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Se presentan aquí quince obras de arquitectura religiosa que comparten una característica común: todas han sido construidas durante el siglo XX en Galicia.
El siglo XX ha sufrido dos revoluciones que afectaron directamente a la
arquitectura religiosa: el Movimiento Moderno y el Movimiento Litúrgico. El
primero tiene que ver con la arquitectura, o lo que es lo mismo, con la envolvente de los edificios; y el segundo con el culto, es decir, con la vida que se
desarrolla dentro de ellos.
Estas dos revoluciones, al plantear sendas peticiones de principio, alteraron
significativamente la línea continua que venía guiando la forma de construir
iglesias hasta el momento, introduciéndolas en una suerte de vorágine revisionista de la que todavía no se han podido sustraer. Esa es la razón por la que
los edificios que aquí se muestran aparecen tan dispares. Tanto, que algunos
no serían reconocibles como iglesias si no hubiese una cruz que los significase
como tales.
La revolución arquitectónica afectó no sólo al lenguaje artístico, sino a
algo mucho más profundo: los valores que la arquitectura refleja. Así, alrededor de 1930, los conceptos de trascendencia, dignidad o calidad, intrínsecos
a la arquitectura religiosa, se vieron trastocados por una alusión abstracta al
espíritu de los tiempos, que impondría una arquitectura económica, sincera y
desmontable. Lo que sólo era una idea antes de las grandes guerras, se convirtió en una necesidad después de ellas.
Por su parte, la revolución programática llegó desde la revisión purista de
la liturgia de la Iglesia. La reforma paulatina de los usos cultuales se volvió
radical aprovechando la convocatoria del Concilio Vaticano II. Durante los
años siguientes, ni los clérigos, ni mucho menos los arquitectos, sabían cómo
hacer iglesias nuevas: hubo que inventarlas, algo que nunca había ocurrido
anteriormente.
Las iglesias son espacios especialmente sensibles que acusan cualquier
mínimo movimiento cultural. La fragilidad de su aspecto, debido a su sutilísimo programa, contrasta con la fortaleza que les confiere su milenaria historia.
Sismógrafos de las vicisitudes del alma humana, estos espacios emocionantes
nos permiten revisitar un siglo convulso, así como constatar la maravillosa capacidad de adaptación de la fe cristiana al discurrir de los tiempos. La formas
pueden cambiar, pero la esencia de la iglesia permanece inmutable: una sala
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Fifteen works of religious architecture are presented
here with a joint characteristic: all of them were built in
Galicia during the 20th century.
Two revolutions with a direct impact on religious
architecture occurred during the 20th century: the
Modern Movement and the Liturgical Movement. The
former is related to architecture or rather, with the
cladding of buildings; the latter is related to the cult,
i.e., with the life going on inside them.
Both revolutions entailed their respective principle
requests and they significantly altered the straight
line which had directed the way in which churches
had been built so far. They caused some sort of
revisionist maelstrom which still affects it. That
is the reason why the buildings shown here look
so different. Actually, some of them would not be
recognised as churches if it was not for the cross
identifying them as such.
The architectural revolution impacted not only the
artistic language, but also something deeper: the
values portrayed in architecture. Around 1930,
concepts such as transcendence, dignity or quality,
inherent to religious architecture, were altered by
an abstract allusion to the spirit of times which
would impose an economic, sincere and removable
architecture. What was just an idea before the two
Great Wars became a need after them.
On the other hand, the programme revolution
occurred from a purist review of the Church liturgy.
The gradual reform of worship uses turned a radical
one, making the most of the II Vatican Council call.
In following years, neither clerics nor architects
knew how to build new churches at all: they had to
be invented, which had never happened before.
Churches are particularly sensitive spaces which
suffer from any slight cultural movement. The
fragility of their appearance, due to their very subtle
programme, contrasts with the strength provided by
its millenary history. These thrilling spaces are the
seismographers of human condition and allow us
to revisit a convulsed century, also witnessing the
wonderful adaptation capacity of Christian faith
to the passing of time. Shapes may change, but the
essence of a church remains unchanged: a wide and
well-appointed hall where the Easter supper can be
celebrated (Cf. Lk 22, 12).
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Daniel Vázquez-Gulías ha sido un arquitecto poco frecuentado por la
crítica, acaso injustamente. Tras un inicio profesional fulgurante —viajes
por Europa y China, primeros premios en los concursos para el Gran Hotel
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su actividad se centró en la ciudad de Ourense. En esta pequeña capital de
provincia proyectará un edificio verdaderamente singular: el Patronato del
Santo Ángel, una iniciativa benéfica, destinada a impartir formación humana,
cristiana y profesional a niñas huérfanas en régimen de internado, que estaba
promovida por la señora Ángela Santamarina de Temes, más conocida como
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La obra, concebida como un recinto amurallado, se nutre de diversas
influencias, que van desde el neomedievalismo francés al plateresco español.
Para la ornamentación, que en cada edificio es diferente, el arquitecto eligió
motivos vegetales locales, evitando cualquier decoración exótica, como solían
hacer los neomedievalistas, aunque también introdujo motivos profanos de
intenso lirismo en las vidrieras, muy del gusto de los prerrafaelitas.
En 1917 se comenzó a construir la iglesia, que debería acoger las sepulturas de los benefactores. La capilla es soberbia, y está magníficamente
ejecutada. Consta de una sola nave, cubierta por cuatro bóvedas de crucería
de clave ornamentada que se apoyan sobre haces de columnas, reforzados al
exterior por seis contrafuertes. En el interior, alberga el sepulcro de Dolores
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Vázquez-Gulías está considerado como el más interesante de los arquitectos gallegos que construyeron iglesias entre 1890 y 1930. Su alejamiento tanto
de la ortodoxia neogótica como del modernismo al uso, se puede comprobar
en los diversos panteones funerarios que realizó en el cementerio de Ourense.
Poco después, el mismo arquitecto pondrá el punto y final a la arquitectura
ecléctica en Galicia con la iglesia parroquial de Santa María de Amarante
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Daniel Vázquez-Gulías has been an architect not
so often reviewed by critics, maybe unfairly. After
a dazzling start of his career —travelling through
Europe and China, winning the first prize of the
contest for the Grand Spa Hotel of A Toxa (1899)
and the Galician Centre of La Habana (1917)—,
his activity focused on the city of Ourense. He
projected a really unique building at this small
province capital: the St. Angel Foundation, a charity
boarding-school devoted to human, Christian and
professional training for orphaned girls promoted by
Ms. Ángela Santamarina de Temes, also known as
Angelita Varela (1864/1956).
The building was conceived as a walled precinct
and it had several influences, ranging from French
Neo-Medievalism to Spanish Plateresque. The
decoration differs from building to building.
The architect chose local vegetable motives and
avoided any exotic decorating, as it was usual in
Neo-Medieval works, though he also added some
intensely lyrical profane motives on the stained-glass
windows, very much of the Pre-Raphaelite taste.
The church started to be built in 1917 with a
view to hosting the sponsors’ tombs. The chapel is
splendid and wonderfully executed. It has one nave
covered with four cross rib domes with ornamented
keystone which are supported by bundles of columns
externally reinforced by six buttresses. Dolores
Santamarina’s sepulchre is kept inside, made by
Francisco Asoréy (1922), as well as Francisco de
Temes’s tomb, made by Francisco Amaya (1923).
Vázquez-Gulías is considered to be the most
interesting Galician architect who built churches
between 1890 and 1930. He is detached both from
Neo-Gothic orthodoxy and the usual modernism,
as can be seen in the various funerary pantheons
he made at Ourense cemetery. A few years later,
the architect put an end to eclectic architecture in
Galicia with the Saint Mary of Amarante parish
church (Maside, Ourense, 1922/30).
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Antonio Palacios fue uno de los arquitectos españoles más importantes
del siglo XX. Nacido en O Porriño en 1878, estudió arquitectura en Madrid,
donde construiría sus obras más significativas. A pesar de su mentalidad
cosmopolita, Palacios nunca perdió el contacto con Galicia, y en el momento
en que el regionalismo se convirtió en moda arquitectónica, sus referencias se
volvieron locales.
Ese regionalismo se percibe muy bien en el Templo Votivo del Mar. El
edificio formaba parte de un proyecto más ambicioso que incluía un internado
para huérfanos, y otros edificios asistenciales. Un arco visigótico que se encontró en el lugar sirvió de excusa para construir un nuevo templo almenado,
a la manera de las antiguas catedrales-fortaleza gallegas.
Palacios emplea un lenguaje que quiere ser una síntesis de muchas cosas.
Por una parte, es un lenguaje elemental, que utiliza materiales sencillos, sin
elaborar, encontrados al azar, dentro de la dinámica del reciclaje. Por otra,
intenta que cada material sirva para lo que es —soportar cargas, iluminar,
aportar color— sin violentar su naturaleza, es más, consiguiendo la máxima
expresión partiendo, precisamente, de esa naturaleza. Una actitud inclusiva
que bordea lo naïf y lo kitsch, esquivándolos gracias a su potencia expresiva y
al oficio como constructor.
Particular atención merecen la cúpula nervada de ladrillo y la colección de
mosaicos que se encuentran a su alrededor.
La brillantez visual de la iglesia, su economía de medios, su cercanía estética con las gentes sencillas, la posibilidad de incorporar en ella casi cualquier
tipo de imagen, lo adecuado del tratamiento de la luz que crea ámbitos de
celebración y de plegaria personal, o la aparente continuidad con la tradición
planimétrica no exenta de hallazgos formales —obsérvese la nave alternativa
conformada por el volumen de la entrada y el ábside del baptisterio—, garantizan la vigencia de un espacio que no es de ningún tiempo, y que es de todos
a la vez.
*$POHSFTP*OUFSOBDJPOBMEF"SRVJUFDUVSB3FMJHJPTB$POUFNQPSÃOFB
Antonio Palacios was one of the most important
Spanish architects in the 20th century. He was born
in O Porriño in 1878 and studied architecture in
Madrid, where he built his most significant works. In
spite of his cosmopolitan vision, Palacios never lost
contact with Galicia, and his references turned local
when regionalism became an architectural trend.
That regionalism is perfectly visible at the Votive
Temple of the Sea. The building was part of a more
ambitious project including a boarding-school for
orphans and other charity buildings. A Visigothic
arch found on the spot served as an excuse to build
a new crenelated temple, in the fashion of the old
Galician fortress-cathedrals.
Palacios used a language intending to be a
synthesis of many things. On the one hand, it is an
elementary language using simple un-elaborated
materials, some found by chance, just like in
recycling processes. On the other hand, he intends
every material to be what they are for —bearing
loads, lighting up, adding colour— without violating
their nature, even achieving their highest expression
based on that nature. His inclusive approach was
almost naïve or kitsch; however he managed to
escape them thanks to his expressive power and his
professionalism as architect.
Particular attention must be drawn to the
ribbed brick dome and the collection of mosaics
surrounding it.
The visual brightness of the church, its economy
of means, its aesthetic closeness to common people,
the possibility to integrate almost any type of image,
the right treatment of light creating celebration and
private prayer spaces, or the apparent continuity
with the plan metric tradition, with some formal
achievements —take a look at the alternative nave
integrated by the entrance volume and the baptistery
apse— guarantee the usefulness of a space which is
timeless and may belong to any given time.
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El Templo de la Veracruz fue proyectado por el arquitecto Antonio
Palacios y construido entre los años 1940 y 1957. Es un edificio realmente
sorprendente por su originalidad plástica, pues presenta una amalgama
de formas neorrománicas, neogóticas y bizantinas donde se adivinan las
influencias de Gaudí. La composición culmina en una bella torre de 52 m
de altura, en la que se conjugan el expresionismo, el simbolismo y el historicismo que identificaron la obra de este arquitecto en los últimos años de
su vida.
La iglesia no sólo pretendía ser un espléndido cofre para el Lignum Crucis
—una reliquia auténtica de la Cruz de Cristo traída desde Tierra Santa—, sino
también condensar en un mismo espacio toda la historia de la arquitectura
gallega. Pese a su aspecto exterior un tanto arqueológico e inclasificable —no
sin razón se han llegado a calificar las iglesias de Palacios como dinosaurios
pétreos—, el interior es rico en perspectivas y emocionante por el tratamiento
que se hace de la luz (paradójicamente, Palacios estaba casi ciego cuando se
FRPHQ]yDFRQVWUXLUHOHGLILFLR
La planta del templo es original y compleja, y se articula en dos zonas: una
nave principal de planta centrada, que incluye en su cabecera un ábside con
deambulatorio; y una segunda nave adosada a sus pies, rectangular. Separando
estos dos ámbitos se encuentra un arco triunfal, que acoge al colegio de los
apóstoles dentro de una corona de luz.
Contrafuertes, torreones y arcos parabólicos —ejecutados con la idea trinitaria de que de tres puntos distintos surge un solo arco, el parabólico—, son
un ejemplo del afán detallista, minucioso y virtuosista del autor, duramente
criticado en diversos momentos por distintos círculos modernos.
Desde aquí nuestro recuerdo a Evaristo Vaamonde, entonces párroco
de O Carballiño, y al constructor Adolfo Otero Landeiro, que con imaginación económica y voluntarismo perseverante, lograron levantar este
palacio para Dios.
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The Veracruz Temple was projected by architect
Antonio Palacios and built between the years 1940
and 1957. It is a truly surprising building due to
its plastic originality, presenting a conglomerate
of Neo-Romanesque, Neo-Gothic and Byzantine
forms with Gaudí’s influences. The composition
ends at a beautiful 52 m tower where expressionism,
symbolism and historicism are combined, traits
which identified the architect’s work during the last
few years of his life.
The church did not only aim at being a splendid
jewel box for the Lignum Crucis —a true relic of
Jesus Christ’s cross brought from the Holy Land—,
but also at bringing together under the same roof the
whole history of Galician architecture. In spite of its
outer appearance, which is somewhat archaeological
and unclassifiable —Palacios’s churches have
rightly been described as stone dinosaurs—, the
inside is full of perspectives and thrilling due to the
light treatment. (Paradoxically, Palacios was nearly
blind when the building started to be built.)
The original and complex temple plan is divided
into two areas: a main nave with centred plan,
including and apse with an ambulatory, and a
second nave attached to its feet of rectangular shape.
A triumph arch separates both areas and portrays
the group of apostles inside a crown of light.
Examples of his interest for detail are the
buttresses, towers and parabolic arches, which were
executed following the Trinitarian idea that «a single
arch, the parabolic one, stems from three different
points». The author’s eagerness for virtuosism and
minute detail was harshly criticised by different
modern circles at different times.
We would like to acknowledge Mr. Evaristo
Vaamonde, the former parish priest of O Carballiño,
as well as promoter Adolfo Otero Landeiro, for
managing to erect this palace for God thanks to their
financial imagination and persevering will.
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Existe una cierta tendencia en la historiografía contemporánea, derivada
de la aceptación acrítica de las posturas predominantes entre los propagandistas de la primera Modernidad, según la cual el espíritu de los tiempos
habría abocado ineludiblemente la arquitectura hacia los lenguajes abstractos,
náuticos e industriales, y todo aquél que se negase a asumirlo quedaría tachado de heterodoxo, retrógrado o involucionista. Si ya es difícil explicar la
arquitectura mundial con este esquema, comprender la arquitectura gallega
resulta del todo imposible.
El arquitecto Manuel Gómez Román participó desde su juventud en
diversas iniciativas de corte romántico que pretendían recuperar los valores
específicos de Galicia dentro del estado español. Persona de intensa vida política y social, ejercida en épocas muy distintas, impulsó con su arquitectura
el camino del lenguaje palaciego rural —que había tenido su momento de
máximo esplendor con el barroco de placas compostelano—, combinándolo
con referencias regionalistas propias de la arquitectura de los indianos.
La ermita de Nuestra Señora de la Guía participa de este modo de hacer,
un lenguaje que en ese momento estaban utilizando en Vigo casi todos los
arquitectos, y que generará buena parte de los mejores edificios de la ciudad,
o al menos, los más apreciados por el ciudadano de a pie. De hecho, dada su
excepcional ubicación y su concepción eminentemente monumental, se puede
decir que la arquitectura de esta iglesia es sólo lenguaje. La desproporción entre la nave y la torre, así como la incorporación de una escultura del Sagrado
Corazón de Jesús en la cúspide que nunca se llegó a realizar, han de leerse en
clave paisajística.
Por lo demás, se trata de un objeto deliciosamente ejecutado. La perfección
de los detalles escultóricos y constructivos se extiende al interior, concebido
como si de una delicada basílica en miniatura se tratase.
Se conserva una propuesta de Antonio Palacios, fechada en 1930, para
construir un fastuoso santuario en esa misma ubicación.
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Current historiography shows a certain trend
which is derived from the uncritical acceptance of
the predominant positions among the propagandists
of the first Modernity, according to which the spirit
of times has unavoidably led architecture to abstract,
nautical or industrial languages, therefore, anybody
who dares reject them would be disregarded as
heterodox, reactionary or involutional. Existe una
cierta tendencia en la historiografía contemporánea,
derivada de la aceptación. If you find it difficult
to explain international architecture with such a
pattern, trying to understand Galician architecture
is totally impossible.
The architect Manuel Gómez Román took part
from his youth in several romantic initiatives which
aimed at recovering the specifically Galician values
within the Spanish territory. He was a person with an
intense political and social life which he exercised at
different times. He promoted in his architecture the
path to the rural palace language —which had seen
its summit with the Santiago Plaque Baroque— and he
combined it with regionalist references characteristic
of the architecture of returned emigrants.
The hermit of Our Lady of A Guía shares this
savoir-faire, a language which was being used in Vigo
by practically all the architects and which generated
a great part of the best buildings in the city, at least
those best appreciated by the common citizen. In fact,
due to its exceptional location and its predominantly
monumental concept, it may be said that the church
architecture is simply a language. The lack of
proportion between nave and tower, as well as the
addition of a sculpture of the Sacred Heart of Jesus at
the summit which was never made must be understood
from a particular approach to the landscape.
Apart from that, the object was wonderfully
executed. The perfection of sculptural and constructive
details extends to the outside, which was conceived as
a delicate miniature basilica.
A proposal by Antonio Palacios dated in 1930
with the purpose of building a grand sanctuary on
the same spot is also kept.
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El asentamiento minero de Fontao, cerca de Silleda, se estableció en 1954,
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Basilio Bas planearon un poblado completo que, además de las viviendas de
los trabajadores, incluía diversos equipamientos complementarios: un campo
de fútbol, una escuela, viviendas para los maestros, un cine y una iglesia.
Cuando a principios de los años setenta las minas dejaron de utilizarse, el
poblado se fue abandonando, hasta que en 2001 la Xunta de Galicia decidió
acometer la rehabilitación de las viviendas. La iglesia no fue restaurada, como
tampoco lo fueron los demás servicios comunes.
Arquitectónicamente, la pieza resulta excepcional en el contexto gallego, y
merecería una intervención cuidadosa para volver a ponerla en funcionamiento.
La pureza de sus líneas, la rotundidad de su implantación y la contundencia de
su espacio interior, así lo demuestran. Situada en el límite oeste del poblado,
media entre ella y las viviendas una campa que marca el espacio de aproximaFLyQ8QSyUWLFRHOHPHQWDO ORVDGHKRUPLJyQ\SLODUHVGHDFHURODPLQDGR GH
escala un tanto confusa, sirve de atrio, conectando el volumen de la iglesia con
un campanario concebido a modo de escultura. La simplicidad del volumen se
equilibra con la textura de los paramentos rugosos, que integra el edificio en el
paisaje mediante la vibración de la luz.
Precisamente, el espacio interior se ilumina a través de la fachada sur,
quebrada en diente de sierra, mientras se cierra completamente al norte. Hacia
el oeste, el retablo se identifica con el paisaje, visible tras una inmensa cruz
estructural. La sacristía se encuentra bajo el altar, que así aprovecha el acusado desnivel del terreno y justifica la singular implantación del edificio.
Su inspiración en la capilla que los arquitectos norteamericanos Robert
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pocos años antes, está fuera de toda duda.
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The Fontao mining settlement, near Silleda, was
established in 1954, when the wolfram mines began
to be exploited. Cesar Cort & Joaquín Basilio
Bas planned a whole village comprising different
complementary insfrastructures, apart from the
workers’ dwellings: a football pitch, a school,
teachers’ houses, a cinema and a church. The mines
ceased to be exploited in the early 70s and the village
was deserted until the Autonomous Government of
Galicia decided to refurbish the dwellings in 2001.
Neither the church nor the rest of common facilities
were restored.
The work is architecturally exceptional in Galicia
and it deserves a careful intervention so as to make
it functional again. This is shown by the purity of its
lines, the rotundity of its implementation and the force
of its interior. It is located at the Western limit of the
village and there is a ground lying between it and the
dwellings, marking the approach area. The atrium is
an elementary portico (concrete slab and laminated
steel pillars) of a rather confusing scale. It links the
church volume to a belfry conceived as a sculpture.
The simple volume is balanced by the texture of the
rough faces and the building is integrated in the
space by means of the light vibration.
Precisely, the inner space is lit up through the
Southern façade, which is torn like a saw while the
Northern side is completely closed. The altarpiece
identifies itself with the landscape towards the West;
the landscape is visible behind a huge structural
cross. The sacristy is under the altar, thus making the
most of the steep slope and justifying the building’s
unique implementation.
It was undoubtedly inspired by the chapel made
by the North-American architects Robert Anshen
& William S. Allen in Sedona (Arizona, USA) a few
years earlier.
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A principios de los años sesenta, un cura joven y entusiasta, pidió al arquitecto madrileño José Luis Fernández del Amo que proyectase la iglesia de
su recién estrenada parroquia. Fernández del Amo, muy vinculado a los ambiente católicos y de vanguardia de su tiempo, puso especial empeño en que el
edificio se integrara con la arquitectura anónima de la montaña de Lugo.
El edificio es muy pequeño. La estructura de su cubierta está formada por
cerchas de hierro, vistas, sobre las que se dispone un entarimado de madera.
El ambiente interior es sobrio, digno y adecuado, tan solo enriquecido por el
brillo de sus vidrieras. En los nudos inferiores de las cerchas se colocaron
bombillas desnudas, que aportan un aire muy peculiar al espacio. El material
más abundante de la zona es la pizarra, por lo que se utiliza tanto en la cubierta como en los muros o en el mismo pavimento. La torre —un paralelepípedo
simple con el hueco de las campanas incrustado en el ángulo— recuerda
mucho a otras arquitecturas del autor.
El arquitecto contó con la colaboración de algunos artistas amigos: José
Luis Gómez Perales realizó las vidrieras, y José Luis Sánchez Planes las imágenes, el altar y el sagrario. Años después, declararía: «Experiencia tengo
de haber edificado unas cuantas por distintas latitudes de nuestra geografía.
Pequeñas iglesias rurales. Me propuse siempre hacer una arquitectura de la
liturgia. He de decir que he evolucionado con el tiempo, anticipándome en
espíritu a la nueva Constitución [Sacrosanctum Concilium], que ha venido a
confirmarme en mis ya viejos empeños».
La resonancia de esta iglesia propició el encargo de otras tres iglesias
en Galicia, si bien no tan brillantes como esta. En 1991, Fernández del Amo
todavía consideraba A Cruz do Incio, en su sencillez, como una de sus obras
más significativas.
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A young and enthusiastic priest asked the architect
José Luis Fernández del Amo, from Madrid, to make
a project for a church in his brand new parish, in
the early 60s. Fernández del Amo, who was closely
linked to the Catholic and avant-garde circles of
his time, made a special effort in order to integrate
the building with the anonymous architecture of the
Lugo mountains.
It is a very small building and its cover is made of
exposed iron trusses on which wooden boards were
placed. The interior atmosphere is sober, decent
and appropriate, only made richer by the glow of
the stained-glass windows. Naked light-bulbs were
placed at the bottom knots of the trusses, providing a
very peculiar ambient to the space. Slate is the most
abundant material in the area, so it was used both
for the cover, the walls and the floors. The tower is
a simple parallelepiped structure with a hole for the
bells carved into the angle, and it recalls many other
examples of the author’s architecture.
The architect enjoyed the collaboration of many of
his artist friends, such as José Luis Gómez Perales
who made the stained-glass windows and José Luis
Sánchez Planes who made the sculptures, the altar
and the tabernacle. He said some years later: «I have
had the experience of building a few across different
parts of our geography, some small rural churches. I
always wanted to make liturgy architecture. I must say
that I have evolved through time, foreseeing the spirit
of the new Constitution (Sacrosanctum Concilium),
which has confirmed my older efforts».
The resonance of this church led to the commission
of three more churches in Galicia, though not
as brilliant as this one. Fernández del Amo still
considered the simple A Cruz do Incio to be one of his
most significant works in 1991.
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Esta iglesia es un proyecto muy personal de un arquitecto aficionado
al simbolismo de los números, dentro de la tradición cabalística. El escaso
presupuesto y el inadecuado solar disponible, aconsejaron la adopción de
una compleja trama triangular que sirvió de pauta geométrica para ordenar el
conjunto. De hecho, se pretendía que no existiesen referencias iconográficas
expresas a ninguna religión concreta, ya que se suponía que el triángulo, por
sí mismo, condensaría todos las posibles valencias simbólicas.
El espacio interior está dominado por un lucernario hexagonal que subraya
la presencia del altar, en el que confluyen todas las líneas de fuerza. Ningún
obstáculo dificulta la visión de los fieles.
Resulta admirable la dedicación del autor a su trabajo, intentando dar respuesta formal a cada uno de los episodios de la liturgia. El ambón triangular,
ligeramente separado del presbiterio, con el expositor de la Sagrada Escritura
incorporado y su iluminación suspendida, ilustra bien esta idea. Pero sólo es
un ejemplo. La minuciosa resolución del sagrario, de la sede del celebrante,
del baptisterio y así indefinidamente, encuentran el cénit de la emoción en la
prodigiosa escalera que asciende al campanario, para alcanzar un más allá
situado fuera del espacio de culto.
La homogeneidad y la fuerza del material, un hormigón armado tratado
con primor, neutralizan e integran algunos detalles decorativos que podrían
parecer de dudoso gusto. Sin duda, la buena conservación del edificio cuarenta
años después evidencia la satisfacción de los fieles y el acierto del arquitecto,
que además, donó sus honorarios para ayudar a la edificación de esta iglesia.
La construcción comenzó en 1962; en un primer momento sólo se realizó
la cripta, pero tras el Concilio Vaticano II, se revisó el diseño y se completó
el templo. Bar Bóo también proyectó una capilla abierta para Santa Leocadia,
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Vigo, que no se llegaron a construir.
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This church is a very personal project by an
architect who was a fan of number symbolism within
the Cabala tradition. Due to the tight budget and the
lack of ground available, it was advised to make a
complex triangle-shaped array which served as a
geometrical pattern to arrange the set. In fact, it
was intended that no iconographic references to
any specific religion should be included, given that
the triangle was supposed to compile every possible
symbolic value.
The interior space is ruled by a hexagonal skylight
highlighting the presence of the altar in which every
power line converges. There is no obstacle hampering
the believers’ view.
The author’s devotion to his work deserves
admiration, since he tried to provide a formal answer
to each of the liturgical episodes. The triangle-shaped
pulpit is slightly detached from the presbytery, it has
an integrated shelf for the Holy Scriptures and its
suspended lighting illustrates very well the idea.
That is just an example. The minute resolution of
the tabernacle, the celebrating priest’s chair, the
baptistery, etc., reach the zenith of emotion at the
prodigious staircase going up to the belfry in order to
arrive somewhere far beyond the place of worship.
The homogeneity and strength of the material, a
carefully treated armoured concrete, neutralise and
integrate some decorating motives which might seem
to be of dubious taste. Undoubtedly, the fact that the
building is so well preserved 40 years later shows the
satisfaction of the faithful and the architect’s success.
He also donated his fees for building this church.
The construction works started in 1962. Only the
crypt was tackled at first, but, after the II Vatican
Council, the design was reviewed and the temple
completed. Bar Bóo also made a project for an open
chapel for St. Leocadia, in Mosende (Pontevedra),
as well as the St. Thomas parish church in Freixeiro,
Vigo; they were never built.
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Doña Carmen Polo de Franco no se imaginaba que las gestiones realizadas
ante su marido para edificar una nueva iglesia en Cabañas, una importante zona
de veraneo en los alrededores de Ferrol, iban a arrojar un resultado formalmente
tan alejado de sus gustos personales. Su intención era levantar una coqueta
iglesia de piedra y teja, en la línea neobarroca que estaban desplegando en Vigo
arquitectos como Manuel Gómez Román.
Por azares de la historia, el proyecto recayó en Alfredo Alcalá Navarro,
un arquitecto manchego recién titulado, que empezó a frecuentar a los curas
obreros de la zona, para los cuales construiría varios centros parroquiales.
La escasez presupuestaria y la estética povera demandada por sus clientes, le
llevaron a trabajar con materiales muy básicos, como el bloque de hormigón
visto y la plancha de fibrocemento. El lujo habría que buscarlo en la perfecta
ejecución de los procesos constructivos, en la adecuación de la planta a la
forma de la asamblea y en el oportuno control ambiental.
Dentro de estos parámetros hay que leer la iglesia de La Magdalena.
Edificada en un solar lastimoso, en el fondo de una cantera, todo el proyecto
se hace eco de la frase evangélica que el párroco quiso grabar en el escarpiano
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El edificio se desarrolla bajo una cubierta dentada sostenida por cerchas
metálicas, que enfatiza su función de paraguas construido, y oculta con un
patio inglés la recogida de las escorrentías de la ladera. Precisamente, ese
patio permite iluminar el fondo del altar, dando profundidad a un espacio
interior muy luminoso gracias al falso techo de policarbonato que difunde la
luz cenital de modo uniforme.
Tan sólo la puerta de madera aporta un mínimo de convencionalidad a
un espacio que aspira a confundirse con las naves industriales, quedando,
de esta forma, como un documento vivo de una determinada época de la
Iglesia española.
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Ms. Carmen Polo de Franco did not imagine that
the pleas made to her husband for building a new
church in Cabanas, an important summer resort near
Ferrol, would end up by having a result which was so
detached from her personal tastes. Her intention was
to build a charming stone and tile church, following
the Neo-Baroque line displayed in Vigo by architects
such as Manuel Gómez Román.
The project was assigned to Alfredo Alcalá
Navarro due to the randomness of history. He was
a recently graduated architect from La Mancha who
started approaching the working-class priests in the
area, for whom he built several parish centres. His
clients demanded a povera aesthetics and there was
a tight budget so he was forced to work with some
basic materials, such as exposed concrete blocks and
fibre concrete slabs. Luxury would be found in the
perfect execution of the building processes, in the
adequacy of the plan to the assembly form and in the
appropriate environmental control.
The Magdalene Church must be understood from
these parameters. It was built in a poor plot at the
back of a quarry and the whole project echoes the
sentence from the Gospel which the parish priest
had carved into the Scarpian concrete wall: «But she
watered us with tears» (Lk 7, 44).
The building evolves under a dented cover
supported by metal trusses which highlight its function
of constructed umbrella, at the same time hiding by
means of an English courtyard the runoff water from
the hillside. It is precisely this courtyard what allows
lighting up the back of the altar, providing depth to a
very bright interior thanks to the polycarbonate false
ceiling which distributes the zenith light uniformly.
Just the wooden door provides some conventionality
to this space aiming at being confused with the industrial
plants. Therefore, it constitutes a live document of a
particular time of the Spanish Church.
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Cuando en 1971 el crítico madrileño Miguel Ángel Baldellóu publicó en
la revista Hogar y Arquitectura su famoso artículo sobre la nueva arquitectura
gallega, se refirió al Convento de las Carmelitas Descalzas de Ourense como
uno de los cinco edificios más significativos del momento. Sin duda, José
Javier Suances había recorrido con soltura el camino comenzado por Antonio
Fernández Alba en sus cenobios salmantinos, exprimiendo sabiamente las
peculiaridades de este género edificatorio.
Como se sabe, las iglesias monásticas o conventuales son templos específicos que requieren un espacio para la plegaria conjunta de la comunidad
religiosa que lo usa a diario. Este lugar se denomina coro y debe estar apartado del pueblo y cerca del altar. En el caso que nos ocupa, el coro se encuentra
ubicado tras una reja de clausura donde está incrustado el sagrario.
La zona destinada a los fieles se dispone como un anfiteatro en torno
al altar. El espacio es cálido, recogido e invita a la oración. La iluminación
natural, suave y difusa, proviene de un hueco alto cubierto con planchas onduladas de policarbonato, que en la fachada se confunden con las láminas de
fibrocemento. El exterior es de un gris blanquecino que presenta una notable
unidad cromática, muy evidente en las fotografías aéreas. En ellas, el edificio
aparece como un foco de luz en el barrio, donde las religiosas viven su vida de
oración, y de entrega a la adoración y al sufrimiento, según el carisma místico
de Santa Teresa de Jesús.
La perfecta orientación de las celdas para asegurar el óptimo asoleamiento y la ventilación, la sinceridad constructiva de la arquitectura y la falta de
retórica en el lenguaje —la cruz que preside el conjunto no es otra cosa que
un nudo estructural de la fachada—, convierten esta hermética obra en un
referente inexcusable en la producción religiosa gallega del siglo XX.
*$POHSFTP*OUFSOBDJPOBMEF"SRVJUFDUVSB3FMJHJPTB$POUFNQPSÃOFB
The Madrid critic Miguel Ángel Baldellóu
published in the magazine Hogar y Arquitectura
in 1971 his famous article about the new Galician
architecture, referring to the Carmelitas Descalzas
Convent in Ourense as one of the five most
significant buildings of the time. Undoubtedly, José
Javier Suances had successfully trodden the path
started by Antonio Fernández Alba at his Salamanca
monasteries, knowing how to make the most of the
peculiarities of this building genre.
As it is well-know, monastic or convent churches
are specific temples requiring a space for the joint
prayer of the inhabitants belonging to a religious
community. This place is called choir and it must
be detached from the people and close to the altar.
In this particular case, the choir is placed behind a
cloister fence hosting the tabernacle.
The area dedicated to the faithful is arranged as
an amphitheatre around the altar. The space is warm,
withdrawn and conducive to meditation. The natural
lighting is soft and dim and it comes from a high hole
covered with wavy polycarbonate plates, mixed in
the façade with fibre concrete plates. The outside is
whitish grey and it has a notorious chromatic unity,
apparent in aerial pictures. In those pictures, the
building appears as a spotlight in the quarter, in
which the religious women live a life of prayer and
commitment to worship and suffering, according to
Saint Therese of Jesus’ mystical charisma.
The cells are perfectly oriented in order to secure
a perfect sunlight and aeration. The constructive
sincerity of the architecture, as well as the lack of
rhetorical language —the cross presiding over the
building is just a structural node in the façade—,
turn this hermetical work into an unavoidable
reference point in the Galician religious production
of the 20th century.
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La Santa Cruz es la última iglesia importante que Miguel Fisac construyó
antes de su jubilación. Pese a su evidente dureza visual —el complejo fue totalmente realizado con hormigón armado in situ, a excepción de la cubierta, que
se ejecutó con piezas prefabricadas del mismo material—, este sorprendente
edificio posee una riqueza espacial poco corriente y muy refinada.
Ya desde el atrio —ese ámbito intermedio entre el exterior y el interior
que permite purificar el espíritu, con el fin de prepararlo para el encuentro con
Dios—, todo el conjunto está pensado como una sucesión de recintos continuos,
generados por unos muros curvos que, entre otras cosas, pretenden dispersar
naturalmente el sonido. La forma de abanico garantiza una visibilidad perfecta
del altar desde cualquier punto de la nave.
Los distintos ámbitos de la iglesia se definen por el color de la luz: amarilla en el presbiterio, azul en la nave, blanca sobre el altar y en el bellísimo
baptisterio-capilla penitencial, y una luz intensamente roja en la capilla del
Santísimo Sacramento, que se proyecta como un desdoblamiento lateral de
la nave.
Dos aspectos de este espacio resultan llamativos: la extraña disposición
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de la capilla eucarística a un ámbito excesivamente secundario, cuyo cambio
de ubicación en el último momento —debido a una discutible interpretación
de las indicaciones del Concilio Vaticano II— la convierten en la pieza más
dudosa del conjunto.
La aspiración del arquitecto a lograr una obra de arte total se manifiesta en
el mobiliario litúrgico que diseñó personalmente: el altar, la sede, el ambón,
la pila bautismal y las de agua bendita, los bancos —especialmente logrados
en el baptisterio—, etc. Un gran crucifijo y una imagen de la Virgen María
con el Niño, realizadas en bronce por los escultores Pablo Serrano y José Luis
Sánchez, respectivamente, presiden el espacio.
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The Holy Cross is the last important church built
by Miguel Fisac before his retirement. In spite of its
obvious visual hardness —the precinct was entirely
made of armoured concrete on site, except for the
cover which was made of pre-fabricated pieces of the
same material—; this surprising building possesses
a rare and refined spatial richness.
The atrium —that intermediate area between
indoors and outdoors allowing the purification of the
spirit so as to make it ready for meeting God— and the
whole precinct is conceived as a series of continuous
rooms generated by curvy walls which aim, among
other things, at distributing the sound naturally. The
dovetail shape allows a perfect visibility of the altar
from anywhere in the nave.
The different areas in the church are defined by
the colour of light: yellow in the presbytery, blue in
the nave, white above the altar and in the beautiful
penitential baptistery-chapel, while a deep red light
is at the Holy Sacrament chapel which projects itself
as a lateral unfolding of the nave.
There are two striking aspects in this space: the
strange asymmetric arrangement of the presbytery
pieces (altar, pulpit and see) and the fact that the
Eucharist chapel is relegated to an excessively
secondary point. Its position was altered at the last
minute —due to a dubious interpretation of the II
Vatican Council’s guidelines— which makes it the
most doubtful piece in the set.
The architect aimed at achieving a total work
of art, which shows in the liturgical furnishings
designed by him: the altar, the see, the pulpit, the
baptismal font and the blessed water ones, the
benches —particularly well-done in the baptistery—,
etc. The temple is presided by a huge cross and a
sculpture of Virgin Mary and the Child, made of
bronze by the sculptors Pablo Serrano & José Luis
Sánchez, respectively.
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La iglesia parroquial de la Resurrección del Señor tiene una historia compleja y un tanto dramática. Se proyectó como un equipamiento más, dentro
de una urbanización condicionada por el paso de un oleoducto subterráneo
que dividía el barrio en diagonal. Su parcela lindaba con la canalización, y el
edificio lo acusó en su planta.
José Antonio Corrales, un arquitecto elegante y constructivista que
resuelve con aparente facilidad los problemas que plantea la arquitectura,
utilizó la construcción metálica y su lógica expresión formal como argumento para este edificio.
De la misma manera, Corrales daría respuesta a la normativa litúrgica
HQUHDOLGDGVyORVHWUDWDEDGHXQDPRGD TXHSDUHFtDUHTXHULUHVSDFLRVSRlivalentes para el culto. Así, proyectó una iglesia en graderío, sorprendente y
llena de luz, sin referencias a la tradición, sino tan solo al uso. El suelo se va
adaptando al terreno, mientras la cota de cubierta permanece constante. La
capilla de diario, más pequeña, se integraría con la primera mediante grandes
paramentos de madera móviles.
Patios, circulaciones cubiertas, salas de catequesis, despachos y una
vivienda sacerdotal que se eleva hasta la altura de los árboles, conforman
un conjunto al que la estricta trama geométrica dota de unidad. Cinco ingeniosos lucernarios longitudinales contienen, simultáneamente, la estructura
y el sistema de recogida de aguas pluviales.
Al terminar su construcción, la Obra Sindical del Hogar donó el edificio
a la archidiócesis de Santiago de Compostela, que no se pudo hacer cargo de
él. Y cuando dos décadas más tarde el arzobispado decidió crear allí una parroquia, lo encontró en ruinas y okupado. Sólo gracias a la infinita paciencia
del párroco, José María Fernández, a la ayuda desinteresada de los arquitectos
Andrés Fernández-Albalat y Luis Vázquez Arcay, y las pequeñas aportaciones de los fieles, el edificio se ha salvado de la desaparición, aunque su estado
actual no coincida exactamente con el proyecto original.
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The Lord’s Resurrection parish church has
a complex and somewhat dramatic story. It was
projected as another infrastructure inside a district
marked by the passing of an underground oleoduct
dividing it diagonally. This plot was bordering the
piping and the building plan was impacted.
José Antonio Corrales, an elegant and constructivist
architect who was able to solve with apparent ease
the architectural issues, used metallic construction
and its logical formal expression as the argument of
this building.
Similarly, Corrales would provide an answer to
liturgical regulations (actually, it was just a trend)
apparently requiring multifunction spaces of worship.
Thus, he projected a surprising and luminous tier
church with no references to tradition, only to its use.
The floor adapts itself to the ground while the cover
height remains constant. The smaller daily chapel is
integrated with the former by means of big movable
wooden faces.
The set is integrated by courtyards, covered
corridors, catechesis rooms, offices and the priests’
house reaching the height of the trees. The strict
geometrical array provides the set with unity. There
are five smart longitudinal skylights containing
simultaneously the structure and the rainwater
collection system.
Once it was completed, the Obra Sindical del
Hogar donated the building to the Archdiocese of
Santiago de Compostela which could not take care of
it. The Archbishopric decided to open a parish there
two decades later and found it derelict and occupied.
It was only thanks to parish priest José María
Fernández’s endless patience, and the unselfish
assistance of architects Andrés Fernández-Albalat &
Luis Vázquez Arcay, as well as some small donations
by the faithful, that the building was rescued from
annihilation, though its current appearance does not
exactly coincide with the original project.
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Los vigueses que nacieron a finales de los sesenta recuerdan la iglesia
parroquial de San Pelayo de Navia como una visión insólita. Situada en un
entorno rural, al borde de una carretera por la que sólo se pasaba en verano,
cuando el atasco de la playa obligaba a dar un rodeo, su estilizada lámina de
hormigón recuerda una tienda de campaña. La metáfora no resulta del todo inadecuada, si se piensa que los israelitas, en el desierto, establecieron la tienda
del encuentro para que Moisés se reuniera con Dios y le hablase cara a cara; o
TXH&ULVWRHO+LMRGH'LRV©DFDPSyHQWUHQRVRWURVª -Q
Esta evidencia formal la trabaja Antón Román Conde con maestría, tras
el relativo fracaso de su iglesia de la Inmaculada Concepción en el barrio del
Calvario, construida un año antes. Si allí la escala no estaba conseguida, aquí
el espacio se aquilata mucho más, y la luz se controla mediante lucernarios
ocultos situados entre los pliegues de la estructura, cenitalmente y a ras de
suelo. Sin duda, las experiencias de Félix Candela en México y de Fray Coello
de Portugal en España, hicieron que otros arquitectos utilizaran en los espacios de culto un sistema constructivo barato y efectista.
La disposición longitudinal de la planta, la situación del baptisterio y
los confesionarios en la entrada del templo, manifiestan que esta forma
milenaria —la llamada planta basilical— sigue cumpliendo perfectamente
su función de ámbito del culto cristiano, en su doble faceta de celebración
y adoración.
Por lo demás, salvo el baptisterio, bellamente diseñado y ambientado,
y algunos detalles plásticos interesantes situados tras el sagrario, todo el
espacio respira naturalidad, y ningún otro elemento requiere una mención
especial. Si acaso, sería deseable una mayor contención en los objetos añadidos, lo que potenciaría la comprensión del espacio y la consecución de un
ámbito recogido y digno de la casa de Dios.
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Vigo citizens born in the late 60s will remember the
parish church of St. Pelayo de Navia as a surprising
vision. Located in a rural area by a road along which
people would only pass in the summertime, when
the traffic jam of beach goers was forced to make
a detour, its lithe concrete slab recalls a camping
tent. The metaphor is not totally out of place if you
think that the Israelites put up the meeting tent on the
desert so that Moses could meet God and speak face
to face; or that God’s son, Jesus Christ, «made his
dwelling among us» (Jn 1, 14).
This formal evidence is brilliantly exercised by
Antón Román Conde after the relative failure of
his Immaculate Conception church in the Calvario
district, built only one year earlier. The scale had
not been well achieved there, while here the space
is much more assayed and the light is controlled
by means of hidden skylights placed between the
structural folds, at the zenith and at floor level.
Undoubtedly, Félix Candela’s experiences in Mexico
and those of Fray Coello de Portugal in Spain made
other architects use a cheap and effective building
system for places of worship.
The longitudinal arrangement of the plan, the
location of the baptistery and the confessional boxes
at the temple entrance show that this millennium-old
shape —the basilica— still manages to fulfil its
function as Christian place of worship in its double
aspect of celebration and adoration.
Otherwise, except for the beautifully designed
baptistery and some interesting plastic details
placed behind the tabernacle, the whole space
breathes naturalness and no other element deserves
a special mention. Perhaps a greater restraint
would be desirable as regards added objects, which
would enhance the comprehension of the space and
the achievement of a withdrawn atmosphere worthy
of God’s house.
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Hay edificios que llaman inmediatamente la atención y otros que necesitan ser utilizados para comprender la brillantez de su forma. Los primeros
son muy apropiados para las publicaciones especializadas, mientras que los
segundos los valoran sus usuarios. Casi todos los arquitectos medianamente
dotados comienzan haciendo edificios vistosos, y con el paso de los años,
según van adquiriendo experiencia, pasan a construir los otros.
Esta pequeña disertación viene a cuento para introducir la obra de
Francisco Coello de Portugal Acuña, un arquitecto andaluz que, tras descubrir
a finales de los años cincuenta su vocación como sacerdote dominico y renunciar por ello al ejercicio de la arquitectura, paradójicamente se convertiría en
el arquitecto español que ha construido más iglesias y monasterios en todo el
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Fray Coello es un arquitecto radicalmente moderno por su formación y
por sus obras. Sus amplios conocimientos teológicos, la experiencia de la vida
religiosa y su destreza constructiva, harán que sus planteamientos, inicialmente formales, se decanten en unas iglesias tipo que responden muy bien al
día a día, sin perder por ello su fuerza expresiva.
El tipo se apoya en una nave en abanico que hace converger físicamente
las miradas en el altar, añadiendo una cierta sensación de comunidad. A este
espacio se le adosa la capilla eucarística, también en abanico, que se conecta
con la nave principal mediante puertas correderas o de vidrio, de modo que
pueda quedar integrada en ella visual y físicamente. Desde la entrada, la cubierta se eleva hacia el altar, donde un lucernario inunda de luz la mesa del
sacrificio, subrayando su centralidad.
El lenguaje de los paramentos es sobrio, incluso brutalista. Coello gusta
manejar el bloque de hormigón aparejado en relieve. De esta forma, la vibración de la luz anima el espacio que, de otra forma, podría parecer trivial.
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Some buildings immediately strike one’s attention,
while others need to be used so as to understand the
brilliantness of their shape. The former are fit for
specialised journals, while the latter are appreciated
by their users. Almost every averagely qualified
architect will start by projecting a flashy building
and, with the passing of time, as they acquire
expertise, they will start building the other type.
This small digression makes sense with the
purpose of introducing the work of Francisco Coello
de Portugal Acuña, an Andalusian architect who
discovered his call as Dominican priest in the late
50s and, as a result, gave up his architectural career.
However, he paradoxically became the Spanish
architect who has built more churches and monasteries
across the world: from Venezuela to Taiwan.
Brother Coello is a radically modern architect
due to his training and works. His wide theological
knowledge, his experience of religious life and his
constructive skills will make his initially formal
approaches to turn into some typology churches
which are very apt for daily functions, simultaneously
retaining their expressive force.
The type is based on a fan nave which makes
glances physically converge on the altar, adding
some feeling of community. The Eucharist chapel is
attached to that space, also in fan shape, connected
to the main nave by means of sliding or glass doors,
so that it can be visually and physically integrated in
it. From the entrance, the cover ascends towards the
altar where a skylight floods the sacrifice table with
light, remarking its centrality.
The language of the faces is sober, almost
brutalist. Coello likes using concrete blocks coupled
in relief. Thus, the light vibration animates a space
which could, otherwise, seem trivial.
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La celebración de la IV Jornada Mundial de la Juventud en Santiago de
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espacios más significativos del Monte del Gozo: el efímero estrado para la
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María del Camino, que se terminó para el Xacobeo’93.
El edificio está integrado en el Centro Europeo de Peregrinación y Pastoral
Juvenil Juan Pablo II. El carácter cosmopolita de la intervención sirvió al arquitecto para plantear un ejercicio de estilo, una apuesta un tanto arriesgada
que estaría justificada por la singularidad de la ocasión.
La capilla se configura como un espacio cúbico y hermético que abre una
de sus caras para saludar y acoger a los peregrinos, poco antes de que comiencen a ver las torres de la catedral. Este gesto simbólico requiere una cuidadosa
materialización constructiva. Seara construye un armazón metálico al que
superpone placas prefabricadas de hormigón armado. La fascinación que se
respiraba en aquella época por la obra del arquitecto japonés Tadao Ando y
por su magnífica arquitectura religiosa, queda plasmada aquí con la evidencia
del ritmo impuesto por los anclajes de las piezas de hormigón.
Todo en esta obra respira teatralidad, si bien lo ajustado de la escala y la
calidez del interior logran mitigar el efecto de una arquitectura organizada
mediante la superposición de episodios aislados (la cruz recortada en la fachada, la fuente sonora, el cortavientos de acero, el hueco rasgado a ras de
suelo, la sacristía como pliegue, la luz cenital oculta sobre el altar, el bello
UHWDEORDEVWUDFWRGHSDQGHRUR 6LQGXGDODHOHJDQFLDDGTXLULGDSRUHODUquitecto en sus trabajos para el mundo de la moda conviene al edificio sacro,
y será una tendencia que logrará integrar con más naturalidad en la iglesia
parroquial de San Antonio de Pádua, también en Santiago de Compostela,
recientemente concluida.
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The celebration of the IV World Youth Day in
Santiago de Compostela (1989) allowed Iago Seara
Morales the building of two of the most significant
spaces in Monte del Gozo: the interim stage for the
Holy Father’s Vigil with the Youth (19 August), and
the Holy Mary of the Way chapel completed for the
Jacobean Year 1993.
The building is part of the European Centre for
Pilgrimage and Youth Pastoral John Paul II. The
cosmopolitan nature of the intervention helped the
architect to plan a style exercise, a somewhat risky
bet justified by the unique occasion.
The chapel is configured as a cubic hermetic
space open on one side so as to greet and welcome
pilgrims, just before they start seeing the cathedral’s
towers. This symbolic gesture requires a careful
constructive execution. Seara built a metallic
skeleton upon which pre-fabricated armoured
concrete slabs were placed. At that time, the work
of the Japanese architect Tadao Ando and his
wonderful religious architecture seemed fascinating,
and this is evidenced here by the rhythm imposed by
the concrete piece anchorages.
Everything about this work is theatrical, although
the right scale and the warm interior manage to
soften the effect of an architecture which is organised
by means of the superimposition of isolated episodes
(the cross carved on the façade, the sounding fountain,
the steel windbreaker, the almond-shaped hole at
floor level, the sacristy fold, the zenith light hidden
above the altar, the beautiful abstract pain d’or
altarpiece...). Undoubtedly, the elegance achieved by
the architect in his works for the fashion world fits the
sacred building and this trend will be perfected with
a greater naturalness in e Saint Anthony of Padua
parish church, also in Santiago de Compostela,
which has been recently completed.
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El monumento de la Virgen de la Roca fue una iniciativa personal de
Laureano Salgado, un industrial vigués que, tras regresar de los Estados Unidos,
encargó el proyecto a Antonio Palacios. Aunque las obras comenzaron en 1910,
las dificultades económicas derivadas de su financiación por suscripción popular hicieron que los trabajos se prolongasen durante veinte años.
Inicialmente el arquitecto había pensado utilizar mosaicos en relieve,
elaborados con cuarzo blanco mezclado con cantos rodados recogidos de las
playas próximas, que cubrirían en franjas el dengue y el manto de la Virgen.
Estos mosaicos, el tono blanco del granito general, junto con el rostro y las
manos de la Virgen realizados en mármol por Ángel García Díaz, escultor
que por entonces colaboraba con Palacios, darían al conjunto una luminosidad especial.
Con sus quince metros de altura, esta escultura gigante que está colocada sobre las rocas que afloran a la superficie del monte de San Roque, continuándolas
como si surgiera de la tierra, se encuentra al final de un largo Vía Crucis pétreo,
y sirve de meta y de fondo para romerías y peregrinaciones. María aparece como
protectora de los hombres del mar, extendiendo su mano a la manera de la Virgen
el Carmen.
El monumento también alude al hecho de que Baiona fue el primer puerto
europeo donde se tuvo conocimiento del descubrimiento de América, gracias
a la arribada de la carabela La Pinta al mando de Martín Alonso Pinzón. Este
simbolismo se refleja en la corona de la Virgen y en la embarcación que sostiene con su mano derecha, accesible por una escalera interior y desde donde se
disfrutan unas magníficas vistas.
Existe una mención directa de la neoyorquina Estatua de la Libertad
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Atlántico; esta referencia al monumento americano apareció repetidamente en la
prensa, en el momento de conocerse el proyecto.
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The Virgin of the Rock monument was a personal
initiative by Laureano Salgado, an industrialist from
Vigo who, after returning from the USA, commissioned
this project to Antonio Palacios. Although the works
started in 1910, financial hardships derived from the
fact that it was built from popular funding, led the
works to last for 20 years.
The architect had initially thought about using
relief mosaics made of white quartz mixed with
shingles collected from neighbouring beaches, which
would cover the Virgin’s mantle and veil in stripes.
These mosaics, the general white hue of granite,
together with the Virgin’s face and hands were made
of marble by Ángel García Díaz, a sculptor who used
to collaborate with Palacios, providing the set with
a special light.
This gigantic 15 m tall sculpture is placed upon
the rocks on the surface of St. Roque’s mountain,
and it seems to continue with them as if it emerged
from the ground. It is the end of a long and stony
way-of-the-cross and it serves as the goal of fairs
and pilgrimages. Mary appears to be the protector of
seafarers, reaching out her hand just like the Virgin
of Carmen.
The monument also refers to the fact that Baiona
was the first European port which found out about
America’s discovery, thanks to the arrival of caravel
La Pinta commanded by Martín Alonso Pinzón. This
symbolism is reflected in the Virgin’s crown and the
vessel held in her right hand which can be accessed
by an interior staircase and from which you can
enjoy some wonderful views.
There is a direct mention of New York’s Statue of
Liberty (Fréderic-Auguste Bartholdi, 1889), placed
right across the Atlantic Ocean; this reference to the
North-American monument was repeatedly made by
the press when they learnt about the project.
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