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Notas sobre un conjunto constructivo del Bajo de Rincón Chico de Yocavil
Catriel Greco
CONICET - Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”, U.B.A.
[email protected]
Fernando Cabrera
Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”, U.B.A
[email protected]
Resumen
Este artículo presenta los resultados de las excavaciones realizadas en el sitio Rincón
Chico 8, en el valle de Santa María o Yocavil, Catamarca. Se analizan en particular la
cerámica y aspectos arquitectónicos de la unidad constructiva a fin de discutir la posible
funcionalidad de todo el conjunto y de cada estructura en particular, comparando con
otros sitios de la localidad.
Se constató la construcción de la estructura circular de modo semi subterráneo, así
como la posibilidad de un tipo de decoración en el muro de la misma. Asimismo se
presentan dos nuevos fechados de radiocarbono para una de las estructuras.
De la vinculación de los datos obtenidos, se interpreta al conjunto arquitectónico
como un área de vivienda, mientras que se plantea la realización de actividades como el
descanso y la protección del clima, cocción y consumo de alimentos y posiblemente
almacenamiento.
Palabras claves: Desarrollos Regionales; Valle de Santa María; Análisis cerámico;
Arquitectura
Abstract
We present the results from excavations carried out in Rincón Chico 8 site,
Santa María Valley (Yocavil), Catamarca Province. Our analysis is centred in
ceramic evidence and aspects of the constructive unit. Our aim is to discuss the
possible functionality of the assemblage and to compare it to other neighbouring
sites.
We detected the construction of a circular and partially subterranean
structure, with evidence of wall decoration. In addition, we present two new
radiocarbon dates for one of the structures.
Based on the association of the obtained data, we interpret the
archaeological assemblage as a living unit, and we propose that other activities
such as shelter, cooking and food consumption, and possibly storage took place.
Key words: Regional Developments; Santa María valley; pottery analysis; architecture.
Introducción
La localidad arqueológica Rincón Chico se encuentra emplazada en el sector
medio del Valle de Santa María o Yocavil (Figura 1) en la provincia de
Catamarca. Con una superficie de 500 ha., habría funcionado como un centro
poblado de primer orden en a nivel regional (Nastri 1997-1998). Presenta un
patrón de asentamiento dividido en tres grandes áreas: a) un poblado
conglomerado con un mínimo de 365 estructuras, ubicado sobre el cerro y las
laderas de un espolón rocoso de las Sierras del Cajón, denominado RCh 1; b) 19
conjuntos constructivos a lo largo del conoide de deyección y c) áreas de
enterratorios, de circulación y actividades específicas, como agricultura y
cantería, localizadas entre los conjuntos constructivos (Tarragó 1995, 1998, 2007) y
vinculadas a la producción doméstica y artesanal.
Los conjuntos constructivos del bajo de Rincón Chico están compuestos de
grandes recintos cuadrangulares y estructuras anexas de formas cuadrangulares
menores o circulares en su periferia (en adelante C-EA), ubicados en distintos
sectores del conoide y separadas entre sí por espacios libres de construcciones. El
entorno de cada conjunto incluye espacios “exteriores” sin construcciones de
piedra pero con posibilidades de constituir lugares de trabajo. En base a la
presencia o ausencia de recintos circulares se pueden diferenciar dos clases de
“C-EAs”: uno con estructuras circulares que se emplazan particularmente en el
ápice del conoide, próximos al conglomerado RCh1, y otro que tan sólo se
compone de estructuras anexas cuadrangulares (Tarragó 2007).
Figura 1. Valle de Santa María o Yocavil (modificado de Palamarczuk 2002, en base a dibujo
original de Sergio Caviglia).
En la Figura 2 se presenta un plano de la localidad. Los círculos muestran la
ubicación de algunos de los C-EAs, mientras que los cuadrados representan las
tres áreas de enterratorio conocidas. En esta oportunidad presentaremos los
resultados de las excavaciones realizadas en el sitio Rincón Chico 8, siendo uno
de los conjuntos constructivos mencionados. Las intervenciones en el sitio se
realizaron en distintos períodos de trabajo de campo y consecuentemente hemos
dado a conocer resultados parciales de las mismas (Cabrera et al. 2003, Baigorria
et al. 2005). A continuación se expondrán los avances en el análisis arquitectónico
y de los conjuntos cerámicos recuperados.
Figura 2. Localidad arqueológica Rincón Chico (modificado de Tarragó 2007).
Rincón Chico 8
Rincón Chico 8 es una unidad constructiva simple, compuesta por dos
elementos: una estructura trapezoide (E1) de 24 metros en su lado mayor, y una
circular (E2) de 9 metros de diámetro externo, adosado al paramento exterior del
muro norte (Tarragó 1998). Ambas estructuras poseen muros de pirca doble con
relleno de arena y ripio de entre 1,50 y 3 metros de ancho. Las rocas utilizadas en
la construcción del muro del recinto circular son principalmente lajas grisáceas
dispuestas horizontalmente. Se destaca la presencia al norte de un gran bloque de
piedra. Asimismo incrustadas entre las lajas grisáceas hay bloques de cuarzo
blanco y de pegmatita rosada en proporción mucho menor, en otro trabajo hemos
postulado que se trataría de una decoración en los muros (Baigorria et al. 2005).
Retomaremos este argumento más adelante así como otros aspectos peculiares de
las técnicas constructivas.
Figura 3. Plano de Rincón Chico 8.
Las excavaciones en RCh 8 comenzaron con un sondeo en el recinto
trapezoide en 1999, y continuaron en los años 2003 y 2004 con la excavación
completa de la superficie intramuros del recinto circular, a partir de la cual se
pudo definir que el mismo tiene un diámetro interior de 6 metros, o sea una
superficie de casi 29 m2. En el año 2007 se excavó el sector de comunicación entre
ambos recintos y dos cuadrículas en el recinto mayor, buscando entre otras cosas
correlacionar la altura de los pisos de ambas estructuras. En estas excavaciones se
produjeron hallazgos de fragmentos cerámicos, artefactos líticos y restos
arqueofaunísticos1.
Figura 4. Rincón Chico 8 - Estructura 2. Reconstrucción del piso.
En cuanto al interior del recinto circular, se pudo distinguir un piso de
ocupación en el Nivel 8 de la excavación, con sectores de sedimento compactado,
concentraciones de fragmentos cerámicos y restos óseos faunísticos y pigmento
rojo. En el sector sudeste se identificó un fogón de aproximadamente 80 cm2, con
una profundidad máxima de 10 cm, así como tres pequeños lentes de ceniza y
carbón al sudoeste y al norte, y áreas de concentración de carbones (Figura 4).
Se realizaron dos fechados radiocarbónicos en base a las muestras
recuperadas (Tabla 1). El primero fue a partir de una concentración de carbones
en el piso, asociada a restos óseos faunísticos quemados. El resultado de la
medición fue 660 ± 70 AP (LP 1491). Posteriormente se realizó un segundo
fechado proveniente de carbón del fogón mencionado (que fuera registrado en la
segunda etapa de excavación) y dio una medición de 520 ± 50 AP (LP 1624).
Como los fechados tienen una superposición de sus rangos considerando dos
sigmas, existe la posibilidad de que estén estimando la misma “edad verdadera”,
siendo la diferencia causa de los errores aleatorios en la medición (Figini 2004).
Mediante Test T de Ward y Wilson (1978)2 se comprobó que ambos son
estadísticamente indistinguibles.
Tabla 1. Fechados radiocarbónicos de Rincón Chico 8. Curva de calibración IntCal04 (Reimer et
al. 2004); Software de calibración OxCal v3.10 (Bronk Ramsey 2005).
Análisis cerámico
Empleamos el modelo de planilla Excel y el código para el análisis de
fragmentos cerámicos propuesto por Piñeiro (1997), con modificaciones dados los
objetivos del trabajo y las características de los conjuntos. El criterio de
cuantificación para las determinaciones morfológicas y estilísticas ha sido el de
familias de fragmentos (Orton et al. 1997), de acuerdo al mismo, dos fragmentos se
computarán juntos siempre que, dadas sus características macroscópicas, se
establezca que podrían potencialmente pertenecer a una misma vasija
(Palamarczuk 2002). El agrupamiento fue controlado por la observación de cortes
frescos de pastas en lupa binocular. Asimismo, aquellos fragmentos que
presentan características peculiares, que no permiten agruparlos con ningún otro
del conjunto han sido también computados como una familia constituida por un
solo individuo, aunque el término puede llevar a confusión en estos casos, no se
puede obviar la singularidad de dichos fragmentos, ya que están representando
cada uno a una vasija diferente.
En muchos casos los grados avanzados de erosión o fragmentación
dificultan en principio llegar a una clasificación de una determinada categoría
formal o estilística, por lo cual, gran parte de los fragmentos han sido clasificados
como de forma indiferenciada o estilo indeterminado. De todas maneras, el
análisis se ve enriquecido por la interrelación entre las frecuencias de fragmentos
y frecuencias de familias de fragmentos, que sumado al análisis de las cantidades de
fragmentos en familias de fragmentos, así como la reconstrucción de plantas
analíticas de las distribuciones de los fragmentos que tal como fueron registrados
en excavación, nos permitirá un acercamiento a la comprensión de los procesos
tafonómicos y postdepositacionales que pudieron estar actuando en la formación
de los conjuntos.
La muestra total de cerámica recuperada es de 242 fragmentos que fueron
agrupados en 52 familias de fragmentos (FF), destacándose la presencia de familias
con gran cantidad de fragmentos y un alto grado de remontaje.
Para la cuantificación la muestra fue separada en dos conjuntos, los
fragmentos que se encontraron al interior del recinto circular (E1) (Tabla 2) y
aquellos del sector de comunicación entre recintos (Tabla 3). Ambos conjuntos
pueden estar muy relacionados, ya que como se verá más adelante gran parte de
los fragmentos al interior del E1 se encontraron muy cerca del vano, además de
que se registró un caso de remontaje de fragmentos de ambos sectores, pero se
trata de hallazgos prácticamente superficiales. En las otras áreas excavadas no se
recuperaron fragmentos cerámicos.
Tabla 2. Rincón Chico 8 – Estructura 2 - frecuencias y porcentajes de fragmentos cerámicos y
familias de fragmentos. Los números sencillos corresponden a los fragmentos y los números en
rojo y negrita a las familias de fragmentos.
Tabla 3. Rincón Chico 8 – sector de comunicación entre recintos - frecuencias y porcentajes
de fragmentos cerámicos y familias de fragmentos. Los números sencillos corresponden a los
fragmentos y los números en rojo y negrita a las familias de fragmentos.
En cuanto al sector de comunicación entre recintos, solamente dos FF están
constituidas por una considerable cantidad de fragmentos: una olla de superficie
peinada y decoración incisa y una urna Santa María Negro/Rojo. El resto del
conjunto es pequeño, los fragmentos tienen un estado avanzado de erosión y por
lo tanto su presencia en el lugar puede deberse a procesos postdepositacionales.
Hacia adentro del recinto circular, donde la muestra es mayor, tomando en
cuenta las frecuencias de familias de fragmentos, se puede observar un amplio
predominio de vasijas de estilos santamarianos, siendo el 50 % de las familias
presentes (ya sean estilos Santa María Tricolor, Bicolor o Indeterminado).
También es destacable la presencia de un 17% de vasijas de estilo Famabalasto
Negro Grabado. En cuanto a la morfología, sin tomar en cuenta las formas
indistintas (que por el tamaño pequeño de los fragmentos en general no pudieron
ser clasificadas dentro de alguna categoría formal), encontramos un marcado
predominio de las escudillas o pucos con un 21,4%.
Se destaca en este caso la alta agrupación en familias de fragmentos (Figura 5),
ya que si bien hay 13 familias constituidas por un solo fragmento, hay otras
tantas que tienen entre 9 y 24 fragmentos, llegando en este último caso a un
remontaje casi total de la vasija.
Asimismo, una gran diferencia con otros contextos analizados de Rincón
Chico (por ejemplo los fragmentos recuperados en estructuras habitacionales del
poblado RCh 1 o de las áreas de descarte-producción de RCh 15 [Greco 2007]) es
el tamaño de los fragmentos (Figura 6), más de la mitad excede los 40 mm, lo que
facilita su análisis e interpretación.
Figura 5. Cantidad de fragmentos en familias de fragmentos
Ahora bien, ante relativamente tanta cantidad de fragmentos y familias de
fragmentos, nos enfrentamos con el problema de deslindar cuales se encuentran
efectivamente asociadas al piso de ocupación.
Figura 6. Largo máximo de fragmentos.
En la Figura 7 podemos observar como se disponen los fragmentos que
forman algunas familias (aquellas compuestas por mayor cantidad de
fragmentos) de acuerdo a los niveles de la excavación. Podemos observar que hay
varias familias cuyos fragmentos provienen de niveles muy distintos, uniendo en
varios casos fragmentos de nivel 1 hasta nivel 8 (lo que implica una separación
vertical de entre 50 y 80 cm dependiendo del sector de la excavación).
Al mismo tiempo, la distribución en el plano horizontal de los fragmentos
que componen las familias es también muy amplia. La distribución de la familia
9, un puco Santa María Bicolor (Figura 8), aparece bastante concentrada en el
plano horizontal, no así en el vertical, ya que hay fragmentos provenientes de
nivel 1 hasta nivel 7.
Figura 7. Cantidad de fragmentos que componen cada familia, de acuerdo a los niveles de
excavación.
La familia 8 (Figura 9), también un puco Santa María Bicolor, presenta una
dispersión mayor en ambos planos. Las cruces en este caso representan la
ubicación horizontal probable de los fragmentos, ya que no todos fueron medidos
tridimensionalmente en el campo. Una situación parecida presenta la familia 10,
en este caso un puco Santa María Tricolor (Figura 10).
El cuello y borde de urna Santa María Tricolor se encuentra un poco más
concentrado horizontalmente, pero los fragmentos provienen tanto del piso como
de los niveles superiores (Figura 11).
Pensamos que esta situación de amplia distribución horizontal y vertical en
los casos presentados se debe al proceso de desplome del muro, que puede
observarse en la Figura 12, donde la tonalidad de las piedras representa la
profundidad en la que fueron registradas: mientras más oscuro, más profundo.
Asimismo, el sedimento con una importante fracción arenosa seguramente puede
favorecer la migración de elementos.
Figura 8. Rincón Chico 8 – Estructura 2. Familia 9
Figura 9. Rincón Chico 8 – Estructura 2. Familia 8
Figura 10. Rincón Chico 8 – Estructura 2. Familia 10
Figura 11. Rincón Chico 8 – Estructura 2. Familia 29
Figura 12. Rincón Chico 8 – Estructura 2. Desplome del muro
De este modo, es evidente que las unidades de excavación o las separaciones
estratigráficas no nos permiten asociar de por sí vasijas a un piso. A través de la
cuantificación en familias de fragmentos y gracias a una ubicación tridimensional y
al remontaje de gran parte de los mismos, podemos proponer que aquellas FF
representadas por muchos fragmentos, son las que están asociadas con mayor
seguridad al piso de ocupación, más allá de que se hayan encontrado fragmentos
ampliamente distribuidos en los planos horizontal y vertical. Por otro lado,
pensamos que aquellas constituidas por uno o pocos fragmentos, y que se
encuentran en los niveles superiores exclusivamente han ingresado al contexto en
un momento posterior a la ocupación del conjunto constructivo, la misma
situación para los niveles inferiores podría reflejar residuos de la limpieza de la
estructura.
Morfología, estilos cerámicos y funcionalidad
Tomando en cuenta lo antedicho, encontramos con mayor seguridad de
asociación al piso de ocupación un predominio de formas abiertas de tipo puco o
escudillas de estilos santamarianos y Famabalasto Negro Grabado. Además de su
uso común con fines funerarios, este tipo de vasijas son actualmente reconocidas
como indicadores de actividades domésticas como el consumo y eventualmente
la preparación de alimentos (Roldán y Funes 1995; Piñeiro 1996; Tarragó et al.
1998-1999; Rivolta y Salazar 2006; Palamarczuk 2008).
Al mismo tiempo algunas vasijas en este contexto presentan evidencias de
exposición al fuego (Tabla 4). En estos casos se trata principalmente de ollas
ordinarias de superficie peinada y alisada, y un caso de puco Famabalasto Negro
Grabado. El primer grupo de vasijas mencionadas es apropiado para su uso en la
cocción de alimentos (Funes 1992; Piñeiro 1996), no así en cambio el Famabalasto
Negro Grabado, cuyas características tecnológicas no lo hacen apto para someter
al fuego (Palamarczuk 2008), por lo tanto el estado del fragmento mencionado
puede ser no intencional.
Tabla 4. Evidencias de exposición al fuego en fragmentos cerámicos.
Por otro lado, hay algunos indicios de ollas grandes sin evidencia de
exposición al fuego, las que pueden ser interpretadas con un uso para
almacenamiento de algún tipo, posiblemente sólidos de acuerdo a la propuesta
de Piñeiro (1996), aunque ni el tamaño de los fragmentos ni la proporción de
vasijas de este tipo permiten asegurar su vinculación con la superficie de
ocupación.
Aspectos arquitectónicos
En esta instancia, queremos destacar algunos aspectos acerca de la
construcción del recinto circular (E2). El mismo esta compuesto por un muro casi
perfectamente circular, de pirca doble, salvo en el sector en contacto con la
estructura 1, donde el muro es de pirca simple. Este tipo de muro simple se ha
documentado en otros sitios de la localidad, como en RCh1, donde hay varios
casos de paredes adosadas al cerro, o RCh14-R1, donde el muro occidental estaba
apoyado en un montículo arcilloso. Las rocas utilizadas en la construcción del
muro son principalmente lajas grisáceas dispuestas horizontalmente.
Durante las excavaciones realizadas en el año 2003 revelaron la presencia de
un gran derrumbe del muro sur de E2. En este sector no se presentó ningún tipo
de cimiento (sensu Nastri 2001) como ser grandes rocas o lajas verticales de gran
tamaño clavadas en el sedimento, recurso técnico ampliamente citado en la
arquitectura de la región (Ambrosetti 1897; Raffino et al. 1976; Tarragó 1987;
Raffino 1991; Bengtsson 1992; Nastri 2001; Stenborg 2001).
Además se percibió en los derrumbes la presencia de fragmentos de cuarzo
blanco, que en una primera instancia fueron asignados a posibles artefactos,
aunque posteriormente se constató la presencia de fragmentos similares ubicados
in situ como parte del muro del recinto.
Luego se procedió a realizar una trinchera sobre el muro sur, lugar de
contacto entre la estructura circular y la rectangular. Como resultado, se pudo
apreciar como el muro interior de E2 presentaba en su extremo superior tres
hileras de mampuestos, los cuales se asentaban sobre sedimento compactado del
relleno del muro (Figura 13).
Se encontró que el relleno del muro estaba constituido por dos tipos de
materiales, en la parte superior el relleno es sedimento limo-pedregoso; en la
parte inferior el relleno es de pedregullo. Mezclados en el relleno se encontraron
tiestos de cerámica y algunos restos óseos.
En la Figura 13, sección N-S, se puede observar la relación entre los muros:
el muro de E1 esta constituido por una pirca de lajas dispuestas horizontal y
verticalmente, y en general de mayor tamaño que las de E2. La pirca exterior de
dicho muro solo fue construida con laja en los 35cm. superiores, apoyadas sobre
el relleno. A un metro setenta hacia el Norte se dispone otra línea de pirca,
constituyendo la cara interna de E2. Este último se encuentra actualmente a
1,5mts por debajo de la línea de muro externo de E1, sin embargo, dado que la
estructura se encuentra derrumbada en gran medida, podemos pensar que la
altura de este fue mayor en el pasado.
En tanto, en las excavaciones del 2004, al completarse la excavación del
recinto circular, se pudo exponer la totalidad del muro como así también
delimitar el vano de acceso al interior del mismo. En líneas generales, salvo el
sector mencionado anteriormente, el resto se conservaba en buen estado. En este
caso, se pudo observar la presencia de una gran roca, clavada verticalmente
formando parte del muro y orientada hacia el Norte (Parcialmente observable en
la Figura 14). Es interesante que en una unidad arquitectónica C-EA de similares
características y muy cercana (RCh 18), es visible en superficie una gran roca de
pegmatita rosada ubicada en la misma orientación que la de RCh 8.
Figura 13. Rincón Chico 8 – Estructura 2. Detalle trinchera sur.
En cuanto al RCh 8, en el 2007 se procuró establecer el tipo de ingreso desde
el exterior y saber un poco más del tipo de articulación en el acceso entre ambas
estructuras. La zona de acceso de ambos recintos no demuestra una restricción o
algún tipo de prioridad de orden para ingresar a cualquiera de las dos estructuras
independientemente (Figura 3).
Este espacio se ubica entre la zona de ingreso al vano del E1, el exterior del
muro Norte de E1 y el muro exterior de E2, que en este sector adquiere una
curvatura contraria al sentido general del mismo. De esta forma se cierra el
espacio de la rampa de ingreso E2 (ver más adelante). Un piso de naturaleza
compacta se ubica en esta zona, cuya altura coincide, a su vez, con la del nivel
que da comienzo a la rampa de ingreso a la E2 (Figura 14).
En distintos trabajos arqueológicos, se cita la presencia de recintos a bajo
nivel como una técnica constructiva utilizada por los habitantes del valle
(Márquez Miranda y Cigliano 1961; Madrazo y Otonello 1966; Pelissero y Difrieri
1981; Raffino 1991) Esta modalidad de emplazamiento a bajo nivel, se ha
postulado como respuesta al medio natural (Raffino 1991).
Figura 14. Rincón Chico 8. Vista de excavaciones en el área de comunicación entre recintos.
Al despejar completamente el vano de ingreso a E2, pudo constatarse la
presencia de la rampa que descendía permitiendo el acceso. La superficie de uso
constaba de un piso compacto, de gran dureza (Figura 15). Al final de la rampa,
una gran laja marcaba el nivel del piso de ocupación de E2. El desnivel de la
rampa, sumado a la altura del piso de ocupación de E2 y el suelo compacto de la
zona de acceso dan muestra de la instalación del recinto a una altura inferior al
nivel del suelo original.
Paralelamente se excavaron dos cuadrículas de 2 x 4 m comenzando a 2
metros del muro oeste al interior de la estructura 1. A escasos centímetros de la
superficie actual se localizó un posible piso de ocupación, aunque se continuó la
excavación hasta una profundidad de 1,2 m para corroborar si no existía otro
piso.
No se constataron otros pisos ni diferencias en el sedimento compuesto
mayormente por grava, que pudieran dar cuenta de sectores verticales
diferenciales de uso (cf. Raffino 1991:176). Aunque el recinto circular si presenta
una diferencia de profundidad con respecto al cuadrangular y la superficie
exterior de uso.
Figura 15. Rincón Chico 8. Vista de vano desde el interior del recinto circular (E2).
Decoración de muros
Como dijimos anteriormente, entre las lajas grisáceas del muro interno del
recinto circular hay bloques de cuarzo blanco y de pegmatita rosada. El
porcentaje de estas rocas es muy inferior con respecto a las de color oscuro,
presentándose en algunos sectores alineadas (Figura 16). Pensamos que puede
tratarse de una intención decorativa, posiblemente constituyendo algún tipo de
patrón, muy difícil de observar, ya que al menos la mitad del muro esta
derrumbado.
Figura 16. Rincón Chico 8 – Estructura 2. Detalle de muro interno.
En cuanto a la utilización de rocas de colores en la construcción de
estructuras en Rincón Chico, su presencia ha sido destacada en varios trabajos.
Nastri (1999) hace referencia a que la utilización de rocas de colores en las
unidades de vivienda está prácticamente limitada a los sectores de la cumbre.
Aquí, asociado con el espacio residencial de la elite, fue mencionada la presencia
de estructuras compuestas íntegramente por rocas de colores: una con pegmatita
rosada (Casa Rosada), un recinto con sus paredes de cuarzo blanco (Casa Blanca)
y otro construido con lajas grises seleccionadas (Casa Plomiza) (Tarragó 1987). El
sector denominado Quebrada del Puma presenta un arreglo espacial de tres
estructuras alineadas, todas utilizando rocas intencionalmente dispuestas para
conformar una decoración. Tal alineación estaría relacionada con fenómenos
astronómicos (Reynoso 2003).
En otros sitios del valle es descripta la presencia de arreglos decorativos
utilizando rocas de colores, como en El Pichao, donde un montículo interpretado
como ceremonial está conformado por rocas grises, a excepción de cuatro blancas
orientadas al norte, y una de granito rosado con una cara pulida, lo cual tiene
más significado simbólico que arquitectónico (Tartusi y Núñez Regueiro 1993).
En Virgen Perdida, Nastri (2001) menciona que es posible visualizar tres muros
en los cuales constatar la inclusión de cuarzos blancos como parte de la
decoración. Por otro lado, en el sitio Tolombón existen dos edificaciones que
exhiben un gran trabajo en su confección, una construida con “piedras
coloradas”, la otra de “piedras blancas” (Nastri 2001:nota 25). También en
Quilmes y en Las Mojarras fueron utilizadas en la construcción de los muros
rocas grises, blancas y rosadas, “poniendo de manifiesto en la arquitectura los
tres colores del estilo Santamariano, con su profunda carga simbólica” (Tarragó
2000:275).
Discusión y conclusiones
La correlación entre los hallazgos artefactuales y en particular la cerámica,
su distribución y la integración con los rasgos arquitectónicos, ha sido utilizada
para interpretar la funcionalidad de distintos tipos de estructuras en sitios tardíos
de la región (Roldán y Funes 1995; Kriscautzky 1999; Rivolta y Salazar 2006, 2007;
Tarragó 2007). En esta misma línea buscamos profundizar en la caracterización
funcional de los distintos tipos de recintos que se disponen en los C-EAs de
Rincón Chico, en este caso RCh 8.
Para otros sitios de la región, varios autores han propuesto para conjuntos
arquitectónicos como el que analizamos una separación funcional entre los
recintos rectangulares como espacios de actividades varias y de habitación,
mientras que los circulares serían lugares de almacenamiento, molienda o cocinas
(Ambrosetti 1897; Raffino 1991; Bengtsson 1992; Kriscautzky 1999). De cualquier
manera el alcance de las explicaciones propuestas por los autores citados es
variable, y nuestra propuesta no se dirige a refutar o aceptar alguno de estos
postulados, sino presentar los resultados de la excavación de un conjunto
arquitectónico de una localidad en particular, lo que podrá contribuir en el futuro
a ampliar este tipo de modelos.
La información hasta el momento para el caso de Rincón Chico 8 nos
permite interpretar al conjunto arquitectónico como un área de vivienda (sensu
Nielsen 2001). En cuanto a la caracterización funcional de cada uno de los
recintos, podemos plantear con un mayor grado de seguridad que tipo de
actividades y por lo tanto la posible funcionalidad del circular, no así para el
rectangular donde las excavaciones fueron muy acotadas.
Intentando salvar este déficit podríamos tomar como punto de partida las
interpretaciones acerca de las actividades realizadas en los grandes recintos
rectangulares de otros conjuntos arquitectónicos en el bajo de Rincón Chico,
como en RCh 12, 14 y 15 en donde hay evidencia de actividades domésticas pero
también de producción de tecnofacturas (Tarragó et al. 1998-1999; González et al.
2001; Tarragó 2007).
Mientras que para el recinto circular los datos obtenidos nos señalan
actividades como el descanso y la protección del clima, cocción y consumo de
alimentos y posiblemente almacenamiento.
El análisis cerámico realizado nos muestra un conjunto relativamente
acotado de piezas presentes, con un predominio de vasijas de servicio. Asimismo,
el alto grado de remontaje y de agrupación en familias de fragmentos nos lleva a
pensar que las mismas se encontraban in situ, previas al gran desplome del muro
que distribuyó los fragmentos al interior del recinto.
En tanto pensamos que dado el tamaño y ubicación de los lentes de ceniza
en el piso, pueden ser interpretados como pequeñas fogatas para calefacción o
iluminación. El fogón mayor, así como la presencia de ollas con evidencias de
exposición al fuego, podrían estar mostrando actividades de preparación de
alimentos. Sin embargo las frecuencias de estas vasijas no son muy altas, y
además la ubicación del fogón a la entrada del recinto pudo estar relacionada con
la calefacción del mismo.
En cuanto a aspectos arquitectónicos, en primer lugar debido al tamaño de
la estructura es más probable que haya estado techada en su totalidad, en
comparación con el recinto rectangular mayor3.
Sumado a esto, la protección ante las dificultades climáticas serían mitigadas
mas efectivamente en recintos cerrados (Taboada y Angiorama 2003) donde la
preservación del calor es más efectiva que en grandes recintos donde las
corrientes de aire son mayores.
Hemos identificado a la estructura circular como semi subterránea,
característica esta que puede ser favorable en relación a los fuertes vientos y a las
pronunciadas oscilaciones entre las temperaturas diurnas y nocturnas (Raffino
1991:176)4.
Asimismo, hemos presentado el uso de rocas de colores con una posible
intención decorativa en los muros de uno de los sitios del bajo de Rincón Chico.
La existencia de patrones en los muros o el recurso del color en las unidades
arquitectónicas han sido descriptos para otros sitios del valle, y en el caso de la
localidad solamente para recintos del poblado alto, en estructuras que pertenecen
a sectores residenciales atribuidos a las elites o a sectores con una funcionalidad
ceremonial. La fuerte asociación simbólica de los colores y la arquitectura al ser
parte del acervo cultural de la sociedad, sería utilizada y/o reflejada también en la
arquitectura doméstica.
Finalmente, queremos destacar que el problema no se agota en la
adscripción funcional de un determinado tipo de recinto. No todos los sitios de
Rincón Chico incluyen este tipo de recintos circulares. Y los que los incluyen se
encuentran bastante concentrados en el sector medio del conoide de deyección.
Esto plantea una línea interesante de investigación acerca del porque de esta
concentración: ¿Se debe a diferencias cronológicas de construcción de la
localidad? ¿O tal vez a diferencias étnicas o sociopolíticas entre los habitantes del
poblado? Por otro lado ¿Cuáles son las implicancias funcionales de las
decoraciones en los muros? ¿Tienen que ver con esas posibles diferencias
cronológicas, étnicas o sociopolíticas? Son preguntas en las cuales podremos
poner el foco de investigación en el futuro.
Agradecimientos
Deseamos agradecer a Roberto Mena, Jennifer Baigorria, Pablo Ochoa, Sebastián Matera, Alex
Cheek, Bruno Catania y Alina Torcoletti quienes participaron en las tareas de campo. Fue
fundamental el trabajo en conjunto con Valeria Palamarczuk para la clasificación de la cerámica.
Gracias a la colaboración de Javier Nastri pudimos realizar la última temporada de excavación.
Irene Lantos nos ayudó con la traducción del abstract. Especialmente a Myriam Tarragó por su
apoyo constante en todos los pasos de esta investigación. Agradecemos también los comentarios de
evaluadores y editores para mejorar el contenido de este trabajo, el cual sin embargo es de nuestra
entera responsabilidad.
A Paola y Ana.
Notas
1) Mientras que el análisis de la cerámica es presentado en este trabajo, los
estudios de material lítico y faunístico se encuentran actualmente en proceso. Los
resultados preliminares muestran una presencia de artefactos líticos de escasa
formatización y confeccionados casi en su totalidad en cuarzo de mala a regular
calidad para la talla (Gaál, com. pers. 2009).
2) Los resultados del test de Ward y Wilson (1978) para ambos fechados son:
Media Ponderada: 567,2973; Error: 40,68667; Estadístico T: 2,648649 ( 2 [p .05, 1
Grado de Libertad] 3,84).
3) Recientemente se ha excavado un recinto circular similar en Rincón Chico 18
en donde se constató la presencia de un hoyo de poste en el centro del mismo.
4) Sin embargo, Raffino refiere esta característica a sitios con acentuado FOS,
como la Loma Rica de Shiquimil. Para las estructuras de tipo “casa comunal” la
semi subterraneidad significaría una modalidad constructiva planificada en
respuesta a estímulos ambientales (1991:176).
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