ROBERTO BOLAÑO Y EL OFICIO DE ESCRIBIR
El interés principal del presente escrito es observar las ideas expresadas por Roberto
Bolaño a propósito de lo que es literatura y lo que esto representa en la actitud vital y ética
del escritor; además, de qué manera estas ideas quedan plasmadas en su propia literatura.1
Para adentrarnos en la literatura de Roberto Bolaño es importante conocer su opinión
sobre lo que es el escritor, y cual es el oficio de escribir. Bolaño considera que el escritor
debe ser como un guerrero que se enfrenta en primera instancia a la literatura, a la cual debe
destruir.2 Según el mismo Bolaño, esta idea se la debe a Cortazar, quien en Rayuela afirma
que todo escritor debe destruir la literatura. Un segundo aspecto es el que tiene que ver con la
vida del escritor. Para Bolaño, el escritor y su vida no tienen diferencia, es su vida como
escritor la que lo define:
La cocina literaria, me digo a veces, es una cuestión de gustos, es decir es un
campo donde la memoria y la ética (o la moral, si se me permite usar esta
palabra) juegan un juego cuyas reglas desconozco. El talento y la excelencia
contemplan, absortas, el juego, pero no participan. La audacia y el valor sí
participan, pero sólo en momentos puntuales, lo que equivale a decir que no
participan en exceso. El sufrimiento participa, el dolor participa, la muerte
participa, pero con la condición de que jueguen riéndose. Digamos, como un
detalle inexcusable de cortesía (Entre paréntesis, 322).
De lo anterior se deriva una fuerte connotación ética, aspecto fundamental en la
manera como ve el escritor chileno el oficio de escribir y su relación con otros escritores, con
1
El presente trabajo fue escrito durante mi año sabático conferido por Queensborough Community CollegeCUNY.
2
Este trabajo fue aceptado en el I Congreso Internacional de Narrativa Hispanoamericana Contemporánea,
dedicado a la obra de Roberto Bolaño y celebrado en la ciudad de Puebla, México, del 10 al 12 de noviembre de
2010.
1
los establecimientos culturales y en últimas con el poder. En ese sentido se expresó en más de
una ocasión con críticas muy fuertes y usando nombres propios; éstas especialmente dirigidas
a escritores de su país natal, Chile:
Digamos que el poder, cualquier poder, sea de izquierdas o de derechas, si de
él dependiera, sólo premiaría a los funcionarios. En este caso Skármeta es el
favorito de lejos. Si estuviéramos en el Moscú neoestalinista, o en la Habana,
el premio sería para Teitelbom. Me da miedo (y asco) sólo de imaginármelo.
Pero el éxito también tiene sus paladines: todos los enanos mentales que
buscan una sombra, que son legión. O todos los escritores que esperan una
gauchada de Isabelita A (Entre paréntesis, 103).
Su consideración del escritor como guerrero lo lleva a defender una posición ética
radical. El escritor no debe ceder a ningún tipo de poder y tampoco debe dejarse tentar ni por
el éxito ni por la búsqueda de un prestigio. Insistiendo sobre el tema, Bolaño afirma en
entrevista para la revista Playboy de México: “Yo puedo ser el payaso de mis lectores, si me
da la gana, pero nunca de los poderosos” (Entre paréntesis, 333). Y en otra entrevista en
Chile, afirmó que muchos escritores se dejaban llevar por la idea de respetabilidad más que la
búsqueda de una literatura de calidad. En la sección “Balas pasadas” encontramos las
siguientes palabras de Bolaño sobre este tópico:
Los escritores chilenos actuales que están en el hit parade (los narradores y
supongo que también los poetas) son muy malos y todo el mundo sabe que son
muy malos (y además de malos: trepas, plagiarios emboscados, tipos capaces
de todo por conseguir un trozo de respetabilidad, cuando la verdadera
literatura debe alejarse de la respetabilidad, pero nadie lo dice. No sé por qué
razón, pero nadie lo dice, al menos no públicamente. Yo espero que los
2
jóvenes que tomen el relevo cambien este panorama tan pacato y provinciano
(Braithwaite, 94).
Esta búsqueda afanosa de prestigio, afirma él, se debe al miedo a tener que trabajar o
de abogados o en cualquier otro oficio. El prestigio entonces es un síntoma del escritor que
detesta Bolaño. Desconfía por tanto de lo que Ángel Rama llamó los letrados, aquellos
escritores que se ponían al servicio de los gobiernos.3 Bolaño extiende esta idea a los
escritores que también se entregan a las editoriales y escriben para vender exclusivamente. En
él hay un rechazo a todo aquello que es vano, hueco, pesado, inconsistente y sin un sustento
ético desde la vida y repito, desde la escritura.
Al precisar de una manera radical lo que debe ser un escritor y sus posiciones éticas,
no solo frente al poder gubernamental sino editorial, Bolaño nos hace pensar en las
concepciones planteadas por Sartre en su ensayo: ¿Qué es la literatura?, aunque la idea de
solidaridad, cara al pensamiento de Sartre, no es planteada por Bolaño.
Este escritor, imagen del guerrero, debe entonces vivir a la intemperie, no se debe
dejar tentar por el poder ni el prestigio que obnubila. En su poemario titulado Perros
Románticos, Bolaño compara al poeta verdadero con un perro que vive en la calle, a la
intemperie. De su poema “Sucio, mal vestido” encontramos esta clara alusión:
En el camino de los perros mi alma encontró
a mi corazón. Destrozado, pero vivo,
sucio, mal vestido y lleno de amor.
En el camino de los perros, allí donde no quiere ir nadie.
Un camino que sólo recorren los poetas
cuando ya no les queda nada por hacer (40).
Señala, a modo de ejemplo, al poeta mexicano Mario Santiago como el paradigma de
3
Ángel Rama expresa las ideas de la relación escritores latinoamericanos y el poder en su texto La ciudad
3
escritor que vive como poeta verdadero. Se sabe que Mario Santiago murió atropellado por
un camión en ciudad de México. Según el mismo Bolaño, su libertad y su vida de escritor y
para la literatura fueron baluartes que Mario Santiago sostuvo toda su vida. Del texto de
Bolaño, “Literatura y exilio” tenemos las siguientes apreciaciones sobre Santiago:
Mario siguió viviendo en México y escribiendo en México poemas que nadie
quería publicar y que posiblemente están entre los mejores de la poesía
mexicana de finales del siglo XX, y tuvo accidentes, y viajó y se enamoró y
tuvo hijos y vivió una vida buena o mala, una vida en todo caso en los
extramuros del poder mexicano, y en 1998 un automóvil lo atropelló en
circunstancias oscuras, un coche que se dio a la fuga mientras Mario se daba a
la muerte, tirado y solo en una calle nocturna de uno de los barrios periféricos
de México Distrito Federal (Entre paréntesis, 42).
Bolaño expresa esta idea ficcionalmente en Los detectives salvajes. En esta novela la
poeta Cesárea Tinajero, los poetas Ulises Lima –alter ego de Mario Santiago-, según palabras
del mismo Bolaño y Arturo Belano – alter ego al mismo tiempo de Bolaño- ejemplifican una
irrenunciable actitud poética vital. Hasta el final de sus días, Cesárea continúa libre, sola y
escribiendo aunque no publica. Lima trafica, roba, mendiga, viaja, pero sigue leyendo y
escribiendo y publica poco o casi nada. Belano, mientras tanto, sigue escribiendo y leyendo
mucho. También se observa la renuncia de la mayoría de los realvisceralistas a la poesía y la
tristeza y el vacío que dejarla significa. Otro personaje importante de la novela, Amadeo
Salvatierra dice: “Dejé de escribir y de leer poesía. A partir de entonces mi vida discurrió por
los cauces más grises que uno pueda imaginar” (Los detectives salvajes, 552). Lo anterior
indica que la poesía es dadora de sentido en la vida, sin ésta la existencia pierde mucho de su
interés para los personajes.
letrada.
4
Algo valioso que debe tener todo buen escritor es el valor, que se agrega a la imagen
de escritor como guerrero. Lo que más admira Bolaño en muchos de los escritores que
menciona es el valor de los mismos frente al poder y la literatura. Valor que les permite
mantener un espíritu indomable, que no claudica frente a ningún poder y no deja que el
olvido cubra con su manto el espanto de la reciente historia latinoamericana gracias a la
literatura de calidad que producen.
Al plantear sus consideraciones de lo que debe ser un escritor, Bolaño va
mencionando escritores a quienes aprecia como tales y a otros que él ve más preocupados por
la búsqueda de éxito literario, de ventas, prestigio y respetabilidad. Sus declaraciones al
respecto son fuertes, cargadas de ironía y algunas con burlas despiadadas. Pero lo que
pretende con estas apreciaciones es ir reformando el canon de la literatura hispanoamericana.
Para Bolaño, era muy importante dar a conocer los que consideraba los verdaderos
escritores contemporáneos latinoamericanos. Con tal fin, expresa opiniones fuertes contra los
epígonos del Boom, señala algunos como simples copias deformadas del realismo mágico y
agentes culturales de cofradías agazapadas. En el apartado “Diccionario Bolaño”
encontramos las siguientes aseveraciones del escritor chileno:
No me siento heredero del boom de ninguna manera. Aunque me estuviera
muriendo de hambre no aceptaría ni la más mínima limosna del boom, aunque
hay escritores que releo a menudo como Cortázar o Bioy. La herencia del
boom da miedo. Por ejemplo, ¿quiénes son los herederos oficiales de García
Márquez?, pues Isabel Allende, Laura Restrepo, Luis Sepulveda y algún otro.
A mí García Márquez cada día me resulta más semejante a Santos Chocano o a
Lugones (Herralde, 85).
Pero lo anterior no significa que Bolaño rechace de manera absoluta a los escritores
del Boom latinoamericano. Para él, del Boom han salido obras maestras; a modo de ejemplo
5
comenta en “Dos novelas de Mario Vargas Llosa”:
Son, sin lugar a dudas, obras perfectas. Las cuatro hablan de derrotas, pero
convierten la derrota en una especie de agujero negro: el lector que meta su
cabeza allí sale temblando, helado de frío o cubierto de sudor. Son perfectas y
son ácidas. Son precisas: la mano que maneja la pluma es la de un
neurocirujano. Y son también una fiesta del movimiento: la velocidad de sus
páginas hasta entonces era inédita en la literatura de lengua española. Estas
novelas son El coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel García Márquez,
El perseguidor de Julio Cortazar, El lugar sin límites de José Donoso y Los
cachorros de Mario Vargas Llosa (Entre paréntesis, 295).
Sin embargo, en el canon personal que Bolaño va configurando en sus textos críticos,
hay un gran dejo de ironía; porque después de mencionarlos como grandes prospectos
literarios al final desconfía de que sobrevivan.4 En la lista de escritores que Bolaño ve
flotando en el agua del río Guadalquivir, imagen que usa en su texto “Sevilla me mata”,
preparado para un congreso de escritores latinoamericanos en Sevilla, incluye a unos 25
escritores y al final del párrafo se pregunta: “¿cuántos se ahogarán?” y a renglón seguido
afirma: “Yo creo que todos” (Entre paréntesis, 313).
Indicio de que el canon que va construyendo Bolaño en sus ensayos y en los textos de
ficción donde el tema es literario, -casi toda su obra, por demás está decirlo- es precario y del
que el mismo escritor desconfía. Sin embargo, su apuesta es radical en cuanto a que las
herencias del realismo mágico deben ser desterradas de la literatura hispanoamericana; igual
que toda literatura que no se comprometa a fondo con la idea de adentrarse en los temas
donde acecha el peligro. En “Sevilla me mata” afirma:
El tesoro que nos dejaron nuestros padres o aquellos que creímos nuestros
4
Algunos de los escritores mencionados son: Daniel Sada, César Aira, Juan Villoro, Alan Pauls, Rodrigo Rey
6
padres putativos es lamentable. En realidad somos como niños atrapados en la
mansión de un pedófilo. Alguno de ustedes dirá que es mejor estar a merced de
un pedófilo que a merced de un asesino. Sí, es mejor. pero nuestros pedófilos
son también asesinos (Entre paréntesis, 314).
En la novela Amuleto, Bolaño tiene un apartado dedicado a comentar qué libros y
escritores se salvan del olvido y hasta cuándo tienen el último lector. Esta parte de la novela
es un juego humorístico en principio, pero en la enumeración de los autores y libros hay una
clara búsqueda de una estética especifica. En “Sevilla me mata”, tiene una larga lista de
escritores también. Estos dos ejemplos muestran que para Bolaño era importante, a partir de
estas literaturas particulares, señalar cuál era el camino verdadero para la nueva literatura
hispanoamericana. Insistiendo que para Bolaño no existe la dicotomía literatura
latinoamericana y española; para él tal diferenciación era una falacia, un sinsentido. En la
configuración de este canon, Bolaño no prescinde de los clásicos latinoamericanos, pero
inserta una serie de figuras poco conocidas como Martín Adán y Oquendo de Amat.
En su ataque al canon establecido, Bolaño tiene un tono juguetón y de profecía
literaria en la novela Amuleto, para a continuación desarrollar cierta melancolía en algunos
textos de Putas asesinas; pero ya en los “Mitos de Chtulhu” hay una ironía cruel donde se
critica que el mercado es el que determina lo que se lee, porque de lo que se trata es de hacer
textos legibles bajo formas literarias preconcebidas. En el mismo texto señala lo siguiente
sobra la mayoría de los escritores:
Ahora es la época del escritor funcionario, del escritor matón, del escritor que
va al gimnasio, del escritor que cura sus males en Houston o en la Clínica
Mayo de Nueva York. La mejor lección de literatura que dio Vargas Llosa fue
salir a hacer jogging con las primeras luces del alba. La mejor lección de
Rosa, Ibsen Martínez, Carmen Boullosa, Antonio Ungar, Jaime Collyer, Alberto Fuguet, María Moreno y Mario
7
García Márquez fue recibir al Papa de Roma en La Habana, calzado con
botines de charol, García, no el Papa, que supongo iba con sandalias, junto a
Castro, que iba con botas (El gaucho insufrible, 170).
Estas apreciaciones de Bolaño generaron una gran polémica y ataques en grupo de
muchos escritores y sus seguidores que se sintieron agredidos. No escapaba Bolaño a la
polémica; y él mismo la azuzaba, con declaraciones tajantes y admoniciones absolutas sobre
el quehacer literario y las posturas que debían asumir los verdaderos escritores frente al
mercado editorial, el prestigio, la fama y el poder; fuera este de izquierda o de derecha.
Para Bolaño, la literatura debe ir con los ojos bien abiertos al borde del precipicio y
dispuesta sobre todo a saltar al mismo; o en otra de sus imágenes favoritas: el escritor debe
abrir los ojos en la oscuridad; y en otra más: debe intentar con su literatura atravesar un
puente en llamas sin cerrar los ojos.5 A propósito sobre la escritura de calidad, Bolaño
escribió en “Discurso de Caracas”:
Pues lo que siempre ha sido: saber meter la cabeza en lo oscuro, saber saltar al
vacío, saber que la literatura básicamente es un oficio peligroso. Correr por el
borde del precipicio: a un lado el abismo sin fondo y al otro lado las caras que
uno quiere, las sonrientes caras que uno quiere, y los libros, y los amigos, y la
comida (Entre paréntesis, 36).
Antes de dejar atrás las ideas sobre el escritor, su opción de escritura como vida y su
radical posición ética frente al poder, es conveniente señalar que para Bolaño el que se lleva
las palmas como escritor absoluto es el poeta, aquel que es capaz de vivir a la intemperie.
Más que el novelista, el poeta es el dios de la literatura, independiente de que no lo lea nadie.
Bellatin.
5
Celina Manzoni escribe con respecto de la literatura de Roberto Bolaño en “Narrar lo inefable. El juego del
doble y los desplazamientos en Estrella distante”: “Una voluntad estética orientada a capturar el despliegue de
las diferencias, le permite a su vez diferenciarse de la seguridad y también de la banalidad y el adelgazamiento
de los intentos de representación mimética, así como abandonar la ilusoria y antigua eficacia colocada en las
verdades dichas con estridencia, para adoptar en su lugar los lenguajes de la reflexión, no sólo estética sino
8
Su admiración por los que considera verdaderos poetas la expresa en más de una ocasión. En
su escrito “la mejor banda” escribió a propósito de los poetas verdaderos:
Su fragilidad, sin embargo, es engañosa. También su humor y las
manifestaciones caprichosas de su amor. Tras esas sombras vagas se
encuentran acaso los tipos más duros del mundo y los más valientes. No por
nada descienden de Orfeo, que marcaba la cadencia de remo de los Argonautas
y que bajó al infierno y volvió a subir, menos vivo que antes de la hazaña, pero
vivo al fin y al cabo (Entre paréntesis, 110).
Y lo anterior atañe con el mismo Bolaño, quien aspiraba a ser reconocido más como
poeta que como escritor de relatos o de novelas. En entrevista con Mónica Maristain, ella le
preguntó: “¿Quién le hizo creer que es mejor poeta que narrador?”. Bolaño respondió: “La
gradación del rubor que siento cuando abro un libro mío de poesía o uno de prosa. Me
ruboriza menos el de poesía”. (Entre paréntesis, 331).
Los aspectos que Bolaño defiende de una buena literatura, tienen que ver con el
humor, la ironía y una búsqueda estética radical donde la estructura de los textos es
fundamental. Bolaño considera que la literatura verdadera es el territorio de los muertos, los
sueños y la aventura; además, la misma no redime a nadie y exige de quien la escribe un
verdadero valor y carácter. En el texto “Sobre literatura, el premio nacional de literatura y los
raros consuelos del oficio” escribió:
Su discurso es el discurso de la mediocridad y del miedo y se desmonta con la
risa. La literatura chilena, tan prestigiosa en Chile, no tiene más de cinco
nombres válidos, eso hay que recordarlo como ejercicio crítico y autocrítico.
También hay que recordar que en la literatura siempre se pierde, pero que la
diferencia, la enorme diferencia, estriba en perder de pie, con los ojos abiertos,
también ética y política”. (42).
9
y no arrodillado en un rincón rezándole a San Judas Tadeo y dando diente con
diente (Entre paréntesis, 104).
En ese territorio de los muertos, campo ampliamente explorado por el escritor,
podemos mencionar las novelas 2666, Estrella distante y Amuleto; en el de la aventura está
claramente Los detectives salvajes. En Estrella distante hay un tratamiento de la muerte
desde la ética del mal absoluto y de la estética de lo grotesco. Además, insiste Bolaño en
considerar que la literatura es “un oficio peligroso”.6
En cuanto a qué es una novela en particular, Bolaño recuerda la frase de Sthendal y
considera que la imagen que él expresó es apropiada a su propia visión: “Una novela es un
espejo en el camino.” Esta idea del espejo la explota de muchas maneras. Una de ellas es en
el uso continuo de historias dentro de la historia central, y el de personajes que aparecen en
varios de sus textos.7 Es precisamente esta una de las intenciones que persigue Bolaño al
tener un personaje que en muchos aspectos es su alter ego. Me refiero a Arturo Belano, quien
está en Los detectives salvajes y también lo encontramos en otros textos; ya sea como
narrador o personaje fugaz.
Precisando un poco más sobre sus consideraciones de qué es una novela, Bolaño
escribió lo siguiente en “La novela como puzzle”:
[…] pero también, sobre todo, para disfrutar, que es el fin primero de
cualquier novela, el placer no comprometido sino con el placer. Un placer o un
disfrute, por supuesto, que no va reñido ni con el horror ni con el rigor más
estricto ni con la responsabilidad de un escritor ante la historia (que por otra
parte suele ser su propia historia) (Entre paréntesis, 162).
Bolaño señala esta característica de la literatura en su “Discurso de Caracas” pronunciado al recibir el premio
Romulo Gallegos por su novela Los detectives salvajes. Lo menciona en el apartado que dedica a hablar de
Cervantes, el ejercicio de la milicia y la literatura.
7
A propósito de esta propuesta estética de Bolaño escribe Enrique Vila-Mata: “Ahora lo veo muy claro: para
Bolaño, artista del alma nómada y aficionado a la multiplicidad (en lo primero coincidimos, en lo segundo no
tanto), el hombre se halla en el centro de todos esos múltiples sistemas interrelacionados de los que he hablado.
6
10
Una de las intenciones literarias de Bolaño es evitar el olvido del horror vivido
durante lo que él llama las guerras floridas latinoamericanas y la violencia del mundo
latinoamericano globalizado.8 Bolaño escribió al respecto en su “Discuros de Caracas” lo
siguiente:
Y esto me viene a la cabeza porque en gran medida todo lo que he escrito es
una carta de amor o de despedida a mi propia generación, los que nacimos en
la década del cincuenta y los que escogimos en un momento dado el ejercicio
de la milicia, y entregamos lo poco que teníamos, lo mucho que teníamos, que
era nuestra juventud, a una causa que creímos la más generosa de las causas
del mundo y que en cierta forma lo era, pero que en realidad no lo era (Entre
paréntesis, 37).
Hay en la literatura de Bolaño un eco fuerte de las estéticas vanguardistas.9 Cabe
recordar que el vanguardismo Futurista, exaltaba el valor, la audacia, la revolución, el
movimiento y el rompimiento con el pasado inmediato.10 Sin embargo, no deja de reconocer
Bolaño que mucha de la estética vanguardista ha sido utilizada por ideologías de derecha.
Esta situación la desarrolla ampliamente en la novela Estrella distante donde el personaje
principal, Carlos Wieder, es un poeta vanguardista, asesino, con pensamientos fascistas
Y sospecho que, para él, ese hombre se erige en su doloroso paradigma”. (“Bolaño en la distancia”, 100).
8
La novela 2666 es un ejemplo impresionante del interés de Bolaño por los temas de la violencia, el
narcotráfico y la globalización. En diálogo del periodista afroestadounidense Fate con su jefe de sección en
Nueva York, le señala su interés por escribir sobre los crímenes en Santa Teresa y le explica por qué es
importante hacerlo: “-Un retrato del mundo industrial en el Tercer Mundo –dijo Fate-, un aide-mémoire de la
situación actual de México, una panorámica de la frontera, un relato policial de primera magnitud, joder”.
(Bolaño, 2666, 373).
9
En opinión de Ángeles Donoso Macaya: “Al leer las novelas, ensayos y entrevistas de Bolaño es posible
percibir la existencia de un territorio común a la literatura y la política: ese territorio común es el territorio de la
estética”. (“Estetica, política y el posible territorio de la ficción en 2666 de Roberto Bolaño”, 126).
10
Para José Promis: “La afirmación de que la auténtica poesía instala un gesto de ruptura con los órdenes
establecidos inscribe inequívocamente a la escritura de Bolaño en la tradición rebelde de los textos
vanguardistas y, a través de ellos, de los modernistas y románticos. La práctica poética es, por naturaleza – y
aquí reside asimismo el peligro de sus ‘desviaciones’ – un acto ‘criminal’ porque al colocar frente a los ojos del
lector lo que éste no quiere ver amenaza su comodidad y desfamiliariza su mundo”. (“Poética de Roberto
Bolaño” 60).
11
latinoamericanos. El personaje principal de esta novela ya había aparecido en La literatura
nazi en America, aunque con otro nombre: Carlos Ramirez Hoffman, chileno. En ésta el
poeta Bolaño ayuda al detective Romero, ambos chilenos, a buscar a Hoffman. Bolaño es el
narrador de este texto y describe al poeta asesino así:
Tenía la cara de los tipos que saben esperar sin perder los nervios o ponerse a
soñar. No parecía un poeta. No parecía un ex oficial de la Fuerza Aerea
Chilena. No parecía un asesino de leyenda. No parecía el tipo que había volado
a la Antartida para escribir un poema en el aire. Ni de lejos (218).11
También, hay en la obra de Bolaño un cierto sentimiento que podríamos llamar de
culpa. En algunos personajes se observa que el no haber hecho lo suficiente para evitar y
oponerse a las dictaduras los lleva a mantener una vida triste, miserable. Lo plantea
claramente el detective de Estrella distante quien busca al poeta asesino Carlos Wieder,
mencionado anteriormente en relación con los poetas vanguardistas. El alter ego de Bolaño
dice al final del libro, usando una imagen donde el agua es fundamental, que Wieder era su
hermano siamés y que la diferencia entre él y el poeta asesino era de actitud:
En ese instante el galeón comenzaba a hundirse y todos los sobrevivientes nos
convertíamos en náufragos. En el mar, flotando agarrado a un tonel de
aguardiente, veía a Carlos Wieder. Yo flotaba agarrado a un palo de madera
podrida. Comprendía en ese momento, mientras las olas nos alejaban, que
Wieder y yo habíamos viajado en el mismo barco, sólo que él había
contribuido a hundirlo y yo había hecho poco o nada por evitarlo (Estrella
distante, 131).
Otro aspecto a destacar en la obra de Bolaño es la presencia del escritor como
personaje. Los poetas son caminantes que entran y salen en la obra de Bolaño; como por
11
El texto es casi exacto en la novela Estrella distante, únicamente le agrega desbocados después de la palabra
12
ejemplo Mario Santiago, quien junta historias diversas bajo una mirada ontológica, y ejerce
una critica a la literatura de espaldas al dolor y al horror. El poeta también es representado en
algunos de los textos como un detective. En Estrella distante, el alter ego de Bolaño y
narrador de la novela ayuda al detective Romero a buscar al poeta asesino Carlos Wieder y,
posiblemente, a que sea asesinado.
Al cabo de un rato llegó Romero y nos marchamos. Al principio pareció que
nos alejábamos del edificio de Wieder pero en realidad sólo estábamos dando
un rodeo. ¿Es él? Preguntó Romero. Sí, le dije. ¿Sin ninguna duda? Sin
ninguna duda. Iba a añadir algo más, consideraciones éticas y estéticas sobre el
paso del tiempo (una estupidez, pues el tiempo, en lo que a Wieder concernía,
era como una roca), pero Romero apuró el paso. Está trabajando, pensé.
Estamos trabajando, pensé con horror (154).
Señalo la palabra posible en el párrafo anterior como algo importante en la estética de
las obras de Bolaño, en estas la trama es muchas veces abierta, el tiempo discontinuo y puede
darse el caso de que nos encontremos con tiempos paralelos. Las estructuras de algunos de
sus textos son complejas, y como él mismo indicó sobre su novela Monsieur Pain,
indescifrables.12
Así que en algunos casos el final no es concluyente y nos corresponde como lectores
cómplices, una definición que le encanta a Bolaño, el completar con nuestra imaginación lo
que el escritor a propósito deja abierto a nuestra inventiva de lector avisado.
En la obra de Bolaño hay una gran melancolía. Tristeza, llanto y nostalgia colman las
soñar, y aparece en la página 153.
12
La estructura del texto y su complejidad son analizadas por Magda Sepulveda desde la óptica del relato
policial y la modernidad: “Esa noción de la historia implica la reunión y el ordenamiento de los acontecimientos
en un todo, pero en la novela de Bolaño, si bien el protagonista es un narrador en primera persona, él no puede
explicar nada, porque él no comprende lo sucedido. Parte de su incomprensión se debe a que las pistas las recibe
en sueños; a que tiende a establecer correspondencias donde no hay lazo racional; a que examina el mundo
como un todo, sin diferenciarlo en partes, a que le es imposible trazar un código topográfico y a que faltan
piezas del mosaico para armar la historia”. (“La narrativa policial como un género de la Modernidad”, 109).
13
vidas de sus personajes. En muchos casos los personajes lloran. Sus lágrimas expresan la
imposibilidad de comprenderse a sí mismos, su entorno y su destino. Representan también la
dificultad para alcanzar el amor, o comunicarse verdaderamente. Indican soledad y
desamparo.13 Se debe recordar que en la mayoría de los casos estos seres viven fuera de sus
lugares de origen, han huido de distintas formas de violencia. En muchos casos sus lágrimas
dan cuenta de una gran melancolía y la constatación del sin sentido de la vida o de la derrota
que perciben en sus existencias. Sin embargo, algunas veces a los lectores las lágrimas de los
personajes nos provocan risa; como por ejemplo la siguiente muestra clara del humor ácido
de Bolaño:
Y va esa persona, voy yo caminando por el bosque y me encuentro a
quinientos mil gallegos que van caminando y llorando. Y entonces yo me
detengo (gigante gentil, gigante curioso por última vez) y les preguntó porque
lloran. Y uno de los gallegos se detiene y me dice: porque estamos solos y nos
hemos perdido (Los detectives salvajes, 448).
También en sus escritos y entrevistas se vislumbra una posición pesimista vital, donde
incluye también a la literatura. Ya que para el escritor ésta no salva a nadie y hasta lo puede
condenar, porque como señalé antes: la literatura verdadera es peligrosa. Bolaño considera
que no hay consuelo ni en los libros ni en la vida porque, según él: “El mundo está vivo y
nada vivo tiene remedio y ésa es nuestra suerte” (entre paréntesis, 342.)
En su propuesta estética, la réplica de personajes e historias, forma de autofagia o
canibalismo literario, es una manera de evitar el olvido. Según Bolaño, la literatura cumple
una función valiosa: la de evitar el olvido y señalar a los culpables del horror. También, como
13
A partir de los testimonios expresados por los personajes en los cuentos y novelas se forma la siguiente
opinión Ignacio Echevarría: “De ese inventario, constituido de testimonios casuales y a menudo borrosos, de
retazos de conversaciones, de monólogos delirantes, de rastros enhebrados casualmente en el transcurso de los
años, se desprende lo que podría entenderse por una épica de la tristeza. Así cabe llamar a aquella en que el
tiempo mismo ha usurpado el lugar de la acción que en otros casos se le resiste: aquella en la que es la acción
del tiempo lo que en definitiva cuenta”. (“Una épica de la tristeza”, 194).
14
una manera de llenar de sentido lo real-histórico en sus textos, insistiendo en frases como:
Doy fe, eso pasó, porque a mí me pasó, etc.; e indica que de cierta manera la literatura, aún
desde el desencanto, lo salvó del suicidio o de haber perecido en alguna de las guerras
floridas latinoamericanas. Además, Bolaño crea una serie de metatextos dentro de sus
mismos textos que induce a ver su obra como una obra total, que se retroalimenta de otros
textos del mismo autor, y que amplifica el horror, la soledad, el desamparo, la melancolía y la
culpa.14
Metatextualidad y autoreferencialidad en la obra de Bolaño como búsqueda de la obra
total, y también para ampliar los significados y resolver enigmas. Muchos son los casos
presentes en la obra de Bolaño.15 Por ejemplo, el detective Romero aparece en Estrella
distante, Los detectives salvajes y “Joanna Silvestri”.16 Otro caso es el de Auxilio Lacouture,
quien aparece en Los detectives salvajes, y es la narradora de Amuleto.
Yo conocí a Arturo Belano cuando él tenía dieciséis años y era un niño tímido
y no sabía beber. Yo soy uruguaya, de Montevideo, pero un día llegué a
México sin saber muy bien por qué, ni a qué, ni cómo, ni cuándo. Yo llegué a
México Distrito Federal en el año 1967 o tal vez en el año 1965 o 1962 (Los
detectives salvajes, 190).
Podría decir, por ejemplo: yo conocí a Arturito Belano cuando el tenía
diecisiete años y era un niño tímido que escribía teatro y poesía y no sabía
En opinión de Patricia Espinoza. “Una y otra vez en sus novelas y relatos surge la continua presencia de un
personaje que actúa a partir de sucesivas fugas del orden lineal, causalista. Ocurre entonces una suerte de
multiplicidad de trayectorias que van construyendo y deshaciendo mapas de intensidades real visceralistas: es el
deseo lo que nos mantiene pegados a la historia, a la vida”. (“Roberto Bolaño: un territorio por armar”, 132).
15
Para Alexis Candia en “Tres: Arturo Belano, Santa Teresa y Sión. Palimpsesto total en la obra de Roberto
Bolaño”: “Con todo, todavía resta un importante trabajo para descifrar los juegos de resonancias y las
transparencias entre los textos bolañianos. Así, me parece que Bolaño intenta un palimpsesto total, un esfuerzo
por disolver los límites entre sus textos y así buscar la totalidad –paradójicamente desde el fragmento- para tejer
una red de magia que construya un universo cerrado: el planeta Bolaño”.
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Para Ezequiel de Rosso, el horror de lo narrado hace necesario que los personajes o las situaciones sean
asediadas desde distintas perspectivas y relatos: “En los límites del relato (sin precisión, con verdades
provisorias, posibles de nuevas versiones) Bolaño propone una novela infinita en la que la repetición es el único
mecanismo que puede dar cuenta del horror”. (“Tres tentativas entorno a un texto de Roberto Bolaño”, 60).
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beber (Amuleto, 11).
Esto es llevado a cabo por el autor en su obra porque está convencido de que la
literatura no está agotada; aunque sus temas se repitan es en la estructura de las obras
literarias donde se encuentra la diferencia. En entrevista con Gabriel Agosin, respondió a la
pregunta de si la literatura estaba agotada lo siguiente:
-Los temas siempre son los mismos, desde la Biblia y desde Homero. Según
Borges, no son más de cinco. En las estructuras, por el contrario, las variantes
son infinitas. Podemos construir obras de mil maneras diferentes y aun así
estaríamos sólo en el principio. Por descontado, no creo que la literatura esté
agotada. Eso no va a suceder jamás, al menos mientras los seres humanos
puedan hablar. La literatura se alimenta de la oralidad, del habla de la tribu, de
la jerga de la tribu (Braithwaite, 27).
No hay verdad ni absolutos en la obra de Roberto Bolaño. A modo de ejemplo sirve el
final enigmático de Los detectives salvajes. Exige participación del lector quien debe resolver
el misterio de qué hay detrás de la ventana; releyendo la novela y buscando pistas, elementos,
que el escritor ha dejado aquí y allá, que pueden ayudar a –sino a resolver el enigma- al
menos plantearse respuestas o visos de solución al mismo. Algunas respuestas, al enigma
planteado por el final extraño de Los detectives salvajes, pueden ser las siguientes: El
horizonte, el espacio abierto, el desierto, la intemperie latinoamericana, la soledad, la nada, el
horror de la existencia humana. Buscando pistas, señales de camino dejadas como al azar por
el escritor en el decurso de la novela, encontramos perlas como cuando los protagonistas
huyen en el impala y el narrador describe la situación. Esto nos da un indicio de lo que puede
haber detrás de la ventana.
Vi salir a los dos matones del Camaro y los vi dirigirse hacia mí. Vi que Lupe
me miraba desde el interior del coche y que abría la puerta. Supe que siempre
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había querido marcharme. Entré y antes de que pudiera cerrar Ulises aceleró
de golpe. Oí un disparo o algo que parecía un disparo. Nos han disparado,
hijos de la chingada, dijo Lupe. Me volví y a través de la ventana trasera vi
una sombra en medio de la calle. En esa sombra enmarcada por la ventana
estrictamente rectangular del impala, se concentraba toda la tristeza del mundo
(Los detectives salvajes, 136).
Lo que hay detrás de la ventana, puede ser una cortina de gasa que hace ver la
realidad, el espacio fragmentado; como también ha sido la estructura de la novela. Amadeo
Salvatierra dice al ver a los dos poetas Ulises y Belano: “Y cuando nombraron a Cesárea yo
levanté la vista y los miré como si los viera a través de una cortina de gasa, gasa hospitalaria,
para ser más precisos…”. (Los detectives salvajes, 142). Hospitalaria refiere aquí a
enfermedad. Ulises y Belano son poetas enfermos de soledad, de literatura, de búsquedas
insondables.De nuevo A. Salvatierra en diálogo con los dos detectives salvajes expresa:
Y el que leía levantó la vista y me miró como si yo estuviera detrás de una
ventana o como si él estuviera al otro lado de una ventana, y dijo: tranquilo no
pasa nada […] y los vi como si estuvieran al otro lado de una ventana, uno con
los ojos abiertos otro con los ojos cerrados, pero los dos mirando. ¿mirando
hacia afuera? ¿mirando hacia dentro?, no lo sé, solo sé que sus caras habían
empalidecido como si estuvieran en el Polo Norte, y así se lo dije, y el que
estaba dormido respiro ruidosamente y dijo: más bien es como si el Polo Norte
hubiera descendido sobre el D F (Los detectives salvajes, 554).
Estos textos, estos personajes marginales o que crecen alrededor de la cultura libresca,
amplían la idea de la intemperie latinoamericana, que, cito de Amuleto, “es la más grande
porque es la más inmensa y desesperada” (42). Es interesante observar que la idea de
intemperie, donde habita el verdadero poeta, se opone quizá a la de la soledad de América
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latina expuesta muchas veces por Gabriel García Márquez y también Octavio Paz en su libro
El laberinto de la soledad.17
Esta reivindicación es clara en la propuesta literaria de Bolaño, para quien las
dictaduras primero y después el mercado del libro, basado exclusivamente en las ventas, van
acabando con la entraña poética tan cara al espíritu americano. Sin embargo y a pesar de su
pesimismo vital, -no hay que olvidar que junto a Mario Santiago en México había creado el
Infrarrealismo, grupo literario vanguardista-, Bolaño piensa que el poeta que lee y escribe, que no piensa en publicar como lo principal ni se deja seducir por la respetabilidad- las
tertulias y la amistad literaria, y la configuración de una izquierda real, son la salvación y
posible continuación de la entraña poética americana que ve en proceso de desaparecer si no
se vuelve a una literatura radical; donde primen el valor y no haya temor de adentrarse en
temas difíciles, peligrosos.
Para Marcelo Cohen: “Lo nuevo no es el recuento en migajas del fangoso, barato destino de una
Latinoamérica que un día quiso constelarse, sino algo mejor: la reivindicación de la entraña poética del
continente, el elogio melancólico de una pasión pobre (talleres tumultuosos, raros libros simbolistas de cuarta
mano, una adorada foto de W. C. Williams en una pared deslucida) hecha desde el malestar del acogido en la
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