Rodolfo Walsh
del policial al testimonio
crítica
ISBN: 987-544-045-0
Adriana A. Bocchino - Romina García - Emiliana Mercère
e
b
estanislao balder
Rodolfo Walsh: del policial al testimonio
Adriana A. Bocchino
Romina García - Emiliana Mercère
Rodolfo Walsh: del policial al testimonio
Adriana A. Bocchino
Romina García - Emiliana Mercère
e
b
estanislao balder
Rodolfo Walsh: del policial al testimonio.
Ó
Adriana A. Bocchino, 2004
Diseño gráfico y arte de tapa
sobre pintura de Juan Gris, La Mesa (1914),
Mauricio Espil -
[email protected]
Primera edición: 500 ejemplares
©estanislao balder - unmdp
ISBN: 987-544-045-0
Queda hecho el depósito que marca
la ley 11.223.
Queda prohibida la reproducción total
o parcial de este libro sin autorización
del autor y/o los editores.
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Catamarca 711
Mar del Plata
septiembre, 2004
A Mauricio,
por confiar
Índice
Unas palabras previas, Adriana A. Bocchino
9
El violento oficio de escritor, Rodolfo Walsh
13
Testimonio: acerca del género menor y lo “interesante en el 15
arte”, Adriana A. Bocchino
La entrevista como pieza de ficción Esa Mujer y Ese Hombre, Adriana A. Bocchino
29
Prensa Clandestina: la escritura del “territorio cercado”,
Adriana A. Bocchino
41
Apropiación de la voz del otro: Carta a mis amigos reescri- 73
ta por True Peace, Emiliana Mèrcere,
Novela de no-ficción o testimonio: una revisión sobre el
género, Romina L. García
Bibliografía
93
119
Unas palabras previas
Este libro no es más que una última versión de algunos acercamientos
mínimos a la escritura de Rodolfo Walsh producidos a lo largo de
varios años. No se trata de pobreza de ideas, o de enfoques, lo mínimo
de los resultados frente a los “varios años” sino de un fenómeno de
periferia respecto de otros circuitos donde, en verdad, todo sucede. El
caso es que habiendo trabajado la escritura walshiana cuando apenas
Walsh era un apellido que había que deletrear a los alumnos, porque
nunca habían oído hablar de él, quiero decir al poco tiempo de
iniciada la democracia, su producción se fue imponiendo de manera
paradigmática en torno a una tendencia de escritura, en especial la
llamada de no ficción, que prefiero denominar testimonial.
En este sentido, y desde el inicio, me pareció un despropósito
separar la producción de escritura walshiana según los diferentes
géneros y a partir de allí emitir juicios de valor contraponiendo
mayores o menores destrezas: en verdad, la figura de autor o, por lo
menos, la remitencia a un autor, especialmente en el caso de Rodolfo
Walsh, resulta una marca de condensación demasiado fuerte como
para pensar en este tipo de cortes o, peor todavía, como para pensar
esa escritura desde la propuesta teórica de la muerte del autor. La
escritura de Rodolfo Walsh es el mejor ejemplo que desafía abiertamente la división de los géneros y el borramiento de una figura de
autor. Este autor hizo de la escritura un continuo cuyo objetivo básico
-comunicar, pasar información, entretener- busca su forma (y no a la
inversa) y donde el señor Rodolfo Walsh se jugó entero.
Lo he dicho varias veces y, especialmente, a partir de la
reflexión sobre la escritura de Walsh: hablar de la desaparición del
autor, aunque sea en términos teóricos, en este caso resulta hacerse
cómplice de la dictadura. Reflexión que mantengo, incluso, al pensar
otras escrituras de autores argentinos puesto que, sospecho, se trata
de una categoría crítica apropiada acríticamente, valga la paradoja,
por el sistema académico y que, descontextualizada, no se ha
9
confrontado con perspectivas y coyunturas propias. Sin extenderme
en este punto, problema que podría ser tratado en otra publicación,
digo que la producción de Rodolfo Walsh fue puesta en la misma
coordenada de disecciones que la moda teórica iba dictando al tiempo
que también se ponían de moda los libros testimoniales escritos por
periodistas, en la mayoría de los casos, devenidos escritores con más
o menos suerte.
La cuestión es que no quiero abundar ni repetir lo que ya está
dicho y publicado sobre Walsh sino que prefiero enhebrar estos
artículos en una progresión que plantea sólo estas dos ideas: la
indivisibilidad de la escritura en términos genéricos y el posicionamiento de autor, cada vez más fuerte, en esa escritura. El intento se ve
acompañado por dos excelentes trabajos: el de Emiliana Mercère,
respecto a la lectura perversa que realiza la derecha sobre un texto
como “Carta a mis amigos”, y el de Romina García, en cuanto a una
definición de los problemas que plantea el género, introducción
teórica a su ya publicado trabajo sobre Recuerdo de la muerte, que
sirve aquí a los mismos fines y resulta de sumo interés revisitar a
propósito de Walsh. A ellas mi agradecimiento por permitir la
reproducción en este libro. Muchas veces, los mismos materiales,
agrupados en nuevas combinaciones, permiten acceder a nuevas
explicaciones. Las tres sabemos, así como los demás integrantes del
grupo de investigación que integro y dirijo, que explicar relaciones
entre escritura e historia, escritura y política, escrituras y destinos, en
Argentina, significa, en un punto, explicarnos. Y siempre que se trata
de explicar, una lo hace tratando de ordenar, de clasificar ciertas
líneas, ciertos puntos, volver a ordenar y volver a intentar la clasificación, mostrando a cada paso, verdaderamente, lo que no se sabe y le
preocupa y para lo cual ensaya algunas respuestas que, seguro, se irán
ampliando. Y, a lo mejor, incluso rectificando con el paso del tiempo.
Al conocer las dificultades que existen para dar con ciertos
textos de Rodolfo Walsh sobre los que se trabaja a continuación vale
aclarar que este libro se articula necesariamente con ciertas lecturas
que resultan de indispensable reposición. Mi intención era incluir
Tres portugueses bajo un paraguas como anexo al primer artículo,
“Testimonio: acerca del género menor y lo interesante en el arte”, y
10
los relatos “Esa mujer” y “Ese hombre” a “La entrevista como pieza
de ficción”, pero supuestos problemas legales respecto a los derechos
de autor lo han impedido. Digo supuestos porque, en realidad, mis
reiteradas solicitudes nunca fueron contestadas por lo que deduje la
imposibilidad de su autorización. Incluyo sin embargo, algunos
fragmentos de Prensa Clandestina, amparándome en el pedido de
difusión de sus autores, junto a ciertos textos aberrantes emitidos por
la dictadura, a fin de que en la confrontación se pueda observar “la
verdad de los hechos”. Finalmente, aunque espacialmente al principio, una breve biografía escrita por el propio Walsh que fue publicada
en Los diez mandamientos, en 1965, que reproduzco como homenaje:
allí Walsh me excusa en todo lo demás que pueda agregarse al
respecto.
A.A.B
11
El violento oficio de escritor*
Rodolfo Walsh
Me llaman Rodolfo Walsh. Cuando chico, ese nombre no
terminaba de convencerme; pensaba que no me serviría, por ejemplo,
para ser presidente de la República. Mucho después descubrí que
podía pronunciarse como dos yambos aliterados y eso me gustó.
Nací en Chole-Choel, que quiere decir “corazón de palo”.
Me ha sido reprochado por varias mujeres.
Mi vocación se despertó tempranamente: a los ocho años
decidí ser aviador. Por una de esas confusiones, el que la cumplió fue
mi hermano. Supongo que a partir de ahí me quedé sin vocación y
tuve muchos oficios. El más espectacular: limpiador de ventanas; el
más humillante: lavacopas; el más burgués: comerciante de antigüedades; el más secreto: criptógrafo en Cuba.
Mi padre era mayordomo de estancia, un transculturado al
que los peones mestizos de Río Negro llamaban Huelche. Tuvo tercer
grado, pero sabía bolear avestruces y dejar el molde en la cancha de
bochas. Su coraje físico sigue pareciéndome casi mitológico.
Hablaba con los caballos. Uno lo mató, en 1945, y otro nos dejó como
única herencia. Ése se llamaba “Mar Negro”, y marcaba dieciséis
segundos en los trescientos: mucho caballo para ese campo. Pero ésta
ya era zona de la desgracia, provincia de Buenos Aires.
Tengo una hermana monja y dos hijas laicas.
Mi madre vivió en medio de cosas que no amaba: el campo,
la pobreza. En su impecable resistencia resultó mas valerosa y
durable que mi padre. El mayor disgusto que le causo es no haber
terminado el profesorado en Letras.
Mis primeros esfuerzos literarios fueron satíricos, cuartetas
alusivas a maestros y celadores de sexto grado. Cuando a los diecisie* Publicado por primera vez en Los diez mandamientos,
Buenos Aires: Jorge Álvarez. 1965.
13
te años dejé el Nacional y entré en una oficina, la inspiración seguía
viva, pero había perfeccionado el método: ahora armaba sigilosos
acrósticos.
La idea más perturbadora de mi adolescencia fue ese chiste
idiota de Rilke. Si usted piensa que puede vivir sin escribir, no debe
escribir. Mi noviazgo con una chica que escribía incomparablemente
mejor que yo me redujo a silencio durante cinco años. Mi primer libro
fueron tres novelas cortas en el género policial, del que hoy abomino.
Lo hice en un mes, sin pensar en la literatura, aunque sí en la diversión, y en el dinero. Me callé durante cuatro años más, porque no me
consideraba a la altura de nadie. Operación Masacre cambió mi vida.
Haciéndola comprendí que, además de mis perplejidades íntimas,
existía un amenazante mundo exterior. Me fui a Cuba, asistí al nacimiento de un orden nuevo, contradictorio, a veces épico, a veces fastidioso. Volví, completé un nuevo silencio de seis años. En 1964 decidí que de todos mis oficios terrestres, el violento oficio de escritor era
el que más me convenía. Pero no veo en eso una determinación mística. En realidad, he sido traído y llevado por los tiempos; podría haber
sido cualquier otra cosa, aun ahora hay momentos en que me siento
disponible para cualquier aventura, para empezar de nuevo, como tantas veces.
En la hipótesis de seguir escribiendo, lo que más necesito es
una cuota generosa de tiempo. Soy lento: he tardado quince años en
pasar del mero nacionalismo a la izquierda; lustros en aprender a
armar un cuento, a sentir la respiración de un texto; sé que me falta
mucho para poder decir instantáneamente lo que quiero, en su forma
óptima; pienso que la literatura es, entre otras cosas, un avance laborioso a través de la propia estupidez.
14
Testimonio: acerca del género menor
y lo "interesante en el arte"*
Adriana A. Bocchino
El elemento "interesante" cambia según los
individuos y los grupos sociales; por lo tanto, es un
elemento de la cultura, no del arte. Pero, ¿es con eso un
hecho completamente ajeno al arte y separado de él? [...]
Estos elementos "interesantes" varían según las épocas,
los ambientes culturales y las idiosincrasias personales.
El elemento más estable de "interés" es sin duda el
interés "moral" positivo y negativo, es decir, por adhesión
o contradicción [...] íntimamente relacionado con ése está
el elemento "técnico" [...] como manera de dar a entender,
del modo más inmediato y dramático, el contenido moral
de la novela, del poema, del drama [...] elementos que no
son necesariamente "artísticos", pero tampoco
"antiartísticos" [...] están dados por la historia de la
cultura, y desde ese punto de vista hay que valorarlos.
Antonio Gramsci. Cuaderno IX. Literatura y vida
nacional. (1929-1932).
La escritura de Rodolfo Walsh construyó su lugar en el sistema de la
literatura argentina pero también, parece necesario decirlo, en el
sistema de los discursos que arman el imaginario cultural de un país.1
* Una primerísima versión de este artículo fue publicada en Casa
de las Américas Nº 206, La Habana, enero-marzo de 1997, como “Caso
Rodolfo Walsh: de la estrategia detectivesca al discurso militante”, ampliado
en María Coira (coord) Literatura/s. Mar del Plata: UNMdP, 2001.
1
Cuando hablo de escritura lo hago en el sentido del resultado de
una práctica. Sin embargo, para leer a Walsh considero necesario consignar
algunos detalles de su vida. Nació en 1927, Choele-Choel, provincia de Río
Negro. Se supone que murió a consecuencia de las balas que recibió en 1977,
15
Entre medio de esa escritura está Operación Masacre (1957) que no
se define sino entre la novela y el relato periodístico, nueve años antes
de que, en esa línea, Truman Capote escribiera A sangre fría, llamada
por la crítica "novela de no ficción".2 En este sentido, Walsh está en el
principio de la línea que rompe con las fronteras que delimitan tipos
tras haber dejado en diversos correos algunas copias de su “Carta Abierta”
contra la dictadura militar que gobernaba la Argentina. Su cuerpo nunca
apareció. En 1936 había entrado a un colegio irlandés, por la ascendencia de
su padre, para huérfanos y pobres en Capilla del Señor. Sobre los años de la
“década infame”, el colegio aparece como el equivalente a un reformatorio y
de allí surgen los cuentos irlandeses: “Irlandeses detrás de un gato”, “Los
oficios terrestres” y “Un oscuro día de justicia”. En 1944 trabaja como
corrector de pruebas en la editorial Hachette, coincidiendo con un renovado
interés en el “subgénero” novela policial. Realiza traducciones para la serie
que se llama “Evasión”, justamente por la categorización que se hace del
subgénero. En 1953 publica Diez Cuentos Policiales Argentinos, la primera
antología en el rubro, y da a conocer su libro inicial, Variaciones en rojo. En
1956 sale Antología del cuento extraño. El 9 de junio de 1956 se produce la
rebelión del General Valle contra “La Libertadora” mientras Walsh se
encuentra en La Plata. Se producen tiroteos y 34 muertos, de los cuales la
mayoría son civiles así como los fusilados en el basural de José León Suárez.
Estos hechos resultan de importancia capital: a partir del conocimiento de los
sobrevivientes, Walsh decide investigar y de allí surge Operación Masacre.
Se puede decir que su fecha de publicación es 1957. En la misma línea
escribirá El Caso Satanowsky en 1958 y ¿Quién mató a Rosendo? en 1969.
En cuanto a lo que se denomina ficción, publica Los oficios terrestres en
1965, Un kilo de oro en 1967 y dos obras de teatro, La batalla y La granada,
en 1964. Luego aparecerá Un oscuro día de justicia en 1973. Importa decir
que es uno de los fundadores, junto a César Masetti y Rogelio García Lupo,
en Cuba, de Prensa Latina y director de su departamento de Informaciones
Especiales. También fundador y director de CGT, órgano de difusión de la
Confederación General del Trabajo en Argentina. Como militante de
Montoneros, crea el Semanario Villero, una escuela de periodistas
populares, y escribe en Noticias, de la misma filiación. Por último, crea
ANCLA, Agencia de Noticias Clandestina, y Cadena Informativa.
2
Véase, al final, el trabajo de Romina García, “Novela de no
ficción o testimonio: una revisión sobre el género”.
16
de literatura al ampliar toda consideración tradicional sobre los
géneros. Introduce el discurso periodístico-testimonial en el de la
literatura o, si se prefiere, el de la literatura en el periodísticotestimonial.
Hace tiempo ya que circula la teorización de Mijail Bajtín
respecto de los géneros que se refiere a los "géneros discursivos
primarios" de los que la literatura se serviría para configurar los
"géneros discursivos secundarios".3 Pero puestos a ensayar una
respuesta acerca de la distinción de los géneros literarios no se va a
estar lejos de la convención que los divide en género épico/narrativo,
lírico y dramático, según las diferentes versiones y matices.4 Una
respuesta tradicional debe ser repensada especialmente frente a
textos como los que ofrece la producción de Rodolfo Walsh y tantos
otros autores que siempre quedan desencajados de las taxonomías
tradicionales. En definitiva, lo interesante es que este tipo de
escrituras resultan ser las más productivas a la hora de trabajar los
discursos porque ponen en cuestión las normas, los usos establecidos,
y nos permiten observar y explicar, el movimiento y la densidad de
una serie de discursos que no resultan ajenos al movimiento y la
densidad de nuestras vidas.
Para empezar, es necesario señalar que una definición de
género (literario) contiene implícitamente un concepto de literatura.
De modo que la noción de género en cada época ha determinado qué
debe entenderse por literatura o qué debe, o puede, estudiarse como
literatura. Así, no queda más que remitirse a los textos para observar
cómo funcionan respecto de los géneros literarios, desafiando
clasificaciones y produciendo, entonces, nuevos géneros. Es decir,
los textos estarían antes que los géneros si éstos son planteados como
cajas vacías.5
Bajtín, Mijail. "El problema de los géneros discursivos", en
Estética de la creación verbal. México: Siglo XXI. 1982. Págs. 284-293.
4
Véase también, Adriana A. Bocchino. “¿De qué hablamos cuándo
hablamos de los géneros?” Materiales Nº 5. Mar del Plata: Estanislao
Balder. 2002.
5
Por tal razón resulta imprescindible trabajar con textos canoniza3
17
En este marco, el caso de los mal llamados "géneros
menores" representa el campo de trabajo apropiado para desarrollar
aquella problemática puesto que resultan franja de deslindes y
nuevos aportes en los cuestionamientos. Aun cuando el trabajo de
Bajtín lleva años en circulación, su vigencia es productiva porque
permite anclar la cuestión de los géneros menores en el debate de los
géneros supuestamente mayores, desarticulando toda jerarquía
establecida a priori. Más próxima a nosotros, Susan Sontag, en 1967,
fue de las primeras en plantear la preeminencia del género menor en
la constitución de una cultura. Sin embargo, quizás sean Antonio
Gramsci y el último Walter Benjamin los que permitan leer
políticamente el entramado de género, posicionamiento de autor,
previsión de lector, mercado y formación cultural en el desarrollo de
un proceso histórico. Y es en este sentido que la propuesta de Josefina
Ludmer, acerca de la apropiación y uso del género como una cuestión
que entra a jugar en el debate social, es sintomáticamente productiva.
Allí se ve con claridad cómo la formación, legitimación, circulación,
consumo, apropiación y traducciones varias, se ven cruzadas en
múltiples direcciones por el campo económico socio institucional
produciendo reformulaciones, desviaciones, emergencias, olvidos,
canonizaciones y reescrituras que no refractan sólo en el campo
simbólico del material lingüístico sino, en especial, desde y sobre el
campo económico socio institucional que inexorablemente lo
atraviesa.6
dos como con textos absolutamente salidos del canon. En todo caso la
posibilidad de trabajo está delineada en la observación de las diferencias y no
en la adecuación de los textos a los distintos modelos planteados por las
diversas teorías. Tal procedimiento permite incluir en nuestro corpus de
trabajo discursos no habituales al ámbito académico pero, a su vez, determinantes en el imaginario de lo cotidiano, que no consideraríamos si no fuera
por su inadecuación al canon, pero que tampoco podríamos evaluar como
potencialmente literarios si no tuviéramos el canon. Recuérdese lo que
Altamirano y Sarlo dicen acerca de la “convención” en Conceptos de
sociología literaria. Bs. As.: CEAL. 1990.
6
Para ampliar sobre esta cuestión véase Pierre Bourdieu,
Sociología y Cultura. México: Grijalbo. 1990.
18
Hacer foco sobre la producción de Walsh contribuye a ese
debate, al trabajar un objeto diverso del que acostumbran las teorías y
críticas de la literatura tradicionales, y permite formalizar una mirada
culturalista desde las herramientas aportadas por el entrenamiento
clásico del análisis literario. El enfoque de la teoría crítica de la
cultura observa especialmente los llamados géneros menores dentro
del sistema de signos que es la cultura, considerados periféricos
respecto de ciertos géneros canónicos, de ahí su nominación de
menores, porque recrean a nivel estrictamente discursivo las
polémicas de centro y periferia, dominante y dominado,
subalternidad, multiculturalismo, hibridación, posmodernidad o
desjerarquización. La ampliación de las perspectivas de trabajo desde
la lucha de los géneros, literarios o discursivos, permite una mejor
comprensión del campo cultural, la genealogía de sus fronteras y de
los procesos que preparan la emergencia, la legitimación o la
decadencia de ese campo cultural.
Ante la lectura, hoy, de un texto cualquiera, la primera
hipótesis que pongo a consideración es la de que casi todos implican
una excepción a la norma de la tripartición clásica. Por lo tanto, y si
hacemos una lectura de las diferentes teorizaciones respecto del
problema de los géneros, las preguntas que siguen son obvias: ¿qué
sentido tiene seguir hablando de géneros? y ¿por qué las diferentes
teorías de la literatura vuelven siempre a preguntarse por el problema
de los géneros? La lectura de los manuales clásicos proporciona una
certeza: la cuestión de los géneros es un género de malentendidos
que, cada vez, cada uno de los teóricos que la abordan intenta
clarificar y que cada nuevo punto de vista, aunque contradiga al
anterior, se justifica ampliamente. El problema está en que cada
nueva clasificación se justifica a sí misma y nada agrega respecto de
la literatura. O, en todo caso, la literatura, los textos, aparecen allí sólo
para justificar el modelo.
En este sentido, habrá que considerar a los géneros como una
familia, un lugar de origen, una especie, una manera, un modo de ser,
entre otras acepciones. Esta instancia resulta la más productiva
porque permite hablar de un tejido siempre haciéndose de nuevo. Allí
habrá que ver cómo, en cada momento, y de qué manera, funciona
19
una toma de decisión genérica: es decir por qué se decide, desde
dónde, apuntando a qué, buscando qué, convertir una noticia policial
en un texto novelesco. En este punto es indispensable remitirse a
Raymond Williams para entender la dinámica de la constitución,
refutación, robo o préstamo, de un género a otro.7 Esta organización
se vincula con las relaciones de producción y consumo, donde parece
más fácil acceder a los momentos de constitución de un género que a
los momentos de su normalización; es decir, los momentos de
constitución de las convenciones antes de que sean convenciones.
Hecho que se ve con claridad en los géneros de frontera como en el
caso de la “no ficción” o “testimonial”: le roba algo a la novela pero
también a la crónica periodística y, entonces, da lugar a la formación
de otro género. Pero también introduce un nuevo elemento: el lector
como actor privilegiado y, con él, el pacto básico de la producción del
discurso literario que regula relaciones e instituye las reglas del
género. Las obligaciones contractuales presuponen variables
históricas en el autor, el texto y el lector, cuya combinación produce la
formación discursiva que llamamos género. Por lo tanto, es
imposible combinar diferentes niveles de organización de manera
definitiva: la forma es una relación que depende tanto de la
producción como de la percepción o el consumo.8 Así, se trata de un
fenómeno social absolutamente móvil y dependiente. En tal sentido,
Ludmer puede decir que un género es un concepto político puesto que
siempre implica una apropiación y un uso, un tipo de circulación y
una transformación para conseguir una posición. El contexto de un
texto es su cadena genérica -dice en una entrevista- pero, el contexto
del género es un debate social.9
El asunto, evidente en el caso de Rodolfo Walsh, se inserta en
un proyecto más amplio que el de la sola ruptura de fronteras
Véase Raymond Williams. “Los géneros” y “Las formas”,
Marxismo y Literatura. Barcelona: Península. 1980. Pág. 209.
8
Raymond Williams (Cultura. Sociología de la comunicación y
del arte. Barcelona: Paidós. 1981) distingue, además, modos, formas y
géneros.
9
Lecturas críticas, Nº 2, 1984. Págs. 46-51.
7
20
genéricas. Si tal como queda planteado, un género, su inauguración
en este caso, implica un debate social, veamos qué sucede en este
caso. Sospecho que en Walsh, la decisión de asumir un género u otro
se relaciona con una sobreconsideración de lo real histórico político
por encima de cualquier otra como podría ser la estética. Es decir con
otra forma, no habitual, de concebir la cuestión estética si pensamos
el sistema canónico de la literatura argentina hacia los años `50. Hay
allí una refuncionalización del concepto de literatura y del rol del
escritor. Escribir es, en Walsh, una práctica intelectual que pone en
relación dramática literatura y vida. Y la escritura es el lugar donde se
pone en escena esta relación.
Es imprescindible poner de relieve que la producción
considerada ficcional no puede pensarse por separado de la
producción llamada de “no ficción” o “testimonial”. Walsh no es la
resolución de la tensión que se lee en un autor como Cortázar respecto
de las relaciones entre el intelectual y la política o entre un escritor de
ficciones -desde una estética de lo lúdico- y otro de la responsabilidad
ética -desde la estética del compromiso. Por el contrario, la disputa
entre estas dos maneras de entender la relación entre literatura y
política es determinante y, si en algún sentido se resuelve, es en la
imposibilidad de separar literatura de ficción de la llamada de no
ficción. El hecho de que se le haya dado mayor importancia a la
última quizá tenga que ver con algunas declaraciones del mismo
Walsh pero, también, porque durante o con posterioridad a las
dictaduras, la de los `60 y la de los `70, aparece como producción
significante frente a la represión y la censura.
En principio, entonces, interesa observar la idea que Walsh
tiene acerca de la literatura y su posibilidad de relación con lo
político, puesto que la diferente valoración crítica que se ha hecho
sobre su producción se apoya en ella. En la entrevista que prologa Un
oscuro día de justicia de 1973 se pronuncia contra una "concepción
burguesa":
Un periodista me preguntó por qué no había hecho una
novela con eso, [se refiere a los materiales documentales
de los fusilamientos de José León Suárez...] Lo que
evidentemente escondía la noción de que una novela con
21
con ese tema es mejor o es una categoría superior a la
de la denuncia con ese tema. Yo creo que esa concepción es una concepción típicamente burguesa [...] Porque evidentemente la denuncia traducida al arte de la
novela se vuelve inofensiva, no molesta para nada, es
decir se sacraliza como arte.10
En esta línea, la literatura en sentido convencional y
tradicional es puesta en tela de juicio y aparece absolutamente
desprestigiada. Sobre todo, sin posibilidad de sentido si se observa
desde una mirada "revolucionaria" tal como se propone. Pero, al
mismo tiempo se presentan las operaciones de la ficción como formas
de trabajar la no ficción.
Gente más joven va a aceptar con más
facilidad la idea de que el testimonio y la
documentación periodística son, por lo menos,
equivalentes y merecedoras de los mismos trabajos y
esfuerzos que se le dedican a la ficción y que en un
futuro, inclusive se inviertan los términos: que lo que
realmente sea apreciado en cuanto arte sea la
elaboración del testimonio o del documento [...]
evidentemente en el montaje, en la compaginación, en
la selección, en el trabajo de investigación, se abren las
mismas posibilidades artísticas. (Pág. 20)
En realidad, sucede que tanto los cuentos policiales primeros
como los últimos textos testimoniales y hasta, me atrevo a decir, las
publicaciones de la prensa clandestina, se escriben desde la misma
tensión que enfrenta al escritor de ficciones con el comprometido.
Por Lilia Ferreyra sabemos cómo fueron los últimos años de Rodolfo
Walsh: traen al centro de la discusión la tensión irresuelta que se da
como uno de los ejes productivos que la escritura se pone para seguir
escribiendo.
10
Rodolfo Walsh. Un oscuro día de justicia. Buenos Aires: Siglo
XXI. 1973. Pág. 18.
22
A comienzos de 1977, Rodolfo empieza a preparar su
propio repliegue. Se trata para él de alejarse del "territorio
cercado", Buenos Aires, de recuperar su identidad y, con
ello, toda su trayectoria personal, de hacerla valer como
un arma. [...] La Carta a las FF.AA. del 24 de marzo de
1977 es el primer documento en el que reaparece su firma.
Un hilo que había quedado suspendido en 1968, luego de
¿Quién mató a Rosendo? [...] Concebía su nueva forma de
acción política como una producción totalizadora que
abarcaba la denuncia, el testimonio, el análisis político o
ideológico, el relato literario.11
En el último cuento de Walsh, del que no ha quedado copia,
"Juan se iba por el río", el protagonista se desprendía de todo su
pasado a medida que cruzaba el Río de la Plata a caballo un día en el
que las aguas se retiran. A punto de llegar a la otra orilla las aguas
retornan y caballo y jinete terminan chapoteando en el barro. Con ese
argumento, Walsh retomaba un proyecto de escritura que había
dejado en suspenso en 1968. Como dice Víctor Pesce, recobrar la
identidad, volver a ser Rodolfo Walsh desprendiéndose del pasado
inmediato, implica salir, doblemente, del territorio cercado, del de los
militares pero también del de la clandestinidad política e intelectual.12
Queda claro que la escritura se origina en esa tensión que
permite afrontar toda su producción desde una misma perspectiva. Es
decir, nos encontraríamos con una concepción del relato que busca
articularse frente al lector y, entonces, con un pacto de lectura
sostenido alrededor “de la atención y de la expectativa”. Se trata de
Lilia Ferreyra, “Rigor e inteligencia”, Controversia, México, Nº
4, febrero 1980. Reproducido por Unidos, Buenos Aires, Nº 5, abril de 1985.
12
En estudio posliminar a Cuentos para tahúres y otros relatos
policiales. Buenos Aires: Puntosur, 1989. 2º edición. Véanse, además, los
documentos enviados a la dirigencia montonera, Unidos, agosto de 1985, en
donde Walsh critica seriamente el “pensamiento montonero” en el ´77 y
propone el repliegue.
11
23
provocar en el que lee el mayor interés y, al mismo tiempo, usar el
relato como vía de comunicación, pase de información, pedagogía:
una idea de lo literario que viene de un género considerado de
"evasión" en los `50 -tal el título de la serie Naranja de Hachette que
Walsh dirigía-, el relato del policial negro.
Desde esta instancia, o desde la experiencia en el internado
que lo había convertido en un narrador preocupado por despertar el
interés, Walsh logra manejar los códigos de la industria cultural de los
`60: junto al policial inicia su nueva práctica periodística. Un cruce
que no habla sólo de una cuestión de oficios sino de cruces discursivos determinantes. Hay que pensar que sobre las estrategias del policial armará los relatos de la llamada no ficción o testimonio. Para el
caso, confróntese uno de los primeros cuentos conocidos, "Cuento
para tahúres" de 1953, y después ¿Quién mató a Rosendo?: el esclarecimiento de los hechos, basado en desentrañar la disposición alrededor de la mesa de los participantes en el juego, se reduplica en el
texto testimonial para esclarecer la muerte del dirigente sindical. Si se
toma "Tres portugueses bajo un paraguas (sin contar el muerto)" de
1955, en la determinación de las estrategias básicas se encuentran
coincidencias sorprendentes con las manejadas en Operación Masacre, incluso en su diagramación: primero los personajes, después los
hechos, más tarde la confrontación de testigos, de discursos, de elementos materiales, la trampa frente al delincuente, finalmente la
explicación desde la producción de sentidos por la puesta en relación
de los datos que hace el narrador/ periodista/detective. También, la
posibilidad del juego con dos interpretaciones a la vez que, obviamente, darían dos resultados diferentes, fundamentando el error en la
mala lectura del indicio. Las diferencias entre los dos tipos de textos,
desde el punto de vista estructural, están radicadas, esto es obvio, en
la expansión de los núcleos en el caso del testimonial frente a la condensación en los cuentos. También en los epílogos que, en el caso de
los textos de “no ficción” reingresan el relato en la instancia histórica.
Hay además otros elementos dispersos en los relatos o en los artículos
periodísticos que prefiguran al último Walsh, el de la prensa clandestina, como en "El genio del anónimo": allí se habla de una política
hecha en una situación de imposibilidad, con cartas o invectivas al
24
poder enviadas por alguien que permanece en el anonimato y, al
mismo tiempo pertenece al poder. Este procedimiento será utilizado
como recurso por ANCLA, la agencia clandestina de noticias,
haciendo recaer la sospecha, por su nombre en clave, sobre la
Marina.
Para hablar de Operación Masacre, la historia del texto
ayuda a reforzar la hipótesis. Dice Walsh en el prólogo a la tercera
edición:
Livraga me cuenta su historia; la creo en el acto.
Así nace aquella investigación, este libro. [...] Esa es
la historia que escribo en caliente y de un tirón, para
que no me ganen de mano, pero que después se me va
arrugando día a día en un bolsillo porque la paseo por
todo Buenos Aires y nadie me la quiere publicar, y casi
ni enterarse. Es que uno llega a creer en las novelas
policiales que ha leído o escrito, y piensa que una
historia así, con un muerto que habla, se la van a pelear
en las redacciones [...] En cambio se encuentra con un
multitudinario esquive de bulto [...] se pueden revisar
las colecciones de los diarios, y esta historia no existió
ni existe.13
Y ya en el epílogo de la segunda advierte:
Releo la historia que ustedes han leído. Hay
frases enteras que me molestan, pienso, con fastidio
que ahora escribiría mejor.14
Reproducido en Operación Masacre. Buenos Aires: Ediciones
de la Flor. 1972.Págs. 9 y ss.
14
La segunda edición es de 1964, de la editorial Continental
Sevice. Al respecto, y para tener la reconstrucción minuciosa de la historia
del texto, véanse los trabajos de Roberto Ferro en “Rodolfo Walsh. La
operación de Operación Masacre”, Suplemento Cultural del diario Página
12 del domingo 18 de diciembre de 1988 y en “Investigación bibliográfica,
selección y prólogo” de Rodolfo Walsh, Yo también fui fusilado, La secta del
13
25
Para reflexionar siete años después:
Yo empiezo a escribir ficciones entre 1964 y
1965, una época de despolitización en el sentido de
alejamiento de los problemas cotidianos de la política,
de la relación social, de la inserción de uno en un
proceso. En tiempos de la Revolución Libertadora, si
bien en una forma anárquica y como francotirador, yo
había participado de algún modo con Operación
Masacre, luego viene el proceso de la Revolución
Cubana y, casi al final del gobierno de Frondizi, me
repliego en una no participación política, por un lado,
y en la absorción de ciertos conceptos teóricos, por el
otro. Tratamos entonces de resolver esa contradicción
gatillo y la picana y otros textos. Buenos Aires: Gentesur, 1990. A ellos
debemos los materiales citados. Por lo pronto puede elaborarse una ficha
sintética de la historia del texto con lo contado por el mismo Walsh en su
prólogo: el 23-12-56 aparece la denuncia de los fusilamientos publicada en
Propósitos, de Leónidas Barletta, como “Castigo a los culpables”. El 15-157 Revolución Nacional se anima con el reportaje a Livraga, hoja gremial
que dirige el doctor Luis Cerruti Costa. Llega un momento, en febrero de
1957, en el que Cerrutti no puede seguir adelante con la publicación y sólo
dará a conocer algunos datos. Walsh sigue adelante con la investigación. En
marzo de 1957 nace la idea de escribir un libro. Los frondizistas manifiestan
su voluntad de apoyar económicamente la publicación pero no se produce.
En mayo de 1957 decide ofrecer el libro en una serie de notas al director de la
Revista Mayoría, Tulio Jacovella. El 27-5-57 sale la primera nota de
Operación Masacre, con el subtítulo “Un libro que no encuentra editor”. La
edición en Mayoría abarca ocho notas semanales. Hay problemas con la
policía y Mayoría sirve para contestar. En julio de 1957 queda convenida la
publicación de la primera edición con Siglo, una editorial dirigida por
Marcelo Sánchez Sorondo. El 12-12-57 sale a la venta bajo el título
Operación Masacre, un proceso que no ha sido clausurado. Ferro sostiene
que hasta ese momento el objetivo concreto es producir saber acerca de un
hecho ignorado por la prensa. Por el contrario, Ana María Amar Sánchez (en
“La propuesta de una escritura”, Ib. Nº 135-136, abril-septiembre, 1986)
sostiene una lectura literaria de esta primera edición en libro. Polémica
aparte
26
en el campo de la cultura, lo que entiendo que es un
error, porque ese no es un campo aislado. Se empieza a
ver una punta de la contradicción cuando se advierte el
reflejo y el eco que tiene la obra de uno en el campo
puramente cultural.15
Aunque pareciera hablarse de los bordes de lo real, la cuestión gira en torno a cambios genéricos, junto a una redefinición de
roles en los campos políticos y culturales. Posiblemente, la insistencia sobre esta problemática tenga que ver con la nueva inserción de la
escritura walshiana en el fenómeno del boom. No olvidemos que el
autor había publicado en 1965 Los oficios terrestres y sus dos producciones dramáticas son de 1964: desde el boom pudo haberse iniciado
la lectura literaria de Operación Masacre y en las primeras reescrituras, inclusive, hay señales para ese nuevo lector. Sin embargo, no es
sólo esa la posibilidad estratégica de esta escritura: aun hoy pasa por
otra lectura junto a una literaria tradicional y en este sentido se privilegian, por sobre la literaturización, aspectos vinculados a la información. El hecho de que las estrategias sean las del relato de ficción se
relaciona con el pacto de lectura articulado sobre un proceso de concientización sobredeterminado por el valor estético. El problema
pasa por definir las cuestiones ante una escritura política que aquí,
como en las notas de ANCLA o Cadena Informativa, se relaciona con
aparte es claro que en la edición de 1964, la segunda, bajo el título Operación
Masacre y el expediente Livraga, con la prueba judicial que conmovió al
país hay un importante trabajo de reescritura (véase la reconstrucción de
Ferro en Yo también fui fusilado...). En 1969 aparece la tercera edición en
Jorge Álvarez con el título definitivo de Operación Masacre, donde se
registran nuevas marcas. Ferro dice que recién a partir de 1969 se da la
lectura literaria como una posibilidad privilegiada. Creo que, en todo caso,
sólo hasta el ´76. Se realizan a partir de aquella fecha siete ediciones entre el
72 y el 74. De aquí que se piense en Walsh como escritor de los ´70. La
dictadura lo devuelve con otra lectura y hace que para nosotros aparezca
nuevamente como una lectura política.
15
La Opinión, 11-6-72.
27
una praxis concreta. Se podría arriesgar y decir que se trata de una
escritura militante, con objetivos bien planteados y estrategias
claramente delineadas que apuntan a un tipo de lector específico.
En definitiva, las operaciones que Walsh realiza con la escritura se sostienen sobre la misma preocupación, tanto en el relato policial como en el de no ficción o la nota periodística: lo "real", cómo
contarlo, cómo hablar de la verdad y no de lo creíble, cómo conseguir
que el lector racionalmente pueda elaborar su versión, tome conciencia y, por lo tanto, actúe. En verdad, el lector se obliga a participar activamente por una cuestión de confrontación con los datos, evidencias
e interpretaciones que apuntan a la idea de verdad y no a la de ficción
o verosimilitud. En Walsh la escritura se constituye, tanto para autor
como para lector, trátese de ficción o testimonio, como entrenamiento frente al problema de lo real y este status es el que determina reescrituras, vacilaciones, la adopción de diferentes géneros: un ejercicio
de deslindes frente a las diferentes posibilidades de lo real a fin de
poder actuar en consecuencia. Una cuestión de praxis revolucionaria
que sólo puede resolverse en la tensión planteada entre el hecho concreto y su puesta en discurso o la puesta en discurso del hecho por
venir, sabiendo que hay una relación estrecha entre lo que sucede y lo
que se dice y cómo se dice o lo que se dice y, entonces, sucede.
28
La entrevista como pieza de ficción
Esa mujer y Ese hombre *
Adriana A. Bocchino
La entrevista parece mediar entre la ficción y el relato
testimonial, género denominado menor que, a su vez, resulta base,
quizás intangible, de gran parte de las construcciones discursivas
puesto que si se retoma a Mijail Bajtin en cuanto a su definición del
enunciado como cadena de enunciados, contestatarios y orientados,
todo discurso resultaría, en definitiva, parte de un largo diálogo o
bien, si se quiere, de largas entrevistas encadenadas.
¿Cuál sería la diferencia entre el diálogo y la entrevista? En
el primero los interlocutores debieran estar en igualdad de condiciones aunque, sospecho, tal situación no existe en realidad. En la
segunda, quien realiza la entrevista, desde la voz activa, se minimiza
a fin de que la voz del entrevistado, desde la voz pasiva, salga a
relucir. Sin embargo, y como su nombre lo indica, la entre-vista no
deja de ser la calculada posibilidad que otorga el entrevistador al
entrevistado para que se deje ver u oír. En tanto el lector de la entrevista sólo tiene un filón del entrevistado, aquel que el entrevistador
permite que se vea.
Es decir, aquel que se encuentra, que se pone, en el lugar del
personaje borrado, tachado, el entrevistador, es en realidad el que
maneja los hilos del entrevistado y las manipulaciones sobre su voz, y
del lector de la entre-vista que la lee o escucha “como si” el que
hablara fuera el entrevistado. El arte del entrevistador, disimulado al
extremo -para no ser descubierto-, residiría en la manipulación
* Una primera aproximación al problema planteado aquí fue
expuesto en las II Jornadas Críticas “Ficciones Patrias” organizadas por la
cátedra de Teoría y Crítica Literarias II del Departamento de Letras, Facultad
de Humanidades, UNMDP, en noviembre de 2002.
29
concreta cuyos objetivos estarían a la vista, a fin de que el entrevistado diga, “como si” él quisiera decir lo que el lector de la entrevista
quisiera oír/leer. A su vez, el entrevistador asume todos los derechos
de representación del lector frente al entrevistado, tratando de hacer
la pregunta que, se supone, todo lector quiere hacer, aunque haga sólo
la que él necesita. De alguna manera, el fantasma de Maquiavelo ha
de haber encarnado en la raza de los entrevistadores.
Sin duda, también podría pensarse la entrevista como un
juego de ajedrez llevado al lenguaje: para que la reina caiga y el rey se
avenga a soportar un jaque definitivo, mate, o infinito, tablas, la partida deberá ir poblándose de peones derrotados, caballos quebrados,
torres derruidas, alfiles puestos fuera del juego, a veces, incluso,
sacrificando a peones, caballos, torres y alfiles propios y, por supuesto, ahí está el juego, a ajenos. La entrevista se mueve, deberá moverse, mediante jugadas rápidas, sorpresivas, concisas, con aparente
impacto de superficie pero con real, siempre disimulado, efecto
barreno sobre el entrevistado a fin de que se muestre, se desnude, frente al porno-bio-gráfico lector de entrevistas.
Tal vez como ejercicio, para ponerse a prueba, Rodolfo
Walsh, periodista, escritor de ficciones, coleccionista de testimonios,
entrevistador, ajedrecista, fundador de Prensa Latina, decodificador
de mensajes secretos, corrector de pruebas de imprenta, silencioso
pescador en el Delta, montonero, contador de cuentos en un colegio
irlandés, escribe, inventa “Esa Mujer” y lo publica por primera vez en
1965 en Crónicas del pasado (Buenos Aires: Jorge Álvarez), y en ese
mismo año en Los oficios terrestres (también en Jorge Álvarez), un
libro de relatos; más adelante escribe, inventa y deja sin terminar
“Ese hombre”, permaneciendo inédito hasta que fuera publicado por
Daniel Link en 1996, tras el cotejo de las seis versiones conservadas
(todas ellas incompletas) fechadas entre el 2 de marzo de 1969 y el 21
de junio de 1972 (Ese hombre y otros papeles personales. Bs.As.:
Seix Barral). Se trata, en definitiva, de dos entrevistas. Estos textos
tienen la forma de la entrevista: una a un cierto coronel, la otra al
“Viejo” en Madrid.
Vamos por partes. “Esa mujer” ¿crónica o relato? La edición
de Siglo XXI, de 1981, realizada en México y prologada por José
30
Emilio Pacheco, recoge el texto en Obra Literaria Completa -es
necesario remarcar lo de “literaria”. La nota del propio Walsh que lo
acompaña dice:
El cuento titulado “Esa mujer” se refiere, desde luego, a un
episodio histórico que todos en la Argentina recuerdan. La
conversación que reproduce es, en lo esencial, verdadera
[...] Comencé a escribir “Esa mujer” en 1961, la terminé en
1964, pero no tardé tres años, sino dos días: un día de 1961,
un día de 1964. No he descubierto las leyes que hacen que
ciertos temas se resistan durante lustros enteros a muchos
cambios de enfoque y de técnica, mientras que otros se
escriben casi solos.1
Es decir, por un lado “cuento”, por el otro referencia a un
“episodio histórico”, reproducción de una conversación “en lo
esencial, verdadera”. ¿Por qué no una entrevista para un periódico y
sí para una antología de crónicas y un libro de cuentos? ¿Dónde
pensar este texto? Con Walsh el problema es siempre el mismo, y eso
es lo bueno: sus textos son piezas de orfebrería lingüísticoargumentativas que no se dejan encasillar ni en los géneros tradicionales ni en los más modernos sino que, previendo la teoría bajtiniana,2
ponen en escena no sólo el discurso ajeno sino la ajenidad del
discurso del otro en el propio, a fin de que al mostrarse, como
ajenidad, quede bien claro dónde se posiciona cada uno. La entrevista, como género discursivo especialmente puesto en clave de ficción,
rompe con todos los moldes canónicos de apropiación reflexiva sobre
el lenguaje y la literatura puesto que, por un lado, desbarata los
estudios sobre la conversación y, por el otro, agudiza los problemas
sobre la representación. El texto dice, a través del entrevistador
puesto como narrador de la entrevista, lo que se supone que dice, le
Obra Literaria Completa. México: Siglo XXI, 1985. 2ª ed. Págs.
161 y ss. Todas las citas son de esta edición.
2
Voloshinov, Valentín. El marxismo y la filosofía del lenguaje.
Madrid: Alianza. 1992.
1
31
dice, un cierto coronel. La cuestión está en marcar, claramente, las
diferencias.
El coronel elogia mi puntualidad:
-Es puntual como los alemanes dice.
-O como los ingleses.
El coronel tiene apellido alemán.
Es un hombre corpulento, canoso, de cara ancha,
tostada.
-He leído sus cosas propone-. Lo felicito. (163)
La entrevista deja ver los prolegómenos a la entrevista y
también, si se me permite un neologismo, los inter-entrevista: el
narrador/entrevistador va contando, además de la transcripción de la
entrevista, lo que a su vez él entrevé, lo que quiere que los lectores
entrevean acerca del coronel y de sí.
Mientras sirve dos grandes vasos de whisky, me va
informando, casualmente, que tiene veinte años de
servicios de informaciones, que ha estudiado filosofía y
letras, que es un curioso del arte. No subraya nada,
simplemente deja establecido el terreno en que podemos
operar, una zona vagamente común.
Desde el gran ventanal del décimo piso se ve la ciudad
en el atardecer, las luces pálidas del río. Desde aquí es fácil
amar, siquiera momentáneamente, a Buenos Aires. Pero
no es ninguna forma concebible de amor lo que nos ha
reunido.
El coronel busca unos nombres, unos papeles que
acaso yo tenga.
Yo busco una muerta, un lugar en el mapa. Aún no es
una búsqueda, es apenas una fantasía: la clase de fantasía
perversa que algunos sospechan que podría ocurrírseme.
(163)
¿Importa que se sepa quién es este coronel y quién el
entrevistador? ¿Importa explicar a qué mujer se refieren? ¿Dar
32
detalles, extenderse en explicaciones, justificar los dichos? Nada de
esto hace falta. En la Argentina de 1965 cualquier habitante del país
más o menos informado conocía la historia de la que no se podía
hablar, conocía los nombres que no se podían citar, tenía los detalles
que sólo se insinúan, es más, podía tener, incluso, más información
directa que la que se presenta.3 Un juego perverso donde todos sabían
que todos sabían “el extraño misterio” de la muerte y de lo que siguió
a la muerte de “Esa mujer” pero del que nadie hablaba: una especie de
3
Por si alguien todavía no conoce la historia a la que me refiero, se
trata de la muerte de Eva Perón ocurrida el 25 de julio de 1952 y anunciada
por las radios argentinas según la siguiente declaración: “La Subsecretaría
de Información cumple con el triste deber de informar que a las ocho y
veinticinco la señora Eva Perón, Jefa espiritual de la Nación, ha pasado a la
inmortalidad”. Al día siguiente, su esposo y Presidente de la Nación
Argentina, Juan Domingo Perón, le pidió al patólogo y agregado cultural
español en Buenos Aires, Dr. Pedro Ara, que embalsamara el cuerpo.
Realizada esta operación, fue trasladado al edificio de la CGT (la
Confederación General del Trabajo) donde esperaría la construcción de un
monumento definitivo que nunca se terminó. El cuerpo estuvo allí hasta el
golpe que derrocara a Perón en 1955 cuando, entre sus primeras medidas el
ejército decide “deshacerse” de él. A partir de diciembre de ese año el
cadáver embalsamado inicia un itinerario que, poco a poco, se adentra en el
misterio: desaparece, corren rumores, parece que en septiembre de 1956 es
trasladado a Bonn, luego a Italia donde, según dice “la fantasía popular”, es
enterrado “a cal y canto” con el nombre de María Maggi de Magistris.
Peronistas y antiperonistas se disputan ese cuerpo como símbolo político,
para entronizarlo o para destruirlo definitivamente. La entrevista que
registra/inventa/ficcionaliza “Esa mujer” se ocupa especialmente del
período que va desde el secuestro del cadáver embalsamado en diciembre de
1955 y su entierro. De allí la pregunta que persiste, e insiste, a lo largo de la
misma: “¿dónde?”. El 24 de marzo de 1997, Canal 13 de Argentina emitió el
excelente documental de cincuenta minutos Evita: la tumba sin sosiego,
trabajo conjunto de Tristán Bauer como director y Miguel Bonasso como
autor del guión, bajo la idea y producción de Ana Skalon apoyada por el
Canal Cuatro de Inglaterra -que lo estrenó el 25 de enero del mismo año con
una audiencia de dos millones de personas-, aportes mexicanos, suecos y de
la Universidad de Quilmes. El documental viene a testimoniar en imágenes y
33
relato fantástico en términos colectivos. Como si el elemento
fantástico no involucrara sólo a ciertos individuos sino a un país, y
todo el país estuviera metido, con menor o mayor “vacilación”, al
decir de Todorov4, dentro del relato fantástico.
La cuestión es que Walsh elige la forma de la entrevista -no
la de la reproducción de grabador- sino la de reelaboración ¿literaria?,
que hasta ese momento resulta más o menos corriente al género
periodístico -quiero decir la del block de notas- pero la publica en un
libro de crónicas, en un libro de cuentos.
Si todos sabían, qué muestra, qué deja entrever la entrevista
walshiana en “Esa mujer”.
Creo, sospecho, se trata de una revelación -así lo dice el
entrevistador al final del cuento- pero no sólo para el narrador,
también para el entrevistado y para el lector de entrevistas. Se
produce allí algo raro: cada uno gana y pierde algo.
El entrevistado busca unos nombres, unos papeles; el
entrevistador una muerta; el lector ver por escrito aquello de lo que no
se puede hablar. ¿Se trata de una entrevista o de una negociación?
Todo diálogo, se sabe, es en definitiva una negociación pero quien
transcribe, no cabe duda, está en posición de ventaja sobre los otros.
Transcribe la entrevista, lo que ve, lo que le parece, lo que quiere que
el lector vea.
entrevistas personales las peripecias sufridas por el cadáver de Eva Perón
desde su muerte hacia la tumba definitiva en el cementerio de la Recoleta. El
tramo que lo deja en Italia es al que alude el relato-entrevista de Walsh y que,
al momento de la publicación del texto -1965- parecía ser una historia
compartida en secreto. Tuvieron que pasar más de treinta años para que esta
historia pudiese ser contada con cierta sistematicidad. Véase, además, “La
otra Eva”, notas de Miguel Bonasso, Tristán Bauer y Ana Skalon, en el
Suplemento Radar de Página 12, del 22 de setiembre de 1996, con
adelantos del trabajo de filmación y, obviamente, los problemas que
debieron sortearse.
4
Tzvetan Todorov. Introducción a la literatura fantástica. México:
Premia. 1980.
34
- Llueve -dice su voz extraña.
Miro el cielo: el perro sirio, el cazador Orión.
- Llueve día por medio -dice el coronel. Día por medio
llueve en un jardín donde todo se pudre, las rosas, el pino,
el cinturón franciscano.
Dónde, pienso, dónde.
- ¡Está parada! -grita el coronel-. ¿La enterré parada, como
Facundo, porque era un macho!
Entonces lo veo, en la otra punta de la mesa. Y por un
momento, cuando el resplandor cárdeno lo baña, creo que
llora, que gruesas lágrimas le resbalan por la cara.
- No me haga caso -dice, se sienta-. Estoy borracho.
Y largamente llueve en su memoria. (170)
El juego llega a la altura de un jaque pero no queda claro
quién gana a quién. Sin embargo esta entrevista/cuento se publica. El
entrevistador gana la partida aunque se dice derrotado: en la publicación se muestra el juego. El coronel, un coronel alcoholizado, queda
varado en su centro. Dice Viñas, en términos boxísticos, que el cuento
termina cuando uno de los dos contrincantes “logra quedarse con el
centro del escenario”.5 Me gusta más pensar que el cuento termina
cuando el coronel queda acorralado, y alucinando, en el centro del
ring: “Es mía [...] Esa mujer es mía”, dice.6
En cambio, “Ese hombre” no llega a publicarse sino después
de varias reconstrucciones, a partir de seis versiones que el entrevistador deja abiertas: veinticinco páginas mecanografiadas, fechadas
David Viñas. Literatura Argentina y Política. Bs.As.:
Sudamericana. 1996. Tomo 2, Pág. 217.
6
Es sumamente esclarecedora de la historia la “Cronología de un
secuestro” que arma Miguel Bonasso para presentar ciertas fotos del
cadáver, realizadas por Juan Domingo Perón en 1971, y el documental del
que antes hablara a emitirse al día siguiente de la publicación de Bonasso.
Página 12, 23 de marzo de 1997, páginas 1 a 4.
5
35
entre el 2 de marzo de 1968 y el 21 de junio de 1972 y, entre ellas, un
plan (del 9 de mayo de 1972). Aquí tampoco hay nombres propios,
como en “Esa mujer”, sino un “Viejo”, “el Viejo”; más todavía, “su
voz tranquila”, en Madrid.
Me estaba esperando.
Sigue alto y erguido, indestructible. Se agacha un
poco para darme la mano.
- Lo estaba esperando -dice.
- Tenía muchos deseos de conocerlo- aseguro.7
La reconstrucción que hace Link retoma “Esa mujer”
para dar con el estilo, la forma. Alguna vez, dice, veremos publicadas
las seis versiones. Por ahora sólo tenemos su versión y, mientras
tanto, habrá que aceptarla. De cualquier manera, lo cierto es que aquí
el entrevistado es el que gana la partida. La entrevista no se publica.
El entrevistador no logra acorralar al entrevistado a pesar de consignar, a mano, al final del plan “Ahora voy a sacudirlo” (262). Aquí es el
entrevistado, “el Viejo”, su voz, quien maneja los hilos del juego. No
hace falta aclarar quién es este Viejo.
Ahora sí, ha mirado su reloj. De golpe entiendo que he
pasado horas sumergido en la envolvente conversación
del Viejo, como quien escuchara a cualquier padre, y que
al salir estaré caminando por una calle de Puerta de Hierro,
de Southampton, de Martín García, con todas las preguntas sin hacer.
- Esa mujer -digo.
Su cara es gris. Una muralla.
- Creo que la quemaron -dice.
- No la quemaron -fantaseo-. Está en un jardín, en una
embajada, de pie, una estatua bajo tierra, donde lluevedigo. Llueve siempre, pienso, y ella se pudre.
Rodolfo Walsh. Ese hombre y otros papeles personales. Bs.As.:
Seix Barral. 1996. (Edición a cargo de Daniel Link).Pág. 255.
7
36
- Puede ser -su cara es más remota que nunca-. Algún día
se sabrá.
- Y los otros muertos -quiero saber-. Los fusilados, los
torturados.
Un ramaje de la vieja cólera circula por su cara, relámpago
entre nubes.
- El pueblo pedirá cuentas.
- ¿Cuándo?
- Algún día saldrá a la calle, como en el 56, el 57.
- ¿Por qué no ha vuelto a salir?
- Porque yo no he querido -dice.
- ¿Cuándo, general, cuándo? (Págs. 259-260)
Un buen conversador es, a la vez, un encantador de serpientes -dice Jorge Halperín8- un maestro de ceremonias, un gran entretenedor y también un buen compañero de ruta en el ejercicio de
curiosear el mundo. Si uno piensa en la figura de Sócrates e imagina
el procedimiento filosófico de la mayeútica puesto en acto discursivo
a través de los textos de Platón, se observa algo épico en esas pulseadas dialécticas y se refuerza la ilusión de diálogo como herramienta
de conducción hacia la verdad. Pero si alguien espera que el resultado
de un diálogo periodístico sea el esclarecimiento de un tema, está
perdido. Los medios ponen un tema, un personaje, lo instalan, arman
una agenda de debate, exhiben, introducen preguntas, dudas,
inquietan, deslizan posibles explicaciones, sugieren. Hasta ahí.
Entonces, dónde poner “Esa mujer” y “Ese hombre”. No se
termina de decidir si diálogo filosófico o entrevista periodística, por
eso, tal vez, literatura. Por eso estos textos circulan mejor en un libro
de crónicas o en un libro de cuentos o, directamente, como es el caso
de “Ese hombre”, no se publica.
El mismo Walsh, cinco años después de publicar “Esa
mujer”, en 1970, cuando Ricardo Piglia le hace la entrevista que
prologará Un oscuro día de justicia, le contará, respecto de Opera-
8
La entrevista periodística. Bs.As.: Paidós. 1995.
37
ción Masacre, lo que ya he citado:
Un periodista me preguntó por qué no había hecho una
novela con eso, que era un tema formidable para una
novela; lo que evidentemente escondía la noción de que
una novela con ese tema es mejor o es una categoría
superior a la de una denuncia con ese tema. Yo creo que la
denuncia traducida al arte de la novela se vuelve inofensiva, es decir, se sacraliza como arte. Por otro lado, el
documento, el testimonio, admite cualquier grado de
perfección, en la selección, en el trabajo de investigación
se abren inmensas posibilidades artísticas.9
Si se pudiera, hoy, a la inversa, podría preguntarsele por qué
con aquellos temas, los de “Esa mujer” y “Ese hombre”, no escribió
dos textos de no ficción, testimoniales. Otra vez ¿por qué la inclusión
de estas entrevistas/relatos en un libro de crónicas, en un libro de
cuentos?
Gonzalo Aguilar dice que si el coronel no hubiese interrumpido el pacto de intercambio de información tendríamos otro relato
testimonial.10 Piglia, por el contrario y ahora en otro lugar, refuta:
“Walsh es muy conciente de la oposición entre ficción y política,
clave en la historia de nuestra literatura. Su obra está escindida por
ese contraste y lo notable es que, a diferencia de tantos otros, comprendió siempre que debía trabajar esa tensión y exasperarla”,11 para
justificar el tránsito hacia el testimonial. Más cerca de Piglia digo, sin
embargo, que el mismo argumento podría utilizarse frente a “Esa
Un oscuro día de justicia. Bs. As.: Siglo XXI. 1973. Pág. 19.
También en Crisis Nº 55, noviembre de 1987. Págs. 17-21.
10
“Rodolfo Walsh: escritura y estado” en Jorge Lafforgue (comp.)
Rodolfo Jorge Walsh. Stanford: Nuevo Texto Crítico. 1994. Págs. 61-72. La
cita corresponde a la página 65.
11
“Rodolfo Walsh y el lugar de la verdad”, también en Jorge
Lafforgue (comp.) Rodolfo Walsh. Ibídem. Págs. 13-15. Las citas
corresponden a la página 14.
9
38
mujer” y “Ese hombre” para pensar la exasperación buscada a la
inversa. De hecho, cuando Piglia propone dos poéticas escindidas en
la práctica de Walsh -por un lado “el manejo de la forma autobiográfica del testimonio verdadero, del panfleto y la diatriba” y, por el otro,
la poética de las ficciones, donde Walsh maneja el “arte de la elipsis,
trabaja con la alusión y lo no dicho” a la vez que “su construcción es
antagónica con la estética urgente del compromiso y las simplificaciones del realismo social”- reconoce y concluye que, en definitiva,
ambas poéticas están unidas en la investigación como el modo de
darle forma al material narrativo. Allí, entonces, podría pensarse que
se está hablando de las características del tipo discursivo de las
entrevistas que me ocupan.
El desciframiento, la búsqueda de la verdad, el trabajo con
el secreto, el rigor de la reconstrucción: los textos se
arman sobre un enigma, un elemento desconocido que es
la clave de la historia que se narra [...]
El relato gira alrededor de un vacío, de algo enigmático
que es preciso descifrar, y el texto yuxtapone rastros,
datos, signos, hasta armar un gran caleidoscopio que
permite captar un fragmento de la realidad.
Tal el procedimiento, sin duda, en “Esa mujer” y “Ese
hombre”, pero también en Operación Masacre, Caso Satanowsky y
en ¿Quién mató a Rosendo? En todos los casos el fragmento de
realidad adviene reconstruyendo los discursos, haciendo el preciso
montaje de discursos que permiten entrever algún fragmento de
realidad. Y aquí, en todos los casos, el arte de la entrevista es la clave,
la herramienta de trabajo: hacer decir al otro eso que se necesita que
diga, que salte, que se muestre, que caiga, que muerda el anzuelo y se
desnude. Jaque mate al coronel de “Esa mujer”, la entrevista como
pieza de ficción se publica. Tablas con el Viejo, la entrevista, ni
siquiera en la ficción, puede publicarse si no es en la multiplicación,
eminentemente ficcional, de las versiones.
39
Prensa Clandestina:
la escritura del "territorio cercado"*
Adriana A. Bocchino
A partir del 24 de marzo de 1976 la ciudad se vuelve oficialmente un "territorio cercado" para Rodolfo Walsh. Es, además, el
teatro de operaciones sobre el que se monta el conflicto por la verdad
de los hechos. Distanciarse apenas unos kilómetros implica la
posibilidad de estar a salvo. Pero a la vez el deseo de tener, liberar,
decir la ciudad, insiste. Según la mecánica propia de la situación de
exilio la ciudad es, paradójicamente, un lugar a conseguir, el espacio
que se quiere liberado pero del que hay que huir porque acechan "los
enemigos".1
Un resquicio, una posibilidad para entrar y salir de la ciudad
lo da la escritura/denuncia de la ciudad, decir la verdad a través de la
escritura. Pero también ello implica riesgos: la vida. Sobre todo
cuando el deseo de decir la verdad de la ciudad se quiere multiplicado
y expansivo.
A partir del 24 de marzo de 1976 la ciudad es, para Walsh,
varias ciudades. Una superficie banal y una profundidad tenebrosa:
una superficie de los medios oficiales según los cuales nada sucede
* Sobre Rodolfo Walsh y la Prensa Clandestina. 1976-1978.
Compilación de Horacio Verbitsky. Una primera versión de este trabajo fue
expuesta en el X Congreso de Literatura Argentina, Bahía Blanca, noviembre de 1999. U.N.S. y publicada en Perspectivas de Fin de Siglo. Bs. As:
Eudeba. 2001. El libro de Natalia Vinelli, Ancla (Bs. As: La rosa blindada.
2000), expone sistemáticamente la historia de las publicaciones clandestinas
del último Walsh y el equipo conformado por Lila Pastoriza, Lucila Pagliai,
Eduardo Suárez y Carlos Aznárez en 1976.
Rodolfo Walsh. "Los cables de la Agencia de Noticias Clandestina
(ANCLA)". H. Verbitsky (comp.), Rodolfo Walsh y la prensa clandestina.
Buenos Aires: de la Urraca. 1985. Págs. 47-118.
1
41
que no pueda ser subsanado por el accionar de las FFAA y una
profundidad de campos clandestinos, el lugar de la no justicia, la
tortura, la desaparición. Esta última ciudad es el espacio donde se
juega la liberación o la muerte.
Dice Lilia Ferreyra:
Pocas semanas antes de cumplir cincuenta
años -había nacido el 9 de enero del ´27- quiso definir
dos apuestas para el 24 de marzo del ´77, aniversario
del primer año de gobierno de la Junta Militar:
terminar el cuento Juan se iba por el río y difundir un
documento que denunciara los crímenes de la
dictadura [...]
En diciembre del ´76 iniciamos la 'expedición
al sur'. Rodolfo había colgado un mapa de la provincia
de Buenos Aires en la pared del mínimo departamento
donde vivíamos en la Capital. "Hay que seguir la ruta
de las lagunas porque nos quitaron el Tigre. Necesito
vivir cerca del agua", dijo. Observó el mapa y encontró
la más próxima: la Laguna de San Vicente [...]
Habíamos salido del 'territorio cercado':
Buenos Aires. Habíamos encontrado el lugar y el
momento para un futuro posible. Y Rodolfo disponía
de casi tres meses para escribir la Carta y ganar la
apuesta. Los papeles dispersos empezaron a ordenarse
y las carpetas con los distintos temas ocuparon su lugar
en los estantes [...]
Antes de finalizar el año, había pasado en
limpio la Carta a mis amigos sobre la muerte de su hija
Vicki. La escritura era su líquido vital por donde
drenaban el dolor y la razón [...]
Los primeros borradores sobre la represión
pasan a formar parte de una reflexión más estratégica y
definen la nueva estructura de la carta: la interrupción
del proceso democrático, el plan político económico, y
la necesidad del aniquilamiento de cualquier forma de
resistencia para aplicarlo.
Pero esa carta ¿debía tener un autor?
42
Preocupado con algunos, indignado con
otros, Rodolfo no podía concebir el silencio de los
intelectuales que podían encontrar resquicios a la
censura. (“Esa carta”, Radar, Página 12, 21 de marzo
de 1999. Págs. 4-7).
Buenos Aires es, en definitiva, el "territorio cercado", el
caos, la imposibilidad de la escritura, el terror de Estado. Ir a la ciudad
implica correr riesgos, pagarlos con la vida. Y sin embargo, más allá
de la "posibilidad de futuro", se vuelve sobre la ciudad una y otra vez,
se da cuenta de ella, de lo que sucede en lo profundo, en el terror de la
profundidad, se la escribe. Para ello se arma una red de información
clandestina que pone el eje de difusión sobre los centros de detención, los radiogramas cifrados, la lógica del camuflaje lingüístico de
los medios de comunicación, la mecánica de la represión. El deseo de
la verdad se inscribe sobre el de la ciudad: en ella pasa la historia y, de
la historia, en términos oficiales, sólo quedan los retazos mentirosos
groseramente elaborados por la inteligencia del Estado. Más allá, las
invectivas del equipo Walsh armando como se puede la verdad de los
hechos que suceden en la ciudad.
Lo aprendido en el campo de la literatura, en el periodismo,
en la militancia, el entrenamiento, se pone al servicio ahora de contar
la verdad de la ciudad. El lenguaje es frío, el estilo sobrio, la información precisa. Lo que se juega, en la más absoluta concentración como
en una paciente partida de ajedrez, es la verdad de la ciudad. El envío
de la Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar jaquea al
enemigo. Llegado a tal punto, la partida se vuelve insostenible para
quienes tenían decidido desde el principio burlar las reglas del juego,
no jugarlo. En tanto Walsh confía en la fuerza de enunciación,
compromiso y denuncia que puede portar el lenguaje -incluso firma
su carta-, los enemigos, bajo una fisonomía medieval -visible
especialmente en la compartimentación del espacio y la asignación
personal de esos espacios- pero un uso posmoderno del lenguaje bajo
el desarrollo de la "Doctrina de Seguridad Nacional", lo inventan
según convenga a cada caso. En tanto Walsh vive obsesionado por
decir la verdad de la ciudad, la dictadura tiene previsto, desde el
43
tiempo de los cursos de la Escuela de Panamá, taparla, hacerla
desaparecer. Lo que se llamará la "verdad" dentro del código del
gobierno de facto será aquello que con toda conciencia se habrá
inventado y revisado hasta en los más mínimos detalles, variando a
cada paso y según corresponda.
El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a
un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política
represiva y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde [...]
Ilegítimo en su origen, el gobierno que ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el
ochenta por ciento de los argentinos... Invirtiendo ese
camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e
intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede
imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos,
interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e
implantando el terror más profundo [...]
Quince mil desaparecidos, diez mil presos,
cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados
[...]
Estos hechos, que sacuden la conciencia del
mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores
sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las
peores violaciones de los derechos humanos en que
ustedes incurren. En la política económica de ese
gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus
crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a
millones de seres humanos con la miseria planificada.2
La “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar” se incluye en el
texto trabajado Prensa Clandestina, pero también en todas las ediciones de
Operación Masacre de la Flor.
2
44
Mapas sobre mapas sobre mapas -los cables de ANCLA y
Cadena Informativa arman el mapa de la ciudad verdadera que no
está en los diarios oficiales- el equipo Walsh describe el último
escalón de los infiernos. Escritura de no ficción, realista in extremis,
testimonial, probatoria, Prensa Clandestina de Rodolfo Walsh
vuelve sobre las formas de la retórica clásica para describir/denunciar
las ciudades de la profundidad que volverán a aparecer en el discurso
periodístico oficial recién durante la constitución de la CONADEP a
partir de 1983, al recopilar los testimonios de las víctimas y redactar
el Informe Nunca Más a fin de realizar el Juicio a las Juntas
Militares.3 Allí se registran, al 15 de diciembre de 1983, 8961 casos de
desapariciones, la existencia de 340 centros clandestinos de detención y el nombre de unos mil quinientos militares y policías involucrados.
Así, Nunca Más y las Actas del Juicio a las Juntas Militares
(1984-1985), según una genealogía histórico-discursiva, aparecen
como la expansión verbal, geográfica y temporal, de lo planteado por
el equipo Walsh en Prensa clandestina: "Escuela de Mecánica de la
Armada. Historia de la guerra sucia en la Argentina", "Los cables de
la Agencia de Noticias Clandestina -ANCLA", "Los partes de
Cadena Informativa", "La Carta abierta de un escritor...". El mapa de
los campos de concentración se verá ampliado y reduplicado en las
diversas ciudades del país. El relato de Walsh efectiviza y golpea
desde la precisión junto a los primeros datos y las cifras.
Para que la sociedad civil no reaccionara había sido preciso
hacerla ignorar la verdad de los hechos y esto fue tenido en cuenta,
especialmente, en la preparación del golpe de Estado. La represión
debía ser clandestina pero no secreta. Debía evitar huellas visibles
pero, a la vez, estaba obligada a producir mensajes de terror destinados a esa sociedad. El Acta de Propósitos y Objetivos Básicos del
Proceso de Reorganización Nacional anuncia como medida inme3
La mayor parte de la valiosa información acerca del surgimiento y
funcionamiento de los textos de Walsh que se citan se deben a la introducción
de Horacio Verbitsky, “Una experiencia de difusión clandestina y
participación popular”.
45
diata de política interna la modificación de las leyes y el control de los
órganos de difusión. Según el comunicado número 19, la Junta
Militar declara que recluirá por diez años "al que por cualquier medio
difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes
con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la actividad
de las Fuerzas Armadas, de seguridad o policiales".
Los arrestos a periodistas comienzan simultáneamente con
el cambio de gobierno. Rodolfo Walsh, por su parte, en un texto que
presenta a sus compañeros a tres semanas de producido el golpe
militar analiza la respuesta posible del campo popular en contra de los
enfoques militaristas que predominan allí. Advierte la facilidad con
que las Fuerzas Armadas cumplen sus objetivos favorecidas por esa
visión errónea de la militancia y sugiere, entonces como corrección,
un Nuevo llamamiento Nacional a la Resistencia tal como se había
planteado en el ´56. Más adelante, incluso, describe la situación
como "de retirada para la clase obrera, derrota para las capas medias y
desbande en sectores intelectuales y profesionales", acusando de
"déficit de historicidad", al desmontar rigurosamente sus falencias,
al pensamiento montonero.
Suponer, como a veces hacemos, que las
masas pueden replegarse hacia el montonerismo es
negar la esencia del repliegue, que consiste en
desplazarse de posiciones más expuestas a otras
menos expuestas: y es merecer el calificativo de
idealismo que a veces nos aplican hombres del
pueblo.4
Cfr. Unidos Nº 5 y 6 (abril y agosto de 1985) “Aporte a la discusión del Informe del Consejo”, “Aporte a una hipótesis de resistencia”, “Curso de la guerra en enero-junio de 1977 según la hipótesis enemiga”, “Cuadro
de situación del enemigo militar a comienzos de 1977” y “Reflexiones sobre
la situación partidaria”. También en Roberto Baschetti. Rodolfo Walsh,
vivo. Buenos Aires: de la Flor, 1994. Prologado por Lilia Ferreyra y Nicolás
4
46
Señala también que si la teoría va kilómetros delante de la
realidad, "la vanguardia corre el peligro de convertirse en patrulla
perdida". Termina con una serie de recomendaciones que se inician
reconociendo una derrota "que amenaza convertirse en exterminio".
Para Walsh, Montoneros no puede ser más que una parte de esa
resistencia popular ligada a ella mediante una política de masas. En
ese sentido, la prioridad uno es la formulación de una prensa que
informe acerca de la verdad de los hechos, obviamente clandestina y
descentralizada.
En términos generales la información llegaba a las redacciones de los diferentes medios de comunicación pero no cumplía el
circuito tomando contacto con el receptor. Los estudios jurídicos
también sabían quiénes habían desaparecido cada semana y las
fábricas, la calle, los colegios y oficinas también veían y escuchaban
sin comprender demasiado. El episodio aislado no traducía la
coherencia de un plan global.
Contra el comunicado número 19 de lo que la dictadura
cívico-militar dio en llamar el "Proceso de Reorganización Nacional"
(PRN), se organiza ANCLA, a fin de, precisamente, difundir, divulgar
y propagar noticias, comunicados e imágenes que perturben,
perjudiquen y desprestigien la actividad de las FFAA, de seguridad o
policiales. Si estas FFAA imponen bajo la forma del bando19 la
negación de lo que contraprueba es una evidencia, resulta de aquí que
todo lo dicho por el gobierno de facto debe leerse exactamente al
revés. Sobre esa estrategia de construcción verbal perversa de la
dictadura opera la escritura de Walsh. Sobre la construcción de un
imaginario de ciudad/país salvado, Walsh reconstruye, frente al
aparato del terror de Estado, el mapa verdadero. Si amigos y enemigos construyen una realidad lejana de la verdad, por utopía unos, por
imposición represiva los otros, el discurso walshiano se instala con
deslumbrante lucidez. Dice una y otra vez lo que sucede, los demás lo
niegan. Muestra la verdadera ciudad, y amigos y enemigos, por
razones contrapuestas, se empeñan en negarla. Unos por "déficit de
historicidad", los otros con la planificación necesaria a fin de imponer
un imaginario social, una ideología en términos de falsa conciencia.
47
Walsh solo, o como equipo anónimo,5 se levanta sobre el
"territorio cercado" para hablar no sólo a amigos y enemigos sino
también a futuras generaciones. Calcula que el dibujo de esta ciudad
clandestina se pierde si no es puesto en discurso: Prensa Clandestina
es la piedra de toque, el punto basal, discursivo si se quiere pero
fundamentalmente el punto de arranque actancial, de Nunca Más y de
las Actas del Juicio a las Juntas Militares. Allí, acto y discurso se ven
reunidos.
Los diferentes textos de Escuela de Mecánica de la Armada6
implican una suerte de historia concentrada de los movimientos
internos del Ejército, Aviación y Marina, desde J. D. Perón en
adelante y, en especial los movimientos desarrollados en las ciudades
subterráneas creadas por esas mismas FFAA a partir del 24 de marzo
de 1976. Los hitos walshianos serán luego expandidos por historiadores y periodistas que intentan hacer frente a aquella historia pero, en
Walsh actualizó el archivo emprendido en el ´56 con Operación
Masacre y continuado desde la dirección del Semanario CGT. Pero además,
explica Verbitsky, reunió un grupo de periodistas con los que armó una
extensa red de informantes. Cabe decir que varios corrieron los mismos
riesgos de Walsh y como él fueron asesinados: Eduardo Suárez y Luis
Guagnini entre los periodistas y Armando Sergio Tarnopolsky, conscripto de
la ESMA, asistente del entonces teniente de navío Jorge Acosta. También
fueron secuestrados sus padres, su esposa y una hermana. Igual suerte corrió
Mario Galli, guardamarina de la ESMA, junto a su madre y esposa. Con los
informes de Tranopolky, Galli y otros, se elabora la descripción detallada de
los procedimientos que se llevan a cabo en la ESMA con el título de “Historia
de la guerra sucia en la Argentina”.
6
“I. Los cadáveres mutilados”, “II. La guerra contrarrevolucionaria” (La Triple A, Los métodos especiales de interrogatorios, El asesinato de
los sacerdotes, Los exiliados latinoamericanos, Profesionales - artistas - sindicalistas - políticos, Las ejecuciones clandestinas, Ataques a colaboradores
de Lanusse)”, “III. La Marina Argentina (Espoletas y combustibles Ingleses,
Decadencia de la Armada, La Masacre de Trelew, Dependencia Tecnológica,
Un nuevo Kuwait, La Alianza Suratlántica)”, “La Escuela de Mecánica de la
Armada” (El sistema defensivo, Las sevicias, Las víctimas, Los verdugos,
Alucinaciones y psicosis)”.
5
48
definitiva, el núcleo, los hechos, los nombres, las pruebas, los
testigos, están prefigurados en aquel texto:
Las estimaciones sobre la cantidad de
víctimas son difíciles, pero se sabe que entre un sótano
muy próximo a las pistas del Aeroparque de Buenos
Aires -casi todos los relatos coinciden en mencionar el
intenso ruido de motores de avión- y un altillo que
integra la Casa de Oficiales de la escuela, hay en forma
permanente unos 60 detenidos, que se renuevan sin
cesar. Unos llegan mientras otros son arrojados a las
aguas. En el Uruguay ya han aparecido unos 25
cadáveres, pero se juzga que ése es apenas un porcentaje mínimo, que por errores técnicos ha escapado al
control de las autoridades de la escuela tomando
estado público [...]
Puede parecer extraño, pero resulta más
simple conocer a los verdugos que a sus víctimas. No
porque hagan alarde de sus crímenes sino porque
ningún secreto puede mantenerse cuando quienes lo
conocen son 100 oficiales, 300 suboficiales, 2500
cabos alumnos, 3500 aspirantes, 400 civiles, 500
soldados conscriptos y 100 profesores [...] Una de las
hojas de guardia del Grupo de Tareas 3-3 arroja
revelaciones de interés. Por ejemplo, que los oficiales
secuestradores y torturadores utilizan nombres de
encubrimiento para ocultar sus identidades [...] 'Reja'
era el nombre de encubrimiento del teniente de fragata
de Infantería de Marina Jorge Omar Mayol, 'Capitán'
el que encubría al subdirector de la Escuela, capitán de
fragata Salvio O. Menéndez, jefe de los grupos
operativos clandestinos [...] En su lugar fue designado
el capitán de fragata Ormaechea Lugones. Como
director permaneció el capitán de navío Benjamín
Chamorro. También forman parte de los grupos
clandestinos: El capitán de fragata Adolfo M. Arduino
[...] el teniente de navío Jorge Acosta, cuyo nombre de
guerra es Negro [...] el teniente de navío de Infantería
49
de Marina, Jorge Perrén, a quienes sus camaradas
llaman para encubrirlo, el 'Inglés' [...] el teniente de
navío Antonio Pernía. El teniente de fragata Néstor
Omar Savio [...] el teneinte de corbeta Julio Alberto
Pacheco [...] Aníbal Mazzola...Orlando Molina [...]
Alberto Casco [...] Alfredo Ortiz, Leguizamón [...]
René Rufino [...] Jorge Ocaranza [...] Víctor Cardo [...]
Orlando Olguín [...] Ramón Chimento [...] Lorenzo
Rivero [...] S. Calderón (34-36).
Y siguen los nombres, señas particulares, domicilios,
composición familiar, vehículos y patentes en el que se desplazan los
"verdugos" para terminar avisando que "éstos son los principales,
pero no los únicos".
ANCLA primero y Cadena Informativa después continúan la
tarea. La Agencia... fue llamada con aquella sigla precisamente para
entorpecer las indagaciones de los servicios de inteligencia y ganar en
seguridad. Diez meses tardó el jefe de inteligencia del Ejército,
general Carlos Alberto Martínez, en reconocer la fuente. Los marinos
de la ESMA pensaban que era del Ejército y los del Servicio de
Informaciones navales creían que la editaban los jefes de la ESMA.
Walsh no hizo de ANCLA o Cadena Informativa órganos de difusión
montonera sino, consecuente con su definición de la resistencia
popular, órganos de difusión de la verdad de los hechos en el marco de
la resistencia. Los cables de ANCLA se enviaban por correo a las
redacciones, a los corresponsales, a publicaciones internacionales.
Fueron uno de los primeros instrumentos de denuncia contra la Junta
que ese gobierno llamó "campaña antiargentina".
A fines del '81, el Ejército distribuía en algunos colegios de
enseñanza secundaria Una semblanza histórica del Ejército
Argentino cuyo prólogo no tiene desperdicio en cuanto a lo que puede
llamarse el uso posmoderno del lenguaje. Junto a este texto, el libro
La Argentina y sus derechos humanos, en edición trilingüe (castellano, francés e inglés), elaborado por una ominosa "Asociación
Patriótica", sin más datos de edición que una Casilla de Correo Nº
3727 (1000), datable a fines de 1982, en donde prólogo y epílogo se
50
constituyen como piezas maestras de la perversión lingüística,
pueden ser considerados el extremo caricaturesco, no risible, de la
construcción de lo que fue el discurso oficial en los medios.7 Con
matices, salvo The Buenos Aires Herald, dirigido por Robert Cox, y
las transmisiones de Ariel Delgado por radio Colonia (con estudios
clandestinos en Buenos Aires), la prensa argentina recibió e hizo suyo
en una apropiación con mínimas resistencias ese discurso.
Por el contrario, tres cables de ANCLA fechados el 17, 18 y
19 de septiembre de 1976 en Buenos Aires, "Múltiples secuestros en
Argentina", "La Ola de violencia sobre los profesionales" y "Terror
en Bahía Blanca" (Prensa Clandestina: 56-58), alcanzan para
observar la encodificación de la ciudad en la ciudad, la sobreimpresión de las zonas, jurisdicciones territoriales militares sobre el
territorio nacional bajo responsabilidad, y control absoluto, de las
tres fuerzas según un esquema de autoridad no siempre vertical y
cruzado con nuevos organismos y servicios de inteligencia. Por un
lado el mapa tradicional, por otro, las jurisdicciones a cargo de Suárez
Mason, Menéndez, Galtieri, Acdel Vilas, Camps, Bussi, etc. Por otro,
los focos y las mínimas zonas liberadas. La versión Walsh contrasta
casi en términos fantásticos, apenas perceptible en los diarios de
grandes tiradas, con la versión oficial de los hechos:
Buenos Aires, oct 7 (ANCLA)- Continuos
procedimientos vienen realizando las fuerzas de
seguridad, en búsqueda de elementos subversivos. Al
parecer, las mismas han centrado su accionar sobre
lugares de concentración masiva de público: bares,
restaurantes, plazas, cines y hasta circos.
Los denominados 'operativos de rastrillaje y
control peatonal' consisten en un compacto e inexpugnable cerco sobre el sitio elegido [...] En caso de
Véanse en Anexo a este artículo “Prólogo” de Semblanza
Histórica del Ejército Argentino. Buenos Aires: Secretaría General del
Ejército, 1981. Págs. 7-8. “Prólogo” y “Epílogo” de La Argentina y sus
derechos humanos. Asociación Patriótica Argentina: Buenos Aires, sin
datos. Págs. 5 y 163-164 respectivamente.
7
51
tratarse de una confitería, se rodea previamente la
manzana bloqueando las bocacalles con camiones del
Ejército o patrulleros policiales [...] Algunos de los
comercios del ramo que han sufrido este tipo de
rastrillaje, son: la confitería ubicada en Las Heras y
Azcuénaga; la confitería "La Biela", en el barrio de la
recoleta; "La Fragata", en San Martín y Corrientes [...]
otro de los objetivos que al parecer preocupan a las
fuerzas represivas argentinas, son las plazas y parques
[...] llegan a intervenir hasta doscientos hombres [...]
También fueron rastrillados los terrenos que pertenecían a la ex Penitenciaría nacional, ubicados en la calle
Las Heras entre Salguero y Coronel Díaz, de esta
Capital. Allí funciona un circo [...] Varios muchachos
que los domingos se reúnen para jugar al fútbol en esos
terrenos fueron detenidos por carecer de documentación personal, llegándose a tener rodeadas durante
más de una hora y media a un grupo de señoras que
tejían y charlaban abajo el sol. (65-66)8
Tras el asesinato de Victoria, su hija, en septiembre de 1976,
Walsh concibe un nuevo modo de difusión al que llama Cadena
Informativa y en la que, al pie, insta a participar de una nueva manera
de informar:
Cadena Informativa puede ser usted mismo, un
instrumento para que usted se libere del terror y libere a
otros del terror. Reproduzca esta información por los
medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo.
Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán
esperando. Millones quieren ser informados. El terror se
basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva
a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad.
Véase también en Anexo, “Represión en los barrios del Gran
Buenos Aires” . En el original págs. 73-74.
8
52
DERROTE AL TERROR
HAGA CIRCULAR ESTA INFORMACIÓN (38)
El primer Informe, titulado "Crónica del terror", está datado
en diciembre de 1976.
Mil fusilados, veinte mil presos o desaparecidos y trescientos mil exiliados son las cifras que se
manejan en el extranjero sobre la situación argentina
desde el 24 de marzo [...] Fuentes judiciales han
revelado de qué modo se llega al total de veinte mil
presos o secuestrados. Solamente en los juzgados del
Gran Buenos Aires se registra un promedio mensual de
400 recursos de habeas corpus (desapariciones), y otro
tanto en el interior del país, lo que eleva el promedio a
800... Los datos de exiliados que llegan del extranjero
son alarmantes. Sólo en Madrid y Barcelona hay
decenas de millares de argentinos expulsados por el
terror. Las colonias argentinas se han multiplicado en
los Estados Unidos, Perú, Venezuela, México y países
europeos, inclusive Suecia [...]
La zona de La Plata fue escenario de la más
violenta represalia después que una bomba colocada
en la jefatura de Policía el 9 de noviembre mató a cinco
policías e hirió a quince, entre ellos cinco jerarcas. El
jefe de Policía, coronel Juan Alberto Camps, fijó en 55
el número de rehenes a fusilar y las ejecuciones
comenzaron la madrugada siguiente: 8 en La Plata y 8
en Tolosa y City Bell. El 11 de noviembre se ejecutó a 7
más en La Plata. El 12 fueron fusilados 4 en La Plata y
4 en Tolosa. En la madrugada del 13 se fusiló a 6 en el
barrio Las Quintas. El 14 fueron ejecutados en Punta
Lara 3 activistas obreros. El 15 otros 5 en Los Hornos
[...] No menos inverosímil resultó el 16 la tentativa de
'copamiento' de la subcomisaría de Arana en que se
completó con 10 fusilamientos la cuota fijada por
Camps. (37)
53
Cadena Informativa difiere de ANCLA en varios aspectos:
los textos son breves, todos escritos por Walsh, fáciles de reproducir,
aparecen una o dos veces por mes y, en muchos casos, se entregan en
mano estimulando el compromiso de la transmisión. En el máximo
aislamiento, cifra del extremo aislamiento colectivo, Cadena
Informativa, un hombre y una máquina de escribir, insiste en decir la
verdad de la ciudad. La ciudad es recodificada en términos walshianos frente a la versión oficial de los hechos.
Desde 1976, recién en 1983 empezarán a reconstruirse estos
mismos hechos descriptos, denunciados y analizados por Escuela...,
Ancla y Cadena informativa.9
Ante el derrumbe generalizado Walsh se traslada a San
Vicente e inicia la serie de cartas al modo de las invectivas latinas,
quiere trabajar ese estilo, "la palabra escrita con la contundencia de la
palabra oral", para dar a conocer la información y su análisis de lo que
ocurre en el país. Inicia una carta dirigida a un director de un diario de
Buenos Aires, otra al jefe del operativo en el que murió su hija,
coronel Roberto Roualdes. Para el 24 de marzo de 1977 termina,
firma y envía una a sus amigos y otra a la Junta Militar al cumplirse un
año del golpe de Estado. El 25 cae en una emboscada en la esquina de
San Juan y Sarandí en Buenos Aires.
Organizar la lectura de la ciudad verdadera, implica un acto
de vanguardia comprometida frente a un uso posmoderno del lenguaje. Walsh aparece como uno de los últimos representantes de aquella
estética de confianza en la escritura frente a un discurso planteado
desde la perspectiva del uso perverso elaborado por el staff de gobierno de la dictadura del cual los testimonios, vertidos por sus máximos
representantes en el juicio, dan clara cuenta una y otra vez.
La hipótesis de conflicto que atraviesa lo que da en llamarse
la década del ´70 resulta de la confrontación acerca de la verdad, de la
Antonio López Crespo. “El concepto de aniquilamiento” y
“Estructura de la represión en la Argentina y su acción sobre las iglesias y la
educación”. Bs. As.: MEDH. 1985. Págs. 7-8 y 9-13 respectivamente.
9
54
legitimidad por quién dice la verdad. Walsh aparece transitando esta
cuerda desde el ´56 -respecto de los fusilamientos de José León Suárez primero, en el Caso Satanowsky después y en ¿Quién mató a
Rosendo? más tarde- y desde entonces observa que sobre esa cuerda
se juegan dos proyectos de país diametralmente opuestos.
En este sentido, Walsh se perfila como el último representante orgánico, con posibilidades de organicidad, de aquella estética de
compromiso y confianza en la producción de acción mediante la
disposición discursiva. Compromiso y confianza que vuelve en el
Juicio a las Juntas y prueba, allí en forma definitiva, quién dice la
verdad. Punto Final, Obediencia Debida e Indultos posteriores a la
Sentencia del 9 de diciembre de 1985 no pueden tergiversarla. De allí
en más la ciudad debiera conocer, y aceptar, el mapa verdadero
trazado desde el principio por Rodolfo Walsh.
55
Anexo
I. Rodolfo Walsh. "Los cables de la Agencia de Noticias
Clandestina (ANCLA)". H. Verbitsky (comp.), Rodolfo Walsh y
la prensa clandestina. Buenos Aires: de la Urraca, 1985. Págs. 47118. Selección.
MÚLTIPLES SECUESTROS EN ARGENTINA.
Buenos Aires, set 17 (ANCLA)- Por informaciones aportadas
por familiares, se tuvo conocimiento en esta capital, de una serie de
detalles que rodearon el secuestro de cinco jóvenes en tres
procedimientos distintos.
El día 4 de julio fueron detenidos por personal fuertemente
armado que se identificó como de la Policía Federal, dos jóvenes de
apellido Rodrígues Rojas de 21 y 23 años de edad. No eran activistas
políticos. Su único antecedente policial, fue la asistencia al entierro del
diputado peronista Rodolfo Ortega Peña, asesinado por la organización
de extrema derecha conocida como la Triple A.
Dos días después del secuestro los acongojados padres de los
jóvenes recibieron un telegrama en el que se les comunicaba que podían
pasar a retirar los cadáveres de sus hijos por la morgue del Hospital
Rawson. En efecto, allí, entre otros veinte cuerpos acribillados, se
hallaban los jóvenes Rodrígues Rojas con evidentes signos de haber sido
torturados. El asesinato sería parte de una acción de represalia a gran
escala lanzada por elementos policiales con posterioridad al atentado
contra la Superintendencia de Seguridad Federal.
Con respecto a este caso, cabe recordar que de una lista de 80
detenidos en el entierro de Ortega Peña, han sido secuestrados y
posteriormente ejecutados más de la mitad. A mediados del año pasado,
esa misma lista circulaba integrando un comunicado de la Triple A,
donde se advertía que si abandonaban el país, "uno a uno serían
ajusticiados", ya que habían sido declarados culpables de complicidad
con la guerrilla.
En otro procedimiento realizado por personal policial, en la
madrugada del 20 de agosto, fue secuestrado el joven Guillermo Daniel
Binstok. El mismo (adherente a la Juventud Peronista) fue arrancado
violentamente del domicilio de sus padres. Ese mismo día aparecían en
56
Pilar, una localidad de la provincia de Buenos Aires, treinta cadáveres
acribillados a balazos.
Binstok era sobrino de un importante dirigente de la Asociación
Mutual Israelita de la Argentina (AMIA). En búsqueda de su paradero,
miembros de la entidad judía entrevistaron a miembros de las Fuerzas
Armadas, pero como ocurre con la mayoría de los casos, los resultados
han sido negativos.
Por último, se pudo confirmar que a mediados del mes de agosto
fueron detenidos en una vivienda ubicada a dos cuadras de Avellaneda y
Acoyte, de esta Capital, los jóvenes Eduardo Corvalán y Mónica
Delgado. En esa instancia, se presentaron en el domicilio cerca de treinta
individuos con capuchas negras y provistos de armas largas, que dijeron
pertenecer a la Superintendencia de Seguridad Federal. Luego de colocar
a los detenidos dos capuchas blancas procedieron a destrozar el
mobiliario de la casa. La madre del joven Delgado y dos nenas del
matrimonio fueron maniatadas y golpeadas.
Familiares de Eduardo Corvalán, que se desempeñaba en la
actualidad como bibliotecario de la Facultad de Ciencias Exactas,
presentaron recursos de habeas corpus pero hasta el momento no han
obtenido respuesta positiva sobre la suerte corrida por la pareja.
Según una estadística que se efectuó en medios judiciales se
calcula en treinta los secuestros que se producen diariamente en el país.
De la totalidad de los desaparecidos, sólo de una ínfima minoría
calculada en un 1% puede averiguarse su paradero. "Al resto -nos
expresó un funcionario judicial- hay que darlos por muertos."
LA OLA DE VIOLENCIA
SOBRE LOS PROFESIONALES
Buenos Aires, set 18 (ANCLA) Los intelectuales argentinos
acorralados por la violencia indiscriminada, buscan refugio en lugares
del mundo más propicios para realizar sus actividades, produciéndose
una verdadera "fuga de cerebros".
Los científicos, técnicos, e intelectuales que por distintos
motivos no se alejan del país, permanecen en un estado de parálisis que
redunda en un deterioro sensible de la producción intelectual y de la
investigación científica argentina.
Esta situación alcanza a todos los campos y han sido víctimas de
57
ellas psicoanalistas, escritores, economistas, agrónomos, educadores,
científicos y profesores universitarios de distintos niveles y especialidades a quienes los servicios de inteligencia de las FFAA catalogan, en un
alarde de macarthismo, como "periferia de la subversión".
La técnica de amedrentamiento utilizada en la mayoría de los
casos es de tipo "ejemplar", se secuestra a uno de los miembros de determinada comunidad científica generalmente sin compromisos políticos
significativos, logrando con esto sembrar pánico en el resto.
Las primeras manifestaciones de esta ola de violencia desatada
sobre los intelectuales argentinos se remonta a la segunda mitad del año
1974, bajo el gobierno de la viuda de Perón. En esos momentos se produce un éxodo masivo de especialistas como producto de las actividades
del grupo parapolicial conocido como "Las Tres A" (Alianza Anticomunista Argentina), liderado desde el mismo gobierno por José López Rega,
ministro de Bienestar Social y hombre de confianza del presidente.
En ese entonces las "Tres A" hicieron circular una lista de
ejecuciones sucesivas que incluía nombres de diputados, ex funcionarios
del gobierno del Dr. Cámpora y de integrantes del equipo de conducción
de la Universidad de Buenos Aires.
Los doctores Rodolfo Puiggrós y Raúl Laguzzi, ex rectores de
la Universidad de Buenos Aires, debieron solicitar asilo en la embajada
de México como único medio de escapar a una muerte segura. Antes de
esto, el doctor Laguzzi sufrió la pérdida de un hijito de meses de edad, al
ser volado su domicilio por una potente bomba colocada en el ascensor
en horas de la madrugada. Con pocos días de diferencia, se produjo un
atentado similar en el domicilio de la decana de la Facultad de Filosofía y
Letras, Profesora Adriana Puiggrós, uno de cuyos hijos, además, pasó
por un intento de secuestro. La profesora Puiggrós junto con su familia
debió refugiarse en el exterior, logrando salir del país en medio de una
fuerte custodia personal.
También hacia fines de 1974 tuvo que abandonar la Argentina la
doctora Marie Langer, psicoanalista de prestigio internacional quien se
desempeñaba como presidente de la Federación Argentina de Psiquiatras. Las amenazas a la Dra. Langer marcaron el inicio de una sistemática
campaña de hostigamiento a ese sector profesional que abarcaría desde
cesantías masivas en los centros asistenciales, hasta la desaparición física de varios profesionales. Hace pocos días varios diarios de la Capital
Federal registraron los pedidos de habeas corpus presentados por los
58
familiares de la actual conducción de la Federación Argentina de Psiquiatras, quienes han desaparecido.[...]
Este caso se inserta en una larga lista de psicólogos y médicos
cuyas vidas se ven amenazadas por que se sospecha de ellos "que atienden a elementos subversivos". En San Miguel de Tucumán, capital de la
provincia del mismo nombre, distante 1.300 kilómetros al nordeste de
Buenos Aires varios oftalmólogos, entre ellos los doctores Lechinsky y
Artigas, fueron secuestrados y brutalmente castigados por integrantes de
las Fuerzas de Seguridad con el objeto de obtener "cierto tipo de información": el Ejército había descubierto que varios combatientes del Ejército
Revolucionario del Pueblo (ERP) capturados o muertos en enfrentamientos en el monte, tenían operaciones en la vista sólo realizables por
especialistas calificados y era su intención averiguar la identidad de los
mismos. [...]
La persecución a figuras de actuación en la docencia universitaria ha sido constante y sistemática desde las intervenciones de neto corte
fascista producidas a fines de 1974. Entre los más tristemente célebres
por su nivel de violencia y macarthismo se hallan las del doctor Alberto
Ottalagano en la Universidad de Buenos Aires y la del profesor Remus
Tetu, interventor al mismo tiempo en la Universidad Nacional del Sur y
en la del Comahue.
El profesor Remus Tetu, un hombre de Europa Central de probado compromiso con el nazifascismo, fue uno de los docentes que recibiera alabanzas en la conferencia de prensa que el general Acdel Vilas,
comandante del cuerpo V de Ejército, ofreciera en Bahía Blanca hace
pocos días para dar a conocer el "plan de infiltración marxista en la Universidad del Sur". Como consecuencia de esta investigación se encuentran detenidos más de veinte docentes y varios tienen pedido de captura,
entre ellos los economistas Oscar Braun y Miguel Teubal, que se desempeñaban como profesores visitantes en distintas universidades extranjeras y que fueran acusados por las fuerzas de seguridad de incorporar en la
bibliografía de sus materias textos de teoría marxista.
En la educación primaria y secundaria la persecución se
manifiesta en la aplicación de la Ley de Seguridad sobre maestros y
profesores y en la prohibición de textos escolares aprobados meses antes
por el ministerio respectivo.
Esta situación afecta a los editores argentinos que sufren las
mismas amenazas que los "autores prohibidos". César Civita, por
59
ejemplo, director de la Editorial Abril, abandonó el país luego de haber
sido atacado a balazos en su domicilio. Con posterioridad, "voceros
oficiosos" de la Secretaría de Información Pública habrían hecho saber al
editor que era "persona no grata" para el país, por una doble razón: su
origen judío y el hecho de haber publicado, entre otras cosas, libros del
escritor uruguayo Mario Benedetti.
TERROR EN BAHÍA BLANCA
Buenos Aires, set 19 (ANCLA). Días de incertidumbre y
miedo están viviendo los pobladores de la ciudad de Bahía Blanca, que se
encuentra en el extremo sur de la provincia de Buenos Aires, debido a los
repetidos procedimientos que realizan las fuerzas de seguridad en
búsqueda de elementos subversivos.
Al parecer, la actitud de dichos efectivos, cuya fuerza principal
integra la Marina, está desmoronando el apoyo que podría brindar la
población bahiense debido a los excesos y atropellos que se cometen a
diario.
Las tareas de represión incluyen fundamentalmente operativos
de intercepción de vehículos y rastrillajes en casas y departamentos. Se
encargan de los mismos efectivos de la policía Provincial y Federal,
fuerzas del Ejército y de la Infantería de Marina. Esta última arma utiliza
para ello a casi el grueso de sus integrantes acantonados en la Base Naval
de Puerto Belgrano, un enclave que posee la Armada a pocos kilómetros
de Bahía.
Según testimonios recogidos por nuestros cronistas en la propia
zona de operaciones, las acciones de búsqueda se realizan a diario. [...]
Pero donde la situación adquiere ribetes espectaculares y no menos
intranquilizantes es en los "rastrillos" o revisación de viviendas. Según
datos obtenidos en fuentes oficiales se ha podido saber que son escasas
las cuadras de las calles de la ciudad que quedan sin rastrillar, teniendo en
cuenta que Bahía Blanca tiene una población de aproximadamente
450.000 habitantes. Hay casas que han sido requisadas hasta dos o tres
veces.
Sobre la metodología de estos operativos, consultamos a una
decena de pobladores, quienes los describieron con los siguientes
términos: "El rastrillaje se realiza comúnmente sobre una manzana
determinada, utilizándose treinta conscriptos, dos suboficiales y un
60
oficial. Muchas veces interviene personal de inteligencia con los rostros
encapuchados. La manzana es rodeada por la tropa. Se apostan soldados
en los techos de las casas que dan a las esquinas. Luego atraviesan la
cuadra con camiones y se procede a actuar dividiendo al personal en dos
grupos de quince personas. Golpean de a dos en las casas por vez en
forma continua y se anuncia: "Procedimiento militar". Se hace salir a los
ocupantes de la casa y se procede a la revisación del domicilio.
"Depende de la composición del grupo familiar y del aspecto de
la casa, el trato de los ocupantes, pero no la intensidad de la búsqueda, ya
que se revisa habitación por habitación mobiliarios y placards. Muchas
veces, cuando los moradores son jóvenes, son rotos muebles en
búsqueda de algún doble fondo, o abiertos sillas y sillones mediante un
puntazo de bayoneta. Ante cualquier intento de protesta el oficial
contesta: "Los daños reclámenlos en la Base".
"En caso de no estar los habitantes -continúan nuestros
informantes- se destruyen las puertas de acceso a la vivienda y luego al
retirarse se las deja abiertas. Este dato ha corrido por la ciudad y es uno de
los elementos que sumado al desplazamiento permanente de efectivos
policiales y militares ha obligado a que los bahienses estemos en nuestras
casas a las 20 horas, dejando a la ciudad sin vida nocturna".[...]
Toda esta actividad que se descarga sobre el sur de la provincia
de Buenos Aires, tiene su complemento en la persecución inquisitorial
que el jefe del Quinto Cuerpo de Ejército, general Acdel Vilas, lleva a
cabo contra sectores de la educación y la cultura, "convirtiendo a esta
ciudad -según observan políticos de la zona- en la punta de lanza de una
escalada fascista". Como se recordará, Vilas, acompañado del subjefe de
la delegación B. Blanca de la Policía Federal, Félix Alejandro Alais,
lanzaron una campaña de acusaciones contra numerosos profesores y
decanos de la Universidad del Sur, incluyendo torpemente entre ellos a
reconocidos liberales que no tuvieron dificultad para desmentir los
cargos. En esta tarea, el comisario Alais de quien se afirma que es un
elemento de la CIA, y que ha hecho cursos sobre seguridad interna
auspiciados por la AID, contó con la colaboración del ex rector Remus
Tetu, un conocido y confeso fascista rumano que recaló en esta zona diez
años atrás y que llevó a cabo una campaña de persecución contra
elementos liberales y de izquierda cuando ejerció el cargo de interventor.
Como corolario de esta situación represiva, se pueden mencionar las numerosas desapariciones de activistas gremiales y políticos que
61
posteriormente son confinados o directamente asesinados, y la violencia
sobre el sector fabril, en especial de la construcción, donde se han producido olas de despidos invocando el carácter de peronistas de los cesanteados.
REPRESIÓN EN LOS BARRIOS
DEL GRAN BUENOS AIRES
Buenos Aires, Nov. 4 (ANCLA).- Cronistas de nuestra agencia
tuvieron acceso a un extenso informe de la “Comisión Argentina por los
Derechos Humanos” a propósito de la acción represiva de las Fuerzas
Armadas sobre la zona Norte del Gran Buenos Aires.
Esta zona comprende una serie de municipios que, como la totalidad de los alrededores de la Capital, se encuentra densamente poblada y
es el asentamiento de numerosos establecimientos industriales. Muchos
barrios se han ido formando precisamente en torno de las industrias,
mientras que otros alojan a las familias de trabajadores que se desempeñan en otras zonas.
De allí surgieron grandes manifestaciones de resistencia al
gobierno de la viuda de Perón y su plan económico. Por eso cuando los
militares arribaron al poder el 24 de marzo pasado, este territorio fue uno
de los más castigados por la escalada represiva, centrándose la misma
sobre los trabajadores.
El informe de la CADHU recoge varios testimonios de los
sobrevivientes -se calcula que entre muertos y desaparecidos hay casi
dos mil personas-. Uno de ellos es un obrero naval, del que se omite su
nombre para evitar nuevas represalias:
“El 14 de mayo cuatro automóviles ocupados por personal
vestido de civil y portando armas largas van a buscar a R. a su lugar de
trabajo. Le preguntan por su vecino de barrio y como no sabe decirles su
paradero, lo meten a golpes y empujones en uno de los autos, allí
encapuchado y maniatado, hace un viaje de unos 30 minutos que termina
en un lugar amplio, con muchas dependencias y donde podía oír voces de
mando y órdenes, era un cuartel. Entre golpes, culatazos y patadas
siguieron preguntándole por el buscado en medio de amenazas de
muerte. Luego lo llevan a otra habitación donde lo acuestan, lo atan y le
aplican descargas eléctricas por todo el cuerpo. Duró mucho. Le
preguntaban por los guerrilleros; pedía agua, y sólo le daban picana:
62
picana en las encías, en el ano, en el pecho, en los testículos.”
“En eso alcanza a oír los gritos terribles de una mujer: “Por
favor, maténme, no sé nada de lo que me preguntan.” Es una mujer de
edad que por la voz cree que es la suegra. Con estos gritos se mezclaban
los ayes de dolor de una criatura, y una voz de mujer que decía: “No, a
ella no, no sean monstruos.” Entonces los torturadores preguntaban a R.:
“¿Vos tenés una nena, cuántos años tiene?” Contesta que seis, “Mirá que
si la agarramos le va a pasar lo mismo que a ese bebé”. No sé nada, no sé
nada. La tortura sigue por horas. Luego supone que ya es el día siguiente,
lo meten en otro lugar en el que se sentía que había mucha gente:
hombres, niños, mujeres, que gemían; evidentemente todos torturados.
Le dan una manta y le ordenan que se acueste en el suelo, pero tenía tanto
miedo que no se anima y se queda parado, inmóvil largo rato, hasta que
atina a sentarse en el piso, apoyado contra una pared.”
“Estando allí sintió ruido de aviones que pasaban a baja altura
como si recién levantaran vuelo; por el ruido era “Jets” comerciales; estaban cerca del Aeroparque. Vuelven los torturadores, y otra vez la picana,
golpes en la cara y el estómago. Sentía un dolor terrible en el ano, empezó
a sentir que le cortaban la piel con un objeto dentado. A sus gritos de dolor
se sumaban en mezcla horripilante muchos otros: muchos de mujeres jóvenes o viejas-, luego un nuevo “descanso”. Horas tensas sin saber
cuándo lo vendrían a buscar nuevamente. Llegaban jovencitos -supuso
que serían cadetes-, que, con prepotencia, lo pateaban y se decían entre
sí: “¿Es este?, “¿Cuándo, ahora?”, “No, más tarde”. Habría pasado un día
entero cuando por fin vinieron otros sujetos muy jóvenes que serían cuatro o cino, que lo sacaron de dónde estaba, lo subieron a un auto con el
que salieron por una calle poco transitada, pero que luego de lo que serían
un par de cuadras desembocó en una avenida con mucho tránsito, seguramente la Avenida del Libertador, que bordea la Escuela de Mecánica de
la Armada. Luego de andar unos cinco minutos se detienen, le dicen que
baje y que no trate de mirar. Le gusta ver: hacía tres días que estaba a oscuras. Poco a poco pudo ubicarse; se hallaba en la Ruta Panamericana, a
unas dos cuadras de la Avenida General Paz. Con un gran esfuerzo
comenzó a caminar. Tomó un colectivo y luego el tren hasta Tigre. Después pudo relatar detalladamente -nunca podrá olvidarlo- sus tres días de
horror.
63
II- Rodolfo Walsh. "Los partes de Cadena Informativa". H.
Verbitsky, Rodolfo Walsh y la prensa clandestina. Buenos Aires:
de la Urraca. 1985. Págs. 37-46. Selección.
CRÓNICA DEL TERROR
Informe Nº 1 Diciembre 1976.
Mil fusilados, veinte mil presos o desaparecidos son las cifras
que se manejan en el extranjero sobre la situación argentina desde el 24
de marzo. El 18 de noviembre el ministro del Interior, general
Harguindeguy calificó de "demencial" la segunda de esas cifras y alegó
el "secreto militar" para no dar la verdadera. Confirmó así las sospechas
de que el gobierno no da cifras ni nombres de detenidos para mantenerlos
como rehenes que son fusilados en imaginarios enfrentamientos.
Fuentes judiciales han revelado de qué modo se llega al total de
veinte mil presos o secuestrados. Solamente en los juzgados del Gran
Buenos Aires se registra un promedio mensual de 400 recursos de habeas
corpus (desapariciones), y otro tanto en el interior del país, lo que eleva el
promedio a 800. En más de la mitad de los casos, sin embargo, los
familiares de los desaparecidos no se presentan a la justicia por temor.
Mil seiscientas desapariciones, en 9 meses, ascienden casi a quince mil,
que sumados a los cinco mil presos existentes desde el 24 de marzo dan la
cifra que rechaza Harguindeguy.
Los datos de los exiliados que llegan del extranjero son
alarmantes. Sólo en Madrid y en Barcelona hay docenas de millares de
argentinos expulsados por el terror. Las colonias argentinas se han
multiplicado en los Estados Unidos, Perú, Venezuela, México y países
europeos, inclusive Suecia.
UNA LUCHA SIN LÍMITES MORALES
Informe Nº 4 Febrero de 1977.
No menos de 140 detenidos políticos han sido fusilados en la
Argentina en el mes y medio transcurrido entre el 18 de diciembre y el 3
de febrero, según una estadística que circula en medios periodísticos
locales.
64
En el mismo período las fuerzas represivas mataron a 63
guerrilleros en encuentros callejeros o allanamientos y tuvieron 23
muertos y 40 heridos. No hubo heridos entre los guerrilleros, lo que
revela que también se practica el fusilamiento sobre el terreno.
La estadística confeccionada sobre los datos de los
comunicados oficiales, no refleja en toda su realidad la sistemática
matanza que están llevando a cabo las Fuerzas Armadas argentinas. No
incluye la aparición de cadáveres masacrados ni los numerosos casos de
suicidios de militantes que prefieren ese recurso antes que entregarse
para ser torturados por métodos que incluyen el despellejamiento en vida
y la mutilación de miembros.
Las características que permiten diferenciar los fusilamientos
de prisioneros de los combates reales fueron señaladas en el Informe Nº 1
de CADENA INFORMATIVA. Ocurren invariablemente en horas de la
madrugada en lugares descampados, no producen bajas en las fuerzas
represivas salvo "heridos leves" a los que no se identifica- y los
comunicados oficiales no dan los nombres de los presuntos guerrilleros
muertos.
Un número elevado de fusilamientos se produce en aparente
represalia por atentados guerrilleros, en forma inmediata a los mismos, y
hasta en los mismos lugares. La falta de pretextos inmediatos no
interrumpe sin embargo la continuidad de la matanza que parece
científicamente planeada.
Las represalias por la bomba que el 15 de diciembre estalló en el
Ministerio de Defensa tuvieron por escenario el Litoral (Cuerpo II de
Ejército), La Plata y Banfield (Cuerpo I). El 17 de diciembre a las 5..30 se
fusiló en Campo Grande, Misiones, a 3 presuntos guerrilleros. El 18 a las
0.30, a otros 6 que supuestamente "chequeban" la comisaría de Iberlucea, cerca de Rosario. El 22 entre las 2 y las 7.45 fueron fusilados por
parejas, en La Plata, 6 detenidos a los que se acusó de panfletear o pegar
afiches en pleno campo. El 24 a las 3 se fraguó en Banfield un tiroteo
donde se masacró a 9 rehenes. El 26 a la madrugada, 2 fusilados en Fisherton, cerca de Rosario; a uno de ellos le estalló una granada que portaba. Un fusilado solitario en La Plata completó la cuota de 27 rehenes. [...]
65
MÁS ALLÁ DEL BIEN Y DEL MAL
La voladura de la Comisaría de Ciudadela y la muerte de 3
policías el 28 de enero desencadenaron una masacre en la misma zona: 5
rehenes ejecutados a las 4.15 del 30, otros 5 a las 4 del 1 de febrero, 9 más
a las 2.30 del 3. Los 19 fusilamientos ocurrieron en un radio de siete
cuadras del cuartel donde estaban detenidos, el Grupo 1º de Artillería de
Ciudadela. Su jefe, el teniente coronel Hugo Pascarelli, esbozó hace ya
ocho meses la filosofía del exterminio. "La lucha que libramos -dijo- no
reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del
mal." (La Razón, 12-VI-76).
La filosofía del verdugo de Ciudadela y Ramos Mejía no es
diferente de la que en su tiempo animó a los criminales de guerra nazis.
Como la lucha no reconoce límites naturales, se mantienen campos de
concentración con 20.000 prisioneros sin nombre, que se sacan de noche
y se fusilan sin juicio. Como no reconoce límites morales, se convierte el
asesinato en combate a través de burdos comunicados que una prensa
sometida publica sin dudas ni reservas.
En esa filosofía se inspiran los responsables directos de las
masacres: el general Suárez Mason, jefe del Cuerpo I; el general
Leopoldo Galtieri, jefe del Cuerpo II; el general Alfredo Saint Jean, jefe
de la Brigada I; el general Sasiaiñ, jefe de la Brigada X; y los coroneles
sedientos de sangre que los secundan. Pero sobre todos los miembros de
la Junta Militar encabezada por el general Videla que, como ha sugerido
el nuncio papal monseñor Pío Laghi, "hablan de paz mientras siembran
la devastación".
66
III. Secretaría general del ejército: Semblanza Histórica del
Ejército Argentino. Bs.As.: Sec. Gral. Del Ejército,
1981.Selección.
PRÓLOGO
El destino final del hombre es el bien absoluto, que sólo puede
lograrse en la trascendencia divina.
Pero en la temporalidad terrena, la imperfección humana permite el
error, y con éste, el alejamiento de la verdad.
Por eso, los destinos particulares de pueblos e individuos se
encuentran separados por intereses opuestos, chocando entre sí.
Para comprenderlo hay que buscar en la historia, porque es ella la
que constituye el soporte material de la realidad espiritual de la
humanidad.
Siendo así, es perfectamente válido que los hombres y sus formas
orgánicas, pueblos y naciones, defiendan su identidad en la Historia.
Allí se encuentra la razón de ser del Estado, como organismo encargado de defender la identidad de la Nación, y dentro del Estado, las Fuerzas Armadas (Ejército, Armada y Fuerza Aérea) asumen la responsabilidad de la seguridad nacional, que se traduce en el sostenimiento de la
soberanía política.
Por esta razón, tienen una función netamente política en la defensa
de la cultura de la comunidad, al asegurar el orden y la libertad creadora
que posibilitan su desarrollo.
La defensa nacional, misión de las Fuerzas Armadas (Ejército,
Armada y Fuerza Aérea) se entiende en dos aspectos; con respecto a las
agresiones del exterior o del interior.
En ambos casos no hay que olvidar que dichas amenazas pueden
provenir (en su forma menos evidente pero más peligrosa), de la
solapada acción subversiva que emplea elementos de aparente inocencia.
Puede afirmarse que la salvaguardia contra el enemigo interior es
mucho más riesgosa que contra el enemigo exterior, visible y declarado;
pues se debe proteger aquellos tesoros amenazados sin que un ejército
extranjero haya cruzado las fronteras.
Se trata de defender la nación contra el extranjero interno.
Nuestra historia está signada desde sus albores por el ejercicio de la
67
defensa, por ello el conocimiento de la historia del Ejército está ligado al
de la Patria.
Como muchas de las cosas importantes de nuestros orígenes, el del
Ejército debe buscarse en España.
La formas del servicio militar, las estructuras jerárquicas de los
cuadros, y sobre todo, el espíritu del paladín cristiano que lucha y
derrama generosamente su sangre por un ideal espiritual sin dejarse
cautivar por la humana tentación del odio, surgen naturalmente de la
hidalguía española.
De la misma manera, veremos como los primeros cuerpos militares
en América dependen en todos los casos del Rey, y cumplen las misiones
ordenadas por éste, no habiendo antecedentes de piratería ni
"mercenarios" asociados.
Por el contrario, el servicio militar responde a una ley que establece
sus normas, y así surgen las primeras milicias y cuerpos de oficiales, en
los que el número de criollos aumenta progresivamente.
Allí se echan las bases físicas y espirituales de nuestro Ejército que
son las del soldado cristiano que exige el respeto por lo propio,
respetando el derecho ajeno.
68
IV. Asociación Patriótica Argentina. La Argentina y sus
derechos humanos. Bs.As.: s/d. (datable alrededor de 1982).
Selección.
PRÓLOGO
Indignados, cansados de comprobar como cierta prensa
extranjera deforma permanentemente la realidad de nuestro país, un
importante grupo de ciudadanos nucleados en la Asociación Patriótica
Argentina presenta a la opinión pública mundial este documento.
Pretendemos que se sepa cuál es la verdadera historia del
terrorismo en la Argentina, que los hombres y mujeres de todo el mundo
conozcan crudamente el despiadado, criminal e insospechablemente
inhumano accionar del terrorismo en nuestro país.
En definitiva, generosamente pretendemos transmitir a todos
los pueblos hermanos y, en especial, a aquellos que han empezado a
sufrir en su propio suelo la agresión de la subversión, la triste experiencia
que nos tocara vivir a los argentinos, gracias a Dios ya superada.
No nos corresponde asumir la defensa del gobierno de nuestras
Fuerzas Armadas, cuyos testimonios y evidencias sobre la agresión del
terrorismo internacional son bien conocidos en los Foros de los
organismos internacionales. Así también fueron comprobados pese a
groseras tergiversaciones posteriores por las comisiones de Amnesty
Internacional y de la Cruz Roja Internacional que tuvieron acceso pleno,
permanente y público en todas las cárceles argentinas con los
delincuentes terroristas que en ellas estaban detenidos.
Pero los que sí nos corresponde, como argentinos demócratas
que se adhieren sin reservas al derecho a la inviolabilidad en la vida de
los pueblos, es contribuir en defensa de la verdad y hacer conocer lo que
realmente ocurrió en nuestro país. Creemos en la verdad y queremos que
ella termine por imponerse a todo, aunque se trate, en lo que a la
Argentina respecta, de una insidiosa conjura basada en la deformación
sistemática de los hechos, deformación que es alimentada por los
mismos delincuentes que se pasean por el mundo con sus bolsillos
repletos de dólares, luego de haber huido de nuestro país.
Utilizando su arma sicológica predilecta, la subversión mundial
trató de difundir por todos los medios a su alcance, la ciencia de la
discordia, el arte de la descomposición y la técnica de la mistificación. La
69
falsificación inventada por medio de la propaganda ha producido
confusión y cierta agitación internacional, colocando a la Argentina en la
picota de la calumnia internacional.
Nuestra réplica de esclarecimiento se basa simplemente en una
apelación a la memoria y al sentido común de todos los países.
Paradójicamente, los argumentos más terminantes son los
proporcionados por los mismos hechos sanguinarios producidos por las
bandas terroristas y los documentos por ellas elaborados.
En la República Argentina la mayor violencia del terrorismo se
desarrolló durante el ejercicio de un gobierno elegido libremente por el
pueblo, que ejercía sus funciones en un marco de absoluta libertad e
independencia.
Es propósito de la Asociación Patriótica Argentina el aportar, por
intermedio de este documento, los crudos testimonios que evidencian el
padecer de una sociedad sometida a los designios de la subversión
terrorista internacional y sus luchas por no volver a ser víctimas de
experiencias similares a las padecidas por los rehenes asesinados en la
embajada saudita de Kartum, las víctimas de la matanza de Munich y la
masacre del aeropuerto de Lod; y que de no conjurarse a tiempo
desembocarían irremediablemente en genocidios como los de Katyn,
Auschwitz y Hungría.
EPÍLOGO
La agresión terrorista apoyada por una inmensa, permanente y
profunda campaña psicológica de desprestigio contra la República
Argentina, desarrolla sus estrategias particulares basándose en la
complicidad -deliberada o ingenua- de quienes interpretan
maliciosamente los acontecimientos argentinos.
En la medida en que nuestro país sale de la postración en que se
encontraba y por otra parte, siendo mayores los reveses que han sufrido
las bandas de delincuentes terroristas, ciertos ámbitos mundiales se
sienten impelidos a una desesperada necesidad de dañar la imagen de
nuestra Nación.
Lo paradójico es que en esos ámbitos, la República Argentina se
encuentra siendo enjuiciada por cargos y acusaciones sustentados en la
base argumental de la propia propaganda terrorista. Cierta prensa o país,
70
extranjera, algunos gobiernos, organismos internacionales y líderes
políticos, experimentan significativa receptividad a las campañas de
desprestigio contra nuestro país, inspiradas y dictadas por quienes
presurosamente huyeron al extranjero dejando que continúen la lucha los
incautos por ellos reclutados.
Así es como nacen y se difunden escalofriantes y tremendas
historias, cuya autoría nos adjudican. Así es como surgen las
incongruentes movilizaciones en favor de los Derechos Humanos
(únicamente de los terroristas y no de las personas que ellos asesinan).
Así es como se deforma la imagen de un estado que ansia asegurar a su
Pueblo una sociedad donde el crimen, la violencia y el atropello no
formen parte de la vida diaria; donde la circulación de las balas no
sustituya el libre flujo del pensamiento de las ideas, sino a partir de ellas.
La misma propaganda terrorista ofrece en sus contradicciones e
incongruencias, apreciables fisuras que permiten entrever una verdad
deliberadamente silenciada. Parte de esta verdad fue aparente declarada
por el sector trotzkista de la conjura, cuando en el IX Congreso de la IV
Internacional se resolvió declarar la guerra subversiva a la República
Argentina.
Bueno sería que aquellos que escuchan las campañas de desprestigio
contra nuestro país, escucharan con ecuanimidad las voces espontáneas
de quienes conocen la realidad que se vive en el Sur del Continente
Americano; así se enterarían de las maniobras engañosas que utilizan los
delincuentes terroristas para crear un clima adverso a nuestra Patria.
Con llamativa sincronización aparecen, en medios periodísticos de
varios países, casi diariamente, los títulos y crónicas destinadas a
deteriorar la imagen de la República Argentina en el exterior. Las
historias absurdas, los fantasiosos relatos y las ridículas informaciones
que difunden diarios, radios y canales de televisión se basan en los
informes proporcionados por terroristas argentinos que, al comprobar
que han sido repudiados por el pueblo entero, se han escapado de la
justicia buscando el fácil refugio que les ofrecen los países de Europa
Occidental.
Es lógico que, habiendo perdido la sangrienta lucha que desataran
criminalmente en nuestro país, quieran vengarse. Lo que no es lógico es
el apoyo que les brindan a estos delincuentes algunos gobernantes.
Se pueden recoger indicios en demasía de las campañas desatadas en
América y Europa por interesados en señalar supuestas violaciones a los
71
Derechos Humanos en nuestro país, desde el momento que las Fuerzas
Armadas desarticularon las estructuras de las bandas de delincuentes
terroristas.
Asombro y justificada preocupación causó a nuestro Pueblo la
resolución del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados, por la que se acordó la suma de 3.200.000 dólares para los
"refugiados Argentinos", anunciada a fines de 1977.
Es de conocimiento general que estos mal titulados "refugiados" no
son otra cosa que delincuentes terroristas que huyeron del país después
del 24 de marzo de 1976 y que ahora levantan la bandera de perseguidos
políticos luego de haber matado a mansalva, consumando asaltos y
secuestros; acumulando con estos hechos cuantiosas fortunas en dólares
para solventar los gastos del terrorismo que actuaba en el país y sigue
actuando en el exterior. Es de destacar que solamente el secuestro de los
hermanos Juan y Jorge Born, de la firma internacional Bunge y Born,
reportó a la banda "montoneros" la suma de 60 millones de dólares.
Los argentinos no estamos en contra de la ayuda brindada a todos
aquellos que por causas "verdaderamente políticas" se hayan visto
obligados a abandonar sus países; creemos loable la tarea del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, pero
tememos que si no se discrimina la real situación, pueden, con subsidios
como los anunciados, favorecer al terrorismo, que ya no es problema que
preocupe a unos pocos países, sino que, día a día, se va extendiendo más
por el mundo.
La suma destinada a los "refugiados" de la Argentina es elevada y en
consecuencia nos preocupan dos cosas: quiénes son los que manejan
esos fondos y para qué son utilizados; porque además de atender los
gastos de subsistencia de los terroristas argentinos que se han radicado en
Europa y en América, también pueden afrontar los gastos que originan
las campañas de desprestigio contra la Argentina.
El auge del terrorismo a nivel mundial hace necesario un estudio
profundo de cada uno de los problemas. Tanto en lo que respecta a los
Derechos Humanos como al problema de los "refugiados", para no caer
ingenuamente en el juego de los mercaderes del crimen.
Solamente con una acción mancomunada de los defensores de la
democracia, y por ende de la paz y la libertad, se puede pretender
válidamente contrarrestar las actividades del terrorismo internacional.
72
Bibliografía
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Operación Masacre y el expediente Livraga. Con la prueba judicial que
conmovió al país. Bs. As.: Continental Service. 1965.
Operación Masacre. Bs. As.: Jorge Álvarez. 1969. Operación Masacre.
Bs. As.: Ediciones de la Flor. 1972. (Octava edición de 1973 se agrega
"Apéndice" y "Operación en cine"; 11º edición, 1984, se agrega "Carta
de Rodolfo Walsh a la Junta Militar").
Caso Satanowsky. Bs. As.: Verdad. 1958. (Edición no autorizada su título era Crimen Satanowsky).
Caso Satanowsky. Bs. As.: De la Flor. 1973.
Crónicas del pasado. Bs. As.: Jorge Álvarez. 1965.
Los oficios terrestres. Bs. As.: Jorge Álvarez. 1965; Colección Nuevos Narradores Argentinos. (Incluye: "Esa Mujer", "Fotos", "El soñador", "Imaginaria",
"Irlandeses detrás de un gato", "Corso") .
La granada. La batalla. Bs. As.: Jorge Álvarez. 1965.
Un kilo de oro. Bs. As.: Jorge Álvarez. 1967. Colección Narradores Americanos.
(Incluye: "Cartas", "Los oficios terrestres", "Nota al pie" y "Un kilo de oro").
¿Quién mató a Rosendo? Bs. As.: Tiempo Contemporáneo. 1969.
* Aquí se presenta lo fundamental de la bibliografía de y sobre Rodolfo Walsh
junto a la bibliografía general utilizada en los trabajos previos. La recopilación más
exhaustiva hasta el momento véase en Jorge Lafforgue (editor). Textos de y sobre Rodolfo
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Los oficios terrestres, La granada, La batalla, Un kilo de oro y Un oscuro día de
justicia.)
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ANCLA y "Cartas" de Rodolfo Walsh).
Cuento para tahúres y otros relatos policiales. Bs. As.: Punto Sur. 1987. Colección Puntosur literaria. Estudio posliminar de Víctor Pesce. (Incluye: "Cuentos
para tahúres", "La sombra de un pájaro", "Tres portugueses bajo un paraguas (sin
contar el muerto)", "Las tres noches de Isaías Bloom", "Transposición de jugadas", "Simbiosis", "Los dos montones de tierra", "En defensa propia", "Los
nutrieros", "Los ojos del traidor", "El viaje circular", "¡Vuelve Sherlock Holmes!", "Un estremecimiento por favor", "El genio del anónimo").
Yo también fui fusilado, Vuelve la secta del gatillo y la picana y otros textos. Bs.
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bien y del mal", "Simbiosis", "La trampa", "Zugzwang", "Los dos montones de
tierra", "Transposición de jugadas", "En defensa propia", "Esa mujer").
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Rodolfo Walsh" de H. Verbitsky, "Irlandeses detrás de un gato", "Los oficios
terrestres", "Un oscuro día de justicia")
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de mayo de 1954.
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de 1956 (Pseudónimo Daniel Hernández).
"De Copenhague a Tokio a través del polo". Leoplán. XXIII. Nº 541. Bs. As. 15
de febrero de 1957. (Pseudónimo Daniel Hernández).
"El automóvil del futuro". Leoplán. XXIII. Nº 553. Bs. As. 15 de agosto de 1957.
(Pseudónimo Daniel Hernández).
"Kapitza, el enemigo público nº 1 de Occidente". Leoplán. XXIII. Nº 558. Bs. As.
1º de noviembre de 1957. (Pseudónimo Daniel Hernández).
"General Mosconi, el gran visionario". Leoplán XXIII. Nº 561. Bs. As. 15 de
diciembre de 1957.
"¿Se hace la represa del Chocón?". Leoplán. XXIV. Nº 564. Bs. As. 1º de febrero
de 1958. (Pseudónimo Daniel Hernández).
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