EL SEGUNDO MANDAMIENTO
Pr. Fernando Rodríguez
No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo
en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás. (Ex
20:4-5).
Algunos cristianos se sienten incomodos con el uso de imágenes de Jesús, los
ángeles y otras ilustraciones en las actividades religiosas, argumentando que esto constituye
una violación al segundo mandamiento que prohíbe la idolatría. Quienes siguen esa línea
de pensamiento lo hacen fundamentado en una comprensión rígida de la letra de la ley,
obviando el espíritu de la misma.
Hacia una correcta interpretación de la Ley. El solo hecho de plantear que la LEY
DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS debe ser interpretada podría resultar como una idea
profana e irreverente para algunos. Se pudiera argumentar que esta ley, escrita por Dios
con su propio dedo y en tablas de piedra (Ex 31:18), es tan clara que no necesita
interpretación. Pero la realidad es que sin una correcta interpretación de la ley o mejor dicho
una correcta comprensión, estaríamos en un verdadero problema. Tomemos como ejemplo
el sexto mandamiento que dice en forma lacónica “no mataras”. Siendo así, entonces de
seguro que este mandamiento prohíbe que se mate a toda criatura viviente, incluyendo
insectos perjudiciales y alimañas.
Jesús en el Sermón del Monte resalto la importancia de una clara comprensión de la
ley que vaya más allá de la letra y se adentre en el espíritu que subyace en ella. Él afirmo
que el adulterio y el homicidio no se supeditan a los hechos sino que abarcan la esfera del
pensamiento (Mat 5:21,27-28). Razón demás tenía el apóstol Pablo al afirmar que “la letra
mata, pero el Espíritu da vida”. (2 Cor. 3:6)
¿Qué es lo que prohíbe el segundo mandamiento? Luego de que en el primer
mandamiento Dios le dice a los israelitas: NO TENDRÁ OTROS DIOSES AJENOS
DELANTE DE MI (Ex.20:3), entonces pasa a señalar:
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“No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba
en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la
tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy
Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres
sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y
guardan mis mandamientos. (Ex 20:4-6)
Para una correcta comprensión de este mandamiento, es conveniente echar un vistazo
a algunas palabras claves tales como imágenes, semejanza, cielo, tierra, aguas y aguas de
la tierra
Imagen.
(pésel) que a su vez viene de
(pasál) cuya raiz primaria es tallar,
(sea madera o piedra), alisar, cortar, labrar. Por lo la palabra imagen aquí usada significa
escultura, estatua, ídolo, imagen, talla.1
Semejanza.
(temuná) Apariencia, forma , semejanza, representación en forma
de ídolo.
Cielo.
(shamayim)«cielos; cielo, bóveda celeste». Esta es la palabra hebrea
corriente para la «bóveda celeste» y el «ámbito celeste» donde vuelan las aves. En la biblia
la palabra cielo se usa para referirse al menos a cuatro lugares que son: 1) la «bóveda
celeste» y el «ámbito celeste» donde vuelan las aves, este ámbito, está por encima de la
tierra pero debajo de los cuerpos celestes (Véase 2 Sam 18:9 y1Cro 21:16).
2) el término
representa un ámbito aún más alejado de la superficie terrestre, de donde provienen
fenómenos como la escarcha (Job 38:29), la nieve (Isa55:10), el fuego (Gen 19:24), el polvo
(Deut_8:24), el granizo (Jos 10:11) y la lluvia (Gen 8:2). 3) también representa el ámbito
donde se encuentran el sol, la luna y las estrellas (Gen1:14). Estas imágenes se repiten a
menudo en la narración de la creación y en los pasajes poéticos. (Sal 104:2, Isa 34:4). 4)en
donde “ el cielo” es la morada de Dios: (Sal 2:4, Deut. 4.39 y 26:15 . Otra frase que se usa
en las escrituras para indicar la morada de Dios es «los cielos de los cielos», lo cual indica
un absoluto, es decir, la morada de Dios es un ámbito tan incomparable que no se puede
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Diccionario Strong de palabras hebreas, arameas y griegas del antiguo y nuevo Testamento. E-Sword.
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comparar con la creación física: «He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de
los cielos, la tierra y todo lo que en ella hay» (Deut 10:14). Generalmente cuando los
escritores bíblicos usan la combinación cielo y tierra lo hacen para designar la totalidad de
la creación (Gen 1:1 y Sal 146:6)
Tierra.
(érets) de una raíz que significa ser firme; tierra, campo, comarca, costa,
ladera, mundo, nación, país, polvo, provincia, región, suelo, terreno, territorio.
Aguas.
(mayim) «agua; torrente», aparece por vez primera, en Gen_1:y Gen1:7.
En el tercer día de la creación Dios separó las «aguas» de encima de las «aguas» debajo de
la bóveda celeste. Evidentemente al usar la expresión aguas que están debajo de la tierra, es
una referencia a las aguas que en Génesis 1 quedaron debajo de la expansión (Gn 1:6-8) y
en las cuales se dio la orden de que produjeran seres vivientes, y en las cuales creó Dios
los grandes monstruos marinos, y todo seres vivientes según su género (Gen 1:20, 21). El
hecho de que estas aguas se identifiquen como las aguas debajo de la tierra es un forma de
especificar que la prohibición incluye a todas las criaturas que habitan en las aguas
profundas tales como los grandes monstruos marinos (Gen 1:21), las cuales no son comunes
a la vista del hombre. Además es un hecho de que todas las cuencas hidrográficas están por
debajo del nivel de la tierra
Partiendo de este análisis y viendo este mandamiento en su contexto general, todo
parece indicar que el propósito de Dios es evitar que estos israelitas, con más de doscientos
años de esclavitud a cuesta, acabados de liberar de Egipto, donde la religión se caracteriza
por la gran variedad de dioses representados por una amplia gamas de imágenes y
criaturas; incurran en el error de imitar a sus antiguos amos, tal y como ocurrió con el
becerro de oro en el desierto de Sinaí (Véase Éxodo 32 ). Además si se toma en
consideración el fuerte vínculo entre los primeros cuatro mandamientos y específicamente
entre los dos primeros, se notara ambos mandamientos se complementan.
Siendo que el segundo mandamiento no define en forma específica cuáles son esas
cosas y semejanzas que están en el cielo, en la tierra, en las aguas y debajo de las aguas,
entonces se hace obligatorio echar un vistazo al libro de Deuteronomio (cuyo nombre
significa repetición de la ley) en el cual este mandamiento aparece en una forma más
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ampliada. Es allí donde en forma puntual dice: “Guardad, pues, mucho vuestras almas;
pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego;
para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna,
efigie de varón o hembra, figura de animal alguno que está en la tierra, figura de ave
alguna alada que vuele por el aire, figura de ningún animal que se arrastre sobre la
tierra, figura de pez alguno que haya en el agua debajo de la tierra. No sea que alces tus
ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas
impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas” (Deut. 4:15-19). Es en este texto queda bien
claro cuáles son las cosas y las semejanzas cuyas imágenes son prohibidas por el segundo
mandamiento. Sin embargo aquí también se evidencia la necesidad de tener una correcta
comprensión este mandamiento, porque si se toma sólo la letra, pasando por alto el espíritu
de la ley; tendríamos que concluir que el segundo mandamiento prohíbe en forma rotunda y
absoluta el uso de todo tipo de arte gráfico (imágenes y esculturas), no solo en el ámbito
religioso sino también en el secular.
Para arrojar más luz sobre este tópico, debemos comparar el segundo mandamiento
con al menos tres porciones claves de las Escrituras. En primer lugar veamos el relato de la
creación donde dice: “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de
ellos… Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que
Jehová Dios hizo la tierra y los cielos (Gen 2:1 y 4). En segundo lugar está el cuarto
mandamiento donde se hace referencia a la creación usando los siguientes términos:
“Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en
ellos hay…”. . En tercer lugar encontramos que en el mensaje de los tres ángeles hace un
llamado a adorar a “aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”.
(Apoc. 14:7).
Al comparar estos tres textos con el segundo mandamiento, la conclusión lógica es
que las expresiones “arriba en el cielo, abajo en la tierra, las aguas debajo de la tierra
(Ex.20:4) son una alusión directa a las cosas creadas durante la semana de la creación. Es
evidente que en los diez mandamientos Dios está recurriendo a su derecho de creador tanto
para prohibir el toda manifestación de politeísmo y así evitar que el hombre honre y de culto
a las criaturas antes que al Creador (Véase Deut. 4:15-19 y Rom. 1:25). Claro está que por
extensión esta prohibición abarca también a las criaturas que moran el cielo donde moran
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Dios y los ángeles. Mas es digno de resaltar que la principal razón por la cual Dios prohíbe
que se le represente con imágenes es “pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló
con vosotros de en medio del fuego”. (Deut. 4:15).
Pero a pesar de que el segundo mandamiento pareciera prohibir las artes gráficas, al
revisar el Antiguo Testamento encontramos que las manifestaciones artísticas estuvieron
presentes en diversos escenarios. Veamos algunos ejemplos.
1.
La Serpiente de bronce en el desierto. (Núm. 21:8-9)
2. Los querubines de oro; en los dos extremos del propiciatorio. (Ex 25:18)
3.
Las cortinas del santuario con querubines bordados. Ex 26:1
4. Los bueyes sobre los que fue colocado el lavacro en el templo de Salomón. (1 Rey
7:25)
Imágenes de Dios
Antes de la caída, Adán y Eva hablaban con Dios cara a cara, pero con la
entrada del pecado, Dios se ha hecho invisible a la raza humana (Col 1:15, 1Ti 1:17 y
Heb 11:27). Sin embargo ese Dios invisible se le ha aparecido a diferentes personas
en diferentes circunstancias usando diferentes imágenes. Veamos
1. Dios se le apareció a Abraham en múltiples ocasiones (Gn 12:7, 15:17,
17:1, 18:1) pero salvo en dos ocasiones se menciona su apariencia, en una
Abraham vio una antorcha de fuego ( Gn 15:17) y en la otra ocasión Dios
se le aparece en forma humana (Gn 18)
2. Dios se le apareció a Isaac y a Jacob (Gen 24:2,24; 35:7-9 y 48:3) pero en
ningún caso se da una descripción de su apariencia.
3. Dios se la presento a Moisés en el desierto de Madian en medio de una
Zarza ardiendo y que no se consume y se le identifica como el Ángel de
Jehová (Ex 3:2 y 16). En otro momento Moisés le pide a Dios que le
muestre su gloria, y le es concedido con la salvedad de que no vera su
rostro porque “no me verá hombre, y vivirá… verás mis espaldas; mas
no se verá mi rostro. (Ex 33:18-23). Lo interesante es que cuando Dios le
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muestra su gloria, Moisés antes que describir lo que ve, reacciona
proclamando el carácter de Dios, dando a entender que lo que en realidad
vio fue una muestra de la santidad de su carácter y su obra salvadora (Ex
34:6)
4. Al momento de la entrega de la ley Dios se apareció al pueblo en una
manifestación espectacular que los israelitas al observar “el estruendo y
los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y
viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos… y dijeron a
Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios
con nosotros, para que no muramos. (Ex 20:18-19). Esta si que fue una
manifestación gloriosa departe de dios, pero más adelante el enfatiza la
prohibición de que se represente imágenes bajo el argumento de que
“ninguna figura visteis”. (Deut. 4:15). Se encuentran otros textos donde
dice que la gloria de Dios se apareció al pueblo (Lev 9:23, Núm. 16:19)
generalmente en la nube que reposaba sobre el tabernáculo y desde la cual
salía un resplandor o fuego.
5.
Los profetas también testifican que Dios e les apareció. Isaías narra su
visita al santuario celestial (Is 6: 1-6) donde dice que vio al Señor sentado
en su trono y aunque no hace una descripción de su aspecto, afirma que
sus faldas llenaban el templo. Además ofrece una descripción de los
serafines que servían allí. En lo respecta al profeta Jeremías, este dice que
Dios se le apareció, pero no ofrece detalles específicos sobre como
sucedió esto (Jer. 31:3). Quien ofrece una imagen más vivida de Dios es
Daniel al relatar su visión del juicio celestial en la cual lo describe como
“un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de
su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del
mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él;
millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de
él. (Dan 7:9-10).)
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Partiendo de estas experiencias se puede afirmar que los relatos donde Dios aparece
representado como las que vieron Abraham, Moisés, Isaías, Daniel y los otros profetas,
sean en modo alguno la forma o imagen de Dios, sino que estas representaciones son más
bien una forma de destacar algún aspecto de su carácter o la obra que al momento se
propone realizar. Tomemos como ejemplo el anciano de días de la escena del juicio que ve
Daniel; de seguro que a nadie se le ocurría pensar que Dios es un anciano, sino que esta
figura guarda relación con la práctica de los tiempos bíblicos en la que los ancianos, llenos
de sabiduría que dan los años hacen los juicios. (Deut 21:20:22:16 y Rut 4:4)
Jesús: El Verbo Encarnado
En el Nuevo Testamento se presentar a Jesús como la revelación de Dios más
perfecta que se ha dado a la humanidad. Comenzando por los Evangelios encontramos a
Jesús diciendo: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del
Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:8). Además le dijo a Felipe: “El que me ha visto
a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). Y el apóstol Pablo es categórico al afirmar que Cristo
“es la imagen del Dios invisible”…en quien “habita corporalmente toda la plenitud de la
Deidad”. ((Col 1:5 y 2:9). Pero también Pablo destaca que Jesús “se despojó a sí mismo,
tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres.” Además hay que tomar en
consideración lo que dice el prólogo del evangelio de Juan: “Y aquel Verbo fue hecho
carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre),
lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14). Sin duda alguna que las frases “el Verbo se hizo
carne y vimos su gloria, no dejan duda en cuanto a que Jesús tenía un cuerpo real, y que
fue visto por las personas que vivieron durante el desarrollo de su ministerio en la tierra.
Según Isaías cuando viniera el Mesías no habría “parecer en él, ni hermosura; le veremos,
mas sin atractivo para que le deseemos”. (Is 53:3). Es evidente que el énfasis de los
evangelios esta puesto en la condición humana de Jesús, sin obviar su condición divina.
Pero aunque ni en los evangelios ni en las epístolas encontremos una descripción física de la
apariencia de Jesús, en Apocalipsis Juan nos ofrece una hermosa descripción del Cristo
Glorificado: “ Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete
candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, uno semejante al Hijo del
Énfasis añadido
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Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un
cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus
ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en
un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas;
de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando
resplandece en su fuerza.” (Apoc 1:13-16)
Partiendo de esta realidad puede afirmarse que representar a Jesús como un joven
maestro judío no representa ninguna violación al segundo mandamiento, ya que Él tenía un
cuerpo humano real y normal que fue visto por los hombres. Añádasele a esto el hecho de
que mientras estuvo en la tierra, Jesús voluntariamente renuncio a la gloria de su trono para
vivir una vida de hombre en la condición de siervo (Fil. 21-5).
¿CUANDO EL ARTE RELIGIOSO ES IDOLATRIA? Hasta ahora las
evidencias bíblicas examinadas indican que la diferencia entre el arte religioso educativo y
el idolatra tiene que ver no tanto con la forma, sino más bien con el fondo. Sin duda alguna
se puede afirmar que las artes gráficas religiosas tienen intenciones puramente ilustrativas
o educativas, no constituyen una violación al segundo mandamiento. Pero cuando estas
obras de arte se le rinden culto, se las incorpora a la liturgia y se le asignan funciones en el
plan de salvación, entonces sí que es idolatría. Ese parece ser el caso del de algunas
confesiones religiosas, en las cuales a las imágenes no solo se usan para enseñar, sino que
también le rinden culto, con el agravante de que las entidades que estas representan, se les
atribuyen el roles de intermediación entre Dios y los hombres; contradiciendo en forma
abierta lo que dice la Biblia de hay “un solo mediador entre Dios y los hombres,
Jesucristo hombre” (1 Tim 2:5).
LO QUE DICE EL ESPIRITU DE PROFECIA
Todo adventista del Séptimo Día se interesa en lo que escribió o hizo Elena de
White cuando se debate un tema de índole teológica, doctrinal o de la vida práctica. Veamos
a continuación lo que escribió sobre este este tema:
Deben usarse cuadros—Habéis dado mucho estudio al asunto de cómo hacer interesante la
verdad, y los cuadros que habéis hecho están en perfecto acuerdo con la obra que ha de
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realizarse. Estos cuadros son lecciones objetivas para la gente. Habéis puesto intensidad de
pensamiento en la obra de realizar estas llamativas ilustraciones. Y ellas tienen un efecto
notable al ser presentadas a la gente en vindicación de la verdad. El Señor las usa para
impresionar las mentes. Se me ha dado instrucción clara y distinta en el sentido de que
deben usarse cuadros en la presentación de la verdad. Y esas ilustraciones deben hacerse
más impresionantes por medio de las palabras que muestran la importancia de la obediencia
(Ev. 152)
Enfrentando el Fanatismo
El mensaje es obstaculizado por hombres de una sola idea. Así se había infiltrado
un espíritu de crítica, un espíritu que encuentra faltas, un espíritu de disensión, que había
sido un gran perjuicio para la iglesia. Y se dio a los no creyentes la impresión de que los
adventistas, observadores del sábado, eran un conjunto de fanáticos y extremistas, y que su
fe peculiar los hacía hoscos, descorteses y de un carácter realmente anticristiano. Así la
conducta de unos pocos extremistas impidió que la influencia de la verdad alcanzara a la
gente. Algunos estaban haciendo del asunto del vestido algo de primera importancia,
criticando prendas de vestir usadas por otros, y manifestándose listos a condenar a cualquier
persona que no adoptara exactamente sus ideas. Unos pocos condenaban los cuadros,
afirmando que son prohibidos por el segundo mandamiento, y que todas las cosas de esta
clase debían ser destruidas.
Estos hombres de una sola idea no piensan en otra cosa sino en imponer esa cosa
única que se destaca en su mente. Hace años, tuvimos que hacer frente a este mismo espíritu
y a esta misma obra. Se levantaron hombres que sostenían haber sido enviados con un
mensaje de condenación de los cuadros, exigiendo que toda semejanza de cualquier cosa
fuera destruida. Llegaron a tales extremos que condenaron los relojes que tenían figuras, o
“imágenes” sobre ellos.
Unas pocas personas de ----- fueron al extremo de quemar todos los cuadros que
tenían, destruyendo aun los retratos de sus amigos. Aun cuando no teníamos simpatía con
estos movimientos fanáticos, aconsejamos que aquellos que habían quemado sus cuadros no
incurrieran en el gasto de reponerlos. Si hubieran obrado en forma concienzuda, habrían
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estado satisfechos con permitir que las cosas quedaran donde estaban. Pero no debían exigir
que otros hicieran como ellos habían hecho. No debían tratar de ser conciencia para sus
hermanos y hermanas (Ev 161,162)
CONCLUSIÓN
A partir del análisis de las escrituras y una revisión de los escritos revelados
mediante el don profético, se puede afirmar categóricamente que el uso de manifestaciones
artísticas con fines puramente ilustrativo, tales como dibujos, pinturas, esculturas de
personajes bíblicos (incluyendo a Jesús y los ángeles), no constituye en forma alguna una
violación al segundo mandamiento, ya que la intensión de este es evitar que se adore a las
criaturas, antes que al creador (Rom. 1:25). Además estos personajes son realidades que
han sido reveladas a través de las Escrituras.
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