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Códices, Caciques y Comunidades

1997, Maarten Jansen & Luis Reyes García (eds.): Códices, Caciques y Comunidades. Asociación de Historiadores Latinoamericanistas Europeos (AHILA)

Los primeros tres capítulos de este volumen examinan con detalle diferentes aspectos de la historiografía pictórica precolonial: los conceptos mesoamericanos del pasado (Jansen), la representación de la casa de la autoridad (Batalla Rosado) y un ejemplo de la historiografía dinástica (van Doesburg & van Buren). Luego se discute la gran transformación social que se produjo en la época colonial temprana, y sus profundas implicaciones tanto para los descendientes de los antiguos reyes, los llamados caciques (Chance, Paredes Martínez), como para la forma y el contenido del registro histórico (Roskamp). La lndependencia significó la creación de una nueva "historia de bronce", cuyas imágenes por una parte se derivan de la antigüedad, por otra contrastan con las fuentes indígenas (una relación delicada, que es examinada por Mason). Al fin se traza la suerte de los caciques mesoamericanos en el tiempo republicano, cuando se van disolviendo y perdiendo su status y su base territorial (Monaghan).

Cr-IaIERNIOS ne HISTORIA LeUxoAMERICANA Códices, Cuciques Comunidudes AHILA No 5 - 1997 y Asociación de Historiadores Latinoamericanistas Europeos Gódices, Caciques y Gomunidades Maarten Jansen y Luis Reyes García coordinadores . Cuadernos de Historia Latinoamericana Asociación de Historiadores Lati noamerican istas E u ropeos No5 Códices, Caciques y Comunidades Editor técnico: Raymond Buve Maarten Jansen y Luis Reyes García coordinadores SUMARIO INTRODUCCIÓN 7 Maarten JANSEN LA SERPIENTE EMPLUMADA Y EL AMANECER DE LA HISTORTA. ....................11 Maarten JANSEN EL PALACIO REAL MEXICA. ANÁLISIS ICONOGRÁFICO Y ESCRITURARIO....... ....................65 .luan José B¡.TRLI-R Rosaoo THE PREHISPANIC HISTORY OF THE VALLEY OF CUADERNOS DE HISTORIA LATINOAMERICANA No5 COIXTLAHUACA, OAXACA... .........................103 Bas van Doessunc and Olivier van BunpN Drawings by Martiin van den BpL THE MIXTEC NOBILITY UNDER COLONIAL RULE.........I6I AHILA, Asociación de Historiadores Latinoamericanistas Europeos,1997 @ ISBN: 90-804140-1-8 .lohn K. CHANCE POLÍTICA Y GOBIERNO INDÍGENA EN MICHOACÁN UNA PERSPECTIVA ETNOHISTÓNTCN DE LOS TARASCOS DEL SIGLO XVI 179 Carlos Panepes MnnriNez PABLO BEAUMONT AND THE CODEX OF TZINTZUNTZAN: A PICTORIAL DOCUMENT FROM MrcHoACÁN, WEST MEXICO Hans Rosrnnrp Layout: Nel Buve-Kelderhuis Printed in the Netherlands by Ridderprint, Ridderkerk r93 6 MOVING MOUNTAINS AND RAISING THE DEAD.............247 Peter MASoN MIXTEC CACIQUES IN THE NINETEENTH AND TWENTIETH CENTURIES 265 John MoNecuaN INTRODUCCIÓN MaartenJANSEN* Iniciar la historia del continente americano con la conquista española y designar las épocas anteriores como "prehistoria" es un grave error. Especialmente ilustrativo es el caso de Mesoamérìca. La historia, es decir la historia escrita, de los pueblos que hoy día viven en esta región, remonta mucho más al pasado que la llegada de los portadores del alfabeto europeo. No comienza con las crónicas de los colonizadores, sino con los textos históricos de las civilizaciones indígenas mismas. Los manuscritos pictóricos (códices) mexicanos registraron datos históricos de los últimos cinco siglos antes de la conquista, las inscripciones mayas remontan aún más, hasta el siglo lll d.C. Pero también textos registrados en la época colonial con frecuencia contienen secciones de gran antigüedad, como el caso del Popol Vuh quiché, cuya versión escrita es del inicio del siglo XVIII y cuyo contenido ya se encuentra representado en pinturas sobre vasijas mayas de más de mil años antes de la conquista. Fue la colonización misma que borró gran parte de la historiografía indígena, convirtiendo las civilizaciones antiguas en "peoples without history", e impuso sobre el "Nuevo Mundo" un paradigma europeo, que afectó profundamente la interpretación registro de la historia precolonial. - Universidad de Leiden y el InrRooucclóN Maarten JANSEN 8 La historiografía mesoamericana tiene su propio estilo, su propia forma original y su propia conceptualización, categorización interpretación del pasado. La memoria y el registro de e los acontecimientos vienen condicionados-como suele pasar-por su patrón cultural y su cosmovisión particular. Muchas veces este hecho es cubierto por la circunstancia de que los informes claves fueron redactados en la época colonial y llevan en su superficie el barniz europeo: el texto alfabético, la estructura y los términos de la historiografía occidental, que se presenta como "universal". La lectura de aquellas fuentes exige un análisis profundo que examine tanto su estratificación interna y el modo en que fueron producidas, como sus objetivos y su organización, sus términos y su gramática. Sobretodo, es necesario reconocerlas como expresiones de una tradición historiográfica indígena, rnesoamericana, con sus propios protagonistas: las comunidades y sus gobernantes. Esta tradición inicia, como dijimos, con las inscripciones .leroglíficas del Preclásico tardío, que enfocan los nombres y datos biográficos de los gobernantes, así como sus aspectos simbólicos e ideológicos, su descendencia divina y sus rituales visionarios. En cuanto a esta temática, observamos una gran coincidencia entre las inscripciones mayas y los códices mixtecos. Un segmento especial forman los códices nahuas, que relatan, como antecedente de sus listas de gobernantes, una historia colectiva de la migración de grupos tribales. Uno de los temas principales es el lazo de lealtad rnútua entre gobernante y pueblo, un lazo histórico, fundado en el poder carismático, nahualístico del gobernante y en su origen divino, que lo conecta con la tierra y las fuerzas reproductoras de la naturaleza. En esto se encuentra la legitimización de su derecho de gobernar, de distribuir tierras a su pueblo y de exigir tributos en cambio. Con la colonización la forma de la historiografía indígena ca¡nbia: se encuentra ahora en crónicas y actas de procesos, registrados en lenguas indígenas con alfabeto europeo o en castellano. Durante un tiempo los descendientes de los reyes precoloniales se mantienen como importantes protagonistas históricos a nivel local, como intermediarios de la administración colonial ("indirect rule") con el status de una aristocracia indígena. En Ia historiografía se enfoca su posición frente a la Corona española (lealtad a cambio de 9 mercedes) y se empieza a ver su tierra como territorio feudal y luego como recurso económico, de acuerdo con los conceptos dominantes. Mientras, la comunidad indígena, la república de indios, comienza a manifestarse como un nuevo protagonista, aprendiendo a aprovechar cada vez más hábilmente los espacios de la nueva estructura política y alavez enfrentando crisis y amenazas cadavez mayores. Este es el escenario en que se sitúan las contribuciones a este libro, que son estudios detallados de casos, conectados por su interés común para los gobemantes indígenas y ordenados en una perspectiva diacrónica. Los primeros tres eapítulos examinan con detalle diferentes de la historiografía pictórica precolonial: los conceptos mesoamericanos del pasado (Jansen), la representación de la casa de la autoridad (Batalla Rosado) y un ejemplo de la historiografía aspectos dinástica (van Doesburg &. van Buren). Luego se discute la gran transformación social que se produjo en la época colonial temprana, y sus profundas implicaciones tanto para los descendientes de los antiguos reyes, los llamados caciques (Chance, Paredes Martínez), como para la forma y el contenido del registro histórico (Roskamp). lndependencia significó la creación de una nueva "historia de bronce", cuyas imágenes por una parte se derivan de la La antigüedad, por otra contrastan con las fuentes indígenas (una relación delicada, que es examinada por Mason). Al fin se trazala suerte de los caciques mesoamericanos en el tiempo republicano, cuando se van disolviendo y perdiendo status y su base territorial (Monaghan). su LA SERPIENTE EMPLUMADA Y EL AMANECER DE LA HISTORIA Maarten JANSENT Para comprender la historiografía mesoamericana es fundamental preguntarse cuál es la periodización del pasado, cuál el carácter del tiempo mismo, cuál el marco cronológico-tipológico en los términos propios de aquella civilización, antigua y a la vez contemporánea. La pregunta se impone aún más donde la historia registrada en las inscripciones y en los manuscritos pictográficos o códices mexicanos conecta memoria con cosmovisión, narrativa con ideología (León-Portilla,1968; Eschmann, 1976; Duverger, 1987). Lo demuestra el ejemplo mixteco: los reyes cuyos actos y lazos genealógicos se conmemoran, son iya, es decir "señores divinos", y la forma del discurso pintado a menudo es literaria, similar a la del "parangón" o discurso florido para ocasiones especiales.l Los personajes del comienzo de la historia son los venerados AncestrosFundadores de linajes, cuyo origen es descrito en ténninos religiosos y sirnbólicos, o héroes, cuyas biografías forman parte de impresionantes ciclos épicos. . Universidad de Leiden. I El discurso que se conoce como "pararrgón" en la Mixteca hoy día. se caracteriza por su aspecto etiológico y su uso fiecuente de paralelisnros y difiasisntos. Cornpárese la "narrativa antigua verdadera" descrita por GoSSEN (1974, cirp.7). Para la posible aplicación de este concepto a la lectnra de los códices, véase ANoERS & JANsEN & PÉnezJrvÉNsz (1992a). l LA SERPIENTE EMPLUMADA Maarten JANSEN 12 t3 En este magnífico ejemplo de la historiografía mesoDurante un taller de lectura de los códices mixtecos (Oaxaca, 1989), reflexionando sobre la visión indígena actual del pasado, los participantes mixtecos presentaron la siguiente periodización global: o La historia reciente es "el tiempo de nuestros difuntos abuelos y abuelas" (shanha ndi kushi kushitando en el mixteco de Apoala), es decir la época virreinal-republicana, dominada por lo español y cristiano. . Más antiguo es "el tiempo de los gentiles o de los difuntos antiguos" (shanhø ndi sanaha): es la época precolonial y precristiana, cuando fueron construidos los monumentos que hoy día conforman los sitios arqueológicos, los "pueblos viejos" o "iglesias viejas" (ñuu tuhu o vehe ñuhu anahqn en el mixteco de Antes de estas dos etapas de la historia humana hubo una época primordial, en que todavía no había salido el Sol, y que se designa como "oscuridad" (nuu naa). Esta fase primordial oscura lnarca "el tiernpo de la fundación" (du'ua tashi saha, en el mixteco de Apoala), en el que se organizo latierra y la cultura. termina con la salida del sol que Comparando esta división con lo que expresan las crónicas del siglo XVI y otras fuentes, nos damos cuenta de que esta conceptualización es antigua, netamente mesoamericana. Uno de los textos claves en este respecto es el Popol Vuh o "Llbro del Consejo", relato sagrado del pueblo quiché de Guatemala. Ahora lo conocemos através de Ia transcripción y traducción hechas por fi'ay Francisco Ximénez, párroco de Chichicastenango, quien en 170 I encontró el tnanuscrito en su archivo eclesiástico. Originalmente escrito en el siglo XVI por uno o más nobles indígenas en Santa Cruz del Quiché, el texto (en lengua quiché, registrado con el alfabeto europeo) reproduce "la antigua palabra" (oher tzih), es decir el discurso o parangón tradicional sobre el pasado, que, según la introducción, estaba contenido en un libro original (nabe vuhi[), escrito con los jeroglíficos antiguos (oher tzibam), pero perdido.2 2 lll texto de Ximénez ha sido editado en thcsinrile en 1973 en (ìuatenrala. Existen muclras ediciones y La primera parte traducciones modemas, por e.jenrplo ScHULTZD JENA (1944), comienza con una impresonante descripción literario del escenario: " Vae cute nabe lzih nabe mahabioc hun vinac, hun uchan. che are ubinaanvi Esta es la primera palabra y elocuencia: no había hombres, animales, prijaros, percado, cangrejo, palo, piedra, hoyo, børranca, chicop, aún tap, abah, hul, zivan, quim, quichelah; xa utuquel cah qolic... xa ca chamanic ca tzininic chi quecum chi acab xo utuquel ri tzacol, bitol, tepeu, qucumatz e alom, e qaholont qo pa ha zactetoh e qo vi e mucutal pa cuc, pa rqxon lziquin, car, Chalcatongo). ¡ americana salta a la vista la división de la historia en dos grandes apartados: (l) una primera parte, la historia sagrada, que trata de la formación del cosmos y del ciclo de vida y muerte, y (2) una segunda parte, la historia humana, que se refiere a la formación del reino quiché, así como al origen y a la genealogía de las dinastías gobemantes. Ambos segmentos son separados (y conectados) por el alborear (zaquiric), por la primera salida del sol, como un evento Iiminal y una metáfora central que domina todo el relato. paja ni monte,' sino sólo estaba el cielo ... sólo estaba en silencio y sosiego, en la oscuridady la noche. Sólo estaba el Criador y Forinador, Señor Culebra Fuerte, las Madresy Padres, están en el agn, en tuta cktridad abierta. Y estaban cubierlos en plumas verdes, ri qucamalz... por eso se llama Qucunatz... " (Ximénez, 1973,p.26) La historia sagrada comienza y se desarrolla "en oscuridad y tinieblas" y desde un inicio el plan creativo de las fuerzas divinas es el hacer germinar y aclarar (ta chauaxoc, ta zaquiroc), aunando e identificando conceptualmente el ciclo de la fertilidad de la naturaleza con el ciclo de los días y noches. La humanidad rnisma, cuya existencia se desarrolla dentro de esos ciclos, es calificada como "pueblo de la luz" (zaquil amaquil), "hijos paridos de la luz" Qaquil Edmonson (1971) y TEDLocK (1985). La antigüedad de la narración regisrrada en el Popol Vuh ha sido confirmada por las investigaciones de la iconografía del arte maya de la época clásica, que han demostrado que escenas del Popol Vuh o de alguna variante de ese relato se pintaron sobre vasijas funerarias y ceremoniales (CoE, 1973). LA SenpIsNTE EMPLUMADA Maarten JANSEN 14 af, "hijos engendrados de la luz" (zaquil qahot). Varios intentos para crear el ser humano fracasan, hasta que los hermanos Sol y Luna logren su victoria sobre los espíritus del Inframundo. La creación de Ios ancestros de los linajes, sus primeras aventuras y peregrinaciones todavía se desarrollan en la oscuridad. El inicio de su etapa histórica viene claramente marcado en el texto: " are cut xexahuax vi xezaquir vi can¡ant cacahau va chicabijh chic u zaquiric u va chinic puch quih, ic, qhumil... catepuch ta xel ulo quih xquicotic chuti chicop nima chicop catepuc xch(tquihic uvach uleu rumal ri quih... catepuch huzu xabahir ri tohil avilix hacavilz ruq u cabavilal coh, balant zochoh, canti, zaquicoxol... Y ahora diremos cuándofueron sembrados y aclarados nuestros abuelos y padres, y cuándo acloró y se vio la cara al Sol, a la luna y a las estrellas... Y luego cuando salió el Sol se alegraron todos los aninnles, chicos y grandes Y luego se secó la tieva por el Sol ... Y luego se hicieron piedra los ídolos Tohil, Avilix, HucaviÍ2, y tambiën los ídolos del león, del tigre, de la víbora, del cantil y del duende... " (Xirnénez, 1973, pp. 194-198) La idea del primer alba como evento determinante de la existencia humana se encuentra también en el Códice Vindobonensis, un manuscrito pictórico precolonial de la Mixteca, que, de manera sernejante al Popol Vuh quiché, relata la fundación de los primeros señoríos y de sus dinastías.3 Comienza con describir dos parejas primordiales: la primera-Señora I Venado y Señor I Venado- procrea a los espíritus del frijol, del fuego, de los serpientes-nahuales, de las piedras, árboles, fenómenos volcánicos etc., la segunda procrea a la Señorita Maíz y a los espíritus de la riqueza.a Luego nace de un 3 El nornbre completo del manuscrito pictórico en cuestión es Códice Vindobonensis l. Para tales documentos utilizamos aqul los nombres con que se designan en el corìtexto americanista. En cuanto a su interpretación, véase el comentario de ANDERS & JANSEN & PÉREz JrMÉNEz (1992a), que debe leerse junto corr los otros libros explicativos en la misma colección de códices mexicanos Mexicanus publicados por el FCE (Borgia, Laud, etc.). r Sobre la experiencia de tener un nalrual, "alter ego" o "animal-compañero", véase la importante monografia de LópEz AuslN (1980, cap. I l). Los nonrbres calendáricos de la segunda pareja son: Señor 8 Lagarto y Señora 4 Perro, que marcan un periodo t5 gran cuchillo de pedernal el Señor 9 Viento euetzalcoatl, el protagonista principal del códice, el que introduce el algodón y el labrar piedras preciosas y oro, el gran nahual y maestro religioso, el creador de cantos y de la escritura pictográfica misma, el que da vida a la región mixteca y hace posible que los Fundadores de las dinastías salgan del gran árbol de origen en el valle sagrado de Apoala. En este relato, la salida del sol se sitúa entre el nacimiento de esos Ancestros-Fundadores y su división en las cuatro direcciones, donde dan nombre a los lugares y toman posesión, reproduciendo simbólicamente el alba primordial por medio de la ceremonia del Fuego Nuevo.5 Se ha conservado una síntesis de lo que debe haber sido un "Popol Vuh mixteco" en la obra del dominico fray Gregorio García, quien al principio del siglo XVII lo vio en manos del vicario de Cuilapan. El análisis del texto sugiuere que se trataba de un manuscrito pictórico con comentario en lengua mixteca, muy cercano al Códice Vindobonensis. Por la primera oración, que parece ser un citado directo, pensamos que la mayor parte del texto original consistía en coplas con los paralelismos y difrasismos característicos del lenguaje culto.6 "En el año y en el día de la oscuridad y tinieblas, dntes que hubiese días ni años, estando el mundo en gran oscuridad, que lodo era un caos y confusión, estaba la tietd cubierta de agua: sólo había limo y lama sobre laJaz de la tierra. En aquel tiempo, . . aparecieron visiblemente un Dios que tuvo por nombre Un Ciervo [=] I/enadol de diez días dentro del que caen varios días rituales ilnportantes colno 9 Viento, Casa. ll Lagartija. I Venadoy2Conejo. '- La imagen en Vindobonensis, p.23, parece l0 especifìcar que el sol sale tiente a una gran loma donde brota o corre con fuerza el agua salada, es decir: la costa del océano. una variante del amanecer es Ia fertilización de la tierra por las flechas-es decir, los rayos-de los Dioses Sol y Venus como acto que hace nacer a la primera gente (Códice Selden, p. l). 6 La importancia del difrasismo como figura de estilo literario mesoarnericano ha sido establecida por cARrBAy (197 l) y EDMoNsoN ( I 97 I ). LA SERPIENTE EMPLUMADA Maarten JANSEN l6 y por sobrenombre Culebra de León, y una Diosa muY linda Y hermosa, que su nombrefuø Un Ciervo [= y por robreno-bre Culebra de I Venado], Tigre"'" (Garcla, Libro V' cap 4) primera "Ñayiu anahanuan nikayooni, Sí hubo gente en la época anrigua ko tu iha Ndikandii, pero no existió el señor Sol, chimaayoo,tukuundijin. sino solamente Ia hma, no hubo nada uan ja nikana iha Ndikandii. Kuu ja nikajahniyi maayi, nikajani-inija ñuyiu nadtu nuu. Te nikajahni maa ini tunchi, ,.tiempo" y sdnaø sayqvui es tanto "escura cosa" como "misterio". La ,,en el año y en el día de la oscuridad y tinieblas" se frase completa entiende, por eso, como "en el tiempo misterioso", es decir en la epoca piimordial (in illo tempore). antes de que hubo cosa formada, antes de que se iniciara la historia. En Alvarado encontramos también la expresión "antes que oviese mundo"'. huatq quevui huata quitucø ñuuñàyevui,que literalmente significa "todavía no nace (sale), todavía no alranece el mundo". ì I Te nikayuhu shraan ñayiu chii kava, ini shrahva, yaha nikakiu ñayiu, nikajiniyi nuu iha Ndikandii quien sä le quitó la tierrai, y estos decían haber salido del centro de la tierra que llaman' anuhu' labismol... " El alba primordial, como inicio de la cuenta de los días y por la historia humana, aparece también como concepto clave en la historiografía nahua. Con frecuencia encontramos la referencia a la época oscura o nocturna, yohuaydn, en el inicio de diferentes historias locales en los Anales de Cuauhtitlan: "ynypanynynxiuhcahuitl ynypannemiayn chichimeca Estetiempo en que vivían los chichimecas mitoa motenehua ca ocyohuayan. se dice que era la época nocturna. yc mitoa yn oc yohuayan Así se llanta, "época nocturna", ca acatle yntenyo yntocd porque no hubofanw ni nontbre, catca nenentinenca. ayatle paquiliztli çdn oc nada de comodidad hubo, solamenle como nómadas vivían." (Lehmann, 1938, pp. 57-58) Otro ejemplo del paso de Ia oscuridad ala luz se encuentra en los relatos sobre el origen común de los tribus en Chicomoztoc, la tipo de periodización se actual puede ser gobiemo el legitimizadores: presta para fines puede ser sojuzgada población y una reinante sol el con conectaào 7 El mismo mecanismo opefa, por supuesto, en la antropología del imperialismo moderno, que sitúra a loi puebios opiimidos en una fase "primitiva" de desarrollo uan. eso como inicio de Observamos de paso cómo este condenada a una época anterior, relegando todos sus derechos, hasta su existencia, defrnitivamente al pasado'' uan, visible. Y esa gente se espantó nntcho cuando salióel señor Sol. Es Ete se mataron, se suicidaron: pensaron que el mundo se iba a perder. Y se maÍaron, metiéndose dentro de cuevas, en peñas, en barrancas, en todas partes. enÍraron las personas cuando vieron al señor Sol. " (texto registrado en Chalcatongo)8 "[Los mixtecos] ueían que antes que los dichos.señores fde Apoalal coiquistasen està ilerra, hdbía en ella unos pueblos y a los niorodir", de ellos llamaban'tay nuhu" l' 'ñanuhu'[hombre o rnujer del abismo],1.'tainisino'[hombrequehuyó],1'tainisctiíiuhu'fhombrea También la tradición oral de hoy día recuerda que con la luz, los seres primordiales, habitantes extraños de la oscuridad, se convertieron en piedra y en objetos de culto (ñuhu): El carácter literario del texto original es demostrado por la presencia de una serie contínua de difrasismos' Con la ayuda del diccionario mixteco de fray Francisco de Alvarado (1593) podemos interpretar varios de ellos'. quevui, cuiya, "año y día"' significa Donde el Códice Vindobonensis marca la época gobernada que descienden del árbol de Apoala con la salida del príncipes por los mixtecas, como el Códice Nuttall, mencionan una fuentes otrás sol, población anterior, representada en la pintura como "Gente de Þiedra": aparentamente son los que se convirtieron en piedras cuando salió el sol y cuando fueron vencidos por los señores procedentes de Apoala. Loi mismos vienen referidos por fray Antonio de los Reyes en la introducción a su Arte en Lengua Mixteca (1593): 17 (cf. Faetan, 1983, y KupER, 1988). Otro ejemplo mesoamericano es descrito por DURÁN (ll, p.24): pinturas que señalan dos géneros de gentes: una de "esta" parte I de la Sierra Nevada, que eran chichimecas, y otra al otro lado (puebla-Cholula), que eran gigantes.. Compárese la versión registrada en San Miguel el Grande por DyK (1959, pp.3-5 y I 7). así corno la leyenda de Apoala sobre los espíritus (ñuhu) que se convirtieron en piedras cuando salió el sol (JANSEN, 1982, apéndice 4). Entre los rnazatecos se ha conseryado intacto todo un ciclo de relatos semejantes (BoEcr, l98B). 7_ Le Maaften JANSEN 18 y cueva con siete recámaras, que a la vez es un topónimo mítico un f término metafórico para la matriz (Historia Tolteca chichimeca, 16r; Ruiz de Alarcón, Tratado VI, cap. l8). Este paso se menciona como motivación y objetivo para los pueblos nómadas en su búsqueda de tierras, identificándose el amanecer con el principio de un señorío sedentario: su Dios Camaxlle les decía que alzasen stt noUo cle ser allí su permanencia, que adelante habían de habían de amanecer y anochecer' dándoles a entender pasar,' 'adonde adonde habían de set señores supremos, y vivir con descanso y quietud; '1tporque ansí mismo real, que ,å SgnpIeNTE EMPLUMADA Y luego que nació la luz y el sol en el oriente, aparecieron en ella unos hombres gigantes, de deforme estaturd. .." 19 (l)urrin. 1967. II. p.l7) Tal como para los mixtecos la victoria soble la Gente de Piedra era la condición paÍa çreaÍ la estructura política vigente, la civilización mexicana, según Durán, comenzó con la eradicación de Ios gigantes: "Muertas estas gentes y destruidas, digo los gigonles, y porque dice la metáfora: 'uncan tonaz, oncan tlahuiz' oncan yazque ayanxo 'nican' irenos' aún no es ['adonde habrá luz, adonde amanecerá' allí ahuyentados, edificaron estds otras gentes sus pueblos .t' t ituludt'.r, ilnty ct su voluntad, sin ninguna contradicción ni pesadumbre, divitlit'ndt¡ sus Íérminos unos entre otros, para conocer sus posesiones y tierras. t'slttntlo.ttt quietas y (Muñozcamargo,en:Acuña l9s4'p'144) (l)urrin. ll. p.25) aquí'1" TambiénlamanifestacióndelDiostribalHuitzilopochtlien el Cerro de las Serpientes, Coatepec' es como el brote de luz después de un prolongado periodo de tinieblas (Códice Azcatitlan, lám' VI; véase Castañeda, 1991). La historiografía nahua elabora el tema de la creación rnúltiple: hubo diferèntes amaneceres, diferentes creaciones o soles suceslvos. En las edades anteriores a la presente vivían diversos seres extraños, que, al acabarse su tiempo y al salir el sol de la siguiente edad, se perdieron convirtiéndose en piedras, animales etc', y a veces, cuando se trataba de seres de poder divino, también en objetos de culto. ElcronistadominicanoDiegoDurándescribeSuentrevista con un anciano de cholula, "docto en sus antiguallas", quien le relató el comienzo de la historia en términos muy semejantes a los del Popol Vuh y del texto de Gregorio García: " En el principio, antes que la luz ni el sol ftrese creado' estabø esta tierra en obscuridad y tiniebla y vacía de loda cosa creada Toda llana, sin cerro ni quebrada, cercada de todas Partes de agua, sin árbol ni cosa creada sosegadas..." Los gigantes, aquellos moradores de la prirnera edad o creación, fascinaban a muchos autores del siglo XVl. c¡ue no de.iaron de mencionar los hallazgos de grandes huesos o dientcs como prueba de su existencia. Aquí coincidieron las ideas rncsoarìrer¡canas y europeas del siglo XVI sobre el tiempo antediluvial. "Hubo en estd primera edad gigontes en (sl( !,(ti.\, o los que llamaron 'Tzocuilicxeque', de tan desmesurada granlc:tr tyttt' ra.fìcre un religioso de la orden de Santo Doningo, llamado./ì'a.r l'uln¡ ,l<' los Rías, que es el que recopiló Ia mayor parle de esla p¡,rlttr(t, t¡ttt' t'io con sus propios ojos un diente molar de la boca de uno de cllos, qtt( (tLonlrctron los indios de Amecamecan andando adornando las cullcs lt' trt<t.rico en el año de 1566 [error, debe ser 1556], aml pesó esle nti.tntt¡ religio.so.¡'pesó tres libras menos unq onza. Lo han presenlado al I'irrc.t' I)t¡n Luis de I/elasco y lo han visto otras personas, por el arul ¡nnlicnnr jtcgar la grandem de estos gigantes, y así por otros huesos qtrt'.lirantn lrullados en este país. " (Códice Vaticano 3738, p. 4v. ('1. Sahagrin. Libro XI, cap.7, y Menclicla. l,ibro ll. cap. l3) La memoria histórica de los aztecas sitt¡aba la época en el tiempo de los toltecas y chichirnecas (en el fundadora postclásico temprano). Pero la memoria de los toltecas a su vcz parece haber remontado hasta la cultura clásica de Teotihuacan: es allí donde se sitúa la primera salida del sol en diferentes versiones clel relato cosmogónico: " Mitoa in oc iooaian, En la época de Ia oscut tufuul, sL' rclukt, in aiamo tona, in aiamo llahui: cuando aún no hubo ltr. rttitt ttt¡ ttnrunecía, L¡, SpnplpNrg EMPLUMADA Maarten JANSEN 20 quilmøch, se dice, mocent la lique, mononotzq ue se reunieron in teteuh: in umpa teutiuacdn, q ui toque : q uimolhuique. TIa xi oal hui ian, te teuie : aquin tlatquiz? aquin llamamaz? in tonaz, in tlathuiz? y se juntaron no sólo como la antigua capital de un gran reino, sino también como el origen, centro y modelo de una gran civilización y de la ideología imperial correspondiente. Aunque en el Postclásico aquel sitio había en consejo los dioses allí en Teotihuacan, y hablaron, dijeron: quedado en ruinas, siguió teniendo importancia como lugar de 'Vengan aquí, o dioses: ¿Quien se encargard, se responsabilizará de que haya luz, de que amanezca? "' (Sahagún, Libro VII, cap. 2)e Se trata del conocido relato en que el "buboso" Nanahuatzin se tiró en la hoguera y se transformó en sol, sobrepasando en valentía al príncipe rico y orgulloso, que no se atrevió a tirar en las llamas hasta después y por eso quedó como luna. Los Anales de Cuauhtitlan dicen explícitamente que los toltecas tenían su propia versión antigua: "inin tonatiuh Este sol, iÍoca naollin cuyo nombre (calèndárico) es 4 Movimienlo, es nueslro sol (época) en que nosotros vivimos ahora. Y este sol apareció aquí en la cumbre, en la hoguera divina del sol, allí en Teotihuacan. Este también era el sol de Topiltzin Quetzalcoatl de Tnla. ye te huantin totonatiuh in tonneimi axcan auh inin inezca in nican ca inic tleponhuetz in tonatiuh in teotexcalco in oncan in teolihuacan ye no ye itonatiuh cdtca in topiltzin in tollan in quetzalcoatl auh inin ayamo tonatiuh itoca caÍca nanahuatl in in Pero todøvía no era el sol llamado Nanahuatl... " (Lelrrnann, 1938, pp.340-341) Teotihuacan fue descrito por los autores coloniales-de acuerdo Çon sus conceptos renacentistas-como "otra Roma", es decir ') Sahagún mismo tradujo: "decían que antes que hubiese día en el mundo que sejuntaron lo.s dioses en aquel lugar que se llama Teotihuacan, que es el pueblo de San Juan. . . dileron los unos a los otros dioses: '¿Quién tendrá cargo de alumbrar el mundo?' ". Es interesante notar que este modelo fue imitado por los ancestros cua¡rdo quisieron establecer una estructura socia[: "entraron en consulta, donde trataron lo sigriente diciendo: 'l/endrá tientpo para el regimiento de esta república..."'(SAHAGúN, Libro X, cuando hay luz cap. 19, $ l2). 21 oráculos y como punto de refencia simbólica en los rituales (cf. Acuña, 1986, p. 232 ss.). Ruiz de Alarcón introduce su versión-la que corresponde a la religiosidad del campo-con una interesante observación sobre las implicaciones en cuanto al ethos social: " Había dos mundos o dos modos de gentes. El primero en que el género de hombres que tuvo se transmutaron en animales y en sol y en la luna-y así al sol y luna y animales atribuyen anima racional, hablándoles para sus hechicerías como si entendiesen, llamándolos e invocándolos con otros nombres para sus conjuros. . . Y parafundar Ia adoración del sol cuentan una.fdbula al ntodo del metantorphoseos de Ovidio, qtte referen brevenrcnle. Dicen pues que para transformarse los de aquel siglo en las cosas que ellos mismos habían de ser en el segundo, habiendo de ser la tranqformación según los núritos de cada uno, se mandó hacer una muy grande hoguera, pdra que después de muy encendida, probándose en ella adquiriesen nérifos para la dicha lransÍormación, con ley establecida que alcanzarían honra siglo segundo..." y excelencia y por medio de aquel .fuego quedarían señores de lo uperior en el (Ruiz de Alarcón, Tratado l, cap. l0) Como vimos, este tema del amanecer se presenta en la historiografía mesoamericana cada vez cuando se trata del inicio de la fase humana de la historia o concretamente de un señorío. Lo encontramos también en las palabras que los sacerdotes dirigían al nuevo rey azteca durante la ceremonia de su entronización: " ln axcan: aÍ ie nellaxcan otonac, otlathuic, omomanaco in lonatiuh Ahora verdaderamenÍe comenzó a brillar, anruneció, se nanfestó el sol, ollanez: ca opitzaloc omamalioac in cholchiuhtli, in maquiztli, in leuxiuitl: oiol, otlacqt, oxoilac, ocuepon, se aclaró, porque se labró, se perforó la piedra preciosa, el hrazalele, Ia lurquesa divina, se.formó, se hizo homhrc, brotó, se abrió como.flor, LA SERPIENTE EMPLUMADA Maarten J¡.NsrN 22 otnoqtrclzdco itt oall. in tlauilli in upkt: in tepepiaz y salió la antorcha, la luz [el rey sabio], que guardará el aguay la montaña (la comunidad)... " (Sahagirrr, Libro Vl, caP.4) En utla secuencia de varias En el relato cosmogónico de Teotihuacan se manifiesta este fenómeno en el detalle que el sol salió primero en cada una las cuatro direcciones: Occidente, Sur, Nofte, y al final en el Oriente. Ruiz de Alarcón documenta cómo este principio era considerado la base de la vida ritual popular: creaciones sucesivas, la " En esta historiø fabulosa. .. vajundado lo más de lo que hoy los indios hacen en sus idolatrías al sol, llevdndole ofrendas a punto de salir o las cumbres de los montes y cerros y a los estanques de agua. Lo segundo, la costuntbre y supersticiosa det'oción de guardar el fuego en el aposento de las paridas por cuatro días confíttuos, sin sacar el humanidad suele penenecer a la última, la actual. Pero cuando se quiere señalar diferentes "etapas evolucionistas" de la humanidadfases culturales, imperios sucesivos etc.-puede ser que la humanidad ya apareció arltes, de modo que una cultura antigua se situa bajo un .fttego. sol anterior. De hecho, cada pueblo, cada cultura y cada reino tenía su propio amanecer. A su vez, la calda de un reino anterior puede tomar bautizada. Esta idea está presente en la introducción del Popol Vuh cuando se dice "e.sto escribimos dentro de (la época de) la palabra de Dios, en al cristianismo". Como consecuencia lógica, los grandes reyes prehispánicos, ejemplificados por Moctezuma y Tecúm Umám, se convirtieron en dioses subterráneos. Asi, con la necesidad de incorporar en la historia una gran cantidad cle grupos étnicos, señoríos vecinos y civilizaciones sucesivas, se concibió una multiplicidad y una estratigrafía de edades o amaneceres. Dada la importancia de los cuatro puntos cardinales alrededor clel centro como principio organizador en la cosmovisión y Mesoamérica, no es de extrañarse que de los soles, asociados con una cuadruplicación encontrarnos en la vida ritual de diferentes segmentos espacio-temporales. .. Lo tercero, que usqn del número cuolro en lodas sus y ritos idolá*icos, cottlo es las inn(laciones que hacen supersticiones las características del fin de una creación. Así los toltecas se consideraron "lriios del sol", es decir el equivalente del término quiclré zaquil ul, zaquit qahol (Durán, II, p' 14), pero cuando cayó Tula, su cultttra quedó ubicada en un "sol anterior" y-ul igual que los seres de la Oscuridad ante la primera salida del sol-sus habitantes se perdieron en abismos, barrancas y subterráneos y se petrifìcaron (Vaticano 3738,pp.8v-9r;Sahagún, Libro III' cap' 7)' f)e esta manera la conciencia popular incorporó también la incisión política-religiosa producida por la conquista española'. la luz del evangelio cs el marcador simbólico del parteaguas cronológicocultural y clel inicio de una nueva época, en la que la gente iba a ser 23 aøndo conjuran e invocan al demonio los hechiceros y .þlsos núdicos, cuya causdjamas pude rastrear hasta oí la historia de la espera del sol. Y por la ntisma razón los cazadores, quando arman lazo.s para cojer venados, dan atatro gritos hacia las cuatro partes del mundo, pidiendo.favor, y ponen cualro arcrdas atravesadas sobre una piedra. Los flecheros llaman cualro veces a los venados . . . Ponen a los difuntos una vela cualro días arreo en la sepuhura y otros echan en ella un cántaro de agpta cuatro días arreo. Y ultimamente enlre ellos es venerado el ntînero de cuatro. " (Ruiz de AIarcón. Tratado I, cap. l0) E,n el plan cronológico los cuatro "soles" son considerados como edades o creaciones sucesivas, que en la literatura colonial se presentan de manera análoga alaperiodización cristiana de la historia (de acuerdo con las épocas distinguidas en la Biblia). El ejemplo más claro se encuentra en el Códice Vaticano 3738 ("4") y en la Leyenda de los Soles (Lehmann, 1938). Cada edad tenía su rurnbo y su Dios patrón, su comida y su color, su destino específico, y una combinación de fechas sagradas. Cada creación también llega a su fin, destruyéndose de una manera específica. El Códice Vaticano 3738-un documento colonial-distingue: l. la edad blanca de Chalchiuhtlicue (Diosa del Agua), destruida por inundaciones, de modo que las gentes se convertieron en peces, 2. la edad amarilla de Ehecatl (Dios del Viento), destruida por vientos fuertos, de modo que las gentes se convertieron en monos, L¡ Maarten JANSEN 24 3. la edad roja de Xiuhtecuhtli (Dios del Fuego), destruida por 4. incendios, de modo que las gentes se convertieron en aves, la edad negra de Xochiquetzal (Diosa del Placer)' destruida por bailes y vicios, de modo que las gentes se cayeron en el abismo' En esta presentación tardía se observa la influencia de la doctrina europea de los cuatro elementos: agua, fuego, aire y tierra' La interpretatio christiana favorece el diluvio bíblico como paralelo: también fue la destrucción de una creación anterior y marcó el fin de una época (antediluvial), a la que se atribuyeron los fósiles y otros restos inexplicables en aquel entonces. De ahí que fray Gregorio García termina su resumen del relato cosmogónico mixteco con decir: "Concluyendo con que después de haber referido los hijos e y mujer, )' las cosas que hicieron, rtdoncle tuvieron sus asienlos y ntoradas, las obras )' e.þclos qtte les atribuyeron, dicen los indios que hubo un diluvio general, donde nuchos dioses se ahogaron. Después de pasado e! diluvio, se comenzó Ia creación del cielo y la tierra por el dios que en su lengua llamaron Criador de todas las cosas. Restøuróse el g)nero humano y de aquesta ntanera se pobló aquel hiios que tuvieron aquellos Dioses, marido reino ntixteco Referencias a (García. I-ibro V, cap. 4) seres o dioses que existieron "antes del diluvio" hay que interpretarlas como calificaciones que los sitúan en el Otro Mundo, in illo tempore, enla época primordial de la creación del cosmos. De este modo el diluvio se vuelve un marcador del inicio de la historia, al igual que el primer amanecer. Así, por ejemplo, Chichén ltzâ es descrito como: "población antiquísima y, según la cuentct cle los indios, la primera que después del Diluvio se pobló en estas provinclas" (De laGarza, 1983,p.426). Las versiones precoloniales del tema de los diferentes soles probablemente enfocaron el simbolismo de las cuatro direcciones, que es también el principio estructurador del calendario cíclico rnesoalnericano. Así los portadores de los cuatro períodos de trece años (que conforman el "siglo" de 52 años)-l Caña, I Pedernal, I Casa y 1 Conejo-se distribuyen por las cuatro edades' Los aztecas (en el Postclásico tardío) situaban su reino en el Quinto Sol, cuyo día (y nombre calendárico) era 4 Movimiento y colocaron Tula (la civilización anterior del Postclásico temprano) con su famoso SEnpIeNTE EMPLUMADA 25 sacerdote-rey Topiltzin Quetzalcoatl en la edad anterior, asociada con día-y portador del año-1 Pedernal (Vaticano 3738, p.7r). A partir de tales fechas sagradas se calculaba, conforme el modelo interpretativo cristiano, largos períodos de años. Las edades mencionadas en la Leyenda de los Soles, por ejernplo, parecen ser derivadas de la unidad ideal y simbólica de 13 x 52 : 676 años, es decir de una cantidad completa (13) de "siglos" mesoarnericanos (de 52 años). El término nahuatl para "edad" es tzontli, "(cabeza con) pelo", representado en el Vaticano 3738 por un rnanojo de pelo anudado. El mismo término se usa para representar el número de 400. De ahí se produjo una confusión: los "años de la edad" fueron pintados como mosáicos de turquesa (ya que xihuitl signifìca tanto "turquesa" como "año) con el símbolo del pelo, de modo que un año del tzontli se pudo interpretar también como una surna de 400 años. Consecuentemente el intérprete del Códice Vaticano 3738 leyó los l3 rnosáicos (años) del tzontli cada vez como periodos de l3 x 400 años y atribuía al Cuarto Sol, por ejemplo, una duración de l3 x 400 + 6 (puntos adicionales) : 5206 años. el Parece que tales reinterpretaciones cronológicas de la cosrnovisión ya se produjeron en la época precolonial y que fueron elaboradas aún más bajo la influencia de la visión cristiana de la historia. De paso sea dicho que un fenómeno semejante se ve en la cultura andina, que emplea el concepto del paqarina o "amanecer" para designar el punto o momento (del tiempo y/o espacio) en que un grupo humano, un pueblo o un linaje entra en la historia. Allí también este concepto funciona como incisión, que perrnite subdividir y categorizar el pasado. Tanto Guaman Poma como Garcilaso rnencionan una secuencia de edades, equiparada globalmente con la secuencia cristiana. Es interesante observar que alnbos autores evaluan de manera opuesta el proceso histórico de esas edades. El mestizo Garcilaso, educado por la nobleza incaica, distinguió tres edades: una primera de barbarie, luego la segunda edad, que era la de los incas, de cultura muy avanzada, y la tercera, que era el cristianismo. La idea de que los incas habían introducido el orden y la civilización parece haber formado parte de la ideología imperial prehispánica. Encontramos aquí una sirnbología similar a la de México: el origen de la dinastía en la cueva del arranecer (Pakariq tarnbo) y el mandato del Dios Sol, simbolizado por su cetro real. por LA SERPIENTE EMPLUMADA Maarten JANSEN 26 otra parte, Guaman Poma, procedente de la nobleza indígena de una región sojuzgada por los incas, habla de un progreso cultural durante cuatro edades sucesivas, pero califica la quinta, la de los incas, como tiempo de decadencia y perversión. Regresemos a Mesoamérica. Argumentamos que en el plan cronológico la salida del sol, el amanecer del primer día, marca simbólicamente la separación entre la historia humana y la época primordial, entre lo temporal y lo eterno. Se trata del paso de una condición a otra, como un nacimiento o tlna toma de consciencia. En cierto sentido podríamos comparar esta dicotomía con la que en el pensamiento occidental existe entre la esfera pritnaria de lo emocional-irracional y la secundaria de lo racional-lógico. El paso filosófico hacia un modo de pensar que da prioridad a la razón sobre los sentimientos religiosos también es designado con las rnetáforas de "llustración" y "siglo de las luces"' Esta cornparación encuentra apoyo en la definición azteca del sabio como "lumbre o hacha grande, espejo luciente y pulido de ambas pattes", que con su consejo "alurnbra a los demás", (Sahagún, Libro X, cap. 8). El "nacirniento" alnanecer mismo se conviette en nletáfora o "manifestación", como podemos ver en el de conjuro para enamorar en que un muchacho se identifica con tll.l aspecto de Tezcatlipoca y se introduce como: " Nonatca nelnnll, nitelpochtli, niyool!, Yo, ntisno, yo eljóven, yo la guerra, nonitondc'nonittathuic """"'({,,T'{:;åiäIiîr^n^¿.rV.cap.2) Así la oposición binaria día-noche opera e11 diferentes planes, separando lo visible de lo invisible, el ser del no-ser, lo conocido y conocible de lo no conocido y no conocible' lo humano de lo divino. De ahí que el carácter de los dioses-especialmente del dios suprerno Tezcatlipoca-es descrito en nahuatl con el difrasismo "noche y aire" (yoatti ehecatf), es decir "invisible y no palpable" (Sahagún, Libro VI, cap. l).ro ro lln cl sincretisnro de la medicina tradicional, la dicotomía prehispánica luz-oscuridad sc cotnbinó con la teoría de Hipócrates y fìre traducido en la conrpletnentaridad dc "lo fiío" y "lo caliente" (véase LÓraz AusrlN, 1980). 27 Lo nocturno ('tohuayan) también es donde mora el alma del aún no nacido (Sahagún, Libro III, Apéndice, cap. 4). Hay que tomar en cuenta que el concepto mesoamericano del dia (quih en quiché, tonalli en lengua azteca) refiere no solamente alaluz y al calor como rnanifestaciones de la fuerza del sol, sino también al nacimiento del individuo dentro del año mántico, al nombre calendárico, y por lo tanto al carácter y destino de las personas. El calendario mismo adquiere así un carácter liminal: la cuenta sagrada de los 260 días (tonalpoalli) estructura el mundo de lo visible y alavez tiene función rnántica, determinando el destino, la influencia de los poderes divinos sobre la vida humana. El cosmograma pintado en la famosa primera página del Códice Fejérvàry-Mayer, nos presenta el mundo temporal y la fuerza rnisteriosa del exterior en un plan "geográfico". Entre ambas esferas corre una banda larga en forma de un signo de cruz de Malta con pétalos, en la que se situan los trecenas del año sagrado mesoamericano (tonalpoal/l), representando el curso infinito del tiempo: encierra el cosmos con sus cuatro direcciones (árboles), sus dioses patrones, sus trabajos en el campo y la suerte de los humanos. Desde afuera fluye la sangre vivificadora de Tezcatlipoca, dios majestuoso y misterioso, sacrificado.l I También el arriba citado relato cosmogónico de Teotihuacan refiere al sacrificio que hacen los dioses: ellos tnueren y dan su sangre para que el sol se mueve y haya vida en la naturaleza. De ahí que también el ser humano tiene que realizar sacrificios de sangre, en reciprocidad, para alimentar a los dioses y contribuir a la corriente cíclica de energía (sangre, luz) que mantiene el universo. El sacrificio es el acto que pone en contacto ambos mundos. La resultante permanencia y fertilidad cósmica es expresada por rnedio del símbolo del árbol: el árbol primordial que fue levantado para cargar el universo (Garibay, 1979, p.32), los cuatro árboles que caracterizan las cuatro direcciones (Fejérvàry-Mayer, p. l), el árbol del linaje y del origen de las dinastías ' ' Para un análisis detallado de esta página, véase el comentario dc An oens & PÉREZ JrMÉNEz (1994). & JANSEN La SgRpIeNTE EMPLUMADA Maarten JANSEN 28 (Vindobonensis, p.37), etc. Es con un árbol, por eso, que se identifica tarnbién el gobiemo del buen rey (Sahagún, Libro VI, cap. 43).t2 En Mesoamérica tanto las personas como los señoríos tienen su día, que les da su lugar en el orden cósmico del calendario. Tal corno hoy la fiesta más importante en el pueblo es la del Santo patrón, en la antigüedad se celebraba una fecha especial que contnemoraba la fundación, el primer amanecer, el Ancestro Fundador o Dios Patrón, el Corazón del Pueblo (altepetl iyollo), cuya reliquia o manifestación era el Envoltorio Sagrado. El ritual asociado era el taladrar del Fuego Nuevo, a imitación de la primera luz. Esta ceremonia está ampliamente documentada para los aztecas, que la solían celebrar para rrarcar el fin del "siglo" de 52 años. En el Códice Vindobonensis toda una serie de ceremonias del Fuego Nuevo determina las fechas sagradas (de creación y por eso de culto conmemorativo) para los señoríos de la Mixteca.r3 La razón porqué se asocia determinada fecha con determinado lugar muchas veces nos escapa. Posiblemente hubo una rnultiplicidad de razones, tanto en el campo de Ias asociaciones sirnbólicas de las fechas en el calendario Inántico y las fiestas de Dioses Patrones, como en el de la casualidad histórica (nombres calendáricos de los fundadores de linajes, acciones o molnentos que se querían conmemorar, etc.). También es posible que los términos calendáricos permitían juegos de palabras sugestivos y asociaciones fonéticas, como es el caso entre los quichés actuales (cf. Tedlock, 1982). Por ejemplo, I Pedernal, ce tecpatl, se asocia con la gran Tula, yn ueycan Tollan centecpantli (Historia Tolteca Chichimeca, $ I I ), lo que sugiere que el día ce tecpatl, I Pedernal, connota precisamente el concepto centecpantli, "gran reino integrado" por stt semeianza fonética. 29 En cuanto al análisis de las fechas en este sentido, sin ernbargo, hay que ejercer cautela, ya que la presuposición de una asociación fonética-metafórica determinante nos puede llevar a mucha especulación sin fundamento real, o al menos sin posibilidad de verificación. En su estudio de las fechas sagradas del Códice Vindobonensis, Marc King (1990) va muy lejos en ese camino y sugiere que los signos calendáricos funcionan como un sistema de escritura fonética en que las referencias calendáricas deben leerse como breves frases poéticas. Hay que tomar en cuenta que los términos del calendario mixteco constituyen un lenguaje esotérico especial, diferente del mixteco común. Reconstruyendo estos términos y leyendo sus valores fonéticos como si fuesen un discurso en mixteco normal, King cree descubrir un texto oculto. Por ejemplo, junto al árbol sagrado de origen se ve la fecha 13 Conejo 9 Caña (Vindobonensis, p.50). Tomando en cuenta la separación del número 13 en 5+5+3 puntos, " la fecha como una copla: (si-sayu) (cu-sayu) (co-sayu) (a) I 3-Rabbit (b) S-Robbit (c) 3-Rabbil Para el día King lee male genitals are introduced/ingested male genitals descend nrule genitals are sealed in place" 9 Caña (Que huiyu) King encuentra varios significados: " the body of the ntilpa the sottn milpa the nùlpa that vill ripen" (King, t990, p. 148) El procedimiento de leer esta y otras fechas como frases de lenguaje figurativo, hace pareja con las obsoletas teorías astralistas (de autores como Kreichgauer y Barthel) que, al inverso, buscaban desglosar las imágenes pictográficas como números de cálculos astronómicos cifrados.la La base de ambas interpretaciones es la presuposición de que la pictografía no sea una escritura de y unívoca, sino un conjunto de codificaciones representación clara r2 't Sobrc el sinrbolisnro del árbol véase tanlbién el r;xtenso estudio tlo LÓPËz Aus'r'lN (1994). Su inrportancia cn la ideología maya ha sido analizado rooientemente por varios autores (por e.jenrplo FREIDEL & ScHELE & PARKER. 1993). lìstc tctna ya cstá lrresente en la icorrogralÌa ohneca (Con et.al.. 1995\. l'ara el concepto del tiernpo no-duracional con sus fbchas sagradas ("lbchas zero") en la historiogratìa rnixteca véase JANSEN (1988), y para la ceretnonia azteca del Fuego Nuevo ANoens & JANSEN & REYES GARciA (1991). esotéricas. Consecuentemente la lectura de las escenas se transfonna en el "desciframiento" de un sentido oculto, rt y se introducen en el Para una reseña crítica de la interpretación astralista, véase ANDERS (1994), así como ANoenS & JANSEN & PÉREZ JtMÉNEz (1994). & JANSEN LA SERPIENTE EMPLUMADA Maarten JANSEN 30 rnétodo de la interpretación los malaberismos conceptuales propios del ocultismo. En cuanto al ejemplo citado, más que una crítica abstracta general tal vez puede convencer una aplicación concreta en una situación anáioga bien conocida y verificable. El significado de las fechas sagradas mixtecas es comparable con el del día 4 de julio para los Estados Unidos: en ambos casos se trata de un día de carácter simbólico, que recuerda la época de la fundación y prescribe una ceremonia conrnemorativa anual. Leyéndola del descriframiento de valores de acuerdo con el fonéticos ocultos, nos quedaríamos con el puro valor fonético'. Íheþurth ofjuly, que, con un rnétodo ligero cambio de la pronunciación del inglés, se podría entender como the force of 'you lie', es decir "la fuerza de (que) mientes". La consecuencia de aplicar tal método nos llevaría entonces a la afirmación-absurda, por supuesto-que Ia fecha simbólica de los Estados Unidos expresa la idea que el poder irnperialista debe estar fundado sobre la mentira. No se debe negar las posibles irnplicaciones sirnbólicas de las escenas pintadas, sino todo lo contrario, hacer hincapié en que tal implicación se debe demostrar a través de un análisis iconográfico pormenorizado. La fecha analizada por King también se coloca junto a la diosa 9 Caña (cf. Vindobonensis, p. 33) y, por eso, parece ser precisamente la fecha sagrada de aquella deidad. El año l3 Conejoúrltimo del siglo (anterior)-parece referir a la época de la fundación: Año 13 Conejo, día2 Yenado, por ejemplo, se asocia tanto con el árbol de origen como con la primera salida del Sol en el rnismo relato (Vindobonensis, pp. 37 y 23).ts El día representa directamente el nombre calendárico de la diosa 9 Caña, que en un hueso labrado de la Tumba 7 de Monte Albán (203 i) nace del árbol. Su asociación principal no parece ser con la milpa, sino con peligros sirnbolizados por las serpientes entrelazadas en su cabello y los cuchillos en su falda (cf. Códice Nuttall, p. 5l ). En cuanto a sus atributos, esta deidad se asemeja a la ltzcueye-ltzpapalotl y a la Tlazolteotl del panteón rt Nótese que el día 2 Venado sigue al día I Muerte, que es el notnbre calendárico del Dios Sol (segirn el diccionario de Alvarado) y a la vez parece connotar tlna refèrencia a la pareja primordial de los "dos I Venados". es decir el Serìor I Venado y la Señora I Venado, mencionados tanto por Gregorio García cotno por el Viudobonensis (p.5l). 3l nahua (cf. los códices Borgia, p.41, y Fejérvàry-Mayer, p. 17, así como el inicio de la Leyenda de los Soles). La olra fecha junto al árbol en el valle sagrado es el Año 3 Casa día 7 Lluvia. El día I Lluvia es Saco en el vocabulario calendárico mixteco, pero King difiere de ello, sin darnos la razón porqué, y reconstruye sa(dzø)vui, lo que traduce como "make rain". El contexto del códice mismo, sin embargo, no lo relaciona con lluvia, sino con el Señor '7 Lluvia, que junto con el Señor 7 Aguila posteriormente recibe las instrucciones del héroe cultural Señor 9 y hacer nacer a los AncestrosFundadores. Podemos çaracterizar el status de ambos con el término nahuatl de tlamacazqui, que significa alavez "sacerdote" y "espíritu" (véase la obra de Ruiz de Alarcón). Son pintados como sacerdotes- Viento para labrar ese árbol guerreros y parecen representar la fuerza espiritual de los días 7 Aguila y 7 Lluvia respectivamente. La combinación es interesante: 7 Aguila es un día ritual de gran importancia para la dinastía mixteca de Tilantongo y 7 Lluvia es el día ritual del Dios Xipe, el Patrón divino de la dinastía zapotec,a de Zaachila. Estas dos dinastías habían entrado en una importante alianza matrimonial y obviamente el autor del Vindobonensis-documento de Tilantongo-quiso poner los días sagrados de ambas en su relato de la creación. La presencia de 7 Lluvia es constante, pero 7 Aguila puede ser reemplazada por otra de las muchas fechas sagradas mixtecas, como en el caso discutido arriba por 9 Caña. Sin pretender que estos datos resuelvan todo el enigma de las fechas junto al árbol de orígen, sí considero que cualquier esfuerzo interpretativo debe partir de allí. El tiempo es a la vez físico o duracional-el transcurso de los días con que se mide la duración de la vida humana-y conceptual, lleno de significado religioso, por las referencias simbólicas al mundo de los dioses y de los ancestros, a los momentos de la creación y de la historia sagrada. Ambos aspectos se encuentran en la extensa descripción de fray Bernardino de Sahagún: el orden del calendario es comparado con el de las piedras en un muro o el de las joyas de un collar, mientras que su carâcter misterioso y mágico es expresado por medio de la palabra a^eca nahuallotl, "asunto de nahuales". Efectivamente es através de la experiencia nahualística (de LA SERPIENTE EMPLUMADA Maarten JANSEN J¿ compartir la vivencia, el carácter y el destino con uno o tnás animales u otros seres en la naturaleza) que el ser humano puede transcender sus límitos físicos y entrar en el ámbito de los dioses. Corno sueño, el nahualismo es parte de la cotidianidad, pero evocado conscientemente y rnanipulado por los especialistas religiosos se convierte en un verdadero éxtasis shamánico. Varios símbolos se usan para representar este trance, especialmente serpientes, ya que éstas aparecían en las visiones. El franciscano fray Toribio de Benavente Motolinia fue uno de los primeros cronistas que documentó la experiencia visionaria provocâda por el consumo ritual de hongos alucinógenos: "Tenían otra manera de enúriaguez que los hacía más crueles, y ere con unos hongos o setas pequeñas, que en esta tierra las hay como en Castilla; mas los de esta tiefta son de lal calidad, que comido.s crudos y por ser anlatgos, beben ftas ellos o conrcn con ellos un poco de ntiel de abejas; ),de allí a poco ratò veíatt ntil visiones, en especial utlebras, ¡'conto salían .fuera de Íodo sentido, parecíales qtte las piernas y el cuerpo lenían lleno de gusonos que los comían vivos... A esÍos hongos llaman en n lengua Íeunanacatlth, que qttiere decir carne de dios, o del dentonio que ellos adoraban: y de la dicha manerd con aquel amargo manjar su crttel dios los contulgaba. " (Motolinia, 1969, p. 20) Más tarde, Nuäez de la Vega (1702) describió la sobrevivencia de esta práctica entre los tzeltales, cuando se trataba de iniciar a un novicio en el trabajo del especialista religioso ("maestro" o curandero): "En algunas provincias usan, para aprender aqueste ofcio de poner al dicípulo sobre un horntiguero de hormigas grandes, y puesto el Maestro encima, llanm a ttna aiebra pintada de negro, blanco y colorado, que llanrun madre de las hormigas; la cual sale acontpoñada de ellas y otros culebras chiquillas, y se le van entrando por las co)nmturas de las manôs, conenzando por la izquierda, y saliéndoles por la.s narices, oídos y coyunluras de Ia derecha; y la mayor, qtte es la culebra, dando saltos se le entra, y le sale por la parte posterior, y según van saliendo se van enlrando en el hormiguero. Después lo lleva al camino, donde le sale al encttentro un .feroz dragón a modo de serpiente, echando fuego por la bocct. y ojos, y abriéndola se lraga al tal discípttlo, y lo wtelve a echar por la parte prepostera del cuerpo; y entonces Ie dice su Maestro que ya eslá enseíiado" (Aguirre Beltrán 1963, p.283) En el arte antigua hay muchas referencias a tales serpientes de visión, siendo el ejemplo más ilustrativo el capítulo del Códice 33 Borgia (p. 36) que describe cómo una serpiente de viento y noche sale y devora al sacerdote que, con los ojos de un Envoltorio Sagrado cerrados en hance, va nadando en el vacío. Una representación similar de la experiencia visionaria encontramos en el Rollo Selden: la cueva de origen (Chicomoztoc) es calificado como un lugar nahualístico (un sacerdote baja como xiuhcoat[) y de allí sale un cargador del Envoltorio Sagrado (teomama) y va por un camino oscuro de estrellas y cuchillos, es decir por una vía espiritual, de trance nocturna, resultado del autosacrificio. Otros ejemplos son los famosos relieves de Yaxchilan que muestran cómo el autosacrificio provoca una visión en que se lnanifiesta el espíritu ancestral (cf. Freidel & Schele & Parker, 1993). De hecho encontramos muchas representaciones semejantes de serpientes de cuyas fauces emergen personajes. La serpiente llegó a ser empleada colno signo de la experiencia visionaria, para marcar la frontera y el contacto entre el mundo humano y la esfera de lo sagrado. Por eso en la arquitectura religiosa precolonial, hay relieves o cercos en forma de serpientes (coatepantli) alrededor de los templos y pirámides. Por eso serpientes de nube y noche-fuerzas nahualísticas misteriosas envuelven el árbol de origen de la dinastía de Jaltepec (Códice Selden, p. 2) o el sitio donde se taladra el primer fuego (Rollo Selden). Por eso es un Coatepec, "Cerro de Culebras", donde nace o se manifiesta Huitzilopochtli, y por eso el Templo Mayor de Tenochtitlan reproduce en forma monumental aquel cerro. Encontramos en esta función serpientes comunes, pero también serpientes especiales, que generalmente tienen un cargo simbólico aún más fuerte. La "serpiente de fuego" (xiuhcoatl en lengua azteca,yahui en mixteco)-la bola de lumbre en que se transforman los sacerdotesnahuales poderosos-representa la fuerza nahualística divina y apareÇe como nahual y "arma" de Huitzilopochtli. Lo encontramos, por ejemplo, en el famoso monumento conocido como Piedra del Sol o Calendario Azteca en el Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México. El elemento central es el signo de la edad actval,4 Movimiento, con la cara del Dios Sol (Tonatiuh) en el centro, rodeada por los nombres calendáricos de los cuatro soles o edades anteriores. Le SeRpl¡NrE EMPLUMADA Maarten JANSEN 34 glifo está dentro de un círculo compuesto por los veinte signos básicos del calendario y colocado dentro del disco brillante que es el sol. El total es cercado por las dos serpientes de fuego, que hacen expfícito su carácter de nahuallotl. Este complejo Otra figura serpentina importante del panteón mesoamericano es Cihuacoatl, la "Mujer-Serpiente", diosa asociada a la vez con los nacimientos y con la muerte, con el inframundo y el Templo Oscuro que lo representa (Tlillan en nahuatl, Vehe Kihin en mixteco).16 Su carácter liminal se manifiesta claramente durante el parto, momento de creación pero también de peligro mortal: guía a las mujeres en esta batalla y lleva consigo a las que mueren en ella: "cuix â tomicca in ticioatzilzinti ca toiaoiouh: ca uncan miquiztequiti in Cioacoatl, in Quilaztli, in Tonantzin. Acaso [el parto] no es nuestra mortalidad, de nosotros las mujeres, porque es nuestra batalla, porqtte allí echa su tributo de muerte la Cihuøcoatl, Quilaztli, Nuestra Madre. " (Sahagún, Libro VI, cap. 33) Como Cihuateotl-Mujer Divina-es la madre que ha rïuerta durante el parto y que ha sido deificada. Como Citlalcueye o Citlalicue, "Ella con la falda de estrellas", es diosa de la Vía Lâctea y desempeña el papel de la Gran Madre en la pareja creadora (Garibay, 1979, p.109). Su conexión con la experiencia visionaria consiste en que el "cuerpo" o la "creación" de Cihuacoatl-Citlalcueye es el tabaco alucinógeno, el piciete, la potente nicotiqnq rustica (Mendieta, Libro II, cap. l9 y Ruiz de Alarcón, Tratado II, cap. 3 ss.). Pero el personaje serpentino más conocido y más complejo es, sin duda, Quetzalcoatl. El nombre mismo, "Serpiente con plumas de quetzal", es una metáfora para "remolino de viento" (sinónimo de Ehecatl, Dios del Viento), y, como tal, designa un poderoso nahual: in vei naoqlli (Sahagún, Libro III, cap. 3). Para toda Mesoamérica es la figura crucial que se situa precisamente en el paso de la oscuridad a la Iuz, en el proceso creativo del universo y en el umbral de la historia. En un nivel simbólico representa la experiencia nahualística misma que, como área liminal de las transformaciones, conecta ambas esferas. Las plumas de quetzal, como elemento precioso y emblema de la nobleza, Io asocian con los gobemantes y, en particular, con los toltecas, los que mantenían viva t992b). la gran tradición cultural de Teotihuacan, Tula y Cholula. Esta asociación simbólica remonta por lo menos a Teotihuacan mismo, donde impresionantes relieves de Serpientes Emplumadas, combinadas con coronas, rodean el templo central de la Ciudadela-la residencia, se supone, de la máxima autoridad.rT Tanto en Tula, Hidalgo, como en la parte tolteca de Chichén Itzá la Serpiente Emplumada aparece como nahual protector de los señores y guerreros nobles en los relieves de los grandes bancos en las salas del consejo, y como guardián de lo más sagrado en Ios relieves de las columnas que flanquean la entrada principal del Templo B y del Templo de los Guerreros respectivamente. También como ser divino Quetzalcoatl es un intermediario: en el plan astral es asociado con Venus, que está entre el sol y la oscuridad, y en el ciclo de las temporadas es el remolino, que anuncia la venida de la lluvia después del tiempo seco. Su aspecto creativo es enfatizado por muchas fuentes. En el Popol Vuh, la Serpiente Emplumada, Qucumatz, aparece como título de las deidades creadoras. Según la Historia de los Mexicanos por sus Pinturas, Quetzalcoatl-Ehecatl y Tezcatlipoca se hicieron árboles grandes para levantar el cielo (Garibay, 1979, p.32, cf. p. 105). Es Quetzalcoatl el que, al igual que los dos héroes Hunahpú e Ixbalanqué en el Popol Vuh, baja al inframundo y, después de pasar las pruebas del Dios de la Muerte, logra sacar de allí los huesos (aparentamente de los seres de la creación anterior): "nimanye ic concui in chalchiuh-omitl çecni temi in oquichtli in iyomio çecni temi 't'Esta diosa desempeña un papel crucial en los códices Borbónico y Borgia (ANDERs & JANSEN & REyEs, 1991, 1993), así como en Ia vida del Señor 8 Venado, protagonista de los códices mixtecos (ANDERS & JANSEN & PÉREZ JIMÉNEZ, 35 17 Entonces ogarró el hueso precioso cono.iade - en una parte lleno de lo huesudo del hombre, en otra lleno Compárense la serpiente emplumada que envuelve personas en los relieves laterales del templo principal de Xochicalco y en los frescos de Cacaxtla. En la iconografía clásica maya, Ia serpiente bicéfala aparece como emblema del poder del rey. LA SERPIENTE EMPLUMADA Maarten JANSEN 36 in çihuatl in iyomio de lo huesudo de la mujer" (Lehmann, 1938, P. 332) En la salida del inframundo, los codomices le asustan y Quetzalcoatl deja caer y romper estos huesos, pero al fin Quetzalcoatl los lleva como envoltorio al templo de Cihuacoatl-Quilaztli, la espeluznante Diosa de muerte y de nacimiento. Allí, moliéndolos en un lebrillo de jade y realizando el autosacrificio de la perforación del miembro viril, les da vida esparciendo su sangre encima. Así se creó para el cielo superior.'t Así aparece como intermediario de la gran pareja creadora en el plan astral, Citlaltonac y Citlalicue (Sahagún, Libro VI, caps.7 y 34). Otro texto enfoca más bien la asociación con el sexo feftilidad: A esa historia sagrada se referían aún en la época colonial los conjuros para curar las quebraduras de huesos: nioni mictlan, niani topan, n i an i ch i con au h mi c t lan, Porque yo soy el espírilu, yo soy Quelzalcoail, voy al Lugar de la Muerte, voy al Mds Allá, voy al Lugar de Ia Muerte, aryo núnrero es ompa niccuiz in mictlan-omitl. allí agarraré el "Ca nehuatl nitlamacazqui 9, del Lugar de Ia Muerle. Mal han hecho los espíritus, lat la coque i n I lamac azque, in leuhtotome: ot I ax axaman iq ue o t I ap ozte q ue O hueso t pájaros del polvo: lo rompieron y qtebrantaron... " (Ruiz de Alarcón, Tratado Yl, cap.22\ Ios Los pájaros mencionados son los codornices que asustaron a Quetzalcoatl, como demuestra otro conjuro semejante, que viene referido directamente antes del citado: "Tlacuel tecuçoline, comontecoile, la Una representación pictórica de su autosacrifìcio vivificador encontramos en el Códice Borgia (p. 53), donde, junto con el dios que representa los guerreros muertos en la batalla, perfora su pene y fertiliza con su sangre a la esquelética Cihuacoatl, en la superficie terrestre, de modo que florece un precioso árbol de mazorcas. La misma idea está presente en la descripción que se da en el Códice Magliabechi (p. 33v) acerca de la fiesta Etzalcualiztl| en Ia que se veneraba Quetzalcoatl: Ven, lu codorniz macho, alborotador, ¿qué has hecho con el hueso del Lugar de los Muerlos, que Io quebraste y rompiste? " (Ruiz de Alarcón, Tratado VI, cap. 22) tlen licctitia in mictlan-omitl in oticpoztec in olicxamani. Como clara referencia v "este Qttetzalcoatl estando lavandose, tocando con sus manos el ntiembro viril, echó de sí la sintiente y la arrojó encima de una piedra. y allí nació el murciélago al cual enviaron los dioses que nordiese a una diosa que ellos llamaban Xochiquetzal, que quiere decir 'rosa', que le corlase de un bocado lo que tiene dentro del ntiembro femenino. Y estando ella durmiendo, lo cortó y lo trajo delante de los dioses y lo lavaron, y del agua que de ello deramaron salieron rosas que no huelen bien. Y despuës el misnto murciélago llevó aquella rosa al Mictlantecutli, ¡t alla Io lavó otra vez y del ogud que de ello salió salieron rosas olorosas que ellos llaman 'suchiles', por derivación de esta diosa que ellos llaman Xochiquetzal." (Códice Magliabechi, p. 6lv) la humanidad. niquetzalcoatl, 5t a aquel episodio, Quetzalcoatl es invocado por las parteras y llamado la madre y el padre del recién nacido, el Dios que ha hecho el ser humano como una joya y le ha dado la vida, trayéndolo desde (Jmeiocqn, "el lugar de la dualidad" o "el lugar de lo huesudo", y Chiconauhnepaniuhcary el "lugar de los nueve pisos", un término empleado tanto para el inframundo como '* Es interesante observar cómo en el siglo XVI este concepto fue interpretado, cont-orrne la filosofía europea. en términos de "causas". Véase el texto ilustrativo del Códice Vaticano 3738, p. lv: "CutinÍo sea verdad aquello que dice San Pablo, Ronnno.s L que de las cosas invisibles de Dios algunas las adquirieron los hontbres con !uz [razón] natura!, aporece cloramente en los hombres nacidos en esta Nueva ll.spaña, que, siendo gente lan bárbara y de intelecto lan bajo, Íenían en .sus pinturas que existían nueve causas su¡:eriores, qile nosotros llantantos cielos, a las a¡ales alribuían Íodos lo,s e.feclos del universo, entre las aøles ponían esta prinrcr(i, la c¡ue era causa de lodas las ofras, y eslas nueve cdusas o cielos las dislinguían por los comelas, que veían, y co4þrnte al color que veían en el conteto, pusieron el nontbre a aquella causa o cielo. " En el pensarniento Ínesoamericano, este concepto f-orma parte de todo rrna trurnerología que expresa el carácter sagrado del t¡niverso, al igual que el "Mar 7" y el "Mar 14" de los rezos tlapanecos (SCHULTzEJENA, I938, p. 173). LA SERPIENTE EMPLUMADA Maarten JANSEN 38 " En esta fiesta los indios se sacrificaban de rlts naturas, que ellos llamaban'motepuliço' [extraer sangre del miembro virill, que quiere decir esta suciedad sacrificada. Dicen algunos qtrc esto hocían porque f: para que] su dios tuviese por bien de darles generación.. . Y en esta fiesta ofrecían al demonio niños reciën nacidos que ellos llanan 'teyÇoque' [sangrados]. . . Como usan los .cristianos en el baulismo de sus ltijos. " En algunas fuentes Quetzalcoatl aparece como hijo de Cihuacoatl, asociado simbólicamente con el cuchillo de pedernal que esta diosa mandó a la tierra como llamamiento al sacrificio, a la vida piadosa y penitente (Anders & Jansen & Reyes Garcia, 1993, p. 179). El sacrificio, por su misma nattJraleza, es también un acto de intermediación, de contacto e intercambio entre humanos y dioses. De ahí que no nos asombre que Quetzalcoatl juega un papel protagónico en esta esfera. Según la Historia de los Mexicanos por sus Pinturas es el que sacrifica a su propio hijo para crear al sol: ..el año 26 después del dihtvio, visto que estalta acordado por los dioses de hacer el sol y habían hecho la guerra para darle de conter, " . quiso Quelzalcoatl que su htjoJuese sol... QueÍzalcoatl tonú a su hi.jo y lo arrojó en una gran lumbre, y de ahí salió hecho sol para ahtmbrar la lierra..." (Garibay. 1979, p.35) En el relato cosmogónico de Teotihuacan, Quetzalcoatl- Ehecatl es el que inicia los sacrificios de los dioses para que con su sangre y fuerza vital el sol podría moverse (Sahagún, Libro VII, cap.2). Para los azteças Quetzalcoatl fue, por eso, también el título del sumo sacerdote, el que tenía el oficio de realizar el sacrificio humano (cf. Durán, 1967,1, p.3l) y de ahí el sacerdote arquetípico, el modelo de piedad. Ya vimos que en los conjuros mágicos el curandero se puede identificar con él: nitlamacazqui, ninahualteuctli, niquetzalcoatl,"yo el espiritado, yo el señor nahual, yo Quetzalcoatl." (Ruiz de Alarcón Tratado II, cap. 3). El Códice Vindobonensis-un libro ideológico por excelencia-conecta el origen de los linajes gobernantes y el principio de la historia mixteca con la estructura del calendario y de la geografía sagrada. El protagonista, el intermediario entre las dos esferas, es el Señor 9 Viento, hombre-dios, versión mixteca del Quetzalcoatl de los nahuas. Cabe observar que en el texto de fray Gregorio García, citado arriba, este Señor 9 Viento no es un sólo 39 individuo, sino un par de gemelos, al igual que Hunahpú e Ixbalanqué en el Popol Vuh. García dice que los dos se transformaban en águila" (yaha) y serpiente de fuego $,,ahui): un difrasismo conocido para "nigromántico señor". El mismo título lleva el Señor 9 Viento en el Códice Vindobonensis (p. a8), cuando baja del cielo sobre una cuerda de plumones, la que representa su viaje espiritual y nahualístico. Tanto en Vindobonensis como en el Rollo Selden el Señor 9 Viento Quetzalcoatl es instruido por los ancianos en el Cielo, los que en la tradición mixteca se llaman Señor I Venado y Señora I Venado. En la tradición nahua, este papel de pareja primordial es desempeñado por Cipactonal ("Día Lagarto") y Oxomoco (¿"Fuerza de la Preñada"?), de los cuales la última a su vez es identificada por algunas fuentes con Cihuacoatl, con ltzpapalotl, y, en la interpretatio christiana, con Eva (Lehmann, p. 54; Anders & Jansen & Reyes García, 1991, p. l8l ss.). Los tres-la pareja de ancianos y Quetzalcoatl-son considerados como los inventadores del calendario y, por lo tanto, como patrones del sortilegio (cf. Códice Magliabechi, p.77v-78r). La asociación de la pareja primordial como instr.uctores de Quetzalcoatl en el Cielo, concuerda con la idea que el Oriente es el sitio simbólico del origen, específicamente del origen del orden espacial y temporal, y por eso también de Ia sabiduría. El papel de la pareja primordial en este caso corresponde a él del sacerdote anciano, sentado sobre una piedra, que envia a un penitente a hacer una peregrinación: "lodo este negocio era lenido y esÍinndo por cosa divino y dedicada a los dioses, y así hablaba y ntandaba el Íal yicio como hombre de superior eqfera, de ciencia revelada y conocinienlo ¡troþtico, y así decía a los peregrinos al tiempo de partirse, que él quedaha viendo todos sus sucesos, pasos y hechos, y así decia; Nican nitlachixtica nixomoco ni huehue tticipac nilonal Aquí te quedo mirando Yo Oxontoco, yo el anciano, ),o, Cipactonal. " (Ruiz de Alarc(rn.'fratado I: cap. 4. -['ratado cf . V: cap. 2) El héroe-cultural Señor 9 Viento Quetzalcoatl, fundador del orden cósmico, viene bajando del cielo sobre un cordón cubierto de 40 LA SERPIENTE EMPLUMADA Maarten JaNSEN serpentea como el mismo remolino se manifiesta en la cueva de origen, Chicomoztoc (Rollo Selden), para iniciar un camino de oscuridad y cuchillos (de misterio y sacrificio, es decir de trance sharnánico)-en atnbos casos es representado como sacerdote-nahual ("águila, serpiente de fuego"). Interpretamos tales representaciones çomo símbolos del origen divino, nahualístico, del poder y de la historia. Luego, según Vindobonensis, Quetzalcoatl es el que da a cada lugar su propia fecha sagrada, que hace nacer los primeros señores del árbol de Apoala y que inicia las ceremonias del Fuego Nuevo. Así realiza una especie de viaje creador, marcando el paisaje con nombres, fechas ceremoniales y referencias simbólicas, que resultan en un geografía significativa, sagrada, llena de puntos de contacto con el Otro Mundo. La tradición subsiste hasta hoy: los plumones blancos, que (Vindobonensis, p.48), y mixtecos de Chalcatongo atribuyen este viaje a una autoridad (ndaha le .iaha,"mano,pie") que bajó del cielo, o a Jesucristo. Nos damos cuenta del carácter de intermediario entre los dos rnundos (divino-humano, oscuridad-luz, muerte-vida) que es propio de Quetzalcoatl, como símbolo de la experiencia nahualística de los nobles y gobernantes, de los que hacen historia. No es de extrañarse, por eso, que está presente en los relatos sobre el origen del mundo y de la gente. A primera vista todos aquellos relatos parecen muy diferentes entre sí, pero se pueden reducir a unos pocos principios. Generalmente enfocan un cambio primordial, un rnovimiento creativo. Puede ser el movimiento del sol actual, que crea el transcurso del tiempo: su nombre, "4 Movimiento", alude a los puntos y a la organización espacial y temporal, mientras que el relato sobre su primer movimiento explica la necesidad de los cardinales sacrificios. El poder de los reyes es çomo la luz y proviene del cielo en un movimiento vertical (desde arriba hacia abajo), traido por el hornbre-dios, el primordial sacerdote-nahual que baja de allí. Por otro lado, la primera gente origina en un movimiento vertical desde abajo hacia arriba, emergiendo de un árbol o directamente de la tierra, re [.lna versión árnplia sobrevive también entre los rnazatecos (cf. STENzEL p. 46). 1980, 41 siendo creado de huesos sacados del inframundo etc. Luego los primeros señores, los Ancestros-Fundadores, toman posesión de la tierra en un movimiento horizontal, expandiendo hacia las cuatro direcciones, o llegando a su "tierra prometida" después de una larga peregrinación. En estos relatos encontramos a menudo el paso de la oscuridad alaluz, por ejemplo en los símbolos de Chicomoztoc o de caminatas bajo tierra. Otro marcador de la frontera enhe ambos mundos es el río; los pueblos que peregrinan deben cruzar el aguael mar del lebrillo precioso (Lienzo de Jucutacato) o la laguna de Aztlan (Códice Azcatitlan etc.)-al igual que los muertos que, en su viaje en sentido contrario, al Más Allá, deben cruzar el "Río 9", que encierra el reino del inframundo.2o Este apanohuayan, "paso del agua", no sólo es parte importante de la geografía sagrada, sino también de la cronología sagrada, de la periodización de las A la inundación (apachihuiliztli) que acaba con la creaciones. creación anterior y que en la interpretatio christiana se identifica con el diluvio, sobrevive una pareja primordial: "Dicen los ntíts oncionos de México quc escaparon de esle y uno sola nu¡jer, de los anles después .fue ntultiplicado el género humono. El árbol en quc escaporon llannn ahuehuete; y dicen que vino este dilt:io en la lclro diez, según su compulación, que ellos represenlan con el signo agua. .. Olros dicen que no sólo escaparon de este diluvio aquellos dos del árbol. sino que olros ,iieÍe quedaron escondidos en ciertds gruta.s y que, pasado cl diluvio, salieron 1, repararon (repoblaron) el nundo repartiëndose por é1, y aquellos que diluvio un solo hombre después los sucedieron adorábanlos como dióses, cada uno en su nación. " (Vaticano 3738, p. 4v) Como tal, el paso por un río grande o por el lnar, se conviefte en un tópico de la historia del origen del pueblo-para ser interpretado posteriormente como una prueba de que los habitantes del continente americano provenían del Viejo Mundo, habiendo cruzado el océano. 2" En esta fiontera se encuentra el paraje de los montes en colisión contírrua'lepemaxalco o Tepetl imonamiquiyan-: por allí pasan tanto los diti¡ntos en cami¡ro a lt4ictlan (Códice Vaticano A, p.2 r) corno Quetzalcoatl después de la caída de Tula y los rnexica en camino a Tenochtitlan (Códice Azcatitlan. lárn. IV: véase la disertación de CASrAñEDA, 1997). (Vaticano 3738, p.9r) LA SERPIENTE EMPLUMADA Maarten JANSEN 42 En el Rollo Selden encontramos un río como paso entre oscuridad y luz: tiene agua oscura por una parte y agua clara por la otra, y se sitúa en medio de todo un repertorio del simbolismo que venimos discutiendo: después de las imágenes de la bajada del cielo y la salida de la cueva nahualística, el grupo que ha recogido del Envoltorio de Quetzalcoatl y otros símbolos del poder en el Templo de los Temblores, pasa por ese río, para luego surgir de la tierra, y entrar en el campo de los cuatro puntos cardinales, sigue la ceremonia del Fuego Nuevo sobre una montaña rodeada por serpientes con plurnas ãe quetzal, la victoria sobre el hombre de piedra, etc.2l Corno vimos, es en este contexto liminal que se situa la Serpiente Emplumada como mediador entre las dos esferas. De ahí que no nos debe asombrar que las características liminales de QLretzalcoatl-Ehecatl o del Señor 9 Viento fueron proyectados sobre un personaje histórico, el sacerdote-rey de Tula, que es designado con los nombres de Ce Acatl, Nacxitl, Topiltzin y Quetzalcoatl. Su vida fue situada precisamente en la "fundación" del Postclásico, la época tolteca, es decir en el tiempo del paso del Cuarto al QLrinto Sol, en el inicio de "la historia" a que reheren las fuentes de la época colonial (cf. Códice Vaticano 3738). Aunque este personaje tiene aspecto legendario-fue comparado por varios autores coloniales con el Rey Arturo-las fuentes no dejan de enfatizar su carácter histórico: tuvo stl capital y Cholula, fue activo como sacerdote pero también como gran guerrero, y dirigió una expedición hacia la región sucesivarnente en Tula rnaya de Yucatán, donde su nombre fue traducido como Kukulcán y donde gobernó en Chichén ltzây Mayapín.22 '' Nótese que el río en el Rollo Selden es a la vez el Río de la Abuela. eu términos nlixtecos. No.iapa tt cl Río de Ceniza. la fiontera occide¡ltal dcl territorio nìixteco. el cn la realidad geográfìca. La Abuela del Río, Sitrra Yuta, Río cs la Patrona dc la "generación hutrrarra" (cf. Vindobonensis, p. l 6; Nuttall, p. I 5). Existcn rnuchísimos estudios de Quetzalcoatl, sea colllo dios sca como ftgura histórica. Menciono solamente los trabajos findamentales de l,attvaNN (1922), NrcHoLsoN (1957), LópEz AusrtN (1971), FELD¡\4AN (1974), DAVIES (1977. 1980), STENZEL (1980), VAN ZANTW|JK (1986) y GRAULICI{ (1988). La rcitrterpretación cristiana de este personaie ha sido arlalizado a f'ondo por LAFAYE (1977). Una adnlirable shrtesis moderna es la monografía de FLonesc¡No (1995), que explora el 43 . El aspecto legendario se debe por una parte a las múltiples asociaciones religiosas (de nahual, creador y deidad liminal) que conlleva el nombre y título de euetzalcoatl. por su asociación con el Quetzalcoatl creador se presenta como fundador de la realeza, y por su asociación con un sol anterior (una cultura o creación eclipsadâ), se presenta como el último rey, un personaje trágico, engañado. Por otra parte la narrativa es influenciada por el lenguaje . literario que se empleaba para referir a aquella época, el ten[uaje fìgurativo y elegante, propio de la élite, conocido entre los ,i-ayås como el "Lenguaje de Zuyua" (cf. Jansen, l9g5). Una forma espeóial de este lenguaje fue empleada por los especiaristas religiosos en sus conjuros, como ha documentado Ruiz de Alarcón: ãn ella cada persona o cosa adquiere un status espiritual y el nombre nahualístico, nahualtocaitl, corespondiente (López Austin, 1967: cf. Gossen, 1974, cap.8). Tula misma, por ejemplo, aparece en los conjuros como nombre esotérico (Tollan, Tollantzinco) de la colmenã lRri, d" Alarcón, Libro II: cap.7). El sagrario de Tula al lado del río, Atecpan Arnochco, donde el sacerdote-rey Topiltzin euetzalcoatl hizo sus ceremonias de media noche, aparece en un conjuro de pescados corno el nahualtocaitldel agua (Lehmann, 193g, p. ie, y R,.ii, de Alarcón, Tratado II: cap. 17). Para "descifrar" los eventos de la biografía de aquel "Quetzalcoatl histórico", hay que tomar en cuenta las metáforas y expresiones esotéricas de ese lenguaje. Estamos frente a una situación comple-ia en que se relacionan diferentes niveles y ámbitos del discurso y en que la memoria se expresa en términos de la cosmovisión religiosa. varios elernentos de la "historia" del rey tolteca proceden del relato sagrado de la creación y de la experienciä nahualística, y a su vez son empleados para el discurso político, la amonestación ética y el conjuro mágico. Luego estos diferentes niveles-cada uno con su propia finalidad y dinámica-se influencian mutuamente. simbolismo religioso de Quetzalcoatl y lo sitúa dentro de la perspcctiva de la historia de las religiones. Toda esta interacción de diversos discursos y este proceso de mitificación, aunados a los malentendidos y las distorciones propios de la historiografía colonial, causan una estratigrafía compleja, que hace difícil interpretar la gran narrativa sobre el Quetzalcoatl de Tula en términos históricos. Una circunstancia nueva que nos ayuda a reconstruir los acontecimientos de su reino es la identificación de este rey tolteca en los códices mixtecos, donde aparece bajo el nombre del Señor 4 Jaguar, contemporáneo del Señor 8 Venado, a quien otorga la reãleza." Los códices Bodley, Colombino-Becker y Nuttall, así como el Lienzo de Tlapiltepec, lo presentan en un contexto histórico, que, aúnque no carece de sabor épico, nos da un punto fijo para mirar desde allí a las demás fuentes y así formarnos una idea más clara. El Señor 4 Jaguar es retratado en estos manuscritos pictóricos como un gran rey y conquistador, que invade a la región de Coixtlahuaca en los años 1087-1096 d.C. y funda allí la dinastía tolteca de Atonal o Señor 7 Agua,luego establece una alianza con el Señor 8 Venado, lo lleva a Cholula para la ceremonia de la perforación de la natiz y la colocación de la nariguera de turquesa como insignia real y así hace posible que el Señor 8 Venado se haga rey de Tilantongo en la Mixteca Alta (1097-98 d.C.). A continuación los códices mixtecos relatan cómo su héroe, el Señor 8 Venado, acompaña al Señor 4 Jaguar en una campaña de conquistas hacia el Oriente, donde cruzan I l Le S¡RpIENTE EMPLUMADA Maarten JANSEN 44 una laguna (probablemente la de Xicalango) e invaden lo que debe ser el ârea maya. El Señor 4 Jaguar sobrevive al Señor I Venado (que es asesinado en lll5 d.C.), y nombra finalmente al respdnsable del asesinato, el Señor 4 Viento, su sucesor como hombre fuefte en la 45 Si está corecta Ia identificación de este Señor 4 Jaguar como Nacxitl Topiltzin Quetzalcoatl, los códices mixtecos confirman el carâcter histórico de éste último como un rey importante de los toltecas, cuya base de operación era Cholula. Este marco histórico nos permite reconocer mejor la mitificación y el simbolismo que opera através de las frases metaforicas del lenguaje literario y esotérico empleado por los historiadores en sus parangones sobre esta parte temprana de su narrativa, todavía en gran parte influenciada por la esfera sagrada de la época de creación. El nacimiento del Quetzalcoatl histórico Q.,lacxitl, Topiltzin) en la mayor parte de las fuentes se relata de acuerdo con una conceptualización religiosa general. El ser humano nace de la luz del cielo (de laYíaLâctea) y de la tierua fertil (cf. lo dicho por Sahagún, Libro VI, y la representación pictórica del Códice Selden, p.l). De ahí que Topiltzin es declarado hijo de Citlallatonac, que mandó una embajada a una Virgen de Tula-el Codice Vaticano 3738, p.7r,hace una comparación explícita con la anunciación del nacimiento de Jesucristo. Los nombres de la madre son referencias a la diosa de la tierra o aquella otra que representa la madre divina, la que murió en el lecho de parto: Cihuacoatl Quilaztli. El nombre Chimalman o Chimalmat parece tener el mismo símbolismo: su significado puede ser "Escudo Acostado", como metáfora de la tierra, o "Mano del Escudo", referencia a la mano de la parida muerta, dotada de fuerza mâgica y por eso colocada por los guerreros en sus escudos (Sahagún, Mixteca Alta (en I I l9 d.C.).24 2r La iclentifìcació¡ del Señor 4 Jaguar como Nacxitl Topiltzin Quetzalcoatl está basado cn los paralelos demostrables entre las biografías que llos proporcionatr rcspectivantente los códices mixtecos y las crónicas del Centro dc México y en el diagnóstico fïsico del tumor o roncha en la nariz que apârecs tanto en el códice Nutt¿lll conro en la descripción de Diego DunÁN (véase Jansen. 1996). 2r El cálculo de las tèchas está basado en la sincronologla de Emily Rabin, ahora generalmente aceptada por los investigadores de la etnohistoria mixtcoa. Ya Alfbnso Òaso propuso una equivalencia de las tèclras mixtecas con años del calendario cristiano, pero en la parte temprana su sincronología sufie de varios defèctos, resultando en un fèclramiento demasiado temprano. También la cronologla de Ttrla es permeada por fechas sagradas y fechamientos en diferentes calendarios (sobre este problema, reconocido ya por Jiménez Moreno, véase PREM, l9S3). El historiador lxtlilxochitl, por ejemplo, dice que los reyes toltecas gobenraban precisamente unidades de 52 años, cantidad que corresponde a los ..siglos" americanos. Esto sugiere que el año que las fttentes antiguas asociaban con la entronización (7 Caña) fue en realidad un año sagrado. Luego otras fechas son influenciados por este concepto: el aîio 6 Conejo es inmediatanrente anterior a ese aílo de entronización y, de ahí, aparece asociado con la muerte del rey. Cabe notar que estos años también figuran de manera prominente entre los aÍlos sagrados mencionados por el Códice Vindobonensis. LA SERPIENTE EMPLUMADA Maarten JANSEN 46 Libro VI, cap.29).25 La información que la madre de Quetzalcoatl murió al darlo a luz (Garibay, 1979, p. 112) forma parte de este m ismo complej o conceptual. El embarazo de la madre se produce por tragar una piedra preciosa (Lehmann, 1938, p.70 ss.), lo que es una metáfora bien conocida (Sahagún, Libro, VI, cap.24 ss.; cf. Nuttall, p. 15). La rnadre misma es descrita como piadosa, de acuerdo con el arquetipo de la rnujer barriendo la casa (Vaticano 3738, p.7r; cf. Sahagún, Libro VI: caps.7,l8). Lo mismo se dice de Coatlicue, la madie III, cap. 1).26 divina de Huitzilopochtli (Sahagún, Libro Otra versión dice que Topiltzin Quetzalcoatl era hijo de Mixcoatl (Lehmann, 1938, p. 351ss., cf. Histoire du Mexique, Muñoz Carnargo, Torquemada etc.). Ya que éste era el Dios Patrón de los chichirnecas, interpretamos el término "htjo de Mixcoatl" simplemente como equivalente metafórico de "chichimecatl". Este dato coincide con la representación pictórica del Señor 4 Jaguar y de su pueblo en los códices mixtecos: su elemento diagnóstico es la pintura negra alrededor del ojo, que es un atributo de Mixcoatl y que parece registrar la identidad étnica de los tolteca-chichimeca. Ixtlilxochitf de plano lo califica como un bastardo, un nteconetl,"hijo de maguey", es decir fruto de un contacto sexual que se produjo durante una borrachera. Luego se nos presenta el tema del hijo marginado que recupera la herencia de su padre. La toma de poder de Topiltzin es una especie de golpe de estado: su padre había sido asesinado y él encuentra sus huesos, les da un lugar digno en el templo de Quilaztli y luego toma venganza, matando al culpable, su tío el Atecpanecatl, y tirándolo desde la parte superior de (cf .Yánquez,l99l, p. 107). la pirárnide por abajo En esta versión notamos el eco del relato mencionado arriba sobre Quetzalcoatl el dios creador que saca huesos del inframundo y los lleva al templo de Quilaztli (Lehmann, 1938, p. T).21 El motivo de tirar al contrincante desde lo más alto de la pirár.nide hacia abajo recuerda la suerte de Coyolxauhqui (Sahagún, Libro lll, cap. 1). En cuanto a la juventud de Topiltzin, la Historia Mexicana por sus Pinturas evoca una imagen interesante, en que combina el aspecto sacerdotal de este personaje con sus calidades de guerero: "después que Ce Acotl [:Quetzalcoatl]/ze nnncebo, hizo siete por los ceruos y sacándose sangre, porque f: para quel los dioses le hiciesen grande gtetero. Y en el trcceno sextô después del diluvio comenzó este Ce Acatl a guerrear, ¡,.[ue el primer señor de Tula, porque los ntorodores de ella lo tonørofi por señor por ser valiente. " (Garibay, 1979, pp. 37-38) años penitencia, andando solo Según la Leyenda de los Soles, Mixcoatl conquista la región y encuentra allí a su mujer Chimalman (Lehrnann, 1938, pp. 363-365). Podemos interpretar esto Çomo una indicación de la "descendencia mixta" de Topiltzin, pero también puede ser una interferencia con el tema de la victoria del dios sobre "los 400 del Sur", que encontramos en la historia sagrada de sureña, Huitznahuac, Huitzilopochtli (Graulich, 1988, p. I 10). Resumiendo criticamente estas descripciones metafóricas, concluimos que las fuentes dicen nada concreto sobre el origen de Topiltzin Quetzalcoatl (cf. Lehrnann & Kutscher, 1958, p.9). Todo sr.rgiere que Topiltzin no llegó a ser rey por su descendencia real. Hasta parece dudoso que perteneció 47 a la dinastía gobernante. 25 El escudo con malìo es un motivo antiguo, que ya está presente en 'leotihuacan. 26 Coatlicue aparece como hermana de Chimalman en Vaticano 3738. p.7r. el arte de Segúrrr Muñoz Camargo ella era la madre de Quetzalcoatl (ACUñI, 1984-85. I, p.147). Durante su estancia en Tula Xicocotilan (Tula Hidalgo), las fuentes enfocan su actividad como sacerdote, hotnbre pacífico y santo, ocupado en vigilias y autosacrificios, en contra del sacrilìcio humano-institución intimamente vinculada a la guerra. Su pacifismo creó un reino paraísico, descrito con la obligada referencia metafórica a las aftes y a la presencia de pájaros hermosos (Lehmann, 1938, p.77 y Sahagún, Libro III: cap.3; cf. Sahagún, Libro VI: cap. l). La tarea principal del rey es garantizar el sustento de sus súbditos (cf. Sahagún, Libro VI, cap. l7). Aquí encontramos la 2t Cornpárese el culto a los lruesos del padre con el culto al Envoltorio Sagradoreliquia de los ancestros-y el ternplo de Quilaztli (Tlillan) con el Ternplo de la Muerte o Vehe Kihin en los códices (por ejemplo: Borgia, p. 53 y Nuttall, p. 44). LA SERPIENTE EMPLUMADA Maarten JANSEN 48 significando que así estaban ellos sobre los demás, como el águila sobre las aves y el tigre sobre los anintales. EsÍos dos indios estaban en un templo, el nayor que estaba en esta ciudad, que se llamaba [de] Quetzalcoatl... este tenrplo.fue.fundado a honor de un capitan que trajo [a] la gente de esta ciudad, antigudmente a poblar en ella, de partes muy rentotas hacia el interferencia del relato religioso de Quetzalcoatl que encuentra el maízen el Tonacatepetl, Cerro del Sustento (Leyenda de los Soles), y la historia de que Quetzalcoatl de Tula adoraba el Tonacaquahuitl, Arbol del Sustento y rezaba al Dios del Sustento, Tonacatecuhtli (lxtlilxochitl, II, p. 8; Lehmann, 1938, p. 76).28 La responsabilidad del rey es calificada como su cargo (quimilti), término que al mismo tiempo alude a su obligación de culto a los Envoltorios de los Ancestros y Fundadores. Su habilidad de hacer concertar los intereses de diferentes facciones, linajes y grupos étnicos es comparada con los juegos de pelota y del pat'olli (lxtlilxochitl, l, p.279, cf. Sahagún, Libro VI, cap. l3). Las fuentes no están claras sobre la organización sociopolítica de los toltecas. El título de Quetzalcoatl parece haber sido propio del rey tolteca (Anales de Cuauhtitlan, $136). Para los aztecas, los reyes eran los sucesores conceptuales, los "descendientes" de Quetzalcoatl son los reyes (Sahagún, Libro VI, cap. 16)' De ahí que Quetzalcoatl fue el título del sacerdote que se dirige al rey azteca durante la ceremonia de entronización y que se hizo una clara referencia al Quetzalcoatl histórico en ese momento: "Ya desde hoy' señor, quedais en el trono, silla, que primero pusieron Zenacatl y Nacxitl Quetzalcoatl [es decir: que puso Ce Acatl Nacxitl Quetzalcoatl] " (T ezozomoc, 197 5, p. a3\. Era proverbial : "y solo éste entre todos se llamaba señor por excelencia, de nßrte que cuando juraban o decían por nuestro señor, se entendía por Quetzalcoatl"' (Mendieta, Libro 49 poniente..." (Acuña, 1984-85, ll, p. 129) La Historia Tolteca Chichimeca (9125 ss.) y Muñoz Camargo (Acuña, 1984-85, I, p. 153) mencionan estos dos títulos como los de los gobernantes de los olmeca-xicallanca en Cholula. Como indica la etimología, hubo una distinción vertical en cuanto al poderío o responsabilidad de ambos funciones: el aquiach era "el mayor de lo alto" y el tlalquiach "el mayor de lo bajo del suelo" (Acuña, 1984-85, l, p. 247). Es posible que una organización similar funcionaba en Tula Xicocotitlan. Tal estructura dual podría explicar la presencia prominente de dos hombres en los relatos: uno, Topiltzin, dedicado a e identificado con Quetzalcoatl, y otro, Huemac, dedicado a Tezcatlipoca, pero también portador del título de Quetzalcoatl (Lehmann, 1938, p. 98; cf. Van Zantwljk,1986). Recordemos que ambas fuerzas son mencionadas como complementarias en la creación del cosmos, la separación de cielo y tierra y el levantamiento de dos árboles por Quetzalcoatl-Ehecatl y Tezcatlipoca (Garibay, 1979, p.32 y p. 105 ss.).2e il, cap. r I) Según varias fuentes la derrota de Tula comenzó cuando el pacífico sacerdote-rey fue "engañado" por Tezcatlipoca Yaotl, En Cholula el poder era compartido por dos sacerdotes y sumos este gobierno dual había sido institucionalizado por Quetzalcoatl de Tula: 2e "Gobernábanse por dos indios principales, llamados Aquiach y Tlalquiach un tigre, que es el animal más bravo de esta tierro, Tlalquiach: Aquiach lenía por arm(ls un aguila y '* No es de asombrarse que el tonacaquahuitl después de Ia conquista tue identificada con la cruz cristiana (MENDIETA, 1971, p.309; IxrLILXocHlrL, Il. p.214). En el postclásico, la pirárnide principal de Teotihuacan estuvo dedicado a Tonacatecuhtli Geográfìca de Teotihuacan' ActrÑ¡. 1986' (lxrlrlxocHtrt-, l, p.272, cf. Relación 1t.235). el poderoso Espíritu de la Guerra, o por magos dedicados a aquel dios: fuerzas oscuras estimularon a Quetzalcoatl dejar su reino de paz y En el Códice Borgia (pp.35-36) vemos un sacerdote que combina los atributos de ambos dioses. En el Códice Borbónico el "siglo" de 52 años viene baio el patronato de dos parejas, la primera mitad bajo Cipactonal y Oxomoco. la segunda bajo Quetzalcoatl y Tezcatlipoca. El Códice Nuttall, p. 14, muestra el Señor 4 Jaguar frente a Tezcatlipoca-con su nombre calendárico 2 Caña (cf. Sahagúrn) en un monte de volutas del habla, que ha de ser el Tzatzitepetl, "MontaÍia que habla", donde se convocaba el pueblo a hacer penitencia, y de donde salía un pregonero a dar a conocer las leyes (Vaticano 3738,p.8r; SaHecúrru, Libro III, cap.3). En el Códice Vaticano 3738 Tezcatlipoca es reemplazado por Xipe, una variante del Tezcatlipoca Rojo. Le STnpIgNTE EMPLUMADA Maarten JANSEN 50 entrar en campañas militares, haciendo prisioneros para el sacrificio humano, etc. (cf. Yázquez, l99l,p. 108 y p. 137). Esta versión parece proceder de una crítica de los que se quedaron en Tula a los que se fueron a hacer guerra en tierras lejanas, echando la culpa de la posterior caida del imperio a esa facción guerrera. La actuación del Señor 4 Jaguar en los códices mixtecos más bien es la de un rey fuerte e irnpofiante, en el tiempo que tenía su corte en Tula-Cholula y estaba expandiendo su poder hacia el Sur y Oriente. Pero los historiadores críticos describen esta expansión militar en términos negativos, enfatizando que el Gran Sacerdote Quetzalcoatl descuidó y abandonó sus tareas ceremoniales en su capital original, Tula Hidalgo: magos xihuiqui nohueltiuh, "ven, mi hemana", cuando en realidad se trata por ejemplo, de una red (Tratado II, cap. B).31 A su vez el relato de la tentación de euetzalcoatl fue el fondo o ejemplo para diferentes conjuros. En el coniuro de echar sueños, el encantador se identifica como niyaotl ninoquequeloatzin, "yo la guerra, yo el burlador-de todos", es decir Tezcatlipoca (Ruiz de Alarcón, Tratado II, cap. cubren el asunto y hablan de un "adulterio". Esta interpretación es un ejemplo de los rnalentendidos producidos por la lectura cristiana de la historia mesoamericana. En realidad, Quetzalpetlatl, "petate de plumas de quetzal"' "petate precioso", es solamente un nahualtocaitl del petate mismo. y aparece En el exorcismo de temoies nocturnos, las gentes-otra alusión a Tezcatlipoca (Ruiz de Alarcón, Tratado II, cap.2). Y un conjuro contra los asaltantes en el carnino y sus armas comienza: "Nonnlca nehuatl Yo ntisnto, yo Quelzalcoatl, yo Matl, niquetzalcoall, nintatl, ca nehuatl niyaotl olvidándose de sus obligaciones sacerdotales. Hasta que "se divertió" con su herrnana Quetzalpetlatl-hecho que en las fuentes de la época colonial es descrito como un gravísimo pecado: ¡el monje arquetípico cometió un acto incestuoso con su propia hermana! (Lehrnann 1938, p. 87). Los Anales de Cuauhtitlan mencionan la hertnana como la relación illícita, otras fuentes (Torquemada) 2).32 se invoca el petate como defensa contra el maligno, el que se burla de rnalos o "demonios" le sedujeron a tomar pulque, la bebida alcohólica, preferida por los guereros para hacer estallar su agresión.30 Como consecuencia, Quetzalcoatl se embriagó, "protagonista" de 5l ninrcquequeloatzin.. Ye aucan yez: ya que yo soy la grcrra, nrc burlo de todo. Ahora así serít: nte burlaré de mis hernnnas. y . niq uinmaahu i ltiz nohue hihuan -." (Ruiz de Alarcón Tratado II, cap. l) Damos, por todo eso, otra interpretación al farnoso relato de la tentación de Quetzalcoatl: el escándalo no era que tuviera una relación sexual con su hermana, sino que invocó su petate para dormir, es decir falló en su vigilia ritual. Esta referencia al traspié irnperdonable del sacerdote-rey contiene a la vez un mensaje ético para los gobernantes que son sus herederos conceptuales: si se en la misma crónica como un atributo de la corte tolteca: "auh in ipan catca chalchitthpetlatl, quetzalpetlatl, teocuitlapetlatl. Allí se enconlraba [QuelzalcoatlJ en la estera dejade, en la eslera de pluntas de quelzal, en Ia estera de oro. " (Lehrnatrn 1938, p. 78) Invocar el petate como nohueltiuh, "tni hermana"-es decil personificando el objeto en términos de parentesco-es parte Compárese rel igiosos. la imágen rnántica de la trecena I I del tonalpoalli en los de del lenguaje especial usado en los conjuros mágicos y en el discurso de la élite. Ruiz de Alarcón registra a menudo expresiones çomo tlq r" rr Varios otros casos demuestran que la historiografÌa tolteca empleaba aquel lenguaje ¡netaforico. Por ejemplo, el rey Huernac puso a prueba a un grupo étnico de su capital, los nonoalca, exigiéndoles que le dieran una mujer de caderas de cuatro cuartas de ancho (HistoriaToltecaChichimeca, ô l7 ss.). Con la ayuda del libro del Chilam Balam de Chumayel que enumera y explica tales expresiones de la..Lengua códices Zuyua"-el lenguaje elegante y metaforico que usaba la élite de descendencia un¿r adivinanza: la tolteca-es posible interpretar las palabras de Huemac como _12 "mujer" en cuestión es sirnplernente una calabaza (véase JANSEN. 1985). EI "burlador" es Tezcatlipoca. por su actuación ltahLlalística. conio explica la Histoyre du Mechique: "Tezcatlipoca se nudaba en diversas fguras de animales )) ntonstruos buscando de atentorizar a las gentes... y lomando diversasfiguras, burló a sus servidores y a todos los de n//a " (GARrBAv, 1979, p. ll5). Maaften JANSEN 52 La SeRprENre EvpLuveoe descuidan las obligaciones del culto, viene por abajo el poder más 6. grande.33 Según nuestra análisis, la visión anti-militar y Tula-céntrica tuvo el efecto desorientador de conectar la expansión en el inicio del reinado de Nacxitl Topiltzin Quetzalcoatl con la caida de la civilización tolteca (descrita en términos apocalípticos): el rey que abandona su ciudad para conquistar tierras lejanas y trasladar su capital así es identificado con el rey que huye y muere en el exilio. La trayectoria de la campaña militar parece idéntica con la ruta seguida por el rey cuando sintió acercarse su fin: se fue al Oriente, a Tlapallan, lugar fronterizo con el ârea maya. Pero por su aspecto dramático, este último viaje confluye además con el viaje de aquel otro Quetzalcoatl, el creador y héroe cultural in illo tempore: la y reliquias al "viaje de y ya no distingue entre el Quetzalcoatl divino y el tradición oral atribuye varios milagros Quetzalcoatl" Quetzalcoatl histórico - distinción, por lo demás, poco relevante para la cosmovisión mesoamericana. Resumimos para mayor claridad los eletnentos de la estratigrafía compleja de la narrativa: L El sacerdote-rey Topiltzin Quetzalcoatl salió de la ciudad de Tula 2. 3. 4. 5. en una campaña de guerra. Esta partida fue criticada por un grupo de historiadores como desviación del carácter ritual y piadoso de la realeza y lamentada como causa de la caida posterior del reino. Así el inicio de la campaña de guerra (desde Tula) y la expansión del reino fue identificado con el retiro de Quetzalcoatl al fin de su reinado (desde Cholula). En el discurso religioso y literario, esta visión desemboca en el relato de la tentación del rey pio por demonios y magos malos, que le hacen beber pulque y dormir durante su vigilia. La interpretación cristiana describe aquel "pecado" en términos de una perversión sexual. rl En las oraciones a ocasión de la inauguración del rey azteca se expresa esta preocupación por la ciudad y se reza que no vaya llevar sus súbtlitos al abisrno (SAHAcúN, Libro VI, cap. 9)-una clara referencia a la caida de Tula (SeuecÚN, Libro III, cap. 7). I. 7 ' 53 Luego la campaña de conquistas fue calificado como una ,,huida,, desesperada y confusa después de que el rey se había percatado de su error fatal. En el discurso rerigioso esta "huida" desde Tura a su vez fue asimilada con el relato sagrado del ,,viaje ¿e c.eaciOn,, àei Quetzalcoatl divino, que dio los nombres y característicos a los luganes (Durán, t,?.,]rt Sahagún, Libro III, caps.l2_!4;Garibaf 1979.pp. il5-ll6).34 . La versión que nos dan los códices mixtecos precoloniales, -ã permite desentrañar una parte de esta historia y no, uyuJu discriminar entre las diferentes capas de lo que reratan ras fuentes del centro de México' un capíturo es ra activìdad der Señor 9 viento Quetzalcoatl, el personaje primordiar divino y héroe culturar, que bajó del cielo para fundar los señoríos, dándolés el agua del'cielo, Jn nombre y una fecha sagrada, es decir su amanecer y su posición en la historia-tema principal del Códice Vindobonensisjs Por otra parte los códices Nuttall y Colombino_Becker presentan al Quetzalcoatr histórico bajo er nombre der Señor 4 laguar, rey de Tula-Cholula, y enulneran sus conquistas hechas an del histórico héroe mixteco Señor g Venado. Este episodio"on'puniu coincide con los_datos fragmentarios y confusos del Centro då México, según los cuales el rey Nacxitl Topiltzin euetzalcoatl era un imponaîte guerrero (Lehmann, 1938, p.371; Lehmann & Kutscher, 195ô, p.5l) { rg q" desde su capital Cholula a conquistar el íreasur y orienial, decir Oaxaca y Ia región maya..,,' 'rNótesequeer árbor frechadoque fìguraenestererato(sAHAcúN,Librotr, eá cap.r4y GARTBAv, 1979, p. r r6) aparece también como erenlento de ra geografía sagiaca ---- oå "la peregrinación ¡rexica en er Mapa de Sigüenza (véase c.rsrañîoà rooar5 Vindobonensis (pp. 49-4g) describe cómo"er se¡oì s'V¡"nto eretzarcoatr nace de un pedenral, baja_der ciero y tega a ra-cornunidad ("agrír y nronte") cre Tirantongo. De nranera paralela, er Nuttail (pp. r5-22) rerata cór'o er Énvortorio sagrado derîenoi 9 Viento (Quetzarcoatr nac,ido der pedernar) recibe curto t.n.,ptãr-ãra.;i";i;; serpientes de Visión) en diferentes rugares y ar fìn es transportacro "n para ser instarado ,. cn el Ternplo del Cielo de Tilarrlongo. "' El r.la donde cl seùor 4 J.aguar r"eside y da ra nariguera cre ra reareza pintado es co'r'o ulì centro ceremonial situado en urì gran valle, al pie dc Lrn monte'evado (colombino. pp. xt-XIV), o pasando er niã der coribrí, àr Iluitzirapan qu. ãio ru nonrbre a lo que ahora es puebla (BoDLEy, p.34_ll), y por eso ha cle ser Tollan_ cholollan. La Relación Geográfìca de chorura docunie,ita ra perftrración de ra ¡lariz Maaften 54 Le SERprsNrg EMpLUMADA JANSEN Con esta perspeciva entendemos mejor la descripción de Torquemada: "Este se t¡ene por muy averiguado que [Quelzalcoatl] fue ntuy buena disposición, blanco de y rubio y barbudo y bien acondicionado; y que estando en Tullan le cometieron adulterio los señores de allí, especialtnente Tezcatlipuca, Huemac; y visto su mal térnino se salió de Tullan muy enojodo y se vino a Cholullan, donde habitó nutchos aäos con sus genÍes; de las cuales envió desde allá a las provincias de Huaryacac f= Oaxaca] a poblarla y a toda esa Mixteca baja y s[¡6 y tzapotecas. Y estcts gentes dicen que hicieron aquellos grandes y .stunptuosísintos edificios rotnanos de Mictlan (que quiere decir 'inlìerno'en la lengua ntexicana, qtte ciertanlente es edifcio nnty de ver, porque se arguye de aquellos que lo obraron y edificaron ser hontbres de nuty gran erttendinùenlo y para nntcho príncipes quichés a "Nacxit, señor de los hombres de donde sale el d,e la realeza.iunto con la escritura.3T sol", para recibir los símbolos En vista de que el Señor 4 Jaguar y el Señor 8 Venado pasan una gran laguna-probablemente la Laguna de Ténninos-para ir al Templo del Sol, o sea el Oriente (Nuttall y Colornbino-Becker), es probable que todo eso se refiere al reino de Kukulcán-Quetzalcoatl en Yucatán. También "Que es opinión entre los indios que con los Yzaes que poblaron Chichenizá, reinó un gran señor llantado Cuculcílt, y qile nueslra ser e.\to verdadel edifcio principal que se llanruCuculcrin; y dicen r¡ue enlró por lct ¡tarle del ponienle y difieren en si enlró anles o después de los Yzaes o con ellos, y dicen que .[ue buen dispuesfo y que no lenía nnjer ni ltijos... lornó cr poblar olra ciudad, tratando con los seíiores naturales de la lierra que él y ellos viniesen (a lo ciudad) y que allí viniesen todas las cosus .y negocios . .. llanúla Mayapan..." (l-anda, cap. VI) AIgo sernejante es referido por la Relación Geográfica de Izamal y Santa María: " En un lienpo estuvo toda e.\la lierro deba.jo dcl dontinio de un señor, estando en su ser la ciudad antigua de Chichen Yyza, a quien .fircron lt'¡butarios todos los señores de esÍa provincia, de Méjico, Guatimala y Chiapa, y antislad. " confonne rn subdivisión conceptual-ceremonial de los estados del juego de pelota. Varias fuentes sugieren que el rey tolteca después de un tiernpo regresó al Centro de México, a su capital Cholula, y que posteriormente volvió a ir a Yucatán: "Que esle Cuculctin ttivió con los señorcs algunos años en aquella ciudad y que dejltndolos en nucha paz y anistut! se fornó por al fitismo cantino a México, y que de pasada se deÍuvo cn Champotótr, y que ¡:ara nrcmoria suya y de su ¡:artida, hizo dentro del mar tm buen edificio al nodo del de Chichenizú. . . " (l.anda. cap. VI) Conceptualmente el Popol Vuh y el Título de Totonicapan sitúan el Tula de Nacxitl en el Oriente: es allí donde se dirigen los Tula Xicocotitlan (Hidalgo) y posteriormente en Cholula. la esoamericanos. La visita de Quetzalcoatl al Sol es documentada también en Chichén Itzá misrno, donde aparece, por ejemplo, en los relieves del dintel del Templo de los Escudos y Jaguares, junto a la gran canÇha (de la Garza. 1983, p. 305) r¡ll ritual de otorgar el status de rey a los señores de cacicazgos vecinos (AcuñA 1984-85. II, p. l3l). Quetzalcoatl, segírn varias fìrentes, reinaba primero en la La expresión "ir a la casa del sol" (la casa donde rroran los guerreros caidos en la batalla), desde luego es una metáfora para "buscar fama"; es el Dios Sol mismo que llama al valiente (Sahagún, Libro VI, caps. 4, 21 y 33). Por otra pafte algunos textos sugieren que la corte de Kukulcán era una especie de "capital oriental" del imperio, otros proúncias les enviaban presenles en scñal de paz;, corTìo historiografía centro-mexicana enfafiza "y pregntándole [a gente] ¿ a qtú iba n ac1uellas tierras?, [Quetzalcoatl] respondió, que habían venido a llannrle de parfe del seíior de ellas, que era el sol..." (Torquemada, Libro VI, cap.24; cf. Sahagúrn. Libro III, cap. l3) .. " (Torquernada, Libro III, c^p.7;cl'. Acuña 1984-85, I, p. 129) tolteca que se estableció en Chichén Itza: la dirección oriental del viaje y conoce el tema del encuentro con el sol: y de muy grandes fuerzas. En la región maya Quetzalcoatl aparece como Kukulcán, invasor 55 tt Véase TEDLocK, 1985, pp. 203-204, así conlo las escenas sinlilares en cl 'fítulo de Totonicapan (l'l4r) y los Anales de los Cakchiqueles (REcrNos & CnoNAy & Go9rz, 1967, p.64\. LA SERPIENTE EMPLUMADA Maarten JANSEN 56 "Esle, segin sus historias (aunque algunos dicen que de Tula), vino de las partes de Yucalan a Ia ciudad de Cholula... Afirman de Quetzalcoatl que esluvo veinte años en Cholula, por el camino por do había venido.. . " y estos pasados se volvió (Mendieta, Libro II, cap. I I ) Como vimos, los datos de los lienzos de Coixtlahuaca y de los códices mixtecos sugieren que el Señor 4 Jaguar inició su campaña de conquistas desde Cholula hacia la región oaxaqueña en 1087 d.C. y que llegó a Chichén Itzâ en 1099 d.C. De allí parece haber regresado y estuvo gobernando en Cholula todavía en lll9 d.C.). Este periodo relativamente largo puede explicar las semejanzas de los restos arqueológicos postclásicos de Chichén Itzá y los de Tula Hidalgo: ambas ciudades formaban parte de un solo reino durante suficiente tiempo como para permitir influencias mutuas de estilo, técnicas e ideas. El texto de Torquemada, citado arriba, sugiere que también (una parte de) la construcción de Mitla relnonta a ese Huemac, que gobernaba en Tula (Acuña 1984-85, I, p. l3l;Lehmann & Kutscher, 1958, p. 13). Huemac parece haber sido solamente gobernante en Tula y es calificado como el sucesor de Topiltzin: según algunas fuentes elegido como rey de Tula después de la muerte de éste último (Yázqtez,l99l,p.l09), según otras lo dejó Topiltzin allí como heredero. Es bajo el gobierno de Huemac que se produce entonces la verdadera destrucción del poderío de Tula en medio de hambrunas y conflictos (Lehmann, 1938, p. 3ß).3e Posiblemente la extensión del reino fue demasiado grande, dando a gobernadores locales la oportunidad de rebelarse contra la autoridad central, lo que al fin resultó en una auténtica guerra civil, lo que explicaría el carácter traumático de estos eventos. Durán traduce esto en su visión cristiano y describe los eventos en términos que Xicocotitlan recuerdan el martirio de la iglesia temprana: "Contra Topiltzin reinado. Como lugar liminal en toda esta historia aparece Tlapallan, "Lugar Rojo", situado en la región de la Costa del Golfo de México, cerca de Xicalango. Otros topónimos asociados son Nonoalco y Teotlixco (Acuña 1984-85, I, p. 131). De un lugar específìco Tlapallan se convierte en un topónimo de la geografía sagrada, para representar el Oriente, y la entrada a la región maya. Algunas fuentes lo identifican con Tlillan Tlapallan, el lugar de lo rojo y negro, es decir el lugar de los sabios o de las escrituras, que es donde se fueron los intelectuales (tlamatinime) de Teotihuacan cuando se caía su ciudad (Lehmann, 1938, p. 90). Funciona como 1Ìontera con la región maya, pero también como lugar de paso al Otro Mundo. En su nombre encontramos la connotación de la luz (del amanecer); su ubicación al lado del agua refuerza su carácter liminal. Para la interpretatión cristiana es el Mar Rojo (Vaticano 3738,p.9v;cf. Durán,1, p. l2).38 Es allí donde Quetzalcoatl va al Camargo t* y fin de su reinado. Muñoz Chimalpahin sugieren conflictos militares entre él y Cabe observar que así como Tenochtitlan tenía Aztlan y Colhuacan tenía 'feocolhuacan, también Tlapallan parece lraber tenido su proyección hacia el pasado: Huehue Tlapallan (lxrlllxocHlru. l, p. 265). 57 y contra sus discípulos se levantó gran persecución, que oí cerliJìcar que se levantó guerra conÍro ellos, porque el número de gente que había tomado aquella ley, era nntcha, y los que seguían la predicación de este santo varón y de ,u, o,rriarrlolnnrán, I, p. I I ) En términos simbólicos, Topiltzin Quetzalcoatl fue tentado y perseguido destruido por Tezcatlipoca - Yaotl, Dios de la Guerra. Situando este dato en la versión en su contexto, reconstruimos que el rey dejó su ciudad primero para hacer conquistas, y luego tuvo que abandonar su reino por los conflictos internos que esa expansión misma provocó. La descripción de la caida del imperio parece seguir las pautas de la literatura dramática y encuentra ecos elt el relato azteca sobre la conquista española de Tenochtitlan (Sahagún, Libro XII). Fue el fin de una época-debidamente anunciada por un profeta (llamado Huemac por lxtlilxochitl) y por agüeros espantosos. No faltó el cometa, la estrella humeante (Lehmann & Kutscher, 1958, p. l2). r') Las fùentes sugieren que se trató de un contlicto cornple.jo, tanto cntre grupos éhricos como entre clases sociales. Según la Historia Tolteca Chichinreca (g l6 ss.) los nonoalca se rebelaron corrtra Huemac (véase tarnbién Jansen, 1985). En la I{istoria de los Mexicanos por sus Pinturas Quetzalcoatl llevó consigo a "todos los macehualesdeTula",al abandonarsuprimeracapital,y "deellosdejóenlaciudad de Chulula y de ahí descienden los pobladores de e//a " (Ganr aev, I 979, p. 3 8). LA SERPIENTE EMPLUMADA Maarten JANSEN 58 Tanto Quetzalcoatl como Moctezuma y cuauhtemoc vieron el destino en un espejo mágico (Garibay, 1979,p- ll4)' Lã reflexión melancólica del Quetzalcoatl que huye, con las lamentaciones y la acusación de si mismo, es propia de un rey (cf. Sahagún, Libro VI, cap' 9). El hecho que cubre su "cara fea" (posiblemente una referencia a las ronchas sobre su nariz) con una 'ì*ár.u.u de serpientes", parece un acto nahualístico (Durán, I, lám 1, cf. Sahagún, Libro III, caP. 3). La misma característica tienen las descripciones de su muerte. En Tlapallan se subió a un coatlapechtli, "cama, andas o balsa de serpientes" para irse al mar y desvanecer (Sahagún, Libro III, cap. 14; burán, I, lám. l), o se quemó allí y su corazón entró al cielo para convertirse en Venus (Lehmann, 1938, p' 9l)' Chimalpahin dice: poctlantito, tlapallantito,"se fue en donde hay humo (Poctlan), se fuå en donde hay color rojo (Tlapallan)" (Lehmann & Kutscher, 1958, p.52). Podemos descifrar estas imágenes de serpientes' humo y alba como una alusión al trance religioso, chamánico. Es decir, las fuentes parecen indicar que Topiltzin Quetzalcoatl se murió en .la región iiminal (entre la región cultural mexjcana y el área maya) durante un trun.. ,"ligioso, delque no regresó.40 A su vez este relato es asemejado con el de la creación de un cuerpo astral: Venus, llamado Ce Acatl (l Caña). La hoguera en que se quema Quetzalcoatl para convertirse en la estrella tnatutina, es el equivalente de la hoguera de Teotihuacan en que se tiró Nanahuatzin para convertirse en el sol. No falta el aspecto cíclico: se espera su regreso' Y efectivamente, de ese retiro cósmico vino de nuevo el símbolo Qrretzalcoatl paft marcar la transición a otra época: los rnesoamericanos lo reconocieron en Cortés. Referencias ACUña, René (ed.), Relaciones Geográficas del siglo XVI: Tlaxcalø (l & II), UNAM, México, 1984-85. 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El objetivo central de este trabajo será, por tanto, el estudio de la representación de los palacios reales o señoriales en estas fuentes, donde aparecen pintados de un modo especial para diferenciarlos de otras construcciones. Su rasgo iconográfico definitorio va a ser la figuración de una casa-"calli", vista de frente o de perfil, con el friso decorado con discos o redondeles de color negro. * -* Deseamos expresar nuestro agradecimiento al Dr. Maarten Jansen sin cuyo apoyo paciencia no hubiera resultado posible la publicación de este traba,jo. Universidad Complutense de Madrid. y Juan José BATALLA RosADo EL PALACIO REAL MEXICA a este tipo de imágenes, aunque debido al gran número de códices que utilizaba con mayor frecuencia era teccalli (Carrasco, 1976, p.2l), aunque como veremos en la cultura mexica, éste era una sala dentro 66 Nuestro análisis se ceñirá exclusivamente conservamos, nos limitaremos a los que fueron pintados en el área central de México, es decir, los realizados por la cultura rnexica y su entorno. E,l término nahuatl que define el palacio es tecpan calli"casas reales, o de grandes señores" (Molina, 1977, p.93-r), este vocablo parece englobar tanto la vivienda de los "reyes" o tlatoque como la de los señores o teteuctin, puesto que ambos eran las personas encargadas del gobierno. Por ello, durante el período colonial las residencias de los altos cargos de la Adrninistración continuarán denominándose en nahuatl de igual modo. El palacio real mexica se componía generalmente de distintas salas con su nombre propio, dependiendo de la función a las que estaban destinadas. Una de Ias fuentes textuales que rnejor describe la disposición de las mismas es Fray Bernardino de Sahagún, quien explica en sus diversas obras el tecpan mexica. Así, en los Primeros Memoriøles (1993: fols. 57r y 57v) y bajo el titulo " lpan mitoa in Tecpancali Tlatocqcøli" distingue dentro del r¡ismo once dependencias bajo diferentes nombres: tlatocacali, tequioacalcali, tecali, pilcali, achcauhcali, cuicaoacacalli, tequitløtocacali, telpochcali, malcal| quauhcali y calntecac. Estas denominaciones serán muy importantes y de gran ayuda a la hora de interpretar correctamente la lectura de los glifos de escritura logosilábica que aparecen en los códices de esta zona. Por otro lado, en su obra Historia General de las Cosas de Nueva Espøñø, no menciona el término Íecpan a Ia hora de narrar "De las maneras de las casas reales" (Sahagún, 1982, pp.465 a 468), pero continuará precisando las salas que éste contenía, e incluso añadirá alguna nueva como el tlaxitlan. Atendiendo a estas descripciones, hemos de tener presente que los palacios que Sahagún detalla han de ser necesariamente grandes construcciones y pertenecer con toda probabilidad a los huey tlatoque. Los variados nombres de las dependencias del palacio la causa de que en algunos lugares se denominase al conjunto con uno de los apelativos de una sala concreta. Así, en la zona poblano-tlaxcalteca el ténnino que se lnexica parece que son 67 del tecpan. Para llevar a cabo el estudio de la representación del tecpan en los códices, hemos decidido dividir su análisis en dos grandes secciones, dependiendo de su presencia en los mismos como elemento iconográfico y como signo de escritura. Así mismo, incluiremos un apaftado para resaltar aquellos ejemplos en los que por el contexto la construcción con friso decorado es un teocalh-"templo", y no un tecpan*"palacio", confusión que sólo se da en el ámbito iconográfico. Añadir finalmente, que el estudio comparativo del tecpan permitirá acercarnos a lectura adecuada de algunas páginas y glifos de códices que hasta el momento resultaban dudosos en cuanto a su interpretación. I Representación iconográfica del tecpan En los códices, la iconografía del palacio real se muestra mediante una calli-"casa" pintada de forma desarrollada o simple, siendo el rasgo definitorio de ambas el friso decorado, que en opinión de Joaquín Galarza y Keiko Yoneda (1982, p.4l), son espejos de tezcatl o chalchihuites (figura l). En el primer caso, la construcción, realizada en planta o alzado, revela alguna de las dependencias que componían el tecpan. En el segundo, el palacio es plasmado como una simple casa, con una perspectiva lateral o ÍÌontal. Si el tlacuilo quiere indicar en su relato la presencia de un palacio sin más información utilizarâ cualquiera de ellas, pero si desea describir un acontecimiento que se desarrolla en su interior, por norma general presentará el tecpan fiontalmente. Resumiendo, no existe ninguna norma estilística concreta a la hora de pintar el tecpøn en los códices, dependiendo únicamente de las "necesidades" y modo de interpretar del tlacuilo. EL PALACIO RE¡I- Juan José BATALLA RosADo 68 É¡øe' ycla9o Mold!,o sJDeriJr--_,_ oe Co.ñ;soMolduro s!p¿rior__--_ Dinr¿t-, _ -r,,4 MgxIca 69 3¡ .à o o L' _ I b P ciritiorde cue:Þo suge,ior 6o.J'cnto .Jl<e¡ æ G .4t) H A ¡ | I Ercbiinoto Ëkk, ,.'J Ploit;tto d? bdrom¿nto J I g .¡1.'c te /: ),,1+S t,vþ4+7.ks s. ac >.-!¡ 7¡t '-onæ (Brotherston,1995, p. 169), c) (Galaza,1980, p. 120). -\{ ¡t.{ rkt_ I :¡ ,9 :t qç q.f f'. e* Ll La iconografía compleja del tecpøn Los documentos pictográfìcos que contienen una representación extensa del tecpan son los códices Mendoza, Osuna y Cozcatzin, pero razones metodológicas nos obligan a tratar el último de ellos más adelante, aunque Çontiene dos palacios pintados planta con distintas habitaciones. En esta relación no hemos incluido la imagen del tecpan de Texcoco que aparece en la hoja número dos del Mapa Quinatzin (Glass y Robertson, 1975, p. 184 y Pasztory, 1983, pp.203-204), ya que pese a ser una fuente esencial para el estudio de las distintas salas que componen el palacio señorial, no recoge en sus pinturas ninguna construcción con friso decorado. El Códice Mendoza (1992, \\i<\-\a\' 'N íi:íí><il<s en lll: fol. 69r) tiene una sola irnagen en alzado que puede ser identificado iconográficamente como un tecpan (figura 2). En los comentarios escritos en castellano que la desct'iben se indica claramente que se trata de las "casas reales" de Motecuhzoma II. En este caso, la pintura es muy compleja y nos presenta una casa con varias dependencias, mostrando la posible referencia a un pasillo o escalera central que lleva a un gl'an patio, en cuyo fondo se sitúa la sala del trono del tlatoani mexica. A ambos lados de la misma se encuentran otras dos habitaciones, que de Figura 2: Tecpan de Motecuhzoma (Códice Mendoza, 1992: f.69-r). acuerdo al comentario escrito, albergaban a los señores de los lugares arnigos de Motecuhzoma, cuando acudían a Tenochtitlan. Estas dos habitaciones podrían recibir el nombre de Coacalli (Sahagún, 1982, p. 468). En la parte delantera, separadas por un gran patio, el cotnentarista del Códice Mendozø (1992, lll: fol. 69r) indica que se situaban al lado izquierdo la sala del Consejo de Guerra y a la derecha el Consejo de Motecuhzoma II, colnpuesto por hornbres sabios. Arnbos recintos recibían respectivarnente los nornbres de Teqniacacalli o Quauhcalli y Teccalli o Teccalco (Sahagún, 1982, p. a6Q. Juan José 70 La B¡r¡lle EL PALACIO REAL MEXICA RosADo construcción muestra cierta perspectiva conseguida rnediante la sensación de profundidad dada por las supuestas escaleras centrales y la diferente altura entre el cuerpo delantero inferior y el trasero superior. Sin embargo, este intento de "tridirnensionalidad" puede ser el causante de que en nuestra visión c. ftcpd culh n'yico ncrìon 71 Uno de los rasgos iconográfìcos que lo definen como tal, es la decoración a base de círculos que encontramos tanto en el friso de la casa como en el perímetro del muro que parece rodear un patio. El comentarista del documento escribió encima del edificio "tecpa(n) calli mexico", es decir, casas señoriales de México (1973: fol. 38r). Si comparamos las imágenes de los códices Mendozø y Osuna podemos comprobar que tienen gran parecido, sobre todo si nos fijamos en la parte superior de la figura del último de ellos. En nuestra opinión, la similitud entre ambos tecpan, viene dada por tratarse de los palacios de dos tlatoque mexicas, el de Motecuhzoma II y el de su padre Axayacatl (Kubler, 1984, pp. 193-194), teniendo éste último también un gran patio y muchos aposentos (Cotlés, 1985, p. 116 y Día2,1983,p.162). 1.2 Esquematización iconográfica del lecpan La forma más habitual de encontrar el palacio real en los códices es aquella que nos muestra la construcción como una clíßica calli"casa" con el friso decorado con círculos (véase figura l). En este apartado vamos a analizar aquellos códices en los \.òo ZJl¿u^ )5,1-;J"s z '\^þ'\0"ru* 0i"t JD Çn"a ea) Figura 3: Tecpan del v¡rrey (Cod¡ce Osuna, 1913: fol. 3Br). parezca que el palacio tiene dos plantas. Otra imagen compleja de un tecpøn en alzado aparece en el Códice Osuna (figura 3). que de algún modo puede resultar interesante para su comprensión la presencia iconográfica del tecpan. Retomando la imagen del palacio del Códice Osuna (véase figura 3), vemos que debajo del mismo se encuentran dos personas, una de las cuales es el virrey Luis de Velasco. Este persona.ie está pintado en otras escenas del documento y en tres de ellas se presenta seguido de una serie de cargos civiles y eclesiásticos coloniales (Códice Osuna, 1973: fols. l5r a l9r; 2lr a 25r y 26v a 27r). Lo interesante, es que el virrey es el único que sielnpre aparece asociado a un tecpan, como indicativo de su alto cargo (figuras 4a,4b y 4c). Los dos primeros palacios (fols. l5r y 21r) están pintados por el mismo tlacuilo y son casi idénticos, pero el tercero (folio 26v) se debe a otro escriba que tiene un estilo rnuy distinto. Lo impoftante para este trabajo es que en ambos casos el tecpctn con el friso decorado está presente independientemente de su diseño. Juan José BATALLA RosADo EL PALACIO REAL MEXICA Resumiendo, el Códice Oswta muestra tanto una imagen compleja del tecpan del virrey como una representación sencilla del rnismo, para indicarnos que la persona que está a su lado debe ser Finalmente, en el Códice Osuna (1913: fo\. 29r) hay otra imagen que muestra un friso decorado sostenido por tres columnas, que consideramos puede hacer de nuevo referencia a la morada de 12 Luis de Velasco (véase figura 4d). En este caso, como no e & GTIEE I I b t]ärãpãEãt J @ c rig 21r, c) fol. 26v y d) fol. 29r. interpretada como este alto cargo, aun en el caso de que su glifo pueda ser leído. Es decir, el tlqcuilo no se contenta con escribir el nombre y cargo al lado de la figura,l sino que asocia iconográficamente un tecpan al cuerpo humano de la misma para destacarla y diferenciarla del resto de personajes coloniales. No olvidemos que el Palacio de Axayacatl o Casas Viejas, residencia inicial de Hernán Cortés, fue habitado en I 530 por la Audiencia y en 1535 el virrey "ocupó apartamentos en el mismo lugar" (Kubler, 1984, p. 194). I El antropónimo del virrey está compuesto por una pelota de hule-o11/ y út1 oio-ixtli dando como lectura olix, término similar fbnéticamente a Luis. El cargo está señalado con la voluta de la palabra que aparece pintada en el glifb. que debe ser leída como tlatoani, es decir, virrey o máximo gobernante. t-- del Valle (Glass y Robertson, 1975, pp.143 y 207) o Códice Tepotzotlan no 2 (Brotherston, 1995, pp. 169-113) en el que aparece la pintura de las quejas de tres localidades que peftenecen a la jurisdicción de Tepotzotlan. Nos interesa destacar cómo a la hora de escribir el glifo Indígenas de algunos pueblos del Mørquesado t: a va acompañado del virrey, el tlacuilo (pensamos que se trata de un tercer escriba) realiza la composición mediante esos soportes para dar idea de la grandiosidad del edificio. Pasamos al análisis del documento no 31 de los Códices de cada uno de los topónimos, únicamente el nombre de Tepotzotlan, compuesto por el logograma de un jorobado-tepotzotli, se encuentra errcima de un tecpan (véase figura I ). Consideramos que de esta manera el tlqcuilo o escriba indica que Tepotzotlan es el pueblo principal y los demás dependen de é1. En términos de escritura logosilábica, para expresar de forma completa Tepotzotlan, sólo faltaría añadir al glifo la terminación tlan, rnediante el dibuio de unos dientes-tlantli.z Otro aspecto a tener en cuenta es la función que en 1552 (fecha de realizacion del documento) pudiera tener el palacio real de Tepotzotlan. Hemos de tener presente que en época prehispánica este lugar ya tenía preponderancia y su gobernante era tepaneca (Beligand, 1996, pp. 424-425 y Gerhard, 1986, p. 130), con lo cual es rnás que segura la construcción del tecpan desde esos tiempos. Posteriormente nos ocuparemos del posible uso de algunos de los antiguos palacios señoriales de estos pueblos. Por lo que se refiere al Mapa catastral de Tepoztlan, Pqnhuacan, Ayapango y Tlanahuac, realizado a mediados del siglo XVI en la región Amecameca (Glass y Robeftson, 1975, p.207), podelnos observar cómo cada uno de los glifos que expresan los cuatro topónimos (figura 5), se encuentra pintado sobre un tecpan. Sin ernbargo, en el Códice Osuna (1973: t'o1.34-r) podenros ver el topónimo Tepotzotlan realizaclo con la imagen del.jorobado sobre un cerro-repetl, lo que nos lleva también a Ia posibilidad de que ciertos tlaatiloque cornetan crrores a la hora de escribir. EL PALACIO R.EAL MEXICA Juan José BATALLA RosADo 14 75 Los palacios tienen unidos un señor o tecuhtli' o incluso podría tratarse de un tlatoani, ya que posee todos los rasgos iconográficos que lo definen como tal: diadema real' manto rico' chinampas detentabanlamismacategoríayportantocadaunodeelloscontaba calzada que unía Tenochtitlan con Xochimilco (Durán, 1984 II, pp. 105 a I 15 y fig. l3). pueblos asientã de petatã, etc. Por ello, debemos pensar que los cuatro con un palacio Para el señor. Ã. Tepoz chinampera por excelencia. No olvidemos que en tiernpos de Itzcoatl y tras la derrota de los xochimilcas, éste les obligó a construir la Por todo lo expuesto, podemos pensar que el tecpan que se encuentra en el interior de Tenochtitlan, puede hacer referencia al palacio del tlatoani mexica. Por otro lado, en las pinturas de la obra de Fray Diego Durán Historia de las Indias de Nueva España e Islas eãË-J¡==l rgura Suponemos que estas superficies cuadrangulares son que están haciendo referencia a Xochimilco, ârea v uac. Detalle SuPeri or (Glass y Robertson, 1975: fig 60)' que incluye la representación de Otra fuente pictórica 'Pièce -do-s d'un Procès (Glass y Robertson' 1975' tecpan es el códice p. iS¡). Realizado en el siglo XVI, lún está por determinar .luru,l't"nt. su contenido y la región que describe (figura 6)' aunque la zona rlos atrevemos a pensar que recoge la esquematización de ..1 lactlstredeMéxico,combinandounaescenacolonialconotra prehispánica. del En ambas partes aparec e un tecpan, pero la interpretación difícil' resulta general, lnismo en el contexto pago En la que narra la historia prehispánica, observamos el ltzcoatl' de tributos o .nìr"gu de obsequios al cuarto tlatoani mexica por pafte de dos perrona, unid-as por huellasde pie a un tecpan'Toda 1975' se desarrolla dentro de una isla (Glass y Robertson' io pues se ven tres p. "r."nu I 83) que creemos no es otra que Tenochtitlan, presente que el tenemos si llevan a tierra firme. Àdemás, podemos "ahad'asque cartográfico-histórico' códice es también de contenido (atendiendo a la suponer que no está norteado y que la parte superior el este' De este modo, tendríatnos que Ia huellas de pie' lleva al sul'' a una zona que incluye calzadamás larga, entre los cuales destaca la figura rectángulos poi lutgo, representada .scritLlra alfabética) es deteriorada de un señor. J i I I (-.. .L I I I -þ l-rgura 6: P¡èce d:un Procds (Glass y Robertson, 1975: fig. 51). la Tierra Firme (1984,11: figs. 12 y l3), que describen la guerra de Xochimilco y la edificación de la calzada, también podernos apreciar de con claridad que en este lugar había un tecpan. Si retomamos ahora lo que hemos dado en llarnar la parte de historia colonial del lienzo, todavía no podeuros interpretar mínimamente la presencia del tecpan, aunque parece unido a las figuras de dos indígenas que portan vara de mando. Debajo del palacio encontramos a Hernán Cortés y a Doña Marina, esta última con su gfifo compuesta por una hierba retorcida-malinølli que ofrece el antropónimo Malintzin. '76 EL PALACI0 REAL MEXICA Juan José BATALLA RosADo Otro documento que sin duda plasma de forma clara el tecpan mediante un edificio con el friso decorado con círculos, es el Códice de San Juan Teotihuacqn. Pintado hacia 1557, nara la revuelta indígena del pueblo del mismo nombre, a causa del relevo de los frailes franciscanos por agustinos. A partir de los trabajos inéditos de Alfonso Caso y Federico Gómez de Orozco (Guzmân, 1979) sabemos que el documento debe ser leído de abajo hacia arriba' En la parte inferior hallamos el primer tecpan que muestra la decoración clásica y tiene escrito encima el topónimo del pueblo de Texcoco' Fn el interior del edificio, representado frontalmente, hay un fraile con un libro en la mano que adoctrina a unos indígenas (Valle, 1989, p' 177)' De esta imagen podemos extraer la posibilidad de que los evangelizadores utilizaran en algunos lugares los palacios señoriales ocupándolos para educar en los mismos a los indígenas. En la quinta franja del documento aparece pintada otra construcción que por la decoración del friso no puede ser más que otro tecpan, aunque se encuentra de perfil. En nuestra opinión, es debido a la necesidad del tlacuilo de pintar al indígena escapando por lun lateral y en el cual se puede apreciar el agujero realizado en el edificio (Guzmán, 1979, pp. 1 l-12). Uno de los aspectos más interesantes de los dos tecpan pintados en el Códice de San Juan Teotihu^cctn es sin duda, la distinta perspectiva utilizada atendiendo a lo que el tlacuilo (no existe ningún elemento en el documento que indique cambio de escriba) necesita contar en cada ocasión. En el primer caso precisa de espacio en el interior para incluir al fraile adoctrinando a los indígenas, por lo que su repreientación es lÌontal, rnientras que en el segundo ejemplo le interesa mostrar la huida de la persona por un lateral y por tanto no es necesario ampliar el espacio central' Retomando la descripción de la pintura del primer tecpqn tratado en el ctidice de san Juan Teotihuachn, en el que se mostraba la educación de indígenas, hemos de hacer referencia a otro documento denominãdo Códice de Xalapa. Datado en 1540, se supone que fue elaborado en el Centro de México (Glass y Robertson, 1975,p'237)' aunque nuevos estudios indican que, debido a la presencia de distintos pueblos bajo este nombre, puede pertenecer a otras áreas geográficas (Taladoire, l99l). Se trata de un plano de propiedad en el cual ,l ì,":.\, v L destacan las representaciones de un juego de pelota y a utì 7"¿ del Xalapa (Glass, 1964: fig. 78) ura r''' ,t,, una edificación indígena con una cruz que sobresale de la parte superior (figura 7). Debido interpretado que a ello, se ha antiguo templo la casa es un acondicionado posteriormente como monasterio, sin embargo en el friso de la misma encontramos el rasgo definitorio de tecpan, aunque en este caso también tenemos dos círculos en la jamba de la puerta. La suposición de que el edificio es un viejo adoratorio prehispánico reutilizado por los evangelizadores (Glass, 1964, pp. 126 y Taladoire, 1991, p. I 14), viene dada por la glosa que acompaña la figura: "Al monasterio. Aqui solia aver los qués Uchytobos à to q dizen". No obstante, Eric Taladoire (ibidem) apunta que la cruz y la glosa tienen distinta tinta, lo que implica que podrían haber sido realizadas con posterioridad. Nuestra opinión se decanta no sólo por esta idea, sino que rnantenemos que la construcción indígena es realmente un tecpan que se conservaba en pie y fue usado como monasterio en época colonial, tal y como habíamos visto en el caso del Códice de San Juan Teotihuacan. Además, no conocemos ningún ejemplo en el cual los frailes utilizaran un antiguo "templo pagano" sin derruir, para situar un monasterio o una iglesia. Algo muy distinto es el uso de piedras de esas antiguas construcciones e incluso de las platafonnas piramidales donde se asentaban, como ocurrió con el Palacio del Arzobispado de México, ordenado edifìcar por Zumârraga sobre una de ellas, de y que estaba terminado hacia I546 (Kubler, origen prehispánico, 1984, pp.201-202). Siguiendo nuestro análisis, la iconografía sirnple deI tecpan, nos lleva a otro nuevo documento, el Códice Aubin (1981). Entre sus tnuchas pinturas únicamente tiene una construcción con el friso decorado con círculos, en cuyo interior vemos pintada la mitra de un obispo (figura 8a). La imagen está en el folio correspondiente al año 1584 y el texto nahuatl que la acompaña utiliza clararnente el término uey tecpa (Dibble, 1963, p.9l y Lehmann y Kutscher, 1981, p. 52), Juan José BATALLA RosADo 78 Eæ llffil* b a Figura 8: a) TecPan del Codice Aubin (1981: fol. 64r). b) Tecpan del Códice Azcatitlan (1995: fol 25r). '79 EL PALACI0 REAL MEXICA para indicamos la llegada del obispo al mismo. Lo que no podemos aclarar es si el conjunto del tocado dentro de un palacio significa su ocupación como vivienda por parte de éste, o la presencia de la autoridad eclesiástica en un tecqan para, como indica el texto, "impartir justicia", o más bien se trata del palacio Arzobispal que se presenta iconográficatnente como þropio una casa señorial. Una imagen similar a ésta aparece en el Códice Azcatitlan' pero en este caso en el interior del tecpan hay una diadema real prehispánica o xiuhuitzolli (figura 8b). Hasta ahora no se ha podido interpretar con claridad el conjunto de la página que contiene la representación, ni por tanto esta .r.ènu concreta (Códice Azcatitlan,1995, p' 148)' No obstante, hemos de tener presente un aspecto nuevo que pudo darse en la pintura de los códices al tratar de historia colonial. palacios sólo podían estar buando no había colonizadores, los .r"Ëto, que algunas ocasiones, y dependiendo de lo narrado' ocupados por señores indígenas, pero con la llegada de los españoles' el tlacuilo se'vería obligado a especificar qué tipo de autoridad ocupaba el tecpan. Por ello, pensamos que en el Códice Azcatitlan lo que se quierå indicar es la intervención del señor indígena, de ahí la diadema real.' Relacionado con estos dos ejemplos, sabemos que en otros de la Çasos aparece figurado el tecpøn para indicarnos la importancia a su lado. Ya habíamos visto con "itá 15r, 2lr y 26v) el (1973 fols. ànterioridad cómo en el Códice Osuna para expresar su cargo junto palacio al virrey estaba en tres ocasiones el Códice San documento' otro en modo, (véase figura 4). De este presencia de la observamos p. 192) 1975, Àndrés 1ðtass y Robertson, es decir' Ic)' (véase figura idéntica función unu Lrrt tecpìen p.rroná qu. pintada "on , y la diadema real indígena realtnente pertenecen al ámbito de la cscritura logosilábica, debiendo ser tratados cotrro logograntas' pensauros que la mitra ura 9 mostrándonos quién es uran, 1984, ll: el personaje principal, pese a que ya está señalado por ser el único que tiene voluta indicativa de la palabra y el antropónimo escrito sobre su cabeza. En opinión de Joaquín Galarza (1980, pp. 121-122) la figura podría ser un calpixqui o mandón, lo que también nos acerca a la representación de dos tecpan individualizados, de similares características iconográficas, que encontramos en los documentos número 8 y 26 de los Códices Indígenas del Marquesado det Vatte (1983). Por el texto escrito en estos códices, el palacio señorial sólo puede estar haciendo referencia a la calpisca de dichos pueblos, es decir, la morada del cølpixqui-"mayordomo". Otra imagen de un tecpan Ia hallamos en la obra de fray Diego Durán, cuando narra la ejecución del señor de Coyoacan por orden de Ahuitzotl (fìgura 9). En la escena vemos lo descrito en el texto (Durán 1984 II, pp.371-372), mostrándonos la vivienda unida a las distintas "hechicerías", (se transforma en águila, víbora y simula prender fuego al tecpan), que realizó el tlatoani de Coyoacan. Fuera de su contexto, resultaría difícil escapar a la tentación de leer estos animales y el fuego como elementos que darían lugar a distintos nombres del palacio, o cualquier otra cosa. A continuación pasamos a uno de los documentos que más representaciones iconográfìcas contiene del tecpan, nos referimos al Códice Florentino de fray Bernardino de Sahagún. Las viñetas de esta obra plasman en multitud de ocasiones las casas señoriales, sin 80 EL PALACTo RE¿l Mpxrca Juan José BATALLA RosADo 81 embargo, es rnás difícil encontrarnos con la típica decoración del friso, aunque las pinturas están relacionadas con numerosas actividades y resulta difícil en ocasiones discernir su funcionalidad. Para analizar estas imágenes en el Códice Florentino (1979), hemos decidido seguir el orden de aparición de las figuras del tecpan por los distintos libros que lo componen. En los Libros I, II y III, dedicados a la religión mexica, el desarrollo de las fiestas (Códice Florentino, 1979,l: Libro I-fol. 22v; Libro ll-fols. 5lr y 106v, y Libro III-fol.3lv). Así, podemos ver a los señores comiendo al lado del palacio, dando alimentos a los pobres en el mismo, al lado de sus casas durante los días netnontemi o aciagos y presentando a sus hijos al telpochcølli (una de las salas del tecpøn según los Primeros Metnoriales, 1993: fol. 57r). En todas ellas, el friso decorado es ençontramos tecpan relacionadas con indicativo de la presencia del palacio. El Libro VI curiosamente sólo recoge una imagen del palacio señorial, con perspectiva frontal, y lo hace para mostrar una de las "rnetáforas" según la cual el tlatoani le decía a uno de sus señores que "sería de sus más allegados". La construcción muestra el friso decorado mediante círculos y en su interior al gobernante porlando Ia diadema real junto a un noble (Códice Florentino 1919 ll: Libro VI, 1ol'.214v). Uno de los Libros que ofrece mayor información sobre los palacios es sin lugar a dudas el VIII, puesto que tiene un capítulo dedicado a "de la manera de las casas reales". Vemos en primer lugar que comienza describiendo las distintas habitaciones que componían el huey tecpan. Entre ellas destaca la imagen que nos presenta el tlacxitlan o sala principal de los jueces en la que se dictaban sentencias (figura l0a). La pintura contiene la casa con friso decorado y a cuatro jueces o tecutlatoque asociados a dos formas distintas de ejecución de los reos. Como aspecto importante cabe destacar que el término tecutlatoque estâ escrito combinando la diadema real (signo silábico tecu o tec de tecuhtli-"señor"), con la voluta de la palabra (verbo tlatoa-"hablar"). Es interesante comprobar cómo en este caso, los jueces no tienen la corona encajada en la cabeza, sino sobre la misma, ya que si tuvieran ésta ceñida a la frente serían interpretados iconográficarnente como tlatoque. br # a I l-lgura 10: Salas del tecpan a) Tlacxitlan, b) quauhcalli, c) Tecpilcalli (Códice Florentino, 1979: Libro Vlll). Otra estancia que apareae unida a un tecpan es el quauhcalli-"cârcel" (figura l0b), mostrada mediante un recinto edificado con tablas de madera, indicativo de quauitl-"árbol" o "madera" y calli-" casa" .a En el mismo folio se incluye una viñeta para describir la sala denominada tecpilcalli (figura l0c) definida como el lugar donde se juntaban los hombres de guera y se dictaba justicia si alguno de ellos había cometido algún delito (Códìce Florentino, 1919,lI: libro VIII, fol.27r). En este caso la imagen incluye como referenciaun tecpan, ya que el resto de la pintura se dedica a narrar la muerte de uno de estos guerreros principales, Uitznaoatl Ecamalacotl, por un delito de adulterio. Por ello, se observa la ejecución a pedradas de esta persona con su antropónimo a la izquierda y al huey tlatoqni Motecuhzoma II * No creemos que la lectura de quauhcalli:'cárcel" sea escritura decantándonos mas bien por una imagen puramente iconográfica. logosilábica. 82 Juan José Baralla EL PALACIO REAL MEXICA RosADo con la diadema real ceñida a la cabeza y su glifo sobre la misma, presenciando el ajusticiamiento. En las tres pinturas analizadas creemos que la representación del tecpan es meramente iconográfica, simplemente indicativo del lugar físico donde se encontraban los recintos. Los capítulos 19,20 y 2 I del Libro lX del Códice Florentino están dedicados a los oficiales de plumas o amønteca, artesanos de los más ricos, equiparados con los comerciantes o pochteca (Rojas, 1986, p. 169). Las pinturas que describen alos amanteca incluyen en cuatro ocasiones vn tecpan, pero el texto no explicita de forma clara cual es la función del mismo (Códice Florentino, 19'79,lll: fols. 59r, 60r, 60v y 62r). En nuestra opinión, podría referirse a un palacio propio enclavado en su barrio (denominado arnantlan), pero también es factible que se trate del tecpan del huey tlatoani, es decir, podría mostrar la vida de los tecpan amanteca que moraban en la residencia de Motecuhzoma II (Rojas, 1986, pp. 169-110), y finahnente cabe la posibilidad de que sea el recinto del dios de los amanteca, llamado Coyotl Ynaoal, que tenía su templo junto con Yacatecuhtli, dios de los mercaderes. De hecho, cada una de las viñetas parece hacer relación a una de estas posibilidades. Creemos que las dos primeras muestran el tecpan en la celebración de panquetzaliztll con los ancianos y la irnagen de su dios, y durante la fiesta de tlaxochimaco con la reunión en la "casa grande" de las mujeres (Sahagún, 1982, pp.528). Respecto a la escena del adoratorio doble dedicado a Coyotl Inahual y a Yacatecuhtli no queda claro por el texto, si está en el tecpan o realrnente es un templo. Finalmente, la última viñeta pensamos que describe los tecpan amenteca, a quienes Motecuhzoma ll "les puso una casa especiøl a sus artífices de la pluma" (Sahagún, 1982, p.530). De hecho, en la pintura aparece representado un tecpan çon una persona al lado que no puede ser otra que el tlatoøni mexica, con lo cual el palacio real tiene que ser el suyo. En el Libro X sólo aparece un tecpan acogiendo a "el hombre que tiene pacto con el demonio" (Códice Florentin,o 1979, III; Libro X, fol. 2lr). La presencia de la casa señorial puede venir dada por la identidad de los propios informantes de Sahagún, que eran nobles, por lo que es normal que en la pintura se sitúe a la persona dentro de un tecpqn. 83 Para concluir, en el Libro XII, dedicado a la Conquista de México, hay muchos tecpan asociados generalmente al palacio de Motecuhzoma lI y al de su padre Axayacatl, puesto que en ellos se desarrollaron los acontecimientos más impoftantes de la Conquista de México. Dado que su representación no apofta nada nuevo al estudio de los tecpar, remitimos al Códice Florentino (lg7g Ill) para su visión. Existen otros documentos que plasman la llegada de los españoles a Tenochtitlan y el uso de los palacios señoriales, como el Códice Moctezuma (Glass y Robertson, 1975, p. 170) que muestra al tlatoani mexica preso de los españoles y en la terraza del tecpan de Axayacatl (véase Batalla, 1996, pp.110-111 y fig. 4); el Códice Mexicanus (1952: lámina LXXVII) en el cual aparece un tecpan asociado af glifo de Tenochtitlan y, finalmente, el Códice Vaticano A (1979) que en su folio 87r presenta debajo del año 1-caña el encuentro entre Hernán Cortés y Motecuhzoma II y bajo ellos un tecpan con un español en su interior, relacionado con el glifo de Tenochtitlan. El palacio mencionado del Códice Vaticano I ha sufrido un deterioro muy curioso en el friso decorado, ya que queda sólo un círculo, dando la impresión de que el rectángulo fue cortado a propósito. Otro valioso documento que recoge la presencia de numerosos tecpan con el friso decorado es el Mapa de Cuauhtinchan n' 3 (Galarza y Yoneda, 1982). Su impoftancia radica en el hecho de que es el único de los cuatro mapas que conservamos de este área, que contiene este elemento iconográfìco. De obligada referencia es también el Códice Mariano Jiménez (1967) que contiene datos sobre el tributo que pagaba el pueblo de Otlaxpan a los españoles (Glass y Robertson, 1975, p. 158). En sus folios 10 y l1 plasma al lado de la información económica un tecpan (figura ll). El texto explicativo del documento indica que el primero de ellos es la "casa pública" o del común (Leander 1967, p.99). En la segunda representación no se rnanifiesta nada al respecto, aunque la presencia del cofre o "caxq do se echq el dinero del común" (op. cit., p. 107) no puede evidenciar otra cosa que ésta es custodiada en el interior del tecpan que aparece encima. EL PALACIO REAL MEXICA Juan José BATALLA ROSADO 84 T t.",t','. ¡F.'. .. Gr-,ri irTl Figura 1 ,*FU ç ¿, -res >Ê 1: Tecpan del Códice Mariano Jiménez (1967: FI d*** fs. 10 y 1 go ¡,1 Códice Mariano Jiménez, es la función que se les asigna en época colonial. Curiosamente no se utilizan como casas señoriales, sino que se menciona su uso público para el regimiento del pueblo. Este aspecto nos lleva a otras imágenes del tecpan con una utilización similar. Si analizamos los mapas o pinturas de las Relaciones Geográficas del siglo XVI encontramos la representación de distintos palacios con idéntico uso. Así, en la Relación de Mexicaltzingo y su Partido se unieron los Mapas de Colhuacan e lztapalapa (frgura l2). En el primero de ellos vemos debajo del glifo del pueblo una gran construcción con el friso decorado con círculos que incluye en su interior la glosa "comunidad". En el mapa de la segunda población está pintado otro tecpan con puerta doble, y el texto escrito dentro del tnismo señala que "estas casas son de la comunidad". De este modo, parece claro el uso de los antiguos tecpan de los señores indígenas como centros principales de los pueblos. Incluso en la Relación Geográfica de Cempoala, Epazoyuca y Tetliztaca (Acuña, 1985, VI: 67 -94) el mapa de Cempoala presenta un tecpan indicando debajo del L-. iiçju 'Zt'n'' o o o o t o ll', o o 1). seguimos comprobando como el escriba adapf.a las pinturas, en forma o tamaño, a lo que necesita narrar en un momento concreto, sacrificando, como en este caso, las proporciones. Uno de los datos más interesantes que aportan los tecpan del å1"þii.1 o o fø Lo que pensamos que ha ocurrido es que el tlacuilo desea resaltar de una manera claru la caja de caudales, de ahí su desproporcionado tamaño, y la imposibilidad de incluirla dentro del tecpqn, ya que le obligaría entonces a ocupar todo el folio. De nuevo, ;l o o o o ¿ r5lì I loaoo É btþrrnþbÞ H lllltllla sÍ .:,' ,# ð 85 Figura 12: Detalle de los Mapas de Colhuacan Vll:23 a 47). e q €d d lztapalapa (Acuña, 1986, tnismo mexico tlatouani ytzcouatzi ycha-"la casa de ltzcohuatzin México", es decir, que el cuafto tlatoani mexica, ltzcoatl, tenía de un tecpqn en el pueblo de Cempoala. Otros mapas de Relaciones Geográficas contienen la representación iconográfica del tecpan, como la de Nochistlan (Acuña, 1984, II) y otros grandes edificios que no tienen el friso decorado, pero que sin duda, en su tiempo fueron palacios señoriales de indígenas. Aparecen, por ejemplo, en el mapa de Teutenango (Acuña, 1986, VI) en el cual dos casas de considerable tamaño son descritas por la glosa como "casa de comunidad" y "casas reales p[ar]a el corregidor ". Similar a esta última es el tecpan del Códice de Tlatelolco (1994), que tampoco presenta el friso decorado. Finalmente, debemos señalar la existencia de la irnagen del tecpan en códices tan tardíos (finales del s. XVII o principios del XVIII) como los peftenecientes al Grupo Techialq¡an (Batalla y Rojas 1994). En ellos, ocasionalmente hay pinturas que rnuestran los palacios señoriales generalmente con dos pisos, aunque en ningún caso manifiestan la decoración del friso (Beligand, 1996, p.428). Creemos que resultaría un trabajo muy interesante intentar comprobar cuales de estos tecpan habían sido construidos en época prehispánica. EL PALACIO REAL MEXICA Juan José BATALLA RosADo 86 Tras el análisis iconográfico de la representación del tecpan hernos podido comprobar su uso generalizado en todo tipo de documentos para ofrôcer variada información, insistiendo en el hecho de que los ttàcuiloque pintan los mismos desde diversas perspectivas, atendiendo a los acontecimientos que se encuentren relatando' 2 Templos con friso decorado Este apartado se ha hecho necesario porque en distintos códices aparecen escenas que muestl.an templos con el friso adornado mediante círculos. En algunos casos este rasgo iconográfico no da lugar a error y la constiucción únicamente puede ser interpretada .*o un templo, pero en otros puede inducir a confusión' Así, del primer caso tenemos las viñetas de la obra de Fray Diego Durán que presentan el adoratorio doble del Templo Mayor de triro decorado con círculos (Durán, 1984 II: figs' Tenãchtitlan "l "òn 29 y 30). El Códice Cozcatzin (1994) plasma en su folio l-v una construcción con similar ornamentación y "unq escultura que corona el eclificio" que se considera ilustra el templo de HLritzilopo.chtli (Valeio de Gárcía, 1994, p.35). Así mistno, incluye el templo doble àe Tlatelolco (muy semejante al de Tenochtitlan) y los al templo" (op. cit.: fig. XII). Podemos aventurar que el tlacuilo col'no un tecpan. En las viñetas de la Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme de fray Diego Durán, también hay dos escenas en las que es necesario profundizar para no equivocarse en la interpretación del edificio. En la primera se describe la conquista de Tlatelolco por parte de Axayacatl y en ella podemos ver al tlatoani rnexica subiendo las escaleras de una construcción, con friso decorado mediante círculos, en la cual de nuevo aparece su figura tomando un prisionero. El texto que acompaña la ilustración (Durán, 1984 II, p, 263 y frg.22), narra la captura de Moquihuix, señor de Tlatelolco, por Axayacatl en el Templo Mayor de dicha ciudad. De este modo vernos un paralelismo entre la representación del teocalli en Ia obra de Durán y en los códices Cozcøtzin y Florentino. La segunda imagen de la obra de Durán muestra el templo de Coatlan, "contenido con el de Huitzilopochtli" (Durán, 1984, II, dos Cozcatzin, 1994: fols. l4v y 15r). Finalmente, el Códice Florentino (1979, III: Libro XII, fols.40v y 41r) también recoge la imagen de la qu",l'tu de los cuerpos de Motecuhzoma II, señor de Tenochtitlan, y de lizquauhtzin, seRor de Tlatelolco. La pira funeraria del segundo de ellos se colocó a los pies del Templo Mayor de Tlatelolco, con lo cual Cód¡ce Florentino plasma al tnenos uno de los adoratorios con los círculos del friso como elemento estético' No obstante, existen otros documentos donde Ia distinciÓn no es tan clara y puede llevar a una mala interpretación de la escena. Esto ocurre en el Calendario Tovar, donde en la figura del rnes lzcalli, el tlacuilo parece representar un tecpan en lugar del templo que aparece en otros documentos del mismo contenido, como el Caten'dario Boban (Kubler y Gibson, 195 l, pp' 34-35)' A ello cabe añadir que el texto castellano explicativo de la pintura indica que "tiene por pintura una cqsa con unas flores en unas gradas para clenotai q(ue) to primero q(ue) florecia y retoñecia luego lo llevavan ! ha querido plasmar un templo mediante la pintura simple del elemento calli-"casa" a la que da cierta categoría pintándole el friso decorado (Códice a<loratorios tienen el friso que hemos definido para el tecpan la escena del 87 \:7 Vvv Figura 13: Templos con friso decorado (Códice Florentino, 1979). EL PALACIO REAL MEXICA Juan José BATALLA ROSADO 88 p.439 y fig. a3). Por ello, vemos una casa con friso y almenas 89 *13.",^ decoradas como indicativo del adoratorio de esta deidad. La serpiente pintada en su interior tiene por objeto la lectura coateocalli o casa de diversos dioses. ,-:i*,-.. Finalmente, en el Códice Florentino de fiay Bernardino de Sahagún (1979), hay tres viñetas en las que la representación clásica del tecpan tiene que ser interpretada como un templo (figura l3). La primera de ellas, describe la fiesta en honor a Chicomecoatl con el ofrecimiento de "todas estas comidas, al cu de la dioso" (Códice Florentino, 1979 l: Libro II, fol. 28r), mostrándonos el templo como vn tecpan de perspectiva frontal. En la segunda imagen, perteneciente al capítulo dedicado a la guerra (Códice Florentino 1979 1l Libro VIII, fol. 34v), vemos a los guerreros mexicas quemando un adoratorio que se sitúa sobre una pirámide. El friso del templo se encuentra decorado a manera de tecpan, pero el conjunto, teocalli ardiendo, debe leerse del mismo rnodo que en otros documentos como los códices Mendoza (1992, III) y Azcatitlan (1995), es decir, indica conquista.5 Una imagen idéntica a la que hemos examinado la tenemos en la obra de fray Diego Durán cuando explica la conquista de Coyoacan por ltzcoatl (Durán, 1984, Il: fig. 11). La tercera escena del Códice Florentino (1979, III: Libro XIl, fol. 33v) presenta lamatanza de Pedro de Alvarado en el Templo de Huitzilopochtli por medio de un soldado español y un indígena, con un templo figurado como tecpan, detrás de ellos. 3 Representación escrituraria del Tecpan Hasta este momento sólo hemos visto las imágenes que plasman el palacio señorial o tecpan mexica mediante una casa con el friso decorado con círculos. Sin embargo, en otros casos, se observa claramente el uso de la construcción como elemento de escritura, concretamente con la función de un logograma, que debe transcribirse como TECPAN. 5 Todavía no se ha interpretado de una f'orma clara si el teocalli en llamas debe ser considerado signo de escritura o mera iconografìa. b- y con humo Cuando el tecpan es un signo escriturario se pinta de forma sencilla, aunque su perspectiva puede ser frontal o Iateral, dependiendo del estilo del tlacuilo. Comenzamos este análisis por el Códice Cozcatzin (1994), ya que, como habíamos indicado al inicio del trabajo, razones metodológicas nos obligaban a posponer su estudio, puesto que contiene el tecpan como elemento iconográfico y escriturario a la vez, siendo su combinación en la misma escena de gran impoftancia para el entendimiento de ella. En sus folios l5v y 16r presenta un mapa de la región de Xochimilco (figura l4). En esta parte cartográfica, se aprecian las tres .iurisdicciones en las que se encontraba dividido el lugar: Tepetenchi, Olac y Tecpan (Valero de García, 1994, p.53). Destaca en primer lugar la representación de la zona chinampera que coincide con la iconografía que habíamos visto en el códice Pièce d'un Procès (véase figura 6). 90 Juan José BATALLA RosADo -3\l EL PALACIO RTAL MEXICA 91 Inmerso en las chinarnpas, en la zona inferior, hallamos dos imágenes de un tecpan (figura 15a). Uno de ellos tiene gran tamaño y su perspectiva es frontal. A su lado está pintado otro palacio rnás pequeño con [a diadema real sobre laterraza. Se trata dictadas en 1558 durante el gobiemo de Don Luis de Velasco, según las cuales los dos primeros pueblos entregaban y recibían mayor tributo que Olac, de lo que "resulta evidente por printera vez que dos de estas cabeceras (Tepetenchi y Tecpøn) tenían más importancia que la tercera (Olac), de lo que anteriormente sólo había ølgunos sin lugar a dudas, del glifo de escritura 5: a) Tecpan, (Códice Cozcatzin logosilábica que transcribe el topónimo 1992i fols lSvy 16r) Tecpan. El gran palacio que aparece a su lado indica que el pueblo de Tecpan (escritura) tenía un En esta parte cartográfica, se aprecian las tres mostrando la importancia de Tepetenchi y Tecpan sobre Olac, a través , -f ra jLrrisdicciones en las que se encontraba dividido el lugar: Tepetenchi, Olac y Tecpan (Valero de García, 1994, p.53). Destaca en primer Iugar la representación de la zona chinampera que coincide con Ia iconografía que habíamos visto en el códice Pièce d'un Procès (véase figura 6). tecpan (iconografía) como morada del gobernante o tlcttoani, puesto que los señores de las tres jurisdicciones eran tlatoque (Pérez.1984, p. 446yYalero de García,199a, p. 53). En la parte inferior derecha del mapa, observamos otro gran tecpan, sobre cuyo tejado se encuentra pintado un cerro coronado por --:g_9. una diadema real (figura 15b). Se trata de la ,jurisdicción de Tepetenchi (Valero de García, 1994,p.53), cuyo tlatoani también tenía un tecpan compuesto por distintas salas, conforme a la figuración iconográfica del mismo. En el ángulo superior derecho, F¡gura 15: c) Olac (Códice Cozcatzin 1992: fols. 15v y 160. está indicios" (Pérez, 1984, pp. 454-455). Así, el Códice Cozcatzin estâ de la representación del palacio y de la diadema reales. Ésta última creemos que indica "señorío" en los casos de Tepetenchi y Tecpan, al igual que ocurre en el Códice Aubin (1981: fol. 38v) en el cual. para indicar que se pusieron señores en Quauhnahuac, Tepoztlan, Huaxtepec y Xilloxochitepec el tlacuilo une a cada uno de los topónimos la diadema real. De este nrodo, podríamos Figura 16: a) Tecpan de afirmar que los tlatoque de Tepetenchi y Axayacatl, (Códice Tecpan son tnás "Señores" que el tlatoani Cozcatzin,1992: fols. 3r). de Olac. Quizás por eso en el Códice Mendoza (1992 lll) no aparecen figurados ninguno de los dos pueblos, mientras que OIac si está recogido como tributario en el folio 20r, con su glifo contenido en e[ de Xochirnilco. El Códice Cozcatzin consta de diversas partes y r"rna de ellas posee una lista de 55 parcelas entregadas a los indígenas por ltzcoatl tras la victoria sobre Xochimilco (Valero de García, 1994, p.33). Esta sección tiene un gran número de glifos con el nombre de las tierras y de los señores que las ostentan. Entre los distintos elementos escriturarios que el tlacuilo utiliza para indicar los topónirnos y antropónimos encontramos el logograma TECPAN, plasmado el glifo de la Figura 15: b) Tepetenchi, jurisdicción de Olac !iaic.1 co.z^cltzin 1992: (ibidem), sobre una fols lSv v 16r)' canstrucción que es una casa--calli norrnal y sin ténninos TECPAN (casa con friso decorado) y AXAYACATL (rostro con agua en Ia cara y diadema real para indicar que se trata del diadema real sobre la rnisma (figura l5c). llacatecpan preguntarse por qué Tecpan corresponde con la escritura logosilábica ya que el tlacuilo ha escrito sólo el palacio y el antropónimo del tløtoani mexica que gobernó Tras la descripción realizada cabe y Tepetenchi tienen un palacio señorial y una diadema real, mientras que OIac no. La respuesta podemos obtenerla en unas Ordenanzas El primer glifo que hallamos (figura l6a) consta de los tløtoani). entre 1468 El glosador del códice escribió encinra del misrno y debajo axaiacaltzin. Pensamos que la glosa no se y 1481. Juan José BATALLA RosADo 92 EL PALACIo REAL MEXICA 93 En nuestra opinión, y teniendo en cuenta que es el primer nombre de tierras de toda esta I sección, caben muchas posibilidades de que el terreno pertenezca al palacio de Axayacatl, con lo cual coincidiría con los elementos que componen el glifo. Esto no quiere decir que Axayacatl Figura 16: b) Tecpancihuatl, (Códice Cozcatzin, fols 6v consiguiera las mismas en tiempos de Itzcoatl (victoria sobre Xochimilco y reparto de tienas), puesto que aún no había nacido, pero podría haberlas obtenido de diversas maneras. Relacionado con este glifo, hemos de folio 10v del Códice Cozcatzin aparece oho que está compuesto por una casa-calli con un rostro-xayacarl (sin más 1992: señalar que en aditarnentos) en su interior que es interpretado por el glosador como tlacatecpan. De nuevo estamos ante una lectura errónea, ya que ninguno de los elementos es un hombre-tlqcqtl y un palacio-tecpan. Así mismo, en el folio 5v aparece otro error en el término en lugar del TECPAN el tlacuilo ha escrito el signo fonético tec o el logograma TECU mediante la diadema real, con lo cual el pueblo debería de ser Tecutzinco o tecpantzinco, pues Tecuhtzinco. En los folios 6v y 7r del Códice a b c Figura 17: a) , b) Teccalli, c) Pilcall¡ (Cod¡ce Florentino, 1979: L. Vlll, 37r y 37v; L.XI,241v y L. Xll,14v). También recoge en sus páginas glifos con el posible logograma TECPAN, el Códice Florentino. Concretamente, el Capítulo 14 del Libro Ylll "de la manera de las casas reales", tiene dos viñetas que muestran las estancias donde los jueces o tecutlatoque (diadema y vírgula de la palabra) celebraban los juicios de los nobles y macehuales. La primera de ellas se llamaba tlacxitlan (Códice Florentino, 1979,11: Libro VIII, folio 37r) y vemos en la pintura un tecpqn que contiene un hombre y un pie (figura l7a). Así, el tlacuilo nos indica que está hablando de un tecpan (no resulta claro si la o escritura) y que dentro del rnismo se encuentra la sala tlacxitlan, cuyo glifo es un hombre-¡/ acatl y un pieicxitl. En la segunda imagen (Códice Florentino, 1919, ll Libro VIII, folio 37v), tenemos la habitación denominada teccalli (figura l7b) pintura es iconografía :-'t FEura-t6f--õ !;h.uatecoan Cozcatzin (1gg4) están pintados dos glifos ':::::?r,r, 1ee2: similares, pero con una interpretación del fols.7r. glosador muy interesante. El primero de ellos (figura l6b) está compuesto por los logogramas TECPAN (casa con friso decorado) y CIHUATL (mujer) y Ia transcripción indica que se trata del antropónimo tecpa(n)cihuatl, con lo cual la lectura parece correcta. pintada mediante el tecpan, para indicar que está dentro de éste, y una diadema real sobre la azotea que transcrib e el fonema tec. El Libro XI del Códice Florentino (1919 ll) también tiene una sección dedicada a las diferencias entre edificios, e incluye en el folio 241v, una construcción con el friso decorado con círculos para describir el tlatocacalll como residencia del tlatoqni. por ello, en el centro del tecpan introduce a un señor con diadema real ceñida en la cabeza y vírgulas de la palabra que salen de su boca. Pero el segundo (figura l6c), que consta de los logogramas CIHAUTL (rnujer) y CALLI (casa) no puede ofrecer el topónimo CihuøÍecpa, ya que el palacio real no está presente. Obviando las dificultades actuales que tenemos para el desciframiento de la escritura mexica (Batalla, 1995) creemos que las glosas que Hay otra pintura en el folio l4v del Libro XII (figura l7c) que presenta a Motecuhzoma II entre dos tecpan, uno de los cuales tiene un niño en su interior. La lectura correcta de la imagen la acompañan a los documentos pictográficos necesitan de una profunda y se fue a su casa propria" (Códice Florentino, 1979,lII: Libro XII, fol.l4v). Una mejor explicación la revisión crítica. encontramos en el texto nahuatl y Motecuçoma quicøuh in uei "Motecuçoma dexo la casa rreal castellano del tecpctn, umpøia documento: in ìpilchan- tenernos EL PALACIO REAL MEXICA Juan José BATAI-I.A RosADo 94 en la Historia General ... (Sahagún, 1982, p.731): "Mocthecuzoma (...) salióse de las casas reales y fuese a las casas que él tenía antes quefuese rey o emperador". En la imagen vemos corro el tlatoani ha salido de una construcción que es el huey tecpan y se dirige a otro palacio que contiene el glifo de un niño 7,ril/i, es decir, el pilcalli, situado dentro de un palacio (Primeros Memoriqles, 1993: fol. 57r). c\.zp:t ,T* Códice (1992 En el Mendoza lll) aparece en dos ocasiones el topónimo Tecpan (figura 8), uno en la sección de las Figura 18: Topónimo Tecpan (Códice Mendoza, 1992 conquistas y el lll: 5v y 32r). otro en la de ñ 1 pueblos tributarios (idéntico al de la Matrícula de Tributo,s 1980: 6- v). En ambos ejemplos está pintado el logograma TECPAN mediante la casa con fi'iso decorado, pero el primero de ellos, tiene sobre la azoteala diadema real o xiuhuitzolli. La explicación de esta diferencia no ha sido estudiada con claridad y se ha entendido que en los dos casos se trata del topónimo Tecpan, pero que en el primero, el tlacuilo añade la diadema como redundancia lingüística (Berdan, 1992, l, p. 101), es decir, como contplementación.fonética para indicar que el logograma colnienza en este caso por tec. Nuestra opinión no mantiene esta hipótesis, y consideramos que el escriba indígena representa ese elemento por otro tnotivo, ya que la casa señorial no puede tener otra lectnra distinta a TECPAN, y por tanto no es necesario señalar la sílaba inicial del logograma. Podemos pensar que al igual que ocurría en el Códice Florentino (véase figura 17b) la diadema sobre el tecpan indica que el pueblo es Teccalco. No creemos que esta solución sea la adecuada, puesto que en este caso, un pueblo no puede ser incluido dentro de un palacio como ocurre con una sala. Además, en la sección tributaria, está pintado un glifo en el folio 20v, compuesto por una diadema real y una casa sirnple que recoge el nombre de este pueblo, aunque el 95 glosador se equivoca y transcribe Tecalco, inventándose la presencia del signo tetl-"piedra" indicativo del fonema re. Por otro lado, cabe la posibilidad de que ante el elevado nútnero de pueblos con este nombre (Gerhard, 1986, p.484) el tlacuilo, al igual que habíarnos visto en el Códice Cozcatzin (véanse figuras l5a y 15b) y en el Códice Aubín(1981: fol. 38v), incluye la diadema real para mostrar que este Tecpan era un señorío, y de este modo aclarar de qué pueblo se trataba y diferenciarlo del resto. Por eso, cuando Tecpan aparece como tributario en la segunda sección no es necesario especificar nada, puesto que ya está incluido en Quahuacan. Por todo ello, es más factible esta teoría que la primera que hemos mencionado. Nos resta reseñar la aparición como elemento escriturario del TECPAN en otros tres documentos. En el Códice Azcatitlan (1995: fol. 2v) donde se presenta unido al glifo de la porteadora del dios llarnada Chimalma, pero hasta el momento su lectura no ha podido ser interpretada. Por otro lado, tenemos un tecpan de perspectiva tridimensional en el folio 3v del Códice Cozcatzin (1994: fol. 3v) que, adernás del friso decorado tiene sobre su azotea una bandera-pøntli, de la que no sabemos si se trata de un elemento ornamental del posible palacio de Axayacatl, o de la terminación de topónimo pan. Por último, rnencionar la presencia en el Møpa Santa Cruz de la Ciudad y Valle de México de dos tecpan, uno como elernento del glifo de Coatlichan y el otro individualizado, para oÍÌecer la posible lectura de Tecpancalco (León-Portilla y Aguilera, 1986, pp. 55 y 6l). No podemos dar por finalizado este estudio sin mencionar que, tal y como habíamos indicado en la introducción del rnismo, los palacios señoriales con friso decorado mediante círculos no son exclusivos de los códices del Centro de México. De hecho, en el área tnixteca, conservamos documentos preconquista y coloniales que con toda probabilidad reflejan este tipo de construcción. Podemos observar la presencia del elemento iconográfico Íecpan en códices como el Nuttqll (1987, pp. 5, 19,23,24,26,27 y 41), Selden (1964, pp.2,4,8 y 16), Colombino (1966, pp. ¿3? y l3), Yanhuitlan (1994, pp.2 y 3) y Egerton (1965) en el cual abundancia de palacios reales merece un único estudio. la Otlos documentos rnixtecos que contienen figuraciones del los lienzos Antonio León, Ihuitlan, Jicayan. Íecpan descrito son I, Meixueiro (Glass y Robertson, 1975: fig.44), etc. En el últirno de ellos la escena central que recoge el nombre del lugar Zacatepec engloba dos edificaciones de las cuales una de ellas es un tecpan (en el Lienzo de Coixtlahuac(t no / las dos son palacios), y está rodeada por seis topónimos que incluyen el tecpan, pero consideramos que no son meras representaciones iconográficas sino que forman parte de un glifo de escritura logosilábica, ya que cada palacio tiene adosados elelnentos distintos. Lo que en su momento habrá que determinar es si en estos ejemplos el tecpan está pintado para indicar que las localidades contaban con dicha construcción o si reallrente forma l iii ii l REAL MEXICA 91 escritura mexica. La primera de ellas, es el elevado número de errores que los glosadores cometieron al transcribir la lectura de los mismos, y la segunda el gran desconocimiento que todavía tenemos del funcionamiento del sistema logosilábico de escritura que esta cultura desarrolló. Creemos que es de gran impoftancia realizar estos análisis exhaustivos de elementos concretos, como la simple representación de un tecpqn, para ir avanzando en la interpretación de las pinturas y en Ia lectura de los glifos que aparecen en los documentos pictográfrcos. Para terminar, es nuestro deseo recalcar que creemos haber de las Relaciones Geográficøs como parte del topónimo de las mismas. recuperado algunos mapas Conclusiones verdaderos códices, aspecto en el que no nos cansaremos de insistir, ya que en nuestra opinión siempre han sido "los grandes olvidados', Tras el repaso que hemos realizado de las representaciones del palacio real o tecpan definido mediante una casa con el friso decorado con círculos, la conclusión más importante que debemos obtener es que el análisis nos ha permitido entender partes de códices y signos escriturarios cuya interpretación no era clara. Por un lado, el estudio iconográfico del tecpan establece que rl EI PaIacTo Juan José BATALLA RosADo 96 cuando aparece representado, hace mención a la existencia de un gobernante indígena o colonial y que por tanto los pueblos que poseen palacio señorial tiene mayor categoría que aquellos que carecen de é1. Adernás, el tecpan unido a un personaje, puede diferenciar por la importancia del cargo al mismo. Por otra pafte, no hemos hallado ningún ejemplo en el que podamos considerar que el tecpan es un simple elemento decorativo. Siempre tiene una función dentro del total de las pinturas que componen el códice. De hecho, a través del estudio de las viñetas de los códices Florentino y Durán, creemos que éstas no deben ser tornadas como meras ilustraciones, ya que un examen profundo de las mismas ha revelado que describen lo mismo que el texto escrito que las acompaña. También hemos podido comprobar que en ocasiones, el tecpan puede ser confundido con un templo, con lo cual es necesario acotar el contexto iconográfico en el que la pintura está realizada. En cuando al análisis del tecpan en términos escriturarios, de nuevo debemos señalar dos cuestiones fundamentales respecto a la para el grupo de investigadores que se dedican al estudio de los Códices Mesoamericanos. l* l Juan José BATALLA RosADo 98 EL PALACIO REAL MEXICA 99 Cóotce AzCATITLAN, edición facsímil, 2 volúmenes. Comentario de Robert H. BARLow, revisado por Michel Referencias AcuñA, René, Reløciones Geográficas del siglo XVI. Antequera, tomo primero, volumen 2, UNAM, México, 1984. Acuña, René, Relaciones Geográficas del siglo XVI: México, tomo primero, volumen 6, UNAM, México, 1985. ACUñA, René, Relaciones Geogrítficqs del siglo XVI: México, tomo segundo, volumen 7, UNAM, México, 1986. BATALLA RosADo, Juan José, "La escritura nahuatl. Problemas sobre su definición como sistema logosilábico", en Alfonso LACADENA, José Miguel GencÍe, Juan José BATALLA y José Luis de RolAS, Escritura Indígena en México. 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THE PREHISPANIC HISTORY OF'THE VALLEY OF' COIXTLAHUACA, OAXACA Bas van D)ESBURG Olivier van BTJREN Drawings by Martijn van den BELr Introduction At the moment, at least twelve indigenous pictographical are known to have originated in the valley of documents Coixtlahuaca. s we know from several sources, this was an important prehispanic centre with a big market. An overview is presented here of the history of the valley as it has been recorded on the indigenous documents. Our first aim is to provide a working base for those interested in the reading and analysis of the Coixtlahuaca documents. The interpretation of this historical record in terms of the development of the Coixtlahuaca señoríos or the socio-political structures of these seflorlos and other important ethnohistorical questions will be adressed in future publications. The valley of Coixtlahuaca is situated in the northern part of the Mixteca Alta and is surrounded by a mountain range (see map p. 155). Crossing these mountains, several Mixtec villages are found: - The drawings ofthe Lienzo Tlapiltepec are after JorrNsoN (1994). by Martijn van den Bel. All other drawings are r04 THg pngglspaNIC HrsroRy Bas van Donsnunc/Olivier van BUREN Lienzo Tlapiltepec is from Tlapiltepec, an ancient subject settlement of lhuitlan, but dominated by the Coixtlahuaca royal to the southwest are located villages like Tamazulapan. Tepozcolula and Tlaxiaco, to the south the village of Tejupan, while to the southeast the villages of Yanhuitlan and Nochixtlan are situated. To the east are the villages of Apoala and Huautla. The rnost northem village of the valley is called Aztatla and is very close to the bo_rder betwãen the states of Oaxaca and Puebla. The northeast corner of the valley forms the border between the Mixteca Alta and the Popoloca- lineage after ca, 1450 AD. 3. The lienzos 4. 5. Nahuatl area around Tehuacan. approximately three thousand inhabitants, although another village, Tepelmeme, is *o." or less of equal size, and is situated to the north Concepción and San Antonio Abad (all more or less to the east of Tepelmeme), Tequixtepec (in between Tepelmeme and Coixtlahuaca), .licbtlan, Tulancingo, Tlapiltepec and Suchixtlahuaca (to the east of coixtlahuaca), and Nativitas to the south of coixtlahuaca. The main indigenous group of the area is the Chocho (or Chocholtecos)' whose tradition und lunguug" show a very close resemblance to the Popoloca of the neighbou.ìng state of Puebla. we know however that formerly also Mixtec and Nahuatl were spoken in the area. The Coixtlahuaca documents can be divided into five groups: l. Three documents from Coixtlahuaca itself: the Lienzo Coixtlahuaca l, the Lienzo Seler ll or Coixtlahuaca Il and the 2. |'lhe Lienzo Meixueiro.l Three documents from the Ihuitlan area: the lienzos lhuitlan and Tulancingo are from lhuitlan.2 Parmenter (19S2) proved that the Lienzo Meixueiro is in fàct not an original docunlent, but a reconstruction ofthe Lienzo A nrade by Willialn Gates, based on photographs The Lienzo zf in turn' is a copy made by Nicolas de León (Parmenter, 1970). The location of the original is u,]Li.,o*,.,, and it may even not exist anymore. A better name f'or the origirral of this clocument wor¡ld be Lienzo Coixtlahuaca Ill. 2 Tlre proverrience of the lienzos lhuitlan and T'ulancingo will be cliscuss.9 ll^l (1993) t'orthcoming article by van Doesburg and van Buren. opposed to Parnlenter deal an<l Rincón*(1994) the authors believe that the lienzos lhuitlan at'td'litlancingo with the history oí'lh,itlan and its li'eages and clon't evetr rnentiott'fulancingo. This is based upon the identification of lhuitlan in the Lienzo Tlapiltapec.'fhe rulers rnentioned tlìere f'or Ihuitlan also appear onthe Lienzo Ihtùtlan. Ftlrthermore, in the ACN we t'onncl a nt¡mber of documents that rnake it possible to iclentify several places rnerrtioned in the Lienzo Ihuitlan as f'ormer 'barrios' or neighbourhoods of I Tequixtepec. Tequixtepec I and Tequixtepec II are from The Lienzo Nativitas is from Nativitas. For the Gómez de Orozco Fragment, the Selden Rott and the Codex Baranda we are unable to give the actual village of provenience but because oftheir close relationship to the contents of the Coixtlahuaca lienzos we are able to say that they are also originated in the valley of Coixtlahuaca.3 In the valley itself the main village is Coixtlahuaca with of coixtlahuaca. other important villages are lhuitlan, Tlacotepec, r05 in fact All the lienzos display cartographical features and some are rather detailed topographical rnaps. Some also depict the village borderline, often in the form of a band of jaguarskin the sign of the village, and the borderplaces or mojoneras.a. Fufthermore, all lienzos give genealogical iniormation; some focus mainly on this aspect, others only give some data concerning genealogies. All Iienzos give some kind of historical surrounding infonnation, and again some focus more on this aspect than others. The lienzos Seler II, Tlapiltepec, Ihuitlan, Tequixtepec I and II and Nativitas tell us of foundation rituals and rnythological origins, as do the Gómez de Orozco Fragment, the Selden Rolt and the Codex Baranda. Several authors have dedicated their attention to the corpus of the Coixtlahuaca documents. Caso (1954, 1958 and l96l) wrote valuable first commentaries on the Gómez de Orozco Fragment, the Codex Baranda and the lienzos Tlapiltepec and Ihuitlan, Parmenter (1961, 1970, 1982, 1993) added additional ideas, discovered more documents (the lienzos Tequixtepec I and 11 and the Lienzr¡ Tulancingo) and did important work on the identifìcation of places Ihuitlan. Also, the geography as shown on tl¡e Lienzo Tulancingo. corresponds to thc geography of (sixteenth century) Ihuitlan. is also tl'te Lienzo Aztatla-also nrentioned by Rincón (l9t)6)-which is still in its village of'proveniance. However, the doculnent is in such a poor state that it can hardly be read, and is theref'ore not included in the list here. Other pictographical Coixtlahuaca-documents mav still be f-ound in the fì¡ture. Village borders are given by the lienzos Coixtlahuaca I, Selar tt. A. Tulancingo. TequixÍepec I a¡d Nativitas. r'l-here t ti|rr 106 Bas van DoqsBunc/Olivier vqn BUREN THE PREHISPANIC HISToRY and the history of the documents, Smith (1973) cited several of the Coixtlahuaca documents in her book and included an appendix which was wholly dedicated to the Coixtlahuaca group, Caso (1977) published the history of the region as he saw it and included the personages of the documents in his most important bibliography of the mixtec kings (1979). Viola König (198a) and her colleagues from Hamburg analysed Ihe Lienzo Seler II in detail. Other works of value are Johnson (1994) and Rincón (1994, 1995, 1996). AIso there are several works that do not directly deal with Coixtlahuaca but connect it with other parts of prehispanic Mexico (e.g. Kirchhoff et al., 1973). This article offers a synthesis of these various studies cornbined with the recent research done at the Archaeological Department of the Leiden University. The historical pictographic documents were made to legitirnize the position and power of the post-classic rulers. They told of the births, marriages, deaths, wars, alliances and successors of the lords. In the Mixteca and the Coixtlahuaca region, the historiographic tradition already started somewhere in the tenth century with the reinstatement of politically strong lineages and the restoration of the small city-states after the collapse of classic Monte Alban. The documents were made to explain how the ruling class had once obtained its position and how it was inherited and transferred to the later lords. Coixtlahuaca history can thus be analysed according to the following two themes: a) Origin myths and foundation rituals: The origins of the ruling class were explained in several ways. In some cases (mostly Mixtec) the first lords had emerged out of sacred trees, hills or rivers. In the north (i.e. the Nahuatl area) the origins of the people were traced back to the mythical place Chicomoztoc, "At the Seven Caves". From these places the different groups had emerged to disperse themselves and found tlreir separate cacicazgos (citystates). In many cases war was needed to obtain the new lands. Essential to the subsequent foundation of the cacicazgo.ç was the drilling of "New Fire" and the installment of the sacred bundle, the "Heart of the Community" or altepeyolorl, in the village temple. Also other rituals were performed to obtain possession of the lands, e.g. the shooting of arrows in the four cardinal directions. b) 107 Genealogies, conquests and marriages: War as a means of expansion was often (but not always) followed by the maniage with a princess of the defeated Iineage. Once the new dynasty had been installed, the children served to establish relations with other cacicazgos in the vicinity, also by means of marriage. Hence, the depiction of maniage in the documents represents the transfer oftitles, Coixtlahuaca History The historical tradition kept by the sixteenth century Aztecs and many of their contamporaneous neighbours revealed that several centuries before a people called the Toltecs had ruled over wide areas of Central-Mexico. Their legendary capital was called Tollan ("midst the Cattailreed"). Although it seems this name originally referred to the great classic centre of Teotihuacan, it came to be used during Toltec times as a name for several Toltec cities, like Xicoc or Xicotitlan (nowadays Tula in the State of Hidalgo), Chotula and Tenochtitlan. The Toltecs were remembered as the inventors of the post-classic culture and as such were highly respected. Many later ruling houses, among them the Aztec royal family, claimed descent from Toltec ancestors. Another one of these was the lineage of the famous Atonal, supreme lord of Coixtlahuaca in the fifteenth century. I The Lineage of Lord 7 Water (Atonal) ,,Eagle" The Anales de Cuauhtitlan, a very important sixteenth century anonymous Nahuatl-source from the Valley of Mexico which covers the Valley history from the eleventh to the sixteenth century,s tells about the collapse of Toltec society around the I I th century and the subsequent migration southwards of the Toltec lords. In paragraph 67 of this document we encounter the following passage.t' s'lhe original text f'rom 1544/45, which is now lost, was copied by Iìernanclo de Alva Ixtlilxochitl, the famous historian from Texcoco, at the end ofthe lóth century. This copy is nowadays kept at the National Anthropological Museuur in Mexico City. 'fhe text is clearly based on an interpretation ofseveral pictographic documents fion.r Cuauhtitlan, Texcoco, etc., mixed with commentaries fiom the oral tradition. t'We do not know when exactly the history of this Atonal took place. The year I flint probably isn't a historical date, but a sacred or syrnbolic date. related to the end of the Toltec era. However, other indications (e.g. the number of generations tbllowing ñrTHE PREHISPANIC HISTORY Bas van Doxnunc/Olivier van BUREN 108 I "Este pueblo antiguamente era de los nás principales de aquella provincia y donde se hacía un mercado de mucha riEreza, y así, acuclían a ël muchos mercaderes forasteros de toda Ia tierra; de ll4éxico, de Tezcuco, de Chalco, de Xuchimilco, de Cuyuacan, Tacuba, Azcaputzalco, finalmente de todas de las provincias de la tieta, a sus granjerías, resgates de oro, plumas, cacao, jícaras muy galanas, ropa, grcjno, hilo de colores que hacían de pelos de conejo. " (Durán, I 984, p. I 85). tecpatl ypan in yn xihttitl xitinque yn tolÍeccl catco ypan ntochiuh yn Vemac yquac tlcttocalia, (...) Auh yn tolteca niman yaque (...) quizato Huehue Quauhtitlan, oc oncan chixque yn Tamazolac chane catca yn'onc(in tlapiaya yn ilocd Atonal, nyman no tehuan quinhuicac yn imacehualhuan. Niman onehuaque yn tolteca (...) Auh yn oyaque yn " ocallacque allepetl ypan cequinlin notlallique (...) Coayxtlahuacan, Tantazollac (...) ". (l Pedemal [064]: En este año se desbarataron los qne eran tolteca. Aconteció en tiernpo de Huemac, cuando reinaba, (...) Y se fueron los tolteca (...) llegaron a la antigua Cuauhtitlan; allá aguardaron todavía a él que era habitante de Tamazolac, que allá era guardian, el nonrbrado Atonal, quien luego con otros llevó a sus macehuales. Partieron en seguida los tolteca (...) Y al irse y entrarse en los altepetl se establecieron algunos en (...) Coayxtlahuacan [y] Tamazolac (...); Anales de Cuauhtitlan. d 67)? "Ye yquac yn yn axihuac altepetl cohua¡,rllahuacan. Oncan yancuican ompeuh yn hualcallaquia teocuitlatl quetzctlli olli cacahuatl yhuan occequi necuiltonolli et". Oncan peuh yn ineyollaliliz ntexicayotl yn ica tlacallaquilli. et" " (Fue cuando ya se habían apoderado del altepetl . Cohuayxtlahuacan. Ahí por primera vez comenzó a entrar hacia acá el oro. plumas de quetzal, hule, câcao y otras riquezas, etcétera; ahí ernpezó el The first Tamazolac ("At the Water of Frogs") was a place alivio del corazón de la rnexicanidad por el tributo, etc.; Anales of Toltitlan and Old Cuauhtitlan, on th€ Lake of Mexico. Almost 400 years later, a of the northwestern shore farnous descendant of this first Atonal, also called Atonal (ll) and close to the villages Cuauhtitlan, C oayxt yn The Historia de I Huehue lahuacan, yn iquøc Atonal until the Aztec conquest ofCoixtlahttaca) seetn to point towards the eleventh or twelllh century. 7 'l'he translatiorrs of the Nahuatl{exts in this article as given by Fcliciano Velázquez (1992) and Mengin (1939-40) have heen changed orr some points by the atrthors. los sus Pinturas, Spanish author and based on pictorial manuscripts by indigenous readers confirms: . Aztec power: por the explanation of nohuian anahuac llacalktquilli. Auh ynin Atonal ¡,uh mitoa ca oc ynpillzin yn lolteca calc(i oncan chane calca yn Toltitlan Tatnazolac: oncan ehuac ynyc quizgue Íolfeca yn yquac xilinque " (4 Casa-5 Conejo [1457-1458]. En este año, Motcuczotnatzin el The story of the war against Coixtlahuaca is also told in detail by the religious Spanish chroniclers Juan de Torquemada (1615) and Diego Durán (ca. 1580). The conquest of the city must have been very important to the Aztecs: in the fifteenth century Coixtlahuaca was a major market centre and a strong contender to Mexicanos rË written early in the sixteenth century by an unknown yn oncan tlatocctlio huey tlaloani ytoca Atonal, oncan quicemil[tJaya yn vie.jo se apercibió a combatir; y salieron de guerra a conqtlistar Cohuayxtlahuacan, cuando reinaba allá el huey tlatoani nonlbrado Atonal; allá exarninó los tributos de todas partes de A¡raht¡ac. De estc Atonal se dice que era todavía príncipe dc los toltecas, que era allá habitante de Toltitlan Tamazolac, de allá partió, de nlanera que se acabaron los toltccas cttando se desbarataron; Anales de Cttauhtitlan, $189) de 89). coø2ttbþuaa. Ypan inyn xihuitl yctotlalo MoÍeuczomalzin ynic yaoquixohttato tepehu6llolo öI t1 ruler of Coixtlahuaca, was defeated by the Aztecs: "4 calli-5 tochtli. 109 ut. ill.1 The stra ngled Lord 6 Water "Jaguai' (Atonâ lll) (Codex Mendoza). ganó ntuchas "En el año 139 [=14621 Cuaixtlahuacan y se truJeron joyas a Moteuczoma" (Historia de los Mexicanos por sus 1979. p.6l).¡ Pinturas, ¡, ,nJlii"riio:t"å:3";: coixtlahuaca's ruler Atonat was srressed Mendoza when he depicted the strangled lord in front of his palace in the list of Moteuczoma's conquests (ill. l).' * ' The difference in the dates ofthe conquest rnight be explained by the long duration of the war (four years, cf. Anales de Cuauhtitlan, g238) between the Aztecs and the Coixtlahuaque. coixtlahuaca mearrs "Plain of snakes" in the Nahuatl language, Its Mixtec name Yodocoo, "Valley of Snakes". is ll0 Several Coixtlahuaca The Central-Mexican sources indicate then that the first and last lord of one of the major lineages Coixtlahuaca were both called Atonal, a name that means "Lord with the calendrical name Water". 17 oguo Interestingly enough, several lienzos (lienzos Coixtlahuaca of the Tec1uixtepec I. Tlapiltepec and Seler ID depict these lineages from Coixtlahuaca, one of which was founded by an immigrant lord called 7 Water "Eagle" in a place called 'Palace of the Eagle'r0 located on or of a high mountain which was identified by Caso (1961) as the "Eag ill.2a present Cerro Verde in the south of (Atonal l) and Lord 6 Water the Coixtlahuaca Valley (ill. 2a). This "Jaguar" (Atonal ll) in the long 'Palace of the lineage ends some 18 generations g"^i::l?sv of Eagle'(LienzoTlapiltepec)' later with a lord .uti.¿" ã wut", "Jaguar", who was at that time lord of the city of Coixtlahuaca (ill. at the foot 2a). We can be sure the two lords called Atonal are identical to lord 7 Water and his descendant 6 Water from the pictorial documents from Coixtlahuaca: Lord 7 Water "Eagle" is Íhe "habitante de Tat'nøzolac de Toltitlan", who established hirnself in "Coayxtlahuacan" (to be understood as the region, since the palace founded by 7 Water was located to the south of the city of Coixtlahuaca and did not yet exercise power in the city itself). His descendant who was called 6 Water "Jaguar", is the second Atonal, fl'te "príncipe de los toltecas", the lord that ruled Coixtlahuaca at the tirne of the Aztec conquest of the region and who we will rneet again later on in the story.ll r,, Interestingly, the narne Cuauhtitlan can utean 'Amidst the Eagles' or 'Àlnidst the Trces'. rrThis Orozco second Atonal is nowadays still avery fanrous person in the region; several cotlpauies, like a taxi service and a bathing place are evelr lranled atier llim' the 1 Frøgment, 4 lienzos Tequixtepec I, Tlapiltepec and Seler GENERACIONES 7 of documents (Gónez de oguo of lil THE PREHISPANIC HISTORY Bas van DoESBURc/Olivier van BUREN z lD contain important 12 pedernol data about the origins of Lord 7 Waterhis Atonal. All of 6joguor 7j oguor ancestors were clearly legendary fìgures: his great-grandfather, the first ancestor, called Lord 7 Reed, ernerged out of of 4 mov had oÃo 7coño a'River iE Jade and Quetzal feathers' (which can be read as 'River Offspring' in metaphorical 7 coño ic 7 mov of a sense)r2 on the sacred date year 7 Reed, day 7 Movement,ll after ill.3. Lord Reed and Lady 4 Movement near Quetzalfeathers', their successors Lord 7 Jaguar and Lady B Jaguar, and Lord 12 Flint and Lady 12 Ftin| at ,Hill of IUnidentified] Tree' (Lienzo Tlapiltepec). 'River 7 of Jade and which he married Lady Movement (¡ll. 3).r' The mythical birth from a river is a common motif in several of the Mixtec códices (e.g. Codex Nuttall, pp, I and 9). The offspring of this 4 l2 According-to Molina (1977), cuzcatl quetzallt (,Jade and qLretzal f.eathers,,) is a tnetaphor for the beloved child. It can also refèr to the corncob (Leyenda rle los .. So1es. 1992,p.126). " These sacred dates occur fiequently in the códices, especially in sce¡res related to the origin and foundation oflineages. They do not represent a historical rnoment in time. but rather 'encode' the foundation into calendrical ter¡¡s. The year 7 Reed. f'or ,, '' exanrpfe,isclearlyrelatedtothenameofthefìrstnraleancestorofLordTwater. ofthe obverse of rhe codex vindobonensis contains the rnythical date year 7 Reed, day 4 Movement as the foundation date of the Mixtec viliages. This iate is also included as a rnythical foundation date at the beginning of rl.te Coclex Baranda. Page ten çlt2 THe pREI¡IspeNIC HISTORY Bas van DoESBURG/Olivier van BUREN first couple was called Lord I Jaguar and Lady I or 8 Jaguar.'' The next couple was Lord l2 Flint and Lady 12 Flint, who reigned at'Hill of the Net' (with the sacred date year 8 Flint, day 8 Flint) and 'Hill of [Unidentified] Tree' (ill. 3).'6 According to the documents they had four historical children: - Lord 7 Water "Eagle", who moved away and founded his lineage in 'Palace of the Eagle' in the Coixtlahuaca Valley on the sacred date year 1 Reed, day 1 Crocodile. He was married to Lady 5 - - Lady 2 Flint "Jadefan", who was Inarried to an unnamed lord in 'Village of [Unidentified] Plant and Jumping Man' or 'Valley of IUnidentified] Plant' (Cholula);r7 Lady I 1 Snake "Jadehair",r8 who married in 'Village of Cattailreed and Nopal' (Tenochtitlan);re Lady I Wind "Flowerserpent", who moved away to an unidentified place in the Mixteca, called 'Black Curved Mountain of Water', and with the tonal or calendrical name 9 Reed. The detailed information on the family of Lord 7 WaterAtonal and the wide distribution of its members are quite surprising. There seems to be no information on the sisters of Lord Atonal in the sources from Central Mexico. 2 The Second Coixtlahuaca Lineage V u lture. - 113 Several other lineages were founded around this time by other lords, and one of these, later on, became of gîeat importance for Coixtlahuaca history: the lineage of 'Mountain of Arows' (Miltepec),20 founded by Lord 3 Jaguar on the 3jog uo r sacred date year 7 House, day 8 Lizard, '5 In the Coixtlahuaca documents the interclrangeabiliry of the nunrbers I and 8 is widely attested. We will see otlrer cases later on in this articlc. t(' ln fl'rc Lienzo Tequixtepec I a double line cotrnects this place with a 'Motlntain of the Eagle', which may refer to the name Cuauhtitlan, 'Amidst the Eagles' or 'Amidst the 'lrees'. but tlrere is no place sign which can be read as Tamazolac, 'At the Water of Frogs'. There is an intsresting legend about the place Hueuequauhtitlan ('Old Cuauhtitlan'), recorded by Juan de Torquemada (1986: Book VI, chapter 24), which tells us that when Quetzalcoatl, lord of Tula, was on his joumey fiorn Tula to Tlapallan, he passed through a place called Quauhtitlan. There he asked one ofhis servants for a mirror. Seeing in it how old he Iooked, he decided that that place fiorn then on had to be called Huehuequauhtitlan, 'Old Quauhtitlan'. We are not sure if the anonymous authors of the Anales de Cuauhtitlan were correct in identi$ing the lronre of Atonal as the Tamazolac near the village of Toltitlan; fhe Lienzo Tequixtepec / shows snow on top of the double lnountain where his parents live, rvhich seerns to point in the direction of the high volcanoes west of Cholula: the 't Popocatepetl and the Iztaccihuatl. Choh¡la means in the Nahr¡atl language 'Place of Flight' or 'Place of Jurnping'. Its Mixtec narne is Ñundiyo, which tneans 'Village of the Stairs' or 'Village of Jurnpiug'. The Lienzo Tlapiltepec tells us that I Wind and I I Snake were wonlell and not men. This seerns more likely since "Jadefan" and "Jadehair" are recorded in the Mixtec códices as personal names for women and not for men. The makers ofthe lienzos 'fequixlepec ] and Seler // probably changed the sex of these people to give their history a more authorative clraracter. '" Janserr in Parmenter, 1952, p.75. (ill. 4). No further data on his origins are given. A late descendant of this Lord, called 6 Monkey, \ryas an ally of Lord 6 Water "Jaguar", the second ill.4. Lord 3 Jaguar and his Atonal, and co-ruler in the city of wife Lady 10 Water at Miltepec Coixtlahuaca. When Atonal was ('Mountain of the Arrows') (Lienzo Tlapiltepec)' defeated by the Aztecs, the Lienzo Tlapiltepec tells us that the son of Lord 6 Monkey married the surviving daughter of Atonal, founding thus a new Coixtlahuaca dynasty which ruled the city at the amival of the Spanish conquerors (see paragraphs l4 and l5). The co-rulership and the resulting marriage explain why the lineage of Lord 3 Jaguar was so prominently depicted on the lienzo s Tlapiltepec and Seler IL t8 2" This Mountain of Arrows is identified by tlte Lienzo lhuitlan as Miltepec. However, this need not be the Miltepec still existing today near Tequixtepec de los Reyes. The Miltepec of the lienzos is shown as a place to the northeast of Aztatla. while the modern Miltepec lies at the northwest of the coixtlahuaca-valley. This problem still needs further research. F 114 Bas van DoESBURG/Olivier van BUREN We will return to this lineage at a later stage because it is of no importance for the Coixtlahuaca history until the conquest of the city of Coixtlahuaca itself, dated tentatively somewhere in the first half of the thirteenth century, {-[ iq The Lienzo Tlapiltepec also tells us that the Lord of Tepelmeme,2r called Lord 9 Reed and married to 4) Lady l l Eagle, was a rnember of this N lineage from Miltepec. However, we do not know when this Lord actually ruled at Tepelmeme. Other important lineages that were founded around this time in the area were the ones of 'Mountain of the Mask' (unidentified), recorded on the Lienzo Seler II (ill. 5), the lineage of ill.s. The first couple at 'River of the Vase and Heart', which would later on become Tizaltepec 'Mountain of the Mask' (Lienzo (now Santa María Nativitas), recorded Seler ll) on the Lienzo Nativitas and the lineage of 'Mountain of Palace and Heron' (Aztacalcol Aztatla), recorded on the L ie n z o Tec amac hal c o.22 3 Possible alliance with Toltec Cholula ln Íhe Lienzo Tlapiltepec there is a srnall scene next to the picture of Lord 7 Water "Eagle" in his 'Palace of the Eagle' (ill.2b): 2l 'l'he identif,rcation of Tepelmeme in fhe Lienzo TlapilÍepec is based on fl'te 1590 Land-Grant Map of Coixtlahuaca (AGN-Tierras 2729-5), published in Smith (1973). In this map "Tepenene" is shown as 'Double Mountain of the A¡nr ('/)'. In the same 21 slrape Tepelmeme appears onlhe Lienzo Tlapihepec, and as such, it also appears on tlte Lienzo Meixueiro;however, in the latter document its rulers are not rnentioned. Tonala is shown close to Tepelmerne onlhe Lienzo Tlapiltepec.lts rulers, of whom we also do not know when they ruled, were called Lord 2 Flint and Lady 5 House. They were sacrified by a Lord 4 Rabbit (?). Tl'te Lienzo Seler II depicts a circle of 17 foundation couples in their respective villages, ofwhich, apart from Miltepec and the Cerro Verde, several others can be identifìed: Aztatla, Tlapiltepec (?) and lhuitlan. THE PREHISPANIC HISTORY I t5 a Lord 4 Jaguar, wielding a shield and a macana, was engaged in a ten year war," from the year l0 flint, day 13 Water (10S7 Abt), until the year 6 flint, day 6 Crocodile (1096 AD?), in which he captured and sacrifrced six enemy leaders: Lordl Water (not Atonal), Lord l0 Reed, Lord 4 Eagle, Lord 4 Wind, Lord 8 d Monkey and Lord 9 Rain, it seems likely that this Lord 4 Jaguar was involved in the establishment of Lord 7 Vy'ater in 'Palace of the Eagle' There is a possibility that this Lord 4 Jaguar is the same as the Toltec Lord 4 Jaguar "Quetzalcoatl-Bumbnose" who we 4 know frotn the Mixtec códices Nuttall, Bodley and Colombino.2a According to these códices this Lord ruled in 'Villase of the Cattailreed' (Tollan),2s an honãrific name that was used for the cities of Tula in the present-day State of Hidalgo. Tenochtitlan and Cholula. Although it is not yet ceftain which of these three cities was the home of Lord 4 laguar, Cholula is the most likely candidate. Towards the end of the eleventh century this Lord 4 laguar extended his qJoguo I 2b) Lord 4 waging Jaguar a ten year war (Lienzo Tlapiltepec). influence into the Mixteca. elevating Mixtec Lords to the prestigious rank of Toltec teuctli in exchange for rnilitary support in his campaigns. The promotion to the rank of teuctli was expressed physically by piercing the nose of the candidate with sharpened eagle and jaguar bones and inserting a turquoise jewel. This practice of political alliances was still used by the Lords 2r 2r The band with 'chevrons' at his feet indicate war (Jansen, 1992). This identification was nrade by Janseir (1995)..lansen (1996) identifìes this nran also -, withthefanrousQuetzalcoatl Nacxitl Topiltzin,theToltecLo¡cl fiomTula. " Tollan rneans'Anridstthe Cattailreed' in the Nahuatl language, Its Mixtec name may have been Ñuu Coyo (row the name for Mexico-City), which also means .place of Cattailreed'. 116 ttl THE PREHISPANIC HISTORY Bas van DoESBURG/Olivier van Buna¡¡ of Cholula in later centuries (Relación Geográfica of Cholula, 1985, p. I 3 I ; Mendieta, 1980: Book II, chapter 3 8). The principal Mixtec allies of Lord 4 Jaguar were the famous Lord 8 Deer'¿Jaguarclaw" (1063-l I l5 AD), the lord of Tututepec and Tilantongo,26 and his succesor Lord 4 Wind "Fireserpent" (1092,-l164 AD), the lord of 'Place of Flintknives' (Mogote del Cacique)"' who had commissioned the death of Lord 8 Deer "Jaguarclaw", as we know from the Codex Bodley. Also the lord of 'Place of the Jaguar' (possibly Coyotepexi near Acatlan)28 seems to have been an important ally, as we can deduce from the Codex Egerton. If 7 Water "Eagle" was indeed also an ally of the Toltec Cholula Lord 4 Jaguar, the move of his sister 2 Flint "Jadefan" to Cholula could be interpreted as a marriage-alliance: two children of Lord 8 Deer,,Jaguarclaw" also married in cholula (the origin place of their great-grandmother) in order to conf,rrm the political alliancebetweãn the lords (see Codex Bodtey). However, around the end of the twelfth century the alliance with cholula withered and no more Their son was Lord 2 Flower, married to Lady 4 Flint. Lord 2 Flower was a great warrior and conqueror and as such undertook a pilgrimage to the in the years 7 House and 8 Rabbit (1149 and I150 AD?), ro Mogote del Cacique in the Mixteca. There he met the lord of that place, probably the famous 4 Wind ûg Mixteca "Fireserpent" mentioned above, who 2 Flower a Toltec teuctli (Lienzo Seler tD elevated him to the rank of T'oltec teuctli, underlining the importance of the conquests of Lord 2 Flower for Mixtec power (ill. 6). Interestingly, the relations with the Mixteca end after the death of Lord 2 Flower and coixtlahuaca history becornes much more locally orientated. Could this process be related to what was happening around this time with the alliance between the Mixteca and rnarriages were arranged. Cholula? 4 Relations with the Mixteca 5 Local expansion in the Coixflahuaca Valley The succesor of 7 Water was called Lord 6 Vulture "Soft Ball". He married Lady 10 Crocodile who' according to the Lienzo History continued and three generations later2e Lord 9 Crocodile was enthroned as ruler at the ,palace of the Eagle'. He Tlapiltepec, came from the place where his aunt-l Wind "Fl-oweiserpent", the sister of Lord 7 Water-had moved to: 'Black Curved Mountain and Water', somewhere in the Mixteca' This rnarriage implies important ties between the lords of this place and the lords of 'Palace of the Eagle'. Tilantongo means in the Nahuatl language 'At the srnall Tlillan' (snrith, 1973: 42). 'lheTtilianwas a dark temple dedicated to the Earth-godess cihuacoatl. The Mixtec narne of the villageis Ñutnoo-Huahindehui which means 'Black Town, Hotlse of the Sky' (Srnith, 1973, p. 57). tt Thé Ìrìì*tec narne oi'Mogote del Cacique is Nduu Ñuuchi, which is a coutraction of Tincluu ñuu 1,uchi; this rneans 'Mount of the Village of Flintknives' (Jansen, 1982, p.276). ,t öoyotepexi means .Rock of the Coyote' in the Nahuatl language. lts Mixtec name is Yucuñaña, which means 'Mountain of the Jaguar'. stafted the spreading of the Atonal lineage within the coixtlahuacaValley. As we can see in The Lienzo \huitlqn, Lord 9 Crocodile had three children (ill. 7): Lord I I Lizard - Lord 3 Lizard Lady 8 Death 2,, a 2" ln the Lienzo TequixÍepec I there are f'our extra generations includecl, which do not appear on the other documents. t;-.ll8 Bas vctn THp pneurspaNrc HrsroRy Doxaunc/Olivier van BUREN ( Sperro originally also from Ihuitlan.3r The city 119 of Coixtlahuaca itself, however, still seems to have been in other hands. logorlgo S 6 Early lhuitlan history Tcquixlepcc Tequixtepec; Tequìxtepec Tlapiltepec). Lord 3 Dog in (Lienzq Lord 1l Lízard, lnarried to Lady 4 Rabbit, heired his father's throne of'Palace ofthe Eagle' and remained at the In the eyes of the Atonal lineage Ihuitlan history began with the marriage of Lady 8 Death, a mariage that resulted in the reshaping of lhuitlan's pre-Atonal political structure. The Lienzo Tlapiltepec shows us that the son of Lady 8 Death, called Lord 6 Grass, assisted at an important ceremonial conference of an unclear nature with his uncles, the Lizard brothers-both of whom had also achieved the status of Toltec teuctli-and his aunt 4 Rabbit near the Cerro Verde (ill. 9), in the year 3 Lizard established himself (probably tlrrough marriage with a local princess) as rulqr at given by the Lienzo the 'Mountain of the Conch' (Tequixtepec),3O to the north of ffi and two of his three children; Lord 6 Movement of lhuitlan and. two of .his three children; Lord 10 Movement of lhuitlan (Ltenzo lhuitlan)' the Water of the Chochos,,), which was the old lhuitran, and which was probably situated more or less to the southeast of Tlapiltepec. These marriages produced three separate dynastic lineages, which would control the valley until well into the fifteenth century: the dynasties of 'Palace of the Eagle' (which would later on rule Coixtlahuaca), of Tequixtepec and of lhuitlan. The Tequixtepec lineage stemming from Lord 3 Lizard is recorded on the Lienzo Tequixtepec 1, while the powerful lhuitlan lineage is recorded in the Lienzo Tlapiltepec, the Lienzo lhuitlan and the Lienzo Tulancingo, '" b-. Tulancingo. According to this last document, sorne tirne after this (ill. 8). Their sisterS Death married Lord l3 Vulture, a local nobleman at pinoyalco yvitla (.,lhuitlan at Coixtlahuaca Tequixtepec means 'At the Mountain of the Conch' in the Nahuatl language. Its Mixtec name was Yucr.ryee (de los Reyes, 1976) which rneans 'Hill of the Shell'. 4 Flint, day 1 Crocodile (1224 AD?), a date also Cerro Verde, while his brother ill.9. The conference near the Cerro Verde where Lord 6 Grass of lhuitlan assisted; Lord 3 Flower w¡th his two wives and his son near 'Hill of Jewel' (Lienzo Ttapìltepec). the conference, the son of Lord 6 called Lord Grass, 4 Rain "Serpent", moved his palace to 'Hill of the Axe' (Tepoztongo),32 within sixteenth-century lhuitlan territory (ill. l0). The accompanying date is year 12 Flint, day 5 Snake (1232 AD?, or perhaps a sacred date). It seerns logical to suppose that the 3t'lhe Lienzo 521er 1/ contains a short, but apparently old genealogy fiom lhuitlan. It is noteworthy that the nalnes of thc wives of the two lords therc correspond to the nanres olthe wives olthe fìrst lords of the Cerro Verde and Miltepec: Lord 3 Deer rnarricd to Lady 5 Vulture and Lord 3 Flint married to Lady l0 Water at lhuitlan versus Lord 7 Water "Eagle" lnarried to Lady 5 Vulture at Ceruo Verde and Lord 3 Jaguar rnarried to Lady l0 Water at Miltepec. r2 Centuries later. in 1670. the new San Antonio Abad would be f'ounded here in Tepoztongo (Van Doesburg and van Buren, in prep.). f" 120 Bas van DoESBURG/Olivier van BUREN THE PREHISPANIC HISTORY 121 7 The Conquest of Coixtlahuaca Interestingly, the move of the lhuitlan lineage coincided with the conquest of the city of Coixtlahuaca by the lineage of 'Palace of the Eagle', and both were surely paú of a strategic to seize control of the Coixtlahuaca valley. This conquest of Coixtlahuaca, depicted in detail on the lienzos Seler II and Tlapiltepec, was a key event in the rise of the Atonal lineage, but it over the whole qi þ, #$ was not achieved without help. In the year 6 Reed, day 6 Dog (1239 AD?) an irnpressive religious ceremony took place in 'Altar of the Cattailreed' (Tulancingo).'o The son and grandson of the great Lord I 1 Lizard frorn 'Palace of the Eagle', called respectively 12 Lizard and I or 8 Wind, had organized a gathering with several important lords from villages surrounding Coixtlahuaca territory: Lord I I Flower and his Tuloncingo 4 jogucr -12 oguo iÊ l vienlo" lll.'10. Lord 4 Rain "Serpent" and his son Lord 6 Ra¡n "Heart" in Tepoztongo ('Hill of the Axe') (Lienzo Tulancingo). :; sqlìdo hqcio -'- el norl¿ rnentioned conference concerned the move from the old lhuitlan (called "Pinoyalco Yvitla" in the Lienzo lhuitlan) to Tepoztongo. Lord 4 Rain did not conquer Tepoztongo though; this would be done by his son, Lord 6 Rain "Heart". On the Lienzo lhuitlan this lord is seated in front of the 'Mountain of Water', a sign meaning "flhuitlan] cornrnunity".33 iil. 'ù/ith this move of the lhuitlan lords from the old Ihuitlan to the new Ihuitlan we actually arrive at a very hectic time in the history of the Coixtlahuaca valley. Not only the lineage from lhuitlan moved. Wars were waged, places were conquered, other lineages moved as well and conferences and ceremonies took place. (Omeapan?), where amongst others were present the lords of Miltepec and the Cerro Verde and the following ceremony in Tulancingo (Lienzo Tlapiltepec\. 3' L-_ oño 7 pedernoì coñ 'fhc corrcept of'conrmunity' was oflen expressed in pictographical documents as a 'Mountain of Water'. In Nahuatl, the term for "cornmunity" or "village" is altepetl, which means "Mountain of Water". ng n Plant' son 4 Jaguar from 'Mountain of Arrows' (Miltepec), Lord l2 Water fr'om 'Mountain of the Mask' (unidentified), and also Lord 7 Snake, Lord 6 Flower and Lord 13 Lizard (ill. ll).35 This religious gatheling seems to have been a preparation for the taking over of power. rr Tulancingo is a Nahuatl term wlrich means'At the srnall'lbla' (Snrith. 1973, p. 42). t5'lhe Lienzo Seler I I names tive lords here: l2 Lizard, lord of 'Palacc of the Eagle'; I I [ìlower, lord of 'Mountain of the Arrows'; l2 Water, lord ol'the'Mountain of the Bas van DoESBURG/Olivier van Bunsu 122 In the year 7 Flint, day again in a I THE PREHISPANIC HISToRY Lizard (1240 AD?), the lords met place called 'Double River of the Mountain of an [unidentified] Plant', possibly the valley of Omeapan, within the lands of Tlapiltepec (ill. I l).36 Here they talked to several unidentified arrned men, who afterwards left for a journey to the north, apparently towards the Cuauhtinchan-region in the present-day state of Puebla (see map p.155). This journey to the north is possibly related to the fourteenth century migration of Coixtlahuaca lineages to the Tepexi and Cuauhtinchan region as recorded by several documents from that region.3i We will discuss these migrations in paragraph 1 L After the gathering at Omeapan, several priests, atnong them I Vulture and 2 Water, returned and addressed the ruler of Tulancingo, whose narne is lost to us (ill. ll).38 Following this ceremony the lords of the 'Palace of the Eagle' and of Miltepec rnoved to Coixtlahuaca (Lienzo Seler II). The lineage of the 'Mountain of the Mask', however, is not mentioned anylnore in the l2 Reed, 12 Death, lienzos from this moment onwards; the Lienzo Seler II seems to tell us that the lords l2 \ilater, 6 Flower and l3 Lizard moved to Aztatla and other places outside the valley, and subsequently were not of irnportance anymore in the Coixtlahuaca-region. As we have already mentioned, the lords of the'Palace of the Eagle', who up until this moment had been governing at the Cerro Verde, now moved to Coixtlahuaca, to the neighbourhood called 'Stone of the Heart' where they built their palace. The first lord from this lineage to live there was Lord I Wind. His succesor, Lord 5 Flower, established himself as ruler by conquest (ill. 12). The lords from Miltepec also moved to Coixtlahuaca, to the b-- óoguo neighbourhood called 'Mountain of Blood' or 'Rock of the Jaguartail';3e the first lord to build his palace and establish there by Pue bl o Remolino also himself conquest was called Lord 4 Jaguar (ill. l2). The date year 6 Rabbit, day 5 Deer depicted near the signs for f'undocion 2 oronqollxroJ L uorroPunJ Coixtlahuaca probably represents a sacred date of the city4o and does not relate to the date of al^ the conquest. 8 The Move of Tizaltepec The lienzos that just before the L û (Nativitas) Coixtlahuaca [, Seler II, Meixueiro and Nativitas tell us Mask'; 6 Flower and 13 Lizard. of whom it is not quite clear who they are. 'lhe Licnzo Tlapiltep¿c nar.nes I Wind, son of 12 Lizard:4 .laguar, son ol I I Flower; l2 Water. and 7 Snake. J"'l'he Lienzo Tulancingo andthe Codex Baranda also show this place ol'gathering plus thc datc ofits occurancei they do not, however, slrow the people involved. tt Wc have not been able to solve the cronological problern present in this idcntification. lt is possible that there were lnore nrigrations, of which the fìrst was showtr in the Coixtlahuaca lienzos. '$ Possibly however this ruler was the priest mentioned in the Lienzo Coixtlahuaca I at 'l'ulancingo: Lord 5 Wind. 123 ')12 lll.12. Lord 1 Wind and Lord 5 Flower in'Stone of the Heart' and Lord 4 Jaguar in 'Rock of the Jaguartail', both in Coixtlahuaca; Lord 6 Water "Jaguar" and his father Lord 10 Snake "Crocodile" Coixtlahuaca (Lienzo Tlapiltepec). t" These two neighbourhoods are the same. 'llrc Seler // in 'Rock' in na¡nes rhc barrio where the Mountain of the Arrows-lineage moves to the 'Mountain of Bloocl', wltlle the Lienzo T'lapiltepec calls it 'Rock of the Jaguartait'. The observation that it probably concenrs neighbourhoods here was made by Caso (1961 and 1977-79). We identify this neighboorhood as the actr¡al Peña de León, a hill near the .iuntion of the Riveri La Culebra and La Piaíia. r" 5 Deer and 6 Rabbit are consecutive days in the tonalpoalli. ffi 124 Bas van rnove of the lords Donsntnc/Olivier van BtlRË,N of 'Palace of the Eagle' and Miltepec, THE PREHISPANIC HISTORY another lineage, the one from 'River of the Vase and Heart', had already moved. Although the lienzos at first seem to contain contradictory inforrnation, the reconstruction we offer, may solve this problem. The lord of 'River of the Vase and Heart', called 8 Vulture, had been aided by 4 Jaguar from Miltepec, in the conquest of the 'Mountain of the Dove' (Tizaltepec), a place close to the Cerro Verde, where they killed the local Lord l2 Grass "Animal". After this war, Lord 8 Vulture established himself as ruler at'Mountain of the Dove'. However, he would not enjoy his reign at the new location for very long: when Lord 4 Jaguar conquered the 'Mountain of Blood' in Coixtlahuaca, he also killed his ally, Lord 8 Vulture (ill. 13). The 125 The Lienzo lhuìtlan tells us that after the death of Lord 6 Rain, Lord 6 Movement was enthroned. Lord 6 Movement also lived at Tepoztongo and had three children (ill. 7): ar - Lord l0 Movement was his father,s succesor in the main lineage and maried Lady 4 Rabbit. According to the Lienzo Tulancingo, Lord 10 Movement moved his palace to yet another place within Ihuitlan teruitory, called 'Hill of the Ear and Tree, (unidentifieda2). - Lady 9 Wind, who married the local nobleman Lord I I Deer and from whom evolved a second major lineage within Ihuitlan territory, which is, like the main Ihuitlan lineage itself, recorded in full detail by the Lienzo lhuitlqn. The Lienzo Tløpiltepec also shows this couple. .[,ft l\' €<1"^\, Lord 12 Crocodile, who, according to the Lienzo Tlapiltepec, moved to 'Mountain of the Chile' (unidentified), also within Ihuitlan territory, where he maried a local noblewoman called Lady 12 Rabbit. He was apparently not of great irnpoftance. Lord l0 Movement, the man who had Jaguartail' (Lienzo Se/er //). succesors of Lord 8 Vulture at'Mountain of the Dove' possibly stood under the control of4 Jaguar's lineage until the Spanish conquest. - lll. 1 3. The death at e 9 Distribution throughout Ihuitlan territory Looking back at the lineage of lhuitlan now, we remember how the lord from that place, Lord 4 Rain "Serpent", had moved his residence to Tepoztongo, within sixteenth century Ihuitlan-territory, we also remember that he had not conquered this place but that this was done by his son, Lord 6 Rain "Heart", who thus established hirnself as the ruler at Tepoztongo. This conquest occured around the tirne that the lineages from the 'Palace of the Eagle' and Miltepec tnoved to Coixtlahuaca. as we can also see in fhe Lienzo Tløpiltepec. Lord 7 Wind, married to Lady 2 Dog, who rnoved away to 'Mountain of the Head-Tlalvixtlauaca', a place close to Tlapiltepec. rl According ro fhe Lienzo Tlapitrepec, these three children were procreated by Lord 6 Rain. This document nor the Lienzo Tulancingo mention Lord 6 Movement. '2 In tlre Lienzo Tlapiltepec this 'Mountain of tl're Ear and [unidentifred] Tree' is also f'ound, near the sign of rlapiltepec. we don't know lrowever rvhethei this refers to the same place. * rre Nahuatl name of rlapiltepec means 'Mountain of the Knot'. Naate has meaning. * Tlapiltepectheis sante draw¡r in this docurnellt according Knot'. b- succeeded his father 6 Movement in the main lineage, had in turn five children, four of whom moved away, as we can read in the Lienzo lhuitlan(ill. 7): - Lord 12 Movement, who stayed at his father's palace as the ruler there and who maried Lady 6 Wind. - Lord 2 Rabbit, maried to Lady l0 House, who moved to 'Mountain of the [Unidentified] Tree-Tlalpitepec' (Tlapiltepec),a3 Its chochoname to its translation: ,Mountain of t26 - Bas van D)ESBUnG/Olivier van BUREN I Dog, who moved away to 'Mountain of Palace with Row of Flintstones-Tzotzopaztla' . Lord 10 Snake, married to Lady 12 Crocodile, who rnoved away to 'Mountain of Waterfall and Sun-Tlacotepec'. map)-, possibly Lord 3 Jaguar, married to Lady Ihuitlan. These places were all located within sixteenth century It seems then that, at this time, the major Ihuitlan lineage spread out its off-spring all through its territory. l0 The Atonal lineage in Coixtlahuaca In the meantime, as we recall, the Atonal lineage had established itself in'Stone of the Head' in Coixtlahauca, where things rernained relatively quiet for some generations, With Lord 3 Dog, who came three generations after Lord 3 Wind, the relative tranquility ended. According to the Lienzo Tlapiltepec 3 Dog left Coixtlahuaca and conquered Tequixtepec, ruled by his own relatives, where he established himself as a ruler (ill. 8) (he and his son 3 Flower are indeed not depicted in Coixtlahuaca on tlre lienzos Tlapiltepec and Meixueiro). From here he undertook other conquests in the direction of lxcatlan, notably 'Ternple of the Ears and River' (unidentified) to the north of Tequixtepec and 'Mountain of the Tall Feathers (?)' (unidentif,red) to the east of Coixtlahuaca (lierrzos Coixtlahuaca I and Meixueiro). lt is not clear why Lord 3 Dog moved out of Coixtlahuaca, but it is possible that he was driven oLrt by rnilitary force.a5 It was apparently not in the interest of the Atonal lineage to explain the cause of this departure. Again, according to the Lienzo Tlapiltepec, the successor of Lord 3 Dog, called Lord 3 Flower, married two times (ill. 9): his first wife, called I 1 Water, gave him a son called 4 Reed, who was to return to Coixtlahuaca. His second wife, called 9 Dog frorn a place called 'Hill of the Jewell'-which is either Tejupan or Tepozcolula,a6 places to the east and southeast of the valley of Coixtlahuaca (see 15 THE PREHISPANIC HISToRY Lord 3 Dog did not move because of the Aztec conquest, since this occured another five generations later. t" Texupan, a nahuatl terrn, means 'On the Blue [Stone]' (Smith, 1973, p.6l). tn Mixtec it is called Ñuundaa which means'Blue Place'(Acuña, 1984), Its glyph in the nrap of the Relación Geografca de Texupa of I 579 reads'Hill of the Turquoise Stone'. Tepozcolula, also Nahuatl, meatrs 'Amidst the Twisted Copper'. lts Mixtec natne is Yuandaa which means 'Blue Hill' (because of the azurite copper-ore?). bore him another son called 127 I Monkey who conquered his mother's town. A possible third son, perhaps called Vulture, seems to have conquered Tlapiltepec. 1 1 Shortly after the retum to Coixtlahuaca by Lord 4 Reed his lineage was to take over power again, and again in cooperation with the lineage from 'Mountain of Blood': the lords 6 Rabbit "crocodile,' and his son 10 Snake "Crocodile", son and grandson ofLord 4 Reed, together with 4 Rabbit "Deer"47 from the ,Mountain of Bloodj reconquered the city and built their palaces in the neighbourhoods called respectively 'Rock' (the famous archaeological site investigated by Bernal in l94B) and 'village of the Vortex of water, (the actual village of Coixtlahuaca), as is attested by the lienzos Meixueiro and Coixtlahuacct I- Lord l0 Snake "Crocodile',, rnarried to Lady 13 his power in the region and expanded his reign consolidated through conquest Snake, (he reconquered among other places 'Temple of the Ears and River' to the north of Tequixtepec). For several years (the fìfteen years from 3 House, 1405 AD, until 5 oo o o Flint, 1420 AD) he seems to have governed from an unidentifìed village called 'Mountain of the Rope and Fly(?)' at rhe foot of c o the Cerro Verde, apparently very to the old 'Palace of the of his ancestors (Lienzo Coixtlahuaca [) (ill. l4).ot He () O%." o coo close Eagle' had two or perhaps three daughters, whom he all gave away to Mixtec nobles. One daughter went to 'Checker- ow ilt. 1 4. Lord 10 Snake "Crocodile" in of the Rope and Fly, 'Mountain (Lienzo Coixtlahuaca l). boardriver' (unidentified), the second one went to .Circle of Grass' rr Lord 4 Rabhit's personal narne is very hard to read. ** Botlr in the Lienzo coixrlahuaca,/ and the Lienzo Tlapilrepec l-ord ''Crocodile" is shown speaking. l0 snake 128 THE PREHISPANIC HISTORY Bas van DoESsURc/Olivier van BUREN (also unidentified) and the last seems to have gone to 'Altar of Flowers' (Suchixtlan near Yanhuitlan).ae These places, according to tlreir position onthe Lienzo Tlapiltepec, were situated to the south of the valley of Coixtlahuaca. Lord 10 Snake also had two sons. The first was the last independant lord of Coixtlahuaca: the famous Lord 6 Water "Jaguar", II (ill. l2). With him in power, the Aztecs conquered Coixtlahuaca. The second, Lord 3 Rain, reconquered the village of Tlapiltepec and established himself there, as we can see inthe Lienzo Ihuitlan. The Lienzo Tlapiltepec was possibly made for him and his descendents following the death of his brother Atonal and served to indicate the extension of their ideological appeal to power: from the or Atonal heart of the Mixteca to the city of Tenochtitlan'50 I I Migrations from Coixtlahuaca to the North ¡:b G 9mono 13 co ne¡ o and its allies, several men set forth on a journeY to the north where they aPParentlY established several new dynasties in the Cuauhtinchan-region. On the lienzos Tlapiltepec and Seler il, One migration was undeftaken by Lord 9 Monkey (ill. l5). He went to 'Valley', or 'Rock' in other documents (Tepexi),sr where he married Lady 13 Rabbit. The Lienzo Tlapiltepec records her parental statement in detail: she came from'River of the [Unidentified Object]' (unidentified) where her parents Lord 12 Movement and Lady 8 Death lived. Her mother Lady 8 Death came from 'River of the Butterfly' (unidentified), where her parents, called Lord 3 Flint and Lady l l Deer, ruled. Lady I Death had three brothers, who also had moved away to several unidentifìed places: Lord 8 Vulture, who went to 'Mountain of Blood', Lord 3 House, who went to 'River of the Dead Man',52 and Lord 10 Flint, who conquered 'Altar of [Unidentified Object]'. It is an interesting fact that the female ancestral line of Lady 13 Rabbit was considered of such importance; it means Lord 3 Flint (her first male ancestor) is the principal fìgure here. As we remelrber, around the time that Coixtlahuaca was conquered for the first time bY the Atonal-lineage 129 several migrations can be of which two seem The same migration appears (abbreviated) on the Lienzo Seler II: footsteps pass the Coixtlahuaca-borderline and reach the couple Lord *9 Monkey (destroyed) and Lady 13 Rabbit at,Rock' (Tepexi). Sadly. the accompanying date is lost. Secondly, in a small village depicted on the Lienzo Tlapiltepec, called 'On top of the Rocks' (Oztoticpac)st we see Lord 8 Movement and Lady 6 Crocodile (ill. 16). Two of their sons left as Lord 2 Wind settled in 'Face of the Mountain' Lord 12Lizardmoved to'Altar of the Hut and yacatree'(Tecamachalco),55 where he married Lady 4 Reed (ill. l6). Later, conquerors: (Tepeaca)54 and distinguished lll.15. Lord 9 Monkey and LadY 13 Rabbit in Tepexi ('Valley') (Lienzo Tlapiltepec). to have been of sPecial impoftance, since they are recorded in detail on both documents. sr Tepexic ¡lrea¡rs'At the Rock' in the Nahuatl language. Its Mixtec narne was Cahua (Cavua according to de los Reyes, 1976), which also lneans 'Rock'. Near Tepexi is _ located an impressive fortified site on top ol'a clifL " ldentified as Chila by Srnith (1991, p. 32). A Lord 3 House appears in a long genealogy, believed to be one ofChila, infhe Codex Tulane.There his parents are 5r called Lord I 0 Movement and Lady 9 Snake. Oztoticpac means 'Above the Cave' in the Nahuatl language. lts Mixtec name apparently meant 'On top of the Rock': the s¡nall human heacl indicates the preposition 'on top of . Tepeyacac means 'At the Nose of the Mountain' in the Nahuatl language. Its Mixtec -_ name was Dzirleyucu (de los Reyes, 1576), which means 'Face of the Mountain'. " The Nahuatl name of Suchixtlan rneans 'Amidst the Flowers'. lts Mixtec name is Chiyo yuhu, which means 'Altar of Flowers'. s" This explains why such ernphasis was placed on the Atonal lineage and its history and rvhy so little attention was givetr to the Ihtritlan history. 1') b-- " Tecamachalco means 'At the Jawning of the Stone'. Its Mixtec names were Yucr.rtduyaca (de los Reyes, I976), which means 'Mountain of the yaca{ree', and Chiyofiuyaca, 'Altar of the Yaca-tree'. Yaca also means 'coscomate', which explains the small hut in the sign. THe pnpHlsp¿Nrc HrsroRy Bas van Donsnunc/Olivier van BUREN 130 l3r travels to'Palace of the Eagle'(Cuauhtinchan),58 where he meets its lord called "Snake" in the year 6 Reed, day 6 Snake (we will give an explanation of this scene later on in this paragraph). Next to Oztoticpac we see Lold 12 Lizardand his wife at,Mountain of yaca- tree' (Tecamachalco). We can identify both migrations in both written and painted sources from the Cuauhtinchan-region and the Central Valley, Te peo co E ccso Emov. Ouecholo llvrenl Ozlol icpo 12 logo r lljo Tecomc chclco lll.'16. Lord I Movement and Lady 6 Crocodile in Oztoticpac ('On top of the Rocks'); their sons Lord 2 Wind in Tepeaca and Lord 12 Lizard in Tecamachalco: Lord 12 Lizards sons Lord 11 Wind in Tecamachalco and Lord 8 House (Lienzo Tlapiltepec). their son Lord I I Wind succeeded his parents, while his brother Lord I House conquered 'Village l6).to of Vy'ater-Mountain' (Quecholac) (ill. especially the Anales de Cuauhtitlan; the Anales de Tecamachalco, an anonylnous, incomplete sixteenth century year-chronicle that starts in the year 1397; the Anøles de Tlatelolco, another anonymous source consisting of several unrelated documents of which we use the Azcapotzalco kinglist ($69-9a); fhe Hìstoria Tolteca Chichimeca, an impoftant source from Cuauhtinchan that tells of the arrival ancl history of the different groups that lived in the cuauhtinchan teritory. It contains many pictographic illustrations; the Lienzo Tecatnachalco, a curious pictographic document executed in a mixed Mixtec-Nahuatl stylese about the lineages that ruled in the Tecamachalco region; and the Mapas de Cuauhtinchan II and III, two pictographic docr-rments related to the history of the differents groups in the Cuauhtinchan territory. The only northern document from the Cuaulrtinchan-region tlrat depicts the dynasty of Lord 3 Flint is the Lienzo Tecamachalco. In the lower left section a genealogy of seven generations is depicted; although the first three couples are unfamiliar to us (there is also no place-sign next to the first couple), the fourth couple is not: in them we recognize Lord 3 Flint and Lady I I Deer whom we have seen in flte Lienzo Tlapiltepec as rulers of 'River of the Butterflv'; next to them appears the place'Stone of Flowers, Antler and Hand, ut apparently the Nahuatl name of 'River of the Butterfly') and the date year 1 House, day 7 Wind (1336?) (ill. l7). (unidentified This same migration appears in the Li.enzo Seler II: footsteps pass the Coixtlahuaca-borderline and reach the couple Lord 8 Movement and Lady 6 Crocodile at 'On top of the Rocks' (Oztoticpac).tt From here Lord 8 Movement, dressed as a warrior, 58 5n Quecholac means 'At the Water of the Quecholli-bird' in the Nahuatl language. Unfortunately, its Mixtec name is unknown to us. i7 Here literally slrown as 'On top of the Rocks'. Cuaulrtinchan means 'l-louse of the Eagle' in the Nahuatl language. Its Mixtec nar¡c ,.. was iluahiyaha (de los Reyes, 1976), which also means 'llouse oltire Eagle,. ' we call this document a rnix ol the two traditions because places are inclicated by their Nahuatl names but dates and calendar rlames are given with the use of Mixtec conventions. 132 Bas van DoESBURG/Olivier van BUREN to THE PREHISPANIC HISTORY According the Lienzo Tecamachalco, their successors were called Lord 6 Snake I and Lady ð House, whom we know only through this 1 document. However, the next couple, lll.17. Lord Flowers, Lord * l2 Movement Antler and Hand' with the date year House, day 7 Wind (Lienzo and Lady Tecamachatco). uealn I 1 Death (g ln tne Coixtlahuaca documents), also appear on the Lienzo Tlapiltepec, where they are shown as rulers of 'River of the fUnidentified Object]'. On fhe Lienzo Tecamachalco their village is written as 'Blue Shield' (unidentified). Their successors are Lord *9 Monkey and Lady 13 Rabbit, who were the rulers of Tepexi. It is interesting that this document flom Tecarnachalco also depicts the dynasty of Tepexi, which was outside the Cuauhtinchan-region. In the fourteenth century the Cuauhtinchan-region was dominated by Chichimec lords who, according to their own historical tradition, had migrated into that region in the twelfth century. One of these Chichimec groups in Cuauhtinchan called thernselves the Chimalpaneca. In the Historia Tolteca-Chichimeca we encounter the following passage: "luan yeuatl yn xiuitl ynic acico y mixteca ),n popolloca yn Matlactliomey Quiyauitl yuan yn Tecpatzin auh yn ualleuaque onpa y Couayxtlauacan yn Tlacpaccallco yn Aztacallco; (...) Auh yn iquoc ouacico niman oquintonitaque yn chichimeca ninnn yo yc quinamictiui ompa yn Zacauillotlan yn chimalpaneca quauhtinchantlaca yn xalcomolca; O¡tochtli Tonatiuh ontpa quiciuantacolo yn mixteco yzcate yn ciua ¡tn chinølpaneca yuan yn popoloca: XIII Quiauitl mixteca, Tecpat:itr, Ceparotzin chinalpaneca, Coxtlatzin chi[malpanecaJ, Opochtli chifnalpaneca], Tonatiuh chi[malpaneca]. Auh yn Matlactl[i]omey Qui¡,t1¡¡¡¡¡ yuon y Cepaxotzin oquinchiuhque yn ipiluan oncan otlacatque: Ceolintzin, Ayoquantzin; XXXI/ años Zacauilo[tlanJ. Auh yn Ccolintzin oncan ntotlatocatlalli yn Oztoticpac auh yn tlatouani oncan quinchiuhqui yn ipilhttan: Quetzpaltzin, Cuiflauatzin, Couatzin Xocoyof l; LXXXI/I años. Attlt 133 yn Quetzpaltzin oncan motlatocatlalli yn Coucyocan yn Ouauhtepec oncon Íktcetque yn ipilhuan: Xochicozcatl, Quelzallecatl, AyoEøntzin". (Y en ese año [3 Reed; 1338?]60 es cuando llegaron los mixteca popolloca: Matlactliomey Quiyauitl It3 Rain] y Tecpantzin [... Flint], que partieron de Couayxtlauacan, Tlacpacalco, Aztacalco; (...) Y cuando llegaron luego, los chichimeca, los tomaron como yernos. Luego los fueron a recibir allá en Zacauilotlan los quauhtinchantlaca Iamados] chimalpaneca xalcomolca: Opochtli y Tonatiuh; allá fueron a dar muleres a los mixteca. He aquí las mujeres chimalpaneca y los popolloca: XIII Quiyauitl el mixteca, Tecpantzin [el mixteca], Cepaxotzin chimalpaneca, Coxtlatzin chimalpaneca, Opochtli chimalpaneca, Tonatiuh clrirnalparreca, Matlactliomey Quiyauitl y Cepaxotzin procrearon sus hijos; de ellos descienden: Ce Ollintzin I Movernent], Ayoquantzin [Feather], XXXV años en Zacauilotlan. Y Ce Ollintzin se estableció como tlatouani allá en Oztoticpac. Y el tlatouani allá procreó a sus hijos: Quetzpaltzin [... Lizard]. Cuitlauatzin, Couatzin Xocoyotl. LXXXVI años. Y Quetzpaltzin se estableció como tlatouani: allá en Couayocan Quauhtepec; allí engendraron a sus hijos: Xochicozcatl IFIowered Collar], QLretzallecatl [Wind of Quetzalfeathersl, Ayoquantzin IFeather]; Ilistoria 7'olteca-Chichineca, 1989:9322-327) This passage tells about two migrators, one called Lord l3 Rain, whose offspring was of importance to the Cuauhtinchan writers, and a second called Lord [...] Flint6r who was apparently of no great significance since his descendancy is not mentioned. Lord l3 Rain appears to have been the ancestor of Lord I Movement (8 Movement in the Coixtlahuaca documents) and his offspring, who we have already seen on the lienzos Tlapiltepec and Seler 11 and who ruled in Oztoticpac, in the Cuauhtinchan region; Lord [...] Flint rnay have been the same as Lord 3 Flint who we have also seen on the same documents and whose (female) descendants ruled in Tepexi, the western neighbours of Cuauhtinchan. ln two other pictographic documents from Cuauhtinchan, the so-called second and third map, many of the here mentioned persons "" According to this source this year corresponds with the Euro¡rean date 1182.'lhis seenrs to lrave been fàr too early. The Cuauhtinchan writers seenr to have pushed back the date of the arrival ol their Popolocan ancestors to givc thcir stay in thc region a rnore ancierrt history. As we will sce, the son of the fìrst Popoloca to arrivc gained power in the region in 1398. This suggests that 1338 was the year of arrival ofthe Popoloca. ''r 'l'he pictorial sources fiom the Cuauhtinchan region oflen onlit the nurnber in the calendrical ¡rames of persons. This makes it difïcult to identily these persons witli any certainty. were also depicted. The Mapa de Cuauhtinchan II gives us detailed information on the journey of Lord 13 Rain: footprints indicate the voyage of the Chichimec lords from Cuauhtinchan to 'Plain of Snakes' (Coixtlahuaca), where they met Lord [."] Water, married to Lady "Yellow Flower", and Lord [...] Rabbit, married to Lady "White Flower".62 Nearby, at the foot of a (damaged) "Mountain of .'.", sits Lord 13 Rain talking to a Lord [...] Eagle, unknown to us. Leaving footprints indicate the journey of Lord l3 Rain into Cuauhtinchan territory. These footPrints pass between the places 'Mirror of Water' (Atezcac, now Atexcal) and 'River of Reed' (Acatlan?), indicating the route passed through the 1 1 1 (Chimalpanec?) lord called "Snake", with whom he shot a rnan hidden in a tree in the place called "Mottnlain of the place near Teca- region Lord received by fr ln the Lienzo Tecamachalco, on top of the Tepexi lineage, we find a very long genealogy of 2l generations, connected to 'Mountain of Palace and Heron' (Aztacalco/A ztatla),64 which eventually reaches the generation of Lord 13 Rain, manied to Lady Crocodile (Cepaxotzin) (ill. l9) followed by 'Mountain of the Dove' 1 (Uilotepec or Zacauilotlan?). The generation Lord consists of next ) Movement and Lady 6 Crocodile in Oztoticpac; then follow Lord 12 Lizard (Quetzpaltzin) and his wife 13 Rain and Lady Lady 4 Reed in 'Mountain of the Crocodile (Lienzo TecamaEagie' (Quauhtepec). Lord 1 1 Wind chatco)' (Quetzallecatl) and Lady I [?] are depicted in 'Yawning of the Stone' (Tecamachalco) as the last couple. ln the Mapa de Cuauhtinchan III we find in a place called 'Canyon of Water between Rocks' (Oztoticpac),65 Lord l3 Rain, Lord I Movernent and his brother Lord "Feather" (Ayoquantzin). A little to the East Lord 12 Lizard sits at an unspecified place that must have been Couayocan valley of Tepexi(see map). Two scenes follow: on entering the Cuauhtinchan \ l3 Rain was a Chichimec Quauhtepec, Dove" (Uilotepec)u' in the year I House ( 1336), two shooting a man hidden in a tree near years before his arrival in Uilotepec ('Mountain of the Dove'), in the (ill. l8). Next, the Oztoticpac year 1 House (Mapa de Cuauhtinchan ll). two men traveled together until near a big flowering maguey at the foot of the Mountain Zentzon, the Chichimec lord converted himself in a "Mat of Snakes" (Coapettatli), which Lord l3 Rain seems to have warded off. The rneaning of both scenes is not clear to us. We have not been able to identily these two Coixtlahuaca rulers i' the Coixtlahttaca il- On page 42r of the Hi,storia Tolteca-- Cltichimeca ut '$ |1.2 1 Movement Teu hctlecozau hq u i of Cuauhtinchan (Hrsforl a Tolteca- Chichimeca). Eagle'(CLrauhtinchan) in the year 7 Reed (1395) docunrents. t'r region between the cordillera Tentzon and cerro Zolotepec. This confirrns that Lord l3 Rain traveled through the Tepexi Valley on his way to Ctlauhtinchatr' "5 ,'' The Mountain Uilotepec is situated on the road fiorn Tepexi to the Cuauhtincltall a rnachalco, "ù n, 135 THE PREHISPANIC HISTORY Bas van DqESBURG/Olivier van BUREN 134 ap- pears an illustration which shows Lord I Movement greeting and spea- king to "Snake" in 'Palace of (ill.20). Lord his the Sadly the Aztacalco means "A.t the l-louse of the Ileron" in thc Nahuatl language. In thc sanre language Aztatla lneans "Anridst the Herons". This is a realistic representation ofthe landscape in which Oztoticpac was located. THE PREHISPANIC HISTORY Bas van DoESBURG/Olivier van BUREN 136 131 accompanying text is missing. This Lord "Snake" is identified as Lord Teuhctlecozauhqui ("Poisonous Snake"), who, according to several sources, ruled in Cuauhtinchan at this time' The scene and the date correspond to the above mentioned scene and date66 in the Seler II, and apparently deals with the preparations of a take-over of power in Cuauhtinchan: the Anales de Tecamachølco indicate that Lord I Movement established his reign in Oztoticpac three years later, in the year 1398: "t0 tochtti xiuitl nican motlahtocatlali yn Ceolintzin yn onpl. Ozloticpac. " (En el año l0 Conejo [1398] se estableció como tlalrtoani Ce Olintzin allá en Oztoticpac: Anales de Tecamachalco, I 99 I . $2) According to the text in the Historia Tolteca-Chichimeca (1991, $335-362),Lord I Movement, backed by the Chimalpaneca' had asked the Tlatelolca, one of the two mayor Aztec subgroups living on the famous island in the Lake of Mexico, to help him in the conquest of Cuauhtinchan. The Tlatelolca had agreed to help him and killed the Chichimec lord of Cuauhtinchan, called Teuhctlecozauhqui. In this way Lord I Movement managed to take over power in the Cuauhtinchan region. To endure his alliance with the Mexica he rnarried a daughter of the Tlatelolca lord Tlacateutzin, called Lady 6 4"g") çoC Ä ,ìf Crocodile "Arrow-Skirt" (Tlacochcuetzin): "Ynic naui Tlacuchcuezi ye quiuallitlani Ce Ollintecuhtli Oztolic7ac. " ËÐ'à (La cuarta [hermana de Acohniztli. hijo de Tlacateutzin], Tlacochcuetzin, la pidió Ce Ollintzin de Oztoticpac; Anales de Tlatelolco, I 939, $89) Lord I Movementdied in f.À.tü 1419: " 5 acatl xiuitl. Nican nicqui yn CeoLintzin in catca cempoualxiuhtica onrcycr yn tldhtocatic yn Oztoticpac. " (En este año 5 Caña [1419] nruere Ce Olintzin' que durante 23 años fungió como tlatoani en Oztoticpac; Anales de Tecamachalco, l99l' |i6) nn As Jimenez Moreno and Mateos Higuera already pointed out in 1940. there is their son Lord 12 Lizard at 'Hill of the Eagle' (Quauhtepec), which he conquered in the year 2 Flint and whose empire was destroyed in the year 1 House; his two sons Lord House "Collaf ' at Quecholac and Lod 1 1 Wind "Quetzalfeathers" in Tecamachalco (Mapa de Cuauhtinchan ll). I ln the Mapa de Cuauhtinchøn II we also find Lord l3 Rain and his wife Lady "Flower" (Cepaxotzin) at Oztoticpac, in the year 3 a difl'erence between the Nahuatl and the Mixtec year dates; the nunrerical coeficient of the Mixtec year is one less than the corresponding one in the Nalruatl year. This rureans that the Mixtec year 6 Reed corresponds to the Nahuatl year 7 Reed. L iNN Reed (1338?) (ill.2l). In this document no mention is made of his son Lord I Movement, but his grandson 12 Lizard sits at 'Hill of the Eagle' 138 Bas van DoESBURG/Olivier van BUREN (Quauhtepec), which he apparently had conquered in the year 2 Flint 1398 was ir+ro) (iù.21). However, the empire his father had built in ùtti1r.át"ty desiroyed in the year I House (1441) by a confederation of Chichimec lords, called together by the lord of Tepeyaca to restore Chichimec power in the region: "6 tecpatl xiuitl. Nican yn motlahtocatlalli yn Cuetzpaltzin ynic (" ) otlehcoc tlacpac Quatthrepec ynic oncan orrcuac )tn lletzcollolla' -l 'calli yn ntollalli yaoyaualolco yn ihquac yn' Cuetzpaltzin yn miiquì xiuill ypan ntochi techyatnlohtoc ytt ixquich ottnpiti yi ihquàc quipohpoloque yn lepeyocatlacatl yn chololtecatl yn llaxcaltecotl 1'n ircxotzincarl auh yn ixquich nic qtriyaualohtoc altepetl uult zan miyec tlantantli yn ntochíuh auh yn rlahtocatic centpualxiuitl ontotnc xXIl". (El año 6 Pedemal [1420] Aquí Cuetzpaltzin se estatrleció como tlatoarli, poi lo cual subió [su iesidencia] a la cinra de cuautepec. Partió dc quiilaqueuh alládeUetzcolotla'('.')EnelañolCasa[1441]nrurióCuetzpaltzin,cuando elaltepetlquedósitiadoporlaguerra;elrtonceslodestruyerorrtodoslosque no, ,oi.un; a todos los álquiló el de Tepeaca; los cholulteca' los tlaxcalteca ylosuexotzinca,todoslosquerodeanel..señorío,'altepctl.Sttcedierot inlìnidad de cosas, [cuefzpaluln] fungió veintidos,22, [años conìo tlatoanil; Anales de Tecamachalco, I 992' $7 and 9) Like the Mapa cle Cuauhtinchan II, the Hisloria Toltecachichimeca and the Anales de Cuauhtitlar? do not mention the reign of Lord I Movement and add the 22 years of his reign to tlte 22 years of tlre reign of his son 12 Lizard: " Quetzpal yt Ílatocayoll yn yt't po¡tolloca yponpa )'t1 opoliuhqui )41 (..) t cali xiuitl Ynic poliuhqui Quet:prtl couoyocon' [10 tochtti xiuitl] Atth nimrttt oncan cononque ntixteca )j i'euhittecoiauhqui, Auhynllalpotloque'quauhtinchantlctcachololtecotlexot:incallaxcallteca lotomtttaqlrc ntoc:hi tlacatl ytt quipollo Auh oncan cauico yttic oquipiyaya yn conpixqui zan onpouallxiuhtica onauica ),n tlaþcàyotl yn Quetzpal, Auh tlatocaYoll Yn QuefzPal". ),n (tAño-I0 Conejo, l39Sl Y luego entonces tonró cl gobierno qtrc tire destruido Quetzpal, el mixtcca, ei popoloca' a carlsa de 'feuhtiecozauhqui, (...) Año I Casa [1441] En él fìre conquistado Quetzpal' chololteca. cle couayocan. Deitruyeron la tierra los quauhtinchantlaca. los los uexotzinca. los tlàxcalteca y los totorniuaque; toda la getrte vino a dcstruirla. B¡ttonces terminó el gobierno que tenía Quetzpal. Quetzpal sÓlo ttrvoelgobiertrodurantecuarelìtayctlatroL\ños:l!¡sloriaTohecaChichimeca. I THE PREHISPANIC HISTORY 139 tlatocayoll Oztoticpac contzinti Cuetzpalin teuctli, (...) \'n ypan ce calli.vpan poliuhque oztoticpactlaca yquac oncan tlatocati Cuetzpalli quinpolloEre huexotzinca yquac Huexotzinco tlatocati Tenocelotl yhuon no yehuatin Íepeyacahuaque yquac onpa tlatocati Chiauhcohuatl ),n 'lepeyacac". (10 Conejo [398]. En este año se destruyeron los cuauhtinchantlaca, cuando estaba reinando Teuctlacozauhqr¡i: fueron vencidos por los mexicarros (...) Se destruyó completarnente el señorío de Cuauhtinchan cuando empezó el señorío de Oztoticpac. al que dió principio Cuetzpallinteuctli, (...) En el año I Casa [441] fueron clestruidas las gentes de Oztoticpac cuando allí gobentaba Cuetzpalli; los destruyeron los uexotzinca, cuando en Uexotzinca gobemaba Tenocelotl y tarnbién ellos los tepeyacahuaque, cuando en Tepeyacac gobernaba Chiauhcouatl; Anales de Cuauhtitlan,1975, $t36 and 187) The information in the Anales de Tlatelolco is even more confusing and puts the death of Lord 1 Movement in the year 1442: "Ce calli xiuitl yc poliuh QuauhÍepec unca tlatoani cotco xiuitl yc poliuh oztotic¡tctctlacatl unca ntic Ceollintectthtli" (En el año I Casa [441] se destruyó Quauhtepec, allí era Cuetzpaltzi. Onte tochlli . tlatoani Cuetzpaltzin. En el año 2 tochtli se destruyeron ìas gentes Oztoticpac. allí nruere Ceollintecuhtl i; I de nales de Tlatelolco. I 939, $266) After this conquest a war broke out between the village of Cuauhtinchan, still dominated by local Popoloca lords, and the rnentioned Chichimec lord of Tepeyaca, called Chiaucoatl. The war ended in 1466, when the Popoloca lords of Cuauhtinchan asked the Tenochca, the second major Aztec group, to kill the Tepeyaca lord. This conquest of Tepeyaca by the future Aztec emperor Axayacatl is also told by several Nahuatl and Spanish chroniclers from the Valley of Mexico. ln the Mapa de Cuauhtinchan II, the two surviving sons of Lord 12 Lizard are shown at their residences (ill. 2l ): Lord 8 House "Collar" (Xochicozcatl) sits at his Palace at 'Water of the Quecholli- lrird' (Quecholac), where he, according to the Anale,s de Tlatelolco, had also married a Mexica princess, a sister of the Tlatelolca lord Tlacateutzin,ut before his father was killed: 989. $363-364) qttauhlinchantlctca yquac " I 0 tochtli yprtn in yn xihuitl poliuhque (.. tlcttocaÍti licatca Teucilacozauhqui yehtønlin quinpeuhquc ¡'n mexilin ) Yc zenpolliuh yn tlatocoyotl Quauhtinchan yquac opcuh olzintic yn nt 'l-his is not possible: il Lord I Movement married a daughter ol'flacateutzin, his grandson could not have rnarried a sister ofthis same lord. THE pReulspeNrc HrsroRy Bas van DoESBURG/Olivier van BUREN t40 "Auh yn iueltiuh Xiuhcoyolmaquiztli uallitlanoc Quechollac uulciuatla Cuetzpaltzi Quauhtepec quiuolciuatlani yn ipiltzi A4atlacalli " (Su hermana rnayor [de Tlacateutzin], Xiuhcoyhnaquiztli, fire pedida en Quecholac; la pidió corno esposa Cuetzpaltzin de Quauhtepec;-la pidió como esposa para su hijo Matlacalli: Anales de Tlatelolco' 1939' $83 and 253) 1l Wind "Quetzal feathers" (Quetzallecatl) sits in a (damaged) place called'... Rock' (Tecamachalco) (ill' 2l), where he succeeded his father. According to the Anales de Tecamctchalco, that narrate his lifestory, he lived until 1490. In 145I he managed 1o His brother partes, viéndose en liefta exlraña y cercados de enenigos, temían eran /os chuchones, gente endemoniada y salvoje. In this first attempt the Aztecs failed, the defence of the Coixtlahuaque being too fierce. However, Atonal figured that the Aztecs would return and asked the chichimec lords of Ïaxcala and Huexotzingo (which were old enemies of the Aztecs) to help him in his defence against the Aztecs: "No cansados los dos reyes [de Tenochtitlan Tetzcoco| de esta )¡ jornada, anles alrentados de verse venir vencidos, hicieron otros nøyores y ntás poderosos ejërcitos, con que volvieron el aíio siguiente contia Atonaltzin, ayudándose de otros muchos caciques y señores, que eran cle ut confederación y alianza; y fueron tqntos, que dicen, que eran como langostas, cuando cubren el sol a grandes bandadas. y iomo ,Aronaltzin l2 The Aztec Conquest proclaim war, Atonal ordered his people to bring out his treasures and told the Aztec ambassadors: "Eslas cosas, )'otras Drus ilcas' mc datt mis vasttllos' con que 'ne tribtian: llevádselas a wtesÍro señor ll4otectthzuna, y dccidle, que las y y genles criados; reciba, y que vea lo nrucho en que soy eslimado de mis c¡ue si yo'le venzo en la balalla que me avise, qué es lo que Ic fributan los supo de los poderosos ejercitos que contra él se hacían, 1, pareciéndole ser muy desigual el que podíaJormar contr(j ellos, envió sus embajadores a los Tlaxcaltecas y Huexotzincas, pidiéndoles de ntercecl le iocotiesen y ayudasen en aquel tan conocido peligro.', (Torquemada. l986, vol, l, p. 160) Upon the arrival of his allies, Atonal decided that first Tlaxiaco-a village to the south of Coixtlahuaca, in the Mixteca Alta-had to be attacked, to annihilate the Aztecs that were stationed there. This would enable him to have his hands free when the Aztecs would arrive: "(.,.) les dijo que convenía, para no tener estorbo ctøndo los nrcxicanos llegasen, ir sobre los de Tlachquiauhco, que estaban allí cerco,1, erctn de la parte de los ntexicanos, y que los ntafasen con los nisntos mexicanos que estaban allí de presidio. Todos vinieron en ello, yenclo sttyos, porque conto se lo dan a é1, nte lo han de dar a ni, y si él nrc vencieie, le haré señor de todo aquello qtte ne fribulan a mi los mios; y porqtte no es costuntbre de reyes y seíiores dar la nnrcrle ø los enbajadores' t¡trc vienen a stts tierras y scñoríos, y cs grdn vileza poncr nanos en los inocenfes, no os nnndo ntator; pero llev(ld e .\le presenle, )'tlccidle a westro señor' lo que os tengo dicho " (Torquemada, rgg6. vol, l, p. l5g) Moteuczoma, enraged, decided to attack Coixtlahuaca and serrt his armies into the Mixteca, where his soldiers feared the fierce chochos: "Y caminando con Íoda la priesa que pudieron' llegaton a los términos cle Coaixtlahuac, donde asenlaron su real de licndas y casas de petaÍe, y, reporándose y perlrcch(tndose por lodas parles' lo nqior que y espías por todas partes, eilU)c:aron a estor pudieron, 'siempre y puestds cenlinelas en vela y con la espoda en la nano y rodela, lemiéndose de lodqs y lo que nits (Durán, 1984, p. 187) restore a small Popoloca kingdom in Tecamachalco. During the reign of emperor Moteuczoma I or llhuicamina, the Coixtlahuaque had a reign of considerable size and a very important lnarket. According to the Aztec version of the conquest of this city (recorded by Juan de Torquemada and Diego Durán), the Coixtlahuaque under Atonal provoked the Aztecs by killing their rnerchants. When the Aztec emperor sent several atnbassadors to t4t 1, juntos sobre los tlachquiauhcas, los ndtaron y prendieron, y a mexicanos a las vueltas. De este hecho los y rraición de los cohuaixtlahtnques envió luego øviso el señor de Tlachquiauhco, llanrudo Malindltzin,¿B a Motecuhzum(r (...)" (Torquemada. I986, vol, l, p. 160) ln the Lienzo Tløpiltepec, Lord 6 Water ..Jaguar" and his contemporary ruler of 'Village of the Voftex of Water', Lord 6 Monkey "Braided Hair"(?), engage in an attack in the direction of the 6sThelordMalinaltzinisidentifìedasLordSGrass"Tlaloc"ofÏaxiaco Bodley. inthecodex TH¡ pRpHrspeNrc HrsroRy Bas van DoESBURc/Olivier van BUREN 142 Mixteca, which could have been the attack on Tlaxiaco, in the year 7 1l Grass (1461).6e House, day Indeed, after having attacked Tlaxiaco, the Aztecs returned' but this time their armies were too numerous for Atonal and his allies. "l¡iéndose vencido Atonahzin, se le sujetó a I'loleuczoma' y por su feudatdrio. Con esto se volvieron los ntexicanos a sus tietas, clejando de esta vez suietas y rendidas y puestas a su obediencia las pr:ovin cias y pueb los s iguiente s : C ohuaixt lahuacan, Tochle pe c [Tuxtepec], quedó Tepzol, Tzapotla [Teohzoltzapotlan], Tolollan, T'latlactetelco, Chinantla, y "-t' Qu au h noch co [Cuauh to ch c o? ]. ('lorquenrada, 198(r. vol, l, P. 160) After the defeat, Torquemada tells us that Atonal was killed by his own people. The Anales de Cuauhtitlat? however tell us that was killed by the Aztecs: he "Auh ce tlacatl quimicti tlatohuani Cohuayxllahuacan yfoca catca Afonal, yn iquac yn oquito yn quipoloz altepetl Coayxtlahuacan Ninon peult nauhxihuitl yn iuh moxintinenca yn iuh ntoxinn leninte ilixÍeca; yn ipampa quinnücti llalohuani Cohuayxtlahuacan ypanpa yn amo q u i tktye c o It izn e q (Y ui mex ic al 1. " iMoteuczoma] dió nruerte a ì'ìn señor. el tlatoani de Coixtlahuaca,cuyonotnbreeraAtonal,cuandodiioquehabíadeconquistar cl altepetl cle Coaixtlahuaca. Aquí empiezan los cuatro años que anduvo afeitátrdose, así como se afèitan los Tenitne-Mixteca La causa porqué dió nruerte al tlatoani de coixtlahuaca fue porqtte uo quiso serviI al mexicanoi Ánales de Cuauhtitlan, $238) During or shoftly after the war, Moteuczoma inaugurated his new temalacall (sunstone), in which many of the prisoners taken in the battle of Coixtlahuaca were killed. A man called "Eagleflower" was sent to Coixtlahuaca to collect tributes there for the Aztecs: "(...) Acabado el socnficio y despedidos los httéspedes, Tlacaelel co|r cottsejo del tey envió tm virrey a Coixtlahuac para que luviese cargo de n, Altho¡gh this date is three years later tha¡ the date ofthe Aztec victory as given by the sorirces, tlte Hisloria cle los Mexicanos por sus Pinturas indicates that the war lasted fottr years (1458-1462). p. 85). Teohzoltzapotlan, Tototlan, Tlatlactetelco and cuaulrtochco were four main señoríos near the present city ofcórdoba in the state of veracruz. From several sources (e.g. Dtrân, Anales de Tlatelolco) we know that around the time that the Aztecs conquered Coixtlahtraca, Cuauhtochco was also conquered by the Aztecs, and the lord oftlrat place was also called Atonal t,, See Gerliard (19g6, aquella provincia ( )" t43 y de los tributos reales el cual se llantaba Cuauhxochitl (Durán, 1984, p. 195) According to the Anales de Cuauhtitlan, it was Atonal's widow who was responsible for collecting the Aztec tributes in Coixtlahuaca: "Auh mitoa yn yquac omic Atonal niman anoc ytt icihuauh catca cenca huey hualhuicoc yn Mexico Tenochtitlan. tluh yn tlatohuani Moteuczoma ytlan yazneqttia ytech acizneqttia. Zan zotlahuac auh anto ytech acic. Auh mitoa ynic cihuatl yn imaxac chalchihuitl tlacanahualli yn ),tepillixquac onoc, elc. Auh niman occeppo quihua yn tlalohuani ompa quinechicohuaya yn cen nohuian tlacalaquilli, yuhqui yn cihuacalpixqui ntochihuaya. " (Se dice tarnbién que, cuando murió Atonal, luego fué apresada su rnujer, que era muy alta, y traída a México Tenochtitlan. El tlatoani Moteuczoma quiso estar y tener parte con ella; pero se desmayó y no ttÌvo parte con ella: se dice que elttre las piernas de la rnujcr y en la faz de su natura estaba un chalchihuite desbastado, etc. Luego la envió otra vez el tlatoani a que recogiera el tributo de todas partes: de nranera que fué el rnayordomo; Anales de Cuauhtitlan, þ139) As we have seen, Coixtlahuaca was incorporated into the Aztec empire together with other places in the Mixteca and in the Cordoba región. However, it can be questioned whether these places actually were part of the Coixtlahuaca empire at the time of the Aztec conquest. This problem still needs thorough research. It is interesting to notice that the lienzos from the Coixtlahuaca-valley do not mention the Aztec conquest at all. l3 lhuitlan around the time of the Aztec Conquest Around this time the lords of the main Ihuitlan lineage once again expanded their influence. The main ruler of lhuitlan, Lord 4 Water, had two children. One of these children, Çalled Lady 5 Crocodile, married a Lord 6 Snake, and f¡om them came fofth a new (third) Ihuitlan lineage, which is also recorded in detail by the Lienzo Ihuitlan and partly by the Lienzo Tulancingo. Late descendants of this couple (already in colonialtimes), Lord l0 Eagle and Lady 13 House, may have commissioned the making of the Lienzo Tulancingo, since they are the last couple to be mentioned in this lienzo. The other child of Lord 4 Water, called Lord 3 Wind, succeeded his father. He also had two children, one of which was his THg pnegIspeNlc HISTORY Bas van Dotsaunc/Olivier van BUREN 144 successor. The other, however, who was called was married to Lady 7 Eagle, moved away Lord i3 crocodile and to an unknown place within Ihuitlan territory. Their daughter married to the lord of ,Mountain of the Collar-Cozcatla'(Cozcatlan)7rand had at least one son, who ruled at 'Mountain of the Palace of the Ocelote-teyouaca' (Teluacan).?, Her grandson would rule aI 'Dusttree-hacatla' State of Puebla iAcatlan;,í, places whìch can be found in the present (see rnap). Thus, Ihuitlan had ties into the state of Puebla' l4 Coixtlahuaca after the death of Atonal Looking back at Coixtlahauca once more' we see that the what happened to the ruling lineages of to the Aztecs. Apparently, only one ruling fall its Coixtlahuaca, after lienzos differ as to lineage remained, which had to collect the tributes for the Aztecs, could be identical to the lord mentioned in the Relación Geográfica of Xaltepetongo of t 580 as "Yaxixayo".7a The sources from the nofth present even further complications concerning the names of the Coixtlahuaca lords. According to the Texcocan historian Fernando de Alva Ixtlilxochitl and the Spanish chronicler Juan de Torquemada, during the reign of Moteuczoma II or Xoyocotzin (1502-1520) Coixtlahuaca was governed by Lord Cetecpatl or Lord I Flint, a ruler that does not appear on the Coixtlahuaca lienzos, This Cetecpatl, together with the lord from Sosola called Nahuixochitl or Lord 4 Flower, organized a rebellion by the Mixtec provinces that resided under Aztec rule in 1506. They offered the Aztecs garrisoned in the Mixteca a banquet in the city of Oaxaca. Then: The basis of this lineage was formed by the couple Lord 5 and Lady 5 Death; as the Lienzo Tlapiltepec and the "Deer" Vulture Lienzo Seler II tell us, he was frorn'Village of the Vortex of Water' and the son of Lord 6 Monkey, and she was from 'Stone' and the daughter of Lord 6 water. curiously, fhe Lienzo lhuitlan calls them "(...) pasada Iafesta y deshecha la conpañiu partieron otro día de mañana los mexicanos con susfantilias a sus lttgores;'¡ntesÍos; y en uno, que era barrancoso, y cerca del pueblo [de Oaxaca], estaba Nahuixochitl, señor de Tzozolan, con mucha gente de guerro en celada, aguardando al paso que por alli eraforzoso a todos, anles de di1)erlirse para sus puesÍos parÍiculares; y asi conto llegaron a é1, salieron los de la celada, y dieron repentinanrcnte en ellos, y los nntaron à fodos, sin dejar ttinguno con vida" Lorã t t Eagle and Lady 3 Flint, otherwise unknown rulers' Thesuccessorsofthiscouplearereferedtoinalldocuments (lienzos Meixueiro, Coixtlahuaca I, Tlapiltepec, Seler II and lhuitlan) as Lord I I Vulture "smoking Coyote(?)" and Lady 3 Snake' Only the lienzos lhuitlan and Seler 11 continue from here on: seter II the successors are called Lord 3 Dog and Lady 3 Lienzi the irt generation Lord 4 Movement and Lady 7 Lizard. Both lienzos agree that the next and Movernent. The Lienzo lhuitlan calls this lastgenerationwasLordl0RabbitandLady6Deer.Lordl0Rabbit 145 (TorqLremada, I986, p. 208) The Aztecs decided to strike back by sending a war expedition to the Mixteca. "(...) cuando llegaron a los prineros pueblos de aquella provincict de Tzozolan no hallaron paso, porque ya todos los tixtecas estaban muy a lo descubierlo, puestos en driln, y ftrcles.forzoso hacer un rodeo muy grande y de ntuchas legttas, y llegaron a Huauhtlan, donde salió Cuzcoquatthqui, herntano de Cetecpatl, a confederarse con los ntexicanos, y dijo a Cuitlahuatzin (que debía de ser el capitán general) y a Tqtlatzincatzitl y otros del Consejo, lodo lo que su hermano, cotl los demás tixteca:;, ordenabon conlra los mexicanos para ntatarlos" (Torquemada, 1986, p. 208) ?r Mixtec nalne was Cozcatlan means 'Arnidst the Collars' in the Nahuatl language. lts Nuuclzeqtte and also tneans'Place ofthe Collar'' term that can be translated as 'Among them rvho have Gods'. t, Tehuacan is a Nahuatl Jaguars'' Its Mixtec name is Yucntoñaña, meaning'Mountain of the Lineage of the lt is interesting to note that the concept 'lineage' is represented by a palace or tecpyl ,natne is 'Yttct¡ The Nãhuatl-nãrne of Acatlan mians 'Amidst the Reed'. Its Mixtec Both natnes refer to an irnportant onc.ìtot cult ¡ ytrsi,an<lnreans.HilloftheTurquoiseJewel''ItsChochorlameisndajoho,whic|t r¡eaus'Tree of Dust'. È- t'This source tells us that in 1580 Jaltepetongo was subject to Huautla. OfHuautla it is said in its Relacion Geografica that it was subject to Coixtlahuaca in prehispanic times, where it had to bring its tributes for tlte Aztecs. It seems likely therefore that Jaltepetongo was also subject to Coixtlahuaca, through which they paid tribute to the Aztecs. According to the Relación Geográfica of Xaltepetongo of I 580 the lord to whorn they had to bring their tributes and of whom they were subject was called "Yaxixayo", which means Lord l 0 Rabbit (Acuña, 1 984). trBas van Donsrunc/Olivier van BUREN 146 So the ambush the Mixtecs had prepared for the Aztec armies was betrayed by the Lord Cuzcaquauhtli or Lord ['.'] Vulture, Lord of Huautla and brother of Cetecpatl of Coixtlahuaca. Cetecpatl and the Coixtlahuaque were defeated and as a reward for his betrayal and help offeled to the Aztecs, Cuzcaquauhtli was given the throne formerly occupied by his brother Cetecpatl.T5 As we said, Cetecpatl is not shown in the lienzos, but Cuzcaquauhtli could possibly appear in them as the Lord 1l Vulture "smoking Coyote". The omission of Lord Cetecpatl could then be explained as a political omission by the successors of Lord Cuzcaquauhtli. THE PREHISPANIC HISTORY Gonzalo Mazatzin (Lord Deer), who was ruler of Tepexi, with whom Coftés had already been in contact through ambassadors of Mazatzin, It was proposed to Cortés that he should return nofthwards to continue his conquest there and thalMazatzin himself would move southwards with an army to conquer places in the Mixteca, Cortés accepted this offer and thus Mazatzin rnoved to the Mixteca, whele he conquered around October 1520 a variety of places in the name of the Spanish Crown. Amongst these places were Coixtlahuaca, Around the same time, when Coftés was in lzucar preparing to attack Tenochtitlan, several lords came to visit him there: "También vinieron de ocho pueblos de peace-meeting between a Spaniard and two indigenous rulers took in the year l3 (:Sosola) and Tamazula (:Tamazolac or Tamazulapan). lt is possible tlrat one of these Spaniards is depicted inÍhe Codex Baranda, After his loss in Tenochtitlan during the Noche Triste in of Tlaxcala, whose inhabitants were his allies. Following a period of recuperation, Cottés moved south, to conquer several places in the present state of Puebla. When he came to Molcaxac, to the south of Tepexi, he was met by Don 1520, Corlés went back to the city ?s Several sources tell us clirectly or indirectly ofthe uprising ofthe Mixtec provinces 'l'orquernada. Also, Lrnder Aztec rule, the nrost detailed of these being Fray Juan de page this sanre uprising by 42 of the Códice Telleriano-Renenensis lells us on Zozolain the year 4 House (1509). According to this sottrce however, the Aztecs struck back fiercely, by going to Zozola where "ro dexaron onbre a vida" (Anders etc,1992a, p.233). The Anales de Tecamachalco tell us that "En el año 2 acatl la genle fue llevada a Zohzollan; ctllá fueron a eslablecerse nruchas personas mexica; àllá las fiteron a dejar." (Anates de Tecamachctlco. 1992, p.23). Apparently then, the Aztecs massacred the people of Sosola and then created an Aztec stronghold in the Mixtec proviuces, thus hoping to prevent firther uprisirtgs. Ia provincia de Coastoaca [:Coixtlahuoca], que es una de que en los capítulos antes deste hice mención que habían visto los espaíioles que yo enúë a buscar oro a la provincict Zunkt [-SosolaJ, donde, )' en la Tantazula [:'fannzolac o 7'anuzulapanl, porque está jLmto a ella, dije que habia nnry grandes poblaciones y casas ntuy bien obradas, de nrcjor canlería que en ninguna tle estos parÍes se había yisto; la cual dicha provincia de Coastoaca estlt cuarenla leguas de allí de lzzucan /:lzucarl; e los naturales de Ìcs dichos oclto pueblos se o-frecieron asimisnto por vasallos clc tueslra alteza, e dijeron que otros cualro que reslaban en Ia dicha provincia vernían nmy presto, e nre dijeron que les perdonase porque antes no habían venido [...]" (Cortés. 1983, pp. 107-108) Following Lord 10 Rabbit, we have come more or less to the time of the Spanish conquest. According to the Codex Baranda, a Reed (1519). The first contact between Coixtlahuaca and the Spaniards is also described by Hernán Cortés lrirnself in his Cartas de Relación.In his second letter, Corlés tells us that when he was in Tenochtitlan with Moteuczoma, he sent several of his soldiers to different provinces of the Aztec etnpire to find goldrnines; amongst these were the provinces of Cuzula or Zuzula Tehuacan, Cozcatlan and possibly Tejupan (Jäcklein, 1978). 15 The Spanish Conquest and the Colonial Period place 147 Several months later, after the fall of Tenochtitlan, Corlés reports in his fourth letter that some time before he had sent Pedro de Alvarado to Tututepec in the Mixteca de la Costa. De Alvarado conquered amongst others the places of Coasclahuaca (:Coixtlahuaca) and Tachquiaco (:Tlaxiaco), and placed them after initial problems under his jurisdiction, None of the Coixtlahuaca pictographic docurnents depict the colonial lords of the city in their genealogies. We only have some dispersed data involving the indigenous rulers lords 2 Water and 3 Wind, Tlre lienzos Coixtløhuaca I and Meixuelro show a Lord 1 or 2 Wafer meeting a Spaniard in the year 9 Reed (1567). Also a Lord 3 Wind can be seen meeting a Spaniard, in the years l0 Rabbit (1542), l2 Flint (1544) and I I (?) Flint (1556?). These dates are very late to be referring to the conquest and as Caso (1977) observed, these Spaniards are indeed not armed. This makes it probable, again as 148 by Spaniards shown here refer to Caso (1977) observed, that the visits th. ,oì""rr-ion of lands to the indigenous rulers' il'o be seen in the Lienzo Seler II' The same 2 Water "un witnessing the hanging of'an together with the ,u*. Lo'd 3 Wind, reads year 6 House-day Uv a Spaniard. The accompanying date irãi"" correspond to 1577 It ï s""r.", which according to Cáso can only(1977) also believes that ;";iã, hå*""er, also be tñe year 1525, Caso. Bernardo Acuña de if the Spaniard is u Ui't"'op, it could be Alburquerque, who died in 1579' are the Other colonial elements found in the lienzos lienzos the in depicted foundations of churches and chaples the Tulancingo ,and Tlapiltepec, Seler II, Tequixtupu'-.il, Ihuitlan' Tulancingo' and Tlapilrenec Codex Baranda. A'ccordiig to tihe lienzos year ll Reed (1543)76 the church of Ihuitlan wís founded in the is the foundation of a Baranda in fhe Codex Another colonial date (1533)' .ir"t.L in the year 1 House, day 12 Crocodile. and possibly the churches various Apart fÌom the another two references to identification of a Spanish bishop, we find Seler II' After this the christening of ttre iegion in the Lienzo else added drawings of two priests docurnent rvas finisheJ, "fray anctonio 'oäton" to a jacal.Ñext to these drawings we read: tñ,i"g and "fray vicariol la Serna' ""o " l:o*t Antonio de au" irÏrni;,o vicå¡r4" -n*¡rs" These priests dn solà'ot" tlr'uv Domingo de Salazarl' 'are de Burgoa (1989a, 1989b)'. rnentioned in the works of Éray Franiisco Relación Geográfica oJ the through ù. tno* Antonio de la Serna of Nativitas and Tulancingo' Texupa of 1579, a neighbouring villag-e ln his Palestra Historial thut-tit"' i ui"ut *ài where de la Serna O-: Burgoa furthermore t"ti, u' of a Father Jerónimo ,10^:tt"lli,i1i the sixteenth century' in Chochos the among work ãià in.itt.nlng pattrereenito-Hernández-wroteaDocÍrinaCristianaenLengua know through a manuscript in Chochona de Cuexttaiaaca, aworkwe y Geografía' the Sociedad Mexicana de Estadistica 7t'This is also more or less the date ofthe fìrst congregation in lhuitlan exact copy oi ;iut" W co"yrr1e9).are an ahnost by "'fhe data concerning d" the authors I'vestigations H¡stor¡altlSASUI rvhat Burgoa tells us in his-pile;^;å that some of the data that are given by and Michael swanton te¿ tåihe conclusion Davila de Padilla; or that Gay took his Burgoa, seem in turn to lt^ut ütt" iuLt" lrorn clata from this author' A;t;;;;t É.- THE PREHISPANIC HISTORY Bas van DoESBuRG/Olivier van BUREN 149 The (early) colonial period, however, is still documented for the Coixtlahuaca valley. Research archives for this region is still in its early phase. badly in the colonial l6 The mysterious founders Apart from the story of the mythical origins of the Toltec lineage that ended with the famous Lord 6 Water-Atonal, several of the Coixtlahuaca documents contain references to a mysterious second origin story.78 This second story, which is difficult to utrderstand because of the rnany symbolic and metaphorical elements of which the meaning is lost to us, tells us of a group of men that once emerged out of the sacred cave called Chicomoztoc, "At the Seven Caves", a common theme in origin stories of the Nahuatl area. The rnen belonging to this second tradition wear'crowns' braided out of what looks like palma-leaves and have their eyes painted black. This last element indicates they were considered to be Nahuatlspeakers.Te Tl¡e Selden Rol/-which is the most detailed document concerning the Chicomoztoc-story-begins with the irnage of the nine heavens of day and night through which the God 9 Wind Quetzalcoatl could travel and descend to earth. This episode refers to a rnythical story which is also recorded in the Mixtec Codex l/indobonensis (p, 49, 48) and in the work of the Spanish writers García (1607) and Mendieta (1596). Following this scene, four founders (perhaps priests), called l0 House, 13 Lizard,4 Monkey and 9 Vulture, emerged out of Chicornoztoc by the working of rnagical powers.to Next they visited a tt 'l'lresc are fl'rc Lienzo Tequixtepec It,lhe Selcten Roll,Ilte Coclex lJaronda, The Góntez de Orozco Fragntent and the lienzos Tlapillepec, Seler Il, an<l Ihuitlan. These last f'our docurnents in fäct combine the two diff'erent origin stories-both the version in rvhich the first lords were bom from a river and the one in which they were born out of Ch icornoztoc. T" Speakers of Nahuatl are called in Mixtec santi nuu.lvhich means'to burn the face, to burtr thc eyc'(Smith, 1973, pp. 208-209, Anders et al. 1992a. p. 189). 8" Irr the Mapa de Cuauhtinchan iIl wc see a sirnilar sccne ir.r which several fbunders conre out of Chicomoztoc by the working of nragical powers. In both cases, the departrrre is headed by a nahual sorcerer: ln Íhe Mapo de Cuaulttinchan.// thc leader carries tlre Ieg of a corpse. lnihe Selden Ao11 he is depicted as a Xiuhcoatl carrying U int-knives. THE PREHISPANIC HISTORY Bas van DoESBURG/Olivier van BUREN 150 'Temple of Movement at the Ballcourt' where they received the Holy Bundle of the God Quetzalcoatl from the keepers 4 Wind and 4 Movement. They then went on a journey that led them through the places 'Mountain of the Jaguar', 'Mountain of the Eagle', 'Mountain of Lady 6 On entering of priest a founder2 Dog, to the spoke they territory, Coixtlahuaca figure associated with the north.82 After their conversation, they the Macaw' and 'River Deer'.8r returned to Chicomoztoc, In the following scene they seem to have emerged out of the ground again, after which they proceeded to the 'Mountain of the Intertwined Serpents', where they drilled New Fire and installed the Holy Bundle of Quetzalcoatl.s3 Then they took posesion of the region in tlle four cardinal directions.sa Lord l3 Lizard arrived here by way of a 'Road of Darkness and Opened Flint-knives', starting at 8l tr This last place coincides with the 'River of the Deer' on the Mapa de Cuauhtinchan 11. In the Selden Roll this place is drawn as 'River of Day and Night and Lady 6 Dcer'. Out of the river sticks the Holy Bundle of Qtretzalcoatl and next to it two allts are depicted, a scelte tlìat we do not understatrd yet. See also ll'rc Codex l/indobonensis,lhe Codex Porfirio aw) lhe Lienzo lhuitlan for The priest 2 Dog, tt 'Ihc glyph of I/indobonensis. the Knot' (North?). metaphor for a trance-state.8s Lord 13 Death,87 together with a Lord 8 Lizard, both wearing the braided crown, waged a war on several of the old rulers of the region, whom they killedss in the (sacred) year 3 House, day 2 Wind. During this war a lady called l3 Crocodile sacrificed several men at a ballcourt at Cerro Verde. These war-scenes are also depicted in the Lienzo Tlapiltepec. We still do not understand the full lneaning of these scenes and their relation to the (later?) arrival of Lord 7 Water-Atonal at Cerro Verde. It is possible they were a group of priests inspecting the new foundation place (cf. the Historia Tolteca Chichimeca) or perhaps an earlier group which was subdued by Atonal, who then included their history in his own. According to several documents (lienzos Seler II, Tlapiltepec and Tequixtepec II and the Selden Roil), Lord 7 Death came from the 'Rock of the Pot',8e a place to the nofth of Tequixtepec, with the 85 lrr tlris part of the Selden Roll we also find a scene itr which a lord 4 Crocodile decapitates a snake and a lord 7 llouse pours rain fiorn a pot in the shape of the head the decapitated snake. Similar scertes we find in the Lienzo TIapilÍepec attd the Codex Baranda. Although we do not understand this scene, we fìnd a possible reference to suclr a lrappening in the Relación Geográfca.from Petlalcingo (Acatlan) of 1581. Ilere a story tells us that in ancient times there lived a giant snakc that terrorized the of "TIaloc" (God of the Rain) over this snake. Water runs ottt of the body of the 'Mountain of the Intertwined Serpents' is depicted in several The f'orrr cardinal directions are given it't lhe Selden Rol/ by 'Tenrple of Death' (South), 'Temple of the Sky' (East), 'Tenrple of the River' (West) ancl 'Mountain of a Lizard carried the Ancestor Bundle of his people.86 In the following scene, a fierce nahual warrior called 7 Díaz,fl¡e I'ian:o'llapillepec docunlerrts, rrarnely the lienzos Tlapíltepec, Seler ll, Tequixtepec ll and tl¡e Codex Ilorunda. It contains rnany nahualistic traits, like Xiuhcocoa (plural f'or Xiuhcoall) and Eagles or Jaguars, Snakes of Flintknives and CIouds' Feathered Seryents and .laguarserpeuts, Wings, a Toltec Face, Jade and a Parrot. The drilling of New Fire was a ceremony which marked the f'oundation ol(a lineage of) a cacicazgo (Anders, et al., 1992). See for exatnple several pagcs of the Codex tt Chicomoztoc, probably 151 region and tl.ìat was killed by a warrior lord who then settled in the region (Acuña. I 984. p. 48). tn In the Lienzo lhuiÍlan we fìnd similar Ancestor Bundles in thc villages ol' Coixtlahuaca, Ihuitlan and Tlapiltepec. Ft¡rthertnore a Iìoly Bundle and Digging Stick are installed here by'paltna-crown'pcople at the'llill ofthe daynante 6 *7 Movcnleut'. L.ord 7 Death may be the same as the lord of that natrte that established hinlself at the 'Hill of the Mask' to start â lineage there, atrd nrarricd Lady 4 Wind (Lienzo Seler /1). This couple Lord 7 Death and Lady 4 Wind is also thc fìrst cotrple of the genealogy given in fhe Codex Baranda. I lowever, apart fiom this 1ìrst cotrple, this genealogy is ditlèrent äom the genealogy of 'Mountain of the Mask' as given by thc Lienzo Seler IL tt'fhese lords lvere called 2 Crocodile "Double Face". 7 Eagle "Stone Man", 9 Grass "skinned Jaw" and 9 Wind "Quetzalcoatl". We observe that, according to the Codex Nutrall (pages 3 and 4), the "Stone Men" were the ancietrt rulers of thc Mixteca. *" We do not understand the rrreaning olthe voluted snake connectcd to the 'Rock ofthe Pot' but it see¡ns to be related to the war that Lord 7 Death rvaged on the a¡rcisnt rulers ofthe region. Bas 152 7 Death ' The Lienzo Seler II sacred date year I or 8 Rabbit, day as 'Rock of the Pot-Cave depicts this place ln u nuiu'utitii" tätting of Bird" a constellation pfitm Mountãin and between Mountain oi natural bridge on the colossal the identified by Rincón irôôó "t where ihis is a ¡ìàt-"íut to the northeast of repelmeme ü;;õ; year 6 are found' Its sacred date is ancient pre-hispanic *uüpiintin"s settlement ancient verv been a Reed, day 12 Vulture. itlil *utittuve io the people of significan"t ;^^il;;ial h"d and apparently of the lineage of part depicts Coixtlahuaca . The Lienlo i"i"' lt alõ this'Hill of the Pot': Lady 12 *Grass - Lord I or 8 Rain marriedtotoLady Water - Lord 11 Rabbit manied Lady 10I ISnake - Lord 12 Reed married toLadY 3 House Lord 3 Reed married to - tjtis,lasll:'9: According to the Lienzo Tlapittepec' us)' arr (unknown to 1."1t""11 his father 12 Reãd, the Lord 12 Crocodile Head the of at'Stone gathered wearing staffs, and tfte p'iett 6 Grass' II Seler Pot'' The (?)' (unidentifleOl, a fiace.near 'Roõk ol the 8 called by depicting a man possibly refers to th" ;;;; happening year à10 Flint' day 4 Movement' ä,'urr, i"u.ing a staff, with the date poi'. gathering the men inthe Lienzo their Àfter near.Rock of the to the villagã of Tlapiltepec' but it is set off Tlapiltepec "* ".io"'"ty ll"ut what theY did there'"o not 'palnra-crowtrs'. ln the lienzos retèrences to the people with the "" There are a fèw other Lord 8 Water who conquers a called a warrlor see we Coixtlahuaca I and Meixueiro daY 2 Vulttlre. In the Year Reed, year 3 the in pl ace called 'Stone of...' (unidentifìed) 3 Reed-tlte be four years alter the year would 2 Movement-which 7 Reed, daY Yuca and the Frog' sanle lltalì seems THE PREHISPANIC HISTORY van D)ESBURc/Olivier van BUREN to conqtter a Place called 'Place of the paltrra-crowtr' we have seen above (TamazulaPan?). This rnan wears the typical to the called Lord l2 Lizard who, according Another lnan who wears this crowtt is 'River 01 the Hill of the attacks //. Seler and l\ettzos Coixtlahttaca l, Meixueiro and 2 Dog Roset' in the Year 9 Flint, daYs 2 Water ltr a pcople the l'ollowing also seenrs ol'itrterest 'paltrra-crown' these Conceruing fiom all ovcr the Mixteca lords 108 of total a Nutlall Codex l'allous scetre itr the Up until trow' tro Deer "Jaguarclaw" of Tilantongo. conre to PaY honrmage to Lord 8 scems somewhat which Coixtlahuaca, frorn lord ofthese has beeu identified as bei ng one would suPPose that and here gathered rulers rnany puzzlirt g since so page 62 of the Caso (1977) observed, on Coixtlaht¡aca also was presel.ìt. But as "Bleeding I Lizard Lord called palma-crowlis. Coclex Nuttall,we fìnd two lords with "Ocelotface Flint 8 Bone" atrd Lord 153 Synthesis ofthe roles ofthe different villages Having passed through Coixtlahuaca-history, we have come upon several places. It seems useful to look at them once more and thereby offer something of an overview. Coixtlahuaca was the political center of the valley, as it still is nowadays. First ruled by a people who we have not been able to identify, it was later to be taken over by the lords of 'Mountain of the Arrows' and the Toltec lords of 'Palace of the Eagle'; the latter lineage first ruled at the Cerro Verde, before moving to Coixtlahuaca. Following the Aztec conquest of the region, these two lineages merged into one. The newly formed lineage was the one in powel at the time of the Spanish aruival. A second place of major impoftance was lhuitlan. The initial lords of this place were possibly related to the founders with the pointed palma-crowns (cf. Ihuitlan's lroly bundle); rnaybe we can identify these people as Chochos, since their old residence was at "lhuitlan at the rùy'ater of the Chochos". By the time that the Toltec lords of 'Palace of the Eagle' started to expand their power in the region, the lhuitlan-lords managed to consolidate their position by marrying with a woman from this Toltec lineage. From this marriage they derived their legitimacy. Later on several secondary lineages split off from the main line. It seems probable that lhuitlan was the major power in the northern part of the valley. Another lineage of considerable antiquity was the one that first ruled at'River of the Vase and Heaft'and that later on rnoved to 'Mountain of the Dove'or Nativitas. Around the time that Coixtlahuaca fell into Toltec hands, this lineage was in close contact with the lords of 'Mountain of the Arrows'. Just as this'Mountain of the Arrows', however, it is hard to say who the lords of Nativitas were: where did they come from, to what (ethnic) group did they belong? With the move to Coixtlahuaca by the lords of Miltepec, this lineage seems to have lost its power. ln Tequixtepec there were at least two lineages. One was derived from 'Palace of the Eagle', the other one can again be identifìed as belonging to the tradition of Lord 7 Death. Contrary to Iltuitlan, however, these two lineages did not rnix. Up to the conquest they were registered as separate lineages, Tequixtepec was first r 154 t55 THE PREHISPANf C HISTORY Bqs vøn DoESBURG/Olivier van BUREN Map of the valley of Coixtlahuaca and some of the villages and other important places in the state of Puebla governed by the Toltec lords of Cerro Verde, but later on rnanaged to establish itself as an independent power.el Tlapiltepec was a sujeto of lhuitlan. However, near the time of the Aztec conquest, the brother of the Coixtlahuaca-lord 6 Water, called Lord 3 Rain, conquered Tlapiltepec and from here set out to conquer several other places to the north and northwest ofTlapiltepec. With this possibly coincides the policy of the lhuitlan-lords to many some of their off-spring into the noble houses Cozcallan, Tehuacan and Acatlan. of northern places as Furthermore, there was the lineage as given by the Codex Barenda. However, it is still unclear in which place these lords resided, but they can also possibly be identified again as belonging to the tradition of Lord 7 Death.e2 Finally, Tulancingo seems to have been the ceremonialreligious centre of the valley. This is implied by tlre impressive ceremony that was held there, which is rnentioned in several of the documents. Furthermore, its name can be interpreted as the 'Small Tula or Cholula', which was the main ceremonial centre of I Þ cuâuhtinchân b" o T![r€åca c c OuechÕIac ortotlcPåc O tecuachalco \ t \ hûrLc/rEPlC \ ,â\ i \¡ I Îêp€xi prehispanic Mexico. \\\ \ \ \\ \\\s\ O\ \ t a\ \Tehuacan rrr \ I \\ tï**t*. Àter(ca1 \ I \ t \ Coxcatl¡û \ta'q. tq,ct 1 "¡ t I AcâtIan o ta tt. I \ \ \I sãn Àntoñio Àbad a fxctÈLan 1låpilrepec lulancingo Zacarias observes conceming Tequixtepec: "la tronsmisión oral f rlc 'lÞquixlepecJ relaÍo Erc ta .familia.fundadora de esla población [Tequixtepec] jirc la mi.sna que " .[r m d ó C o ix t la h uac a (Zacarias, 1992p. 7 6). "r Brotherston (1996) identifies this lineage as belonging to Miltepec. Ilowever, as nrany of his identitìcations, this one is also tnainly bæed on tentativc guess-work and no solid basis is offèred fbr it. "' IåÀa¿u.¡.âPa MTXTECA AI,TA .'o VÀIJLE DE CÖrXf¡,ÀfiUACÀ Te1upa o O LvitåÊ cERFo vERDÉ TepoEcolula \ THe pREHISpeNIC HISTORY Bcts van DoESBURG/Olivier van BUREN 156 References Acuñe, René, Relaciones Geográficas del Siglo XVI: Antequera, Vols 2, UNAM, México, 1984. AcuñA, R:ené, Relaciones, Geográficas del Siglo XVI: Tlaxcala,Yols 2, UNAM, México, 1984-85. Anqles de Tecamachalco I 398- I 590, Translation by Eustaquio Celestino Solis and Luis REvEs GancÍn, FCE, México,1992. 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The caciques, as the Spaniards called them, the putative colonial descendants of prehispanic noble families or lineages, have been the main focus of attention. The term cacique, of Arawakan origin, was adopted by Europeans in the Caribbean and applied to Indians of high social status, particularly those who held political office. It rapidly became a colonial social category, colored by both indigenous practice and Spanish conceptions of hereditary rank and privilege, and served to distinguish the noble elite fr.om the mass of Indian commoners, or macehuales, a term derived from Nahuatl. Cacique status, however, clear as it seems in so many Spanish colonial sources, was in fact highly ambigLrous. First, and most obviously, it masked locally significant status distinctions drawn - Department of Anthropology , Arizona State University, Tempe. 'This paper was originally presented atthe second annual Mixtec Gateway, Las Vegas, Nevada, March ll-12, 1995. I wish to thank Nancy Troike and tlre Braunstein Foundation fo¡ the invitation to participate, and Maarten Jansen and John Monaghan ftlr their conlnents on the paper. Arry errors that remain are lny owrl. r John K. CIIANCE THE MIXTEC NOBILITY UNDER CoLoNIAL RULE by Indians themselves for their own pulposes in their own languages' There is no reason to expect local indigenous social categories to conform entirely to those of the imposed colonial systelx, though of course there was some correspondence. Thus it is often unclear inferences based on my own research in non-Mixtec pafts of Oaxaca and the Valley of Puebla. 162 whether those who claimed cacique status were drawing on Spanish notions of hereditary privilege, political prerogative, or material wealth. Indeed, in late colonial tirnes Indian and European conceptions of social differentiation becalne so bluned indigenous or in sorne places that they are hard to distinguish. A second source of ambiguity sunounding cacique status lay in the indigenous nobles' pivotal position as middlernen and cultural brokers between Indian macehuales and Spaniards. Caciques have been poftrayed as procurers of labor, foodstuffs, and other valued items for the conquerors, and as their sometime collaborators in the process of colonial domination. Many caciques became well acquainted with Spanish culture early on, learning the language, adopting European dress, and engaging in business enterprises. By the latter part of the sixteenth century, a significant nulnber were acknowledged members of Hispanic society and were culturally closer to Spaniards and mestizos than to Indian macehuales. At the sarne time, however, they tended to dominate local politics in their horne jurisdictions. Caciques brought Indian and Spanish worlds together, using their contacts in one to strengthen their position in the other. The Mixteca of western Oaxaca and southern Puebla is a distinctive region that supported a signifìcant cacique sector during the entire colonial period. Mixtec caciques shared many similarities with their counterparts in other regions of New Spain, yet at tlle same tirne preserved cultural elements-especially those concerning noble marriage and political succession-that were distinctively Mixtec' In what follows I will briefly comment on recent scholarly approaches to colonial Mexican caciques, then narrow the focus to the Mixteca, prirnarily the Mixteca Alta. I will assess the social, economic, and political status of the colonial Mixtec nobility over the course of the colonial period, and conclude with some remarks on the delnise of the group and suggestions for fufther research. I rely heavily on the irnportant work of Spores, Pastor, and Terraciano, but also make some 163 Perspectives on Indian Nobilities in Colonial Mexico The literature on colonial Indian elites in Mesoamerica has focused overwhelmingly on the sixteenth century. Plior to the 1970s, few studies paid much attention to the years after 1600. If late colonial elites were mentioned at all, their signifìcance was usually minimized and emphasis was placed on the circumstances of their decline. Gibson (1964,pp. 157-63) stated the case most clearly for the Valley of Mexico: "The effect of Spanish colonialisnt on the class stratifications of Indian society was to eqttalize and compress, to ntove all classes loward a single level and condition...Legitinate cacicazgo had little nteaning beyond .fanùly pride in fhe conditions of the late colony. " Gibson went on to note that few caciques and principa'lesas second-echelon nobles were known in Spanish-were able to preserve their lands and retainers into the seventeenth century, and that cacique status became "diluted" in later years as popular criteria for it were broadened. There is some truth to this view, and caciques outside the Valley of Mexico were also becoming impoverished in the late sixteenth and seventeenth centuries. In Tarascan Michoacán, many cøcicazgos (indigenous noble estates) were in decline in the seventeenth century (López Sarrelangue, 1965, p.298). Hereditary noble estates met an early demise in nofthern Yucatán (Farriss, 1984, p.241), and among the Zapotecs of northern Oaxaça they were in decline during the seventeenth century and had all but vanished by 1730 (Chance, 1989, p.28). Cacicazgos were not a conspicuous feature of the western Nahua area of Morelos in colonial times (Martin, 1985, p. 173; Haskett, 1991, p. 172), and the long-lived Alva y Cortés estate of San Juan Teotihuacan in the Valley of Mexico appears to have been exceptional for that region (Munch G., 1976). In the Sierra Norte de Puebla, cacicazgos were in crisis as early as the 1560s (García Martínez, 1987, p.203), and in Santiago Tecali in the Valley of Puebla noble lineages had fallen on hard times by the midseventeenth century (Chance, 1997). The reasons for this decline and John K. CLIANCE THE MIXTEC NOBILITY UNDER COLONIAL RULE impoverishment are not difficult to fathom; the tribute reforms of the mid-sixteenth century, the steep population decline, and the European differentiation varied significantly from one region to another, and that indigenous elite groups took different forms (Chance, 1994). The Mixteca was one important locus of indigenous colonial nobility, and together with the Valley of Oaxaca represents a significant regional variant on this general theme. Most research has focused on the Mixteca Alta (the most densely populated parl of the 164 introduction of the elected town council (cabildo), among other factors, all took their toll on noble power and privilege. However, since Gibson wrote it has also become clear that in some places cacique families and lineages experienced a revival of solts in the eighteenth century. The older view of the "vanishing nobility" was predicated on the dubious assumption that the effects of Spanish colonialism on Indian society were uniformly hornogenizing, and that the "destructuring" which occurred in the sixteenth century continued throughout the remainder of the colonial period. This view also implicitly treated nobles as "vestiges"-to use Farriss's term (1983, pp.2-6)-of the prehispanic past, and underestirnated their functional role in late colonial society. It stressed what late colonial nobles had lost, especially land, retainers, and political authority, and gave short shrift to ways in which social stratification was changing, particularly fiom the perspective of the local colnmunity. From today's vantage point, an alternative view is possible. It has become increasingly clear that the period of roughly 1660-1821 was more than just an extension of early Indian adaptations to Spanish rule. The first half of the colonial period was indeed a time of depopulation, sirnplification, and social destructuring. But the decline of the early years gave way to renewed population growth, cornmercialization, and a vigorous restructuring of indigenous cornrnunity life in the eighteenth century. Instead of a steady decline and ossification of pre-conquest and early colonial institutions, we can see how older principles were redefined and reshaped to fit changing circumstances (Chance, 1986, p.166). The persistence of significant numbers of caciques, principales, and the local elites they represent during a good portion of the eighteenth century, and in some places during the entire colonial period, is a case in point. Diverse studies of Zapotec and Mixtec communities in the Valley of Oaxaca (Taylor, 1972), Sierra Zapotec communities in the vicinity of Villa Alta (Chance, 1989), the Yucatec Maya (Farriss, 1984, Rugeley, 1995), and parts of Nahua central Mexico (Haskett, 199 l; Ouweneel, 1995; Chance, 1996a, 1996b, 1991) attest to the significance of late colonial indigenous elites at the local level. They also show, however, that social >- Mixteca in colonial times), particularly 165 on the polities and communities of Yanhuitlan, Teposcolula, Tlaxiaco, Coixtlahuaca, and Tejupan. An especially important source of information for all researchers has been the Juzgado archive of Teposcolula (Romero and Spores, 1976), probably the richest of all district court archives in the state of Oaxaca. The Mixtec Nobility at Spanish Contact With the possible exception of the powerful coastal kingdom of Tututepec, the Mixteca, along with much of Oaxaca, represented an "interrnediate" level of social stratification at the time of Spanish contact (Chance, 1986, p. 165). Though noted for their codices, -iewelry, and artistic accomplishments, Postclassic Mixtec polities seemed to have lacked full-time artisans, and Spores hesitates to call even the largest settlements "urban". Compared to the rnore highly stratified Nahua city states of the central plateau, Mixtec kingdoms were srnaller, less centralized politically, and placed greater emphasis on cornrnunity autonomy (Spores, 1969, p. 568 l9'76, p. 213). This does not mean that they were necessarily any less complex. Terraciano (1994, p.537) argues that the complex Mixtec polity, or yuhuitayu, had just as many pafts and subpafts as the Nahua øltepetl. Preconquest Mixtec society was bifurcated into two estates of nobles and cornmoners. Membership in each was perpetuated by heredity, unwritten sumptuary laws, and, for rnost, endogamy. The noble stratum was cornposed of the ruling couple (D,o it"t Mixtec, later caciques in Spanish) and their immediate farnilies, and the lower lanking toho, or principales, who served as tribute collectors, adrninistrators, and priests. Royal couples ruled jointly in Mixtec polities, and held a significant amount of power. They controlled rnuch of the choicest farmland for their own use, and were served by nurnerous retainers or dependent laborers. THE MIXTEC NOBILITY UNDER COLONIAL RULE John K. CHANCE 166 These dependents, or tay situndayu as they are sometimes called, have traditionally been compared to the serfs of feudal Europe, who were closely tied to particular estates and the noble families that controlled them. The tay situndayu have been described as lacking the personal freedom presumably enjoyed by other commoners. Terraciano (1994, pp. 368-78), however, has recently called this view into question. He notes that the primary source for tay situndøyu is the Alvarado dictionary (196211593} fol. 195), which gives it as a gloss of the Spanish term terrazguero and defines it as "one who works the Iand". Yet the term does not occur at all in known colonial documents written in Mixtec, which instead use the word ñandqhi (commoners), roLrglrly equivalent to the Nahuatl term macehualli (Terraciano, 1994, p. 363). Terraciano suggests that the situation was much more fluid, and that there were no explicit subdivisions among the ñandahi.l ftnd his argument persuasive, but since his earliest document dates from 1567, there is still the possibility that a group of tay situndayu may have existed in some form in earlier years. The problem is similar in rnany respects to that of the Nahua m(iyeque, who figure prominently in Zorita's ( 1963) sixteenth-century chronicle, but are rarely rnentioned in archival documents, which refer to all Indian corîmoners as macehuales, regardless of their relationships with particular noble families (see Carrasco 1989). At any rate, the ruling farnilies of the various Mixtec states formed an endogamous stratum, and inter-dynastic marriage alliances were an important means of political integration. Spores (1974, p. 298) notes that this was a more characteristic form of expansion than was conquest warfare. As early as the eleventh century, the famous 8 Deer of Tilantongo held or controlled no fewer than six titles through inheritance, multiple marital alliance, and conquest. The cornrnunities ranged from Tututepec on the Pacifìc coast to northern Oaxaca, and at the time of Spanish intrusion Tilantongo still dominated several towns. Yet these political coalitions were only parlial at best. As Byland and Pohl (1994, p. 117) have recently reaffirmed, the subject polities in some ways "y,ere like vassal slales, bul in ofher ways lhey remoined outonomous. They had their own hereditary rulers, and they conlracled separale allictnce.s " 167 The Early Colonial Period The transition to colonial rule in the Mixteca occurued in rnost places without violence. Major Spanish penetration began soon after tlre fall of Aztec Tenochtitlan in 1521, and only on the coast did the Europeans encounter strong resistance. A full array of colonial institutions developed quickly: the Mixteca was carved up into political districts (alcøldías mdyores and corregimientos), encomiendas were established, and the Dominicans took the lead in evangelization. A potential threat to the position of the nobility was the introduction of the cøbildo, the Spanish system of elective town government. The new offices of alcalde (magistrate) and regidor (councillor) had no equivalents in Mixtec culture, and from the 1540s onwards Mixtec caciques would have to share power with these elected lndian officials, as well as with the Spanish alcaldes mayores. Yet there was also considerable continuity in noble status during the entire sixteenth century. The Mixtec terms ylta and toho continued to be used, and nobles dominated cabildo offices for Inost of the century. Gobernadores, the top elected officials. were usually caciques, and until the 1550s Spaniards often used these terms intel'changeably (Spores, 1967, p. lll). As in other parls of Mesoatnerica, Mixtec caciques were recognized by the Spanish as a practical means of gaining control over the Indian tnasses. They were granted special privileges and treated as a class apart from the commoners. Caciques responded by eagerly embracing many Spanish custotns. They were alnong the first to be baptised, spoke Spanish and were often literate, dressed in European clothing, and were qLrick to grasp the itnportance of written law. One notable change did occur: Mixtec noblewomen, though they continued in the role of lla dzehe, ot' cacica, were excluded fi'orn holding public office in the cabildo. Terraciano (1994, p. 318) notes that this was by Spanish, not Mixtec, design. One of the most important elements behind the caciques' survival during rnuch of the colonial period was Spanish recognition of their landholdings as cacicazgos, or entailed estates on the rnodel of Spanish tnayorazgos. Land, of course, was the chief resource. In prehispanic times, patrimonies were held separately by husband and wife throughout the course of their rnarriage, and they bequeathed separately, often were to different heirs. Itt later years, noble r Y r68 John K. CHANCE inheritance came under European influence, and by the eighteenth Çentury there was a bias in favor of first-born sons, wlto inherited from both father and mother (Terraciano, 1994,pp.283,286). While cacique persistence in politics was based on a series of incremental accommodations to Spanish practice (e.g., the cabildo) without sacrificing an inner Mixtec core, changes were more farreaching in the economic sphere. Mixtec caciques became part of the European mercantile economy very early on, the most important cornmodities traded being sheep, silk, and cochineal. In the sixteenth century the Mixteca Alta was the most commercial indigenous region in all of Oaxaca. Many caciques were active in silk raising as early as the 1540s, and by 1580 the Mixteca Alta had become the most irnportant silk region in the New World. Soon afterward, however, a decline began in the face of competition from the Far East, and the industry never regained its former prominence (Chance, 1986, p.171). The Mixteca also took the lead in sheep herding, and Miranda (1958, p. 788) has noted that the Mixteca Alta was the only region of New Spain where Indians owned more sheep than Spaniards. Elites and commoners alike raised sheep and goats, and nobles also tended cattle. Thus Mixtec nobles acquired an independent economic base of a very different sort than they had held prior to the conquest. This allowed them to survive and keep control of the governorships in solne communities until the end of the seventeenth century. Instead of living off their tribute as before, they were now owners of titles, lands, and mercantile wealth. I have argued that colonial Mixtec caciques, along with their Zapotec counterparts in the Valley of Oaxaca, constituted an economic elite, even an econornic class (Chance, 1994,p.48). This in turn led to a growing cultural, and often physical distance between nobles and commoners. Pastor ( 1987, p. 170) points out, however, that in some communities commoners wanted their caciques to remain influential because of the critical role they played in the colonial patron-client system. lf their cacique prospered, the macehuales stood to benefit as well. Even when cornmoners fought a cacique, they often did it with the help of another or by "creating" a new one. The situation just described persisted in some of the larger Mixtec communities until the end of the seventeenth century. Many of b-. THE MIXTECNOBILITY UNDER CoIONIaI RUI-E the smaller 169 cacicazgos succumbed much earlier, however, as commoner complaints mounted, ancient noble rights and privileges were denied by the Spanish, and disease and population decline took their toll. Pastor (1987, pp.84-85) even postulates a regional "crisis" of Mixtec cacicazgos at the end of the sixteenth century, though I think that is too strong a term. A number of the larger cacicazgos survived long after noble estates in some other regions-such as Michoacán or the Valley of Mexico-had disintegrated. Among the reasons for this persistence were the relatively small Spanish presence in the Mixteca and the near total absence of haciendas.t Taking advantage of this absence of economic cornpetition, sorne Mixtec caciques and principales, in Spores'(198a, p. 100) words, "ranked on a par vith European bureaucrals ot' clerp$, and above cerlain Spanish civilians, ntililary, and indigents." Terraciano (1994, p.288) maintains that population decline actually strengthened noble rule in some ways. With fewel eligible lords and ladies available, it was not uncommon for caciques to rule and clairn lands in four, five, or rnore places. Adherence to European inheritance customs would have furthered this consolidation. Yet this kind of multi-comrnunity rule was not itnmune to challenges from the local cabildos, and a series of conflicts developed in the Iate seventeenth century. The Late Colonial Period The last century of colonial rule ushered in rnany changes that profoundly affected Mixtec nobles. Population growth, the Bourbon reforms, and a more commercial outlook all had an impact. Cacique rule in this period became increasingly lirnited to the home yuhuitctyu or cacicazgo, as more extended claims were successfully challenged by local powers. Pastor's (1987, pp. 165-'15) research indicates that the remaining Mixtec cacicazgos entered a period of irreversible decline after 1140. Of the 63 estates he was able to identify in 1700, only l3 were still in existence a century later. Most of these cacicazgos were ironically victims of their owners' successful 'l'AsroR (1987, pp.82-83) clainrs there were only two haciendas in the Mixteca prior to the eighteenth century. r John K. CHANCE 170 TI¡E MIxTpC NOBILITY UNDER COLONIAL RULE adaptation to the Spanish colonial world. As caciques became more hispanicized, they increasingly distanced themselves from the rnacehuales. Often this distance was physical, as elite farnilies moved to the cities of Oaxaca and Puebla. A major turning point came when some nobles began to ignore the conventions by which colnmoners had worked cacicazgo land and became more interested in renting out their holdings to Spaniards. This provoked a viftual class war in some towns, as macehuales and principales joined forces to evict caciques from positions of power. Some communities even denied that they had ever had caciques. By 1825, only five cacicazgos survived, and only two of these-in Chalcatongo and Tejupan-had firm preconquest roots. The previously distinct identities of yya and toho, cacique and principal, began to merge in the eighteenth century. After the conquest, principales worked in various trades and engaged in coûìrnerce, medium-scale agriculture, and livestock raising. Increasingly, their status was defined by wealth rather than hereditary privilege. After 1700, many old-line caciques, having lost control over their cacicazgos, met the same fate. Thus in the Mixtec documents of the period, distinctions between yya and toho began to fade, and they were used less and less to refer to individLrals, though they persisted in some places as late as 1807. In Spanish translations of Mixtec docurnents, yya and toho alike were sometimes referred to as "caciques y principales", 1994, pp.38l-86, s69). or sitnply "principales" (Terraciano, The Mixtec documents become less reliable guides to social differentiation in the eighteenth century, especially after 1750, when very few of them were produced (as far as we know). This was especially true of the larger, more cosmopolitan towns such as Teposcolula and Yanhuitlan, which also had the largest Hispanic populations in the Mixteca. In these communities, as titne went on indigenous people with high social status or noble aspirations were rnore likely to choose Spanish as their rneans of written cornmunication. 'What the Spanish sources tell us, at Ieast those exarnined by Pastor, is that as cacicazgos were declining in the last half of the eighteenth century, the number of people who identifìed thernselves as caciques was on the upswing. All the offspring of each cacique commonly used the title, though some-perhaps tnost-were L- 171 unable to prove descent fiom prehispanic royalty. For example, in the early eighteenth century there were three cacique families in Teposcolula, and three in Tlaxiaco. Some were heirs of preconquest rulers, some descended from collateral lines, and still others derived from the so-called caciques de barrio that had lost theil functions when their settlements disappeared in the earlier congregaciones (Pastor, 1987, pp. 167-68). It goes without saying that not all ofthese self-styled late colonial caciques were wealthy or politically powerful. The changing dehnitions of noble status just described are often written off under the heading of "decline". Some things cerlainly did decline, most notably the cacicazgos (though not definitively until after 1740),the political power of many nobles, and perhaps the stratum of principales. Yet we rnust also account for the growing numbers of caciques in the second half of the eighteenth century. We will not get very far, I subrnit, by viewing this phenomenon as a "dilution" of some supposedly rnore "authentic" status that had prevailed in the sixteenth century. "Reconstitution" is a rnuch better word-status distinctions were being reconstituted in late colonial Mixtec communities in ways that remain little understood. These towns were not simply pale shadows of their early colonial predecessors, but in many respects very different sorts of places, just as they themselves differ substantially-as far as social status is concerned-from the Mixtec communities of today. My own research in Oaxaca's Sierra Zapoteca and in the formerly Nahua town of Santiago Tecali in the Valley of Puebla suggests that while regional differences cannot be ignored, some parallel processes were at work in the eighteenth century. In the Sierra Zapoteca, the old cacicazgos were moribund by the early 1700s, but in later years there was a rnarked increase in principales in many pueblos (Chance, 1989, pp. 123-50). In Tecali, the tenn principal had fallen into disuse by the late eighteenth century irut there was a significant expansion in the number of caciques (Chance, 1996b). In neither case did these late colonial nobles all enjoy substantial power and wealth (though some did), nor could they all tlace descent frorn prehispanic ruling families. But their status was cleally rneaningful in the local community; they continued to dominate local politics, and in Tecali, at least, they were all exempt from tribute. In the Sierra Zapoteca, principal status was highly coveted and even pursued ir" 172 John K. CHANCE THE MIXTEC NosILITy UNDER COLONIAL RULE th'ough the Spanish courts. As viilage elites, these nobres were very different from their sixteenth-century predecessors, but that is precisely my point. Not only must we trace the inevitable decline in the fortunes of the old guard which had its roots in tt . p."-"onlr"ri era, but we also need to recognize the rise ofthe new "reconstituìed', elites of the eighteenth century. The proliferation of what pastor calls "caciques hechizos" in the Mixteca after 1740 was paft of this phenomenon. Many of them were shopowners and money lenders, and some were married to mestizos. Details are still sketcliy, uut uy this time' cacique identity had rost much of its associaúon witír dynasfic rule and was now commonry equated with landholding and autonomous status (Terraciano,1994, p. 3g3). The Decline of Late Colonial Caciques Whatever the characteristics of this late colonial cacique group, it too, of course, met its demise. What precipitatecl its decline? what factors ultimately changed the referenti of ìhe tenns caciqtre and principal from nobre sociar strata to ratter-day politicar bosses a'd village elders? Pastor notes that egalitarian cominunities began to appear in the Mixteca Alta by the late 1700s, but he argues thãt the .eal turning point came after Independence in rg32-33. when there was a very sudden "pauperization" or economic leveling. In essence, he argues that late colonial Mixtec erites were swiftry destroyed by political colnrnand: "The independent government [of Oaxacal in c//.ccr Iegislated it sy.stenaticall;, contbaìjed the instirutions on which ir v,as.founded...and pronofed pr,iíl:::i:.",;rrr., the aholition o.f the otd .social regine; ,oÐ Atternpting to generalize for all of Oaxaca, Carrnagnani (19-88, pp.230-37) agrees that the turning point carne witñ the enfbrcernent of the Refo'n laws, but he plaões the period of change between 1841 and t853. Though his dates difier slightly, lis argurnent is much the same as pastor's: the old order was delroyed by 173 Oaxaca. Both Pastor's and Carmagnani,s analyses should be regarded for it remains to be seen in detail how the people in pafticular communities reacted to these events. Monaghan's as tentative, contribution to this volume shows that Mixtec concepts of noble status possess significantly greater longevity than previously supposed. Carmagnani's analysis does, however, fit well with Farriss, (1984) interpretation of the better documented case of the yucatec Maya. While regional differences in tirning and state-level politics are to be expected, it would thus appear that the decline of native elites was brought about not by the gradual working of rnarket forces, but by a series of political decisions to destroy corporate forms of propefty and promote the liberal cause of private ownership. For Indian comlnunities, this amounted to a virtual revolution in the way local powel and privilege were distributed. Not only were the old noble status categories disrnantled, but in the Mixteca there was considerable economic leveling as well.3 Suggestions for Future Research I wish to conclude with just three thoughts on future we still have much to Iearn about the internal organization of cacicazgos and the extent of the caciques, political authority, especially in the late colonial period. yet I arr struck by the brazen attempts of some late eighteenth and early nineteenth-century Mixtec caciques to fashion far-flung networks of power on the basis of marriage alliances. This strategy was at least as old as the time of g research. First, Deer, and while it was a common practice among Mesoamerican elites in the Postclassic period, it seems to have been pursued with unusual vigor in the Mixteca during colonial times. Thus we have the case of the indefatigable don Martín Villagómez and his wife, who in ll64 claimed 3l titles, the political transformation of communar and cofradía properiy intá private holdings. carmagnani bases rnuch of ilis case o,i potiti"at decrees' military actions, and statistics indicating a sharp decline in village landholdings and in the number of recognìzed communities in I raylor ancl I have argued that these same i'orces were behind the rise of the civilin the nineteenth century religious hierarchy in Mesoamerican conrnrunities (CHANCE and T,+vlon, 1985). r 174 THE MIXTEC NOBILITY T'NDER COLONIAL RULE John K. CHANCE "including AcaÍlan and Pellacingo in soulhern Puebla, Tonalá and Silacayoapan in the Baja of Oaraca, Yanhuitlan, Tilantongo, and Teposcolula in the Alta, and TuhtÍepec in the Costa" (Spores, 1974, p.302) ln 1776 one of don Martín's sons held titles to eight kingdoms, and in 1804 a grandson claimed ten titles, held jointly with his wife. Spores rnentions other colonial-period constellations, and evidence of additional ones in the Mixteca Baja exists in the Ramo de Tierras of the Archivo General de la Nación in Mexico City. While the ultimate political success of these ventures can be questioned, they were nonetheless attempted and represent the continuation of an ancient cultural tradition. The pattern seems distinctively Mixtec: I have encountered nothing remotely similar in rny work in other parts of Oaxaca or in the Valley of Puebla. Perhaps this phenomenon represents the colonial tail end of a political system that Byland and Pohl (1994b, p. 108) would say "incorporaled some of lhe bureaucratic nnchiner¡, $,pical of larger centralized ttrban states together vilh a dislinctivel¡' .factionalized qualily nore typical of chiefdoms. " In any case, these late colonial attempts at empire building should not be written off as empty posturing by highly acculturated individuals bent on self-aggrandizement. I think they were much more than that and they deserve close study (see Monaghan's essay in this volume). A second area in need of more attention is research in colonial Mixtec-language docurnents. Terraciano (1994) has made an irnpressive beginning, utilizing some 300 documents from 1567 to 1807 to study various facets of colonial Mixtec culture. There are rnany wills, as well as civil and criminal proceedings, land and business transactions, community accounts, and other items. Close study of these sources gives us a window on Mixtec culture that was lacking heretofore, and I hope that more scholars will develop the linguistic facility necessary to use them. Surely Inore of these documents will come to light if we look for them, though how many more is debatable. More than half of Terraciano's corpus was generated by Teposcolula and Yanhuitlan in the Mixteca Alta, and there are apparently no known colonial Mixtec documents at all from the coastal region. The challenge will be to find rnore sources from 175 the coast and the Mixteca Baja, regions which are still neglected by scholars of the colonial period. Finally, I would make a plea for more systematic attention to the shadowy group of late colonial caciques who were no longer connected to dynastic rule. Their wealth and political power were highly variable, and they constituted more of an elite than a nobility in the strict sense of the term. Whether they fonned a class of landowners like the caciques of Tecali, Puebla (Chance, 1996b) is as yet unclear. I suspect that the presence and role ofthese caciques will turn out to vary greatly from one community to the next, as is the case with their Nahua counterparts in central Mexico. llr John K. CHaNcE 176 THE MIXTEC NOBILITY UNDER CoI-oNIaI RuI-E 171 Nancy M., "lndians in Colonial Yucatan: Three in Murdo J. 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Ciertamente las fuentes históricas para el estudio de este grupo mesoamericano son reducidas en comparación de otros como Ios Náhuas, Mayas, Mixtecos, etc. En el mislno sentido, la investigación arqueológica -carece de exploraciones sistemáticas y arnplias en los 60,000 Km2 que tiene el Estado de Michoacán en núrneros redondos. En el área de la lingüística del Tarasco, desconocemos aspectos elementales del uso de la lengua, las variantes dialectales y los préstamos lingüísticos de otros grupos étnicos como . Investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social e investigador huésped de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. L- rPolirrca y coBtERNo Carlos PAREDES ManrÍNEz 180 y Mazahua, también habitantes de Michoacán desde tiempos prehispánicos. A pesar de todo lo anterior, el estudio etnohistórico de los Tarascos requiere llevarse a cabo, utilizando las ricas fuentes documentales que sí existen, valorando y revisando los estudios aislados y más amplios que se han llevado a cabo desde el siglo pasado y también realizando un trabajo etnográfico con los actuales P'urhepechas, quienes en la actualidad suman más de 87,000 habitantes con un rico acervo histórico en la y quienes son igualmente motivo y receptores del conocimiento histórico. Dentro de los estudios etnohistóricos, el tema del gobierno indígena comienza a ser revisado y revalorado en sus distintas épocas históricas, sin embargo para el caso de los Tarascos los estudios que existen al respecto son muy limitados en cuanto a su alcance y su base documental, aún cuando han sido de gran impoftancia para la realización de este ensayo.' El objetivo así de este trabajo es presentar un panorama muy general del proceso de constitución de las poblaciones indígenas en Michoacán durante la etapa temprana de la época colonial, resaltando ciertos aspectos que no se han estudiado a profundidad y que en base a una revisión documental nos permitan en el futuro tener una idea más clara, entre otros temas de los siguientes: el surgimiento y la formación de un grupo gobernante indio en la época colonial; las instituciones, su funcionamiento y el asunto de su autoridad en el ámbito de la sociedad indígena; la reorganización espacial y la nueva jerarquía política de los nuevos asentarnientos LgóN, Nicolas, "Reyes Tarascos y sus Descendientes hasta la Época Presente" en Ednrundo Aviña LEVY (ed.), Anales del Museo Michoacano, Biblioteca de Facsirniles Mexicanos:1, Facsimile de 1888, Guadalajara, 1968, pp. 107-l7l; del misrno autor, Ios laroscos, notas históricas, étnicas y antropológicas,2 Vols., Mapas y l-áminas, Museo Nacional, México, 1904; LórEZ SARRELANcUE, Delfina, La noblaza indígena de Pdrzcuaro en la época virreinol, UNAM-|IH, México, 1965; de la misnta autora "El Caso de un Gobenrador Michoacano en el Siglo XVI" en, Brigitte BoEHM de LAMEIRAS (coord.), El nunicipio en México, El Colegio de Michoacán, México. I987, pp.3945; SEpúl-veo¡, María'feresa" Los cargos políticos y religiosos en la región del lago de Pátzcuarc¡. Museo Nacional de Antropologí4 (Colección Científica. Etnología l9) México,1974; BELTRÁN, Ulises, "Estado y Sociedad Tarascos cn la Epoca Prehispánica", en Brigitte BoEHM de LAMEIRAS (coord.), .Ð1 Michoacán antiguo, México, El Colegio de Michoacán-Gobiemo del Estado de Michoacán, 1994, pp.29163; V^IQUEZ Lrón, Luis, Ser indio otrd vez, la purepechización de los taroscos serrancts, Conse.jo Nacional para la Cultura y las A¡tes, México, 1992. L- MrcnoACÁN lg l y los conflictos que se presentaron ante los profundos cambios en la sociedad luego de la conquista del Náhuatl, Otomí, Matlalzinca memoria TNDÍcENA EN hurnanos de origen p'urhepecha española. I La familia real y su descendencia A raíz de la conquista española a partir del año de 1522 y de la cruel ejecución de su último señor Tanganxoan II, por orden del conquistador Nuño de Guzmán, los descendientes de la familia real ocuparon el cargo de "caciques de la provincia", cargo ahora sancionado por el virrey español y con un poder de acción política muy limitado. De cualquier manera el linale de la casa real se extinguió con el último de los clescendientes legítimos en el año de 1577 y aún cuando fueron numerosos los sucesores ilegítimos por la rarna femenina de este linaje, pudieron llamarse orgullosamente caciques u^ descendientes del cazonci pero no .,caciques de la provincia".2 carnbios De la misma manera la sede del poder político sufrió y conflictos desde fechas muy tempranas, primero con el y eclesiásticas de Tzintzuntzan a Pâtzcuaro en I 538 y después con la usurpación de una serie de pueblos situados en torno al lago de pátzcuaro por.parte del encornendero Juan Infante entre 1540 y 1554 cuando menos. Todo esto irrfluyó para que en torno a Páttzcuaro, se asentara un grupo gobernante que, aún cuando fuera heredero del antiguo señorío tarasco, este sería favorable al proyecto civilizador del obispo Vasco cambio de sede de las instancias civiles de Quiroga. En este contexto y de acuerdo a la política virreinal de separar a la sociedad indígena de la española, mediante la forrnación de villas y ciudades para estos y de "Repúblicas de indios" para los primeros, en Pátzcuaro se integra lo que sería el cabildo indígena más irnportante y duradero entre los Tarascos en Michoacán durante la época colonial. Durante sus primeras décadas y refiriéndome tan sólo al grupo gobernante, se observa la vigencia de sus preerninencias colno grupo noble, su afición a Ia vestimenta y forrna de vida de los españoles, 2 así como también sus funciones ell el cobro Lórez S¡nneunNcuc, Delfina Esmerald4 La nohleza indígena t,irrcinal, UNAM-IIH, México, 1965, p. 106. y cle pár:cuaro en la ópoccr 182 PolÍrrce y Carlos PeRergs MenrÍNrz administración de los tributos, tanto de los barrios sujetos y cercanos a la ciudad, como de otros pueblos más alejados y que por alguna razón desconocida hasta el fftomento, mantuvieron vínculos de dependencia con Pátzcuaro, enviando inclLtsive a indios principales nativos de esta ciudad y posiblemente herederos de la antigua nobleza o de la arnplia burocracia estatal, a gobernar otros pueblos tan lejanos o Taximaroa al oriente de importancia en la concentración de corno Tancítaro en la tierra caliente Michoacán.3 Además de la y de la preponderancia de la nobleza de Pátzcuaro en el aspecto gubernativo, otra importancia fundamental en la economía regional, lo fue la ciudad como un centro de comercio e intercambio de productos en una amplia región de Michoacán caracterizada por su variedad ecológica y climática.a tributos II Las instituciones y las autoridades indígenas en el nuevo contexto colonial En esta análisis, es interesante partir de la unidad doméstica, no tanto por representar propiamente una entidad política en estricto sentido, sino por resaltar el cambio tan profundo que sufrió la sociedad Tarasca, desde su célula básica, es decir que la familia y el carácter tributario-fiscal que adquiere esta a paftir de la conquista En la época prehispánica la unidad doméstica estaba fblmada por lo que se denomina una familia extensa. Esta la española. integraban no útnicamente la familia nuclear sino también parientes allegados, ascendientes y eventualmente la.ioven prometida que contraería nupcias con alguno de los hijos.' En un documento de tipo tributario, de extraordinario valor histórico y tarnbién referido a las casas, jefes de farnilia y dos niveles de jerarquía política de los asentamientos tarasços en 1523-1524, se puede observar precisarnente t l'^REDES MARTiNez, Carlos (ed.) et. al., Y por ni visto...: Mandamientos' ordenanzas, liccncias y olras disposiciones virreinales sobre Michoacatt en el sipilo Xlr. CIESAStJnivcrsidad Michoacana de San Nicolás dc lìidalgo, México, 1994, Doc 434 y 705 I'An¡oEs M¡n'riNgz, Carlos, "El ntercado de Pátzcuaro y los mercadcres tarascos en los inicios tls Ia época colonial", en Carlos Paredes Martínez (ed.), "Flistoria y Sociedad Iìnsayos clel Seminario de Historia Colonial de Michoacán". Instihrto clc Investigaciotles IIistóricas dc la Universidad Michoacana de San Nicolas de llidalgo, cn prensa. s llaluc¡ón de las cerenonias y riÍos y población 1, gobierno de los indios dc lu provincia de ' il4ichoucan, Editorial Aguilar, Madrid, 1956, pp. 173-174. GoBTERNo rNDÍcENA EN MrcHoACÁN 183 esta forma de considerar a la familia extensa como unidad tributaria, pero al mismo tiempo aparece la nueva forma de contabilizar de los españoles, imponiendo el tributo obligatorio a los jefes de familia de una casa o familia extensa y con ello multiplicando evidentemente el núrnero y la cantidad de tributos en favor de los nuevos conquistadores.6 No sabemos hasta que punto realmente llegó a modificar la estructura familiar extensa el nuevo modelo de tributación impuesto por jefes de familia nuclear, sin embargo la mayor parte de registros tributarios coloniales así nos Io están indicando. los De cualquier manera sí podemos tener claro que este fue un factor más que se sumó a la desorganización y los conflictos sociales surgidos a raiz de la conquista y a lo cual habría que considerar entre otros muchos fenómenos sociales sucedidos en Ias plirneras décadas después de 1522, la desaparición de ciertos sectores amplios de la población, ya sea por su participación en las expediciones rnilitares al nofte de laNueva España, la huida o rnigraciones emprendidas por los propios Tarascos o la obligación de trasladarse a trabajar plincipalmente a las lninas en lugares apartados, todo lo cual irnplicaba muchas veces viajes sin retorno, un segundo fenórnenos lo fue precisarnente la desorganización al interior de la sociedad indígena, apenas visualizada en algunos documentos y que se manifiesta en la desobediencia de los terrazgueros coll los señores nobles, la usurpación de cargos políticos y la participación de p'urhepechas o gente del común en actividades comerciales, así como el elemento del rnestizaje con grupos raciales desconocidos y que ahora serían los de mayor jerarquía social; finahnente un tercer fenórneno sería particularmente irnpactante, lne refiero a la reorganización de pueblos y cambios en la antigLra relación de dependencia en la estructura político-tributario del señorío tarasco, llevados a cabo abierta y decididarnente por las nuevas autoridades eclesiásticas y civiles en Michoacán al menos desde el año de 1528. E,n este contexto los cambios que se perciben en la estructura del gobierno indígena en Michoacán en su etapa temprana son por una parte, el desrnoronamiento del aparato del Estado y la jerarquía " W,tnRrN, Iìirrtan tl., Laconquistade Michoacltn 1521-1530.4péntlice IV: Fragnrentos la visitación de Antonio de Carvajal (1523-1524), Firnax Publicistas. Morelia. 1977.. de r 184 Poliuce y coBrERNo Carlos PaRsnES MARTÍNEZ político-religiosa existente en la época prehispánica y paralelamente y a medida que el influjo de los españoles es más fuerte, se observa la búsqueda por conservar el poder de ciertos sectores del grupo gobernante indígena tradicional. En este sentido podemos hablar de un primer momento de transición hacia una nueva estructura de gobierno sobre las instituciones e instancias de autoridad sobrevivientes a los fenómenos sociales antes enunciados y sobre una población que se adapta a los cambios del momento. Veamos brevemente algunas de estas instituciones, sus autoridades y su hrncionamiento. Una de las instituciones que más llaman la atención entre los Tarascos es la del hospital. Institución de tipo asistencial, pero que en su ideario, Vasco de Quiroga lo planteó como modelo civilizatorio a la rnanera de la Utopía de Tomás Moro, el hospital aparece así en Michoacán desde 1533 y tiene amplia difusión en una gran cantidad de poblaciones Tarascas, impulsadas también por la fuerte evangelización que llevaron a cabo franciscanos y agustinos principalmente. Ahora bien, paralelamente a su carácter médicoasistencial y que algunos de estos hospitales estuvieron bajo el patronazgo real y exentos del pago de tributo, contiene una característica más de tipo civil y de Ia cual muy poco se ha abordado, se trata del ordenamiento del propio obispo Quiroga de que en cada pueblo se edificase, a corta distancia de la iglesia parroquial, una casa para los enfermos y otra para que se "congregaran los miembros de los ayuntamientos indígenas".7 ¿Tuvieron realmente los hospitales esta faceta civil y fue éste un elemento propiciatorio en la formación de los cabildos y repúblicas de indios en Michoacán? Es difícil probar la coincidencia de hospitales y cabildos en todos y cada uno de los pueblos tarascos, sin ernbargo llarna la atención que desde los años de l55l y en adelante, se rnenciona en la documentación de Ia época, en fonna bastante común, a los funcionarios indígenas y cargos diversos de los cabildos indígenas, aún en poblaciones muy alejada de los administrativos importantes como los corregimientos y centros alcaldías 185 únicamente en el antiguo territorio del señorío, sino inclusive en lugares donde emigraron por razones laborales. Es el caso de los trabajadores tarascos, asentados en tierras del pueblo de Tenango, en las cercanías a las minas de Taxco (Guerrero), en donde en su condición de "Advenedizos", es decir recién llegados ahí, en el año de 1570 se rnenciona la estancia del hospital de San Francisco y otra de Santiago. Así mismo en el pueblo de Coatlán, habitada por Náhuas y Chontales, se dice: " En este distrito no hay patronazgo ni benc/icios, ni capellonía.t ni cosa vaca, si no es un hospital de Tarascos, el aøl lienen a cargo de lo visitar los curas y vicario de Taxco; ellos dardn relacirjn de é1".e Es evidente que en este caso la presencia religiosa no era tnuy estrecha y sin embargo los Tarascos llevaban consigo la organización hospitalaria a tierras ajenas a su antiguo habitat. Por los antecedentes que se tienen de este grupo de colonizadores tarascos, se sabe que procedían de Chilchota, Jacona y Ucareo, lugares distantes en el nofte de Michoacán y quienes desde los inicios de la década de 1540 se establecieron cerca de las lninas de Taxco, dedicándose a Ia explotación de los bosques, la venta de lnadera y carbón, precisamente con el fin de abastecer de combustible a los mineros españoles.lo Si tomamos en cuenta que en tan sólo Lrn lapso de 30 años la institución del hospital había sido introducida entre los Tarascos, éstos migraron de diferentes lugares, estableciéndose en las cercanías de Taxco y ahí fundaron dos hospitales, no podemos de.jar de estar de acuerdo con Ralph Beals, quien afinna que la nueva organización social y religiosa de los Tarascos se centró en el hospital, afectando todos los aspectos de su vida y que el experimento ' l-ópez S¡nnelANGUE, Dellina Esmeralda. Op. cit.,p.56. MrcLtoACÁN mayores, aunque sí regiones de fuerte penetración religiosa a través de la evangelización.8 Este planteamiento supondría evidentemente el establecimiento de los hospitales auspiciados por los religiosos y de alguna manera con un fuefte patrocinio de estos, sin embargo algunos datos nos muestran su arraigo institucional entre la población Talasca, no I'¡rnpoEs ManríNaz, Carlos (ed.), Op. ci¿. docs. 2 I . 89. I 14. 246-263 y Ss. PtN4ENTEL, Luis (ed.), Descripción del arzobispaclo de lt4éxico hecha en I 570 1, olros doc¿tmentos, México, I 897, pp. 128 y 176. r" Archivo General de la Nación (AGN), Ratno de Ticnas. Vol.l8, Prinrera ¡rarte, txp. 3, Ir. 106 a337. " Crrncin 7 INDÍcENA EN Carlos PAREDES 186 rnichoacano fue el resultado de la mayor aculturación, quizá como I ningún otro grupo en México.r De esta manera y para concluir con esta institución hay que señalar que el hospital representa no sólo la instancia de tipo comunal rnás importante por su araigo entre los Tarascos del siglo XVI, sino también la viva expresión de la nueva vida civil y religiosa que carac|.erizarâ a los pueblos de indios michoacanos por varios siglos más. Desde mediados del primer siglo colonial el hospital fue objeto de dotación de tierras, de ganado y en el ámbito político- adrninistrativo requería del funcionamiento con gobemadoi, principales y mayordomos, quienes se ocuparían de rnúltiples tareas no sólo de tipo asistencial y religioso, sino también económicas, el cobro de multas e infracciones a las leyes y los gastos también de tipo colnt¡nal.l2 Otra institución de tipo meramente económica, pero de gran importancia por mostrarnos la economía de las comunidades indias en la colonia, es precisamente la caja de comunidad. Desconocemos rnucho de sus orígenes, sin embargo es de llamar la atención que tres años antes del arribo de Vasco de Quiroga a la región y en los mistrros "barrios de la laguna", es decir, los pueblos situados en torno al lago de Pátzcuaro y de fuerte influencia quiroquiana, se tnenciona la existencia de la ca.ia con tres Ilaves, en donde se depositaba el tributo de estos pueblos y que para el año de I 530 se le t'egresaron al encomendero Juan Infante.'' Esta institución la formaban los fondos recaudados comunahnente y los bienes producidos, lo cual se depositaba precisamente en una caja o "casa" según un documento, bajo tres llaves, una en poder del gobernador, otra un alcalde y la tercera el mayordomo. Los gastos se destinaban a las necesidades de comunidad y públicas o de consejo,ra es decir el pago del tributo, " 't rr 't IJt:¡Ls. Ralph L., "The Tarascans",in Ilandbook of Middlc Anterican Indians,Yol. S. Illhnology, Part2. University ofTexas Press, Austin, 1969,p.728. PAI<DDES MAR'riNEZ, Carlos (ed.), Op. cit.. docs. 21,22. 83 y 84r l.r:r)N. Nicolás. "Documcntos para la historia de Michoacán coleccionados por el Dr. Nicol¿is l-eón", Ms. l;. I I 8; AGN Rarrro Merccdes, Vol. 6. F.260; Ratno clc Tierras, VoÌ. 272 I . Iìxp. 2. IlLrstr. No. I 826. Âr'chivo Gencral dc Indias (AGl), .lusticia 203, F. 9v. Zrrv¡LA. Silvio, "lnstituciones indígenas en la colonia". en Menr¡rks dcl Inslitttto Nocional Indigenista, Vol. VI, México. 1954, p.87; PAREDES M,qnriNt:2. Carlos (ed.), Op. cit.,doc.34. PolÍnc¡ y coBrERNo M¡nrÍu¡z rNDÍcENA EN MrcnoACÁN 187 necesidades para el culto y festividades religiosas; por otro lado estaban la gran cantidad de pagos que se tenían que hacer para sufragar los gastos a los funcionarios, tanto los locales como los que venían de fuera como jueces, visitadores, cobradores de tributos, etc. y a quienes se tenían que hospedar, dar de comer, proveer para el camino y hasta "acompañarlos" en ciertos trayectos. Quizá el ejemplo más representativo de una caja de comunidad sea el caso de Pátzcuaro, en donde en su archivo histórico se conserva el registro más completo de ingresos por concepto de tributos, en el año de 1589.15 Aquí se observa la gran cantidad de pueblos y barrios de la ciudad, quienes por medio de su gobernador depositaban su tributo anual correspondiente en la caja de comunidad y se les registraba debidamente en los "libros de comunidad". Para este año la ciudad de Pátzcuaro contaba con 76 pueblos sujetos, misrnos que le reportaban ingresos por concepto de tributos por 5,434 pesos.'u Este debió ser sin duda un elernento que reforzaba Ia concentración del poder económico de la ciudad, sus autoridades y de la "República de indios" rnas importante regionalmente. Por otro lado coincido con Enrique Semo cuando afirma en relación a las cajas de corrunidad: "Se consolidaron poderosos necanisnos da origen indohispano que servían para prcleger la existencict corporalivo tla lu conunidad cono canalizando la riqueza acunulctda hacia .fine.s no ecortónticos; la di.ferenciación y ¿¡ surgimiento de clases sociales; defendiendo la unidad socia! y la propiedad colecliva".t' lal, impidiendo De esta manera las cajas de comunidad lepresentaban no úrnicamente el "espacio" físico (caja o casa bajo tres llaves) en donde se depositaban dinero, títulos, caftas de pago y otros docurnentos, sino también representaban un sisterna de administración de los bienes cornunales, con libros de registro, funcionarios encargados de cobros, envíos de pagos o gestores y en fin fiscalización y cuidado de todos los bienes propiedad de la comunidad, incluyendo la tro.ie, donde se 't Centro de Docunrentación IIistórica de Chapultepec. INAII. Iìanto Protocolos. ^llAP ni¡nt. 23. "' lbidem (véase nota anterior). 't SDMo, Enrique, Historia del Capilalisnto en México. Los orígenes 1521-1763, Edicioncs Erq México, 1973,pp.71-72,,Apud., Eric Wol¡, "Types of Latin Ânrcrican A prirnary discussion", in American Anthropologist. I 957. pp. 452-47 L Pcasantry: r88 depositaban las cargas de maiz con destino tributario. Los bienes de los pueblos consistían principalmente en la propia tierra, el ganado de diversos tipos, molinos y en el caso de Michoacán destacan la posesión de mesones y ventas para el auxilio de los viajeros y rnercaderes, registrándose al menos los siguientes: en la ruta de la ciudad de México a Guadalajara estarían los de Ucareo, Charo, Puruándiro y Chilchota; al interior de la sierra y hacia tierra caliente se encontraban los mesones siguientes: Uruapan, Pomocoarán, Sevina, Cherán y Aranza.ts III Los conflictos políticos E,n una sociedad como la que nos ocupa, con grandes y transformaciones en todos los órdenes, es evidente que sucedieran numerosos conflictos y problemas de todo tipo motivadas por la desorganizacion socia!, la nueva relación establecida con los españoles y la imposición de una estructura económica y de gobierno. No se abordarán aquí los frecuentes conflictos de la sociedad indígena con los funcionarios, encomenderos y particulares españoles, ni tarnpoco entre los distintos actores de la sociedad, me enfocaré en cambio a los conflictos de tipo político dentro de la propia sociedad indígena, como una forma de conocer su actuación y sus alianzas en el nuevo contexto colonial. Uno de los conflictos que mayor impacto tuvo elt la sociedad Tarasca, fue derivado ni más ni menos por el fenómeno social antes señalado de la reorganización poblacional, los reasentamientos de pueblos y los cambios en la antigua relación de dependencia política tributario. Dentro de estos conflictos destaca en forma irnportante el heclro def traslado de la capital deTzintzuntzan aPëúzcuaro en el año de 1538 por el Obispo Vasco de Quiroga y los problernas que se ocasionaron por este rnotivo, entre la nobleza Tarasca que aceptó trasladarse a la nueva capital del señorío. En este caso se tiene no sólo el conflicto de la separación de un grupo gobernante, sino también el desrnernbramiento de toda una estructura jerárquica de gobierno y carnbios '* L-- Polirlce y Carlos PAREDES ManrÍNEz I',\REDES MARTiNEZ, Carlos (ed.), Op. cit., docs.78, 401, 340, 39(r. 401. 798 y 847, z\CN, Ranro Indios, Vol. t0, Cuad. 2, Exp. 6.31 y (16; Zrrv,+la.Silvio. lìuentes para la historia del trabajo en Nueva Espalia, Colaboración de María Casteló. lbndo de Cultura Ilconónrica México, 1939-1946, Vol. I, pp. 49 y 53; Vol. II. pp. 129 y 321). GoBTERNo rr.¡oÍcENe EN MrcHoACÁN 189 tributaria, en donde el poder político se trasladó a la nueva capital, pretendiendo con ello subordinar aTzintzuntzan y menospreciar ala nobleza que perrnaneció aquí. Es interesante observar que este conflicto, iniciado en el año de 1538 por el traslado, motivó desobediencias, protestas violentas, castigos por parte de las autoridades y en el aspecto jurídico, los Tzintzuntzefros llevaron adelante su defensa y entablaron un pleito legal que les llevó muchos años y desgaste económico, al cabo del cual, en el año de 1595 lograron por fin independizarse de Pátzcuaro, conservando siete barrios y 20 pueblos sujetos, así como poco el auto de posesión del título de ciudad de Tzintzuntzan Uitzitzllan, lo que les permitió a partir de entonces la disposición independiente de los tributos, la elección de sus autoridades y el manejo de sus propios bienes comunales.le De cualquier manera el impulso que recibió la ciudad de Pátzcuaro por parte del obispo Quiroga y la misma dinámica económica, favorecieron en gran rnedida a la nueva capital en detrimento de Tzintzuntzan. Una después descripción de 1619 nos dice acerca de esta ciudad: "y aunque solía ser esla ciudad de muS, gran vecindad, hoy no tiene mris de 600 vecinos y 300 nancebos y viudos y tres pueblos srieto,t, a poco ntás de una legua, qtre son: Cucupan, San Diego 1, Tzirandagacho".20 A un nivel más general y tratando de observar al grupo gobernante tarasco en forma panorámica, destacan aquellos conflictos derivados de Ia desorganización social, el arribo de sectores de la sociedad indígena a los cargos públicos sin tener un origen noble y la desobediencia de los antiguos terrazgueros a sus señores o caciques. Por otro lado estarían desde luego los problemas propios del ejercicio del poder desde un cargo de gobernador, alcalde, regidor, mayordomo o escribano, limitados en su relación con el poder virreinal y conflictivo con éste por la responsabilidad en la entrega del tributo y los servicios laborales, y en relación con su propio grupo étnico re se l-atin Arnerican Library, Tulane University, Viceregal Ecclesiastical Mexicatr Collection No. l, Box l4l, Leg. 72,Bxp.37; PAREDEs MARrÍNEz, Carlos (ed.). Op. ctr., docs. 538, '144,745 y Ss.; PASo y TRoNCoso, Francisco del, Epistolario de Nueva España, Antigua Librería de Robredo de José Porma e Hijos, México, 1939-42, Vol. 9, pp. 188189; Lóp¡zSennELANcuE, DelfinaE., Op. cit.,pp.64,65,67 y 179. "'LEMoINE, Emesto, Vctlladolid-Morelia 450 años. Documentos para su historia (1537I 8 2 B), Editorial Moreval lado, Morel i 4 1993, p. I 66. PolÍrlcn y coBrERNo rNoÍcENa Carlos Pangoss MeRrÍNEz r90 calificaría de intermediarios y ambivalentes en la defensa de los intereses del gruPo. Es impofiante destacar que el argumento que utiliza el grupo gobernante en el poder para ejercerlo, es precisamente su linaje noble su "sangre, siempre ocupados en oficios honrosos en la repútblica". Sin embargo como se ha dicho antes la usurpación de este principio fue el pan de cada día en la vida pública. Son cotnunes en la y y docurnentación de la época los conflictos porque los propios indios principales obligan a trabajar a otros de su mismo nivel social (Taximaroa); en Capácuaro cieftos macehuales o p'urhepechás, obligaban a ir a trabajar a cierto indio principal; y numerosos casos de abusos, robo y gasto indebido de los bienes de comunidad por pafte de los gobernadores de diferentes localidades de Michoacán.2r Existen pocos ejemplos en la documentación de la época sobre los conflictos jurisdiccionales entre los pueblos cabeceras y sus sujetos; los pocos que se tienen nos muestran que la intención de "sustraerse:, es decir de pretender los sujetos "independizarse" de sus propias cabeceras, era precisamente con la intención de formar su propia república, elegir a sus autoridades y disponer del rnanejo de sus bienes, sus tributos y sus obligaciones laborales sin la intervención de autoridades ajenas al pueblo. En el caso de la cabecera de Sevina y su sujeto Pomacoarán, el instigador de tal nrovirniento fue un indio de Pittzcuaro quién en 1591 ofreció al pLreblo sujeto llevaría a sus naturales a la corte del virrey Don Luis de Velasco y obtendrían rnandamientos y despachos para tener gobernador y alcaldes "de por sí". Por su parte el indio principal de Turicato de nombre Antonio Tiguaca, denuncia cieftos principales de los pueblos sujetos Penuato y Casindagapeo, por "andar de revoltosos y quererse^sustraer de su cabecera, desobedeciendo y no pagando sus tributos"." E,s posible que en estos conflictos estuvieron presentes otLas causas o Inotivaciones de interés local y hasta de los propios PAnrDes M¡nriNpz, Carlos (ed.), Op. cit., docs.99, 308 y (r23; AGN, General de Parte. Vol. 2, Exp. 289, F. 138; LÓPEZ SARRELANGUE, Dell'rna E. . Op. cit.,¡tp.270-290. tt PAnED¡s M¡nrÍNez. Carlos (ed.), Op. cit., doc.4l6; EsPINoSA Mon,tles, Lydia y Rodrigo Manr'ÍNDZ BARACS, Catálogo de los documentos del siglo XVI del Arcltivo Nacional de Antropología e Historia, Ms., No. 218. I MtcFroACÁN l9l religiosos, sin embargo hasta el momento la documentación es muy reducida sobre este fenómeno. Conclusión La visión panorámica aquí realizada nos lruestra a una sociedad que experimenta grandes cambios. En un nivel amplio se observa el derrumbe de un Estado y con ello la estructura de gobierno y jerarquía político-administrativa, provocando en sus efectos locales una atomización del poder, el surgimiento de nuevos sectores sociales que arriban al poder y el establecimiento de nuevas relaciones entre los distintos sectores sociales, muchas veces de tipo conflictivo. por otra pafte observamos también a esta sociedad que se adapta a la dinámica del cambio, acepta a su manera y se integra a una nueva estructura institucional, de gobierno y en el mane.io de las finanzas públicas, en un proceso de cambio sumamente acelerado y que tendría su explicación en relación a las instituciones, de tipo comunal como el hospital y las cajas de comunidad, no únicamente en la fuerte penetración española, sino también en el claro sentido de reciprocidad, presente en la sociedad Tarasca prehispánica en todos los niveles sociales y rangos político-religiosos según se observa repetidamente en la fuente rnás importante de la etnohistoria Tarasca: La Relación de Michoacán.23 2r Ilistórico de la Ciudad de Pátzcuaro, Dirección de Estudios Históricos del Instituto EN 2t Relación de las ceremonias.,., Op. cit. PABLO BEÄUMONT AND THE CODEX OF TZINTZUNTZAN: A PICTORIAL DOCUMENT FROM MICHOACÁTV, WNSI MEXICO Hans R19KAMP- Introduction In the Late Postclassic (1200-1521AD) the present day state Michoacán, "the land of the fishermen"r (West Mexico), was divided into different cacicazgos or citystates, mainly inhabited by of P'urhépecha (also referred to as Tarascans) and less numerous groups Náhua, Otoml and Matlatzinca. In the same period certain P'urhépecha noble lineages settled down near Lake Pátzcuaro, the centre of Michoacán, and managed, through warfare and matrimonial alliances, to establish a huge and powerful cacicazgo. Their territorial expansion finally led to confrontations with the Aztec Triple Alliance. Among the group of scholars who studied the Michoacán region in the late l9th century, we find the German Eduard Seler (1849-1922).2 During his first voyage to Mexico (September 1887- of May 1888) he and his wife Caecilia Seler Sachs intended to visit Michoacán but-due to shortage of time-were not able to do so. The * I Research School CNWS, University of Leiden. The Náhuatl name Michoacán is derived from Michuáhcan, "place of those who possess fish". 2 For an overyiew of his life and work see ANDERs (1967). r 194 Hans RosrAMp PABLo BEAUMoNT AND TFrE CoDEX oF TzTNTZUN'IzAN 195 "Michoacana" in the private collection of Bishop Francisco plancafte y Navarrete-which they saw during their first voyage_even -w70, augrnented their desire_to visit west Mexico (Seler Sachs p.21. seven years later the German couple managed to pay a strort visit á Lake Pfúzcuaro, from the 27fh of october until thè ird of November 1895.3 They visited rhe pyramids of rhe olcl p,urhéperh" .;;ir;l Tzitttzuntzan and took some photographs (two of them pubrishei in Seler Sachs 1900, next to p. 12). Unfortunately time was too short to rnake more photographs, it would have cost sorne days to remove the vegetation and get a clearer view of the prehispanic rúins qiUiC. p. li). The.archaeological zone of nearby Ihuatzio (Coyoacan)_in better conditions than Tzintzuntzan-was also visited ãnd photographeJ (ibid. p. 14).4 In 1908 Eduard Seler published his extensive afticle ,,Die Alten Beu,ohner der Lanclschøft Michuacan'in which he analyzed a nulnber of important ethnohistoricar sources on indigenous curíure in Michoacán; rnainly the Reración cre Michoacírr,t ui" famous t¡unro de 'lttcutacato (l6th century) and the Crónica de Michoacán (rgth century). Although Seler did not use such a large amount of rnaterial as the great Michoacán scholar Dr. Nicolás León (1g59_1929), he rnanaged to give a good interpretation of precoloniai l¿ichoac¿l_a highly structured and thorough analysis of the mentioned ethnohistorical documents.6 u'fortunatety iris work stilr is ignored rrrany historians. bf r scler's scco'd voyage to Mexico took place frorn septernber lg95 t¡ntir october lg97 (Gesa.nrrnelte Abhandlungen, Volurnc i, pp. ZI5_2a6, SELER SACHS, 1900). The Selers already knelv Michoacán's prehispanic and early colånial cultural rnanifèstations frorn the 1892 exposition in Madrid aid severar ,rr,,i.un' coilections lseLEn sacrrs, róoo, p, lo). 'r caecilia Seler was rLrily aware orthc ràct that more and more archaeorogicar ob.iects rvcre sold to peopre outside the communities, partry becaLrsc Lake pátzc.iro,,ror.urf , ,_to reach by trâin (SELER SACHS, 1900, p l0). 'fhis so'rcc is also called códice Escuriarenín, or, ir-t f,fi, Ileración ' de !os cerentorias 1, rifos ¡t ¡:oblación y gobierno de los indios de la prov,incia de lv[iclnacán. ancl lví. written (usi'g inrormarior ptrrhépächa by the nobirit) ¡,, I sìi-iv'.1Ërà"¡,,ìä lr.r.ou'd.{ de Alcalá (wARREN, l97l). It is ihe nrost irìrporrant ethnohistorical source on ,. .-prr'colonial Michoacán (lirrther cited as RM). i. rlind that seler's ernphasis lay on the centrar Mexican and southenr Mexican cultures, as can be derived lionl his nuinerous publications. " wc have to keep Since Seler was highly interested in the Mexican indigenous pictorial writing system, he managed to obtain originats and copies of several pictorial documents from the Michoacán region: a copy of the Lienzo de Jucutacato, copies of the drawings in the Relación de Aíichoacán and the illustrations in the Crónìca de Michoacán (Fray Pablo de Beaurnont), the Pátzcuaro coat of arms, and an unknown early rnap of Lake Pátzcuaro. TIre map of Lake Pittzcuaro is related fo the Codex of Tzintzuntzan, a pictorial document which Fray Pablo Beaumont copied and included inhis Crónica de Michoacán.The original codex used by the chronicler was provided to hirn by a P'urhépecha noble from Tzintzuntzan named Cuini. In the present article the author analyses the Codex of Tzinlzuntzan and its relationship to the map of Lake Pâtzcuaro owned by Seler. Besides a short physical descriptiorr and history of the documents, attention will be focussed on the use of the mentioned rnanuscripts as a means to legitimize power and nobility privileges. To indicate the direct circumstances which rnay have led to their elaboration and to their possible use by elite metnbers, they will be placed in their broader regional (Lake Pátzcuaro) context. Beaumont and the Codex of Tzintzuntzan The Franciscan Pablo de la Purísima Concepción Beaumont (1710-1780) wrote his "Crónica de la Provincia de los Santo.s Apóstole,s San Pedro y San Pablo de Michoacá¡r" around 1118, the lnost recent date which appears in his work.7 Glass and Robertson 7 According to BURRUs (1975, p. l5l) it is generally assumed that Bcaunront wrote his Crónica around I 777, being the last date in Iater copies of thc original manuscript. Iìorvever, the rnap ofthe Arctic region (BEAUMoNT, 1932, Volunre I, p. 506) is dated I 778. The Aporato (frrst paft) rvas fìnished on febnrary the 20th I 778 and prcsented later that year to Don Juan Ignacio de la Rocha (BEAUN4oNr. 1985. Volume l, p. 582). It seems probable that thc lollorving parts (which were never concluded) were written bctween I778 (when fhe Aparato was finished) and 1780 (the ycar ofBeau¡nont's death). The original lìeaurnont manuscript-in 1784 still kept in the convent ol Queretaro-consisted ol'two volumes. The second volurne was only a rough draught, a prclinrinary version which was not ready' for publication (see Advertencia del Padre Colector in BIAUMoNT, 1985. p. 25]-this explains its conlìrsing intemal structLrre (the presented). Originally Beaur¡ont ltad planned to publish his rvork in three volumes. 'Ihe third volunrc rvould have contained rvay and order in lvhich the inl'onliation is t96 Hans RosrAttp PABLO BEAUMONT AND THE Cooex oF (1915, p.94) state that part of the original manuscript is in the JCBL. Modern publications of Beaumont's work are based on a 1792 copy now in the AGN (Ramo de Historia, Volume 10). The AGN copy was published in 1932 (AGN Mexico) including all illustrations, orher editions (also the 1985 one illustrations.8 by Balsal) lack all or paft of is a general history of (West) Mexico. It the Aparato-dealing with the discovery of New Spain and the conquest of Mexico-and the Crónica proper-a history of West and Nofthwest Mexico. The latter was never fìnished and does not go beyond the year 1565. Beaurnont used a variety of sources, both published and Lrnpublished. He gathered many lnanuscripts from several Franciscan archives, some of which are reproduced-fully transcribed-in his text, borrowed heavily from Espinosa's Crónica Franciscana,e and even consulted the collection of Lorenzo Boturini Benaducci (1702l (Beaurnont, 1985. VolLnne it covers a larger area and was intended to be is divided in two major parts, Besides two maps and the, northern region) made by the author (ibid. Volume 2, p.460)," and a schedule of distances (in leguas) between several irnpoftant colonial Mexican citiesr2. r" I, p.393, Volurne 2, p. 160). Iìeaunront (ibid. 2. p. 160) lound and used letfers of Coftés written in Latin. I-le consulted Boturin¡,s collection when it rvas kept at the University (ibid. I , pp. 393, 436). betrveen I 77 I and 1778 (sec Boturini 1974:XXXVIII-XXXIX, inrroducrion by Le(rrr porrilla), In this period the n.ìost inlportant losses of documents seem to have occurred (Glass 1975b. See also Beaumont (1985, Volurne esle grande hombre nrcnroria" .(ibid.) " 38). t GL¡ss and RoBERTsoN (1975, p.94) mention sorrie copies in several libraries in the A comparative study of copies and (clainred) original is lacking. For tlìe present article the author has used the illustrations ofthe 1932 and the lextof the 1985 edition. I wor¡ld like to thank Carlos Paredes Martínez forhaving me provided a set ofcopies ofthe 1932 illustrations. Fray Isidro Felix de Espinosa 11679-17551 wrote a numbcr of manuscripts. At the rnornetlt olhis death in 1755 he had not finished writing his Crónica. Espirrosa,s work clescribes events until the year 1751, Beaulnontrs-as we have seen-does not go beyorrd 1565. The latter admitted to have used Espinosa's Crónica as a guide fbr rvriting his own manuscript----only in the Crónica proper, not in the Aparato (BEAUN4oNT, 1985, pp. 3l-33, Aviso al Benévolo Lector y Plan de esta Obra). Ilor.vever, Beaumont's work is not a duplicate as he studied, copicd and included sevcral unknown pictorial and alphabetical documents (see also introduction by Nicolás I-eón in Espinosa, 1945, pp.3-l l). Besides Espinosa, Beaumont also used other published rvorks from for example La Rea, Torquetnada, Henera, Boturini, Sigtienza y Górrgora. alld Gcnrelli Careri. USA, Spain and Mexico. t b-. Santo Dorningo made in 1932, Volume l, pp.52,228), Beaurnont also included a map of the Arctic region lxade in 1778 by the author (ibid. 506), a map of Michoacán (including Colirna, Jalisco p. 475). Beaunront r.vas already a\.vare p l, p.30)r0 of the island l73l by D. Anville (Beaumont, 755): infbnnation on the evangelisation of Michoacán beti.veen 1565 and 1640-his death prevented lrirn from writing it (BEAUMoNT, 1985, pp. 36-37, Aviso al Benévolo Lector y Plan de esta Obra). Although Beaumont was raised speaking French. he lvrote his nranuscript in Spanish, sornething rvhich can be noted in his style of rvriting (ibid. 197 "Trasegué todos los papeles de nuestro archivo de provincia: hice extractos de varios nonunrcntos perlenecienles a su Gobierno, que quedaban en el archivo grande de los reverendísittro.s padres contisarios generales de la Regular Observancia de esta Nueva Espaíia, y con el favor de los ontigos se nte .fi'anqueó el gusfo de registrar las piezas atriosas existentes en el nntseo del caballero Boturini y, en fn, no ontití deligencia para hacernre de alguna copia de instnn?enÍos Erc ptdiesen afianzar la veracidad de ni Crónica" the Although the title of Beaumont's chronicle suggests that it a history of Michoacán, TZINTZUNTZAN ìr ofthis fact as he states that " (...) los enemigos fBotwini] han procurado por Íodas las de vías posibles obsutrecer su This map was originatly drawn by Carlos de Sigtienza y Cóngora (royal cosnrographer since 1680). Beaumont found-what he calls "(..) un botodor casi ininteligibla (..)".of this map in the BotLrrini collection. Most probably Beaumont refèrs to the original nrap (now lost), fiom an early inventory (1745) we knorv that it rvas kept in the Ilotr¡rini collection (sce TRABULSE, 1988, p.39). Although the map rvas highly danraged the chronicler copied, improved ("( ) /o he corregklo ), sacado (..)"), and included itit'tltis crónica. In a note Beaumont makes the reader aware olthe fact that Sigüenza y Cóngora's map was a little b¡t outdated: knorvledge ofgcographical fbatures and villages in New Spain (location and distanccs) had increascd since the nlâp was nradc in the late lTth century. Although Beaurnont-rvho highly cstinlated the work of' Boturini and Sigücnza y Góngora explicitly states not to havc changed its contents. this scetns inconrpatible with his carlier conrmclrt on "having intprovcd it".(BEAUMoNT, 1985, Volume l, pp.58l-583). Scc TRABULSE (t988. pp. 39-40,6j74, 127) fbr more delailed conllnents on the original nrap drarvn by Sigiicnza y Góngora. Beat¡n.rorrt copiecl this schedule also liom Sigtienza y Góngora (BEAUMoNT. 1g85. Volume l, pp.582-583). The rclations between the Bcaumont copics (ofthe Sigiienza y Cóngora rnap and schedule ofdistances) and some docunrents rvllich in 1793 were in possession ofJosé Antonio Alzate (mentioned by'l'nrruulse, 1988. pp. 67-74) require lirrther analysis. PABLO BEAUMONT AND THE CODEX oF Hans Rosx¡tr,tp 198 Next to the Spanish documents Beaumont also consulted rnanuscripts made in the indigenous tradition such as land titles in alphabetical writing and pictorial docurnents, although according to the chronicler this material was not very easy to locate: "(...) cuesta en este reino g,ondísinru dfrcultad conseguir semejantes nnnumentog y nris de los indios, que son casi tinicos depositarios de ellos, parte por la escasez de ellos, )t partc por la natural desconfianza de estos pobres, que.se recelan viendo raslrear antigüedades, que elfin es despoharlos de sus tierras (...)" (Beauniont,1985, Volurne Of sus l, p.30) special interest are the indigenous paintings which Beaurnont used for and included inhis Crónica: (a) a copy of a tribute list (b) three coats of arms, and (c) the Codex of Tzintzuntzan (9 historical scenes and a map of Lake Pátzcuaro). Ad (a) Tribute list Beaurnont must have copied the tribute list from the Boturini original now in PUL-contains a Boturini inventory number and once belonged to the Garrett collection in Mexico-city.13 The collection (Glass and Robertson, 1975, p.227). The document has also been registered among the tribute documents in the Boturini catalogue: "Otro del nisno papel de unos ¡tldios taroscos foriginal" (lloturini Benaducci, 1974. We know that Boturini acquired p y otonite.s I29. itcm 6) a huge collection of irrdigenous documents during his stay in Mexico (1736-1743). Only a few items carne from Michoacán, something which Beaurnont (1985, Volume l, p. 393) already noticed.ra Besides the mentioned tribute list, the other items were (Boturini, 1974, p. 122): n Beaurnont probably f'orgot to mention where he copied thc docunrent. '' Bo'rLrRINr (1974. p. 122) rrcver went to Michoacán to scarch f'or tktcuments, this ex¡rlains why there arc only fèw docurnents lionr this rcgion in his collection. Beaurlont-trying to give additional explanations fbr thc scarce clocul¡entationlìrrther argues that "(...) por el descuido nuestro, y el de aqtrcllos indios ocupados en gueruos Ò(lraíios, y constiluído.t en olra¡forma de gobierno, perecieron infinilos loroscos, y con ellcts sus pinturas, (...) " TZINTZUNTZAN 199 an original map on cotton cloth of San Pablo Yurirapundaro (made in 1589). copy of papers, presented in court, concerning Constantino Huitzimengari in which all villages and cities of Michoacán are specifìed.rs Beaurnont was not only interested in the Michoacán documents in the Boturini collection but also in the pictorial manuscripts from other regions (BeeuvoNr. 1985, Volume I, pp. 494-497). l5 Boturini refers to the document as Ciertas Mentorias en unos ÁtÍos clue siguio en el superior gobierno de México don Constantino Huilzintengari, hijo de don Antonio ¡, nielo del gran Cazonlzin, donde se especfican las citdades y poblaciones de este reino. lt was kept in a volume 4 Titled Varios Fragnrcnlos de Ilisloria Mexicana de dffirentes Authores of the Borurini collection (fL 68r-840, together with several indigenous docurnents (all copies) written in Náhuatl and Spanish. Boturini's collection corrsisted of 20 volumes. Between 1736-1744 Boturini copied thcm from the originals (or older copies) in the Sigtienza y Góngora collection which at that time rvas kept in the .lesuit Colegio de San Pedro y San Pablo (GLAss, 1975b, p.478. Ruwer, 1994, pp.29-30). The Jesuits inherited the docunrents lrom Carlos de Sigüenza y Góngora rvho died in 1700. In the latc 1980's Boturini's volunre 3 and 4 rvere olvned by publisherandbooksellerJoséPon(rainMadrid(see'fnaoulse. l988,p.33,note 42). rccently they rvere transfèned to the BN in Madrid. In 1982 three originals owned by Sigiienza y Góngora rvere discovered in the collection of the BFBS (Carnbridge University Library. Iìngland) by Wayrre Ruwct: they correspond to Boturini voh¡mes 2,3 and 4 (BFBS Ms.374. volurnes l3). The docurnent rclated to Don Constantino Iluitzimerrgari can bc f'ound in volurne 2 (cloctrment number 25, f'f.lll-124v: L l27v contains â tcxt written in the P'trrltépccha language) as Nolicias sacadas dc una infornución.iudicial (...) con el oh_jcfo de probar la exlensión de sus dontinios (fbr a detailetl study on horv the Siglienza y Góngora docur¡cnts rvere obtaincd by thc BFBS in 1828. see Ruwe'r, 1994. pp.27 -61). Boturini's copy of the Huitzimengari docunrent rvas co¡ried by Mariano Veytia (1718-1779). Vcytia's duplicatc rvas availablc to J.F. Ranrírez (1804-1871) who later supplied it to Orozco y llena (1810-1881). l'he lattcr published an extract ol the nranuscript rvhich was rcprintcd in Nicolás León's Zos Thrascos (1904. see 1979. pp.2-5). Another-l9th century-copy of thc docurnent can be f'or¡nd in manuscript nunrber l7l of thc Góurcz dc Orozco collection (BNAI'I, this rnight bc a copy of Veytia's copy). Fronr a cornp.lrison between the lluitzimengari documcnt in the BFBS (copy provided by Luis Reycs García) and the l9th century copy in the Górnez de Orozco collection (trírnscription by Bcncdict Warrcn providcd to the author) we can dcrive sorne difterences in the text and in the list ol'tributes citecl as bclonging to thc cocicazgo cll Michoacán-f'or cxarnple tho nunrbcrs ol tributarics vary in sonre cases. 'fhe docuurent in the BFBS and thc later copies requirc a scparatc study (including the publication ofa firll transcription oithe text). 200 * * Hans Rosxavp PABLO BEAUMONT AND THE copy of document concerning Yurirapundaro and its gobernador Agustín López in which many (land) titles are cited.r6 copies of four pages concerning the foundation of the convent of Yurirapundaro. copies of pages in which Luis de Velasco gave lands to several settlements in Michoacán ( I 586).r? ln 1743 Boturini's collection was confiscated-Boturini was considered to be illegal by the authorities-and in the following years nrany items were lost, several of them reappearing in collections in Er"rrope (France and Germany), the United States, and Mexico. We know that in 1936 the original tribute list from Michoacán (ex-Boturini) was owned by Robert Brun. It was kept in a srnall collection of native Mexican manuscripts which Brun offered for sale in a Sotheby's auction in November 1936 (Sotheby's and Co. catalogue number 243, p.36 and information provided by Roger Griffiths, Sotheby's, London). Robert Brun (1896-1978) was a French bibliophile and scholar specialized in history of ar1, the history of bookprinting (l6th-l7th century) and medieval history (especially of France). After having been wounded very badly during the first world war (1914-1918) he graduated as specialist in archival collections and as paleographer in 1922. Between 1926 and 1949 he worked in the National Library (Paris). ln 1949 he became chief inspector of libraries, he stayed in office until 1963 (Caillet, 1979,pp.355-358).r8 The analysis of Brun's collection shows that one document, a catechism, had been part of the Aubin collection (France).re Brun In 1'hc Yurirapundaro documents are lost. Some l6th-l8th century docunrcnts conceming landdisputes conceming the mentioned settlement can be fbund in AGN. Ramo de 'lierras (some of thern accornpanied by rraps). r7 l.lntil now this doculnent has not been located. I'Frorn Brun's nu¡rerous publications (see Catlnl, l98l, pp. 145-l5l),we can derive that hc was especially interested in illustrated books and engravings. Accorcling to Caillet (1979. p. 357) Brun "ténoignent de Ia joie proþnde qu'il éprouvait en découvrant qtrclque livre rare .sur les tahleltes, depuis longtentps ¡toussiéreuses, dltn .fonds onc¡cn in¡usÍenenr dédaigné " rvhich clearly illustrates Brun's passion rnanuscripts. r'.loseph ibr archival work and interesting Marius Alexis ALrbin (1802-1891) visited Mexico in the 30's of the lgth century and purchased (bought and sirnply robbed) many documents fiom the Boturini Co¡ex oF TZINTZUNTZAN 201 owned two pictorial catechisms with Otomi glosses-so-called Testerian manuscripts (catalogue numbers 238 and 239, Sotheby's and Co. 1936, p. 35). According to Sotheby's, number 238 was "given" to Aubin by Francisco Perez (a separate Spanish transcript dated 1837 and written by Francisco Perez, priest in Mexico, was included in this catechism). The other Otomi catechism owned by BrLrn probably also catne from the Aubin collection.20 When Aubin made a brief catalogue of his documents in l85l (reprinted in Boban, 1891, Volume 2) he did not specify his large collection of legal documents, lists of tributes and other srnaller documents in his collection but only listed more "irnpressive" documents (Aubin, 1851, reprinted in Boban, 189 l, Volume 2. p.522).lt rnight have been Aubin who found the list of tributes from Michoacán in the Boturini collection and took it with hi'n to France in 1840.2r Between 1840 and 1889 it was probably lost (sold or robbecl just like other documents owned by Aubin), offered for sale in Paris and later-most probably in the 1920's or 30's-purchased by the Frenchman Robert Brun.22 In 1936 Sotheby's (by order of Brun) sold collection which he took lvilh him to France in 1840. In 1889 these documents were oflered fbr sale and purchased by Eugène Goupil (assistcd by Iìugònc Boban). In I 89 I Boban published his catalogue ofthe Goupil (ex-Aubin) collection (see introduction by León Portilla in Bon¡rini 1974:XLIII). Boban writes lhat several items of Aubin's collection were stolen not long bcfore the 1889 sale. One of thesc-lhe original Codcx Aubin-was already offered fbr sale to various collectors in l)aris (BonaN, 1891. '" Volurne l. p. l9). Aubin owned 5 catechisms, two were lost (stolcn or sold) bcfbrc Goupil bought the cntire Aubin collection in 1889 (BoBAN. 1891. Volunre l, p. 19. scc also previous notc in the present article). the document was kept in a collection of "lists ol'lrihutes"-the clocunrcnts (cxact contents, place of origin, etc.) are not lìrrther specified-lòLrrrd by don Viccntc de la Rosa Saldívar when he made an inventory of a pari ol'thc lloturini docunrents then kept in the Franciscan convent in Mcxico-city (sec I'apcles ll.eferentes ol Caballero Lorenzo Boturini Benaducci, BALLESTERoS GAtBRorS. 1947, pp.9l-189. lists oftributes mentioned on p.109). The nrentioned convent was one ofthc placcs visited by Aubin (to look for interesting manLrscripts) in the ltl30's (introduction by I-eón Portilla in Boturini 1974: XLII). Aubin collected several lists oftributes, thc ones lâter bought by Goupil can be f'ound in Boban's catalogue ( I 891 . VolLrnte 2). Robert Brun also owned a copy ofthe Codcx Aubin (Sotheby's ancl Co. 1936. p.3(r. number240). This copy, in 1889 in possession ofLuigi Chialiga (Sinrcon. 1889) is no'w in the Princeton University Library (Glass. I 975 a, p. 450). Both the original (exBoturini collection) and arrother copy nrade by León y Ganra rvcrc in the Aubin collection. At the time Goupil bought Aubin's collection, the original was stolen and '' In l79l t' PABLO BEAUMONT AND THE CODEX OF TZINTZI.JNTZAN 203 Hans Rosrarutp 202 the list of tributes to the London antiquary Quaritch (information provided by Roger Griffiths, Sotheby's, London). Probably Quaritch-a well-known bookseller-sold it to the American Garrett wlrose collection has been given to the PUL in 1949.23 Comparing the original in PUL with Beaumont's copy we caÌr see that the latter is more a redrawing than an accurate duplicate of the original. The Spanish glosses are lacking and the elements are grouped differently-in reversed order. Perhaps this can be paftly explained by the fact that when one reads the glosses in the original docurnent, the pictorial parl is shown upside down: this could have caused sorne problems to the chronicler trying to make a transcription of the text and copy the document (pictorial part). We have to keep in nlind that the glosses were added to the docurnent after it had been subrnitted to the Spanish court.2a The tribute list is generally known as "Tributes of Tzintzuntzøn and Tlalpu.jahua" (Glass and Robertson, 1975, p.227, Nr.379). Paredes Martinez (1991, p.77, and Ms.) has correctly shown that Glass and Robeftson based the name on Beaulnont's transcription of the original document and fufthermore tnade an error in their translation.25 FIe suggests the doculnent-dated 1542-should ol f'cred f'or sale to varior¡s collectors in Paris (BonaN, I 891 , Volttmc I . p. I 9). It is nolv in thc British Mr¡ser¡m (Ms.3l2l9). The copy ol'the Codex Âubin renraincd in (ìoupil's collection rvhich was later transfèned to thc National Library in Paris. Several RoBERTSoN (1975. pp.89oo¡rics ofthe Codex Aubin are mentioned in GLASS e0) ¡ In Augnst ^ND 199ó the author askcd l'or photographs of lhe docunlcnt. Âller repeated lequests he was intònnsd by the library stafT(in February 1997) that thcy had not been ablc to locatc tho docunrent and fèared "it has been nlis-shclvcd". AlthoLtgh they f'ecl conlìdent it is in the PUL, prolonged and carefirl searching so lhr ltas bcen Lrnsucccssfì¡|. When my colleague Florine Asselbergs visited the PLJL in April 1997, thc list of tributes was still lost. tJnfòrtunately the library does not have (in its photographic lìles) a negative of the nranuscript. thotrgh the photograph of the docunrent in lhe Itandbook of ll4iddle Anterican lndians (1975, Voltrrnc 14, figttre nunrber 70) nrust havc been made in the PUL. 2r {)thcr exanrples ofpictorial docunrents included into this Spanish lcgâl docunlcntation ltrclheCódice dc Cufzio (sec PAREDES MARTÍNriz. l99l and Ms.) and thc l(rth centttry lTrupean codices, the latter related to the contplaints against the intligenous caclrJtre I)on Álonso lTuapean olZinapequaro, Michoacán. rj Âccording to Beat¡nront's transcription in I542 the doct¡ment was prescntcd to vicc-king Antonio de Mendoza by Don .luan, cacique ttl' the village of "v('r'o", which the chroniclcr interprcted as the village ofAcámbaro. Part of{he tributc ¡raynrents ofthe be called Códice de Arao and is related to anothet' similar list of tributes-the Códice de Cutzio. The latter document-formerly in the Dorothy Sloan Library (Austin, Texas)-was sold to Mexico (private collection) in the late 80's (ibid. Ms. p. 5) and is no longer available for research. Paredes (ibid.) studied unpublished early short descriptions and interpretations of this codex (by Dorothy Sloan and Gómez de Orozco) and indicated the circumstances-problems between the people of Cutzio and the encomendero Gonzalo Ruizwhich might have led to its elaboration in 1542.26 Ad (b) Coats of Arms After the arrival of the Spaniards in the Americas, sotne indigenous settlements reÇeived the titles of ciudad (city) with all the privileges attached to this status. As in the case of rnany cities in nledieval Europe they received their own coat of arlns (see also Haskett 1996). In Michoacán the settletnents of Guayangareo (Vafladolid, now the capital Morelia), Pátzcuaro at'td Tzinlzuntzan received the title of "city" and their corresponding coats of arms which were later copied by Beaumont. The coats of anns can be related to the large power struggle between Tzintzuntzan, Pátzcuaro, and Guayangareo-Valladolid in the l6th century.t'From the period in which Tzitzispandaquare ruled, Tzintzuntzan had always been the most impoftant city in Michoacán and the capital of the P'urhépecha (see for exarnple the RM). Spanish authorities recognized the supremacy of the P'urhépecha capital and by a Cédula Real gave it the title "city o.f Michoacdn" in 1534 (Beaumont, 1985, Volume 2, pp.40l-402). This allowed it special village of "vCro" consisted ol'the work in thc mines. BEAUlvloNl'(1987, Voltrmc 3, p. 70) could not read the toponym which indicated the exact location ofthese nrines but thought that it might be Tzintzuntzarì or TlalpuiahLra. GLASS AND RoBERrsoN (ibid.) nrissinterpreted Beaunront's observations and called the docttnlent "Tribute.s rl Tzintzunf zan and Tlalpujahua" .(see PAREDES MARI iNEz, I 991 ancl Ms.). (l¿r¡zio could rlot bc 'n We have to keep in rnind that the glosses in thc original Códice da stt¡died because the document rernains in an u¡lknowrt private collectiorl in Mexico. The glosses in the original Boturini list of tributes-the (lódice de Ácanbaro (according to BEAUMoNT, 1987. Volunre 3, p. 70) or Códice de Aruo (PtaeoEs) norv in PUl-renlain also unstudied atrd require fìrrther analysis. 27 l"or this confìict see BEAUMoNT (1985, Volume 2, Chapter (r and 3. Chapter 25). I-IERRDJóN PEREDO (1991), and P¡nnoss (aÍicle in this publication). 204 Hans Rosrc¡rup PABLOBEAUMONTANDTHECoogxoFTZINTZUNTZAN 205 privileges such as the recollection of tribute from its barrios ctnd the rìght to elect a gobernador and other cabildo officials. Furthermore, it continued to be the capital of the region where Indigenous and Spanish authorities (political and religious) resided. Probably around this time-maybe in the same year-Tzintzunfzan received its first coat of arms (depicted in Beaumont,1932, Volume 3,p.2). (ill.1)28 The document (copy by Beaumont) is divided in three major par1s. In the upper section we see three kings dressed as European monarchs wearing crowns and canying a scepter:2e one of them also carries a bow (without arrows) and another holds a flower. Glosses above their heads indicate their names (from left to right): "El Rey Chiguacan", "El Rey Sinsicha" and"El Rey ChigttangrLra". Although"Chiguacan" can not be identifìed as an historical P'urhépecha leader, the other two :8 I Beaunront also gives a detailed description and interpretatioll olthe shield: "El escudo está parlido en tres aørterones, en el de arriba csÍ(in lres reyes lct'dscos pinfados en pie hasla más abajo de la cinÍura, veslidos con sus reales vesliduras, cuyos apellidos son el rey Tzintzicha, úllino gran (lolt:onlzi con el .elro en lct ntano izquierda; al lado derecho eslú el re¡, Chiguaau cotl un orco en la nano derecha, y el ceto en la izquierda: y al lado izquiertlo está el rey (lhiguangua, teniendo ttna.flor en la ntano derecha y el cetro en Io i:quierda. No l ) lenenos raz(tn alguna en los .faslos laroscos de los re¡,c5 ('hignaru y (-ltiguanguct;solanrcnte 6 cierta la ntemoria que hay del rey 72int:iclru, Erc era el tillirno gran Caltzontzi, quien entregó sus donùnios al César. Ih uno de los do.s ctnrlerones que term¡nan el escudo, el derecho sigtifica el triunfo de las arnns cspaí'toles, y e,slrin divisados los bustos de olros tres Caciqucs o rey¿21¡¿1s5, .feudalarios del gran CaltzonÍzi; en el lado izquierdo,se ve cl gran Caltzontzi, T:itllzichu y Tangajuan ceñida .su cabeza con la corona, y el cuerpo con la púrpura ), arutiîio real, en adendn de persuadir a llrts vasallos a que udmitan la .fc, presentándole.s un Crucifijo que tiene en la mano derecha, y en el dc nanifestar nr poder, teniendo en su tnano izquierda inclinada la hoia de su cspoda sobre sus cctbeza.s. La orla de esle esatdo estti.floreada dc azul, cncarnodo.¡, e¡o. Lleva la corona int¡:erial, y a ambos lados se ven el sol y la luna con drs.s eslandartcs aprtreodos. El rótulo de aba.jo dica: Ármas del seíiorío da lu citdad dc '[:inl:utrtzan".(l)D^uMoNT, 1985. Volutne 3. p.3ll).Tha utlcr nancd "Clriguangru".is the y,elLknotw hønp¡ua thereas "Chigncan".(ßetnnront mislakenly read "Chiguactu") cannot he found in the genealog' ol the \lll4 (illuslralion nunber 27 on p. I 69) nor in other ethnohistorical sourccs. r'''l'hc sccpters-looking at their lenght and position-rescmble the arrorvs shown in the ltands of caciques in nrany docunlents. The indigcnous anow-a synrbol of powerr.vas transf'on'ned or even translated into the European style scepter. llowevcr, in the Licn:o de Caropan andtlrc Lienzo de Pcitzcuaro the wif'e of the Spanish king Phillips III is represented with a¡r arrow in her hand-instead of a scepter- as a synrbol ol ¡rower (sce RosKAMp, I 997, in press and Rosrev p, in progress). S g4lnas ilel ¿lnicAa Já1gu"J""n àø1ít ,1¿îorio (.\ ill.1 Coat of arms from Tzintzuntzan, early 16th century (ca, 1b34?). Copy by Beaumont (1932, Volume 3, p. 2) kings are the last two prehispanic leaders ac i c az g o, T zinfzuntzan bein g the of the p'urhépecha ir cap ital. The three heads with Spanish hats and Spanish annamentweapons, trumpets, banners, helmet, and shields-painted in the .s up e r c lower left half of the document probably refer to the same P'urhépecha leaders. They ale depicted as Spaniards and cooperated in the Spanish conquest (armament behind them). To their right we 206 Hans PABLOBEAUMONTANDTIJECooExoFTZINTZUNTZAN Rosrevp "three kings" could refer to the mentioned kings of the bible_ to a spanish/European tradition-it wãs also a known indìgenous concept. Tfe Sre_a! Aztec triple alliance had three ..pir"l, can see three prehispanic temples and behind them a king on the hills holding up a cross and a sword in fiont of some people who are watching it. The name of the king is "Sinsicha Tangajuan" (see gloss).30 The last prehispanic leader of the P'urhépechq señorío appealing and three leaders. perhaps this image of a great seíiorío was cåpied onto and expressed in the Tzintzuntzan coatãf u.r, by painting tiree Purhépecha kings (somerhing also suggesred by Siivá Tzintzicha Tangaxoan is shown convefting his people to Christianity: he accepted the new religion, abandoned the prehispanic "headen" temples of his old gods, and is painted as the protagonist of the fr,'unir;u"ã, 1991,p.31). Although.two-of the three painted É,urhépecha ,;;;;;;; succeeded each other in office (they were not conternporary ruíers) the P'urhépecha were familiar with the concept of three' Ieadin! capitals and three corresponding rurers. wrten Tariac¿¿rr divided hi! evangelisation of his own P'urhépecha people, prepared to spread the Christian religion and defend it with his sword. All elements were carefnlly chosen to legitimize Tzinfzunfzan's function as the capital of Michoacán with its indigenous elite that cooperated with the Spaniards and helped the conquerors to evangelize all P'urhépecha.3r The contents of the document-European in style-seems to be completely adressed to the Spanish authorities. Perhaps the fact that three P'urhepecha kings were painted refers to the European Christian theme of the "three kings" which was easily recognizable for the Spaniards (Maarten Jansen, 1996, personal communication). Possibly the painter could only remember the two last prehispanic P'urhépecha leaders, Tzintzicha Tangaxoan and Zuangua. He simply named the third one "king of Michoacán", "Rey de Michiguacan" which Beaurnont probably copied as "Rey de Chiguaca".32 Although the t" We can also see some additional elenients like a huge European cro\vn. tlvo banners, a nroon, and a sun (both with a face). rl Sinrilar elenrents can also be found in the l6th cenltry Codex of '[zitttmntzan (see analysis below). r2 Difierent versions ofthe coat ofanns exist. LórEZ SARRELANcuE (1965, p. 63, note 6) ând SILVA MANDUJANo (1991, p. 3l) mention a coat of arms in the MRM in which the naI'ne "Chiguangu.,r".of the caciqtte on the right has been changed into "CharacÌ', rvhiclr nreans "child".in P'Lrrhépecha (she identifres "Chiguacan".as T,uangua\. Since "Characu".was supreme cacique it Michoacán when the Matlatzincas received land f'or helping the P'urhépecha conquer the Tecos, he can probably be identified æ the cacique Tzilzispandaquare, father of Znngn and grandfather of T2intzicha Tangaxoan (STLVA MANDUJANo tBrD.). LópEz SARRELANcuE (19(r5. p.63, note 6) thinl<s that Beau¡¡ont rnade a mistake and wrote the na¡ne Chiguanguu (Zuangua)Iwo tinres, changing the orthography. The editor of the 1945 edition of Espinosa included another version of the coat of anrs (figure 8, next to p. 84, it nright be the one nrentioned by López Sanelangue) with an additional eletnent which does not appear in the Beat¡mont example: a small coat of anns with a temple orr a rnountain (in the centre olthe lower halfofthe document). SrLVA MANDUJANo (1991, p. 32) nrentions another ( I 7th century) version in the Capilla de Ojo de Apya in'lzintzuntzan although it only represents the three rulers with their European crowns (as in the coat of anns f-rom 207 cac.icazgo in three parts among his nephews (Hiripan and Tangaxoan) and.son (Hiquingare), Tangaxoan 1 received' tne Ieaaerinlf oí Mechuacan, which was another name for the community of Tzintzuntzan (Hiripøn received Coyoacan/lhu atzio, Hiquingari got Pátzcuaro)(RM, p. 1aS). First Curicaueri_the mosi iirportãni P'urhépecha deity-had his main ternpre in piÍzcuaro but wás rater taken to Coyoacan which then automatically becarne the capital. Tangaxoan's son Tzitzispandaquare had it move d to Trintru)tron consequently becoming the main city of the p'urhépecha cacicazgo. Tzitzßpandaquare,s son Zuangua (died of diseaså) and grandr'on Tzintzicha Tangaxoan (Tangaxoan { rnurdered Uy ttre S[*i.ø9 were the last P'urhépecha rulers (held office in izintzuntzan; a,rd lived at the time of the Spanish conquest (see RM). The political situation in the area changed when Bishop vasco de Quiroga took possession of his diocese Michoacán in 153d, his.residence being Tzintzuntzan. Vasco de euiroga inmediately decided to move his episcopal see to pátzcuaro, until then a ba*io of lztntzuntzan." Although the sons of the last cazonci (supreme P'urhepecha leader) Tzintzichq Tangaxoan, other indigenorÀ nobl.r, and spanish encomenderos opposed to euiroga's ptañ, tne title aná p'ivileges of Tzintzuntzan were ail transferrù to pátzcuaro which ..'' Guayangareo-Valladorid). probabry the originar coat(s) ofa.rs has been copied severar This rnight explairr the great variety in versioni ôfthe docunrent. Vasco de Quiroga decided to-move his episcopal see in l53g (sec HnnnnóN pEREDo. _tinres. 1991,p.34, M¡nrirurz, 1989, p, 100). tiy the end of 1538 and bcginning fS:q,li, (ManrÍNez, t9so. p. l0ã), o pîo..rriutri"tì "i actua-l transfèr was arready being rearized nray have taken some tinre. BEAUM0NT ( r 9g5, vorumé 2, p. 405) nrentioirs l 540 as the year in which the see was moved and the indigenous nobres oftTz¡ntzuntzan went Pátzcuaro. iÀ 208 PABLO BEAUMONT ANDTHE Coogx oF TZINTZTJNTZAN 209 Hans Rosx¡lr¡p tlr*on 3e Because ?e/a, Pr*7 t¿øLUo C,Lâo2 -ørlrh.^l in prehispanic times Pâfzcuaro was just a banio of Tzintzuntzan, other elements had to be used in its coat of arms. In Beaumont's copy (ibid. p. a6l we see below the famous huge cathedral with 5 naves such as planned by the bishop Vasco de Quiroga. Lake Pâtzcuaro, with an island and a ternple on it, is depicted above the cathedral (so actually in front of it). Two people are standing next to it.36 Páttzcuaro is thus represented as the new religious and political capital with the magnificent cathedral of Quiroga as the new centre of power. The cathedral dominates the Lake Pátzcuaro region and the old "headen" religion: this can be derived from the fact that the cathedral is painted very large and right in front ofthe little lake (representing the entire centre ofthe region). The coat of arms had to demonstrate Pátzcuaro's religious and political importance as new capital in a Michoacán dominated by the Spanish. The protagonist of the religious and political shift from Tzintzuntzan to its former barrio Pátzcuaro, bishop Vasco de Quiroga, has been given a dominant role and place in the iconography of the document (represented by the cathedral). For Tzintzuntzan Vasco de Quiroga's action had ill.2 Coat of arms from Patzcuaro, mid sixteenth century (ca. 1553) Copy by Beaumont (1932, Volume 3, p. 462. l¡ecame the new "city of Michoacán", a title until then used exclusively for Tzintzuntzan (Beaumont, 1985, Volume 2, pp.404.lhe indigenous nobles which moved with 405).34 Quiroga to Pátzcuaro took with them all the titles and other documentation belonging toTzintzuntzan (ibid.). In 1553 Pittzcuaro received its coat of arms (see Beaumonf, 1932, Volume 3, p. 462), qua style and contents different from the earlierTzintzuntzan coat ofanns. (ill.2)35 t'BE,quH¡oNT (1985, Volume 2,p.a}Íl even states that the Tzintzunzerìos took up their arnrs to prevent Quiroga frorn executing his plans. '5 Beaurnont published the original cedulain which a detailed description olthe coat of arnls has been given: "(...) I'tnrgo por sus amtds conocidas un escudo, que haya en ël una laguna de agua de colour con una iglesia sobre un peñol, que es de la advocación de San severe consequences. It was reduced to a simple barrio of Pátzcuaro and had to pay tribute to its capital, something which-only thirty years after the conquest-must have been felt as a total humiliation. The Tzintzuntzeños protested heavily but it was not until 1593 that Tzintzuntzan regained its former dignity and became independent from Pëttzcuaro, again receiving the title of "city" and the corresponding privileges (election of a gobernador and collecting of tribute). A new coat of arms was presented, in which Tzintzuntzan is depicted as the prehispanic city of Michoacán, the centre of the P'urhépecha territory, founded by the P'urhépecha rulers from the Pedro y San Pablo, y cerca de la dicha laguna, e iglesia, la iglesia catedrol, y dentro de la dicha laguna otros tres peñoles (...)". EscoBAR OLMEDO (1989-1994, Volume 2, p.264) mentions a l6th century copy (colotrred) of this coat of arnrs in the ADA, Madrid (Mss-Méx,, 'l'orno 2, f.290). Another uncoloured version can be fbund in the AGI (Audiencia de México, Iegajo 1042). rt'According foLIIEZSARRELANcuE (1965, p.63, note 5) the chapel was build by Don I)edro Cuiniharangari and Don Antonio Iluitzirnengari. It r.vas dedicated to San Pedro atld San Pablo because the day n 1522 when the catholic religion was introduced into Michoacan was also dedicated to the rnentioned saints (ibid.). il' 210 Hans Rosr¡n¿p PABLO BEAUMONTAND TFIE CODEX oF TZINTZUNTZAN 211 "eagle" or uactisecha lineage, the descendants ofthe sun(god) ("Autos en la possession de la ciudad de Zintzontzar", Audiencia de México, AGI, Legajo 94, coat of arms in AGI, -Escudos y Arboles Genealógicos de México, Number 168). (ill.3).i'In the coar of anns which-as we have seen above-was copied by Beaumont, the ì. í rl emphasis on the prehispanic importance of the fonner capital was less strong since nobody doubted its status. In the coat of arms of the AGI the great precolonial past ofTzintzuntzan and its ruling Iineage had to be proven again since its former status had been violated some 50 years earlier by rnaking Tzintzuntzan a barrio of the new capital. The indigenous gobernador of Pátzcuaro (1592), Dc¡n Constantino Huitzimengari, suppofted the claim of Tzintzuntzan. The strong indigenous style of the later coat of arms suggests that it was not only rnade to be understood by the Spanish authorities but also by t _-I EY ,rÍ J',\Â,,\ J\1 \(\ i of * Pátzcuaro had already lost its position as religious and political capital at the time when the Tzintzunfzefros regained their title of "city". In 1516 the court ofjusti ce, ayuntamiento and alcalde mayor, rnoved to Guayangareo which had already received its own title of "city" (Herrejon Peredo, 1991, p.97, Silva Mandujano, 1991, p.28). Pâtzcuaro lost its role as major city of Michoacán. The episcopal see was going to be transferred flom pátzcuaro to Guayangareo and after the new cathedral was finished, in 1580, the sacred objects and the bells from the old cathedral could be moved to Guayangareo (ibid. 117) which by then already was called "City of Valladolid" (since 1578, see ibid. 103). A large group of Pátzcuaro,s inhabitants observed how all objects were removed fiorn their beloved cathedral. When the movers tried to remove a bell which had belonged to bishop Vasco de Quiroga, this ahnost caused a rebellion as the crowd got furious. In order to cahn down the Patzcuareños, the bell was left in Pátzcuaro. tt ltor an extensive analysis of this coat of'anns see Iì.osKAMp (1997. in press) and RosKAMp (in progress). A document writtenin 1767 containing descriptions ofseveral coats of anrrs from both Spanish conquistadores and indigenous cities in New Spain, oan be found in the BN in Madrid (Mss-a 3173). According to ESCoBAR OLMEDo, (1989-1994, Volurne 2, pp. 89-90, nurnber 1542) only 22 coats ofanns are reprocluced as illuslrations. ) t¿. {^v the P'urhépecha themselves, most probably the inhabitants and elite Pátzcuaro and Guayangareo. -,1 \1"\rË lr t '1) -Õ, .¡¡ t' ål /l t I I i ¡.å^ ;À' "Ji , t &/ ' .\r T s 1 _$ C lvDÁ.D^Dti ^ C i,N TZV XlYrri { \lr s ill.3 Coat of arms from Tzintzuntzan, late 16th century (ca, 1593-95). Original in AGI (Escudos y Arboles Genealógicos de México, Number .168). 212 Hans Rosr¡vp PABLO BEAUMONT AND THE CODEX OF TZINTZUNTZAN 213 Only a few months later the same would happen when they tried to remove the skeletal remains of the highly venerated bishop of Michoacán (ibid. 118). The coat of arms from Guayangareo-Valladolid is very identical to the early Tzintzuntzan one, although it is much simpler (ill.4). Only three monarchs are painted, all three in European style (crown, mantle, scepter). One of them stands on a kind of column or beaker, another one (lower left) also carries a bow. All three men have beards, there are no glosses. Because of the strong similarity with the (probably earlier) coat of arms fiom Tzintzuntzan we might identify tlrese kings as P'urhépecha monarchs. Maybe the Tzintzuntzan coat of anns served as an example for the painters-designers of the document fi'om Guayangareo-Valladolid which now claimed the heritage of the old precolonial P'urhépecha capital.3t The Indian and Christian symbolism of the "three kings"-see the description of ma 1.1L the Tzinfzuntzan coat of arms-might also be present in the similar document from Valladolid.3e In all four coats of arms the used iconographical elements were carefully chosen. They are not just emblems of the cities which they represent but ideological weapons and were used by the ruling elite in the struggle for political power in 16th century Michoacán. Another pictorial document which was made and used in this transitional period-it is related to the transference of the episcopal see from Tzintzuntzan to Pátzcuaro-is the Codex of Tzintzuntzan. de C;"?"? T"//"ao/¡¿, It There is a discussion about the precise identity-inriigenous or Spanislr --of lhe kings represented in the coat ofamrs (see STLVA MANDUJANo, 1991, pp.29-30). The anow held by one of them seems to indicate that they (or at least onc of thetn) are P'urhépecha kings. The strong similarity to the early Tzintzüntzan coat of'arms hl¡ther strenghterrs this interpretation. t" See also SrLVA MANDUiANo (1991) fbr anotlier (different) analysis ofthe coat ofan¡s fiom Guayangareo-Valladolid. lll.4 Coat of arms from Valladollid, late 16the century. Copy by Beaumont (,1932, Volume 2,p 2) Hans 214 PABLO BEAUMONT ANDTHE CooEx oF TZINTZUNTZAN 215 RosravP Map of Tzintzuntzan (Beaumont, 1932, Volurne 3, p. 410) (ill.6) and an ahnost identical map (also a copy of an older original) in the collection of Eduard Seler (see below) (ill.5). Seler had copies of a large amount of Beaurnont's illustrations, we do not know if his collection was complete. He only published a few of Acl (c) Codex of Tzintzuntzan do research When Pablo Beaumont visited Tzintzunfzan-to a pictorial him showed Cølni named for his Crónica-a P'urhépecha the old of descendant a be to claimed ;;.;;;;;;-fup.r.oo cuini 2' Volume 1985' (Beaumont' TzintzunÍzan of prelrispanic caciques perhaps scenes' p. :Ol. The document appears to have- b:tn.u. set of scenes and one historical nine included it a Uoót; like founâ tog.ttter the literature ln l"p ãf r?i*züt:rtzan,its bnrrios and Lake PitrzcttaroMichoacán" and de they are named "historical scenes in the Crónica the Codex of Tzintzuntzø¡? scenes cod-ex was made noU.rtson, 1975, pp. g4-g5). However, the original be called therefore should and ùV ,""ÀU"., of ín!'trintrunÍzan elite this of copy a made .docu-ment Codex oJ Tzintzuntzan' Beaumont Crónica (1778which hé included in his original manuscript of the was copieJ in Since these Seler documents are not mentioned 1792, the-text and illustrations from in l Sth Beaumont's copies of the original clocutnents ale thern' He also century European stylelthe chronicler himself rnade sotne shott Although wrote the explanatory glosses in Spanish' topotrylns-were glosses in the drawings-rnainly name glosses atrd texts below descriptive larger the itáL.Ufv also presentín the original, e9,aq91t bV added probably most .3t Y' the diffèrent sÇenes were and style of writing'"- Orlglnalty tlìe exclude the possibility that they were sold by Nicolás León who at that time resided in Mexico city and was a specialist on Michoacán history.as Seler knew León from whom he bought a number of archaeological objects which can now be found in the collection of the I(MV in Berlin (WeslMexican artefacts, numbers IV Ca 79007958, see also AKMV, 420189). He also shared León's interest in the can derive from their contents language' which Coclex oJ'TzintzLtntzanwas writtetr in the P'urhépecha copy of the we can derive froln the comparison between Beaumont's t" We clo not know il this doculnellt was the ongln al Coclex of Tzirtlzunt:tttt or an oldel' codex to thc docutnettt provided by Cuini as thc orìginal copy The author rvill refer Lienzo de Jucutacato'. the Mexican scholar-born in Quiroga, Michoacán published his first comment on the fatnous lienzo in (rrobablY liotn San a landtitle frorn the T¿rxitnaroa district the original rvas rvritten in Miguel Tintbineo). Although he used a Spanish translation, 1985, Volurne 2. PP 300-301)' l)'urhé¡techa and rctnaincd in Tirnbineo (BEAUMoNT' 'lhe long explanatory glosses all begin w\llt "aqui se denaestrtt (.. )", "atlui Yan SPanislr, typical fbr Beaumont's and "eslas son (...)"' and arc written in irnperlect cases the short nanrcglosscs of thc sonte In descent). French (he of r.vas stylc ot rvriting by the chronicler rvho added his original appcar to have been misinterpreted or changed Codex of exarnPle Page 4 ol' thc owll interpretation ill his copy (sec below, for and 'l'z tt lzunlzan). PossiblY the original (or olcler copy) was alrcadY rathcr datnaged i Spanish or in written were wlrich glosses I the al translatc Beaurnorìt could rlot read or 'll lleautttorlt also consulted " in the AKMV (934191) they were probably also included in Seler's plivate collection in Steglitz, just as the copies of rhe Lienzo de lxcatlan (Seler I) and a A4apa de Xochitepec (Plan cadastral de Xochitepec). Seler rnight have bought them from Martínez Gracida who also sold him the copy of the lxcatla¡r and the original of the Coixtlahuaca 2 (Seler II) Iienzo (IAIPK-NL, Yol.Y442) in 1897. According to Lehrnann (IAIPK-NL, Yol.Y424, f.20) the Pátzcuaro coat of arms was purchased-together with some other docurnents in Oaxaca in the sarne year (he does not mention the name of the seller). Seler (1908, p. 67) only writes that he obtained thern during his second voyage to Mexico. We cannot (as rnentioned this version *".. ,.produced itr the 1932 edition above). 1908 (pp.93, 102, 130: the Map copies, Seler obtained a copy of another map of Tzíntzunfzan and LakePâtzcuaro (simple drawing in Seler, 1908, p.66) which at first sight resernbles that copied by Beaumont. However, it contains glosses in P'urhépecha and Spanish and seems to be based on an older original than Beaumont's map which only has Spanish texts. Until today Seler's map and copies of Beaumont have not been located. (Glass and "ntap o/ 7'zintzuntzan in the Crónica de Michoacán" iidõj tï uit work in of Lake Pátzcuaro is published on p. 66). Besides the Beaumont lggg.44 (r Besides the fact that Seler's rnap contains Tarascan and Spanish glosses, and Beaulnont's version only Spanish texts, anotlier t' As rve have seen the Selers only stayed a lbrv days irr Michoacán in I897, no clocuments rvere bought during this short trip. rt Seler's copy of this lienzo will'touf the glosscs in Náhuatl is also lost. P'urhépeclra. i 216 Hans Rosx¡tr¡p PABLO BEAUMONT AND THE CODEX oF TZINTZIJNTZAN 217 "ù¡54 ñt tr.."t *ff ûì P# G ¡: ,ï'" ô nìfi.l,? 4 ¡'*þ lll.5 Seler map of Tzintzuntzan and Lake Patzcuaro. Drawing by Seler (1908, p 66). lll.6 Beaumont map of Tzintzuntzan and Lake Patzcuaro. Copy by Beaumont (1932, Volume 3, p.410). important difference can be seen by looking at the general composition of both maps. Seler's document appears to be a map of Tzintzuntzan and its surrounding barrios, Tzintzuntzan is given a very dominant and central position in the layout: all other information is grouped around the ancient capital of Michoacán. In Beaumont's copy Tzintzuntzan still occupies its central position but is depicted on a much smaller scale. The painter left much more space between the different elements in the map and could add more geographical features. We have to keep in mind that both maps do not include the usual north-south orientation. They need to be turned 180 degrees because in reality Tzintzuntzan can be located north of Ihuatzio and Pâtzcuaro (in the map it is painted below). More differences between both documents can be seen when looking at several scenes: a) Scene where the bell and organ from Tzintzuntzan are taken to Pëttzcuaro, in both documents accompanied by glosses. In Seler's rnap we find P'urhépecha glosses; "yxo pagati campanct ca organo Patzq''"" which means "here the bell and the organ are taken to Pátzcuaro". ln the copy made by Beaumont we see the Spanish gloss "llevan la campana y el organo ri Pátzcuaro". ln both documents a slightly different route is taken to Pfúzcuaro, something which is probably related to the general composition of the maps. 218 lr) HanS ROSKAMP PABLO BEAUMONT ANDTIIE COoax OF TZINTZUNTZAN 219 Depiction of the yácatas (pyramids) of Tzintzuntzan. ln Seler,s rxap we see two yácatas on a platform and to the left two little )tácatas, all on the slopes of a mountain. Higher up on the same hill a colonial building is painted. The p'urhépecha glosses u. read as "yesti y yacøta yrech aqua" which means ..y este y "un yacata palacio real (also "lugar del rey,, or ,.reino")".45 ln d) Representation of Tzintzuntzan. The differences in orientation of the town and convent has already been mentioned. The longest P'urhépecha gloss in Seler's map can be read as "ynivanhntt quarenti acha Marques del Valle ysquino nattiniguacan no se percibe lo demas que esta en lengua tarasca en el original" which can be translated as "ln (...)'40 lord Marques del Vatle [...] one can not see the rest written in Tarascan in the original".aT Other glosses can be read as "hospitall',"yxu este festi?J plaza" ("here this square") and another one can not be read ("[...]las"). Beaumont's copy contains the Spanish glosses "Cementerio" ("Churchyard"), "Ciudad Capital de los Re1ts5 Tarascos", Beaumont,s rnap three pyrarnids are painted on the sarne hill, with the glosses "yacatas del Rey", "pyramids of the king',. However, on another hill beneath Tzinrzuntzan four more yrÍcatas are paintecl which do not appear in Seler's rnap. Since only one huge archaeological zone with )títcaÍas in Tzintzuntzan has been found we cannot identify these additional structures painted in the Beaurno't c) "Tzintzuntzan", "Junta de los naturales Plaza Mayor", and rnap."' "Hospital'. Here there is a considerable difference in the contents the entire gloss (he says "one can not see the rest written in Tarascan Painting of the chapel of Santa Ana. In Seler's rnap we find a round prehispanic structure with a colonial chapel on it, nofth of the convent in Tzintzuntzan. To the left of this building bishop Vasco de Quiroga with his staff (see the glosses ,,obispo d,vasc-ct c¡uiroga"). In Beaumont's rnap the salne bLrilding is painted, we of the long gloss. The maker of Seler's copy could not read in the original"). see Quiroga actually entering the chapel. The Spanish gloss says "capilla de santa ana donde posó el obispo quiroga',. The sarne chapel and Vasco de Quiroga are depicted in another scene of the Codex of Tzintzuntzan, also to the north of the Franciscan convent. In the description and interpretation of this scene (see below) will be shown that Seler's and Beaurnont's rnaps of Tzintzurúzan and Lake Pâtzcuaro served to indicate the geographical position of the elelnents (chapels, convents, ¡tácatas, etc.) mentioned in the last historical scene (p. 5) of the Codex of Tzintzunlzan. 15 l'hc text can not be complctely translatecl.'fhe initial words..y¿rl¡l;'caLrsc prohlems e) bccausc a possible meaning in l)'urhépecha can not bc f'ound. Although "ycsto".nrcans "snorv". tho rvord "Yesti" does nol cxist. Thc aL¡thor suggcsts lhat thc nrcntioned lvorcis rvcre tlcrived fionl thc spanish language and cnoneously written on thc docunrer.ìt; "y cste [esl" nright have beconle "Y csti y". we have to kee¡r in r¡lintl tlrat tlre glosscs in Scler's r'ap had to bc transc.ibed fionr pLrblication, the original is lost. rt'clonr¡raring a bad qLrality photograplr in his 1908 ths orientation olthe convcnt's entrarìce in both nraps, wc sce a clilïèrencc: in Seler's nrap the cntrance laces castlvarcl. in lleaurnont's copy southu,ard. Maybc IJcaurnont initially copiecl the position of'the pyramids as indicatecl irr the seler nrap ¡ncl Iatcr conccted thcir position. l7 .. Beaumont's copy only contains short observations in this central scene, possibly rnade by himself as he could not read the glosses in the docurnent which he copied. Other important differences can be noticed in the painting of the Franciscan convent and the chapel of Santa Ana. In Beautnont's copy the convent is depicted in front view whereas in Seler's copy it is painted tridimensionaly. Furthennore, the chapel of Santa Ana in Seler's map has a srnall tower (on its left side), Beaumont's copy lacks this feature. The depiction of both chapel and convent in Seler's rnap reselnble an illustration of both religious buildings in Beaumont (1932, Volume 3, p.218, p.5, see reconstruction of the original Codex of'Tzinlzuntzan below): the chapel is depicted with a tower on its left side and the convent is painted trydimensionally. Depiction of Lake Pátzcuaro. The rnap in Seler's collection contains three lìshermen, fishing on the lake in their canoes with their wellknown butterfly fishing-nets. This scene resernbles the ,/¡/.' = ... r'ì1' ; .. vtlnnnu ', rvorcl "year", cannot bc translated, looking at the context it might refèr to thc "uexñni" in P'urhépecha. "Ácha"= "lortl"; "quurcnll'- "40". "I'squi": "¡s"; ')ro na¡ri": "nowhere" . "niguacan".cannot be tra¡rslatcd ("niquaro": hour \ct the original made a mistake and rearl " niniguacuty'' instcad Michigøcan". Further analysis of these glosscs is rcquired. o1' leave). The "niniguacan" in the docunrent could also be a toponyrn. possibly the onc '"vho copied " 220 Hans fishermen PABLOBEAUMONTANDTHECODEXoFTZINTZUNTZAN 221 RosrAvp in the RM, illustration number 3 fishermen are not depicted in Beaumont's map. (p.31). The Seler's map (copy of original) might have been used by Beaurnont who studied and copied it, translating or (re)interpreting some glosses into Spanish. This would mean that Beaumont also changed and reinterpreted the geographical information in the rnentioned document, perhaps using other maps and his own observations. Although such a large amount of adaptations is not totally improbable (we have seen the changes which Beaumont added in his copy of the list of tributes), we cannot exclude the possibility ( lt.to¿'.,!;'kF. | i _-, -.:v@'$ffi 1 )ti,/ that another "intermediate" map (or perhaps even more rnaps) existed. This document must have been based on the copy in the Seler collection and served as a basis for Beaumont's copy. We also have to keep in mind that both the Seler and the Beaumont copy may have been based directly on the original or older copy. As rnentioned before, the map of Tzinfzuntzan and the nine fristorical scenes form the Codex of Tzintzuntzan. Unfortunately, the different pages of this codex were not included in a correct order in Beaurnont's Crónica nor in the later publications of his work but were rused as separate illustrations and not as one coherent docurnent with specific contents and function: p. 3ea). "(...) el napa que nefranqueó el indio principal Cuini, que lrc dividido para la contodidad de los lectotes, y a .fìn quc se conozca Ia Page I fidelidad de estos monunrcntos A reconstruction conlPrcbffi,ÍJ',ì, ,nrr, of the possible original VorLrnre 2, order p. 138) of the different scenes shall be given, thereafter the Codex ofTzintzunuan- the complete document-will be placed political context. in its broader regional From the indications of the chronicler himself we can derive that he divided at least 4 original scenes in two parts to include them in his publication. The following reconstruction of the original pages of r* the Codex of Tzintzuntzan çan be rnade;48 l'he conect order ofthe illustrations can be reconstructed by looking íìt their contcnts and by conrparing Beaumont's brieicomments on the original contposition (which are sonrewhat vague). b- lll.7a Codex of Tzintzuntzan: page 1. Copy by Beaumont (1932, Volume 2, This scene is related to the conquest of Michoacán by Cristobal de Olid (he was send by Hernán Cortés). We see thê Spanish conqueror on his way to Michoacán when he meets three P'urhépecha captains-one of them called vibit-ard their soldiers (corresponding to Beaumont, 1932, Volume 2, p. 394). (i ll.7a) Olid is received peacefully, the three captains-Vibit, Huemaxe and Guangarl-return to Tzintzuntzan (we see the temples) to advise the P'urhépecha leader (the cazonci) of their encounter. At that moment people are dancing to the sound of drums in front of the P'urhépecha cacique who is sitting in his round palace. Two tamentes (carriers) are leaving Tzintzuntzan accompanied by two Spaniards on horseback, probably to take presents to Cortés (corresponding to Beaumont, 1932, Volume 2, p. 122). (ill.7b) From a shoft descriplion 222 Hans PABLO BEAUMONT AND THE CoDEX oF TZINTZUNTZAN 223 Rosrnvp cfrapn,ry^7o. ,l ¡,1. jtue chùþ-l a. &,9c. Co 2<auøtra1 2¿,late r nlil¿ Ca/iâne¡ /u âe ?tnztis, d¿ 7ac ¡ø / 2, p. 138). P¿uhot /reJ¿a- tu àei% lflate ' lll.7b Codex ofTzintzuntzan: page 1. Copy by Beaumont (1932, Volume 2, p. 122). by Beaumont (1985, Volume 2, p.30) we know that the two separate illustrations originally formed the O¿ ill.8a Codex offzintzuntzan: page 2. Copy by Beaumont (1932, Volume G/ttontztn, indìot ¿/û gte'ù first page of the Codex of Tzintzuntzan. Spanish conqueror (corresponding to Beaumont 1932, Volume 2, p. 138). (ill.8a) Olid is saluted with great courtesy and kindly invited to the capital Tzintzuntzan (conesponding to Beaumont, 1932, Volume 2,p.202). (ill.8b) According to the description in Beaumont (1985, Volume2,p.30) the mentioned scenes indeed formed page2 of the Codex of Tzintzuntzan. Page 3 Page2 Depiction Scene representing the first encounter between the P'urhépecha ruler and Cristobal de Olid, a logical continuation of events depicted in page L The P'urhépecha cacique and his people leave Tzintzuntzan (they are completely unarmed!) to meet with the of the preparations made for the visiting Spaniards. P'urhépecha are hunting ducks and/or hummingbirds, rabbits and fetching water to take to Tzintzuntzan We see the possible placeglyph of Tzintzuntzan and the central platform on which the yácatqs stand: a tzompøntli (skull-rack) is also painted in a 224 Hans Paslo Rosravp BEAUMONT AND THE CODEX oF TZINTZUNTZAN 225 Æ.Kfuå c.fr'a,oo lrw ¿ía ura r.b. .ffi á,,¿f,""..,- lll.9a Codex offzintzuntzan: page 3. Copy by Beaumont (1932, Volume 2, p. 266). êrtcìø á*yut, l¡auml¿' ?oa|¿ lat ¡¿¡ìlì¡nn ø¡ nt an ¿ëru ?¡øøcbu¿¡ 2< Page 4 ø¡ ù¡ D¿ Codex ofTzintzuntzan: Copy by Beaumont ('1932, Volume 2, p. 202). corner of the platform. Behind the principal ydcatas we see two more pyramids. Two people are reaching with their arms in a huge box, maybe preparing food. In front of the main platform a pile of human corpses-representing sacrificed people-is depicted corresponding to Beaumont, 7932, Volume 2, p.266). (ill.9a) The captured animals are converted into a great quantity of meals which are placed in front of a colonial style building. The activities are supervised by an armed P'urhépecha, according to the glosses captain Nanuma (corresponding to Beaumont, 1932, Volume Beaumont 2, p.330). (ill.gb). This reconstruction is derived from (1985, Volume2,p.31). Painting of the evangelisation of the P'urhépecha. Fray Ángel and Fray Martín de Jesús (see glosses) are converting-according to the glosses-the indigenous nobles "rey Axayatl',"Ziguengue", and their wives "Quinieranguari" and "Zintz'un" . Prehispanic P'urhépecha justice is depicted below; a judge orders and/or supervises the punishment of criminals (corresponding to Beaumont 1932, Volume 3,p.122). (ill.l0a) Furthermore we see Fray Martín de Jesús sitting under a roof among a group of P'urhépecha holding the cross in his hand whereas three develish monsters have surrounded them. To the left Fray Ángel-holding an object in his hand (a cross?)-is shown talking to two P'urhépecha. The armed general Nanumq stands in front of some P'urhépecha, behind them we see a monster-devil. In another part of the same scene Fray Martln de Jesús is shown again, this time baptising a group of indigenous people. Beneath his name-gloss we read "Lucas Møyorola". Beaumont (1985, Volume 2, p.59, see also 226 Hans PABLO BEAUMONT AND THE CODEX oF TZINTZUNTZAN 227 RosrAup ¿t c/,î¿nral ¿'û.ruua-. l',1,7,.t rl 1ç ¡¡,,n,?,J,,u' Û ly 'l-¡at' &t Mntø O;r;.r. nt ún''l /J ^ ù' , /n rul¿ 6t A. qb! (brrÙ'r' Lri.nt¿J ;L, .aìl \Ç,J--Þ":, /l:; ,ì r 'i'7 ..' i(iÌi{. /¡" Árru''i,lat ill.9b Codex ofTz¡ntzuntzan: page 3. Copy by Beaumont (1932, Volume p. 330). 1932, Volume (iil. l 0b)4', 3, p.314) calls these two /.r .,{¡J, tb 2, illustrations "map 6". ill.10a Codex of Tzintzuntzan: page 4. Copy by Beaumont (1932, Volume 3, p. 122). Page 5 re Beaumont included the illustration in his description of the prehispanic p'urhépecha legal systern. According to the chronicler "el mapa sexto (...) es continuación del que ne dio el indio Cuini, (..)".(Beaurnont, 1985, Volume 2, p.59\. Most probably Bsau¡nont made a mistake as this must be map 4. It seems unlikely that he did not include all pages of the original"Cuini".Codex. Depiction of the transference of the episcopal see from Tzintzuntzan to Páttzcuaro. We see a large number of P'urhépecha having a meeting in front of the convent and the chapel of Santa Ana in Tzintzuntzan, the yácatas- with gloss "yrechequaro" ("place of 228 Hans Rosrerr¿p PABLO BEAUMONT AND THE CODEX oF TZINTZUNTZAN 229 These forlr are "D. Petroni Cuinganihara", "D" Fran"' Tariyacuri", J("pø 6i "D' An/' Vitzimangari" (the last two painted as children), and "Tzapicahua" (the latter holds a large staff). The larger group of P'urhépecha consists of "D' Teamiro Antatzequa", "D. Alonso Capeø","D. Juqn Perez","D. Alonso flJguita","D" Juan Apahuitze", "D. ufa"luu. ji nlf*tn?Ju* Francisco Mox"', "Dn Alonso Equanigari", "Dn Angel Tzemtzenguaroyrett", "D. Pedro Guaca", "Cuitzan Acuitza",s0 "D. Pablo Qtrere", and "D. Cqrizitiri". The names of a few people are not indicated. In front of the same colonial buildings we see the bishop Vasco de Quiroga having a conversation with "Fray Geronimo Alcalá". To their right three bells. On a road which leads to the entrance of the convent "Tzapicua" (with staff) and "D. Teamiro Antatzequa" are walking towards "D. Pedro Cuinhacunaarl". Below them three P'urhépecha dressed as Spaniards, obviously having a meeting: they are called "Fran"' Achazenl¡a", "Melchor G", and "Gazpari". Between this group and the two Spanish religious officials a srnall building is painted, accompanied by the gloss "Alabertaro h a t itacur in i, c ac antzt iy o" . This remaining historical scene (Beaumont, 1932, Volume 3, p.218). (ill.ll) is directly related to the map of Tzintzuntzan. Although it is possible that they once constituted one single page of the oliginal codex, we find no direct evidence in Beaurnont to confirm vfanm this assumption. Therefore they will be considered as separate pages. lll.10b Codex of Tzintzu ntzan: page 4. Copy by Beaumont (1932, Volume 3, p.314). the king/ruler")-u.. also depicted. In the Santa Ana chapel two glosses are painted, "Santa Ana Ynixurin" and "hy" de l52C'. Four people are talking to a group of P'urhépecha. t" 'l'he -a night be read as -ô which stands for -an. "Cuitza" would thcn be "Cuitzan" PABLo BËAUMoN'I AND THE Cooex oF TzTNTZUNTZAN 231 Hans Rosraup 230 Pedro Cuiniharangal,/'-his brother-who prevents the use of violence by the P'urhépecha and the Spanish, and who rescues the P'urhépecha leader from being murdered (encouraged to commit suicide) by a gloup of enemies trying to take over power in the P'urhépeclra señorío. According to Don Pedro's version the cazonci was not in Tzintzuntzan when Olid alrived. He states that he and a .é'; r,,,,.-::'-''' "ur."- ..n captain nalned Huitzitziltzi (or Tzintzun, another brother of Tzintzicha), both in charge of the P'ut'hépecha army, went to a place called Apio to talk to (and try to stop) Olid.The Spanish conquistador told them that they came in peace, something which according to Don Pedro convinced the P'urhépecha. Both Spanish and P'urhépecha ernbraced each other and went together to the capital Tzintzuntzan where they enterred the rnain platfonn with the yácatas where the bodies of the sacrificed victims were still scattered on the ground. The Spanish revised them to see if any of thern was a ', ç ^ lll.'1 p 1 Codex of lzinlzunlzan: page 5. Copy by Beaumont (1932, Volume 3, 218). Page 6 The rnap of (ibid. 3, p. 410). Beaumont confìrtns that this rnap "estabø a continuación del que nre.franqueó el indio principal CuinÌ" (Beaumont, 1985, Volurne 2, p. a\, indicating that it was the last page of the original manuscript (or the manuscript which he copied). This last page of the codex gives the geographical settittg in which the earlier historical events (especially as painted in page 5 ofthe codex) took place: the royal yácatas ofTzinLzunl.zan, the clrapel of Santa Ana, the village of Tzintznntzan (with its hospital and Franciscan convent) and its barrios (the Lake Pátzcuaro region). The translerence of the bell and organ from Tzintzuntzan to Pátzcuaro is also indicated. The first thtee pages of Tlte Codex of Tzinlzunlza¡r describe Tzintzuntzan the conquest of Michoacán. Cristobal de Olid-send by Cortésreaclred the P'urhépecha capital on JLrly 25th 1522 (Warren, 1989, p.59). The precise role of the P'urhépecha cazonci Tzintzicha Tangaxoan in the conquest is difficult to determine as several sources give different descriptions of the events. In the RM the indigenous protagonist of the conqu¡sla is not the mentioned cazonci but Don Spaniard. Then they climbed up the stairs of the temple and destroyed a statue of the god Curita-caherl (RM, pp.247-256). Warren (1989, p. 60) cites a 1553 document (AGI, Patronato, leg.60, no.2, Rarno 3)5r which reflects another version of the same accoul.tts. In this document-rneant to indicate the noble status of Don Antonio Huitzimengari and his father Tzintzicha Tongøxoøn-the Spaniard Carrillo, member of Oiid's expedition, testifies that the cazonci and his people received the Spaniards peacefully. Diego Hernández Nieto (also rnernber of the expedition) states that Olid's troups reached Huchichila (TzinÍzuntzan) and that tlte cazonci personally came to salute Cristóbal de Olid and received hirn peacefully. The P'urhépecha noblemen Don Marcos Quaniguata (Pátzcuaro) and Don Francisco Quirongari (gobernador of Tiripetio) testified that they were with the cazonci when the Spanish wel'e near Tzintzunfzan and that they accornpanied their leader to welcome the Europeans. The first three pages of The Codex of Tzintzuntzdr seeln to confirtn the lattel' 5t Infornación de los néritos y servicios de D. Attlonit¡ lluiÍzinrcngat'i ),tle.su partre Cazonci, rcy y señü nalural que.firc de toda lu tierre ), provittciú de 7'urusca confines tlc Ì\4éxico hasta Culiacán en N.[,.,1553, AGI. Patronato, lcg.60. no.2, lì.anto 3 (sce also llscon¡nOLN4DDo, 1989-1994, Volu¡nc l,pp.24-25). question 2. Sce f1.38 v,44. 69v,76r-v. Cibson (1975, p. 324, notc l) reports a copy of Ihis tloctlment in thc MLrñoz collcction, RAI I, Vol. 86. 232 Hans Rosr¡vp version.s2 The captains mentioned in the codex on pages PABLO BEAUMONT ¡.ND THE CODEX OF TZINTZI.JNTZAN 233 I and 2_ VÌbil, Huemaxe and Guøngari-can not be foun¿ in other ethnohistorical sources. captain Nanuma, who is supervising the l I I preparation offood for the Spaniards, can also not be ideiltifìed. Pages 4 and 5 of the Codex of Tzintzuttza¡r lnention the I begin'ing of the evangelis.ation of the p,urhépecha by the Spanish friars Maftín de Jesús and Ángel de Valencia. Áccording to Erpinoru, fhe cazonci-on his visit to Mexico-asked Fray Martin cle vàlencia to send him 5 priests to evangelize his people in Michoacán (Muñoz, 1950, p.20, Espinosa, 1945, p.83). Arnong these five Franciscans wlro accompanied the P'urhépecha cacique to TzirÍzuntzan we find Martín de Jesús (or Martín de ra coruña), Ángel de Valencia and Jerónimo. warren (1971, pp.313-314) convincingly identified rhis Fray Jeróniryo as Jerónimo de Alcalá, compiler of tr"te Reración cre Michoacán.s3 On their way to the p'Lrihépecha capital many indigenous people came to greet the Franciicans anj pay their respects to them. The monks asked the cazonci to give thern a place where they could build their church and convent. Together witil the cazonci they visited Tzintzutttzan and all its barrios, the Franciscans chose a place in the p'urhépecha capital. The p'urhépecha helped to construct a wooden church and a small convent. when Fray Martín de .lesús celebrated his first rnass in the new ternple-the church was " It is very ,." irnporta't to keep in nlincr that in the RM version Don pccrro-principal inf'ormant of the Franciscan cornpiler of this source---+rnphasized his role in ihe conquest of Michoacán a.d posturates hirnself as protagonist of pcace. The RM mentions a struggle fbr power after the death of Zuangua and shortry before the spanish conquest. This woL¡ld havc caused the absencr'ol'Íhe cr,.ottí¡ T2intziclta Tangaxoan at the time olid entercd rzit'ttzLtntzan. Don pedro claims to have saved the cazonci's lifè by rvanring hirn for his enemies. Furthemore we lìave to consider the fàct that_the RM r.vas conrposed (at lezr-st finishcd) arrer Tzinrzicha Tangaxoan,s viore^t cleath in 1530 (see WARREN, r989, pp. 325-362 r'or a deraired anarvsis of his cxecrrtion). Don Pedro succeeded rzinrzich. Tangaxoan as gobernorlor ol-lvlichoacárr. on the other hand, thc wit'ess accounts in the 1553-1554 clocumcnt mentioned bv warren ( I 989, p. 60) were intended to dcmonstrate the status of the last cazonci and his son l]rancisco Tariacuri: they postulate the cazonci as the protagonist ofthe peacefirl S¡ranish conquest.httlte codex ofrzinrzunrzan the importa'ce olithe samc cazànci ad thc capital l'zittfzttntzan are ernplrasized. 'fhe meniioned sources arc ideologically (rntrripulated) and need to be placed in the broader context ol.lcgitimatiõn. .ggloured W^RREN (1989. pp. r r r-r 13) suggests that the friars rvhich according lo Muñoz and Espinosa accornpanicd Fray Martí. de JcsÍ¡s in 1525, probabry aniied a few years later. in 1529-1530 dedicated Codex of to Santa Ana (build it't 1526 according to page 5 of the Tzintzuntzan)-in the presence of the elite and rnany P'urhépecha commoners, the latter saw that their leaders obviously accepted the new Christian religion and wanted to defend their own P'urhépecha gods. Only with the help of the cøzonci, a rebellion of the crowd could be avoided and the mass could continue (Espinosa, 1945, p. 83). According to Espinosa the evangelisation process was benefited flom the help of the indigenous nobles who quickly accepted the new religion and were baptised, thus helping to convince the rest of the P'urhépecha population (ibid. p. 84). As we have seen the activities of Fray Marlín de Jesús and Ángel de Valenciabaptising P'urhépecha nobles and P'urhépecha to protect them from the demons and devils-are accurately represented in pages 3 and 4 of Ihe Codex of Tzintzuntzan. The unidentified P'urhépecha captain and nobleman Nanuma is helping the Spanish friars to evangelize the P'urhépecha commoners (page 4). According to the codex he played an irnportant part in the conquest of Michoacán (we have already seen hiln on page 3) and the evangelisation process. The depiction of the indigenous nobles who are being baptised on page 4 deserves further attention. According to the glosses their names are "Axayatl', "Ziguangua", and their wives "Qttinieranguari" and "Zintzun". According to Beaurnont's description (accompanying the scene) the first one was cacique of Tzirosto and the second one cacique of Ihuatzio (Coyoacan). lt seems inrprobable that the Tzintzuntzan elites would have painted two caciques of other peripheral villages (with their wives) in the codex when they had the choice to depict members of the royal Iineage of TzinT"zuntzan such as Tzintzicl¡a Tangaxoan and Don Pedrr¡ Cuiniharangarl. Furthermore, the so-called "wives" in the scene are wearing the sarne clothes as the large group of male nobles in page 5 of the codex. Three of the four names transcribed from the original codex by Beaumont also correspond to rnale nobles belonging to the rLrling family of Tzintzunr"zan'. "Ziguangua" (Zuangera) who is the father of the last cazonci Tzintzicha Tangaxoøn, "Quinieranguari" who can be identified as Don Pedro CuÌniharctngari, and "Zintzun" who probably can be identified as Tzintzun ot' Huitziltzin, brother of Don Pedro. The first noble being baptised-according to Beautnont's transcription-is "Axayatl' (or "Axayacall' according to Beaumont, Hans RosrarvlP 234 PABLOBEeUn¡oNTANDTHECODEXoFTZINTZUNTZAN 2, p.138), a name which can not be found in the ethnohistorical sourÇes nor other historical docutnentation on prehispanic or colonial Michoacán. Most likely this first person represents Tzintzichq Tangaxoan, the last cazonci, protagonist of peace and evangelisation as shown in other parts of the Codex of y así el dicho obispo y clérigos adnùnislraban los sontos socranrcnlos a los naturales en todo lo que era necesario y los dichos religiosos en su monaslerio ni mas ni ntenos, teniendo pila, baulizondo y casando y todos los 1985, Volume Tzintzuntzctn. The last two pages of the Codex of Tzintzuntzan ate rclated to the transfer ofthe episcopal see from Tzinlzunfzan to Pátzcuaro by the bishop Vasco de Quiroga (see above in description of coats of arms). The presence of Fray Gerónimo de Alcalá in the codex can be explained by an archival document cited by Warren (1971, p.312) which deals with a conflict between the Franciscans anC the Bishophry about the baptismal font in 1573 (AGI, Justicia, Leg'178, No.l, Ramo 2)sa, in which Don Pedro Guaco gives an interesting testitnony:55 "De la segunda pregunla dijo que Io sctbe es qrrc anÍes que se proveyese obispo en este obispado este lesligo liene nol¡ci1 del ntoneslerio que no [sic] había en 'fzinlzonlza de los religiosos Jtanciscos los cuale's udnittistrabc'm los sontos sacramenlos )¡ doclrina crisliana u todos los nahtrales de eslct ciudad porque entonces eslabctn lodos poblados en el tlicho barrio de Tzirtlzonlza y que cuando Don llrtsco de Qtriroga.fite eleclo que vino a ver esl(l provincia conto hoy dia era guardiltn en el noneslerio cle 'lzitttzontza Fray Angel y entonces el dicho obispo Don l/asco de Quirogo y el dicho Fray Angel vinieron o ver este sitio dc Pdsquctro cott I:'ray Jeróninto religioso de la dicha orden que coillpttso la lcngua tarasco )) ctltonces esle sitio de Pásquoro estaba despoblado porque no había sino nt harrio que dicen Pereenje había cuatro o cittco indios naguales que es Por cinta de Sctn Francisco y por bajo habío olros tres o cuolro indios de Don Rrtniro que es hacia lct laguna al barrio de San .Juan y anlarces el dicho obi.spo S' religiosos acordaron Ete Ia ciuclad se hiciesc (n c\tc sitio de I'ásqtruro porEte les clio contenlo e! agua qua salía de la ./ircnle )' asi el dicho ohispo tontó por sit¡o potd su iglasia donde ahora eslci.fundada Ia catedral y de consentimienlo del dìcho obispo los.fi'ailes señalaron el sitio clc Son Francisco donde ahora estít poblado el monastcrio y luego se cmpezó a cle,spoblar el batrio de Tzint:onlza y ¡toblar an estct ciudad 1t pohlaron unos hacia el lado de la iglesia mayor y olros haciu Sttn Frtmcisco 5t t; "lll convenfo cle religiosos de San Francisco de la Provittcia de lt4ichoacán con Ia lglasia catedral de Ia misma provincia sobre la administracion dc la pila de baulisnto, año de I 573",4G1, Justioia, Leg.l78, No.l, Ramo 2 Don Pedro Guaco n"right very well be Don Pedro G¡¿ac¿ lnentioned in page 5 of the Codex of Tzinlzuntzdn where lre I'onns part of the noblenten who (sotne 30 years earlier) are discussing the transfèrence ofthe cathedral liont Tzintzuntzan to Pálzcuaro. 235 demás sacrametltos con toda confornidad industriandc¡ los naturales en la santa fe católica (transcription in warren, r97|,p.32r) From the information provided by the indigenous nobleman we derive that Fray Ángel de Valencia and Fray Jerónimo de Alcalá played an important paft in the transfer of the episcopal see. Together with the bishop Vasco de Quiroga they chose the place in Pátzcuaro were the new cathedral and convent should be constructed. In page 5 the Codex of Tzintzuntzqn we have seen the bishop talking to oî Jerónimo de Alcalá, most probably about the transfer of the cathedral.56 The large group of P'urhépecha is probably also discussing the same topic, as the indigenous nobles opposed to Quiroga's plans and tried to defend TzinTzuntzan's privileged position as capital and centre of religious, economic and political power in the region. Among the noblemen present in the painting, a few play a rnore important role and are talking to the rest of the gloLrp. These are: Don Teomiro Antøtzequa, Don Petroni Cuinganihara (Don Pedro Cu in iharangar i), Don Francisco Tarlt6lçv¡' i (Tariacw' i), Don A nton io Vitzintangari (Huitzimengari) and Tzapicahua. Antatzequø and Tzapicahua can not be identifìed, although according to Beaumont (1985, Volurne 2, p.404) the latter was g,obernador of TzitttzunTzan in 1539. Judging from the Codex of Tzintzuntzan he tnttst have played an important paft in the mentioned events as he appears twice in the painting and bears a large staff (which could indicate his status). Dor Pedro Cuiniharangari was Tzintzicha Tangaxoanir brother and held the office of gobernador of Michoacán until his death in 1543. Don Francisco Tariacuri was Tzintzicha's son, he was gobernador of Michoacán between 1543 and 1545 (the year in which he deceased). Don Antonio Huitzimengari was another son of 5t' Tzintzicha to BEAUMoNT (1985, VolLune 2, p.40a\ Alcalá nriglrt bc helping the P'urhépecha nobles and trying to convince Quiroga not to tìlovc the capital to Pátzcuaro. 'fhis seems to be inconect taking into âccount tlìat according to the document cited above, Alcalá helped Quiroga to 1ìnd a suitable sitc lòr the construction ofthe new cathedral in Pátzcuaro. According --f 236 Hans Rosrcerr¿p PABLOBEAUMONTANDTHECooexoFTZINTZUNTZAN 237 Tangaxoan, he governed Michoacán between 1545 and 1562 (the year of his death).si Beaumont (ibid.) knew that page 5 was rerated to rhe indigenous protests against the transfer or it'r, see and tried to interpret the scene and use it in his discourse "pir.opar on this imporlant event in the mid l6th century. We have already seen that h. å,d;;; consider the Codex of rzintzuntzan as a coherent docurnent Lrsed the different pages as illustrations. ""d;;ly The painter(s) of the codex carefully serected erernents which would clearly demonstrate TzintzuntzanL position as p"liti.ii, of Michoacán, both in p..rrirfunl. and early colonial times. The peacefull character of the Spanish economical and religious centre conquest is represented in pages I and2.Olid is received lry r;;rr"; P'urhépecha, taken to the câpital, and treated with all ,.rp."i, p.;r;"1; are send to cortés. No traces of p'urhépecha opposition to tlrá'spunirr-, conquest can be found. p'urhépecha elites not only permitted the .The rnilitary invasion but also helped ìhe evangelisation þrocess o;;il; Europe.an friars, represented in pages 3 and í, by quickiy aaopting ttre new.Christian religion (baptised caciqtrcs). The rigid arr¿ ,fi.ãti". laws-the punishrnents of criríinals and offenders of the on pug. +_to!.ther wirh rrre Spanìsh i:::l:::]r].:-are.represenred II'rars. who are teaching the p,urhépecha the new religion _ to indicate (l tt{: rrllt r,.ri;ii.: i.l ¡u,,.å, å',ì li.l :t,r ¡,:1i.irl'11¡ t iri:!i ¡ lri.. 5,.1o 5 !' 'f that the.P'urhépecha (elites) were not a barbaric peopre without justice already before the arrival of the Spaniärds il (ill.l2.¡.5s s?'l'hc i I I l tt author was not abre lo transrate rhe gross "Araberraro hatiracuri,i, cacatltzt¡yo...itl page 5 ol the cc¡dex of Tzinrzuntzan. -Most probablf ìt refèrs to thc move or the episcopaf see. In the I6th century p'urhépecha áictinnoíi.s we tird,,rrurttacurini,,.(,,aer lado' o costado") and "caconstazr".("toirar n qu.trro, irgo"i. Reratccr to the Iatter are "c'aca¡:eni".("conquistador'.. ,,caco¡:eìno-¡ pltr,al is nri1,"oror"ri yr",a,:..[.a"rjoä* pucblo"). "Arabertaro".r'tiqht refèr to n..rtnin prn.é *ü.r,' the author has nor been atrre kr itlentif nrttr. used . thË Spanisrr conquest trre curturar categorics in rîu crticrtinteca antr -fortccawere Indige.nous society. whereas tn. ."À".J to nomadic pcopre cc()rìo¡ìry bascd on rrunting and gathering, the ratter wasirsec rbr seoerrtaf ofren with an 'f;"pì;;; livcd in cities' wcre excetent crãflsmenãnd ru,t un..o,rn,ny based on agricurture. The nrcntioned conccpts did not,rerèr to specific.dr,,i" groì'pr. ïre spanish chronicrcrs, like ttrr exanrple Muñoz 1t6th ce.tJry.¡ ."J ¡ipì,åä''tt8rh cenrury) who give a tlcscription of rhe evarperisation or victíoacir,;i;;;. attention ro rhe dirlbrenccs l¡ctween the bx'aricThichinteca anrr the "goo, Indians". Tr'c artichineca are 1.c;'l.r na3i .rJcì¡ril'jì j.cñ:¡ ¡",.; r. r¡<iroie.r i:f': s'!t¡,i prehispanic. and politics but had a. structured political and religiou, Ð--- - ,yrr",r.,, "J v!vrrrr tü ¡ .i.+(t -c ' :"¡"' ,0" í ¡¡¡i.-¡r.,-:'r.' ì Ì, ¡ì 1.r: Í,1:.i.i irc:.ì.r . rir'5 " {i \îr:{ rl:!,,1ì it ï'<:-lr r r¡!i ¡rt "!c cr\ i", i:iì"r¡a-c il;r'1:1'4r ci'l;::r'l ",... ¡"rr', *-r', i 1.r.¡:,"1ì".;¿ 'r:!r 1:r.ri.,i in" lc li¡¡p' Þ¡t': l rnÉtr ¡t:c¡ l¡i: ilrno,, l'l^-¡¡.1',. -tl. "o.. i.i..,'::.: nr;r,-r..,,;r.,:, lll.12 Punishment of criminals (RM 1956: 11, illustration 2). described as people who lived as animals, without a clear religion, political system, and laws. The "good Indians".are the ones with a clear political system, religion, faithful and trustfi.rl people (Muñoz, 1950, pp. l2-15, ESptNosA, 1945, p. 144), Obviously ir was very important to the indigenous nobility to stress its prehispanic history in rvhich the noblemen where in charge of a highly structured political systern and mai¡rtained the law by punishing all criminals, all elements which they had in common with the Spanish: they tried to stress tlreir"civilized".character. An almost identical scene can be seen in the RM, illustration number 2 (RM, p. see also illustration 35 on p.200). ll, The general cornposition is tlre same in both docurnents: thc priest ordering the punishment of several criminals (witches and sorcerers, murderers, lazy and clisobedient people, etc.), caciques (on all four sides of the scene) srnoking their pipes and watching the executions. The petantuti or high priest in the RM who carries a staff and a gourd on his back is also represented in the sccne ofthe Coder ofTzintzuntzcut. although here he is called "tninistro de estos castigos". During thc yearly 20-day feast 238 PABLOBEAUMONTANDTHECODEXoFTZINTZUNTZAN 239 Hans RosrArvlP They also clearly indicated that all the events took place in Tzintzunfzan: the Spaniards arrive in the cazoncl's palace (yácatas) in Tzintzuntzan (page 1), the friars build their church (Santa Ana) and convent in the same city (pages 4 and 5). Quiroga is the first bishop of Michoacán, establishing his episcopal see in the old capital of the P'urhépecha (page 4). All these elements cleally indicate and illustrate tlre position of Tzintzuntzan as precolonial and postconquest main city, seat of the indigenous elite and government, just like in its two coats of arms which we already analyzed. Even in the map (page 6) of tLrc Codex of Tzintzuntzan, Tzintzuntzan is depicted as the huge and dorninant centre of the region. The indication of Tzintzuntzan as only true capital is used to legitirnize the indigenous opposition to the transfer of the episcopal see from Tzintzuntzan to Pátzcuaro by Quiroga as painted in the codex (pages 5 and 6). This opposition was led by the direct descendants ofthe P'urhépecha royal lineage. Although 1538 was the year in which Tzinlzuntzan's suprelnacy ended, it can also be considered as the starting point of a struggle to recover its status and lost privileges, a struggle which lasted rnore than 50 years (as we have seen in the analysis of the coats of arms). The Codex of Tzintzunlzan was used in these attempts and rrrost probably presented as evidence to the Spanish authorities, Although we know that it must have been painted after 1540se we have not found any precise indication of the year in which it was painted, probably the document has been used in several ocasions after its initial elaboration. Beaumont found copies and original documents in Tzinfzuntzan, kept in the cajø de comunidad (corntnunal treasury). Besides several cedulas reales he located-in tlre treasury-a document in which the status of Tzintzuntzan as prehispanic and early colonial capital was confirmed by a number of Indigenous and Spanish witnesses (Beaumont, 1985, Volume 2' of Equala-cónsquaro generaljustice was done a¡rd criminals were exectlted in public (RM, pp. I l-14, see also pp. 200-202). ,', This is the year mentioned in Seler's rnap of Tzintzuntzan and Lake Pátzcuaro (see above); it ii also the year in which according to Bealnnont the acttral tnove of the l985.Volurne2, episcopalseefromTzintzuntzantoPátzcuarotookplace(BEAUMONT. p. a0s). p. a\Q. Perhaps the Codex of Tzintzuntzan was presented during this hearing of witnesses, the información y probanza de la ciudad de Tzintzuntzan, which took place in 1567. Unfortunately Beaumont (ibid. pp. 406-408) does not give a transcription of the complete text. Initially the codex must have been kept in rhe caja de contunidad where all important and valuable documents were theft and extraviation. It must have been accompanied by an alphabetical text that explained its precise contents, possibly the 1567 document, the "Probanzø" of protected against Tztntzuntzan It seems likely that the codex-at some moment during the colonial period-was separated from the alphabetical text and carne in hands of the Cuini family. One of the members of this family was Don Cuini (we do not know his firstname) who showed the codex to Beaumont and told him that he was a descendant of the prehispanic c ac iq ues of Michoacán.60 6" Altlrouglr Cuini claimed to be descendant of a prehispanic noble lineage of Michoacán, it seenrs unlikely that he used lhe Codex oJ Tzinfzuntzan to prove his status. The name C¿røl does not appear in the document, a farnily genealogy is also absent. The Codex of Tzinlntntzan is a historical docuntent used by the TzitllzLrntzatl elite in general and not a family document liketlte Codex Cuara (Péttzctraro).lf Cuini indeed belonged to an elite fanrily with prehispanic roots remains uncertairr. Don Pedro Cuini-harangari, brolherofTzintzichaTangaxoan,hadnranywives(WanneN,1989,p.127)andatleast orre son, Don Bartolorné. Although Don Pedro Cuini-harangari ("bird with the pierced face") in one occasion appears as Cuini ("bird"), there is no direct indication that the Don Cuini wlto showed Beaumont lhe Codex of Tzintzuntzan in the I 8th century was a descendant of Don Pedro. However, fhe Cuini family appears to have played an ifnportant partinTzinlztrntzan politics. ln 1590 a nobleman narned Don Diego Cuini presented a provisión real Io the alcalde mayor in which Tzintzutrtzan received the title of "City of Meclruacán". In 1595 the same nobleman participated in the election of the gobernador and other cabildo officials. In t6l8 he was lord (nnndón) of one of Tzirrtzuntzan's barrios and again participated in the election of a gobernador (Lorrz SARRELANGUE, 1965, p.279). ht 1595 Don Antón Cuini participated in the election of the cabildo, in 1618 he was regidor and was excluded by the ocánúeclra (town officials, before the Spanish conquest these were tlre collectors ofl tributes) from the elections of the gobernador (ibid. p. 282). ln I 6 I 8 Don Froncisco Cuini, Don Lorenzo Cuini, and Don Pedro Cuini were nnndones in several barrios and participated in the elections of lhe gobernador (ibid. p.283). In 1672 Don Luis Cuini, cacique, was wounded in a revolt against the president of the Franciscan convent (ibid.). The name Cuini also appears in some documents mentioned and transcribed by Paredes Martínez (1994). Possibly the f'orementioned principales were ancestors oi the lSth cennrry nobleman Cuini. The lack ol a genealogical document however, prevents us from drawing any finn conclusions. PAeLo BEAUMONT AND THE CooEx oF TZINTZUNTZAN 241 Hans RosrRup 240 Concluding remarks After the Spanish invasion in Michoacán, the transfer of the episcopal see from Tzintzuntzan to Pátzcuaro, and later from Pëttzcuaro to Guayangareo-Valladolid changed the political status quo in the region. The old capital Tzintzuntzan lost its privileged position as centre of political, religious and economic power. The nobles residing in the abandoned capital opposed to these changes with a selies of documents, written in the European alphabetical and Indigenous pictorial tradition. Irr these documents the position of Tzintzuntzan as prehispanic capital and see of the noble lineages was emphasized. The elelnents used for this purpose were not randomly chosen but carefully selected to compose a strong weapon which was used in the Spanish court and could be understood by both Spaniards and P'urhépecha. Impressive instruments used by Tzintzun|zan in the struggle to maintain power are the two coats of arms and the Codex of Tzinlzuntzan. These pictorial manuscripts and the numerous witness accounts fìnally enabled Tzinlzuntzan to regain a part of its former status. Its function as political, religious and economic centre of Michoacán however, was lost and taken over by Pfttzcuaro and, later, Valladolid, a powershift which caused a new conflict. Many elements used in the 16th century documents lromTzintzuntzan also appear in lTth and lSth century landtitles such as the Lienzo de Nahuatzenand tlte Carapan corpus (see Roskamp, 1997, in press and Roskamp, in progress). The 18th century chronicler Beaumont saw the Codex of Tzintzunfzan and three coats of arms, and managed to copy them, using them as illustrations and sources in his analysis of the early colonial history of Michoacán, although he failed to see them as a coherent group of documents. From a comparison of the Beaumont copy and an older copy acquired by Eduard Seler, we know that the original Codex of TzintzunÍzan was written in the P'urhépecha language. Possibly the original manuscript and/or early copies of the tnantrscript are still kept in Tzintzunfzan This article-an introductory study-has shown that the pictorial documents-codex and coats of arms-are related to and reflect the power struggle between the three powerful cities in early colonial Michoacán. The study of the l6th century originals and unknown (early) copies-up to this day still lost-would enable us to analyze more specific details and elements of the Codex of Tzintzuntzar. Although the general outline of the early colonial political events in Michoacán has been reconstructed, several extensive alphabetical texts-lnost of them in the AGl-still need to be studied to give a more detailed analysis of the early colonial power struggle in the region. 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Contemporary paintings by James Henry Moser, on the other hand, such as The Still Hunt and Where the Millions Have Gone (both 1888), were more realistic representations of the scenes of widespread destruction of the buffalo caused by hunters armed with repeating rifles (Anderson, 1990, p. 102). A fairly straightforward example like this is already enough to warn us about the risks of using visual material as if it were docurnentary evidence. Paradoxically, some visual material that does not make any documentary claims at all may be found to make use of very accurate 'documentary' representation of historical or archaeological artefacts. It is the effects of this blend of allegory and realism in the frontispiece to Volume l8 of the Voyage de Humboldt - Anrsterdam School f'or Cultural Analysis =-l 248 249 Peter MeSoN MOVING MOI]NTAINS AND RAISING THE DF,AI) et Bonpland, published in Paris in 1814, that form the subject rnatter of the present article. Before entering into a detailed analysis of this frontispiece, a few rnethodological remarks are required on the difficulties of dealing with allegorical representations of this kind.r First, though iconographical analysis of the representation itself focuses on its visual aspeÇts, we are bound to take into account any comments on the frontispiece which may be found in the body of the text which it prefaces. This, however, opens up the possibility of a discrepancy between the intention of the author and the efþcÍs of the frontispiece itself. If the artist and the author are not the sarne person, there is an obvious risk of mutual misunderstanding; but even when they are one and the same person, there is still no guarantee that the author's intentions will be put into effect by the irnage. In other words, interpretation of the frontispiece will have to proceed by and large independently of the views expressed by the author in the same work, and a fortiori independently of the views expressed by the sarne author in other works. ignore the use of identifiable artefacts or other attributes ofthe 'real' world. In other cases, the realistic elements predominate, conferring a Second, there is an intrinsic opposition between the allegorical mode ofrepresentation, on the one hand, and the presence of what appear to be realistic or naturalistic elements in the representation, on the other. Allegory has no need to posit a relation of direct representation, for it is free to function at a purely metaphorical level; in the words of Paul de Man, allegory 'is at the furthest possible remove from historiography' (l93l, p. l). trn other words, since the allegory by definition narrates a different story, the allegorical representation itself is not obliged to include any of the elernents to which it alludes within its own frame. Nevertheless, rnany allegorical representations do in fact contain elements drawn from the 'real'world. While the use of allegory as a rhetorical device, especially the deployment of rnythological figures, encourages the viewer to treat the representation as an imaginative construct, the presence of more or less naturalistic depictions of realia that can be found in the non-mythological world raises the question of where the boundary between 'fact' and 'fiction' is to be drawn. Sometimes the mythological element is predominant, so that the viewer tends to I ltor a nrore extendecl discr¡ssion of solne of'these problems, sce MnSoN, 1998, ch. 5. spurious reality on the scene as a whole. Third, the conformity of allegorical representations to ceftain iconographical conventions evokes a preforrned intelpletive grid by which the representation may be 'read'. For example, iconoglaphical handbooks like those by Ripa or Cartari provided artists with readymade instructions for the depiction of the Three Graces, the Four Seasons, the Nine Muses, the Four Continents, and so on. However, this may be at odds with the introduction of elernents drawn fiorn different iconographical conventions; and the representation may contain elements which have no identifiable iconographical models at all. The result is an internal disruption ofthe representation. With these three provisos in mind. we shall see that the irrterpretation of the frontispiece to the Voyage is marked by a number of such oppositions. First, besides the visual representation itself, we have various'secondary' material in the fonn of cornments in Hurnboldt's texts and the visual illustrations that they contain, thereby opening up the possibility of internal inconsistency rvithin the Hurnboldtian corpus. In pafticular, althoLrgh Humboldt himself claimed that his narrative personality was effaced by nature's own rrarrative (Dettelbach, 1996b, p.261), we shall see that the voyager neveftheless occupies a central place in this visual representation. Second, the allegory combines Greco-Roman rnythological figures with a very accurate depiction of authentic native Arrerican aftefacts. Third, as we shall see, not only does the artist draw on established iconographical conventions, but there is a non-conventional irruption ofthe personal in the representation. Alexander von Humboldt and Iu longue durée If anyone ever tried to make sense of the world in the nineteenth century, it was Alexander von Hurnboldt (1769-1859). Together with the French naturalist Airné Bonpland (1773-1858),2 he spent five years (1799-1804) travelling through Mesoamerica and the Andes, and devoted the rest of his life to writing about the New t tjnlike IlLrmboldt, Bonpland is an almost f'orgotten tigure today. Iror a briel'outline ol' his career and importance, see Bell, 1994. 250 Peter MASON MOVING MOUNTAINS AND RAISINC THE DEAD World. In the last of these works, Kosmos, he set out to discern physical phenomena in their widest connection and to comprehend Nature as a whole, animated and moved by inward forces. In that wolk, the discovery of America marked the beginning of modernity through the expansion of the objects which could be brought within the field of human knowledge. Modelling himself as a Columbus redivivus, his own role was, by rneasuring, chafting, sampling and describing, to produce a uni$ing history which would itself display an awareness of the fact that the last word could never be said. As Anthony Pagden (1993, p. 115) puts it, 'The horizon of our understanding must continually recede for the rest of human time.' Such a dynamic view of nature and history, supported by the ruse of the latest scientific instruments, might be expected to yield a Though the frontispiece has been leproduced in a number of recent publications connected with the Americas, the cursory texts which often accompany it are not always reliable. Mary Louise Pratt, who includes it in a chapter on Humboldt in her Imperial Eyes (1992, p. 139), has the following to say: picture rnarked by change rather than continuity. However, the elements in the most popular of Humboldt's non-specialist publications which combined to form the representation of the new continent arnong his European readers were the rnost long-abiding of its fèatures-its plains, forests and mountains. Change in this natural world took place over a very long time-span. In focusing on the latter, visual material rather than on Humboldt's voluminous writings, we are in fact following in the footsteps of Humboldt hirnself: on his own admission, it was in 1790, when he saw some paintings of India by William Hodges, well-known f'or his large canvases of South Pacific scenes and the first European professional landscape painter to portray the interior of Northern India, that Humboldt realised the importance of visualisation in conveying the irnpact of nature (Jacobs, 1995, p. 132). In terrns of Rezeptionsgeschichte, the number of people whose picture of America was partly shaped by illustrations in or deriving fronl Humboldt's publications rnust be far greater than the nurnber of those who waded thlough one or rnore of his scientific texts. The possibility of a discrepancy between his scientific writings and his ntore nonspecialist works will be left out of account here. We are not concerned with an exarnination of the internal consistency of HLrmboldt's world view. Instead, by focusing on just one of the visual rnaterials in his publications-the frontispiece to Volume l8 of the Voyage de Huntboldt et Bonpland-we shall try to isolate sorne iconographical contexts into which it can be inserted. of the "Frontispiece oJ Humboldt's Atlas 251 of Anrcrica. The allegory depicÍs a defealed Azlec y,orrior prince being consoled b), ¡lfhena, goddess of visdont, and Hernes, god of trade. At lhe bottont Iias a smashed stahte. In the background sÍands o nrcunlain ntodeled on (hintborazo and the pyranrid ofCholula in Ecuador in Mexico. The caplion reads 'Htunanily, Knovledge, Econony"'. (Pratt, 1992, p. I39) There is evident geographical confusion in the penultimate sentence; the statue at the bottom is not srnashed bLrt upturned; and Pratt' s renderin g of the Latin' hum an i t a s, I i t er ae, fm ges' is fanc ifu l.'' Anthony Pagden reproduces the frontispiece to illustrate his thesis of the (lee3, p. e): incommensurability of Europe and the New World "A fallen Áztec is being lifted by the twin.figures o.f Greece and Rone, represenled by Minerva and ùlercur¡,. [...] lluntboldt could hope lhal one da¡t ¡11¿ Antericans nùghl conte to resenble the Europeans, Tibelans or Asians vilh whom he conp(ires lhent. But in his ow linrc, as illuslralion, his world and theirs were stillt,holly incomntensurable." There is no reason to take the in lhis mythological figures as r Pratt's grasp olFrenclr is not rnuch better: her curious rendering ol'the caption to an representing Greece and Rome under the names of Hermes and Athena they are Greek deities, under the names of Mercurius and Minerva they are Roman deities. In other words, each of thern stands lrere lor Greco-Rornan anÍiquity. Michael Dettelbach reproduces the frontispiece in connection with a discussion of Hurnboldt's terrestrial physics in a contribution to a volume of essays on the history of the natural sciences. His account of it runs as follows (1996a, p.302): illustration of the 'Maniere dont les I lottentottes portcnt leurs llnfans, leur donnent le sein, & les accouturìrent au Tabac'is'llorv the I'lottentots carry and nurse their l¡abies, and the accoutretnents of Íobacco-srnoking' (1992. p. 46. emphasis added). Despite the general unreliability ofher account (cf. Mason. 199(rb). however, it does contain a few flashes ofinsight. 252 MOVING MOUNTAINS AND RAISING THE DEAD Peter MASON "Frontispiece to the "Atlas géographiEre et Nouveau Continent" (Paris, physique du lBl4), engraved by Barthèlenty Roger affer a drau,ing by François Gérard. Mercury, god of contmerce, helps the fallen prince to his feet, while Minema, goddess of letters, extends an olive branch. The ruins of Mexican culture, the monunlents of political upheaval, occttpy fore- and background; they are dotninated by the most wblirne ntonument of nalural upheaval, Chimborazo, Íhe volcanic Andean peak represented on Humboldt's 'Physical prof le of the Andes', l,iil1 its luÌninous and constant cap of snov,. The mofio 'Hunnnitas. Literae. Fruges.' is taken .from lhe "LetÍers" of Pliny the Yotnger (book Itlil, tetter 24), lthere the gi;fts of Greece to the civilized nations ol Europe are enunrcroted: 'Liberal Arts, Science, Agricuhure'. The plate graces an allas dedicated lo geographic, hydrographic and topographic nnps, and hypsonetric profiles qf large landmasses. Huntboldt's terrestr¡dl physics offered Anterica a restoration to law and order, via lhe forces ofcontnterce ancl civilization." Aztec Rernarkably, none of these authors refers to an exhaustive study of the iconography of this frontispiece by Helga von Kügelgen I(ropfinger which was published in 1983. Ishall be following her identifications to a large extent in what follows, though the conclusions she draws move in a different direction from the ones that I shall explore. Three iconographical contexts The frontispiece was engraved by Barthélemy-Joseph- Fuloran Roger (1767-1841) after a drawing by the successful French artist François Gérard (1770-1837). Gérard, a pupil of David, rose to prorninence after the display of his Bétisaire in the Salon of 1795,4 and was a popular figure among the Parisian intelligentsia. Humboldt rnade the acquaintaince of Gérard during his second visit to Paris in 1798. The long-standing friendship between Humboldt and Gérard is attested by the various portraits which the celebrated French painter made of his friend (Nelken 1980), by the fact thar Humboldr worked fol a tirne in Gérard's studio and attended his soirées, and by the r 1'hc original canvas is no longer extant, but sorne idea of its efl'ect can bc gained fiom an engraving by Auguste Bol¡cher Desnoyers and a drawing ol'the heads and shoulders of Belisarius and his solr attributed to .lean-Auguste-Dominique lngrcs (CRow, 1995, p.206f.) (though the attribution of the clrawing to Ingres has been called into questiorr by BoRDES, lg96). evidence_ decades.' of a correspondence which extended over 253 a period of Although the engraving appears as the frontispiece to Volume 18 of Humboldt's 30-volume Voyage, a massive publishing undertaking which took twenty-nine years to complete and is a bibliographer's nightmare, Humboldt already referred to it in the text to a different volume (Volurne 28), published in 1814 but without the frontispiece. According to Humboldt, the representation is of Arnerica consoled by Minerva and Mercury for the evils of the conquest. Gérard's original design bore the words: 'L'Amérique relevée de sa ruine par le commerce et par I'industrie',6 but in the printed version it has the caption 'humanitas, litterae, fruges ', taken from a letter of Pliny the Younger describing how Greece had given civilisation, the alts and wheat to other nations. America, Humboldt continues, is indebted to the Old World for the same benefits. He concludes by drawing attention to the faithful representation of the weapons, clothing and monuments. The name 'America' for the figure on the left does not make it clear whether we are to regard it as male or female, and its sex is not unequivocal in the engraving. Most commentators take it to be male, referring to an 'Aztec prince'. Hugh Honour, one of the leading authorities on questions of American iconography, ïefers to 'un prince indien vaincu' (1976, p.234). On the other hand, personifications of the four continents tend to be female, which woutd lead one to expect the figure of America to be female too. Uncertainties about the gender of the human figures seems to be a characteristic of a number of allegorical frontispieces (cf. Certeau, r e85). The artist drew on a variety of visual sources for the clothing and accessories of the figure of America. Humboldt lent him a copy of his two-volume Atlas pittoresque ou Vues des Cordillères et Monwnens des peuples indigènes, published in 1810, which contained almost seventy engravings of native American ruins and codices and of volcanic mountains. Humboldt used them to illustrate his thesis that the grandeur of the Andes and the Sierra Madre had acted as an s For Gérard's correspondence with Humboldt and other prominent fìgures and arlists, see the letters edited by his nephew Henri GÉneRo (1867.p.202tT.). ó See Roger's steel engraving in NELKEN (1980. p. 3a). 254 MOVING MOUNTAINS AND RAISING THE DEAD Peter MASON environmental deterrninant on the forms of pre-Columbian civilisations. Thus, with minor modifications by the aftist, we can trace America's shield, arrow, digging stick and tunic to three different warriors depicted in the codex variously known as Vaticctnus 3738, Codex Vaticanus A and Codex Rio.ç, while America's featherecl headgear corresponds closely to an 'Aztec bas-reliefl reproduced in the first plate of Humboldt's Atlas pittoresque. The upturned bust, represented as an'Aztec priestess' inthe Atlas, is based on a drawing of a basalt original, and was added to Gérard's original cornposition by Humboldt himself.T The decorations on the plinth derive from the Mitla Palace of the Columns, and the pyrarnid in the background is the pyrarnid of Cholula. This survey of the material which was reproduced in Humboldt's archaeological engravings and on which the artist of the frontispiece drew already indicates a paradox. While the need for accuracy in the depiction of native American artefacts is stressed by their careful, archaeologically authentic delineation, thereby conferring a degree of realism on the scene, the rnaterial itself is taken lrom a wide variety and diversity of sources. Aztec and Mixtec sources from different localities and periods are homogenised within tlre pages of the Atlas pittoresque. Torn from their embedding in time and place, they are juxtaposed in the frontispiece like the curiosities which filled the Renaissance Kunst- und LI/underkatnmern (cf. Mason, 1994). Attention to realisrn here goes hand in hand with a failure to pay attention to the specificities of historical periods and local cultures. 'Pre-Columbian' they certainly are-but that is a very wide There is one incongruous detail in the costume of America which does not look very pre-Columbian. This is the sandal that is painstakingly depicted on the fìgure's left foot, which looks remarkably Greek. The most obviously Greco-Roman elements of the frontispiece, however, are the female figure of Athena-Minerva, who bears an olive branch in her right hand, and the male fìgure of Hermes-Mercury, easily identifiable by the wand (caduceus) that he is carrying in his right hand. The iconographical attributes of these two figures are largely conventional, corresponding to the iconography of these rnythological figures which had been established in the handbooks. It is doubtful whether much is to be gained fi.om a comparison of the three figures with the iconography of the four continents, a theme going back to the late sixteenth century, in which four (usually) female figures personified the continents of Europe, Asia, Africa and America (Poeschel, 1985). In the present case, the two readily identifiable Greco-Roman deities simply stand for the Old World, in opposition to the New World represented by Arnerica. The closest compositional parallel to this frontispiece in the work of François Gérard is a drawing that he made for the engraved illustrations to an edition of Vergil's Aeneid published in 1798. It is taken from Book VI, describing Aeneas' journey to the underworld and his reunion with his father Anchises, who serves as his guide in the world of the dead. Though it may be foftuitous, there is a certain thematic appropriateness in this parallel, for the world of the preColumbian civilisations in the frontispiece is also a world of the dead. ln the words of Mary Pratt(1992, p. 134): terrn.s 7 * I carlnot understand Dettelbach's suggestion (1996b, p.289) that it is intended 'to rnirror the fàllen priestess', since he refers on the previous page to tlre personifìcation of Anrerica as'an Aztec prince' though once again it is sytìtptomatic that we are confionted with a confusion over gender. Marry of these procedures are paralleled in the paintings of Sir Larvrence AlnraTadema dating from the second half of the nineteenth century (PRErrEJoHN, I 996). In his Egyptian paintings, f'or instance, the artist drerv heavily on Wilkinson's Zre ll4onners and Customs of fhe Ancient Egtptians of 1837 in a¡r encleavour to attain archaeological accuracy. while at the same time he detached Egyptian rnotifi fiom their original fr¡nction and signifìcance to serve a new, decorative filnction (RAVEN, l L 980). 255 "To revive indigenous hislory and culture us archaeologSt is to revive thent ¿s dead. The gesture simultaneously rescues them .fronr European.forgelfulness and reassigns thent Ío a departed age. " The apparent incongruity of juxtaposing Greco-Roman and pre-Columbian elements was not seen as such by Humboldt. He repeatedly compared Amerindian objects, such as pyrarnids, works of sculpture or weapons, with parallels in Egypt (which was enjoying particular popularity at this time as a result of the Napoleonic expedition there),e Greece and ancient ltaly. Humboldt was not the ' For a survey of the role of artists, travellers and scientists in the cliscovery ol'Egypt, see BEAUcouR, LAtssus and Oncocozo (1990). 256 Petgr MASON MOVING MOUNTAINS AND RAISING THE DEAI) first to do so, as comparisons between the New World and the Old were being made right from the moment of the 'discovery' of Arnerica in 1492. One of the first comparisons between the Old and the New Worlds in the field of religion was carried out by the Italian Chimborazo and Horace-Benedict de Saussure standing on top of Montblanc.ro Instead of the ocean that lies between -Europe'and America, they are separated in Goethe's drawing by a stone slab bearing the name of Humboldt. In other words, the significance of Humboldt's view flom Chimborazo was that it offered a vantagepoint from which the whole globe could be contained and stratified. The New World could easily accommodate the Old, but not vice versa. It was not untll 1822 that Humboldt's claim was shaken, when Simón Bolívar, literally following in Humboldt's footsteps, became the first to make it all the way to the summit of Chimborazo. The personal link connecting Humboldt with Chimborazo can also be seen from the fact that this detail of the frontispiece is derived from a sketch made by Humboldt himself. It appears in the frontispiece devoid of any further setting, while the engraving of Chimborazo in fhe Atlas includes the peak of Carguairazo as well. Chimborazo thus functions in the frontispiece as an icon for Humboldt himself and for hurnanist Lorenzo Pignoria in the early seventeenth century (Seznec, 1931). Pignoria also anticipated Humboldt's practice of engraving figures taken from native American codices; in fact, they both even drew on the same codex, Vaticanus 3738 (Mason, 1991 , p. 19ff.). A rnore systematic and exhaustive comparison in the same field can be found in the text and engravings to the two volumes of JosephFrançois Lafìtau's Moeurs des sauvages amériquains contparées aux moeurs des premiers temps (Paris, 1724). Humboldt makes use of this comparison to bring out a contrast between American and European aft. This can be seen from the bust of the'Aztec priestess', which he depicted both frontally and dorsally in an engraving in the Atlas. Humboldt compares it with both Egyptian and Greek figural sculpture, noting the care with which the toes are depicted, but the absence of hands he interprets as a sign of the infancy of the art-a view of ancient Amerindian tnonuments as an intermediate stage between the 'childhood' of humanity and 'true aft' that was to be widely disseminated by Franz Kugler's extremely influential Handbuch der Kunstgeschichte (1841-42) (Farago, 1995, p. 82), This 'infantile' view of native American art harmonises with Humboldt's view of South Arnerican nature as opening a window on the past. Indeed, given Humboldt's theory of clirnatological detenninism, the two are intrinsically related: the savagery of South Arnerican nature is reflected in the rudeness of native Arnerican art. Besides the pre-Columbian and Greco-Roman elements of is a third component which calls for the discussion. This is the representation of Chimborazo in the background. Why did the aftist choose an Andean peak as the backcloth to a predominantly Mexicqn scene? In 1802 Humboldt attempted to climb Mount Chimborazo and reached an altitude of almost 6,000 metres, only 400 metres from the summit. At the time, Chimborazo was believed to be the highest mountain in the world, so that Humboldt could later justifiably claim that of all mortals he was the one who had risen highest in the world. In 1806 his friend Goethe iconography, there drew a sketch showing Humboldt just below the sutnmit of 257 the Humboldtian enterprise. We have identified three iconographical strands in the a pre-Columbian one, a Creco-Roman one, and a frontispiece: personal one. So far, the discussion may seem excessively arid and pedantic, like the activity of a museum curator attaching labels to various exhibits. The time has therefore come to move from identification to interpretation: what are the effects that are produced by the combination of these three iconographical strands within a single representation? What absences constitute the sub-text to their presence? Signihcation, according to a different Saussure, proceeds by way of distinctions. In the present case, which distinctions are imposed as significant, and what is excluded by the process of signification? Archaeologization, depopulation, deterritorialization Any answer to these questions will have to cover all three iconographical strands if it is to be in any way convincing. Let us take the pre-Columbian elements first. As we have seen, they are derived from a variety of times and localities, all of which are situated in the r') The sketch is reproduced in PacosN (1993, p. 109) and p.284). DETTELBACH (1996b, -f 258 MOVING MOUNTAINS AND RAISING'IHE DEAD Peter MASON pre-Columbian past. This is hardly surprising in the work of a classicizing artist like Gérard, but a classicizing style has its effects. We could call it a process of archaeologization. America, the figure on the left of the frontispiece, is a museum piece, situated arnong ruined rnonurnents. This is in conformity with a predilection shared by rnost nineteenth-century travellers in South America, for whom 'the crurnbling monuments of the Aztecs, Incas, and Mayas were of greater interest than living inhabitants' (Manthorne, 1989, p. 9l)-a tendency which continued to characterise the respottse to native Arnerican art and artists on the part of the New York at,ant-garde in the present century (Rushing, 1995), and which is reflected in contemporary programmes of modernisation that 'folklorize forms of lile and deplore the loss of old-thereby confining Indian cultures to the rnuseum and the curio shop' (Rabasa, 1994, p.246). Hurnboldt, however, was compelled to interact with the contemporary inhabitants of Mexico and the Andes on a daily basis. As Pratt (1992, p.127) recalls: "I'lunboldt and Bonpland nerer once slepl¡cd be),ond the boutdaries of the Spanish colonial inft'úsÍructa'e--lhe.y couldn'1, .for lhey relied entirely on fhe nefworks o-f villages, ntissiotts, outposls, haciendas, roadvays, and colonial labor systems lo susÍoin lhentselt,es and lheir project, .for.food, shelter, and the labor pool to guide llrcnt and lran.\porl their inntense equipoge. " But there is no trace of them in the frontispiece. Instead, the native American depicted there is a ghost of the past. Like the Victorian travellers to Greece who experienced a total lack of correspondence between the inhabitants of the country who assisted therrr and the human subjects of Altertuntstt,issenschaft, or like those twentieth-century ethnographers who seek refuge in the exoticism of tribal nomenclatule to evade the realities of exploitative social, political and economic relations, the effect of the frontispiece is to hide from view the conternporaneity of these nineteenth-century travellers to South America and the peoples whorn they encountered. The anthropologist Johannes Fabian (1983), describing the way in which ethnographers conceive the people under investigation to belong to a different order-including the tetnporal order calls this 'the denial of coevalness'. The native Americans are both archaeologized and exoticized-processes which may be said to take 259 place in the eye ofthe beholder rather than to characterize the subjects under observation (cf. Mason, 1996a). It is in the eye of the (Humboldtian) observer that the GrecoRoman deities acquire significance as well. After all, their relevance on the scene is solely justified in terms of Humboldt's vision of a parallel between the Old World and the New. It reinforces the archaeologization of the native Arnericans, irnplying a contemporaneity with the mythological deities of Greece and Rorne rather than with the observer. The quotation from Pliny the Younger fufther reinforces this frame of reference: in comparing Greece's gifts of civilisation, the arts and agricultural products to its neighbours with the gifts of Europe to America, the colonial relations linking the Old World to the New are obscured. The material wealth which Europe had been deriving from America for centuries is transrnuted and sanitized into archaeological wealth. It should already be clear how the third component in the iconography of the frontispiece-Mount Chimborazo-falls into place within the Humboldtian view. As we have seen, its highly personal connection with the man himself makes it function sornewhat as a painter's signature operates on a canvas. It establishes a relation of property-/r¡s volcanic peak-which detaches the r¡ountain from its geographical setting in Ecuador and relocates it within Humboldt's archaeologized America. The connection between a natural phenomenon-the volcano-and cultural phenomena-the pre-Colurnbian archaeological aftefacts-was closer at Humboldt's time than it might seem to us today. Volcanoes, particularly in a state of eruption, were seen to contribute to the history of the earth in the same way that to the history of its inhabitants. That this dual interest in antiquities and eruptions was fìnnly established by the end ofthe eighteenth centuryrrcan be seen from the activities of the British antiquary and diplornat Sir William Hamilton in ltaty, where he served as British ambassador fron ll64 to 1800. An exhibition on his work in the British Museurn in 1996 bore the eloquent title: 'Vases and Volcanoes' (Jenkins and Sloan, archaeological objects contributed rr For the firll convergence of the stutly of natural and human lristory in tlre nineteenth cerrtury, see ScHNAPP, 1993, ch. 5. -T 260 1996). Peter MASON A similar concern with volcanoes, though MOVING MOUNTAINS AND RAISING THE DEAT) transposed into an Orientalist literary mode, can be found in the closing pages of Williarn Beckford's The Vision (though written in lj7j, its first English publication was in 1930). The superficiality of a knowledge confined to the earth's surface is here contrasted with the profundity that results from acquaintance with that other world that flourishes in the caverns of the earth. The point where depth and surface meet, where refined spirits converse with 'the simple descendants of those former rulers of the West, the mighty Incas', is-Cotopaxi (Beckford, 1995, p.24). Closer in time and affinity to Humboldt is the Nofth American landscape painter Frederic Church, who was regarded as the Humboldt of painters; his various depictions of Chimborazo, Cotopaxi and other active volcanoes were not just exercises in the sublime, but the visual details embodied theories of the ernergence of the eafth's crust (Manthorne, 1989). It was thus only logical for the appropriation of Arnerican nature to proceed hand in hand with the appropriation of the native Arnerican past. Appropriation also called for adaptation within the new context. Hence that which was being subsumed had to be incorporated within a new, explicitly and emphatically European framework. This process can be seen at work in the famous engraving of Chimborazo, based on a drawing by Humboldt, on which the different botanical species to be found at the different altitudes are inscribed. Devoid of human presence, Chimborazo is represented as a tabula rasa, to be filled in by a plethora of European names. It is instructive to contrast earlier representations of another famous peak, the Cerro de Potosí, on which the daily activities of native Arnericans engaged in working the largest Spanish mine in the Ar¡ericas are depicted.r2 In Humboldt's drawing, native American human activity lras been suppressed, and the depopulated mountain is reinscribed with the letters of a European taxonomy. The frontispiece displays the convergence of a number of rnechanisms: depopulation, deterritorialisation, archaeologization. In other words, the human population of Central America and the Andes is stripped of its lands, removed from the present, and consigned to a r2 See, fbr exarnple, the widely reproduced woodcut from pedro de Cieza de León,s Parte prinera dela chronica del Peru (Seville, 1553), based on an original drawing by the chronicler himself'. 261 rigid archaeological past coeval with the ancient Egyptians, Greeks and Romans. Yet it would be unjustified, on the basis of the present analysis, to accuse Humboldt of collusion with the physical acts of depopulation and deterritorialisation. For, to repeat, we are here concerned with the effects of the frontispiece. As a representation, it inevitably stands for something else; it re-presents in a process of creation of presence and absence. It would be crude and out of place to treat it as an ideologicøl product, as embodying or reflecting a particular view of the colonial relations in which America and Europe were involved; as I have argued elsewhere (Mason, 1992 and 1995), the iconographical method pursued here does not tell us anything about the various ideological readings-often mutually contradictory ones-which may be derived from representations for politicocolonial purposes. There is thus no need to enter into an extensive discussion of Humboldt's political sympathies. As stated at the beginning of this article, visual representations sigraify, and the meaning they produce is not controllable by a single author(ity). The frontispiece constructs or invents a particular view of America, and its effect on the viewer, whatever the intentions and allegiances of Humboldt (or Gérard, for that matter) may have been, is to present nineteenth-century America as a continent marked by continuity rather than change, as an Old World rather than a New World. In rnaking sense of the world, it does not interpret that world (that is our .iob); it makes it. 262 MOVING MOUNTAINS AND RAISING THE DEAD Peter MASON 263 HoNouR, H., L'Amérique vue par l'Europe, Exhibition Catalogue, Paris, 1976. References N.K., " 'Wondrously Full of Invention'. The Western Landscapes of Albert Bierstadt", in N.K. ANDERSoN and L.S. FERBER (eds), Albert Bierstadt. Art & Enterpr¡ie, Exhibition Catalogue, The Brooklyn Museum, New York, 1990, pp. 69-107. ANDERSoN, N.K., " 'Curious Historical Artistic Data'. Art History and Western American Añ", in J.D. PRowN et al., Discovered Lands, Invented Pøsts. 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Historical research has shown that the civil-religious hierarchies described by ethnographers did not emerge until relatively recently-in many cases as late as the nineteenth century (Chance and Taylor, 1985; Rus and however Wasserstrom, 1980; Wasserstrom, 1978). In its earliest version the cargo system was composed of civil posts, drawn for the most part from the Spanish model of the cabildo, with the top offices occupied by members of the indigenous nobility, and lower ranking offices by commoners. Religious sodalities, or cofradías, became important later, often because they could be used to shield comtnunal propefty . Vanderbilt University John MONAGHAN MrxrEC Cacrqurs from rapacious colonial ofhcials (Farriss, 1984). Historically then, the understanding cofradías is their properfy rnanagement functions, something that was not apparent to modem ethnographers who worked for the most part at a time when collectively-owned obligations of the lower orders displaced from the caciques to the town and the civil-religious government. There were also econolnic factors that led to the erosion of the nobility-mismanagement, sale of assets to Spaniards, and the general depression in the later colonial period-that caused the nobility to sink to the level of commoners. 266 key to assets had eroded. The loss of these assets, coupled with a lessening and eventual effacement of status differences between nobles and conmoners, led to a shift in fìnancial responsibility for fiestas to households, and the merger of civil and religious posts into a single hierarchy. Chance and Taylor thus refer to the classic fonn of the cargo system (or as it has been sometimes called the "traditional" form) as the "modern" or "twentieth century" version (Chance and Taylor, 1985, p. 22;Chance,1990). In addition to showing that the classic forrn of the cargo system is a temporally restricted development, historical studies indicate it was a specialized one, suggesting we have elevated certain ethnographic cases to the status of a universal. Research shows that there were signifìcant regional differences with regard to structural developments in the cargo system, the timing of change, and the precipitating factors that led to change. Alt this has rnade debates about the functions of the cargo system. its articulation with the larger society and its role in economic arrangelnents seem simplistic (Chance and Taylor, 1985). Nor should the presence or absence of a cargo system be taken as an index oflndianness. Often the strength of a parlicular system has as much to do with the political interests of local caciques as it does with a socio-religious conservatism on the parl of participants (Chamoux, 1987). Another area where historical research is opening up a new perspective on Mesoamerican societies concerns the indigenous nobility. Because the indigenous nobility were so much a part of the early colonial order that it is impossible to talk about any aspect of society without discussing them, we have very good discussions of their political roles, their position in developing econom ic arrangements, their relationships with the Spanish conquerors. But, as in his contribution to this volume, the accepted wisdom has been that as the colonial period wore on, the power and influence of the indigenous nobility steadily declined. There was steady pressure from below, with dependent settlements becoming independent from what were larger kingdorns with the John Chance points out 261 There were also acculturative influences, where the nobility acquired rnany of the habits and customs of the Spanish, often moving to colonial cities and becoming culturally indistinguishable from the growing mestizo population. Finally, in the early nineteenth century they came under legislative assault, and the newly independent nations abolished noble privileges and titles. While this scenario cerlainly played itself oLrt in some areas, recent work (Chance, 1989, 1996; Farriss, 1984; Ouweneel, 1995) demonstrates it was by no means true of all, or perhaps even most, of Mesoamerica. In many places the indigenous nobility made very successful adjustments to colonial rule. Their power may have been reduced, but this did not prevent them from occupying key roles in social-economic and political structures. In some areas the colonial regime may even have enhanced the nobility's position relative to what it had been in the preconquest period (Chance, 1989). Ouweneel suggests that given the continued power and influence of indigenous caciques, the egalitarian peasant community may not have developed at all in Central Mexico, and what existed instead was a variation of the preconquest landed estate, with the indigenous elite occupying the position of gobernador in the village administration and the rest of the population functioning as their clients (Ouweneel, 1995, pp.778-779; see also Chance, 1996, p.486 on Tecali). In other words, the typical rural indigenous settlement, instead of being the historical product of an independent village corporation as assulned in most of the ethnographic literature, is the product ofa seigniorial tnanor. This paper examines the nineteenth and twentieth century Mixtec nobility. Its aim is to follow the caciques of the Mixteca out of the colonial period (where historians lose sight of them), bring them into focus for socio-cultural anthropologists working in the twentieth century. Its concern will not be so much on caciques as a social category or group, but on their estates and the role the eventual divestment of their estates played in the agrarian history of the Mixteca. What the paper will show is that the indigenous caciques are 268 crucial for understanding contemporary land tenure and resulting social and economic arrangements in a vast area of Western Oaxaca, Southern Puebla and parts of Guerrero.l Caciques and Clients in the Nineteenth Century Although he acknowledges that caciques exist in the Mixteca Alta in the nineteenth century, the historian Rodolfo Pastor speaks of the institution as being "decadent" (Pastor, 1990, p. 208). A number of ethnohistorians have argued that instead of seeing caciques as the last representatives of a way of life fading from history, we see those of the late colonial period like the nobility of Japan, Bali or Java: a successful group who possess an economic and cultural capital that equips them to take advantage of favorable opportunities when they present themselves (Chance, 1989; Farriss, 1984; Haskett, 1991 ; Ouweneel, 1995). As Chance points out (this volume) colonial Mixtec caciques often were able to increase the size of their estates through rnarriage alliance during the eighteenth century. This should not be taken to mean that they remained unchanged, only that a vocabulary evoking a decline or dilution can become a set of blinkers, blinding us to evidence for their dynamism and success. I think the same argument can be made, with some qualifìcations, for the nineteenth century Mixteca. Indeed, the very cases Pastor cites to illustrate his scenario of decadence-Don Esteban Calderón, who obtained a law degree and became a leader of the liberal party in Tlaxiaco, and Don José de Mendoza y Lara, cacique of Tejupan and Coixtlahuaca, who is also a priest-he also labels as 269 MIXTEC CACIQUES John MouecHaN "adaptations" suggesting possibilities other than decline (Pastor, 1990, p.209). There are two key elements in Pastor's thesis of cacique decadence. The fìrst is the loss of the prerogatives that guaranteed cacique status after Independence in 1832-33. Without these supports, the only way they could preserve their status was by changing with the times and defending their estates from antagonistic groups (Pastor, I An earlier version of this paper was presented at the second Mixtec Gateway Las , Vegas, Nevada, March I l-12, 1995. I would like to thank John Chance and Maarten Jansen for their comments. I would like to acknowledge the indexes prepared by Manuel Esparza to the AGEO (in particular Esparza, l99l). The following abbreviations are used for archival sources: AGEO = Archivo General del Estado de Oaxaca, and SRA = Secretaría de la Reforma Agraria, Oa,raca, Archivo General. 1990, p.208). Two objections can be raised here. First, Mixtec caciques "changed with the times" right from the beginning of the colonial period, so this was not something new. Second, far too much emphasis can be placed on the effects of governmental legislation, especially in far-off places like the Mixteca. Like the abolishing of district organization in a later period, the reality of the institution of cacicazgo did not disappear with Independence, and the caciques become ex-caciques in legal documents (ust as we now refer to the districts as ex-distritos). The second element in Pastor's thesis of decadence is the cultural assimilation of the caciques and the breaking of their ties of defense and mutual support with local communities. Although it appears the colonial legislation of 1576 that stipulated that no person of mixed European and Indian blood could be a cacique was carefully observed in the Mixteca during the early colonial period (Spores, 1967, pp. ll4-115), this does not hold true for the later colonial period, so that by the nineteenth century there were individuals referred to as cacique who were recognized by all concerned as not being ethnically Indigenous. Don Mariano Lara of Puebla for example, who controlled vast holdings in the Mixteca in the 1870s, is referred to as a "cacique español' in the documents. Some individuals confirmed as caciques were even non-lberian European immigrants. Such was the case of the Toscano family, originally from italy, who moved from Tamazulapan to take control of Santiago Chazumba in the late nineteenth century. However, most of the individuals labeled as caciques in the nineteenth century for whom we have biographical information are not as estranged from indigenous society as the toscanos. Don Martín Villagómez, for example, who in about 1800 was cacique of Acatlán and Petlalcingo, is fluent in mixtec.2 In the case of Don Mariano Lara, the "cacique español' there was an important ethnic dimension to his status. It was his wife, Doña Petra Aja de Lara, who inherited the estate, from her father Don Leonardo de Aja. Although one document suggests he may also have been a "cacique españoI".3 Don Leonardo 2 ACEO, Reparto y Adjudiciones, leg. 12, exp.9. t SRA. Comunal 563, Santo Domingo Tianguistengo. 270 John MoNacsaN MIXTEC CACIQUES de Aja traced his descent back to Don Carlos de Austria, who he says was the cacique of Tilantongo and Teposcolula in 153 I .a It is true that in the late colonial period those who maintained tasks.6 The same was true república de indios, the ability to hold political office) and one way to make such a claim was to maintain a genealogy linking one to a sixteenth century noble ancestor (Chance, 1996, pp.490-492). cacique... " "Tradición dice ... que sí efectivamente los caciques se aprovecharon a los pobres arrendetarios porque iba a venir a moler las mujeres y los hombres venían a cortar leña lo que se los ofrecía al indigenous cacique identity could claim ceftain privileges (exemption from tribute, and in communities that had the status of However there were caciques in the nineteenth century Mixteca that of y Guzmán, cacique of Chazumba. Bautista y Guzmán was bom in Chazumba in 1823, and in 1852 identifred Jose María Bautista himself as a"labrador" (as well as being the owner of all the land in Chazumba). Oral history identifies his wife, María, by a Mixtec surname, p. Yucutoo. This was obviously a couple who were much less cosmopolitan than Aja de Lara, and whose position was based on local connections. In a continuation of an old practice, Bautista y Guzmán was, in 1852, the alcalde primero of the town government, suggesting that cacique power continues to rest upon the control of land and the municipal government, just as it did in the colonial He later added that the caciques could punish you by not renting land to you, or only renting you inferior lands. In the oral history ofthe region today, caciques such as Jose María Bautista y Guzmín are referred to as iya, the old term for the indigenous elite. Iya translates as "holy lord" but it is important to point out that sacredness in Mixtec religion can refer to a dangerous presence. Ií, "holy," is thus used for individuals with prickly personalities or fragile objects such as panes ofglass as well as gods. In the area of the Mixteca Baja where iø is used to refer to caciques, it is also the name for saints. Sr. Maximo widows of the town would grind the tortillas and perform kitchen 122, Santa María Tindú TC 122. According to the Relación Geográfica de Tilantongo and Codex Bodley, the ruler of Tilantoltgo in late preconquest and early colonial times was lya Q Cuaa,"Señor 4 Venado", who did not receive a christian name; lris son and successor was baptized as Don Juarr de ' SRA, Comurnl "Dicen que eslos señores, si no les hablaban con nacho respelo, se enojaban o si no querían hasla a pegar a uno si no hablaba con respelo, sí ... lo tratamos como-así se dice santo tanbien, iya como cosa sagrada ... cosa grande...". As this suggests, some of the same ideological forms that suppoded cacique power in the colonial and pre-columbian period were extant in the nineteenth and early twentieth centuries. What is significant about this is not so much the fact of continuity with the colonial cacicazgo, but that such individuals played a major role in the area during the 12, exp. 8. second half of the nineteenth century. While there weÍe cacicazgos that disappeared in the Mixteca Baja and Costa regions in the eighteenth century, a preliminary survey has identifìed a total of sixty seven communities in the nineteenth century have some connection with cacique landholdings. For example, in an 1852 survey of land holdings of ninety communities in the district of Huajuapan in the Mixteca Baja, nineteen of the towns are on cacique lands, and another three, while possessing their own lands in the form of a fundo legal, are surrounded by cacique holdings (often referred to as tierras del Mendoza. t AGEO. Reparto y Adjudicaciones, leg. Bautista Morales of Chazumba explained the connection: period.5 The Baja town of Asunción Cuyotepejí is a good example of the scope of cacique control. In I 863 it had a population of about 500 people, and is on the lands of the cacique Andrés Villagómez. For the use of his lands they paid him 100 pesos in annual rent. They also owed him personal service, probably in a way that had not changed tnuch since the sixteenth century. They harvested the crops he sowed, and, when one of his children married, or when he hosted some other fiesta, they were obliged to provide chickens and turkeys, and the of Santiago Chazumba. According to Sr. Maximo Bautista Morales: an are very closely tied to indigenous communities. Such was the case 271 n AGEO, Reparto y Adjudicaciones, leg. 12, exp. 6. John MONAGHAN MrxrEC Cacreues vinculo).1 This means that about a quarter of the towns in the Huajuapan district are economically subordinate to a cacique at mid- the Coast (Spores, 1974, p.302; Chance, this volume). Renting pasture to the haciendas was clearly a practice of some caciques, and they often engaged in sheep herding themselves. Having many plots 272 century. Cacique Estates The main source of cacique income in the nineteenth century to have been the rental of land. While some caciques managed their own estates, exacting services from their clients as in the colonial period, in every recorded case the relationship between appears cacique and client in the nineteenth century is monetized, with the clients paying the cacique rent for the use of plots of land or other resources (such as the right to gather firewood). One can see how important this source of income was for the caciques in the efforts of some of them to encourage migrants to settle on their lands, and so increase the pool of renters. Entire towns were founded this way, such as Río Limón near Santo Domingo Tianguistengo.t This was a strategy pursued by other large property owners, such as Guillermo Acho, who bought up a number of cacicazgos in the coastal region of the Mixteca (his holdings extended from Guerrero to the Río Verde, and just south of Putla to the border of Jamiltepec). He brought hundreds, if not thousands, of non-Mixtec farmers into the region creating many new settlements in the process. Caciques with particularly large and far-flung estates, such as Doña Petra Aja de Lara, appear to have been absentee owners (she lived in Puebla), renting their lands to Spanish or mestizos, who in turn collected rents from Mixtec tenant farmers. Pastor says that most cacique estates disappeared in the Mixteca Alta by 1825. One reason that large estates may have persisted in the Baja and Costa may have been ecological. The eighteenth and nineteenth centuries were the heyday of the haciendøs volantes, huge herds of goats and sheep that would annually migrate between the Tehuacán valley and the coast of Oaxaca. The cacicazgos that are found in the Mixteca in the nineteenth and early twentieth century are almost all along the migratory route. Such was the case of Don Martín Villagómez, who had titles stretching from Southem Puebla through the Baja and into t AGEO, Reparto y Adjudicaciones, leg. * 12, exp. 8. SRA, Comunal 563, Santo Domingo Tianguistengo. 273 of grazing land strung along the route may have given the cacicazgo a competitive advantage over other forms of land tenure, since they could rent their land to a hacienda volante as a package. It may have also given them an advantage over other herders, since their herds would not have to pay for grazing rights. Although the caciques were able to take advantage of economic opportunities in the nineteenth century, it is true that an absolute decline in the number of cacique estates begins in the 1860s. The first major challenge to the cacicazgo in the Mixteca Baja appears to have occurred during the suppression of the federalist revolt that originated in Huajuapan de León and nearly succeeded in taking Oaxaca City in the 1830s. General Antonio León, who was bom in Huajuapan, led the govemment reaction, and criss-crossed the Mixteca Baja in the years 1834-1837, apparently punishing supporters of the federalists by seizing estates, some of it cacique land, and distributing it to local tenant farmers. San Juan Cuitito obtained its lands in this way.e Some of the caciques affected by General León's land redistribution were able to recover their property, but there seems to have been a growing hostility to the cacicazgo institution in the Baja. During the fìrst attempt by Mexico to enact a program of in the 1830s, Huajuapan de León denounced and took possession of San Miguel Papalutla, which had been part of the lands possessed by the cacique of Chayuco.r0 Throughout the desqntortizqción Mixteca, there was strong popular support for the goals and programs of the 1856 Liberal Reform, and a whole host of sales of cacique properties occurred in I 856, I 863, I 866 and I 895, years when federal and state governments sought to enforce land disentaihnent. Although the link between land disentailment and the sale of cacique properties needs to be explored in more detail, it appears that during the wars of the Reform many caciques abandoned the area, and the status oftheir holdings was confused by the unrest. When the situation was " AGEO, Reparto y Ad.ludicaciones, leg. 12, exp. 8. "'AGEO, Reparto y Adjudicaciones, leg. 12, exp. 8 275 John MoNacHaN MIXTEC CACIQUES normalized and those who left returned, this confusion continued. Sometimes several individuals presented claims to the same cacicazgo, as in Acaquizapán,ll while other caciques found their lands taken over by former tenants, who believed that they had the right to adjudicate them under the reform laws. This created a very contentious situation, and it is clear that caciques sold their estate because their tenants would not let them use the land, such as in case of the Villagomez cacicazgo in Asunción Cuyotepeji.12 This was not the rule everywhere in the 1860s, but it is clear that pressures to sell were mounting, and caciques were looking for ways to divest themselves of land holdings. The manner in which many of these cacicazgos were sold led to major social and economic changes in the Mixteca, with effects felt even today. was their rights under the reform to become individual properfy 214 The transfer of cacicazgo property Many caciques divested themselves of their holdings in a way that indicates they viewed it as nothing more than an economic transaction. Certainly those who transferred their cacicazgos to outsiders, like Don Juan Pimentel who sold his lands in San Francisco Teopan to individuals from neighboring Magdalena Jicotlán in 1876, showed little regard for either tradition or their clients. Vy'e know about this from a complaint alleging the people of Teopan would not allow those from Jicotlán to take possession.l3 However most caciques sold their land to their tenants. What they did was establish a sale price, and the tenants pooled their money to meet it. Usually this involved a mortgage as well, with the note held by the cacique or a third party. This was a typical means of conveying communal or church property to groups and individuals during the reform. In the documents the tenants who purchase cacique lands are said to form sociedades, such as the "sociedad por contrato de compra-venta de Asunción Coyotepeji". McBride likens organizations such as these to a stock company (McBride, 1923, p. 109). The case ofCoyotepeji stands out because the former tenants of the Villagómez were so militant in asserting what they believed ACEO, Reparto y Adjudicaciones, leg. l'" AGEO, Reparto y Adjudicaciones, leg, 't 12, exp. l4 12, exp. 7 . AGEO, Reparto y Adjudicaciones, leg. 12, exp.7. owners. It is clear that Villagómezhad no other option but to sell the cacicazgo to them, since outsiders would not risk purchasing a property that was a focus of so much conflict-at least for the price that Villagómezwanted-and Villagómez had diff,rculty in getting his tenants to fulfill their traditional obligations. The problem with this is that so much of our historical evidence is based on contentious court cases that we may overstate the tensions and conflicts that existed between caciques and their clients. Oral history indicates that the transfer of land to tenants could be informed by their seigniorial ties. According to Sr. Bernabé Guzmán, this is what happened in San Juan Nochixtlán. Their cacica simply turned the land over to them at her death, and she apparently made them aware of her intentions long before she passed away. A contributing factor in this case was an absence of heirs, but there are other instances where the cacique turned the cacicazgo over to his or her clients, without, apparently, demanding any payments. Although occurring before 1852, testimony indicates that this is what the cacique Don Rafael did, leaving lands to the people of Santo Domingo Tonalá, as well as the town of San Pedro Martir in the paroquia of Petlalcingo.ra Likewise, according to the agente municipal of Santa Catarina Zapoquila, oral history records that their lands were given them by Don Diego de Velasco y Mendoza probably in the early eighteenth century. Velasco y Mendoza had inherited the lands from his parents, Don Juan de Mendoza and Doña Andrea de Velasco y Guzmán.15 The Sociedad Agrícola and the Agrarian Reform The existence of sociedades originally formed to buy cacique lands has made the contemporary agrarian situation extremely complicated. While sociedades can be found throughout the Mixteca Baja and into Guerrero and Southern Puebla, they were rare enough that most of the officials in charge of implementing the sweeping agrarian reform after the Revolution did not recognize them for what they were, and persisted in trying to understand them in terms of one of the more common categories of land tenure. However, the sociedad I AGEO, Reparto y Adjudicaciones, leg. 12, exp. 8. 't AGEO, Reparto y Adjudicaciones, leg. 12. exp. 2. 217 John MoNecHeN MrxrEC Cncrques was not a hacienda, or pequeña propiedad, or tierra comunø|, even though it shared features with all three. It is true the title held by the sociedad often covered a large expanse of land, like a hacienda, but it usually did so out of ignorance of the local situation, but some were also motivated by an ideological bias against private property. In most 276 was worked by many individuals, each of whom considered himself or herself an owner, as if it were a pequeñø propiedad (yet without individual titles). In some respects the sociedad seemed like a land holding village, since members often asserted that they held the property in, as they sometimes put it in the documents,"mancomún". However, the rights were not secured by a corporate grant issued by the Spanish Crown (or later the Mexican state), but by a bill of sale (sometimes backed up by colonial documents detailing the boundaries ofthe cacicazgo, ceded by the cacique to the sociedad). Since many of the sociedades were formed at the height of liberal assault on corporate property, members were often at pains to point out that they were not forming a"comunidad civiÌ' but were instead celebrating a of purchase between a landowner and a group of private individuals.r6 In later disputes the sociedad often displayed receipts of payment oftaxes as assessed private owners ofproperty to back their claims. Furthermore the sociedad agrícola and the community are not usually coterminous. Chazumba, for example, has five sociedades agrícolas. These were formed at different times, when the opportunity to purchase cacique estates presented itself. They each have a name (e.g. sociedad Nuevo Hijo, sociedad Yucusaa, sociedad Agua de Vena), they have elected officers (president, secretary and treasurer), rnaintain a collective fund for sociedad expenses, pay the property tax, and work tequios. In some cases the sociedad has title to lands that are in more than one municipality. Also, in the case of multiple sociedades, it is rare that a household belongs to all of them. In Chazumba only a few individuals belong to five, with most belonging to only one or two. There are also some citizens of Chazumba who don't belong to any, and rent the lands they farm from sociedad contract rnembers. ln the survey work the engineers of the Agrarian Reform Secretariat carried out in the decades of the 1930s, 1940s and 1950s preliminary to the issuance of federal land titles they often tried to classify the sociedad agrícola as either communal land, or eiido. They 'n AGEO, Reparto y Adjudicaciones, leg. 12, exp. 6. cases, these efforts played havoc with what was already a tense if a reclassification were carried out, and would receive little situation, since sociedad members would have to give up privileges such benefit in return. For example, unlike traditional ejiditarios, the members of a sociedad had the right to buy and sell their shares. Also, any redistribution of land would be contrary to the interests of a significant group of sociedad members. Since the amount of land one received when the sociedad was formed was in proportion to the contribution one made to the purchasing price, inequalities were institutionalized from the beginning.rT In almost every case the efforts of the Agrarian Reform engineers either created conflict with the state, or else the reclassification became a focus of contention for factions within the locale. In many documents one reads of entire towns pitted against the Agrarian Reform Secretariat, with members stridently asserting that they were private property owners, and had no interests in ejidos or communal land tenure or any other forms of collective land ownership. Sometimes this struggle took on an almost heroic dimension, and it appears-more work needs to be done on this-that sociedad members were denied access to government support for agricultural development because of their opposition. Although the direct links need to be worked out, and the religious conservatism of the area is an important factor, the Mixteca Baja has traditionally been an area of strength for the PAN, electing party members to local offices as early as the 1950s. The PAN message of support for individual property owners may have had broad popular appeal in this region. PAN adherents were usually supporters of sociedad agrícolas in their fights against reclassification.rs As mentioned, local factions would try to take advantage of the Agrarian Reform Secretariat's biases and confusion to pursue their own agendas. One example concerns sociedades that extend across municipalities. In this case, the members of a municipality would seek to have the property of the sociedad located in their rnunicipality designated communal, thus depriving non-resident sociedad members It 8.g.. AGEO, Reparto y Adjudicaciones AGEO leg. l2 exp. 6. r* 8.g., SRA, Comunal 435, San Pedro Yodoyuxi, Tranquilino Granados to Delegado, dec. 7 . 1965. John MONAGHAN MrxrEc Cacreugs of their rights to work the land. Another example are those members of a municipality who were not members of a sociedad, and who fought to have the land reclassified as communal or ejido, thus giving them access to land, but depriving members of the sociedad of their full rights. This was the case of a drawn out dispute in San Pedro Yodoyuxi (it began in 1942 and is still being fought today) where a group of about 25 vecinos sought reclassification of the lands as communal, some after selling their shares in the local sociedad, "campesinos y agricultores de Yodoyuxi". Ninety vecinos were century without understanding how land is held and distributed in sociedades agrícolas, or how these organizations articulate with other institutions, such as the municipality. At the same time, sociedades 278 however opposed to reclassification.le Despite the pressure put on sociedades by the government and others to reclassify the land as ejidos or communal property, and despite army intervention, jailings and even assassinations, I am aware of only one sociedad that actually made the change. This reclassification took place in a community where the sociedad formed in the nineteenth century became communal land in the twentieth century. What made this possible was that this was one of the rare instances where there was an exact correspondence between cornmunity membership and sociedad rnernbership. The reclassification was therefore uncomplicated, because people could still go about working their plots, and even buying and selling tusufruct rights to one another, but they could also do so without paying property taxes on their land (the contribución directo al Estado) which was necessary to guarantee the title of sociedad holdings. This was in fact the reason the Agrarian Reform engineer gave for promoting the reclassification. Another interesting dimension of this case is that it shows that with the purchase of cacique lands, the period of the liberal reform actually saw the creation of a corporate indian village where none before existed, the exact reversal of what was generally supposed to have happened at this time. Conclusion It is axiomatic that contemporary social patterns in rural Mexico are closely connected to land tenure. ln the Mixteca Baja region one simply cannot understand contemporary patterns of stratification or conflict, nor the historical dynamics of the last "'SRA, Comnnal 435, San Pedro Yodoyuxi. 219 agrícolas cannot be understood apart from the cacique-client relationship of the late colonial and nineteenth centuries. Although there could be considerable pressure placed on caciques by clients to turn their estates over to them, the sheer number of these transfers, occurring in so many different places over such a long period of time, coupled with the examples of towns being made gifts of land by caciques, argues that the phenomenon must be seen in the context of the seigniorial relationship between indigenous caciques and their people. I have not come across such a transfer between non-cacique landowners and tenants in any part of the Mixteca. What eventually happened to the caciques? Because ethnographic fieldworkers have not conceived of indigenous society as having a recent seigniorial antecedent, no work has been done on the question, and any statements at this point would be purely speculative. It is true that continued sales of land by individuals with cacique surnames are registered in the 1930s and 1940s, when the government Agrarian Reform threatened to break up the last of the large landholdings in the Mixteca Baja and distribute the land into ejidos. Some individuals with cacique surnames are listed as owning ranchos as late as the 1960s, so it would not be a surprise if descendants of the Mixtec nobility still occupy these lands today. 280 MIXTEC CACIQUES John MoN,qcHa¡,r References CHAMoux, Marie-Noelle, Nahuas de Huachinango: transformaciones sociales en una comunidad campesina. Instituto Nacional Indigenista, Mexico, 1987. 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