Core y sistema de control neuro motor
Core y sistema de control neuro-motor:
mecanismos básicos para la estabilidad del raquis lumbar
CDD. 20.ed. 152.3
796.023
http://dx.doi.org/10.1590/S1807-55092014005000005
Víctor SEGARRA*
Juan Ramón HEREDIA*/**/***
Guillermo PEÑA*
Matías SAMPIETRO*/****
Mauricio MOYANO*/****
Fernando MATA*/**
Felipe ISIDRO*/***
Fernando MARTÍN*/*****
Marzo Edir DA SILVA-GRIGOLETTO**/******
*Instituto Internacional
Ciencias Ejercicio Físico y Salud - Espanha.
**Asociación Scientific
Sport - Espanha.
***Physical Exercise &
Health Consulting - Espanha.
****Equipo Physical Argentina.
*****Universidad Valencia - Espanha.
******Centro de Ciências
Biológicas e da Saúde,
Universidade Federal
de Sergipe.
Resumen
El “CORE” es un concepto funcional que engloba la integración de tres sistemas cuyo óptimo
funcionamiento garantiza la realización de tareas con una mayor eficacia y seguridad a nivel raquídeo,
permitiendo adecuados niveles de estabilidad y control del movimiento. En este sentido, a fin de afrontar
con éxito retos que demanden un control dinámico de la columna y la pelvis, el SNC debe aplicar
estrategias diferentes, sopesando as fuerzas internas y externas con el fin de proporcionar una respuesta
muscular que permita un movimiento óptimo y resista cualquier posible perturbación. En el presente
manuscrito se revisa de forma aplicada, las bases, atendiendo a la información disponible actualmente,
de los mecanismos básicos de control motor y las posibles alteraciones en los mismos a ser considerados
por los especialistas en ejercicio respecto a su intervención mediante programas de ejercicio para la
mejora de la capacidad de estabilización raquídea.
PALABRAS-CLAVE: Raquis; Estabilidad; Feedforward; Dolor lumbar.
Introducción
Se asume que el término CORE fue usado por primera vez por Richard H. Dominguez, Robert S. Gajda
en su libro Total Body Training1. Etimológicamente
CORE significa núcleo, centro o zona media. Desde
el punto de vista de la actividad física el “CORE” hace
referencia al complejo muscular situado en la parte
central del cuerpo (región lumbo-pélvica) que incluye
29 músculos que estabilizan la columna vertebral y
la región abdominal e incluye músculos del abdomen, espalda, parte posterior y anterior de la cadera,
suelo pélvico y diafragma2-4. La acción conjunta de
estas estructuras permite un adecuado control de la
estabilidad corporal5-6 y de la ejecución de tareas que
realizan los miembros superiores e inferiores, de forma
combinada o secuencial5,7-8. Por lo tanto, más que un
concepto puramente anatómico, debe ser entendido
como un concepto funcional que engloba estructuras
musculares, osteo-ligamentosas y de control neural
relacionadas con la región mencionada9.
En consecuencia, el entrenamiento del CORE
constituye no solo un elemento central y clave para
el desempeño de la mayoría de las actividades de la
vida diaria (AVD), vida laboral (AVDL) y deportivas
(AVDe), sino que también será condición necesaria
para progresar en la utilización de ejercicios multiarticulares o aquellos que son ejecutados con elevadas
resistencias. Para todas estas tareas el CORE es el
centro de la cadena cinética funcional10.
En la literatura existen amplios y destacables aportes en torno al entrenamiento del CORE, tanto desde
una perspectiva rehabilitadora como desde el rendimiento deportivo, siendo mucha de esa información
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extrapolada y utilizada, con mayor o menor acierto,
en el diseño de programas de entrenamiento. Sin embargo los criterios específicos que deben ser tenidos en
cuenta para generar un adecuado acondicionamiento
y potenciación del CORE parecen ser poco claros,
en especial cuando se quiere hacer referencia a las
progresiones destinadas a lograr adaptaciones que
permitan garanticen la optimicen la estabilización del
raquis. Esta situación hace recomendable establecer
criterios claros sobre el entrenamiento de esta zona
del cuerpo, y proponer una adecuada progresión
integrada en los programas de acondicionamiento
físico en personas sanas) para poder progresar en las
demandas de la AVD, AVDL y AVDe.
Desde esta perspectiva, debemos concebir el entrenamiento lumbo-abdominal (CORE), como base
fundamental de los programas de entrenamiento
saludable y su desarrollo será necesario para realizar
tareas de manera eficaz y con el riesgo de lesión menos
acentuado11. Esto supone garantizar un óptimo estado
y funcional del sistema pasivo, del sistema muscular
y del sistema de control motor con la finalidad de
satisfacer los requisitos del equilibrio postural (estático
y dinámico), crear movimientos específicos, soportar
fuerzas externas inesperadas o generar presión con la
que ayudar a la respiración dificultosa11. Para satisfacer
los retos de un control adecuado de la columna y la
pelvis, el SNC debe aplicar estrategias diferentes con
las que regular el movimiento del tronco. Para ello,
el SNC debe ajustar cuidadosamente las fuerzas internas y externas con un patrón muscular que facilite
el movimiento en la trayectoria deseada y, al mismo
tiempo, resistir cualquier perturbación12.
Estas estrategias pueden estar asociadas con el
riesgo, real o percibido, que pueda sufrir la columna
vertebral11. Los elementos que pueden influir en la
selección de la estrategia podrían comprender, entre
otros, los siguientes aspectos: a) fuerzas que actúan
sobre la columna vertebral; b) previsibilidad del movimiento que se va a ejecutar; c) disponibilidad de
información (¿capacidad?) propioceptiva adecuada;
d) posibilidad real o percibida de lesión y/o dolor;
e) experiencia previa disponible11.
Por todo ello, el objetivo de este trabajo es exponer los aspectos más relevantes respecto a: 1)
mecanismos básicos relacionados con el control
neural de la estabilidad del tronco; 2) diferencias
del control motor del CORE en sujetos de diferente
condición física (deportistas vs. no deportistas); 3)
estrategias de control motor del CORE en sujetos
sanos y su relación con el dolor lumbar crónico
y otras patologías asociadas; 4) ofrecer directrices
útiles para su implementación en programas de
acondicionamiento físico saludable.
Mecanismos básicos y posibles alteraciones
relacionadas con el sistema de control de la estabilidad del tronco
Toda tarea motriz implica la necesidad de activar
mecanismos de control y regulación del movimiento, que son de naturaleza nerviosa, y que serán más
complejos cuanto mayor sea la dificultad de la tarea
a realizar. El control del sistema neuromuscular
depende directamente del sistema sensoriomotor
y puede ser entendido como la facultad que tiene
un sujeto para efectuar movimientos complejos
de forma eficaz y con un mínimo de energía. Este
complejo sistema incorpora todos los receptores
y vías aferentes (percepción), así como los mecanismos de integración y procesamiento central
(decodificación, planificación, y programación) y
las respuestas eferentes necesarias (ejecución), para
poder mantener la estabilidad funcional durante
tareas que se desean realizar13.
En función de la complejidad del gesto, el control
y la regulación de un movimiento, afectará diferentes
estructuras e interacciones del sistema nervioso, las
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cuales varían en función de cual sea sus características y
grado de dificultad. Esto es algo que tiene lugar durante el trabajo muscular más elemental (correr, pedalear,
etc.), cuando se quieren ejecutar estructuras técnicas
cerradas y automatizadas o incluso durante la realización de gestos deportivos de elevada complejidad.
En cada caso, el SNC debe determinar las
estrategias idóneas para satisfacer un patrón motor
adecuado que garantice una adecuada estabilidad
de la columna, incluso de forma anticipada, para
poder emprender una respuesta rápida proporcional
a la perturbación generada. Tales situaciones se
basan en un complejo mecanismo de biofeedback
donde la capacidad propioceptiva es determinante
para establecer la posición exacta y el movimiento
de la columna lumbar y pelvis, mediante modelos
internos que garantizan la interacción entre el
cuerpo y las fuerzas operativas11. Desde el punto de
vista anatómico y funcional, los nervios vinculados
Core y sistema de control neuro motor
a los movimientos permiten la intervención de
un complejo número de estructuras que quedan
englobadas en lo que se conoce como sistema de
control y dirección de los movimientos que están
unidos entre sí y con el medio circundante por una
compleja red de canales de enlace de doble sentido
(directo e inverso) entre las diferentes estructuras
del sistema nervioso central y periférico. De
forma secuencializada y especializada, se llevan a
cabo las funciones de percepción, decodificación,
planificación, programación y ejecución de los
movimientos. Asi como su corrección permanente.
Estos mecanismos suelen iniciarse en los receptores sensoriales14 (exteroceptores, propioceptores,
interoceptores, y teleceptores), que, vía aferente,
transmiten información al córtex y otras zonas del
encéfalo a través de las vías aferentes, se identifican,
asocian y programan en las estructuras del sistema
nervioso central y son enviados a la musculatura más
adecuada a través de las vías eferentes.
La información aferente pueda ser redundante a
través de tres fuentes sensoriales principales: somatosensorial, visual y vestibular. Todas ellas deben
actuar en perfecta coordinación, los receptores
musculares del sistema somatosensorial constituyen
la estructura que más se puede modificar con el
entrenamiento deportivo15.
La información aferente de la que hablamos puede ser procesada e integrada en tres niveles de control
motor: médula espinal (respuestas muy rápidas y/o
reflejas), tronco cerebral (respuestas intermedias y/o
automáticas) y corteza cerebral (más lentas, más
elaboradas y son voluntarias)11.
Podemos definir feedback (retroalimentación)
como la elaboración de una respuesta correctiva
dentro de un gesto motor como consecuencia de
haber percibido anomalías o cambios repentinos
del entorno. Dicho de otro modo, se refiere a la
información proporcionada, bien por vía refleja o
no, después del análisis de un determinado estímulo
sensorial15.
El feedforward se define como las acciones
anticipatorias/preventivas que ocurren antes de
la detección sensorial de una disrupción de la
homeostasis con base en experiencias anteriores15.
Los ajustes de anticipación postural subyacen a la
capacidad del sistema nervioso de contrarrestar las
fuerzas de reacción inducidas por un movimiento
focal antes de efectuar el propio movimiento16. En
este contexto, el músculo transverso abdominal
(TrA) es uno de los componentes de la musculatura
profunda abdominal que están involucrados en el
control del tronco17, contribuyendo en los ajustes
posturales anticipatorios del control segmentario de
la columna lumbosacra durante movimientos focales18. En ese sentido, se ha comprobado la activación
previa del transverso abdominal durante cualquier
dirección de movimiento del miembro superior19-20
y, parece ser que el resto de músculos abdominales
tienen una activación previa solo en algunas direcciones, de acuerdo con su posición anatómica19-20
y la dirección de la demanda de estabilización que
se pueda generar. Las fibras horizontales del TrA y
sus inserciones en la fascia toracolumbar permiten
un control fino de la región lumbopélvica por una
acción directa sobre las vértebras lumbares21 y el
aumento de la presión intraabdominal22. Por el
contrario, los músculos abdominales superficiales
ayudan a la rigidez y en el papel dinámico a la hora
de generar movimiento para la columna vertebral.
Control motor del core en deportistas y no deportistas
Es un hecho que la estabilidad del complejo
lumbo-pélvico resulta un factor importante en
la realización eficiente de habilidades motoras
deportivas4. En consecuencia, parecería sería lógico
pensar que los deportistas presenten estrategias
de activaciones neuromotoras diferentes, o más
desarrolladas, que los no deportistas, e incluso que
estas estrategias estén en relación a la especificidad
de la demanda de estabilización que imponen estos
deportes sobre el raquis.
Todo parece indicar que la aplicación de cargas
de inestabilidad súbita que actúen sobre el tronco de
manera imprevista, podrían generar adaptaciones que
mejoren el tiempo de respuesta y el control del desplazamiento del mismo19-20. Poblaciones de mujeres
no entrenadas que eran expuestas a desestabilizaciones
súbitas del tronco durante la realización de juegos reducidos de fútbol, mejoraban el tiempo de respuesta de
los músculos del CORE y el control del desplazamiento
(ante desestabilizaciones súbitas del tronco) en comparación a un grupo de mujeres que realizaban carrera
continua y con respecto a un grupo control23. Por lo
tanto, la especificidad del deporte podrían resultar un
factor determinante a la hora de generar adaptaciones
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positivas en las estrategias de control motor del tronco
que pueden ser transferidas a las demandas de estabilización que el deporte genera sobre el mismo.
En un interesante estudio24 realizado con 277 deportistas (140 mujeres y 137 hombres) se valoró, de forma
longitudinal (3 años), la capacidad de estabilización
raquídea en diferentes planos ante una situación inesperada. En el estudio, se pudo comprobar como un déficit
en el control neuromuscular del raquis se relacionaba
con un mayor riesgo de lesión en la articulación de la
rodilla, especialmente en la muestra de mujeres.
En esta misma línea, podemos observar como
existen diferencias en la estrategia de activación de
los músculos estabilizadores del CORE entre jugadores de fútbol y no jugadores25. En este trabajo, los
jugadores de fútbol presentaron menores tiempos de
latencia motora ante desestabilizaciones súbitas del
tronco en el plano sagital. Una posible explicación
podría ser que aquellos deportes con fuertes desaceleraciones y cambios de dirección y/o sentido generan
cargas desestabilizantes del tronco que deben ser
compensadas por los músculos estabilizadores del
núcleo obligando al SNC a generar estrategias de
estabilización que son específicas para dichas cargas.
En consecuencia, nos parece importante considerar estas adaptaciones diferenciadas en los procesos
de estabilización del CORE cuando se desean planificar progresiones de ejercicios entre las diferentes
poblaciones de deportistas. Por lo tanto, parece claro
que no es recomendable proponer trabajos de fortalecimiento del CORE sin considerar las demandas
específicas de cada actividad deportiva26.
Control motor del ore en sujetos sanos
y su relación con el dolor lumbar crónico y otras patologías
En sujetos sanos, la activación previa del TrA,
feedforward, parece producirse antes de la realización
de tareas funcionales (movimiento del brazo o pierna)18-19. Estos mecanismos parecen ser independientes de la velocidad, peso y dirección del movimiento20
y de la activación de otros músculos abdominales
superficiales27-28. No obstante, cuando se realiza una
flexión explosiva del hombro en posición erecta, se
ha visto una activación previa del transverso contralateral al brazo ejecutor respecto al transverso ipsolateral, lo que nos indica que ambas partes tienen un
rol diferente en los ajustes de anticipación postural
en determinadas acciones motrices29. Este hallazgo
podría llevar a pensar que la asimetría de activación
del transverso abdominal, durante ajustes posturales
anticipatorios, refuta el concepto de corset abdominal anticipatorio (al producirse esta diferencia en la
activación anticipadora), no obstante en este caso
cabría pensar que dicha anticipación previa del TrA
contralateral podría cumplir el rol de controlar el
torque de rotación del tronco29-30. Por otra parte, en
sujetos que reportan dolor lumbar la activación del
TrA se ve retardada27. En consecuencia, se observa
de forma clara en el músculo TrA contralateral18,31
o transverso ipsilateral y oblicuo interno durante
movimiento rápido32.
Por otro lado se ha observado en sujetos sanos
(con feedforward del TVA inalterado en la flexión
de hombro) que al inducirles dolor por infiltración
de suero hipertónico, se traducía un retraso en
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la activación del TrA posterior a la aparición del
dolor33. Por lo que no está claro si el dolor lumbar
retrasa la activación del TVA o el retraso en la
activación del transverso es el causante del dolor
lumbar34. Sin embargo, sí se han observado cambios en el reclutamiento muscular en personas con
dolor lumbar inducido por la infiltración de suero
hipertónico cuando estos sujetos son evaluados con
Estimulación Magnética Transcraneal (EMT)35. En
pacientes con recidiva de dolor lumbar, se detectaron, con una sola sesión de entrenamiento (3 series
de 10 repeticiones de 10 segundos) del transverso
abdominal, cambios instantáneos en el timming de
reclutamiento de éste músculo, lo que nos indica
una mejora del feedforward del TrA36.
Desde un enfoque neurofisiológico, el retraso
en el transverso contralateral en el ajuste postural
anticipatorio va asociado a alteraciones en la plasticidad de la corteza motora primaria (M1)37-38. Es
decir, un cambio en la representación de M1 TrA se
relaciona con el retraso en su activación en pacientes
con dolor lumbar37.
Se podría concluir que el TrA y el oblicuo interno parecen contribuir a controlar la zona lumbar
de manera bilateral durante los movimientos. Sin
embargo, en pacientes con dolor lumbar crónico, se
detectan cambios significativos en los patrones de
ajuste postural anticipatorio tanto en el TrA como
en el oblicuo interno que pueden ser el resultado de
una disfunción de los mecanismos que subyacen la
Core y sistema de control neuro motor
corteza motora primaria en su vinculación con el
control de la estabilidad de la columna16.
La musculatura respiratoria también es reclutada
por el SNC para satisfacer las demandas de estabilidad. Así la actividad del diafragma y del TrA se inicia
antes de los movimientos rápidos del miembro superior20 y se mantiene tónicamente activada durante
los movimientos iterativos del miembro superior39 y
la marcha40. También, la actividad de la musculatura
del suelo pélvico parece contribuir a los mecanismos
de control postural en los movimientos asociados
a perturbaciones de la columna que son generados
por gestos que involucran al miembro superior41.
En torno a esta cuestión, algunas técnicas que
han emergido con fuerza en los últimos años, como
las denominadas “hipopresivas” desarrolladas por el
Dr. Marcel Caufriez, utilizan argumentos en torno
a una hipotética relajación del diafragma, activación
del TrA y musculatura del suelo pélvico42, basada
en diferentes acciones que suponen la realización
de una “apnea espiratoria” en combinación con
determinadas posturas43.
Si bien es cierto que en algunos estudios parece
mostrarse una elevación significativa del nivel de
activación del TrA mediante estos procedimientos
metodológicos44, se debe considerar que algunos especialistas de estas técnicas critican este estudio por
la metodología utilizada45. Al parecer, en la mencionada investigación no se utilizó el método en base a
unos criterios técnicos adecuados42. A este respecto,
es difícil justificar como válido la mayor activación
de cierta musculatura clave en la estabilización del
raquis lumbar y a continuación cuestionar la metodología empleada en la intervención con uno de
los grupos, cuando las conclusiones no muestran
mejoras significativas al utilizar tales métodos.
Dado que, según estos especialistas, no fue utilizada
la técnica original, creemos que quizás utilizaron un
“abdominal hollowing”, lo que podría explicar dicho
resultado (mayor activación del TrA). No obstante,
no seremos nosotros quienes pongamos en duda, ni
cuestionemos, los trabajos publicados por autores del
nivel de Stupp y su grupo de colaboradores44.
También en las bases teóricas y la fundamentación
de las técnicas hipopresivas, se argumenta la existencia
de una hipotética respuesta “refleja” (es decir involuntaria y mediada por el sistema nervioso) relacionada con
la estimulación “propioceptiva” vinculada a las posturas adoptadas y la apnea respiratoria que provoca un
estado cercano a la hipercapnia (estimulación centros
respiratorios del tronco cerebral - centro pneumotáxio
y centro respiratorio bulbar ventral - e inhibición de
los inspiratorios - centro apnéustico y centro respiratorio bulbar dorsal). En esta situación se genera una
disminución en la actividad tónica (con la consiguiente
relajación) del diafragma con disminución de la presión
intraabdominal que provocaría, vía refleja, una “tonificación” de la faja abdominal y la musculatura perineal, a
la vez que provocaría una succión de las vísceras situadas
en la región pélvica con disminución de la tensión ligamentosa46. Caso de que esto fuese así, sería de enorme
interés en determinados programas de entrenamiento y
con algunos sujetos específicos, convirtiéndose en una
valiosa herramienta para lograr objetivos relacionados
con el control neuro-motor del CORE (que es el tema
abordado en el presente artículo).
Respecto a esta cuestión, y tras un análisis de la
literatura existente, no encontramos estudio alguno que corrobore dicha hipótesis. Debe ser tenido
en cuenta que, a nivel fisiológico, el argumento es
discutible y la bibliografía utilizada como apoyo a
tales afirmaciones47-48 no proporcionan un sustento
sólido para ser mantenidas.
En consecuencia, encontramos algunas dificultades para poder otorgar a estas afirmaciones el
rigor científico necesario para asegurar que ésta
metodología pueda ser utilizad con garantía en el
entrenamiento de la capacidad de control y estabilización raquídea. Entendemos necesario una revisión
de los principios básicos y fundamentación, y ser
cautelosos respecto a los potenciales beneficios de
la propuesta. Es necesario esperar a que las investigaciones que puedan ser desarrolladas en torno a
estas propuestas puedan aportar más luz y evidencias
respecto a esta cuestión, y brindar, de esta manera,
una herramienta más al servicio de los programas
de acondicionamiento físico saludable.
Llegados a este punto, resulta interesante considerar que los modelos estáticos de regulación de la
columna no tienen en cuenta la interacción entre el
control de la misma, la ventilación y la continencia.
En estos modelos, no es habitual que se consideren
las estrategias que emplea el SNC para regular
la estabilidad espinal y, por lo tanto, habría que
contemplar que los déficits de la respiración y de la
continencia pueden mermar el control de la columna vertebral12. Este aspecto deberá ser considerado,
tanto a la hora de valorar posibles disfunciones,
como para establecer progresiones adecuadas y estrategias metodológicas que contemplen y reduzcan
la posibilidad de provocar conflictos funcionales
que son claves para la salud y la integridad raquídea.
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Recomendaciones finales
Tras esta revisión e interpretación de la información actual existente, podemos detallar algunas
recomendaciones de utilidad a la hora implementar
programas de acondicionamiento físico saludable:
- La actividad tónica del TrA ha sido observada en
sujetos sanos durante la marcha49, algo que no ocurre
en sujetos con dolor lumbar donde se produce una
activación fásica50. Como estos cambios persisten tras
la remisión de los síntomas18 los déficits en el control
de la musculatura abdominal han sido asociadas con
la persistencia y cronicidad del dolor lumbar33;
- Se ha observado que el entrenamiento para
mejorar el control de la musculatura del tronco es
efectivo para mejorar la activación muscular durante
tareas funcionales51-52. Cambios en los mecanismos
de control neural de la musculatura del tronco
también contribuye al dolor lumbar53;
- Parece existir un retraso en la activación del TrA durante movimientos del brazo18 y durante la marcha50, lo
que supone un marcador de disfunción de los músculos
del tronco34. En consecuencia, este comportamiento
deberá ser considerado al diseñar los programas de
acondicionamiento físico. A este respecto, todo parece
indicar que la actividad del músculo TrA18-19 y los multífidos54 se retrasa durante la realización de movimientos
rápidos que involucra a la articulación del hombro y
de las piernas en personas que padecen dolor lumbar;
- Estudios controles aleatorizados, muestran
que los programas bien estructurados de entrenamiento cuyo objetivo es la mejorara el control de
la musculatura del tronco, conlleva una mejora
significativa de la sintomatología relacionada con
el dolor lumbar55-57;
- Atendiendo a esta información, todo parece
aconsejar la realización de un adecuado “screening”
y valoración de los sujetos, para garantizar progresiones adecuadas de integración neuromuscular de la
musculatura del CORE. Estas intervenciones deben
prestar especial atención, en las primeras fases (mediante entrenamientos específicos), al uso de estímulos y maniobras que enfaticen en un adecuado nivel
de activación de la musculatura profunda del CORE
(especialmente TrA, OI). Tras esta primera fase,
parece aconsejable emplear estímulos más globales
que garanticen adecuados niveles de co-activación
general de las citadas estructuras musculares;
- No hay un único ejercicio que estimule global
y funcionalmente toda la musculatura del CORE,
por lo que parece clave el profundizar en factores
relacionados con la prescripción de los movimientos
y las dosis de entrenamiento adecuada para lograrlo.
Por ultimo, parece adecuado atender a las evidencias que irán emergiendo en el futuro, fruto
de la intensa investigación que en la actualidad
se está realizando sobre la temática analizada. La
información resultante nos permitirá extraer información relevante que permita optimizar los criterios
adecuados para el desarrollo de programas de entrenamiento dirigidos a la mejora de la capacidad de
estabilización raquídea en sujetos sanos, deportistas
y no deportistas, y en sujetos con patología lumbar.
Abstract
Core and neuromotor control system: basic mechanisms for the stability of the lumbar spine
The “CORE” is a funcional concept that englobes the integration of three systems which optimal operation
guarantees better eficiency and security in tasks related with the spine, allowing appropiate stability and
movement control levels. In order to successfully addres challenges which demand a dynamic control of the
spine and the pelvis, the SNC must use diferent strategies, weighing the internal and external forces in order
to provide a muscular response to allow an appropiate movement and resist any possible disturbance. This
article reviews the foundations based on the information currently available about the basic mechanisms
of motor control and posible changes in them, to be considered by exercise specialists regarding to their
exercise intervention programs to improve spinal stabilization capacity.
KEY WORDS: Raquis; Stability; Feedforward; Back pain.
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ENDEREÇO
Marzo Edir Da Silva Grigoletto
Universidade Federal de Sergipe
Centro de Ciências Biológicas e da Saúde
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Recebido para publicação: 10/12/2013
Aceito: 16/12/2013
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