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La senda del auténtico cooperativismo

2019, Universidad de la República

[En español] This final paper for a class on 20th century Uruguayan history in analysis of the minutes of the Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay (Uruguayan Federation of Production Cooperatives), 1963-1965. It includes an overview of the history of cooperatives in Uruguay. The heart of the paper is an analysis of the document, highlighting mentions of the historical context, tenets of the cooperative movement, the relationship with the unions, interpersonal relations in the meeting and the Congreso del Pueblo. In an annex there is an analysis of cooperatives in Uruguay during the dictatorship (1973-85), tracing some of the people mentioned in the minutes in later years.

La senda del auténtico cooperativismo Un análisis de las actas de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay, 1963-1965 Coretta Thomson Memoria final Historia del Uruguay III, S1 2019 Profesores Magdalena Broquetas, Clara von Sanden, Pablo Langone Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Universidad de la República Montevideo, Uruguay La senda del auténtico cooperativismo Un análisis de las actas de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay, 1963-1965 Coretta Thomson Memoria final Historia del Uruguay III, S1 2019 Profesores Magdalena Broquetas, Clara von Sanden, Pablo Langone Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Universidad de la República Montevideo, Uruguay Índice Introducción………………………………………………………………………..…………3 Sección I: El cooperativismo uruguayo en los años 1960……………………………….….3 Estado de la cuestión…………………………………………………………………..…….…3 Las categorías de cooperativas uruguayas……………………………………..…………….…6 Los orígenes del cooperativismo uruguayo………………………………………………….…7 Los principios del cooperativismo…………………………………………….………….……9 Cooperativismo y política…………………………………………………………….………11 Historia de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay…………………....…13 Sección II: Análisis documental………………………………………………………….…17 Introducción al documento……………………………………………………….…………..17 Referencias al contexto histórico…………………………………………………………..…20 La naturaleza del cooperativismo………………………………………………….…………21 Las relaciones con los sindicatos………………………………………………………….….23 La solidaridad entre los socios…………………………………………………………….….25 El Congreso del Pueblo ……………………… ………………………………………….…..26 Sección III: Conclusiones ……………………………………………….……………….…30 Referencias……………………………………………….…………………………….……33 Anexos……………………………………………….…………………………………..…..37 Anexo I: Guía a la fuente primaria principal…………………………………….……….…..37 Anexo II: Documento de la FCPU sobre la relación cooperativista-sindical…………….…..38 Anexo III: Las cooperativas de producción bajo la dictadura civil-militar…………………..39 2 Introducción La década 1960 se conoce por grandes ilusiones y revueltas violentas en muchas zonas del mundo. El pequeño país sudamericano de la República Oriental del Uruguay no escapó a estas tendencias. Las dos aparecen en un lugar sorprendente: las Actas de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay (FCPU). Docenas de páginas escritas a mano y guardados en el archivo de esa entidad, registran algunas de sus Asambleas Generales de 19631965. En un contexto poco estudiado como es el cooperativismo uruguayo, este documento revela conceptos fascinantes de identidad e ideología, apenas mencionadas en la bibliografía que, mayormente, rastrea una historia más cronológica que interpretativa. Esta investigación tenía como objetivo descubrir la naturaleza del cooperativismo uruguayo en los años 1960. En el proceso, surgieron más preguntas: ¿Es el cooperativismo un concepto político o puramente económico? ¿Qué fue el Congreso del Pueblo, organización que parece tan importante para los integrantes del FCPU? ¿Qué pasó con estas personas después de los tres cortos años abarcados en el documento? Estas preguntas, y más, se analizan abajo. La bibliografía sobre el cooperativismo uruguayo es escasa; aparecen detalles en la sección “Estado de la cuestión”. Por eso, para lograr un entendimiento más profundo del tema, también se accedió a dos revistas en la Biblioteca Nacional, Acción Cooperativa de la FCPU y Cuadernos Cooperativos Uruguayos del Centro Cooperativista Uruguaya (CCU). Aunque esto excede la investigación normal para una memoria, fue necesario en este caso. En la misma línea, se llevaron a cabo tres entrevistas con personas que conocen el tema. En la primera sección, después de un breve rastreo de la bibliografía principal, se explicita el marco histórico, así como los orígenes del cooperativismo uruguayo en general y la FCPU en específico. También, se introducen importantes líneas de análisis y una conversación sobre la relación entre el cooperativismo y la política. En la segunda sección, se analiza el documento en algunas de los múltiples aspectos posibles. El enfoque de este trabajo, después de una breve pero interesante visita a las alusiones al contexto histórico, es la naturaleza del cooperativismo. Se explora esta identidad en relación a otras cooperativas, el Centro Cooperativo Uruguayo, los sindicatos y el Congreso del Pueblo. Después, figuran las conclusiones. Los anexos incluyen una guía a las Actas, un documento de época sobre el tema de las relaciones entre cooperativas y sindicato. Para abarcar interrogantes que surgen del estudio del documento pero que tienen incidencia fuera de los años 1960, el tercer anexo incluye una breve investigación sobre las cooperativas, particularmente aquellas que formaron parte de la FCPU, durante la dictadura civil-militar. Sección I: El cooperativismo uruguayo en los años 1960 Estado de la cuestión La historia del cooperativismo en Uruguay ha sido objeto de pocos trabajos publicados. El clásico, Proceso y significado del cooperativismo uruguayo de Juan Pablo Terra, fue elaborado para un congreso del CEPAL sobre el cooperativismo y apareció en la antología 3 Cooperativismo latinoamericano: Antecedentes y Perspectivas.1 Este autor, una figura importante en los inicios del cooperativismo de vivienda durante los años 1960, analiza el fenómeno según el tipo de cooperativa, desde sus orígenes hasta los 1980: las cooperativas de consumo, de crédito, de vivienda, de producción y agropecuarias.2 Después de rastrear el desarrollo de cada variante, termina con una descripción de su estado en el momento y un balance de su eficacia. Aunque sigue una línea temporal dentro de cada sección, los capítulos se dividen por temática. Además, como él mismo admite, estas categorías son cuestionables por las cruces, por ejemplo, entre el cooperativismo agropecuario, de producción y de consumo.3 Para el presente trabajo, se ha usado principalmente los capítulos sobre el cooperativismo de producción y el cooperativismo agropecuario. El segundo texto más relevante es un cursillo de Jorge Lagarmilla, dictado en 1962 en la Facultad de Derecho con el título innovador de Cooperativismo.4 En él, rastrea varios intentos cooperativistas a lo largo de los siglos y termina explicando los Principios Cooperativistas de 1927. Sigue un detallado análisis de las leyes 10.008 y 10.761 a la luz de estos principios y luego, una breve historia del cooperativismo uruguayo hasta el momento.5 Al final, hace un balance del estado del cooperativismo en Europa y las Américas. Como fuente secundaria, arroja luz sobre el vínculo entre las derechas y el cooperativismo agropecuario que Terra minimiza. Como fuente primaria, refleja que el tema fue de interés en los tempranos años 1960, ya que la UdelaR decidió dar un curso al respecto. Al apenas mencionar la influencia cristiana sobre el cooperativismo uruguayo ni, en su rastreo continental, el gran movimiento cooperativista estadounidense de los 1950 y 1960, demuestra posibles sesgos laicistas y antiestadounidense que son típicos de la época. Como se tratará abajo, para entender todas las facetas del cooperativismo uruguayo, es también imprescindible explorar el cooperativismo de derecha. Para esto, el trabajo de Raúl Jacob, El cooperativismo agropecuario, es fundamental. Solo él, de todos los autores, rastrea el apoyo católico al cooperativismo desde León XII, con su encíclica "Quod Apostoloci J.P. Terra, Proceso y significado del cooperativismo uruguayo (Montevideo: ARCA – EBO, 1984). La versión citada es una reedición de 2015 por el Instituto Humanista Cristiano Juan Pablo Terra. CEPAL, Cooperativismo latinoamericano: Antecedentes y Perspectivas (Santiago de Chile: Naciones Unidas, 1989). 2 Para un bosquejo biográfico de la vida de Juan Pablo Terra, véase Juan Pablo Terra: Reseña biográfica. En Instituto Humanista Cristiano Juan Pablo Terra [sitio web] (2017). Recuperado de http://www.institutojuanpabloterra.org.uy/biografia.html (30/06/2019) 3 Terra, Proceso y significado, 120. 4 Jorge Lagarmilla, Cooperativismo (Montevideo: Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, 1962). Jorge Lagarmilla (1924-1989), abogado y profesor de Derecho Procesal y Rural y ferviente cooperativista. Estudió en Alemania con la Fundación Friedrich Ebert. A los 32 años, regresado a Uruguay, fue presidente de la FENACOA. En 1960, con solo 36 años, fundó y fue presidente del Banco de Producción y Consumo. Este instituto, cuyo lema fue "Todos para uno y uno para todos", explicitó en sus Estatutos su objetivo de la explotación de toda operación legal para "favorecer y propiciar el desarrollo y el progreso económico y social de la República, apoyando y fomentando en especial el movimiento cooperativo nacional e internacional en las actividades de explotación, comercialización e industrialización agrícola-ganaderas y de consumo" (Estatutos del Banco de Producción y Consumo (1960), Cap II, Art 3, p. 4). Desafortunadamente, este banco quebró en la crisis bancaria de 1965. Lagarmilla también asesoró de manera gratuita hasta 80 cooperativas a lo largo de su vida. Solía hablar de eliminar el intermediario para lograr un sistema más justo. Creyó fuertemente en la neutralidad de las cooperativas y en la no discriminación en aplicación de las reglas de oro del cooperativismo. Información de Rosario Lagarmilla, 6 de agosto de 2019. 5 La ley 10.008 provee el marco legal para las cooperativas agropecuarias y la 10.761 sirve la misma función para las cooperativas de producción y de consumo. 1 4 Muneris" de 1878 y "Rerum Novarum" de 1891, así como la carta pastoral de 1895 del arzobispo Mariano Soler sobre "La cuestión social". Luego, estudia las cooperativas cristianas en su fundación y su influencia en los debates parlamentarios en los 20 y 30.6 En la misma línea, se utilizó el libro de Andrés Azpiroz Perera, Luis Baccino: Movidos por la renovación. Además de describir las experiencias de los clérigos y laicos que se fueron a estudiar el cooperativismo en Bélgica al principio de los años 60, incluye un capítulo específico sobre el papel de este sacerdote en fomentar la cooperación: el nacimiento del Centro Cooperativo Uruguayo y el apoyo a las cooperativas de vivienda.7 En esto también ayudan los últimos números de la revista del CCU, Dinámica Cooperativa.8 También hay información sobre los orígenes del cooperativismo en Pan y Trabajo de Carlos Zubillaga. Enriquece el cuadro porque su enfoque en la inspiración francesa del movimiento no aparece, por lo menos en tanto detalle, en los otros libros y estudios.9 Un estudio sobre el cooperativismo de producción realizado en 1982 por Horacio Martorelli, documento que Juan Pablo Terra utilizó para su libro, también fue consultado.10 Además de esto, la mayoría de los trabajos sobre el cooperativismo son de las ciencias sociales y surgen de estudios puntuales en los años recientes.11 De estos, el más relevante para este trabajo es un estudio de 2003 que buscó ser una actualización de la situación del cooperativismo uruguayo.12 Aunque se enfoca mayormente en los años recientes, menciona algunos aspectos de las orígenes del cooperativismo uruguayo. También analiza brevemente los estatutos de la FCPU y mencionan experiencias de cooperativas de producción ya en el siglo XIX que los demás autores no enumeran. Además, introduce las cuatro divisiones del cooperativismo según origen, que se analizarán más adelante.13 Raúl Jacob, El cooperativismo agropecuario: Génesis y debate ideológico (Montevideo: CEIDUR, 1984), 4-5, 1415, 24-27. 7 A. Azpiroz Perera, Luis Baccino: Movidos por la renovación (Montevideo: OBSUR, 2016). 8 Véase, por ejemplo, los números de Dinámica Cooperativa 123 (2012, noviembre), 126 (2016, noviembre) y 127 (2018, octubre). 9 C. Zubillaga, Pan y Trabajo: Organización sindical, estrategias de lucha y arbitraje estatal en Uruguay (18701905), (Montevideo: FHCE, 1996),18-24. 10 Horacio Martorelli, El cooperativismo en la situación socioeconómica del Uruguay actual: el caso de las cooperativas de producción de Montevideo, Vol I. (Montevideo: CEIDUR, 1982); Horacio Martorelli, El cooperativismo en la situación socioeconómica del Uruguay actual: el caso de las cooperativas de producción de Montevideo, Vol. II, (Montevideo: CEIDUR, 1982). 11 Gadea, Abigail. El movimiento cooperativo de viviendas del Uruguay como actor socio-político en la problemática contemporánea de la vivienda [Tesis de grado]. Universidad de la República, Facultad de Ciencias Sociales; Charquero, Alicia (2011), “Una propuesta colectiva: cooperativas de vivienda por ayuda mutua ¿una forma distinta de vida?” (tesis de grado en Universidad de la República, 2003); Arbiza Rivoir, A., “Aspectos poco habitados del cooperativismo de vivienda por ayuda mutua: impactos en la vida familiar” (monografía final de grado, en Universidad de la República, 2014); Del Castillo, A. y Vallés, R., “Cooperativas de Vivienda: pasado, presente... ¿futuro?”, Revista de la Facultad de Arquitectura 12 (2014): 120-131; Ferreira, María del Carmen, “Intervención comunitaria en una cooperativa social. Sistematización de la experiencia” (Trabajo final de grado en Universidad de la República, 2015); Silva, Gonzalo. “El cooperativismo y la autogestión en la construcción de una identidad profesional. El caso de envidrio” (Tesis de grado en Universidad de la República, 2016); Villaverde Domínguez, Rosanna. “Análisis de una experiencia: Cooperativismo de vivienda, construcciones identitarias y significados desde la infancia”, (Trabajo presentado en las XVI Jornadas de Investigación de la Facultad de Ciencias Sociales, UdelaR, 2017). 12 J. Bertullo, G. Isola, D. Castro y M. Silveira. El cooperativismo en Uruguay (Montevideo: SCEAM-UdelaR, 2003). 13 Bertullo et al, El cooperativismo, 24. 6 5 Las categorías de cooperativas uruguayas Los autores mencionados arriba tienen cuatro maneras distintas de considerar el cooperativismo. La manera histórica es según la finalidad material de la entidad, división que guía los trabajos de Terra y de Bertullo et al. Según este concepto, los tipos de cooperativas uruguayas son: cooperativas de consumo, cooperativas de crédito, cooperativas de vivienda, cooperativas de producción y cooperativas agropecuarias. Hay cierto cruce entre algunas de estas categorías, además de diversos niveles de cooperación entre ellos. Otra manera de dividir las cooperativas es por su inspiración cristiana o secular. Un interesante concepto de análisis, surge dado la cultura laicista de este país particular. Se ve esta división en el curso de Lagarmilla quien evita completamente mencionar que algunos individuos y movimientos tenían inspiración religiosa.14 El problema con esta división es que resulta insuficiente para explicar la realidad. Un cristiano puede ser inspirado por su tradición religiosa de cooperación, así como por las experiencias seculares de ésa y, en muchos casos, es casi imposible dividirlos. Además, la inspiración no necesariamente sirve para describir la organización resultante. De modo parecido, se puede ver una categorización por finalidad. Para Jacob, las cooperativas pueden tener una finalidad económica (los "mejoristas" del nivel de vida de la clase obrera), fines políticos socialistas de establecer una futura "República Cooperativista", o los cimientos de una futura sociedad (los utópicos socialistas, marxistas, anarquistas, católicos y protestantes).15 En eso, quizá se basa en Lagarmilla quien explicita una lista parecida que retomaremos abajo para analizar las tendencias políticas del cooperativismo.16 La última manera de ver las cooperativas es de acuerdo a su origen. Zubillaga indica dos maneras históricas de formar las cooperativas en el Novecientos: por medio de capital aportado por los futuros socios, y por medio de este capital y también capital ajeno de otros obreros o “pequeños capitalistas”.17 Citando a J.P. Terra y cierto Jaroslav Vanek, Juan Pablo Martí complejiza esta categorización para tiempos modernos. Para él, hay cuatro: la iniciativa autónoma mencionada arriba; la creación por organizaciones externas, una profundización de la segunda categoría de Zubillaga; la promoción del Estado, evidente en la creación de CONAPROLE y la Unidad Cooperaria No. 1; y las empresas recuperadas.18 Esta categorización por formación puede complementar, y no necesariamente entrar en conflicto con, la división por tipo, porque los dos se enfocan en distintos aspectos de las entidades. Otro término clave es la diferencia entre cooperativas de primer grado, o cooperativas cuyas socias son personas legales, cooperativas de segundo grado, o cooperativas de Casualmente, Jacob, quien más menciona el papel de la vertiente cristiana dentro del cooperativismo uruguayo, no se restringe por la cuestión religiosa: Jacob, El cooperativismo agropecuario, 1-4. 15 Jacob, El cooperativismo agropecuario, 1-4. 16 Lagarmilla, Cooperativismo, 31. 17 Zubillaga, Pan y Trabajo, 22-23. Bertullo et al, El cooperativismo, pone la fecha de 1877 para la Sociedad Cooperaria de Mucamos y Cocineros. Cita un trabajo “Prieto, 1998” que no aparece en la bibliografía ni tampoco se lo he podido hallar. No son los dos capítulos de Prieto en CUDECOOP, Cooperativismo y medio ambiente, (Montevideo: Comunidad del Sur, 1998). 18 J.P. Martí, “Legislación y fomento del cooperativismo en Uruguay. Esfuerzos espasmódicos, fragmentarios y reactivos”, Revista Estudios Cooperativos 16:2 (2011): 13. 14 6 cooperativas como la FCPU. Existen también aquellas del tercer grado, u organizaciones paraguas que representan todo el cooperativismo, solo alcanzado en Uruguay en 1984.19 Esta memoria se enfoca principalmente en las cooperativas de producción. Sin embargo, en los años 1960, la división entre éstas y las cooperativas agropecuarias estaba menos marcada; por ejemplo, la Unidad Cooperaria No. 1, socio fundador de la FCPU, aparece bajo una sección “Las cooperativas de producción agropecuaria” en el capítulo agropecuario del trabajo de Terra.20 Respecto al surgimiento de los socios de la FCPU, existen algunos de las cuatro categorías: por iniciativa propia, por ejemplo, la Cooperativa Obrera Metalúrgica Uruguaya (COMUR); de una organización ajena, como es la sección cooperativista de la Comunidad del Sur; por iniciativa estatal, el caso, en parte, de la Unidad Cooperaria No. 1; e industrias recuperadas, como la Cooperativa de Transportes de Paysandú (COPAY), Cooperativa de Artesanos del Vidrio (CODARVI) y la Cooperativa de Talleres Mecánicos de (COTAME). Los orígenes del cooperativismo uruguayo Para situar las actas de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay históricamente, es necesario rastrear los orígenes del cooperativismo en el país. 21 Según Zubillaga, las primeras cooperativas uruguayas nacieron con la Sociedad Cooperativa Tipográfica Uruguaya y eran de producción.22 Juan Pablo Terra, por otro lado, considera esto un “experimento en Montevideo alrededor de 1890” y que la primera cooperativa era una sociedad de consumo empezado en 1909.23 Esta diferencia quizá se debe a distintas definiciones de una cooperativa: Zubillaga toma el modelo del francés Philippe Buchez y su cooperativa de producción fundada en Paris en 1834 y Terra, la Sociedad 24 Equitativa de los Pioneros de Rochdale, Inglaterra, de 1844. Estas dos organizaciones tenían conceptos parecidos para definir el cooperativismo que se analizarán más adelante. Lagarmilla rastrea los orígenes del cooperativismo desde la antigua Grecia y Roma, pero al llegar a tiempos modernos, incluye a Buchez entre los “precursores”, junto con Robert Owen, Charles Fourier Bertullo et al, El cooperativismo, 4, 7-8. Casualmente, el último enunciado del documento bajo estudio revela que el Consejo directivo fue encomendado por la Asamblea General con "el estudio de las bases para un organismo cooperativa de tercer grado" como parte de los esfuerzos a favor de la Ley General de Cooperativas: “Actas de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay”, 7 de noviembre de 1965, p. 135. 20 Terra, Proceso y significado, 159-162. Para el ideal colectivo y comunitario del fundador de esa experiencia, véase Epimenio Bacchini, La granja colectiva: Fundamentos de una nueva manera de vivir 2nda Ed. (Carmelo: Casa editorial Periódico Literal, 1952). Para detalles sobre el largo e interesante viaje de la Unidad Cooperaria No. 1 Cololó, véase G. Cabrera y P. Mondelli, “Haciendo Historia: El caso de la Unidad Cooperaria No 1 Cololó” (tesis de grado en UdelaR, 2014). Hay opiniones contradictorias acerca de si esta cooperativa se regía por la ley 10.008 o 10.761: Terra y Mondelli indican la primera mientras que Horacio Martorelli, El cooperativismo Vol I., 245 indica que logró la aprobación de sus estatutos el 1 de julio de 1953, la segunda cooperativa de producción en Uruguay. Algunos inspectores, probablemente del CCU, parecen haber tenido dudas sobre si podría ser parte de la FCPU aún después que ellos lo habían aceptado: Actas, 20 de diciembre de 1964, pp. 31-32. También hay información en s/a, "Unidad Cooperaria No 1", Acción Cooperativa 9 (1971): 11; y s/a, "Unidades Cooperarias No. 1 No. 2", Acción Cooperativa 12 y 13 (1972): 4-5. 21 Para más información, particularmente respecto a las cooperativas de consumo, de crédito y de viviendas que no son el enfoque del presente trabajo, véase Terra, Proceso y Significado y Lagarmilla, Cooperativismo. 22 Zubillaga, Pan y Trabajo, 18-19. 23 Terra, Proceso y significado, 37-38. 24 Zubillaga, Pan y Trabajo, 18; Terra, Proceso y significado, 35. 19 7 y Luis Blanc, y apunta a los pioneros de “Rochdale” como los primeros “realizadores” contemporáneas.25 Una categoría de cooperativa que apareció en años tempranos era la de crédito en la forma de las cajas populares. Ya en 1902, los Círculos Católicos de Obreros, en su segundo congreso, promovieron fundarlos según el modelo del alemán F.W. Raiffelsen. Estrechamente vinculadas a la tradición confesional, así como la Federación Rural a partir de 1915, dos cajas aparecieron antes de 1910, dos más para 1920 y otras dos 1930. El auge pasó en los años 1940; para 1950 había 47 pero en los diez años siguientes, la cifra bajó a 20 y efectivamente desaparecieron durante la época que comprende este trabajo.26 Sin embargo, esta experiencia representa una gran parte del movimiento temprano en el país y su naturaleza confesional y políticamente conservadora es clave para entender la complejidad del cooperativismo de los 1960. Las cooperativas agropecuarias también sentaron sus raíces en el Novecientos. Con antecedentes a finales del siglo XIX con las sociedades de fomento rural de la empresa Ferrocarril Central, recibieron su mejor impulso por medio de la formación de la Comisión Nacional de Fomento Rural en 1915, muy vinculado con la Federación Rural del Estado batllista que apareció el mismo año. Recibieron su marco jurídico en 1941 con la ley 10.008 pero, para principios de los años 1960, todavía se enfocaban en atender a las necesidades de los socios. Solo en los años siguientes tendría un mayor influencia nacional, por ejemplo en la Ley Nacional de Silos de 1972.27 Las cooperativas de vivienda datan de los años 60 y no vamos a hablar mucho sobre ese caso, ni, tampoco, las cooperativas de consumo y mutualistas.28 Las cooperativas de producción son un caso especial porque tienen fines de lucro. Pueden tomar muchas formas: producir bienes industriales o materias primas, ofrecer servicios médicos o modos de transporte. Para Terra, nacieron de verdad con la aprobación de la Ley de Cooperativas de Producción y Consumo en 1946.29 La primera cooperativa en recibir la personería jurídica bajo la ley 10.761 fue COPAY en 1953, aunque una Cooperativa la Ideal de Dolores ya existía antes.30 Lo siguió la Unidad Cooperaria No. 1 en julio del mismo año, la Cooperativa de Producción Uruguaya (COPRU) en 1955 y COTAME y la Cooperativa Industrial Obrera de la Construcción (CIOC) en 1957.31 En 1962, nació la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay después del fallido intento previo de la Cooperativa Uruguaya de Cooperativas Obreras de Producción.32 Lagarmilla, Cooperativismo, 7-22. Terra, Proceso y significado, 57-59. 27 Terra, Proceso y significado, 120-123. 28 Para más información, véase Terra, Proceso y significado, 33-56 y 75-93. 29 Terra, Proceso y significado, 94-97. Terra usa el término “Ley General de Cooperativas”, y la Ley 10.761 se titula “Sociedades Cooperativas”; sin embargo, el primer artículo especifica que trata de aquellos de producción y de consumo. 30 Terra, Proceso y significado, 97-98. 31 s/a, “Las cooperativas y su federación”, Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49 (1970): 132. 32 Terra, Proceso y significado, 98. 25 26 8 Los principios del cooperativismo Antes de avanzar más, es necesario mencionar los principios del cooperativismo. Al leer una obra de la época como el curso de Lagarmilla así como las Actas del FCPU y la revista de esa organismo, Acción Cooperativa, queda en evidencia el peso que tenían en la definición de la organización y el camino por venir.33 Entre los primeros principios cooperativistas se hallan los de Buchez analizados por Zubillaga: “La emancipación económica del asalariado”, “sustituir la competencia por la solidaridad”, “el tránsito de la propiedad privada a la propiedad colectiva de los medios de producción”, “anular el papel hegemónico del capital en la producción” y “el desarrollo de una consciencia de cambio”, o sea la educación en el grupo para alentar hacia una mejor sociedad.34 Los pioneros de Rochdale se regían por la venta al contado y al precio corriente, “un hombre, un voto”, “la no limitación de asociados”, “la selección de los miembros” y “destinar parte de los beneficios sociales, a obras sociales”.35 En 1927, la Alianza Cooperativa Internacional, que data de 1885, concordó siete principios claves para las cooperativas y algunas sugerencias más, que se reconocen no solo en las Actas y Estatutos de la FCPU sino también en otros documentos y proyectos de ley de los años 1960.36 Estos principios claves son: La libre adhesión, el control democrático (un socio, un voto), la distribución de excedentes a proporción con las operaciones (no porque alguien sea el dueño), el interés limitado del capital, la neutralidad política y religiosa para “salvaguardar la libertad de consciencia y […] la unidad dentro de la organización cooperativa”; la venta al contado y al precio del mercado; y el fomento de la educación, también llamado la “regla de oro” del cooperativismo. Otros preceptos menores son la buena calidad, el peso y la medida correctos, que solo los socios deben llevar a cabo las operaciones y la necesidad de un acercamiento entre las cooperativas.37 Según Lagarmilla, mientras la ley 10.008 sigue con bastante fidelidad los principios de 1927, la 10.761 dice poco y nada sobre la libre adhesión, el interés limitado al capital y la venta al contado. Respecto a la operación exclusiva de los socios, esta ley abre la posibilidad de que terceros hagan este trabajo.38 Cuando nació la FCPU, estas dos leyes fueron las únicas que regían directamente al cooperativismo.39 Durante el marco temporal abarcado por esta investigación, con la fuerte militancia de miembros de la FCPU, se aprobó la ley 13.481 de junio de 1966 que exoneró de tributo nacional y el aporte jubilatorio patronal a los cooperativas de producción, privilegio extendido a las cooperativas de consumo en setiembre de 1971 por medio de la ley 14.019.40 En esas no aparecen los principios, pero otro caso es la ley 13.728, el Luis Gallo, "Apuntes sobre cooperativismo", en Acción Cooperativa 4 (1966): 2 y 8. Zubillaga, Pan y Trabajo, 19-22. 35 Lagarmilla, Cooperativismo, 10-20. 36 Véase, por ejemplo, las leyes 10.008, 10.761 y el "Anteproyecto de la Ley General de cooperativas" en Horacio Martorelli, El cooperativismo Vol. II, 17-58. 37 Martorelli, El cooperativismo Vol II, 27-31. 38 El detallado análisis de estas dos leyes se halla en Martorelli, El cooperativismo Vol II, 39-74. 39 Otra legislación con incidencia parcial incluía: La Ley Nº 3949 de 1912, que creó la Sección de Crédito Rural dentro del Banco de la República; La Ley N° 9526 de diciembre de 1935 que creó la cooperativa estatal Conaprole; y las brevísimas leyes N° 12.154 y 12.473, de 1954 y 1957, que tenían que ver con bancar la Unidad Cooperaria No. 1 y la expropiación del terreno por medio del Instituto Nacional de Colonización. 40 Otra legislación menos pertinente al presente estudio vio la caída y la renovación de las cooperativas de crédito: la ley 13.330 de abril de 1965 que prohibió “la instalación de sociedades financieras, bancos y cajas 33 34 9 Plan Nacional de Viviendas, de diciembre de 1968, tan importante para la historia del cooperativismo uruguayo.41 Su décimo capítulo trata específicamente las cooperativas de vivienda. En el segundo artículo del capítulo, el número 130 de la ley, aparece la mayoría de los principios cooperativistas de 1927: la distribución igual a todos los socios, fines de servicio y no de lucro, el derecho a un solo voto, la neutralidad religiosa y política, el capital social ilimitado, la ausencia de privilegios especiales, entre otras estipulaciones específicas a este tipo de sociedad.42 En otros proyectos de ley que no lograron la aprobación también se ve la importancia de estos principios. El anteproyecto de Ley General de Cooperativas, también de los años 60 y otro proyecto especial del FCPU, menciona los siguientes puntos: El libre ingreso y retiro de los socios, el derecho a un voto por socio, que se puede fijar un interés al capital pero que debería ser limitado, la distribución de los excedentes según el esfuerzo de cada uno, el número de socios y capital ilimitados, la neutralidad política y religiosa, el fomento de la educación y la posibilidad de pertenecer a cooperativas de grados superiores. A estos principios se agrega que “los fondos sociales serán irrepartibles y en caso de liquidación, se destinarán al desarrollo del movimiento cooperativo”.43 Además, es interesante ver que la Ley General de Cooperativas 18.407, que por fin se aprobó en 2008, incluye variantes de estos principios en sus artículos 7 y 8.44 Los estatutos de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay, una cooperativa de segundo grado, no hace una lista de los principios cooperativistas. Sin embargo, aparecen algunas en distintas secciones: no hay un límite en la cantidad de socios ni el capital social, cada cooperativa tendrá un voto, hay promoción del trabajo intercooperativista, llevado ahora a la escala nacional, regional, continental y mundial. Los fines que prevalecen, no obstante, son aquellos que no tienen nada que ver con el lucro, sino “la superación económica de sus integrantes en forma justa y equitativa". La Federación también tiene como objetivo central la educación, como busca "trabajar por la comprensión de la unidad humana; cultivar la Cooperación […] Difundir el sistema cooperativo por todos los medios a su alcance […] Prestar el máximo apoyo moral y material posible a las cooperativas en formación”.45 Lo que no se menciona es la neutralidad política y religiosa que jugará un papel central en el análisis documental abajo. De hecho, esta organización parece basarse en una filosofía teleológica con la cooperación humana como meta final. Por ejemplo, buscan “fomentar el acto cooperativo y colaborar en la preparación del medio para que aquella se concrete en realidad social". Esto es, al final, para el bien de cada persona de la sociedad: “Trabajar intensamente por la superación de las actuales condiciones sociales llevando mediante los canales de la cooperación, a todos los conjuntos humanos, el culto de los principios de apoyo mutuo y la organización necesaria para el desarrollo pleno del hombre”. Y el final de estos esfuerzos será la “sustitución progresiva y pacífica del régimen de Empresa Privada y competitiva, por el de populares” y la ley de cooperativas de crédito, la 13.988, de julio de 1971. Para más información, véase Terra, Proceso y significado, 63-66. 41 Véase Terra, Proceso y significado, 75-78. El autor cita la fecha de vigencia, el 17 de enero de 1969, mientras que en el presente trabajo se usa la fecha de aprobación. 42 Ley Nº 13.728 : PLAN NACIONAL DE VIVIENDAS, Capítulo X, Sección I, Artículo 130. 43 Martorelli, El cooperativismo Vol II, 18. 44 Ley Nº 18.407 : SISTEMA COOPERATIVO. Regulación general de su funcionamiento. 24 de octubre de 2008. 45 Martorelli, El cooperativismo Vol II, 83-90. 10 cooperación organizada, para que el individuo pueda actuar en ella como parte de una comunidad de trabajo yo vivir fraternalmente”.46 Aunque para Terra, interpretando a Martorelli, estos fines reflejan “el ajuste a los principios cooperativos, lo que señala desde el comienzo un contenido definidamente ideológico de la federación”, parece ir más allá que el mero fomento de cooperativas a los cambios estructurales reclamados por varios grupos políticos, filosóficos e incluso religiosos.47 Cooperativismo y política Popularmente, por las asociaciones con otras entidades colectivos como el comunismo y el socialismo, a menudo se ve al cooperativismo como movimiento de izquierda. 48 Sin embargo, la realidad es más compleja. La cooperación en sí no conoce tendencia política, del mismo modo que la proclividad de los seres humanos a formar sociedades y crear cultura se ha reflejado en todos los grupos, desde los más prehistóricos. Por eso, apuntando a la imprecisión del término, Jacob prefiere hablar de “los cooperativismos” ya que “la interrogante de qué es el cooperativismo puede merecer la sencilla —y vaga— respuesta de que se trata de algo bueno”.49 Tomaremos las tres categorías cooperativistas de Lagarmilla para profundizar en el tema. Según él, algunas personas consideran el cooperativismo como un tipo de empresa capitalista o “como el instrumento de una transformación de la sociedad actual”. Otros lo ven como una manera para los obreros para deshacerse de la dominación capitalista; en suma, es un medio para otro fin. Los terceros lo consideran la solución misma a los males sociales y velan por una economía basada en la cooperación.50 De estas tres interpretaciones, solo la segunda es de extrema izquierda. Es más, como veremos más adelante, a veces el cooperativismo no solo busca otra cosa que derogar el capitalismo, sino que puede aspirar a mitigar su forma extrema. En esta línea, trae una cita importante de Charles Gide sobre la diferencia entre el comunismo y el cooperativismo: Hacer del movimiento cooperativo un monopolio del proletariado significa, no solamente una limitación arbitraria de su actividad sino un contradicción, puesto que el movimiento cooperativo persigue, justamente, la supresión del proletariado por el hecho que él reivindica para los consumidores (yo diría para todo el cooperativismo), la dirección de la vida económica, en lucha no solamente contra la dictadura del capitalismo, sino también contra la dictadura del proletariado.51 Dado eso, no es de sorprender que la historia del cooperativismo uruguayo incluye movimientos que eran políticamente diversas. Como ya se mencionó, las primeras cajas rurales Martorelli, El cooperativismo Vol II, 83-84. Terra, Proceso y significado, 98. 48 En Estados Unidos, por ejemplo, han sido los gobiernos de centro izquierda, grosso modo, quienes han apoyado el movimiento —por ejemplo, durante los años 1960— y aquellos de la derecha que han terminado con la financiación gubernamental. Además, particularmente en los años 1950, varias personas asociaban al movimiento con los sindicatos y los grupos de extrema izquierda: Sazama, Gerald W., “Lessons from the History of Affordable Housing Cooperatives in the United States: A Case Study in American Affordable Housing Policy”, American Journal of Economics & Sociology 59:4 (2000): 573-608. 49 Jacob, El cooperativismo agropecuario, 1-2. 50 Lagarmilla, Cooperativismo, 31. 51 Charles Gide (1847-1932), al criticar al Tercer Internacional, citado en Lagarmilla, Cooperativismo, 35. 46 47 11 eran de iniciativa católica en un momento cuando eso seguramente implicaba ser conservador. 52 Las sociedades de fomento rural estaban muy vinculadas a la Federación Rural, entidad conservador que velaba por los intereses del campo y particularmente los estancieros. 53 Entre los primeros anteproyectos de ley cooperativa se halla el de Gabriel Terra, sobre el Instituto Cooperativo de la República.54 Una vez dictador, hizo menos por las cooperativas de lo que pensaba que haría pero sí apareció CONAPROLE, negocio estatal con elementos cooperativas y corporativistas.55 Puede ser que buscaba una alternativa mitigante al comunismo que abordara la pésima situación del abastecimiento de la leche; en el momento de formación, ni los comunistas ni los socialistas estaban de acuerdo y tampoco los liberales, que temían el monopolio.56 Luego, la ley 10.008 fue introducida en 1941 por Domingo Bordaberry, dirigente de la Federación Rural.57 Según Jacob, el “preventismo” de Bordaberry es claro en su apoyo para las cooperativas rurales que estaba vinculado a su campaña para “democratizar” el medio rural y captar las capas medias por la formación de la Liga Federal de Acción Ruralista.58 Pero según J. P. Terra, las cooperativas parecían demasiado “izquierdista” para Benito Nardone cuyos ataques contra ellas en los años 1950 provocaron un descenso en su cantidad. El año 1961, sin embargo, vio nacer La Cooperativa Agropecuaria Limitada de Sociedades de Fomento Rural.59 Casualmente, en los debates parlamentarios de los varios proyectos de ley que se aprobaron, la cuestión de la neutralidad política y religiosa surge una y otra vez. En general, los sindicatos católicos están fuertemente opuestos a la inclusión de una cláusula de neutralidad en la legislación, considerándolo una posición laicista más por parte del Estado. Eugenio Gómez y los comunistas también se oponen a la neutralidad por razones políticas, considerando su cooperativa “Primero de Mayo” una entidad esencialmente política. Pero Emilio Frugoni y los socialistas, así como la mayoría de los integrantes de partidos tradicionales, mantienen la neutralidad de los temas económicos, particularmente aquellos regidos por el Estado. Frugoni incluso compara el ambiente de una cooperativa con el de una escuela pública.60 En este debate, quedaron claros las distintas visiones sobre el cooperativismo atrás de las opiniones sobre la neutralidad. Para los utópicos cristianos y comunistas, su filosofía es esencial a la entidad que tiene fines más allá de lo económico. Para aquellos que ven el cooperativismo como un tipo de negocio, parece absurdo fomentar un ambiente que no sea neutral. Hay otro importante elemento del cooperativismo uruguayo que se considera derechista según la escala política del país. El Centro Cooperativista Uruguayo fue fundado en 1961 para Terra, Proceso y significado, 58. Terra, Proceso y significado, 120-123. 54 Lagarmilla, Cooperativismo, 39-40. Una línea que merece una investigación que va más allá del marco de esta memoria, es el papel de Terra y Bordaberry en los orígenes la legislación cooperativista uruguaya. Se podía consultar en el Palacio Legislativo, por ejemplo: Gabriel Terra, Opinión de la Presidencia de la República sobre la forma de resolver el problema agrícola y el de la carestía de la vida (Montevideo: Dornaleche, 1920). 55 J.P. Martí, “Cooperativa Nacional de Productores de Leche de Uruguay. Su creación analizada desde las políticas públicas”, América Latina en la Historia Económica 20:3 (2013): 90-113, esp. 101 y 108. 56 Entrevista a Ignacio Arboleya, Centro Cooperativista Uruguaya, Montevideo, 22 de mayo de 2019. 57 Lagarmilla, Cooperativismo, 40. 58 Jacob, El cooperativismo agropecuario, 64-68. 59 Terra, Proceso y significado, 120-123. 60 Juan Pablo Martí, “Evolución de la legislación” (capítulo de Tesis Doctoral en elaboración, UdelaR, Montevideo, 2019), 21-30. 52 53 12 promover el cooperativismo y proveer capacitación y asesoría para las nuevas experiencias. Programa del sacerdote católico Luis Baccino, fue inspirado por el fuerte cooperativismo europeo de finales de los 1950. Se entendía al cooperativismo como una “síntesis cristiana” de los sistemas capitalistas y marxistas, y una respuesta a ellos. Inicialmente concebido como un organismo para apoyar a las cooperativas cristianas, mayormente rurales, rápidamente se extendió a abarcar todo el movimiento. El CCU empezó a dictar cursos internacionales de cooperativismo en 1962 y, en 1965, impulsó los primeros ensayos de cooperativismo de vivienda.61 Trabajó con la FCPU en varios proyectos y la relación entre las dos organizaciones será punto de discusión en el análisis documental que se realizará más adelante. En el otro lado del abanico político, parece que en el cooperativismo de producción había más definición ideológica que en las otras ramas del movimiento.62 La FCPU de los años 1960 interpreta el cooperativismo desde la perspectiva de la izquierda y a veces la extrema izquierda. Por eso, es importante tener en mente estas otras definiciones para apreciar la naturaleza particular de esta organización. Historia de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay La FCPU apareció en diciembre de 1962 tras el fracasado ensayo de la Federación Uruguaya de Cooperativas Obreras de Producción del año anterior.63 Los miembros fundadores fueron: COPAY, COPRU, CODARVI, COTAME y la Unidad Cooperaria No.1 Cololó.64 Según las Actas, los miembros en febrero de 1963 fueron: Cooperativa Agropecuaria Limitada, Unidad Cooperaria No 1 Cololó, COPAY, COPRU, CODARVI, COTAME y CIOC.65 Azpiroz Perera, Luis Baccino, 99-108. Para una cronología de los proyectos más importantes del CCU, véase s/a, "Cincuenta años del CCU", Dinámica Cooperativa 123 (2012): 6-9. Juan Pablo Terra consultó este organismo al momento de redactar la Ley Nacional de Viviendas: véase la nota al pie 69 en Terra, Proceso y significado, 76. En un giro aún más complejo, el proyecto de la CCU nació en la Comunidad del Sur, con la ayuda de un socio del COPRU, en el año 1962: Raquel Fosalba Cagnani, “Una experiencia de cooperativismo integral. Montevideo, 1958-1975”, En M. Gonzalez de Oleaga (Ed.), En primera persona: Testimonios desde Utopía, (Barcelona: Need Ediciones, 2013), 155-156. 62 “Las cooperativas de producción, por ser permanentes, requieren y presentan el mayor contenido ideológico en sus miembros”: Terra, Proceso y significado, 178. 63 Esta sección se basa en Terra, Proceso y significado, 98-102 así como el estudio que utilizó para trabajar este punto: Martorelli, El cooperativismo Vol I, 245-251. 64 Historia (s/f), en Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay [sitio web]. Recuperado de https://fcpu.coop/nuestra-institucion/historia/ (30/06/2019). 65 La Cooperativa Agropecuaria Limitada (CALFORU), formado en 1960 para apoyar a las cooperativas agropecuarias: Bertullo et al, El cooperativismo, 19-20. Para la Unidad Cooperaria No 1, véase la nota 18. La Comunidad del Sur, comunidad integral de inspiración anarquista que surgió en 1955, tenía una cooperativa alrededor del año 60: Fosalba, “Una experiencia”, 157-184. También hay información general en Luis Gallo, "Comunidad del Sur", Acción Cooperativa 3 (1966): 4-5, 7; y s/a, "¿Qué es COEFYR?", Acción Cooperativa 7 (1969): 6. Para su represión durante la dictadura, véase la sección abajo, “La FCPU durante la dictadura”. COPAY, cooperativa de transporte, nació en 1953 como la primera Cooperativa de Producción, con sede en Paysandú. Fue un negocio recuperado ante la quiebra de ERSA al año anterior: Sergio Villaverde, "COPAY", Acción Cooperativa 1 (1964): 4-5; s/a, "Nuestras cooperativas: COPAY", Acción Cooperativa 9 (1971): 6-8; s/a, "Cooperativa de Trasporte de Paysandú", Acción Cooperativa s/n (mayo de 1979): 17-20. COTAME es cooperativa de talleres mecánicos fundado en 1957, con 14 socios, sobre las cenizas de TAPAYSA: Luis Gallo, "Así es COTAME", Acción Cooperativa 4 (1966): 4-5. CODARVI es cooperativa de vidrio que surgió cuando se cerró VIDPLAN S.A. en 1960 porque los nuevos dueños extranjeros ya no lo consideraron rentable. Al año siguiente produjeron su primer vaso y para 1971, empleaba 320 operarios: José Luis Marconi, "Codarvi: Pasado y presente de una experiencia cooperativa" [entrevista], Cuadernos Cooperativos Uruguayos 43 (1969): 69-72; s/a, "Nuestras cooperativas: CODARVI", Acción Cooperativa 8 (1971): 4-5. COPRU, taller de matricería con 61 13 Siguiendo un artículo de la época, Martorelli dice que la cantidad total en 1963 había subido de 7 a 13; quizá está manejando cifras del final de ese año o tal vez algunas cooperativas no asistieron a la importante reunión de febrero para trabajar los estatutos y conseguir la autenticación de un escribano.66 En octubre de 1962, se sancionó la ley 13.112 de aportaciones jubilatorias, que presentó una dilema difícil a las cooperativas de producción: perderían beneficios si se les consideraran tanto asociación patronal como obreros.67 La lucha para lograr una excepción para el cooperativismo específicamente de producción se convertiría en la mayor y exitosa lucha de la FCPU en sus años iniciales. Militaron para la aprobación de lo que sería la ley 13.481 entre 1964 y 1966, un momento de “gran vitalidad para la Federación” y “el período más vital del cooperativismo de producción” según Martorelli y Terra.68 Surgieron dificultades por todos lados: en enero de 1966, la ley estaba trancada porque el senador colorado y quincista, Luis Tróccoli, había tratado de quitar el requisito de la federación bajo la ley 10.761 del proyecto de ley para poder incluir a Establecimientos Frigoríficos del Cerro SA (EFCSA), que debía 125 millones de pesos a la Caja de Jubilaciones.69 A nadie le cayó bien la propuesta y al final, la ley se aprobó sin la excepción.70 En ese mismo período, el FCPU trabajó también para la aprobación de una Ley General de Cooperativas, que no se aprobó.71 En 1963, aconteció en Montevideo el Congreso Constituyente de la Organización de Cooperativas de América. Dentro de este marco, los miembros de la FCPU se acercaron — secciones mecánica, metalúrgica también, se convirtió en cooperativa en setiembre de 1955: s/a, "COPRU: un ensayo a continuar", Acción Cooperativa 2 (1964): 4-5, 7; Consejo Directivo de COPRU, "COPRU: autogestión al nivel del trabajador", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 43 (1969): 162-167. De CIOC, no se hallaron datos. Un breve pantallazo de las fundaciones de COPAY, COTAME, CODARVI, COMMMA y dos cooperativas más, basado en los documentos de la FCPU, se halla en J.P. Martí, F. Thul, y V. Cancela, “Las empresas recuperadas como cooperativas de trabajo en Uruguay: entre la crisis y la oportunidad”, CIRIEC-España 82 (2014): 13-15. 66 Martorelli, El cooperativismo Vol I, 246; Terra, Proceso y significado, 99; “Actas”, 8 de febrero de 1963, 1-13. El artículo es s/a, “Las cooperativas y su federación”, Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49 (1970): 131-136, luego republicado en Cuadernos Cooperativos Uruguayos 56 (1971): 148-152. 67 Una explicación de la problemática enfrentada por la FCPU, así como una detallada descripción de su lucha, se halla en: s/a, “Las cooperativas y su federación”, Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49 (1970): 134-135. 68 Martorelli, El cooperativismo Vol I, 246-247; Terra, Proceso y significado, 98-101. El análisis superlativo quizá ha sido superado desde la aprobación de la Ley General de Cooperativas 18.407 en 2008. Desde ese momento, la cantidad de cooperativas se ha triplicado a 3573, siendo casi dos tercios cooperativas de vivienda, y reúnen a más de un millón de socios, o casi un tercio de la población del país: “Número de cooperativas en el país se triplicó desde la creación del Inacoop”, en La Diaria [en línea] (2018, 22 de marzo). Recuperado de https://ladiaria.com.uy/articulo/2018/3/numero-de-cooperativas-en-el-pais-se-triplico-desde-la-creacion-delinacoop/ (30/06/2019). 69 Luis Gallo, “La ley de exenciones”, Acción Cooperativa 3 (1966): 8. 70 Para información sobre los esfuerzos de la FCPU en favor de la Ley de Exoneración Tributaria, véase Sergio Villaverde, "Problemas con la caja", Acción Cooperativa 1 (1964), 3; Luis Gallo, "Sobre la ley de exenciones", Acción Cooperativa 3 (1966): 8; Luis Gallo, "La ley de exenciones", Acción Cooperativa 4 (1966): 8; y Luis Gallo, "Fondo de Crédito Intercooperativo", Acción Cooperativa 5 (1967): 2-3. Además, en el antedicho número 4, se halla, en las páginas 6 y 7, un cuadro comparativo de los dos proyectos de ley en la Cámara de Representantes un sustitutivo mandado por la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la Industria y Comercio. 71 Para el texto del anteproyecto de Ley General de Cooperativas del año 1965, véase Horacio Martorelli, El cooperativismo Vol II, 17-58. La lucha de la FCPU a su favor se registra en Luis Gallo, "La ley de exenciones", Acción Cooperativa 4 (1966): 8; Juan Manuel [?], "Ley General de Cooperativas" [carta de opinión], Acción Cooperativa 5 (1967): 7; M. Perdomo, "La Ley de Cooperativas", Acción Cooperativa 6 (1969): 8. Años después, hay evidencia de apoyo a otro Proyecto de Ley de Cooperativas de Producción en 1974: s/a, "Proyecto de ley: crisis-movilización", Acción Cooperativa 15 (1974): 4-5. 14 quizá por primera vez— a las cooperativas agropecuarias y de consumo para estudiar el proyecto de Ley General de Cooperativas. De lo registrado en las Actas, parece que les causó un gran choque darse cuenta del imaginario cooperativo de éstos, tan opuesto al suyo, a tal punto que varias delegaciones cooperativas parecen haber incluido a sectores de la clase alta. Por el otro lado, como informó un texto de la época: “Se agravó aún más la situación las actitudes de delegados de los otros sectores que pretendían reiteradamente privilegios con exclusión de las Cooperativas de Producción”.72 Como resultado, había una confrontación que imposibilitó la inclusión en la nueva ley una Unión Nacional del Cooperativismo del Uruguay así como una Comisión de Fomento Cooperativo.73 Sin embargo, para finales de 1965, se presentaron mociones para acercarse a la FENACOA, cooperativa agropecuaria de segundo grado, así como la FUCC, entidad correspondiente del cooperativismo de consumo, en los esfuerzos para concretar la Ley General.74 Varios autores han señalado la polémica de las relaciones cooperativista-sindicales en sus discusiones sobre la Federación, que parecen haber sido más estrechas bajo el Consejo Directivo de 1964 a 1968.75 La manera en que esto se manifestó era su participación en el Consejo Directivo del Congreso del Pueblo, organismo que surgió en la CNT en 1964. Dado la situación pésima del país que las Cámaras no podían resolver, el Congreso del Pueblo buscaba plantear soluciones a la crisis. Consistía en cientos de entidades, incluso muchos sindicatos, pero los dirigentes intentaron mantenerse independientes del gobierno, los partidos políticos y las organizaciones religiosas y, por ende, esos no podían enviar delegados. Lo que la historia recordaría como el “Congreso del Pueblo” es una cumbre que ocurrió entre el 12 y el 15 de agosto de 1965 con participación de más de 13.000 personas y 700 organizaciones sociales y culturales. Las propuestas resultantes las promovieron la CNT en 1966 y el Frente Amplio en 1971. La idea era que la conversación seguiría por medio de una Junta Nacional Coordinadora, una Asamblea General Nacional y varias asambleas regionales. Sin embargo, la propuesta no se concretó y la Junta Nacional Coordinadora dejó de existir para finales de 1966.76 Durante el final de los años 1960, la Federación continuó su militancia. La división juvenil fue activa y, para 1969, reunió a mil jóvenes cooperativistas en su asamblea. 77 Sin s/a, “Las cooperativas y su federación”, Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49 (1970): 134. Casualmente, la ley tampoco se aprobó: s/a, “Las cooperativas y su federación”, Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49 (1970): 134; Martorelli, El cooperativismo Vol I, 246; Terra, Proceso y significado, 99. Los detalles inferidos se basan en los comentarios de los miembros de la FCPU respecto a las cooperativas agropecuarias que se analizarán abajo. 74 “Actas”, 7 de noviembre de 1965, 135. Para la FENACOA, véase Terra, Proceso y significado, 133 y para la FCUU, véase Terra, Proceso y significado, 44. 75 s/a, “Las cooperativas y su federación”, Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49 (1970): 135; Terra, Proceso y significado, 100-101. 76 U. Rodríguez y S. Visconti, “El funcionamiento del Congreso del Pueblo de 1965” Brecha (2007, 14 de setiembre). Recuperado de http://memoriaviva5.blogspot.com/2008/11/el-funcionamiento-del-congresodel.html (30/06/2019); y s/a, “Congreso del Pueblo: antecedentes y perspectivas”, en La Red 21 [sitio web], (2007, 16 de setiembre). Recuperado de http://www.lr21.com.uy/editorial/275099-congreso-del-puebloantecedentes-y-perspectivas (30/06/2019). También aparece una breve referencia al Congreso del Pueblo en Nahum, Frega, Maronna y Trochón, Historia uruguaya, tomo 8: El fin del Uruguay Liberal, 1959-1973 (Montevideo: EBO, 2007), 157-158. 77 s/a, "N.E.A.C: Movimiento juvenil" [el Núcleo de Estudio y Acción Cooperativa], Acción Cooperativa 6 (1969): 2; Rubén Prieto, "Congreso de jóvenes", Acción Cooperativa 7 (1969): 7. 72 73 15 embargo, con la crisis económica del país, cada vez más integrantes se unieron al cooperativismo por razones económicas en vez de ideológicas, provocando sentimientos de alarma en algunos de los antiguos integrantes. Un ejemplo aparece en Acción Cooperativa en junio de 1971. Bajo el título "Pseudo-cooperativas", una breve nota rastrea el gran crecimiento de la cooperación de producción. Sin embargo, sigue, “¿podemos decir asimismo que se agranda en profundidad? En los últimos años se han incorporado a la cooperación de producción más trabajadores dispuestos a hacer negocios a través de la misma que a levantar y defender una nueva bandera para un mundo nuevo. Es una constatación acerca de la cual la Federación está preocupada y vigilante”.78 Terra y Martorelli indican que en ese año hubo una crisis interna que estuvo marcado por el enfrentamiento doctrinario entre varios miembros de la Federación. En esa coyuntura, la FCPU decidió apartarse del rumbo sindicalista para dirigirse “a la preocupación por reunir a los cooperadores y cooperativas, antes que desunirlos y separarlos por motivos ajenos a su propia metodología e ideas”. La opción política, de ahí en adelante, sería decidida por cada individuo y no debería influir en el trabajo en común.79 Pero no hay un corte claro en los documentos, ni tampoco evidencia de la primacía de lo ideológico. Por ejemplo, parece haber influido una creciente tendencia centralizadora de fondos por parte del Consejo Federal, con la obligación de aportar un monto fijo a una Fondo de Crédito Cooperativo.80 De todos modos, alrededor de ese año, la Federación se convirtió en un centro importante para la capacitación cooperativa. Forjó vínculos con la Asociación de Cooperativas de Trabajo de la República Argentina y trabajó, aunque no sin dificultades, con el Fondo Rotario.81 Su revista se vuelve menos doctrinario y trae noticias de la “savia fresca” de nuevos integrantes así como un gran aumento de informes sobre el cooperativismo al nivel internacional.82 También da publicidad s/a, “Pseudo-cooperativas”, Acción Cooperativa 8 (1971): 4-5 [encarte central]. Este temor no desapareció con el cambio de rumbo. Tres años después, los miembros de la FCPU redactarían un proyecto de ley para cooperativas de producción "con el fin de precisar la naturaleza de este tipo de cooperativas, [...] eliminando la posibilidad de constitución de pseudo-cooperativas en el sector": s/a, "Asamblea general extraordinaria de la FCPU", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 58 (1973): 39. 79 Martorelli, El cooperativismo Vol I, 248-249 y Terra, Proceso y significado, 100-101; s/a, “Las cooperativas y su federación”, Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49 (1970): 135-136. Para la fundación en 1967 del Fondo de Crédito Intercooperativo, véase s/a, "Nueva Dimensión en el Movimiento Cooperativo", Acción Cooperativa 5 (1967): 2-3. 80 Quizá influyeron también el temor a la represión del Estado o un desencanto con el imaginario revolucionario al ver las acciones violentas de los grupos de la izquierda, pero estos puntos no se mencionan ni en las fuentes de la época ni la bibliografía. 81 Martorelli, El cooperativismo Vol I, 250-251. Algunos ejemplos de cursos sobre el cooperativismo durante los años 1980 se hallan en Martorelli, El cooperativismo Vol II, 142-178. 82 Siempre han informado sobre los nuevos ingresos, pero en ese momento hay un cambio de tono. Los artículos con ese título cariñoso, inspirado en la bandera cooperativista, son: s/a, “Savia Fresca: nuevos pinos en el bosque de la Cooperación", Acción Cooperativa 8 (1971): 3; s/a, “Savia Fresca: nuevos pinos en el bosque de la Cooperación", Acción Cooperativa 9 (1971): 2; s/a, "Savia fresca: nuevos pinos en el bosque de la Cooperación", Acción Cooperativa 10 (1971): 7; s/a, "Savia Fresca...", Acción Cooperativa 11 (1971): 2; s/a, "Savia Fresca...", Acción Cooperativa 12 y 13 (1972): 2. Estos artículos se vinculan directamente con el cooperativismo internacional: Luis Gallo, "Cooperativismo de producción en Israel" [sobre las cooperativas en el kibutz], Acción Cooperativa 3 (1966): 3; s/a. s/a, "Cooperativismo Internacional", Acción Cooperativa 9 (1971): 8."Argentina: Cooperativismo Internacional Atención!!! Cooperadores del Uruguay", Acción Cooperativa 10 (1971): 9-10; s/a, "Las cooperativas y la ley"[sobre una resolución en La Haya], Acción Cooperativa 10 (1971): 6; s/a, "Educación Cooperativa" [en varios países], Acción Cooperativa 10 (1971): 9; s/a, "Cooperativismo Internacional", Acción Cooperativa 10 (1971): 8; 78 16 de los cursos y promueve campamentos infantiles así como un torneo de fútbol intercooperativista.83 Y la organización siguió creciendo. Para 1974, había 22 cooperativas federadas, incluso aquellas de transporte metropolitano que antes se habían negado a unirse, y 15 más que participaban en proyectos sin haberse ingresado oficialmente a la organización. Para aquel entonces, la FCPU ofrecía servicios de asesoramiento técnico a otras cooperativas. 84 Un año más tarde, hubo 30 cooperativas federadas y 15 postulantes.85 Hoy en día, el sitio de la Federación registra 174 cooperativas federadas de 19 sectores distintos.86 Sección II: Análisis documental Introducción al documento A continuación, se analizarán las Actas de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay en los años 1963-1965, que se halla en el archivo de dicha asociación. No se accedió al original, sino a un archivo digital de 135 páginas realizado por Juan Pablo Martí. Varias fotos fueron sacadas por página, incluso hay repetición de párrafos y en la mayoría de los casos es imposible averiguar la foja de la versión original. Por eso, se va a citar por fecha de reunión además del número de página del archivo digital para facilitar las investigaciones futuras.87 En el documento, aparecen las actas de ocho reuniones distintas: el 8 de febrero de 1963, el 4 de octubre de 1964, el 19 y el 20 de diciembre de 1964, el 17 de enero de 1965, el s/a, "Cooperativismo Internacional", Acción Cooperativa 12 y 13 (1972): 8; s/a, "Encuentro uruguayo-argentino de cooperativismo de producción y trabajo - Buenos Aires - abril 1974", Acción Cooperativa 15 (1974): 9; s/a, "ACI Cooperativismo Internacional", Acción Cooperativa 15 (1974): 12; s/a, "Encuentro; Hacia la integración cooperativa rioplatense", Acción Cooperativa 16 (1974): 14; s/a, “A.L.1. En Huanquero, Cooperativa de los trabajadores cirujas, Córdoba (Rep. Argentina)”, Acción Cooperativa 17 (1974): 4-5; s/a, “A.L.2. Cooperativas de Pesca y México”, Acción Cooperativa 17 (1974): 6-7; s/a, “Noticias Internacionales”, Acción Cooperativa s/n (1979, mayo): 21; s/a, “Encuentro latinoamericano de entidades promotoras de la autogestión”, Acción Cooperativa s/n (1980, febrero): 12. 83 Respecto a la educación, véase: s/a, "Primer curso especial: Comisiones Fiscales", Acción Cooperativa 10 (1971): 4-5; s/a, “Cursos 1973-1974”, Acción Cooperativa 15 (1974): 10; s/a, "Cursos", Acción Cooperativa 16 (1974): 10; s/a, “Para qué la educación”, Acción Cooperativa s/n (1979, mayo): 13; s/a, “El cooperativismo y la educación”, Acción Cooperativa s/n (1980, febrero): 4-5. El primer campamento había ocurrido hace varios años en Comunidad del Sur: Luis Gallo, "Campamento infantil de nuestra federación", Acción Cooperativa 3 (1966): 2. Véase también: s/a, "Experiencia Inolvidable", Acción Cooperativa 15 (1974): 2-3. Para informes de los torneos deportivos, véase s/a, “Noticias”, Acción Cooperativa 5 (1967): 8; s/a, "Deportes", Acción Cooperativa 15 (1974): 7; s/a, "Deportes", Acción Cooperativa 16 (1974), 10; “Deportes: Fútbol más allá del río”, Acción Cooperativa 17 (1974): 3. 84 s/a, "La Federación: organismo gremial y de promoción del sector de cooperativas de producción", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 62 (1974): 133. Para una detallada descripción del asesoramiento técnico que ofrecían, así como una nueva transparencia que refleja el "celo con que son defendidos los mecanismos democráticos del sistema cooperativo en el seno del organismo federal", véase: s/a, "Actividades de la Federación", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 63 (1974): 159-162. 85 s/a, "Asamblea de la Federación de Cooperativas de Producción", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 68 (1975): 82. 86 “Socias”, en Federación de Cooperativas de Producción [sitio web]. Información de https://fcpu.coop/socias/ (03/08/2019). 87 Véase apéndice I: guía de las reuniones analizadas y cuáles páginas del archivo digital corresponde a cada una. 17 28 de agosto de 1965, el 6 y el 7 de noviembre de 1965.88 También hay mención de algunas reuniones más que no entran en las actas: el 15 de diciembre de 1962, para formar la asociación; una decisión respecto a las relaciones entre cooperativas y sindicatos en diciembre de 1963; una reunión del Consejo Directivo el 9 de octubre de 1964; una reunión propuesta para el 3 de febrero de 1965; una reunión importante el 19 de junio de 1965 donde tomaron varias decisiones a las cuales se refieren múltiples veces; el 27 de setiembre de 1965, en Paysandú, con varias cooperativas que buscan afiliarse; un plenario de Paysandú el 9 de octubre de 1965 en el cual surgió el tema de las relaciones con el Congreso del Pueblo; el 17 de octubre de 1965 con el Consejo Directivo.89 Sin embargo, cabe mencionar que esta lista tampoco abarca todas las reuniones de la Asamblea General: para julio de 1964, ésa se había reunido diez veces, siendo la última el 4 de julio de 1964.90 Un informe detallado de esa reunión revela su naturaleza: de organizarse más ya que algunas cooperativas habían “desatentend[ido] sus propios intereses en beneficio de” la lucha contra la Ley de Jubilaciones. Acordaron que el Consejo Directivo se reuniera cada quince días y eligieron nuevos representantes por un turno de 90 días; además, la Secretaría de Educación y Difusión propuso realizar Mesas Redondas casi quincenales en los siguientes 3 meses “para establecer un cuerpo de doctrina”.91 Por otro lado, al año siguiente, se reunieron poco por razones que se mencionarán abajo; en enero de 1966, se enumeran solo las “sucesivas Asambleas Generales” del diciembre de 1964, junio de 1965, noviembre de 1965 mencionadas arriba, así como una nueva, del 18 de diciembre de 1965.92 De todos modos, queda claro que las reuniones estudiadas en detalle no representan la totalidad. Volviendo al documento en cuestión, ésa revela más datos cronológicos. Se registran las fechas de algunas actividades desempeñadas por miembros del grupo: una propuesta de la Jornada Nacional del Congreso del Pueblo el 29 de setiembre de 1965; una visita a la Cámara de Representantes el 1 de noviembre de 1965 para militar por la Ley de Exoneración Tributaria; una Asamblea Representativa Nacional del Congreso del Pueblo el 9 de octubre de 1965; así como algunas fechas referentes al funcionamiento de otras cooperativas.93 Hay varias maneras en las cuales se podría analizar el documento. Uno es respecto a la organización misma: su funcionamiento, cómo asociarse, los aportes sociales, los procesos de reclutamiento y los problemas financieros. De estos, solo se mencionarán lo básico. La FCPU reunía a cooperativas que se regían por la ley 10.008 o 10.761 que también cumplían con una serie de requisitos. Estos gozaban de varios derechos y obligaciones respecto al movimiento, El documento termina abruptamente, sin hablar de un nuevo “cuarto intermedio”. También hay algunas instancias donde no se ven ciertas líneas o es imposible leer una palabra puntual; sin embargo, esas son excepcionales. Además, hay que mencionar que las reuniones de días contiguas se consideraron la misma Asamblea General según los miembros de la FCPU. 89 Según los Estatutos, el Consejo Directivo iba a reunirse cada quince días, por lo menos. Aunque probablemente no lograron esto, de las indicaciones en el documento, es probable que haya muchas reuniones más que desconocemos: Martorelli, El cooperativismo Vol. II, 91. 90 Sergio Villaverde, “Informativo de la Federación”, Acción Cooperativa 1 (1964): 3. 91 Sergio Villaverde, “Asamblea en nuestra Federación”, Acción Cooperativa 2 (1964): 2. 92 Es interesante notar que ni se mencione la de enero de 1965 ni la de agosto del mismo año; quizá sea porque la segunda fue extraordinaria, pero no queda claro el estatus del primero. Luis Gallo, “Editorial”, Acción Cooperativa 3 (1966): 1. 93 “Actas”, 28 de agosto de 1965, 55 y el 6 de noviembre 1965, 102 y 107. 88 18 incluso un aporte mensual.94 Buscaba ser una organización referente para el cooperativismo de producción y por eso, en 1965, se lee un informe sobre esfuerzos de reclutamiento de no menos de 25 cooperativas en Paysandú.95 Por la misma razón, se habían acercado a los manifestantes cañeros que llegaron a Montevideo en 1964. Ellos habían expresado interés en el cooperativismo de producción agrícola, siguiendo el modelo de la Unidad Cooperaria No. 1. 96 Estas medidas de reclutamiento no solo fueron importantes por razones ideológicas sino también por económicas: gracias a la inflación, tenían que aumentar el aporte mensual cada vez más y esperaban mitigar la carga por la adquisición de nuevos socios.97 También, se podría estudiar los esfuerzos para apoyar la Ley de Exoneración Tributaria y un Anteproyecto de Ley General de Cooperativas en 1965. Sin embargo, aunque aparecen referencias a ésa, de las cuales se destaca un informe sobre el estado del proyecto de la Ley de Exoneración Tributaria en noviembre de 1965, no es el mayor tema del documento.98 Además, estas Actas son una fuente para estudiar el contexto histórico. Aparecen referencias a los efectos de las Medidas Prontas de Seguridad, la inflación, el FMI, así como el ideal de la utopía marxista-socialista como la solución a todo que tenía bastante incidencia en América Latina durante la época.99 El contexto político-económico se explorará brevemente en la primera sección abajo y la utopía socialista será evidente en todo el discurso. A pesar de este amplio abanico de posibilidades, vamos a enfocarnos principalmente en la definición del cooperativismo, la cual ocupa mucho espacio dentro de las Actas. Ya que la identidad a menudo se construye respecto a algún Otro, vamos a explorar la relación con las cooperativas agropecuarias y la CCU. Al final, vamos a ver la relación cooperativa-sindical que amenaza terminar con la neutralidad política y, en particular, las opiniones de miembros de la Federación sobre el Congreso del Pueblo. En este documento, particularmente en las reuniones de agosto y noviembre de 1965 que representan dos tercios del texto, parece que se transcribe todo. Por ende, se puede seguir las idas y vueltas, las propuestas y objeciones, el choque de ideologías y la construcción de ilusiones comunes. A veces surgen momentos casi risibles, por ejemplo, cuando un delegado cambia su opinión en el último minuto y vota en contra de una medida, no solo por tener, de golpe, más observaciones que hacer sino también porque “no comparte la actitud de algunos compañeros, considerándola anti cooperativa”.100 En suma, es una mirada privilegiada sobre el funcionamiento de una cooperativa de segundo grado durante los años sesenta. Al preguntarle a un miembro del Centro Cooperativo Uruguayo si estas fuertes discrepancias y juegos políticos eran normales en el funcionamiento de las cooperativas, él consideró que no. Indicó que la FCPU, por haber reclutado la mayoría de sus miembros de los sindicatos, funcionaba más bien como ellos en ese momento de su historia.101 Estatutos de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay, en “Actas”, 8 de febrero de 1963, 113. En la versión de los estatutos publicado en Martorelli, El cooperativismo Vol II, solo están bienvenidos las cooperativas que se rigen por la ley 10.781; esto excluiría a las cooperativas agropecuarias. 95 “Actas”, 6 de noviembre de 1965, 67-82. 96 Sergio Villaverde, "Los cañeros de Artigas", Acción Cooperativa 1 (1964): 8. 97 Villaverde, “Los cañeros”, 91-95. 98 “Actas”, 101-102. 99 Por un ejemplo famoso de la idealización del sueño utópico socialista y la lucha armada, véase E.F. Huidobro, Historia de los Tupamaros. Tomo I: Los orígenes. (Montevideo: Tupac Amaru Editores, 1986), 18-22, 73-76. 100 “Actas”, 20 de diciembre de 1964, 35. 101 Entrevista a Ignacio Arboleya, Centro Cooperativista Uruguaya, Montevideo, 22 de mayo de 2019. 94 19 Referencias al contexto histórico En las actas de la FCPU aparecen referencias al contexto político-económico de los años 60 en Uruguay, particularmente la crisis económica, la inflación, la relación con la FMI y las Medidas Prontas de Seguridad.102 Por ejemplo, el 6 de noviembre de 1965, se nota que ha sido difícil que el Plenario del Congreso del Pueblo se reuniera, no solo por “la falta de discusión y preparación previa en las cooperativas”, sino también por “las circunstancias impuestas por las Medidas Prontas de Seguridad”.103 El mejor análisis del contexto histórico aparece en un informe del Consejo Directivo leído más temprano en la misma reunión. Parece que tendrá difusión, por lo menos entre otras cooperativas y por eso, el texto es resultado de una detallada discusión previa. Se transcribe el extracto más explicativo: En los cuatro meses y poco que van desde el último informe elevado por esta Secretaría y especialmente en las últimas semanas, la situación política económica de nuestro país se ha agravado considerablemente, atrayendo hacia el cooperativismo de producción consecuencia aún imprevisibles. En efecto, escudados en las antipopulares Medidas de Prontas Seguridad, nuestros gobernantes y los intereses que representan (que nada tienen que ver con los del pueblo y del país), aplican medidas económicas regresivas que, ahora sí definitivamente, nos alinean en la política económica del Fondo Monetario Internacional, aunque esta vez sin carta de intenciones. Nuestras cooperativas deterioradas en su economía por un proceso inflacionario que anula todos los esfuerzos de capitalización, deberán enfrentarse ahora a una política que, multiplicando esa inflación, reduce los créditos y descarga sobre el consenso interno todo el peso de sus medidas, lo que traerá como consecuencia más o menos inmediata una reducción aún mayor y más acelerada del poder adquisitivo de la masa consumidora.104 En octubre de 1965, después de un breve ensayo antiinflacionario frente a una crisis bancaria, la política fiscal uruguaya había regresado a la línea de la FMI.105 Según los integrantes de la FCPU, este paso había empeorado la situación. En el extracto arriba, puede apreciarse la situación del país: la crisis económica y la inflación resultante de los cambios económicos desde 1959, que hacían evaporar los frutos del labor de la cooperativa, que quizá se menciona en estos términos como respuesta a la idea de la meritocracia.106 Según la FCPU, la responsabilidad la tiene el FMI que rescató al país de la quiebra varias veces pero solo con condiciones de cambios fiscales que fueron en contra del proteccionismo, la inversión social del Estado y el sistema de Industrialización para la Sustitución de Importaciones. Por último, Para el contexto de la crisis económica en Uruguay entre 1955 y 1970, véase Henry Finch, Historia económica del Uruguay contemporáneo, (Montevideo: EBO, 1980). Para información sobre el uso de las Medidas Prontas de Seguridad y otras estrategias policiales contra la población, véase Mariana Iglesias, “La excepción como práctica de gobierno en Uruguay, 1946-1963”, Contemporánea 2:2 (2011): 137-155; y L. Kierszenbaum, “‘Estado peligroso’ y Medidas Prontas de Seguridad: Violencia estatal bajo democracia (19451968), Contemporánea 3:3(2012): 97-114. 103 “Actas”, 6 de noviembre de 1965, 104. 104 “Estatutos” en “Actas”, 6 de noviembre de 1965, 67-68. 105 Para una descripción de las Cartas de Intenciones de 1960, 1961 y 1962, véase Rosa Alonso Eloy y Carlos Demasi, Uruguay 1958 – 1968: Crisis y estancamiento, (Montevideo: EBO, 1986), 85-94 y Nahum et al, El fin del Uruguay Liberal, 108-111. Para los acontecimientos de 1965, particularmente el “Plan Ortz” y las Medidas Prontas de Seguridad de octubre, véase Eloy y Demasi, Crisis y estancamiento, 94-99 y Nahum et al, El fin del Uruguay liberal, 27, 131-132. 106 Para el cambio de rumbo en 1959, véase Gerardo Caetano y José Rilla, Historia contemporánea del Uruguay: desde la colonia al siglo XXI, (Montevideo: Fin de Siglo, 2016), 273-291; y Finch, Historia económica, 41-51. 102 20 aparecen las Medidas Prontas de Seguridad, empleadas con cada vez más frecuencia, probablemente para anular la oposición y las protestas. El informe sigue con la respuesta de la FCPU, que se considera la “expresión unitaria del Cooperativismo de Producción”: La actitud del Cooperativismo de Producción frente a esta situación, ha de aumentar su combatividad: por las salidas inmediatas para sí (Ley de Exenciones, aplicación de líneas de crédito, Ley General) y por las soluciones de fondo y generales que la nación necesita. Para esto se hace necesario, en primer término, llevar a las bases de nuestras cooperativas orientaciones y explicaciones claras y precisas, así como directivas de acción que den su puesto de lucha a todos y cada uno de los trabajadores cooperativos.107 Todavía no han hecho lo suficiente respecto a la situación, sigue el informe. Han estado enfocados en el proceso de confederarse, pero ahora es el momento para la acción: No basta proclamar o fundamentar teóricamente que el Cooperativismo es un medio o una herramienta de cambio: hay que demostrarlo con una práctica verdaderamente revolucionaria, que no puede ni debe estar encerrada en los límites de nuestras organizaciones cooperativas. los argumentos de falta de cuadros o de dificultades financieras no tienen ya validez, salvo que nos decidamos a mantener una situación estática, pasiva y que, a corto plazo sólo servirá para nuestra propia extinción.108 En este extracto, es evidente por qué lucharon con tanta urgencia para la concreción de varios proyectos de ley. También se exigen “soluciones a fondo”, cambios estructurales que aparecen con frecuencia en el discurso. Se reconoce también la necesidad de la acción en vez de la teoría, conclusión frecuente en el marxismo, y el concepto de que, para los socios de la Federación, el cooperativismo es un medio para cambios mayores en lugar de una opción dentro del sistema existente o una finalidad en sí. La naturaleza del cooperativismo El asunto más interesante, que surge mayormente durante 1965, año de una profundización de la crisis económica, el empleo de las MPS y el Congreso del Pueblo, es sobre la naturaleza del cooperativismo.109 Como ya se ha adelantado, para los integrantes de la FCPU —por lo menos aquellos más destacados— el cooperativismo fue algo revolucionario que podía solucionar todos los males. Sin duda, su idea no encajaba con la visión de las cooperativas agropecuarias que, según algunos integrantes de la FCPU, anduvieron por caminos equivocados. Aquí es evidente que están en contra de la composición de las cooperativas agropecuarias que incorporan a gente que no son obreros y, por ende, son “del otro lado”. El cooperativismo es una ideología que ha llevado a la practica la misma. Que surge como una necesidad en momentos en que el estado no tenía la gravitación actual. Propugna la sociedad la base a valores sociales a la que plantea la sociedad capitalista; es decir, es un movimiento revolucionario. El cooperativismo es una doctrina universalista porque tiene respuestas para todos los problemas sociales. En la Federación se ha perdido el carácter revolucionario. En el movimiento Cooperativa existe la libertad en cuanto a la ideología, pero nunca se les ocurrió que estuvieran integrados al Movimiento explotadores de la clase trabajadora, como en el caso “Estatutos”, en “Actas”, 6 de noviembre de 1965, 68-69. “Estatutos”, en “Actas”, 6 de noviembre de 1965, 69. 109 Para bibliografía sobre la crisis financiera de 1965 y el “Plan Ortiz” implementado en el marco de las Medidas Prontas de Seguridad, véase la nota 103 arriba. Para el Congreso del Pueblo, véase las páginas 26-30. 107 108 21 de los Cooperativos Agropecuarios; existen algunos que están integrados [...] estanciero que son a su vez capitalistas explotadores.110 Surge el problema de definiciones también al momento de reclutar nuevos miembros, ya que era necesario que todos los socios compartieran la misma visión del cooperativismo. Un informe sobre las más de 25 cooperativas de Paysandú que el Comité de Vinculaciones había visitado y considerado para el reclutamiento termina con una reflexión al respecto. En general, “el balance es favorable”, es decir, que la mayoría están alineados con ellos, quienes se piensan tener el concepto original y puro del cooperativismo. Sin embargo, existen algunas entidades “cuya organización y forma de funcionamiento es indudablemente sospechosa”. [Esta situación] nos da la pauta de la necesidad de agotar recursos tendientes a evitar por todos los medios a nuestro alcance el desvirtualismo del Cooperativismo para salvaguardar nuestros principios y hasta nuestros intereses. Pese a esto podemos decir que el volumen de organismos de este tipo, es infinitamente menor, que la cantidad de organismos cooperativas de producción que transitan por la senda del auténtico cooperativismo, ya estén constituidas o en formación, lo que da cierta tranquilidad en cuanto al futuro del Movimiento.111 En otras palabras, deberían actuar para salvar al cooperativismo de ideas que lo puedan corromper. Ahora hay pocos de la otra ideología y podemos ser exitoso, tanto en esa misión como en el reclutamiento de nuevos miembros. Las cooperativas agropecuarias no fueron los únicos ideológicamente a la derecha de la FCPU, sino también, en menor medida, lo fue el Centro Cooperativista Uruguaya.112 Por eso, la relación de la FCPU con ése requería alguna conversación previa. Aparece un informe en la reunión del 7 de noviembre de 1965 de la Secretaría de Educación y Difusión al respecto, según lo acordado en un encuentro anterior. Partieron del supuesto de que “El Centro Cooperativista Uruguayo es un organismo asesor del movimiento con fines de promoción, educación y asistencia técnica” y además, que “la actividad del Centro son de colaboración con los organismos federales, o a través de las cuales llega a las Cooperativas y sus miembros”.113 Habían formado la comisión para estudiar la posibilidad de un vínculo, pero no actuaron y dieron la tarea al secretario de Educación y Difusión, Atilio Gonzáles. Ése concluye que: Aun con las reservas que pueda merecer a algunos sectores el Centro (orientación, practicas, fines), es indudable que él mismo está en Condiciones de brindar a las cooperativas servicios “Actas”, 28 de agosto de 1965, 51-52. Desafortunadamente, el archivo digital omite una línea del texto entre las dos páginas. Rosario Lagarmilla recuerda que algunos estancieros ingresaron en las cooperativas agropecuarias, que no había sido la idea de su padre al asesorar las fundaciones de ellas. Según Jacob, el modelo cooperativista estadounidense utilizado en zonas agrícolas, que buscaba maximizar las ganancias, habría permitido esta realidad: Jacob, El cooperativismo agropecuario, 20. La autora agrega que, en otras áreas estadounidenses, particularmente en los años 1950, se empleaban un modelo más clásico que buscaba la justicia y la cooperación. 111 “Actas”, 6 de noviembre de 1965, 85. El siguiente enero, un editorial por alguien que había estado presente en la reunión donde salió la frase, “auténtico cooperativismo”, que también la utiliza: "Ha transcurrido un año erizado de ásperas luchas sociales contra el sistema político-económico de nuestro país, enemigo natural e inconciliable del auténtico cooperativismo así como de la clase obrera, a la que los trabajadores cooperativos pertenecemos”: Luis Gallo, “Editorial”, Acción Cooperativa 3 (1966): 1. 112 La FCPU considera “conservador” a la CCU; sin embargo, el discurso de su revista Cuadernos Cooperativos Uruguayos suena más a la centroizquierda. Por eso, en adición a la relatividad de los términos que se refieren a la orientación política, se he evitado el uso del término “cooperativa de derecha” respecto a organismos específicos, sin conocer más su naturaleza actual. 113 “Actas”, 7 de noviembre de 1965, 114. 110 22 que las mismas necesitan y que la Federación aún no ha creado, así como de colaborar eficazmente en diversas tareas federales, especialmente en el campo de educación. Por otra parte, no vemos motivo para eludir una relación a nivel federal, cuando la misma existe a nivel de las Cooperativas, siempre que la misma reúna las Condiciones mínimas de respeto mutuo y no signifique renunciamiento por ninguna de las partes a sus principios y orientaciones.114 Esta relación es la única con un grupo relativamente conservador en ese momento de la historia de la FCPU. La apertura a esta organización, quizá, logró eventualmente que se dieran cuenta de las ventajas de enfocarse en lo que les unía con otros grupos (el cooperativismo) en lugar de lo que les dividía (la política). En el momento del informe, algunos miembros de la FCPU ya habían asistido a cuatro de los cursos internacionales de la CCU, “participación que creemos ha sido ampliamente exitosa” aunque no se habían presentado las Cooperativas de Paysandú que, según González, habían perdido el tratamiento de un tema que era su responsabilidad investigar, así como la participación en una importante Mesa Redonda. En el balance, concluye el informe, hay “un incremento de la actividad federativa, la que si bien nos satisface no nos conforma”. Todavía hay una gran tarea de federalización por delante porque varios cargos de las diversas cooperativas podrían desempeñarse de manera centralizada, ahorrando así los esfuerzos de todos. La cooperación intercooperativista podrá beneficiar a todos, incluso “la sociedad que nos rodea, de la cual somos parte y a la que, en definitiva, nos debemos” 115. Y la CCU puede ayudar a lograr esa meta.116 Las relaciones con los sindicatos Entre los temas más polémicos figura el de las relaciones con los sindicatos.117 Dado el principio cooperativista de la neutralidad política, no es de sorprender que hubiera gente en contra; por la extracción mayormente obrera de los miembros de las cooperativas de Producción, es natural que muchos no vieran ningún problema con el acercamiento.118 La cuestión surge con más fuerza en 1965, año del Congreso del Pueblo. En una medida propuesta por la Cooperativa Textil (COTEX), la reunión del 17 de enero de 1965, los participantes votan para anular la resolución de Asamblea de diciembre de 1963 sobre la necesidad de aprobar con unanimidad cualquier resolución sobre la relación de la FCPU con el movimiento sindical. Después de leer varias propuestas al respecto (no “Actas”, 7 de noviembre de 1965, 114-115. “Actas”, 7 de noviembre de 1965, 115-117. 116 Aparecen también una cantidad de referencias al CCU y la cooperación con ése en Acción Cooperativa. La referencia más directa, un artículo específico que da a conocer lo que ofrece el Centro, es: Sergio Villaverde, "Del Centro Cooperativista Uruguayo", Acción Cooperativa 2 (1964): 3 y 7. Por el otro lado, la revista del CCU, Cuadernos Cooperativos Uruguayos, menciona múltiples veces a la FCPU en las secciones sobre el cooperativismo de producción: FCPU, "De la Declaración de Principios de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 47 (1970): 64-65; FCPU, "Relación cooperativasindical", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 48 (1970): 92-93; s/a, “Las cooperativas y su federación”, Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49 (1970): 131-136, luego republicado en Cuadernos Cooperativos Uruguayos 56 (1971): 148-152; s/a, "Asamblea general extraordinaria de la FCPU", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 58 (1973): 39; s/a, "La Federación: organismo gremial y de promoción del sector de cooperativas de producción", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 62 (1974): 133; s/a, "Actividades de la Federación", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 63 (1974): 159-162; s/a, "Asamblea de la Federación de Cooperativas de Producción", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 68 (1975): 82. 117 Para esta sección, véase también el Apéndice II, información sobre la relación cooperativa-sindical de la Declaración de Principios de la Federación de Cooperativas de Producción. 118 Martorelli, El cooperativismo Vol I, 157. 114 115 23 registrados en las Actas), Perdomo, de la COPRU, subraye la suma importancia de mantener la unidad del movimiento. Propone aprobar este tipo de resolución con una mayoría de 2/3, moción que se aprueba por unanimidad.119 Pero esto no cierra el tema. Como pasa con frecuencia, la discusión se torna más dura recién después de la aprobación de una medida. En la discusión resultante, que a veces muestra muchas discrepancias entre los miembros de la Federación, se presenta, primero que nada, un temor a perder la unión entre los miembros. Aprendemos que la CNT ha decidido ayudar al cooperativismo y, según un socio de CODARVI, “esto significa que nos hemos unido”, un salto lógico bastante audaz. Un socio de COTEX expresa que la CNT “ha tomado medidas para dejar un lugar a nuestras aspiraciones” y hay que aprovechar la apertura. Hilda Morales, de la Unidad Cooperaria No, 1, considera el Sindicalismo “un movimiento de fuerza de promoción” y el cooperativismo, “un movimiento de concreción”. Apunta a cambios estructurales al considerar “chicas” las reformas agrarias y menciona “la necesidad de removerlo todo”. Por eso, no tiene problemas en acercarse a los sindicatos.120 Por fin, todos parecen estar de acuerdo respecto a la necesidad de vincularse y apoyarse más. Alguien, incluso, propone consagrar la obligación de estar vinculados a un sindicato, pero al final lo dejan abierto a la elección de cada cooperativa porque persisten dudas. Por ejemplo, Perdigón de la COMUR menciona que “a veces en los sindicatos se hace política”. Al final de la reunión, se aprueba por unanimidad la medida “Fomentar por todos los medios dentro del Movimiento Cooperativo, la militancia gremial de sus integrantes”.121 En agosto de ese año, el tema surge de nuevo dentro del marco del Congreso del Pueblo, como se analizará abajo. Luego, a pesar de que se trató de una medida aprobada medida aprobada por unanimidad, se sigue discutiendo el tema en la Asamblea General de noviembre. Sallares, de la Cooperativa Obrera de Juntas Automotoras (CODEJA) y Sabini, de la Comunidad del Sur, quieren que las Cooperativas de Paysandú se acerquen más a los sindicatos y otros obreros. Esta observación aparece varias veces, particularmente en esta reunión: las cooperativas de Paysandú, de alguna manera, no se están adecuándose a la imagen cooperativista de los fundadores de la Federación. Ya que 1965 es el año de grandes esfuerzos de reclutamiento en Paysandú y lo que se registra como dicho en las reuniones no justifica las fuertes reacciones, el lector se pregunta sobre el contexto y los prejuicios. ¿Hubo discusiones anteriores que no prosperaron? Es más, ¿sería el cambio de requisitos para las resoluciones sobre los sindicatos mencionado arriba, una manera para asegurar con anticipación que el sector que deseaba esto mantuviera el control? Regresando a la asamblea, cierto Pérez de COTAME sugiere con generosidad que esta discrepancia en cosmovisiones no se debe a que “ellos lo deseen sino por dificultades internas”.122 Parece tener la razón, a pesar de las inquietudes previas, porque cuando Sabini mociona el siguiente acuerdo, se aprueba por unanimidad: Considerando que el verdadero Cooperativismo de Producción es de extracción obrera y de integración obrera; considerando que es de nuestra raíz de ser, la abolición de la exploración y el mismo nos une a los demás explotados, La Asamblea General de la Federación de “Actas”, 17 de enero de 1965, 41-42. “Actas”, 17 de enero de 1965, 42-43. 121 “Actas”, 17 de enero de 1965, 44-45. 122 “Actas”, 7 de noviembre de 1965, 117. 119 120 24 Cooperativas de Producción del Uruguay resuelve promover nuestra integración a los sindicatos de los gremios respectivos en calidad de socios plenos, reconociendo asimismo la calidad especifica de cooperativistas.123 Se nota lo parecido que es el texto a la resolución de enero, pero esta vez subraya el vínculo de clase con los obreros en los sindicatos. Sin duda, esto es una respuesta a los “capitalistas explotadores” supuestamente presentes en las cooperativas agropecuarias. Pero el motivo también es práctico: los cooperativistas esperaban reclutar miembros entre los sindicatos. Para lograr esto, hay que usar el mismo discurso y mostrar la solidaridad. Tal como lo expresa de Varela de CODARVI, el cooperativismo de producción puede ayudar a “todos los compañeros de clase”.124 Para contextualizar esta conversación, aparecen también múltiples artículos y frases al respecto en Acción Cooperativa. Vamos a citar aquella que corresponde al marco temporal, que refleja más cautela que las manifestaciones registradas en las Actas. Afirma el apoyo de todo el cooperativismo de producción para el movimiento sindical. Eso “no se trata indudablemente de un apoyo incondicional al 'aventurerismo' sindical”, sin embargo, no pueden ser indiferentes porque ellos también son obreros y “valora[n] por encima de todo el trabajo”. Admite la existencia de elementos negativos, “donde los hombres se unen para la lucha en común, hay un gran porcentaje de honestidad [...] siempre la mayor parte está sana”. Este artículo termina diciendo que no busca proponer “esquemas rígidos sobre tema tan delicado”, pero a veces, el mero hecho de declarar la “adhesión a los postulados por los que lucha un gremio, es de por sí misma una forma de apoyo”.125 La solidaridad entre los socios Las cooperativas también demuestran solidaridad entre sí, aunque esto no se hace tan evidente en las Actas que son, a fin de cuentas, registros de las instancias cuando discutían los temas más polémicos. Pero en la reunión del 7 de noviembre de 1965, Pérez de COTAME informa a la asamblea que su cooperativa “fue embargada por la Caja de Jubilaciones por una deuda pendiente”. En seguida, Aníbal de los Santos, de Comunidad del Sur, mociona para agregar esa cuestión al orden del día inmediatamente después de terminar con el punto que están discutiendo; se aprueba por unanimidad. Parece que esto cerró la conversación previa porque pasan directamente a ésa. Por suerte, hay poco que tratar: Gallo y Muñoz de COTEX ya han ido a la Caja y el problema parece surgir de una “actitud particular”. Recomiendan resolver el asunto de manera federada para mostrar más fuerza; irán el lunes próximo a los Directores de la Caja y no será necesario que asistan los Compañeros de COTAME. La rapidez y unidad en abarcar el problema de uno de sus miembros es un vistazo a la solidaridad que probablemente subrayaba muchas de las relaciones y conversaciones de esta Federación, a pesar de que este aspecto apenas se haya registrado en las Actas. “Actas”, 7 de noviembre de 1965, 117. “Actas”, 7 de noviembre de 1965, 117. 125 M. Perdomo, “Cooperativismo obrero y sindicalismo”, Acción Cooperativa 2 (1964): 8. Véase también Paul Lambert, "Cooperativismo y movimiento obrero", Acción Cooperativa 6 (1969): 4-6; s/a, "A propósito del Congreso Ordinario de la Convención Nacional de Trabajadores", Acción Cooperativa 9 (1971): 8. En 1971, se registra el cambio de tono en que "Aproximaciones y diferencias entre cooperativismo y Sindicalismo" es el penúltimo de 16 posibles temas a conversar en una cooperativa de producción: s/a, "¿Qué temas deben debatirse en una cooperativa de producción?" Acción Cooperativa 10 (1971): 6. 123 124 25 El Congreso del Pueblo Un caso particular de las relaciones entre la FCPU y otras organizaciones es el vínculo con el Congreso del Pueblo. Mayormente abarcado entre agosto y noviembre de 1965, en la discusión se cruzan los temas de la definición del cooperativismo, las relaciones con los sindicatos y también la meta final del movimiento. Dado su interés y el rango de cuestiones que aportan, las conversaciones aparecen abajo con bastante detalle.126 La primera conversación significante ocurre el 28 de agosto de 1965, apenas quince días después de cerrarse la Jornada del Congreso. De hecho, esta reunión de la Asamblea General de la FCPU es extraordinaria, convocada para conversar lo acontecido. Villaverde, de Comunidad del Sur, dice que ha visto, en las resoluciones y los trabajos del Congreso, algunos detalles con las que no está de acuerdo, por ejemplo, que “pese a que se dice en él Remover las estructuras, surge aparentemente, que lo que es trata de hacer es ‘emparchar’ la actual estructura (defendiéndola), no removiéndola”. Cita los párrafos sobre la Seguridad Social como evidencia, así como que en la sección sobre la industria no habla de su transformación por medio del cooperativismo y sindicalismo. En los nuevos países poscoloniales, “se ha excluido, desechado totalmente el régimen capitalista”; Uruguay, también un país subdesarrollado, podría hacer lo mismo. Es parte de América Latina y la región: existe, por ejemplo, un banco argentino, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativas, que es un ejemplo de esto.127 Además, está en contra de la idea de hacer leyes y solo después admitir la existencia y el desarrollo de movimientos como el cooperativismo: “La ley es una consecuencia no el origen”. Para colmo, “en el programa de soluciones [del Congreso] daría la sensación de que el país, es un país con infinitas posibilidades”.128 Niñiz, de CODAVI, disiente diplomáticamente. Señala que el Congreso tiene metas de corto y largo plazo y Villaverde solamente está considerando los primeros. Hay problemas urgentes para resolver antes de pasar a las soluciones a largo plazo. Si ahora plantearan “objetivos finalistas”, se quedarían solos. Sin embargo, ya deberían “tratar de sumar fuerzas al Movimiento” con vistas a un futuro cambio de rumbo. Después, habla Sabini de Comunidad del Sur, quien también lamenta la falta de “soluciones a fondo” en los informes del Congreso. Sí, como ahora “el Estado pertenece a las clases dominantes”, no pueden demandar cambios inmediatos. Sin embargo, tampoco es En 1965, no sale ningún número de Acción Cooperativa, en parte por la gran movilidad alrededor del Congreso del Pueblo: Luis Gallo, “Editorial”, Acción Cooperativa 3 (1966): 1. Aparece una mención del Congreso del Pueblo, así como una parte del programa de la Asamblea de agosto de 1965, en un artículo sobre la situación crítica del país publicado dos años después. Al final de ése, reafirma que el Programa, a fin de cuentas, no da soluciones para los trabajadores y reafirma su dedicación a una mejor respuesta a la represión estatal, para el bien de sus “propios intereses” y de todos los trabajadores: s/a, “Secretaría General”, Acción Cooperativa 5 (1967): 3 y 7. 127 Fundado en Rosario, Santa Fe, el 23 de noviembre de 1958, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos bancó la fundación de casi 1.000 cooperativas de crédito antes de ser cerrado en 1966. Desde entonces, esta cooperativa de segundo grado ha funcionado como apoyador y asesor de cooperativas y también tiene 158 cooperativas asociadas, incluso el Banco Credicoop Coop. Limitado, único heredero todavía vigente de las múltiples cajas de crédito sembrados sesenta años atrás: “Quienes somos”, en Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos [sitio web] (2019, abril). Recuperado de http://www.imfc.coop/modules/contenido/ (30/06/2019) 128 “Actas”, 28 de agosto de 1965, 51-52. 126 26 adecuado simplemente “sumar fuerzas”, ya que “el Cooperativismo de Producción es el que está más próximo a la doctrina. En los casos de Consumo y Agropecuarios vemos que no es así, sino que han sumado en forma negativa grandes masas, pero sin el respeto por la doctrina y principios”. Además, “existe la evidente penetración del Capitalismo en el Cooperativismo”. Todo esto subraya “la necesidad de ver la importancia de la integración del pueblo al Movimiento”.129 Hay que notar que, entre los integrantes a la Junta Nacional Coordinadora, estaban dos por parte del cooperativismo: Luis Muñoz por parte de la FCPU y Darwin Díaz por parte del Movimiento de Defensa de la Producción Agropecuaria. Es decir, las “otras” cooperativas tenían una voz igual en el Congreso y así quizá podrían influirlo.130 Después de un “cuarto intermedio”, o un descanso, se reinicia la discusión. García, de COMUR, dice que como “el Congreso del Pueblo tiende a unir a todas las fuerzas vivas del país”, deberían “ponerle el hombro” y participar; hay que señalar que el Congreso suele “contemplar las inquietudes de todos”. Además, ¿no sería “demasiado cómodo” mantenerse fuera? Este dicho de García refleja un sentimiento que se ve por todo el documento: casi una culpa de no ser lo suficiente “obrero militante”, de ser demasiado “burgués” y “capitalista”.131 Sigue García, “se debe cuidar que [el movimiento] no se desvirtúe”, y si así pasara, tendrían que criticarlo abiertamente. Y estas desvirtuaciones podrían surgir no solo de fuentes políticas, sino también de filosóficas y religiosas; quizá está apuntando a las cooperativas agropecuarias con esto. Entonces Villaverde trae una interesante comparación que le había convencido durante el cuarto intermedio. Integrar al momento, dice, no necesariamente anula la posibilidad de criticarlo. En 1958, cuando los estudiantes militaban por la Ley Orgánica de la Universidad, había plenarios obrero-estudiantiles en las cuales los dos partes mostraron la solidaridad, pero mantuvieron la independencia. Podrían seguir este padrón.132 La verdad es que en este momento, un programa revolucionario “no se encontraría el eco en el pueblo”. Por ahora, hay que “cambiar la actual situación”. Por eso, hay que participar, aunque criticándolo cuando sea necesario y “con miras a la posterior reforma de estructuras”; “entre sobrevivir y sucumbir, acepta el primero”. A pesar de eso, debe clarificar que el programa del Congreso solo sirve para “entrar en el gobierno y hacer un gobierno burgués”; por ende, hay que “procurar sacar adelante al Movimiento”. Sigue la discusión en la misma línea: el programa del Congreso del Pueblo no es lo suficiente radical, pero no pueden “radicalizar más las cosas” ahora porque “el pueblo aún no se concientizó de que no hay solución sino a través de resolver los problemas generales [léase “estructurales”]. Es decir, de que no hay soluciones parciales, para grupos determinados”. Hay que seguir militando para esta concientización. Y, a fin de cuentas, como señala Gallo de COTEX, el Consejo Directivo ya ha actuado en el Congreso con el permiso de la Asamblea General de la Federación.133 Sería difícil renegar con esta integración a la Junta Nacional “Actas”, 28 de agosto de 1965, 52-54 Rodríguez y Visconti, “El funcionamiento del Congreso del Pueblo”, s/p. 131 Agradezco a Juan Pablo Martí esta observación. 132 La descripción más detallada de la aprobación de la nueva Ley Orgánica de la Universidad en 1958, así como la movilización a su favor y cómo funcionó la universidad en la primera década posterior, se halla en Mark van Aken, Los militantes: Una historia del movimiento estudiantil universitario uruguayo desde sus orígenes hasta 1966, (Montevideo: Fundación de Cultura Universitaria, 1990), 111-116 y 251-287. 133 “Actas”, 29 de agosto de 1965, 56-59. 129 130 27 Directiva, una posición privilegiada. Parece que estas cuestiones hayan surgido después de ver las resoluciones del Congreso, que puede indicar que los resultados no fueron lo que los socios de la FCPU habían esperado al aprobar la participación inicialmente. En la siguiente reunión, se lee el Informe de la Delegación al Congreso del Pueblo, Enrique Alvite y Luis Nuñoz, que abarca todos los puntos conversados arriba. Puede ser que su destinatario sea más que la gente que está escuchando por el lenguaje cuidadoso. Aunque apenas se atreven a desafiar a la decisión de setecientas siete organizaciones, empieza el informe, hay que reconocer que ha habido bastante compromiso para lograr un plan de soluciones. El Congreso del Pueblo, sabemos que no puede resistir un análisis de ninguna persona que en el Uruguay se diga de izquierda (entendiendo por izquierdistas a aquellos que piensan de manera nuestra); tiene en algunos aspectos omisiones, en otras contradicciones, pero la idea que primó en todas las delegaciones fue la de coincidir dentro de ciertos lineamientos generales lógicos en la mayor cantidad de situaciones ya creadas. Llama la atención que saben que su definición de “izquierda” es autorreferente. Luego, indican correctamente que el Congreso del Pueblo es el último paso en un camino de la unión sindical. Por eso, sigue el informe, “a medida que se vaya caminando, ciertos sectores van a tener que irse”; en ese momento las masas habrán logrado la consciencia de su situación, pero ahora, “quizás solamente el cinco por ciento de la población entiende”. En su capacidad de miembro de la Asamblea Representativa Nacional y la Junta Nacional Coordinadora del Congreso, así como Secretario de Relaciones, han elaborado un nuevo plan de trabajo en esa línea que mayormente se aprobó el 9 de octubre en la Asamblea Representativa Nacional.134 Entonces, se desata en la Asamblea de la Federación una discusión interesante sobre quiénes “tendrán que irse”. A la interrogante de Sallarés de CODEJA, Muñoz (de COTEX) “aclara que el Congreso del Pueblo está integrado por diversas capas sociales y que en un momento algunos de esas capas se irán porque irá contra sus propios intereses”. Su respuesta es poco más clara que el informe. Después, Soza de la Cooperativa de Transportes de Paysandú (PAYCOOP) pide la aclaración y evidentemente se resiente la pregunta. Gallo responde de manera brusca: En cuando a los que tendrán que irse serán aquellos grupos que tengan una política partidista, que quizás cuando se desarrolle el movimiento se tendrán que ir porque no tendrán posibilidades de interponer su política. El cooperativismo además no escapará a la crisis del País. Creía que esto estaba completamente claro. Entonces, Varela, de CODARVI, “señala que asiste con tremendo asombro a lo planteado por PAYCOOP”, seguido por Pérez que propone “que los compañeros de PAYCOOP no conocen el problema y por eso quizás no están bien ubicados”. Al contrario, responde PAYCOOP, les preocupa el lenguaje: “no sea que el esfuerzo se pierda porque se transforme en un partido político partidista”. Esto provoca a Varela, quien habían considerado resulto la discusión sobre la relación entre la FCPU y los sindicatos. “Hay un error de concepto”, dice: ni siquiera un cinco por ciento de las Cooperativas entienden ni la situación ni la meta final. Por ende, las “cooperativas de Paysandú debían ilustrar a los Compañeros de PAYCOOP la posición de la Federación” que considera que el ámbito sindical “es el mejor campo de cultivo para el “Actas”, 6 de noviembre de 1965, 107. 134 28 cooperativismo.” Hay que mostrar que el cooperativismo también tiene soluciones. Dicho esto, “el Congreso del Pueblo [también] dará las soluciones que el Pueblo considere para sí, y ese aparato que es el Congreso del Pueblo no podrá ser propiedad de los poliquetos. Y los individuos así actuantes serán desplazados por el propio Pueblo. Nosotros mismos seremos los defensores activísimos de nuestro sistema”.135 ¿Por qué esta reacción extrema frente a una simple pregunta? Quizá no ha ayudado que Moreira, de la cooperativa de transporte COPAY, justo había traído objeciones a la política del Congreso respecto a la nacionalización del Transporte, a las cuales responde Salares de CODEJA que los “Compañeros de Paysandú tienen un sitio en las Delegaciones de la Federación al Congreso del Pueblo”, pero como no asistieron, no podían resolver el tema. Además, el Transporte es un tema menor porque no es una solución a largo plazo. Cierre que “Nosotros no los defendemos porque no pudimos, por lo tanto, no nos culpen los Compañeros de Paysandú”. Muñoz, de COTEX, explica a la asamblea que Salares está “un poco decepcionado, porque no es posible que en dos o tres días se pudieran resolver cambios”. Enfatiza la necesidad de transigir en este momento e indica que hay temas sobre las cuales “los Sindicatos que no simpatizaban con el Cooperativismo” al momento de proponer soluciones.136 De todos modos, queda en evidencia que hay una larga historia de fondo así como tensiones no resueltas entre las cooperativas de Montevideo y de Paysandú, particularmente los nuevos integrantes.137 Tal vez algunos individuos quieren mantener su posición de influencia. Quizá, también, existe un temor a ser “infiltrado” por cooperativistas de otra ideología que “desvirtuaran” al movimiento. Además de esto, toda esta discusión indica que no están del todo conformes con las resoluciones del Congreso del Pueblo porque no les parecen lo suficientemente radical. El momento es crítico, el sistema completamente caduco, y no ven ninguna solución duradera dentro del viejo orden. Y, defenderán fuertemente sus sueños y aspiraciones. Un hito particularmente relevante del discurso de Varela es la idea de que los “politiqueros” son los otros. Para él, el contenido de esta discusión probablemente no sería “político”. ¿Sería esta ceguera ante el fuerte contenido partidario de sus conversaciones la razón por la cual perduran, a pesar del principio de neutralidad política? Y, como siempre es más difícil reconocer como política una posición alineada con la suya, ¿se debería la ceguera al origen sindical de la mayoría de los miembros? O, quizá, estos cooperativistas no están de acuerdo con el principio de la neutralidad. En esta línea, es interesante notar que, para 1971, las mismas propuestas, no solo siguen, sino que se ven como posiciones políticas, etiqueta en la cual se enorgullece el autor anónimo del extracto abajo. Además, deja claro sus tendencias izquierdistas que, según él, son más compatibles con el cooperativismo. No dejamos de estar de acuerdo que en una sociedad progresista, no conservadora, no defensora de los monopolios, de los privilegios, etc., etc., podría desarrollarse el cooperativismo mucho más fácilmente, mucho más rectamente que en la nuestra [...] Consciente o inconscientemente, el cooperativismo ha sido, es y seguirá siendo en sí mismo, una definición política —esto es, si “Actas”, 6 de noviembre de 1965, 110-111 “Actas”, 6 de nov de 1965, 108-109. 137 Por ejemplo, ya en diciembre de 1964, Aníbal de los Santos no está conforme de que las cooperativas postulantes de Paysandú estén presentes en una asamblea cuando van a votar medidas: “Actas”, 19 de diciembre de 1964, 18. 135 136 29 damos al término un significado suficientemente amplio— porque ofrece y practica una solución característica a importantes problemas económicos y sociales" [...] Quienes actúan en el cooperativismo no pueden ser conservadores más que si tienen una nebulosa en la mente, una intención aviesa, miedo a lo desconocido, o simplemente una suficientemente dosis de nuestra famosa despreocupación. Pero no podemos dejar de pensar que toda esa gama de 'desubicados' que están entre nosotros son precisamente aquellos que, viniendo de la sociedad hostil que les dio origen, se encuentran ahora en el recto camino de la cooperación, que se irán haciendo más y más progresistas a medida que vayan comprendiendo más profundamente las contradicciones del capitalismo en el seno de la nueva organización. En esta etapa en que se encuentran ahora, de nada servía entablar con ellos una estéril discusión [...] El cooperativismo que concilia no es cooperativismo. El cooperativismo, lo que busca es SUSTITUIR.138 Quizá lo más llamativo de esta cita es el desprecio que tiene el autor hacia los cooperativistas más conservadores que él. ¿Por qué el cambio de tono? Quizá, debido al autoritarismo, no tiene nada que perder. O, tal vez, es un manifiesto en contra del cambio de rumbo en la organización que él ve llegando. Sección III: Conclusiones Las Actas de la Federación de Cooperativas de Producción entre 1963 y 1965 son una fuente para ver una línea de cooperativismo en esa década. En ellas, aparecen evidencias de la época tumultuosa, luchas para defender la “verdadera” definición del movimiento y momentos de búsqueda común y solidaridad. Como se mencionó arriba y siguiendo el eje principal, la definición del cooperativismo, para los socios de la FCPU, era un medio para otro fin, un movimiento práctico que contenía la semilla secreta de una revolución que lograría cambios estructurales. Esto dista mucho de la definición del cooperativismo como un fin en sí o solo una de varias opciones dentro del sistema económico existente. Como mencionado arriba, la FCPU abandonó este rumbo alrededor de 1970. El cooperativismo actual puede incorporar socios de todos los partidos y se considera en el país una opción más para lograr los medios de vida y particularmente, un hogar. Es tan neutral cualquier asociación política al movimiento que la Ley General de Cooperativas de 2008 fue aprobada con un consenso partidario.139 Pero volvemos a la ideología de extrema izquierda que queda tan evidente en las Actas. Además de la variedad de factores ya mencionados como la extracción obrera de los socios y los tiempos dificilísimos, es interesante notar que, en 1982, en 14 de las 20 cooperativas de la FCPU, el nivel educativo promedio fue primaria completa o incompleta. Las otras 6 tenían por promedio o secundaria incompleta (2), secundaria completa, normal, UTU o educación universitaria (1 de cada categoría). Este cuadro concuerda grosso modo con la población general; sin embargo, si esa fue la situación en 1982, ¿cómo habría sido veinte años antes? 140 s/a, "Las organizaciones cooperativas y la política partidista", Acción Cooperativa 9 (1971): 3 y 11. Uno se pregunta si el autor no es el mismo que escribió el “Psuedo-cooperativas” del número anterior. El artículo es una respuesta a otra en la revista de la CCU que propone la misma tesis en términos más suaves: s/a, "Cooperativismo y política", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 50 (1971): 2-4. 139 Entrevista a Ignacio Arboleya, Centro Cooperativista Uruguaya, Montevideo, 22 de mayo de 2019. 140 Martorelli, El cooperativismo Vol II, 166. 138 30 Surge la pregunta, ¿no podría haber sido la falta de educación un factor en la insistencia en una sola narrativa y la intolerancia a otros puntos de vista? Sin embargo, el fuerte disenso se puede encontrar en ámbitos de todos niveles de educación. No necesariamente es malo, siempre y cuando se logre resolver. En el seno de un Uruguay laicista y conformista, las Actas también pueden servir como crítica al imaginario “hiperintegrado” que proponían los defensores del sistema vigente: se notan muchísimas maneras de pensar.141 En la misma línea, estas Actas demuestran la dificultad de crear espacios verdaderamente “neutros”. Cada ser humano tiene credos y creencias de índole filosófico, espiritual o religioso que guían sus acciones. Pueden ser explícitos o callados, pero siempre estarán detrás de cada toma de decisión. De hecho, algunos dicen que la neutralidad es una mentira o, a lo mejor, una contradicción lógica.142 Un autor anónimo de la FCPU explora la misma temática unos años después al responder a un artículo de la CCU que plantea que en América Latina de 1971, ya no es realista hablar de la neutralidad política. El artículo original termina promoviendo que los cooperativistas alienten las políticas de la izquierda, ya que la “neutralidad” suele proteger el statu quo. Sin embargo, en un lugar menciona el término “independencia” como alternativa más acertada que “neutral”.143 La FCPU responde: “Corresponde señalar que la diferenciación entre los términos 'neutralidad' e 'independencia' referidos a lo político, es más válida para los individuos que para las organizaciones. No entender esta diferencia es lo que a menudo conduce a razonar sobre una cosa: 'el hombre' (no existe el hombre neutro) y sacar conclusiones sobre otra; 'las organizaciones' ”.144 Por un lado, este intercambio confirma que estaba en tela de juicio la neutralidad política por parte del CCU y la FCPU. Por el otro lado, al leer los dos artículos, sorprende la reacción de la FCPU ya que el escritor del CCU está descartando en términos fuertes un principio fundamental de Rochdale. ¿Por qué enfocarse en un punto casi imperceptible en una obra mayormente alineada con ellos? Poco después, como vimos, la FCPU emprendió un camino hacia más apertura y diálogo que, se supone, ya no consideró necesario perderse en los detalles del discurso. Otra observación instructiva es que, a pesar del lenguaje ideológico que se muestra en las Actas, la mayoría de los cooperativistas que integraban al FCPU no atrajeron la atención del gobierno; la fundamentación para este último punto se halla en el Apéndice III. Ya que desconocemos las circunstancias de estas reuniones, es posible que, para muchos, las palabras fueran la manera de hablar, o incluso reflejaron posiciones de las que luego se arrepintieron. De los cooperativistas mencionados en las Actas que cayeron preso bajo la dictadura —y de quienes se conservan registro— ninguno fue involucrado directamente en una acción violenta. El término “sociedad hiperintegrada” para describir al Uruguay neobatllista surge de Germán Rama, La democracia en Uruguay, (Montevideo: Arca, 1987), 79. 142 Aunque sea fuera de tema, época y país, una exploración de la supuesta “neutralidad” del espacio público estadounidense en años recientes es instructivo: G. Koukl, “The Myth of Moral Neutrality”, En Stand to Reason [sitio web] (2013, 5 de febrero). Recuperado de https://www.str.org/articles/the-myth-of-moral-neutrality (30/06/2019). 143 s/a, "Cooperativismo y política", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 50 (1971): 2-4. La observación sobre quiénes promueven la neutralidad política se refleja en la discusión parlamentaria sobre la legislación cooperativista citada arriba. 144 s/a, "Las organizaciones cooperativas y la política partidista", Acción Cooperativa 9 (1971): 11. Para más contexto, véase la última cita en bloque de la sección sobre el Congreso del Pueblo. 141 31 Además, aunque el gobierno dictatorial desalentaba el cooperativismo, no tomó preso a nadie por la carga explícita de integrar a una cooperativa; siempre fue por razones de acercamiento o involucramiento político o sindical. Este trabajo ha estudiado de varias maneras un documento del cooperativismo en los años 1960 en Uruguay y revelado muchas interrogantes. El resultado más llamativo es la falta de estudios académicos actualizados. La última finalidad de esta memoria es ofrecer pistas para seguir investigando en proyectos futuros. 32 Referencias Bibliografía Abigail, G. “El movimiento cooperativo de viviendas del Uruguay como actor socio-político en la problemática contemporánea de la vivienda”. Tesis de grado en Universidad de la República, 2003. Alonso Eloy, R. y Demasi, C. Uruguay 1958 – 1968: Crisis y estancamiento. Montevideo: EBO, 1986. Arbiza Rivoir, A. “Aspectos poco habitados del cooperativismo de vivenda por ayuda mutua: impactos en la vida familiar”. Monografía final de grado en Universidad de la República, 2014. Azpiroz Perera, A. Luis Baccino: Movidos por la renovación. Montevideo: OBSUR, 2016. Bertullo, J., Isola, G., Castro, D. y Silveira, M. El cooperativismo en Uruguay. Montevideo: SCEAM-UdelaR, 2003. Cabrera, G. y Mondelli, P. “Haciendo Historia: El caso de la Unidad Cooperaria No 1 Cololó”. 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Rosario Lagarmilla, Montevideo, 6 de agosto de 2019; entrevistada por Coretta Thomson. 36 Anexo I Guía a la fuente primaria principal para facilitar las investigaciones futuras Las reuniones de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay corresponden a las siguientes páginas del archivo digital consultado: 8 de febrero de 1963: pp. 1-13 4 de octubre de 1964: pp. 14-16 19 de diciembre de 1964: pp. 16-27 20 de diciembre de 1964: pp. 27-40 17 de enero de 1965: pp. 40-45 28 de agosto de 1965: pp. 46-62 6 de noviembre de 1965: pp. 62-112 7 de noviembre de 1965: pp. 112-135 37 Anexo II Extracto de la Declaración de Principios de la Federación de Cooperativas de Producción sobre la relación cooperativa-sindical En Cuadernos Cooperativos Uruguayos 48 (1970), 92-93. Tanto por su participación en las primeras acciones organizadas del movimiento obrero como por los fines perseguidos en la actualidad, la acción constructiva del cooperativismo de producción al poner en práctica la autogestión en la esfera de los trabajadores, se complementa con la acción reivindicativa del movimiento sindical. En consecuencia el asociado cooperador de producción en su carácter de trabajador, debe estar al lado de los demás trabajadores, buscando la unión, no la desunión en concordancia con su propio ideario, y tratando de adherirse al sindicato de su ramo, destacando su calidad de cooperativista. La cooperación de producción debe procurar que el movimiento sindical entienda que, por las características de su propia constitución y su preocupación por reafirmar los derechos del hombre, constituyen una forma permanente de lucha contra la explotación en cualquiera de sus formas. Asimismo las Cooperativas de producción deben tener presente que se necesita el aporte de los trabajadores organizados para su más amplia y rápida concreción. Sobre las luchas de los trabajadores en general, las cooperativas deben actuar con realismo, teniendo en cuenta su condición de organismos liberados del sistema de salarios y buscando formas de solidaridad adecuadas y de real eficacia. Cuando se trata de influir en problemas de carácter general o social, las cooperativas, en cuanto procuran cambios en tales sentidos, deben tomar posición en cada caso y de acuerdo con sus propios principios. El planteo de soluciones cooperativas en los sindicatos sólo es admisible en la medida en que ello no interfiera con la acción específica de los mismos, ya que en la sociedad capitalista deben afrontar una situación de lucha muy frecuente. 38 Anexo III Las cooperativas de producción bajo la dictadura civil-militar Un interrogante más que surge del análisis de las Actas de la FCPU es: ¿Qué les pasó a estas personas durante la dictadura civil-militar de 1973-1985? No hay que perder de vista que hemos visto a cooperativistas haciendo alusiones claras a la revolución del proletariado en una reunión grande. Ya en ese momento, la policía nacional estaba siguiendo a las personas “sospechosas” por una mera denuncia, por poco fundada que fuera, de simpatías comunistas. ¿Pasó también en el caso del cooperativismo de producción? ¿Cayeron presos muchos de los integrantes? Y, si les pasó esto ¿fue por ser cooperativista, o por otras razones? Una investigación breve e incompleta revela un cuadro muy complejo que merece más estudio en otro trabajo. A finales de los años 60, con la llegada del autoritarismo, fue restringida la libertad de movimiento y asamblea. Arriba vimos cómo la restricción de asamblea afectó a la FCPU en 1965; esta se profundizó a lo largo de los años. Entre junio de 1968 y 1971, las Medidas Prontas de Seguridad rigieron constantemente menos tres meses en 1969 y el gobierno reprimió las organizaciones de trabajadores.145 Quizá por eso, ya en 1969, se nota el empleo de nuevo vocabulario y más cuidado en la crítica social. Por ejemplo, el FCPU habla mucho sobre la “autogestión”, un término que apunta a la economía común espontánea, sin la imposición de un gobierno comunista o socialista.146 En el próximo número, un artículo interesante nota tanto el mal empleo del término “democracia” para “una forma de organización política en que no es el pueblo quien gobierna, sino donde simplemente hace ‘algo’ para designar a quienes habrán de gobernarlo”, como la falacia de una empresa de “auto-gestión” donde “quien trabaja, no influye nada en las decisiones de dirección, de organización y de planeamiento, sino que se limita a hacer ‘algo’ para designar a quienes habrán de ocuparse de tales tareas”. Sigue para plantear al cooperativismo como la autogestión ejemplar. No toca más el tema de la democracia, pero quizá ya ha dicho lo suficiente.147 Además, hay evidencias de la tolerancia, por lo menos, hacia el cooperativismo en el gobierno autoritario. El 3 de febrero de 1972, un decreto del Poder Ejecutivo de Pacheco, después de la intervención de la Unidad Cooperaria No 1 y dado el interés en reproducir el experimento, da a la Oficina Nacional de Acción Comunitaria y Regional del Ministerio de Ganadería y Agricultura, “la tarea de promover grupos vecinales y realizar reuniones de técnicos de los servicios de dicha Secretaría de Estado en las diversas regiones del interior del Nahum et al, El fin del Uruguay liberal, 57 y 159; Caetano y Rilla, Historia contemporánea del Uruguay, 292296. 146 s/a, "Temas para ahora", Acción Cooperativa 6 (1969): 8. El término “autogestión” aparece en muchos artículos del 70 y 71, incluso s/a, “Las cooperativas y su federación”, Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49 (1970): 133. La CCU incluye un artículo entero sobre varias maneras de entender el término: Albert Meister, "En torno a un tema polémico", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 50 (1971): 27-30. El artículo es una traducción del francés de la revista Autogestión y socialismo 13-14, set-dic de 1970. 147 RAMA, "A propósito de autogestión", Acción Cooperativa 7 (1969): 4-5. 145 39 país, para una acción coordinada a la constitución y desarrollo de nuevas unidades cooperarias u organizaciones similares”.148 Otra referencia al movimiento se halla en el primer Comunicado de los Mandos del Ejército del 9 de febrero de 1973, en los días que algunos consideran un primer golpe que las izquierdas no oponían.149 Un documento curioso que declara el involucramiento de las Fuerzas Armadas en las operaciones del Estado y también la redistribución de la tierra, e incluye además una referencia al fomento del cooperativismo. El inciso “m” llama a combatir el monopolio y, para "asegurar el interés obrero por impulsar y mejorar la producción", recomienda “arbit[rar] soluciones que estimulen la participación de los mismos en la dirección de las empresas, tanto en el sector público como en el privado”.150 Sin embargo, aquí se nota el empleo del cooperativismo no como un fin en sí, sino como una herramienta para combatir al comunismo. Parece que los militares habían entendido la diagnosis marxista sobre la enajenación del trabajo como causa de la radicalización; su receta es que las decisiones tomadas en común pueden generar un sentido de responsabilidad aun en situaciones de trabajo compartimentado. 151 Al final, el giro peruanista esperado por la izquierda nunca se concretó; estos comunicados ciertamente no reflejan la posición del gobierno después del golpe de Estado definitivo concretado el 27 de junio de 1973.152 A pesar de las dos citas arriba, la realidad no fue de todo favorable. El CCU informa en principios de 1973 que “no existe por parte del Estado ninguna medida de promoción de estas experiencias. Lo que es aún más grave, las iniciativas en este sentido de grupos de trabajadores son postergadas o denegadas. El freno principal para la expansión del cooperativismo lo constituyen las limitaciones financieras”, con una política crediticia que no presta fácilmente a las cooperativas.153 Sin embargo, el investigador Juan Pablo Martí menciona varios proyectos de fomento de cooperativismo implementados por el gobierno civil-militar durante la dictadura. Un caso es la privatización del AMDET, proceso que comenzó en los años 1960 y se realizó mayormente con el Municipio como parte de un programa de reducción de gastos. Parece que eligieron el modelo cooperativo para cortar con la actividad sindical que hubiera surgido de la creación de empresas privadas. Los antiguos funcionarios públicos tuvieron la elección de coorporativizarse o enterrar cadáveres en el cementerio; por ende, muchos nuevos integrantes Poder Ejecutivo, "Decreto del Poder Ejecutivo", Acción Cooperativa 12 y 13 (1972): 5. Para la intervención de la Unidad Cooperativa No. 1, véase Terra, Proceso y Significado, 161-162; s/a, "Unidad Cooperaria No 1", Acción Cooperativa 9 (1971): 11; y s/a, "Unidades Cooperarias No. 1 No. 2", Acción Cooperativa 12 y 13 (1972): 4-5. 149 Álvaro Rico, Vania Markarian y Alfonso Lessa, "Un golpe en etapas", en Brecha [en línea] (Montevideo, 2013). Infomación de https://brecha.com.uy/un-golpe-en-etapas/ (07/08/2019). 150 Mandos Militares Uruguayos, "Comunicados de los Mandos". En Cuadernos de Marcha 68: 7 días que conmovieron a Uruguay (1973): 24. 151 Es interesante ver una posición parecida en un artículo de la revista de la CCU de junio del mismo año. El autor propone al cooperativismo como "importante herramienta para superar el estancamiento y la deformación, contribuyendo al desarrollo económico independiente". Entre otras razones, como el empleo de más manos, las cooperativas son "una experiencia liberadora para los participantes, en tanto asumir las funciones de dirección de la producción les permite desarrollar potencialidades trabajadas por la empresa capitalista", así ayudando a combatir la dependencia: s/a, "Cooperativismo y desarrollo nacional", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 58 y 59 (1971): 4-7. 152 Para información sobre este proceso complejo que todavía falta mucha investigación, véase Fernando López D’Alesandro, Vivian Trías: El hombre que fue Ríos (Montevideo: Debate, 2019). 153 s/a, "Cooperativismo y desarrollo nacional", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 58 (1973): 6. 148 40 pasaron a las tres cooperativas resultantes sin la inspiración, ni menos la educación, para la nueva experiencia. La única capacitación proveída en 1977 fue un curso económico-técnico sobre el modelo israelí; no se enseñó ni la gestión en común ni la resolución de problemas. Por ende, no sorprenden las reuniones caóticas a las cuales algunos llegaban borrachos, ni que el primer presidente de COTSUR fuera depuesto por gastar dinero en el casino. Subrayando la falta de educación cooperativista, este ganó un juicio diez años después porque no había sido removido por el protocolo explícito en los estatutos. En suma, este “fomento” cooperativista es mixto por ser un modelo impuesto por el municipio por razones económicas y estratégicas y aceptado por trabajadores que no vieron otra opción. No surgió de la libre voluntad de los integrantes.154 De hecho, durante este periodo, un 65% de los nuevos cooperativistas se juntaron al organismo por razones económicas.155 Al final, la línea empresarial entró en el cooperativismo y alrededor de 1980, algunas cooperativas, entre ellas federadas a la FCPU, empezaron a transformarse en sociedades anónimas. La Federación consideró esa medida totalmente innecesaria y, además, parece haber sentido profundamente traicionado, ya que en un artículo denunciando la situación en términos respetuosos pero claros, termina: “No nos molesta lesionar los fueros empresariales de quienes así reciban este comentario, y ojalá lesionemos las últimas fibras cooperativistas que en ellos puedan quedar, para que por lo menos en lo más íntimo de su ser, sientan aunque más no sea, la pequeña molestia que esa lesión les pueda causar”.156 En tiempos de dictadura, también se aprobó legislación para el fomento de cooperativas agrícolas y agroindustriales en el interior: el Decreto-Ley 14.330 de Sociedades de Fomento Rural (1974), el Decreto-Ley 14.827 de Cooperativas Agroindustriales (1978) y el DecretoLey 15.645 de Cooperativas Agrarias (1984). El marco jurídico y los múltiples incentivos otorgadas a las cooperativas agropecuarias por medio de esta legislación hicieron que no fuera necesario actualizar las leyes del sector hasta su incorporación en la Ley General de Cooperativas de 2008. De hecho, Martí sugiere que la legislación cooperativa en general apenas cambió durante 20 años después de la salida democrática.157 Por otro lado, los hechos también reflejan un crecimiento muy lento de las cooperativas bajo dictadura debido al ambiente de miedo y sospecha y las prohibiciones de ensamblar libremente. Fue casi imposible que surgiera una cooperativa de manera espontánea bajo esas circunstancias.158 Una vez restaurada la democracia, hay una explosión de actividad cooperaria, quizá una combinación de mejoras en la legislación bajo el régimen anterior con las nuevas libertades que permitieron la reunión, todo dentro de un marco de crisis económica que hizo necesario juntar recursos. La creación Juan Pablo Martí, “Cooperativas, Estado y Mercado. Privatización del transporte público de Montevideo a través de cooperativas (1947-2017)” (Trabajo no publicado, UdelaR, Montevideo, 2019). 155 Terra, Proceso y significado, 106-110 y Martorelli, El cooperativismo Vol I, 147-244. 156 Trata de los casos de COMMMA, COPEMAR y COTAME: s/a, "Transformación de cooperativas en sociedades anónimas o limitadas", Acción Cooperativa s/n (febrero de 1980): 7-9. La situación de COMMMA fue particularmente dolorosa porque la CCU y la FCPU habían acompañado a los pasados trabajadores de GRAMON S.A. en formar una cooperativa en 1963 y en rescatarla después del crack bancaria en 1965: COMMMA, "Nace una experiencia cooperativa", Acción Cooperativa 5 (1967): 5. 157 Juan Pablo Martí, “Evolución de la legislación”, 42-47, 58. 158 Entrevista a Rosario Lagarmilla, Montevideo, 6 de agosto de 2019. 154 41 en 1985 de la Dirección Nacional de Fomento Cooperativo quizá indica tanto la necesidad de apoyar el movimiento que no había florecido en el pasado como la nueva voluntad de hacerlo.159 Hay varios indicios de que el cooperativismo en sí no se hallaba entre los primeros enemigos del Estado durante esa época, por lo menos explícitamente. De una lista de 52 nombres y apellidos que se podían leer enteros con certeza en los estatutos de la FCPU, solo aparecen 2 de cuya identificación no hay duda y dos más que quizá sean las mismas personas, en el libro sobre la subversión publicado en 1976 por el gobierno militar. Por lo menos oficialmente, ninguno de ellos es nombrado sedicioso por sus sueños de cooperación, ni menos por integrarse a una cooperativa; más bien, el mejor peligro expreso es el acercamiento a Cuba o los actos violentos. Rubén Prieto Prieto está activo en el FAU y edita dos revistas anarcosindicalistas.160 Ricardo Volpe es vinculado con el robo de armas en el club Tiro Suizo.161 El Carlos Valera de CODARVI quizá es el taximetrista detenido en 1969 por vínculos con el MLN-T, pero la identificación no es segura.162 Tampoco hay seguridad de que el “Dr. José Díaz” sea José Enrique Díaz Chávez quien, como secretario del Partido Socialista y luego miembro fundador del Frente Amplio, aparece varias veces en el libro de los militares.163 No obstante, por lo menos en el caso del cooperativismo de producción, la época de la dictadura civil-militar fue difícil. Ya que esta rama cooperaria solía tener dirigentes de la izquierda, rápidamente faltaban liderazgo cuando ellos se escondían, se exiliaron o fueron presos.164 De hecho, según Juan Pablo Terra, ésa fue la rama más reprimida del cooperativismo uruguayo.165 Un ejemplo es la Comunidad del Sur, que había impreso la revista de la FCPU. El 20 de abril de 1972, su imprenta en el sótano de Canelones 1484/86 fue embargada, acusada de ser “oculta” e imprimir material subversivo, y por lo menos un integrante fue detenido.166 Los compañeros de Paysandú se solidarizaron y el diputado Carlos Baraibar leyó un informe al respecto en la Cámara de Diputados. Ese refuta la acusación de la clandestinidad, diciendo que en 1971 había publicado un 40% de los títulos del país, según la Comisión de Papel, para sellos como Arca, Alfa, Banda Oriental y Tauro; organismos del Estado como OSE y la Dirección de Estadísticas y autores integrantes al gobierno como Alejandro Rovira (Ministro del Interior), Carlos Mario Fleitas (diputado) y Luis Hierro Gambardela (senador).167 El 5 de mayo, se Los hechos son de Martí, “Evolución de la legislación”; las conclusiones son mías. Junta de Comandantes en Jefe, Las Fuerzas Armadas al Pueblo Oriental. Tomo I, primera parte: La subversión. Montevideo: Ejército uruguayo, 1976), 314 y 320. La tercera cita listada en el libro se refiere a Ruben Prieto Benencia, aunque los militares lo identifican con el Rubén Prieto Prieto de las referencias anteriores. 161 Junta de Comandantes en Jefe, Las Fuerzas Armadas al Pueblo Oriental. Tomo I, segunda parte: La subversión. (Montevideo: Ejército uruguayo, 1976), 609-610. 162 Junta de Comandantes en Jefe, Tomo I, segunda parte, 643. 163 Para la lista completa, véase el índice onomástico en: Junta de Comandantes en Jefe, Las Fuerzas Armadas al Pueblo Oriental. Tomo II: El proceso político. (Montevideo: Ejército uruguayo, 1978), 520. 164 Terra, Proceso y significado, 106-110 y y Martorelli, El cooperativismo Vol I, 147-244. Para las medidas represivas del gobierno dictatorial en general, véase Gerardo Caetano y José Rilla, Breve Historia de la Dictadura, 5ª Ed. (Montevideo: EBO, 2017), 18, 24-25, 29, 50, 93-95; Caetano y Rilla, Historia contemporánea del Uruguay, 339-341, 348-350, 362-363. 165 Terra, Proceso y significado, 171-172. 166 AJPROJUMI, Penal 10, Ficha S / 644 / 85, Archivo 746 / 86, DE LOS SANTOS, Aníbal y RIBA, Carlos 167 s/a, “Adhesión con Comunidad del Sur”, Acción Cooperativa 12 (1972): 3-4. 159 160 42 ordenó la reapertura del taller y el detenido Aníbal de los Santos, 30 años de edad, uno de las personas que aparece en los estatutos de la FCPU siete años anteriores, fue liberado. Sin embargo, la acusación de los militares tuvo algo de fundamento, aunque las medidas represivas parecen exceder el crimen. Aníbal de los Santos fue detenido de nuevo, junto con Carlos Riba, en la cooperativa de vivienda de la Comunidad del Sur, ubicada en Felipe Cardozo 2098, a las 03:00 horas de la mañana del 12 de julio de 1972. Fueron acusados de haber impreso, entre las 02:00 y las 05:00 de la madrugada del 22 de diciembre de 1971, unos 2500 o 3000 volantes para el movimiento “22 de diciembre” que animaron a un intento en el Club Golf. Los acusados se negaron de haber conocido el contenido de los volantes hasta el momento de imprimirlos y repitieron su adherencia a la no-violencia. La sentencia de Aníbal, fallada en mayo de 1974, fue 24 meses en prisión; recuperó la libertad provisoria en setiembre de 1973. Carlos, por haber sido el punto de contacto con el miembro del 22 de diciembre, solo fue liberado en abril de 1975 y, según el fallo, debería haber sido exiliado a su país natal, Argentina, en ese momento.168 El 25 de agosto de 1974, la Comunidad del Sur celebró su 19o aniversario con una charla, un almuerzo compartido y juegos comunitarios.169 Pero a finales de 1975, suspendieron el trabajo en Montevideo y algunos miembros que todavía no habían salido del país se trasladaron a Estocolmo, Suecia para seguir la obra allá.170 A finales de la dictadura, regresarían algunos. Otro participante en las asambleas de la FCPU, Celiar Reherman, de 61 años, integrante de COTRACO que luego participó en una cooperativa de viviendas, fue detenido el 21 de junio de 1977. Había sido comunista desde 1950 y desde 1952, según la acusación, había buscado reclutar miembros para el partido entre las cooperativas y los obreros capataces. Aunque no niega su involucramiento en reuniones por este asunto, niega su militancia activa (no tiene alias, un dato a su favor) y dice que su actividad ha sido esporádica. En junio de 1978, es condenado a 24 meses y gana la libertad provisoria el 14 de diciembre de 1979.171 Otros miembros de las cooperativas de producción que aparecen en las Actas apoyaron materialmente a los grupos armados. Rubén Moreira, del COPRU, fue detenido el 21 de mayo de 1972, junto con dos cooperativistas más, Rafael de Cárdenas y José Luis Corchs, acusados de haber torneado partes de armamientos para la MLN. Moreira fue mecánico uruguayo de 34 años de edad. Rafael de Cárdenas, quien no aparece en las Actas, tenía 51 años, fue de nacionalidad portuguesa y nacimiento madrileño, había vivido en Uruguay desde agosto de 1955 y también fue Maestro de Taller de Mecánica de la UTU. Se dijo “ferviente cooperativista” que había colaborado en el asesoramiento de CODARVI; COLOLO, COPERPOA, CODEXA y otras cooperativas. Los primeros dos no niegan la acusación, de hecho, admiten haber colaborado con el MLN desde el noviembre pasado, sabiendo el destino de las partes torneadas, y haber organizado reuniones informativas sobre la MLN en la cooperativa. Sin embargo, sí niegan su integración al MLN así como su disponibilidad a usar la violencia ellos mismos. Además, habían hecho los trabajos para los Tupamaros fuera de hora, algo prohibido en el COPRU, para AJPROJUMI, Penal 10, Ficha S / 644 / 85, Archivo 746 / 86, DE LOS SANTOS, Aníbal y RIBA, Carlos. s/a, "Comunidad del Sur: 19 años", Acción Cooperativa 17 (1974): 2. 170 Fosalba, “Cooperativismo Integral”, 180. 171 AJPROJUMI, Penal 7, Ficha S / 436 / 86, Archivo 97 / 87, REHERMANN, Celiar. 168 169 43 que nadie más supiera; también explicitan que sus familias tampoco sabían de sus actividades. De todos los cooperativistas vistos en las fichas del AJPROJUMI, el discurso de Rafael de Cárdenas es el más cerca de el de los grupos armados. Por medio de su militancia cooperativista, se había encontrado “con todos los caminos cerrados en base a un creciente deterioro que traía aparejado la creciente injerencia de intereses personales en la conducción de la política económico financiera” y, como resultado, creyó “que solo una conmoción podría traer la reacción debida”. Por eso, apoyó a la MLN aunque, repite, no está ni estuvo a favor con su uso de la violencia. José Luis Corchs, metalúrgico de 26 años, es un caso aparte. Parece que nunca participó en las reuniones y solo prestó una mano en dos o tres trabajos nocturnos. De hecho, en algún momento, trató de retraer su apoyo y el contacto del MLN que encomendaban los trabajos lo amenazó. Ganó la libertad provisoria en enero de 1974; una sentencia del 4 de mayo de 1976 consideró justo su cadena penitenciaria de 2 años ya realizada. En esa misma audiencia, Moreira y de Cárdenas recibieron sentencias de 4 años de prisión, considerando cumplidas también sus cadenas.172 Sin embargo, el caso más complicado fue de CODARVI, vinculado a los comunistas y la CNT, ambos proscritos en los primeros meses de dictadura, así como la Federación Obrera de la Industria de Vidrio, en Laureles 643, esquina Carlos Tellier, lugar desde donde se declaró el Paro General del 27 de junio de 1973.173 En dos operaciones del 9 y 11 de setiembre de 1976, terminaron presos 39 trabajadores de la cooperativa. Todos tuvieron por lo menos una audiencia y los militares examinaron cada caso particular. Seis presos ganaron la libertad plena el 23 de diciembre de ese año. Veintidós más fueron liberados de manera provisoria el 8 de febrero de 1977. Los otros salieron entre esa fecha y finales de 1981. Una de ellas fue una mujer embarazada que dio de luz a su hija primogénita el 25 de febrero de 1977 en el hospital militar y ganó la libertad provisoria el 13 de mayo de ese año, supuestamente con la bebé porque no se registran reclamos. Otro, entre los 11 más involucrados, fue Alter Portela quien figura en las Actas de la FCPU. Mecánico tornero de 50 años de edad que ha integrado la Federación Obrera de Vidrio (FOIV) hasta hace unos meses, dice que no ha participado en ninguna actividad ni política ni gremial. Como otros, admite haber visto material de la CNT así como ejemplares de la revista comunista “Carta” en la fábrica (unos los vieron en el piso del baño), pero no se integró. También conoce de las colectas realizadas por parte de las familias de comunistas detenidos, “Tobita” Saravia y Mario Correa; las cantidades reportadas varían de $100 y $300 pesos al mes, más leche en polvo y vitaminas para los niños. Para los militares, esta parece ser actividad sediciosa. Respecto a los fines del comunismo, Portela los desconoce pero lo que entiende es que buscan “abrir fuentes de trabajo, dar mayor bienestar [...] derrocar la dictadura por vía pacífica y formar un Gobierno Provisional con civiles y militares progresistas”. La sentencia definitiva del grupo solo ocurre el 19 de noviembre de 1979, cuando Alter Portela es AJPROJUMI, Penal 2, Ficha S / 320 / 86, Archivo 534 / 88, MOREIRA, Rubén y otros. Se halla información sobre el Paro General y el papel del FOIV en ésa, en: Rico, Demasi, Radakovoch , Wschebor y Sanguinetti, 15 días que estremecieron al Uruguay (Montevideo: Fin de Siglo, 2005), 93-97; Caetano y Rilla, Breve historia de la dictadura, 19-22; Fernando Pereira, "Pit – Cnt sesionó en la Federación del Vidrio para recordar la huelga general del 73" [audio de radio], 27 de junio de 2018. Información de http://radiouruguay.uy/pit-cnt-sesiono-en-la-federacion-del-vidrio-para-recordar-la-huelga-general-del-73/ (05/08/2019). 172 173 44 sentenciado a 4 años de prisión (Juan Antonio Iglesias se considera el más responsable y su condena es de 6 años). Portela y dos más ganan la libertad provisoria el 30 de abril de 1981.174 Además de colectas y reuniones, algunos de los obreros de CODARVI dicen que en el Consejo Directivo de CODARVI hay comunistas con quienes uno ha tenido conversaciones “criticando el sistema actual de gobierno al que tildan de 'dictadura'”. Para colmo, parecen haber escondido, en la chacra “Rincón de la Bolsa”, Km 30.200 de la Ruta 1, a dirigentes de la CNT y el Partido Comunista, Felix Díaz Clavijo y Juan Escobar Aparicio. El 16 de setiembre, los militares hacen una redada en la chacra y, encontrándola abandonada, pero con actividad agrícola reciente, la incautan para su “usufructo” y “cuidado”. En el proceso del 19 de noviembre de 1979, la declaran confiscada, así como el local de la FOIV que había sido clave en junio de 1973, con todos los bienes muebles hallados en los dos establecimientos. Ese último será devuelto a la FOIV a finales de agosto de 1985, aunque un año después todavía estarán intentando recuperar los bienes muebles incautados por el Ministerio del Interior.175 También, a partir de las declaraciones de los 39 detenidos en setiembre de 1976, se ordena la captura de nueve personas más de CODARVI, incluso José Luis Marconi, de 51 años de edad, otro participante en las Asambleas de la FCPU. Es detenido más de un año después, el 5 de diciembre de 1977, en su domicilio. Algunos de sus compañeros creen que puede ser un dirigente gremial; en su proceso, se declara comunista desde 1963, y en el pasado, militó en el gremio. Sin embargo, una vez proscrito el partido, y debido a su mala salud, ya no trabajó más dentro del partido, según su testimonio; algunos compañeros suyos testifican de que él nunca les habló de política ni intentó reclutarlos. Además, se jubiló el 31 de mayo de 1977 y ya no trabaja en CODARVI para el momento de su detención. Se le declara la libertad definitiva el 10 de marzo de 1978.176 AJPROJUMI, Penal 5, Ficha S / 1311 / 86, Archivo 460 / 87, MARCONI, PORTELA y OTROS. AJPROJUMI, Penal 5, Ficha S / 1311 / 86, Archivo 460 / 87, MARCONI, PORTELA y OTROS; AJPROJUMI, Penal 2, Ficha S / 388 / 85, Archivo 248 / 86, MARCONI, José y otros. 176 AJPROJUMI, Penal 2, Ficha S / 388 / 85, Archivo 248 / 86, MARCONI, José y otros; AJPROJUMI, Penal 3, Ficha P / 513 / 86, Archivo 741 / 86, MARCONI, José. 174 175 45