Número 08 / julio-diciembre 2019 / Primera época / Publicación semestral / ISSN-2448-6876
Diarios del Terruño/ núm. 08 / julio-diciembre 2019/ Primera época/ ISSN: 2448-6876
DIARIOS DEL TERRUÑO. REFLEXIONES SOBRE MIGRACIÓN Y MOVILIDAD. Primera época, número 08, julio-diciembre 2019, es una publicación
semestral de la Universidad Autónoma Metropolitana a través de la Unidad Cuajimalpa, Coordinación de Extensión Universitaria. Prolongación
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el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actua-lización de este número: Mtro. Carlos Alberto González Zepeda. Fecha
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Diarios del Terruño/ núm. 08 / julio-diciembre 2019/ Primera época/ ISSN: 2448-6876
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(Colmex), Dr. Sergio Prieto Díaz (ECOSUR-Campeche), Dr. Christian Angeles Salinas (Colef), Mtro. Gabriel Pérez (Colef), Dr. Joel
Pedraza Mandujano (UIEM), Dr. Ariel Mojica Madrigal (Colmich), Mtro. Yuri Aron Escamilla (Colmich), Mtro. Landy Machado Cajide
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(Universidade Federal de Sao Carlos, Brasil), Mtra. Victoria López Fernández (Universidad Autónoma de Madrid, España), Mtra.
Isolda Perelló (Universidad de Valencia, España), Mtra. Amandine Debruyker (Université Aix-Marseille, France), Mtro. Alberto Isai
Baltazar Cruz (Freie Universität Berlin, Germany), Mtra. Claudia Hunink (Universität Kassel, Germany).
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CONTENIDO
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EDITORIAL
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PRESENTACIÓN
COMUNIDADES TRANSNACIONALES
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MIGRACIÓN, GÉNERO Y FÚTBOL. Sentidos de participación de
mujeres en la Liga Deportiva Boliviana
Ma. Florencia Maggi, Julieta Sussini y Lina del Castillo
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¿MIGRACIÓN PRIVILEGIADA EN LA ERA DE LA GLOBALIZACIÓN?
El caso de Vilcabamba, Ecuador
Pascual G. García Macías y Rodolfo García Zamora
POLÍTICAS MIGRATORIAS
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EL PAPEL DE LAS POLÍTICAS MIGRATORIAS
DENTRO DEL FLUJO MIGRATORIO CHINA-MÉXICO
Luz Helena Rodríguez Tapia
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CONTEXTOS MIGRATORIOS
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DESPERTAR DEL SUEÑO AMERICANO. Las vivencias
del retorno de jóvenes migrantes en la frontera
sur de México
Iván Francisco Porraz Gómez y Rafael Alonso Hernández López
SITUACIONES DE VIOLENCIA Y VULNERABILIDAD
contra migrantes totonacos en contextos de origen,
tránsito y destino
Mario Pérez Monterosas
NOTAS CRÍTICAS
108
118
¡NO ES DISCRIMINACIÓN, ES MIEDO! Desafíos para la
asistencia humanitaria desde el albergue La Sagrada Familia
Sergio Luna Cuatlapantzi
Construyendo la esperanza del migrante. La participación de la
sociedad civil en la migración: EL CASO DE “LAS PATRONAS”
Alejandra Uribe Aguirre
ENTREVISTAS
125
Geografías del trabajo de cuidado, género y migración.
ENTREVISTA A RAQUEL MARTÍNEZ BUJÁN
Mirza Aguilar Pérez
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
134
MIGRAR EN TIEMPOS DE CRISIS.
Transición hacia una nueva fase migratoria
Isaac Vargas
SUPLEMENTO
139
145
Entre durmientes y soñantes
Edgar Lara Rodríguez
Política editorial
Novedades editoriales
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EDITORIAL
2019 ha sido el año en que la relación México-Estados Unidos ha sufrido mayor
tensión en las últimas décadas. Aquellas palabras de 2014 que el aún precandidato
a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, repitió en muchos mítines
(al grado de convertirse en una insignia estratégica de su campaña) acerca de
construir un muro que marcara la frontera entre las dos naciones, tuvo en enero su
mayor crisis. Con la entrada en funciones de los nuevos representantes electos en
las elecciones intermedias de 2018 en las que el Partido Demócrata retomó la mayoría legislativa, encontró el gobierno estadounidense un contrapeso que intentaba frenar las medidas tomadas por la administración Trump. El choque fue tan
fuerte que llevó al cierre temporal del gobierno estadounidense en el que suspendieron salarios de 800,000 funcionarios por más de un mes. Con la militarización
de la frontera por los dos bandos, el discurso del mandatario estadounidense enfatizó la poca eficiencia de las fuerzas del Estado mexicano para contener los avances
de las caravanas de centroamericanos en búsqueda de asilo. Tras meses de amenazas no específicas sobre la poca o nula disminución del flujo, a finales de mayo
Trump sorprendió con un plan de alza de aranceles a las importaciones mexicanas
en corto plazo si sus autoridades continuaban con esos resultados. Éstas, por su
parte, crearon un plan estratégico para desactivar la amenaza, priorizando que
quedaran intactos los acuerdos comerciales entre ambos países. El plan táctico
para llegar a la meta de demostrarle al gobierno de los Estados Unidos el compromiso en el combate a la migración en tránsito apuntaba a que la Guardia Nacional,
elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y la Policía Federal emprendieran
una serie de operaciones para tratar de deportar a la mayor cantidad de centroamericanos posible, lo que hizo que éstos cayeran en mayor grado de vulnerabilidad
al cortarles paso en su camino, incluyendo rutas que los llevan a varios de los albergues y casas del migrante que se extienden por gran parte del territorio mexicano. Asimismo, fueron hostigados varios defensores de derechos humanos de migrantes, incluso algunos fueron detenidos arbitrariamente.
Recientemente, el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo
Ebrard, dio a conocer que más de 46,500 centroamericanos que atravesaban el
país, habían sido contenidos, con lo que queda manifestado de manera explícita el
verdadero curso que el actual gobierno tiene en su agenda migratoria. Así pues,
desde el comité editorial de la revista Diarios del Terruño queremos manifestar que
desaprobamos estas acciones encaminadas a la criminalización del migrante. Nuestra postura es clara: exigimos a las autoridades mexicanas que garanticen los derechos humanos que se reconocen en la Carta Magna del país. De igual manera, como
parte de la sociedad civil que pretende incidir desde el mundo académico manifestamos nuestro compromiso en que mediante la investigación multidisciplinaria se
generen productos que puedan estimular a los actores de cambio.
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Por último, tratando asuntos más amables, quisiéramos compartir un logro
más de este esfuerzo intelectual. Recientemente hemos sido notificados que la revista Diarios del Terruño. Reflexiones sobre migración y movilidad ha sido aceptada
para su inclusión en la base de datos de Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales
y Humanidades (CLASE). Con esta meta cumplida avanzamos un escalón más para
consolidarnos como un referente regional en el campo de los estudios migratorios
y reafirmamos el compromiso de seguir entregando un producto de alta calidad a
nuestros lectores. Agradecemos a las y los participantes, a miembros del comité
científico y del comité editorial. También a la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cuajimalpa por el
apoyo, al igual que al Posgrado de Ciencias Sociales y Humanidades de la misma
casa de estudios.
Arturo Preciado Guerra
UAM-Cuajimalpa
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PRESENTACIÓN
Vivimos en un contexto de movilidad humana caracterizado por la rigurosidad de
las políticas migratorias y el reforzamiento de las fronteras que los Estados del
Norte económico han implementado para regular las migraciones provenientes del
Sur global, región caracterizada, entre otras cosas, por la enorme brecha de desigualdad social que evidencia la pobreza en la que se encuentra un sector importante de la población y que les obliga a migrar. En diversas latitudes del globo se
observa el impulso de discursos xenófobos y actos racistas hacia las personas migrantes: hombres, mujeres, niños, niñas y adolescentes que ven suspendidos sus
sueños frente a las fronteras o sumergidos en las turbulentas aguas del capitalismo, intentando sobrevivir en tierras lejanas y extrañas, donde ellos y ellas mismos
son extraños.
Bajo este panorama, el número 08 de la revista Diarios del Terruño incluye
trabajos que permitirán a las lectoras y lectores conocer distintas dimensiones de
las migraciones que nos muestran las relaciones que las personas migrantes tejen
a través de las fronteras, las condiciones socioculturales en los contextos de retorno y/o deportación, así como la odisea durante los tránsitos migratorios. El contenido de este nuevo número además sirve de guía para conocer diversas formas
de abordar un objeto de estudio que implica cada vez más mayores desafíos teóricos, metodológicos y empíricos. Asimismo, traza la ruta para que futuras investigaciones exploren otros campos y conceptos que permitan describir desde otros ángulos el fenómeno, pero sobre todo es un insumo para que los gobiernos nacionales y las agencias internacionales instrumenten políticas dirigidas a la población en
movimiento, principalmente aquélla más vulnerable.
La primera sección de la revista lleva por título Comunidades transnacionales, y está conformada por dos trabajos: por un lado, Ma. Florencia Maggi, Julieta
Sussini y Lina del Castillo en el artículo “Migración, género y fútbol. Sentidos de
participación de mujeres en la Liga Deportiva Boliviana” abordan a partir de un
estudio de caso y desde un enfoque etnográfico la participación de las mujeres en
el Campeonato de Fútbol Femenino de la Liga Deportiva Boliviana (LBD) que se
lleva a cabo en un barrio periférico de la ciudad de Córdoba, Argentina. En este
trabajo las autoras se proponen revisar, en clave interseccional, de qué forma los
sentidos sobre la presencia de las mujeres en la Liga cobran matices particulares
de apropiación del espacio y de la actividad futbolística relacionados a los grupos
generacionales de las participantes. Por medio de este trabajo, se profundiza sobre
el vínculo entre la participación de mujeres en las migraciones y el deporte lo que
contribuye al aporte de nuevas perspectivas y resultados en torno al debate de los
estudios de género y generación en los estudios migratorios. Con relación al abordaje metodológico, desde la perspectiva interseccional, las autoras subrayan que la
complejidad de su adopción recae en analizar la manera en que operan simultáneamente las diferentes clasificaciones sociales como clase, género, etnicidad, ori-
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gen nacional, raza, entre otras, en determinados grupos sociales en circunstancias
históricas específicas. En este sentido, argumentan que la potencialidad comprensiva de la interseccionalidad reside en la necesaria referencia empírica, ya que la
articulación entre clivajes no se establece a priori, sino que se propone revisar situadamente. En la búsqueda por desentrañar los sentidos de participación de las
mujeres migrantes e hijas de migrantes de origen boliviano, las autoras analizan —
a partir de la reconstrucción de la historia de la LDB— la centralidad de la condición migrante, el origen nacional y las posibilidades socioeconómicas de quienes
participan. Concluyen que el origen nacional es recuperado no sólo en el nombre
que adopta la Liga y lo que representan los escudos de cada equipo, sino en numerosos elementos simbólicos de presencia permanente. Y que tanto la disparidad
construida en relación a la organización de los campeonatos de fútbol, como la
perpetuación de aquellos roles de género socialmente asignados en las tareas domésticas y reproductivas dan continuidad a las desigualdades en las relaciones y
roles de género en el marco de los procesos migratorios.
Por otro lado, Pascual G. García y Rodolfo García Zamora en el artículo “¿Migración privilegiada en la era de la globalización? El caso de Vilcabamba, Ecuador”,
abordan el caso de los adultos mayores provenientes de países desarrollados que
deciden vivir en un país diferente al de nacimiento. Para los autores este nuevo
flujo de migrantes provenientes del Norte económico y afincados en países del Sur
global requiere de un análisis minucioso al ser considerada una migración atípica
dentro del campo de los estudios económico-sociales: se trata de personas jubiladas que no pueden ser denominadas turistas ya que sus estancias se prolongan
durante meses e incluso años. La ambigüedad y discrepancia de conceptos como
“migración privilegiada”, “turismo residencial”, “estilos de vida migratorios” o “life
style migration”, según los autores, contribuye a que no se encuentre bien definida
el tipo de migración que estas personas efectúan. Este artículo retoma el caso de la
migración de los pensionados y/o retirados de Estados Unidos y Canadá hacia Vilcabamba, municipio de Loja en el sur de Ecuador. A través de la revisión de literatura y del análisis de entrevistas a inmigrantes pensionados radicados en Vilcabamba, los autores proponen denominar este fenómeno como “migración de retirados”, a saber, compuesta por individuos que escogen libremente el dejar su lugar
de origen por países en vías de desarrollo debido a los bajos costos de vivir en estos sitios que en ocasiones suelen ser lujosos, exóticos y les ofrece una mejor calidad de vida.
La segunda sección, Políticas migratorias, incluye el artículo “El papel de las
políticas migratorias dentro del flujo migratorio China-México” donde Luz Helena
Rodríguez Tapia reflexiona sobre el modo en el que las políticas migratorias tienen
influencia sobre los flujos migratorios a través de las leyes que los regulan. Esta
idea es abordada desde el caso específico de la inmigración china en México, motivo por el cual la autora hace una revisión histórica-documental de la política de
inmigración en dicho país así como de la política de emigración en China que recientemente le ha dado un nuevo impulso. El artículo expone la consolidación de
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China en la actualidad como potencia económica e importante figura mundial que
ha contribuido a la formación de un éxodo humano con una perspectiva nueva: el
establecimiento de relaciones económicas. No obstante, la autora apunta que las
(des)regulaciones en la política migratoria, expresadas en las legislaciones, son
importantes factores de expulsión y atracción, de acuerdo a la temporalidad y el
devenir histórico en ambos países. De esta manera, los cambios en la política migratoria por medio de la simplificación de los procedimientos de salida y entrada,
la promulgación de una Ley de Migración y el cambio en el discurso sobre la diáspora, marcan un nuevo comienzo para la migración internacional china en la actualidad. Este trabajo permite comprender mejor el papel de los contextos en el condicionamiento del proceso de la migración china, específicamente los que refieren
a las causales político-económicas del país receptor y del expulsor.
Posteriormente, en la sección Contextos migratorios, se incluye el trabajo de
Iván Francisco Porraz Gómez y Rafael Alonso Hernández López titulado “Despertar
del sueño americano. Las vivencias del retorno de jóvenes migrantes en la frontera
sur de México”, donde discuten y reflexionan sobre las diversas connotaciones y
significados del retorno como referidas al regreso, al lugar desde donde se parte, a
regresar a una situación anterior o a volver atrás. Por medio del trabajo de campo
que recoge los testimonios de diversos jóvenes, los autores apuntan que para algunos jóvenes retornados que intentan reconstruir sus biografías desde sus vivencias
en Estados Unidos, el “volver a casa” no siempre significa “volver a uno mismo” o
“al punto de partida”, pues es una situación que ha marcado su presente. De este
modo, para algunos, se vuelve una referencia el reencontrarse con el círculo familiar y de amistad que en su momento se dejó; para otros, es vivir en la incertidumbre, la exclusión e incluso el sentirse “extraño” en el lugar donde nacieron y crecieron. Sobre esta línea, los autores distinguen los elementos discursivos que permiten a los jóvenes reconocerse y crear una identidad propia sobre sí mismos, así
como averiguar cuál es la influencia que estos mecanismos ejercen a la hora de
meditar el retorno al lugar de origen. El análisis en este artículo es producto del
trabajo llevado a cabo en la cabecera municipal y algunas comunidades como:
Guadalupe Tepeyac y Belisario Domínguez en Las Margaritas, Chiapas, en diferentes periodos entre los años 2009, 2011 y 2013. El acercamiento a la interpretación
de los relatos de los jóvenes permite conocer la visión de la juventud respecto al
regreso, así como las nuevas pautas, estilos y prácticas juveniles que se crean al
retornar. El trabajo concluye que “retornar” adquiere múltiples significados para el
migrante; puede suponer alcanzar el éxito o, por el contrario, representar el fracaso o la pérdida de libertad, sin posibilidad de negociación para su permanencia.
Mario Pérez Monterosas en el artículo “Situaciones de violencia y vulnerabilidad contra migrantes totonacos en contextos de origen, tránsito y destino” describe los escenarios del México rural e indígena y las situaciones sociales, económicas y políticas, excluyentes y discriminatorias que han acelerado procesos de migración nacional e internacional, indocumentada o regulada protagonizados por
hombres adultos y jóvenes. El objetivo de este artículo es dar cuenta cómo ellos
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enfrentan situaciones de vulnerabilidad y violencia de diversos actores e instancias
oficiales y patronales. Desde una perspectiva sociológica de la migración entendida
como circuitos de movilidad, complejidad multifacética y cambiante de la vulnerabilidad se abordan los mecanismos y las condiciones en que son violentados y discriminados los indígenas y campesinos veracruzanos del Totonacapan en contextos de: salida, tránsito y destino. Por medio de la información recabada de las entrevistas a migrantes, líderes locales de las organizaciones de la sociedad civil en
municipios de la sierra totonaca y a funcionarios de la Secretaría de Trabajo y Prevención social, el autor analiza la situación que viven y padecen las personas en el
medio rural veracruzano, y considera que se debe poner mayor énfasis en la aplicación de políticas que garanticen el ejercicio y la protección de sus derechos laborales y humanos en contextos de vulnerabilidad a lo largo del proceso migratorio.
Para aderezar el contenido del número 08 se han incluido dos Notas críticas
que abordan la labor humanitaria en la defensa y protección de las personas que se
encuentran en tránsito migratorio por el territorio mexicano. En primer lugar,
Sergio Luna Cuatlapantzi en el trabajo “¡No es discriminación, es miedo! Desafios
para la asistencia humanitaria desde el albergue La Sagrada Familia”, reflexiona
sobre el despojo que ha generado el actual modelo económico excluyente, expulsor
de desplazados, migrantes y refugiados en Centroamérica, que además de empobrecerlos los responsabiliza de su propia vulnerabilidad y de múltiples problemas
sociales. El autor expone la preocupación que para los albergues de ayuda humanitaria en México implica esta cultura excluyente que ha promovido expresiones y
actos discriminatorios y violentos que ponen en riesgo a la población migrante y
complican la labor humanitaria y la defensa de los derechos humanos. Esta nota
reflexiona críticamente sobre la idea nacionalista de la superioridad y el crecimiento del rechazo hacia la diversidad abordando tres condiciones que en el estado de
Tlaxcala, México, violentan y discriminan a la población migrante y al mismo albergue: las agresiones perpetradas contra migrantes por los guardias del tren; la
colocación de barreras de concreto a los costados de las vías; y la percepción criminalizante de la población local hacia las personas migrantes en tránsito y hacia
la labor de ayuda humanitaria.
Enseguida, Alejandra Uribe Aguirre reflexiona sobre el cambio constante
que caracteriza a nuestra época y que exige analizar la migración de tránsito como
un proceso social con múltiples causas y dimensiones que no se alcanza a comprender desde una sola disciplina. Así, en la nota “Construyendo la esperanza del
migrante. La participación de la sociedad civil en la migración: el caso de Las Patronas”, analiza y explica cómo es que se han articulado las redes que brindan apoyo a estas personas. En este trabajo destaca la labor humanitaria que se realiza en
el comedor conocido como “Las Patronas” y su relación con los cientos de mujeres,
hombres, niños y ancianos que son recibidos diariamente por este grupo de mujeres, quienes llevan más de 25 años atendiendo migrantes procedentes en su mayoría de Guatemala, Honduras, El Salvador y más recientemente de Haití, Cuba y Nicaragua.
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El presente número además contiene una sección de Entrevistas en la cual
se incluye la entrevista “Geografías del cuidado, género y migración. Entrevista a
Raquel Martínez Buján” donde Mirza Aguilar Pérez centra la charla sobre la organización social de los cuidados dentro de los hogares destinados a las personas
mayores; para analizar la cobertura e intensidad de las principales entidades que
participan en su provisión: el Estado, el mercado y la familia. Además de indagar
sobre la emergencia de variados modelos de organización social de los cuidados
entre las Comunidades Autónomas que forman parte del Estado español, lugar
donde Martínez Buján desarrolla su trabajo investigativo. La entrevista nos invita a
reflexionar sobre cómo los flujos migratorios femeninos se insertan en mercados
laborales que son importantes para el sostenimiento de la vida, como el trabajo
doméstico y de cuidados; hace hincapié en que no sólo las geografías del cuidado
varían dentro de un mismo país, ya que las mujeres que cuidan son de diversas
nacionalidades. El argumento va más allá de las explicaciones meramente economicistas sobre la migración de retorno, invita a contemplar las posibilidades que la
perspectiva de género ofrece para complejizar su análisis y los diversos factores
que inciden en los flujos migratorios femeninos. Asimismo, nos da pistas para entender los vínculos sobre la migración de retorno y sobre el trabajo del cuidado,
sobre trayectorias migratorias ligadas a necesidades básicas, familiares y sobre
todo para insistir en la importancia de la investigación con perspectiva de género.
Para cerrar se incluyen la Reseña bibliográfica al libro “Migrar en tiempos
de crisis. Transición a una nueva fase migratoria”, realizada por Issac Vargas; y un
Suplemento fotográfico que lleva por título “Entre durmientes y soñantes”, donde
Edgar Lara Rodríguez a través de su lente retrata a las personas migrantes a bordo
del tren conocido como La Bestia y la labor que realiza el grupo de mujeres conocido como Las Patronas.
De esta manera, deseamos que aquellas personas que tengan el interés de
revisar este nuevo número encuentren en estas líneas el mapa de ruta que les
permita elegir por dónde empezar la travesía que implica la lectura de los Diarios
del Terruño. Este número ofrece un lente amplio, no sólo proyecta la realidad de las
personas migrantes y de los diversos escenarios en los que se enfrentan al rechazo,
a la persecución y la invisibilidad, también muestra la existencia de otras realidades con posiciones de mayor privilegio. Esperamos que disfruten de la lectura y
que ello motive posteriores debates.
Patricia Jimena Rivero
IDH/CONICET-UNC.
Carlos Alberto González Zepeda
UAM-Cuajimalpa.
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COMUNIDADES
TRANSNACIONALES
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MIGRACIÓN, GÉNERO Y FÚTBOL. SENTIDOS DE PARTICIPACIÓN DE MUJERES EN LA
LIGA DEPORTIVA BOLIVIANA
Ma. Florencia Maggi
Julieta Sussini
Lina del Castillo
Resumen
En el siguiente trabajo abordamos, desde un enfoque etnográfico, la participación
de las mujeres, jugadoras y espectadoras, del Campeonato de Fútbol Femenino de
la Liga Deportiva Boliviana que se lleva adelante en un barrio periférico de la ciudad de Córdoba, Argentina. Además de describir y analizar el surgimiento de la
Liga, nos interesa indagar en clave interseccional, de qué manera los sentidos de
dicha presencia cobran matices particulares de apropiación de la actividad futbolística en relación a los grupos generacionales de las participantes y su condición
de migrantes o hijas de migrantes bolivianos/as.
Palabras clave: mujeres migrantes, fútbol femenino, migración boliviana, grupos
generacionales, perspectiva interseccional.
MIGRATION, GENDER AND FOOTBALL.
SENSES OF PARTICIPATION OF MIGRANT WOMEN IN THE BOLIVIAN SPORTS LEAGUE
Abstract
On the following article we address, from an ethnographic approach, the participation of the women, players and spectators, of the Women's Football Championship
of the Bolivian Sports League that takes place on an outlying neighborhood of the
city of Córdoba, Argentina. In addition to describing and analyzing the emergence
of the league, we are interested in inquiring from an intersectional perspective, in
which way the senses of that presence take particular shades of appropriation of
the football activity in relation to the generational groups of the participants and
their condition of migrants or daughters of Bolivian migrants.
Keywords: migrant women, women’s football, bolivian migration, generational
groups, intersectionality perspective.
Lic. en Sociología por la Universidad Nacional de Villa María y Doctoranda en Ciencias Antropológicas en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Adscripción institucional: Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET/ IAPCS - UNVM). Líneas de investigación: sociología de las migraciones, socio-antropología de la educación, perspectiva interseccional y estudios
de juventud(es). Contacto:
[email protected].
Estudiante avanzada de la Licenciatura en Sociología en la Universidad Nacional de Villa María,
Argentina. Adscripción institucional: IAPCS-UNVM. Líneas de investigación: sociología de las migraciones. Contacto:
[email protected].
Estudiante avanzada de la Licenciatura en Sociología en la Universidad Nacional de Villa María,
Argentina. Adscripción institucional: IAPCS-UNVM. Líneas de investigación: sociología de las migraciones. Contacto:
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INTRODUCCIÓN
Este artículo tiene el propósito de abordar desde un enfoque etnográfico la participación de las mujeres —tanto de jugadoras, como asistentes— en el Campeonato
de Fútbol Femenino de la Liga Deportiva Boliviana que se lleva a cabo en un barrio
periférico de la ciudad de Córdoba, Argentina. El desafío que nos proponemos consiste en revisar en clave interseccional, de qué forma los sentidos de dicha presencia cobran matices particulares de apropiación del espacio y de la actividad futbolística con relación a los grupos generacionales de las participantes.
En virtud de ello es importante aclarar que, si bien el numeroso incremento
de trabajos que recuperan las experiencias de mujeres migrantes ha saldado la
exclusividad masculina en el campo de los estudios migratorios, entendemos que
el conjunto de prácticas analizadas se ha centrado en sus estrategias laborales o en
la condición de género con relación a la reproducción doméstica. En cambio, las
actividades de esparcimiento u ocio de las migrantes siguen constituyendo un
campo vacante a explorar, principalmente cuando tales actividades escapan de las
manifestaciones artísticas folklorizadas. En consecuencia, consideramos que profundizar sobre el vínculo entre participación de mujeres, migración y deporte contribuye al aporte de nuevas perspectivas y resultados al debate de los estudios de
género y generación en las poblaciones migrantes.
Asimismo, nos proponemos trabajar en este artículo la relación entre los diferentes diacríticos nacionales que circulan en los eventos que se organizan desde
la Liga Deportiva Boliviana (a partir de aquí LDB) y los procesos identitarios de
quienes participan del conjunto de actividades, y en particular de las mujeres que
dan cuerpo al Campeonato de Fútbol Femenino.
Nuestra investigación retoma los registros de investigaciones anteriores en
el territorio (Maggi y Trabalón, 2015; Maggi, 2018), en las cuales nos fuimos encontrando sistemáticamente con menciones e invitaciones a asistir a la vida barrial
los fines de semana en los campeonatos de fútbol. Además de dicho material, el
trabajo de campo específico de cuyo análisis extraemos los siguientes resultados
fue realizado a lo largo de tres campeonatos (cuatrimestrales) entre mayo de 2018
y marzo de 2019 combinando observaciones con entrevistas etnográficas y entrevistas en profundidad.
Por otra parte, llevamos adelante una etnografía digital de la red social Facebook registrando las menciones de los campeonatos masculinos y femeninos en
los perfiles públicos de la organización a cargo de la LDB y en los perfiles públicos
de entrevistados y entrevistadas. Como parte de la etnografía digital hemos registrado también las publicaciones del Consulado del Estado Plurinacional de Bolivia
en Córdoba sobre actividades organizadas por la LDB o la difusión de actividades
del Consulado en el barrio donde se encuentra radicada la Liga.
Con relación al abordaje metodológico desde la perspectiva interseccional
es relevante subrayar que, tal como lo enuncia Magliano (2015) la complejidad de
su adopción recae en analizar la manera en que operan simultáneamente las dife-
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rentes clasificaciones sociales (clase, género, etnicidad, origen nacional, raza, entre
otras) en determinados grupos sociales en circunstancias históricas específicas, sin
caer en el modelo aditivo. En este sentido, su potencialidad comprensiva reside en
la necesaria referencia empírica, ya que la articulación entre clivajes no se establece a priori, sino que se propone revisar situadamente. Es entonces en la dimensión
subjetiva, en el plano experiencial, donde se entretejen complejamente estos niveles (Viveros Vigoya, 2006) y que aquí abordaremos a partir de los sentidos de participación de las mujeres migrantes en el Campeonato de Fútbol Femenino.
Conviene aclarar que los nombres de pila con los que referenciamos a entrevistados y entrevistadas, así como los nombres institucionales han sido modificados a fin de preservar el anonimato de las personas que participaron en esta investigación.
A continuación presentaremos los resultados organizados en seis apartados. En el primero reconstruiremos el estado del arte de la temática abordada. En
el segundo presentaremos las características del colectivo migratorio con el que
trabajamos. Posteriormente, realizaremos un breve recorrido de la experiencia
futbolística tanto en origen como en destino. En el cuarto apartado, abordaremos
el proceso de conformación y actual situación de la Liga Deportiva Boliviana de
Córdoba, y las tensiones en torno a la condición nacional boliviana entre los grupos
generacionales. El quinto apartado se centrará en las particularidades del Campeonato Femenino de la LDB. Finalmente nos detendremos a presentar los distintos sentidos que hemos ido reconstruyendo del Campeonato de Fútbol Femenino y
su relación con las generaciones participantes y las identificaciones nacionales.
LOS INTERSTICIOS ENTRE MIGRACIÓN, GÉNERO Y FÚTBOL
En la última década, la literatura científica da cuenta de un creciente interés sobre
la migración femenina y sobre el cruce entre los estudios de género y migración. Lo
que muchas autoras han denominado feminización de las migraciones engloba tres
aspectos cruciales: en primer lugar, una mayor participación de las mujeres en los
flujos migratorios desde la década de 1960 en adelante; en segundo lugar, el compromiso de las intelectuales por denunciar la invisibilidad de las mujeres migrantes; y por último, el abandono de su representación como meras acompañantes de
los jefes de hogar —históricamente masculinizados— (Magliano, 2009; Magliano,
2015; Guzmán Ordaz, 2011). Como resultado, los trabajos académicos centraron
sus estudios en las transformaciones que las migraciones producen en las identidades referidas al género y colocaron a este como un principio estructurador de
los procesos migratorios (Magliano, 2007).
Dentro de las diferentes teorizaciones sobre género y migración, la perspectiva interseccional nos ofrece algunas herramientas viables para pensar la participación femenina en contextos migratorios atravesados por desigualdades de clase,
etnia, género y pertenencia nacional, entre otras. Según afirma Magliano (2007),
las asimetrías en los roles de género pueden perdurar en los lugares de destino por
el funcionamiento de la división sexual del trabajo dentro de los mercados labora-
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les y por las mismas relaciones de desigualdad dentro de las unidades familiares.
Para la autora, las mujeres bolivianas en Argentina transitan su experiencia migratoria en una doble desigualdad: la inserción en trabajos feminizados y precarizados, y, la mantención exclusiva del trabajo reproductivo del hogar (Magliano, 2007;
2009). Si bien dichas representaciones pueden verse tensionadas por las nuevas
experiencias en el país de destino, muchas de ellas se ven reforzadas por mecanismos de desigualdad de clase, género y etnia.
Por otra parte, un esquema clasificatorio que nos ayuda a pensar la diversidad de sentidos de participación de las mujeres es el de grupos generacionales. Siguiendo a Mannheim (1993), cada generación en tanto posición social no se delimita a partir de criterios estrictamente cronológicos (etarios), sino también en relación con las experiencias sociopolíticas comunes. De allí la importancia de situar
históricamente los procesos mediante los cuales se construyen las interpelaciones
generacionales en cada sociedad, y las formas específicas de agencia que allí se articulan enraizadas en clivajes de edad, género, etnia y raza (Kropff, 2009; Chaves,
2010).
Desde una perspectiva interseccional analizaremos las diferencias generacionales en los sentidos de participación de las mujeres contemplando su doble
configuración histórica (Sayad, 2010) —articulación de lo que en los estudios migratorios se llama sociedad de origen y sociedad de destino— y atentas a la compleja relación entre procesos identitarios, marcaciones nacionales y transmisión
intergeneracional (Gavazzo, 2013; Novaro, 2015).
En este sentido, el artículo tiene el propósito de abordar un tema vacante en
el campo de estudios migratorios, referido al conjunto de prácticas que remiten al
esparcimiento u ocio, particularmente en las experiencias de mujeres. La mayoría
de los trabajos que pueden encontrarse al respecto están centrados en prácticas
culturales folklorizadas tales como las danzas típicas y las celebraciones religiosas
(Gavazzo y Canevaro, 2009). No obstante, recientemente se han hecho aportes que
trabajan el fútbol como práctica recreativa en comunidades de migrantes. Para el
caso de migrantes bolivianos, los trabajos de Rivero Sierra (2008) en Tucumán,
Fariña (2016) y Novaro y Fariña (2018) sobre Ligas Bolivianas en Escobar (provincia de Buenos Aires), y Müller (2011) sobre campeonatos de fútbol de migrantes latinoamericanos en España, constituyen una referencia para abordar esta temática.1 En general esta literatura subraya el potencial organizativo que tienen las
ligas como espacios de interacción entre migrantes, a la vez que son aglutinadores
de la comunidad. En cuanto a la práctica del deporte, resulta fundamental reconocer que el fútbol es preferido por los y las migrantes bolivianos por tener a su vez
un sitio importante en la recreación en Bolivia, siendo practicado desde la niñez,
principalmente en las escuelas. Por otra parte, los partidos de fútbol suelen formar
Particularmente en el caso de las mujeres migrantes bolivianas, el trabajo de Juliane Müller (2011)
presenta la idea de un cambio en la experiencia de la práctica del fútbol en los nuevos lugares de
residencia —España, en el caso de aquel estudio— respecto a Bolivia, hacia sentidos de participación más competitivos.
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parte de las actividades incluidas en los festejos importantes para la comunidad,
tales como festividades religiosas y de reivindicación nacional. Nuestra intención
en este escrito, es dar lugar al estudio de una práctica íntimamente relacionada con
las dinámicas de funcionamiento de las comunidades migrantes y fundamentalmente con las experiencias de vida de sus integrantes.
En esa línea, nos interesa presentar los estudios que profundizan en la relación entre género y deporte —particularmente género y fútbol— en Argentina, que
muestran cómo la presencia femenina es histórica y, sin embargo, el saber (cotidiano, periodístico e incluso académico), la pasión y el “aguante” son estrictamente
masculinos. La participación femenina se reduce a un tipo particular de espectadora-espectáculo2 según la cual “las mujeres están, pero para ser miradas” (Conde,
2008: 124). En este sentido, mientras el fútbol femenino gana espacios en las noticias de diarios de tirada nacional, perdura la mirada masculina en el tono hipersexualizado de las publicidades que recuperan las prácticas femeninas y en la referencias mediáticas en general (Garton, 2017; Garton y Hijós, 2018). Esta mayor
cobertura en los medios se corresponde con una creciente participación en ligas y
campeonatos femeninos,3 sin embargo los sentidos de participación de las mujeres
no han sido abordados aún.
CARACTERÍSTICAS DE LAS MIGRACIONES BOLIVIANAS EN CÓRDOBA
Los procesos migratorios regionales hacia Argentina han sido históricamente sostenidos, representando entre 2 y 3 % de la población nacional desde 1869 hasta la
actualidad. Sin embargo, en la provincia de Córdoba —provincia mediterránea de
Argentina— recién durante la década de 1980 del siglo pasado cobran mayor relevancia (Domenach y Celton, 1998), en el marco de cambios estructurales en el
mercado laboral a partir de reformas neoliberales. En el caso de la población de
origen boliviano, se modifican los patrones de radicación pasando de ser migraciones temporales a migraciones con proyecciones de permanencia —con descendencia nacida en Argentina; y de desplazamientos de zonas rurales fronterizas hacia
zonas rurales pampeanas primero, y a distintas zonas metropolitanas con posterioridad (Grimson, 1999; Caggiano, 2005; Benencia, 2008).
Según datos del último censo del Instituto Nacional de Estadística y Censos
de la República de Argentina (INDEC), alrededor de la mitad de las personas migrantes bolivianas que residen en la provincia de Córdoba llegaron después de
2002 (INDEC, 2010).4 Procedentes mayoritariamente de áreas rurales campesinoindígenas de los departamentos de Cochabamba, Potosí y Tarija, se articulan de
manera subordinada en el mercado de trabajo. En Córdoba realizan labores que se
Mariana Conde (2008:124) plantea que pese a que “las mujeres se visten con los colores de los
equipos, se envuelven en banderas y se empoderan (...) su presencia reafirma la lógica del campo,
más que subvertirla. Y esa lógica se replica y multiplica gracias a la televisión y la transmisión de
eventos internacionales, cuando las cámaras toman a las mujeres más bellas y más sexis”.
3 En los últimos años se estima un crecimiento anual de 400% (Garton e Hijós, 2018).
4 Mientras que el cincuenta por ciento restante se divide entre quienes lo han hecho antes del 1991
(alrededor de 30%) y quienes lo han hecho entre 1991 y 2001 (alrededor de 20%).
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caracterizan por la informalidad, fragilidad y transitoriedad de los contratos laborales, por las escasas oportunidades para la movilidad ascendente, por la mínima
calificación profesional y por la precariedad de las condiciones laborales (Pizarro,
2012).
En la ciudad de Córdoba, capital de la provincia homónima, la población migrante de origen boliviana es la segunda más numerosa (23%), después de la migración peruana (36%). En términos de localización, se observa en los últimos
años una movilidad espacial hacia la zona suroeste periférica de la ciudad (Bologna
y Falcón, 2012), donde residen la mayoría de los migrantes bolivianos de condición
socioeconómica más desfavorable (Pizarro, 2011). En una investigación centrada
en las relaciones sociales entre migrantes y locales en un barrio de la zona sur se
pudo dar cuenta cómo las mismas se configuran principalmente a partir del rechazo a hacia bolivianos, o bien desde la exotización (Maggi y Trabalón, 2015). La vigencia en la actualidad de la jerarquización racial en el sistema clasificatorio argentino es trabajada por Grimson (2006), para quien, el colectivo migrante de origen
boliviano es el grupo que ocupa el lugar más bajo en los imaginarios de jerarquías
étnicas de la Argentina debido, entre otras causas, a que sus rasgos fenotípicos se
asocian a la propia alteridad indígena negada. En un plano más reciente de historización, el autor también da cuenta del aumento de manifestaciones xenófobas desde fines del siglo pasado relacionadas con las ya mencionadas transformaciones en
el mercado laboral, donde los migrantes pasaron de ocupar nichos laborales complementarios —como la construcción y el servicio doméstico, por ejemplo— a ser
competidores de trabajadores locales.5
Debido a la centralidad que tiene la dimensión laboral en las vidas de los y
las migrantes, pero en gran parte también al acento que han puesto los estudios
migratorios en registrar y analizar estos procesos, poco sabemos de las prácticas
vinculadas al ocio y recreación de los colectivos migrantes. Durante nuestra presencia en territorio desde 2013, en reiteradas ocasiones fuimos invitadas a asistir a
las actividades de la LDB. Al intentar desentrañar los motivos de su insistente
mención, rompimos los límites de los objetos más estudiados en el campo de los
estudios migratorios para dar con una vacancia que, sin embargo, atraviesa protagónicamente la vida cotidiana de las y los migrantes.
LA DOBLE PRESENCIA DEL FÚTBOL
Abordamos las prácticas deportivas de una liga cuyos torneos en las distintas categorías son exclusivamente futbolísticos. A partir de diferentes testimonios recabados en las visitas a las fechas de la LDB, y siguiendo lo propuesto en los trabajos
que abordan la temática del fútbol en Bolivia, podemos decir que allí la práctica de
este deporte goza de gran popularidad: se organizan regularmente torneos entre
localidades vecinas donde la sede de los partidos es rotativa. Los testimonios suelen hacer referencias a las distancias entre los poblados, al traslado de un sitio a
5 Véase
también Domenech (2005).
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otro para disputar los partidos, y a la escuela como lugar privilegiado de práctica y
centro organizador de la vida futbolística.
En cuanto a la participación de las mujeres, de acuerdo con lo expresado por
el presidente de la LDB, es después del año 1994 que empiezan a tener mayor participación: “Porque allá en el congreso, sacaron una ley, en el 94 sacaron la coparticipación, el Estado mandó una en que se dé prioridad a la mujer, que tenga voz y el
mismo derecho digamos de estar en eso, ¿no?”(Entrevista a Isidoro presidente de
la LDB, Córdoba, Julio de 2018).
La ley referida es la Ley de Participación Popular, que dentro de su cuerpo
promueve y fomenta tanto las prácticas deportivas como la participación de la mujer en las competencias comunitarias y municipales. Por otra parte, varias entrevistadas consideran importante en sus trayectorias deportivas la práctica desde la
niñez y juventud en Bolivia,6 principalmente en la escuela, en campeonatos con
otras instituciones y poblados. Sin embargo, la atención de la organización y de la
comunidad con respecto a los eventos deportivos sigue privilegiando el desempeño de los jugadores varones y sus campeonatos, como tendremos oportunidad de
presentar.
En cuanto a la práctica en la Argentina, los trabajos de Rivero Sierra (2008)
y Novaro y Fariña (2018) testimonian la existencia de ligas deportivas en varias
partes del país, a la vez que los y las participantes de la liga en Córdoba han tenido
experiencias similares en otros sitios del país donde han vivido. Entre sus características se destacan el alto grado de institucionalización de los campeonatos, íntimamente vinculados a la comunidad boliviana. En este sentido, las fechas de los
campeonatos son un espacio de interacción privilegiado, de especial importancia
para la socialización de los y las jóvenes (Rivero Sierra, 2008; Novaro y Fariña,
2018).
EL ORIGEN NACIONAL Y LA CONDICIÓN MIGRANTE EN EL SURGIMIENTO Y SOSTENIMIENTO DE LA
LIGA DEPORTIVA BOLIVIANA EN CÓRDOBA
La Liga Deportiva Boliviana lleva el nombre del barrio en el cual funciona, que aquí
preservamos para poder garantizar el anonimato de las personas e instituciones
involucradas.7
En primer lugar destacamos la referencia nacional en el nombre porque, si
bien pueden incluir a algunos equipos de otros orígenes nacionales, no se trata de
una “Liga de Migrantes” sino que adscribe y resalta un origen nacional. Antes de la
LDB existía un campeonato en el que participaban equipos de Bolivia, Perú, Argen6 En el caso de las espectadoras que no juegan, a veces la justificación sigue esta misma línea: que
les gustaría jugar pero que “ya no aprendió de chica” (Notas de campo de Maggi, Córdoba, Marzo de
2019).
7 El barrio en cuestión se encuentra por fuera de la circunvalación de la ciudad de Córdoba hacia el
sur. Se trata del barrio con mayor porcentaje de migrantes en dicha ciudad según el último censo
nacional, de los cuales en su mayoría provienen de Bolivia, seguidos por población de origen peruano, y en menor medida de Paraguay. En términos socioeconómicos, más del veinte por ciento de
la población del barrio tiene por lo menos una necesidad básica insatisfecha.
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tina y Paraguay, pero los equipos bolivianos deciden separarse en 2003 por los
conflictos y hechos violentos que sucedían durante los partidos (entre jugadores y
también por diferencias con árbitros). Se trasladan a un terreno “más al fondo” que
un paisano alquilaba para su cortadero de ladrillos. Allí se traza una cancha grande
y apta para que jueguen equipos de ocho jugadores, comenzando campeonatos
para bolivianos/as (con excepción de dos equipos de peruanos/as que fueron invitados). Cuando se requirió más espacio por el incremento de equipos, se trasladaron a otro terreno que fue adquirido a comienzos del 2012, luego de cuatro años de
financiación.
En el escudo que se diseña para la LDB además de la bandera nacional boliviana y la argentina, dos Wiphalas a los costados y un Cóndor de los Andes (ave
nacional que corona el escudo nacional boliviano), aparece como fecha de fundación el 06 de agosto de 2003 y la fecha de refundación el 06 de agosto de 2012. Lo
interesante a considerar es que ambas son fechas elegidas retomando el aniversario de la Independencia de Bolivia, pero no se corresponden con el comienzo de la
Liga en 2003, ni con la refundación en 2012. Este conjunto de diacríticos resaltan
la pertenencia nacional como elemento de identificación de la Liga.
Actualmente, los campeonatos de la LDB se desarrollan en un terreno que
alcanza una extensión de dos hectáreas. El predio se encuentra a cuatro cuadras al
sur de la calle principal del barrio, frente a una fracción que algunos consideran
parte del mismo barrio, y otros un barrio distinto (véase imagen 1). El mismo se
constituye a partir de una toma de terrenos que fue declarado zona inhabitable
dado que hasta la década de 1970 funcionó como un basural a cielo abierto, en el
que se desechaban residuos domiciliarios, industriales y hospitalarios. Por tales
motivos no logra la habilitación municipal para disponer de los servicios de luz y
agua.8
Como el resto del barrio cuenta con dichos servicios, las instalaciones caseras que realizan vecinos
para disponer de agua y luz generan conflictos entre los distintos sectores del barrio. Lo curioso del
caso es que aunque ambas partes cuentan con población migrante, hemos constatado que los conflictos se traducen como disputas entre “argentinos” (supuestos residentes exclusivos de la fracción
que tiene servicios) y “extranjeros”/migrantes (supuestos residentes exclusivos de la facción de la
toma) (Maggi y Trabalón, 2015).
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Imagen 1. Mapa del Barrio y del predio de las canchas de la
Liga Deportiva Boliviana
Fuente: elaboración propia a partir de imágenes de Google Earth, 2018.
El predio no está vallado ni alambrado, por lo que se accede libremente. Uno
de los frentes está separado de las casas vecinas por una calle, mientras que el fondo del predio colinda con el monte. Hay en total cinco canchas, tres canchas más
grandes para “fútbol 8” (de ocho jugadores por equipo), y dos pequeñas para “fútbol 6”. Las primeras son utilizadas para los campeonatos de varones y las últimas,
“las del fondo”, para el campeonato de mujeres y para los campeonatos de niño/as.
Separando dos de las canchas grandes de una tercera y las pequeñas, pueden encontrarse una suerte de pasillos que son ocupados como estacionamiento para
vehículos. En el predio también hay una zona con pequeños puestos comerciales, la
mayoría de los cuales venden comida típica de Bolivia. Todas las canchas de la Liga
son de tierra, sin césped natural o sintético, por lo que suele levantarse mucho polvo y cuando llueve o circula agua se embarra fácilmente. La única edificación que
tiene el predio, son los sanitarios que no cuentan actualmente con puertas. Entre
las condiciones de las instalaciones que han llamado nuestra atención vale mencionar la escasez de árboles y la cantidad de residuos en el suelo.9
En cuanto a los aspectos organizativos de la LDB, se utiliza un sistema de
delegados que representa al equipo en la Comisión Directiva. Los y las delegadas
generalmente son quienes conforman el equipo, eligen el nombre, invitan a los o
En parte pueden corresponderse con el enterramiento de basura de hace cincuenta años, pero
otros son residuos recientemente arrojados durante el funcionamiento de la liga, como por ejemplo
las tapas de cerveza o bandejas de comida plástica.
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las jugadoras a participar, compran sus pases,10 comunican lo charlado en las
reuniones de organización general, y a veces ofician en la dirección técnica. En ocasiones hemos escuchado que las jugadoras entrevistadas se refieren a la delegada
de su equipo como “la dueña del equipo”.
Actualmente se encuentra desarrollando la temporada de campeonatos
número dieciséis. En la LDB juegan equipos conformados por varones, mujeres y
niños/as distribuidos en distintos campeonatos. Los equipos de varones conforman actualmente tres divisiones11 cada una con dieciocho equipos y un cuarto
equipo de veteranos. Las mujeres están agrupadas en una sola división de alrededor de veinticinco equipos que reúne a jugadoras de 12 años de edad en adelante.
En los campeonatos de niños participan 24 equipos, clasificados de acuerdo con su
edad: por un lado, de 7 a 9 años y de 10 a 13 años por el otro. Las niñas menores de
12 años participan en partidos amistosos en fechas especiales. La mayoría de los
campeonatos se juegan los domingos de las 8:00 a las 18:00 horas aproximadamente. Los días sábados de 14:00 a 18:00 horas se juegan partidos de mujeres y
varones veteranos.
Imagen 2. Plataforma de premiación del Torneo Relámpago
del 06 de agosto de 2018
Fuente: fotografías propias, registro fotográfico Sussini y del Castillo, Córdoba, agosto de 2018.
10 El sistema de pases se implementó debido a las reiteradas fluctuaciones de jugadores entre los
equipos de toda la Liga, permitiendo a los y las delegados/as regular, al menos parcialmente, el
traslado de sus jugadores.
11 En el caso de los equipos de varones cada campeonato van actualizando su posición en la clasificación de las divisiones. Los tres equipos de la A que obtienen peores resultados pasan a la B, mientras que los tres mejores de la B ascienden a la A y los tres peores de la B descienden a la C, al mismo tiempo que los tres mejores de la C ascienden a la A. Todos los equipos que se incorporan por
primera vez a la Liga se suman a la categoría inferior, la C.
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En el primer partido de cada campeonato, los equipos rehacen sus uniformes conforme a un sorteo de colores que se organiza desde la LDB, por esta razón
no hay colores estrictos para cada equipo, sino que estos varían en cada temporada. Sin embargo, la presencia reiterada de las banderas de Bolivia—o Perú— y Argentina en cada manga de las camisetas deportivas es un puntapié inicial para preguntarse por cómo se construyen los sentidos nacionales en los torneos de la LDB.
En el predio, los colores de la bandera boliviana también adornan los arcos de las
canchas y la pirámide central12 que se emplea para exhibir los premios en el acto
de cierre de cada campeonato (véase imagen 2).
En un sentido más estricto, respecto del acceso a los campeonatos sólo pueden participar equipos bolivianos y algunos peruanos, sujetos a cupo. Para garantizar dicha exclusividad endogámica, los equipos no pueden incluir más de dos personas de nacionalidades “extranjeras” a la de la mayoría del equipo.13 Es importante resaltar que los cupos para jugadores “extranjeros” existen en la mayoría de las
ligas —oficiales y extraoficiales— en Argentina, lo interesante en este caso es cómo
se transforma en una estrategia que subvierte la posición que ocupan migrantes en
relación a locales a la hora de establecer quiénes pueden o no jugar. Este aspecto
es especialmente relevante para poder comprender los sentidos de participación
de algunos jugadores y jugadoras —e incluso de quienes asisten o van a ver los
partidos— en torno a la socialización con paisanos.
Otras importantes huellas nacionales son las celebraciones del Día de la Independencia (6 de agosto), y Carnavales. En estas ocasiones se juega un torneo relámpago (campeonato reducido de un solo día).14
Por otra parte, y atendiendo a los sentidos de transmisión generacional de
la pertenencia nacional, independientemente del lugar de nacimiento, a los hijos e
hijas de familias bolivianas o peruanas se les considera la nacionalidad de padres.
Al respecto se ha explayado Novaro (2015) en dar cuenta de cómo los espacios
organizacionales de migrantes han servido para que las generaciones mayores garanticen —o intenten garantizar— la transmisión a sus hijos e hijas de la identificación con la nacionalidad propia.
Otro elemento a tener en cuenta para pensar marcaciones identitarias en la
LDB con relación al diacrítico Bolivia refiere a la adopción de los nombres de equipos que mayor presencia tienen en los campeonatos de jóvenes y adultos/as. Generalmente los equipos portan los nombres de la localidad, cantón, pueblo, ciudad,
o ayllu de origen de la persona (delegado/a) que lo haya conformado, como por
ejemplo “Jolencia”, “Incahuasi” o “Tarija”, “Villa Charcas” entre otros, o clubes de
fútbol del país de origen como por ejemplo “Real Bolívar”. Sin embargo, y esto es
Aquí no tendremos oportunidad de desarrollar, pero siguiendo a Arnold et al., (2017) es interesante pensar los sentidos andinos de las pirámides como plataformas de exhibición de trofeos de
guerra.
13 Véase en Farina (2016) casos de mayor institucionalización de estos mecanismos por parte de la
Colectividad Boliviana de Escobar (Buenos Aires) en los torneos de futbol local.
14 A diferencia de lo presentado en Müller (2011) no hemos evidenciado que se organicen torneos
relámpago en ocasión de celebraciones religiosas.
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interesante para dar cuenta de la diversidad en las adscripciones de participación,
hay también nombres que no tiene este tipo de referencias a Bolivia (o Perú), como
por ejemplo el nombre de una empresa, el nombre un barrio de Córdoba, o nombres tales como “Amigas X siempre” o “Deportivo Juvenil”. Observamos que éstos
últimos cobran mayor presencia entre los equipos de jugadores/as más jóvenes,
permitiéndonos tensionar a nivel intergeneracional los sentidos de participación
en la LDB.
En relación a esto, quienes conducen la organización abogan por “mantener” referencias políticas y culturales con Bolivia y, dado que las asociaciones que
nuclean a migrantes bolivianos/as en Córdoba no están radicadas en el barrio, la
LDB canaliza algunas las funciones vinculadas a las “colectividades”.15 Por citar
algunos ejemplos, difunde a través de su página las actividades del Consulado de
Bolivia en Córdoba; colabora en la gestión de la instalación del “consulado móvil”
para la realización de trámites (doble nacionalidad, certificados de nacimiento,
matrimonio, etcétera); y cede las instalaciones y ajusta el cronograma de partidos
para llevar adelante las actividades de organización conjunta en fechas conmemorativas patrióticas.
Sin embargo, los intereses de las personas migrantes a quienes hemos entrevistado a lo largo de nuestra estancia de campo remiten a una serie de dificultades que tienen en relación a su vida cotidiana en Córdoba y para las cuales no hay
mecanismos organizativos que la Liga facilite en pos de resolverlo. Por caso, retomamos un fragmento de entrevista en donde una vecina nos comenta al referirse a
la organización de la Liga:
sólo campeonato […] Yo quiero que se hagan todo, allá en Bolivia de todo es
reunión, de luz, de agua, todo en Bolivia es una reunión […] aquí no es así, otra
forma [...] por ahí calles así basura [...] por ahí quiero hablar, pero así no puedo,
aquí no hay reunión. (Entrevista a Javiera, Córdoba, Octubre de 2018).
LA “CANCHA DEL FONDO”. EL CAMPEONATO DE MUJERES EN LA LDB
Un señor parado entre medio de dos canchas nos grita a distancia considerable que
había tres canchas, que a quién habíamos ido a ver. Le indicamos el nombre de la jugadora y nos responde: “partido de mujeres, ¡al fondo!”
—Notas de campo de Maggi, Córdoba, Mayo de 2018.
El campeonato de fútbol femenino reviste ciertas particularidades que son de crucial importancia para comprender el contexto organizativo por donde transita la
experiencia deportiva de las mujeres de la LDB. Tal como se mencionó, a diferencia
del campeonato masculino, los equipos de mujeres no están subdivididos por categorías, y la cantidad de equipos varía en cada temporada. El actual campeonato de
15 Desde comienzos de 2019 y con motivo de la organización de los carnavales, se conformó la “Colectividad Boliviana del barrio” como la institución que junto a la LDB organizó el evento festivo en
el predio deportivo. En la convocatoria que se subió a la página de Facebook de la LDB y que también se hizo circular por Whatsapp, firmaron ambas instituciones como las organizadoras. Sin embargo, al consultar entre las personas que concurrieron a ver y jugar los partidos de la fecha que
finalizó con el festejo del carnaval, no conocían de su existencia.
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mujeres cuenta con veinticuatro equipos, cantidad que disminuyó con relación a
ediciones anteriores en las que participaron veintisiete equipos. Dado que dicho
campeonato es el que contiene el mayor número de equipos, se genera un desfase
con respecto a las fechas de los demás campeonatos, por lo que también se juega
los días sábados.
Por otra parte, al contar con una única división del campeonato, entre los
veinticuatro equipos hay mucha diferencia en términos técnicos. Las categorizaciones que hemos podido reconstruir remiten a los equipos que “juegan para ganar” y los que “juegan por jugar”. Entre los primeros hay cuatro/cinco equipos que
disputan la punta —y suelen ser los más antiguos—, de los cuales hay dos que en
las últimas ediciones han repetido el primer y segundo puesto.
Imagen 3. Definición por penales del campeonato relámpago de mujeres del
06 de Agosto de 2018
Fuente: fotografías propias, registro fotográfico Sussini y del Castillo, Córdoba, agosto de 2018.
A partir de los incrementos en la cantidad de equipos, y el crecimiento del
nivel de competitividad del campeonato, las jugadoras nos han manifestado el deseo de que se realice un desdoblamiento en divisiones. Desde el comienzo de las
entrevistas, la actual gestión de la LDB aseguraba su compromiso en realizar las
divisiones femeninas, sin embargo, uno de los factores condicionantes para esto es
la disponibilidad de canchas, ya que las mujeres sólo cuentan con una que se encuentra relegada al fondo del predio junto a la cancha de los niños, y que tiene ese
mismo tamaño reducido. En virtud de las características mencionadas, entendemos que el papel o participación del campeonato femenino no reviste el mismo
interés para la organización que los campeonatos masculinos, quedando así pos-
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tergadas sus necesidades y requerimientos para nuevas divisiones y una nueva
cancha.
Respaldando esto, hemos observado en los registros realizados al Facebook
de la LDB que los videos y fotos publicadas están centradas sólo en las finales de
los campeonatos de las divisiones masculinas, mientras que los partidos femeninos
no se encuentran registrados en dicho perfil. Es así que, para ver registros fotográficos o información del campeonato de mujeres es necesario recurrir a los perfiles
personales de las jugadoras.
Por otra parte, el movimiento en la cantidad de equipos y de jugadoras suele ser una práctica reiterada en la LDB y, en algunos casos, hasta promovida y recuperada positivamente por las jugadoras.16 Entre las razones que ayudan a explicar tales variaciones se reiteran en las entrevistas aquellas vinculadas a la deserción por lesiones; situación que solucionan con un sistema de venta o préstamos
de pases. Sin embargo, nos interesa destacar aquí que en el caso particular de las
mujeres jugadoras las bajas se dan también porque “se juntan” (arman pareja),
“están por casarse” o “quedan embarazadas”. Analizar las experiencias en contextos migratorios desde una perspectiva interseccional supone visibilizar aquellas
continuidades y rupturas17 en el proceso migratorio que ponen a disposición con
respecto a las diferencias de género socialmente valoradas. Es por ello que cabe
destacar el impacto en las actividades de ocio de la doble desigualdad social que
signa las experiencias de las migrantes bolivianas en Argentina al asumir roles de
género dentro de las unidades familiares, asociados al trabajo reproductivo y al
cuidado de otros/as como una obligación moral. Doble responsabilidad que al analizar estos casos, nos permite comprender las circunstancias en las que se opta por
abandonar momentáneamente la participación en el campeonato.
Al referirse a los casos de deserción, hemos registrado cierto cuestionamiento por parte de las integrantes debido a la ruptura con el compromiso en la
asistencia a los partidos. Por citar un ejemplo, en el marco de una conversación de
unas jugadoras que miraban el partido de un equipo con mucha rivalidad:
La chica del equipo Sucre les contaba que una de las de su equipo [...] estaba con
los preparativos del casamiento, que le había avisado que no se podía llegar porque tenía que hablar en la iglesia y que ella le contaba los pormenores y que ella le
dijo ‘no me charles, si no puede venir, ¡listo!’ (Notas de campo de Maggi, Córdoba,
Mayo de 2018).
Lo que nos atrae de esta referencia es, principalmente, el compromiso con el
juego y el campeonato que se exigen entre pares, o desde las delegadas hacia las
jugadoras. De esta manera, comprendemos que la participación en la LBD se ve
atravesada por una heterogeneidad de experiencias que, estando presentes como
Por ejemplo Milagros, una joven de 14 años hija de bolivianos, nos cuenta que para ella es mejor
así: “un campeonato sos compañera de una, y al siguiente rival y está todo bien.” (Notas de campo
de Maggi, Córdoba, Marzo de 2019).
17 Dictamos dicha referencia en contraposición a aquellas lecturas que asumen a priori que las inserciones en las sociedades de destino suponen una mejora en las relaciones de género. (Magliano,
2007).
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un aspecto central del análisis, nos permite recuperar la multiplicidad de factores
que dan forma a la misma. En este sentido nos aventuramos a abrir algunos interrogantes con relación al efecto que las diferencias generacionales puedan tener en
las mismas experiencias femeninas dentro del campeonato, como expectativas,
sentidos o juicios morales. A continuación, afianzándonos en la perspectiva interseccional, indagaremos en el siguiente apartado cómo se imbrican dichos componentes en la conformación de los sentidos que se ponen en juego en la participación de las mujeres en la Liga.
SENTIDOS DE PARTICIPACIÓN EN EL CAMPEONATO DE MUJERES
Proponemos a continuación retomar algunos testimonios para dar cuerpo a la división que establecen las participantes entre quienes “juegan para ganar” y las que
“juegan por jugar”, es decir, entre quienes se orientan a la recreación y quienes lo
hacen hacia la competencia. Jhasira, de 18 años, Lourdes de 24 años y Romina
también de 24 años juegan en el mismo equipo (Jolencia18) del Campeonato de mujeres, pero tienen posicionamientos contrarios con respecto al juego y a la competencia (véase imagen 4).
Al consultarles coinciden en definir al fútbol como su “pasión”, pero mientras las últimas dos priorizan la competencia deportiva, para Jhasira lo importante
es jugar. Jhasira nació en Pampa de Incahuasi, una pequeña localidad rural quechua parlante en el departamento de Chuquisaca, Bolivia. Allí cursaba tercer año
de la escuela primaria cuando se movilizó junto a sus padres hace once años.
Cuando se incorporó a la Liga participaba en uno de los equipos que no disputan la
punta. Al “hacerse valer” (mejorar su juego) su cuñada la invitó a su equipo, ascendiendo a uno de mayor prestigio. En una conversación sobre su reemplazo por otra
jugadora durante un partido, nos comentaba que la habían sacado del juego porque sus compañeras “siempre quieren ganar” y que a ella le gusta “jugar por jugar”.
Una de sus mejores amigas, hermana de la delegada de su equipo, no quiere jugar
en el equipo por esos motivos, y a Jhasira le gustaría hacer lo mismo, “pero su madre quiere que siga en ese equipo”.
En cambio Lourdes hace cuatro años participa de los campeonatos femeninos y se define como “más competitiva”. Ella es oriunda de la ciudad de Cochabamba y vivió con su familia parte de su infancia en Córdoba. A los 9 años migró a un
pueblo pequeño del sur argentino y hace tres años regresó sola a Córdoba para
estudiar enfermería. Aquí tiene parte de la familia de su padre y por su prima supo
de la LDB. Al consultarle por qué participa nos cuenta:
[…] a mí me gusta el futbol y yo dije, quiero jugar en fútbol. Y más cuando estás con
conocidos... o sea chicas que son de tu mismo origen, que sé yo cosas así, que comparten tu misma cultura, está más bueno (Entrevista a Lourdes, Córdoba, Julio de
2018).
Ninguna de las tres jugadoras es oriunda del poblado que representan. La más próxima es Jhasira
que nació en un poblado vecino a 10 kilómetros de distancia.
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Imagen 4. Jugadora del equipo femenino “Jolencia”
Fuente: fotografía recuperada del perfil de la red social Facebook de una entrevistada (Notas de
campo de Maggi, virtual, julio de 2018).
Lourdes, al igual que Romina son de las pocas jugadoras que entrenan. Para
otras jugadoras esto se dificulta por cuestiones laborales, por la organización de
los tiempos familiares (con relación al cuidado de menores hijos/as o hermanos/as) o porque no tienen la libertad para disponer de su tiempo libre porque
“sus padres no las dejan”.
Entre los equipos que “juegan por jugar” está el de Yoly, una mujer de alrededor de 30 años que asiste a la LDB con su familia. Ella juega desde los 12 años en
la escuela de Santa Cruz de la Sierra, pero tuvo que dejar el fútbol cuando estaba en
cuarto año de la secundaria porque falleció su padre y comenzó a trabajar. Hace
tres años llegó al barrio y desde que arribó participa del campeonato por invitación de una vecina. Entonces no estaba integrada a la comunidad y explica que participar le permitió hacer amistades. Cuando le consultamos por qué jugaba nos
cuenta que a ella siempre le gustó jugar al fútbol, pero que además le gusta ir porque se encuentra con sus nuevas amigas. También porque para ella es importante
“poder salir” y que sus hijos estén un rato alejados de la televisión y jueguen con
otros niños/as, para que tanto ella, su pareja, como “los chicos” se diviertan.
Al respecto es importante mencionar que al preguntar en general por qué
las mujeres participan en su campeonato, las respuestas que recibimos —
principalmente por parte de varones— es que ellas merecen “también divertirse”,
o bien “para que compartan familiarmente”, “para que no se queden en la casa”. En
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sintonía con el lugar que históricamente se le ha dado a las mujeres en los procesos
migrantes, ellas “acompañan” o “también tienen derecho a…”.
Entre los relatos y las entrevistas que recogimos, el sentido adjudicado a la
participación de la mujeres para compartir con la familia y paisanos, es un sentido
muy presente que tanto las jugadoras como las espectadoras mujeres manifiestan.
Luisina es una señora de alrededor de 40 años que hemos conocido un día de mucho frío porque nos aceptó como participantes de la ronda en torno a una fogata
improvisada con un grupo de mujeres más jóvenes. Ella nos comentaba:
para nosotros que no salimos, nosotros que somos así, extranjeros, no salimos al
centro, entonces esto de poder reunirnos es lindo, poder ver a los chicos y que
quieran venir acá, en vez de andar en la calle o que quieren ir al Patio Olmos [centro comercial]. (Notas de campo de Maggi, Córdoba, junio de 2018).
Por citar otro caso, Rosalía (una señora de alrededor de 45 años) tiene un
hijo que juega en la primera división pero también participa como espectadora del
campeonato de mujeres con una amiga. Al consultarle qué la atraía, comentaba que
iba por su hijo y que además “si no, ¿qué voy a hacer en mi casa?” (Notas de campo
colectivas de Maggi, Sussini y del Castillo, Córdoba, julio de 2018).
Estos sentidos circulan entre nuestras entrevistadas, pero no se trata de un
sentido exclusivo, ni siquiera entre aquéllas que participan como asistentes. Doña
Javiera —una mujer mayor que tiene a todos sus hijos que viven en Córdoba, a su
hija adolescente y a uno de sus nietos participando de la LDB — conoce en detalle
los horarios y pormenores de la organización. Ella participa activamente como espectadora alentando e indicando jugadas, posiciones en cancha a su hija y sus
compañeras de equipo (lo mismo realiza cuando juegan sus hijos varones mayores
o sus nietos). Además tiene asignadas tareas y asume la relevancia de su presencia
al quedarse “guardando las mochilas y abrigos de su hijas y las compañeras para
que no vengas los ‘churros’ [choros, ladrones] a robárselas” (Notas de campo de
Maggi, Sussini y del Castillo, Córdoba, julio de 2018).
La importancia de estar entre paisanas/os es reiteradamente recuperada
por nuestras entrevistadas. Si se consideran las largas distancias que demanda
transitar la ciudad para quienes residen en el barrio, y los gastos económicos que
eso implica se torna inteligible la elección por permanecer y realizar actividades de
esparcimiento en el barrio. Pero a esta situación se suma, tal como hemos tenido
oportunidad de desarrollar antes, la compleja recepción y las manifestaciones xenófobas hacia la población boliviana en Córdoba. Estar entre “gente de tu mismo
origen” también parece cobrar un sentido protector, principalmente de las generaciones mayores hacia las menores, y que opera como mecanismo que en particular
ponen en marcha las mujeres de esas generaciones, para con sus hijos/as, en estos
contextos.
Esto podría verse en parte reforzado por el sistema de conformación de
equipos con la preferencia de uso de nombre a partir del pueblo, ciudad, o ayllu de
origen de la delegada. Pero los equipos de más reciente conformación, han optado
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por un nombre que represente a las jugadoras. Por presentar un caso, siguiendo la
trayectoria deportiva de una joven jugadora que empezó participando en el equipo
de la madre de una amiga que llevaba el nombre del pueblo de la señora. Para la
última edición conformaron un equipo con compañeras del secundario, pero en
esta ocasión al nombre lo eligieron entre todas: “Deportivo Juvenil”.
En este sentido, vemos que la participación de las jóvenes rompe con las expectativas de transmisión de mayores, al dotar de un sentido paralelo la participación en estos espacios. Retomando el testimonio de una de las entrevistadas, lo
central es la competencia deportiva, no el equipo en que se juegue “yo creo que no
me encariñé con la camiseta, ni con [...] me gustó el equipo, sí, porque nos llevamos
bien, pero me gusta la competencia nada más [...] y me gusta jugar” (Entrevista a
Lourdes, Córdoba, Julio 2018).
Por otra parte, el encuentro con pares y paisanos adquiere otros sentidos
entre las más jóvenes. Una situación que hemos registrado reiteradas veces son las
rondas de jóvenes varones en torno a la cancha del campeonato de mujeres. Compartiendo unas cervezas o simplemente conversando, miran el partido femenino.
Las jóvenes en cambio, circulan alrededor de las canchas de fútbol masculino, observando los partidos con grupos de pares y/o con familiares. Tanto en los casos
de varones como mujeres jóvenes, es menos frecuente verles con los uniformes de
los equipos. Jhasira, por ejemplo regresa a su casa (que queda a una cuadra del
predio) a colocarse y sacarse el uniforme cada vez que juega, para lucir prendas
juveniles la mayor cantidad del tiempo posible. Lourdes, sin embargo cuestiona
este tipo de interacción entre los y las más jóvenes:
L: es que a veces hay adolescentes que vienen porque hay mucha gente […] y
bueno, y más que todo es su comunidad, y bueno. Hay otras que vienen bien, otras
que no. Debe ser por eso cuando vienen arregladas, así muy lookeadas. Yo digo, ¡es
una cancha! ¡se van a ensuciar! O sea, yo no vengo muy arreglada porque sé que
me voy a ensuciar, o sea […]
E: pero en los otros está esto de que, bueno, de verse también con el chico la chica
que le gusta, ¿no?
L: claro, o conocer personas, o coqueteos, o todas esas cosas así […]
(Entrevista a Lourdes, Córdoba, julio de 2018).
Sin embargo, las jóvenes de menor edad describen que el deporte y la actividad es central y no se reduce a una ‘excusa’ para ver varones. La carga moral que
representa el compromiso con el fútbol y con el equipo no habilita el reconocimiento explícito de intenciones de socialización con pares.
Entre la mayoría de las mujeres con las que hemos conversado que participan como jugadoras, la respuesta más reiterada es “porque me gusta el fútbol”.
Sentido generalmente compartido entre las jugadoras que nos permite apreciar la
participación futbolística femenina como una práctica disruptiva con respecto a las
lógicas dentro del fútbol que están signadas por las apropiaciones masculinas
(Conde, 2008), y a las presentes representaciones de la mujer como mera acompañante dentro de las actividades que se dan en los contextos migratorios. Por lo di-
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cho, retomamos como ejemplo paradigmático de apropiación la frase que llevaba
en la imagen pública de perfil una de las jóvenes entrevistadas en su cuenta de Facebook “Yo no busco quien me dedique goles, porque los goles los dedico yo”
(véase imagen 5).
Imagen 5. Fotografía recuperada del perfil de la red social Facebook de una
entrevistada
Fuente: fotografía recuperada del perfil de la red social Facebook de una entrevistada (Notas de
campo de Maggi, virtual, julio de 2018).
En este sentido, cabe destacar que si bien hemos podido analizar cómo para
las mujeres que participan de la LDB, sostener la práctica deportiva acarrea un plus
de dificultades en tanto persisten prácticas que promueven el mantenimiento de
los roles de género tradicionales, los procesos migratorios también se constituyen
como contextos propicios para tensionar tales representaciones —en especial para
las generaciones más jóvenes— y, para el caso que nos convoca, apropiarse de la
pasión.
REFLEXIONES FINALES
En la búsqueda por desentrañar los sentidos de participación de las mujeres migrantes e hijas de migrantes de origen boliviano, hemos indagado, a partir de la
reconstrucción de la historia de la Liga Deportiva Boliviana de Córdoba, la centralidad de la condición migrante, el origen nacional y las posibilidades socioeconómicas de quienes participan.
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En este sentido, poner en relación las condiciones de segregación territorial
en los espacios de tránsito y residencia de los y las migrantes de menores recursos
provenientes de Bolivia, contribuye a pensar las opciones acotadas de esparcimiento y ocio. Además, teniendo en cuenta el desprecio y la discriminación con que
se ha recibido históricamente a los y las migrantes de origen boliviano en Argentina, rodearse de pares cobra un sentido particular que adquiere matices diferentes
según los grupos generacionales que hemos podido observar.
El origen nacional es recuperado no sólo en el nombre que adopta la Liga y
la representación que adopta el escudo, sino en numerosos elementos simbólicos
de presencia permanente como los colores con los que se pintan los arcos, la plataforma de premiación, el escudo de la organización y las camisetas de los equipos.
Quizás los casos más emblemáticos de marcación identitarias en términos de origen nacional sean, por un lado, la invención de la fecha fundacional y de refundación a partir de la fecha patriótica de independencia nacional; y por otra parte, la
elección de los nombres de los equipos remite a las localidades y regiones de origen. Sin embargo, al revisar estas prácticas, observamos que las proyecciones de
transmisión intergeneracional de identificación nacional que son asumidas desde
la dirección de la Liga y de adultos/as migrantes, tensionan con las estrategias de
los grupos más juveniles. En estos casos, hemos reconstruido sentidos de participación que si bien se vinculan a la identificación nacional, principalmente giran en
torno a la práctica deportiva irrumpiendo las expectativas de participación de los y
las adultos/as.
Con relación a la primacía del fútbol por sobre otros deportes, pudimos dar
cuenta de que el mismo es muy popular en Bolivia, donde se organizan frecuentemente torneos regionales entre poblados en los que participan varones y mujeres
de todas las edades. La incorporación masiva de mujeres a la práctica futbolística
es más reciente (últimas tres décadas) pero muy intensa, siendo el periodo de escolarización resaltado en la formación deportiva de las niñas y jóvenes. En este
sentido, una primera hipótesis de lectura nos aproximó a las experiencias de mujeres que han transitado su niñez-juventud en Bolivia que suele corresponderse con
quienes tienen mayor habilidad técnica. Esto último permite establecer algunas
relaciones entre las generaciones y las preferencias deportivas.
En destino, la participación de mujeres es masiva, pero está sujeta a condicionamientos que deben ser pensados en clave interseccional, recuperando la doble desigualdad que caracteriza la experiencia de las mujeres en el campeonato
femenino. Por ejemplo: al no disponer de tiempo para entrenar o directamente
abandonar el campeonato por razones laborales y principalmente para abocarse a
tareas de cuidado, embarazos o —en el caso de las niñas y jóvenes— por no contar
con el “permiso de sus mayores”. De acuerdo a esto, consideramos que tanto la
disparidad construida en relación a la organización de los campeonatos —
masculinos y femeninos— de fútbol, como la perpetuación de aquellos roles de
género socialmente asignados en las tareas domésticas y reproductivas (principales motivos de abandono en las jugadoras) dan continuidad a las desigualdades en
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las relaciones y roles de género en el marco procesos migratorios, pero que se encuentran en procesos de continua reconfiguración.
Con relación al objetivo principal de nuestro trabajo, hemos revisado distintas escalas de sentidos de participación. A nivel colectivo la participación de las
mujeres, tanto jugadoras como espectadoras en el campeonato, se vincula a los
sentidos de socialización entre pares. Una aproximación generacional nos permitiría afirmar —sin taxonomías cerradas— que las mujeres mayores lo hacen en pos
de reunirse con familiares y amistades; mientras que las más jóvenes también encuentran, entre partido y partido, espacios para socializar con amistades y posibles
amoríos.
Sin embargo, estas prácticas de socialización entre pares con las que remitimos tanto a las situaciones de “compartir momentos con la familia y paisanos”
como las de “amistad y coqueteo”, no agotan los sentidos de participación en el
campeonato, sino que la actividad futbolística es un fin en sí mismo para las mujeres. En una escala subjetiva, los sentidos de las jugadoras se organizan entre quienes “juegan para ganar” y las que “juegan por jugar”, según se orienten a la recreación o a la competencia respectivamente; pero ambos casos dan cuenta de que la
actividad se define por el disfrute en su participación. Atravesando los distintos
grupos generacionales de mujeres migrantes, encontramos que —con las diferencias que hemos presentado— éstas se visualizan como protagonistas de la actividad y se entienden “apasionadas” con el fútbol.
De la misma manera en que se ha reconstruido la participación femenina en
los proyectos migratorios, la actividad deportiva cobra una magnitud diferente si
se la quita del lente de la estricta “funcionalidad” de socialización entre pares —
generacionales y/o entre (co)nacionales—; y del lugar de “compañía”. Siguiendo la
perspectiva de estas mujeres, migrantes e hijas de migrantes, su rol en el fútbol es
protagónico.
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Fecha de recepción: 25 de marzo de 2019.
Fecha de aceptación: 13 de junio de 2019.
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¿MIGRACIÓN PRIVILEGIADA EN LA ERA DE LA GLOBALIZACIÓN?
EL CASO DE VILCABAMBA, ECUADOR
Pascual G. García Macías
Rodolfo García Zamora
Resumen
La migración por definición implica la movilidad espacial de seres humanos de un
lugar a otro; este desplazamiento conlleva también, la experimentación de nuevas
relaciones, sensaciones, y cambios en todo sentido. En la era de la globalización, las
personas se mueven, migran y viajan más que nunca antes en la historia de la humanidad. Las sociedades actuales pueden describirse tanto como más “líquidas” o
como más “móviles” de tal modo que estos movimientos, particularmente de bienes y capitales han provocado cambios en la sociedad a nivel global, la cual descansa en gran medida en las innovaciones tecnológicas en comunicaciones y transportes; más aún, el caso de los jubilados provenientes de países del Norte económico
que deciden migrar a países del Sur económico, fenómeno relativamente nuevo y
poco estudiado, donde el concepto de migración privilegiada se pone a contraluz
dilucidando si realmente eligen migrar por placer o son consecuencias del capitalismo financiarizado y la crisis mundial acaecida en el 2007.
Palabras clave: turismo de jubilados, migración de pensionados, transnacionalismo, migración Norte-Sur, estetización del capitalismo.
PRIVILEGED MIGRATION IN THE ERA OF GLOBALIZATION?
THE CASE OF VILCABAMBA, ECUADOR
Abstract
Migration by definition implies the spatial mobility of human beings from one
place to another, this displacement also entails the experimentation of new relationships, sensations, and changes in every sense. In the era of globalization, people move, migrate and travel more than ever before in the history of humanity.
Current societies can be described as both "liquid" or as more "mobile" in such a
Profesor a tiempo completo en la Universidad Técnica Particular de Loja. Doctor con mención
internacional en Movilidad Humana por la Universitat de Valencia en conjunto con El Instituto de
Gestao y Economía de Lisboa, Portugal. Actualmente realiza un postdoctorado en la Universidad
Central de Dublín, Irlanda. Es coordinador y miembro la red multidisciplinar de investigación una
perspectiva epistemológica de la justicia y la economía, auspiciada por el Instituto Iberoamericano
de la Haya, en Holanda y la Escuela de Ciencias Aplicadas de la Haya en Holanda. Líneas de investigación: migración y desarrollo, hegemonía y poder, desigualdad y exclusión social. Contacto:
[email protected].
Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma de Barcelona, España. Docente investigador del doctorado en Estudios del Desarrollo en la Universidad Autónoma de Zacatecas.
Profesor invitado del Colegio de la Frontera Norte (COLEF), Colegio de México (COLMEX), Instituto
Tecnológico Autónomo de México(ITAM), Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE),
Universidad de California Los Ángeles, Universidad de California Berkeley, Universidad de Chicago,
Instituto Tecnológico de Massachusetts, Universidad de Toronto, Universidad Autónoma de Barcelona, Universidad Central de Barcelona. Líneas de investigación: migración internacional, remesas y
desarrollo regional, migración y desarrollo rural. Contacto:
[email protected].
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way that these movements, particularly of goods and capitals have caused changes
in society at a global level, which relies to a large extent on technological innovations in communications and transport; moreover, the case of retirees from countries of the economic North who decide to migrate to countries of the economic
South, a relatively new and little studied phenomenon, where the concept of privileged migration is put against the light, elucidating whether they really choose to
migrate for pleasure or are consequences of financialized capitalism and the global
crisis that occurred in 2007.
Keywords: retirement tourism, aging migration, transnationalism, North-South
migration, aestheticization of capitalism.
INTRODUCCIÓN
En los últimos treinta años, en el contexto de la globalización económica las migraciones han adquirido mayor importancia a nivel mundial, no sólo de las regiones
del Sur al Norte, sino también entre regiones del Sur al Sur y en los últimos años
del Norte a Sur con determinados flujos migratorios como los de los pensionados
que buscan un mayor nivel de calidad de vida al final de su vida laboral. Los cambios radicales en los medios de transporte y en las tecnologías de la información,
así como el envejecimiento de la población de los países ricos, los impactos negativos de las políticas económicas de ajuste estructural en el Sur que provocan salidas
masivas de migrantes, la interdependencia de los mercados laborales Norte-Sur y
otros factores llevan a caracterizar a Stephen Castles y sus colegas a la situación
migratoria actual como la era de las migraciones (Castles, Miller y De Haas, 2014).
Cada día son más los adultos mayores provenientes de países desarrollados,
que deciden vivir en un país diferente al de nacimiento. Este nuevo dinamismo y
flujo de migrantes provenientes del Norte económico y afincados en países del sur
requiere de un análisis teórico diferente; puesto que es una migración no laboral,
una migración no típica para los estudios económico-sociales. En cuanto a estos
migrantes pensionados son considerados como turistas residenciales, ya que no
encajan en los marcos teóricos y en el arquetipo de migrante trabajador proveniente de países subdesarrollados y que emigra a países con mejores condiciones
económicas. Tampoco es un turista normal, puesto que sus estancias se prolongan
durante meses o incluso años. Esta ambigüedad y discrepancia de conceptos hacen
que actualmente no se encuentre bien definida la tipología de migración que ellos
efectúan, algunos teóricos la definen como “migración privilegiada” (Croucher,
2012); mientras otros estudiosos la catalogan como “turismo residencial” (Huete y
Mantecón, 2011); otras perspectivas lo enfocan a la manera de “estilos de vida migratorios” o “life style migration” (O´Reilly y Benson, 2009); incluso hay quienes
basan sus estudios en las comodidades o amenidades que los lugares de acogida
les brindan utilizando el término de “amenities migration” (Bustamante, 2012;
Pera, 2008); existen otros investigadores que cimentan sus estudios en los procesos de envejecimiento “aging migration” o “aging in place” utilizando el término
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para describir a la persona que vive en un lugar por elección propia y con fines de
envejecer el tiempo necesario que la vida le permita (Johansson et al., 2012). Finalmente otros estudian el vínculo entre el lugar donde radican los adultos mayores y los cambios que producen en dichas comunidades (Prisuta, Barrett y Evans,
2006).
La mayor parte de la literatura sobre este tema no ahonda en dilucidar las
razones por las cuales los adultos mayores deciden dejar su país de origen. Se obvian las razones bajo un discurso de la oferta y de las virtudes que poseen los sitios
de destino (playas, bajos costos de vivienda, buen clima todo el año, tranquilidad,
etcétera) pero los contextos de salida y estructuras económico, político y sociales
se omiten. De tal manera que, como lo comenta Hayes (2013), es necesario desarrollar una perspectiva que vaya más allá del enfoque sustentado en la elección
racional y que a su vez integre estructura y agencia en el análisis, donde exista un
análisis minucioso de los procesos sociales.
La migración norte-sur (especialmente de pensionados) ha sido un tema
marginal y poco estudiado en nuestra región; mientras en otras latitudes como
España y el norte de África ha sido ya trabajado debido a los jubilados de Europa
del norte (especialmente Reino Unido y Francia, respectivamente) que buscan en
el Mediterráneo una mejor calidad de vida (Mantecón, 2008). A pesar de ser un
tema acotado y relativamente reciente ha podido abrir una brecha en el estudio de
las ciencias sociales. Este tipo de migración económicamente privilegiada, proveniente en su mayoría del Norte global hacia el Sur, es poco conocida de momento y,
por tanto, ha recibido poco interéss académico. Sin embargo, en los últimos años
ha podido verse un aumento en el interés en profundizar y conocer el impacto que
los migrantes jubilados ocasionan; tanto a nivel económico como cultural social en
los lugares que se asientan. Esto debido a que es un fenómeno que está en proceso
de desarrollo donde los conceptos y literatura se encuentran en construcción.
El propósito de esta investigación ha sido profundizar en el tema de la migración de los pensionados y/o retirados de Estados Unidos y Canadá principalmente, hacia Vilcabamba, municipio de Loja en el sur de Ecuador, conceptualizando una tipología del fenómeno por medio de la literatura existente, informantes
claves y entrevistas semi estructuradas cualitativas a inmigrantes pensionados
radicados en Vilcabamba; lo que refleja, ciertos patrones acerca del tipo de migración existente en el sitio, pudiendo dar luces a futuras investigaciones y ahondar en
ciertos tópicos que pueden arrojar información más interesante. Debido al vacío
conceptual existente entre la migración por comodidad, la migración de pensionados, los expatriados retirados y la migración de confort, hemos decido denominarla
migración de retirados, al entenderlo como aquellos individuos que escogen libremente el dejar su lugar de origen (países desarrollados) por sitios más baratos,
lujosos y para ellos exóticos, con una calidad de vida mejor en países en vías de
desarrollo debido a los bajos costos de vivir en estos sitios.
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LA MIGRACIÓN DE PENSIONADOS DEL NORTE AL SUR. EN BUSCA DEL “BUEN VIVIR”
El capitalismo, tiene en su naturaleza el incrementar sus ganancias de forma insaciable, está en su ADN la acumulación ad finitum, y para lograrlo, el sistema puede
optar por diferentes formas de invertir en ese excedente, siendo su última fase la
financiarización (Arrighi, 2014). De este modo el capitalismo es capaz de integrar a
los agentes que le otorgan un rédito aumentando su acumulación y también de
expulsar a aquéllos que no le aportan beneficio, creando así un panorama entre
integrados y desplazados (estos últimos pueden ser también los migrantes laborales, en cuyos países de origen no son un agente económico productivo, y deben
buscar oportunidades en otros sitios). Para Osorio (2010) los excluidos en el capitalismo no son sino una cara particular de la inclusión en la valorización, los cuales
expresan el exceso de una universalidad que da como resultado un paradójico integrándolos-expulsándolos. Esta concepción desarrollada por Osorio en la cual la
exclusión por inclusión tiene como colofón el ejercicio de un poder homogeneizante y universal, en el cual los migrantes pensionados forman parte de los excluidos
dentro de sus países, pero juegan un papel de inclusión al migrar e insertarse en
las sociedades receptoras.
Ahora bien, la crisis iniciada en el año 2007 y vinculada fuertemente a la financiarización de la renta personal y los ahorros, más explícitamente a través de
créditos hipotecarios otorgados a trabajadores norteamericanos (incluidos pensionados), que decidieron invertir en la compra de paquetes financieros que resultaron “tóxicos”, la gran mayoría de estos pensionados vio fuertemente afectados
sus intereses y calidad de vida en su jubilación, por lo cual muchos de ellos tomaron la decisión de eliminar sus deudas y emigrar a un país con un costo de vida
inferior y que les permitiera prolongar su pensión.
Los datos indican que entre el año 2005 y 2010, existieron más de 13.3 millones de avisos de ejecución de hipotecas, y aproximadamente 9.3 millones terminaron en desalojos. Sassen calcula que se afectaron aproximadamente a 35 millones de personas, solamente en el año 2008 diez mil viviendas fueron requisadas de
sus dueños (Sassen, 2015). La intensificación de la «extracción de capital» estuvo
acompañada por el colapso del ahorro personal en EEUU. La aguda caída del ahorro personal en EEUU es, sin embargo, un suceso destacable para un país capitalista maduro e indica la debilidad subyacente de la acumulación real, así como los
cambios en la relación entre salarios reales y consumo (Lapavistas, 2014).
De este modo se capitalizan y mercantilizan los conjuntos de objetivos, valores, relatos y mitologías, es decir el concepto de “los significados sociales imaginarios” de Castoriadis (2013). Es bajo este capitalismo global (en palabras de Lipovetsky) donde el sistema centra su acumulación en explotar el bienestar, obtener
réditos del disfrute, de la diversión, el ocio y tener experiencias únicas y diferentes
a la mayoría, y se justifica bajo el discurso de maximizar la calidad de vida, aumentar el bienestar individual, el haber vivido una experiencia única, encontrando las
raíces de su discurso en la individualización del sujeto, en la ideología individualis-
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ta y consumista. Ya no son los viejos discursos del liberalismo que urdían un argumento basado en la libertad y la democracia, hoy en día sólo queda el individuo
que es bombardeado con imágenes, estímulos, relatos y panoramas fotográficos
paradisiacos, una fábrica de utopías mercantilizadas por los medios de comunicación.
Este nuevo capitalismo no sólo se centra en producir bienes y servicios, sino
que produce experiencias, creaciones simbólicas (Sahlins, 1982). Así, los pensionados norteamericanos recrean un imaginario social, lleno de mitologías significativas, donde la elección del destino está determinada por la calidad y bienestar de
vida que se pueden permitir y por la información recibida (marketing), creada por
blogs, paginas especializadas sobre la jubilación, amigos, relatos, etcétera. Varios
de los entrevistados relataron que su decisión estuvo determinada por viajes que
hicieron en el pasado a dicho lugar, otros se mudaron ahí por relatos de colegas
que viajaron o se afincaron antes que ellos. Otros tantos admitieron haber revisado
páginas de internet y después de estar viviendo en diferentes países sudamericanos llegaron a Vilcabamba. De esta manera las imágenes y los relatos que transmiten construyen un imaginario de un retiro en paz y con una calidad de vida que no
logran obtener con su pensión en sus países de origen. Finalmente, algunos jubilados se han abocado al deseo ostentoso de experimentar “auténticos” encuentros
interculturales o conocer sitios alejados de su lugar de origen, lo que se ha denominado por algunos como el “turismo fuera de lo trillado” (O´Reilly, 2006).
El capitalismo contemporáneo global, dada la financiarización y estallido de
la burbuja inmobiliaria ha contribuido en la decisión de migrar de los adultos mayores, donde el arbitraje geográfico ha también fungido como elemento clave para
que los migrantes maximicen sus recursos y amplíen su calidad de vida.
Para un adulto mayor de clase media cuya vida laboral fue ejercida en algún
país del Norte global el migrar hacia un sitio del Sur económico y que busque mantener o mejorar su calidad de vida puede parecer una decisión lógica y racional,
pero, ¿realmente es así? ¿La crisis financiera y el arbitraje espacial juegan algún
papel en la decisión de migrar? Para responder a esta pregunta antes es necesario
conocer las causas que originaron la decisión de migrar. Como se comentó con anterioridad, la mayoría de estudios no profundizan en los motivos que tienen los
migrantes envejecidos para cambiar de residencia, los estudios omiten la estructura bajo la cual se cimientan conceptos como lifestyle migration, amenities migration, aging migration, migrantes residenciales, pensioners migration y un largo etcétera de conceptos que vinculan la migración de adultos mayores a países subdesarrollados.
La migración por comodidad o “Amenities migration” a pesar de ser un fenómeno relativamente viejo, pues fue en los años 1950 cuando Edward Ullman
llamó “migración inversa” a la población de la tercera edad que habiendo completado su ciclo laboral decidió migrar hacia sitios climatológicamente mejores en el
oeste de los Estados Unidos no parece haber tomado auge suficiente en los debates
académicos sobre migración. De acuerdo con Ullman (1954), la migración por co-
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modidad puede ser definida como aquellas cualidades no comercializadas de una
localidad que la hacen ser un lugar atractivo para vivir o trabajar (Green, 2001).
Dichas comodidades en la gran mayoría de los casos están asociadas a lugares específicos que poseen características particulares tales como: paisajes, biodiversidad, clima favorable, oferta cultural, naturaleza, tranquilidad, etcétera. Debemos
matizar estas características debido a su cualidad subjetiva, sin embargo el valor
de uso o la oportunidad de vivir en estos sitios prevalece en la decisión de los individuos en cambiar su lugar de residencia (empero fuertemente determinados por
la crisis financiera-mobiliaria acaecida en 2007 en los Estados Unidos).
Como lo explicamos con anterioridad, el crash inmobiliario de 2007 fue un
detonante en la decisión de numerosos pensionados para radicarse en el Ecuador,
un país históricamente expulsor de migrantes. Los últimos años el Ecuador ha ganado popularidad entre los migrantes retirados, siendo Cuenca el sitio predilecto
por los extranjeros para radicarse. Sin embargo, nosotros hemos enfocado nuestro
estudio en la sureña localidad de Vilcabamba. Esto debido al propósito de profundizar en los estudios existentes acerca de la migración Norte-Sur, o “aging migration”, enfocándonos en una localidad poco estudiada pero que en los últimos 10
años ha experimentado un incremento significativo en la población extranjera radicada ahí.
FACTORES A CONSIDERAR EN LA MIGRACIÓN DE RETIRADOS
El flujo migratorio de pensionados hacia el Sur económico está compuesto en su
mayoría por personas de la generación denominada “baby boomers” es decir, los
nacidos después de la Segunda Guerra Mundial (años 1946 a 1964). Según datos
del Fondo de Población de las Naciones Unidas representan hoy en día a dos terceras partes de la población mundial, donde en el caso de Estados Unidos se estima
en 76 millones de norteamericanos (Dailey, 2005).
La mayoría de estudios relacionados, con migrantes retirados, muestran
que dentro de los múltiples factores que los “empujaron” a migrar, se encuentran
las cuestiones políticas, las económicas y los altos costos de vivir pensionado en
Estados Unidos, con una jubilación con poco dinero. Otro de los factores de elegir
países como Ecuador, Costa Rica, Panamá y México —sobre este último se encuentran varios estudios (Dixon, Murray y Gelatt, 2006; Arelanes, 2008; Avilez, 2006)—
responde a la proximidad que tienen con Estados Unidos, lo que permite una movilidad y rapidez para visitar a la familia, también el gran número de personas que
hablan inglés facilita la elección como destinos de retiro, otros estudios realzan la
importancia de la estabilidad política que les brindan ambos países, como también
la infraestructura en hospitales, carreteras y servicios existentes en ambos países.
Otro factor a considerar es el tipo de políticas migratorias, de impuestos, de
derechos como extranjeros y de derecho a adquirir propiedades en el extranjero,
éstas son determinantes para la elección de migrar y el destino. Dentro de los factores que podrían tomarse en cuenta de por qué los flujos de migrantes retirados
no son tan altos como podríamos suponer, están las políticas públicas referentes a
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los seguros de salud, los cuales impiden la posibilidad de portabilidad del seguro a
otros países. Siendo el deseo de muchos mantener o hacer uso de su seguro médico
en el extranjero, además considerando que en Ecuador dichos seguros tendrían un
costo inferior al que pagan en Estados Unidos.
Algunas otras consideraciones que tuvieron los migrantes retirados norteamericanos fueron: la política de relaciones exteriores implementada por los Estados Unidos, así como el aumento en la ansiedad relacionada con los atentados del
11 de septiembre de 2001, donde comenzaron a sentirse inseguros y descontentos
con las decisiones tomadas por el entonces presidente George W. Bush, incluso por
la administración en curso. Las políticas públicas también han jugado un rol importante ya que las políticas de retiro en los Estados Unidos han hecho que sea menos
posible tener o mantener la calidad de vida que poseían cuando trabajaban. Y la
baja tasa impositiva tributaria en Ecuador ha sido factor de atracción de migrantes
retirados.
Ahora bien, dentro del proceso de la decisión a migrar, podemos definir dos
factores, el primero son aquellos migrantes retirados que tuvieron una experiencia
previa en Ecuador y por motivos laborales o vacaciones visitaron Vilcabamba o
alguna otra ciudad en dicho país. Varios de los entrevistados en Vilcabamba, relataron haber viajado en su juventud por Sudamérica y haber tenido una experiencia
de visita previa antes de mudarse a vivir ahí. Otros entrevistados fueron persuadidos o invitados por recomendaciones de amigos o conocidos que estuvieron de
viaje o viviendo en los lugares de destino. Y fueron motivados por los relatos, historias y experiencias de sus colegas. El segundo factor de decisión, está relacionado
con lo que ya hemos mencionado, donde muchos de los retirados realizaron algún
tipo de búsqueda previa del sitio, mediante internet, guías de viajes y revistas afines. La publicación o medio que más comentaron los expatriados jubilados fue la
página web de international living, donde se publican los costos de vivir en diferentes sitios, artículos de actividades que se realizan en el destino como también la
oferta de comprar o alquilar una vivienda; estos han sido factores que los motivaron a elegir el destino. La publicación ha hecho referencia en artículos, sobre los
destinos, a lugares como San Miguel de Allende, Lago de Chapala, Mazatlán, Cuenca, Vilcabamba, San José, Panamá y otros destinos donde eligen mudarse los jubilados.
Finalmente la elección del destino, también está influida por una comparación entre los países o lugares que prefieren ellos, buscando los sitios que cubren
la mayor cantidad de necesidades, desde buenos servicios de salud, hospitales gerontológicos, costo de vivienda, seguridad, flexibilidad de políticas migratorias,
beneficios de impuestos, entre otros. En un estudio realizado por el Migration Policy Institute acerca de la migración de retiro en México y Panamá, la mitad de los
entrevistados (de un total de 31) respondieron que México fue su primera opción
para retirarse, mientras en nuestro estudio en Vilcabamba dos tercios respondieron haber elegido entre 2 ó 3 alternativas que tenían antes de decidirse por mudar
al sur de Ecuador.
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ENCLAVES Y TRANSNACIONALISMO DE LA MIGRACIÓN DE PENSIONADOS
Como lo mencionamos, estamos inmersos actualmente en una economía basada en
las tecnologías de la comunicación, el marketing, y el turismo, donde la prioridad
ya no es solamente producir bienes y servicios, sino fabricar experiencias
(Lipovetsky, 2015: 53). En este sentido el capitalismo, ávido en su naturaleza de
incrementar sus ganancias, ha creado un entramado marketing de esta industria
para lograr sus fines. El aumento en la migración de pensionados en el Sur global
ha abierto un nicho de mercado, donde se dilucidan las oportunidades a numerosos tipos de negocios para proveer los bienes y servicios que esta población extranjera y jubilada demanda.
En este sentido, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación
han cumplido un papel importante dentro de la demanda de migrantes jubilados
que buscan un nuevo sitio donde vivir como pensionados, este cambio de percepciones de vivir en una sociedad sólida y anclada a un territorio ha sido transformada rápidamente por una en la que el factor central de esta nueva migración radica
más en cambios de comportamiento (derivados y promovidos por las circunstancias del capitalismo que afectó a los jubilados) que en la potencialidad ofrecida por
las nuevas tecnologías de la información.
La elección del destino y planificación del viaje se realiza mediante los medios de comunicación, marketing e información brindada. Estos medios (sitios web
en su mayoría) han creado un imaginario en el que se oferta una oportunidad para
el pensionado de rehacer su vida, de explotar y descubrir aficiones (pintura, música, cursos de yoga, permacultura, dietas veganas, etcétera.). Así como también de
mantener o incrementar una calidad de vida, de iniciar una vida diferente y lo mejor de todo combinarlo con una jubilación digna en un lugar con ciertas características; esto a la mayoría de los retirados les resulta migrar al paraíso, un sitio tranquilo y lejos de las aglomeraciones y caos de las metrópolis norteamericanas y/o
europeas. En este sentido el internet ha cumplido un papel fundamental en la
atracción de nuevos moradores en la zona de Vilcabamba, en esta ciudad existen
sitios especializados en migrantes jubilados, en cooptar posibles “clientes” y ofrecerles una cantidad de bienes, servicios y propiedades ajustándose a los precios
que los jubilados pueden pagar. Existen numerosas páginas de internet que proveen avisos de los destinos más populares dentro de los cuales en el Ecuador se
encuentran Cuenca, Cotopaxi, Otavalo y Vilcabamba, otros tantos como San Miguel
de Allende, Mazatlán, Lago de Chapala y Rosarito en México o bien un poco más
disperso diferentes localidades en Costa Rica o la ciudad de Panamá en Panamá .
Estos sitios comparten la particularidad de ofrecer, tranquilidad, aeropuertos bien conectados que en pocas horas les permiten estar en casa y sobre todo
precios de vivienda un 50%-70% más bajos que los de Estados Unidos. La gran
mayoría de los sitios de internet que ofertan un retiro en Vilcabamba se abocan a
ofrecer renta de casas a precios irrisorios, donde el arbitraje geográfico es la pieza
fundamental de las ofertas de bienes raíces. Muchas de estas páginas se mantienen
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gracias a sus miembros y operan a manera de blog, donde interactúan todos los
suscriptores. Para este artículo visitamos la página vilcabambanewspaper.com y
vilcapeople.com donde el número de suscriptores asciende a más de 3 mil personas
y los anuncios son enfocados para los migrantes, actividades de yoga, meditación,
fiestas new age, venta de productos vegetarianos, cursos de pintura, venta y alquiler de departamentos, casas y tierra en Vilcabamba.
Así mismo, al llegar a Vilcabamba no es difícil encontrar establecimientos
que ofrecen servicio de compra-alquiler de propiedad, incluso podemos observar,
al entrar a la comunidad, anuncios tanto en inglés como en español. Pero, ¿qué
ofrece el valle de Vilcabamba al migrante retirado? ¿Cuáles son las características
del migrante jubilado que decide radicar en el valle? En lo que concierne a las prácticas transnacionales desarrolladas por los migrantes pensionados y adhiriéndonos al marco conceptual desarrollado por Lizarraga (2008) son bien diferenciadas
de los migrantes laborales. ¿En qué aspectos se diferencian y demarcan las prácticas de esta población a las realizadas por los ecuatorianos en Europa o mexicanos
en Estados Unidos?
La mayoría de los migrantes afincados en Vilcabamba mantienen lazos
constantes y continuos con sus comunidades de origen, en este aspecto la transnacionalidad debemos enmarcarla como un proceso en constante construcción, modificación en la que la perenne llegada de nuevos migrantes conlleva un incesante
cambio y reconfiguración del espacio social, creando pluri-localidades. Este proceso de construcción y conformación de comunidades transnacionales ha sido bastante trabajado (Smith, 2005; Portes, Guarnizo y Landolt, 1999; Faist, 1998; Vertovec y Cohen, 1999), y se trata de una desestructuración y dislocación del concepto
tradicional de comunidad (Kearney y Nagengast, 1989, citado en Canales y Zlolniski, 2001: 416). Esta desterritorialización viene dada de manera virtual, provocada
por el continuo flujo e intercambio de bienes, personas, ideas, símbolos e información que conlleva la migración. De estos espacios transnacionales deriva el concepto de transmigrantes el cual hace referencia a estas nuevas modalidades y actitudes que asume la migración (Tilly, 1990; Portes, Guarnizo y Landolt, 1999), en la
cual los transmigrantes difieren de las formas clásicas de migración ya que implica
la construcción, consolidación de nuevos espacios sociales y que van más allá del
país de origen y destino, se trata de una extensión transnacional de las comunidades, allende las fronteras. De esta manera ellos reproducen, construyen y reconstruyen sus prácticas sociales, reproduciendo sus símbolos. Appadurai (1996) define el concepto de transmigrantes como aquellos migrantes que pasan la mayor
parte del tiempo en el país de destino, pero, sin embargo, mantienen estrechos lazos con sus lugares de origen, donde la situación migratoria de un “aquí” y un “allá”
permite el establecimiento de múltiples lazos sociales, conceptuales y políticos
donde la información no va en una única dirección, estos lazos se producen allende
las fronteras del Estado nación. De esta manera, la transmigración se diferencia de
la migración temporal ya que no define una situación transitoria, sino que refleja
esta emergencia de espacios pluri-locales y de comunidades con espacios o campos
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transnacionales y además, la condición de migrante se transforma por completo
(Canales y Zlolniski, 2001).
En primer lugar la flexibilidad en las políticas migratorias de Ecuador, permite que la mayoría de migrantes pueda entrar y salir, tanto si son de nacionalidades sudamericanas (convenio de comunidad andina) como si son norteamericanos
o europeos, con lo cual en muchos de los casos los migrantes tienden a infringir las
políticas migratorias estando con visados de turista expirados, de cualquier modo
el ir y venir entre lugar de origen y destino es con mayor facilidad que la de un migrante laboral.
En segundo sitio, podemos considerar el poder adquisitivo, la independencia laboral que posee esta población, en su mayoría vienen con sus recursos y cobran en el país de destino su pensión, por ende tienen acceso a tecnología, medios
de comunicación que les permiten estar en constante comunicación con sus lugares de origen, esto mediante aplicaciones como Skype, Whatsapp, correo electrónico y video llamadas. En efecto, esta independencia laboral (de jubilados), estabilidad económica y poseer el tiempo libre, así como la flexibilización en política migratoria les permite realizar viajes a sus países de origen con mayor asiduidad que
lo que podría realizar un migrante laboral.
En tercer lugar, debido a que sus ingresos provienen de sus pensiones, la
gran mayoría suelen tener interés y actividad política desde el destino hacia su
país de origen, siempre al tanto de sus intereses personales, y de igual manera suelen interesarse pero en menor medida en la política económica del Ecuador, muchos vivieron con consternación las últimas elecciones presidenciales, especulando
incluso en la estabilidad del país de destino, otros al ínfimo cambio en los precios
mostraban su disgusto hacia el gobierno en turno.
En cuarto y último lugar, muchos de los migrantes pensionados, reciben por
temporadas a sus descendientes (en algunos casos para radicar permanentemente), otros descendientes incluso viajan por temporadas de invierno a Vilcabamba,
estableciéndose el tiempo necesario para evadir las bajas temperaturas del lugar
de origen, estas “idas y venidas” han creado una circularidad en la migración de los
descendientes, los cuales trabajan en épocas de primavera-verano y arriban al
Ecuador a finales de otoño e invierno, lo que provoca que el flujo de información
entre origen y destino este siempre en un continuum.
VILCABAMBA, ¿EL SHANGRI-LA ANDINO O LA OFERTA DEL “BUEN VIVIR”?
Retomamos la idea del escritor James Hilton (1992) donde relata la llegada de un
grupo de extranjeros al monasterio tibetano de Shangri-La, un lugar utópico y paradisíaco en el Himalaya, de este modo el Shangri-La es considerado el prototipo
de metáfora de búsqueda de un lugar donde se encuentra la espiritualidad oriental
y la longevidad. Así pues utilizamos esta analogía ya que la mayoría de migrantes
retirados que habitan en el valle indican estar en la búsqueda de un lugar lleno de
paz y tranquilidad, aunado a la fama de ser el valle de la longevidad. El enfoque
alterno puede ser sintéticamente la propuesta andina del “Buen Vivir” retomada
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por el presidente Correa y que está integrada en la Constitución reformada de
Ecuador.
El Valle de Vilcabamba está situado a 40 minutos de la ciudad de Loja (en el
sur del Ecuador) con una altitud de 1500 metros sobre el nivel del mar, proporciona al valle un clima primaveral todo el año con temperaturas de 18 a 28 grados
centígrados, lo que le confiere un atractivo a los turistas y a los migrantes pensionados, ofreciendo un buen clima durante todo el año; siendo estas cualidades climatológicas y geográficas una virtud para los pensionados que buscan un sitio
tranquilo, alejado del bullicio de la gran ciudad.
El estilo de vida saludable, con increíble temperatura añadiendo la posibilidad de autoproducción de alimentos orgánicos y agua limpia de la montaña son
sólo algunas de las razones por las que muchos extranjeros eligen disfrutar sus
"años dorados" en este valle en el sur de Ecuador. Fue en los años 1970 con la investigación de Leaf y la publicación en National Geographic que el Valle comenzó
su reputación de ser el pueblo de la longevidad y ganando fama internacional siendo un polo de atracción para aquéllos que buscan prolongar su vida (Leaf, 1973).
Actualmente el número de pobladores de Vilcabamba oscila alrededor de
los 5, 000 habitantes y de residentes extranjeros aproximadamente entre 450-500
(10% aproximadamente), y de acuerdo con la información proporcionada por la
Directora de Turismo en Vilcabamba este número continúa creciendo año con año.
Como resultado Vilcabamba ha ganado popularidad mediante los blogs de extranjeros en Ecuador y con el creciente número de páginas web que ofertan propiedades y alquileres en la región. Desafortunadamente el número de extranjeros residentes no sólo en Vilcabamba sino en todo el Ecuador es complicado de determinar, esto debido a que muchos de los extranjeros no necesitan visa para entrar al
país y se han convertido en turistas de larga duración y permutan entre su país de
origen y Ecuador, o bien pasando largas temporadas en otros países y volviendo a
Ecuador. Así mismo, no existen censos para los migrantes o mecanismos implementados por el gobierno para poder determinar con mayor precisión la cantidad
de extranjeros en las diferentes comunidades ecuatorianas.
Los bajos costos en la adquisición de propiedades (a comparación de Estados Unidos, Canadá o Europa occidental), el clima y tranquilidad han creado para
Vilcabamba la fama del valle de la eterna juventud. Aunque lo que fue en sus inicios
un valle de calma, calidad de vida y convivencia con la naturaleza, hoy en día para
algunos se ha convertido en un problema social y descontrol por parte de los extranjeros radicados en la zona, según la información proporcionada por Inés Toledo
(2016) titular de Turismo en el municipio. En sus inicios la inmigración al valle fue
vista por los vilcabambenses como una oportunidad en la que los migrantes invertirían en la zona y ésta se dinamizaría, donde los proyectos empresariales de los
migrantes retirados coadyuvarían para un desarrollo integral local. Sin embargo,
con el paso de los años no ha sido así, y sólo algunos han sido beneficiados de la
inmigración de retirados (aquéllos cuyas actividades económicas están directamente relacionadas con los extranjeros, como hosterías, hoteles, alquiler de caba-
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llos, taxis, etcétera). En contradicción con lo deseado por la funcionaria entrevistada hoy en día la gran mayoría de la población subsiste gracias a la agricultura y no
a negocios o servicios que los vinculen con esta migración privilegiada.
PENSIONERS MIGRATION EN VILCABAMBA, ECUADOR
Sin lugar a dudas podemos decir que la decisión de migrar de los pensionados canadienses y estadounidenses hacia el Ecuador (en este caso a Vilcabamba y Malacatos) obedece principalmente a dos factores: el primero propiciado por la burbuja
inmobiliaria de 2007 que afectó los ahorros, planes de jubilación y calidad de vida
de muchos norteamericanos, muestra de ello es que actualmente el promedio de
tiempo que dedican los adultos mayores radicados en Estados Unidos en la búsqueda de empleo es de ocho meses y medio (Statistics, 2016). Así mismo, el promedio de personas desempleadas mayores de 55 años de agosto del año pasado a
agosto del 2016 oscila entre 3.5% y 3.9% según datos del Bureau of Labour Statistics, mientras el total de desempleo nacional a agosto de 2016 es de 4.9% (Statistics, 2016).
Estos datos muestran la situación por la que pasan muchos adultos mayores
en Estados Unidos y que son determinantes en la decisión de cambiar su residencia
a Ecuador, manteniendo una alta calidad de vida en un país que ofrece costos de
servicios, productos primarios y adquisición o renta de propiedades a mucho menor precio que en Estados Unidos. No es de extrañar que los pensionados al elegir
su destino se preocupen por considerar el costo de la vivienda, así como también
por la calidad de los servicios de salud. Ahora bien, el segundo factor importante
por la que algunos eligieron Vilcabamba a la ciudad de Cuenca, es por la preferencia por una ciudad más tranquila y tener una mayor cercanía a sitios naturales.
Otros optaron por Vilcabamba por medio de su capital social y redes sociales, amigos afincados ahí recomendaron vivir en la localidad provocando un efecto llamada.
Como lo comenta Daniel, retirado norteamericano que arribó a Vilcabamba
en el año 2010, su decisión de afincarse fue determinada por su calidad de vida en
el valle después de trabajar durante más de 30 años en Denver, Colorado y con un
presupuesto de pensión de 1,500 dólares al mes, optó por inscribirse en internationaliving.com. Meses más tarde y después de viajar por Sudamérica adquirió una
finca en el valle y pasa sus días entre amigos pensionados. Dennis su compañero de
café, llegó a Vilcabamba en el año 2011 por las mismas razones que Daniel, ambos
se consideran afortunados de tener una jubilación en un lugar así, sacando provecho de los bajo costos en alimentación, vivienda y servicios.
Es claro que el bajo costo de vida en el Ecuador para un migrante jubilado es
un beneficio para ellos donde pueden maximizar su pensión. En las entrevistas
realizadas la mayoría de migrantes jubilados se perciben como coadyuvantes en el
desarrollo de la economía local, perciben que las remesas del norte fungen un papel primordial dentro de la comunidad de Vilcabamba, siendo un agente dinamizador mediante la creación de empleos, apertura de emprendimientos, mayor de-
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manda de servicios de hotelería, transportes, o incluso el consumo que ellos generan. Sin embargo, la población local y algunos funcionarios de gobierno no comparten dicha idea, ellos observan que los migrantes jubilados viven en una “economía
alternativa” en una “burbuja de expatriados”, donde son ellos mismos quienes
abren emprendimientos focalizados a mercado extranjero, han elevado los precios
de productos básicos (tales como comida, jugos, ropa, insumos de aseo personal) y
esos proyectos productivos son atendidos por migrantes, creando en la comunidad
de Vilcabamba enclaves étnicos, donde se puede diferenciar entre zonas comerciales y comida para autóctonos y otras para migrantes jubilados.
Dentro de los espacios para migrantes jubilados existe una clara diferenciación intergeneracional y de clase económica, ya que las primeras generaciones de
migrantes jubilados (aquéllos llegados en los años 80-90, antes de la burbuja inmobiliaria) suelen aún interactuar con la comunidad, se les ve pasear por el jardín,
consumir en sitios del centro de Vilcabamba o en el mercado central, muchos de
ellos informados y preocupados por la situación actual económica y política del
Ecuador y de su lugar de origen. Mientras el otro segmento de migrantes retirados,
aquél llegado durante y post crash de 2007, habita a las afueras del valle, en la antigua Hacienda de San Joaquín viven aproximadamente 100 familias (ex hacienda
adquirida por un extranjero y él a su vez la subdividió en más de 120 lotes para su
venta y construcción de casas). Este grupo de inmigrantes parece realmente vivir
en Shangri-La alejado de todos y despreocupado por todo, ajeno a la sociedad de
Vilcabamba y relacionándose en su mayoría solamente con vecinos de la ex Hacienda u otros migrantes retirados.
Con una integración nula hacia la sociedad que los acoge, y una interacción
con la población mínima, se dedican a vivir alejados y entre ellos, creando una
segmentación clara de status social y económico, entre los que tienen y los que no.
Un claro ejemplo son los precios en la Hacienda San Joaquín, donde un terreno
puede costar 150 mil dólares (sin construir) mientras en otros sitios los precios
pueden oscilar entre 30 mil y 70 mil dólares. Se percibe un aire de malestar entre
algunos autóctonos entrevistados, donde dejan entrever el hecho, de que si los migrantes vienen y se instalan a vivir en la localidad por lo menos aporten algo a la
sociedad que los acoge, muchos de ellos son jubilados profesionales altamente cualificados, otros son artistas y músicos que pueden impartir cursos, talleres de formación, clases de inglés y a cambio pueden recibir algún dinero o integrarse a la
sociedad, aprender español, etcétera.
Otro problema que comentaron los autóctonos entrevistados es el hecho de
que algunos migrantes jubilados venden productos creados o cultivados por ellos y
entre ellos, en sus casas o a domicilio, mediante páginas de internet, donde dichas
transacciones no están enmarcadas en la legalidad, omitiendo pagar impuestos, y
visto como una competencia desleal para los locales que sí pagan personal, impuestos, servicios básicos, etcétera.
De este modo las tensiones entre funcionarios públicos, autóctonos y migrantes jubilados con el paso del tiempo parecen intensificarse, incluso algunos de
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los pensionados admitieron ser parte del problema, ya que llegan y modifican los
panoramas de la comunidad, cambian patrones de consumo y las formas de diversión. Adam (inglés de 66 años, harto de una vida caótica y de vivir como psicoterapeuta en Londres, decidió mudarse a Bolivia, antes pasando por Ecuador; sin embargo al final, decidió afincarse en Vilcabamba desde hace 7 años) admite que no
debe ser fácil para los ecuatorianos ver tanto “gringo”, sin embargo, argumenta que
en un inicio para los ingleses no fue fácil ver tanto ecuatoriano en Inglaterra. Burnaby (afincado desde 1984 y canadiense de nacionalidad) se cataloga como un
huésped o invitado, que debe respetar las reglas y hacer lo mínimo para que los
locales no se sientan incomodados, sin embargo deja ver en su discurso el malestar
que la creciente presencia de nuevos extranjeros provoca dentro de la comunidad.
Finalmente podemos percibir que algunos funcionarios del gobierno local
empiezan a darse cuenta que el creciente aumento de migrantes jubilados más que
percibirse como una oportunidad para el desarrollo local se percibe como un problema, ya que muchos de los jubilados no poseen un estatus legal en el Ecuador, a
otros tantos no les interesa en lo absoluto integrarse o coadyuvar en la calidad de
vida de la localidad, puesto que sólo buscan su bienestar. Así mismo, se han percatado de cómo los precios de la vivienda se han disparado, creando economías alternativas para los migrantes, ya que son sólo ellos los que pueden pagar ciertos
productos o bienes. La cordillera de los Andes y sus abruptos y alejados sitios, han
servido para crear un mercado segmentado de la vivienda, proporcionando a los
migrantes con mayor capacidad económica la vida en un paraíso terrenal, alejado
de la sociedad y con todas las comodidades del siglo XXI. Otros ejemplos como la
Hacienda San Joaquín son barrios privados, donde sólo los propietarios pueden
acceder a la ex Hacienda, separados por un muro y un guardia viven sus jubilaciones de otro modo que aquellos primeros migrantes jubilados que llegaron al valle y
están integrados, se preocupan por la comunidad, conocen los trámites para regularizar su estancia y viven en el centro o cerca del centro a diferencia de los otros.
CONCLUSIONES
La migración de pensionados provenientes de Norteamérica y de Europa occidental a Vilcabamba en los años 1980 y 1990 se explica como una estrategia de trabajadores jubilados de esos países que buscan una alternativa de vida con mayor bienestar en el Sur donde puedan maximizar los ingresos de su pensión, aprovechar
las ventajas del transporte, medios de comunicación y servicios de salud, junto con
las ventajas de clima, alimentación, recursos naturales y seguridad.
Este flujo ha crecido en treinta años hasta representar más de 10% de la
población local generando una pequeña economía de enclave local orientado a satisfacer sus diversas necesidades de servicios turísticos como transporte, alimentación, servicios médicos y esparcimiento, entre otros. Si bien ello tiene impactos
económicos positivos en el empleo en ciertos sectores, por otra parte, la recepción
de remesas y su gasto local tiene efectos inflacionarios en los bienes de consumo,
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en el transporte y en particular en la vivienda, la tierra urbana y rural que se convierte en un mercado alterado por las inversiones de los extranjeros.
Es importante destacar que además de los impactos económicos existen
cambios sociales, culturales y políticos, y cómo la comunidad inmigrante de pensionados al reproducir socialmente sus pautas culturales de consumo, de esparcimiento y de vida, modifican la forma de vida tradicional de la comunidad en la cual
eran sólo los actores locales los que definían la forma de vida tradicional. Los cuales pueden sentirse agredidos por las nuevas formas de comportamiento de los
inmigrantes pensionados. Muchos locales llegan a sentir que perdieron el control
de la ciudad y que está al servicio sólo de y para los extranjeros. Esto representa un
desafío para las autoridades locales y regionales de cómo compatibilizar la existencia de la nueva comunidad migrante —de primera y segunda generación— con
los habitantes tradicionales, mediante políticas públicas incluyentes que posibiliten la coexistencia y colaboración armónica en el mismo territorio caracterizado
por una progresiva transnacionalización generada por la inmigración de jubilados
del Norte.
En la decisión de vivir el retiro en Ecuador, para la mayoría de los migrantes
entrevistados, fueron las consideraciones económicas un factor vertebral. Los beneficios de recibir una pensión en un país del Sur son notables, permiten a los jubilados mantener la calidad de vida que tenían cuando aún trabajaban. El bajo costo
de bienes y servicios con la menor tasa tributaria, como también el vivir en climas
donde el esparcimiento diario en el exterior es una virtud, donde no se necesita
pagar por calefacción. Estas cualidades del destino permiten a los retirados maximizar su pensión. Así mismo, la existencia de servicios de salud promedio en Ecuador hace de la decisión de migrar a esos sitios un atractivo. El costo de vida puede
ser considerado uno de los factores principales en el migrar. Otro de los factores
principales es la baja tasa tributaria en la propiedad privada y el menor costo de
los servicios del hogar.
Los servicios médicos, también son un factor primordial en este tipo de migración, debido a la disponibilidad y costo de los servicios de salud y que está vinculado al costo de vida. Para muchos migrantes retirados el alto costo que se paga
por los servicios privados médicos en los Estados Unidos provocó la decisión de
buscar ser atendidos en otras latitudes y a un menor costo. Muchos de los retirados, después de la crisis del 2008, no pudieron afrontar los gastos que conllevan
muchos de sus tratamientos médicos, y a la par, pagar préstamos o hipotecas. Daniel nos cuenta que una visita médica en Denver le costaría entre 250-300 dólares
mientras en Vilcabamba paga entre 20-30 dólares, lo que es un referente de la disparidad de precios entre el origen y el destino.
Al ser una población envejecida cuyas atenciones médicas son mayores que
las de la población activa, los servicios de salud o gerontológicos, como también la
existencia de hospitales de primer nivel, son factores que consideran los migrantes
retirados radicados tanto en Ecuador como en México, muestra de ello, es la planificación de construcción de un hospital para adultos mayores en Vilcabamba. A
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pesar de que ambos países cuentan con infraestructura decorosa para atender a
los migrantes retirados, nos comentan que muchos de ellos, al ser diagnosticados
de alguna enfermedad terminal o grave, tales situaciones han reconfigurado los
planes de retiro de los afectados. Al preferir estar cerca de casa, de la familia y ante
la posibilidad de recibir una mejor atención en su país y en su idioma, la gran mayoría decide volver a su lugar de origen.
Allende de la temperatura, los migrantes retirados desean experimentar lugares con aventura (montaña, ríos, caminatas dentro de la naturaleza, lagos, etcétera), o como muchos lo contaron, buscan un nuevo comienzo para esta etapa de su
vida, donde el enriquecimiento mental y físico de nuevas actividades es uno de los
objetivos que tienen al migrar a estas localidades; cursos de yoga, meditación,
montar a caballo, gimnasia para adultos mayores, son sólo algunas de las actividades que la población busca tanto en Ecuador como México. Lo podemos resumir en
realizar actividades que los reten físicamente o mentalmente durante su retiro,
aprovechando al máximo el tiempo libre.
La mayoría de los migrantes retirados expresan la palabra “calidad de vida”
en su decisión a migrar desde Norteamérica hacia Ecuador. Algunos perciben que
el bajo costo de bienes y servicios en el destino se convierte para ellos en calidad
de vida. Lo que nos lleva a un mal entendimiento de conceptos y lo vincula nuevamente al factor económico y maximización de su pensión. Sin embargo, para otros
la calidad de vida y su decisión de migrar conlleva cuestiones culturales, donde
muchos reconfiguran sus valores al verse inmersos en comunidades donde los lazos familiares, vecinales y comunales son muy diferentes a los existentes en sus
lugares de origen. Lo que los lleva a sentirse parte de una comunidad de migrantes
retirados (que bien en el caso de Vilcabamba ha provocado enclaves étnicos, donde
dichos valores y sentimiento de pertenencia a una comunidad es aplicable sólo
entre ellos). Otros migrantes retirados perciben esa calidad de vida cultural en
cambio de patrones que no tenían en su vida laboral, como acudir a museos, conciertos de música, acudir a actividades de integración, etcétera. Así mismo, al formar parte de una comunidad de migrantes retirados suelen tener lazos de fraternidad y amistad, y al ser provenientes de diferentes países o estados los lleva a realizar intercambios culturales, conociendo otras culturas, música, comida, etcétera.
Después de todo, los migrantes entrevistados, perciben la cultura ecuatoriana y
mexicana como amigable, interesante y que puede aportarles mucho a su nueva
vida.
En definitiva mucho podemos aprender acerca de la migración de jubilados
hacia países del Sur, sin embargo la falta de datos en el caso ecuatoriano, hace que
los estudios cuantitativos sean sumamente imprecisos. Pero existe información
importante del otro extremo, el papel de las políticas públicas en los países de origen juegan un rol importante para promover esta migración, donde la falta de seguridad social auspiciada por el Estado es un factor clave, otro factor deriva de la
crisis acaecida en 2008, donde muchos norteamericanos vieron disminuidos sus
ahorros para la jubilación y por ende su calidad de vida se afectaría. Las entrevistas
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realizadas y la literatura revisada también muestran un vínculo muy importante en
el factor económico, donde los bajos costos de los servicios y bienes, así como unos
impuestos menores que en los lugares de origen son factores determinantes en la
decisión de migrar.
En conclusión, los medios de comunicación y sobre todo el internet son una
herramienta fundamental dentro del proceso en la decisión de migrar y en la elección del destino, donde diferentes revistas y páginas web han mercantilizado el
deseo de vivir su jubilación en el extranjero. Es claro que estamos ante un proceso
migratorio en desarrollo, impulsado por el capitalismo global y potenciado mediante las innovaciones tecnológicas de comunicación y transportes; sin embargo,
el fenómeno atiende a diferentes matices y aristas. Este documento pretende dar
luces a futuras líneas de investigación ante el aumento de migración envejecida en
estos lugares, donde la percepción de los ecuatorianos o mexicanos o incluso de los
españoles o portugueses hacia los extranjeros jubilados puede darnos otra percepción del fenómeno; así mismo profundizar en examinar el grado de integración de
la población migrante hacia la comunidad que los acoge. De esta manera futuras
exploraciones pueden enfocarse en las relaciones sociales y de poder que coexisten
entre autóctonos y migrantes o bien en proyectos que deriven en ciudades creativas, donde el conocimiento, herramientas e información que poseen los jubilados
puede aprovecharse para un mejoramiento en la comunidad o bien en impartición
de talleres y cursos en estas localidades. El éxito o fracaso de estos proyectos no
radica solamente en los migrantes jubilados y su integración en la comunidad, ni
sólo en los agentes locales, es clave el papel que jueguen las políticas públicas estatales y que funjan como agentes integradores y catalizadores de los jubilados y la
población de origen, sólo de esta manera se podrá aprovechar al máximo las capacidades y conocimientos que poseen los migrantes pensionados.
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Fecha de recepción: 22 de febrero de 2019.
Fecha de aceptación: 07 de mayo de 2019.
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POLÍTICAS
MIGRATORIAS
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EL PAPEL DE LAS POLÍTICAS MIGRATORIAS DENTRO DEL FLUJO MIGRATORIO
CHINA-MÉXICO
Luz Helena Rodríguez Tapia
Resumen
Las migraciones internacionales están intrínsecamente vinculadas a las economías
y a las relaciones sociales transnacionales que se van estableciendo entre los países de expulsión y los de atracción. No obstante, el ámbito político-regulatorio
también es un aspecto relevante a considerar, pues las políticas migratorias dan
cuenta de los contextos de destino y también de los de origen. El objetivo de este
artículo es explicar el modo en el que éstas, vía las leyes de migración, pueden influir sobre los flujos migratorios. Dicha idea es abordada desde el caso específico
de la inmigración china en México, para lo cual se hace una revisión históricadocumental de la política de inmigración en el país (la cual promovió la reducción
de esta corriente durante el siglo XX), y también de la política de emigración en
China (que recientemente le ha dado un nuevo impulso al flujo de inmigración).
Palabras clave: inmigración china, políticas migratorias, nuevos migrantes chinos,
flujo China-México, extranjería.
THE ROLE OF MIGRATION POLICIES WITHIN THE MIGRATORY FLOW CHINA-MEXICO
Abstract
International migration is linked to the economies and transnational social relations that are being established between countries of expulsion and attraction.
However, the political-regulatory environment is also a relevant aspect to consider, because migration policies account for the contexts of destination and origin.
This article intends to reflect on how migratory policies influence migratory flows.
This idea is approached from the specific case of chinese immigration in Mexico. It
makes a historical review of the immigration policy in this country (which promoted the reduction of this flow during the 20th century), and also of the emigration
policy in China (which recently has given a new impulse to immigration flow).
Keywords: migration policies, chinese emigration, new chinese migrants, ChinaMexico flow, foreign affairs.
Socióloga por la Universidad Nacional Autónoma de México y Maestra en Estudios de Población
por El Colegio de la Frontera Norte. Líneas de investigación: migración internacional, inmigración,
extranjería, sociodemografía. Contacto:
[email protected].
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INTRODUCCIÓN
En el año 2015 se estimaba que el número de migrantes internacionales estaba por
encima de las 243 millones de personas, lo cual constituía 3.3% de la población
mundial (CONAPO y BBVA, 2016: 7 y 22). A pesar de que, en términos relativos, los
migrantes representan todavía un porcentaje muy bajo con respecto al total de la
población, en el ámbito normativo de los países receptores la idea de control sobre
la migración se ha tornado imperante (Hollifield, 2004).
Los Estados-nación se encuentran preocupados ante la porosidad de sus
fronteras por lo que continuamente establecen o transforman medidas y criterios
para controlar el ingreso (Pécoud y de Guchteneire, 2005). En consecuencia, los
gobiernos consideran que el régimen restrictivo de migración adoptado si no es
capaz de acabar con la entrada de foráneos al menos podrá reducirla o regularla.
Los marcos teóricos que explican el fenómeno migratorio siempre han ubicado a la economía y a los vínculos sociales como la génesis que desencadenan los
procesos migratorios.1 Al respecto, no cabe duda de que la migración internacional
está intrínsecamente vinculada a las economías y a las relaciones sociales transnacionales que se van estableciendo. Sin embargo, el ámbito político-regulatorio es
también un aspecto que debiera ser considerado, pues las políticas migratorias dan
cuenta de los contextos de destino y de los de origen.
En este artículo se pretende hacer una reflexión sobre el modo en el que las
políticas migratorias tienen influencia sobre los flujos migratorios a través de las
leyes que los regulan. Esta idea es abordada desde el caso específico de la inmigración china en México, motivo por el que se hará una revisión histórica-documental
de la política de inmigración en dicho país (la cual reforzó la reducción de esta corriente durante el siglo XX), y también de la política de emigración en China (que
recientemente le ha dado un nuevo impulso).
Si bien una de las principales características de la actual migración internacional china es que se encuentra fuertemente ligada a las oportunidades económicas y laborales, así como a los contactos comunitarios existentes en los países de
destino, no se puede dejar de lado el hecho de que este flujo se ha topado de frente
con las políticas migratorias que los gobiernos receptores y el Estado chino han
construido con el objetivo de incidir en su entrada en América o en su salida desde
Asia.
Como se expondrá en los siguientes apartados, la consolidación de China en
la actualidad como potencia económica e importante figura mundial ha contribuido a la formación de un éxodo humano con una perspectiva nueva: el establecimiento de relaciones económicas. No obstante, se apunta que las regulaciones o
1 Así, por mencionar algunas, la Teoría Neoclásica considera que migrar es producto de las diferencias salariales. Por su parte, la Teoría del Mercado Dual de Trabajo o la Teoría de los Sistemas Mundiales afirman que la migración es consecuencia de la necesidad de fuerza laboral por parte de las
naciones desarrolladas. Finalmente, la Causalidad Acumulativa plantea que es el acto migratorio
mismo el que aumenta la probabilidad de crear más desplazamientos al alterar el contexto de origen y propiciar una cultura de la migración (Arango, 2003).
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desregulaciones en la política migratoria, expresada en las legislaciones, también
han formado parte importante de los factores de expulsión y atracción, de acuerdo
a la temporalidad y el devenir histórico en ambos países.
LAS POLÍTICAS MIGRATORIAS
Antes de adentrarse al caso concreto, se debe aclarar lo que se entenderá por política migratoria. De acuerdo con Aristide Zolberg las políticas de migración son
aquéllas que comprenden no sólo la regulación del movimiento hacia afuera y hacia adentro de las fronteras sino “[…] también las normas que rigen la adquisición,
el mantenimiento, la pérdida o la renuncia voluntaria de la "membresía" en todos
sus aspectos: política, social, económica y cultural” (Zolberg, 2006: 11, traducción
propia).
De acuerdo con lo anterior, la regulación fronteriza, el control de los desplazamientos y la pertenencia a la comunidad son la esencia de la política migratoria.
Quizás por ello se reconocen tres componentes básicos: el control de los flujos mediante reglas, requisitos y procedimientos estatales; la premisa de la integración de
los extranjeros en la sociedad de acogida; y la postulación de un marco normativo
que determine el acceso a la membresía o, dicho de otra manera, la nacionalidad.
Por tanto, se tendría que las políticas migratorias:
Conforman el marco institucional en el que se producen los flujos interfronterizos
de personas y producen dos resultados de gran significación desde la perspectiva
de los países receptores: determinan las dimensiones de la comunidad extranjera
en el destino y sus características a través del uso de medios directos o indirectos
de selección. Dentro de las políticas migratorias pueden incluirse también las medidas desarrolladas por los Estados para regular la salida de sus nacionales y la
protección de las comunidades en el extranjero (López Salas, 2005: 109).
En suma, la política migratoria es el conjunto de leyes, prácticas e instrumentos estatales destinados a regular el acceso, permanencia, pertenencia y la salida tanto de extranjeros como de connacionales. Asimismo, son las que definen de
qué tamaño será y cuántos candados tendrá la puerta de acceso de cualquier Estado-nación.
Consecuentemente, las reglas por las cuales entran extranjeros a un país y
salen los ciudadanos hacia otro forman parte de la política migratoria. Asimismo, el
grado de control sobre la inmigración y la emigración suele coadyuvar a que los
desplazamientos se intensifiquen o se dificulten. Este hecho puede verse muy claro
en el caso de la migración china que se ha dirigido hacia México.
Así pues, antes de hablar propiamente sobre la política de migración que
envuelve al flujo migratorio China-México, resulta indispensable hablar sobre los
primeros flujos inmigratorios y su contexto general.
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ANTECEDENTES DE LA INMIGRACIÓN CHINA EN MÉXICO
El primer acercamiento documentado que existió entre chinos y mexicanos se remonta a la Nueva España durante el siglo XVI, un contacto que fue propiciado por
una ruta marítima-comercial conocida como Ruta de la Seda (Xu Shicheng, 2007). A
pesar de la importancia de señalar los orígenes de los vínculos Asia-América durante la Colonia, debe recalcarse que no fue sino hasta siglos más tarde cuando se
llevó a cabo una migración dirigida y un intenso arribo de chinos al país.
La historia de la inmigración china en México se remonta propiamente hacia
finales del siglo XIX e inicios del XX, periodo ampliamente estudiado por la relevancia demográfica que conlleva.2
Es de señalarse que los primeros flujos significativos de inmigración fueron
posibles por tres causas: 1) el panorama de crisis y miseria que se vivía en aquel
país asiático; 2) las políticas restrictivas de Estados Unidos, específicamente la
promulgación de la Ley de Exclusión de 1882, que expulsaron a ducho grupo obligándolos a ingresar al territorio mexicano; y 3) el auge económico del régimen de
Porfirio Díaz, el cual daba la oportunidad a estos inmigrantes de entrar como trabajadores a destajo o coolies.
Resumiendo, la causa de la inmigración se debió a una perfecta sincronía
entre la salida masiva de chinos hacia el mundo, su expulsión en el país vecino y la
carencia que tuvo México en cuanto al suministro de mano de obra para la construcción de ferrocarriles, la minería y la agricultura, unas actividades económicas
que fueron primordiales para el proyecto modernizador de la época.
Se sabe que la mayoría de estos inmigrantes fueron hombres jóvenes en
edad laboral, tanto solteros como casados, practicantes del confucianismo, conversos al catolicismo o ateos, y que prefirieron instalarse en regiones económicas
donde pudieran florecer y construir sus redes comerciales y laborales, principalmente en el Noroeste mexicano, lo que les permitiría un pronto ascenso socioeconómico (Ham, 1997).
Si algo más se puede resaltar de la primera etapa de inmigración china en
México es que estuvo marcada constantemente por el rechazo, la xenofobia y el
racismo de la sociedad mexicana,3 una sociedad que puso al mestizaje indioeuropeo como la base de su identificación nacionalista y, además, se alimentó del
imaginario social negativo sobre los chinos que existía internacionalmente (Anguiano, 2010).
Para profundizar, puede consultarse: Ota Mishima M. E. (1997) Destino México. Un estudio de las
migraciones asiáticas a México, siglos XIX y XX, COLMEX, México; Gómez Izquierdo J. J. (1991). El
movimiento anti-chino en México (1871-1934) problemas de racismo y del nacionalismo durante la
Revolución Mexicana. INAH, México; Morimoto, et. al. (2004). Cuando Oriente llegó a América. Contribuciones de inmigrantes chinos, japoneses y coreanos, BID, Washington; Puig Llano J. M. (1992)
Entre el Río Perla y el Nazas, CONACULTA, México; González Navarro M. (1994). Los extranjeros en
México y los mexicanos en el extranjero, 1821-1970, vol. II, COLMEX, México; entre otros.
3 A pesar de que el inmigrante chino nunca fue plenamente aceptado en México, se lograron construir sólidas y prósperas comunidades que continúan hasta el día de hoy, ahora con nuevas generaciones de sinomexicanos. Asimismo, dejaron un legado cultural importante en vastas regiones de
nuestro país (Rodríguez Tapia, 2015).
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La poca aceptación del inmigrante chino no sólo se quedó en el ámbito de lo
social sino que se legitimó dentro de las instituciones. Del Porfiriato en adelante,
las élites y los ideólogos del Estado que creían en las ideas del evolucionismo europeo y que enarbolaban el proteccionismo económico llegaron a la conclusión de
que era necesario promover el “blanqueo” de la población para que México pudiera
aspirar a la modernidad (Gómez Izquierdo, 1991).
Esto conllevó a que pronto se desarrollara un sistema robusto capaz de elegir étnicamente a los inmigrantes deseados, de manera que la política de inmigración mexicana fue haciéndose cada vez más selectiva y restrictiva, tal y como se
observa en las legislaciones sobre migración promulgadas a lo largo de la historia
(Fizgerald y Cook-Martin, 2014). El contexto general de hostilidad para con los
chinos aumentó con la creación de políticas anti-asiáticos, provocando que aquéllos que fuesen potenciales inmigrantes dejaran de ver a México como un polo de
atracción.
Ello significó que, hacia la segunda mitad del siglo XX, no sólo la probabilidad de inmigración se redujera por las medidas implementadas, sino que la de
emigración en China se cerrara, haciendo que el flujo migratorio de este país hacia
México descendiera hasta casi extinguirse. A continuación se explicarán con más
detalle las políticas migratorias de México y China que hicieron que las primeras
oleadas de inmigración se clausuraran, al menos por un tiempo.
LAS POLÍTICAS RESTRICTIVAS Y EL INTERMEDIO MIGRATORIO CHINO
Como se mencionó, el pensamiento poblacional decimonónico y la mala imagen de
China a nivel mundial permearon en el diseño de una política y una legislación restrictiva-selectiva en México, la cual se posicionó principalmente en contra de la
inmigración china.
La primera Ley de Inmigración en 1908 tuvo por origen la defensa sanitaria
de la nación y fue directamente discriminatoria con los chinos al intentar prohibir
su entrada bajo el pretexto de que éstos eran portadores de enfermedades.
De manera similar, aunque sin hacerlo explícito, ocurrió con la Ley de Migración de 1926 la cual limitó la entrada de extranjeros con base en la conveniencia
laboral nacional. Igualmente sucedió con la Ley General de Población de 1936 y la
Ley General de Población de 1947 que tuvieron por eje primordial la asimilación
extranjera, la protección del empleo y el mejoramiento de la especie.
En este sentido, Mónica Palma Mora en su recuento sobre las leyes de migración, menciona que el gobierno mexicano: “reclamaba de los extranjeros no sólo
buena salud, conducta, profesión, oficio u otro medio de vida honesto, sino también
su asimilación racial y cultural a la sociedad mexicana” (Palma, 2006: 72).
Por esta razón, la mayoría de las leyes mexicanas relativas a la inmigración
facilitaron la entrada a aquéllos con suficientes recursos económicos y que no afectaran las fuentes de empleo de los nativos, o a los que propiciaran un mestizaje
idóneo y fueran capaces de asimilarse. Es decir, aquéllos que pudieran adoptar más
rápido los valores y señas de identidad de los mexicanos. Como puede suponerse,
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los chinos se encontraban muy lejos de ser aceptados al no hablar castellano, no
profesar el cristianismo, representar una competencia económica, poseer un fenotipo oriental y, finalmente, por tener referentes culturales divergentes a los de la
civilización moderna (Gómez Izquierdo, 2012).
Esto hizo que, en medio de la agitación política y la crisis social devenida
con la Revolución Mexicana y la Posrevolución, los chinos fueran considerados inquilinos morosos e incómodos a los cuales había que evitar pues se creía habían
traído infortunio al desplazar a los mexicanos de las actividades que les correspondían exclusivamente por nacionalidad:
A los chinos se les acusaba de haber desplazado a los trabajadores mexicanos porque estaban dispuestos a realizar cualquier tarea al precio que fuera; habían acaparado labores femeninas como el lavado de ropa y otros servicios, también perjudicaban a los comerciantes mexicanos poniendo negocios que competían de manera desleal y en los que no empleaban a mexicanos. Su frugalidad era una ofensa y
se traducía en la manera miserable en que vivían, ahorrando para enviar dinero a
su país (Botton, 2008: 481).
Así pues, se inició una etapa de persecución y violencia hacia el inmigrante
chino conocida como Campaña Antichina o Movimiento Antichino Mexicano.4 Los
grupos racistas y pro patria tuvieron una influencia importante sobre la política
migratoria del país, y lograron que en muchas entidades se prohibiera su colocación laboral o residencial.
Posteriormente, el propio contexto político, social y económico anuló cualquier espacio de reconocimiento a los chinos. Dentro de los principales actores que
legitimaron la percepción negativa y la exclusión hacia la comunidad china en México se encontraron el Estado, a través de la política migratoria y su legislación; la
sociedad civil, con la organización de grupos antichinos; y los medios de comunicación, que se encargaron de difundir mensajes peyorativos y alentar a la opinión
pública sobre el rechazo a la “invasión amarilla” (Rodríguez Tapia, 2015).
Ahora bien, ¿qué ocurría en China durante el mismo periodo? En los albores
del siglo XX ese país se encontraba en una posición vulnerable frente al resto del
mundo gracias a la debilidad del régimen existente, la corrupción, la pobreza y los
desastres ambientales. En medio de las múltiples problemáticas, surgieron varios
grupos que pretendían derrocar a la dinastía Qing y hacer frente al imperialismo
occidental. Los dos más importantes fueron el Partido Nacionalista (Guomindang)
y el Partido Comunista.
El inicio del proceso de unificación del país culminó en 1949 con el triunfo
del comunismo que llevó a la proclamación de la República Popular China (con
El Movimiento Antichino Mexicano comenzó el 15 de mayo de 1911, fecha en la que se perpetró
una matanza de chinos en Torreón, Coahuila, a cargo de las fuerzas revolucionarias maderistas. En
este terrible episodio, murieron 303 chinos y 5 japoneses (Aguilar Rivera, 2005), a lo cual se sumó
la destrucción y saqueo total de la ciudad. Juan Puig (1992) narra el suceso destacando que no hubo
ningún chino que estuviera a salvo durante la masacre. Los pocos que lograron esconderse fueron
delatados por los habitantes y acechados hasta llegar al fusilamiento masivo, al tiro de gracia o al
descuartizamiento.
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Mao Zedong a la cabeza del Estado), y el desarrollo de un régimen totalitarista
(Roberts, 2006). En materia migratoria, fue durante el periodo maoísta cuando los
desplazamientos hacia el exterior se volvieron a considerar como una ofensa nacional debido a las vejaciones que vivían los chinos en el extranjero. Así, se instituyó un estricto control sobre la emigración basado en la ideología del Estado y las
relaciones internacionales:
La frontera nacional no era sólo un símbolo de soberanía, sino que también se percibía como una línea entre los mundos "socialista" y "capitalista". Por ello la emigración espontánea se consideraba un desafío a la dignidad del Estado […] y se denominaba "traición y fuga" (Xiang, 2005: 141).
El panorama migratorio que aquí se traza se vislumbraba poco propicio para moverse de un país a otro: mientras que en la política migratoria mexicana se
promovía la discriminación hacia los inmigrantes chinos, en China se prohibía y
castigaba la salida de sus ciudadanos. De ahí que se pueda ubicar a este periodo
como el del “intermedio migratorio”, momento que conllevó una fuerte caída poblacional de los chinos en América.
La población china en México que había tenido un crecimiento constante y
ascendente hasta los años treinta sufrió un descenso drástico hacia la segunda mitad del siglo XX. Este aspecto puede observarse en el conteo poblacional: en 1885
se tenía un registro de 1,051 personas, mientras que para 1930 este número se
había multiplicado notoriamente hasta alcanzar los 15,960; treinta años después,
en 1960, sólo se contaron 5,081 casos (Ham, 1997: 179).
En síntesis, la población china en México fue mermando considerablemente.
Como se ha visto, diferentes hechos habrían dado pauta a esta tendencia: por un
lado, México se había convertido en un país bastante hostil para que los migrantes
chinos se sintieran atraídos por este destino; y por el otro, la República Popular
disolvió la ola migratoria que se dirigía hacia América, controlando severamente la
movilidad territorial de sus ciudadanos, sobre todo a partir de la implementación
del sistema de registro familiar hukou.5
Este declive no se revirtió sino hasta la actualidad, cuando el colectivo chino
dejó de ser el objetivo a erradicar dentro de la política migratoria mexicana, y sobre todo cuando en China, tras la muerte de Mao y el inicio del actual proyecto político-económico, la política de emigración dio un giro radical. El socialismo de
mercado sentaría las bases de una nueva administración mundial sin precedentes,
asimismo transformaría el discurso sobre la diáspora china y el papel que tienen
los migrantes para su nación:
Las políticas del Partido Comunista Chino cambiaron drásticamente, de ver a sus
expatriados como potenciales espías y traidores, a recibirlos como «sostenes, pioneros y promotores» de la reforma económica de China. En mayo de 1989, el ConEl hukou es un sistema de gestión de la población. que fue: “uno de los más eficientes mecanismos
de control del movimiento poblacional que el gobierno maoísta pudo crear, con una administración
dependiente del Ministerio de Seguridad Pública [y que además] significaba el acceso a los requerimientos vitales, el empleo y la movilidad en el país” (Correo y Nuñez, 2013: 364).
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sejo de Estado reiteró la importante papel [sic] de los chinos en el extranjero para
poner en práctica la nueva política china de puertas abiertas al invertir en China y
al transferir tecnología” (Portes y Min Zhou, 2013:134-135).
El inicio de un nuevo modelo económico, y la normalización de las relaciones diplomáticas entre China con varios países, favorecieron que viejos y nuevos
flujos de migrantes aparecieran pero esta vez fortalecidos y cambiados en cuanto a
su tamaño, sus causales y sus perfiles. Este nuevo discurso, acompañado de reformas a la política de emigración china, fue la conjugación clave para que la emigración del “Dragón Rojo” refloreciera.
EL REFLORECIMIENTO DE LA EMIGRACIÓN CHINA
Tras la muerte de Mao Zedong, China comenzaría a transitar de una economía socialista a una economía de mercado. Fue a partir de 1979 cuando se instaurarían
varias reformas económicas de apertura, las cuales tuvieron como marco de referencia la teoría del socialismo con características chinas de Deng Xiaoping (Rodríguez y Anguiano, 2008).
El desarrollo económico y el auge urbano-industrial chino comenzaron
cuando los procesos de globalización ya habían arrancado en el mundo. De esta
manera, la apertura económica dio lugar a que esta nación terminara por convertirse rápidamente no sólo en la “fábrica del mundo” sino en una economía que se
expandía notablemente (Izraelewicz, 2005).
Con el despegue económico chino, el movimiento de las personas se sumó al
incremento de los flujos de información, bienes y capital, revitalizándose las corrientes migratorias al exterior. De acuerdo con Xiang Biao (2003), la renovada
República Popular “facilitó” la emigración de sus ciudadanos con el objetivo de
crear una comunidad globalizada que fuera capaz de propiciar y ampliar sus conexiones transnacionales con otras personas y territorios de gran potencial, de tal
suerte que se hiciera más factible la integración político-económica de China en el
mundo.
La salida constante y permanente de nuevos migrantes chinos hacia zonas
dispersas en el planeta se encuentra intrínsecamente relacionada con la multiplicación de los lazos comerciales, culturales y de inversión con regiones sobre las
que se pretende consolidar un predominio estratégico y de expansión económica
(Tébar, 2013: 91 y 94). Del mismo modo, se encuentra vinculada a la desigualdad y
a la segmentación del mercado laboral que existe en este país asiático, puesto que
para los ciudadanos chinos aún “se mantienen las dificultades de acceso a beneficios y servicios públicos” (Correa y Nuñez, 2013: 105).
La inclusión de China en el mercado global irremediablemente implicó hacer más flexible su política migratoria y de movilidad (Pal Nyiri, 2002). Este hecho,
ha ayudado en gran medida a la emigración principalmente de aquellos ciudadanos
chinos provenientes de las capas más favorecidas quienes, con el objetivo de mejorar su calidad de vida, han estado viajando a otros países en busca de empleos o
estudios profesionales competitivos durante las décadas recientes.
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En términos absolutos, China se ha convertido en uno de los cinco principales países expulsores de migrantes. Por ejemplo, en el 2015, 9.5 millones chinos
salieron de su país de origen rumbo a diferentes destinos (OIM, 2015: 5), sumándose a la comunidad china de ultramar con un estimado mayor a los 30 millones de
personas establecidas en todos los continentes (Lacomba, 2008: 183; García y Pareja, 2005: 234). La fuerte comunidad migrante en el extranjero ha conseguido que
China también sea uno de los principales países beneficiarios de remesas junto con
India, Filipinas y México (ONU, 2015).
Por supuesto que los actuales procesos migratorios internacionales de China no tienen únicamente explicación en función de la instancia gubernamental encargada de la administración de la movilidad, sino que también se encuentran ligados a una fuerte dinámica entre comunidades de origen y destino.
El éxodo chino actual, así como lo hizo el histórico, ha logrado constituir redes migratorias muy fuertes que facilitan en gran medida la inserción de los chinos
en el exterior. Sin embargo, sobresale la pertinencia de la apertura al exterior dado
que al “gigante asiático” le resulta muy conveniente seguir extendiendo sus redes
de influencia en todos los espacios “donde exista algún tipo de ventaja comparativa
en relación a sus intereses políticos y económicos” (Tébar, 2013: 94-95). De hecho,
la liberación de los desplazamientos hacia afuera ha sido un resultado quasi natural al desarrollo chino.
El nuevo contexto de emigración podría estar significando que los migrantes se han convertido en otro elemento clave, aunque no el único ni el más importante, para facilitar el dominio y liderazgo chino. En este intento, la incorporación
internacional de los individuos a la diáspora va a estar marcada por grupos sectoriales muy específicos tales como estudiantes, trabajadores, empresarios e inversionistas brotados del contexto de la “China internacional”, los cuales se están sumergiendo en el influjo de una comunidad ya consolidada.
Para tener claro cómo es que fue desarrollándose la flexibilización de la
emigración y su gestión, en seguida se presentará un recuento sobre las principales
transformaciones de la política migratoria en China, así como de los nuevos actores
que han aparecido alrededor de la nombrada “industria de la migración” de este
país (Harris, 1996: 134-136).
LA NECESARIA FLEXIBILIZACIÓN DE LA POLÍTICA MIGRATORIA EN CHINA
La intensificación y diversificación de los flujos migratorios chinos contemporáneos se encuentran relacionadas con dos factores primordiales: uno político y otro
económico que se mezclan para alentar, directa o indirectamente, las salidas desde
China. Precisamente fue el desarrollo económico acelerado y la proyección de China como potencia lo que hizo que sus vínculos con el exterior se normalizaran, incluso para sus emigrantes:
Los organismos y departamentos relacionados con la migración internacional y
con sus extensiones en China (retornados y familiares dependientes de emigrantes) fueron rehabilitados, después de su desaparición temporal. El Estado, dentro
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de su nueva estrategia de desarrollo, volvió a pedir ayuda a sus emigrantes para
que invirtieran de nuevo en China. Como muestra de su buena voluntad pidió perdón a todos aquellos injustamente tratados […] Se facilitó relativamente la salida y
el retorno, así como las visitas. Todas aquellas personas con parientes en el extranjero, o con garantes económicos, podían obtener pasaporte y emigrar (Beltrán,
2004:294).
La idea de reconectar China a su diáspora comenzó en la década de los años
ochenta, cuando el gobierno chino se encargó de promulgar leyes y crear una política migratoria que permitiera una mejor intervención en las salidas y el sostenimiento de vínculos con la comunidad expatriada.
Puede decirse que, hacia finales del siglo XX, la reformulación migratoria
pasó por tres etapas: de 1979 a 1985, donde se inician las reformas al marco de la
migración restrictiva; de 1986 a 2001, cuando se desarrolla un nuevo marco regulatorio; y post 2001, en la cual se aplican nuevas reformas a la administración de
salidas y entradas.
Sobre las diferentes etapas de flexibilización, Guofu Liu (2009) menciona
que, en la primera, fue cuando se comenzaron a ajustar las restricciones a la migración internacional ligadas a la política de reforma y apertura comenzada en China.
La acción más contundente sobre la movilidad humana se llevó a cabo con la promulgación de la Ley de Migración de 1985 que permitió cambiar el sistema de pasaportes y el control de fronteras dándole la oportunidad a los habitantes de acceder más fácilmente a su pasaporte.6 Esta normativa obligaba al Estado a respetar y
a salvaguardar la salida y la llegada de sus ciudadanos.
En un segundo periodo, se continuaron levantando restricciones de emigración por medio de la publicación de diversos y cuantiosos estatutos. Asimismo, se
alentó el retorno y se redujeron las restricciones a la entrada y residencia permanente de extranjeros a través de los reglamentos de la Ley de Control de Salida y
Entrada de Ciudadanos y de la Ley de Control de Entrada y Salida de Extranjeros en
1986. Pronto se establecerían agencias intermediarias de migración: “Las nuevas
regulaciones desarrollaron un sistema de fondos de reserva relacionados con el
empleo en el extranjero, agencias intermediarias de estudios en el extranjero y
agencias de viajes en el extranjero” (Guofu, 2009: 318, traducción propia).
La tercera etapa comienza con la membresía de China en la Organización
Mundial del Comercio (OMC) en diciembre de 2001, momento en el que el gobierno chino reconoció abiertamente la necesidad de simplificar los procedimientos migratorios. En este periodo se cancelaron varios requisitos de solicitud de
pasaporte y visa, se abrieron canales especiales aeroportuarios y se relajaron las
restricciones para viajar específicamente a Macao y a Hong Kong. Estas medidas se
introdujeron gradualmente en varias rondas anuales.
Puede notarse que a partir de 1979, en aras del proyecto geopolítico, los
gobiernos chinos han dado su mayor esfuerzo por desregular el control sobre la
6 De este hecho se desprende que la mayoría de emigrantes chinos, en la actualidad, sean provenientes de las grandes ciudades de la Costa del Pacífico de China.
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emigración y al mismo tiempo, recientemente, extender su soberanía hacia los chinos que se encuentran fuera del país (Setsuko, 2006).
Al margen de lo anterior, la política de emigración y la academia han empezado a cobijar categorías más extensas para clasificar a los migrantes (Wang
Gungwu, 1991; Poston y Mei, 1990). Estas categorías incluyen a los huaqiao o “chinos de ultramar” que agrupan a los chinos residentes en el exterior; a los huaren o
chinos naturalizados en los países de destino; a los huayi o “descendientes chinos”
que serían los de segunda generación; y a los xin yimin o “nuevos migrantes”, aquellos que dejaron la nación después de la apertura económica y quienes están significando la creación de un nodo de contacto con la China global (Xiang, 2003).
Desde mediados de la década de 1990, el gobierno chino se ha referido a todos los
chinos que han abandonado el país como xin yimin (nuevos migrantes), sin hacer
diferencias basadas en su ciudadanía. Esta distinción difusa refleja un esfuerzo creciente de los funcionarios responsables de las relaciones económicas internacionales para llegar a los inversores chinos en el extranjero, a quienes consideran una
importante fuente potencial de inversión en las industrias de alta tecnología. Algunas provincias prometen a los xin yimin privilegios especiales de inversión, y a sus
hijos poderse beneficiar de una cuota especial durante el proceso de admisión a las
universidades altamente competitivas. Los xin yimin también son alentados a regresar a casa, y muchos lo hacen considerando las oportunidades de trabajo adecuadas (Whishnick, 2005: 80, traducción propia).
De acuerdo con Liu Hong (2005), aunque resulte complicado saber con
exactitud el número de nuevos migrantes en el extranjero, éstos pueden clasificarse
en cuatro tipologías: los “estudiantes prolongados” que son los estudiantes internacionales que al terminar permanecen un tiempo prolongado fuera de China; los
“migrantes en cadena”, aquéllos que se unen a su familia residente permanentemente en el extranjero; los emigrantes trabajadores o profesionales con permiso,
quienes emigran por cuestiones laborales; y los migrantes indocumentados que
residen en el extranjero con visas expiradas o quienes se desplazan por medio de
coyotes o de la trata de personas.
La flexibilización de la política migratoria, junto con la diversidad y el crecimiento veloz del número de nuevos migrantes internacionales ha creado un mercado de servicios intermediarios de migración. Las agencias, en todas sus formas
(oficiales, semioficiales, privadas, legales e ilegales), se han convertido en un actor
clave del fenómeno migratorio contemporáneo en China pues se encargan de vincular al individuo con las ofertas de trabajo, estudio o turismo en el extranjero, y su
gestión se adapta al contexto de los países de potencial recepción (Rodríguez Tapia, 2018).
La proliferación de agencias intermediarias para la emigración, una vez más, está
en consonancia con la tendencia mundial. La necesidad de emigrar, junto con las
políticas regulatorias y de control en los países de destino, ha favorecido el surgimiento de una "industria de migración" comercial que ayuda a los migrantes a obtener visas, transporte y empleo (Liu, 2005: 102, traducción propia).
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Si bien el gobierno chino había optado por delegar buena parte de la gestión
de la emigración a las agencias intermediarias, actualmente ha hecho un esfuerzo
por hacer constantes supervisiones (Skeldon, 2000). Ello debe agradecerse a las
críticas y presiones de diferentes instancias internacionales sobre la migración
irregular, las cuales pusieron sobre la mesa el tema del combate a los she tou (o
“cabezas de serpiente”)7 que aprovechan las fallas de la migración regular y se encargan del contrabando de personas (Xiang, 2003).
Por lo revisado, se evidencia que el desarrollo económico, político, social y
legislativo alrededor de las migraciones chinas contemporáneas han dado pauta a
la construcción de una “industria de la migración china”, es decir un conjunto de
organizaciones de reclutamiento, agentes, instituciones, contrabandistas y otras
personas facilitadoras de la movilidad humana. Esta industria se ha extendido rápidamente porque es el resultado del “surgimiento de un mercado laboral cada vez
más flexible y, en algunos casos, informal, en particular en los sectores intensivos
en mano de obra” (Xiang, 2010: 259).
Resumiendo, la migración internacional china de nuestros días se ha dibujado gracias al nuevo horizonte político-económico del “dragón rojo”, el cual hizo
que la desregulación migratoria se introdujera en la década de los ochenta y se
extendiera durante el segundo milenio. Los nuevos migrantes, ya sea en su forma
de trabajadores, estudiantes o familiares, están siendo conectados con un sinfín de
destinos vía agencias intermediarias que forman parte de una industria de migración bastante compleja (Rodríguez Tapia, 2018: 35-36).
Es bajo el contexto de expulsión anterior que México se ha convertido otra
vez en un lugar de recepción. Quizás no en el más importante, pero al menos ha
empezado a recibir un número creciente de inmigrantes chinos sobre todo, y no
fortuitamente, desde el comienzo del siglo XXI.
Del “intermedio migratorio” a la actualidad hay una recuperación importante de esta presencia asiática en cuanto a los intercambios económicos y también en
cuanto al número de residentes chinos en México. Ello podría estar sugiriendo el
arranque de una nueva etapa u oleadas de inmigración.
NUEVAS OLEADAS DE INMIGRACIÓN
Aunque todavía no resulte muy claro hasta qué punto la actual legislación mexicana pueda estar interfiriendo en el flujo de inmigrantes chinos, ni tampoco exista
una política o programa migratorio específico que necesite de la llegada masiva de
trabajadores de esta nacionalidad, es un hecho que en los últimos años un grupo de
personas de origen chino ha optado por residir en el país.
Lo anterior nos sugiere que el contexto de expulsión es tan fuerte que resulta natural pensar que México, así como otras naciones del mundo, está convirtiéndose de nueva cuenta en un país de destino. Ello se evidencia en el crecimiento
poblacional de este grupo extranjero. De acuerdo con los datos censales, del año
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Como se le nombra al “coyotaje” en China.
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2000 a 2015, la población nacida en China que vive en nuestro país se multiplicó,
pasando de 1,754 a 8,860 personas.
Los registros administrativos del Instituto Nacional de Migración (INM)
también registran una intensificación del flujo inmigratorio chino reflejado en el
número de tarjetas de residencia emitidas: del 2009 al 2017, con algunas variaciones de acuerdo al tipo de residencia (“permanente” o “temporal”), no han dejado
de otorgarse menos de 2,000 documentos migratorios a personas con nacionalidad
china cada año.
Las nuevas oleadas de inmigración china van a diferenciarse de las anteriores no sólo en cuanto al contexto, sino también en su perfil ya que el nuevo inmigrante se encuentra más calificado. La información recabada por la Encuesta Intercensal 2015 nos sugiere que el chino suele ser aquella persona trabajadora, joven,
con escolaridad media-superior, y que tiene su lugar de residencia principalmente
en Baja California, Ciudad de México, Sinaloa, Baja California Sur o el Estado de
México.
Las variables sobre la situación ocupacional de los chinos en México apuntarían a que estos inmigrantes se incorporan al país mayoritariamente como trabajadores (dependientes) y que se concentran alrededor de ocupaciones ligadas al
sector terciario (el cual agrupa 95.2% del total de trabajadores), específicamente,
en servicios alimentarios (75.8%), y comercio (12.2%).
Cavilando sobre lo anterior, surge entonces una interrogante sobre los posibles factores de atracción: ¿Qué podría estar atrayendo a los chinos si no existe
algo que institucionalmente lo promueva, sobre todo considerando que México no
es uno de los países receptores más importantes?
Tomando en consideración el amplio y general panorama migratorio de
China revisado, cabría afirmar que los factores de atracción de la inmigración en
México podrían estar supeditados a tres aspectos (Rodríguez Tapia, 2015): el estratégico (sustentado por el interés en los recursos naturales, energéticos y de
mercado dentro de la región América Latina, en la que se incluye México); el político-económico (afín a las relaciones diplomáticas que cada día intervienen de manera positiva o negativa en la inversión e intercambios comerciales entre ambos
países); y el de las relaciones trasnacionales (referente a las redes migratorias que
posiblemente se han estado construyendo a las vísperas de la reactivación migratoria).
CONSIDERACIONES FINALES
La apertura de China hacia el exterior iniciada en 1979 ha provocado una serie de
transformaciones económicas, políticas y sociales en ese país, por lo que la cuestión migratoria no sería la excepción. Los cambios en la política migratoria por
medio de la simplificación de los procedimientos de salida y entrada, la promulgación de una Ley de Migración y el cambio en el discurso sobre la diáspora, marcaron un nuevo comienzo para la migración internacional china en la actualidad.
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Lo revisado a lo largo de este artículo permite comprender mejor el papel
de los contextos en el condicionamiento del proceso de la migración china, específicamente los que refieren a las causales político-económicas del país receptor y
del expulsor. Del mismo modo, pudo notarse que, históricamente, la política migratoria ha sido un factor (push-pull) muy importante en la incidencia del flujo migratorio China-México.
Cuando las barreras legislativas y administrativas a la migración son altas y
los gobiernos promueven políticas migratorias restrictivas, los migrantes encontrarán obstáculos para salir o instalarse según sea el caso (que fue lo ocurrido durante el “intermedio migratorio chino” del cual se expuso). Por lo contrario, cuando
las políticas de inmigración y emigración son laxas, las oportunidades de desplazarse se encuentran más disponibles, paralelo a los recursos sociales y personales
que pueda tener un individuo con la intención de migrar.
En la evolución del flujo migratorio China-México se evidencia que, de no
existir un programa laboral o una política de atracción de inmigrantes extranjeros,
la desregulación migratoria del país de origen es la que puede estar explicando, en
buena medida, la llegada de nuevos migrantes chinos a la nación mexicana. Desde
otra perspectiva, los factores de expulsión circunscritos a la era de las reformas y
apertura tendrían un peso significativo, en tanto que México representa un nodo
más de la diáspora china global.
El contexto del fenómeno migratorio chino confirma que en la actualidad el
territorio mexicano se está convirtiendo de nueva cuenta en un país receptor de
nuevos inmigrantes chinos donde, probablemente, la cuestión laboral tenga un
peso importante en el sostenimiento de las movilidades internacionales que se
están efectuando.
En definitiva, México está siendo nuevamente un país receptor de inmigrantes chinos, sobre todo desde comienzos del siglo XXI. Así pues, del “intermedio migratorio” a la actualidad, estamos presenciando una recuperación en cifras de esta
figura asiática, sugiriendo el arranque de una nueva etapa de inmigración que será
necesario estudiar de cerca.
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Fecha de recepción: 16 de enero de 2019.
Fecha de aceptación: 24 de abril de 2019.
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CONTEXTOS
MIGRATORIOS
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DESPERTAR DEL SUEÑO AMERICANO. LAS VIVENCIAS DEL RETORNO DE JÓVENES
MIGRANTES EN LA FRONTERA SUR DE MÉXICO
Iván Francisco Porraz Gómez
Rafael Alonso Hernández López
Resumen
El siguiente trabajo tiene como objetivo reflexionar sobre esa experiencia del retorno que algunos migrantes chiapanecos completan tras realizar la travesía hacia
el llamado sueño americano. Para desarrollar esta investigación se efectuó un
acercamiento a la juventud rural de Las Margaritas, Chiapas, lugar de origen, que
desde hace varias décadas viene incorporándose al mercado laboral internacional.
Para ello, se distinguen los elementos discursivos que los hacen reconocerse y
crear una identidad propia sobre sí mismos, además de averiguar cuál es la influencia que estos mecanismos ejercen a la hora de meditar el retorno al lugar de
origen. Asimismo, se realiza un acercamiento a la interpretación de sus relatos para conocer la visión de la juventud respecto al regreso, así como las nuevas pautas,
estilos y prácticas juveniles que se crean al retornar.
Palabras clave: retorno, jóvenes, migración internacional, percepciones, significados y vivencias.
AWAKENING FROM THE AMERICAN DREAM. THE EXPERIENCES OF THE RETURN OF YOUNG MIGRANTS IN THE SOUTHERN BORDER OF MEXICO
Abstract
The following work aims to reflect on that experience of return that some migrants
from Chiapas complete after making the journey to the so-called American dream.
To develop this research, an approach was made to the rural youth of Las Margaritas, Chiapas, which for several decades has been incorporated into the international labor market. For this, we distinguish the discursive elements that make them
recognize and create their own identity about themselves, as well as find out what
is the influence that these mechanisms exert when meditating the return to the
place of origin. Likewise, an approach is made to the interpretation of their stories
to know the vision of the youth regarding the return, as well as the new patterns,
styles and youthful practices that are created when returning.
Keywords: return, young people, international migration, perceptions, meanings
and experiences.
Parte de este texto se desprende de los resultados de la tesis doctoral: Porraz Gómez, Iván Francisco, (2014), Más allá del Sueño Americano. Jóvenes migrantes retornados a Las Margaritas, Chiapas,
CESMECA-UNICACH, México.
Doctor en Ciencias Sociales y Humanísticas por el Centro de Estudios Superiores de México y
Centroamérica de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (CESMECA-UNICACH). Actualmente
es investigador asociado en El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), unidad Tapachula, en el Grupo
Académico de Estudios de Migración y Procesos Transfronterizos del Departamento de Sociedad y
Cultura. Líneas de investigación: jóvenes migrantes, Estado y violencia en el sur de México y Centroamérica. Contacto:
[email protected].
Doctor en Ciencias Sociales por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS-Occidente). Actualmente es Coordinador del Doctorado en Estudios de Migración
de El Colegio de la Frontera Norte (COLEF). Líneas de investigación: migración en tránsito, racismo
y etnicidad. Contacto:
[email protected].
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INTRODUCCIÓN
Yo no sé de dónde soy,
mi casa está en la frontera…
—Jorge Drexler.
La palabra retorno posee numerosas acepciones referidas al regreso, al lugar desde dónde se partió, a regresar a una situación anterior o a volver atrás. Sin embargo, para algunos jóvenes migrantes retornados que intentan reconstruir sus biografías desde sus vivencias en Estados Unidos, el volver a casa no siempre significa
“volver a uno mismo”, a “mis costumbres” o “al punto de partida”, pues es un hecho
que ha marcado su presente (Porraz, 2010). Para algunos, es momento de rememorar la aventura, y se vuelve una referencia para conversar con sus amigos, familia y “conocidos”; para otros, es vivir en la incertidumbre, la exclusión e incluso el
sentirse “extraño” en el lugar donde nacieron y crecieron. Ese sentirse extraño es
también alejarse y ser alejado de quienes alguna vez les brindaron cobijo: su propia familia. Los rumores o las alusiones directas son recurrentes por parte de algunos miembros de la comunidad y a veces de su propio hogar: “se viste así porque
ya fue a Estados Unidos” o “allá aprendieron a drogarse y tomar mucho trago”.1
Éstas y otras insinuaciones similares circulan cuando algún joven retornado de
Estados Unidos no la “armó”2; jóvenes que regresaron sin una “troca”3 o sin dinero
para construir una casa, y que además son vistos con temor por “representar un
riesgo” para la comunidad. Por su parte, los jóvenes migrantes retornados asumen
ser “dueños de sí mismos”; para ellos esto significa hacer uso de una libertad que
ahora tienen, frente a una sociedad donde todo se puede.
A fin de analizar lo anterior, se pretenden distinguir los elementos discursivos que los hacen reconocerse y crear una identidad propia sobre sí mismos, además de averiguar cuál es la influencia que estos mecanismos ejercen a la hora de
meditar el retorno al lugar de origen. Asimismo, se realizará un acercamiento a la
interpretación de sus relatos y conocer la visión de la juventud respecto al regreso,
así como las nuevas pautas, estilos y prácticas juveniles que se crean al retornar. El
análisis es producto del trabajo llevado a cabo en la cabecera municipal y algunas
comunidades como: Guadalupe Tepeyac y Belisario Domínguez en Las Margaritas,
Chiapas, en diferentes periodos entre los años 2009, 2011 y 2013. Para esta labor
se hicieron entrevistas a profundidad y se realizaron historias de vida de algunos
jóvenes migrantes retornados de manera forzada en edades de entre los 18 a 29
años, tratando de privilegiar el análisis cualitativo.
La estructuración del artículo ha sido planteada con base a cinco aspectos
fundamentales: en primer lugar, se incorpora un análisis que pueda ayudar a comprender la migración de retorno, posibilitando así otra lectura desde la experiencia
de los jóvenes; seguidamente, se trata de contextualizar la migración en su aspecto
municipal; posteriormente se detallan las experiencias de los jóvenes margariteños
Este término era utilizado para referirse a las personas con problemas de alcoholismo.
Palabra usada para referir el fracaso.
3 Camioneta.
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en el momento de retornar a su lugar de origen; en un siguiente apartado, se procederá a analizar cómo se vive ese retorno hacia Las Margaritas; y por último, se
expondrán algunas consideraciones que nos lleven a reflexionar sobre qué significa ser joven retornado.
JÓVENES MIGRANTES: DEL RETORNO, A LOS “MÚLTIPLES RETORNOS”
En el marco de los análisis de la migración de retorno se han privilegiado temas
como: a) el de las posibilidades del llamado “desarrollo translocal”, a partir de la
reinserción de las élites educadas, como es el caso de algunos países del Cono Sur,
donde se desarrollan programas para que sus migrantes retornen a su lugar de
origen y se inserten en la economía del país, así como al rol de la familia y del capital social en el retorno;4 b) el de las experiencias de los retornados (relativamente
exitosos y que asumen una participación directa en la política y administración
pública local), bajo un manto civilista y de liderazgo social; y c) el de la ausencia de
condiciones que hagan posible la reinserción plena de los retornados (Porraz,
2014). Este último hace referencia a los jóvenes que no tienen posibilidades de
empleo o de continuar los estudios; lo mismo ocurre con los niños retornados que
encuentran serias dificultades para su reinserción en las instituciones educativas.
En el caso de la migración de mexicanos a Estados Unidos, Ballesteros
(2002) sostiene que el retorno está condicionado por los contextos estructurales,
particularmente los que ejercen los mercados de trabajo en México y Estados Unidos. Sin embargo, existen también otras razones que influyen en el retorno del migrante; como es el caso de los fuertes lazos familiares permanentes a través del
establecimiento de comunidades trasnacionales (Smith, 1999; Portes, Guarnizo y
Landolt, 2003; entre otros), que promueven el retorno y se pueden dar más en el
caso de los migrantes con responsabilidades conyugales. Asimismo, y de acuerdo
con Espinosa (1998), en la migración mexicana existe un proceso de negociación
constante en el ámbito doméstico entre el establecimiento y el retorno, principalmente por el reforzamiento de los lazos que facilitan la incorporación del emigrante, tanto en los mercados laborales, como en la sociedad de destino.
Hay que destacar lo que sugiere Hondagneu-Sotelo y Ávila (2010), que plantea la “tensión” entre el establecimiento y el retorno en el interior de los hogares, y
señala particularmente para el caso de las mujeres, que éstas consolidan el asentamiento de las familias en Estados Unidos y muestran una menor propensión a
regresar, a diferencia de los hombres.5
La experiencia del retorno, en su diversidad actual, registra cambios sustantivos que no han sido incorporados en la reflexión conceptual. Quizá uno de los
más relevantes, tiene que ver con que la migración internacional de la última década del siglo pasado —y en particular la del presente siglo— se ha distinguido por
Sobre estos temas se han realizado investigaciones en Europa y América del Sur, así como en algunos países africanos; en el caso de México se ha estudiado el vínculo con el desarrollo local. Este
enfoque ha sido desarrollado en los trabajos realizados por García Zamora y Orozco (2009).
5 Estas mismas afirmaciones han sido compartidas por Curran y Rivero (2003).
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dos hechos que reestructuran las lecturas del retorno: desde las teorías económicas, las del trasnacionalismo, y las de las redes sociales. El primer hecho alude a la
centralidad que hoy registra la migración irregular, indocumentada e “ilegal” (García y Villafuerte, 2014); el segundo comprende la centralidad que ocupa el paradigma de la “seguridad nacional” en las agendas nacionales e internacionales después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 (García y Villafuerte, 2010 y
2013). Se trata de transitar hacia un enfoque que ponga en valor la dimensión política del fenómeno migratorio, en tanto el retorno se torna una decisión directamente de los Estados receptores, en aras de la seguridad nacional de los nuevos
enemigos (los terroristas, el narcotráfico y los migrantes del sur). Tan sólo por citar un ejemplo, el Parlamento Europeo (2008) instituyó una Directiva de Retorno
que afecta a los migrantes; alienta el retorno voluntario, pero impone también el
retorno forzado, es decir, la expulsión de migrantes extracomunitarios en situación
“ilegal”.
No obstante, los migrantes retornados no son homogéneos en cuanto a experiencias y vivencias. Algunos se sienten como sujetos trashumantes intentando
encontrar un espacio que se les negó históricamente en sus lugares de origen;
otros, en cambio, son vistos como el migrante ejemplar que logró hacerse con un
patrimonio; y luego hay otros que no son vistos con admiración, ya que para algunos adultos, los jóvenes migrantes retornados, especialmente los solteros, son
identificados como sujetos que ya no acatan las normas locales, que traen costumbres que violentan el espacio comunitario y las principales conmemoraciones locales, y en casos extremos se les define como pandilleros que consumen algún estupefaciente (Porraz, 2014).6
Dado que el retorno difícilmente puede encuadrarse en un modelo analítico
cerrado al no poder obviar su naturaleza dinámica, en atención a los diferentes
contextos que claman la contingencia y la irregularidad, resulta pertinente hablar
de “múltiples retornos”. En consecuencia, el carácter heterogéneo de fondo es el
que exige ampliar la noción de retorno y redireccionarlo hacia la concepción de
“múltiples retornos”, que no se limiten exclusivamente al regreso físico de los migrantes (Izaguirre, 2011).
Según Ballesteros (2002), se han elaborado diversas tipologías de la migración de retorno. Una de las más importantes son las que registra la distinción entre
retorno permanente y retorno ocasional. Este último comprende el realizado por
los emigrantes que regresan por un corto período de tiempo a visitar a sus parientes; para participar de los eventos familiares o comunitarios como cumpleaños,
fiestas del pueblo, matrimonios de amigos y parientes, etcétera. Tales visitas no
implican ninguna actividad económica o empleo sino un periodo de relajación y
Robert Courtney (2006), señala en su obra cómo algunos migrantes menores de edad que se encontraron con problemas legales o fueron integrantes de las bandas en Nueva York, huyeron a
Ticuani, una comunidad enclavada en la sierra de Puebla, y se dedicaron a una vida de pandilleros
prácticamente sin que la población de los otros jóvenes locales y varones adultos pudieran hacer
algo para evitarlo.
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placer (Ballesteros, 2002: 20). Por el contrario, el retorno permanente se refiere a
la decisión del migrante de restablecerse en su lugar de origen sin la intención de
migrar de nuevo o poder hacerlo. En ese sentido, la migración de retorno comprende numerosos aspectos a tener en cuenta al pensar en el regreso: falta de empleo en el lugar de destino, condiciones precarias de salud del migrante, u objetivos alcanzados para migrar (King, 1986; Gaillard, 1994; Ballesteros, 2002; Durand
y Massey, 2003, entre otros); sin embargo, también pueden concurrir otros factores, entre los que destacan las prácticas institucionales de los Estados receptores.
Por otro lado, las deportaciones son un caso de migración forzada. Éstas las
realizan las autoridades de los países receptores en las fronteras, al momento del
cruce o ya en el país receptor, en calidad de inmigrante irregular. El retorno aquí
no es decisión del migrante sino de las autoridades receptoras, son éstas las que lo
fuerzan a regresar a su nicho. Las deportaciones realizadas por el Gobierno estadounidense son de este tipo, y tal y como señala Guillén (2009), son el componente
de la interacción con México y de la legislación entre los Estados, criminalizando la
inmigración indocumentada que “se rechaza con mayor tenacidad que nunca”; y
que además se ven materializadas en el endurecimiento de la barda fronteriza.
Igualmente, las deportaciones no sólo afectan a quienes intentaban o acababan de
ingresar, también a mexicanos (y otros migrantes) que ya residían en el país. Otro
hecho que puede incluirse dentro de la definición de retorno forzado, es la recesión
económica de los años 2008 y 2009, que contuvo la inmigración irregular, así como
la salida de los que ya habían ingresado, violando derechos fundamentales como la
unidad familiar.
El retorno entendido como el regreso a casa por la fallida empresa de transitar o llegar al lugar de destino, además de la decisión gubernamental de asumir la
deportación y la expulsión, ocurre también por la recesión económica de los últimos años que no sólo inhibió el flujo migratorio hacia Estados Unidos, que propició
el regreso de quienes ya estaban dentro ante la falta de empleo; también por las
trampas y engaños de quienes asumieron el compromiso de “pasarlos” e incluso
“colocarlos” en trabajos establecidos de acuerdo con los empleadores. Estos casos,
además de otros muchos contextos particulares, son los que, con más frecuencia,
concluyen en un retorno forzado.
En adición a lo dicho, es importante considerar lo propuesto por King
(1986), quien plantea concebir la migración de retorno con base en criterios socioculturales7 que nos llevan a analizar este fenómeno no como el punto final de un
proceso, ni tampoco bajo un contexto lineal propio de la migración, sino como un
hecho que está posibilitando transformaciones en el contexto de origen. En ese
sentido, los jóvenes migrantes retornados transportan bienes culturales, capital
social y conocimientos, que normalmente no son valorados tan positivamente por
los lugareños y familiares —en particular cuando los capitales traídos impactan
Otro de los presupuestos teóricos de este tipo de estudios fue la llamada orientación cultural del
migrante, o la cultura de la migración, así como las llamadas remesas sociales propuesta por Levitt
(2001).
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contra lo establecido—, lo que les lleva a experimentar el rechazo y la exclusión.
Esta circunstancia constituye un quiebre generacional con sus prácticas muchas
veces divergentes con los parámetros sociales y culturales establecidos. En suma,
la práctica del retorno exige sopesar el papel estratégico los jóvenes migrantes,
pues como señala King: “la migración de retorno es el capítulo más grande no escrito en la historia de la migración” (King, 2002: 7).
COLOFÓN PARA MIGRAR
Entender el retorno es también entender el origen, analizar las condiciones en las
que se sucede el fenómeno migratorio. Para el caso que intentamos mostrar puntualizamos que el municipio de Las Margaritas, de acuerdo con el último informe
del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) 2015, cuenta con una población total de 111,455 habitantes; representa 21.82% de la población regional y
2.22% de la estatal; 49.14% son hombres y 50.86% mujeres. Del total de la población, 47,219 personas de cinco años y más hablan alguna lengua indígena, sumando 40.38% de la población total. En la actualidad, y de acuerdo con Cuadriello y
Megchún, 90% de los 37,667 tojolabales que viven en el sureste de Chiapas se localizan en los municipios de Las Margaritas y Altamirano, el resto se distribuye de
forma dispersa en los municipios de Comitán, Maravilla Tenejapa, Ocosingo, La
Independencia y La Trinitaria (2006: 3-4).
El nivel de marginación en el municipio de Las Margaritas es muy alto, con
un índice de 1.2; ocupa el segundo lugar en el contexto estatal, mientras que a nivel
nacional se sitúa en el 296. De acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), Chiapas ocupa el primer lugar de las 32 entidades del país en porcentaje de población en pobreza y en pobreza extrema, y
forma parte de las tres entidades con mayor pobreza en el país. Por su parte, el
municipio de Las Margaritas es uno de los que más evidencian esta realidad, ya que
75,339 habitantes viven en pobreza extrema, es decir, 60.76% del municipio. De
sus 398 localidades, 136 tienen un grado de marginación muy alto, representando
34.61%, y 143 localidades se encuentran en un grado alto, sumando 36.39% (CONEVAL, 2012; SEDESOL, 2013).
Los datos mostrados reflejan los graves problemas que viven sus habitantes, es por ello que muchos jóvenes intentan dejar atrás el mundo de vida campesino, obedeciendo al llamado del “tramado doctrinario de la mundialización”, así
como a la naturaleza y dinámica de la juventud como etapa de vida (Appadurai,
1996: 14). En los jóvenes margariteños pesan las materialidades (pobreza y marginación ancestral) y las opciones gubernamentales que cancelan no sólo las posibilidades de una reactivación productiva que incorpore la fuerza de trabajo de los
jóvenes, sino también un cierre de facto de toda construcción relacional con los
mismos; es por ello que la migración figura cada vez más en su proyecto de vida.
Aunque la migración margariteña se viene registrando desde los años noventa, hay algunos que iniciaron la travesía migratoria unos años antes, los llamados “primeros migrantes”; sin embargo, en la siguiente década, el mayor número
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de jóvenes emigraron siendo adolescentes, en algunos casos, “casi niños” —como
ellos mismo decían—. La edad de éstos oscilaba entre los 15 y 20 años.
En la primera década del siglo XXI, empiezan a registrarse partidas mayoritariamente grupales, “hasta con coyotes locales”. En la década anterior, muchos
coyotes radicaban en Comitán y Frontera Comalapa, ambos municipios ubicados en
la región fronteriza, e incluso en la vecina Guatemala. Asimismo, comienzan a surgir algunas redes con “primos-paisanos” que se instalan en las ciudades fronterizas, lo que hace más fácil el desembarco —tal y como mencionaban algunos entrevistados—. Los que comenzaron a quedarse en alguna ciudad del norte del país,
poco a poco fueron encontrando opciones laborales, principalmente en el comercio
informal o en las maquilas, aunque con salarios muy bajos, sin derechos o con derechos mínimos y malas condiciones de trabajo. Igualmente, se advierte una mayor
socialización sobre las eventualidades de las travesías al norte del país y de éste a
los Estados Unidos.
De este modo, las redes, aunque frágiles, fueron comenzando a ser utilizadas por algunos migrantes. Así, por ejemplo, en algunos casos, las iglesias evangélicas fueron utilizadas como estrategia; los migrantes de la cabecera municipal que
no tenían los recursos suficientes para pagar a un coyote desde su partida, se apoyaron en ellas para llegar hasta la frontera norte.
Así, los denominados “primeros migrantes” de la década de los ochenta fueron creando estrategias, volviéndose éstas cada vez más dinámicas en su anhelo de
lograr llegar hasta la frontera norte. Aunque, al igual que los que emigraron en la
primera mitad de los noventa, superar la frontera no fue “tan traumático” —como
comentaban algunos— y un número importante de los entrevistados dijo que el
cruce lo habían realizado desde Tijuana. No obstante, de acuerdo con el relato de
los jóvenes migrantes de la segunda década, del año 2000 en adelante, los lugares
del cruce se diversificaron: Altar (Sonora), Nogales (Sonora), Agua Prieta (Sonora),
Nuevo Laredo (Tamaulipas) y Tijuana (Baja California). Además, sus testimonios
son realmente impresionantes: “es como atravesar el infierno para llegar a la gloria, así lo sentí”. Sin embargo, el recuerdo del trayecto y el cruce fronterizo hace
revivir la experiencia para estos migrantes; esta vez desde una perspectiva diferente, entre desafío y gloria, y con una nueva óptica de ante las adversidades del
pasado.
EL FIN DEL SUEÑO O “DESPERTAR A MI REALIDAD”: PROBLEMÁTICAS DE LOS JÓVENES
MIGRANTES AL PENSAR EN SU RETORNO
Es sobradamente conocido el efecto que la experiencia de la migración internacional de los jóvenes migrantes altera la biografía de cada uno de ellos, tanto en su
individualidad, como en las relaciones con su entorno inmediato. Pero, a diferencia
de una experiencia que adquiere el carácter de regularidad por los periodos duraderos que registra la práctica migratoria, la de los jóvenes migrantes del municipio
objeto de este estudio, por su precariedad temporal, genera cambios que tensan las
relaciones presenciales propias de los espacios locales. En este sentido, al confron-
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tar la mirada propia de lo dado socialmente con la mirada internalizada de “lo
otro”, de otras formas de vida, de otras formas de sociabilidad, de otro mundo social, también se modifica la forma de interactuar. Se trata de una tensión, irresoluble en los términos de todo juego (ganar o perder), y quizás éste sea el punto crítico del mundo global: el suspenso, el sostenerse por fuerzas que no se controlan ni
definen por una u otra dirección, ni con fines programados. Los jóvenes migrantes
que retornan, salvo quienes aceptan “volver a lo mismo”, transitan en líneas impredecibles (Porraz, 2014).
Las tensiones que viven los jóvenes migrantes, inician, de alguna manera,
desde el lugar de origen. El mundo de vida construido con márgenes restringidos
de privacidad, intensas relaciones presenciales, y fuerte incidencia de presiones y
mandatos externos, no lo sienten propio, no es suyo, y priva la rebeldía y el ansia
de vivir un mundo distinto (Porraz, 2014). La experiencia migratoria internacional,
la que, por su condición social, es reducida a fuerza de trabajo por el mercado y por
el dominio de instituciones que definen un sistema de relaciones en las que no entran los migrantes indocumentados —salvo en su sentido penal—, también provoca rebeldía; propiciando a su vez un proceso de construcción de identidad social,
que por frágil que ésta sea, le posibilita incorporar o reinterpretar lo dado y asirse
de nuevos significados y símbolos que le permiten valorar y definir los posibles
cursos de acción, y dar sentido a su vida presente (Porraz, 2015).
Ésta no es una tarea fácil. La mayoría de los jóvenes migrantes encuentran
más obstáculos que caminos allanados en su trayectoria migratoria; dicho con sus
propias palabras, “no se corre con mucha suerte en el gabacho”; por lo que el retornar es una idea que está latente en el imaginario del joven, aunque muchos de
ellos saben qué significa despertar de lo que fue el sueño americano, o como un
joven comentaba, “es despertar a mi realidad”.
Si bien muchos de los jóvenes relataban paso a paso su travesía migratoria,
al llegar a abordar los motivos que los llevaron a retornar, fue volver a recordar, a
veces con tristeza y con sentimientos encontrados, en punto final de su experiencia. Tal como contaba Diego:
En Estados Unidos me sentía bien, a veces disfrutando del trabajo y de la vida allá.
De muchas cosas. Pero no pensé que un problema me fuera a llevar a muchos más.
La verdad, que cuando mejor me iba, me pasó una tragedia; pero quizás fue mi
error. Me aventuré a pasar algo que está prohibido allá y pues la policía me arrestó.
Estuve en la cárcel, y bueno, acá me tienes de regreso (Entrevista a Diego, Las Margaritas, Chiapas, 2011).
La historia de Diego no difiere a la de numerosos migrantes mexicanos. El
retorno forzado supone una tragedia que fuerza al migrante a regresar en condiciones imprevistas; el anhelo de ahorrar, para una “troca” o una casa, toca a su fin.
Más aún cuando el regreso choca con la idea de volver a su lugar de origen, cuando
el “sueño americano era vivirlo allá” pero hay que retornar. Los problemas con la
justicia llevaron a Diego a quedar imposibilitado para volver a cruzar, a lo que añadía:
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La neta, yo no quería regresar a este lugar, yo decidí que quiero estar allá, pero no
se pudo; y más aún cuando tienes problemas con las autoridades. Sí, está más cabrón, pues allá si te tienen fichado y cruzar la frontera era arriesgarse a que me encerraran unos buenos años más en la cárcel, y yo no quería eso ya (Entrevista a
Diego, Las Margaritas, Chiapas, 2011).
Por otro lado, el problema del acceso a la atención médica también se perfila como factor determinante para el regreso. Este fue el caso de Benjamín, un migrante que retornó para salvar su vida ante los problemas de salud y la imposibilidad de tratamiento que padeció en Estados Unidos.
Me acuerdo que la segunda vez que fui todo iba bien; hasta que me enfermé allá.
Primero del dolor de estómago, luego comenzó más grave y me dijeron que tenía
un problema de salud grave y necesitaba operación. Pero quizás mi salud sí me
preocupaba, pero fue más, que debía pues preste para el cruce. Ahí sí esta duro. En
las noches pensaba: voy a venir a Margaritas, voy a terminar de vender mi casa y
quedar rentando o si tenían algún animalito a venderlo, para poder salir de esa
cuenta y de la enfermedad. Pero, le digo yo, que sí está difícil; imagínese que para
entrar a trabajar de policía aquí en México ya necesitas tener tu secundaria. Si no,
no hay trabajo, ni para rejuntar bolitos (borrachos), no hay, si no tiene estudios. La
verdad que sí la pasé un poco mal, después de eso regrese para México, pero acá
me echaron la mano para que me operaran, pues era algo del hígado y pues ya estoy bien. Pero fue duro. Acá pienso de repente, ¿no se me dio vivir el sueño americano otra vez?; pero tenía que ver, o hasta despertar, que ésta es mi realidad, acá,
en México (Entrevista a Benjamín, Las Margaritas, Chiapas, 2010).
Después de realizar el cruce, Benjamín tuvo ciertos problemas de salud, los
cuales lo imposibilitaban para trabajar algunas veces, por lo que decidió que retornar era viable para no perder la vida y más aún para poder solventar la deuda que
había generado al migrar a Estados Unidos. Después de mejorar su salud y pagar la
deuda, se dio cuenta que podría regresar nuevamente, sin embargo, estaba latente
su experiencia ingrata en aquel país.
Ante la realidad tan heterogénea que impulsa a los jóvenes migrantes a retornar, este regreso puede leerse desde la óptica de la desterritorialización como
metáfora del desarraigo, el desarraigo de lo que fue “propio”, y quizás, parafraseando a Castels y Miller (2004), desde la desespacialización como construcción y
deconstrucción del mundo global. Esta realidad corresponde a las nuevas generaciones, las de los jóvenes del siglo XXI, en la que la ajenidad del trabajo y de la vida,
y su sentido, son los materiales que la globalización ofrece a los jóvenes para orientar y dar sentido a su existencia presente y futura. Sin embargo, de manera velada
o clandestina, los jóvenes reterritorializan su espacio vital, dotando a su condición
social de una identidad construida con los precarios saberes y conocimientos adquiridos que, si bien se antojan frágiles, definen la producción de sentido para encarar, recrear y producir, los nuevos imaginarios, en oposición o como reapropiación de los productos que ofrece la globalización y su poder destructivo de la vida.
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EL RETORNO DESPUÉS DE TRES AÑOS O MENOS: “TODOS TENDRÍAMOS QUE SER HÉROES”
La vivencia del retorno es contemplada desde múltiples ángulos. A partir de los
diálogos establecidos con los jóvenes migrantes retornados, se aprecian comentarios que denotan una vivencia diferenciada, en la que es crucial la importancia del
tiempo de estancia en Estados Unidos, pues “el tiempo marca”. De igual manera, es
determinante la forma en la que se retornó (de manera voluntaria o forzada). Para
quienes tuvieron una estancia laboral de más o menos tres años, la experiencia es
positiva; valoran su estancia como exitosa y lograron la mayoría de sus objetivos:
ahorrar para la construcción de una casa o comprarse una “troca”. Pero a la luz de
la realidad, ya en el lugar de origen, consideran que su presente seguía siendo precario e inestable, “aquí nada se puede hacer”, “no hay trabajo, y si lo hay, está mal
pagado”. Una buena parte de los entrevistados comparten ese sentimiento. Comparten también la percepción que se ha venido generalizando en los jóvenes de las
comunidades de Las Margaritas: no quieren verse como sus padres en unos años,
en abierta confrontación con el papel jugado por el Estado y con una economía de
subsistencia. En palabras de Juan:
Yo decidí regresar a mi lugar de origen, no por cosas malas, sino que pude ahorrar
y sentí que necesitaba a mi familia. Es chido estar allá, pero, la verdad, llega un
momento en que sí sientes angustia y tristeza. Ahorré algo para una casita y pensé
que mi objetivo iba cumpliéndose. También te voy a decir que pensé que ya no
quiero regresar al trabajo del campo, pues veo como mi papá trabaja; trabaja y no
puede hacer muchas cosas, apenas saca para la tortilla (Entrevista a Juan, Las Margaritas, Chiapas, 2011).
El sentimiento de Juan es frecuente en muchos jóvenes migrantes. Son conscientes de que, en su presente, se van cancelando las viejas estrategias de mediano
y largo plazo.8 En la decisión de emigrar pesaba la responsabilidad de solucionar
los problemas de la familia e incluso sentirse depositario del mejoramiento o subsistencia de su nicho familiar; ambas tareas lo configuran como un sujeto con un
capital vital: el ser joven, capital que ya no tienen sus padres. Pero, al mismo tiempo, se trata de un capital “en bruto”, le toca al joven materializarlo, y con ello —si
eso pretenden—, ganar una mejor posición en el entramado social, local y familiar.
En otra entrevista con un joven migrante de la cabecera municipal con estudios medio-superiores terminados, hablaba sobre el significado que para él tuvo
vivir la experiencia migratoria internacional y posteriormente retornar; insistía en
que los jóvenes que van a Estados Unidos son todos héroes (Porraz, 2015).
Hay de tres: regresas como triunfador porque la hiciste; regresas como triunfador
a medias, si lo mides por lo que hiciste en términos de bienes; o vienes como fracasado. Yo creo que sólo por haber ido debíamos ser todos héroes. Porque desde que
cruzas ya te la estás jugando: la migra o los cazamigrantes, que están en toda la
Corto plazo: el vivir cotidiano que contempla los campos del estudio, del trabajo, la relación los
padres, los hermanos, esparcimiento, cortejo, servicios, desarrollo de la presencia social adulta; de
largo plazo: matrimonio, profesión, acumulación económica, herencia, prestigio, medio vital (Burak,
1998).
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frontera norte de México, te están esperando. Los primeros te agarran y te deportan, los segundos te matan. Ahora es más peligroso el cruce, hay que hacerlo desde
Altar o Sásabe para llegar a Tucson. Ahí te puedes morir, porque es puro desierto y
no todos aguantan; te puedes quedar. Lo cabrón de estar allá, y por eso te digo que
uno debe ser visto como héroe, es porque ahí uno vive una experiencia que si no la
libras, te acaba. Uno tiene que aprender a vivir, o a medio vivir, con el desprecio de
los de allá, pues es la tierra de ellos. Y lo más cabrón es que tenés que cambiar tu
modo de vida, para empezar con la comida, pero a eso se le junta otras cosas; lo
más difícil es no caer en los vicios, y eso ocurre no con muchos migrantes mexicanos, la tristeza los lleva a juntarse los fines de semana para echar trago y gastarse
la lana que ganaron. También lo de las viejas. Pero lo más triste, que se da más en
los jóvenes, son las drogas, es un vicio que si caes, ya valió nada tu vida (Entrevista
a Julio, Las Margaritas, Chiapas, 2011).
Para estos jóvenes, la idea de traspasar la frontera supone un hecho extraordinario en su travesía migratoria. En su lenguaje particular, ser héroe es parte de
un todo que implica afrontar las penurias y problemáticas en el viaje, el cruce, la
estancia, e incluso el retorno. Ellos, los jóvenes migrantes, internalizan el sentido
de la globalización como su propio tiempo, con códigos y claves de acción que se
construyen en la misma contingencia; un vivir con una sensibilidad que les posibilita entender y otorgar significado al mundo, y en especial, a “su mundo (Porraz,
2015).
Las condiciones estructurales pesan para los jóvenes migrantes, pues “determinan en gran medida los recursos y oportunidades disponibles para que los
jóvenes tengan una transición particular” (Mier, 2007: 85). Sin embargo, estos jóvenes adecuan tanto sus necesidades, como el marco de oportunidades que nace a
partir de sus condiciones sociales y culturales. Tal y como se ha señalado, logran
insertarse en el mundo laboral como producto de las carencias por las que atraviesan, siendo, además, depositarios de obligaciones, como apoyar económicamente a
sus familias para poder subsistir; en gran medida, estas circunstancias reflejan la
situación de pobreza y vulnerabilidad de sus trayectorias de vida, debatiéndose
entre la precariedad y el desafío.
Llegados a este punto, ¿cómo se representan estos jóvenes al interior de la
familia? A pesar de que muchos jóvenes describieron situaciones de discriminación, violencia y condiciones precarias en sus empleos en Estados Unidos, siempre
les complace rememorar la odisea del viaje. El peligro forma parte de ese relato
que, como ellos dicen, “los hace ser héroes”. En la familia se han ganado un lugar
importante; primeramente porque se es hombre, porque se ha migrado y más aún
porque se logró hacer con un patrimonio, a pesar de las adversidades. En este sentido comentaba el padre de Juan:
Yo siento orgullo por mi hijo, pues migró. Conoce otro lugar y porque ya está haciendo su casita; a nosotros nos ha apoyado también, a sus hermanos, y eso es importante. Creo que ahora se viste un poco diferente y tiene tatuajes; en su nueva
forma de ser. Pero yo siento que lo importante es que hizo algo ahora que regresó.
Con sus ahorros ya está haciendo algo que muchos de acá no lo van lograr (Entrevista a Manuel, Las Margaritas, Chiapas, 2011).
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La experiencia del retorno de algunos jóvenes ha sido encontrar un espacio
acogedor, siempre y cuando el regreso conlleve la obtención un ahorro como consecuencia de esa migración. En el ámbito familiar, el joven que migró es un nuevo
sujeto; tiene o se ha ganado un mejor lugar en la familia. La analogía del héroe resulta adecuada para describir la percepción de este retorno, que se puede considerar exitoso. El dinero obtenido a través de las remesas que enviaba el joven a su
familia para ahorrar, puede verse ahora materializado en la construcción de la casa
familiar, que cuenta con materiales más sólidos, como ladrillo, blocks o cemento.
Los pisos son de concreto y ya no de tierra; los baños también se modernizan, desapareciendo las letrinas. La nueva casa se vuelve un símbolo de esa migración exitosa; la “troca” estacionada representa también ese esfuerzo de haber atravesado
la frontera (Porraz, 2014). Sin embargo, qué ocurre cuando ese joven no consiguió
ahorrar, comprar un bien, y más aún, tener una nueva forma de vestir y de sentir lo
juvenil; cuando su familia le ha dado la espalda, sus amigos, vecinos o conocidos
del pueblo o la comunidad lo ven como un factor de riesgo, pues tiene algún vicio o
no representa al migrante exitoso; cuando él mismo se siente extraño, ya que no
quería volver a su lugar de origen en esas condiciones.
EL RETORNO, JÓVENES CON MÁS DE CINCO AÑOS EN ESTADOS UNIDOS: “SER EXTRAÑO EN EL
LUGAR DONDE CRECÍ”
Un modo de vivir y sentir el retorno de los jóvenes migrantes fue “sentirse extraño
en el lugar donde se nació” ¿Qué significa ser extraño en el hogar familiar? ¿Se
puede ser extranjero en mi propio hogar? Éstas y otras preguntas surgen a partir
de las experiencias compartidas con algunos jóvenes cuyo retorno difiere mucho
de los que se asumían como héroes —mencionados en el apartado anterior—. La
mayoría de estos jóvenes había tomado la decisión de no regresar a Las Margaritas,
sin embargo, por azares de la vida estaban nuevamente ahí y sentían que no era los
mismos; que aquel hogar, aquella esquina del barrio, aquella comunidad ya no les
sabía igual. “No me siento cómodo” era reflexión recurrente en gran parte de estos
jóvenes.
Durante el trabajo de campo, hubo oportunidad de conocer a Diego, un migrante retornado que días antes, en el barrio de Sacsalum, en la cabecera municipal
de Las Margaritas, se rumoreaba que había amenazado con pistola en mano a un
señor del barrio de San Sebastián que debía dinero a su papá. Ese señor, de nombre Armando, quien también había sido entrevistado unos meses atrás, platicaba
sobre los problemas que había tenido con Diego:
Mire, yo estaba necesitado de dinero una vez; era una emergencia. Entonces fui a
buscar a un señor de Sacsalum; es conocido porque prestaba dinero. Me prestó
como cuatro mil pesos, pero sucede que este señor estaba prestando el dinero que
le enviaba su hijo del otro lado, según sus ahorros. Lamentablemente, este muchacho estuvo con broncas en Estados Unidos y regresó. Según dicen, andaba en cosas
malas allá. Además, si usted lo ve, son de esos jóvenes que vienen con otras costumbres y hasta otra forma de vestir. Yo había quedado con su papá en los pagos;
lamentablemente me he atrasado. Pero este muchacho llego un día a amenazarme
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que si no le pagaba me iba a matar. Y bueno, se hizo un gran alboroto pues (Entrevista a Diego, Las Margaritas, Chiapas, 2011).
Algunos días después de conversar con Armando se hizo el intento de comunicar con Diego; sin embargo, se negó a ser entrevistado. En esa misma semana,
mientras salía de una cantina de la cabecera municipal, accedió a platicar. Desde un
primer momento, se percibía que su salida de Estados Unidos había sido por problemas con la ley. Asimismo, recalcaba que después de ocho años de estar en aquel
país, no había querido regresar a Las Margaritas:
Hace tiempo que salí de Las Margaritas; la verdad me fui porque me sentía sólo
acá. Necesitaba dinero también. Mi mamá había muerto hace unos años; me quedé
con mi papá y dos hermanos menores más. Era difícil, pero me fui al otro lado. Como te dije hace rato cómo crucé y un poco de mi vida allá, pero, la verdad, yo decidí
que no quería volver acá. En primera, porque si te das cuenta, es un pueblo donde
no hay chamba; no hay mucho que hacer, pero yo ya había decidido estar allá. Los
que migramos pal otro lado y después regresamos a nuestro lugar de origen, se
siente uno como extraño en la comunidad; hace como ocho años que no había regresado y a veces me siento incomodo, ya me había acostumbrado a allá. Y luego
también a uno lo critican por vestirse de cierta manera; en cambio allá, en los Estados no hay nada de eso, porque hay muchos que se visten igual que uno, así es la
moda pues; en cambio, aquí de todo se espantan (Entrevista a Diego, Las Margaritas, Chiapas, 2011).
Muchos de los jóvenes retornados que vuelven a sus lugares de origen, repatriados o en situaciones de conflicto, no cumplieron con el objetivo que promueve el imaginario de la migración (los bienes materiales, la casa, el carro); y que, por
el contrario, recrean y resignifican las transformaciones de su vida social y cultural
fuera de su comunidad. Hacen uso de una estética, un estilo o una facha muy particular —como dicen los jóvenes margariteños—, cuya apariencia corporal visibiliza
ya la vestimenta norteña, tanto la del pocho o la del joven rockero. Sienten ese espacio como negado, a pesar de haber crecido allí. Ese “ser raro”, diferente, los lleva
a entrar en conflicto con su entorno y con los suyos. Tal como sostiene Reguillo, los
jóvenes se ven expuestos a situaciones de mayor vulnerabilidad y pobreza al vivir
con “carencia propia su edad, su aspecto, su estilo” (2009: 399).
En este sentido, el sueño americano se convierte también en una pesadilla.
Si bien buena parte de las percepciones de la familia y de los habitantes de la comunidad derivan de las transformaciones del joven migrante retornado —hecho
visible en el vestir y en prácticas disímiles a la de otro jóvenes—, pesa también el
hecho de un retorno que visibiliza el fracaso, el no haber enviado remesas o haberlas dejado de mandar, así como retornar sin recursos para pagar las cuentas del
viaje; adeudos que, generalmente recaen sobren el padre. En consecuencia, si el
retorno del joven registra un comportamiento acorde con los patrones culturales
del lugar donde trabajó, la percepción negativa que se origina en el seno de la comunidad transforma al joven migrante en sujeto de riesgo.
El cambio o transformación del individuo deviene de la experiencia migratoria, pero este fenómeno también se produce al contactar de nuevo con el entorno
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del lugar de procedencia. Como indica Denys Cuche, los migrantes pueden sentir
un desfase cultural cuando regresan a lugar de origen, “ese desfase puede ser doble: han cambiado, pero también ha cambiado su país, lo que podría provocar conflictos o choques” (2007: 144). Ahora bien, los jóvenes son conscientes de que al no
haber podido conseguir hacerse con un patrimonio, al adoptar otras ideas, un estilo de vida juvenil, o su adicción a la marihuana (u otras drogas), son hechos o razones para que su familia y la comunidad lo vean con temor y lo excluyan del mundo
de vida familiar y comunitario.
Aunque el entorno del país receptor sea per se un espacio de exclusión por
ser latinos, mexicanos o indígenas, se tiene la capacidad de apropiación de prácticas y conocimientos vinculados a las culturas juveniles y modelos de vida de contextos que no son propios. En cambio, cuando el retorno trae consigo el cambio
cultural, y éste no concuerda con el definido por la familia y la comunidad, esto es,
el éxito (en forma de dólares o las remesas), la respuesta local es la de la exclusión,
el rechazo abierto o el temor como pretexto para justificar su pronta salida del lugar de origen. Esos jóvenes solteros que han fracasado “no siempre tienen voz para
expresar sus opiniones y sentimientos al interior de sus familias y comunidades;
sólo los adultos discuten y toman decisiones” (Bertely, Saraví y Abrantes, 2012: 8).
Al momento de observar las impresiones de los adultos sobre estos jóvenes
que no lograron “hacerla”, se lograba percibir que las adjetivaciones de “amenaza”
o de “riesgo” les servían como excusa para generar una dialéctica de relaciones con
una clara incitación a la confrontación. El hecho tangible que hace que estos jóvenes migrantes no tengan cabida en la familia y la comunidad, hace de ellos un sujeto que asume su nuevo estatus de “extraño”; se vuelve el extranjero que después
de un tiempo no encuentra su espacio como cuando se fue “al otro lado”, aunque en
su fuero interno se crea capaz de sobrevivir en ese espacio que fue suyo y ahora se
le niega.
REFLEXIONES FINALES
Analizar la figura del joven migrante retornado, implica ubicar la mirada etnográfica y sociológica de los jóvenes rurales en el contexto del movimiento migratorio
México-Estados Unidos. Esta labor posibilita entender cómo estos migrantes jóvenes construyen las razones de la decisión de emigrar y los resultados a la hora de
plantear el retorno (Porraz, 2014). Esta discusión introspectiva se produce en términos cuantitativos (de remesas y ahorros), así como en términos subjetivos (el de
los logros y los fracasos del joven y de éste para con su familia). En este sentido, el
diálogo abierto con los jóvenes migrantes retornados permite entender, partiendo
de sus testimonios, las formas discursivas sobre cómo se defienden en los ámbitos
de conflictos, que van desde el hogar y la comunidad, hasta las instituciones, tanto
gubernamentales como privadas, en los contextos más amplios. Asimismo, su encuentro con el país de llegada, donde se difumina el racismo, la discriminación, la
violencia y la intolerancia —en el discurso y la práctica—, como conductas y comportamientos normalizados de la sociedad, hace que la vida de estos migrantes
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jóvenes se desarrolle en un clima incierto, ante la amenaza del retorno por la vía de
la detención y la expulsión. Retornar, adquiere múltiples significados para el migrante; puede suponer alcanzar el éxito, o por el contrario, representar el fracaso o
la pérdida de libertad, sin posibilidad de negociación para su permanencia.
En atención al tiempo, el retorno y la forma de éste, se traduce como una
experiencia derivada de su contacto con otros universos simbólicos que pueden
traducirse en nuevas formas de representaciones sociales o en formas conflictivas
de reinserción social y laboral en su localidad de origen. El migrante afronta la incertidumbre de no saber cómo se vive ese proceso de reinserción o qué significa
asumir determinados estilos, desde su condición juvenil, en el espacio de origen.
Los espacios de origen también son escenarios de las transformaciones del
bienestar y del mercado de trabajo, pues poco a poco han alterado las formas tradicionales de relación entre el individuo y sociedad. El análisis micro, meso y macro del retorno, desde la mirada del mismo joven migrante, pone en juego una experiencia que bien puede ser muldimensional o restringida; y que, en atención al
tiempo vivido como tal, se ponen en juego los contactos personales y los repertorios culturales aprendidos, hibridándose y resultando dimensiones de valía para la
investigación misma.
La categoría “múltiples retornos” nos ayuda a entender que, aunque la mayoría de los jóvenes que retornan encuentran un espacio acogedor en su comunidad de origen, existen experiencias que dan fe de lo contrario. Es decir, la percepción negativa del joven retornado que adoptó prácticas culturales que los diferencia en la comunidad, contribuye a considerarlo como un factor de peligro; lo que
los obliga a salir nuevamente de sus lugares de origen y enfrentarse a un espacio
del que tal vez intentó desprenderse al haber decidido el regreso a su casa 9 (Porraz, 2014). Aunque en el municipio de Las Margaritas los jóvenes no se enfrentan
a estas situaciones de manera habitual, no debe perderse de vista la vulnerabilidad
y los riesgos que estos jóvenes, con origen campesino, enfrentan al ser arrojados a
un espacio social que no integra, sino excluye y discrimina, orillándolos a pequeñas
comunidades de pandilleros como forma de sobrevivencia, con resultados a veces
lamentables.10
Así, por ejemplo, en el municipio de San Pedro Michoacán dos jóvenes presuntamente migrantes
fueron encarcelados ya que fueron acusados por “quebrantar” las normas de convivencia de la comunidad (Véase Porraz, 2014).
10 A este respecto, sirve de ejemplo el caso de las Maras en Centroamérica, México y Estados Unidos,
donde pertenecer a éstas implica un desarraigo de la familia y la incorporación a los homies del
barrio, el grupo primigenio y la señal más inteligible de lealtad y pertenencia. Además, señalar la
vulnerabilidad de caer en las drogas. Así, un estudio hecho por el DIF y los Centros de Integración
Juvenil (CIJ) en algunas ciudades del país reveló que los menores de entre 12 y 17 años de edad que
no tenían ningún contacto con las drogas en México y que vivieron y trabajaron durante más de tres
meses en Estados Unidos ahora consumen marihuana, cocaína, crack, metanfetaminas, éxtasis, solventes inhalantes y heroína. El 62% de los jóvenes mexicanos que son deportados iniciaron el consumo de drogas en Estados Unidos (Alcántara, El Universal, octubre 2007).
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Asumir determinados estilos de su condición juvenil adoptados fuera del
lugar de origen también puede llevar a la exclusión. Los jóvenes migrantes retornados han sido parte de ese rechazo en sus entornos, pues la vulnerabilidad y exclusión se reproducen a nivel micro.11 Tal como nos afirma Saraví:
La exclusión social representa el núcleo de una “nueva cuestión social” en la medida que nos plantea interrogantes y desafíos respecto a sociedades que de manera
esquizoide se adhieren a un modelo homogéneo y globalizado pero que a la vez
producen y reproducen interiormente múltiples micro y mesoespacios de exclusión (Saraví, 2009: 21).
Desde la perspectiva de los jóvenes migrantes retornados, existen problemas que se refieren a las trayectorias y desplazamiento en tiempos y espacios situados, pero también sienten exclusión en sus propias familias cuando no se logró
un bien patrimonial, lo que lo lleva a ser estigmatizado; más aún cuando el migrante fue retornado de manera forzada, es decir, repatriado.
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sociedad, o por omisiones atribuibles al desentendimiento del Estado y las elites económicas por
ofrecerles opciones de inserción en el mercado de trabajo, acceso a la educación y a los servicios
públicos, las estadísticas parecen indicar que hay un exceso de población joven que se percibe como
prescindible y muchas veces como causa de los problemas sociales” (2010: 28).
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Fecha de recepción: 29 de enero de 2019.
Fecha de aceptación: 07 de mayo de 2019.
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SITUACIONES DE VIOLENCIA Y VULNERABILIDAD CONTRA MIGRANTES TOTONACOS
EN CONTEXTOS DE ORIGEN, TRÁNSITO Y DESTINO
Mario Pérez Monterosas
Resumen
En algunos escenarios del México rural e indígena existen situaciones sociales,
económicas y políticas, excluyentes y discriminatorias, que han acelerado procesos
de migración nacional e internacional, indocumentada o regulada protagonizados
por hombres adultos y jóvenes. El objetivo de este artículo es dar cuenta de cómo
ellos enfrentan situaciones de vulnerabilidad y violencia de diversos actores e instancias oficiales y patronales. Desde una perspectiva sociológica de la migración
entendida como circuitos de movilidad, complejidad multifacética y cambiante de
la vulnerabilidad a partir de los ejes de lugar, tiempo y actores, se abordan los mecanismos y las condiciones en que son violentados y discriminados los indígenas y
campesinos veracruzanos del Totonacapan en contextos: I.-De salida: excluidos por
los programas oficiales y las instituciones; II.-De tránsito: las condiciones de transporte durante el viaje; y, III.-De destino: como en los campos agrícolas capitalistas
donde tiene lugar la violación de contratos de trabajo, sus derechos humanos y
laborales. Esta investigación es producto del trabajo de campo en municipios de la
sierra totonaca donde entrevistamos a migrantes, líderes locales de las organizaciones de la sociedad civil y funcionarios de la Secretaría de Trabajo y Prevención
social.
Palabras clave: Veracruz, vulnerabilidad, violencia, hombres totonacos, migraciones.
SITUATIONS OF VIOLENCE AND VULNERABILITY AGAINST TOTONAC MIGRANTS IN CONTEXTS OF
ORIGIN, TRANSIT AND DESTINATION
Abstract
In some scenarios of rural and indigenous Mexico there are social, economic and
political situations, exclusive and discriminatory, that have accelerated national
and international, undocumented or regulated migration processes experienced by
adults and young men. The objective of this article is to give an account of how
they face situations of vulnerability and violence from various actors and official
and employer instances. From a sociological perspective of migration understood
as mobility circuits, multifaceted complexity and changing vulnerability from the
axes of place, time and actors, I address the mechanisms and conditions in which
the natives and peasants of Veracruz from Totonacapan are violated and discriminated against in the following contexts: I.-Exit: excluded by official programs and
Sociólogo por la Universidad Veracruzana, maestro en Estudios Rurales por El Colegio de Michoacán y doctor en Historia por la Universidad Veracruzana. Actualmente es profesor-investigador en
el Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco. Es
miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I. Líneas de investigación: sociedades rurales, movilidades y migraciones internacionales, intersubjetividades y socioemociones en nodos
rurales globales. Contacto:
[email protected].
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institutions; II.-Transit: transport conditions during the trip; and, III.-Destination:
as in the capitalist agricultural fields where there is a violation of employment contracts, and their human and labor rights. This research is a product of field work in
the municipalities of the Totonaca mountain range where I interviewed migrants,
local leaders of civil society organizations, and officials of the Ministry of Labor and
Social Prevention
Keywords: Veracruz, vulnerability, violence, Totonac men, migrations.
INTRODUCCIÓN
Ante la presencia acelerada, novedosa y sorpresiva del fenómeno migratorio internacional, heterogéneo y en redefinición constante, desde mediados de la década de
1990 se han identificado y analizado una serie de cambios en los procesos rurales
del Estado de Veracruz, que se suman a las movilizaciones intra-regionales y nacionales. La inserción en los flujos migratorios ha traído consigo una serie de riesgos sociales y humanos, costos económicos y efectos que vulneran cotidianamente
los derechos y condiciones de vida, tanto de quienes se van como de quienes se
quedan. A pesar de ello el papel del Estado —en sus tres niveles de gobierno—, y
de las instituciones en materia de protección a los derechos laborales y humanos
sigue ausente, por lo que la sociedad organizada ha tomado un lugar importante en
señalar la necesidad de políticas públicas que atiendan esas problemáticas tanto en
México como en Estados Unidos y Canadá.
La sociología de la emigración y de la inmigración expresan dos conjuntos
completamente diferentes de cosas, pero indisociables que era preciso pensar juntas, considerar que no se puede hacer la sociología de la inmigración sin esbozar, al
mismo tiempo y de una vez, una sociología de la emigración; pues inmigración aquí
y emigración allá son las dos caras indisociables de una misma realidad, que no
pueden explicarse la una sin la otra (Cfr. Sayad, 2010). Es decir, se hace necesario
el análisis de los procesos de movilidad desde los circuitos migratorios que pueda
dar cuenta de cómo el individuo juega diferentes roles, que se complejizan de
acuerdo al momento y escenario en que se sitúa como ciudadano o extranjero, con
más o menos garantías individuales y donde van tejiéndose diversas intensidades
de la vulnerabilidad. Una de las particularidades de la reflexión sociológica sobre la
emigración y sobre la inmigración es que esta reflexión debe ser también y necesariamente una reflexión sobre sí misma (Sayad, 2010).
La experiencia social del migrante vista como totalidad lleva a tratar al
mismo tiempo las condiciones en la cuales vive un inmigrante, y las condiciones
sociales que lo producen como emigrante (Gil, 2010). Como la realidad es tan compleja puede situar a un sujeto en tres contextos sociales y legales distintos, donde
cualquiera de esas categorías de movilidad lo implican y aluden en distintos escenarios matizados por las particularidades. En algunos procesos migratorios es común encontrar que las personas se muevan en grupos y no de manera individual, y
que su llegada al lugar de destino no signifique que sea para quedarse, aun si esta-
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blecen allí su residencia, de tal manera que el concepto de movilidad se vuelve más
comprehensivo que el de migración (Lara, 2010).
El debate de migración y desarrollo no puede ni debe estar disociado de la
agenda de los derechos humanos y laborales, debido a que las personas migrantes
se enfrentan a diversas condiciones de riesgo y vulnerabilidad que se hace necesario visibilizar. En muchas ocasiones no sólo son actores invisibles para los estados
y las instituciones, sino también las condiciones y contextos que violentan a estas
personas, y que con el paso del tiempo van aceptando como si fueran inherentes a
los procesos de trabajo y de reproducción social.
Las personas migrantes son víctimas de situaciones de riesgo, amenazas,
robo, secuestro y discriminación de manera diferenciada por los espacios geográficos y los marcos temporales, de manera que habría que considerar para el análisis
las geografías de la vulnerabilidad para la construcción de un mapa de riesgos y
prevenir y advertir de las condiciones violentas que imperan en lugares específicos. Asimismo, permitiría la aplicación de políticas públicas o alternativas de acción social distintas por región, grupos étnicos, área laboral o problemática.
Las condiciones de vulnerabilidad tienen que ver con su condición social,
que surge de factores sociales, contextuales y personales, se pueden considerar
varios: natural, económico, social, político, físico, institucional, educativo y migratorio. La violencia física, psicológica y patrimonial es ejercida por diversos actores
con los que los sujetos interactúan en los procesos migratorios, bien pueden ser
integrantes de la familia, comunidad o estado nación o no, puede venir de las propias instituciones gubernamentales o leyes que debieran brindarles protección,
pero que por falta de operación, marcos normativos, complicidad o indiferencia no
surten efecto, las propias empresas contratistas e intermediarios incurren en el
incumplimiento de los contratos laborales, y donde la delincuencia organizada tiene su parte al actuar impunemente en acciones violentas.
La migración es un proceso social que adquiere dimensiones y matices diferentes a través del tiempo, con la impronta del capitalismo global en su mayoría
plagada de vulnerabilidades contextuales y personales, las primeras relacionadas
con el medio ambiente; secuestros, violaciones, detenciones arbitrarias y extorsiones; y las segundas relacionadas con el hambre, sed, cansancio y el desgaste emocional. La vulnerabilidad forma parte de los contextos diversos y cambiantes de
origen, tránsito y destino. Pasando de una vulnerabilidad para entrar a otra, de
diferentes tipos, en diferentes circunstancias y condiciones.
La vulnerabilidad es generada en la exposición a riesgos, aunado a la incapacidad para enfrentarlos y la inhabilidad para adaptarse activamente, donde el
riesgo refiere a la posibilidad de que una contingencia, ocurrencia o presencia de
un evento, característica o proceso, entrañe efectos adversos para la comunidad,
hogar, persona, empresa y ecosistema. Es así un proceso multidimensional que
confluye en el riesgo o probabilidad del individuo, o comunidad, de ser herido lesionado o dañado ante cambios o permanencia de situaciones externas y/o internas (Busso, 2001) y está acompañada de diversos adjetivos que delimitan al que es
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vulnerable en ámbitos económicos, ambientales, políticos, sociales, culturales y
mentales, afectándolos en distintos planos de su bienestar. La vulnerabilidad social
de sujetos y colectivos de población se expresa en la fragilidad e indefensión ante
cambios originados en el entorno, como desamparo institucional desde el Estado;
debilidad interna para afrontar concretamente los cambios necesarios del individuo para aprovechar el conjunto de oportunidades que se le presenta, y como inseguridad permanente que paraliza, incapacita y desmotiva la posibilidad de pensar estrategias y actuar a futuro para lograr mejores niveles de bienestar (Busso,
2001).
De esta manera la vulnerabilidad surge de la interacción entre un conjunto
de factores internos y externos que convergen en un individuo o población en un
tiempo y espacio determinado. Al ser varios actores violentados y violentadores en
distintos contextos socio-espaciales, se tienen los elementos para generar una tipología de las movilidades, así como factores que las han originado en el tiempo y
espacio cuando dejan de ser un tipo para convertirse en otro de diferentes características. Dar cuenta de cómo pasan de la movilidad al establecimiento, de migraciones temporales a definitivas y cómo cada una de las etapas del proceso implica
determinadas vulnerabilidades y situaciones de violencia que los migrantes deben/tienen que enfrentar y sin el actuar responsable del Estado y de los organismos oficiales defensores de los Derechos Humanos.
LAS MIGRACIONES EN VERACRUZ
El Estado de Veracruz tiene una vasta población indígena que se distribuye en todo
el territorio, es la tercera entidad con mayor proporción de habitantes mayores de
cinco años que hablan una lengua indígena, alrededor de un millón 246 mil 488. En
los índices de marginación del Consejo Nacional de Población (CONAPO), Veracruz
es el cuarto con mayor marginación del país, del total de sus 212 municipios, 37
tienen un muy alto grado de marginación, con población mayoritariamente indígena; 94 con un alto grado; 51 con grado medio; 21 municipios con bajo índice de
marginación, y sólo diez, con muy bajo (CONAPO, 2010). Datos del Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ubican a Veracruz en el cuarto lugar
con menor desarrollo humano sólo por debajo de Chiapas, Guerrero y Oaxaca
(PNUD, 2014).
Ante esta situación los pueblos indígenas de Veracruz se han resistido y organizado para posicionar sus demandas y propuestas de autonomía y desarrollo en
la agenda estatal y nacional, sin embargo, se han enfrentado a gobiernos municipales, estatales y federales, clasistas y racistas que los han excluido violentando sistemáticamente sus derechos, por lo que, desde mediados de la década de 1990 del
siglo pasado, han tomado como alternativa insertarse en diferentes tipos de migraciones.
Los indígenas de la Sierra de Huayacocotla conformaron flujos migratorios a
Nueva York haciendo uso de incipientes pero solidarias redes migratorias a través
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de las cuales circularon de manera eficiente información y dinero, para aceleradamente llevar a cientos de personas de 5 municipios de la región hasta la Gran Manzana a principios de la década de los noventa (Zepeda, 2006). En el caso que aquí
nos ocupa, los habitantes del Totonacapan iniciaron su marcha hacia una amplia
diversidad de destinos urbanos y rurales en los Estados Unidos y Canadá con periodos distintos de duración que iban de meses a años, de lo regional a lo nacional
y a diferentes países, conformando así un sistema migratorio complejo transnacional.
Hacia el centro de Veracruz, en la sierra de Zongolica, al igual que en los casos anteriores, en los años noventa, los indígenas dejaron de lado las migraciones
regionales y hacia la Ciudad de México, para desplazarse a los Estados Unidos,
principalmente a la costa Este: Carolina del Sur, Carolina del Norte y Georgia, entre
otros (Martínez, 2016). En la sierra de Santa Martha en el sur de Veracruz, desde
1995, el trabajo en las maquilas de la frontera norte de México fue un gran atractivo para hombres y mujeres jóvenes; otro flujo constante y con duración de un par
de meses se dirigía a los campos agrícolas de Sonora y Sinaloa, semanalmente varios camiones de pasajeros llegaban a las comunidades rurales para emprender el
viaje hacia el Norte (Velázquez, 2013). Posteriormente los indígenas y campesinos
iniciaron una nueva ruta a los Estados Unidos.
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social
(CONEVAL), el Estado de Veracruz es, junto con Tabasco, la cuarta entidad con mayor porcentaje de población en pobreza alimentaria en el país, lo que significa que
un millón 990 mil 859 personas (cifra mayor a la población total de estados como
Yucatán o Morelos) no alcanzan a satisfacer sus necesidades diarias de alimentación. Comparte con Tabasco y Puebla el cuarto lugar con mayor porcentaje de pobres, 59.3% del total de la población o alrededor de 4, 216 365 personas (CONEVAL, 2011).
El CONEVAL estima que Veracruz concentra 10.6% del total de pobres alimentarios de todo el país, 9.9% de los pobres de oportunidades y 8.5% de pobres
de patrimonio. Esto contrasta fuertemente con las cifras oficiales donde Veracruz
ocupa los primeros lugares a nivel nacional en la producción de diversos productos
agropecuarios (CONEVAL, 2011).
Para el 2009 Veracruz sobresale como un estado con gran potencial agrícola, se ubica a nivel nacional como el primer productor de: chayote, caña de azúcar,
naranja, piña, limón y papaya. En segundo y tercer lugar como productor de sandía,
arroz, tabaco, café y plátano (INEGI, 2010). En 2005, 39.4% de la población vivía en
localidades menores a 2,499 habitantes, para 2010 ésta se redujo llegando a
38.9%. Y 13.5% de la población se ocupa en el sector primario, 23.9% en el secundario y 61.9% lo hacen en el terciario (INEGI, 2010).
Entre 2012 y 2013 los municipios pobres crecieron 27%, pasaron de 849 a
1081. Hay 15.5 millones de personas pobres, Veracruz tiene 117 municipios en
condiciones de marginación, de los 212 que lo conforman. Ubicándose en tercer
lugar, después de Oaxaca y Puebla (Pérez, 2013: 73).
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Las regiones indígenas y campesinas del estado de Veracruz se hallan cada
vez más dispersas, con una pobreza en crecimiento y marginadas, no sólo en aspectos geográficos, sino también en políticos y económicos. Como se aprecia en los
datos anteriores existen tipos de pobreza como: de oportunidades, de patrimonio,
cultural y alimentaria; la falta de empleo o uno mejor remunerado, estas situaciones han limitado el desarrollo de las sociedades, trayendo consigo procesos de migración que llevan a estas personas al desarraigo. Por otro lado, se refleja que Veracruz es de los principales Estados en la producción agrícola y en la exportación
de los productos del campo, generando alta contratación de mano de obra barata
para los tiempos de cosecha. Las condiciones que se presentan en estos contextos
locales y regionales generan dinámicas de violencia cultural y social que los presionan a moverse y explorar nuevas formas de vivir y trabajar en lugares que ellos
no conocen, y que además los vulneran.
La migración de mexicanos a los Estados Unidos es un fenómeno que desde
hace más de 100 años forma parte de la vida de los habitantes de Jalisco, Zacatecas,
Michoacán y Guanajuato, ese flujo de personas, información, bienes, dinero e ideas
fue portador de importantes cambios sociales, económicos y culturales. Desde la
década de 1990, Veracruz es uno de los estados del sur del país que se sumaron a
los estados aportadores de mano de obra barata al mercado de trabajo norteamericano.
Entre 1995 y el 2000 el Distrito Federal, Guerrero, Veracruz y Oaxaca presentaron una pérdida neta de población considerable debido a los recientes flujos
migratorios que cobraban cada vez mayor importancia. Durante ese quinquenio el
estado de Veracruz aportó 4.8% del total, ocupando el sexto lugar, después de Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Estado de México y el Distrito Federal. Lo que equivale a 76,587 veracruzanos, 1.1% de la población total del estado en el año 2000.
(Pérez, 2013: 17). Para el año 2002 aproximadamente un millón de veracruzanos
se había ido a los Estados Unidos, 12.5% del total de la población del estado, ubicándose en el cuarto lugar, después de Oaxaca, México y Puebla. Una posición importante si consideramos que en 1997 ocupaba el lugar número 30 dentro de la
lista de los estados expulsores de migrantes a los Estados Unidos (Pérez, 2013:
18).
Una variable importante en la migración internacional es la de las remesas,
aquí las tomamos como muestra para destacar la acelerada participación de Veracruz, que en 1995 captó 76 millones de dólares, lo que lo ubicó en el lugar 15. Para
el año 2000, 45,319 hogares recibieron remesas procedentes de los Estados Unidos, en 2002 se captaron 200 millones de dólares, para el año 2005 hubo un incremento al captar 1,154 millones de dólares, y en 2007 alcanzó los 1800. En los
últimos años el Estado de Veracruz se ha ubicado en los primeros 7 lugares como
receptor de remesas al igual que como estado expulsor de migrantes (Pérez, 2013:
18). Entre el 2005 y 2010 el saldo neto migratorio fue negativo, 30,302 personas
dejaron el estado, representando una pérdida anual de 70 mil personas, de las cuales 62 mil se dirigieron a los Estados Unidos. Para 2008 se calcula que un millón de
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veracruzanos vivían en la unión americana, de los 7,643 194 habitantes que tiene
Veracruz, 0.8% salieron del país entre junio de 2005 y junio de 2010 (INEGI,
2010).
La reciente migración de veracruzanos por motivos laborales tiene como
destino la frontera norte del país donde se emplean en las maquiladoras; y en estados como Illinois, California, Texas, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Nueva
York y Georgia, en los Estados Unidos.
LA VIOLENCIA EN LOS PROCESOS DE MOVILIDAD
Los hombres y mujeres en sus procesos de migración son objeto de vejaciones,
vulnerabilidad y violación de sus derechos más esenciales en diferentes momentos,
a continuación referimos a tres contextos:
I.-Origen: al vivir en un régimen de Estado, que no cuenta con políticas públicas, marcos legales e instituciones oficiales que brinden las condiciones necesarias para su satisfactoria reproducción o la atención de sus necesidades más apremiantes como educación, salud, vivienda y trabajo.
II.-Tránsito: dentro de la industria de la migración, se exponen permanentemente: de inicio a acceder al derecho al trabajo; luego a la libertad de tránsito
que está plagada de situaciones de irregularidad y abuso de autoridades policiacas;
escenarios en que son víctimas de asalto, robo y abandono en el desierto, por parte
de coyotes o “contrabandistas de humanos”, quienes los exponen a la muerte en el
río o en el monte, cuando dejan de ser personas para ser vistas sólo como mercancía humana de las cuales obtener una ganancia.
III.-Destino: Una vez en Estados Unidos los mexicanos ven violentados sus
derechos laborales, teniendo que aceptar trabajos duros, denigrantes, sufridos, a
cambio de bajos salarios, así como vivir constantemente el temor y la incertidumbre de ser deportados en alguna de las múltiples redadas que tienen lugar en años
recientes en las ciudades de fuerte presencia de población mexicana.
I.- La violencia y vulnerabilidad en los contextos de origen
La destrucción y transformación acelerada del modo de producción agrario y de
los lazos de solidaridad tradicional (como el Tequio, la faena y el trabajo de mano
vuelta), la precariedad económica y social, el desarraigo geográfico y social de los
migrantes y desplazados forzados, son condiciones imperantes de manera cada vez
más acentuadas en el medio rural mexicano. Los ex campesinos, adultos y jóvenes
que en ocasiones se ven obligados a abandonar el campo y dejar sus terruños para
en las diversas migraciones hacer la profesión de buscadores de empleo, cuando se
acaba en un lado van a otro, de una a otra región, con otros patrones para vender
su fuerza de trabajo por otro par de meses, son de aquí y de allá a la vez, desarrollan la habilidad de circular por las geografías del trabajo en las empresas agrocapitalistas.
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Escenarios donde se vive y enfrenta la violencia al tener que salir de su terruño: todo lo que se tiene que dejar, con todo lo que se tiene que romper y enfrentar la complejidad de asumir el derecho a no migrar o el derecho al trabajo signado
en el artículo 123 de la Constitución Mexicana. Lo anterior debido a la pobreza añeja y permanente que viven las poblaciones indígenas y campesinas y de acceder a
la protección y garantía de los derechos humanos de quienes han tenido que migrar por razones económicas.
Los hombres del campo viven situaciones de violencia al no encontrar oportunidades de empleo o condiciones dignas de trabajo, salario y prestaciones, por lo
que se ven muchas veces forzados a dejar su terruño, familiares, esposa e hijos,
dejar a los amigos, la tierra y las formas de vida social, económica y cultural tradicionales, para sobrevivir y adaptarse en nuevos territorios donde incursionan en el
mercado laboral urbano en condiciones de alta movilidad.
En el proceso de insertarse a la migración estos hombres se exponen a diversos contextos que los hacen vulnerables en su propia localidad de origen al ser
engañados por personas que vienen de estados donde la migración internacional
está más arraigada como Guanajuato, Michoacán y Nuevo León de donde provienen los “coyotes” que llegan a los municipios y comunidades rurales cercanos a las
ciudades de Poza Rica y Papantla para cobrarles un adelanto del porcentaje total
que deberán cubrir, para asegurarles ser llevados a trabajar al otro lado de la frontera. Ante estos escenarios donde trabajar por mejores salarios y cumplir el llamado sueño americano se hace atractivo a los campesinos, empleados u hombres desempleados, creer y dejarse llevar fácilmente los hace víctimas de engaños, pierden
su dinero, no logran contactar ni encontrar a quienes los han timado y además las
autoridades locales no actúan en aras de hacerles justicia.
En estos territorios migratorios vinculados a la industria petrolera son los
hombres, jefes de hogar o solteros, quienes se insertan en los flujos de migración a
mediana y larga distancia hacia destinos geográficos donde se desarrollan y tienen
auge las actividades ligadas a la exploración y explotación del petróleo, en el propio Veracruz y en los estados de Tabasco, Puebla y Campeche. Además de su incursión en movilidades diarias a Tuxpan, Papantla y Poza Rica donde “hay más fuentes
de empleo” que a nivel local.
Al insertarse en los procesos de migración los totonacos deben enfrentar
diversas situaciones que los vulneran al desconocer el funcionamiento social que
es distinto al experimentado a nivel local. Estos hombres móviles tienen que abandonar su lugar de origen por periodos que van de los 6 meses a los 5 años, durante
los cuales se redefinen sus papeles dentro del hogar. Algunos de ellos ya no se reinsertan al grupo doméstico con facilidad, pues los hijos los desconocen, pierden la
autoridad sobre ellos y sobre los procesos educativos y de crianza (Keijzer, 1997).
Algunos de los varones más pobres de capital social se verán imposibilitados o con mayores costos de acceder a un empleo en empresas o trabajos relacionados con la industria petrolera, porque el nivel relacional, de amistad o familiar es
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fundamental para tener a una oportunidad de trabajo y mejorar las condiciones de
vida familiar.
Durante los procesos sociales de migración los hombres enfrentan situaciones personales que los vulneran: los miedos a vivir lo desconocido (del lugar a
donde irán y de los peligros que podrían enfrentar en la frontera), a incorporarse a
un medio hostil, a desarrollarse en un idioma diferente y al fracaso en el logro de
las metas que se ha propuesto, el miedo del migrante a abandonar y perder el reconocimiento de ser alguien, del cobijo familiar, de una individualidad o forma de
ser, pérdida de identidad, de la lengua materna y el miedo a no volver jamás o morir en el intento.
II.-Situaciones de los migrantes en tránsito
En este los circuitos de migración que conforman los campesinos e indígenas totonacas de Veracruz hacia Canadá y los Estados Unidos, rutas de trabajo que han pasado del ámbito nacional al internacional, hemos identificado abusos contra los
migrantes en el mercado de trabajo: condiciones de explotación, bajos salarios y
jornadas extenuantes en condiciones de extrema precariedad.
Los hombres indígenas de la comunidad de Arenal, municipio de Espinal
migraban a la ciudad de México, lo cual posibilitaba su regreso una o dos veces por
año, pero las restricciones en el acceso al mercado laboral, los bajos salarios y la
redefinición de expectativas de los totonacos los ha llevado a una migración de
larga distancia y por temporadas largas o definitivas. Ahora incursionan en la migración a estados como: Georgia, Florida, Carolina del Sur, Nueva York, Oregón y
Nueva Jersey (Muñoz y Casados, 2008) para lo cual requieren grandes sumas de
dinero para que los internen de manera indocumentada a los Estados Unidos, en
ese trance muchos de ellos son engañados por los coyotes, asaltados, abandonados
en el desierto, además de que arriesgan la vida al cruzar el rio Bravo.
Los riesgos que los “nuevos” migrantes indocumentados, procedentes de
Veracruz tienen que enfrentar para internarse a los Estados Unidos se han incrementado debido al endurecimiento de las políticas migratorias, la presencia de
grupos racistas y xenofóbicos que persiguen a los migrantes en la zona fronteriza y
al cierre de la frontera que ha obligado a los migrantes a ingresar e interesarse a la
unión americana por lugares inhóspitos y de alta peligrosidad. Aunado a lo anterior hay que considerar el incremento en los costos económicos del cruce, los “coyotes”, polleros o pateros, cobran un promedio de 40 mil pesos, y el servicio no
está garantizado, ya que en ocasiones los migrantes son víctimas de engaño, extorsión y robo, sin que leyes ni autoridades migratorias les protejan o garanticen sus
derechos humanos. La falta de transparencia y generación de datos por parte de
las autoridades estatales producen un desconocimiento para saber qué hacen en
materia de protección a los derechos de los migrantes veracruzanos.1
Datos emitidos por el autor durante una entrevista para “Al Calor Político” en septiembre de
2007. Disponible en: http:/www.alcalorpolitico.com/notas/notas.php?nota=070926politicalal.htm.
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Las condiciones de vulnerabilidad que viven los migrantes en la fase de
tránsito hacen alusión a cuando van de su lugar de origen al de destino dentro del
mismo territorio nacional, donde venderán su fuerza de trabajo. Escenarios en los
que experimentan cansancio, hambre, incertidumbres, hacinamiento e incluso la
muerte en los recurrentes accidentes en la carretera. La muerte de 20 indígenas
cortadores de café, originarios del municipio de Filomeno Mata,2 justo el día internacional del migrante, el 18 de diciembre de 2007, reveló que las formas de contrato y traslado de los jornaleros agrícolas a las plantaciones hortofrutícolas o cafetaleras, en ocasiones impunes e irregulares, permanecen invisibles para las autoridades estatales, federales y para los funcionarios de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social y del Programa para Jornaleros Agrícolas.
El abuso de poder contra los jornaleros migrantes ha existido hace mucho
tiempo, y sigue ocurriendo, sin que se apliquen los marcos jurídicos y de protección garantes de sus derechos. Astorga ya daba cuenta de dichas situaciones de
abusos y vulnerabilidad de los migrantes en las empresas capitalistas del medio
rural, donde los hombres no eran más que una mercancía humana, que recibían un
trato inhumano (Astorga, 1989). Los trabajadores son transportados de igual manera que hace 50 años, en camiones de redilas, no es posible que los mecanismos
de contratación y traslado de mano de obra a las fincas cafetaleras o de productos
agroindustriales sigan llevándose a cabo en condiciones de precariedad y de riesgo
para las mujeres, hombres y niños. Los migrantes se convierten en víctimas de engaños, abusos y discriminación, haciéndolos más vulnerables de lo que ya eran en
su lugar de origen.
Los jornaleros totonacos anteriormente iban al estado de Chihuahua al corte de la manzana y el costo del transporte corría por cuenta del patrón, ahora
hombres jóvenes y en edad productiva, de origen campesino e indígena, de Zozocolco y Filomeno Mata, se van contratados pero ya no tienen garantizado que les
cubran los costos de transporte mermando así su precario ingreso.
Entre los meses de octubre a noviembre aproximadamente 200 hombres
de los municipios de la sierra totonaca se dirigen al corte de café en las fincas vecinas del estado de Puebla, algunos van y vienen todos los días, y otros más se quedan a vivir en las instalaciones que para ellos disponen los finqueros. Debido a que
las instalaciones son insuficientes la gente no migra de manera temporal sino que
se movilizan todos los días. En tales condiciones queda claro que no se cumple con
lo signado en la fracción XII, del artículo 123 constitucional:
En toda negociación agrícola, industrial, minera o cualquiera otra clase de trabajo,
los patronos estarán obligados a proporcionar a los trabajadores habitaciones cómodas e higiénicas, por las que podrán cobrar rentas que no excederán del medio
por ciento mensual del valor catastral de las fincas. Igualmente deberán establecer
escuelas, enfermerías y demás servicios necesarios a la comunidad. Si las negociaciones estuvieren situadas dentro de las poblaciones y ocuparen un número de
Información ofrecida por el autor en entrevista para: Al Calor Político. Consultada el 20 de diciembre de 2007. http://www.alcalorpolitico.com/archivo/nota.php?idnota=071219jornalerosal.htm
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trabajadores mayor de cien, tendrán la primera de las obligaciones mencionadas
(Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 2018: 159).
Sin embargo, a pesar de las condiciones que enfrentan los migrantes que se
contratan de manera recurrente son prácticamente los mismos, a decir de las autoridades del Servicio de Empleo: se han ganado ese lugar por el buen trabajo que
realizan y la disciplina que muestran en la realización de las actividades (Moncada,
2013), sin embargo, parece que se sigue contratando a los mismos, vía cartainvitación o solicitud expresa de los patrones y capataces de que sean de determinados municipios o sea población indígena porque son más vulnerables, pueden
ser cooptados y controlados en los campos de cultivo o engañados más fácilmente.
Las evidencias de las condiciones laborales vulnerables encontradas en el
trabajo de campo a partir de los testimonios de los migrantes, coinciden con las
que se presentan en otras geografías donde los patrones buscan el contratar personal que sea más fácilmente explotado y controlado, social y laboralmente, y la
omisión e invisibilidad del estado contribuyen a la violación de los derechos humanos de los migrantes, como recientemente se evidenció en el estado de Jalisco,
donde la empresa “Bio-parques de Occidente”, fundada en 2002, era investigada
por trata y privación ilegal de la libertad. Dedicada al cultivo de tomates la empresa tenía 275 trabajadores retenidos por la fuerza en sus instalaciones, en condiciones precarias de salud y alimentación, hacinamiento y condiciones laborales deplorables y violatorias. Después de la intervención de las autoridades liberaron a trabajadores de 42 familias que vivían y trabajaban en condiciones de esclavitud y de
las cuales 100 personas eran originarias de Veracruz (Cfr. La jornada, 2013).
III.-Destino
Los totonacos se han insertado en los procesos de movilidad bajo contrato a Canadá desde 2004, año en que se puso en marcha el programa de movilidad laboral en
el estado de Veracruz en coordinación con el ministerio de trabajo de Canadá, la
Secretaria de Relaciones Exteriores y Secretaria de Trabajo y Previsión Social, por
la naturaleza del trabajo que se debe realizar se contrata principalmente a hombres de origen rural, y actualmente de preferencia indígenas que sean más resistentes a las tareas que se ofrecen.
Los contratos laborales están determinados por factores de masculinidad,
entendida como un conjunto de atributos, valores, funciones y conductas que se suponen esenciales al varón en una cultura determinada. Para el caso de México puede
referir a un modelo hegemónico visto como un esquema culturalmente construido
en donde se presenta al varón como esencialmente dominante y que sirve para discriminar y subordinar a la mujer y a otros hombres que no se adaptan a este modelo
(Keijzer, 1997).
Cumplir con el convenio de trabajadores huéspedes entre México y Canadá,
implica reunir un número de vacantes determinados, a partir de la asignación de
cuotas por estado, y a su vez en cada uno de ellos por regiones, de manera que la
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contribución que se hace por localidad es mínima y en una amplia dispersión geográfica de origen. De la región norte de Veracruz las personas que se inscriben al
programa varia, en 2008 fueron 40 hombres, mientras que en 2011 lo hicieron 15,
eran indígenas contratados de los municipios de Tihuatlán, Álamo, Tuxpan, Espinal, Coxquihui, Coyutla y Papantla.
Según la oficina de Trabajo y Previsión Social de Poza Rica, de enero a marzo de 2013 fueron “enviados” 160 veracruzanos a Canadá, que se pretende percibieron 12 dólares canadienses por hora y cubrieron contratos de mes y medio y
hasta ocho meses en los ranchos o empresas agrícolas. En 2012 se fueron 1349
veracruzanos que tuvieron un buen comportamiento en los lugares de trabajo y
por eso los vuelven a contratar, es considerada una “mano de obra muy comprometida con su trabajo” o bien quizás habrá que considerar que son trabajadores
dóciles e indígenas, que desconocen el idioma y cultura del país en que se encuentran y ello los hace más vulnerables y ser sometidos a condiciones de explotación
(Moncada, 2013). Si bien la mayoría de contratados van al campo, se empiezan a
abrir espacios para quienes quieran emplearse en el sector servicios como en el
turismo, construcción, comida rápida y pintores entre otras actividades.
A los lugares que los totonacos de Calalco se mueven de manera temporal,
de uno a ocho meses, son Ontario, Columbia Británica, Quebec y Alberta en Canadá,
donde desarrollan actividades en la siembra y cosecha de productos agrícolas, dentro de los invernaderos y empacadoras de frutas, flores y verduras. A los migrantes
que son contratados bajo estos programas de movilidad se les ofrece el derecho a
seguro social, vivienda, transporte aeropuerto granja, la visa y alimentación corre
por cuenta del trabajador así como el costo del transporte de México-CanadáMéxico, pero en realidad no se cumplen del todo las promesas y resultan victimas
de engaños por parte de las empresas internacionales y del Estado que no garantiza el cumplimiento de sus derechos laborales.
En las granjas o ranchos, como los indígenas les llaman a los espacios de
trabajo en las empresas agrícolas, los migrantes son objeto de la violencia psicológica por parte de los capataces, que se dirigen a ellos con groserías, en tono despectivo por ser indígenas, no les dan seguro médico, y los patrones no cubren accidentes de trabajo o de enfermedad. Cuando las condiciones climáticas y la situación particular de los productos, impiden realizar actividades, los trabajadores no
obtienen ingresos ni apoyo por parte del patrón, viendo así mermadas sus ganancias y expectativas colocándolos en situaciones de vulnerabilidad e incertidumbre
al no tener dinero o el tener que endeudarse para sobrevivir. A decir de algunos
migrantes en ocasiones no les respetan el tiempo destinado a la toma de alimentos
y los obligan a trabajar en horario corrido.
Hay quienes al no encontrar las condiciones laborales, de ingreso o de ayuda en el lugar de destino, no pueden pagar sus deudas y pierden las tierras que
empeñaron o tienen que pagar los prestaos contraídos para el viaje y viven la depresión, la angustia convirtiéndose en hombres sin libertad.
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La realización de actividades cotidianas en torno al hogar, aseo y alimentación por parte de la población indígena y campesina masculina en los Estados Unidos, redefine los roles que habían desarrollado tradicionalmente y que estaban asignados al sexo femenino, lo que tiene implicaciones en las formas en que los otros los
miran y los tratan, siendo ahora objetos de burla, discriminación y restricciones en
las formas de interacción social. Tienen que ir a comprar los alimentos, ir a lavar la
ropa, asear la casa, hacer los alimentos y el lonche para el trabajo, tareas que no eran
parte de su rol en México, que no estaban consideradas para ser realizadas por un
hombre, de acuerdo a los roles de género asignados, por lo que son motivos de burla
por parte de compañeros de trabajo y de aquellos con quienes comparten la vivienda. Nuevas prácticas y nuevos roles que requieren insertarse en proceso graduales
de aprendizaje y socialización en los lugares de destino.
Las condiciones de vida y de rutina del trabajo los colocan en situaciones de
aislamiento y lejanía que los separa de la familia, les hace buscar otras relaciones
sentimentales, no como un acto mecánico “de buscar otra mujer”, sino en procesos
de soledad y de tristeza que en ocasiones para ellos es difícil sobrellevar. Algunas de
las situaciones que han enfrentado los totonacos indocumentados en los Estados
Unidos son adquirir infecciones sexuales con el virus del papiloma humano y VIHSida (Muñoz y Casados, 2008), por el tipo de vida que llevaron. En esas relaciones
con mujeres compañeras del trabajo, vecinas o sexoservidoras, que se realizan sin
protección, aunado a la falta de prevención y autocontrol masculinas los ponen en
riesgo.
CONCLUSIONES
Ante la situación que viven y padecen los principales protagonistas del medio rural
veracruzano a partir de la presencia masiva y acelerada del fenómeno migratorio
de carácter internacional, que ha trastocado los más finos tejidos sociales es que
considero que se debe poner mayor énfasis en la aplicación de unas políticas que
garanticen el ejercicio y la protección de sus derechos laborales y humanos y que el
Estado proteja y garantice condiciones de seguridad para los migrantes que viven
en contextos de vulnerabilidad a lo largo del proceso migratorio tanto en contextos
de origen, como de tránsito y destino (Durand, 1991).
Generar acuerdos bilaterales entre México, Estados Unidos y Canadá, en
aras de que sean respetados los derechos laborales y humanos de los migrantes.
Garantizar el respeto básico, en los aspectos de educación y salud a que tienen derecho las familias e hijos de migrantes, independientemente de su estatus migratorio, como lo considera la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y sus Familiares, adoptada por la
Asamblea General de las Naciones Unidas (1990).
Los campesinos entrevistados en diversas comunidades rurales de la sierra
Papanteca consideran que para aliviar su situación económica y productiva, el Estado debe implementar programas de financiamiento, abasto y comercialización
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(pensados y diseñados desde abajo); e impulsar la diversificación de cultivos, considerando que la mayor parte de los productores rurales son minifundistas y producen para el autoconsumo, economías campesinas de subsistencia que necesitan
ser apoyadas y orientadas verdaderamente para introducir cultivos sustentables e
impulsar proyectos productivos.
Que el Programa de trabajo temporal con Canadá y Estados Unidos se ejecute con transparencia y respeto a las garantías humanas y laborales de los migrantes. Mejorar la operatividad del programa Paisano en el Estado de Veracruz,
aplicar medidas y acciones que lo mejoren, erradicar desvíos, corrupción y abusos
al migrante que retorna a México.
Los migrantes deben ser considerados como personas y no como mercancías de las cuales se puede obtener una ganancia, que no sean vistos como valor de
cambio para las redes de traficantes de personas, sino como sujetos de derechos
humanos y laborales.
Visibilizar las condiciones de vulnerabilidad en que están inmersos los migrantes, para denunciar y crear políticas públicas y mejorar las condiciones que
parecen “naturales” de violencia institucional, psicológica, física, discriminación
por parte de las autoridades e instituciones del Estado, bandas delictivas y de sus
propios pares.
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Fecha de recepción: 27 de febrero de 2019.
Fecha de aceptación: 19 de junio de 2019.
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NOTAS CRÍTICAS
Notas críticas
¡NO ES DISCRIMINACIÓN, ES MIEDO!
DESAFÍOS PARA LA ASISTENCIA HUMANITARIA DESDE EL ALBERGUE
“LA SAGRADA FAMILIA”
¡IT´S NOT DISCRIMINATION, BUT FEAR! A CHALLENGE FOR HUMANITARIAN HELP FROM THE
“LA SAGRADA FAMILIA” SHELTER
Sergio Luna Cuatlapantzi
INTRODUCCIÓN
El objetivo de este texto es reflexionar sobre el despojo que ha generado el actual
modelo económico excluyente, expulsor de desplazados, migrantes y refugiados en
Centroamérica, que además de empobrecerlos los responsabiliza de su propia vulnerabilidad y de múltiples problemas sociales. Se expone la preocupación que para
los albergues de ayuda humanitaria en México implica esta cultura excluyente, ya
que ha promovido expresiones y actos discriminatorios y violentos que ponen en
riesgo a la población migrante y complican la labor humanitaria y la defensa de los
derechos humanos.
Además, se analizan algunos estereotipos referidos a las personas migrantes que han servido para ocultar las injusticias y desigualdades cometidas en su
contra para legitimar actos que violentan su integridad y sus derechos o para culparlas de las problemáticas sociales que aquejan a nuestras comunidades. Se reflexiona críticamente sobre la idea nacionalista de la superioridad de la sociedad mexicana y el crecimiento —en el ámbito local— del rechazo hacia la diversidad, conocida como “populismo identitario”, considerándose que el sentido de arraigo y
pertenencia es susceptible de construirse integrando a las diversidades, y que el
miedo al otro que impulsa a defender lo “nuestro” es un discurso demagógico que
puede conducir a la xenofobia al oponerse a la diversidad.
Finalmente, luego de exponer algunos aspectos que caracterizan a la población migrante que utiliza los servicios del albergue “La Sagrada Familia”, se abordan sucintamente tres condiciones que en el estado de Tlaxcala, México, violentan
y discriminan a la población migrante y al mismo albergue: 1) las agresiones perpetradas contra migrantes por los guardias del tren; 2) la colocación de barreras
de concreto a los costados de las vías, estructuras que han causado muertes; y 3) la
percepción criminalizante de la población local hacia las personas migrantes en
tránsito y hacia la labor de ayuda humanitaria. Se concluye reconociendo que, si
bien el miedo al otro en un contexto de inseguridad es comprensible, no puede éste
Director del albergue para migrantes “La Sagrada Familia” A.C. y de un “Mundo una Nación” A.C. Es
asistente de investigación del Proyecto CONACYT No. 5687 denominado: “Tránsitos precarios: Migrantes Centroamericanos y su Trayecto por el Altiplano Central Mexicano” en la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Contacto:
[email protected].
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condicionar nuestro actuar por lo que se exhorta a considerar la presencia de migrantes como una oportunidad para reconstruir nuestras relaciones humanas.
MIGRANTES, REFUGIADOS Y DESPLAZADOS: SIGNOS DEL DESPOJO Y LA VIOLENCIA
En Latinoamérica, la injusta acumulación de la riqueza y las desigualdades han sido
compañeras de nuestra historia. Ante ello, las personas empobrecidas se han llevado la peor parte, en tanto que las sociedades con mejores estándares económicos
han sostenido su enriquecimiento en la cultura individualista y utilitaria. El actual
modelo económico depredador se rehúsa a responsabilizarse de las consecuencias
que genera, esto es lo que sucede con los 70,8 millones de personas desplazadas a
nivel mundial por motivos de persecución, conflictos y violencia (ACNUR, 2018),
quienes además de padecer su empobrecimiento, se les responsabiliza de su vulnerabilidad, incluso se les inculpa de múltiples problemáticas sociales. Este modelo
utiliza sus señuelos consumistas para que los despojados emprendan un viaje hacia aquel “paraíso mítico” reservado a unos pocos, pero construido a costa de la
explotación de muchos.
En el escenario regional México es un país de tránsito por el que anualmente transitan miles de personas en condiciones migratorias irregulares, quienes tienen como destino principal los Estados Unidos. Actualmente preocupa la coerción
que el gobierno estadounidense ha ejercido para que México y Guatemala actúen,
de facto, como países de contención del flujo migratorio y de espera para las personas solicitantes de asilo en ese país. Para lo cual, se ha puesto en marcha un sistema de control migratorio militarizado en tanto que las instituciones estatales de
atención a migrantes y refugiados están colapsadas y sin recursos suficientes para
atender el flujo migratorio. Mientras la labor de la sociedad civil en materia de
ayuda humanitaria y de defensa de los derechos humanos enfrenta la descalificación y, en algunos casos, la persecución del actual gobierno.
Este intenso control migratorio implementado por el gobierno federal y por
algunas entidades federativas ha suscitado en varios sectores de la sociedad mexicana expresiones y actos discriminatorios hacia la población migrante en tránsito.
Para las instituciones de ayuda humanitaria que proporcionan alojamiento, alimentación, servicios médicos, psicológicos y de higiene personal, además del servicio telefónico y de internet gratuitos para el restablecimiento de la comunicación
con sus familiares, es preocupante la difusión que han alcanzado estas manifestaciones ya que se aproximan a actos xenófobos que ponen en riesgo a la población
migrante y complican la labor humanitaria y la defensa de los derechos humanos.
Al respecto, cada vez es más común que en medios de comunicación y redes
sociales diversos sectores de la sociedad mexicana expresen ideas discriminadoras
como aquéllas que afirman que las personas migrantes están invadiendo nuestras
comunidades y calles, que “están saboteando al turismo”, que son conflictivas, sucias, desordenadas, irrespetuosas y perturbadoras del orden. En un extremo insostenible viene ganado terreno el discurso que les considera como criminales e in-
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cluso, como portadoras de enfermedades catastróficas. Así mismo, se empieza a
denostar a estos espacios de ayuda señalándolos infundadamente como centros de
atracción para actos delictivos e incluso de protección de delincuentes locales y
extranjeros.
DESAFÍOS PARA LA AYUDA HUMANITARIA DESDE EL ALBERGUE
“LA SAGRADA FAMILIA” EN APIZACO, TLAXCALA
En México, desde hace más de dos décadas, organizaciones comunitarias y de la
sociedad civil brindan ayuda humanitaria y defensa de los derechos humanos a la
población migrante y refugiada. Si bien no se conoce exactamente el número de
albergues y casas que protegen a migrantes y refugiados en diversas regiones del
país, en 2017 se contabilizaron al menos 113 albergues de inspiración católica
(DPMH, 2018); quienes junto a otras iniciativas, además de enfrentar las complicaciones propias de atender a grupos numerosos de personas migrantes, tienen que
lidiar con los obstáculos que trae consigo el control migratorio, enfrentar al acoso y
las amenazas de los grupos delincuenciales, resistir el impacto en la salud mental
de sus operadores, enfrentar la creciente discriminación de las comunidades donde realizan su labor y, últimamente, resistir los actos intimidatorios, criminalizantes y persecutorios del Estado, entre otros retos.
Tlaxcala es uno de los primeros puntos al que las personas migrantes pueden llegar en el centro del país tras dejar el sur de México. La base de datos estadísticos del albergue “La Sagrada Familia” revela que cuando el tren arriba a la Ciudad
de Apizaco, quienes viajan a bordo de él ya han transitado en promedio 25 días,
recorriendo jornadas de hasta 15 horas a bordo del tren o caminando (ASAFAM,
2019). Arriban con hambre, cansadas, deshidratadas, con problemas de salud, con
afectaciones en su salud mental por el estrés de la partida o por haber padecido o
atestiguado actos atroces. Las adversidades climáticas, los frecuentes asaltos, las
agresiones sexuales y abusos de autoridad, las extorsiones y secuestros perpetrados por grupos criminales, sumados a la discriminación de diversos sectores de la
población, son experiencias que ponen a prueba su capacidad de afrontamiento y
sobrevivencia.
En estas circunstancias, el albergue “La Sagrada Familia” representa para
quienes migran un espacio de descanso y seguridad. A él acuden principalmente
personas provenientes de Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Según las
estadísticas del albergue, en 2018 se alojaron al menos 5121 personas, que se suman a las 35 mil atendidas en años anteriores (ASAFAM, 2019). La Tabla 1 muestra
los porcentajes según la nacionalidad de origen, donde la población hondureña,
como en años anteriores, ha sido la más numerosa.
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Tabla 1. Personas atendidas en el albergue durante 2018, según
nacionalidad de origen
Nacionalidad
Honduras
Guatemala
El Salvador
Nicaragua
México
Otros
Total
Porcentaje
86%
6.80%
3.90%
1.50%
1.50%
0.30%
100%
Fuente: elaboración propia a partir de los datos estadísticos del albergue “La Sagrada Familia”, A.C.
Llama la atención que en el primer semestre de 2019 la población hondureña se incrementó pues, de enero a mayo, constituyó 94%. En este punto de la ruta,
los hombres son la población mayoritaria. Los registros de 2015 a 2017 revelan
que, del total de la población atendida, 4.5% lo constituyeron mujeres. Sin embargo, en el primer semestre de 2019 el porcentaje de ellas se elevó hasta llegar a
15%, ello puede relacionarse con el aumento de familias que migran utilizando el
tren. Sobre las causas que motivan la migración de las personas, en el primer semestre de 2019 57% dijo migrar por necesidades económicas y la búsqueda de un
mejor empleo fuera de su país; la segunda causa la constituyó el temor de perder
su vida en su país a causa de la violencia perpetrada por pandillas (32%); y la
reunificación familiar fue señalada como la tercera causa de su salida (13%) (ASAFAM, 2019).
DISCRIMINACIÓN Y VIOLENCIA: DESAFÍOS PARA LA AYUDA HUMANITARIA
La forma en que los mexicanos habían normalizado el arribo y tránsito de personas
migrantes se vio trastocada desde los últimos meses de 2018; y es que ya no se
trataba de pequeños grupos, ya que ante las múltiples prácticas de violencia en su
contra y luego de las experiencias de las multitudinarias “caravanas”, aprendieron
que viajar en grupos numerosos podría ser un mecanismo de protección. Desafortunadamente, el enfoque con el que los medios informaron sobre las “caravanas de
migrantes” provocó que diversos sectores de la sociedad expresaran abiertamente
ideas discriminadoras. En un extremo inadmisible, han venido ganando terreno
discursos que consideran a quienes migran como criminales o como portadores de
enfermedades catastróficas. Incluso, hoy en día se les acusa de provocar el aumento de la inseguridad y la delincuencia en nuestras comunidades y de atentar contra
la unidad nacional al ser invasivos y poner en riesgo la estabilidad social.
Ante el resurgimiento de estos discursos discriminadores y xenófobos cabe
preguntarse, ¿qué factores siguen reproduciéndolos y fortaleciéndolos?, ¿quién se
beneficia de ellos?, ¿estas concepciones buscan determinar el lugar que los migrantes deben ocupar en nuestra sociedad?, ¿dichas ideas buscan reafirmar la creencia
de una supuesta “superioridad” de nuestra sociedad nacional frente al extranjero
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invasor?, ¿será que estas expresiones buscan encubrir las relaciones de desigualdad y de dominación de unos grupos o personas sobre otras?
Desde nuestra labor de defensa de derechos humanos, consideramos que
estereotipar a las personas migrantes como “conflictivas” y potenciales delincuentes, constituye una forma de ocultar que otras poblaciones en condiciones de vulnerabilidad, como las personas migrantes, siguen siendo víctimas de injusticias y
desigualdades; pero, al considerarlas conflictivas puede responsabilizárseles de su
propia situación de violencia y exclusión; o incluso, considerarlas como “chivos
expiatorios” o culpables de las problemáticas sociales que aquejan a nuestras comunidades, como la inseguridad, los robos, el narco menudeo o la violencia sexual
y, por tanto, legitimar un trato discriminador y violento hacia ellas (Wagman,
2006).
Como ha ocurrido en otros países, inquieta que en Tlaxcala el estereotipo
del migrante delincuente genere el efecto de la “profecía cumplida”, ya que, si existe la idea de que las personas migrantes comenten más delitos, podrá aumentarse
la vigilancia sobre ellas, lo que dará lugar a posibles detenciones, justificándose así
la hipótesis inicial de la mayor tendencia de las personas migrantes a delinquir
(Wagman, 2006).
En este mismo sentido, es apremiante superar aquellos estereotipos que
conciben a quienes migran como personas irrespetuosas, invasoras y perturbadoras del orden, que atentan contra la unidad nacional; personas carentes de “los
valores superiores” de nuestra “gran” sociedad mexicana que ponen en riesgo la
estabilidad social. La sociedad mexicana enfrenta el reto de desmitificar la idea de
ser una sociedad homogénea, “perfecta”, “superior a otras” en la que, si poblaciones ajenas quieren permanecer, deben “integrarse”.
A la luz de estos planteamientos, consideramos que la idea de una sociedad
armoniosa y superior a otras se sustenta, equivocadamente, en creer que existen
rasgos específicos que unifican a la amplia y diversa sociedad mexicana: el nacionalismo. Sostenemos que esta identidad no depende de factores objetivos como la
igualdad de credo ni mucho menos de gustos compartidos, por lo que el sentimiento de arraigo y pertenencia puede y debe construirse. Si hay voluntad e interés
pueden fomentarse procesos para lograr la identificación entre miembros de una
comunidad por muy diversas que sean las personas que la integren.
Consideramos con preocupación que en la sociedad mexicana empieza a
surgir como en diversos países europeos el denominado “populismo identitario”,
corriente nacionalista excluyente que rechaza la diversidad y culpa a los movimientos migratorios de los males de las sociedades. Estas corrientes han utilizado
la fórmula del “enemigo exterior” basada en falsos prejuicios difundidos en las redes sociales. Utilizan estas ideas para construir un miedo social cuyo fin es estigmatizar al que es distinto. Lo que subyace a estas ideas es el miedo a la pérdida de
la identidad cultural como resultado de una coexistencia de grupos culturales diversos, por lo que promueve el rechazo al diferente, al invasor, al otro, al migrante
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empobrecido y exige “defender lo nuestro”. Este falso discurso encubre ideas demagógicas, simplistas y xenófobas (Alberdi, 2018).
Recientemente en México esta corriente tomó fuerza a propósito de las caravanas de migrantes, ya que surgieron reivindicaciones en favor de los más pobres y necesitados de nuestro país, aun cuando pocos hayan actuado en favor de
esos llamados “nuestros pobres”. Lo incongruente de esta simulada indignación
generada porque ¡se atienden primero a los migrantes que a nuestros pobres!, es
que tal reclamo no se basa en reconocer la necesidad de estos últimos, sino en un
enarbolado nacionalismo.
Más aún, la visibilidad que ha alcanzado la presencia de personas migrantes
en México ha traído consigo el fortalecimiento del discurso del “nosotros” en clara
oposición al “ellos” y en consecuencia la defensa de “lo nuestro”: nuestra unidad
nacional, nuestra tranquilidad, nuestra seguridad, nuestra cultura, nuestras calles,
nuestros trabajos, nuestras mujeres, nuestra ciudadanía; incluso, “nuestros pobres”, aquéllos que si no fuera por “los otros” —los migrantes— nadie reconocería
pues la misma sociedad indolente que los reclama los ha renegado. Preocupa que
estas ideas nacionalistas y opositoras a la diversidad van teniendo auge no únicamente entre la clase política global sino también en el ámbito de nuestras comunidades locales.
El estereotipo del migrante como “enemigo exterior” se ha utilizado en
otros países para encontrar un responsable de la precariedad laboral, para responsabilizar a la comunidad migrante de poner en juego el bienestar de la sociedad
local y de la desatención gubernamental que sufren otros sectores en condiciones
de vulnerabilidad al destinarse recursos públicos para atender a la población migrante. Sin embargo, en varios países hay evidencias de una correlación entre migración y prosperidad, y es que las personas migrantes son mano de obra productiva que pagan impuestos, son consumidores e impulsores de nuevos negocios que
fortalecen las economías locales (Alberdi, 2018).
Así mismo, urge evidenciar que entre la población migrante viajan personas
que huyen de una muerte inminente; y es que el discurso nacionalista excluyente
ha insensibilizado a diversos sectores de la población al grado que pareciera no
importar que seres humanos sean asesinados, torturados, violados o forzados a la
explotación sexual (Alberdi, 2018). La sociedad mexicana debe comprender que el
derecho al asilo no es un favor que se concede, sino un derecho y una obligación
establecida en los tratados internacionales que México ha suscrito comprometiéndose legalmente a proteger a un perseguido. De vuelta a la crítica sobre la construcción del miedo al distinto, fundado en el temor de perder nuestra identidad
mexicana por la llegada de migrantes, cabe responder si ¿los mexicanos tenemos
una identidad propia? Aun si existiera una clara identidad de lo “mexicano” que
debe protegerse, es inaceptable que se haga, incluso, a costa de las vidas de seres
humanos que no comparten tal identidad.
El discurso nacionalista ha permeado el contexto local. La discriminación y
violencia que enfrentan las personas migrantes en Tlaxcala se puede caracterizar
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por tres aspectos: el primero relativo a la violencia que venía perpetrándose contra
quienes viajan a bordo del tren principalmente por guardias de la empresa que
custodia este transporte. La tabla 2 muestra los casos de violencia que de 2011 a
2018 ha documentado el albergue, en los que se señalaba a guardias de la empresa
de seguridad Cuerpos de Seguridad Auxiliar del Estado de México (CUSAEM)1 como agresores, y la poca protección del acceso a la justicia que han tenido las víctimas (ASAFAM, 2019).
Tabla 2. Casos y denuncias documentadas por el albergue
periodo 2011 a 2018
Año
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
Total
Número
de casos
Denuncias
ante Ministerio Público
2
0
1
0
5
8
6
8
30
2
0
0
0
1
4
2
4
13
Casos perpetrados por
guardias CUSAEM
1
0
1
0
4
5
3
4
18
Visas humanitarias
Visas humanitarias autorizadas
3
0
0
0
1
4
1
5
14
0
0
0
0
1
0
1
5
7
Fuente: elaboración propia a partir de los registros del albergue “La Sagrada Familia”, A.C.
La segunda situación que genera discriminación y violencia contra migrantes es la colocación de postes de concreto en ambos lados de las vías del tren, poco
antes de la estación ferroviaria ubicada en Apizaco y frente al albergue “La Sagrada
Familia”; éstos fueron colocados desde 2012 por la empresa FERROSUR. Desde
entonces, estas estructuras han puesto en riesgo la integridad y la vida de las personas que viajan a bordo del tren, quienes al intentar bajar o subir de él, pueden
impactarse contra estos muros y lesionarse o perder la vida. De acuerdo con los
registros del albergue, a la fecha 23 personas han sufrido accidentes, 8 con amputaciones y una perdió la vida (véase tabla 3).
Al menos hasta el año 2018 dicha empresa de seguridad privada tenía a su cargo la concesión de
custodiar el tren de carga que cruza el estado de Tlaxcala. En su momento diversos agentes fueron
acusados por extorsionar a las personas migrantes y agredir con armas de fuego a migrantes que
viajaban a bordo del tren.
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Tabla 3. Personas accidentadas por impacto contra postes de
concreto 2012-2018
Año
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
Total
Número de
personas
8
4
2
3
2
3
1
23
Amputaciones
Muertes
2
2
0
2
1
1
8
1
1
Fuente: elaboración propia a partir de los archivos de casos documentados del
albergue “La Sagrada Familia”, A.C.
A pesar de estas consecuencias, subsiste la nula voluntad de las autoridades
de los tres órdenes de gobierno y la empresa ferroviaria para retirar o modificar la
colocación de estas estructuras. Contrario a esto, han incrementado el número de
postes colocados que continúan provocando accidentes, de los cuales se culpa a las
personas migrantes por sus “descuidos” y su “impertinencia” a viajar en un transporte destinado para mercancías.
El tercer desafío es el incremento de prácticas discriminatorias de algunos
sectores de la población local y de las mismas autoridades hacia migrantes. A propósito, el albergue “La Sagrada Familia” realizó un diagnóstico para identificar las
causas que en 5 municipios de Tlaxcala generan actitudes y actos discriminatorios
(UMUN, 2017), de este ejercicio se presentan algunos resultados que permiten
comprender la creciente discriminación. Cabe señalar que este ejercicio se realizó
antes del paso de caravanas de migrantes, por lo que actualmente la discriminación puede tener manifestaciones más preocupantes.
Un aspecto importante de las prácticas discriminatorias es que a ellas subyacen determinados “conocimientos” acerca de las personas, los estereotipos y
estigmas. El diagnóstico identificó que 77.5% de las entrevistadas dijo haber escuchado que los migrantes son borrachos y drogadictos, pandilleros o maras, son
problemáticos, ladrones y asaltantes, son abusivos, flojos y agresivos; 10.5% manifestó saber que son trabajadores y respetuosos, y un 12% manifestó no haber escuchado ningún aspecto de estos.
Sobre las causas de la discriminación hacia migrantes en Tlaxcala, 39% de
las personas piensan que los migrantes son discriminados porque se les considera
delincuentes, 20% piensan que son discriminados por su aspecto sucio, 16% porque se percibe que son violentos, y 11.5 % porque se piensa que son drogadictos y
alcohólicos, 7% por no tener papeles migratorios y 5% porque son flojos. En el referido diagnóstico, 67% de las personas manifestó estar de acuerdo en que algunos
migrantes abusan del apoyo que la comunidad local les brinda, percepción que no
favorece la hospitalidad.
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También se preguntó a las personas qué tan de acuerdo estaban en afirmar
que la presencia de migrantes centroamericanos en Tlaxcala puede ser una amenaza para la seguridad; 46% dijo estar de acuerdo con dicha afirmación. En este
mismo sentido, 35% de las personas consideró que la presencia de muchos
migrantes en las calles es molesta y la consideran invasiva. Finalmente, sobre los
estereotipos referidos a la defensa de los derechos humanos de los migrantes, el
ejercicio mostró que si bien la mayoría, 63% de las personas, considera que esta
labor es importante, 10% considera que con estas prácticas se pone en riesgo a los
habitantes de la comunidad ya que se defiende a delincuentes.
Estos estereotipos asumidos incluso por diversas autoridades y medios de
comunicación han incitado actos discriminatorios. Ejemplo de ello es que en Apizaco, un reducido grupo de vecinos azuzados por este tipo de discursos, y por haber
sido víctimas de algunos actos vandálicos de personas que viajan como parte del
flujo migratorio, obligaron a las autoridades municipales a colocar una malla ciclónica a lo ancho de la única calle de acceso al albergue “La Sagrada Familia”, a fin de
impedir que las personas migrantes continúen “invadiendo”, “generando inseguridad”, “ensuciando” y dando “mal aspecto” a esta calle.
Preocupa que estas prácticas impidan la integración de las personas e inciten actos violentos contra grupos de migrantes y hacia los albergues. Así pueden
interpretarse los actos criminalizantes y de persecución que en este año han ejercido las autoridades en contra de los albergues. Algunos han sido atacados acusándolos, sin fundamento, de tráfico de personas, otros hemos sido acusados de ser
centros de narcomenudeo, algunos más han sido criminalizados acusándolos de
lavado de dinero vinculado a la trata de personas. Esta persecución forma parte de
la estrategia de control migratorio que busca desincentivar y debilitar la estructura
comunitaria que hoy en día acoge y protege a las personas migrantes en México;
pero frente a estas adversidades diversos albergues confirmamos nuestra opción
de acoger y caminar con los expulsados del actual sistema depredador y excluyente.
REFLEXIÓN FINAL
La discriminación es uno de los retos apremiantes en México. Las graves condiciones de violencia que aquejan a nuestras comunidades acrecientan el miedo a los
“otros”, a los marginados, hacia las personas que migran por nuestro país en condiciones vulnerables. Aunque el miedo es comprensible, conviene evitar que condicione nuestra forma de pensar y actuar. Desde los albergues de ayuda humanitaria entendemos a la migración como una oportunidad para reconstruir nuestras
relaciones entre seres humanos, evitando nacionalismos basados en el abuso del
“otro” para el beneficio personal. Nuestro actuar cotidiano pretende construir relaciones que superen el individualismo y construyan relaciones igualitarias, fraternas y corresponsables, no solamente para beneficio de los migrantes, sino para
hacer viable el futuro de la humanidad.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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https://www.acnur.org/datos-basicos.html.
Alberdi, Javier, (2018), “Demagogia contra la inmigración: nuestros pobres, primero”,
El
asombrario
&
Co.,
disponible
en:
https://elasombrario.com/demagogia-inmigracion-pobres-primero/.
ASAFAM (Albergue “La Sagrada Familia” A.C.), (2019), Informe estadístico 2018.
(Informe inédito), Albergue La Sagrada Familia A.C. Apizaco Tlaxcala, México.
ASAFAM, (2019), Corte estadístico primer semestre 2019, (Informe inédito), Albergue La Sagrada Familia A.C. Apizaco Tlaxcala, México.
ASAFAM, (2019), Registro y documentación de casos relevantes de delitos y violaciones a derechos humanos perpetrados contra personas migrantes en Tlaxcala y
la región, periodo de 2011 a 2018, (Informe inédito), Albergue La Sagrada
Familia A.C. Apizaco Tlaxcala México.
ASAFAM, (2019), Registro de casos de personas accidentadas a causa de los barrotes
colocados en las vías del tren periodo de 2011 a 2018, (Informe inédito), Albergue “La Sagrada Familia A.C. Apizaco, Tlaxcala México.
DPMH (Dimensión Pastoral de la Movilidad Humana), (2018), Informe de Migrantes atendidos por las Casas Migrantes Católicas, 2016 ¡El grito de los migrantes es nuestro grito!, Conferencia del Episcopado Mexicano, México.
UMUN (Un Mundo Una Nación A.C.), (2017), “Sistematización y análisis de resultados de encuestas para identificar las problemáticas que afectan los derechos
de los migrantes en tránsito por Tlaxcala y refugiados”, (Informe inédito), en
Proyecto: Campaña por una cultura de hospitalidad y no discriminación para personas migrantes y solicitantes de refugio 2017. Un Mundo Una Nación
A.C. Apizaco Tlaxcala México.
Wagman, Daniel, (2006), “Los medios de comunicación y la criminalización de los
inmigrantes”, en Manuel Lario Bastida (Coord.), Medios de comunicación e
inmigración. Convivir sin racismo, España: Caja de ahorros del Mediterráneo
pp. 201-214.
Fecha de recepción: 26 de abril de 2019.
Fecha de aceptación: 15 de junio de 2019.
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CONSTRUYENDO LA ESPERANZA DEL MIGRANTE.
LA PARTICIPACIÓN DE LA SOCIEDAD CIVIL EN LA MIGRACIÓN:
EL CASO DE “LAS PATRONAS”
BUILDING THE HOPE OF THE MIGRANT. THE PARTICIPATION OF CIVIL SOCIETY IN MIGRATION:
THE CASE OF "LAS PATRONAS"
Alejandra Uribe Aguirre
INTRODUCCIÓN
En los últimos años los tránsitos migratorios se ha convertido en un tema ampliamente estudiado debido a su complejidad, en esta ocasión, la intención es rescatar
la participación de la sociedad civil dentro de estos contextos; ya que las situaciones de peligro y vulnerabilidad que las poblaciones en movimiento viven al transitar por México se ven disminuidas gracias a los espacios específicos creados por la
sociedad que se ha organizado para responder a las necesidades que situaciones
así exigen. Es entonces necesario resaltar y comprender la importancia de estas
organizaciones en un país que carece de voluntad política y de programas efectivos
que atiendan las violaciones de los derechos humanos de las personas migrantes y
de sus defensores. A partir del trabajo etnográfico referiremos a los retos, roles e
importancia del papel que tiene para las personas migrantes el albergue-comedor
“La esperanza del Migrante” dirigido por “Las Patronas”, en Amatlán, Veracruz,
México.
El cambio constante que caracteriza a nuestra época exige analizar la migración de tránsito como un proceso social con múltiples causas y dimensiones que
no se alcanza a entender desde una sola disciplina; por ello consideramos que es
necesario visibilizar a todos los actores que participan en este fenómeno, para entender cómo es que se han ido construyendo las redes que brindan apoyo a estas
personas y sin las cuales no podríamos entender su realidad.
Si bien no profundizaremos en concepciones teóricas sobre la sociedad civil,
sí consideramos necesario explicar cómo es que la entendemos, ya que en este caso
hablamos de un grupo de mujeres organizadas, que si bien no son una asociación
civil, con el paso de los años han logrado conformar una organización sólida y respetable que brinda ayuda a las personas migrantes. Lo que pretendemos, es más
bien destacar la labor humanitaria que se realiza en este comedor y su relación
con los cientos de mujeres, hombres, niños y ancianos que son recibidos diariamente por este grupo de mujeres, conocidas como “Las Patronas”, quienes llevan
más de 25 años atendiendo migrantes procedentes en su mayoría de Guatemala,
Honduras, El Salvador y más recientemente de Haití, Cuba y Nicaragua.
Licenciada en Sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco. Actualmente maestrante del programa en Estudios Regionales del Institutito de Investigaciones Doctor José María Luis Mora. Miembro de la Red Mexicana de Estudios de los Movimientos Sociales.
Líneas de investigación: migración de tránsito, sociología del cuerpo y acción colectiva. Contacto:
[email protected].
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CONTEXTO
Este comedor-albergue forma parte de una red de organizaciones que brindan
apoyo a las personas migrantes, nacionales y extranjeros que están de paso por
México. Nuestro país es uno de los principales corredores migratorios en el mundo,
se estima que cada año alrededor de 400,000 personas en situación irregular atraviesan el país en su camino a Estados Unidos, y que más de 90% proviene de Centroamérica (Kuhner, 2017).
La migración centroamericana en tránsito no es un fenómeno reciente, ya
que por lo menos desde hace tres décadas encontramos flujos de centroamericanos usando nuestro territorio para llegar a Estados Unidos. Los conflictos armados,
las crisis económicas, la falta de empleo, la violencia, las pandillas centroamericanas y los grupos delictivos, son algunos de los elementos que los orillan a dejar su
lugar de origen. Lo que resulta relevante, más allá de estos factores causales, es
que la migración siga siendo constante y que incluso, sin importar los costos que
pueda tener, esté aumentando, valdría la pena resaltar que el precio no sólo refiere
a la aparte económica que implica el desplazamiento, también considera los costos
emocionales que trae consigo la migración, así como el desgaste físico que implica
atravesar México; que en tiempos recientes es cada vez mayor debido a la presencia de autoridades y grupos de la delincuencia organizada.
Tan sólo en el último año las “caravanas migrantes” han sido mucho más
grandes y más recurrentes, lo que ha traído problemas, no sólo en las fronteras Sur
y Norte, sino a lo largo de todo el territorio mexicano. Ello significa que la participación de organizaciones no gubernamentales, asociaciones civiles y colectivos sea
cada vez más necesaria, pues en estos lugares no sólo se les ofrece comida y descanso, además, se les proporciona información para que puedan continuar su camino, cumpliendo en cierto sentido las funciones que el Estado es incapaz de hacer. Estos lugares se convierten entonces en pequeños oasis en los que las y los
migrantes encuentran un poco de paz, apoyo, respeto y esperanza.
LA SOCIEDAD CIVIL ORGANIZADA
Las situaciones que las personas migrantes locales y de tránsito viven actualmente
representan un drama humano en un escenario geopolítico que carece de leyes
para su protección; o las existentes son confusas y pocas veces se aplican de forma
adecuada, ya que no existen garantías para su ejecución, lo que hace aún más complicado el tránsito por México.
Informes de derechos humanos y de organismos internacionales coinciden
en que desde 2007 los riesgos se han incrementado por dos factores, la lucha territorial entre organizaciones criminales y entre ellas y el Estado, esto se ve reflejado
a través de delitos como el secuestro masivo de migrantes y/o la trata de personas,
lo que dificulta su paso por México, obligándolos a tomar nuevas rutas y exponiéndolos a lugares desconocidos en dónde se vuelven más vulnerables.
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En este contexto surgen organizaciones no gubernamentales, asociaciones
civiles, casas, albergues y comedores para migrantes, que les brindan apoyo, protección e información, de forma gratuita a lo largo de todo México. Estos espacios
están formados por diferentes sectores de la sociedad que ante la ausencia de las
instituciones federales, y debido a los abusos de las autoridades competentes, decidieron organizarse y ser sujetos activos en el apoyo las personas migrantes. Si
pensamos en el término sociedad civil, encontraremos que existe un sinfín de definiciones provenientes de diversas disciplinas que pueden dar luz acerca del tema,
pero para nuestros fines consideramos que Ernesto Inzunza nos puede ayudar a
comprender a qué nos referimos cuando hablamos de la sociedad civil:
una institución donde toman forma las solidaridades interpersonales y grupales.
Es el espacio de sociabilidad que media entre el Estado y la familia, no centrado en
las motivaciones de dominio o de ganancia. De esta forma, la sociedad civil es una
red de relaciones entre sujetos que se reproducen de manera relativamente autónoma frente al Estado y al mercado. (Isunza: 2001: 114).
Esta visión de la sociedad civil nos permite pensar también en una sociedad
organizada que participa en problemáticas nacionales y en este caso internacionales, pero que no está necesariamente motivada por fines económicos y/o políticos,
lo que nos permite destacar su participación ya sea trabajando en conjunto con
organizaciones más grandes o por medio de recursos propios aunque éstos sean
limitados, incluso desde una pequeña comunidad como en el caso de “Las Patronas”.
En este sentido para Felipe Hevia la “sociedad civil mexicana puede ser leída
según los espacios de su autonomía o dependencia en relación al Estado” (Hevia:
2009:53), esto resulta interesante pues nos invita a observar y describir los espacios donde interactúan y despliegan sus proyectos y capacidad de agencia los actores sociales. Y permite considerar que la esfera de la sociedad organizada abarca
más que asociaciones y grupos legalmente constituidos; pues existen una gran cantidad de ciudadanos que participan en las relaciones sociedad-Estado y que integran diversos tipos de alianzas informales o coyunturales para conseguir un propósito común.
Sin embargo, somos conscientes que no existe un distanciamiento total entre este tipo de organizaciones y el Estado, ya que en este caso, la sociedad se está
haciendo cargo de cumplir una función que es parcialmente cubierta por él, pero
que como no logra alcanzar sus objetivos hace que sea necesaria la intervención de
ciudadanos organizados. A pesar de ello, muchos activistas y personas al frente de
este tipo de organizaciones son criminalizados, pues su labor se ve como una forma de “desobedecer” las políticas migratorias y de fomentar la migración irregular.
Ésta es desde luego, una visión errónea, pues lo que se busca es ayudar a quien no
tiene nada y dar información de manera directa a los afectados.
No negamos que dentro de estas redes existen lugares que tienen otras intenciones, y que han encontrado en los migrantes un negocio redondo, por eso es
importante que se construyan organizaciones serias, que estén verdaderamente
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comprometidas con la causa y no con una intención de lucro. Por ello habría que
tener claro que no hay una sola “sociedad organizada”, sino múltiples formas de
organización que permiten lograr un objetivo común, en este caso resaltamos su
importancia como lugares que permiten la humanización de un sector de la población que es constantemente des-humanizado.
CONSTRUYENDO LA ESPERANZA DEL MIGRANTE
En la zona central del estado de Veracruz se encuentra el municipio de Amatlán de
los Reyes y dentro de este, la localidad de Guadalupe la Patrona, que hoy se ha convertido en un punto de referencia para las y los migrantes que pasan por México.
Desde ese pequeño lugar, la familia Romero Vázquez comenzó una labor,
que hoy es reconocida a nivel nacional e internacional. Era 14 de febrero de 1995
cuando dos de las hermanas de la familia regresaban con una bolsa de pan y leche,
las vías del tren siempre habían estado ahí, pero esta vez algo era diferente, sobre
los vagones de carga venían personas, seres humanos que no eran de “por ahí” que
hablaban diferente, pero “tenían hambre”.
Cuando conversamos con ellas recuerdan con nostalgia ese día: una voz extraña gritaba desde el tren “tenemos hambre madre”, lo primero que se les ocurrió
fue regalarles el pan y la leche que llevaban, al llegar a casa le contaron lo sucedido
a su mamá, Doña Leonila “Nila” Vázquez, quien de inmediato sugirió que al día siguiente preparan “lonches” para los que venía en el tren. Desde su infancia ellas
tenían la idea de que ese era El tren de las moscas, ya que los migrantes parecían ir
colgados como dicho insecto sobre el lomo y los costados del tren. Fue así como
poco a poco, con los elementos que había en su cocina, que Las Patronas comenzaron a preparar comida, sin importar la nacionalidad, color o región de origen de
aquellas personas, ellas sólo pensaban en ayudar con lo que tenían a los que venían
en el tren.
Por esos años los flujos migratorios se incrementaron, y la complejidad de la
situación requirió de una mayor organización, fue necesario salir a buscar ayuda
para poder tener arroz, frijoles y pan para compartir. Las mujeres fueron a los
mercados de Córdoba, Veracruz, y ahí consiguieron que les donaran las verduras
que no se lograban vender, fueron a varias panaderías y tiendas cercanas, en busca
de donaciones, poco a poco fueron encontrando gente buena, que día con día las
ayudaba para continuar con su labor.
Con Doña Nila a la cabeza, Bernarda, Norma, Toña, Rosa y Lupe comenzaron la incansable labor de preparar kilos de comida para alimentar a los migrantes.
Con el tiempo algunas amigas de la familia se incorporaron al grupo, amigas como
la incansable Julia que hoy es fundamental para el funcionamiento del comedor.
Con el paso de los años, las hijas y sobrinas, así como de otras mujeres de la comunidad se fueron incorporando, hoy Karla y Mariela son la tercera generación de la
familia que realiza esta labor, guiadas por sus madres, abuela y tías, este grupo de
mujeres sostiene uno de los albergues que se encuentran a lo largo de la ruta migratoria.
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El trabajo fue aumentando y la labor se hizo cada vez más visible1 , por eso
en la actualidad Norma ha asumido el papel de coordinadora del grupo, y ella junto
con sus hermanas, sobrinas, vecinas y voluntarios se encargan también de impartir
charlas, a nivel nacional e internacional, con el objetivo de relatar las vivencias de
los migrantes, la labor del grupo, así como explicar cómo es que opera el comedor
para así generar conciencia sobre la migración
Por esta titánica tarea, por el abrazo fraterno que ofrecen y la humildad que
les caracteriza han recibido donaciones de frijol, arroz, abarrotes, de empresas
como MASECA que dona masa para tortillas, o a la tienda de autoservicio Chedraui
que dona el pan; también han recibido donaciones de carretas, materiales de curación, ropa y hasta una camioneta conocida como “La Paloma” que les sirve para
transportar el pan, pero también cuando es necesario con ella se traslada a los migrantes enfermos, o se sigue a La Bestia para poder llevar comida si es que el tren
no hace parada en el cambio de vía; cómo ellas dicen: “el chiste es que nadie se
quede con hambre”.
Con el paso del tiempo el equipo ha ido aprendiendo y creando estrategias
para entregar la comida con el menor riesgo posible, antes de que “pase el tren”
ellas enseñan a los voluntarios cómo empacar y cómo debe ser entregada la comida, pues pocas veces el tren para, por lo que toda la acción se lleva a cabo mientras
el tren está en movimiento. El nudo de la bolsa del lonche se ideó con el paso de
los años, y pasó de ser un simple nudo ciego, y ahora se toma por el cuello la bolsa
con una mano, con la otra se saca una punta y se envuelve por debajo de la palma
de la mano, se teje entre la comisura que forma esa asa de la bolsa y los dedos y se
jala hacia arriba, esto permite que un el nudo sea fácil de abrir y a la vez que la tomen con facilidad. El agua se empaca en botellas recicladas, que son donadas por
las escuelas cercanas, o que se recogen de la calle o mercados, se lavan con jabón y
cloro, se seleccionan las mejores y se rellenan, se tapan y se amarran de las esquinas con hilo rafia en forma de nudo ciego, dejando un espacio suficiente entre botella y botella para hacer más ergonómica la toma del líquido, Destaca que el amarre
de las botellas lo ideó don Chóforo, padre de las hermanas Romero Vázquez , que al
ver las complicaciones para tomar y entregar las botellas, sugirió esta forma de
amarre.
Toda esta preparación sirve para que durante los 2 ó 3 minutos que toma el
tren en atravesar por la vía no haya accidentes, se dé el mayor número de comida
posible y se cumpla la labor que tienen, dar alimento al migrante. Cabe señalar que
el tren no tiene una hora establecida de salida, por lo que la espera es siempre una
constante en el comedor de Las Patronas. Este espacio funciona con precisión, por
las mañanas se recoge el pan, se revisa que toda la comida esté en buen estado, se
Desde 1995 y hasta 2005 se han realizado varios documentales, pero fue a partir del documental
“De nadie” dirigido por Tin Dirdamal que se hicieron más conocidas y comenzaron a recibir donaciones y voluntarios. En 2010 “El tren de las moscas” de Nieves Prieto y Fernando Castillo tuvo
mayor reconocimiento. Su labor ha tenido tanto impacto que en el año 2015 estuvieron nominadas
para recibir el premio Princesa de Asturias. En 2018 recibieron un doctorado Honoris Causa otorgado por la Universidad Autónoma de Aguascalientes.
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lavan botellas y se llenan, para después preparar las bolsas que se repartirán
cuando pase el tren. Para poder realizar todas estas tareas cada una de las mujeres
tiene asignado un día, en el que se encargará de realizar comida, incluida la de los
voluntarios, deben también atender a los migrantes que llegan, a los documentalistas, los investigadores, gente del sector salud, gente del Instituto Nacional de Migración (INM), grupos escolares, de académicos, grupos religiosos y personas que
las visitan de forma independiente para conocer la labor.
Hoy el grupo está conformado por: Julia, Norma, Doña Leonila, Toña, Bernarda, Rosa, Karla y Uriel; “Las Patronas” realizan de manera desinteresada esta
labor a diario y sin descansos; para ellas ayudar a los migrantes es lo importante.
Resaltamos que el comedor se sostiene gracias a las donaciones en especie de universidades, tiendas locales, aportaciones de las mismas patronas y personas en
general. El reconocimiento que tienen se debe a la apertura y transparencia con la
que se manejan.
Este grupo de “mujeres organizadas” se ha consolidado como uno de los albergues más confiables dentro de la ruta migratoria, su labor se ha extendido y en
ocasiones ayudan a las personas migrantes con la obtención de visas humanitarias,
revisiones médicas o cualquier otra cosa que puedan necesitar. Pero la ayuda no
termina ahí, desde la visión de Norma, no sólo hay que ayudar “al de afuera”, hay
que ayudar de igual forma a la comunidad, por lo que muchas veces se reparte ropa, comida y víveres con la población de La Patrona y de las comunidades cercanas,
constantemente se donan medicinas para la clínica local, y más recientemente se
trabaja en conjunto con la “Junta de Mejoras” de la comunidad, lo que ha potenciado la organización de talleres para fomentar el empoderamiento de las mujeres, la
convivencia ente miembros de la comunidad y los migrantes y la recreación infantil en un contexto seguro y sano. En el patio del comedor se imparten talleres de
baile, pintura y belleza, para ayudar a la población. Se ha fomentado la creación de
un equipo de futbol para mantener a los jóvenes al margen de la intensa crisis de
violencia que vive la comunidad. Favoreciendo así a diversos sectores de la población
CONCLUSIONES
La labor que realizan “Las Patronas” está más allá de ofrecer alimentos a la población migrante en tránsito, la intensificación de los flujos migratorios obligó a la
construcción del “albergue”, lo que deja ver no sólo el aumento de los migrantes,
sino también la necesidad de espacios para que ellos puedan descansar durante su
tránsito por México. Organizaciones como estas cumplen funciones que el Estado
se niega a hacer, o para las cuales no tiene capacidad.
Estas mujeres han logrado mantenerse al margen de cualquier grupo político, no pertenecen a ningún partido, pero han tenido la capacidad de crear redes
con instituciones centrales, como el Instituto Nacional de Migración, Protección
Civil, y la policía estatal y local para poder darle a los migrantes un apoyo más integral.
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“Las Patronas” han creado un espacio incluyente, donde el migrante no tiene que moldear su personalidad, ideología e identidad por el simple hecho de ser
migrante, en el comedor se crea un terreno neutral, en donde toda esa carga simbólica y violenta se aleja, dando paso a un momento de paz, de cariño maternal y
tranquilidad, humanizándolos por lo menos durante el tiempo de su estancia en
este lugar.
La creación de este tipo de iniciativas no representa una solución, sino un
descanso, es una propuesta esperanzadora, que en la práctica logra mostrar que
hay más vertientes, más opciones. Lugares como el comedor, que son espacios micro y casi aislados geográficamente, son muy útiles para los científicos sociales y
comunidad en general, ya que nos permiten visibilizar otra cara del fenómeno. El
comedor sirve en ocasiones como punto de reunión para que se realicen brigadas
de salud y eventos culturales, cumpliendo la función de un centro comunitario. Por
lo que la ayuda no sólo está concentrada en los migrantes sino en todo el que la
necesite.
Finalmente queremos rescatar también la visión de las personas migrantes,
que no sólo narran historias desventuradas del viaje, también de las alegrías que
llegan a vivir montados en el tren, cuando van cantando, o cuando encuentran trabajo, o cuando alguien les ayuda. Platicando con varias personas migrantes que se
encuentran en el comedor identificamos que todas llegan a un punto común y que
las palabras de Francisco resumen muy bien: “El comedor de las Patronas es el mejor, donde mejor nos tratan, nos sentimos más tranquilos ya no queremos irnos,
ellas son como unas madres, todas y cada una de ellas, el lugar, es imposible no
encariñarse, no llenarse de fe, de fuerza…”.
Ya sea un migrante que está ahí por un par de días para descansar, o quien
lleva ya tiempo, ese sentimiento, de no sentirse vigilado y castigado sino protegido,
es lo que caracteriza a esta organización de mujeres, que surgió gracias a la indiferencia de las instituciones, de los medios y de la gente, ellas tomaron la fe, la voluntad, el amor al prójimo y la organización, como una herramienta y un medio de
rebeldía hacia la comunidad que al comienzo las juzgó por ayudar migrantes,
creando así, la esperanza del migrante.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Hevia de la Jara, F. (2009), “Relaciones sociedad-Estado: análisis interactivo para
una antropología del Estado”, Espiral, XV (45), pp. 43-70.
Isunza Vera, Ernesto, (2001), Las tramas del alba. Una visión de las luchas por el
reconocimiento en el México contemporáneo (1968-1993), México, CIESASMiguel Ángel Porrúa.
Kuhner, Gretchen, (2017), “Y las gafas violetas para la migración”, Animal Político,
disponible en: https://www.animalpolitico.com/columna-invitada/lasgafas-violetas-la-migracion/.
Fecha de recepción: 30 abril de 2019.
Fecha de aceptación: 24 de junio de 2019.
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ENTREVISTAS
Entrevistas
GEOGRAFÍAS DEL TRABAJO DE CUIDADO, GÉNERO Y MIGRACIÓN.
ENTREVISTA A RAQUEL MARTÍNEZ BUJÁN
GEOGRAPHIES OF CARE WORK, GENDER AND MIGRATION.
INTERVIEW TO RAQUEL MARTÍNEZ BUJÁN
Mirza Aguilar Pérez
Raquel Martínez Buján es Doctora en Sociología, su tesis doctoral, "Bienestar y
Cuidados: el Oficio del Cariño. Mujeres Inmigrantes y Mayores Nativos” fue publicada en 2010. Actualmente es Profesora Investigadora en la Facultade de Socioloxía de la Universidade da Coruña donde forma parte del Equipo de Sociología de
las Migraciones Internacionales (ESOMI). Es miembro de la Red de Estudios de
Cuidados, Género y Ciudadanía. Sus áreas principales de investigación son el análisis de las dinámicas de las migraciones internacionales, la política social y el empleo y la sociología del cuidado y la familia. Sus trabajos de investigación se han
centrado en explorar las relaciones entre los flujos migratorios femeninos y las
necesidades de cuidados dentro de las familias, las migraciones latinoamericanas y
su inserción en el mercado laboral europeo, además de la migración de retorno. Su
última publicación es “Here or there? Gendered return migration to Bolivia from
Spain during economic crisis and fluctuating migration policies” (2019). En esta
entrevista se da un seguimiento a los principales temas que la autora ha abordado
en su trayectoria académica, la cual es significativa para entender los flujos migratorios de América Latina a España y además transversaliza las cuestiones de género como elemento central de su análisis, lo cual resulta ahora más que nunca, necesario para entender los procesos migratorios contemporáneos y en particular el
trabajo del cuidado como algo central en la organización social.
M.A: En el 2003 escribiste un artículo que habla sobre la reciente emigración latinoamericana en España. Destacabas las diferencias con otro tipo de emigración así
como las características sociodemográficas de su inserción en los mercados de trabajo. La pregunta concreta es ¿Cómo ha evolucionado la tendencia de esta inmigración
latinoamericana en España?
R.M: En ese momento me parecía importante destacar que no todos los colectivos
migrantes, o todos los grupos migrantes, tenían las mismas posibilidades en España de integrarse e insertarse social y laboralmente y sí me parecía que la población
de América Latina estaba teniendo una serie de beneficios jurídicos que no obtenían grupos sociales que provenían de otras regiones como puede ser África. Comúnmente se asociaba —o así lo hacía el gobierno de aquel entonces del Partido
Popular— la más fácil integración latinoamericana a cuestiones como el idioma o
la religión, pero también el color de piel.
Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.
Profesora Investigadora adscrita a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I.
Líneas de investigación: trabajo del cuidado, trabajo doméstico, relaciones de género, cuerpo y migración urbana. Contacto:
[email protected].
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Aparte de ello, una cosa que no se solía mencionar y que no se menciona es
que nuestro régimen jurídico tiene una serie de vínculos coloniales con algunas
regiones y países que hacen más efectiva la inserción de esta población en España,
por el simple hecho de proceder de un determinado lugar. Es decir, pocas veces se
ve el régimen jurídico español como un régimen colonial, como nuestra ley de extranjería como algo colonial, porque realmente no tenemos colonias en el exterior
como Reino Unido, no tenemos ese pozo histórico tan actual colonial, sino que es
mucho más antiguo.
La cuestión es que, además, en nuestro régimen jurídico a partir de esos
vínculos históricos se ha ido desarrollando una serie de discriminaciones hacia
determinados grupos sociales. Por ejemplo, es mucho más fácil obtener la nacionalidad española para personas de América Latina que para las que proceden de África. En el caso de los provenientes de África, necesitan diez años para poder obtenerla, mientras que para las procedentes de América Latina, se exigen dos años de
residencia legal continuada en el país.
Entonces en el año 2003, desarrollé mi primer trabajo como investigadora
incluso antes de mi tesis doctoral, me parecía interesante resaltar varias cuestiones: una de ellas es que estaba llegando población de América Latina a un ritmo
muy elevado y que se había duplicado y triplicado en muy poco tiempo. Entre el
2002 y el 2005 más o menos, creció abismalmente el número de residentes en España, además de que se estaba promoviendo una política de extranjería que primaba el asentamiento de la población de América Latina en detrimento de la población de otros países como puede ser Marruecos, que también estaba predominando mucho en el país en ese momento, ¿cómo lo hacían? pues a través de las regularizaciones.
En el año 2000 hubo una política de regularización de población migrante y
otra en el año 2001, y justamente la del año 2001 potenció el asentamiento de población proveniente de América Latina porque introdujo un elemento que era el
arraigo, que es básico para nuestra ley de extranjería, que dice algo así como que
una persona puede estar en nuestro país, puede obtener su permiso de residencia
si ha permanecido por lo menos dos años en España.
Tiene su empadronamiento con una fecha de dos años anteriores a la propia
regularización y eso hizo que se regularizase sobre todo a la población proveniente
de América Latina, porque el tema del arraigo, de tener raíces o vínculos con España era beneficioso sobre todo para dicha población. Además sucedió en un momento en el que estaba muy cuestionada la población migrante africana, porque hubo
un suceso, que son los sucesos del ejido, que explicaba en ese artículo, en donde
hubo unos altercados entre población africana marroquí y varias personas españolas, andaluzas, y el gobierno y la propia sociedad civil tenía un rechazo muy fuerte
hacia el migrante marroquí; en los campos andaluces de recogida de la fresa, en el
ejido que es un área de agricultura y que incluso son altercados que siguen permaneciendo hoy en día, salen en las noticias últimamente cómo mujeres de procedencia marroquí y de procedencia rumana han denunciado abusos sexuales entre sus
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empleadores, con lo cual es un conflicto racial, que permanece durante el tiempo
en esa zona concreta del país.
En el año 2003 España todavía se estaba convirtiendo en un país de inmigración, con lo cual, la mayor parte de la población marroquí estaba entrando a
través de la frontera. Entonces Andalucía estaba teniendo muchos problemas de
gestión migratoria porque se estaba recibiendo una población migrante a la cual
no se estaba acostumbrado y no se estaba preparado administrativamente para
gestionar.
Entonces desde el año 2003, en el que eso pasaba y hasta la actualidad ¿cómo se ha modificado el panorama migratorio en España para la población de América Latina? Yo creo que han pasado por diversas fases: una es hasta la crisis económica y la otra es posterior a esta crisis económica que es la que estamos viviendo ahora mismo. Es decir, yo creo que hay una fase hasta el año 2007 de crecimiento continuo de la población de América Latina y su presencia en España y que en
algunas nacionalidades o en algunos países de procedencia son sobre todo mujeres
las que están llegando al país para trabajar en sectores muy sexuados como puede
ser el servicio doméstico, el trabajo de cuidados y la prostitución también; y luego
va temperando el ratio de mujeres en estas nacionalidades porque va reagrupando
también a sus parejas o a sus familias y a los miembros masculinos.
Creo que hasta el año 2007 hay un proceso de constante crecimiento, claro
que es preciso advertir que dentro de cada país también se encuentran diferencias
notables. Por ejemplo, Ecuador tuvo un boom en los años 2000 a 2004; Bolivia es
más tardío 2005-2007; antes Colombia, también es anterior, Perú a finales de los
años noventa, República Dominicana también es de finales de los noventa. Es decir
que cuando se desgrana por países de procedencia ves diferentes etapas, pero en
términos generales, sí se puede advertir una muy grande que es hasta el año 2007
y ahí se caracteriza el régimen migratorio español por una latinoamericanización
constante incrementando cada vez más la población que procedía de América Latina también, porque también había la exención de visado en algunos países y convenios bilaterales que ayudaba a su permanencia en el país.
Había una facilidad de entrada en la frontera, puesto que, aunque el gobierno español siempre ha asegurado que las fronteras españolas son fuertes y
cerradas, en realidad eso no era así, puesto que se accedía muy rápido a la construcción o al servicio doméstico, era un boom económico también en expansión
económica en esos ámbitos, en el ámbito de la construcción, sobre todo, y bueno
hasta ahí hay una primera etapa, hasta el año 2007.
Después del año 2007 hasta el año 2016 más o menos, yo creo que se vive
una etapa de fuerte retraimiento donde algunas regiones o algunas nacionalidades
empiezan a retornar, pero no solamente asociado a la crisis económica. Y es muy
necesario dejar esto claro, la crisis económica ha determinado gran cantidad de los
flujos migratorios y tiene una influencia, es un factor a tener en cuenta, pero no es
el único.
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El retorno ha existido siempre en toda la etapa migratoria del país, ha sido
un poco más fuerte durante la etapa de recesión, uno por la crisis, pero no únicamente por la crisis económica, sino también por las restricciones que había de entrada al país y de la dificultad de reagrupar a los miembros, de salir y de volver a
entrar para poder organizar la familia trasnacionalmente. Eso es muy importante
decirlo porque habitualmente las políticas migratorias las hacen al unísono de los
requerimientos económicos, con lo cual hay una política de retorno activa.
Cuando aparece la crisis económica y la crisis financiera —prácticamente
no tuvo éxito, es decir, el retorno voluntario regular no tuvo éxito— muy pocos
migrantes se acogieron a los programas de retorno migratorio regular ¿por qué?,
bueno porque precisamente era ajeno a sus necesidades familiares, personales y a
sus trayectorias de vida. Estos programas imposibilitaban la llegada de nuevo a
España si se acogía a ellos por lo menos durante tres años y la población migrante
prácticamente no los ha utilizado.
Con lo cual es bueno decir que la crisis económica no solamente ha supuesto
más precariedad y vulnerabilidad laboral y social entre los grupos migrantes, sino
que también es importante destacar que les ha restringido su capacidad de vida
trasnacional porque ha supuesto una restricción de las políticas migratorias más
fuerte. Por ejemplo, ha impuesto el visado en todas las nacionalidades de América
Latina, lo que significa que la reagrupación familiar que antes se realizaba de manera informal —llegando con un visado de turista —, deja de poder hacerse y eso
supone que entran muchos menos y empieza a salir gente porque las trayectorias
de vida de las poblaciones migrantes es igual que el resto de población no migrante, es decir, hay gente que se pone enferma, hay gente que necesita visitar su país
de origen o arreglos trasnacionales que son necesarios realizar: ganas de ver a la
familia o estar un tiempo en el país de origen.
Todo eso es lo que imposibilitó la restricción de las políticas migratorias a
partir de la crisis económica y eso supuso un aumento más elevado de salidas que
luego no podían volver, porque mucha gente salió sin saber que se iban a restringir
más las entradas, porque aunque la crisis estalló en 2007-2008, estás políticas restrictivas aparecen en 2010 y el año más duro 2012, pero la gente que ya estaba
saliendo no sabía cómo iban a actuar los gobiernos; luego tuvieron muchas dificultades para volver a entrar y ya no pudieron, con lo cual en muchos casos son retornos también forzados, por la restricción política y vidas truncadas.
Ahora, la tercera fase es 2016-2017 que es el último período del que tenemos datos y en 2018, y yo creo que es una fase de recuperación laboral y de recuperación del trabajo (del mercado laboral). Ahora bien, siguen las políticas restrictivas migratorias, lo cual, los flujos migratorios están siendo bastante precavidos a
como lo eran anteriormente.
Un cambio fundamental en nuestro régimen migratorio desde la crisis económica es el asentamiento de la población migrante y su regularización, es una
etapa en la que ya se empieza a regular, hay muchos más permisos permanentes y
prácticamente la población irregular ha quedado a un reducto muy pequeño en el
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país; porque claro, al restringir las entradas pues ya no puede entrar población en
situación irregular y los que están aquí ya se van regularizando. Y en los últimos
años ha habido también el Plan Intensivo de Nacionalidad (PIN) que ha potenciado
la nacionalidad de mucha población de América Latina. No es que la haya fomentado, es que ha organizado la gestión de las solicitudes que estaban colapsadas administrativamente y en los últimos años hay un número muy elevado de personas
de América Latina que han obtenido la nacionalidad, se ve sobre todo en el caso
boliviano, por ejemplo. Y esas son las etapas que creo podemos mencionar.
M.A: En el “El oficio del cariño” destacas la existencia de un vínculo entre la feminización de la mano de obra inmigrante y el nicho del cuidado, la pregunta es: ¿Cuáles
son los cambios y persistencias de esta emigración latinoamericana y los cambios o
no, en la organización social de cuidado en España en cuanto a la legislación, por
ejemplo?
R.M: La latinoamericanización de la emigración en España estuvo relacionada no
solamente con unas políticas migratorias favorables para la población migrante de
esta región, sino también con un mercado laboral que demandaba a mujeres procedentes de estos países ¿Por qué? Bueno, en España empezó a surgir ya a finales
de la década de 1990 un nicho de mercado muy fuerte en torno al servicio doméstico y a las necesidades de los hogares, más centrado en limpieza, en mantenimiento básico y empieza a surgir también un nicho o un vacío en los domicilios para
atender ciertas necesidades de cuidados sobre todo de personas mayores; yo creo
que el contexto español destaca sobre todo por las necesidades de cuidados de los
más mayores y de conciliación de la vida laboral y familiar y de la escasa implicación masculina en las tareas de cuidados y de asistencia personal.
Entonces empiezan a confluir varios factores que hacen proclive la inserción de estas mujeres en este trabajo, por ejemplo, empiezan a llegar mujeres de
América Latina, las necesidades de los hogares más un Estado de Bienestar insuficiente para atender los cuidados de larga duración. Todo confluye de manera paralela y va discurriendo de como parece introducir a las mujeres migrantes en este
ámbito, de tal manera que cuando empecé a hacer mi tesis doctoral empezaba a
hacer una cuestión de trabajo en 95% de los casos de las mujeres latinoamericanas
que en España empezaron trabajando cuidando a una persona mayor.
Al mismo tiempo el Estado de Bienestar ignora esta situación, es decir, en
nuestro país pueden llegar 2 millones de mujeres migrantes, 95% se inserta en el
trabajo de cuidados y el Estado no dice nada, ni hay un debate en la sociedad civil
sobre el tema, ni nada parece indicar que existe. Cuando en realidad estaban cubriendo un trabajo de cuidados en la mayor parte de los casos no profesional y
empezando a crearse un mercado de empleo y sector mercantil de empleo en torno
a esta tarea que está totalmente desregularizada, que está sujeta a las arbitrariedades de los empleadores, y que las propias familias ya no saben y son las únicas
que gestionan de manera individualizada este empleo sin ninguna seguridad, ni
siquiera para ambas partes: ni para el propio mayor que puede ser una persona
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vulneble, que requiera a veces de ciertos conocimientos y de una formación específica para ser cuidado. Mientras tanto el Estado de Bienestar parece inamovible,
hace caso omiso.
Entonces en España empieza a surgir una organización de los cuidados muy
familista, en el que son las mujeres de las familias las que desempeñaron esta tarea, pues cuando ellas no pueden hacerlo porque se encuentran superadas, porque
trabajan o no quieren, empiezan a demandar ellas mismas a motu proprio, un trabajador externo empezando a mercantilizar la tarea, pero sin demandas al Estado
de bienestar. Entonces el Estado de bienestar o la sociedad civil discurren de una
manera intacta sin hacer caso a toda esta dinámica que estaba surgiendo y eso es
lo que he reflejado un poco en el libro.
Se estaba viendo además que el servicio doméstico estaba siendo inapropiado para regular esta actividad, porque era mucho más intensiva en tareas, se
necesita más formación y además estaba revitalizándose el régimen de interna que
era ya obsoleto de la época colonial de la servidumbre. Empieza a surgir esta necesidad, las mujeres latinoamericanas fueron las preferidas para cubrir este mercado
laboral puesto que también se racializa su carácter y su personalidad y se piensa
que son pacientes, cariñosas, amorosas; que son las mismas cualidades que demandan las familias españolas para cuidar a su persona mayor.
Cuando empecé a realizar el trabajo de campo me llamó mucha la atención
que ninguna familia solicitaba una determinada formación a la cuidadora que iba a
contratar, solamente pedía que fuese paciente y cariñosa, las mujeres de América
Latina cumplían ese estereotipo muy firmemente. Después me di cuenta que las
familias querían que se sustituyese a las hijas que no era que tuvieran una formación en cuidados, pero eran pacientes y cariñosas, eso era lo que demandaba a las
propias cuidadoras externas, que alguien sustituyera su figura dentro del hogar. En
ese punto se empieza a configurar en España un régimen de cuidados, asociado los
trabajos migratorios y que va a consistir en tener una mujer migrante dentro de la
familia o en las casas en que trabaja. Y en una privatización cada vez más alta, hasta que llega la Ley de dependencia entra en vigor en el año 2007 y ahí también se
silencia esta figura, no aparece recogida para nada en la protección social pública y
además empieza a haber una serie de prestaciones económicas para las familias
que tienen mayores, muchas personas contrataban con ese dinero de manera irregular a una mujer migrante; la administración pública lo sabe, pero tampoco hace
nada, no le importa.
Es decir, el propio dinero público estaba siendo utilizado para contratar a
mujeres migrantes porque no se hace un seguimiento de ese dinero o de esa prestación, con lo cual se empieza a crear un régimen de cuidados de larga duración
muy centrado todavía en la familia con una privatización precaria y con una protección pública que intenta potenciar las prestaciones económicas y no los servicios sociales.
Pero todavía la Ley de dependencia sigue expulsando a las clases medias, es
decir, se ha restringido a las clases menos pudientes (pero menos pudientes, muy
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poco pudientes), estamos hablando de clase media de un anciano que puede cobrar
una pensión de 800 euros y con esa pensión ya no entras dentro de la Ley de dependencia prácticamente en sus servicios, porque ya te compensa contratar servicio en el hogar doméstico.
M.A: ¿Nos podrías compartir los hallazgos de tu investigación sobre la migración de
retorno de Bolivia y abundar un poco sobre las motivaciones y las estrategias ante la
crisis económica?
R.M: Una vez que terminé la tesis doctoral que era sobre ese tema y analizado sobre el mercado laboral del cuidado y del servicio doméstico, claro estalló la crisis
económica y todo lo absorbió y empezaron a salir estudios sobre flujos migratorios, el retorno la incidencia de la crisis en el corte de las trayectorias migrantes o
la ruptura de trayectorias migrantes de la población en España.
A mí eso me parece interesante, los estudios de retorno a demás históricamente se han potenciado en época de crisis económica, si no hay crisis económica
no se habla de retorno pero existe también, entonces cuando estalló la crisis financiera y esa crisis global tan dura que ha sido en España en el mercado de trabajo,
que ha sumido a un 30% de la población migrante en el desempleo y además ha
motivado a la población española a refugiarse en los ahorros de los mayores y en
las pensiones para poder sobrevivir; mucha población empezaba a abandonar el
país.
En ese momento me pareció oportuno que era ver cómo desde una perspectiva de género se podía analizar el retorno, ya que estos estudios no tomaban esta
perspectiva de género y se pensaba que solo era por la crisis, pero en el caso español a mí me parecía importante profundizar en esos aspectos diferenciales entre la
posición laboral y social de hombre y mujeres en los países de origen y en los países de destino.
El destino también ocupaba posiciones diferentes, porque la crisis económica afectó en España a los hombres prácticamente, fueron los más afectados porque
afectó al sector de la construcción donde estaban ellos. La pérdida de empleos en el
sector de la construcción estaba afectando además el orden tradicional de roles en
las familias y del modelo familiar del hombre proveedor, el modelo más clásico; y
estaba potenciando el trabajo femenino de una manera coyuntural motivado por la
crisis, entonces me apetecía averiguar cómo se estaba trasladando eso, cómo los
hombres estaban reinventando su masculinidad, a través del trabajo en el país de
destino: los hombres migrantes. Porque eso era siempre algo que les daba estatus
una vez que regresaban a sus lugares de origen.
Ahí es donde me centré sobre todo en el caso de Bolivia a nivel cualitativo,
aunque si hay algunos artículos, uno que he escrito con Antonio Izquierdo en donde se compara el retorno con todos los países de América latina, de hecho, es una
continuación de ese artículo del año 2003 sobre la latinoamericanización, los revisamos en el año 2014, viendo cómo habían sido los datos diez años después, cómo
estaba el panorama y a quién había afectado a demás.
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En esa búsqueda de ver cuáles habían sido las crisis económicas me encontré con que las motivaciones de retorno, las narrativas y los propios discursos de la
población migrante: primero, que era muy diferente entre hombres y mujeres, lo
cual daba resultados muy interesantes a nivel cualitativo; y segundo que los cuidados siempre estaban presentes en las trayectorias migrantes de las mujeres.
No me encontré una sola mujer que me haya dicho que retornó por la crisis
económica, ni una de las 25 que he entrevistado; en cambio de los hombres que
entrevisté sí, sí salía mucho el trabajo por crisis o porque consideraba que su ciclo
en España había terminado y entonces reinventaban su masculinidad en origen
como empresarios, es decir, querían montar un pequeño negocio debido a la precariedad que ya se estaba viviendo en España; deciden regresar a Bolivia y montar
un pequeño negocio en microemprendimiento, y se encontraban dos posturas totalmente diferentes.
Las mujeres nunca hablaron en ningún momento de su trabajo como un
elemento que marcase su trayectoria migratoria de regreso ni tampoco el microemprendimiento. Eso no era porque no hubiese mujeres que no hubieran emprendido empresas o hubieran montado negocios en origen, simplemente no los veían
como una motivación a la cual hacer frente en sus vidas, ni salía en la entrevista si
no es que yo les preguntaba ¿cuáles son sus motivos de retorno?, mi marido quería
la custodia de mi hijo, estaba amenazándome con que si no retornaba iba a ir por la
custodia y todo esto se revertía en una situación de pagar dinero a sus ex parejas
en algunos casos o incluso parejas que mantenían en origen.
Ellas estaban negociando su movilidad internacional con sus maridos, con
sus propios padres o familias, sobre todo las que tenían hijos en origen; y los hombres hablaban sobre todo de un retorno anclado al trabajo y a la empresa, sí aparecían evidentemente los hijos, es decir, tampoco es que sean unos desalmados que
no tienen sentimientos por su familia, por sus mujeres, pero no lo veían como algo
que determinase ninguna de esas decisiones que tomaban en su vida.
Contrario de lo que pasaba con las mujeres y como comentaba anteriormente la crisis económica forzó que no pudieran en muchos casos volver a retornar
precisamente por el cierre de fronteras, las imposiciones de visado, etcétera o las
reagrupaciones familiares en España imposibilitó que trajesen a sus hijos a España.
Con lo cual, llegaba un momento en el que los hijos crecen, llevas unos años en el
país, ya son adolescentes, pues tienes que regresar porque no pueden continuar a
cargo de otros, si no los puedes traer y reagrupar. La crisis económica y las restricciones migratorias rompen un puente trasnacional, te quedas aislado, imposibilitan las redes de intercambios trasnacionales.
REFLEXIÓN PRELIMINAR
El título de la entrevista realizada a Raquel Martínez Buján no es aleatorio, nace
como inspiración de su propio trabajo. De 2013 a 2016, Raquel Martínez realizó el
proyecto “Geografías del trabajo de cuidados y sus implicaciones en la creación de
empleo”, el cual se centró en el análisis sobre la organización social de los cuidados
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dentro de los hogares destinados a las personas mayores; analizando la cobertura
e intensidad de las principales entidades que participan en su provisión: el Estado,
el mercado y la familia. Además, la autora indaga sobre la emergencia de variados
modelos de organización social de los cuidados entre las Comunidades Autónomas.
No sólo estas geografías del cuidado varían dentro de un mismo país, sino que la
autora observa en posteriores trabajos cómo las mujeres que cuidan son de diversas nacionalidades y cómo los flujos migratorios femeninos se insertan en mercados laborales que son importantes para el sostenimiento de la vida, como el trabajo doméstico y de cuidados.
El trabajo de Raquel Martínez Buján nos invita a reflexionar más allá de las
explicaciones meramente economicistas sobre la migración de retorno. A contemplar las posibilidades que la perspectiva de género ofrece para complejizar su análisis y los diversos factores que inciden en los flujos migratorios femeninos.
Seguir la trayectoria de Raquel Martínez Buján es andar entre caminos de
investigación rigurosos y políticamente relevantes, para comprender no sólo el
modelo migratorio español, sino las particularidades de los puentes trasnacionales
entre América Latina y España. Nos da pistas para entender igualmente los vínculos sobre la migración de retorno y sobre el trabajo del cuidado, nos habla de trayectorias migratorias ligadas a necesidades básicas, familiares y sobre todo a la
importancia de la investigación con perspectiva de género.
Esta es una reflexión preliminar, porque la obra de Raquel Martínez Buján
está abierta y continúa ofreciéndonos análisis enriquecedores. Estas páginas no
son suficientes para abarcar su propuesta teórica, queda pendiente revisar, por
ejemplo, sus trabajos sobre cuidado comunitario. Así pues, esta entrevista es una
invitación a leer el trabajo de la autora, en el que encontraremos un campo vasto
para indagar cuestiones propias de la sociología de la migración, el cuidado y la
familia.
Fecha de recepción: 25 de marzo de 2019.
Fecha de aceptación: 10 de junio de 2019.
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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
Reseñas bibliográficas
MIGRAR EN TIEMPOS DE CRISIS.
TRANSICIÓN HACIA UNA NUEVA FASE MIGRATORIA
Jardón Hernández, Ana Elizabeth, 2017, México: El Colegio de Michoacán, 208 páginas, ISBN: 978-607-9470-84-5
Reseñado por Isaac Vargas
El Colegio de Michoacán
Contacto:
[email protected].
Ana Elizabeth Jardón nos presenta una investigación que explora las transformaciones de la dinámica migratoria internacional de los mexicanos, particularmente a
partir de la crisis económica de 2008 que se desató en Estados Unidos (el principal
destino de esta población). Bajo el contexto de quiebre económico, la migración
como estrategia de vida —arguye la autora— ha entrado en una nueva fase marcada por el decrecimiento tanto de los flujos migratorios como de las remesas. Para
sustentar su hipótesis Jardón utiliza herramientas cuantitativas y cualitativas que
le permiten aterrizar la discusión macroestrucutural en un estudio de caso dentro
de la comunidad de Las Vueltas, municipio de Coatepec, en el Estado de México,
para de este modo plasmar en un plano comunitario las repercusiones de los cambios y continuidades de la migración internacional desde México.
La comunidad de Las Vueltas se convirtió durante 2010 y 2011 en el espacio
geográfico en el que Jardón desplegó su trabajo de campo en tres etapas distintas.
En un primer momento, apunta, estableció contacto con personajes claves de la
comunidad como el secretario particular de la presidencia municipal, el representante regional de los migrantes, o el párroco, quien le permitió presentarse durante
la misa dominical. La gente entonces la conoció como “la muchacha que se presentó en misa” (p.18). Una vez que afianzó los vínculos con los pobladores del lugar
comenzó a realizar entrevistas en los hogares que contaban con migrantes en Estados Unidos, o con migrantes que habían retornado a México de manera voluntaria y/o forzada. Posteriormente la autora aplicó la Encuesta Socioeconómica Familiar 2011 —encuesta que ella misma desarrolló— para obtener información directa sobre los principales componentes demográficos, sociales y económicos del lugar. Los resultados de este importante aporte cuantitativo se presentan a lo largo
del libro acompañados por los testimonios de los migrantes entrevistados.
Desde las primeras páginas Jardón reitera que México ha visto en la migración un modelo para el desarrollo basado en la exportación de mano de obra barata y la recepción de remesas. Como indica la autora: “la migración es un juego de
mercado donde los trabajadores se movilizan por efecto de los salarios y el empleo” (p. 20). Un juego insertado dentro de un sistema cuyas industrias en el llamado primer mundo requieren de la importación de mujeres y hombres provenientes de países periféricos. México se ha encargado de proveer parte de la mano
de obra requerida por el mercado estadounidense; hacia el norte manda a un sec-
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tor de la población que se encuentra entre el desempleo, la pobreza y la marginación. Se utiliza pues la migración como una válvula de escape: bajo el ideal de buscar una vida mejor.
En la Introducción la autora enfatiza que, con particularidad, las familias
campesinas dependen cada vez más de la pluriactividad para tener una estabilidad
financiera debido al complicado panorama del campo mexicano desde hace ya varios años. La migración ha desempeñado una pieza clave en este contexto, sin embargo, actualmente el funcionamiento de la migración como estrategia socioeconómica se ha debilitado a consecuencia de un complicado escenario político y económico en Estados Unidos que ha colocado mayores restricciones a quienes buscan entrar a ese territorio. La movilidad internacional al norte del Río Bravo por
parte de la población mexicana se ha desacelerado por dos principales factores: la
caída en la productividad de los sectores que empleaban numerosas cantidades de
trabajadores mexicanos; y la militarización fronteriza convertida en una barrera
estructural de contención del flujo migratorio, que a su vez forma parte de otras
barreras de carácter ideológico sustentadas en la xenofobia y el racismo.
Así, tras mostrarnos una panorámica de la situación actual la autora remarca su hipótesis, la cual radica en argüir que nos encontramos frente a una nueva
fase en la dinámica migratoria entre México y Estados Unidos marcada por su desaceleración. Esta metamorfosis, nos dice, responde a las condiciones económicas,
sociales y políticas tanto del país de origen como el de destino.
Acto seguido el capítulo I, Continuidad y cambio, está compuesto como un
estado del arte sobre los principales enfoques de estudio de la migración: demográfico, económico, político, y sociocultural. Estos enfoques Jardón no los considera
aislados sino que nos muestra la manera en que están íntimamente interrelacionados. Migrar, menciona Jardón, es un proceso multifactorial que va más allá de un
costo-beneficio económico. Por esto trae a colación el diálogo respecto a las culturas migratorias en cada localidad, el migrar como rito de paso para ser hombre,
como una tradición en algunas regiones o como una prueba para ganar prestigio.
No obstante la autora se concentra fundamentalmente en los enfoques económico
y político debido a que se coloca en el estrado del ya referido decreciente flujo migratorio luego de la crisis de 2008 y el endurecimiento de la política migratoria.
El capítulo II, Las Vueltas. Un acercamiento a su historia, demografía y organización sociocultural, está compuesto por una descripción etnográfica histórica
que nos traslada hasta 1840. En éste apreciamos la manera en que dicho territorio
formó parte de la Hacienda de Chiltepec para desembocar hasta la última década
del siglo XX, en la cual se hace énfasis sobre la intervención de los vuelteños como
agentes sociales. En este caso los migrantes aparecen como participes del embellecimiento del pueblo vía las remesas gestionadas por medio del Club de Migrantes
de Las Vueltas, un importante actor dentro del mapa político local.
El capítulo III, titulado Historia migratoria. De las Vueltas a Estados Unidos,
sin duda es una de las fortalezas del texto ya que nos presenta una historización
del flujo migratorio entre México y su vecino del norte, con la particularidad de
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rescatar constantemente, mediante fragmentos de entrevistas, las voces de los habitantes de la comunidad de estudio, es decir, desde una óptica escalar notamos la
manera en que este proceso social masivo ha tenido un eco e historias propias dentro la trama migratoria vuelteña.
De acuerdo con Jardón la historia migratoria en México se divide en cinco
grandes etapas, las cuales en su texto define detenidamente: primero está la fase
de enganche (1900-1929); le sigue el periodo de las deportaciones (1929-1941);
luego de 1942 a 1964 presenciamos una tercera etapa con el Programa Bracero;
posteriormente está la denominada era de los indocumentados (1965-1986); y una
quinta etapa es los rodinos que inició en 1987. El desglose de estas cinco etapas y
sus especificidades rebasan los propósitos de esta reseña, mas vale la pena mencionar que por medio de los vuelteños citados en cada una de las etapas leemos la
crudeza de migrar, del racismo, de las falsas promesas, en especial- y aquí se concentra Jardón- leemos sobre la ilusión de obtener un mejor futuro sustentado en el
imaginario de la migración que se presenta como una alternativa para la movilidad
social dentro de los encarecidos sectores rurales.
Aunque también las voces que se hacen presentes en las páginas nos demuestran la agencia de sus protagonistas quienes tejieron con el paso de los años
redes más grandes que ayudan y reciben a sus paisanos en los Estados Unidos, mayoritariamente jefes de hogar en edad productiva. Al final de este tercer capítulo la
autora logra presentarnos por medio de una reconstrucción histórica la manera en
que Woodstock, en el estado de Illinois, se ha forjado como el principal destino
geográfico de la migración internacional de los vuelteños, ya que ahí se tejió - de
acuerdo con sus datos de campo- la primera red migratoria proveniente de esa
comunidad. Esta concentración ha recibido diversos nombres como Las Vueltas
chiquitas o las otras Vueltitas.
A continuación el capítulo IV profundiza sobre la transición a una nueva fase marcada por la desaceleración, por medio de los Cambios y continuidades de la
dinámica migratoria internacional. Por medio de los testimonios de los vuelteños
entrevistados encontramos los reacomodos y nuevas tendencias de la migración de
los mexicanos durante un momento de hostilidad política. En esta parte del libró la
autora enlista factores no revisados en páginas anteriores, y que según ella forman
parte de la nueva fase migratoria: la disminución de servicios y préstamos para los
no documentados; el creciente papel de la mujer en el proceso migratorio a pesar
de la desaceleración de éste; y el fenómeno del retorno tanto forzado como voluntario (debido a la falta de empleo), abordado sólo brevemente en otros capítulos.
No obstante, la autora reconoce que aun con estos cambios continúan vivos
los imaginarios sobre la migración, porque “allá te ganas en una hora lo que aquí
en todo un día de trabajo” (p. 147). Pervive el deseo de migrar en las nuevas generaciones que intentan cruzar la frontera sin importar los riegos. Y para los que
permanecen en Estados Unidos, refiere Jardón, prefieren no salir de allá, sin importar la nostalgia por el terruño, ya que temen no poder regresar de nuevo ante la
fortificación de las puertas de entrada. Justo en relación con el terruño, sobre los
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que se quedan, versa el quinto y último capítulo. En él se reflexionan las estrategias
de vida que los habitantes de Las Vueltas han puesto en marcha para asegurar la
reproducción biológica así como las condiciones materiales y no materiales de
existencia (p. 149), debido a la interrupción o disminución del monto de las remesas o el retorno de los migrantes.
La actividad agrícola sigue latente pero, debido al ya referido abandono del
campo y al quedar las ganancias en manos de los grandes productores, la población
se inserta en otras estrategias que Jardón detecta en su trabajo de campo. Por
ejemplo, observa el aumento de la migración interna en sus modalidades intermunicipal e interestatal. Asimismo, el papel de las mujeres ha sido clave puesto que su
rol como proveedoras y generadoras de ingresos ha crecido mediante una serie de
oficios como el bordado de carpetas, la elaboración de comida o la reparación de
ropa.
En síntesis, Migrar en tiempos de crisis es una lectura relevante debido a la
amplia perspectiva mostrada de la migración entre México y Estados Unidos. Esta
obra ofrece un buen aterrizaje de los cambios a nivel macroestrucutural dentro de
una comunidad como Las Vueltas, en donde asimos las formas de vinculación entre migrantes y sus familiares, el impacto de las remesas, los imaginarios de la migración, las posturas sobre los retornos y la securitización de la frontera. En el
marco de la desaceleración del flujo migratorio Jardón acierta en presentar las estrategias de vida implementadas por los migrantes de aquel lado y los de acá para
sobrevivir o evitar fracturas en la economía familiar dentro de esta nueva fase migratoria que se abrió con la recesión de 2008 y otros cambios en la política estadounidense los cuales han colocado más candados a las mujeres y hombres que
desean concretar el aún anhelado sueño americano.
Finalmente, destacan dos ausencias. Primero en el contexto nacional de la
Introducción faltó el incluir el importante papel del crimen organizado en el marco
de la guerra contra el narco y su vinculación con el fenómeno migratorio. Ya sea,
por citar dos ejemplos, como un aliciente de la migración en determinadas regiones en las cuales la guerra ha tenido fuerte presencia, o como un actor clave dentro
de las redes de coyotaje. Otra ausencia importante es, cuando menos, una breve
alusión a la trinchera analítica conformada por autores como Casillas (2017) o Canales y Meza (2016) que reconocen la transformación de la dinámica migratoria
mas ponen a debate que el flujo sea tan drástico como lo plasma Jardón en su obra;
el retomar estos argumentos habría alimentado una potente discusión dentro del
campo analítico de la referida nueva fase migratoria en tiempos de crisis.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Casillas Rodolfo, (2017), “Visible and Invisible: Undocumented Migrants in Transit
Through Mexico”, en Steven Bender y William Arrocha (Eds.), Compassionate Migration and Regional Policy in the Americas, Palgrave Macmillan,
Springer Nature: London.
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Canales Alejandro y Sofía Meza (2016), “Fin del colapso y nuevo escenario migratorio México-Estados Unidos”, Migración y Desarrollo, Vol.14, Núm. 27, pp.
65-107.
Fecha de recepción: 16 de enero de 2019.
Fecha de aceptación: 12 de marzo de 2019.
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Suplemento
SUPLEMENTO
ENTRE DURMIENTES Y SOÑANTES
Edgar Lara Rodríguez
Serie fotográfica: Entre durmientes y soñantes
Lugar: Municipio de Amatlán de los Reyes, Veracruz. Localidad Guadalupe La Patrona, 2017-2019.
Esta serie retrata a migrantes a bordo del tren conocido como La Bestia y la labor
que realiza el grupo de mujeres conocido como Las Patronas. Las imágenes tienen
la intención de evidenciar los efectos del fenómeno migratorio sobre los sujetos
que lo viven y las consecuencias que tiene sobre sus cuerpos que se arriesgan a ser
mutilados, a caer sobre las rocas o a perder la vida, por hacer acrobacias como colgarse de los barrotes y parrillas del tren en movimiento para alcanzar una bolsa de
pan, una botella de agua o una cobija que les permita aminorar las peripecias del
camino.
1
“Milagros de Dios”, Edgar Lara Rodríguez, La Patrona, Veracruz, abril de 2018.
Estudiante de Sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco. Líneas
de investigación: sociología rural, biopolítica, biopoder, alimentación y migración. Contacto:
[email protected].
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2
“De hermano a hermano”, Edgar Lara Rodríguez, La Patrona, Veracruz, agosto de 2017.
3
“Tan cerca de Dios y tan lejos de Estados Unidos”, Edgar Lara Rodríguez,
La Patrona, Veracruz, agosto de 2018.
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4
“El gigante de hierro”, Edgar Lara Rodríguez, La Patrona, Veracruz, abril de 2019.
5
“Mi casa”, Edgar Lara Rodríguez, La Patrona, Veracruz, abril de 2019.
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6
“Sin número”, Edgar Lara Rodríguez, La Patrona, Veracruz, diciembre de 2018.
7
“Sin voz”, Edgar Lara Rodríguez, La Patrona, Veracruz, mayo de 2018.
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8
“Si el migrante no es tu hermano Dios no es tu padre”, Edgar Lara
Rodrí-guez, La Patrona, Veracruz, abril de 2017.
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“Los mojados”, Edgar Lara Rodríguez, La Patrona, Veracruz, mayo de 2017.
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“Pa’l norte, sin pasaporte”, Edgar Lara Rodríguez, La Patrona,
Veracruz, abril de 2017.
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de investigación teórica o empírica y abordar el tema de las migraciones y/o movilidades
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como en campos específicos que van desde el urbanismo y la demografía hasta los estudios culturales y los estudios de género, entre otras, a través de las cuales se pueden enriquecer los estudios sobre el fenómeno migratorio contemporáneo. Sólo se enviarán a evaluación los textos que cumplan las siguientes normas editoriales de la revista:
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Diarios del Terruño/ núm. 08 / julio-diciembre 2019/ Primera época/ ISSN: 2448-6876
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La revista también acepta propuestas para números temáticos. Éstas deberán contener un texto relativo al tema del número en una extensión de mínimo 500 palabras y un máximo de 800 palabras. Incluir el listado con el nombre de los / las autores, así como un resumen de máximo 100 palabras por artículo. El proyecto será
evaluado por el comité editorial.
Se hace notar que la revista Diarios del Terruño. Reflexiones sobre Migración y Movilidad se
encuentra referenciada en los siguientes índices nacionales e internacionales: Catálogo 2.0
del Sistema de Información Latindex; Base de datos Citas Latinoamericanas en Ciencias
Sociales y Humanidades (CLASE).
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Las opiniones e ideas expresadas por los autores son de su exclusiva responsabilidad. Éstas no reflejan la postura del editor de la revista.
Atentamente.
Comité Editorial
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Calderón Martínez, Guadalupe, Claudia Díaz
Pérez, Marco Jaso Sánchez y José Luis Sam-pedro
Hernández (Coords.), 2019, Aproximaciones a
la universidad emprendedora en Mé-xico, México:
DCSH Universidad Autónoma Metropolitana unidad
Cuajimalpa, 360 páginas.
Arellano Gault, David y Alejandro Vega Godínez
(Eds.), 2019, Ilustraciones de la acción pública en
el México contemporáneo. Estudios de caso para la
docencia, México: DCSH Uni-versidad Autónoma
Metropolitana unidad Cuajimalpa, 364 páginas.
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NOVEDADES EDITORIALES
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Diarios del Terruño/ núm. 08 / julio-diciembre 2019/ Primera época/ ISSN: 2448-6876
Adonon Viveros, Akuavi, Laura Carballido Coria,
Jorge Galindo y Fernanda Vázquez Vela (Eds.),
2018, Modernización y espacio. Imaginarios,
ordenamientos y prácticas, México: DCSH Universidad Autónoma Metropolitana unidad Cuajimalpa,
Universidad del Rosario, 288 páginas.
Cházaro, Laura, Miruna Achim y Nuria Valverde
(Eds.), 2018, Piedra, papel y tijera: ins-trumentos
en las Ciencias Sociales¸ México: DCSH
Universidad Autónoma Metropolitana unidad
Cuajimalpa, 469 páginas.
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NOVEDADES EDITORIALES
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Diarios del Terruño/ núm. 08 / julio-diciembre 2019/ Primera época/ ISSN: 2448-6876
Gómez G., Rodrigo R., 2018, De leyes y límites del
capitalismo en la larga duración, Méxi-co: DCSH
Universidad Autónoma Metropolitana unidad
Cuajimalpa, 365 páginas.
Hernández Baca, Laura Talina, 2018, Por sentirme valiente
empecé a robar. Masculinida-des y violencias entre los
adolescentes en conflicto con la ley de la ciudad de México,
México: DCSH Universidad Autónoma Metropolitana unidad
Cuajimalpa, 139 páginas.
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NOVEDADES EDITORIALES
Diarios del Terruño
Diarios del Terruño/ núm. 08 / julio-diciembre 2019/ Primera época/ ISSN: 2448-6876
Tolentino Tapia, Gabriel, 2018, Rodar y cuestionar
la ciudad. Movilidad cotidiana de personas con
sillas de ruedas en la Zona Metropolitana del Valle
de México, México: DCSH Uni-versidad Autónoma
Metropolitana unidad Cuajimalpa, 346 páginas.
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NOVEDADES EDITORIALES
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Diarios del Terruño/ núm. 08 / julio-diciembre 2019/ Primera época/ ISSN: 2448-6876
Espacialidades
Revista de temas contemporáneos sobre
lugares, política y cultura
Universidad Autónoma Metropolitana,
Cuajimalpa División de Ciencias Sociales
y Humanidades
Departamento de Ciencias Sociales
Publicación semestral
ISSN-2007-560X
Trashumante
Revista americana de historia social
División de Ciencias Sociales y Humanidades
Universidad Autónoma Metropolitana,
Cuajimalpa
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
Universidad de Antioquia
Publicación semestral
ISSN-2322-9675 (versión electrónica)
ISSN-2322-9381 (versión impresa)
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PUBLICACIONES PERIÓDICAS DCSH UAM-CUAJIMALPA
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Cohen Jeffrey H., y Paulette K.
Shuster (Eds.), 2019,
Modelando el transnacionalismo¸
Transnational Press London, 207
páginas.
Salomón Perrilliat, Esteban,
2018, Navegar fronteras.
Diferencia cultural, trabajo y
ostentación entre migrantes
indocumentados en Nueva York,
México: El Colegio de Michoacán,
310 páginas.
RECOMENDACIONES EDITORIALES
Bada, Xóchitl y Shannon
Gleeson (Eds.), 2019,
Accountability across Borders.
Migrant Rights is North America,
University of Texas Press, 336 páginas.
Martínez Ruíz, Diana
Tamara, 2018, Escenarios
familiares transnacionales:
etnografías afectivas y
de género en el entorno
migratorio MéxicoEstados Unidos, México:
Universidad Nacional Autónoma de
México/ Escuela Nacional de Estudios
Superiores Unidad Morelia,
259 páginas.
Baca Tavira, Norma,
Andrea Bautista León
y Ariel Mojica Madrigal
(Coords.), 2019, Jóvenes
y Migración, México: Gedisa
Editorial, 292 páginas.
Revista Ciencias Sociales.
Revista Multidisciplinaria,
Proyecto independiente.
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