EL SUFRIMIENTO EN LOS ESCRITOS DE ETTY HILLESUM:
UNA ESCUELA DE SABIDURÍA
En estos tiempos contemporáneos, las preguntas en torno al por qué y al cómo del sufrimiento
se han convertido en una cuestión esencial. Así las cosas, pensar ‘lo humano’ ha sido un
camino acertado para descubrir, más detalladamente, aquella Historia del sufrimiento
(Leidensgeschichte) que aún sigue en curso. Mediante un acercamiento a los Escritos de Etty
Hillesum, se presentan algunas perspectivas filosófico-teológicas que posibilitan no sólo que
se clarifique el papel del sufrimiento en la vida del ser humano, sino que éste se presente
como una Escuela de sabiduría (Weisheitsschule).
Palabras clave: Etty Hillesum, condición humana, sufrimiento, sabiduría, mística.
THE SUFFERING IN THE WRITINGS OF ETTY HILLESUM:
A SCHOOL OF WISDOM
In contemporary times, questions about the essence of suffering have become an essential
issue. Thus, thinking about the ‘human’ has been a successful way to discover, in more detail,
The History of suffering (Leidensgeschichte) that is still present. Through an approach to the
Writings of Etty Hillesum, some philosophical-theological perspectives will be presented that
will make it possible not only to clarify the role of suffering in the human being, but to present
this suffering as a School of wisdom (Weisheitsschule).
Keywords: Etty Hillesum, human condition, suffering, wisdom, mystic.
ANDERSON F. SANTOS
Pontificia Universidad Javeriana (Colombia)
[email protected]
EL SUFRIMIENTO EN LOS ESCRITOS DE ETTY HILLESUM:
UNA ESCUELA DE SABIDURÍA
“No conozco otro caso en el que el sufrimiento haya sido
una escuela de sabiduría como en el caso de esta joven holandesa, Etty Hillesum”
Manuel-Reyes Mate
El filósofo español Manuel-Reyes Mate, en su libro “Por los campos de exterminio”, se
refiere a Etty Hillesum con una caracterización doble: una figura poco conocida y con una
profundidad sorprendente1. Luego de dieciséis años de estas palabras de Mate, se logra
evidenciar cómo la joven de Middelburg, Etty Hillesum, ya no resulta ser tan extraña para el
mundo; el Centro de Investigación Etty Hillesum2 (EHOC), fundado el 13 de junio de 2006,
ha contribuido a que sus Escritos se hayan expandido por diferentes partes del mundo 3 y a
que se esté acrecentando, en el mundo académico, el interés por acercarse al legado de esta
gran mujer.
La profundidad del pensamiento de Etty Hillesum, condensado en su Diario y Cartas, se
ha convertido en un itinerario por la esencia de la humanidad, que permite vislumbrar la
riqueza que se esconde en ‘lo humano’. Hoy, el ser humano es presentado,
fundamentalmente, como actualidad y potencialidad, como finitud y capacidad4, como una
realidad que señala, al mismo tiempo, lo cercano y lo lejano, y que reclama una vital apertura
hacia el misterio que se esconde en su interior. Etty Hillesum transparenta su proceso de
configuración íntimo como una travesía por las profundidades del misterio de ‘lo humano’;
ella quería conocerlo todo, vivirlo todo, comprenderlo todo, porque, como dijo Sófocles,
“nada es tan enorme como el ser humano” (Sófocles, 1900). Hablar del ser humano es,
entonces, hablar de búsqueda, de permanente cambio, de camino siempre por recorrer.
1
Mate, Por los campos de exterminio, 22.
Etty Hillesum Onderzoekscentrum. http://www.ehoc.nl/
3
Según la información que provee el EHOC, algunos de estos países son: Países Bajos, Bélgica, Francia,
Alemania, Suiza, Italia, España, Reino Unido, Irlanda, Canadá, Estados Unidos, Colombia, Brasil, Australia,
entre otros.
4
Cfr. Navarro, “‘Lo humano’ y la experiencia mística desde el relato de Etty Hillesum”, 140.
2
2
Ahora bien, Etty Hillesum comprende lúcidamente que la vida y las relaciones humanas
tienen infinitos matices5 y, cómo son estos matices los que hacen de la esencia de ser humano
una significativa ambivalencia entre familiaridades y extrañezas: somos seres extraños6,
completos jeroglíficos difíciles de descifrar7; pero, hemos sido creados todos a “imagen de
Dios”, somos semejantes, compartimos el mismo mundo. Podríamos escribir miles de
cuartillas sobre nuestras similitudes físicas, cognoscitivas y conductuales, pero, de la mano
de Etty Hillesum, vamos a adentrarnos en una semejanza notable, en uno de aquellos rasgos
presentes en ‘lo humano’ que reclama atención: somos seres vulnerables y frágiles, venimos
del polvo, sufrimos. El ser humano de todas las épocas, culturas y religiones se enfrenta
permanentemente con la cuestión del sufrimiento y, en definitiva, con el drama concreto y
real de su propio dolor.
José Torras y Bages, en “La ciencia del sufrir”8, describe el sufrimiento como un
ingrediente tan íntimo en la presente vida terrenal, que sin él la existencia se volvería
insoportable. No habría nada peor que un hombre que no tuviese ningún problema, ninguna
contrariedad, que todo fuera a su placer, que nadie le contradijera, que todo el mundo le diera
la razón, que en el momento de tener un gusto enseguida experimentara su satisfacción; quien
viviese en esta atmósfera, caería en la desesperación9. Aunque, para Etty Hillesum, la vida
se percibe como un largo camino de sufrimiento en el que el hombre debe aprender a no ser
ni amo de su dolor, ni fugitivo de él, ni su esclavo, sino su redentor10, la manera de
comprender el sufrimiento en la mayoría de los seres humanos no es así, sino que, antes de
plantarle la cara al sufrimiento, le damos la espalda, lo anestesiamos11.
5
Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, 55.
Ibíd., 184.
7
Ibíd, 172.
8
Torras y Bages, La ciència del patir, 211-212.
9
Como afirma Daniel Innerarity, “quien tiene todo lo que quiere, raya la desesperación” (Innerarity, Libertad
como pasión, 85).
10
Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, p. 67.
En la traducción al inglés del Diario, se encuentra la siguiente anotación del 15 de diciembre de 1941: “And a
bit later during the day I came across this in Suares: ‘Pain is not the site of our longing but the site of our
certainty...’ I do not claim that we must look upon pain as perfection. Indeed, we must do all we can to rid
ourselves of it. But we must be acquainted with pain. Real man is neither master of his pain, nor a fugitive from
it, nor its slave: he must be pain's redeemer” (Hillesum, The letters and Diaries of Etty Hillesum, 183).
11
Cfr. Cardona, Mal y sufrimiento humano. Un acercamiento filosófico a un problema clásico, 12.
6
3
La reacción que tiene el hombre contemporáneo frente al sufrimiento, especialmente en
nuestra cultura occidental, ha sido descrita por Davanzo, en el Nuevo Diccionario de
Espiritualidad, con realismo dramático: la mentalidad secularizadora que agudiza la tensión
hacia las realizaciones terrenas, el mito del bienestar, la confianza en el poder tecnológico y
la creciente sensibilidad psicológica son factores que provocan una mayor alergia a toda
forma de sufrimiento y una espera, a veces neurótica, de soluciones inmediatas12. No se puede
esperar ni se debe sufrir más; el consumismo, el uso excesivo de los fármacos analgésicos y
la repetición obsesiva de los exámenes clínicos hacen parte de la tendencia a liberarse del
sufrimiento cuanto antes y como sea. Sin duda, como dice Aquilino Polaino, “estamos en una
cultura en la que el sufrir tiene mala prensa. El dolor es hoy un dis-valor”13 y el discurso de
nuestras sociedades contemporáneas está empeñado aparentemente en eliminar el
sufrimiento y en pavimentar el ‘camino’ del hombre a la felicidad.
Así las cosas, muchos pensadores se han pronunciado, frente a esta algofobia14, buscando
devolverle el valor y el lugar que merece el sufrimiento en la esfera de ‘lo humano’. Por
ejemplo, el filósofo alemán Ernest Jünger acentuó que el dolor es una de esas llaves con que
el ser humano logra abrir las puertas no solo de lo más íntimo, sino a la vez del mundo. Pues,
cuando alguien se acerca a los puntos en los que el ser humano se muestra a la altura del
dolor o superior a él, logra acceder a las fuentes de las que mana su poder y al secreto que se
esconde tras su dominio. Dice Jünger, “¡Dime cuál es tu reacción con el dolor y te diré quién
eres!”15
En esta comunicación, se presentará un acercamiento al sufrimiento humano, desde la
experiencia de Etty Hillesum. Sus abundantes referencias en torno a la cuestión del
sufrimiento hacen que sus escritos se conviertan en una fuente infinita de la que mana un
conocimiento superior, aquel que solamente surge del corazón de alguien que experimentó
todo cuanto escribió y logró impregnar de sentido hasta sus silencios más profundos.
Davanzo, “Enfermo-Sufrimiento”, 426.
Polaino, “Más allá del sufrimiento”, 312.
14
Algofobia: fobia al dolor. Esta palabra está formada por la articulación de los sustantivos griegos ἄλγος (dolor)
y Φόβος (fobia, miedo). Se trata de una verdadera fobia a la percepción de la más leve dolencia.
15
Jünger, Sobre el dolor. Seguido de La movilización total y Fuego y Movimiento, 13; Cardona, Mal y
sufrimiento humano. Un acercamiento filosófico a un problema clásico, 13.
12
13
4
En un primer momento, se presentará una aproximación a la Historia del sufrimiento
(Leidensgeschichte) a través de la lectura detenida de algunos fragmentos del Diario de Etty
Hillesum que evidencian su experiencia con el dolor y que ayudan a clarificar su papel en la
vida del ser humano. En un segundo momento, se ahondará en la resignificación del
sufrimiento como un paso “del sufrir al saber”: el sufrimiento como escuela de sabiduría
(Weisheitsschule). En un tercer momento, se mostrará la estrategia interior que desarrolló
Etty Hillesum para transformar sus sufrimientos en sabiduría y que la convirtió en portavoz
del sentido y de la belleza de la vida.
1. UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA DEL SUFRIMIENTO
“Me sorprende ver la palabra ‘sufrir’ fluir de mi pluma otra vez”
Etty Hillesum, 23 de mayo de 1942
Somos parte de la historia, somos seres históricos. El tiempo nos construye, nos crea, nos
moldea, nos va tiñendo a través de múltiples vivencias en las que estamos inmersos. Somos
una construcción incompleta en un devenir incierto, siempre estamos configurando nuestro
ser, estamos ‘siendo’. Ortega y Gasset señalaba que, como hombres, no tenemos naturaleza,
sino historia; porque la historia es el modo de ser de un ente que es constitutivamente,
radicalmente, movilidad y cambio. La historia compone siempre un movimiento, un
entrecruzamiento complejo, una suerte de lectura atravesada por la experiencia del presente.
A través del tiempo, la historia humana se ha ido estableciendo en su mayor parte como
una historia de emancipación progresiva16, de libertad (Freiheitsgeschichte), según el relato
de los vencedores, y los sufrimientos de los hombres se han interpretado como un
“instrumento de progreso histórico”17. La historia ha estado al servicio de las élites
dominantes, de los conquistadores, de las guerras, la política, y la economía. No obstante, el
hecho de que la muerte, los padecimientos y el dolor hayan acompañado a todos los hombres
desde la más temprana historia de la humanidad, y que éste siempre haya reaccionado ante
estas realidades, impulsa a que, no en menor medida, la historia reclame ser leída, también,
16
17
Así lo expresa J. B. Metz sobre todo en la primera parte de su obra “Zur Theologie der Welt” (1968).
Arendt, Orígenes del Totalitarismo, 412.
5
como historia de sufrimiento (Leidensgeschichte)18. Precisamente la forma de reaccionar ante
la muerte nos habla de cómo es un pueblo, una cultura, una civilización y, sobre todo, de
cómo es el ser humano.
Sin embargo, una gran mayoría no quiere escuchar esta historia, porque hacerlo supondría
tener que responder a cuestiones problemáticas, como aquella que pregunta si tal vez se pudo
hacer algo para evitar algún sufrimiento, y si acaso no es responsable de él todo aquel que
guarda silencio y se muestra indiferente. O, como ya dijimos, simplemente no se quiere
escuchar porque se hace parte de ese gigantesco grupo de algofóbicos.
Desde la dialéctica negativa propia de la Escuela de Frankfurt, Theodor Adorno19 se ha
acercado al sufrimiento con el propósito de buscar una revelación completa de la historia, a
través de una lectura de la historia de la humanidad como historia passionis20, en la que se
pretende dejar hablar al sufrimiento para descubrir toda verdad. Según T. Adorno, W.
Benjamin, M. Reyes Mate, J. B. Metz, y V. Frankl, el sufrimiento viene a constituir una
condición de posibilidad de la verdad, un lugar de revelación. En efecto, y puesto que el
sufrimiento resume la historia más secreta de cada ser humano y viene a ser la clave que
revela lo que realmente el hombre es, la pregunta antropológica fundamental no sería la de
“¿quién piensa?” o “¿quién habla?”, sino la de “¿quién sufre?”21. Paradójicamente, como lo
afirma Víctor Frankl, el que pregunta por el sufrimiento olvida que el sufrimiento es pregunta
y que es el hombre el que es interrogado por él. Es el hombre doliente, sufriente, homo
patiens, el que debe responder a la pregunta de su existencia por el quid del sufrimiento22.
18
Metz articula su punto de vista teológico con las teorías históricas de Walter Benjamin y define la historia
como ‘historia del sufrimiento humano’.
Cfr. Metz, La fe, en la historia y la sociedad, 134; Ashley, Interruptions: Mysticim, Politics and Theology in
the Work of Johann Baptist Metz, 118.
19
Adorno, Dialéctica negativa, 27.
20
Manuel-Reyes Mate no habla de historia passionis sino de una memoria passionis que consiste en una la
lectura patética de la historia en busca de la reivindicación de esa zona oscura de la realidad que escapa al
concepto. Lo anterior, con el fin de lograr una lectura de la historia desde el pathos. Si bien la filosofía de la
historia tiene un ingrediente racional, aquí se reivindica otro tipo de lenguaje: el relato, la narratividad como
modo y manera de aclarar y actualizar la historia del ser humano. Para Reyes Mate, esta memoria passionis o
lectura patética de la historia no deberá entenderse como una theologia crucis, sino como una auténtica filosofía
de la religión que ahonda en ‘lo humano’.
Cfr. Mate, En torno a una justicia anamnética, 108.
21
Metz, Por una cultura de la memoria, p. 61.
22
Cfr. Frankl, El hombre doliente. Fundamentos antropológicos de la psicoterapia. 297.
6
Ahora bien, al asumir que el dolor es siempre histórico, siempre moldeado por un tiempo,
un lugar y una cultura23, pensar en una cartografía que revele todos los sufrimientos de la
historia resultaría, esencialmente, imposible, debido a que el sufrimiento no es una realidad
comunicable a través del discurso de la precisión conceptual, sino que se padece y se expresa
en la redundancia de lo onomatopéyico: ¡auch!, ¡ay!, ¡ouch!,¡autsch!
“El dolor no se deja conocer, si por conocer entendemos atrapar”24.
Algunas experiencias particulares han logrado entrever aquella esencia del sufrimiento
humano y han expuesto, desde sus perspectivas, este asunto. Etty Hillesum, el 30 de
noviembre de 1941, escribe en su Diario que la vida de todos los seres humanos deviene en
una sola historia de sufrimiento (Leidensgeschichte) y que escribir sobre ello implica un
detenimiento prolijo25 que no reduce el sufrimiento al dolor físico, sino que reclama una
palabra sobre las realidades más conflictivas de la experiencia humana.
Aunque no se encuentra una clasificación del sufrimiento en los Escritos de Hillesum, se
puede percibir la manera en que ella abarca la realidad del sufrimiento desde una experiencia
dialógica, siempre abierta, en constante búsqueda, y en sintonía con la triple relación vital
que desarrolla Martin Buber, Emmanuel Lévinas y otros muchos filósofos, teólogos y
psicólogos. En primer lugar, Etty Hillesum se pone en diálogo con su propia existencia
encarnada, se lee a sí misma (gnóthi seautón), y relata descriptivamente sus propios
sufrimientos (somáticos, psico-somáticos, anímicos y espirituales); en segundo lugar, abre
su horizonte y rastrea aquel sufrimiento impregnado de materia social, cultural, relacional26,
el sufrimiento compartido con el otro, con su familia, con sus amigos, con su país, con el
mundo; en tercer lugar, se acerca a la paradoja del Dios impotente que sufre en Westerbork,
Vught, Auschwitz y en los demás campos de concentración.
El dolor tiene un primer nivel, biológico y físico, donde se manifiesta como reacción a
un estímulo sensitivo perjudicial. “El dolor es un daño sentido”27. Etty Hillesum relata la
23
Cfr. Rankka, La mujer y el valor del sufrimiento. Un tremendo y asombroso remar hacia Dios, 51; Morris,
The Culture of Pain, 20.
24
Cantista, “Na raiz do sofrimento. Uma fenomenologia do dom”, 283.
25
Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, 66.
26
Cfr. Le Breton, Antropología del dolor, 10.
27
Yepes, Fundamentos de Antropología: un ideal de la excelencia humana, 442.
7
manera en que se veía afectada por constantes dolores de cabeza, molestias gástricas y
frecuentes indigestiones, úlceras y anemia, cansancio constante, grandes ampollas en sus
destrozados pies y largas noches de insomnio; deja huella de sus altos niveles de dolor al
afirmar que necesitaba sus tres, cuatro y hasta seis aspirinas diarias, una libra cada mes28. Su
cuerpo se convirtió en receptáculo de muchos dolores, y vio debilitada su esencia física de
distintas maneras29.
El 4 de septiembre de 1941, escribe:
En un día como hoy me imagino que no hay nadie que sufra tanto como yo. Como cuando
alguien siente todo su cuerpo dolorido y no puede soportar que otra persona le toque ni con
un solo dedo, así es mi cuerpo o como uno lo quiera llamar. La impresión más pequeña me
duele. 30
Desde las primeras páginas de su Diario, Etty Hillesum se describe como inmersa en un
“atasco espiritual” (seelische Verstopfung), que hacía que todo su interior estuviese en
constante intranquilidad, inseguridad y confusión31. Llega a manifestar el sentirse como
“podrida por dentro”32 y viviendo un “terrible purgatorio”33. Su sufrimiento espiritual
consistía en una batalla interior, un tira y afloja entre el caos de una vida sin sentido y la
búsqueda de su esencia personal34. Además, se hace explícita una sucesión de sufrimientos
relacionados con sus estados anímicos. Etty Hillesum deja testimonio de aquellos momentos
en los que se sentía insatisfecha y desanimada de la vida35, al no lograr salir de su
“estancamiento”36.
El 9 de septiembre de 1941, manifiesta que siente un gran abatimiento, un sentimiento de
angustia interior y una sensación de estar aplastada por un gran peso37. Un sufrimiento
28
Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, 7; 17; 23; 28; 36; 39; 42; 46; 49; 55; 70; 80;
117; 189; 191.
29
Ibíd., 50; 113.
30
Ibíd., 42.
31
Ibíd., 4; 17.
32
Ibíd., 34.
33
Ibíd., 42.
34
Ibíd., 54.
35
Ibíd., 16-17; 27.
36
Ibíd., 22.
37
Ibíd., 46.
8
acompañado de todos los sentimientos negativos propios de una persona de occidente que no
entiende el ‘arte de sufrir’38: miedo, resignación, amargura, odio, desesperación.
Sobre lo anterior, Miguel de Unamuno, en su obra acerca del sentimiento trágico de la
vida, nos recuerda que no sabemos tener corazón o pulmones hasta que no nos duelen,
oprimen o angustian, debido a que el dolor físico o siquiera la molestia, es lo que nos revela
la existencia de nuestras propias entrañas. Asimismo, ocurre con el dolor espiritual, con la
angustia, pues no nos damos cuenta de tener alma hasta que ésta nos duele39. En efecto, el
alma humana siente lo que padece el cuerpo y en el cuerpo, casa del alma, se reflejan las
dolencias más profundas del ser humano. Duele el alma en el dolorido cuerpo.
Ahora bien, el entorno familiar también fue un lugar de sufrimiento en el relato de Etty
Hillesum. Ella compara su casa con un “manicomio” y manifiesta que allí siente que le
succionan su energía40. El 8 de agosto de 1941 dirá que su familia es una “mezcla de barbarie
y cultura”41. Sufría al saber que en el ambiente tragicómico y deprimente de su hogar ningún
ser humano podría desarrollarse; era una familia en la que vagaban peligrosos gérmenes
patógenos42. Además, ella misma llega a sentirse como una “canalla miserable, comodona
desgraciada”43, al comprender que gran parte de los problemas que tenía con su familia era
porque siempre pensaba primero en ella y nunca se ‘desacomodaba’ un poco para sanar los
vínculos afectivos con sus padres y mejorar aquella “relación entre generaciones”44.
Uno de los sufrimientos más profundos que vivenció Hillesum estuvo ligado a sus
vínculos afectivos. Un egoísta y posesivo amor la llevó a sentirse como desgarrada por
dentro, y a mantener por largo tiempo su corazón intranquilo y nervioso45. Estas múltiples
crisis afectivas la condujeron a vivir periodos de profunda tristeza y soledad46. Etty, el 18 de
junio de 1941, asocia esencialmente este sufrimiento a su inmadurez afectiva, a sus intentos,
38
Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, 114.
Unamuno, Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos, 210-211.
40
Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, 36.
41
Ibíd., 37.
42
Ibíd. 38; 69.
43
Ibíd., 64.
44
Ibíd., 66.
45
Ibíd., 14-15.
46
Ibíd., 23.
39
9
distorsionados y antinaturales, de sacar fuerzas para vivir de otra persona y no de la vida
misma47.
E. Hillesum escribe sobre todo el sufrimiento colectivo que padeció al verse inmersa en
un momento histórico amenazador y ominoso48, en la época de la Segunda Guerra Mundial.
En su Diario se lee cómo se propagaban las noticias de los múltiples arrestos, de los más de
700.000 judíos asesinados colectivamente en 194149, del terror de los Campos
concentracionarios50, de la solución final de la cuestión judía (Endlösung der Judenfrageen)51
y de aquel “destino común” (Massenschicksal)52; siente cómo las pequeñas crueldades se
amontonan cada vez más53, conoce los sentimientos angustiados de la gente, la persecución
y la represión, la indiferencia, el odio impotente y el enorme sadismo, conoce la crueldad
humana. Especialmente en el cuaderno 4 Etty Hillesum escribe cómo es testigo de una
situación social en la que se gesta una de las mayores catástrofes humanitarias54.
En efecto, Etty Hillesum vive inmersa en tiempos de oscuridad en los que cuesta
mantener a salvo ‘lo humano’, en tiempos convulsos55. Para dimensionar el proceso de
deshumanización que se llevó a cabo en los Campos de concentración, Giorgio Agamben56,
por ejemplo, dirá que los judíos no eran asesinados, sino que eran eliminados de su
humanidad, eran convertidos en piezas de un almacén de la empresa de cadáveres, eran
liquidados imperceptiblemente en los campos de exterminio, morían en masa y por inanición.
Resulta fundamental añadir que, mientras Etty Hillesum vivenciaba todo el sufrimiento
de la humanidad y lo inhóspita en que se convertía la vida, también revelaba el sufrimiento
47
Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, 28-29.
Ibíd., 26.
49
Ibíd., 38; 113.
50
Ibíd., 26.
51
Ibíd., 54.
Raúl Hilberg, en su libro “La destrucción de los judíos europeos”, hace referencia a algunos de los hechos que
ocurrieron en Holanda en octubre de 1941, bajo el matiz político-económico: a los alemanes les interesaban
absolutamente todas las empresas judías, todas las acciones judías, todas las opciones judías y todos los
derechos acreedores judíos. Se trataba de la penetración y dominación del capital holandés
(Kapitalverflechtungen), por parte de los alemanes.
52
Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, 137.
53
Ibíd., 93; 96.
54
Cfr. Arriero, La vida es bella a pesar de todo, 62.
55
Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, 94.
56
Cfr. Agamben, Lo que queda de Auschwitz, 76-77.
48
10
de Dios. Él sufre impotentemente al ser desterrado del corazón de los hombres. En las
anotaciones del 11 y 12 de julio de 1942, Dios es descrito como un necesitado de la ayuda
de los seres humanos: “Tú no puedes ayudarnos, nosotros debemos ayudarte a ti”57. Etty se
compromete con Dios a salvar un fragmento de Él en los hombres58 e, incluso, a
desenterrarlo59 y resucitarlo en los corazones desolados60; ella le ayudará a Dios a defender
su lugar dentro de cada ser humano61: “te prometo, te prometo que buscaré para ti vivienda
y cobijo en tantas casas como me sea posible, Señor”62.
Dios Padre, sufre al ver su propia obra menoscabada por el hombre, de constatar que su
deseo de consenso y colaboración por parte de éste ha quedado frustrado y defraudado, de
asistir a la ruina del hombre pese a estar dotado de la inestimable prerrogativa de la libertad
(libero albitrio); Dios Hijo se siente fracasado, muy pocos hombres logran amar a sus
enemigos en la vía dolorosa63; sufre cuando el hombre no logra soportar el sufrimiento y no
carga con la cruz64; Dios se lamenta al percibir cómo los hombres rechazan la salvación que
Él ofrece por medio del Espíritu Santo y cómo se destruyen y deshumanizan seres humanos.
La descripción del sufrimiento de Dios en el relato de Etty Hillesum deja entrever, como
decía Juan Pablo II en la Encíclica Dominum et vivificantem (N° 39),
un dolor, inconcebible e inexpresable en la ‘profundidad de Dios’ y, en algún sentido, en el
corazón mismo de la inefable Trinidad... En la ‘profundidad de Dios’ hay un amor de Padre
que, ante el pecado del hombre, según el lenguaje bíblico, reacciona hasta el punto de decir:
‘Estoy arrepentido de haber hecho al hombre’.
57
Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, 137; 142.
Ibíd., 142.
59
Ibíd., 163.
60
Ibíd., 142-143.
61
Ibíd., 143.
62
Ibíd., 170.
63
Ibíd., 157.
64
Ibíd., 165.
58
11
No obstante, la implicación de Dios en el sufrimiento nos dice algo más, el drama se
extiende a la divinidad, Dios se une al hombre también en el sufrimiento 65, no sólo está con
las víctimas y por ellas, con su causa, sino que, identificado con ellas, sufre con ellas66.
Finalmente, y luego de evidenciar la presencia del sufrimiento en las múltiples
dimensiones de ‘lo humano’ y hasta en Dios, resta concluir esta primera sección con las
palabras de Etty Hillesum del 3 de julio de 1942: “No existe fronteras entre la gente que
sufre. A ambos lados de todas las fronteras se sufre”. Todos estamos inmersos en una sola
historia de sufrimiento (Leidensgeschichte): nacemos, sufrimos, morimos67.
Hemos visto cómo la conciencia de nuestra autora, desde su realidad como narradora de
su propia historia, reconduce la atención desde su realidad de miseria, sufrimiento y miedo a
la experiencia de ir dando forma a la emergente historia de toda la humanidad: el sufrimiento
subjetivo de Etty se des-centra y se re-sitúa en el sufrimiento de ‘lo humano’. El Diario de
Etty Hillesum es un relato que se escribió sufriendo, y que revela una escritura con un
esfuerzo sin parangón, un acercamiento al misterio humano a través del misterio de la
palabra, un sufrimiento en búsqueda de expresión.
2. LA SABIDURÍA DEL SUFRIMIENTO
Metafóricamente, y como podríamos afirmar luego del desarrollo de la sección primera,
nuestra vulnerabilidad esencial le otorga al dolor la posibilidad de despertarnos con una
puñalada. Sin embargo, esta experiencia del sufrimiento también tiene la posibilidad de
sacarnos de las maneras acostumbradas de vernos como somos, incapaces de cambiar y
necesitados de hacerlo, y conducirnos a lo profundo de nosotros mismos, en donde, en el
centro de nuestro ser, permanecemos en el camino para recibir una respuesta68. Etty Hillesum
65
Pareyson, Ontologia della libertà, 233.
Rosana Navarro, en su tesis doctoral titulada “De las razones humanas de la mística a las raíces místicas de
lo humano: desde la experiencia espiritual de Etty Hillesum”, percibe en este sufrimiento de Dios, una
posibilidad de reflexiona en torno a una ‘teología de la vulnerabilidad divina’, del ‘pathos divino’ y se hace
posible afirmar que desde la mirada de Etty Hillesum, Dios es ‘tocado’ por el sufrimiento humano, aclarando
que este ‘pathos’ de Dios no se hace referencia a su esencia, sino al modo como Él se relaciona con el ser
humano (2015, p. 114).
67
Cfr. Giannini, “Sufrimiento y esperanza en la historia”, 146.
68
Cfr. O’Connor, Creative Suffering, 99.
Viktor Frankl hacía referencia a la situación existencial de quien padece desde la perspectiva de quien espera
una respuesta de sentido: “(…) la respuesta al problema del sentido final del sufrimiento humano, de la vida
66
12
el 24 de julio de 1942, presenta sintéticamente el fruto principal que el ser humano puede
sacar del sufrimiento:
Si todo el sufrimiento no conlleva ampliar el horizonte, si, además de quitarse de encima los
asuntos más insignificantes y secundarios, esto no trajera consigo una humanidad más
profunda, entonces todo habrá sido en vano.
En concordancia con estas palabras de Hillesum, Dorothee Sölle, en el Nuevo manual de
teología cristiana, afirma que las personas que ‘aprenden’ del sufrimiento, que no reprimen
ni olvidan el dolor, son capaces de convertir la realidad del sufrimiento en una actividad llena
de sentido. Esto se debe a que todo sufrimiento que no las destruye les enseña a amar más la
vida, a estar más abiertos a los demás y a trabajar para evitar acrecentar los padecimientos.
Este sufrimiento las hace más sensibles al dolor del mundo y puede enseñarles a tener un
mayor amor por todo lo que existe69. El padecimiento modifica nuestra situación existencial,
transforma nuestro “estar” en el mundo de la vida. En efecto, se puede ‘aprender’ del
sufrimiento a ser más humanos.
A continuación, presentaremos algunas de las lecciones que Etty Hillesum extrajo de sus
encuentros ‘cara a cara’ con el sufrimiento.
Una de las primeras enseñanzas que saca Etty Hillesum del sufrimiento se deriva del
comprender la gran diferencia entre ‘buscar sufrir’ y ‘aceptar sufrir’. El primero, según
Hillesum, es un masoquismo malsano; el segundo, es una sana aceptación de la vida.
Asimismo, el ser humano sufre más cuando ‘juega a las escondidas’ con el sufrimiento y
maldice sobre él70.
humana, no puede ser intelectual, sino sólo existencial: no contestamos con palabras, sino que toda nuestra
existencia es nuestra respuesta” (Frankl, La voluntad de sentido, 32).
69
Sölle, Suffering, 125; Rankka, La mujer y el valor del sufrimiento. Un tremendo y asombroso remar hacia
Dios, 170.
70
El 15 de diciembre de 1941, Etty escribe: “I thought this yesterday: there is a big difference between the
sensual enjoyment of going in search of suffering, and accepting it as it comes. The first is an unhealthy
masochism; the second is a healthy acceptance of life. Nor need we go in search of "suffering", but whenever
it thrusts itself upon us we must not avoid it. And it thrusts itself upon us at every step, but life is beautiful for
all that. We suffer most by playing hide and seek with suffering and calling curses down upon it. Of course,
that's not quite what I have been thinking, but let me at least have the courage to pen a few faltering words.
Who knows but that they may not later turn into so many imperfect hat stands on which I can then hang some
more mature thoughts” (Hillesum, The letters and Diaries of Etty Hillesum, 182-183).
13
A propósito de esta ‘aceptación del sufrimiento’, en 1948, el monje trapense Thomas
Merton71, escribía:
la verdad que muchas personas no llegan nunca a comprender hasta que es demasiado tarde
es que cuanto más intentamos evitar el sufrimiento, tanto más sufrimos, porque las cosas más
pequeñas comienzan a torturarnos, en proporción al miedo que tenemos a que nos hagan
daño. Quien más intenta evitar el sufrimiento es, al final, quien más sufre, y su sufrimiento le
viene de cosas tan pequeñas y triviales que podemos decir que pierde la objetividad. Su propia
existencia, su propio ser, es al mismo tiempo el sujeto y el origen de su dolor, y su propia
existencia constituye su mayor tortura.
Con todo el sufrimiento que hay en el mundo, Etty Hillesum empieza a sentirse
avergonzada por tomarse tan en serio sus pequeñas dolencias y sus momentáneos estados de
ánimo72. Así las cosas, podríamos presentar una segunda lección, salida de las entrañas del
sufrimiento: “creo que imaginas que sufres más que el resto de la humanidad”73.
El 4 de julio de 1942, Etty percibe globalmente cómo a lo largo de todos los siglos ha
habido gente cansada que se ha roto los pies andando sobre la tierra de Dios, bajo el frío y el
calor. Esta consideración, la lleva a comprender que no es la única que está cansada, enferma,
triste o temerosa, que su sufrimiento es compartido con millones de personas y que, a pesar
de esto, la vida sigue siendo hermosa y llena de sentido, incluso en su sinsentido. La joven
holandesa deja de considerarse el ‘centro del mundo’. Como ya había plasmado en su Diario,
el 23 de mayo de 1942, un poco de sufrimiento no es tan terrible, es parte de la vida, y si
alguien dice que no puede soportarlo, tampoco sería capaz de soportar la felicidad74.
Asimismo, el 30 de septiembre de 1942, concluye que
la realidad es algo de lo que tiene que encargarse uno mismo. Hay que encargarse del
sufrimiento y de todas las dificultades que lo acompañan y soportarlo. Durante ese proceso
crece la fuerza para poder soportar más todavía.75
71
Merton, The Seven Story Mountain, 86; Rankka, La mujer y el valor del sufrimiento. Un tremendo y
asombroso remar hacia Dios, 41.
72
En la versión inglesa del Diario aparece este fragmento del 13 de Agosto de 1941: “With all the suffering
there is, you begin to feel ashamed of taking yourself and your moods so seriously” (Hillesum, The letters and
Diaries of Etty Hillesum, 86).
73
El 5 de septiembre de 1941, Etty registra en su Diario lo siguiente: “Everybody feels down from time to time,
certainly these days. But I do think you imagine you suffer more than the rest of mankind, my girl. Just act
naturally” (Ibíd., 97).
74
“A little suffering is not all that terrible, my girl, it's part of life, and if you couldn't take it, neither would you
be as happy as you sometimes, not often, are” (Hillesum, The letters and Diaries of Etty Hillesum, 372).
75
Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, 187.
14
Ahora bien, una tercera enseñanza estaría relacionada con el cuestionamiento que Etty
Hillesum se formula el 11 de junio de 194276: Cuando sufrimos, ¿tenemos que hacer sufrir
a otros con nuestro sufrimiento? Esta pregunta se responde a través del proceso de
‘concientización creciente’ de la condición quebradiza y vulnerable del ser humano, de un
reconocimiento de nuestra debilidad que se contrapone a cualquier manera de quejarse77 o
lamentarse por la situación de dolor.
Enrique de Anrubia, en la introducción a La fragilidad de los hombres78, recuerda la
famosa tragedia de Sófocles, Edipo Rey, para manifestar, en primer lugar, que cada uno de
nosotros debe sufrir su propio dolor, puesto que nunca se habla con certeza de una dolencia
impersonal, de ‘el’ dolor sino de ‘mi’ dolor; en segundo lugar, que el ser humano está invitado
a compartir el sufrimiento de los otros a través de la dinámica del ‘no dar sino recibir’. En
el relato de Sófocles, Edipo Rey manifiesta que su alma gime a un tiempo por las penurias
de los ciudadanos de Tebas y por sus propios dolores. Esta capacidad de tomar el dolor del
otro es, en sí misma, humanizadora.
Continuando en sintonía con la anterior lección, podríamos presentar esta otra: el
sufrimiento nos enseña a empatizar con los demás. El 2 de marzo de 1942, Etty escribe:
Hay mucho sufrimiento en tu mundo, Dios, siento algo de eso una y otra vez en mi propia
vida. Y también estoy agradecida por este análisis final: el hecho de que un eco distante de
ese sufrimiento debería resonar en mí y ayudarme una y otra vez a comprender y empatizar
con mis prójimos un poco más.79
Al compartir mutua y empáticamente los dolores con ‘otro doliente’, dos hombres que
se desconocen se ven unidos al encauzar sus fuerzas en una lucha común por mantener su
humanidad a salvo. En efecto, esta alteridad y relación con los ‘otros dolientes’ permite que
76
“When we suffer, surely we don't have to make others suffer with us? If only people would begin to realize
that! It is a process of growing awareness, one that every person must learn for himself. But those who have
already made a start with that process must give the first push to others who are still "unborn". Ultimately that
must be my way of doing "social work"; I am unsuited to any other method” (Hillesum, The letters and Diaries
of Etty Hillesum, 404).
77
Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, 122.
78
Cfr. Anrubia, La fragilidad de los hombres: la enfermedad, la filosofía y la muerte, 9-10.
79
“There is much grievous suffering in Your world, God, I feel something of it time and again in my own life.
And I am grateful for this too in the final analysis: the fact that a distant echo of that suffering should sound in
me and help me time and again to understand and sympathize with my fellow men a little more” (Hillesum, The
letters and Diaries of Etty Hillesum, 262).
15
se forjen caminos de unión, de persona a persona80. Hillesum apunta hacia aquel ‘sufrimiento
de la compasión’ del que habla Lévinas, de sufrir porque el otro sufre, de responsabilizarse
de los desconsuelos del otro81.
Más adelante, el 6 de julio de 1942, escribe Etty Hillesum: “sufro junto con la gente que
hablo ahora todas las noches”. Además, ella descubre que vale la pena vivir la vida con el
prójimo, porque, juntos, pueden hacer de la realidad algo menos cruel, más justo, más libre.
Para alcanzar tal fin, Hillesum, desde el 5 de septiembre de 1941, se había propuesto “estar”,
vivir e intentar ser un poco más humana.
En la versión en inglés del Diario, encontramos en un fragmento del 20 de octubre de
1941, en el cual Hillesum cita a W. Rathenau, que logra trasparentar el sentido del
sufrimiento y de las relaciones con los demás, en la vida del ser humano:
Estamos aquí para soportar parte del sufrimiento del mundo, al desnudarnos, no para
multiplicarlo cometiendo actos violentos. Sé que sufres y sufro contigo. Sé amable con tu
sufrimiento y será amable contigo. El sufrimiento crece con el deseo y la indignación; se
arrulla al sueño por la delicadeza, como un niño pequeño.
Tienes mucho amor en ti; dedícalo todo a tus semejantes, a los niños, a las cosas, incluso a
ti mismo y a tu dolor. No te sientas solo; no desees estarlo; supera esta barrera, míralo
directamente a los ojos; es como nada.
Finalmente, uno de los más grandes aprendizajes que logró adquirir Etty Hillesum de las
profundidades de sus padecimientos fue el comprender que el sufrimiento tiene la posibilidad
de mostrarnos y conducirnos hacia Aquél de quien hemos oído hablar. Así como en la
Sagrada Escritura encontramos múltiples relatos82 que nos ilustran la manera en que el
hombre, en medio de sus sufrimientos, descubre a Dios, su Salvador, también el relato de
Etty Hillesum lo ilustra. Veamos cómo.
El ejercicio de autoconocimiento que emprendió Hillesum a principios de 1941, al
determinarse a escuchar su voz interior (in-sich-hineihören), escucharse, sumergirse dentro
de sí misma (sich versenken), la llevó a escuchar al radicalmente Otro, a Dios, y a descubrirlo
80
Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, 140.
Lévinas, Entre nosotros: ensayos para pensar en otro, 133.
82
Algunos ejemplos son: el relato de los sufrimientos de Job, la historia de la infertilidad de Ana (1 Samuel
1:1-20); la curación de Naamán (2 Reyes 5:1-15); la curación del siervo del centurión (Mateo 8:5-13); la
curación del ciego (Juan 9:1-7); la mujer hemorroísa (Mateo 9:20-22); la curación del mendigo en el templo
(Hechos 3:1-10); la curación del padre de Publio en la isla de Malta (Hechos 28:7-10), etc.
81
16
inmerso y presente en toda la historia del sufrimiento humano. Las anotaciones del 17 de
septiembre de 1942, reflejan cómo en la vida de Etty hubo un paso del ‘no escucharse’ al
‘escucharse’; seguidamente, al ‘escuchar a Dios en sí’; y, posteriormente, una comunicación
‘de Dios a Dios’83.
Si bien, una lectura superficial del Diario haría parecer demasiado trágico que, en medio
del dolor, el Todopoderoso se manifestase como un impotente dolorido más, el sufrimiento
divino en el relato de Etty Hillesum viene a revelar el deseo más profundo del ser humano:
transformarse en Dios, divinizarse, alcanzar aquel momento culminante, apoteósico. Este
anhelo no está ligado a ningún tipo de visiones místicas ni a levitaciones y acontecimientos
extraordinarios, sino que consiste en descubrir y comprender ese lado divinamente humano
de Dios.
Etty comprende que, si bien Dios no puede ser redentor del dolor humano y no está en su
potestad el acabar con el mal que se ha desprendido del libre albedrío del hombre mismo, Él
se manifiesta como necesitado de ayuda, vulnerable y vulnerado. Divinum est pati. Él se ha
replegado en sí mismo y, voluntariamente, se ha sacrificado, limitado y restringido para darle
lugar al ser humano y a su libertad84.
Hans Urs von Balthasar, el teólogo suizo que rescató la belleza en el discurso teológico
escribe en el primer tomo de su estética teológica que,
Dios debe sufrir al hombre y aprender al hombre, para que así, junto con él y bajo su guía, el
hombre pueda experimentar a Dios a través de su propio sufrimiento... Sólo a través de la
experiencia del sufrimiento el hombre adquiere conocimiento verdadero de Dios y de sí
mismo.85
Esta frase de Von Balthasar ilustra muy bien aquella participación arquetípica del hombre
con lo divino a través del sufrimiento. Etty H. comprendió que si todos los hombres
supiésemos que Dios ‘sufre’ con nosotros y mucho más que nosotros con todo el mal que
asola la tierra, sin duda muchas cosas cambiarían. En efecto, y en virtud de aquel co-
83
Cfr. Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, 169-170.
Cfr. Pareyson, Ontologia della libertà, 463-478).
85
Von Balthasar, Gloria: una estética teológica, 237.
84
17
sufrimiento, el dolor se empieza a percibir como un nexo vital entre la divinidad y la
humanidad, como una nueva copula mundi.
Una de las resonancias de la comprensión y la descripción del ‘Dios impotente’ que hace
Etty, especialmente después del Holocausto y de las múltiples atrocidades que han
acontecido, nos conduciría a no seguir hablando de Dios como supremo Deus ex machina,
que resuelve todos los problemas y conflictos; sino abrirnos a la posibilidad de pensar un
Dios no omnipotente, sino en lucha, junto al hombre, por el triunfo del bien86. Sin duda
alguna, el comportamiento verdaderamente cristiano nunca podrá consistir en renunciar al
mundo, como si fuera un territorio ya definitivamente perdido, sino en luchar en él y por él,
para ganárselo a las tinieblas, al mal, al diablo87. E. Hillesum aprende del sufrimiento a
ayudar a Dios.
3. “LA VIDA ES BELLA A PESAR DE TODO”: UN PROFETISMO NACIDO
DEL INTERIOR
En las dos secciones anteriores se ha presentado una aproximación a la historia del
sufrimiento (Leidensgeschichte) y se ha dicho una palabra sobre el aprendizaje que Etty
Hillesum extrajo del mirar ‘cada a cara’ todo el dolor humano. El cómo su relación con el
sufrimiento se convirtió en tema de sus diálogos más íntimos con Dios y en escuela de
sabiduría (Weisheitsschule) condensa aquel ‘puente’ que le permitió a Etty dar el paso ‘del
sufrir al saber’: su interioridad, su espiritualidad, su estrategia interior. Sólo luego de
sumergirnos en las profundidades del corazón de Etty Hillesum podemos presentarla a ella
como profeta de ‘lo humano’.
Hillesum logró cultivar una espiritualidad personalísima y un credo a su medida, extraño
a las Iglesias y Sinagogas, lejos de toda especulación teológica y fundamentado en su propia
experiencia88: ella descubrió a su Dios. Para Etty, la única manera de hacerle frente al
sufrimiento, y de lograr aceptarlo y resignificarlo, fue el ensanchar su vida interior89, a través
del proceso de limpieza de la ‘cabaña interior’ que empezó en marzo de 1941.
86
En esta línea están las reflexiones sobre un cristianismo adulto de Dietrich Bonhoeffer y Gianni Vattimo.
Bolívar, “La Compañía de Jesús y la primera modernidad de América Latina”.
88
Cfr. Grané, “Etty Hillesum. Paradigma de la experiencia espiritual en la postmodernidad”, 637.
89
Cfr. Ibíd., 632.
87
18
Si bien, el itinerario catártico de Etty Hillesum hacia su interioridad fue un proceso lento
y doloroso, direccionado a lograr una verdadera independencia interior90, solamente a través
de esta experiencia ella logró adueñarse de toda la sabiduría que el sufrimiento traía consigo.
Entre junio y agosto de 194191, Hillesum manifiesta en múltiples anotaciones del Diario su
deseo por transformar su interior. Etty se propone borrar todo lo superfluo desde dentro;
convertir su interior en una gran y amplia llanura; dejar crecer algo de Dios; dejar surgir algo
de amor, de un amor con el poder de influir en las pequeñas acciones cotidianas; vivir más
en lo íntimo de su ser y buscar aquello que irradia el alma, o la esencia del ser humano;
aclarar su relación con todos los hombres y con toda la humanidad; dar forma al caos interior;
conseguir algo de pureza y de armonía entre lo externo y lo interno; y, hacer que el mundo
exterior sirviese de alimento de su mundo interior y viceversa.
En las anotaciones de septiembre y octubre de 1941 se percibe que Etty Hillesum logra
descubrir la enfermedad principal del ser humano, la que causa sus mayores sufrimientos,
ese tiránico afán obsesivo por querer definir y controlar la vida, no dejándola fluir con
naturalidad92. Asimismo, Hillesum deja razón del remedio para curarse; ella escribe que
sólo tiene que agacharse en el suelo, en un rincón y, así, acurrucada, escuchar lo que hay
dentro de sí93: orar. Ese ‘escucharse’ le revela todo lo que tiene que limpiar en su interior,
se descubre esclava de mil cosas94, y, poco a poco, empieza a sentirse como alguien que se
está recuperando de una grave enfermedad95. Así pues, la escucha atenta de su voz interior
se convierte en el hilo conductor de Etty Hillesum96, en su mejor medicina. Y en este proceso
de sanación interior, aprende de J. Spier que “no se puede curar a un ser humano trastornado
sin amor”97.
Etty avanza de tan buena manera en su crecimiento personal y llega a afirmar que su
‘calidad humana’ es tan grande que se puede considerar como una ‘persona de campeonato’
(Podiummensch). No con la intención de mostrarse como superior a los demás, sino con el
90
Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, 53.
Ibíd., 24-26; 31; 33.
92
Ibíd., 49.
93
Ibíd., 43.
94
Expresión usada por Teresa de Jesús en Vida 34, 4.
95
Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, 43.
96
Ibíd., 51.
97
Original: “Man kann keine gestörten Menschen ohne Liebe heilen”. Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una
vida conmocionada, 57.
91
19
objetivo de manifestar el nivel de su autoconocimiento y aceptación. Aunque se encuentra
en un periodo de florecimiento, se reconoce totalmente vulnerable, siempre con ‘algo de
tierra’.
Adicionalmente, Etty Hillesum evidencia el papel fundamental de la Sagrada Escritura
en la reconfiguración de su propia existencia. Algunos de los versículos que apunta en su
Diario son: “Dios creó al ser humano a su semejanza”, “Ama a tu prójimo como a ti mismo”,
“Si no tengo amor, no tengo nada”. Sin embargo, su acercamiento a Dios se debe al contacto
con una serie de autores cristianos: Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, Dostoievski, Rilke,
San Agustín y otros. Cada uno de ellos tuvo algo que decirle a Etty. Ciertamente, el diario
muestra que todas estas lecturas, influyeron en el desarrollo y en la madurez de su
interioridad.
El 11 de enero de 1942, luego de casi un año de estar llevando registro de su vida en el
Diario, Etty reconoce el camino arduo que ha tenido que recorrer para lograr reencontrar esa
relación íntima con Dios. Francesc Grané Terradas afirma que, ya en esta época de 1942,
“Etty vive en un estado místico de constante presencia de Dios, se siente profundamente
viviendo en y desde Dios. Y esta experiencia profundiza y ahonda su propia vida interior”98.
Sintéticamente, el 19 de febrero de 1942, E. Hillesum escribe en su Diario la que sería la
única lección que la Segunda Guerra Mundial podría dejarle a la humanidad:
No creo que podamos mejorar en algo el mundo exterior, mientras no hayamos mejorado
primero nuestro interior. Y esta me parece la única lección de esta guerra. Que hayamos
aprendido a buscar lo malo sólo dentro de nosotros y en ninguna otra parte.99
Etty comprendió que todo el mundo se estaba convirtiendo en un campo de
concentración, que todos los seres humanos (intelectuales o analfabetas, cristianos o no,
religiosos o ateos, ricos o pobres) estábamos dentro, y que no podía haber ninguna salida
huyendo, sino desarrollando una estrategia desde dentro y que pasaba por mostrar una
superioridad espiritual en el interior del campo.
98
99
Grané, “Etty Hillesum. Paradigma de la experiencia espiritual en la postmodernidad”, 633.
Hillesum, Diario de Etty Hillesum. Una vida conmocionada, 83.
20
Es indudable que la identificación con la humanidad que sufre se convirtió en la principal
fuente de significado y propósito para Etty Hillesum. A través de su Diario, hemos podido
rastrear la manera en que Hillesum ha expuesto la esencia de sus propios sufrimientos, los de
la humanidad entera y los de Dios. De estos dolores propios de la existencia, Etty ha sacado
una riqueza insondable que, en lugar de hacernos indiferentes al dolor, nos hace conscientes
de su papel en la vida del ser humano y nos invita a desarrollar nuestra propia estrategia
interior, con miras a descubrir un poco más del misterio que somos.
Luego de acercarme por más de cinco años a la figura de Etty Hillesum, sigo percibiendo,
cada vez con más certeza, que la mejor adjetivación o título que se le puede dar a esta joven
holandesa es la de “profeta”. Según su sentido etimológico más primitivo, ser profeta
(προφήτης) era, por un lado, ser mensajero, portavoz, transmisor de un recado; por otro lado,
implicaba ser intérprete, traductor, exégeta. No obstante, el significado propiamente religioso
de esta palabra la ha presentado con carácter activo y pasivo, así, ‘nabi’ en sentido activo
significa: heraldo, mensajero, locutor, el que anuncia; y en sentido pasivo: llamado.
Como se evidencia en el desarrollo de esta comunicación, a propósito de la experiencia
del sufrimiento en Etty Hillesum, ella asume su existencia tal y como se le ha sido dada,
recibe a manos abiertas lo que la vida le entrega: amor y dolor, salud y enfermedad, erudición
e ignorancia, alegría y tristeza, soledad y compañía, humanismo y barbarie, el hedor de los
campos de exterminio y el perfume de las flores; así, descubre a Dios y, también, a los
demonios que atormentan a los hombres (die Dämonen, die die Menschheit quälen). Todo
esto que la vida le ha anunciado, ella lo ha recibido, ha sido todo don, el don de ‘lo humano’.
No obstante, este mensaje que la vida le ha transmitido a Hillesum no ha quedado infértil. En
cada uno de los cuadernos y de las cartas que hacen parte de sus Escritos, tenemos un sin
número de evidencias de este mensaje de la vida siendo pronunciado por Etty. Ella se
convierte en portavoz de la vida, de la belleza y del sentido que ésta emana. Etty Hillesum
descubre lo bello holísticamente: en sí y en los otros, en los animales y en las plantas, en el
cosmos, en la música, en los poemas y en los libros, en Dios.
No siendo suficiente el recibir el anuncio de la vida y el pronunciarlo, Etty Hillesum
denuncia todo aquello que se opone a la vida. Denuncia y rechaza que la acción humana
orientada hacia el mal tenga la última palabra, cuando el hombre ha sido creado por el Sumo
21
Bien. Denuncia la inequidad entre los hombres, hechos todos a imagen y semejanza del
mismo Dios. Denuncia la explotación, la pobreza y la miseria. Pero, sobre todo, denuncia
cualquier propósito de deshumanización y de secuestro de ‘lo humano’. Etty Hillesum es
profeta de las insondables profundidades de la vida.
En estos tiempos contemporáneos, todavía vivimos en una época bastante oscura, y el
hecho de que nos hayamos acercado a la figura de Etty Hillesum nos hace responsables de
trasmitir su legado a la humanidad, con teoría y praxis. Etty Hillesum se conectó con la
condición humana, vivió hasta el fondo la experiencia de ‘lo humano’ y, hoy por hoy, sigue
prestándole su voz a la humanidad. En este mundo en el que muchos hombres siguen siendo
tratados y maltratados como si Dios no existiese, como si no fuesen seres humanos, Etty
sigue siendo una voz que imperantemente clama y reclama una auténtica humanidad, que
respete y dignifique a todos los seres humanos. Etty Hillesum nos invita a trabajar por
transformar las estructuras injustas que generan sufrimientos y situaciones de dependencia y
marginación, pero, sobre todo a pregonar que “la vida es bella y llena de sentido, a pesar de
todo”.
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