Academia.eduAcademia.edu

Pensar y hacer lo correcto

2018, Reseña de "Pensar políticamente" de Michael Walzer (2010)

Abstract

Pensar Políticamente de Michael Walzer (2010) es reflejo de las contradicciones y complejidades de la vida política a comienzos del siglo XXI. La máxima política ya no se centra en realizar el bien o el mal, sino en "hacer lo correcto". No es común encontrarnos con teóricos políticos como Walzer que aborden el amplio abanico de problemas y posibles respuestas a las que nos enfrentamos hoy día. David Miller realiza la difícil tarea de compilar 17 artículos, ensayos y una entrevista, que recogen las ideas centrales del autor del libro. Sería una irresponsabilidad querer reseñar la totalidad del texto en pocas páginas. Por esta razón, utilizando los conceptos de terrorismo y de las guerras justas e injustas, trataré de abordar varias de las ideas desarrolladas.

Pensar y hacer lo correcto Por. Enrique E. Cárdenas Sifre Pensar Políticamente de Michael Walzer (2010) es reflejo de las contradicciones y complejidades de la vida política a comienzos del siglo XXI. La máxima política ya no se centra en realizar el bien o el mal, sino en “hacer lo correcto”. No es común encontrarnos con teóricos políticos como Walzer que aborden el amplio abanico de problemas y posibles respuestas a las que nos enfrentamos hoy día. David Miller realiza la difícil tarea de compilar 17 artículos, ensayos y una entrevista, que recogen las ideas centrales del autor del libro. Sería una irresponsabilidad querer reseñar la totalidad del texto en pocas páginas. Por esta razón, utilizando los conceptos de terrorismo y de las guerras justas e injustas, trataré de abordar varias de las ideas desarrolladas. “El terrorismo consiste en el asesinato aleatorio de personas inocentes con el propósito de generar un miedo generalizado” (p.367) Walzer no va a desestimar la utilización de la violencia como estrategia política. Más bien nos invita a preguntarnos desde dónde, cómo y hacia quiénes es dirigida esta violencia. Aquí los elementos que descalifican el terrorismo son la aleatoriedad de sus ataques y las faltas de inmunidad a la inocencia. La inocencia, definida por el autor, hace referencia al grupo de la población civil no combatiente o que no están involucrados materialmente en el esfuerzo bélico. El terrorismo rompe con la idea de la guerra justa no sólo porque mata al inocente, sino que también se propone eliminar la comunidad política a la que pertenecen estos individuos. Esa extensión, o amenaza, de la violencia contra grupos enteros, por lo que son y no lo que hacen, es la principal característica del terrorismo (p.375). Es aquí donde el pensamiento del autor interseca con el nacionalismo y el terror religioso. Utiliza ejemplos históricos de luchas de liberación nacional y ejemplos de guerra para trazar la línea entre lo que está permitido y lo que no. Hablando de Argelia escribe: “Podemos colaborar con la independencia argelina aún oponiéndonos al terrorismo del FLN.” Una vez declarada la guerra cualquier soldado y/o persona involucrada materialmente es blanco justo de ataque. Lo que no está permitido es el genocidio o el exterminio de personas por razones étnicas, religiosas, o de posición social. La vida y la libertad son los derechos que nos distinguen como seres humanos. Pero, nos pregunta Walzer, ¿de qué nos sirve una lista de derechos si nadie es capaz de asegurarla? El derecho negativo, necesita de un derecho positivo para que éste tenga sentido (p.351). Detener el genocidio y las limpiezas étnicas requieren de esfuerzos y recursos. De nada sirve una lista amplia de derechos a la que no asignamos responsabilidades. Para el autor la responsabilidad debe ser compartida entre los Estados que puedan asumirla, preferiblemente organizados en cuerpos como la ONU, aunque reconoce su debilidad en estos momentos. Las intervenciones humanitarias son necesarias para asegurar el derecho a la vida y la libertad. Es hasta este punto donde se debe ejercer la intervención. “El nuevo régimen no tiene que ser democrático, liberal, pluralista ni (tan sólo) capitalista. No tiene que ser otra cosa mas que no asesino” (p.344) A esto es lo que Walzer llama intervenciones minimalistas. Más que asociarlas a las prácticas de guerra tradicionales, se aproxima a ellas como prácticas policiales, dirigidas a contener y detener a los involucrados en el crimen contra la humanidad. Estas intervenciones tampoco tienen que esperar siempre a una decisión multinacional. A veces realizar lo correcto necesita de decisiones unilaterales y “ensuciarse las manos” para que tengan efecto. Walzer utiliza el ejemplo de la violencia doméstica iniciada en una casa del vecindario. No sirve la deliberación democrática entre la comunidad, cuando no logran detener la acción violenta. La deliberación es “una forma particular de pensar: tranquila, reflexiva, abierta a un gran abanico de pruebas y evidencias, respetuosa con las diferentes opiniones” (p.203) La democracia es mucho más que el proceso de deliberación y Walzer enumera 14 actividades que resaltan otros valores, no solo la razón reflexiva. Entre las que me interesa mencionar están “debatir y gobernar” Debatir “no involucra alcanzar un acuerdo racional, sino ganar el debate, es decir convencer al público” (p.207) “Gobernar es una actividad deliberativa. Pero los placeres de mando no son… completamente racionales” (p.214) Incluso menciona Walzer que a veces nosotros mismos queremos gobernantes que no siempre tomen decisiones de manera deliberada. En el capítulo 17 que hace referencia al concepto de las “manos sucias”. Y es que el buen gobernante es aquél que conociendo las reglas, reconoce cuándo tiene que romperlas y sobretodo se siente culpable al hacerlo, valor que rescata del catolicismo. Es este sentimiento de culpabilidad el que nos va asegurar que el político no nos está mintiendo de manera normal en otras instancias del mando. Desde aquí podemos comprender mejor las posturas sobre la filosofía política en los primeros capítulos. El filósofo político tiene la necesidad de abstraerse de la realidad para poder generar pensamientos y situaciones hipotéticas en las cuales desarrolle nuevas salidas a problemas de la comunidad. Pero estas supuestas soluciones nunca podrán tener una aplicación pura en la vida política real. La política necesita de prácticas que sean entendidas por el conjunto de las y los individuos que en ella conviven. La política no necesita ser perfecta, necesita ser correcta. Pensar políticamente es una invitación a ese hacer lo correcto. Referencia Walzer, Michael (2010) Pensar Políticamente. Barcelona, Paidós