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Rodolfo Walsh. Del policial al testimonio

Rodolfo Walsh del policial al testimonio crítica ISBN: 987-544-045-0 Adriana A. Bocchino - Romina García - Emiliana Mercère e b estanislao balder Rodolfo Walsh: del policial al testimonio Adriana A. Bocchino Romina García - Emiliana Mercère Rodolfo Walsh: del policial al testimonio Adriana A. Bocchino Romina García - Emiliana Mercère e b estanislao balder Rodolfo Walsh: del policial al testimonio. Ó Adriana A. Bocchino, 2004 Diseño gráfico y arte de tapa sobre pintura de Juan Gris, La Mesa (1914), Mauricio Espil - [email protected] Primera edición: 500 ejemplares ©estanislao balder - unmdp ISBN: 987-544-045-0 Queda hecho el depósito que marca la ley 11.223. Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro sin autorización del autor y/o los editores. Se terminó de imprimir en esco/servicios gráficos Catamarca 711 Mar del Plata septiembre, 2004 A Mauricio, por confiar Índice Unas palabras previas, Adriana A. Bocchino 9 El violento oficio de escritor, Rodolfo Walsh 13 Testimonio: acerca del género menor y lo “interesante en el 15 arte”, Adriana A. Bocchino La entrevista como pieza de ficción Esa Mujer y Ese Hombre, Adriana A. Bocchino 29 Prensa Clandestina: la escritura del “territorio cercado”, Adriana A. Bocchino 41 Apropiación de la voz del otro: Carta a mis amigos reescri- 73 ta por True Peace, Emiliana Mèrcere, Novela de no-ficción o testimonio: una revisión sobre el género, Romina L. García Bibliografía 93 119 Unas palabras previas Este libro no es más que una última versión de algunos acercamientos mínimos a la escritura de Rodolfo Walsh producidos a lo largo de varios años. No se trata de pobreza de ideas, o de enfoques, lo mínimo de los resultados frente a los “varios años” sino de un fenómeno de periferia respecto de otros circuitos donde, en verdad, todo sucede. El caso es que habiendo trabajado la escritura walshiana cuando apenas Walsh era un apellido que había que deletrear a los alumnos, porque nunca habían oído hablar de él, quiero decir al poco tiempo de iniciada la democracia, su producción se fue imponiendo de manera paradigmática en torno a una tendencia de escritura, en especial la llamada de no ficción, que prefiero denominar testimonial. En este sentido, y desde el inicio, me pareció un despropósito separar la producción de escritura walshiana según los diferentes géneros y a partir de allí emitir juicios de valor contraponiendo mayores o menores destrezas: en verdad, la figura de autor o, por lo menos, la remitencia a un autor, especialmente en el caso de Rodolfo Walsh, resulta una marca de condensación demasiado fuerte como para pensar en este tipo de cortes o, peor todavía, como para pensar esa escritura desde la propuesta teórica de la muerte del autor. La escritura de Rodolfo Walsh es el mejor ejemplo que desafía abiertamente la división de los géneros y el borramiento de una figura de autor. Este autor hizo de la escritura un continuo cuyo objetivo básico -comunicar, pasar información, entretener- busca su forma (y no a la inversa) y donde el señor Rodolfo Walsh se jugó entero. Lo he dicho varias veces y, especialmente, a partir de la reflexión sobre la escritura de Walsh: hablar de la desaparición del autor, aunque sea en términos teóricos, en este caso resulta hacerse cómplice de la dictadura. Reflexión que mantengo, incluso, al pensar otras escrituras de autores argentinos puesto que, sospecho, se trata de una categoría crítica apropiada acríticamente, valga la paradoja, por el sistema académico y que, descontextualizada, no se ha 9 confrontado con perspectivas y coyunturas propias. Sin extenderme en este punto, problema que podría ser tratado en otra publicación, digo que la producción de Rodolfo Walsh fue puesta en la misma coordenada de disecciones que la moda teórica iba dictando al tiempo que también se ponían de moda los libros testimoniales escritos por periodistas, en la mayoría de los casos, devenidos escritores con más o menos suerte. La cuestión es que no quiero abundar ni repetir lo que ya está dicho y publicado sobre Walsh sino que prefiero enhebrar estos artículos en una progresión que plantea sólo estas dos ideas: la indivisibilidad de la escritura en términos genéricos y el posicionamiento de autor, cada vez más fuerte, en esa escritura. El intento se ve acompañado por dos excelentes trabajos: el de Emiliana Mercère, respecto a la lectura perversa que realiza la derecha sobre un texto como “Carta a mis amigos”, y el de Romina García, en cuanto a una definición de los problemas que plantea el género, introducción teórica a su ya publicado trabajo sobre Recuerdo de la muerte, que sirve aquí a los mismos fines y resulta de sumo interés revisitar a propósito de Walsh. A ellas mi agradecimiento por permitir la reproducción en este libro. Muchas veces, los mismos materiales, agrupados en nuevas combinaciones, permiten acceder a nuevas explicaciones. Las tres sabemos, así como los demás integrantes del grupo de investigación que integro y dirijo, que explicar relaciones entre escritura e historia, escritura y política, escrituras y destinos, en Argentina, significa, en un punto, explicarnos. Y siempre que se trata de explicar, una lo hace tratando de ordenar, de clasificar ciertas líneas, ciertos puntos, volver a ordenar y volver a intentar la clasificación, mostrando a cada paso, verdaderamente, lo que no se sabe y le preocupa y para lo cual ensaya algunas respuestas que, seguro, se irán ampliando. Y, a lo mejor, incluso rectificando con el paso del tiempo. Al conocer las dificultades que existen para dar con ciertos textos de Rodolfo Walsh sobre los que se trabaja a continuación vale aclarar que este libro se articula necesariamente con ciertas lecturas que resultan de indispensable reposición. Mi intención era incluir Tres portugueses bajo un paraguas como anexo al primer artículo, “Testimonio: acerca del género menor y lo interesante en el arte”, y 10 los relatos “Esa mujer” y “Ese hombre” a “La entrevista como pieza de ficción”, pero supuestos problemas legales respecto a los derechos de autor lo han impedido. Digo supuestos porque, en realidad, mis reiteradas solicitudes nunca fueron contestadas por lo que deduje la imposibilidad de su autorización. Incluyo sin embargo, algunos fragmentos de Prensa Clandestina, amparándome en el pedido de difusión de sus autores, junto a ciertos textos aberrantes emitidos por la dictadura, a fin de que en la confrontación se pueda observar “la verdad de los hechos”. Finalmente, aunque espacialmente al principio, una breve biografía escrita por el propio Walsh que fue publicada en Los diez mandamientos, en 1965, que reproduzco como homenaje: allí Walsh me excusa en todo lo demás que pueda agregarse al respecto. A.A.B 11 El violento oficio de escritor* Rodolfo Walsh Me llaman Rodolfo Walsh. Cuando chico, ese nombre no terminaba de convencerme; pensaba que no me serviría, por ejemplo, para ser presidente de la República. Mucho después descubrí que podía pronunciarse como dos yambos aliterados y eso me gustó. Nací en Chole-Choel, que quiere decir “corazón de palo”. Me ha sido reprochado por varias mujeres. Mi vocación se despertó tempranamente: a los ocho años decidí ser aviador. Por una de esas confusiones, el que la cumplió fue mi hermano. Supongo que a partir de ahí me quedé sin vocación y tuve muchos oficios. El más espectacular: limpiador de ventanas; el más humillante: lavacopas; el más burgués: comerciante de antigüedades; el más secreto: criptógrafo en Cuba. Mi padre era mayordomo de estancia, un transculturado al que los peones mestizos de Río Negro llamaban Huelche. Tuvo tercer grado, pero sabía bolear avestruces y dejar el molde en la cancha de bochas. Su coraje físico sigue pareciéndome casi mitológico. Hablaba con los caballos. Uno lo mató, en 1945, y otro nos dejó como única herencia. Ése se llamaba “Mar Negro”, y marcaba dieciséis segundos en los trescientos: mucho caballo para ese campo. Pero ésta ya era zona de la desgracia, provincia de Buenos Aires. Tengo una hermana monja y dos hijas laicas. Mi madre vivió en medio de cosas que no amaba: el campo, la pobreza. En su impecable resistencia resultó mas valerosa y durable que mi padre. El mayor disgusto que le causo es no haber terminado el profesorado en Letras. Mis primeros esfuerzos literarios fueron satíricos, cuartetas alusivas a maestros y celadores de sexto grado. Cuando a los diecisie* Publicado por primera vez en Los diez mandamientos, Buenos Aires: Jorge Álvarez. 1965. 13 te años dejé el Nacional y entré en una oficina, la inspiración seguía viva, pero había perfeccionado el método: ahora armaba sigilosos acrósticos. La idea más perturbadora de mi adolescencia fue ese chiste idiota de Rilke. Si usted piensa que puede vivir sin escribir, no debe escribir. Mi noviazgo con una chica que escribía incomparablemente mejor que yo me redujo a silencio durante cinco años. Mi primer libro fueron tres novelas cortas en el género policial, del que hoy abomino. Lo hice en un mes, sin pensar en la literatura, aunque sí en la diversión, y en el dinero. Me callé durante cuatro años más, porque no me consideraba a la altura de nadie. Operación Masacre cambió mi vida. Haciéndola comprendí que, además de mis perplejidades íntimas, existía un amenazante mundo exterior. Me fui a Cuba, asistí al nacimiento de un orden nuevo, contradictorio, a veces épico, a veces fastidioso. Volví, completé un nuevo silencio de seis años. En 1964 decidí que de todos mis oficios terrestres, el violento oficio de escritor era el que más me convenía. Pero no veo en eso una determinación mística. En realidad, he sido traído y llevado por los tiempos; podría haber sido cualquier otra cosa, aun ahora hay momentos en que me siento disponible para cualquier aventura, para empezar de nuevo, como tantas veces. En la hipótesis de seguir escribiendo, lo que más necesito es una cuota generosa de tiempo. Soy lento: he tardado quince años en pasar del mero nacionalismo a la izquierda; lustros en aprender a armar un cuento, a sentir la respiración de un texto; sé que me falta mucho para poder decir instantáneamente lo que quiero, en su forma óptima; pienso que la literatura es, entre otras cosas, un avance laborioso a través de la propia estupidez. 14 Testimonio: acerca del género menor y lo "interesante en el arte"* Adriana A. Bocchino El elemento "interesante" cambia según los individuos y los grupos sociales; por lo tanto, es un elemento de la cultura, no del arte. Pero, ¿es con eso un hecho completamente ajeno al arte y separado de él? [...] Estos elementos "interesantes" varían según las épocas, los ambientes culturales y las idiosincrasias personales. El elemento más estable de "interés" es sin duda el interés "moral" positivo y negativo, es decir, por adhesión o contradicción [...] íntimamente relacionado con ése está el elemento "técnico" [...] como manera de dar a entender, del modo más inmediato y dramático, el contenido moral de la novela, del poema, del drama [...] elementos que no son necesariamente "artísticos", pero tampoco "antiartísticos" [...] están dados por la historia de la cultura, y desde ese punto de vista hay que valorarlos. Antonio Gramsci. Cuaderno IX. Literatura y vida nacional. (1929-1932). La escritura de Rodolfo Walsh construyó su lugar en el sistema de la literatura argentina pero también, parece necesario decirlo, en el sistema de los discursos que arman el imaginario cultural de un país.1 * Una primerísima versión de este artículo fue publicada en Casa de las Américas Nº 206, La Habana, enero-marzo de 1997, como “Caso Rodolfo Walsh: de la estrategia detectivesca al discurso militante”, ampliado en María Coira (coord) Literatura/s. Mar del Plata: UNMdP, 2001. 1 Cuando hablo de escritura lo hago en el sentido del resultado de una práctica. Sin embargo, para leer a Walsh considero necesario consignar algunos detalles de su vida. Nació en 1927, Choele-Choel, provincia de Río Negro. Se supone que murió a consecuencia de las balas que recibió en 1977, 15 Entre medio de esa escritura está Operación Masacre (1957) que no se define sino entre la novela y el relato periodístico, nueve años antes de que, en esa línea, Truman Capote escribiera A sangre fría, llamada por la crítica "novela de no ficción".2 En este sentido, Walsh está en el principio de la línea que rompe con las fronteras que delimitan tipos tras haber dejado en diversos correos algunas copias de su “Carta Abierta” contra la dictadura militar que gobernaba la Argentina. Su cuerpo nunca apareció. En 1936 había entrado a un colegio irlandés, por la ascendencia de su padre, para huérfanos y pobres en Capilla del Señor. Sobre los años de la “década infame”, el colegio aparece como el equivalente a un reformatorio y de allí surgen los cuentos irlandeses: “Irlandeses detrás de un gato”, “Los oficios terrestres” y “Un oscuro día de justicia”. En 1944 trabaja como corrector de pruebas en la editorial Hachette, coincidiendo con un renovado interés en el “subgénero” novela policial. Realiza traducciones para la serie que se llama “Evasión”, justamente por la categorización que se hace del subgénero. En 1953 publica Diez Cuentos Policiales Argentinos, la primera antología en el rubro, y da a conocer su libro inicial, Variaciones en rojo. En 1956 sale Antología del cuento extraño. El 9 de junio de 1956 se produce la rebelión del General Valle contra “La Libertadora” mientras Walsh se encuentra en La Plata. Se producen tiroteos y 34 muertos, de los cuales la mayoría son civiles así como los fusilados en el basural de José León Suárez. Estos hechos resultan de importancia capital: a partir del conocimiento de los sobrevivientes, Walsh decide investigar y de allí surge Operación Masacre. Se puede decir que su fecha de publicación es 1957. En la misma línea escribirá El Caso Satanowsky en 1958 y ¿Quién mató a Rosendo? en 1969. En cuanto a lo que se denomina ficción, publica Los oficios terrestres en 1965, Un kilo de oro en 1967 y dos obras de teatro, La batalla y La granada, en 1964. Luego aparecerá Un oscuro día de justicia en 1973. Importa decir que es uno de los fundadores, junto a César Masetti y Rogelio García Lupo, en Cuba, de Prensa Latina y director de su departamento de Informaciones Especiales. También fundador y director de CGT, órgano de difusión de la Confederación General del Trabajo en Argentina. Como militante de Montoneros, crea el Semanario Villero, una escuela de periodistas populares, y escribe en Noticias, de la misma filiación. Por último, crea ANCLA, Agencia de Noticias Clandestina, y Cadena Informativa. 2 Véase, al final, el trabajo de Romina García, “Novela de no ficción o testimonio: una revisión sobre el género”. 16 de literatura al ampliar toda consideración tradicional sobre los géneros. Introduce el discurso periodístico-testimonial en el de la literatura o, si se prefiere, el de la literatura en el periodísticotestimonial. Hace tiempo ya que circula la teorización de Mijail Bajtín respecto de los géneros que se refiere a los "géneros discursivos primarios" de los que la literatura se serviría para configurar los "géneros discursivos secundarios".3 Pero puestos a ensayar una respuesta acerca de la distinción de los géneros literarios no se va a estar lejos de la convención que los divide en género épico/narrativo, lírico y dramático, según las diferentes versiones y matices.4 Una respuesta tradicional debe ser repensada especialmente frente a textos como los que ofrece la producción de Rodolfo Walsh y tantos otros autores que siempre quedan desencajados de las taxonomías tradicionales. En definitiva, lo interesante es que este tipo de escrituras resultan ser las más productivas a la hora de trabajar los discursos porque ponen en cuestión las normas, los usos establecidos, y nos permiten observar y explicar, el movimiento y la densidad de una serie de discursos que no resultan ajenos al movimiento y la densidad de nuestras vidas. Para empezar, es necesario señalar que una definición de género (literario) contiene implícitamente un concepto de literatura. De modo que la noción de género en cada época ha determinado qué debe entenderse por literatura o qué debe, o puede, estudiarse como literatura. Así, no queda más que remitirse a los textos para observar cómo funcionan respecto de los géneros literarios, desafiando clasificaciones y produciendo, entonces, nuevos géneros. Es decir, los textos estarían antes que los géneros si éstos son planteados como cajas vacías.5 Bajtín, Mijail. "El problema de los géneros discursivos", en Estética de la creación verbal. México: Siglo XXI. 1982. Págs. 284-293. 4 Véase también, Adriana A. Bocchino. “¿De qué hablamos cuándo hablamos de los géneros?” Materiales Nº 5. Mar del Plata: Estanislao Balder. 2002. 5 Por tal razón resulta imprescindible trabajar con textos canoniza3 17 En este marco, el caso de los mal llamados "géneros menores" representa el campo de trabajo apropiado para desarrollar aquella problemática puesto que resultan franja de deslindes y nuevos aportes en los cuestionamientos. Aun cuando el trabajo de Bajtín lleva años en circulación, su vigencia es productiva porque permite anclar la cuestión de los géneros menores en el debate de los géneros supuestamente mayores, desarticulando toda jerarquía establecida a priori. Más próxima a nosotros, Susan Sontag, en 1967, fue de las primeras en plantear la preeminencia del género menor en la constitución de una cultura. Sin embargo, quizás sean Antonio Gramsci y el último Walter Benjamin los que permitan leer políticamente el entramado de género, posicionamiento de autor, previsión de lector, mercado y formación cultural en el desarrollo de un proceso histórico. Y es en este sentido que la propuesta de Josefina Ludmer, acerca de la apropiación y uso del género como una cuestión que entra a jugar en el debate social, es sintomáticamente productiva. Allí se ve con claridad cómo la formación, legitimación, circulación, consumo, apropiación y traducciones varias, se ven cruzadas en múltiples direcciones por el campo económico socio institucional produciendo reformulaciones, desviaciones, emergencias, olvidos, canonizaciones y reescrituras que no refractan sólo en el campo simbólico del material lingüístico sino, en especial, desde y sobre el campo económico socio institucional que inexorablemente lo atraviesa.6 dos como con textos absolutamente salidos del canon. En todo caso la posibilidad de trabajo está delineada en la observación de las diferencias y no en la adecuación de los textos a los distintos modelos planteados por las diversas teorías. Tal procedimiento permite incluir en nuestro corpus de trabajo discursos no habituales al ámbito académico pero, a su vez, determinantes en el imaginario de lo cotidiano, que no consideraríamos si no fuera por su inadecuación al canon, pero que tampoco podríamos evaluar como potencialmente literarios si no tuviéramos el canon. Recuérdese lo que Altamirano y Sarlo dicen acerca de la “convención” en Conceptos de sociología literaria. Bs. As.: CEAL. 1990. 6 Para ampliar sobre esta cuestión véase Pierre Bourdieu, Sociología y Cultura. México: Grijalbo. 1990. 18 Hacer foco sobre la producción de Walsh contribuye a ese debate, al trabajar un objeto diverso del que acostumbran las teorías y críticas de la literatura tradicionales, y permite formalizar una mirada culturalista desde las herramientas aportadas por el entrenamiento clásico del análisis literario. El enfoque de la teoría crítica de la cultura observa especialmente los llamados géneros menores dentro del sistema de signos que es la cultura, considerados periféricos respecto de ciertos géneros canónicos, de ahí su nominación de menores, porque recrean a nivel estrictamente discursivo las polémicas de centro y periferia, dominante y dominado, subalternidad, multiculturalismo, hibridación, posmodernidad o desjerarquización. La ampliación de las perspectivas de trabajo desde la lucha de los géneros, literarios o discursivos, permite una mejor comprensión del campo cultural, la genealogía de sus fronteras y de los procesos que preparan la emergencia, la legitimación o la decadencia de ese campo cultural. Ante la lectura, hoy, de un texto cualquiera, la primera hipótesis que pongo a consideración es la de que casi todos implican una excepción a la norma de la tripartición clásica. Por lo tanto, y si hacemos una lectura de las diferentes teorizaciones respecto del problema de los géneros, las preguntas que siguen son obvias: ¿qué sentido tiene seguir hablando de géneros? y ¿por qué las diferentes teorías de la literatura vuelven siempre a preguntarse por el problema de los géneros? La lectura de los manuales clásicos proporciona una certeza: la cuestión de los géneros es un género de malentendidos que, cada vez, cada uno de los teóricos que la abordan intenta clarificar y que cada nuevo punto de vista, aunque contradiga al anterior, se justifica ampliamente. El problema está en que cada nueva clasificación se justifica a sí misma y nada agrega respecto de la literatura. O, en todo caso, la literatura, los textos, aparecen allí sólo para justificar el modelo. En este sentido, habrá que considerar a los géneros como una familia, un lugar de origen, una especie, una manera, un modo de ser, entre otras acepciones. Esta instancia resulta la más productiva porque permite hablar de un tejido siempre haciéndose de nuevo. Allí habrá que ver cómo, en cada momento, y de qué manera, funciona 19 una toma de decisión genérica: es decir por qué se decide, desde dónde, apuntando a qué, buscando qué, convertir una noticia policial en un texto novelesco. En este punto es indispensable remitirse a Raymond Williams para entender la dinámica de la constitución, refutación, robo o préstamo, de un género a otro.7 Esta organización se vincula con las relaciones de producción y consumo, donde parece más fácil acceder a los momentos de constitución de un género que a los momentos de su normalización; es decir, los momentos de constitución de las convenciones antes de que sean convenciones. Hecho que se ve con claridad en los géneros de frontera como en el caso de la “no ficción” o “testimonial”: le roba algo a la novela pero también a la crónica periodística y, entonces, da lugar a la formación de otro género. Pero también introduce un nuevo elemento: el lector como actor privilegiado y, con él, el pacto básico de la producción del discurso literario que regula relaciones e instituye las reglas del género. Las obligaciones contractuales presuponen variables históricas en el autor, el texto y el lector, cuya combinación produce la formación discursiva que llamamos género. Por lo tanto, es imposible combinar diferentes niveles de organización de manera definitiva: la forma es una relación que depende tanto de la producción como de la percepción o el consumo.8 Así, se trata de un fenómeno social absolutamente móvil y dependiente. En tal sentido, Ludmer puede decir que un género es un concepto político puesto que siempre implica una apropiación y un uso, un tipo de circulación y una transformación para conseguir una posición. El contexto de un texto es su cadena genérica -dice en una entrevista- pero, el contexto del género es un debate social.9 El asunto, evidente en el caso de Rodolfo Walsh, se inserta en un proyecto más amplio que el de la sola ruptura de fronteras Véase Raymond Williams. “Los géneros” y “Las formas”, Marxismo y Literatura. Barcelona: Península. 1980. Pág. 209. 8 Raymond Williams (Cultura. Sociología de la comunicación y del arte. Barcelona: Paidós. 1981) distingue, además, modos, formas y géneros. 9 Lecturas críticas, Nº 2, 1984. Págs. 46-51. 7 20 genéricas. Si tal como queda planteado, un género, su inauguración en este caso, implica un debate social, veamos qué sucede en este caso. Sospecho que en Walsh, la decisión de asumir un género u otro se relaciona con una sobreconsideración de lo real histórico político por encima de cualquier otra como podría ser la estética. Es decir con otra forma, no habitual, de concebir la cuestión estética si pensamos el sistema canónico de la literatura argentina hacia los años `50. Hay allí una refuncionalización del concepto de literatura y del rol del escritor. Escribir es, en Walsh, una práctica intelectual que pone en relación dramática literatura y vida. Y la escritura es el lugar donde se pone en escena esta relación. Es imprescindible poner de relieve que la producción considerada ficcional no puede pensarse por separado de la producción llamada de “no ficción” o “testimonial”. Walsh no es la resolución de la tensión que se lee en un autor como Cortázar respecto de las relaciones entre el intelectual y la política o entre un escritor de ficciones -desde una estética de lo lúdico- y otro de la responsabilidad ética -desde la estética del compromiso. Por el contrario, la disputa entre estas dos maneras de entender la relación entre literatura y política es determinante y, si en algún sentido se resuelve, es en la imposibilidad de separar literatura de ficción de la llamada de no ficción. El hecho de que se le haya dado mayor importancia a la última quizá tenga que ver con algunas declaraciones del mismo Walsh pero, también, porque durante o con posterioridad a las dictaduras, la de los `60 y la de los `70, aparece como producción significante frente a la represión y la censura. En principio, entonces, interesa observar la idea que Walsh tiene acerca de la literatura y su posibilidad de relación con lo político, puesto que la diferente valoración crítica que se ha hecho sobre su producción se apoya en ella. En la entrevista que prologa Un oscuro día de justicia de 1973 se pronuncia contra una "concepción burguesa": Un periodista me preguntó por qué no había hecho una novela con eso, [se refiere a los materiales documentales de los fusilamientos de José León Suárez...] Lo que evidentemente escondía la noción de que una novela con 21 con ese tema es mejor o es una categoría superior a la de la denuncia con ese tema. Yo creo que esa concepción es una concepción típicamente burguesa [...] Porque evidentemente la denuncia traducida al arte de la novela se vuelve inofensiva, no molesta para nada, es decir se sacraliza como arte.10 En esta línea, la literatura en sentido convencional y tradicional es puesta en tela de juicio y aparece absolutamente desprestigiada. Sobre todo, sin posibilidad de sentido si se observa desde una mirada "revolucionaria" tal como se propone. Pero, al mismo tiempo se presentan las operaciones de la ficción como formas de trabajar la no ficción. Gente más joven va a aceptar con más facilidad la idea de que el testimonio y la documentación periodística son, por lo menos, equivalentes y merecedoras de los mismos trabajos y esfuerzos que se le dedican a la ficción y que en un futuro, inclusive se inviertan los términos: que lo que realmente sea apreciado en cuanto arte sea la elaboración del testimonio o del documento [...] evidentemente en el montaje, en la compaginación, en la selección, en el trabajo de investigación, se abren las mismas posibilidades artísticas. (Pág. 20) En realidad, sucede que tanto los cuentos policiales primeros como los últimos textos testimoniales y hasta, me atrevo a decir, las publicaciones de la prensa clandestina, se escriben desde la misma tensión que enfrenta al escritor de ficciones con el comprometido. Por Lilia Ferreyra sabemos cómo fueron los últimos años de Rodolfo Walsh: traen al centro de la discusión la tensión irresuelta que se da como uno de los ejes productivos que la escritura se pone para seguir escribiendo. 10 Rodolfo Walsh. Un oscuro día de justicia. Buenos Aires: Siglo XXI. 1973. Pág. 18. 22 A comienzos de 1977, Rodolfo empieza a preparar su propio repliegue. Se trata para él de alejarse del "territorio cercado", Buenos Aires, de recuperar su identidad y, con ello, toda su trayectoria personal, de hacerla valer como un arma. [...] La Carta a las FF.AA. del 24 de marzo de 1977 es el primer documento en el que reaparece su firma. Un hilo que había quedado suspendido en 1968, luego de ¿Quién mató a Rosendo? [...] Concebía su nueva forma de acción política como una producción totalizadora que abarcaba la denuncia, el testimonio, el análisis político o ideológico, el relato literario.11 En el último cuento de Walsh, del que no ha quedado copia, "Juan se iba por el río", el protagonista se desprendía de todo su pasado a medida que cruzaba el Río de la Plata a caballo un día en el que las aguas se retiran. A punto de llegar a la otra orilla las aguas retornan y caballo y jinete terminan chapoteando en el barro. Con ese argumento, Walsh retomaba un proyecto de escritura que había dejado en suspenso en 1968. Como dice Víctor Pesce, recobrar la identidad, volver a ser Rodolfo Walsh desprendiéndose del pasado inmediato, implica salir, doblemente, del territorio cercado, del de los militares pero también del de la clandestinidad política e intelectual.12 Queda claro que la escritura se origina en esa tensión que permite afrontar toda su producción desde una misma perspectiva. Es decir, nos encontraríamos con una concepción del relato que busca articularse frente al lector y, entonces, con un pacto de lectura sostenido alrededor “de la atención y de la expectativa”. Se trata de Lilia Ferreyra, “Rigor e inteligencia”, Controversia, México, Nº 4, febrero 1980. Reproducido por Unidos, Buenos Aires, Nº 5, abril de 1985. 12 En estudio posliminar a Cuentos para tahúres y otros relatos policiales. Buenos Aires: Puntosur, 1989. 2º edición. Véanse, además, los documentos enviados a la dirigencia montonera, Unidos, agosto de 1985, en donde Walsh critica seriamente el “pensamiento montonero” en el ´77 y propone el repliegue. 11 23 provocar en el que lee el mayor interés y, al mismo tiempo, usar el relato como vía de comunicación, pase de información, pedagogía: una idea de lo literario que viene de un género considerado de "evasión" en los `50 -tal el título de la serie Naranja de Hachette que Walsh dirigía-, el relato del policial negro. Desde esta instancia, o desde la experiencia en el internado que lo había convertido en un narrador preocupado por despertar el interés, Walsh logra manejar los códigos de la industria cultural de los `60: junto al policial inicia su nueva práctica periodística. Un cruce que no habla sólo de una cuestión de oficios sino de cruces discursivos determinantes. Hay que pensar que sobre las estrategias del policial armará los relatos de la llamada no ficción o testimonio. Para el caso, confróntese uno de los primeros cuentos conocidos, "Cuento para tahúres" de 1953, y después ¿Quién mató a Rosendo?: el esclarecimiento de los hechos, basado en desentrañar la disposición alrededor de la mesa de los participantes en el juego, se reduplica en el texto testimonial para esclarecer la muerte del dirigente sindical. Si se toma "Tres portugueses bajo un paraguas (sin contar el muerto)" de 1955, en la determinación de las estrategias básicas se encuentran coincidencias sorprendentes con las manejadas en Operación Masacre, incluso en su diagramación: primero los personajes, después los hechos, más tarde la confrontación de testigos, de discursos, de elementos materiales, la trampa frente al delincuente, finalmente la explicación desde la producción de sentidos por la puesta en relación de los datos que hace el narrador/ periodista/detective. También, la posibilidad del juego con dos interpretaciones a la vez que, obviamente, darían dos resultados diferentes, fundamentando el error en la mala lectura del indicio. Las diferencias entre los dos tipos de textos, desde el punto de vista estructural, están radicadas, esto es obvio, en la expansión de los núcleos en el caso del testimonial frente a la condensación en los cuentos. También en los epílogos que, en el caso de los textos de “no ficción” reingresan el relato en la instancia histórica. Hay además otros elementos dispersos en los relatos o en los artículos periodísticos que prefiguran al último Walsh, el de la prensa clandestina, como en "El genio del anónimo": allí se habla de una política hecha en una situación de imposibilidad, con cartas o invectivas al 24 poder enviadas por alguien que permanece en el anonimato y, al mismo tiempo pertenece al poder. Este procedimiento será utilizado como recurso por ANCLA, la agencia clandestina de noticias, haciendo recaer la sospecha, por su nombre en clave, sobre la Marina. Para hablar de Operación Masacre, la historia del texto ayuda a reforzar la hipótesis. Dice Walsh en el prólogo a la tercera edición: Livraga me cuenta su historia; la creo en el acto. Así nace aquella investigación, este libro. [...] Esa es la historia que escribo en caliente y de un tirón, para que no me ganen de mano, pero que después se me va arrugando día a día en un bolsillo porque la paseo por todo Buenos Aires y nadie me la quiere publicar, y casi ni enterarse. Es que uno llega a creer en las novelas policiales que ha leído o escrito, y piensa que una historia así, con un muerto que habla, se la van a pelear en las redacciones [...] En cambio se encuentra con un multitudinario esquive de bulto [...] se pueden revisar las colecciones de los diarios, y esta historia no existió ni existe.13 Y ya en el epílogo de la segunda advierte: Releo la historia que ustedes han leído. Hay frases enteras que me molestan, pienso, con fastidio que ahora escribiría mejor.14 Reproducido en Operación Masacre. Buenos Aires: Ediciones de la Flor. 1972.Págs. 9 y ss. 14 La segunda edición es de 1964, de la editorial Continental Sevice. Al respecto, y para tener la reconstrucción minuciosa de la historia del texto, véanse los trabajos de Roberto Ferro en “Rodolfo Walsh. La operación de Operación Masacre”, Suplemento Cultural del diario Página 12 del domingo 18 de diciembre de 1988 y en “Investigación bibliográfica, selección y prólogo” de Rodolfo Walsh, Yo también fui fusilado, La secta del 13 25 Para reflexionar siete años después: Yo empiezo a escribir ficciones entre 1964 y 1965, una época de despolitización en el sentido de alejamiento de los problemas cotidianos de la política, de la relación social, de la inserción de uno en un proceso. En tiempos de la Revolución Libertadora, si bien en una forma anárquica y como francotirador, yo había participado de algún modo con Operación Masacre, luego viene el proceso de la Revolución Cubana y, casi al final del gobierno de Frondizi, me repliego en una no participación política, por un lado, y en la absorción de ciertos conceptos teóricos, por el otro. Tratamos entonces de resolver esa contradicción gatillo y la picana y otros textos. Buenos Aires: Gentesur, 1990. A ellos debemos los materiales citados. Por lo pronto puede elaborarse una ficha sintética de la historia del texto con lo contado por el mismo Walsh en su prólogo: el 23-12-56 aparece la denuncia de los fusilamientos publicada en Propósitos, de Leónidas Barletta, como “Castigo a los culpables”. El 15-157 Revolución Nacional se anima con el reportaje a Livraga, hoja gremial que dirige el doctor Luis Cerruti Costa. Llega un momento, en febrero de 1957, en el que Cerrutti no puede seguir adelante con la publicación y sólo dará a conocer algunos datos. Walsh sigue adelante con la investigación. En marzo de 1957 nace la idea de escribir un libro. Los frondizistas manifiestan su voluntad de apoyar económicamente la publicación pero no se produce. En mayo de 1957 decide ofrecer el libro en una serie de notas al director de la Revista Mayoría, Tulio Jacovella. El 27-5-57 sale la primera nota de Operación Masacre, con el subtítulo “Un libro que no encuentra editor”. La edición en Mayoría abarca ocho notas semanales. Hay problemas con la policía y Mayoría sirve para contestar. En julio de 1957 queda convenida la publicación de la primera edición con Siglo, una editorial dirigida por Marcelo Sánchez Sorondo. El 12-12-57 sale a la venta bajo el título Operación Masacre, un proceso que no ha sido clausurado. Ferro sostiene que hasta ese momento el objetivo concreto es producir saber acerca de un hecho ignorado por la prensa. Por el contrario, Ana María Amar Sánchez (en “La propuesta de una escritura”, Ib. Nº 135-136, abril-septiembre, 1986) sostiene una lectura literaria de esta primera edición en libro. Polémica aparte 26 en el campo de la cultura, lo que entiendo que es un error, porque ese no es un campo aislado. Se empieza a ver una punta de la contradicción cuando se advierte el reflejo y el eco que tiene la obra de uno en el campo puramente cultural.15 Aunque pareciera hablarse de los bordes de lo real, la cuestión gira en torno a cambios genéricos, junto a una redefinición de roles en los campos políticos y culturales. Posiblemente, la insistencia sobre esta problemática tenga que ver con la nueva inserción de la escritura walshiana en el fenómeno del boom. No olvidemos que el autor había publicado en 1965 Los oficios terrestres y sus dos producciones dramáticas son de 1964: desde el boom pudo haberse iniciado la lectura literaria de Operación Masacre y en las primeras reescrituras, inclusive, hay señales para ese nuevo lector. Sin embargo, no es sólo esa la posibilidad estratégica de esta escritura: aun hoy pasa por otra lectura junto a una literaria tradicional y en este sentido se privilegian, por sobre la literaturización, aspectos vinculados a la información. El hecho de que las estrategias sean las del relato de ficción se relaciona con el pacto de lectura articulado sobre un proceso de concientización sobredeterminado por el valor estético. El problema pasa por definir las cuestiones ante una escritura política que aquí, como en las notas de ANCLA o Cadena Informativa, se relaciona con aparte es claro que en la edición de 1964, la segunda, bajo el título Operación Masacre y el expediente Livraga, con la prueba judicial que conmovió al país hay un importante trabajo de reescritura (véase la reconstrucción de Ferro en Yo también fui fusilado...). En 1969 aparece la tercera edición en Jorge Álvarez con el título definitivo de Operación Masacre, donde se registran nuevas marcas. Ferro dice que recién a partir de 1969 se da la lectura literaria como una posibilidad privilegiada. Creo que, en todo caso, sólo hasta el ´76. Se realizan a partir de aquella fecha siete ediciones entre el 72 y el 74. De aquí que se piense en Walsh como escritor de los ´70. La dictadura lo devuelve con otra lectura y hace que para nosotros aparezca nuevamente como una lectura política. 15 La Opinión, 11-6-72. 27 una praxis concreta. Se podría arriesgar y decir que se trata de una escritura militante, con objetivos bien planteados y estrategias claramente delineadas que apuntan a un tipo de lector específico. En definitiva, las operaciones que Walsh realiza con la escritura se sostienen sobre la misma preocupación, tanto en el relato policial como en el de no ficción o la nota periodística: lo "real", cómo contarlo, cómo hablar de la verdad y no de lo creíble, cómo conseguir que el lector racionalmente pueda elaborar su versión, tome conciencia y, por lo tanto, actúe. En verdad, el lector se obliga a participar activamente por una cuestión de confrontación con los datos, evidencias e interpretaciones que apuntan a la idea de verdad y no a la de ficción o verosimilitud. En Walsh la escritura se constituye, tanto para autor como para lector, trátese de ficción o testimonio, como entrenamiento frente al problema de lo real y este status es el que determina reescrituras, vacilaciones, la adopción de diferentes géneros: un ejercicio de deslindes frente a las diferentes posibilidades de lo real a fin de poder actuar en consecuencia. Una cuestión de praxis revolucionaria que sólo puede resolverse en la tensión planteada entre el hecho concreto y su puesta en discurso o la puesta en discurso del hecho por venir, sabiendo que hay una relación estrecha entre lo que sucede y lo que se dice y cómo se dice o lo que se dice y, entonces, sucede. 28 La entrevista como pieza de ficción Esa mujer y Ese hombre * Adriana A. Bocchino La entrevista parece mediar entre la ficción y el relato testimonial, género denominado menor que, a su vez, resulta base, quizás intangible, de gran parte de las construcciones discursivas puesto que si se retoma a Mijail Bajtin en cuanto a su definición del enunciado como cadena de enunciados, contestatarios y orientados, todo discurso resultaría, en definitiva, parte de un largo diálogo o bien, si se quiere, de largas entrevistas encadenadas. ¿Cuál sería la diferencia entre el diálogo y la entrevista? En el primero los interlocutores debieran estar en igualdad de condiciones aunque, sospecho, tal situación no existe en realidad. En la segunda, quien realiza la entrevista, desde la voz activa, se minimiza a fin de que la voz del entrevistado, desde la voz pasiva, salga a relucir. Sin embargo, y como su nombre lo indica, la entre-vista no deja de ser la calculada posibilidad que otorga el entrevistador al entrevistado para que se deje ver u oír. En tanto el lector de la entrevista sólo tiene un filón del entrevistado, aquel que el entrevistador permite que se vea. Es decir, aquel que se encuentra, que se pone, en el lugar del personaje borrado, tachado, el entrevistador, es en realidad el que maneja los hilos del entrevistado y las manipulaciones sobre su voz, y del lector de la entre-vista que la lee o escucha “como si” el que hablara fuera el entrevistado. El arte del entrevistador, disimulado al extremo -para no ser descubierto-, residiría en la manipulación * Una primera aproximación al problema planteado aquí fue expuesto en las II Jornadas Críticas “Ficciones Patrias” organizadas por la cátedra de Teoría y Crítica Literarias II del Departamento de Letras, Facultad de Humanidades, UNMDP, en noviembre de 2002. 29 concreta cuyos objetivos estarían a la vista, a fin de que el entrevistado diga, “como si” él quisiera decir lo que el lector de la entrevista quisiera oír/leer. A su vez, el entrevistador asume todos los derechos de representación del lector frente al entrevistado, tratando de hacer la pregunta que, se supone, todo lector quiere hacer, aunque haga sólo la que él necesita. De alguna manera, el fantasma de Maquiavelo ha de haber encarnado en la raza de los entrevistadores. Sin duda, también podría pensarse la entrevista como un juego de ajedrez llevado al lenguaje: para que la reina caiga y el rey se avenga a soportar un jaque definitivo, mate, o infinito, tablas, la partida deberá ir poblándose de peones derrotados, caballos quebrados, torres derruidas, alfiles puestos fuera del juego, a veces, incluso, sacrificando a peones, caballos, torres y alfiles propios y, por supuesto, ahí está el juego, a ajenos. La entrevista se mueve, deberá moverse, mediante jugadas rápidas, sorpresivas, concisas, con aparente impacto de superficie pero con real, siempre disimulado, efecto barreno sobre el entrevistado a fin de que se muestre, se desnude, frente al porno-bio-gráfico lector de entrevistas. Tal vez como ejercicio, para ponerse a prueba, Rodolfo Walsh, periodista, escritor de ficciones, coleccionista de testimonios, entrevistador, ajedrecista, fundador de Prensa Latina, decodificador de mensajes secretos, corrector de pruebas de imprenta, silencioso pescador en el Delta, montonero, contador de cuentos en un colegio irlandés, escribe, inventa “Esa Mujer” y lo publica por primera vez en 1965 en Crónicas del pasado (Buenos Aires: Jorge Álvarez), y en ese mismo año en Los oficios terrestres (también en Jorge Álvarez), un libro de relatos; más adelante escribe, inventa y deja sin terminar “Ese hombre”, permaneciendo inédito hasta que fuera publicado por Daniel Link en 1996, tras el cotejo de las seis versiones conservadas (todas ellas incompletas) fechadas entre el 2 de marzo de 1969 y el 21 de junio de 1972 (Ese hombre y otros papeles personales. Bs.As.: Seix Barral). Se trata, en definitiva, de dos entrevistas. Estos textos tienen la forma de la entrevista: una a un cierto coronel, la otra al “Viejo” en Madrid. Vamos por partes. “Esa mujer” ¿crónica o relato? La edición de Siglo XXI, de 1981, realizada en México y prologada por José 30 Emilio Pacheco, recoge el texto en Obra Literaria Completa -es necesario remarcar lo de “literaria”. La nota del propio Walsh que lo acompaña dice: El cuento titulado “Esa mujer” se refiere, desde luego, a un episodio histórico que todos en la Argentina recuerdan. La conversación que reproduce es, en lo esencial, verdadera [...] Comencé a escribir “Esa mujer” en 1961, la terminé en 1964, pero no tardé tres años, sino dos días: un día de 1961, un día de 1964. No he descubierto las leyes que hacen que ciertos temas se resistan durante lustros enteros a muchos cambios de enfoque y de técnica, mientras que otros se escriben casi solos.1 Es decir, por un lado “cuento”, por el otro referencia a un “episodio histórico”, reproducción de una conversación “en lo esencial, verdadera”. ¿Por qué no una entrevista para un periódico y sí para una antología de crónicas y un libro de cuentos? ¿Dónde pensar este texto? Con Walsh el problema es siempre el mismo, y eso es lo bueno: sus textos son piezas de orfebrería lingüísticoargumentativas que no se dejan encasillar ni en los géneros tradicionales ni en los más modernos sino que, previendo la teoría bajtiniana,2 ponen en escena no sólo el discurso ajeno sino la ajenidad del discurso del otro en el propio, a fin de que al mostrarse, como ajenidad, quede bien claro dónde se posiciona cada uno. La entrevista, como género discursivo especialmente puesto en clave de ficción, rompe con todos los moldes canónicos de apropiación reflexiva sobre el lenguaje y la literatura puesto que, por un lado, desbarata los estudios sobre la conversación y, por el otro, agudiza los problemas sobre la representación. El texto dice, a través del entrevistador puesto como narrador de la entrevista, lo que se supone que dice, le Obra Literaria Completa. México: Siglo XXI, 1985. 2ª ed. Págs. 161 y ss. Todas las citas son de esta edición. 2 Voloshinov, Valentín. El marxismo y la filosofía del lenguaje. Madrid: Alianza. 1992. 1 31 dice, un cierto coronel. La cuestión está en marcar, claramente, las diferencias. El coronel elogia mi puntualidad: -Es puntual como los alemanes dice. -O como los ingleses. El coronel tiene apellido alemán. Es un hombre corpulento, canoso, de cara ancha, tostada. -He leído sus cosas propone-. Lo felicito. (163) La entrevista deja ver los prolegómenos a la entrevista y también, si se me permite un neologismo, los inter-entrevista: el narrador/entrevistador va contando, además de la transcripción de la entrevista, lo que a su vez él entrevé, lo que quiere que los lectores entrevean acerca del coronel y de sí. Mientras sirve dos grandes vasos de whisky, me va informando, casualmente, que tiene veinte años de servicios de informaciones, que ha estudiado filosofía y letras, que es un curioso del arte. No subraya nada, simplemente deja establecido el terreno en que podemos operar, una zona vagamente común. Desde el gran ventanal del décimo piso se ve la ciudad en el atardecer, las luces pálidas del río. Desde aquí es fácil amar, siquiera momentáneamente, a Buenos Aires. Pero no es ninguna forma concebible de amor lo que nos ha reunido. El coronel busca unos nombres, unos papeles que acaso yo tenga. Yo busco una muerta, un lugar en el mapa. Aún no es una búsqueda, es apenas una fantasía: la clase de fantasía perversa que algunos sospechan que podría ocurrírseme. (163) ¿Importa que se sepa quién es este coronel y quién el entrevistador? ¿Importa explicar a qué mujer se refieren? ¿Dar 32 detalles, extenderse en explicaciones, justificar los dichos? Nada de esto hace falta. En la Argentina de 1965 cualquier habitante del país más o menos informado conocía la historia de la que no se podía hablar, conocía los nombres que no se podían citar, tenía los detalles que sólo se insinúan, es más, podía tener, incluso, más información directa que la que se presenta.3 Un juego perverso donde todos sabían que todos sabían “el extraño misterio” de la muerte y de lo que siguió a la muerte de “Esa mujer” pero del que nadie hablaba: una especie de 3 Por si alguien todavía no conoce la historia a la que me refiero, se trata de la muerte de Eva Perón ocurrida el 25 de julio de 1952 y anunciada por las radios argentinas según la siguiente declaración: “La Subsecretaría de Información cumple con el triste deber de informar que a las ocho y veinticinco la señora Eva Perón, Jefa espiritual de la Nación, ha pasado a la inmortalidad”. Al día siguiente, su esposo y Presidente de la Nación Argentina, Juan Domingo Perón, le pidió al patólogo y agregado cultural español en Buenos Aires, Dr. Pedro Ara, que embalsamara el cuerpo. Realizada esta operación, fue trasladado al edificio de la CGT (la Confederación General del Trabajo) donde esperaría la construcción de un monumento definitivo que nunca se terminó. El cuerpo estuvo allí hasta el golpe que derrocara a Perón en 1955 cuando, entre sus primeras medidas el ejército decide “deshacerse” de él. A partir de diciembre de ese año el cadáver embalsamado inicia un itinerario que, poco a poco, se adentra en el misterio: desaparece, corren rumores, parece que en septiembre de 1956 es trasladado a Bonn, luego a Italia donde, según dice “la fantasía popular”, es enterrado “a cal y canto” con el nombre de María Maggi de Magistris. Peronistas y antiperonistas se disputan ese cuerpo como símbolo político, para entronizarlo o para destruirlo definitivamente. La entrevista que registra/inventa/ficcionaliza “Esa mujer” se ocupa especialmente del período que va desde el secuestro del cadáver embalsamado en diciembre de 1955 y su entierro. De allí la pregunta que persiste, e insiste, a lo largo de la misma: “¿dónde?”. El 24 de marzo de 1997, Canal 13 de Argentina emitió el excelente documental de cincuenta minutos Evita: la tumba sin sosiego, trabajo conjunto de Tristán Bauer como director y Miguel Bonasso como autor del guión, bajo la idea y producción de Ana Skalon apoyada por el Canal Cuatro de Inglaterra -que lo estrenó el 25 de enero del mismo año con una audiencia de dos millones de personas-, aportes mexicanos, suecos y de la Universidad de Quilmes. El documental viene a testimoniar en imágenes y 33 relato fantástico en términos colectivos. Como si el elemento fantástico no involucrara sólo a ciertos individuos sino a un país, y todo el país estuviera metido, con menor o mayor “vacilación”, al decir de Todorov4, dentro del relato fantástico. La cuestión es que Walsh elige la forma de la entrevista -no la de la reproducción de grabador- sino la de reelaboración ¿literaria?, que hasta ese momento resulta más o menos corriente al género periodístico -quiero decir la del block de notas- pero la publica en un libro de crónicas, en un libro de cuentos. Si todos sabían, qué muestra, qué deja entrever la entrevista walshiana en “Esa mujer”. Creo, sospecho, se trata de una revelación -así lo dice el entrevistador al final del cuento- pero no sólo para el narrador, también para el entrevistado y para el lector de entrevistas. Se produce allí algo raro: cada uno gana y pierde algo. El entrevistado busca unos nombres, unos papeles; el entrevistador una muerta; el lector ver por escrito aquello de lo que no se puede hablar. ¿Se trata de una entrevista o de una negociación? Todo diálogo, se sabe, es en definitiva una negociación pero quien transcribe, no cabe duda, está en posición de ventaja sobre los otros. Transcribe la entrevista, lo que ve, lo que le parece, lo que quiere que el lector vea. entrevistas personales las peripecias sufridas por el cadáver de Eva Perón desde su muerte hacia la tumba definitiva en el cementerio de la Recoleta. El tramo que lo deja en Italia es al que alude el relato-entrevista de Walsh y que, al momento de la publicación del texto -1965- parecía ser una historia compartida en secreto. Tuvieron que pasar más de treinta años para que esta historia pudiese ser contada con cierta sistematicidad. Véase, además, “La otra Eva”, notas de Miguel Bonasso, Tristán Bauer y Ana Skalon, en el Suplemento Radar de Página 12, del 22 de setiembre de 1996, con adelantos del trabajo de filmación y, obviamente, los problemas que debieron sortearse. 4 Tzvetan Todorov. Introducción a la literatura fantástica. México: Premia. 1980. 34 - Llueve -dice su voz extraña. Miro el cielo: el perro sirio, el cazador Orión. - Llueve día por medio -dice el coronel. Día por medio llueve en un jardín donde todo se pudre, las rosas, el pino, el cinturón franciscano. Dónde, pienso, dónde. - ¡Está parada! -grita el coronel-. ¿La enterré parada, como Facundo, porque era un macho! Entonces lo veo, en la otra punta de la mesa. Y por un momento, cuando el resplandor cárdeno lo baña, creo que llora, que gruesas lágrimas le resbalan por la cara. - No me haga caso -dice, se sienta-. Estoy borracho. Y largamente llueve en su memoria. (170) El juego llega a la altura de un jaque pero no queda claro quién gana a quién. Sin embargo esta entrevista/cuento se publica. El entrevistador gana la partida aunque se dice derrotado: en la publicación se muestra el juego. El coronel, un coronel alcoholizado, queda varado en su centro. Dice Viñas, en términos boxísticos, que el cuento termina cuando uno de los dos contrincantes “logra quedarse con el centro del escenario”.5 Me gusta más pensar que el cuento termina cuando el coronel queda acorralado, y alucinando, en el centro del ring: “Es mía [...] Esa mujer es mía”, dice.6 En cambio, “Ese hombre” no llega a publicarse sino después de varias reconstrucciones, a partir de seis versiones que el entrevistador deja abiertas: veinticinco páginas mecanografiadas, fechadas David Viñas. Literatura Argentina y Política. Bs.As.: Sudamericana. 1996. Tomo 2, Pág. 217. 6 Es sumamente esclarecedora de la historia la “Cronología de un secuestro” que arma Miguel Bonasso para presentar ciertas fotos del cadáver, realizadas por Juan Domingo Perón en 1971, y el documental del que antes hablara a emitirse al día siguiente de la publicación de Bonasso. Página 12, 23 de marzo de 1997, páginas 1 a 4. 5 35 entre el 2 de marzo de 1968 y el 21 de junio de 1972 y, entre ellas, un plan (del 9 de mayo de 1972). Aquí tampoco hay nombres propios, como en “Esa mujer”, sino un “Viejo”, “el Viejo”; más todavía, “su voz tranquila”, en Madrid. Me estaba esperando. Sigue alto y erguido, indestructible. Se agacha un poco para darme la mano. - Lo estaba esperando -dice. - Tenía muchos deseos de conocerlo- aseguro.7 La reconstrucción que hace Link retoma “Esa mujer” para dar con el estilo, la forma. Alguna vez, dice, veremos publicadas las seis versiones. Por ahora sólo tenemos su versión y, mientras tanto, habrá que aceptarla. De cualquier manera, lo cierto es que aquí el entrevistado es el que gana la partida. La entrevista no se publica. El entrevistador no logra acorralar al entrevistado a pesar de consignar, a mano, al final del plan “Ahora voy a sacudirlo” (262). Aquí es el entrevistado, “el Viejo”, su voz, quien maneja los hilos del juego. No hace falta aclarar quién es este Viejo. Ahora sí, ha mirado su reloj. De golpe entiendo que he pasado horas sumergido en la envolvente conversación del Viejo, como quien escuchara a cualquier padre, y que al salir estaré caminando por una calle de Puerta de Hierro, de Southampton, de Martín García, con todas las preguntas sin hacer. - Esa mujer -digo. Su cara es gris. Una muralla. - Creo que la quemaron -dice. - No la quemaron -fantaseo-. Está en un jardín, en una embajada, de pie, una estatua bajo tierra, donde lluevedigo. Llueve siempre, pienso, y ella se pudre. Rodolfo Walsh. Ese hombre y otros papeles personales. Bs.As.: Seix Barral. 1996. (Edición a cargo de Daniel Link).Pág. 255. 7 36 - Puede ser -su cara es más remota que nunca-. Algún día se sabrá. - Y los otros muertos -quiero saber-. Los fusilados, los torturados. Un ramaje de la vieja cólera circula por su cara, relámpago entre nubes. - El pueblo pedirá cuentas. - ¿Cuándo? - Algún día saldrá a la calle, como en el 56, el 57. - ¿Por qué no ha vuelto a salir? - Porque yo no he querido -dice. - ¿Cuándo, general, cuándo? (Págs. 259-260) Un buen conversador es, a la vez, un encantador de serpientes -dice Jorge Halperín8- un maestro de ceremonias, un gran entretenedor y también un buen compañero de ruta en el ejercicio de curiosear el mundo. Si uno piensa en la figura de Sócrates e imagina el procedimiento filosófico de la mayeútica puesto en acto discursivo a través de los textos de Platón, se observa algo épico en esas pulseadas dialécticas y se refuerza la ilusión de diálogo como herramienta de conducción hacia la verdad. Pero si alguien espera que el resultado de un diálogo periodístico sea el esclarecimiento de un tema, está perdido. Los medios ponen un tema, un personaje, lo instalan, arman una agenda de debate, exhiben, introducen preguntas, dudas, inquietan, deslizan posibles explicaciones, sugieren. Hasta ahí. Entonces, dónde poner “Esa mujer” y “Ese hombre”. No se termina de decidir si diálogo filosófico o entrevista periodística, por eso, tal vez, literatura. Por eso estos textos circulan mejor en un libro de crónicas o en un libro de cuentos o, directamente, como es el caso de “Ese hombre”, no se publica. El mismo Walsh, cinco años después de publicar “Esa mujer”, en 1970, cuando Ricardo Piglia le hace la entrevista que prologará Un oscuro día de justicia, le contará, respecto de Opera- 8 La entrevista periodística. Bs.As.: Paidós. 1995. 37 ción Masacre, lo que ya he citado: Un periodista me preguntó por qué no había hecho una novela con eso, que era un tema formidable para una novela; lo que evidentemente escondía la noción de que una novela con ese tema es mejor o es una categoría superior a la de una denuncia con ese tema. Yo creo que la denuncia traducida al arte de la novela se vuelve inofensiva, es decir, se sacraliza como arte. Por otro lado, el documento, el testimonio, admite cualquier grado de perfección, en la selección, en el trabajo de investigación se abren inmensas posibilidades artísticas.9 Si se pudiera, hoy, a la inversa, podría preguntarsele por qué con aquellos temas, los de “Esa mujer” y “Ese hombre”, no escribió dos textos de no ficción, testimoniales. Otra vez ¿por qué la inclusión de estas entrevistas/relatos en un libro de crónicas, en un libro de cuentos? Gonzalo Aguilar dice que si el coronel no hubiese interrumpido el pacto de intercambio de información tendríamos otro relato testimonial.10 Piglia, por el contrario y ahora en otro lugar, refuta: “Walsh es muy conciente de la oposición entre ficción y política, clave en la historia de nuestra literatura. Su obra está escindida por ese contraste y lo notable es que, a diferencia de tantos otros, comprendió siempre que debía trabajar esa tensión y exasperarla”,11 para justificar el tránsito hacia el testimonial. Más cerca de Piglia digo, sin embargo, que el mismo argumento podría utilizarse frente a “Esa Un oscuro día de justicia. Bs. As.: Siglo XXI. 1973. Pág. 19. También en Crisis Nº 55, noviembre de 1987. Págs. 17-21. 10 “Rodolfo Walsh: escritura y estado” en Jorge Lafforgue (comp.) Rodolfo Jorge Walsh. Stanford: Nuevo Texto Crítico. 1994. Págs. 61-72. La cita corresponde a la página 65. 11 “Rodolfo Walsh y el lugar de la verdad”, también en Jorge Lafforgue (comp.) Rodolfo Walsh. Ibídem. Págs. 13-15. Las citas corresponden a la página 14. 9 38 mujer” y “Ese hombre” para pensar la exasperación buscada a la inversa. De hecho, cuando Piglia propone dos poéticas escindidas en la práctica de Walsh -por un lado “el manejo de la forma autobiográfica del testimonio verdadero, del panfleto y la diatriba” y, por el otro, la poética de las ficciones, donde Walsh maneja el “arte de la elipsis, trabaja con la alusión y lo no dicho” a la vez que “su construcción es antagónica con la estética urgente del compromiso y las simplificaciones del realismo social”- reconoce y concluye que, en definitiva, ambas poéticas están unidas en la investigación como el modo de darle forma al material narrativo. Allí, entonces, podría pensarse que se está hablando de las características del tipo discursivo de las entrevistas que me ocupan. El desciframiento, la búsqueda de la verdad, el trabajo con el secreto, el rigor de la reconstrucción: los textos se arman sobre un enigma, un elemento desconocido que es la clave de la historia que se narra [...] El relato gira alrededor de un vacío, de algo enigmático que es preciso descifrar, y el texto yuxtapone rastros, datos, signos, hasta armar un gran caleidoscopio que permite captar un fragmento de la realidad. Tal el procedimiento, sin duda, en “Esa mujer” y “Ese hombre”, pero también en Operación Masacre, Caso Satanowsky y en ¿Quién mató a Rosendo? En todos los casos el fragmento de realidad adviene reconstruyendo los discursos, haciendo el preciso montaje de discursos que permiten entrever algún fragmento de realidad. Y aquí, en todos los casos, el arte de la entrevista es la clave, la herramienta de trabajo: hacer decir al otro eso que se necesita que diga, que salte, que se muestre, que caiga, que muerda el anzuelo y se desnude. Jaque mate al coronel de “Esa mujer”, la entrevista como pieza de ficción se publica. Tablas con el Viejo, la entrevista, ni siquiera en la ficción, puede publicarse si no es en la multiplicación, eminentemente ficcional, de las versiones. 39 Prensa Clandestina: la escritura del "territorio cercado"* Adriana A. Bocchino A partir del 24 de marzo de 1976 la ciudad se vuelve oficialmente un "territorio cercado" para Rodolfo Walsh. Es, además, el teatro de operaciones sobre el que se monta el conflicto por la verdad de los hechos. Distanciarse apenas unos kilómetros implica la posibilidad de estar a salvo. Pero a la vez el deseo de tener, liberar, decir la ciudad, insiste. Según la mecánica propia de la situación de exilio la ciudad es, paradójicamente, un lugar a conseguir, el espacio que se quiere liberado pero del que hay que huir porque acechan "los enemigos".1 Un resquicio, una posibilidad para entrar y salir de la ciudad lo da la escritura/denuncia de la ciudad, decir la verdad a través de la escritura. Pero también ello implica riesgos: la vida. Sobre todo cuando el deseo de decir la verdad de la ciudad se quiere multiplicado y expansivo. A partir del 24 de marzo de 1976 la ciudad es, para Walsh, varias ciudades. Una superficie banal y una profundidad tenebrosa: una superficie de los medios oficiales según los cuales nada sucede * Sobre Rodolfo Walsh y la Prensa Clandestina. 1976-1978. Compilación de Horacio Verbitsky. Una primera versión de este trabajo fue expuesta en el X Congreso de Literatura Argentina, Bahía Blanca, noviembre de 1999. U.N.S. y publicada en Perspectivas de Fin de Siglo. Bs. As: Eudeba. 2001. El libro de Natalia Vinelli, Ancla (Bs. As: La rosa blindada. 2000), expone sistemáticamente la historia de las publicaciones clandestinas del último Walsh y el equipo conformado por Lila Pastoriza, Lucila Pagliai, Eduardo Suárez y Carlos Aznárez en 1976. Rodolfo Walsh. "Los cables de la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA)". H. Verbitsky (comp.), Rodolfo Walsh y la prensa clandestina. Buenos Aires: de la Urraca. 1985. Págs. 47-118. 1 41 que no pueda ser subsanado por el accionar de las FFAA y una profundidad de campos clandestinos, el lugar de la no justicia, la tortura, la desaparición. Esta última ciudad es el espacio donde se juega la liberación o la muerte. Dice Lilia Ferreyra: Pocas semanas antes de cumplir cincuenta años -había nacido el 9 de enero del ´27- quiso definir dos apuestas para el 24 de marzo del ´77, aniversario del primer año de gobierno de la Junta Militar: terminar el cuento Juan se iba por el río y difundir un documento que denunciara los crímenes de la dictadura [...] En diciembre del ´76 iniciamos la 'expedición al sur'. Rodolfo había colgado un mapa de la provincia de Buenos Aires en la pared del mínimo departamento donde vivíamos en la Capital. "Hay que seguir la ruta de las lagunas porque nos quitaron el Tigre. Necesito vivir cerca del agua", dijo. Observó el mapa y encontró la más próxima: la Laguna de San Vicente [...] Habíamos salido del 'territorio cercado': Buenos Aires. Habíamos encontrado el lugar y el momento para un futuro posible. Y Rodolfo disponía de casi tres meses para escribir la Carta y ganar la apuesta. Los papeles dispersos empezaron a ordenarse y las carpetas con los distintos temas ocuparon su lugar en los estantes [...] Antes de finalizar el año, había pasado en limpio la Carta a mis amigos sobre la muerte de su hija Vicki. La escritura era su líquido vital por donde drenaban el dolor y la razón [...] Los primeros borradores sobre la represión pasan a formar parte de una reflexión más estratégica y definen la nueva estructura de la carta: la interrupción del proceso democrático, el plan político económico, y la necesidad del aniquilamiento de cualquier forma de resistencia para aplicarlo. Pero esa carta ¿debía tener un autor? 42 Preocupado con algunos, indignado con otros, Rodolfo no podía concebir el silencio de los intelectuales que podían encontrar resquicios a la censura. (“Esa carta”, Radar, Página 12, 21 de marzo de 1999. Págs. 4-7). Buenos Aires es, en definitiva, el "territorio cercado", el caos, la imposibilidad de la escritura, el terror de Estado. Ir a la ciudad implica correr riesgos, pagarlos con la vida. Y sin embargo, más allá de la "posibilidad de futuro", se vuelve sobre la ciudad una y otra vez, se da cuenta de ella, de lo que sucede en lo profundo, en el terror de la profundidad, se la escribe. Para ello se arma una red de información clandestina que pone el eje de difusión sobre los centros de detención, los radiogramas cifrados, la lógica del camuflaje lingüístico de los medios de comunicación, la mecánica de la represión. El deseo de la verdad se inscribe sobre el de la ciudad: en ella pasa la historia y, de la historia, en términos oficiales, sólo quedan los retazos mentirosos groseramente elaborados por la inteligencia del Estado. Más allá, las invectivas del equipo Walsh armando como se puede la verdad de los hechos que suceden en la ciudad. Lo aprendido en el campo de la literatura, en el periodismo, en la militancia, el entrenamiento, se pone al servicio ahora de contar la verdad de la ciudad. El lenguaje es frío, el estilo sobrio, la información precisa. Lo que se juega, en la más absoluta concentración como en una paciente partida de ajedrez, es la verdad de la ciudad. El envío de la Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar jaquea al enemigo. Llegado a tal punto, la partida se vuelve insostenible para quienes tenían decidido desde el principio burlar las reglas del juego, no jugarlo. En tanto Walsh confía en la fuerza de enunciación, compromiso y denuncia que puede portar el lenguaje -incluso firma su carta-, los enemigos, bajo una fisonomía medieval -visible especialmente en la compartimentación del espacio y la asignación personal de esos espacios- pero un uso posmoderno del lenguaje bajo el desarrollo de la "Doctrina de Seguridad Nacional", lo inventan según convenga a cada caso. En tanto Walsh vive obsesionado por decir la verdad de la ciudad, la dictadura tiene previsto, desde el 43 tiempo de los cursos de la Escuela de Panamá, taparla, hacerla desaparecer. Lo que se llamará la "verdad" dentro del código del gobierno de facto será aquello que con toda conciencia se habrá inventado y revisado hasta en los más mínimos detalles, variando a cada paso y según corresponda. El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde [...] Ilegítimo en su origen, el gobierno que ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos... Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo [...] Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados [...] Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.2 La “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar” se incluye en el texto trabajado Prensa Clandestina, pero también en todas las ediciones de Operación Masacre de la Flor. 2 44 Mapas sobre mapas sobre mapas -los cables de ANCLA y Cadena Informativa arman el mapa de la ciudad verdadera que no está en los diarios oficiales- el equipo Walsh describe el último escalón de los infiernos. Escritura de no ficción, realista in extremis, testimonial, probatoria, Prensa Clandestina de Rodolfo Walsh vuelve sobre las formas de la retórica clásica para describir/denunciar las ciudades de la profundidad que volverán a aparecer en el discurso periodístico oficial recién durante la constitución de la CONADEP a partir de 1983, al recopilar los testimonios de las víctimas y redactar el Informe Nunca Más a fin de realizar el Juicio a las Juntas Militares.3 Allí se registran, al 15 de diciembre de 1983, 8961 casos de desapariciones, la existencia de 340 centros clandestinos de detención y el nombre de unos mil quinientos militares y policías involucrados. Así, Nunca Más y las Actas del Juicio a las Juntas Militares (1984-1985), según una genealogía histórico-discursiva, aparecen como la expansión verbal, geográfica y temporal, de lo planteado por el equipo Walsh en Prensa clandestina: "Escuela de Mecánica de la Armada. Historia de la guerra sucia en la Argentina", "Los cables de la Agencia de Noticias Clandestina -ANCLA", "Los partes de Cadena Informativa", "La Carta abierta de un escritor...". El mapa de los campos de concentración se verá ampliado y reduplicado en las diversas ciudades del país. El relato de Walsh efectiviza y golpea desde la precisión junto a los primeros datos y las cifras. Para que la sociedad civil no reaccionara había sido preciso hacerla ignorar la verdad de los hechos y esto fue tenido en cuenta, especialmente, en la preparación del golpe de Estado. La represión debía ser clandestina pero no secreta. Debía evitar huellas visibles pero, a la vez, estaba obligada a producir mensajes de terror destinados a esa sociedad. El Acta de Propósitos y Objetivos Básicos del Proceso de Reorganización Nacional anuncia como medida inme3 La mayor parte de la valiosa información acerca del surgimiento y funcionamiento de los textos de Walsh que se citan se deben a la introducción de Horacio Verbitsky, “Una experiencia de difusión clandestina y participación popular”. 45 diata de política interna la modificación de las leyes y el control de los órganos de difusión. Según el comunicado número 19, la Junta Militar declara que recluirá por diez años "al que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la actividad de las Fuerzas Armadas, de seguridad o policiales". Los arrestos a periodistas comienzan simultáneamente con el cambio de gobierno. Rodolfo Walsh, por su parte, en un texto que presenta a sus compañeros a tres semanas de producido el golpe militar analiza la respuesta posible del campo popular en contra de los enfoques militaristas que predominan allí. Advierte la facilidad con que las Fuerzas Armadas cumplen sus objetivos favorecidas por esa visión errónea de la militancia y sugiere, entonces como corrección, un Nuevo llamamiento Nacional a la Resistencia tal como se había planteado en el ´56. Más adelante, incluso, describe la situación como "de retirada para la clase obrera, derrota para las capas medias y desbande en sectores intelectuales y profesionales", acusando de "déficit de historicidad", al desmontar rigurosamente sus falencias, al pensamiento montonero. Suponer, como a veces hacemos, que las masas pueden replegarse hacia el montonerismo es negar la esencia del repliegue, que consiste en desplazarse de posiciones más expuestas a otras menos expuestas: y es merecer el calificativo de idealismo que a veces nos aplican hombres del pueblo.4 Cfr. Unidos Nº 5 y 6 (abril y agosto de 1985) “Aporte a la discusión del Informe del Consejo”, “Aporte a una hipótesis de resistencia”, “Curso de la guerra en enero-junio de 1977 según la hipótesis enemiga”, “Cuadro de situación del enemigo militar a comienzos de 1977” y “Reflexiones sobre la situación partidaria”. También en Roberto Baschetti. Rodolfo Walsh, vivo. Buenos Aires: de la Flor, 1994. Prologado por Lilia Ferreyra y Nicolás 4 46 Señala también que si la teoría va kilómetros delante de la realidad, "la vanguardia corre el peligro de convertirse en patrulla perdida". Termina con una serie de recomendaciones que se inician reconociendo una derrota "que amenaza convertirse en exterminio". Para Walsh, Montoneros no puede ser más que una parte de esa resistencia popular ligada a ella mediante una política de masas. En ese sentido, la prioridad uno es la formulación de una prensa que informe acerca de la verdad de los hechos, obviamente clandestina y descentralizada. En términos generales la información llegaba a las redacciones de los diferentes medios de comunicación pero no cumplía el circuito tomando contacto con el receptor. Los estudios jurídicos también sabían quiénes habían desaparecido cada semana y las fábricas, la calle, los colegios y oficinas también veían y escuchaban sin comprender demasiado. El episodio aislado no traducía la coherencia de un plan global. Contra el comunicado número 19 de lo que la dictadura cívico-militar dio en llamar el "Proceso de Reorganización Nacional" (PRN), se organiza ANCLA, a fin de, precisamente, difundir, divulgar y propagar noticias, comunicados e imágenes que perturben, perjudiquen y desprestigien la actividad de las FFAA, de seguridad o policiales. Si estas FFAA imponen bajo la forma del bando19 la negación de lo que contraprueba es una evidencia, resulta de aquí que todo lo dicho por el gobierno de facto debe leerse exactamente al revés. Sobre esa estrategia de construcción verbal perversa de la dictadura opera la escritura de Walsh. Sobre la construcción de un imaginario de ciudad/país salvado, Walsh reconstruye, frente al aparato del terror de Estado, el mapa verdadero. Si amigos y enemigos construyen una realidad lejana de la verdad, por utopía unos, por imposición represiva los otros, el discurso walshiano se instala con deslumbrante lucidez. Dice una y otra vez lo que sucede, los demás lo niegan. Muestra la verdadera ciudad, y amigos y enemigos, por razones contrapuestas, se empeñan en negarla. Unos por "déficit de historicidad", los otros con la planificación necesaria a fin de imponer un imaginario social, una ideología en términos de falsa conciencia. 47 Walsh solo, o como equipo anónimo,5 se levanta sobre el "territorio cercado" para hablar no sólo a amigos y enemigos sino también a futuras generaciones. Calcula que el dibujo de esta ciudad clandestina se pierde si no es puesto en discurso: Prensa Clandestina es la piedra de toque, el punto basal, discursivo si se quiere pero fundamentalmente el punto de arranque actancial, de Nunca Más y de las Actas del Juicio a las Juntas Militares. Allí, acto y discurso se ven reunidos. Los diferentes textos de Escuela de Mecánica de la Armada6 implican una suerte de historia concentrada de los movimientos internos del Ejército, Aviación y Marina, desde J. D. Perón en adelante y, en especial los movimientos desarrollados en las ciudades subterráneas creadas por esas mismas FFAA a partir del 24 de marzo de 1976. Los hitos walshianos serán luego expandidos por historiadores y periodistas que intentan hacer frente a aquella historia pero, en Walsh actualizó el archivo emprendido en el ´56 con Operación Masacre y continuado desde la dirección del Semanario CGT. Pero además, explica Verbitsky, reunió un grupo de periodistas con los que armó una extensa red de informantes. Cabe decir que varios corrieron los mismos riesgos de Walsh y como él fueron asesinados: Eduardo Suárez y Luis Guagnini entre los periodistas y Armando Sergio Tarnopolsky, conscripto de la ESMA, asistente del entonces teniente de navío Jorge Acosta. También fueron secuestrados sus padres, su esposa y una hermana. Igual suerte corrió Mario Galli, guardamarina de la ESMA, junto a su madre y esposa. Con los informes de Tranopolky, Galli y otros, se elabora la descripción detallada de los procedimientos que se llevan a cabo en la ESMA con el título de “Historia de la guerra sucia en la Argentina”. 6 “I. Los cadáveres mutilados”, “II. La guerra contrarrevolucionaria” (La Triple A, Los métodos especiales de interrogatorios, El asesinato de los sacerdotes, Los exiliados latinoamericanos, Profesionales - artistas - sindicalistas - políticos, Las ejecuciones clandestinas, Ataques a colaboradores de Lanusse)”, “III. La Marina Argentina (Espoletas y combustibles Ingleses, Decadencia de la Armada, La Masacre de Trelew, Dependencia Tecnológica, Un nuevo Kuwait, La Alianza Suratlántica)”, “La Escuela de Mecánica de la Armada” (El sistema defensivo, Las sevicias, Las víctimas, Los verdugos, Alucinaciones y psicosis)”. 5 48 definitiva, el núcleo, los hechos, los nombres, las pruebas, los testigos, están prefigurados en aquel texto: Las estimaciones sobre la cantidad de víctimas son difíciles, pero se sabe que entre un sótano muy próximo a las pistas del Aeroparque de Buenos Aires -casi todos los relatos coinciden en mencionar el intenso ruido de motores de avión- y un altillo que integra la Casa de Oficiales de la escuela, hay en forma permanente unos 60 detenidos, que se renuevan sin cesar. Unos llegan mientras otros son arrojados a las aguas. En el Uruguay ya han aparecido unos 25 cadáveres, pero se juzga que ése es apenas un porcentaje mínimo, que por errores técnicos ha escapado al control de las autoridades de la escuela tomando estado público [...] Puede parecer extraño, pero resulta más simple conocer a los verdugos que a sus víctimas. No porque hagan alarde de sus crímenes sino porque ningún secreto puede mantenerse cuando quienes lo conocen son 100 oficiales, 300 suboficiales, 2500 cabos alumnos, 3500 aspirantes, 400 civiles, 500 soldados conscriptos y 100 profesores [...] Una de las hojas de guardia del Grupo de Tareas 3-3 arroja revelaciones de interés. Por ejemplo, que los oficiales secuestradores y torturadores utilizan nombres de encubrimiento para ocultar sus identidades [...] 'Reja' era el nombre de encubrimiento del teniente de fragata de Infantería de Marina Jorge Omar Mayol, 'Capitán' el que encubría al subdirector de la Escuela, capitán de fragata Salvio O. Menéndez, jefe de los grupos operativos clandestinos [...] En su lugar fue designado el capitán de fragata Ormaechea Lugones. Como director permaneció el capitán de navío Benjamín Chamorro. También forman parte de los grupos clandestinos: El capitán de fragata Adolfo M. Arduino [...] el teniente de navío Jorge Acosta, cuyo nombre de guerra es Negro [...] el teniente de navío de Infantería 49 de Marina, Jorge Perrén, a quienes sus camaradas llaman para encubrirlo, el 'Inglés' [...] el teniente de navío Antonio Pernía. El teniente de fragata Néstor Omar Savio [...] el teneinte de corbeta Julio Alberto Pacheco [...] Aníbal Mazzola...Orlando Molina [...] Alberto Casco [...] Alfredo Ortiz, Leguizamón [...] René Rufino [...] Jorge Ocaranza [...] Víctor Cardo [...] Orlando Olguín [...] Ramón Chimento [...] Lorenzo Rivero [...] S. Calderón (34-36). Y siguen los nombres, señas particulares, domicilios, composición familiar, vehículos y patentes en el que se desplazan los "verdugos" para terminar avisando que "éstos son los principales, pero no los únicos". ANCLA primero y Cadena Informativa después continúan la tarea. La Agencia... fue llamada con aquella sigla precisamente para entorpecer las indagaciones de los servicios de inteligencia y ganar en seguridad. Diez meses tardó el jefe de inteligencia del Ejército, general Carlos Alberto Martínez, en reconocer la fuente. Los marinos de la ESMA pensaban que era del Ejército y los del Servicio de Informaciones navales creían que la editaban los jefes de la ESMA. Walsh no hizo de ANCLA o Cadena Informativa órganos de difusión montonera sino, consecuente con su definición de la resistencia popular, órganos de difusión de la verdad de los hechos en el marco de la resistencia. Los cables de ANCLA se enviaban por correo a las redacciones, a los corresponsales, a publicaciones internacionales. Fueron uno de los primeros instrumentos de denuncia contra la Junta que ese gobierno llamó "campaña antiargentina". A fines del '81, el Ejército distribuía en algunos colegios de enseñanza secundaria Una semblanza histórica del Ejército Argentino cuyo prólogo no tiene desperdicio en cuanto a lo que puede llamarse el uso posmoderno del lenguaje. Junto a este texto, el libro La Argentina y sus derechos humanos, en edición trilingüe (castellano, francés e inglés), elaborado por una ominosa "Asociación Patriótica", sin más datos de edición que una Casilla de Correo Nº 3727 (1000), datable a fines de 1982, en donde prólogo y epílogo se 50 constituyen como piezas maestras de la perversión lingüística, pueden ser considerados el extremo caricaturesco, no risible, de la construcción de lo que fue el discurso oficial en los medios.7 Con matices, salvo The Buenos Aires Herald, dirigido por Robert Cox, y las transmisiones de Ariel Delgado por radio Colonia (con estudios clandestinos en Buenos Aires), la prensa argentina recibió e hizo suyo en una apropiación con mínimas resistencias ese discurso. Por el contrario, tres cables de ANCLA fechados el 17, 18 y 19 de septiembre de 1976 en Buenos Aires, "Múltiples secuestros en Argentina", "La Ola de violencia sobre los profesionales" y "Terror en Bahía Blanca" (Prensa Clandestina: 56-58), alcanzan para observar la encodificación de la ciudad en la ciudad, la sobreimpresión de las zonas, jurisdicciones territoriales militares sobre el territorio nacional bajo responsabilidad, y control absoluto, de las tres fuerzas según un esquema de autoridad no siempre vertical y cruzado con nuevos organismos y servicios de inteligencia. Por un lado el mapa tradicional, por otro, las jurisdicciones a cargo de Suárez Mason, Menéndez, Galtieri, Acdel Vilas, Camps, Bussi, etc. Por otro, los focos y las mínimas zonas liberadas. La versión Walsh contrasta casi en términos fantásticos, apenas perceptible en los diarios de grandes tiradas, con la versión oficial de los hechos: Buenos Aires, oct 7 (ANCLA)- Continuos procedimientos vienen realizando las fuerzas de seguridad, en búsqueda de elementos subversivos. Al parecer, las mismas han centrado su accionar sobre lugares de concentración masiva de público: bares, restaurantes, plazas, cines y hasta circos. Los denominados 'operativos de rastrillaje y control peatonal' consisten en un compacto e inexpugnable cerco sobre el sitio elegido [...] En caso de Véanse en Anexo a este artículo “Prólogo” de Semblanza Histórica del Ejército Argentino. Buenos Aires: Secretaría General del Ejército, 1981. Págs. 7-8. “Prólogo” y “Epílogo” de La Argentina y sus derechos humanos. Asociación Patriótica Argentina: Buenos Aires, sin datos. Págs. 5 y 163-164 respectivamente. 7 51 tratarse de una confitería, se rodea previamente la manzana bloqueando las bocacalles con camiones del Ejército o patrulleros policiales [...] Algunos de los comercios del ramo que han sufrido este tipo de rastrillaje, son: la confitería ubicada en Las Heras y Azcuénaga; la confitería "La Biela", en el barrio de la recoleta; "La Fragata", en San Martín y Corrientes [...] otro de los objetivos que al parecer preocupan a las fuerzas represivas argentinas, son las plazas y parques [...] llegan a intervenir hasta doscientos hombres [...] También fueron rastrillados los terrenos que pertenecían a la ex Penitenciaría nacional, ubicados en la calle Las Heras entre Salguero y Coronel Díaz, de esta Capital. Allí funciona un circo [...] Varios muchachos que los domingos se reúnen para jugar al fútbol en esos terrenos fueron detenidos por carecer de documentación personal, llegándose a tener rodeadas durante más de una hora y media a un grupo de señoras que tejían y charlaban abajo el sol. (65-66)8 Tras el asesinato de Victoria, su hija, en septiembre de 1976, Walsh concibe un nuevo modo de difusión al que llama Cadena Informativa y en la que, al pie, insta a participar de una nueva manera de informar: Cadena Informativa puede ser usted mismo, un instrumento para que usted se libere del terror y libere a otros del terror. Reproduzca esta información por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Véase también en Anexo, “Represión en los barrios del Gran Buenos Aires” . En el original págs. 73-74. 8 52 DERROTE AL TERROR HAGA CIRCULAR ESTA INFORMACIÓN (38) El primer Informe, titulado "Crónica del terror", está datado en diciembre de 1976. Mil fusilados, veinte mil presos o desaparecidos y trescientos mil exiliados son las cifras que se manejan en el extranjero sobre la situación argentina desde el 24 de marzo [...] Fuentes judiciales han revelado de qué modo se llega al total de veinte mil presos o secuestrados. Solamente en los juzgados del Gran Buenos Aires se registra un promedio mensual de 400 recursos de habeas corpus (desapariciones), y otro tanto en el interior del país, lo que eleva el promedio a 800... Los datos de exiliados que llegan del extranjero son alarmantes. Sólo en Madrid y Barcelona hay decenas de millares de argentinos expulsados por el terror. Las colonias argentinas se han multiplicado en los Estados Unidos, Perú, Venezuela, México y países europeos, inclusive Suecia [...] La zona de La Plata fue escenario de la más violenta represalia después que una bomba colocada en la jefatura de Policía el 9 de noviembre mató a cinco policías e hirió a quince, entre ellos cinco jerarcas. El jefe de Policía, coronel Juan Alberto Camps, fijó en 55 el número de rehenes a fusilar y las ejecuciones comenzaron la madrugada siguiente: 8 en La Plata y 8 en Tolosa y City Bell. El 11 de noviembre se ejecutó a 7 más en La Plata. El 12 fueron fusilados 4 en La Plata y 4 en Tolosa. En la madrugada del 13 se fusiló a 6 en el barrio Las Quintas. El 14 fueron ejecutados en Punta Lara 3 activistas obreros. El 15 otros 5 en Los Hornos [...] No menos inverosímil resultó el 16 la tentativa de 'copamiento' de la subcomisaría de Arana en que se completó con 10 fusilamientos la cuota fijada por Camps. (37) 53 Cadena Informativa difiere de ANCLA en varios aspectos: los textos son breves, todos escritos por Walsh, fáciles de reproducir, aparecen una o dos veces por mes y, en muchos casos, se entregan en mano estimulando el compromiso de la transmisión. En el máximo aislamiento, cifra del extremo aislamiento colectivo, Cadena Informativa, un hombre y una máquina de escribir, insiste en decir la verdad de la ciudad. La ciudad es recodificada en términos walshianos frente a la versión oficial de los hechos. Desde 1976, recién en 1983 empezarán a reconstruirse estos mismos hechos descriptos, denunciados y analizados por Escuela..., Ancla y Cadena informativa.9 Ante el derrumbe generalizado Walsh se traslada a San Vicente e inicia la serie de cartas al modo de las invectivas latinas, quiere trabajar ese estilo, "la palabra escrita con la contundencia de la palabra oral", para dar a conocer la información y su análisis de lo que ocurre en el país. Inicia una carta dirigida a un director de un diario de Buenos Aires, otra al jefe del operativo en el que murió su hija, coronel Roberto Roualdes. Para el 24 de marzo de 1977 termina, firma y envía una a sus amigos y otra a la Junta Militar al cumplirse un año del golpe de Estado. El 25 cae en una emboscada en la esquina de San Juan y Sarandí en Buenos Aires. Organizar la lectura de la ciudad verdadera, implica un acto de vanguardia comprometida frente a un uso posmoderno del lenguaje. Walsh aparece como uno de los últimos representantes de aquella estética de confianza en la escritura frente a un discurso planteado desde la perspectiva del uso perverso elaborado por el staff de gobierno de la dictadura del cual los testimonios, vertidos por sus máximos representantes en el juicio, dan clara cuenta una y otra vez. La hipótesis de conflicto que atraviesa lo que da en llamarse la década del ´70 resulta de la confrontación acerca de la verdad, de la Antonio López Crespo. “El concepto de aniquilamiento” y “Estructura de la represión en la Argentina y su acción sobre las iglesias y la educación”. Bs. As.: MEDH. 1985. Págs. 7-8 y 9-13 respectivamente. 9 54 legitimidad por quién dice la verdad. Walsh aparece transitando esta cuerda desde el ´56 -respecto de los fusilamientos de José León Suárez primero, en el Caso Satanowsky después y en ¿Quién mató a Rosendo? más tarde- y desde entonces observa que sobre esa cuerda se juegan dos proyectos de país diametralmente opuestos. En este sentido, Walsh se perfila como el último representante orgánico, con posibilidades de organicidad, de aquella estética de compromiso y confianza en la producción de acción mediante la disposición discursiva. Compromiso y confianza que vuelve en el Juicio a las Juntas y prueba, allí en forma definitiva, quién dice la verdad. Punto Final, Obediencia Debida e Indultos posteriores a la Sentencia del 9 de diciembre de 1985 no pueden tergiversarla. De allí en más la ciudad debiera conocer, y aceptar, el mapa verdadero trazado desde el principio por Rodolfo Walsh. 55 Anexo I. Rodolfo Walsh. "Los cables de la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA)". H. Verbitsky (comp.), Rodolfo Walsh y la prensa clandestina. Buenos Aires: de la Urraca, 1985. Págs. 47118. Selección. MÚLTIPLES SECUESTROS EN ARGENTINA. Buenos Aires, set 17 (ANCLA)- Por informaciones aportadas por familiares, se tuvo conocimiento en esta capital, de una serie de detalles que rodearon el secuestro de cinco jóvenes en tres procedimientos distintos. El día 4 de julio fueron detenidos por personal fuertemente armado que se identificó como de la Policía Federal, dos jóvenes de apellido Rodrígues Rojas de 21 y 23 años de edad. No eran activistas políticos. Su único antecedente policial, fue la asistencia al entierro del diputado peronista Rodolfo Ortega Peña, asesinado por la organización de extrema derecha conocida como la Triple A. Dos días después del secuestro los acongojados padres de los jóvenes recibieron un telegrama en el que se les comunicaba que podían pasar a retirar los cadáveres de sus hijos por la morgue del Hospital Rawson. En efecto, allí, entre otros veinte cuerpos acribillados, se hallaban los jóvenes Rodrígues Rojas con evidentes signos de haber sido torturados. El asesinato sería parte de una acción de represalia a gran escala lanzada por elementos policiales con posterioridad al atentado contra la Superintendencia de Seguridad Federal. Con respecto a este caso, cabe recordar que de una lista de 80 detenidos en el entierro de Ortega Peña, han sido secuestrados y posteriormente ejecutados más de la mitad. A mediados del año pasado, esa misma lista circulaba integrando un comunicado de la Triple A, donde se advertía que si abandonaban el país, "uno a uno serían ajusticiados", ya que habían sido declarados culpables de complicidad con la guerrilla. En otro procedimiento realizado por personal policial, en la madrugada del 20 de agosto, fue secuestrado el joven Guillermo Daniel Binstok. El mismo (adherente a la Juventud Peronista) fue arrancado violentamente del domicilio de sus padres. Ese mismo día aparecían en 56 Pilar, una localidad de la provincia de Buenos Aires, treinta cadáveres acribillados a balazos. Binstok era sobrino de un importante dirigente de la Asociación Mutual Israelita de la Argentina (AMIA). En búsqueda de su paradero, miembros de la entidad judía entrevistaron a miembros de las Fuerzas Armadas, pero como ocurre con la mayoría de los casos, los resultados han sido negativos. Por último, se pudo confirmar que a mediados del mes de agosto fueron detenidos en una vivienda ubicada a dos cuadras de Avellaneda y Acoyte, de esta Capital, los jóvenes Eduardo Corvalán y Mónica Delgado. En esa instancia, se presentaron en el domicilio cerca de treinta individuos con capuchas negras y provistos de armas largas, que dijeron pertenecer a la Superintendencia de Seguridad Federal. Luego de colocar a los detenidos dos capuchas blancas procedieron a destrozar el mobiliario de la casa. La madre del joven Delgado y dos nenas del matrimonio fueron maniatadas y golpeadas. Familiares de Eduardo Corvalán, que se desempeñaba en la actualidad como bibliotecario de la Facultad de Ciencias Exactas, presentaron recursos de habeas corpus pero hasta el momento no han obtenido respuesta positiva sobre la suerte corrida por la pareja. Según una estadística que se efectuó en medios judiciales se calcula en treinta los secuestros que se producen diariamente en el país. De la totalidad de los desaparecidos, sólo de una ínfima minoría calculada en un 1% puede averiguarse su paradero. "Al resto -nos expresó un funcionario judicial- hay que darlos por muertos." LA OLA DE VIOLENCIA SOBRE LOS PROFESIONALES Buenos Aires, set 18 (ANCLA) Los intelectuales argentinos acorralados por la violencia indiscriminada, buscan refugio en lugares del mundo más propicios para realizar sus actividades, produciéndose una verdadera "fuga de cerebros". Los científicos, técnicos, e intelectuales que por distintos motivos no se alejan del país, permanecen en un estado de parálisis que redunda en un deterioro sensible de la producción intelectual y de la investigación científica argentina. Esta situación alcanza a todos los campos y han sido víctimas de 57 ellas psicoanalistas, escritores, economistas, agrónomos, educadores, científicos y profesores universitarios de distintos niveles y especialidades a quienes los servicios de inteligencia de las FFAA catalogan, en un alarde de macarthismo, como "periferia de la subversión". La técnica de amedrentamiento utilizada en la mayoría de los casos es de tipo "ejemplar", se secuestra a uno de los miembros de determinada comunidad científica generalmente sin compromisos políticos significativos, logrando con esto sembrar pánico en el resto. Las primeras manifestaciones de esta ola de violencia desatada sobre los intelectuales argentinos se remonta a la segunda mitad del año 1974, bajo el gobierno de la viuda de Perón. En esos momentos se produce un éxodo masivo de especialistas como producto de las actividades del grupo parapolicial conocido como "Las Tres A" (Alianza Anticomunista Argentina), liderado desde el mismo gobierno por José López Rega, ministro de Bienestar Social y hombre de confianza del presidente. En ese entonces las "Tres A" hicieron circular una lista de ejecuciones sucesivas que incluía nombres de diputados, ex funcionarios del gobierno del Dr. Cámpora y de integrantes del equipo de conducción de la Universidad de Buenos Aires. Los doctores Rodolfo Puiggrós y Raúl Laguzzi, ex rectores de la Universidad de Buenos Aires, debieron solicitar asilo en la embajada de México como único medio de escapar a una muerte segura. Antes de esto, el doctor Laguzzi sufrió la pérdida de un hijito de meses de edad, al ser volado su domicilio por una potente bomba colocada en el ascensor en horas de la madrugada. Con pocos días de diferencia, se produjo un atentado similar en el domicilio de la decana de la Facultad de Filosofía y Letras, Profesora Adriana Puiggrós, uno de cuyos hijos, además, pasó por un intento de secuestro. La profesora Puiggrós junto con su familia debió refugiarse en el exterior, logrando salir del país en medio de una fuerte custodia personal. También hacia fines de 1974 tuvo que abandonar la Argentina la doctora Marie Langer, psicoanalista de prestigio internacional quien se desempeñaba como presidente de la Federación Argentina de Psiquiatras. Las amenazas a la Dra. Langer marcaron el inicio de una sistemática campaña de hostigamiento a ese sector profesional que abarcaría desde cesantías masivas en los centros asistenciales, hasta la desaparición física de varios profesionales. Hace pocos días varios diarios de la Capital Federal registraron los pedidos de habeas corpus presentados por los 58 familiares de la actual conducción de la Federación Argentina de Psiquiatras, quienes han desaparecido.[...] Este caso se inserta en una larga lista de psicólogos y médicos cuyas vidas se ven amenazadas por que se sospecha de ellos "que atienden a elementos subversivos". En San Miguel de Tucumán, capital de la provincia del mismo nombre, distante 1.300 kilómetros al nordeste de Buenos Aires varios oftalmólogos, entre ellos los doctores Lechinsky y Artigas, fueron secuestrados y brutalmente castigados por integrantes de las Fuerzas de Seguridad con el objeto de obtener "cierto tipo de información": el Ejército había descubierto que varios combatientes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) capturados o muertos en enfrentamientos en el monte, tenían operaciones en la vista sólo realizables por especialistas calificados y era su intención averiguar la identidad de los mismos. [...] La persecución a figuras de actuación en la docencia universitaria ha sido constante y sistemática desde las intervenciones de neto corte fascista producidas a fines de 1974. Entre los más tristemente célebres por su nivel de violencia y macarthismo se hallan las del doctor Alberto Ottalagano en la Universidad de Buenos Aires y la del profesor Remus Tetu, interventor al mismo tiempo en la Universidad Nacional del Sur y en la del Comahue. El profesor Remus Tetu, un hombre de Europa Central de probado compromiso con el nazifascismo, fue uno de los docentes que recibiera alabanzas en la conferencia de prensa que el general Acdel Vilas, comandante del cuerpo V de Ejército, ofreciera en Bahía Blanca hace pocos días para dar a conocer el "plan de infiltración marxista en la Universidad del Sur". Como consecuencia de esta investigación se encuentran detenidos más de veinte docentes y varios tienen pedido de captura, entre ellos los economistas Oscar Braun y Miguel Teubal, que se desempeñaban como profesores visitantes en distintas universidades extranjeras y que fueran acusados por las fuerzas de seguridad de incorporar en la bibliografía de sus materias textos de teoría marxista. En la educación primaria y secundaria la persecución se manifiesta en la aplicación de la Ley de Seguridad sobre maestros y profesores y en la prohibición de textos escolares aprobados meses antes por el ministerio respectivo. Esta situación afecta a los editores argentinos que sufren las mismas amenazas que los "autores prohibidos". César Civita, por 59 ejemplo, director de la Editorial Abril, abandonó el país luego de haber sido atacado a balazos en su domicilio. Con posterioridad, "voceros oficiosos" de la Secretaría de Información Pública habrían hecho saber al editor que era "persona no grata" para el país, por una doble razón: su origen judío y el hecho de haber publicado, entre otras cosas, libros del escritor uruguayo Mario Benedetti. TERROR EN BAHÍA BLANCA Buenos Aires, set 19 (ANCLA). Días de incertidumbre y miedo están viviendo los pobladores de la ciudad de Bahía Blanca, que se encuentra en el extremo sur de la provincia de Buenos Aires, debido a los repetidos procedimientos que realizan las fuerzas de seguridad en búsqueda de elementos subversivos. Al parecer, la actitud de dichos efectivos, cuya fuerza principal integra la Marina, está desmoronando el apoyo que podría brindar la población bahiense debido a los excesos y atropellos que se cometen a diario. Las tareas de represión incluyen fundamentalmente operativos de intercepción de vehículos y rastrillajes en casas y departamentos. Se encargan de los mismos efectivos de la policía Provincial y Federal, fuerzas del Ejército y de la Infantería de Marina. Esta última arma utiliza para ello a casi el grueso de sus integrantes acantonados en la Base Naval de Puerto Belgrano, un enclave que posee la Armada a pocos kilómetros de Bahía. Según testimonios recogidos por nuestros cronistas en la propia zona de operaciones, las acciones de búsqueda se realizan a diario. [...] Pero donde la situación adquiere ribetes espectaculares y no menos intranquilizantes es en los "rastrillos" o revisación de viviendas. Según datos obtenidos en fuentes oficiales se ha podido saber que son escasas las cuadras de las calles de la ciudad que quedan sin rastrillar, teniendo en cuenta que Bahía Blanca tiene una población de aproximadamente 450.000 habitantes. Hay casas que han sido requisadas hasta dos o tres veces. Sobre la metodología de estos operativos, consultamos a una decena de pobladores, quienes los describieron con los siguientes términos: "El rastrillaje se realiza comúnmente sobre una manzana determinada, utilizándose treinta conscriptos, dos suboficiales y un 60 oficial. Muchas veces interviene personal de inteligencia con los rostros encapuchados. La manzana es rodeada por la tropa. Se apostan soldados en los techos de las casas que dan a las esquinas. Luego atraviesan la cuadra con camiones y se procede a actuar dividiendo al personal en dos grupos de quince personas. Golpean de a dos en las casas por vez en forma continua y se anuncia: "Procedimiento militar". Se hace salir a los ocupantes de la casa y se procede a la revisación del domicilio. "Depende de la composición del grupo familiar y del aspecto de la casa, el trato de los ocupantes, pero no la intensidad de la búsqueda, ya que se revisa habitación por habitación mobiliarios y placards. Muchas veces, cuando los moradores son jóvenes, son rotos muebles en búsqueda de algún doble fondo, o abiertos sillas y sillones mediante un puntazo de bayoneta. Ante cualquier intento de protesta el oficial contesta: "Los daños reclámenlos en la Base". "En caso de no estar los habitantes -continúan nuestros informantes- se destruyen las puertas de acceso a la vivienda y luego al retirarse se las deja abiertas. Este dato ha corrido por la ciudad y es uno de los elementos que sumado al desplazamiento permanente de efectivos policiales y militares ha obligado a que los bahienses estemos en nuestras casas a las 20 horas, dejando a la ciudad sin vida nocturna".[...] Toda esta actividad que se descarga sobre el sur de la provincia de Buenos Aires, tiene su complemento en la persecución inquisitorial que el jefe del Quinto Cuerpo de Ejército, general Acdel Vilas, lleva a cabo contra sectores de la educación y la cultura, "convirtiendo a esta ciudad -según observan políticos de la zona- en la punta de lanza de una escalada fascista". Como se recordará, Vilas, acompañado del subjefe de la delegación B. Blanca de la Policía Federal, Félix Alejandro Alais, lanzaron una campaña de acusaciones contra numerosos profesores y decanos de la Universidad del Sur, incluyendo torpemente entre ellos a reconocidos liberales que no tuvieron dificultad para desmentir los cargos. En esta tarea, el comisario Alais de quien se afirma que es un elemento de la CIA, y que ha hecho cursos sobre seguridad interna auspiciados por la AID, contó con la colaboración del ex rector Remus Tetu, un conocido y confeso fascista rumano que recaló en esta zona diez años atrás y que llevó a cabo una campaña de persecución contra elementos liberales y de izquierda cuando ejerció el cargo de interventor. Como corolario de esta situación represiva, se pueden mencionar las numerosas desapariciones de activistas gremiales y políticos que 61 posteriormente son confinados o directamente asesinados, y la violencia sobre el sector fabril, en especial de la construcción, donde se han producido olas de despidos invocando el carácter de peronistas de los cesanteados. REPRESIÓN EN LOS BARRIOS DEL GRAN BUENOS AIRES Buenos Aires, Nov. 4 (ANCLA).- Cronistas de nuestra agencia tuvieron acceso a un extenso informe de la “Comisión Argentina por los Derechos Humanos” a propósito de la acción represiva de las Fuerzas Armadas sobre la zona Norte del Gran Buenos Aires. Esta zona comprende una serie de municipios que, como la totalidad de los alrededores de la Capital, se encuentra densamente poblada y es el asentamiento de numerosos establecimientos industriales. Muchos barrios se han ido formando precisamente en torno de las industrias, mientras que otros alojan a las familias de trabajadores que se desempeñan en otras zonas. De allí surgieron grandes manifestaciones de resistencia al gobierno de la viuda de Perón y su plan económico. Por eso cuando los militares arribaron al poder el 24 de marzo pasado, este territorio fue uno de los más castigados por la escalada represiva, centrándose la misma sobre los trabajadores. El informe de la CADHU recoge varios testimonios de los sobrevivientes -se calcula que entre muertos y desaparecidos hay casi dos mil personas-. Uno de ellos es un obrero naval, del que se omite su nombre para evitar nuevas represalias: “El 14 de mayo cuatro automóviles ocupados por personal vestido de civil y portando armas largas van a buscar a R. a su lugar de trabajo. Le preguntan por su vecino de barrio y como no sabe decirles su paradero, lo meten a golpes y empujones en uno de los autos, allí encapuchado y maniatado, hace un viaje de unos 30 minutos que termina en un lugar amplio, con muchas dependencias y donde podía oír voces de mando y órdenes, era un cuartel. Entre golpes, culatazos y patadas siguieron preguntándole por el buscado en medio de amenazas de muerte. Luego lo llevan a otra habitación donde lo acuestan, lo atan y le aplican descargas eléctricas por todo el cuerpo. Duró mucho. Le preguntaban por los guerrilleros; pedía agua, y sólo le daban picana: 62 picana en las encías, en el ano, en el pecho, en los testículos.” “En eso alcanza a oír los gritos terribles de una mujer: “Por favor, maténme, no sé nada de lo que me preguntan.” Es una mujer de edad que por la voz cree que es la suegra. Con estos gritos se mezclaban los ayes de dolor de una criatura, y una voz de mujer que decía: “No, a ella no, no sean monstruos.” Entonces los torturadores preguntaban a R.: “¿Vos tenés una nena, cuántos años tiene?” Contesta que seis, “Mirá que si la agarramos le va a pasar lo mismo que a ese bebé”. No sé nada, no sé nada. La tortura sigue por horas. Luego supone que ya es el día siguiente, lo meten en otro lugar en el que se sentía que había mucha gente: hombres, niños, mujeres, que gemían; evidentemente todos torturados. Le dan una manta y le ordenan que se acueste en el suelo, pero tenía tanto miedo que no se anima y se queda parado, inmóvil largo rato, hasta que atina a sentarse en el piso, apoyado contra una pared.” “Estando allí sintió ruido de aviones que pasaban a baja altura como si recién levantaran vuelo; por el ruido era “Jets” comerciales; estaban cerca del Aeroparque. Vuelven los torturadores, y otra vez la picana, golpes en la cara y el estómago. Sentía un dolor terrible en el ano, empezó a sentir que le cortaban la piel con un objeto dentado. A sus gritos de dolor se sumaban en mezcla horripilante muchos otros: muchos de mujeres jóvenes o viejas-, luego un nuevo “descanso”. Horas tensas sin saber cuándo lo vendrían a buscar nuevamente. Llegaban jovencitos -supuso que serían cadetes-, que, con prepotencia, lo pateaban y se decían entre sí: “¿Es este?, “¿Cuándo, ahora?”, “No, más tarde”. Habría pasado un día entero cuando por fin vinieron otros sujetos muy jóvenes que serían cuatro o cino, que lo sacaron de dónde estaba, lo subieron a un auto con el que salieron por una calle poco transitada, pero que luego de lo que serían un par de cuadras desembocó en una avenida con mucho tránsito, seguramente la Avenida del Libertador, que bordea la Escuela de Mecánica de la Armada. Luego de andar unos cinco minutos se detienen, le dicen que baje y que no trate de mirar. Le gusta ver: hacía tres días que estaba a oscuras. Poco a poco pudo ubicarse; se hallaba en la Ruta Panamericana, a unas dos cuadras de la Avenida General Paz. Con un gran esfuerzo comenzó a caminar. Tomó un colectivo y luego el tren hasta Tigre. Después pudo relatar detalladamente -nunca podrá olvidarlo- sus tres días de horror. 63 II- Rodolfo Walsh. "Los partes de Cadena Informativa". H. Verbitsky, Rodolfo Walsh y la prensa clandestina. Buenos Aires: de la Urraca. 1985. Págs. 37-46. Selección. CRÓNICA DEL TERROR Informe Nº 1 Diciembre 1976. Mil fusilados, veinte mil presos o desaparecidos son las cifras que se manejan en el extranjero sobre la situación argentina desde el 24 de marzo. El 18 de noviembre el ministro del Interior, general Harguindeguy calificó de "demencial" la segunda de esas cifras y alegó el "secreto militar" para no dar la verdadera. Confirmó así las sospechas de que el gobierno no da cifras ni nombres de detenidos para mantenerlos como rehenes que son fusilados en imaginarios enfrentamientos. Fuentes judiciales han revelado de qué modo se llega al total de veinte mil presos o secuestrados. Solamente en los juzgados del Gran Buenos Aires se registra un promedio mensual de 400 recursos de habeas corpus (desapariciones), y otro tanto en el interior del país, lo que eleva el promedio a 800. En más de la mitad de los casos, sin embargo, los familiares de los desaparecidos no se presentan a la justicia por temor. Mil seiscientas desapariciones, en 9 meses, ascienden casi a quince mil, que sumados a los cinco mil presos existentes desde el 24 de marzo dan la cifra que rechaza Harguindeguy. Los datos de los exiliados que llegan del extranjero son alarmantes. Sólo en Madrid y en Barcelona hay docenas de millares de argentinos expulsados por el terror. Las colonias argentinas se han multiplicado en los Estados Unidos, Perú, Venezuela, México y países europeos, inclusive Suecia. UNA LUCHA SIN LÍMITES MORALES Informe Nº 4 Febrero de 1977. No menos de 140 detenidos políticos han sido fusilados en la Argentina en el mes y medio transcurrido entre el 18 de diciembre y el 3 de febrero, según una estadística que circula en medios periodísticos locales. 64 En el mismo período las fuerzas represivas mataron a 63 guerrilleros en encuentros callejeros o allanamientos y tuvieron 23 muertos y 40 heridos. No hubo heridos entre los guerrilleros, lo que revela que también se practica el fusilamiento sobre el terreno. La estadística confeccionada sobre los datos de los comunicados oficiales, no refleja en toda su realidad la sistemática matanza que están llevando a cabo las Fuerzas Armadas argentinas. No incluye la aparición de cadáveres masacrados ni los numerosos casos de suicidios de militantes que prefieren ese recurso antes que entregarse para ser torturados por métodos que incluyen el despellejamiento en vida y la mutilación de miembros. Las características que permiten diferenciar los fusilamientos de prisioneros de los combates reales fueron señaladas en el Informe Nº 1 de CADENA INFORMATIVA. Ocurren invariablemente en horas de la madrugada en lugares descampados, no producen bajas en las fuerzas represivas salvo "heridos leves" a los que no se identifica- y los comunicados oficiales no dan los nombres de los presuntos guerrilleros muertos. Un número elevado de fusilamientos se produce en aparente represalia por atentados guerrilleros, en forma inmediata a los mismos, y hasta en los mismos lugares. La falta de pretextos inmediatos no interrumpe sin embargo la continuidad de la matanza que parece científicamente planeada. Las represalias por la bomba que el 15 de diciembre estalló en el Ministerio de Defensa tuvieron por escenario el Litoral (Cuerpo II de Ejército), La Plata y Banfield (Cuerpo I). El 17 de diciembre a las 5..30 se fusiló en Campo Grande, Misiones, a 3 presuntos guerrilleros. El 18 a las 0.30, a otros 6 que supuestamente "chequeban" la comisaría de Iberlucea, cerca de Rosario. El 22 entre las 2 y las 7.45 fueron fusilados por parejas, en La Plata, 6 detenidos a los que se acusó de panfletear o pegar afiches en pleno campo. El 24 a las 3 se fraguó en Banfield un tiroteo donde se masacró a 9 rehenes. El 26 a la madrugada, 2 fusilados en Fisherton, cerca de Rosario; a uno de ellos le estalló una granada que portaba. Un fusilado solitario en La Plata completó la cuota de 27 rehenes. [...] 65 MÁS ALLÁ DEL BIEN Y DEL MAL La voladura de la Comisaría de Ciudadela y la muerte de 3 policías el 28 de enero desencadenaron una masacre en la misma zona: 5 rehenes ejecutados a las 4.15 del 30, otros 5 a las 4 del 1 de febrero, 9 más a las 2.30 del 3. Los 19 fusilamientos ocurrieron en un radio de siete cuadras del cuartel donde estaban detenidos, el Grupo 1º de Artillería de Ciudadela. Su jefe, el teniente coronel Hugo Pascarelli, esbozó hace ya ocho meses la filosofía del exterminio. "La lucha que libramos -dijo- no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal." (La Razón, 12-VI-76). La filosofía del verdugo de Ciudadela y Ramos Mejía no es diferente de la que en su tiempo animó a los criminales de guerra nazis. Como la lucha no reconoce límites naturales, se mantienen campos de concentración con 20.000 prisioneros sin nombre, que se sacan de noche y se fusilan sin juicio. Como no reconoce límites morales, se convierte el asesinato en combate a través de burdos comunicados que una prensa sometida publica sin dudas ni reservas. En esa filosofía se inspiran los responsables directos de las masacres: el general Suárez Mason, jefe del Cuerpo I; el general Leopoldo Galtieri, jefe del Cuerpo II; el general Alfredo Saint Jean, jefe de la Brigada I; el general Sasiaiñ, jefe de la Brigada X; y los coroneles sedientos de sangre que los secundan. Pero sobre todos los miembros de la Junta Militar encabezada por el general Videla que, como ha sugerido el nuncio papal monseñor Pío Laghi, "hablan de paz mientras siembran la devastación". 66 III. Secretaría general del ejército: Semblanza Histórica del Ejército Argentino. Bs.As.: Sec. Gral. Del Ejército, 1981.Selección. PRÓLOGO El destino final del hombre es el bien absoluto, que sólo puede lograrse en la trascendencia divina. Pero en la temporalidad terrena, la imperfección humana permite el error, y con éste, el alejamiento de la verdad. Por eso, los destinos particulares de pueblos e individuos se encuentran separados por intereses opuestos, chocando entre sí. Para comprenderlo hay que buscar en la historia, porque es ella la que constituye el soporte material de la realidad espiritual de la humanidad. Siendo así, es perfectamente válido que los hombres y sus formas orgánicas, pueblos y naciones, defiendan su identidad en la Historia. Allí se encuentra la razón de ser del Estado, como organismo encargado de defender la identidad de la Nación, y dentro del Estado, las Fuerzas Armadas (Ejército, Armada y Fuerza Aérea) asumen la responsabilidad de la seguridad nacional, que se traduce en el sostenimiento de la soberanía política. Por esta razón, tienen una función netamente política en la defensa de la cultura de la comunidad, al asegurar el orden y la libertad creadora que posibilitan su desarrollo. La defensa nacional, misión de las Fuerzas Armadas (Ejército, Armada y Fuerza Aérea) se entiende en dos aspectos; con respecto a las agresiones del exterior o del interior. En ambos casos no hay que olvidar que dichas amenazas pueden provenir (en su forma menos evidente pero más peligrosa), de la solapada acción subversiva que emplea elementos de aparente inocencia. Puede afirmarse que la salvaguardia contra el enemigo interior es mucho más riesgosa que contra el enemigo exterior, visible y declarado; pues se debe proteger aquellos tesoros amenazados sin que un ejército extranjero haya cruzado las fronteras. Se trata de defender la nación contra el extranjero interno. Nuestra historia está signada desde sus albores por el ejercicio de la 67 defensa, por ello el conocimiento de la historia del Ejército está ligado al de la Patria. Como muchas de las cosas importantes de nuestros orígenes, el del Ejército debe buscarse en España. La formas del servicio militar, las estructuras jerárquicas de los cuadros, y sobre todo, el espíritu del paladín cristiano que lucha y derrama generosamente su sangre por un ideal espiritual sin dejarse cautivar por la humana tentación del odio, surgen naturalmente de la hidalguía española. De la misma manera, veremos como los primeros cuerpos militares en América dependen en todos los casos del Rey, y cumplen las misiones ordenadas por éste, no habiendo antecedentes de piratería ni "mercenarios" asociados. Por el contrario, el servicio militar responde a una ley que establece sus normas, y así surgen las primeras milicias y cuerpos de oficiales, en los que el número de criollos aumenta progresivamente. Allí se echan las bases físicas y espirituales de nuestro Ejército que son las del soldado cristiano que exige el respeto por lo propio, respetando el derecho ajeno. 68 IV. Asociación Patriótica Argentina. La Argentina y sus derechos humanos. Bs.As.: s/d. (datable alrededor de 1982). Selección. PRÓLOGO Indignados, cansados de comprobar como cierta prensa extranjera deforma permanentemente la realidad de nuestro país, un importante grupo de ciudadanos nucleados en la Asociación Patriótica Argentina presenta a la opinión pública mundial este documento. Pretendemos que se sepa cuál es la verdadera historia del terrorismo en la Argentina, que los hombres y mujeres de todo el mundo conozcan crudamente el despiadado, criminal e insospechablemente inhumano accionar del terrorismo en nuestro país. En definitiva, generosamente pretendemos transmitir a todos los pueblos hermanos y, en especial, a aquellos que han empezado a sufrir en su propio suelo la agresión de la subversión, la triste experiencia que nos tocara vivir a los argentinos, gracias a Dios ya superada. No nos corresponde asumir la defensa del gobierno de nuestras Fuerzas Armadas, cuyos testimonios y evidencias sobre la agresión del terrorismo internacional son bien conocidos en los Foros de los organismos internacionales. Así también fueron comprobados pese a groseras tergiversaciones posteriores por las comisiones de Amnesty Internacional y de la Cruz Roja Internacional que tuvieron acceso pleno, permanente y público en todas las cárceles argentinas con los delincuentes terroristas que en ellas estaban detenidos. Pero los que sí nos corresponde, como argentinos demócratas que se adhieren sin reservas al derecho a la inviolabilidad en la vida de los pueblos, es contribuir en defensa de la verdad y hacer conocer lo que realmente ocurrió en nuestro país. Creemos en la verdad y queremos que ella termine por imponerse a todo, aunque se trate, en lo que a la Argentina respecta, de una insidiosa conjura basada en la deformación sistemática de los hechos, deformación que es alimentada por los mismos delincuentes que se pasean por el mundo con sus bolsillos repletos de dólares, luego de haber huido de nuestro país. Utilizando su arma sicológica predilecta, la subversión mundial trató de difundir por todos los medios a su alcance, la ciencia de la discordia, el arte de la descomposición y la técnica de la mistificación. La 69 falsificación inventada por medio de la propaganda ha producido confusión y cierta agitación internacional, colocando a la Argentina en la picota de la calumnia internacional. Nuestra réplica de esclarecimiento se basa simplemente en una apelación a la memoria y al sentido común de todos los países. Paradójicamente, los argumentos más terminantes son los proporcionados por los mismos hechos sanguinarios producidos por las bandas terroristas y los documentos por ellas elaborados. En la República Argentina la mayor violencia del terrorismo se desarrolló durante el ejercicio de un gobierno elegido libremente por el pueblo, que ejercía sus funciones en un marco de absoluta libertad e independencia. Es propósito de la Asociación Patriótica Argentina el aportar, por intermedio de este documento, los crudos testimonios que evidencian el padecer de una sociedad sometida a los designios de la subversión terrorista internacional y sus luchas por no volver a ser víctimas de experiencias similares a las padecidas por los rehenes asesinados en la embajada saudita de Kartum, las víctimas de la matanza de Munich y la masacre del aeropuerto de Lod; y que de no conjurarse a tiempo desembocarían irremediablemente en genocidios como los de Katyn, Auschwitz y Hungría. EPÍLOGO La agresión terrorista apoyada por una inmensa, permanente y profunda campaña psicológica de desprestigio contra la República Argentina, desarrolla sus estrategias particulares basándose en la complicidad -deliberada o ingenua- de quienes interpretan maliciosamente los acontecimientos argentinos. En la medida en que nuestro país sale de la postración en que se encontraba y por otra parte, siendo mayores los reveses que han sufrido las bandas de delincuentes terroristas, ciertos ámbitos mundiales se sienten impelidos a una desesperada necesidad de dañar la imagen de nuestra Nación. Lo paradójico es que en esos ámbitos, la República Argentina se encuentra siendo enjuiciada por cargos y acusaciones sustentados en la base argumental de la propia propaganda terrorista. Cierta prensa o país, 70 extranjera, algunos gobiernos, organismos internacionales y líderes políticos, experimentan significativa receptividad a las campañas de desprestigio contra nuestro país, inspiradas y dictadas por quienes presurosamente huyeron al extranjero dejando que continúen la lucha los incautos por ellos reclutados. Así es como nacen y se difunden escalofriantes y tremendas historias, cuya autoría nos adjudican. Así es como surgen las incongruentes movilizaciones en favor de los Derechos Humanos (únicamente de los terroristas y no de las personas que ellos asesinan). Así es como se deforma la imagen de un estado que ansia asegurar a su Pueblo una sociedad donde el crimen, la violencia y el atropello no formen parte de la vida diaria; donde la circulación de las balas no sustituya el libre flujo del pensamiento de las ideas, sino a partir de ellas. La misma propaganda terrorista ofrece en sus contradicciones e incongruencias, apreciables fisuras que permiten entrever una verdad deliberadamente silenciada. Parte de esta verdad fue aparente declarada por el sector trotzkista de la conjura, cuando en el IX Congreso de la IV Internacional se resolvió declarar la guerra subversiva a la República Argentina. Bueno sería que aquellos que escuchan las campañas de desprestigio contra nuestro país, escucharan con ecuanimidad las voces espontáneas de quienes conocen la realidad que se vive en el Sur del Continente Americano; así se enterarían de las maniobras engañosas que utilizan los delincuentes terroristas para crear un clima adverso a nuestra Patria. Con llamativa sincronización aparecen, en medios periodísticos de varios países, casi diariamente, los títulos y crónicas destinadas a deteriorar la imagen de la República Argentina en el exterior. Las historias absurdas, los fantasiosos relatos y las ridículas informaciones que difunden diarios, radios y canales de televisión se basan en los informes proporcionados por terroristas argentinos que, al comprobar que han sido repudiados por el pueblo entero, se han escapado de la justicia buscando el fácil refugio que les ofrecen los países de Europa Occidental. Es lógico que, habiendo perdido la sangrienta lucha que desataran criminalmente en nuestro país, quieran vengarse. Lo que no es lógico es el apoyo que les brindan a estos delincuentes algunos gobernantes. Se pueden recoger indicios en demasía de las campañas desatadas en América y Europa por interesados en señalar supuestas violaciones a los 71 Derechos Humanos en nuestro país, desde el momento que las Fuerzas Armadas desarticularon las estructuras de las bandas de delincuentes terroristas. Asombro y justificada preocupación causó a nuestro Pueblo la resolución del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, por la que se acordó la suma de 3.200.000 dólares para los "refugiados Argentinos", anunciada a fines de 1977. Es de conocimiento general que estos mal titulados "refugiados" no son otra cosa que delincuentes terroristas que huyeron del país después del 24 de marzo de 1976 y que ahora levantan la bandera de perseguidos políticos luego de haber matado a mansalva, consumando asaltos y secuestros; acumulando con estos hechos cuantiosas fortunas en dólares para solventar los gastos del terrorismo que actuaba en el país y sigue actuando en el exterior. Es de destacar que solamente el secuestro de los hermanos Juan y Jorge Born, de la firma internacional Bunge y Born, reportó a la banda "montoneros" la suma de 60 millones de dólares. Los argentinos no estamos en contra de la ayuda brindada a todos aquellos que por causas "verdaderamente políticas" se hayan visto obligados a abandonar sus países; creemos loable la tarea del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, pero tememos que si no se discrimina la real situación, pueden, con subsidios como los anunciados, favorecer al terrorismo, que ya no es problema que preocupe a unos pocos países, sino que, día a día, se va extendiendo más por el mundo. La suma destinada a los "refugiados" de la Argentina es elevada y en consecuencia nos preocupan dos cosas: quiénes son los que manejan esos fondos y para qué son utilizados; porque además de atender los gastos de subsistencia de los terroristas argentinos que se han radicado en Europa y en América, también pueden afrontar los gastos que originan las campañas de desprestigio contra la Argentina. El auge del terrorismo a nivel mundial hace necesario un estudio profundo de cada uno de los problemas. Tanto en lo que respecta a los Derechos Humanos como al problema de los "refugiados", para no caer ingenuamente en el juego de los mercaderes del crimen. Solamente con una acción mancomunada de los defensores de la democracia, y por ende de la paz y la libertad, se puede pretender válidamente contrarrestar las actividades del terrorismo internacional. 72 Bibliografía Bibliografía* De Rodolfo Walsh Libros publicados Variaciones en rojo. Bs. As.: Hachette. 1953. Biblioteca de bolsillo: Serie Naranja. 192. (Incluye: "Noticia", "La aventura de las pruebas de imprenta", "Variaciones en rojo" y " Asesinato a distancia"). Operación Masacre, un proceso que ha sido clausurado. Bs. As.: Sigla. 1957. Operación Masacre y el expediente Livraga. Con la prueba judicial que conmovió al país. Bs. As.: Continental Service. 1965. Operación Masacre. Bs. As.: Jorge Álvarez. 1969. Operación Masacre. Bs. As.: Ediciones de la Flor. 1972. (Octava edición de 1973 se agrega "Apéndice" y "Operación en cine"; 11º edición, 1984, se agrega "Carta de Rodolfo Walsh a la Junta Militar"). Caso Satanowsky. Bs. As.: Verdad. 1958. (Edición no autorizada su título era Crimen Satanowsky). Caso Satanowsky. Bs. As.: De la Flor. 1973. Crónicas del pasado. Bs. As.: Jorge Álvarez. 1965. Los oficios terrestres. Bs. As.: Jorge Álvarez. 1965; Colección Nuevos Narradores Argentinos. (Incluye: "Esa Mujer", "Fotos", "El soñador", "Imaginaria", "Irlandeses detrás de un gato", "Corso") . La granada. La batalla. Bs. As.: Jorge Álvarez. 1965. Un kilo de oro. Bs. As.: Jorge Álvarez. 1967. Colección Narradores Americanos. (Incluye: "Cartas", "Los oficios terrestres", "Nota al pie" y "Un kilo de oro"). ¿Quién mató a Rosendo? Bs. As.: Tiempo Contemporáneo. 1969. * Aquí se presenta lo fundamental de la bibliografía de y sobre Rodolfo Walsh junto a la bibliografía general utilizada en los trabajos previos. La recopilación más exhaustiva hasta el momento véase en Jorge Lafforgue (editor). Textos de y sobre Rodolfo Walsh. Buenos Aires: Alianza. 2000. 121 Un oscuro día de justicia. Bs. As.: Siglo XXI. 1973. Colección Mínima Literaria, 55; con reportaje de Ricardo Piglia. Obra Literaria Completa. México: Siglo XXI. 1981. Edición a cargo de Jorge Tula, con nota preliminar de José Emilio Pacheco. (Incluye: Variaciones en rojo, Los oficios terrestres, La granada, La batalla, Un kilo de oro y Un oscuro día de justicia.) Rodolfo Walsh y la prensa clandestina. 1976-1978. Bs. As.: Ediciones de la Urraca. 1985; colección El periodista de Buenos Aires. Recopilación y comentarios de Horacio Verbitsky. (Incluye: "Partes" de Cadena Informativa, "Cables" de ANCLA y "Cartas" de Rodolfo Walsh). Cuento para tahúres y otros relatos policiales. Bs. As.: Punto Sur. 1987. Colección Puntosur literaria. Estudio posliminar de Víctor Pesce. (Incluye: "Cuentos para tahúres", "La sombra de un pájaro", "Tres portugueses bajo un paraguas (sin contar el muerto)", "Las tres noches de Isaías Bloom", "Transposición de jugadas", "Simbiosis", "Los dos montones de tierra", "En defensa propia", "Los nutrieros", "Los ojos del traidor", "El viaje circular", "¡Vuelve Sherlock Holmes!", "Un estremecimiento por favor", "El genio del anónimo"). Yo también fui fusilado, Vuelve la secta del gatillo y la picana y otros textos. Bs. As.: Los libros de gente Sur. 1990. Investigación bibliográfica, selección y prólogo de Roberto Ferro. La máquina del bien y del mal. Bs. As.: Clarín-Aguilar. 1992. Colección La muerte y la brújula. Edición a cargo de Jorge Lafforgue. (Incluye: "La máquina del bien y del mal", "Simbiosis", "La trampa", "Zugzwang", "Los dos montones de tierra", "Transposición de jugadas", "En defensa propia", "Esa mujer"). Cuentos. Bs. As.: Biblioteca Página/12. 1993. (Incluye: "Ética y estética de Rodolfo Walsh" de H. 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