Geografía de la fruta en Chile y Cuyo
(1700-1850)*
Geography of the fruit growing in Chile and Cuyo
(1700-1850)
Lacoste, P.; Yuri, J. A.; Aranda, M.;
Castro, A.; Quinteros, K.; Solar, M.; Soto, N.;
Chávez, C.; Gaete, J.; y Rivas, J.**
Resumo: Diferentemente de outras regiões do Império Espanhol, o Reino
do Chile desenvolveu uma agricultura intensiva da produção de árvores
frutíferas. O artigo discute quais, onde e como as diferentes espécies foram mais
intensamente cultivadas. Quatro regiões foram examinadas: Norte, Centro,
Sul e Leste (província de Cuyo, Argentina). Vinte espécies foram investigadas
nessas localidades: pomo (maçã, pêra e marmelo), frutas com caroço (pêssego,
damasco, ameixa, cereja azeda, e cereja doce), nozes (nogueira, amêndoa, e
castanha), cítricos (laranja, limão, cidra, e lima), e outros tais como, azeitona,
figo, maracujá, lúcuma e cherimóia. Com base nos arquivos judiciais e nos
inventários de seus bens e cartoriais foi elaborado de um banco de dados com
mais de 190 mil espécies de frutas. Posteriormente foi elaborado o mapeamento
geográfico destas espécies.
Palavras-chave: Fruticultura, Agricultura intensiva, Historia econômica do Chile
Abstract: Different from other regions of the Spanish Empire, the kingdom
of Chile developed an intensive agriculture that included fruit production.
The article discusses which, where, and how intense different species were
cultivated. Four main regions were examined: North, Center, South and East
(Argentina’s Cuyo province). Twenty species were investigated in these
jurisdictions: pomes (apple, pear, and quince), stone fruit (peach, apricot,
** Proyecto Fondecyt 1080210.
** Pablo Lacoste: Profesor Titular de la Universidad de Santiago de Chile (USACH); José
Antonio Yuri: Director del Centro de Pomáceas y Profesor Titular de la Universidad
de Talca; Marcela Aranda: Posdoctoranda USACH; Amalia Castro: profesora de la
Universidad Católica Silva Henríquez; Katherine Quinteros, Mario Solar, Natalia Soto,
Javier Rivas y Cristián Chávez son ayudantes del proyecto Fondecyt 1080210. E-mail:
<
[email protected]>.
Estudos Ibero-Americanos, PUCRS, v. 37, n. 1, p. 62-85, jan./jun. 2011
P. Lacoste et al. – Geografía de la fruta en Chile y Cuyo ...
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plum, tart cherry, and sweet cherry), nuts (walnut, almond, and chestnut),
citrus (orange, lemon, citron, and lime), and others such as olive, fig, passion
fruit, lucuma, and cherimoya. A database with more than 190,000 fruit species
were elaborated from goods inventories and other notary and judges archives.
Subsequently, geographical mapping of these species were elaborated.
Keywords: Fruit production, Intensive agriculture, Chilean economic history
El sitio del huerto para árboles de fruta debe estar puesto en una
subida, porque es mejor aire. (También resulta) más eminente
y gracioso por el agradable recreo que el hombre puede tomar:
por la perspectiva se ve mejor. (Además) el sol les da mejor y de
las ventanas de la casa se puede gozar de su gallardía y belleza
porque los árboles de fruta desean mucho calor del sol.
Fray Miguel de agustín (1617: 53)
Cuando el oficial de la marina británica Peter Heywood visitó la
región pampeano-rioplatense, con motivo de las invasiones inglesas de
1806 y 1807, uno de los elementos que más le llamó la atención fue
el pobre desarrollo de la agricultura. Ni en Montevideo ni en Buenos
Aires ni en sus alrededores encontró cultivos dignos de mención. Ello
no se debía a la falta de tierra fértil, sino a la ausencia de una cultura
del trabajo. El oficial inglés llegó a la conclusión que los habitantes del
lugar eran indolentes y sólo se alimentaban de carne por no tomarse
la molestia de cultivar el suelo (Terragno, 2009: 292). Coincidiendo
con este enfoque, otro viajero inglés, el capitán Francisc Bond Head se
admiraba al comprobar que en Buenos Aires, aún en verano, era muy
difícil conseguir fruta y, en caso de obtenerla, podía resultar tan cara
como en Londres (Bond Head, 1826: 44-45). Pocos años después un
observador nativo enfatizaba que “todos los pueblos argentinos, salvo
San Juan y Mendoza, viven de los productos de pastoreo” (Sarmiento,
1845: II, 32). Esta característica de las dos capitales cuyanas como
“ciudades agrícolas” fue compartida por viajeros extranjeros (Bond
Head, 1826: 107-108) y autores argentinos (Roig, 1965: 40-41). En
realidad, el desarrollo de la agricultura intensiva fue una característica
relevante de Cuyo en particular y de Chile en general.1
1
Durante más de dos siglos, tanto Mendoza como San Juan fueron parte del Reino de
Chile (1561-1776), con el cual compartieron una unidad geográfica, cultural, social y
económica. Después de la creación del Virreinato del Río de la Plata, el Rey de España
desprendió Cuyo de Chile para someterlo a Buenos Aires. Sin embargo, los lazos con Chile
se mantuvieron durante un siglo más, hasta la llegada del ferrocarril a Mendoza (1885).
64
Estudos Ibero-Americanos, Porto Alegre, v. 37, n. 1, p. 62-85, jan./jun. 2011
Los testimonios de Feuillé (1714), Frezier (1902), Juan y Ulloa
(1748), Molina (1810: 200-201) y Darwin (1839), coinciden en destacar
los campos labrados y las plantas frutales en Chile. Las descripciones
de Santiago de Chile se caracterizaban precisamente por ello. “Los
alrededores de la ciudad son llanos cubiertos de toda clase de árboles
frutales” (Mellet, 1824: 75). Después de la batalla de Chacabuco, en el
marco de las guerras de la independencia iberoamericana, el general
San Martín se aprestó a ingresar a Santiago, ciudad que se identificaba
por estar rodeada de olivos e higueras (Lynch, 2009: 149). Una imagen
parecida proyectaba Quillota: “son encantadores los contornos de la
ciudad: llenos de jardines cultivados con arte y simetría; producen frutas
tan buenas y tan grandes como en Santiago” (Mellet, 1824: 80). En
general, la imagen de Chile estaba signada por la abundancia de sus
frutas: “los higos y las aceitunas son de un sabor particular y muy
abundantes; otras frutas abundantes son duraznos” (Caldcleugh, 1821:
149). A su vez, al compararse al huaso chileno con el gaucho rioplatense,
solía destacarse la diferente actitud de cada uno para el trabajo agrícola:
para el gaucho era una tarea imposible, mientras que el huaso tenía
condiciones para realizarla: “el gaucho se avergonzaría de ocuparse en
cualquier cosa en la que su cabalgadura no tomase parte; al huaso puede
contratársele para trabajar los campos” (Darwin, 1839: 314).
La producción frutal, acotada inicialmente al consumo local,
logró hacia el final del período colonial producir excedentes que se
comercializaban en los principales centros urbanos. Junto con el pescado,
la carne y el pan, la fruta se vendía en los mercados, tanto en Santiago
como en Valparaíso (Bond Head, 1826: 139; Radiguet, 1847: 222). La
presencia de los frutales era una constante en los campos labrados de
buena parte de la campiña chilena, tanto en el norte chico (La Serena)
como en el Valle del Aconcagua (San Felipe) y el Valle Central (San
Fernando, Talca, Parral, Cauquenes). En estos territorios se desenvolvió
la agricultura intensiva como actividad económica relevante.
Dentro del marco de la agricultura intensiva chilena, el principal
cultivo era la vid. Chile y Cuyo formaron el principal polo vitivinícola
de América en los siglos XVIII y XIX. La uva tenía la ventaja de poderse
elaborar para obtener vino o aguardiente, productos fáciles de conservar,
transportar y comercializar con los recursos disponibles en la época.
Esas ventajas no eran compartidas por las demás frutas, muchas de
las cuales requieren frío para su conservación en fresco: en el período
estudiado no existía tecnología de refrigeración y cadenas de frío para
su aprovechamiento comercial a gran escala; estas innovaciones se
P. Lacoste et al. – Geografía de la fruta en Chile y Cuyo ...
65
desplegarían en la región recién a partir de la década de 1920. De todos
modos, en el período tradicional, los vecinos de Chile y Cuyo se las
ingeniaron para lograr cierto aprovechamiento de la fruta, ya con la
técnica del deshidratado, ya con la elaboración de aceites y dulces,
además del consumo en fresco en la zona de producción y la guarda de
algunas de ellas durante el invierno.
En este contexto, chilenos y cuyanos pusieron en marcha una
valiosa experiencia de fruticultura: introdujeron las plantas frutales
europeas, las adaptaron a los suelos y climas americanos e iniciaron el
proceso de convivir con ellas, manejarlas y tornarlas productivas.
En líneas generales, las descripciones de cronistas y viajeros han
contribuido a entregar un panorama general sobre la relevancia de
las plantas frutales en esta región. Pero conviene avanzar en mayores
precisiones, sobre todo para identificar qué plantas se cultivaban, en qué
lugar y con qué frecuencia. Se trata de trazar una suerte de geografía de
la fruticultura en Chile tradicional, como punto de partida para estudios
posteriores que puedan profundizar el tema, con vistas a conocer qué
se hacía con esas frutas, su significado económico y sus implicancias
socioculturales. Para ello se han examinado los fondos notariales y
judiciales de La Serena, San Felipe, Santiago, San Fernando, Parral,
Cauquenes, San Juan y Mendoza. Se han compulsado miles de fojas en
el Archivo Nacional de Santiago y sus pares de Mendoza y San Juan.
Sobre esta base se ha constituido un corpus documental, a partir del cual
se ha elaborado el presente artículo.
Frutales en Chile y Cuyo: una mirada en general por grupos
La investigacion realizada ha considerado principalmente datos
correspondientes a los siglos XVIII y XIX. En algunas ciudades se han
obtenido datos anteriores pero, para lograr una organización más estandarizada, fue conveniente adaptar los cuadros estadísticos dentro de esas
fechas, pues así permite incorporar a todas las jurisdicciones, muchas de
las cuales no existían en el siglo XVII. A partir del relevamiento de fuentes documentales inéditas, se ha podido constituir el corpus documental
de este período, en el cual se han incluido 190.808 plantas frutales.
El estudio ha examinado veinte especies frutales, agrupadas en
cinco categorías: pomáceas (manzanos, perales y membrilleros), carozos
(durazneros, damascos, ciruelos, guindos y cerezos), cítricos (naranjos,
limoneros, cidros y limos), nueces (nogales, almendros y castaños) y
otros (olivos, higueras, granados, chirimoyos y lúcumos). Dentro de
66
Estudos Ibero-Americanos, Porto Alegre, v. 37, n. 1, p. 62-85, jan./jun. 2011
estos grupos, las plantas más abundantes eran los carozos (93.119) y las
pomáceas (42.970). En un nivel intermedio estaban las nueces (27.400);
menor frecuencia exhibían los cítricos (4.847) y otros frutales (22.472)
(ver Cuadro 1).
CUADRo I – Frutales en Chile y Cuyo, 1700-1860.
Jurisdicción
La Serena
San Felipe
Santiago
San Fernando
Parral
Cauquenes
San Juan
Mendoza
Total
Siglo
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
Pomáceas Carozos Cítricos
277
647
32
1410
5049
516
1687
5696
548
858
1282
84
5353
13602
522
6211
14884
606
1559
2827
81
18725
20403
1463
20284
23230
1544
2211
4600
87
4942
8485
166
7153
13085
253
22
11
0
514
79
1
536
90
1
750
1134
3
1152
521
4
1902
1655
7
300
426
43
305
2459
261
605
2885
304
210
36
38
4382
31558
1546
4592
31594
1584
42.970
93.119
4.847
22,52%
48,80%
2,54%
Nueces
25
674
699
1218
794
2012
4272
17610
21882
289
378
667
0
3
3
19
14
33
5
59
64
29
2011
2040
27.400
14,36%
Otros
1107
2179
3286
475
2679
3154
959
7614
8573
1007
885
1892
0
37
37
53
122
175
1330
971
2301
380
2674
3054
22.472
11,78%
Total
2088
9828
11.916
3.917
22.950
26.867
9.698
65.815
75.513
8.194
14.856
23.050
33
634
667
1.959
1.813
3.772
2104
4.055
6.159
693
42.171
42.864
190.808
100%
Fuente: Fondos notariales y judiciales, Archivo Nacional de Chile (AN), Archivo General de la Provincia de Mendoza
(AHM), Archivo General de la Provincia de San Juan (AGPSJ) y Archivo del Poder Judicial de San Juan (APJSJ).
Desde el punto de vista geográfico, el Cuadro I muestra varios
elementos de interés. En primer lugar, ya era notable el liderazgo de
Santiago (75.000 plantas frutales). A su alrededor aparecían cuatro polos
importantes: Mendoza (43.000), San Felipe (27.000), San Fernando
(23.000) y La Serena (12.000). Un escalón más abajo se encontraban
los fruticultores de San Juan y del sur del Valle Central, que registraron
entre 600 y 6.000 ejemplares cada uno. A su vez, dentro de cada grupo
de plantas, existían variaciones importantes.
P. Lacoste et al. – Geografía de la fruta en Chile y Cuyo ...
67
Geografía de las pomáceas
Dentro de las pomáceas, plantas importantes en la fruticultura
chilena hasta la actualidad, en el periodo estudiado se destacaba el
predominio de perales y manzanos, mientras que los membrillos
quedaban relegados en importancia: las fuentes examinadas registraron
21.600 perales (50%), 17.800 manzanos (41%) y 3.500 membrillos
(8%). Hubo por lo tanto, un lazo temprano de los chilenos con manzanas
y peras. A su vez, dentro de la región examinada, la distribución de las
pomáceas fue asimétrica.
CUADRo 2 – Pomáceas en Chile y Cuyo, 1700-1860.
Jurisdicción
La Serena
San Felipe
Santiago
San Fernando
Parral
Cauquenes
San Juan
Mendoza
Total Pomáceas
% / pomáceas
% / frutales
Siglo
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII-XIX
Manzano
Membrillo
106
939
1.045
265
1.602
1.867
798
9.757
10.555
854
1.593
2.447
3
343
346
269
377
646
110
130
240
56
635
691
17.837
41,51%
9,35%
53
49
102
147
790
937
59
711
770
240
197
437
2
70
72
226
270
496
83
49
132
110
433
543
3.489
8,12%
1,83%
Peral
118
422
540
446
2.961
3.407
702
8.257
8.959
1.117
3.152
4.269
17
101
118
255
505
760
107
126
233
44
3.314
3.358
21.644
50,37%
11,34%
Total
Pomáceas
277
1.410
1.687
858
5.353
6.211
1.559
18.725
20.284
2.211
4.942
7.153
22
514
536
750
1.152
1.902
300
305
605
210
4.382
4.592
42.970
100,00%
22,52%
Fuente: Fondos notariales y judiciales, AN, AHM, AGPSJ y APJSJ.
En el Cuadro 2 se revela la importancia de Santiago como núcleo
de concentración de las pomáceas entre los siglos XVIII y XIX.
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Estudos Ibero-Americanos, Porto Alegre, v. 37, n. 1, p. 62-85, jan./jun. 2011
Los manzanos y los perales llevan la delantera con 10.500 y 9.000
ejemplares, respectivamente, mientras que los membrillos merecían
atención menor. Dentro de los perales, seguían en importancia San
Fernando (4.300), San Felipe (3.400) y Mendoza (3.350). En cuanto a
los manzanos, después de Santiago se destacaban San Fernando (2.450),
San Felipe (1.900) y La Serena (1.050). Los Mapas 1 y 2 ilustran esto
con precisión.
Mapa 1
Mapa 2
Mapas 1 y 2. Distribución geográfica de especies de pomáceas en Chile y Cuyo,
1700-1860
P. Lacoste et al. – Geografía de la fruta en Chile y Cuyo ...
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El peso de las pomáceas en el contexto de la fruticultura de Chile y
Cuyo en el período señalado muestra variaciones peculiares y marca, ya
desde la Colonia, el lugar destacado que gracias a ellas ocupaba la región
del Maule en el contexto general. En efecto, en Parral y Cauquenes, las
pomáceas representaban más del 50 % con respecto al total de los frutales
registradas, mientras que su importancia descendía hacia el norte (La
Serena, San Juan); el centro se revelaba más homogéneo (San Felipe,
Santiago, Mendoza). Manzanos, membrilleros y perales abundan en las
testamentarias, inventarios, tasaciones y particiones de bienes, así como
en cartas de dote y conflictos por embargos examinados, convirtiéndose
en valores de herencia y cambio.2
El uso de estos frutales fue muy variado. Las frutas se consumían
en fresco, mayoritariamente. Pero también se hicieron experiencias
de deshidratado y dulces. Además, la madera de peral se usaba como
material de construcción y para fabricar muebles y utensillos, tal como
se estudia en otra parte.
Geografía de los Carozos
Si las pomáceas se destacaron por la alta propagación de dos
especias (manzanos y perales) y el menor desarrollo de la tercera
(membrilleros), con los carozos ocurrió el fenómeno opuesto: hubo
una especie cultivada con frecuencia muy alta (duraznero), en tanto que
las demás tuvieron un desarrollo menor. Las fuentes registraron 80.000
durazneros (86% del total de pomáceas), 4.700 ciruelos (5%), 4.000
damasqueros (4,3%), 3.700 guindos (4%) y 30 cerezos (ver Cuadro 3).
El frutal estrecha en Chile colonial fue el duraznero. Arraigó
en la capital chilena desde su fundación en el siglo XVI y consolidó
una producción que alcanzó niveles importantes en el centro-sur
y el centro-norte y en Cuyo. Una mínima parte de la producción de
duraznos se consumía en fresco. La inmensa mayoría se deshidrataba
en los secaderos para elaborar huesillos (durazno seco con carozo) y
2
Entre otros ejemplos, cabe señalar: Embargo y tasación de finca. Santiago, 23 de setiembre
de 1772. Archivo Nacional de Chile (AN), Fondo Notariales de Santiago (FJStgo), Legajo
105, Pieza 1; Juan del Castillo con Marcos de León sobre herencia. Colchagua, San
Fernando, 1749. AN, Fondo Judiciales de San Fernando (FJSFdo), Legajo 5, Pieza 22, F.
5v.; Petición de partición entre herederos de Bernardo Amigo. Loncomilla, Cauquenes, 2 de
junio de 1790. AN. Fondo Notariales de Cauquenes (FNC), Legajo 7, p. 2, F. 5; Inventario,
tasación y división de los bienes del finado Francisco Herrera entre sus herederos. San
Felipe, 11 de enero de 1708. AN, Fondo Judiciales de San Felipe (FJSFpe), Legajo 26,
Pieza 1, Foja 6.
70
Estudos Ibero-Americanos, Porto Alegre, v. 37, n. 1, p. 62-85, jan./jun. 2011
orejones (descarozados). Estos productos se exportaban en cantidades
significativas a los mercados de Perú. Además, se hizo tradicional en
Chile el consumo de una bebida típica, el mote con huesillo, costumbre
que se mantiene vigente hasta la actualidad.
CUADRo 3 – Carozos en Chile y Cuyo, 1700-1850.
Jurisdicción
La Serena
Siglo
XVIII
XIX
Subtot
San Felipe
XVIII
XIX
Subtot
Santiago
XVIII
XIX
Subtot
San Fernando XVIII
XIX
Subtot
Parral
XVIII
XIX
Subtot
Cauquenes
XVIII
XIX
Subtot
San Juan
XVIII
XIX
Subtot
Mendoza
XVIII
XIX
Subtot
XVIII-XIX
Total
% / carozos
% / frutales
Duraznero Damasco Cerezo Guindo Ciruelo
590
4.737
5.327
1.217
11.949
13.166
2.537
16.191
18.728
3.945
8.273
12.218
10
63
73
976
428
1.404
367
2.261
2.628
22
27.056
27.078
80.622
86,58%
42,25%
22
38
60
10
139
149
15
230
245
13
21
34
0
0
0
0
0
0
17
93
110
7
3.411
3.418
4.016
4,31%
2,10%
0
3
3
0
2
2
0
5
5
0
18
18
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
2
2
30
0,03%
0,02%
10
151
161
23
592
615
184
1.446
1.630
494
64
558
1
14
15
108
70
178
24
8
32
1
529
530
3.719
3,99%
1,95%
25
120
145
32
920
952
91
2.531
2.622
148
109
257
0
2
2
50
23
73
18
97
115
6
560
566
4.732
5,08%
2,48%
Total
Carozos
647
5.049
5.696
1.282
13.602
14.884
2.827
20.403
23.230
4.600
8.485
13.085
11
79
90
1.134
521
1.655
426
2.459
2.885
36
31.558
31.594
93.119
100,00%
48,80%
Fuente: Fondos notariales y judiciales, AN, AHM, AGPSJ y APJSJ.
Después de los durazneros, las plantas frutales de carozo más
cultivadas fueron ciruelos, damasqueros y guindos. Los dos primeros
ingresaron a Chile en el siglo XVI y los guindos en la centuria siguiente
(ovalle, 1646). Estas tres plantas se cultivaban para obtener la fruta y
para elaborar dulces, confituras y mermeladas. Los ciruelos y guindos
se cultivaban en grupos de plantas, mientras que los damascos solían
estar más solitarios, pero su presencia se registraba en mayor cantidad
P. Lacoste et al. – Geografía de la fruta en Chile y Cuyo ...
71
de casas: buena parte de las familias chilenas tenían cada una su planta
de damascos, sobre todo para elaborar dulces. En cambio las ciruelas
estaban destinadas a la deshidratación: la fabricación de ciruelas secas
fue una actividad relevante en la región. Los ciruelos, además, prestaban
funciones útiles en el paisaje agrario chileno, como cercos vivos.
Mapa 3
Mapa 4
Mapas 3 y 4. Distribución geográfica de especies de carozos en Chile y Cuyo,
1700-1860.
72
Estudos Ibero-Americanos, Porto Alegre, v. 37, n. 1, p. 62-85, jan./jun. 2011
Las cercas eran importantes para los labradores, para cerrar las
propiedades y protegerlas del ingreso de animales o ladrones. Con
frecuencia se construían esas cercas con adobes o quincha. Pero también
se usaron cercas vegetales, como en el caso de los ciruelos. Ya en el
siglo XVII se constatan plantas de ciruelos para construir cercas vivas
en San Fernando.3
En cuanto al cerezo, sólo se encontraron registros en Santiago para
el año 1814.4 Cabe recordar que la sociedad hispanocriolla se asentó,
preferentemente, al norte del Bio-Bio, región donde las condiciones
naturales no acompañaron su producción debido a la insuficiencia de
horas frío. El nicho ecológico adecuado para el cerezo, dentro de Chile,
se encuentra más al sur, en la isla de Chiloé, donde sí hubo un cultivo
importante de cerezos, pero no es objeto de estudio en este trabajo por
quedar fuera del área geográfica examinada.
Geografía de los cítricos
Los cítricos no alcanzaron un desarrollo cuantitativo importante
en Chile tradicional, pero sí fueron apreciados en un sentido cualitativo,
sobre todo por su sentido ornamental, tradición que se entronca con la
propuesta de la arquitectura árabe y luego, del renacimiento europeo
para la decoración de patios y huertos con naranjos (Agustín, 1617: 105).
En el marco general de la producción frutal chilena, los cítricos
ocuparon un lugar muy secundario: apenas se registraron 4.847 ejemplares, equivalentes al 2,54% del total. Esta situación puede explicarse, en
parte, por motivos climáticos: los cítricos requieren mayor temperatura
en el verano para que su fruta madure y no toleran los inviernos fríos
como los predominantes en Chile central. En otros territorios latinoamericanos de aquellos años, los cítricos sí lograron mayor adaptación. Así
se percibía, por ejemplo, en Asunción del Paraguay, a comienzos del siglo XIX: “los limones y naranjos como una infinidad de árboles frutales,
cubren los alrededores de la ciudad y ofrecen el más hermoso panorama
por su variedad. Se notan muchos árboles de fuerte consistencia y de
olor muy agradable; los habitantes los emplean en la construcción de
los más lindos muebles” (Mellet, 1824: 32).
3
4
Inventario de bienes de Francisco Arriagada, una huerta de árboles frutales cercada de
ciruelos, San Fernando, 1681. AN, FJSFdo, Volumen 117, folios 162-166.
Expediente de inventarios y tasaciones de los bienes que quedaron por muerte de don José
Antonio Fernández iniciado por su viuda María del Tránsito Hurtado y curatela de sus
menores hijos. Santiago. 23 de julio de 1814. AN, FJStgo, Volumen 357, pieza 1, folio 100.
P. Lacoste et al. – Geografía de la fruta en Chile y Cuyo ...
73
Desde el punto de vista geográfico, se destacan dos polos como
los principales interesados en los cítricos: Mendoza (1584 plantas) y
Santiago (1544). Lejos de estas cifras aparece un segundo grupo de
localidades, en las cuales la presencia de cítricos era baja, formado por
San Felipe (606) La Serena (548), San Juan (304) y San Fernando (253).
En un tercer nivel se hallaban las localidades del sur del Valle Central,
con cantidades ínfimas (Parral y Cauquenes).
Considerando la discriminación por especie, los cítricos ofrecen un
panorama homólogo al de los carozos: si entre éstos el duraznero era la
planta estrella, en los cítricos ese papel cupo al naranjo. En efecto, las
fuentes revelaron la presencia de 3905 naranjos, lo cual representaba
el 81,5% del total de cítricos. Bastante menos frecuentes eran los
limoneros, limos y cidros (Cuadro 4).
CUADRo 4 – Cítricos en Chile y Cuyo, 1700-1850.
Jurisdicción
Siglo
La Serena
XVIII
XIX
Subtot
San Felipe
XVIII
XIX
Subtot
Santiago
XVIII
XIX
Subtot
San Fernando XVIII
XIX
Subtot
Parral
XVIII
XIX
Subtot
Cauquenes
XVIII
XIX
Subtot
San Juan
XVIII
XIX
Subtot
Mendoza
XVIII
XIX
Subtot
Total cítricos XVIII-XIX
% / cítricos
% / frutales
Naranjo
21
432
453
61
363
424
60
1.056
1.116
62
116
178
0
1
1
3
2
5
37
205
242
16
1.515
1.531
3.950
81,49%
2,07%
Cidro
2
12
14
2
4
6
2
47
49
0
1
1
0
0
0
0
0
0
0
10
10
0
5
5
85
1,75%
0,04%
Pomelo
0
0
0
0
0
0
0
2
2
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
3
3
0
16
16
21
0,43%
0,01%
Fuente: Fondos notariales y judiciales, AN, AHM, AGPSJ y APJSJ.
Limonero
6
62
68
14
114
128
17
221
238
13
48
61
0
0
0
0
2
2
6
16
22
0
6
6
525
10,83%
0,28%
Limo
3
10
13
7
41
48
2
137
139
12
1
13
0
0
0
0
0
0
0
27
27
22
4
26
266
5,49%
0,14%
Total
32
516
548
84
522
606
81
1.463
1.544
87
166
253
0
1
1
3
4
7
43
261
304
38
1.546
1.584
4.847
100,00%
2,54%
74
Estudos Ibero-Americanos, Porto Alegre, v. 37, n. 1, p. 62-85, jan./jun. 2011
Mapa 5
Mapa 6
Mapas 5 y 6. Distribución geográfica de especies de cítricos en Chile y Cuyo,
1700-1860.
El uso de los cítricos, a diferencia de los demás frutales, no estaba
centrado en la fruta, sino en la belleza de las plantas y su perfume.
Los cítricos se usaban para decorar los patios y jardines. Tenían un
importante sentido social, honor y prestigio. El cultivo de un patio
de naranjos era una muestra de refinación y cultura. Esta tradición se
P. Lacoste et al. – Geografía de la fruta en Chile y Cuyo ...
75
ha mantenido a lo largo de los siglos y en los últimos tiempos se ha
puesto en valor. El patio de los naranjos del palacio de La Moneda,
sede del Poder Ejecutivo Nacional del gobierno de Chile, es un símbolo
elocuente.
Geografía de las nueces
Los frutales de nuez fueron bien apreciadas en el Valle Central
chileno tradicional. Muchas casas tenían su propio nogal, símbolo
de prestigio y prosperidad, mientras las tres variedades de almendras
(dulce, amarga y mollar) engalanaron las confituras de inspiración
andina. Además, las condiciones ambientales coincidían muy bien con
los requisitos para su cultivo: gran disponibilidad de tierras (ideal para
la separación que exigía una planta de otra, según afirma el Fray Miguel
Agustín, 1617: 125) y temperaturas templadas, no excesivamente frías
ni cálidas. También por su carácter de fruto seco, eran apropiadas para
conservar, pudiendo guardarse por largo tiempo y con relativa facilidad.
No sucedió lo mismo con los castaños, de escasa representatividad en
esta región sur del Imperio Español.
Aunque estuvieron presentes en casas y haciendas chilenas, hay
diferencias entre el nogal y el almendro, en especial por su ciclo vital.
El almendro vive entre 30 y 40 años, mientras que el nogal puede
superar los 80. El primero da frutos tempranamente, disminuyendo los
costos de explotación y potenciando su aprovechamiento económico.
Sin embargo, está más expuesto a las heladas de invierno y primavera,
pues florece en el mes de julio, en pleno invierno del hemisferio sur,
corriendo así el riesgo de perder la cosecha. El nogal, por su parte, crece
muy lentamente y produce muchos años después de ser plantado, lo
cual desalentaba su cultivo entre los productores hispanocriollos y así
lo captó un cronista: “a muchos he oído decir que no plantan nogales,
porque tardan mucho en dar” (Carvallo y Goyeneche, 1876: 93).
A pesar del riesgo de las heladas por su temprana floración, el
almendro fue la especie estrella dentro de los frutales de nuez. Las
fuentes registraron 22.832 ejemplares, equivalentes al 83% del total
de nueces. Seguían en importancia los nogales (4.482 plantas, 16%), y
finalmente los castaños (86 ejemplares, 0,3%).
Desde el punto de vista geográfico, los almendros estaban concentrados mayoritariamente en Santiago (más de 20.000 unidades).
Seguían en importancia San Felipe (1.300) y La Serena (600 plantas)
(ver Cuadro 5 y Mapas 7 y 8).
76
Estudos Ibero-Americanos, Porto Alegre, v. 37, n. 1, p. 62-85, jan./jun. 2011
CUADRo 5 – Nueces en Chile y Cuyo, 1700-1850.
Jurisdicción
La Serena
San Felipe
Santiago
San Fernando
Parral
Cauquenes
San Juan
Mendoza
Total Nueces
% / nueces
% / frutales
Siglo
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII
XIX
Subtot
XVIII-XIX
Nogal
23
79
102
203
486
689
195
1.029
1.224
178
355
533
0
3
3
19
13
32
3
46
49
28
1.822
1.850
4.482
16,36%
2,35%
Almendro
2
595
597
1.015
296
1.311
4.077
16.509
20.586
111
21
132
0
0
0
0
1
1
2
13
15
1
189
190
22.832
83,33%
11,97%
Castaño
0
0
0
0
12
12
0
72
72
0
2
2
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
86
0,31%
0,05%
Total Nueces
25
674
699
1.218
794
2.012
4.272
17.610
21.882
289
378
667
0
3
3
19
14
33
5
59
64
29
2.011
2.040
27.400
100,00%
14,36%
Fuente: Fondos notariales y judiciales, AN, AHM, AGPSJ y APJSJ.
La población chilena desarrolló una temprana tendencia a valorar
las almendras en su gastronomía y repostería. Los conventos de monjas
lideraron esta corriente, que luego se extendió a otras capas sociales. Se
produjo por lo tanto, una fuerte demanda de almendras para el marcado
interno chileno. Este fue el incentivo que tuvieron los fruticultores
para desafiar los problemas climáticos y asumir el riesgo de cultivar
almendros, a pesar de su temprana floración y la amenaza de las heladas.
En este contexto de alto riesgo y alta demanda, los valores de marcado
de las almendras se mantuvieron altos, muy por encima de las nueces. A
mediados del siglo XIX, la fanega de nueces se tasaba entre $ 1½ y $ 2
(Gay, 1855: 166). En la propiedad de don Tomás Córdoba (San Felipe,
1819), se tasaron “8 fanegas de nueces a 7 reales/fanega por ser del año
P. Lacoste et al. – Geografía de la fruta en Chile y Cuyo ...
77
Mapa 7
Mapa 8
Mapas 7 y 8. Distribución geográfica de especies de nueces en Chile y Cuyo,
1700-1860.
anterior”.5 Unos años antes, en la casa del comerciante Marcelo Amaya
se inventariaron “4 @ 11½ varas neto de almendra dulce quebrada
a $ 1½ / fanega, en $ 17.3; 4 almudes de almendra dulce en cáscara a
5
Tasación de bienes de Tomás Córdoba. San Felipe, 11 de marzo de 1819. AN, FJSFpe
(civil), Legajo 11, Pieza 21, Foja 39v.
78
Estudos Ibero-Americanos, Porto Alegre, v. 37, n. 1, p. 62-85, jan./jun. 2011
$ 4 / fanega, en $ 1.2½ reales; 1¼ fanega de almendra amarga en cáscara
a 20 reales/fanega: $ 3.1 real”.6
Había una diferencia notable en la distribución de almendros y
nogales. Los almendros estaban concentrados en pocas propiedades,
pero con numerosos ejemplares en cada caso. En cambio, los nogales
estaban presentes en mayor cantidad de unidades productivas, pero
en poca cantidad de ejemplares. De todos modos, en algunos casos se
cultivaron huertos grandes especializados en nogales.
Geografía de olivos, higueras y otros frutales
En los testamentos e inventarios de bienes examinados de las
jurisdicciones del Valle Central chileno y de Cuyo también se destaca
la presencia de olivos, higueras, granados y otros frutales. Sea desde
su importancia para el consumo doméstico (higuera, granado), como
el valor comercial, representado por la elaboración de aceites y la
preparación de aceitunas (olivo), o desde la simbología que representa
el árbol en el imaginario colectivo de la sociedad tradicional de la región
(higuera), se está frente a interesantes casos de valoración familiar de
estos frutales. No sólo porque se generaban animados relatos y temas
de conversación a la sombra de la higuera, por ejemplo, sino también
porque al tratarse de plantas longevas (olivos, higueras), constituían un
instrumento de renta vitalicia que los padres legaban solidariamente
a sus descendientes, fuesen legítimos e ilegítimos. De allí el cuidado
depositado en las tareas para su conservación. otros frutales que se
mencionan, aunque en una proporción muy menor, son el lúcumo y el
chirimoyo, que no llegan al 1%.
Dentro de este grupo, las especies más relevantes eran el olivo con
12.100 ejemplares, equivalentes al 54%, y la higuera con 9.600 plantas
(42%). Estas eran las plantas con mayor valor simbólico y comercial.
Los higos dieron lugar a una importante agroindustria a través de las
técnicas de deshidratación para obtener higos secos, ricos en calorías,
muy adecuados para la alimentación de trabajadores de actividades
con alta demanda de energía, como la minería. Por su parte, el olivo
generaba posibilidades para elaborar aceitunas y aceite de oliva. Seguía
en importancia el granado con 632 ejemplares. Su cultivo se realizaba
debido a la belleza de la planta y para el uso de la fruta para el consumo
6
Tasación de bienes de Marcelo Amaya, Santiago, 18 de febrero de 1812. AN, FJStgo,
Legajo 45, Pieza 5, Folio 46.
P. Lacoste et al. – Geografía de la fruta en Chile y Cuyo ...
79
doméstico. Los registros de lúcumos y chirimoyos, en cambio, resultan
muy inferiores (59 y 121 respectivamente).
Desde el punto de vista geográfico, estas especies se cultivaron
en primer lugar en Santiago (8.600 ejemplares), y en segundo término,
en San Felipe, La Serena y Mendoza (alrededor de 3.000 plantas cada
una). En tercer lugar estaban los cultivos de San Juan y San Fernando
(aproximadamente 2.000 en cada jurisdicción). Lo que llama la
atención es que hubo una especialización en el cultivo de estas plantas.
Santiago fue el principal productor de olivos, con 6907 ejemplares,
lo cual representaba el 57% del total de olivos registrado en todas las
jurisdicciones. Asímismo, en Santiago el cultivo de higueras apenas
llegaba a 1569. Por lo tanto, había cuatro olivos por cada higuera. Esta
situación contrataba con San Felipe, donde había casi la misma cantidad
de ambas especies. Y sobre todo, se marcaba una diferencia con el resto
de las jurisdicciones, pues en todas las demás, había más higueras que
olivos, sobre todo en Cuyo: Mendoza tenía dos higueras por olivo y San
Juan seis (ver Cuadro 6 y Mapas 9 y 10).
Las fuentes aportaron datos sustantivos sobre las variedades de
esta especie frutal. Por ejemplo, la higuera de higo blanco tuvo gran
difusión en Chile, donde comenzó desde el norte, para llegar finalmente
al centro, en Santiago, pasando antes por el este y el sur. En efecto, a
mediados del siglo XVIII ya se cultivaba esta variedad en La Serena
(1746) y se han hallado registros más tardíos en el sur, sobre todo en las
faldas cordilleranas de San Felipe (1787, “una higuera nueva frutal de
higos blancos tasamos en 8 reales7) y San Fernando (1796, “16 higueras
frutales taso a 4 reales cada una que monta 8 pesos”8), para entonces
retomar el camino del norte y asentarse en Santiago (1831, “3 higueras,
una chica de higos blancos todas en 8 pesos”9).
El olivo, por su parte, llegó a Chile en la segunda mitad del siglo
XVI, proveniente de Perú (Gay, 1855: 149). Fue valorado moderadamente
por la sociedad hispanocriolla, quizás atendiendo a la lentitud de su
crecimiento y producción y por la imposibilidad de consumir su fruta
en fresco. San Felipe, Santiago y Mendoza multiplicaron por ocho
7
8
9
Inventario de bienes de Pedro A. Pérez. San Felipe, 3 de octubre de 1787. AN, FJSFpe,
Legajo 42, Pieza 18, Foja 44v.
Sobre bienes depositados con Ramón Riveros con don Andrés Manuel de Quezada. Villa
de San Fernando, provincia de Colchagua, estancia Lolo. 1796. AN, FJSFdo, Legajo 35,
Pieza 6, Foja 39v.
Herederos de Andrés Erazo sobre división y partición de sus bienes. Santiago, 1831. AN,
FJStgo, Vol. 237, Pieza 1, Foja 64v.
80
Estudos Ibero-Americanos, Porto Alegre, v. 37, n. 1, p. 62-85, jan./jun. 2011
veces su producción del siglo XVIII al siglo XIX; mientras San Juan la
cuadruplicó en igual período, tal como se observa en el Cuadro 6.10
CUADRo VI. Olivos, higueras y otros frutales en Chile y Cuyo, 1700-1850.
Jurisdicción
Siglo
Higuera Granado
La Serena
XVIII
441
37
XIX
1325
13
Subtot
1766
50
San Felipe
XVIII
265
37
XIX
1116
142
Subtot
1381
179
Santiago
XVIII
329
3
XIX
1240
63
Subtot
1569
66
San Fernando XVIII
315
13
XIX
603
41
Subtot
918
54
Parral
XVIII
0
0
XIX
28
0
Subtot
28
0
Cauquenes
XVIII
52
0
XIX
118
1
Subtot
170
1
San Juan
XVIII
1118
86
XIX
703
59
Subtot
1821
145
Mendoza
XVIII
328
22
XIX
1585
115
Subtot
1913
137
Total
XVIII-XIX
9566
632
% / grupo
42,57%
2,81%
% / total
5,01%
0,33%
Olivo Lúcumo Chirimoyo Total
622
7
0
1107
710
20
111
2179
1332
27
111
3286
172
1
0
475
1420
1
0
2679
1592
2
0
3154
627
0
0
959
6280
21
10
7614
6907
21
10
8573
671
8
0
1007
241
0
0
885
912
8
0
1892
0
0
0
0
8
1
0
37
8
1
0
37
1
0
0
53
3
0
0
122
4
0
0
175
126
0
0
1330
209
0
0
971
335
0
0
2301
30
0
0
380
974
0
0
2674
1004
0
0
3054
12094
59
121
22.472
53,82%
0,26%
0,54%
100,00%
6,34%
0,03%
0,06%
11,78%
Fuente: Fondos notariales y judiciales, AN, AHM, AGPSJ y APJSJ.
El testimonio del Jesuita anónimo y el del Inca Garcilaso de la
Vega coinciden en reivindicar la presencia temprana de esta planta en la
región y el interés de los vecinos por cultivarla, en especial porque, dada
su longevidad, se asimilaba como ícono que legitimaba la antigüedad de
la presencia de la familia en la zona, del mismo modo que el escudo de
armas reforzaba el distintivo de nobleza entre los europeos de esa época
(Jesuita anónimo, 1787; Inca Garcilaso de la Vega, 1617).
10
10
Un registro temprano de olivares en la región estudiada es aportado por La Serena, en
1614: Venta de una chácara de Jussepe de Vega de Cárdenas. La Serena. 20 de diciembre
de 1614. AN, Fondo Notariales de La Serena (FNLS), Volumen 2, Folio 409.
P. Lacoste et al. – Geografía de la fruta en Chile y Cuyo ...
81
Mapa 9
Mapa 10
Mapas 9 y 10. Distribución geográfica de olivos y otras especies en Chile y Cuyo,
1700-1860.
El valor de mercado de las aceitunas era interesante, pues superaba
al huesillo, casi igualaba al higo y quedaba debajo del orejón. A fines
del siglo XVIII, en casa de don Tomás de la Arriagada, se tasaron “15
almudes de aceitunas a 3 reales por almud”.11 A comienzos de la centuria
11
Inventario de bienes de don Tomás de la Arriagada, San Fernando, 9 de febrero de 1781.
AN, FJSFdo, Legajo 19, Pieza 2, Folios 22-22v.
82
Estudos Ibero-Americanos, Porto Alegre, v. 37, n. 1, p. 62-85, jan./jun. 2011
siguiente, en casa de don José Antonio Frías (Santiago, 1808), se tasó
“1 fanega de aceitunas en $ 5”.12 Este incremento del 10% en el precio
siguió constante, pues poco después, en el almacén de don Marcelo Amaya
(Santiago, 1812), se valuó “½ almud de aceitunas de 4 reales”.13 En el
valle del Aconcagua, en la chacra de doña María Magdalena Alzadora
(1818), se registraron “nueve almudes de aceituna seca, tasamos a
5½ reales almud”.14 El precio de las aceitunas por almud evolucionó al
pasar de 3 reales en 1781 a 3 1/3 en 1808, 4 reales en 1812 y 5 reales en
1818. Evidentemente, los precios eran muy estables durante las últimas
décadas coloniales, pero sufrieron una inflación importante a partir de
la independencia.
Conclusión
Tras haber relevado casi 190.000 plantas frutales en el Valle
Central chileno y la región cuyana en el período 1700-1850, surgen
fuertes evidencias acerca del valor que los fruticultores hispanocriollos
asignaron a su plantación, cuidado y preservación. Todo comenzó con su
transplante a América y la búsqueda incesante de una mejor adaptación a
través de injertos y otras prácticas. Pomáceas, carozos, nueces, cítricos,
olivos, higueras y granados habían nacido en un ambiente distinto,
en donde el capital cultural existente llevaba años de transformación,
crecimiento y prosperidad.
Sin embargo, mientras América consolidaba sus instituciones
coloniales y echaba a andar una cultura caracterizada por el sincretismo
de sus formas y contenidos, los árboles frutales fueron la manifestación
cierta y real de esas posibilidades. En principio se destinaron al consumo
doméstico, luego alcanzaron niveles de explotación comercial para el
mercado interno, y finalmente, para exportación, sobre todo nueces
y carozos deshidratados. Se usaron técnicas de transformación y
conservación que se conocían en Europa para vender productos de
similar calidad. Ese fue el origen de los huesillos, de los orejones, de
las frutas secas y las confituras que se conocieron en otras latitudes de
la América del Sur.
12
13
14
Remate de la chacra de José Antonio Frías, Santiago, 16 de noviembre de 1808. AN,
FJStgo, Legajo 380, Pieza 4, Folio 20 v.
Tasación de bienes de Marcelo Amaya, Santiago, 18 de febrero de 1812. AN,
FJStgo, Legajo 45, Pieza 5, Folio 44 v).
Tasación de bienes de doña María Magdalena Alzadora, 24 de noviembre de 1818. AN,
FJSFpe, Legajo 2, Pieza 8, F. 31.
P. Lacoste et al. – Geografía de la fruta en Chile y Cuyo ...
83
Estamos frente a un fenómeno de fuerte repercusión para la
sociedad y la economía de la época. Era relativamente original, visto
en el conjunto de los modos de explotación que se daban en otras
regiones americanas, caracterizadas por el latifundio y la ganadería, o
las plantaciones de caña de azúcar, algodón o café, realizadas con mano
de obra esclava y escasamente calificada. La fruticultura, en cambio,
requería adiestramientos específicos y conocimientos certeros de las
plantas y su comportamiento con respecto a las condiciones ambientales,
tales como lluvia y humedad, temperatura y heladas, luminosidad y
fertilidad de los suelos. El desarrollo de la fruticultura fue posible a
través de un proceso gradual y continuo donde las distintas generaciones
familiares se involucraron con el manejo de las plantas, el diálogo con
la naturaleza, las técnicas de cultivo, los usos y aprovechamiento de
las frutas, su elaboración y comercialización. De esta forma se abrió el
camino para el desarrollo de espacios de agricultura intensiva, pequeña
propiedad y movilidad social, situación exactamente inversa al modelo
hegemónico en América Latina, signado por el latifundio, producción
agropecuaria de bajo valor agregado, con la consolidación de las
oligarquías latifundistas y la perpetuación de las jerarquías sociales.
Los cuadros y mapas interpretados en el presente trabajo han
permitido profundizar la importancia relativa de cada grupo de especies
en el universo total de frutales. Si se examina por grupos, las más
abundantes eran carozos (49%), seguidos por pomáceas (22%), nueces
(14%) y cítricos (2,5%). Desde el punto de vista de las especies, la más
difundida era el durazno (42%), seguido por el almendro (12%), el peral
(11%), el manzano (9%), el olivo (6%) y la higuera (5%). Estas seis
especies fueron las más cultivadas en Chile y Cuyo, pues concentraron
el 86,26 % del total de plantas frutales registradas.
Asimismo, el recorte del estudio por jurisdicciones ha ordenado
y contextualizado el análisis. El principal polo de fruticultura se
encontraba en la jurisdicción ´de Santiago, donde se registraron 75.500
plantas, equivalentes al 39,5% del total. En segundo lugar se destacaba
Mendoza, con 43.000 ejemplares (22,4%). El tercer lugar estaba
compartido por San Felipe con 27.000 plantas (14%) y San Fernando
con 23.000. También era importante la producción de Le Serena con
12.000 unidades (6%). Menor peso tenían San Juan (6.000), Cauquenes
(4.000) y Parral (700).
En general, los grupos de especies más cultivados eran los carozos (48%) seguidos de las pomáceas (22%), las nueves (14%), cítricos
(3,5%) y otros (12%). La mayor parte de las jurisdicciones tenían estas
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Estudos Ibero-Americanos, Porto Alegre, v. 37, n. 1, p. 62-85, jan./jun. 2011
proporciones. Pero no siempre. Por ejemplo, en Parral y Cauquenes el
grupo más cultivado era el de pomáceas, quedando los carozos en segundo lugar. Estos ocupaban el liderazgo en Santiago, pero el segundo puesto
no era de las pomáceas sino de las nueces. En La Serena, donde los carozos mantenían el liderazgo, el segundo sitio correspondía a las higueras.
Hubo cierta especialización territorial en el cultivo de las distintas
especies de frutales. En la jurisdicción de Santiago se concentró la
principal producción de almendros, olivos, manzanos, perales, ciruelos,
limoneros, guindos, limos, cidros y castaños. Mendoza lideró el cultivo
de durazneros, damasqueros, nogales, higueras, naranjos y pomelos. San
Felipe era el territorio con mayor presencia de membrilleros y granados.
La Serena era el lugar con más lúcumos y chirimoyos, mientras que San
Fernando era líder en cerezos.
Si bien los fruticultores consideraron las condiciones ambientales
propias de cada región como factor inicial para la opción por un cultivo
o por otro, también tuvieron en cuenta las posibilidades del mercado
respecto al valor de sus productos, tanto en fresco como elaborados.
Esto es notorio en algunos porcentajes obtenidos. En efecto, cabe
destacar la elevada producción de duraznos en Mendoza, líder de toda
la región estudiada. La explicación puede encontrarse en la exportación
de frutos secos al emergente mercado de Buenos Aires. También es
digna de mención la producción de higos de La Serena, destinada a las
explotaciones mineras de esa localidad.
En síntesis, los libros de los especialistas europeos en cultivos
y plantas frutales a partir del siglo XVII, sumado a las descripciones
minuciosas de los cronistas y viajeros que recorrieron América desde
un siglo antes, comenzaron a desandar un camino de reconocimiento y
de explicación de un aspecto poco avistado hasta ahora en los estudios
coloniales americanos: qué plantas, con qué frecuencia, en qué cantidades
y con qué técnicas y métodos se cultivaron en América. Pero las fuentes
documentales nos han permitido ir más allá, para esbozar un intento de
comprensión histórica que aborde mayores precisiones sobre la presencia
de las plantas frutales en Chile y Cuyo, entre 1700 y 1850.
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Submetido em 27/04/2010.
Aprovado em 04/07/2011.