La Batalla Naval del Lago de Maracaibo*
Por: Capitán de Navío (RA) Sergio Uribe Cáceres.12
“Vuestro general os acompañará como siempre hasta perder su existencia,
confiado en vuestro valor y en la justicia de nuestra causa.
Colombianos: ¡Morir, o ser libres!
Almirante José Padilla, julio 21 de 1823
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Resumen
La victoria del Almirante guajiro José Padilla sobre las fuerzas del
Almirante Ángel Laborde en la Batalla Naval del Lago de Maracaibo
produjo una herida mortal al poder naval español en la Gran Colombia,
privando al Imperio de Fernando VII del dominio del mar y obteniendo
la consiguiente capitulación del ejército realista.
De contera, le permitió al Libertador Simón Bolívar consolidar la
liberación de cinco repúblicas en la campaña del sur en el Perú,
*
Este ensayo es resultado del proyecto de investigación denominado “El Poder Marítimo como
fundamento estratégico del desarrollo de la Nación”, que hace parte del Grupo “Masa Crítica”
adscrito a la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto”. Identificado con código
COL123-247 en COLCIENCIAS y categorizado en “B”.
12 Capitán de Navío (RA) Sergio Uribe Cáceres. Doctor en Derecho Internacional (Cum Laude) de la
Universidad Alfonso X El Sabio, de Madrid, España. Magíster en Seguridad y Defensa Nacionales
y Docente-Investigador en la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto”. Ingeniero
Naval y Profesional en Ciencias Navales de la Escuela Naval Almirante Padilla. Correo electrónico
[email protected].
La Batalla Naval del Lago de Maracaibo
Ensayos sobre Estrategia Marítima
sellando para siempre el proceso de independencia americana. Allí
radica el mérito y la grandeza de la obra cumbre del Almirante Padilla.
Palabras clave:
Fuerzas navales, batalla naval, Nuevo Reino de Granada, Lago de
Maracaibo, dominio del mar, independencia americana.
Introducción
El pueblo colombiano ha tenido de siempre una relación con el mar
que podemos calificar por lo menos de ambigua. Una verdadera
paradoja en un país de entorno marítimo pero con clara raigambre
mediterránea. El Capitán de Navío Enrique Román Bazurto asevera
sobre tal apreciación: “Es un hecho aceptado por la mayor parte de
la opinión pública que Colombia no ha podido despertar del letargo
mediterráneo, afianzado en el país desde la Colonia, confirmado en
la República Decimonónica y continuado como amenaza latente en el
siglo XX” (Román Bazurto, 2000, p. 1).
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Con la llegada de los conquistadores españoles a bordo de sus carabelas
al llamado ‘Nuevo Mundo’ de finales del siglo XV, el mar adquirió una
nueva dimensión para los pueblos originarios de la América española,
en general, y sobre todo para la Colombia de la época, en particular.
Una inédita dinámica de transporte de esclavos, de mercancías y de
tesoros, sumió a las antes pacíficas aguas del mar Caribe prehispánico
en un pandemonio de conflictos navales de diferente calibre y de muy
diversos protagonistas, acontecidos principalmente en la jurisdicción
marítima del entonces Nuevo Reino de Granada. (Ver Mapa 1).
Capitán de Navío (RA) Sergio Uribe Cáceres
Mapa 1. El Nuevo Reino de Granada13
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Fuente: http://www.geheugenvannederland.nl/?/nl/items/ KONB 01:436
El 24 de julio de 1823 aconteció un hecho emblemático que permite
ilustrar sobre la relevancia del mar y de la Armada Nacional en la
historia de Colombia: la Batalla Naval del Lago de Maracaibo. Dice
al respecto el historiador colombiano, Capitán de Navío (r) Enrique
Román Bazurto: “A la Marina patriota de Colombia le correspondió
afrontar, entre 1810 y 1828, la época más brillante y difícil en el
conflicto naval que fue definitivo para que Bolívar pudiera consolidar
la liberación de cinco repúblicas. La intrepidez de los buques que
izaban la bandera colombiana fue conocida en casi todos los mares”
(Román Bazurto, 2005, pp. 25 y 26).
Esta ocasión enfrentó a las fuerzas navales españolas asentadas
en América contra los navíos de la Marina patriota colombiana
13 Mapa original del cartógrafo holandés Willem Jansz Blaeu (1571-1638) para la compañía West
Indian Company. Recuperado el 10 de junio de 2016 de: http://www.geheugenvannederland.nl/?/
nl/items/ KONB 01:436. El mapa muestra los territorios de ‘Tierra Firme’, en Centroamérica, y
del Nuevo Reino de Granada, con las delimitaciones de las gobernaciones de Popayán y de Santa
Marta, en el año de 1630.
La Batalla Naval del Lago de Maracaibo
Ensayos sobre Estrategia Marítima
que luchaban por alcanzar su independencia definitiva del Imperio
español. Ese día, el libro ilustre de la historia latinoamericana dio una
vuelta de página heroica e insigne.
Imagen 1. Retrato del Almirante José Prudencio Padilla14
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Fuente: http://www.encaribe.org/es/article/jose-prudencio-padilla/1886.
Quien la escribió fue un recio mulato guajiro natural de la ciudad de
Riohacha –llamado por Bolívar “el Nelson colombiano”–, el Almirante
José Prudencio Padilla. Su significativo triunfo en la batalla del
lago de Maracaibo permitió a Padilla, acompañado de una hueste
de valerosos marinos colombianos y venezolanos, conquistar la
autonomía política de España y sellar para siempre el proceso de
independencia americano. Fue, en resumen, una victoria épica con un
resultado decisivo. (Ver Imagen 1).
14 Recuperado el 6 de julio de 2016 de: http://www.encaribe.org/es/article/jose-prudencio-padilla/1886.
Capitán de Navío (RA) Sergio Uribe Cáceres
José Padilla “vino a la vida de cuna humilde el 19 de marzo de 177815
sin saber que cerca de su suelo natal, habría de cubrirse de gloria
coronando con el triunfo de su espada la Independencia de Colombia
y Venezuela” (López, 1960, p. 16). Hijo de un constructor de pequeñas
embarcaciones de ascendencia africana, Andrés Padilla, y de una
altiva india guajira, Lucía López, Padilla no tuvo acceso a educación
básica en sus primeros años de vida. A la temprana edad de 14 años
huyó de su casa alistándose como mozo de cámara en un barco de la
Real Marina Española.
El joven Padilla pronto fue reubicado como grumete en deberes más
propios de la marinería ascendiendo por méritos personales hasta
contramaestre de navío: “puesto muy alto, relativamente, en la
Armada Española, para un criollo de América y por añadidura hombre
de color” (Otero D’Acosta, 1973, p. 2). A bordo del navío ‘San Juan
Nepomuceno’ y ya con 21 años, participó en la batalla naval de Trafalgar
de 1805 en donde fue hecho prisionero por los ingleses: “El ‘San Juan
Nepomuceno’, registraba 158 muertos y 250 heridos. Padilla, que
había recibido contusiones, cayó prisionero” (Torres, 1990, p. 21). Tres
años después de su captura el contramaestre de navío José Padilla16
fue liberado en un intercambio de prisioneros, para regresar a su país
nombrado como Jefe del Arsenal de Cartagena en el año de 1808.
La situación política de la Nueva Granada a la que arribó Padilla en
los inicios del siglo XIX era un caldero de ideas independentistas.
El historiador colombiano Jesús Torres Almeyda la describe
detalladamente en su obra sobre Padilla:
Ya para entonces –finales de la primera década del siglo XIX–
la crisis general del colonialismo español en América entraba
en su fase final, poniéndose en evidencia el despertar de
la conciencia política de las clases criollas americanas. Los
intereses de la burguesía criolla, dueña del poder económico
en la colonia de la Nueva Granada, los grandes comerciantes y
compradores, los avances de la agricultura, el desarrollo de la
15 La fecha exacta de nacimiento del Almirante Padilla no se conoce por no existir en Riohacha actas
de bautizo anteriores a 1870. El autor de la cita aclara al respecto que “La Historia y el Comandante
Cerra, biógrafo de Padilla, dan como fecha de su nacimiento la que arriba hemos apuntado. Sin
embargo, Padilla declaró el 20 de septiembre de 1828 que tenía 44 años”, por lo que habría nacido
entonces en 1784. Para el presente ensayo tomaremos como cierta esta última fecha, aceptada por
la mayoría de los historiadores consultados.
16 El Almirante Padilla firmó toda su vida como José Padilla a secas, omitiendo su segundo nombre,
Prudencio, sobre el que aún existe controversia por no existir una partida de bautizo que lo confirme
o niegue.
La Batalla Naval del Lago de Maracaibo
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Ensayos sobre Estrategia Marítima
industria manufacturera y artesanal, presionaba cada vez
más a favor de una economía libre y, por tanto de carácter
anticolonial, fundamentada en la libertad de comercio y de
industria. (Torres, 2000, p. 25).
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José Padilla tomó parte por los independentistas, contribuyendo
al movimiento popular que el 11 de noviembre de 1811 declaró la
independencia de Cartagena de Indias. Durante la segunda década del
siglo XIX Padilla continuó sirviendo a la causa de la libertad americana,
participando de manera preponderante en el combate de la bahía
de Cispatá de 1812; en la captura de la corbeta española ‘Neptuno’
en 1815 –considerada como la primera acción naval en la Historia de
la Marina Nacional colombiana– (Torres, p. 33); el mismo año, en la
defensa de la Plaza de Cartagena ante el cruento sitio de 105 días del
General Pablo Morillo, el llamado “Pacificador”; en la ocupación de
la ciudad costera venezolana de Ocumare, secundando en 1816 al
Libertador Simón Bolívar en su expedición de los Cayos a Venezuela;
en la toma de Riohacha de 1820 y vencedor en ese mismo año de los
combates de Pueblo-Viejo, la Barra y la Ciénaga de Santa Marta (ya
ascendido por Bolívar a Capitán de Navío como reconocimiento a su
meritoria carrera); y, finalmente el 24 de junio de 1821, capturó los
buques españoles en el arsenal de Cartagena y rindió en Bocachica al
Jefe realista José María Olmos, en la operación conocida como de la
“Noche de San Juan” (Ortega, 1947, pp. 187 y 188).
El forzamiento de la Barra de Maracaibo
La acción naval más destacada en los anales de la guerra
de independencia suramericana y que doblegó de manera
concluyente el poderío marítimo español en el Caribe17,
se constituyó con la victoria del Almirante José Padilla –Comandante
del Tercer Departamento de la Marina republicana– sobre el Almirante
17 Sobre este hecho la Ley 69 de junio 30 de 1881, mediante la cual se dispuso erigir en la ciudad de
Riohacha una estatua de bronce en honor del General José Padilla, exponía en el último de sus
considerandos: “10°) Finalmente, que este valeroso, incansable e intrépido marino, no olvidando su
bautismo en la batalla naval de Trafalgar, pasó sobre fuegos vivos por entre los esteros y castillos
de San Carlos y forzó la Barra de Maracaibo en 1823, sellando con este hecho la empresa naval más
atrevida y gloriosa de la Independencia”.
Recuperado el 10 de agosto de 2016 de: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Lak
Capitán de Navío (RA) Sergio Uribe Cáceres
don Ángel Laborde y Navarro –Comandante de la Real Armada en las
Antillas y Segundo Jefe de las fuerzas navales españolas en la América
septentrional– en la llamada Batalla Naval del Lago de Maracaibo.
Cuando Padilla logró forzar con su Escuadra de navíos la Barra
de Maracaibo en “la máxima batalla naval registrada en aguas
americanas” (Ortega, p. 1), la independencia del Virreinato de la Nueva
Granada, de la Capitanía General de Venezuela y de la Presidencia de
Quito quedó sellada de manera definitiva.
El Lago de Maracaibo se halla situado al noroeste de la actual
República de Venezuela y su masa de agua de 13.820 km2 es la más
grande de Latinoamérica. Está circundado por el Estado venezolano
de Zulia cuya capital, Maracaibo, se encuentra ubicada en el costado
occidental de su boca de comunicación con el Golfo de Venezuela,
que se hace a través de un angosto canal conocido como la Barra de
Maracaibo. (Ver Mapa 2).
Mapa 2. Mapa del área del Lago de Maracaibo, con las penínsulas de la Guajira y de
Paraguaná.18
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Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Lake_Maracaibo_ map-es.svg.
18 Recuperado el 10 de agosto de 2016 de: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Lake_Maracaibo_
map-es.svg.
La Batalla Naval del Lago de Maracaibo
Ensayos sobre Estrategia Marítima
El entorno político y militar que rodeaba la causa de la independencia de
las colonias americanas era propicio para la victoria decisiva. América
toda estaba en proceso de emancipación y la llama de la independencia
había ardido triunfal en Boyacá en 1819 y en Carabobo en 1821.
Años más tarde, en 1824, con la victoria en Ayacucho19 –alcanzada
precisamente gracias al triunfo de Padilla en Maracaibo– el genio militar
de Bolívar al mando del ejército patriota culminó su gesta libertadora
y conquistó definitivamente la autonomía total del pueblo americano.
Sin embargo un año antes, en 1823, todavía poderosos refuerzos
navales procedentes de La Habana desembarcaban tropas españolas
en el recuperado Maracaibo del Mariscal de Campo Don Francisco
Tomas Morales,20 sucesor de Pablo Morillo al mando del ejército
español. Se debía entonces contener la contraofensiva realista que
pretendía invadir una vez más a la Nueva Granada tomando como
punto de partida al mariscal Morales en Maracaibo, mientras Bolívar
adelantaba la citada campaña del sur en el Perú.
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Manifiesta al respecto el historiador venezolano Arturo Uslar Pietri: “Si
se pierde el combate de Maracaibo la suerte de la guerra de independencia
hubiera sido otra. Seguramente se hubiera prolongado por varios años
más, tal vez, Bolívar hubiera tenido que regresar del sur. Todo lo ganado
en trece años de larga y desesperada guerra hubiera estado otra vez en
juego” (Torres, p. 132).
El Libertador Simón Bolívar preocupado le escribía en abril de 1823 a
su Vicepresidente, el ilustre General colombiano Francisco de Paula
Santander,21 mostrándose alarmado y confuso entre seguir al Perú o
regresar al norte a combatir a Morales:
No sé nada de ese maldito Morales, (…) Esto me tiene
desesperado, porque mi determinación está pendiente de los
sucesos del norte... ha venido una nueva comisión del Perú para
instarme a que vaya a tomar el mando de aquellas tropas. No
sé qué responder, porque me tiene detenido la resolución del
Congreso y las operaciones de Morales. Todos dicen que si no
19 Las batallas del Puente de Boyacá, del Campo de Carabobo y de la Pampa de Ayacucho, sellaron la
independencia de Colombia, Venezuela y Perú, respectivamente.
20 La plaza de Maracaibo –defendida por el Contralmirante patriota Lino de Clemente– había sido
reconquistada por las tropas realistas del mariscal Morales en septiembre de 1822.
21 El General Santander fungió también como Presidente encargado de la Gran Colombia –nación
integrada temporalmente entre 1819 y 1831 por Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá– mientras
Bolívar continuaba con su campaña libertadora de cinco naciones.
Capitán de Navío (RA) Sergio Uribe Cáceres
voy al Perú se pierde el país y 15.000 hombres de las cuatro
naciones americanas, por falta de una cabeza que las mande
a todas porque entre iguales nadie quiere obedecer… el
norte puede necesitar de mí y el Congreso me ha permitido
salir de Colombia: estas dos circunstancias me tienen en la
inacción. (p. 96).
Bolívar expresaba a Santander esta preocupación pues conocía los
méritos militares de Morales y consideraba prácticamente imposible
recuperar a Maracaibo:
Hasta ahora no sé nada de positivo de la suerte de Morales.
Cualquiera que haya sido el acierto de las operaciones del
General Clemente, siempre Morales nos dará mucho qué
hacer, porque yo no veo el conjunto que se necesita para
una operación tan difícil como la de destruir en el golfo a un
enemigo audaz y activo, aunque bruto y cobarde; porque,
hablando con verdad, si Morales no comete alguna falta, él
prolongará la guerra por mucho tiempo, y como vuelvan a
cometer los nuestras otra imprudencia como la de Clemente
y Sardá, espérelos usted en Bogotá. (p. 95).
He ahí, pues, el mérito y la grandeza de la obra cumbre del Almirante
Padilla: la victoria en la batalla naval que produjo una herida mortal al
Poder Naval español en la Gran Colombia, privando al Imperio español
del dominio del mar y obteniendo la consiguiente capitulación del
ejército realista.
La caída de Maracaibo en manos de Morales alarmó a los dirigentes
políticos y militares colombianos que “veían en peligro el fruto de
tantos esfuerzos por su independencia”. El vicepresidente Santander
ordenó entonces que tres expediciones por tierra y una por mar se
dirigieran a Maracaibo con la misión de someter a Morales (Valencia
Tovar, 1993, p. 219). El 15 de enero de 1823 Padilla recibe por decreto
del General Mariano Montilla la orden de bloquear a Maracaibo por
mar con su escuadra de operaciones, habiendo sido ratificado por el
vicepresidente Santander “en el cargo de máxima responsabilidad:
comandante de la escuadra republicana” (De Mier, 1973, p. 66).
Ascendido a General de Brigada (Contralmirante) en abril de ese año,
Padilla se dirige hacia el Golfo de Venezuela a cumplir la orden de
bloqueo naval y reunirse con las fuerzas patriotas que lo secundarán
en su misión.
La Batalla Naval del Lago de Maracaibo
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Ensayos sobre Estrategia Marítima
La batalla de Maracaibo enfrentó a 22 navíos de la escuadra
grancolombiana contra 32 buques de la Armada española y a 1.312
hombres de Padilla contra 1.645 de Laborde. Ante la desventaja
numérica Padilla decide no enfrentar a Laborde en mar abierto y opta
por cruzar la temible Barra de Maracaibo –franja estrecha y sinuosa
de poca profundidad que unía las aguas del Golfo de Venezuela y del
Lago de Maracaibo, resguardada a cada costado por las poderosas
fortalezas de Zapara y San Fernando, al occidente, y por los castillos
de San Carlos y Bajo Seco, al oriente– para combatir a Laborde en el
propio lago.(Ver Imagen 2).
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La decisión de forzar la Barra y entrar al lago desde el mar era empresa
“considerada imposible y que hacía de Maracaibo y el Lago un reducto
prácticamente invulnerable” (De Mier, pp. 37 y 38). El fuego cruzado
de las baterías españolas que lanzaban ráfagas de siete cañonazos
por minuto, despacharon cada una 315 disparos sobre los 22 buques
de Padilla, que en columna sencilla cruzaron el canal en 45 eternos
minutos de travesía. Una vez forzada con éxito la Barra, el 8 de
mayo, los buques continuaron avanzando hacia el sur atravesando la
peligrosa bahía de El Tablazo y cortando con esta osada maniobra la
retirada de los buques españoles que se encontraban navegando en el
Lago de Maracaibo.
Imagen 2. Buques de Padilla cruzando la Barra de Maracaibo y recibiendo fuego del Castillo
de San Carlos.22
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Acci%C3%B3n_del_castillo_de_Maracaibo.jpg.
22 Óleo sobre tela del pintor colombiano José María Espinosa titulado Acción del Castillo de Maracaibo
(1823) - Museo Nacional de Colombia. Recuperado el 18 de agosto de 2016 de:
https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Acci%C3%B3n_del_castillo_de_Maracaibo.jpg.
Capitán de Navío (RA) Sergio Uribe Cáceres
La flota de Padilla comenzó así a ejercer el dominio del Lago
desplegando sus naves en un bloqueo militar y económico que
buscaba forzar al adversario al encuentro definitivo. Entre los meses
de mayo y julio se presentaron algunas escaramuzas previas a la gran
batalla, en las que cada Comandante examinada las fuerzas de su rival
con el fin de encontrar las ventajas tácticas navales que favorecieran
su respectivo propósito. Las fuerzas enemigas intentaban definir la
mejor hora del día y el posicionamiento más conveniente en las aguas
del lago para ubicar sus unidades de guerra de forma ideal para el
combate final (Valencia Tovar, 1993).
Como preludio de lo que acontecería unos días después, Padilla
arengaba a sus hombres en los preliminares de la batalla con
implacable convicción en su propósito libertador. Se dirigía así Padilla
a sus marinos:
A todos los señores Jefes y Oficiales, tripulación y tropas de la
Escuadra de mi mando.
Compañeros: la puerta del honor está abierta; el enemigo nos
atrae y nosotros le esperamos. ¿Qué mayor gloria podríamos
desear? Superior es su fuerza; de nosotros, el valor y la decisión.
¿Le temeremos? No: ni el general Padilla, ni los bravos que tiene
la honra de mandar vacilan jamás al ver el enemigo a su frente,
sino por el contrario, ansían porque llegue ese momento.
Compañeros: yo estoy seguro que la suerte nos lo proporciona
para descansar; y os aseguro la victoria, porque este es el último
esfuerzo de nuestro agonizante enemigo. Vuestro general os
acompañará como siempre hasta perder su existencia, confiado
en vuestro valor y en la justicia de nuestra causa.
Colombianos: ¡Morir, o ser libres!
A bordo del bergantín de guerra ‘Independiente’, al ancla en
Punta de Palmas, julio 21 de 1823. (López, p. 90).
Al amanecer del 24 de julio de 1823 las naves grancolombianas se
dispusieron en línea de batalla para el enfrentamiento con la flota
española de Laborde. A primeras horas de la tarde y ubicados en
posición ventajosa, con el viento a su favor y en perfecta formación
en línea de frente “los buques republicanos avanzaron con rapidez
asombrosa sobre la Escuadra española que se quedó al ancla en espera
La Batalla Naval del Lago de Maracaibo
61
Ensayos sobre Estrategia Marítima
del terrible golpe” (Valencia Tovar, p. 234). La batalla da inicio y el feroz
intercambio de disparos comienza a cobrar las primeras víctimas de la
sangrienta contienda, a medida que las naves patriotas se aproximan
para el abordaje de los buques españoles.
Nadie tenía permitido eludir el combate. Propias de la crudeza de las
refriegas navales de la época, las órdenes previas de Padilla habían
sido claras y asignaban a cada tripulante una misión definida y un sitio
a bordo para luchar:
Marinos y tropas deben estar descalzos para el sigilo y la
mayor destreza en los movimientos; sobre las cubiertas de
los buques se echará arena húmeda para no resbalar con la
sangre derramada; todas las mantas y cobijas empapadas para
sofocar cualquier incendio; los cocineros y sirvientes, en lugar
de preparar alimento alguno, se ocuparán de arrojar al enemigo
granadas de mano y bombas de incendio; todos llevarán un lazo
negro en el brazo para distinguirse del enemigo en el abordaje;
se cerrarán escotillas y escotillones para que nadie rehúya el
cuerpo y no quedará otro partido que combatir. (p. 233).
62
Los buques patriotas alcanzan al fin los de la escuadra española y se
da el abordaje y la brutal batalla cuerpo a cuerpo: “En poco tiempo las
aguas del lago se tiñen de sangre, cubriéndose de cadáveres y de heridos
que en ademanes de angustia lucha contra la muerte” (p. 233).
Al final de la contienda el balance de la batalla dejó a los realistas
800 bajas entre muertos y heridos y 438 prisioneros, incluyendo 69
oficiales. A su vez, Padilla perdió 8 oficiales y 36 marinos muertos y
119 heridos (De Mier, p. 68). Laborde huyó a Cuba derrotado, Morales
se rindió sin reservas y Maracaibo fue recuperado para consolidar la
libertad de Venezuela y permitir la liberación de medio continente. Tal
fue la hazaña del más impresionante episodio naval de la Guerra de
Independencia.
Padilla sin duda comprendió el inmenso alcance de su triunfo, como lo
deja ver en su proclama vencedora:
Bravos compañeros: vencisteis y destrozasteis completamente
la escuadra enemiga: vuestro valor no tiene ejemplo, y el mundo
entero admirará las heroicas proezas con que habéis marcado
vuestros pasos en esta laguna.
Capitán de Navío (RA) Sergio Uribe Cáceres
Compañeros: habéis correspondido también a la promesa que
me hicisteis de morir o vencer a mi lado, que nada me deja que
desear. Testigo ocular de vuestro arrojo e indiferencia en los
peligros, jamás dejaré de confesar que mi mayor gloria consiste
en mandaros. El 24 de julio de 1823 ha sido para Colombia uno
de los más fastuosos; la gran victoria que en él adquiristeis sobre
el enemigo es el seguro presagio de la ocupación de Maracaibo
por las armas de la República, y de la completa tranquilidad de
nuestra patria.
A bordo del bergantín ´Independiente´, al ancla en los Puertos
de Altagracia, a 26 de julio de 1823.
El gobierno patriota a través de su Ministro de Guerra y de
Marina, Pedro Briceño Méndez, le expresó agradecido a Padilla el
reconocimiento debido: “El gobierno me manda a decir a usted, que
nunca dudó del triunfo de nuestra escuadra, sabiendo que la mandaba el
bravo General Padilla, que tantas veces ha ilustrado la Marina Militar de
la República” (Otero D’Acosta, p. VIII). Pese a esto, los grandes triunfos
y reconocimientos le trajeron también a Padilla odios y envidias, pero
sobre todo, algunos enemigos de mucho peso y cuidado.
Las actuaciones del Almirante Padilla después de la batalla del
Lago de Maracaibo fueron esencialmente de carácter político,
específicamente “en la segunda mitad de la década de 1820, periodo
del que contamos con alguna documentación” (Carrillo Rocha, 2012, p.
21). Las facciones partidistas que se disputaban el gobierno de la Gran
Colombia lo hacían de manera muy agresiva y en muchas ocasiones
desleal, utilizando la calumnia y la mentira como armas para derrotar
al adversario político.
Al igual que al Almirante español Blas de Lezo –paradojas de las
Marinas de todos los tiempos, que por rencillas internas tardan en
reconocer a sus auténticos héroes– Padilla murió calumniado y
desacreditado a consecuencia de esa alevosa lucha por el poder. Fue
acusado injustamente de atentar contra Bolívar en la conspiración
conocida como la “Noche Septembrina” y fusilado en Bogotá a las
once de la mañana del día jueves 2 de octubre de 1828. El historiador
naval colombiano Enrique Román Bazurto lo sintetiza acertadamente
de la siguiente forma:
Dominada la conspiración vino el montaje de una farsa
judicial que dictó la infame sentencia de muerte al héroe de
La Batalla Naval del Lago de Maracaibo
63
Ensayos sobre Estrategia Marítima
Maracaibo. La trama había sido iniciada por Montilla, Bolívar
la aceptó e impulsó y el siniestro Urdaneta la ejecutó: para
el general venezolano había llegado el ansiado momento
de deshacerse de Padilla y más tarde lo haría con Santander
y Córdova, o sea la trilogía representativa de la Nueva
Granada. (Román Bazurto, p. 201).
Sin embargo, solo tres años más tarde un examen de la realidad de
los hechos ocurridos permitió la justa reivindicación de la memoria del
sacrificado Almirante José Padilla, máximo héroe naval de la República.
En la Convención Granadina de 1831 se “rehabilitó su insigne memoria
y desde entonces ella, por mandato de reivindicadoras leyes pero más
por sus claros merecimientos, es y seguirá siendo símbolo y orgullo de
la Marina Colombiana” (Otero D’Acosta, p. XI).
64
La Armada de Colombia agradecida con el ilustre marino bautizó
en su honor la Escuela Naval de Cadetes que lleva su nombre y dos
fragatas misileras evocan su épica proeza: la ARC ‘Almirante Padilla’
y la ARC ‘Independiente’. Y por esa decisiva jornada de la guerra de
independencia, el 24 de julio fue consagrado como el día de la Armada
Nacional de Colombia.
El Congreso Nacional de Colombia, a su vez, decidió honrar la memoria
de Padilla con motivo del sesquicentenario de la batalla del Lago de
Maracaibo. Una placa fue colocada en el muro norte del Capitolio
colombiano, frente al sitio en donde fue fusilado el Almirante en
la Plaza de Bolívar de Bogotá. En la placa se lee: “En este lugar fue
fusilado el 2 de octubre de 1828 el Almirante José Prudencio Padilla,
libertador de los mares grancolombianos, padre y patrono de la
Armada Nacional, paladín y mártir de la democracia” (Torres, p. 269).
El desenlace victorioso de la batalla del Lago de Maracaibo significó
la consolidación de la campaña naval patriota, que planeada
estratégicamente buscaba la recuperación de los principales puertos
del mar Caribe meridional: Cartagena, Santa Marta, Riohacha,
Maracaibo y Puerto Cabello. Cuatro meses después de la derrota del
contingente español en los combates del lago venezolano el General
José Antonio Páez vencía en la plaza de Puerto Cabello, que capitularía
en noviembre de 1823 como último reducto militar de España en
Venezuela.23
23 Los vencedores en Maracaibo y Puerto Cabello fueron declarados beneméritos de la Patria. Padilla
recibió una medalla de oro y una pensión anual de 3.000 pesos. Los jefes, soldados y marinos que
Capitán de Navío (RA) Sergio Uribe Cáceres
El Poder Naval español sufrió un durísimo golpe en Maracaibo del
cual no podría recuperarse nuevamente. Y representó para España
la pérdida del control del Mar Caribe, cortándose de esta forma
sus líneas de comunicaciones y de avituallamiento civil y militar.
El consecuente dominio de las rutas marítimas por el éxito de la
Marina patriota, permitió “mantener los abastecimientos que
necesitaba el Libertador, los cuales eran suministrados por Gran
Bretaña, Estados Unidos y algunas Islas del Caribe que sentían
simpatía por la causa de la independencia” (Román Bazurto, p. 185).
Así, con la victoria de Padilla y de sus hombres sobre Morales y
Laborde, desapareció el peligro de reconquista por el Imperio español
y Bolívar tuvo la posibilidad de continuar su triunfante campaña
militar en el sur. Con la cual consolidó el proceso de emancipación de
cinco naciones suramericanas –Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y
Bolivia– y le aseguró la ambicionada libertad a un nuevo mundo.
65
combatieron en esas batallas fueron ascendidos y “se asignaron pensiones a las viudas y a los hijos de
los héroes caídos en esas acciones memorables”. (De Mier, p. 68).
La Batalla Naval del Lago de Maracaibo
Referencias
Bibliográficas
Fuentes académicas
Carrillo Rocha, Magali. José Padilla, Militar y Político -DocumentosCuadernos de la Expedición Padilla No. 2. Ediciones Unitecnológica,
Cartagena de Indias - Ediciones Uniatlántico, Barranquilla. 2012, pág.
21.
De Mier, José M. El Almirante Padilla, acción granadina en la Batalla
de Maracaibo. Estudio crítico, compilación y notas. Biblioteca del
Banco Popular, vol. 52. Bogotá, 1973, págs. 37 y 38.
De Mier, José M. Homenaje a José Padilla en el año del
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