Cr-IaIERNIOS
ne HISTORIA
LeUxoAMERICANA
Códices, Cuciques
Comunidudes
AHILA
No 5 - 1997
y
Asociación de Historiadores Latinoamericanistas
Europeos
Gódices, Caciques y Gomunidades
Maarten Jansen y Luis Reyes García
coordinadores
.
Cuadernos de Historia
Latinoamericana
Asociación de Historiadores
Lati noamerican istas E u ropeos
No5
Códices, Caciques y
Comunidades
Editor técnico: Raymond Buve
Maarten Jansen y Luis Reyes García
coordinadores
SUMARIO
INTRODUCCIÓN
7
Maarten JANSEN
LA SERPIENTE EMPLUMADA Y EL AMANECER DE LA
HISTORTA.
....................11
Maarten JANSEN
EL PALACIO REAL MEXICA. ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Y ESCRITURARIO.......
....................65
.luan José B¡.TRLI-R Rosaoo
THE PREHISPANIC HISTORY OF THE VALLEY OF
CUADERNOS DE HISTORIA LATINOAMERICANA
No5
COIXTLAHUACA,
OAXACA...
.........................103
Bas van Doessunc and Olivier van BunpN
Drawings by Martiin van den BpL
THE MIXTEC NOBILITY UNDER COLONIAL RULE.........I6I
AHILA, Asociación de Historiadores Latinoamericanistas
Europeos,1997
@
ISBN: 90-804140-1-8
.lohn K. CHANCE
POLÍTICA Y GOBIERNO INDÍGENA EN MICHOACÁN
UNA PERSPECTIVA ETNOHISTÓNTCN DE LOS
TARASCOS DEL SIGLO XVI
179
Carlos Panepes MnnriNez
PABLO BEAUMONT AND THE CODEX OF
TZINTZUNTZAN: A PICTORIAL DOCUMENT FROM
MrcHoACÁN, WEST MEXICO
Hans Rosrnnrp
Layout: Nel Buve-Kelderhuis
Printed in the Netherlands by Ridderprint, Ridderkerk
r93
6
MOVING MOUNTAINS AND RAISING THE DEAD.............247
Peter MASoN
MIXTEC CACIQUES IN THE NINETEENTH AND
TWENTIETH CENTURIES
265
John MoNecuaN
INTRODUCCIÓN
MaartenJANSEN*
Iniciar la historia del continente americano con la conquista
española y designar las épocas anteriores como "prehistoria" es un
grave error. Especialmente ilustrativo es el caso de Mesoamérìca. La
historia, es decir la historia escrita, de los pueblos que hoy día viven
en esta región, remonta mucho más al pasado que la llegada de los
portadores del alfabeto europeo. No comienza con las crónicas de los
colonizadores, sino con los textos históricos de las civilizaciones
indígenas mismas. Los manuscritos pictóricos (códices) mexicanos
registraron datos históricos de los últimos cinco siglos antes de la
conquista, las inscripciones mayas remontan aún más, hasta el siglo
lll d.C. Pero también textos registrados en la época colonial con
frecuencia contienen secciones de gran antigüedad, como el caso del
Popol Vuh quiché, cuya versión escrita es del inicio del siglo XVIII y
cuyo contenido ya se encuentra representado en pinturas sobre vasijas
mayas de más de mil años antes de la conquista.
Fue la colonización misma que borró gran parte de la
historiografía indígena, convirtiendo las civilizaciones antiguas en
"peoples without history", e impuso sobre el "Nuevo Mundo" un
paradigma europeo, que afectó profundamente la interpretación
registro de la historia precolonial.
-
Universidad de Leiden
y
el
InrRooucclóN
Maarten JANSEN
8
La historiografía mesoamericana tiene su propio estilo,
su
propia forma original y su propia conceptualización, categorización
interpretación
del pasado. La
memoria
y el
registro de
e
los
acontecimientos vienen condicionados-como suele pasar-por su
patrón cultural y su cosmovisión particular. Muchas veces este hecho
es cubierto por la circunstancia de que los informes claves fueron
redactados en la época colonial y llevan en su superficie el barniz
europeo:
el texto
alfabético,
la
estructura
y los términos de la
historiografía occidental, que se presenta como "universal".
La lectura de aquellas fuentes exige un análisis profundo que
examine tanto su estratificación interna y el modo en que fueron
producidas, como sus objetivos y su organización, sus términos y su
gramática. Sobretodo, es necesario reconocerlas como expresiones de
una tradición historiográfica indígena, rnesoamericana, con sus
propios protagonistas: las comunidades y sus gobernantes. Esta
tradición inicia, como dijimos, con las inscripciones .leroglíficas del
Preclásico tardío, que enfocan los nombres y datos biográficos de los
gobernantes, así como sus aspectos simbólicos e ideológicos, su
descendencia divina y sus rituales visionarios. En cuanto a esta
temática, observamos una gran coincidencia entre las inscripciones
mayas y los códices mixtecos. Un segmento especial forman los
códices nahuas, que relatan, como antecedente de sus listas de
gobernantes, una historia colectiva de la migración de grupos tribales.
Uno de los temas principales es el lazo de lealtad rnútua entre
gobernante y pueblo, un lazo histórico, fundado en el poder
carismático, nahualístico del gobernante y en su origen divino, que lo
conecta con la tierra y las fuerzas reproductoras de la naturaleza. En
esto se encuentra la legitimización de su derecho de gobernar, de
distribuir tierras a su pueblo y de exigir tributos en cambio.
Con la colonización la forma de la historiografía indígena
ca¡nbia: se encuentra ahora en crónicas y actas de procesos,
registrados en lenguas indígenas con alfabeto europeo o en castellano.
Durante un tiempo los descendientes de los reyes precoloniales se
mantienen como importantes protagonistas históricos a nivel local,
como intermediarios de la administración colonial ("indirect rule")
con el status de una aristocracia indígena. En Ia historiografía se
enfoca su posición frente a la Corona española (lealtad a cambio de
9
mercedes) y se empieza a ver su tierra como territorio feudal y luego
como recurso económico, de acuerdo con los conceptos dominantes.
Mientras, la comunidad indígena, la república de indios, comienza a
manifestarse como un nuevo protagonista, aprendiendo a aprovechar
cada vez más hábilmente los espacios de la nueva estructura política y
alavez enfrentando crisis y amenazas cadavez mayores.
Este es el escenario en que se sitúan las contribuciones a este
libro, que son estudios detallados de casos, conectados por su interés
común para los gobemantes indígenas y ordenados en una perspectiva
diacrónica.
Los primeros tres eapítulos examinan con detalle diferentes
de la historiografía pictórica precolonial: los conceptos
mesoamericanos del pasado (Jansen), la representación de la casa de
la autoridad (Batalla Rosado) y un ejemplo de la historiografía
aspectos
dinástica (van Doesburg &. van Buren).
Luego se discute
la gran
transformación social que
se
produjo en la época colonial temprana, y sus profundas implicaciones
tanto para los descendientes de los antiguos reyes, los llamados
caciques (Chance, Paredes Martínez), como para la forma y el
contenido del registro histórico (Roskamp).
lndependencia significó la creación de una nueva
"historia de bronce", cuyas imágenes por una parte se derivan de la
La
antigüedad, por otra contrastan con las fuentes indígenas (una relación
delicada, que es examinada por Mason).
Al fin se trazala suerte de los caciques mesoamericanos en
el tiempo republicano, cuando se van disolviendo y perdiendo
status y su base territorial (Monaghan).
su
LA SERPIENTE EMPLUMADA Y EL AMANECER DE
LA HISTORIA
Maarten JANSENT
Para comprender
la
historiografía mesoamericana
es
fundamental preguntarse cuál es la periodización del pasado, cuál el
carácter del tiempo mismo, cuál el marco cronológico-tipológico en
los términos propios de aquella civilización, antigua
y a la vez
contemporánea. La pregunta se impone aún más donde la historia
registrada en las inscripciones y en los manuscritos pictográficos o
códices mexicanos conecta memoria con cosmovisión, narrativa con
ideología (León-Portilla,1968; Eschmann, 1976; Duverger, 1987). Lo
demuestra
el
ejemplo mixteco: los reyes cuyos actos
y
lazos
genealógicos se conmemoran, son iya, es decir "señores divinos", y la
forma del discurso pintado a menudo es literaria, similar a la del
"parangón" o discurso florido para ocasiones especiales.l Los
personajes del comienzo de la historia son los venerados AncestrosFundadores de linajes, cuyo origen es descrito en ténninos religiosos
y
sirnbólicos,
o
héroes, cuyas biografías forman parte
de
impresionantes ciclos épicos.
.
Universidad de Leiden.
I El
discurso que se conoce como "pararrgón" en la Mixteca hoy día. se caracteriza por
su aspecto etiológico y su uso fiecuente de paralelisnros y difiasisntos. Cornpárese la
"narrativa antigua verdadera" descrita por GoSSEN (1974, cirp.7). Para la posible
aplicación de este concepto a la lectnra de los códices, véase ANoERS & JANsEN &
PÉnezJrvÉNsz (1992a).
l
LA SERPIENTE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
12
t3
En este magnífico ejemplo de la historiografía mesoDurante un taller de lectura de los códices mixtecos (Oaxaca,
1989), reflexionando sobre la visión indígena actual del pasado, los
participantes mixtecos presentaron la siguiente periodización global:
o La historia reciente es "el tiempo de nuestros difuntos abuelos y
abuelas" (shanha ndi kushi kushitando en el mixteco de Apoala),
es decir la época virreinal-republicana, dominada por lo español y
cristiano.
.
Más antiguo es "el tiempo de los gentiles o de los difuntos
antiguos" (shanhø ndi sanaha): es la época precolonial y
precristiana, cuando fueron construidos los monumentos que hoy
día conforman los sitios arqueológicos, los "pueblos viejos" o
"iglesias viejas" (ñuu tuhu o vehe ñuhu anahqn en el mixteco de
Antes de estas dos etapas de la historia humana hubo una época
primordial, en que todavía no había salido
el Sol, y que se
designa como "oscuridad" (nuu naa). Esta fase primordial oscura
lnarca "el tiernpo de la
fundación" (du'ua tashi saha, en el mixteco de Apoala), en el
que se organizo latierra y la cultura.
termina con
la salida del sol que
Comparando esta división con lo que expresan las crónicas
del siglo XVI
y
otras fuentes, nos damos cuenta de que
esta
conceptualización es antigua, netamente mesoamericana. Uno de los
textos claves en este respecto es el Popol Vuh o "Llbro del Consejo",
relato sagrado del pueblo quiché de Guatemala. Ahora lo conocemos
através de Ia transcripción y traducción hechas por fi'ay Francisco
Ximénez, párroco de Chichicastenango, quien en 170 I encontró el
tnanuscrito en su archivo eclesiástico. Originalmente escrito en el
siglo XVI por uno o más nobles indígenas en Santa Cruz del Quiché,
el texto (en
lengua quiché, registrado con
el alfabeto europeo)
reproduce "la antigua palabra" (oher tzih), es decir el discurso o
parangón tradicional sobre el pasado, que, según la introducción,
estaba contenido en un libro original (nabe vuhi[), escrito con los
jeroglíficos antiguos (oher tzibam), pero perdido.2
2
lll
texto de Ximénez ha sido editado en thcsinrile en 1973 en (ìuatenrala. Existen
muclras ediciones
y
La primera parte
traducciones modemas, por e.jenrplo ScHULTZD JENA (1944),
comienza con
una
impresonante
descripción literario del escenario:
" Vae cute nabe lzih nabe
mahabioc hun vinac, hun
uchan.
che
are ubinaanvi
Esta es la primera palabra y elocuencia:
no había hombres, animales,
prijaros, percado, cangrejo,
palo, piedra,
hoyo, børranca,
chicop, aún
tap,
abah,
hul, zivan,
quim, quichelah;
xa utuquel cah qolic...
xa ca chamanic ca tzininic
chi quecum chi acab
xo utuquel ri tzacol, bitol,
tepeu, qucumatz
e alom, e qaholont
qo pa ha zactetoh
e qo vi e mucutal
pa cuc, pa rqxon
lziquin, car,
Chalcatongo).
¡
americana salta a la vista la división de la historia en dos grandes
apartados: (l) una primera parte, la historia sagrada, que trata de la
formación del cosmos y del ciclo de vida y muerte, y (2) una segunda
parte, la historia humana, que se refiere a la formación del reino
quiché, así como al origen y a la genealogía de las dinastías
gobemantes. Ambos segmentos son separados (y conectados) por el
alborear (zaquiric), por la primera salida del sol, como un evento
Iiminal y una metáfora central que domina todo el relato.
paja ni monte,'
sino sólo estaba el cielo ...
sólo estaba en silencio y sosiego,
en la oscuridady la noche.
Sólo estaba el Criador y Forinador,
Señor Culebra Fuerte,
las Madresy Padres,
están en el agn, en tuta cktridad abierta.
Y estaban cubierlos
en plumas verdes,
ri qucamalz... por
eso se llama Qucunatz... "
(Ximénez, 1973,p.26)
La historia sagrada comienza y se desarrolla "en oscuridad y
tinieblas" y desde un inicio el plan creativo de las fuerzas divinas es el
hacer germinar y aclarar (ta chauaxoc, ta zaquiroc), aunando e
identificando conceptualmente el ciclo de la fertilidad de la naturaleza
con el ciclo de los días y noches. La humanidad rnisma, cuya
existencia se desarrolla dentro de esos ciclos, es calificada como
"pueblo de la luz" (zaquil amaquil), "hijos paridos de la luz" Qaquil
Edmonson (1971) y TEDLocK (1985). La antigüedad de la narración regisrrada en el
Popol Vuh ha sido confirmada por las investigaciones de la iconografía del arte
maya de la época clásica, que han demostrado que escenas del Popol Vuh o de
alguna variante de ese relato se pintaron sobre vasijas funerarias y ceremoniales
(CoE, 1973).
LA SenpIsNTE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
14
af, "hijos engendrados de la luz" (zaquil qahot). Varios intentos para
crear el ser humano fracasan, hasta que los hermanos Sol y Luna
logren su victoria sobre los espíritus del Inframundo. La creación de
Ios ancestros de los linajes, sus primeras aventuras y peregrinaciones
todavía se desarrollan en la oscuridad. El inicio de su etapa histórica
viene claramente marcado en el texto:
" are cut xexahuax vi
xezaquir vi
can¡ant cacahau
va chicabijh chic u zaquiric
u va chinic puch quih,
ic, qhumil...
catepuch ta xel ulo quih
xquicotic
chuti chicop nima chicop
catepuc xch(tquihic uvach uleu
rumal ri quih...
catepuch huzu xabahir
ri tohil avilix hacavilz
ruq u cabavilal
coh, balant zochoh,
canti, zaquicoxol...
Y ahora diremos cuándofueron sembrados
y aclarados
nuestros abuelos y padres,
y cuándo acloró
y se vio la cara al Sol,
a la luna y a las estrellas...
Y luego cuando salió el Sol
se alegraron
todos los aninnles, chicos y grandes
Y luego se secó la tieva
por el Sol ...
Y luego se hicieron piedra
los ídolos Tohil, Avilix, HucaviÍ2,
y tambiën los ídolos
del león, del tigre, de la víbora,
del cantil y del duende... "
(Xirnénez, 1973, pp. 194-198)
La idea del primer alba como evento determinante de la
existencia humana se encuentra también en el Códice Vindobonensis,
un manuscrito pictórico precolonial de la Mixteca, que, de manera
sernejante al Popol Vuh quiché, relata la fundación de los primeros
señoríos y de sus dinastías.3 Comienza con describir dos parejas
primordiales: la primera-Señora I Venado y Señor I Venado-
procrea a los espíritus del frijol, del fuego, de los serpientes-nahuales,
de las piedras, árboles, fenómenos volcánicos etc., la segunda procrea
a la Señorita Maíz y a los espíritus de la riqueza.a Luego nace de un
3 El nornbre completo del manuscrito pictórico en cuestión es Códice Vindobonensis
l.
Para tales documentos utilizamos aqul los nombres con que se
designan en el corìtexto americanista. En cuanto a su interpretación, véase el
comentario de ANDERS & JANSEN & PÉREz JrMÉNEz (1992a), que debe leerse junto
corr los otros libros explicativos en la misma colección de códices mexicanos
Mexicanus
publicados por el FCE (Borgia, Laud, etc.).
r Sobre la
experiencia de tener un nalrual, "alter ego" o "animal-compañero", véase la
importante monografia de LópEz AuslN (1980, cap. I l). Los nonrbres calendáricos
de la segunda pareja son: Señor 8 Lagarto y Señora 4 Perro, que marcan un periodo
t5
gran cuchillo de pedernal el Señor 9 Viento euetzalcoatl, el
protagonista principal del códice, el que introduce el algodón y el
labrar piedras preciosas y oro, el gran nahual y maestro religioso, el
creador de cantos y de la escritura pictográfica misma, el que da vida
a la región mixteca y hace posible que los Fundadores de las dinastías
salgan del gran árbol de origen en el valle sagrado de Apoala.
En este relato, la salida del sol se sitúa entre el nacimiento de
esos Ancestros-Fundadores y su división en las cuatro direcciones,
donde dan nombre a los lugares y toman posesión, reproduciendo
simbólicamente el alba primordial por medio de la ceremonia del
Fuego Nuevo.5
Se ha conservado una síntesis de lo que debe haber sido un
"Popol Vuh mixteco" en la obra del dominico fray Gregorio García,
quien al principio del siglo XVII lo vio en manos del vicario de
Cuilapan. El análisis del texto sugiuere que se trataba de un
manuscrito pictórico con comentario en lengua mixteca, muy cercano
al Códice Vindobonensis. Por la primera oración, que parece ser un
citado directo, pensamos que
la mayor parte del texto
original
consistía en coplas con los paralelismos y difrasismos característicos
del lenguaje culto.6
"En el año y en el día
de la oscuridad y tinieblas,
dntes que hubiese días ni años,
estando el mundo en gran oscuridad,
que lodo era un caos y confusión,
estaba la tietd cubierta de agua:
sólo había limo y lama
sobre laJaz de la tierra.
En aquel tiempo, . . aparecieron visiblemente
un Dios que tuvo por nombre Un Ciervo [=] I/enadol
de diez días dentro del que caen varios días rituales ilnportantes colno 9 Viento,
Casa. ll Lagartija. I Venadoy2Conejo.
'- La imagen en Vindobonensis, p.23, parece
l0
especifìcar que el sol sale tiente a una
gran loma donde brota o corre con fuerza el agua salada, es decir: la costa del
océano. una variante del amanecer es Ia fertilización de la tierra por las flechas-es
decir, los rayos-de los Dioses Sol y Venus como acto que hace nacer a la primera
gente (Códice Selden, p. l).
6
La importancia del difrasismo como figura de estilo literario mesoarnericano ha sido
establecida por cARrBAy (197 l) y EDMoNsoN ( I 97 I ).
LA SERPIENTE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
l6
y por sobrenombre Culebra de León,
y una Diosa muY linda
Y hermosa,
que su nombrefuø Un Ciervo [=
y por robreno-bre Culebra de
I
Venado],
Tigre"'"
(Garcla, Libro
V' cap 4)
primera
"Ñayiu anahanuan nikayooni, Sí hubo gente en la época anrigua
ko tu iha Ndikandii,
pero no existió el señor Sol,
chimaayoo,tukuundijin. sino solamente Ia hma, no hubo nada
uan
ja nikana iha Ndikandii.
Kuu ja nikajahniyi maayi,
nikajani-inija ñuyiu nadtu nuu.
Te nikajahni maa ini tunchi,
,.tiempo" y sdnaø sayqvui es tanto "escura cosa" como "misterio". La
,,en el año y en el día de la oscuridad y tinieblas" se
frase completa
entiende, por eso, como "en el tiempo misterioso", es decir en la
epoca piimordial (in illo tempore). antes de que hubo cosa formada,
antes de que se iniciara la historia. En Alvarado encontramos también
la expresión "antes que oviese mundo"'. huatq quevui huata quitucø
ñuuñàyevui,que literalmente significa "todavía no nace (sale), todavía
no alranece el mundo".
ì
I
Te nikayuhu shraan ñayiu
chii kava, ini shrahva, yaha
nikakiu ñayiu,
nikajiniyi nuu iha Ndikandii
quien sä le quitó la tierrai, y estos decían haber salido del centro de la tierra
que llaman' anuhu' labismol... "
El alba primordial, como inicio de la cuenta de los días y por
la historia humana, aparece también como
concepto clave en la historiografía nahua. Con frecuencia
encontramos la referencia a la época oscura o nocturna, yohuaydn, en
el inicio de diferentes historias locales en los Anales de Cuauhtitlan:
"ynypanynynxiuhcahuitl
ynypannemiayn
chichimeca
Estetiempo
en que vivían los chichimecas
mitoa motenehua ca ocyohuayan. se dice que era la época nocturna.
yc mitoa yn oc yohuayan
Así se llanta, "época nocturna",
ca acatle yntenyo yntocd
porque no hubofanw ni nontbre,
catca
nenentinenca.
ayatle paquiliztli
çdn oc
nada de comodidad hubo,
solamenle como nómadas vivían."
(Lehmann, 1938, pp. 57-58)
Otro ejemplo del paso de Ia oscuridad ala luz se encuentra
en los relatos sobre el origen común de los tribus en Chicomoztoc, la
tipo de periodización se
actual puede ser
gobiemo
el
legitimizadores:
presta para fines
puede ser
sojuzgada
población
y
una
reinante
sol
el
con
conectaào
7 El mismo mecanismo opefa, por supuesto, en la antropología del imperialismo
moderno, que sitúra a loi puebios opiimidos en una fase "primitiva" de desarrollo
uan.
eso como inicio de
Observamos de paso cómo este
condenada a una época anterior, relegando todos sus derechos, hasta
su existencia, defrnitivamente al pasado''
uan,
visible.
Y esa gente se espantó nntcho
cuando salióel señor Sol.
Es Ete se mataron, se suicidaron:
pensaron que el mundo se iba a perder.
Y se maÍaron, metiéndose dentro de cuevas,
en peñas, en barrancas, en todas partes.
enÍraron las personas
cuando vieron al señor Sol. "
(texto registrado en Chalcatongo)8
"[Los mixtecos] ueían que antes que los dichos.señores fde
Apoalal coiquistasen està ilerra, hdbía en ella unos pueblos y a los
niorodir", de ellos llamaban'tay nuhu" l' 'ñanuhu'[hombre o rnujer del
abismo],1.'tainisino'[hombrequehuyó],1'tainisctiíiuhu'fhombrea
También la tradición oral de hoy día recuerda que con la
luz, los seres primordiales, habitantes extraños de la
oscuridad, se convertieron en piedra y en objetos de culto (ñuhu):
El carácter literario del texto original es demostrado por la
presencia de una serie contínua de difrasismos' Con la ayuda del
diccionario mixteco de fray Francisco de Alvarado (1593) podemos
interpretar varios de ellos'. quevui, cuiya, "año y día"' significa
Donde el Códice Vindobonensis marca la época gobernada
que descienden del árbol de Apoala con la salida del
príncipes
por los
mixtecas, como el Códice Nuttall, mencionan una
fuentes
otrás
sol,
población anterior, representada en la pintura como "Gente de
Þiedra": aparentamente son los que se convirtieron en piedras cuando
salió el sol y cuando fueron vencidos por los señores procedentes de
Apoala. Loi mismos vienen referidos por fray Antonio de los Reyes
en la introducción a su Arte en Lengua Mixteca (1593):
17
(cf. Faetan, 1983, y KupER, 1988). Otro ejemplo mesoamericano es descrito por
DURÁN (ll, p.24): pinturas que señalan dos géneros de gentes: una de "esta" parte
I
de la Sierra Nevada, que eran chichimecas, y otra al otro lado (puebla-Cholula), que
eran gigantes..
Compárese la versión registrada en San Miguel el Grande por DyK (1959, pp.3-5 y
I 7). así corno la leyenda de Apoala sobre los espíritus (ñuhu) que se convirtieron en
piedras cuando salió el sol (JANSEN, 1982, apéndice 4). Entre los rnazatecos se ha
conseryado intacto todo un ciclo de relatos semejantes (BoEcr, l98B).
7_
Le
Maaften JANSEN
18
y
cueva con siete recámaras, que a la vez es un topónimo mítico un
f
término metafórico para la matriz (Historia Tolteca chichimeca,
16r; Ruiz de Alarcón, Tratado VI, cap. l8). Este paso se menciona
como motivación y objetivo para los pueblos nómadas en su búsqueda
de tierras, identificándose el amanecer con el principio de un señorío
sedentario:
su Dios Camaxlle les decía que alzasen stt
noUo cle ser allí su permanencia, que adelante habían de
habían de amanecer y anochecer' dándoles a entender
pasar,'
'adonde adonde
habían de set señores supremos, y vivir con descanso y quietud;
'1tporque ansí mismo
real, que
,å
SgnpIeNTE EMPLUMADA
Y luego que nació la luz y el sol en el oriente,
aparecieron en ella
unos hombres gigantes, de deforme estaturd. .."
19
(l)urrin. 1967. II. p.l7)
Tal como para los mixtecos la victoria soble la Gente de
Piedra era la condición paÍa çreaÍ la estructura política vigente, la
civilización mexicana, según Durán, comenzó con la eradicación de
Ios gigantes:
"Muertas estas gentes
y
destruidas,
digo los gigonles, y
porque dice la metáfora: 'uncan tonaz, oncan tlahuiz' oncan yazque ayanxo
'nican'
irenos' aún no es
['adonde habrá luz, adonde amanecerá' allí
ahuyentados, edificaron estds otras gentes sus pueblos .t' t ituludt'.r, ilnty ct su
voluntad, sin ninguna contradicción ni pesadumbre, divitlit'ndt¡ sus Íérminos
unos entre otros, para conocer sus posesiones y tierras. t'slttntlo.ttt quietas y
(Muñozcamargo,en:Acuña l9s4'p'144)
(l)urrin. ll. p.25)
aquí'1"
TambiénlamanifestacióndelDiostribalHuitzilopochtlien
el Cerro de las Serpientes, Coatepec' es como el brote de luz después
de un prolongado periodo de tinieblas (Códice Azcatitlan, lám' VI;
véase Castañeda, 1991).
La historiografía nahua elabora el tema de la
creación
rnúltiple: hubo diferèntes amaneceres, diferentes creaciones o soles
suceslvos. En las edades anteriores a la presente vivían diversos seres
extraños, que, al acabarse su tiempo y al salir el sol de la siguiente
edad, se perdieron convirtiéndose en piedras, animales etc', y a veces,
cuando se trataba de seres de poder divino, también en objetos de
culto.
ElcronistadominicanoDiegoDurándescribeSuentrevista
con un anciano de cholula, "docto en sus antiguallas", quien le relató
el comienzo de la historia en términos muy semejantes a los del Popol
Vuh y del texto de Gregorio García:
" En el principio, antes que la luz ni el sol ftrese creado'
estabø esta tierra en obscuridad y tiniebla
y vacía de loda cosa creada
Toda llana, sin cerro ni quebrada,
cercada de todas Partes de agua,
sin
árbol ni cosa creada
sosegadas..."
Los gigantes, aquellos moradores de la prirnera edad
o
creación, fascinaban a muchos autores del siglo XVl. c¡ue no de.iaron
de mencionar los hallazgos de grandes huesos o dientcs como prueba
de su existencia. Aquí coincidieron las ideas rncsoarìrer¡canas y
europeas del siglo XVI sobre el tiempo antediluvial.
"Hubo en estd primera edad gigontes en (sl( !,(ti.\, o los que
llamaron 'Tzocuilicxeque', de tan desmesurada granlc:tr tyttt' ra.fìcre un
religioso de la orden de Santo Doningo, llamado./ì'a.r l'uln¡ ,l<' los Rías,
que es el que recopiló Ia mayor parle de esla p¡,rlttr(t, t¡ttt' t'io con sus
propios ojos un diente molar de la boca de uno de cllos, qtt( (tLonlrctron
los indios de Amecamecan andando adornando las cullcs lt' trt<t.rico en el
año de 1566 [error, debe ser 1556], aml pesó esle nti.tntt¡ religio.so.¡'pesó
tres libras menos unq onza. Lo han presenlado al I'irrc.t' I)t¡n Luis de
I/elasco y lo han visto otras personas, por el arul ¡nnlicnnr jtcgar la
grandem de estos gigantes, y así por otros huesos qtrt'.lirantn lrullados en
este país. "
(Códice Vaticano 3738, p. 4v. ('1. Sahagrin. Libro XI,
cap.7, y Menclicla. l,ibro ll. cap. l3)
La memoria histórica de los aztecas sitt¡aba la época
en el tiempo de los toltecas y chichirnecas (en el
fundadora
postclásico temprano). Pero la memoria de los toltecas a su vcz parece
haber remontado hasta la cultura clásica de Teotihuacan: es allí donde
se sitúa la primera salida del sol en diferentes versiones clel relato
cosmogónico:
" Mitoa in oc iooaian,
En la época de Ia oscut tufuul, sL' rclukt,
in aiamo tona, in aiamo llahui: cuando aún no hubo ltr. rttitt ttt¡ ttnrunecía,
L¡, SpnplpNrg EMPLUMADA
Maarten JANSEN
20
quilmøch,
se dice,
mocent la lique, mononotzq ue
se reunieron
in teteuh:
in umpa teutiuacdn,
q ui toque : q uimolhuique.
TIa xi oal hui ian, te teuie :
aquin tlatquiz? aquin
llamamaz?
in tonaz, in tlathuiz?
y
se
juntaron
no sólo como la antigua capital de un gran reino, sino también como
el origen, centro y modelo de una gran civilización y de la ideología
imperial correspondiente. Aunque en el Postclásico aquel sitio había
en consejo
los dioses
allí en Teotihuacan,
y hablaron, dijeron:
quedado en ruinas, siguió teniendo importancia como lugar de
'Vengan aquí, o dioses:
¿Quien se encargard, se responsabilizará
de que haya luz, de que amanezca?
"'
(Sahagún, Libro VII, cap. 2)e
Se trata del conocido relato en que el "buboso" Nanahuatzin
se tiró en la hoguera y se transformó en sol, sobrepasando en valentía
al príncipe rico y orgulloso, que no se atrevió a tirar en las llamas
hasta después y por eso quedó como luna.
Los Anales de Cuauhtitlan dicen explícitamente que
los
toltecas tenían su propia versión antigua:
"inin tonatiuh
Este sol,
iÍoca naollin
cuyo nombre (calèndárico) es 4
Movimienlo,
es nueslro sol (época)
en que nosotros vivimos ahora.
Y este sol apareció aquí
en la cumbre,
en la hoguera divina del sol,
allí en Teotihuacan.
Este también era el sol
de Topiltzin Quetzalcoatl de Tnla.
ye te huantin totonatiuh
in tonneimi axcan
auh inin inezca in nican
ca inic tleponhuetz in tonatiuh
in teotexcalco
in oncan in teolihuacan
ye no ye itonatiuh cdtca
in topiltzin in tollan in
quetzalcoatl
auh inin ayamo tonatiuh
itoca caÍca nanahuatl
in in
Pero todøvía no era el sol
llamado Nanahuatl... "
(Lelrrnann, 1938, pp.340-341)
Teotihuacan
fue descrito por los autores coloniales-de
acuerdo Çon sus conceptos renacentistas-como "otra Roma", es decir
')
Sahagún mismo tradujo:
"decían que antes que hubiese día en el mundo que sejuntaron lo.s dioses en aquel
lugar que se llama Teotihuacan, que es el pueblo de San Juan. . . dileron los unos a
los otros dioses: '¿Quién tendrá cargo de alumbrar el mundo?' ".
Es interesante notar que este modelo fue imitado por los ancestros cua¡rdo quisieron
establecer una estructura socia[:
"entraron en consulta, donde trataron lo sigriente diciendo: 'l/endrá tientpo
para el regimiento de esta república..."'(SAHAGúN, Libro X,
cuando hay luz
cap. 19, $ l2).
21
oráculos
y
como punto de refencia simbólica en los rituales
(cf. Acuña, 1986, p. 232 ss.).
Ruiz de Alarcón introduce su versión-la que corresponde a
la religiosidad del campo-con una interesante observación sobre las
implicaciones en cuanto al ethos social:
" Había dos mundos o dos modos de gentes. El primero en que el
género de hombres que tuvo se transmutaron en animales y en sol y en la
luna-y así al sol y luna y animales atribuyen anima racional, hablándoles
para sus hechicerías como si entendiesen, llamándolos e invocándolos con
otros nombres para sus conjuros. . .
Y parafundar Ia adoración del sol cuentan una.fdbula al ntodo
del metantorphoseos de Ovidio, qtte referen brevenrcnle. Dicen pues que
para transformarse los de aquel siglo en las cosas que ellos mismos habían
de ser en el segundo, habiendo de ser la tranqformación según los núritos
de cada uno, se mandó hacer una muy grande hoguera, pdra que después de
muy encendida, probándose en ella adquiriesen nérifos para la dicha
lransÍormación, con ley establecida que
alcanzarían honra
siglo segundo..."
y
excelencia
y
por
medio de aquel .fuego
quedarían señores de
lo uperior en el
(Ruiz de Alarcón, Tratado l, cap. l0)
Como vimos, este tema del amanecer se presenta en
la
historiografía mesoamericana cada vez cuando se trata del inicio de la
fase humana de la historia o concretamente de un señorío. Lo
encontramos también en las palabras que los sacerdotes dirigían al
nuevo rey azteca durante la ceremonia de su entronización:
" ln axcan: aÍ ie nellaxcan
otonac, otlathuic,
omomanaco in lonatiuh
Ahora verdaderamenÍe
comenzó a brillar, anruneció,
se nanfestó el sol,
ollanez:
ca opitzaloc omamalioac
in cholchiuhtli, in maquiztli,
in leuxiuitl:
oiol, otlacqt,
oxoilac, ocuepon,
se aclaró,
porque se labró, se perforó
la piedra preciosa, el hrazalele,
Ia lurquesa divina,
se.formó, se hizo homhrc,
brotó, se abrió como.flor,
LA SERPIENTE EMPLUMADA
Maarten J¡.NsrN
22
otnoqtrclzdco
itt
oall. in tlauilli
in upkt: in tepepiaz
y salió
la antorcha, la luz [el rey sabio],
que guardará el aguay la montaña (la
comunidad)... "
(Sahagirrr, Libro Vl, caP.4)
En utla secuencia de varias
En el relato cosmogónico de Teotihuacan se manifiesta este
fenómeno en el detalle que el sol salió primero en cada una las cuatro
direcciones: Occidente, Sur, Nofte, y al final en el Oriente. Ruiz de
Alarcón documenta cómo este principio era considerado la base de la
vida ritual popular:
creaciones sucesivas, la
" En esta historiø fabulosa. .. vajundado lo más de lo que hoy los
indios hacen en sus idolatrías al sol, llevdndole ofrendas a punto de salir o
las cumbres de los montes y cerros y a los estanques de agua.
Lo segundo, la costuntbre y supersticiosa det'oción de guardar el
fuego en el aposento de las paridas por cuatro días confíttuos, sin sacar el
humanidad suele penenecer a la última, la actual. Pero cuando se
quiere señalar diferentes "etapas evolucionistas" de la humanidadfases culturales, imperios sucesivos etc.-puede ser que la humanidad
ya apareció arltes, de modo que una cultura antigua se situa bajo un
.fttego.
sol anterior. De hecho, cada pueblo, cada cultura y cada reino tenía su
propio amanecer. A su vez, la calda de un reino anterior puede tomar
bautizada. Esta idea está presente en la introducción del Popol Vuh
cuando se dice "e.sto escribimos dentro de (la época de) la palabra de
Dios, en al cristianismo". Como consecuencia lógica, los grandes
reyes prehispánicos, ejemplificados por Moctezuma y Tecúm Umám,
se convirtieron en dioses subterráneos.
Asi, con la necesidad de incorporar en la historia una gran
cantidad cle grupos étnicos, señoríos vecinos y civilizaciones
sucesivas, se concibió una multiplicidad y una estratigrafía de edades
o amaneceres. Dada la importancia de los cuatro puntos cardinales
alrededor clel centro como principio organizador en la cosmovisión y
Mesoamérica, no es de extrañarse que
de los soles, asociados con
una
cuadruplicación
encontrarnos
en la vida ritual de
diferentes segmentos espacio-temporales.
..
Lo tercero, que usqn del número cuolro en lodas sus
y ritos idolá*icos, cottlo es las inn(laciones que hacen
supersticiones
las características del fin de una creación. Así los toltecas se
consideraron "lriios del sol", es decir el equivalente del término
quiclré zaquil ul, zaquit qahol (Durán, II, p' 14), pero cuando cayó
Tula, su cultttra quedó ubicada en un "sol anterior" y-ul igual que
los seres de la Oscuridad ante la primera salida del sol-sus
habitantes se perdieron en abismos, barrancas y subterráneos y se
petrifìcaron (Vaticano 3738,pp.8v-9r;Sahagún, Libro III' cap' 7)'
f)e esta manera la conciencia popular incorporó también la
incisión política-religiosa producida por la conquista española'. la luz
del evangelio cs el marcador simbólico del parteaguas cronológicocultural y clel inicio de una nueva época, en la que la gente iba a ser
23
aøndo conjuran e invocan al demonio los hechiceros y .þlsos núdicos,
cuya causdjamas pude rastrear hasta oí la historia de la espera del sol. Y
por la ntisma razón los cazadores, quando arman lazo.s para cojer venados,
dan atatro gritos hacia las cuatro partes del mundo, pidiendo.favor, y
ponen cualro arcrdas atravesadas sobre una piedra.
Los flecheros llaman cualro veces a los venados . . .
Ponen a los difuntos una vela cualro días arreo en la sepuhura y
otros echan en ella un cántaro de agpta cuatro días arreo.
Y ultimamente enlre ellos es venerado el ntînero de cuatro. "
(Ruiz de AIarcón. Tratado I, cap. l0)
E,n el plan cronológico los cuatro "soles" son considerados
como edades o creaciones sucesivas, que en la literatura colonial se
presentan de manera análoga alaperiodización cristiana de la historia
(de acuerdo con las épocas distinguidas en la Biblia). El ejemplo más
claro se encuentra en el Códice Vaticano 3738 ("4") y en la Leyenda
de los Soles (Lehmann, 1938). Cada edad tenía su rurnbo y su Dios
patrón,
su comida y su color, su destino
específico,
y
una
combinación de fechas sagradas.
Cada creación también llega a su fin, destruyéndose de una
manera específica.
El Códice Vaticano 3738-un documento colonial-distingue:
l. la edad blanca de Chalchiuhtlicue (Diosa del Agua), destruida por
inundaciones, de modo que las gentes se convertieron en peces,
2.
la edad amarilla de Ehecatl (Dios del Viento), destruida por
vientos fuertos, de modo que las gentes se convertieron en
monos,
L¡
Maarten JANSEN
24
3.
la edad roja de Xiuhtecuhtli (Dios del Fuego), destruida por
4.
incendios, de modo que las gentes se convertieron en aves,
la edad negra de Xochiquetzal (Diosa del Placer)' destruida por
bailes y vicios, de modo que las gentes se cayeron en el abismo'
En esta presentación tardía se observa la influencia de la
doctrina europea de los cuatro elementos: agua, fuego, aire y tierra' La
interpretatio christiana favorece el diluvio bíblico como paralelo:
también fue la destrucción de una creación anterior y marcó el fin de
una época (antediluvial), a la que se atribuyeron los fósiles y otros
restos inexplicables en aquel entonces. De ahí que fray Gregorio
García termina su resumen del relato cosmogónico mixteco con decir:
"Concluyendo con que después de haber referido los hijos e
y mujer, )' las cosas que
hicieron, rtdoncle tuvieron sus asienlos y ntoradas, las obras )' e.þclos qtte
les atribuyeron, dicen los indios que hubo un diluvio general, donde nuchos
dioses se ahogaron. Después de pasado e! diluvio, se comenzó Ia creación
del cielo y la tierra por el dios que en su lengua llamaron Criador de todas
las cosas. Restøuróse el g)nero humano y de aquesta ntanera se pobló aquel
hiios que tuvieron aquellos Dioses, marido
reino
ntixteco
Referencias
a
(García. I-ibro V, cap. 4)
seres
o dioses que existieron "antes del
diluvio" hay que interpretarlas como calificaciones que los sitúan en
el Otro Mundo, in illo tempore, enla época primordial de la creación
del cosmos. De este modo el diluvio se vuelve un marcador del inicio
de la historia, al igual que el primer amanecer. Así, por ejemplo,
Chichén ltzâ es descrito como: "población antiquísima y, según la
cuentct cle los indios, la primera que después del Diluvio se pobló en
estas provinclas" (De laGarza, 1983,p.426).
Las versiones precoloniales del tema de los diferentes soles
probablemente enfocaron el simbolismo de las cuatro direcciones, que
es también el principio estructurador del calendario cíclico
rnesoalnericano. Así los portadores de los cuatro períodos de trece
años (que conforman el "siglo" de 52 años)-l Caña, I Pedernal, I
Casa y 1 Conejo-se distribuyen por las cuatro edades' Los aztecas
(en el Postclásico tardío) situaban su reino en el Quinto Sol, cuyo día
(y nombre calendárico) era 4 Movimiento y colocaron Tula (la
civilización anterior del Postclásico temprano) con su famoso
SEnpIeNTE EMPLUMADA
25
sacerdote-rey Topiltzin Quetzalcoatl en la edad anterior, asociada con
día-y portador del año-1 Pedernal (Vaticano 3738, p.7r).
A partir de tales fechas sagradas se calculaba, conforme el
modelo interpretativo cristiano, largos períodos de años. Las edades
mencionadas en la Leyenda de los Soles, por ejernplo, parecen ser
derivadas de la unidad ideal y simbólica de 13 x 52 : 676 años, es
decir de una cantidad completa (13) de "siglos" mesoarnericanos (de
52 años). El término nahuatl para "edad" es tzontli, "(cabeza con)
pelo", representado en el Vaticano 3738 por un rnanojo de pelo
anudado. El mismo término se usa para representar el número de 400.
De ahí se produjo una confusión: los "años de la edad" fueron
pintados como mosáicos de turquesa (ya que xihuitl signifìca tanto
"turquesa" como "año) con el símbolo del pelo, de modo que un año
del tzontli se pudo interpretar también como una surna de 400 años.
Consecuentemente el intérprete del Códice Vaticano 3738 leyó los l3
rnosáicos (años) del tzontli cada vez como periodos de l3 x 400 años
y atribuía al Cuarto Sol, por ejemplo, una duración de l3 x 400 + 6
(puntos adicionales) : 5206 años.
el
Parece que tales reinterpretaciones cronológicas de la
cosrnovisión ya se produjeron en la época precolonial y que fueron
elaboradas aún más bajo la influencia de la visión cristiana de la
historia. De paso sea dicho que un fenómeno semejante se ve en la
cultura andina, que emplea el concepto del paqarina o "amanecer"
para designar el punto o momento (del tiempo y/o espacio) en que un
grupo humano, un pueblo o un linaje entra en la historia. Allí también
este concepto funciona como incisión, que perrnite subdividir y
categorizar
el
pasado. Tanto Guaman Poma como Garcilaso
rnencionan una secuencia de edades, equiparada globalmente con la
secuencia cristiana. Es interesante observar que alnbos autores
evaluan de manera opuesta el proceso histórico de esas edades. El
mestizo Garcilaso, educado por la nobleza incaica, distinguió tres
edades: una primera de barbarie, luego la segunda edad, que era la de
los incas, de cultura muy avanzada, y la tercera, que era el
cristianismo. La idea de que los incas habían introducido el orden y la
civilización parece haber formado parte de la ideología imperial
prehispánica. Encontramos aquí una sirnbología similar a la de
México: el origen de la dinastía en la cueva del arranecer (Pakariq
tarnbo) y el mandato del Dios Sol, simbolizado por su cetro real. por
LA SERPIENTE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
26
otra parte, Guaman Poma, procedente de la nobleza indígena de una
región sojuzgada por los incas, habla de un progreso cultural durante
cuatro edades sucesivas, pero califica la quinta, la de los incas, como
tiempo de decadencia y perversión.
Regresemos a Mesoamérica. Argumentamos que en el plan
cronológico la salida del sol, el amanecer del primer día, marca
simbólicamente la separación entre la historia humana y la época
primordial, entre lo temporal y lo eterno. Se trata del paso de una
condición a otra, como un nacimiento o tlna toma de consciencia. En
cierto sentido podríamos comparar esta dicotomía con la que en el
pensamiento occidental existe entre la esfera pritnaria de lo
emocional-irracional y la secundaria de lo racional-lógico. El paso
filosófico hacia un modo de pensar que da prioridad a la razón sobre
los sentimientos religiosos también es designado con las rnetáforas de
"llustración" y "siglo de las luces"' Esta cornparación encuentra
apoyo en la definición azteca del sabio como "lumbre o hacha grande,
espejo luciente y pulido de ambas pattes", que con su consejo
"alurnbra a los demás", (Sahagún, Libro X, cap. 8).
El
"nacirniento"
alnanecer mismo
se conviette en nletáfora
o "manifestación", como podemos ver en el
de
conjuro
para enamorar en que un muchacho se identifica con tll.l aspecto de
Tezcatlipoca y se introduce como:
" Nonatca nelnnll,
nitelpochtli, niyool!,
Yo, ntisno,
yo eljóven, yo la guerra,
nonitondc'nonittathuic """"'({,,T'{:;åiäIiîr^n^¿.rV.cap.2)
Así la oposición binaria
día-noche opera e11 diferentes
planes, separando lo visible de lo invisible, el ser del no-ser, lo
conocido y conocible de lo no conocido y no conocible' lo humano de
lo divino. De ahí que el carácter de los dioses-especialmente del
dios suprerno Tezcatlipoca-es descrito en nahuatl con el difrasismo
"noche y aire" (yoatti ehecatf), es decir "invisible y no palpable"
(Sahagún, Libro VI, cap. l).ro
ro lln cl sincretisnro de la medicina tradicional, la dicotomía prehispánica luz-oscuridad
sc cotnbinó con la teoría de Hipócrates y fìre traducido en la conrpletnentaridad dc
"lo fiío" y "lo caliente" (véase LÓraz AusrlN, 1980).
27
Lo nocturno ('tohuayan) también es donde mora el alma del
aún no nacido (Sahagún, Libro III, Apéndice, cap. 4). Hay que tomar
en cuenta que el concepto mesoamericano del dia (quih en quiché,
tonalli en lengua azteca) refiere no solamente alaluz y al calor como
rnanifestaciones de la fuerza del sol, sino también al nacimiento del
individuo dentro del año mántico, al nombre calendárico, y por lo
tanto al carácter y destino de las personas. El calendario mismo
adquiere así un carácter liminal: la cuenta sagrada de los 260 días
(tonalpoalli) estructura el mundo de lo visible y alavez tiene función
rnántica, determinando el destino, la influencia de los poderes divinos
sobre la vida humana.
El cosmograma pintado en la famosa primera página del
Códice Fejérvàry-Mayer, nos presenta el mundo temporal y la fuerza
rnisteriosa del exterior en un plan "geográfico". Entre ambas esferas
corre una banda larga en forma de un signo de cruz de Malta con
pétalos,
en la que se situan los
trecenas
del año
sagrado
mesoamericano (tonalpoal/l), representando el curso infinito del
tiempo: encierra el cosmos con sus cuatro direcciones (árboles), sus
dioses patrones, sus trabajos en el campo y la suerte de los humanos.
Desde afuera fluye
la
sangre vivificadora de Tezcatlipoca, dios
majestuoso y misterioso, sacrificado.l
I
También el arriba citado relato cosmogónico de Teotihuacan
refiere al sacrificio que hacen los dioses: ellos tnueren y dan su sangre
para que el sol se mueve y haya vida en la naturaleza. De ahí que
también el ser humano tiene que realizar sacrificios de sangre, en
reciprocidad, para alimentar a los dioses y contribuir a la corriente
cíclica de energía (sangre, luz) que mantiene el universo. El sacrificio es
el acto que pone en contacto ambos mundos. La resultante permanencia
y fertilidad cósmica es expresada por rnedio del símbolo del árbol: el
árbol primordial que fue levantado para cargar el universo (Garibay,
1979, p.32), los cuatro árboles que caracterizan las cuatro direcciones
(Fejérvàry-Mayer, p. l), el árbol del linaje y del origen de las dinastías
'
'
Para un análisis detallado de esta página, véase el comentario dc An oens
& PÉREZ JrMÉNEz (1994).
&
JANSEN
La SgRpIeNTE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
28
(Vindobonensis, p.37), etc. Es con un árbol, por eso, que se identifica
tarnbién el gobiemo del buen rey (Sahagún, Libro VI, cap. 43).t2
En Mesoamérica tanto las personas como los señoríos tienen
su día, que les da su lugar en el orden cósmico del calendario. Tal
corno hoy la fiesta más importante en el pueblo es la del Santo patrón,
en la antigüedad se celebraba una fecha especial que contnemoraba la
fundación, el primer amanecer, el Ancestro Fundador o Dios Patrón,
el Corazón del Pueblo (altepetl iyollo), cuya reliquia o manifestación
era el Envoltorio Sagrado. El ritual asociado era el taladrar del Fuego
Nuevo,
a
imitación de
la
primera luz. Esta ceremonia
está
ampliamente documentada para los aztecas, que la solían celebrar
para rrarcar el fin del "siglo" de 52 años. En el Códice Vindobonensis
toda una serie de ceremonias del Fuego Nuevo determina las fechas
sagradas (de creación y por eso de culto conmemorativo) para los
señoríos de la Mixteca.r3
La razón porqué se
asocia determinada fecha
con
determinado lugar muchas veces nos escapa. Posiblemente hubo una
rnultiplicidad de razones, tanto en el campo de Ias asociaciones
sirnbólicas de las fechas en el calendario Inántico y las fiestas de
Dioses Patrones, como en el de la casualidad histórica (nombres
calendáricos de los fundadores de linajes, acciones o molnentos que
se querían conmemorar, etc.). También es posible que los términos
calendáricos permitían juegos de palabras sugestivos y asociaciones
fonéticas, como es el caso entre los quichés actuales (cf. Tedlock,
1982). Por ejemplo, I Pedernal, ce tecpatl, se asocia con la gran Tula,
yn ueycan Tollan centecpantli (Historia Tolteca Chichimeca, $ I I ), lo
que sugiere que el día ce tecpatl, I Pedernal, connota precisamente el
concepto centecpantli, "gran reino integrado" por stt semeianza
fonética.
29
En cuanto al análisis de las fechas en este sentido, sin
ernbargo, hay que ejercer cautela, ya que la presuposición de una
asociación fonética-metafórica determinante nos puede llevar a mucha
especulación sin fundamento real, o al menos sin posibilidad de
verificación.
En su
estudio
de las fechas sagradas del
Códice
Vindobonensis, Marc King (1990) va muy lejos en ese camino y
sugiere que los signos calendáricos funcionan como un sistema de
escritura fonética en que las referencias calendáricas deben leerse
como breves frases poéticas. Hay que tomar en cuenta que los
términos del calendario mixteco constituyen un lenguaje esotérico
especial, diferente del mixteco común. Reconstruyendo estos términos
y
leyendo sus valores fonéticos como si fuesen un discurso en
mixteco normal, King cree descubrir un texto oculto. Por ejemplo,
junto al árbol sagrado de origen se ve la fecha 13 Conejo 9 Caña
(Vindobonensis, p.50). Tomando en cuenta la separación del número
13 en 5+5+3 puntos,
"
la fecha como una copla:
(si-sayu)
(cu-sayu)
(co-sayu)
(a) I 3-Rabbit
(b) S-Robbit
(c) 3-Rabbil
Para el día
King lee
male genitals are introduced/ingested
male genitals descend
nrule genitals are sealed in place"
9 Caña (Que huiyu) King encuentra varios significados:
" the body of the ntilpa
the sottn milpa
the nùlpa that vill ripen"
(King, t990, p. 148)
El procedimiento de leer esta y otras fechas como frases de
lenguaje figurativo, hace pareja con las obsoletas teorías astralistas
(de autores como Kreichgauer y Barthel) que, al inverso, buscaban
desglosar las imágenes pictográficas como números de cálculos
astronómicos cifrados.la La base de ambas interpretaciones es la
presuposición
de que la pictografía no sea una escritura de
y unívoca, sino un conjunto de codificaciones
representación clara
r2
't
Sobrc el sinrbolisnro del árbol véase tanlbién el r;xtenso estudio tlo LÓPËz Aus'r'lN
(1994). Su inrportancia cn la ideología maya ha sido analizado rooientemente por
varios autores (por e.jenrplo FREIDEL & ScHELE & PARKER. 1993). lìstc tctna ya cstá
lrresente en la icorrogralÌa ohneca (Con et.al.. 1995\.
l'ara el concepto del tiernpo no-duracional con sus fbchas sagradas ("lbchas zero") en
la historiogratìa rnixteca véase JANSEN (1988), y para la ceretnonia azteca del Fuego
Nuevo ANoens & JANSEN & REYES GARciA (1991).
esotéricas. Consecuentemente la lectura de las escenas se transfonna
en el "desciframiento" de un sentido oculto,
rt
y
se introducen en el
Para una reseña crítica de la interpretación astralista, véase ANDERS
(1994), así como ANoenS & JANSEN & PÉREZ JtMÉNEz (1994).
&
JANSEN
LA SERPIENTE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
30
rnétodo de la interpretación los malaberismos conceptuales propios
del ocultismo.
En cuanto al ejemplo citado, más que una crítica abstracta
general tal vez puede convencer una aplicación concreta en una
situación anáioga bien conocida y verificable. El significado de las
fechas sagradas mixtecas es comparable con el del día 4 de julio para
los Estados Unidos: en ambos casos se trata de un día de carácter
simbólico, que recuerda la época de la fundación y prescribe una
ceremonia conrnemorativa anual. Leyéndola
del descriframiento de valores
de acuerdo con
el
fonéticos ocultos, nos
quedaríamos con el puro valor fonético'. Íheþurth ofjuly, que, con un
rnétodo
ligero cambio de la pronunciación del inglés, se podría entender como
the force of 'you lie', es decir "la fuerza de (que) mientes". La
consecuencia de aplicar tal método nos llevaría entonces a la
afirmación-absurda, por supuesto-que Ia fecha simbólica de los
Estados Unidos expresa la idea que el poder irnperialista debe estar
fundado sobre la mentira.
No se debe negar las posibles irnplicaciones sirnbólicas
de
las escenas pintadas, sino todo lo contrario, hacer hincapié en que tal
implicación se debe demostrar a través de un análisis iconográfico
pormenorizado. La fecha analizada por King también se coloca junto
a la diosa 9 Caña (cf. Vindobonensis, p. 33) y, por eso, parece ser
precisamente la fecha sagrada de aquella deidad. El año l3 Conejoúrltimo del siglo (anterior)-parece referir a la época de la fundación:
Año 13 Conejo, día2 Yenado, por ejemplo, se asocia tanto con el
árbol de origen como con la primera salida del Sol en el rnismo relato
(Vindobonensis, pp. 37 y 23).ts El día representa directamente el
nombre calendárico de la diosa 9 Caña, que en un hueso labrado de la
Tumba 7 de Monte Albán (203 i) nace del árbol. Su asociación
principal no parece ser con la milpa, sino con peligros sirnbolizados
por las serpientes entrelazadas en su cabello y los cuchillos en su
falda (cf. Códice Nuttall, p. 5l ). En cuanto a sus atributos, esta deidad
se asemeja a la ltzcueye-ltzpapalotl y a la Tlazolteotl del panteón
rt Nótese que el día 2
Venado sigue al día
I
Muerte, que es el notnbre calendárico del
Dios Sol (segirn el diccionario de Alvarado)
y a la vez
parece connotar tlna
refèrencia a la pareja primordial de los "dos I Venados". es decir el Serìor I Venado
y la Señora I Venado, mencionados tanto por Gregorio García cotno por el
Viudobonensis (p.5l).
3l
nahua (cf. los códices Borgia, p.41, y Fejérvàry-Mayer, p. 17, así
como el inicio de la Leyenda de los Soles).
La olra fecha junto al árbol en el valle sagrado es el Año 3
Casa día 7 Lluvia. El día I Lluvia es Saco en el vocabulario
calendárico mixteco, pero King difiere de ello, sin darnos la razón
porqué, y reconstruye sa(dzø)vui, lo que traduce como "make rain".
El contexto del códice mismo, sin embargo, no lo relaciona con
lluvia, sino con el Señor '7 Lluvia, que junto con el Señor 7 Aguila
posteriormente recibe las instrucciones del héroe cultural Señor 9
y hacer nacer a los AncestrosFundadores. Podemos çaracterizar el status de ambos con el término
nahuatl de tlamacazqui, que significa alavez "sacerdote" y "espíritu"
(véase la obra de Ruiz de Alarcón). Son pintados como sacerdotes-
Viento para labrar ese árbol
guerreros y parecen representar la fuerza espiritual de los días 7
Aguila y 7 Lluvia respectivamente. La combinación es interesante: 7
Aguila es un día ritual de gran importancia para la dinastía mixteca de
Tilantongo y 7 Lluvia es el día ritual del Dios Xipe, el Patrón divino
de la dinastía zapotec,a de Zaachila. Estas dos dinastías habían entrado
en una importante alianza matrimonial y obviamente el autor del
Vindobonensis-documento de Tilantongo-quiso poner los días
sagrados de ambas en su relato de la creación. La presencia de 7
Lluvia es constante, pero 7 Aguila puede ser reemplazada por otra de
las muchas fechas sagradas mixtecas, como en el caso discutido arriba
por 9 Caña.
Sin pretender que estos datos resuelvan todo el enigma de las
fechas junto al árbol de orígen, sí considero que cualquier esfuerzo
interpretativo debe partir de allí.
El tiempo es a la vez físico o duracional-el transcurso
de
los días con que se mide la duración de la vida humana-y
conceptual, lleno de significado religioso, por las referencias
simbólicas al mundo de los dioses y de los ancestros, a los momentos
de la creación y de la historia sagrada. Ambos aspectos se encuentran
en la extensa descripción de fray Bernardino de Sahagún: el orden del
calendario es comparado con el de las piedras en un muro o el de las
joyas de un collar, mientras que su carâcter misterioso y mágico es
expresado por medio
de la palabra a^eca nahuallotl, "asunto
de
nahuales". Efectivamente es através de la experiencia nahualística (de
LA SERPIENTE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
J¿
compartir la vivencia, el carácter y el destino con uno o tnás animales
u otros seres en la naturaleza) que el ser humano puede transcender
sus límitos físicos y entrar en el ámbito de los dioses. Corno sueño, el
nahualismo es parte de la cotidianidad, pero evocado conscientemente
y rnanipulado por los especialistas religiosos se convierte en un
verdadero éxtasis shamánico.
Varios símbolos se usan para representar este trance,
especialmente serpientes, ya que éstas aparecían en las visiones. El
franciscano
fray Toribio de Benavente Motolinia fue uno de
los
primeros cronistas que documentó la experiencia visionaria provocâda
por el consumo ritual de hongos alucinógenos:
"Tenían otra manera de enúriaguez que los hacía más crueles, y
ere con unos hongos o setas pequeñas, que en esta tierra las hay como en
Castilla; mas los de esta tiefta son de lal calidad, que comido.s crudos y por
ser anlatgos, beben ftas ellos o conrcn con ellos un poco de ntiel de abejas;
),de allí a poco ratò veíatt ntil visiones, en especial utlebras, ¡'conto salían
.fuera de Íodo sentido, parecíales qtte las piernas y el cuerpo lenían lleno de
gusonos que los comían vivos... A esÍos hongos llaman en n lengua
Íeunanacatlth, que qttiere decir carne de dios, o del dentonio que ellos
adoraban: y de la dicha manerd con aquel amargo manjar su crttel dios los
contulgaba. "
(Motolinia, 1969, p. 20)
Más tarde, Nuäez de la Vega (1702) describió
la
sobrevivencia de esta práctica entre los tzeltales, cuando se trataba de
iniciar a un novicio en el trabajo del especialista religioso ("maestro"
o curandero):
"En algunas provincias usan, para aprender aqueste ofcio de
poner al dicípulo sobre un horntiguero de hormigas grandes, y puesto el
Maestro encima, llanm a ttna aiebra pintada de negro, blanco y colorado,
que llanrun madre de las hormigas; la cual sale acontpoñada de ellas y
otros culebras chiquillas, y se le van entrando por las co)nmturas de las
manôs, conenzando por la izquierda, y saliéndoles por la.s narices, oídos y
coyunluras de Ia derecha; y la mayor, qtte es la culebra, dando saltos se le
entra, y le sale por la parte posterior, y según van saliendo se van enlrando
en el hormiguero. Después lo lleva al camino, donde le sale al encttentro un
.feroz dragón a modo de serpiente, echando fuego por la bocct. y ojos, y
abriéndola se lraga al tal discípttlo, y lo wtelve a echar por la parte
prepostera del cuerpo; y entonces Ie dice su Maestro que ya eslá enseíiado"
(Aguirre Beltrán 1963, p.283)
En el arte antigua hay muchas referencias a tales serpientes
de visión, siendo el ejemplo más ilustrativo el capítulo del Códice
33
Borgia (p. 36) que describe cómo una serpiente de viento y noche sale
y devora al sacerdote que, con los ojos
de un Envoltorio Sagrado
cerrados en hance, va nadando en el vacío. Una representación similar
de la experiencia visionaria encontramos en el Rollo Selden: la cueva
de origen (Chicomoztoc) es calificado como un lugar nahualístico (un
sacerdote baja como xiuhcoat[) y de allí sale un cargador del
Envoltorio Sagrado (teomama) y va por un camino oscuro de estrellas
y cuchillos, es decir por una vía espiritual, de trance nocturna,
resultado del autosacrificio.
Otros ejemplos son los famosos relieves de Yaxchilan que
muestran cómo el autosacrificio provoca una visión en que se
lnanifiesta el espíritu ancestral (cf. Freidel & Schele & Parker, 1993).
De hecho encontramos muchas representaciones semejantes de
serpientes de cuyas fauces emergen personajes.
La
serpiente llegó
a ser empleada colno signo de la
experiencia visionaria, para marcar la frontera y el contacto entre el
mundo humano y la esfera de lo sagrado. Por eso en la arquitectura
religiosa precolonial, hay relieves o cercos en forma de serpientes
(coatepantli) alrededor de los templos y pirámides. Por eso serpientes
de nube y noche-fuerzas nahualísticas misteriosas envuelven el
árbol de origen de la dinastía de Jaltepec (Códice Selden, p. 2) o el
sitio donde se taladra el primer fuego (Rollo Selden). Por eso es un
Coatepec, "Cerro de Culebras", donde nace o se manifiesta
Huitzilopochtli, y por eso el Templo Mayor de Tenochtitlan
reproduce en forma monumental aquel cerro.
Encontramos en esta función serpientes comunes, pero
también serpientes especiales, que generalmente tienen un cargo
simbólico aún más fuerte.
La "serpiente de fuego" (xiuhcoatl en lengua azteca,yahui en
mixteco)-la bola de lumbre en que se transforman los sacerdotesnahuales poderosos-representa la fuerza nahualística divina y
apareÇe como nahual y "arma" de Huitzilopochtli. Lo encontramos,
por ejemplo, en el famoso monumento conocido como Piedra del Sol
o Calendario Azteca en el Museo Nacional de Antropología en la
Ciudad de México. El elemento central es el signo de la edad actval,4
Movimiento, con la cara del Dios Sol (Tonatiuh) en el centro, rodeada
por los nombres calendáricos de los cuatro soles o edades anteriores.
Le SeRpl¡NrE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
34
glifo está dentro de un círculo compuesto por los veinte
signos básicos del calendario y colocado dentro del disco brillante que
es el sol. El total es cercado por las dos serpientes de fuego, que hacen
expfícito su carácter de nahuallotl.
Este complejo
Otra figura serpentina importante del panteón
mesoamericano es Cihuacoatl, la "Mujer-Serpiente", diosa asociada a
la vez con los nacimientos y con la muerte, con el inframundo y el
Templo Oscuro que lo representa (Tlillan en nahuatl, Vehe Kihin en
mixteco).16 Su carácter liminal se manifiesta claramente durante el
parto, momento de creación pero también de peligro mortal: guía a las
mujeres en esta batalla y lleva consigo a las que mueren en ella:
"cuix â tomicca
in ticioatzilzinti
ca toiaoiouh:
ca uncan miquiztequiti
in Cioacoatl,
in Quilaztli, in Tonantzin.
Acaso [el parto] no es nuestra mortalidad,
de nosotros las mujeres,
porque es nuestra batalla,
porqtte allí echa su tributo de muerte
la Cihuøcoatl,
Quilaztli, Nuestra Madre. "
(Sahagún, Libro VI, cap. 33)
Como Cihuateotl-Mujer Divina-es la madre que
ha
rïuerta durante el parto y que ha sido deificada. Como Citlalcueye o
Citlalicue, "Ella con la falda de estrellas", es diosa de la Vía Lâctea y
desempeña el papel de la Gran Madre en la pareja creadora (Garibay,
1979, p.109). Su conexión con la experiencia visionaria consiste en
que el "cuerpo" o la "creación" de Cihuacoatl-Citlalcueye es el tabaco
alucinógeno, el piciete, la potente nicotiqnq rustica (Mendieta, Libro
II, cap. l9 y Ruiz de Alarcón, Tratado II, cap. 3 ss.).
Pero el personaje serpentino más conocido y más complejo
es, sin duda, Quetzalcoatl. El nombre mismo, "Serpiente con plumas
de quetzal", es una metáfora para "remolino de viento" (sinónimo de
Ehecatl, Dios del Viento), y, como tal, designa un poderoso nahual: in
vei naoqlli (Sahagún, Libro III, cap. 3). Para toda Mesoamérica es la
figura crucial que se situa precisamente en el paso de la oscuridad a la
Iuz, en el proceso creativo del universo y en el umbral de la historia.
En un nivel simbólico representa la experiencia nahualística misma
que, como área liminal de las transformaciones, conecta ambas
esferas. Las plumas de quetzal, como elemento precioso y emblema
de la nobleza, Io asocian con los gobemantes y, en particular, con los
toltecas, los que mantenían viva
t992b).
la gran tradición cultural de
Teotihuacan, Tula y Cholula. Esta asociación simbólica remonta por
lo menos a Teotihuacan mismo, donde impresionantes relieves de
Serpientes Emplumadas, combinadas con coronas, rodean el templo
central de la Ciudadela-la residencia, se supone, de la máxima
autoridad.rT Tanto en Tula, Hidalgo, como en la parte tolteca de
Chichén Itzá la Serpiente Emplumada aparece como nahual protector
de los señores y guerreros nobles en los relieves de los grandes
bancos en las salas del consejo, y como guardián de lo más sagrado en
Ios relieves de las columnas que flanquean la entrada principal del
Templo B y del Templo de los Guerreros respectivamente.
También como ser divino Quetzalcoatl es un intermediario:
en el plan astral es asociado con Venus, que está entre el sol y la
oscuridad, y en el ciclo de las temporadas es el remolino, que anuncia
la venida de la lluvia después del tiempo seco.
Su aspecto creativo es enfatizado por muchas fuentes. En el
Popol Vuh, la Serpiente Emplumada, Qucumatz, aparece como título
de las deidades creadoras. Según la Historia de los Mexicanos por sus
Pinturas, Quetzalcoatl-Ehecatl y Tezcatlipoca se hicieron árboles
grandes para levantar el cielo (Garibay, 1979, p.32, cf. p. 105). Es
Quetzalcoatl
el que, al igual que los dos héroes Hunahpú
e
Ixbalanqué en el Popol Vuh, baja al inframundo y, después de pasar
las pruebas del Dios de la Muerte, logra sacar de allí los huesos
(aparentamente de los seres de la creación anterior):
"nimanye ic concui
in chalchiuh-omitl
çecni temi
in oquichtli in iyomio
çecni temi
't'Esta diosa desempeña un papel crucial en los códices Borbónico y Borgia (ANDERs
& JANSEN & REyEs, 1991, 1993), así como en Ia vida del Señor 8 Venado,
protagonista de los códices mixtecos (ANDERS & JANSEN & PÉREZ JIMÉNEZ,
35
17
Entonces ogarró
el hueso precioso cono.iade
- en una parte lleno
de lo huesudo del hombre,
en otra lleno
Compárense la serpiente emplumada que envuelve personas en los relieves laterales
del templo principal de Xochicalco y en los frescos de Cacaxtla. En la iconografía
clásica maya, Ia serpiente bicéfala aparece como emblema del poder del rey.
LA SERPIENTE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
36
in çihuatl in iyomio
de lo huesudo de la mujer"
(Lehmann, 1938, P. 332)
En la salida del inframundo, los codomices le asustan y
Quetzalcoatl deja caer y romper estos huesos, pero al fin Quetzalcoatl
los lleva como envoltorio al templo de Cihuacoatl-Quilaztli, la
espeluznante Diosa de muerte y de nacimiento. Allí, moliéndolos en
un lebrillo de jade y realizando el autosacrificio de la perforación del
miembro viril, les da vida esparciendo su sangre encima. Así se creó
para el cielo superior.'t Así aparece como intermediario de la gran
pareja creadora en el plan astral, Citlaltonac y Citlalicue (Sahagún,
Libro VI, caps.7 y 34).
Otro texto enfoca más bien la asociación con el sexo
feftilidad:
A esa historia sagrada se referían aún en la época colonial los
conjuros para curar las quebraduras de huesos:
nioni mictlan, niani topan,
n i an i ch i con au h mi c t lan,
Porque yo soy el espírilu,
yo soy Quelzalcoail,
voy al Lugar de la Muerte, voy al Mds Allá,
voy al Lugar de Ia Muerte, aryo núnrero es
ompa niccuiz in mictlan-omitl.
allí agarraré el
"Ca nehuatl nitlamacazqui
9,
del Lugar de
Ia
Muerle.
Mal han hecho los espíritus,
lat la coque i n I lamac azque,
in leuhtotome:
ot I ax axaman iq ue o t I ap ozte q ue
O
hueso
t
pájaros del polvo:
lo rompieron y qtebrantaron... "
(Ruiz de Alarcón, Tratado Yl, cap.22\
Ios
Los pájaros mencionados son los codornices que asustaron a
Quetzalcoatl, como demuestra otro conjuro semejante, que viene
referido directamente antes del citado:
"Tlacuel tecuçoline,
comontecoile,
la
Una representación pictórica de su autosacrifìcio vivificador
encontramos en el Códice Borgia (p. 53), donde, junto con el dios que
representa los guerreros muertos en la batalla, perfora su pene y
fertiliza con su sangre a la esquelética Cihuacoatl, en la superficie
terrestre, de modo que florece un precioso árbol de mazorcas.
La misma idea está presente en la descripción que se da en el
Códice Magliabechi (p. 33v) acerca de la fiesta Etzalcualiztl| en Ia
que se veneraba Quetzalcoatl:
Ven, lu codorniz macho,
alborotador,
¿qué has hecho
con el hueso del Lugar de los Muerlos,
que Io quebraste y rompiste? "
(Ruiz de Alarcón, Tratado VI, cap. 22)
tlen licctitia
in mictlan-omitl
in oticpoztec in olicxamani.
Como clara referencia
v
"este Qttetzalcoatl estando lavandose, tocando con sus manos el
ntiembro viril, echó de sí la sintiente y la arrojó encima de una piedra. y allí
nació el murciélago al cual enviaron los dioses que nordiese a una diosa
que ellos llamaban Xochiquetzal, que quiere decir 'rosa', que le corlase de
un bocado lo que tiene dentro del ntiembro femenino. Y estando ella
durmiendo, lo cortó y lo trajo delante de los dioses y lo lavaron, y del agua
que de ello deramaron salieron rosas que no huelen bien. Y despuës el
misnto murciélago llevó aquella rosa al Mictlantecutli, ¡t alla Io lavó otra
vez y del ogud que de ello salió salieron rosas olorosas que ellos llaman
'suchiles', por derivación de esta diosa que ellos llaman Xochiquetzal."
(Códice Magliabechi, p. 6lv)
la humanidad.
niquetzalcoatl,
5t
a
aquel episodio, Quetzalcoatl
es
invocado por las parteras y llamado la madre y el padre del recién
nacido, el Dios que ha hecho el ser humano como una joya y le ha
dado la vida, trayéndolo desde (Jmeiocqn, "el lugar de la dualidad" o
"el lugar de lo huesudo", y Chiconauhnepaniuhcary el "lugar de los
nueve pisos", un término empleado tanto para el inframundo como
'*
Es interesante observar cómo en el siglo XVI este concepto fue interpretado,
cont-orrne la filosofía europea. en términos de "causas". Véase el texto ilustrativo del
Códice Vaticano 3738, p. lv:
"CutinÍo sea verdad aquello que dice San Pablo, Ronnno.s L que de las cosas
invisibles de Dios algunas las adquirieron los hontbres con !uz [razón] natura!,
aporece cloramente en los hombres nacidos en esta Nueva ll.spaña, que, siendo
gente lan bárbara y de intelecto lan bajo, Íenían en .sus pinturas que existían nueve
causas su¡:eriores, qile nosotros llantantos cielos, a las a¡ales alribuían Íodos lo,s
e.feclos del universo, entre las aøles ponían esta prinrcr(i, la c¡ue era causa de
lodas las ofras, y eslas nueve cdusas o cielos las dislinguían por los comelas, que
veían, y co4þrnte al color que veían en el conteto, pusieron el nontbre a aquella
causa o cielo. "
En
el
pensarniento Ínesoamericano, este concepto f-orma parte de todo
rrna
trurnerología que expresa el carácter sagrado del t¡niverso, al igual que el "Mar 7" y
el "Mar 14" de los rezos tlapanecos (SCHULTzEJENA, I938, p. 173).
LA SERPIENTE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
38
" En esta fiesta los indios se sacrificaban de rlts naturas, que
ellos llamaban'motepuliço' [extraer sangre del miembro virill, que quiere
decir esta suciedad sacrificada. Dicen algunos qtrc esto hocían porque f:
para que] su dios tuviese por bien de darles generación.. . Y en esta fiesta
ofrecían al demonio niños reciën nacidos que ellos llanan 'teyÇoque'
[sangrados]. . . Como usan los .cristianos en el baulismo de sus ltijos. "
En algunas fuentes Quetzalcoatl aparece como hijo de
Cihuacoatl, asociado simbólicamente con el cuchillo de pedernal que
esta diosa mandó a la tierra como llamamiento al sacrificio, a la vida
piadosa y penitente (Anders & Jansen & Reyes Garcia, 1993, p. 179).
El
sacrificio, por su misma nattJraleza, es también un acto
de
intermediación, de contacto e intercambio entre humanos y dioses. De
ahí que no nos asombre que Quetzalcoatl juega un papel protagónico
en esta esfera. Según la Historia de los Mexicanos por sus Pinturas es
el que sacrifica a su propio hijo para crear al sol:
..el año 26 después del dihtvio, visto que estalta acordado por
los dioses de hacer el sol y habían hecho la guerra para darle de conter,
"
.
quiso Quelzalcoatl que su htjoJuese sol... QueÍzalcoatl tonú a su hi.jo y lo
arrojó en una gran lumbre, y de ahí salió hecho sol para ahtmbrar la
lierra..."
(Garibay. 1979, p.35)
En el relato cosmogónico de Teotihuacan, Quetzalcoatl-
Ehecatl es el que inicia los sacrificios de los dioses para que con su
sangre y fuerza vital el sol podría moverse (Sahagún, Libro VII,
cap.2). Para los azteças Quetzalcoatl fue, por eso, también el título
del sumo sacerdote, el que tenía el oficio de realizar el sacrificio
humano (cf. Durán, 1967,1, p.3l) y de ahí el sacerdote arquetípico, el
modelo de piedad. Ya vimos que en los conjuros mágicos
el
curandero se puede identificar con él: nitlamacazqui, ninahualteuctli,
niquetzalcoatl,"yo el espiritado, yo el señor nahual, yo Quetzalcoatl."
(Ruiz de Alarcón Tratado II, cap. 3).
El Códice Vindobonensis-un libro
ideológico por
excelencia-conecta el origen de los linajes gobernantes y el principio
de la historia mixteca con la estructura del calendario y de la
geografía sagrada. El protagonista, el intermediario entre las dos
esferas, es el Señor 9 Viento, hombre-dios, versión mixteca del
Quetzalcoatl de los nahuas. Cabe observar que en el texto de fray
Gregorio García, citado arriba, este Señor 9 Viento no es un sólo
39
individuo, sino un par de gemelos, al igual que Hunahpú e Ixbalanqué
en el Popol Vuh. García dice que los dos se transformaban en águila"
(yaha) y serpiente de fuego $,,ahui): un difrasismo conocido para
"nigromántico señor". El mismo título lleva el Señor 9 Viento en el
Códice Vindobonensis (p. a8), cuando baja del cielo sobre una cuerda
de plumones, la que representa su viaje espiritual y nahualístico.
Tanto en Vindobonensis como en el Rollo Selden el Señor 9
Viento Quetzalcoatl es instruido por los ancianos en el Cielo, los que
en la tradición mixteca se llaman Señor I Venado y Señora I Venado.
En la tradición nahua, este papel de pareja primordial es desempeñado
por Cipactonal ("Día Lagarto") y Oxomoco (¿"Fuerza de
la
Preñada"?), de los cuales la última a su vez es identificada por
algunas fuentes con Cihuacoatl, con ltzpapalotl, y, en la interpretatio
christiana, con Eva (Lehmann, p. 54; Anders & Jansen & Reyes
García, 1991, p. l8l ss.). Los tres-la pareja de ancianos y
Quetzalcoatl-son considerados como los inventadores del calendario
y, por lo tanto, como patrones del sortilegio (cf. Códice Magliabechi,
p.77v-78r).
La asociación de la pareja primordial como instr.uctores de
Quetzalcoatl en el Cielo, concuerda con la idea que el Oriente es el
sitio simbólico del origen, específicamente del origen del orden
espacial y temporal, y por eso también de Ia sabiduría. El papel de la
pareja primordial en este caso corresponde a él del sacerdote anciano,
sentado sobre una piedra, que envia a un penitente a hacer una
peregrinación:
"lodo este negocio era lenido
y
esÍinndo
por cosa divino y
dedicada a los dioses, y así hablaba y ntandaba el Íal yicio como hombre de
superior eqfera, de ciencia revelada y conocinienlo ¡troþtico, y así decía a
los peregrinos al tiempo de partirse, que él quedaha viendo todos sus
sucesos, pasos y hechos, y así decia;
Nican nitlachixtica
nixomoco ni huehue
tticipac nilonal
Aquí te quedo mirando
Yo Oxontoco, yo el anciano,
),o, Cipactonal. "
(Ruiz de Alarc(rn.'fratado I: cap. 4.
-['ratado
cf .
V: cap. 2)
El héroe-cultural Señor 9 Viento Quetzalcoatl, fundador del
orden cósmico, viene bajando del cielo sobre un cordón cubierto de
40
LA SERPIENTE EMPLUMADA
Maarten JaNSEN
serpentea como el mismo remolino
se manifiesta en la cueva de origen,
Chicomoztoc (Rollo Selden), para iniciar un camino de oscuridad y
cuchillos (de misterio y sacrificio, es decir de trance sharnánico)-en
atnbos casos es representado como sacerdote-nahual ("águila,
serpiente de fuego"). Interpretamos tales representaciones çomo
símbolos del origen divino, nahualístico, del poder y de la historia.
Luego, según Vindobonensis, Quetzalcoatl es el que da a
cada lugar su propia fecha sagrada, que hace nacer los primeros
señores del árbol de Apoala y que inicia las ceremonias del Fuego
Nuevo. Así realiza una especie de viaje creador, marcando el paisaje
con nombres, fechas ceremoniales y referencias simbólicas, que
resultan en un geografía significativa, sagrada, llena de puntos de
contacto con el Otro Mundo. La tradición subsiste hasta hoy: los
plumones blancos,
que
(Vindobonensis, p.48),
y
mixtecos de Chalcatongo atribuyen este viaje a una autoridad (ndaha
le
.iaha,"mano,pie") que bajó del cielo, o a Jesucristo.
Nos damos cuenta del carácter de intermediario entre los dos
rnundos (divino-humano, oscuridad-luz, muerte-vida) que es propio
de Quetzalcoatl, como símbolo de la experiencia nahualística de los
nobles y gobernantes, de los que hacen historia. No es de extrañarse,
por eso, que está presente en los relatos sobre el origen del mundo y
de la gente.
A primera vista todos aquellos relatos parecen muy
diferentes entre sí, pero se pueden reducir a unos pocos principios.
Generalmente enfocan un cambio primordial, un rnovimiento
creativo. Puede ser
el
movimiento del sol actual, que crea
el
transcurso del tiempo: su nombre, "4 Movimiento", alude a los puntos
y a la organización espacial y temporal, mientras que el
relato sobre su primer movimiento explica la necesidad de los
cardinales
sacrificios. El poder de los reyes es çomo la luz y proviene del cielo
en un movimiento vertical (desde arriba hacia abajo), traido por el
hornbre-dios, el primordial sacerdote-nahual que baja de allí. Por otro
lado, la primera gente origina en un movimiento vertical desde abajo
hacia arriba, emergiendo de un árbol o directamente de la tierra,
re [.lna versión árnplia sobrevive también entre los rnazatecos (cf. STENzEL
p. 46).
1980,
41
siendo creado de huesos sacados del inframundo etc. Luego los
primeros señores, los Ancestros-Fundadores, toman posesión de la
tierra en un movimiento horizontal, expandiendo hacia las cuatro
direcciones, o llegando a su "tierra prometida" después de una larga
peregrinación.
En estos relatos encontramos a menudo el paso de
la
oscuridad alaluz, por ejemplo en los símbolos de Chicomoztoc o de
caminatas bajo tierra. Otro marcador de la frontera enhe ambos
mundos es el río; los pueblos que peregrinan deben cruzar el aguael mar del lebrillo precioso (Lienzo de Jucutacato) o la laguna de
Aztlan (Códice Azcatitlan etc.)-al igual que los muertos que, en su
viaje en sentido contrario, al Más Allá, deben cruzar el "Río 9", que
encierra el reino del inframundo.2o Este apanohuayan, "paso del
agua", no sólo es parte importante de la geografía sagrada, sino
también
de la cronología sagrada, de la periodización de las
A la inundación (apachihuiliztli) que acaba con la
creaciones.
creación anterior y que en la interpretatio christiana se identifica con
el diluvio, sobrevive una pareja primordial:
"Dicen los ntíts oncionos de México quc escaparon de esle
y uno sola nu¡jer, de los anles después .fue
ntultiplicado el género humono. El árbol en quc escaporon llannn
ahuehuete; y dicen que vino este dilt:io en la lclro diez, según su
compulación, que ellos represenlan con el signo agua. .. Olros dicen que no
sólo escaparon de este diluvio aquellos dos del árbol. sino que olros ,iieÍe
quedaron escondidos en ciertds gruta.s y que, pasado cl diluvio, salieron 1,
repararon (repoblaron) el nundo repartiëndose por é1, y aquellos que
diluvio un solo hombre
después los sucedieron adorábanlos como dióses, cada uno en su nación. "
(Vaticano 3738, p. 4v)
Como tal, el paso por un río grande o por el lnar, se conviefte
en un tópico de la historia del origen del pueblo-para
ser
interpretado posteriormente como una prueba de que los habitantes
del continente americano provenían del Viejo Mundo,
habiendo
cruzado el océano.
2" En esta fiontera se encuentra el paraje de los montes en colisión contírrua'lepemaxalco o Tepetl imonamiquiyan-: por allí pasan tanto los diti¡ntos en cami¡ro
a lt4ictlan (Códice Vaticano A, p.2 r) corno Quetzalcoatl después de la caída de Tula
y los rnexica en camino a Tenochtitlan (Códice Azcatitlan.
lárn. IV: véase la disertación de CASrAñEDA, 1997).
(Vaticano 3738, p.9r)
LA SERPIENTE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
42
En el Rollo Selden encontramos un río como paso entre
oscuridad y luz: tiene agua oscura por una parte y agua clara por la
otra, y se sitúa en medio de todo un repertorio del simbolismo que
venimos discutiendo: después de las imágenes de la bajada del cielo y
la salida de la cueva nahualística, el grupo que ha recogido del
Envoltorio de Quetzalcoatl y otros símbolos del poder en el Templo
de los Temblores, pasa por ese río, para luego surgir de la tierra, y
entrar en el campo de los cuatro puntos cardinales, sigue la ceremonia
del Fuego Nuevo sobre una montaña rodeada por serpientes con
plurnas ãe quetzal, la victoria sobre el hombre de piedra, etc.2l
Corno vimos, es en este contexto liminal que se situa la
Serpiente Emplumada como mediador entre las dos esferas. De ahí
que no nos debe asombrar que las características liminales de
QLretzalcoatl-Ehecatl o del Señor 9 Viento fueron proyectados sobre
un personaje histórico, el sacerdote-rey de Tula, que es designado con
los nombres de Ce Acatl, Nacxitl, Topiltzin y Quetzalcoatl. Su vida
fue situada precisamente en la "fundación" del Postclásico, la época
tolteca, es decir en el tiempo del paso del Cuarto al QLrinto Sol, en el
inicio de "la historia" a que reheren las fuentes de la época colonial
(cf. Códice Vaticano 3738).
Aunque este personaje tiene aspecto legendario-fue
comparado por varios autores coloniales con el Rey Arturo-las
fuentes no dejan de enfatizar su carácter histórico: tuvo stl capital
y
Cholula, fue activo como sacerdote pero
también como gran guerrero, y dirigió una expedición hacia la región
sucesivarnente en Tula
rnaya de Yucatán, donde su nombre fue traducido como Kukulcán y
donde gobernó en Chichén ltzây Mayapín.22
''
Nótese que el río en el Rollo Selden es a la vez el Río de la Abuela. eu términos
nlixtecos.
No.iapa
tt
cl Río de Ceniza. la fiontera occide¡ltal dcl territorio nìixteco. el
cn la realidad geográfìca. La Abuela del Río, Sitrra Yuta,
Río
cs la Patrona dc la
"generación hutrrarra" (cf. Vindobonensis, p. l 6; Nuttall, p. I 5).
Existcn rnuchísimos estudios de Quetzalcoatl, sea colllo dios sca como ftgura
histórica. Menciono solamente los trabajos findamentales de l,attvaNN (1922),
NrcHoLsoN (1957), LópEz AusrtN (1971), FELD¡\4AN (1974), DAVIES (1977. 1980),
STENZEL (1980), VAN ZANTW|JK (1986) y GRAULICI{ (1988). La rcitrterpretación
cristiana de este personaie ha sido arlalizado a f'ondo por LAFAYE (1977). Una
adnlirable shrtesis moderna es la monografía de FLonesc¡No (1995), que explora el
43
. El aspecto legendario se debe por una parte a las múltiples
asociaciones religiosas (de nahual, creador y deidad liminal) que
conlleva el nombre y título de euetzalcoatl. por su asociación con el
Quetzalcoatl creador se presenta como fundador de la realeza, y por
su asociación con un sol anterior (una cultura o creación eclipsadâ), se
presenta como el último rey, un personaje trágico, engañado.
Por otra parte la narrativa es influenciada por el lenguaje
.
literario que se empleaba para referir a aquella época, el ten[uaje
fìgurativo y elegante, propio de la élite, conocido entre los ,i-ayås
como el "Lenguaje de Zuyua" (cf. Jansen, l9g5). Una forma espeóial
de este lenguaje fue empleada por los especiaristas religiosos en sus
conjuros, como ha documentado Ruiz de Alarcón: ãn ella cada
persona o cosa adquiere un status espiritual y el nombre nahualístico,
nahualtocaitl, corespondiente (López Austin, 1967: cf. Gossen,
1974, cap.8).
Tula misma, por ejemplo, aparece en los conjuros como
nombre esotérico (Tollan, Tollantzinco) de la colmenã
lRri, d"
Alarcón, Libro II: cap.7). El sagrario de Tula al lado del río, Atecpan
Arnochco, donde el sacerdote-rey Topiltzin euetzalcoatl hizo sus
ceremonias de media noche, aparece en un conjuro de pescados corno
el nahualtocaitldel agua (Lehmann, 193g, p. ie, y R,.ii, de Alarcón,
Tratado II: cap. 17).
Para "descifrar" los eventos
de la biografía de
aquel
"Quetzalcoatl histórico", hay que tomar en cuenta las metáforas y
expresiones esotéricas de ese lenguaje. Estamos frente a una situación
comple-ia en que se relacionan diferentes niveles y ámbitos del
discurso y en que la memoria se expresa en términos de la
cosmovisión religiosa. varios elernentos de la "historia" del rey
tolteca proceden del relato sagrado de la creación y de la experienciä
nahualística, y a su vez son empleados para el discurso político, la
amonestación ética y el conjuro mágico. Luego estos diferentes
niveles-cada uno con su propia finalidad y dinámica-se influencian
mutuamente.
simbolismo religioso de Quetzalcoatl y lo sitúa dentro de la perspcctiva de la historia
de las religiones.
Toda esta interacción de diversos discursos y este proceso de
mitificación, aunados a los malentendidos y las distorciones propios
de la historiografía colonial, causan una estratigrafía compleja, que
hace difícil interpretar la gran narrativa sobre el Quetzalcoatl de Tula
en términos históricos.
Una circunstancia nueva que nos ayuda a reconstruir los
acontecimientos de su reino es la identificación de este rey tolteca en
los códices mixtecos, donde aparece bajo el nombre del Señor 4
Jaguar, contemporáneo del Señor 8 Venado, a quien otorga la
reãleza." Los códices Bodley, Colombino-Becker y Nuttall, así como
el Lienzo de Tlapiltepec, lo presentan en un contexto histórico, que,
aúnque no carece de sabor épico, nos da un punto fijo para mirar
desde allí a las demás fuentes y así formarnos una idea más clara. El
Señor 4 Jaguar es retratado en estos manuscritos pictóricos como un
gran rey y conquistador, que invade a la región de Coixtlahuaca en los
años 1087-1096 d.C. y funda allí la dinastía tolteca de Atonal o Señor
7 Agua,luego establece una alianza con el Señor 8 Venado, lo lleva a
Cholula para la ceremonia de la perforación de la natiz y la
colocación de la nariguera de turquesa como insignia real y así hace
posible que el Señor 8 Venado se haga rey de Tilantongo en la
Mixteca Alta (1097-98 d.C.). A continuación los códices mixtecos
relatan cómo su héroe, el Señor 8 Venado, acompaña al Señor 4
Jaguar en una campaña de conquistas hacia el Oriente, donde cruzan
I
l
Le S¡RpIENTE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
44
una laguna (probablemente la de Xicalango) e invaden lo que debe ser
el ârea maya.
El Señor 4 Jaguar sobrevive al Señor I Venado (que es
asesinado en lll5 d.C.), y nombra finalmente al respdnsable del
asesinato, el Señor 4 Viento, su sucesor como hombre fuefte en la
45
Si está corecta Ia identificación de este Señor 4 Jaguar como
Nacxitl Topiltzin Quetzalcoatl, los códices mixtecos confirman el
carâcter histórico de éste último como un rey importante de los
toltecas, cuya base de operación era Cholula. Este marco histórico nos
permite reconocer mejor la mitificación y el simbolismo que opera
através de las frases metaforicas del lenguaje literario y esotérico
empleado por los historiadores en sus parangones sobre esta parte
temprana de su narrativa, todavía en gran parte influenciada por la
esfera sagrada de la época de creación.
El nacimiento del Quetzalcoatl histórico Q.,lacxitl, Topiltzin)
en la mayor parte de las fuentes se relata de acuerdo con una
conceptualización religiosa general. El ser humano nace de la luz del
cielo (de laYíaLâctea) y de la tierua fertil (cf. lo dicho por Sahagún,
Libro VI, y la representación pictórica del Códice Selden, p.l). De ahí
que Topiltzin es declarado hijo de Citlallatonac, que mandó una
embajada a una Virgen de Tula-el Codice Vaticano 3738, p.7r,hace
una comparación explícita con la anunciación del nacimiento de
Jesucristo.
Los nombres de la madre son referencias a la diosa de la
tierra o aquella otra que representa la madre divina, la que murió en el
lecho de parto: Cihuacoatl Quilaztli. El nombre Chimalman o
Chimalmat parece tener el mismo símbolismo: su significado puede
ser "Escudo Acostado", como metáfora de la tierra, o "Mano del
Escudo", referencia a la mano de la parida muerta, dotada de fuerza
mâgica y por eso colocada por los guerreros en sus escudos (Sahagún,
Mixteca Alta (en I I l9 d.C.).24
2r
La iclentifìcació¡ del Señor 4 Jaguar como Nacxitl Topiltzin Quetzalcoatl está basado
cn los paralelos demostrables entre las biografías que llos proporcionatr
rcspectivantente los códices mixtecos y las crónicas del Centro dc México y en el
diagnóstico fïsico del tumor o roncha en la nariz que apârecs tanto en el códice
Nutt¿lll conro en la descripción de Diego DunÁN (véase Jansen. 1996).
2r El cálculo de las tèchas está basado en la sincronologla de Emily Rabin, ahora
generalmente aceptada por los investigadores de la etnohistoria mixtcoa. Ya Alfbnso
Òaso propuso una equivalencia de las tèclras mixtecas con años del calendario
cristiano, pero en la parte temprana su sincronología sufie de varios defèctos,
resultando en un fèclramiento demasiado temprano. También la cronologla de Ttrla
es permeada por fechas sagradas y fechamientos en diferentes calendarios (sobre
este problema, reconocido ya por Jiménez Moreno, véase PREM, l9S3). El
historiador lxtlilxochitl, por ejemplo, dice que los reyes toltecas gobenraban
precisamente unidades de 52 años, cantidad que corresponde a los ..siglos"
americanos. Esto sugiere que el año que las fttentes antiguas asociaban con la
entronización (7 Caña) fue en realidad un año sagrado. Luego otras fechas son
influenciados por este concepto: el aîio 6 Conejo es inmediatanrente anterior a ese
aílo de entronización y, de ahí, aparece asociado con la muerte del rey. Cabe notar
que estos años también figuran de manera prominente entre los aÍlos sagrados
mencionados por el Códice Vindobonensis.
LA SERPIENTE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
46
Libro VI, cap.29).25 La información que la madre de Quetzalcoatl
murió al darlo a luz (Garibay, 1979, p. 112) forma parte de este
m
ismo complej o conceptual.
El embarazo de la madre se produce por tragar una piedra
preciosa (Lehmann, 1938, p.70 ss.), lo que es una metáfora bien
conocida (Sahagún, Libro, VI, cap.24 ss.; cf. Nuttall, p. 15). La
rnadre misma es descrita como piadosa, de acuerdo con el arquetipo
de la rnujer barriendo la casa (Vaticano 3738, p.7r; cf. Sahagún,
Libro VI: caps.7,l8). Lo mismo se dice de Coatlicue, la madie
III, cap. 1).26
divina de Huitzilopochtli (Sahagún, Libro
Otra versión dice que Topiltzin Quetzalcoatl era hijo de
Mixcoatl (Lehmann, 1938, p. 351ss., cf. Histoire du Mexique, Muñoz
Carnargo, Torquemada etc.). Ya que éste era el Dios Patrón de los
chichirnecas, interpretamos el término "htjo de Mixcoatl"
simplemente como equivalente metafórico de "chichimecatl". Este
dato coincide con la representación pictórica del Señor 4 Jaguar y de
su pueblo en los códices mixtecos: su elemento diagnóstico es la
pintura negra alrededor del ojo, que es un atributo de Mixcoatl y que
parece registrar la identidad étnica de los tolteca-chichimeca.
Ixtlilxochitf de plano lo califica como un bastardo, un nteconetl,"hijo
de maguey", es decir fruto de un contacto sexual que se produjo
durante una borrachera.
Luego se nos presenta el tema del hijo marginado que
recupera la herencia de su padre. La toma de poder de Topiltzin es
una especie de golpe de estado: su padre había sido asesinado y él
encuentra sus huesos, les da un lugar digno en el templo de Quilaztli y
luego toma venganza, matando al culpable, su tío el Atecpanecatl, y
tirándolo desde la parte superior de
(cf .Yánquez,l99l, p. 107).
la
pirárnide
por
abajo
En esta versión notamos el eco del relato mencionado arriba
sobre Quetzalcoatl el dios creador que saca huesos del inframundo y
los lleva al templo de Quilaztli (Lehmann, 1938, p. T).21 El motivo
de tirar al contrincante desde lo más alto de la pirár.nide hacia abajo
recuerda la suerte de Coyolxauhqui (Sahagún, Libro lll, cap. 1).
En cuanto a la juventud de Topiltzin, la Historia Mexicana
por sus Pinturas evoca una imagen interesante, en que combina el
aspecto sacerdotal de este personaje con sus calidades de guerero:
"después que Ce Acotl [:Quetzalcoatl]/ze nnncebo, hizo siete
por los ceruos y sacándose sangre, porque f:
para quel los dioses le hiciesen grande gtetero. Y en el trcceno sextô
después del diluvio comenzó este Ce Acatl a guerrear, ¡,.[ue el primer señor
de Tula, porque los ntorodores de ella lo tonørofi por señor por ser
valiente. "
(Garibay, 1979, pp. 37-38)
años penitencia, andando solo
Según la Leyenda de los Soles, Mixcoatl conquista la región
y encuentra allí a su mujer Chimalman
(Lehrnann, 1938, pp. 363-365). Podemos interpretar esto Çomo una
indicación de la "descendencia mixta" de Topiltzin, pero también
puede ser una interferencia con el tema de la victoria del dios sobre
"los 400 del Sur", que encontramos en la historia sagrada de
sureña, Huitznahuac,
Huitzilopochtli (Graulich, 1988, p. I 10).
Resumiendo criticamente estas descripciones metafóricas,
concluimos que las fuentes dicen nada concreto sobre el origen de
Topiltzin Quetzalcoatl (cf. Lehrnann & Kutscher, 1958, p.9). Todo
sr.rgiere que Topiltzin no llegó a ser rey por su descendencia real.
Hasta parece dudoso que perteneció
47
a la dinastía gobernante.
25
El escudo con malìo es un motivo antiguo, que ya está presente en
'leotihuacan.
26
Coatlicue aparece como hermana de Chimalman en Vaticano 3738. p.7r.
el arte
de
Segúrrr
Muñoz Camargo ella era la madre de Quetzalcoatl (ACUñI, 1984-85. I, p.147).
Durante su estancia en Tula Xicocotilan (Tula Hidalgo), las
fuentes enfocan su actividad como sacerdote, hotnbre pacífico y
santo, ocupado en vigilias y autosacrificios, en contra del sacrilìcio
humano-institución intimamente vinculada a la guerra.
Su pacifismo
creó un reino paraísico, descrito con la obligada referencia metafórica
a las aftes y a la presencia de pájaros hermosos (Lehmann, 1938, p.77
y Sahagún, Libro III: cap.3; cf. Sahagún, Libro VI: cap. l).
La tarea principal del rey es garantizar el sustento de sus
súbditos (cf. Sahagún, Libro
VI,
cap.
l7). Aquí
encontramos la
2t Cornpárese
el culto a los lruesos del padre con el culto al Envoltorio Sagradoreliquia de los ancestros-y el ternplo de Quilaztli (Tlillan) con el Ternplo de la
Muerte o Vehe Kihin en los códices (por ejemplo: Borgia, p. 53 y Nuttall, p. 44).
LA SERPIENTE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
48
significando que así estaban ellos sobre los demás, como el
águila sobre las aves y el tigre sobre los anintales. EsÍos dos
indios estaban en un templo, el nayor que estaba en esta ciudad,
que se llamaba [de] Quetzalcoatl... este tenrplo.fue.fundado a
honor de un capitan que trajo [a] la gente de esta ciudad,
antigudmente a poblar en ella, de partes muy rentotas hacia el
interferencia del relato religioso de Quetzalcoatl que encuentra el
maízen el Tonacatepetl, Cerro del Sustento (Leyenda de los Soles), y
la historia de que Quetzalcoatl de Tula adoraba el Tonacaquahuitl,
Arbol del Sustento y rezaba al Dios del Sustento, Tonacatecuhtli
(lxtlilxochitl, II, p. 8; Lehmann, 1938, p. 76).28
La responsabilidad del rey es calificada como su cargo
(quimilti), término que al mismo tiempo alude a su obligación de
culto a los Envoltorios de los Ancestros y Fundadores. Su habilidad
de hacer concertar los intereses de diferentes facciones, linajes y
grupos étnicos es comparada con los juegos de pelota y del pat'olli
(lxtlilxochitl, l, p.279, cf. Sahagún, Libro VI, cap. l3).
Las fuentes no están claras sobre la
organización
sociopolítica de los toltecas. El título de Quetzalcoatl parece haber
sido propio del rey tolteca (Anales de Cuauhtitlan, $136). Para los
aztecas, los reyes eran los sucesores conceptuales, los "descendientes"
de Quetzalcoatl son los reyes (Sahagún, Libro VI, cap. 16)' De ahí
que Quetzalcoatl fue el título del sacerdote que se dirige al rey azteca
durante
la
ceremonia de entronización
y
que se hizo una clara
referencia al Quetzalcoatl histórico en ese momento: "Ya desde hoy'
señor, quedais en el trono, silla, que primero pusieron Zenacatl y
Nacxitl Quetzalcoatl [es decir: que puso Ce Acatl Nacxitl
Quetzalcoatl] " (T ezozomoc, 197 5, p. a3\. Era proverbial
:
"y solo éste entre todos se llamaba señor por excelencia, de
nßrte que cuando juraban o decían por nuestro señor, se entendía por
Quetzalcoatl"'
(Mendieta, Libro
49
poniente..."
(Acuña, 1984-85,
ll, p. 129)
La Historia Tolteca Chichimeca (9125 ss.) y
Muñoz
Camargo (Acuña, 1984-85, I, p. 153) mencionan estos dos títulos
como los de los gobernantes de los olmeca-xicallanca en Cholula.
Como indica la etimología, hubo una distinción vertical en cuanto al
poderío o responsabilidad de ambos funciones: el aquiach era "el
mayor de lo alto" y el tlalquiach "el mayor de lo bajo del suelo"
(Acuña, 1984-85, l, p. 247).
Es posible que una organización similar funcionaba en Tula
Xicocotitlan. Tal estructura dual podría explicar
la
presencia
prominente de dos hombres en los relatos: uno, Topiltzin, dedicado a
e identificado con Quetzalcoatl, y otro, Huemac, dedicado a
Tezcatlipoca, pero también portador del título de Quetzalcoatl
(Lehmann, 1938, p. 98; cf. Van Zantwljk,1986).
Recordemos que ambas fuerzas son mencionadas como
complementarias en la creación del cosmos, la separación de cielo y
tierra y el levantamiento de dos árboles por Quetzalcoatl-Ehecatl y
Tezcatlipoca (Garibay, 1979, p.32 y p. 105 ss.).2e
il, cap. r I)
Según varias fuentes la derrota de Tula comenzó cuando el
pacífico sacerdote-rey fue "engañado" por Tezcatlipoca Yaotl,
En Cholula el poder era compartido por dos
sacerdotes
y
sumos
este gobierno dual había sido institucionalizado por
Quetzalcoatl de Tula:
2e
"Gobernábanse por dos indios principales, llamados
Aquiach y
Tlalquiach un tigre, que es el animal más bravo de esta tierro,
Tlalquiach: Aquiach lenía por arm(ls un aguila y
'* No es de asombrarse que el tonacaquahuitl después de Ia conquista tue identificada
con la cruz cristiana (MENDIETA, 1971, p.309; IxrLILXocHlrL, Il. p.214). En el
postclásico, la pirárnide principal de Teotihuacan estuvo dedicado a Tonacatecuhtli
Geográfìca de Teotihuacan' ActrÑ¡. 1986'
(lxrlrlxocHtrt-, l, p.272, cf. Relación
1t.235).
el
poderoso Espíritu de la Guerra, o por magos dedicados a aquel dios:
fuerzas oscuras estimularon a Quetzalcoatl dejar su reino de paz y
En el Códice Borgia (pp.35-36) vemos un sacerdote que combina los atributos de
ambos dioses. En el Códice Borbónico el "siglo" de 52 años viene baio el patronato
de dos parejas, la primera mitad bajo Cipactonal y Oxomoco. la segunda bajo
Quetzalcoatl y Tezcatlipoca. El Códice Nuttall, p. 14, muestra el Señor 4 Jaguar
frente a Tezcatlipoca-con su nombre calendárico 2 Caña (cf. Sahagúrn) en un monte
de volutas del habla, que ha de ser el Tzatzitepetl, "MontaÍia que habla", donde se
convocaba el pueblo a hacer penitencia, y de donde salía un pregonero a dar a
conocer las leyes (Vaticano 3738,p.8r; SaHecúrru, Libro III, cap.3). En el Códice
Vaticano 3738 Tezcatlipoca es reemplazado por Xipe, una variante del Tezcatlipoca
Rojo.
Le STnpIgNTE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
50
entrar en campañas militares, haciendo prisioneros para el sacrificio
humano, etc. (cf. Yázquez, l99l,p. 108 y p. 137). Esta versión parece
proceder de una crítica de los que se quedaron en Tula a los que se
fueron a hacer guerra en tierras lejanas, echando la culpa de la
posterior caida del imperio a esa facción guerrera. La actuación del
Señor 4 Jaguar en los códices mixtecos más bien es la de un rey fuerte
e irnpofiante, en el tiempo que tenía su corte en Tula-Cholula y estaba
expandiendo su poder hacia el Sur y Oriente. Pero los historiadores
críticos describen esta expansión militar en términos negativos,
enfatizando que el Gran Sacerdote Quetzalcoatl descuidó y abandonó
sus tareas ceremoniales en su capital original, Tula Hidalgo: magos
xihuiqui nohueltiuh, "ven, mi hemana", cuando en realidad se trata
por ejemplo, de una red (Tratado II, cap. B).31
A su vez el relato de la tentación de euetzalcoatl fue el
fondo o ejemplo para diferentes conjuros. En el coniuro de echar
sueños, el encantador se identifica como niyaotl ninoquequeloatzin,
"yo la guerra, yo el burlador-de todos", es decir Tezcatlipoca (Ruiz de
Alarcón, Tratado II, cap.
cubren el asunto y hablan de un "adulterio".
Esta interpretación es un ejemplo de los rnalentendidos
producidos por la lectura cristiana de la historia mesoamericana. En
realidad, Quetzalpetlatl, "petate de plumas de quetzal"' "petate
precioso", es solamente un nahualtocaitl del petate mismo. y aparece
En el exorcismo de temoies nocturnos,
las gentes-otra alusión a Tezcatlipoca (Ruiz de Alarcón, Tratado II,
cap.2). Y un conjuro contra los asaltantes en el carnino y sus armas
comienza:
"Nonnlca nehuatl
Yo ntisnto,
yo Quelzalcoatl,
yo Matl,
niquetzalcoall,
nintatl,
ca nehuatl niyaotl
olvidándose de sus obligaciones sacerdotales. Hasta que "se divertió"
con su herrnana Quetzalpetlatl-hecho que en las fuentes de la época
colonial es descrito como un gravísimo pecado: ¡el monje arquetípico
cometió un acto incestuoso con su propia hermana! (Lehrnann 1938,
p. 87). Los Anales de Cuauhtitlan mencionan la hertnana como
la relación illícita, otras fuentes (Torquemada)
2).32
se invoca el petate como defensa contra el maligno, el que se burla de
rnalos o "demonios" le sedujeron a tomar pulque, la bebida
alcohólica, preferida por los guereros para hacer estallar su
agresión.30 Como consecuencia, Quetzalcoatl se embriagó,
"protagonista" de
5l
ninrcquequeloatzin..
Ye aucan yez:
ya que yo soy la grcrra,
nrc burlo de todo.
Ahora así serít:
nte burlaré de mis hernnnas.
y
.
niq uinmaahu i ltiz nohue hihuan
-."
(Ruiz de Alarcón Tratado II, cap.
l)
Damos, por todo eso, otra interpretación al farnoso relato de
la tentación de Quetzalcoatl: el escándalo no era que tuviera una
relación sexual con su hermana, sino que invocó su petate para
dormir, es decir falló en su vigilia ritual. Esta referencia al traspié
irnperdonable del sacerdote-rey contiene a la vez un mensaje ético
para los gobernantes que son sus herederos conceptuales: si se
en la misma crónica como un atributo de la corte tolteca:
"auh in ipan catca
chalchitthpetlatl,
quetzalpetlatl,
teocuitlapetlatl.
Allí
se enconlraba [QuelzalcoatlJ
en la estera dejade,
en la eslera de pluntas de quelzal,
en Ia estera de oro. "
(Lehrnatrn 1938, p. 78)
Invocar el petate como nohueltiuh, "tni hermana"-es decil
personificando
el objeto en términos de parentesco-es parte
Compárese
rel igiosos.
la
imágen rnántica de
la trecena I I del tonalpoalli en los
de
del
lenguaje especial usado en los conjuros mágicos y en el discurso de
la élite. Ruiz de Alarcón registra a menudo expresiones çomo tlq
r"
rr Varios
otros casos demuestran que la historiografÌa tolteca empleaba aquel lenguaje
¡netaforico. Por ejemplo, el rey Huernac puso a prueba a un grupo étnico de su
capital, los nonoalca, exigiéndoles que le dieran una mujer de caderas de cuatro
cuartas de ancho (HistoriaToltecaChichimeca, ô l7 ss.). Con la ayuda del libro del
Chilam Balam de Chumayel que enumera y explica tales expresiones de la..Lengua
códices
Zuyua"-el
lenguaje elegante
y metaforico
que usaba la élite de descendencia
un¿r adivinanza: la
tolteca-es posible interpretar las palabras de Huemac como
_12
"mujer" en cuestión es sirnplernente una calabaza (véase JANSEN. 1985).
EI "burlador" es Tezcatlipoca. por su actuación ltahLlalística. conio explica la
Histoyre du Mechique:
"Tezcatlipoca se nudaba en diversas
fguras de animales )) ntonstruos buscando
de atentorizar a las gentes... y lomando diversasfiguras, burló a sus servidores y a
todos los de n//a " (GARrBAv, 1979, p. ll5).
Maaften JANSEN
52
La SeRprENre EvpLuveoe
descuidan las obligaciones del culto, viene por abajo el poder más
6.
grande.33
Según nuestra análisis, la visión anti-militar y Tula-céntrica
tuvo el efecto desorientador de conectar la expansión en el inicio del
reinado de Nacxitl Topiltzin Quetzalcoatl con la caida de la
civilización tolteca (descrita en términos apocalípticos): el rey que
abandona su ciudad para conquistar tierras lejanas y trasladar su
capital así es identificado con el rey que huye y muere en el exilio. La
trayectoria de la campaña militar parece idéntica con la ruta seguida
por el rey cuando sintió acercarse su fin: se fue al Oriente, a
Tlapallan, lugar fronterizo con el ârea maya. Pero por su aspecto
dramático, este último viaje confluye además con el viaje de aquel
otro Quetzalcoatl, el creador y héroe cultural in illo tempore: la
y reliquias al "viaje de
y ya no distingue entre el Quetzalcoatl divino y el
tradición oral atribuye varios milagros
Quetzalcoatl"
Quetzalcoatl histórico - distinción, por lo demás, poco relevante para
la cosmovisión mesoamericana.
Resumimos para mayor claridad
los eletnentos de
la
estratigrafía compleja de la narrativa:
L El sacerdote-rey Topiltzin Quetzalcoatl salió de la ciudad de Tula
2.
3.
4.
5.
en una campaña de guerra.
Esta partida fue criticada por un grupo de historiadores como
desviación del carácter ritual y piadoso de la realeza y lamentada
como causa de la caida posterior del reino.
Así el inicio de la campaña de guerra (desde Tula) y la expansión
del reino fue identificado con el retiro de Quetzalcoatl al fin de su
reinado (desde Cholula).
En el discurso religioso y literario, esta visión desemboca en el
relato de la tentación del rey pio por demonios y magos malos,
que le hacen beber pulque y dormir durante su vigilia.
La interpretación cristiana describe aquel "pecado" en términos
de una perversión sexual.
rl En las oraciones a ocasión de la inauguración del rey azteca
se expresa esta
preocupación por la ciudad y se reza que no vaya llevar sus súbtlitos al abisrno
(SAHAcúN, Libro VI, cap. 9)-una clara referencia a la caida de Tula (SeuecÚN,
Libro III, cap. 7).
I.
7
'
53
Luego la campaña de conquistas fue calificado como
una ,,huida,,
desesperada y confusa después de que el rey se había
percatado
de su error fatal.
En el discurso rerigioso esta "huida" desde Tura a su
vez fue
asimilada con el relato sagrado del ,,viaje ¿e c.eaciOn,,
àei
Quetzalcoatl divino, que dio los nombres y característicos a los
luganes (Durán, t,?.,]rt Sahagún, Libro III, caps.l2_!4;Garibaf
1979.pp. il5-ll6).34
.
La versión que nos dan los códices mixtecos precoloniales,
-ã
permite desentrañar una parte de esta historia
y no, uyuJu
discriminar entre las diferentes capas de lo que reratan
ras fuentes del
centro de México' un capíturo es ra activìdad der Señor
9 viento
Quetzalcoatl, el personaje primordiar divino y héroe culturar, que bajó
del cielo para fundar los señoríos, dándolés el agua del'cielo,
Jn
nombre y una fecha sagrada, es decir su amanecer y su posición
en la
historia-tema principal del Códice Vindobonensisjs
Por otra parte los códices Nuttall y Colombino_Becker
presentan al Quetzalcoatr histórico bajo er nombre
der Señor 4 laguar,
rey de Tula-Cholula, y enulneran sus conquistas hechas
an
del histórico héroe mixteco Señor g Venado. Este episodio"on'puniu
coincide
con los_datos fragmentarios y confusos del Centro då México,
según
los cuales el rey Nacxitl Topiltzin euetzalcoatl era un imponaîte
guerrero (Lehmann, 1938, p.371; Lehmann & Kutscher,
195ô, p.5l)
{ rg q" desde su capital Cholula a conquistar el íreasur y orienial,
decir Oaxaca y Ia región maya..,,'
'rNótesequeer árbor frechadoque fìguraenestererato(sAHAcúN,Librotr,
eá
cap.r4y
GARTBAv, 1979, p. r r6) aparece también como erenlento
de ra geografía sagiaca
---- oå
"la peregrinación ¡rexica en er Mapa de Sigüenza (véase
c.rsrañîoà rooar5
Vindobonensis (pp. 49-4g) describe cómo"er se¡oì s'V¡"nto
eretzarcoatr nace de un
pedenral, baja_der ciero y tega a ra-cornunidad ("agrír
y nronte") cre Tirantongo. De
nranera paralela, er Nuttail (pp. r5-22) rerata cór'o er Énvortorio
sagrado derîenoi
9 Viento (Quetzarcoatr nac,ido der pedernar) recibe curto
t.n.,ptãr-ãra.;i";i;;
serpientes de Visión) en diferentes rugares y ar fìn es transportacro
"n
para ser instarado
,. cn el Ternplo del Cielo de Tilarrlongo.
"' El r.la donde cl seùor 4 J.aguar r"eside y da ra nariguera cre ra reareza pintado
es
co'r'o ulì centro ceremonial situado en urì gran valle, al pie
dc Lrn monte'evado
(colombino. pp. xt-XIV), o pasando er niã der
coribrí, àr Iluitzirapan qu. ãio ru
nonrbre a lo que ahora es puebla (BoDLEy, p.34_ll), y por
eso ha cle ser Tollan_
cholollan. La Relación Geográfìca de chorura docunie,ita ra perftrración
de ra ¡lariz
Maaften
54
Le SERprsNrg EMpLUMADA
JANSEN
Con esta perspeciva entendemos mejor la descripción
de
Torquemada:
"Este se t¡ene
por muy averiguado que [Quelzalcoatl] fue
ntuy buena disposición, blanco
de
y rubio y barbudo y bien acondicionado; y
que estando en Tullan le cometieron adulterio los señores de allí,
especialtnente Tezcatlipuca, Huemac; y visto su mal térnino se salió de
Tullan muy enojodo y se vino a Cholullan, donde habitó nutchos aäos con
sus genÍes; de las cuales envió desde allá a las provincias de Huaryacac f=
Oaxaca] a poblarla y a toda esa Mixteca baja y s[¡6 y tzapotecas. Y estcts
gentes dicen que hicieron aquellos grandes y .stunptuosísintos edificios
rotnanos de Mictlan (que quiere decir 'inlìerno'en la lengua ntexicana, qtte
ciertanlente es edifcio nnty de ver, porque se arguye de aquellos que lo
obraron y edificaron ser hontbres de nuty gran erttendinùenlo y para nntcho
príncipes quichés a "Nacxit, señor de los hombres de donde sale el
d,e la realeza.iunto con la escritura.3T
sol", para recibir los símbolos
En vista de que el Señor 4 Jaguar y el Señor 8 Venado pasan
una gran laguna-probablemente la Laguna de Ténninos-para ir al
Templo del Sol, o sea el Oriente (Nuttall y Colornbino-Becker), es
probable que todo eso se refiere al reino de Kukulcán-Quetzalcoatl en
Yucatán. También
"Que es opinión entre los indios que con los Yzaes que poblaron
Chichenizá, reinó un gran señor llantado Cuculcílt, y qile nueslra ser e.\to
verdadel edifcio principal que se llanruCuculcrin; y dicen r¡ue enlró por lct
¡tarle del ponienle y difieren en si enlró anles o después de los Yzaes o con
ellos, y dicen que .[ue buen dispuesfo y que no lenía nnjer ni ltijos... lornó cr
poblar olra ciudad, tratando con los seíiores naturales de la lierra que él y
ellos viniesen (a lo ciudad) y que allí viniesen todas las cosus .y negocios . ..
llanúla Mayapan..."
(l-anda, cap. VI)
AIgo sernejante es referido por la Relación Geográfica de Izamal y
Santa María:
" En un lienpo estuvo toda e.\la lierro deba.jo dcl dontinio de un
señor, estando en su ser la ciudad antigua de Chichen Yyza, a quien .fircron
lt'¡butarios todos los señores de esÍa provincia, de Méjico, Guatimala y
Chiapa,
y
antislad. "
confonne
rn
subdivisión conceptual-ceremonial
de los estados
del juego de pelota.
Varias fuentes sugieren que el rey tolteca después de un
tiernpo regresó al Centro de México, a su capital Cholula, y que
posteriormente volvió a ir a Yucatán:
"Que esle Cuculctin ttivió con los señorcs algunos años en
aquella ciudad y que dejltndolos en nucha paz y anistut! se fornó por al
fitismo cantino a México, y que de pasada se deÍuvo cn Champotótr, y que
¡:ara nrcmoria suya y de su ¡:artida, hizo dentro del mar tm buen edificio al
nodo del de Chichenizú. . . "
(l.anda. cap. VI)
Conceptualmente el Popol Vuh y el Título de Totonicapan
sitúan el Tula de Nacxitl en el Oriente: es allí donde se dirigen los
Tula Xicocotitlan (Hidalgo) y posteriormente en Cholula.
la
esoamericanos.
La visita de Quetzalcoatl al Sol es documentada también en
Chichén Itzá misrno, donde aparece, por ejemplo, en los relieves del
dintel del Templo de los Escudos y Jaguares, junto a la gran canÇha
(de la Garza. 1983, p. 305)
r¡ll ritual de otorgar el status de rey a los señores de cacicazgos vecinos
(AcuñA 1984-85. II, p. l3l). Quetzalcoatl, segírn varias fìrentes, reinaba primero en
la
La expresión "ir a la casa del sol" (la casa donde rroran los
guerreros caidos en la batalla), desde luego es una metáfora para
"buscar fama"; es el Dios Sol mismo que llama al valiente (Sahagún,
Libro VI, caps. 4, 21 y 33). Por otra pafte algunos textos sugieren que
la corte de Kukulcán era una especie de "capital oriental" del imperio,
otros proúncias les enviaban presenles en scñal de paz;,
corTìo
historiografía centro-mexicana enfafiza
"y pregntándole [a gente] ¿ a qtú iba n ac1uellas tierras?,
[Quetzalcoatl] respondió, que habían venido a llannrle de parfe del seíior
de ellas, que era el sol..."
(Torquemada, Libro VI, cap.24; cf. Sahagúrn. Libro III, cap. l3)
.. "
(Torquernada, Libro III, c^p.7;cl'. Acuña 1984-85, I, p. 129)
tolteca que se estableció en Chichén Itza:
la
dirección oriental del viaje y conoce el tema del encuentro con el sol:
y de muy grandes fuerzas.
En la región maya Quetzalcoatl aparece como Kukulcán, invasor
55
tt
Véase TEDLocK, 1985, pp. 203-204, así conlo las escenas sinlilares en cl 'fítulo de
Totonicapan (l'l4r) y los Anales de los Cakchiqueles (REcrNos & CnoNAy &
Go9rz, 1967, p.64\.
LA SERPIENTE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
56
"Esle, segin sus historias (aunque algunos dicen que de Tula),
vino de las partes de Yucalan a Ia ciudad de Cholula... Afirman de
Quetzalcoatl que esluvo veinte años en Cholula,
por el camino por do había venido..
.
"
y
estos pasados se volvió
(Mendieta, Libro II, cap. I I )
Como vimos, los datos de los lienzos de Coixtlahuaca y de
los códices mixtecos sugieren que el Señor
4 Jaguar inició su
campaña de conquistas desde Cholula hacia la región oaxaqueña en
1087 d.C. y que llegó a Chichén Itzâ en 1099 d.C. De allí parece
haber regresado y estuvo gobernando en Cholula todavía en lll9
d.C.). Este periodo relativamente largo puede explicar las semejanzas
de los restos arqueológicos postclásicos de Chichén Itzá y los de Tula
Hidalgo: ambas ciudades formaban parte de un solo reino durante
suficiente tiempo como para permitir influencias mutuas de estilo,
técnicas e ideas. El texto de Torquemada, citado arriba, sugiere que
también (una parte de) la construcción de Mitla relnonta
a
ese
Huemac, que gobernaba en Tula (Acuña 1984-85, I, p. l3l;Lehmann
& Kutscher, 1958, p. 13).
Huemac parece haber sido solamente gobernante en Tula
y es calificado como el sucesor de Topiltzin: según
algunas fuentes elegido como rey de Tula después de la muerte de
éste último (Yázqtez,l99l,p.l09), según otras lo dejó Topiltzin allí
como heredero. Es bajo el gobierno de Huemac que se produce
entonces la verdadera destrucción del poderío de Tula en medio de
hambrunas y conflictos (Lehmann, 1938, p. 3ß).3e
Posiblemente la extensión del reino fue demasiado grande,
dando a gobernadores locales la oportunidad de rebelarse contra la
autoridad central, lo que al fin resultó en una auténtica guerra civil, lo
que explicaría el carácter traumático de estos eventos. Durán traduce
esto en su visión cristiano y describe los eventos en términos que
Xicocotitlan
recuerdan el martirio de la iglesia temprana:
"Contra Topiltzin
reinado.
Como lugar liminal en toda esta historia aparece Tlapallan,
"Lugar Rojo", situado en la región de la Costa del Golfo de México,
cerca de Xicalango. Otros topónimos asociados son Nonoalco y
Teotlixco (Acuña 1984-85, I, p. 131). De un lugar específìco Tlapallan
se convierte en un topónimo de la geografía sagrada, para representar el
Oriente, y la entrada a la región maya. Algunas fuentes lo identifican con
Tlillan Tlapallan, el lugar de lo rojo y negro, es decir el lugar de los
sabios o de las escrituras, que es donde se fueron los intelectuales
(tlamatinime) de Teotihuacan cuando se caía su ciudad (Lehmann, 1938,
p. 90). Funciona como 1Ìontera con la región maya, pero también como
lugar de paso al Otro Mundo. En su nombre encontramos la connotación
de la luz (del amanecer); su ubicación al lado del agua refuerza su
carácter liminal. Para la interpretatión cristiana es el Mar Rojo (Vaticano
3738,p.9v;cf. Durán,1, p.
l2).38
Es allí donde Quetzalcoatl va al
Camargo
t*
y
fin de su reinado. Muñoz
Chimalpahin sugieren conflictos militares entre
él
y
Cabe observar que así como Tenochtitlan tenía Aztlan y Colhuacan tenía
'feocolhuacan, también Tlapallan parece lraber tenido su proyección hacia el pasado:
Huehue Tlapallan (lxrlllxocHlru. l, p. 265).
57
y contra
sus discípulos se levantó gran
persecución, que oí cerliJìcar que se levantó guerra conÍro ellos, porque el
número de gente que había tomado aquella ley, era nntcha, y los que
seguían la predicación de este santo varón y de ,u, o,rriarrlolnnrán,
I, p. I I )
En términos simbólicos, Topiltzin Quetzalcoatl fue tentado y
perseguido destruido por Tezcatlipoca - Yaotl, Dios de la Guerra.
Situando este dato en la versión en su contexto, reconstruimos que el
rey dejó su ciudad primero para hacer conquistas, y luego tuvo que
abandonar su reino por los conflictos internos que esa expansión
misma provocó.
La descripción de la caida del imperio parece seguir las
pautas de la literatura dramática y encuentra ecos elt el relato azteca
sobre la conquista española de Tenochtitlan (Sahagún, Libro XII). Fue
el fin de una época-debidamente anunciada por un profeta (llamado
Huemac por lxtlilxochitl) y por agüeros espantosos. No faltó el
cometa, la estrella humeante (Lehmann & Kutscher, 1958, p. l2).
r')
Las fùentes sugieren que se trató de un contlicto cornple.jo, tanto cntre grupos éhricos
como entre clases sociales. Según la Historia Tolteca Chichinreca (g l6 ss.) los
nonoalca se rebelaron corrtra Huemac (véase tarnbién Jansen, 1985). En la I{istoria
de los Mexicanos por sus Pinturas Quetzalcoatl llevó consigo a "todos los
macehualesdeTula",al abandonarsuprimeracapital,y "deellosdejóenlaciudad
de Chulula y de ahí descienden los pobladores de e//a " (Ganr
aev,
I
979, p.
3
8).
LA SERPIENTE EMPLUMADA
Maarten JANSEN
58
Tanto Quetzalcoatl como Moctezuma y cuauhtemoc vieron el destino
en un espejo mágico (Garibay, 1979,p- ll4)'
Lã reflexión melancólica del Quetzalcoatl que huye, con las
lamentaciones y la acusación de si mismo, es propia de un rey
(cf. Sahagún, Libro VI, cap' 9). El hecho que cubre su "cara fea"
(posiblemente una referencia a las ronchas sobre su nariz) con una
'ì*ár.u.u de serpientes", parece un acto nahualístico (Durán, I, lám 1,
cf. Sahagún, Libro III, caP. 3).
La misma característica tienen las descripciones de su
muerte. En Tlapallan se subió a un coatlapechtli, "cama, andas o
balsa de serpientes" para irse al mar y desvanecer (Sahagún, Libro
III, cap. 14; burán, I, lám. l), o se quemó allí y su corazón entró al
cielo para convertirse en Venus (Lehmann, 1938, p' 9l)' Chimalpahin
dice: poctlantito, tlapallantito,"se fue en donde hay humo (Poctlan),
se fuå en donde hay color rojo (Tlapallan)" (Lehmann & Kutscher,
1958, p.52).
Podemos descifrar estas imágenes de serpientes' humo y alba
como una alusión al trance religioso, chamánico. Es decir, las fuentes
parecen indicar que Topiltzin Quetzalcoatl se murió en .la región
iiminal (entre la región cultural mexjcana y el área maya) durante un
trun.. ,"ligioso, delque no regresó.40
A su vez este relato es asemejado con el de la creación de un
cuerpo astral: Venus, llamado Ce Acatl
(l
Caña). La hoguera en que se
quema Quetzalcoatl para convertirse en la estrella tnatutina, es el
equivalente de la hoguera de Teotihuacan en que se tiró Nanahuatzin
para convertirse en el sol.
No falta el aspecto cíclico: se espera su regreso' Y
efectivamente, de ese retiro cósmico vino de nuevo el símbolo
Qrretzalcoatl
paft marcar la transición a otra época: los
rnesoamericanos lo reconocieron en Cortés.
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EL PALACIO REAL MEXICA. ANÁLISIS
ICONOGRÁFICO Y ESCRITURARIOJuan José B¿TALLA RosADo**
Introducción
Los gobernantes mesoamericanos vivían, al igual que en
otras culturas, en construcciones especiales, generalmente de gran
tamaño, y con comodidades que el común del pueblo no disfrutaba.
Este aspecto se reflejarâ en los documentos pictográficos
prehispánicos y coloniales mostrando dichas viviendas de modo
distinto a las casas normales. Su análisis ofrece, en ocasiones, datos
interesantes para el entendimiento general de la cultura que los
produjo y particular parala comprensión adecuada de los códices.
El objetivo central de este trabajo será, por tanto, el estudio
de la representación de los palacios reales o señoriales en estas
fuentes, donde aparecen pintados de un modo especial para
diferenciarlos de otras construcciones. Su rasgo iconográfico
definitorio va a ser la figuración de una casa-"calli", vista de frente o
de perfil, con el friso decorado con discos o redondeles de color
negro.
*
-*
Deseamos expresar nuestro agradecimiento al Dr. Maarten Jansen sin cuyo apoyo
paciencia no hubiera resultado posible la publicación de este traba,jo.
Universidad Complutense de Madrid.
y
Juan José BATALLA RosADo
EL PALACIO REAL MEXICA
a este tipo de
imágenes, aunque debido al gran número de códices que
utilizaba con mayor frecuencia era teccalli (Carrasco, 1976, p.2l),
aunque como veremos en la cultura mexica, éste era una sala dentro
66
Nuestro análisis se ceñirá exclusivamente
conservamos, nos limitaremos a los que fueron pintados en el área
central de México, es decir, los realizados por la cultura rnexica y su
entorno.
E,l término nahuatl que define el palacio es tecpan calli"casas reales, o de grandes señores" (Molina, 1977, p.93-r), este
vocablo parece englobar tanto la vivienda de los "reyes" o tlatoque
como la de los señores o teteuctin, puesto que ambos eran las
personas encargadas del gobierno. Por ello, durante el período
colonial las residencias de los altos cargos de la Adrninistración
continuarán denominándose en nahuatl de igual modo.
El palacio real mexica se componía generalmente de distintas
salas con su nombre propio, dependiendo de la función a las que
estaban destinadas. Una de Ias fuentes textuales que rnejor describe la
disposición de las mismas es Fray Bernardino de Sahagún, quien
explica en sus diversas obras el tecpan mexica.
Así, en los Primeros Memoriøles (1993: fols. 57r y 57v) y
bajo el titulo " lpan mitoa in Tecpancali Tlatocqcøli" distingue dentro
del r¡ismo once dependencias bajo diferentes nombres: tlatocacali,
tequioacalcali, tecali,
pilcali, achcauhcali,
cuicaoacacalli,
tequitløtocacali, telpochcali, malcal| quauhcali y calntecac. Estas
denominaciones serán muy importantes y de gran ayuda a la hora de
interpretar correctamente la lectura de los glifos de escritura
logosilábica que aparecen en los códices de esta zona.
Por otro lado, en su obra Historia General de las Cosas de
Nueva Espøñø, no menciona el término Íecpan a Ia hora de narrar "De
las maneras de las casas reales" (Sahagún, 1982, pp.465 a 468),
pero continuará precisando las salas que éste contenía, e incluso
añadirá alguna nueva como el tlaxitlan.
Atendiendo a estas descripciones, hemos de tener presente
que los palacios que Sahagún detalla han de ser necesariamente
grandes construcciones y pertenecer con toda probabilidad a los huey
tlatoque.
Los variados nombres de las dependencias del palacio
la causa de que en algunos lugares se
denominase al conjunto con uno de los apelativos de una sala
concreta. Así, en la zona poblano-tlaxcalteca el ténnino que se
lnexica parece que son
67
del tecpan.
Para llevar a cabo el estudio de la representación del tecpan
en los códices, hemos decidido dividir su análisis en dos
grandes
secciones, dependiendo de su presencia en los mismos como elemento
iconográfico
y como signo de escritura. Así mismo,
incluiremos un
apaftado para resaltar aquellos ejemplos en los que por el contexto la
construcción con friso decorado es un teocalh-"templo", y no un
tecpan*"palacio", confusión que sólo se da en el ámbito iconográfico.
Añadir finalmente, que el estudio comparativo del tecpan
permitirá acercarnos a lectura adecuada de algunas páginas y glifos de
códices que hasta el momento resultaban dudosos en cuanto a su
interpretación.
I Representación
iconográfica del tecpan
En los códices, la iconografía del palacio real se muestra
mediante una calli-"casa" pintada de forma desarrollada o simple,
siendo el rasgo definitorio de ambas el friso decorado, que en opinión
de Joaquín Galarza y Keiko Yoneda (1982, p.4l), son espejos de
tezcatl o chalchihuites (figura l).
En el primer caso, la construcción, realizada en planta o
alzado, revela alguna de las dependencias que componían el tecpan.
En el segundo, el palacio es plasmado como una simple casa, con una
perspectiva lateral o ÍÌontal. Si el tlacuilo quiere indicar en su relato la
presencia de un palacio sin más información utilizarâ cualquiera de
ellas, pero si desea describir un acontecimiento que se desarrolla en su
interior, por norma general presentará el tecpan fiontalmente.
Resumiendo, no existe ninguna norma estilística concreta a
la hora de pintar el tecpøn en los códices, dependiendo únicamente de
las "necesidades" y modo de interpretar del tlacuilo.
EL PALACIO RE¡I-
Juan José BATALLA RosADo
68
É¡øe' ycla9o
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(Brotherston,1995, p. 169), c) (Galaza,1980, p. 120).
-\{ ¡t.{ rkt_
I
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:t
qç
q.f
f'. e*
Ll
La iconografía compleja del tecpøn
Los
documentos pictográfìcos
que contienen una
representación extensa del tecpan son los códices Mendoza, Osuna y
Cozcatzin, pero razones metodológicas nos obligan a tratar el último
de ellos más adelante, aunque Çontiene dos palacios pintados
planta con distintas habitaciones. En esta relación no hemos incluido
la imagen del tecpan de Texcoco que aparece en la hoja número dos
del Mapa Quinatzin (Glass y Robertson, 1975, p. 184 y Pasztory,
1983, pp.203-204), ya que pese a ser una fuente esencial para el
estudio de las distintas salas que componen el palacio señorial, no
recoge en sus pinturas ninguna construcción con friso decorado.
El
Códice Mendoza (1992,
\\i<\-\a\'
'N
íi:íí><il<s
en
lll: fol.
69r) tiene una sola
irnagen en alzado que puede ser identificado iconográficamente como
un tecpan (figura 2). En los comentarios escritos en castellano que la
desct'iben se indica claramente que se trata de las "casas reales" de
Motecuhzoma II. En este caso, la pintura es muy compleja y nos
presenta una casa con varias dependencias, mostrando la posible
referencia a un pasillo o escalera central que lleva a un gl'an patio, en
cuyo fondo se sitúa la sala del trono del tlatoani mexica. A ambos
lados de la misma se encuentran otras dos habitaciones, que de
Figura 2: Tecpan de Motecuhzoma (Códice Mendoza, 1992: f.69-r).
acuerdo al comentario escrito, albergaban a los señores de los lugares
arnigos de Motecuhzoma, cuando acudían a Tenochtitlan. Estas dos
habitaciones podrían recibir el nombre de Coacalli (Sahagún, 1982,
p. 468).
En la parte delantera, separadas por un gran patio, el
cotnentarista del Códice Mendozø (1992, lll: fol. 69r) indica que se
situaban al lado izquierdo la sala del Consejo de Guerra y a la derecha
el Consejo de Motecuhzoma II, colnpuesto por hornbres sabios.
Arnbos recintos recibían respectivarnente los nornbres de
Teqniacacalli o Quauhcalli y Teccalli o Teccalco (Sahagún, 1982,
p. a6Q.
Juan José
70
La
B¡r¡lle
EL PALACIO REAL MEXICA
RosADo
construcción muestra cierta perspectiva conseguida
rnediante la sensación de profundidad dada por las supuestas escaleras
centrales y la diferente altura entre el cuerpo delantero
inferior
y el
trasero superior.
Sin embargo, este intento
de
"tridirnensionalidad" puede ser el causante de que en nuestra visión
c.
ftcpd culh n'yico
ncrìon
71
Uno de los rasgos iconográfìcos que lo definen como tal, es la
decoración a base de círculos que encontramos tanto en el friso de la
casa como en el perímetro del muro que parece rodear un patio. El
comentarista del documento escribió encima del edificio "tecpa(n)
calli mexico", es decir, casas señoriales de México (1973: fol. 38r).
Si comparamos las imágenes de los códices Mendozø y
Osuna podemos comprobar que tienen gran parecido, sobre todo si
nos fijamos en la parte superior de la figura del último de ellos. En
nuestra opinión, la similitud entre ambos tecpan, viene dada por
tratarse de los palacios de dos tlatoque mexicas, el de Motecuhzoma
II y el de su padre Axayacatl (Kubler, 1984, pp. 193-194), teniendo
éste último también un gran patio y muchos aposentos (Cotlés, 1985,
p.
116 y Día2,1983,p.162).
1.2 Esquematización iconográfica del lecpan
La forma más habitual de encontrar el palacio real en los códices es
aquella que nos muestra la construcción como una clíßica calli"casa" con el friso decorado con círculos (véase figura l).
En este apartado vamos a analizar aquellos códices en los
\.òo ZJl¿u^ )5,1-;J"s
z
'\^þ'\0"ru*
0i"t
JD
Çn"a
ea)
Figura 3: Tecpan del v¡rrey (Cod¡ce Osuna, 1913: fol. 3Br).
parezca que el palacio tiene dos plantas.
Otra imagen compleja de un tecpøn en alzado aparece en el
Códice Osuna (figura 3).
que de algún modo puede resultar interesante para su comprensión la
presencia iconográfica del tecpan.
Retomando la imagen del palacio del Códice Osuna (véase
figura 3), vemos que debajo del mismo se encuentran dos personas,
una de las cuales es el virrey Luis de Velasco. Este persona.ie está
pintado en otras escenas del documento y en tres de ellas se presenta
seguido de una serie de cargos civiles y eclesiásticos coloniales
(Códice Osuna, 1973: fols. l5r a l9r; 2lr a 25r y 26v a 27r). Lo
interesante, es que el virrey es el único que sielnpre aparece asociado
a un tecpan, como indicativo de su alto cargo (figuras 4a,4b y 4c).
Los dos primeros palacios (fols. l5r y 21r) están pintados por
el mismo tlacuilo y son casi idénticos, pero el tercero (folio 26v) se
debe a otro escriba que tiene un estilo rnuy distinto. Lo impoftante
para este trabajo es que en ambos casos el tecpctn con el friso
decorado está presente independientemente de su diseño.
Juan José BATALLA RosADo
EL PALACIO REAL MEXICA
Resumiendo, el Códice Oswta muestra tanto una imagen
compleja del tecpan del virrey como una representación sencilla del
rnismo, para indicarnos que la persona que está a su lado debe ser
Finalmente, en el Códice Osuna (1913: fo\. 29r) hay otra
imagen que muestra un friso decorado sostenido por tres columnas,
que consideramos puede hacer de nuevo referencia a la morada de
12
Luis de Velasco (véase figura 4d). En este caso, como no
e
&
GTIEE
I
I
b
t]ärãpãEãt
J
@
c
rig
21r, c) fol. 26v y d) fol. 29r.
interpretada como este alto cargo, aun en el caso de que su glifo
pueda ser leído. Es decir, el tlqcuilo no se contenta con escribir el
nombre
y cargo al lado de la figura,l sino que asocia
iconográficamente un tecpan al cuerpo humano de la misma para
destacarla y diferenciarla del resto de personajes coloniales. No
olvidemos que el Palacio de Axayacatl o Casas Viejas, residencia
inicial de Hernán Cortés, fue habitado en I 530 por la Audiencia y en
1535 el virrey "ocupó apartamentos en el mismo lugar" (Kubler,
1984, p. 194).
I El antropónimo del virrey
está compuesto por una pelota de hule-o11/ y út1 oio-ixtli
dando como lectura olix, término similar fbnéticamente a Luis. El cargo está
señalado con la voluta de la palabra que aparece pintada en el glifb. que debe ser
leída como tlatoani, es decir, virrey o máximo gobernante.
t--
del Valle (Glass y
Robertson, 1975, pp.143 y 207) o Códice Tepotzotlan no 2
(Brotherston, 1995, pp. 169-113) en el que aparece la pintura de las
quejas de tres localidades que peftenecen a la jurisdicción de
Tepotzotlan. Nos interesa destacar cómo a la hora de escribir el glifo
Indígenas de algunos pueblos del Mørquesado
t:
a
va
acompañado del virrey, el tlacuilo (pensamos que se trata de un tercer
escriba) realiza la composición mediante esos soportes para dar idea
de la grandiosidad del edificio.
Pasamos al análisis del documento no 31 de los Códices
de cada uno de los topónimos, únicamente el nombre de Tepotzotlan,
compuesto por el logograma de un jorobado-tepotzotli, se encuentra
errcima de un tecpan (véase figura I ).
Consideramos que de esta manera el tlqcuilo o escriba indica
que Tepotzotlan es el pueblo principal y los demás dependen de é1. En
términos de escritura logosilábica, para expresar de forma completa
Tepotzotlan, sólo faltaría añadir al glifo la terminación tlan, rnediante
el dibuio de unos dientes-tlantli.z
Otro aspecto a tener en cuenta es la función que en 1552
(fecha de realizacion del documento) pudiera tener el palacio real de
Tepotzotlan. Hemos de tener presente que en época prehispánica este
lugar ya tenía preponderancia y su gobernante era tepaneca (Beligand,
1996, pp. 424-425 y Gerhard, 1986, p. 130), con lo cual es rnás que
segura la construcción del tecpan desde esos tiempos. Posteriormente
nos ocuparemos del posible uso de algunos de los antiguos palacios
señoriales de estos pueblos.
Por lo que se refiere al Mapa catastral de
Tepoztlan,
Pqnhuacan, Ayapango y Tlanahuac, realizado a mediados del siglo
XVI en la región Amecameca (Glass y Robeftson, 1975, p.207),
podelnos observar cómo cada uno de los glifos que expresan los
cuatro topónimos (figura 5), se encuentra pintado sobre un tecpan.
Sin ernbargo, en el Códice Osuna (1973: t'o1.34-r) podenros ver el topónimo
Tepotzotlan realizaclo con la imagen del.jorobado sobre un cerro-repetl, lo que nos
lleva también a Ia posibilidad de que ciertos tlaatiloque cornetan crrores a la hora de
escribir.
EL PALACIO R.EAL MEXICA
Juan José BATALLA RosADo
14
75
Los palacios tienen unidos un señor o tecuhtli' o incluso
podría tratarse de un tlatoani, ya que posee todos los rasgos
iconográficos que lo definen como tal: diadema real' manto rico'
chinampas
detentabanlamismacategoríayportantocadaunodeelloscontaba
calzada que unía Tenochtitlan con Xochimilco (Durán, 1984 II,
pp. 105 a I 15 y fig. l3).
pueblos
asientã de petatã, etc. Por ello, debemos pensar que los cuatro
con un palacio Para el señor.
Ã.
Tepoz
chinampera por excelencia. No olvidemos que en tiernpos de Itzcoatl
y tras la derrota de los xochimilcas, éste les obligó a construir
la
Por todo lo expuesto, podemos pensar que el tecpan que se
encuentra en el interior de Tenochtitlan, puede hacer referencia al
palacio del tlatoani mexica. Por otro lado, en las pinturas de la obra
de Fray Diego Durán Historia de las Indias de Nueva España e Islas
eãË-J¡==l
rgura
Suponemos que estas superficies cuadrangulares son
que están haciendo referencia a Xochimilco, ârea
v
uac.
Detalle SuPeri or (Glass y Robertson, 1975: fig 60)'
que incluye la representación de
Otra fuente pictórica
'Pièce
-do-s
d'un Procès (Glass y Robertson' 1975'
tecpan es el códice
p. iS¡). Realizado en el siglo XVI, lún está por determinar
.luru,l't"nt. su contenido y la región que describe (figura 6)' aunque
la zona
rlos atrevemos a pensar que recoge la esquematización de
..1
lactlstredeMéxico,combinandounaescenacolonialconotra
prehispánica.
del
En ambas partes aparec e un tecpan, pero la interpretación
difícil'
resulta
general,
lnismo en el contexto
pago
En la que narra la historia prehispánica, observamos el
ltzcoatl'
de tributos o .nìr"gu de obsequios al cuarto tlatoani mexica
por pafte de dos perrona, unid-as por huellasde pie a un tecpan'Toda
1975'
se desarrolla dentro de una isla (Glass y Robertson'
io
pues se ven tres
p. "r."nu
I 83) que creemos no es otra que Tenochtitlan,
presente que el
tenemos
si
llevan a tierra firme. Àdemás,
podemos
"ahad'asque
cartográfico-histórico'
códice es también de contenido
(atendiendo a la
suponer que no está norteado y que la parte superior
el este' De este modo, tendríatnos que Ia
huellas de pie' lleva al sul'' a una zona
que
incluye
calzadamás larga,
entre los cuales destaca la figura
rectángulos
poi
lutgo,
representada
.scritLlra alfabética) es
deteriorada de un señor.
J
i
I
I
(-..
.L
I
I
I
-þ
l-rgura 6: P¡èce d:un Procds (Glass y Robertson, 1975: fig. 51).
la Tierra Firme (1984,11: figs. 12 y l3), que describen la guerra de
Xochimilco y la edificación de la calzada, también podernos apreciar
de
con claridad que en este lugar había un tecpan.
Si retomamos ahora lo que hemos dado en llarnar la parte de
historia colonial del lienzo, todavía no podeuros interpretar
mínimamente la presencia del tecpan, aunque parece unido a las
figuras de dos indígenas que portan vara de mando. Debajo del
palacio encontramos a Hernán Cortés y a Doña Marina, esta última
con su gfifo compuesta por una hierba retorcida-malinølli que ofrece
el antropónimo Malintzin.
'76
EL PALACI0 REAL MEXICA
Juan José BATALLA RosADo
Otro documento que sin duda plasma de forma clara el
tecpan mediante un edificio con el friso decorado con círculos, es el
Códice de San Juan Teotihuacqn. Pintado hacia 1557, nara la
revuelta indígena del pueblo del mismo nombre, a causa del relevo de
los frailes franciscanos por agustinos. A partir de los trabajos inéditos
de Alfonso Caso y Federico Gómez de Orozco (Guzmân, 1979)
sabemos que el documento debe ser leído de abajo hacia arriba' En la
parte inferior hallamos el primer tecpan que muestra la decoración
clásica y tiene escrito encima el topónimo del pueblo de Texcoco' Fn
el interior del edificio, representado frontalmente, hay un fraile con un
libro en la mano que adoctrina a unos indígenas (Valle, 1989, p' 177)'
De esta imagen podemos extraer la posibilidad de que
los
evangelizadores utilizaran en algunos lugares los palacios señoriales
ocupándolos para educar en los mismos a los indígenas.
En la quinta franja del documento aparece pintada otra
construcción que por la decoración del friso no puede ser más que
otro tecpan, aunque se encuentra de perfil. En nuestra opinión, es
debido a la necesidad del tlacuilo de pintar al indígena escapando por
lun lateral y en el cual se puede apreciar el agujero realizado en el
edificio (Guzmán, 1979, pp. 1 l-12).
Uno de los aspectos más interesantes de los dos tecpan
pintados en el Códice de San Juan Teotihu^cctn es sin duda, la distinta
perspectiva utilizada atendiendo a lo que el tlacuilo (no existe ningún
elemento en el documento que indique cambio de escriba) necesita
contar en cada ocasión. En el primer caso precisa de espacio en el
interior para incluir al fraile adoctrinando a los indígenas, por lo que
su repreientación es lÌontal, rnientras que en el segundo ejemplo le
interesa mostrar la huida de la persona por un lateral y por tanto no es
necesario ampliar el espacio central'
Retomando la descripción de la pintura del primer tecpqn tratado en el
ctidice de san Juan Teotihuachn, en el que se mostraba la educación
de indígenas, hemos de hacer referencia a otro documento
denominãdo Códice de Xalapa. Datado en 1540, se supone que fue
elaborado en el Centro de México (Glass y Robertson, 1975,p'237)'
aunque nuevos estudios indican que, debido a la presencia de distintos
pueblos bajo este nombre, puede pertenecer a otras áreas geográficas
(Taladoire, l99l). Se trata de un plano de propiedad en el cual
,l
ì,":.\,
v
L
destacan las representaciones de
un juego de pelota y
a
utì
7"¿
del
Xalapa (Glass, 1964: fig. 78)
ura
r'''
,t,,
una
edificación indígena con una cruz
que sobresale de la parte superior
(figura 7).
Debido
interpretado que
a ello, se ha
antiguo templo
la casa es un
acondicionado
posteriormente como monasterio,
sin embargo en el friso de la
misma encontramos el rasgo definitorio de tecpan, aunque en este
caso también tenemos dos círculos en la jamba de la puerta.
La suposición de que el edificio es un viejo adoratorio
prehispánico reutilizado por los evangelizadores (Glass, 1964, pp. 126
y Taladoire, 1991, p. I 14), viene dada por la glosa que acompaña la
figura: "Al monasterio. Aqui solia aver los qués Uchytobos à to q
dizen". No obstante, Eric Taladoire (ibidem) apunta que la cruz y la
glosa tienen distinta tinta, lo que implica que podrían haber sido
realizadas con posterioridad.
Nuestra opinión se decanta no sólo por esta idea, sino que
rnantenemos que la construcción indígena es realmente un tecpan que
se conservaba en pie y fue usado como monasterio en época colonial,
tal y como habíamos visto en el caso del Códice de San Juan
Teotihuacan. Además, no conocemos ningún ejemplo en el cual los
frailes utilizaran un antiguo "templo pagano" sin derruir, para situar
un monasterio o una iglesia. Algo muy distinto es el uso de piedras de
esas antiguas construcciones e incluso de las platafonnas piramidales
donde se asentaban, como ocurrió con el Palacio del Arzobispado de
México, ordenado edifìcar por Zumârraga sobre una de ellas, de
y que estaba terminado hacia I546 (Kubler,
origen prehispánico,
1984, pp.201-202).
Siguiendo nuestro análisis, la iconografía sirnple deI tecpan,
nos lleva a otro nuevo documento, el Códice Aubin (1981). Entre sus
tnuchas pinturas únicamente tiene una construcción con el friso
decorado con círculos, en cuyo interior vemos pintada la mitra de un
obispo (figura 8a). La imagen está en el folio correspondiente al año
1584 y el texto nahuatl que la acompaña utiliza clararnente el término
uey tecpa (Dibble, 1963, p.9l y Lehmann y Kutscher, 1981, p. 52),
Juan José BATALLA RosADo
78
Eæ
llffil*
b
a
Figura 8: a) TecPan del Codice Aubin
(1981: fol. 64r). b) Tecpan del Códice
Azcatitlan (1995: fol 25r).
'79
EL PALACI0 REAL MEXICA
para indicamos la llegada del
obispo al mismo. Lo que no
podemos aclarar es si el
conjunto del tocado dentro
de un palacio significa su
ocupación como vivienda
por parte de éste, o la
presencia de la autoridad
eclesiástica en un tecqan
para, como indica el texto, "impartir justicia", o más bien se trata del
palacio Arzobispal que se presenta iconográficatnente como
þropio
una casa señorial.
Una imagen similar a ésta aparece en el Códice Azcatitlan'
pero en este caso en el interior del tecpan hay una diadema real
prehispánica o xiuhuitzolli (figura 8b).
Hasta ahora no se ha podido interpretar con claridad el
conjunto de la página que contiene la representación, ni por tanto esta
.r.ènu concreta (Códice Azcatitlan,1995, p' 148)'
No obstante, hemos de tener presente un aspecto nuevo que
pudo darse en la pintura de los códices al tratar de historia colonial.
palacios sólo podían estar
buando
no había colonizadores, los
.r"Ëto,
que algunas ocasiones, y dependiendo de lo narrado'
ocupados por señores indígenas, pero con la llegada de los españoles'
el
tlacuilo se'vería obligado a especificar qué tipo de autoridad ocupaba
el tecpan. Por ello, pensamos que en el Códice Azcatitlan lo que se
quierå indicar es la intervención del señor indígena, de ahí la diadema
real.'
Relacionado con estos dos ejemplos, sabemos que en otros
de la
Çasos aparece figurado el tecpøn para indicarnos la importancia
a su lado. Ya
habíamos visto con
"itá
15r, 2lr y 26v) el
(1973
fols.
ànterioridad cómo en el Códice Osuna
para
expresar su cargo
junto
palacio
al
virrey estaba en tres ocasiones
el Códice San
documento'
otro
en
modo,
(véase figura 4). De este
presencia de
la
observamos
p.
192)
1975,
Àndrés 1ðtass y Robertson,
es decir'
Ic)'
(véase
figura
idéntica
función
unu
Lrrt tecpìen
p.rroná qu.
pintada
"on
,
y la diadema real indígena realtnente pertenecen al ámbito de la
cscritura logosilábica, debiendo ser tratados cotrro logograntas'
pensauros que la mitra
ura 9
mostrándonos quién es
uran, 1984, ll:
el personaje principal, pese a que ya
está
señalado por ser el único que tiene voluta indicativa de la palabra y el
antropónimo escrito sobre su cabeza.
En opinión de Joaquín Galarza (1980, pp. 121-122) la figura
podría ser un calpixqui o mandón, lo que también nos acerca a la
representación de dos tecpan individualizados, de similares
características iconográficas, que encontramos en los documentos
número 8 y 26 de los Códices Indígenas del Marquesado det Vatte
(1983). Por el texto escrito en estos códices, el palacio señorial sólo
puede estar haciendo referencia a la calpisca de dichos pueblos, es
decir, la morada del cølpixqui-"mayordomo".
Otra imagen de un tecpan Ia hallamos en la obra de fray
Diego Durán, cuando narra la ejecución del señor de Coyoacan por
orden de Ahuitzotl (fìgura 9).
En la escena vemos lo descrito en el texto (Durán 1984 II,
pp.371-372), mostrándonos
la
vivienda unida
a las distintas
"hechicerías", (se transforma en águila, víbora y simula prender fuego
al tecpan), que realizó el tlatoani de Coyoacan. Fuera de su contexto,
resultaría difícil escapar a la tentación de leer estos animales y el
fuego como elementos que darían lugar a distintos nombres del
palacio, o cualquier otra cosa.
A continuación pasamos a uno de los documentos que más
representaciones iconográfìcas contiene del tecpan, nos referimos al
Códice Florentino de fray Bernardino de Sahagún. Las viñetas de esta
obra plasman en multitud de ocasiones las casas señoriales, sin
80
EL PALACTo RE¿l Mpxrca
Juan José BATALLA RosADo
81
embargo, es rnás difícil encontrarnos con la típica decoración del
friso, aunque las pinturas están relacionadas con numerosas
actividades y resulta difícil en ocasiones discernir su funcionalidad.
Para analizar estas imágenes en el Códice Florentino (1979),
hemos decidido seguir el orden de aparición de las figuras del tecpan
por los distintos libros que lo componen.
En los Libros I, II y III, dedicados a la religión mexica,
el desarrollo de las fiestas
(Códice Florentino, 1979,l: Libro I-fol. 22v; Libro ll-fols. 5lr y
106v, y Libro III-fol.3lv). Así, podemos ver a los señores comiendo
al lado del palacio, dando alimentos a los pobres en el mismo, al lado
de sus casas durante los días netnontemi o aciagos y presentando a sus
hijos al telpochcølli (una de las salas del tecpøn según los Primeros
Metnoriales, 1993: fol. 57r). En todas ellas, el friso decorado es
ençontramos tecpan relacionadas con
indicativo de la presencia del palacio.
El Libro VI curiosamente sólo recoge una imagen del palacio
señorial, con perspectiva frontal, y lo hace para mostrar una de las
"rnetáforas" según la cual el tlatoani le decía a uno de sus señores que
"sería de sus más allegados". La construcción muestra el friso
decorado mediante círculos y en su interior al gobernante porlando Ia
diadema real junto a un noble (Códice Florentino 1919 ll: Libro VI,
1ol'.214v).
Uno de los Libros que ofrece mayor información sobre los
palacios es sin lugar a dudas el VIII, puesto que tiene un capítulo
dedicado a "de la manera de las casas reales".
Vemos en primer lugar que comienza describiendo las
distintas habitaciones que componían el huey tecpan. Entre ellas
destaca la imagen que nos presenta el tlacxitlan o sala principal de los
jueces en la que se dictaban sentencias (figura l0a). La pintura
contiene la casa con friso decorado y a cuatro jueces o tecutlatoque
asociados a dos formas distintas de ejecución de los reos. Como
aspecto importante cabe destacar que el término tecutlatoque estâ
escrito combinando la diadema real (signo silábico tecu o tec de
tecuhtli-"señor"), con la voluta de la palabra (verbo tlatoa-"hablar").
Es interesante comprobar cómo en este caso, los jueces no tienen la
corona encajada en la cabeza, sino sobre la misma, ya que si tuvieran
ésta ceñida a la frente serían interpretados iconográficarnente como
tlatoque.
br
#
a
I
l-lgura 10: Salas del tecpan a) Tlacxitlan, b) quauhcalli, c) Tecpilcalli (Códice
Florentino, 1979: Libro Vlll).
Otra estancia que apareae unida a un tecpan es el
quauhcalli-"cârcel" (figura l0b), mostrada mediante un recinto
edificado con tablas de madera, indicativo de quauitl-"árbol" o
"madera" y calli-" casa" .a
En el mismo folio se incluye una viñeta para describir la sala
denominada tecpilcalli (figura l0c) definida como el lugar donde se
juntaban los hombres de guera y se dictaba justicia si alguno de ellos
había cometido algún delito (Códìce Florentino, 1919,lI: libro VIII,
fol.27r). En este caso la imagen incluye como referenciaun tecpan,
ya que el resto de la pintura se dedica a narrar la muerte de uno de
estos guerreros principales, Uitznaoatl Ecamalacotl, por un delito de
adulterio. Por ello, se observa la ejecución a pedradas de esta persona
con su antropónimo a la izquierda y al huey tlatoqni Motecuhzoma II
* No
creemos
que la lectura de quauhcalli:'cárcel" sea escritura
decantándonos mas bien por una imagen puramente iconográfica.
logosilábica.
82
Juan José
Baralla
EL PALACIO REAL MEXICA
RosADo
con la diadema real ceñida a la cabeza
y
su glifo sobre la misma,
presenciando el ajusticiamiento.
En las tres pinturas analizadas creemos que la representación
del tecpan es meramente iconográfica, simplemente indicativo del
lugar físico donde se encontraban los recintos.
Los capítulos 19,20 y 2 I del Libro lX del Códice Florentino
están dedicados a los oficiales de plumas o amønteca, artesanos de los
más ricos, equiparados con los comerciantes o pochteca (Rojas, 1986,
p. 169). Las pinturas que describen alos amanteca incluyen en cuatro
ocasiones vn tecpan, pero el texto no explicita de forma clara cual es
la función del mismo (Códice Florentino, 19'79,lll: fols. 59r, 60r, 60v
y 62r). En nuestra opinión, podría referirse a un palacio propio
enclavado en su barrio (denominado arnantlan), pero también es
factible que se trate del tecpan del huey tlatoani, es decir, podría
mostrar la vida de los tecpan amanteca que moraban en la residencia
de Motecuhzoma II (Rojas, 1986, pp. 169-110), y finahnente cabe la
posibilidad de que sea el recinto del dios de los amanteca, llamado
Coyotl Ynaoal, que tenía su templo junto con Yacatecuhtli, dios de
los mercaderes.
De hecho, cada una de las viñetas parece hacer relación a una
de estas posibilidades. Creemos que las dos primeras muestran el
tecpan en la celebración de panquetzaliztll con los ancianos
y
la
irnagen de su dios, y durante la fiesta de tlaxochimaco con la reunión
en la "casa grande" de las mujeres (Sahagún, 1982, pp.528).
Respecto a la escena del adoratorio doble dedicado a Coyotl Inahual y
a Yacatecuhtli no queda claro por el texto, si está en el tecpan
o
realrnente es un templo. Finalmente, la última viñeta pensamos que
describe los tecpan amenteca, a quienes Motecuhzoma ll "les puso
una casa especiøl a sus artífices de la pluma" (Sahagún, 1982,
p.530). De hecho, en la pintura aparece representado un tecpan çon
una persona al lado que no puede ser otra que el tlatoøni mexica, con
lo cual el palacio real tiene que ser el suyo.
En el Libro X sólo aparece un tecpan acogiendo a "el
hombre que tiene pacto con el demonio" (Códice Florentin,o 1979,
III; Libro X, fol. 2lr). La presencia de la casa señorial puede venir
dada por la identidad de los propios informantes de Sahagún, que eran
nobles, por lo que es normal que en la pintura se sitúe a la persona
dentro de un tecpqn.
83
Para concluir, en el Libro XII, dedicado a la Conquista de
México, hay muchos tecpan asociados generalmente al palacio de
Motecuhzoma lI y al de su padre Axayacatl, puesto que en ellos se
desarrollaron los acontecimientos más impoftantes de la Conquista de
México. Dado que su representación no apofta nada nuevo al estudio
de los tecpar, remitimos al Códice Florentino (lg7g Ill) para su
visión.
Existen otros documentos que plasman la llegada de los
españoles a Tenochtitlan y el uso de los palacios señoriales, como el
Códice Moctezuma (Glass y Robertson, 1975, p. 170) que muestra al
tlatoani mexica preso de los españoles y en la terraza del tecpan de
Axayacatl (véase Batalla, 1996, pp.110-111 y fig. 4); el Códice
Mexicanus (1952: lámina LXXVII) en el cual aparece un tecpan
asociado af glifo de Tenochtitlan y, finalmente, el Códice Vaticano A
(1979) que en su folio 87r presenta debajo del año 1-caña el encuentro
entre Hernán Cortés y Motecuhzoma II y bajo ellos un tecpan con un
español en su interior, relacionado con el glifo de Tenochtitlan.
El palacio mencionado del Códice Vaticano I ha sufrido un
deterioro muy curioso en el friso decorado, ya que queda sólo un
círculo, dando
la impresión de que el rectángulo fue
cortado
a
propósito.
Otro valioso documento que recoge la presencia
de
numerosos tecpan con el friso decorado es el Mapa de Cuauhtinchan
n' 3 (Galarza y Yoneda, 1982). Su impoftancia radica en el hecho de
que es el único de los cuatro mapas que conservamos de este área, que
contiene este elemento iconográfìco.
De obligada referencia es también el Códice Mariano
Jiménez (1967) que contiene datos sobre el tributo que pagaba el
pueblo de Otlaxpan a los españoles (Glass y Robertson, 1975, p. 158).
En sus folios 10 y l1 plasma al lado de la información económica un
tecpan (figura ll). El texto explicativo del documento indica que el
primero de ellos es la "casa pública" o del común (Leander 1967,
p.99). En la segunda representación no se rnanifiesta nada al
respecto, aunque la presencia del cofre o "caxq do se echq el dinero
del común" (op. cit., p. 107) no puede evidenciar otra cosa que ésta es
custodiada en el interior del tecpan que aparece encima.
EL PALACIO REAL MEXICA
Juan José BATALLA ROSADO
84
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Figura
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1: Tecpan del Códice Mariano Jiménez (1967:
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Códice Mariano Jiménez, es la función que se les asigna en época
colonial. Curiosamente no se utilizan como casas señoriales, sino que
se menciona su uso público para el regimiento del pueblo.
Este
aspecto nos lleva a otras imágenes del tecpan con una utilización
similar. Si analizamos los mapas o pinturas de las Relaciones
Geográficas del siglo XVI encontramos la representación de distintos
palacios con idéntico uso.
Así, en la Relación de Mexicaltzingo y su Partido se unieron
los Mapas de Colhuacan e lztapalapa (frgura l2).
En el primero de ellos vemos debajo del glifo del pueblo una
gran construcción con el friso decorado con círculos que incluye en su
interior la glosa "comunidad". En el mapa de la segunda población
está pintado otro tecpan con puerta doble, y el texto escrito dentro del
tnismo señala que "estas casas son de la comunidad". De este modo,
parece claro el uso de los antiguos tecpan de los señores indígenas
como centros principales de los pueblos. Incluso en la Relación
Geográfica de Cempoala, Epazoyuca y Tetliztaca (Acuña, 1985, VI:
67 -94) el mapa de Cempoala presenta un tecpan indicando debajo del
L-.
iiçju
'Zt'n''
o
o
o
o t
o ll',
o
o
1).
seguimos comprobando como el escriba adapf.a las pinturas, en forma
o tamaño, a lo que necesita narrar en un momento concreto,
sacrificando, como en este caso, las proporciones.
Uno de los datos más interesantes que aportan los tecpan del
å1"þii.1
o
o
fø
Lo que pensamos que ha ocurrido es que el tlacuilo desea
resaltar de una manera claru la caja de caudales, de ahí su
desproporcionado tamaño, y la imposibilidad de incluirla dentro del
tecpqn, ya que le obligaría entonces a ocupar todo el folio. De nuevo,
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o
o
o
o
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85
Figura 12: Detalle de los Mapas de Colhuacan
Vll:23 a 47).
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q
€d
d
lztapalapa (Acuña, 1986,
tnismo mexico tlatouani ytzcouatzi ycha-"la casa de ltzcohuatzin
México", es decir, que el cuafto tlatoani mexica, ltzcoatl, tenía
de
un
tecpqn en el pueblo de Cempoala.
Otros mapas de Relaciones Geográficas contienen la
representación iconográfica del tecpan, como la de Nochistlan
(Acuña, 1984, II) y otros grandes edificios que no tienen el friso
decorado, pero que sin duda, en su tiempo fueron palacios señoriales
de indígenas. Aparecen, por ejemplo, en el mapa de Teutenango
(Acuña, 1986, VI) en el cual dos casas de considerable tamaño son
descritas por la glosa como "casa de comunidad" y "casas reales
p[ar]a el corregidor ". Similar a esta última es el tecpan del Códice
de Tlatelolco (1994), que tampoco presenta el friso decorado.
Finalmente, debemos señalar la existencia de la irnagen del
tecpan en códices tan tardíos (finales del s. XVII o principios del
XVIII) como los peftenecientes al Grupo Techialq¡an (Batalla y
Rojas 1994). En ellos, ocasionalmente hay pinturas que rnuestran los
palacios señoriales generalmente con dos pisos, aunque en ningún
caso manifiestan la decoración del friso (Beligand, 1996, p.428).
Creemos que resultaría un trabajo muy interesante intentar comprobar
cuales de estos tecpan habían sido construidos en época prehispánica.
EL PALACIO REAL MEXICA
Juan José BATALLA RosADo
86
Tras el análisis iconográfico de la representación del tecpan
hernos podido comprobar su uso generalizado en todo tipo
de
documentos para ofrôcer variada información, insistiendo en el hecho
de que los ttàcuiloque pintan los mismos desde diversas perspectivas,
atendiendo a los acontecimientos que se encuentren relatando'
2 Templos con friso decorado
Este apartado se ha hecho necesario porque en distintos códices
aparecen escenas que muestl.an templos con el friso adornado
mediante círculos. En algunos casos este rasgo iconográfico no da
lugar a error y la constiucción únicamente puede ser interpretada
.*o un templo, pero en otros puede inducir a confusión'
Así, del primer caso tenemos las viñetas de la obra de Fray
Diego Durán que presentan el adoratorio doble del Templo Mayor de
triro decorado con círculos (Durán, 1984 II: figs'
Tenãchtitlan
"l
"òn
29 y 30). El Códice Cozcatzin (1994) plasma en su folio l-v una
construcción con similar ornamentación y "unq escultura que corona
el eclificio" que se considera ilustra el templo de HLritzilopo.chtli
(Valeio de Gárcía, 1994, p.35). Así mistno, incluye el templo doble
àe Tlatelolco (muy semejante al de Tenochtitlan) y los
al templo" (op. cit.: fig. XII). Podemos aventurar que el tlacuilo
col'no un tecpan.
En las viñetas de la Historia de las Indias de Nueva España e
Islas de Tierra Firme de fray Diego Durán, también hay dos escenas
en las que es necesario profundizar para no equivocarse en la
interpretación del edificio. En la primera se describe la conquista de
Tlatelolco por parte de Axayacatl y en ella podemos ver al tlatoani
rnexica subiendo las escaleras de una construcción, con friso decorado
mediante círculos, en la cual de nuevo aparece su figura tomando un
prisionero. El texto que acompaña la ilustración (Durán, 1984 II, p,
263 y frg.22), narra la captura de Moquihuix, señor de Tlatelolco, por
Axayacatl en el Templo Mayor de dicha ciudad. De este modo vernos
un paralelismo entre la representación del teocalli en Ia obra de Durán
y en los códices Cozcøtzin y Florentino.
La segunda imagen de la obra de Durán muestra el templo de
Coatlan, "contenido con el de Huitzilopochtli" (Durán, 1984, II,
dos
Cozcatzin, 1994: fols. l4v y 15r). Finalmente, el Códice Florentino
(1979, III: Libro XII, fols.40v y 41r) también recoge la imagen de la
qu",l'tu de los cuerpos de Motecuhzoma II, señor de Tenochtitlan, y de
lizquauhtzin, seRor de Tlatelolco. La pira funeraria del segundo de
ellos se colocó a los pies del Templo Mayor de Tlatelolco, con lo cual
Cód¡ce Florentino plasma
al
tnenos uno de los
adoratorios con los círculos del friso como elemento estético'
No obstante, existen otros documentos donde Ia distinciÓn no
es tan clara y puede llevar a una mala interpretación de la escena.
Esto ocurre en el Calendario Tovar, donde en la figura del
rnes lzcalli, el tlacuilo parece representar un tecpan en lugar del
templo que aparece en otros documentos del mismo contenido, como
el Caten'dario Boban (Kubler y Gibson, 195 l, pp' 34-35)' A ello cabe
añadir que el texto castellano explicativo de la pintura indica que
"tiene por pintura una cqsa con unas flores en unas gradas para
clenotai q(ue) to primero q(ue) florecia y retoñecia luego lo llevavan
!
ha
querido plasmar un templo mediante la pintura simple del elemento
calli-"casa" a la que da cierta categoría pintándole el friso decorado
(Códice
a<loratorios tienen el friso que hemos definido para el tecpan
la escena del
87
\:7
Vvv
Figura 13: Templos con friso decorado (Códice Florentino, 1979).
EL PALACIO REAL MEXICA
Juan José BATALLA ROSADO
88
p.439
y fig. a3). Por ello, vemos
una casa con friso
y
almenas
89
*13.",^
decoradas como indicativo del adoratorio de esta deidad. La serpiente
pintada en su interior tiene por objeto la lectura coateocalli o casa de
diversos dioses.
,-:i*,-..
Finalmente, en el Códice Florentino de fiay Bernardino de
Sahagún (1979), hay tres viñetas en las que la representación clásica
del tecpan tiene que ser interpretada como un templo (figura l3). La
primera de ellas, describe la fiesta en honor a Chicomecoatl con el
ofrecimiento de "todas estas comidas, al cu de la dioso" (Códice
Florentino, 1979 l: Libro II, fol. 28r), mostrándonos el templo como
vn tecpan de perspectiva frontal.
En la segunda imagen, perteneciente al capítulo dedicado a la
guerra (Códice Florentino 1979 1l Libro VIII, fol. 34v), vemos a los
guerreros mexicas quemando un adoratorio que se sitúa sobre una
pirámide. El friso del templo se encuentra decorado a manera de
tecpan, pero el conjunto, teocalli ardiendo, debe leerse del mismo
rnodo que en otros documentos como los códices Mendoza (1992, III)
y Azcatitlan (1995), es decir, indica conquista.5 Una imagen idéntica a
la que hemos examinado la tenemos en la obra de fray Diego Durán
cuando explica la conquista de Coyoacan por ltzcoatl (Durán, 1984,
Il: fig.
11).
La tercera escena del Códice Florentino (1979,
III:
Libro
XIl, fol. 33v) presenta lamatanza de Pedro de Alvarado en el Templo
de Huitzilopochtli por medio de un soldado español y un indígena,
con un templo figurado como tecpan, detrás de ellos.
3 Representación escrituraria del Tecpan
Hasta este momento sólo hemos visto las imágenes que plasman el
palacio señorial o tecpan mexica mediante una casa con el friso
decorado con círculos. Sin embargo, en otros casos, se observa
claramente el uso de la construcción como elemento de escritura,
concretamente con la función de un logograma, que debe transcribirse
como TECPAN.
5
Todavía no se ha interpretado de una f'orma clara si el teocalli en llamas
debe ser considerado signo de escritura o mera iconografìa.
b-
y con humo
Cuando el tecpan es un signo escriturario se pinta de forma
sencilla, aunque su perspectiva puede ser frontal o Iateral,
dependiendo del estilo del tlacuilo.
Comenzamos este análisis por el Códice Cozcatzin (1994),
ya que, como habíamos indicado al inicio del trabajo, razones
metodológicas nos obligaban a posponer su estudio, puesto que
contiene el tecpan como elemento iconográfico y escriturario a la vez,
siendo su combinación en la misma escena de gran impoftancia para
el entendimiento de ella.
En sus folios l5v y 16r presenta un mapa de la región de
Xochimilco (figura l4).
En esta parte cartográfica, se aprecian las tres .iurisdicciones
en las que se encontraba dividido el lugar: Tepetenchi, Olac y Tecpan
(Valero de García, 1994, p.53). Destaca en primer lugar
la
representación de la zona chinampera que coincide con la iconografía
que habíamos visto en el códice Pièce d'un Procès (véase figura 6).
90
Juan José BATALLA RosADo
-3\l
EL PALACIO RTAL MEXICA
91
Inmerso en las chinarnpas, en la
zona inferior, hallamos dos imágenes de un
tecpan (figura 15a). Uno de ellos tiene gran
tamaño y su perspectiva es frontal. A su
lado está pintado otro palacio rnás pequeño
con [a diadema real sobre laterraza. Se trata
dictadas en 1558 durante el gobiemo de Don Luis de Velasco, según
las cuales los dos primeros pueblos entregaban y recibían mayor
tributo que Olac, de lo que "resulta evidente por printera vez que dos
de estas cabeceras (Tepetenchi y Tecpøn) tenían más importancia que
la tercera (Olac), de lo que anteriormente sólo había ølgunos
sin lugar a dudas, del glifo de escritura
5: a) Tecpan,
(Códice Cozcatzin logosilábica que transcribe el topónimo
1992i fols lSvy 16r)
Tecpan. El gran palacio que aparece a su
lado indica que el pueblo de Tecpan
(escritura) tenía un En esta parte cartográfica, se aprecian las tres
mostrando la importancia de Tepetenchi y Tecpan sobre Olac, a través
,
-f
ra
jLrrisdicciones en las que se encontraba dividido el lugar: Tepetenchi,
Olac y Tecpan (Valero de García, 1994, p.53). Destaca en primer
Iugar la representación de la zona chinampera que coincide con Ia
iconografía que habíamos visto en el códice Pièce d'un Procès (véase
figura 6). tecpan (iconografía) como morada del gobernante o
tlcttoani, puesto que los señores de las tres jurisdicciones eran tlatoque
(Pérez.1984, p. 446yYalero de García,199a, p. 53).
En la parte inferior derecha del mapa, observamos otro gran
tecpan, sobre cuyo tejado se encuentra
pintado
un cerro
coronado
por
--:g_9.
una
diadema real (figura 15b). Se trata de la
,jurisdicción de Tepetenchi (Valero de
García, 1994,p.53), cuyo tlatoani también
tenía un tecpan compuesto por distintas
salas, conforme a la
figuración
iconográfica del mismo.
En el ángulo
superior derecho,
F¡gura 15: c) Olac
(Códice Cozcatzin
1992: fols. 15v y
160.
está
indicios" (Pérez, 1984, pp. 454-455). Así, el Códice Cozcatzin
estâ
de la representación del palacio y de la diadema reales. Ésta última
creemos que indica "señorío" en los casos
de Tepetenchi y Tecpan, al igual que
ocurre en el Códice Aubin (1981: fol. 38v)
en el cual. para indicar que se pusieron
señores en Quauhnahuac, Tepoztlan,
Huaxtepec y Xilloxochitepec el tlacuilo
une a cada uno de los topónimos la
diadema real. De este nrodo, podríamos
Figura 16: a) Tecpan de afirmar que los tlatoque de Tepetenchi y
Axayacatl, (Códice Tecpan son tnás "Señores" que el tlatoani
Cozcatzin,1992: fols. 3r).
de Olac. Quizás por eso en el Códice
Mendoza (1992 lll) no aparecen figurados ninguno de los dos
pueblos, mientras que OIac si está recogido como tributario en el folio
20r, con su glifo contenido en e[ de Xochirnilco.
El Códice Cozcatzin consta de diversas partes y r"rna de ellas
posee una lista de 55 parcelas entregadas a los indígenas por ltzcoatl
tras la victoria sobre Xochimilco (Valero de García, 1994, p.33). Esta
sección tiene un gran número de glifos con el nombre de las tierras y
de los señores que las ostentan. Entre los distintos elementos
escriturarios que
el tlacuilo utiliza
para indicar los topónirnos y
antropónimos encontramos el logograma TECPAN,
plasmado el glifo de la Figura 15: b) Tepetenchi,
jurisdicción de Olac !iaic.1 co.z^cltzin 1992:
(ibidem), sobre una fols lSv v 16r)'
canstrucción que es una casa--calli norrnal y sin
ténninos TECPAN (casa con friso decorado) y AXAYACATL (rostro
con agua en Ia cara y diadema real para indicar que se trata del
diadema real sobre la rnisma (figura l5c).
llacatecpan
preguntarse por qué Tecpan
corresponde con la escritura logosilábica ya que el tlacuilo ha escrito
sólo el palacio y el antropónimo del tløtoani mexica que gobernó
Tras la descripción realizada cabe
y Tepetenchi tienen
un palacio señorial y una diadema real, mientras
que OIac no. La respuesta podemos obtenerla en unas Ordenanzas
El primer glifo que hallamos (figura l6a) consta de los
tløtoani).
entre 1468
El glosador del códice escribió encinra del misrno
y debajo axaiacaltzin. Pensamos que la glosa no se
y
1481.
Juan José BATALLA RosADo
92
EL PALACIo REAL MEXICA
93
En nuestra opinión, y teniendo en cuenta
que es el primer nombre de tierras de toda esta
I
sección, caben muchas posibilidades de que el
terreno pertenezca al palacio de Axayacatl, con lo
cual coincidiría con los elementos que componen el
glifo. Esto no quiere decir que Axayacatl
Figura 16:
b)
Tecpancihuatl,
(Códice
Cozcatzin,
fols 6v
consiguiera las mismas en tiempos de Itzcoatl
(victoria sobre Xochimilco y reparto de tienas),
puesto que aún
no había nacido, pero podría
haberlas obtenido de diversas maneras.
Relacionado con este glifo, hemos de
folio 10v del Códice Cozcatzin aparece oho que está
compuesto por una casa-calli con un rostro-xayacarl (sin más
1992:
señalar que en
aditarnentos) en su interior que es interpretado por el glosador como
tlacatecpan. De nuevo estamos ante una lectura
errónea, ya que ninguno de los elementos es un
hombre-tlqcqtl y un palacio-tecpan. Así mismo,
en el folio 5v aparece otro error en el término
en lugar del TECPAN el
tlacuilo ha escrito el signo fonético tec o el
logograma TECU mediante la diadema real, con
lo cual el pueblo debería de ser Tecutzinco o
tecpantzinco, pues
Tecuhtzinco.
En los folios 6v y 7r del Códice
a
b
c
Figura 17: a)
, b) Teccalli, c) Pilcall¡ (Cod¡ce Florentino, 1979: L. Vlll,
37r y 37v; L.XI,241v y L. Xll,14v).
También recoge en sus páginas glifos con el posible
logograma TECPAN, el Códice Florentino. Concretamente, el
Capítulo 14 del Libro Ylll "de la manera de las casas reales", tiene
dos viñetas que muestran las estancias donde los jueces o tecutlatoque
(diadema y vírgula de la palabra) celebraban los juicios de los nobles
y macehuales. La primera de ellas se llamaba tlacxitlan (Códice
Florentino, 1979,11: Libro VIII, folio 37r) y vemos en la pintura un
tecpqn que contiene un hombre y un pie (figura l7a). Así, el tlacuilo
nos indica que está hablando de un tecpan (no resulta claro si la
o escritura) y que dentro del rnismo se
encuentra la sala tlacxitlan, cuyo glifo es un hombre-¡/ acatl y un pieicxitl. En la segunda imagen (Códice Florentino, 1919, ll Libro VIII,
folio 37v), tenemos la habitación denominada teccalli (figura l7b)
pintura es iconografía
:-'t
FEura-t6f--õ
!;h.uatecoan
Cozcatzin (1gg4) están pintados dos glifos ':::::?r,r, 1ee2:
similares, pero con una interpretación del fols.7r.
glosador muy interesante. El primero de ellos
(figura l6b) está compuesto por los logogramas TECPAN (casa con
friso decorado) y CIHUATL (mujer) y Ia transcripción indica que se
trata del antropónimo tecpa(n)cihuatl, con lo cual la lectura parece
correcta.
pintada mediante el tecpan, para indicar que está dentro de éste, y una
diadema real sobre la azotea que transcrib e el fonema tec.
El Libro XI del Códice Florentino (1919 ll) también tiene
una sección dedicada a las diferencias entre edificios, e incluye en el
folio 241v, una construcción con el friso decorado con círculos para
describir el tlatocacalll como residencia del tlatoqni. por ello, en el
centro del tecpan introduce a un señor con diadema real ceñida en la
cabeza y vírgulas de la palabra que salen de su boca.
Pero el segundo (figura l6c), que consta de los logogramas
CIHAUTL (rnujer) y CALLI (casa) no puede ofrecer el topónimo
CihuøÍecpa, ya que el palacio real no está presente. Obviando las
dificultades actuales que tenemos para el desciframiento de la
escritura mexica (Batalla, 1995) creemos que las glosas que
Hay otra pintura en el folio l4v del Libro XII (figura l7c)
que presenta a Motecuhzoma II entre dos tecpan, uno de los cuales
tiene un niño en su interior. La lectura correcta de la imagen la
acompañan a los documentos pictográficos necesitan de una profunda
y se fue a su casa propria" (Códice
Florentino, 1979,lII: Libro XII, fol.l4v). Una mejor explicación la
revisión crítica.
encontramos
en el texto nahuatl y
Motecuçoma quicøuh
in uei
"Motecuçoma dexo la casa rreal
castellano
del
tecpctn, umpøia
documento:
in
ìpilchan-
tenernos
EL PALACIO REAL MEXICA
Juan José BATAI-I.A RosADo
94
en la Historia
General
...
(Sahagún, 1982, p.731):
"Mocthecuzoma (...) salióse de las casas reales y
fuese a las casas
que él tenía antes quefuese rey o emperador". En la imagen vemos
corro el tlatoani ha salido de una construcción que es el huey tecpan y
se dirige a otro palacio que contiene el glifo de un niño 7,ril/i, es decir,
el pilcalli, situado dentro de un palacio (Primeros Memoriqles, 1993:
fol. 57r).
c\.zp:t
,T*
Códice
(1992
En
el
Mendoza
lll)
aparece
en dos ocasiones
el
topónimo
Tecpan (figura
8), uno en la
sección de las
Figura 18: Topónimo Tecpan (Códice Mendoza, 1992 conquistas y el
lll: 5v y 32r).
otro en la de
ñ
1
pueblos tributarios (idéntico al de la Matrícula de Tributo,s 1980: 6-
v). En ambos ejemplos está pintado el logograma TECPAN mediante
la casa con fi'iso decorado, pero el primero de ellos, tiene sobre la
azoteala diadema real o xiuhuitzolli.
La explicación de esta diferencia no ha sido estudiada con
claridad y se ha entendido que en los dos casos se trata del topónimo
Tecpan, pero que en el primero, el tlacuilo añade la diadema como
redundancia lingüística (Berdan, 1992, l, p. 101), es decir, como
contplementación.fonética para indicar que el logograma colnienza en
este caso por tec. Nuestra opinión no mantiene esta hipótesis, y
consideramos que el escriba indígena representa ese elemento por otro
tnotivo, ya que la casa señorial no puede tener otra lectnra distinta a
TECPAN, y por tanto no es necesario señalar la sílaba inicial del
logograma.
Podemos pensar que al igual que ocurría en el Códice
Florentino (véase figura 17b) la diadema sobre el tecpan indica que el
pueblo es Teccalco. No creemos que esta solución sea la adecuada,
puesto que en este caso, un pueblo no puede ser incluido dentro de un
palacio como ocurre con una sala. Además, en la sección tributaria,
está pintado un glifo en el folio 20v, compuesto por una diadema real
y una casa sirnple que recoge el nombre de este pueblo, aunque el
95
glosador se equivoca y transcribe Tecalco, inventándose la presencia
del signo tetl-"piedra" indicativo del fonema re.
Por otro lado, cabe la posibilidad de que ante el elevado
nútnero de pueblos con este nombre (Gerhard, 1986, p.484) el
tlacuilo, al igual que habíarnos visto en el Códice Cozcatzin (véanse
figuras l5a y 15b) y en el Códice Aubín(1981: fol. 38v), incluye la
diadema real para mostrar que este Tecpan era un señorío, y de este
modo aclarar de qué pueblo se trataba y diferenciarlo del resto. Por
eso, cuando Tecpan aparece como tributario en la segunda sección no
es necesario especificar nada, puesto que ya está incluido
en
Quahuacan. Por todo ello, es más factible esta teoría que la primera
que hemos mencionado.
Nos resta reseñar la aparición como elemento escriturario del
TECPAN en otros tres documentos. En el Códice Azcatitlan (1995:
fol. 2v) donde se presenta unido al glifo de la porteadora del dios
llarnada Chimalma, pero hasta el momento su lectura no ha podido ser
interpretada. Por otro lado, tenemos un tecpan de perspectiva
tridimensional en el folio 3v del Códice Cozcatzin (1994: fol. 3v) que,
adernás del friso decorado tiene sobre su azotea una bandera-pøntli,
de la que no sabemos si se trata de un elemento ornamental del
posible palacio de Axayacatl, o de la terminación de topónimo pan.
Por último, rnencionar la presencia en el Møpa Santa Cruz de la
Ciudad y Valle de México de dos tecpan, uno como elernento del glifo
de Coatlichan y el otro individualizado, para oÍÌecer la posible lectura
de Tecpancalco (León-Portilla y Aguilera, 1986, pp. 55 y 6l).
No podemos dar por finalizado este estudio sin mencionar
que, tal y como habíamos indicado en la introducción del rnismo, los
palacios señoriales con friso decorado mediante círculos no son
exclusivos de los códices del Centro de México. De hecho, en el área
tnixteca, conservamos documentos preconquista y coloniales que con
toda probabilidad reflejan este tipo de construcción.
Podemos observar la presencia del elemento iconográfico
Íecpan en códices como el Nuttqll (1987, pp. 5, 19,23,24,26,27 y
41), Selden (1964, pp.2,4,8 y 16), Colombino (1966, pp. ¿3? y l3),
Yanhuitlan (1994,
pp.2 y 3) y Egerton (1965) en el cual
abundancia de palacios reales merece un único estudio.
la
Otlos documentos rnixtecos que contienen figuraciones del
los lienzos Antonio León, Ihuitlan, Jicayan.
Íecpan descrito son
I, Meixueiro (Glass y Robertson, 1975: fig.44), etc. En el
últirno de ellos la escena central que recoge el nombre del lugar
Zacatepec
engloba dos edificaciones de las cuales una de ellas es un tecpan (en
el Lienzo de Coixtlahuac(t no / las dos son palacios), y está rodeada
por seis topónimos que incluyen el tecpan, pero consideramos que no
son meras representaciones iconográficas sino que forman parte de un
glifo de escritura logosilábica, ya que cada palacio tiene adosados
elelnentos distintos. Lo que en su momento habrá que determinar es si
en estos ejemplos el tecpan está pintado para indicar que las
localidades contaban con dicha construcción o si reallrente forma
l
iii
ii
l
REAL MEXICA
91
escritura mexica. La primera de ellas, es el elevado número de errores
que los glosadores cometieron al transcribir la lectura de los mismos,
y la segunda el gran desconocimiento
que todavía tenemos del
funcionamiento del sistema logosilábico de escritura que esta cultura
desarrolló.
Creemos que es de gran impoftancia realizar estos análisis
exhaustivos de elementos concretos, como la simple representación de
un tecpqn, para ir avanzando en la interpretación de las pinturas y en
Ia lectura de los glifos que aparecen en los documentos pictográfrcos.
Para terminar, es nuestro deseo recalcar que creemos haber
de las Relaciones Geográficøs como
parte del topónimo de las mismas.
recuperado algunos mapas
Conclusiones
verdaderos códices, aspecto en el que no nos cansaremos de insistir,
ya que en nuestra opinión siempre han sido "los grandes olvidados',
Tras el repaso que hemos realizado de las representaciones del palacio
real o tecpan definido mediante una casa con el friso decorado con
círculos, la conclusión más importante que debemos obtener es que el
análisis nos ha permitido entender partes de códices y signos
escriturarios cuya interpretación no era clara.
Por un lado, el estudio iconográfico del tecpan establece que
rl
EI PaIacTo
Juan José BATALLA RosADo
96
cuando aparece representado, hace mención a la existencia de un
gobernante indígena o colonial y que por tanto los pueblos que poseen
palacio señorial tiene mayor categoría que aquellos que carecen de é1.
Adernás, el tecpan unido a un personaje, puede diferenciar por la
importancia del cargo al mismo.
Por otra pafte, no hemos hallado ningún ejemplo en el que
podamos considerar que el tecpan es un simple elemento decorativo.
Siempre tiene una función dentro del total de las pinturas que
componen el códice. De hecho, a través del estudio de las viñetas de
los códices Florentino y Durán, creemos que éstas no deben ser
tornadas como meras ilustraciones, ya que un examen profundo de las
mismas ha revelado que describen lo mismo que el texto escrito que
las acompaña.
También hemos podido comprobar que en ocasiones, el
tecpan puede ser confundido con un templo, con lo cual es necesario
acotar el contexto iconográfico en el que la pintura está realizada.
En cuando al análisis del tecpan en términos escriturarios, de
nuevo debemos señalar dos cuestiones fundamentales respecto a la
para el grupo de investigadores que se dedican al estudio de los
Códices Mesoamericanos.
l*
l
Juan José BATALLA RosADo
98
EL PALACIO REAL MEXICA
99
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THE PREHISPANIC HISTORY OF'THE VALLEY OF'
COIXTLAHUACA, OAXACA
Bas van D)ESBURG
Olivier van BTJREN
Drawings by Martijn van den BELr
Introduction
At the moment, at least twelve indigenous pictographical
are known to have originated in the valley of
documents
Coixtlahuaca. s we know from several sources, this was an important
prehispanic centre with a big market. An overview is presented here
of the history of the valley as it has been recorded on the indigenous
documents. Our first aim is to provide a working base for those
interested in the reading and analysis of the Coixtlahuaca documents.
The interpretation
of this historical
record
in
terms
of
the
development of the Coixtlahuaca señoríos or the socio-political
structures of these seflorlos and other important ethnohistorical
questions
will
be adressed in future publications.
The valley of Coixtlahuaca is situated in the northern part of
the Mixteca Alta and is surrounded by a mountain range (see map
p. 155). Crossing these mountains, several Mixtec villages are found:
-
The drawings ofthe Lienzo Tlapiltepec are after JorrNsoN (1994).
by Martijn van den Bel.
All other drawings are
r04
THg pngglspaNIC HrsroRy
Bas van Donsnunc/Olivier van BUREN
Lienzo Tlapiltepec is from Tlapiltepec, an ancient subject
settlement of lhuitlan, but dominated by the Coixtlahuaca royal
to the southwest are located villages like Tamazulapan. Tepozcolula
and Tlaxiaco, to the south the village of Tejupan, while to the
southeast the villages of Yanhuitlan and Nochixtlan are situated. To
the east are the villages of Apoala and Huautla. The rnost northem
village of the valley is called Aztatla and is very close to the bo_rder
betwãen the states of Oaxaca and Puebla. The northeast corner of the
valley forms the border between the Mixteca Alta and the Popoloca-
lineage after ca, 1450 AD.
3. The lienzos
4.
5.
Nahuatl area around Tehuacan.
approximately three thousand inhabitants, although another village,
Tepelmeme, is *o." or less of equal size, and is situated to the north
Concepción and San Antonio Abad (all more or less to the east of
Tepelmeme), Tequixtepec (in between Tepelmeme and Coixtlahuaca),
.licbtlan, Tulancingo, Tlapiltepec and Suchixtlahuaca (to the east of
coixtlahuaca), and Nativitas to the south of coixtlahuaca. The main
indigenous group of the area is the Chocho (or Chocholtecos)' whose
tradition und lunguug" show a very close resemblance to the Popoloca
of the neighbou.ìng state of Puebla. we know however that formerly
also Mixtec and Nahuatl were spoken in the area.
The Coixtlahuaca documents can be divided into five groups:
l. Three documents from Coixtlahuaca itself: the Lienzo
Coixtlahuaca l, the Lienzo Seler ll or Coixtlahuaca Il and the
2.
|'lhe
Lienzo Meixueiro.l
Three documents from the Ihuitlan area: the lienzos lhuitlan and
Tulancingo are from lhuitlan.2 Parmenter (19S2) proved that the
Lienzo Meixueiro is in fàct not an original docunlent, but a reconstruction ofthe
Lienzo A nrade by Willialn Gates, based on photographs The Lienzo zf in turn' is a
copy made by Nicolas de León (Parmenter, 1970). The location of the original is
u,]Li.,o*,.,, and it may even not exist anymore. A better name f'or the origirral of this
clocument wor¡ld be Lienzo Coixtlahuaca Ill.
2 Tlre proverrience of the lienzos lhuitlan and T'ulancingo will be cliscuss.9
ll^l
(1993)
t'orthcoming article by van Doesburg and van Buren. opposed to Parnlenter
deal
an<l Rincón*(1994) the authors believe that the lienzos lhuitlan at'td'litlancingo
with the history oí'lh,itlan and its li'eages and clon't evetr rnentiott'fulancingo. This
is based upon the identification of lhuitlan in the Lienzo Tlapiltapec.'fhe rulers
rnentioned tlìere f'or Ihuitlan also appear onthe Lienzo Ihtùtlan. Ftlrthermore, in the
ACN we t'onncl a nt¡mber of documents that rnake it possible to iclentify several
places rnerrtioned in the Lienzo Ihuitlan as f'ormer 'barrios' or neighbourhoods of
I
Tequixtepec.
Tequixtepec
I and
Tequixtepec
II are from
The Lienzo Nativitas is from Nativitas.
For the Gómez de Orozco Fragment, the Selden Rott and the
Codex Baranda we are unable
to give the actual village of
provenience but because oftheir close relationship to the contents
of the Coixtlahuaca lienzos we are able to say that they are also
originated in the valley of Coixtlahuaca.3
In the valley itself the main village is Coixtlahuaca with
of coixtlahuaca. other important villages are lhuitlan, Tlacotepec,
r05
in fact
All the lienzos display cartographical features and some are
rather detailed topographical rnaps. Some also depict the
village borderline, often in the form of a band of jaguarskin
the sign of the village, and the borderplaces or
mojoneras.a. Fufthermore, all lienzos give genealogical iniormation;
some focus mainly on this aspect, others only give some data
concerning genealogies. All Iienzos give some kind of historical
surrounding
infonnation, and again some focus more on this aspect than others.
The lienzos Seler II, Tlapiltepec, Ihuitlan, Tequixtepec I and II and
Nativitas tell us of foundation rituals and rnythological origins, as do
the Gómez de Orozco Fragment, the Selden Rolt and the Codex
Baranda.
Several authors have dedicated their attention to the corpus
of the Coixtlahuaca documents. Caso (1954, 1958 and l96l) wrote
valuable first commentaries on the Gómez de Orozco Fragment, the
Codex Baranda and the lienzos Tlapiltepec and Ihuitlan, Parmenter
(1961, 1970, 1982, 1993) added additional ideas, discovered more
documents (the lienzos Tequixtepec I and 11 and the Lienzr¡
Tulancingo) and did important work on the identifìcation of places
Ihuitlan. Also, the geography as shown on tl¡e Lienzo Tulancingo. corresponds to thc
geography of (sixteenth century) Ihuitlan.
is also tl'te Lienzo Aztatla-also nrentioned by Rincón (l9t)6)-which is still in
its village of'proveniance. However, the doculnent is in such a poor state that it can
hardly be read, and is theref'ore not included in the list here. Other pictographical
Coixtlahuaca-documents mav still be f-ound in the fì¡ture.
Village borders are given by the lienzos Coixtlahuaca I, Selar tt. A. Tulancingo.
TequixÍepec I a¡d Nativitas.
r'l-here
t
ti|rr
106
Bas van DoqsBunc/Olivier vqn BUREN
THE PREHISPANIC HISToRY
and the history of the documents, Smith (1973) cited several of the
Coixtlahuaca documents in her book and included an appendix which
was wholly dedicated to the Coixtlahuaca group, Caso (1977)
published the history of the region as he saw it and included the
personages of the documents in his most important bibliography of
the mixtec kings (1979). Viola König (198a) and her colleagues from
Hamburg analysed Ihe Lienzo Seler II in detail. Other works of value
are Johnson (1994) and Rincón (1994, 1995, 1996). AIso there are
several works that do not directly deal with Coixtlahuaca but connect
it with other parts of prehispanic Mexico (e.g. Kirchhoff et al., 1973).
This article offers a synthesis of these various studies cornbined with
the recent research done at the Archaeological Department of the
Leiden University.
The historical pictographic documents were made
to
legitirnize the position and power of the post-classic rulers. They told
of the births, marriages, deaths, wars, alliances and successors of the
lords. In the Mixteca and the Coixtlahuaca region, the historiographic
tradition already started somewhere in the tenth century with the
reinstatement of politically strong lineages and the restoration of the
small city-states after the collapse
of
classic Monte Alban. The
documents were made to explain how the ruling class had once
obtained its position and how it was inherited and transferred to the
later lords. Coixtlahuaca history can thus be analysed according to the
following two themes:
a) Origin myths and foundation rituals:
The origins of the ruling class were explained in several ways. In
some cases (mostly Mixtec) the first lords had emerged out of
sacred trees, hills or rivers. In the north (i.e. the Nahuatl area) the
origins of the people were traced back to the mythical place
Chicomoztoc, "At the Seven Caves". From these places the
different groups had emerged to disperse themselves and found
tlreir separate cacicazgos (citystates). In many cases war was
needed to obtain the new lands. Essential to the subsequent
foundation of the cacicazgo.ç was the drilling of "New Fire" and
the installment of the sacred bundle, the "Heart of
the
Community" or altepeyolorl, in the village temple. Also other
rituals were performed to obtain possession of the lands, e.g. the
shooting of arrows in the four cardinal directions.
b)
107
Genealogies, conquests and marriages:
War as a means of expansion was often (but not always) followed
by the maniage with a princess of the defeated Iineage. Once the
new dynasty had been installed, the children served to establish
relations with other cacicazgos in the vicinity, also by means of
marriage. Hence, the depiction of maniage in the documents
represents the transfer oftitles,
Coixtlahuaca History
The historical tradition kept by the sixteenth century Aztecs
and many of their contamporaneous neighbours revealed that several
centuries before a people called the Toltecs had ruled over wide areas
of Central-Mexico. Their legendary capital was called Tollan ("midst
the Cattailreed"). Although it seems this name originally referred to
the great classic centre of Teotihuacan, it came to be used during
Toltec times as a name for several Toltec cities, like Xicoc or
Xicotitlan (nowadays Tula in the State of Hidalgo), Chotula and
Tenochtitlan. The Toltecs were remembered as the inventors of the
post-classic culture and as such were highly respected. Many later
ruling houses, among them the Aztec royal family, claimed descent
from Toltec ancestors. Another one of these was the lineage of the
famous Atonal, supreme lord of Coixtlahuaca in the fifteenth century.
I
The Lineage of Lord 7 Water (Atonal) ,,Eagle"
The Anales de Cuauhtitlan, a very important
sixteenth
century anonymous Nahuatl-source from the Valley of Mexico which
covers the Valley history from the eleventh to the sixteenth century,s
tells about the collapse of Toltec society around the I I th century and
the subsequent migration southwards of the Toltec lords. In paragraph
67 of this document we encounter the following passage.t'
s'lhe original text f'rom
1544/45, which is now lost, was copied by Iìernanclo de Alva
Ixtlilxochitl, the famous historian from Texcoco, at the end ofthe lóth century. This
copy is nowadays kept at the National Anthropological Museuur in Mexico City.
'fhe text is clearly based on an interpretation ofseveral pictographic documents
fion.r
Cuauhtitlan, Texcoco, etc., mixed with commentaries fiom the oral tradition.
t'We do not
know when exactly the history of this Atonal took place. The year I flint
probably isn't a historical date, but a sacred or syrnbolic date. related to the end of
the Toltec era. However, other indications (e.g. the number of generations tbllowing
ñrTHE PREHISPANIC HISTORY
Bas van Doxnunc/Olivier van BUREN
108
I
"Este pueblo antiguamente era de los nás principales
de aquella
provincia y donde se hacía un mercado de mucha riEreza, y así, acuclían a
ël muchos mercaderes forasteros de toda Ia tierra; de ll4éxico, de Tezcuco,
de Chalco, de Xuchimilco, de Cuyuacan, Tacuba, Azcaputzalco,
finalmente
de todas de las provincias de la tieta, a sus granjerías, resgates de oro,
plumas, cacao, jícaras muy galanas, ropa, grcjno, hilo de colores que
hacían de pelos de conejo. " (Durán, I 984, p. I 85).
tecpatl ypan in yn xihttitl xitinque yn tolÍeccl catco ypan
ntochiuh yn Vemac yquac tlcttocalia, (...) Auh yn tolteca niman yaque (...)
quizato Huehue Quauhtitlan, oc oncan chixque yn Tamazolac chane catca
yn'onc(in tlapiaya yn ilocd Atonal, nyman no tehuan quinhuicac yn
imacehualhuan. Niman onehuaque yn tolteca (...) Auh yn oyaque yn
"
ocallacque allepetl ypan cequinlin notlallique (...) Coayxtlahuacan,
Tantazollac (...) ".
(l Pedemal [064]: En este año se desbarataron los qne eran
tolteca. Aconteció en tiernpo de Huemac, cuando reinaba, (...) Y se fueron
los tolteca (...) llegaron a la antigua Cuauhtitlan; allá aguardaron todavía a él
que era habitante de Tamazolac, que allá era guardian, el nonrbrado Atonal,
quien luego con otros llevó a sus macehuales. Partieron en seguida los
tolteca (...) Y al irse y entrarse en los altepetl se establecieron algunos en
(...) Coayxtlahuacan [y] Tamazolac (...); Anales de Cuauhtitlan. d 67)?
"Ye yquac yn yn axihuac altepetl cohua¡,rllahuacan. Oncan
yancuican ompeuh yn hualcallaquia teocuitlatl quetzctlli olli cacahuatl
yhuan occequi necuiltonolli et". Oncan peuh yn ineyollaliliz ntexicayotl yn
ica tlacallaquilli. et" "
(Fue cuando ya se habían apoderado del altepetl
.
Cohuayxtlahuacan. Ahí por primera vez comenzó a entrar hacia acá el oro.
plumas de quetzal, hule, câcao y otras riquezas, etcétera; ahí ernpezó el
The first Tamazolac ("At the Water of Frogs") was a place
alivio del corazón de la rnexicanidad por el tributo, etc.; Anales
of
Toltitlan and Old Cuauhtitlan, on th€
Lake
of Mexico. Almost 400 years later, a
of
the
northwestern shore
farnous descendant of this first Atonal, also called Atonal (ll) and
close
to the
villages
Cuauhtitlan,
C oayxt
yn
The Historia de
I
Huehue
lahuacan, yn iquøc
Atonal until the Aztec conquest ofCoixtlahttaca) seetn to point towards the eleventh
or twelllh century.
7 'l'he
translatiorrs of the Nahuatl{exts in this article as given by Fcliciano Velázquez
(1992) and Mengin (1939-40) have heen changed orr some points by the atrthors.
los
sus Pinturas,
Spanish author and based on
pictorial
manuscripts
by
indigenous
readers confirms:
.
Aztec power:
por
the explanation of
nohuian anahuac llacalktquilli. Auh ynin Atonal ¡,uh mitoa ca oc ynpillzin
yn lolteca calc(i oncan chane calca yn Toltitlan Tatnazolac: oncan ehuac
ynyc quizgue Íolfeca yn yquac xilinque "
(4 Casa-5 Conejo [1457-1458]. En este año, Motcuczotnatzin el
The story of the war against Coixtlahuaca is also told in
detail by the religious Spanish chroniclers Juan de Torquemada
(1615) and Diego Durán (ca. 1580). The conquest of the city must
have been very important to the Aztecs: in the fifteenth century
Coixtlahuaca was a major market centre and a strong contender to
Mexicanos
rË written early in the sixteenth
century by an unknown
yn oncan tlatocctlio huey tlaloani ytoca Atonal, oncan quicemil[tJaya yn
vie.jo se apercibió a combatir; y salieron de guerra a conqtlistar
Cohuayxtlahuacan, cuando reinaba allá el huey tlatoani nonlbrado Atonal;
allá exarninó los tributos de todas partes de A¡raht¡ac. De estc Atonal se dice
que era todavía príncipe dc los toltecas, que era allá habitante de Toltitlan
Tamazolac, de allá partió, de nlanera que se acabaron los toltccas cttando se
desbarataron; Anales de Cttauhtitlan, $189)
de
89).
coø2ttbþuaa.
Ypan inyn xihuitl yctotlalo
MoÍeuczomalzin ynic yaoquixohttato tepehu6llolo
öI
t1
ruler of Coixtlahuaca, was defeated by the Aztecs:
"4 calli-5 tochtli.
109
ut.
ill.1 The stra ngled Lord 6 Water "Jaguai'
(Atonâ lll) (Codex Mendoza).
ganó
ntuchas
"En el año 139
[=14621
Cuaixtlahuacan
y
se
truJeron
joyas a Moteuczoma" (Historia
de los Mexicanos por sus
1979. p.6l).¡
Pinturas,
¡, ,nJlii"riio:t"å:3";:
coixtlahuaca's ruler Atonat was srressed
Mendoza when he depicted the strangled lord in front of his palace in
the list of Moteuczoma's conquests (ill. l).'
*
'
The difference in the dates ofthe conquest rnight be explained by the long duration of
the war (four years, cf. Anales de Cuauhtitlan, g238) between the Aztecs and the
Coixtlahuaque.
coixtlahuaca mearrs "Plain of snakes" in the Nahuatl language, Its Mixtec name
Yodocoo, "Valley of Snakes".
is
ll0
Several
Coixtlahuaca
The
Central-Mexican
sources indicate then that the first and
last lord of one of the major lineages
Coixtlahuaca were both called
Atonal, a name that means "Lord
with the calendrical name Water".
17
oguo
Interestingly enough, several
lienzos (lienzos
Coixtlahuaca
of the
Tec1uixtepec I. Tlapiltepec and Seler
ID depict these lineages from
Coixtlahuaca, one of which was
founded by an immigrant lord called
7 Water "Eagle" in a place called
'Palace of the Eagle'r0 located on or
of a high mountain which
was identified by Caso (1961) as the
"Eag
ill.2a
present Cerro Verde in the south of
(Atonal l) and Lord 6 Water
the Coixtlahuaca Valley (ill. 2a). This "Jaguar" (Atonal ll) in the long
'Palace of the
lineage ends some 18 generations g"^i::l?sv of
Eagle'(LienzoTlapiltepec)'
later with a lord .uti.¿" ã wut",
"Jaguar", who was at that time lord of the city of Coixtlahuaca (ill.
at the foot
2a).
We can be sure the two lords called Atonal are identical to
lord 7 Water and his descendant 6 Water from the pictorial documents
from Coixtlahuaca: Lord 7 Water "Eagle" is Íhe "habitante de
Tat'nøzolac de Toltitlan", who established hirnself in
"Coayxtlahuacan" (to be understood as the region, since the palace
founded
by 7 Water was located to the south of the city of
Coixtlahuaca and did not yet exercise power in the city itself). His
descendant who was called 6 Water "Jaguar", is the second Atonal,
fl'te "príncipe de los toltecas", the lord that ruled Coixtlahuaca at the
tirne of the Aztec conquest of the region and who we will rneet again
later on in the story.ll
r,,
Interestingly, the narne Cuauhtitlan can utean 'Amidst the Eagles' or 'Àlnidst the
Trces'.
rrThis
Orozco
second Atonal is nowadays still avery fanrous person in the region; several
cotlpauies, like a taxi service and a bathing place are evelr lranled atier llim'
the
1
Frøgment,
4
lienzos Tequixtepec I,
Tlapiltepec and Seler
GENERACIONES
7
of
documents (Gónez de
oguo
of
lil
THE PREHISPANIC HISTORY
Bas van DoESBURc/Olivier van BUREN
z
lD contain important
12 pedernol
data about the origins
of Lord 7
Waterhis
Atonal. All of
6joguor
7j oguor
ancestors were clearly
legendary fìgures: his
great-grandfather, the
first ancestor, called
Lord 7 Reed,
ernerged out of
of
4
mov
had
oÃo 7coño
a'River
iE
Jade and Quetzal
feathers' (which can be
read as 'River
Offspring' in
metaphorical
7 coño
ic 7 mov
of
a
sense)r2
on the sacred date year
7 Reed, day 7
Movement,ll after
ill.3. Lord
Reed and Lady 4 Movement near
Quetzalfeathers', their
successors Lord 7 Jaguar and Lady B Jaguar,
and Lord 12 Flint and Lady 12 Ftin| at ,Hill of
IUnidentified] Tree' (Lienzo Tlapiltepec).
'River
7
of Jade and
which he married Lady
Movement (¡ll. 3).r'
The mythical birth from a river is a common motif in several of the
Mixtec códices (e.g. Codex Nuttall, pp, I and 9). The offspring of this
4
l2 According-to
Molina (1977), cuzcatl quetzallt (,Jade and qLretzal f.eathers,,) is a
tnetaphor for the beloved child. It can also refèr to the corncob (Leyenda rle los
.. So1es. 1992,p.126).
" These sacred dates occur fiequently in the códices, especially in sce¡res related to the
origin and foundation oflineages. They do not represent a historical rnoment in time.
but rather 'encode' the foundation into calendrical ter¡¡s. The year 7 Reed. f'or
,,
''
exanrpfe,isclearlyrelatedtothenameofthefìrstnraleancestorofLordTwater.
ofthe obverse of rhe codex vindobonensis contains the rnythical date year 7
Reed, day 4 Movement as the foundation date of the Mixtec viliages. This iate is
also included as a rnythical foundation date at the beginning of rl.te Coclex Baranda.
Page ten
çlt2
THe pREI¡IspeNIC HISTORY
Bas van DoESBURG/Olivier van BUREN
first couple was called Lord I Jaguar and Lady I or 8 Jaguar.'' The
next couple was Lord l2 Flint and Lady 12 Flint, who reigned at'Hill
of the Net' (with the sacred date year 8 Flint, day 8 Flint) and 'Hill of
[Unidentified] Tree' (ill. 3).'6
According
to the documents they had four historical
children:
- Lord 7 Water "Eagle", who moved away and founded his lineage
in 'Palace of the Eagle' in the Coixtlahuaca Valley on the sacred
date year 1 Reed, day 1 Crocodile. He was married to Lady 5
-
-
Lady 2 Flint "Jadefan", who was Inarried to an unnamed lord in
'Village of [Unidentified] Plant and Jumping Man' or 'Valley of
IUnidentified] Plant' (Cholula);r7
Lady
I
1
Snake "Jadehair",r8 who married
in 'Village
of
Cattailreed and Nopal' (Tenochtitlan);re
Lady I Wind "Flowerserpent", who moved away to
an
unidentified place in the Mixteca, called 'Black Curved Mountain
of Water', and with the tonal or calendrical name 9 Reed.
The detailed information on the family of Lord 7 WaterAtonal and the wide distribution of its members are quite surprising.
There seems to be no information on the sisters of Lord Atonal in the
sources from Central Mexico.
2 The Second Coixtlahuaca Lineage
V u lture.
-
113
Several other lineages were
founded around this time by other
lords, and one of these, later on,
became
of gîeat
importance for
Coixtlahuaca history: the lineage of
'Mountain of Arows' (Miltepec),20
founded by Lord 3 Jaguar on the
3jog uo r
sacred date year 7 House, day 8 Lizard,
'5 In the Coixtlahuaca documents the interclrangeabiliry of the nunrbers I and 8 is
widely attested. We will see otlrer cases later on in this articlc.
t('
ln fl'rc Lienzo Tequixtepec I a double line cotrnects this place with a 'Motlntain of the
Eagle', which may refer to the name Cuauhtitlan, 'Amidst the Eagles' or 'Amidst the
'lrees'. but tlrere is no place sign which can be read as Tamazolac, 'At the Water of
Frogs'. There is an intsresting legend about the place Hueuequauhtitlan ('Old
Cuauhtitlan'), recorded by Juan de Torquemada (1986: Book VI, chapter 24), which
tells us that when Quetzalcoatl, lord of Tula, was on his joumey fiorn Tula to
Tlapallan, he passed through a place called Quauhtitlan. There he asked one ofhis
servants for a mirror. Seeing in it how old he Iooked, he decided that that place fiorn
then on had to be called Huehuequauhtitlan, 'Old Quauhtitlan'. We are not sure if
the anonymous authors of the Anales de Cuauhtitlan were correct in identi$ing the
lronre of Atonal as the Tamazolac near the village of Toltitlan; fhe Lienzo
Tequixtepec / shows snow on top of the double lnountain where his parents live,
rvhich seerns to point in the direction of the high volcanoes west of Cholula: the
't
Popocatepetl and the Iztaccihuatl.
Choh¡la means in the Nahr¡atl language 'Place
of Flight' or 'Place of Jurnping'. Its
Mixtec narne is Ñundiyo, which tneans 'Village of the Stairs' or 'Village of
Jurnpiug'.
The Lienzo Tlapiltepec tells us that I Wind and I I Snake were wonlell and not men.
This seerns more likely since "Jadefan" and "Jadehair" are recorded in the Mixtec
códices as personal names for women and not for men. The makers ofthe lienzos
'fequixlepec ] and Seler // probably changed the sex of these people to give their
history a more authorative clraracter.
'" Janserr in Parmenter, 1952, p.75.
(ill. 4). No further data on his origins
are given.
A late descendant of this
Lord, called 6 Monkey, \ryas an ally of
Lord 6 Water "Jaguar", the second ill.4. Lord 3 Jaguar and his
Atonal, and co-ruler in the city of wife Lady 10 Water at Miltepec
Coixtlahuaca. When Atonal was ('Mountain of the Arrows')
(Lienzo Tlapiltepec)'
defeated by the Aztecs, the Lienzo
Tlapiltepec tells us that the son of Lord 6 Monkey married the
surviving daughter of Atonal, founding thus a new Coixtlahuaca
dynasty which ruled the city at the amival of the Spanish conquerors
(see paragraphs l4 and l5). The co-rulership and the resulting
marriage explain why the lineage of Lord 3 Jaguar was so
prominently depicted on the lienzo s Tlapiltepec and Seler IL
t8
2"
This Mountain of Arrows is identified by tlte Lienzo lhuitlan as Miltepec. However,
this need not be the Miltepec still existing today near Tequixtepec de los Reyes. The
Miltepec of the lienzos is shown as a place to the northeast of Aztatla. while the
modern Miltepec lies at the northwest of the coixtlahuaca-valley. This problem still
needs further research.
F
114
Bas van DoESBURG/Olivier van BUREN
We will return to this lineage at a later stage because it is of
no importance for the Coixtlahuaca history until the conquest of the
city of Coixtlahuaca itself, dated tentatively somewhere in the first
half of the thirteenth century,
{-[
iq
The Lienzo Tlapiltepec also
tells us that the Lord of Tepelmeme,2r
called Lord 9 Reed and married to
4) Lady l l Eagle, was a rnember of this
N
lineage from Miltepec. However, we
do not know when this Lord actually
ruled at Tepelmeme.
Other important lineages that
were founded around this time in the
area were the ones of 'Mountain of the
Mask' (unidentified), recorded on the
Lienzo Seler II (ill. 5), the lineage of
ill.s. The first couple at 'River of the Vase and Heart', which
would later on become Tizaltepec
'Mountain of the Mask' (Lienzo
(now Santa María Nativitas), recorded
Seler ll)
on the Lienzo Nativitas and the lineage
of 'Mountain of Palace and Heron' (Aztacalcol Aztatla), recorded on
the L ie n z o Tec amac hal c o.22
3 Possible alliance with Toltec Cholula
ln Íhe Lienzo Tlapiltepec there is a srnall scene next to the
picture of Lord 7 Water "Eagle" in his 'Palace of the Eagle' (ill.2b):
2l 'l'he identif,rcation of Tepelmeme in fhe Lienzo TlapilÍepec is based on fl'te 1590
Land-Grant Map of Coixtlahuaca (AGN-Tierras 2729-5), published in Smith (1973).
In this map "Tepenene" is shown as 'Double Mountain of the A¡nr ('/)'. In the same
21
slrape Tepelmeme appears onlhe Lienzo Tlapihepec, and as such, it also appears on
tlte Lienzo Meixueiro;however, in the latter document its rulers are not rnentioned.
Tonala is shown close to Tepelmerne onlhe Lienzo Tlapiltepec.lts rulers, of whom
we also do not know when they ruled, were called Lord 2 Flint and Lady 5 House.
They were sacrified by a Lord 4 Rabbit (?).
Tl'te Lienzo Seler II depicts a circle of 17 foundation couples in their respective
villages, ofwhich, apart from Miltepec and the Cerro Verde, several others can be
identifìed: Aztatla, Tlapiltepec (?) and lhuitlan.
THE PREHISPANIC HISTORY
I t5
a Lord 4 Jaguar, wielding a shield and a macana, was engaged in a ten
year war," from the year l0 flint, day 13 Water (10S7 Abt), until the
year 6 flint, day 6 Crocodile (1096 AD?), in
which he captured and sacrifrced six enemy
leaders: Lordl Water (not Atonal), Lord l0
Reed, Lord 4 Eagle, Lord 4 Wind, Lord 8
d
Monkey and Lord 9 Rain, it seems likely
that this Lord 4 Jaguar was involved in the
establishment of Lord 7 Vy'ater in 'Palace of
the Eagle'
There is a possibility that this Lord
4 Jaguar is the same as the Toltec Lord 4
Jaguar "Quetzalcoatl-Bumbnose" who we
4
know frotn the Mixtec códices Nuttall,
Bodley and Colombino.2a According to
these códices this Lord ruled in 'Villase of
the Cattailreed' (Tollan),2s an honãrific
name that was used for the cities of Tula in
the
present-day State of Hidalgo.
Tenochtitlan and Cholula. Although it is not
yet ceftain which of these three cities was
the home of Lord 4 laguar, Cholula is the
most likely candidate.
Towards the end of the eleventh
century this Lord 4 laguar extended his
qJoguo I
2b) Lord 4
waging
Jaguar
a ten year war
(Lienzo Tlapiltepec).
influence into the Mixteca. elevating
Mixtec Lords to the prestigious rank of Toltec teuctli in exchange for
rnilitary support in his campaigns. The promotion to the rank of
teuctli was expressed physically by piercing the nose of the candidate
with sharpened eagle and jaguar bones and inserting a turquoise
jewel. This practice of political alliances was still used by the Lords
2r
2r
The band with 'chevrons' at his feet indicate war (Jansen, 1992).
This identification was nrade by Janseir (1995)..lansen (1996) identifìes this nran also
-, withthefanrousQuetzalcoatl Nacxitl Topiltzin,theToltecLo¡cl fiomTula.
" Tollan rneans'Anridstthe Cattailreed' in the Nahuatl language, Its Mixtec name may
have been Ñuu Coyo (row the name for Mexico-City), which also means .place of
Cattailreed'.
116
ttl
THE PREHISPANIC HISTORY
Bas van DoESBURG/Olivier van Buna¡¡
of Cholula in later centuries (Relación Geográfica of Cholula, 1985,
p. I 3 I ; Mendieta, 1980: Book II, chapter 3 8).
The principal Mixtec allies of Lord 4 Jaguar were the famous
Lord 8 Deer'¿Jaguarclaw" (1063-l I l5 AD), the lord of Tututepec and
Tilantongo,26 and his succesor Lord 4 Wind "Fireserpent" (1092,-l164
AD), the lord of 'Place of Flintknives' (Mogote del Cacique)"' who
had commissioned the death of Lord 8 Deer "Jaguarclaw", as we
know from the Codex Bodley. Also the lord of 'Place of the Jaguar'
(possibly Coyotepexi near Acatlan)28 seems to have been an important
ally, as we can deduce from the Codex Egerton.
If 7 Water "Eagle" was indeed also an ally of the Toltec
Cholula Lord 4 Jaguar, the move of his sister 2 Flint "Jadefan" to
Cholula could be interpreted as a marriage-alliance: two children of
Lord 8 Deer,,Jaguarclaw" also married in cholula (the origin place of
their great-grandmother) in order to conf,rrm the political alliancebetweãn the lords (see Codex Bodtey). However, around the end of
the twelfth century the alliance with cholula withered and no more
Their son was Lord 2 Flower,
married to Lady 4 Flint. Lord 2 Flower
was a great warrior and conqueror and
as such undertook a pilgrimage to the
in the years 7 House and 8
Rabbit (1149 and I150 AD?), ro
Mogote del Cacique in the Mixteca.
There he met the lord of that place,
probably the famous 4 Wind
ûg
Mixteca
"Fireserpent" mentioned above, who
2 Flower
a Toltec teuctli (Lienzo Seler
tD
elevated him to the rank of T'oltec
teuctli, underlining the importance of the conquests of Lord 2 Flower
for Mixtec power (ill. 6).
Interestingly, the relations with the Mixteca end after the
death of Lord 2 Flower and coixtlahuaca history becornes much more
locally orientated. Could this process be related to what was
happening around this time with the alliance between the Mixteca and
rnarriages were arranged.
Cholula?
4 Relations with the Mixteca
5 Local expansion in the Coixflahuaca Valley
The succesor of 7 Water was called Lord 6 Vulture "Soft
Ball". He married Lady 10 Crocodile who' according to the Lienzo
History continued and three generations later2e Lord 9
Crocodile was enthroned as ruler at the ,palace of the Eagle'. He
Tlapiltepec, came
from the place where his aunt-l
Wind
"Fl-oweiserpent", the sister of Lord 7 Water-had moved to: 'Black
Curved Mountain and Water', somewhere in the Mixteca' This
rnarriage implies important ties between the lords of this place and the
lords of 'Palace of the Eagle'.
Tilantongo means in the Nahuatl language 'At the srnall Tlillan' (snrith, 1973: 42).
'lheTtilianwas a dark temple dedicated to the Earth-godess cihuacoatl. The Mixtec
narne of the villageis Ñutnoo-Huahindehui which means 'Black Town, Hotlse of the
Sky' (Srnith, 1973, p. 57).
tt Thé Ìrìì*tec narne oi'Mogote del Cacique is Nduu Ñuuchi, which is a coutraction of
Tincluu ñuu 1,uchi; this rneans 'Mount of the Village of Flintknives' (Jansen, 1982,
p.276).
,t öoyotepexi means .Rock of the Coyote' in the Nahuatl language. lts Mixtec name is
Yucuñaña, which means 'Mountain of the Jaguar'.
stafted the spreading of the Atonal lineage within the coixtlahuacaValley. As we can see in The Lienzo \huitlqn, Lord 9 Crocodile had
three children (ill. 7):
Lord I I Lizard
-
Lord 3 Lizard
Lady 8 Death
2,,
a
2"
ln the Lienzo TequixÍepec
I
there are f'our extra generations includecl, which do not
appear on the other documents.
t;-.ll8
Bas vctn
THp pneurspaNrc HrsroRy
Doxaunc/Olivier van BUREN
(
Sperro
originally also from Ihuitlan.3r The city
119
of
Coixtlahuaca itself,
however, still seems to have been in other hands.
logorlgo
S
6 Early lhuitlan history
Tcquixlepcc
Tequixtepec;
Tequìxtepec
Tlapiltepec).
Lord
3 Dog in
(Lienzq
Lord 1l Lízard, lnarried to
Lady 4 Rabbit, heired his
father's throne of'Palace ofthe
Eagle' and remained at the
In the eyes of the Atonal lineage Ihuitlan history began with
the marriage of Lady 8 Death, a mariage that resulted in the
reshaping of lhuitlan's pre-Atonal political structure. The Lienzo
Tlapiltepec shows us that the son of Lady 8 Death, called Lord 6
Grass, assisted at an important ceremonial conference of an unclear
nature with his uncles, the Lizard brothers-both of whom had also
achieved the status of
Toltec teuctli-and
his aunt 4 Rabbit
near the Cerro Verde
(ill. 9), in the year
3
Lizard established himself
(probably tlrrough marriage
with a local princess) as rulqr at
given by the Lienzo
the 'Mountain of the Conch'
(Tequixtepec),3O to the north of
ffi
and two of his three children; Lord 6
Movement of lhuitlan and. two of
.his
three children; Lord 10 Movement of
lhuitlan (Ltenzo
lhuitlan)'
the Water of the
Chochos,,),
which was the old lhuitran, and
which was probably situated more or less to the southeast of
Tlapiltepec.
These marriages produced three separate dynastic lineages,
which would control the valley until well into the fifteenth century:
the dynasties of 'Palace of the Eagle' (which would later on rule
Coixtlahuaca), of Tequixtepec and of lhuitlan. The Tequixtepec
lineage stemming from Lord 3 Lizard is recorded on the Lienzo
Tequixtepec 1, while the powerful lhuitlan lineage is recorded in the
Lienzo Tlapiltepec, the Lienzo lhuitlan and the Lienzo Tulancingo,
'"
b-.
Tulancingo.
According
to this last document,
sorne tirne after this
(ill. 8).
Their
sisterS Death married Lord l3
Vulture, a local nobleman at
pinoyalco yvitla (.,lhuitlan at
Coixtlahuaca
Tequixtepec means 'At the Mountain of the Conch' in the Nahuatl language. Its
Mixtec name was Yucr.ryee (de los Reyes, 1976) which rneans 'Hill of the Shell'.
4
Flint, day 1
Crocodile (1224
AD?), a date also
Cerro Verde, while his brother
ill.9. The conference near the Cerro Verde where
Lord 6 Grass of lhuitlan assisted; Lord 3 Flower
w¡th his two wives and his son near 'Hill of
Jewel' (Lienzo
Ttapìltepec).
the
conference, the son
of Lord 6
called Lord
Grass,
4
Rain
"Serpent", moved his
palace to 'Hill of the
Axe' (Tepoztongo),32 within sixteenth-century lhuitlan territory (ill.
l0). The accompanying date is year 12 Flint, day 5 Snake (1232 AD?,
or perhaps a sacred date). It seerns logical to suppose that the
3t'lhe Lienzo 521er
1/ contains a short, but apparently old genealogy fiom lhuitlan. It is
noteworthy that the nalnes of thc wives of the two lords therc correspond to the
nanres olthe wives olthe fìrst lords of the Cerro Verde and Miltepec: Lord 3 Deer
rnarricd to Lady 5 Vulture and Lord 3 Flint married to Lady l0 Water at lhuitlan
versus Lord 7 Water "Eagle" lnarried to Lady 5 Vulture at Ceruo Verde and Lord 3
Jaguar rnarried to Lady l0 Water at Miltepec.
r2 Centuries
later. in 1670. the new San Antonio Abad would be f'ounded here in
Tepoztongo (Van Doesburg and van Buren, in prep.).
f"
120
Bas van DoESBURG/Olivier van BUREN
THE PREHISPANIC HISTORY
121
7 The Conquest of Coixtlahuaca
Interestingly, the move of the lhuitlan lineage coincided with
the conquest of the city of Coixtlahuaca by the lineage of 'Palace of
the Eagle', and both were surely paú of a strategic to seize control
of the Coixtlahuaca valley. This conquest of
Coixtlahuaca, depicted in detail on the lienzos Seler II and
Tlapiltepec, was a key event in the rise of the Atonal lineage, but it
over the whole
qi
þ,
#$
was not achieved without help.
In the year 6 Reed, day
6 Dog (1239 AD?) an irnpressive
religious ceremony took place in 'Altar of the Cattailreed'
(Tulancingo).'o The son and grandson of the great Lord I 1 Lizard
frorn 'Palace of the Eagle', called respectively 12 Lizard and I or 8
Wind, had organized a gathering with several important lords from
villages surrounding Coixtlahuaca territory: Lord I I Flower and his
Tuloncingo
4
jogucr
-12
oguo
iÊ
l
vienlo"
lll.'10. Lord 4 Rain "Serpent" and his son Lord 6 Ra¡n "Heart" in Tepoztongo
('Hill of the Axe') (Lienzo Tulancingo).
:; sqlìdo hqcio
-'- el norl¿
rnentioned conference concerned the move from the old lhuitlan
(called "Pinoyalco Yvitla" in the Lienzo lhuitlan) to Tepoztongo.
Lord 4 Rain did not conquer Tepoztongo though; this would be done
by his son, Lord 6 Rain "Heart". On the Lienzo lhuitlan this lord is
seated in front of the 'Mountain of Water', a sign meaning "flhuitlan]
cornrnunity".33
iil.
'ù/ith this move of the lhuitlan lords from the old Ihuitlan to
the new Ihuitlan we actually arrive at a very hectic time in the history
of the Coixtlahuaca valley. Not only the lineage from lhuitlan moved.
Wars were waged, places were conquered, other lineages moved as
well and conferences and ceremonies took place.
(Omeapan?), where amongst others were present the lords of Miltepec and the
Cerro Verde and the following ceremony in Tulancingo (Lienzo Tlapiltepec\.
3'
L-_
oño 7 pedernoì
coñ
'fhc
corrcept of'conrmunity' was oflen expressed in pictographical documents as a
'Mountain of Water'. In Nahuatl, the term for "cornmunity" or "village" is altepetl,
which means "Mountain of Water".
ng
n
Plant'
son 4 Jaguar from 'Mountain of Arrows' (Miltepec), Lord l2 Water
fr'om 'Mountain of the Mask' (unidentified), and also Lord 7 Snake,
Lord 6 Flower and Lord 13 Lizard (ill. ll).35 This religious gatheling
seems to have been a preparation for the taking over of power.
rr
Tulancingo is a Nahuatl term wlrich means'At the srnall'lbla' (Snrith. 1973, p. 42).
t5'lhe Lienzo Seler I I names tive lords here: l2 Lizard, lord of 'Palacc of the Eagle'; I I
[ìlower, lord of 'Mountain of the Arrows'; l2 Water, lord ol'the'Mountain of the
Bas van DoESBURG/Olivier van Bunsu
122
In the year 7 Flint, day
again
in a
I
THE PREHISPANIC HISToRY
Lizard (1240 AD?), the lords met
place called 'Double River
of the Mountain of
an
[unidentified] Plant', possibly the valley of Omeapan, within the lands
of Tlapiltepec (ill. I l).36 Here they talked to several unidentified
arrned men, who afterwards left for a journey to the north, apparently
towards the Cuauhtinchan-region in the present-day state of Puebla
(see map p.155).
This journey to the north is possibly related to the fourteenth
century migration of Coixtlahuaca lineages to the Tepexi and
Cuauhtinchan region as recorded by several documents from that
region.3i We
will discuss these migrations in paragraph 1 L
After the gathering at Omeapan, several priests, atnong them
I Vulture and 2 Water, returned and addressed the
ruler of Tulancingo, whose narne is lost to us (ill. ll).38 Following
this ceremony the lords of the 'Palace of the Eagle' and of Miltepec
rnoved to Coixtlahuaca (Lienzo Seler II). The lineage of the
'Mountain of the Mask', however, is not mentioned anylnore in the
l2
Reed, 12 Death,
lienzos from this moment onwards; the Lienzo Seler II seems to tell us
that the lords l2 \ilater, 6 Flower and l3 Lizard moved to Aztatla and
other places outside the valley, and subsequently were not of
irnportance anymore in the Coixtlahuaca-region.
As we have already mentioned, the lords of the'Palace of the
Eagle', who up until this moment had been governing at the Cerro
Verde, now moved to Coixtlahuaca, to the neighbourhood called
'Stone of the Heart' where they built their palace. The first lord from
this lineage to live there was Lord I Wind. His succesor, Lord 5
Flower, established himself as ruler by conquest
(ill.
12).
The lords
from
Miltepec also moved
to Coixtlahuaca, to
the
b--
óoguo
neighbourhood
called 'Mountain of
Blood' or 'Rock of
the Jaguartail';3e the
first lord to build his
palace and
establish
there by
Pue bl o
Remolino
also
himself
conquest
was called Lord 4
Jaguar (ill. l2). The
date year 6 Rabbit,
day 5 Deer depicted
near the signs for
f'undocion 2
oronqollxroJ
L uorroPunJ
Coixtlahuaca
probably
represents
a sacred date of the
city4o and does not
relate to the date of
al^
the conquest.
8 The Move of
Tizaltepec
The lienzos
that just before the
L
û
(Nativitas)
Coixtlahuaca [,
Seler II, Meixueiro
and Nativitas tell us
Mask'; 6 Flower and 13 Lizard. of whom it is not quite clear who they are. 'lhe
Licnzo Tlapiltep¿c nar.nes I Wind, son of 12 Lizard:4 .laguar, son ol I I Flower; l2
Water. and 7 Snake.
J"'l'he Lienzo Tulancingo
andthe Codex Baranda also show this place ol'gathering plus
thc datc ofits occurancei they do not, however, slrow the people involved.
tt Wc have not been able to solve the cronological problern present in this
idcntification. lt is possible that there were lnore nrigrations, of which the fìrst was
showtr in the Coixtlahuaca lienzos.
'$ Possibly however this ruler was the priest mentioned in the Lienzo Coixtlahuaca I at
'l'ulancingo: Lord 5 Wind.
123
')12
lll.12. Lord 1 Wind and Lord 5 Flower in'Stone of the
Heart' and Lord 4 Jaguar in 'Rock of the Jaguartail',
both in Coixtlahuaca; Lord 6 Water "Jaguar" and his
father Lord 10 Snake "Crocodile"
Coixtlahuaca (Lienzo Tlapiltepec).
t" These two neighbourhoods
are the same. 'llrc Seler //
in
'Rock'
in
na¡nes rhc barrio where the
Mountain of the Arrows-lineage moves to the 'Mountain of Bloocl', wltlle the Lienzo
T'lapiltepec calls it 'Rock of the Jaguartait'. The observation that it probably
concenrs neighbourhoods here was made by Caso (1961 and 1977-79). We identify
this neighboorhood as the actr¡al Peña de León, a hill near the .iuntion of the Riveri
La Culebra and La Piaíia.
r"
5 Deer and 6 Rabbit are consecutive days in the tonalpoalli.
ffi
124
Bas van
rnove of the lords
Donsntnc/Olivier van BtlRË,N
of 'Palace of the Eagle' and Miltepec,
THE PREHISPANIC HISTORY
another
lineage, the one from 'River of the Vase and Heart', had already
moved. Although the lienzos at first seem to contain contradictory
inforrnation, the reconstruction we offer, may solve this problem.
The lord of 'River of the Vase and Heart', called 8 Vulture,
had been aided by 4 Jaguar from Miltepec, in the conquest of the
'Mountain of the Dove' (Tizaltepec), a place close to the Cerro Verde,
where they killed the local Lord l2 Grass "Animal". After this war,
Lord 8 Vulture established himself as ruler at'Mountain of the Dove'.
However, he would not enjoy his reign at the new location
for very long: when Lord 4 Jaguar conquered the 'Mountain of Blood'
in Coixtlahuaca, he also killed his ally, Lord 8 Vulture (ill. 13). The
125
The Lienzo lhuìtlan tells us that after the death of Lord 6
Rain, Lord 6 Movement was enthroned. Lord 6 Movement also lived
at Tepoztongo and had three children (ill. 7): ar
- Lord l0 Movement was his father,s succesor in the main lineage
and maried Lady 4 Rabbit. According to the Lienzo Tulancingo,
Lord 10 Movement moved his palace to yet another place within
Ihuitlan teruitory, called 'Hill of the Ear and
Tree,
(unidentifieda2).
-
Lady 9 Wind, who married the local nobleman Lord I I Deer and
from whom evolved a second major lineage within Ihuitlan
territory, which is, like the main Ihuitlan lineage itself, recorded
in full detail by the Lienzo lhuitlqn. The Lienzo Tløpiltepec also
shows this couple.
.[,ft
l\'
€<1"^\,
Lord 12 Crocodile, who, according to the Lienzo Tlapiltepec,
moved to 'Mountain of the Chile' (unidentified), also within
Ihuitlan territory, where he maried a local noblewoman called
Lady 12 Rabbit. He was apparently not of great irnpoftance.
Lord l0 Movement, the man who had
Jaguartail' (Lienzo Se/er //).
succesors of Lord 8 Vulture at'Mountain of the Dove' possibly stood
under the control of4 Jaguar's lineage until the Spanish conquest.
-
lll.
1
3. The death
at
e
9 Distribution throughout Ihuitlan territory
Looking back at the lineage of lhuitlan now, we remember
how the lord from that place, Lord 4 Rain "Serpent", had moved his
residence to Tepoztongo, within sixteenth century Ihuitlan-territory,
we also remember that he had not conquered this place but that this
was done by his son, Lord 6 Rain "Heart", who thus established
hirnself as the ruler at Tepoztongo. This conquest occured around the
tirne that the lineages from the 'Palace of the Eagle' and Miltepec
tnoved to Coixtlahuaca.
as
we can also see in fhe Lienzo Tløpiltepec.
Lord 7 Wind, married to Lady 2 Dog, who rnoved away to
'Mountain of the Head-Tlalvixtlauaca', a place close to
Tlapiltepec.
rl According ro
fhe Lienzo Tlapitrepec, these three children were procreated by Lord 6
Rain. This document nor the Lienzo Tulancingo mention Lord 6 Movement.
'2 In tlre Lienzo Tlapiltepec this 'Mountain of tl're Ear and [unidentifred] Tree' is also
f'ound, near the sign of rlapiltepec. we don't know lrowever rvhethei this refers to
the same place.
* rre Nahuatl name of rlapiltepec means 'Mountain
of the Knot'.
Naate has
meaning.
* Tlapiltepectheis sante
draw¡r in this docurnellt
according
Knot'.
b-
succeeded his father 6
Movement in the main lineage, had in turn five children, four of
whom moved away, as we can read in the Lienzo lhuitlan(ill. 7):
- Lord 12 Movement, who stayed at his father's palace as the ruler
there and who maried Lady 6 Wind.
- Lord 2 Rabbit, maried to Lady l0 House, who moved to
'Mountain of the [Unidentified] Tree-Tlalpitepec' (Tlapiltepec),a3
Its chochoname
to its translation: ,Mountain of
t26
-
Bas van D)ESBUnG/Olivier van BUREN
I Dog, who moved away to
'Mountain of Palace with Row of Flintstones-Tzotzopaztla' .
Lord 10 Snake, married to Lady 12 Crocodile, who rnoved away
to 'Mountain of Waterfall and Sun-Tlacotepec'.
map)-, possibly
Lord 3 Jaguar, married to Lady
Ihuitlan.
These places were all located within sixteenth century
It seems then that, at this time, the major Ihuitlan lineage
spread out its off-spring all through its territory.
l0 The Atonal lineage in Coixtlahuaca
In the
meantime, as we recall, the Atonal lineage had
established itself in'Stone of the Head' in Coixtlahauca, where things
rernained relatively quiet for some generations,
With Lord 3 Dog, who came three generations after Lord 3
Wind, the relative tranquility ended. According to the Lienzo
Tlapiltepec 3 Dog left Coixtlahuaca and conquered Tequixtepec, ruled
by his own relatives, where he established himself as a ruler (ill. 8)
(he and his son 3 Flower are indeed not depicted in Coixtlahuaca on
tlre lienzos Tlapiltepec and Meixueiro). From here he undertook other
conquests in the direction of lxcatlan, notably 'Ternple of the Ears
and River' (unidentified) to the north of Tequixtepec and 'Mountain
of the Tall Feathers (?)' (unidentif,red) to the east of Coixtlahuaca
(lierrzos Coixtlahuaca I and Meixueiro). lt is not clear why Lord 3
Dog moved out of Coixtlahuaca, but it is possible that he was driven
oLrt by rnilitary force.a5 It was apparently not in the interest of the
Atonal lineage to explain the cause of this departure.
Again, according to the Lienzo Tlapiltepec, the successor of
Lord 3 Dog, called Lord 3 Flower, married two times (ill. 9): his first
wife, called I 1 Water, gave him a son called 4 Reed, who was to
return to Coixtlahuaca. His second wife, called 9 Dog frorn a place
called 'Hill of the Jewell'-which is either Tejupan or Tepozcolula,a6
places to the east and southeast of the valley of Coixtlahuaca (see
15
THE PREHISPANIC HISToRY
Lord 3 Dog did not move because of the Aztec conquest, since this occured another
five generations later.
t" Texupan, a nahuatl terrn, means 'On the Blue
[Stone]' (Smith, 1973, p.6l). tn
Mixtec it is called Ñuundaa which means'Blue Place'(Acuña, 1984), Its glyph in
the nrap of the Relación Geografca de Texupa of I 579 reads'Hill of the Turquoise
Stone'. Tepozcolula, also Nahuatl, meatrs 'Amidst the Twisted Copper'. lts Mixtec
natne is Yuandaa which means 'Blue Hill' (because of the azurite copper-ore?).
bore him another son called
127
I
Monkey who
conquered his mother's town. A possible third son, perhaps called
Vulture, seems to have conquered Tlapiltepec.
1
1
Shortly after the retum to Coixtlahuaca by Lord 4 Reed his
lineage was to take over power again, and again in cooperation with
the lineage from 'Mountain of Blood': the lords 6 Rabbit "crocodile,'
and his son 10 Snake "Crocodile", son and grandson ofLord 4 Reed,
together with 4 Rabbit "Deer"47 from the ,Mountain of Bloodj
reconquered the city and built their palaces in the neighbourhoods
called respectively 'Rock' (the famous archaeological
site
investigated by Bernal in l94B) and 'village of the Vortex of water,
(the actual village of Coixtlahuaca), as is attested by the lienzos
Meixueiro and Coixtlahuacct I-
Lord l0 Snake "Crocodile',, rnarried to Lady 13
his power in the
region and expanded his reign
consolidated
through
conquest
Snake,
(he
reconquered among other places
'Temple of the Ears and River' to
the north of Tequixtepec). For
several years (the fìfteen years
from 3 House, 1405 AD, until 5
oo
o
o
Flint, 1420 AD) he seems to have
governed from an unidentifìed
village called 'Mountain of the
Rope and Fly(?)' at rhe foot of
c
o
the Cerro Verde, apparently very
to the old 'Palace of the
of his ancestors (Lienzo
Coixtlahuaca [) (ill. l4).ot He
()
O%." o coo
close
Eagle'
had two or perhaps three
daughters, whom he all gave
away to Mixtec nobles. One
daughter went to 'Checker-
ow
ilt.
1
4. Lord 10 Snake "Crocodile" in
of the Rope and Fly,
'Mountain
(Lienzo Coixtlahuaca l).
boardriver' (unidentified), the second one went to .Circle of Grass'
rr
Lord 4 Rabhit's personal narne is
very hard to read.
** Botlr in
the Lienzo coixrlahuaca,/ and the Lienzo Tlapilrepec l-ord
''Crocodile" is shown speaking.
l0
snake
128
THE PREHISPANIC HISTORY
Bas van DoESsURc/Olivier van BUREN
(also unidentified) and the last seems to have gone
to 'Altar of
Flowers' (Suchixtlan near Yanhuitlan).ae These places, according to
tlreir position onthe Lienzo Tlapiltepec, were situated to the south of
the valley of Coixtlahuaca.
Lord 10 Snake also had two sons. The first was the last
independant lord of Coixtlahuaca: the famous Lord 6 Water "Jaguar",
II (ill. l2).
With him in power, the Aztecs conquered
Coixtlahuaca. The second, Lord 3 Rain, reconquered the village of
Tlapiltepec and established himself there, as we can see inthe Lienzo
Ihuitlan. The Lienzo Tlapiltepec was possibly made for him and his
descendents following the death of his brother Atonal and served to
indicate the extension of their ideological appeal to power: from the
or Atonal
heart of the Mixteca to the city of Tenochtitlan'50
I
I Migrations from Coixtlahuaca
to the North
¡:b
G
9mono
13 co ne¡ o
and its
allies,
several men set forth on a journeY
to the north where they aPParentlY
established several new dynasties
in the Cuauhtinchan-region. On
the lienzos Tlapiltepec and Seler
il,
One migration was undeftaken by Lord 9 Monkey
(ill. l5).
He went to 'Valley', or 'Rock' in other documents (Tepexi),sr where
he married Lady 13 Rabbit. The Lienzo Tlapiltepec records her
parental statement in detail: she came from'River of the
[Unidentified Object]' (unidentified) where her parents Lord 12
Movement and Lady 8 Death lived. Her mother Lady 8 Death came
from 'River of the Butterfly' (unidentified), where her parents, called
Lord 3 Flint and Lady l l Deer, ruled. Lady I Death had three
brothers, who also had moved away to several unidentifìed places:
Lord 8 Vulture, who went to 'Mountain of Blood', Lord 3 House,
who went to 'River of the Dead Man',52 and Lord 10 Flint, who
conquered 'Altar of [Unidentified Object]'. It is an interesting fact
that the female ancestral line of Lady 13 Rabbit was considered of
such importance; it means Lord 3 Flint (her first male ancestor) is the
principal fìgure here.
As we remelrber, around
the time that Coixtlahuaca was
conquered for the first time bY the
Atonal-lineage
129
several migrations can be
of which two seem
The same migration appears (abbreviated) on the Lienzo
Seler II: footsteps pass the Coixtlahuaca-borderline and reach the
couple Lord *9 Monkey (destroyed) and Lady 13 Rabbit at,Rock'
(Tepexi). Sadly. the accompanying date is lost.
Secondly,
in a small village depicted on the Lienzo
Tlapiltepec, called 'On top of the Rocks' (Oztoticpac)st we see Lord 8
Movement and Lady 6 Crocodile (ill. 16). Two of their sons left as
Lord 2 Wind settled in 'Face of the Mountain'
Lord 12Lizardmoved to'Altar of the Hut and yacatree'(Tecamachalco),55 where he married Lady 4 Reed (ill. l6). Later,
conquerors:
(Tepeaca)54 and
distinguished
lll.15. Lord 9 Monkey and LadY 13
Rabbit in Tepexi ('Valley') (Lienzo
Tlapiltepec).
to have been of sPecial
impoftance, since they are
recorded in detail on both
documents.
sr
Tepexic ¡lrea¡rs'At the Rock' in the Nahuatl language. Its Mixtec narne was Cahua
(Cavua according to de los Reyes, 1976), which also lneans 'Rock'. Near Tepexi is
_ located an impressive fortified site on top ol'a clifL
" ldentified as Chila by Srnith (1991, p. 32). A Lord 3 House appears in a long
genealogy, believed to be one ofChila, infhe Codex Tulane.There his parents are
5r
called Lord I 0 Movement and Lady 9 Snake.
Oztoticpac means 'Above the Cave' in the Nahuatl language. lts Mixtec name
apparently meant 'On top of the Rock': the s¡nall human heacl indicates the
preposition 'on top of .
Tepeyacac means 'At the Nose of the Mountain' in the Nahuatl language. Its Mixtec
-_ name was Dzirleyucu (de los Reyes, 1576), which means 'Face of the Mountain'.
"
The Nahuatl name of Suchixtlan rneans 'Amidst the Flowers'. lts Mixtec name is
Chiyo yuhu, which means 'Altar of Flowers'.
s"
This explains why such ernphasis was placed on the Atonal lineage and its history
and rvhy so little attention was givetr to the Ihtritlan history.
1')
b--
"
Tecamachalco means
'At
the Jawning
of the Stone'. Its Mixtec
names were
Yucr.rtduyaca (de los Reyes, I976), which means 'Mountain of the yaca{ree', and
Chiyofiuyaca, 'Altar of the Yaca-tree'. Yaca also means 'coscomate', which
explains the small hut in the sign.
THe pnpHlsp¿Nrc HrsroRy
Bas van Donsnunc/Olivier van BUREN
130
l3r
travels to'Palace of the Eagle'(Cuauhtinchan),58 where he meets its
lord called "Snake" in the year 6 Reed, day 6 Snake (we will give an
explanation of this scene later on in this paragraph). Next to
Oztoticpac we see Lold 12 Lizardand his wife at,Mountain of yaca-
tree' (Tecamachalco).
We can identify both migrations in both written and painted
sources from the Cuauhtinchan-region and the Central Valley,
Te
peo co
E
ccso
Emov.
Ouecholo
llvrenl
Ozlol icpo
12 logo r lljo
Tecomc chclco
lll.'16. Lord I Movement and Lady 6 Crocodile in Oztoticpac ('On top of
the Rocks'); their sons Lord 2 Wind in Tepeaca and Lord 12 Lizard in
Tecamachalco: Lord 12 Lizards sons Lord 11 Wind in Tecamachalco
and Lord 8 House (Lienzo Tlapiltepec).
their son Lord I I Wind succeeded his parents, while his brother Lord
I
House conquered 'Village
l6).to
of
Vy'ater-Mountain' (Quecholac) (ill.
especially the Anales de Cuauhtitlan; the Anales de Tecamachalco, an
anonylnous, incomplete sixteenth century year-chronicle that starts in
the year 1397; the Anøles de Tlatelolco, another anonymous source
consisting of several unrelated documents of which we use the
Azcapotzalco kinglist ($69-9a); fhe Hìstoria Tolteca Chichimeca, an
impoftant source from Cuauhtinchan that tells of the arrival ancl
history of the different groups that lived in the cuauhtinchan teritory.
It contains many pictographic illustrations; the Lienzo Tecatnachalco,
a curious pictographic document executed in a mixed Mixtec-Nahuatl
stylese about the lineages that ruled in the Tecamachalco region; and
the Mapas de Cuauhtinchan II and III, two pictographic docr-rments
related to the history of the differents groups in the Cuauhtinchan
territory.
The only northern document from the Cuaulrtinchan-region
tlrat depicts the dynasty of Lord 3 Flint is the Lienzo Tecamachalco.
In the lower left section a genealogy of seven generations is depicted;
although the first three couples are unfamiliar to us (there is also no
place-sign next to the first couple), the fourth couple is not: in them
we recognize Lord 3 Flint and Lady I I Deer whom we have seen in
flte Lienzo Tlapiltepec as rulers of 'River of the Butterflv'; next to
them appears the place'Stone of Flowers, Antler and Hand,
ut apparently the Nahuatl name of 'River of the
Butterfly') and the date year 1 House, day 7 Wind (1336?) (ill. l7).
(unidentified
This same migration appears in the Li.enzo Seler II: footsteps
pass the Coixtlahuaca-borderline and reach the couple Lord 8
Movement and Lady 6 Crocodile at 'On top of the Rocks'
(Oztoticpac).tt From here Lord 8 Movement, dressed as a warrior,
58
5n
Quecholac means 'At the Water of the Quecholli-bird' in the Nahuatl language.
Unfortunately, its Mixtec name is unknown to us.
i7
Here literally slrown as 'On top of the Rocks'.
Cuaulrtinchan means 'l-louse of the Eagle' in the Nahuatl language. Its Mixtec nar¡c
,.. was iluahiyaha (de los Reyes, 1976), which also means 'llouse oltire Eagle,.
' we call this document a rnix ol the two traditions because places are inclicated by
their Nahuatl names but dates and calendar rlames are given with the use of Mixtec
conventions.
132
Bas van DoESBURG/Olivier van BUREN
to
THE PREHISPANIC HISTORY
According
the
Lienzo
Tecamachalco, their
successors
were
called Lord 6 Snake
I
and Lady
ð
House,
whom we know
only through this
1
document. However,
the next couple,
lll.17.
Lord
Flowers,
Lord * l2 Movement
Antler and Hand' with the date year
House, day 7 Wind (Lienzo
and Lady
Tecamachatco). uealn
I
1
Death (g
ln tne
Coixtlahuaca
documents), also appear on the Lienzo Tlapiltepec, where they are
shown as rulers of 'River of the fUnidentified Object]'. On fhe Lienzo
Tecamachalco their village is written as 'Blue Shield' (unidentified).
Their successors are Lord *9 Monkey and Lady 13 Rabbit, who were
the rulers of Tepexi.
It is
interesting that this document flom
Tecarnachalco also depicts the dynasty of Tepexi, which was outside
the Cuauhtinchan-region.
In the fourteenth century the Cuauhtinchan-region was
dominated by Chichimec lords who, according to their own historical
tradition, had migrated into that region in the twelfth century. One of
these Chichimec groups in Cuauhtinchan called thernselves the
Chimalpaneca. In the Historia Tolteca-Chichimeca we encounter the
following passage:
"luan yeuatl yn xiuitl ynic acico y mixteca ),n popolloca yn
Matlactliomey Quiyauitl yuan yn Tecpatzin auh yn ualleuaque onpa y
Couayxtlauacan yn Tlacpaccallco yn Aztacallco; (...) Auh yn iquoc ouacico
niman oquintonitaque yn chichimeca ninnn yo yc quinamictiui ompa yn
Zacauillotlan yn chimalpaneca quauhtinchantlaca yn xalcomolca; O¡tochtli
Tonatiuh ontpa quiciuantacolo yn mixteco yzcate yn ciua ¡tn chinølpaneca
yuan yn popoloca: XIII Quiauitl mixteca, Tecpat:itr,
Ceparotzin
chinalpaneca, Coxtlatzin chi[malpanecaJ, Opochtli chifnalpaneca],
Tonatiuh chi[malpaneca]. Auh yn Matlactl[i]omey Qui¡,t1¡¡¡¡¡ yuon y
Cepaxotzin oquinchiuhque yn ipiluan oncan otlacatque: Ceolintzin,
Ayoquantzin; XXXI/ años Zacauilo[tlanJ. Auh yn Ccolintzin oncan
ntotlatocatlalli yn Oztoticpac auh yn tlatouani oncan quinchiuhqui yn
ipilhttan: Quetzpaltzin, Cuiflauatzin, Couatzin Xocoyof l; LXXXI/I años. Attlt
133
yn Quetzpaltzin oncan motlatocatlalli yn Coucyocan yn Ouauhtepec oncon
Íktcetque yn ipilhuan: Xochicozcatl, Quelzallecatl, AyoEøntzin".
(Y en ese año [3 Reed; 1338?]60 es cuando llegaron los mixteca
popolloca: Matlactliomey Quiyauitl It3 Rain] y Tecpantzin [... Flint], que
partieron de Couayxtlauacan, Tlacpacalco, Aztacalco; (...)
Y
cuando
llegaron luego, los chichimeca, los tomaron como yernos. Luego los fueron
a recibir allá en Zacauilotlan los quauhtinchantlaca Iamados] chimalpaneca
xalcomolca: Opochtli y Tonatiuh; allá fueron a dar muleres a los mixteca.
He aquí las mujeres chimalpaneca y los popolloca: XIII Quiyauitl el
mixteca, Tecpantzin [el mixteca], Cepaxotzin chimalpaneca, Coxtlatzin
chimalpaneca, Opochtli chimalpaneca, Tonatiuh clrirnalparreca,
Matlactliomey Quiyauitl y Cepaxotzin procrearon sus hijos; de ellos
descienden: Ce Ollintzin I Movernent], Ayoquantzin [Feather], XXXV
años en Zacauilotlan. Y Ce Ollintzin se estableció como tlatouani allá en
Oztoticpac. Y el tlatouani allá procreó a sus hijos: Quetzpaltzin [... Lizard].
Cuitlauatzin, Couatzin Xocoyotl. LXXXVI años.
Y
Quetzpaltzin
se
estableció como tlatouani: allá en Couayocan Quauhtepec; allí engendraron
a sus hijos: Xochicozcatl IFIowered Collar], QLretzallecatl [Wind of
Quetzalfeathersl, Ayoquantzin IFeather]; Ilistoria 7'olteca-Chichineca,
1989:9322-327)
This passage tells about two migrators, one called Lord l3
Rain, whose offspring was of importance to the Cuauhtinchan writers,
and a second called Lord [...] Flint6r who was apparently of no great
significance since his descendancy is not mentioned. Lord l3 Rain
appears to have been the ancestor of Lord I Movement (8 Movement
in the Coixtlahuaca documents) and his offspring, who we have
already seen on the lienzos Tlapiltepec and Seler 11 and who ruled in
Oztoticpac, in the Cuauhtinchan region; Lord [...] Flint rnay have
been the same as Lord 3 Flint who we have also seen on the same
documents and whose (female) descendants ruled in Tepexi, the
western neighbours of Cuauhtinchan.
ln two other pictographic documents from Cuauhtinchan, the
so-called second and third map, many of the here mentioned persons
"" According to this source this year corresponds with the Euro¡rean date 1182.'lhis
seenrs to lrave been fàr too early. The Cuauhtinchan writers seenr to have pushed
back the date of the arrival ol their Popolocan ancestors to givc thcir stay in thc
region a rnore ancierrt history. As we will sce, the son of the fìrst Popoloca to arrivc
gained power in the region in 1398. This suggests that 1338 was the year of arrival
ofthe Popoloca.
''r 'l'he pictorial sources fiom the Cuauhtinchan region oflen onlit the nurnber in the
calendrical ¡rames of persons. This makes it difïcult to identily these persons witli
any certainty.
were also depicted. The Mapa de Cuauhtinchan II gives us detailed
information on the journey of Lord 13 Rain: footprints indicate the
voyage of the Chichimec lords from Cuauhtinchan to 'Plain of
Snakes' (Coixtlahuaca), where they met Lord [."] Water, married to
Lady "Yellow Flower", and Lord [...] Rabbit, married to Lady "White
Flower".62 Nearby, at the foot of a (damaged) "Mountain of .'.", sits
Lord 13 Rain talking to a Lord [...] Eagle, unknown to us. Leaving
footprints indicate the journey of Lord l3 Rain into Cuauhtinchan
territory. These footPrints
pass between the places
'Mirror of Water' (Atezcac,
now Atexcal) and 'River of
Reed' (Acatlan?), indicating
the route passed through the
1
1
1
(Chimalpanec?) lord called
"Snake", with whom he shot
a rnan hidden in a tree in the
place called "Mottnlain of the
place near Teca-
region Lord
received by
fr
ln the Lienzo Tecamachalco, on top of the Tepexi lineage,
we find a very long genealogy of 2l generations, connected to
'Mountain of Palace and Heron' (Aztacalco/A ztatla),64 which
eventually reaches the generation of
Lord 13 Rain, manied to Lady
Crocodile (Cepaxotzin) (ill. l9)
followed by 'Mountain of the Dove'
1
(Uilotepec or Zacauilotlan?). The
generation
Lord
consists of
next
)
Movement and Lady 6 Crocodile in
Oztoticpac; then follow Lord 12
Lizard (Quetzpaltzin) and his wife
13 Rain and Lady
Lady 4 Reed in 'Mountain of the Crocodile (Lienzo TecamaEagie' (Quauhtepec). Lord 1 1 Wind chatco)'
(Quetzallecatl) and Lady I [?] are depicted in 'Yawning of the Stone'
(Tecamachalco) as the last couple.
ln the Mapa de Cuauhtinchan III we find in a place called
'Canyon of Water between Rocks' (Oztoticpac),65 Lord l3 Rain, Lord
I Movernent and his brother Lord "Feather" (Ayoquantzin). A little to
the East Lord 12 Lizard sits at an unspecified place that must have
been Couayocan
valley of Tepexi(see map).
Two scenes follow:
on entering the Cuauhtinchan
\
l3 Rain was
a Chichimec
Quauhtepec,
Dove" (Uilotepec)u' in the
year I House ( 1336), two
shooting a man hidden in a tree near
years
before his arrival in
Uilotepec ('Mountain of the Dove'), in the
(ill. l8). Next, the
Oztoticpac
year 1 House (Mapa de Cuauhtinchan ll).
two men traveled together
until near a big flowering maguey at the foot of the Mountain
Zentzon, the Chichimec lord converted himself in a "Mat of Snakes"
(Coapettatli), which Lord l3 Rain seems to have warded off. The
rneaning of both scenes is not clear to us.
We have not been able to identily these two Coixtlahuaca rulers
i'
the Coixtlahttaca
il-
On page 42r of the
Hi,storia Tolteca--
Cltichimeca
ut
'$
|1.2
1
Movement
Teu hctlecozau hq u i of Cuauhtinchan (Hrsforl a Tolteca-
Chichimeca).
Eagle'(CLrauhtinchan) in the year 7 Reed (1395)
docunrents.
t'r
region between the cordillera Tentzon and cerro Zolotepec. This confirrns that Lord
l3 Rain traveled through the Tepexi Valley on his way to Ctlauhtinchatr'
"5
,'' The Mountain Uilotepec is situated on the road fiorn Tepexi to the Cuauhtincltall
a
rnachalco,
"ù
n,
135
THE PREHISPANIC HISTORY
Bas van DqESBURG/Olivier van BUREN
134
ap-
pears an illustration which shows
Lord I Movement
greeting and spea-
king to
"Snake" in
'Palace of
(ill.20).
Lord
his
the
Sadly the
Aztacalco means "A.t the l-louse of the Ileron" in thc Nahuatl language. In thc sanre
language Aztatla lneans "Anridst the Herons".
This is a realistic representation ofthe landscape in which Oztoticpac was located.
THE PREHISPANIC HISTORY
Bas van DoESBURG/Olivier van BUREN
136
131
accompanying text is missing. This Lord "Snake" is identified as Lord
Teuhctlecozauhqui ("Poisonous Snake"), who, according to several
sources, ruled in Cuauhtinchan at this time' The scene and the date
correspond to the above mentioned scene and date66 in the Seler II,
and apparently deals with the preparations of a take-over of power in
Cuauhtinchan: the Anales de Tecamachølco indicate that Lord I
Movement established his reign in Oztoticpac three years later, in the
year 1398:
"t0 tochtti xiuitl nican motlahtocatlali yn
Ceolintzin yn onpl.
Ozloticpac. "
(En el año l0 Conejo [1398] se estableció como tlalrtoani Ce
Olintzin allá en Oztoticpac: Anales de Tecamachalco, I 99 I . $2)
According to the text in the Historia Tolteca-Chichimeca
(1991, $335-362),Lord I Movement, backed by the Chimalpaneca'
had asked the Tlatelolca, one of the two mayor Aztec subgroups
living on the famous island in the Lake of Mexico, to help him in the
conquest of Cuauhtinchan. The Tlatelolca had agreed to help him and
killed the Chichimec lord of Cuauhtinchan, called Teuhctlecozauhqui.
In this way Lord I Movement managed to take over power in the
Cuauhtinchan region. To endure his alliance with the Mexica he
rnarried a daughter of the Tlatelolca lord Tlacateutzin, called Lady 6
4"g")
çoC
Ä
,ìf
Crocodile "Arrow-Skirt" (Tlacochcuetzin):
"Ynic naui Tlacuchcuezi ye quiuallitlani Ce Ollintecuhtli
Oztolic7ac. "
ËÐ'à
(La cuarta [hermana de Acohniztli. hijo de Tlacateutzin],
Tlacochcuetzin, la pidió Ce Ollintzin de Oztoticpac; Anales de Tlatelolco,
I 939, $89)
Lord I Movementdied in
f.À.tü
1419:
" 5 acatl xiuitl. Nican nicqui yn CeoLintzin in catca
cempoualxiuhtica onrcycr yn tldhtocatic yn Oztoticpac. "
(En este año 5 Caña [1419] nruere Ce Olintzin' que durante 23
años fungió como tlatoani en Oztoticpac; Anales de Tecamachalco, l99l'
|i6)
nn
As Jimenez Moreno and Mateos Higuera already pointed out in 1940. there is
their son Lord 12 Lizard at 'Hill of the Eagle' (Quauhtepec), which
he
conquered in the year 2 Flint and whose empire was destroyed in the year 1
House; his two sons Lord
House "Collaf ' at Quecholac and Lod 1 1 Wind
"Quetzalfeathers" in Tecamachalco (Mapa de Cuauhtinchan ll).
I
ln the Mapa de Cuauhtinchøn II we also find Lord l3 Rain
and his wife Lady "Flower" (Cepaxotzin) at Oztoticpac, in the year 3
a
difl'erence between the Nahuatl and the Mixtec year dates; the nunrerical coeficient
of the Mixtec year is one less than the corresponding one in the Nalruatl year. This
rureans that the Mixtec year 6 Reed corresponds to the Nahuatl year 7 Reed.
L
iNN
Reed (1338?)
(ill.2l).
In this document no mention is made of his son Lord I
Movement, but his grandson 12 Lizard sits at 'Hill of the Eagle'
138
Bas van DoESBURG/Olivier van BUREN
(Quauhtepec), which he apparently had conquered in the year 2 Flint
1398 was
ir+ro) (iù.21). However, the empire his father had built in
ùtti1r.át"ty desiroyed in the year I House (1441) by a confederation of
Chichimec lords, called together by the lord of Tepeyaca to restore
Chichimec power in the region:
"6 tecpatl xiuitl. Nican yn motlahtocatlalli yn Cuetzpaltzin ynic
(" )
otlehcoc tlacpac Quatthrepec ynic oncan orrcuac )tn lletzcollolla'
-l 'calli
yn
ntollalli
yaoyaualolco
yn
ihquac
yn'
Cuetzpaltzin
yn
miiquì
xiuill ypan
ntochi
techyatnlohtoc
ytt
ixquich
ottnpiti yi ihquàc quipohpoloque
yn lepeyocatlacatl yn chololtecatl yn llaxcaltecotl 1'n
ircxotzincarl auh yn ixquich nic qtriyaualohtoc altepetl uult zan miyec
tlantantli yn ntochíuh auh yn rlahtocatic centpualxiuitl ontotnc xXIl".
(El año 6 Pedemal [1420] Aquí Cuetzpaltzin se estatrleció como
tlatoarli, poi lo cual subió [su iesidencia] a la cinra de cuautepec. Partió dc
quiilaqueuh
alládeUetzcolotla'('.')EnelañolCasa[1441]nrurióCuetzpaltzin,cuando
elaltepetlquedósitiadoporlaguerra;elrtonceslodestruyerorrtodoslosque
no, ,oi.un; a todos los álquiló el de Tepeaca; los cholulteca' los tlaxcalteca
ylosuexotzinca,todoslosquerodeanel..señorío,'altepctl.Sttcedierot
inlìnidad de cosas, [cuefzpaluln] fungió veintidos,22, [años conìo tlatoanil;
Anales de Tecamachalco, I 992' $7 and 9)
Like the Mapa cle Cuauhtinchan II, the Hisloria Toltecachichimeca and the Anales de Cuauhtitlar? do not mention the reign
of Lord I Movement and add the 22 years of his reign to tlte 22 years
of tlre reign of his son 12 Lizard:
"
Quetzpal
yt Ílatocayoll yn
yt't po¡tolloca yponpa )'t1 opoliuhqui )41
(..) t cali xiuitl Ynic poliuhqui Quet:prtl couoyocon'
[10 tochtti xiuitl] Atth nimrttt oncan cononque
ntixteca
)j
i'euhittecoiauhqui,
Auhynllalpotloque'quauhtinchantlctcachololtecotlexot:incallaxcallteca
lotomtttaqlrc ntoc:hi tlacatl ytt quipollo Auh oncan cauico yttic oquipiyaya
yn conpixqui zan onpouallxiuhtica onauica
),n tlaþcàyotl yn Quetzpal, Auh
tlatocaYoll
Yn
QuefzPal".
),n
(tAño-I0 Conejo, l39Sl Y luego entonces tonró cl gobierno
qtrc tire destruido
Quetzpal, el mixtcca, ei popoloca' a carlsa de
'feuhtiecozauhqui, (...) Año I Casa [1441] En él fìre conquistado Quetzpal'
chololteca.
cle couayocan. Deitruyeron la tierra los quauhtinchantlaca. los
los uexotzinca. los tlàxcalteca y los totorniuaque; toda la getrte vino a
dcstruirla. B¡ttonces terminó el gobierno que tenía Quetzpal. Quetzpal sÓlo
ttrvoelgobiertrodurantecuarelìtayctlatroL\ños:l!¡sloriaTohecaChichimeca.
I
THE PREHISPANIC HISTORY
139
tlatocayoll Oztoticpac contzinti Cuetzpalin teuctli, (...) \'n ypan ce calli.vpan
poliuhque oztoticpactlaca yquac oncan tlatocati Cuetzpalli quinpolloEre
huexotzinca yquac Huexotzinco tlatocati Tenocelotl yhuon no yehuatin
Íepeyacahuaque yquac onpa tlatocati Chiauhcohuatl ),n 'lepeyacac".
(10 Conejo [398]. En este año se
destruyeron los
cuauhtinchantlaca, cuando estaba reinando Teuctlacozauhqr¡i: fueron
vencidos por los mexicarros (...) Se destruyó completarnente el señorío de
Cuauhtinchan cuando empezó el señorío de Oztoticpac. al que dió principio
Cuetzpallinteuctli, (...) En el año I Casa [441] fueron clestruidas las gentes
de Oztoticpac cuando allí gobentaba Cuetzpalli; los destruyeron los
uexotzinca, cuando en Uexotzinca gobemaba Tenocelotl y tarnbién ellos los
tepeyacahuaque, cuando en Tepeyacac gobernaba Chiauhcouatl; Anales de
Cuauhtitlan,1975, $t36 and 187)
The information in the Anales de Tlatelolco is even more
confusing and puts the death of Lord 1 Movement in the year 1442:
"Ce calli xiuitl yc poliuh QuauhÍepec unca tlatoani cotco
xiuitl yc poliuh oztotic¡tctctlacatl unca ntic
Ceollintectthtli"
(En el año I Casa [441] se destruyó Quauhtepec, allí era
Cuetzpaltzi. Onte tochlli
.
tlatoani Cuetzpaltzin. En el año 2 tochtli se destruyeron ìas gentes
Oztoticpac. allí nruere Ceollintecuhtl i;
I
de
nales de Tlatelolco. I 939, $266)
After this conquest a war broke out between the village of
Cuauhtinchan, still dominated by local Popoloca lords, and the
rnentioned Chichimec lord of Tepeyaca, called Chiaucoatl. The war
ended in 1466, when the Popoloca lords of Cuauhtinchan asked the
Tenochca, the second major Aztec group, to kill the Tepeyaca lord.
This conquest of Tepeyaca by the future Aztec emperor Axayacatl is
also told by several Nahuatl and Spanish chroniclers from the Valley
of Mexico.
ln the Mapa de Cuauhtinchan II, the two surviving sons of
Lord 12 Lizard are shown at their residences (ill. 2l ): Lord 8 House
"Collar" (Xochicozcatl) sits at his Palace at 'Water of the Quecholli-
lrird' (Quecholac), where he, according to the Anale,s de Tlatelolco,
had also married a Mexica princess, a sister of the Tlatelolca lord
Tlacateutzin,ut before his father was killed:
989. $363-364)
qttauhlinchantlctca yquac
" I 0 tochtli yprtn in yn xihuitl poliuhque
(..
tlcttocaÍti licatca Teucilacozauhqui yehtønlin quinpeuhquc ¡'n mexilin )
Yc zenpolliuh yn tlatocoyotl Quauhtinchan yquac opcuh olzintic yn
nt 'l-his
is not possible: il Lord I Movement married a daughter ol'flacateutzin, his
grandson could not have rnarried a sister ofthis same lord.
THE pReulspeNrc HrsroRy
Bas van DoESBURG/Olivier van BUREN
t40
"Auh yn iueltiuh Xiuhcoyolmaquiztli uallitlanoc Quechollac
uulciuatla Cuetzpaltzi Quauhtepec quiuolciuatlani yn ipiltzi A4atlacalli "
(Su hermana rnayor [de Tlacateutzin], Xiuhcoyhnaquiztli, fire
pedida en Quecholac; la pidió corno esposa Cuetzpaltzin de Quauhtepec;-la
pidió como esposa para su hijo Matlacalli: Anales de Tlatelolco' 1939' $83
and 253)
1l
Wind "Quetzal feathers" (Quetzallecatl) sits
in a (damaged) place called'... Rock' (Tecamachalco) (ill' 2l), where
he succeeded his father. According to the Anales de Tecamctchalco,
that narrate his lifestory, he lived until 1490. In 145I he managed 1o
His brother
partes, viéndose en liefta exlraña
y cercados de enenigos,
temían eran /os chuchones, gente endemoniada y salvoje.
In this first attempt the Aztecs failed, the defence of the
Coixtlahuaque being too fierce. However, Atonal figured that the
Aztecs would return and asked the chichimec lords of Ïaxcala and
Huexotzingo (which were old enemies of the Aztecs) to help him in
his defence against the Aztecs:
"No cansados los dos reyes [de Tenochtitlan Tetzcoco| de esta
)¡
jornada, anles alrentados de verse venir vencidos, hicieron otros nøyores y
ntás poderosos ejërcitos, con que volvieron el aíio siguiente contia
Atonaltzin, ayudándose de otros muchos caciques y señores, que eran cle ut
confederación y alianza; y fueron tqntos, que dicen, que eran como
langostas, cuando cubren el sol a grandes bandadas. y iomo ,Aronaltzin
l2 The Aztec Conquest
proclaim war, Atonal ordered his people to bring out his treasures and
told the Aztec ambassadors:
"Eslas cosas, )'otras Drus ilcas' mc datt mis vasttllos' con que
'ne
tribtian: llevádselas a wtesÍro señor ll4otectthzuna, y dccidle, que las
y
y
genles
criados;
reciba, y que vea lo nrucho en que soy eslimado de mis
c¡ue si yo'le venzo en la balalla que me avise, qué es lo que Ic fributan los
supo de los poderosos ejercitos que contra él se hacían, 1, pareciéndole ser
muy desigual el que podíaJormar contr(j ellos, envió sus embajadores a los
Tlaxcaltecas y Huexotzincas, pidiéndoles de ntercecl le iocotiesen y
ayudasen en aquel tan conocido peligro.',
(Torquemada. l986, vol, l, p. 160)
Upon the arrival of his allies, Atonal decided that first
Tlaxiaco-a village to the south of Coixtlahuaca, in the Mixteca
Alta-had to be attacked, to annihilate the Aztecs that were stationed
there. This would enable him to have his hands free when the Aztecs
would arrive:
"(.,.) les dijo que convenía, para no tener estorbo ctøndo los
nrcxicanos llegasen, ir sobre los de Tlachquiauhco, que estaban allí cerco,1,
erctn de la parte de los ntexicanos, y que los ntafasen con los nisntos
mexicanos que estaban allí de presidio. Todos vinieron en ello, yenclo
sttyos, porque conto se lo dan a é1, nte lo han de dar a ni, y si él nrc
vencieie, le haré señor de todo aquello qtte ne fribulan a mi los mios; y
porqtte no es costuntbre de reyes y seíiores dar la nnrcrle ø los enbajadores'
t¡trc vienen a stts tierras y scñoríos, y cs grdn vileza poncr nanos en los
inocenfes, no os nnndo ntator; pero llev(ld e .\le presenle, )'tlccidle a westro
señor' lo que os tengo dicho "
(Torquemada, rgg6. vol, l, p. l5g)
Moteuczoma, enraged, decided to attack Coixtlahuaca and
serrt his armies into the Mixteca, where his soldiers feared the fierce
chochos:
"Y caminando con Íoda la priesa que pudieron' llegaton a los
términos cle Coaixtlahuac, donde asenlaron su real de licndas y casas de
petaÍe, y, reporándose y perlrcch(tndose por lodas parles' lo nqior que
y espías por todas partes, eilU)c:aron a estor
pudieron,
'siempre y puestds cenlinelas
en vela y con la espoda en la nano y rodela, lemiéndose de lodqs
y lo que nits
(Durán, 1984, p. 187)
restore a small Popoloca kingdom in Tecamachalco.
During the reign of emperor Moteuczoma I or llhuicamina,
the Coixtlahuaque had a reign of considerable size and a very
important lnarket. According to the Aztec version of the conquest of
this city (recorded by Juan de Torquemada and Diego Durán), the
Coixtlahuaque under Atonal provoked the Aztecs by killing their
rnerchants. When the Aztec emperor sent several atnbassadors to
t4t
1,
juntos sobre los tlachquiauhcas, los ndtaron y prendieron, y a
mexicanos a las vueltas. De este hecho
los
y rraición de los cohuaixtlahtnques
envió luego øviso el señor de Tlachquiauhco, llanrudo Malindltzin,¿B a
Motecuhzum(r (...)"
(Torquemada. I986, vol, l, p. 160)
ln
the Lienzo Tløpiltepec, Lord 6 Water ..Jaguar" and his
contemporary ruler of 'Village of the Voftex of Water', Lord 6
Monkey "Braided Hair"(?), engage in an attack in the direction of the
6sThelordMalinaltzinisidentifìedasLordSGrass"Tlaloc"ofÏaxiaco
Bodley.
inthecodex
TH¡ pRpHrspeNrc HrsroRy
Bas van DoESBURc/Olivier van BUREN
142
Mixteca, which could have been the attack on Tlaxiaco, in the year
7
1l Grass (1461).6e
House, day
Indeed, after having attacked Tlaxiaco, the Aztecs returned'
but this time their armies were too numerous for Atonal and his allies.
"l¡iéndose vencido Atonahzin, se le sujetó a I'loleuczoma' y
por su feudatdrio. Con esto se volvieron los ntexicanos a sus tietas,
clejando de esta vez suietas y rendidas y puestas a su obediencia las
pr:ovin cias y pueb los s iguiente s : C ohuaixt lahuacan, Tochle pe c [Tuxtepec],
quedó
Tepzol, Tzapotla [Teohzoltzapotlan], Tolollan, T'latlactetelco, Chinantla, y
"-t'
Qu au h noch co [Cuauh to ch c o? ].
('lorquenrada, 198(r. vol, l, P. 160)
After the defeat, Torquemada tells us that Atonal was killed
by his own people. The Anales de Cuauhtitlat? however tell us that
was killed by the Aztecs:
he
"Auh ce tlacatl quimicti tlatohuani Cohuayxllahuacan yfoca
catca Afonal, yn iquac yn oquito yn quipoloz altepetl Coayxtlahuacan
Ninon peult nauhxihuitl yn iuh moxintinenca yn iuh ntoxinn leninte
ilixÍeca; yn ipampa quinnücti llalohuani Cohuayxtlahuacan ypanpa yn amo
q u
i
tktye
c o It
izn e q
(Y
ui
mex ic al 1.
"
iMoteuczoma] dió nruerte
a ì'ìn señor. el
tlatoani
de
Coixtlahuaca,cuyonotnbreeraAtonal,cuandodiioquehabíadeconquistar
cl altepetl cle Coaixtlahuaca. Aquí empiezan los cuatro años que anduvo
afeitátrdose, así como se afèitan los Tenitne-Mixteca La causa porqué dió
nruerte al tlatoani de coixtlahuaca fue porqtte uo quiso serviI al mexicanoi
Ánales de Cuauhtitlan, $238)
During or shoftly after the war, Moteuczoma inaugurated his
new temalacall (sunstone), in which many of the prisoners taken in
the battle of Coixtlahuaca were killed. A man called "Eagleflower"
was sent to Coixtlahuaca to collect tributes there for the Aztecs:
"(...) Acabado el socnficio y despedidos los httéspedes, Tlacaelel
co|r cottsejo del tey envió tm virrey a Coixtlahuac para que luviese cargo de
n,
Altho¡gh this date is three years later tha¡ the date ofthe Aztec victory as given by
the sorirces, tlte Hisloria cle los Mexicanos por sus Pinturas indicates that the war
lasted fottr years (1458-1462).
p. 85). Teohzoltzapotlan, Tototlan, Tlatlactetelco and
cuaulrtochco were four main señoríos near the present city ofcórdoba in the state of
veracruz. From several sources (e.g. Dtrân, Anales de Tlatelolco) we know that
around the time that the Aztecs conquered Coixtlahtraca, Cuauhtochco was also
conquered by the Aztecs, and the lord oftlrat place was also called Atonal
t,, See Gerliard (19g6,
aquella provincia
( )"
t43
y de los tributos reales el cual se llantaba Cuauhxochitl
(Durán, 1984, p.
195)
According to the Anales de Cuauhtitlan, it was Atonal's
widow who was responsible for collecting the Aztec tributes in
Coixtlahuaca:
"Auh mitoa yn yquac omic Atonal niman anoc ytt icihuauh catca
cenca huey hualhuicoc yn Mexico Tenochtitlan. tluh yn tlatohuani
Moteuczoma ytlan yazneqttia ytech acizneqttia. Zan zotlahuac auh anto
ytech acic. Auh mitoa ynic cihuatl yn imaxac chalchihuitl tlacanahualli yn
),tepillixquac onoc, elc. Auh niman occeppo quihua yn tlalohuani ompa
quinechicohuaya yn cen nohuian tlacalaquilli, yuhqui yn cihuacalpixqui
ntochihuaya. "
(Se dice tarnbién que, cuando murió Atonal, luego fué apresada
su rnujer, que era muy alta, y traída a México Tenochtitlan. El tlatoani
Moteuczoma quiso estar y tener parte con ella; pero se desmayó y no ttÌvo
parte con ella: se dice que elttre las piernas de la rnujcr y en la faz de su
natura estaba un chalchihuite desbastado, etc. Luego la envió otra vez el
tlatoani a que recogiera el tributo de todas partes: de nranera que fué el
rnayordomo; Anales de Cuauhtitlan, þ139)
As we have seen, Coixtlahuaca was incorporated into the
Aztec empire together with other places in the Mixteca and in the
Cordoba región. However, it can be questioned whether these places
actually were part of the Coixtlahuaca empire at the time of the Aztec
conquest. This problem still needs thorough research.
It is
interesting
to
notice that the lienzos from
the
Coixtlahuaca-valley do not mention the Aztec conquest at all.
l3 lhuitlan around the time of the Aztec Conquest
Around this time the lords of the main Ihuitlan lineage once
again expanded their influence. The main ruler of lhuitlan, Lord 4
Water, had two children. One of these children, Çalled Lady 5
Crocodile, married a Lord 6 Snake, and f¡om them came fofth a new
(third) Ihuitlan lineage, which is also recorded in detail by the Lienzo
Ihuitlan and partly by the Lienzo Tulancingo. Late descendants of this
couple (already in colonialtimes), Lord l0 Eagle and Lady 13 House,
may have commissioned the making of the Lienzo Tulancingo, since
they are the last couple to be mentioned in this lienzo.
The other child of Lord 4 Water, called Lord 3 Wind,
succeeded his father. He also had two children, one of which was his
THg pnegIspeNlc HISTORY
Bas van Dotsaunc/Olivier van BUREN
144
successor. The other, however, who was called
was married to Lady
7
Eagle, moved away
Lord i3 crocodile
and
to an unknown place
within Ihuitlan territory. Their daughter married to the lord of
,Mountain of the Collar-Cozcatla'(Cozcatlan)7rand had at least one
son, who ruled at 'Mountain of the Palace of the Ocelote-teyouaca'
(Teluacan).?, Her grandson would rule aI 'Dusttree-hacatla'
State of Puebla
iAcatlan;,í, places whìch can be found in the present
(see rnap). Thus, Ihuitlan had ties into the state of Puebla'
l4 Coixtlahuaca after the death of Atonal
Looking back at Coixtlahauca once more' we see that the
what happened to the ruling lineages of
to the Aztecs. Apparently, only one ruling
fall
its
Coixtlahuaca, after
lienzos differ as
to
lineage remained, which had to collect the tributes for the Aztecs,
could be identical to the lord mentioned in the Relación Geográfica of
Xaltepetongo of t 580 as "Yaxixayo".7a
The sources from the nofth present even further
complications concerning the names of the Coixtlahuaca lords.
According to the Texcocan historian Fernando de Alva Ixtlilxochitl
and the Spanish chronicler Juan de Torquemada, during the reign of
Moteuczoma II or Xoyocotzin (1502-1520) Coixtlahuaca was
governed by Lord Cetecpatl or Lord I Flint, a ruler that does not
appear on the Coixtlahuaca lienzos,
This Cetecpatl, together with the lord from Sosola called
Nahuixochitl or Lord 4 Flower, organized a rebellion by the Mixtec
provinces that resided under Aztec rule in 1506. They offered the
Aztecs garrisoned in the Mixteca a banquet in the city of Oaxaca.
Then:
The basis of this lineage was formed by the couple Lord 5
and Lady 5 Death; as the Lienzo Tlapiltepec and the
"Deer"
Vulture
Lienzo Seler II tell us, he was frorn'Village of the Vortex of Water'
and the son of Lord 6 Monkey, and she was from 'Stone' and the
daughter of Lord 6 water. curiously, fhe Lienzo lhuitlan calls them
"(...) pasada Iafesta y deshecha la conpañiu partieron otro día
de mañana los mexicanos con susfantilias a sus lttgores;'¡ntesÍos; y en uno,
que era barrancoso, y cerca del pueblo [de Oaxaca], estaba Nahuixochitl,
señor de Tzozolan, con mucha gente de guerro en celada, aguardando al
paso que por alli eraforzoso a todos, anles de di1)erlirse para sus puesÍos
parÍiculares; y asi conto llegaron a é1, salieron los de la celada, y dieron
repentinanrcnte en ellos, y los nntaron à fodos, sin dejar ttinguno con vida"
Lorã t t Eagle and Lady 3 Flint, otherwise unknown rulers'
Thesuccessorsofthiscouplearereferedtoinalldocuments
(lienzos Meixueiro, Coixtlahuaca I, Tlapiltepec, Seler II and lhuitlan)
as Lord I I Vulture "smoking Coyote(?)" and Lady 3 Snake'
Only the lienzos lhuitlan and Seler 11 continue from here on:
seter II the successors are called Lord 3 Dog and Lady 3
Lienzi
the
irt
generation Lord 4
Movement and Lady 7 Lizard. Both lienzos agree that the next and
Movernent. The Lienzo lhuitlan calls
this
lastgenerationwasLordl0RabbitandLady6Deer.Lordl0Rabbit
145
(TorqLremada, I986, p. 208)
The Aztecs decided to strike back by sending a war expedition to the
Mixteca.
"(...) cuando llegaron a los prineros pueblos de aquella
provincict de Tzozolan no hallaron paso, porque ya todos los tixtecas
estaban muy a lo descubierlo, puestos en driln, y ftrcles.forzoso hacer un
rodeo muy grande y de ntuchas legttas, y llegaron a Huauhtlan, donde salió
Cuzcoquatthqui, herntano de Cetecpatl, a confederarse con los ntexicanos,
y
dijo a Cuitlahuatzin (que debía de ser el capitán general) y a Tqtlatzincatzitl
y otros del Consejo, lodo lo que su hermano, cotl los demás tixteca:;,
ordenabon conlra los mexicanos para ntatarlos"
(Torquemada, 1986, p. 208)
?r
Mixtec nalne was
Cozcatlan means 'Arnidst the Collars' in the Nahuatl language. lts
Nuuclzeqtte and also tneans'Place ofthe Collar''
term that can be translated as 'Among them rvho have Gods'.
t, Tehuacan is
a Nahuatl
Jaguars''
Its Mixtec name is Yucntoñaña, meaning'Mountain of the Lineage of the
lt is interesting to note that the
concept 'lineage' is represented by a palace or tecpyl ,natne is 'Yttct¡
The Nãhuatl-nãrne of Acatlan mians 'Amidst the Reed'. Its Mixtec
Both natnes refer to an irnportant onc.ìtot cult
¡
ytrsi,an<lnreans.HilloftheTurquoiseJewel''ItsChochorlameisndajoho,whic|t
r¡eaus'Tree of Dust'.
È-
t'This source tells us that in 1580 Jaltepetongo was subject to Huautla. OfHuautla it is
said in its Relacion Geografica that it was subject to Coixtlahuaca in prehispanic
times, where it had to bring its tributes for tlte Aztecs. It seems likely therefore that
Jaltepetongo was also subject to Coixtlahuaca, through which they paid tribute to the
Aztecs. According to the Relación Geográfica of Xaltepetongo of I 580 the lord to
whorn they had to bring their tributes and of whom they were subject was called
"Yaxixayo", which means Lord l 0 Rabbit (Acuña, 1 984).
trBas van Donsrunc/Olivier van BUREN
146
So the ambush the Mixtecs had prepared for the Aztec armies was
betrayed by the Lord Cuzcaquauhtli or Lord ['.'] Vulture, Lord of
Huautla and brother of Cetecpatl of Coixtlahuaca. Cetecpatl and the
Coixtlahuaque were defeated and as a reward for his betrayal and help
offeled to the Aztecs, Cuzcaquauhtli was given the throne formerly
occupied by his brother Cetecpatl.T5
As we said, Cetecpatl is not shown in the lienzos, but
Cuzcaquauhtli could possibly appear in them as the Lord 1l Vulture
"smoking Coyote". The omission of Lord Cetecpatl could then be
explained as a political omission by the successors of Lord
Cuzcaquauhtli.
THE PREHISPANIC HISTORY
Gonzalo Mazatzin (Lord Deer), who was ruler of Tepexi, with whom
Coftés had already been in contact through ambassadors of Mazatzin,
It was proposed to Cortés that he should return nofthwards to continue
his conquest there and thalMazatzin himself would move southwards
with an army to conquer places in the Mixteca, Cortés accepted this
offer and thus Mazatzin rnoved to the Mixteca, whele he conquered
around October 1520 a variety of places in the name of the Spanish
Crown. Amongst these places were Coixtlahuaca,
Around the same time, when Coftés was in lzucar preparing
to attack Tenochtitlan, several lords came to visit him there:
"También vinieron de ocho pueblos de
peace-meeting between a Spaniard and two indigenous rulers took
in the year l3
(:Sosola) and Tamazula (:Tamazolac or Tamazulapan). lt is possible
tlrat one of these Spaniards is depicted inÍhe Codex Baranda,
After his loss in Tenochtitlan during the Noche Triste in
of Tlaxcala, whose inhabitants
were his allies. Following a period of recuperation, Cottés moved
south, to conquer several places in the present state of Puebla. When
he came to Molcaxac, to the south of Tepexi, he was met by Don
1520, Corlés went back to the city
?s
Several sources tell us clirectly or indirectly ofthe uprising ofthe Mixtec provinces
'l'orquernada. Also,
Lrnder Aztec rule, the nrost detailed of these being Fray Juan de
page
this
sanre uprising by
42
of
the Códice Telleriano-Renenensis lells us on
Zozolain the year 4 House (1509). According to this sottrce however, the Aztecs
struck back fiercely, by going to Zozola where "ro dexaron onbre a vida" (Anders
etc,1992a, p.233). The Anales de Tecamachalco tell us that "En el año 2 acatl la
genle fue llevada a Zohzollan; ctllá fueron a eslablecerse nruchas personas mexica;
àllá las fiteron a dejar." (Anates de Tecamachctlco. 1992, p.23). Apparently then,
the Aztecs massacred the people of Sosola and then created an Aztec stronghold in
the Mixtec proviuces, thus hoping to prevent firther uprisirtgs.
Ia provincia
de
Coastoaca [:Coixtlahuoca], que es una de que en los capítulos antes deste
hice mención que habían visto los espaíioles que yo enúë a buscar oro a la
provincict Zunkt [-SosolaJ, donde, )' en la Tantazula [:'fannzolac o
7'anuzulapanl, porque está jLmto a ella, dije que habia nnry grandes
poblaciones y casas ntuy bien obradas, de nrcjor canlería que en ninguna tle
estos parÍes se había yisto; la cual dicha provincia de Coastoaca estlt
cuarenla leguas de allí de lzzucan /:lzucarl; e los naturales de Ìcs dichos
oclto pueblos se o-frecieron asimisnto por vasallos clc tueslra alteza, e
dijeron que otros cualro que reslaban en Ia dicha provincia vernían nmy
presto, e nre dijeron que les perdonase porque antes no habían venido [...]"
(Cortés. 1983, pp. 107-108)
Following Lord 10 Rabbit, we have come more or less to the
time of the Spanish conquest. According to the Codex Baranda, a
Reed (1519). The first contact between
Coixtlahuaca and the Spaniards is also described by Hernán Cortés
lrirnself in his Cartas de Relación.In his second letter, Corlés tells us
that when he was in Tenochtitlan with Moteuczoma, he sent several
of his soldiers to different provinces of the Aztec etnpire to find
goldrnines; amongst these were the provinces of Cuzula or Zuzula
Tehuacan,
Cozcatlan and possibly Tejupan (Jäcklein, 1978).
15 The Spanish Conquest and the Colonial Period
place
147
Several months later, after the fall of Tenochtitlan, Corlés
reports in his fourth letter that some time before he had sent Pedro de
Alvarado to Tututepec in the Mixteca de la Costa. De Alvarado
conquered amongst others
the places of
Coasclahuaca
(:Coixtlahuaca) and Tachquiaco (:Tlaxiaco), and placed them after
initial problems under his jurisdiction,
None of the Coixtlahuaca pictographic docurnents depict the
colonial lords of the city in their genealogies. We only have some
dispersed data involving the indigenous rulers lords 2 Water and 3
Wind,
Tlre lienzos Coixtløhuaca I and Meixuelro show a Lord 1 or
2 Wafer meeting a Spaniard in the year 9 Reed (1567). Also a Lord 3
Wind can be seen meeting a Spaniard, in the years l0 Rabbit (1542),
l2 Flint (1544) and I I (?) Flint (1556?). These dates are very late to
be referring to the conquest and as Caso (1977) observed, these
Spaniards are indeed not armed. This makes it probable, again as
148
by Spaniards shown here refer to
Caso (1977) observed, that the visits
th. ,oì""rr-ion of lands to the indigenous rulers'
il'o be seen in the Lienzo Seler II'
The same 2 Water
"un
witnessing the hanging of'an
together with the ,u*. Lo'd 3 Wind,
reads year 6 House-day
Uv a Spaniard. The accompanying date
irãi""
correspond to 1577 It
ï s""r.", which according to Cáso can only(1977)
also believes that
;";iã, hå*""er, also be tñe year 1525, Caso. Bernardo Acuña de
if the Spaniard is u Ui't"'op, it could be
Alburquerque, who died in 1579'
are the
Other colonial elements found in the lienzos
lienzos
the
in
depicted
foundations of churches and chaples
the
Tulancingo
,and
Tlapiltepec, Seler II, Tequixtupu'-.il, Ihuitlan'
Tulancingo'
and
Tlapilrenec
Codex Baranda. A'ccordiig to tihe lienzos
year ll Reed (1543)76
the church of Ihuitlan wís founded in the
is the foundation of a
Baranda
in fhe Codex
Another colonial date
(1533)'
.ir"t.L in the year 1 House, day 12 Crocodile.
and possibly the
churches
various
Apart fÌom the
another two references to
identification of a Spanish bishop, we find
Seler II' After this
the christening of ttre iegion in the Lienzo
else added drawings of two priests
docurnent rvas finisheJ,
"fray anctonio
'oäton"
to a jacal.Ñext to these drawings we read:
tñ,i"g
and "fray
vicariol
la
Serna'
""o
" l:o*t Antonio de
au" irÏrni;,o vicå¡r4"
-n*¡rs"
These priests
dn solà'ot" tlr'uv Domingo de Salazarl'
'are
de Burgoa (1989a, 1989b)'.
rnentioned in the works of Éray Franiisco
Relación Geográfica oJ
the
through
ù. tno* Antonio de la Serna
of Nativitas and Tulancingo'
Texupa of 1579, a neighbouring villag-e
ln his Palestra Historial
thut-tit"'
i
ui"ut
*ài
where de la Serna
O-:
Burgoa furthermore t"ti, u' of a Father Jerónimo
,10^:tt"lli,i1i
the sixteenth century'
in
Chochos
the
among
work
ãià in.itt.nlng
pattrereenito-Hernández-wroteaDocÍrinaCristianaenLengua
know through a manuscript in
Chochona de Cuexttaiaaca, aworkwe
y Geografía'
the Sociedad Mexicana de Estadistica
7t'This is also more or less the date ofthe fìrst congregation in lhuitlan
exact copy oi
;iut" W co"yrr1e9).are an ahnost by
"'fhe data concerning d"
the authors
I'vestigations
H¡stor¡altlSASUI
rvhat Burgoa tells us in his-pile;^;å
that some of the data that are given by
and Michael swanton te¿ tåihe conclusion
Davila de Padilla; or that Gay took his
Burgoa, seem in turn to lt^ut ütt" iuLt" lrorn
clata from this author'
A;t;;;;t
É.-
THE PREHISPANIC HISTORY
Bas van DoESBuRG/Olivier van BUREN
149
The (early) colonial period, however, is still
documented for the Coixtlahuaca valley. Research
archives for this region is still in its early phase.
badly
in the colonial
l6 The mysterious founders
Apart from the story of the mythical origins of the Toltec
lineage that ended with the famous Lord 6 Water-Atonal, several of
the Coixtlahuaca documents contain references to a mysterious
second origin story.78 This second story, which is difficult to
utrderstand because of the rnany symbolic and metaphorical elements
of which the meaning is lost to us, tells us of a group of men that
once emerged out of the sacred cave called Chicomoztoc, "At the
Seven Caves", a common theme in origin stories of the Nahuatl area.
The rnen belonging to this second tradition wear'crowns' braided out
of what looks like palma-leaves and have their eyes painted black.
This last element indicates they were considered to be Nahuatlspeakers.Te
Tl¡e Selden Rol/-which is the most detailed document
concerning the Chicomoztoc-story-begins with the irnage of the nine
heavens of day and night through which the God 9 Wind Quetzalcoatl
could travel and descend to earth. This episode refers to a rnythical
story which is also recorded in the Mixtec Codex l/indobonensis (p,
49, 48) and in the work of the Spanish writers García (1607) and
Mendieta (1596).
Following this scene, four founders (perhaps priests), called
l0 House, 13 Lizard,4 Monkey and 9 Vulture, emerged out of
Chicornoztoc by the working of rnagical powers.to Next they visited a
tt 'l'lresc are fl'rc Lienzo Tequixtepec It,lhe
Selcten Roll,Ilte Coclex lJaronda,
The Góntez
de Orozco Fragntent and the lienzos Tlapillepec, Seler Il, an<l Ihuitlan. These last
f'our docurnents in fäct combine the two diff'erent origin stories-both the version in
rvhich the first lords were bom from a river and the one in which they were born out
of Ch icornoztoc.
T"
Speakers of Nahuatl are called in Mixtec santi nuu.lvhich means'to burn the face, to
burtr thc eyc'(Smith, 1973, pp. 208-209, Anders et al. 1992a. p. 189).
8"
Irr the Mapa de Cuauhtinchan iIl wc see a sirnilar sccne ir.r which several fbunders
conre out of Chicomoztoc by the working of nragical powers. In both cases, the
departrrre is headed by a nahual sorcerer: ln Íhe Mapo de Cuaulttinchan.// thc leader
carries tlre Ieg of a corpse. lnihe Selden Ao11 he is depicted as a Xiuhcoatl carrying
U
int-knives.
THE PREHISPANIC HISTORY
Bas van DoESBURG/Olivier van BUREN
150
'Temple of Movement at the Ballcourt' where they received the Holy
Bundle of the God Quetzalcoatl from the keepers 4 Wind and 4
Movement. They then went on a journey that led them through the
places 'Mountain of the Jaguar', 'Mountain of the Eagle', 'Mountain
of Lady 6
On
entering
of
priest
a
founder2
Dog,
to
the
spoke
they
territory,
Coixtlahuaca
figure associated with the north.82 After their conversation, they
the Macaw' and 'River
Deer'.8r
returned to Chicomoztoc,
In the following scene they seem to have emerged out of the
ground again, after which they proceeded to the 'Mountain of the
Intertwined Serpents', where they drilled New Fire and installed the
Holy Bundle of Quetzalcoatl.s3 Then they took posesion of the region
in tlle four cardinal directions.sa Lord l3 Lizard arrived here by way
of a 'Road of Darkness and Opened Flint-knives', starting at
8l
tr
This last place coincides with the 'River of the Deer' on the Mapa de Cuauhtinchan
11. In the Selden Roll this place is drawn as 'River of Day and Night and Lady 6
Dcer'. Out of the river sticks the Holy Bundle of Qtretzalcoatl and next to it two allts
are depicted, a scelte tlìat we do not understatrd yet.
See also ll'rc Codex l/indobonensis,lhe Codex Porfirio
aw) lhe Lienzo lhuitlan for The priest 2 Dog,
tt 'Ihc glyph of
I/indobonensis.
the Knot' (North?).
metaphor
for a
trance-state.8s
Lord
13
Death,87 together
with a Lord 8 Lizard, both wearing the braided
crown, waged a war on several of the old rulers of the region, whom
they killedss in the (sacred) year 3 House, day 2 Wind. During this
war a lady called l3 Crocodile sacrificed several men at a ballcourt at
Cerro Verde. These war-scenes are also depicted in the Lienzo
Tlapiltepec. We still do not understand the full lneaning of these
scenes and their relation to the (later?) arrival of Lord 7 Water-Atonal
at Cerro Verde. It is possible they were a group of priests inspecting
the new foundation place (cf. the Historia Tolteca Chichimeca) or
perhaps an earlier group which was subdued by Atonal, who then
included their history in his own.
According to several documents (lienzos Seler II, Tlapiltepec
and Tequixtepec II and the Selden Roil), Lord 7 Death came from the
'Rock of the Pot',8e a place to the nofth of Tequixtepec, with the
85
lrr tlris part of the Selden Roll we also find a scene itr which a lord 4 Crocodile
decapitates a snake and a lord 7 llouse pours rain fiorn a pot in the shape of the head
the
decapitated snake. Similar scertes we find in the Lienzo TIapilÍepec attd the Codex
Baranda. Although we do not understand this scene, we fìnd a possible reference to
suclr a lrappening in the Relación Geográfca.from Petlalcingo (Acatlan) of 1581.
Ilere a story tells us that in ancient times there lived a giant snakc that terrorized the
of "TIaloc" (God of the Rain) over this snake. Water runs ottt of the body of
the 'Mountain of the Intertwined Serpents' is depicted in several
The f'orrr cardinal directions are given it't lhe Selden Rol/ by 'Tenrple of Death'
(South), 'Temple of the Sky' (East), 'Tenrple of the River' (West) ancl 'Mountain of
a
Lizard carried the Ancestor Bundle of his people.86
In the following scene, a fierce nahual warrior called 7
Díaz,fl¡e I'ian:o'llapillepec
docunlerrts, rrarnely the lienzos Tlapíltepec, Seler ll, Tequixtepec ll and tl¡e Codex
Ilorunda. It contains rnany nahualistic traits, like Xiuhcocoa (plural f'or Xiuhcoall)
and Eagles or Jaguars, Snakes of Flintknives and CIouds' Feathered Seryents and
.laguarserpeuts, Wings, a Toltec Face, Jade and a Parrot.
The drilling of New Fire was a ceremony which marked the f'oundation ol(a lineage
of) a cacicazgo (Anders, et al., 1992). See for exatnple several pagcs of the Codex
tt
Chicomoztoc, probably
151
region and tl.ìat was killed by a warrior lord who then settled in the region (Acuña.
I
984. p. 48).
tn In the Lienzo lhuiÍlan we fìnd similar Ancestor Bundles in thc villages ol'
Coixtlahuaca, Ihuitlan and Tlapiltepec. Ft¡rthertnore a Iìoly Bundle and Digging
Stick are installed here by'paltna-crown'pcople at the'llill ofthe daynante 6
*7
Movcnleut'.
L.ord 7 Death may be the same as the lord of that natrte that established hinlself at the
'Hill of the Mask' to start â lineage there, atrd nrarricd Lady 4 Wind (Lienzo Seler
/1). This couple Lord 7 Death and Lady 4 Wind is also thc fìrst cotrple of the
genealogy given in fhe Codex Baranda. I lowever, apart fiom this 1ìrst cotrple, this
genealogy is ditlèrent äom the genealogy of 'Mountain of the Mask' as given by thc
Lienzo Seler IL
tt'fhese lords lvere called 2 Crocodile "Double Face". 7 Eagle "Stone Man", 9
Grass
"skinned Jaw" and 9 Wind "Quetzalcoatl". We observe that, according to the Codex
Nutrall (pages 3 and 4), the "Stone Men" were the ancietrt rulers of thc Mixteca.
*"
We do not understand the rrreaning olthe voluted snake connectcd to the 'Rock ofthe
Pot' but it see¡ns to be related to the war that Lord 7 Death rvaged on the a¡rcisnt
rulers ofthe region.
Bas
152
7 Death ' The Lienzo Seler II
sacred date year I or 8 Rabbit, day
as 'Rock of the Pot-Cave
depicts this place ln u nuiu'utitii" tätting
of Bird" a constellation
pfitm
Mountãin
and
between Mountain oi
natural bridge on the
colossal
the
identified by Rincón irôôó "t
where
ihis is a ¡ìàt-"íut to the northeast of repelmeme
ü;;õ;
year 6
are found' Its sacred date is
ancient pre-hispanic *uüpiintin"s
settlement
ancient
verv
been a
Reed, day 12 Vulture. itlil *utittuve
io the people of
significan"t
;^^il;;ial
h"d
and apparently
of the lineage of
part
depicts
Coixtlahuaca . The Lienlo i"i"' lt alõ
this'Hill of the Pot':
Lady 12 *Grass
- Lord I or 8 Rain marriedtotoLady
Water
- Lord 11 Rabbit manied Lady 10I ISnake
- Lord 12 Reed married toLadY 3 House
Lord 3 Reed married to
-
tjtis,lasll:'9:
According to the Lienzo Tlapittepec'
us)' arr
(unknown to 1."1t""11
his father 12 Reãd, the Lord 12 Crocodile
Head
the
of
at'Stone
gathered
wearing staffs, and tfte p'iett 6 Grass'
II
Seler
Pot'' The
(?)' (unidentifleOl, a fiace.near 'Roõk ol the
8
called
by depicting a man
possibly refers to th" ;;;; happening
year à10 Flint' day 4 Movement'
ä,'urr, i"u.ing a staff, with the date
poi'.
gathering the men inthe Lienzo
their
Àfter
near.Rock of the
to the villagã of Tlapiltepec' but it is
set off
Tlapiltepec
"* ".io"'"ty
ll"ut what theY did there'"o
not
'palnra-crowtrs'. ln the lienzos
retèrences to the people with the
"" There are a fèw other
Lord 8 Water who conquers a
called
a
warrlor
see
we
Coixtlahuaca I and Meixueiro
daY 2 Vulttlre. In the Year
Reed,
year
3
the
in
pl ace called 'Stone of...' (unidentifìed)
3 Reed-tlte
be four years alter the year
would
2
Movement-which
7 Reed, daY
Yuca and the Frog'
sanle lltalì seems
THE PREHISPANIC HISTORY
van D)ESBURc/Olivier van BUREN
to conqtter a
Place called
'Place of the
paltrra-crowtr' we have seen above
(TamazulaPan?). This rnan wears the typical
to the
called Lord l2 Lizard who, according
Another lnan who wears this crowtt is
'River 01 the Hill of the
attacks
//.
Seler
and
l\ettzos Coixtlahttaca l, Meixueiro
and 2 Dog
Roset' in the Year 9 Flint, daYs 2 Water
ltr a
pcople the l'ollowing also seenrs ol'itrterest
'paltrra-crown'
these
Conceruing
fiom all ovcr the Mixteca
lords
108
of
total
a
Nutlall
Codex
l'allous scetre itr the
Up until trow' tro
Deer "Jaguarclaw" of Tilantongo.
conre to PaY honrmage to Lord 8
scems somewhat
which
Coixtlahuaca,
frorn
lord ofthese has beeu identified as bei ng
one would suPPose that
and
here
gathered
rulers
rnany
puzzlirt g since so
page 62 of the
Caso (1977) observed, on
Coixtlaht¡aca also was presel.ìt. But as
"Bleeding
I
Lizard
Lord
called
palma-crowlis.
Coclex Nuttall,we fìnd two lords with
"Ocelotface
Flint
8
Bone" atrd Lord
153
Synthesis ofthe roles ofthe different villages
Having passed through Coixtlahuaca-history, we have come
upon several places. It seems useful to look at them once more and
thereby offer something of an overview.
Coixtlahuaca was the political center of the valley, as it still
is nowadays. First ruled by a people who we have not been able to
identify, it was later to be taken over by the lords of 'Mountain of the
Arrows' and the Toltec lords of 'Palace of the Eagle'; the latter
lineage first ruled at the Cerro Verde, before moving to Coixtlahuaca.
Following the Aztec conquest of the region, these two lineages
merged into one. The newly formed lineage was the one in powel at
the time of the Spanish aruival.
A second place of major impoftance was lhuitlan. The initial
lords of this place were possibly related to the founders with the
pointed palma-crowns (cf. Ihuitlan's lroly bundle); rnaybe we can
identify these people as Chochos, since their old residence was at
"lhuitlan at the rùy'ater of the Chochos". By the time that the Toltec
lords of 'Palace of the Eagle' started to expand their power in the
region, the lhuitlan-lords managed to consolidate their position by
marrying with a woman from this Toltec lineage. From this marriage
they derived their legitimacy. Later on several secondary lineages
split off from the main line. It seems probable that lhuitlan was the
major power in the northern part of the valley.
Another lineage of considerable antiquity was the one that
first ruled at'River of the Vase and Heaft'and that later on rnoved to
'Mountain
of the Dove'or
Nativitas. Around the time that
Coixtlahuaca fell into Toltec hands, this lineage was in close contact
with the lords of 'Mountain of the Arrows'. Just as this'Mountain of
the Arrows', however, it is hard to say who the lords of Nativitas
were: where did they come from, to what (ethnic) group did they
belong? With the move to Coixtlahuaca by the lords of Miltepec, this
lineage seems to have lost its power.
ln Tequixtepec there were at least two lineages. One was
derived from 'Palace of the Eagle', the other one can again be
identifìed as belonging to the tradition of Lord 7 Death. Contrary to
Iltuitlan, however, these two lineages did not rnix. Up to the conquest
they were registered as separate lineages, Tequixtepec was first
r
154
t55
THE PREHISPANf C HISTORY
Bqs vøn DoESBURG/Olivier van BUREN
Map of the valley of Coixtlahuaca and some of the villages and
other important places in the state of Puebla
governed by the Toltec lords of Cerro Verde, but later on rnanaged to
establish itself as an independent power.el
Tlapiltepec was a sujeto of lhuitlan. However, near the time
of the Aztec conquest, the brother of the Coixtlahuaca-lord 6 Water,
called Lord 3 Rain, conquered Tlapiltepec and from here set out to
conquer several other places to the north and northwest ofTlapiltepec.
With this possibly coincides the policy of the lhuitlan-lords to many
some of their off-spring into the noble houses
Cozcallan, Tehuacan and Acatlan.
of northern places
as
Furthermore, there was the lineage as given by the Codex
Barenda. However, it is still unclear in which place these lords
resided, but they can also possibly be identified again as belonging to
the tradition of Lord 7 Death.e2
Finally, Tulancingo seems to have been the ceremonialreligious centre of the valley. This is implied by tlre impressive
ceremony that was held there, which is rnentioned in several of the
documents. Furthermore, its name can be interpreted as the 'Small
Tula or Cholula', which was the main ceremonial centre of
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Zacarias observes conceming Tequixtepec: "la tronsmisión oral f rlc 'lÞquixlepecJ
relaÍo Erc ta .familia.fundadora de esla población [Tequixtepec] jirc la mi.sna que
"
.[r m d ó C o ix t la h uac a (Zacarias, 1992p. 7 6).
"r Brotherston (1996) identifies this lineage as belonging to Miltepec. Ilowever, as
nrany of his identitìcations, this one is also tnainly bæed on tentativc guess-work
and no solid basis is offèred fbr it.
"'
IåÀa¿u.¡.âPa
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The status of indigenous nobilities in colonial Mesoamerica
has long been a topic of considerable interest to ethnohistorians.l
Most of the region was markedly stratified in prehispanic times, and
while political units above the local level were systelnatically
by conquering Spaniards, Indian comrnunities remained
socially differentiated in significant ways during the colonial period
surpressed
and beyond. The caciques, as the Spaniards called them, the putative
colonial descendants of prehispanic noble families or lineages, have
been the main focus of attention. The term cacique, of Arawakan
origin, was adopted by Europeans in the Caribbean and applied to
Indians of high social status, particularly those who held political
office. It rapidly became a colonial social category, colored by both
indigenous practice and Spanish conceptions of hereditary rank and
privilege, and served to distinguish the noble elite fr.om the mass of
Indian commoners, or macehuales, a term derived from Nahuatl.
Cacique status, however, clear as it seems in so many
Spanish colonial sources, was in fact highly ambigLrous. First, and
most obviously, it masked locally significant status distinctions drawn
-
Department of Anthropology
,
Arizona State University, Tempe.
'This paper was originally presented atthe second annual Mixtec Gateway, Las Vegas,
Nevada, March ll-12, 1995. I wish to thank Nancy Troike and tlre Braunstein
Foundation fo¡ the invitation to participate, and Maarten Jansen and John Monaghan
ftlr their conlnents on the paper. Arry errors that remain are lny owrl.
r
John K. CIIANCE
THE MIXTEC NOBILITY UNDER CoLoNIAL RULE
by Indians themselves for their own pulposes in their own languages'
There is no reason to expect local indigenous social categories to
conform entirely to those of the imposed colonial systelx, though of
course there was some correspondence. Thus it is often unclear
inferences based on my own research in non-Mixtec pafts of Oaxaca
and the Valley of Puebla.
162
whether those
who claimed cacique status were drawing
on
Spanish notions of hereditary privilege, political
prerogative, or material wealth. Indeed, in late colonial tirnes Indian
and European conceptions of social differentiation becalne so bluned
indigenous
or
in sorne places that they are hard to distinguish.
A second source of ambiguity sunounding cacique status lay
in the indigenous nobles' pivotal position as middlernen and cultural
brokers between Indian macehuales and Spaniards. Caciques have
been poftrayed as procurers of labor, foodstuffs, and other valued
items for the conquerors, and as their sometime collaborators in the
process
of colonial domination. Many
caciques became well
acquainted with Spanish culture early on, learning the language,
adopting European dress, and engaging in business enterprises. By the
latter part of the sixteenth century, a significant nulnber were
acknowledged members of Hispanic society and were culturally
closer to Spaniards and mestizos than to Indian macehuales. At the
sarne time, however, they tended to dominate local politics in their
horne jurisdictions. Caciques brought Indian and Spanish worlds
together, using their contacts in one to strengthen their position in the
other.
The Mixteca of western Oaxaca and southern Puebla is a
distinctive region that supported a signifìcant cacique sector during
the entire colonial period. Mixtec caciques shared many similarities
with their counterparts in other regions of New Spain, yet at tlle same
tirne preserved cultural elements-especially those concerning noble
marriage and political succession-that were distinctively Mixtec' In
what follows I will briefly comment on recent scholarly approaches to
colonial Mexican caciques, then narrow the focus to the Mixteca,
prirnarily the Mixteca Alta. I will assess the social, economic, and
political status of the colonial Mixtec nobility over the course of the
colonial period, and conclude with some remarks on the delnise of the
group and suggestions for fufther research. I rely heavily on the
irnportant work of Spores, Pastor, and Terraciano, but also make some
163
Perspectives on Indian Nobilities in Colonial Mexico
The literature on colonial Indian elites in Mesoamerica
has
focused overwhelmingly on the sixteenth century. Plior to the 1970s,
few studies paid much attention to the years after 1600. If late
colonial elites were mentioned at all, their signifìcance was usually
minimized and emphasis was placed on the circumstances of their
decline. Gibson (1964,pp. 157-63) stated the case most clearly for the
Valley of Mexico:
"The effect of Spanish colonialisnt on the class stratifications of
Indian society was to eqttalize and compress, to ntove all classes loward a
single level and condition...Legitinate cacicazgo had little nteaning beyond
.fanùly pride in fhe conditions of the late colony. "
Gibson went on to note that few caciques and principa'lesas second-echelon nobles were known in Spanish-were able to
preserve their lands and retainers into the seventeenth century, and
that cacique status became "diluted" in later years as popular criteria
for it were broadened.
There is some truth to this view, and caciques outside the
Valley of Mexico were also becoming impoverished in the late
sixteenth and seventeenth centuries. In Tarascan Michoacán, many
cøcicazgos (indigenous noble estates) were in decline in the
seventeenth century (López Sarrelangue, 1965, p.298). Hereditary
noble estates met an early demise in nofthern Yucatán (Farriss, 1984,
p.241), and among the Zapotecs of northern Oaxaça they were in
decline during the seventeenth century and had all but vanished by
1730 (Chance, 1989, p.28). Cacicazgos were not a conspicuous
feature of the western Nahua area of Morelos in colonial times
(Martin, 1985, p. 173; Haskett, 1991, p. 172), and the long-lived Alva
y Cortés estate of San Juan Teotihuacan in the Valley of Mexico
appears to have been exceptional for that region (Munch G., 1976). In
the Sierra Norte de Puebla, cacicazgos were in crisis as early as the
1560s (García Martínez, 1987, p.203), and in Santiago Tecali in the
Valley of Puebla noble lineages had fallen on hard times by the midseventeenth century (Chance, 1997). The reasons for this decline and
John K. CLIANCE
THE MIXTEC NOBILITY UNDER COLONIAL RULE
impoverishment are not difficult to fathom; the tribute reforms of the
mid-sixteenth century, the steep population decline, and the European
differentiation varied significantly from one region to another, and
that indigenous elite groups took different forms (Chance, 1994).
The Mixteca was one important locus of indigenous colonial
nobility, and together with the Valley of Oaxaca represents a
significant regional variant on this general theme. Most research has
focused on the Mixteca Alta (the most densely populated parl of the
164
introduction of the elected town council (cabildo), among other
factors, all took their toll on noble power and privilege.
However, since Gibson wrote it has also become clear that in
some places cacique families and lineages experienced a revival of
solts in the eighteenth century. The older view of the "vanishing
nobility" was predicated on the dubious assumption that the effects of
Spanish colonialism on Indian society were uniformly hornogenizing,
and that the "destructuring" which occurred in the sixteenth century
continued throughout the remainder of the colonial period. This view
also implicitly treated nobles as "vestiges"-to use Farriss's term
(1983, pp.2-6)-of the prehispanic past, and underestirnated their
functional role in late colonial society. It stressed what late colonial
nobles had lost, especially land, retainers, and political authority, and
gave short shrift to ways in which social stratification was changing,
particularly fiom the perspective of the local colnmunity.
From today's vantage point, an alternative view is possible. It
has become increasingly clear that the period of roughly 1660-1821
was more than just an extension of early Indian adaptations to Spanish
rule. The first half
of the colonial period was indeed a time of
depopulation, sirnplification, and social destructuring. But the decline
of the early years gave way to renewed population growth,
cornmercialization, and a vigorous restructuring of indigenous
cornrnunity life in the eighteenth century. Instead of a steady decline
and ossification of pre-conquest and early colonial institutions, we
can see how older principles were redefined and reshaped to fit
changing circumstances (Chance, 1986, p.166).
The
persistence
of
significant numbers
of
caciques,
principales, and the local elites they represent during a good portion
of the eighteenth century, and in some places during the entire
colonial period, is a case in point. Diverse studies of Zapotec and
Mixtec communities in the Valley of Oaxaca (Taylor, 1972), Sierra
Zapotec communities in the vicinity of Villa Alta (Chance, 1989), the
Yucatec Maya (Farriss, 1984, Rugeley, 1995), and parts of Nahua
central Mexico (Haskett, 199 l; Ouweneel, 1995; Chance, 1996a,
1996b, 1991) attest to the significance of late colonial indigenous
elites at the local level. They also show, however, that social
>-
Mixteca
in
colonial times), particularly
165
on the polities and
communities of Yanhuitlan, Teposcolula, Tlaxiaco, Coixtlahuaca, and
Tejupan. An especially important source of information for all
researchers has been the Juzgado archive of Teposcolula (Romero and
Spores, 1976), probably the richest of all district court archives in the
state of Oaxaca.
The Mixtec Nobility at Spanish Contact
With the possible exception of the powerful coastal kingdom
of Tututepec, the Mixteca, along with much of Oaxaca, represented an
"interrnediate" level of social stratification at the time of Spanish
contact (Chance, 1986, p. 165). Though noted for their codices,
-iewelry, and artistic accomplishments, Postclassic Mixtec polities
seemed to have lacked full-time artisans, and Spores hesitates to call
even the largest settlements "urban". Compared to the rnore highly
stratified Nahua city states of the central plateau, Mixtec kingdoms
were srnaller, less centralized politically, and placed greater emphasis
on cornrnunity autonomy (Spores, 1969, p. 568 l9'76, p. 213). This
does not mean that they were necessarily any less complex.
Terraciano (1994, p.537) argues that the complex Mixtec polity, or
yuhuitayu, had just as many pafts and subpafts as the Nahua øltepetl.
Preconquest Mixtec society was bifurcated into two estates
of nobles and cornmoners. Membership in each was
perpetuated by
heredity, unwritten sumptuary laws, and, for rnost, endogamy. The
noble stratum was cornposed of the ruling couple (D,o it"t Mixtec, later
caciques in Spanish) and their immediate farnilies, and the lower
lanking toho, or principales, who served as tribute collectors,
adrninistrators, and priests. Royal couples ruled jointly in Mixtec
polities, and held a significant amount of power. They controlled
rnuch of the choicest farmland for their own use, and were served by
nurnerous retainers or dependent laborers.
THE MIXTEC NOBILITY UNDER COLONIAL RULE
John K. CHANCE
166
These dependents, or tay situndayu as they are sometimes
called, have traditionally been compared to the serfs of feudal Europe,
who were closely tied to particular estates and the noble families that
controlled them. The tay situndayu have been described as lacking the
personal freedom presumably enjoyed
by other commoners.
Terraciano (1994, pp. 368-78), however, has recently called this view
into question. He notes that the primary source for tay situndøyu is the
Alvarado dictionary (196211593} fol. 195), which gives it as a gloss
of the Spanish term terrazguero and defines it as "one who works the
Iand". Yet the term does not occur at all in known colonial documents
written in Mixtec, which instead use the word ñandqhi (commoners),
roLrglrly equivalent to the Nahuatl term macehualli (Terraciano, 1994,
p. 363). Terraciano suggests that the situation was much more fluid,
and that there were no explicit subdivisions among the ñandahi.l ftnd
his argument persuasive, but since his earliest document dates from
1567, there is still the possibility that a group of tay situndayu may
have existed in some form in earlier years. The problem is similar in
rnany respects to that of the Nahua m(iyeque, who figure prominently
in Zorita's ( 1963) sixteenth-century chronicle, but are rarely
rnentioned in archival documents, which refer to all Indian
corîmoners as macehuales, regardless of their relationships with
particular noble families (see Carrasco 1989).
At any rate, the ruling farnilies of the various Mixtec states
formed an endogamous stratum, and inter-dynastic marriage alliances
were an important means of political integration. Spores (1974,
p. 298) notes that this was a more characteristic form of expansion
than was conquest warfare. As early as the eleventh century, the
famous 8 Deer of Tilantongo held or controlled no fewer than six
titles through inheritance, multiple marital alliance, and conquest. The
cornrnunities ranged from Tututepec on the Pacifìc coast to northern
Oaxaca, and at the time of Spanish intrusion Tilantongo still
dominated several towns. Yet these political coalitions were only
parlial at best. As Byland and Pohl (1994, p. 117) have recently
reaffirmed, the subject polities in some ways
"y,ere like vassal slales, bul in ofher ways lhey remoined
outonomous. They had their own hereditary rulers, and they conlracled
separale allictnce.s "
167
The Early Colonial Period
The transition to colonial rule in the Mixteca occurued in
rnost places without violence. Major Spanish penetration began soon
after tlre fall of Aztec Tenochtitlan in 1521, and only on the coast did
the Europeans encounter strong resistance. A full array of colonial
institutions developed quickly: the Mixteca was carved up into
political districts (alcøldías mdyores and
corregimientos),
encomiendas were established, and the Dominicans took the lead in
evangelization. A potential threat to the position of the nobility was
the introduction of the cøbildo, the Spanish system of elective town
government. The new offices of alcalde (magistrate) and regidor
(councillor) had no equivalents in Mixtec culture, and from the 1540s
onwards Mixtec caciques would have to share power with these
elected lndian officials, as well as with the Spanish alcaldes mayores.
Yet there was also considerable continuity in noble status during the
entire sixteenth century. The Mixtec terms ylta and toho continued to
be used, and nobles dominated cabildo offices for Inost of the century.
Gobernadores, the top elected officials. were usually caciques, and
until the 1550s Spaniards often used these terms intel'changeably
(Spores, 1967, p. lll). As in other parls of Mesoatnerica, Mixtec
caciques were recognized by the Spanish as a practical means of
gaining control over the Indian tnasses. They were granted special
privileges and treated as a class apart from the commoners. Caciques
responded by eagerly embracing many Spanish custotns. They were
alnong the first to be baptised, spoke Spanish and were often literate,
dressed in European clothing, and were qLrick to grasp the itnportance
of written law. One notable change did occur: Mixtec noblewomen,
though they continued in the role of lla dzehe, ot' cacica, were
excluded fi'orn holding public office in the cabildo. Terraciano (1994,
p. 318) notes that this was by Spanish, not Mixtec, design.
One of the most important elements behind the caciques'
survival during rnuch of the colonial period was Spanish recognition
of their landholdings as cacicazgos, or entailed estates on the rnodel
of Spanish tnayorazgos. Land, of course, was the chief resource. In
prehispanic times, patrimonies were held separately by husband and
wife throughout the course of their rnarriage, and they
bequeathed separately, often
were
to different heirs. Itt later years, noble
r
Y
r68
John K. CHANCE
inheritance came under European influence, and by the eighteenth
Çentury there was a bias in favor of first-born sons, wlto inherited
from both father and mother (Terraciano, 1994,pp.283,286).
While cacique persistence in politics was based on a series of
incremental accommodations
to Spanish practice (e.g., the cabildo)
without sacrificing an inner Mixtec core, changes were more farreaching in the economic sphere. Mixtec caciques became part of the
European mercantile economy very early on, the most important
cornmodities traded being sheep, silk, and cochineal. In the sixteenth
century the Mixteca Alta was the most commercial indigenous region
in all of Oaxaca. Many caciques were active in silk raising as early as
the 1540s, and by 1580 the Mixteca Alta had become the most
irnportant silk region in the New World. Soon afterward, however, a
decline began in the face of competition from the Far East, and the
industry never regained its former prominence (Chance, 1986,
p.171). The Mixteca also took the lead in sheep herding, and Miranda
(1958, p. 788) has noted that the Mixteca Alta was the only region of
New Spain where Indians owned more sheep than Spaniards. Elites
and commoners alike raised sheep and goats, and nobles also tended
cattle.
Thus Mixtec nobles acquired an independent economic base
of a very different sort than they had held prior to the conquest. This
allowed them to survive and keep control of the governorships in
solne communities until the end of the seventeenth century. Instead of
living off their tribute as before, they were now owners of titles,
lands, and mercantile wealth. I have argued that colonial Mixtec
caciques, along with their Zapotec counterparts in the Valley of
Oaxaca, constituted an economic elite, even an econornic class
(Chance, 1994,p.48). This in turn led to a growing cultural, and often
physical distance between nobles and commoners. Pastor ( 1987,
p. 170) points out, however, that in some communities commoners
wanted their caciques to remain influential because of the critical role
they played in the colonial patron-client system. lf their cacique
prospered, the macehuales stood to benefit as well. Even when
cornmoners fought a cacique, they often did it with the help of another
or by "creating" a new one.
The situation just described persisted in some of the larger
Mixtec communities until the end of the seventeenth century. Many of
b-.
THE MIXTECNOBILITY UNDER CoIONIaI RUI-E
the smaller
169
cacicazgos succumbed much earlier, however,
as
commoner complaints mounted, ancient noble rights and privileges
were denied by the Spanish, and disease and population decline took
their toll. Pastor (1987, pp.84-85) even postulates a regional "crisis"
of Mixtec cacicazgos at the end of the sixteenth century, though I
think that is too strong a term. A number of the larger cacicazgos
survived long after noble estates in some other regions-such as
Michoacán or the Valley of Mexico-had disintegrated. Among the
reasons for this persistence were the relatively small Spanish presence
in the Mixteca and the near total absence of haciendas.t Taking
advantage of this absence of economic cornpetition, sorne Mixtec
caciques and principales, in Spores'(198a, p. 100) words,
"ranked on a
par vith European bureaucrals ot'
clerp$, and
above cerlain Spanish civilians, ntililary, and indigents."
Terraciano (1994, p.288) maintains that population decline
actually strengthened noble rule in some ways. With fewel eligible
lords and ladies available, it was not uncommon for caciques to rule
and clairn lands in four, five, or rnore places. Adherence to European
inheritance customs would have furthered this consolidation. Yet this
kind of multi-comrnunity rule was not itnmune to challenges from the
local cabildos, and a series
of
conflicts developed
in the Iate
seventeenth century.
The Late Colonial Period
The last century of colonial rule ushered in rnany changes
that profoundly affected Mixtec nobles. Population growth, the
Bourbon reforms, and a more commercial outlook all had an impact.
Cacique rule in this period became increasingly lirnited to the home
yuhuitctyu or cacicazgo, as more extended claims were successfully
challenged by local powers. Pastor's (1987, pp. 165-'15) research
indicates that the remaining Mixtec cacicazgos entered a period of
irreversible decline after 1140. Of the 63 estates he was able to
identify in 1700, only l3 were still in existence a century later. Most
of these cacicazgos were ironically victims of their owners' successful
'l'AsroR (1987, pp.82-83) clainrs there were only two haciendas in the Mixteca prior
to the eighteenth century.
r
John K. CHANCE
170
TI¡E MIxTpC NOBILITY UNDER COLONIAL RULE
adaptation to the Spanish colonial world. As caciques became more
hispanicized,
they increasingly
distanced themselves
from
the
rnacehuales. Often this distance was physical, as elite farnilies moved
to the cities of Oaxaca and Puebla. A major turning point came when
some nobles began to ignore the conventions by which colnmoners
had worked cacicazgo land and became more interested in renting out
their holdings to Spaniards. This provoked a viftual class war in some
towns, as macehuales and principales joined forces to evict caciques
from positions of power. Some communities even denied that they
had ever had caciques. By 1825, only five cacicazgos survived, and
only two of these-in Chalcatongo and Tejupan-had firm preconquest roots.
The previously distinct identities of yya and toho, cacique
and principal, began to merge in the eighteenth century. After the
conquest, principales worked in various trades and engaged in
coûìrnerce, medium-scale agriculture,
and livestock
raising.
Increasingly, their status was defined by wealth rather than hereditary
privilege. After 1700, many old-line caciques, having lost control
over their cacicazgos, met the same fate. Thus in the Mixtec
documents of the period, distinctions between yya and toho began to
fade, and they were used less and less to refer to individLrals, though
they persisted in some places as late as 1807. In Spanish translations
of Mixtec docurnents, yya and toho alike were sometimes referred to
as "caciques y principales",
1994, pp.38l-86, s69).
or sitnply "principales" (Terraciano,
The Mixtec documents become less reliable guides to social
differentiation in the eighteenth century, especially after 1750, when
very few of them were produced (as far as we know). This was
especially true of the larger, more cosmopolitan towns such as
Teposcolula and Yanhuitlan, which also had the largest Hispanic
populations in the Mixteca. In these communities, as titne went on
indigenous people with high social status or noble aspirations were
rnore likely
to
choose Spanish as their rneans
of
written
cornmunication. 'What the Spanish sources tell us, at Ieast those
exarnined by Pastor, is that as cacicazgos were declining in the last
half of the eighteenth century, the number of people who identifìed
thernselves as caciques was on the upswing. All the offspring of each
cacique commonly used the title, though some-perhaps tnost-were
L-
171
unable to prove descent fiom prehispanic royalty. For example, in the
early eighteenth century there were three cacique families in
Teposcolula, and three in Tlaxiaco. Some were heirs of preconquest
rulers, some descended from collateral lines, and still others derived
from the so-called caciques de barrio that had lost theil functions
when their settlements disappeared in the earlier congregaciones
(Pastor, 1987, pp. 167-68). It goes without saying that not all ofthese
self-styled late colonial caciques were wealthy or politically powerful.
The changing dehnitions of noble status just described are
often written off under the heading of "decline". Some things
cerlainly did decline, most notably the cacicazgos (though not
definitively until after 1740),the political power of many nobles, and
perhaps the stratum of principales. Yet we rnust also account for the
growing numbers of caciques in the second half of the eighteenth
century. We will not get very far, I subrnit, by viewing this
phenomenon as a "dilution" of some supposedly rnore "authentic"
status that had prevailed in the sixteenth century. "Reconstitution" is a
rnuch better word-status distinctions were being reconstituted in late
colonial Mixtec communities in ways that remain little understood.
These towns were not simply pale shadows of their early colonial
predecessors, but in many respects very different sorts of places, just
as they themselves differ substantially-as far as social status is
concerned-from the Mixtec communities of today.
My own research in Oaxaca's Sierra Zapoteca and in the
formerly Nahua town of Santiago Tecali in the Valley of Puebla
suggests that while regional differences cannot be ignored, some
parallel processes were at work in the eighteenth century. In the Sierra
Zapoteca, the old cacicazgos were moribund by the early 1700s, but
in later years there was a rnarked increase in principales in many
pueblos (Chance, 1989, pp. 123-50). In Tecali, the tenn principal had
fallen into disuse by the late eighteenth century irut there was a
significant expansion in the number of caciques (Chance, 1996b). In
neither case did these late colonial nobles all enjoy substantial power
and wealth (though some did), nor could they all tlace descent frorn
prehispanic ruling families. But their status was cleally rneaningful in
the local community; they continued to dominate local politics, and in
Tecali, at least, they were all exempt from tribute. In the Sierra
Zapoteca, principal status was highly coveted and even pursued
ir"
172
John K. CHANCE
THE MIXTEC NosILITy UNDER COLONIAL RULE
th'ough the Spanish courts. As viilage elites, these nobres were
very
different from their sixteenth-century predecessors, but that is
precisely my point. Not only must we trace the inevitable
decline in
the fortunes of the old guard which had its roots in tt . p."-"onlr"ri
era, but we also need to recognize the rise ofthe new "reconstituìed',
elites of the eighteenth century. The proliferation of what pastor
calls
"caciques hechizos" in the Mixteca after 1740 was paft
of this
phenomenon. Many of them were shopowners and money
lenders,
and some were married to mestizos. Details are still sketcliy,
uut uy
this time' cacique identity had rost much of its associaúon witír
dynasfic rule and was now commonry equated with landholding
and
autonomous status (Terraciano,1994, p. 3g3).
The Decline of Late Colonial Caciques
Whatever the characteristics of this late colonial cacique
group, it too, of course, met its demise. What precipitatecl its
decline?
what factors ultimately changed the referenti of ìhe tenns caciqtre
and principal from nobre sociar strata to ratter-day politicar
bosses
a'd village elders? Pastor notes that egalitarian cominunities began to
appear in the Mixteca Alta by the late 1700s, but he argues
thãt the
.eal turning point came after Independence in rg32-33. when
there
was a very sudden "pauperization" or economic leveling. In essence,
he argues that late colonial Mixtec erites were swiftry destroyed
by
political colnrnand:
"The independent government
[of Oaxacal in c//.ccr Iegislated
it sy.stenaticall;, contbaìjed the
instirutions on which ir v,as.founded...and pronofed pr,iíl:::i:.",;rrr.,
the aholition o.f the otd .social regine;
,oÐ
Atternpting to generalize for all of Oaxaca, Carrnagnani
(19-88, pp.230-37) agrees that the turning point carne
witñ the
enfbrcernent of the Refo'n laws, but he plaões the period of change
between 1841 and t853. Though his dates difier slightly, lis
argurnent is much the same as pastor's: the old order was delroyed
by
173
Oaxaca. Both Pastor's and Carmagnani,s analyses should be regarded
for it remains to be seen in detail how the people in
pafticular communities reacted to these events. Monaghan's
as tentative,
contribution to this volume shows that Mixtec concepts of noble
status possess significantly greater longevity than previously
supposed. Carmagnani's analysis does, however, fit well with Farriss,
(1984) interpretation of the better documented case of the yucatec
Maya.
While regional differences in tirning and state-level politics
are to be expected, it would thus appear that the decline of native
elites was brought about not by the gradual working of rnarket forces,
but by a series of political decisions to destroy corporate forms of
propefty and promote the liberal cause of private ownership. For
Indian comlnunities, this amounted to a virtual revolution in the way
local powel and privilege were distributed. Not only were the old
noble status categories disrnantled, but in the Mixteca there was
considerable economic leveling as well.3
Suggestions for Future Research
I wish to conclude with just three thoughts on future
we still have much to Iearn about the internal
organization of cacicazgos and the extent of the caciques, political
authority, especially in the late colonial period. yet I arr struck by the
brazen attempts of some late eighteenth and early nineteenth-century
Mixtec caciques to fashion far-flung networks of power on the basis
of marriage alliances. This strategy was at least as old as the time of g
research. First,
Deer, and while it was a common practice among Mesoamerican
elites in the Postclassic period, it seems to have been pursued with
unusual vigor in the Mixteca during colonial times. Thus we have the
case of the indefatigable don Martín Villagómez and his wife, who in
ll64
claimed
3l titles,
the political transformation of communar and cofradía properiy intá
private holdings. carmagnani bases rnuch of ilis case o,i potiti"at
decrees' military actions, and statistics indicating a sharp
decline in
village landholdings and in the number of recognìzed communities in
I raylor
ancl
I
have argued that these same i'orces were behind the rise of the civilin the nineteenth century
religious hierarchy in Mesoamerican conrnrunities
(CHANCE and T,+vlon, 1985).
r
174
THE MIXTEC NOBILITY T'NDER COLONIAL RULE
John K. CHANCE
"including AcaÍlan and Pellacingo in soulhern Puebla, Tonalá
and Silacayoapan in the Baja of Oaraca, Yanhuitlan, Tilantongo, and
Teposcolula in the Alta, and TuhtÍepec in the Costa"
(Spores, 1974, p.302)
ln
1776 one of don Martín's sons held titles to eight kingdoms, and in
1804 a grandson claimed ten titles, held jointly with his wife. Spores
rnentions other colonial-period constellations, and evidence of
additional ones in the Mixteca Baja exists in the Ramo de Tierras of
the Archivo General de la Nación in Mexico City.
While the ultimate political success of these ventures can be
questioned, they were nonetheless attempted and represent the
continuation of an ancient cultural tradition. The pattern seems
distinctively Mixtec: I have encountered nothing remotely similar in
rny work in other parts of Oaxaca or in the Valley of Puebla. Perhaps
this phenomenon represents the colonial tail end of a political system
that Byland and Pohl (1994b, p. 108) would say
"incorporaled some of lhe bureaucratic nnchiner¡, $,pical of
larger centralized ttrban states together vilh a dislinctivel¡' .factionalized
qualily nore typical of chiefdoms. "
In any case, these late colonial attempts at empire building should not
be written off as empty posturing by highly acculturated individuals
bent on self-aggrandizement. I think they were much more than that
and they deserve close study (see Monaghan's essay in this volume).
A second area in need of more attention is research in
colonial Mixtec-language docurnents. Terraciano (1994) has made an
irnpressive beginning, utilizing some 300 documents from 1567 to
1807 to study various facets of colonial Mixtec culture. There are
rnany wills, as well as civil and criminal proceedings, land and
business transactions, community accounts, and other items. Close
study of these sources gives us a window on Mixtec culture that was
lacking heretofore, and I hope that more scholars will develop the
linguistic facility necessary to use them. Surely Inore of these
documents will come to light if we look for them, though how many
more is debatable. More than half of Terraciano's corpus was
generated by Teposcolula and Yanhuitlan in the Mixteca Alta, and
there are apparently no known colonial Mixtec documents at all from
the coastal region. The challenge will be to find rnore sources from
175
the coast and the Mixteca Baja, regions which are still neglected by
scholars of the colonial period.
Finally, I would make a plea for more systematic attention to
the shadowy group of late colonial caciques who were no longer
connected to dynastic rule. Their wealth and political power were
highly variable, and they constituted more of an elite than a nobility in
the strict sense of the term. Whether they fonned a class of
landowners like the caciques of Tecali, Puebla (Chance, 1996b) is as
yet unclear. I suspect that the presence and role ofthese caciques will
turn out to vary greatly from one community to the next, as is the case
with their Nahua counterparts in central Mexico.
llr
John K. CHaNcE
176
THE MIXTEC NOBILITY UNDER CoI-oNIaI RuI-E
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Carlos
Dentro
P A REDES MARTíN EZ-
del contexto
rnesoamericano,
los
Tarascos
o
P'urhepechas se sitúan al occidente de la Repúrblica Mexicana,
básicamente en lo que hoy en día constituye el Estado de Michoacán.
En la época prehispánica este grupo parlicipó de la mayor parte de los
elementos culturales de Mesoamérica, caracterizándose por su
desarrollo un tanto independiente y en los lílnites fronterizos con los
grupos "bárbaros" chichimecas de Aridamérica; la constitución de un
señorío, expansionista y rival insumiso de los aztecas del centro de
México y con una estructura estatal jerarquizada y centralizada
fueftemente por el poder de un grupo gobernante de linaje doble.
Ciertamente las fuentes históricas para el estudio de este
grupo mesoamericano son reducidas en comparación de otros como
Ios Náhuas, Mayas, Mixtecos, etc. En
el
mislno sentido,
la
investigación arqueológica
-carece de exploraciones sistemáticas y
arnplias en los 60,000 Km2 que tiene el Estado de Michoacán en
núrneros redondos. En el área de la lingüística del Tarasco,
desconocemos aspectos elementales del uso de la lengua, las variantes
dialectales y los préstamos lingüísticos de otros grupos étnicos como
.
Investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología
Social e investigador huésped de la Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo.
L-
rPolirrca y coBtERNo
Carlos PAREDES ManrÍNEz
180
y Mazahua, también habitantes de
Michoacán desde tiempos prehispánicos. A pesar de todo lo anterior,
el estudio etnohistórico de los Tarascos requiere llevarse a cabo,
utilizando las ricas fuentes documentales que sí existen, valorando y
revisando los estudios aislados y más amplios que se han llevado a
cabo desde el siglo pasado y también realizando un trabajo
etnográfico con los actuales P'urhepechas, quienes en la actualidad
suman más de 87,000 habitantes con un rico acervo histórico en la
y
quienes son igualmente motivo
y
receptores del
conocimiento histórico.
Dentro de los estudios etnohistóricos, el tema del gobierno
indígena comienza a ser revisado y revalorado en sus distintas épocas
históricas, sin embargo para el caso de los Tarascos los estudios que
existen al respecto son muy limitados en cuanto a su alcance y su base
documental, aún cuando han sido de gran impoftancia para la
realización de este ensayo.' El objetivo así de este trabajo es presentar
un panorama muy general del proceso de constitución de las
poblaciones indígenas en Michoacán durante la etapa temprana de la
época colonial, resaltando ciertos aspectos que no se han estudiado a
profundidad y que en base a una revisión documental nos permitan en
el futuro tener una idea más clara, entre otros temas de los siguientes:
el surgimiento y la formación de un grupo gobernante indio en la
época colonial; las instituciones, su funcionamiento y el asunto de su
autoridad en el ámbito de la sociedad indígena; la reorganización
espacial y la nueva jerarquía política de los nuevos asentarnientos
LgóN, Nicolas, "Reyes Tarascos y sus Descendientes hasta la Época Presente" en
Ednrundo Aviña LEVY (ed.), Anales del Museo Michoacano, Biblioteca de Facsirniles
Mexicanos:1, Facsimile de 1888, Guadalajara, 1968, pp. 107-l7l; del misrno autor, Ios
laroscos, notas históricas, étnicas
y antropológicas,2 Vols., Mapas y l-áminas, Museo
Nacional, México, 1904; LórEZ SARRELANcUE, Delfina, La noblaza indígena de
Pdrzcuaro en la época virreinol, UNAM-|IH, México, 1965; de la misnta autora "El
Caso de un Gobenrador Michoacano en el Siglo XVI" en, Brigitte BoEHM de LAMEIRAS
(coord.), El nunicipio en México, El Colegio de Michoacán, México. I987, pp.3945;
SEpúl-veo¡, María'feresa" Los cargos políticos y religiosos en la región del lago de
Pátzcuarc¡. Museo Nacional de Antropologí4 (Colección Científica. Etnología l9)
México,1974; BELTRÁN, Ulises, "Estado y Sociedad Tarascos cn la Epoca
Prehispánica", en Brigitte BoEHM de LAMEIRAS (coord.), .Ð1 Michoacán antiguo,
México, El Colegio de Michoacán-Gobiemo del Estado de Michoacán, 1994, pp.29163; V^IQUEZ Lrón, Luis, Ser indio otrd vez, la purepechización de los taroscos
serrancts, Conse.jo Nacional para la Cultura y las A¡tes, México, 1992.
L-
MrcnoACÁN
lg
l
y los conflictos que se presentaron
ante los profundos cambios en la sociedad luego de la conquista
del Náhuatl, Otomí, Matlalzinca
memoria
TNDÍcENA EN
hurnanos de origen p'urhepecha
española.
I La familia real y su descendencia
A raíz de la conquista española a partir del año de 1522 y de
la cruel ejecución de su último señor Tanganxoan II, por orden del
conquistador Nuño de Guzmán, los descendientes de la familia real
ocuparon el cargo de "caciques de la provincia", cargo ahora
sancionado por el virrey español y con un poder de acción política
muy limitado. De cualquier manera el linale de la casa real se
extinguió con el último de los clescendientes legítimos en el año de
1577
y aún cuando fueron numerosos los sucesores ilegítimos por la
rarna femenina de este linaje, pudieron llamarse orgullosamente
caciques u^ descendientes del cazonci pero no .,caciques de la
provincia".2
carnbios
De la misma manera la sede del poder político sufrió
y
conflictos desde fechas muy tempranas, primero con el
y eclesiásticas de
Tzintzuntzan a Pâtzcuaro en I 538 y después con la usurpación de una
serie de pueblos situados en torno al lago de pátzcuaro por.parte del
encornendero Juan Infante entre 1540 y 1554 cuando menos. Todo
esto irrfluyó para que en torno a Páttzcuaro, se asentara un grupo
gobernante que, aún cuando fuera heredero del antiguo señorío
tarasco, este sería favorable al proyecto civilizador del obispo Vasco
cambio de sede de las instancias civiles
de Quiroga.
En este contexto
y de acuerdo a la política virreinal
de
separar a la sociedad indígena de la española, mediante la forrnación
de villas y ciudades para estos y de "Repúblicas de indios" para los
primeros, en Pátzcuaro se integra lo que sería el cabildo indígena más
irnportante
y
duradero entre los Tarascos en Michoacán durante la
época colonial. Durante sus primeras décadas y refiriéndome tan sólo
al grupo gobernante, se observa la vigencia de sus preerninencias
colno grupo noble, su afición a Ia vestimenta y forrna de vida de los
españoles,
2
así como también sus funciones ell el cobro
Lórez S¡nneunNcuc, Delfina Esmerald4 La nohleza indígena
t,irrcinal, UNAM-IIH, México, 1965, p. 106.
y
cle pár:cuaro en la ópoccr
182
PolÍrrce y
Carlos PeRergs MenrÍNrz
administración de los tributos, tanto de los barrios sujetos y cercanos
a la ciudad, como de otros pueblos más alejados y que por alguna
razón desconocida hasta el fftomento, mantuvieron vínculos de
dependencia con Pátzcuaro, enviando inclLtsive a indios principales
nativos de esta ciudad y posiblemente herederos de la antigua nobleza
o de la arnplia burocracia estatal, a gobernar otros pueblos tan lejanos
o Taximaroa al oriente de
importancia en la concentración de
corno Tancítaro en la tierra caliente
Michoacán.3 Además de la
y de la preponderancia de la nobleza de Pátzcuaro en el
aspecto gubernativo, otra importancia fundamental en la economía
regional, lo fue la ciudad como un centro de comercio e intercambio
de productos en una amplia región de Michoacán caracterizada por su
variedad ecológica y climática.a
tributos
II Las instituciones y las autoridades indígenas en el nuevo
contexto colonial
En esta análisis, es interesante partir de la unidad doméstica,
no tanto por representar propiamente una entidad política en estricto
sentido, sino por resaltar
el cambio tan profundo
que sufrió
la
sociedad Tarasca, desde su célula básica, es decir que la familia y el
carácter tributario-fiscal que adquiere esta a paftir de la conquista
En la época prehispánica la unidad doméstica estaba
fblmada por lo que se denomina una familia extensa. Esta la
española.
integraban no útnicamente la familia nuclear sino también parientes
allegados, ascendientes y eventualmente la.ioven prometida que
contraería nupcias con alguno de los hijos.' En un documento de tipo
tributario, de extraordinario valor histórico y tarnbién referido a las
casas, jefes de farnilia y dos niveles de jerarquía política de los
asentamientos tarasços en 1523-1524, se puede observar precisarnente
t
l'^REDES MARTiNez, Carlos (ed.) et. al., Y por ni visto...: Mandamientos' ordenanzas,
liccncias y olras disposiciones virreinales sobre Michoacatt en el sipilo Xlr. CIESAStJnivcrsidad Michoacana de San Nicolás dc lìidalgo, México, 1994, Doc 434 y 705
I'An¡oEs M¡n'riNgz, Carlos, "El ntercado de Pátzcuaro y los mercadcres tarascos en los
inicios tls Ia época colonial", en Carlos Paredes Martínez (ed.), "Flistoria y Sociedad
Iìnsayos clel Seminario de Historia Colonial de Michoacán". Instihrto clc Investigaciotles
IIistóricas dc la Universidad Michoacana de San Nicolas de llidalgo, cn prensa.
s
llaluc¡ón de las cerenonias y riÍos y población 1, gobierno de los indios dc lu provincia de
'
il4ichoucan, Editorial Aguilar, Madrid, 1956, pp. 173-174.
GoBTERNo rNDÍcENA EN
MrcHoACÁN
183
esta forma de considerar a la familia extensa como unidad tributaria,
pero al mismo tiempo aparece la nueva forma de contabilizar de los
españoles, imponiendo el tributo obligatorio a los jefes de familia de
una casa o familia extensa y con ello multiplicando evidentemente el
núrnero y la cantidad de tributos en favor de los nuevos
conquistadores.6
No sabemos hasta que punto realmente llegó a modificar la
estructura familiar extensa el nuevo modelo de tributación impuesto
por jefes de familia nuclear, sin embargo la mayor parte de
registros tributarios coloniales así nos Io están indicando.
los
De
cualquier manera sí podemos tener claro que este fue un factor más
que se sumó a la desorganización y los conflictos sociales surgidos a
raiz de la conquista y a lo cual habría que considerar entre otros
muchos fenómenos sociales sucedidos en Ias plirneras décadas
después de 1522, la desaparición de ciertos sectores amplios de la
población, ya sea por su participación en las expediciones rnilitares al
nofte de laNueva España, la huida o rnigraciones emprendidas por los
propios Tarascos o la obligación de trasladarse a trabajar
plincipalmente a las lninas en lugares apartados, todo lo cual
irnplicaba muchas veces viajes sin retorno, un segundo fenórnenos lo
fue precisarnente la desorganización al interior de la sociedad
indígena, apenas visualizada en algunos documentos y que se
manifiesta en la desobediencia de los terrazgueros coll los señores
nobles,
la
usurpación de cargos políticos
y la participación
de
p'urhepechas o gente del común en actividades comerciales, así como
el elemento del rnestizaje con grupos raciales desconocidos y
que
ahora serían los de mayor jerarquía social; finahnente un tercer
fenórneno sería particularmente irnpactante, lne refiero a la
reorganización de pueblos y cambios en la antigLra relación de
dependencia en la estructura político-tributario del señorío tarasco,
llevados a cabo abierta y decididarnente por las nuevas autoridades
eclesiásticas y civiles en Michoacán al menos desde el año de 1528.
E,n este contexto los cambios que se perciben en la estructura
del gobierno indígena en Michoacán en su etapa temprana son por una
parte,
el
desrnoronamiento
del aparato del Estado
y
la jerarquía
" W,tnRrN, Iìirrtan tl., Laconquistade Michoacltn 1521-1530.4péntlice IV: Fragnrentos
la visitación de Antonio de Carvajal (1523-1524), Firnax Publicistas. Morelia. 1977..
de
r
184
Poliuce y coBrERNo
Carlos PaRsnES MARTÍNEZ
político-religiosa existente en la época prehispánica y paralelamente y
a medida que el influjo de los españoles es más fuerte, se observa la
búsqueda por conservar el poder de ciertos sectores del grupo
gobernante indígena tradicional. En este sentido podemos hablar de
un primer momento de transición hacia una nueva estructura de
gobierno sobre las instituciones e instancias de autoridad
sobrevivientes a los fenómenos sociales antes enunciados y sobre una
población que se adapta a los cambios del momento. Veamos
brevemente algunas de estas instituciones, sus autoridades y su
hrncionamiento.
Una de las instituciones que más llaman la atención entre los
Tarascos es la del hospital. Institución de tipo asistencial, pero que en
su ideario, Vasco de Quiroga lo planteó como modelo civilizatorio a
la rnanera de la Utopía de Tomás Moro, el hospital aparece así en
Michoacán desde 1533 y tiene amplia difusión en una gran cantidad
de poblaciones Tarascas, impulsadas también por la fuerte
evangelización que llevaron a cabo franciscanos y agustinos
principalmente. Ahora bien, paralelamente a su carácter médicoasistencial y que algunos de estos hospitales estuvieron bajo el
patronazgo real y exentos del pago de tributo, contiene una
característica más de tipo civil y de Ia cual muy poco se ha abordado,
se trata del ordenamiento del propio obispo Quiroga de que en cada
pueblo se edificase, a corta distancia de la iglesia parroquial, una casa
para los enfermos y otra para que se "congregaran los miembros de
los ayuntamientos indígenas".7
¿Tuvieron realmente los hospitales esta faceta civil y fue éste
un elemento propiciatorio en la formación de los cabildos y repúblicas
de indios en Michoacán? Es difícil probar la coincidencia
de
hospitales y cabildos en todos y cada uno de los pueblos tarascos, sin
ernbargo llarna la atención que desde los años de l55l y en adelante,
se rnenciona en la documentación de Ia época, en fonna bastante
común, a los funcionarios indígenas y cargos diversos de los cabildos
indígenas, aún
en
poblaciones
muy alejada de los
administrativos importantes como los corregimientos
y
centros
alcaldías
185
únicamente en el antiguo territorio del señorío, sino inclusive en
lugares donde emigraron por razones laborales. Es el caso de los
trabajadores tarascos, asentados en tierras del pueblo de Tenango, en
las cercanías a las minas de Taxco (Guerrero), en donde en su
condición de "Advenedizos", es decir recién llegados ahí, en el año de
1570 se rnenciona la estancia del hospital de San Francisco y otra de
Santiago. Así mismo en el pueblo de Coatlán, habitada por Náhuas y
Chontales, se dice:
"
En este distrito no hay patronazgo ni benc/icios, ni capellonía.t
ni cosa vaca, si no es un hospital de Tarascos, el aøl lienen a cargo de lo
visitar los curas y vicario de Taxco; ellos dardn relacirjn de é1".e
Es evidente que en este caso la presencia religiosa no era
tnuy estrecha y sin embargo los Tarascos llevaban consigo
la
organización hospitalaria a tierras ajenas a su antiguo habitat. Por los
antecedentes que se tienen de este grupo de colonizadores tarascos, se
sabe que procedían de Chilchota, Jacona y Ucareo, lugares distantes
en el nofte de Michoacán y quienes desde los inicios de la década de
1540 se establecieron cerca de las lninas de Taxco, dedicándose a Ia
explotación
de los
bosques,
la
venta de lnadera
y
carbón,
precisamente con el fin de abastecer de combustible a los mineros
españoles.lo Si tomamos en cuenta que en tan sólo Lrn lapso de 30
años
la institución del
hospital había sido introducida entre
los
Tarascos, éstos migraron de diferentes lugares, estableciéndose en las
cercanías de Taxco y ahí fundaron dos hospitales, no podemos de.jar
de estar de acuerdo con Ralph Beals, quien afinna que la nueva
organización social y religiosa de los Tarascos se centró en el
hospital, afectando todos los aspectos de su vida y que el experimento
'
l-ópez S¡nnelANGUE, Dellina Esmeralda. Op. cit.,p.56.
MrcLtoACÁN
mayores, aunque sí regiones de fuerte penetración religiosa a través
de la evangelización.8
Este planteamiento supondría evidentemente el establecimiento de los hospitales auspiciados por los religiosos y de alguna
manera con un fuefte patrocinio de estos, sin embargo algunos datos
nos muestran su arraigo institucional entre la población Talasca, no
I'¡rnpoEs ManríNaz, Carlos (ed.), Op. ci¿. docs. 2 I . 89. I 14. 246-263 y Ss.
PtN4ENTEL, Luis (ed.), Descripción del arzobispaclo de lt4éxico hecha en I 570 1,
olros doc¿tmentos, México, I 897, pp. 128 y 176.
r"
Archivo General de la Nación (AGN), Ratno de Ticnas. Vol.l8, Prinrera ¡rarte, txp. 3, Ir.
106 a337.
" Crrncin
7
INDÍcENA EN
Carlos PAREDES
186
rnichoacano fue el resultado de la mayor aculturación, quizá como
I
ningún otro grupo en México.r
De esta manera y para concluir con esta institución hay que
señalar que el hospital representa no sólo la instancia de tipo comunal
rnás importante por su araigo entre los Tarascos del siglo XVI, sino
también la viva expresión de la nueva vida civil y religiosa que
carac|.erizarâ a los pueblos de indios michoacanos por varios siglos
más. Desde mediados del primer siglo colonial el hospital fue objeto
de dotación de tierras, de ganado y en el ámbito político-
adrninistrativo requería del funcionamiento con gobemadoi,
principales y mayordomos, quienes se ocuparían de rnúltiples tareas
no sólo de tipo asistencial y religioso, sino también económicas, el
cobro de multas e infracciones a las leyes y los gastos también de tipo
colnt¡nal.l2
Otra institución de tipo meramente económica, pero de gran
importancia por mostrarnos la economía de las comunidades indias en
la colonia, es precisamente la caja de comunidad. Desconocemos
rnucho de sus orígenes, sin embargo es de llamar la atención que tres
años antes del arribo de Vasco de Quiroga a la región y en los mistrros
"barrios de la laguna", es decir, los pueblos situados en torno al lago
de Pátzcuaro y de fuerte influencia quiroquiana, se tnenciona la
existencia de la ca.ia con tres Ilaves, en donde se depositaba el tributo
de estos pueblos y que para el año de I 530 se le t'egresaron al
encomendero Juan Infante.'' Esta institución la formaban los fondos
recaudados comunahnente y los bienes producidos, lo cual se
depositaba precisamente en una caja o "casa" según un documento,
bajo tres llaves, una en poder del gobernador, otra un alcalde y la
tercera el mayordomo. Los gastos se destinaban a las necesidades de
comunidad y públicas o de consejo,ra es decir el pago del tributo,
"
't
rr
't
IJt:¡Ls. Ralph L., "The Tarascans",in Ilandbook of Middlc Anterican Indians,Yol. S.
Illhnology, Part2. University ofTexas Press, Austin, 1969,p.728.
PAI<DDES MAR'riNEZ, Carlos (ed.), Op. cit.. docs. 21,22. 83 y 84r l.r:r)N. Nicolás.
"Documcntos para la historia de Michoacán coleccionados por el Dr. Nicol¿is l-eón", Ms.
l;. I I 8; AGN Rarrro Merccdes, Vol. 6. F.260; Ratno clc Tierras, VoÌ. 272 I . Iìxp. 2. IlLrstr.
No.
I
826.
Âr'chivo Gencral dc Indias (AGl), .lusticia 203, F. 9v.
Zrrv¡LA. Silvio, "lnstituciones indígenas en la colonia". en Menr¡rks dcl Inslitttto
Nocional Indigenista, Vol. VI, México. 1954, p.87; PAREDES M,qnriNt:2. Carlos (ed.),
Op. cit.,doc.34.
PolÍnc¡ y coBrERNo
M¡nrÍu¡z
rNDÍcENA EN
MrcnoACÁN
187
necesidades para el culto y festividades religiosas; por otro lado
estaban la gran cantidad de pagos que se tenían que hacer para
sufragar los gastos a los funcionarios, tanto los locales como los que
venían de fuera como jueces, visitadores, cobradores de tributos, etc.
y a quienes se tenían que hospedar, dar de comer, proveer para el
camino y hasta "acompañarlos" en ciertos trayectos.
Quizá
el
ejemplo más representativo de una caja
de
comunidad sea el caso de Pátzcuaro, en donde en su archivo histórico
se conserva el registro más completo de ingresos por concepto de
tributos, en el año de 1589.15 Aquí se observa la gran cantidad de
pueblos y barrios de la ciudad, quienes por medio de su gobernador
depositaban su tributo anual correspondiente en la caja de comunidad
y
se les registraba debidamente en los "libros de comunidad". Para
este año la ciudad de Pátzcuaro contaba con 76 pueblos sujetos,
misrnos que le reportaban ingresos por concepto de tributos por 5,434
pesos.'u Este debió ser sin duda un elernento que reforzaba Ia
concentración del poder económico de la ciudad, sus autoridades y de
la "República de indios" rnas importante regionalmente. Por otro lado
coincido con Enrique Semo cuando afirma en relación a las cajas de
corrunidad:
"Se consolidaron poderosos necanisnos da origen indohispano
que servían para prcleger la existencict corporalivo tla lu conunidad cono
canalizando la riqueza acunulctda hacia .fine.s no ecortónticos;
la di.ferenciación y ¿¡ surgimiento de clases sociales;
defendiendo la unidad socia! y la propiedad colecliva".t'
lal,
impidiendo
De esta manera las cajas de comunidad lepresentaban no
úrnicamente el "espacio" físico (caja o casa bajo tres llaves) en donde
se depositaban dinero, títulos, caftas de pago y otros docurnentos, sino
también representaban un sisterna de administración de los bienes
cornunales, con libros de registro, funcionarios encargados de cobros,
envíos de pagos o gestores y en fin fiscalización y cuidado de todos
los bienes propiedad de la comunidad, incluyendo la tro.ie, donde se
't
Centro de Docunrentación IIistórica de Chapultepec. INAII. Iìanto Protocolos.
^llAP
ni¡nt. 23.
"' lbidem (véase nota anterior).
't
SDMo, Enrique, Historia del Capilalisnto en México. Los orígenes 1521-1763, Edicioncs
Erq México, 1973,pp.71-72,,Apud., Eric Wol¡, "Types of Latin Ânrcrican
A prirnary discussion", in American Anthropologist. I 957. pp. 452-47
L
Pcasantry:
r88
depositaban las cargas de maiz con destino tributario. Los bienes de
los pueblos consistían principalmente en la propia tierra, el ganado de
diversos tipos, molinos y en el caso de Michoacán destacan la
posesión de mesones y ventas para el auxilio de los viajeros y
rnercaderes, registrándose al menos los siguientes: en la ruta de la
ciudad de México a Guadalajara estarían los de Ucareo, Charo,
Puruándiro y Chilchota; al interior de la sierra y hacia tierra caliente
se encontraban los mesones siguientes: Uruapan, Pomocoarán,
Sevina, Cherán y Aranza.ts
III
Los conflictos políticos
E,n una sociedad como la que nos ocupa, con grandes
y transformaciones en todos los órdenes, es evidente que
sucedieran numerosos conflictos y problemas de todo tipo motivadas
por la desorganizacion socia!, la nueva relación establecida con los
españoles y la imposición de una estructura económica y de gobierno.
No se abordarán aquí los frecuentes conflictos de la sociedad indígena
con los funcionarios, encomenderos y particulares españoles, ni
tarnpoco entre los distintos actores de la sociedad, me enfocaré en
cambio a los conflictos de tipo político dentro de la propia sociedad
indígena, como una forma de conocer su actuación y sus alianzas en
el nuevo contexto colonial.
Uno de los conflictos que mayor impacto tuvo elt la sociedad
Tarasca, fue derivado ni más ni menos por el fenómeno social antes
señalado de la reorganización poblacional, los reasentamientos de
pueblos y los cambios en la antigua relación de dependencia política
tributario. Dentro de estos conflictos destaca en forma irnportante el
heclro def traslado de la capital deTzintzuntzan aPëúzcuaro en el año
de 1538 por el Obispo Vasco de Quiroga y los problernas que se
ocasionaron por este rnotivo, entre la nobleza Tarasca que aceptó
trasladarse a la nueva capital del señorío. En este caso se tiene no sólo
el conflicto de la separación de un grupo gobernante, sino también el
desrnernbramiento de toda una estructura jerárquica de gobierno y
carnbios
'*
L--
Polirlce y
Carlos PAREDES ManrÍNEz
I',\REDES MARTiNEZ, Carlos (ed.), Op. cit., docs.78, 401, 340, 39(r. 401. 798 y 847,
z\CN, Ranro Indios, Vol. t0, Cuad. 2, Exp. 6.31 y (16; Zrrv,+la.Silvio. lìuentes para la
historia del trabajo en Nueva Espalia, Colaboración de María Casteló. lbndo de Cultura
Ilconónrica México, 1939-1946, Vol. I, pp. 49 y 53; Vol. II. pp. 129 y 321).
GoBTERNo rr.¡oÍcENe EN
MrcHoACÁN
189
tributaria, en donde el poder político se trasladó a la nueva capital,
pretendiendo con ello subordinar aTzintzuntzan y menospreciar ala
nobleza que perrnaneció aquí.
Es interesante observar que este conflicto, iniciado en el año
de 1538 por el traslado, motivó desobediencias, protestas violentas,
castigos por parte de las autoridades y en el aspecto jurídico, los
Tzintzuntzefros llevaron adelante su defensa y entablaron un pleito
legal que les llevó muchos años y desgaste económico, al cabo del
cual, en el año de 1595 lograron por fin independizarse de Pátzcuaro,
conservando siete barrios y 20 pueblos sujetos, así como poco
el auto de posesión del título de ciudad de Tzintzuntzan Uitzitzllan, lo que les permitió a partir de entonces la disposición
independiente de los tributos, la elección de sus autoridades y el
manejo de sus propios bienes comunales.le De cualquier manera el
impulso que recibió la ciudad de Pátzcuaro por parte del obispo
Quiroga y la misma dinámica económica, favorecieron en gran
rnedida a la nueva capital en detrimento de Tzintzuntzan. Una
después
descripción de 1619 nos dice acerca de esta ciudad:
"y aunque solía ser esla ciudad de muS, gran vecindad, hoy no
tiene mris de 600 vecinos y 300 nancebos y viudos y tres pueblos srieto,t, a
poco ntás de una legua, qtre son: Cucupan, San Diego 1, Tzirandagacho".20
A un nivel más general y tratando de observar al grupo
gobernante tarasco en forma panorámica, destacan aquellos conflictos
derivados de Ia desorganización social, el arribo de sectores de la
sociedad indígena a los cargos públicos sin tener un origen noble y la
desobediencia de los antiguos terrazgueros a sus señores o caciques.
Por otro lado estarían desde luego los problemas propios del ejercicio
del poder desde un cargo de gobernador, alcalde, regidor, mayordomo
o escribano,
limitados en su relación con el poder virreinal y
conflictivo con éste por la responsabilidad en la entrega del tributo y
los servicios laborales, y en relación con su propio grupo étnico
re
se
l-atin Arnerican Library, Tulane University, Viceregal Ecclesiastical Mexicatr Collection
No. l, Box l4l, Leg. 72,Bxp.37; PAREDEs MARrÍNEz, Carlos (ed.). Op. ctr., docs. 538,
'144,745 y Ss.; PASo y TRoNCoso, Francisco del, Epistolario de Nueva España,
Antigua Librería de Robredo de José Porma e Hijos, México, 1939-42, Vol. 9, pp. 188189; Lóp¡zSennELANcuE, DelfinaE., Op. cit.,pp.64,65,67 y 179.
"'LEMoINE, Emesto, Vctlladolid-Morelia 450 años. Documentos para su historia (1537I 8 2 B), Editorial Moreval lado, Morel i 4 1993, p. I 66.
PolÍrlcn y coBrERNo rNoÍcENa
Carlos Pangoss MeRrÍNEz
r90
calificaría de intermediarios
y
ambivalentes en
la defensa de
los
intereses del gruPo.
Es impofiante destacar que el argumento que utiliza el grupo
gobernante en el poder para ejercerlo, es precisamente su linaje noble
su "sangre, siempre ocupados en oficios honrosos en la
repútblica". Sin embargo como se ha dicho antes la usurpación de este
principio fue el pan de cada día en la vida pública. Son cotnunes en la
y
y
docurnentación de la época los conflictos porque los propios indios
principales obligan a trabajar a otros de su mismo nivel social
(Taximaroa); en Capácuaro cieftos macehuales o p'urhepechás,
obligaban a ir a trabajar a cierto indio principal; y numerosos casos de
abusos, robo y gasto indebido de los bienes de comunidad por pafte
de los gobernadores de diferentes localidades de Michoacán.2r
Existen pocos ejemplos en la documentación de la época
sobre los conflictos jurisdiccionales entre los pueblos cabeceras y sus
sujetos; los pocos que se tienen nos muestran que la intención de
"sustraerse:, es decir de pretender los sujetos "independizarse" de sus
propias cabeceras, era precisamente con la intención de formar su
propia república, elegir a sus autoridades y disponer del rnanejo de
sus bienes, sus tributos y sus obligaciones laborales sin la
intervención de autoridades ajenas al pueblo. En el caso de la
cabecera de Sevina y su sujeto Pomacoarán, el instigador de tal
nrovirniento fue un indio de Pittzcuaro quién en 1591 ofreció al
pLreblo sujeto llevaría a sus naturales a la corte del virrey Don Luis de
Velasco y obtendrían rnandamientos y despachos para tener
gobernador y alcaldes "de por sí". Por su parte el indio principal de
Turicato de nombre Antonio Tiguaca, denuncia cieftos principales de
los pueblos sujetos Penuato y Casindagapeo, por "andar de revoltosos
y quererse^sustraer de su cabecera, desobedeciendo y no pagando sus
tributos"." E,s posible que en estos conflictos estuvieron presentes
otLas causas o Inotivaciones de interés local y hasta de los propios
PAnrDes M¡nriNpz, Carlos (ed.), Op. cit., docs.99, 308 y (r23; AGN, General de Parte.
Vol. 2, Exp. 289, F. 138; LÓPEZ SARRELANGUE, Dell'rna E. . Op. cit.,¡tp.270-290.
tt PAnED¡s M¡nrÍNez. Carlos (ed.), Op. cit., doc.4l6; EsPINoSA Mon,tles, Lydia y
Rodrigo Manr'ÍNDZ BARACS, Catálogo de los documentos del siglo XVI del Arcltivo
Nacional de Antropología e Historia, Ms., No. 218.
I
MtcFroACÁN l9l
religiosos, sin embargo hasta el momento la documentación es muy
reducida sobre este fenómeno.
Conclusión
La visión panorámica aquí realizada nos lruestra a
una
sociedad que experimenta grandes cambios. En un nivel amplio se
observa el derrumbe de un Estado y con ello la estructura de gobierno
y jerarquía político-administrativa, provocando en sus efectos locales
una atomización del poder, el surgimiento de nuevos sectores sociales
que arriban al poder y el establecimiento de nuevas relaciones entre
los distintos sectores sociales, muchas veces de tipo conflictivo. por
otra pafte observamos también a esta sociedad que se adapta a la
dinámica del cambio, acepta a su manera y se integra a una nueva
estructura institucional, de gobierno y en el mane.io de las finanzas
públicas, en un proceso de cambio sumamente acelerado y que tendría
su explicación en relación a las instituciones, de tipo comunal como el
hospital y las cajas de comunidad, no únicamente en la fuerte
penetración española,
sino también en el claro sentido
de
reciprocidad, presente en la sociedad Tarasca prehispánica en todos
los niveles sociales y rangos político-religiosos según se observa
repetidamente en la fuente rnás importante de la etnohistoria Tarasca:
La Relación de Michoacán.23
2r
Ilistórico de la Ciudad de Pátzcuaro, Dirección de Estudios Históricos del Instituto
EN
2t
Relación de las ceremonias.,., Op. cit.
PABLO BEÄUMONT AND THE CODEX OF
TZINTZUNTZAN: A PICTORIAL DOCUMENT FROM
MICHOACÁTV, WNSI MEXICO
Hans R19KAMP-
Introduction
In the Late Postclassic (1200-1521AD) the present day state
Michoacán, "the land of the fishermen"r (West Mexico), was
divided into different cacicazgos or citystates, mainly inhabited by
of
P'urhépecha (also referred to as Tarascans) and less numerous groups
Náhua, Otoml and Matlatzinca. In the same period certain
P'urhépecha noble lineages settled down near Lake Pátzcuaro, the
centre of Michoacán, and managed, through warfare and matrimonial
alliances, to establish a huge and powerful cacicazgo. Their territorial
expansion finally led to confrontations with the Aztec Triple Alliance.
Among the group of scholars who studied the Michoacán
region in the late l9th century, we find the German Eduard Seler
(1849-1922).2 During his first voyage to Mexico (September 1887-
of
May 1888) he and his wife Caecilia Seler Sachs intended to visit
Michoacán but-due to shortage of time-were not able to do so. The
*
I
Research School CNWS, University of Leiden.
The Náhuatl name Michoacán is derived from Michuáhcan, "place of those who possess
fish".
2
For an overyiew of his life and work
see ANDERs (1967).
r
194
Hans RosrAMp
PABLo BEAUMoNT AND TFrE CoDEX oF TzTNTZUN'IzAN 195
"Michoacana" in the private collection of Bishop Francisco plancafte
y
Navarrete-which they saw during their first voyage_even
-w70,
augrnented their desire_to visit west Mexico (Seler Sachs
p.21.
seven years later the German couple managed to pay a strort visit
á
Lake Pfúzcuaro, from the 27fh of october until thè ird of November
1895.3 They visited rhe pyramids of rhe olcl p,urhéperh"
.;;ir;l
Tzitttzuntzan and took some photographs (two of them pubrishei
in
Seler Sachs 1900, next to p. 12). Unfortunately time was too
short to
rnake more photographs, it would have cost sorne days
to remove the
vegetation and get a clearer view of the prehispanic rúins qiUiC.
p. li).
The.archaeological zone of nearby Ihuatzio (Coyoacan)_in
better
conditions than Tzintzuntzan-was also visited ãnd photographeJ
(ibid. p.
14).4
In 1908 Eduard Seler published his extensive afticle ,,Die
Alten Beu,ohner der Lanclschøft Michuacan'in which he
analyzed a
nulnber of important ethnohistoricar sources on indigenous
curíure in
Michoacán; rnainly the Reración cre Michoacírr,t ui" famous
t¡unro
de 'lttcutacato (l6th century) and the Crónica de Michoacán
(rgth
century). Although Seler did not use such a large amount
of rnaterial
as the great Michoacán scholar Dr. Nicolás León (1g59_1929),
he
rnanaged to give a good interpretation of precoloniai
l¿ichoac¿l_a
highly structured and thorough analysis of the
mentioned
ethnohistorical documents.6 u'fortunatety iris work stilr
is ignored
rrrany historians.
bf
r scler's
scco'd voyage to Mexico took place frorn septernber lg95
t¡ntir october lg97
(Gesa.nrrnelte
Abhandlungen, Volurnc i, pp. ZI5_2a6, SELER SACHS, 1900).
The Selers
already knelv Michoacán's prehispanic and early colånial
cultural rnanifèstations frorn
the 1892 exposition in Madrid aid severar ,rr,,i.un' coilections
lseLEn sacrrs, róoo,
p,
lo).
'r
caecilia Seler was rLrily aware orthc ràct that more and more
archaeorogicar
ob.iects
rvcre sold to peopre outside the communities, partry
becaLrsc Lake pátzc.iro,,ror.urf
, ,_to reach by trâin (SELER SACHS, 1900, p l0).
'fhis
so'rcc is also called códice Escuriarenín, or, ir-t f,fi, Ileración
'
de !os cerentorias
1,
rifos ¡t ¡:oblación y gobierno de los indios de la prov,incia
de lv[iclnacán. ancl lví.
written (usi'g inrormarior
ptrrhépächa
by the
nobirit) ¡,, I sìi-iv'.1Ërà"¡,,ìä
lr.r.ou'd.{
de Alcalá (wARREN, l97l).
It is ihe nrost irìrporrant ethnohistorical source on
,.
.-prr'colonial Michoacán (lirrther cited as RM).
i. rlind that seler's ernphasis lay on the centrar Mexican and southenr
Mexican cultures, as can be derived lionl his nuinerous publications.
" wc have to keep
Since Seler was highly interested in the Mexican indigenous
pictorial writing system, he managed to obtain originats and copies of
several pictorial documents from the Michoacán region: a copy of the
Lienzo de Jucutacato, copies of the drawings in the Relación de
Aíichoacán and the illustrations in the Crónìca de Michoacán (Fray
Pablo de Beaurnont), the Pátzcuaro coat of arms, and an unknown
early rnap of Lake Pátzcuaro.
TIre map of Lake Pittzcuaro is related fo the Codex of
Tzintzuntzan, a pictorial document which Fray Pablo Beaumont
copied and included inhis Crónica de Michoacán.The original codex
used by the chronicler was provided to hirn by a P'urhépecha noble
from Tzintzuntzan named Cuini. In the present article the author
analyses the Codex of Tzinlzuntzan and its relationship to the map of
Lake Pâtzcuaro owned by Seler. Besides a short physical descriptiorr
and history of the documents, attention will be focussed on the use of
the mentioned rnanuscripts as a means to legitimize power and
nobility privileges. To indicate the direct circumstances which rnay
have led to their elaboration and to their possible use by elite
metnbers, they will be placed in their broader regional (Lake
Pátzcuaro) context.
Beaumont and the Codex of Tzintzuntzan
The Franciscan Pablo de la Purísima Concepción Beaumont
(1710-1780) wrote his "Crónica de la Provincia de los Santo.s
Apóstole,s San Pedro y San Pablo de Michoacá¡r" around 1118, the
lnost recent date which appears in his work.7 Glass and Robertson
7
According to BURRUs (1975, p. l5l) it is generally assumed that Bcaunront wrote his
Crónica around I 777, being the last date in Iater copies of thc original manuscript.
Iìorvever, the rnap ofthe Arctic region (BEAUMoNT, 1932, Volunre I, p. 506) is dated
I 778. The Aporato (frrst paft) rvas fìnished on febnrary the 20th I 778 and prcsented
later that year to Don Juan Ignacio de la Rocha (BEAUN4oNr. 1985. Volume l, p. 582).
It seems probable that thc lollorving parts (which were never concluded) were written
bctween I778 (when fhe Aparato was finished) and 1780 (the ycar ofBeau¡nont's
death). The original lìeaurnont manuscript-in 1784 still kept in the convent ol
Queretaro-consisted ol'two volumes. The second volurne was only a rough draught, a
prclinrinary version which was not ready' for publication (see Advertencia del Padre
Colector in BIAUMoNT, 1985. p.
25]-this
explains its conlìrsing intemal structLrre (the
presented). Originally Beaur¡ont ltad
planned to publish his rvork in three volumes. 'Ihe third volunrc rvould have contained
rvay and order
in lvhich the inl'onliation is
t96
Hans
RosrAttp
PABLO BEAUMONT AND THE Cooex oF
(1915, p.94) state that part of the original manuscript is in the JCBL.
Modern publications of Beaumont's work are based on a 1792 copy
now in the AGN (Ramo de Historia, Volume 10). The AGN copy was
published in 1932 (AGN Mexico) including all illustrations, orher
editions (also the 1985 one
illustrations.8
by Balsal) lack all or paft of
is
a general history of (West) Mexico.
It
the Aparato-dealing with the discovery
of New
Spain and the
conquest of Mexico-and the Crónica proper-a history of West and
Nofthwest Mexico. The latter was never fìnished and does not go
beyond the year 1565.
Beaurnont used a variety of sources, both published and
Lrnpublished. He gathered many lnanuscripts from several Franciscan
archives, some of which are reproduced-fully transcribed-in his
text, borrowed heavily from Espinosa's Crónica Franciscana,e and
even consulted the collection of Lorenzo Boturini Benaducci (1702l
(Beaurnont, 1985. VolLnne
it covers a larger
area and was intended to be
is divided in two major parts,
Besides two maps
and the, northern region) made by the author (ibid. Volume 2,
p.460)," and a schedule of distances (in leguas) between several
irnpoftant colonial Mexican citiesr2.
r"
I, p.393, Volurne 2, p. 160). Iìeaunront (ibid. 2.
p. 160) lound and used letfers of Coftés written in Latin. I-le consulted Boturin¡,s
collection when it rvas kept at the University (ibid. I , pp. 393, 436). betrveen I 77 I and
1778 (sec Boturini 1974:XXXVIII-XXXIX, inrroducrion by Le(rrr porrilla), In this
period the n.ìost inlportant losses of documents seem to have occurred (Glass 1975b.
See also Beaumont (1985, Volurne
esle grande hombre
nrcnroria" .(ibid.)
"
38).
t GL¡ss
and RoBERTsoN (1975, p.94) mention sorrie copies in several libraries in the
A comparative study of copies and (clainred) original is
lacking. For tlìe present article the author has used the illustrations ofthe 1932 and the
lextof the 1985 edition. I wor¡ld like to thank Carlos Paredes Martínez forhaving me
provided a set ofcopies ofthe 1932 illustrations.
Fray Isidro Felix de Espinosa 11679-17551 wrote a numbcr of manuscripts. At the
rnornetlt olhis death in 1755 he had not finished writing his Crónica. Espirrosa,s work
clescribes events until the year 1751, Beaulnontrs-as we have seen-does not go
beyorrd 1565. The latter admitted to have used Espinosa's Crónica as a guide fbr
rvriting his own manuscript----only in the Crónica proper, not in the Aparato
(BEAUN4oNT, 1985, pp. 3l-33, Aviso al Benévolo Lector y Plan de esta Obra).
Ilor.vever, Beaumont's work is not a duplicate as he studied, copicd and included
sevcral unknown pictorial and alphabetical documents (see also introduction by Nicolás
I-eón in Espinosa, 1945, pp.3-l l). Besides Espinosa, Beaumont also used other
published rvorks from for example La Rea, Torquetnada, Henera, Boturini, Sigtienza y
Górrgora. alld Gcnrelli Careri.
USA, Spain and Mexico.
t
b-.
Santo Dorningo made in
1932, Volume l, pp.52,228),
Beaurnont also included a map of the Arctic region lxade in 1778 by
the author (ibid. 506), a map of Michoacán (including Colirna, Jalisco
p. 475). Beaunront r.vas already a\.vare
p
l, p.30)r0
of the island
l73l by D. Anville (Beaumont,
755):
infbnnation on the evangelisation of Michoacán beti.veen 1565 and 1640-his death
prevented lrirn from writing it (BEAUMoNT, 1985, pp. 36-37, Aviso al Benévolo Lector
y Plan de esta Obra). Although Beaumont was raised speaking French. he lvrote his
nranuscript in Spanish, sornething rvhich can be noted in his style of rvriting (ibid.
197
"Trasegué todos los papeles de nuestro archivo de provincia:
hice extractos de varios nonunrcntos perlenecienles a su Gobierno, que
quedaban en el archivo grande de los reverendísittro.s padres contisarios
generales de la Regular Observancia de esta Nueva Espaíia, y con el
favor
de los ontigos se nte .fi'anqueó el gusfo de registrar las piezas atriosas
existentes en el nntseo del caballero Boturini y, en fn, no ontití deligencia
para hacernre de alguna copia de instnn?enÍos Erc ptdiesen afianzar la
veracidad de ni Crónica"
the
Although the title of Beaumont's chronicle suggests that it
a history of Michoacán,
TZINTZUNTZAN
ìr
ofthis fact as he states that " (...) los enemigos
fBotwini] han procurado por Íodas las
de
vías posibles obsutrecer su
This map was originatly drawn by Carlos de Sigtienza y Cóngora (royal cosnrographer
since 1680). Beaumont found-what he calls "(..) un botodor casi ininteligibla
(..)".of this map in the BotLrrini collection. Most probably Beaumont refèrs to the
original nrap (now lost), fiom an early inventory (1745) we knorv that it rvas kept in the
Ilotr¡rini collection (sce TRABULSE, 1988, p.39). Although the map rvas highly
danraged the chronicler copied, improved ("( ) /o he corregklo ), sacado (..)"), and
included itit'tltis crónica. In a note Beaumont makes the reader aware olthe fact that
Sigüenza y Cóngora's map was a little b¡t outdated: knorvledge ofgcographical fbatures
and villages in New Spain (location and distanccs) had increascd since the nlâp was
nradc in the late lTth century. Although Beaurnont-rvho highly cstinlated the work of'
Boturini and Sigücnza y Góngora explicitly states not to havc changed its contents.
this scetns inconrpatible with his carlier conrmclrt on "having intprovcd
it".(BEAUMoNT, 1985, Volume l, pp.58l-583). Scc TRABULSE (t988. pp. 39-40,6j74, 127) fbr more delailed conllnents on the original nrap drarvn by Sigiicnza y
Góngora.
Beat¡n.rorrt copiecl this schedule also
liom Sigtienza y Góngora (BEAUMoNT.
1g85.
Volume l, pp.582-583). The rclations between the Bcaumont copics (ofthe Sigiienza
y Cóngora rnap and schedule ofdistances) and some docunrents rvllich in 1793 were in
possession ofJosé Antonio Alzate (mentioned by'l'nrruulse, 1988. pp. 67-74) require
lirrther analysis.
PABLO BEAUMONT AND THE CODEX oF
Hans Rosx¡tr,tp
198
Next to the Spanish documents Beaumont also consulted
rnanuscripts made in the indigenous tradition such as land titles in
alphabetical writing and pictorial docurnents, although according to
the chronicler this material was not very easy to locate:
"(...) cuesta en este reino g,ondísinru dfrcultad conseguir
semejantes nnnumentog y nris de los indios, que son casi tinicos
depositarios de ellos, parte por la escasez de ellos, )t partc por la natural
desconfianza
de estos pobres, que.se recelan viendo raslrear
antigüedades, que
elfin
es despoharlos de sus
tierras (...)"
(Beauniont,1985, Volurne
Of
sus
l, p.30)
special interest are the indigenous paintings which
Beaurnont used for and included inhis Crónica: (a) a copy of a tribute
list (b) three coats of arms, and (c) the Codex of Tzintzuntzan (9
historical scenes and a map of Lake Pátzcuaro).
Ad (a) Tribute list
Beaurnont must have copied the tribute list from the Boturini
original now in PUL-contains a
Boturini inventory number and once belonged to the Garrett
collection in Mexico-city.13 The
collection (Glass and Robertson, 1975, p.227). The document has
also been registered among the tribute documents in the Boturini
catalogue:
"Otro del nisno papel de unos ¡tldios taroscos
foriginal"
(lloturini Benaducci, 1974.
We know that Boturini acquired
p
y
otonite.s
I29. itcm 6)
a huge collection
of
irrdigenous documents during his stay in Mexico (1736-1743). Only a
few items carne from Michoacán, something which Beaurnont (1985,
Volume l, p. 393) already noticed.ra Besides the mentioned tribute
list, the other items were (Boturini, 1974, p. 122):
n Beaurnont probably
f'orgot to mention where he copied thc docunrent.
''
Bo'rLrRINr (1974. p. 122) rrcver went
to
Michoacán to scarch f'or tktcuments, this
ex¡rlains why there arc only fèw docurnents lionr this rcgion in his collection.
Beaurlont-trying to give additional explanations fbr thc scarce clocul¡entationlìrrther argues that
"(...) por el descuido nuestro, y el de aqtrcllos indios ocupados en gueruos
Ò(lraíios, y constiluído.t en olra¡forma de gobierno, perecieron infinilos loroscos, y
con ellcts sus pinturas, (...) "
TZINTZUNTZAN
199
an original map on cotton cloth of San Pablo Yurirapundaro
(made in 1589).
copy of papers, presented in court, concerning Constantino
Huitzimengari in which all villages and cities of Michoacán are
specifìed.rs
Beaurnont was not only interested in the Michoacán documents in the Boturini
collection but also in the pictorial manuscripts from other regions (BeeuvoNr.
1985, Volume I, pp. 494-497).
l5
Boturini refers to the document as Ciertas Mentorias en unos ÁtÍos clue siguio en el
superior gobierno de México don Constantino Huilzintengari, hijo de don Antonio ¡,
nielo del gran Cazonlzin, donde se especfican las citdades y poblaciones de este
reino. lt was kept in a volume 4 Titled Varios Fragnrcnlos de Ilisloria Mexicana de
dffirentes Authores of the Borurini collection (fL 68r-840, together with several
indigenous docurnents (all copies) written in Náhuatl and Spanish. Boturini's collection
corrsisted of 20 volumes. Between 1736-1744 Boturini copied thcm from the originals
(or older copies) in the Sigtienza y Góngora collection which at that time rvas kept in
the .lesuit Colegio de San Pedro y San Pablo (GLAss, 1975b, p.478. Ruwer, 1994,
pp.29-30). The Jesuits inherited the docunrents lrom Carlos de Sigüenza y Góngora
rvho died in 1700. In the latc 1980's Boturini's volunre 3 and 4 rvere olvned by
publisherandbooksellerJoséPon(rainMadrid(see'fnaoulse. l988,p.33,note 42).
rccently they rvere transfèned to the BN in Madrid.
In 1982 three originals owned by Sigiienza
y Góngora rvere discovered
in
the collection of the BFBS (Carnbridge University Library. Iìngland) by Wayrre
Ruwct: they correspond to Boturini voh¡mes 2,3 and 4 (BFBS Ms.374. volurnes l3). The docurnent rclated to Don Constantino Iluitzimerrgari can bc f'ound in volurne
2 (cloctrment number 25, f'f.lll-124v: L l27v contains â tcxt written in the
P'trrltépccha language) as Nolicias sacadas dc una infornución.iudicial (...) con el
oh_jcfo de probar la exlensión de sus dontinios (fbr a detailetl study on horv the
Siglienza y Góngora docur¡cnts rvere obtaincd by thc BFBS in 1828. see Ruwe'r,
1994. pp.27 -61).
Boturini's copy of the Huitzimengari docunrent rvas co¡ried by Mariano
Veytia (1718-1779). Vcytia's duplicatc rvas availablc to J.F. Ranrírez (1804-1871)
who later supplied it to Orozco y llena (1810-1881). l'he lattcr published an extract
ol the nranuscript rvhich was rcprintcd in Nicolás León's Zos Thrascos (1904. see
1979. pp.2-5).
Another-l9th century-copy of thc docurnent can be f'or¡nd in manuscript
nunrber l7l of thc Góurcz dc Orozco collection (BNAI'I, this rnight bc a copy of
Veytia's copy).
Fronr a cornp.lrison between the lluitzimengari documcnt in the BFBS
(copy provided by Luis Reycs García) and the l9th century copy in the Górnez de
Orozco collection (trírnscription by Bcncdict Warrcn providcd to the author) we can
dcrive sorne difterences in the text and in the list ol'tributes citecl as bclonging to thc
cocicazgo cll Michoacán-f'or cxarnple tho nunrbcrs ol tributarics vary in sonre
cases. 'fhe docuurent in the BFBS and thc later copies requirc a scparatc study
(including the publication ofa firll transcription oithe text).
200
*
*
Hans
Rosxavp
PABLO BEAUMONT AND THE
copy of document concerning Yurirapundaro and its gobernador
Agustín López in which many (land) titles are cited.r6
copies of four pages concerning the foundation of the convent of
Yurirapundaro.
copies of pages in which Luis de Velasco gave lands to several
settlements in Michoacán ( I 586).r?
ln 1743 Boturini's collection was confiscated-Boturini was
considered to be illegal by the authorities-and in the following years
nrany items were lost, several of them reappearing in collections in
Er"rrope (France and Germany), the United States, and Mexico.
We know that in 1936 the original tribute list from
Michoacán (ex-Boturini) was owned by Robert Brun. It was kept in a
srnall collection of native Mexican manuscripts which Brun offered
for sale in a Sotheby's auction in November 1936 (Sotheby's and Co.
catalogue number 243, p.36 and information provided by Roger
Griffiths, Sotheby's, London). Robert Brun (1896-1978) was a French
bibliophile and scholar specialized in history of ar1, the history of
bookprinting (l6th-l7th century) and medieval history (especially of
France). After having been wounded very badly during the first world
war (1914-1918) he graduated as specialist in archival collections and
as paleographer in 1922. Between 1926 and 1949 he worked in the
National Library (Paris). ln 1949 he became chief inspector of
libraries, he stayed in office until 1963 (Caillet, 1979,pp.355-358).r8
The analysis of Brun's collection shows that one document, a
catechism, had been part of the Aubin collection (France).re Brun
In
1'hc Yurirapundaro documents are lost. Some l6th-l8th century docunrcnts conceming
landdisputes conceming the mentioned settlement can be fbund in AGN. Ramo de
'lierras (some of thern accornpanied
by rraps).
r7
l.lntil now this doculnent has not been located.
I'Frorn Brun's nu¡rerous publications (see
Catlnl, l98l, pp. 145-l5l),we can derive
that hc was especially interested in illustrated books and engravings. Accorcling to
Caillet (1979. p. 357) Brun
"ténoignent de Ia joie proþnde qu'il éprouvait en découvrant qtrclque
livre rare
.sur les tahleltes, depuis longtentps ¡toussiéreuses, dltn .fonds onc¡cn in¡usÍenenr
dédaigné "
rvhich clearly illustrates Brun's passion
rnanuscripts.
r'.loseph
ibr archival work and
interesting
Marius Alexis ALrbin (1802-1891) visited Mexico in the 30's of the lgth century
and purchased (bought and sirnply robbed) many documents fiom the Boturini
Co¡ex
oF TZINTZUNTZAN 201
owned two pictorial catechisms with Otomi glosses-so-called
Testerian manuscripts (catalogue numbers 238 and 239, Sotheby's and
Co. 1936, p. 35). According to Sotheby's, number 238 was "given" to
Aubin by Francisco Perez (a separate Spanish transcript dated 1837
and written by Francisco Perez, priest in Mexico, was included in this
catechism). The other Otomi catechism owned by BrLrn probably also
catne from the Aubin collection.20
When Aubin made a brief catalogue of his documents in
l85l (reprinted in Boban, 1891, Volume 2) he did not specify his
large collection of legal documents, lists of tributes and other srnaller
documents in his collection but only listed more "irnpressive"
documents (Aubin, 1851, reprinted in Boban, 189 l, Volume 2.
p.522).lt rnight have been Aubin who found the list of tributes from
Michoacán in the Boturini collection and took it with hi'n to France in
1840.2r Between 1840 and 1889 it was probably lost (sold or robbecl
just like other documents owned by Aubin), offered for sale in Paris
and later-most probably in the 1920's or 30's-purchased by the
Frenchman Robert Brun.22 In 1936 Sotheby's (by order of Brun) sold
collection which he took lvilh him to France in 1840. In 1889 these documents were
oflered fbr sale and purchased by Eugène Goupil (assistcd by Iìugònc Boban). In I 89 I
Boban published his catalogue ofthe Goupil (ex-Aubin) collection (see introduction by
León Portilla in Bon¡rini 1974:XLIII). Boban writes lhat several items of Aubin's
collection were stolen not long bcfore the 1889 sale. One of thesc-lhe original Codcx
Aubin-was already offered fbr sale to various collectors in l)aris (BonaN, 1891.
'"
Volurne l. p. l9).
Aubin owned 5 catechisms, two were lost (stolcn or sold) bcfbrc Goupil bought the
cntire Aubin collection in 1889 (BoBAN. 1891. Volunre l, p. 19. scc also previous notc
in the present article).
the document was kept in a collection of "lists ol'lrihutes"-the clocunrcnts
(cxact contents, place of origin, etc.) are not lìrrther specified-lòLrrrd by don Viccntc
de la Rosa Saldívar when he made an inventory of a pari ol'thc lloturini docunrents
then kept in the Franciscan convent in Mcxico-city (sec I'apcles ll.eferentes ol
Caballero Lorenzo Boturini Benaducci, BALLESTERoS GAtBRorS. 1947, pp.9l-189.
lists oftributes mentioned on p.109). The nrentioned convent was one ofthc placcs
visited by Aubin (to look for interesting manLrscripts) in the ltl30's (introduction by
I-eón Portilla in Boturini 1974: XLII). Aubin collected several lists oftributes, thc ones
lâter bought by Goupil can be f'ound in Boban's catalogue ( I 891 . VolLrnte 2).
Robert Brun also owned a copy ofthe Codcx Aubin (Sotheby's ancl Co. 1936. p.3(r.
number240). This copy, in 1889 in possession ofLuigi Chialiga (Sinrcon. 1889) is
no'w in the Princeton University Library (Glass. I 975 a, p. 450). Both the original (exBoturini collection) and arrother copy nrade by León y Ganra rvcrc in the Aubin
collection. At the time Goupil bought Aubin's collection, the original was stolen and
'' In l79l
t'
PABLO BEAUMONT AND THE CODEX OF TZINTZI.JNTZAN 203
Hans Rosrarutp
202
the list of tributes to the London antiquary Quaritch (information
provided by Roger Griffiths, Sotheby's, London). Probably
Quaritch-a well-known bookseller-sold it to the American Garrett
wlrose collection has been given to the PUL in 1949.23
Comparing the original in PUL with Beaumont's copy we
caÌr see that the latter is more a redrawing than an accurate duplicate
of the original. The Spanish glosses are lacking and the elements are
grouped differently-in reversed order. Perhaps this can be paftly
explained by the fact that when one reads the glosses in the original
docurnent, the pictorial parl is shown upside down: this could have
caused sorne problems to the chronicler trying to make a transcription
of the text and copy the document (pictorial part). We have to keep in
nlind that the glosses were added to the docurnent after it had been
subrnitted to the Spanish court.2a
The tribute list is generally known as "Tributes of
Tzintzuntzøn and Tlalpu.jahua" (Glass and Robertson, 1975, p.227,
Nr.379). Paredes Martinez (1991, p.77, and Ms.) has correctly
shown that Glass and Robeftson based the name on Beaulnont's
transcription of the original document and fufthermore tnade an error
in their translation.25 FIe suggests the doculnent-dated 1542-should
ol f'cred f'or sale to varior¡s collectors in Paris (BonaN, I 891 , Volttmc I . p. I 9). It is nolv
in thc British Mr¡ser¡m (Ms.3l2l9). The copy ol'the Codex Âubin renraincd in
(ìoupil's collection rvhich was later transfèned to thc National Library in Paris. Several
RoBERTSoN (1975. pp.89oo¡rics ofthe Codex Aubin are mentioned in GLASS
e0)
¡ In Augnst
^ND
199ó the author askcd l'or photographs of lhe docunlcnt. Âller repeated
lequests he was intònnsd by the library stafT(in February 1997) that thcy had not been
ablc to locatc tho docunrent and fèared "it has been nlis-shclvcd". AlthoLtgh they f'ecl
conlìdent it is in the PUL, prolonged and carefirl searching so lhr ltas bcen
Lrnsucccssfì¡|. When my colleague Florine Asselbergs visited the PLJL in April 1997,
thc list of tributes was still lost. tJnfòrtunately the library does not have (in its
photographic lìles) a negative of the nranuscript. thotrgh the photograph of the
docunrent in lhe Itandbook of ll4iddle Anterican lndians (1975, Voltrrnc 14, figttre
nunrber 70) nrust havc been made in the PUL.
2r
{)thcr exanrples ofpictorial docunrents included into this Spanish lcgâl docunlcntation
ltrclheCódice dc Cufzio (sec PAREDES MARTÍNriz. l99l and Ms.) and thc l(rth centttry
lTrupean codices, the latter related to the contplaints against the intligenous caclrJtre
I)on Álonso lTuapean olZinapequaro, Michoacán.
rj Âccording to Beat¡nront's transcription in I542 the doct¡ment was prescntcd to vicc-king
Antonio de Mendoza by Don .luan, cacique ttl' the village of "v('r'o", which the
chroniclcr interprcted as the village ofAcámbaro. Part of{he tributc ¡raynrents ofthe
be called Códice de Arao and is related to anothet' similar list of
tributes-the Códice de Cutzio. The latter document-formerly in the
Dorothy Sloan Library (Austin, Texas)-was sold to Mexico (private
collection) in the late 80's (ibid. Ms. p. 5) and is no longer available
for research. Paredes (ibid.) studied unpublished early short
descriptions and interpretations of this codex (by Dorothy Sloan and
Gómez de Orozco) and indicated the circumstances-problems
between the people of Cutzio and the encomendero Gonzalo Ruizwhich might have led to its elaboration in
1542.26
Ad (b) Coats of Arms
After the arrival of the Spaniards in the Americas, sotne
indigenous settlements reÇeived the titles of ciudad (city) with all the
privileges attached to this status. As in the case of rnany cities in
nledieval Europe they received their own coat of arlns (see also
Haskett 1996). In Michoacán the settletnents of Guayangareo
(Vafladolid, now the capital Morelia), Pátzcuaro at'td Tzinlzuntzan
received the title of "city" and their corresponding coats of arms
which were later copied by Beaumont.
The coats of anns can be related to the large power struggle
between Tzintzuntzan, Pátzcuaro, and Guayangareo-Valladolid in the
l6th century.t'From the period in which Tzitzispandaquare ruled,
Tzintzuntzan had always been the most impoftant city in Michoacán
and the capital of the P'urhépecha (see for exarnple the RM). Spanish
authorities recognized the supremacy of the P'urhépecha capital and
by a Cédula Real gave it the title "city o.f Michoacdn" in 1534
(Beaumont, 1985, Volume 2, pp.40l-402). This allowed it special
village of "vCro" consisted ol'the work in thc mines. BEAUlvloNl'(1987, Voltrmc 3,
p. 70) could not read the toponym which indicated the exact location ofthese nrines but
thought that it might be Tzintzuntzarì or TlalpuiahLra. GLASS AND RoBERrsoN (ibid.)
nrissinterpreted Beaunront's observations and called the docttnlent "Tribute.s rl
Tzintzunf zan and Tlalpujahua" .(see PAREDES MARI iNEz, I 991 ancl Ms.).
(l¿r¡zio could rlot bc
'n We have to keep in rnind that the glosses in thc original Códice da
stt¡died because the document rernains in an u¡lknowrt private collectiorl in Mexico.
The glosses in the original Boturini list of tributes-the (lódice de Ácanbaro
(according to BEAUMoNT, 1987. Volunre 3, p. 70) or Códice de Aruo (PtaeoEs) norv
in PUl-renlain also unstudied atrd require fìrrther analysis.
27
l"or this confìict see BEAUMoNT (1985, Volume 2, Chapter (r and 3. Chapter 25).
I-IERRDJóN PEREDO (1991), and P¡nnoss (aÍicle in this publication).
204
Hans Rosrc¡rup
PABLOBEAUMONTANDTHECoogxoFTZINTZUNTZAN
205
privileges such as the recollection of tribute from its barrios ctnd the
rìght to elect a gobernador and other cabildo officials. Furthermore, it
continued to be the capital of the region where Indigenous and
Spanish authorities (political and religious) resided. Probably around
this time-maybe in the same year-Tzintzunfzan received its first
coat of arms (depicted in Beaumont,1932, Volume 3,p.2). (ill.1)28
The document (copy by Beaumont) is divided in three major par1s. In
the upper section we see three kings dressed as European monarchs
wearing crowns and canying a scepter:2e one of them also carries a
bow (without arrows) and another holds a flower. Glosses above their
heads indicate their names (from left to right): "El Rey Chiguacan",
"El Rey Sinsicha" and"El Rey ChigttangrLra". Although"Chiguacan"
can not be identifìed as an historical P'urhépecha leader, the other two
:8
I
Beaunront also gives a detailed description and interpretatioll olthe shield:
"El
escudo está parlido en tres aørterones, en el de arriba csÍ(in lres reyes
lct'dscos pinfados en pie hasla más abajo de la cinÍura, veslidos con sus reales
vesliduras, cuyos apellidos son el rey Tzintzicha, úllino gran (lolt:onlzi con el
.elro en lct ntano izquierda; al lado derecho eslú el re¡, Chiguaau cotl un orco en
la nano derecha, y el ceto en la izquierda: y al lado izquiertlo está el rey
(lhiguangua, teniendo ttna.flor en la ntano derecha y el cetro en Io i:quierda. No
l
)
lenenos raz(tn alguna en los .faslos laroscos de los re¡,c5 ('hignaru y
(-ltiguanguct;solanrcnte 6 cierta la ntemoria que hay del rey 72int:iclru,
Erc era el
tillirno gran Caltzontzi, quien entregó sus donùnios al César. Ih uno de los do.s
ctnrlerones que term¡nan el escudo, el derecho sigtifica el triunfo de las arnns
cspaí'toles, y e,slrin divisados los bustos de olros tres Caciqucs o rey¿21¡¿1s5,
.feudalarios del gran CaltzonÍzi; en el lado izquierdo,se ve cl gran Caltzontzi,
T:itllzichu y Tangajuan ceñida .su cabeza con la corona, y el cuerpo con la púrpura
), arutiîio real, en adendn de persuadir a llrts vasallos a que udmitan la .fc,
presentándole.s un Crucifijo que tiene en la mano derecha, y en el dc nanifestar nr
poder, teniendo en su tnano izquierda inclinada la hoia de su cspoda sobre sus
cctbeza.s. La orla de esle esatdo estti.floreada dc azul, cncarnodo.¡, e¡o. Lleva la
corona int¡:erial, y a ambos lados se ven el sol y la luna con drs.s eslandartcs
aprtreodos. El rótulo de aba.jo dica: Ármas del seíiorío da lu citdad dc
'[:inl:utrtzan".(l)D^uMoNT, 1985. Volutne 3. p.3ll).Tha utlcr
nancd
"Clriguangru".is the y,elLknotw hønp¡ua thereas "Chigncan".(ßetnnront
mislakenly read "Chiguactu") cannot he found in the genealog' ol the \lll4
(illuslralion nunber 27 on p. I 69) nor in other ethnohistorical sourccs.
r'''l'hc sccpters-looking
at their lenght and position-rescmble the arrorvs shown in the
ltands of caciques in nrany docunlents. The indigcnous anow-a synrbol of powerr.vas transf'on'ned or even translated into the European style scepter. llowevcr, in the
Licn:o de Caropan andtlrc Lienzo de Pcitzcuaro the wif'e of the Spanish king Phillips
III is represented with a¡r arrow in her hand-instead of a scepter- as a synrbol ol
¡rower (sce RosKAMp, I 997, in press and
Rosrev
p, in progress).
S
g4lnas ilel
¿lnicAa Já1gu"J""n
àø1ít
,1¿îorio
(.\
ill.1 Coat of arms from Tzintzuntzan, early 16th century (ca, 1b34?). Copy
by Beaumont (1932, Volume 3, p. 2)
kings are the last two prehispanic leaders
ac i c az g o, T zinfzuntzan bein g the
of the
p'urhépecha
ir cap ital.
The three heads with Spanish hats and Spanish annamentweapons, trumpets, banners, helmet, and shields-painted in the
.s
up e r c
lower left half
of the document
probably refer
to the same
P'urhépecha leaders. They ale depicted as Spaniards and cooperated
in the Spanish conquest (armament behind them). To their right we
206
Hans
PABLOBEAUMONTANDTIJECooExoFTZINTZUNTZAN
Rosrevp
"three kings" could refer to the mentioned kings of the
bible_
to a spanish/European tradition-it wãs also a known
indìgenous concept. Tfe Sre_a! Aztec triple alliance had
three ..pir"l,
can see three prehispanic temples and behind them a king on the hills
holding up a cross and a sword in fiont of some people who are
watching it. The name of the king is "Sinsicha Tangajuan" (see
gloss).30 The last prehispanic leader of the P'urhépechq señorío
appealing
and three leaders. perhaps this image of a great seíiorío
was cåpied
onto and expressed in the Tzintzuntzan coatãf u.r, by painting
tiree
Purhépecha kings (somerhing also suggesred by Siivá
Tzintzicha Tangaxoan is shown convefting his people to Christianity:
he accepted the new religion, abandoned the prehispanic "headen"
temples of his old gods, and is painted as the protagonist of the
fr,'unir;u"ã,
1991,p.31). Although.two-of the three painted É,urhépecha
,;;;;;;;
succeeded each other in office (they were not conternporary
ruíers)
the P'urhépecha were familiar with the concept of three' Ieadin!
capitals and three corresponding rurers. wrten Tariac¿¿rr
divided hi!
evangelisation of his own P'urhépecha people, prepared to spread the
Christian religion and defend it with his sword. All elements were
carefnlly chosen to legitimize Tzinfzunfzan's function as the capital of
Michoacán
with its
indigenous
elite that cooperated with
the
Spaniards and helped the conquerors to evangelize all P'urhépecha.3r
The contents of the document-European in style-seems to be
completely adressed to the Spanish authorities. Perhaps the fact that
three P'urhepecha kings were painted refers to the European Christian
theme of the "three kings" which was easily recognizable for the
Spaniards (Maarten Jansen, 1996, personal communication). Possibly
the painter could only remember the two last prehispanic P'urhépecha
leaders, Tzintzicha Tangaxoan and Zuangua. He simply named the
third one "king of Michoacán", "Rey de Michiguacan" which
Beaurnont probably copied as "Rey de Chiguaca".32 Although the
t"
We can also see some additional elenients like a huge European cro\vn. tlvo banners, a
nroon, and a sun (both with a face).
rl Sinrilar elenrents can also be found in the l6th cenltry Codex of '[zitttmntzan (see
analysis below).
r2
Difierent versions ofthe coat ofanns exist. LórEZ SARRELANcuE (1965, p. 63, note 6)
ând SILVA MANDUJANo (1991, p. 3l) mention a coat of arms in the MRM in which the
naI'ne "Chiguangu.,r".of the caciqtte on the right has been changed into "CharacÌ',
rvhiclr nreans "child".in P'Lrrhépecha (she identifres "Chiguacan".as T,uangua\. Since
"Characu".was supreme cacique it Michoacán when the Matlatzincas received land
f'or helping the P'urhépecha conquer the Tecos, he can probably be identified æ the
cacique Tzilzispandaquare, father of Znngn and grandfather of T2intzicha
Tangaxoan (STLVA MANDUJANo tBrD.). LópEz SARRELANcuE (19(r5. p.63, note 6)
thinl<s that Beau¡¡ont rnade a mistake and wrote the na¡ne Chiguanguu (Zuangua)Iwo
tinres, changing the orthography. The editor of the 1945 edition of Espinosa included
another version of the coat of anrs (figure 8, next to p. 84, it nright be the one
nrentioned by López Sanelangue) with an additional eletnent which does not appear in
the Beat¡mont example: a small coat of anns with a temple orr a rnountain (in the centre
olthe lower halfofthe document). SrLVA MANDUJANo (1991, p. 32) nrentions another
( I 7th century) version in the Capilla de Ojo de Apya in'lzintzuntzan although it only
represents the three rulers with their European crowns (as in the coat of anns f-rom
207
cac.icazgo in three parts among his nephews (Hiripan and
Tangaxoan)
and.son (Hiquingare), Tangaxoan 1 received' tne Ieaaerinlf
oí
Mechuacan, which was another name for the community
of
Tzintzuntzan (Hiripøn received Coyoacan/lhu atzio, Hiquingari
got
Pátzcuaro)(RM, p. 1aS). First Curicaueri_the mosi iirportãni
P'urhépecha deity-had his main ternpre in piÍzcuaro
but wás rater
taken to Coyoacan which then automatically becarne the
capital.
Tangaxoan's son Tzitzispandaquare had it move d to Trintru)tron
consequently becoming the main city of the p'urhépecha
cacicazgo.
Tzitzßpandaquare,s son Zuangua (died of diseaså)
and grandr'on
Tzintzicha Tangaxoan (Tangaxoan { rnurdered Uy ttre
S[*i.ø9
were the last P'urhépecha rulers (held office in izintzuntzan;
a,rd
lived at the time of the Spanish conquest (see RM).
The political situation in the area changed when Bishop
vasco de Quiroga took possession of his diocese Michoacán
in 153d,
his.residence being Tzintzuntzan. Vasco de
euiroga inmediately
decided to move his episcopal see to pátzcuaro, until then
a ba*io of
lztntzuntzan."
Although the sons of the last cazonci (supreme
P'urhepecha leader) Tzintzichq Tangaxoan, other indigenorÀ
nobl.r,
and spanish encomenderos opposed to
euiroga's ptañ, tne title aná
p'ivileges of Tzintzuntzan were ail transferrù to pátzcuaro
which
..''
Guayangareo-Valladorid). probabry the originar coat(s) ofa.rs
has been copied severar
This rnight explairr the great variety in versioni ôfthe docunrent.
Vasco de Quiroga decided to-move his episcopal see
in l53g (sec HnnnnóN pEREDo.
_tinres.
1991,p.34, M¡nrirurz, 1989, p, 100). tiy the end of 1538
and bcginning
fS:q,li,
(ManrÍNez, t9so. p. l0ã), o pîo..rriutri"tì
"i
actua-l transfèr was arready being rearized
nray have taken some tinre. BEAUM0NT ( r 9g5, vorumé
2, p. 405) nrentioirs l 540 as the
year in which the see was moved and the indigenous
nobres oftTz¡ntzuntzan went
Pátzcuaro.
iÀ
208
PABLO BEAUMONT ANDTHE Coogx oF TZINTZTJNTZAN 209
Hans Rosx¡lr¡p
tlr*on
3e
Because
?e/a,
Pr*7 t¿øLUo
C,Lâo2
-ørlrh.^l
in
prehispanic times Pâfzcuaro was
just a banio of
Tzintzuntzan, other elements had to be used in its coat
of arms. In
Beaumont's copy (ibid. p. a6l we see below the famous huge
cathedral with 5 naves such as planned by the bishop Vasco de
Quiroga. Lake Pâtzcuaro, with an island and a ternple on it, is
depicted above the cathedral (so actually in front of it). Two people
are standing next to it.36 Páttzcuaro is thus represented as the new
religious and political capital with the magnificent cathedral of
Quiroga as the new centre of power. The cathedral dominates the
Lake Pátzcuaro region and the old "headen" religion: this can be
derived from the fact that the cathedral is painted very large and right
in front ofthe little lake (representing the entire centre ofthe region).
The coat of arms had to demonstrate Pátzcuaro's religious
and
political importance as new capital in a Michoacán dominated by the
Spanish. The protagonist of the religious and political shift from
Tzintzuntzan to its former barrio Pátzcuaro, bishop Vasco de Quiroga,
has been given a dominant role and place in the iconography of the
document (represented by the cathedral).
For Tzintzuntzan Vasco de Quiroga's action had
ill.2 Coat of arms from Patzcuaro, mid sixteenth century (ca. 1553)
Copy by Beaumont (1932, Volume 3, p. 462.
l¡ecame the new "city of Michoacán", a title until then used
exclusively for Tzintzuntzan (Beaumont, 1985, Volume 2, pp.404.lhe indigenous nobles which moved with
405).34
Quiroga to
Pátzcuaro took with them all the titles and other documentation
belonging toTzintzuntzan (ibid.). In 1553 Pittzcuaro received its coat
of arms (see Beaumonf, 1932, Volume 3, p. 462), qua style and
contents different from the earlierTzintzuntzan coat ofanns. (ill.2)35
t'BE,quH¡oNT (1985,
Volume 2,p.a}Íl even states that the Tzintzunzerìos took up their
arnrs to prevent Quiroga frorn executing his plans.
'5 Beaurnont published the original cedulain which a detailed description olthe coat of
arnls has been given:
"(...) I'tnrgo por sus amtds conocidas un escudo, que haya en ël una laguna de
agua de colour con una iglesia sobre un peñol, que es de la advocación de San
severe
consequences. It was reduced to a simple barrio of Pátzcuaro and had
to pay tribute to its capital, something which-only thirty years after
the conquest-must have been felt as a total humiliation. The
Tzintzuntzeños protested heavily but it was not until 1593 that
Tzintzuntzan regained its former dignity and became independent
from Pëttzcuaro, again receiving the title of "city" and the
corresponding privileges (election of a gobernador and collecting of
tribute). A new coat of arms was presented, in which Tzintzuntzan is
depicted as the prehispanic city of Michoacán, the centre of the
P'urhépecha territory, founded by the P'urhépecha rulers from the
Pedro y San Pablo, y cerca de la dicha laguna, e iglesia, la iglesia catedrol, y
dentro de la dicha laguna otros tres peñoles (...)".
EscoBAR OLMEDO (1989-1994, Volume 2, p.264) mentions a l6th century copy
(colotrred) of this coat of arnrs in the ADA, Madrid (Mss-Méx,, 'l'orno 2, f.290).
Another uncoloured version can be fbund in the AGI (Audiencia de México, Iegajo
1042).
rt'According
foLIIEZSARRELANcuE (1965, p.63, note 5) the chapel was build by Don
I)edro Cuiniharangari and Don Antonio Iluitzirnengari. It r.vas dedicated to San Pedro
atld San Pablo because the day n 1522 when the catholic religion was introduced into
Michoacan was also dedicated to the rnentioned saints (ibid.).
il'
210
Hans Rosr¡n¿p
PABLO BEAUMONTAND TFIE CODEX oF TZINTZUNTZAN 211
"eagle" or uactisecha lineage, the descendants ofthe sun(god) ("Autos
en la possession de la ciudad de Zintzontzar", Audiencia de México,
AGI, Legajo 94, coat of arms in AGI, -Escudos y Arboles
Genealógicos de México, Number 168). (ill.3).i'In the coar of anns
which-as we have seen above-was copied by Beaumont, the
ì.
í
rl
emphasis on the prehispanic importance of the fonner capital was less
strong since nobody doubted its status. In the coat of arms of the AGI
the great precolonial past ofTzintzuntzan and its ruling Iineage had to
be proven again since its former status had been violated some 50
years earlier by rnaking Tzintzuntzan a barrio of the new capital. The
indigenous gobernador of Pátzcuaro (1592), Dc¡n Constantino
Huitzimengari, suppofted the claim of Tzintzuntzan. The strong
indigenous style of the later coat of arms suggests that it was not only
rnade
to be understood by the Spanish authorities but also by
t
_-I
EY
,rÍ
J',\Â,,\
J\1
\(\
i
of
*
Pátzcuaro had already lost its position as religious and
political capital at the time when the Tzintzunfzefros regained their
title of "city". In 1516 the court ofjusti ce, ayuntamiento and alcalde
mayor, rnoved to Guayangareo which had already received its own
title of "city" (Herrejon Peredo, 1991, p.97, Silva Mandujano, 1991,
p.28). Pâtzcuaro lost its role as major city of Michoacán. The
episcopal see was going to be transferred flom pátzcuaro to
Guayangareo and after the new cathedral was finished, in 1580, the
sacred objects and the bells from the old cathedral could be moved to
Guayangareo (ibid. 117) which by then already was called "City of
Valladolid" (since 1578, see ibid. 103). A large group of Pátzcuaro,s
inhabitants observed how all objects were removed fiorn their beloved
cathedral. When the movers tried to remove a bell which had
belonged to bishop Vasco de Quiroga, this ahnost caused a rebellion
as the crowd got furious. In order to cahn down the Patzcuareños, the
bell was left in Pátzcuaro.
tt
ltor an extensive analysis of this coat of'anns see Iì.osKAMp (1997. in press) and
RosKAMp (in progress). A document writtenin 1767 containing descriptions ofseveral
coats of anrrs from both Spanish conquistadores and indigenous cities in New Spain,
oan be found in the BN in Madrid (Mss-a 3173). According to ESCoBAR OLMEDo,
(1989-1994, Volurne 2, pp. 89-90, nurnber 1542) only 22 coats ofanns are reprocluced
as illuslrations.
)
t¿.
{^v
the
P'urhépecha themselves, most probably the inhabitants and elite
Pátzcuaro and Guayangareo.
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C lvDÁ.D^Dti ^ C i,N TZV XlYrri {
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ill.3 Coat of arms from Tzintzuntzan, late 16th century (ca, 1593-95). Original in
AGI (Escudos y Arboles Genealógicos de México, Number .168).
212
Hans
Rosr¡vp
PABLO BEAUMONT AND THE CODEX OF TZINTZUNTZAN 213
Only a few months later the same would happen when they tried to
remove the skeletal remains of the highly venerated bishop of
Michoacán (ibid. 118).
The coat of arms from Guayangareo-Valladolid is very
identical to the early Tzintzuntzan one, although it is much simpler
(ill.4). Only three monarchs are painted, all three in European style
(crown, mantle, scepter). One of them stands on a kind of column or
beaker, another one (lower left) also carries a bow. All three men have
beards, there are no glosses. Because of the strong similarity with the
(probably earlier) coat of arms fiom Tzintzuntzan we might identify
tlrese kings as P'urhépecha monarchs. Maybe the Tzintzuntzan coat of
anns served as an example for the painters-designers of the document
fi'om Guayangareo-Valladolid which now claimed the heritage of the
old precolonial P'urhépecha capital.3t The Indian and Christian
symbolism
of the "three kings"-see the
description
of
ma
1.1L
the
Tzinfzuntzan coat of arms-might also be present in the similar
document from Valladolid.3e
In all four coats of arms the used iconographical elements
were carefully chosen. They are not just emblems of the cities which
they represent but ideological weapons and were used by the ruling
elite in the struggle for political power in 16th century Michoacán.
Another pictorial document which was made and used in this
transitional period-it is related to the transference of the episcopal
see from Tzintzuntzan to Pátzcuaro-is the Codex of Tzintzuntzan.
de
C;"?"?
T"//"ao/¡¿,
It There is a discussion about the precise
identity-inriigenous or
Spanislr --of lhe kings
represented in the coat ofamrs (see STLVA MANDUJANo, 1991, pp.29-30). The anow
held by one of them seems to indicate that they (or at least onc of thetn)
are
P'urhépecha kings. The strong similarity to the early Tzintzüntzan coat of'arms hl¡ther
strenghterrs this interpretation.
t"
See also SrLVA MANDUiANo (1991) fbr anotlier (different) analysis ofthe coat ofan¡s
fiom Guayangareo-Valladolid.
lll.4 Coat of arms from Valladollid, late 16the century. Copy by Beaumont
(,1932, Volume
2,p
2)
Hans
214
PABLO BEAUMONT ANDTHE CooEx oF TZINTZUNTZAN 215
RosravP
Map of Tzintzuntzan (Beaumont, 1932, Volurne 3, p. 410) (ill.6) and
an ahnost identical map (also a copy of an older original) in the
collection of Eduard Seler (see below) (ill.5).
Seler had copies of a large amount of Beaurnont's illustrations, we do
not know if his collection was complete. He only published a few of
Acl (c) Codex of Tzintzuntzan
do research
When Pablo Beaumont visited Tzintzunfzan-to
a pictorial
him
showed
Cølni
named
for his Crónica-a P'urhépecha
the old
of
descendant
a
be
to
claimed
;;.;;;;;;-fup.r.oo cuini
2'
Volume
1985'
(Beaumont'
TzintzunÍzan
of
prelrispanic caciques
perhaps
scenes'
p. :Ol. The document appears to have- b:tn.u. set of
scenes and one
historical
nine
included
it
a
Uoót;
like
founâ tog.ttter
the literature
ln
l"p ãf r?i*züt:rtzan,its bnrrios and Lake PitrzcttaroMichoacán"
and
de
they are named "historical scenes in the Crónica
the Codex of Tzintzuntzø¡? scenes
cod-ex was made
noU.rtson, 1975, pp. g4-g5). However, the original
be called
therefore
should
and
ùV ,""ÀU"., of ín!'trintrunÍzan elite
this
of
copy
a
made
.docu-ment
Codex oJ Tzintzuntzan' Beaumont
Crónica (1778which hé included in his original manuscript of the
was copieJ
in
Since these Seler documents are not mentioned
1792, the-text and illustrations from
in l Sth
Beaumont's copies of the original clocutnents ale
thern' He also
century European stylelthe chronicler himself rnade
sotne shott
Although
wrote the explanatory glosses in Spanish'
topotrylns-were
glosses in the drawings-rnainly name glosses atrd
texts below
descriptive
larger
the
itáL.Ufv also presentín the original,
e9,aq91t
bV
added
probably
most
.3t Y'
the diffèrent sÇenes were
and style of writing'"- Orlglnalty tlìe
exclude the possibility that they were sold by Nicolás León who at
that time resided in Mexico city and was a specialist on Michoacán
history.as Seler knew León from whom he bought a number of
archaeological objects which can now be found in the collection of
the I(MV in Berlin (WeslMexican artefacts, numbers IV Ca 79007958, see also AKMV, 420189). He also shared León's interest in the
can derive from their contents
language' which
Coclex oJ'TzintzLtntzanwas writtetr in the P'urhépecha
copy of the
we can derive froln the comparison between Beaumont's
t" We clo not know il this doculnellt was the ongln al Coclex of Tzirtlzunt:tttt or an oldel'
codex
to thc docutnettt provided by Cuini as thc orìginal
copy The author rvill refer
Lienzo de Jucutacato'. the Mexican scholar-born in Quiroga,
Michoacán published his first comment on the fatnous lienzo in
(rrobablY liotn San
a landtitle frorn the T¿rxitnaroa district
the original rvas rvritten in
Miguel Tintbineo). Although he used a Spanish translation,
1985, Volurne 2. PP 300-301)'
l)'urhé¡techa and rctnaincd in Tirnbineo (BEAUMoNT'
'lhe long explanatory glosses all begin w\llt "aqui se denaestrtt (.. )", "atlui Yan
SPanislr, typical fbr Beaumont's
and "eslas son (...)"' and arc written in irnperlect
cases the short nanrcglosscs of thc
sonte
In
descent).
French
(he
of
r.vas
stylc ot rvriting
by the chronicler rvho added his
original appcar to have been misinterpreted or changed
Codex of
exarnPle
Page 4 ol' thc
owll interpretation ill his copy (sec below, for
and
'l'z tt lzunlzan). PossiblY the original (or olcler copy) was alrcadY rathcr datnaged
i
Spanish or
in
written
were
wlrich
glosses
I
the
al
translatc
Beaurnorìt could rlot read or
'll lleautttorlt also consulted
"
in the AKMV
(934191) they were probably also included in Seler's plivate collection
in Steglitz, just as the copies of rhe Lienzo de lxcatlan (Seler I) and a
A4apa de Xochitepec (Plan cadastral de Xochitepec). Seler rnight
have bought them from Martínez Gracida who also sold him the copy
of the lxcatla¡r and the original of the Coixtlahuaca 2 (Seler II) Iienzo
(IAIPK-NL, Yol.Y442) in 1897. According to Lehrnann (IAIPK-NL,
Yol.Y424, f.20) the Pátzcuaro coat of arms was purchased-together
with some other docurnents in Oaxaca in the sarne year (he does not
mention the name of the seller). Seler (1908, p. 67) only writes that he
obtained thern during his second voyage to Mexico. We cannot
(as rnentioned
this version *".. ,.produced itr the 1932 edition
above).
1908 (pp.93, 102, 130: the Map
copies, Seler obtained a copy of another map of Tzíntzunfzan and
LakePâtzcuaro (simple drawing in Seler, 1908, p.66) which at first
sight resernbles that copied by Beaumont. However, it contains
glosses in P'urhépecha and Spanish and seems to be based on an older
original than Beaumont's map which only has Spanish texts. Until
today Seler's map and copies of Beaumont have not been located.
(Glass and
"ntap o/ 7'zintzuntzan in the Crónica de Michoacán"
iidõj tï uit work
in
of Lake Pátzcuaro is published on p. 66). Besides the Beaumont
lggg.44
(r
Besides the fact that Seler's rnap contains Tarascan and
Spanish glosses, and Beaulnont's version only Spanish texts, anotlier
t'
As rve have seen the Selers only stayed a lbrv days irr Michoacán in I897, no clocuments
rvere bought during this short trip.
rt Seler's copy
of this lienzo will'touf the glosscs in Náhuatl is also lost.
P'urhépeclra.
i
216
Hans Rosx¡tr¡p
PABLO BEAUMONT AND THE CODEX oF TZINTZIJNTZAN 217
"ù¡54
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tr.."t
*ff
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P#
G
¡:
,ï'"
ô
nìfi.l,?
4
¡'*þ
lll.5 Seler map of Tzintzuntzan and Lake Patzcuaro. Drawing by Seler (1908,
p
66).
lll.6 Beaumont map of Tzintzuntzan and Lake Patzcuaro. Copy by Beaumont
(1932, Volume 3, p.410).
important difference can
be seen by looking at the
general
composition of both maps. Seler's document appears to be a map of
Tzintzuntzan and its surrounding barrios, Tzintzuntzan is given a
very dominant and central position in the layout: all other information
is grouped around the ancient capital of Michoacán. In Beaumont's
copy Tzintzuntzan still occupies its central position but is depicted on
a much smaller scale. The painter left much more space between the
different elements in the map and could add more geographical
features. We have to keep in mind that both maps do not include the
usual north-south orientation.
They need to be turned 180 degrees because in reality
Tzintzuntzan can be located north of Ihuatzio and Pâtzcuaro (in the
map it is painted below). More differences between both documents
can be seen when looking at several scenes:
a) Scene where the bell and organ from Tzintzuntzan are taken to
Pëttzcuaro, in both documents accompanied by glosses. In Seler's
rnap we find P'urhépecha glosses; "yxo pagati campanct ca
organo Patzq''"" which means "here the bell and the organ are
taken to Pátzcuaro". ln the copy made by Beaumont we see the
Spanish gloss "llevan la campana y el organo ri Pátzcuaro". ln
both documents a slightly different route is taken to Pfúzcuaro,
something which is probably related to the general composition
of the maps.
218
lr)
HanS ROSKAMP
PABLO BEAUMONT ANDTIIE COoax OF TZINTZUNTZAN 219
Depiction of the yácatas (pyramids) of Tzintzuntzan. ln Seler,s
rxap we see two yácatas on a platform and to the left two little
)tácatas, all on the slopes of a mountain. Higher up on the same
hill a colonial building is painted. The p'urhépecha glosses
u.
read as "yesti y yacøta yrech aqua" which means ..y este y "un
yacata
palacio real (also "lugar del rey,, or ,.reino")".45
ln
d)
Representation of Tzintzuntzan. The differences in orientation of
the town and convent has already been mentioned. The longest
P'urhépecha gloss in Seler's map can be read as "ynivanhntt
quarenti acha Marques del Valle ysquino nattiniguacan no se
percibe lo demas que esta en lengua tarasca en el original"
which can be translated as "ln (...)'40 lord Marques del Vatle [...]
one can not see the rest written in Tarascan in the original".aT
Other glosses can be read as "hospitall',"yxu este festi?J plaza"
("here this square") and another one can not be read ("[...]las").
Beaumont's copy contains the Spanish glosses "Cementerio"
("Churchyard"), "Ciudad Capital de los Re1ts5 Tarascos",
Beaumont,s
rnap three pyrarnids are painted on the sarne hill, with the glosses
"yacatas del Rey", "pyramids of the king',. However, on another
hill beneath Tzinrzuntzan four more yrÍcatas are paintecl which do
not appear in Seler's rnap. Since only one huge archaeological
zone with )títcaÍas in Tzintzuntzan has been found we cannot
identify these additional structures painted in the Beaurno't
c)
"Tzintzuntzan", "Junta de los naturales Plaza Mayor", and
rnap."'
"Hospital'. Here there
is a considerable difference in the contents
the
entire gloss (he says "one can not see the rest written in Tarascan
Painting of the chapel of Santa Ana. In Seler's rnap we find a
round prehispanic structure with a colonial chapel on it, nofth of
the convent in Tzintzuntzan. To the left of this building bishop
Vasco de Quiroga with his staff (see the glosses ,,obispo d,vasc-ct
c¡uiroga"). In Beaumont's rnap the salne bLrilding is painted, we
of the long gloss. The maker of Seler's copy could not read
in the original").
see Quiroga actually entering the chapel. The Spanish gloss says
"capilla de santa ana donde posó el obispo quiroga',. The
sarne
chapel and Vasco de Quiroga are depicted in another scene of the
Codex of Tzintzuntzan, also to the north of the Franciscan
convent. In the description and interpretation of this scene (see
below) will be shown that Seler's and Beaurnont's rnaps of
Tzintzurúzan and Lake Pâtzcuaro served to indicate the
geographical position of the elelnents (chapels, convents,
¡tácatas, etc.) mentioned in the last historical scene (p. 5) of the
Codex of Tzintzunlzan.
15
l'hc text can not be complctely translatecl.'fhe initial words..y¿rl¡l;'caLrsc prohlems
e)
bccausc a possible meaning in l)'urhépecha can not bc f'ound. Although "ycsto".nrcans
"snorv". tho rvord "Yesti" does nol cxist. Thc aL¡thor suggcsts
lhat thc nrcntioned lvorcis
rvcre tlcrived fionl thc spanish language and cnoneously written on thc docunrer.ìt; "y
cste [esl" nright have beconle "Y csti y". we have to kee¡r in r¡lintl tlrat tlre glosscs in
Scler's
r'ap had to bc
transc.ibed fionr
pLrblication, the original is lost.
rt'clonr¡raring
a bad
qLrality photograplr
in his
1908
ths orientation olthe convcnt's entrarìce in both nraps, wc sce a clilïèrencc:
in Seler's nrap the cntrance laces castlvarcl. in lleaurnont's copy southu,ard. Maybc
IJcaurnont initially copiecl the position of'the pyramids as indicatecl irr the seler nrap
¡ncl Iatcr conccted thcir position.
l7 ..
Beaumont's
copy only contains
short
observations in this central scene, possibly rnade by himself as he
could not read the glosses in the docurnent which he copied.
Other important differences can be noticed in the painting of the
Franciscan convent and the chapel of Santa Ana. In Beautnont's
copy the convent is depicted in front view whereas in Seler's
copy it is painted tridimensionaly. Furthennore, the chapel of
Santa Ana in Seler's map has a srnall tower (on its left side),
Beaumont's copy lacks this feature. The depiction of both chapel
and convent in Seler's rnap reselnble an illustration of both
religious buildings in Beaumont (1932, Volume 3, p.218, p.5,
see reconstruction of the original Codex of'Tzinlzuntzan below):
the chapel is depicted with a tower on its left side and the convent
is painted trydimensionally.
Depiction of Lake Pátzcuaro. The rnap in Seler's collection
contains three lìshermen, fishing on the lake in their canoes with
their wellknown butterfly fishing-nets. This scene resernbles the
,/¡/.' = ... r'ì1' ; .. vtlnnnu
',
rvorcl "year",
cannot bc translated, looking at the context
it might refèr to thc
"uexñni" in P'urhépecha. "Ácha"= "lortl"; "quurcnll'- "40". "I'squi":
"¡s"; ')ro na¡ri": "nowhere" . "niguacan".cannot be tra¡rslatcd ("niquaro": hour
\ct
the original made a mistake and rearl " niniguacuty'' instcad
Michigøcan". Further analysis of these glosscs is rcquired.
o1'
leave). The "niniguacan" in the docunrent could also be a toponyrn. possibly the onc
'"vho copied
"
220
Hans
fishermen
PABLOBEAUMONTANDTHECODEXoFTZINTZUNTZAN 221
RosrAvp
in the RM, illustration
number
3
fishermen are not depicted in Beaumont's map.
(p.31).
The
Seler's map (copy of original) might have been used by
Beaurnont who studied and copied it, translating or (re)interpreting
some glosses into Spanish. This would mean that Beaumont also
changed and reinterpreted the geographical information in the
rnentioned document, perhaps using other maps and his own
observations. Although such a large amount of adaptations is not
totally improbable (we have seen the changes which Beaumont added
in his copy of the list of tributes), we cannot exclude the possibility
( lt.to¿'.,!;'kF.
|
i
_-,
-.:v@'$ffi
1
)ti,/
that another "intermediate" map (or perhaps even more rnaps) existed.
This document must have been based on the copy in the Seler
collection and served as a basis for Beaumont's copy. We also have to
keep in mind that both the Seler and the Beaumont copy may have
been based directly on the original or older copy.
As rnentioned before, the map of Tzinfzuntzan and the nine
fristorical scenes form the Codex of Tzintzuntzan. Unfortunately, the
different pages of this codex were not included in a correct order in
Beaurnont's Crónica nor in the later publications of his work but were
rused as separate illustrations and not as one coherent docurnent with
specific contents and function:
p. 3ea).
"(...) el napa que nefranqueó el indio principal Cuini, que lrc
dividido para la contodidad de los lectotes, y a .fìn quc se conozca Ia
Page I
fidelidad de estos monunrcntos
A
reconstruction
conlPrcbffi,ÍJ',ì,
,nrr,
of the possible original
VorLrnre 2,
order
p. 138)
of
the
different scenes shall be given, thereafter the Codex ofTzintzunuan-
the complete document-will be placed
political context.
in its broader regional
From the indications of the chronicler himself we can derive
that he divided at least 4 original scenes in two parts to include them
in his publication. The following reconstruction of the original pages
of
r*
the Codex of Tzintzuntzan çan be rnade;48
l'he conect order ofthe illustrations can be reconstructed by looking íìt their contcnts
and by conrparing Beaumont's brieicomments on the original contposition (which are
sonrewhat vague).
b-
lll.7a Codex of Tzintzuntzan: page 1. Copy by Beaumont (1932, Volume
2,
This scene is related to the conquest of Michoacán by
Cristobal de Olid (he was send by Hernán Cortés). We see thê
Spanish conqueror on his way to Michoacán when he meets three
P'urhépecha captains-one of them called vibit-ard their soldiers
(corresponding to Beaumont, 1932, Volume 2, p. 394). (i ll.7a)
Olid is received peacefully, the three captains-Vibit,
Huemaxe and Guangarl-return to Tzintzuntzan (we see the temples)
to advise the P'urhépecha leader (the cazonci) of their encounter. At
that moment people are dancing to the sound of drums in front of the
P'urhépecha cacique who is sitting in his round palace. Two tamentes
(carriers) are leaving Tzintzuntzan accompanied by two Spaniards on
horseback, probably to take presents to Cortés (corresponding to
Beaumont, 1932, Volume 2, p. 122). (ill.7b) From a shoft descriplion
222
Hans
PABLO BEAUMONT AND THE CoDEX oF TZINTZUNTZAN 223
Rosrnvp
cfrapn,ry^7o.
,l ¡,1.
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Co
2<auøtra1
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Ca/iâne¡
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7ac
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2,
p. 138).
P¿uhot
/reJ¿a-
tu àei% lflate
'
lll.7b Codex ofTzintzuntzan: page 1. Copy by Beaumont (1932, Volume 2,
p. 122).
by Beaumont (1985, Volume 2, p.30) we know that the two separate
illustrations originally formed the
O¿
ill.8a Codex offzintzuntzan: page 2. Copy by Beaumont (1932, Volume
G/ttontztn,
indìot
¿/û
gte'ù
first page of the Codex of
Tzintzuntzan.
Spanish conqueror (corresponding to Beaumont 1932, Volume 2,
p. 138). (ill.8a) Olid is saluted with great courtesy and kindly invited
to the capital Tzintzuntzan (conesponding to Beaumont, 1932,
Volume 2,p.202). (ill.8b) According to the description in Beaumont
(1985, Volume2,p.30) the mentioned scenes indeed formed page2
of the Codex of Tzintzuntzan.
Page 3
Page2
Depiction
Scene representing
the first
encounter between the
P'urhépecha ruler and Cristobal de Olid, a logical continuation of
events depicted in page L The P'urhépecha cacique and his people
leave Tzintzuntzan (they are completely unarmed!) to meet with the
of the preparations
made
for the
visiting
Spaniards. P'urhépecha are hunting ducks and/or hummingbirds,
rabbits and fetching water to take to Tzintzuntzan We see the
possible placeglyph of Tzintzuntzan and the central platform on
which the yácatqs stand: a tzompøntli (skull-rack) is also painted in a
224
Hans
Paslo
Rosravp
BEAUMONT AND THE CODEX oF TZINTZUNTZAN 225
Æ.Kfuå
c.fr'a,oo
lrw
¿ía ura r.b.
.ffi
á,,¿f,""..,-
lll.9a Codex offzintzuntzan: page 3. Copy by Beaumont (1932, Volume
2,
p. 266).
êrtcìø
á*yut,
l¡auml¿'
?oa|¿ lat ¡¿¡ìlì¡nn ø¡ nt
an ¿ëru ?¡øøcbu¿¡ 2<
Page 4
ø¡ ù¡
D¿
Codex ofTzintzuntzan: Copy by Beaumont ('1932, Volume 2, p. 202).
corner of the platform. Behind the principal ydcatas we see two more
pyramids. Two people are reaching with their arms in a huge box,
maybe preparing food. In front of the main platform a pile of human
corpses-representing sacrificed people-is depicted corresponding
to Beaumont, 7932, Volume 2, p.266). (ill.9a)
The captured animals are converted into a great quantity of
meals which are placed in front of a colonial style building. The
activities are supervised by an armed P'urhépecha, according to the
glosses captain Nanuma (corresponding to Beaumont, 1932, Volume
Beaumont
2, p.330). (ill.gb). This reconstruction is derived from
(1985, Volume2,p.31).
Painting of the evangelisation of the P'urhépecha. Fray Ángel
and Fray Martín de Jesús (see glosses) are converting-according to
the glosses-the indigenous nobles "rey Axayatl',"Ziguengue", and
their wives "Quinieranguari" and "Zintz'un" . Prehispanic P'urhépecha
justice is depicted below; a judge orders and/or supervises the
punishment of criminals (corresponding to Beaumont 1932, Volume
3,p.122). (ill.l0a)
Furthermore we see Fray Martín de Jesús sitting under a roof
among a group of P'urhépecha holding the cross in his hand whereas
three develish monsters have surrounded them. To the left Fray
Ángel-holding an object in his hand (a cross?)-is shown talking to
two P'urhépecha. The armed general Nanumq stands in front of some
P'urhépecha, behind them we see a monster-devil. In another part of
the same scene Fray Martln de Jesús is shown again, this time
baptising a group of indigenous people. Beneath his name-gloss we
read "Lucas Møyorola". Beaumont (1985, Volume 2, p.59, see also
226
Hans
PABLO BEAUMONT AND THE CODEX oF TZINTZUNTZAN 227
RosrAup
¿t
c/,î¿nral
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l',1,7,.t
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\Ç,J--Þ":,
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r 'i'7 ..'
i(iÌi{.
/¡" Árru''i,lat
ill.9b Codex ofTz¡ntzuntzan: page 3. Copy by Beaumont (1932, Volume
p. 330).
1932, Volume
(iil. l 0b)4',
3, p.314) calls these two
/.r
.,{¡J, tb
2,
illustrations "map 6".
ill.10a Codex of Tzintzuntzan: page 4. Copy by Beaumont (1932,
Volume 3, p. 122).
Page 5
re
Beaumont included the illustration in his description of the prehispanic p'urhépecha
legal systern. According to the chronicler "el mapa sexto (...) es continuación del que
ne dio el indio Cuini, (..)".(Beaurnont, 1985, Volume 2, p.59\. Most probably
Bsau¡nont made a mistake as this must be map 4. It seems unlikely that he did not
include all pages of the original"Cuini".Codex.
Depiction of the transference of the episcopal see from
Tzintzuntzan to Páttzcuaro. We see a large number of P'urhépecha
having a meeting in front of the convent and the chapel of Santa Ana
in Tzintzuntzan, the yácatas- with gloss "yrechequaro" ("place of
228
Hans Rosrerr¿p
PABLO BEAUMONT AND THE CODEX oF TZINTZUNTZAN 229
These forlr are "D. Petroni Cuinganihara", "D" Fran"' Tariyacuri",
J("pø 6i
"D' An/'
Vitzimangari" (the last two painted as children), and
"Tzapicahua" (the latter holds a large staff). The larger group of
P'urhépecha consists of "D' Teamiro Antatzequa", "D. Alonso
Capeø","D. Juqn Perez","D. Alonso flJguita","D" Juan Apahuitze",
"D.
ufa"luu.
ji nlf*tn?Ju*
Francisco Mox"', "Dn Alonso Equanigari", "Dn Angel
Tzemtzenguaroyrett", "D. Pedro Guaca", "Cuitzan
Acuitza",s0 "D. Pablo Qtrere", and "D. Cqrizitiri". The names of a
few people are not indicated.
In front of the same colonial buildings we see the bishop
Vasco de Quiroga having a conversation with "Fray Geronimo
Alcalá". To their right three bells. On a road which leads to the
entrance of the convent "Tzapicua" (with staff) and "D. Teamiro
Antatzequa" are walking towards "D. Pedro Cuinhacunaarl". Below
them three P'urhépecha dressed as Spaniards, obviously having a
meeting: they are called "Fran"' Achazenl¡a", "Melchor G", and
"Gazpari". Between this group and the two Spanish religious officials
a srnall building is painted, accompanied by the gloss "Alabertaro
h a t itacur
in
i, c ac antzt
iy o"
.
This remaining historical scene (Beaumont, 1932, Volume 3,
p.218).
(ill.ll) is directly related to the map of
Tzintzuntzan.
Although it is possible that they once constituted one single page of
the oliginal codex, we find no direct evidence in Beaurnont to confirm
vfanm
this assumption. Therefore they will be considered as separate pages.
lll.10b Codex of Tzintzu ntzan: page 4. Copy by Beaumont (1932, Volume
3, p.314).
the king/ruler")-u.. also depicted. In the Santa Ana chapel two
glosses are painted, "Santa Ana Ynixurin" and "hy" de l52C'. Four
people are talking to a group of P'urhépecha.
t" 'l'he -a
night be read as -ô which stands for -an. "Cuitza" would thcn be "Cuitzan"
PABLo BËAUMoN'I AND THE Cooex oF TzTNTZUNTZAN 231
Hans Rosraup
230
Pedro Cuiniharangal,/'-his brother-who prevents the use of
violence by the P'urhépecha and the Spanish, and who rescues the
P'urhépecha leader from being murdered (encouraged to commit
suicide) by a gloup of enemies trying to take over power in the
P'urhépeclra señorío. According to Don Pedro's version the cazonci
was not in Tzintzuntzan when Olid alrived. He states that he and a
.é';
r,,,,.-::'-'''
"ur."- ..n
captain nalned Huitzitziltzi (or Tzintzun, another brother of
Tzintzicha), both in charge of the P'ut'hépecha army, went to a place
called Apio to talk to (and try to stop) Olid.The Spanish conquistador
told them that they came in peace, something which according to
Don Pedro convinced the P'urhépecha. Both Spanish and
P'urhépecha ernbraced each other and went together to the capital
Tzintzuntzan where they enterred the rnain platfonn with the yácatas
where the bodies of the sacrificed victims were still scattered on the
ground. The Spanish revised them to see if any of thern was a
',
ç
^
lll.'1
p
1 Codex of lzinlzunlzan: page 5. Copy by Beaumont (1932, Volume
3,
218).
Page 6
The rnap
of
(ibid. 3,
p. 410). Beaumont
confìrtns that this rnap "estabø a continuación del que nre.franqueó el
indio principal CuinÌ" (Beaumont, 1985, Volurne 2, p. a\, indicating
that it was the last page of the original manuscript (or the manuscript
which he copied). This last page of the codex gives the geographical
settittg in which the earlier historical events (especially as painted in
page 5 ofthe codex) took place: the royal yácatas ofTzinLzunl.zan, the
clrapel of Santa Ana, the village of Tzintznntzan (with its hospital and
Franciscan convent) and its barrios (the Lake Pátzcuaro region). The
translerence of the bell and organ from Tzintzuntzan to Pátzcuaro is
also indicated.
The first thtee pages of Tlte Codex of Tzinlzunlza¡r describe
Tzintzuntzan
the conquest of Michoacán. Cristobal de Olid-send by Cortésreaclred the P'urhépecha capital on JLrly 25th 1522 (Warren, 1989,
p.59). The precise role of the P'urhépecha cazonci Tzintzicha
Tangaxoan in the conquest is difficult to determine as several sources
give different descriptions of the events. In the RM the indigenous
protagonist of the conqu¡sla is not the mentioned cazonci but Don
Spaniard. Then they climbed up the stairs of the temple and destroyed
a statue of the god Curita-caherl (RM, pp.247-256). Warren (1989,
p. 60) cites a 1553 document (AGI, Patronato, leg.60, no.2, Rarno 3)5r
which reflects another version of the same accoul.tts. In this
document-rneant to indicate the noble status of Don Antonio
Huitzimengari and his father Tzintzicha Tongøxoøn-the Spaniard
Carrillo, member of Oiid's expedition, testifies that the cazonci and
his people received the Spaniards peacefully. Diego Hernández Nieto
(also rnernber of the expedition) states that Olid's troups reached
Huchichila (TzinÍzuntzan) and that tlte cazonci personally came to
salute Cristóbal de Olid and received hirn peacefully. The P'urhépecha
noblemen Don Marcos Quaniguata (Pátzcuaro) and Don Francisco
Quirongari (gobernador of Tiripetio) testified that they were with the
cazonci when the Spanish wel'e near Tzintzunfzan and that they
accornpanied their leader to welcome the Europeans. The first three
pages of The Codex of Tzintzuntzdr seeln to confirtn the lattel'
5t Infornación de los néritos y servicios de D. Attlonit¡ lluiÍzinrcngat'i
),tle.su partre
Cazonci, rcy y señü nalural que.firc de toda lu tierre ), provittciú de 7'urusca confines
tlc Ì\4éxico hasta Culiacán en N.[,.,1553, AGI. Patronato, lcg.60. no.2, lì.anto 3 (sce
also llscon¡nOLN4DDo, 1989-1994, Volu¡nc l,pp.24-25). question 2. Sce f1.38 v,44.
69v,76r-v. Cibson (1975, p. 324, notc l) reports a copy of Ihis tloctlment in thc MLrñoz
collcction, RAI I, Vol. 86.
232
Hans
Rosr¡vp
version.s2 The captains mentioned in the codex on pages
PABLO BEAUMONT ¡.ND THE CODEX OF TZINTZI.JNTZAN 233
I
and
2_
VÌbil, Huemaxe and Guøngari-can not be foun¿ in other
ethnohistorical sources. captain Nanuma, who is supervising the
l
I
I
preparation offood for the Spaniards, can also not be ideiltifìed.
Pages 4 and 5 of the Codex of Tzintzuttza¡r lnention the
I
begin'ing of the evangelis.ation of the p,urhépecha by the
Spanish
friars Maftín de Jesús and Ángel de Valencia. Áccording to Erpinoru,
fhe cazonci-on his visit to Mexico-asked Fray Martin cle vàlencia
to send him 5 priests to evangelize his people in Michoacán (Muñoz,
1950, p.20, Espinosa, 1945, p.83). Arnong these five Franciscans
wlro accompanied the P'urhépecha cacique to TzirÍzuntzan we find
Martín de Jesús (or Martín de ra coruña), Ángel de Valencia and
Jerónimo. warren (1971, pp.313-314) convincingly identified rhis
Fray Jeróniryo as Jerónimo de Alcalá, compiler of tr"te Reración cre
Michoacán.s3 On their way to the p'Lrihépecha capital many
indigenous people came to greet the Franciicans anj pay their
respects to them. The monks asked the cazonci to give thern a place
where they could build their church and convent. Together witil the
cazonci they visited Tzintzutttzan and all its barrios, the Franciscans
chose a place in the p'urhépecha capital. The p'urhépecha helped to
construct a wooden church and a small convent. when Fray Martín de
.lesús celebrated his first rnass in the new ternple-the church was
" It is very
,."
irnporta't to keep in nlincr that in the RM version Don pccrro-principal
inf'ormant of the Franciscan cornpiler of this source---+rnphasized his role
in ihe
conquest of Michoacán a.d posturates hirnself as protagonist of pcace. The
RM
mentions a struggle fbr power after the death of Zuangua and shortry before
the
spanish conquest. This woL¡ld havc caused the absencr'ol'Íhe cr,.ottí¡ T2intziclta
Tangaxoan at the time olid entercd rzit'ttzLtntzan. Don pedro claims to have
saved the
cazonci's lifè by rvanring hirn for his enemies. Furthemore we lìave to consider
the fàct
that_the RM r.vas conrposed (at lezr-st finishcd) arrer Tzinrzicha Tangaxoan,s
viore^t
cleath in 1530 (see WARREN, r989, pp. 325-362 r'or a deraired anarvsis
of his
cxecrrtion). Don Pedro succeeded rzinrzich. Tangaxoan as gobernorlor ol-lvlichoacárr.
on the other hand, thc wit'ess accounts in the 1553-1554 clocumcnt mentioned bv
warren ( I 989, p. 60) were intended to dcmonstrate the status of the last cazonci and
his
son l]rancisco Tariacuri: they postulate the cazonci as the protagonist ofthe peacefirl
S¡ranish conquest.httlte codex ofrzinrzunrzan the importa'ce olithe samc
cazànci ad
thc capital l'zittfzttntzan are ernplrasized. 'fhe meniioned sources arc ideologically
(rntrripulated) and need to be placed in the broader context
ol.lcgitimatiõn.
.ggloured
W^RREN (1989. pp. r r r-r 13) suggests that the friars rvhich according
lo Muñoz and
Espinosa accornpanicd Fray Martí. de JcsÍ¡s in 1525, probabry aniied
a few years
later. in 1529-1530
dedicated
Codex
of
to Santa Ana (build it't 1526 according to page 5 of the
Tzintzuntzan)-in the presence of the elite and rnany
P'urhépecha commoners, the latter saw that their leaders obviously
accepted the new Christian religion and wanted to defend their own
P'urhépecha gods. Only with the help of the cøzonci, a rebellion of the
crowd could be avoided and the mass could continue (Espinosa, 1945,
p. 83). According to Espinosa the evangelisation process was
benefited
flom the help of the indigenous nobles who quickly
accepted the new religion and were baptised, thus helping to convince
the rest of the P'urhépecha population (ibid. p. 84). As we have seen
the activities of Fray Marlín de Jesús and Ángel de Valenciabaptising P'urhépecha nobles and P'urhépecha to protect them from
the demons and devils-are accurately represented in pages 3 and 4 of
Ihe Codex of Tzintzuntzan. The unidentified P'urhépecha captain and
nobleman Nanuma is helping the Spanish friars to evangelize the
P'urhépecha commoners (page 4). According to the codex he played
an irnportant part in the conquest of Michoacán (we have already seen
hiln on page 3) and the evangelisation process.
The depiction of the indigenous nobles who are being
baptised on page 4 deserves further attention. According to the
glosses their names are "Axayatl', "Ziguangua", and their wives
"Qttinieranguari" and "Zintzun". According
to
Beaurnont's
description (accompanying the scene) the first one was cacique of
Tzirosto and the second one cacique of Ihuatzio (Coyoacan). lt seems
inrprobable that the Tzintzuntzan elites would have painted two
caciques of other peripheral villages (with their wives) in the codex
when they had the choice to depict members of the royal Iineage of
TzinT"zuntzan such as Tzintzicl¡a Tangaxoan and Don Pedrr¡
Cuiniharangarl. Furthermore, the so-called "wives" in the scene are
wearing the sarne clothes as the large group of male nobles in page 5
of the codex. Three of the four names transcribed from the original
codex by Beaumont also correspond to rnale nobles belonging to the
rLrling family of Tzintzunr"zan'. "Ziguangua" (Zuangera) who is the
father of the last cazonci Tzintzicha Tangaxoøn, "Quinieranguari"
who can be identified as Don Pedro CuÌniharctngari, and "Zintzun"
who probably can be identified as Tzintzun ot' Huitziltzin, brother of
Don Pedro. The first noble being baptised-according to Beautnont's
transcription-is "Axayatl' (or "Axayacall' according to Beaumont,
Hans RosrarvlP
234
PABLOBEeUn¡oNTANDTHECODEXoFTZINTZUNTZAN
2, p.138), a name which can not be found in the
ethnohistorical sourÇes nor other historical docutnentation on
prehispanic or colonial Michoacán. Most likely this first person
represents Tzintzichq Tangaxoan, the last cazonci, protagonist of
peace and evangelisation as shown in other parts of the Codex of
y así el dicho obispo y clérigos adnùnislraban los sontos socranrcnlos a los
naturales en todo lo que era necesario y los dichos religiosos en su
monaslerio ni mas ni ntenos, teniendo pila, baulizondo y casando y todos los
1985, Volume
Tzintzuntzctn.
The last two pages of the Codex of Tzintzuntzan ate rclated
to the transfer ofthe episcopal see from Tzinlzunfzan to Pátzcuaro by
the bishop Vasco de Quiroga (see above in description of coats of
arms). The presence of Fray Gerónimo de Alcalá in the codex can be
explained by an archival document cited by Warren (1971, p.312)
which deals with a conflict between the Franciscans anC the
Bishophry about the baptismal font in 1573 (AGI, Justicia, Leg'178,
No.l, Ramo 2)sa, in which Don Pedro Guaco gives an interesting
testitnony:55
"De la segunda pregunla dijo que Io sctbe es qrrc anÍes que se
proveyese obispo en este obispado este lesligo liene nol¡ci1 del ntoneslerio
que no [sic] había en 'fzinlzonlza de los religiosos Jtanciscos los cuale's
udnittistrabc'm los sontos sacramenlos )¡ doclrina crisliana u todos los
nahtrales de eslct ciudad porque entonces eslabctn lodos poblados en el
tlicho barrio de Tzirtlzonlza y que cuando Don llrtsco de Qtriroga.fite eleclo
que vino a ver esl(l provincia conto hoy dia era guardiltn en el noneslerio
cle 'lzitttzontza Fray Angel y entonces el dicho obispo Don l/asco de
Quirogo y el dicho Fray Angel vinieron o ver este sitio dc Pdsquctro cott
I:'ray Jeróninto religioso de la dicha orden que coillpttso la lcngua tarasco ))
ctltonces esle sitio de Pásquoro estaba despoblado porque no había sino nt
harrio que dicen Pereenje había cuatro o cittco indios naguales que es Por
cinta de Sctn Francisco y por bajo habío olros tres o cuolro indios de Don
Rrtniro que es hacia lct laguna al barrio de San .Juan y anlarces el dicho
obi.spo S' religiosos acordaron Ete Ia ciuclad se hiciesc (n c\tc sitio de
I'ásqtruro porEte les clio contenlo e! agua qua salía de la ./ircnle )' asi el
dicho ohispo tontó por sit¡o potd su iglasia donde ahora eslci.fundada Ia
catedral y de consentimienlo del dìcho obispo los.fi'ailes señalaron el sitio
clc Son Francisco donde ahora estít poblado el monastcrio y luego se
cmpezó a cle,spoblar el batrio de Tzint:onlza y ¡toblar an estct ciudad 1t
pohlaron unos hacia el lado de la iglesia mayor y olros haciu Sttn Frtmcisco
5t
t;
"lll
convenfo cle religiosos de San Francisco de la Provittcia de lt4ichoacán con Ia
lglasia catedral de Ia misma provincia sobre la administracion dc la pila de baulisnto,
año de I 573",4G1, Justioia, Leg.l78, No.l, Ramo 2
Don Pedro Guaco n"right very well be Don Pedro G¡¿ac¿ lnentioned in page 5 of the
Codex of Tzinlzuntzdn where lre I'onns part of the noblenten who (sotne 30 years
earlier) are discussing the transfèrence ofthe cathedral liont Tzintzuntzan to Pálzcuaro.
235
demás sacrametltos con toda confornidad industriandc¡ los naturales en la
santa fe
católica
(transcription in warren,
r97|,p.32r)
From the information provided by the indigenous nobleman
we derive that Fray Ángel de Valencia and Fray Jerónimo de Alcalá
played an important paft in the transfer of the episcopal see. Together
with the bishop Vasco de Quiroga they chose the place in Pátzcuaro
were the new cathedral and convent should be constructed. In page 5
the Codex of Tzintzuntzqn we have seen the bishop talking to
oî
Jerónimo de Alcalá, most probably about the transfer
of
the
cathedral.56 The large group of P'urhépecha is probably also
discussing the same topic, as the indigenous nobles opposed to
Quiroga's plans and tried to defend TzinTzuntzan's privileged position
as capital and centre of religious, economic and political power in the
region. Among the noblemen present in the painting, a few play a
rnore important role and are talking to the rest of the gloLrp. These are:
Don Teomiro Antøtzequa, Don Petroni Cuinganihara (Don Pedro
Cu in iharangar i), Don Francisco Tarlt6lçv¡' i (Tariacw' i), Don A nton io
Vitzintangari (Huitzimengari) and Tzapicahua. Antatzequø and
Tzapicahua can not be identifìed, although according to Beaumont
(1985, Volurne 2, p.404) the latter was g,obernador of TzitttzunTzan
in 1539. Judging from the Codex of Tzintzuntzan he tnttst have played
an important paft in the mentioned events as he appears twice in the
painting and bears a large staff (which could indicate his status). Dor
Pedro Cuiniharangari was Tzintzicha Tangaxoanir brother and held
the office of gobernador of Michoacán until his death in 1543. Don
Francisco Tariacuri was Tzintzicha's son, he was gobernador of
Michoacán between 1543 and 1545 (the year in which he deceased).
Don Antonio Huitzimengari was another son of
5t'
Tzintzicha
to BEAUMoNT (1985, VolLune 2, p.40a\ Alcalá nriglrt bc helping the
P'urhépecha nobles and trying to convince Quiroga not to tìlovc the capital to
Pátzcuaro. 'fhis seems to be inconect taking into âccount tlìat according to the
document cited above, Alcalá helped Quiroga to 1ìnd a suitable sitc lòr the construction
ofthe new cathedral in Pátzcuaro.
According
--f 236
Hans Rosrcerr¿p
PABLOBEAUMONTANDTHECooexoFTZINTZUNTZAN
237
Tangaxoan, he governed Michoacán between
1545 and 1562 (the year
of his death).si
Beaumont (ibid.) knew that page
5 was rerated
to rhe
indigenous protests against the transfer
or it'r,
see and tried
to interpret the scene and use it in his discourse
"pir.opar
on this imporlant
event in the mid l6th century. We have
already seen that h. å,d;;;
consider the Codex of rzintzuntzan as
a coherent docurnent
Lrsed the different pages as illustrations.
""d;;ly
The painter(s) of the codex carefully serected
erernents which
would clearly demonstrate TzintzuntzanL position
as p"liti.ii,
of Michoacán, both in p..rrirfunl.
and early colonial times. The peacefull character
of the Spanish
economical and religious centre
conquest is represented in pages I and2.Olid
is received lry r;;rr";
P'urhépecha, taken to the câpital, and
treated with all ,.rp."i, p.;r;"1;
are send to cortés. No traces of p'urhépecha
opposition to tlrá'spunirr-,
conquest can be found.
p'urhépecha elites
not only permitted the
.The
rnilitary
invasion but also helped ìhe evangelisation
þrocess o;;il;
Europe.an friars, represented in pages
3 and í, by quickiy aaopting ttre
new.Christian religion (baptised caciqtrcs).
The rigid arr¿ ,fi.ãti".
laws-the punishrnents of criríinals and offenders
of the
on pug. +_to!.ther wirh rrre Spanìsh
i:::l:::]r].:-are.represenred
II'rars.
who are teaching the p,urhépecha the new
religion _ to indicate
(l tt{:
rrllt r,.ri;ii.: i.l ¡u,,.å, å',ì li.l :t,r ¡,:1i.irl'11¡
t iri:!i
¡ lri..
5,.1o
5 !' 'f
that the.P'urhépecha (elites) were not
a barbaric peopre without justice
already before the arrival of the Spaniärds
il
(ill.l2.¡.5s
s?'l'hc
i
I
I
l
tt
author was not abre lo transrate rhe gross "Araberraro
hatiracuri,i, cacatltzt¡yo...itl
page 5 ol the cc¡dex of Tzinrzuntzan. -Most
probablf ìt refèrs to thc move or the
episcopaf see. In the I6th century p'urhépecha
áictinnoíi.s we tird,,rrurttacurini,,.(,,aer
lado' o costado") and "caconstazr".("toirar
n qu.trro, irgo"i. Reratccr to the Iatter are
"c'aca¡:eni".("conquistador'..
,,caco¡:eìno-¡
pltr,al is
nri1,"oror"ri yr",a,:..[.a"rjoä*
pucblo"). "Arabertaro".r'tiqht refèr to
n..rtnin prn.é *ü.r,' the author has nor been atrre
kr itlentif
nrttr.
used
.
thË Spanisrr conquest trre curturar categorics
in
rîu
crticrtinteca
antr
-fortccawere
Indige.nous society. whereas tn.
."À".J to nomadic pcopre
cc()rìo¡ìry bascd on rrunting and gathering,
the ratter wasirsec rbr seoerrtaf
ofren
with an
'f;"pì;;;
livcd in cities' wcre excetent crãflsmenãnd
ru,t un..o,rn,ny based on agricurture. The
nrcntioned conccpts did not,rerèr to specific.dr,,i"
groì'pr. ïre spanish chronicrcrs,
like ttrr exanrple Muñoz 1t6th ce.tJry.¡ ."J
¡ipì,åä''tt8rh cenrury) who give a
tlcscription of rhe evarperisation or victíoacir,;i;;;.
attention ro rhe dirlbrenccs
l¡ctween the bx'aricThichinteca anrr the "goo,
Indians". Tr'c artichineca are
1.c;'l.r na3i .rJcì¡ril'jì
j.cñ:¡ ¡",.; r.
r¡<iroie.r i:f':
s'!t¡,i
prehispanic.
and politics but had a. structured political
and religiou,
Ð--- - ,yrr",r.,,
"J v!vrrrr
tü
¡ .i.+(t -c
' :"¡"' ,0"
í ¡¡¡i.-¡r.,-:'r.' ì Ì, ¡ì 1.r: Í,1:.i.i
irc:.ì.r . rir'5 " {i \îr:{ rl:!,,1ì it ï'<:-lr r r¡!i ¡rt "!c
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i", i:iì"r¡a-c il;r'1:1'4r ci'l;::r'l
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1.r.¡:,"1ì".;¿ 'r:!r
1:r.ri.,i in"
lc li¡¡p' Þ¡t': l rnÉtr
¡t:c¡ l¡i: ilrno,, l'l^-¡¡.1',. -tl.
"o..
i.i..,'::.: nr;r,-r..,,;r.,:,
lll.12 Punishment of criminals (RM 1956: 11, illustration 2).
described as people who lived as animals, without a clear religion, political system, and
laws. The "good Indians".are the ones with a clear political system, religion, faithful
and trustfi.rl people (Muñoz, 1950, pp. l2-15, ESptNosA, 1945, p. 144), Obviously ir
was very important to the indigenous nobility to stress its prehispanic history in rvhich
the noblemen where in charge of a highly structured political systern and mai¡rtained
the law by punishing all criminals, all elements which they had in common with the
Spanish: they tried to stress tlreir"civilized".character. An almost identical scene can be
seen in the RM, illustration number 2 (RM, p.
see also illustration 35 on p.200).
ll,
The general cornposition is tlre same in both docurnents: thc priest ordering the
punishment of several criminals (witches and sorcerers, murderers, lazy and
clisobedient people, etc.), caciques (on all four sides of the scene) srnoking their pipes
and watching the executions. The petantuti or high priest in the RM who carries a staff
and a gourd on his back is also represented in the sccne ofthe Coder ofTzintzuntzcut.
although here he is called "tninistro de estos castigos". During thc yearly 20-day feast
238
PABLOBEAUMONTANDTHECODEXoFTZINTZUNTZAN 239
Hans RosrArvlP
They also clearly indicated that all the events took place
in
Tzintzunfzan: the Spaniards arrive in the cazoncl's palace (yácatas) in
Tzintzuntzan (page 1), the friars build their church (Santa Ana) and
convent in the same city (pages 4 and 5). Quiroga is the first bishop of
Michoacán, establishing his episcopal see in the old capital of the
P'urhépecha (page 4). All these elements cleally indicate and illustrate
tlre position of Tzintzuntzan as precolonial and postconquest main
city, seat of the indigenous elite and government, just like in its two
coats of arms which we already analyzed. Even in the map (page 6) of
tLrc Codex of Tzintzuntzan, Tzintzuntzan is depicted as the huge and
dorninant centre of the region.
The indication of Tzintzuntzan as only true capital is used to
legitirnize the indigenous opposition to the transfer of the episcopal
see from Tzintzuntzan to Pátzcuaro by Quiroga as painted in the
codex (pages 5 and 6). This opposition was led by the direct
descendants ofthe P'urhépecha royal lineage.
Although 1538 was the year in which Tzinlzuntzan's
suprelnacy ended, it can also be considered as the starting point of a
struggle to recover its status and lost privileges, a struggle which
lasted rnore than 50 years (as we have seen in the analysis of the coats
of arms). The Codex of Tzintzunlzan was used in these attempts and
rrrost probably presented as evidence to the Spanish authorities,
Although we know that it must have been painted after 1540se we
have not found any precise indication of the year in which it was
painted, probably the document has been used in several ocasions
after its initial elaboration. Beaumont found copies and original
documents in Tzinfzuntzan, kept in the cajø de comunidad
(corntnunal treasury). Besides several cedulas reales he located-in
tlre treasury-a document in which the status of Tzintzuntzan as
prehispanic and early colonial capital was confirmed by a number of
Indigenous and Spanish witnesses (Beaumont, 1985, Volume 2'
of Equala-cónsquaro generaljustice was done a¡rd criminals were exectlted in public
(RM, pp. I l-14, see also pp. 200-202).
,', This is the year mentioned in Seler's rnap of Tzintzuntzan and Lake Pátzcuaro (see
above); it ii also the year in which according to Bealnnont the acttral tnove of the
l985.Volurne2,
episcopalseefromTzintzuntzantoPátzcuarotookplace(BEAUMONT.
p. a0s).
p. a\Q. Perhaps the Codex of Tzintzuntzan was presented during this
hearing of witnesses, the información y probanza de la ciudad de
Tzintzuntzan, which took place in 1567. Unfortunately Beaumont
(ibid. pp. 406-408) does not give a transcription of the complete text.
Initially the codex must have been kept in rhe caja de
contunidad where
all
important and valuable documents were
theft and extraviation. It must have been
accompanied by an alphabetical text that explained its precise
contents, possibly the 1567 document, the "Probanzø" of
protected against
Tztntzuntzan It seems likely that the codex-at some moment during
the colonial period-was separated from the alphabetical text and
carne in hands of the Cuini family. One of the members of this family
was Don Cuini (we do not know his firstname) who showed the codex
to Beaumont and told him that he was a descendant of the prehispanic
c ac iq ues of Michoacán.60
6"
Altlrouglr Cuini claimed to be descendant of a prehispanic noble lineage of Michoacán,
it seenrs unlikely that he used lhe Codex oJ Tzinfzuntzan to prove his status. The name
C¿røl does not appear in the document, a farnily genealogy is also absent. The Codex of
Tzinlntntzan is a historical docuntent used by the TzitllzLrntzatl elite in general and not
a family document liketlte Codex Cuara (Péttzctraro).lf Cuini indeed belonged to an
elite fanrily with prehispanic roots remains uncertairr. Don Pedro Cuini-harangari,
brolherofTzintzichaTangaxoan,hadnranywives(WanneN,1989,p.127)andatleast
orre son, Don Bartolorné. Although Don Pedro Cuini-harangari ("bird with the pierced
face") in one occasion appears as Cuini ("bird"), there is no direct indication that the
Don Cuini wlto showed Beaumont lhe Codex of Tzintzuntzan in the I 8th century was a
descendant of Don Pedro. However, fhe Cuini family appears to have played an
ifnportant partinTzinlztrntzan politics. ln 1590 a nobleman narned Don Diego Cuini
presented a provisión real Io the alcalde mayor in which Tzintzutrtzan received the title
of "City of Meclruacán". In 1595 the same nobleman participated in the election of the
gobernador and other cabildo officials. In t6l8 he was lord (nnndón) of one of
Tzirrtzuntzan's barrios and again participated in the election of a gobernador (Lorrz
SARRELANGUE, 1965, p.279). ht 1595 Don Antón Cuini participated in the election of
the cabildo, in 1618 he was regidor and was excluded by the ocánúeclra (town
officials, before the Spanish conquest these were tlre collectors ofl tributes) from the
elections of the gobernador (ibid. p. 282). ln I 6 I 8 Don Froncisco Cuini, Don Lorenzo
Cuini, and Don Pedro Cuini were nnndones in several barrios and participated in the
elections of lhe gobernador (ibid. p.283). In 1672 Don Luis Cuini, cacique, was
wounded in a revolt against the president of the Franciscan convent (ibid.). The name
Cuini also appears in some documents mentioned and transcribed by Paredes Martínez
(1994). Possibly the f'orementioned principales were ancestors oi the lSth cennrry
nobleman Cuini. The lack ol a genealogical document however, prevents us from
drawing any finn conclusions.
PAeLo BEAUMONT AND THE CooEx oF TZINTZUNTZAN 241
Hans RosrRup
240
Concluding remarks
After the Spanish invasion in Michoacán, the transfer of the
episcopal see from Tzintzuntzan to Pátzcuaro, and later from
Pëttzcuaro to Guayangareo-Valladolid changed the political status quo
in the region. The old capital Tzintzuntzan lost its privileged position
as centre of political, religious and economic power. The nobles
residing in the abandoned capital opposed to these changes with a
selies of documents, written in the European alphabetical and
Indigenous pictorial tradition.
Irr these documents the position of
Tzintzuntzan
as
prehispanic capital and see of the noble lineages was emphasized. The
elelnents used for this purpose were not randomly chosen but
carefully selected to compose a strong weapon which was used in the
Spanish court and could be understood by both Spaniards and
P'urhépecha. Impressive instruments used by Tzintzun|zan in the
struggle to maintain power are the two coats of arms and the Codex of
Tzinlzuntzan. These pictorial manuscripts and the numerous witness
accounts fìnally enabled Tzinlzuntzan to regain a part of its former
status. Its function as political, religious and economic centre of
Michoacán however, was lost and taken over by Pfttzcuaro and, later,
Valladolid, a powershift which caused a new conflict. Many elements
used in the 16th century documents lromTzintzuntzan also appear in
lTth and lSth century landtitles such as the Lienzo de Nahuatzenand
tlte Carapan corpus (see Roskamp, 1997, in press and Roskamp, in
progress).
The 18th century chronicler Beaumont saw the Codex of
Tzintzunfzan and three coats of arms, and managed to copy them,
using them as illustrations and sources in his analysis of the early
colonial history of Michoacán, although he failed to see them as a
coherent group of documents. From a comparison of the Beaumont
copy and an older copy acquired by Eduard Seler, we know that the
original Codex of TzintzunÍzan was written in the P'urhépecha
language. Possibly the original manuscript and/or early copies of the
tnantrscript are still kept in Tzintzunfzan This article-an
introductory study-has shown that the pictorial documents-codex
and coats of arms-are related to and reflect the power struggle
between the three powerful cities in early colonial Michoacán. The
study of the l6th century originals and unknown (early) copies-up to
this day still lost-would enable us to analyze more specific details
and elements of the Codex of Tzintzuntzar. Although the general
outline of the early colonial political events in Michoacán has been
reconstructed, several extensive alphabetical texts-lnost of them in
the AGl-still need to be studied to give a more detailed analysis of
the early colonial power struggle in the region.
Used abbreviations (museum and archival collections)
ADA
AGI
AGN
AKMV
Archivo de los Duques de Alba, Madrid, Spain.
Archivo General de Indias, Sevilla, Spain.
Archivo General de la Nación, Mexico.
Akten des l(öniglichen Museum für Völkerkunde,
Berlin, Germany.
BFBS
British and Foreign Bible Society,
Carnbridge
University Library, Cambridge, England.
BN
BNAH
IAIPK-NL
JCBL
KMV
Biblioteca Nacional, Madrid, Spain.
Biblioteca Nacional de Antropología
e
Historia,
Museo Nacional de Antropología e Historia, México.
Iberoamerikanisches Institut Preusischer l(ulturbesitz,
Nachlass Lehmann, Berlin, Germany.
John Carter Brown Library, Providence, Rhode Island,
USA.
Königliches Museum
fiir
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MRM
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MOVING MOUNTAINS AND RAISING THE DEAD
Peter MAS)NT
Introduction
Albert Bierstadt's famous painting The Last of the Buffalo
(1889) depicts the buffalo hunt using bows and arrows. By this time,
however, repeating rifles were in use and the buffalo population of
North America had been almost reduced to extinction. Far from
being, or attempting to be, a portrait of the time, Bierstadt's canvas
must be seen as a nostalgic look back at what must have seemed a
distant past (Anderson, 1992, p. l9). Contemporary paintings by
James Henry Moser, on the other hand, such as The Still Hunt and
Where the Millions Have Gone (both 1888), were more realistic
representations of the scenes of widespread destruction of the buffalo
caused by hunters armed with repeating rifles (Anderson, 1990,
p. 102).
A fairly straightforward example like this is already enough
to warn us about the risks of using visual material as if it were
docurnentary evidence. Paradoxically, some visual material that does
not make any documentary claims at all may be found to make use of
very accurate 'documentary' representation of historical or
archaeological artefacts. It is the effects of this blend of allegory and
realism in the frontispiece to Volume l8 of the Voyage de Humboldt
-
Anrsterdam School f'or Cultural Analysis
=-l
248
249
Peter MeSoN
MOVING MOI]NTAINS AND RAISING THE DF,AI)
et Bonpland, published in Paris in 1814, that form the subject rnatter
of the present article.
Before entering into a detailed analysis of this frontispiece, a
few rnethodological remarks are required on the difficulties of dealing
with allegorical representations of this kind.r
First, though iconographical analysis of the representation
itself focuses on its visual aspeÇts, we are bound to take into account
any comments on the frontispiece which may be found in the body of
the text which it prefaces. This, however, opens up the possibility of a
discrepancy between the intention of the author and the efþcÍs of the
frontispiece itself. If the artist and the author are not the sarne person,
there is an obvious risk of mutual misunderstanding; but even when
they are one and the same person, there is still no guarantee that the
author's intentions will be put into effect by the irnage. In other
words, interpretation of the frontispiece will have to proceed by and
large independently of the views expressed by the author in the same
work, and a fortiori independently of the views expressed by the sarne
author in other works.
ignore the use of identifiable artefacts or other attributes ofthe 'real'
world. In other cases, the realistic elements predominate, conferring a
Second, there
is an intrinsic
opposition between
the
allegorical mode ofrepresentation, on the one hand, and the presence
of what appear to be realistic or
naturalistic elements in the
representation, on the other. Allegory has no need to posit a relation
of
direct representation, for it is free to function at a purely
metaphorical level; in the words of Paul de Man, allegory 'is at the
furthest possible remove from historiography' (l93l, p. l). trn other
words, since the allegory by definition narrates a different story, the
allegorical representation itself is not obliged to include any of the
elernents to which it alludes within its own frame. Nevertheless, rnany
allegorical representations do in fact contain elements drawn from the
'real'world. While the use of allegory as a rhetorical
device,
especially the deployment of rnythological figures, encourages the
viewer to treat the representation as an imaginative construct, the
presence of more or less naturalistic depictions of realia that can be
found in the non-mythological world raises the question of where the
boundary between 'fact' and 'fiction' is to be drawn. Sometimes the
mythological element is predominant, so that the viewer tends to
I ltor
a nrore extendecl discr¡ssion of solne of'these problems, sce MnSoN, 1998, ch. 5.
spurious reality on the scene as a whole.
Third, the conformity of allegorical representations to ceftain
iconographical conventions evokes a preforrned intelpletive grid by
which the representation may be 'read'. For example, iconoglaphical
handbooks like those by Ripa or Cartari provided artists with readymade instructions for the depiction of the Three Graces, the Four
Seasons, the Nine Muses, the Four Continents, and so on. However,
this may be at odds with the introduction of elernents drawn fiorn
different iconographical conventions; and the representation may
contain elements which have no identifiable iconographical models at
all. The result is an internal disruption ofthe representation.
With these three provisos in mind. we shall see that the
irrterpretation of the frontispiece to the Voyage is marked by a number
of such oppositions. First, besides the visual representation itself, we
have various'secondary' material in the fonn of cornments in
Hurnboldt's texts and the visual illustrations that they contain, thereby
opening up the possibility of internal inconsistency rvithin the
Hurnboldtian corpus. In pafticular, althoLrgh Humboldt himself
claimed that his narrative personality was effaced by nature's own
rrarrative (Dettelbach, 1996b, p.261), we shall see that the voyager
neveftheless occupies a central place in this visual representation.
Second, the allegory combines Greco-Roman rnythological figures
with a very accurate depiction of authentic native Arrerican aftefacts.
Third, as we shall see, not only does the artist draw on established
iconographical conventions, but there is a non-conventional irruption
ofthe personal in the representation.
Alexander von Humboldt and Iu longue durée
If
anyone ever tried
to
make sense
of the world in
the
nineteenth century, it was Alexander von Hurnboldt (1769-1859).
Together with the French naturalist Airné Bonpland (1773-1858),2 he
spent five years (1799-1804) travelling through Mesoamerica and the
Andes, and devoted the rest of his life to writing about the New
t tjnlike
IlLrmboldt, Bonpland is an almost f'orgotten tigure today. Iror a briel'outline ol'
his career and importance, see Bell, 1994.
250
Peter MASON
MOVING MOUNTAINS AND RAISINC THE DEAD
World. In the last of these works, Kosmos, he set out to discern
physical phenomena in their widest connection and to comprehend
Nature as a whole, animated and moved by inward forces. In that
wolk, the discovery of America marked the beginning of modernity
through the expansion of the objects which could be brought within
the field of human knowledge. Modelling himself as a Columbus
redivivus, his own role was, by rneasuring, chafting, sampling and
describing, to produce a uni$ing history which would itself display
an awareness of the fact that the last word could never be said. As
Anthony Pagden (1993, p. 115) puts it, 'The horizon of our
understanding must continually recede for the rest of human time.'
Such a dynamic view of nature and history, supported by the
ruse of the latest scientific instruments, might be expected to yield a
Though the frontispiece has been leproduced in a number of
recent publications connected with the Americas, the cursory texts
which often accompany it are not always reliable. Mary Louise Pratt,
who includes it in a chapter on Humboldt in her Imperial Eyes (1992,
p. 139), has the following to say:
picture rnarked by change rather than continuity. However, the
elements in the most popular of Humboldt's non-specialist
publications which combined to form the representation of the new
continent arnong his European readers were the rnost long-abiding of
its fèatures-its plains, forests and mountains. Change in this natural
world took place over a very long time-span.
In focusing on the latter, visual material rather than on
Humboldt's voluminous writings, we are in fact following in the
footsteps of Humboldt hirnself: on his own admission, it was in 1790,
when he saw some paintings of India by William Hodges, well-known
f'or his large canvases of South Pacific scenes and the first European
professional landscape painter to portray the interior of Northern
India, that Humboldt realised the importance of visualisation in
conveying the irnpact of nature (Jacobs, 1995, p. 132). In terrns of
Rezeptionsgeschichte, the number of people whose picture of America
was partly shaped by illustrations in or deriving fronl Humboldt's
publications rnust be far greater than the nurnber of those who waded
thlough one or rnore of his scientific texts. The possibility of a
discrepancy between his scientific writings and his ntore nonspecialist works will be left out of account here. We are not concerned
with an exarnination of the internal consistency of HLrmboldt's world
view. Instead, by focusing on just one of the visual rnaterials in his
publications-the frontispiece to Volume l8 of the Voyage de
Huntboldt
et Bonpland-we shall try to
isolate sorne
iconographical contexts into which it can be inserted.
of
the
"Frontispiece oJ Humboldt's Atlas
251
of Anrcrica. The allegory
depicÍs a defealed Azlec y,orrior prince being consoled b), ¡lfhena, goddess
of visdont, and Hernes, god of trade. At lhe bottont Iias a smashed stahte.
In the background sÍands o nrcunlain ntodeled on (hintborazo and the
pyranrid ofCholula in Ecuador in Mexico. The caplion reads 'Htunanily,
Knovledge, Econony"'.
(Pratt, 1992, p. I39)
There is evident geographical confusion in the penultimate
sentence; the statue at the bottom is not srnashed bLrt upturned; and
Pratt' s renderin g of the Latin' hum an i t a s, I i t er ae, fm ges' is fanc ifu l.''
Anthony Pagden reproduces the frontispiece to illustrate his
thesis
of the
(lee3, p. e):
incommensurability
of
Europe and the New World
"A
fallen Áztec is being lifted by the twin.figures o.f Greece and
Rone, represenled by Minerva and ùlercur¡,. [...] lluntboldt could hope lhal
one da¡t ¡11¿ Antericans nùghl conte to resenble the Europeans, Tibelans or
Asians vilh whom he conp(ires lhent. But in his ow linrc, as
illuslralion, his world and theirs were stillt,holly incomntensurable."
There is no reason
to take the
in lhis
mythological figures
as
r Pratt's grasp olFrenclr is not rnuch better: her curious rendering ol'the caption to
an
representing Greece and Rome under the names of Hermes and
Athena they are Greek deities, under the names of Mercurius and
Minerva they are Roman deities. In other words, each of thern stands
lrere lor Greco-Rornan anÍiquity.
Michael Dettelbach reproduces the frontispiece in connection
with a discussion of Hurnboldt's terrestrial physics in a contribution
to a volume of essays on the history of the natural sciences. His
account of it runs as follows (1996a, p.302):
illustration of the 'Maniere dont les I lottentottes portcnt leurs llnfans, leur donnent
le sein, & les accouturìrent au Tabac'is'llorv the I'lottentots carry and nurse their
l¡abies, and the accoutretnents of Íobacco-srnoking' (1992. p. 46. emphasis added).
Despite the general unreliability ofher account (cf. Mason. 199(rb). however, it does
contain a few flashes ofinsight.
252
MOVING MOUNTAINS AND RAISING THE DEAD
Peter MASON
"Frontispiece
to the "Atlas géographiEre et
Nouveau Continent" (Paris,
physique du
lBl4), engraved by Barthèlenty Roger affer
a
drau,ing by François Gérard. Mercury, god of contmerce, helps the fallen
prince to his feet, while Minema, goddess of letters, extends an olive
branch. The ruins of Mexican culture, the monunlents of political upheaval,
occttpy fore- and background; they are dotninated by the most wblirne
ntonument of nalural upheaval, Chimborazo, Íhe volcanic Andean peak
represented on Humboldt's 'Physical prof le of the Andes', l,iil1 its luÌninous
and constant cap of snov,. The mofio 'Hunnnitas. Literae. Fruges.' is taken
.from lhe "LetÍers" of Pliny the Yotnger (book Itlil, tetter 24), lthere the
gi;fts of Greece to the civilized nations ol Europe are enunrcroted: 'Liberal
Arts, Science, Agricuhure'. The plate graces an allas dedicated lo
geographic, hydrographic and topographic nnps, and hypsonetric profiles
qf large landmasses. Huntboldt's terrestr¡dl physics offered Anterica a
restoration to law and order, via lhe forces ofcontnterce ancl civilization."
Aztec
Rernarkably, none of these authors refers to an exhaustive
study of the iconography of this frontispiece by Helga von Kügelgen
I(ropfinger which was published in 1983. Ishall be following her
identifications to a large extent in what follows, though the
conclusions she draws move in a different direction from the ones that
I shall explore.
Three iconographical contexts
The frontispiece was engraved by
Barthélemy-Joseph-
Fuloran Roger (1767-1841) after a drawing by the successful French
artist François Gérard (1770-1837). Gérard, a pupil of David, rose to
prorninence after the display of his Bétisaire in the Salon of 1795,4
and was a popular figure among the Parisian intelligentsia. Humboldt
rnade the acquaintaince of Gérard during his second visit to Paris in
1798. The long-standing friendship between Humboldt and Gérard is
attested by the various portraits which the celebrated French painter
made of his friend (Nelken 1980), by the fact thar Humboldr worked
fol a tirne in Gérard's studio and attended his soirées, and by the
r
1'hc original canvas is no longer extant, but sorne idea of its efl'ect can bc gained
fiom
an engraving by Auguste Bol¡cher Desnoyers and a drawing ol'the heads and
shoulders of Belisarius and his solr attributed to .lean-Auguste-Dominique lngrcs
(CRow, 1995, p.206f.) (though the attribution of the clrawing to Ingres has been
called into questiorr by BoRDES, lg96).
evidence_
decades.'
of a correspondence which extended
over
253
a period of
Although the engraving appears as the frontispiece to
Volume 18 of Humboldt's 30-volume Voyage, a massive publishing
undertaking which took twenty-nine years to complete and is a
bibliographer's nightmare, Humboldt already referred to it in the text
to a different volume (Volurne 28), published in 1814 but without the
frontispiece. According to Humboldt, the representation is of Arnerica
consoled by Minerva and Mercury for the evils of the conquest.
Gérard's original design bore the words: 'L'Amérique relevée de sa
ruine par le commerce et par I'industrie',6 but in the printed version it
has the caption 'humanitas, litterae, fruges ', taken from a letter of
Pliny the Younger describing how Greece had given civilisation, the
alts and wheat to other nations. America, Humboldt continues, is
indebted to the Old World for the same benefits. He concludes by
drawing attention to the faithful representation of the weapons,
clothing and monuments.
The name 'America' for the figure on the left does not make
it clear whether we are to regard it as male or female, and its sex is
not unequivocal in the engraving. Most commentators take it to be
male, referring to an 'Aztec prince'. Hugh Honour, one of the leading
authorities on questions of American iconography, ïefers to 'un
prince indien vaincu' (1976, p.234). On the other hand,
personifications of the four continents tend to be female, which woutd
lead one
to
expect the figure
of
America
to be female
too.
Uncertainties about the gender of the human figures seems to be a
characteristic of a number of allegorical frontispieces (cf. Certeau,
r
e85).
The artist drew on a variety of visual sources for the clothing
and accessories of the figure of America. Humboldt lent him a copy
of his two-volume Atlas pittoresque ou Vues des Cordillères et
Monwnens des peuples indigènes, published in 1810, which contained
almost seventy engravings of native American ruins and codices and
of volcanic mountains. Humboldt used them to illustrate his thesis
that the grandeur of the Andes and the Sierra Madre had acted as an
s
For Gérard's correspondence with Humboldt and other prominent fìgures and arlists,
see the letters edited by his nephew Henri GÉneRo (1867.p.202tT.).
ó
See Roger's steel engraving in NELKEN (1980. p. 3a).
254
MOVING MOUNTAINS AND RAISING THE DEAD
Peter MASON
environmental deterrninant
on the forms of
pre-Columbian
civilisations. Thus, with minor modifications by the aftist, we can
trace America's shield, arrow, digging stick and tunic
to three
different warriors depicted in the codex variously known as Vaticctnus
3738, Codex Vaticanus A and Codex Rio.ç, while America's featherecl
headgear corresponds closely to an 'Aztec bas-reliefl reproduced in
the first plate of Humboldt's Atlas pittoresque. The upturned bust,
represented as an'Aztec priestess' inthe Atlas, is based on a drawing
of a basalt original, and was added to Gérard's original cornposition
by Humboldt himself.T The decorations on the plinth derive from the
Mitla Palace of the Columns, and the pyrarnid in the background is
the pyrarnid of Cholula.
This survey of the material which was reproduced in
Humboldt's archaeological engravings and on which the artist of the
frontispiece drew already indicates a paradox. While the need for
accuracy in the depiction of native American artefacts is stressed by
their careful,
archaeologically authentic delineation, thereby
conferring a degree of realism on the scene, the rnaterial itself is taken
lrom a wide variety and diversity of sources. Aztec and Mixtec
sources from different localities and periods are homogenised within
tlre pages of the Atlas pittoresque. Torn from their embedding in time
and place, they are juxtaposed in the frontispiece like the curiosities
which filled the Renaissance Kunst- und LI/underkatnmern (cf. Mason,
1994). Attention to realisrn here goes hand in hand with a failure to
pay attention to the specificities of historical periods and local
cultures. 'Pre-Columbian' they certainly are-but that is a very wide
There is one incongruous detail in the costume of America
which does not look very pre-Columbian. This is the sandal that is
painstakingly depicted on the fìgure's left foot, which looks
remarkably Greek. The most obviously Greco-Roman elements of the
frontispiece, however, are the female figure of Athena-Minerva, who
bears an olive branch in her right hand, and the male fìgure of
Hermes-Mercury, easily identifiable by the wand (caduceus) that he is
carrying in his right hand. The iconographical attributes of these two
figures are largely conventional, corresponding to the iconography of
these rnythological figures which had been established in the
handbooks. It is doubtful whether much is to be gained fi.om a
comparison of the three figures with the iconography of the four
continents, a theme going back to the late sixteenth century, in which
four (usually) female figures personified the continents of Europe,
Asia, Africa and America (Poeschel, 1985). In the present case, the
two readily identifiable Greco-Roman deities simply stand for the Old
World, in opposition to the New World represented by Arnerica.
The closest compositional parallel to this frontispiece in the
work of François Gérard is a drawing that he made for the engraved
illustrations to an edition of Vergil's Aeneid published in 1798. It is
taken from Book VI, describing Aeneas' journey to the underworld
and his reunion with his father Anchises, who serves as his guide in
the world of the dead. Though it may be foftuitous, there is a certain
thematic appropriateness in this parallel, for the world of the preColumbian civilisations in the frontispiece is also a world of the dead.
ln the words of Mary Pratt(1992, p. 134):
terrn.s
7
*
I
carlnot understand Dettelbach's suggestion (1996b, p.289) that it is intended 'to
rnirror the fàllen priestess', since he refers on the previous page to tlre personifìcation
of Anrerica as'an Aztec prince' though once again it is sytìtptomatic that we are
confionted with a confusion over gender.
Marry of these procedures are paralleled in the paintings of Sir Larvrence AlnraTadema dating from the second half of the nineteenth century (PRErrEJoHN, I 996).
In his Egyptian paintings, f'or instance, the artist drerv heavily on Wilkinson's Zre
ll4onners and Customs of fhe Ancient Egtptians of 1837 in a¡r encleavour to attain
archaeological accuracy. while at the same time he detached Egyptian rnotifi fiom
their original fr¡nction and signifìcance to serve a new, decorative filnction (RAVEN,
l
L
980).
255
"To revive indigenous hislory and culture us archaeologSt is to
revive thent ¿s dead. The gesture simultaneously rescues them .fronr
European.forgelfulness and reassigns thent Ío a departed age. "
The apparent incongruity of juxtaposing Greco-Roman and
pre-Columbian elements was not seen as such by Humboldt. He
repeatedly compared Amerindian objects, such as pyrarnids, works
of
sculpture or weapons, with parallels in Egypt (which was enjoying
particular popularity at this time as a result of the Napoleonic
expedition there),e Greece and ancient ltaly. Humboldt was not the
'
For a survey of the role of artists, travellers and scientists in the cliscovery ol'Egypt,
see BEAUcouR, LAtssus and Oncocozo (1990).
256
Petgr MASON
MOVING MOUNTAINS AND RAISING THE DEAI)
first to do so, as comparisons between the New World and the Old
were being made right from the moment of the 'discovery' of
Arnerica in 1492. One of the first comparisons between the Old and
the New Worlds in the field of religion was carried out by the Italian
Chimborazo and Horace-Benedict de Saussure standing on top of
Montblanc.ro Instead of the ocean that lies between -Europe'and
America, they are separated in Goethe's drawing by a stone slab
bearing the name of Humboldt. In other words, the significance of
Humboldt's view flom Chimborazo was that it offered a vantagepoint from which the whole globe could be contained and stratified.
The New World could easily accommodate the Old, but not vice
versa. It was not untll 1822 that Humboldt's claim was shaken, when
Simón Bolívar, literally following in Humboldt's footsteps, became
the first to make it all the way to the summit of Chimborazo. The
personal link connecting Humboldt with Chimborazo can also be seen
from the fact that this detail of the frontispiece is derived from a
sketch made by Humboldt himself. It appears in the frontispiece
devoid of any further setting, while the engraving of Chimborazo in
fhe Atlas includes the peak of Carguairazo as well. Chimborazo thus
functions in the frontispiece as an icon for Humboldt himself and for
hurnanist Lorenzo Pignoria in the early seventeenth century (Seznec,
1931). Pignoria also anticipated Humboldt's practice of engraving
figures taken from native American codices; in fact, they both even
drew on the same codex, Vaticanus 3738 (Mason, 1991 , p. 19ff.). A
rnore systematic and exhaustive comparison in the same field can be
found in the text and engravings to the two volumes of JosephFrançois Lafìtau's Moeurs des sauvages amériquains contparées aux
moeurs des premiers temps (Paris, 1724).
Humboldt makes use of this comparison to bring out a
contrast between American and European aft. This can be seen from
the bust of the'Aztec priestess', which he depicted both frontally and
dorsally in an engraving in the Atlas. Humboldt compares it with both
Egyptian and Greek figural sculpture, noting the care with which the
toes are depicted, but the absence of hands he interprets as a sign of
the infancy of the art-a view of ancient Amerindian tnonuments as
an intermediate stage between the 'childhood' of humanity and 'true
aft' that was to be widely disseminated by Franz Kugler's extremely
influential Handbuch der Kunstgeschichte (1841-42) (Farago, 1995,
p. 82), This 'infantile' view of native American art harmonises with
Humboldt's view of South Arnerican nature as opening a window on
the past. Indeed, given Humboldt's theory of clirnatological
detenninism, the two are intrinsically related: the savagery of South
Arnerican nature is reflected in the rudeness of native Arnerican art.
Besides the pre-Columbian and Greco-Roman elements of
is a third
component which calls for
the
discussion. This is the representation of Chimborazo in the
background. Why did the aftist choose an Andean peak as the
backcloth to a predominantly Mexicqn scene? In 1802 Humboldt
attempted to climb Mount Chimborazo and reached an altitude of
almost 6,000 metres, only 400 metres from the summit. At the time,
Chimborazo was believed to be the highest mountain in the world, so
that Humboldt could later justifiably claim that of all mortals he was
the one who had risen highest in the world. In 1806 his friend Goethe
iconography, there
drew
a
sketch showing Humboldt
just below the sutnmit of
257
the Humboldtian enterprise.
We have identified three iconographical strands in the
a pre-Columbian one, a Creco-Roman one, and a
frontispiece:
personal one. So far, the discussion may seem excessively arid and
pedantic, like the activity of a museum curator attaching labels to
various exhibits. The time has therefore come to move from
identification to interpretation: what are the effects that are produced
by the combination of these three iconographical strands within a
single representation? What absences constitute the sub-text to their
presence? Signihcation, according to a different Saussure, proceeds
by way of distinctions. In the present case, which distinctions are
imposed as significant, and what
is excluded by the process of
signification?
Archaeologization, depopulation, deterritorialization
Any answer to these questions will have to cover all three
iconographical strands if it is to be in any way convincing. Let us take
the pre-Columbian elements first. As we have seen, they are derived
from a variety of times and localities, all of which are situated in the
r')
The sketch is reproduced in PacosN (1993, p. 109) and
p.284).
DETTELBACH (1996b,
-f
258
MOVING MOUNTAINS AND RAISING'IHE DEAD
Peter MASON
pre-Columbian past. This is hardly surprising in the work of a
classicizing artist like Gérard, but a classicizing style has its effects.
We could call it a process of archaeologization. America, the figure
on the left of the frontispiece, is a museum piece, situated arnong
ruined rnonurnents. This is in conformity with a predilection shared
by rnost nineteenth-century travellers in South America, for whom
'the crurnbling monuments of the Aztecs, Incas, and Mayas were of
greater interest than living inhabitants' (Manthorne, 1989, p. 9l)-a
tendency which continued to characterise the respottse to native
Arnerican art and artists on the part of the New York at,ant-garde in
the present century (Rushing, 1995), and which is reflected in
contemporary programmes of modernisation that 'folklorize forms of
lile and deplore the loss of old-thereby confining Indian cultures to
the rnuseum and the curio shop' (Rabasa, 1994, p.246). Hurnboldt,
however, was compelled to interact with the contemporary inhabitants
of Mexico and the Andes on a daily basis. As Pratt (1992, p.127)
recalls:
"I'lunboldt and Bonpland nerer once slepl¡cd be),ond the
boutdaries of the Spanish colonial inft'úsÍructa'e--lhe.y couldn'1, .for lhey
relied entirely on fhe nefworks o-f villages, ntissiotts, outposls, haciendas,
roadvays, and colonial labor systems lo susÍoin lhentselt,es and lheir
project, .for.food, shelter, and the labor pool to guide llrcnt and lran.\porl
their inntense equipoge. "
But there is no trace of them in the frontispiece. Instead, the
native American depicted there is a ghost of the past. Like the
Victorian travellers to Greece who experienced a total lack of
correspondence between the inhabitants of the country who assisted
therrr and the human subjects of Altertuntstt,issenschaft, or like those
twentieth-century ethnographers who seek refuge in the exoticism of
tribal nomenclatule to evade the realities of exploitative social,
political and economic relations, the effect of the frontispiece is to
hide from view the conternporaneity of these nineteenth-century
travellers to South America and the peoples whorn they encountered.
The anthropologist Johannes Fabian (1983), describing the way in
which ethnographers conceive the people under investigation to
belong to a different order-including the tetnporal order calls this
'the denial of coevalness'. The native Americans are both
archaeologized and exoticized-processes which may be said to take
259
place in the eye ofthe beholder rather than to characterize the subjects
under observation (cf. Mason, 1996a).
It is in the eye of the (Humboldtian) observer that the GrecoRoman deities acquire significance as well. After all, their relevance
on the scene is solely justified in terms of Humboldt's vision of a
parallel between the Old World and the New. It reinforces the
archaeologization of the native Arnericans, irnplying a
contemporaneity with the mythological deities of Greece and Rorne
rather than with the observer. The quotation from Pliny the Younger
fufther reinforces this frame of reference: in comparing Greece's gifts
of civilisation, the arts and agricultural products to its neighbours with
the gifts of Europe to America, the colonial relations linking the Old
World to the New are obscured. The material wealth which Europe
had been deriving from America for centuries is transrnuted and
sanitized into archaeological wealth.
It should already be clear how the third component in the
iconography of the frontispiece-Mount Chimborazo-falls into
place within the Humboldtian view. As we have seen, its highly
personal connection with the man himself makes it function
sornewhat as a painter's signature operates on a canvas. It establishes
a relation of property-/r¡s volcanic peak-which detaches the
r¡ountain from its geographical setting in Ecuador and relocates it
within Humboldt's archaeologized America.
The connection between a natural phenomenon-the
volcano-and cultural phenomena-the pre-Colurnbian archaeological aftefacts-was closer at Humboldt's time than it might seem
to us today. Volcanoes, particularly in a state of eruption, were seen to
contribute
to the history of the earth in the same way
that
to the history of its inhabitants.
That this dual interest in antiquities and eruptions was fìnnly
established by the end ofthe eighteenth centuryrrcan be seen from
the activities of the British antiquary and diplornat Sir William
Hamilton in ltaty, where he served as British ambassador fron ll64
to 1800. An exhibition on his work in the British Museurn in 1996
bore the eloquent title: 'Vases and Volcanoes' (Jenkins and Sloan,
archaeological objects contributed
rr
For the firll convergence of the stutly of natural and human lristory in tlre nineteenth
cerrtury, see ScHNAPP, 1993, ch. 5.
-T
260
1996).
Peter MASON
A similar concern with volcanoes, though
MOVING MOUNTAINS AND RAISING THE DEAT)
transposed into an
Orientalist literary mode, can be found in the closing pages of
Williarn Beckford's The Vision (though written in lj7j, its first
English publication was in 1930). The superficiality of a knowledge
confined to the earth's surface is here contrasted with the profundity
that results from acquaintance with that other world that flourishes in
the caverns of the earth. The point where depth and surface meet,
where refined spirits converse with 'the simple descendants of those
former rulers of the West, the mighty Incas', is-Cotopaxi (Beckford,
1995, p.24). Closer in time and affinity to Humboldt is the Nofth
American landscape painter Frederic Church, who was regarded as
the Humboldt of painters; his various depictions of Chimborazo,
Cotopaxi and other active volcanoes were not just exercises in the
sublime, but the visual details embodied theories of the ernergence of
the eafth's crust (Manthorne, 1989).
It was thus only logical for the appropriation of Arnerican
nature to proceed hand in hand with the appropriation of the native
Arnerican past. Appropriation also called for adaptation within the
new context. Hence that which was being subsumed had to be
incorporated within a new, explicitly and emphatically European
framework. This process can be seen at work in the famous engraving
of Chimborazo, based on a drawing by Humboldt, on which the
different botanical species to be found at the different altitudes are
inscribed. Devoid of human presence, Chimborazo is represented as a
tabula rasa, to be filled in by a plethora of European names. It is
instructive to contrast earlier representations of another famous peak,
the Cerro de Potosí, on which the daily activities of native Arnericans
engaged in working the largest Spanish mine in the Ar¡ericas are
depicted.r2 In Humboldt's drawing, native American human activity
lras been suppressed, and the depopulated mountain is reinscribed
with the letters of a European taxonomy.
The frontispiece displays the convergence of a number of
rnechanisms: depopulation, deterritorialisation, archaeologization. In
other words, the human population of Central America and the Andes
is stripped of its lands, removed from the present, and consigned to a
r2
See, fbr exarnple, the widely reproduced woodcut from pedro de Cieza de León,s
Parte prinera dela chronica del Peru (Seville, 1553), based on an original drawing
by the chronicler himself'.
261
rigid archaeological past coeval with the ancient Egyptians, Greeks
and Romans. Yet it would be unjustified, on the basis of the present
analysis, to accuse Humboldt of collusion with the physical acts of
depopulation and deterritorialisation. For,
to repeat, we are here
concerned with the effects of the frontispiece. As a representation, it
inevitably stands for something else; it re-presents in a process of
creation of presence and absence. It would be crude and out of place
to treat it as an ideologicøl product, as embodying or reflecting
a
particular view of the colonial relations in which America and Europe
were involved; as I have argued elsewhere (Mason, 1992 and 1995),
the iconographical method pursued here does not tell us anything
about the various ideological readings-often mutually contradictory
ones-which may be derived from representations for politicocolonial purposes. There is thus no need to enter into an extensive
discussion of Humboldt's political sympathies. As stated at the
beginning of this article, visual representations sigraify, and the
meaning they produce is not controllable by a single author(ity). The
frontispiece constructs or invents a particular view of America, and its
effect on the viewer, whatever the intentions and allegiances of
Humboldt (or Gérard, for that matter) may have been, is to present
nineteenth-century America as a continent marked by continuity
rather than change, as an Old World rather than a New World. In
rnaking sense of the world, it does not interpret that world (that is our
.iob); it makes it.
262
MOVING MOUNTAINS AND RAISING THE DEAD
Peter MASON
263
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John Mo¡'¡AGu,'lu-
It is often the case that when apparently robust theoretical
statements based on synchronic ethnographic research are viewed in
an historical perspective, they seem overly sirnplistic or even flimsy.
One example comes from recent work on the Mesoatnerican calgo
system. The "classic" form of the cargo systeln (ranked hierarchy
of
offices dedicated to civil and religious activities, usually involving
costly fiesta sponsorships) had long been considered an ancient
Mesoamerican institution, as basic to social and religious life as caste
is to India or
lineage
to Africa.
Communities lacking
these
organizations were believed to be undergoing transforlnative change,
often referred to as ladinoization. Historical research has shown
that the civil-religious hierarchies described by
ethnographers did not emerge until relatively recently-in many cases
as late as the nineteenth century (Chance and Taylor, 1985; Rus and
however
Wasserstrom, 1980; Wasserstrom, 1978). In its earliest version the
cargo system was composed of civil posts, drawn for the most part
from the Spanish model of the cabildo, with the top offices occupied
by members of the indigenous nobility, and lower ranking offices by
commoners. Religious sodalities, or cofradías, became important
later, often because they could be used to shield comtnunal propefty
.
Vanderbilt University
John MONAGHAN
MrxrEC Cacrqurs
from rapacious colonial ofhcials (Farriss, 1984). Historically then, the
understanding cofradías is their properfy rnanagement
functions, something that was not apparent to modem ethnographers
who worked for the most part at a time when collectively-owned
obligations of the lower orders displaced from the caciques to the
town and the civil-religious government. There were also econolnic
factors that led to the erosion of the nobility-mismanagement, sale
of assets to Spaniards, and the general depression in the later colonial
period-that caused the nobility to sink to the level of commoners.
266
key to
assets had eroded. The loss
of these
assets, coupled
with a lessening
and eventual effacement of status differences between nobles and
conmoners, led to a shift in fìnancial responsibility for fiestas to
households, and the merger of civil and religious posts into a single
hierarchy. Chance and Taylor thus refer to the classic fonn of the
cargo system (or as it has been sometimes called the "traditional"
form) as the "modern" or "twentieth century" version (Chance and
Taylor, 1985, p. 22;Chance,1990).
In addition to showing that the classic forrn of the cargo
system is a temporally restricted development, historical studies
indicate it was a specialized one, suggesting we have elevated certain
ethnographic cases to the status of a universal. Research shows that
there were signifìcant regional differences with regard to structural
developments in the cargo system, the timing of change, and the
precipitating factors that led to change. Alt this has rnade debates
about the functions of the cargo system. its articulation with the larger
society and its role in economic arrangelnents seem simplistic
(Chance and Taylor, 1985). Nor should the presence or absence of a
cargo system be taken as an index oflndianness. Often the strength of
a parlicular system has as much to do with the political interests of
local caciques as it does with a socio-religious conservatism on the
parl of participants (Chamoux, 1987).
Another area where historical research is opening up a new
perspective
on
Mesoamerican societies concerns
the
indigenous
nobility. Because the indigenous nobility were so much a part of the
early colonial order that it is impossible to talk about any aspect of
society without discussing them, we have very good discussions of
their political roles, their position in developing econom ic
arrangements, their relationships with the Spanish conquerors. But, as
in his contribution to this volume, the
accepted wisdom has been that as the colonial period wore on, the
power and influence of the indigenous nobility steadily declined.
There was steady pressure from below, with dependent settlements
becoming independent from what were larger kingdorns with the
John Chance points out
261
There were also acculturative influences, where the nobility acquired
rnany of the habits and customs of the Spanish, often moving to
colonial cities and becoming culturally indistinguishable from the
growing mestizo population. Finally, in the early nineteenth century
they came under legislative assault, and the newly independent
nations abolished noble privileges and titles.
While this scenario cerlainly played itself oLrt in some areas,
recent work (Chance, 1989, 1996; Farriss, 1984; Ouweneel, 1995)
demonstrates it was by no means true of all, or perhaps even most, of
Mesoamerica. In many places the indigenous nobility made very
successful adjustments to colonial rule. Their power may have been
reduced, but this did not prevent them from occupying key roles in
social-economic and political structures. In some areas the colonial
regime may even have enhanced the nobility's position relative to
what it had been in the preconquest period (Chance, 1989). Ouweneel
suggests that given the continued power and influence of indigenous
caciques, the egalitarian peasant community may not have developed
at all in Central Mexico, and what existed instead was a variation of
the preconquest landed estate, with the indigenous elite occupying the
position of gobernador in the village administration and the rest of the
population functioning as their clients (Ouweneel, 1995, pp.778-779;
see also Chance, 1996, p.486 on Tecali). In other words, the typical
rural indigenous settlement, instead of being the historical product of
an independent village corporation as assulned in most of
the
ethnographic literature, is the product ofa seigniorial tnanor.
This paper examines the nineteenth and twentieth century
Mixtec nobility. Its aim is to follow the caciques of the Mixteca out of
the colonial period (where historians lose sight of them), bring them
into focus for socio-cultural anthropologists working in the twentieth
century. Its concern will not be so much on caciques as a social
category or group, but on their estates and the role the eventual
divestment of their estates played in the agrarian history of the
Mixteca. What the paper will show is that the indigenous caciques are
268
crucial for understanding contemporary land tenure and resulting
social and economic arrangements in a vast area of Western Oaxaca,
Southern Puebla and parts of Guerrero.l
Caciques and Clients in the Nineteenth Century
Although he acknowledges that caciques exist in the Mixteca
Alta in the nineteenth century, the historian Rodolfo Pastor
speaks
of
the institution as being "decadent" (Pastor, 1990, p. 208). A number
of ethnohistorians have argued that instead of seeing caciques as the
last representatives of a way of life fading from history, we see those
of the late colonial period like the nobility of Japan, Bali or Java: a
successful group who possess an economic and cultural capital that
equips them to take advantage of favorable opportunities when they
present themselves (Chance, 1989; Farriss, 1984; Haskett, 1991 ;
Ouweneel, 1995). As Chance points out (this volume) colonial Mixtec
caciques often were able to increase the size of their estates through
rnarriage alliance during the eighteenth century. This should not be
taken to mean that they remained unchanged, only that a vocabulary
evoking a decline or dilution can become a set of blinkers, blinding us
to evidence for their dynamism and success. I think the same
argument can be made, with some qualifìcations, for the nineteenth
century Mixteca. Indeed, the very cases Pastor cites to illustrate his
scenario of decadence-Don Esteban Calderón, who obtained a law
degree and became a leader of the liberal party in Tlaxiaco, and Don
José de Mendoza y Lara, cacique of Tejupan and Coixtlahuaca, who
is also a priest-he also labels as
269
MIXTEC CACIQUES
John MouecHaN
"adaptations" suggesting
possibilities other than decline (Pastor, 1990, p.209).
There are two key elements in Pastor's thesis of cacique
decadence. The fìrst is the loss of the prerogatives that guaranteed
cacique status after Independence in 1832-33. Without these supports,
the only way they could preserve their status was by changing with
the times and defending their estates from antagonistic groups (Pastor,
I An earlier version of this paper was presented at the second Mixtec Gateway Las
,
Vegas, Nevada, March I l-12, 1995. I would like to thank John Chance and Maarten
Jansen for their comments. I would like to acknowledge the indexes prepared by
Manuel Esparza to the AGEO (in particular Esparza, l99l). The following
abbreviations are used for archival sources: AGEO = Archivo General del Estado de
Oaxaca, and SRA = Secretaría de la Reforma Agraria, Oa,raca, Archivo General.
1990, p.208). Two objections can be raised here. First, Mixtec
caciques "changed with the times" right from the beginning of the
colonial period, so this was not something new. Second, far too much
emphasis can be placed on the effects of governmental legislation,
especially in far-off places like the Mixteca. Like the abolishing of
district organization in a later period, the reality of the institution of
cacicazgo did not disappear with Independence, and the caciques
become ex-caciques in legal documents (ust as we now refer to the
districts as ex-distritos).
The second element in Pastor's thesis of decadence is the
cultural assimilation of the caciques and the breaking of their ties of
defense and mutual support with local communities. Although it
appears the colonial legislation of 1576 that stipulated that no person
of mixed European and Indian blood could be a cacique was carefully
observed in the Mixteca during the early colonial period (Spores,
1967, pp. ll4-115), this does not hold true for the later colonial
period, so that by the nineteenth century there were individuals
referred to as cacique who were recognized by all concerned as not
being ethnically Indigenous. Don Mariano Lara
of
Puebla for
example, who controlled vast holdings in the Mixteca in the 1870s, is
referred to as a "cacique español' in the documents. Some individuals
confirmed as caciques were even non-lberian European immigrants.
Such was the case of the Toscano family, originally from italy, who
moved from Tamazulapan to take control of Santiago Chazumba in
the late nineteenth century.
However, most of the individuals labeled as caciques in the
nineteenth century for whom we have biographical information are
not as estranged from indigenous society as the toscanos. Don Martín
Villagómez, for example, who in about 1800 was cacique of Acatlán
and Petlalcingo, is fluent in mixtec.2 In the case of Don Mariano Lara,
the "cacique español' there was an important ethnic dimension to his
status. It was his wife, Doña Petra Aja de Lara, who inherited the
estate, from her father Don Leonardo de Aja. Although one document
suggests he may also have been a "cacique españoI".3 Don Leonardo
2
ACEO, Reparto y Adjudiciones, leg. 12, exp.9.
t SRA.
Comunal 563, Santo Domingo Tianguistengo.
270
John MoNacsaN
MIXTEC CACIQUES
de Aja traced his descent back to Don Carlos de Austria, who he says
was the cacique of Tilantongo and Teposcolula in 153 I .a
It is true that in the late colonial period those who maintained
tasks.6 The same was true
república de indios, the ability to hold political office) and one way to
make such a claim was to maintain a genealogy linking one to a
sixteenth century noble ancestor (Chance, 1996, pp.490-492).
cacique... "
"Tradición dice ... que sí efectivamente los caciques se
aprovecharon a los pobres arrendetarios porque iba a venir a moler las
mujeres y los hombres venían a cortar leña lo que se los ofrecía al
indigenous cacique identity could claim ceftain privileges
(exemption from tribute, and in communities that had the status of
However there were caciques in the nineteenth century Mixteca that
of
y Guzmán, cacique of Chazumba. Bautista y
Guzmán was bom in Chazumba in 1823, and in 1852 identifred
Jose María Bautista
himself as a"labrador" (as well as being the owner of all the land in
Chazumba). Oral history identifies his wife, María, by a Mixtec
surname, p. Yucutoo. This was obviously a couple who were much
less cosmopolitan than Aja de Lara, and whose position was based on
local connections. In a continuation of an old practice, Bautista y
Guzmán was, in 1852, the alcalde primero of the town government,
suggesting that cacique power continues to rest upon the control of
land and the municipal government, just as it did in the colonial
He later added that the caciques could punish you by not
renting land to you, or only renting you inferior lands.
In the oral history ofthe region today, caciques such as Jose
María Bautista y Guzmín are referred to as iya, the old term for the
indigenous elite. Iya translates as "holy lord" but it is important to
point out that sacredness in Mixtec religion can refer to a dangerous
presence. Ií, "holy," is thus used for individuals with prickly
personalities or fragile objects such as panes ofglass as well as gods.
In the area of the Mixteca Baja where iø is used to refer to caciques,
it is also the name for saints. Sr. Maximo
widows of the town would grind the tortillas and perform kitchen
122, Santa María Tindú TC 122. According to the Relación
Geográfica de Tilantongo and Codex Bodley, the ruler of Tilantoltgo in late preconquest and early colonial times was lya Q Cuaa,"Señor 4 Venado", who did not
receive a christian name; lris son and successor was baptized as Don Juarr de
' SRA, Comurnl
"Dicen que eslos señores, si no les hablaban con nacho respelo,
se enojaban o si no querían hasla a pegar a uno si no hablaba con respelo,
sí ... lo tratamos como-así se dice santo tanbien, iya como cosa sagrada
... cosa grande...".
As this suggests, some of the same ideological forms that
suppoded cacique power in the colonial and pre-columbian period
were extant in the nineteenth and early twentieth centuries.
What is significant about this is not so much the fact of
continuity with the colonial cacicazgo, but that such individuals
played
a major role in the area during the
12, exp. 8.
second half
of
the
nineteenth century. While there weÍe cacicazgos that disappeared in
the Mixteca Baja and Costa regions in the eighteenth century, a
preliminary survey has identifìed a total of sixty seven communities
in the nineteenth century have some connection with cacique landholdings. For example, in an 1852 survey of land holdings of ninety
communities
in the district of
Huajuapan
in the
Mixteca Baja,
nineteen of the towns are on cacique lands, and another three, while
possessing their own lands in the form of a fundo legal, are
surrounded by cacique holdings (often referred to as tierras del
Mendoza.
t AGEO.
Reparto y Adjudicaciones, leg.
Bautista Morales of
Chazumba explained the connection:
period.5
The Baja town of Asunción Cuyotepejí is a good example of
the scope of cacique control. In I 863 it had a population of about 500
people, and is on the lands of the cacique Andrés Villagómez. For the
use of his lands they paid him 100 pesos in annual rent. They also
owed him personal service, probably in a way that had not changed
tnuch since the sixteenth century. They harvested the crops he sowed,
and, when one of his children married, or when he hosted some other
fiesta, they were obliged to provide chickens and turkeys, and the
of Santiago Chazumba. According to Sr.
Maximo Bautista Morales:
an
are very closely tied to indigenous communities. Such was the case
271
n
AGEO, Reparto y Adjudicaciones, leg. 12, exp.
6.
John MONAGHAN
MrxrEC Cacreues
vinculo).1 This means that about a quarter of the towns in the
Huajuapan district are economically subordinate to a cacique at mid-
the Coast (Spores, 1974, p.302; Chance, this volume). Renting
pasture to the haciendas was clearly a practice of some caciques, and
they often engaged in sheep herding themselves. Having many plots
272
century.
Cacique Estates
The main source of cacique income in the nineteenth century
to have been the rental of land. While some caciques
managed their own estates, exacting services from their clients as in
the colonial period, in every recorded case the relationship between
appears
cacique and client in the nineteenth century is monetized, with the
clients paying the cacique rent for the use of plots of land or other
resources (such as the right to gather firewood). One can see how
important this source of income was for the caciques in the efforts of
some of them to encourage migrants to settle on their lands, and so
increase the pool of renters. Entire towns were founded this way, such
as Río Limón near Santo Domingo Tianguistengo.t This was a
strategy pursued by other large property owners, such as Guillermo
Acho, who bought up a number of cacicazgos in the coastal region of
the Mixteca (his holdings extended from Guerrero to the Río Verde,
and just south of Putla to the border of Jamiltepec). He brought
hundreds, if not thousands, of non-Mixtec farmers into the region
creating many new settlements in the process.
Caciques with particularly large and far-flung estates, such
as Doña Petra Aja de Lara, appear to have been absentee owners (she
lived in Puebla), renting their lands to Spanish or mestizos, who in
turn collected rents from Mixtec tenant farmers. Pastor says that most
cacique estates disappeared in the Mixteca Alta by 1825. One reason
that large estates may have persisted in the Baja and Costa may have
been ecological. The eighteenth and nineteenth centuries were the
heyday of the haciendøs volantes, huge herds of goats and sheep that
would annually migrate between the Tehuacán valley and the coast of
Oaxaca. The cacicazgos that are found in the Mixteca in the
nineteenth and early twentieth century are almost all along the
migratory route. Such was the case of Don Martín Villagómez, who
had titles stretching from Southem Puebla through the Baja and into
t AGEO, Reparto y Adjudicaciones, leg.
*
12, exp. 8.
SRA, Comunal 563, Santo Domingo Tianguistengo.
273
of grazing land strung along the route may have given the cacicazgo a
competitive advantage over other forms of land tenure, since they
could rent their land to a hacienda volante as a package. It may have
also given them an advantage over other herders, since their herds
would not have to pay for grazing rights.
Although the caciques were able to take advantage of
economic opportunities in the nineteenth century, it is true that an
absolute decline in the number of cacique estates begins in the 1860s.
The first major challenge to the cacicazgo in the Mixteca Baja appears
to have occurred during the suppression of the federalist revolt that
originated in Huajuapan de León and nearly succeeded in taking
Oaxaca City in the 1830s. General Antonio León, who was bom in
Huajuapan, led the govemment reaction, and criss-crossed the
Mixteca Baja in the years 1834-1837, apparently punishing supporters
of the federalists by seizing estates, some of it cacique land, and
distributing it to local tenant farmers. San Juan Cuitito obtained its
lands in this way.e
Some of the caciques affected by General León's land
redistribution were able to recover their property, but there seems to
have been a growing hostility to the cacicazgo institution in the Baja.
During the fìrst attempt by Mexico to enact a program of
in the 1830s, Huajuapan de León denounced and
took possession of San Miguel Papalutla, which had been part of the
lands possessed by the cacique of Chayuco.r0 Throughout the
desqntortizqción
Mixteca, there was strong popular support for the goals and programs
of the 1856 Liberal Reform, and a whole host of
sales
of
cacique
properties occurred in I 856, I 863, I 866 and I 895, years when federal
and state governments sought to enforce land disentaihnent. Although
the link between land disentailment and the sale of cacique properties
needs to be explored in more detail, it appears that during the wars of
the Reform many caciques abandoned the area, and the status oftheir
holdings was confused
by the unrest. When the situation was
" AGEO, Reparto y Ad.ludicaciones, leg. 12, exp. 8.
"'AGEO, Reparto y Adjudicaciones, leg.
12, exp. 8
275
John MoNacHaN
MIXTEC CACIQUES
normalized and those who left returned, this confusion continued.
Sometimes several individuals presented claims to the same
cacicazgo, as in Acaquizapán,ll while other caciques found their lands
taken over by former tenants, who believed that they had the right to
adjudicate them under the reform laws. This created a very
contentious situation, and it is clear that caciques sold their estate
because their tenants would not let them use the land, such as in case
of the Villagomez cacicazgo in Asunción Cuyotepeji.12 This was not
the rule everywhere in the 1860s, but it is clear that pressures to sell
were mounting, and caciques were looking for ways to divest
themselves of land holdings. The manner in which many of these
cacicazgos were sold led to major social and economic changes in the
Mixteca, with effects felt even today.
was their rights under the reform to become individual properfy
214
The transfer of cacicazgo property
Many caciques divested themselves of their holdings in a
way that indicates they viewed it as nothing more than an economic
transaction. Certainly those who transferred their cacicazgos to
outsiders, like Don Juan Pimentel who sold his lands in San Francisco
Teopan to individuals from neighboring Magdalena Jicotlán in 1876,
showed little regard for either tradition or their clients. Vy'e know
about this from a complaint alleging the people of Teopan would not
allow those from Jicotlán to take possession.l3 However most
caciques sold their land to their tenants. What they did was establish a
sale price, and the tenants pooled their money to meet it. Usually this
involved a mortgage as well, with the note held by the cacique or a
third party. This was a typical means of conveying communal or
church property to groups and individuals during the reform. In the
documents the tenants who purchase cacique lands are said to form
sociedades, such as the "sociedad por contrato de compra-venta de
Asunción Coyotepeji". McBride likens organizations such as these to
a stock company (McBride, 1923, p. 109).
The case ofCoyotepeji stands out because the former tenants
of the Villagómez were so militant in asserting what they believed
ACEO, Reparto y Adjudicaciones, leg.
l'" AGEO, Reparto y Adjudicaciones, leg,
't
12,
exp. l4
12, exp. 7 .
AGEO, Reparto y Adjudicaciones, leg. 12, exp.7.
owners. It is clear that Villagómezhad no other option but to sell the
cacicazgo to them, since outsiders would not risk purchasing a
property that was a focus of so much conflict-at least for the price
that Villagómezwanted-and Villagómez had diff,rculty in getting his
tenants to fulfill their traditional obligations. The problem with this is
that so much of our historical evidence is based on contentious court
cases that we may overstate the tensions and conflicts that existed
between caciques and their clients. Oral history indicates that the
transfer of land to tenants could be informed by their seigniorial ties.
According to Sr. Bernabé Guzmán, this is what happened in San Juan
Nochixtlán. Their cacica simply turned the land over to them at her
death, and she apparently made them aware of her intentions long
before she passed away. A contributing factor in this case was an
absence of heirs, but there are other instances where the cacique
turned the cacicazgo over to his or her clients, without, apparently,
demanding any payments. Although occurring before 1852, testimony
indicates that this is what the cacique Don Rafael did, leaving lands to
the people of Santo Domingo Tonalá, as well as the town of San
Pedro Martir in the paroquia of Petlalcingo.ra Likewise, according to
the agente municipal of Santa Catarina Zapoquila, oral history records
that their lands were given them by Don Diego de Velasco y Mendoza
probably in the early eighteenth century. Velasco y Mendoza had
inherited the lands from his parents, Don Juan de Mendoza and Doña
Andrea de Velasco y Guzmán.15
The Sociedad Agrícola and the Agrarian Reform
The existence of sociedades originally formed to buy cacique
lands has made the contemporary agrarian situation extremely
complicated. While sociedades can be found throughout the Mixteca
Baja and into Guerrero and Southern Puebla, they were rare enough
that most of the officials in charge of implementing the sweeping
agrarian reform after the Revolution did not recognize them for what
they were, and persisted in trying to understand them in terms of one
of the more common categories of land tenure. However, the sociedad
I
AGEO, Reparto y Adjudicaciones, leg.
12, exp. 8.
't AGEO, Reparto y Adjudicaciones, leg.
12. exp. 2.
217
John MoNecHeN
MrxrEC Cncrques
was not a hacienda, or pequeña propiedad, or tierra comunø|, even
though it shared features with all three. It is true the title held by the
sociedad often covered a large expanse of land, like a hacienda, but it
usually did so out of ignorance of the local situation, but some were
also motivated by an ideological bias against private property. In most
276
was worked by many individuals, each of whom considered himself
or herself an owner, as if it were a pequeñø propiedad (yet without
individual titles). In some respects the sociedad seemed like a land
holding village, since members often asserted that they held the
property in, as they sometimes put it in the documents,"mancomún".
However, the rights were not secured by a corporate grant issued by
the Spanish Crown (or later the Mexican state), but by a bill of sale
(sometimes backed up by colonial documents detailing the boundaries
ofthe cacicazgo, ceded by the cacique to the sociedad). Since many of
the sociedades were formed at the height of liberal assault on
corporate property, members were often at pains to point out that they
were not forming a"comunidad civiÌ' but were instead celebrating a
of purchase between a landowner and a group of private
individuals.r6 In later disputes the sociedad often displayed receipts of
payment oftaxes as assessed private owners ofproperty to back their
claims. Furthermore the sociedad agrícola and the community are not
usually coterminous. Chazumba, for example, has five sociedades
agrícolas. These were formed at different times, when the opportunity
to purchase cacique estates presented itself. They each have a name
(e.g. sociedad Nuevo Hijo, sociedad Yucusaa, sociedad Agua de
Vena), they have elected officers (president, secretary and treasurer),
rnaintain a collective fund for sociedad expenses, pay the property
tax, and work tequios. In some cases the sociedad has title to lands
that are in more than one municipality. Also, in the case of multiple
sociedades, it is rare that a household belongs to all of them. In
Chazumba only a few individuals belong to five, with most belonging
to only one or two. There are also some citizens of Chazumba who
don't belong to any, and rent the lands they farm from sociedad
contract
rnembers.
ln the survey work the engineers of the Agrarian Reform
Secretariat carried out in the decades of the 1930s, 1940s and 1950s
preliminary to the issuance of federal land titles they often tried to
classify the sociedad agrícola as either communal land, or eiido. They
'n
AGEO, Reparto y Adjudicaciones, leg.
12, exp. 6.
cases, these efforts played havoc
with what was already a
tense
if
a reclassification were carried out, and would receive little
situation, since sociedad members would have to give up privileges
such
benefit
in
return. For example, unlike traditional ejiditarios, the
members of a sociedad had the right to buy and sell their shares. Also,
any redistribution of land would be contrary to the interests of a
significant group of sociedad members. Since the amount of land one
received when the sociedad was formed was in proportion to the
contribution one made to the purchasing price, inequalities were
institutionalized from the beginning.rT In almost every case the efforts
of the Agrarian Reform engineers either created conflict with the
state, or else the reclassification became a focus of contention for
factions within the locale. In many documents one reads of entire
towns pitted against the Agrarian Reform Secretariat, with members
stridently asserting that they were private property owners, and had no
interests in ejidos or communal land tenure or any other forms of
collective land ownership. Sometimes this struggle took on an almost
heroic dimension, and it appears-more work needs to be done on
this-that sociedad members were denied access to government
support for agricultural development because of their opposition.
Although the direct links need to be worked out, and the religious
conservatism of the area is an important factor, the Mixteca Baja has
traditionally been an area of strength for the PAN, electing party
members to local offices as early as the 1950s. The PAN message of
support for individual property owners may have had broad popular
appeal in this region. PAN adherents were usually supporters of
sociedad agrícolas in their fights against reclassification.rs
As mentioned, local factions would try to take advantage of
the Agrarian Reform Secretariat's biases and confusion to pursue their
own agendas. One example concerns sociedades that extend across
municipalities. In this case, the members of a municipality would seek
to have the property of the sociedad located in their rnunicipality
designated communal, thus depriving non-resident sociedad members
It 8.g.. AGEO, Reparto y Adjudicaciones AGEO leg. l2 exp. 6.
r*
8.g., SRA, Comunal 435, San Pedro Yodoyuxi, Tranquilino Granados to Delegado,
dec.
7
. 1965.
John MONAGHAN
MrxrEc Cacreugs
of their rights to work the land. Another example are those members
of a municipality who were not members of a sociedad, and who
fought to have the land reclassified as communal or ejido, thus giving
them access to land, but depriving members of the sociedad of their
full rights. This was the case of a drawn out dispute in San Pedro
Yodoyuxi (it began in 1942 and is still being fought today) where a
group of about 25 vecinos sought reclassification of the lands as
communal, some after selling their shares in the local sociedad,
"campesinos y agricultores de Yodoyuxi". Ninety vecinos were
century without understanding how land is held and distributed in
sociedades agrícolas, or how these organizations articulate with other
institutions, such as the municipality. At the same time, sociedades
278
however opposed to reclassification.le
Despite the pressure put on sociedades by the government
and others to reclassify the land as ejidos or communal property, and
despite army intervention, jailings and even assassinations, I am
aware of only one sociedad that actually made the change. This
reclassification took place in a community where the sociedad formed
in the nineteenth century became communal land in the twentieth
century. What made this possible was that this was one of the rare
instances where there was an exact correspondence between
cornmunity membership and sociedad
rnernbership. The
reclassification was therefore uncomplicated, because people could
still go about working their plots, and even buying and selling
tusufruct rights to one another, but they could also do so without
paying property taxes on their land (the contribución directo al
Estado) which was necessary to guarantee the title of sociedad
holdings. This was in fact the reason the Agrarian Reform engineer
gave for promoting the reclassification. Another interesting dimension
of this case is that it shows that with the purchase of cacique lands,
the period of the liberal reform actually saw the creation of
a
corporate indian village where none before existed, the exact reversal
of what was generally supposed to have happened at this time.
Conclusion
It is axiomatic that contemporary social patterns in rural
Mexico are closely connected to land tenure. ln the Mixteca Baja
region one simply cannot understand contemporary patterns of
stratification or conflict, nor the historical dynamics of the last
"'SRA, Comnnal 435, San Pedro Yodoyuxi.
219
agrícolas cannot be understood apart from the cacique-client
relationship of the late colonial and nineteenth centuries. Although
there could be considerable pressure placed on caciques by clients to
turn their estates over to them, the sheer number of these transfers,
occurring in so many different places over such a long period of time,
coupled with the examples of towns being made gifts of land by
caciques, argues that the phenomenon must be seen in the context of
the seigniorial relationship between indigenous caciques and their
people. I have not come across such a transfer between non-cacique
landowners and tenants in any part of the Mixteca.
What eventually happened to the caciques?
Because
ethnographic fieldworkers have not conceived of indigenous society
as having a recent seigniorial antecedent, no work has been done on
the question, and any statements at this point would be purely
speculative. It is true that continued sales of land by individuals with
cacique surnames are registered in the 1930s and 1940s, when the
government Agrarian Reform threatened to break up the last of the
large landholdings in the Mixteca Baja and distribute the land into
ejidos. Some individuals with cacique surnames are listed as owning
ranchos as late as the 1960s, so it would not be a surprise if
descendants of the Mixtec nobility still occupy these lands today.
280
MIXTEC CACIQUES
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