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¿Por qué somos pobres los pobres?

Artículo de periódico

Avisos de incendio Alicia Hopkins [email protected] ¿Por qué somos pobres los pobres? Según las cifras del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM 60% de los mexicanos somos pobres, es decir más de 53 millones de personas. Somos muchos, pero no es el número lo que me interesa en este momento, sino invitarnos a reflexionar por qué los pobres somos pobres. Parece una cuestión muy simple y, sin embargo, si le preguntamos a diferentes personas, es probable que la respuesta de cada una también sea diferente. Hay muchos pobres que dicen que son pobres porque así lo quiso Dios, hay muchos ricos que dicen que los pobres son pobres porque son flojos y conformistas, son pobres entonces porque quieren serlo, porque no quieren progresar o no les interesa, mediocres pues. Cuando vemos un país como el nuestro en el que viven tantos pobres, solemos una y otra vez de i ue así es Mé i o, así so os los e i a os huevo es , at asados, o uptos, o fo istas mediocres. Siempre culpamos de la pobreza a los pobres. Como si la pobreza fuera una decisión meramente personal. Nunca o muy pocas veces pensamos en los problemas que tenemos como problemas que vienen de la historia, no de las personas, sino de la historia. ¿Y cuál sería esa historia de la pobreza que deberíamos conocer para dejar de culpar a los pobres o de juzgarnos a los mexicanos como nos han enseñado los extranjeros a hacerlo? Tenemos que darle marcha atrás al reloj más de 500 años. La invasión, aniquilamiento y despojo que se hizo de América Latina convirtió a los países europeos en grandes potencias, primero Portugal, España, Inglaterra y Francia, luego vinieron otros países a la disputa por las riquezas del mundo: Alemania, Bélgica, Italia, etcétera. Primero fue América, luego África, Oriente y Oceanía. Sólo Inglaterra llegó a controlar durante el siglo XIX casi el 70% del planeta. Así fue como los países ricos se hicieron ricos. Si queremos conocer la historia de la pobreza, entonces necesitamos conocer la de la riqueza. Porque son inseparables: hay pobres porque hay ricos, no podría ser de otra manera. “ie p e les p egu té a is alu os de p epa ato ia ¿po ué los eu opeos vive ejo ue nosotros? ¿Qué los ha e ta dife e tes de osot os? Y las espuestas, se epetían en todas las generaciones: porque ellos sí saben trabajar, porque son más disciplinados, porque sus gobiernos no son corruptos, porque están bien educados, porque genéticamente están hechos para ser mejor que nosotros, porque tienen un espíritu emprendedor, porque entre ellos no hay competencia y se a uda sale todos adela te así… espuestas ue pa e ie a fo a pa te de u a espe ie de se tido o ú u alejado de la histo ia de la ealidad. Y ua do les de ía a ve , pie se históricamente, qué los dife e ia de los países de A é i a Lati a , e to es salía la espuesta: ue so /fue o olo izado es . Pareciera poca cosa la colonización mirada desde una distancia de 500 años de olvido y de imposición de la cultura europea-estadounidense. Pero si leemos con cuidado la historia, nos daremos cuenta de una verdad muy sencilla pero fundamental para entender la actualidad: sin la explotación del oro y de la plata latinoamericanos, sin el robo y sin el despojo de las tierras, sin el ge o idio o ha ía Eu opa , o e isti ía la g a deza de F a ia, i de I glate a, i aho a de Estados Unidos. Su grandeza radica en eso: en su salvajismo, en el enorme poder de sus armas y en su política de sometimiento. Por su parte, el destino de los países que fueron conquistados es muy similar. Con la excepción de aquellos países o regiones donde el genocidio fue mayor y permitió la suplantación de sus pueblos originarios por pueblos de europeos (Australia, Estados Unidos, Argentina, Uruguay, etcétera), todos los demás países quedaron sumidos en la pobreza. Es común que nos sorprendamos de que países tan ricos naturalmente como México sean económicamente tan pobres. No deberíamos sorprendernos. Así es como funciona la economía desde la colonización: las riquezas naturales son explotadas por empresarios extranjeros que se quedan con casi la totalidad de las ganancias. La riqueza se distribuye sólo arriba: entre el gobierno, entre los empresarios locales y los empresarios extranjeros, a todos los demás nos toca recibir sólo una mínima parte por toda la riqueza que se produce: el salario. Desde la guerra que hicieron los criollos (los hijos de los españoles nacidos en América) en contra de las et ópolis, eso ue se ha dado e lla a ovi ie tos de i depe de ia , las élites lo ales y regionales en el país y en toda América Latina empezaron a crecer y a hacerse más fuertes, log a o eso ue el g a so iólogo e i a o Pa lo Go zález Casa ova ha lla ado olo ialis o interno , ya no estarían los pueblos en América Latina sometidos directamente a los intereses económicos de las metrópolis europeas sino a los intereses económicos de los poderes locales que imitarían y en muchas ocasiones superarían las formas de dominio colonial y que, a su vez, se convirtieron en sus principales cómplices. No será una exageración afirmar que aún el sistema de castas no logra ser desdibujado de la sociedad mexicana: los criollos, blancos o emblanquecidos (quienes viven y se comportan como los blancos) tienen el mayor poder político y económico, los mestizos se ubican en una clase media que tiene la mira puesta en ser blanca y vivir como ellos y, por último, los indios siguen siendo la casta más baja, enfrentados a un sistema que está radicalmente en contra de ellos, siempre los más pobres de los pobres. Para esta forma de vida y de gobierno que se nos ha impuesto desde hace más de 500 años los pobres son necesarios. No es cierto que sea posible erradicar la pobreza, a los de arriba no les interesa para nada hacer algo semejante. La riqueza se obtiene del trabajo de los trabajadores, de la explotación que los pobres hacen de la naturaleza con las máquinas de los ricos. Si no hubiera pobres que trabajaran, los ricos no serían ricos. Si no hubiera pobres que hicieran todas las tareas que hacen funcionar el mundo: sembrar, cosechar, construir, pulir, limpiar, atender, enseñar, el sistema colapsaría. ¿Por qué entonces somos pobres los pobres? Pues porque la pobreza es necesaria, porque históricamente se ha impuesto una forma específica de gobierno y de economía que obligan a las personas a trabajar para otros, a generar riqueza para otros. Somos pobres porque cada vez que los pobres han intentado organizarse para enfrentarse a los ricos y vivir de otra manera más justa, han sido asesinados. Porque desde la escuela se nos enseña la obediencia y se nos instruye para ser trabajadores. Porque desde la Iglesia más conservadora se nos enseña la resignación. Somos pobres porque nos han arrebatado con la fuerza de las armas los medios con los cuales podríamos reproducir nuestra vida y entonces necesitamos someternos a otros, a aquellos que se quedaron con las tierras y con las máquinas. Somos pobres porque se nos han negado todas nuestras capacidades políticas de decidir sobre cómo gobernarnos y cómo producir la riqueza. Nosotros no decidimos nada sobre la salud, ni sobre la economía, ni sobre la educación, ni sobre la vivienda el trabajo o la alimentación. Somos pobres porque las reglas del juego las pusieron otros y en esas reglas estamos obligados a ser pobres. No es cierto eso que se nos ha enseñado a creer de nosotros: no somos ni huevones, ni conformistas. Yo veo diariamente miles de personas en las calles desde las 5-6 de la mañana que salen de sus casas, aún a oscuras, a trabajar para los ricos, millones de personas que diariamente entregan el tiempo de su vida para obtener sólo migajas de todo lo que producen; gente trabajadora inconforme, enojada, triste, que le roba al patrón porque el patrón le roba su tiempo y su vida y se hace rico a costa de él; gente trabajadora inconforme, enojada y triste, que llega al anochecer a sus casas, que está obligada a dejar a sus hijos la mayor parte del día para traer alimento a casa; gente trabajadora inconforme, enojada y triste que tiene que endeudarse hasta los huesos para lograr vivir de manera más cómoda, intentando paliar su infelicidad con las cosas que el mercado le ofrece en la televisión. Hace unos años la OCDE lo dijo claramente: México es uno de los países donde más se trabaja y donde se vive de manera más pobre ( http://www.oecd.org/social/soc/47573255.pdf y http://www.eluniversal.com.mx/notas/758528.html ). Estas cifras no engañan. La pobreza es un fenómeno estructural, no es el resultado de una decisión personal, es una forma de dominio que se sostiene desde hace siglos con la ideología de los empresarios y con la fuerza del Estado. Si de verdad queremos acabar con la pobreza, no dirijamos la mira a los pobres, sino hacia arriba, allá donde están los verdaderos culpables. Saludos rebeldes desde las tierras de los Tohono Odham, la gente del desierto, A.