REVISTA PERSPECTIVAS Nº 19, 2008 • ISSN 0717-1714 • pp. 157-174
Memorias urbanas
Cristina Inés Bettanin*
RESUMEN
El presente artículo constituye un avance de investigación del proyecto
de tesis doctoral referenciado. Se inscribe en el campo de la memoria
colectiva y la sociología urbana, e intenta reconstruir las marcas de las
políticas habitacionales de la última dictadura militar argentina, desde
la perspectiva de los sujetos afectados.
Palabras clave: Estado terrorista / memoria colectiva / políticas sociales
/ segregación urbana.
Urban memories
ABSTRACT
The present article constitutes an in-progress report of the
aforementioned doctoral thesis project. It is framed into the field of
the collective memory and urban sociology, and it makes an attempt to
reconstruct the imprints of the residential policies of the last Argentinian
military dictatorship, from the victims’ point of view.
Key words: Terrorist state / collective memory / social policies / urban
segregation
*
Argentina. Trabajadora Social. becaria CONICET y doctoranda en Ciencias Sociales con
sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales,
Universidad de Buenos Aires. Correo electrónico:
[email protected]
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Memorias urbanas / Cristina Inés Bettanin
Antecedentes
El presente trabajo corresponde a un avance de investigación de la
tesis doctoral “Memorias urbanas: reconstrucción de la experiencia
de las políticas habitacionales implementadas por la última dictadura militar argentina, en la Ciudad de Buenos Aires”1.
La misma se inicia luego de una práctica profesional de cuatro años
en el Instituto de Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires2, que se
caracterizó por el contacto permanente con las comunidades de los
llamados barrios de la Comisión Municipal de la Vivienda (CMV),
entre los cuales se encuentra nuestra referencia empírica: el conjunto habitacional Soldati3.
La experiencia de trabajo con la comunidad nos permitió esbozar un
problema de investigación, que tiende a hacer visible el plano subjetivo de los problemas evidentes de estos barrios, como la escasa
infraestructura, las violentas relaciones de sociabilidad, el deterioro
físico y material.
En esta oportunidad nos interesa compartir reflexiones acerca de
las marcas de las políticas autoritarias de vivienda, implementadas
en la constitución del conjunto.
Siguiendo los resultados de un relevamiento sectorial en el conjunto
Soldati, nos proponemos problematizar las modalidades de representación acerca de las políticas de vivienda, específicamente las políticas de erradicación de villas y desalojo forzado de los residentes.
Entendemos que la reconstrucción de una experiencia pasada, inscripta en la memoria colectiva de estos vecinos, se encuentran en
1
2
3
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Cabe aclarar parte del este trabajo fue presentado en las “IX Jornadas de estudiantes
de posgradp en humanidades, artes, ciencias sociales y educación”, realizadas
en la Universidad Nacional de Chile, Enero de 2008. Corresponde señalar que se
modificaron los párrafos correspondientes a la descripción de la realidad barrial
del Conjunto Soldati, a la metodología y a la presentación de los avances de
investigación, además de la conclusión y la redacción para optimizar la coherencia
y comprensión del artículo.
El instituto de vivienda de la ciudad de Buenos Aires fue creado en el año 2004, en
reemplazo de la anterior Comisión Municipal de la Vivienda.
Se ubica en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires y entre las calles General
Rivera, Av. Mariano Acosta, Av. Coronel Roca y Lacaraff. La cantidad de viviendas
es de 3.200, distribuidas en torres y edificios bajos, continuando el diseño de
complejos – trama, propios del paradigma arquitectónico moderno.
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relación con el contexto social que la hace posible. En este sentido,
las reflexiones acerca de las marcas de las mencionadas políticas,
las abordamos con los insumos que aporta el campo de la memoria
colectiva en Ciencias Sociales.
En consecuencia, en este artículo intentaremos reflexionar acerca
de las posibilidades de reconstrucción de la experiencia de estos vecinos con una metodología de historia oral, desde el presente donde se advierten enormes dificultades para el sostenimiento comunitario del barrio, y donde la experiencia cotidiana del habitar suele
representarse por parte de estos vecinos como “un calvario”, propio
de los procesos de segregación urbana.
Metodología
La investigación en curso se inscribe dentro del paradigma interpretativo, que se orienta al ejercicio de una ciencia en contacto con
la perspectiva de los sujetos, que intenta comprender el contexto
y significado cultural de los procesos (Vasilachis De Gialdino 2002:
15). En este sentido, intentamos responder a nuestras preguntas de
investigación situados dentro de los procesos naturales que se producen al interior de los escenarios barriales seleccionados. Mientras que las técnicas de recolección de datos que optamos por usar
implican nuestra participación en dichos escenarios: la observación
participante, la entrevista semi-estructurada y la entrevista en profundidad.
Por último, abordamos la realidad barrial del Conjunto Habitacional
Soldati en el sentido de dar respuesta a las preguntas de investigación que orientan nuestra labor: ¿Qué significaron las políticas de
erradicación, y desalojo forzado para este grupo de vecinos?, ¿Cómo
recuerdan los vecinos esa experiencia?, ¿Qué tipo de violencia se
ejerció sobre ellos?, ¿Cuáles son sus marcas?, ¿Se produjeron iniciativas de resistencia durante esos años?, ¿Pueden encontrarse relaciones entre marcas de violencia y la modalidad de apropiación del
escenario barrial?, ¿Qué significa hoy el espacio consorcial como lugar de sociabilidad?. A su vez, ¿Hubo detenciones, desapariciones, o
muertes durante la relocalización? En ese caso, ¿Cómo se recuerda
a los vecinos desaparecidos, muertos o detenidos?
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Conjunto Habitacional Soldati
La Ciudad de Buenos Aires ha sido escenario de diferentes procesos
de urbanización, teniendo un rol significativo en los mismos, el municipio local a partir de la creación del FONAVI en los inicios de la
década del 70. Durante esa década se diseñaron grandes complejos
habitacionales con el fin de atender a “los sectores de bajos recursos
económicos y aquellos grupos marginados en villas de emergencia”4.
Sin embargo, es en el período de la dictadura cuando se adjudican
la mayoría de las unidades habitacionales de los complejos diseñados y construidos años anteriores.
La última dictadura militar argentina que corresponde a los años
comprendidos entre 1976 y 1883, se caracterizó por el accionar de
un tipo específico de Estado capitalista que llamamos Estado Terrorista. Además de la disolución de los partidos políticos, sindicatos,
y concentración del poder público, este Estado se caracterizó por
su faz clandestina, desde dónde se cometieron las más impactantes
violaciones a los Derechos Humanos, mediante la metodología de
detención de personas, traslado a centros clandestinos, tortura, violaciones, cárcel, robo y sustitución de identidad de niñas y niños nacidos en cautiverio, desaparición forzada y muerte. Asimismo, todo
su accionar estaba en función de la desarticulación y reorganización
de relaciones sociales y formas organizativas sociales y políticas,
que previo al golpe de Estado, expresaban cuestionamientos al orden existente. (Duhalde 1983: 45).
Por lo tanto, identificamos que la historia de nuestro escenario barrial, se encuentra atravesada por las formas de accionar del Estado
tal como lo caracterizamos y en conflicto por el orden urbano.
Las políticas públicas definen la dirección que se impone activamente en la acción estatal, como expresión o en nombre de intereses generales, por lo que podemos entenderlas como condensación
de los procesos de hegemonización político-cultural (Grassi 1999).
El proceso decisorio de las políticas a analizar, en concordancia con
los cambios en las instituciones y el control absoluto del gobier4
160
El Fondo Nacional de Vivienda (FONAVI), fue creado por la Ley 19.229 en el año
1970, con el objetivo general de contar con recursos genuinos para contrarrestar y
disminuir el déficit habitacional y así posibilitar el acceso a una vivienda digna de
los sectores de menores ingresos de la población.
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no, se ajustó a una estructura piramidal, pasando por encima de
estatutos, procedimientos, y garantías constitucionales. La acción
de gobierno se caracterizó por un “estilo de decisión autoritario e
inflexible”, que permitió ejecutar con mayor rapidez las políticas diseñadas, desestimando los mecanismos de participación social en
las mismas. (Oszlak 1991: 290)
Oscar Oszlak, en su trabajo “Merecer la Ciudad,”5 se propone demostrar cómo se hace política pública dentro de un contexto no democrático. Así, analiza las políticas habitacionales implementadas en
la Ciudad de Buenos Aires, e identifica a la Política de Erradicación
de Villas de Emergencia (PEVE), y al Plan de expropiación por construcción de autopistas, como dos de los casos que produjeron el hecho físico del desplazamiento de los sectores populares de lugares
céntricos de la ciudad y de la ciudad misma6.
Este proceso reconfiguró y estableció una nueva jerarquía en el espacio urbano de la ciudad de Buenos Aires. Dichas políticas fueron
expuestas hacia el conjunto de la sociedad como una propuesta global para la modernización de la ciudad, pero aquel imaginario implicaba una nueva representación de ésta, que disputaba en el plano
del derecho a la misma, desplazando de sus centros a la gente “no
deseada”, que no era merecedora de habitarla.
El Plan de expropiación por construcción de autopistas, consistió
en la construcción de autopistas urbanas que atravesaban la ciudad
en múltiples direcciones e implicaba una masiva expropiación de
inmuebles, a lo largo de las zonas comprendidas en la traza programada y el posterior desalojo forzado. Este plan no se cumplió en
su totalidad, pero se destacó por la falta de debate público sobre el
tema, y por la escasa y fragmentada información proporcionada a
los ciudadanos.
El PEVE, en cambio, pudo ejecutarse casi en su totalidad, constituyendo un logro significativo para el proceso.
La metodología aplicada por este organismo se caracterizó por un
5
6
Título pensado en referencia a las declaraciones en 1980 del titular de la Comisión
Municipal de la Vivienda, Guillermo del Cioppo: “Vivir en Buenos Aires no es para
cualquiera, sino para el que la merezca... debemos tener una ciudad mejor para la
mejor gente”
Los otros dos casos que él estudia son: Transformaciones del mercado urbano, y
Relocalización industrial. (Oszlak 1991:29)
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grado de autoritarismo y violencia, sin precedentes en la historia
argentina. Un ejemplo de las mismas lo constituyen sus estrategias
de intervención:
•
Marcación de las casillas destinadas a ser quemadas en un período breve.
•
Desaliento a continuar habitando la villa mediante un conjunto
de medidas como presencia policial permanente, clausura de
comercios, prohibición de actividad social y política.
•
Congelamiento, que correspondió a la prohibición de instalación de nuevas familias.
•
Traslados hacia viviendas adjudicadas en nuevos complejos.
•
Retorno a su provincia o lugar de origen.
•
Demolición inmediata.
Fue particularmente significativa la práctica de “invención del fuego”
que consistía en la generación de incendios intencionales, a fin de
que no quedaran dudas de la conveniencia de abandonar la villa.
(Blaustein 2000:60). El testimonio de un sobreviviente reconstruye
lo sucedido, evidenciando las formas de representar las políticas
por parte de los destinatarios, los sectores populares:
“Eran las seis de la mañana, un vecino dio el alerta. Nosotros quisimos avisarnos, nos fuimos a golpear las puertas de los demás... Imposible: eran tanquetas,
camiones del ejército. Mandamos lejos a nuestros hijos para que no los metieran
presos. Entonces escuché como un ruido, una estampida. Ahí cayó la primera
casa y me puse a llorar. Me acuerdo de eso y me pongo a llorar otra vez. (...) las
familias lloraban, gritaban. Eran camiones del ejército y camiones municipales,
día por medio, esos camiones de basura de cabina blanca y caja azul, con volcador.
Hasta una señora con cáncer, me acuerdo de ella, que estaba con el hijo. Pedían
por favor que no los llevaran. Los cargaron igual. Eran miles de familias.”-Johni
Tapia, testigo-(Blaustein 2000:70)
De ese modo, hacia el fin del período dictatorial, se erradicaron
200.000 personas de las villas que existían por la ciudad. El 40 % de
los habitantes de la villa 31 de Retiro7 fue distribuido en conjuntos
urbanos, entre los que ubicamos el Complejo Soldati.
7
162
La villa 31 se ubica en el centro de la Ciudad, en el período dictatorial no pudo
erradicarse por completo debido a la organización y resistencia de sus vecinos,
alrededor de prácticas comunitarias fomentadas por destacados actores, militantes
sociales y políticos como el asesinado Padre Mujica. Representa, en ese sentido, un
ejemplo de las prácticas de resistencia del movimiento villero.
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El resultado de ambas políticas produjo, desde el punto de vista de
los intereses de las clases dominantes, la apropiación de espacios estratégicos de la ciudad para proyectos inmobiliarios y de infraestructura que beneficiaran a los sectores medios-altos, mientras que produjo en los sectores dominados, las consecuencias de los procesos
de desplazamiento y segregación. Estos implican la reproducción de
los problemas de vivienda que supuestamente quieren solucionarse,
en otro lugar de la ciudad, ubicado en la periferia (Engels 1980: 81).
Se generaron, como consecuencia, procesos de desintegración de
redes sociales, y pérdida de espacios estratégicos, por parte de los
sectores populares, con su correspondencia en el plano simbólico.
A partir de lo expuesto, se entiende que los barrios segregados, ubicados hacia el sur de la ciudad, no constituyen una realidad en sí,
sino que son el resultado histórico del orden social capitalista (Gravano 2005:20).
El conjunto habitacional Soldati constituyó uno de los escenarios
barriales que empezaron a poblarse en el período dictatorial, bajo
las modalidades de adjudicación detalladas. En similitud con otros
conjuntos urbanos construidos por el Estado, aquí confluyen una
multiplicidad de problemas de orden urbano, como el notable deterioro físico y ambiental8. El mismo se corresponde en el plano simbólico, con el imaginario social que lo construye como una auténtica zona roja9.
El recorte empírico para el trabajo de campo dentro de este complejo es el sector 32, que comprende alrededor de 300 unidades
habitacionales, y dónde el 30% de sus residentes actuales fueron
adjudicados por el plan de erradicación de villas y la expropiación
por construcción de autopistas, en los momentos de la conformación del barrio.
8
9
En el año 2000 la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires sancionó la Ley 623/831
que declara al conjunto Soldati en emergencia edilicia y ambiental.
“...podemos señalar que el antaño símbolo del progreso y la modernidad urbana,
el planificado lugar utópico se ha convertido -desde la percepción de muchos de
sus residentes y vecinos- en un símbolo de estigma. En este sentido, el hecho de
residir en un conjunto habitacional de interés social o en una “vivienda Fonavi”como suelen decir los residentes-, se ha vuelto una condición que inhabilita la
plena aceptación social de los individuos, levantando sospechas sobre sus valores y
comportamientos. La situación residencial de habitar en monobloques opera como
un atributo profundamente desacreditador que estigmatiza a su portador, al tiempo
que confirma la normalidad y/o prestigio de los otros.” (Girola 2005: 16).
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Asimismo, el conjunto Soldati cuenta con la particularidad que es la
disposición de las unidades habitacionales en consorcios, llamados
también condominios.
Los derechos y obligaciones que se estipulan desde lo normativo
para estos consorcios, apuntan a delinear un funcionamiento democrático, en torno a la organización del mantenimiento del edificio y
su funcionamiento interno. Esto convierte la instancia consorcial en
un potencial espacio de sociabilidad, intermedio entre lo público y
lo privado.
Sin embargo, vemos que conformar consorcios en viviendas sociales
no parece una tarea simple: Se desprenden un conjunto de problemas a partir de la articulación entre la existencia de esta comunidad
soberana (el consorcio), y el Estado Local (aún titular del 30 % de
las unidades residenciales, y por lo tanto, responsable legal de las
mismas). A la vez, dicha existencia también presenta contradicciones entre lo normativo y la experiencia de los vecinos, sobretodo en
relación con la apropiación subjetiva del espacio consorcial, y/o barrial10.
La importancia de estos procesos también es registrada en otras investigaciones latinoamericanas, que nos advierten acerca de cómo los
condominios redefinen relaciones y presentan retos para administrar
el territorio urbano (Giglia 1996:3), como también describen los efectos sociales de los traslados de vivienda: pérdida de riqueza en la vida
cotidiana y de redes sociales (Rodríguez y Sugranyes, 2004: 80)11l
En consecuencia, hacia el conjunto de las pérdidas, las marcas y
los recuerdos nos acercamos en nuestra tarea por reconstruir la ex10 Problema trabajado en la realización del taller: Sustentabilidad del Hábitat Urbano
en los Complejos Edilicios de Vivienda Social en la Ciudad de Buenos AiresProcedimientos de Cooperación y Cogestión entre el Estado y la Sociedad Civil,
Taller Derechos Humanos y Dignidad para un mundo justo e igualitario, FORO
SOCIAL MUNDIAL, Puerto Alegre 2005, y en las Jornada de Sociología octubre
2004.
11 El trabajo “Los con techo” constituye la primera sistematización de envergadura
que describe que el problema de la vivienda no es solo “la falta de”. En Santiago
de Chile, a 20 años de su implementación, se concluye que la política exitosa de
financiamiento (subsidio a la demanda), pese a que mejoró algunas condiciones
de habitabilidad, ha terminado creando un nuevo problema de vivienda y urbano:
un enorme stock de viviendas sociales que requieren atención. Entre los “efectos
urbanos” y “los efectos sobre las familias” este trabajo destaca procesos y situaciones
de: segregación, fragmentación, inseguridad, difícil convivencia, y hacinamiento.
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periencia que atravesaron los residentes del conjunto habitacional
Soldati. Nos acercamos, de esta forma, a los insumos teóricos que
produce el campo de la memoria en las Ciencias Sociales.
Acerca de la Memoria como campo de
estudio en las Ciencias Sociales
“La historia de la memoria colectiva es un objeto en sí mismo, una
ruptura epistemológica” nos dice Herny Rousso a propósito del surgimiento de miles de trabajos –en Alemania, Europa Occidental u
Oriental y particularmente en Francia– que buscan respuestas a lo
sucedido en la segunda guerra mundial. Nos explica el autor que, en
aquellos trabajos, los historiadores son conducidos a estudiar, además de las fuentes de la historiografía existente, las representaciones de “la sociedad entera” (Rousso 1991:247). Asimismo, Andreas
Huyssen visualiza la intensificación en Europa y Estados Unidos de
estos discursos de la memoria a partir de la década del 80. Reconoce
como elementos disparadores, conducentes de este fenómeno, el
debate sobre el Holocausto12, y a una continuidad de cuadragésimos y quincuagésimos aniversarios “de fuerte carga política y vasta
cobertura mediática” (Huyssen 2002: 15)
Los estudios sobre la memoria en América Latina, y principalmente
en Argentina, a partir de la década del 80, se articularon en torno
a las marcas de las dictaduras militares en el cono sur, sucedidas
desde la década anterior. Los mismos han cobrado relevancia partir
de los 20 años del golpe de Estado, y fueron diversificando sus temáticas acompañados por un contexto donde se acrecentaban diferentes iniciativas en relación a rememorar y revisar el pasado reciente. Las mismas comenzaron siendo gestionadas por organismos de
Derechos Humanos, pero a lo largo de los años se sumaron nuevos
actores, incluido el Estado nacional13.
12 Este autor analiza el surgimiento del Holocausto como “tropos universal”, situado
en el momento histórico de la globalización de la memoria. Esto implica que el
Holocausto, “pierde su calidad de índice del acontecimiento histórico específico
y comienza a funcionar como una metáfora de otras historias traumáticas y de su
memoria”. Ver Huyssen, Andreas (2002) En busca del futuro perdido, Cultura y memoria
en tiempos de la globalización, Fondo De Cultura Económica, México.
13 Se señalan como significativo en este sentido la conmemoración del 20º aniversario
del golpe de Estado, el surgimiento de Hijos, la anulación de Leyes de Obediencia y
Punto final, los juicios por la verdad, el surgimiento de comisiones por la memoria,
la red por la identidad de Abuelas de Plaza de Mayo. La diversidad de películas,
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Memorias urbanas / Cristina Inés Bettanin
Nuestra problemática se encuentra atravesada por tres núcleos de
problemas, desde dónde se aborda la memoria como objeto: “¿Qué
se entiende por memoria-olvido?”, ¿Cómo se construye la dinámica
entre pasado y presente?” y “¿Cuáles son las relaciones entre memoria e identidad?”14
a) Memoria-Olvido
“Solo tenemos la capacidad de recordar cuando nos situamos en el
punto de vista de uno o de varios grupos y nos ubicamos nuevamente en una o más corrientes de pensamiento colectivo” (Halbawchs
2004:170)
Maurice Halbwachs instaura el concepto de memoria colectiva para
el campo de las Ciencias Sociales. Este autor revela que la memoria
es una construcción social, a partir de la noción de marco o cuadro social: la memoria se encuentra enmarcada por las categorías
de espacio y tiempo. Ambas son categorías sociales y condiciones
para poder recordar, ya que esto solo es posible si se recupera la
posición de los acontecimientos pasados dentro de estos marcos.
Las emociones y afectos son indispensables para la producción del
recuerdo: “No alcanza con reconstruir pieza por pieza la imagen de
un acontecimiento del pasado para obtener un recuerdo. Es necesario que esta reconstrucción se opere a partir de datos y nociones
comunes que se encuentren en nuestro espíritu así como en el de
los otros (...) lo que solo es posible si formaron y siguen formando
parte de una misma sociedad” (Halbawchs 2004:170).
De esta forma, lo social se presenta como condición para el acto de
recordar, a la vez que se reconoce, como parte de lo social, los lazos afectivos. Así, una misma vivencia, o experiencia, será recordada
de diferentes formas según la implicancia de cada individuo con la
misma. Por otro lado, el autor establece la relación entre recuerdo
y olvido, definiendo a este último por la desaparición de estos marliteratura, homenajes, actos, los diversos actos de recuperación de centros
clandestinos, el conocimiento de la identidad de los cuerpos encontrados en fosas
comunes, la recuperación de la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada, centro de
detención clandestino durante la última dictadura argentina) por parte del Estado,
en el marco del 28º aniversario del golpe militar, y las conmemoraciones por los
treinta años.
14 Seminario dictado por la Dra. Claudia Feld en el año 2006, “Memoria, objetos y
perspectivas”, Doctorado en Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.
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cos, o de parte de ellos, y por lo tanto en continua relación: “Desde
Halbwachs sabemos que la memoria es una organización del olvido,
y esto queda siempre implícito por definición” (Rousso 1991: 255)
Elizabeth Jelin enriquece el concepto de memoria colectiva, y nos
habla de memorias compartidas. Las define “como superpuestas,
producto de interacciones múltiples, encuadradas en marcos sociales y relaciones de poder. Lo colectivo en las memorias es el entretejido de tradiciones y memorias individuales, en diálogo con otros,
en estado de flujos constante, con alguna organización social, (...)
y con alguna estructura, dada por códigos culturales compartidos”
(Jelin 2002:22)”.
La autora nos explica que en el proceso de construcción de estas
memorias, algunas voces son más potentes que otras, debido al acceso diferenciado a recursos y escenarios. Identifica con el concepto
de emprendedores de memoria a aquellos actores comprometidos
con instalar un sentido del pasado en el escenario público. Para el
logro de ese propósito, su trabajo de memoria requiere cierta perseverancia en el tiempo. Un exponente claro de estos emprendedores
lo constituyen los organismos de Derechos Humanos en Argentina
(Jelin, 2002:49).
Así, esta perspectiva nos permite prestar atención a los diferentes
actores sociales, apreciando quienes son aquellos que permanecen
marginados o silenciados de la posibilidad de lograr imponer determinados sentidos del pasado.
Respecto al olvido, Jelin establece ciertas distinciones que posibilitan su abordaje: olvido profundo, olvido o silencio por voluntad
política, olvido liberador, y olvido “evasivo”.
Este último nos interesa en particular, ya que se producen en momentos posteriores a catástrofes o genocidios, y en función de evadir recuerdos dolorosos para poder “continuar viviendo”. Los mismos aparecen como silencios, y se producen en estrecha relación
con los contextos sociales y particularmente con la posibilidad de
dar lugar a otras interpretaciones del pasado, incluyendo la voluntad de escucha (Jelin 2002:30).
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b) El pasado no es conservado, sino reconstruido a
partir del presente
Ramón Ramos contextualiza el trabajo de Maurice Halbwachs permitiéndonos comprender de manera más acabada sus fundamentos, así como sus relaciones con teorías precedentes en cuanto la
relación entre pasado y presente. Entre estas últimas, el autor señala la importante influencia de Henri Bergson como profesor de
Halbwachs. El primero afirmaba que “...con la memoria estamos
verdaderamente en el dominio del espíritu” (Bergson 2004: 243).
Así, es en la memoria donde se depositan las imágenes sucesivas
de los acontecimientos de la experiencia, las cuales son análogas
a los sucesivos presentes que hemos vivido (Ramos 1989:66). En el
pensamiento griego se separa pasado y presente: el primero como
cambiante y precario y el segundo como lo firme y estable. El trabajo de Halbwachs concibe al pasado como pasado del presente, y así, se
ubica en un punto medio entre aquellas dos nociones.
Jelin nos habla de una temporalidad compleja de la memoria, donde
se incluyen las diferentes subjetividades y horizontes temporales:
“Nuevos procesos históricos, nuevas coyunturas y escenarios sociales y políticos, además, no pueden dejar de producir modificaciones
en los marcos interpretativos para la comprensión de la experiencia
pasada y construir expectativas futuras” (Jelin 2002:13).
c) Memoria e identidad
Michael Pollak continúa con la tradición francesa, y se detiene en la
relación entre memoria e identidad social. Entiende a la memoria
como un fenómeno construido. Lo que la memoria guarde, recalque, o excluya, va a dar cuenta de un trabajo de organización.
En los casos de memorias heredadas, la relación entre memoria e
identidad es cercana: La memoria contribuye a conformar los elementos de continuidad y coherencia de una persona o grupo, en su
reconstrucción de sí; es entonces la memoria un “elemento constituyente del sentimiento de identidad”.
La construcción de identidad se presenta mas allá del individuo, en
tanto representa la imagen de sí, para sí, y para los otros. Esto implica criterios de aceptabilidad, admisibilidad, de credibilidad, los
que se efectúan mediante negociaciones. Así, memoria e identidad
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no deben ser consideradas como esencia de una persona o grupo,
sino como valores disputados en conflictos sociales e intergrupales.
(Pollak 2005:38).
Michael Pollak conceptualizó a la situación límite, como el conjunto
de aquellas experiencias donde se quiebra el orden del mundo habitual, para las cuales los sujetos no fueron preparados ni socializados, y por lo tanto, instan a la producción de acciones alternativas, o
novedosas. Este autor nos explica que toda experiencia extrema es
reveladora de los constituyentes y de las condiciones de la experiencia normal, donde el carácter familiar hace frecuentemente de pantalla al análisis. Y en este sentido, su abordaje permite profundizar
en las dimensiones de la construcción de identidades, memorias.
El método biográfico, y la historia oral permiten acercarnos a la
comprensión de estos fenómenos profundos. Sin embargo, el testimonio, puesto en acción para la reconstrucción de una experiencia extrema, presenta sus particularidades y condiciones: “Para reconstruir una experiencia, todo testimonio también se ancla en las
condiciones sociales que lo vuelve comunicable” (Pollak 2005:56).
Así, la posibilidad de tornar públicos los recuerdos no es sencilla:
condiciona el trabajo realizado para superar las crisis de identidad
que está en el origen y en la tensión creada entre la necesidad y la
dificultad de testimoniar. Dificultad entendida en torno a la pregunta de Pollak: “¿Cómo describir con pudor y dignidad los actos que
han degradado y humillado a las personas?”(Pollak 2005:31).
Continuando con lo expuesto, podemos ir estableciendo ciertos
marcos que nos permitan abordar la reconstrucción de la experiencia de erradicación, y desalojo forzado desde nuestro presente. En
este sentido, brevemente afirmamos:
•
Se recuerda desde un presente, que se torna primordial en la resignificación de los acontecimientos. Así, se vuelve significativo
indagar acerca de ciertas condiciones, y acontecimientos, que se
vienen produciendo en los últimos años en la Argentina, y que
en la actualidad se vuelven propicios, o no, para poder incluir la
experiencia que tuvieron los residentes de Soldati. Cuáles son
las demandas, las preguntas, la necesidad de conocer por parte
de la sociedad lo sucedido en escenarios caracterizados por la
segregación urbana; en vista a qué horizontes.
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•
La existencia de una experiencia común que puede ser recordada, en nuestro caso, la experiencia de erradicación, desalojo, y los
primeros años de habitar el barrio; las implicancias de la transmisión de esa experiencia; la continuidad de marcas pasibles de
develar; la posibilidad de encontrar diversos relatos sobre esa
experiencia común; la existencia de diferentes actores en torno a
qué recordar de esa experiencia, en qué momento y dónde.
•
La necesidad de estar atentos en el trabajo con subjetividades,
y particularmente, subjetividades dañadas, marcadas.
•
El requerimiento de atender a los marcos sociales para la producción de la transmisión de la experiencia, que nos invita a
pensar relacionalmente, e incluir al análisis de los procesos de
memoria producidos en nuestro país a lo largo de los últimos
años, variables como segregación urbana, estigma, pobreza.
Avances de investigación
“Cuando hacías la mudanza te custodiaba el ejército, te acompañaba hasta que guardabas la última cosa... cuando entrabas o salías
del complejo también te custodiaba el ejército. Además las manzanas del complejo estaban enrejadas, había solamente unas pocas
entradas donde tenías que mostrar los documentos…” -Esther, 55
años, residente del complejo- (Girola 2005:5)
De acuerdo con los resultados de 100 entrevistas semi-estructuradas dentro del sector, vemos que un porcentaje significativo, el
40 % de los vecinos, proviene de la villa 31 (años 1974-1978) como
también, en menor medida, del ensanche de la Av. 9 de Julio (años
1974-1977)15.
Como mencionamos, la organización consorcial dentro del complejo Soldati es precaria, pero dentro del Sector 32, es casi inexistente.
Se observa que de veinticuatro consorcios, sólo se encuentran dinámicos dos16. Respecto de los restantes, los vecinos coinciden, por
15 La información fue recabada en el relevamiento tipo censal en el sector, realizado
en el año 2005 por personal del IVC y estudiantes de la carrera de Trabajo Social de
la UBA, en el marco de sus prácticas pre-profesionales, bajo nuestra coordinación y
supervisión.
16 Dicho funcionamiento implica por ejemplo elección de administrador, reuniones
periódicas, organización de la recaudación de expensas y unificación de gastos
comunes. Se aclara que el consorcio tiene existencia desde lo legal, al margen de lo
que producen con sus prácticas los vecinos.
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ejemplo, en que no tienen consorcio, que cada uno “hace la suya”, y
que según recuerdan, no se reúnen desde hace 20, o 25 años. Es así
que se refieren al barrio como el lugar donde fueron “depositados” y
“Abandonados”. No obstante, también se observan relatos donde se
atraviesan representaciones de ese pasado, los cuales se actualizan
en nuevas prácticas, y resignifican valores que podemos asociar con
procesos identitarios. Por ejemplo, respecto a su espacio consorcial, conformado por tres edificios bajos y cercados los jardines por
rejas, una vecina proveniente de la villa 31, expresa lo siguiente:
“No, no, acá es diferente… esto que vos ves, el jardín cuidado, las
rejas pintadas, el llevarse bien, es porque supimos organizarnos
desde el principio… a nosotros ya nos había enseñado a organizarnos el padre Mujica, cuando estábamos en la villa 31.” (Vecina sector
32- Soldati)
El concepto de Imagen histórica del espacio urbano resulta del entrecruce del espacio vivido con el tiempo vivencial producido por los
actores sociales en referencia a los lugares de la ciudad, entendiendo que junto a la vivencia individual y social del espacio, se articula
la representación de la identidad en ese espacio en una dimensión
temporal (Gravano 2003, 59).
Al cruzar la variable formas de acceso a la vivienda con la variable
año en que llegó al barrio, nos encontramos con que, a diferencia de los
otros vecinos, aquellos que vivieron la experiencia de erradicación
o desalojo forzado, extrañamente no identificaban explícitamente al
sujeto responsable de dicha política, es decir, al Estado17. Su forma
de referirse a la manera de acceder a la vivienda es la siguiente:
“Nos trajeron”, “Nos trasladaron”, “Me lo adjudicaron”, “Nos trajeron de la villa”, “Me depositaron en el barrio y luego me dieron el
préstamo”, “Cuando nos desalojaron”, “Cuando ensancharon la 10
de Julio”18
A partir de la visualización de esta tensión, que se corresponde con
la diferencia entre Estado totalitario e invasivo en la experiencia,
17 Por lo general, el Estado es definido por los vecinos como: municipalidad,
intendente, CMV, Instituto de Vivienda.
18 La avenida 9 de Julio atraviesa el centro de la Ciudad de Buenos Aires, y en su
ensanche fue que se aplicó la metodología señalada en el trabajo de desalojo
forzado.
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Memorias urbanas / Cristina Inés Bettanin
pero ausente en el relato a la hora de reconstruir la historia, advertimos un camino para profundizar nuestro trabajo. Nos preguntamos
entonces: ¿Qué marcos sociales se construyeron para que se exprese la experiencia?. ¿Qué relaciones pueden establecerse entre lugar
de estigma y condiciones de testimonio?
Consideraciones finales
De acuerdo a lo presentado en esta oportunidad, consideramos a un
grupo de vecinos del sector 32 como testigos, directos e indirectos,
de la experiencia de erradicación y desalojo forzado, propias del accionar del Estado terrorista argentino.
A su vez, enmarcamos los procesos de memoria conceptualmente,
y pudimos advertir la complejidad de la dinámica pasado-presente,
que nos conduce a detenernos en el contexto social como posibilitador de la reconstrucción de una experiencia pasada, y advertir elementos de los procesos de memoria como los actores, los silencios,
y las demandas de la sociedad.
Por último, vimos las relaciones que pueden establecerse en la dinámica memoria-olvido, como también las implicancias del testimonio de acuerdo con los marcos sociales. En este sentido, entendemos que estas omisiones del sujeto responsable de sus “traslados”,
“depósitos”, “abandonos”, lejos de reducirlas a simples “olvidos”,
podemos ubicarlas en relación con los procesos sociales que condujeron a que estas voces pudiesen haber sido menos escuchadas.
Continuaremos en esta línea de análisis intentando responder a las
preguntas: ¿Con qué otros se negocia esa memoria y/o identidad?
¿En qué marcos sociales? Y por último, ¿Con qué recursos?
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