Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Eléments d'analyse de l'articulation territoriale et de la violence entre les lignées
dans les espaces nord du Royaume de Castille (XIV-XVIe siècles)
Elements for the analysis of territorial articulation and between lineages
violence in the northern spaces of the Kingdom of Castile (XIV-XVI centuries)
Leinuen arteko indarkeria eta lurralde-antolaketa aztertzeko elementuak,
Gaztelako Erreinuaren iparraldeko espazioetan (XIV-XVI mendeak)
Osvaldo Víctor PEREYRA
Universidad Nacional de La Plata
CHAyA (Centro de Historia Argentina y Americana)
IdIHCS-CONICET
Clio & Crimen, nº 16 (2019), pp. 63-82
Artículo recibido: 14/01/2019
Artículo aceptado: 17/09/2019
Resumen: El trabajo pretende explorar el problema de la violencia como «catalizador» de las formas que adoptará la articulación
socio-territorial en los espacios septentrionales del Reino castellano a partir de estudiar la dinámica de interacción entre linajes y bandos linajes en el espacio cántabro-vizcaíno. La conformación de la propia dinámica de violencia banderizada en estos territorios permite comprender la
forma que adopta la rearticulación espacial condicionando, al mismo tiempo, la evolución del desarrollo de los espacios de poder político locales.
Palabras clave: Linaje. Violencia. Poder local. Articulación. Interacción.
Résumé: Le article vise à explorer le problème de la violence en tant que «catalyseur» des formes que prendra l'articulation socioterritoriale dans les espaces nord du royaume castillan à partir de l'étude des dynamiques d'interaction entre lignées et lignages dans l'espace cántabro-vizcaíno. La conformation de la dynamique propre de la violence banderisée dans ces territoires permet de comprendre la forme
que prend l’articulation spatiale, conditionnant à la fois l’évolution du développement des espaces du pouvoir politique local.
Mots clés: Lineage. Violence. Pouvoir local. Articulation. Interaction.
Abstract: The article intends to explore the problem of violence as a «catalyst» of the forms that the socio-territorial articulation will
take in the northern spaces of the Castilian Kingdom from studying the dynamics of interaction between lineages and lineages in the cántabrovizcaíno space. The conformation of the own dynamic of banderized violence in these territories allows to understand the form that the spatial
rearticulation adopts, conditioning, at the same time, the evolution of the development of the spaces of local political power.
Key words: Lineage. Violence. Local power. Articulation. Interaction.
Laburpena: Gaztelako Erreinuaren iparraldeko espazioetan gizartearen eta lurraldearen antolaketak hartuko zituen formen
«katalizatzaile» gisa indarkeriaren arazoa aztertzea da lan honen xedea. Horretarako, leinuen eta leinuko bandoen arteko ekintzaren
dinamika aztertu da Kantabria eta Bizkaia inguruan. Lurralde horietan, bandotan bereizitako indarkeria nagusitu zen, eta dinamika
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 63/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
horren beraren osaerak laguntzen du ulertzen espazioaren berrantolaketak hartuko duen forma. Forma horrek baldintzatuko du, izan ere,
tokiko botere politikoko espazioen garapenak izango duen bilakaera.
Giltza-hitzak: Leinua. Indarkeria. Tokiko boterea. Antolaketa. Elkarrekintza.
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 64/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
1. Introducción
En los últimos años, a la luz de las contribuciones realizadas por la nueva historia
política e historia del poder se han establecido algunas claves y ejes interpretativos
para el conocimiento de las formas que adoptan la articulación territorial en los
diversos espacios y territorios que conformaban las monarquías Ibéricas durante el
Antiguo Régimen1. En rigor, se nos aparece así una reinterpretación de la historia
deliberadamente construida en una dimensión política ampliamente poliédrica que
intenta redefinir, ensanchar y ampliar el concepto de lo político y del poder que se
adentra profundamente en el campo de las prácticas sociales y culturales tanto de los
sujetos individuales como de los colectivos2. De esta manera, el aspecto propio del
paradigma relacional -mediatizado por ópticas de análisis antropológicas- aparece
como prioritario al momento de estudiar las relaciones de poder interinstitucionales
existentes tanto entre los individuos o colectivos comprendiendo con ello las propias
dinámicas de interacción que determinan tanto las formas que adopta la institucionalización, así como la organización y administración de los cuerpos complejos.
En el siguiente artículo, como estudio de caso, centraremos nuestro análisis en la
articulación y dinámica que manifiestan los linajes cántabros-vizcaínos en la primera modernidad a partir de las menciones documentales provenientes del libro del
cronista banderizo don Lope García de Salazar, las Bienandanzas e Fortunas3, así como
la documentación proveniente de la Casa de los Velasco4, condestables hereditarios
del reino de Castilla. Ello nos permitirá reconstruir -desde un plano analítico- el
conjunto de dinámica e interacciones que relaciona a los pequeños linajes locales de
Las aportaciones de diversos métodos y enfoques provenientes de diversas ciencias sociales: la sociología (BLUMER, Harold, El interaccionismo simbólico: perspectiva y método, Hora S.A., Barcelona, 1982;
GARFINKEL, Harold, Estudios de etnometodología, Anthropos, Barcelona, 2006; etc.) introducidos desde
la antropología (FRIEDBERG, Erhard, Le pouvoir et la règle. Dynamiques de l'action organisée, Seuil, París,
1997; CLASTRES, Pierre, Investigaciones en antropología política, Gedisa, Barcelona, 1994; etc.) de la historia del derecho (CLAVERO, Bartolomé, Tantas personas como Estados. Por una antropología política de la
historia europea, Tecnos, Madrid 1986; Razón de Estado, razón de individuo, razón de historia, Centro de
Estudios Constitucionales, Madrid 1991; HESPANHA, Antonio Manuel, História das Instituções. Época
medieval e moderna, Almedina, Coimbra,1982; Vísperas del Leviatán. Instituciones y poder político (Portugal,
siglo XVII), Taurus, Madrid, 1989 y La gracia del derecho. Economía de la cultura en la Edad Moderna, Centro
de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993; etc.) por citar sólo algunas contribuciones de peso, han permitido a los historiadores dotar nuestros análisis de una visión dinámica y plural del fenómeno en función de analizar las propias prácticas cotidianas y la cultura política en los distintos actores y territorios
pertenecientes a las monarquías hispánicas.
2
Véase GARCÍA CÁRCEL, Ricardo, «La reciente historiografía modernista española», Chronica Nova,
28, 2001, pp. 185-219; CANNADINE, David, ¿Qué es la historia ahora?, Universidad de Granada,
Granada, 2005; HERNÁNDEZ SANDOICA, Elena y LANGA, Alicia (eds.) Sobre la historia actual. Entre
política y cultura, Abada editores, Madrid, 2005.
3
GARCÍA DE SALAZAR, Lope (1492 [1999]) Edición de las Bienandanzas y Fortunas de García de
Salazar. Edición realizada por MARÍN SÁNCHEZ, Ana María, Memorabilia: Boletín de literatura
Sapiencial, n˚ 3, versión electrónica http://parnaseo.uv.es/Lemir/Textos/ bienandanzas
4
ÁLVAREZ LLOPIS, Elisa; BLANCO CAMPOS, Emma y GARCÍA DE CORTAZAR, José Ángel,
Documentación Medieval de la Casa de los Velasco, Fundación Marcelino Botín, Santander,1999.
1
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 65/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
estos espacios septentrionales con las lógicas de movilización y alianzas banderizadas
impulsadas tanto por los Salazar como por los Velasco.
2. La centralidad del linaje como forma de estructuración
En este sentido, tomamos al linaje como punto de origen para el estudio de las
formas de organización en el espacio cántabro-vizcaíno en la temprana modernidad.
Se puede afirmar que los linajes se presentan como la estructura básica de organización familiar que dota de coherencia a los grupos más prósperos e influyentes de la
sociedad cántabra desde la baja Edad Media5. El linaje integraba en su seno tanto a
padres, hijos y parientes cercanos, así como también a otros grupos familiares no
directos que conformaban sus extensas clientelas unidas, por fuertes lazos de lealtad,
a un cabeza de linaje que en el espacio cántabro-vizcaíno recibía la denominación
de pariente mayor6. La estabilidad que presentaban estas configuraciones asociativas
de poder primarias deviene del hecho de que las mismas reproducían valores de solidaridad y cohesión entre sus miembros, que se encontraban así unidos por un patronímico común que les permitía distinguirse del resto de la población. Dichas estructuras linajísticas se nos aparecen establecidas por un fuerte componente territorial y
económico, pues eran el instrumento mediante el cual -los grupos dominantesgarantizaban la apropiación de sus recursos. Estos agrupamientos se hallaban profundamente estratificados e interaccionados a su interior, a partir de relaciones verticales de lealtad y participación que se organizaban en función de relaciones parentales, de vasallaje o de remuneración monetaria. De esta manera entendemos los
linajes como una estructura vinculante primaria -conformada por relaciones de
parentesco natural y artificial- lo que permite entender a los mismos como un escenario asociativo7 que agrupaba orgánicamente a los sujetos en torno a familias y,
SOLÓRZANO TELECHEA, Jesús Ángel, «Sociedad y violencia de bandos en la Merindad de
Trasmiera durante la Baja Edad Media», Estudios Trasmeranos, vol. 2, (2004), pp. 178-201.
6
En relación con las problemáticas generales de los linajes, bandos y “parientes mayores” en el espacio
cántabro-vizcaíno la bibliografía es exuberante: ACHÓN INSAUSTI, José Ángel, «A voz del concejo».
Linaje y corporación urbana en la constitución de la provincia de Guipúzcoa: los Bañez y los Mondragón, siglos
XIII al XVI. Diputación Foral de Guipúzcoa, 1995; AROCENA ECHEVERRÍA, Ignacio, «Los parientes mayores y la guerra de bandos en País Vasco», Historia del Pueblo Vasco, I., Erein, San Sebastián, 1978,
pp. 151-172; DACOSTA MARTÍNEZ, Arsenio, «“De donde se sucedieron unos en otros”. La historia
y el parentesco vistos por los linajes vizcaínos bajomedievales», Vasconia, nº 28 (1999), pp. 57-70,; Los
linajes en Bizkaia en la Baja Edad Media: poder, parentesco y conflicto. Universidad de País Vasco, Bilbao, 2004;
DÍAZ DE DURANA, José Ramón, Álava en la Baja Edad Media. Crisis, recuperación y transformaciones
socioeconómicas (1250-1525), Diputación Foral de Álava, Vitoria; La lucha de bandos en País Vasco.
Guipúzcoa: de los Parientes Mayores a la Provincia (siglos XIV al XVI), Servicio Editorial de la Universidad
de País Vasco, Bilbao, 1998; FERNÁNDEZ ALBALADEJO, Pablo, La crisis del Antiguo Régimen en
Guipúzcoa, 1766-1833: cambio económico e historia, Akal, Madrid, 1975; GARCÍA DE CORTAZAR, José
Ángel; ARÍZAGA, Bolumburu; RÍOS RODRIGUEZ, María Luz y DEL VAL, María Isabel, Vizcaya en
la Edad Media. Evolución demográfica, económica, social y política de la comunidad vizcaína medieval, Haramburu,
San Sebastián, 4 volúmenes, 1985; entre otros.
7
Tomo este concepto de los trabajos del sociólogo, enmarcado en la corriente de la etnometodología,
GARFINQUEL, Harold, Estudios…, entendiendo que las formas de asociación que presentan los sujetos pueden ser de diversos tipos y confluyen en lo que denomina escenarios asociativos primarios que
5
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 66/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
cuyos integrantes, eran valorados o “reputados” en función de su pertenencia a algunos de ellos. Esta forma primaria de organización familiar encontraba su finalidad en
la defensa de un patrimonio común, el acrecentamiento permanente de la influencia social y política de los miembros vinculados al mismo y, a su vez, en la búsqueda de medios para garantizar la apropiación de recursos por parte de estos grupos
dominantes. El linaje es pues, en este sentido, uno de los elementos fundamentales
para entender la forma de articulación territorial y social en el espacio septentrional castellano desde mediados del s. XIII en adelante. Asociado al linaje encontramos
voces como familia, grupo, estirpe, casa o solar8 son ámbitos de significaciones “naturales”
que otorgan existencia y que determinan su lugar dentro de un entramado profundamente jerarquizado que dota de sentido a las acciones de los actores. Estamos en
presencia de una sociedad corporativa donde el sujeto forma parte de un colectivo,
un grupo de personas portadoras de una misma función y estatus y fuera del cual
no existe el individuo9.
Sin embargo, los linajes eran también conformaciones de enorme versatilidad y
flexibilidad, pudiendo establecer alianzas más vastas que terminaban conformando
los llamados bandos linajes y bandos parcialidades10 movilizados en función de su
dependencia política con los parientes mayores. Ambas estructuraciones políticas
responden a una organización jerarquizada que involucra en su seno a linajes rectores,
que definimos con el nombre de parientes mayores (jefes políticos) y los cuales
reproducen -en una escala superior- los condicionantes performativos presentes en
los propios linajes. De ello deviene que estas formas asociativas entre linajes mostraran permanentes reacomodamientos, producto de los intereses circunstanciales que
constituían estas alianzas políticas de base amplia11. La formidable extensión territorial que muestran estas alianzas interlinajísticas permite comprender, en gran medida,
la imposibilidad de obturación del conflicto y la violencia en estos espacios septentrionales ya que tanto linajes rurales como urbanos se encontraban determinados y
mediatizados en su lógica de enfrentamiento12.
los organizan, jerarquizan y constituyen su propia capacidad de reflexividad sobre los mismos, es decir el
conjunto de códigos, valores y normas que permiten su estructuración.
8
Debemos tener en cuenta que en Cantabria medieval la organización socio-territorial del espacio se
centraba en el solar. En el pasaje al orden feudal una parte de los integrantes de estos solares evolucionaron hacia la configuración de linajes donde, el vínculo agnaticio, marcó decididamente la diferencia
sobre el resto de las familias asentadas en el solar. De esta manera, los habitantes de estos solares trasmutaron la jefatura del solar en la jefatura del linaje siendo inseparables, desde ese momento, solar y linaje.
9
ORELLA UNZUÉ, José Luis, «Territorio y sociedad en Guipúzcoa Medieval: Los Parientes Mayores»,
Lurralde, Investigaciones Espaciales, nº 36 (2013), pp. 67-119.
10
Diferenciando los mismos a partir de su estabilidad, siendo los segundos más coyunturales -así como
por los intereses en su origen- respondiendo los bandos parcialidades a realidades que superan los propios
marcos locales o comarcales.
11
SOLÓRZANO TELECHEA, Jesús Ángel, «Sociedad y violencia…», p.182: «Los linajes no eran un todo
homogéneo, estaban divididos en dos sectores, según fuera su proximidad a los parientes mayores de los linajes, quedando los linajes divididos entre una elite de poder y una de participación».
12
Véase DÍAZ DE DURANA, José Ramón y DACOSTA, Arsenio, «La dimensión social del liderazgo del linaje: solidaridad, poder y violencia (País Vasco, siglo XV)», Studia Zamorensia, Vol. XII (2013),
pp. 87-106.
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 67/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
En la densificación que adquieren estas coaliciones amplias de linajes desempeñan
un papel fundamental las mujeres -a través del conjunto de las alianzas matrimoniales generadas endogámicamente por estos grupos de poder- convirtiendo al linaje
en el centro ordenado del conjunto de relaciones parentales y clientelares que articulan el espacio social y político que ocupan estos grupos dominantes. La estabilidad que presentaban estas configuraciones asociativas de poder primarias deviene del
hecho de que las mismas reproducían valores de solidaridad y cohesión entre sus
miembros que se encontraban así unidos a un patronímico común que les permitía
distinguirse del resto de la población13.
El matrimonio vinculaba tanto a personas como a linajes, pero también, permitía -o garantizaba- acuerdos, así como relacionaba patrimonios y avalaba la integridad de estos. García de Salazar nos aclara, hablando de la importancia que adquiere
el elemento femenino en las estrategias de reproducción llevadas adelante por estas
familias de hidalgos pobres en el espacio septentrional14. El sentido rector de estas
asociaciones era, centralmente, uno: «alcanzar grande estado por casamientos» sintetiza
nuestro cronista banderizo. De esta manera el matrimonio entre dos personas se
encuentra preformado dentro de estrategias familiares más amplias, que involucran
al conjunto de los integrantes de los linajes relacionados, imbricando, tanto a los
cónyuges como a sus hijos, así como al conjunto de las parentelas y clientes que los
mismos movilizan. Las alianzas matrimoniales se nos presentan como la mejor manera de establecer relaciones más estables entre los distintos grupos linajísticos y, de esta
manera, aumentar el número de aliados creando nuevos y ampliados circuitos de
alianzas.
Cruzando los datos obtenidos en la reconstrucción de distintos cuadros genealógicos de los diversos linajes principales en la zona Oriental, obtenemos la matriz
interaccionada de relaciones matrimoniales (véase cuadro 1) de ella desgajamos los
linajes que actúan como principales en estos territorios (véase cuadro 2): los Amorós/
Castillo/ Matra /Mioño/ Urdiales/ Otañes/ Marroquín/ Solórzano / y Salazar, que se
nos presentan como conectores principales o estructurantes del conjunto15.
Véase ENRÍQUEZ FERNÁNDEZ, Javier y José Carlos; SESMERO CUTANA, Enriqueta, «Crisis
feudal y nuevo orden social (Vizcaya, siglo XV)», Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, Historia Medieval,
t. 2 (1989), pp. 121-136.
14
«[…] Muchas doncellas fijosdalgo […] // siendo pobres, avían habido buenos casamientos a esperanza e esfuerzo de aquella naturaleza… muchos fijosdalgo que las avían alcanzado e esperaban alcanzar», GARCÍA DE
SALAZAR, Lope, Bienandanzas y Fortunas de García de Salazar..., Libro XIV, Título de las cosas que pasaron en el tiempo de algunos Reyes de Castilla e de León e de otros grandes señores en las partes de estas behetrías
e cómo se acabó, p. 543.
15
Para el área alcanzada por nuestro trabajo, el espacio oriental cántabro-vizcaíno, contamos con importantes herramientas que en estos últimos años no han acercado las humanidades digitales, tales como el
portal HILAME, acrónimo de Hidalgos, Labradores y Mercaderes, que tiene como objetivo reconstruir,
a través de la documentación medieval y moderna una base global de datos sobre los «transcursos vitales» de estos miembros de familias linajudas. Véase DACOSTA, Arsenio, DÍAZ DE DURANA, José
Ramón (dirs.), HILAME: Hidalgos, Labradores y Mercaderes. Una prosopografía de los territorios cantábricos
durante la Edad Media (http://www.hilame.info/).
13
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 68/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
De los más de doscientos vértices analizados en la matriz principal, lo que observamos es un predominio absoluto de las relaciones de alianza entre linajes locales, o
de corto radio. Aproximadamente el 65% corresponden a relaciones matrimoniales
realizadas entre linajes fuertemente asentados en el entorno de la zona oriental y en
la villa de Castro Urdiales. Sólo un 30% del total corresponde a uniones con linajes
de más amplio radio que podríamos definir como propios del espacio comarcal,
enlazando a familias cuyos solares se encuentran ubicados en los territorios de la
zona Oriental y Trasmiera, así como en territorio vizcaíno -lo que sugiere la intensa relación humana existente entre esta región cántabra con aquel espacio de País
Vasco-. Es necesario también insistir en que solamente el 5% de los casos estudiados
involucran a linajes cuya proyección podemos ponderar como de radios de largo
alcance, es decir que representan solares al interior de la zona Vizcaína, de Asturias y
de Burgos o de la meseta central. Sin embargo, aún en estos casos, lo que observamos es la intención de proyección de algunos de estos poderosos señores sobre
dichos territorios, por ejemplo, en las relaciones que involucran a representantes de
la familia de los Velasco -alta nobleza castellana- con intereses económicos y políticos en la región.
Si tomamos los dos primeros guarismos -es decir, los de radio local y comarcalel porcentaje total de la representación de estas uniones linajísticas se transforma en
un 95% del total, lo que nos permite ponderar y afirmar la importancia que adquieren, en las estrategias de desarrollo de estos linajes septentrionales, la conformación
de alianzas ubicadas en un radio de corto y medio alcance. Como es posible observar en el listado de relaciones, estas dos esferas -de radio local corto y comarcal- se
encuentran profundamente articuladas entre sí. Las mismas aparecen como un conjunto estructurado de interconexiones presentes en cada uno de los linajes estudiados, lo que nos obliga a trabajar con la idea de un bloque regional que involucra el
vasto conjunto de intereses económicos, sociales y políticos de esta pequeña nobleza septentrional, profundamente asentada en sus solares de origen y que, a través de
una activa política de alianzas y emparentamientos, logrará establecer su proyección
más allá de los estrechos marcos espaciales en que se encuentran circunscriptos por
sus posesiones. Dichas alianzas interlinajísticas, como hemos tenido oportunidad de
señalar, se desarrollarán en el contexto de la denominada lucha de bandos linajes y
parcialidades16 que se nos presenta como el catalizador de esta situación, involucrando al conjunto de los linajes dentro de una dinámica de violencia y conflicto general la cual, si bien es inherente al sistema feudal en su conjunto (ya que no sólo se
Es posible señalar tres grandes fases en que se desarrolla la lucha de bandos en estos espacios de la cornisa cantábrica: 1) una primera etapa que se desarrolla entre 1350 a 1450. En este período encontramos
a los linajes de este espacio territorial oriental repartidos en dos banderías, por un lado, los Giles y por
el otro los Negretes. Etapa altamente conflictiva por el control de los espacios locales. 2) Una segunda
etapa, menos conflictiva que la primera, estuvo caracterizada por la preponderancia en los poderes locales de representantes de linajes inscriptos en ambos bandos cuya alternancia en los puestos configuraba
la fórmula abarcativa de armisticio alcanzada territorialmente, la misma se desarrollaría entre 1450-1475.
Finalmente, 3) una tercera etapa, donde el equilibrio comarcal terminará fracasando por la intervención
cada vez más sistemática, en los gobiernos locales, de la figura de los corregidores. Este nuevo escenario,
con una intervención más directa de los agentes propios de la monarquía, reactivó las antiguas formas
16
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 69/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
manifestaba en las relaciones dominantes-dominado sino, también, en el interior de
cada uno de los grupos sociales intervinientes) nos permite integrar y dar sentido a
las formas de violencia privadas (venganzas particulares, luchas por el honor, mancillamiento de los miembros femeninos, etc.) dentro del contexto más generalizado de
un conflicto social profundo y omnipresente producido por las propias formas que
adopta la reproducción y acrecentamiento de estos linajes y que forma parte de la
propia dinámica de competencia inter-señorial17. Es en este sentido que debemos
entender la violencia -o el contexto de conflictividad extendida generada por la
lucha de bandos- como el catalizador que impulsaba la constitución de estas alianzas de base amplia en cuanto mecanismo propio de regulación social y política en
estas áreas septentrionales. La crónica banderiza de L. García de Salazar, lo sintetiza
como: “valer más”18, encubriendo así en términos del problema del “honor” y la sórdida lucha por los complejos intereses económicos y políticos que se encontraban
ensamblados al interior de la estructura parental de los linajes. En este sentido, la violencia y el conflicto sustentaban el conjunto del edificio de la sociedad feudal, comportaba la forma y el mecanismo básico para hacer posible la ampliación y el acrecentamiento del poder de los linajes participantes, y formaba parte del lenguaje político común y de las costumbres asociadas a la reproducción política en cada espacio
local19.
3. La violencia como catalizador. Lucha de bandos y espacios de adscripción
En cuanto a los bandos linajes que vemos actuar en estos espacios territoriales de
identificación general corresponde a los del bando de los Giles y al de los Negretes.
Esta articulación de bandos se extendía desde el río Nervión hasta la zona vizcaína
y guipuzcoana enlazando con los poderosos bandos Linajes y parcialidades que
vemos actuar en País Vasco, los llamados Gamboínos -que eran afectos a los Gilesmientras los Oñacinos apoyaban, por oposición, a los Negretes. Hemos tenido también oportunidad de señalar el conjunto de alianzas matrimoniales que estos linajes
trasmeranos y de la zona oriental mantienen con poderosos y antiguos linajes de la
zona vizcaína como los Butrón, los Salazar, los Ayala, los Salcedo o los Múgica, etc., los
que habíamos denominado alianzas de radio medio o de alcance comarcal. Tras esta
denominación de Giles y Negretes parece articularse el conjunto de linajes de estos
de violencia y de luchas en el reparto de los poderes políticos locales, lo que define la tercera y más violenta fase de la lucha de bandos. Se extiende temporalmente desde 1475 hasta el año 1494, momento
en el cual los Reyes Católicos ordenaron la desaparición de los bandos trasmeranos. Véase
SOLÓRZANO TELECHEA, Jesús Ángel, «Sociedad y violencia…», pp. 189 a 191.
17
En referencia a algunos aspectos teóricos relacionados a dicha conceptualización véase SÁNCHEZ
LEÓN, Pablo, «Aspectos de una teoría de la competencia señorial: organización patrimonial, redistribución de recursos y cambio social», Hispania, nº 185 (1993), pp. 885-905.
18
Véase el trabajo de ACHÓN INSAUSTI, José Ángel, «“Valer más” o “valer igual”: estrategias banderizas y corporativas en la constitución de la Provincia de Guipúzcoa», en ORELLA UNZUE, José Luis
(ed.), El Pueblo Vasco en el Renacimiento (1491-1521), Mensajero, Bilbao,1995, pp. 55-75.
19
Véase SOLÓRZANO TELECHEA, Jesús Ángel, «Sociedad y violencia…».
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 70/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
territorios, aún aquellos autóctonos que habían logrado su ascenso a través de las
rentas producidas en el espacio rural y en las actividades comerciales. Lo interesante aquí es hacer constar la propia lógica que utiliza el cronista banderizo Lope García
de Salazar al referirse a estos nuevos linajes asentados en las villas portuarias y que
«[…] no son Giles ni Negretes de natura»20 y que los mismo pueden desarrollarse gracias a estar bajo la protección del «solar de Agüero», lo que no es un dato menor. Se
nos presenta como la dinámica propia con la cual se constituyen estos bandos,
debiendo reconocer, jerárquicamente, el liderazgo del pariente mayor en su dirección. Los Agüero constituían el linaje trasmerano más importante hasta la llegada de
la familia de los Velasco a mediados siglo XV y que, junto con los Solórzano se constituyen en las direcciones políticas y cabezas de ambas banderías comarcales; sobre
ellos también gira -según el autor de las Bienandanzas y Fortunas- el origen mismo
de las desavenencias y disputas de bandos en la región21.
Justamente el caso del linaje de los Agüero resulta un ejemplo paradigmático de
nuestro posicionamiento de entender la violencia banderizada como elemento catalizador en la constitución de las alianzas interlinajísticas en estos territorios. Podemos
señalar que el lugar de pariente mayor que recaía en los descendientes del linaje de
los Agüero procedía de su alianza matrimonial con los linajes comarcales vizcaínos
de los Salazar y los Múgica, que «casaron en Agüero, e tornó el de Agüero a ser mayor de
los Negretes»22. Fueron estos linajes, embanderados como Oñacinos en Vizcaya, los que
levantaron la posición del linaje de Agüero23 como pariente mayor y rector de la
política del bando de los Negretes en los territorios orientales de Cantabria.
Paralelamente a ello, los linajes menores encontraron en estas luchas banderizadas y
su encuadramiento en relación con los parientes mayores la forma de garantizar, de
mejor manera, su propia proyección patrimonial y política, su predominio en distintos espacios locales, así como las facilidades de control de los recursos económicos provenientes de los mismos, es decir, establecieron, sobre estas alianzas amplias
banderizadas, su propia reproducción como grupo dominante a nivel local.
«En el logar de Puerto ay dos linajes antiguos que fueron levantados de omes de ganados e mareantes del logar
mesmo; e no son Giles ni Negretes de natura, salvo que fueron encomendados del solar de Agüero porque los defendió de los solares comarcanos que los querían atributar, especialmente los solares de Castillo […]», GARCÍA DE
SALAZAR, Lope, Bienandanzas é fortunas..., Libro XXI, Título de los linajes de las Siete Villas en Trasmiera
e Puerto, p. 959.
21
«Fállase por memoria que, como quiere que los solares de Agüero e de Solórzano fuesen muy grandes en Trasmiera,
que al comienzo el de Agüero fuese el mayor de los Giles, el de Solórzano el mayor de los Negretes», GARCÍA
DE SALAZAR, Lope, Op., cit., Libro XXV, Título de las enemistades y malquerencias que ovo entre los solares de Agüero y de Solórzano e de las cosas entre ellos acaecidas, p. 1015.
22
Ibid., p. 1016.
23
Con el linaje de los Agüero estamos en presencia de un linaje que, como catalogaría el investigador
Álvarez Borge, I., aparecerían en el libro Becerro de las Behetrías como esos «caballeros de linajes de proyección regional» cuyos derechos señoriales componen sus intereses en el conjunto de juntas de la región de
Trasmiera.Véase ÁLVAREZ BORGE, Ignacio, Poder y relaciones sociales en Castilla en la Edad Media. Los
territorios entre el Arlanzón y el Duero en los siglos X-XIV, Junta de Castilla y León,Valladolid, 1996.
20
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 71/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
En oposición a la capacidad rectora de los Agüero, en el bando de los Negretes
se encontraba otro linaje principal, el de los Solórzano24, reconocido como pariente
mayor del bando de los Giles. Fuertemente asentado en la Junta de Cesto, también
nos muestra una importante capacidad expansiva sobre distintas áreas rurales y urbanas de Trasmiera y de la Zona Oriental, y sus ramas colaterales se encuentran firmemente ubicadas en las villas portuarias de Santander y de Castro Urdiales. El lugar
preponderante que ocupa en la estrategia de expansión del linaje, el asentamiento
sobre las villas portuarias seguramente se debe a la necesidad del control de los puntos de exportación para las explotaciones de hierro del interior (ferrerías25) que conformaban una parte importante de las rentas en las que descansaba la fortuna de esta
poderosa y acaudalada familia. Esta fue una política económica en la que estaban
involucrados todos los sectores de la nobleza cántabra, como medio de promoción
y acrecentamiento, y puede comprobarse en el hecho de la evolución del grado de
concentración, que presenta la propiedad de éstas, contrastada con la jerarquía nobiliar que ostentan sus dueños en el área cantábrica26. El grado de concentración y
control que presenta la lucrativa explotación de hierro marca la importancia que
adquieren las relaciones matrimoniales y las políticas de compra llevadas adelante por
los linajes de la alta nobleza castellana con la finalidad de consolidar la propiedad
señorial y la proyección de su poder político en estos espacios. Es claro que aquí
vemos también representado el germen de la competencia internobiliar por el control de estas explotaciones, así como la base de intereses económicos y de proyección territorial que permiten la realización de alianzas entre grupos en diferente
posición en la jerarquía nobiliaria. En el caso de nuestro pariente mayor del linaje
local de los Solórzano, que veníamos desarrollando, es su alianza con la Casa de los
Velasco, inaugurada en el año de 137727, después del acuerdo de transferencia de
derechos sobre el monasterio de San Nicolás de Sámano por ciertas heredades en
Ampuero, trueque realizado entre don Pedro Fernández de Velasco, por un lado, y
El Becerro de la Behetrías (1350-1366) se nos informa que los representantes del linaje de Solórzano se
encontraban implantados en todas las circunscripciones de Trasmiera: Carasa, Siete Villa, Bareyo, Bárcena
de Cicero, Ribamontán, Arnero y Pontones, y sobre todo en el flanco inferior de la bahía de Santander
y Castro Urdiales.
25
Véase para el tema del control de las ferrerías por parte de los parientes mayores a CEVALLOS
CUERNO, Carmen, Arozas y ferrones: las ferrerías de Cantabria de Antiguo Régimen, Universidad de
Cantabria, Santander, 2001.
26
La propiedad de las ferrerías se irá concentrando en los representantes de grandes linajes que ejercían
el derecho jurisdiccional sobre estos territorios, siendo la mayor parte acaparada por la Casa de los
Velasco y la de Ceballos (es decir, representantes de la alta nobleza castellana), entre ambas casas señoriales terminarán controlando casi el 80% de las explotaciones y exportaciones en el siglo XV.
27
«Sepan cuantos esta carta vieren como yo, Pero Fernández de Solorzano, fijo de Ruy Martínez, otorgo e conozco que de mi propia voluntad e sin premia alguna que trueco e do en truque e en cambio a vos, Pero Fernández de
Velasco, camarero mayor del rey, toda la parte que el dicho Ruy Martínez, mi padre, había e poseía, al tiempo que
fino, en el monasterio de San Nicolas de Samano con la abadía del dicho monasterio que el dicho Ruy Martínez
había e con todos los derechos, e diezmos, e heredades, e pertenencias, e naturalezas, e devisas […] sobredicho vos do
en trueque e en cambio por la heredad que fue de Pero Sánchez de Limpias et de Sancha González, su mujer, que
es en Ampuero en sus términos, casas pobladas e por poblar, e heredamientos de pan e vino levar, e aceñas, e molinos», ÁLVAREZ LLOPIS, Elisa; BLANCO CAMPOS, Emma y GARCÍA DE CORTAZAR, José
Ángel, Documentación Medieval de la Casa de los Velasco, Fundación Marcelino Botín, Santander, 1999, 2
tomos, cita en tomo II, doc. 6, 15 de agosto de 1377, pp. 79-40.
24
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 72/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
don Pedro Fernández de Solórzano, por el otro, que determinará, finalmente, la
alianza entre estos dos linajes a través del matrimonio del último con doña María
Fernández de Velasco y Sarmiento, de lo que devendrá el apoyo decisivo de este
poderoso linaje castellano en la dirección del bando de Giles. Este asentamiento
territorial de los intereses de representantes de la alta nobleza castellana altera los
precarios equilibrios alcanzados por los linajes comarcales y locales agrupados en los
bandos linajes, ya que terminarán modificando las relaciones de poder a nivel de las
distintas comunidades locales. Este fenómeno presenta, si se quiere, una doble direccionalidad que es importante marcar en nuestro estudio. Por un lado, estos importantes representantes de la nobleza toman partido y utilizan, o se benefician de las
contradicciones propias del conflicto banderizado para asentar su poder sobre en el
territorio y romper con las articulaciones previas alcanzadas a nivel local. Por el otro,
se constituyen en una base de promoción y crecimiento de estos linajes comarcanos
que logran alcanzar dichas alianzas. Por ejemplo, en nuestro caso, la asociación matrimonial entre don Pedro Fernández de Solórzano y doña María Fernández de Velasco
y Sarmiento constituye la promoción del linaje del primero al entroncarse con una
representante de la Casa noble castellana que, a su vez, relaciona su apellido con la
llamada «de antigua nobleza», como la de los Sarmiento. Es decir, en esta articulación
de relaciones entre linajes debemos tener en cuenta también los cambios operados
por la expansión de los representantes de la alta nobleza, que terminan alterando y
reformulando las antiguas articulaciones y alianzas. En este caso, el linaje de los
Velasco, el cual encuentra radicados sus intereses sobre los territorios orientales -en
los valles de Soba, Ruesga y Villaverde- y en Trasmiera, en la zona de Anaz, es decir,
en el corazón mismo del territorio trasmerano28.
Sin embargo, el polo de oposición a la expansión de los Velasco en estos territorios, lo constituyen los enfrentamientos a su autoridad generados por los propios
linajes comarcales y locales que, como hemos visto, en estos tiempos se encontraban
alineados en el bando linaje de los Negretes liderados por el pariente mayor del linaje de los Agüero, que contaba ya con un extenso y arraigado señorío en estos valles
trasmeranos. Dichos enfrentamientos terminarán, finalmente, con la alianza matrimonial entre ambos linajes, hacia principios del siglo XV29, momento en el cual
serán los propios Velasco los que se alcen victoriosos al hacerse cargo del solar de los
Agüero. Lope García de Salazar nos relata esos hechos asociados a la pérdida de este
antiguo solar comarcal30.
La proyección de este linaje corre, por lo tanto, en un eje direccional sur-norte donde es innegable su
interés por extender el área de influencia señorial sobre los territorios septentrionales. la intención del
linaje de los Velasco era la de asegurar su presencia en la fachada norte de aquel eje caminero (LaderoBurgos) y en las tierras bañadas por el mar Cantábrico, de donde, a partir de un momento, empezaron
a obtener una participación en los beneficios de los diezmos de la mar.
29
Los enlaces matrimoniales entre Velasco y Agüero fueron dobles, pues Pedro González de Agüero se
casó con María de Velasco, hija bastarda de Juan de Velasco y, por su parte, Pedro Fernández de Velasco
estaba casado con Inés, hija de Pedro González Agüero, el mayor.
30
«Este, Pero González (de Agüero) Quinto se casó con María de Velasco, fija bastarda de Juan de Velasco, e ovo d´ella
a Pero González Sesto, que quedó mozo de cuatro años e murió de yerbas en la casa del almirante […] E García de
Agüero murió sin fijo legítimo […] e así se perdió aquel solar», GARCÍA DE SALAZAR, Lope, Op., cit., Libro
XXI, Título del solar e linaje de los Agüero e donde sucedieron e suceden los que d´el vienen, p. 861
28
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 73/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
Ahora bien, para lograr esta supremacía territorial, frente a la resistencia de la
pequeña nobleza trasmerana enrolada en el bando de los Negrete, los Velasco no sólo
contaron con la contradicción de intereses que los enfrentaba con el bando de los
Giles, sino también con el apoyo de la Corona, mediante el nombramiento de don
Juan Fernández de Velasco como Merino Mayor de Trasmiera en el año de 1387. Esto
explica la continua resistencia opuesta por estos linajes trasmeranos a su presencia y
el hecho de que los monarcas debieran enviar sendas cartas a las distintas poblaciones y oficiales reales para el reconocimiento de la autoridad de los Velasco31.
Como hemos dicho la expansión de los Velasco en estos territorios septentrionales los sitúa como aliados al bando de los Giles enfrentados a los Negretes, en función
de la colisión de intereses de esta Casa nobiliaria castellana con el linaje de los
Agüero, que actuaban como pariente mayor de este último bando linaje. Ello potenció aún más el enfrentamiento banderizo por el nivel de competencia por los espacios señorializados. El conflicto adquiere una forma de violencia desde arriba, en el cual
actuaban como mayores los Velasco-Solórzano (bando de los Giles) contra los
Agüero-Salazar (bando de los Negretes). Las luchas, originadas en la colisión de intereses por el predominio en los distintos espacios locales, se encuentran ampliamente desarrolladas en episodios de las crónicas redactadas por Lope García de Salazar,
que hacen de esta primera fase de las llamadas luchas banderizas una de las violentas. Esta ampliación de la violencia es fácilmente explicable por la dinámica de articulación de las alianzas banderizas en el área septentrional, ya que las adscripciones
generales cantábricas de los Giles contra los Negretes, se ve asociadas al entramado
clientelar de los bandos linajes vizcaínos y guipuzcoanos. De esta manera los Giles
eran afectos a los Gamboínos y, los Negretes eran apoyados por los Oñacinos. Sobre
estas alianzas confederadas de base espacial amplia se irán adscribiendo necesariamente, durante la primera mitad del siglo XV, tanto los linajes rurales y urbanos menores, así como las clientelas asociadas a los mismos. Por ello hablamos de la violencia
como catalizador general, pues a la conflictividad propia de la sórdida lucha de intereses de cada espacio local o comarcal es necesario sumar y tener en consideración
la capacidad de movilización y convocatoria que presentan estos parientes mayores
(rectores de amplio radio) como son los representantes de las casas señoriales de los
Velasco y los Salazar. La proyección política de ambas casas señoriales coincide en la
disputa de estos lugares septentrionales de la zona Oriental y de Trasmiera, pues los
Velasco representan un linaje de la nobleza castellana en ascenso, frente a los Salazar,
un linaje de proyección comarcal que despliega su poder desde la zona vizcaína hacia
los espacios vecinos de Cantabria. Podemos afirmar que esta política del miedo era
efectiva y nos lo trae a cuenta el propio relato banderizo de Lope García de Salazar32.
«Yo Don Juan, por la gracia de Dios, rey de Castilla, de León, de Toledo […] sepades que, Pero de Velasco, mi
camarero mayor, se me querello e dice que como quiere que yo le hice merced de la dicha merindad con todos esos
dichos valles y comarcas que con ella suelen andar para que fuese mi merino mayor y el y los que el por si pusiese
usasen del dicho oficio de merindad», ÁLVAREZ LLOPIS, Elisa; BLANCO CAMPOS, Emma y GARCÍA
DE CORTAZAR, José Ángel, Documentación Medieval…, Tomo I, n. 192, año 1423, pp. 759-360.
32
«Título de cómo vino el poderío de la casa de Velasco, estando sin treguas, sobre Lope García de Salazar […] En
el año del Señor de mil CDXLVIII (1448) años enviárosle quejar estos Marroquines al Conde de Aro, diciendo
que ya no lo podían soportar, que los socorriese, si no, que se irían al dicho Lope García de Salazar e se desnaturarían de la casa de Velasco», GARCÍA DE SALAZAR, Lope, Op., cit., Libro XIV, p. 966.
31
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 74/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
Es interesante observar aquí que la expresión «desnaturarse», utilizada por los
Marroquín, hace clara alusión al hecho de que los mismos son vasallos naturales de
la casa de los Velasco. De allí el grado de dependencia y de asociación entre ambos.
La intervención decidida del linaje de los Velasco es impulsada -diríamos forzadapor el reconocimiento que harían los linajes menores locales asociados al bando de
los Marroquines, de la posición de dominación política del linaje comarcal de los
Salazar. Dicha amenaza no es solamente un simple cambio de bandería, sino que
dejaría a los Velasco sin vasallos naturales, es decir, representaría un desconocimiento de su señor por la ausencia de reciprocidad. Corriendo el riesgo de perder su
lugar de predominio frente a los linajes locales, el Conde de Haro -en esos momento don Pedro Fernández de Velasco II- decide involucrarse directamente en el conflicto enviando al representante de una de las ramas colaterales del linaje asentada en
Mena, don Fernando de Velasco de Mena, con una verdadera fuerza militar -de la
que nos da cuenta el relato- y que nos muestra el poderío alcanzado por esta familia de la alta nobleza castellana33. Como era lógico la intervención militar directa de
los Velasco llevó a una nueva radicalización del conflicto que termina siendo, en la
práctica, un enfrentamiento entre linajes castellanos y vizcaínos por el control y la
preeminencia de estos parientes mayores sobre los territorios de la zona Oriental.
Puesto que ahora el Conde de Haro es partícipe directo de la contienda, se hace
necesaria la mediación de otros actores -el único posible fuera de los contendientes- en este caso de la Monarquía34, con el fin de poder llegar a la desmovilización
de las partes en conflicto. Sin embargo, debemos también consignar que, a pesar del
involucramiento regio en el aplazamiento del conflicto, estas treguas siguen mostrando la fragilidad y la incapacidad en la construcción de acuerdos más perdurables.
Una suspensión de las hostilidades no remite a una obturación del conflicto ni al término de la violencia entre las partes, pues es a través de la intimidación como el sistema se mantiene en un equilibrio inestable.
Dicha política del miedo reconfigura las lealtades, en gran parte debido al carácter
depredativo que adquiere la violencia entre bandos que no sólo es el exterminio físico del oponente sino, también, se encuentra anclada dentro de la lógica de la guerra feudal a través sistemático pillaje y destrucción de los bienes materiales del rival:
«Ferrando de Velasco pasó a Gordejuela (Vizcaya) con todos estos e quemó e derribó las casas
de Largacha e de allende, e robóles todos averes e muebles»35. Es decir, estamos en presencia de verdaderas «bandas» armadas que, a través de la fuerza que impone su número, se internan en los territorios del «bando enemigo» con el objetivo de destruir,
«E con este afincamiento e con otros muchos, envió a Ferrando de Velasco de Mena con CCC hombres de caballo e con V mil hombres de pie de Trasmiera e de Visio e de Soba e Ruesga e de Losa e Valdegovia e de Velasco de
Mena e de Losa e Valdegovia e de Castilla Vieja e DCCC hombres de la casa de Ayala que le dio Pero López de
Ayala e López de Salcedo e los de Aedo de Valmaseda e otros muchos, pero no vino en éstos ninguno que fuese
Negrete ni de Salazar», Ibid., p. 967. Siempre cabe sospechar que las cifras pueden ser exageradas, pero dan
una dimensión del alcance del conflicto.
34
«Vino de corte el doctor Antón Gómez de Ulloa, que era alcalde en la corte, por mandado del rey don Juan e
impuso tregua de XC días e esparciéndose todas las gentes a sus comarcas», Ibid., p. 968.
35
Ibid., Libro XXIV, Título de la segunda venida de la casa de Velasco con Ferrando de Velasco sobre Lope García
de Salazar e de cómo quemaron las casas de Largacha e de allende de Gordejuela e de lo que de ello sucedió,
Ibid., p. 967.
33
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 75/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
saquear, robar y matar, a aquellos bienes y personas identificadas con la parcialidad
rival. Este hecho se repite, una y otra vez, diríamos en un verdadero juego de suma
cero en el que terminan, generalmente, los dos bandos exhaustos por las grandes pérdidas, materiales y humanas, que produce el conflicto. Ello permite señalar otra
característica básica que asumen la Lucha de bandos linajes y parcialidades, como la
actuación de bandas errantes, con gran capacidad de movilidad en territorio, que van
alternativamente sembrando el terror a lo largo de su recorrido. Es por esta causa que
no existe un espacio definido de disputa sino, más bien, una traslación en distintos
escenarios de conflictos sucesivos que van conformando las acciones militares entre
las partes en pugna. Estas acciones depredativas adquieren así una gran carga simbólica, pues significan la penetración del poder señorial en territorios donde el bando
enemigo, o los linajes adscritos al mismo, son dominantes. Necesariamente, este
juego de disputa a nivel simbólico forma parte de estas movilizaciones militares. Si
el bando liderado por los Velasco había penetrado firmemente en los territorios
embanderados con los Salazar, era lógico que éstos mostraran toda su fortaleza montando sus acciones y correrías en los solares adscriptos a esta Casa nobiliar36.
Lo que volvemos a ver es la capacidad de estos parientes mayores de extender el
conflicto. En este caso, las acciones se desarrollan en dos frentes bien delimitados, por
un lado, las incursiones del bando de los Velasco en los territorios septentrionales,
fundamentalmente en la franja costera, afectando las poblaciones asentadas en las
villas marítimas desde Trasmiera hasta la zona vizcaína y, por el otro, el bando de los
Salazar, que impulsan la lucha en el valle de Tobalina, poniendo cerco la ciudad de
Frías ubicada al noreste de la actual Provincia de Burgos, es decir, en el propio corazón de las posesiones señoriales de la Casa de los Velasco. Durante la década conflictiva de los años 50´ y 60´ del s. XV, este tipo de acciones militares se repitieron y
tuvieron como escenarios destacados las villas de la cornisa cantábrica, especialmente la villa de Castro Urdiales.
Ahora bien, más allá de los múltiples conflictos acaecidos durante este período es
necesario señalar también el hecho de que la violencia banderizada se espiraliza
tanto de arriba hacia abajo como de abajo hacia arriba. En este sentido los parientes mayores son parte de las correas de trasmisión de lo que denominaría los conflictos de gran escala y de escala corta o local. Un ejemplo claro del primer tipo es
el provocado por comienzo la guerra civil (1366) que enfrentará a Pedro I con su
hermanastro Enrique. Las huellas de este conflicto -suscitado por las pretensiones al
trono castellano del segundo- harán que estos territorios septentrionales, entre los
siglos XIV y XV, se conviertan en una zona conflictiva -fundamentalmente la región
oriental de Cantabria, Vizcaya, y la frontera Guipúzcoa con el reino de Navarrahasta el punto de que los contemporáneos le otorgan el expresivo mote de «frontera
de malhechores». De esta manera, la guerra civil confiere un dinamismo aún mayor a
la lucha de bandos linajes y parcialidades en estos territorios, lo que llevará a que las
«E Lope García se reparó en su casa en la villa de Portugalete, como el año antes lo avía fecho. E de allí partió
[…] con todos súbitamente e llegó, noches e días, sobre la villa de Frías e la cercó por todas partes, no les dejando
apercibir de cosa alguna, porque el rey don Juan le avía fecho merced de ella al Conde [...] e la tomó por hambre e
por sed, como no estaban apercibidos, a cavo de dos meses, especialmente por agua, que no lo avían», Ibid., p. 971.
36
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 76/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
distintas asociaciones linajísticas tomen partido por uno u otro de los contendientes
al trono castellano. Ello afecta decididamente las tensiones -siempre inestables- de las
alianzas a nivel local. Es el propio Lope García de Salazar quién explicita en su relato cómo los Matra (inscriptos en el bando de los Amoroses) adoptarán el partido del
rey Pedro I, y los Marroquines (sus rivales en el ámbito urbano y alineados en el
bando de los Vergones) el del pretendiente Enrique, tomando el caso de la villa de
Castro Urdiales. Vemos cómo las divisiones interiorizadas al ámbito local se articulan, intensifican, y potencian al plasmarse en conflictos que tienen, como epicentro
las pujas de poder al interior del propio Reino de Castilla. De esta manera, la lucha
de bandos linajes y parcialidades se constituye en prolongación -en estos territoriosde la guerra civil. Este dato no es menor, permite explicar la intensificación y el
grado de violencia alcanzado por el conflicto a nivel de las propias comunidades
urbanas. Ahora bien, no seguiremos aquí pormenorizadamente el conjunto de reyertas y venganzas privadas que se desprenden del conflicto en sí. Lo que nos interesa
marcar son aspectos novedosos que van apareciendo, por ejemplo, del poder alcanzado ya por estos parientes menores asentados en las villas, el caso sobresaliente es el
del linaje de los Marca, quien ostenta el oficio de «Juan González de la Marca […]
merino por el rey don Pero e valiendo mucho con él»37. Como el cronista banderizo nos
informa, dicho representante del linaje de los Marca ejerce -en la Merindad de
Vecio-38 la autoridad de justicia real en los territorios de realengo y, munido de las
atribuciones que pertenecen a su cargo hace uso del mismo contra sus adversarios
que, además, se encuentran encolumnados en las filas del pretendiente al trono:
«[…] tomó (Juan González de la Marca) en Aguera preso a Juan Sánchez Marroquín de
Montehermoso, que andaba por las tierras comiendo e no contando e robando los caminos, tráxolo preso
a Castro e espozólo en la concha de la villa»39.
Es decir, es tal la importancia que han adquirido estos linajes urbanos que desde
sus lugares privilegiados en las villas marítimas se ven transformados ahora en verdaderos parientes menores40, e alcanzando también oficios reales de justicia. Su
riqueza y prestigio social al interior de sus comunidades les permitirá ir monopolizando los resortes administrativos y de representación de estos recintos urbanos, y su
lugar privilegiado al interior de las villas los convertirá también en interlocutores
directos de la monarquía. La repetición de los apellidos de estas familias linajudas en
la ostentación de cargos concejiles en la etapa pre-regimental son señales claras del
grado alcanzado por el proceso de diferenciación interna de estas comunidades y la
Ibid., Libro XXV, Sin Título, p. 981.
Merindad Menor de Vecio, cuya personalidad jurídico-administrativa se conoció entre los siglos XII
al XIV, desapareciendo progresivamente de la documentación para la Edad Moderna. Englobaba los
valles señoriales pertenecientes a la casa de los Velasco (Ruesga, Soba y Villaverde) así como los de realengo (Liendo y Guriezo), y las Juntas Reales de Sámano (Otañes, Mioño, Lusa, Otón y Agüera) y
Parayas, también las villas aforadas de Vizcaya (Limpias y Colindres), unidas a las villas realengas de Laredo
y Castro Urdiales, y las villas interiores del valle de Mena.
39
GARCÍA DE SALAZAR, Lope, Op., cit., Libro XXV, Sin Título, p. 982.
40
Véase para el caso de la villa marítima de Santander el trabajo de SOLÓRZANO TELECHEA, Jesús
Ángel, «La Organización interna de la Oligarquía urbana y el ejercicio del poder en Santander durante
la Baja Edad Media: Familia, linaje y poder», en Ier Encuentro de Historia de Cantabria, Universidad de
Cantabria, Santander, p 1999, p. 719-774.
37
38
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 77/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
cristalización de un sistema de regulación política de estos espacios locales polarizados en función de unas pocas familias, cuya legitimación y prestigio provenía de su
posición diferencial con el resto de sus convecinos y de la supremacía económica y
social que presentaban. En el último tercio del s. XIV, con la guerra civil y el advenimiento de la Casa de los Trastámara41, el posicionamiento de estos linajes obligará
a legitimar el cerramiento del sistema concejil en torno a estos grupos poderosos
locales. Signo claro de ello es la propia documentación diplomática emitida por la
Corona que, desde entonces, sólo hace mención del «concejo y ommes buenos […]
omnes buenos de los linajes»42 de las villas marítimas excluyendo, por lo tanto, al resto
de los vecinos de estas. De esta manera la monarquía logrará arrastrar a su causa a
estas elites urbanas reconociéndoles su lugar preponderante y exclusivo en el manejo de los resortes políticos del poder local43. Como se puede inferir, el sistema de
reparto de oficios entre los bandos linajes debe haberse formalizado durante el primer cuarto del s. XV. Estaría conformado, en la práctica, sobre el grupo más concentrado de «ommes buenos» que consolidan su diferenciación frente al conjunto de
la población, bajo la denominación de «ommes buenos de los linajes» siendo quienes,
una vez implementado el sistema del regimiento cuando los monarcas Enrique III
y Juan II sancionen el régimen de elección de oficiales a través del reparto de los
cargos concejiles por vía de «vando e linaje», terminarán definiendo un sistema de
regulación política local basado en relaciones parentales entre los parientes mayores y
estos menores instalados en las villas, perfilando así una verdadera oligarquía urbana. Es
decir, lo que termina por imponerse es el sistema cerrado de promoción a los oficios concejiles en que los propios linajes urbanos rivalizaban entre sí por el acceso
al poder, involucrando tras de sí, a los bandos y parcialidades.
Sin embargo, al hablar de violencia como catalizador debemos tender a comprender la misma también al interior de cada uno de los espacios locales. Podemos
apreciar allí lo que definiríamos como la micro violencia. La confrontación en términos de la lucha de bandos se interna en el interior de los propios cuerpos políticolocales en las competencias por el predominio de estos parientes menores. Es
importante subrayarlo ya que este elemento, juntamente con el fenómeno de ser
ésta una sociedad donde la estructura de las relaciones entre los sectores dominantes se encuentra determinada por la honra y el honor, permite entender el hecho de
que el fin de la guerra civil no condiciona en sí mismo, la obturación del conflicto. Muy por el contrario, lo que encontramos es la intensificación de los hechos de
violencia, ahora en forma de venganzas interpersonales que, como ejemplifica el cronista banderizo, es el trasfondo que explica una cadena interminable de homicidios,
vejaciones, raptos, violaciones y venganzas privadas. La violencia banderizada es así
Para una visión general véase el trabajo de Véase VALDEÓN BARUQUE, Julio, «Las sociedades urbanas en la guerra civil de Castilla de mediados del siglo XIV», Mayurqa: revista del Departament de Ciències
Històriques i Teoria de les Arts, nº 22, 2 (1999), pp. 633-644.
42
Biblioteca Municipal de Santander, Sección fondos modernos, Ms. 1479, fol. 5r; 1406, 01, 12.
43
Véase la descripción del proceso, general al ámbito del reino de Castilla, en MONSALVO ANTÓN,
José María, «Parentesco y sistema concejil. Observaciones sobre la funcionalidad política de los linajes
urbanos en Castilla y León (siglos XIII-XV)», Hispania: Revista española de historia, vol. 53, nº 185, (1993),
pp. 937-969.
41
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 78/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
consustancial a la sociedad feudal septentrional tanto a nivel de los sectores dominantes como de los dominados. La violencia y las contradicciones entre bandos,
linajes y clientelas asociadas recorre cada uno de los cuerpos políticos locales44,
como bien sintetiza, en su informe a los Reyes Católicos de 1493, el corregidor de
las «Quatro Villas de la Costa de la Mar de Castilla»45.
El eje de la crítica del oficial real vuelve a centrarse en la forma que adquiría la
regulación política de estos espacios urbanos impuesta por los linajes y bandos-parcialidades que, como puntualiza el informe, monopolizaban –por el uso de la fuerza- el manejo de los cargos concejiles. Apunta a que los oficios concejiles se convierten en blanco de las preferencias de estas familias poderosas, con el fin de acrecentar su poder económico y social frente al resto de sus convecinos. La información también hace hincapié en el rol de mediación que presentan estas elites urbanas, movilizadas a partir de sus propios intereses con la política impulsada por los
mismos parientes mayores, definiendo su lugar dentro de estas alianzas como los parientes menores. El documento, también señala, el grado de impunidad de que gozaban los
parientes y clientes de estas banderías en la realización de estas acciones violentas, al
estar los mismos amparados por el poder de estos grandes señores, burlando así la
posible actuación de las justicias locales y del propio rey. El cuadro de situación
imperante remite también a las condiciones sombrías que genera la violencia generalizada impuesta por la lucha de estos bandos linajes y parcialidades al interior de
los propios recintos urbanos: «(lo que ha ocasionado) gran despoblamiento e pobreza de
esa dichas villas».
La violencia recorría así estos espacios locales, como sostiene SOLÓRZANO TELECHEA, Jesús
Ángel, «Del conflicto al delito: la violencia en la sociedad urbana de Cantabria durante la Baja Edad
Media» en AA. VV., II Encuentro de Historia de Cantabria. Actas del año 2002, Universidad de Cantabria,
Santander, 2005,Vol. 1, pp. 739-370, cita en p. 341. La denominada «violencia entre las personas» es la manifestación habitual de la conflictividad urbana en las llamadas Cuatro Villas de la Costa de la Mar: «de los
trescientos quince conflictos documentados entre 1400-1500, ciento treinta y tres estuvieron motivados por la violencia entre personas, lo que representa el 43% de los casos».
45
«En las Quatro Villas del dicho corregimiento ay linajes y bandos formados de que dis que son todos los vecinos
principales de los pueblos, los que les dis que eligen cada un año entre sí los oficios de regimiento, sacando cada
un linaje por igual los oficios, a fin de fase e gratificarlos cada un año a los de su parte non habiendo respeto e idoneidad ni suficiencia a causa de lo cual dis que las Quatro Villas no son bien regidas ni gobernadas […] e de haber
parientes mayores que tengan allegados de cuyo bando se llaman los menores de esas dichas villas […] dis que se
han recrecido grandes males e muertes seguras, robos, salteamientos, quemas, fuerzas e las personas que los tales crimines e delitos cometen dicen que lo hacen con fuerza de los parientes mayores e de sus casa, donde aunque los
encartan e acotan son defendidos e amparados por manera que nuestra justicia non es ejecutada ni ellos como debe,
en lo cual dis que se a seguido gran deservicio a Dios, nuestro señor, e nuestro, e gran despoblamiento e pobreza de
esa dichas villas […] que con los dichos bandos e necesidades non poderes entender e entendéis en otros tratos honestos e lícitos ni podíades acrecentar vuestra haciendas», Archivo General de Simancas, R.G.S., vol. X, fol., 42;
1493, 11, 30.
44
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 79/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
4. Conclusiones
Finalmente, podemos decir que la violencia banderizada se nos presenta como el
catalizador general de las relaciones interlinajísticas desarrolladas en la amplia espacialidad septentrional castellana. La misma se constituye en matriz cohesiva y configuracional que relaciona los distintos linajes (rurales y urbanos) entre sí, componiéndolos en agrupamientos más amplios -bandos linajes y parcialidades- cuyos intereses diferenciales determinan una particular dinámica confrontativa interior de los
distintos cuerpos políticos. El desarrollo y promoción de los linajes menores comarcales y locales solo es posible a través de estas adscripciones de bases amplias. Estas
dos dimensiones -propias de la dinámica dual de la violencia banderizada- por un
lado, definida en función de una matriz confrontativa multinivel, por el otro, establecida sobre una lógica adscriptiva-relacional que permite sustentar alianza más o
menos amplias y el intercambio intenso entre sus miembros, nos sugiere hablar de
la dimensión catalizadora que tiene la violencia generalizada en estos espacios septentrionales. Partir de esta consideración (llamémosla antropopolítica) permite adentrarnos en el estudio de los elementos basales que determinarán -en sus diversas
combinaciones y asociaciones- la forma definitiva que adquieren las diversas configuraciones de poder de dominio político-jurisdiccional en el Antiguo Régimen.
La eliminación de los enfrentamientos entre los bandos linajes fue la estrategia
política seguida por la monarquía. Para lograrlo era necesario apuntar tanto a la dinámica de captación como también a la forma banderizada de regulación política de
estos territorios. En el año de 1494, los Reyes Católicos prohibieron las «parcialidades,
ligas, confederaciones, apellidos y bandos de las villas» obligando a estas poblaciones urbanas a abandonar: «[…] cualquier liga e confederación e bando al que pertenecieran […]»46.
Cabe destacar que este conjunto de medidas no sólo apuntó a la desmovilización
de los linajes banderizados al interior del recinto urbano, sino que también tienen
como blanco a los propios parientes mayores, obligando a los mismos a no «[…]
andar acompañados de otras personas que no fueran sus criados propios»47. La articulación
de intereses entre las oligarquías y la monarquía generó no sólo la apertura de nuevas vías de promoción para las estrategias de reproducción de estos grupos -ya poderosos a nivel de la villa- sino también la proyección decisiva de su poder sobre el
conjunto del territorio. Desde el control de los resortes administrativos y de gobierno del regimiento, estas oligarquías urbanas pudieron proyectar su poder de decisión
más allá del propio ámbito urbano, es decir, sobre el conjunto de valles y Juntas que
conforman su término. En este sentido podemos entender la importancia que
adquieren para estos linajes menores las nuevas vías de promoción abiertas por la
alianza entre estas oligarquías urbanas y la corona, que permitirán solidificar una
Continúa el documento «[…] bajo pena de perder las propiedades y ser desterrado, así como damnificador e
enemigo de su patria, e destruidor e quebrantador de la paz, e bien común de ellas […] (liberando así a los vecinos de las villas) de la promesas, juramentos y homenajes que tuvieran hechos entre ellos, como entre caballeros, escuderos y el pueblo común», Archivo General de Simancas. Registro General del Sello, vol. XII, fol. 416;
1494, 11, 07.
47
Ibid.
46
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 80/82
D.L.: BI-1741-04
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Osvaldo Víctor Pereyra
nueva articulación de poder que dejaba de lado los díscolos parientes mayores obturando las bases mismas de identificación clientelar y afectando decididamente la
reproducción de los bandos linajes garantizando para ello, a las oligarquías urbanas,
el control del regimiento y sus espacios jurisdiccionales.
5. Anexos
Anexo 1. Matriz interaccionada completa de alianzas matrimoniales
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 81/82
D.L.: BI-1741-04
Osvaldo Víctor Pereyra
Elementos para el análisis de la articulación territorial
y violencia inter-linajísticas en los espacios
septentrionales del Reino de Castilla (Siglos XIV-XVI)
Anexo 2. Enlaces matrimoniales de los linajes principales de la Zona
Oriental, Trasmiera y Vizcaya (radio local + comarcal)
AGÜERO
CASTILLO
AMOROS
CASTILLO
SALAZAR
AYALA
CASTILLO
SOLÓRZANO AGÜERO
VELASCO
MÚGICA
AMOROS
MATRA
ESCALANTE AYALA
MIOÑO
MARROQUÍN SOLÓRZANO VELASCO
OTAÑES
MIOÑO
MARROQUIN SALAZAR
ANUAVAY
MUÑATONES AYALA
MARROQUIN MIOÑO
SOLÓRZANO SALCEDO
SOLÓRZANO CASTILLO
CARASA
ESCALANTE ARCE
SALAZAR
DE LA CERCA
TERREROS
OTAÑÉS
ISLA
MATRA
CALLEJA
VELASCO
VELASCO
MUÑATONES BUTRÓN
Clio & Crimen
ISSN: 1698-4374
nº 16 (2019), pp. 82/82
D.L.: BI-1741-04