La senda del auténtico cooperativismo
Un análisis de las actas de la Federación de
Cooperativas de Producción del Uruguay, 1963-1965
Coretta Thomson
Memoria final
Historia del Uruguay III, S1 2019
Profesores Magdalena Broquetas, Clara von Sanden, Pablo Langone
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Universidad de la República
Montevideo, Uruguay
La senda del auténtico cooperativismo
Un análisis de las actas de la Federación de Cooperativas de Producción del
Uruguay, 1963-1965
Coretta Thomson
Memoria final
Historia del Uruguay III, S1 2019
Profesores Magdalena Broquetas, Clara von Sanden, Pablo Langone
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Universidad de la República
Montevideo, Uruguay
Índice
Introducción………………………………………………………………………..…………3
Sección I: El cooperativismo uruguayo en los años 1960……………………………….….3
Estado de la cuestión…………………………………………………………………..…….…3
Las categorías de cooperativas uruguayas……………………………………..…………….…6
Los orígenes del cooperativismo uruguayo………………………………………………….…7
Los principios del cooperativismo…………………………………………….………….……9
Cooperativismo y política…………………………………………………………….………11
Historia de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay…………………....…13
Sección II: Análisis documental………………………………………………………….…17
Introducción al documento……………………………………………………….…………..17
Referencias al contexto histórico…………………………………………………………..…20
La naturaleza del cooperativismo………………………………………………….…………21
Las relaciones con los sindicatos………………………………………………………….….23
La solidaridad entre los socios…………………………………………………………….….25
El Congreso del Pueblo ……………………… ………………………………………….…..26
Sección III: Conclusiones ……………………………………………….……………….…30
Referencias……………………………………………….…………………………….……33
Anexos……………………………………………….…………………………………..…..37
Anexo I: Guía a la fuente primaria principal…………………………………….……….…..37
Anexo II: Documento de la FCPU sobre la relación cooperativista-sindical…………….…..38
Anexo III: Las cooperativas de producción bajo la dictadura civil-militar…………………..39
2
Introducción
La década 1960 se conoce por grandes ilusiones y revueltas violentas en muchas zonas del
mundo. El pequeño país sudamericano de la República Oriental del Uruguay no escapó a estas
tendencias. Las dos aparecen en un lugar sorprendente: las Actas de la Federación de
Cooperativas de Producción del Uruguay (FCPU). Docenas de páginas escritas a mano y
guardados en el archivo de esa entidad, registran algunas de sus Asambleas Generales de 19631965. En un contexto poco estudiado como es el cooperativismo uruguayo, este documento
revela conceptos fascinantes de identidad e ideología, apenas mencionadas en la bibliografía
que, mayormente, rastrea una historia más cronológica que interpretativa.
Esta investigación tenía como objetivo descubrir la naturaleza del cooperativismo
uruguayo en los años 1960. En el proceso, surgieron más preguntas: ¿Es el cooperativismo un
concepto político o puramente económico? ¿Qué fue el Congreso del Pueblo, organización que
parece tan importante para los integrantes del FCPU? ¿Qué pasó con estas personas después
de los tres cortos años abarcados en el documento? Estas preguntas, y más, se analizan abajo.
La bibliografía sobre el cooperativismo uruguayo es escasa; aparecen detalles en la
sección “Estado de la cuestión”. Por eso, para lograr un entendimiento más profundo del tema,
también se accedió a dos revistas en la Biblioteca Nacional, Acción Cooperativa de la FCPU y
Cuadernos Cooperativos Uruguayos del Centro Cooperativista Uruguaya (CCU). Aunque esto
excede la investigación normal para una memoria, fue necesario en este caso. En la misma
línea, se llevaron a cabo tres entrevistas con personas que conocen el tema.
En la primera sección, después de un breve rastreo de la bibliografía principal, se
explicita el marco histórico, así como los orígenes del cooperativismo uruguayo en general y
la FCPU en específico. También, se introducen importantes líneas de análisis y una
conversación sobre la relación entre el cooperativismo y la política.
En la segunda sección, se analiza el documento en algunas de los múltiples aspectos
posibles. El enfoque de este trabajo, después de una breve pero interesante visita a las alusiones
al contexto histórico, es la naturaleza del cooperativismo. Se explora esta identidad en relación
a otras cooperativas, el Centro Cooperativo Uruguayo, los sindicatos y el Congreso del Pueblo.
Después, figuran las conclusiones. Los anexos incluyen una guía a las Actas, un
documento de época sobre el tema de las relaciones entre cooperativas y sindicato. Para abarcar
interrogantes que surgen del estudio del documento pero que tienen incidencia fuera de los
años 1960, el tercer anexo incluye una breve investigación sobre las cooperativas,
particularmente aquellas que formaron parte de la FCPU, durante la dictadura civil-militar.
Sección I: El cooperativismo uruguayo en los años 1960
Estado de la cuestión
La historia del cooperativismo en Uruguay ha sido objeto de pocos trabajos publicados. El
clásico, Proceso y significado del cooperativismo uruguayo de Juan Pablo Terra, fue elaborado
para un congreso del CEPAL sobre el cooperativismo y apareció en la antología
3
Cooperativismo latinoamericano: Antecedentes y Perspectivas.1 Este autor, una figura
importante en los inicios del cooperativismo de vivienda durante los años 1960, analiza el
fenómeno según el tipo de cooperativa, desde sus orígenes hasta los 1980: las cooperativas de
consumo, de crédito, de vivienda, de producción y agropecuarias.2 Después de rastrear el
desarrollo de cada variante, termina con una descripción de su estado en el momento y un
balance de su eficacia. Aunque sigue una línea temporal dentro de cada sección, los capítulos
se dividen por temática. Además, como él mismo admite, estas categorías son cuestionables
por las cruces, por ejemplo, entre el cooperativismo agropecuario, de producción y de
consumo.3 Para el presente trabajo, se ha usado principalmente los capítulos sobre el
cooperativismo de producción y el cooperativismo agropecuario.
El segundo texto más relevante es un cursillo de Jorge Lagarmilla, dictado en 1962 en
la Facultad de Derecho con el título innovador de Cooperativismo.4 En él, rastrea varios
intentos cooperativistas a lo largo de los siglos y termina explicando los Principios
Cooperativistas de 1927. Sigue un detallado análisis de las leyes 10.008 y 10.761 a la luz de
estos principios y luego, una breve historia del cooperativismo uruguayo hasta el momento.5
Al final, hace un balance del estado del cooperativismo en Europa y las Américas. Como fuente
secundaria, arroja luz sobre el vínculo entre las derechas y el cooperativismo agropecuario que
Terra minimiza. Como fuente primaria, refleja que el tema fue de interés en los tempranos años
1960, ya que la UdelaR decidió dar un curso al respecto. Al apenas mencionar la influencia
cristiana sobre el cooperativismo uruguayo ni, en su rastreo continental, el gran movimiento
cooperativista estadounidense de los 1950 y 1960, demuestra posibles sesgos laicistas y
antiestadounidense que son típicos de la época.
Como se tratará abajo, para entender todas las facetas del cooperativismo uruguayo, es
también imprescindible explorar el cooperativismo de derecha. Para esto, el trabajo de Raúl
Jacob, El cooperativismo agropecuario, es fundamental. Solo él, de todos los autores, rastrea
el apoyo católico al cooperativismo desde León XII, con su encíclica "Quod Apostoloci
J.P. Terra, Proceso y significado del cooperativismo uruguayo (Montevideo: ARCA – EBO, 1984). La versión
citada es una reedición de 2015 por el Instituto Humanista Cristiano Juan Pablo Terra. CEPAL, Cooperativismo
latinoamericano: Antecedentes y Perspectivas (Santiago de Chile: Naciones Unidas, 1989).
2
Para un bosquejo biográfico de la vida de Juan Pablo Terra, véase Juan Pablo Terra: Reseña biográfica. En
Instituto Humanista Cristiano Juan Pablo Terra [sitio web] (2017). Recuperado de
http://www.institutojuanpabloterra.org.uy/biografia.html (30/06/2019)
3
Terra, Proceso y significado, 120.
4
Jorge Lagarmilla, Cooperativismo (Montevideo: Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, 1962). Jorge
Lagarmilla (1924-1989), abogado y profesor de Derecho Procesal y Rural y ferviente cooperativista. Estudió en
Alemania con la Fundación Friedrich Ebert. A los 32 años, regresado a Uruguay, fue presidente de la FENACOA.
En 1960, con solo 36 años, fundó y fue presidente del Banco de Producción y Consumo. Este instituto, cuyo
lema fue "Todos para uno y uno para todos", explicitó en sus Estatutos su objetivo de la explotación de
toda operación legal para "favorecer y propiciar el desarrollo y el progreso económico y social de la República,
apoyando y fomentando en especial el movimiento cooperativo nacional e internacional en las actividades de
explotación, comercialización e industrialización agrícola-ganaderas y de consumo" (Estatutos del Banco de
Producción y Consumo (1960), Cap II, Art 3, p. 4). Desafortunadamente, este banco quebró en la crisis bancaria
de 1965. Lagarmilla también asesoró de manera gratuita hasta 80 cooperativas a lo largo de su vida. Solía
hablar de eliminar el intermediario para lograr un sistema más justo. Creyó fuertemente en la neutralidad de
las cooperativas y en la no discriminación en aplicación de las reglas de oro del cooperativismo. Información de
Rosario Lagarmilla, 6 de agosto de 2019.
5
La ley 10.008 provee el marco legal para las cooperativas agropecuarias y la 10.761 sirve la misma función
para las cooperativas de producción y de consumo.
1
4
Muneris" de 1878 y "Rerum Novarum" de 1891, así como la carta pastoral de 1895 del
arzobispo Mariano Soler sobre "La cuestión social". Luego, estudia las cooperativas cristianas
en su fundación y su influencia en los debates parlamentarios en los 20 y 30.6
En la misma línea, se utilizó el libro de Andrés Azpiroz Perera, Luis Baccino: Movidos
por la renovación. Además de describir las experiencias de los clérigos y laicos que se fueron
a estudiar el cooperativismo en Bélgica al principio de los años 60, incluye un capítulo
específico sobre el papel de este sacerdote en fomentar la cooperación: el nacimiento del Centro
Cooperativo Uruguayo y el apoyo a las cooperativas de vivienda.7 En esto también ayudan los
últimos números de la revista del CCU, Dinámica Cooperativa.8
También hay información sobre los orígenes del cooperativismo en Pan y Trabajo de
Carlos Zubillaga. Enriquece el cuadro porque su enfoque en la inspiración francesa del
movimiento no aparece, por lo menos en tanto detalle, en los otros libros y estudios.9 Un estudio
sobre el cooperativismo de producción realizado en 1982 por Horacio Martorelli, documento
que Juan Pablo Terra utilizó para su libro, también fue consultado.10
Además de esto, la mayoría de los trabajos sobre el cooperativismo son de las ciencias
sociales y surgen de estudios puntuales en los años recientes.11 De estos, el más relevante para
este trabajo es un estudio de 2003 que buscó ser una actualización de la situación del
cooperativismo uruguayo.12 Aunque se enfoca mayormente en los años recientes, menciona
algunos aspectos de las orígenes del cooperativismo uruguayo. También analiza brevemente
los estatutos de la FCPU y mencionan experiencias de cooperativas de producción ya en el
siglo XIX que los demás autores no enumeran. Además, introduce las cuatro divisiones del
cooperativismo según origen, que se analizarán más adelante.13
Raúl Jacob, El cooperativismo agropecuario: Génesis y debate ideológico (Montevideo: CEIDUR, 1984), 4-5, 1415, 24-27.
7
A. Azpiroz Perera, Luis Baccino: Movidos por la renovación (Montevideo: OBSUR, 2016).
8
Véase, por ejemplo, los números de Dinámica Cooperativa 123 (2012, noviembre), 126 (2016, noviembre) y
127 (2018, octubre).
9
C. Zubillaga, Pan y Trabajo: Organización sindical, estrategias de lucha y arbitraje estatal en Uruguay (18701905), (Montevideo: FHCE, 1996),18-24.
10
Horacio Martorelli, El cooperativismo en la situación socioeconómica del Uruguay actual: el caso de las
cooperativas de producción de Montevideo, Vol I. (Montevideo: CEIDUR, 1982); Horacio Martorelli, El
cooperativismo en la situación socioeconómica del Uruguay actual: el caso de las cooperativas de producción
de Montevideo, Vol. II, (Montevideo: CEIDUR, 1982).
11
Gadea, Abigail. El movimiento cooperativo de viviendas del Uruguay como actor socio-político en la
problemática contemporánea de la vivienda [Tesis de grado]. Universidad de la República, Facultad de Ciencias
Sociales; Charquero, Alicia (2011), “Una propuesta colectiva: cooperativas de vivienda por ayuda mutua ¿una
forma distinta de vida?” (tesis de grado en Universidad de la República, 2003); Arbiza Rivoir, A., “Aspectos poco
habitados del cooperativismo de vivienda por ayuda mutua: impactos en la vida familiar” (monografía final de
grado, en Universidad de la República, 2014); Del Castillo, A. y Vallés, R., “Cooperativas de Vivienda: pasado,
presente... ¿futuro?”, Revista de la Facultad de Arquitectura 12 (2014): 120-131; Ferreira, María del Carmen,
“Intervención comunitaria en una cooperativa social. Sistematización de la experiencia” (Trabajo final de grado
en Universidad de la República, 2015); Silva, Gonzalo. “El cooperativismo y la autogestión en la construcción de
una identidad profesional. El caso de envidrio” (Tesis de grado en Universidad de la República, 2016); Villaverde
Domínguez, Rosanna. “Análisis de una experiencia: Cooperativismo de vivienda, construcciones identitarias y
significados desde la infancia”, (Trabajo presentado en las XVI Jornadas de Investigación de la Facultad de
Ciencias Sociales, UdelaR, 2017).
12
J. Bertullo, G. Isola, D. Castro y M. Silveira. El cooperativismo en Uruguay (Montevideo: SCEAM-UdelaR, 2003).
13
Bertullo et al, El cooperativismo, 24.
6
5
Las categorías de cooperativas uruguayas
Los autores mencionados arriba tienen cuatro maneras distintas de considerar el
cooperativismo. La manera histórica es según la finalidad material de la entidad, división que
guía los trabajos de Terra y de Bertullo et al. Según este concepto, los tipos de cooperativas
uruguayas son: cooperativas de consumo, cooperativas de crédito, cooperativas de vivienda,
cooperativas de producción y cooperativas agropecuarias. Hay cierto cruce entre algunas de
estas categorías, además de diversos niveles de cooperación entre ellos.
Otra manera de dividir las cooperativas es por su inspiración cristiana o secular. Un
interesante concepto de análisis, surge dado la cultura laicista de este país particular. Se ve esta
división en el curso de Lagarmilla quien evita completamente mencionar que algunos
individuos y movimientos tenían inspiración religiosa.14 El problema con esta división es que
resulta insuficiente para explicar la realidad. Un cristiano puede ser inspirado por su tradición
religiosa de cooperación, así como por las experiencias seculares de ésa y, en muchos casos, es
casi imposible dividirlos. Además, la inspiración no necesariamente sirve para describir la
organización resultante.
De modo parecido, se puede ver una categorización por finalidad. Para Jacob, las
cooperativas pueden tener una finalidad económica (los "mejoristas" del nivel de vida de la
clase obrera), fines políticos socialistas de establecer una futura "República Cooperativista", o
los cimientos de una futura sociedad (los utópicos socialistas, marxistas, anarquistas, católicos
y protestantes).15 En eso, quizá se basa en Lagarmilla quien explicita una lista parecida que
retomaremos abajo para analizar las tendencias políticas del cooperativismo.16
La última manera de ver las cooperativas es de acuerdo a su origen. Zubillaga indica
dos maneras históricas de formar las cooperativas en el Novecientos: por medio de capital
aportado por los futuros socios, y por medio de este capital y también capital ajeno de otros
obreros o “pequeños capitalistas”.17 Citando a J.P. Terra y cierto Jaroslav Vanek, Juan Pablo
Martí complejiza esta categorización para tiempos modernos. Para él, hay cuatro: la iniciativa
autónoma mencionada arriba; la creación por organizaciones externas, una profundización de
la segunda categoría de Zubillaga; la promoción del Estado, evidente en la creación de
CONAPROLE y la Unidad Cooperaria No. 1; y las empresas recuperadas.18 Esta categorización
por formación puede complementar, y no necesariamente entrar en conflicto con, la división
por tipo, porque los dos se enfocan en distintos aspectos de las entidades.
Otro término clave es la diferencia entre cooperativas de primer grado, o cooperativas
cuyas socias son personas legales, cooperativas de segundo grado, o cooperativas de
Casualmente, Jacob, quien más menciona el papel de la vertiente cristiana dentro del cooperativismo
uruguayo, no se restringe por la cuestión religiosa: Jacob, El cooperativismo agropecuario, 1-4.
15
Jacob, El cooperativismo agropecuario, 1-4.
16
Lagarmilla, Cooperativismo, 31.
17
Zubillaga, Pan y Trabajo, 22-23. Bertullo et al, El cooperativismo, pone la fecha de 1877 para la Sociedad
Cooperaria de Mucamos y Cocineros. Cita un trabajo “Prieto, 1998” que no aparece en la bibliografía ni
tampoco se lo he podido hallar. No son los dos capítulos de Prieto en CUDECOOP, Cooperativismo y medio
ambiente, (Montevideo: Comunidad del Sur, 1998).
18
J.P. Martí, “Legislación y fomento del cooperativismo en Uruguay. Esfuerzos espasmódicos, fragmentarios y
reactivos”, Revista Estudios Cooperativos 16:2 (2011): 13.
14
6
cooperativas como la FCPU. Existen también aquellas del tercer grado, u organizaciones
paraguas que representan todo el cooperativismo, solo alcanzado en Uruguay en 1984.19
Esta memoria se enfoca principalmente en las cooperativas de producción. Sin
embargo, en los años 1960, la división entre éstas y las cooperativas agropecuarias estaba
menos marcada; por ejemplo, la Unidad Cooperaria No. 1, socio fundador de la FCPU, aparece
bajo una sección “Las cooperativas de producción agropecuaria” en el capítulo agropecuario
del trabajo de Terra.20 Respecto al surgimiento de los socios de la FCPU, existen algunos de las
cuatro categorías: por iniciativa propia, por ejemplo, la Cooperativa Obrera Metalúrgica
Uruguaya (COMUR); de una organización ajena, como es la sección cooperativista de la
Comunidad del Sur; por iniciativa estatal, el caso, en parte, de la Unidad Cooperaria No. 1; e
industrias recuperadas, como la Cooperativa de Transportes de Paysandú (COPAY),
Cooperativa de Artesanos del Vidrio (CODARVI) y la Cooperativa de Talleres Mecánicos de
(COTAME).
Los orígenes del cooperativismo uruguayo
Para situar las actas de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay
históricamente, es necesario rastrear los orígenes del cooperativismo en el país. 21 Según
Zubillaga, las primeras cooperativas uruguayas nacieron con la Sociedad Cooperativa
Tipográfica Uruguaya y eran de producción.22 Juan Pablo Terra, por otro lado, considera esto
un “experimento en Montevideo alrededor de 1890” y que la primera cooperativa era una
sociedad de consumo empezado en 1909.23 Esta diferencia quizá se debe a distintas definiciones
de una cooperativa: Zubillaga toma el modelo del francés Philippe Buchez y su cooperativa de
producción
fundada
en
Paris
en
1834
y
Terra,
la
Sociedad
24
Equitativa de los Pioneros de Rochdale, Inglaterra, de 1844. Estas dos organizaciones tenían
conceptos parecidos para definir el cooperativismo que se analizarán más adelante. Lagarmilla
rastrea los orígenes del cooperativismo desde la antigua Grecia y Roma, pero al llegar a tiempos
modernos, incluye a Buchez entre los “precursores”, junto con Robert Owen, Charles Fourier
Bertullo et al, El cooperativismo, 4, 7-8. Casualmente, el último enunciado del documento bajo estudio revela
que el Consejo directivo fue encomendado por la Asamblea General con "el estudio de las bases para un
organismo cooperativa de tercer grado" como parte de los esfuerzos a favor de la Ley General de Cooperativas:
“Actas de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay”, 7 de noviembre de 1965, p. 135.
20
Terra, Proceso y significado, 159-162. Para el ideal colectivo y comunitario del fundador de esa experiencia,
véase Epimenio Bacchini, La granja colectiva: Fundamentos de una nueva manera de vivir 2nda Ed. (Carmelo:
Casa editorial Periódico Literal, 1952). Para detalles sobre el largo e interesante viaje de la Unidad Cooperaria
No. 1 Cololó, véase G. Cabrera y P. Mondelli, “Haciendo Historia: El caso de la Unidad Cooperaria No 1 Cololó”
(tesis de grado en UdelaR, 2014). Hay opiniones contradictorias acerca de si esta cooperativa se regía por la ley
10.008 o 10.761: Terra y Mondelli indican la primera mientras que Horacio Martorelli, El cooperativismo Vol I.,
245 indica que logró la aprobación de sus estatutos el 1 de julio de 1953, la segunda cooperativa de producción
en Uruguay. Algunos inspectores, probablemente del CCU, parecen haber tenido dudas sobre si podría ser
parte de la FCPU aún después que ellos lo habían aceptado: Actas, 20 de diciembre de 1964, pp. 31-32.
También hay información en s/a, "Unidad Cooperaria No 1", Acción Cooperativa 9 (1971): 11; y s/a, "Unidades
Cooperarias No. 1 No. 2", Acción Cooperativa 12 y 13 (1972): 4-5.
21
Para más información, particularmente respecto a las cooperativas de consumo, de crédito y de viviendas que
no son el enfoque del presente trabajo, véase Terra, Proceso y Significado y Lagarmilla, Cooperativismo.
22
Zubillaga, Pan y Trabajo, 18-19.
23
Terra, Proceso y significado, 37-38.
24
Zubillaga, Pan y Trabajo, 18; Terra, Proceso y significado, 35.
19
7
y Luis Blanc, y apunta a los pioneros de “Rochdale” como los primeros “realizadores”
contemporáneas.25
Una categoría de cooperativa que apareció en años tempranos era la de crédito en la
forma de las cajas populares. Ya en 1902, los Círculos Católicos de Obreros, en su segundo
congreso, promovieron fundarlos según el modelo del alemán F.W. Raiffelsen. Estrechamente
vinculadas a la tradición confesional, así como la Federación Rural a partir de 1915, dos cajas
aparecieron antes de 1910, dos más para 1920 y otras dos 1930. El auge pasó en los años 1940;
para 1950 había 47 pero en los diez años siguientes, la cifra bajó a 20 y efectivamente
desaparecieron durante la época que comprende este trabajo.26 Sin embargo, esta experiencia
representa una gran parte del movimiento temprano en el país y su naturaleza confesional y
políticamente conservadora es clave para entender la complejidad del cooperativismo de los
1960.
Las cooperativas agropecuarias también sentaron sus raíces en el Novecientos. Con
antecedentes a finales del siglo XIX con las sociedades de fomento rural de la empresa
Ferrocarril Central, recibieron su mejor impulso por medio de la formación de la Comisión
Nacional de Fomento Rural en 1915, muy vinculado con la Federación Rural del Estado
batllista que apareció el mismo año. Recibieron su marco jurídico en 1941 con la ley 10.008
pero, para principios de los años 1960, todavía se enfocaban en atender a las necesidades de
los socios. Solo en los años siguientes tendría un mayor influencia nacional, por ejemplo en la
Ley Nacional de Silos de 1972.27
Las cooperativas de vivienda datan de los años 60 y no vamos a hablar mucho sobre
ese caso, ni, tampoco, las cooperativas de consumo y mutualistas.28
Las cooperativas de producción son un caso especial porque tienen fines de lucro.
Pueden tomar muchas formas: producir bienes industriales o materias primas, ofrecer servicios
médicos o modos de transporte. Para Terra, nacieron de verdad con la aprobación de la Ley de
Cooperativas de Producción y Consumo en 1946.29 La primera cooperativa en recibir la
personería jurídica bajo la ley 10.761 fue COPAY en 1953, aunque una Cooperativa la Ideal de
Dolores ya existía antes.30 Lo siguió la Unidad Cooperaria No. 1 en julio del mismo año, la
Cooperativa de Producción Uruguaya (COPRU) en 1955 y COTAME y la Cooperativa
Industrial Obrera de la Construcción (CIOC) en 1957.31 En 1962, nació la Federación de
Cooperativas de Producción del Uruguay después del fallido intento previo de la Cooperativa
Uruguaya de Cooperativas Obreras de Producción.32
Lagarmilla, Cooperativismo, 7-22.
Terra, Proceso y significado, 57-59.
27
Terra, Proceso y significado, 120-123.
28
Para más información, véase Terra, Proceso y significado, 33-56 y 75-93.
29
Terra, Proceso y significado, 94-97. Terra usa el término “Ley General de Cooperativas”, y la Ley 10.761 se
titula “Sociedades Cooperativas”; sin embargo, el primer artículo especifica que trata de aquellos de
producción y de consumo.
30
Terra, Proceso y significado, 97-98.
31
s/a, “Las cooperativas y su federación”, Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49 (1970): 132.
32
Terra, Proceso y significado, 98.
25
26
8
Los principios del cooperativismo
Antes de avanzar más, es necesario mencionar los principios del cooperativismo. Al leer una
obra de la época como el curso de Lagarmilla así como las Actas del FCPU y la revista de esa
organismo, Acción Cooperativa, queda en evidencia el peso que tenían en la definición de la
organización y el camino por venir.33 Entre los primeros principios cooperativistas se hallan los
de Buchez analizados por Zubillaga: “La emancipación económica del asalariado”, “sustituir
la competencia por la solidaridad”, “el tránsito de la propiedad privada a la propiedad colectiva
de los medios de producción”, “anular el papel hegemónico del capital en la producción” y “el
desarrollo de una consciencia de cambio”, o sea la educación en el grupo para alentar hacia una
mejor sociedad.34 Los pioneros de Rochdale se regían por la venta al contado y al precio
corriente, “un hombre, un voto”, “la no limitación de asociados”, “la selección de los
miembros” y “destinar parte de los beneficios sociales, a obras sociales”.35
En 1927, la Alianza Cooperativa Internacional, que data de 1885, concordó siete
principios claves para las cooperativas y algunas sugerencias más, que se reconocen no solo en
las Actas y Estatutos de la FCPU sino también en otros documentos y proyectos de ley de los
años 1960.36 Estos principios claves son: La libre adhesión, el control democrático (un socio,
un voto), la distribución de excedentes a proporción con las operaciones (no porque alguien
sea el dueño), el interés limitado del capital, la neutralidad política y religiosa para
“salvaguardar la libertad de consciencia y […] la unidad dentro de la organización
cooperativa”; la venta al contado y al precio del mercado; y el fomento de la educación, también
llamado la “regla de oro” del cooperativismo. Otros preceptos menores son la buena calidad,
el peso y la medida correctos, que solo los socios deben llevar a cabo las operaciones y la
necesidad de un acercamiento entre las cooperativas.37
Según Lagarmilla, mientras la ley 10.008 sigue con bastante fidelidad los principios de
1927, la 10.761 dice poco y nada sobre la libre adhesión, el interés limitado al capital y la venta
al contado. Respecto a la operación exclusiva de los socios, esta ley abre la posibilidad de que
terceros hagan este trabajo.38 Cuando nació la FCPU, estas dos leyes fueron las únicas que
regían directamente al cooperativismo.39 Durante el marco temporal abarcado por esta
investigación, con la fuerte militancia de miembros de la FCPU, se aprobó la ley 13.481 de
junio de 1966 que exoneró de tributo nacional y el aporte jubilatorio patronal a los cooperativas
de producción, privilegio extendido a las cooperativas de consumo en setiembre de 1971 por
medio de la ley 14.019.40 En esas no aparecen los principios, pero otro caso es la ley 13.728, el
Luis Gallo, "Apuntes sobre cooperativismo", en Acción Cooperativa 4 (1966): 2 y 8.
Zubillaga, Pan y Trabajo, 19-22.
35
Lagarmilla, Cooperativismo, 10-20.
36
Véase, por ejemplo, las leyes 10.008, 10.761 y el "Anteproyecto de la Ley General de cooperativas" en
Horacio Martorelli, El cooperativismo Vol. II, 17-58.
37
Martorelli, El cooperativismo Vol II, 27-31.
38
El detallado análisis de estas dos leyes se halla en Martorelli, El cooperativismo Vol II, 39-74.
39
Otra legislación con incidencia parcial incluía: La Ley Nº 3949 de 1912, que creó la Sección de Crédito Rural
dentro del Banco de la República; La Ley N° 9526 de diciembre de 1935 que creó la cooperativa estatal
Conaprole; y las brevísimas leyes N° 12.154 y 12.473, de 1954 y 1957, que tenían que ver con bancar la Unidad
Cooperaria No. 1 y la expropiación del terreno por medio del Instituto Nacional de Colonización.
40
Otra legislación menos pertinente al presente estudio vio la caída y la renovación de las cooperativas de
crédito: la ley 13.330 de abril de 1965 que prohibió “la instalación de sociedades financieras, bancos y cajas
33
34
9
Plan Nacional de Viviendas, de diciembre de 1968, tan importante para la historia del
cooperativismo uruguayo.41 Su décimo capítulo trata específicamente las cooperativas de
vivienda. En el segundo artículo del capítulo, el número 130 de la ley, aparece la mayoría de
los principios cooperativistas de 1927: la distribución igual a todos los socios, fines de servicio
y no de lucro, el derecho a un solo voto, la neutralidad religiosa y política, el capital social
ilimitado, la ausencia de privilegios especiales, entre otras estipulaciones específicas a este tipo
de sociedad.42
En otros proyectos de ley que no lograron la aprobación también se ve la importancia
de estos principios. El anteproyecto de Ley General de Cooperativas, también de los años 60 y
otro proyecto especial del FCPU, menciona los siguientes puntos: El libre ingreso y retiro de
los socios, el derecho a un voto por socio, que se puede fijar un interés al capital pero que
debería ser limitado, la distribución de los excedentes según el esfuerzo de cada uno, el número
de socios y capital ilimitados, la neutralidad política y religiosa, el fomento de la educación y
la posibilidad de pertenecer a cooperativas de grados superiores. A estos principios se agrega
que “los fondos sociales serán irrepartibles y en caso de liquidación, se destinarán al desarrollo
del movimiento cooperativo”.43 Además, es interesante ver que la Ley General de Cooperativas
18.407, que por fin se aprobó en 2008, incluye variantes de estos principios en sus artículos 7
y 8.44
Los estatutos de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay, una
cooperativa de segundo grado, no hace una lista de los principios cooperativistas. Sin embargo,
aparecen algunas en distintas secciones: no hay un límite en la cantidad de socios ni el capital
social, cada cooperativa tendrá un voto, hay promoción del trabajo intercooperativista, llevado
ahora a la escala nacional, regional, continental y mundial. Los fines que prevalecen, no
obstante, son aquellos que no tienen nada que ver con el lucro, sino “la superación económica
de sus integrantes en forma justa y equitativa". La Federación también tiene como objetivo
central la educación, como busca "trabajar por la comprensión de la unidad humana; cultivar
la Cooperación […] Difundir el sistema cooperativo por todos los medios a su alcance […]
Prestar el máximo apoyo moral y material posible a las cooperativas en formación”.45
Lo que no se menciona es la neutralidad política y religiosa que jugará un papel central
en el análisis documental abajo. De hecho, esta organización parece basarse en una filosofía
teleológica con la cooperación humana como meta final. Por ejemplo, buscan “fomentar el acto
cooperativo y colaborar en la preparación del medio para que aquella se concrete en realidad
social". Esto es, al final, para el bien de cada persona de la sociedad: “Trabajar intensamente
por la superación de las actuales condiciones sociales llevando mediante los canales de la
cooperación, a todos los conjuntos humanos, el culto de los principios de apoyo mutuo y la
organización necesaria para el desarrollo pleno del hombre”. Y el final de estos esfuerzos será
la “sustitución progresiva y pacífica del régimen de Empresa Privada y competitiva, por el de
populares” y la ley de cooperativas de crédito, la 13.988, de julio de 1971. Para más información, véase Terra,
Proceso y significado, 63-66.
41
Véase Terra, Proceso y significado, 75-78. El autor cita la fecha de vigencia, el 17 de enero de 1969, mientras
que en el presente trabajo se usa la fecha de aprobación.
42
Ley Nº 13.728 : PLAN NACIONAL DE VIVIENDAS, Capítulo X, Sección I, Artículo 130.
43
Martorelli, El cooperativismo Vol II, 18.
44
Ley Nº 18.407 : SISTEMA COOPERATIVO. Regulación general de su funcionamiento. 24 de octubre de 2008.
45
Martorelli, El cooperativismo Vol II, 83-90.
10
cooperación organizada, para que el individuo pueda actuar en ella como parte de una
comunidad de trabajo yo vivir fraternalmente”.46 Aunque para Terra, interpretando a Martorelli,
estos fines reflejan “el ajuste a los principios cooperativos, lo que señala desde el comienzo un
contenido definidamente ideológico de la federación”, parece ir más allá que el mero fomento
de cooperativas a los cambios estructurales reclamados por varios grupos políticos, filosóficos
e incluso religiosos.47
Cooperativismo y política
Popularmente, por las asociaciones con otras entidades colectivos como el comunismo y el
socialismo, a menudo se ve al cooperativismo como movimiento de izquierda. 48 Sin embargo,
la realidad es más compleja. La cooperación en sí no conoce tendencia política, del mismo
modo que la proclividad de los seres humanos a formar sociedades y crear cultura se ha
reflejado en todos los grupos, desde los más prehistóricos. Por eso, apuntando a la imprecisión
del término, Jacob prefiere hablar de “los cooperativismos” ya que “la interrogante de qué es
el cooperativismo puede merecer la sencilla —y vaga— respuesta de que se trata de algo
bueno”.49
Tomaremos las tres categorías cooperativistas de Lagarmilla para profundizar en el
tema. Según él, algunas personas consideran el cooperativismo como un tipo de empresa
capitalista o “como el instrumento de una transformación de la sociedad actual”. Otros lo ven
como una manera para los obreros para deshacerse de la dominación capitalista; en suma, es
un medio para otro fin. Los terceros lo consideran la solución misma a los males sociales y
velan por una economía basada en la cooperación.50 De estas tres interpretaciones, solo la
segunda es de extrema izquierda. Es más, como veremos más adelante, a veces el
cooperativismo no solo busca otra cosa que derogar el capitalismo, sino que puede aspirar a
mitigar su forma extrema. En esta línea, trae una cita importante de Charles Gide sobre la
diferencia entre el comunismo y el cooperativismo:
Hacer del movimiento cooperativo un monopolio del proletariado significa, no solamente una
limitación arbitraria de su actividad sino un contradicción, puesto que el movimiento
cooperativo persigue, justamente, la supresión del proletariado por el hecho que él reivindica
para los consumidores (yo diría para todo el cooperativismo), la dirección de la vida económica,
en lucha no solamente contra la dictadura del capitalismo, sino también contra la dictadura del
proletariado.51
Dado eso, no es de sorprender que la historia del cooperativismo uruguayo incluye
movimientos que eran políticamente diversas. Como ya se mencionó, las primeras cajas rurales
Martorelli, El cooperativismo Vol II, 83-84.
Terra, Proceso y significado, 98.
48
En Estados Unidos, por ejemplo, han sido los gobiernos de centro izquierda, grosso modo, quienes han
apoyado el movimiento —por ejemplo, durante los años 1960— y aquellos de la derecha que han terminado
con la financiación gubernamental. Además, particularmente en los años 1950, varias personas asociaban al
movimiento con los sindicatos y los grupos de extrema izquierda: Sazama, Gerald W., “Lessons from the History
of Affordable Housing Cooperatives in the United States: A Case Study in American Affordable Housing Policy”,
American Journal of Economics & Sociology 59:4 (2000): 573-608.
49
Jacob, El cooperativismo agropecuario, 1-2.
50
Lagarmilla, Cooperativismo, 31.
51
Charles Gide (1847-1932), al criticar al Tercer Internacional, citado en Lagarmilla, Cooperativismo, 35.
46
47
11
eran de iniciativa católica en un momento cuando eso seguramente implicaba ser conservador. 52
Las sociedades de fomento rural estaban muy vinculadas a la Federación Rural, entidad
conservador que velaba por los intereses del campo y particularmente los estancieros. 53 Entre
los primeros anteproyectos de ley cooperativa se halla el de Gabriel Terra, sobre el Instituto
Cooperativo de la República.54 Una vez dictador, hizo menos por las cooperativas de lo que
pensaba que haría pero sí apareció CONAPROLE, negocio estatal con elementos cooperativas
y corporativistas.55 Puede ser que buscaba una alternativa mitigante al comunismo que abordara
la pésima situación del abastecimiento de la leche; en el momento de formación, ni los
comunistas ni los socialistas estaban de acuerdo y tampoco los liberales, que temían el
monopolio.56
Luego, la ley 10.008 fue introducida en 1941 por Domingo Bordaberry, dirigente de la
Federación Rural.57 Según Jacob, el “preventismo” de Bordaberry es claro en su apoyo para las
cooperativas rurales que estaba vinculado a su campaña para “democratizar” el medio rural y
captar las capas medias por la formación de la Liga Federal de Acción Ruralista.58 Pero según
J. P. Terra, las cooperativas parecían demasiado “izquierdista” para Benito Nardone cuyos
ataques contra ellas en los años 1950 provocaron un descenso en su cantidad. El año 1961, sin
embargo, vio nacer La Cooperativa Agropecuaria Limitada de Sociedades de Fomento Rural.59
Casualmente, en los debates parlamentarios de los varios proyectos de ley que se
aprobaron, la cuestión de la neutralidad política y religiosa surge una y otra vez. En general,
los sindicatos católicos están fuertemente opuestos a la inclusión de una cláusula de neutralidad
en la legislación, considerándolo una posición laicista más por parte del Estado. Eugenio
Gómez y los comunistas también se oponen a la neutralidad por razones políticas, considerando
su cooperativa “Primero de Mayo” una entidad esencialmente política. Pero Emilio Frugoni y
los socialistas, así como la mayoría de los integrantes de partidos tradicionales, mantienen la
neutralidad de los temas económicos, particularmente aquellos regidos por el Estado. Frugoni
incluso compara el ambiente de una cooperativa con el de una escuela pública.60 En este debate,
quedaron claros las distintas visiones sobre el cooperativismo atrás de las opiniones sobre la
neutralidad. Para los utópicos cristianos y comunistas, su filosofía es esencial a la entidad que
tiene fines más allá de lo económico. Para aquellos que ven el cooperativismo como un tipo de
negocio, parece absurdo fomentar un ambiente que no sea neutral.
Hay otro importante elemento del cooperativismo uruguayo que se considera derechista
según la escala política del país. El Centro Cooperativista Uruguayo fue fundado en 1961 para
Terra, Proceso y significado, 58.
Terra, Proceso y significado, 120-123.
54
Lagarmilla, Cooperativismo, 39-40. Una línea que merece una investigación que va más allá del marco de esta
memoria, es el papel de Terra y Bordaberry en los orígenes la legislación cooperativista uruguaya. Se podía
consultar en el Palacio Legislativo, por ejemplo: Gabriel Terra, Opinión de la Presidencia de la República sobre la
forma de resolver el problema agrícola y el de la carestía de la vida (Montevideo: Dornaleche, 1920).
55
J.P. Martí, “Cooperativa Nacional de Productores de Leche de Uruguay. Su creación analizada desde las
políticas públicas”, América Latina en la Historia Económica 20:3 (2013): 90-113, esp. 101 y 108.
56
Entrevista a Ignacio Arboleya, Centro Cooperativista Uruguaya, Montevideo, 22 de mayo de 2019.
57
Lagarmilla, Cooperativismo, 40.
58
Jacob, El cooperativismo agropecuario, 64-68.
59
Terra, Proceso y significado, 120-123.
60
Juan Pablo Martí, “Evolución de la legislación” (capítulo de Tesis Doctoral en elaboración, UdelaR,
Montevideo, 2019), 21-30.
52
53
12
promover el cooperativismo y proveer capacitación y asesoría para las nuevas experiencias.
Programa del sacerdote católico Luis Baccino, fue inspirado por el fuerte cooperativismo
europeo de finales de los 1950. Se entendía al cooperativismo como una “síntesis cristiana” de
los sistemas capitalistas y marxistas, y una respuesta a ellos. Inicialmente concebido como un
organismo para apoyar a las cooperativas cristianas, mayormente rurales, rápidamente se
extendió a abarcar todo el movimiento. El CCU empezó a dictar cursos internacionales de
cooperativismo en 1962 y, en 1965, impulsó los primeros ensayos de cooperativismo de
vivienda.61 Trabajó con la FCPU en varios proyectos y la relación entre las dos organizaciones
será punto de discusión en el análisis documental que se realizará más adelante.
En el otro lado del abanico político, parece que en el cooperativismo de producción
había más definición ideológica que en las otras ramas del movimiento.62 La FCPU de los años
1960 interpreta el cooperativismo desde la perspectiva de la izquierda y a veces la extrema
izquierda. Por eso, es importante tener en mente estas otras definiciones para apreciar la
naturaleza particular de esta organización.
Historia de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay
La FCPU apareció en diciembre de 1962 tras el fracasado ensayo de la Federación Uruguaya
de Cooperativas Obreras de Producción del año anterior.63 Los miembros fundadores fueron:
COPAY, COPRU, CODARVI, COTAME y la Unidad Cooperaria No.1 Cololó.64
Según las Actas, los miembros en febrero de 1963 fueron: Cooperativa Agropecuaria Limitada,
Unidad Cooperaria No 1 Cololó, COPAY, COPRU, CODARVI, COTAME y CIOC.65
Azpiroz Perera, Luis Baccino, 99-108. Para una cronología de los proyectos más importantes del CCU, véase
s/a, "Cincuenta años del CCU", Dinámica Cooperativa 123 (2012): 6-9. Juan Pablo Terra consultó este
organismo al momento de redactar la Ley Nacional de Viviendas: véase la nota al pie 69 en Terra, Proceso y
significado, 76. En un giro aún más complejo, el proyecto de la CCU nació en la Comunidad del Sur, con la
ayuda de un socio del COPRU, en el año 1962: Raquel Fosalba Cagnani, “Una experiencia de cooperativismo
integral. Montevideo, 1958-1975”, En M. Gonzalez de Oleaga (Ed.), En primera persona: Testimonios desde
Utopía, (Barcelona: Need Ediciones, 2013), 155-156.
62
“Las cooperativas de producción, por ser permanentes, requieren y presentan el mayor contenido ideológico
en sus miembros”: Terra, Proceso y significado, 178.
63
Esta sección se basa en Terra, Proceso y significado, 98-102 así como el estudio que utilizó para trabajar este
punto: Martorelli, El cooperativismo Vol I, 245-251.
64
Historia (s/f), en Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay [sitio web]. Recuperado de
https://fcpu.coop/nuestra-institucion/historia/ (30/06/2019).
65
La Cooperativa Agropecuaria Limitada (CALFORU), formado en 1960 para apoyar a las cooperativas
agropecuarias: Bertullo et al, El cooperativismo, 19-20. Para la Unidad Cooperaria No 1, véase la nota 18. La
Comunidad del Sur, comunidad integral de inspiración anarquista que surgió en 1955, tenía una cooperativa
alrededor del año 60: Fosalba, “Una experiencia”, 157-184. También hay información general en Luis Gallo,
"Comunidad del Sur", Acción Cooperativa 3 (1966): 4-5, 7; y s/a, "¿Qué es COEFYR?", Acción Cooperativa 7
(1969): 6. Para su represión durante la dictadura, véase la sección abajo, “La FCPU durante la dictadura”.
COPAY, cooperativa de transporte, nació en 1953 como la primera Cooperativa de Producción, con sede en
Paysandú. Fue un negocio recuperado ante la quiebra de ERSA al año anterior: Sergio Villaverde, "COPAY",
Acción Cooperativa 1 (1964): 4-5; s/a, "Nuestras cooperativas: COPAY", Acción Cooperativa 9 (1971): 6-8; s/a,
"Cooperativa de Trasporte de Paysandú", Acción Cooperativa s/n (mayo de 1979): 17-20. COTAME es
cooperativa de talleres mecánicos fundado en 1957, con 14 socios, sobre las cenizas de TAPAYSA: Luis Gallo,
"Así es COTAME", Acción Cooperativa 4 (1966): 4-5. CODARVI es cooperativa de vidrio que surgió cuando se
cerró VIDPLAN S.A. en 1960 porque los nuevos dueños extranjeros ya no lo consideraron rentable. Al año
siguiente produjeron su primer vaso y para 1971, empleaba 320 operarios: José Luis Marconi, "Codarvi: Pasado
y presente de una experiencia cooperativa" [entrevista], Cuadernos Cooperativos Uruguayos 43 (1969): 69-72;
s/a, "Nuestras cooperativas: CODARVI", Acción Cooperativa 8 (1971): 4-5. COPRU, taller de matricería con
61
13
Siguiendo un artículo de la época, Martorelli dice que la cantidad total en 1963 había subido
de 7 a 13; quizá está manejando cifras del final de ese año o tal vez algunas cooperativas no
asistieron a la importante reunión de febrero para trabajar los estatutos y conseguir la
autenticación de un escribano.66
En octubre de 1962, se sancionó la ley 13.112 de aportaciones jubilatorias, que presentó
una dilema difícil a las cooperativas de producción: perderían beneficios si se les consideraran
tanto asociación patronal como obreros.67 La lucha para lograr una excepción para el
cooperativismo específicamente de producción se convertiría en la mayor y exitosa lucha de la
FCPU en sus años iniciales. Militaron para la aprobación de lo que sería la ley 13.481 entre
1964 y 1966, un momento de “gran vitalidad para la Federación” y “el período más vital del
cooperativismo de producción” según Martorelli y Terra.68 Surgieron dificultades por todos
lados: en enero de 1966, la ley estaba trancada porque el senador colorado y quincista, Luis
Tróccoli, había tratado de quitar el requisito de la federación bajo la ley 10.761 del proyecto de
ley para poder incluir a Establecimientos Frigoríficos del Cerro SA (EFCSA), que debía 125
millones de pesos a la Caja de Jubilaciones.69 A nadie le cayó bien la propuesta y al final, la ley
se aprobó sin la excepción.70 En ese mismo período, el FCPU trabajó también para la
aprobación de una Ley General de Cooperativas, que no se aprobó.71
En 1963, aconteció en Montevideo el Congreso Constituyente de la Organización de
Cooperativas de América. Dentro de este marco, los miembros de la FCPU se acercaron —
secciones mecánica, metalúrgica también, se convirtió en cooperativa en setiembre de 1955: s/a, "COPRU: un
ensayo a continuar", Acción Cooperativa 2 (1964): 4-5, 7; Consejo Directivo de COPRU, "COPRU: autogestión al
nivel del trabajador", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 43 (1969): 162-167. De CIOC, no se hallaron datos.
Un breve pantallazo de las fundaciones de COPAY, COTAME, CODARVI, COMMMA y dos cooperativas más,
basado en los documentos de la FCPU, se halla en J.P. Martí, F. Thul, y V. Cancela, “Las empresas recuperadas
como cooperativas de trabajo en Uruguay: entre la crisis y la oportunidad”, CIRIEC-España 82 (2014): 13-15.
66
Martorelli, El cooperativismo Vol I, 246; Terra, Proceso y significado, 99; “Actas”, 8 de febrero de 1963, 1-13. El
artículo es s/a, “Las cooperativas y su federación”, Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49 (1970): 131-136,
luego republicado en Cuadernos Cooperativos Uruguayos 56 (1971): 148-152.
67
Una explicación de la problemática enfrentada por la FCPU, así como una detallada descripción de su lucha,
se halla en: s/a, “Las cooperativas y su federación”, Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49 (1970): 134-135.
68
Martorelli, El cooperativismo Vol I, 246-247; Terra, Proceso y significado, 98-101. El análisis superlativo quizá
ha sido superado desde la aprobación de la Ley General de Cooperativas 18.407 en 2008. Desde ese momento,
la cantidad de cooperativas se ha triplicado a 3573, siendo casi dos tercios cooperativas de vivienda, y reúnen a
más de un millón de socios, o casi un tercio de la población del país: “Número de cooperativas en el país se
triplicó desde la creación del Inacoop”, en La Diaria [en línea] (2018, 22 de marzo). Recuperado de
https://ladiaria.com.uy/articulo/2018/3/numero-de-cooperativas-en-el-pais-se-triplico-desde-la-creacion-delinacoop/ (30/06/2019).
69
Luis Gallo, “La ley de exenciones”, Acción Cooperativa 3 (1966): 8.
70
Para información sobre los esfuerzos de la FCPU en favor de la Ley de Exoneración Tributaria, véase Sergio
Villaverde, "Problemas con la caja", Acción Cooperativa 1 (1964), 3; Luis Gallo, "Sobre la ley de exenciones",
Acción Cooperativa 3 (1966): 8; Luis Gallo, "La ley de exenciones", Acción Cooperativa 4 (1966): 8; y Luis Gallo,
"Fondo de Crédito Intercooperativo", Acción Cooperativa 5 (1967): 2-3. Además, en el antedicho número 4, se
halla, en las páginas 6 y 7, un cuadro comparativo de los dos proyectos de ley en la Cámara de Representantes
un sustitutivo mandado por la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la Industria y Comercio.
71
Para el texto del anteproyecto de Ley General de Cooperativas del año 1965, véase Horacio Martorelli, El
cooperativismo Vol II, 17-58. La lucha de la FCPU a su favor se registra en Luis Gallo, "La ley de exenciones",
Acción Cooperativa 4 (1966): 8; Juan Manuel [?], "Ley General de Cooperativas" [carta de opinión], Acción
Cooperativa 5 (1967): 7; M. Perdomo, "La Ley de Cooperativas", Acción Cooperativa 6 (1969): 8. Años después,
hay evidencia de apoyo a otro Proyecto de Ley de Cooperativas de Producción en 1974: s/a, "Proyecto de ley:
crisis-movilización", Acción Cooperativa 15 (1974): 4-5.
14
quizá por primera vez— a las cooperativas agropecuarias y de consumo para estudiar el
proyecto de Ley General de Cooperativas. De lo registrado en las Actas, parece que les causó
un gran choque darse cuenta del imaginario cooperativo de éstos, tan opuesto al suyo, a tal
punto que varias delegaciones cooperativas parecen haber incluido a sectores de la clase alta.
Por el otro lado, como informó un texto de la época: “Se agravó aún más la situación las
actitudes de delegados de los otros sectores que pretendían reiteradamente privilegios con
exclusión de las Cooperativas de Producción”.72 Como resultado, había una confrontación que
imposibilitó la inclusión en la nueva ley una Unión Nacional del Cooperativismo del Uruguay
así como una Comisión de Fomento Cooperativo.73 Sin embargo, para finales de 1965, se
presentaron mociones para acercarse a la FENACOA, cooperativa agropecuaria de segundo
grado, así como la FUCC, entidad correspondiente del cooperativismo de consumo, en los
esfuerzos para concretar la Ley General.74
Varios autores han señalado la polémica de las relaciones cooperativista-sindicales en
sus discusiones sobre la Federación, que parecen haber sido más estrechas bajo el Consejo
Directivo de 1964 a 1968.75 La manera en que esto se manifestó era su participación en el
Consejo Directivo del Congreso del Pueblo, organismo que surgió en la CNT en 1964. Dado
la situación pésima del país que las Cámaras no podían resolver, el Congreso del Pueblo
buscaba plantear soluciones a la crisis. Consistía en cientos de entidades, incluso muchos
sindicatos, pero los dirigentes intentaron mantenerse independientes del gobierno, los partidos
políticos y las organizaciones religiosas y, por ende, esos no podían enviar delegados. Lo que
la historia recordaría como el “Congreso del Pueblo” es una cumbre que ocurrió entre el 12 y
el 15 de agosto de 1965 con participación de más de 13.000 personas y 700 organizaciones
sociales y culturales. Las propuestas resultantes las promovieron la CNT en 1966 y el Frente
Amplio en 1971. La idea era que la conversación seguiría por medio de una Junta Nacional
Coordinadora, una Asamblea General Nacional y varias asambleas regionales. Sin embargo, la
propuesta no se concretó y la Junta Nacional Coordinadora dejó de existir para finales de
1966.76
Durante el final de los años 1960, la Federación continuó su militancia. La división
juvenil fue activa y, para 1969, reunió a mil jóvenes cooperativistas en su asamblea. 77 Sin
s/a, “Las cooperativas y su federación”, Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49 (1970): 134.
Casualmente, la ley tampoco se aprobó: s/a, “Las cooperativas y su federación”, Cuadernos Cooperativos
Uruguayos 49 (1970): 134; Martorelli, El cooperativismo Vol I, 246; Terra, Proceso y significado, 99. Los detalles
inferidos se basan en los comentarios de los miembros de la FCPU respecto a las cooperativas agropecuarias
que se analizarán abajo.
74
“Actas”, 7 de noviembre de 1965, 135. Para la FENACOA, véase Terra, Proceso y significado, 133 y para la
FCUU, véase Terra, Proceso y significado, 44.
75
s/a, “Las cooperativas y su federación”, Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49 (1970): 135; Terra, Proceso y
significado, 100-101.
76
U. Rodríguez y S. Visconti, “El funcionamiento del Congreso del Pueblo de 1965” Brecha (2007, 14 de
setiembre). Recuperado de http://memoriaviva5.blogspot.com/2008/11/el-funcionamiento-del-congresodel.html (30/06/2019); y s/a, “Congreso del Pueblo: antecedentes y perspectivas”, en La Red 21 [sitio web],
(2007, 16 de setiembre). Recuperado de http://www.lr21.com.uy/editorial/275099-congreso-del-puebloantecedentes-y-perspectivas (30/06/2019). También aparece una breve referencia al Congreso del Pueblo en
Nahum, Frega, Maronna y Trochón, Historia uruguaya, tomo 8: El fin del Uruguay Liberal, 1959-1973
(Montevideo: EBO, 2007), 157-158.
77
s/a, "N.E.A.C: Movimiento juvenil" [el Núcleo de Estudio y Acción Cooperativa], Acción Cooperativa 6 (1969):
2; Rubén Prieto, "Congreso de jóvenes", Acción Cooperativa 7 (1969): 7.
72
73
15
embargo, con la crisis económica del país, cada vez más integrantes se unieron al
cooperativismo por razones económicas en vez de ideológicas, provocando sentimientos de
alarma en algunos de los antiguos integrantes. Un ejemplo aparece en Acción Cooperativa en
junio de 1971. Bajo el título "Pseudo-cooperativas", una breve nota rastrea el gran crecimiento
de la cooperación de producción. Sin embargo, sigue, “¿podemos decir asimismo que se
agranda en profundidad? En los últimos años se han incorporado a la cooperación de
producción más trabajadores dispuestos a hacer negocios a través de la misma que a levantar y
defender una nueva bandera para un mundo nuevo. Es una constatación acerca de la cual la
Federación está preocupada y vigilante”.78
Terra y Martorelli indican que en ese año hubo una crisis interna que estuvo marcado
por el enfrentamiento doctrinario entre varios miembros de la Federación. En esa coyuntura, la
FCPU decidió apartarse del rumbo sindicalista para dirigirse “a la preocupación por reunir a
los cooperadores y cooperativas, antes que desunirlos y separarlos por motivos ajenos a su
propia metodología e ideas”. La opción política, de ahí en adelante, sería decidida por cada
individuo y no debería influir en el trabajo en común.79 Pero no hay un corte claro en los
documentos, ni tampoco evidencia de la primacía de lo ideológico. Por ejemplo, parece haber
influido una creciente tendencia centralizadora de fondos por parte del Consejo Federal, con la
obligación de aportar un monto fijo a una Fondo de Crédito Cooperativo.80 De todos modos,
alrededor de ese año, la Federación se convirtió en un centro importante para la capacitación
cooperativa. Forjó vínculos con la Asociación de Cooperativas de Trabajo de la República
Argentina y trabajó, aunque no sin dificultades, con el Fondo Rotario.81 Su revista se vuelve
menos doctrinario y trae noticias de la “savia fresca” de nuevos integrantes así como un gran
aumento de informes sobre el cooperativismo al nivel internacional.82 También da publicidad
s/a, “Pseudo-cooperativas”, Acción Cooperativa 8 (1971): 4-5 [encarte central]. Este temor no desapareció
con el cambio de rumbo. Tres años después, los miembros de la FCPU redactarían un proyecto de ley para
cooperativas de producción "con el fin de precisar la naturaleza de este tipo de cooperativas, [...] eliminando la
posibilidad de constitución de pseudo-cooperativas en el sector": s/a, "Asamblea general extraordinaria de la
FCPU", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 58 (1973): 39.
79
Martorelli, El cooperativismo Vol I, 248-249 y Terra, Proceso y significado, 100-101; s/a, “Las cooperativas y su
federación”, Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49 (1970): 135-136. Para la fundación en 1967 del Fondo de
Crédito Intercooperativo, véase s/a, "Nueva Dimensión en el Movimiento Cooperativo", Acción Cooperativa 5
(1967): 2-3.
80
Quizá influyeron también el temor a la represión del Estado o un desencanto con el imaginario revolucionario
al ver las acciones violentas de los grupos de la izquierda, pero estos puntos no se mencionan ni en las fuentes
de la época ni la bibliografía.
81
Martorelli, El cooperativismo Vol I, 250-251. Algunos ejemplos de cursos sobre el cooperativismo durante los
años 1980 se hallan en Martorelli, El cooperativismo Vol II, 142-178.
82
Siempre han informado sobre los nuevos ingresos, pero en ese momento hay un cambio de tono. Los
artículos con ese título cariñoso, inspirado en la bandera cooperativista, son: s/a, “Savia Fresca: nuevos pinos
en el bosque de la Cooperación", Acción Cooperativa 8 (1971): 3; s/a, “Savia Fresca: nuevos pinos en el bosque
de la Cooperación", Acción Cooperativa 9 (1971): 2; s/a, "Savia fresca: nuevos pinos en el bosque de la
Cooperación", Acción Cooperativa 10 (1971): 7; s/a, "Savia Fresca...", Acción Cooperativa 11 (1971): 2; s/a,
"Savia Fresca...", Acción Cooperativa 12 y 13 (1972): 2.
Estos artículos se vinculan directamente con el cooperativismo internacional: Luis Gallo, "Cooperativismo
de producción en Israel" [sobre las cooperativas en el kibutz], Acción Cooperativa 3 (1966): 3; s/a. s/a,
"Cooperativismo Internacional", Acción Cooperativa 9 (1971): 8."Argentina: Cooperativismo Internacional
Atención!!! Cooperadores del Uruguay", Acción Cooperativa 10 (1971): 9-10; s/a, "Las cooperativas y la
ley"[sobre una resolución en La Haya], Acción Cooperativa 10 (1971): 6; s/a, "Educación Cooperativa" [en varios
países], Acción Cooperativa 10 (1971): 9; s/a, "Cooperativismo Internacional", Acción Cooperativa 10 (1971): 8;
78
16
de los cursos y promueve campamentos infantiles así como un torneo de fútbol
intercooperativista.83 Y la organización siguió creciendo. Para 1974, había 22 cooperativas
federadas, incluso aquellas de transporte metropolitano que antes se habían negado a unirse, y
15 más que participaban en proyectos sin haberse ingresado oficialmente a la organización.
Para aquel entonces, la FCPU ofrecía servicios de asesoramiento técnico a otras cooperativas. 84
Un año más tarde, hubo 30 cooperativas federadas y 15 postulantes.85 Hoy en día, el sitio de la
Federación registra 174 cooperativas federadas de 19 sectores distintos.86
Sección II: Análisis documental
Introducción al documento
A continuación, se analizarán las Actas de la Federación de Cooperativas de Producción del
Uruguay en los años 1963-1965, que se halla en el archivo de dicha asociación. No se accedió
al original, sino a un archivo digital de 135 páginas realizado por Juan Pablo Martí. Varias fotos
fueron sacadas por página, incluso hay repetición de párrafos y en la mayoría de los casos es
imposible averiguar la foja de la versión original. Por eso, se va a citar por fecha de reunión
además del número de página del archivo digital para facilitar las investigaciones futuras.87
En el documento, aparecen las actas de ocho reuniones distintas: el 8 de febrero de
1963, el 4 de octubre de 1964, el 19 y el 20 de diciembre de 1964, el 17 de enero de 1965, el
s/a, "Cooperativismo Internacional", Acción Cooperativa 12 y 13 (1972): 8; s/a, "Encuentro uruguayo-argentino
de cooperativismo de producción y trabajo - Buenos Aires - abril 1974", Acción Cooperativa 15 (1974): 9; s/a,
"ACI Cooperativismo Internacional", Acción Cooperativa 15 (1974): 12; s/a, "Encuentro; Hacia la integración
cooperativa rioplatense", Acción Cooperativa 16 (1974): 14; s/a, “A.L.1. En Huanquero, Cooperativa de los
trabajadores cirujas, Córdoba (Rep. Argentina)”, Acción Cooperativa 17 (1974): 4-5; s/a, “A.L.2. Cooperativas de
Pesca y México”, Acción Cooperativa 17 (1974): 6-7; s/a, “Noticias Internacionales”, Acción Cooperativa s/n
(1979, mayo): 21; s/a, “Encuentro latinoamericano de entidades promotoras de la autogestión”, Acción
Cooperativa s/n (1980, febrero): 12.
83
Respecto a la educación, véase: s/a, "Primer curso especial: Comisiones Fiscales", Acción Cooperativa 10
(1971): 4-5; s/a, “Cursos 1973-1974”, Acción Cooperativa 15 (1974): 10; s/a, "Cursos", Acción Cooperativa 16
(1974): 10; s/a, “Para qué la educación”, Acción Cooperativa s/n (1979, mayo): 13; s/a, “El cooperativismo y la
educación”, Acción Cooperativa s/n (1980, febrero): 4-5.
El primer campamento había ocurrido hace varios años en Comunidad del Sur: Luis Gallo, "Campamento
infantil de nuestra federación", Acción Cooperativa 3 (1966): 2. Véase también: s/a, "Experiencia Inolvidable",
Acción Cooperativa 15 (1974): 2-3.
Para informes de los torneos deportivos, véase s/a, “Noticias”, Acción Cooperativa 5 (1967): 8; s/a,
"Deportes", Acción Cooperativa 15 (1974): 7; s/a, "Deportes", Acción Cooperativa 16 (1974), 10; “Deportes:
Fútbol más allá del río”, Acción Cooperativa 17 (1974): 3.
84
s/a, "La Federación: organismo gremial y de promoción del sector de cooperativas de producción", Cuadernos
Cooperativos Uruguayos 62 (1974): 133. Para una detallada descripción del asesoramiento técnico que
ofrecían, así como una nueva transparencia que refleja el "celo con que son defendidos los mecanismos
democráticos del sistema cooperativo en el seno del organismo federal", véase: s/a, "Actividades de la
Federación", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 63 (1974): 159-162.
85
s/a, "Asamblea de la Federación de Cooperativas de Producción", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 68
(1975): 82.
86
“Socias”, en Federación de Cooperativas de Producción [sitio web]. Información de https://fcpu.coop/socias/
(03/08/2019).
87
Véase apéndice I: guía de las reuniones analizadas y cuáles páginas del archivo digital corresponde a cada
una.
17
28 de agosto de 1965, el 6 y el 7 de noviembre de 1965.88 También hay mención de algunas
reuniones más que no entran en las actas: el 15 de diciembre de 1962, para formar la asociación;
una decisión respecto a las relaciones entre cooperativas y sindicatos en diciembre de 1963;
una reunión del Consejo Directivo el 9 de octubre de 1964; una reunión propuesta para el 3 de
febrero de 1965; una reunión importante el 19 de junio de 1965 donde tomaron varias
decisiones a las cuales se refieren múltiples veces; el 27 de setiembre de 1965, en Paysandú,
con varias cooperativas que buscan afiliarse; un plenario de Paysandú el 9 de octubre de 1965
en el cual surgió el tema de las relaciones con el Congreso del Pueblo; el 17 de octubre de 1965
con el Consejo Directivo.89
Sin embargo, cabe mencionar que esta lista tampoco abarca todas las reuniones de la
Asamblea General: para julio de 1964, ésa se había reunido diez veces, siendo la última el 4 de
julio de 1964.90 Un informe detallado de esa reunión revela su naturaleza: de organizarse más
ya que algunas cooperativas habían “desatentend[ido] sus propios intereses en beneficio de” la
lucha contra la Ley de Jubilaciones. Acordaron que el Consejo Directivo se reuniera cada
quince días y eligieron nuevos representantes por un turno de 90 días; además, la Secretaría de
Educación y Difusión propuso realizar Mesas Redondas casi quincenales en los siguientes 3
meses “para establecer un cuerpo de doctrina”.91 Por otro lado, al año siguiente, se reunieron
poco por razones que se mencionarán abajo; en enero de 1966, se enumeran solo las “sucesivas
Asambleas Generales” del diciembre de 1964, junio de 1965, noviembre de 1965 mencionadas
arriba, así como una nueva, del 18 de diciembre de 1965.92 De todos modos, queda claro que
las reuniones estudiadas en detalle no representan la totalidad.
Volviendo al documento en cuestión, ésa revela más datos cronológicos. Se registran
las fechas de algunas actividades desempeñadas por miembros del grupo: una propuesta de la
Jornada Nacional del Congreso del Pueblo el 29 de setiembre de 1965; una visita a la Cámara
de Representantes el 1 de noviembre de 1965 para militar por la Ley de Exoneración Tributaria;
una Asamblea Representativa Nacional del Congreso del Pueblo el 9 de octubre de 1965; así
como algunas fechas referentes al funcionamiento de otras cooperativas.93
Hay varias maneras en las cuales se podría analizar el documento. Uno es respecto a la
organización misma: su funcionamiento, cómo asociarse, los aportes sociales, los procesos de
reclutamiento y los problemas financieros. De estos, solo se mencionarán lo básico. La FCPU
reunía a cooperativas que se regían por la ley 10.008 o 10.761 que también cumplían con una
serie de requisitos. Estos gozaban de varios derechos y obligaciones respecto al movimiento,
El documento termina abruptamente, sin hablar de un nuevo “cuarto intermedio”. También hay algunas
instancias donde no se ven ciertas líneas o es imposible leer una palabra puntual; sin embargo, esas son
excepcionales. Además, hay que mencionar que las reuniones de días contiguas se consideraron la misma
Asamblea General según los miembros de la FCPU.
89
Según los Estatutos, el Consejo Directivo iba a reunirse cada quince días, por lo menos. Aunque
probablemente no lograron esto, de las indicaciones en el documento, es probable que haya muchas reuniones
más que desconocemos: Martorelli, El cooperativismo Vol. II, 91.
90
Sergio Villaverde, “Informativo de la Federación”, Acción Cooperativa 1 (1964): 3.
91
Sergio Villaverde, “Asamblea en nuestra Federación”, Acción Cooperativa 2 (1964): 2.
92
Es interesante notar que ni se mencione la de enero de 1965 ni la de agosto del mismo año; quizá sea porque
la segunda fue extraordinaria, pero no queda claro el estatus del primero. Luis Gallo, “Editorial”, Acción
Cooperativa 3 (1966): 1.
93
“Actas”, 28 de agosto de 1965, 55 y el 6 de noviembre 1965, 102 y 107.
88
18
incluso un aporte mensual.94 Buscaba ser una organización referente para el cooperativismo de
producción y por eso, en 1965, se lee un informe sobre esfuerzos de reclutamiento de no menos
de 25 cooperativas en Paysandú.95 Por la misma razón, se habían acercado a los manifestantes
cañeros que llegaron a Montevideo en 1964. Ellos habían expresado interés en el
cooperativismo de producción agrícola, siguiendo el modelo de la Unidad Cooperaria No. 1. 96
Estas medidas de reclutamiento no solo fueron importantes por razones ideológicas sino
también por económicas: gracias a la inflación, tenían que aumentar el aporte mensual cada
vez más y esperaban mitigar la carga por la adquisición de nuevos socios.97
También, se podría estudiar los esfuerzos para apoyar la Ley de Exoneración Tributaria
y un Anteproyecto de Ley General de Cooperativas en 1965. Sin embargo, aunque aparecen
referencias a ésa, de las cuales se destaca un informe sobre el estado del proyecto de la Ley de
Exoneración Tributaria en noviembre de 1965, no es el mayor tema del documento.98
Además, estas Actas son una fuente para estudiar el contexto histórico. Aparecen
referencias a los efectos de las Medidas Prontas de Seguridad, la inflación, el FMI, así como el
ideal de la utopía marxista-socialista como la solución a todo que tenía bastante incidencia en
América Latina durante la época.99 El contexto político-económico se explorará brevemente en
la primera sección abajo y la utopía socialista será evidente en todo el discurso.
A pesar de este amplio abanico de posibilidades, vamos a enfocarnos principalmente en
la definición del cooperativismo, la cual ocupa mucho espacio dentro de las Actas. Ya que la
identidad a menudo se construye respecto a algún Otro, vamos a explorar la relación con las
cooperativas agropecuarias y la CCU. Al final, vamos a ver la relación cooperativa-sindical
que amenaza terminar con la neutralidad política y, en particular, las opiniones de miembros
de la Federación sobre el Congreso del Pueblo.
En este documento, particularmente en las reuniones de agosto y noviembre de 1965
que representan dos tercios del texto, parece que se transcribe todo. Por ende, se puede seguir
las idas y vueltas, las propuestas y objeciones, el choque de ideologías y la construcción de
ilusiones comunes. A veces surgen momentos casi risibles, por ejemplo, cuando un delegado
cambia su opinión en el último minuto y vota en contra de una medida, no solo por tener, de
golpe, más observaciones que hacer sino también porque “no comparte la actitud de algunos
compañeros, considerándola anti cooperativa”.100 En suma, es una mirada privilegiada sobre el
funcionamiento de una cooperativa de segundo grado durante los años sesenta. Al preguntarle
a un miembro del Centro Cooperativo Uruguayo si estas fuertes discrepancias y juegos
políticos eran normales en el funcionamiento de las cooperativas, él consideró que no. Indicó
que la FCPU, por haber reclutado la mayoría de sus miembros de los sindicatos, funcionaba
más bien como ellos en ese momento de su historia.101
Estatutos de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay, en “Actas”, 8 de febrero de 1963, 113. En la versión de los estatutos publicado en Martorelli, El cooperativismo Vol II, solo están bienvenidos las
cooperativas que se rigen por la ley 10.781; esto excluiría a las cooperativas agropecuarias.
95
“Actas”, 6 de noviembre de 1965, 67-82.
96
Sergio Villaverde, "Los cañeros de Artigas", Acción Cooperativa 1 (1964): 8.
97
Villaverde, “Los cañeros”, 91-95.
98
“Actas”, 101-102.
99
Por un ejemplo famoso de la idealización del sueño utópico socialista y la lucha armada, véase E.F. Huidobro,
Historia de los Tupamaros. Tomo I: Los orígenes. (Montevideo: Tupac Amaru Editores, 1986), 18-22, 73-76.
100
“Actas”, 20 de diciembre de 1964, 35.
101
Entrevista a Ignacio Arboleya, Centro Cooperativista Uruguaya, Montevideo, 22 de mayo de 2019.
94
19
Referencias al contexto histórico
En las actas de la FCPU aparecen referencias al contexto político-económico de los años 60 en
Uruguay, particularmente la crisis económica, la inflación, la relación con la FMI y las Medidas
Prontas de Seguridad.102 Por ejemplo, el 6 de noviembre de 1965, se nota que ha sido difícil
que el Plenario del Congreso del Pueblo se reuniera, no solo por “la falta de discusión y
preparación previa en las cooperativas”, sino también por “las circunstancias impuestas por las
Medidas Prontas de Seguridad”.103 El mejor análisis del contexto histórico aparece en un
informe del Consejo Directivo leído más temprano en la misma reunión. Parece que tendrá
difusión, por lo menos entre otras cooperativas y por eso, el texto es resultado de una detallada
discusión previa. Se transcribe el extracto más explicativo:
En los cuatro meses y poco que van desde el último informe elevado por esta Secretaría y
especialmente en las últimas semanas, la situación política económica de nuestro país se ha
agravado considerablemente, atrayendo hacia el cooperativismo de producción consecuencia
aún imprevisibles. En efecto, escudados en las antipopulares Medidas de Prontas Seguridad,
nuestros gobernantes y los intereses que representan (que nada tienen que ver con los del pueblo
y del país), aplican medidas económicas regresivas que, ahora sí definitivamente, nos alinean
en la política económica del Fondo Monetario Internacional, aunque esta vez sin carta de
intenciones. Nuestras cooperativas deterioradas en su economía por un proceso inflacionario
que anula todos los esfuerzos de capitalización, deberán enfrentarse ahora a una política que,
multiplicando esa inflación, reduce los créditos y descarga sobre el consenso interno todo el
peso de sus medidas, lo que traerá como consecuencia más o menos inmediata una reducción
aún mayor y más acelerada del poder adquisitivo de la masa consumidora.104
En octubre de 1965, después de un breve ensayo antiinflacionario frente a una crisis bancaria,
la política fiscal uruguaya había regresado a la línea de la FMI.105 Según los integrantes de la
FCPU, este paso había empeorado la situación. En el extracto arriba, puede apreciarse la
situación del país: la crisis económica y la inflación resultante de los cambios económicos
desde 1959, que hacían evaporar los frutos del labor de la cooperativa, que quizá se menciona
en estos términos como respuesta a la idea de la meritocracia.106 Según la FCPU, la
responsabilidad la tiene el FMI que rescató al país de la quiebra varias veces pero solo con
condiciones de cambios fiscales que fueron en contra del proteccionismo, la inversión social
del Estado y el sistema de Industrialización para la Sustitución de Importaciones. Por último,
Para el contexto de la crisis económica en Uruguay entre 1955 y 1970, véase Henry Finch, Historia
económica del Uruguay contemporáneo, (Montevideo: EBO, 1980). Para información sobre el uso de las
Medidas Prontas de Seguridad y otras estrategias policiales contra la población, véase Mariana Iglesias, “La
excepción como práctica de gobierno en Uruguay, 1946-1963”, Contemporánea 2:2 (2011): 137-155; y L.
Kierszenbaum, “‘Estado peligroso’ y Medidas Prontas de Seguridad: Violencia estatal bajo democracia (19451968), Contemporánea 3:3(2012): 97-114.
103
“Actas”, 6 de noviembre de 1965, 104.
104
“Estatutos” en “Actas”, 6 de noviembre de 1965, 67-68.
105
Para una descripción de las Cartas de Intenciones de 1960, 1961 y 1962, véase Rosa Alonso Eloy y Carlos
Demasi, Uruguay 1958 – 1968: Crisis y estancamiento, (Montevideo: EBO, 1986), 85-94 y Nahum et al, El fin del
Uruguay Liberal, 108-111. Para los acontecimientos de 1965, particularmente el “Plan Ortz” y las Medidas
Prontas de Seguridad de octubre, véase Eloy y Demasi, Crisis y estancamiento, 94-99 y Nahum et al, El fin del
Uruguay liberal, 27, 131-132.
106
Para el cambio de rumbo en 1959, véase Gerardo Caetano y José Rilla, Historia contemporánea del Uruguay:
desde la colonia al siglo XXI, (Montevideo: Fin de Siglo, 2016), 273-291; y Finch, Historia económica, 41-51.
102
20
aparecen las Medidas Prontas de Seguridad, empleadas con cada vez más frecuencia,
probablemente para anular la oposición y las protestas.
El informe sigue con la respuesta de la FCPU, que se considera la “expresión unitaria
del Cooperativismo de Producción”:
La actitud del Cooperativismo de Producción frente a esta situación, ha de aumentar su
combatividad: por las salidas inmediatas para sí (Ley de Exenciones, aplicación de líneas de
crédito, Ley General) y por las soluciones de fondo y generales que la nación necesita. Para
esto se hace necesario, en primer término, llevar a las bases de nuestras cooperativas
orientaciones y explicaciones claras y precisas, así como directivas de acción que den su puesto
de lucha a todos y cada uno de los trabajadores cooperativos.107
Todavía no han hecho lo suficiente respecto a la situación, sigue el informe. Han estado
enfocados en el proceso de confederarse, pero ahora es el momento para la acción:
No basta proclamar o fundamentar teóricamente que el Cooperativismo es un medio o una
herramienta de cambio: hay que demostrarlo con una práctica verdaderamente revolucionaria,
que no puede ni debe estar encerrada en los límites de nuestras organizaciones cooperativas.
los argumentos de falta de cuadros o de dificultades financieras no tienen ya validez, salvo que
nos decidamos a mantener una situación estática, pasiva y que, a corto plazo sólo servirá para
nuestra propia extinción.108
En este extracto, es evidente por qué lucharon con tanta urgencia para la concreción de varios
proyectos de ley. También se exigen “soluciones a fondo”, cambios estructurales que aparecen
con frecuencia en el discurso. Se reconoce también la necesidad de la acción en vez de la teoría,
conclusión frecuente en el marxismo, y el concepto de que, para los socios de la Federación, el
cooperativismo es un medio para cambios mayores en lugar de una opción dentro del sistema
existente o una finalidad en sí.
La naturaleza del cooperativismo
El asunto más interesante, que surge mayormente durante 1965, año de una profundización de
la crisis económica, el empleo de las MPS y el Congreso del Pueblo, es sobre la naturaleza del
cooperativismo.109 Como ya se ha adelantado, para los integrantes de la FCPU —por lo menos
aquellos más destacados— el cooperativismo fue algo revolucionario que podía solucionar
todos los males. Sin duda, su idea no encajaba con la visión de las cooperativas agropecuarias
que, según algunos integrantes de la FCPU, anduvieron por caminos equivocados. Aquí es
evidente que están en contra de la composición de las cooperativas agropecuarias que
incorporan a gente que no son obreros y, por ende, son “del otro lado”.
El cooperativismo es una ideología que ha llevado a la practica la misma. Que surge como una
necesidad en momentos en que el estado no tenía la gravitación actual. Propugna la sociedad la
base a valores sociales a la que plantea la sociedad capitalista; es decir, es un movimiento
revolucionario. El cooperativismo es una doctrina universalista porque tiene respuestas para
todos los problemas sociales. En la Federación se ha perdido el carácter revolucionario. En el
movimiento Cooperativa existe la libertad en cuanto a la ideología, pero nunca se les ocurrió
que estuvieran integrados al Movimiento explotadores de la clase trabajadora, como en el caso
“Estatutos”, en “Actas”, 6 de noviembre de 1965, 68-69.
“Estatutos”, en “Actas”, 6 de noviembre de 1965, 69.
109
Para bibliografía sobre la crisis financiera de 1965 y el “Plan Ortiz” implementado en el marco de las Medidas
Prontas de Seguridad, véase la nota 103 arriba. Para el Congreso del Pueblo, véase las páginas 26-30.
107
108
21
de los Cooperativos Agropecuarios; existen algunos que están integrados [...] estanciero que
son a su vez capitalistas explotadores.110
Surge el problema de definiciones también al momento de reclutar nuevos miembros, ya que
era necesario que todos los socios compartieran la misma visión del cooperativismo. Un
informe sobre las más de 25 cooperativas de Paysandú que el Comité de Vinculaciones había
visitado y considerado para el reclutamiento termina con una reflexión al respecto. En general,
“el balance es favorable”, es decir, que la mayoría están alineados con ellos, quienes se piensan
tener el concepto original y puro del cooperativismo. Sin embargo, existen algunas entidades
“cuya organización y forma de funcionamiento es indudablemente sospechosa”.
[Esta situación] nos da la pauta de la necesidad de agotar recursos tendientes a evitar por todos
los medios a nuestro alcance el desvirtualismo del Cooperativismo para salvaguardar nuestros
principios y hasta nuestros intereses. Pese a esto podemos decir que el volumen de organismos
de este tipo, es infinitamente menor, que la cantidad de organismos cooperativas de producción
que transitan por la senda del auténtico cooperativismo, ya estén constituidas o en formación,
lo que da cierta tranquilidad en cuanto al futuro del Movimiento.111
En otras palabras, deberían actuar para salvar al cooperativismo de ideas que lo puedan
corromper. Ahora hay pocos de la otra ideología y podemos ser exitoso, tanto en esa misión
como en el reclutamiento de nuevos miembros.
Las cooperativas agropecuarias no fueron los únicos ideológicamente a la derecha de
la FCPU, sino también, en menor medida, lo fue el Centro Cooperativista Uruguaya.112 Por eso,
la relación de la FCPU con ése requería alguna conversación previa. Aparece un informe en la
reunión del 7 de noviembre de 1965 de la Secretaría de Educación y Difusión al respecto, según
lo acordado en un encuentro anterior. Partieron del supuesto de que “El Centro Cooperativista
Uruguayo es un organismo asesor del movimiento con fines de promoción, educación y
asistencia técnica” y además, que “la actividad del Centro son de colaboración con los
organismos federales, o a través de las cuales llega a las Cooperativas y sus miembros”.113
Habían formado la comisión para estudiar la posibilidad de un vínculo, pero no actuaron y
dieron la tarea al secretario de Educación y Difusión, Atilio Gonzáles. Ése concluye que:
Aun con las reservas que pueda merecer a algunos sectores el Centro (orientación, practicas,
fines), es indudable que él mismo está en Condiciones de brindar a las cooperativas servicios
“Actas”, 28 de agosto de 1965, 51-52. Desafortunadamente, el archivo digital omite una línea del texto entre
las dos páginas. Rosario Lagarmilla recuerda que algunos estancieros ingresaron en las cooperativas
agropecuarias, que no había sido la idea de su padre al asesorar las fundaciones de ellas. Según Jacob, el
modelo cooperativista estadounidense utilizado en zonas agrícolas, que buscaba maximizar las ganancias,
habría permitido esta realidad: Jacob, El cooperativismo agropecuario, 20. La autora agrega que, en otras
áreas estadounidenses, particularmente en los años 1950, se empleaban un modelo más clásico que buscaba
la justicia y la cooperación.
111
“Actas”, 6 de noviembre de 1965, 85. El siguiente enero, un editorial por alguien que había estado presente
en la reunión donde salió la frase, “auténtico cooperativismo”, que también la utiliza: "Ha transcurrido un año
erizado de ásperas luchas sociales contra el sistema político-económico de nuestro país, enemigo natural e
inconciliable del auténtico cooperativismo así como de la clase obrera, a la que los trabajadores cooperativos
pertenecemos”: Luis Gallo, “Editorial”, Acción Cooperativa 3 (1966): 1.
112
La FCPU considera “conservador” a la CCU; sin embargo, el discurso de su revista Cuadernos Cooperativos
Uruguayos suena más a la centroizquierda. Por eso, en adición a la relatividad de los términos que se refieren a
la orientación política, se he evitado el uso del término “cooperativa de derecha” respecto a organismos
específicos, sin conocer más su naturaleza actual.
113
“Actas”, 7 de noviembre de 1965, 114.
110
22
que las mismas necesitan y que la Federación aún no ha creado, así como de colaborar
eficazmente en diversas tareas federales, especialmente en el campo de educación. Por otra
parte, no vemos motivo para eludir una relación a nivel federal, cuando la misma existe a nivel
de las Cooperativas, siempre que la misma reúna las Condiciones mínimas de respeto mutuo y
no signifique renunciamiento por ninguna de las partes a sus principios y orientaciones.114
Esta relación es la única con un grupo relativamente conservador en ese momento de la historia
de la FCPU. La apertura a esta organización, quizá, logró eventualmente que se dieran cuenta
de las ventajas de enfocarse en lo que les unía con otros grupos (el cooperativismo) en lugar de
lo que les dividía (la política). En el momento del informe, algunos miembros de la FCPU ya
habían asistido a cuatro de los cursos internacionales de la CCU, “participación que creemos
ha sido ampliamente exitosa” aunque no se habían presentado las Cooperativas de Paysandú
que, según González, habían perdido el tratamiento de un tema que era su responsabilidad
investigar, así como la participación en una importante Mesa Redonda. En el balance, concluye
el informe, hay “un incremento de la actividad federativa, la que si bien nos satisface no nos
conforma”. Todavía hay una gran tarea de federalización por delante porque varios cargos de
las diversas cooperativas podrían desempeñarse de manera centralizada, ahorrando así los
esfuerzos de todos. La cooperación intercooperativista podrá beneficiar a todos, incluso “la
sociedad que nos rodea, de la cual somos parte y a la que, en definitiva, nos debemos” 115. Y la
CCU puede ayudar a lograr esa meta.116
Las relaciones con los sindicatos
Entre los temas más polémicos figura el de las relaciones con los sindicatos.117 Dado el
principio cooperativista de la neutralidad política, no es de sorprender que hubiera gente en
contra; por la extracción mayormente obrera de los miembros de las cooperativas de
Producción, es natural que muchos no vieran ningún problema con el acercamiento.118 La
cuestión surge con más fuerza en 1965, año del Congreso del Pueblo.
En una medida propuesta por la Cooperativa Textil (COTEX), la reunión del 17 de
enero de 1965, los participantes votan para anular la resolución de Asamblea de diciembre de
1963 sobre la necesidad de aprobar con unanimidad cualquier resolución sobre la relación de
la FCPU con el movimiento sindical. Después de leer varias propuestas al respecto (no
“Actas”, 7 de noviembre de 1965, 114-115.
“Actas”, 7 de noviembre de 1965, 115-117.
116
Aparecen también una cantidad de referencias al CCU y la cooperación con ése en Acción Cooperativa. La
referencia más directa, un artículo específico que da a conocer lo que ofrece el Centro, es: Sergio Villaverde,
"Del Centro Cooperativista Uruguayo", Acción Cooperativa 2 (1964): 3 y 7. Por el otro lado, la revista del CCU,
Cuadernos Cooperativos Uruguayos, menciona múltiples veces a la FCPU en las secciones sobre el
cooperativismo de producción: FCPU, "De la Declaración de Principios de la Federación de Cooperativas de
Producción del Uruguay", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 47 (1970): 64-65; FCPU, "Relación cooperativasindical", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 48 (1970): 92-93; s/a, “Las cooperativas y su federación”,
Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49 (1970): 131-136, luego republicado en Cuadernos Cooperativos
Uruguayos 56 (1971): 148-152; s/a, "Asamblea general extraordinaria de la FCPU", Cuadernos Cooperativos
Uruguayos 58 (1973): 39; s/a, "La Federación: organismo gremial y de promoción del sector de cooperativas de
producción", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 62 (1974): 133; s/a, "Actividades de la Federación",
Cuadernos Cooperativos Uruguayos 63 (1974): 159-162; s/a, "Asamblea de la Federación de Cooperativas de
Producción", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 68 (1975): 82.
117
Para esta sección, véase también el Apéndice II, información sobre la relación cooperativa-sindical de la
Declaración de Principios de la Federación de Cooperativas de Producción.
118
Martorelli, El cooperativismo Vol I, 157.
114
115
23
registrados en las Actas), Perdomo, de la COPRU, subraye la suma importancia de mantener
la unidad del movimiento. Propone aprobar este tipo de resolución con una mayoría de 2/3,
moción que se aprueba por unanimidad.119
Pero esto no cierra el tema. Como pasa con frecuencia, la discusión se torna más dura
recién después de la aprobación de una medida. En la discusión resultante, que a veces muestra
muchas discrepancias entre los miembros de la Federación, se presenta, primero que nada, un
temor a perder la unión entre los miembros. Aprendemos que la CNT ha decidido ayudar al
cooperativismo y, según un socio de CODARVI, “esto significa que nos hemos unido”, un salto
lógico bastante audaz. Un socio de COTEX expresa que la CNT “ha tomado medidas para dejar
un lugar a nuestras aspiraciones” y hay que aprovechar la apertura. Hilda Morales, de la Unidad
Cooperaria No, 1, considera el Sindicalismo “un movimiento de fuerza de promoción” y el
cooperativismo, “un movimiento de concreción”. Apunta a cambios estructurales al considerar
“chicas” las reformas agrarias y menciona “la necesidad de removerlo todo”. Por eso, no tiene
problemas en acercarse a los sindicatos.120
Por fin, todos parecen estar de acuerdo respecto a la necesidad de vincularse y apoyarse
más. Alguien, incluso, propone consagrar la obligación de estar vinculados a un sindicato, pero
al final lo dejan abierto a la elección de cada cooperativa porque persisten dudas. Por ejemplo,
Perdigón de la COMUR menciona que “a veces en los sindicatos se hace política”. Al final de
la reunión, se aprueba por unanimidad la medida “Fomentar por todos los medios dentro del
Movimiento Cooperativo, la militancia gremial de sus integrantes”.121
En agosto de ese año, el tema surge de nuevo dentro del marco del Congreso del Pueblo,
como se analizará abajo. Luego, a pesar de que se trató de una medida aprobada medida
aprobada por unanimidad, se sigue discutiendo el tema en la Asamblea General de noviembre.
Sallares, de la Cooperativa Obrera de Juntas Automotoras (CODEJA) y Sabini, de la
Comunidad del Sur, quieren que las Cooperativas de Paysandú se acerquen más a los sindicatos
y otros obreros. Esta observación aparece varias veces, particularmente en esta reunión: las
cooperativas de Paysandú, de alguna manera, no se están adecuándose a la imagen
cooperativista de los fundadores de la Federación. Ya que 1965 es el año de grandes esfuerzos
de reclutamiento en Paysandú y lo que se registra como dicho en las reuniones no justifica las
fuertes reacciones, el lector se pregunta sobre el contexto y los prejuicios. ¿Hubo discusiones
anteriores que no prosperaron? Es más, ¿sería el cambio de requisitos para las resoluciones
sobre los sindicatos mencionado arriba, una manera para asegurar con anticipación que el
sector que deseaba esto mantuviera el control?
Regresando a la asamblea, cierto Pérez de COTAME sugiere con generosidad que esta
discrepancia en cosmovisiones no se debe a que “ellos lo deseen sino por dificultades
internas”.122 Parece tener la razón, a pesar de las inquietudes previas, porque cuando Sabini
mociona el siguiente acuerdo, se aprueba por unanimidad:
Considerando que el verdadero Cooperativismo de Producción es de extracción obrera y de
integración obrera; considerando que es de nuestra raíz de ser, la abolición de la exploración y
el mismo nos une a los demás explotados, La Asamblea General de la Federación de
“Actas”, 17 de enero de 1965, 41-42.
“Actas”, 17 de enero de 1965, 42-43.
121
“Actas”, 17 de enero de 1965, 44-45.
122
“Actas”, 7 de noviembre de 1965, 117.
119
120
24
Cooperativas de Producción del Uruguay resuelve promover nuestra integración a los
sindicatos de los gremios respectivos en calidad de socios plenos, reconociendo asimismo la
calidad especifica de cooperativistas.123
Se nota lo parecido que es el texto a la resolución de enero, pero esta vez subraya el vínculo de
clase con los obreros en los sindicatos. Sin duda, esto es una respuesta a los “capitalistas
explotadores” supuestamente presentes en las cooperativas agropecuarias. Pero el motivo
también es práctico: los cooperativistas esperaban reclutar miembros entre los sindicatos. Para
lograr esto, hay que usar el mismo discurso y mostrar la solidaridad. Tal como lo expresa de
Varela de CODARVI, el cooperativismo de producción puede ayudar a “todos los compañeros
de clase”.124
Para contextualizar esta conversación, aparecen también múltiples artículos y frases al
respecto en Acción Cooperativa. Vamos a citar aquella que corresponde al marco temporal, que
refleja más cautela que las manifestaciones registradas en las Actas. Afirma el apoyo de todo
el cooperativismo de producción para el movimiento sindical. Eso “no se trata indudablemente
de un apoyo incondicional al 'aventurerismo' sindical”, sin embargo, no pueden ser indiferentes
porque ellos también son obreros y “valora[n] por encima de todo el trabajo”. Admite la
existencia de elementos negativos, “donde los hombres se unen para la lucha en común, hay
un gran porcentaje de honestidad [...] siempre la mayor parte está sana”. Este artículo termina
diciendo que no busca proponer “esquemas rígidos sobre tema tan delicado”, pero a veces, el
mero hecho de declarar la “adhesión a los postulados por los que lucha un gremio, es de por sí
misma una forma de apoyo”.125
La solidaridad entre los socios
Las cooperativas también demuestran solidaridad entre sí, aunque esto no se hace tan evidente
en las Actas que son, a fin de cuentas, registros de las instancias cuando discutían los temas
más polémicos. Pero en la reunión del 7 de noviembre de 1965, Pérez de COTAME informa a
la asamblea que su cooperativa “fue embargada por la Caja de Jubilaciones por una deuda
pendiente”. En seguida, Aníbal de los Santos, de Comunidad del Sur, mociona para agregar esa
cuestión al orden del día inmediatamente después de terminar con el punto que están
discutiendo; se aprueba por unanimidad. Parece que esto cerró la conversación previa porque
pasan directamente a ésa. Por suerte, hay poco que tratar: Gallo y Muñoz de COTEX ya han
ido a la Caja y el problema parece surgir de una “actitud particular”. Recomiendan resolver el
asunto de manera federada para mostrar más fuerza; irán el lunes próximo a los Directores de
la Caja y no será necesario que asistan los Compañeros de COTAME. La rapidez y unidad en
abarcar el problema de uno de sus miembros es un vistazo a la solidaridad que probablemente
subrayaba muchas de las relaciones y conversaciones de esta Federación, a pesar de que este
aspecto apenas se haya registrado en las Actas.
“Actas”, 7 de noviembre de 1965, 117.
“Actas”, 7 de noviembre de 1965, 117.
125
M. Perdomo, “Cooperativismo obrero y sindicalismo”, Acción Cooperativa 2 (1964): 8. Véase también Paul
Lambert, "Cooperativismo y movimiento obrero", Acción Cooperativa 6 (1969): 4-6; s/a, "A propósito del
Congreso Ordinario de la Convención Nacional de Trabajadores", Acción Cooperativa 9 (1971): 8. En 1971, se
registra el cambio de tono en que "Aproximaciones y diferencias entre cooperativismo y Sindicalismo" es el
penúltimo de 16 posibles temas a conversar en una cooperativa de producción: s/a, "¿Qué temas deben
debatirse en una cooperativa de producción?" Acción Cooperativa 10 (1971): 6.
123
124
25
El Congreso del Pueblo
Un caso particular de las relaciones entre la FCPU y otras organizaciones es el vínculo con el
Congreso del Pueblo. Mayormente abarcado entre agosto y noviembre de 1965, en la discusión
se cruzan los temas de la definición del cooperativismo, las relaciones con los sindicatos y
también la meta final del movimiento. Dado su interés y el rango de cuestiones que aportan,
las conversaciones aparecen abajo con bastante detalle.126
La primera conversación significante ocurre el 28 de agosto de 1965, apenas quince
días después de cerrarse la Jornada del Congreso. De hecho, esta reunión de la Asamblea
General de la FCPU es extraordinaria, convocada para conversar lo acontecido. Villaverde, de
Comunidad del Sur, dice que ha visto, en las resoluciones y los trabajos del Congreso, algunos
detalles con las que no está de acuerdo, por ejemplo, que “pese a que se dice en él Remover las
estructuras, surge aparentemente, que lo que es trata de hacer es ‘emparchar’ la actual estructura
(defendiéndola), no removiéndola”. Cita los párrafos sobre la Seguridad Social como
evidencia, así como que en la sección sobre la industria no habla de su transformación por
medio del cooperativismo y sindicalismo. En los nuevos países poscoloniales, “se ha excluido,
desechado totalmente el régimen capitalista”; Uruguay, también un país subdesarrollado,
podría hacer lo mismo. Es parte de América Latina y la región: existe, por ejemplo, un banco
argentino, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativas, que es un ejemplo de esto.127
Además, está en contra de la idea de hacer leyes y solo después admitir la existencia y el
desarrollo de movimientos como el cooperativismo: “La ley es una consecuencia no el origen”.
Para colmo, “en el programa de soluciones [del Congreso] daría la sensación de que el país, es
un país con infinitas posibilidades”.128
Niñiz, de CODAVI, disiente diplomáticamente. Señala que el Congreso tiene metas de
corto y largo plazo y Villaverde solamente está considerando los primeros. Hay problemas
urgentes para resolver antes de pasar a las soluciones a largo plazo. Si ahora plantearan
“objetivos finalistas”, se quedarían solos. Sin embargo, ya deberían “tratar de sumar fuerzas al
Movimiento” con vistas a un futuro cambio de rumbo.
Después, habla Sabini de Comunidad del Sur, quien también lamenta la falta de
“soluciones a fondo” en los informes del Congreso. Sí, como ahora “el Estado pertenece a las
clases dominantes”, no pueden demandar cambios inmediatos. Sin embargo, tampoco es
En 1965, no sale ningún número de Acción Cooperativa, en parte por la gran movilidad alrededor del
Congreso del Pueblo: Luis Gallo, “Editorial”, Acción Cooperativa 3 (1966): 1. Aparece una mención del
Congreso del Pueblo, así como una parte del programa de la Asamblea de agosto de 1965, en un artículo sobre
la situación crítica del país publicado dos años después. Al final de ése, reafirma que el Programa, a fin de
cuentas, no da soluciones para los trabajadores y reafirma su dedicación a una mejor respuesta a la represión
estatal, para el bien de sus “propios intereses” y de todos los trabajadores: s/a, “Secretaría General”, Acción
Cooperativa 5 (1967): 3 y 7.
127
Fundado en Rosario, Santa Fe, el 23 de noviembre de 1958, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos
bancó la fundación de casi 1.000 cooperativas de crédito antes de ser cerrado en 1966. Desde entonces, esta
cooperativa de segundo grado ha funcionado como apoyador y asesor de cooperativas y también tiene 158
cooperativas asociadas, incluso el Banco Credicoop Coop. Limitado, único heredero todavía vigente de las
múltiples cajas de crédito sembrados sesenta años atrás: “Quienes somos”, en Instituto Movilizador de Fondos
Cooperativos [sitio web] (2019, abril). Recuperado de http://www.imfc.coop/modules/contenido/
(30/06/2019)
128
“Actas”, 28 de agosto de 1965, 51-52.
126
26
adecuado simplemente “sumar fuerzas”, ya que “el Cooperativismo de Producción es el que
está más próximo a la doctrina. En los casos de Consumo y Agropecuarios vemos que no es
así, sino que han sumado en forma negativa grandes masas, pero sin el respeto por la doctrina
y principios”. Además, “existe la evidente penetración del Capitalismo en el Cooperativismo”.
Todo esto subraya “la necesidad de ver la importancia de la integración del pueblo al
Movimiento”.129 Hay que notar que, entre los integrantes a la Junta Nacional Coordinadora,
estaban dos por parte del cooperativismo: Luis Muñoz por parte de la FCPU y Darwin Díaz
por parte del Movimiento de Defensa de la Producción Agropecuaria. Es decir, las “otras”
cooperativas tenían una voz igual en el Congreso y así quizá podrían influirlo.130
Después de un “cuarto intermedio”, o un descanso, se reinicia la discusión. García, de
COMUR, dice que como “el Congreso del Pueblo tiende a unir a todas las fuerzas vivas del
país”, deberían “ponerle el hombro” y participar; hay que señalar que el Congreso suele
“contemplar las inquietudes de todos”. Además, ¿no sería “demasiado cómodo” mantenerse
fuera? Este dicho de García refleja un sentimiento que se ve por todo el documento: casi una
culpa de no ser lo suficiente “obrero militante”, de ser demasiado “burgués” y “capitalista”.131
Sigue García, “se debe cuidar que [el movimiento] no se desvirtúe”, y si así pasara, tendrían
que criticarlo abiertamente. Y estas desvirtuaciones podrían surgir no solo de fuentes políticas,
sino también de filosóficas y religiosas; quizá está apuntando a las cooperativas agropecuarias
con esto.
Entonces Villaverde trae una interesante comparación que le había convencido durante
el cuarto intermedio. Integrar al momento, dice, no necesariamente anula la posibilidad de
criticarlo. En 1958, cuando los estudiantes militaban por la Ley Orgánica de la Universidad,
había plenarios obrero-estudiantiles en las cuales los dos partes mostraron la solidaridad, pero
mantuvieron la independencia. Podrían seguir este padrón.132 La verdad es que en este
momento, un programa revolucionario “no se encontraría el eco en el pueblo”. Por ahora, hay
que “cambiar la actual situación”. Por eso, hay que participar, aunque criticándolo cuando sea
necesario y “con miras a la posterior reforma de estructuras”; “entre sobrevivir y sucumbir,
acepta el primero”. A pesar de eso, debe clarificar que el programa del Congreso solo sirve
para “entrar en el gobierno y hacer un gobierno burgués”; por ende, hay que “procurar sacar
adelante al Movimiento”.
Sigue la discusión en la misma línea: el programa del Congreso del Pueblo no es lo
suficiente radical, pero no pueden “radicalizar más las cosas” ahora porque “el pueblo aún no
se concientizó de que no hay solución sino a través de resolver los problemas generales [léase
“estructurales”]. Es decir, de que no hay soluciones parciales, para grupos determinados”. Hay
que seguir militando para esta concientización. Y, a fin de cuentas, como señala Gallo de
COTEX, el Consejo Directivo ya ha actuado en el Congreso con el permiso de la Asamblea
General de la Federación.133 Sería difícil renegar con esta integración a la Junta Nacional
“Actas”, 28 de agosto de 1965, 52-54
Rodríguez y Visconti, “El funcionamiento del Congreso del Pueblo”, s/p.
131
Agradezco a Juan Pablo Martí esta observación.
132
La descripción más detallada de la aprobación de la nueva Ley Orgánica de la Universidad en 1958, así como
la movilización a su favor y cómo funcionó la universidad en la primera década posterior, se halla en Mark van
Aken, Los militantes: Una historia del movimiento estudiantil universitario uruguayo desde sus orígenes hasta
1966, (Montevideo: Fundación de Cultura Universitaria, 1990), 111-116 y 251-287.
133
“Actas”, 29 de agosto de 1965, 56-59.
129
130
27
Directiva, una posición privilegiada. Parece que estas cuestiones hayan surgido después de ver
las resoluciones del Congreso, que puede indicar que los resultados no fueron lo que los socios
de la FCPU habían esperado al aprobar la participación inicialmente.
En la siguiente reunión, se lee el Informe de la Delegación al Congreso del Pueblo,
Enrique Alvite y Luis Nuñoz, que abarca todos los puntos conversados arriba. Puede ser que
su destinatario sea más que la gente que está escuchando por el lenguaje cuidadoso. Aunque
apenas se atreven a desafiar a la decisión de setecientas siete organizaciones, empieza el
informe, hay que reconocer que ha habido bastante compromiso para lograr un plan de
soluciones.
El Congreso del Pueblo, sabemos que no puede resistir un análisis de ninguna persona que en
el Uruguay se diga de izquierda (entendiendo por izquierdistas a aquellos que piensan de
manera nuestra); tiene en algunos aspectos omisiones, en otras contradicciones, pero la idea
que primó en todas las delegaciones fue la de coincidir dentro de ciertos lineamientos generales
lógicos en la mayor cantidad de situaciones ya creadas.
Llama la atención que saben que su definición de “izquierda” es autorreferente. Luego, indican
correctamente que el Congreso del Pueblo es el último paso en un camino de la unión sindical.
Por eso, sigue el informe, “a medida que se vaya caminando, ciertos sectores van a tener que
irse”; en ese momento las masas habrán logrado la consciencia de su situación, pero ahora,
“quizás solamente el cinco por ciento de la población entiende”. En su capacidad de miembro
de la Asamblea Representativa Nacional y la Junta Nacional Coordinadora del Congreso, así
como Secretario de Relaciones, han elaborado un nuevo plan de trabajo en esa línea que
mayormente se aprobó el 9 de octubre en la Asamblea Representativa Nacional.134
Entonces, se desata en la Asamblea de la Federación una discusión interesante sobre
quiénes “tendrán que irse”. A la interrogante de Sallarés de CODEJA, Muñoz (de COTEX)
“aclara que el Congreso del Pueblo está integrado por diversas capas sociales y que en un
momento algunos de esas capas se irán porque irá contra sus propios intereses”. Su respuesta
es poco más clara que el informe. Después, Soza de la Cooperativa de Transportes de Paysandú
(PAYCOOP) pide la aclaración y evidentemente se resiente la pregunta. Gallo responde de
manera brusca:
En cuando a los que tendrán que irse serán aquellos grupos que tengan una política partidista,
que quizás cuando se desarrolle el movimiento se tendrán que ir porque no tendrán
posibilidades de interponer su política. El cooperativismo además no escapará a la crisis del
País. Creía que esto estaba completamente claro.
Entonces, Varela, de CODARVI, “señala que asiste con tremendo asombro a lo planteado por
PAYCOOP”, seguido por Pérez que propone “que los compañeros de PAYCOOP no conocen
el problema y por eso quizás no están bien ubicados”. Al contrario, responde PAYCOOP, les
preocupa el lenguaje: “no sea que el esfuerzo se pierda porque se transforme en un partido
político partidista”. Esto provoca a Varela, quien habían considerado resulto la discusión sobre
la relación entre la FCPU y los sindicatos. “Hay un error de concepto”, dice: ni siquiera un
cinco por ciento de las Cooperativas entienden ni la situación ni la meta final. Por ende, las
“cooperativas de Paysandú debían ilustrar a los Compañeros de PAYCOOP la posición de la
Federación” que considera que el ámbito sindical “es el mejor campo de cultivo para el
“Actas”, 6 de noviembre de 1965, 107.
134
28
cooperativismo.” Hay que mostrar que el cooperativismo también tiene soluciones. Dicho esto,
“el Congreso del Pueblo [también] dará las soluciones que el Pueblo considere para sí, y ese
aparato que es el Congreso del Pueblo no podrá ser propiedad de los poliquetos. Y los
individuos así actuantes serán desplazados por el propio Pueblo. Nosotros mismos seremos los
defensores activísimos de nuestro sistema”.135
¿Por qué esta reacción extrema frente a una simple pregunta? Quizá no ha ayudado que
Moreira, de la cooperativa de transporte COPAY, justo había traído objeciones a la política del
Congreso respecto a la nacionalización del Transporte, a las cuales responde Salares de
CODEJA que los “Compañeros de Paysandú tienen un sitio en las Delegaciones de la
Federación al Congreso del Pueblo”, pero como no asistieron, no podían resolver el tema.
Además, el Transporte es un tema menor porque no es una solución a largo plazo. Cierre que
“Nosotros no los defendemos porque no pudimos, por lo tanto, no nos culpen los Compañeros
de Paysandú”. Muñoz, de COTEX, explica a la asamblea que Salares está “un poco
decepcionado, porque no es posible que en dos o tres días se pudieran resolver cambios”.
Enfatiza la necesidad de transigir en este momento e indica que hay temas sobre las cuales “los
Sindicatos que no simpatizaban con el Cooperativismo” al momento de proponer soluciones.136
De todos modos, queda en evidencia que hay una larga historia de fondo así como tensiones
no resueltas entre las cooperativas de Montevideo y de Paysandú, particularmente los nuevos
integrantes.137 Tal vez algunos individuos quieren mantener su posición de influencia. Quizá,
también, existe un temor a ser “infiltrado” por cooperativistas de otra ideología que
“desvirtuaran” al movimiento.
Además de esto, toda esta discusión indica que no están del todo conformes con las
resoluciones del Congreso del Pueblo porque no les parecen lo suficientemente radical. El
momento es crítico, el sistema completamente caduco, y no ven ninguna solución duradera
dentro del viejo orden. Y, defenderán fuertemente sus sueños y aspiraciones. Un hito
particularmente relevante del discurso de Varela es la idea de que los “politiqueros” son los
otros. Para él, el contenido de esta discusión probablemente no sería “político”. ¿Sería esta
ceguera ante el fuerte contenido partidario de sus conversaciones la razón por la cual perduran,
a pesar del principio de neutralidad política? Y, como siempre es más difícil reconocer como
política una posición alineada con la suya, ¿se debería la ceguera al origen sindical de la
mayoría de los miembros? O, quizá, estos cooperativistas no están de acuerdo con el principio
de la neutralidad.
En esta línea, es interesante notar que, para 1971, las mismas propuestas, no solo siguen,
sino que se ven como posiciones políticas, etiqueta en la cual se enorgullece el autor anónimo
del extracto abajo. Además, deja claro sus tendencias izquierdistas que, según él, son más
compatibles con el cooperativismo.
No dejamos de estar de acuerdo que en una sociedad progresista, no conservadora, no defensora
de los monopolios, de los privilegios, etc., etc., podría desarrollarse el cooperativismo mucho
más fácilmente, mucho más rectamente que en la nuestra [...] Consciente o inconscientemente,
el cooperativismo ha sido, es y seguirá siendo en sí mismo, una definición política —esto es, si
“Actas”, 6 de noviembre de 1965, 110-111
“Actas”, 6 de nov de 1965, 108-109.
137
Por ejemplo, ya en diciembre de 1964, Aníbal de los Santos no está conforme de que las cooperativas
postulantes de Paysandú estén presentes en una asamblea cuando van a votar medidas: “Actas”, 19 de
diciembre de 1964, 18.
135
136
29
damos al término un significado suficientemente amplio— porque ofrece y practica una
solución característica a importantes problemas económicos y sociales" [...] Quienes actúan en
el cooperativismo no pueden ser conservadores más que si tienen una nebulosa en la mente,
una intención aviesa, miedo a lo desconocido, o simplemente una suficientemente dosis de
nuestra famosa despreocupación. Pero no podemos dejar de pensar que toda esa gama de
'desubicados' que están entre nosotros son precisamente aquellos que, viniendo de la sociedad
hostil que les dio origen, se encuentran ahora en el recto camino de la cooperación, que se irán
haciendo más y más progresistas a medida que vayan comprendiendo más profundamente las
contradicciones del capitalismo en el seno de la nueva organización. En esta etapa en que se
encuentran ahora, de nada servía entablar con ellos una estéril discusión [...] El cooperativismo
que concilia no es cooperativismo. El cooperativismo, lo que busca es SUSTITUIR.138
Quizá lo más llamativo de esta cita es el desprecio que tiene el autor hacia los cooperativistas
más conservadores que él. ¿Por qué el cambio de tono? Quizá, debido al autoritarismo, no tiene
nada que perder. O, tal vez, es un manifiesto en contra del cambio de rumbo en la organización
que él ve llegando.
Sección III: Conclusiones
Las Actas de la Federación de Cooperativas de Producción entre 1963 y 1965 son una fuente
para ver una línea de cooperativismo en esa década. En ellas, aparecen evidencias de la época
tumultuosa, luchas para defender la “verdadera” definición del movimiento y momentos de
búsqueda común y solidaridad. Como se mencionó arriba y siguiendo el eje principal, la
definición del cooperativismo, para los socios de la FCPU, era un medio para otro fin, un
movimiento práctico que contenía la semilla secreta de una revolución que lograría cambios
estructurales. Esto dista mucho de la definición del cooperativismo como un fin en sí o solo
una de varias opciones dentro del sistema económico existente.
Como mencionado arriba, la FCPU abandonó este rumbo alrededor de 1970. El
cooperativismo actual puede incorporar socios de todos los partidos y se considera en el país
una opción más para lograr los medios de vida y particularmente, un hogar. Es tan neutral
cualquier asociación política al movimiento que la Ley General de Cooperativas de 2008 fue
aprobada con un consenso partidario.139
Pero volvemos a la ideología de extrema izquierda que queda tan evidente en las Actas.
Además de la variedad de factores ya mencionados como la extracción obrera de los socios y
los tiempos dificilísimos, es interesante notar que, en 1982, en 14 de las 20 cooperativas de la
FCPU, el nivel educativo promedio fue primaria completa o incompleta. Las otras 6 tenían por
promedio o secundaria incompleta (2), secundaria completa, normal, UTU o educación
universitaria (1 de cada categoría). Este cuadro concuerda grosso modo con la población
general; sin embargo, si esa fue la situación en 1982, ¿cómo habría sido veinte años antes? 140
s/a, "Las organizaciones cooperativas y la política partidista", Acción Cooperativa 9 (1971): 3 y 11. Uno se
pregunta si el autor no es el mismo que escribió el “Psuedo-cooperativas” del número anterior. El artículo es
una respuesta a otra en la revista de la CCU que propone la misma tesis en términos más suaves: s/a,
"Cooperativismo y política", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 50 (1971): 2-4.
139
Entrevista a Ignacio Arboleya, Centro Cooperativista Uruguaya, Montevideo, 22 de mayo de 2019.
140
Martorelli, El cooperativismo Vol II, 166.
138
30
Surge la pregunta, ¿no podría haber sido la falta de educación un factor en la insistencia en una
sola narrativa y la intolerancia a otros puntos de vista?
Sin embargo, el fuerte disenso se puede encontrar en ámbitos de todos niveles de
educación. No necesariamente es malo, siempre y cuando se logre resolver. En el seno de un
Uruguay laicista y conformista, las Actas también pueden servir como crítica al imaginario
“hiperintegrado” que proponían los defensores del sistema vigente: se notan muchísimas
maneras de pensar.141
En la misma línea, estas Actas demuestran la dificultad de crear espacios
verdaderamente “neutros”. Cada ser humano tiene credos y creencias de índole filosófico,
espiritual o religioso que guían sus acciones. Pueden ser explícitos o callados, pero siempre
estarán detrás de cada toma de decisión. De hecho, algunos dicen que la neutralidad es una
mentira o, a lo mejor, una contradicción lógica.142 Un autor anónimo de la FCPU explora la
misma temática unos años después al responder a un artículo de la CCU que plantea que en
América Latina de 1971, ya no es realista hablar de la neutralidad política. El artículo original
termina promoviendo que los cooperativistas alienten las políticas de la izquierda, ya que la
“neutralidad” suele proteger el statu quo. Sin embargo, en un lugar menciona el término
“independencia” como alternativa más acertada que “neutral”.143 La FCPU responde:
“Corresponde señalar que la diferenciación entre los términos 'neutralidad' e 'independencia'
referidos a lo político, es más válida para los individuos que para las organizaciones. No
entender esta diferencia es lo que a menudo conduce a razonar sobre una cosa: 'el hombre' (no
existe el hombre neutro) y sacar conclusiones sobre otra; 'las organizaciones' ”.144
Por un lado, este intercambio confirma que estaba en tela de juicio la neutralidad
política por parte del CCU y la FCPU. Por el otro lado, al leer los dos artículos, sorprende la
reacción de la FCPU ya que el escritor del CCU está descartando en términos fuertes un
principio fundamental de Rochdale. ¿Por qué enfocarse en un punto casi imperceptible en una
obra mayormente alineada con ellos? Poco después, como vimos, la FCPU emprendió un
camino hacia más apertura y diálogo que, se supone, ya no consideró necesario perderse en los
detalles del discurso.
Otra observación instructiva es que, a pesar del lenguaje ideológico que se muestra en
las Actas, la mayoría de los cooperativistas que integraban al FCPU no atrajeron la atención
del gobierno; la fundamentación para este último punto se halla en el Apéndice III. Ya que
desconocemos las circunstancias de estas reuniones, es posible que, para muchos, las palabras
fueran la manera de hablar, o incluso reflejaron posiciones de las que luego se arrepintieron.
De los cooperativistas mencionados en las Actas que cayeron preso bajo la dictadura —y de
quienes se conservan registro— ninguno fue involucrado directamente en una acción violenta.
El término “sociedad hiperintegrada” para describir al Uruguay neobatllista surge de Germán Rama, La
democracia en Uruguay, (Montevideo: Arca, 1987), 79.
142
Aunque sea fuera de tema, época y país, una exploración de la supuesta “neutralidad” del espacio público
estadounidense en años recientes es instructivo: G. Koukl, “The Myth of Moral Neutrality”, En Stand to Reason
[sitio web] (2013, 5 de febrero). Recuperado de https://www.str.org/articles/the-myth-of-moral-neutrality
(30/06/2019).
143
s/a, "Cooperativismo y política", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 50 (1971): 2-4. La observación sobre
quiénes promueven la neutralidad política se refleja en la discusión parlamentaria sobre la legislación
cooperativista citada arriba.
144
s/a, "Las organizaciones cooperativas y la política partidista", Acción Cooperativa 9 (1971): 11. Para más
contexto, véase la última cita en bloque de la sección sobre el Congreso del Pueblo.
141
31
Además, aunque el gobierno dictatorial desalentaba el cooperativismo, no tomó preso a nadie
por la carga explícita de integrar a una cooperativa; siempre fue por razones de acercamiento
o involucramiento político o sindical.
Este trabajo ha estudiado de varias maneras un documento del cooperativismo en los
años 1960 en Uruguay y revelado muchas interrogantes. El resultado más llamativo es la falta
de estudios académicos actualizados. La última finalidad de esta memoria es ofrecer pistas para
seguir investigando en proyectos futuros.
32
Referencias
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Proyecto Archivo Judicial de Expedientes Provenientes de la Justicia Militar (AJPROJUMI),
Montevideo, Uruguay: expedientes.
Entrevistas
Ignacio Arboleya, Centro Cooperativista Uruguaya, Montevideo, 22 de mayo de 2019;
entrevistado por Coretta Thomson.
Prof. Juan Pablo Martí, Facultad de Ciencias Sociales, Montevideo, 6 de agosto de 2019;
entrevistado por Coretta Thomson.
Dra. Rosario Lagarmilla, Montevideo, 6 de agosto de 2019; entrevistada por Coretta Thomson.
36
Anexo I
Guía a la fuente primaria principal
para facilitar las investigaciones futuras
Las reuniones de la Federación de Cooperativas de Producción del Uruguay
corresponden a las siguientes páginas del archivo digital consultado:
8 de febrero de 1963: pp. 1-13
4 de octubre de 1964: pp. 14-16
19 de diciembre de 1964: pp. 16-27
20 de diciembre de 1964: pp. 27-40
17 de enero de 1965: pp. 40-45
28 de agosto de 1965: pp. 46-62
6 de noviembre de 1965: pp. 62-112
7 de noviembre de 1965: pp. 112-135
37
Anexo II
Extracto de la Declaración de Principios de la Federación de Cooperativas
de Producción sobre la relación cooperativa-sindical
En Cuadernos Cooperativos Uruguayos 48 (1970), 92-93.
Tanto por su participación en las primeras acciones organizadas del movimiento obrero como
por los fines perseguidos en la actualidad, la acción constructiva del cooperativismo de
producción al poner en práctica la autogestión en la esfera de los trabajadores, se complementa
con la acción reivindicativa del movimiento sindical.
En consecuencia el asociado cooperador de producción en su carácter de trabajador,
debe estar al lado de los demás trabajadores, buscando la unión, no la desunión en concordancia
con su propio ideario, y tratando de adherirse al sindicato de su ramo, destacando su calidad de
cooperativista.
La cooperación de producción debe procurar que el movimiento sindical entienda que,
por las características de su propia constitución y su preocupación por reafirmar los derechos
del hombre, constituyen una forma permanente de lucha contra la explotación en cualquiera de
sus formas.
Asimismo las Cooperativas de producción deben tener presente que se necesita el
aporte de los trabajadores organizados para su más amplia y rápida concreción.
Sobre las luchas de los trabajadores en general, las cooperativas deben actuar con
realismo, teniendo en cuenta su condición de organismos liberados del sistema de salarios y
buscando formas de solidaridad adecuadas y de real eficacia.
Cuando se trata de influir en problemas de carácter general o social, las cooperativas,
en cuanto procuran cambios en tales sentidos, deben tomar posición en cada caso y de acuerdo
con sus propios principios.
El planteo de soluciones cooperativas en los sindicatos sólo es admisible en la medida
en que ello no interfiera con la acción específica de los mismos, ya que en la sociedad capitalista
deben afrontar una situación de lucha muy frecuente.
38
Anexo III
Las cooperativas de producción bajo la dictadura civil-militar
Un interrogante más que surge del análisis de las Actas de la FCPU es: ¿Qué les pasó a estas
personas durante la dictadura civil-militar de 1973-1985? No hay que perder de vista que
hemos visto a cooperativistas haciendo alusiones claras a la revolución del proletariado en una
reunión grande. Ya en ese momento, la policía nacional estaba siguiendo a las personas
“sospechosas” por una mera denuncia, por poco fundada que fuera, de simpatías comunistas.
¿Pasó también en el caso del cooperativismo de producción? ¿Cayeron presos muchos de los
integrantes? Y, si les pasó esto ¿fue por ser cooperativista, o por otras razones? Una
investigación breve e incompleta revela un cuadro muy complejo que merece más estudio en
otro trabajo.
A finales de los años 60, con la llegada del autoritarismo, fue restringida la libertad de
movimiento y asamblea. Arriba vimos cómo la restricción de asamblea afectó a la FCPU en
1965; esta se profundizó a lo largo de los años. Entre junio de 1968 y 1971, las Medidas Prontas
de Seguridad rigieron constantemente menos tres meses en 1969 y el gobierno reprimió las
organizaciones de trabajadores.145
Quizá por eso, ya en 1969, se nota el empleo de nuevo vocabulario y más cuidado en
la crítica social. Por ejemplo, el FCPU habla mucho sobre la “autogestión”, un término que
apunta a la economía común espontánea, sin la imposición de un gobierno comunista o
socialista.146 En el próximo número, un artículo interesante nota tanto el mal empleo del
término “democracia” para “una forma de organización política en que no es el pueblo quien
gobierna, sino donde simplemente hace ‘algo’ para designar a quienes habrán de gobernarlo”,
como la falacia de una empresa de “auto-gestión” donde “quien trabaja, no influye nada en las
decisiones de dirección, de organización y de planeamiento, sino que se limita a hacer ‘algo’
para designar a quienes habrán de ocuparse de tales tareas”. Sigue para plantear al
cooperativismo como la autogestión ejemplar. No toca más el tema de la democracia, pero
quizá ya ha dicho lo suficiente.147
Además, hay evidencias de la tolerancia, por lo menos, hacia el cooperativismo en el
gobierno autoritario. El 3 de febrero de 1972, un decreto del Poder Ejecutivo de Pacheco,
después de la intervención de la Unidad Cooperaria No 1 y dado el interés en reproducir el
experimento, da a la Oficina Nacional de Acción Comunitaria y Regional del Ministerio de
Ganadería y Agricultura, “la tarea de promover grupos vecinales y realizar reuniones de
técnicos de los servicios de dicha Secretaría de Estado en las diversas regiones del interior del
Nahum et al, El fin del Uruguay liberal, 57 y 159; Caetano y Rilla, Historia contemporánea del Uruguay, 292296.
146
s/a, "Temas para ahora", Acción Cooperativa 6 (1969): 8. El término “autogestión” aparece en muchos
artículos del 70 y 71, incluso s/a, “Las cooperativas y su federación”, Cuadernos Cooperativos Uruguayos 49
(1970): 133. La CCU incluye un artículo entero sobre varias maneras de entender el término: Albert Meister,
"En torno a un tema polémico", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 50 (1971): 27-30. El artículo es una
traducción del francés de la revista Autogestión y socialismo 13-14, set-dic de 1970.
147
RAMA, "A propósito de autogestión", Acción Cooperativa 7 (1969): 4-5.
145
39
país, para una acción coordinada a la constitución y desarrollo de nuevas unidades cooperarias
u organizaciones similares”.148
Otra referencia al movimiento se halla en el primer Comunicado de los Mandos del
Ejército del 9 de febrero de 1973, en los días que algunos consideran un primer golpe que las
izquierdas no oponían.149 Un documento curioso que declara el involucramiento de las Fuerzas
Armadas en las operaciones del Estado y también la redistribución de la tierra, e incluye además
una referencia al fomento del cooperativismo. El inciso “m” llama a combatir el monopolio y,
para "asegurar el interés obrero por impulsar y mejorar la producción", recomienda “arbit[rar]
soluciones que estimulen la participación de los mismos en la dirección de las empresas, tanto
en el sector público como en el privado”.150 Sin embargo, aquí se nota el empleo del
cooperativismo no como un fin en sí, sino como una herramienta para combatir al comunismo.
Parece que los militares habían entendido la diagnosis marxista sobre la enajenación del trabajo
como causa de la radicalización; su receta es que las decisiones tomadas en común pueden
generar un sentido de responsabilidad aun en situaciones de trabajo compartimentado. 151 Al
final, el giro peruanista esperado por la izquierda nunca se concretó; estos comunicados
ciertamente no reflejan la posición del gobierno después del golpe de Estado definitivo
concretado el 27 de junio de 1973.152
A pesar de las dos citas arriba, la realidad no fue de todo favorable. El CCU informa en
principios de 1973 que “no existe por parte del Estado ninguna medida de promoción de estas
experiencias. Lo que es aún más grave, las iniciativas en este sentido de grupos de trabajadores
son postergadas o denegadas. El freno principal para la expansión del cooperativismo lo
constituyen las limitaciones financieras”, con una política crediticia que no presta fácilmente a
las cooperativas.153
Sin embargo, el investigador Juan Pablo Martí menciona varios proyectos de fomento
de cooperativismo implementados por el gobierno civil-militar durante la dictadura. Un caso
es la privatización del AMDET, proceso que comenzó en los años 1960 y se realizó
mayormente con el Municipio como parte de un programa de reducción de gastos. Parece que
eligieron el modelo cooperativo para cortar con la actividad sindical que hubiera surgido de la
creación de empresas privadas. Los antiguos funcionarios públicos tuvieron la elección de
coorporativizarse o enterrar cadáveres en el cementerio; por ende, muchos nuevos integrantes
Poder Ejecutivo, "Decreto del Poder Ejecutivo", Acción Cooperativa 12 y 13 (1972): 5. Para la intervención de
la Unidad Cooperativa No. 1, véase Terra, Proceso y Significado, 161-162; s/a, "Unidad Cooperaria No 1", Acción
Cooperativa 9 (1971): 11; y s/a, "Unidades Cooperarias No. 1 No. 2", Acción Cooperativa 12 y 13 (1972): 4-5.
149
Álvaro Rico, Vania Markarian y Alfonso Lessa, "Un golpe en etapas", en Brecha [en línea] (Montevideo,
2013). Infomación de https://brecha.com.uy/un-golpe-en-etapas/ (07/08/2019).
150
Mandos Militares Uruguayos, "Comunicados de los Mandos". En Cuadernos de Marcha 68: 7 días que
conmovieron a Uruguay (1973): 24.
151
Es interesante ver una posición parecida en un artículo de la revista de la CCU de junio del mismo año. El
autor propone al cooperativismo como "importante herramienta para superar el estancamiento y la
deformación, contribuyendo al desarrollo económico independiente". Entre otras razones, como el empleo de
más manos, las cooperativas son "una experiencia liberadora para los participantes, en tanto asumir las
funciones de dirección de la producción les permite desarrollar potencialidades trabajadas por la empresa
capitalista", así ayudando a combatir la dependencia: s/a, "Cooperativismo y desarrollo nacional", Cuadernos
Cooperativos Uruguayos 58 y 59 (1971): 4-7.
152
Para información sobre este proceso complejo que todavía falta mucha investigación, véase Fernando López
D’Alesandro, Vivian Trías: El hombre que fue Ríos (Montevideo: Debate, 2019).
153
s/a, "Cooperativismo y desarrollo nacional", Cuadernos Cooperativos Uruguayos 58 (1973): 6.
148
40
pasaron a las tres cooperativas resultantes sin la inspiración, ni menos la educación, para la
nueva experiencia. La única capacitación proveída en 1977 fue un curso económico-técnico
sobre el modelo israelí; no se enseñó ni la gestión en común ni la resolución de problemas. Por
ende, no sorprenden las reuniones caóticas a las cuales algunos llegaban borrachos, ni que el
primer presidente de COTSUR fuera depuesto por gastar dinero en el casino. Subrayando la
falta de educación cooperativista, este ganó un juicio diez años después porque no había sido
removido por el protocolo explícito en los estatutos. En suma, este “fomento” cooperativista
es mixto por ser un modelo impuesto por el municipio por razones económicas y estratégicas
y aceptado por trabajadores que no vieron otra opción. No surgió de la libre voluntad de los
integrantes.154
De hecho, durante este periodo, un 65% de los nuevos cooperativistas se juntaron al
organismo por razones económicas.155 Al final, la línea empresarial entró en el cooperativismo
y alrededor de 1980, algunas cooperativas, entre ellas federadas a la FCPU, empezaron a
transformarse en sociedades anónimas. La Federación consideró esa medida totalmente
innecesaria y, además, parece haber sentido profundamente traicionado, ya que en un artículo
denunciando la situación en términos respetuosos pero claros, termina: “No nos molesta
lesionar los fueros empresariales de quienes así reciban este comentario, y ojalá lesionemos las
últimas fibras cooperativistas que en ellos puedan quedar, para que por lo menos en lo más
íntimo de su ser, sientan aunque más no sea, la pequeña molestia que esa lesión les pueda
causar”.156
En tiempos de dictadura, también se aprobó legislación para el fomento de cooperativas
agrícolas y agroindustriales en el interior: el Decreto-Ley 14.330 de Sociedades de Fomento
Rural (1974), el Decreto-Ley 14.827 de Cooperativas Agroindustriales (1978) y el DecretoLey 15.645 de Cooperativas Agrarias (1984). El marco jurídico y los múltiples incentivos
otorgadas a las cooperativas agropecuarias por medio de esta legislación hicieron que no fuera
necesario actualizar las leyes del sector hasta su incorporación en la Ley General de
Cooperativas de 2008. De hecho, Martí sugiere que la legislación cooperativa en general apenas
cambió durante 20 años después de la salida democrática.157 Por otro lado, los hechos también
reflejan un crecimiento muy lento de las cooperativas bajo dictadura debido al ambiente de
miedo y sospecha y las prohibiciones de ensamblar libremente. Fue casi imposible que surgiera
una cooperativa de manera espontánea bajo esas circunstancias.158 Una vez restaurada la
democracia, hay una explosión de actividad cooperaria, quizá una combinación de mejoras en
la legislación bajo el régimen anterior con las nuevas libertades que permitieron la reunión,
todo dentro de un marco de crisis económica que hizo necesario juntar recursos. La creación
Juan Pablo Martí, “Cooperativas, Estado y Mercado. Privatización del transporte público de Montevideo a
través de cooperativas (1947-2017)” (Trabajo no publicado, UdelaR, Montevideo, 2019).
155
Terra, Proceso y significado, 106-110 y Martorelli, El cooperativismo Vol I, 147-244.
156
Trata de los casos de COMMMA, COPEMAR y COTAME: s/a, "Transformación de cooperativas en sociedades
anónimas o limitadas", Acción Cooperativa s/n (febrero de 1980): 7-9. La situación de COMMMA fue
particularmente dolorosa porque la CCU y la FCPU habían acompañado a los pasados trabajadores de
GRAMON S.A. en formar una cooperativa en 1963 y en rescatarla después del crack bancaria en 1965:
COMMMA, "Nace una experiencia cooperativa", Acción Cooperativa 5 (1967): 5.
157
Juan Pablo Martí, “Evolución de la legislación”, 42-47, 58.
158
Entrevista a Rosario Lagarmilla, Montevideo, 6 de agosto de 2019.
154
41
en 1985 de la Dirección Nacional de Fomento Cooperativo quizá indica tanto la necesidad de
apoyar el movimiento que no había florecido en el pasado como la nueva voluntad de hacerlo.159
Hay varios indicios de que el cooperativismo en sí no se hallaba entre los primeros
enemigos del Estado durante esa época, por lo menos explícitamente. De una lista de 52
nombres y apellidos que se podían leer enteros con certeza en los estatutos de la FCPU, solo
aparecen 2 de cuya identificación no hay duda y dos más que quizá sean las mismas personas,
en el libro sobre la subversión publicado en 1976 por el gobierno militar. Por lo menos
oficialmente, ninguno de ellos es nombrado sedicioso por sus sueños de cooperación, ni menos
por integrarse a una cooperativa; más bien, el mejor peligro expreso es el acercamiento a Cuba
o los actos violentos. Rubén Prieto Prieto está activo en el FAU y edita dos revistas
anarcosindicalistas.160 Ricardo Volpe es vinculado con el robo de armas en el club Tiro Suizo.161
El Carlos Valera de CODARVI quizá es el taximetrista detenido en 1969 por vínculos con el
MLN-T, pero la identificación no es segura.162 Tampoco hay seguridad de que el “Dr. José
Díaz” sea José Enrique Díaz Chávez quien, como secretario del Partido Socialista y luego
miembro fundador del Frente Amplio, aparece varias veces en el libro de los militares.163
No obstante, por lo menos en el caso del cooperativismo de producción, la época de la
dictadura civil-militar fue difícil. Ya que esta rama cooperaria solía tener dirigentes de la
izquierda, rápidamente faltaban liderazgo cuando ellos se escondían, se exiliaron o fueron
presos.164 De hecho, según Juan Pablo Terra, ésa fue la rama más reprimida del cooperativismo
uruguayo.165
Un ejemplo es la Comunidad del Sur, que había impreso la revista de la FCPU. El 20
de abril de 1972, su imprenta en el sótano de Canelones 1484/86 fue embargada, acusada de
ser “oculta” e imprimir material subversivo, y por lo menos un integrante fue detenido.166 Los
compañeros de Paysandú se solidarizaron y el diputado Carlos Baraibar leyó un informe al
respecto en la Cámara de Diputados. Ese refuta la acusación de la clandestinidad, diciendo que
en 1971 había publicado un 40% de los títulos del país, según la Comisión de Papel, para sellos
como Arca, Alfa, Banda Oriental y Tauro; organismos del Estado como OSE y la Dirección de
Estadísticas y autores integrantes al gobierno como Alejandro Rovira (Ministro del Interior),
Carlos Mario Fleitas (diputado) y Luis Hierro Gambardela (senador).167 El 5 de mayo, se
Los hechos son de Martí, “Evolución de la legislación”; las conclusiones son mías.
Junta de Comandantes en Jefe, Las Fuerzas Armadas al Pueblo Oriental. Tomo I, primera parte: La
subversión. Montevideo: Ejército uruguayo, 1976), 314 y 320. La tercera cita listada en el libro se refiere a
Ruben Prieto Benencia, aunque los militares lo identifican con el Rubén Prieto Prieto de las referencias
anteriores.
161
Junta de Comandantes en Jefe, Las Fuerzas Armadas al Pueblo Oriental. Tomo I, segunda parte: La
subversión. (Montevideo: Ejército uruguayo, 1976), 609-610.
162
Junta de Comandantes en Jefe, Tomo I, segunda parte, 643.
163
Para la lista completa, véase el índice onomástico en: Junta de Comandantes en Jefe, Las Fuerzas Armadas al
Pueblo Oriental. Tomo II: El proceso político. (Montevideo: Ejército uruguayo, 1978), 520.
164
Terra, Proceso y significado, 106-110 y y Martorelli, El cooperativismo Vol I, 147-244. Para las medidas
represivas del gobierno dictatorial en general, véase Gerardo Caetano y José Rilla, Breve Historia de la
Dictadura, 5ª Ed. (Montevideo: EBO, 2017), 18, 24-25, 29, 50, 93-95; Caetano y Rilla, Historia contemporánea
del Uruguay, 339-341, 348-350, 362-363.
165
Terra, Proceso y significado, 171-172.
166
AJPROJUMI, Penal 10, Ficha S / 644 / 85, Archivo 746 / 86, DE LOS SANTOS, Aníbal y RIBA, Carlos
167
s/a, “Adhesión con Comunidad del Sur”, Acción Cooperativa 12 (1972): 3-4.
159
160
42
ordenó la reapertura del taller y el detenido Aníbal de los Santos, 30 años de edad, uno de las
personas que aparece en los estatutos de la FCPU siete años anteriores, fue liberado.
Sin embargo, la acusación de los militares tuvo algo de fundamento, aunque las medidas
represivas parecen exceder el crimen. Aníbal de los Santos fue detenido de nuevo, junto con
Carlos Riba, en la cooperativa de vivienda de la Comunidad del Sur, ubicada en Felipe Cardozo
2098, a las 03:00 horas de la mañana del 12 de julio de 1972. Fueron acusados de haber
impreso, entre las 02:00 y las 05:00 de la madrugada del 22 de diciembre de 1971, unos 2500
o 3000 volantes para el movimiento “22 de diciembre” que animaron a un intento en el Club
Golf. Los acusados se negaron de haber conocido el contenido de los volantes hasta el momento
de imprimirlos y repitieron su adherencia a la no-violencia. La sentencia de Aníbal, fallada en
mayo de 1974, fue 24 meses en prisión; recuperó la libertad provisoria en setiembre de 1973.
Carlos, por haber sido el punto de contacto con el miembro del 22 de diciembre, solo fue
liberado en abril de 1975 y, según el fallo, debería haber sido exiliado a su país natal, Argentina,
en ese momento.168
El 25 de agosto de 1974, la Comunidad del Sur celebró su 19o aniversario con una
charla, un almuerzo compartido y juegos comunitarios.169 Pero a finales de 1975, suspendieron
el trabajo en Montevideo y algunos miembros que todavía no habían salido del país se
trasladaron a Estocolmo, Suecia para seguir la obra allá.170 A finales de la dictadura, regresarían
algunos.
Otro participante en las asambleas de la FCPU, Celiar Reherman, de 61 años, integrante
de COTRACO que luego participó en una cooperativa de viviendas, fue detenido el 21 de junio
de 1977. Había sido comunista desde 1950 y desde 1952, según la acusación, había buscado
reclutar miembros para el partido entre las cooperativas y los obreros capataces. Aunque no
niega su involucramiento en reuniones por este asunto, niega su militancia activa (no tiene
alias, un dato a su favor) y dice que su actividad ha sido esporádica. En junio de 1978, es
condenado a 24 meses y gana la libertad provisoria el 14 de diciembre de 1979.171
Otros miembros de las cooperativas de producción que aparecen en las Actas apoyaron
materialmente a los grupos armados. Rubén Moreira, del COPRU, fue detenido el 21 de mayo
de 1972, junto con dos cooperativistas más, Rafael de Cárdenas y José Luis Corchs, acusados
de haber torneado partes de armamientos para la MLN. Moreira fue mecánico uruguayo de 34
años de edad. Rafael de Cárdenas, quien no aparece en las Actas, tenía 51 años, fue de
nacionalidad portuguesa y nacimiento madrileño, había vivido en Uruguay desde agosto de
1955 y también fue Maestro de Taller de Mecánica de la UTU. Se dijo “ferviente
cooperativista” que había colaborado en el asesoramiento de CODARVI; COLOLO,
COPERPOA, CODEXA y otras cooperativas.
Los primeros dos no niegan la acusación, de hecho, admiten haber colaborado con el
MLN desde el noviembre pasado, sabiendo el destino de las partes torneadas, y haber
organizado reuniones informativas sobre la MLN en la cooperativa. Sin embargo, sí niegan su
integración al MLN así como su disponibilidad a usar la violencia ellos mismos. Además,
habían hecho los trabajos para los Tupamaros fuera de hora, algo prohibido en el COPRU, para
AJPROJUMI, Penal 10, Ficha S / 644 / 85, Archivo 746 / 86, DE LOS SANTOS, Aníbal y RIBA, Carlos.
s/a, "Comunidad del Sur: 19 años", Acción Cooperativa 17 (1974): 2.
170
Fosalba, “Cooperativismo Integral”, 180.
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AJPROJUMI, Penal 7, Ficha S / 436 / 86, Archivo 97 / 87, REHERMANN, Celiar.
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que nadie más supiera; también explicitan que sus familias tampoco sabían de sus actividades.
De todos los cooperativistas vistos en las fichas del AJPROJUMI, el discurso de Rafael de
Cárdenas es el más cerca de el de los grupos armados. Por medio de su militancia
cooperativista, se había encontrado “con todos los caminos cerrados en base a un creciente
deterioro que traía aparejado la creciente injerencia de intereses personales en la conducción
de la política económico financiera” y, como resultado, creyó “que solo una conmoción podría
traer la reacción debida”. Por eso, apoyó a la MLN aunque, repite, no está ni estuvo a favor
con su uso de la violencia.
José Luis Corchs, metalúrgico de 26 años, es un caso aparte. Parece que nunca participó
en las reuniones y solo prestó una mano en dos o tres trabajos nocturnos. De hecho, en algún
momento, trató de retraer su apoyo y el contacto del MLN que encomendaban los trabajos lo
amenazó. Ganó la libertad provisoria en enero de 1974; una sentencia del 4 de mayo de 1976
consideró justo su cadena penitenciaria de 2 años ya realizada. En esa misma audiencia,
Moreira y de Cárdenas recibieron sentencias de 4 años de prisión, considerando cumplidas
también sus cadenas.172
Sin embargo, el caso más complicado fue de CODARVI, vinculado a los comunistas y
la CNT, ambos proscritos en los primeros meses de dictadura, así como la Federación Obrera
de la Industria de Vidrio, en Laureles 643, esquina Carlos Tellier, lugar desde donde se declaró
el Paro General del 27 de junio de 1973.173 En dos operaciones del 9 y 11 de setiembre de 1976,
terminaron presos 39 trabajadores de la cooperativa. Todos tuvieron por lo menos una audiencia
y los militares examinaron cada caso particular. Seis presos ganaron la libertad plena el 23 de
diciembre de ese año. Veintidós más fueron liberados de manera provisoria el 8 de febrero de
1977. Los otros salieron entre esa fecha y finales de 1981. Una de ellas fue una mujer
embarazada que dio de luz a su hija primogénita el 25 de febrero de 1977 en el hospital militar
y ganó la libertad provisoria el 13 de mayo de ese año, supuestamente con la bebé porque no
se registran reclamos.
Otro, entre los 11 más involucrados, fue Alter Portela quien figura en las Actas de la
FCPU. Mecánico tornero de 50 años de edad que ha integrado la Federación Obrera de Vidrio
(FOIV) hasta hace unos meses, dice que no ha participado en ninguna actividad ni política ni
gremial. Como otros, admite haber visto material de la CNT así como ejemplares de la revista
comunista “Carta” en la fábrica (unos los vieron en el piso del baño), pero no se integró.
También conoce de las colectas realizadas por parte de las familias de comunistas detenidos,
“Tobita” Saravia y Mario Correa; las cantidades reportadas varían de $100 y $300 pesos al
mes, más leche en polvo y vitaminas para los niños. Para los militares, esta parece ser actividad
sediciosa. Respecto a los fines del comunismo, Portela los desconoce pero lo que entiende es
que buscan “abrir fuentes de trabajo, dar mayor bienestar [...] derrocar la dictadura por vía
pacífica y formar un Gobierno Provisional con civiles y militares progresistas”. La sentencia
definitiva del grupo solo ocurre el 19 de noviembre de 1979, cuando Alter Portela es
AJPROJUMI, Penal 2, Ficha S / 320 / 86, Archivo 534 / 88, MOREIRA, Rubén y otros.
Se halla información sobre el Paro General y el papel del FOIV en ésa, en: Rico, Demasi, Radakovoch ,
Wschebor y Sanguinetti, 15 días que estremecieron al Uruguay (Montevideo: Fin de Siglo, 2005), 93-97;
Caetano y Rilla, Breve historia de la dictadura, 19-22; Fernando Pereira, "Pit – Cnt sesionó en la Federación del
Vidrio para recordar la huelga general del 73" [audio de radio], 27 de junio de 2018. Información de
http://radiouruguay.uy/pit-cnt-sesiono-en-la-federacion-del-vidrio-para-recordar-la-huelga-general-del-73/
(05/08/2019).
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sentenciado a 4 años de prisión (Juan Antonio Iglesias se considera el más responsable y su
condena es de 6 años). Portela y dos más ganan la libertad provisoria el 30 de abril de 1981.174
Además de colectas y reuniones, algunos de los obreros de CODARVI dicen que en el
Consejo Directivo de CODARVI hay comunistas con quienes uno ha tenido conversaciones
“criticando el sistema actual de gobierno al que tildan de 'dictadura'”. Para colmo, parecen
haber escondido, en la chacra “Rincón de la Bolsa”, Km 30.200 de la Ruta 1, a dirigentes de la
CNT y el Partido Comunista, Felix Díaz Clavijo y Juan Escobar Aparicio. El 16 de setiembre,
los militares hacen una redada en la chacra y, encontrándola abandonada, pero con actividad
agrícola reciente, la incautan para su “usufructo” y “cuidado”. En el proceso del 19 de
noviembre de 1979, la declaran confiscada, así como el local de la FOIV que había sido clave
en junio de 1973, con todos los bienes muebles hallados en los dos establecimientos. Ese último
será devuelto a la FOIV a finales de agosto de 1985, aunque un año después todavía estarán
intentando recuperar los bienes muebles incautados por el Ministerio del Interior.175
También, a partir de las declaraciones de los 39 detenidos en setiembre de 1976, se
ordena la captura de nueve personas más de CODARVI, incluso José Luis Marconi, de 51 años
de edad, otro participante en las Asambleas de la FCPU. Es detenido más de un año después,
el 5 de diciembre de 1977, en su domicilio. Algunos de sus compañeros creen que puede ser
un dirigente gremial; en su proceso, se declara comunista desde 1963, y en el pasado, militó en
el gremio. Sin embargo, una vez proscrito el partido, y debido a su mala salud, ya no trabajó
más dentro del partido, según su testimonio; algunos compañeros suyos testifican de que él
nunca les habló de política ni intentó reclutarlos. Además, se jubiló el 31 de mayo de 1977 y
ya no trabaja en CODARVI para el momento de su detención. Se le declara la libertad definitiva
el 10 de marzo de 1978.176
AJPROJUMI, Penal 5, Ficha S / 1311 / 86, Archivo 460 / 87, MARCONI, PORTELA y OTROS.
AJPROJUMI, Penal 5, Ficha S / 1311 / 86, Archivo 460 / 87, MARCONI, PORTELA y OTROS; AJPROJUMI, Penal
2, Ficha S / 388 / 85, Archivo 248 / 86, MARCONI, José y otros.
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AJPROJUMI, Penal 2, Ficha S / 388 / 85, Archivo 248 / 86, MARCONI, José y otros; AJPROJUMI, Penal 3, Ficha
P / 513 / 86, Archivo 741 / 86, MARCONI, José.
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