nos en form a d e palo
(gent e de tie rra aden tro, gente del paí s, Oes te)
セ
alce
(tie rra)
(fe menino)
Fig:. 7.2.
セ
_ _I_ -
Cl an A
perfil de
Sere s hum ano s en forma de tr iángulo
(gente de mar, fo rasteros, Este)
_ _I_ -
Clan B
Clan e
Clan O
ba rco de trazo
doble
(agua)
(m asculino)
alce
cap turad o
(tie rra)
(fem enino)
barco de t razo
simple
(agua)
(m asc ulino )
Relieve s de N ámíorsen con parte. ab ajo, del esquema estructu ral elaborado por
ttn-. pura fa i I11eI1 )/"(!/(/ÓÓI1 de fas セ G ァ
エ ᄋ j j。
s N
146
TEOR íA AR() L:EOLÓGICA. lJ-, A INTRODUCCIÓN
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I
I
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PIC. 7.3.
H all medieval [lohnso n, 1989),
te , dan do ad emás acceso a los pequ eños cuartos de se rvicio. En el
o tro extremo , la c ámara alta se ilu m ina ba m ediante una gran ve ntan a y di spon ía de he rrajes para colocar un escaño en el qu e se'
sen taba el du eño de la casa Vsu esposa.
ARQUEOLOG íA Pü STP ROCESIJAI. y ARQCE0 1.0G iA ャ n t セ r p
r eG
i a ャ ャ| G a
147
E ra fácil, pu es, cont emplar al hall como u na mues tr a de Idco logía . Las cá maras alta y baja refle jaba n las di ferencias socia les. El
hall presen taba a través de su a rqu itectu ra la es tra tificación social
de la ca sa como algo es ta blecido e in m u tab le. El du eño y su esposa ocupa ban la cá ma ra a lta y la hab itación a la que se a bría; los
sirvientes trabajaban v mora ban al rededor de la cá ma ra ba ja. A la
hora dc comer; el hail ac tuaba como un mi cro cosmos dei orden
social. Cada uno co m ía sie mpre en el mis mo luga r, en fa tizando la
idea de la ca sa como una co m un ida d bien regid a , pero cada un o
ocu paba el extr emo que le correspo ndía , ace nt u ando las d ifcre ncias de cstatus social entre sus diferent es morad ores,
Pero la in terpret ación del hall pued e no ser ta n simple. Había
otras divisi ones en el interior de las casas en esa mism a épo ca que
com plica n las cosas. Las mujeres oc upaban una posición social y
eco n ómica im porta n te en la fa milia: co ntrola ba n la producción de
ce rveza y de productos pere cederos , m ien tras que los textos políti cos y morales las idealizaban, o po niendo la pa rte do més tica de la
casa , el do m inio de las mujeres, a la esfera púb lica representada
por los cam pos circ u ndantes y la callc. Ha bía tensi ón y con l1 icto
en tre la pos ición decisiva que las mujeres ocup aban en los asu ntos
eco nó micos v en la rutina diaria. y la ideo logía patriarcal. Así
pues, tr até de explora r si en tre las m uje res y los sirv ientes existían
«lectu ras. dis tintas del m ismo espacio. Estas «lec tu ra s » eran sobre
todo im plícita s, pu esto qu e ra ram ente se mani festaban ab iertamen te .
Ta mbién traté de estudiar el contexto en el qu e aparecía el hall
abierto a base de examina r ot ros tipos de us o del espacio en gene ral, en la mi sma ép oca. En pr imer lu gar examiné los campos y argu men té qu e de modo parecid o a co mo el ha ll ab ierto po día ser
franqueado po r todos aunque estaba subdividido, los «cam pos
abiertos » no tení an vallas y se cultivaban en régimen de co operativa, a pesa r de es tar divididos en pa rce las. Seguidame nte me interesé por las iglesias y observé qu e el espacio ritual estaba a su vez
divid ido entre la na ve y el pres biterio. Así que pe nsé que exist ía
una serie de metáforas espa ciales con las qu e convivía la gente común , q ue pasa ban por la esfera dom ést ica , la esfera del trabajo y
la esfera de lo re ligioso.
E l deb at e entr-e arqueólogos so bre el significado del hall abi erlo no puede con tem pla rse indep en dient emente de S il con texto político y cult u ral. La «casa vernacu lar» ocupa un lugar cen tra l en el
iln ag inHr io pll !l1l1:1I ' セ HI ィ ョG la Inglate rra tradi cion al. Tales im ágc n.-.
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149
INT RO Ill J(T IÓ'
im plican un elem en to de co ntin uid ad co n el pasad o agra rio csc ncial e in mutabl e de la «vieja Inglaterr a », según el cua l, «los ingleses » se ven como un a co m un id ad orgánica , conserva dora y tradicio nal. En el mism o año que pub liq ué el trabajo, el p ri mer m inistro con serva d or J ohn Major relacionab a la «vieja Ingla terra » de
siempre co n una visió n sob re la perm anenc ia y cont in uidad de lo
es pcc ílica m e n re britá nico, con esta s fra ses:
De a quí a c incuenta uños Gran Bretaña seguirá sien do e l pa ís de
las som br as a la rgadas so bre los ca m pos de nuestros conda dos, de la
cer veza li b ia , de los su bu rbios urbanos resp la ndec iendo de verde, de
los a m antes de los per-ros . .v - co m o d ijo Gcorg c Orwc ll-s- de las
«viejas m a tronas peda leand o a tra vés de la at mós fera neblinosa pa ra ir a m is a », .\' s i log ra mos a b rirnos pa so , Shakcspcurc se segu irá
leyend o incl uso e n la esc uela , G ra n Bret a ña so brevivirá s in ca m bia r
tod o a qu el lo q ue es esenc ia l 001111 Majo r. d iscu rs o , Re u ni ón del
Grupo Co nservad or Europeo , 22 de a bril oc 19( 3).
Al situ ar es as casas en un con texto de p ro funda crisis ru ra l y de
ca m bios, y al p one r d e relieve sus d ifere n tes significados para lo s
d is tin tos m iembro s de la ca sa, esta ba yo replantean do de forma
imp líc ita men te negati va la im a gen pro fundamente conserva d ora
del ca m po inglés y de lo «ing lés » en términos generales . El com en ta rio político era inevitable: a lli est a ba quisiera o n o. En aq ue l
momento no cru mi in tención hacer una crí tica de los pu ntos de
vista de J oh n Ma jar: si n em barg o, una rclc ctura de mi trabajo bajo ese prism a me pareció qu e era un a o pc i ón perfectam en te v álida,
aunque fuera una más de las muchas lecturas posibles.
¡Pare po r 111 1 111OJ1lf!11l0/ Tengo 11111chas cosas que preguntar. ¿Pue do retrotraerle al punto 6? Segura mente existen m uchos problem as eD il relaci án
a esta onalogia C0I 1 los textos.
Sí, los hay. Muchos arqueólogos de] entor no postpro cesual han
manifestad o que deb eríamos desprendernos de esta analogía. Se ha
insi stido en que los objetos mat eri ales vehiculan significados de
una forma nada parecida a co mo lo hacen los tex tos . He ha blad o a
fondo de los textos porque co ns tituyen una buena introdu cc i ón a las
ideas su byace n tes que qu iero co munica r; Tod os leemos textos , por
lo que fác ilm en te po dernos co mpren der la analog ía p lantea da.
Algu n os pensadores, en cam b io, han d irigido su aten ci ón hacia la s tradicio nes de la [en otn enologia tal como In desa rrollaron
liloso íos co mo Sch utz, Husserl y He idegger. La Icno m eno logfa es
el es tu d io de la experi en cia huma na co nscie n te en la vida di aria ,
Por eje mplo, en vez de pensar en los mon u m entos co mo textos
que pu eden leerse de m uy divers as ma n era s, personaj es co m o
Chris Go sd en , Juli an Th o rnas y Ch ri s Ti1l ey han ha blado so bre la
forma que tiene la gcn tc de move rse entre los mo nu m ent os , sobre
lo q ue ven desd e diferentes pun tos, sob re c ómo a fec ta a su perce pci ón la experie ncia física del mo nu me nto - utiliza ndo un a
m et áfora co rpora l m ás q ue lin gü ística-o La frase q ue m ás ci rcu la a final es de la década de los noven ta es "pe nsar a tr avés del
cu erpo ) .
Un a de las ve ntajas de la metáfora corp oral es qu e pon e de re lieve la falsedad de la o posició n entre materi a e idea mencionada
más arriba . El cuer po es un a en tidad indi scutiblem en te rea l y físi ca - co mo dij o Sha kes pca rc , «n u nca hu bo filóso fo q ue soportara
un do lo r de mud as pacientemente s -> y al mi sm o tiempo ind iscutiblemente co nfo rmada de acu erdo co n unas determ inadas idea s;
so ciedades d is tin ta s tien en id ea s diferentes sob re lo individu al, el
género y la fo rma de funcion ar del cuer po hum ano.
Así que 105 po stprocesua listas recha zan el va lor de la contrastaciou. ¿N()
será que m erecell que se les t ílde de relativistas ?
Bien, repi to que 11 0 «niegan su va lor»; rei vind ica n por su pa rt e
qu e, en la práctica , ningún arqueólo go, pro ceda de d ond e proceda,
co ntrast a de forma rig urosa la teo rí a con los «da tos brutos ».
Ciertame nte qu e no podem os contrast ar los pensam ien tos de la g (' l lte,
(:Cómo pod remos lllfl/ c a saber lo que la gen te pen saba ? N o es que estén fO do s IJIlle110S , es que su cultura y sus valores eran JlUI.\ ', pero que 1111lY dlte ren tes a los nuestros. I1s sos pechoso que los dos ejem plos escogidos (Nelso n
J' la.. .· [oniíícaciones rOl1lal u l.... j pruvellgl/ll de la historia militar.
E s m u y d iftc il, pero tod a la arq u eolog ía es difíc il. Es verd ad
que, en m i op in ió n, la mayoría de los m ás interesa ntes y fru ctíferos ca sos es tud ia do s po r los pos tp rocesualist as salga n de la
a rq ueolo gí a hi s tó r ica, donde ex is te mucha documen taci ón y rDU cha in fo rm aci ón ctnohis t óri ca utili zable para pla n tearse cucstiones so bre (as m e ntalid ad es (véase cap ítu lo 10 ). Es to pone de re lieve la impo rt an ci a d e di spo ner el e abu ndan te info rm ació n co nte xtu al.
150
J'HJI U i\ ARU L' EO J.( Hi ICA . lJNA J\l T IHllHI (' C ]U N
Un a forma más compleja de a bo rdar la respu esta a tu pregunta es deci r que nunca pod rem os co m prender plena men te el con tenido de los sis te m as de cree ncias de la antigüedad : nu nca sa bre mos si tal es tat uilla era rea lm en te el retrato de una di osa, ni co nocerem os las histori as o los mitos qu e se co nta ba n sobre la d ios a,
usa nd o la es ta tuilla como médi um . Pero sí po demos ava nza r en
u na descripción an tropoló gica so bre lo qu e u na es ta tu illa o un es pac io arquitect óni co pud o ha ber s ign ificado a un n ivel profundo ,
por ejemplo, hacien do n ot ar qu e las es ta ru illas femeninas se encuent ra n en el lado izqui erd o de los tem plos, mi en tra s qu e las
masculin as se encu entran en el lad o derec ho. Los a ntro pó logos
hacen cosas as í ha bitualmen te, po r e jem plo, cua ndo mi ran por debajo de la s historias ab ierta m en te francas qu e exp lican las ge ntes
o que cue nta un a tradi ción , para reali za r in ferencias so bre los significados su byacentes que en cierra n , significa dos subyacen tes qu e
p ueden ser manifi es ta men te rec ha zados po r la co m u nidad en
c uestión.
Podemos coger el ejem plo de la histo ria de Liu le Red Rid ing
Hood e inter pretarla en térm inos de las ideas so bre género y de
los temo res alrededor de la sex ua lidad ad o lesc en te, prese nt es en
la cultu ra occidental. Co n la s cu lturas p re h ist óricas o a nt iguas
n u nca co no ce re mos la s h isto ri as, pero pod emos util izar el mat erial arqueológico y s us asociaciones co ntcx tua les para ob te ne r alguna im pr esión sobre las id eas subya cen tes al red ed or de aque llos
ternas .
He oído hablar mucho de posnnodernismo. (."Fs lo m ism o arqueología
po s/p rocesual y pos tm odern ismo ?
Amigo mío, pensé que no ibas a pregun ta r me so bre esto . Es un
tem a tan es pinoso que es peraré a l ca pítulo 11 para poder comestartc .
CAPíT ULO
8
AR Q UE O LO GÍA Y GÉ NERO
En la s pri m eras dos terceras partes dcll ib ro he intentad o prese ntar cl fu ndamento y el co n ten id o de los debat es actu ales en
a rqu eo logía . Hc tendid o a prese n ta r tales deba tes in telec tual es
corno resultado de d os tradi cio nes d isti nt as , pro cedentes de d os
ramas se pa radas de la teorí a soci a l, co n noci o nes d istin tas y a veces co n tra dic to rias so bre el lu ga r q ue d e be o c u par la a rq ueo log ía .
A lo largo de es te itin erari o m e he visto o bliga do a s im plificar
cn exceso. He presentad o a estas dos d ist intas trad icio nes co m o un
todo uni form e, cada un a necesari am ente opues t a a la otra : tod os
los procesu alistas pien san es o y tod os los postp rocesu ali st as piensan lo otro. Deb erá di sp en sarse al lecto r que haya pen sad o qu e en
los congr esos de arqu eólogos, el responsable de la cafete ría di sponga una hil er a de m esas vacías atravesando el co me do r con el
fin de separar a dos tro peles d istintos, uno murmu rand o alre ded or
de un vas o de cerv eza so bre evo luc ión social, ta lonom ía y teoría
de alcance med io; el o tro ac alo ra do ba jo el influj o de la her rncnéuti ca , el es tr ucturalis mo y el co m pro m iso político .
Hay que decir que a mbas tend enci as se ha n cosifica do, es decir; han sido co nver tidas mentalment e en cosas. Han sido a mbas
present adas como es cue las u nificadas co n un a existencia defin id a
y su ficien te au to nom ía.
La prá ct ica teo réti ca es muc ho m ás va ri ada y d ifu sa , C0 0 1 0
tambi én lo es la mi sm a p rá ctica arq ueol ógica , aunque a veces
los manuales n o lo dejen claro. Pod emos util izar la analogía de los
partidos políticos . Me veo capaz de hacer u na descri p ción de lo
que es el Parti d o Conservad or, su historia, sus tradi ci on es in telectuales , y listar di ez o d oce pun tos de su po lítica . Pero eso no
,\ IU,Jl II;,O I ()( ;l¡\ )
152
HL
en
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[53
TEO Rí A ARQLr.OLÓG ICA . U\iA I NTRo \J\; Ccr <ÍN
es lo m ismo que decir qu e toda la gente qu e se siente conservadora tien e las m ismas cree nc ias y ap rueba las mi smas políticas.
En prirncr lugar, co mo ya dije en la int rodu c ci ón, este libro es
una descripci ón a nglo-america na de la teoría . Otras tra dicion es
prosperan en otro s pu nt os del plan e ta . Segundo, mu ch os a rqueó lo g o s p rocuran co mbi n ar el ement o s p roc ed e nt e s d e a m bas tr adi-
ci o n es. C0l110 vim os . Colin Ren frc w ace pt a ba qu e un m a rc o ( ci en tífi co ) de r a íz sist émica p odía co m b inars e Con ele mentos cog n itivos r eputados como irnp ort an tcs y cie n tífica m en te a cces ibles . Tim
Earle , Eli za beth Brum fiel y otros ha n comb inado eleme ntos de la
ev olución social con un a perspecti va gene ralizadora que po nía el
acen to en la compet ici ón, el con flic to y el género , C0 l110 vimos en
el capítu lo 5. E sta form a de suav izar el pen sa mi en to procesual
puede res ponder a las críticas ver tidas del lado postp roccsual , o
puede h ab er tenid o luga r corno co nse c ue ncia de un movim iento
111ÚS ge nera l de la s cie ncias huma na s .
Se ha hablado de la emergencia de un conse nso alrede do r de la
teoría , ta m bié n de una tendencia a sen tirse c óm odos oc u pa ndo un
t érmino m edio e n tre ex tre m os: tengo la impresión de q ue és te no
es el cas o (véase ca pítulo de concl us iones). No obs tante, se leen
cada vez m ás co m e n ta ri o s. com o el que pod remos ver segu idamente, que com bi nan id eas gene ra les de tradición pro cesu al con
elementos sacados del po stprocesua lisrno, como la atención a los
significados y al contexto:
E1 movi m ie nt o de b ienes v de idea s en el int er ior de la s socieda des ti ene un significad o variable en los gru p os afectados ... lo que
puede haber sido u n objeto utilitario en un luga r cerc a no a la fuente puede servir d e ins ign ia o sím bo lo en o tro lugar más di st an le. [. ..]
Cuando sc rn te nta reco ns tru ¡r redes in terrcg ion a les . se d eb e pode r
sit uar a lo s objeto s v a los es tilos q ue los ca rac ter iza n den tro de los
con texto s ori gin ales d e us o. Trat a rl os co mo producto s ind iferenci ad os o pert enec ientes a cu ltu ras m o no lítica s y ho mogéneas só lo s irve
para oscu re cerla sig n ificació n so c io-polñi ca de las tra ns acciones en
la a n tigüed ad . La d et erm inaci ó n d el s ign ifica do a efectos d el co m portamient o h u ma no, d e o bje to s y es tilo s. de pende s in género de
d udas d e u n a ná lisis at en to d el co n texto d e su d cscn brirni ent o
(Schorlm an y Urban , 19Y2 : 237).
En tercer lu gar, hay señales de movimientos recien tes qu e cr uzan por en medio de [as posiciones defendidas por tradi ciones previas. En los últimos tiempos se ha trabajad o abun dan tem en te en
arqueología femini st a y d e géne ro , pa rt iendo d e su p ue stos tcor ético s diferentes. Se o bserva q ue cu es tio nes co m u n es a m u c hos a rqu eólogos preocu pados por los prob lem as teor éticos. co mo el espa c io, n el int ercambio . so n trat ada s de fo r m a di s tinta a co rno se
ha dic ho aq u í, es decir, cogiendo un a senda intermedi a entre posici ones ext rem a s . E l libro so b re arq u eo lo gía te órica m ás in fluyente
seguramente de la ú ltima décad a . el volumen com pilado po r Gcro
y Conk cv titu lado Engeudering Arclta eologv, in c luye co ntr ibuciones
de una gran varieda d de puntos de vista y pro ced encias, aunque la
introducción p ro cure es ta b lecer determi n a da s a lia nzas teóricas,
corno podrem os ver.
Cuarto, el pu nto de vista tomado en ca pítu los pr eced entes presenta tradi ci ones d iferentes co rno si com pitiera n un as co n tr a las
otras. Sin em bargo, tr adiciones d istintas pued en resulta r' perfectaTri ente co rn plcrncruarias au n cua ndo sea n co ntrad lctori as. Para
Ro ber t Prcu ccl (comuni cación perso na l). «Iu teoría se en tiende
mejor, no co mo un a suces ió n de teorías difere ntes. ca da cual olí-eciendo elem entos de supe ració n de la a n terior, sino como un a red
interrelacion ada de teorías セ G enfoques en la qu e cada un a cons ni ñe y da p aso a l mi smo tiempo a la s d em ás »,
Por mi pa rte , no es rov del todo de acu erdo con es ta visión de la
teoría fa vo ra b le a la s co m po n en da s. Tengo la im presió n de qu e
ex is ten serias con t radiccio n es sobre el fun cion am ien to del mundo
entre las distin tas posicio nes teor éticas . Es muy tentador glosar
las di ferencias, pu est o que a tod os nos gus ta pen sar qu e nu estro
punto de vista ocup a el términ o m edi o, com bina ndo los mejores
eleme ntos de tod as las tr adiciones, y qu e son los dem ás los que se
sitúan en posiciones extremas . Los arq ueólogos . co mo los políticos,
prefieren representar el término med io. Es igu alm ente d ifícil o poner el argum en to sedu cto r de que cada teoría ocupa un lugar legítimo en el gra n esque ma de las cosas , con sus dosis de to lera nci a,
moderación y [air play,
Para a tender a la varieda d (y vitalidad in telectual) de la arqueo logía qui ero utili zar los próxim os capít ulos para ex plo ra r di stintos enfoq ues tco r éticos alrede do r de un os cua ntos tem as de interés, en este momento . He escogido á rea s que me interesan a mí
parti cularment e (gé ne ro , evolución , his toria ). Tod a s estas cuest iones cortan transversal m en te el esque ma teorético es tableci do hasta aquí. Aunque también pude haber escr ito un lib ro con un en foqu e distin to, en el qu e la política, el género , la histori a y la evolución ocuparan el lugar ce n tra l par a aña dir alrede dor capítulos qu e
154
L} QセサIrjᄀ|
AROUEUI..OG!U\. l:NA INTI{(lllll('('I()N
se pronunciaran sobre estas cuestiones centrales desde las diferentes posturas teoréticas.
El género
AROU!-'))u)c;íA
'y'
CENUZO
¡SS
Los temas favoritos de los artistas de la prehistoria parece ser
que fueron los animales y las mujeres. Es muy lógico que fuera así,
ya que ambos eran indispensables para el hombre prehistórico
(igual que lo son para el hombre del siglo xx). Los animales eran
una garantía para la supervivencia cotidiana y las mujeres una
garantía de supervivencia generación tras generación (Mitchell.
Uno de los temas actuales que más despiertan el interés en
te aria arqueológica es el de la arqueología del género. Como sucede con otros temas de arqueología que de repente concitan un Interés creciente, su progreso va relacionado con el progreso en torno
a los problemas del género que sc manifiestan en otras disciplinas,
particularmente la socIología, la Iiteratura, la antropología y la
historia. También ha ido paralelo al auge del movimiento feminista y de la teoría fcminista en general, aunque en este punto, el pensamiento arqueológico ha quedado algo rezagado con relación a
esas otras disciplinas.
La arqueología del género abarca diversas cuestiones que incluycn: la corrección del sesgo androcéntrico en arqueología, la
crítica de las estructuras que gobiernan la práctica arqueológica;
la revisión de la historia de la arqueología, la investigación del género en arqueología, Ji una critica de lo que se ve corno naturaleza
androcéntrica del conocimiento académico y del mundo académico en general. Todas estas cuestiones han ido tornando impulso y
hasta cierto punto conocido un notable predicarncnto desde los
inicios de la década de los ochen tao
La corrección del sesgo
1981: 31).
Los hombres primitivos hacían sus casas en las cuevas ... Fabricaban rascadores y huesos con la punta afilada .. Sus mujeres usaban los rascadores para limpiar la cara interior de las pieles de los
animales (Unslcad, 1953: 7).
También hay ejemplos académicos menos obvios y por lo tanto
más difíciles de identificar. El siguiente ejemplo es parle de una
explicación sobre la evolución de la arquitectura inglesa desde el
castillo medieval a la mansión renacentista realizado por un autor
atcorético confeso:
Hacia el Iinal de la Edad Media .. se dejó al particular que estableciera y mantuviera su propia seguridad, garantizada por los lazos
de dependencia personal de sus dependientes y mediante demostración pública de fuerza. Desde finales del siglo xv, sin embargo.. los
nacientes Estados que aumentaban rápidamente su capacidad de
imponer la autoridad podían sin p-oblcrnas circunscribir el poder
del ind ivid u o particular y al mismo tiempo garantizar más efectivamente su libertad dentro ele límites muy estrictos.. se deja al partícular que defienda su reivindicación de estatus y de autoridad no sólo mediante el ejercicio de los poderes que le han sido otorgados por
el misrno Estado, sino también mediante el cultivo de distinciones
mas personales (Coopcr, 1997: 120).
El Interés por la arqueología del género empezó. en parte, con
una crítica de las presunciones androcéntricas. El androccntrismo
es la creencia de que los hombres son el centro del mundo, sea
porque se considere que son los responsables exclusivos de edificar la sociedad, o porque se conceda en general a las mujeres un
papel meramente marginal en esta empresa,
El ejemplo más evidente es lo que las feministas llaman el uso
sexista del lenguaje: el uso de la palabra «hombre para designar lo humano, sin ir más lejos. Considérese al efecto las dos citas siguientes de Fiona Burtt, de un estudio sobre los libros infantiles:
¿Qué falta en cste párrafo? ¿El particular que aparece es exclusivarnente masculino, o incluye también a las mujeres? Cooper
puede lácflmente confiar que sus lectores sepan o asuman que
aquella sociedad era muy patriarcal, por lo que debe referirse básicamente a los hombres cuando habla del Individuo particular,
Pero resulta que una minoría de constructores de mansiones en
aquella época eran mujeres; entonces, el lector del párrafo, o prescinde simplemente de este dato, las trata como sustitutos de hombre con las mismas ideas )' actitudes, o asume que fueron una excepción. ¿Cómo debían entender las mujeres aquella "libertad" en
un período histórico en que muchas de ellas sufrían malos tratos
156
1l::.O R IA AR QlJEOU HlI CA. IJ\i ¡\ IN'l' !>:' O J)[ I(' ( I( ))\
A IH) 1 I,'J ll .() CÍ,\ y r ;¡';:,I\.I ·: f.I.()
co n la sanción del Estad o y que era n co nsidera das por la ley, la poIitica y la reli gió n co rn o in ferio res a los hom bre s? Co o pe r 11 0 nos
lo explica .
Situa r a la s m ujeres cn su s itio en la hi storia cues ta m ucho trabajo; de entra da , la revi si ón co mp le ta de los térmi nos co mu nes establecid os セ イ de giros habitu ale s C0 1110 «hacer p úblicas ». ( pode r » o
«a ut ori da d ». Es to s t érminos , q ue so n en pr im era lect u ra n ovios,
a ho ra se tornan bast a nt e o pac os . Por lo tant o re su lta muv di fícil
situar a las muj eres (ta mb ién a los hombres de estra tos so ciales
bajos )" a los n i ños) «ocu pand o S lI s itio en la foto » y de fo rm a inco nscien te nos sentim os muy poco inclinado s a hacer este esfuerzo. Las m uj ere s co nstituyen u n «proble ma» : la literat u ra es pe cia lizada está llena de di scu siones so br e las difi cu ltades m et od ol ógica s
de interpretar la form a de p en sar de las mujeres du ran te el p erío do histó ri co que Coopor ana liza . Pero de hech o, el p roblema ha
sid o crea d o . co mo m ínirn o en pa rl e , p or di scu rso s co rn o el q u e hc1110 S comen ta do.
La s le rni n ist a s s os t iene n q u e es im porta n te ai s la r los s u pu est os
a n d roc én tri cos, porq ue cu and o a lgu ie n a fi r ma q ue el do mi nio
m a sculin o es a lgo n o r m al o n a tu ral e n la es pecie hu m a n a , se refiere implícit amen te a la for ma de se r de la hu man idad en el pasado leja no o incluso cn el m un d o de Jos prima tes . Pero es te a rgum en to , sugieren las feministas , es circular: Cua ndo exa m ina mos
es tu dios arqu eológicos em píricos sobre el pasad o , co mo el de Cooper, o estudios etnográficos so bre otras cultu ras , o es tudi os antropológicos sob re los pri ma tes, nos a perc ibim os qu e ha n sido
realizad os desde un a perspec tiva ses ga da a favo r del g éne ro m asculino. Este sesgo es tanto más difuso cuan to qu e es, tan a m cnu do, inconsciente .
Lo s est u d ios etn og rá ficos co nstit uye n un b uen eje mplo de tod o esto . Exis ten varios es tud ios sobre diversa s cu lturas q ue sugieren q ue «el d ominio m a sculi no » es un hec ho universa l. S in em bargo , co nsidére se po r un momento la natura leza de la in fo rm ació n u tili zada. Gran parle de e lla fu e recog id a en el s iglo XIX por
etnóg ra fos m asculinos co n actitudes victo ria nas so b re es lO S problem as. Los etnóg ra fos esc ogerí an de for ma «na tura l» ha bla r con
los hom bres de la tribu acerca de su sistem a poiítico .\' no con las
mujeres , y tendería n a in terpret ar las respu est as obtenid a s co n
relación a los preju icios y las ex pec ta tivas de la é poca. Por lo ta nto, las antropólogas feminist as cree n que la in for m ació n derivada
de las a ctividades etnográficas tradicion a les h a de ser cuestionaJ
1.'0 7
da y pa sada po r el filtro de la teoría en vez de se r acep tada de forma ac r íl ica .
Otro ejemplo de androcen tris rno es la pro pi a hi stori a de la a rq ueología. La lectura de la m ayoría de los m anu ale s tradi ci onales
muest ra un desa rro llo de la arq ueo logía pro tagonizado po r los
d esc ub r im ientos d e «g ra nd es fig u ra s », S in e m barg o , no ha [a lta d o qu ien h a a fir m ad o que la co n ui buc ión de las m ujeres a l pen sam ien to a rq u eo ló gico ha sido s is te rn áticamc n tc m in im izado por
los hi sto ri a clo r es d e la a rq u eolo gía . Fig u ras c o m o Doro rhy Garrod o .I acqu ctta Hawkes aco s tum bra n a se r dejad as de lado en
much as de es tas obras o reb a jada su co n tri buc ió n. Un a de la s
te ndenci as actu ales de la arqu eología fem inist a pre ten de rc dc scu brir V reescri bir la ht sto ria de la arq u eolog ía para re flejar los ]0 gros de esta s m uje res . Este: re vision ismo se j us tifi ca tanto por el
s im ple deseo de «co nta r el pa sa do ta l co mo Iue », C0 1110 para pro p o rci onar mo tivo s d e in spiraci ón a la s j óvenes a rq ueóloga s q ue
e m p ieza n. Choca ver c óm o en r es p ues ta a es ta crüica , la s n ue vas
ed icio nes de los ma nu ales clásicos ha n sid o m odifi cadas a fondo
(co m pá re se la prim era ed ició n co n la seg unda del m anu a l de Rcn Ircw y Bahn).
Crítica de la pr áct ica arqueoló gica
Las arqueólogas fem ini stas cu es tio na n la pos ició n de las mu jeres d en tro d e 1" profesión en base a la existencia de prácticas discrimina torias muy hab itua les: sex ismo cla ro en las políticas ele
empleo , SeXiS1110 en el sistem a de prom oci ón y fin an cia ci ón en las
u n iversida des y ce n tros de inves tiga c i ón , etc .
Por e jem plo , J oan Gcro ( 1988, 199 1) se ded icó a analiza r la
co ncesió n de fo ndos para invest igació n . Descubr ió qu e los hom bres tenían es tad ísticamente más éxito q ue las muj eres e n la obtenció n de d inero para excavar セ G hacer traba jos de ca m po; en ca mb io , las m ujeres tenían m ás pro bab ilidades de ob te ne r ayudas par a lo q ue Gero deno mi nó la realiza ción de «tare as arqueol ógicas
del hogar »: a n ális is de ce rám icas y de m at erial med ioam bienta l.
Gero se pr eguntó sl pod ría ca usar sorpresa algu na que las interpretaci on es ob tenidas de los tra bajos de campo en fa tizaran los estereotip os consab idos .
Nótese que gra n part e de lo que Alisan Wylie (1993) llam a «acti vidades de tercera » no dependen de un sesgo machi sta manifiesto ni
\ H.I) I 1: 111 1) ( , 1,\ \
ISS
( ; J; r\H« .1
1 :; ' )
TE OR íA AROCEO LÓ<;ICA. UNA INT ROIl UCCIÓ'
d e ac tit ud es a biertamente cha u vin ista s sin o que depen d en de prá ctica s m ás profundas y m ucho men os obvia s, tales como la forma dc
usar el lenguaj e, la s presu n cio nes oc u ltas acer ca de la s trayect oria s
profesion ales de am bos sexos, e inclu so del uso de deter m ina dos pa tro nos en la form a de esc r ib ir .Y convers a r. Esta observaci ón tie ne
dos im plicaciones . Pri m era, q ue p ue de arg urn en ta rs c que todos p ar·
tici pa mos de los co m porta m ie ntos sexistas, a u nqu e po r p rincipios
nos opongamos a l sexismo. Segu nda, q ue la s cos a s s in import an c ía d e nuestro c om portam íe nto cotid ia n o se relac ion an co n prá ctieas de más en ju nd ia: ,do pe rsonal también es político ».
Hasta aquí hem os exa m ina do d os tema s que n o leva nt a n dem a si ada controversia : pocos se a tr even a di sputar el h e ch o d e q ue
las in terp r etacio nes de tiempos ante ri ores refleja ban el sexis m o
cons cien te e inconsciente de su tiem po, () que la s m ujeres sigue n
di scrim inadas e n nuest ro tiempo e n va r ios á m b itos y qu e la profcsió n a rq u eo lógica 10 re fleja , Lo s do s puntos sigu ie n tes se m u eve n
por u n terri tor io m á s d ispu tado,
Arqueologías del género
E l tercer pu n to es el deseo d e ex plo ra r la con s trucc ión del g énero en el p as a do a pa rtir d e la in formació n con te n ida en el registro arqu eológ ico. Si p ensamos que es legitimo estudiar la estrarificació n so cial o la s relacion es comer ciales de socieda d es qu e h a n
desap a r eci do , ¿por qu é no estu dia r tambié n los ro les en fu nc i ón
del gé n ero ?
Se dice que tales rol es varía n d e una cu lt u r a a o tra . Los es tudi osos es ta b lecen u na di stinc ión teorética en t re sexo y g énero. El
se xo es bi ol ógico , se d ice , y n ue stra biología no va rí a (a u nq u e in c1 u so esto pu ede cuestio narse; véase m á s a bajo). En ca m bio , h ay
una diferencia entre nace r bi ol ógica m ente ho mbre o m uj er y la experien cia de ser m ujer u h om bre en u n a so cieda d dada , Pued e argu rn en ta rse que la forma d e co m po r ta rse como h om b re o co m o
mujer no p a sa p or el rasero de lo q ue hay q ue considerar co mo
"no rm a l o «na tu ra l». Por ejem plo, en la Edad Media era norma l que
los ca ba lleros llora ra n o desfa lleciera n; en ca m b io , en el siglo XIX
era n la s m uj e res la s q ue llo ra ba n o desfa llecían , mi ent ras qu e los
h ombres mantenían el rostro impa sible . En alg u nas c ult u ras, las
muj eres so n sexual m ent e d om in a nt es, mien tr a s qu e los hombres
se muestran pasivos .
E l gé nero , pues, es u na co nst ru cci ón s ocial, uun ace p tan do el
arg um en to (k que el gé nero ge nera lm en te es a tri bu ido e n fu nc ió n
d e la biología , El ge ne ro va rta de u nu cu ltu r a a otra . E l deb a te se
ce n tra hoy día en d et erm in ar en qu é medida varía Y' h a s ta qué
pun lo vari a , asf co rno e n d et erminar has ta dón d e llega n Jo s vínculos en tre géne ro .v sexo.
De ello se sigue q ue si es t .111 10S in te resados en el pa sa do, no pode mos da r po r s up ues to q u e la s mujeres y los ho mb re s se co mpo rta ra n d e hl mi s m n form« en toda s la s soci edades . Por ej e m plo ,
110 Jl O c\l'1Il 0 S d a r por s u puestas en d p as a do di s tinc io n es co mo la s
que puede n da r.se en tre lo s úrn b i i o s dorncsti cov p úbl ico , o entre la
ca za :' la re colecc i ón () cu tre la vivie nda y el m un d o a lrede do r.
E n ca mb io , sí qu e debernos pregun ta rnos sobre los difere ntes
rol es a su m id os por hom bre s .v m uje re s en un pe rí od o d ado . Ta les
roles pu ed e n habe r s iel o sim ila res o pu ed en ba be l' di feri d o: lo impo rtante es hace rs e la preg unta : ' no d a r po r s upues tos dete rm ina d os tipos d e di visio nes . Cierta men te, d ebcrtam os c uc s tío n a rn os la
presunción ta n ha bi tu a l de In exist e nc ia de un a d ivis ión b inari a ['ígicLi cid uu baj o (los h omb re h a cí an esto V las m u jer es aque llo) .
Se nrgu rn cn ta qu e en la prá cti ca, la arqueología e n te ra es lá lo da tras pas a da po r la c ues tión del gén ero. Los q ue así pi e nsan d ice n que los a rq ue ólogo s en su trabajo ha cen co rui n uamcruc pres u nc io nes sobre el gl'll eI"O , c o rn o a p u n tarn os 1l1ÚS a rri ba, セ G q u e n o
ex is te la eSptTÍL' de l lib ro de h istor ia neutro en c uestio nes d e gé n ero . Pen se m os en la ci ta de Co opcr o en la m a nera d e eva lua r las
difer en tes ac tivi dad es h u m a nas. Ex isten inconta bles d escripciones
s o bre los pr ocesos de es pe cia lización que dan lu gar a los di sti ntos
o fic io s . a u n q ue muy pocn s sob re los mét odos de p re pa rac ió n de
lo s aliment os . DÍL'cn la s le m inistns qu e e n la m ayor pa rl e de la lite ra tura espec ial izadu exis te la pr esunci ó n imp l ícita d e q ue la s a ctivid ades a r tesanas es pec ia lizada s er a n u n a su nt o de los hom b res ,
po r lo que e ra n im po rta ntes: en cam bio . C O I llO las ac tividad es de
preparació n d e In co m id a CI'3 11 co sa d e las muj ere s, va n o res u ltan
lan import a n tes. La prep a ra ci ón de la comida pu ede ha b er sido
obra d e hom bre s, de mujeres o d e a m bos, p ero quien prepara lo s
nlirnen to s para ser cons u m idos es tá haciendo algo rea lme n te impo r ta n te para la Iorrn aci ón de u na cu ltu ra .
La a rqueologfu d el gé ne ro ha co nd ucido en la pr áct ica a l recxa rn cn d e rema s arqueoló gic os m uy co ncretos co rn o la a rquco lo gía doméstica , y h a co n tri b u ido a am p liar la reflex i ón abarca ndo
cos a s co rn o la arqueología ele lo s uiños y la a rqueol ogía d e la se-
160
161
1'1',(j R ]A i\IH ) LII ·:( l l ,l H,I( '¡\ . ¡; Ni\ 1:"J 'J'I{()l ll ' ( '( ' j( J\J
¡\1{{)L H l U)(II ¡\ y ( ;I ;, ' n :f{o
xu a lid a d , as í com o re in te rprcta r d luga r d e lo dom és tico com o
d em ento importante d e la vid a soci al y política de las soc ieda d es
d el pasa do .
la s exp er ien cias p er son al es d e la ge n te ? ¿Qu é ha y de m a lo en ac a bar un tra baj o co n una pregun ta e n vez de a ca b arlo con u na frase
la xativa y concluyen te ?
De esta manera, mu cha crítica femi n ista acaba mo stra ndo u na
posición sim ila r a la d e tantos a rq ue ólogo s post procesu a lis tns : c iertam cn tc , mu ch os de los argum entos pos tprocesualistas repa sa dos
e n el capítu lo 5 tie ne n co n tra ída u na profu nda de u da con el pe nsam ient o fem in ista , e n es te y en o tros apa rtados (véase m ás a ba jo).
H ombres , mujeres y conocimient o
Lo qu e se ha ven ido e n denomi na r n a t uraleza [alocentricu del
conocim iento no resulta fá ci l de a s im ila r, pu esto que im p lica cue stio na r los m ismos fun d arn e nt os d e la inves tiga ci ó n ucad ém icav el
m ismo ser profesor o se r es tu d ia n te.
PenSC1110S c óm o acostu m bra m os a elogia r o a denigrar u n a rgu m en to a ca d ém ico . E logiamos los a rg umen to s «fue rtes », «ro bu stos », ( bien organizados ». «podero sos»: v a l revés, den igra mos los
a rgu men tos d ébiles, p o co co nvincen tes, linios. El m ism o lenguaje
d e la teo rí a arqueológica es un le nguaje agresivo - d ife ren tes enfoques en tr a n en co n flict o . distintas escuela", bu sca n a lia dos para
[or tal ccer su s a rgu m e n tos . Tod o de ba te es una co n fro n tació n en el
q ue u na parte obtiene la victo r ia y la otra, la derrota . A los es tu d iantes se les ense ña a mos trarse im pers o nal es en su s trabajos para libr a r de em o cio n es y se ntim ie n tos los a rgumentos ac a démi cos
y omit ir sus expe ri enc ias personales .
Mu c ha s Iernin istas arguyen q ue es ta [orma a cad émica d e es truct u r a r el co nocim ien to es faloc énuica . E sto es, el siste ma es tab lecido a ca dé mi co tra ta corno un este re o tipo legít imo la for m a
«m ascu lin a» de p ensar )' a ct uar y co mo u n es tereotipo no lcg íüm o
la fo r m a «Ie rnc ní n a » de p ensar y a c tuar: E l d iscu rso faloc éntri co
rei vind ica, no obsta n te, su ca rá c te r ne utr o , h on es to y razonable;
a sí, el pr ofesor d eja claro qu e cu alquier a lu m n o p ued e alcan zar un
n ivel a lt o si sigu e la s r eg la s aca d ém ica s, se comprome te su ficiente m ente con su trab aj o y a lca n za tin a cierta h abi lid a d inte lect u a l.
En la prá ctica, esta s r eglas d el ju ego resultan d iscrimina tori a s , ya
qu e r equieren a la s m u jeres q ue p iens en y reda cten co m o los hom bres, a l m en os este reotíp ica m en te , si qu ieren salir adel an te . S i los
h ombres ha n sido socializad os co nforme a esta m en talidad desd e
q u e nacen, d ice n las fem in is ta s, ¿sorp re nde qu e sea n «m ejores »
qu e la s m uj ere s en est a p a rtida que es la form ac i ón a cad émica
u niv ersi taria?
Lo que se n ecesita , sugieren la s feminis ta s, es un con ju nto de
re g las di s tint as . (.Por q ué no most rar las e m oc iones cua n do se red a cta un tra b a jo? ¿Por qu é no se pued en esc r ibir h istor ias so bre
CASO 4 : q
uセ
Z SIG N IFI CA ESTE p ャゥ セ z HI n
E l lib ro de Ja nct Spcc tor, l\'lw t This AII 'I Mean s: Femini st AI'a l wahpeton Dakota Vil/age, es el es t u d io d e un as e nt a m ie n to na tivo del sig lo XIX, Li ll lc Rapids, e n lo q ue h oy es Min neso ta , en el m ed io oest e nor team eri cano . En vez de in te n ta r escr ibir u n a me m oria de excavaci ó n neutra , d ista nciada y ob jetiva,
S pecto r se pone a ex plo ra r de [orm a consci e n te y e xplíc itn la s ra zo nes p ersonales .v e mocion a les q ue la im p u lsa n a ser arqu eóloga :
«so n m o tivo s q u e tie ne n q ue ve" con la c m pa t ía --el a n helo d e
de scubrir ese n cias, im ágen es y se n tim ien tos d el pasa d o-, 11 0 só lo
d atos objet ivos» (Spec tor, 1993: 1).
Spector rom p e t res re glas d el d isc u rso ac a dé m ico e n lo s p r im ero s cap ít u los , Pri m era . bucea en la his tor ia de su prop ia vid a J'
ex p lo ra la s razones p erson ales q u e la lleva ron a ha ce r arqueología
v a a cercarse a Litt !e Rapi d s. Segunda, en ve z el e ponerse a ind a ga r sob re la s «cu es tio nes import a n tes » como la co mp lej idad soc ial
o el modelo d e in tercambio entre na tivos y b la ncos , ce n tra di rc cta m en te la a ten ció n en un p equ eñ o obje to, aparu n tcrncn tc insign ific an te: u n pequeño «m a ngo de lezn a de p u nzón » hech o de asta d e
ve n ad o (figu r a 8.1 ). Ter cera. Sp cct or es crib e una histo r ia qu e gir a
alr ededor del pequ eño hallazgo: có m o se p erd ió , qu é ha cía la jo ven n a tiva que lo p erdió , c ómo deb ía se r vivir e n Little Ra p id s, La
hi s to ria se a poya en un profu ndo co n oc im ie n to de la d ocume n ta c ión hist ór ica y a rqu eo lógica dispon ible, pe ro es t á reda ct a d a co m o
si fu era u n rel a to q ue trata de e vocar la s em ociones y la form a d e
ser d e los habitantes d el luga r en aqu el en tonces .
Spec to r contras ta la historia qu e cue n ta co n los t rabaj os a rqu eo lógicos exis te n tes sob re lezna s . La s tip ol ogía s que se e nc u en tra n sobre mangos de leznas, se ña la S pcctor, se presenta n co m o clasifica ci on es obje tiva s y neutras, per o en re alid ad so n tendenciosas
chaeologv
162
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ele clasificación v en Jos cuadros esruchsticos. lleva a considerar a los
L:jClllplos C1H'OjlC()S corno indicadorc-, de la inllucncia i...'umpC<:l G⦅セイィIHウ
los indios, hasta llegar a la desintegración ele la cultura nativa. Para
los indios que ulilivahan lcv.nax. una conclusión así hubiera sido
una cosa insuh amc. molesta o quizás solo clTÓ1Wé1, espcci ulmcnte
fKH',-\ las rnujcrcs que t,':J-a\'aban los nungos de LlS k'/.nas con n-otiv o.,
para dar muestra de .";lIS habilidades (SpedorI993: ,11-32).
Spcctor incluso cuenta RuQlGc、ッエ。セ[
sobre la cxcavaci ón , el descubrimiento del mango de lezna hecho ck asta, las ditcrcntc-, expcrirnrias vividos por los micmbrr», de! equipo, :v aualiz« con ran
que'!,a las tensiones vividas セG la cooperación ohtenida ele los nativos Lbkota duraruc el (kSLlITollo elel prnYI.::ctu.
Es sorprendente cómo la PlTSlx'cti\',J claranlcnlL' lcminis:« eh:
SpCCLo]" la lleva セQ acentuar lo que pa.rccc nimio, \- Hjarsc en lo personal (lo que el rnango signirica para su propietaria, no la ubicn
cióu del mango en el sistema de mtcrcarnb¡o; las pcrsonalidad,»,
de los componentes del provecto. su cntusiaxrno). Tarihiún sorprende CÓl110 b narración lcrninista de Spcctor pasa a ocuparse
inmediauunente y de Iorrn.. casi inevitable de cuestiones que íicnen que ver con la política)' las idcnudadcs, \' en particular de las
relaciones entre nativos v bJa11UJs.
í
/-:'5 interesante lodo esto, pero estcrv o!.r,o COI/fundido con la tcrniinoírwiu
(ell¡iuisw?
('h',',"!o misluo orc¡uc(){ogI(J del [.!.r'¡¡em (¡ue a!"(¡w!olu/=j,íu
Fto. 8,1. IJ J]I{Ulgo de lemu excavado JN)!" el equill() de S17('C/Oi: SPCCIOF (lSOCI(I el suango a su propieuina, la íoven. ,Vfa::.{/()h'_,ill'¡n, que vivio n ahncntc en Littlc Rapids \' dchirj
perder Sil Icina hacía I X4(j (S!JL'¡"fiJi: 19(3).
tanto en relación a la ctnicicad corno al género. Las tipologías
convencionales tratan a la leznas sobre todo corno mercancías introducidas por los europeos y no corno objetos relacionados con
las actividades de las mujeres nativas:
Una prcsurcion no explicitada pero importante .. es que las lcznas metálicas producidas en Europa son mas importantes que las
producidas pOI' los indios naí.ivox. Esta idea, metida en los sistemas
No ncccsariarucr.tc. Está fuera de duda que el interés por la
problemática del géncr» creció con el movimiento fcmi rrista a lo
Jargo de Jos últimos veinte anos. Pero hav que recordar que es casi indiscutible el hecho ck' que toda arqueología h ace presunciones
con respecto al género. Si es un hecho la necesidad de indagar en
el género en el pasado, no lo es que exista alguna razón prioritaria
que imponga para ello una perspectiva feminista.
Gero y Conkcy (1991, 1997) argumen tan que la arqueología del
género cada ve! muestra posiciones tcorcticas de origenl1lús diverso; así, muestran cómo la sociobiologfa, el coristructivismo social, el evolucionismo cultural .v biológico, la cconorrua poiitica y
la teoría de la estructuración han sido utilizados para organizar la
investigación sobre el género a partir del registro arqueológico.
Estas autoras señalan las profundas d iicrcricias en las presunciones tcoréticas, perceptibles detrás de cada uno de estos sistema». l'
T EORiA A K-Ol: EO LÓ(; ICA. e N:\ INT ROI H I( n o "
164
in siste n en que muchos es tud ios so bre e! gé ne ro no parten de las
crít icas del fem inismo , ni se apoyan en ellas .
Naturalmente qu e todo dep en de de la definición de femin ismo que adoptem os. ( Nunc a fu i ca paz de averigu ar en q ué co nsiste exactamente el femini sm o: sólo sé que la gente me llama
Fem in ista cada vez q u e ex preso sen timientos q ue m e diferencian de
una prosti tu ta » (Re becca Wes t, 191 3; citad o en Hu m m , 1992: 34).
Más espec íllca mcrue, Conk ey y Gcro se a poyan en las crít icas fcminist.as a la ciencia para se ñalar que existen cua tro área s
que , en su opinión , di stin guen a la i.nvestigaci ón Iemini sta e n arqu eología :
El reconocim iento de qu e «la po lít ica y los productos esende]
co nocimiento so n cosas fu nda me n ta lmente inseparaciales
b les »:
2. El reconoci m iento de que la racionalidad es un «globo m itific ado que en la realidad de la práctica cient ífica cotid iana nunca aparece »:
3. «La relación con un es tilo de conocim ien to que favo re ce
una aproxim a ci ón a lo «íntimo» y "una co m prensión mati zada de
los datos, 111ás q ue con el pensam ien to ca tegó rico »:
4. Un d esa fío al «o rden di sci plin ari o básico » .v el es tím u lo de
pu ntos de vista a lternativos (Co nkcy v Gero, 1997: 427-4 28).
Conkcy y Gero arguyen q ue la arq ue ología femini sta es , o debería ser, un ejerci cio peligroso y t ransform ador: Ella s re h úvcn trata r «sobre el género en los estud ios pre históric os sin a ntes ca m biar la arqu eología ) e insist en :
1.
Una a rq ueo logía que se to ma al feminism o en se rio ha de cambia rse a s í m ism a y ser colectiva. De la teoría feminista s urge n csr ud io s ra dica les: rigurosos, erud itos , in form ados y bien o rie n tados.
precisa m ent e porqu e las idea s y los va lo res tra d icio na les apa rece n
profu ndamente difer entes cu and o son contemplad os desd e u na
perspe ctiva ce ntrada en la mujer. Algun os han qu erid o lla m ar a esto
(ver el gén ero en todas pali es » y le han ap licado el térmi no d csprcc.iativo de «gende liriu m». Pero el gcndelir ium es un térm in o igu a lm en te ap io con el q ue critica r el a nd rocc ntr ism o de Occident e, co n
sus reglas cua d ra das d irigid as a garantizar u na ú nic a ma nera de ver
las co sas (Co nkey y Gcro, t997: 424 y 430).
As í pues, para Conkey y Gero , los es tud ios arqu eol ógicos de l
género , aunque proven gan de tin a gran variedad de enfoque s, el
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p unto de vista fem in ista es e! que cuestio na m ás a fondo la pr ác tica ha bitu al.
De acu erdo, parece que /1 0 podernos asegurar qué liacian en el pasado hombres :V muieres. Pero entonces, ¿cómo podem os empe zar a habla r de
género?
Tu pregun ta plantea el pro blema del esencialismo , Según ciertas Ie mi ni stu s. no h av nad a de esencia l en la «na turaleza fern en ina ». Por lo tanto, rech az an «el esen ciali smo bio l ógi co », es decir, la
preten sió n de definir ro les de género comunes a todas las cu ltura s ,
basados en hechos b iológicos tales como la su perior fu erza co rp omi de lus ho m bres o el pa pel de la m uj er en la procreació n y cría
de los hij os. Pien san q ue es tos hechos so n u na co nstruc ción socia l.
Por ejemp lo , cuestio na n la forma bi naria de present a r la s d ifere nci a s de gé ne ro e n los es tu d ios biológico s.
El prob lema qu e plan teas es que si no po demos determ in ar co n
cer teza qu é tipo de actividades realiza cad a gé ne ro, en to nces no
hay m an era de decir nad a positivo sobre la cons trucción social del
géner o en una sociedad con creta, particularmente si és ta es prehis -tórica.
Una for ma de salir de es te em bro llo es ela borar un arg u men to
contex tual. Liv Gibbs (1987 ), por ejemplo, in dag ó en Dina marca
qué o bjetos se a sociaba n a ca d a gé nero e n los e n terra mien to s
prehi stó ricos, lu ego am plió la investigaci ón examinand o los mismas t ipos de o bjetos en con textos domésticos. Otra forma de avu nzar es apoyarse en un ese ncialism o lim itado: por eje mplo, tra baj a r
con la hipót esis de que la cría de los hij os im plica una relación estrecha de la mujer co n los co ntexto s domésti cos.
Antcs se ha d icho que la problemáti ca de! género a tra viesa
rransvcrs al ment e las categorías teoré ticas. Pero a m í m e pa rece q ue
se rel acion a sobre to do co n la arqu eolog ía pos tprocesual. Am bos
movim ie n to s p onen e n relaci ón la arqueolo gía con la p o lít ic a , am-
bos tratan de es tud iar los conflictos y las desigu aldades, ambos tratan de escrib ir narra tivas que íncluyan el ámbito de lo personal. ..
La arqueo logía del g énerov la arqu eología po stprocesua l se relacion an est recha men te y tam bién co n el pensamiento Fem in ista. Muchos de los jóvenes arqueólogos de los aíi os ochen ta mantuvieron
rel aci on es , y aún siguen m an teni éndolas , con ambos m o virn ien to s,
especialm ente en Gran Bretaña. H ay una seri e de cu estiones com un es q ue asu m en, especi almen te : al una am pliaci ón de la noción
16h
rI':ORIA i\R()líl':()L(H ;]( '1\. 111\;\ I'\JTI·UlIH '( '( '1( li\.
de «política»; b) un énfasis en los contextos menores, locales o domésticos; e) un énfasis en las experiencias personales de la vida y"
c'n las conciencias i ndividuales: d) un énfasis en los conflictos de la
vida diaria, v el un énfasis en la legitimidad de la diversidad de enfoques tcorcticos. No obstante, sospecho que cuando se escriba la
historia del postprocesualisrno de los aClOS ochenta se verá que no
se ha reconocido suficicntcmr-nto el papel representado por las fernirristas.
! !(}V, la mavoría está de acuerdo en que la corrección del sesgo
sexista en el lenguaje científico es algo perfectamente 1cgítirno e
incluso 。ャセッ
hmdamcntal. Se ha realizado mucho esfuerzo en ese
sentido. De modo parecido, se piensa que no debe producirse ncces.uiarnente conflicto entre la defensa de puntos ele vista posit ivistas en ciencia :v la exigencia de plantear problemas relacionados
con la Iorma de proporcionar trabajo a los arqucólngox, o el CU111plirnicnro del principio de In igualdad de derechos. Es perfectamente factible reclamar que en arqueología se adopte el «método
científico» V al mismo tiempo reconocer que la profesión necesita
plantearse los problemas de la discriminación. Sin embargo, de
acuerdo con el método positivista, la posición de cada cual con
respecto a las cuestiones de contenido político, corno el principio
de igualdad, 11a de rnante ncrse separada de Jos juicios acadérnicos
personales.
Algunas feministas. en particular en las ciencias humanas, se
pronuncian con rirrneza contra lo que entienden arnhigua )" resbaladiza forma de abordar determinados ternas por parte de los seguidores del postproccsual ismo, en el sentido de dar cancha excesiva a un multifacctismo que desdibuja la percepción de la explotación y el dcsarnparo en el que vivían las mujeres en el pasado. No
deja de ser irónico, señalan, que ahora que I3s mujeres empiezan a
cambiar las cosas :v él tornar su parte del pastel, se descubra que todo se reduce a una cuestión de lenguaje. Alison Wvlie escribe que
las posiciones relativistas .v consu-uctivistas duras encar-nan lo que
ser una ¡l1L'o]ogía de los poderosos. Sólo el mas poderoso, el
que más éxito obtiene en la lucha por el control del m u n do , puede
escoger. Cualqu icr a que no tenga Tal poder o que le falte la invcstidura que le capacite pa ra CLTcr en su poder se vuelve .iolorosnmenk conscicntc lk que ha de afrontar una rca. idad in lransigcntc que
el-oca contra su vida en cada esquina (Wvl¡c. 1 CJ92h: 2.::;).
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E xis te una crítica relacionada con todo esto: la critica de la inclusión. Las tcministas a menudo tienen la irnprcsión de que se
tiende a secuestrar sus argumentos, es decir que se sobrccnticndo
que forman parle de «argumentos más amplios», m.uxisras o Pl"Opíos de la arqucologfa post procesual, por 10 que t ieuden a ser subsurnidos v fiualmerue ignorados . Piensan que esto sucede especialmente cuando los postproccsualistas hombres éllTcdcn a pos icio-nes académic-as de nivel.
Para rcxurnir, tanto en la nrqucologia del género como en el セ・ᄋB
no del movimiento Icminis.a conviven una ァェGセャ
divcrsid:«! ele enfoques que en ocasiones se traducen en tcnxioncs. iv ャ 」ィセ|ウ
de cs·"
tas tensiones se reflejan en la teoría arqtlco!úgica eJi su conjunto:
otras iudicun el camino a seguir para descubrir idcus !1\ICVaS con
las que superar algunos de los debates mas cstér.Ies de jos Ú]UlllOS
tiempos.
CAPÍTULO
9
ARQUEOLOGÍA Y EVOLUCIÓN
En este capítulo pretendo examinar cómo plantean los distintos enfoques teoréticos la cuestión de la evolución. De forma similar a C0l110 ocurría con la arqueología del género descubriremos
qué actitudes diferenciadas en torno a la evolución revelan puntos
de vista diferentes sobre la teoría y la práctica arqueológicas en su
conjunto. Y también qué actitudes distintas dentro de la arqucología encuentran sus paralelos en una gama similar de actitudes que
conviven en el conjunto de las ciencias socia1cs.
La palabra evolución no tiene una definición fácil; se trata de
un concepto que ha soportado una enorme cantidad de significados, muchos de ellos contradictorios entre sí. La forma mejor de
conocer tan distintos significados es explorar la historia de la arqueología y de la l11i5111a evolución.
Los orígenes de las ideas evolucionistas se remontan al Renacimiento )' en particular a los primeros encuentros entre europeos :y
representantes de otros pueblos, en distintas partes del planeta. Si
penSaI110S en esos orígenes descuhrimos que las primeras ideas sobre evolución están estrechamente relacionadas con el desarrol1o
de la arqueología como disciplina. Antes del siglo xv, los ancestros
eran vistos como gente muy parecida a la gente de cualquier otra
época. La idea de que la gente del pasado vivía de una manera distinta, tenía otra cultura y otro sistema de creencias, y por lo tanto,
que todo ello tenía que ser interesante de conocer, no formaba parte de los planteamientos que se hacia la gente antes del Renacímiento.
Los exploradores europeos de los siglos xv y XVI se dieron de
bruces con una paradoja intelectual cuando encontraron a los pri
meros nativos, especialmente en América. Los nativos eran distin-
11 11
Jo s .
A l, l )! ! ',l JI ( )( . ),\ ,
/1-,( JR L \ ,\ ¡{ U I :I :t )L o { ; I{ 1\ . 1 N A I '\ T I{ ( lIlll t \ u »,
Los in tele c tu a le s eur o pe os de e n to nces descu b rie ro n q ue ex is -
Lía n in d ivid u os q u e no pr ac t ica ba n n ingu na de la s a rt es de la c ivi liza ción : iba n des n udos. 110 se regía n p or nin gún c ód igo de leyes,
no ten ía n u na o rgnn iza c ión cs ta ia l v so bre lo d o no pro fesaba n re
cr ist ia na a lg u na , y ({ pesa r de ello, uqucllos «salvaies» :'!'(! comporta-
hu" de [o n ua no blev ci vilizada . 1.: 1''' d ifíc il d e' ex p lica r todo a q ue llo
q ue se YC ú .l con los csquerua s m c n ta lc» de la é po ca . U n:'1 lo rru a de
sa lir del a tol la d ero fue su ge r il' u na id ea po de ro sa : (J /(i::.ds, « 1JO S ()I IDS», lo.'; civílirados pueblo ,') europeo.. ·. , / (/1 l1b h :11 [u i.n os as'¡' ('/1 u u l }(l -,, ({(lu lejano, O uj /.3S, Hセ ョ o tra s p a lab ra s . e s to s ( s..i lva jcs » re present ahan aigún tipo d e C;J.sc an te rior o 1I n o rde n in te ri o r d e la ex is te nci a
hu rnu n a . d e 18 c u a l evolu ci on ó e l se r h uma n o a c ru a l.
Co rn o rcs u l uido d e csu- en c ue n t ro co lo n ia l y d e l reto in tc k -ciua l
qu e supu so p..l ra e l p ensami ento e u ro peo d e la C'pOCD., los prime ro s
.u u icunrir», c m pcvu ru n ¡l im a ginnr UIl pa sa d o prc h ist rui co m uv le-
ja n o セ G a l mi s m o tiem po a pe nsa r e n 1I 1W id ea q ue es fun d.un cnr ul
pa ra di stint as ve rs io nes de l cvo luc io u ixm o social () c ult u ral: es dec ir, q u e gen l es dist in tas e// sitir« dis t i ntos del nu nu lo atraviesen: /N'{J··
cesos y cmnbios socia /es si inilu.vs , De ma nera s imp lificad a , es ta
id ea se c o nc ib i ó (."01110 ia lo rrn a d e uu n s ici ón ent re e l «(s..ilvaj ism o»
."" la «c ivi liza c ión», e n tr e «e llos » .v «uo so uos ».
En e l s ig lo XIX, e s ta i '!.:;:l tu n cl e m e n tn í fu e c la bo ra du por 1)(' 11 sado res C0 1110 He rbert S rK' n c C''I' セ G Ch a rles Dn rvvin .
l'.\ 'í 11 .1'(
1(
1,
11 1
ten der un u idea del In undo se gún la c ua l los e uro peos es ta ba n destin a d os a go bernar so bre los pueblos men os desa rrollados. No sólo te nía n a la relig i ón c ri s tiuna y a l o rd en mor a l de セ Qi p a r te , sino
que adern.is ve ían co ulirm udas sus creenc ias po r lo s descu brírni e nto s d e la s c ie n c ias na tura les. Lo s pu eblo s na ti vos , C0 I110 lo s
d o m in a do s por e l Impe r io b ri tarri co . e ra lóg ico q lle as pi rasen a
progresa, ' e n b d ire cció» d e lo s ャGセ i ᄀ ャ 」j Hj s c ivilil.ud os , pero es te pro greso bien orie n ta do podí u tar dar mu c ho en lleg a r, de m an era qu e
los av a nces era n im percept ib les p ara el observado r COn LC.l11p Or Úneo, ta l CUJn o 10 hab ía n s ido e n Jo s m is mr », PQGᅪ ァ ャ Gャ| ャ セ セ de la c ivilizaUOll.
Val e la p en a dec ir a lgu na cos a máx so bre es te últi m o pun to . Se
ha su geri do que la s idea s cvol ucio n is tus . q ue couci bc r: la h is toriu
c orn o la «t a b la d e clas ifica ci ón de u n c a m p eo n a to» so bre el p rogr eso , h a n go za d () c.k' a mp lia re so na nc iu cua nd o lo s Iu u d a rn cn to s
iru clcc tu a lcs d e la cu lt u ra q u e la s p r opu g ll ¡1 se s ie n te In u ) ' s eg u r»
de sí m isma . Po r d io las cree nc ia s e n el prog reso go za r o n d e g ra n
popu la rid ad e n la época vic to ria na , a u nq u e se d esva nec iero n e n el
siglo XX , en E uro pa , a l c a lo r d e la s do s gu er ra s mu nd ia le s y el fin
d e los impe rios : e n cam bio , en Es ta dos L n idos s ig u iero n si e nd o
["H UY popula res hasta la cl écada de los sesen ta, p ara pe rder su
a tract ivo co n la de rrot a e n Vietn am .
Darwin y la evol u ció n biol óg ic a
Spen ce r y la e volución c u ltura l
Sp ence r es li no de los re s po ns ables de la idea de qu e [odas la s
socied a d es h umana s evo lu c io n an (k u n esta do d e m eno r co rn p lc jidad a otr o d e m avor com plej ida d , ." la nso ci ó 3 la s nocio nes de
m o ral id a d y progreso h u m a n o s . Pa ra S pe n cc r, la soc ie d a d «c ivi lizad a » es m o ra lm en te m ej o r q ue la soci eda d «sa lvaj e »: a te n c i ón
porq ue a ú n ho v a mbos t érmi nns co n lle va n un a ca rga d e mnbigllcda d . Pero Spe nccr \'a 11lÚS lejos .\' s ug ier e q Ul' la idea de P rogreso
es a lgo n lá s q ue ti lla c ree nc ia In o ra !. L¡l llu ev a Cie nci a po sit i\' ista
n os ha p ro po rci o na do , d ice, la posi bilid ad de m ed ir ob jetiva m e nte,
)-' de confirnla r, Il u c sl l'¡) c re l'n t:in e n d pl'Dgrc so . De a hí q u e Spcn ce r ot orgu e a la c reencia en el p rn gTl'So la ィ ャ ャN セ t W NZャ etc lI11 precepto
cientí fico .
E st a s idea s tuvi ero n tllll p l ia 。 cャNZセ ー エ 。」 ゥ ョ d Ur3111e la ('p oca d el
imp er ia lism o , El p en sa mi en to de Spcncer y o tros co n lr ibu v(, a cx-
Cha rl es Da rwi n es la figura m ás im p or ta n te rel a cionada con la
his to ri a in tc lc c tu a l d e 1<1 noci ón d e «evo luci ón» . La s idea s d e Darw in, sin e mbargo . hall s ido a m enu do co n te m plnd a s co rn o al go
a las id ea s de S pe nce i: Es ta co n s u u a ci ón
s us ran cia lm cru.e 」Q ゥセエ ゥャエッ
es im po rta nte, pu esto q ue , CO ITl O ve re m os . de a hí s urgen e n la arq u co log ía m od e rn a d os pli n tos de vis ta m uv d i fere nt es so bre In
evo luc ió n : evo /II. CiOll isl1lO cll/rll.nl! ;.' el'o l l/ c iu n is1J H. } b iológ ic u. El
e volu c io n is mo cu h u ra l se n 'nlon la セ ャ S pe nce r .Y 111ÜS a tnls, 111ie n tra s q ue e l cvo luci o ni s mo b iológico se re m o nt a a Délfw in . El haber
trat a do alll bos ln o viJJli c lll OS COll1n s i fu er a n u na so la c o sa ha provoca do nH lch a co n fus ió n ,
La s id eas d e Da rwi n se bas a ro n e n la obser vac ió n de la s es pecies anün aJcs y vcgc lnh... s en su lll Cdio n a tu ral. Da rw in seflaló qUl'
los orga n iSlT10S q u e se l'cp n .Khl Ce n sexu a ln w l1lc. l',\jx:ri n w flt<ln n un ··
bias de u n a gener a ci6n é) ]a sigui en te : cad a or ga n is n1o individua l
172
tf
H h セ i ᄀ|
i\ RO I JF.( )I J )( iiA v E V( » .l JCl (r,
¡\ I{ U l; U ) U )( i l('¡\ . 1!0J A I I\iTI{ (H Jl ( '( >]( )N
crea d o es ligera m ente di st into de s us padre s. Más ta rd e los cien tíficos exp lic arían es ta s di feren cia s co n re la ción a la s m ut aci on es ge n éticas ori gin a da s . Es tas mu ta ciones, d e cará cter aleato ri o} se pr ese n ta n en muy d istint as Iormus, pe ro algu na s d e ella s si rven p ara
a dap tar se mej or al med io , cap a ci tan do a los individ uos para sobrevivir y re p ro duc ir se e n m ejore s co nd ici o nes. E s el típi co eje m p lo de
la s jirafas q ue ha n des a rrollad o u n cu ello la rgo co n e l que p ued en
a lca nza r los tall os 111 ÚS nitos d e los esca sos árboles de la sa ba na ; s i
n o fuera así, la s jirafas n o podrían a limenta rse a decu ada m ente e n
a quel 111 Cdio, n o po drían aparea rse tan a men udo y pOI' 10 ta nt o , pasarí an con much a s m ás dificultades su s gen es a la generació n sigu ie n te. El m edi o natu ral , pu es, selecci on a unas d et ermi n ad a s lormas ele m u ta ció n en vez d e o tra s , p re cisa m en te las qu e ha n de se rvil' para faci lita r la perpetuaci ón d e la es pecie .
La teoría de Darwin so bre la evo luci ó n bi ol óg ic a e n el mundo
n at u ra l se ce n tró , pues , en los c oncep tos de variacion aleatoria .
adaptacion y selccciou nat ura l so bre lo s qu e el lecto r pue d e pro fun d izar recu rrie nd o a la liter a tura es pecia lizada . En est e capít ulo pretendo atraer la a te nción sobre a lgunos de los aspect os D1ÚS ge ne ra les del im p a ct o del darwini sm o e n el pen sami ento a rq ueológico.
La p rimera im plicac i ón es obvia : la a mpl ia ci ón d e la es ca la
temporal para los or íge nes }lLl111anOS .\' co nsecu e n te m en te para los
p ro cesos que es tud ia la arqu eo logía . La idea de que el mun do ha b ía e m p ez a d o e n el a ño 4004 an tes de Cr isto fue re e mp lazad a pOI '
la idea d e un mun do con m illon es d e añ o s de vid a . En es te se nt ido , las ideas del geólo go Lycll, q ui en había interpre ta do el regis tro
geológico com o el p roducto d e proces os muy la rgos en d tiem p o ,
preparó la escen a pa ra q ue Da rwi n des tr o zar a el punto de vis ta bíb lico sob re la Creació n, a sí co mo s us implicacio nes co n respe c to a
la esca la tempor al para la evoluc i ón física de la ra za human a . 1\!1u" has a rq ueólo gos pe n sa ron q ue , por ana logía, la evoluc i ón cu lt u r a l
debía tener lu ga r tambi én a u n ritmo le nto y gradual. De a hí la
existencia de U l10 relació n estrecha entre las ideas sobre evolucio n
natu ral y las ideas sobre los procesos cu ltu rales , tal co mo se ha di scu tido en los capí tu los 2 y 5.
La seg unda im plicación es sim ple y básica: el gé ne ro hu m ano es
pa rl e del m ed io natural igua l qu e la s demá s es pecies. P OI' lo ta nt o ,
no ex iste ra zón a lguna por la cu a l la s teorías y m ét odos de la s cie ncias naturales n o puedan a p licarse a la es pec ie hu m a na . Los pensa dores vincul a dos a la tradici ó n darwinian a él m enudo SOll ITlU V
escé pticos an te manifes ta ciones so b re el car á cte r «esp ecial» o «di-
173
Iere nte » de los hum ano s. Co nt em p la n tal es pronun ciamientos co n
circunspecci ón, pu es to qu e los co nce ptú a n co mo si se basasen en
criterios m eta físico s o sem i-re ligio sos sobre la «esenc ia » de la hu manid ad V no en co ns ta ta cio nes c ien tífica s. Por lo tanto, no ca be
d uda d e que existe n estrecho s vín cu los mire el positivismo (la co n vicci ón d e que las ci enc ias humanas ha n dc co p ia r el m odelo cien tífico d e las c ienc ias na tura les: ca p ítulo 3) y la teoiia evolucionista.
Un a tercera im pl icac i ón se re fie re a q ue , m ien tras la s visio nes
idea lista s del mundo dirigen su a te nció n a la s norm a s d e co n d ucta セカ a la s creencias de la gen te, lo s p untos de vista d arwin iun os
cent r an su a tenció n en la re producc ión , la ad apta ci ón v la selecc ió n natura l, es d eci r en cues tio nes profu nda m en te m at eri ali st a s.
Los argum entos d nrwi nianos e n fa tiza n una idea de cu ltu ra qu e
respond e él (d a fo rn w h um ana cx traso rn ática de adap taci ón »,
mi e ntr as q ue los ra sgos c ultura les so n exp licados en t érmin os d e
su co n trib uc ión es pe c ífica a ad aptar a los se res h u m a no s él S ll re d ue lo ecológico p a rt icular , Los fa ct or es co gnitivos pu ed en a dq u iri r
relevanc ia seg ún este e n foq u e, a un qu e sólo e n su fu nci ón d e «d ispositivos para h a cer fre nte » él la s con d ici on es d el mund o e xte ri o r:
Por lo ta n to , las ideas so bre la evolu ció n tiend en a relacionarse con
las [ilosoiias materialista s .
Tanto la s id eas so bre la evolución cu lt ural co mo sob re la evolu ci ó n bio l óg ic a es tu viero n relacionadas co n a lgu nos de los prc s u p ues tos de la Nueva Arq u eología . Vimos cómo la s idea s rnan iIiestarnen te evolu c ion ista s de Leslie W hite influ en cia ro n m uy en
par! icul a r el pe nsam ie nto d e Bi n ford y otros. Y a la inve rsa, ta m b ién con st a tam os c ómo la oposición a la s ideas evoluc io n ista s
aplicada s a la c u ltu ra h u m an a se relacionaba con las d ive rsas ram a s del pe n sam ien to postpro cesua l. Pero en tes d e pro fund iza r e n
la s cr ít icas a l evoluc ion is m o es importa n te di s t in g u ir la s d istintas
forma s qu e a dq u irió la teoría e vo luc ion is ta . Por ello, exa m in a re mas prim er o la s di stinta s tipología s elel evoluci on ism o cultural,
para segui r luego co n m á s det alle la disti n ci ón en tre evo lución
biológica y evolución cu ltu ra l.
Evoluci ón cultural
Si re troced em os al Ren acimi ento y a la figu ra de Spen ce r y tom a mos la id ea d e que las socieda de s atraviesan por eta p a s de de sarrollo similar veremos qu e va n a pa r ecie n do d isti n tos es qu emas
174
G ャGi セ
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rvrr« JI)!
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de d esarroll o so cial d e ca r ác te r «evo luc io n is ta» , a unq u e 110 ncccsa ri a m cn tc se lla m en a sí.
El m arxism o cl ásico , por e je m plo, es ta b lece que todas las so cie da des atraviesa n po r las mi sma s fa ses d e d es arrollo: co rn u n ís1110 pri m iti vo , a n l ig üed a d, fe uda lis m o . ca p u a lis m o . Ma rx セ N Engeb
c o noc ía n el pens am ien to d e varios pe nsa dores evo luc io n ista s del
s iglo X IX, es pec ia lm en te de Ma in e y Mo rg a n, ele q ui en es reci bier o n
u n a profu n da in flu en c ia . En la cláx icn o bra d el pc ns.un ie n to ma rxis ta ded icada a las soc ied a d es aut igu a x, t itulad a lo:.. · v J"Ígt'l les de fa
[ antilla, III propiedod privada ." el Estado , I'ngel s nrg umen ta , utiliza n d o tes tim o n io s e t nog rú [icos (que resu lt a ron fa lsos) d e so cie d a des «prim it iva x». qu e las tres form a s so c iales objeto d e es tu d io (la
fa milia n u clear, la prop iedad pri vadu v el Es ta d o cc u nu lizad o) no
exis tía n e n lBs soc ieda des p rc -modern ns.
Much os es q ue ma s so br e evo lución cult u ral tiend en セ | clasifica r a
la s sociedad es so h re una mi sm « es ca la que va de las rn ás s iln plcs
a las m ás co m p le jas . fundamenlá nd osc en la rea lid ad em pf ri ca de
la propia hi s to ria de la s so ci ed a d es h u m a na s: de los «s im p les » caL.mJo r cs-rcco lcc to n: s de h ac e m ilen ios. a las soci ed ades «co m p lcjas » del prese nt e . Para Leslie W hitc , es ta ev o lució n d e lo s im ple a
lo co rn p lcj o se ex p licó con JO un a te nd en c ia a la cou sc rvac i ón de
m ayo re s ca n tida des d e en ergía po r más tiempo , a l fa vo t-ccur Jos
sucesivos s is te mas e l cnuopi sm o y un a mejor int eg ra ci 6 n glo ba l.
La s idea s d e Durkh ei rn v de Sp c ncc r so b re e vo luci ón se d eca n taro n ta m b ién po r una direcc i ón cspccl fica de la lín ea e vo lu tiva . En
much a s ve rs ion es d e la teorí a evo lu tiva , s in e m ba rg o . no hay un a
ra z ón ap r io ríst ica qu e exp liq u e p o r q u é la s form a s soci a le s no pu ed en moverse , bajo dct errn inada s circuns ta ncias . en ot r as direcc iones d ist inta s d e la es tip ulada , q ue \ ''1 de lo simple a lo co m p lejo .
Algo así e s 10 qu e serviría p a ra exp lica r e l colap so de a lg u nos sisternas cu ltu r al es y su «re tr oc es o» ha cia forma s d e socieda d m ás
ele men ta les . co mo se r ía el ca so d e la a n tig ua ci vi lizaci ón maya
d espués del «co la pso m aya » o de los a nces t rales pu e blos del cañó n del Ch a co , Tam poc o exis tir ía u n razó n tcoré tica ap ri o rí s tica
qu e exp lica se po r q ué' forma s de socied a d más co m plejas s e a d a p tan m ej o r al e n torn o na tural, q ue fo rm as m enos co m plej a s. Si la
m ode rna so c ied a d ca p italis ta fu era des tru ida , d iga m os, po r u n ex ceso de contmni na ci ó n , se p on d r ía en evid en ció qu e la s fo r m a s d e
socied a d huma na m ás «s ül lples », ba sada s e n kl ag r icu lt ura de s u bs is len ci a o en la cal,a y r eco lecci c'>Jl , se a da p ta n ln e.io r a l e n to r n o
del p la neta q u e la s «com ple ja s» socie da des ind us tria les.
¡\ I{ U I :E I H I J{ ,l,\ Y
rvu r i .c u »,
17.'>
Algun os ej emplos e vol ucioni st a s so n nniliueales : e s d ecir, sugier en q ue ha y u n gr an patró n general o tend enci a que rige la evolu ción cu ltu ra l. Otros son m uh ílínca lcs, esto es , a ho gan por un a d iversida d de das evol utiva s p .ua la s secu e nci as cu ltu rales. E st os esq uema s mu ltilinealcs pueden di vergir o converger (fig ura 9.1) .
Co n tras temos . po r ejem plo , los dos e s q ue nl a s unil inca lcs de lo s
antrop ólogos cu ltu ra les Elman Sc rv ice y Mort o n Fiicd. am bos
m uv in flu yen te s e n a rqu cologfn. Sc rvi cc Jl OS ofrece una tip ología
de c ua tro fa ses q ue van de la m ás s im ple a la rnüs c o m p leja: handa, tribu , icf(¡IUra y Es lado , Frkxl no s o frece u n es q ue m a a lte rn a tiv o co n la s Iascs s ig u ic m cs: socied a d ig ua lita ria , soricda d de ran gos, socicd " d e s lr a t ific a da ,v E s ta do . N()tese qu e a un q u e ambos d i·
[iorc n e n la tc rrn ino logfu . la s desc r ipcion es d e S crvice v F ricd
co m parten m a ni fiestam ent e un m is m o fund am ent o. Ambos e rnpic va n セ . term inuu en el rni sm o p un to (emp iezan co n las so c icd ades cnz a d o ra s-reco lcc torns . aunque su s defini c io nes sobre es ta s
so cied a des difieran . y termin an co n el Est ad o m ode rno). Tamb ié n
ambos co m pa rten una m etod o log ía s im ila r.
Nól csc qu e es tos ej e m p lo s tambi én pon e n d e man ifies to c óm o
la a rq ueología ha rccih ido inl luenc ia s d e o tras d isciplinas. En la
prácti ca. g ra n parte de la arq u co log íu q ue hehe de la t ra dici ón de
la evoluci ón cu ltu ral sigu e e l m é todo d e d et ermi nar las eviden ci a s
a rqueol ógi ca s qu e se correl aci o nan con la s Ia scs e st a blecid a s, pa ra luego intenta r des c ub ri rlas en el regi s tro a rq ueo lógico .
PUl' eje m p lo , S ervicc s u g iere q u e las je fa tu ras h a brán d e ClIITIplir, c u tre o t ras , co n las s igu ie ntes ca ra cterís t icas : un a jerar q uía de
as entam ie nt os . red es de in tercam bio rcdi st ributi vns , co m p lej id a d
rel ig iosa h a sta el pu nt o de implica r la co nst rucci ón de edi fic ios
monum ental es . e tc , Co n sec uen te mente se ha ded icado mucho esfu erzo a rq ueo l ógico e n aj us tar es to s criterios y en bu sca r tcstirn onios m ateria les que los prueben , incl uy e ndo los trabajos d e Ren Ircw so b re cI neolitico v la Ed ad del B ro nce y d e Tirn Earl c so b re
la s jcfa ru ras en Sudarn éri c a y e n la Po lin es ia .
N ótc n sc también los es trec h os par aleli s m os ex is ten tes entre el
pen sa m ie nto evo lucio n ista y el pe ns a m ie ruo marx is ta . Cicrta m en te , Lc slie Whi te fu e vícl ima d e a la q ues du r'an te la pa ran oia Ma l'Car li s ta por 111nrxisla, a u n q ue lu ego fu era acusa do por Mau ri cc
B loch , e ntr e o lro s, de a glln r su Illarx isn 1o ,
E l evolu c io n is m o socia l cOlll pnr le ta m b ié n muchos de los p ro ·
h le ln a s del nl <'Hx i.snlO clásico . Co ncr ct a rnc ntc , se ac us a a su le nden c ia 11l1 ilineal tí p ic a de co n ceder ape na s lln es pa ci o p at'é1 lo s
176
TEORÍA ARQUEOLÓGICA. I.:NA II\TIH)llll(,(,lllN
ᄀ|iセHIiN uIjNッサ[iLG|
y 1':VUI,I'CI()\i
177
contactos entre sociedades. Si las sociedades evolucionan de un
estadio a otro, ¿.qué papel le queda entonces al contacto cultural y
él la difusión? Otros arguven que es demasiado simplista proponer
un único esquema evolutivo. Corno respuesta a esta crítica han 110recido los esquemas mululincales que contemplan la posibilidad
de evolucionar siguiendo caminos diferenciados. En los últimos
años, sin crnhargo, la teoría evolucionista ha respondido a esas y
otras críticas de maneras rnuv distintas.
La crítica a la evolución cultural
Fig. 28a. Arbol de la filogenia orgánica
con su forma característica de ramas
que se bifurcan.
Fuente: Kroeber, 1948, p. 260.
Fig.28b. Arbol de la filogenia cultural
con su característico ramaje
reticulado.
Fuente: Kroeber. 1948, p. 260.
BCD
Fig. 28c. Sección de un tronco
ñfoqenétlco orgánico en tres
dimensiones, una relerida al tiempo
y las otras dos a las disparidades
tenétlcas. La "sombra" del tronco
en la base indica que las ramas
mantienen una relación puramente
fenética.
Fuente Sokal y Sneath, 1963,
Oセ ッ
p.234.
/¿t
Q-f?
Fig. 28d. Sección de un tronco
filogénico cultural en tres
dimensiones. una referida al
tiempo y las otras dos a las
disparidades ten étlcas. La
"sombra" del tronco en la base
indica que las ramas mantienen
una relación puramente fenética
FIl.;. 9.1.
Comparación entre la evolución orgánica y la cvolucíon cultural, por Clarke
(a par/ir de Kroebet; 1948).
Muchas de las criticas a la evolución cultural se han cocido en paralelo él las críticas del postproccsualismo a la arqueología en general. Shanks y Tillev, por ejemplo, escribieron: «Los conceptos de función, adaptación v evolución no sirven para explicar lo social, por lo
que deben ser () completamente abandonados o reducidos a simple
vocabulario descriptivo» (1987: 210). ¿Qué quieren decir con ello)
1. Se dice que los esquemas evolucionistas aplican criterios
extraídos de «fuera». Polinesia, Wessex, la Dinamarca de la Edad
del Hierro o los anasazi son tratados COlTIO si compartieran un mis1110 estadio evolutivo, estudiándose en cada contexto los DliSlTI0S
factores y mecanismos de cambio -conflictos de clase, fatiga am
bien tal, desarrollo de una elite dirigente, etc.-. Se argumenta, por
lo tanto, que los modelos culturales evolucionistas «achatan» las
sociedades del pasado. Las ideas de los pueblos del pasado sobre sí
mismos no se consideran Y las particularidades o especificidades
de las culturas no se conceptúan C01110 elementos importantes, capaces de producir generalizaciones. En resumen, que encuentran
difícil abarcar la particularidad de las secuencias históricas. Hemos
visto críticas muy parecidas al pensamiento sistémico (capítulo 5).
2. Los modelos culturales evolucionistas no contemplan la
contingencia ni el accidente histórico. Da la impresión de que todas las sociedades evolucionan de forma inexorable hacia la formación de un Estado, sin conceder ninguna posibilidad a la excepción ni a una historia que adopte otros derroteros. Existe una
variante de este tipo de crítica que sostiene que los modelos evolucionistas son implícitamente teleologicos, Un enfoque teleológico
de la historia es aquel que tiende a contemplar la humanidad en
curso inexorable hacia una meta predefinida )" predeterminada.
17S
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3. Los m o de los evolucio n is ta s tiende n a ig no ra!' t.'¡ co n tac to
cu ltu ral y el d ilu si ouis m o . S i ca da socie dad a tra viesa po r UIl co nju nto parecid o d e e ta pas hi s t óri ca s. ¿t1u0 pa p el se co nce d e a l conta cto en t re socieda d es? ¿Cónl o in fluyen Jus co n tac tos co n relación
a los ca m bios socia les"!
4. S e ig n o r« a de má s ¡J I ind ivid uo . I ,l):-; se res hu m a nos se con te ln p ia n corno s i rn p lr-s peones SU.il"(OS a p roceso s evo luc ion is ta s
inexorables sobre los que : no ejerce n n in gún co n t ro l. De 11 11(' \ "0 , Jo s
mod clo« evoluc io n istas , 1.,' 1.1 p a ra lelo a l pensu m ic n to sis t ém ico , son
obj e to de at a ques por part e d e tnt clccru a les co rno H a berm as . tal
co rno vimos en el ca p üu io S.
Como rcsu lt nd o eje CSt<I S crí ticns . lus mod c lo-, rn.is e lcm c rua k»,
de evolu ci o nism o cult u ra l h a n s ido co m p leta m en te a ba nd o na dos.
Los arqu eólogos interesa dos e n el evo luci o n is mo han xcg u ido lino
de 」セ ャョウ
dos ca m inos: o han nbaud onado to ta lm cut e la s teo ría s
evolucio n is ta s ( CO ll IO ha n hecho m uchos postp ro cexua list ax ) () ha n
d esa rrolla do 1l 1l C \'::l S ゥ 、 ャG セ i s e n la líncu d el cvol ucion isrno cu ltu ra l
q u e in cor poran la s c r ít ica s rvc ib id a s. 1lc rn os " is to vu (c a p ítulo ,:;)
a lg u nas d e es tas va ri a n tes q ue Se rvluc io na n cs trcc ha m c u¡« L'O Il las
m odi fica ciones ex pc rune u ta das po r el pe n sa m ie n to s is h."lll ico pa ra
luch a r co ntr a la s crít icas rec ib id a s,
Evo lu ció n bioló gica
Para los se guid or es del evo luci o nis m o cu ltura l, la u nid ad bás ica
de análisis es el g ru po cu ltu ra l o soci eda d . Las socieda des hu m an a s
ev olu cio nan , p ro gresan, c.1 CC8C' 1l , desa par ece n o se uu us lo rrna u: p or
Jo qu e se pu eden ord enar e n ta b la s d e c la s ificaci ón. Segú n el evol uci o ni s rn o biol ógico , la u n idad ele selecció n es m uc ho m e no r: en d etermi nada s vers io ne s s ólo p uede se r el in di vid uo : es ca da ind ivid uo
el q ue vive V se re prod uce . Igu al q ue sucede co n la evol ució n cu ltura l, ex is te una g ra n d ivers ida d de tend en c ia s dent ro del evoluc ion is mo bio lógico , po r lo q u e es ca si imposi b le g·ene ra liza r y h a b la r
de la «escuel a evolucio n is ta » C0 l110 si se t ra ta ra de una ú nica cos a,
Un a va ria n te d el evo luc io nis m o bio lógico es la soc iobiolog ta . La
soci o biología p retcn d.... exp lica r los r a sgos d ist in ti vo s de lu co ud ucta hu m a na C O lll O consec uen c ia d e f<.lc lo rcs gc nético-bio]t>gico s y n o
de fac tor es s ocia les . Sugkn; ア l h N セ cie r tos co rnp o rt::llllic n tos son fn¡to dc u na prop e nsió n or igina da a n ivel gen ét ico q ue e ll cicl'tu n10men to dd p a sa d o se tr an sfo r mó en a da p ta tiva . Los o l'Íge lle s del
,\ I{O I ·I,'¡ l l.( )( .l :\ '
1': \ (JI .l ¡ ' ]( I1'.
[ 7 ()
le nguaje, po r eje mplo, se ha n b uscad o e n la fOI111.a q ue tie ne n los
pri ma tes de a searse unos a ot ros , co nducta s q ue co nt rrb uve n :3 la
solid a rida d intc rg ru pa l. A falta d e es te tipo de cost u m bre , los h umanos utilizan el le ng ua je pa ra fin es pa reci do s , tn nd a m cn ta lnu...-nrc
pa ra crea r la zos de un ió n en tre los m ie mbros de l grupo . l.a soci oh Iol o g ía es u na teo ría d e la c ult ura es pec ia lm en te co n novcrtid a ,
p uesto q ue s it úa en los gen es el ori ge n d e la s di ferenci a s so ci a les ,
cosa q ue se inte rp re ta por pa rte de su s o p o nentes co mo tina posició n rac ista o sexist a , Po r ejem plo, a lg un os so ciobi ólogos cre en qu e
existe un fund am en to a da p ta tivo en e l hech o de que los m a c hos di scrnincn s us g'c nc s ge ne rosa men te a s u a lrc dcd orv se re p ro d u zca n
ta n to corn o son c a J1<.lCCS ; los p ri m n tc s h cm bra . po r c o n tras te . s()lo
p ue den te ner u n n ( II11 (,I" O l im i tado de cría s, セ . ncccsit nn a dc ma s el e
u n mach o establ e q ue In,'" p ro teja de Ins prcd ad o rcsv el e o tras amena zas mcd io.uubicru al cs . Po r In ta n to, se argn mc mu, las muje res
e n la s socieda des mod ern as oc c idc n エ セ 、ャG ウ l's t<.Í n gL'J)t' t ica 11 11' n tL' predi spues ta s a la s rcl a clou cs es ta bles, m ie n tra s q ue los homb res es tá n gen érica men te p re dis pues tos a yace r co n ta nt a s pareja s di s tin ta s co m o les se.. I pos ib k-. La soc io bio log ía es u na es cu ela dl' pcns ami e nt o pertenec ie n te a l evoluci o n is mo muy po pul a r; no obs ta nte ,
so n 111UY ra ro s Jos es tud ios d e a rqu co logfu p ublicad os q ue a do p ten
explic uam eute U I la perspect i V,'I socio biol ógica.
O tr a va r ia nte es t {l p ro tago n izada p ur Ro bcrt Dun nc ll. Du nn cll
recha za la ide a n Ü S1l1 <.l de In evolución cu ltu ra l por «acl c n rffica ».
puesto q u e , según él, no tien e nad a qu e ver co n ャ ッ セ [ m od elos biológicos. Dunnell sep ara com ple ta me n te las d os VÜl S d el p ensa m ient o
d ecimon ón ico que lle van al evo luci o nis mo m od er no: el én fasis de
Sp encer en la s glo ba lidades soc ia le s q ue co nd uc e n a la evolución
cuh ural v los a rgu m ent os ad a p ta t ivos d e ü arwi n . Só lo el ú ltim o,
proc lama Du n nel l, L'S «c u-n u lico» . El evo luci o nis m o cu ltu ra l es
a cic n u li co por va r ias rlJ 1Ul)CS: «cru p k:a noci o nes di sti n ta s d e ca usa , adole ce d e teo rí a en el sen t ido ha bit ua l del térm in o y emplea
estr a tegia s d e in vest iga ci ón to ta lm e n te d is t int a s :.l la s q ue la ci encia utili za » (Du n nell 1989 : 38 ). Du nncl l rcc hav a ta m bi én la sociobiol ogía po r n egar q ue par te d e la tra nsm is i ón d t' ca ruc terfs ticas
de u n h u mano a o tro te nga un o ri gen c ult ura l,
E n vez de co nsider a r a l ind ivid uo co m o la un id ad bási cn d e la
sel ecc ión n at ural, D unn c ll h abla d e «fc nor ipos ». Los fen o tipos so n
lu s elenlen tos físic us y de CUJ.11p u r ta m icll to L1 e Jús ur ga nis nl0s; ,1Sí,
en la l'sp ccic hUl1.J<ln tL, «los obje tos p ro d u ci dos cuns tituyen .l a s par les dura s d el segmen to d e co mpo rt a m ie n to d e Jos fenotipos », de la
IKO
T EORí A i\ IH ) I IJ'( ) I .c')( i1( '¡\ . l JN A I N 'll { (/I)[I ( '(t( l '
m isma manera qu e la s co nc ha s o los n id os lo so n pa ra o tras cs pecies . S i Du n n cll tie ne ra zón, d eberíamo s dejar de la d o gra n pa rle
de la a rq ue o logía tradicio na l, incl u id as lo qu e él lla m a <da s descr ipc iones d e m odelos » O fa ses , la s nociones de cu ltu ra y período
y la «r eco ns tr u cci ó n d e co m po rt a m ien tos».
Los p la n tea rni cn tos de Dun ncll gozan d e muv pocos es tud ios
ser io s y de ta lla dos que pued a n a poyarlos . Beui nger y Ecrk en s ven,
sin em barg o , «u n paralelismo poco a for tu nado en tre la arqueología evolu tiva y el c lima: todo el mun do habla d e e llos pero nadie
hace nada p or a rreglarlos » ( 1')') 7: 177). A pesar d e tod o , m odelos
corno el de Dunn ell goza n de un a crecien te es tima, partic u la r mente en la arqu eología n orteam eri ca n a.
Adaptación, r acion alidad y eeología c u lt u ral
La s id ea s sob re a dap tación y selecci ón ha n in fluid o e n la refle xió n que hay det rás del co nj u n to de t éc n ica s que uti liza la a rqueología 1l1od cr n a. Esta re flexi ón p uede co n te rn p larsc m uy próxima a Jos p la n teamientos de la ecolog ía cu ltura l. La ecolog ía c u ltu ra l
contempla a la s socieda des e n fun ción de su a da p tación a l medi o en
que viven, por lo qu e las ca rac tcn s ticas que presen tan pu ed en explicarse atendiendo a su grado de a dap ta ci ón.
La ec ología cu lt u ral es una esc uela de pensam ien to a sociada a
Julian Steward , qu e ejerció una profu nda influen cia en la Nu eva
Arqueología (véase capítulo 2) . Mu chos d e sus partid a ri os son an tropólogos qu e tr ab aja n co n soc ieda de s modern as . En tr e los eje m plos de id e a s sacadas d e la ec olog ía c ult u r al qu e ha n sid o ut iliza das por los arqueól ogos ca bría c itar el a n álisis de áreas d e ca p ta ción, la teoría de los forrajeros e ficien te s, el anális is d el ri esgo y el
estudi o de lo s problem a s relacionados co n la es tacio na lidad.
El análisis de á reas de cap tación implica el em p leo de un con ju n to d e técnicas ba sada s e n la ca r togra fía de los re cu rsos s ituados
a lrede dor de u n yacim ien to . La idea su byacen te es que lo s p ueblos
tienden a explotar el pa isaje a s u a lrede dor d e una form a «racional », p or lo que u tiliza rá n los re c u rsos del m edi o procurand o maxim iza r los rendimientos. La téc n ica co ns is te en d ibujar en el m apa
una lín ea a lrededor del ya ci m ie n to de manera qu e en su in te r ior
q uede comprendido un espaci o que rued a recorrerse fáci lm en te,
es decir, cuyo Iímite qu ede a dos, tr es o cua t ro hora s CO lll O m áximo de distan cia a pi e de l p unto d e partida . E l in terés por el ri esgo
,\ lH ,Jl Q'.( )I. ( )( ,1:\ Y
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se basa en la obse rvaci ón sigu ien te : para en ten der la a d a p tación a l
medio , la productividad to ta l del mi smo n o es tan importante co mo el n ivel dc r iesgo q ue hay que a su mi r. La s com u n id a des a grícolas del ne olít ico , por e jem plo , posib lemente se preocupaban menos d e la p ro d u cci ó n de su ficie n tes produ ctos a li me nticios qu e d e
lo q u e podría s ucede r d u ra nte el «mi o m a lo » de desastres y hambr e que se guro q ue ib a a IIcga r. No tiene sentido qu e u n po bla d o
produzca com ida su ficie n te para 500 pe rsonas nueve de ca d a diez
años, si en el dé ci m o año só lo es ca paz d e produci r com ida p ara
lOO person a s. Ant ropól ogos y arq u eó logo s h an in terpretado la
existencia d e redes de rela c io nes, de con tac tos com er cia les y d e lu gar es de alm acen a m ie n to el e co m id a, corn o estra teg ias pa ra miti gar cJ ri esgo de cr isis d e su bs isten cias. M uchas estr a teg ias eco rió m ica s, sociales e in clu so re ligiosas se pu eden entender en to n ces
corno medidas para min imi znr el riesgo . S i ralt a co m id a un HIl o se
p uede recur rir a los prim o s lej an os, o a co ntac tos co m ercia les co n
de udas pendien tes por salda r, o a tribu s a la s q ue se ha p roporcion ado parejas para m atrírnonios. Así, red es sociales muy elabo ra das corno las qu e ex is ten e n tre los a bo ríge nes au stra lianos o e n tre
los in u it del extremo norte de Am érica pueden se r ex p lica d a s co m o r espues ta s a dap tativas a m ed íos de a lto r iesgo co rn o son el desicrt o de Aust ralia o la tun d ra dcl Án ico.
Los es tudios so bre es tae iona lid ad tienen q ue ver con e l interés
p or con ocer la s es trategias de supervivencia de la s po b la ciones a
lo largo del a ño . Pu ede qu e du ra nt e la m ayor pa r te del mio el m edio propor ci on e sufi cientes r ec ursos, pero ¿.qué se saca rí a de e llo
si hubiese do s m ese s m ort íferos? Pet er Rowl ey-Con wy es tu dió la
cultura Ertebolle de Din amarca y sugirió qu e la reco lec ci ón d e
m arisco , aunque no fu er a im p ort an te e n térm inos de aporta ción
calorífica g lo bal. era a bsolut a m e nt e c ruc ial du rante cierta p a rte
de ! a ñ o cu an d o a pe nas ha bía o tro s rec ursos d e los qu e ec har m a n o . E sta o bservación , a s u vez, ayu dó a Rowlev-Co nwy a e n te n de r
la sit uac ió n d e lo s asent am ientos, a de más de otros a spectos del
comportam ien to de es te p ue blo .
CASO
5: ARTE
PALE OL í n c o
Un buen eje m plo d e có m o ideas d erivadas de la eco logía cultu ral han afectado a la interp ret ac ión a rq ueológica se e nc ue n tra en la
explicación o fr ecida p or St cven Mith en del arte rupestre pal eol íti-
182
ARQL EO I.OG í. y EVO! I.:ct (,,,
T EO RÍ A ARQL E ULÓG IC;\. t !NA INTRO OUCCl Ó.\l
en . Mi t h en su giere qu e la c reat ivida d d el ar te ru pe st re es u n a res p ue sta a d a pta tiva a un e nto rn o lleno de riesgos .v ca m bio s, en el
c ua l, a unque a m e n udo exista u n a g ra n ca n t idad el e ca za , de pronto ést a pu ede des a pa re ce r. Miihen d iri ge la ntcn c í ón a l con te nido
del arte ru p estre - inui.ge ncs de a ni m a les q u e e n su opi n i ón co d ifican inlorm a ción m uv va liosa para los ca va d orcs-i- , .v a su di st r ibu ción - u n úrea rica en ca za y posi b lemen te densa e n pobla ci ó n
en a q u el período- o M ith cn sugiere q ue est e 1ipo de a r te se rel aci o na con los mom e ntos crít icos del ca m b io de la s es trat cglu s de
Ca za , cu an do m oditt ca ci on es en el medi o fu erza n a los ca zad ores
a a dap ta rs e , pasa n do d e las a cti vid ad es d e ca za en gr u po a la caza
e n so li aiio . E l a r te, pu es , p r e pararía a lo s c a za d o re s a aíron tar el
ca m bio , caza d o res q ue segu ra m e n te ya s ab ía n q ue se prod uci r ían
osci lacio nes en el tam a ño de la s m a nada s pero que ignora ban
cu án d o se da rían.
Lo que sorprende d el en foqu e de Miíh cn es el us o qu e h a ce de
ideas di s tinta s, Utiliza id ea s r e la ci o na d a s co n la ad ap taci ó n a u n
ca mb io m ed ioa m bien ta l para ex p lica r l'enólll c no s セ M M ・Q a rt e- que
no rmalm en te no s e co nte m pla n co rno ad ecua dos par a u n e n foque
a da ptativo . M ith en insis te en que crea tivid a d セ G ad ap ta ción n o so n
facto re s mu tu a m ent e cx cluve nt cs. Y a ña d e:
í
J\-1t:' p regu n to sobre la posible con exión e n tre el acto creativo ehp rod uci r im ágen es .\' las ideas c rea tiva s sobre el mod o de ca za r tltl l '
tales im ágen es ayud a n a gen erar: Te ngo la imp resión de que unas uli .
me ntan a las otras en un a espi ra l ele crea tivida d qu e no s ha legad o
los esplendores del aru- paleolítico vq uc pc t-ru iti ó a los caz ad ores dd
palcol üico ada p ta rs e a u n m u nd o inc iert o (Mit hen . 1990: 13 ).
Críticas a la eco logía c ultu r al
Es d ifícil des lindar la s crit ica s a la eco logía , C 0 l11 0 vimos , la
p ropia escuela de p en sa m ien to ecologis ta se nos presenta co rno 1111
conju n to de pun tos d e vista abiga rra do y co m plejo . Las crírica« d i
r igidas, p o r ejemp lo, a la e c o log ía cult u ra l de Stcwar d se des vu u: ; 1
m enu do haci a ci e r to s as pecto s de la evo luc i ón b io l ógi c« . Si se n:
fic rcn a lo s m odel o s dn rw in ia no-, d e e vo lu ci ón , d ifie re n c u lo q in co nsidera n q u e de be se r la unidad ap ro p ia da de a núlis is k l i l h l i \o¡
duo , la cu lt ura, el fe nntjp o ); a sí, la cri tica a u n 11 10 d l..'l(), tl(l 11( '( ( ' S ; 1
rian1cn Le se a p lica a los d Clll ÚS .
183
Sh a n ks y Til lev r oza n a l re ch a zo total <1 es los m od elos . Es tos
autores rec ha za n c u a lqu ie r t ip o d e teo rí a evo luc ion ista o ec o l ógica so b re la ba se de los m is m o-, argu men tos qu e les sir ven para rech a zar la tcoría d e si s tc m ax. Co nce ptos C0 1110 ah orro de t ie mpo ,
r iesgo セ G aná lisis cos te -be neficio so n , pa ra S han ksv Tille.\', id ea s d eri va da s de la eco n o mín moderna q ue sirven aG1S0 pura el es tu dio
de las socied a des ca p ita lis ta s. Pi e n sa n q ue s i la ge n te te nía e n el
pasad o s ixtc m a -, d e va lo res c u ltura les , és tos ten ían q ue se r m uv
d is ti n to s de los q Ut.' fu ncionan e n el n1 1111do cap ita lis t«, por In q ue
re s ul ta n inap licab les al pas ado lejan o. De hec ho, ca be ir m ás le jos :
si los a rqu c ólouos re ivindica n la vali de z de tules a ná lisis, Jo qu e es l á n ha ci en d o es p rocl am a r q u e lo s va lo res C:lp il[ll ista s so n vál idos
pa ra c ua lq u ie r tie mpo セ G luga r. L" ec o logía c ult u ra l es, p ues , u na
ideo log ía , y tal co rn o d iscu tirnos e n ('1 ca p ü ulo ó, tina ideol og í::l es
u n sis tem a d e c reenc ias que ha ce qu e de term inados val or es a pa re zca n com o universales, no rmales :'-' n a tu ra les .
l... os eco logis ta s c u ltu ra les respond en que , s i mirarnos a o tras
cu lt u ra s , ve rnos que s us c ree nci as t icn cn tilla ra c io n a lid ad q uc
p ued e va riar d e m en or a m ayor. pero q ue en cu a lq u ie r ca so 110
pue de n ega rs e , So st ien en q ue los m odernos es tu d ios crno gr a f'i co s
rnues t rau qu e' to d a s o la m av oría d e la s cu ltu r as con rcm p la n de u n
modo racion a l a su e n truno . por lo qu e es ta c tiblc a pl ica r con cc plos ra c ion a les mode rn os .
El a rg u m e nto que es ta rn os dis cutic nd o no pu ede por el m o m e n t o za njarsc, pero es interesan te s e ña la r que su s oríge n e s se
.-n cu e ntran e n ln a n t ro pologfa econ óm ica . E n los arios se sen ta o\'
seten ta , di ve rs o s a n tropólogo s q u e es tu d ia ba n la cco n om ia de la s
soc ied a des m od e rn a s no occide n ta les seña la ro n qu e es te tipo de
so cied a d es sab ín va lo ra r セ Z escoge r e n t re di stinta s opciones eco nó micas r a ci o n a le s q ue se les pu d ier a n prcscn uu, p o r 10 que se pod ía
lo' onl p r encicr mej o r su for m a de vid a ut ilizand o la s ideas y el voca b u la ri o ex tra íd o d e 18 cc ono m ía occide nt a l: co st es margin a le s, flu jos de e ne rg ía , ri esgo , el e . Es te m o vimiento r eci b ió el n0I11bn..' d e
¡'scu e1a [onn alista d e a n t ro po log ía econ óm ica . Lo s fo rma lis ta s se
1lpo nía n a los susrantivistas , que pe nsaban q u e las id ea s del mu n lIq occid e n ta l er a n inapro ptadas p ara el es tu d io de las op ci o nes
t'{'(mú ln ic as de o tr a s c u ltu ra s" E l deb a te «Fo rm a lis ta s c o n tr a セ us T
t.un ivixtus » ha perdid o in terés ho v d ía , a u nq ue sigu e p lanea ndo
·,;)h n...' lo s \ ォ ィセ iャG s till e a fec ta n a la eco lo g ía c ll lLlI l"a l.
FI t"( 1lIS I1'l ll ¡ i, lS11l11 s Ol' ia l. la crít.icn so cia ln la ciencia q U t' cs lu , 11; l l ll (l " , ' 11 ,,1 l o
;q ll l l ¡\() セ 1;II11h l (" l l 11;\ ll p tl c sto <.Il ·t! ln n ent o s re 1ncioo
184
TE() l{í l\ ,\ RO l fE( ) LOG ICi\. LN,\ i セ tr
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nados con lo q ue aca bamos de ver, a la evo lución y a la ec o logía .
Si sc di ce qu e u n a cultu ra sc h a ad apt a d o a un medio externo , ¿cómo p o d re mos conocer c óm o era rea lm e n te es te m edio? Los rec ursos y los riesgos de es te med io se perfilan m edian te técn icas proce dentes de la c ienci a occi de n ta l. Pero s i es tas técnicas so n una
construcción socia l, ¿c6 nl o se pu ed e afi rmar que sirven para cartogr afiar de un a fo rm a neutra y obj eti va los recursos qu e ofrec e el
medio? Una 1'0 1'111 3 distin ta de hacer la m ixrna o bjeci ón es a tacar
el esell cía lis ll l() : s i se d esmo nta la id ea de qu e el cue rpo humano
tiene ciertas necesidades .y deseos «na tura les » o (, biológ icos », el
me d io a m bient e ya no pod rá in terp re ta rse co m o un co nj unt o d e
」 ゥ ウ。ョ
ィNセ ョ ャ・ pa ra saciar tarecursos , m uc ho s de los cuale s sirven ーイ・
les ncces id.u tes .v deseo s .
Una terce ra o bjeció n que se diri ge de forma específica a los
model os de la evolución bio lógica sos tiene que es 1l1U.V di fícil espec ificar c u ál es la «unidad de sc lecc l ón » aprop iada, y de qué fo rm a se t ran s m iten los ca r a c ter es cu lt urales. Algunos afir m a n , sigu iend o a Da rw in , que la única unid ad de selec c i ón vá lida es el in d ivid uo. Pero es d il'ícil ve r de q u é for ma los ca ra cteres c u lt u ra les
pasan de un a ge neraci ó n a la si gu ien te s i rech a zamos la idea de la
sociob iolo gía d e qu e la transmisi ó n es tam bi én gen é tica . Algu nos
evolucion ista s com o Du nnell a r gu yen que la u n id ad de sel ec ci ón
es el Icnotipov n o el ind ividu o , y qu e la t ra nsm isió n de ca rac te res
es c u lt u ra l en vez de ge né tica . Éste es un de bat e que sig ue vivo e n
el se no de la a rq ueo logía evo lu c io n is ta .
El deba te sobre evolu ci ón y ecol ogía es, en mi op in ión , un b u en
e jem p lo de la falta de com un ica c ión en tre la s difer e n tes escuelas
del pensamient o arqu eo lógico d e los a ñ os noven ta . E n un co ngreso de arqueo logía recie n te men te celebra do ex is tía la pos ib ilidad d e
e sco ge r en tre as is tir a un a ses ión so bre «Da rw in , sexo y aJin1Cn lació n », por u n la do , .Y so b re «Herm en éu tica d el cue r po », por o tro.
Difí ci lmcntc se veía n las m isr na s caras en las dos se siones; así, los
protagon istas del debat e en am b os lad os ten ía n la im pres ión d e
qu e tod a la razón es taba de s u pa rte y de que no n ecesita han susc ita r el tipo de cr íticas qu e haría el o tro lado .
C APiT lI LO
10
ARQ UE OLOGÍA E HI STORIA
En Nortea rnérica pred o mina la idea d e que la di sciplina he rmana de la arq ueología es la antro po logía ; para mu chos a llí, la a rqu eo logía, o es antropología o no es nada . En Eu ropa, la mayor ía
de los arqueólo go s piensan que la di sciplina h erm ana de la arqueologí a es la h is to ria . Esta dife ren cia refl ej a u na interpre ta ci ón
d ist int a de lo q u e es el objeto de la arqu eo log ía. La a rqu co logía en
No rtcam éríca es p rehistoria ba st a las primera s co lo nias europeas
de lo s siglos XV , XV I Y XVII . Exi st e allí u na floreciente y vibra nte
«ar queolo gía hi s tó rica » del p er iodo in icial de las colonias y d e los
s iglos s ubs igu ie nte s ha sta el XIX, pero num éricam ente la arqueolo gía hi s tór ica es mino ri taria frente a la a rq ueología d e la p reh ist oria. En ca m b io, el hori zonte histór ico es mucho más tem p rano e n
E ur opa. Los es tu diosos de la hi s tori a eu rope a di sp on en de textos
hi s tóricos qu e ha blan de la E dad d el Hi erro , y los a rqueólogos esp eci ali zad os en es te o en posteri ores period os to ta liz an a lgo 111ás
de la mitad del p e rsona l que tra baj a e n la s u n iversidades bri t ánic as o Po d ria m o s es tim a r que la mitad a proximad a m en te de las excavacion es que tien en luga r en Europa se reali zan en ya cimi ent os
arqueológicos de los pe ríodos rom ano y posterior es. Tod os es tos
a rq u eó logos utilizan textos his tóric os y se relacionan con departam enta s de h is tor ia a ntigua. La his toria d e la di verge ncia entre los
a r queólo gos e uropeos y nort eamericanos va a lgo m á s all á de la
sim ple a dscripción departamenta l (l d el tipo de alia dos qu e precisan . CO!1l 0 vimos en el capít ulo 2, esta d iscord ante configu ra ción
di scipl in ari a co nt ri b uyó a que la Nu eva Arq ueología imp a cta ra d e
fo r m a di stinta e n a m bos mund os. Asim ismo, exp lica la cont inu ada p rospe ri dad y va rie dad de e n foques lrist ór ico-cu uu ralcs tradi ..
cio nales en Gran Bretañ a.
10(1
I I 'J HU ,. \ ,\ !{ U l ' I ': ( l] .f h ; j( . \ . 1 , .\ 1\ 'j'I, tltll '( ( 'lll t\;
En es te capítu lo pr et en do ex a mina r a lgu no s d I..' lo s e n foqu es
tcoré ti cos di fere nciado s q ue pro d uce la relaci ó n e n tre la a rq u colo gía :v la h is to ria . Pero a n te s d ebemos [ija rn os e u la s d ifere ntes
perspec ti va s que presen ta la teo r ía y la pract ica d e la h is to r ia . l.a s
pos ic iones tco réticas e n tre los h ist oriado res s o n ta n va r ia d as C0 l110
las que presenta n lo s a rq ueól og os. Y has ta c ie rto pu n to. JO :-j d cha tes in te rno s so bre teo ría his tóri ca corren e n p a rale lo :t los d ebates
suscita d os den tro de la a rq u eo lo g ía .
La historia t radiciona l
!\ mu c ho s hi s to ri ud o rc -, ォ ᄋ セ セ Asャエ
ᄀ Q s itu a r la s }G セ|ᅪ Z ャ Z s de su d isc ip lina en el sigl o XIX, ju n to a fig llra s com o l' l hi xu ni ado r a lem án
Rankc. Ranke ..ulo p t ó lo q ue hoy po dría cons ide ra rse UII c m p iric is rno estrec ho : pret endi ó ex p lica r [.. 1 hi st ori a «141 1 U H Il O realm e n te
s uced ió ». La ta re a de los h istori udo re » de final es del :-: ig lo X'IX CO Ils is t ió en a m a sa r m ont a ña s d e hec hos.
Asocia do con el e n foq ue cm p iricis ta セ N cícrr a rue n re i nduc ti vi sra
se desarroll ó u n a hi storia conce bid a co m o narrati va ce nt rada en
los aco n tec im ient os pnl íticos . Los histori ad ores tra d icio na les co ntaban la his toria ; de m anera que mu c ho s lib ros de h isto r ia tra d icionales pres en tan a m u elo de gu i ón u n in ic io, u n des a rrol lo セ i un
desenlace. Cierta m en te pu ed e urgu m cn ta rs c qu e mien tra s los h is toria d o re s tradici on ale s n egaban (v s igue n negando ) s u ads cripción ZI supu esto te órico a lgu n o, en la realid ad seguían la s rc g las de
la narrativa y' la s t éc n ica s del gu io n ist a , Cosa s q ue han s id o int eligentem ente caracte ri zada s por el his t o r iador H avden Whi tc .
La his toria políti ca tra d ici o nal co n tin úa escri b ién dose hoy día .
Sin embargo , e n el p re.... c ru c siglo se h a produc ido un a a m p liaci ón
del h orizo nte del pe nsa m ie n to h is tórico ha c ia d is ti nt a s d irec c io nes
d e tal mag n itud. q ue e n este m o men to es im posible d a r c u m p lid a
c uen ta de todo . Un ejem plo d e es ta a m pl iació n de la s pe rs pec t ivas
es la escu ela d e hi s to riud u rcs lran ccscs d e los ' 1 111U I1t' ....· (d e no m ina d a así por s u publi caci ón .1.III1(/les: Fc o nonr ias.., Sociedadc... -. Civil iraciones¡ que inclu ve a h ist ori ad ores d e la ta lla d e Ma rc Bloch ,
Fcrd ina nd Llrau dcl, E m m a n uel Le Rov-Lad urie y J a cqu cs Le, Go ff.
La Escuela de los Anua les ha s ido ci t a da 11l U Y a m en u do po r los arqueó logos C0 1110 u na fuen te de inspiraci ón para la a rq u eo lo gía,
por lo qu e es aco ns ejab le r evisar, a u nq u e s ea de form a b reve , sus
teorías.
\¡ , (II II Ji ( )l ,I ·\ r: II L' ;I()I{I ,\
I Ki
La E scu ela d e lo s Anua le s
E n p ri m e r luga r, la Escu..: la d e lo:; An ual es a m p lió los int e reses
de los his to r ia do res ha st a el p u n to d l' iu c lui r lod os lo s a s pe c tos de
la s socieda des del pa sado . No só lo d e b ía in te resa r la maq u ina ció n
po lítica de Ia:-; el ites . sino tarnbi én la cconom fu , la soc ied a d v el
pe nsam ien to . E n es te se n tido . los AIlIl(J /c!."; cor u ri b uvc ro n a que la
h is tor ia fu era rllús a nt ro po lóg ica y p ro ce su al , es to cs, que se p reocupara por la comprensi ón del co nj u nto dd sis te m a c u ltu ra l y n u
só lo de explicar ci ertos s ucesos pol ít ico s.
En segund o lu gar; la Esc ud a d e los An unh-s amp lió e l int e ré s
históri co ha ci a la comprens i ón d e la na tu raleza del tie mpo . Los
histo r iadores rr a d icio n ules t e udia u a co nte m p lar la s u ce si ón te rup ora l en lérnlillos de lx u ullns, trn tad os. na ci m ie n tos , co ronacione s
v tu lk -cimi cru o s d e Qi HI i hャイ c
\Nャ セ N La l a n .'''1 d e los h ís to riudores se limi taba a d csci'ibir es te tipo de a co n tec iu u e utos. La E sc uel a de los
Ann a lcs lla m ó la a tenc ión sob re los pr o cesos 111ás profundos q ue
se s ucede n e n el la r go p la zo v que e ng lo lx u : lo s a co ntec im ie ru ox
part ic nla rc s . Bajo el man to su pe rfi c ia l de ha ta lla s v trat ados d es c u b r ieron tende n ci a s セ GM ci clos d e s ig ni fica d o eco nóm ico . a m b ie n ta l
)' d e m o g rá fico . Según Hraud c l, la his to ri a pod ía co n te m p la rse evo luc ionando e n tre s esca las o ci clo s:
1. La escala d e los a contc cirni cn tos . o histoire cve neinentielle .
2. Los ciclo s a m ed io plazo, C0 111 0 p or e jem p lo los cic los económicos,
3. Los ci clos la rgos o «estru ct u ra s de lar ga du r ación » (la /OJl gu« tlu n:« de lo s c a mb ios c lim áticos . ge og rá Ficos ).
Nótese la si rn ilitu r] e nt re la n oción de lar ga du ra c i ón de los AIln ales con el co nc e p to arq ueo lógico d e p ro ces o COlllO ten den cia
su byace n te a la va r iab ilidad es pecí fic a (capítu lo 2)_ N ótc nsc asim ismo las dos áre a s d e d eba te s usci t ad as po r el pensami ento d e
lo s Annales co n cla ros para lelos e n la teoría a rqueo l ógica :
L ¿C uá l de la s tres escala s tem po ra les es d ominan te ? Ca d a
esca la te mpo ra l pu ede tener su propia ló gica : au nq ue p ueden intcrsccc ion ar e n coy u ntu ra s determ in a d a s. Brau dc l t endi ó a creer
que la larga du ra ci ó n m ed ia tiza b a los otros dos cic los : en ca m b io ,
ot ros h is to r ia d or es d e Annnles pen sa ron qu e lo s t re s ci clos in ter a ccionaban entre s í, p OI' lo q ue nin gun o de los tres er a do m in ant e.
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I EOR I!\ i\ 1< U IJU JI.i'H ;1 ( '1 \, 1' '...:\ Q Gi
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2. ¿ Qu é p apel reser vam os a la co nc ie ncia d e los ind ividuos?
Algu nos histor iad ore s s u g ir ieron q ue lo qu e el lo s de n ominaba n
mentalidad p odía co ns t itu ir u n o de los e lemen tos n et amente im p lica dos e n e l c icl o d c la r ga d u ra ci ón . Por e jem p lo, Lc Go ff se refería a u n a «m en ta lid a d medi e val ) q ue abar ca ba ci nco s iglos , de
forma q ue ha bía est r uc t u rad o la s a ct itu d es de la ge n te de la E dad
Media co n r el a c ió n a la s realidades econ óm icas v el mund o n a tu r a l.
Emmanuel Le Roy-L a d urie , e n su libro dedi cado a lo s ca m pesinos d el Langu edoe n os propo rciona un ejem p lo in teres a n te de las
a p orta ciones d e los Anuales . Le Roy- La d u ri e es tu d i ó la vid a de
las comunidades campesinas d el su r de Fr a ncia, uti liza n d o abu n dante eviden cia c uantit a tiva, por eje mplo so bre la nu t rici ón de los
campesinos y so bre los jo rn al es d ia rios pe r cib ido s . Utilizó u n m odel o vagam ente sistém ico pa ra profund iza r en la evo lución d e la
población, fijándose e n lo s c iclo s de crec im ie n to , es ta blida d y
con tra cc ió n, IIcga ndo a la co ncl u sión d e que la s va ri a bles m edioa m bien ta les , fund ament a lm entc el cl ima , ten ían una g ra n im p ortanc ia. S u in fl uye n te lib ro Montaillou se convirt ió e n un h ito d e la
lite rat ur a h is tó r ica por s u ej em p la r recon s tr u cci ón d e las mcn ta lidades de los ca mp es inos. El tra baj o de Le Rov-Laduri c, y e n ge ne r al el pen sami ent o de los An nales , sitú a e n el ce n tro d e lo s deba tes sobre la hist oria la ten s ión e n tre m ed io a m bie n te y sociedad
que la arqueología y la s cie ncias hu m an a s e n ge n e ra l ta mb i én co n tem pla n .
La revolución lingüís ti c a
En los úl timo s tiem pos ha habido un ca m b io qu e n os ha lleva d o más Jeja s aún d el di scurso h is tórico tradicional : la llamada «re voluc ió n lingü ís tica ». Un a buena form a d e explica r es te ca m b io es
seguir la evolu ción de la lla m ada «histo r ia soc ia l" en In glaterra .
En los a ños sesen ta , e n paralelo co n la Nueva Arqueo logía y 1"
Nueva Ge ografía , y baj o 1" infl uenci a d e la Esc uela de lo s An u a les .
los h istoriadores qu e trabajaban e n la ór bita d el lla m a do G ru po de
Ca m b ri dge para el Es tud io de la Pobla ción y la Estru ct u ra Soc ia l
d irigieron la a te nci ón ha cia n uevas á re as de co noc im ie n to , m uy
alejadas de la hi stori a tradi cion a l. Algu nos lla m aro n a es te movim ie nto la «Nueva Hi stori a Socia l». La Nueva His to ria Socia l buscó una respues ta a las di n á m ica s de la s sociedades d el pasado a
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base d e sa ca r pa rtido a l a pa ra to es ta d ístico . ce n tránd ose en proce sos com o los cielos demográfi co s, la evo lución d e la s ta sa s de fertilidad , ct c. , y utili zando u n lengu aj e sa ca do de la teoría d e siste m a s para co m pre nde r las relacion es e n tre las va ria bles e n j ue go .
La s ana logías interculru rales fueron utilizada s por eje m plo pa ra
co m pa ra r la Euro pa d e a n tes de la revolu ci ón ind us tr ial v la Eu ropa en pl en o proceso indust ri al , con las soc ieda de s mode rna s «e n
desarrollo ».
Pero la N ueva Hi s tor ia S oci a l se clio cue n ta ráp ida m en te de
que los elemen tos cla ve d e la s res pues tas a la s c ues tio ne s que se
hacía d eb ía en co n tr arlos en el «se n tim ie n to», e n la «m e n ta lida d »,
es decir , en el do mi ni o de la co nc ie ncia. Un bu en eje m plo de ello
es la pretensi ón d e 1<.-1 Nu eva Hi st o r ia So cia l d e pro fund iza r en los
cam b ios de p a trón de lus cas a m icn ros . No hab ría mane ra d e e ntender bien lo s res ul ta dos es tud rs ticos q U l' mu estran ca m b io s e n la
edad d e con tr aer 111 atri rno n iu s in a ten der a los ca m bios de ac titudes y a la evo lu c ión d e Jo s se n tim ie n tos (p o r ejem p lo, el c a m b io de
a ctitud con rel a ci ón a los hij os ilegítim os , o ha ci a el papel del padre, o el asce nso d e la noci ón moderna d e a mor rom ánuco) .
Como re s u lta do de to do ello , los hi st ori a dor es d irigie ro n su
atenci ón ha cia otras formas d e e vid e ncia con el tln d e ex plora r la s
a ctitudes de las ge ntes. Así. se incl uye ro n CO ll10 lu erues no es ta dís ticas la s pub lica ci o nes so bre modales v com po rt um ieru o, los informes judici a le s y ec lesiás ticos o la s de scri pci o ne s literar ia s .v
poé tica s sobre se ntim ie n tos y cond uc tas.
Al mi s m o tie mpo , los hi stori a d ores se hi ciero n eco d el arg u mento que reivindicaba la in e xist e nc ia de una verdad hi st ór ica objetiva . Si los se ntimi entos que su byacían en el hech o d e casa rse debí an ser explorados, n o había lu ga r a discusión de qu e difer ir ían
d e una p erson a a o tra . Po r lo ta n to , n o p od ía exis tir una ú n ica posib le re spu esta co r rec ta a la p regun ta ¿.qué representab a ca sa rse
e n Ingla ter ra e n el s iglo XV II ?, p ues to que podía haber tanta s idea s
y exper ienci as d is u rua s co rno pe rso nas a fec ta das . Cualqu ier interpretac ió n sob re la fo r m a d e pe nsar d e la gen te con res pe c to a realida d es co tid ia nas co mo u na boda só lo podía ser su b je tiva , cu a nd o
m á s que se ha cí a d esde un a época, la socied a d actua l, ta n d istin ta
y con id eas sob re e l m atrimon io tan diferentes a las de en to nce s.
Los h is tor ia d o res sociales con te m p la ro n la d iso lu ción de los
hechos obj eti vo s has ta el p u n to d e que a lgu nos , en tra ba jo s r eci entes, han llega do a ce r ti fica r la « lTI U C I1c)) de la hi stor ia social.
Diversos hi s to ria d ores a rguyen qu e no se p uede d ispon er de n in -
IYU
TU}]{J..,\ ,\RUl'I'J>IJH,ll'i\. [,'\.;\ ェ B ャ セ H I
ャ H iHIn
guna «realidad social», va que «lo que pasaba» en cualquier situación histórica dada esLú abierto a múltiples interpretaciones, セO la
vida social de la gente se construía en el marco de creencias y' formas de entender el mundo, de signo cultural y' por 10 tanto, variable. Siendo creencias e ideas un elemento variable, podían « leerse»
de forma distinta, de la I11iS111é\ manera que podía «leerse» de for111<1 distinta el ma terial arqueológico, tal corno vimos en el capítulo 7. En vez de una sociedad objetiva dotada de una existencia
concreta, temamos un conjunto an101'rO de creencias culturales. Y
C01110 deua» de la «realidad social. existe la percepción cultural,
de la Nueva Historia Social nació ... la Nueva Historia Cultural.
Esta incursión por la teoría histórica csLú siendo breve e incornplcta en extremo. Sin embargo, quisiera señalar, llegados a
este punto, dos cosas en especial:
1. La historia del pensarniento arqueológico corre en paralelo
a la historia del pcnsumieuto histórico \' a la de las ciencias humanas en genera l, aunque la tenninologia usada pueda variar.
2. Hay distintas forma-, de penxarn iento histórico y teorías
muv distintas sobre el método histórico. Por lo tanto, no basta con
decir «dcbcriamos rechazar cualquier Iorma de hacer historia» o
alternativamente, «deberíamos adoptar métodos históricos convenientemente seleccionados y contrastados», sin especificar qué
métodos tenernos en mente \' sin examinar estos métodos denrro
de su propio contexto disciplinario. Si bien las teorías de otras disciplinas pueden constituir una fuente fructífera de ideas frescas,
no hay posibilidad de salvacián para el pensatniento arqueologico
que se interesa por los métodos de otras disciplina.',' si la unidad de
nietodos protesado por estas otras disciplinas es ilusoria, se eslé hablando de los métodos de las ciencias naturales, de la historia o de
la crítica literaria.
Como era de esperar, contemplamos C61110 distintas escuelas de
teoría arqueológica se han vuelto en busca de aliados. hacia la
práctica vigente de la historia. Jacquctta l Iawkes escribir: una idea
sobre la arqueología que se ha hecho famosa: «sean cuales sean
los métodos científicos empleados. la m era final de la disciplina sigue siendo histórica: la descripción en el tiernpo de acoritccirnicntos" (JIawkcs, 1968: 258). Incluso en el momento ele escribir esta
[rase se trataba va de la descripción de una de las posibilidades ele
la práctica histórica. y no precisamente de la más amplia o nove-
AROI:EOL()(;L\ F IIlSTOI{IA
I () I
dosa. Y fue precisamente la forma que tuvo Gordon Childe de concebir sus primeros trabajos de historia cultural, que luego al final
de su vida describió críticamentc en su Retrospect (1958).
Algunos arqueólogos de nuestros días vuelven otra vez a las
ideas y métodos de la Escuela de Jos Annales para encontrar la inspiración que les falta. Enfatizan el interés de los /vnnales por las
diferen tes escalas temporales セケ por las interacciones entre los 1113teriales :y el mundo de las mentalidades, en el que ningún rasgo es
dominante. Finalmente, muchos postprocesualistas, cnrre los que
me incluyo, han encontrado inspiración en los métodos y teorías
de los historiadores involucrados en la Nueva Historia Cultural.
Arqueología histórica
!,i
En la prinlera parte de este capítulo me fijé en la relación entre
historia y arqueología en abstracto; en este apartado quiero atender a sus interacciones en la práctica, a partir de distintos enfoques de la arqueología de los períodos históricos. Mí definición de
arqueología histórica difiere de la de muchos arqueólogos norteamericanos, para quienes se refiere exclusivamente al periodo que
sigue al año lSUü. Yo, en cambio, examinaré también ejemplos sacados de la arqucología antigua y medieval.
Gran parte de la arqucología tradicional se ha visto aliada de la
historia tradicional. En particular, los arqueólogos que estudian el
mundo antiguo o la Alta Edad Meclia europea tratan con ámbitos
del discurso histórico que, con excepciones, son todavía considerablementc tradicionales, fundamentalmente en lo que se refiere al
alcance dc la disciplina. En muchos casos, los arqueólogos a los
que nos referimos estudiaron lenguas clásicas o historia y llegaron
a la arqueología movidos por el deseo de atacar problemas históricos quc venian delimitados de antemano por la metodología histórica (tradicional): ¿Qué rey está enterrado en Sutton Hoo? ¿Córno era el foro dc Roma? ¿Cuándo fue abandonada esta aldea medieval?
Subordínación a los relatos históricos ha significado subordinación a los modelos tradicionales de la historia cultural y a un
enfoque normativo de la cultura. El típico ejemplo es la historia de
la colonización anglosajona de Inglaterra. El historiador del siglo VITT, Beda, nos cuenta quc tres grupos de colonos distintos llegaron a Inglaterra en el siglo v: los anglos, los sajones y los jutos.
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Beda n os e xp lica dón de se es ta b leciero n y qué re ino s Fundaron .
Un a ge neración d e a rque ólogos tradi cionales se d ed icó H ex a m ina r
lo s aju ares de los en te rra m ie n to s en las áreas señal ada s y los inter p r e tar on comparán dolos co n los en terra m ien tos h a llados en el
norte de Alem a n ia y el s u r d e Din am arca . Pu esto que Beda nos explicó que e l co ndado d e Kent fue colo niza do por lo s j u ta s , el m a teria l arq u eo lógi co proced ente d e Ke nl fue e tiq ue ta do com o «Ju ta », y se busca r on y e nc o n tra ro n parale los es tilís ticos d e lec ha simi lar o ligera m en te m ás te mpra na e n m a teri ales descubiertos en
la Jutla ndia dan esa.
Aunque se t r a ta dc hi stori a c ultu ra l basada en teorías sobre
procesos m igr a to ri os ,v 110 en e l d ifu sion is rn o , lo s paraleli sm os co n
la h istoria cu lt ural d e la p rehi st o r ia son obvios . Tra bajos rec ien tes
han c rit ica do es te m odel o , sea bu scando minimiza r el impa cto y el
número d e posible s colo n lza d o rcs llegados en el s iglo v, se a en fatizando el ca m b io soc ia l ocurrid o a n ivel d e la s es tru ct uras d e esca la m enor y n o ta nto debid o a las mi gracio n es a gra n esca la.
La arqueologí a hlst úrica y los te xtos
Durante los años sesen ta y se te nta , un gr u po de a rq u eó log os
norteameri canos se ded icó a ada p ta r la s idea s el e la Nue va Arqueol ogía a l es tu d io arq ueo lógico d e períodos h istó ri co s, sigu ien do el co n sejo de Bin io rd de q u e: «los es p ecia lista s en este ca m po
deber ía n uti liza r los m étodos d e con t r a sta c í ón y evalu a ción qu e
so n habitual es e n tre los a rque ólogos d e la prehistor ia » ( 1977 : 169).
Vimos un e je mp lo d e es te en roq ue cn el trab ajo real izad o por
Ho dges y su a n álisis sis té mi co d el co m er cio dura nte la Alta Edad
Me d ia . (ca p ítu lo 3).
Los tra ba jos resu ltantes fueron innovadore s en el se ntido de q ue
intentaron h a cer ge ne r alizaci o ne s y adop tar u na visión cercan a a la
an tro p ologí a qu e h u ía de las d escripciones histór icas tradici onales.
Por ejemplo , el tra baj o ele Kathleen Deagan y otro s e n Sa ínt Augu stin e, Flor id a - u n a ciu da d qu e en los siglos XV II y XVIll es ta ba
ha bitada por di stin tos gru pos é tn icos-, b uscó en los m a te r ia les arq ueológ icos tipologías a soc iada s a estos di stin tos gru pos étn icos . El
objetivo era, e n pa rt e , elaborar una d efin ición de e tn ic id a d más r igu rosa , basada en la identifica ci ón d e varia bles cu an tita tivas .
Una de la s posib ilida des u tilizada s por la arqueol ogí a hi stórica
pa ra atender al r e to de renova ció n fu e tr atar la docum enta ci ón es-
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cri ta com o do cume nt a ci ó n d e alca nce m ed io. Recordem os qu e
Bin ío rd ha b ía ha b lado de la p os ib ilida d dc co ns u lt a r fu e ntes de in form a ci ón indepen die n tes p a ra elab or a r argu m e ntos ( r ob u stos »
(capítul o 4). E n el paleolít ico, B infor d estu dió el co m po r tam ie n to
de pla n tas y animales. Algo p a r ecido podía h ace rse para los pe ríodos h is tó r icos , pe ro e n es te caso se rí a n lo s docum entos escr ito s los
que de berían servir; Los reg is tros de a d uana s y pue rt os, por ejem plo, exp lica n lo q ue se im po rt a ba y lo qu e se export a ba y los prec io s qu e se pa gaban , un a d ocurnentaci ón q ue pu ed e co m pa ra rse
con los r est os dc m ercan cía s y d e s u s em bala jes que descu bri m os
en lo s vert ed eros.
Ot r os arqu eól ogos. e n cambio, se interesaro n m ás po r la o fer ta
del p en sa m ie n to po stproccsu al , e inte r pretati vo pa ra o bt ene r' m o de los al ternativos de integra ci ó n de la ar q ueología y la historia .
Pa ra el pensam ien to p ostproce sua l el context o es s u m a mente im por ta nt e , co rn o se re corda rá . Los docu me ntos interpre tado s d e 」 セ ᆳ
ta Form a p od rían p roporcionar u n tipo es pecial d e in formac i ón
contcxtual , po r eje m p lo, so b re las p ersona s in d ivid ua les o so bre
sus idea s sob re el género . Hem os visto ya u n eje m p lo d e es te tip o
de trab a jos : mi d iscusión so bre el hall de aquella ca sa inglesa de la
E dad Med ia ta rd ía (ca p ítu lo 7). Sob re este tip o de e n foq ue se ha
trabaja do m ucho ú ltimamente, es pecia lm en te e n países co n irnpronta co lon ia l como Su d áfri ca y Estados Un idos .
La arqu eo lo gí a his tór ica en ge ne ral no se d ej a, sin e mb arg o,
enc asilla r fácilm en te por etiqu etas tcor ética s como las qu e a m e nudo id en tifica n a los a rqu eólo gos de la pr eh is to r ia . La arqu eo logía d e los cas tillos nos proporc ion a un bu en ejem p lo de cómo la
arqueología hi st óric a no sigue fá c ilme n te las regla s es ta bleci das .
CASO
6: El. CASTILLO B ODIAM
E n In gla ter r a se d eb at e desd e hace much o tiempo la fu nció n el e
los castill os med ie vales . Los ca stillos eran grandes co ns tr ucci o nes
desti n a d as a los pod erosos , que co m b in a ba n unos usos res ide nciales para los se ño re s y s u corte de servidore s, con u n os u sos d efensivo s ejemplificados por la s torr es , los mu ro s a lm ena dos , los pu entes levad izos y el foso .
La in ter p re taci ón tradicional de los cas tillos ha ven ido de la
m ano d e er u d i tos con cie rta form a ción milit ar, La evo l uc i ón d e
la arqu it ect u ra de los cas tillos ha sid o interp r e ta da en re lació n al
194
TEüRf A AROtir:OLÓ(';ICA. I JN,\ I N 'II{(II Jl ;( '( '[ O N
progreso expe rimen tado po r las técni cas de ataque y defensa; así,
parece que de form a in in te rru mpida a lo largo de los a ñ os , a taque
y defen sa experim e n ta n un prog reso tecnológico que los lle va el un
a lto nivel de so fistica c ió n. Para explica r la hi s to ria de los cas tillos
se ha u tilizado d o c u m en ta c i ón h ist órica (narracio nes sobre cualq u ier aspecto ) y docum en tac ión a rq ueo lóg ica (evo lució n de la 101'ma de la s to rres , muros .v puerta s...) vert idas ca si literal ment e. No
es de ext rañ a r, por ello , q ue m uch os lihro s so bre cas tillos co ns ista n en u na na rraci ón de co nte nido hist óri co en la qu e los castillos
in divid ualizados se muestran cn im ágenes vívidas y co loris tas.
E n estas histor ias, los documen tos co ns tituyen el m eo llo. Así,
pueden a menudo empezar co n una defin ición so bre lo que es un
castillo, basada en textos (gen era lm ente en la tín) e n los qu e se definen los co ncep tos de castrun i y castellum. Luego vien e e! estud io
de los rasgos de carác ter m ilitar; Los aspectos resid encia les reci ben m en os a tención y el pa isaje alred edor - las a ldeas y gra n jas
fuera de las murall as- todavía menos a tención.
Simplifica ndo, podr ía mos decir q ue los cas tillos se abordan gcneral mente desde la perspectiva hist órico-cultura l, enfatizando as pect os co mo infl ue ncia , co n tac ro y d ilu sión de ide as n uevas so bre
arquitectura milita r; Esta narrativa, basada especia lment e en la do cu m eruaci ón esc rita, ra ra m ente se cues tiona y m en os se co ntrasta.
Na da pa recido a un en fo que «p roce su al» a lo s estudios sobre castillos se ha intentado n unca .
En los últim os a ños, algu nos hist oriad ores y arqueólogos ha n
em pezad o a pregu n tar se cosa s co m o: ¿y la d im ensión social de
es os castillos?, ¿podrían ser las fun cion es señoriales (jurídicas, residenciales) tan important es co mo las es tric ta me nte m ilita re s o estr atégica s? Algun os ha n id o m ás lejos v se han preguntad o sobre la
d imens i ón sim bó lica de es te tipo de es tructu ra s: ¿no se rá que muTO S a lmenados y torres , en vez de tener que ver con necesidad es
m ilita res ti enen que ver co n el ima ginari o ca ba lleresco de la elite
m ilitar?
El cas tillo Bod iam , a di ez m illas de la costa sur de Inglaterra ,
en Sussex (fig uras 10.1 .Y 10.2) fue co nstru ido en la déca da de mil
trescientos ochenta por s ir Edward Dalyn gry gge , un a n tiguo so ldado en la gue r ra de los Cien A ños , La interpretación del cas tillo
se centró en la pregun ta: ¿se tr a ta de un cas tillo-fo rta leza verdaderam ente defensivo, co m o pret enden los estu diosos mili ta res , o
se trata de una construcci ón s im bó lic a CO Il1ü últ i rn a rn e n te apuntan algunos estudioso s?
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li le.; . 10. 1.
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fl1w}.;.en [rontal del castillo Bodiam .
Los es tud iosos militares han llamado la at enció n so bre la pro life ra ci ó n de ele m entos m ilit ares : las sae te ras que dom in an la s
vías de a proximación , las to rres gemelas que fl anquea n la entra da ,
etcétera Pero en part icular lla m a la atenció n el hech o de qu e el
castillo se sitúe dentro de un pequ eñ o la go rec ta ng u lar artificialmente creado. E l lago es una m uestr a de sta cada de ingeniería hidráulica, puesto qu e las ag uas están con ten idas por gruesos muros
de tierra prensada a ambos lados, que o bran co mo re presa. Aparentem ente const ituye un form idable obstácu lo para cualquier a ta cante . La princip al entrad a al cas tillo se sitúa mi rando en ohlicu o
a un co stado del lago, por lo que los a ta cantes q ue da n expuestos al
fu ego lanzado desde los muros alm enados.
Est e ti po de a nálisis ya es aparen temen te co nvincente de su ca rácter de fo rt a leza ; sin e mba rgo, aú n q ueda la prue ba fina l que
pro ced e de la documentaci ón h ist ó rica: una licencia de fo rtificació n . Traduci do del la tín , es ta blece sin género de dudas que s ir
Ed ward Dalyn grygge obtuvo u na licencia en octu bre de 1385 «pa ra fortificar con muro de pied ra la casa ele la propiedad de Bod iarn , situ ada ju nto al mar... y co nstr uir y cu bri r un cas tillo para la
defensa de! campo ad yacent e y para p od er resistir a los enem igos
del rey ". Se trata de un documento claro e irr efuta ble sob re el propósito m ilitar del castillo.
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Pero reci entemen te se ha n leva n ta d o voces co n tra es ta int erp retación, que han procedido de tres fu entes distin ta s:
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FIG. 10.2.
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Castillo Bodiain: " fallo del entorno del castill o.
1. De un a rclcc tura d e la a r qu it ect u r a d el ca s tillo . Ch a rle s
Co u lson h a d em ost rado co nv incen tem en te qu e la s ca ra c ter is tica s
ap arente me n te m ilita re s del ca s tillo era n una s im u lac ión . Las sae tera s n o está n b ien em pla za d a s. pues to qu e no do minan u n ca m po
d e fuego s u fic ie n te men te efec tivo , Otras a be rt u ra s del m uro son
impra ct icables pa ra e l u so d e la ba llesta o e l arco; e l parapeto no
es fá cilm ente a cce sib le d esd e el in teri or, et c.
2. De u n es tu d io d e tallado del p a isaje alred ed o r del ca stillo ,
llevad o a cabo de [arma in de pend ien te , que h a m os tr ado cos as in te resantes. Pr ime ro , qu e la represa es del todo inde fe ndi ble; se gú n
va ri as es timaciones , p odría provocarse una ro tura e n u n a sola no c he por una doce n a d e ho m b res , E l la go no es jo s u ficien temen te
p rofu nd o a e rec tos d e de fe nsa , m ás bi en se tra ta de u na ca pa su p er fic ial de a gu a co m o las que se ve n e n los jard in es orn a men ta les
del sigl o XVllL Mús a llá d e l la go se ve el zócalo de r ell en o d e un
gr a n jardín , qu e in c luye un a platafor m a de sde la cual el cas tillo
p od ía co n templa rs e desde una posición sobrcclcvada.
3 . De u n a re lcct ura del permi so de fortifica ci ón , Bod ia rn n o
es tá «ju n to a l m a r» , s ino a d ie z m illa s de la cos ta . Docu m e ntos de
es te tipo no pued en tomarse a l pie de la let ra co m o p odría n s upon er lo s p re h is to ria d orcs . Cou lso n s ugiere que la p rodu cci ón d e este ti po d e docum en tos es ta ba r ela ci on a da con el siste m a ca ba lleresco d e conceder h onore s, y que la s referencia s a la fu nc ión defen siva d el ca s tillo formaban pa r le de l código de los va lo res cab a llerescos . Es cribe Cou lso n:
El pe nsar m ecánicament e en los efectos ilu so riam cn te de fens ivos
pa ra im a gina r unas ca us as mil itares ha llevado en el cas o del castillo ello: Bod ia m a ha cer una lec tura literal ele la famosa licen cia el e o ctu b re de 1385... Como que no se han est ud iad o ele m odo siste m á tico este tipo de licen cias de for tifi cación [...] se I/(U1 realizado m u ch os
ju icios equivocado s, eH parte ta m b ién por una [alta de contpren si án
del valor del contex to (Coulson, 1992: la curs iva es m ía) .
E l conocim iento deta llado d e la docu m en ta ción m edi eval d e
Co u lson y su exp er ien cia , a d qu irid a indu c tiva m en te co m o p a rl e d e
s u prácti ca CO ll10 h isto r ia dor, co nlleva que ten ga u n m ejor «oj o»
qu e otros autor es en el m anej o d e d ic h a docu m enta c ió n ,
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Pero esta interpret a ci ón no es u na m a ne ra de de cir qu e (d o
sim bólico es m á s impo rt ante qu e lo milita n >:
Este d ebate so bre el castillo d e Bodi am y la m á s exte nsa tra dic ión paisajista de la c ua l forma p a rl e n o sigue la s reglas es ta b lecidas por la teorí a arq ueo lógica . Aunqu e qu e a lgunos e nfoques so n
de con ten ido m á s o m e nos hi s tó r ico-cu ltu ral, no p uede d eci rse
que exista nin guna aprox imac i ón «procesual» al caso de Bodí am .
Na d ie ha intent ado fo r malmen te caracte r izar Bodi am e n relación
a la jerarquía d e los asen ta m ie n tos ha b ido s. Tampoco se ha in tentado estudiar d e forma sis te má tica el p ai sa je alred ed or del castillo.
Tampoco Coulson es un post pro cesua list a reconocid o: su arg u men tac ión está sa lp icad a d e juici o s d e va lor es téticos, apro p ia d os
al discu r so de u n a hi stor ia d e la arquitectura trad ici onal q ue suena bas ta nte ex trañ o a a lgu ie n co n fo rm ación de a rq ueólogo de la
prehistoria (Bodi a m es un ca s tillo d e «agrad a b les p roporcio nes »,
«ele gan te », «a p ar ca do co n gusto »), E n mi op in ió n . los a rg u men tos
de Coulson ga n a rí a n peso si hu b iese co nc ed ido má s a te nció n a la
teoría, es d ecir. si hubie ra co nsi derado , p OI' eje mp lo. qu é gru pos
sociales h a b r ía n s ido ca paces de in terpre ta r el sim bolis mo de 8 0d ia m , o es tu d iad o con m ás pro fund id ad el a n ta goni s mo e nt re
cam pes inos y se ñores .
Lo m ás in teli gen te es re sist ir se a la ten tación d e califica r co rn o
sim ul ación este elem en to o es te o t ro , () tomarlo s po r pu rament e Iuu cionales (e n el se ntido de res ponder a la fu nci ón de fe ns iva ). Se uu la d e u na habili do sa co mb inación q ue exp resa ... to d as las co mplejas
aso cia ci o nes se ñorial es d e la id ea m edi eval d e cas tillo , que in cluye n
la disu asión an te cualqu ier a taq ue... las p uertas dob les de las ha b itaciones, lo s «ag ujeros asesino s », los tr es ras trillo s, son p u ra íun fat-rona d a cuando la s puer tas la te ral es so n ta n d ébiles. No resp o nd e ti
la ló gica militar el hech o de tri plica r lo s pri ncipa les ce rrojos cua ndo
se deja un acceso corto y directo a u na pue rta traser a m uy sencilla .
En cualquier caso, e l co nju n to responde a una lóg ica psicológica
muy p otente : es t á más ce rca d e Jea n Fro issart (q u izás ta m bién de
Fran z Kafka ) qu e de Vcgetius o d e Monsicur d e Va ub a n . El elernc nlo mágico es aq uí alus ivo y rom án tico ... La idea ele «Fort ifica ci ón»
er a tan m et afí sica co mo ma teri a l; u na cue sti ón d e imaginer ía y tic
simbolismo y no sólo de tecnología (Co ulso n. 1992: 66, 83) .
¿Qué lecci o ne s teor éticas podemos sa ca r de la h is toria de 8 0di am? Primera , que los a rg u mentos se ce n tra n en el a ná lis is formal
m ás que en el cua nt ita tivo . En o tras pala bra s. que los es t u d io sos
discuten, no sobr e los n úmero s, como hi ciero n cu a ndo trata ban de
las proporciones r elativa s de d iferen tes tipos de útiles en u n d etermina do complej o m u s te riense , como vim os en el ca pítu lo 3, sino
sobr e la form a . r efi érase a la forma del lago o a la de la s sae teras.
Esta form a de es tud iar la s cosas d eriva de una tradici ó n a rqueológica que en este lib ro se trata poco. La lla m ad a «t ra d ici ó n d el pa isaje histórico inglés » es una escuel a d e p ensamient o que tie ne po r
referencia a l historia do r loca l W. G. Hoski ns, s u fundad or, La tradi ción pai sajist a resalta la im porta ncia de l aná lisis em p ír ico y de tall a do de p orc iones del pai saje . qu e la s con te m p la corno docum entos co m p lejos en lo s qu e están «in scr ita s» la s di s tin ta s rases
d e su ocupaci ón , in tegrándose así los e n foques hi s tó ri co . a rq u eológico y geográ fico. El m éto do es inductivo y s us prac tica ntes
mues tran cierta hostilid a d a la «gr a n teo r ía ». Este pu n to de vista
tiene sus puntos fuer tes y sus pun to s débi les: enfatiza la in terdi scip lin a r ied ad y la a ten ción a l d eta lle , p or u n lado, per o es a n ecd ótico en su enfoqu e. Es to es, ha ce u so de eje mplos bi en tra baja dos
pero co n ced e poca import ancia a su re presenta tiv ida d. E n defini tiva , adolece de ri gor teóri co .
Co n clusión
La teo rí a a rqu eológica cas i se h a agota do deba tie ndo cier tos
ca sos típicos (como el d e los megalitos , el d el a r re rupest r e o la
cuestión musteri ense). Ha ten dido a r efu giarse en la preh istoria
p or vari a s r a zo n es. En p rim er lu gar , p orqu e la pr ehist ori a se p er ci be como «pura » a r queo logía . E n segu ndo lu gar, porqu e la m ayoria de la s histori a s de la a rq ueo logía con te mpla n [os perí odos hi stóricos com o a lgo secu ndario con relación a l núcleo de la cu estión, que es el desarroll o de la c ro nología d e la preh istoria. Es in teresante notar. ya que sa le e l tem a de pasada , qu e tal es hi st oria s deb erían r eescribi rse: por ejem plo , los m ed ieva listas europeos del siglo X IX c on ocían perfecta m ent e la es tra tigra fía d e los ed ifici os ,
mos trada c u idad osame nt e por la a rq ue ología y la documenta ron .
En tercer lu gar. la insist enci a d e la Nueva Arq ueo logía e n los procesos a la rgo pla zo tendi ó a m argi n ar la s pe rspectivas a corto pla zo del a rqu eól ogo h istó rico .
La historia d e la a rqueología h ist órica mu estr a que no es n ec esar io que nos a fer r emos a la idea d e la pre h istoria como «p ur a»
arqueología , y que la a rqueología de los perí od os históric os ta rn-
200
TEOIÚA ARQUEOL()(;ICA. LN/\ l'\1TIHlIH,I('('I()\l
bién pone de relieve la existencia de complejos problemas de in-
terpretación. Además, la in!lueneia transversal de disciplinas diferentes (arqueología, historia, literatura, ctc.) abre la posibilidad de
desarrollar debates teoréticos inesperados que enriquezcan el discurso arqueológico en su conjunto.
CAPÍTUJ.O
11
ARQUEOLOGÍA EN UN MUNDO POSTMODERNO
Estoy contundido. Esuuuos a pt ntto de acabar el libro .v la palabra que
más circula en es/os tiempos, «postniodernismo», apenas ha sido nombra-
da. Oigo continuamente hablar de postnuulernismo, pero nadie me ha explicado
{/[lrl
lo que significa exactamente, .\' mucho menos por qué es impor-
tante para la arqueología.
Bien, es cuestión de ponerse manos a la obra y explicar todo
eso, aunque sea brevemente. Pero antes, corno siempre, debo pasar por la teoría, si no, no habrá manera de aclarar las implicacioncs del postmodernismo para con la arqueología.
La «condición postmodcrna» ha sido definida por el filósofo
francés Francoi« Lyotard como de incredulidad hacia las metanarrativas, Lvotard sugiere que la condición postmoderna es jo que
caracteriza al conocimiento en las sociedades capitalistas occidentales.
Una metanarrativa es un discurso serio que se plantea como
reivindicación de la posesión de una verdad absoluta. Pongarnos
algunos ejemplos de metanarrativas:
1. La creencia en el progreso científico, en que nuestra visión
del mundo mejora de forma progresiva gracias al uso del método
racional. En este sentido, el postrnodernismo contempla la fe en la
Ciencia como una metanarrativa.
2. Cualquier sistema total sobre la evolución social que permite contemplar a las sociedades evolucionando de una fase a
otra. Por ejemplo, la creencia en el marxismo científico que sostiene que mediante una ciencia objetiva de las sociedades se puede contemplar la evolución de estadios sucesivos en la historia hu-
202
203
'I'E Uf{ íl\ AROU EO L()( ;WI\. U NA 1J\: 'J'R O I)\ ,I('C] ON
ARQUEOLOGiA E N 1I'1 MUNDO POSTMOlJ H ZV )
mana co nd ucen tes inexorablem ente a una fase fina l lla mada comunism o. O ta m bién , la clasifi caci ón de las sociedades en bandas,
tribus, je fatu ras y Es tad os.
3. La creenci a en un s istema moral a bs oluto derivado de la
reli gión, la nación o la et ni a, ver dadero en cualquier parle y en
cualq uier épo ca .
4 . Cua lqu ier esq uem a de progreso en la histori a huma na , sea
de naturaleza estét ica , artística o tecn o lógica . Por eje m p lo, gr an
parte de la hi storia de l a rt e tradicional presupone qu e h ist óri cam ente los artist as han m ejorado "le forma progresiva en su a fá n de
repres en tar a la naturaleza . O qu e los seres humanos poseen una
tecnolog ía cada vez mej or y m ás com pleja. Los pos tmodel'l1istas
sos tienen qu e es te tipo dc presun ciones acerca del progreso, im pl ícit amente enfa tizan muchas tip olo gías apare n tem ente at eóri cas
(por ejem plo , en la historia del ar te se evolu cion a de lo precl ásic o
a lo c lásico y del gó tico a l Rena c im iento, o c ua n d o en arqueo logía
se su pone qu e los progresos técn icos en una cu ltura dan lugar a
avan ces generali zados).
Para los postmod ern istas, todas estas idea s se re montan a las
p re sunciones bás icas de la Ilu st ra ción del siglo XVII I. Los filósof os
de la Ilustración p ens a b a n q ue m edian te el uso de la Ra zó n se podría acceder a cua lq uier prob lema humano de forma raciona l y
o bjetiva . La filos ofí a de la Ilust ra ción impli ca ba :
co m un ism o. Para la Ilustra ción podría ser el gra d ua l desp liegue de
la Razón en paralelo al pro greso de la h isto ria hu mana .
3. La creencia en la exis tencia de prop iedades ese ncia les del
«m und o rea l" fuera del mism o , de m anera qu e se pued en es tud iar
independi entem en te del texto, ind epend ien temente de io qu e decim os del mism o. Si existe es te m und o real, los significa dos pueden
Iijarse . Pero para los crí tico s de la m od ernidad no hav posibil idad
de hacerlo , pu esto qu e este m und o es s ólo pura ap a riencia . Para
J a cqu es De rrida , «n o h ay n ad a fuera d el texto »; sól o otros textos .
En otras pa labra s, el texto se refiere aparentem en te al mundo real,
pero cuand o m irarnos a l m u ndo real vernos que tam bi é n co nsiste
en un co n ju nto d e signifi cadores qu e se refieren a algo d ist into . La
pa la bra vasija se re fie re a un a cosa co ncre ta h echa d e t ierra con
a sa s, p er o la mi sma cosa hech a de ti e r ra co n as a s se re fie re a o t ras
cosas. Cad a m anifestaci ón sobre un h ech o , eviden te en si 111i s 111 3 ,
pu ede desgaj arse del hech o por su propia l óg ica in tern a , pue sto
qu e no pued e re feri rse a Ull m undo extern o estable: los significadores adquieren, pues, vida p rop ia. Derrid a demue stra , mediante
la técn ica de la d econ strucción , qu e po r más eviden te qu e parezca
un texto, sus significados pu eden volverse co ntra lo que el tex to
pretende dar a en te n d er;
Com o resu ltado de todo ello se di ce que la cond ició n post rnodcrna con te m pla u n mu nd o que flu ye lleno de signi fic ad os inestables sin ningún pun to de referencia fin a l. No existe la posibil idad
de profundizar en los eleme ntos esen ciales, en las cnractc rísü cas
Fundam ent ale s de los fen ómenos, p uesto qu e s610 exist e un ir y venir sin fin qu e nota po r e ncim a de la su pe rficie de la s cosas.
4 . Una pu esta en cuestión de la disciplinariedad , En el si glo XVTJJ , el es tud io del mund o re al se co m pa rt im en t ó en d istintas
d isci p linas p a ra abarcar fen óm enos di stinto s. Así , la fís ic a y la
qu ím ica trataron sobre los procesos físicos , m ientra s qu e la bi ología se inter esó por los o rga n ism os. Pero si tod os los text os se refieren a cosas di st in ta s de los su pue s tas . si la ca dena de sign ifica dores fluye y no se fija , el lenguaje no no s puede proporci onar la
po sibilida d de ser ci er tos, no nos pu ed e pro porcion a r ningún
pu nto d e refe re nc ia definiti vo , no no s per m ite fijar una interpretació n definiti va . Po r lo tanto , no pued e haber d isciplin as distinta s que atie ndan a cam pos de est ud io di stintos. La d ivisión d isciplinar es arbi trar ia depen diendo de un a cci d ente hi stóri co: de
CÓm o la hi st oria de los sistemas de pensamiento eclos ionó dura nte
la llustra ci ón .
l . La creenc ia en alguna clase de u to pía . Si la Razó n pu ede
a plicarse al estu d io de los p roblemas h um anos, ta m bi én deb erá
poder aplicarse a sus form as de organización. Por lo tanto, pod em os soñar en un a for ma de estad o perfectamente o rgan izada , y lógica mentc p od ern os cam inar hacia esta m eta aú n cuando pen se m os qu e no la alca nzaremos noso tros, pero qui zás sí nues tro s descend ierues. Pu ed e tratars e de un objetivo qu e sa bem os pe rfectamente qu e n o alc anzaremos, pero qu e al ser un ideal m ere ce la
pen a perseguirlo , co m o el id ea l del conocim ien to cie n tífico per fecto del mundo natural. Para Marx, la meta sería el co m un ismo; para F ukuya ma, el ca pitalism o bu rgués; para los positiv ista s, un a teoría defin itiv a cJelun iverso físic o.
2. La noció n de teleología en los asuntos h umanos. Teleo logía
es su po ner la existe nc ia de un gra n proc es o su byac en te qu e tiene
un pu n to de partid a .v un fin al perfectamente definidos ; por ejem p lo, en el m arxismo , la tendencia hac ía una mayor de sigualdad y
a lienación que cu lm ina en la ú ltim a revolución , la qu e da paso al
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¡\ I{CII. F e l! I IC;I,\ E N \ 11\ ¡\J ( ' N IHI 1'(J ST l\.ll lIlI J { ' 11
Algu nos in telec tua les po stm od ern o s h an desm o n tad o la haITera e n tre h is tori a .Y li terat ura . Pues to q ue todos los d o cumc nlos históri cos so n tambi én textos lit erar ios .Y t od os lo s historiadores escriben narrati vas . .Y toda lit era tu ra se es cr ib e enmarcada
po r un ci er to con tex to hist óric o , p ue d e n o exis tir a. pr io ri n in gu na distinc ión en tre' h is toria y ficci ón . Arg uye n lo s postrnodern istas que n o se pu ed e con fia r e n a bsolu to e n lo s text os ; es m u y rar o e ncon trar un a novela e n la c ua l Was h ing to n no sea la ca p ital
d e Es ta d o s Uni dos, o q ue los se res h u manos n o te nga n d os b razo s .Y dos pierna s. E n la p rá c tica, di sciplin as como la h isto r ia o
la li te r atu r a se co ns tru ven sin establecer cntre ellas diferen cias
sus ta n cia les pOI ' lo q ue se r efiere a l LCIna. La s d iferen ci a s qu e
reivin d ic a n s us pruc tica n te s d eberían s u e nt ida d a u n In u n d o ex te rn o qu e n o tien e Iroru erus fija s o es ta b les (la " fa la cia logoc énui ca »).
A final es d el sig lo xx, piensan los postmoderni stas , el pe nsamien to occide nt a l ha en trado en la «co nd ició n pos trn odcrna». Hi st óricarnente , tod as las gra ndes narrativas, así corn o las fro n te ras
discip lina res , han caído; ya n o q uedan historias verd ad e ra s ni ccrtezas en las qu e confi a r, El eje m p lo más o bvio es el marxism o . E n
J 90 0, los marxis ta s po d ían co n fia r en qu e la histor ia de l m un d o
habia tornad u la se nda d e la re vol ución y e! co m u n ismo. Te n ían u n
siste m a con el q ue exp lica r e l mundo, q ue parecía q u e funcio naba
.Y q ue les p ro po rcio na ba indi ca d ores sobre la m aner a d e pe nsar y
ac tu a r: H oy día , nada es tan cla ro co m o en ton ces.
Los postm od ern istas no ce n tra n s us cr ít icas en u n so lo sis tem a :
apu nta n a la erosi ón de la co n fia nza en un único «méto do cie n tíIico », tal corno vimos en el ca pí tu lo 3, así como al decl ive d e las
id eas decimonónica s so bre el pro greso evolu tivo (ca p ítu lo 9).
E l pos t rno d crn ismo es u na reflex ión qu e ha a fec tado a fondo a l
pensamiento occidenta l. E n arqu itec tura, los m oderni stas c re ía n
en la vigencia de una a rqu itectu ra sujeta a los prin cip ios de! ra cion alismo , corno contribució n a la so luc ión de pr o ble mas soc iales com o la m asifica ció n d e! ce n tro de las ciudades .Y co rno forma
de luchar co n tr a la m arginaci ón . La qu ie br a de estas cre encias ,
a legan los postmodern istas, refl eja la quiebra in telectu al d e las
su byacen tes filosofías modernistas .
Hasta cierto p un to , d eberíamos ha blar no tanto de post rnodernismo como de condicion postniodetna: se alega qu e el declive d e
la co n fia nza e n la Ilustr ación , e n la perfectibilída d hum an a, o en
una Verdad int rínseca, n o es a lgo suscep tib le de ser debatido , sino
qu e es a lgo así CO TllO u n es tado general, qui zás la m anera d e se r
del m u ndo a l Iin a l d el m ilen io.
Al p ensa mi e nt o postm oderno se le su p o ne n d o s «h ér oes» :
Nietszeh e y Witt ge nst ein , d os fil óso fos . El p r im e ro se en fre ntó a
la Ilustr a ción , a rgu men tan do en con tra d e la prim ací a de la Ra zón. El segundo em pezó su ca r re ra in telec tua l co m o Iil ósofo lógi co-posi tivista (véase cup üu lo 3) . In tentó crea r u n len guaje fi losó fico co m pleta men te n eu tro , un le ng u a je que d esc r ib iera el mu ndo
ex te ri o r de Iorm a tot alme nt e objet iva . Cuando se dio c ue n ta de s u
fracaso, Wittge nst ei n «vio la lu z» .Y de d icó el resto ele s u vida a de mostrar que la co m u n icación era un sim pl e «jue go lin g üís tico »
con reglas arb itra ri as , p ero con el qu e siempre esta mos di spuestos a jugar.
Qui ero , pa ra acab a r, ci ta r en parti cul ar a u n pensa dor co n te m po rá neo muy influye n te en e! d esarrollo del pen sa mi e n to postrnodcrno , hast a el p lin to de q ue es e! pensad or más citado por la a rqu eo logía co n te m po rá nea : Mic h el Fo ucault . Foucault estu d ió las
p ro p ue stas d e progres o de div ersas instituc io nes d e la Ilustra ci ón
en las que lo s valores ilustra dos de la Razó n pred omina ban por
enci ma d e tod o . E n tre ellas destaca n la re forma de las prisi ones.
con la qu e se pre tend ió sustitu ir los m étodos «bá rbaros » d e castigo por un siste m a pen al racio nal e ilu strad o ; el desarro llo d e la
m edi cina científica moderna y la prácti ca clí nic a: el tra tamien to
d e la lo cu ra y el desa rro llo de la id ea ilu strada d e q ue la locu ra e ra
una en fer me dad que pod ía tratarse mó dicamen te, In ten tó dem os trar que, lejos d e representar un «p r ogreso», tod as esas instituciones se lim ita ro n a d esarrollar nuevas formas de opresión en lo que
llam ó un a «socied ad di scip lin aria ».
El seg u nd o te m a de Fouca ult consistió en un a ta q ue a l esencial i5 1110 . La Ilustración c re ía q ue los seres hum anos accedían a un
conju n to d e fa culta des «no rm a les » o «n a tu ra les »: la posesión de la
Razón , una cierta forma de sex u a lid ad , una aspi ra ción a la p rivacidad y a la libe rt ad persona l. E n cada casu, Foucault d em ostró
cómo cada época histó rica tiene sus propias ideas acerc a de lo qu e
es «nor m al » y «na tu ra l». Por lo tanto , no pu ede h acerse r eferencia
a n in gún fun dam ento cie n tífico par a justificar nin gu na (o ri en ta c ió n sex ual», p u esto qu e no ex iste una de fin ició n intcrcu ltural q ue
va lide tal fundam en to .
206
T EO Rl A ARQUEOLÚGTCA. U1\.A I"lTROll UCCIÚN
Fantástico; p ero ¿q u é ti ene que ver todo esto
con la arqueol ogía ?
Prim er o, gran parte del pensam ien to postp ro cesualis la com parte con el pos tmodernismo ideas im po r tan tes co mo las sigui entes : la pérdida de co n fia nza en la Cie ncia , la crítica al ese nc ia lismo, el én fasi s en la d iversidad de lecturas y la d ificult ad de fijar el
s ign ifica do .
S in embargo, quis iera llam ar la a tención al lec to r para q ue no
caiga en la tentació n fácil de hacer eq uivalen tes a mbas líneas de
pensam iento. El cam bio prot ago nizad o por el postprocesu alism o
en a rq u eol ogía n o der iva sino que cor re en p a ral el o a l ca m b io protago ni zad o por el postrnodcrn ism o en el co n ju nto de las ciencias
humanas. En o tras pal a bras , los ca m bios q ue tuviero n lugar en el
pe ns a m ie n to arq u eo lógico d u ra n te lo s a ños oc he n ta y noventa ,
fue ro n un eje m plo m ás de los pro fu ndos ca m bios que reco rrieron
tod o el es pectro de las cienc ias h umanas.
Segundo, la pues ta en cue stió n de la díscipli n a ried a d por pa rte del POSL1110 d e r n is 111ü ha susci tado u n interé s genera l por der ribar la s fro nt era s d isci plina res. Al m ism o ti empo ha im plicado la
fragment aci ón del m é tod o. Si ya no hay un a ú ni ca Verdad a llí
fuera , espera ndo q ue a lguien la descu bra, es d i fíeil en tender có mo
pued e haber un a for ma co rrecta y o tra incorrecta de hacer a rq ue olo gía.
Las implicaciones para la arque o logía se r CSU 111 e n por lo tanto
en los sigui en tes interrogant es: a) ¿podem os rea lm ente ha blar de
un "método arqueológico " especí fico, distin to del de o tras d isciplinas ?, b) i.existe rea lment e en a rq uc o logía al go parecido a un
mét od o unificado?
Tercero , el postrn od ern isrn o sug iere '-lIJ C hay qu e co m pro m ete rse con otra s formas de con oci m ien to fue ra de la esfera de lo qu e
tradicionalm ente se co noce po r «ar queología » o «ciencia» . Co rno
mínimo tendríam os qu e pensar det enida y seri am en te en tod o lo
que queda fu era de la prácti ca profesio nal y ac adémica de la a rque o log ía y no desautorizar in media ta y sis temática men te o tras
formas de co n templar el pasad o con el califica tivo de «lu n át ica s ».
El postrnoder nism o sugiere que si no pu ede exis ti r un m ét odo
neu tro , formas a lternat iva s de co n tem plar el pasad o pu ed en tener
validez, no m ereciend o el anatema sim pl em en te 1'01' no respon der
a los procedim ien tos estableci dos por el método arqueológico . Po r
l',jl'lllp!O, q u izús no es temos de acue rdo con los huscadcll·c... d(' « [í -
ARO lJ EO LOGf.A E N U1\ N1U1\ DO p o s G l セ ャo
der n
o
207
neas de co nexión» o con algu nos nativos a m eri canos que tienen セ Qi
propia versi ó n del pasado, porque sigu en reglas que no so n est ric tamente las de la arqueología com o disciplin a ac adémica; no obstante, deb em os respetarlos y to mar en serio sus a rg umentos . No
podem os sim plem en te seguir es cribiendo so bre el pas ad o co m o
«pensa mos q ue debió ocurri r », independienteme nte del presen te.
En defini tiva , de bemos a tende r al co ntex to social, político y cu ltural de la a rqueo logía .
La arqueologí a no se hace en el vacío
Al ma rgen de las posicio nes tcoré tica s que ca da cual ocupa, la
mayo ría co inci de en se ñalar que la int erpret ació n arq ueológica no
exist e en el vacío, a islada del rest o del mundo. Antes de salir al trabajo el a rq ue ólogo lee los pe riód icos y se preocupa de la si tu ación
qu e vive el m und o. En el traba jo, las rel aciones en tre profesores y
alumnos man tien en las reglas establecidas y en la excavación el d ire ctor de exca vació n es quien to rna las decisiones so bre qué exca var y có m o ha cerl o , des pués de ha berl o con sultado co n los es pecialistas q ue fo rma n parte del eq uipo, Es decir. guste o no gus te. la
tom a de deci siones so bre la m anera de proced er en el trabajo a rqueológico vie ne enm arcada por un conjunt o de relacion es so c iaIcs y políti ca s .
¿Cóm o a fec ta es te ento rno a la interp retació n arqueológ ica?
Suced e que a men ud o no so m os conscientes de es te ti po de me dia tización . Tóm ese, por e jemplo, el estudio de la expa ns ió n del
Im peri o ro m ano . La m ayorí a de los hist oriado res tr adicion al es
protestaría n con e nojo an te cua lq u ier crí tica que sos tuviera qu-..セ
sus es tud ios sobre la roma nización , que d ios pretenden q ue S O Il
de scripci on es a ju sta da s a los «hech os que ocu rriero n », es tá n 1'1.,' "
pletas de prejuici os conscien tes . Hay a utores que se ñalan '1 11<'
aquell os estu d ios os no eran de hecho con scien tes de tale s preju i
cio s, sino q ue nunca llegaro n a plantears e el interro gante sigu il'lIte: ¿p or qué los nat ivos esta ban d ispuestos a asi m ilar tan rápid.i m ente q ue formaban parle de un sistem a imperi al? Ello C ll p:lll( '
se debe a l hech o de qu e para aq ue lla ge neraci ón los bc nc ficiox lid
im p erio era n 111U Y claros; en ca m b io , para nues tra ge llt' r: H.' il 'H I 」 セ
algo q u e- 、 ャ L ィ セ G ra zn na rxc.
Pe)!' \1 ) l ill ll l l , .iunq u c In a rqu eolog ía prochu nc SlI m -utru l irl.ul .
cst{l pn lllll ltl.\ll ll 'll k
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208
TI;ORí A A]{OLII-':OL()( ;rl'¡\ . u セ ᄀ|
I I\. T R O [) [ ;('(' J() N
La arqueología se entiende mejo r com o narrativa , co mo una 1'01'
ma panicular y po tente de m itología de lo s o ríge nes que e m pe z ó t'n
pleno s iglo X IX para to m a r cada H ':I. m a yo r envergadura co mo veh fc u lo de va lidaci ó n de los grupos soci ales co m pro metidos co n e l
desarro llo indus trial. In ac u m u lac i ón de cap ital 'y' la expans ió n colo -
nial (Hinsley, J 989: 79-80).
La arqueo logía como a ctivi dad c ultural es s iempre una fo rma de
hacer po líti ca y una man era de co mu nicar valores mo rales (Sha nks
y Till e)', 1987: 212).
Política es aquí a lgo m ás q ue h a cer p artidi smo. Tie ne qu e ver
con el ejerci cio d el pod er en s u sen tido más a mp lio , q ue va de las
polít icas y las prá cticas d el a pa ra to d el Esta do h asta las m ás se n cillas interaccion es hum an as . En este sen tido, tod o lo que ha cem o s y de ci m os es en cierto scru id o p olítico , Cuan do el d irect or de
exca vac ió n da in s lrucci ones a su eq uipo , c uando ded illos que un
a rgu m en to es m uv «se rio» , cu a ndo esc oge rno s qué proyec to de exca vac ión m e rece s er subve nciona do, cuando un es tud ia n te 111UY
seguro de s í m ismo gana la punida e n un de ba le a o tro m ás inseguro , todo son acci o nes o deci si on es polHicas.
Todo esto es muy emotivo y con tro vertido. Mu ch os es tud ia ntes
di cen que no les gusta la po lítica .Y que p rec isamen te por ello ha n
escogid o la arqueología . El a u tor clás ico Livio escribió s u Historia
también con este obje tivo. Pe ro ya hem os visto repe tid as veces e n
este libro cómo, al fina l, au nq ue exp re se mos d iferen tes puntos de
vis ta filosófico s, siem p re vo lvemos a l prese n te . E n cl ca pítu lo 2 vimos que los d atos eran m udos, qu e el pasad o n o exislía y q ue lo
que decíam os a cerca del pasado lo dec íam os d esd e el a hora y a q uí.
En el cap ílu lo 6 di scu tim o s el co ncep to dc ideología , y e n a l 5 vim os c óm o los teóricos crítico s condenaban la te oría de s iste m a s
por s u se sgo id eol ógico . E n e l ca p ítu lo 8 vimos la c r ítica fe m in ista
al discu rso a ca d ém íco en ge ne ra l y al a rq ucológtco en particu lar,
por s u fa locentrism o .
Estas cr iticas tienen algo en co m ún que es m uy sim p le de c n tender: cu a nd o un arqueól ogo re ivind ica qu e su posici ón es neutral y ap olítica , ¿qué trata d e esco nde rn os ?
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20')
7: E L CEME I'TE RJO AI'RICANO
Du ranle el siglo XIX, ent re 10 .000 Y 20 .000 perso nas d e o r ige n
a fr ica no fu eron en te rr ad as e n u n á rea de Nueva York qu e pasó a
ser conocida co mo el Ce men ter io Africano . Según un a estim aci ón,
«por 10 m eno s la m itad de la pob lació n actua l norteame ricana d es ce n die n te de africa nos, probab leme nt e tuvo por' lo m e nos a u n a n tepasado en terrad o aquí ". Es ta áre a cayó e n d esuso d es pu és de
1795 , fue rellenada y se co ns truyó en c im a . La ex iste ncia de esclavos de origen afr ican o en el Nueva York del siglo xvu r se fue olvidando. Se gú n Mich acl B1 ak ey:
La existen cia de un cem enterio africa no en la dudad colo nial de
N ueva York plant eó el probl ema ch.' la existenci a de una falsa represen tación h is tór-ica . La mayoría de los n ort ea m e ri ca n o s instru ido s
habían aprc.-ndi do que a pe nas había habido presenc ia africana en la
ciuda d. duran te el período co lon ial. y que en las co lo nias no rteñas no
habla habido es clavitud. El cementerio america no ay udó a most rar
que estas noci o nes fo rmaba n pa rle de tina especie de m ito nacional
(Bla kev 1995: 54 6).
En 1991 fu e redesc u bie r to y pa rci a lme n te excavado es te cem en t er io a nte la urgen cia d e l in ici o de de termi nado s p ro yect os u rba n ísticos. Se estu d ia ro n 400 tumbas a n tes de que la op in ión pública pidi era que se regu la se por ley el uso d el luga r y se s us pc n dieran los trabaj o s d e excavación co n el fin de p ro tegerl o y m ostrarlo al p úblico .
La in icia tiva d e a brir a l público el lu gar vi n o de m iem bros de la
comunidad nlroameri can a de Nueva York. La naturaleza de esta
preocu pac ió n p úb lica y la man era en qu e afectó a los tra bajos a rqueol ógicos es revelad ora . En pri m er luga r, la s de ma nd as form ales
a n te la j us ticia, a rg uyen do que el lu ga r deb ía se r p reservado, en con traron poca acogid a en u na legislació n vige nt e 'lue había sido
redact ada co n visi ón es trec ha so bre lo qu e de bía ser co nsiderado
«a rqu eo lógica me n te sign ifica tivo », y qu e, por lo ta n to, n o te n ía en
cuenta la s asoc iaciones c u ltura les que p ud iese tener Un lu ga r a rq u eológico pa ra de ter m inad os gr upos étn icos. Estas de mandas
Fu ero n ap oyadas p or ac tivistas de la com u n idad negra , p r inci palm ente p or el mayo r Dinkins y el Ca u cus Co ngresio na l Negro, El
bloqueo d el lu gar du rant e u na jorn ada im p id ió qu e se ini ciara n los
trabajos urban ísti cos.
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T E ORíA AR {) l JE O Ll ) ( iJ CA. lIN A INT RO lH JCC[ON
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La in ves tigación arqueo lógica ca m bió co m pletam ente. Los prime ro s estudi os de los huesos fu eron reali zad os por un equipo de
antropólogos forense s de la ciudad (MFAT), pero ante la persistencia de la presión ciudadana, a finales de 199 3 los huesos fueron
trans ferid os a l Cohb Biological Labora tory de la Universidad de
Howard. El equ ipo de investigac ión, lidera d o por el bi oarque ólogo
a fro a mcri ca no Michacl Blak ey, pu blicó pronto unos resulta d os
qu e impactaro n a la opin ión p ública : exce so de carga de trabajo,
malnu trici ón v enfer m eda des infan tiles .
El análisis -de los huesos no se puso en m anos de un equ ipo d istinto po rq ue sí: se trata ba de asegurar un pro yecto de investigación qu e tu viera o tro di se ño , qu e vin cu lase cie rtas p reocupaciones
po líticas (¿qu ién co ntrola los restos") con llu eva s idea s sobre c tnicidad y qu e ado ptara nuevas técnicas de trabajo . Según Tcrence
E ppcrso n:
c os, pro voca ran el ca m bio de n om b re (a u nq ue en el m omento en
que escribo es to los tradici onalista s de l New York Tim es y la New
York Histo rical Soci ety con tinúen utili zando la den omin ac ión
antigu a).
El d ía 19 de abri l de 1993 el cementerio fue design ado "Sit io
H istórico Naci o nal» y los p lane s urban ísticos qu e debían hacerlo
desaparecer fuero n definitivamente o lvidados.
La impli cación m ayo r de todo ello para la prá ct ica de la arqueología es que, dad o q ue lo qu e h ace mos es in evita blemente políti co, cam biar la form a de hacerlo no es un asunto fáci l. En es te
caso, no se trataba tan to de re escri bir el proyecto de investig ació n,
sino de hacerlo pú blico pa ra in terés de los q ue no SO Il arqueólo gos: de la gente qu e ocupa una posición problem át ica dent ro de su
cornun ldad . No existía una forma «co rre cta - o «incorrecta » de m anejar la co ntroversia del Ceme nterio Africano, a unque sí exis tía n
form as m ej ores que otra s. H a st a cier to pu n to , un a fo rm a C O lTI prensiva y sensible de man eja r la interpretaci ó n arqu eológic a consiste en el recon o ci mi ento de que exis te una multiplicidad de pu ntos de vista .
El e nfoque de l MFAT se ba sa ba en u na co ncepció n escn cia lis ta y
biogc n ética d e ra za . Cu a nd o se pasó el trabaj o a la Uni vers id ad d e
H owa rd , es te en roq ue fue s usti tuid o po r u n pa radigma in ves tigador
qu e en fa tizaba 13 a fin ida d ge n ética y la ide nti dad cu ltura l, po r lo
qu e s e agran daba la re leva nc ia so cial y la im po rtancia cie ntífica del
p royecto . Po r ejem plo, el proyecto rea liza es tud ios in novad o res mitocondri a lcs y nuclea r es (ADN) par a exa m in ar los orígenes ge néticos d e la población .v lo s ca m bios exp erim en ta d os con el paso del
tie mpo . Para relacionar lo s indi viduo s co n lus d istin tos o rígenes posibles , cultura les y region al es , en África se u tilizan m étut!os d iversos , co mo tu gen ética basa da en el ADN, la est ructu r a. ana tómica y
q uí m ica , el rastre o d e hu ell as q u ím ica s de o r igen m ed ioa mbie nta l
y lo s ra sgos c u lturales... Co mo q ue se t rata d e u na in vestiga ci ón que
co nsidera la et n icid ad co m o un a constr ucci ón socia l m ás que com o
un fenómeno biogcn érico, el d ise ñ o de l proyecto puede servi r pa ra
m ejora r n ues tra com p rensió n de l fen ómeno de la - eruogé ncs is» . la
cr eació n a ctiva, y la re invenci ón de la identidad cultural baj o u nas
co ndiciones d e domi na ción (E pperson. en p ren sa) .
No sólo camb ió la fo rma de investigar los restos; el eq uipo de
la Universidad de Howard pu blicó las bases del nuevo mét od o de inves tigació n para que pud iera ser ju zgado y modificad o por los
m iem bros de la co m u nidad negra. In cluso el no m b re del lugar y
el del mis m o proyecto se tr ansformó en un tema de discu si ón. El
lu ga r era co noci d o corno e l «cem en teri o de los n egro s », a n tes d e
qu e las obj eci on es de la gen te , jun to a los argu m en tos a ca d ém i-
La cuestión del rel ativismo
Bien, me parece (jite hemos alcanz ado 1m im passe. PI post11lode rni.sJ}lo
ha m i/lado nuestra co niianza en la racionalid ad cientülca. Hem os visto
que cualquier versión del pasado es política eu cierto sentido, Parece pues qu e
sólo ofrecemos la version que nos conviene, que conviene al presen te po lírico.
No , es to no co nviene preci samen te. Hay in ter pretac io ne s del
pasado mejores y peo res. No conozco a ning ún arqueólogo que
quisiera desm en tirl o. Incluso Jacques Der rida se a treve a decir : «la
definició n rela tivista de d eco ns trucci ón es falsa (cie rto: falsa, no
verdadera) y endeble; su po ne una mala (ciert o: m ala , no h ue lla) y
endeb le lectura de los textos, en prim er lugar m ía » (J 988 : 136-7)
Se ha n leva ntad o muchas crít icas a l rela tivismo des boc ado, críticas qu e tienen mucho de ir refut ables . Se pue de demost rar que es
fals o sos te ne r que la arqueología no ha «progr esad o ». Ya no creemos qu e el mundo se creó en el a ño 4004 a ntes de nu estra era. El
relativismo im plica una falacia lógica : «lodos los puntos de vista
tienen el m ismo valo r: incluso és te». E l relativismo recorta el valo r
2 12
T EOR íA ARQ lJI'O LÓ( ; ICA. U»;A I "TR(Jl>ti ( TI ON
de la arqueol ogía co rn o [ orill a d e conoc im ie n to . Par a m uc ha ge nte, la crítica m ás import an te y da ñin a al relativismo es qu e destruye nuest ra capacida d de luch ar contra o p in ion es políticamente in d esea bles e incluso detest a b les a cerca de l pa sado . Un e jem p lo de
ello es la nega ción del Holocausto . Pod emos des ea r reconocer la
va lidez de d iferen tes puntos de vista sobre el Cemen ter io Afr ica n o.
pero ¿quién su gerirí a qu e ello signifi ca qu e h em os de dar pá b ul o a
los pu ntos de vis ta ra cistas ?
Los pensad o res de n uestro tiempo tom a n ru ta s di versas para
sa lir d e este im passe. Much os siguen ins istie ndn en que la mayoría
de los datos arq ueo lógicos y su inter p retación es tá por encim a de la
pol ítica . La po lítica no dej a de jugar su parte en es te pu n to de vis ta ,
pcro a l ni vel del d eba te te orético que se s usci ta d es pués d e la interpret a ción in ic ial : coge rnos n uestr a cerá m ica y nos pre OCU p U111 0 S
de la polít ica a la h ora de int erpre ta rla .
Un procesu a lisia podría m uy b ien decir: " Po r su pu es to qu e estamos in flu id os p or las id eas de n u est ro tiempo . No p od r ía ser de
o tr a form a : nuestra s h ip ó tesi s sobre los p rocesos del pasado es tá n
en m a rca das por e l presen te , por d efini c i ón. Pero la es e ncia de la
ci encia es el uso d e proced imien to s r igu roso s d e co n t rastaci 6n
para ir m ás lejos de la simp le o bse rv a c i ón di rec ta de l registro a rqueológico . Por ello es tan im p or tante el d esa rro llo de la teorí a de
a lca n ce Inedi a . Sólo d esarrolla n d o m ét odos d e co n tras ta c i ón co n sis ten tes pod remos logra r h a cer a lgo más q u e sim p le litera tu r a sobre cl pasa d o . Pa ra el científico, n o importa d e dónde se saque una
idea. Lo im port a nte es q u e la id ea pu eda co n trasta rse cie n tíficam en te. Tú pu ed es ten er u na gran id ea pero d ebes con ver tirla en
una hip ót esi s r igurosa y lu ego co n trasta rla co n el mate ria l que o bse rvas. Es la forma q ue tie ne la cie n cia d e trabajar, y es la for ma
q ue se h a co mprobado q ue fu nc io na .»
Así, por ejem p lo , Jc rry Sablofl, a u nque se siente feliz de ver
que el tr a bajo de Wilk so b re las di stintas explic a cion es del co lapso
maya d e la época clá sica llama la atenc i ón so bre el influjo d e los
acon teci m ie n tos po l üicos co n tem p orá ne os , se cu ida bien d e s ugeri r Cóm o esto p uede ayu d a r nos a realizar u na ciencia m ejor:
Aun qu e las correlacion es qu e Wilk es ta blece so n interes a nt es, n o
pru e ban q ue la s tendencias int electual es vige ntes det erm ine n qu é ti.
po de pu ntos de vist a del co la pso fue ro n m ás aceptados, ni q ue ha ya a lgo necesa ria m en te "m alo » en que los a rq ueó logos se dejen influir por la s ten den cias po lític as. Sin emba rgo, si estas correla ci on es
/\ 1{( ,ll l n I I.lH; I I\ F I\ l l \l ,11\ 11 \' 1)( ) I' l l S l' l\lll )W I<'\JO
2 13
fuera n uccrt udns, ind icarían lo cu idados os qu e deben ser los in vestí ga dorcs pa ra asegurarse de qu e la s influen cias de l momen to n o les
aparten de hipó tesi s a lte r na tivas o limiten el tipo de da tos qu e reco -
gen (SahlolI, 1990: 166-1 67).
Dich o de o tra forma, el enfoque procesu a l ace pta que todo lo
que deci m os es político e n cier to sen tido , pe ro q ue gracias a l m éto do ci entífi co pod em os hacer a lgu na con tr ib u c ió n m ás que es crib ir simple litera tu ra so b re el pa sad o .
Últimamen te se ha di scutid o basta n te so b re este pro blema co n
el fin d e dar co n un ca m in o inter med io en tre el positivism o y e l r elativism o . Bruce Tri gger ha su gerido qu e el de sa rro llo d e la ar queolo gí a se ve impu lsado tanto por el co n texto polít ico co rn o por
un co noci m ie n to cada vez mejor de los d a tos que proporciona .
Tr igger es part id a ri o de un a versió n m od ificad a d e la teoría de a lcance medi o ca paz de dar cuent a del papel jugado p or la s distintas clases de i n flu encia. Alisan Wylie su gi er e que la for ma de rc laclo nar la teor ía co n los d a tos ha de varia r de ac ue rdo co n el co n text o o lu gar en el qu e se esté tra b aja nd o:
Los int errogantes sobre qu é posici ón ep istem oló gic a es ap ro pi ad a ... deb er ían solucionarse local men te , a la luz de lo qu e vamos
co nocien do so bre te m as esp ecí ficos y so bre los r ecurso s de que d ispo ne mos pa ra la inves tiga ció n . Deherta mos poder resistir la pres ión
de ad opta r u na posición ep is te mológica ge nera l vá lida para cua l-
quier cosa (Wylie, 1992b: 35).
Eli za beth Brum ficl nos prop or ci ona la últim a opinión sobre esta c uesti ón cu a nd o exa m ina la ca lidad d e los textil es en México .
En el período p re co lon ial, las m ujeres so me tidas a los a ztecas deb ían entregar u n tr ibuto en form a ele tejidos . La opinión fem inista
de la autora le hi zo ser escép tic a a n te la p o sib ilid a d de qu e las m ujeres se dej aran "e m bau can , por la id eol ogía , por lo qu e co n fió en
que, co n el tie mpo , «la calida d del tributo en tejid os se iría det eriorando ... ya que las mujeres in di as res istiría n la p resió n. Las mujeres ind ias de lib e radamente producirían unos tejidos m ás descu id ados y sen cillos com o forma de pr ot es ta a la exacció n tribu ta ria ».
Sin embargo, la evid en cia ar qu eol ógica sugiere que la ca lida d de
los teji d os no d ecl in ó. E l «rech azo d e la h ip ótesi s », no obst ante, n o
provocó que Brumfiel rech a za ra el marco en tero d e proposicion es
teo ré ticas del que d er iva ba»; a l con tra r io, h izo las m od ificaciones
opor tu nas de su teoría: "la resiste ncia a la exp lo tación n o puede
2 14
2 15
TEORiA AROU EOLÓ GICA . UNA INTRO D UCCi Ó N
ARQ UEOl. OG íA EN U'< MUN DO POSTM ODE Rc,O
man ifest arse cua ndo las actividades ... so n vulnerables a la su pervisión y con tro l de la cla se dominan te. Esto m e permite se gu ir
pens ando qu e los q ue co nceden pesa a la dom inació n ideológica
ti enden a m en ospreciar la frecu encia de los ac tos de re sistenci a y
la imp ortancia de la coerción pa ra m antener el do m inio » (Bru mfi el, 1996: 4 54, 458).
Concluye Bru m fiel:
tratar se de pura te star udez por su parte, Peo r aú n, su negativa testaru d a en r eco n ocer lo s datos n o se co n tem pl a , por parte d e la comunid ad académ ica en su co njunto, po r lo que cs . As í, m ientras
«nosotros » somos re ce ptivos a la resistencia de l dato, «su» form a
de contem plar los datos es la de u n arr oga nte ind ifer ent e. Y no soy
tod o lo im pert inen te que po dría se r :
Much o a n tes q ue d e que lin o op te, en fu nció n d e los d a los d isponibles , ent re coerció n y d o mina ción ideol óg ica, la m ism a necesidad
de optar queda elim in ada gracias a un d iscern im ien to te orético qu e
cla ri fica la rel ac i ón co mplemen taria ex iste nt e en tre los d os fenó menos. In clu so e nto nc es los datos s iguen teni endo una gra n importancia ... Por eje m plo , aq u ellas observaciones so b re la calid ad del tribu to
en tej id os.., me ha n p ro porci on ado u na llueva vía d e in vestigació n
so b re el grado d e vu lne rab ilidad a l que se ven so me tid os ho mbres y
m ujeres ante la coer ción eje r cid a po r el Estado , grad o qu e difi ere se gú n la locali zació n del t ra baj ad o r o el tipo d e bi enes prod ucidos
para el Estado. Lo q ue he obte nido de es ta in ves tiga ción a fect a rá mi
manera d e co nte m plar las formas de do m ina ció n ide ológica .v de re -
sistencia, en futuros estudios (Brumlicl. 1996: 459).
Mi propi a opin ión so br e el as unto coincide co n la de Brurnfiel,
pero con un añadido: Brumfiel, Wylie, Triggcr y ot ros fa brican su s
a r g u men tos en forma de «ré plica » a la «critica postprocesua l». Sin
em ba rgo, p ienso q ue hay muy po ca cosa en sus argumentos q ue
contradiga los principios de la arqueolog ía pos tproces ua l, Ciertamente , no co no zco a ni ngún arqueólogo qu e declare abiert am ente
su a dicción a un rela t ivis m o sin m atices ,
El context o del r elativismo
Considero interesa nte in dagar los motivos que inducen a m ostrar tanta pr eocu p ación por los peligro s del rel a tivismo. Cre o, en
cu a l q u ier caso, que exis te n vari as razo n es.
El r ela tivism o está desa for tu nadamente muy presen te en
gra n parte de la actividad arq ueológica de n uestro tiempo. A pesa r
de los dato s huérfanos de respuest a que recopila mos de form a
ne utral y objetiva , n uestros o po nen tes siguen sin rec onoc er la rcc 1.
t it ud d e nu e s tr o s a r gu m en tos y la in correc ci ó n d e los
S I IVClS ;
d e l» -
"
Cua ndo Ga nana th Ob cycsckere pu blicó su lib ro Thc Apotlt eosis
of Captui n Cook... [este a u to r] ha bía j unta do un a h is to ria tan endebJe, q ue esta ba seguro qu e lus críti co s de las p ub licac io nes es pe cializ ada s lo a pa rtar ían de sus m esas , ya que se d aría n cuen ta de las
t ra mpas q ue ha b ía hech o u tilizando m i p ro pi o trabaj o. Me eq uivo qu é. La Amer ican So ciet y 01' Eight een th Ce n turv Stud ics o to rgó a
The Apo th eosis al"Captain Cook el pre mio Louis Go tt schalk co r res-
11
i
i
I
pondient e a t992 (Sahlins 1995: ix).
2. Mu ch os de los au tores involu cr ados en la lu cha co n tra el
rel ativismo han ju gado su papel en el proceso de rc lat iviza ci ón
q ue se perci be en el di scurso arqueológico . La insistencia de Mark
Leon e en la teo ría de alcance me d io llega despu és de ha ber de sarro llado u na arque ología ab iert amente m at eria lista. Brum fiel y
Wyllie so n Ierninist as dest acadas. Kohl ha es crito sob re la po litiea
de la arqu eología. Los tra baj os de Trigger a princip ios de 1980 se
ci ta ban ruti nariamcn te co mo ejem plos de la nat uraleza inevit ablem ente pol ítica del di scurso arqueológico (su trabajo de 1980 sobre
los «in di os am erican os » fu e u na de las prim eras alu siones qu e llegó a mi s m anos s iendo estudiante, sobre las relac iones existen tes
entre arq ueol ogia Y pol ít ica).
De hecho, la paz se ha rot o en el reino de la epistemología . Con
la notable excepci ó n de los positivist as de lín ea d ura y de los arqueólogos co nd uctistas, po co s desa u tori zarían la idea de qu e es tarnos inevitabl em ente in fluen ciados por las circu nstancias políticas
.v socia les , y de que los "datos en bruto » no existen lib res de sesg o,
influen cia o pro blem as . A la inversa, pocos dirían qu e los dat os carece n de im po rt an cia, ya qu e com o m íni m o tejen u na red de re sistencia a las interpre taciones q ue deseamos darl es . La ma yoría de
no sotros diría q ue esta red es muy fuert e y qu e los m ét odos de qu e
nos valem o s sirven para forta lecerla aún m ás.
Lo s d eba tes ac t u a les tienen, s os p ec ho, mucho q u e ver co n
I:\s ]X' IT l 'PI.' jol ll' S , u-mores e in certidumbres propios de un mund o
PO Slll IlHkl ' lll l. 1' 11 p.ur icnl a r p or el lu g a r in ci erto que o cupa la
I
2 16
TE ORi A ARO LJ EO U)C ICA . UN A I NT IH JI) I I( 'e H )N
arque ología en la p r áct ica intelect ual y aca démica. Más qu e rép licas o refu taciones a la Iilosolta po st rnodern ista , estos debates so n
sin tom á ticos de la s difi cult ades que con lleva tra ba jar baj o la influencia de In co nd ición postrnodcrn a . Tod os los p art ici pantes de
es tos de ba tes han cont em plado las cosas a tr avés del cri stal de las
ce rt id u m bres ingenuas de la retór ica posi tivista y han experimentado las realidades de un m undo que es in ciert o y d ifíci l de vivir;
C APíT ULO
12
CONCLUSIÓN: CON F U CTO y CONS ENS O
Un momento, por [ avor . Ahora me doy L'l I t'!11 a de que ha hab ido llI la
gran omisión que rlO podem os penuitir qu e siga. ¡ Qué es tcoria? No podemos acabar sin haber deiinido el térmi no teoria,
Bien , vim os en el ca pít ulo 1 que h a bía diferen tes defini ciones
de tcorí a . Seg ún su pu nto de vista teo rét ico, cada uno es coge la
que m ás le gusta.
Reco rdemos la figu ra 4. l . Para muchos positivis tas , la teoría es
un conjun to de fin ido de proposi cio nes que pueden presentarse y
co n trastarse co n relación a los da tos . Pa ra los proponen tes dc la
teo r ía de alcance m ed io exis ten u na seri e de méto d os qu e permiten co ntrasta r la teoría co n los da tos .
Según este pu nto de vista , la te oría se define de fo rma estrecha
y p reci sa . Se tr ata de un co n jun to de p ro posicion es generales, que
pu ede co ns istir en ge neraliza ciones acerca del regist ro arqu eo lógico («la formació n de los Estados se correlaciona co n la ap ari ción
de redes rc d istri butivas de iruercarnb io ») o so bre có mo deb emos
abo rdar el trabaj o arqu eológico (vren em os qu e convertir la co ntrast abilid ad en el cri teri o ce n tra l de n uest ra ep istcm olog ía »). Los
datos que m an ip ul a mos n o pue den cam biarse, según esta perspectiva : existen independ ientemente de la teoría qu e u tilicemos . Much as de las cosas que hacem os co mo arqueólogos (m uestreos . re cu peraci ón de rest os esparcidos de cerám ica...) SO Il si mples técn icas. Las cuestiones que las técnic as so lucionan pueden tener un
co n tenid o teó r ico , pero las técnicas en sí y los datos q ue dan fuera
del d omi n io de la teoría .
En el o tro extremo se mueve el pun to de vista qu e piens a que
to da la arqueo logía es teoré tíca, por lo qu e la teoría es definida de
2 1S
I' U J ({ [¡\ ,I\ J{() IJl :U U H II ( 'I\ . [ 1:-.l A i イ| t r H i j h ェ H G H G }サ I セ
('{ l NC I.L S IO N : CON I:U l " ]'() y c<Y\SI :,\lS{)
fo rma m u y ge neral. Co mo vimos, los postprocesua lis tas piensan
qu e la s técn ica s y los dat os co n lle va n un a ca rga te óri ca qu e o bliga
a los arq ueó logo s a es ta r prcpnrados para teoriza r en c ua lqu ier
m o m ento d el trabajo. Algunos incl uso va n m á s lejos y sigu ie nd o la
teoría cri tica a rguye n que mucha s técnicas p resenta da s corno neutras co n tie nen tin a e norme ca rga teó r ica. Recuérd ese que para los
pos tcs tru ct u ra hs tus, incl uso u na fra se ba nal sobre la rea lida d de
los h ech os, co rno d eci r "h a y 23 mo lares d e ce rd o e n cI n ivel 346 »,
rep resen ta u n a su en e de decla ra ci ó n , p erte n ecient e a U I1 text o,
q ue puede ser d econ s trui da . Los pos tprocesua lis tas pu ed en tom ar
otr a línea d e a taq u e: "Por .s u pues to qu e el nú mero de molares de
ce rd o es una a firm a ci ón sobre u nos hechos: p ero ¿po r qu é apar ece donde apar ece en es te te xto ? ¿Por qu é el d ir ector de exc a vac ión
decidi ó p on er tanto én fas is e n la re co ns tru cc i ón eco nó m ica d e este yac im ie n to h asta el pu nt o d e exc lu ir ot ros e le m en tos>, De la
mi sma man era que las fem ini stas pi ensan qu e la d esigual dad pen etra a fo ndo la vida co tid ia n a , y tanto s o t ros qu ie re n ha cer en ten d er la importanci a de la políti ca, es te pu n to de vista sos tie ne
que toda o casi toda actividad a rq ueológica cae d e n tro del ám bi to
de la teo ría .
Sha nk s y Tilley escri be n:
car te oSerás e tique tado d e «extre m ista» o de «m ode ra d o », de «conform e » o d e «m a rg ina l», d e «e m p tri co ingenuo » o de «rel a t ivis ta
r esba la d izo ». segú n la opción qu e to m es . ¿Qu ié n se e nc a rg a de d efin ir lo q ue es ca d a cosa? ¿Q u ié n dec ide qué d irecc i ón ha de tom a r la teoría ?
Quiero presen ta r a l respect o cuatro p u ntos d e vis ta di s tin to s:
La te oría es tota lm en te su bje tiva . No es u n prod ucto técn ico
cual quie ra de un especia lis ta , sino una producc i ón delimitad a y lo caliz ada que surge de un a int era cción esp ecífic a y contex tua liza da e ntre lo s individ uos, las exp er ie nc ias que tra en con sigo es tos individuos, la manera en qu e inte ra ct úa su vida y su trab aj o, y la forma e n
que los a rqueólogos se las com po ne n para llegar a di sponer de un
cuadro del p a sa do basad o en los re s tos de ma teriales co nt ingen tes
(Sha nks y Tillcy, 19R7: 2 12-21 3),
2 1')
La c ie nc ia tra baja de fo r m a respo nsable. Cr eamos n ues tros da tos en el pr esen te . Pr ocu ram os media n te el uso de aná lis is de r-ccono cim iento d e p at ro nes o b te ne r u n co n oc im ie n to sobre la forma
de organiza ción del pasad o. Propon emos id ea s sobre la na tu ra leza de
las organ izaci o nes del pasado y so bre su evo luc ión , En es ta sit u ación , el ci entífi co ad q u iere res pon sa bilidad so bre el pro ceso de
adqu isic ió n de expe r ie nci as co n el fin de poder propo rci ona r compro baci o nes rea les sobre la pr ecisión .v u tilidad de sus id eas . Un
apren di zaj e respo nsabl e dep ende de hast a q ué punto el per fil de la
inves tigac ió n ex po ne a l inves tiga d o r a amb ig üed a des . inadecuaciones e im prec isiones en la s ideas yuc gu ía n ta nto la prod ucci ó n de
da tos co m o las tenta tivas pa ra co m p re nde rlos. Pero la cl a ve pa ra
co nse gu ir el éxito en n ues tro tra ba jo es el mu nd o de la ex pe r ie nc ia .
E l m u ndo ex terno e xis te P (W d erecho p ropi o y ello incl u ye la s pro p iedades d el regis tro a rq ueoló gico... Pre tender qu e nu estras herra mientas co gnit iva s no s a isla n del In u nd o exteri o r es una fa lsed ad
(Bin fu rd , t 987: 403) .
Definir una posición i n tcrm c d ia
Du rante los años set ent a , es n-uctu ra lis tns, po stestru cturulis tas y
Juego «postprocesu ulis tas » rea cciona ro n co ntra el Iu nciona lisrno de
la Nu eva Ar q ueología , pidi en do un mayo r én fas is en la s id eas y la s
creen cias de las socieda des del pas ado y cri tic a ndo la id ea de la nece si da d d e con tras tar tod as las hipót esis, pu est o que to do conoc ímiento es su b jet ivo. Los proccsn alis tas resp on dieron reaf irm an d o la
im porta ncia ele la co n tm s tac ión - ¿d e q ué o tra forma pod r ía m os escoger en tre teor ías opucst asr-e-, a u nq ue ace p ta ro n la necesidad de
indaga r s in prej uici os e n las idea s y la s cre encias, en los aspec tos
co gnitivos de una cult ura , y desurrollur u na meto do logía aco rde co n
la neces idad de re conocer el pa pel del ind ivid uo y de la es tru cturación en el co m ienzo del camb io . Una n ueva s íntes is cog nitivo-proces ual pa rece q ue ha su rgido e n la d écada de los no ven ta. (Re nfre w
y Bah n . 1996: 473 ).
¿Lo és r ealmente ? Es tu o pción , p e ro h ay m u ch a s pos ib ilid a d es de que la opción qu e escojas sea ca teg nriza da e interpret ada
a n tes de que tenga s la op ortunidad d e abrir la boca p ara jus tifi-
La experie ncia eu rope a d emu estra q ue podemos aceptar sin prob lemas qu e el pasad o y la arqueo log ía están soci a lme nte deter m ina d o s y al mis m o tiem po que n o hay qu e renu nciar a ma nt ener U JI
co mpro m iso rigu roso co n el m ét od o ci en tífico ... Como arq ueó log os.
He in tentado se r co m p re ns ivo co n la s di fe ren te s p osic io nes
teor éticas, por lo que cu a lqu ie ra que se a la opción teor ética q ue
decida s a dop tar; ya es cos a tu ya .
22 0
1'I':O IÚ,\ ゥ| QサH
I i jャ セ HI lH
IH[
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N Ut\:A I NT I<OI H :CCJO N
n o hace fa lta dej arse llevar por el p esi m ism o de pens a r qu e la única
altern a tiva a la arqueolo gía procesu al pos itivis ta es el relati vism o y
el cau s o Las tradic iones eu ropea s d em ues tra n qu e exi ste un a ga m a
d e po sibili da d es satisfacto r ias en tre los d os ext rem os (Ho d de r,
1991,,; 21-22).
Para el idealismo su bjet ivo de la a rq ueolog ía cicn tifi ci sta su stituim o s el propósito de la d isciplina por u na cienc ia di al éct ica del
pa sa d o y de l p resen te inform a da po r un a hermen éutica a bso luta m ente co m p rens iva qu e persi gu e la intelecci ó n d e las cual idad es po Iival ern cs de un m u ndo so cia lmen te co ns tr-u ido co m o el que ha bi tamos. Nosot ros m ant en ern os el rec ha zo ha cia un a visión del pasado
qu e se presen ta co mo una realidad o b jetiva a travé s de lo s te xtos a rqu eo ló gico s 0 , al te t'nm iva m cnte , co rno a lgo su bjetivo. No se tra ta de
es coger e n tre un a cosa ti o tra . La teo rfu .Y la p rá ct ica arq ueol óg ica s,
en ta n to q ue cre ac i ón en el presen te, u'axcicu d e n co mp leta men te csla
división artificial (Shanks y Tilloy 1992; 243).
¿Ha cia dónde se d irige la teo ría arqueo lógica ? Cada una de la s
opiniones citadas muestra un punto de vista disti n to. En ellos hay
im plícita una for ma distin ta de en tend er qué ha sid o la teo ría y'
qué es en est os momentos. Cada u na seña la una «corrien te prin cipal» y di stin tos ram ales vistos como m argina les o pe r iféricos. Ca da fra se es mi ejem plo de retórica.
Los paral elismos ret ó ricos no so n aje nos a ningu no de los bandos teor étícos. Para Binford y Sha nks y Tillcy no hay luga r a las
medias ti n tas : o se es de un bando o del otro. La cie ncia es lo q ue
es porque lo di ce Binfo rd . Tómese el me jor y más accesib le libro
de Binford, 111 Pursuit of tlte Past (EI1 busca del pasado, en su versión en españo l): la cuestión de la definición de cie nc ia y de mét od o cie n tífico se so luciona Con una no ta a p ie de página . En el e nsayo citado, la palabra «cien cia » se me ncio na m ás de cincu en ta
veces; sin em ba rgo, ni una sola ve z se ha ce re fere ncia a los pun tos
de vis ta no posit ivist as, com o si no ex istieran . Por lo tanto , los lectores que afrontan por primera vez u n di scurso sobre teo ría arqueológ ica co n la lógica insegu ridad del que se sabe p oco du cho
en la m ater ia y sin las sufi cient es credencia les no tie nen ot ro reme dio que toma rlo a pie s ju ntillas , o aba ndo nar. Lo que Binfo rd
so stiene , o se acep ta o se recha za , no hay térm ino m edio . Algo simil ar pasa con Shanks y TilIey. De entra da , hay q ue so brepone rse
a la jerga q ue u tilizan. Una vez hech a la inversi ón en tiemp o y esfuerzo intelectual reque ri do s para llega r has ta la página 24 2 de su
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CO .\ i I·"I.Il.:'I U y CU NSENSO
22 1
libro, ya no qued an fu erzas par a in clinarse por otros pun tos de
vista o di scuti r su s argu m en t os.
Arrib os a u tores se enza r za n en un a retórica de la co niro ntacion ,
Si no se es tá de acuerdo co n Shanks y Tilley es q ue tcoré ticam cnte u no está perd ido, se es a lgo así co mo un d inosaurio int electual.
Si no se es tá de ac ue rd o con Binfo rd, simp lemente es qu e uno n o
es un científico.
Hod der y Ren fre w y Bahn so n más su tiles en su enfoq ue . En
a mbos textos se cu idan de elegir un a h ue ste de aliados po dero sos
en su s ca m pos resp ect ivos. Ambos optan por una retórica de la
con ciliacicm : recon ocen que otr os puntos de vista tam b ién tienen
ciert a va lidez, a unque por supuest o q ue también hay o pinio ne s
qu e real mente so n absolu ta me nt e margin ales.
Hoddcr fu ndamenta su pu nto de vista en un artícul o in tro du c[Olio del libro Archa eological Theory il1 Europe: The Ú W Three Decades. El ensayo se en m a rca en la re tórica de lo s ideales euro peos :
certifi ca la exis te ncia de un a vibran te trad ición teoréti ca eu ro pea
.Y se ñala q ue la teoría, más qu e nunca es tá en boga en Europa.
Hodder co ntrasta es ta opinión so bre la situació n en Europa con
una visi ón pes imi s ta so bre lo qu e es tá suced iendo en América del
Norte, donde la es terilidad se im pone, en parte fruto del domini o
que ejerce all í el procesualisrno. Es sorprende nte que Hod der cite
a Renlrew para a poyar sus pun tos de vista , crea ndo así una pod erosa a lianza q ue irru mpe en m ed io de las di visorias teo rét icas. Es
com o s i Hod de r d ijera "fijaro s , lo qu e di go aq uí no es lo que d iría en una re u n i ón de postpro cesual ist as: una figura imp ortante
y prestigiosa de un ban d o di sti n to ha d icho prácti cam ent e lo
mi sm o ».
Ho dder crea o tras alia nzas leo réticas y so cio polít icas, mi entras
posiciona sus ideas de for ma muy cuidados a para no herir alguno s
sentim ient os muy d ifu ndid os dentro de la teoría arqueológica . Si
eres un escép tico con relación a las ingen ui dades de la Nu eva Arqueo logía , sfgue me. Si cre es en la idea de un a arqueología e urope a
di stin tiva , a bo mina del positivism o , acepta la s ubj etividad y abra za la h istoria : resum iendo, acepta en tér m inos generales m i posi ción teor ética , Es ta deci sión no va a costa rt c mu ch os sacri fic ios ,
puesto que ya no hace falta co ntar con las teo rías que deja s atrá s:
en cierta mane ra , es lo que has estado haciendo a lo largo de tu ca rrera, a n tes de que la Nueva Arq ueo logía a parec iese.
Hod der tiene cuidado en acop lar es te arg umen to arqueo lógico
con la descripción de lo que políti camente está su ced ien do. En-
222
I F I >ldl' ;\ 1{C)11l;.( 11 ,1)1 i l( "l\.. 1;N /\ I セᄋ ヲ ョ uI
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vu e lve e l ca pítu lo correspond ie n te co n refer enc ia s a lo s es critos de
Gustav Kossin a, el arqueó logo a lemán cuyas ide as prestaron apoyo a las idea s fa sci st a s sobre la supremacía aria , Si la u ni versidad
y la política se r ela ci o na n ta n to, su apela c ión a u n a clase media
académ ica europea inflama da de se ntimie n tos liberales e internacionalistas no deja lu ga r a duda s. S i eres un «b u en eu ro peo », tanl O e n tu tr a baj o co mo arq u eólogo com o e n tu forma de vivir la c u ltura y la po lítica, d ebes hacer a rq ue o logía post procesual ,
Rcnfrcw y Ba h n tambi én p rocu ra n o cu pa r un té r m ino m ed io
equ id is ta n te de un os extre m o s que se con cep t ú a n como d es eq uilibrad os y poco razo nab les . Ob sér vese e l con texto d e los comen tarios d e es tos aut or es, Su j u icio se sitúa de n t ro de un di scu r so más
gen er a l so bre el d esa rroll o d el pensa mien to a rqueol ógico, Es te
d iscurso tiene una estr u c tu ra m a rcad ament e progresi va , ya q ue
com ie n za en los orígenes d e la arq ueolo gía para segu ir con los
gra nd es descubrimient os de la d isc ipli na , a sí como con la s figu ra s
que hici ero n é po ca , E l desa rroll o ú ltimo d e la teoría , qu e seña la
claramen te un p r ogr eso co n r especto a lodo lo ant er ior, es para
ellos la arqu eología cog n it ivo- p rocesu a l. Aqu í la teoría se exp lica
C0010 si se d irigier a a co nsegu ir un nuevo co nsenso , «q ue ace p ta
de b ue n grado obtener co noci m ie n tos de cu a lqu ie r desa rro llo
postproce sua l apropi ado » [¿q u ié n defi ne q ué cr ite rios seña la n lo
q ue es y lo q ue no es a prop ia d o ?], a u nq ue «no acepta el re c hazo
"revo luci on a r io» d e lo s logr os po siti vo s de la Nu eva Arq ueología »
[¿quié n decide qu é re ivind ica c iones son r evolu cionarias o n o lo
son?],
Renfr ew y Bahn se muestran co m o verd a dero s m a estro s cu a n do escogen d ónde situar esta s o pin iones: un manu al d e primer
cu rso de carrera . Se tra ta de un libro excelen te qu e h a teni do una
gra n acogida, E llo los co loca en la posición adecuada p ara o rgani za r a lianz as fu ertes y exte nsas, Los primeros a lia dos ha de ser cvide n te m en te la nueva ge n era ci ón d e es tu dian tes de arqu eol ogía, Algu nos de e llos constituirá n la n u eva gener a ción de arqu eó logo s;
otros, después d e h aber pa sado por u n cu rso de introd u cci ó n , segu ir á n adelante para co nve r tirse en protagon istas in telec tuales ,
c u lt u ra les o po lítico s de la fu t u ra socieda d britán ica o nortcarne ricana. Paralelamente, a l aparecer e n un m an ua l de prim er curso
pueden encerrar sus op iniones en u na es pecie de ( caja negra », Los
estu d ia ntes d e lo s cu rsos in ici ales tiend en a a ceptar lo que leen
como verdadero s h ech os, o com o mínimo com o doctri n a ob ligada
por proced er de exp ertos , Ademá s, tienen otr as asign a tu ra s y m u -
l' ONl' LLS IOr-:: CO:-J FLll'TO y CONSENSO
223
c hos ex ám enes , La m ayor ía de lectores . p u es, se mues tra poco inclinad a a to rnarse el tie mpo y e l esfuerzo ne cesa ri os para abri r
co n ven ien temente la «ca ja n egr a » Y ver 10 qu e h ay d en tro . Ha rí an
algo parecido con sólo ir a la sección dedica da a la bibl iografía com en ta d a. Allí e nc o ntr a rí a n que la e xisten cia d e esta llue va esc uel a
cen t ra l qu e r epr esenta se r la arqueología cog n itivo -proces ua l só lo
es apoya da po r c inc o refere ncia s, una de la s cu a les s ólo tie ne la fec ha d e pu b licac i ón e n la década d e los no ve n ta (es decir, una ve?
se ha producido el im pa c to de la s id ea s postprocesunles). Y, a l revés, los estudian tes e ncuen tran qu e la s r eferencias en la bi blio grafía
del libro de Re n fre w Y Buhn des tinadas a apoyar lo que los autores
interpretan C0l110 una reacción de los añ os seten ta a la Nu eva Arqueolog ia, de hecho se or igina n en la década po steri or. Esta falta de
ri gor en las fechas si se a p licase a l cu ida do de la cro nología prc hist órica co m portarfa que toda vía crey ésemos en la di fu sión dc los
m ega lito s,
Al mi sm o tie m po, a l situ a r sus com en ta r ios en u n texto «m er am erite» in tr od u cto rio , Rcn frc w y Bah n no tien en qu e proporcio nar
u na docu m en ta ci ón a cad ém ica detalla d a sobre es te nu evo consenso a lr ede dor de una arqueo logía cognitivo -pr oc es ual. Lo qu e les es
m uy ú ti l, ya que e n mi o p inió n, tal co nsen so no existe. El té r m ino
cogn itivo-p ro cesua l o la exp res ió n procesualis m o cogn itivo no es
m ás q ue un recurso s lin gü íst ico p ara ocu par el t érmino m ed io
mi entras se mini m izan lo s d em ás en foq u es .
El segundo golpe es pec tac u la r de Renfrew y Ba h n co n sis te en
reco noce r la exis te ncia de u na divers ida d de pu n tos d e vista, E llos
se levan tan po r en cima d e la s pequeñas intr igas d e los teó ricos para poder lan za r m e jo r' s us op in io ne s a utoriza das, Y, sorpresa para
lo s le ctore s, s us co men ta r ios im parcia les sob re lo que piensan que
es la d ir ecci ó n que toma hoy d ía la teor ía ¡co inci de con los ca mpos d e in vest iga ci ó n q ue a ct ualm ente co ns tit uyen el o bjeto p r incip al de s u inve stiga ci ón !
¿Cu ál d e los cua tro en foques sobre la te or ía arqu eológica es
más "hon es to »? En cierto sent ido, es el de Binfor d , puesto qu e es
el único a utor que hace a lguna a lu si ón a sus impresio nes al te ner
co nc ie nc ia de que las co r rie ntes teó ric as de l m omen to se a pa r tan
de s u s tesis , ¿Q u ié n es e l que se lleva el gat o a l a gua? Re nfrew y
Bahn, quie ne s acier ta n s im ult áneamen te a reconocer y a m arginar
lo s otros pu nt o s d e vista , y a l mi smo tie mpo a di simu la r s u papel
d e protagon ista s mi entras aparec en CO l1l0 u n os comen ta rista s im parci ales .
224
TFORIA AI{()l:H)],O(;](';\. l,NA IN'I'R(l1H,'('{'[()\.
Bien, debo decir que parece que hay ulgo más que un soplo de hípovrvsia en todo ello. En primer lugar, Renirew señala que el misnüsímo tcrnn.
no «postprocesual. )'a es arrogante en tanto que presupone que rcemptn :n
algo que ya ha pasado .v que por lo tanto sobra; añadíria que se trota de 1II1
ejemplo de retórica eH 111m sola palabra. En segundo lugar, me parece que
su libro hace exactamente lo mismo que ataca de Renire-» y Baírn y los demás. Enmascara como argumento autorizado lo que solo es Wl punto de
vista personal.
Bien, yo no ataqué a Renlrew y Bahn; intenté explorar su manera de situarse en una posición tal que ensalza sus alianzas y minimiza sus oponentes. Todos hacemos lo mismo }' este libro no es
una excepción.
Este libro presenta la teoda arqueológica como una narración. Intenté conscientemente con este método relacionar de una
Iorrna clara teoría, práctica y contexto intelectual; por ejemplo,
cuando relacioné la arqueología postprocesual y el pensamiento
representado por la teoría social en la década de los ochenta.
Claro que una narrativa así dehe presentar a la arqueología postprocesual COTIlü la «definitiva», tal corno Renfrew y Bahn hacen
con respecto a la arqueología cognitivo-procesual. Para dar tal
punto de vista puse de mi lado a una cadena de aliados: los cambios habidos en la teoría del conjunto dc las ciencias humanas,
lo que viene sucediendo en el mundo ajeno a la arqueología. Algunas líneas de pensamiento, aunque tratadas, han sido 111a[ginadas en el análisis al ser enviadas a los últimos capítulos (por
ejemplo, la teoría feminista y la arqueología del género, que han
tenido una enorme influencia sobre el postprocesualismo, aparecen según el orden de los capítulos, como si hubiesen sido
influidas por éste). Pero ya es hora de fijar el punto de vista personal.
La arqueología sigue sin tener conciencia de sus propios fundamentos teoréticos; gran parte de la actividad arqueológica sigue
despreocupada por los debates teoréticos que tienen lugar en
nuestro tiempo. Sin embargo, parecc que en los últimos años se
han visto signos esperanzadores de que esto está cambiando.
El debate teorético, cuando existe, tiene un perfil intelectual
bastante bajo. Algunos análisis al respecto, realizados por figuras
prestigiosas de! mundo de la arqueología, denotan un conocimiento muy limitado de la literatura que citan en apoyo de sus puntos
de vista, o para atacar o caricaturizar los ajenos. Cuanto 111ás pres-
CO:\CUJSI()\::: CO,\];UCTO y lHI|LQs{セno
22.')
ligiosa es la figura o el propio editor del estudio, más banal y vulgar parece el resultado. Recientemente, un colega me explicó con
cierto orgullo que había impartido un seminario internacional en
e! que atacó a cierta escuela de pensamiento tras haber Icído un
solo libro sobre el tema, pero contando con el apoyo de "varias
conversaciones de bar». ¿Se atrevería a escribir este señor un trabajo de clase puntuablc, después de haber leído un solo libro sobre, pongamos, la Edad del Broncc europea? Este debate, generalmente de escaso nivel, significa que las posiciones defendidas sin
base suficiente )" los lugares comunes abundan demasiado en todos los bandos. También se observa la presunción de que la posición de uno sale victoriosa intelectualmente en la medida en que
los especialistas del otro lado son unos lindos dinosaurios o unos
embaucadores y no unos arqueólogos serios con preocupaciones
intelectuales genuinas.
Tengo la impresión de que existe un ámbito en el que el consenso surge fácilmente: la epistemología. Por un lado, pocos suscribirían hoy un punto de vista estrechamente positivista y la
mayoría estaría de acuerdo en que la exigencia de comprobación
o contrastación conlleva muchos más problemas de lo que parece a primera vista. La proliferación de estudios sobre la teoría de
alcance medio y sobre tafonomía, que discutí en el capítulo 3,
pueden entenderse claramente bajo este prisma. También pocos
se atreverían a afirmar que nuestras interpretaciones del registro
arqueológico están libres de influencia social y política. En cambio, no conozco a ningún arqueólogo que se declare abiertamente relativista; la verdad es quc todo el mundo niega hasta la sacieclad ser un relativista puro y simple. El relativismo es un espectro que atemoriza a la arqueología y al conjunto de las ciencias sociales, aunque la bestia parece que pasa la mayor parte del
tiempo acechando en las sombras, como algo desdibujado, sin
mostrarsc a la luz claramente. En este sentido, tal como dijimos
al concluir el último capítulo, resulta muv revelador del pensainien lo contemporáneo este miedo universal al relativismo) como
le sucedía al ateísmo en el siglo xvu o al comunismo en los años
cincuenta, es algo que debe denunciarse ritualmente por todo el
mundo.
Este consenso, que se mueve por algún lugar entre un estrecho
positivismo y un relativismo a rienda suelta, se descubre aliado de
las filosofías post-positivistas de la ciencia corno el «realismo» y el
«constructivismo social blando».
226
tiセHIjサャゥ|
arHIlQiセo[GL|N
[1\;/\ I\:T¡.{()lltl('{'I()N
Tengo dos cosas que decir acerca del debate sobre la cpistemoIogía. Primero, que varía según se refiera a la teoría o a la práctica. Lo que sorprende es que la insistencia en la prirnacta epistemológica de los datos no se corresponda necesariamente con el
uso de estos datos. Para clarificar este punto con el riesgo de personalizar el problema diré que Chris Tillcv podría ser tildado de
relativista de miras estrechas; sin embargo, hay en sus dos libros
recientes más «datos» trabajados en detalle y de forma critica que
en toda la carrera profesional de algunos de sus críticos.
Segundo, pienso, a riesgo de parecer ligero, quc los debates sobre epistemología, aunque seguramente necesarios, no dejan de
ser muv aburridos. Hay otras cosas en la teoría que me parecen
más interesantes, por ejemplo, la naturaleza de los cambios sociales, las cuestiones relacionadas con la estructuración y la estructura social, el contexto cultural de la actividad arqueológica, la arqueología del género, las relaciones entre arqueología y teoría literaria, la aparición de la complejidad social y los distintos modelos
sobre evolucionismo cultural.
Un aspecto particularmente sorprendente de los debates de los
últimos tiempos es ver cómo la discusión teorética viaja de un lado a otro del océano atlántico y CÓJllO este ir Y venir genera unas
dinámicas entre generaciones de especialistas lTIUY interesantes.
Por ejemplo, es más interesante lo que sucede ahora en Norteamérica con relación a los estudios que se enmarcan en el evolucionismo cultural que lo que ocurre en Gran Bretaña. En parte,
ello es debido a que muchos departamentos de arqueología en
Gran Brctaña están concentrados en el debate requerido para digerir el cambio provocado por el pcnsamiento postprocesual. En
este contexto, muchos especialistas jóvenes piensan que la arqueología procesual es una tradición rnoribunda que no debe prcocuparles, aunque expresen distintos grados de escepticismo con relación a las alternativas que se les ofrecen.
Conclusión
Al empezar a pensar cómo escribiría este libro tuve la imprcsión de que la teoría arqueológica estaba alcanzando un impasse,
una especie de punto y aparte. Al indagar sobre ello y en particular al leer sobre diversos casos interesantes sobre períodos )/ temáticas sobre los que no tcnía la suficiente información, mi fe en la
CONC1,[ ,'SlON: CON II.JCTO Y C(),\SENSO
227
vitalidad intelectual de la arqueología empezó a restaurarse. Aunque haya abundante teoría poco aprovechable por su limitada calidad, también es cierto que existe una notable cantidad de trabajos nuevos verdaderamente interesan tes que se sirven dc una gama
apreciable de enfoques distintos. Estas novedades proceden a menudo ele jóvenes especialistas que no se contentan con refugiarse
en un 11larCO de estrechas afinidades tcoréticas. Destaca especialmerite el hecho de que estos nuevos trabajos combinan los datos
con la teoría: se profundiza en la teoría sin dejar de lado las rcferencias críLicas al material arqueológico, siendo los enfoques 111U)i
variados, de manera que se evidencia una falta de complejos ante
el eclecticismo.
Me inicié en la arqueología de forma parecida al personaje
que ha estado cucstionándomc a lo largo del libro, como un arqueólogo práctico siempre metido en el tajo, con polvo hasta las
cejas. Todos los arqueólogos con los que trabajé antes de dedicarme a la universidad se mostraban desdeñosos ante la teoría: a finales de los años setenta, la arqueología de urgencias estaba en
su cenit, por lo que había demasiados yacimientos que excavar
corno para preocuparse por cosas demaxiado abstrusas. Mi prirner año en la universidad confirmó mis sospechas. Un evolucion isrno cultural de miras estrechas y la Nueva Arqueología dominaban la escena. Los grandes esquemas evolucionistas me parecieron aburridos v poco relevantes en relación con las particularidades que presentaba la práctica arqueológica. Leí cosas sobre
historia y sociología histórica, pues corno también pensaba Bruce
tイゥァ ・エセ
me pareció especialmente sospechoso el rechazo de la
historia. Seguramente, visto retrospectivamente, hice una lectura
sesgada y parcial de la literatura que cayó en mis manos. pero es
así COlllO lo vi entonces.
Esta visión se reforzó con experiencias sobre la teoría ajenas a
lo que entonces 'era la corriente dominante. Mi trabajo en la llamada «escuela inglesa» de historia del paisaje y 111is contactos
con la teoría histórica generaron que me diese cuenta de la gran
diversidad de planteamientos teoréticos y metodológicos que
mostraban disciplinas hermanas. En estc sentido, la iclea de que
los argumentos nunca se evalúan en condiciones de plena objetividad, sino que se consideran y Iormulan enmarcados en un determinado medio social, no constituyó para mí una lección teorótica sino práctica, derivada de la relación establecida y del trabajo continuado con arqueólogos, historiadores, historiadorcs .k-l
221\
r l':<)IU ,\ ARO t ll ;,( H ,()(i1Ci\ . C :--J A I '\Tl tí l ll l l( "( 'IC I f\
arte y ge ógrafos. De nu evo [u e la expe r ien cia p ráctica y no la d em os tr a ci ón teo r ético lo que d ir igi ó m i a tenci ón hacia la frag rn e n ta ció n del m ét odo dentro del co nju nto de la di sci p lin a a rq ueoló gica . Veo que ex iste po co e n com ún en tre el m étodo y la teo rí a
d e, d igamos , la a r q ueolo gía d el su do este amer ica n o y la d e la
igles ia e uropea m ed ieva l. Ambas probablemen te co ns ide r a rí a n el
m étodo d e la o tra com o a lgo tota lm e n te im p rod u c t ivo . S i el «teó rico » tie n e a lgún papel que re p re se n ta r en a rq uco logta . se gura m e n te es e l de mediar: mostrar cóm o a m b as escu elas tienen su
prop ia valide z, sus propi as cre d e nc ia les int e lectu a les y exp licar
po r qué deben resp etarse mutuamen te v tomarse el tiempo ne cesario par a h ab lar se.
El p rin cip al objetivo que m e planteé al escribir este lib ro fue
pers ua d ir al lector del in terés , im portanc ia v relevan cia d e la teoría,
as í com o es timu la r le a a d op tar u na a cti tu d co nscie n te me n te cr itica h a cia tod o lo que lo s gra n d es es pecia lis ta s, los «expe r tos» , le
cu en ta n sobre la teo rí a y la prá c tica de la disciplin a . Qui si era
que lo s estudia ntes se animaran a a bri r las «cajas n egras» e n vez
de dejarl as int ocadas . Detr ás de tod o ello exi ste por mi par te la
creen c ia , qu izá s a lgo in gen u a , d e que la d iversid a d d e p lan tea m icn tos y enfoqu es es a lgo esen ci a lm en te bu en o , que la in tera cc ió n d e lo s d iferentes e n fo ques tiende a p rodu cir resu lta dos más
inte re s aru es y ricos . e n d e fin it iva , q u e nu estra cr ó n ic a so bre el
pasa d o ga n a e n b rill o y e n ve racid a d d e esa man er a . Co n te m p lado d e fo rm a má s ge ne ra l, pi enso q ue el va lo r intrínseco d e los es tu dio s aca d é m ic os c n hum a n id ad es reside en el desarro llo d e
una a c ti tud cr ítica po sitiva hada uno mi smo y ha ci a el co nj u n to
d c la soci ed a d y la cu ltu r a . No me p reocu p a qu é tipo d e «ism o »
va n a e nc o ntrar m ás a tra c tivo las ge ne raci o n es fu tu r as d e arqu eó logo s, s iem p re qu e eleve y es tim u le las a ctitudes c r ít ic as. E n
c l momento e n qu e la teoría arq ueológ ica em p iece a parecer u n
lib ro de rece tas , e n to nces es q ue está segurame nt e sob re vivie ndo
a su utilid a d .
Me preocu p a en esto s m omen tos la falta de pen sa m iento crí ti co seri o qu e mu estra gr a n part e d e la li te ratura qu e se publi ca. Los
a rticulos qu e fina lizan co n la d eprimen te con cl us ión ba na l de que
«a m b as post u ras tie nen c osa s q ue a po rt a r» o q ue «de be n a mos intentar a vanza r por el ca mino d el med io » de be r ía n ser a p a r ta d os d e
la circulac ió n, no porqu e el tér m in o medio sea malo en sí m ismo ,
sin o porqu e la b úsqueda de es te ca min o del m edio , de m asiado a
me nu do se conviert e en un fácil rceam b io del tr a bajo duro que
l 'o , n
II S I O I\ : ("O '\ !"I .I { T U \ ('( ' '\ S!·:N :--.o
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L セ ア
sign ifica la c rí tica se r ia , y. s in e m h a rgo co m p re ns iva . de las posiciones teo ré ticas d e u no m ismo y de los demás .
Tal com o oí una vez a alguie n decir en un polvori ento bar en alguna parte del oes te de Texas, «n o hav nad a en m edi o del cam in o,
excepto las lín eas b la n cas de los armad illos mu ertos " . Y algunos
curiosos te ó rico s d e la arqueología.
GLO SARI O
«Señ o r, le he enco ntrado un argu men to; pero no estoy
obligado a encon u-arl c un ent en dirnicn to .»
(El doct or Jo h nso n a un int errogado r
aburrido; Boswell, junio de 178 4)
Mu chos d e los té rm inos que s igu en a co n tin uac ión pued en provoca r cie rta confusió n, puesto qu e sign i[ica n cosas di fe ren tes para
algunas personas . T érm in os co mo «clase» , «cult ur a », «evolu ción »,
«p ro ceso », «tipo) y «poden ) pueden parecer bastante simples, pero
a m enudo tie nd en a co n fu n d ir; p uest o que se usan por part e del
autor e n un se n tid o y se leen en otro. Un bu en eje m plo de e llo es
el térm in o «teor ía .. (véase más ad ela n te ). Parte del problem a qu e
suscitan es tos t érm inos consiste en que ca m bia su significad o segú n
el con texto o la fo rmac ión disciplina ria . Por ejem p lo , el término
«m a te r ia lismo c ultu ral » tiene u n sign ificado d ia metralmen te opuesto segú n lo use la a n tro po logía c u ltu ra l o la teoría literaria .
En es te glo sar io só lo he in c luido los té rm in os que aparecen en
el texto qu e precisan de aclar ación . E m pecé con la idea d e co mp ilar un glo sario co m pleto de tod os los t érrn inos especializ ados que
la teoria arq u eol ógica u tiliza, pero p ronto me d i c uen ta de que este ejercici o requ eriría añadir un seg undo volumen al libro, La
Analytical Archaeology de Cla rk c ( 1972) con tien e u n buen glosa r io
de térmi n os utilizad o s por la teoría de sis te mas y ámbitos afi nes .
Hodder el al. ( 1995) in cluye un glo sa rio muy útil . Para las ci encias
hu m anas en ge ne ra l es ú til consulta r el glosa r io que in cluye John so n ( 1995 ), mi entras que Hurn m (l 992 ) proporciona u n glosa r io
de términos qu e u tili za el pensami ento femini sta. Lech te (1994)
ofrece breves d iscusi ones sobre los pensad ores de nuestro tiempo.
232
El libro Kevwords (ed ici ó n de 1988) d e Rayrn ond Willia m s es u na
le ctura fascinante . E l apén di ce de Cu llcr ( 1997) ofrece op inione s
7:' 3
G LOSA R IO
INTR OJJCCC IÓ N A LA TEOR fA ARQUEOLÓG ICA
Co n t r a d ic c ió n .
T érmin o co n co n no tacio n es m arx is ta s : véa se
Dl A-
I.ÉCTTCA.
con cisas sobre las principa les esc uelas de la teoría literaria .
Los t ér m in os que si gu en ofrece n u n a exp licaci ó n simplifica da
en ex ceso . La m ejo r m an era de ap recia r el sig n ifica d o co m ple to y
el co nte xto de la m a yo rí a de ellos es leer el cap ít u lo co rre spo ndi e n te, puesto que lo s tér mino s sólo se pu ed en comp render h ie n
e n m a rcad os en el co n tex to d el m o vim ie nto intelec tu al de! q u e forman palie . Los tér min os ta mb ién ca m b ian d e sig ni fica do . Segu ram en te, en e! tiem po qu e pasa ent re qu e escr ib o estas p al ab ra s y so n
leída s, muchos d e es to s términ os habr án cam b ia d o d e sig n ifica do.
Arq u e o lo gía feminist a . Sos t ien c q ue los roles de gé ne ro son o bje to de co nst ru cció n soci a l. sea co mp leta o pa rc ia lm ente . .Y no vicnc n d o ta dos por la bi ología . Las femin ista s p ien san q ue la s m ujeres
a lo la rgo de la hist o r ia han su frido e n el mundo occidental un a
o pres ió n social es p eci a l. Es to im pli ca q ue a ) los arqu eólogos ti en e n
qu e fi ja rs e en los roles de gé n ero y la s d esig u a ldades q u e se da u
dentro de la profesión ; b) la n ecesi da d dc ser más críticos co n r ela ci ó n a los sesgos y su p ues tos en los q ue se ca e cu an d o se es tu dia n
la s sociedad es a n tiguas, y e ) la n eces ida d d e c uest io na r la Io rma e n
q u e ha s id o construid o hist óricam ente el co noci m ien to a cadém ico
(baj o el do min io m asculino o de m odo «fulocrá tico» ). No todos los
arq u eólogos inte resad os por la a rqu eología del género se llama n ,¡
sí m ism os Icmin ista s, y no tod a s la s fe m in istas t ien en necesar ia m en te qu e estar abso lu tamen te de acu erdo co n el punto c ).
Cibe rnét ica . Cien ci a de los llujos d e la e nergía , asoci ada a m enu do a la teoría de s is temas .
Cons t r uc t ivis rn o social. Sugie re q u e el co n ocim ien to c ie n tlfko
no co nstituye u n corp us n eu tr o de da tos indep en dien te d e I,¡s
p rác tic as cultu r a les y los valores , s in o qu e se origin a en eJ sen u tll'
la s oc ieda d , con lo q ue elJo co nlleva . P o r lo tanto , los da to s y I"s
p rá cticas de la c iencia, o s o n co ns trucci o n es s ocia les e n su tu tuli
dad (co ns t ruct ivis mo d uro) o lo son e n p arte (co n s tru c tivis mo
b la n do) . En la práctica , el co ns truc tivis m o soc ia l se int eres.. por e-l
trab aj o en el la bo rator io , la s p ublic aci ones cien tí ficas y los Ilu ju,
de in formaci ón en ta n to q ue proces os q ue d eben es tud inr:« : dl's d l'
una p er sp ectiva sociológica y n o sólo en téTnlino s pn r. uu .-u r«
(cient íficos ».
Co si fi c a ció n . Es 10l11ar u n a idea y tr a tarl a corn o u n a cosa definitiva . Así, ta n to ({el neol íti co » CO lll O «la ar q u eo logía pos t proce su al »
so n cosificaci o nes. A menu do se usa pev o rativa mcntc co rn o cu a nd o
se d ice : «N o exis te eso de la escue la co g n itivo- p roc es ualist u. Se tr ata de una cosifica ci ón hech a a pa rt ir una s p ocas rese ñas d ispares.»
Cu lt u r a . Un a c ultu ra a rq u eo lógica se presen ta c ua ndo se ad vicrte r ep et id am ente so bre un es p acio di scon tin u o y a lo la rg o d el
tiem po un co njunto rec u r ren te de ca ra c te rí s tica s especí ficas en la
cerám ica , la Iorrna de la s casas , la s prá ctica s funera ri a s, e tc, E n
un se n tid o muy a m p lio, u na c u lt u ra pu ed e con temp la rse desd e
di s tin tos pu n tos de vis ta , C0 1l10:
.,
u n conju n to d e id ea s y c ree n ci a s co m p a r tidas (p u nto de vista norm at ivo ):
• un sistem a «ex iraso m árico» adap ta d o al m ed io externo (p un to de vis ta sist émi co ):
• u na es tru ct ura o có d igo a ná logo a l le nguaj e;
• un a t r ib uto del co m po rt a m ie nto c iviliza d o , C0 l1 10 cua n do se
d ic e «tod a s la s per so nas c u ltas d eberían te n e r a lg ún co noc ími ent o el e a rq ueo logia ».
lt
De construcción. In str um e n to dia léctic o perten ecien te a l aparato d el postestru ctu rali sm o . Los postcs truc tur a listas seña la n que
cad a pa labra o fr a se t ie ne muc hos s ig n ifica dos y que estos s ig n ifica dos, a s u vez , se refi ere n a una mult ip lic idad de o tros s ig nific ados d el len g uaje . Ca d a texto , a u nq ue parezca u n texto o bvio o b a na l, puede «dcc o n s tru irse». es decir, po ner se en ev id encia la multiplici d ad dc sig nifica d os di stint os del sign ifica d o qu e a pare n ta . La
dec o ns trucc ió n pued e u tili zarse cn el di sc ur so políti co r a d ical (p ara m ostrar, p or ejem plo. de q ué form a la voz «m a sculi n o » es in es table y a l mism o tiem po privilegia d a ), au n qu e tambi én p u ed e co n d uc ir a un rel a t ivis m o polít icamente ne utro e in capaci tan te .
Di a crónico.
Ilialéctica.
A lo la rgo del tiempo (o pu es to a si セc
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c(J m plejo p ro ced en te del pen sa m ient o h ela s HG HI ャ ャ イ セ h N ャゥ 」 」ゥ ッ ョ 」 ウ o con llk-tos d e
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234
I NTI{OlJ L C CI ( )N ¡\ L A t ヲ セHスr
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ideas o de gr u pos que se ge ne ra n en un dete rm inado marco de relaci o ncs . Este marco a caba por q ue b ra r debid o a las te nsiones in teri ores que soporta , da ndo lu ga r a la Io rmac ión de nu evas formas
so ciales o in tel ectua les que ti s u vez d esa rrolla n llueva s con trad iccio ncs. Así, por eje m p lo , la e xp licaci ón q ue da Marx de l fcudali s1110 es dia léc tica en el sen tido d e qu e ve ía co n t rad icci o nes dentro
d el siste ma feudal q ue con dujero n a S tl ca ída y desapa rición, para
dar lu ga r a la Iorrnac i ón d e u n nuevo sist e ma . el n aci e nt e ca p iia Iismo con SLlS nu eva s co n trad icciones. Un e n foq ue di aléc tico de l
ca m bio social o del d es ar rollo intelect ual es s uscep tib le de ser co ntras ta d o con el enfoqu e evo lu ci o n is ta o progre sivo.
Difusión.
tundes.
Se refi ere a la propaga c ión de ideas e n tre g ru pos cu l-
Diletantis mo d e a nticuario. E n es te lib ro, es ta ex pres ió n se refiere sólo a l puro co leccion is mo d e obje tos a n tiguos sin relaciona rlos con los proceso s del pasa d o . E l d ilct ant ismo d e a n ticua r io
d e los siglos XVt-XVI11 fue u na actividad muc ho má s sofis ticada de
lo que a q uí se d a a e n te n der, por lo q ue es te tema d e ma nda u n trara rni e nto much o m ás co m plejo.
Di sc urso. Conjunto de reg las so bre la forma de esc r ibir y razon a r es p ecífico para cada di sciplin a o in st it u ción : así, «todo el apar ato del di scurso cmpi ri ci st a Se p onen en Iun c ion a m ie n to en est e
artículo ... », Términ o 111UY soco rri do por los a rqueó logo s inf1u id os
por Fouc au lt .
Empiricism o. La creencia en que los d atos « hablan por sí mi ss in el benefi cio d e teo ría s que m edie n . A me n udo es usa d o
in te ncion a da men te para s ign ificar in genui dad teor ética en ge neral. A veces ra m b i én se u sa a b us iva y co n lusumen ro en lu ga r d e ro111os »
SITIV ISM O .
E pistemología . Sobre cómo llegam os a co nocer lo qu e conocemos; en otras palabras, se refi e re a la va lid ez d e nuestra s pret ens io nes de conoc im ie nto Po r eje m p lo, la cu es t ió n «¿p nt!rcl1)os a lgú n d ía saber qué pensaba la ge n te e n tal m orn en to ?» es una pregu n ta ep ist em oláeica ,
Escu e la de Frankfurt.
Véase
T EOR íA
( i ]. USI\ K J()
I\I{Ül.l !':( 1I.(I(; 1('/\
cxrrrc«.
2|
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Escu e la de lo s Anuales. Escue la fra ncesa de pe nsa m ie n to histórico qu e en fa tiza las inte rrelaciones e n tre las dife rentes esca las
del tiempo (la longue durée o c iclo la rgo , e l ciclo med io y el ciclo
cor to d e lo s aconteci m ient o s de la histo r ia evenctnent ielle). Los hi storiadores d e Anna les también se preocu pa n por el es tud io de las
m entalidades. Véase ca p ít u lo 10.
E se n ciali smo. La creencia en que existen cie rt as act it u d es o
que so n «n a tu r ales . o d otadas b iol ógicam ente . sea en
el género humano en gene ra l o en lino de Jos sex os. E l fem inismo,
por ejemp lo, debate espe cialm en te es tos p ro blem as. Así, la afirmaci ón «en la prehi st or ia los hom bres deb en h a ber sido m ás a gres ivos, dado qu e ado lecía n de l inst in to ma ternal» es una a firm ació n
esen cialista . Las reivindicacio nes ese nc ia listns se a poy a n a m enudo en a rg u men tos biol ógico s (por eje m plo, q ue los cere bros de
hombres y mujeres están es tr uc tu r ados d e for ma di st int a ): la s presu nc iones esencialist as a menudo tienen un fu nd a me n to e n la so c iob iología () e n escue la s afines d e pe nsa m iento. E n ocasio nes deri van d e l hu rna n is m o .
C1110ci0l1CS
Est ructura. So n las relaciones sociales o cu lturales q ue pe rman ecen en el tiemp o . Los Iunciona listns u veces u tilizan es te té r m ino para si gn ifica r «siste rn a» . Pa ra Jos marx ist as y lo s estr uc t ura listas, la estruc tu ra fu nda m ent a el sistem a so cia l.
Estructuración. Se refiere a l problema de in ter p ret a r las acciones intencional es y Jos re cursos n ec esarios para poder a ctuar, co mo cuando deci rn os «el cstruc turalism o adolec e de una teoría d e
la es tructuración " (es deci r, e l cst ruc tural ísmo no p uede exp lica r
por qué los individ uos actúan de for mas m uy di versas cn vez de
segu ir ciegamente un mod elo de co m po rta m ie n to p reconcebi do).
A menudo se asocia co n ESTlUXTURA.
E structuralism o . Es cree r q ue la c ultura es regida por reglas
análogas a las reglas qu e r ige n el le ngua je.
Etn o centrismo. E xis ten d os sign ifica dos: la c ree nc ia en que los
va lores y atributo s propios ha n sid o lo s vige ntes e n cualqu ier época y lu gar ; y/o la creencia en qu e la cu ltu ra propia n o sólo es distinta sino qu e es moralm ente superior a las o tras.
236
2.17
1:'\'I' I{ ( )I) LT U Ó!\ A I. A TI 'J )I{I ,\ ,\ k U l :U JI.l H ; I( "¡\
( ; I ,( )SARI()
E volu ció n . Tér m ino derivado hi stóricamente d e Darwi n y Spc ncer; Cuando se u sa en arqueol ogía su sign ifica do va ría. Pu ede incl u ir u na de las sigu ientes p osi bilidades o tam b ién parle de las dos :
1. La aplic aci ón de los principi os darwin ianos d e la muta ción
a lea to r ia y la sele cc ión nat ural a los seres hum a n os e n el p asado.
lI ay q u ien pi ensa q ue la ún ica unidad válid a de se lección es el in d ividuo , p ero otros p ien sa n qu e la s prá ctica s c u ltu rales O in cluso
la s cu lt u r as co m o un to d o ta m bién so n unida d es a propiadas.
2. La id ea d e qu e la s soc iedade s hu m ana s pu ed en cla sificarse
seg ú n un a esca la d e co m p le jida d . y q ue a lo largo del tie mpo se
produ ce u n desarroll o en la s so cied a des que la s ha ce evo lu cion ar
de lo simpl e a lo co m ple jo . Esta s id ea s se r ela ci on an co n los plan tearnien to s que co n te m pla n el p rogreso c o rn u a lgo in heren te a la s
socied a des h umana s y a la mi S111a vid a .
rrela ci on a p osi tivamente co n la s situ aciones m edi oam biental es
margi nales . .
Historia c u lt u ra l. Tér m in o u sado en Nort earu érica p a r a r efer ir se a l e n foqu e trad ic io nal q ue a tien de a la di st ribu ci ón de la s c u lturas y a la infl uen c ia c ult u r a l.
Historicismo. Tiene va r ios sign ific ado s. Por ejem p lo , la nueva
teo ría litera r ia hi stor icista es «u n m ovim ien to crí tico que insist e
cn el lu ga r p ri o ri ta rio q ue ocu pa el co n tex to h istóri co para la in terpr eta ci ó n de tod a clase de text os» (Hamilton , 1996: 2).
Historiografía. Tiene va rios sign ifica dos . incluye ndo la teor fa
h is tó r ica y la historia d el pe nsa mi ento hist ó r ico .
Fcn o m e n o logia . Es e! est udi o d e la exp erienc ia y la co nc ien c ia
humana s en la vid a diaria .
Humanismo. La cree nci a e n que existe un a «co nd ición hu m ana » ese nci a l por e ncim a de la s ci rcu ns ta ncias h istóricas .
Formalismo, Escu ela de teo rí a ec o nóm ica que s ug ie re q ue se
pueden ext ende r a l rest o d e! mund o las id ea s occi den ta les de rac io na lid a d ec o nóm ica.
1l1Ún . Un ideali s ta c ree que los p cnsamieruo s a n teced en a las ac -
F unciorralismo. La cr een cia en qu e las distin tas ins tl lu cion es y
p rá c tica s d c un g rupo h umano se int errclacio na n d e una forma
a náloga a co m o s uc ed e en u n orga nis m o como el c ue r po. de m a n er a que la form a de una de e llas pu ed e exp licarse po r la s relaciones fun ciona les qu e mantiene con las otras.
Hermenéutica. Es el e stu d io d e la lo rrn a d e o torgar sig nifica d o
a los produc tos cu ltu rale s, o sobre la m anera de int erpreta r las a ccion es h um a n a s y su s r es u ltad os (p or ejem p lo, los textos escr itos.
la s actividad es sociales. el arte o la p rod ucc ión de o bjeto s) .
Heurística. Indaga r¡ a pr en d er; sac a r a la luz id ea s nu evas, c o rno
cuan do d ecim os «n o dim os con u na teor ía im p or ta nt e a p a r tir d e
la sim u la ción . pu esto q ue lo hi c im os co n un propósito he u rls tico:
sa lieron a la lu z nu evas id ea s y pos ib les n uevas in terpret a ci ones
qu e pr ecis ába mos para poder segu ir tr abajan do en ello» .
Hipótesis . Predicc ión so b re la s re la ciones e n tre va ria bles , co m o
c uand o d eci m os «rni hipótesis es qu e la a su n ció n de r iesgos se co-
Idealismo,
El us o teor ét ico d e es ta pala bra d ifie re del u so co-
cio nes; e n o tras pal a b ras. q ue el m undo de la co nc ie nc ia es más
im porta nt e que el m u n do mater ia l. Sc gú n e l idea lismo h istóric o
de Coll ingwood , el m ét od o bá sico par a la in terp r etaci ón hi st ór ica
y a rq ueol ógica es procura r volve r a p en sa r m ediante la e rnpat ía la
fo rm a d e pen sar de los pueblos d el pasado .
Ideolo gía. Véase cap ít u lo 6. Co n jun to d e creenc ias im plíci ta s o
d e punt os d e vista so bre el mundo . Segú n e! m arxismo, la id eolo gía sirve para legitim a r o e n m a sc a ra r la situaci ó n rea l de la s rel a cione s soc ia les .
Indívlduallsmo metodoló gico. Es cre er que la s socied a des es tán for m a d a s po r una suma de individ uos, PO I" lo q ue só lo se pueden exp lica r los fen óm eno s sociales por m edio del es tu d io dc la
p sicología in d ividual.
Inductivismo. Es p en sa r qu e la investiga ci ón a rqueológica e m pieza co n la ob se rv a ción d e los datos di sp on ibl es, pa ra elabor a r a
p a r tir d e és tos un di scu rso ge ne ral (en con tras te con el m odelo
que sos tiene que la recogida de datos e n sí misma p resu pone la s
hipótesis fu turas) .
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Le gitimación.
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IllEO LOGiA.
Logocentrismo . Pa ra los post c struct ura list a s, el logoce nt ri sm o
es la il usión es tim u la d a po r la cie nc ia p osit ivis ta d e que exis te un
m u ndo real m ás all á de los texto s. a l qu e és to s p u eden referir se, y
que los signi ficados pued e n co ns ec u en te men te fijarse sobre u na
«re a lid a d » definitiva . Los p ost est ru ct u ral ist a s p ie nsa n qu e los sig ni fica dos nun ca se fija n de esta for m a . por lo qu e n iegan lo que
llam an «la Iala cia Iogoc éntrica ».
Marxiano. Es te térmi n o se u sa en d os se ntid os d isti n to s. Algu nos a rq ue ólog os norteam eri canos lo usa n r ara re feri rs e a la investiga ci ón a ca d émi ca rea lizada a p artir de los tex tos d e Mar x presc indiendo d e s u s c o nnotac io nes po lítica s (desc ri ta s corno marx ista s). Por o tr o la d o, a lgu nos teó r icos soci a les usan la voz m a rx iano
p a r a refe rir se a la amp lia trad ic ión del p e nsa m ie n to inspirado por
la o b ra de Ma rx.
Materialismo. Tie n e d isti ntos significados. Li te ra lm ente . m ateri a lis ta serí a qui en cree qu e el mundo físico, m ate ri a l. tiene mayor
im por tancia q u e el m u ndo d e la s idea s . Algunos m arxist as u sa n
lo s t érmi nos «m a rx ismo» y «materi alismo ) de [orrna in d istinta.
Tam bi én se lisa por p a rt e de a rqueólogo s norteamer ica nos <:0 1110
con tr a seña para re ferirse a l m a rx is mo si n co nn otac io n es p olí ticas .
Para los teóricos de la lite ratura . el té rmino materia lismo c u lt u ral
re fleja la idea d e que hi sto ria y cu ltur a so n dos reali d a des relaciona d a s dial écti camcnte. A veces se en tie nde com o «la vers ión bri tá ni ca del Nuevo H ístori cism o» . Fin a lmen te. el término m a teria lis010 se usa p a ra descri b ir un a m entalid a d asociad a a los orí genes
d el ca pita lis mo . co m o c uan do se d ice: «el m ayor co n fo r t d e las ca sa s e n el siglo XVlt re flej a el nu evo es p ír itu d el m a teri a lismo ».
M étodo histórico directo. Tér m ino u sa d o en Nort ca m érica p a ra refe r irse a l m étodo de d elinea ci ón d e gru pos cu ltu ra les en la
preh istor ia a part ir de gru pos «con ocid os» en e tnogr afía y e tnoh ist oria . Estos gru pos sirve n d e ba se d e partida d esde la que rem on ta rse a l pasa d o pr oto hist ór ico y pre h is tórico,
Me todologia. Conju nt o de técn icas y m é tod os u sados p a ra re un ir e in te rpretar los da tos arq ueol ógic os, Algunos pi en san que la
GI.OSAR I()
23 l )
m e to dolog ía es parte d e la teoría, m ien tra s que o tro s insi sten e l)
que h a n de manten erse sepa radas .
Modernismo. Se u sa p a ra referi rse a la confi anza e n la Cie n c ia .
la Verd ad y el Progreso .
Multlcultnralism o. S e r efi ere a la co nsid er aci ón fa vo rable q u e
m ere ce la d iversidad é tn ic a .
Multilinear. E s un m odel o teó rico que su gi ere que p uede se gu irse más de un cu rs o posible. por ejem plo . en la evolu c ión social.
N o r m a ti vo. La pres u nci ón de q ue los o bjet os produci dos por Jos
sere s h u m anos so n ex p res io nes de ide as o n o rmas c u lt urales.
Paradigma, Conj u n to d e cre encias o p resu nciones q ue sust e ntan la manera cor rect a de hacer «ciencia ). El t érm ino fu e inventad o por Kuh n, quien su gir ió qu e la cie nci a se carac te r iza ba por experi m en ta l' lar gos pe ríodos de es tab ilid a d sa lpicad os p or «ca m b ios
p a rad igm tu ico s » revolu cio na r ios , por ejem p lo . e n tre la física d e
Ncw ton .Y la física de Ei n st e in . Se h a deb a tid o a bu n da ntem e nt e
a ce rca d e si e l di a gn ó sti co d e Kuh n er a cor recto O n o . Si a sí fu er a ,
la Nu eva Arqu eol og ía (o la a rq u eo log ía p os tp ro ccs ua l) marcaría
LIn verdadero «ca m bio parad igm ático ).
Politético. Qu e tiene varias ca ra ct erí s ticas o que r esp onde a va r ios crit erios.
Postmodcr'nismo. Segú n Lyotard . el pos trnod e rn ís m o es «inc reduli dad fre nte a la s m e tanarrativa s ».
Procesual. E scu ela d el pensam iento a rqueológico q ue en fa tiza
la idea d e proceso. tien de a ge nera liza r y a d opta u n la to en foque
p ositivist a . El p ro ces ualis m o pu ed e en te n derse co m o u na va r iante
d esarrollada y m ad ura de la Nu eva Arqueolo gía.
Procesuatismo c o gnitivo. Escuela d e pensami en to qu e rei vindi ca la co mbin a ci ó n de un a m plio fund amento procesual con el r eco n ocim ie n to de la im por tan cia de observar los fac tores cog ni tivos. «Es una altern a tiva a la ori en ta ción m a teri al is ta del en foq ue
proces ua l-fu n cional pr eocupad a p or: 1) la in tegración de lo cogn i-
セ N
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24 1
I '\ T RI'I H IC('lO N /\ I. A T F O RI ¡\ A){U I ' I:.( )I.( H , W t\
G LOSMHO
tivo y 10 simbólico con otros aspectos d e las so c iedades pr imi tivas;
2) el papel d e la ideol ogía com o act iva fue rza estruc turan tc. Utiliza el en fo qu e teoré tico d el individ uali smo m e tod ológico » (Ren trew y Ba h n , 1995).
Sociobiología. Sost iene que las prác tic as cu ltu r ales tien en u n
fu n da m en to b iológico , por lo qu e no cons tituye n una const ru cció n
soc ia l.
240
Re alismo. Filo so fía d e In cien cia si tu a da «en tre» el posit ivismo y
el co nstr uctivismo . Los realistas ma n tie nen que ex iste u n m u n do
real exter n o , por lo que in te ntan b usca r exp licaci o nes ca usa les a
los fenó me nos .
Rcduccionismo , Es creer que los pr ob le mas co m plejos pued en
ser explica d os a base de red ucirlo s a u n conju n to d e va ria bles simples: a menud o se re lacio na co n el es enc ia lis mo o co n los a rg um entos soc iob io lógicos . E n o ca sio nes se usa pa ra significar abuso.
Así, «sugerir qu e podem os explicar la presencia de a rruas en es ta s
tumbas simpl em e n te refir iénd o nos al instin to a gresivo de los h om br es es reduccio n ista y ese nc ialista ».
Rel ativismo. Es cree r que tod o lo qu e pu ed e deci rse sob re e l pasado es igu al m ente vá lido en sus p rop ios tér min os, por lo qu e no
hay form a n eu tra u objetiva d e juzgar qué versió n es me jor. En antrop ología se u tiliza pa ra d istin gu ir el punto ele vista qu e p ie nsa
que o tras cu lturas no so n me jores n i peores, sino sim p le men te di feren tes ,
Sem ió tica .
S incrónico.
E s el es tu d io d e los sign os.
E n u n m ismo es pacio d e tiempo (o puesto a
Dl ACRÓ-
NtCO) .
Sistema. Pued e usarse en var ios sentidos , q ue van desde un sentid o ge n er al ( << el s is te ma socia l del Im peri o roma no e m pezó a Baquea r en e l siglo IJI») a o tro muy partic u lar , E n s us va r ia n tes
particu la res, la teo rí a d e siste ma s ap a rece p r óxim a a la id ea fun ..
c io nalista d e que las cu ltu ras pu eden conceb ir se co m o orga ni smos
- siste mas en sí mismos-e- formados p or dis tintos su bsiste mas. El
ca m b io en u n subsis tema p ro d u ce rea cciones de dos tip os e n lo s
d emás su bsiste m as : resp u estas negat ivas cond u ce n tes a u n a nueva
situación d e e qu ilibrio lla m ada horncostasi s o respu esta s positivas
que llevan a cam b ios gen er ales e in cluso al cola pso gen er al.
Sustantivismo. Escue la de teor ía econó mic a qu e so stiene qu e
n u es tras ideas so bre lo que significa «r acion a lid ad ) econ óm ica no
so n aplica bl es a o tras c ul tu r a s.
Teleología. Na rra tiva C I IYO des a rrollo es tá p red ete rm in ad o: por
e jem p lo , la visión m a r xista trad ic ion al de la h ist o ria es teleologica
en el sen tid o de q u e su gie re un p r ogreso inexorab le h acia el comu ms rn o .
Teoría. La definici ón ge ner al se enc uen tra en el ca p ít ulo 12. El
tér m in o h a sido tambi én u tilizad o de for m a es pe cí fica para r cfcri rs e a un a varia n te del m a rx ism o-csuu ctu ra lista formu lad a por
Althuscr y o tro s. Así, e l ensayo de E, P. Thompson t itu lad o TI,e Pover/y oiTheory es un a ta qu e a l ma r xism o a lt huse r ia no más que u n
a ta q ue a la teoría en sí.
Teoría crítica . Véase cap ít ulo 6. Escu ela de pensam iento de r ivada en parte d e l marxism o , asociad a co n Adorno , Ha berm as y Ma rcuse, a m enud o co nocid a com o Escuela de Fra n kfu rt. Los teóricos
cr ít icos pretenden desenmascarar el funcion a mien to in terno d e la s
socied aeles qu e, según su opin ión , permanece oc u lt o por obra de
la id eolo gía .
Teoría d e la es truct uración. Ter m in ología asociada a Gid de ns
pa ra d escribi r d e qué ma nera los a gen tes soci a les o los individ uo s
se relacion a n con las estruct ur as so c iales . Gid d cns su gier e q ue las
perso nas , a pes a r d e ver se constreñi d as po r los en torn os soci a les,
persigu en es tra tegias ac tivas prop ias . El con flic to resu lta nt e de la
estr uc tu ración es el o r ige n d e los ca m bios e n las estructu ras so cia les .
Totalizador. Esq u em a el e pensa mi e n to que pretende si tu a r un
co nju n to d e ex per ie nc ias d iversas d en tro de u n ú nico es q u e ma
a p licable en cu a lq u ie r tie m po y luga r; Por ejem plo , los modelos
socia les evo lucion is ta s p u ed en con sid er arse totali zad ores en ta nto que sit ú a n a tod as las soc iedad es hu m an as d en tro d e un est a-
,
24 2
l N T RO DUCC1ÓN 11 l.A T EOR.ÍA ARQ UEO LÓG ICA
d io u o tro del g ran esq ue ma evo luc io nis ta . Genera lmente, los
co ntrar ios a las ideas to ta lizad ora s utili zan el término en se n tido
d e c rítica .
Unilin e ar. Que sigue un ún ico curs o, co rno oc urre co n el evo luc io n is mo so ci al.
BIBLIOGRA FíA COMENTADA
Cuestiones ge nerales
Cuand o se pretend e leer u n libro so bre arq ucologfa es bueno
consultar las rese ñas del mismo en publicaci on es especializa das
com o A ntiquity, American Antiqtuty, American A nthropologist, CII rrent Anthropolog» o Archaeological Jourual. A men udo las res eñas
dan cue nt a sobre tod o de los prejuic ios de Jos críticos l/u e las es cribe n, rn áx q ue del co n tenid o del lib ro reseñado ; con tod o, leer las
reseñas de las revi stas espe ci a liza das es u na bu en a int roducci ón a
los te rn a s m ás en boga, facilitando la iden tificación oc las áreas
su sceptibles de de bat e.
Las revistas qu e cubren In teo ría como Antlqu itv han con stitu ido durante la úl t im a década un destino ape tecib le para los artíc ulos sobre teoría. Aun qu e la ca lidad varíe, puede decirse, vista la insis tenc ia editorial en abarcar In m ayor aud ie nci a pos ible, que siguen apareciendo cosas re la tiva me n te in teresantes , American Antiqu itv y Am erican Anthropologist suelen co n tene r a lgunos artíc ulos
in ter esan tes, aunque predomina el mat erial empírico . El Journal
u{ Archaeological Method tI",1 Theory ma n t iene una gra n calidad y
el nuevo Jo u rn al uf Mat erial Culture pa rece una in icia tiva mu y prometedora.
Jornada s y congre sos co ns tituye n o tra forma h abitual de ponerse al d ía . Existen gr upos com o el hrit áni co Theorctical Archaeolagy Grou p (TAG). qu e ce lebra unas jo rna das de debat e ca da año
en dicicrnbr e en un a universidad difer ente. En Estados Unidos,
la Societv [or American Arclia eol ogv y la American Anth ropological Assacia tia n (SAA y AAA) cele bran sim p os ios de conten id o
teorético.
244
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La b ibliografía qu e se co men ta a con tin uac ió n es parci a l y seg u ra rn eru e p a r ecerá ya a nticuada cua ndo s e lea . Es restringida u
publicacio nes en le n gu a in glesa que son fáci lment e acces ib les a
a m bos lad o s del Atl án tico. Ca p ítu lo a ca p ítu lo . he consigna do p ri m ero las lecturas in trod u c to rias y lu ego he hech o suge re nc ias pa ra p ro fun di za r en tos te rn as . La intenci ón no es proporci onar una
e nc iclo ped ia co m p leta so bre ca d a lem a sino indi car el or ige n d e
los argumentos qu e se h an id o desa r ro lla n do a lo largo del texto y
fa c ilita r e l a cceso a bibliografía más es pecia lizada.
la ep istemolo g ía. las cu es tio n es a lrededo r de la co n tra stac i ón de
hipó tesi s . la a rqueología evo lucio n ista y la a rq nco logía del co mporta m ie nto ad olece n d e u n a a decuada presencia en el texto ,
Cuatro lec tu ras o frecen una bu e na a pro ximaci ón a l co nju n to
de la teoría arqu eo lógi ca a ru eri ca n isl a: Redman ( 199 1J. Trigger
( 199 1), Bru mfi cl (1992 ) y Cowg jll ( 1993). Todas ellas es tá n resumidas en Wat son ( 1995).
PRErACIO:
Textos introductorios
No existen , qu e yo sep a , bu ena s int r oducci on es ge ne r ales a la
te o r ía . Para una visión ge ne ra l h is tóri ca , jo mej or es Tr igger
( 1989b) . La parte q ue Trigger d ed ica a la a rq u co lo g ta so viética está un poco a nticuada , y algo parecido ocurre en relación co n los últimos capítulos. Pero el co nju n to d e 1" o bra es aceptable por cua n to acier ta dar el to no adecuado a l co ntra pesa r las in fluen cias de la
a rq ueología acad cmi ca con o tro tipo de in flu encias más a mplias.
Ren lrcw y Bahn (edición d e 1996) y T homas ( 1998) ofrecen
bu enas introd uc ciones gene ra les a la arqueolog ía co n el mérito
añadido de re conocer q ue las c ues tio ne s tco réti cas so n parte in tegr a l del qu eh a cer de la d isci plina . Ambas, sin em b a rgo, sim plifican en exceso la realidad, so bre to do con rela c ió n a la a rq u eología
pos tproccsual.
In Pursuit o{ rh e Past , el e L. R. Bin ford ( 1983a), es un libro m u y
bie n escr ito, fá cil d e leer, que ofrece una explica c ión p ote n te y
convincen te de los puntos d e vista de l autor. Nót ese que lu c cs crilo por Jo hn Ch erry y Ro bín To rrence a partir d e las tra ns c r ipci on es de una serie d e co n fere nci as leída, por Binford en Gra n Breta ña y Hol anda. Bin ford es un co n ferencia nte bri llante co n mu c ho
ca ri s m a.
Reading the Past , de 1. Hoddcr (1 9 85) , es u n lib ro q ue tiene
fama de di fícil, a unque yo pienso q u e es muy directo, Su crí uc a a
dete rm inadas fo rmas de ha cer arqueo logí a q u ed a hoy dí a un poco
anticuada. La segunda ed ici ó n co n tie ne a lgu nas cor reccio nes : véase la reseña dc Griffi n ( 199 1).
Contem porarv Arclui eology in Tlteory : A Reader, de R. Preu cel y
L Hodder (eds. ) (1996 ), es una co lec ció n de 26 a r tícu los so b re aspectos clave dc la teoría arqu eol ógica . Quizá s se podría alegar qu e
24)
Las contradicciones d e la teoría
Las sospech as p opulares en co n tra de los «in te lec tuales» son
co nsecuencia d e u n vago tem o r a l int elect o por part e el e la gen te
de la ca lle: véase Car ey ( 1992) . Pa r a segu ir los d cha tes so bre «teoría» y sobre «COITcc CÍón p ollt íca » co ns últe nse los debat es d el Ne w
York Review (JI' Books ,
CAPÍTULO l .
El sen t id o c o m ún n o b a sta
Flannery (1982 ) nos o fre ce u n relato có mi co sob re los es tereo tip os teoréticos q ue sigue d e actua lidad a finales d e la d écad a de
los noven ta. Com o la mayor ía piensa qu e este tip o de debate son
irrelevantes, pocos a uto res at eóri cos ha n d ad o seña les de vida
brindando sus comcruarlos a l re sp ecto . Elto n ( 199 1) o frece un a lú cida y apasion ad a co nde na de la «tco r'ía» en la histo r ia . Elton presidió el comité qu e r ed act ó e l Currícu lu m Nac ional so bre Histori a
en In glaterr a, el med io pr inci p a l a tra vé s d el cual los est ud ia ntes
de la enseñanza n o un iversi tari a h ab rán d e co n tac ta r co n la d isci p lina a rqueológi ca .
Me h a interesado en part icular el ca p ítu lo 1 elel libro de Cu lle r
( 1997) sobre las difi cultad es de la teoría en otras d isciplinas. Mu c hos de los com e ntarios de Ea gleto n ( 199 1) sob re la idcolo gía m e
han par ecid o rea lm ente destacables.
CAPÍTU LO 2.
La «N u e va Arqueología »
Lvrnan el al . (l 997a , 1997b ) son , res pec tiva m en te . u na introd uc ción a la "histori a cu ltu ra l" amer icanis ta y u na reed ición de artículos seleccion ado s. He evita d o entrar a fondo e n la hi stori a d e
,1
246
ThORJA AIZOLEOLÓGICA, UNA
IllI111()(;I":,\JIi\
¡'.;TR()JH('('I()r'\,
la Nueva Arqueología; si lo hubiera intentado, habría tenido que
estudiar las inf1uencias de la antropología norteamericana de la
mano de White, Steward, Willey y Philips por un lado, y las influencias de la historia económica británica procedentes de Childe, Higgs y .Iarrnan, Grahame Clark y David Clarke, por otro. Agradezco a Bolo Preucel el haberme clarificado estas cosas.
El pensamiento de Chilcle es resumido por McNairn (1980: 4647). Hay que decir que Childe cambió su forma de entender la cultura a lo largo cle su vida -véase su artículo de 1958-. El pensamiento de G. Clark evolucionó desde un énfasis en lo económico
(por ejemplo, Clark, 1952) a uu humanismo políticamente reaccionario (por ejemplo, Clark, 1982).
Meltzer (1979) y Paterson (1986) ofrecen buenas introducciones a la Nueva Arqueología. Leone (1972) da una visión vibrante
de la primera época de la Nueva Arqueología. Los primeros trabajos cle Hinlord reeditados en su AIl Archaeological Perspective
(1972) constituyen una lectura esencial para cualquiera que quiera entender los orígenes del movimiento )" sus presupuestos fundamentales.
El volumen compilado por Flannery tt« Early Mesoainerican
Village (1972) contiene un conjunto de estudios que sigue siendo
todavía, tras un cuarto de siglo de su publicación, 111UY válido para cualquier especialista en arqueología. Los casos que incluye
muestran él la Nueva Arqueología en acción. Flannery enlaza las
elistintas secciones del volumen con brillantes diálogos entre un
arqueólogo mcsoamericano de la vieja escuela, un estudiante universitario escéptico y un gran divulgador. Los diálogos plantean
claramente los problemas aireados por la Nueva Arqueología y
evocan con gran fuerza el ardor «revolucionario» del movimiento,
También vale la pena leer algunos de los textos que llamaron la
atención de los nuevos arqueólogos. El libro The Science o{ Culture (1949) ele White prefigura el énfasis ele la arqueología procesual
en la ciencia y los sistemas. El capítulo dedicado a Akenaton rebate de forma brillante la idea de que las acciones de los individuos
son aleatorias, impredecibles o decisivas para la historia. Gran
parte ele la Nueva Arqueología fue anticipada por Waltcr Taylor en
su A Study al' Archaeologv (1948); su énfasis en un enfoque «conjuntivo» anuncia los ternas clave del funcionalismo.
Beiore Civilisatirm (1 973a), de Renfrew, es el libro más accesible sobre el impacto de la Nueva Arqueología en Europa. Rcnfrew
muestra cómo los avances científicos tienen mucho que ver con
HGサIᄀvQ GLセ iGゥ|iIゥ|
2·l'i
los cambios en la' lorma de entender monumentos destacados como los megalitos. La Analytical Arcliaeology de Clarke (1978: segund» edición revisada por Bob Chapman) es un libro difícil pero
esencial. La influencia que ha ejercido es extraordinaria. El artículo de Clark puhlicado en 1973 tamhién tuvo un amplio impacto a
la hora de estahlecer las bases teoréticas de la Nueva Arqueologia
conjuntamente con los desarrollos paralelos en los métodos y las
técnicas.
Con respecto a los megalitos, es interesante comparar el libro
de Renfrew (1973a) con las interpretaciones postprocesuales más
recientes de Thornas (1999), Braelley (1993) y Tilley (1994).
Hawkes (1968) hace una crítica, en mi opinión mal entendida,
de la Nueva Arqueología desde la perspectiva de la arqueología
tradicional británica.
CAPíTLLO 3.
La Arqueología como Ciencia
Watson, Le BJanc y Redman (1984) establecen lo que ha de ser
una ciencia dc la arqueología. La tcorta de sistemas ;' la pcrspcct iva ecológica están bien desarrolladas en el libro, que además da
una excelente idea de cómo se han ido desarrollando dentro de la
disciplina las ideas acerca de la real ización de las tareas de COllJprobación/contrastación.
Giddens (1974) constituye una buena introducción al positivismo. Bell (1994) propone una refutación del positivismo desde una
posición comprometida con esta doctrina.
La desconfianza del humanismo en la ciencia se basa a menudo
en la premisa implícita de que es precisamente lo que la ciencia ignora (cultura, arte, religión) lo que nos hace distintos a los humanos; consecuentemente, un uso acrítico de la ciencia separaría la
arqueología del «estudio adecuado de la humanidad», o sea, «del
propio ser humano». Véansc C. Hawkes (1954) y J. Hawkes (1968).
La filosofía de la ciencia de Kuhn (1962) es un libro difícil de
leer, pero es un clásico al que recurrir. Para profundizar en el signil'icado de la aportación de Kuhn a las cicncias humanas en general véase Fuller (1992).
Gihbon (1989) ofrece una amplia crítica arqueológica al positivisrno Y una lúcida interpretación de la posición «realista». Courbin (1988) argumenta detalladamente sobre la inexistencia de
ejemplos en arqueología que muestren que la contrastación de hi-
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pótcsis fun cion e en la práct ica . Los esc ri tos de Alison Wylie sllhrl'
e pistem ología, aunq ue d ifíci les de leer, son de cisivos sin ningún
gé ner o de d u d a s.
Latou r (19 87) escribe una in tr oducció n accesible y pr ovocativa
a l punto de vista co ns tru c tivista en ciencia , que debe leerse ad cm ás C0 l11 0 una guía para p ensar crí tica men te so bre la m a nera de
hacer inves tigació n en el co n jun to de las ciencias hu ma nas y na tura les . Véa nse también La iou r y Woolgar (1979), Kn orr -Ccti na y
M u lka v (1983) v Lvnch (1985). Los crít icos al co ns tru ct ivis rno social cuen tan en su nóm ina co n Holton (19 93), Gross v Levit ( 1994)
y especialm en te con Lewis Wolpert (199 2). Dclanty ( J 997) In ten ta
encon trar un lu gar a m ed io cam ino en tre el const ru ct ívisrno )' el
r Ca liS1110 , m ie n t ra s re ch a za co m ple ta men te el p ositivism o .
El cons rruc u vísm o soci al en a rq ue ología ra ramen te se expresa
en tér m inos explícita ment e co nsl ruc tivistas: véas e Eppers on ( 1996)
Y P lu c ic nnik ( 1996) so bre ra za y ADN.
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C APÍT L LO
4.
B I B I ,IIl( i l<,\ H ¡\ ( -( 11\-1 ' '''"1',\ 11/\
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Contra st ar la tcorfa d e alcance medio
y la c tn onrq u eo log ía
La d iscusió n so bre las a na log ías es deud o ra en primer luga r de!
tra bajo de Orm e (198 1), qu e enfa tiza la es pec ia l co nt ri bución de la
a na log ía etnográfica al co n junto de la arqueo logía , sea de en fo que
trad icional o no. En segu nd o luga r es de udora del trabajo de Wylie ( 1985), que dem uest ra que no existe u na alternativa cla ra a l
pen sam ien to analógico pa ra la in te rp r etaci ón en arqu eología .
El mejo r libro para co noce r a Binford es In Pu rsu it 01' tlie Pas t
( 1983a) ; tambi én pued en leerse Sones (J 98 1b) '1 Debat i ng Arclt aeo logv ( 1989). El primer ensayo de Binfo rd sobre a nalogía es de 1967.
Su tra bajo co n los n una miut se d isc ut e en los libros pu blicados en
1983a y 1978. Sobre el debat e mu s terien se véase Binford ( 1983h),
capítulos 4 y 5. Una buena crítica de las ideas de Binford so bre la
teoría de alcance m edi o se encue ntra en Raab y Goodvear (1984).
Wh ittaker ( 1994) di scu te sobre arque ología experim ental co n
ú tiles de p iedra .
Entre los estud ios de etuoa rq ueolog ía sobre procesado de ce reales qu e hay que co noce r incluyo: Hillrnan y Jo ncs, en Zeist セ ᄀ
Caspar ie ( 198 4), Hasto rf ( 1988) y Miksicek ( 1987).
La arqu eología del co m portam ien to nos re m ite a las o bras de
Schiffer (19 76, 1987, 1995), Sk ibo el al. (19 95) y Gould y Schiffer
N セ L M ェャ
I
( 198 1). E l Tucson Garbage Proje ct se encuen tra explicado en Ra th jc el al. ( 1992) .
Los pri m ero s tr aba jos de Hodd cr se encu en tran en Hod der
( 1982a ), aunqu e para u na m ejor in trodu cción a la etnoarq ueo logía
hay qu e leer su otra publi cación de mi sm o a ño . H od der cri tica el
u so qu e hace Bin fo rd dc la a na logía ( 1982b: 20-24 ).
Los es tud ios intenlisciplinari os so bre la cult ura ma teria l m ode rna experimenta n un gra n a uge: véase Mi ller (1 987, 1995 ). Su
lib ro de 1985 t rata es pcc tficam en te «la cult ura ma teri al del pre se n t e ».
CA l' í'l' L'I.O
5.
La c u ltu ra corno s istem a
Pa ra los oríge nes intelectu ales del pcnsar n ie ru o sis t ém ico, véase las hi sto rias de la Nueva Arq ueo logía ci ta das m ús a rri ba .
Ren frc w ( 1973<1) es una bu en a intr oducció n a l pensamiento sislémico; su s vo l úm enes de 1972 y 1984 a bordan co n m ás profundidad e! tema . Los estudios de Fla n ne ry de 1972 y 1973<1 represen tan
ho y día dos casos clás icos de es tu dios s is tém icos d e p ri mera hor a .
Hod ges ( 1982) aborda el es tud io de la Alta Ed ad Medi a euro pea
desde la perspectiva sistém ica , au nque no sie mpre m antiene la coherencia en sus princi pios u lo largo de la obra .
Yoffee y Cowgill (1988) aborda n e! cola pso del sistema . Wilks
( 1985) ofr ece una interesant e perspectiva sobre cómo la evolució n
de las in terpre tacio nes de la arqueología sobre el colapso cultural reflcjan los problem as pol íticos y am bientales del momento. Para seguir la literatura más rec ien te sobre el caso maya véa se Fash (1994).
Shan ks y Tilley (198 7) critica n a fondo el pensam iento sis tém ico. La crí tic a de Ha bermas es más gene ra l, pu est o q ue se extiende
a la na tural eza de la ideología en la sociedad ca pita lista co nte mporánea.
Rcnfr cw ( 1986) , Brumfiel (199 2) y Eh re nre ich el al , entre
otros, di scu ten sobre el concepto de h eterarqu ía. Flan nerv .v Marcus (19 83) tratan de co mpensar el en foque sistémi co co n un énfasis en la exce pciona lidad histó rica .
La teo rí a del sis tema mu nd o prn viene dc Wallerst ein ( 1974),
pero sus a plicacio nes a la arque ología se pueden co ns u ltar en Ko hl
( 1987 ) '1 Krist ia nsen y La rsen ( J 98 7). Pa ra Mesoa mérica véase
Schortrnan v Urba n (1994).
La teor ía de! caos se pu ede seguir en Kohler (1993), entre o tro s.
R
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CilPíTL LO 6.
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I 'I :,( JI{J . \ A I<U I :I :,( lI ,( )I;j ¡ '¡\ , ( ''' 1\ I N T R( Jl Jl ,'l ( 'HI N
Leer los pensamientos
Hawk cs ( 195 4), co n sus sie te «niveles de in ferencia » sien ta las
bases del pro blema y reflexiona sobre la di [icul tad qu e la cuest ión
en t r a ña .
Los puntos de vis ta d e Binford sobre lo inad m isi ble de ace ptar
la co nc ienc ia co mo facto r di scernible en la e xp lic a c i ón a rq ueológica se expresa n perfectamente en M a/1 ( 1986) .
Muc hos de los art ículos clave sobre ar q u eo logía cog nitiva y
postproeesual se en cu en tra n en Wh itlev ( 199 8) . E l trabaj o de Mithcn (1990 Y 1997) es es pecial m ente import ante . E l texto de Ren frew de 1982 es m uy instructi vo . Recu érdes e qu e se tra ta de un a
con fer en c ia inau gu ral en la Un ivers ida d d e Ca ru bri dge. Diri gién do se a una a ud iencia de sabi os de tod as las di sciplin as, Rcnfrcw
hace un a reivind icació n pot ente del es tatus int electual .Y políti co
que debe tener la arq ueolo gía dentro de la uni vers idad .
Flann crv .Y Marcus (1993) bosq uejan un enfoq ue cog nitivo q ue
se m antien e aleja do de las inqu iet udes pos tprocesualcs . Rcnfre w .Y
Zu brow (199 4) o frecen u na co lecció n de a rtícu los q ue rel1exiona
so bre la co ncienci a in dividual desde un a óptica proc es ual. Pa ra
profundi zar e n algu nos estud ios co nc re tos véa ns c Fla n nerv y
Marcus ( 1976) , David son y Noble ( 1996 ), Mcll ars y Gibso n ( 1997) .
Mi th en (1990 , 1995 Y 1996) exa mina la conc ienci a den tro del co ntexto de la evolución hu mana . un terna act ua lm ent e en auge .
Tillev (1990) reúne un a ser ie de estud ios de pen sad ores de ten dencia estructu r al ista sobre las cie nc ias humana s qu e tiene un
gran valor corn o in tr o d u cci ó n a la fonna en qu e esos lni s1110 S pen sad or es han infl uido so bre e] co n junto de la liter atura pos iproccsual. El anál isis est ru ctu ra l se evide ncia en Glass ie (197 5), Deet z
(1977) y Wash burn ( 198 3). Ba pt y y Yat es ( 1990) explora n las im pl icaciones de l posiestru ctura lism o .
Gid de n s ( 1979) proporcion a un bu en resum en so bre las clave s
del marxism o clá sico . McG uire ( 1992) o frece una explicac ión mu y
sofisticada . Ch íld e es el arqueó logo marxista má s fam oso . Supo
com binar un mod elo m at eria lis ta pr óximo al m arxismo c l ásico
con el eleme nto d ifusion ista . Véa se Childe (1958, 1979) Y las d iscusiones so bre su figura en McNnirn ( 1980) Y Tri gger (1980) .
Mark Leone ( 1984 , 1988, 199 5) ofre ce el mejor estud io del papel de la ideología e n arqueología . Su proyecto Anna polis es fundamental para exp lora r los problemas de la ideología en relación
con la arqueología popula r (Leon e el al., 1987 ; Pouer, 1994 ).
CAPíTULO 7.
20 1
Arqueolog ía post procesual y arqueolo gía
interpretativa
Hodder ( 1985 ) ex plica algu na cos a sob re los o rígenes de la arqu eolog ía post pro ccsu al : Hodder e l al. ( 1995) ofrecen un a pcrspecLiva excele n te so b re la ac tivid a d a rqu eológica d e n uest ro ticmpo. Mu cho s d e los a rtículo s bás ico s sob re pos tprncesualismo " .
en cuentra n reu nidos e n Wh itlev ( 1998).
Pa ra co no cer los pro b lem as que co nlleva la con tras tac i ón y la
simulación en arqueología véase Hodd er y Orton ( 1976). El trabaj o
ctnoarqu eol ógico de Il odder se pu ed e seguir en !l od der ( 1982b ).
El artículo de Wat so n ( 199 1) me lla mó la a tenció n po rque señala
la exi sten cia de paralel ism os sorp re nde n tes en el desarrollo intelectual de do s gra ndes co mo Bin fo rd y Hod der.
El libro de Hoddcr publi cad o en 1998 es m uy interesante no
sólo porque explica c ómo ha y qu e hacer a rq ueo logía postprocesual, sin o tam b i én por s us descripc io nes teó r icas so bre la manera
de pro ced er en la práct ica de la mayoría de los a rque ólogos, así
co mo so bre su fo r ma de a poyarse en la teo ría .
Shanks y Tilley (198 7 Y 1988) han teni do un gran impacto. Aunqu e s us lib ro s so n difíci les, so n a bsoluta me n te im presci nd ibles pa ra co mprender la arqueo logía postprocesu al, McGu ire ( 1993), ade111ás de esc ribir so bre m ar xismo , o fr ece u na gu ía ú til sobre las r elaciones entre la s diferent es r am as del pe nsamien to postp ro eesuaJ
Y su co ntexto acad émico y social.
La ob ra de Collin gwood Idea o( Il ist ory ( 1946) es un texto defi nitivo para conocer el idea lismo hi st órico.
La noción de es truc tu raci ón .v el pap el del indi viduo son dos
cuestiones cen trales q ue atraen la a tención ta n to del postprocesu ali smo como de la arque ología procesu al. El int erés por la noción de es truct u ra ci ón tiene sus o rígene s en Bourdieu ( 1977) .Y
Gidde ns (19 79, 1984 ; véase Held y Thompsnn [1 989] para una ú til
cr ítica .v una excele n te bibliograffa) . En m i opinión, el tra ba jo de
Er ving Go lTm an (1959, 197 1) es de lo m ás ú til y lúcido qu e co nozco so bre es tru c tu ra c i ón, por lo que lo reco m iendo a modo de in tro ducción a los problema s que su sc ita la noción d e es tructu raci ón.
La trad ició n fenomeno lógica se reco ge en Gosd en ( 199 4), Tillev
(1994 ) y Thom as ( 199 9). Los cr íticos al po stpro cesualismo cuentan entre sus hu estes a Kri sti ansen ( 1988) , Pauersou ( 1990) , SchilIer (198 8), Wylie (l 992a ) .v Binford (1987). Casi tod os ellos tuv icron una respu esta ini cial por part e de Hodder y Sh anks .v Tillcv
2S2
1'I'",{)f{Ii\ ARUII!·:()[.{)(jl('!\. [,1\.;\ I\1TR()]H:('(']()N
Watson (1990, 1991) critica a Shanks y Tilley desde el poxitivixmo.
El debate entre Thomas y Mithen es revelador (Thornas [1988J v
1991; Mithen, 1991). Englestad (1991) y Smith (1994) realizan criticas al postprocesualismo desde el feminismo. Knapp (1996) Y
Preucel (199S) ofrecen las últimas valoraciones sobre el movimiento.
Johnson (1993, 1996) concentra mis tentativas de aplicar puntos de vista postprocesuales a la arqueología medieval. Tilley
(1991,1994) aplica respectivamente un enfoque textual y un enfoque fenomenológico a la información arqueológica de la prehisiona europea.
CAPíTULO
8.
Arqueología y género
Hay una plétora de libros sobre feminismo en general. Humrn
(1992) ofrece una antología de textos muy diversa. McNay (1992)
ofrece una crónica anti-esencialista muy intensa sobre las preocupaciones del feminismo en el momento actual. Moore (1988) explora los problemas de fondo en antropología, constituyendo
además esta obra una útil síntesis del pensarnicnto antropológico.
Véase las aportaciones de di Leonardo (1991) y Harding (1990) en
sendos volúmenes recopilatorios sobre el debate feminista en torno al postmodernismo.
Gero y Conkey (1991) ofrecen una colección de artículos extraordinaria sobre arqueología y género, precedida de una inteligente introducción a los problemas en discusión. Gero y Conkey (1997)
repasan en este volumen la literatura reciente con gran acierto y
ofrecen una inestimable bibliografía. Gilpin y Whitlcy (1998) ofrecen una excelente colección de artículos reeditados sobre el tema.
Para la historia de las mujeres en la disciplina arqueológica
véansc Díaz-Andreu y Sorensen (1998), Joyce (1994), Claasen (1994).
La crítica a la práctica de la arqueología dcsde el feminismo se
recoge en Gero (1985,1991) Y Wylie (1993).
Gimbutas escribió un famoso estudio sobre la arqueología de
las mujeres en 1989.
Sobre sexo y género véase Meskell (1999).
Para conocer un enfoque procesual al terna véase Brumbach y
Jarvcnpa (1997).
Scifcrt (J 991) ofrece una colección de estudios de arqueología
del género excelente. Gibbs (1987); Spector (1993) y Wall (1994)
HI111
.I()(
,RA 1"1 i\ ('( ),'vlI;,NTi\ 1)/\
L e)1
ofrecen otros estudios especialmente interesantes. Hager (1997)
estudia las mujeres y la evolución humana.
CAPíTt:LO
9.
Arqueología y evolución
La discusión sobre los orígenes del pensamie-nto evolucionista
está en deuda con Orine (1981).
Para seguir el terna de la evolución en el conjunto de las ciencias humanas hay! que acercarse en primer lugar a la figura de
Darwin. Los debates en el seno del pensamiento darwiniano actual
se pueden seguir en Jay Gould (1989,1997) Y Dawkins (1989). Estos dos pensadores tan influyentes son I11UY claros y fáciles de leer.
Jay Gould enfatiza el papel de la contingencia y del accidente histórico en la evolución; sus escritos han contribuido a que se rediseñen muchos modelos evolucionistas que eran excesivamente rígidos. Fabian (1998) ofrece un volumen de artículos muy accesible
que proporciona una buena idea de la riqueza y variedad del pensamiento evolucionista actual. Ridley (1997) constituye una buena
lectura introductoria. Para un enfoque crítico véansc Midgley
(1985) Y Giddens (1984).
Para introducirse cn el tema evolución y complejidad social
véanse Wason (1994), Fash (1994), KoJb (1994) y Spencer (1997).
La crítica de la evolución social se recoge en Mc Guire (1983).
Los modelos darwinianos de evolución biológica son objeto dc
atención por parte de Dunnell (1980,1989) Y Rindos (1989). 'Ielster (1995) ofrece una colección de artículos que tratan sobre los
problemas metodológicos de Jos enfoques selcccionistas.
Amold el al. (1997) y Raab y Larson (1997) ofrecen dos perspectivas distintas sobre la interpretación del mismo conjunto de
datos medioambientales.
Sobre riesgo véase Halstead y O'Shea (1989).
Sobre la teoría de los forrajeadores eficientes véase Mithen,
quien brinda un enfoque centrado en el individuo a la ecología
cultural. Véase también el debate entre Mithen y Thomas (Thomas,
1988, 199J; Mithen, 1991). Mithen (1989) estudia el arte desde la
perspectiva ecológica.
Algunos estudios específicos sobre el tema: Larson y Michael
sen (1990) y Larson el al. (1996). En los últimos años ha aparecido una gran variedad de estudios sobre el medio ambiente que buscan el equilibrio entre el enfoque social y el enfoque ecológico; por
254
BI B I .!( )( ,:R:\ 1:11\ ( '( I
T EO Rl/\ AROlJEO LÓG ICA. li t...:A I.' \TRO Dl :CC IO:\
ej em plo , H as torf y Johanesscn ( 199 1) y Sch ortrna n y Urb a n ( 1992).
Sch iffer ( 1996) di scut e la nccc stdad de rapprochem ent ent re la ar queología d el co rnpo rtamie n to y la arqueología evoluci on is ta .
Las críti ca s D1ÚS in ter esantes a l evolu c ion ism o cu lt u ral e n arq uc ología se en cuent ra n e n Yoffee ( 1979), Trigger ( 1984, 1997),
S ha n ks y Tilley ( 1987), Pa n c rs o n ( 1995 ) Y McGuire ( 199 2).
10 .
Arq ucolo g ín e hi storia
Bc n t lcy (1 997) o frece en es ta colecci ón de articu los u n panoram a co m p leto so bre teoria h ist óri ca . Elto n (1991 ) Y Evan s ( 199 7)
re fu erza n en su s tra bajos I O !-i p unto s d e vis ta tradici o n al es .
La Escuela de los Anua les prese n ta e n el li bro de Le Golf y No ra ( 1985) un a comple ta y va ri a d a colecc ió n d e a rt ícu los re p rese ntativos del m ovim iento , qu e in cl uye tra baj os so br e cl im a , d c mogr a fía , métodos c uan tita tivos ':i es t ud ios sobre el p apel dc la ideo logia y las estru ct uras m en ta les . Br audcl (198 0) p r esen ta e n es te libro su s ar tículos m ás destac a dos. La arqu eología in flu e nc ia d a p or
los Anu a les se p one de m a n ifies to e n el lib ro de Kn a p p ( 1992), que
incl uye ademá s un tra bajo de Mo rcl and que argu m en ta e n co n tra
ele la u tilid ad d el pensami e n to de los An uales p a ra la inves tigac ió n
a rq ue o l ógica , Véa se ta m bié n Blin tliff (199 1).
La revolu ci ón lin g ü ís ti ca se ev ide n cia e n Joyce ( 1995) Y Eas thope (1993) . E l tra b ajo d e H . W hite (19 87) y D. LaCapra (1987) es
fun d a m en ta l p a ra co nocer la crític a a la historia como narrativa.
Véase tambi én Jen kin s ( 1995 , 1997). Hunt (198 9) ofrece u na in trodu cc i ón muv útil " la Nuev a His tori a Cu ltu ral.
El e n foq ue procesual a la a rq ueolog ía hi st órica c ue n ta con los
traba jos d e Sou th (l 977a , 1977b ) y Binford (1977 ).
Oee tz ha ejerc ido u na gra n in fluenci a co n su aplica ci ó n d el estruc tu ra lísm o a la arq ueolog ía h istórica . Su In S ina ll Th iu gs Forgotten (1977), uno d e mi s Iih ro s de arque ología favo rit os, m ue stra
d e forma clara ':i sin m erma de la necesar ia p rofu n d id a d teor ética
cóm o se p u ede utiliza r e l estru ctu ralisrn o en arqu eol ogía . V éanse
tam bié n Deet z ( 1988) v Yen tsc h v Beaudry ( 1992) .
La arqucolog ín h isiór ica d el G 」 。 ー ゥ エ 。 jゥ ウ セ QH I experime n ta hoy dí a
u n g ra n a uge. Pa ra u na in trod u cci ó n a l tema véa nse Leone (1995),
Orse r ( 1996), J oh n so n ( 1996) y Delle (1998).
Para entr ar en es tudio s co ncr etos sobr e arqueología h is tórica
in fo rm ados p or el postp rocesualismo v éa n se Littlc v Sh ackcl ( 1992),
-
i セ n
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C APÍT ULO
CA PíTU I.O
N イᄀBi
11.
Ar q ueo logfa e n un mundo postruod erno
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Jcn k in s ( 1995, 1997) , W h iie ( 1987) V H u ru (19 89) a tie n den a las
re la c io nes e ntre poxtm ode rni smo e hi s to ri a .
Foucaul t tie ne una fama in m ere c id a d e au tor difíci l. Co m o m u c hos escri to re s pos tmodcrni xta s, esc r ibe fr ecu en teme nt e en un es tilo retórico m á s q ue a nalítico, u tilizan do am plia s m et áforas (la
más fam o sa es la d e la pro pia a rqu eologí a ). Fou c ault no se d eja
e tiq ue tar fá cilme n te. Re co mi endo ab iert a m en te la lec tu ra d e a lgunos de sus libros más co no ci dos, es p eci a lmente Una arqueolo g ía
del con ocimi ento ':i El orden de las cosas (versión española) .
En el libro coo rd ina do por Hodder y Preucel (J996) se h a bl a a
fo ndo d e la s rel ac ion es e ntre a rq ueo logía y polí tica . Com p áre se cl
e ns ayo d e Tri ggcr con s u a ruc u lo de 1989 . El lcr (1997) o frece una
con cisa e inteligente introd ucct ón a los probl em a s d er iva do s del
muh ic ult u r al ism o . I on es ( 1997) narra de form a fascin an te la s interpreta cion es susci ta das a lo la rgo d e la hi storia por Ch ic he n It za ,
Fe rguson (1996) exa m ina la literatura re cien te sobre nalivos no rteameri canos y a rq ueolo gía.
El Proyec to An na polis es un caso p a ra di g m át ico so bre co ncienciació n del p úblico hacia el pa sado . Al r esp ecto v éanse Lcone
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.
p ero deb e leer se con se ntido crítico .
El n aci on a lism o es un tema que preocupa p or ra zon es obvias a
los arqu eólogos eu ro peo s. Véa nse H arnilak ís y Yalouri ( 1996) Atk inso n el al. (1996). Día z And reu y Cham p ion (1996) y Khol y Fawcett
(1996 ) ofr ecen bue nas co lecciones de ar tícu los sobre ca sos relacionados con el te ma. Coopc r el al. ( 1995) Y Walsh ( 1992 ) d iscuten la s
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Sobre el Cementerio Africano v éans e Thomas (1998) y Eppcrs o n
(1996). Sobre los problemas de la arqueo logía a froamcricana véanse
Ferguson ( 1992 ). Blakey (199 5) y Sin gleton (198 5, 1995).
Algu nos trabajos del libro de Kh ol y Faw cctt (1996) id entifican
po stproces ualisrn o co n relati vismo. Trigger (l989b), Wylie (1 992b)
y Brurnf iel (1996) proponen una «nueva síntesis ». Fotiadi s ( 1994)
se reafirm a en qu e tal es reivindicaciones de obje tivid ad son ilus oria s. Davis (1992 ), Go sde n (19 92) v Saitta ( 1992 ) o fre ce n una discusión muy inten sa so bre as pectos relacio nados co n este debate .
La mpct er ArchaeoJo gy Workshop ( 1997) ofrece una respuesta crítica .
CiIl'lTl.LO
12.
Conclusi ón: conflicto y co ns en s o
La di scusió n sob re re tórica es tá muy influen ciad a por Lato ur
( 1987).
Pre uce! ( 199 1b) di rige una exc ele nte colecció n de artícu los sobre la diversidad actual de] pe nsam iento arqueológico . Patrik
(1985) argumenta en es te influ yen te artículo en favor de la coexistencia de d iferentes esc uelas de pensam iento en la delimitación de
lo que constituye el reg is tro arqu eológico.
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Ad ams . n., 101
adaptación. 47, 68 , 106. 121 , 133, 172 ,
177, 179· 180
v crcatlvldad. 182
a i セ ッ 」ォ L 1... 23
Althu ssct; , ... 24 1
a ná lisis de úre as de ca p tación . 176, 180
anál isi s de p olen , 56
a nal ogí a orgánica, 103
a nalogía, 7 J-72 , 84·85
[Orin al \ 't: r.q¡ ,.; rclac.io nul . 86-87
androc cntri sm o, 156- 157
anglos ajones. 32. 191
antropolog!n írsicn. 68-69
ann-opulogfu. 1 1,4 4 , 4 7 ,1 50 , 185
arque ología afro amcrican a, 256
arqu col ogfa clás ica , 191
arqu cologfu de lu m ujeres. 252
arque olo gla d e la se xu a lidad , 159 -160
arqu eología de lo do m éstic o, 147. 159-160
arquit ect ura vcm áculu , 24, 46
ar-te paleo lítico, 181-182, J 99
Bah n , 1'" 157, 22 [· 222, 240
Bcda. 191 , 192
Bcntlcy, M ., 254
Berkclcv, G ., 120
b 」 ャ ゥ ョ ァ セイ L R" 180
Bi uford , L " 10, 11, 20 , 36, 37, 39-4 1, 47 ,
72·77, 82, 83 . 84, 85 . 95 . 101, 1 16, 133.
173 . [9 2. 193. 220 -22 1. 223. 244. 246 .
248, 249 , 250
b iolog fn. 24 , 6 1
Blakcy, M.. 209, 2 10 , 25 6
ll\ot:h . 1\'1 ., 175, 186
Boas. r"
T セ
urqu eologfa de los niños, 159
Bor des, P., 77 -78
Bourdicu , P., 138
Braud cl, F., 44, 186 , 187
Bro wn e. Sir Tho rnas. 32
Brumficl. E., 152, 2 13, 2 14 , 2 15
Burlt,r., 154
arqucologl a d el co m po rta m iento . 11, 88 ,
2 [ 5, 248
<l.rqu eo logía experi m en la!. 76, RR
ar queolog ía fem inis ta, 232
m-quco logi'l his tórica , 48, l IS, 149. 185,
[9 [ · 194
<Irquc oJogía int e1111Tta tiva , 116, 13 1· 150
arqucologfa med iev a l, I Sl I
hi stOli a lll cd il:va 1. 24
セ ャitQ オ ・ ッャ
ァ ヲ。
po s tp m ccsua l, 27. 65, 70 .
109, 114 , 116, 119, 12 1,1 29. 13 1·1 50,
165. 166, 167. 2 14 , 224,239 ,25 1, 252.
254
arq ue o logía ウ ッカ ゥセ ャ ゥ」 。 N 24 4
a l-q uco log ía y ァ ← ョ セ イッ N 151-167. 252
cílja ne gr a, 222, 228
Cañon del Cha co, 22 , 10C; , 174
c.t pi l<.llis mo, 127, 18 3, 20 1
a rqueologí a del cap it<l\ism o , 254
CmToll, L., 33
castillo Bodiam. 193-199, 255
ca zadclUs ョ A LN セ ュ h ah itat s. 8 1
Ccmcn lerio A[r'ica no , 209-211,2 12, 256
cen tro y perífcria, 111
Ch iche n li za , 255
Ch ikh: , V. G., 33, 46, 47 , 19 1, 246 ,2 50
ci ber né tk a , 103 . 232
cienda normal. 66
278
[i'iTRODUCCJÓN A LA TEORÍA AROUEOLÓOTCA
cicncia. 27, 38, 55, 219, 220
arqueología de base científica, 10
ciencia normal, 66
como SIOgUll, 38, 53
financiación de, 56
independencia con respecto él la moralidad,59-60
método científico, 204
objeción romántica a la ciencia, 64-65
técnicas cienüflcas. 43. 55-57
ciencias na turales, 32, 38, 60-61
cientificismo, 61,220
civilización azteca, 2 13
civilización minoica. 100, 101
Clark. Grahamc, 46, 246, 247
CL1Tkc, D., 33, 37, 38, 39, 45, 47. 56. 57,
76,93,131,176,231,246,247
clase, 124-125, 199,231
cognición, 110, 120, 122, 152, 1RB, 219,
250
arqueología cognitiva, 116- [20
Cohcn. G. A., 104
colapso Maya, 100, 101, 174
Collingwood, R. G., 12,137
complejidad social, 226. 253
comportamiento versus acción, 109
Comtc, 1v1. , 55, 60, 6 1,70, 104
comunismo, 125, 202, 203, 204
Conkey i\tl., 153, 163-164,252
conocimiento de los objetos, 33
como expresiones de ideas compartidas, 35
como fósiles, 128
como ideología, 128
objetos como expresiones de normas
culturales, 34
consu-uctivismo social, 68-70, 232
constructivismo, 68, 135, 163, 166, 183,
225, 248
contexto. 83, 84,141,147, 148,149,150,
193 , 2 07 , 2 14-2 16
contingencia, 177,253
couu-adicción. 125, 128, 129,233
conu-astación. 17-18,32,43,53-54,59,6162, 64, 69, 71-89, 132, 136, 2 12, 217,
219,239,245,247,251
Coopcr, 1\'1. A., 155-156
c-orrección de sesgo, 154-157
l'OITl'1<lck111,9S
(·()c;ificlCi(·)]l. 1.':;l, 2,1.1
('jlc;llllllll!',i;¡, 121
('0)11\",1111.('
l'n
c, «ul.¡u. 1'" .lTI
, ()\III 11111.1. 1
,'u
'1, .1I1\i.l,I.I. lS.'
19i)
cronología, 35, 50
cuestión mustcricnsc. 77-79, 84,133,198,
199
cultura de la cerámica de bnndas (13KK),
34-36
cultura de los vasos de cuello de embudo
(TRBK), 34-36
cultura material moder-na. 249
cuhuru. 45,182-183,231,233
como adaptación, 40-42, 95
como sistema. 91-114
concepto politdüco de, 34, 239
enfoque normativo de, 34-35, 92-94
punto de vista acuático de la, 36,40
Cunninghur». v., 9
Dakora. 163
Dulyngryggc. Sir Edvvard. 194, 195
Daniel, G., 50
Darwin. C, 40, 170, 171 172, 179
'
datación, 57
Dawkins. R., 253
Dcagun. K., 192
deconstrucción. 122, 140, 142, 203, 211,
233
Dcctz. J. F., 42, 254
Derrida, J., 122,203,211
Desearles, R, 120
diacronb,233
dialéctica, 125,220,233-234
difusión, 35, 36, 46, 50, 178, 194,234
dilctantlsmo de anticuario, 31, 234
discipliuaricdad. 190, 203
discurso. 234
división clcl uubajo. 159
Dunnell, R., 179 , 180
Durkhcim. E., 70, 104, 174
Engleton, B., 245
Earlc. T, 152, 175
eclecticismo, 227
ecología cultural, 47, 180-18 1, 182- 184
ecología. 80, 103, 180-181
economía política, 163
Eerkens. J., 180
Elton, E. G", 245
cmic versus ctic. 109
cmpir-lcismo. 17, 69,186,234
enfoque normativo, 34-35, 96, 231)
Engcls. F., 174
entorno mc-dioatnlricnlnl , 24, 42, ')6, hU,
171-172,IX2
,·pi,c;h'lllollJ)'.í;I, (,q,
:',1), ?l(), .1'\.1
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Eppcrson, T., 210,256
Froissart. J., 198
equiñnulidad. 132
Fukuvamu. F., 202
ヲオョ」ゥセGャQL
97,103,122,177
Iuncionalismo. 103, 104, 121, 122,236
escuela ele Frankfurt, 127,234
escuela de los Anuales. 44, 186 188, 191,
235 ,254
escuela inglesa de historia del paisaje.
198,227
esencialismo, 115, us, 165, 184,205,235
especialización artesana, 43-44, 63
cstacionalidnd. 180
estadística. 45, 56
estático versus dinámico. 72
cstraügruf'ía. 199
estructura, 235
estructuración, 163,219226,235, 259
,v estructura. 138
csu-ucturulismo. 121-123,235,250
estudios actualfsricos, 76, 82
estudios sobre ¡\DN, 210
ctnoarqucofogfu, 71-89,132,140
ctnoccnu-ismo. 118,235
etnogénesis. 210
ctnograña. 75, 86, 87,156-157
evolución biológica, 171-173, 174, 178180, 253
evolución cultural, 170-171, 173 178,226,
227, 254
evolución rnuhilincar; 175, 239
evolución unilinenr, 175,242
evolución, 40, 43, 76, 85, 128, 163,177,
201,232,236,253
arqueología y, 169-184
Ialoccnu-ismo. 160,208
fascismo, 222
Fuwcctt. e, 256
Feminismo. 70, 153, 154, 163, 164,213,
218, 224, 252
fenomenología. 11, 148 - 14 9 , 23 6 , 25 1, 252
fenotipo, 182, 184
Ferguson. T. J., 255, 256
fcüchismo.Bv
Fcvcrabcnd. P., 6,')-68
Iilosoña Ilustrndn, 202, 203, 204, 205
Flanncry, K., 42, 45, 95, 107, 110, 120-121,
246,249,250
formalismo, 147,236
versus sustantivismo. 147
Eoucaulr, 1\1., 205, 255
fragmentación del método, 206, 228
Frcud, S., 115
Fried, :v1., 175
frisios,98
fl'j:-;() (lcll';(I'tcn{l!l, 16
Galileo, 67
Garrod. D., 157
generalización, 42, 59, 6 1-64, 99
género, 127, 152, 154,224,226
Y sexo, 158
geofísica, téc nicas, 56-57
geología, 56, 6,'), 79-80
Gcro. J., 153, 163-164,252
Gibbon. G., 247
Gibbs, L., ! 65
Giddcns. A., 70,109,138
Glassic, n., 123
Gcff J. Le, 186, 1S8
Goffman. E., 119
Gosdcn. C., 149
gótico, 202
Could. S. J., 253
gramática, 122-123, 140
gramá tica trunsformacional. 123
Griffin. \V., 39, 40
Grupo de Cambridge par"a el Estudio de
la Población .v la Estructuro. Social,
lSS
Grupo Teorético de Arqueología ClAG),
10,243
Habermas, J., 108,178, 249
hall abierto. 142-148, 193
Harding. S" 25
Harvcy D., 255
Hastorf C. A., 254
l Iawkcs. C., 86, 250
Hnwkes. J., 57,157,190,247
Hegel, E, 120
Heidegger, 149
hermenéutica, 65,136,184,236
hctcrarquía. 110,249
hipótesis, 236-237
hístoíre evenementielle, 187
historia cultural, 44, 185, 194,199,237
historia de la filosofía, 12-13
historia ele las mujeres en arqueología,
252
historia,
arqueología como sirvienta de, 49
historia y literatura. 204
historicisrno, 237
hisrortogrnña. 237
,
!
280
Hodder; 1., 86, 87. 88,131-133, 137,138,
221, 224, 249
Hodgcs, R., 98, 99, 192,249
Holocausto, 212
horneosrasis. 96, 97
Hoskins. v: G., 198
humanismo, 56-57, 64, 237, 247
Humm. M., 252
Hunt, L., 254
Husserl, E., 149
iconografía, 121
idealismo histórico, 187,251
idealismo, 92, 119-120, 137,
173, 220.
237
ideología vulgar; 126-127
ideología, lOS, 121, 126 [29, 147, 183,
20S, 213,214, 237
impcriulismo. 170-171
Imperio Británico. 171
Imperio Romano, 32, 92, 100,207,240
cultura romauo-británicu, 23
roro, 191
fortificaciones, 137, 149
romanización, 98-99, 207
yacimientos, 185
indios Zapotecas. 120
individualismo metodológico, 237
individuo, 113, 137- 138, 155, 178, 182,
219
inductivismo. 186,237
infraestructura y superestructura, 126
intelectuales, 9, 245
intencionalidad,65
intercambio, 63, 97,132
Inuit, 77,181
jerga, 11,24,25,26
Johancsscn. S" 254
Johnson. M. H., 252
Iones. L., 255
jutas, 191-192
Kafka, F, 198
Kant, L, 120
Kider; A., 46
Knapp, B., 254
Koh1. P., 215, 256
Kossina. G., 222
Krol'lwr, 1\., 17A
Kului. T., c.S·(lS, ZセᄋQW
Laduric. E.1e Roy, 186, 188
La/out; B., 24R, 2.'i6
LeBlanc, S. 1\., 110
legitimación. 238
lenguaje, 24-25, 122, 179
Lconc, i'1-'1., 134,215, 246, 250
Lévi-Srrauss. C.,120
ley de la gravedad, 59
libertad y esclavitud, 114
licencias de fortificar; 195
líneas de conexión, 1セMRPL
20A-207
Liulc Rapids. 161-163
Linle Red Riding Hood. 150
Livio, 208
logocentrismo.Rdx
falacia logocénn-ica, 204
longnc dunie, 187
Lubbock, Sil' John, 77
Lycll. J., SO, 172
Lyotard. F., 201,255
Maine. Sir Hcru-y, 174
Major, J" 148
Malínowsky B., 104
Marakwet. 87
Marcus. J" 95,120-121,249,250
Marx, C., 123, 124, 125,202
Marxismo, 111, 121, 12.1-128, 134, 174,
175,201,204,238,250
masculinidad, 194
materialismo cul tural. 23 1
materialismo, 124, 173,215,238
McGuu-e. R., 250, 251
Md\ay, L., 252
megalitos, 50-53, 199,247
Mellars. P, 84
mentalidad, 153, 188
mcntalisrno, 93, 94, 98, 100, 116
método histórico directo, 86, 238
rnctodologfn, 16-17,238-239
Y teoría, 16
migración, 35, 46
Miller, D., 249,
Mithen. S., 121, 181-182
modelo heurístico, 59, 236
modelo hipotdico-declllctivo-nomo1ógic(),
60,61
modernismo, 239
en arquitectura, 204
Moorc. R., 87, 252
moralidad, 55, 60, 202
Morclund. J., 254
Morg.m. ] '. 11., 174
nnn-rtc del .tttlr 11', l'fO
281
ÍNDICE ANALÍTICO
iNTRODUCcrÓK A LA TEORíA ARQUEOLÓGiCA
muestreo. 45-46
mulriculturalismo, 239, 255
museo Smithsonian. 48
nacionalismo, 49, 255
Nnmforsen. 142
narrativa. 186, 194,208
nativos americanos, 30, 48, 128,141-142,
161,16.<',169-170,207,255
Nelsou. 11.,137,149
Nietzsche, r.. 205
Nortcumérica. 185, 191, 193,221
Nuba. 87, 133,138
Nueva Arqueología, 12, 13,27,29-53,56,
61-64,131,134,141,180,185,188, 199,
221,227,245,247
Obcycsckcrc. G., 215
objetividad, 126,211-214
observación. 64, 99
Oldllvai,82-83
ordenadores, 56
orígenes de la agricultura, 107
Ormc. B., 248
Orton, C., 132
Orwcll. G., 148
paisaje, 136, 184, 194
paradigmas, 66, 239
particular-ismo, 35, 39, 98,107,177
Puu-ik. L. E., 256
Paync. S., 82
p ér d ida de la inocencia, 39, 61
Plckcring. A., 68
piedra d e Roserta, 75-76
Platón, 120
política, 60, 67, 69, 70, \07, 125, 126, 207,
208, 255
corrección política, 9, 245
positivismo, 58-61, 135, 166, 173, 202,
215-216,220,225,247
positivismo lógico, 61-62
postmodemismo. 150,201,216,239,255
práctica arqueológica, 50, 56, 151, 157,
251
prúcüca de la urqueologfa. 49, 50, 73
,ljl'll;1 ;¡ LI l\'nria. 214
,1"1
!'I:III(',
225,239,250
producción, 124
proyecto Annnpolis de arqucologfn. 134,
250, 255
psicólogos, 70
pueblo Anasazi ancestral, 86, 177
quarks. 68
Nueva Geografía, 38,131,188
Nueva Hist:lria Cultural, 190, 191,254
Nueva Historia Social, 188-189
Nunamiut. 77, 79
Pll'll;ll;j'-¡'lIl
Preuccl, R. W., 153,244,256
primates, 179
problema de la inferencia, 57
proceso cul tural. 43-44
proceso. 51, 187, 194,231
arqueología procesual, 50, 62, 226, 239
enfoque procesual al género, 252
procesualismo cognitivo, 120, 219, 222"
x!
racionalidad, 30, 69,180-181,183
Rankc, 186
Ratbjc. v«, 88
razas, 68-69, 209
razón, 202, 205
realismo, 225, 240
Rcdman.
110
rcduccio nismo. 240
rela tivismo, 149, 166, 211-216, 220, 225,
c..
240,256
religión. 94,121
Y ciencia, 59
Renacimiento. 155, 169, 173,202
Rcnfrcvo, A. c.. 37, 47, 50-53, 66, 120, 132,
135, 152, 157, 175,221, 222, 240, 246,
247,250
resistencia, 214
retórica de la conciliación, 221
de la confrontación, 221
Revolución Industrial, 189
revolución lingüística, 11, lS8 191,254
riesgo, 180-181, 183-184,253
romanticismo, 114
Rortv, R., 255
Rowlcy-Conwy P., 18 1
Saami,142
Sabloff J., 212-213
Sahlins. M.2 I5
Saitt::l., D., 256
salidas profesionales para la mujeres, 252
Santorini. 100-10 1
SaUSSUl"C, F de, 120, 122
Schiffcr.Jvt. 1--3., 10, 11, SS, 254
Schoruu.m. 1.. 1\-1., 2.'--i·t
2H2
I NT ]{ () !H ll 'C] () N 1\ I ,A 'I' UlI d A !\]{()lI l ;.<JL<'J(;lCA
Sc hut z. A., 149
sele cc ión nacion a l, 172
sem iótica, 240
sen tid o co m ú n , 15-26, 74 , 117セ 1 t S
se ñores y ca m p esinos, 126 , 199
Scrvicc, E., 175
sesgo mac h is ta , 47, 154
d om ini o m asc u lino, 156
sexis mo, uso se xis ta d el le nguaje , 154
se xo y gé nero. 252
Shakespearc . vV., t 49
Sh a nks, ]\ 1., 69, 177, 183, 220 -22 1, 251 ,
2'12
sim ula ción , 96,112 , 251
sinc ro n ía, 104-105,240
sis temas . 240
cola pso de los, 24 9
m odcla ci ón de, 112
pe nsami en to . 4 1, 95 -98 , 100·1 14, 12 1,
249
sis té mico, 122
soc ied ades com plej as , 63 , 110-1 11
soci edad es de ba nd as. 40
soci ed ades de j ef aturas, 40
socio b iología , 163, 178 , 24 1
sociolog ía , 60-6 1
ma nd o s ociológico . 70
Spc ctor; J ., 16 1- 163
S pcn ccr. H .. I04 , 170-17 1. 173· 174 , [79
Ste wa rd. J .. 47, ISO. 182
Sto nc hcngc , 48
sub jetividad , 126
subs istencia , 95
Sud a frica . 193
su ic id io, 113
s u s ta n ti vi sm o , 183,241
Sutton Hao, 191
reort n literaria , 226
leo ría, defin ició n de teoría . Ió · I8. 241
co mo tra d ucción . 228
dificul ta d d e la teoría , 25 -26
evaluació n jセ
la.') in terpre tac iones. 1920
hi s toria de , 32··U
ju stifica ción p O I· la arqueo logía, 18
relac iones co n el método. 16-17. 21 5
sc pnrnc lón de l mé todo , 59
texto s. 32, 139·14 2, 192-193
Tho ruas. J., 149
Th ompson . E . P., 24 1
tiem po . 30 ,187
ah or ro del üem po. 184
Tillcy. C.. li9. 142. 177. 183. 220-22 1, 226,
25 11 ,25 1.252
tipo logía , 44, SU, 117, 23 1
tota lizador, 24 1
tri bu s, 40
Triggct; B. , 128, 2 13, 2 14 , 2 15. 227
Tucs on Cnrbage Pro¡ ....c t. SR
ta fo nom ¡a. 82, 225
Ta yloi; \V.• 47
teleología , 177, 24 1
teorí a crí tica , 108 , 127, 134 , 2 1S, 24 1
teorí a de alcan ce m ed io, 72 · 89, 193, 21 2,
2 13.217. 22 5
ind ep end enc ia d e la tcorfu general , 79
p resuncio nes u niformi za doru s. 79-82
teo r-ía d e la es tr uctura ci ón, 138, 241
teor-ía tic [o s forrajeado re s eficie ntes , 180,
253
teor-ía d el caos, 8 1, 249
teoría d el sis tem a del m u ndo , 111, 249
teor-ía gen era l de sis temas. 103
Wallc rs tciu . E .. 11 I
wa tktns. A., 19·20
w et son . r. J ., 110, 25 1, 252
W h ltc. H.. 18b
whne. L.. 47, 1i 3. 174, 175, 246
Wilk. R.. 2 12
Williumso n . T., 20
wissc nschafr. Sd
Wittgens tein , L., 205
w yl¡c. A ., 86 , 157 , 166, 2 13. 2 1-1 , 2 15,
íNDI CE
CAP íT UL O
9
Las contr a d ic ci on e s d e la t eo r -ía
PRH1\CTO.
1.
15
E l se n tido com ú n n o h as ta
16
27
Defi ni cion es d e «tcortn» ,
Com p re nder la teo rí a.
CAPíTIJLO
2.
La " ll u eva a rq u eo lo gta » . .
.
,
uso se xis ta de l le nguaje. 1S4
ut op fns. 202
CAPíTULO 3.
La a r q ueolo gía como c ic n c! a .
De finic ion es de C ienci a . , , . . . .
E l pos iti vismo
El posi tivismo lógico .
.,.
Eje m plos
Objeci ones a la idea de «Ciencia ".
Kuhn v Fevcra bcn d , , .
El construc u vísrn o so c ial .
vad ab ilid ad , 4.í
varia ción alea toria . J 72
Vaub au. S. d e. 198
Vcgc tiu s. 198
verificación , 116
Vico, 120
Viet n am, 17 1
C \l'í TULO
4.
, ..
. .,,
32
,.,.
40
53
.
,
. , . , . , .....
. , ..
.. ,
. ..
38
55
Sí
58
61
62
64
65
68
.. .
Bínford V la te oría de a lcance medio
...
I nt erp ret ar el mustcricn sc
La s p r es uncio n es u ni fo r mi z rd oras .
Pro blem as co n lu teoría lit: alc an ce med io
Co ncl u si ón
R T セ
29
,
.
.
.
Contr as ta r la te o ría d e a lca n ce med io y la c tu oarqu eo -
Iogía
CAPÍTl; LO 5 _
.....
...
.
,
...
An tes lk la Nueva Arq ue o logía . . . . . . . . . . . . . .
Lo s or íge nes d e la Nuev a Arqucol ogfu
,.
Asp ec tos clave de la Nueva Arqucolog fu
Conclu sión .
.. . ... .
... ... ... . ... ... .... .
Ud a, P.. 255
Urb a n. P. 1\., 254
Zim ba bw e.1 5
Zubro w, E .. 120, 250
5
Prólogo a la edición esp a ñola
.. .... .. ...
71
72
. .. , . .
.
.
.
.
í7
í9
. , ,
.
.,,.,
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.
.
.
91
95
98
100
.
. . . . . . . ..
,
.
.
... .. ....
, . . .
L¡l c u ltu ra c o m o sis te ma
.............
Tco d a d e s ls temus: su ma rio. . . . .
Eje m p lo : sistemas al rededor de l mar del Norte . .
..,.
'
P u ntos fue rtes d d pens amiento s isté mic o
E l con texto del pensa mien to sisté m ico.
Pu ntos déb iles de l pensamiento s ist émic o
E l pensa m ien to sist ém ico mo di fica do
El pensam iento si st ém ico y los ind ividu os .
..,
84
88
10 3
105
109
11 3
Z¡;4
T I :.ORí A ARO UE OL()GI CA. UNA i n t r o v ャj c cャ
HI セ
.
115
116
120
121
123
126
129
Ar q u eo lo gía postpr-ocesual y arq ueo logía inte rp r-et a tiva .
La urqucologfa post proccsual
,
' "
.
131
134
Lee r lo s pensamient os
Lee r los pe ns a m ie n tos
Arq ueo log ía cognit iva
E l es tru cturalis mo
l'\i1ar....ism o " " " ' . . .. , . .
La ideología
Co nclusión
.
C APiTU LO 6 .
_
. . . . .."
,
.
.
.
.
_
CAPiTULO 7 .
C,\PITU LO
8.
Ar'qucolo gfn y gé ne ro
15 1
154
154
157
.
El g énero .
La co rrecc ión del sesgo ..
Crí tica de la práctica arqu eo lógica .
Arqueologías del género
Hom bres. m ujeres y conoc imi en to . . . . . . . . . . . . . . . . .
Arqu e o lo gía yevolu ci ón . " . .
S pe ncer y la evoluc ió n cult ur al
Darw in y la evo luci ón bio lógica . . . . . . . . . .
Evolu ción cultura l . . . . . . . . . . . . . . .
Lu crítica a la evolu ción cultura l
....
Evol uc ión bi ológica . . , . , .
.
Ada p taci ón , raciona lidad y ecolog ía cu lt u ra l
Cr íticas a la ecol ogía cu ltu ra l . . . . . . . . . . . .
.
CAPITULO 9.
Ar q u e ología e h istoria.
b \ hist or ia tra di ciona l . , . . . . . . . . .
La Escuela de los Anua les ... _. . . .
La revo lució n lin gü ística . , . . . . . . .
Arqu eolo gía hi st ór ica . . . . . . . . . . .
La arqu eología h is tóri ca y los te xtos
Co ncl usión
CAP1'l'U LO JO.
.
.
.
.
..
..
..
..
....................
....
..
...
.....
.. .. ... .. ... .. ... .. .
. . . . ..
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....
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..
" ..
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
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CAPfTULO 11. Ar qu e ol ogía en u n mundo postmoderno
Fantás tico ; per o ¿qué ti ene que ver todo esto co n la arqueología ?
La a rqu eología n o se hace セ ョ el va cío .. .
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La c uestión de l re la tivism o .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El cont exto del relat ivism o . . .
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CAPln 'LO 12.
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Glo sa ri o
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Co n cl u s ió n : conflic to y co ns enso
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Definir u na posic ión int ermed ia
Co ncl us ión _. . .. . . . . . .. . . ...... .. . . . . . .... ..... .. . . . . . . .
Bil rllog ra fí a come nt a d a
Bib lio gra fía ge nera l
índice a na lí tic o
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Im pres o e n el m es d e j u n io d e 2000
e n A"M GRÁFIC. S . L.
Pol ígo n o Ind u s tr ia l «La Flori da .
08 130 S a n ta Perp etua d e M ogo d a
(Barce lo na )