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La Iglesia en la Independencia: una breve retrospectiva.

2021, Signo de los tiempos. Revista del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana.

La Iglesia en la Independencia: una breve retrospectiva Dr. Carlos G. Mejía Chávez* La insurrección […] es obra casi propia de los eclesiásticos, pues ellos son los principales autores, y los que la han promovido y la sostienen. Manuel Abad y Queipo Introducción Cuando Miguel Hidalgo y Costilla, cura de Dolores, Guanajuato, se levantó en armas la mañana del 16 de septiembre de 1810 al grito de ¡“Viva la religión! ¡Mueran los gachupines!”, tuvo la respuesta inmediata de jornaleros y campesinos del pueblo. Pero también fue notable la respuesta de algunos clérigos (seculares y regulares) que se le unieron, prestando sus servicios para las armas, y para la reconciliación y el alivio de las almas. Sin embargo, muchos otros eclesiásticos vieron en la rebelión signos del fin de los tiempos, y buscaron de muchas maneras contrarrestar los efectos nocivos de las prédicas de aquel “hereje”. No es la finalidad de este texto profundizar en el papel del clero regular y secular en distintos ámbitos durante la independencia (1810-1821). Pero sí se harán algunas consideraciones sobre los motivos, argumentos, reacciones y labores que los clérigos exhibieron en apoyo a los ejércitos realistas o insurgentes. Y es que el inicio, desarrollo y consumación de la Independencia serían difíciles de explicar sin la activa y determinante participación del clero novohispano, no sólo en el campo de batalla, sino también en la palestra política y el púlpito. Considero, finalmente, que 10 11 una fecha tan importante como el Bi- Juan en el Apocalipsis, amenazaban centenario de la Consumación de la In- con “destruir a la Iglesia de Cristo desde dependencia representa para todos los sus raíces para implementar el sistema mexicanos un momento para hacer una ateísta en la Monarquía española”. reflexión sobre nuestro pasado y porve- A decir de las numerosas proclamas, nir, sobre nuestro papel como forjadores decretos, cartas pastorales, edictos y de nuestra sociedad, y que fomente, sermones, dictados desde el púlpito o además, los estudios sobre esta para- leídos en las plazas, Bonaparte (quien digmática etapa de nuestra historia. había “seducido y engañado” a los reyes de España) quería invadir los territorios Napoleón o el final de los tiempos 12 de la Nueva España para hacerse de Además sus riquezas, lo que implicaría el fin de de las refor- la religión católica. Arzobispos, obis- mas borbónicas y la expulsión de los pos, párrocos y demás asumieron de- jesuitas de los dominios de la Corona votamente su papel exhortando a su española, la invasión de los ejércitos grey a mantenerse en la fe, prestar napoleónicos en España fue una de las su juramento de fidelidad a España y principales causas que incentivó la par- alejarse de las tentaciones de aquella ticipación del clero en la lucha por la “serpiente cornuda”. independencia. Guiados por el ejemplo A su tiempo, Hidalgo y Morelos encon- de sus compañeros en los demás terri- traron la amenaza napoleónica en las torios españoles, sacerdotes, obispos, acciones de los “gachupines”. Cuando frailes y monjas dedicaron sus oficios y Hidalgo proclamó su levantamiento, oraciones para contrarrestar la influen- aseguró ante el pueblo que ciertos es- cia del “maligno” Napoleón Bonaparte y pañoles se habían corrompido y “afran- de sus satélites quienes, como la “Bestia cesado”, y que el reino sería pronto de siete cabezas” vislumbrada por san entregado a los franceses. Después, cuando “la máscara de Fernando VII” cayó, Morelos, desvinculando al rey de su movimiento, aseguraba que el regreso de Fernando a España figuraba una nueva amenaza para la Nueva España, pues se había vuelto “napoleónico”. No obstante, al mismo tiempo, en sus inicios, el movimiento insurgente fue acusado por la jerarquía eclesiástica de seguir maquiavélicos planes. No fueron pocos quienes aseguraban que Hidalgo, un hereje similar a Lutero, condenaría al fuego eterno a todos los que Guadalupe y rezaban el rosario […] lo siguiesen. Pero los sermones, procla- [diciendo fr. Ángel al final] ¿cómo ha- mas, edictos fulminantes y excomunio- ciendo eso han de ser herejes?1 nes contra el cura no pudieron más que Entre la efervescencia de la la opinión de muchos pobladores de guerra diferentes estratos sociales, que aseguraban en sus conversaciones: Pese a lo anterior, pecaríamos de ingenuos si asumimos que todos los ecle- q[u]e el cura [Hidalgo] no hacía daño siásticos de la Nueva España tomaron más q[u]e a las casas de gachupines, partido en alguno de los bandos duran- y la tropa ó gobierno de México iba te la guerra de independencia. Es cierto asolándolo todo, que el cura Hidalgo que algunos se rebelaron y armaron no sólo era cristiano sino cristianísimo para acompañar a las tropas insurgen- […] q[u]e los insurgentes en los pue- 1 Tomado de Mejía Chávez: “Ni cielo para los gachupines, ni infierno para los criollos, ni purgatorio para los indios: la recepción popular del edicto inquisitorial contra el cura Hidalgo (1810-1811)”, en Legajos. Boletín del Archivo General de la Nación, 7ª época, año 3, núm. 9, julio-septiembre 2011. blos donde entraban iban cantando las alabanzas a N[uestra] S[eñora] de 13 14 tes, pero otros permanecieron leales a gen de los Remedios da cuenta de esta la corona española; otros tantos, ajenos guerra propagandística. No obstante, la a una postura, sufrieron en carne propia acción violenta fue ejercida dejando de los estragos de la guerra. lado la caridad, piedad y tolerancia cris- Como afirma Guadalupe Jiménez Co- tiana, lo que a largo plazo trajo severas dinach, la confrontación armada afectó consecuencias para el clero, pues la a los pueblos de muchas maneras, y la población les perdería el respeto. participación (voluntaria e involuntaria) Pero el campo de batalla no fue el de los eclesiásticos fue fundamental único espacio que ofreció algunos mo- para el desarrollo y toma de decisio- mentos vergonzosos en cuanto al com- nes en las batallas. Ambas partes se portamiento de algunos pastores que ensañaron con sus similares; cometie- dejaron de lado la protección y bien- ron las peores atrocidades, cada cual estar de su rebaño para velar por sus justificando religiosamente sus accio- propios intereses y convicciones. El nes. Apoyar una u otra causa implica- caso del Arzobispo Pedro José de Fonte ba alcanzar la salvación eterna, y cada fue paradigmático: una vez consolidada una se hizo de proclamas y símbolos la Independencia gracias a la concilia- religiosos para fomentar su populari- ción entre insurgentes y realistas, se dad entre la población. Símbolos como negó tajantemente a reconocerla. Y no la Virgen de Guadalupe frente a la Vir- sólo eso: decidido a no formar parte 14 de la faramalla que encumbró a Iturbi- Matamoros, Francisco Xavier de Lizana de como Emperador de México, huyó a y Beaumont, Manuel Abad y Queipo, España, dejando en claro su fidelidad a Pedro José de Fonte, entre otros son Fernando VII. La Iglesia mexicana, que fundamentales para comprender la fun- para ese momento trataba de recupe- ción social del clero durante la guerra rarse de las pérdidas y heridas sufridas de Independencia. No sólo como curas por la guerra civil, quedó sin cabeza que de almas, sino también como líderes la dirigiese por un largo tiempo, e inició espirituales, defensores del dogma y un período que marcaría para siem- de protectores de la fe, cada uno de pre las relaciones Iglesia-Estado en el ellos desde el púlpito y desde impro- México decimonónico. visados altares exhortaron al pueblo a Consideraciones finales luchar por la libertad, o por mantener- Lo limitado del espacio impide pro- se fieles a la tiranía. La guerra cruenta fundizar factores y aspectos socio- saldó la vida de miles de esos párrocos económicos, y que, en pos de la salvación corporal y geográficos, que permitirían entender espiritual, asumieron un papel determi- la determinante participación del clero nante para su grey. políticos, religiosos novohispano en la guerra de independencia. Protagonistas de la lucha, en * Doctor en Historia por El Colegio de México. Posdoctorante en el Instituto de Investigaciones Históricas-unam. ambos bandos, como Hidalgo, Morelos, 15