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De los escudos cubanos

De los escudos cubanos M aikel Ar ista-Salado Her nández Estudiante de Derecho L os escudos son el reflejo de la identidad de una región, ciudad o país o una de las expresiones artísticas e históricas de ella. La heráldica se produce a través de un proceso acumulativo de conocimientos, de sentimientos que se muestran en sus símbolos, y en la peculiar forma que adoptan para ajustarse a los cánones gráficos de esta. Es una tradición propia de la cultura europea que hemos seguido cultivando en América, sin embargo, nuestros escudos no se reconocen al mismo nivel de los de Europa. De los escudos cubanos mucho puede decirse, pero veamos sólo dos expresiones de escudos locales cubanos. El caso Marianao Este es uno de esos símbolos mal empleados y mal denominados. Realmente lo que el gobierno municipal usa es un emblema heraldizado, pues tiene algunos rasgos heráldicos, pero no llega a ser rigurosamente un escudo de armas. En primer lugar debemos decir que presenta poca definición del campo, que es el elemento más importante dentro del discurso heráldico, en tanto es allí donde se ubicarán sus particiones, piezas y muebles. El campo no puede ser acromático ni estar formado por el cielo, salvo en excepcionalísimas ocasiones.1 Además de la poca definición del campo, podemos agregar la pobre estilización de sus piezas, así como la bidimensionalidad y la perspectiva, y el abigarramiento de dichas piezas y su marcada tonalización. También notamos que se infringen los cánones de emplazamiento, plenitud y de esmaltaje, desconociéndose los esmaltes heráldicos. El escudo tiende a un negativo iconografismo heraldizado2 que impide el despliegue de genuinos recursos de la Ciencia Heroyca que permitan simbolizar el territorio de manera agradable a la vista y en conformidad con los cánones de blasonaje y embl asonaj e. En el embl ema de M arianao,3 sus blasones desconocen toda posición fija, yendo en contra del canon de emplazamiento. La utilización arbitraria e indiscriminada del púrpura da al traste con la belleza, estilización y tonalización de sus blasones. En el emblema-escudo de Marianao se i ntroduce un probl ema seri o en l a heraldografía cívica cubana: la perspectiva. La heráldica por definición no la admite, pues todos sus blasones deben estar en un mismo plano y en el supuesto escudo de Marianao la aveni da aparece en perspectiva, lo mismo sucede con las arquitecturas que se muestran: la Plaza José Martí y el Ayuntamiento. También, al igual que en el escudo de Plaza de la Revolución, existe poca o ninguna definición del campo, y al omitirse 120 este queda invalidado el diseño completamente como escudo de armas. Las cortinas de color púrpura están evidentemente muy mal ubicadas en tanto restan visibilidad al ya maltrecho diseño y su ubicación debería estar fuera del escudo. Es curioso que, en el Museo Muni ci pal de M ari anao aparezca una brevísima reseña descriptiva del blasón municipal que, entre sus muchos errores, dice que las ramas que orlan el escudo son de olivo y laurel, cuando en realidad son de laurel y encina y las trae contrarias a la corona de encinalaurel del escudo de la República. Aún no sabemos si dicha inversión fue de manera intencional o por desconocimiento del artista, aunque me inclino por la segunda posibilidad. Es por ello que hemos diseñado una propuesta de escudo de armas que puede ser reproducido y reconocido fácilmente, y además es un símbolo sencillo que simboliza lo más importante del territorio en cuestión. Proponemos un escudo que muestre, en campo de púrpura, dos torres donjonadas unidas por una cadena de oro y acompañadas en el punto de honor de una rueda alada, todo de oro. Al timbre, “ Corona Mural de la Ciudad” . Divisa: “Marianao Ciudad Que Progresa” , puesta en letras de sable sobre un volante de plata. De este análisis podemos concluir que, al infringir loscánonesheráldicos, el símbolo municipal no puede ser considerado como escudo en lo sucesivo sino meramente como emblema heraldizado. El gobierno municipal inmerecida y erróneamente, le da carácter y uso de escudo de armas, cuando no lo es. El púrpura se ha convertido, desde el emblema adoptado por la administración Orúe, en el color del municipio, y así hemos querido mantenerlo en el escudo de armas. La primera torre representa el desarrollo urbanístico del municipio como asentamiento residencial y la segunda es símbolo del desarrollo constructivo del territorio que se constata en obras monumentales como hospitales, academias, escuelas. Ambas van unidas por una cadena dorada que representa l a uni ón entre ambos, o sea, el desarrollo integral y gradual del municipio; el todo superado de una rueda alada del mismo metal representa el progreso. La divisa se hace portavoz de las palabras del alcalde Orúe y perpetúa su memoria entre las nuevas generaciones, además que se hace un móvil de entusiasmo y al i ento para conti nuar desarrollando el municipio. Del análisis gráfico, visual, del escudo de M arianao, podemos exponer tres conclusiones: 1. En el diseño predominan los símbolos (más bien iconos) que aluden al desarrollo urbanístico y constructivo del territorio. 2. El púrpura y el oro son los dos únicos colores heráldicos y el primero de estos el que predomina. 3. La rueda alada es el elemento fundamental dentro del diseño; a ella confluyen el resto de las piezas. Es el resumen de todo el discurso heráldico. 121 El caso Cerro El escudo del Cerro, por su parte, aunque tiene un buen contorno, visibilidad de piezas, campo y hasta exornes, como conjunto no cumple con el canon fundamental y en general es un diseño poco estilizado y plagia un tanto al escudo de La Habana4 dando al traste con la identidad propia de la comunidad. La llave de oro sobre campo de plata infringe el canon de esmaltaje al poner un metal sobre otro, por otro lado, las columnas tronchadas, picadas o en sus mitades simbolizan la ruina, la penalización, y es una alegoría a los tres castillos del escudo de La Habana. De manera que considero que el Cerro debe tener su propia identidad reflejada en un escudo de armas que sea original y sencillo. En el actual diseño, además de su poca originalidad y violación del canon fundamental –hechos que, por añadidura, lo invalidan como escudo de armas–, el supuesto escudo no es lo suficientemente representativo como debería ser en tanto no reflej a l os el ementos más i mportantes dentro del mosaico histórico-cultural del territorio. Existen elementos más importantes que las columnas mutiladas, la reja que timbra el “ escudo” , y las ramas que lo adornan pues, al desconocer sus autores l a natural eza de l a heráldica, no se puede distinguir si son ramas de olivo, de encina o laurel. Alrededor de la llave en el actual diseño se ubican las palabras “ Municipio Ce- rro” , en letras negras. Pienso, sin embargo, que un buen escudo no precisa llevar dentro de su campo el nombre del territorio al que alude, sino que este pueda ser representado con la menor cantidad de símbolos, aunque se permiten lemas, palabras y algunos motes en general que en algún momento hayan identificado al territorio. De ahí que proponemos este diseño: en plata, ondas de agua, de azur, sumadas de un cerro de sinople5 cargado de una llave de oro en situación de banda, sumado de un tulipán de azur sostenido de lo mismo, entre dos alacranes de sable, el todo surmontado de una Corona española de marqués. Exornes propios de la Ciudad de La Habana. Su semiología es obvia.6 Debe destacarse el reconocimiento que se hace al deporte en el territorio con el alacrán,7 que es símbolo, también, de la cultura popular comparsera, además la posición de la llave de oro da a entender que es esa la llave del Cerro y no otra, su postura es un recurso para diferenciarla de la llave de La Habana, porque en definitiva, “ el Cerro tiene la llave” pero, es su llave. Hemos mantenido los exornes propios de la Ciudad de La Habana en la mayoría de los diseños propuestos para indicar la pertenenciaaestay su intrínsecarelación, ya que son estos municipios los que conforman la ciudad. Además de esta cuestión, estamos, al mismo tiempo, creando un sistema simbológico propio de la Ciudad de La Habana. 122 Otras consideraciones Alrededor del tema de los escudos municipales estamos generando un buen debate desde el punto de vista de la identidad, que por razones de espacio en este artículo no es posible tratar, pero esencialmente sabemos que, si bien Santiago de las Vegas al perder su Ayuntamiento quedó como un barrio dentro del municipio Boyeros, este municipio no puede adoptar el escudo de armas de la villa porque fue concedido expresamente para ella y entonces estaríamos creando un problema de identi dad y otro más grave aún, de legalidad. La propuesta que trato de llevar es diseñar un nuevo escudo que represente a todo el territorio, y ello no significa, como temen algunos historiadores, que se retire el escudo de Santiago de las Vegas del Museo Municipal y se coloque el nuevo blasón. Más bien todo lo contrario: realmente el escudo de Santiago de las Vegas tiene más valor histórico que administrativo y aún se puede promover su uso a partir del Consejo Popular del mismo nombre, justamente para renovar su valor administrativo y legal. Pero es de hacer notar que por Real cédula ese escudo no puede identificar a más territorios que a la propia villa de Santiago de Compostela de las Vegas la cual oficialmente en la actualidad no lo utiliza, además Boyeros carece de blasón, de manera que es perfectamente posible y necesario revitalizar en un caso el escudo, y en el otro crear uno que asuma en sí la nueva realidad política. Existen otros emblemas heraldizados que son tratados como escudos de armas, podríamos mencionar los “ escu- dos” de Esmeralda, en Camagüey; Regl a, en l a Ci udad de L a Habana; Quivicán, La Habana; municipio Santi ago de Cuba, en l a provi nci a homónima; provincia Holguín y otros muchísimos. Todos estos escudos tienen graves incoherencias con las leyes heráldicas; en los de Guanabacoa y la provincia de Santiago de Cuba, los diseños son heráldicos en cuanto a la posi ci ón y embl asonaj e general , si n embargo carecen de una adecuada cromatización heráldica. En el caso de l as armas de Guanabacoa, se ti ene como legal la Real cédula de 13 de agosto de 1743, convirtiéndolo en el escudo municipal más antiguo de Cuba, pero nada se ha dicho o legislado con relación a los colores y a la adecuada descripción del escudo, que se sigue dibujando con errores; en el caso de Santiago de Cuba, es plausible el gesto de la Asamblea Provincial del Poder Popular en reconocer, en el 2002, la trascendencia y el valor histórico de su escudo original, en tanto es el escudo oriental el primer escudo provincial concedi do durante l a repúbl i ca (25 de agosto de 1905, por el gobernador don Manuel Yero Sagol), pero además fue usado por el mayor general Calixto García Íñiguez en documentos oficiales durante la guerra de 1895; sin embargo, sus esmaltes no se ajustan a la Ley de Esmaltaje, según el Acuerdo No. 284-VIII del órgano provincial. Desechar el antiguo emblema que no era recomendable. Tal ejemplo debemos seguir. En esta propuesta de diseño, hemos incluido la cruz de Santiago como armas parlantes de la provincia; cromatizado 123 adecuadamente los blasones del escudo de manera que no se encuentre nunca metal sobre metal o col or sobre color; además, las ramas de los atributos de la república orlan el escudo, como corresponde a su uso tradicional y su naturaleza. De esta manera se logra un conjunto armónico, pero sobre todo válido desde las leyes heráldicas. Estamos a tiempo de enmendar los daños causados a tan importante área de nuestro patrimonio simbológico, deforma tal que pueda, con mayor potencialidad, continuar promoviendo a las generaciones venideras y al resto del mundo nuestras historias e identidades locales, aun más embellecidas y enriquecidas. Justo para ello, y para elevar el reconocimiento internacional de nuestra Escuela son las presentes propuestas que por definición, podrán admitir una u otra modificación, siempre y cuando no traicione a la milenaria tradición que en el último siglo ha sido amenazada de muerte. Notas 1 El escudo primado deCubatrae, en lapartición alta, aNuestraSeñoradelaAsunción y el campo es el ci el o. Si n embargo, esto responde a cuestionespropiasdelareligión. Lavirgen en el cielo y Santiago Apóstol en la tierra dan una medida de cuánto abarca el poder español. 2 La heraldización de este emblema lo da la descontextual i zaci ón de sus pi ezas, l o que evidentementeesun paso deavancecon relación al iconografismo realista que en otros escudos podemos encontrar. A demás, el contorno favorecelaheraldización delacual hablamos. 3 Aunque el gobierno municipal le da carácter y natural eza herál di ca, es preci so deci r que, rigurosamente hablando, estamos en presencia de embl emas o, si se qui ere, embl emas heraldizados. Sólo alosestadosnacionalesseles reconoce tácitamente su emblema como escudo sin importar su naturaleza; talesson loscasosde China, Brasil, etcétera; en otras situaciones se lesreconocedeentradasu naturalezadeemblema, como esel deItalia, por ejemplo. Sin embargo, si tratamos el emblema como lo que es realmente, no podríamos hacerlo en tanto no cabrían los términos propios de la Ciencia Heroyca ni la restricción deesmaltes; no obstanteesnecesario utilizar el término blasonesparahacer ver quelo queel gobierno tieneen susmanosno esun escudo en todalacabalidad delapalabray delacienciay debeser inminentementereformado. 4 Nótesequeel escudo delaCiudad deLaHabana es: tres castillos de oro en faja y una llave de plata, en azur. 5 Algunosrefieren queyael Cerro no estal cerro; sin embargo su raíz es inobjetable en tanto ha sido dicho accidentegeográfico el topónimo que ha identificado al territorio durante siglos, con absolutavigencia. 6 Todo lo anterior es fruto de las entrevistas realizadas a los señores Humberto Tellería y Carl os Bartol omé, especi al i stas del M useo Histórico Municipal del Cerro. 7 Entre los tantos valores con que la cultura deportiva ha identificado al actual municipio Cerro podemos citar la Ciudad Deportiva y el Estadio Latinoamericano y otros tantos que más alládelasinstituciones, merecen ocupar un lugar en el blasón municipal. 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