LAVINIA SEICIUC
TABÚ LINGÜÍSTICO Y EUFEMISMO
ReferenŃi tiinŃifici:
Dr. Francisco Sánchez Benedito, Universitatea Málaga
Dr. Ioan Oprea, Universitatea „ tefan cel Mare”, Suceava
Coperta:
Ramona PohoaŃă
Descrierea CIP a Bibliotecii NaŃionale a României
SEICIUC, LAVINIA
Tabú lingüístico y eufemismo / Lavinia Seiciuc. +
Suceava : Editura UniversităŃii " tefan cel Mare", 2010
Bibliogr.
ISBN 978+973+666+350+5
811.135.1'373.421
© Toate drepturile asupra prezentei ediŃii aparŃin autoarei.
LAVINIA SEICIUC
TABÚ LINGÜÍSTICO
Y EUFEMISMO
SUCEAVA, 2010
ÍNDICE
ARGUMENTO ..................................................................................
0.1. Momentos en la investigación del eufemismo ..............................
0.2. Objetivos de la investigación ........................................................
0.3. El corpus léxico y los principios de la selección del mismo ........
0.4. La estructura capitular ..................................................................
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PARTE Ia: EL EUFEMISMO COMO SIGNO LINGÜÍSTICO ....
1.1. Excurso terminológico .................................................................
1.1.1. Definiciones del eufemismo ...............................................
1.1.2. El eufemismo y las figuras retóricas ..................................
1.1.3. La “vida” de los eufemismos ..............................................
1.1.4. El eufemismo y otros “femismos” ......................................
1.2. Funciones y propiedades de los alofemismos en el proceso de la
comunicación .......................................................................................
1.2.1. Funciones sociales del eufemismo .....................................
1.2.1.1. La función de evitar los tabúes implícitos ................
1.2.1.2. La función de evitar los tabúes explícitos ................
1.2.3. Las propiedades del eufemismo .........................................
1.2.4. Las funciones sociales del disfemismo y del cacofemismo .......
1.2.4.1. La función reflexiva .................................................
1.2.4.2. La función enfática ...................................................
1.2.4.3. La función de feedback ............................................
1.2.5. El metalenguaje popular del disfemismo y del cacofemismo ...
1.3. Las funciones de la lengua involucradas en los alofemismos ......
1.3.1. La función de comunicación ..............................................
1.3.2. La función denominativa ....................................................
1.3.3. La función expresiva ..........................................................
1.3.4. La función conativa ............................................................
1.3.5. La función poética ..............................................................
1.3.6. La función metalingüística .................................................
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PARTE IIa: EL EUFEMISMO COMO FENÓMENO CULTURAL....
2.1. Los tabúes tradicionales ...............................................................
2.1.1. Tabúes de lo sagrado ..........................................................
2.1.1.1. Tendencias en la evolución del pensamiento
religioso en la cultura europea ..............................................
2.1.1.1.1. El totemismo y las religiones animistas: las
primeras prohibiciones en el lenguaje .............................
2.1.1.1.2. El poder de la palabra. El poder del nombre ....
2.1.1.1.3. La magia y el ocultismo ...................................
2.1.1.2. La alofemización de los tabúes de lo sagrado ..........
2.1.1.2.1. Los nombres de Dios ........................................
2.1.1.2.2. El área semántica “diablo” ...............................
2.1.1.2.3. La designación alofémica de la muerte ............
2.1.2. Tabúes de lo impuro ...........................................................
2.1.2.1. La sexualidad ............................................................
2.1.2.1.1. La evolución de las perspectivas sobre la
sexualidad humana en la cultura europea .........................
2.1.2.1.2. Las esferas conceptuales de los alofemismos
sexuales .......
2.1.2.2. La fisiología de la concepción y de la excreción .....
2.1.2.2.1. Los tabúes de las funciones fisiológicas ..........
2.1.2.2.2. Los alofemismos de la esfera fisiológica ..........
2.2. Nuevos tabúes de la sociedad occidental ......................................
2.2.1. La intolerancia hacia los “diferentes” .................................
2.2.2. La emancipación de las minorías .......................................
2.2.3. Políticamente correcto – el mal del siglo ...........................
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PARTE IIIa: EL EUFEMISMO COMO ELEMENTO DEL LÉXICO .
3.1. Eufemismo y niveles de la lengua: procesos de creación léxica ..
3.1.0. Consideraciones sobre la creación léxica en el marco de
los niveles y estilos funcionales de la lengua ..............................
3.1.1. El nivel fonológico .............................................................
3.1.1.1. La lexicalización de las interjecciones .....................
3.1.1.2. La alteración del significante ...................................
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3.1.1.3. La reasignación de un significante existente ............
3.1.2. El nivel morfológico ...........................................................
3.1.2.1. La prefijación ...........................................................
3.1.2.2. La sufijación ............................................................
3.1.3. El nivel léxico+semántico ...................................................
3.1.3.1. El préstamo diafásico ..............................................
3.1.3.2. Los xenismos ............................................................
3.1.3.3. Los antónimos homolexos ........................................
3.1.3.4. Los metasememas ....................................................
3.1.3.4.1. Figuras de analogía ..........................................
3.1.3.4.2. Figuras de contigüidad .....................................
3.1.3.4.2. Figuras de contradicción ..................................
3.1.4. El nivel sintáctico ...............................................................
3.1.5. Los alofemismos icónicos ..................................................
3.2. El eufemismo y la relación de sinonimia ......................................
3.2.0. La sinonimia .......................................................................
3.2.0.2. La sinonimia perfecta (absoluta) ..............................
3.2.0.2. La sinonimia imperfecta (relativa) ...........................
3.2.1. Discontinuidades al nivel de la distribución .......................
3.2.1.1. La distribución temporal ..........................................
3.2.1.2. La distribución espacial ............................................
3.2.1.3. La distribución estilístico+funcional .........................
3.2.1.4. La distribución contextual ........................................
3.2.2. Discontinuidades al nivel de la fórmula sémica .................
3.2.2.1. Sinónimos ideográficos ............................................
3.2.2.2. Sinónimos contextuales ............................................
3.2.3. Casos excepcionales de sinonimia contextual ....................
3.2.4. Las series alofémicas ..........................................................
3.2.5. La función alofémica de los sinónimos ..............................
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CONCLUSIONES ............................................................................. 161
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................... 169
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ARGUMENTO
0.1. Momentos en la investigación del eufemismo
El problema del eufemismo ha sido, hasta las últimas
décadas, ignorado casi completamente, sobre todo en Rumanía,
donde, además del decoro al hablar de “ciertas cosas”, común
para todas las culturas occidentales, había restricciones severas
impuestas por el régimen político totalitarista. Los escasos
trabajos de estilística, lexicología y lexicografía que se atrevían a
enfocar las cuestiones “delicadas” de la lengua eran de poca
extensión o de circulación restringida entre los científicos, y,
después de la caída de la dictadura, los trámites para popularizar
las investigaciones de este tipo se conformaron, principalmente,
con la publicación de varios diccionarios completados con
entradas de palabras vulgares u obscenas, con la elaboración de
algunos diccionarios de jergas y argot o con la publicación tardía
de ciertas páginas literarias de carácter licencioso.
Sorprendentemente, los rumanos parecen poco
interesados en la nueva libertad del lenguaje recién adquirida
después del 1989, cuyo sentido lo entendemos sólo como libertad
de expresión de las opiniones. No fue precisamente lo mismo lo
que ocurrió en otras partes, por ejemplo en la España post+
franquista; la reacción general a la hipocresía del purismo y del
puritanismo inculcados por la dictadura fue un rechazo total a los
valores impuestos de una manera coercitiva y violenta, junto a la
exuberancia de saborear la libertad, en todas sus formas de
manifestación, incluso como lenguaje, lo que llevó al fenómeno
social conocido como “el destape”. La consecuencia inmediata de
ese abuso de libertad fue, en el plano de la lengua, la
generalización del uso de las formas percibidas anteriormente
como vulgares, lo que conllevó la degradación y desemantización
de los mismos; un fenómeno parecido ocurrió en Francia, liberada
por fin después de varios siglos de censura eufemísticamente
ocultada bajo el nombre de bon usage, aunque aquí hubo siempre
una suerte de competencia entre un aspecto elevado de la lengua y
otro, marginal, que aparece a menudo como pretexto en las obras
13
literarias de gran mérito1. Los rumanos, quizás más tímidos o
tradicionalistas, no hicieron uso (ni abuso) de la caída implícita de
las restricciones lingüísticas, e incluso rechazaron algunas
producciones cinematográficas que pecaban por exceso de
violencia en el lenguaje. La explicación de esta diferencia puede
tener que ver con nuestra resignación tradicional como pueblo o,
sobre todo, con el carácter implícito de la dictadura de CeauMescu.
El totalitarismo comunista se ha manifestado discretamente en
Rumanía, es decir, las restricciones y las prohibiciones eran
conocidas y aceptadas por la gente con temor y suspicacia frente a
una libertad aparente, profesada por el régimen. En la dictadura
de Franco, la ley venía impuesta con violencia y a la vista de
todos, sin rodeos y sin precauciones, y la consigna de guardar
silencio era explícita, tal como lo capta Lorca en su famosa
alegoría, La casa de Bernarda Alba.
A pesar de estas diferencias, tanto las culturas más
tradicionalistas –la rumana o la portuguesa, por ejemplo– como
las más liberales –la española o la francesa, por su parte– se
inscriben últimamente en una corriente de aceptación de los
asuntos anteriormente considerados como tabúes, hecho que se
debe tanto a la curva de desarrollo de la investigación científica,
como a la emancipación de las minorías sociales de todas las
categorías. Esa apertura hacia la aceptación natural de las
cuestiones calladas hasta hace poco, pero que forman parte de la
vida del ser humano, ha favorecido, sobre todo en Occidente, la
aparición de varios estudios sobre las interdicciones lingüísticas,
concebidos sobre bases teóricas modernas y con un enfoque
interdisciplinario, incluyendo en el análisis de los fenómenos de
la lengua ciertos aspectos de la antropología cultural, de la
historia de las religiones, del psicoanálisis freudiano y post+
freudiano, de la sociología y de la politología, etc.
Los primeros lingüistas que se dedicaron al estudio del
eufemismo fueron sobre todo los autores de la cultura anglo+
sajona. En el ambiente románico, la investigación sistemática del
1
Que pertenecen a escritores famosos como Villon, Queneau, Sue,
Frédéric Dard (San Antonio), etc.
14
eufemismo y de los problemas conexos parece empezar en los
años ’80 del siglo pasado. Las intervenciones anteriores eran
esporádicas, y venían en la forma de unos artículos o párrafos
integrados en obras más amplias, de lingüística o estilística, como
por ejemplo, en el Traîté des tropes de César Chesneau
Dumarsais, del año 1730. Es más, tales estudios tenían un carácter
práctico, enciclopédico, lexicográfico, o empleaban un enfoque
puramente estilístico del eufemismo, limitando el análisis al
aspecto semántico del mismo. El mundo francés parece ser el
primero en abrir paso en la investigación de los fenómenos
marginales de la lengua, mediante una obra lexicográfica, el
famoso Dictionnaire historique d’argot et des excentricités du
langage de L. Larchey, del año 1859.
Tenemos, como referencia para los principios de la
investigación moderna del eufemismo, un estudio novedoso del
área de la cultura francesa que apareció poco después de la
Segunda Guerra Mundial, Euphémismes anciens et modernes de
Émile Benveniste, publicado por primera vez en el año 1949.
Veinte años más tarde, en el año de la caída de la dictadura
franquista, en España aparece una obra sorprendente, un
diccionario de eufemismos, disfemismos y cacofemismos
organizado según varias áreas conceptuales de los tabúes; se trata
del famoso Diccionario secreto, publicado por Camilo José Cela
en 1969.
Los años ’60 y ’70 significaron, para la Europa
occidental, una relajación de los modales, surgida como
consecuencia normal de los movimientos de emancipación de las
minorías; al mismo tiempo, se produce una relajación de la
censura en el marco de las lenguas, lo que supone un aumento del
interés hacia los tabúes lingüísticos. Poco a poco, la investigación
del eufemismo empieza a rebasar el enfoque lexicográfico o
estilístico, y se fundamenta el estudio de las relaciones profundas
entre la lengua, como manifestación de la tradición cultural, y el
eufemismo. He aquí varios títulos de artículos de esa época, que
nombramos con la mención de que los mismos autores vuelven,
en las décadas siguientes, con obras más extensas en el mismo
campo: Ricardo Senabre, El eufemismo como fenómeno
15
lingüístico (1971), Hélène Cixous, Le sexe ou la tête? (1976),
Margarita Alonso Moya, El empleo de la metáfora en la
sustitución de términos tabú (1978), Emilio Montero Cartelle, El
eufemismo: sus repercusiones en el léxico (1979), etc. En el
mismo período (1964) aparece una obra mucho más amplia que
las anteriormente mencionadas, que se convertiría en una obra de
referencia para la investigación del eufemismo, realizada por la
investigadora italiana Nora Galli De’ Paratesi: Le brutte parole.
Semantica dell’eufemismo.
En las décadas finales del siglo XX, el estudio del
eufemismo conoce un desarrollo explosivo, involucrando, cada
vez más, a los especialistas de varios campos. Junto a los
lexicólogos y a los lingüistas, participan dialectólogos, etnólogos,
antropólogos, historiadores, psicólogos, sociólogos, etc. En esa
época aparecen, además de un gran número de estudios y
artículos poco extensos, amplias obras monográficas sobre el
eufemismo, donde el análisis de este fenómeno tan complejo se
hace sobre bases interdisciplinarias y se unen dos direcciones
independientes de investigación: la del eufemismo con la de las
palabras y expresiones vulgares. Es más, se vuelve evidente el
interés constante de los científicos en el problema del eufemismo,
en el sentido de que, en general, tales estudios no son
esporádicos, sino que comprueban una preocupación permanente
por la profundización de los asuntos, materializada en series de
estudios o libros pertenecientes al mismo autor. En este paisaje
bastante variado de los estudios dedicados al eufemismo, destacan
los trabajos de algunos investigadores de mérito, obras
fundamentales de la bibliografía del eufemismo. Cabe mencionar,
en este sentido, la actividad permanente de dos especialistas de la
Universidad de Monash, Australia, cuyas obras disfrutan de
reconocimiento internacional. Los investigadores Keith Allan y
Kate Burridge han dedicado gran parte de su actividad científica
al estudio de los mecanismos del eufemismo y del disfemismo,
publicando un buen número de estudios, como, por ejemplo:
Keith Allan y Kate Burridge: Euphemism and Dysphemism:
Language Used as a Shield and Weapon (1991), Forbidden
Words: Taboo and the Censoring of Language (2006),
16
Euphemism, Dysphemism, and Cross0Varietal Synonimy (1988);
Allan solo: Body Parts and Animals (1992), Natural Language
Semantics (2001), Burridge solo: Is Political Correctness a
Euphemism for Euphemism? (1999). Los dos investigadores
enfocan la problemática del eufemismo y del disfemismo en un
contexto más amplio, subrayando la importancia del contexto
cultural y de la psicología colectiva como factores que generan
tales fenómenos dentro de la lengua.
En el espacio cultural románico, generalmente dominado
en el campo de la lingüística por los investigadores italianos y
francófonos, el interés en el estudio del eufemismo está centrado
en España. Entre las obras más citadas están las de Miguel Casas
Gómez, autor de una serie de artículos y de la monografía La
interdicción lingüística. Mecanismos del eufemismo y disfemismo
(1986). En el mismo contexto, cabe mencionar la actividad
destacada de dos lexicólogos de la Universidad de Málaga, Pedro
Chamizo Domínguez y Francisco Sánchez Benedito,
investigadores en el campo de la filología inglesa, que proponen
un interesante enfoque comparativo de la semántica del
eufemismo y del disfemismo en inglés y español. Coautores de la
obra fundamental Lo que nunca se aprendió en clase: eufemismos
y disfemismos en el lenguaje erótico inglés (2000), los dos
científicos realizan un análisis profundo de los fenómenos y de
los elementos lexicológicos estudiados, que incluye varias
cuestiones concretas relativas a la diacronía del eufemismo, en el
sentido de la evolución de las mentalidades de los tabúes sociales
y de la etimología de los eufemismos. El análisis de los hechos
lingüísticos se ha concretado, posteriormente, en dos diccionarios
de eufemismos y disfemismos, cuyo autor es Francisco Sánchez
Benedito: Semi0Bilingual Dictionary of Euphemisms and
Dysphemisms in English Erotica (1998) y Supplement to a Semi0
Bilingual Dictionary of Euphemisms and Dysphemisms in English
Erotica (2004), obras de mérito, que han propulsado el presente
estudio mediante la manera del análisis teórico de la problemática
del eufemismo y del disfemismo, y el enfoque comparativo+
histórico de los elementos del léxico.
17
En la lingüística rumana, el problema del eufemismo no
ha conocido, hasta el presente, una investigación sistemática.
Ciertos aspectos de esta esfera han sido tocados en unos estudios
de tamaño restringido, que analizan el eufemismo en situaciones
concretas, mediante su ocurrencia en la etimología de ciertas
palabras y expresiones, como elemento de argot o como figura
retórica. Entre las primeras investigaciones que llaman la atención
destaca un estudio dialectológico de los términos que denominan
las nociones de carácter tabú, la obra de Emil Petrovici del año
1942, Atlasul linguistic român II, Suplement. Termeni consideraŃi
obsceni; ese atlas fue publicado bajo el patrocinio del rey Miguel
y en la coordinación de Sextil PuMcariu. Incluir los términos
considerados como vulgares en los diccionarios destinados al
público no+especialista es un procedimiento reciente en la
lexicografía rumana, tal como lo demuestra su presencia sólo en
los diccionarios de las últimas décadas (Micul DicŃionar
Academic, Noul DicŃionar Universal al Limbii Române, etc.).
La falta de obras de gran extensión en la lexicología y en
la estilística rumana, tal como la timidez en los intentos de los
enfoques comparativos de este tema –presente sobre todo en las
obras bilingües de lexicografía–, justifica la aparición de la
presente investigación, que pretende despertar el interés de los
especialistas rumanos hacia la investigación sistemática de un
fenómeno cultural y lingüístico particularmente complejo,
proponiendo, en este sentido, una serie de direcciones originales
de estudio del eufemismo y de las especies relacionadas con el
mismo.
0.2. Objetivos de la investigación
El presente trabajo ha sido concebido como un estudio
monográfico del eufemismo, que se propone esbozar una visión
plurivalente sobre un fenómeno extremadamente complejo, que
toca varias zonas de la cultura humana. Nuestro trabajo valora los
estudios existentes en este campo en el momento presente, poco
numerosos, como hemos indicado, tocando, al mismo tiempo, una
serie de aspectos inéditos, que no han recibido la atención de los
18
especialistas. Nuestra investigación constituye el primer trabajo
de este tipo de la lingüística rumana, y es, además, la primera
investigación dedicada al eufemismo que se inscribe en la
lingüística románica, cuya extensión es proporcionada por el
corpus analizado, constituido por un material extraído del léxico
de seis lenguas románicas.
Entre los aspectos novedosos que el presente trabajo
pretende promocionar o elucidar destacan los siguientes:
+ delimitar y definir los conceptos operacionales relativos a las
clases de eufemismos y de otras especies emparentadas, no sólo
por el criterio semántico o pragmático, como se ha hecho
tradicionalmente, sino a partir de las diferencias en lo que
concierne al origen, el estatuto, las funciones y los mecanismos
involucrados en la creación o en la utilización de los alofemismos
en el proceso de la comunicación;
+ investigar la manera en que la lengua refleja la realidad y es
moldeada conscientemente por la sociedad, mediante el análisis
de las relaciones entre los tabúes culturales, presentados en forma
de historia de las mentalidades europeas, y las interdicciones
lingüísticas, causa del eufemismo;
+ seleccionar, analizar y clasificar el material léxico de gran
extensión, proveniente de seis lenguas románicas (catalán,
español, francés, italiano, portugués y rumano), que constituirá la
base de un futuro diccionario de alofemismos románicos
+ investigar los límites del concepto tradicional de sinonimia, en
el contexto de las relaciones paradigmáticas entre los
alofemismos;
+ destacar los procesos de creación del eufemismo y de las
especies contiguas, subrayando algunos aspectos poco analizados
en este tipo de investigación, como la atracción paronímica, el
desvío léxico, la creación interjeccional o la especialización de
ciertos términos ambiguos para expresar los sentidos
eufemísticos;
+ enfocar ciertas categorías inéditas de alofemismos, tales los
alofemismos icónicos o gestuales.
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0.3. El corpus léxico y los principios de la selección del mismo
El corpus léxico sobre el cual se fundamenta la
investigación ha sido seleccionado sobre todo de varias obras de
carácter lexicográfico del espacio románico, a las cuales
añadimos cierto número de obras especializadas, dedicadas al
estudio del eufemismo y del disfemismo. Las necesidades
prácticas nos han determinado, en varias ocasiones, suplementar
el fondo bibliográfico tradicional, constituido por libros impresos,
con diccionarios y glosarios publicados en el espacio virtual. El
material léxico extraído de esas páginas web ha sido sometido a
un análisis riguroso, tanto desde el punto de vista semántico+
etimológico, como desde la perspectiva de la ortografía, mediante
la comparación con los diccionarios críticos y etimológicos de las
lenguas en cuestión. Las fuentes secundarias del corpus léxico
han sido las investigaciones individuales, directas e indirectas,
tras encuestas lingüísticas y materiales extraídos de la literatura,
de la prensa o de Internet. De esta manera, hemos buscado
alcanzar un equilibrio entre el material léxico relevante a nivel de
la lengua y las estructuras novedosas, no lexicalizadas, que
pueden aparecer en los contextos concretos del habla.
El volumen total del corpus sobrepasa 2.000 palabras,
expresiones y otras estructuras; hemos seleccionado las más
expresivas y representativas, cuyos sentidos, usos y etimologías
hemos podido comprobar. Es más, hemos restringido las áreas
semánticas analizadas en la segunda parte del trabajo, puesto que
el carácter monográfico de éste no permite profundizar todas las
cuestiones de detalle, sino que debe enfocarse en las cuestiones
generales.
0.4. La estructura capitular
En el marco de esta monografía, proponemos tres
direcciones generales de enfoque en la investigación del
eufemismo para formar una perspectiva compleja y unitaria de
este fenómeno.
20
La primera parte del trabajo, El eufemismo como signo
lingüístico, investiga los mecanismos del eufemismo en cuanto
significado y significante, subrayando la influencia de la alteridad
en la creación del eufemismo. De la misma manera, hemos
definido el eufemismo y las especies contiguas, agrupados bajo el
nombre de alofemismos, cuyas funciones lingüísticas y sociales
constituyen un criterio de delimitación. Este estudio teórico
preliminar contiene un análisis del eufemismo como signo
lingüístico en el proceso de la comunicación, tras la investigación
de la manifestación de las funciones de la lengua descritas por
Roman Jakobson en su estudio fundamental Linguistics and
Poetics.
La segunda parte del trabajo, El eufemismo como
fenómeno cultural, mezcla las consideraciones teóricas con el
ejercicio práctico. Esta sección contiene una presentación crítica
de la evolución de las mentalidades en el espacio europeo,
circunscritas en dos esferas tabú, la de los tabúes tradicionales –
místico+religiosos y fisiológico+sexuales– y la de los tabúes
específicos de la política integracionista de la sociedad
contemporánea. Cada presentación diacrónica de las áreas tabú
está acompañada por un vasto material léxico, clasificado según
varias esferas conceptuales que reflejan concretamente las etapas
evolutivas de las mentalidades.
En la tercera parte, hemos agrupado bajo el título El
eufemismo como elemento del léxico dos direcciones de análisis
del eufemismo con medios específicos de la investigación
lexicológica. Por un lado, hemos analizado las modalidades de
creación léxica en el eufemismo, insistiendo en algunas
modalidades ignoradas por los trabajos existentes. Por otro lado,
hemos propuesto un enfoque inédito sobre el concepto de
sinonimia, visto desde la perspectiva de las relaciones
paradigmáticas alofémicas, puesto que, por lo menos en el caso
de la sinonimia alofémica, la participación de la realidad
extralingüística en el intento de decodificar los significados
(Wörter und Sachen) es imprescindible.
21
PARTE Ia: EL EUFEMISMO COMO SIGNO
LINGÜÍSTICO
1.1. Excurso terminológico
1.1.1. Definiciones del eufemismo
El término eufemismo, del gr. ευφηDισDός (“palabra de
buen presagio”), del gr. ευ – “bien” y φήDι – “yo hablo”, parece
haber aparecido bastante tarde, lo que ha supuesto que su uso
haya sido esporádico, es decir, no pudo conocer el mismo
enfoque teórico que el epíteto o la metáfora.
La acepción moderna del término comprende una
variedad de aspectos relativos a la interdicción lingüística, a las
causas extralingüísticas de esas interdicciones, a la función social
del eufemismo, a la retórica y a la pragmática del eufemismo. Tal
y como apunta Eliecer Crespo Fernández2, la mayor parte de las
definiciones del eufemismo se inscribe en una de las tres
direcciones fundamentales de enfoque del eufemismo: social,
lingüística y, en los trabajos recientes, pragmática; debemos
añadir un cuarto tipo, las definiciones que conciernen a la relación
entre la lengua y el pensamiento.
Sin duda, cualquiera de esas variantes de definiciones del
eufemismo expresa perspectivas pertinentes sobre este fenómeno,
ya que el eufemismo contiene en su estructura aspectos sociales,
lingüísticos, pragmáticos y lógicos. El mecanismo del eufemismo
no puede ser estudiado únicamente como un hecho lingüístico.
Siendo un fenómeno cultural complejo y sensible a los cambios
extralingüísticos, el eufemismo requiere un enfoque
interdisciplinario simultáneo.
1.1.2. El eufemismo y las figuras retóricas
Algunos diccionarios e incluso algunas obras de
estilística tradicional (sobre todo literaria) definen el eufemismo
como “una figura retórica tras la cual se disfrazan las ideas
desagradables mediante una expresión atenuada”3.
2
3
E. Crespo Fernández, op. cit., p. 64 et seq.
*** Dicionário da língua portuguesa, Porto Editora, Porto, 1999.
25
Las definiciones de este tipo son erróneas, pues el
eufemismo no se puede reducir a una simple figura retórica y
además no lo es, por los motivos que demostraremos a
continuación. Las figuras retóricas tienen una finalidad puramente
estética, son ars gratia artis, deben su existencia a la intención de
crear efectos estéticos, afectivos, expresivos o decorativos.
Sin embargo, en el caso del eufemismo, deberíamos
hablar sobre todo de su causalidad, puesto que es el producto de
una presión, el resultado de la divergencia entre la función
referencial y la función metalingüística. Para decirlo de otra
manera, el eufemismo surge cuando queremos hablar de X, pero
no podemos usar la palabra “x”. El eufemismo es el efecto de la
presión +consciente o no+ de una comunidad etnolingüística
históricamente constituida, presión que viene de una restricción
explícita o implícita; el mismo aparece como consecuencia de la
interdicción de pronunciar un nombre tabú. Tras reemplazar el
nombre tabú por un eufemismo, el significado “místico” recibe un
nuevo significante, “laico”, permitido y accesible a los hablantes,
en un proceso de “desacralización”.
Visto el estatuto especial del eufemismo (relativo a su
origen), se impone la distinción neta entre el eufemismo propio,
consecuencia de una interdicción, y lo que algunos llaman
“eufemismos”, que no son más que simples figuras retóricas
relativas a cualquier realidad percibida como negativa. El
eufemismo propio es fundamentalmente diferente a las figuras
retóricas, puesto que, por un lado, es necesario y, por otro lado,
su valor estilístico (cuando existe) es una mera consecuencia, un
efecto secundario, un “by0product” del proceso de sustitución. Es
obvio, pues, que el eufemismo no debería ser definido como
figura retórica (más apropiado sería el término inglés figure of
speech, que no sugiere una intención estética). La confusión
aparece porque el nuevo significante que sustituye el significante+
tabú es muy a menudo una perífrasis expresiva, es decir, el
eufemismo puede tener una figura retórica como expresión. Pero
el eufemismo no es un significante, sino un proceso complejo de
sustitución cruzada de un significante0tabú por un significante
nuevo, libre de interdicciones, a base de afinidades esenciales o
26
formales, que refleja la mentalidad coercitiva de una comunidad
etnolingüística.
El eufemismo se relaciona con el nivel lógico de la
lengua, en el cual la ésta es reconstruida por el pensamiento, es
decir, el nivel que permite disociaciones y reorientaciones en la
estructura íntima del signo lingüístico. El mecanismo del
eufemismo consiste en la sustitución de un significante SNT1,
bajo interdicción de lenguaje, por el significante nuevo SNT2,
asociado o no a un significado existente. En el segundo caso, el
asunto es bastante sencillo: es el caso de los eufemismos (sobre
todo irónicos) expresados por signos lingüísticos nuevos, que
asocian el antiguo significado a un significante creado a
propósito, caracterizado por la expresividad sonora, es decir, cuyo
valor eufemístico resida en el dicho simbolismo fonético, ritmo,
rima, asonancias. El “primitivismo” de esta técnica limita su
función al estatuto de eufemismo irónico, sobre todo en el
lenguaje infantil o en las jergas juveniles, pero puede convertirse
en disfemismo contextual o lexicalizado.
SD1
SNT1
+++++
SNT2
En el primer caso, sin embargo, cuando sucede la
sustitución del SNT1 por un significante que entra en la estructura
de un signo lingüístico existente, surgen varias relaciones
secundarias en el esquema del proceso:
SD1
SNT1
SD2
SNT2
27
Analizando los hechos, consta que la sustitución tiene
lugar al nivel de los actos del habla; en la lengua nace, poco a
poco y de una manera artificial, una nueva conexión, SD1+SNT2,
sin la pérdida de la antigua conexión SD1+SNT1. De hecho, al
significante SNT2 se le asigna el “papel” del significante SNT1,
que se encuentra bajo interdicción, a base de una atracción formal
(compatibilidad fonética) o esencial (rasgos definitorios o semas
comunes entre los significados, lo que implica una coherencia
formal o funcional entre los referentes), es decir que en cualquier
eufemismo existe un cierto grado de motivación. El significante
SNT2 se convierte en expresión de dos significados distintos, que
pueden tener en común varios constituyentes semánticos. Puesto
que ambos significados son expresados por el mismo significante,
aparece una relación paradigmática entre ellos.
1.1.3. “La vida” de los eufemismos
En el proceso que acabamos de describir, la polarización
semántica ocurre siempre desde el SD1 hacia el SD2, como
consecuencia de los factores psicológicos que actúan al nivel del
inconsciente: el SD1 contiene en su estructura el rasgo [+ tabú];
un enfoque psicoanalítico puede explicar, al nivel de la lengua, la
preponderancia de las connotaciones negativas sobre las
positivas.
La teoría del conflicto psicológico explica la polarización
semántica unilateral, desde el SD1 hacia el SD2. Este proceso
conduce a la acumulación de connotaciones negativas alrededor
del SD2, lo que se traduce en la corrupción del eufemismo:
SD1
SNT1
SD2
SNT2
28
La corrupción o degradación del eufemismo4 se debe al
paralelismo entre los dos signos (basado en su compatibilidad,
ergo transparencia), es decir, por un lado, a la conexión
intencional entre el SNT2 y el SD1 (que recuerda automáticamente
al SNT1) y, por otro lado, a la conexión no intencional entre el
SD1 y el SD2, que conduce a un influjo semántico negativo desde
el primero hacia el segundo. Tras la sustitución en el plano de la
expresión, en el plano del contenido aparece una equivalencia
parcial entre los significados, así que la función eufemística viene
suspendida.
El eufemismo adquiere, al principio, matices irónicos, y
puede acabar convirtiéndose en un final en disfemismo. El
eufemismo irónico y el disfemismo son, pues, a menudo signos
que resultan de la corrupción de los eufemismos, y, en el plano
afectivo, tienen valor estilístico. La expresividad del eufemismo
irónico se debe, en general, a la incompatibilidad entre el SD2 y
las connotaciones negativas adquiridas del SD1 mediante la
transferencia semántica, lo que produce efectos cómicos y sugiere
una actitud positiva, pero crítica, del hablante. En el caso del
disfemismo, la acumulación connotativa negativa es máxima, y la
actitud del hablante es, obviamente, negativa. El disfemismo se
opone pragmáticamente al eufemismo, en el sentido de que el
disfemismo supone el uso de una palabra tabú o la creación ad
4
El fenómeno, llamado “the euphemism treadmill” por Steven Pinker,
es descrito por el psicólogo en las palabras siguientes: “people invent
new words for emotionally charged referents, but soon the euphemism
becomes tainted by association, and a new word must be found, which
soon acquires its own connotations, and so on. Water closet becomes
toilet (originally a term for any kind of body care, as in toilet kit and
toilet water), which becomes bathroom, which becomes restroom,
which becomes lavatory. Crippled becomes handicapped which
becomes disabled which becomes challenged. Undertaker changes to
mortician, which changes to funeral director. That's also why we see
terms for ethnic minorities come and go: colored to Negro to black to
African American; Oriental to Asian; Latino/Chicano/Hispanic playing
musical chairs.” (en respuesta al debate The Science of Gender and
Science publicado por www.edge.org).
29
hoc de un tabú con el propósito de tocar el pudor o la sensibilidad
del oyente, de ofender, de insultar, de escandalizar. Debido a las
mutaciones que causan la conversión del eufemismo
propiamente+dicho en eufemismo irónico o disfemismo, no es
fácil establecer si un signo se actualiza como neutro, irónico o
negativo; la ambigüedad se resuelve en el contexto, es decir, en
las situaciones concretas en las cuales el hablante y el oyente
participan efectiva y afectivamente en la creación de los sentidos.
En cuanto a los cacofemismos (palabras vulgares u
obscenas), son signos primarios, que se encuentran
permanentemente bajo interdicción lingüística y que generan
eufemismos. Los cacofemismos tienen una frecuencia bastante
alta en los actos del habla, gracias a su expresividad (negativa),
que origina en la satisfacción de desafiar las reglas impuestas por
la comunidad etnolingüística y los deseos del hablante de
individualizarse mediante su inconformidad. El uso frecuente de
los cacofemismos conduce a la creación de numerosas frases
hechas y de palabras derivadas de ellos. En las culturas más
permisivas, en el plano semántico se puede notar una cierta
atenuación de las connotaciones negativas de esas palabras,
puesto que la expresividad es inversamente proporcional a la
permisividad y la frecuencia.
Consta, pues, que estas especies se generan mutuamente,
mediante un desplazamiento entre un polo positivo y uno
negativo, y se definen en relación a la delimitación y a la
oposición recíproca, así que la relación entre ellos es una relación
necesaria, de interdeterminación.
1.1.4. El eufemismo y otros “femismos”
El eufemismo propio, el eufemismo irónico, el
disfemismo y el cacofemismo tienen en común su origen en la
interdicción lingüística; sin embargo, el término “eufemismo” se
usa, a veces, para designar figuras que sustituyen palabras sin un
régimen prohibitivo, pero que, por algún motivo, pueden ser
consideradas ofensivas o inapropiadas en una circunstancia u otra.
En este caso, se trata de figuras que pueden funcionar como
30
eufemismos en una situación concreta, es decir, se trata de
pseudoeufemismos5.
Las figuras mencionadas constituyen un sistema
coherente de elementos, que llamaremos, para facilitar la
expresión, alofemismos6, usando el prefijo gr. άλλος, “diferente,
distinto”, pues esas figuras son maneras distintas de nombrar la
misma realidad tabú. El sistema alofémico tiene la estructura de
un paradigma ordenado en un eje de los valores afectivo+
estilísticos; sus elementos son inestables y pueden desplazarse
hacia la clase contigua, sobre todo en las situaciones concretas de
comunicación.
Como síntesis de lo mencionado anteriormente,
intentaremos definir los términos que denominan las clases de ese
paradigma. Llamaremos eufemismo propio al procedimiento
lingüístico motivado por la alteridad, mediante el cual una
palabra, que se encuentra bajo interdicción lingüística por culpa
de un tabú implícito del tipo de los tabúes místico+religiosos o
sexual+fisiológicos (tabúes tradicionales y estables), se sustituye
por una estructura neutra desde el punto de vista afectivo+
estilístico7. Los casos particulares del eufemismo son el
eufemismo poético8, un eufemismo con carga estilística y
5
Para S. Ullmann, el término “pseudoeufemismo” es sinónimo de
“eufemismo irónico” (Stephen Ullmann, Language and Style, Basil
Blackwell, Oxford, 1964, p. 90+91).
6
El sentido de este concepto incluye lo que Allan y Burridge llaman “X+
phemisms”, es decir, series de eufemismos y disfemismos en una
relación de sinonimia cruzada; Cf. Keith Allan, Kate Burridge,
Euphemism, Dysphemism, and Cross0Varietal Synonimy, La Trobe
Papers in Linguistics, vol. I, 1988, www.latrobe.edu.au/
linguistics/LaTrobePapersinLinguistics, p. 12.
7
El eufemismo neutro o el grado cero corresponde al término
ortofemismo, propuesto por Kate Burridge.
8
Los eufemismos que tienen valor artístico, que ocultan las
connotaciones negativas del tabú tras un cambio de perspectiva sobre
éste y provocan una emoción estética han sido denominados artful
euphemisms por Allan y Burridge (e n Euphemism and Dysphemism:
Language Used as a Shield and Weapon, Oxford University Press, New
31
connotaciones positivas, y el eufemismo irónico, una estructura
semejante, pero con carga estilística y connotaciones positivas
irónicas. Muy similar como mecanismo, el pseudoeufemismo es
un eufemismo que sustituye una palabra que se encuentra bajo la
interdicción lingüística por culpa de un tabú explícito, del tipo de
los tabúes socio+políticos, cívicos, éticos, etc., no tradicionales e
inestables, sometidos al cambio junto a la dinámica del cambio de
la sociedad.
En el eje negativo del paradigma alofémico se sitúan los
disfemismos y los cacofemismos. El disfemismo es el
procedimiento mediante el cual se utiliza o se crea un tabú de
manera intencional; en concreto, es el uso deliberado de un
lenguaje violento, sin llegar a la obscenidad. El disfemismo puede
tener un carácter de blasfemia. El cacofemismo es el uso de
palabras triviales, obscenas, vulgares; los cacofemismos son
signos primarios, en general, palabras heredadas que pertenecen
al léxico principal de las lenguas, con frecuencia alta en el uso,
polisemánticas y con familias léxicas muy vastas. En general, las
investigaciones dedicadas al eufemismo incluyen las palabras
obscenas en la clase del disfemismo; sin embargo, consideramos
necesario distinguir entre las dos clases, puesto que los
cacofemismos son tabúes per se, neutralizables sólo en algunas
condiciones del contexto, mientras que los disfemismos son
creados a propósito a partir de ciertas palabras neutras, que se
actualizan en el contexto con valor negativo; la palabra cerdo, por
ejemplo, es neutra en contextos como carne de cerdo, criadero de
cerdos, etc., pero es disfemismo en contextos como Eres un cerdo
machista o Comía como un cerdo.
Los alofemismos desarrollan relaciones complejas y
sensibles, lo que dificulta su delimitación en ciertos contextos. No
hay eufemismos, disfemismos o cacofemismos absolutos. El valor
alofemístico de esos elementos no es intrínseco, sino contextual,
según un conjunto de factores de entre los cuales cabe mencionar:
los participantes (edad, sexo, formación profesional, clase social,
York, 1991), y eufemismos estéticos por Eliecer Crespo Fernández (op.
cit., p. 127 et seq.).
32
tipo de personalidad, estado afectivo en el momento de la
comunicación, relación entre los participantes, saber lingüístico,
etc.), el contexto exterior de la comunicación (ubicación, testigos,
ruidos, canal de comunicación, etc.), el contexto interno de la
comunicación (código, registro de la lengua, contenido del
mensaje, tono, actitud, gestos que acompañan el mensaje
lingüístico, etc.).
Clasificar un término en una clase alofémica no es una
tarea fácil; la decodificación de las estructuras alofémicas tiene
que ver con el lado subjetivo del oyente, lo que significa que hay
situaciones donde intervienen cambios entre los dos polos de la
comunicación. Si la tradición puede imponer modelos concretos
para evitar los tabúes, la ambigüedad de las situaciones concretas
se resuelve mediante la implicación de ambos participantes, es
decir, mediante la adaptación del discurso según la competencia
del oyente.
Todas las figuras alofémicas son una expresión de la
alteridad, se construyen y se definen según la implicación del
oyente y expresan la mentalidad de una comunidad. Los
alofemismos son productos de la comunicación orientada hacia el
oyente, se basan en la recepción y en la decodificación correcta, y
reflejan inmediatamente la mentalidad de la comunidad
etnolingüística en un momento dado, síntesis de las tradiciones de
todos los compartimentos de la vida social, que definen la
consciencia lingüística.
1.2. Funciones y propiedades de los alofemismos
1.2.1. Funciones sociales del eufemismo
Las estructuras eufemísticas desarrollan en la
comunicación un número de funciones9 circunscritas a la función
eufemística.
Considerando
la
distinción
mencionada
9
Véase Pedro J. Chamizo Domínguez, Francisco Sánchez Benedito, Lo
que nunca se aprendió en clase: eufemismos y disfemismos en el
lenguaje erótico inglés, Comares, Granada, 2000, p. 26+36.
33
anteriormente, podemos notar que los eufemismos propios (y sus
correlativos poéticos e irónicos) sirven para evitar los tabúes
implícitos, mientras que los pseudoeufemismos son sustitutos de
los tabúes explícitos.
1.2.1.1. La función de evitar los tabúes implícitos
Los tabúes implícitos o no motivados son los tabúes
tradicionales que han acompañado a la humanidad durante su
evolución y que existen, de alguna manera, en todas las culturas
del mundo, es decir, son universales antropológicos. Los tabúes
implícitos son de dos tipos: tabúes de lo sagrado y tabúes de lo
impuro.
Los tabúes de lo sagrado se relacionan con el
pensamiento místico+religioso y son tabúes del miedo. La
motivación inicial de ciertas interdicciones del lenguaje
disminuyó mientras el objeto adquiría el carácter de tabú. La
noción misma de tabú implica un grado alto de arbitrariedad,
puesto que las explicaciones sobre los motivos que habían
impuesto cierta restricción no eran accesibles para la mayoría,
siendo ellas una ventaja que les corresponde a los “elegidos”, así
que se pierden a lo largo del tiempo. Las prácticas místicas
relativas a los tabúes tenían una parte lingüística, concretada en la
prohibición de pronunciar ciertas palabras, sobre todo nombres,
que supuestamente hubieran traído la desgracia sobre la persona o
la comunidad. En la sociedad occidental, los tabúes de lo
sobrenatural han desaparecido en el plano cultural, pero las
lenguas conservan numerosos vestigios de ellos.
Los tabúes de lo impuro son generados por los estados o
las acciones que provocan un sentimiento de repugnancia. En esta
categoría se hallan los tabúes de la esfera de la función
reproductiva (sexualidad, embarazo, menstruación, etc.) y los de
la esfera de la función de excreción (micción, defecación). En su
origen, ciertos aspectos de estos tabúes estaban relacionados con
lo sagrado. En la sociedad actual, el carácter tabú de estos estados
es aceptado a priori por todos los miembros de la comunidad, y
tiene que ver más con el pudor que con cualquier otra cosa; se
34
transmite por la tradición de la comunidad y es alimentado
continuamente por el rechazo instintivo que dichos estados
provocan, determinado por el carácter íntimo de estos aspectos de
la vida humana.
1.2.1.2. La función de evitar los tabúes explícitos
Lo que llamamos tabúes explícitos se refiere a los tabúes
surgidos en la sociedad occidental moderna. Dichos tabúes
relacionados con la convivencia en la sociedad de varias
categorías de personas, tienen un carácter explícito, motivado,
oficial, y las transgresiones vienen sancionadas inmediata y
concretamente. Estos tabúes no son universales; los mismosvarían
entre diversas culturas y conocen una evolución rápida. Su
carácter dinámico provoca, por un lado, el aumento de la noche a
la mañana del número de elementos tabú, y, por otro lado, la
degradación rápida de los eufemismos. Los eufemismos que
pertenecen a esta categoría forman un lenguaje diplomático,
llamado lenguaje políticamente correcto. En concreto, la función
de evitar las situaciones tabú del tipo mencionado conoce tres
variantes10, que, a veces, se combinan o se confunden:
1. La función de dignificar. La función principal del
lenguaje políticamente correcto es la función que, mediante la
lengua, sirve para crear una imagen favorable de las realidades
percibidas como negativas, dignificando ciertas categorías
sociales (étnicas, religiosas, profesionales, etc.) desfavorecidas.
En la sociedad contemporánea, la autocensura se vuelve cada día
más imperativa, sobre todo cuando existe la posibilidad de
despertar suspicacias. La sociedad occidental pretende ser una
sociedad tolerante, que ofrece oportunidades iguales para todos, y
10
Cf. Pedro J. Chamizo Domínguez, Francisco Sánchez Benedito, op.
cit., p.28 et seq. Los autores no distinguen entre los tabúes tradicionales
y los tabúes nuevos en la cultura occidental, sino que analizan una
función general del eufemismo, “[la] función de ocultar o velar el objeto
desagradable”, y cuatro funciones secundarias: “1. la función de respeto
o cortesía; 2. la función de dignificación; 3. la función de atenuación de
una evocación penosa; y 4. la función de nombrar un objeto tabú.” (p.
28).
35
en la cual las minorías pueden conservar su identidad. En este
sentido, en lo que concierne a la lengua, hay una tendencia de
eufemización excesiva, causada por la posibilidad de ser acusados
de discriminación o intolerancia. Por ello, a veces se presentan
situaciones absurdas, cuando las palabras tradicionales vienen
reemplazadas por términos de origen extranjero. Así pues, en
rumano, el uso de los últimos años trata de imponer la palabra
rrom en vez de Ńigan, “gitano”, que tiene connotaciones
negativas. La palabra rrom, sin embargo, no es una palabra
rumana, sino gitana (con el significado “hombre” o “ser humano”,
que los gitanos usan para designarse a sí mismos). En este caso,
deberíamos llamar deutsch a los alemanes, suomi a los
finlandeses y sami a los lapones, conservando, por supuesto, la
grafía original (la geminada rr inicial tampoco existe en rumano).
De una forma parecida y por las mismas razones, la cárcel se ha
convertido en centro de reinserción social, la borrachera se ha
convertido en intoxicación etílica, y los obreros se han convertido
en productores.
2. La función de atenuar. En muchas situaciones, los
eufemismos pretenden atenuar el impacto del contenido de un
mensaje que evoca realidades penosas o desagradables. Esta
función se apoya sobre todo en la posibilidad de seleccionar en el
plano paradigmático el elemento+sustituto que puede funcionar
como un sinónimo ambiguo en un contexto dado. Por ejemplo,
para el sentido “morir” se pueden utilizar expresiones como no
pudieron hacer nada por él o ya no está con nosotros. La
ambigüedad de los contextos viene del cambio del enfoque, es
decir, el sentido es dirigido, como si fuera un by0pass, hacia un
momento anterior o posterior a la muerte, que logra así posponer
la decodificación. De la misma manera, una de las estrategias
discursivas que apoyan la función de atenuar de los eufemismos
es la de sugerir una idea que no llegará a ser enunciada. Por
ejemplo, para avisar sobre la muerte de un pariente, el hablante
podría elegir la variante siguiente: “Tengo malas noticias y no sé
por dónde empezar... X tuvo un accidente.”. La reacción del
oyente sería, sin duda, la de pedir más información, mientras que
el hablante puede contestar usando simplemente los adverbios sí o
36
no, sin pronunciar la palabra muerte o algún sinónimo. La
tendencia de incrementar la ambigüedad del discurso, específica
para el lenguaje políticamente correcto, no es prueba de ningún
aumento en la sensibilidad de la sociedad, sino que es una
estrategia cada día más actual de las personas públicas, que no
pueden permitir que los periodistas o los rivales políticos se
aprovechen de las supuestas faltas discursivas.
3. La función de reverencia. Las fórmulas de cortesía
constituyen una interpretación particular del concepto de
eufemismo. Para aceptarlas como formas eufemísticas, hay que
tener en cuenta la etimología del término eufemismo y el origen
de tales formas románicas, que vienen de unas estructuras cuyo
uso era obligatorio en diversas épocas. A lo largo de la historia,
hubo varias maneras de normalizar la etiqueta de las relaciones en
la sociedad, así que, en ciertos contextos, existían protocolos
específicos. Es decir, ciertas formas de dirigirse a los clérigos, a
los miembros de la diplomacia o a las personas de la alta sociedad
estaban prohibidas, y de este modo consta que los pronombres de
tratamiento tienen en común con los eufemismos el origen en una
interdicción lingüística.
1.2.3. Las propiedades del eufemismo
En su obra publicada en el año 200011, Pedro Chamizo
Domínguez y Francisco Sánchez Benedito advierten que, para
funcionar como eufemismo, una palabra o expresión debe cumplir
con tres condiciones obligatorias: posibilidad de sustituir un
término tabú, ambigüedad, imposibilidad de conmutar con el
término tabú o con cualquier otro.
La primera de esas condiciones es, sin duda, intrínseca al
eufemismo, siendo la propiedad fundamental para definir el
11
Pedro J. Chamizo Domínguez, Francisco Sánchez Benedito, op. cit.,
p. 39 et seq.
37
concepto de eufemismo como sustituto de un elemento
considerado como tabú.
La segunda propiedad requiere unos comentarios, ya que
la práctica nos confirma la existencia de un número de contextos
donde tal principio falla. Hemos visto ya que la ambigüedad es el
rasgo que apoya la función de atenuación de los eufemismos. El
problema aparece en el caso de los eufemismos con función de
dignificar, realizados mediante el uso de los neologismos del
léxico científico. En este tipo de léxico, las palabras orina,
disfunción eréctil, menstruación, síndrome de Down,
hipoacústico, etc., son términos propios, no marcados, sin
connotaciones y sin ambigüedad, y conservan los mismos rasgos
tras la importación en la lengua común. En el caso de algunos,
existe al principio una cierta ambigüedad dada por la falta de
conocimiento del sentido exacto por el oyente que los escucha por
primera vez; sin embargo, la mayoría siguen funcionando como
eufemismos en la lengua común incluso después de la pérdida de
la ambigüedad. También puede haber, en el caso de otros, una
evolución hacia la disfemización, como pasó con los términos
cretino, idiota, imbécil, etc., antiguos eufemismos originados en
el lenguaje científico. Pero es importante reparar en que, entre
esos dos momentos, hay una etapa intermedia durante la cual el
término no ambiguo puede funcionar como eufemismo.
En lo que concierne a la tercera propiedad, la aceptamos
como cuestión de principio, ya que en el capítulo dedicado a las
relaciones de sinonimia entre los alofemismos, la existencia de
los últimos se justifica precisamente por las discontinuidades
diacrónicas, diatópicas, diastráticas y diafásicas, que permiten la
creación de matices variados. Es más, pragmáticamente hablando,
la conmutación sólo podría tener lugar en el interior de una
misma clase alofémica; pero los alofemismos con orígenes
distintos expresarían sentidos o perspectivas diferentes, mientras
que los que tienen una etimología común (derivación morfológica
o fonética) tendrían grados distintos de expresividad.
38
1.2.4. Las funciones sociales del disfemismo y del
cacofemismo
El disfemismo y el cacofemismo tienen que ver, como
hemos visto, con la necesidad subconsciente de transgredir las
interdicciones. La lingüista Kate Burridge hace una distinción
interesante entre el eufemismo y el disfemismo a partir de sus
orígenes, sugiriendo que el eufemismo y el disfemismo
corresponden a la naturaleza dual del ser humano, ser racional y
animal al mismo tiempo: “I have always believed that euphemism
and its counterpart dysphemism reflect our double+being of mind
versus body, the enduring conflict in humans between intellect
and animal. The palliative euphemism reflects our intellectual
side, identified with emotional control, censorship, tolerance,
reason. Dysphemism sides with emotional release, aggression,
lack of control, intemperance, intolerance – the pleasurable effect
of an expletive used to release pent+up anger against a person or
to insult and wound another reveals the animal side of human
beings, the side that euphemism so often strives to conceal.
Perhaps we seek the soothing ministrations of euphemism
because of the terror of what might lurk in our own hearts.”12
El neuropsicólogo Steven Pinker, profesor e investigador
en el campo del intelecto humano y de los mecanismos del
lenguaje como facultad humana, realizó un estudio cautivador
sobre este problema, What the F***? Why we curse13. Explica la
formación y el mecanismo de los tabúes desde una perspectiva
neurológica, demostrando que en el cerebro humano hay zonas
distintas para guardar las informaciones y para desatar las
emociones, así que la denotación y la connotación de las palabras
estimulan áreas corticales distintas. Una palabra tabú provoca
reacciones simultáneas en ambas zonas, que trabajan juntas para
12
En Is Political Correctness a Euphemism for Euphemism?, Radio
National, entrevista en el programa “Lingua Franca” del 20.03.1999,
transcripción en www.abc.net.au/rn/arts/ling/stories/s21564.htm.
13
Steven Pinker, What the F***? Why we curse, en “The New
Republic”, 10.08.2007, www.tnr.com
39
construir los significados. La palabra recepcionada no puede ser
tratada como un mero conjunto de sonidos, pues respondemos
intelectual y emocionalmente, es decir, le reconocemos el sentido
y revivimos los estados emocionales individuales o colectivos
guardados en la memoria. La respuesta es mecánica e
involuntaria, y el efecto de esas reacciones cruzadas es una
emoción fuerte. Al nivel neuroquímico, las emociones positivas y
negativas son parecidas, ya que consisten en una secreción
instantánea de adrenalina. La transgresión de los tabúes
lingüísticos es comparable a los deportes extremos, que buscan el
equilibrio entre un riesgo asumido y un placer orgánico debido a
la descarga de adrenalina, percibido como un estado psíquico
positivo. Las mismas reacciones orgánicas son, a veces, objeto de
especulación para los hablantes, puesto que, como dice el autor
citado, la naturaleza de automatismo de la respuesta nos hace
vulnerables ante este tipo de agresión.
Si analizamos los ejemplos siguientes, podemos destacar
varias funciones del disfemismo y del cacofemismo según la
participación del oyente y el tipo de respuesta que provocan:
a. ¡Mierda, me he cortado!
b. Ay, mierda, se me olvidó ir a buscar a mi suegra en la
estación...
c. ¡Qué pereza! Tengo que pasar el aspirador; la casa está
hecha una mierda.
d. ¿Me pongo la blusa color mierda?
e. He probado la salsa que compramos el otro día, pero
sabe a mierda.
f. No bebas, tienes una mierda en el vaso.
g. ¡Ya estoy harta de soportar toda esta mierda y por una
mierda de salario!
h. Profe, por mí, ese tal Proust que se vaya a la mierda
con su familia y todo, este libro es una mierda...
i. Soldado, ¡muévete de una puta vez, pedazo de mierda!
40
1.2.4.1. La función reflexiva
Hay situaciones (ejemplos a, b) en las cuales el uso de
una palabra tabú no espera ningún tipo de respuesta, pues no
supone ningún destinatario. Estamos hablando de las reacciones
espontáneas a los estímulos externos, del tipo de susto, dolor,
sorpresa (desagradable), choc, accidente, etc. El disfemismo o el
cacofemismo funcionan, en tales casos, como síntomas, son
emitidos casi involuntariamente y tienen función catártica. Si
aceptamos que el valor alofémico de cualquier estructura aparece
frente a la alteridad, entonces cabe observar que los disfemismos
y los cacofemismos en la situación mencionada se desemantizan y
se convierten en meras interjecciones. Esta función, orientada
hacia el hablante, se circunscribe en la función emotiva de la
lengua.
1.2.4.2. La función enfática
Los elementos de tipo disfemístico y los cacofemismos se
utilizan, a veces, para destacar ciertas secuencias del discurso,
para aumentar su expresividad (ejemplos c, d, e, f). Este
procedimiento afecta a la organización del mensaje, y se
circunscribe en la función poética de la lengua. En este caso
particular de uso de los disfemismos y de los cacofemismos, la
reacción del oyente es indirecta, como respuesta al contenido del
mensaje. Los disfemismos y los cacofemismos se convierten en
herramientas retóricas, pues no pretenden monopolizar el
discurso, sino que sirven para enfatizar otros elementos del
mensaje. Esta función se realiza entre interlocutores entre los
cuales se establece un cierto tipo de complicidad, es decir, usan el
mismo registro informal de la lengua. Por esta razón, el estatuto
alofémico de esas estructuras viene parcialmente anulado.
1.2.4.3. La función de feedback
Siendo una función relativa a la alteridad, que pretende
obtener una respuesta directa del oyente, la función de feedback
es la función tras la cual las estructuras tabú se actualizan
efectivamente como disfemismos y cacofemismos. Esta función
41
concierne a los contextos en los cuales el uso de las palabras tabú
no está ni permitido, ni justificado, ni es excusable. Se trata de las
situaciones de transgresión verbal en las cuales el oyente está
directamente involucrado. Podemos distinguir dos variantes: por
un lado existe la violencia del lenguaje, que pretende impactar ya
sea para persuadir (ejemplo g), o para afirmar la inclusión del
hablante en una cierta categoría social o manifestar una mera
tendencia hacia la inconformidad, trazando un límite entre los
participantes del diálogo (ejemplo h); por otro lado, en la misma
categoría destacan los disfemismos y cacofemismos concretados
como insultos e injurias, con la meta evidente de agredir,
estableciendo una forma de dominación o jerarquía (ejemplo i).
1.2.5. El metalenguaje popular del disfemismo y del
cacofemismo
La alofemización es un proceso consciente, en el sentido
de que los hablantes perciben las restricciones impuestos por los
tabúes sociales y crean o seleccionan estructuras alofémicas que
correspondan al sentido que pretenden expresar o al efecto que
quieren provocar en el polo de la recepción. La consciencia
colectiva percibe las transgresiones que matizan el discurso y las
describe o denomina de su propia manera. Los disfemismos y los
cacofemismos son realidades bien definidas para los hablantes,
hecho corroborado por la terminología popular que los denomina.
En los trabajos de lexicología, se utilizan frecuentemente
las apreciaciones estilístico+afectivas que delimitan los sentidos o
los usos de las palabras; los disfemismos y los cacofemismos
vienen marcados con instrucciones como: peyorativo, despectivo,
injurioso, vulgar, trivial, obsceno, etc. La terminología popular,
en cambio, parece concentrarse alrededor de cuatro tipos de
alofemismos negativos, agrupados en las siguientes categorías:
imprecaciones con matices mágico+místicos, imprecaciones
laicas, insultos y lenguaje obsceno.
42
1. Imprecaciones con matices mágicoQmísticos. En esta
categoría se clasifican las imprecaciones por las cuales el hablante
invoca (implícita o explícitamente) la divinidad para pedir el
castigo del oyente o de un tercero, o bien expresa el deseo de que
a esa persona le ocurra una desgracia, y la blasfemia consiste en
la transgresión de la moral cristiana. El rumano y el italiano
heredan, en las palabras blestem y a blestema, respectivamente
bestemmio y bestemmiare, el sentido que tenía el étimo latino, el
de “blasfemia”. En las lenguas románicas occidentales, los
términos correspondientes fueron reemplazados por las formas
eufemísticas heredadas de los étimos lat. maledictione0,
maledictu0 y maledicere, con el sentido “hablar mal”, es decir,
etimológicamente, antónimos del eufemismo: fr. malédiction
(neol.), maudit, maudire, esp. maldición, maldito, maldecir, port.
maldição, maldito, maldizer, etc.
2. Imprecaciones laicas. Agruparemos bajo esta
categoría las imprecaciones que parecen expresar una amenaza o
una intención concreta e inmediata de perjudicar (daños físicos,
acompañados por consecuencias morales) al oyente o a un
tercero. Entre los términos románicos que denominan este tipo de
imprecación, el más especializado lo tienen los términos rumanos
înjurătură y a înjura, que no tienen, al mismo tiempo, el sentido
de “blasfemia” o “insulto”, como los términos correspondientes
de otras lenguas románicas: fr. injurier / jurer, it. ingiuriare, esp.
injuriar, port. injuriar.
3. Insultos. En la categoría de los insultos hay una
variedad de fenómenos, desde las metáforas o epítetos
despreciativos, hasta las verdades ofensivas, todos teniendo en
común la propiedad de ser apreciaciones, justificadas o no, del
oyente o de otra persona. Además de los términos de factura
culta, tipo insultos, invectivas, etc., en las lenguas románicas
existe una serie de palabras y construcciones plásticas que cubre
esos sentidos: fr. chanter pouilles, traîner dans la boue; it.
sporcare, svillaneggiare; rum. a beJteli, a face albie de porci, a
face cu ou Ji cu oŃet, a face de doi bani / trei parale, a face de
43
rahat, a ocărî, a porcăi, a spurca; esp. echar pestes, poner como
un trapo. Las expresiones románicas que expresan el sentido
“revelar una realidad desagradable” incluyen también el sentido
“ofender”, como resulta de los ejemplos siguientes: esp. decir(le)
sus cuatro verdades, poner verde; rum. a(0i) spune verde în faŃă,
a (i0)o spune pe Jleau; fr. casser les vitres, dire à qqn. son fait /
ses quatre vérités, parler vertement, etc.; llama la atención, en
tres de estos ejemplos, la presencia del adjetivo verde, cuyo
sentido recuerda su uso en contextos como un chiste verde, “un
chiste obsceno”.
4. El lenguaje obsceno recibe varios nombres en las
lenguas románicas, y gran número de esos son relativos a los
sentidos “suciedad” o “cerdo”: fr. cochonerie, filme cochon
“película porno”, saloperie, port. palavras sujas, porcalhão, rum.
a vorbi murdar / porcos, porcării, esp. decir cochinadas /
guarradas, guarro (adj.), guarrería, guarrindongo, marranear,
porquería, puerco (adj.), etc. En las lenguas románicas
mediterráneas, que conservan el étimo lat. parabola con el
sentido “palabra”, los términos obscenos son denominados por
formas derivadas con sufijos (aumentativos en la mayoría de los
casos): cat. paraulada, gal. palabrota, it. parolaccia, port.
palavrada, palavrão, esp. palabrota. Además de esas formas pan+
románicas, cada lengua posee sus propios términos para designar
el hablar trivial o para sancionar a las personas que lo usan: fr.
jurons; it. esecrare, smoccolare; port. dizer bravadas, praguejar;
rum. fără perdea, deocheat, a fi slobod la gură, a vorbi măscări,
a pizdui, quizás a sudui; esp. carajear (am.), decir / soltar ajos,
garabatos, groserías, palabras soeces, tacos, etc.
En las lenguas románicas occidentales existe una serie
de términos que pueden designar, según el contexto, cualquiera de
las situaciones descritas. Destacan, entre ellos, las formas
heredadas del lat. sacrare, con una evolución semántica
disfemística; su sentido es contrario al del étimo latino, es decir
“blasfemar”, “injuriar”, “insultar”, “decir obscenidades”, etc.: fr.
sacrer; it. sagrare, tirare sagrati.
44
1.3. Las funciones de la lengua involucradas en los
alofemismos
1.3.1. La función de comunicación
La forma de la lengua en un momento dado es el
resultado de las necesidades de comunicar de una comunidad
etnolingüística, pues la lengua tiende a cambiar según los
cambios extralingüísticos, siendo el instrumento mediante el cual
se comunican apreciaciones o actitudes relativas a la realidad; “la
materia y las formas de la lengua se aprenden al mismo tiempo
que el conocimiento de la realidad, se aprenden en el mismo
proceso de su uso como medio de comunicación interhumana”14.
El habla, dice Eugenio Coseriu, es “la actividad expresiva
libre que se desarrolla en los ejes de dos solidaridades: la
solidaridad con la tradición y la solidaridad con el oyente. Los
dos ejes coinciden en gran parte, si no el diálogo no se podría
establecer, porque no hay habla que no sea comunicación”15. Para
la realización en buenas condiciones del acto lingüístico, es
necesario que los protagonistas posean niveles compatibles de
saber lingüístico, que no sólo se refiere al conocimiento de la
lengua, sino también al conocimiento de las normas o de las
costumbres culturales. La adaptación del discurso, entonces, tiene
que tener en cuenta el contexto socio+cultural de la comunicación.
En un sentido general, “el contexto cultural comprende todo lo
que pertenece a la tradición cultural de una comunidad, que puede
ser limitada o puede comprender la entera humanidad. Según
14
Sorin Stati, Douăzeci de scrisori despre limbaj, Editura tiinŃifică,
BucureMti, 1973, Scrisoarea a XX0a: Unii se întreabă dacă lingvistica e
utilă, p. 224+225.
15
Eugeniu CoMeriu, Sincronie, diacronie Ji istorie. Problema schimbării
lingvistice, Editura Enciclopedică, BucureMti, 1997, p. 69.
45
integre la historia espiritual de una comunidad, el «contexto
cultural» es una forma particular del contexto histórico.”16
En un sentido particular, el contexto socio+cultural
incluye ciertas variables, como, por ejemplo, el tipo de los
protagonistas, el contexto concreto, el tema de la comunicación,
etc. Las variables del contexto socio+cultural operan selecciones
de orden cultural sobre el material lingüístico, es decir, se
concretan en varios filtros sucesivos. La necesidad de eufemizar
aparece cuando un elemento lingüístico es rechazado por al
menos un filtro. En tal situación, si no existe ningún elemento
lingüístico apropiado para expresar la noción en cuestión, es
necesario crear uno, es decir, un eufemismo. Cabe mencionar que
no es la norma de la lengua la que rechaza esos elementos tabú,
sino la norma cultural que transforma la lengua según la tradición
y la mentalidad de esa comunidad, o, como dice H. Plett, la
pragmática del signo determina su semántica17.
1.3.2. La función denominativa
La función denominativa transpone la realidad
extralingüística en el plano de la lengua, sintetizándola al nivel
del pensamiento, y de esta forma el antropocosmos se convierte
en glosocosmos. El mundo es organizado mediante la lengua y los
objetos de la realidad se identifican por sus nombres. La relación
entre objetos y nombres es un problema que ha suscitado
numerosas controversias durante la historia del pensamiento
lingüístico. El principio saussureano de la arbitrariedad del signo
lingüístico es una consecuencia natural de esos siglos de debates,
que llevaron a la conclusión convencionalista de la relación
indirecta entre nombres y objetos, mediante el concepto.
16
Eugeniu CoMeriu, Teoria limbajului Ji lingvistica generală.Cinci
studii, Editura Enciclopedică, BucureMti, 2004, p. 323.
17
Heinrich F. Plett, OtiinŃa textului Ji analiza de text. Semiotică,
lingvistică, retorică, Editura Univers, BucureMti, 1983, p. 108.
46
Sin embargo, existen situaciones en las cuales se puede
identificar un cierto grado de motivación en la relación entre los
componentes del signo lingüístico, así como advierte Saussure en
la segunda parte del Curso.
La eufemización es un proceso motivado, y el carácter
motivado de los eufemismos reside tanto en el mecanismo de
formación, como en la necesidad práctica de identificar en el
nuevo signo el significado del signo original. Los eufemismos
pueden presentar casos de motivación relativa o morfológica (El
Todopoderoso, diablillo, cornudo, cuquita, etc.) o de motivación
absoluta o fonética (mediante la alteración fonética de un
significante existente, es decir, con motivación mixta, o creados a
base de onomatopeyas, véase infra).
Es más, existen eufemismos creados a base de la
compatibilidad semántica entre el significado tabú y otro
significado, donde no hay motivación morfológica o fonética, sin
embargo no son signos arbitrarios puesto que no son signos
primarios. El uso de la metáfora o de la metonimia para expresar
una realidad tabú conduce a la formación de signos nuevos a base
de la motivación indirecta o semántica.
1.3.3. La función expresiva
Los investigadores que se han dedicado al estudio de las
funciones de la lengua en el proceso de la comunicación aceptan
la función expresiva o emotiva como la función mediante la cual
el hablante se expresa a sí mismo, es decir, añade a la información
que pretende transmitir ciertas informaciones subjetivas relativas
a su actitud sobre el contenido del mensaje. Los signos que
cumplen con esa función son síntomas (según Karl Bühler) antes
que señales. En otras palabras, su existencia se debe a la
necesidad del ego interior de expresarse, antes que a la intención
de compartir las emociones propias. Si aceptamos esa distinción,
consta que, por ejemplo, para expresar una actitud negativa, la
relación entre el signo+síntoma y el signo+señal se sobrepone en la
relación disfemismo/cacofemismo y eufemismo:
47
[...] y entonces padeció la humillación de verse a sí
mismo en semejante estado de igualdad, carajo, si este hombre
soy yo, dijo [...] (Gabriel García Márquez, El otoño del
patriarca);
+ ¡Caramba! 0 dijo sonriendo 0. Usté pertenece a casi tó.
(John Kennedy Toole, La conjura de los necios).
Los ejemplos citados son representativos. En el primero,
el contexto tiene el aspecto de un monólogo (“carajo, si este
hombre soy yo”), en el cual las marcas dominantes son las de la
primera persona (soy, yo); el disfemismo carajo es, por lo tanto,
un síntoma, se manifiesta como una reacción espontánea y
expresa una emoción interna que podría ser percibida como tal
por un oyente.
En el segundo ejemplo, el contexto está orientado hacia el
oyente, predominan las marcas (usted, pertenece) de la segunda
persona (lógica, no gramatical), y el signo+síntoma caramba se
convierte, al mismo tiempo, en señal, es decir, la transmisión del
estado emocional del hablante es un acto consciente e
intencionado, lo que requiere la sustitución de un
cacofemismo/disfemismo como cojones o carajo con el
eufemismo caramba (véase infra, La función poética). Cabe
insistir que esta incidencia sigue siendo fundamentalmente un
síntoma, es la expresión de una actitud o de una emoción
subjetiva del hablante, por lo cual no se inscribe en el repertorio
de las incidencias conativas.
1.3.4. La función conativa
La función conativa concierne los elementos discursivos
que expresan la intención del hablante de atraer al oyente en el
proceso de la comunicación. En la estructura del mensaje
aparecen elementos que no contribuyen a la creación del
contenido informativo, pero que pretenden incluir al oyente en un
48
esquema dinámico que supone el feedback. Lo que incumbe, en el
marco de nuestro análisis, es la naturaleza de tales elementos,
determinada por la manera en que el hablante transmite, mientras
establece el contacto, su actitud hacia el oyente mismo, lo que
hace que este tipo de incidencias se circunscriban a la función
conativa.
En concreto, estamos hablando de los elementos
lingüísticos que, en el acto de la comunicación, se refieren
directamente al oyente y mediante los cuales el hablante
manifiesta una actitud de reverencia o de irreverencia hacia el
oyente.
La expresión de la reverencia constituye un caso
particular de eufemismo, que tiene como origen antiguas
interdicciones lingüísticas, hoy desaparecidas en la mayoría de los
casos. Las marcas específicas de la expresión de la reverencia
son, en algunas lenguas, los pronombres de cortesía, y, junto a
estos, ciertas expresiones con función reverencial específica;
algunas de estas fueron el origen de los pronombres de cortesía en
las lenguas modernas, como el español, el portugués o el
rumano18. La tradición de expresar la reverencia por los
pronombres personales empezó en latín, donde el uso del plural
vos surgió en respuesta del plural imperial nos, y se generalizó en
todos los ambientes sociales19. Las lenguas románicas heredaron
el pronombre vos enriquecido con la función de cortesía; sólo el
francés conserva ese uso en la lengua moderna, mientras que en
rumano se conserva en parte, en la forma de plural, segunda
persona, del verbo que concuerda con el pronombre de cortesía.
En rumano, español y portugués, del vasto repertorio de fórmulas
de cortesía (rum. Măria Ta, Domnia Ta, SfinŃia Ta, LuminăŃia Ta,
esp. Vuestra Merced, Vuestra Señoría, Vuestra Excelencia, port.
Vossa Mercê, Vossa Excelência, Vossa Senhoria, etc.), algunas se
18
Véase nuestro estudio Alofemismele în opera lui Ion Creangă, en
Analele UniversităŃii “ tefan cel Mare” Suceava, Seria Filologie, A.
Lingvistică, Tomul XI, nr.1, 2005, Editura UniversităŃii Suceava, 2005,
p. 85+114.
19
Alexandru Lambrior, Cuvinte de reverenŃă la români, en Studii de
lingvistică Ji folcloristică, Junimea, IaMi, 1976, passim.
49
generalizaron y se lexicalizaron como pronombres de cortesía:
rum. Domnia Ta > dumneata, rum. Domnia Voastră >
dumneavoastră, esp. Vuestra Merced > Usted, port. Vossa Mercê
> Vossemecê > Você. La forma femenina oblicua Lei del italiano
se justifica por su función de sustituto de ciertas construcciones
similares basadas en un sustantivo abstracto femenino Eccelenza,
Signoria, etc.
El contrapunto de la expresión de la cortesía es el vasto
repertorio de insultos, invectivas e injurias, es decir, de
incidencias disfémicas relativas al oyente, que entran bajo la
incidencia de la función conativa. Si comparamos los ejemplos
citados anteriormente, en el análisis de la función expresiva, con
el ejemplo siguiente, advertiremos que, a pesar de la similitud de
los contextos, aquí el mensaje está orientado hacia el oyente, y el
signo+síntoma se convierte fundamentalmente en señal:
Parece que han estado aquí de excursión. Pues sí que
estamos arreglados. Ya os expliqué lo de las hormigas y las ratas,
cojones. (John Kennedy Toole, La conjura de los necios).
1.3.5. La función poética
A pesar de que el valor estilístico de los eufemismos es
secundario, no necesario, la función poética está bien
representada en la estructura del eufemismo como signo, debido a
los mecanismos involucrados en el proceso de creación del
mismo. La función poética se manifiesta tanto en el nivel del
significado, como en el nivel del significante.
Roman Jakobson insiste en el papel de la función poética
en la organización formal del discurso20. En el plano de la forma,
la función poética se manifiesta en una serie de aspectos
prosódicos, que afectan a la organización sintagmática de los
20
Roman Jakobson, FuncŃiile limbii, fragmento de Lingvistica Ji
poetica, en CrestomaŃie de lingvistică generală, editor Ion Coteanu,
Editura FundaŃiei “România de Mîine”, BucureMti, 1998, p. 54 et seq.
50
significantes. En el proceso de creación de los alofemismos, los
elementos prosódicos son determinantes, en ciertas situaciones,
para la selección del nuevo significante (existente o recién
creado) que sería asignado al significado cuyo significante
original se halla bajo la interdicción lingüística. Podemos afirmar,
parafraseando una aserción de Ion Coteanu, que el proceso de
creación de los alofemismos “se relaciona con el mecanismo
mismo del signo lingüístico, pues pospone la aparición de la
imagen del objeto sustituido, ocultado durante un tiempo
mediante su equivalencia con otro signo”21.
Hay dos situaciones que destacan: por un lado, puede
haber un proceso de reasignación, cuando un significante
existente viene asociado con el significado tabú de base, puede
haber un proceso de creación de un nuevo significante, ya sea
aplicando cambios fonéticos al antiguo significante, o creándose
uno completamente nuevo, sin relación con el antiguo, cuando el
factor principal es la expresividad fonética. En este último caso,
los alofemismos suelen ser del tipo irónico o disfémico.
El primer tipo de alofemismos basados en la
compatibilidad fonética son los alofemismos creados por la
reasignación, es decir, por la sustitución del significante hallado
bajo la interdicción con otro, similar como inventario de fonemas,
secuencia inicial o secuencia final. Sin duda, la mayoría son
alofemismos creados con la conservación de la secuencia inicial y
la alteración de la secuencia final, como en el ejemplo:
La verdad es que no lo pasamos mal aquella noche en su
casa, ¿se acuerda?, cuando vino Reinona y yo me escondí en el
aseo con su vecina. Joroba, qué tía. (Eduardo Mendoza, La
aventura del tocador de señoras),
De tal manera que, por un lado, la correspondencia entre el SNT2
y el SD1 sea identificable mediante el SNT1 (in absentia), y, por
otro lado, SNT2 pueda servir para las situaciones de
21
Ion Coteanu, Stilistica funcŃională a limbii române. Stil, stilistică,
limbaj, Editura Academiei R.S.R., BucureMti, 1973, p. 23.
51
“emergencia”, sobre todo en las expresiones fijas (p. ej. me cago
en
).
En ciertas situaciones puede crearse un significante
nuevo, a partir del significante original que sufre alteraciones, es
decir, reemplazos o metátesis de algún fonema o secuencia
fonética. La semejanza con el antiguo significante contribuye a la
creación de una conexión estable con el significado tabú, pues la
forma del antiguo es identificable o reconocible en el significante
nuevo. A veces se crean series sucesivas de significados alterados
fonéticamente, fenómeno que se debe a la corrupción de la
función eufemística de los términos. Las palabras creadas de esta
manera pierden rápidamente su carácter eufemístico pues las dos
relaciones de significar (SD – SNT1 y SD – SNT2) tienden a
volverse equivalentes, ya que el SNT2 no tiene ningún otro
significado que le asegure una existencia autónoma.
Para seguir con más facilidad este mecanismo,
analizaremos una cadena alofémica de secuencias interjeccionales
en español:
caracoles
→ caríjoles
→ carajo, quizás caray
→ carambolas → caramba, carambita
→ carapacho → caracho, caricho, carape
→ carápita, cáspita, etc.
Este paradigma “arborescente” de alofemismos
equivalentes ha sido estudiado, en 2002, por José Antonio Bravo,
en el artículo De cáspitas, carachos y caracoles22. Según este
autor, el término cero del paradigma parece ser la interjección
¡caracoles!, palabra heredada del latín con un sentido secundario
disfemístico: lat. cochleolus > lat. vulg. cochleare > esp. caracol.
El sentido primario de “molusco marino” recibió desde el latín,
sostiene Bravo, un sentido secundario eufemístico de “órgano
22
En el periódico “El Peruano”, 12 de julio, 2002; nuestro análisis se
refiere a los términos mencionados por Bravo, aunque en el mismo
paradigma se pueden incluir más elementos.
52
sexual masculino”, es más, las metáforas sexuales de la fauna
marina son bastante frecuentes23, pues los órganos sexuales
femeninos reciben nombres eufemísticos del mismo campo
semántico (“labrum Veneris”: fr. moule, esp. am. concha,
lexicalizado como eufemismo de coño, etc.).
Sin pretender infirmar la teoría de Antonio Bravo, cabe
mencionar un aspecto relevante en este contexto, es decir, la
similitud eufónica entre dos términos latinos, cochlea y colea (el
plural de coleum, var. coleus, más tarde coleo,0onis, que es el
étimo de la forma española24). Parece plausible suponer que
cochlea tuviese un uso eufemístico para colea, lo que justifica la
equivalencia semántica entre las interjecciones españolas
caracoles / cojones, y la forma de plural del sustantivo
lexicalizado como interjección: ¡caracoles! En esta situación, el
término cero sería cojones, mientras que caracoles sería el
sustituto alofémico que genera formas alteradas fonéticamente.
En la serie de arriba, hay dos formas del tipo anterior,
carambolas y carapacho. La selección del primero implica su
lado formal, es decir, la estructura fonética y prosódica (aunque
existe una relación de sinonimia eufémica entre cojones0pelotas0
bolas, que lleva a la degradación rápida de la función eufémica de
carambolas y a la aparición de las formas ulteriores caramba y
carambita). Existe una similitud semántica primaria, es decir, las
denotaciones compatibles de los dos significados facilitan la
asociación entre el SNT2 y el SD1. Todas las demás formas del
paradigma son creaciones nuevas, resultadas de la alteración
fonética del significante inicial o de algún supuesto préstamo de
otros idiomas (etimologías posibles del término cáspita, del it.
caspita, eufemismo de cazzo25, “pene”, o resultado de la
23
La concha es parte de la simbolística de la diosa Afrodita, que nació
del semen de Urano derramado en las aguas del mar tras la castración de
éste. (Véase también Mircea Eliade, op. cit., vol. I, p. 297+298.).
24
Joan Corominas, Diccionario crítico etimológico castellano e
hispánico, Gredos, Madrid, 1983.
25
N. Zingarelli, Vocabolario della Lingua Italiana, Zanichelli, Bologna,
2004.
53
contaminación entre capperi y cospetto di Bacco26, o del término
caray/carai del cat. carall), cuando conocer el sentido de la
palabra prestada no es imprescindible.
En el repertorio de los alofemismos inéditos, basados
exclusivamente en la expresividad fonética, se incluyen los
términos del lenguaje infantil, donde la reduplicación es la forma
más frecuente de la creación léxica (rum. pipi, esp. pipí, port. xixi,
rum., esp., fr. caca, etc. o rum. a face fichi0fichi/hîŃa0hîŃa, esp.
hacer ñaca0ñaca). En algunas de esas formas podemos identificar
un étimo real, derivado de las onomatopeyas, el mismo para todas
las lenguas románicas (lat. cacare, lat. *pissiare), entonces las
formas del tipo descrito pueden ser creaciones románicas o
herencias del latín.
En otras situaciones, la fuente de los alofemismos
basados en la expresividad fonética puede ser el préstamo; en este
caso, la estructura fonética del término es decisiva para la
creación del eufemismo, pues el nuevo signo debe sugerir antes
que significar. Por ejemplo, el barbarismo de las estructuras rum.
a face coneŃul [cuiva] (“matar”, del bulg. конец, “fin”) o rum. a
fi capút (“estar muerto”, del alem. kaputt) puede ser percibido
por los hablantes como mera onomatopeya, comparable con la de
la estructura fr. faire couïc, “morir”. Es significativa, también, la
similitud prosódica de los tres elementos: [ko·'nets], [ka·'put],
[ku·'ik].
Hablar de la “expresividad fonética” no significa aceptar
la teoría del simbolismo fonético, que no puede existir como
rasgo intrínseco de los sonidos. No hay un simbolismo fonético
de motivación absoluta, pero puede existir un simbolismo
fonético basado en la tradición de una comunidad, donde el
aspecto formal de ciertas palabras puede evocar otras palabras, y
así matizarlas con connotaciones nuevas. Por ejemplo, las
palabras rum. mama, esp., port. mamá, it. mamma, fr. maman,
rum. nani, port. nana, esp. mimir, esp. mimar vienen asociadas,
en los primeros años de vida de los niños, a la sensación de
seguridad, por lo que los sonidos [m] y [n] pueden evocar el
26
Joan Corominas, op. cit.
54
mismo estado27, y una oración como, por ejemplo, “Mmmm, me
muero de sueño” tiene un efecto soporífico más evidente que, por
ejemplo, “Estoy cansadísimo, voy a acostarme”. Sin embargo, los
sonidos sacados de su contexto lingüístico (y circunstancial)
adecuado no pueden tener tal efecto. La oración “¡Mierda, cómo
me molesta ese mamón!”, por ejemplo, no va a sugerir un estado
benéfico y cómodo. El “simbolismo” fonético no puede funcionar
como un factor independiente del sentido de las palabras, pero
puede influir sobre la selección paradigmática de ciertos términos
en ciertos contextos.
Por esos motivos es preferible usar el término
“expresividad” fonética, lo que quiere decir una sonoridad
impactante o sugerente, de alguna manera, de una secuencia
fonética, ya que, como dice Heinrich Plett, “la expresividad
significa, pues, tres cosas: emocionalidad, espontaneidad y –lo
que resulta de las dos– originalidad”28.
1.3.6. La función metalingüística
El lingüista Ioan Oprea sostiene que la función
metalingüística es una función explicativa. En otras palabras, la
función metalingüística de cualquier palabra que no pertenece al
metalenguaje se vuelve activa in praesentia. A primera vista, eso
significaría la imposibilidad de los eufemismos de cumplir con
una función metalingüística, pues su existencia es condicionada
por su estatuto de sustitutos de las palabras que se hallan bajo la
interdicción lingüística, y por tanto la relación entre el
substituendum y el substituens es paradigmática, no sintagmática.
En las pocas situaciones en las cuales el eufemismo
aparece en una posición metalingüística, su función es más bien la
de reparar, antes que la de explicar. Estamos hablando,
obviamente, de los “slips of the tongue”, cuando al hablante se le
“escapa” una palabra inapropiada y busca una solución para
atenuar el impacto negativo de la palabra ya pronunciada; la
27
28
Cf. “Mi mamá me mima”.
Plett, op. cit., p. 19.
55
solución más común es la de añadir un sinónimo eufemístico (“Es
maricón, digo, homosexual.”, “Eso es una mierda, ay, perdón,
porquería.”, etc.).
56
PARTE IIa: EL EUFEMISMO COMO FENÓMENO
CULTURAL
2.1. Los tabúes tradicionales
2.1.1. Los tabúes de lo sagrado29
“A veces, el eufemismo es la expresión del miedo
supersticioso: una realidad espantosa es nombrada mediante el
eufemismo para disminuírsele la fuerza maléfica (situaciones
presentes sobre todo en los textos que reflejan una psicología
primitiva). Esos son generalmente los eufemismos
onomásticos.”30 El miedo al nombrar las realidades provistas, en
la imaginación colectiva, de atributos sobrehumanos, capaces de
interferir concretamente en la vida de la comunidad, tiene que ver
con el miedo a lo desconocido. La imaginación humana crea, en
el más allá de las fronteras del mundo tangible, un mundo nuevo
que funciona según sus propias leyes. Ambos presentan
interferencias, ya que las acciones de uno determinan reacciones
en el segundo, y las palabras abren las puertas entre los dos, pues
las palabras son imágenes de los objetos y de los seres.
El eufemismo es una manera de resolver un tabú. El
término tabú, apunta Stephen Ullmann, “es de origen polinesio, y
el simple hecho de que utilicemos una palabra tan exótica para
nombrar a un fenómeno extremadamente común en nuestra
cultura es sintomático para la universalidad del tabú.”31
2.1.1.1. Tendencias en la evolución del pensamiento
religioso en la cultura europea
La aparición de las primeras interdicciones lingüísticas
empieza junto a las primeras manifestaciones del pensamiento
místico+religioso del tipo totémico y chamánico. Los tabúes de lo
sagrado y de lo impuro han sido los tabúes tradicionales desde los
29
Fragmentos de nuestro artículo Cuvinte interzise: totemismul Ji
apariŃia primelor interdicŃii de limbaj, en Omul Ji mitul, EdiŃia a II+a, 1+
3 noiembrie 2007, Suceava, Editura UniversităŃii, Suceava, 2007, p.
323+332.
30
*** Terminologie poetică Ji retorică, Editura UniversităŃii “Al. I.
Cuza”, IaMi, 1994, p. 60+61 [subl. aut.].
31
Stephen Ullmann, op. cit., p. 89.
59
orígenes de la cultura humana. Su sobrevivencia reflejada en la
lengua hasta el día de hoy demuestra que han sido los tabúes de
los orígenes y que han acompañado la cultura humana a lo largo
de su evolución. La sociedad estructurada sobre bases
totemísticas se funda en esas dos direcciones, que concuerdan en
el desarrollo bilateral, laico y místico, del totemismo.
Los tabúes de lo sagrado son tabúes del miedo. La
religión en general significa la veneración de una entidad
desconocida que podría existir (y el ser humano no puede tomar
el riesgo de ignorar tal posibilidad) y que podría causar algún
daño a los transgresores.
Los antropólogos sostienen que la primera semilla del
pensamiento místico aparece en las expediciones de caza de las
comunidades primitivas. La muerte del animal, la conversión del
ser en objeto inanimado habrían sido asociadas con la pérdida de
la sangre, elemento de la energía vital y pieza fundamental en los
todos los rituales religiosos que aparecerían más tarde. Es más,
dice J. L. Cardero, parte de la materia orgánica de los cadáveres
(huesos, cuernos, pieles), conservaba su aspecto mucho después
de la putrefacción de la carne, lo que habría sugerido a los
cazadores la posibilidad de una existencia más allá del fin
aparente32. Esos elementos permanentes, símbolo de la
continuidad, encarnarían el espíritu del animal muerto en las
ceremonias chamánicas, y los cazadores estarían bajo su
protección, tomando en préstamo sus atributos. El cazador se
gana el derecho de vestirse y adornarse con la piel o los dientes
del animal sacrificado en la caza, como pruebas de su valentía, o
como amuletos que le proporcionan la identificación con el
espíritu del animal. Esos aspectos justifican, por un lado, la forma
de manifestación del totemismo y, por otro lado, la
preponderancia del elemento animal en el repertorio de las marcas
totémicas.
32
José Luis Cardero López, Monstruos, muertos y dioses oscuros. El
miedo y lo sagrado, Aguilar, Madrid, 2007, p. 188.
60
El pensamiento místico nace del miedo, y el miedo nace
de la violencia. La muerte y la sexualidad, los dos aspectos que
fundamentan los tabúes tradicionales, se relacionan mediante su
discontinuidad, dice G. Bataille, pues “el campo del erotismo es
esencialmente el campo de la violencia, el campo de la
violación.”33 La existencia del ser humano se desarrolla entre dos
momentos, el de la creación y el del fin de la vida, y son esos
momentos de misterio los que crean los tabúes permanentes que
se oponen al conocimiento.
Cuando las comunidades primitivas adoptan una vida
sedentaria, el riesgo de endogamia aumenta, lo que impone la
necesidad de algunas normas convencionales de comportamiento
social / sexual. Aparecen, de esta manera, las primeras
manifestaciones del pensamiento ritual, concretadas en los
sistemas totemísticos. En esencia, en el centro del totemismo se
hallan las reglas que norman la vida sexual, y, consecuentemente,
aparecen las primeras restricciones conscientes y arbitrarias de la
selección de una pareja sexual. Las interdicciones totemísticas
primarias, inculcadas y aprendidas de una generación a la
siguiente, perdieron la relación con la motivación inicial, y el
sistema totemístico se vuelve “especulativo y gratuito”34; las
prohibiciones primarias empiezan a recibir explicaciones
fantasiosas, capaces de satisfacer la necesidad de los humanos de
tener una motivación para sus actos. Y como las sociedades
primitivas llevaban una vida limitada a un antropocosmos
palpable y material, los primeros “dioses” aparecen en los objetos
de su alrededor. Los animales+tótem se convierten en seres
sobrenaturales pertenecientes a una realidad paralela que no
permite el acceso a los seres humanos. Se crea de esta forma una
dualidad entre la existencia concreta y material del animal y su
33
Georges Bataille, Erotismul, Editura Nemira, BucureMti, 2005, p. 28+
29.
34
Claude Lévi+Strauss, Gîndirea sălbatică. Totemismul azi, Editura
tiinŃifică, BucureMti, 1970, p 75.
61
lado oscuro y desconocido, pero misterioso y todopoderoso. Las
prohibiciones de nombrar a los dioses tienen sus orígenes en este
periodo del totemismo, que generó numerosos tabúes y
supersticiones perpetuados a lo largo del tiempo; en las lenguas
modernas hay pruebas de esas interdicciones, en concreto los
eufemismos usados por los indoeuropeos para designar ciertos
animales. Así, pues, las formas para designar el oso, tipo *ŕktos
sau *h2rktos (Cf. gr. άρκτος, lat. ursus, gael. arth, hit. hartagga,
etc.35), desaparecieron de las lenguas germánicas y eslavas, donde
el término vino reemplazado por perífrasis eufemísticas tipo
“[animal] marrón” (Cf. *bhérā/bhérnus36 en las lenguas
germánicas) o “[animal] que come miel” (Cf. la raíz *meduQedQ
en las lenguas eslavas). Lo mismo sucedió con los nombres de
otros animales (“perro”, “ciervo”) o de ciertas plantas
consideradas como sagradas.
Muy famosa es la situación de la Mustela nivalis37,
animal+tabú para varios habitantes de Eurasia, cuyos nombres
eufemísticos han proporcionado numerosas investigaciones entre
los dialectólogos y los romanistas (Hugo Schuchardt, Leo Spitzer,
Ramón Menéndez Pidal, Gerhard Rohlfs, Manfred Bambeck,
etc.); el indoeuropenista italiano Mario Alinei demuestra, en un
estudio del año 199238, que los tabúes relacionados con ese
35
Véase, en el mismo sentido, Carlos Quiles, A Grammar of Modern
Indo0European, http://dnghu.org/Indo_European_Grammar.htm
36
La misma raíz aparece en los nombres eufemísticos de otros animales:
el lince (lit. béras, biel. рысь, rus. рысь, ucr. рись, bulg. рис, sloven.
ris, rum. rîs) o el castor: lat. fiber, feber, fr. bièvre, alem. ant. bibar,
alem. Bever, ingl. ant. bebr, después beofor, ingl. beaver, isl. ant. biōrr,
etc. (Cf. Indo European Etymological Dictionary, www.geocities.com/
iliria1/etymology1.html
37
El nombre latín, mustela, de mus, “ratón” o quizás de mustus, “nuevo,
joven, tierno” parece ya el eufemismo de un nombre anterior.
38
Mario Alinei, Dialectologie, anthropologie culturelle, archéologie:
vers un nouvel horizon chronologique pour la formation des dialectes
européens, în A.A.V.V., Nazioarteko dialektologia biltzarra. Agiriak /
Actas del Congreso International de Dialectologia, Bilbo 1991.X.21/25,
Euskaltzaindia / Real Academia de la lengua vasca, Bilbo 1992, pp. 577+
606, www.continuitas.com.
62
animal son precristianos y preindoeuropeos, tal como lo
comprueba la existencia de los nombres eufemísticos en varios
idiomas, tanto indoeuropeos, como altaicos (turcos), ugro+fínicos
(húngaro, finlandés), semito+hamíticos (árabe)39.
Alinei relaciona esos eufemismos con el totemismo,
citando, en ese sentido, la situación de algunos antropónimos
húngaros: «Le nom hongrois actuel de la belette est menyét, qui
signifie 'bru'. Le nom hongrois ancien de la belette était hölgy,
helgy, qui en hongrois moderne signifie 'nouvelle épouse,
madame'. Ce mot hongrois hölgy toutefois, fait partie d'un groupe
d'anthroponymes d'origine turque, que tous les savants
considèrent, d'un commun accord, comme d'origine tribale et
totémique: il s'agit d'anthroponymes comme Kus 'faucon', Karcsa
'buse', Kartla 'aigle', Torontál 'faucon', Turul, Turol, Turony
'buse', 'faucon', Zongor o Csongor 'buse', Arszlan 'léon', Barsz
'panthère', Kaplan 'tigre', Kurd 'loup', Tege o Teke 'bélier', Gyalán
o Gyilán 'serpent', Aktaj 'poulain blanc', Karakus 'faucon noir',
Akkus 'faucon blanc', Kücsbarsz 'panthère forte', Alattyán 'faucon
héroïque' Thonuzoba 'père+sanglier', Farkas 'loup', Karoldu
'belette noire', Saroldu 'belette blanche', Nyesta o Nyeste 'fouine',
Holgyasszony 'hermine femelle' et bien d'autres40. Pourquoi les
savants hongrois donnent+ils une interprétation tribale et
totémique à ces noms? Pour deux raisons: (I) la plus ancienne
chronique hongroise, celle dite de l'Anonyme (concernant les
origines de la famille de Arpád, le héros fondateur hongrois, qui
conduit les tribus hongroises au bassin du Danube et de la Tisza, à
travers les Carpathes du Nord Est), raconte comment un turul,
l'aigle mythique des anciens hongrois, s'accoupla avec la grand+
mère de Arpád Emese (du turc eme 'mère, animal femelle'),
pendant son sommeil. Le fruit de cette union fut Almos, père de
Arpád. (II) Puisque beaucoup de ces anthroponymes hongrois
sont d'origine turque, comme nous l'avons dit, les savants
39
Ibidem, p. 3.
En rumano existen numerosos apellidos del mismo tipo, que algunos
lingüistas ven como apodos (véase Iorgu Iordan, DicŃionar al numelor
de familie româneJti, Editura tiinŃifică Mi Enciclopedică, BucureMti,
1983, p. 14).
40
63
hongrois sont forcés de les projeter à l'époque des mystérieux
contacts de l'ethnie hongroise avec les peuples altaïques.»41
El repertorio de los nombres eufemísticos lexicalizados
de la Mustela es impresionante. Analizando la lista de Alinei, y
añadiendo algunos términos románicos dialectales, encontraremos
que la mayoría pertenecen a uno de los dos tipos semánticos
fundamentales42: por un lado, un número reducido son pruebas de
los rituales paganos de ofrendas; el controvertido paniquesa,
motivo de numerosas explicaciones fantasiosas, fue elucidado por
las contribuciones de Rohlfs y Bambeck, que descubrieron la
existencia de algunas pruebas relativas a esas ofrendas43. En esta
categoría mencionemos el tipo del arag. paniquesa y variantes
(arag. panitiecha, astur. bunietsa, buniella, cat. paniquera), y el
tipo del sard. campid. buccameli (bucchimeli, bucca de meli,
melimbucca, cannamei, etc.).
Sin embargo, la mayor parte son del tipo de las metáforas
mediante las cuales el animal recibe los rasgos [+ humano], [+
femenino], [+ diminutivo]. Algunos son neutros desde el punto de
vista de la relación con la comunidad: las formas con el
significado “bella, bonita”: fr. belette, lad. belora, geg. bungël,
tosc. bukël, las formas con el significado “mujer, doña”: it.
donnola, galeg. donicela, doniña, denicela, donosiña, dona das
paredes, sard. sassar. tana di muru, donna di muru, etc., port.
doninha, venet. donola, etc.; cf. también rum. măriuŃă (dim. de
41
Mario Alinei, op. cit., p. 4+5.
Véase también Stephen Ullmann, op. cit., p. 90.
43
«Un pas en avant décisif est fait par Rohlfs (suivi et renforcé par
Schott), qui découvre que 'pain et fromage' est aussi le nom de
nombreux autres animaux, et même d'insectes, dont les couleurs n'ont
rien à faire avec celles de la belette. Rohlfs, en outre, découvre que 'pain
et fromage' sont souvent des offrandes que les enfants, dans leur
chansonnettes, font à la belette et à d'autres animaux pour gagner leurs
bonnes grâces. Enfin Bambeck découvre la chose la plus importante
pour notre problème de datation: en Galice, au VIe siècle de notre ère,
l'évêque de Braga, Martin, luttait contre les paysans de son temps, car ils
s'obstinaient à faire des offrandes aux animaux, dont celle du pain.»
Ibidem, p. 3+4.
42
64
María). Los demás, significativos para el lingüísta italiano, son
relativos a la familia política: la serie “comadre” (esp. comadreja,
occ. comairelo, sard. campid. camedrenga, sard. logud.
comaredda, etc.), la serie “nuera” (rum. noriŃă, port. norinha,
magh. menyét, alb. nuse, turc. gelin) y la serie “novia, joven
esposa” (rum. nevăstuică, neviscă, it. zitola, de zita, ngr. νύφιτσα,
de νύφη, bulg. nevestulka, neveska, nevestica, etc., maced.
nevestulka, ucr. nèvjesticka, etc.)44.
!
En una interpretación tradicional, “el poder de las palabras”
envía, sin duda, a las creencias en una Palabra prevista de poderes
mágicos que actúan efectivamente sobre las cosas del mundo
material, para crear o destruir.
En el repertorio mitológico de la cultura humana existe
un número sorprendente de mitos cosmogónicos que atribuyen la
existencia del mundo material a la Palabra divina.
Es muy obvio que tales mitos derivan de la opinión
general humana de que lo que nos separa de los animales y lo que
nos proporciona la condición de seres superiores es el lenguaje
articulado. Todos estos mitos tienen en común la idea de que el
mundo fue creado de la nada primordial mediante un acto de
voluntad divina. En la mayoría de los casos, la voluntad divina o
el pensamiento preceden la palabra que es el ser divino
materializado; por consiguiente, la voluntad es insuficiente para
generar la energía creadora, y el pronunciar es el impulso
energético necesario y suficiente para desatar la génesis.
En la mitología hebreo+cristiana, el nacimiento del mundo
material es causado por la materialización de la voluntad divina
mediante el imperativo ¡Hágase la Luz! [Génesis, 1:3]. La
creación es simultánea al acto del hablar, la palabra se materializa
en un hecho palpable. La misma idea la volvemos a encontrar en
44
Véase también Mario Alinei, op. cit., p. 4.
Fragmento de nuestro estudio, El poder de las palabras. La función
mágica del lenguaje, en Omul Ji mitul, Colocviu InternaŃional Suceava
2005, Universitas XXI, IaMi, 2006, p. 288+294.
45
65
el Nuevo Testamento, donde el Evangelio de Juan empieza con la
sentencia “Al Principio era la Palabra, y la Palabra estaba con
Dios y la Palabra era Dios.” [Juan, 1:1]. Dios se identifica con la
Palabra, es decir, el Pensamiento y el Verbo son dos facetas de
una misma entidad. El Pensamiento significa la voluntad divina
intrínseca, ideal, y el Verbo es un primer grado de materialización
del mismo, es concreto y abstracto, es material e ideal, y es
ενέργεια (en ambos sentidos: el clásico, de “actividad”, y el
moderno, de “energía”). Entonces la idea se materializa mediante
el verbo y genera el nacimiento del mundo material.
No es ninguna casualidad el hecho de que, en la mitología
hebreo+cristiana, el “papel” del onomaturgo le corresponda al
primer hombre, Adán, y es él quien les atribuye nombres a los
seres y a las cosas en conformidad a la naturaleza de las mismas.
Sin embargo, la Biblia no comenta nada sobre la manera en que
Adán ha ejercido su función onomatúrgica, por eso hay
numerosas especulaciones sobre la lingua adamica, esa lengua
primordial que no estaría constituida por signos convencionales,
sino que expresaría inmediatamente la realidad.
La palabra que crea, como metáfora de esa lengua de
origen divino, se vuelve incontrolable y se convierte en un arma
orientada contra el Creador mismo, pues la Palabra no pierde sus
propiedades mágicas al ser regalada a los humanos. El mito de la
Torre de Babel, que explica la diversidad lingüística por medio de
una parábola que viene a continuación de la milagrosa creación
mediante la Palabra, es uno de los mitos que generaron, en la
Edad Media, numerosas especulaciones sobre las posibilidades de
dominación que la lengua primordial otorgaría a los mortales que
se volverían iguales a su Creador: “Era la tierra toda de una sola
lengua y de unas mismas palabras. En su marcha desde Oriente
hallaron una llanura en la tierra de Senaar y se establecieron allí.
Dijéronse unos a otros: «Vamos a hacer ladrillos y a cocerlos al
fuego.» Y se sirvieron de los ladrillos como de piedra, y el betún
les sirvió de cemento; y dijeron: «Vamos a edificarnos una ciudad
y una torre, cuya cúspide toque a los cielos y nos haga famosos,
por si tenemos que dividirnos por la haz de la tierra.» Bajó Yavé a
ver la ciudad y la torre que estaban haciendo los hijos de los
66
hombres, y se dijo: «He aquí un pueblo uno, pues tienen todos
una lengua sola. Se han propuesto eso, y nada les impedirá
llevarlo a cabo. Bajemos, pues, y confundamos su lengua, de
modo que no se entiendan unos a otros.»” [Génesis, 11:1+7]. “Es
típico del pensamiento mítico dar al habla un poder creativo o
mágico”, comenta J. C. Moreno Cabrera, y sigue: “El origen de la
construcción de la ciudad y de la torre está en las palabras que
unos se dicen a otros: el lenguaje tiene un poder ilimitado, pues
no sólo está en el origen de las obras humanas, sino también en el
de las divinas.”46 La parábola descubre nuevos matices de la idea
de la creación mediante la palabra, pues, dice el mismo autor47,
las represalias divinas consisten en un método que impida la
comprensión recíproca de los miembros de la comunidad, y que
impida la cooperación en un propósito que constituye un desafío
de la divinidad.
Sin duda, la mayoría de los pueblos del mundo conoce
varias creencias que tienen que ver con los nombres de los seres,
de las personas o de los dioses, y para ellos conocer el nombre de
una persona es equivalente a conseguir un tipo de poder sobre la
persona en cuestión. El nombre forma parte integrante de la
persona; nada sorprendente si pensamos que, generalmente, el
aprendizaje del mundo se hace por intermedio del lenguaje, es
decir, el antropocosmos se identifica, de hecho, con el
glosocosmos. En una serie de mitos cosmogónicos en los cuales
la palabra ocupa el lugar fundamental aparece la idea de que esa
primera palabra que materializó el pensamiento divino
representaría una quinta esencia del mundo real, bien que se trate
del nombre del Creador, o de una palabra compleja que sintetiza
las leyes del universo. Naturalmente, en este contexto surge la
idea de que el que conseguiría reconstituir la palabra primordial
(o, por lo menos, un fragmento significativo del mismo) estaría en
posesión de la llave de las leyes que gobiernan el mundo,
obteniendo, de esta forma, un poder abrumador. De esa creencia
46
Juan Carlos Moreno Cabrera, La dignidad e igualdad de las lenguas.
Crítica de la discriminación lingüística, Alianza, Madrid, 2000, p. 79.
47
Ibidem.
67
nació la ciencia de los primeros cabalistas que se destacaron en
los análisis fonéticos y semánticos de los textos sagrados de los
judíos. Su actividad, malinterpretada en la Europa medieval, era
una actividad científica realizada con propósitos religiosos.
"
La magia ha estado
siempre en la periferia de la religión. Cabe suponer que no hay
población en el mundo para la cual el lenguaje articulado no tenga
un lado sagrado, lo que justifica que los conjuros de cualquier
tipo hayan acompañado los rituales místico+religiosos desde los
principios de esta forma de actividad humana.
Las artes divinatorias, la invocación de los dioses o de los
espíritus, los amuletos y talismanes, frecuentes en la Europa
precristiana, no eran consideradas como magia; en la Roma
antigua, existían prácticas basadas en el poder de las palabras para
obtener el poder sobre una persona: “Defixio era una lámina de
plomo donde venía inscripcionada una maldición contra una
persona, con fórmulas en «letras efesianas»; se metía esa lámina
en la tumba de alguien muerto recientemente para someter al
enemigo designado a una influencia mortal.”48
Después de la difusión del cristianismo, las prácticas
paganas se conservan como alternativas secretas o como variantes
sincréticas que asimilaban al cristianismo las antiguas creencias o
mitologías. Las poblaciones que recibían el cristianismo
confundían el rosario con los amuletos, los milagros con los
rituales de magia, la oración con los hechizos, confundían a los
santos con sus dioses paganos.
En este contexto se justifica la confusión relativa al
objeto de la Cábala, que, en realidad, era un método de relectura
de la Biblia, con el propósito de reconstituir la enseñanza original
que Adán había recibido del Creador, para recuperar la felicidad
edénica. La relectura cabalística no se basa en la hermenéutica
literaria, sino en el análisis fonológico y en la aritmética de los
valores numéricos del alfabeto. La actividad de los cabalistas
48
Alexandrian, Istoria filozofiei oculte, Editura Humanitas, BucureMti,
1994, p. 13.
68
judíos fue malinterpretada por los alquimistas medievales, que
veían en la Cábala la manera de obtener poderes milagrosos; las
enseñanzas de los cabalistas llegaron fragmentadas y deformadas
a los alquimistas del Occidente europeo, que las convirtieron en
prácticas mágicas y las usaron para crear la ilusión del poder
sobrenatural. Es éste el origen de las fórmulas supuestamente
sagradas o mágicas, que provenían en realidad de la actividad de
los cabalistas judíos: “Todas las palabras cabalísticas que
parecían inventadas, como taftalya, nahoirin, son abreviaciones
cultas de los versículos de la Biblia.”49 Los alquimistas buscaban
palabras mágicas, mientras que los cabalistas buscaban mensajes
sagrados detrás de las palabras; sin embargo, los cabalistas
también tenían sus palabras sagradas: “[...] La Cábala cree en un
Dios inaccesible, ajeno, que difícilmente puede ser conocido, En0
sof (El Infinito); él no puede ser siquiera nombrado, y la Cábala
sólo se refiere a él con perífrasis, llamándolo «El santo bendito
sea», o representándolo con el tetragrama, es decir, las cuatro
letras IHWE (Yahvé, Jehová) cuya pronunciación exacta es
conocida sólo por los elegidos.”50
2.1.1.2. La alofemización de los tabúes de lo sagrado
#
En la religión cristiana
no hay interdicciones de nombrar a Dios, pues el dogma
interpreta de una manera propia el mandamiento de no nombrar a
Dios en vano. En estas condiciones, los nombres de Dios y de los
santos no pueden ser considerados como eufemismos auténticos,
pues no sustituyen ningún tabú.
+ Nombres de Dios como ser supremo: fr. Tout0Puissant,
Éternel, Créateur, Seigneur, Notre Seigneur, Être Suprême,
Architecte de l'univers (y argóticos: Dab, Meg, Mec, Père de la
Tuile, Franc Mitou, Havre, Grand Havre, Daron des
49
50
Ibidem, p. 78.
Ibidem, p. 79.
69
Darons51); it. Onnipotente, Sommo Fattore, Altissimo, Signor;
port. Onipotente, Todopoderoso; rum. Atotputernicul,
Atoatefăcătorul, Atoateziditorul, Cel0de0Sus; esp. Señor,
Creador, Plasmador, Todopoderoso, Excelso, Ser Supremo, Gran
Arquitecto, etc.;
+ Nombres del Hijo de Dios: fr. (le) Sauveur,
Rédempteur, Messie, Fils (de Dieu), Le Galiléen; it. (il)
Salvatore, Redentore, Messia, Figlio di Dio, Galileo,
Nazareno; port. (o) Salvador, Redentor, Messia, Filho de
Deus; rum. Mîntuitorul, Mesia, Nazarineanul, Dumnezeu
Fiul; esp. (el) Salvador, Redentor, Hijo de Dios, El Niño,
Nazareno, etc.;
+ Nombres de la Virgen: fr. Notre0Dame, la Sainte
Vièrge, Mère de Dieu, Bonne Mère, Reine du Ciel; it. Madonna,
Madre di Dio, (la) Vergine; port. (a) Virgem, Nossa Senhora;
rum. Fecioara Maria, Maica Domnului, Maica Precista,
Preacurata, Sfînta Fecioară; esp. (la) Virgen, Nuestra
Señora, Madre Santísima, Madre de Dios, etc.
Los casos reales de eufemismos de los nombres de Dios y
de los objetos rituales aparecen en las construcciones blasfémicas;
los eufemismos de este tipo se basan en la alteración fonética: cat.
cago en Dena, en Dei, en Dénia, [en Déu]; fr. corbeuf [corps de
Dieu], jarnibleu [je renie Dieu], morbleu [la mort de Dieu], nom
de bleu [nom de Dieu], palsambleu [le sang de Dieu], parbleu
[par Dieu], sacrebleu [sacré Dieu], sangboeuf [sang de Dieu],
scrongneugneu [sacré nom de Dieu], ventre saint bleu [le saint
ventre de Dieu], ventre saint gris [le saint ventre du Christ], etc.;
it. Maremma maiale [Madonna maiale], porca madosca [porca
Madonna], due, duo, dinci, dindo, disse, disco, Diaz, Dionisio,
Diogene, zio [Dio], cristallo, Christian, Cristoforo (Colombo),
Crispo, Cribbio, Crobbio [Cristo], perdino, perdiana, per mio,
51
Formas mencionadas por Otto Ducháček, Les Survivances du
tabouage dans les langues contemporaines, “Études Romanes de Brno”,
vol. V, 1971, p. 71+87, www.phil.muni.cz, p. 75.
70
perdinci [per Dio]52; rum. dumnescrisu mă0tii [Dumnezeu +
înscrisul], bisău mă0tii [biserica + Dumnezeul], crupa mă0tii
[crucea], ceapa mă0tii [ceara], maica ta, Cristache [Cristoase]53;
esp. juro / voto a brios [juro / voto a Dios], me cago en diez [me
cago en Dios], ¡hospas!, ¡hósperas!, ¡hósticas!, ¡ostras! [hostias].
$
$
%
& Los tabúes
relativos al “diablo” o sus equivalentes en diversas culturas
pertenecen al campo de lo sagrado. Los eufemismos de esta área
semántica son más numerosos que los de la serie precedente, lo
que demuestra que los tabúes en cuanto a pronunciar el nombre
del diablo han sido más persistentes, y el miedo de invocar a esas
criaturas por su nombre ha sido más fuerte. Los eufemismos del
área semántica “diablo” afectan tanto al nivel del significante,
como al nivel del significado.
En el plano de la forma aparecen alteraciones como las
siguientes: fr. diantre, diâtre, dianche, diâche, dache [diable]; it.
cavolo54 [cazzo + diavolo], diamine (var. diancine, diacine)
[diavolo + domine], diascolo [diavolo + discolo]; port. dianho,
dialho, diacho [diabo]; esp. demontre(s) [demonio(s)], diache,
dianche, diancre, diantre, diaño, diatre [diablo], etc.
En el nivel semántico, la eufemización se apoya en los
rasgos que la imaginación colectiva atribuye al demonio (que a
veces recuerdan a las imágenes de los dioses precristianos):
1. Oposición a Dios:
+ maldad: fr. mauvais, malin, vilain; it. maligno; port.
malvado, futrica; rum. cel rău; esp. malo, espíritu maligno, etc.;
+ perfidia: rum. cel viclean; esp. astuto, mañoso, travieso,
etc.;
52
Véase Otto Ducháček, op. cit., passim.
Mencionado por Al. Graur en PuŃină gramatică, Editura Academiei
R. S. R., BucureMti, 1987.
54
Omonimia con cavolo, “col”.
53
71
+ rivalidad con Dios: fr. adversaire, (grand)
contradicteur, Antichriste; it. avversario, l’Anticristo; rum.
necuviosul, etc.;
+ enemigo de la humanidad: fr. ennemi; it. nemico, port.
inimigo; rum. neprietenul, nefîrtatul, vrăjmaJul; esp. enemigo,
etc.;
+ tentación: fr. tentateur; port. desinquietador das almas,
tentador; rum. ispita, pîrdalnicul; esp. tentador, etc.;
+ anatema: fr. maudit; port. maldito, excomungado, rum.
păcatul, săcretul55, etc.;
+ exorcismo: rum. ducă0se0pe0pustii, ucigă0l0crucea,
ucigă010toaca, ucigă0l0tămîia (y arum. si0łĭ0Creapă0Numa);
2. Rasgos atribuidos por la imaginación popular:
+ cuernos: port. cornudo, chifrudo; rum. cornea, cornilă,
încornoratul, etc.;
+ pezuñas: port. patuto, pé0de0cabra, pé0de0pato, pé torto,
etc.;
+ rabo: port. rabão, rabudo; rum. codea, codaciu, etc.;
+ suciedad: port. porco sujo; rum. necuratul, spurcatul,
etc.;
+ color oscuro: port. tisnado; rum. murgilă, întunecatul,
faraon, etc.;
+ aspecto físico desagradable: port. feio; rum. urîtul,
hîdache; esp. feo, etc.;
3. El diablo como miembro de la comunidad
(minimizado):
+ parentesco: fr. compère; port. compadre; rum. naJul,
nănaJul, unchieJul, etc.;
+ nombres propios: fr. Glier, Glinet, Mulet, Bruant,
Rabouin, Gueliel, Gérome, Georgeon56; rum. AghiuŃă, MichiduŃă,
55
A pesar de su parecido con secret, “secreto”, el término envía al étimo
sacratus, cf. tb. sacré del francés.
56
Formas citadas por Otto Ducháček, op. cit., p. 78.
72
NeghiniŃă, Nichipercea, Sarsailă; esp. Chamuco, Mengue, Pedro
Botero, etc.;
4. El diablo como dueño del mundo oscuro
(hipérbole):
fr. prince des ténèbres, prince des démons, mauvais ange,
ange déchu; rum. prinŃul întunericului, prinŃul tenebrelor, îngerul
căzut, fiara Apocalipsei; esp. ángel del mal, ángel caído, ángel de
las tinieblas, etc.;
5. Antonomasias:
fr. Satan, Lucifer, Méphistophélès, Belzébuth, Bélial;
rum. Satana / Satan, Iuda, Lucifer, ScaraoŃchi; esp. Satanás,
Lúcifer, Mefisto, Belzebú, etc.;
!*
"
'
()
El fin de la
vida y los aspectos conexos constituyen un lado extremadamente
sensible de la existencia del ser humano. Los momentos que
preceden la muerte son momentos de gran carga emocional, tanto
para el moribundo, como para los seres queridos que lo
acompañan en sus últimos momentos:
1. eufemismos poéticos: rum. a0l chema pămîntul, fr.
donner son dernier combat, fr. recommender son âme à Dieu,
etc.;
2. construcciones denotativas: rum. a fi pe patul de
moarte, fr. être à / sur son lit de mort, esp. estar alguien en las
últimas (inf.), rum. a avea zilele numărate, esp. tener alguien los
57
Fragmentos de nuestro estudio Antrenarea termenilor care
desemnează “sfîrJitul vieŃii” în formulele discursului repetat, en
Cercetări actuale în domeniul limbilor Ji literaturilor moderne, EdiŃia a
V+a, coord. Mariana FlaiMer, Editura Demiurg, IaMi, 2005, p. 177+183.
73
días contados / las horas contadas, it. avere i giorni contati, etc.,
rum. a0i suna ceasul, esp. llegarle la hora a alguien, etc.
3. metáforas en relación a la tumba: rum. a fi cu un
picior în groapă, fr. avoir un pied dans la bière / fosse / tombe,
être sur le bord de sa fosse / tombe, esp. estar alguien con un pie
en la sepultura / en el hoyo / en el sepulcro / en la tumba, it. esser
con un piede nella fossa / tomba, port. estar com um pé na tumba
/ sepultura, etc.;
4. metáforas en relación al ataúd y al cementerio: fr.
descendre / être au cercueil, fr. mettre son corps en bière, fr.
(aller au) champ des morts, esp. irse para el barrio de los calvos;
5. metáforas en relación al sonido de las campanas:
rum. a0i trage / suna clopotele, esp. doblar las campanas por
alguien, etc.;
6. metáforas en relación al último viaje: rum. a fi pe
dric, a fi pe ducă, rum. a ieJi cu picioarele înainte, fr. s’en aller /
sortir / partir les pieds devant / en avant;
7. metáforas en relación a las tradiciones del entierro:
rum. a0i mînca coliva, rum. a pune / încruciJa mîinile pe piept,
rum. a pune lumînări pe piept, rum. a0i Ńine lumînarea cuiva,
rum. a0i cînta prohodul, it. essere all’olio santo, rum. a da ortul
popii, etc.
8. metáforas en relación a la precariedad del estado
vital del moribundo: rum. a sta să0i pice potcoavele, rum. a0Ji
lăsa ciubotele, a(0Ji) lepăda potcoavele, fr. laisser ses bottes
quelque part; y laisser ses chausses / grègues / guêtres /
houseaux, rum. a n0o mai duce pînă la toamnă / Crăciun, rum. a
nu mai apuca toamna / Crăciunul, a nu mai ieJi din iarnă, fr. il ne
passera pas l’hiver, it. essere più di là che di qua, etc.
La muerte en sí conoce una amplia variedad de enfoques
en las lenguas románicas, desde los enfoques cultos, que
presentan el acto de morir como un viaje órfico, hasta los
enfoques más informales, interesados en la transformación del
cadáver en materia orgánica:
74
1. morir es cruzar un río: fr. traverser le rivage des
morts / le Styx, it. pagare l’obolo a Caronte, rum. a se duce pe
apa Sîmbetei;
2. morir es dejar este mundo y llegar a un mundo
distinto: it. passare nel numero dei più, rum. a pleca dintre cei
vii, rum. a se stinge din viaŃă, rum. a se duce / petrece pe lumea
cealaltă / tărîmul celălalt, fr. ne plus être de ce monde, esp. irse /
partir alguien al / para el otro barrio (inf.), it. (passare) all’altro
mondo, port. ir para o outro mundo, rum. a trece în viaŃa de apoi,
fr. faire le saut, fr. passer de vie à trépas, esp. irse / salir alguien
de este mundo, esp. irse alguien al más allá, it. (passare) al
mondo dell’al di là, rum. a trece în lumea celor drepŃi, it.
(passare) al regno dei più / dei giusti, rum. a se ridica la Ceruri,
esp. pasar alguien a mejor vida / en la gloria, port. ir / passar
desta para melhor, etc.
3. morir es hacer un viaje: rum. a pleca pe ultimul
drum, fr. (faire) le grand voyage/le voyage sans retour, it. (fare)
l’ultimo viaggio, fr. faire la cabriole, rum. a da colŃul (arg.), fr.
tourner le coin, esp. doblar la esquina, fr. lâcher la rampe;
4. morir es separarse el alma del cuerpo: rum. a0Ji da
duhul / sufletul, fr. rendre l’âme / l’esprit / le dernier soupir, it.
esalar l'anima, port. soltar o último suspiro, esp. entregar alguien
el alma a Dios, port. dar a alma ao Criador;
5. morir es dejar los objetos personales: rum. a0Ji da
obJtescul sfîrJit, a da în primire, a0Ji încheia socotelile (cu viaŃa),
fr. avaler son acte (son bulletin) de naissance / sa chique / sa
fourchette / sa cuiller / sa gaffe, passer l’arme à gauche, fermer
son parapluie, esp. guardar el carro (am.), it. tirare le cuoia;
6. morir es librarse de las necesidades fisiológicas:
rum. a nu mai bea apă rece, fr. décoller / dévisser son billard, il
n’aura plus mal aux dents, payer la dette de nature, payer son
tribut à la nature;
7. morir es dormir: rum. a închide ochii, rum. a da ochii
peste cap, fr. tourner de l’œil, esp. cerrar los ojos, it. chiudere gli
occhi, rum. a(0Ji) dormi somnul de veci / celor drepŃi, fr. dormir
le sommeil éternel, etc.;
75
8. morir es ser enterrado: fr. (être) à six pieds sous
terre, fr. aller au royaume des taupes, esp. estar dos metros bajo
tierra;
9. morir es podrirse: rum. a0Ji lăsa oasele, rum. a0i
putrezi oasele / ciolanele, fr. y laisser ses os, it. lasciarci le ossa,
rum. (a ajunge / a se face) hrană pentru viermi; a îngrăJa
viermii, (cf. la famosa etimología cadaver = ca(ro) da(ta)
ver(mibus)!), fr. il y a des mouches sur qqn., fr. être mangé des
vers, rum. a se face / a fi [de] oale Ji ulcele, rum. a fi / a se face
lut de oale;
10. morir es transformarse en materia orgánica: rum.
a fi sub brazdă de iarbă / flori, rum. a0i creJte iarbă / flori pe
mormînt, rum. a avea grădiniŃă pe piept;
2.1.2. Los tabúes de lo impuro
2.1.2.1. La sexualidad
La esfera de la sexualidad ha tenido, a lo largo de la
historia, un carácter dilemático, oscilando entre el polo de lo
sagrado y el de lo impuro. La sexualidad había adquirido el
estatuto de sacralidad en algunas sociedades gracias a la postura
de creador del ser humano, postura que lo une a la divinidad. El
carácter impuro de la sexualidad, con orígenes en los tabúes de la
endogamia, se fija definitivamente en la sociedad occidental
mediante la religión cristiana. La evolución de las perspectivas
sobre el acto sexual se transparenta, como se verá, en la estructura
de las esferas semánticas de la eufemización; las mentalidades
arcaicas relativas a la sexualidad no han desaparecido, por lo
visto, de la mentalidad de los pueblos cristianos, ya que se
reflejan en la organización cognitiva de los alofemismos de esta
área conceptual.
76
+
'
+
,
Los cambios de
perspectiva de la sociedad europea relativos a la sexualidad
siguen los cambios del pensamiento religioso. El paisaje religioso
de Europa en la era precristiana se presenta como un abanico de
creencias vinculadas, de alguna manera, a la fertilidad. El culto de
la Diosa+Madre parece ser el sistema religioso más extendido
entre los pueblos indoeuropeos, como lo demuestra el gran
número de estatuillas, conocidas como “venus”, encontradas en
sitios arqueológicos desde la cuenca mediterránea hasta la India.
Esas estatuas tienen en común la exacerbación de los atributos
físicos específicos a la maternidad y al parto58. No hay
información sobre el tipo de rituales practicados en el culto a esa
diosa, pero esta parece ser el origen de todas las figuras femeninas
veneradas ulteriormente como madres; la diosa+madre es una
figura universal. La mujer, como dueña absoluta de los cultivos,
es la única que conoce los misterios de la cosecha, así que es
venerada como principio de la creación por partenogénesis. Pero
el descubrimiento del arado conlleva una nueva interpretación del
cultivo de la tierra, que se verá asociada al acto sexual59. Mientras
el principio femenino se vuelve pasivo, aumenta la importancia
de la participación activa del elemento masculino, cuyo atributo
esencial es la energía, y, al mismo tiempo, el enfoque se vuelve
hacia el acto que precede la maternidad, considerado como acto
creador en sí. La sexualidad de los rituales religiosos sobrepasa la
58
Allò [...] femení en totes les seues facetes, des de la femella animal o
humana a la mare comuna, paradigma de generació, presentada per la
terra i personificada en allò que hi apareix com a font immediata de
vida: la vulva o la dona sencera amb grans pits, amb la resta de trets
acuradament suprimits o minimitzats. [...] Fem memòria de la Venus de
Willendorf, que es tapa púdicament els grans pits amb diminuts braços,
cosa que fa senzillament remarcar encara més les grans protuberàncies
mamàries. (Vicent Artur Moreno i Giménez, Escatologia i escatofília.
Una
singular
aportació mediterrània
a
l'aldea
global,
http://www.geocities.com/SunsetStrip/ Studio/8081/num1/
escatologia.htm)
59
Pompiliu Caraioan, op. cit., p. 41.
77
dimensión humana y se convierte en instrumento simbólico de la
fertilización cósmica.
Las divinidades masculinas del politeísmo precristiano
son, en gran parte, violadores, sea por agresión física o por
estratagemas. El acto sexual recibe matices de acto combativo, en
el cual se confrontan un agresor y una víctima o con una fortaleza
que será asediada; gran parte de los alofemismos sexuales
prueban la persistencia de esa mentalidad hasta la época moderna.
Sin embargo, tal mentalidad coexiste con la perspectiva que
enfoca el acto sexual como acto iniciático, tanto como
prostitución sagrada, que como parte del proceso de enseñanza
(incluso la homosexualidad o la pedofilia, practicadas en la
antigua Grecia y relevadas en los nombres eufemísticos que
existen en algunas lenguas europeas). En realidad, apunta Mircea
Eliade, se trata de una “justificación religiosa de la sexualidad;
pues, desatados por Afrodita, incluso los excesos y las violencias
sexuales deben ser admitidos como de origen divino.”60
En ese ambiente de la libertad sexual es sorprendente la
rapidez de la penetración de las ideas cristianas. El cristianismo
conlleva una limitación de la vida sexual por medio del séptimo
mandamiento. El acto sexual pierde sus atributos mágicos de los
antiguos rituales de fertilización, deja de ser un juego de la guerra
o de la caza, y niega a los participantes el derecho de practicarlo
por y con gusto. El acto sexual se convierte en un mero
instrumento de la concepción, realizado en el marco del
matrimonio monógamo. En ese contexto, la mujer se ve
marginada y se convierte en la esclava del hombre. Bajo la
amenaza del pecado original, la mujer pierde su posición
privilegiada y pierde todos sus derechos, incluso el de llamarse
ser humano. La institución de la Iglesia contribuye a la sumisión
de la mujer, lanzando varias interpretaciones sexistas de los textos
sagrados. De esa forma, el acto sexual se convierte en un deber
que la mujer le otorga a su marido, al cual debe obedecer, o en un
precio a pagar por la bendición de la maternidad.
60
David M. Friedman, op. cit., p. 297.
78
La revolución científica del siglo XVIII y el
evolucionismo traen una rehabilitación insignificante de la
sexualidad. Apenas con la aparición del psicoanálisis empieza la
nueva era de la sexualidad humana, con fundamentos científicos.
“Por sus conceptos fundamentales sobre la envidia del pene y la
ansiedad de la castración”, apunta con ironía David Friedman,
“[...] Freud trajo el pene en las bocas y en las mentes de casi todas
las personas educadas del mundo occidental.”61 Es cierto, hubo
numerosas exageraciones, pero no se puede ignorar que el instinto
sexual sigue siendo el más fuerte, incluso en la sociedad actual, lo
que justifica la variedad de los alofemismos eróticos de las
lenguas modernas.
(
(
,
Analizando el material alofémico del área de la
sexualidad, consta que éste se puede clasificar en varias esferas
conceptuales, que recuerdan las perspectivas mencionadas sobre
la mentalidad erótica. En concreto, podemos hablar de tres
perspectivas generales, cada una con sus campos concretos; y
cada una de esas perspectivas se constituye sobre la manera de
reflejar la relación entre los dos sexos.
1. La perspectiva de la igualdad
a. Sexo = juego: fr. jouer à “Jeu touche0touche”, jouer du serre0
croupière, faire une partie de baise0ball, faire une partie de
jambes en l'air; rum. a se juca de0a mama Ji de0a tata, a se juca
de0a doctorul; esp. jugar a papás y mamás, jugar a médicos y
enfermeras, jugar al mete y saca;
b. Sexo = actividad recreativa: fr. déguiser le drap de lit en
chapiteau de cirque, emmener le petit au cirque, trombonner; it.
pipare, trastullare, trombare, vogare, zompare; port. transar;
rum. a face o partidă, a face un dublu mixt, a face schi; esp.
divertirse, esquiar, hacer ejercicio, jugar;
61
Ibidem, p. 152.
79
c. Sexo = amor: cat. fer l’amor; fr. faire l'amour, se témoigner
mutuellement son affection; it. fare l’amore (Mi var. fare
all’amore); port. fazer amor; rum. a face amor, a face dragoste, a
se drăgosti, a se iubi; esp. hacer el amor;
d. Sexo = actividad nocturna (en la cama): cat. anar0se’n a dormir
/ al llit, dormir, rebregar; fr. allonger, couchailler, coucher; port.
deitar0se; rum. a petrece noaptea, a se culca, a se întinde; esp.
acostarse, dar un revolcón, encamarse, revolcarse, ir a la cama /
al catre, dormir, yacer con;
e. Sexo = lazo, unión: fr. avoir des rapports, avoir une jonction,
avoir une relation, se mélanger; it. incastrare, socializzare; rum.
a avea raporturi, a fi cu cineva, a se Ńine cu cineva; esp.
cohabitar, entenderse, entretenerse, estar con, hablarse, intimar,
juntar, tener intimidad con, unirse;
f. Sexo = beso, caricia: fr. baiser, baisoter, baisouiller.
2. La perspectiva de la dominación femenina
a. Sexo = pecado: rum. a intra în păcat, a păcătui; esp. pecar;
b. Sexo = tentación: port. tramar; esp. abrirse de muletas / patas /
piernas;
c. Sexo = prostitución: fr. faire une bordelaise; rum. a se
curvăsări; esp. (hacer) un trato carnal;
3. La perspectiva de la dominación masculina
a. Sexo = guerra, caza y pesca: cat. afilar el sabre; fr. casser les
pattes arrières, pêcher au large, tirer un coup; it. calare, colpire,
incannare, sbattere, trovar fodero al pugnale; esp. dar un
escopetazo, limpiar el sable / el arma / el fusil;
b. Sexo = asedio, rapto, posesión: cat. atacar, posseir; fr. hurter,
hurtibiller (ant.), posséder, outrager, prendre, lever; it.
strapazzare; port. quilhar; esp. cachar (AM.), cargarse (a), coger
(AM.), hacerla suya, poseer, tirarse a;
80
c. Sexo = agricultura: fr. labourer, planter le javelot dans la
moquette, planter sa graine, planter sa tige, planter une
chouchoute; it. arare il campo, vangare; esp. sembrar;
d. Sexo = cabalgada: cat. cavalcar, muntar; fr. monter,
chevaucher; it. cavalcare, ingroppare, montare; rum. a (se)
călări; esp. cabalgar, encalomar, enjaretarse, montar, trotar;
e. Sexo = viaje o exploración: fr. aller au fond des choses, aller
bivouaquer dans la crevasse, emmener l'animal visiter les grottes
humides, faire British Airways, sonder; port. trepar;
f. Sexo = actividades de bricolaje o manutancia: cat. cardar,
clavar / fotre un clau / un pinyol, martellejar; fr. façonner,
demonter; it. adoperare, pennellare, scopare, tacconare; port.
pinar (tb.: pinocar); rum. a ciocăni, a da / trage un ciocan; esp.
cepillar, echar un clavo / un palo / un polvo;
g. Sexo = penetración: cat. desembossar, endinyar, enfilar,
penetrar; fr. mettre, mettre profond, pénétrer, s'introduire,
emboîter, ficher dedans; it. chiavare (tb.: conchicchiare62),
impalare, incartare, penetrare, saggiare la tana, sfondare,
trivellare; port. dar uma ponteirada; rum. a bortili; esp. empujar,
empalar, enchufársela, enfilar, taladrar;
h. Sexo = tapar, rellenar: fr. boucher (la bouteille / la serrure / un
trou / une brèche / une fente); it. riempire; rum. a o îndesa; esp.
tapar el agujero;
i. Sexo = fricción: fr. pratiquer le ça0va0ça0vient, se frotter le
lard; it. fregare, macinare, raschiare; port. pilar; esp. machacar;
j. Sexo = obra de caridad: fr. honorer (tb.: faire Balzac); rum. a
omeni, a0Ji face pomană; esp. cumplir;
k. Sexo = obsequio, favor: cat. fer un favor; fr. arranger; rum. a
ferici; esp. aliviar, arreglar, consolar, poner una intrapiernosa,
servir;
l. Sexo = privilegio del amo / marido: fr. accomplir son devoir
conjugal; esp. beneficiarse, usar.
62
Conjugado en indicativo imperfecto,
conchicchiavo – “con chi chiavo?”.
81
aparece
la omofonia
4. Otras situaciones
a. Metáforas animales: fr. faire / jouer à la bête à deux dos,
fourrer la dinde, mettre le fox dans le terrier, mettre le petit
oiseau dans sa niche, mettre le poisson dans le bocal, prendre à
quatre pattes, se faire tremper le moineau; it. pascolare
(l’augello), impecorare, incaprettare, tacchinare; rum. a băga
mîŃul în beci, a trage un cîine (mic) (tb.: / un clei / un coŃoi); esp.
dar de comer al conejo, enterrar la sardina;
b. Metáforas religiosas: fr. mener le pape à Rome, mettre le
diable dans l'enfer, mettre le petit Jésus dans la crèche, sacrifier
à Vénus, sacrifier l'évangile selon Vénus; it. santificare;
c. Metáforas técnicas: cat. ventilar0se; fr. accrocher le wagon,
faire entrer le train dans le tunnel / dans la case, culbuter; it.
pistonare, pompare, trombare; rum. a pompa, esp. ventilarse a
alguien;
d. Metáforas culinarias: cat. sucar el melindro / la porreta,
menjar; fr. briocher le saucisson, carrer l'oignon, tremper son
biscuit / / chicon / nem / sucre, mettre la baguette dans le fournil,
mettre la fève dans la galette, mettre le bouchon dans le goulot,
prendre le café du pauvre, sucer la pomme; it. bagnare /
inzoppare / pucciare il biscotto, bombare, lardellare, lasagnare,
sifonare; esp. mojar el churro / el bizcocho / el melindro / el
rabo;
e. Xenismos: fr. bang (del ingl.), bouillave / bouyave (del git.); it.
clickare (del ingl.), scannare (din engl.); rum. a babardi (del
git.?), a buli (del git.), a cordi (tb.: a se rocodi) (del git.);
f. Expresiones basadas en la expresividad sonora: cat. fer un
quiqui, fer nyaca0nyaca; fr. faire coït0coït / crac0crac / frotti0
frotta / golo0golo / hem0hem / niknik, faire (du) radada, faire tac
tac / tchouk0tchouk / zik0zik, faire zizi0panpan, faire la fricon
friquette, kiker; it. fare fiki0fiki / friki0friki / nica0nica / tup0tup /
zup0zup; rum. a face fichi0fichi / hîŃa0hîŃa; esp. echar un quiqui /
kiki, hacer foqui0foqui / ñaca0ñaca, yuyú;
82
g. Términos científicos de la fisiología humana: cat. copul~lar; fr.
coïter, copuler; it. copulare; rum. a copula63; esp. copular,
realizar el coito;
h. Términos de la zootecnia: cat. aparellar0se, cobrir; fr. couvrir,
sauter, s'accoupler; it. accoppiarsi, coprire, montare; rum. a
călca, a se împerechea; esp. acoplarse, aparearse, cubrir, pisar;
i. Términos religiosos: cat. furnicar; fr. connaître, forniquer (tb.:
niquer, Ken); it. andare, conoscere, conoscersi, fornicare; port.
conhecer, fornicar; esp. conocer, fornicar;
j. Términos jurídicos: fr. consommer; rum. a consuma căsătoria;
esp. realizar el acto matrimonial;
k. Términos ambiguos: fr. faire la chose, faire sa petite affaire /
ses petites affaires), se la faire; it. farla, fare bello; rum. a o face;
esp. hacer la cosa, hacerlo;
l. Términos y expresiones vulgares: cat. foder (ant.), fotre, follar;
fr. foutre, piner, donner un coup de pine; it. fottere; port. foder;
rum. a da la buci, a fute, a trage un toc de pulă; esp. follar, joder,
dar polla;
m. Términos creados por derivación fonética: fr. foiller, futer,
faire une futution; rum. a futarisi, a futiza; esp. (echar un/0a)
follada, follaje, follamenta, folleteo, follique.
En cuanto a los alofemismos que denominan los
genitales, la misma clasificación parece menos evidente si nos
limitamos a las metáforas que pueden actuar como tal fuera de los
contextos anteriores. La mayoría de los alofemismos de este
campo son metáforas fáciles de decodificar, basadas en la
observación directa, es decir, en las similitudes formales entre los
objetos y las funciones o los comportamientos de los objetos:
63
Por causa de la etimología popular, los términos copulare y coit son
percibidos como impropios para la función alofémica en rumano.
83
1. Alofemismos de “pene”
a. Vegetales: cat. cacau, cacauet, cogombre, fava, nap,
pastenaga, pera, plàtan, porro; fr. asperge, aubergine, baobab,
bambou, banane, carotte, concombre, légume à tête chercheuse,
légume d'amour, légume rose, poireau, radis noir; it. albero di
natale, banana, banano, carota, fagiolo, fava, fava cappona,
fungo porcino, pistacchio, peperone, pisello, zucchina, zucchino;
port. banana; rum. banană, castravete (y: crastavete), morcov;
esp. árbol, banana, berenjena, calabacín, capullo, nabo, pepino,
plátano, rábano, zanahoria;
b. Animales: cat. cigala, cuca, sardina; fr. aiguille, aiguillon,
anguille, anguille de calcif, bélier d'amour, bête, bête humaine,
cobra, goupillon, limace; it. anguilla, bestia, boa, lombrico,
lumacone, mandorla, melanzana, osso, passero, pavone, pesce,
pitone, serpente, uccello, verme, vermicione; port. animal,
besugo, canário, galo, tordo, pica0pau, sarda, sardão; rum.
cocoJel, cuc, Ńipar; esp. anchoa, bacalao, bicho, canario, gallo,
gusano, lagarto, pájara, pájaro, sardina;
c. Culinarios: cat. caramel~lo, llonganissa; fr. biscuit, coq à la
crème, coq hardi, macaroni, salami, saucisse, saucisson; it.
biscotto, brioscia, bastoncino di zucchero, cannellone, chupa0
chups, cornetto Algida, formaggella, salame, salsiccia,
sanguinaccio; port. chouriço(a), morcela, sabordalhão, salame,
salsicha; rum. cîrnat, cremvurJt, parizer, salam; esp. chistorra,
chorizo, churro, longaniza, morcilla, salchicha;
d. Instrumentos o herramientas: cat. aparell, broca, canvi de
marxes, ferramenta, instrument, maneta del Mig, martell; fr.
baguette, baguette magique, démonte0pneus, extincteur, gicleur,
joystick, instrument, manche (à balai / à couilles / à gigot / de
pioche), marteau, outil, périscope, piston, seringue à perruque,
sceptre; it. bisturi, Blackedecker, lancetta, manovella, martello,
martello pneumatico, pistone; port. caneta, lápis, maço, martelo,
ponteiro, pincel, tira0linhas; rum. ciocan, furtun, instrument,
manJă, sculă, tulumbă; esp. herramienta, instrumento humano /
operante / penetrante, martillo;
84
e. Armas: cat. artilleria, atxa, ballesta, barrina, escopeta,
pistoleta, verga; fr. agace0cul, baïonnette, bâton de berger (de
chair / de maréchal / pastoral / à un bout), épée, Excalibur, fusil
à un coup, lame, lance, missile (à tête chercheuse / trouveuse),
pistolet, torpille, verge; it. archibugio, calibro 38, bastone,
cannone, palo, pistola, pistolino, spada, saetta, verga; port.
barrote, cacete, furador, pau, pau0de0cena, pau de fio, pau,
porrete, porra, porro, peça de artilharia, pistola, vara, varão,
verga, verguinha, vergão, vergalhão, vergalhoça, vergalho (tb.:
bregalho); rum. baionetă, băŃ, berbece, bîtă, ciomag, măciucă (y:
măciulie), mătărîngă, pistol, Jtromeleag (y: Jtrepeleac); esp.
ariete, arma, artillería, asta, báculo, ballesta, barra, bastón,
cipote, cañón, fusil, hacha, palo, verga;
f. Instrumentos musicales / para fumar: cat. flauta; fr. chalumeau,
cigare à moustache, clarinette (à moustaches / baveuse), corne,
flûte (à bec, à moustache, à un trou), sucette, trombone; it.
clarinetto, flauto, flauto a pelle, ocarina, pipa, sigaro, sigaro col
pelo, tromba; port. assobio, gaita; rum. cimpoi, fluier, saxofon,
taragot, trabuc, trombon, trompetă; esp. biberón, chupete,
cigarrín, flauta, saxo;
g. Órganos anatómicos: cat. membre; fr. gros doigt, onzième
doigt, queue; it. coda, muscolo, terza gamba, undicesimo dito,
venone, ventunesimo dito senz'unghia; rum. coadă, mădular,
organ, vintre; esp. bajo vientre, cola, rabo, tercer pie, tercera
pierna;
h. Términos mitológicos y religiosos: fr. pommier d'Adam,
cyclope, Créateur, Diable; it. diavolo, priapo;
i. Personificaciones: cat. el Anticrist, el germa calvo; fr. Attila,
Charles0le0chauve, chauve à col roulé, chinois, Colosse,
Empaleur, eskimo, Grosse Bertha, le pontife, Scoubidou; it.
amichetto da una storia d'amore, bambino, fra' Bernardo,
goditore, guardaboschi, Hulk il perforatore, il crea0popoli, il
crescinmano, il mi' fratello piccinino, il piú lo butti giú e piú
ritorna su, Lillo, Kojak, Rocco e i suoi fratelli, il vendicatore
calvo; port. capitão, o careca, chico, chicote, parceiro, patrão, o
zarolho, zézinho; rum. călugărul cu un singur ochi, călugărul
shaolin, chelul, E. T., mielul cu o singură nară, secretarul, un
85
prieten; esp. el bartolillo, el calvo, el fraile, el hermano pequeño,
el hijo predilecto, el niño, el obispo, el señor, el socio, el padre,
la gorgona;
j. Términos supuestamente científicos: fr. appendice caudal,
Sexibus; it. organo pedunculare; esp. aparato follador;
k. Términos vulgares: cat. carall, polla; it. cazzo; port. caralho,
caralhão; rum. pulă; esp. carajo, polla;
l. Derivación fonética: cat. (serie carall:) carai, caram; port.
(serie caralho:) carago, caraças, caramba, caneco; rum. puŃă64,
sulă; esp. (serie carajo:) cachiporra, cajo, caray, caramba,
carape, caríjoles, barájola, baramba;
m. Expresividad fonética: cat. lili, tiroliro, tita, titola, titoleta,
tranca, trincola, xirimita, xufa, xufeta, xufineta; fr. gogotte, kikiy,
pipo, quiqui, quiqui0joli, tirliberly, tirlipimpon, turlututu, zboub,
zgeg, zgoueg, zigouigoui, zigounette, zizi, zob, zobi; it. cippolippo,
lecca0lecca; rum. tiripliJcă; esp. cosi0cosa, dinguilindango, lila,
quisi0cosa;
n. Términos científicos y cultismos: cat. penis, fal~lus; fr. attribut
viril, membre viril, pénis, phallus, virilité; it. falo, membro, pene,
sesso, virilità; port. falo, pénis, pênis; rum. falus, membru viril,
penis; esp. falo, hombría, masculinidad, miembro viril, órgano
reproductor, pene;
o. Términos del lat. *pissiare: cat. pilileta, pi, pilila, pipi, pito,
piu, pixa, pixó, pixador, pixorro; it. picchio, piccione, picciolo,
piolo, pipì, pipino, pipo, pippo, pippolo, pisino, pìspolo; port.
piça, picha, pichota, pila (tb.65: pinto), pilinha, pilão, pirilau,
piroca, pissalho, piçalho; rum. piJătoare; esp. picha (y deriv.),
64
Heredado del latín con este sentido (lat. *putium, de praeputium),
como apuntaba W. Meyer+Lübke en Romanisches etymologisches
Wörterbuch (apud. Al Rosetti, Istoria limbii romîne, vol. I: Limba
latină, Editura tiinŃifică, BucureMti, 1960, p. 183). El parecido formal
con el término tabú, por etimología popular, le asegura la supervivencia
como eufemismo.
65
El sustantivo pila tiene el sentido de “gallina joven”, igual que el lat.
pulla, el étimo de los cacofemismos correspondientes del rumano (pula)
y del español (polla); pinto, aquí con el sentido “pollo, gallo joven”, por
derivación sinonímica.
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pija (y deriv.), pilila, pinga, el pipí (y deriv.), pirulí (y deriv.),
pito;
p. Términos ambiguos: fr. le paquet; it. pezzo, prominenza,
protuberanza; rum. chestia, obiectul, problema, socoteala; esp. el
asunto, el bulto, el chisme, la cosa, el paquete, las partes;
r. Otros: cat. boneta, cantimplora, catxirulo, flabiol, petit,
pardalet, trompa; fr. baigneur, bite, droit de l'homme, service0
trois0pièces, tête chercheuse; it. bijou, gioiello, montone, scettro,
stendardo, tentacolo, Torre di Pisa, tronchetto della felicità, tubo,
pezzo di lesso, pezzo di carne; port. bitola, blica, cabeçudo, drejo,
malagueta, mastro, mata0virgens, vela; rum. carici66, lujer,
trompă; esp. campana, el as de bastos, el uno, la I, la sin hueso,
el sinorejas, supositorio, trompa.
2. Alofemismos de “testículos”
a. Vegetales: cat. anissets; fr. avocats, brugnons, Mirabelle,
noisettes, noyaux de cerise, noix, olives, prunes, Reine0Claude; it.
noci; port. azeitonas, tomates, tomatinhos; rum. prune; esp.
aceitunas, aguacates (MX.), almendras, castañas, ciruelas,
cocos, melocotones;
b. Culinarios: cat. ous, ouera; fr. bonbons, croquignoles, raisins
de Corinthe, rognons; rum. ouă; esp. albóndigas (MX.),
criadillas, huevos (tb.: huevada, huevamen, huevera etc.; y:
güevos), yemas;
c. Artículos deportivos: cat. boles, bolingues; fr. balloches, billes,
boules, plottes; it. balle, palle; port. berlindes, bolas, bolinhas;
rum. biluŃe, mingi de ping0pong, mingiuŃe; esp. bolas, pelotas (tb.:
pelotamen);
66
Derivado del git. kari. El parecido formal y semántico con las formas
ibero+románicas carajo, carall, caralho y las variantes, con etimología
incierta, debe ser mera casualidad; el étimo gitano no puede explicar
esas formas, pues la primera atestiguación de ésas es un documento del
año (aprox.) 1400 (Cancionero de Baena), mientras que la inmigración
de los gitanos en la Peínsula Ibérica empieza más tarde, en el mismo
siglo XV.
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d. Objetos valiosos: fr. bijoux de famille, pampilles, pendeloques,
précieuses; port. abono, tesouro de família; rum. bijuterii de
familie, fudulii; esp. mercancía, las partes nobles;
e. Pares de objetos: fr. les soeurs siamoises, paire; rum. punguŃa
cu doi bani; esp. borceguíes, calzones, los dos, gemelos;
f. Objetos lúdicos: fr. joyeuses, valseuses; esp. las alegrías;
g. Términos vulgares: cat. collons; fr. couilles, couillons; it.
coglioni; port. colhões (tb.: colhoada); rum. coaie, coiŃe; esp.
cojones (tb.: cojonada, cojonamen, cojonera);
h. Derivación fonética: cat. (serie collons!:) botons! torrons!
petrillons!; rum. testicoaie; esp. (serie bolas:) borlas, bolsas,
borlones, botones (contaminación con cojones), (serie cojones:)
cojines, cordones;
i. Expresividad fonética: fr. coucougnettes; port. tintins; rum.
hondrobeie; esp. cataplines, gandumbas, pelendengues (y var.:
perendengues), zulaques (y var.: zumaques);
j. Términos científicos: fr. testicules; it. testicoli; port. gónadas,
testículos; rum. testicule; esp. los genitales, testículos;
k. Términos ambiguos: fr. critères, glandes; esp. atributos,
chismes, cositas, los mismísimos;
l. Otros: cat. arracades, borles, cascàrries, castanyetes,
dallonces, esquellots, penjolls, rosaris, pebrots; fr. balustrines,
breloques,
burettes,
burnes,
castagnettes,
clopinettes,
montgolfières, pendantes; port. búzios, tostões, vergonhas; rum.
boaJe, vintre; esp. amígdalas, bemoles, canana, carótidas,
cascabeles, colgantes, compañones, ganglios, glándulas,
gorriones, efectos secundarios, maracas, testigos, vergüenzas.
xoxo, vagina
3. Alofemismos de “vulva y/o vagina”
a. Vegetales: cat. albercoc, albergínia, carxofa, castanya, figa,
flor, patata, poma; fr. abricot, bouton de rose, brocoli, chou,
fleur, nénuphar; it. albicocca, castagna, ciprea, fagiolina, fica,
figa, fiore, fiore purpureo, fragolina, frutto, orchidea, patata,
patatina, pesca, pisella, prugna, rosa, verza; port. alperce,
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ameixa, amêndoa, flor, fruta, malmequer, papoila, pêssega,
pêssego, rosa; rum. piersică, portocală, prună; esp. alcachofa,
amapola, castaña;
b. Animales: cat. almeja, bacallà, conill, cotorra, llebre; fr.
castor, chat, chatte, chatoune, chatounette, coquille, coquille
Saint0Jacques, coquillage, coquillette, éléphant, marmotte, minet,
minette, minou, minouche, moule (tb.: moulasse, moulin,
moulinette); it. bestia, cicala, conchiglia, farfallina, foca, gatta
mora, gattaiuola, gattina, lumachella, passerina, passera, pecora,
pipistrella, ostrica, topa; port. amêijoa, aranha, berbigão,
bichinha, canária, grila, marreca, melra, mexilhão, ostra, pito,
parreca, parreco, patareca, passarinha, piriquita, pito, pomba,
rata, rola; rum. maimuŃă, mîŃă, nutrie, păsărică, pitulice,
pisicuŃă; esp. almeja, gatito, marisco, mejillón, pájara;
c. Culinarios: cat. bescuit, estofat; fr. bonbonnière, écrevisse,
escargot, escalopes, figue, madeleine, mille0feuille, pot à miel; it.
bistecca col pelo, brioche, gnocca, favo di miele, zucchero,
zuppa; port. crica; rum. gogoaJă, savarină; esp. rosca, rosco,
tarrito de miel;
d. Ambientales: cat. cova, gruta; fr. cave, caverne, château,
crevasse, grotte, mont fendu; it. caverna, grotta, ingresso
principale, primo canale, natura, valpelosa; rum. grotă, peJteră;
esp. arco de triunfo, el alcázar, el puente de los suspiros;
e. Geográficos: fr. Paraguay, Pays0Bas, Triangle des Bermudes;
it. America; rum. PeJtera Muierii; esp. el Triángulo de las
Bermudas;
f. Mitológicos y religiosos: fr. atelier de Vénus, berceau du Pape,
buisson0ardent, crèche de Vénus, temple d'amour, temple de
Cypris, verger de Cypris; it. centro dell'universo, delta di Venere,
l’immortale, inferno, sancta sanctorum; port. santuário; esp.
santuario;
g. Personificaciones: cat. Maruja, Manola; fr. Aramis, Dédale,
Nénette, Pâquerette; it. amichetta, Bernarda, Berta, Filiberta,
Filippa, l'amica che gira in pelliccia anche in pieno agosto,
Lucia, madre di tutte le battaglie, Marianna la va in campagna,
quella che guarda in terra, quella che non vede mai il sole; port.
freira, glutona, gulosa, peludinha; esp. el barbas, el reverendo;
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h. Metáforas con el significado de “cutie”: fr. boite (à ouvrage / à
plaisir / aux rêves); it. scatola nera, tabbacchera; port. boceta;
i. Metáforas con el significado de “boquete”: cat. forn; fr. entrée
rose, fontaine du plaisir, trou d'amour, trou salé, tunnel d'amour;
it. acquasantiera, buco, cavità, fontana, fonte, pozzo, sepoltura,
tunnel; rum. găoace, găoază, găoz, zgău (y: zdău, contaminación
con pizdă); esp. agujero, boquete, dentro, hendidura, el túnel de
las delicias;
j. Metáforas con el significado de “abertura”: fr. ouverture (de
Carmen, de la Traviata); it. apertura, ferita, fessura, finestrella,
serratura; port. greta, racha; rum. crăpătură, găurică, semering;
esp. abertura, grieta, raja, ranura;
k. Términos vulgares: cat. cony; fr. con; it. conno; port. cona (y:
cono); rum. pizdă; esp. coño;
l. Derivación fonética: fr. serie con: conasse, conette, conichet,
conin, conillon, connaud, conneau, connichon, connil, connelet,
connet; it. cocchia, coca, cocona, cunicolo; port. conaça; rum. (en
expresiones:) papucii / pisicii / piJca / prisma mă0sii; esp. coime
(astur.), concha (AM.), concho, conejo, cónxaru (astur.);
m. Expresividad fonética: cat. txutxim, xominet, xona, xotxo; fr.
bobo, didi, didine, foufe, foufoune, foufounette, frifri, mimi,
moumoune, pupuce, tirelire, tirlipette, toutoune, zaza, zézette, zizi,
zizoune; it. cicciabaffa, ciccia spaccata, ciceta, cicito, ciorciola,
ciscia, ciuccia, fru fru, picchia, piccica, picciola, piccione,
piciocca, pissa, pussi pussi; port. pachacha, pipi, xaxa; rum.
fofoloancă; esp. chache, chichi, chipichí, chiribiqui, chocha (y:
chochada, chochete, chochín, chocho, chochuelo, chomino), jojoi,
mimi, ñoca, toto;
n. Términos científicos: cat. vagina, vulva; fr. vagine, vulve; it.
vagina, vulva; port. vagina, vulva; rum. vagin, vulvă; esp. vagina,
vulva;
o. Términos ambiguos: cat. davant; it. cosa, cosa pelosa, cosina,
il davanti, lei, quel fatto, quella cosa, quella cosa là, parte bassa;
rum. jos; esp. abajo, asunto, cosa, cuestión, las partes
(pudendas);
p. Otros: cat. breviari, davantguarda, enganyapastors, entrecuix,
entreforc, llaga; fr. anneau, argenterie, barbichette, barbichu,
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barbu, bijou, blason, boutique, moquette; it. cicatrice, cappello
russo, casa delle delizie, dove che te pissi, effetto serra, gioia,
gioiello, intimità, la fammela vedere, occhio che più piange
quanto più è felice, pelliccia, peluche, pisciona, urinale,
vergogna; port. entrefolhos, entremeio, fortaleza, febra,
frigideira, jóia, moela, ninho, perseguida, pirona, segredo,
tesouro, testa; rum. babaroază, potcă, rana veJnică, ruJine; esp.
alcancía, el bajo vientre, el chupajornales (y: chupapiedra,
chupapicha), cueceleches, entrepierna, fandango, guardapolvos,
negocio.
4. Alofemismos de “senos”
a. Vegetales: cat. melons, peres; fr. ananas, mandarines, melons,
oranges, pamplemousses, pomelos; it. ghiande per cazzi,
melanzane, meloni, noci di cocco, pere, pompelme, zucche; port.
fruta, meloas, melões, melancias; rum. gogonele, mere, pere; esp.
amapolas, limones, melocotones, melones, naranjas, peras;
b. Animales: it. bufale, coccinelle, marmotte, vacchera; rum.
turturele;
c. Culinarios: fr. boîtes à lait / à lolo, brioches, sacs à lait / à lolo;
it. bibberon, bolle lattee, bomboni, coppe di champagne, crème
caramel, latteria, macchine da latte, mozzarelle, panettoni; port.
biberons, leitaria, maminhas; rum. lăptării; esp. alimentos (MX.),
biberones, comedores infantiles, mamaderas, pechuga;
d. Técnicos: fr. airbags, amortisseurs, flotteurs, pare0chocs; it.
aerostati, airbag, ammortizzatori, autocisterne, bombole,
bumpers, camere d'aria, carrozzeria, davanzale, parabordi,
siliconi, valvole; port. faróis, holofotes, pára0choques; rum.
airbaguri, amortizoare, faruri, silicoane; esp. aparador, defensas,
delantera, parachoques;
e. Otros objetos redondos: fr. ballons, ballochards, globes,
mongolfières, pelotes, rondins; it. cupole, dirigibili, globi,
mongolfiere, palle da bowling, sfere, zeppelin; rum. baloane,
umflături; esp. balones, ganglios, globos;
91
f. Derivación fonética: fr. nibards, nichemards, niches, nichons,
nichounets, tétasses, tétines, tétons, tétounes; it. tette, tetis, tetris,
tettine, tettone, tittas; esp. tetas, tetamen, tetazas, tetorras;
g. Expresividad fonética: cat. popes; fr. doudounes, gougouttes,
loloches, lolos, nénés, roploplos, rotoplos, rototots, totoches,
totottes, toutounes; it. lecaleca, lecca lecca, poppe (y: peppe, popi
popi, poponi, poppine, poppole, pupe, puppe, puppy), suca0suca,
tüt0tüt, zezze (y: zizze, zizzirinelle), zinne (y: zinnelle, zinnoidoni),
zuca0zuca; esp. chachais, chichis, chucháis;
h. Términos anatómicos: cat. pit, pitrera; fr. poitrine, poumons; it.
occhi, orecchie da coker; port. peito, peitos; rum. bust, gîlci,
pectorali, piept, plămîni; esp. anginas, busto, orejas, pecho,
pechos, pulmones;
i. Términos propios: cat. sines; fr. seins, tétés; it. seni, tette; port.
seios, tetas; rum. sîni, ŃîŃe, esp. senos, tetas;
j. Términos científicos: cat. mamelles; fr. mamelles; it. mammelle;
port. mamas; rum. glande mamare, mamele; esp. mamas,
mamellas;
k. Antonomasias: it. berte, ida & ada, paola & chiara, roberte,
wanda & luisa; esp. catalinas, domingas, lolas, margaritas,
teresas;
l. Pares de objetos: fr. jumeaux; it. emisferi, gemelle, gemelle
kessler, gemelline, sorelle bandiera, sorelle mongolfier, Twin
Peaks, zie gemelle;
m. Otros: cat. cantirs, metes; fr. arguments, avantages (en
nature), avant0coeur, avant0postes, avant0scène, miches, monts,
petits coussins de nuit, sacs postaux, signes extérieurs de
richesse; it. allattapopoli, appoggiacazzi, balconata, balcone,
besamemucho, borse, cuscini, montagne russe, monti, partito
popolare, stritola0cazzi, tazze, testate atomiche, Via Lattea; port.
marufas, prateleira; rum. avanposturi, balcoane, bidoane, bube,
dotări, găleŃi, înaintare, proeminenŃe; esp. balcón, camellas,
cántaros, escaparate, mostrador, pitones.
92
2.1.2.2. La fisiología de la concepción y de la excreción
Junto a los tabúes sexual+eróticos, en la esfera de los
tabúes de lo impuro deben incluirse los tabúes relativos a las
funciones fisiológicas del organismo. Entre la fisiología de la
reproducción y la de la excreción hay un vínculo proporcionado
por varios aspectos: el carácter íntimo, la proximidad de los
órganos que aseguran esas funciones, las prácticas sexuales
“alternativas”, etc. Las dos áreas semánticas llegan a una relación
de contigüidad y forman una categoría aparte de tabúes de lo
impuro.
(
(
'
Las
dos fisiologías tienen en común su forma de manifestación
material, los fluidos corporales percibidos como repugnantes por
los demás. A lo largo de la historia, la filosofía del cuerpo
humano ha conocido numerosos y sinuosos cambios de
perspectiva, pero en ninguna época los productos de la fisiología
fueron objeto de algún tipo de veneración.
La intimidad del ejercicio de las funciones fisiológicas es,
en realidad, una creación de la sociedad moderna, lo que significa
una agravación de los tabúes de esa esfera de la vida humana.
(
(
(
'
son
pocos, y pocos de ellos son vulgares, lo que confirma la
conclusión anterior, es decir, que los tabúes de la fisiología son
bastante importantes, y que, en general, los temas relativos a esos
aspectos son evitados por cortesía. Veremos a continuación unos
ejemplos para los significados generales “defecar”, “orinar”,
“letrina” (del ámbitp de la fisiología de la excreción) y
“menstruación” (de la fisiología reproductora).
1. Alofemismos de “defecar / “excrementos”
a. Términos científicos: cat. defecar; fr. déféquer; it. defecare;
port. defecar; rum. a defeca; esp. defecar;
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b. Términos del lat. cacare: cat. cagar, fer cacúcies, caguerolis,
caguetes, caqui, cagalló; fr. caguer, chier, faire caca; it. cacare,
cagare, fare caca; port. cagar; rum. a se căca, a face caca; esp.
cagar, cagarse, hacer caca(s);
c. Otros términos del lenguaje infantil: cat. popó; fr. faire popot;
it. pupù;
d. Términos con el significado de “asunto, necesidad”: fr. faire la
grosse; rum. a face treaba mare, a0Ji face nevoile; esp. hacer
numero dos;
e. Términos con el significado de “alivio, evacuación”: cat.
evaquar, fer de ventre; fr. soulager; it. alleggerirsi, evacuare;
esp. aliviarse, descargar, descargar / evacuar / exonerar el
vientre, hacer / ir de vientre;
f. Otros: cat. fer carrutes, guisca, hinyar, collir floretes; fr. couler
/ mouler un bronze, crotter, débourrer, poser une culotte, rouler
un cigare; it. andare di corpo; rum. a avea scaun, a crea; esp.
hacer de cuerpo, hacer fuerza, zullarse, ciscarse, deponer,
descomer.
2. Alofemismos de “orinar” / “orina”
a. Términos científicos: cat. orinar; fr. uriner; it. orinare, urinare;
port. urinar; rum. a urina; esp. orinar;
b. Términos del lat. pissiare: cat. pixar, fer pipí, pixera, pixarada;
fr. compisser, faire pipi, pisser, pissoter; it. fare pipi, pipì, piscia,
piscio; rum. a se piJa, a face pipi; esp. hacer pipí, hacer pis;
c. Otros términos del lenguaje infantil (onomatopeyas): port. fazer
xixi; rum. a face JuJu;
d. Términos con el significado de “asunto, necesidad”: fr. faire
ses besoins, faire la petite commission; rum. a face treaba mică;
esp. hacer sus necesidades, evacuar una necesidad;
e. Términos con el significado de “flujo”: cat. fer un riu, canviar
l'aigua al canari; fr. lâcher de l’eau, mouiller, tirer un bock, tirer
un demi; it. fare acqua; esp. cambiar el agua al canario,
desbeber;
f. Otros: cat. ir al pixador, a l'urinari, evaquar; fr. lancequiner,
lansquiner, lissebroquer, lever la patte; rum. a da mîna cu un
94
prieten, a da un telefon, a merge la toaletă, a scutura trandafirul,
a0Ji pudra nasul; esp. echar gasolina, mear, ir a empolvarse la
nariz.
3. Alofemismos de “letrina”
a. Términos con el significado de “sitio privado”: cat. excusat; it.
ritirata; rum. privată; esp. excusado, retrete;
b. Términos con el significado de “despacho”: cat. oficina; fr.
cabinet, cabinet d'aisances; it. gabinetto, gabinetto di decenza;
c. Términos con el significado de “sitio para lavarse”: cat. bany,
lavabo; fr. toilette, toilettes; it. toilette, toletta; port. casa de
banho; rum. toaletă, baie; esp. aseo, baño, cuarto de aseo,
lavabo, toilet;
d. Términos del ingl. water closet: cat. vàter; fr. WC, water,
water0closet; it. w.c., water, water0closet, WC; port. WC; rum.
closet, veceu, WC; esp. váter, wáter, water0closet;
e. Términos del lat. cacare: cat. cagador, Ca'n Felip, Ca'n Roca;
fr. chiotte, chiottes; rum. căcăstoare; esp. cagadero;
f. Otros: cat. comuna, comú; it. cesso, tazza; port. sanitários; rum.
acolo unde nici regele nu merge călare, budă, latrină, primărie,
oală, tron, vespasiană; esp. armario, cajete, común, garita,
inodoro, letrina, meódromo, servicios.
4. Alofemismos de “menstruar” / “menstruación”
a. Términos científicos: cat. menstruació; fr. menstruation,
menstrues; it. menstruazione, menstruo; port. menstruação,
mênstruo; rum. menstruaŃie, menstră; esp. menstruación,
menstruo;
b. Términos relativos a la “periodicidad”: cat. lluna, regla,
període, ordinária; fr. règles; it. regole; port. costume, estar de
lua, lua, mês, período, pingadeira do mês, regras, tempo, tempo
de lua, volta da lua, purgação do mês; rum. ciclul, socotelile; esp.
cuenta, mes, periódico, período, regla;
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c. Términos con el significado de “días críticos”: rum. zilele
delicate; port. aqueles dias, conjunção, embaraço, estar nos dias,
incômodo; esp. días críticos, estar mala;
d. Términos relativos al color “rojo”: fr. avoir les anglais; port.
bandeira inglesa, bandeira vermelha, catchup, chico0bandeira0
vermelha, chorar sangue, mar vermelho, sangue, sangria, sinal
vermelho; rum. a fi pe roJu / pe stop; esp. estar con el disco / el
semáforo (en) rojo, tener la bandera roja, tener el tomate;
e. Términos con el significado de “flujo”: fr. écoulement
menstruel, flueurs; it. flusso menstruale; port. escorrência, o
vulcão tá em erupção, tá chovendo; esp. flujo catamenial;
f. Personificaciones: cat. Maria, Pepa; port. Amélia chegou,
chico, compadre, Jacinto, Maria Chica, o Benfica joga em casa,
São João, tia Maria, tia Rosa, ter visita, ter visita do seu Xico;
rum. a0i veni musafirii, a0i veni neamurile, a veni piticul, a veni
MoJ Crăciun (roJu Ji cu barbă albă), a veni George / Veronica
(Micle); esp. tener a los pintores (en casa), tener visita, tener la
visita del Nuncio, la tía María, la tía Pepa / Pepita, venir el
Pepito, venir el primo (de América);
g. Otros: fr. avoir les pétoches; it. catamenio, emmenia; port.
bode, boi (tb.: 301, por similitud gráfica), cataménio, estar de
panos, ficar sem graça, história, estar interditada, matar
passarinho a soco, ninguém merece, paquete, regime, veículo;
rum. a0i veni problemele; esp. caerse por la escalera, estar con la
cosa, estar de trapitos, purgación, tener la cosa, tener la lola,
tener la tostá.
96
2.2. Nuevos tabúes de la sociedad occidental
2.2.1. La intolerancia hacia los “diferentes”
La sociedad europea es una sociedad tradicionalmente
tolerante, pues la aparición del europeísmo cultural es sinónima
del florecimiento de la cultura griega antigua, basada en la
democracia y en la libertad de opinión. Los griegos aceptaban el
pluralismo del pensamiento, pero su tolerancia estaba en parte
limitada por el sexismo y el etnicismo. En el caso de los romanos,
la tolerancia étnica es real, pues todos los ciudadanos,
independientemente de su origen étnico, tenían los mismos
derechos y el mismo estatuto; además, una de las estrategias de la
colonización romana era la mezcla de las poblaciones, así que
todas las provincias llegaban a tener una estructura étnica variada,
lo que conllevó la obliteración de las principales diferencias entre
los grupos étnicos de las colonias. Sin embargo, el estatuto de la
mujer sigue siendo de inferioridad; a pesar de algunas ventajas
que las mujeres recibían como esposas o patrocinadoras de las
artes, se les negaba el derecho a una educación similar a la de los
hombres, y además no tenían derechos electorales.
Es curioso, pero la expansión del cristianismo, religión
basada en el amor al prójimo, significa el comienzo de la
verdadera intolerancia en Europa. El cristianismo viene impuesto
a las poblaciones paganas a la fuerza, mediante un número
impresionante de persecuciones, crímenes odiosos y atrocidades.
Por primera vez aparece la intolerancia religiosa generalizada, lo
que lleva a la intolerancia étnica contra los pueblos no cristianos.
97
2.2.2. La emancipación de las minorías
En lo que concierne a la emancipación de las minorías,
Europa es tributaria al Nuevo Mundo. En 1791, los Estados
Unidos adoptan The Bill of Rights, una serie de normas (vigentes
en la Constitución actual de los EE.UU.) que estipulaban, entre
otros, la libertad de opinión, la libertad de expresión y la libertad
religiosa. En 1865, el norte industrializado triunfa ante la
Confederación en la guerra de la secesión, lo que significa el fin
de la esclavitud en los Estados Unidos; obviamente, el nuevo
estatuto oficial de ciudadanos de los antiguos esclavos negros no
implica un cambio inmediato en la mentalidad, y la segregación
continúa durante casi un siglo, mientras que las manifestaciones
de racismo siguen siendo una realidad.
En la sociedad occidental posbélica se construye (sobre
todo en los EE.UU.) una perspectiva idílica de la democracia, que
promociona una imagen estándar de la familia ideal, con la mujer
en el centro de la familia. Es una imagen familiar en Europa, y lo
demuestran las numerosas expresiones que delimitan las
funciones del hombre y de la mujer en la sociedad; asimismo, en
inglés se dice: it’s a man’s world; woman’s place is in the home,
los rumanos consideran que el lugar de la mujer es la cratiŃă (en
la cocina; cratiŃă significa sartén), y en la España franquista la
mujer es el ángel del hogar. La sociedad posbélica le ofrece a la
mujer la misma posición de siempre, pero maquillada para hacerla
lucir más atractiva.
La emancipación de las mujeres, que empieza en la
Primera Guerra Mundial, se concreta sobre todo en el movimiento
feminista, que ha conocido tres etapas. El feminismo consiguió
implementar (por lo menos en teoría) sus propósitos más
importantes: la igualdad de las oportunidades, la indiscriminación
y la celebración de las diferencias.
98
2.2.3. .
– el mal del siglo
Los conceptos de actitud, comportamiento o lenguaje
políticamente correctos se vinculan ideológicamente a la
emancipación de las minorías y a los trámites de la sociedad para
combatir la discriminación hacia las mismas. En teoría, el
lenguaje políticamente correcto (también: PC o polcor) pretende
materializar en la lengua una actitud social positiva relativa a los
aspectos negativos, limpiando la lengua de las palabras ofensivas,
peyorativas, discriminatorias, e introduciendo, en cambio, una
serie de eufemismos institucionalizados.
La reacción popular a la imposición de este lenguaje es de
rechazo, por varios motivos. El lenguaje políticamente correcto
es percibido como una forma de censura que se opone a la
libertad de opinar y de expresarse, pues ese lenguaje afecta al lado
más íntimo del ser humano, el pensamiento, y además implica
una restricción: todo lo que es políticamente incorrecto está
prohibido. Asistimos, pues, a una retabuización de la sociedad
debida a las interdicciones lingüísticas, es decir, al revés del
proceso tradicional natural67. El lenguaje políticamente correcto
no logra sus propósitos; todo lo contrario, lo único que hace es
enfatizar y profundizar las diferencias, dificultando la integración
social de las minorías, menos interesadas en esas diferencias que
la mayoría. Al fin y al cabo, los eufemismos PC parecen ser unos
eufemismos inventados por los representantes políticos de la
mayoría, con el propósito de ocultar la intolerancia; son, en
67
Pierre Merle apunta: “Notre époque, malgré ce que prévoyaient
naguère certains professionnels de l’utopie de comptoir, n’a pas [...]
supprimé les tabous classiques. Elle s’est simplement contentée de
variations, d’improvisations sur le(s) thème(s). [...] Ce qui est en
revanche devenu, tabou, au fil de ces vingt ou vingt+cinq dernières
années, c’est tout ce qui peut, de près ou de loin, se rattacher à la notion
d’exclusion. Exclusion ethnique, raciale, sociale, exclusion pour cause
de «non+conformité» quelconque.” (Pierre Merle, Lexique du français
tabou, Éditions du Seuil, [Paris], 1993, p. 8+10).
99
palabras de Kate Burridge, “hojas de higuera” lingüísticas68,
ofensivas, a veces, para la misma minoría designada. A pesar de
esas reacciones, la gente acepta los eufemismos PC no por miedo
a las consecuencias legales, ni por seguir una evolución
lingüística natural, sino por no pasar por intolerante69.
1. Las relaciones interétnicas
La convivencia de los pueblos con orígenes étnicos
distintos en el mismo espacio puede crear tensiones entre las
comunidades; el léxico natural de las lenguas conserva, siglos
después de la fase aguda del conflicto, palabras y estructuras que
expresan las actitudes chauvinistas del pasado. Las calumnias
68
En original: “Furthermore my question is this: is the relationship
between 'sex worker' and 'prostitute' really so very different from the
relationship between say, something like 'pass away' and 'die'? Sure,
euphemisms are motivated by the desire not to be offensive, and so they
have positive connotations. But they're more than just 'linguistic fig+
leaves'. Many euphemisms for death do more than just cover up
abhorrent reality, they emphasise different aspects of the physical event
of death and dying: death as a journey, death as the beginning of new
life. The image they offer is one of consolation.” (Kate Burridge, op.
cit.).
69
“Has it to do with legal restrictions imposed on open expression? Is it
natural linguistic evolution in the face of more general social change?
No, I don't think so, and here I side with economics professor Glenn
Loury. The issue here is more one of voluntary limitation on speech.
One of the reasons for people's hostility towards political correctness is
that a violation of PC protocol quickly becomes an inquiry into their
character. When people without 'natural cover' express themselves in an
'incorrect' way, there is always the danger that their audience will judge
them on what is known about the character of others who have spoken in
a similar way. This can mean true racists, true homophobes, true
misogynists, in other words real bigots, whose motives are malevolent.
Use non+PC terms now and doubts get raised about your basic moral
commitments. The safest course to steer is one carrying the polcor stamp
of approval.” (Ibidem).
100
étnicas70 afectan a varios aspectos reales o imaginarios del
aspecto o del comportamiento de un pueblo; la lengua es, antes
que el color de la piel o de las características fisionómicas, el
rasgo definitorio de cualquier comunidad étnica, así que gran
número de expresiones reflejan la opinión según la cual los
hablantes de otros idiomas son incapaces de producir o de
decodificar los mensajes lingüísticos. Los griegos consideraban
que los demás pueblos eran incapaces de utilizar el lenguaje
articulado, que “tartamudeaban” en vez de “hablar”, así que los
llamaban βαρβάροι; de la misma manera, los eslavos llamaron
nemeŃ, “mudos”, a los alemanes, y la palabra rumana găgăuŃă, de
găgăuz, ha llegado a significar “persona ingenua, sin
inteligencia”71. Para describir una situación sospechosa, los
alemanes dirán das kommt mir Spanisch vor, mientras que otros
pueblos han adoptado y calcado la famosa frase shakespeariana,
there’s something rotten in the Kingdom of Denmark. La falta de
comprensión en la comunicación es presentada, por diversos
pueblos, con referencia a pueblos lejanos como ubicación
geográfica o tipo cultural: rum. a vorbi chinezeJte, esp. me suena
a chino, rum. eJti turc?, fr. c’est de l’hébreu, ingl. this is all
Greek to me, eslvq. je to pre mńa spanelska dedina, mientras que
las explicaciones que tienen que ver con la competencia
lingüística las piden con relación a lo que uno considera como su
lengua natural: rum. vorbeJte româneJte, rum. vorbeJte omeneJte,
esp. en castellano, por favor, esp. habla en cristiano, etc.
La lengua y la cultura propias son consideradas como el
punto cero de la civilización humana en general, y por eso llegan
a ser un punto de referencia universal. Los miembros de la
comunidad etnolingüística se convierten en símbolos, sobre todo,
de la honestidad humana: esp. castellano viejo, “hombre leal,
honrado, de buena voluntad”, port. portugal0velho, “hombre de
principios rígidos, franco, leal”, rum. român verde, “hombre leal,
70
Término que traduce el ingl. ethnic slurs, según el modelo propuesto
por Fco. Sánchez Benedito en Lo que nunca se aprendió en clase...,
passim.
71
Cf. tb. a face pe niznaiu(l), véase Stelian Dumistrăcel, Pînă0n pînzele
albe, Institutul European, IaMi, 1997, p. 154+155.
101
cabal, de pocas palabras”. Se entiende, pues, que la lengua
representa un medio de cohesión de las comunidades étnicas y
constituye el rasgo que mejor define a tales comunidades y el
factor de máxima oposición frente a otra comunidad lingüística.
Según lo demuestra la investigación del léxico románico, la
existencia de las expresiones que enfocan la propia lengua de un
pueblo como pauta de la normalidad es un hecho general. Las
expresiones esp. hablar en castellano y rum. a vorbi româneJte
(“hablar en rumano”), cuyo sentido es “hablar con claridad”),
tienen como variantes esp. hablar en cristiano y, respectivamente,
rum. a vorbi omeneJte (lit. “hablar h u m a n a m e n t e ” o “hablar
en h u m a n o ”). En ambos casos, parece que lo que se considera
como normal, natural, propio de los humanos72 en general y de
los cristianos en particular no puede ser otra lengua más que la
propia. Un sentido parecido tienen las expresiones cat. clar i
català, esp. en castellano de a pie, fr. en bon français, port. em
português, utilizadas para designar una manera de hablar
claramente, con toda franqueza y sin rodeos.
La mayor parte de las expresiones basadas en la
intolerancia étnica suelen referirse a los pueblos hallados en la
vecindad inmediata, con los cuales se tiene un contacto más
cercano y frecuente. En el ámbito de la Península Ibérica, la
convivencia de cuatro etnias en un espacio relativamente aislado
ha determinado la existencia de un repertorio casi cerrado de
calumnias étnicas, por las cuales dichas poblaciones se insultan y
se acusan mutuamente (de los mismos delitos). En castellano, el
etnónimo catalán ha llegado a significar de por sí “avaro,
tacaño”, mientras que gallego se utiliza con el sentido “cobarde”.
A los catalanes, los españoles les llaman catalines (de catalina,
eufemismo de “excremento”) o bien polacos (supuestamente por
su dificultad en pronunciar bien el castellano), mientras que, al
revés, los españoles no catalanes son llamados despectivamente
por los catalanes xarnegos (o txarnegos, charnegos) e incluso
murcianos (que se usa también en el sentido de “ladrón”). Los
72
De hecho, en el caso de algunas lenguas, el etnónimo propio es, en
realidad, la misma palabra que significa “hombre”.
102
portugueses son tachados de fanfarrones y mentirosos, puesto que
portuguesada significa “exageración, fanfarronada”; el caso es
que en portugués el mismo sentido lo tiene la palabra
espanholada73, lo que demuestra la falta completa de fundamento
real en este tipo de clichés; es más, hay un refrán que dice De
Espanha, nem bom vento, nem bom casamento, que resume en
unas cuantas palabras toda una historia bimilenar de convivencia
“de espaldas” entre los dos pueblos vecinos. Para los portugueses,
los gallegos parecen hacerse culpables de la pérdida de identidad
etnolingüística; las voces galegada y galeguice se refieren a una
manera de hablar rápida e incomprensible. Finalmente, los
pueblos románicos de la península concuerdan en que el
vascuence representa cualquier tipo de lenguaje o problema que
es tan confuso que resulta completamente incomprensible.
En el caso de los pueblos que viven aislados, como pasa,
por ejemplo, con los italianos, españoles, portugueses, etc.,
rodeados por las aguas mediterráneas, las calumnias étnicas se
dirigen más hacia algunos enemigos tradicionales o hacia algunos
pueblos que, por razones históricas, suelen despertar enemistades
o envidia. Cabe señalar que las expresiones de este tipo se
encuentran calcadas en varias lenguas europeas: cat. anar0se’n /
marxar a la francesa, esp. despedirse / huir / marcharse a la
francesa, port. despedir0se à francesa, ingl. to take a French
leave, it. andarsene all’inglese, fr. filer à l’anglaise, rum. a o
Jterge englezeJte, “largarse o huir sin despedirse”; lat. morbus
gallicus, esp. el mal francés, ingl. French disease, French pox, it.
il mal francese, il mal spagnuolo, rum. boala frîncească, fr. le
mal napolitain, “sífilis”; ingl. French letter, fr. capote anglaise,
“preservativo”, etc. Los mismos pueblos son acusados del pecado
de la soberbia; las voces que significan “fanfarronada” varían de
una lengua a otra: esp. francesada, portuguesada74, it. francesata,
spagnolata, spagnolaggine, port. espanholada, francesada, etc75.
73
Véase infra.
Sin embargo, para los italianos, un portoghese es un espectador
clandestino en un teatro o cine.
75
Cf. tb. alem. stöltz wie ein Spanier, “orgulloso como un español”.
74
103
Para los portugueses, un francês es un individuo cursi o afectado,
y un franchinote es un sujeto presumido, mientras que para los
catalanes, una francesilla es un capricho o una extravagancia
bastante costosa. El castellano resume la hostilidad en contra de
los franceses en el refrán El francés sería buen amigo si no fuera
mal vecino. Los ingleses tampoco escapan a los tiros lingüísticos
de los demás pueblos europeos; lejos de la imagen que los
mismos ingleses intentan ofrecer al mundo (“stiff upper lip”), la
palabra inglés (cat. anglès y port. inglês) significa, para los
pueblos iberorrománicos, nada más y nada menos que “acreedor”
(estar perseguido por / tener muchos ingleses, “tener muchas
deudas, estar en la quiebra”); para los franceses, en cambio, la
misma expresión, avoir les anglais, significa “tener la regla una
mujer”, alusión al color rojo de los uniformes militares
tradicionales del ejercito británico. Algunas expresiones
pretenden tildarlos de falta de inteligencia: en portugués, la
expresión para inglês ver significa o bien “encontrarle cinco patas
al gato”, o bien “hacer algo muy obvio”, mientras que los
italianos usan, para decir “hacerse el tonto / sueco76”, la frase fare
l’inglese.
De todos los románicos, los franceses resultan ser los más
interesados en sus vecinos externos, pues el francés cuenta con
una gran variedad de apodos que designan de manera despectiva a
los habitantes de los países contiguos: boche, chleu, fritz, frisou,
doryphore, bouffeur de patates, “alemán”; belgico, flahute,
“belga”; espingouin, pingouin, “español”; angliche, bifteck,
rosbif, “inglés”; rital, spaghetti, “italiano”; porto, portigue,
“portugués”, etc.
Sin embargo, la mayor cantidad de calumnias étnicas
suelen referirse a los pueblos con los cuales se tiene o se ha tenido
una cohabitación dentro de las fronteras del propio país. Para los
iberorrománicos, ocho siglos de ocupación árabe han dejado
76
Según el DRAE, aquí se trata de una confusión: en esta frase, la
palabra sueco no se refiere a los oriundos de Suecia (lat. suecus), sino
que es una palabra homónima (lat. soccus, “tronco, tocón”); sin
embargo, para los hablantes no existe ninguna diferencia, ya que no son
conscientes de la etimología de los dos vocablos.
104
huellas importantes en el registro de las frases hechas, denotando
una actitud poco amistosa hacia los antiguos invasores. En primer
lugar, en español quedan algunos insultos xenófobos, como
morucho, moraco, morube, moromusa e incluso moromierda. La
presencia de los “infieles” en un espacio profundamente cristiano
ha determinado la aparición de ciertos usos típicos del adjetivo
moro (port. mouro): un niño “moro” es un niño que está sin
bautizar; por extensión, lo mismo se dice de un vino (esp. ser
moro / turco el vino, cat. vi moro o morapio) no aguado o no
“bautizado”; en el mismo sentido, los portugueses usan el refrán
quem não tem padrinho, morre mouro. En portugués, el
sustantivo mouro se utiliza para nombrar a una persona que
trabaja duro, sin parar (trabalhar como um mouro / negro /
escravo), pero su uso es despectivo, mientras que en catalán un
moro es un mal trabajador. En el mismo registro, para los
catalanes passar vida de moros significa “llevar una vida dura y
amarga”. La expresión catalana fer moros significa “estafar o
hacer trampas en los negocios”, y fer el moro quiere decir
“espantar a los niños”. La palabra española matamoros (que se
conserva también como antropónimo y topónimos) significaba al
principio “valiente, cristiano viejo”, pero luego pasó a un uso
irónico y despectivo, con el sentido de “persona que se jacta de
valiente”, uso conservado hasta el día de hoy. En relación con
esta palabra, cabe mencionar la expresión catalana eixe no mata
un moro, que se dice de las personas que son poca cosa en la vida,
y el refrán a moro muerto, gran lanzada (cat. a moro mort, gran
llançada). El refranero recoge una multitud de expresiones,
ofensivas o neutras, que aluden a la época de la dominación
árabe: cat. o tots moros, o tots cristians, “hay que dar tratamiento
igual a las personas”, cat. afarta’m i dis0me moro, “mientras no
hay perjuicios materiales, no hay problema”, cat. moro mana a
moro, “un subalterno dirige a otro”, cat. per força va el moro a
missa, “a veces hay que hacer cosas que no nos gusten”, cat. hi ha
moros a la costa, esp. hay moros en la costa, “hay algún peligro”,
esp. a más moros, más ganancia, “cuanto mayor el peligro,
mayor la gloria”, esp. como moros sin señor, “reunión en
desorden y caos”, esp. haber moros y cristianos, “haber gran
105
discordia o riña”, esp. moros van, moros vienen, “alguien está a
punto de emborracharse”, esp. cuéntaselo al moro Muza, “a otro
perro con este hueso”, ser como el moro Juan, “ser muy celoso”,
etc. A este inventario se añade un número impresionante de voces
pertenecientes a la etnobotánica y etnozoología, donde la palabra
moro aparece, pero con una actualización neutra.
La convivencia multisecular con algunos inmigrantes
tradicionales paneuropeos, como los judíos y los gitanos, ha
dejado rastros profundos en el plano lingüístico. El antisemitismo
popular, fundado en las diferencias religiosas y las de costumbres
y alimentado por el antisemitismo oficial eclesiástico, se concreta
en numerosas expresiones idiomáticas en las lenguas románicas.
En primer lugar, la misma palabra judío (y sus correspondientes
romances) se ha convertido en un insulto en sí, llegando a
significar “avaro, usurero, tacaño”. Quedan todavía algunos
nombres e insultos específicos como, por ejemplo, esp. judihuelo,
judezno, fr. youpin, youtre, chmoutz, rum. jidan, etc. Las
expresiones y frases hechas apuntan tanto hacia la supuesta
avaricia de los judíos (rum. nu fi jidan, “no seas tacaño”), como
hacia su religión no cristiana (o incluso anticristiana), percibida a
veces como inapropiada (port. fazer judiarias, “hacer diabluras”,
esp. hacer una judiada y port. fazer uma judiação, “hacer una
putada”). La expresión española matar judíos se usa con el
sentido de “ir de copas en Semana Santa, bebiendo limonada
alcoholizada y emborrachándose”; por otro lado, los catalanes
dicen que Qui no fa bunyols per la Setmana Santa és que és jueu.
Quinientos años después de la expulsión de los judíos, el
refranero ibérico conserva todavía algunas sentencias antisemitas,
que aluden sobre todo a la supuesta hipocresía de los judíos, a su
avaricia, astucia o pereza: esp. Ni fíes del judío, ni de su hijo, ni
de su vecino, esp. El judío y la mujer vengativos suelen ser, esp.
El gato y el judío a cuanto ven dicen “mío”, cat. Ni jueu totxo, ni
llebre aturada, esp. Judíos y gitanos no son para trabajo, etc.
La comunidad gitana, muy presente todavía en la vida
social europea, es tildada por algunas costumbres que constituyen
su manera tradicional de vivir, percibida como poco civilizada y
antisocial. Hay pocos insultos específicos para los gitanos (esp.
106
gitanaco, caló, calorro, zincaló, fr. rabouin, manouche,
romanichel, rum. lăieŃi, ciori), pero bastantes expresiones algo
agresivas en contra de ellos. De los lugares comunes que reducen
un pueblo entero a un esbozo, los más comunes son la suciedad
(cat. anar fet un gitano, “andar muy sucio”, rum. ca la Ńigani, “en
suciedad o en desorden”), la delincuencia (esp. a cuenta de los
gitanos, hurtan muchos castellanos, port. cigano, “ladrón,
traficante de mercancía sustraída a los impuestos”, rum.
[cumpărat] de la Ńigani, “mercancía robada, falsificada o de
contrabando”), la falta de honestidad (esp. hacer una gitanada /
gitanería, “cometer un fraude”, rum. Ńigănie, “fraude”, gitanear,
“halagar para conseguir algo o para engañar en las compras y
ventas”, rum. a se Ńigăni, “regatear, tratando de evitar un gasto”,
rum. aur Ńigănesc, “oro falso”), la falta de educación o de
modales (rum. a se certa ca la uJa cortului, “discutir o pelearse a
gritos e insultos”, esp. no estamos entre gitanos, “hay que
comportarse”, comer a lo gitano, “comer sentado en el suelo”), la
pobreza (cat. tindre més fam que un gitano de fer barates, “tener
mucha hambre”), etc. El refranero español recoge algunos dichos
que reflejan los mismos clichés: El pan como hermanos y el
dinero como gitanos; El gitano, si no la hace a la entrada; la
hace a la salida; El buen gitano no hurta en su barrio, etc.
Cualquier pueblo se preocupa sobre todo de las etnias con
las cuales tiene contacto, mientras que el resto de los pueblos del
continente o del mundo constituye un conglomerado amorfo. Sin
embargo, de esa masa indefinida destacan a veces algunos
pueblos lejanos, a los que se atribuyen costumbres o rasgos
insólitos. De los pueblos europeos que figuran en el repertorio de
las calumnias étnicas románicas, los eslavos aparecen mucho en
relación al alcohol: rum. a bea ca un rus, fr. ivre / soûl comme un
polonnais, esp. beber como un cosaco, etc. Es interesante
recordar, en este contexto, las expresiones castellanas coger una
turca o coger una kurda, “emborracharse”, que demuestran la
arbitrariedad de este tipo de idiotismos, pues ambos pueblos son
mayoritariamente musulmanes, así que tienen prohibido el
alcohol. Los turcos, enemigos históricos y tradicionales del
cristianismo entre las mismas fronteras de Europa, protagonizan
107
un número importante de expresiones y frases hechas. Además
del alcoholismo atribuido por los españoles, para los rumanos los
turcos parecen ser campeones de otro vicio, el de fumar, quizás
por su costumbre de fumar shisha: rum. a fuma ca un turc. Un
aseo que consiste en un boquete en el suelo es típico de los turcos,
en opinión de los franceses (toilette à la turque) y la de los
rumanos (budă turcească). Algunas expresiones aluden a la
supuesta perfidia de los mismos (esp. con las intenciones del
turco) o, todo lo contrario, hacen de los turcos una suerte de
chivos expiadores (esp. cabeza de turco, fr. tête de turc); por esos
motivos, aparece un rechazo bastante categórico en expresiones
como esp. ¡como yo soy turco!, “ni muerto, ni loco”. Para algunos
pueblos románicos hay motivos de envidia en cuanto a la manera
de vivir de los turcos (port. vida de turco, “vida regalada”) o a su
salud (fr. fort comme un turc). De todas formas, parece constante
el concepto según el cual el turco es un idioma incomprensible:
son comunes frases como rum. eJti turc? o vorbesc turceJte?, it.
parlo italiano o turco otomano? “¿cómo que no entiendes?”. La
falta de entendimiento se expresa de formas muy variadas en las
lenguas románicas, apuntando hacia pueblos diferentes. El griego
era incomprensible para los romanos (lat. graecus est, non legitur,
“es griego, no lo puedo leer”), y lo mismo les pasa a los españoles
(eso es griego para mí) y a los italianos (parlar greco)77. El
hebreo les resulta imposible a entender a los franceses (c’est de
l’hébreu). Pero es obvio que el idioma que se lleva la palma en la
lista de las lenguas ininteligibles es el chino, presente en varias
expresiones en todas las lenguas románicas: cat. això em sona a
xinès, esp. me suena a chino, eso es chino para mí, fr. c’est du
chinois, rum. a vorbi chinezeJte, port. isso para mim é chinês, etc.
En el siguiente esquema78 consta que, para los hablantes del
mundo entero, hay gran variedad de idiomas79 que, en su opinión,
cumplen con los requisitos de incomprensibilidad:
77
En inglés existen las variantes this is all Greek / Dutch to me.
Adaptado de http://strangemaps.wordpress.com/2009/02/26/362+greek+
to+me+mapping+mutual+incomprehension/.
79
Véase tb. http://www.omniglot.com/ language/idioms/incomprehensible.php.
78
108
109
Como hemos comprobado ya en varias ocasiones en este
estudio, las comunidades etnolingüísticas no tienen (y no pueden
tener) el mismo sistema de criterios en cuanto a la manera de
apreciar a los demás pueblos, sus costumbres y sus idiolectos.
Hay ciertos universales conceptuales, pero que tienen expresiones
lingüísticas distintas. Las actitudes racistas o xenófobas
encuentran su expresión más común en el lenguaje; además, el
peligro oculto de este tipo de lenguaje reside en su manera de
pasar inadvertido, pues los hablantes pocas veces se toman el
tiempo de analizar las raíces de las expresiones que usan. En las
últimas décadas, los conceptos de actitud, comportamiento o
lenguaje políticamente correctos se vinculan ideológicamente a la
emancipación de las minorías y a los trámites de la sociedad para
combatir la discriminación hacia las mismas.
Las lenguas románicas se han quedado, hasta el presente,
fuera de las exageraciones ridículas del inglés americano, así que
todavía se le puede llamar negro al negro y chino al chino. Hay
pocos etnónimos tradicionales, neutros en su origen, que están
fuera de uso (rum. jid, jidov, fr. tsigane, fr. nègre). De todas
formas, la mayoría no se han convertido en tabúes, sino que
siguen siendo utilizados alternativamente con los nuevos: si el fr.
nègre es considerado ofensivo, las formas ulterioras noir, de
couleur y el moderno Black son completamente aceptables, a
pesar de aludir al color de la piel, cosa inconcebible en EE.UU.,
donde la forma obligatoria es African American.
2. Las minorías sexuales
La emancipación de las minorías sexuales (entre las
cuales los homosexuales forman la mayoría) no ha conseguido
cambiar la mentalidad discriminatoria de la sociedad, como lo
comprueba el gran número de insultos relativos a la sexualidad
“contra la naturaleza”. Las lenguas románicas conocen pocos
términos
políticamente
correctos
para
designar
la
homosexualidad, y todos son de factura culta; el término
homosexual (fr. homosexuel, it. omosessuale) se ha especializado
110
para el sexo masculino, mientras que para el sexo femenino el
término usual es lesbiana (tb. esp., port. lésbica). Para los dos
sexos aparece el anglicismo gay (fr., cat. gai), que designa la
orientación homosexual de ambos sexos mediante un eufemismo
ambiguo.
Los insultos hacia las lesbianas, poco numerosos, (tipo
port. camionista, machona, mulher0macho, Maria0Manel, rum.
femeie0bărbat, esp. marimacho etc.), son, en general, atributos
que reprochan la acentuación de los rasgos o del comportamiento
masculino.
La situación es completamente distinta en cuanto a la
homosexualidad masculina, pues la falta de hombría parece ser lo
peor que se le puede reprochar a un hombre; la mayoría de esos
insultos aluden a la (supuesta) afeminación de esa persona80: cat.
delicat, doneta, fineta, folla, gazela, loca, marassa, mare, monya,
nena, pispirella, ploma, pluma, précieuse, queen, ullera
perfumada; fr. folle, tante, mademoiselle, reine; port. bicha,
boneca, ele0ela, frutinha, menina, mulher0com0pau, mulher de
tromba, mulher do Paraguay, quase0mulher, queen, reinha; rum.
famen; esp. pluma, moña, novicia, ninfa, reina, reinona, etc.
Gran número de disfemismos relativos a la
homosexualidad (sobre todo pasiva) son metonimias a base de
nombres propios: cat. marica, maricó, maricona, mariconàs,
mariconassa, mariconet, marieta; fr. mariette; it. Checca,
Francesca, Marietta; port. Adelaide, maricas, mariquinhas,
maricão, mariola, Odete Santos (cf. tb. ingl. Miss Nancy,
Gladiola), esp. marica, maricón, maricona, mariconazo,
mariconcete, marientera, marimarica, marioso, mariquita,
mariquituso, etc.
Otra mentalidad muy común es la que considera la
homosexualidad como un comportamiento ambiguo, bivalente o
aberrante: cat. ambidextre, ambigu, cafè amb llet, contra natura,
80
Véase tb. Nuria Navarro Zaragoza, Glosario de términos gays
compuestos por la palabra “queen” y su traducción, en “Tonos digital”,
Revista Electrónica de Estudios Filológicos, No. 10, Noviembre 2005,
www.um.es/tonosdigital
111
del gremi, del sindicat de l’oposició, més figa que raïm, ni carn ni
peix; it. ambidiestro, frutta e verdura; port. entendido, terceiro
sexo; rum. pe invers, pidosnic; esp. de la cofradía del amor
distinto, de la otra acera, muy así, de aquella manera, del otro
bando, del gremio, invertido, etc. El francés ha desarrollado, por
derivación fonética, una serie alofémica a partir del término culto
pédéraste: pédé, pède, pédale, pédalo, pédoque, pédouze, etc.
El inventario variado de los insultos románicos relativos a
la homosexualidad contiene una serie de expresiones obscenas
por su carácter explícito, que sugiere la penetración anal: cat.
culero; fr. englandé, enculé, enviandé; it. rottinculo, bocchinaro,
cullatone; port. arranha o azulejo, atraca de proa, pablito
boqueteiro, caga0grosso, caga0pau, caga pra dentro, ventilado;
rum. găozar, poponar, poponaut; esp. culómano, enculador,
porculero, porculizador, etc.
3. Las minorías minusválidas
Para designar a las personas que sufren de discapacidades
físicas o psíquicas que las impiden llevar una vida normal, el
lenguaje PC americano recomienda, en el presente, los sintagmas
del tipo “personas con capacidades diferentes / alternativas”. En
las culturas románicas europeas, tales exageraciones son, sin
duda, rechazadas, pero consta la dinámica acentuada de los
alofemismos de esta área semántica.
Los alofemismos que denominan las discapacidades
psíquicas, antaño términos científicos, neutros desde el punto de
vista de las connotaciones, se convirtieron en insultos, pues son
insultos al alcance para designar a cualquier persona que se quiere
ofender, sin discriminar. Términos como idiota, cretino, imbécil,
oligofrénico, retrasado (con correspondencias en todas las
lenguas románicas) son hoy día inaceptables, siendo
reemplazados por perífrasis neutras como fr. déstabilisé mental,
rum. persoană cu handicap psihic, persoană cu nevoi speciale,
persoană cu curriculum adaptat, esp. deficiente mental,
discapacitado psíquico, minusválido psíquico, etc.
112
El lenguaje políticamente correcto dispone de términos
muy generales o muy precisos para clasificar las discapacidades
físicas en categorías de minusvalía: fr. personne à mobilité
reduite, personne de petite taille, mal0entendant, non0voyant,
rum. persoană cu handicap [locomotor], nevăzător, persoană cu
hipoacuzie, esp. invidente, disminuido físico, minusválido,
discapacitado físico, persona de movilidad reducida, etc.; esos
términos, específicos del lenguaje de los seguros sociales, son
utilizados cada vez más en el lenguaje usual, gracias al discurso
político y periodístico.
4. El sector profesional, el mercado laboral y
económico
En las últimas décadas, gracias al acceso fácil de las
personas a la enseñanza universitaria, los oficios que no suponían
una calificación profesional o académica han perdido el poco
prestigio que tenían (si lo tenían), así que el sistema
administrativo ha intentado dignificarlas mediante el cambio de
su nombre. Así, aparecieron en las lenguas románicas perífrasis
como: fr. agent d’ambiance, “guardia”, assistante, “secretaria”,
BNQ (bas niveau de qualification), “obrero”, employée de
maison, “chacha”, économie informelle, “bricolaje, artesanía”,
force de protection professionnalisée, “soldados profesionales,
quizás mercenarios”, technicien de surface, “encargado de la
limpieza”, it. ostetrica, “partera”, edile, “albañil”, impresario di
pompe funebri, “sepulturero”, rum. tehnician salubrizare,
“encargado de la limpieza”, bonă, “niñera”, conductor, “chófer”,
lucrător în construcŃii, “albañil”, stilist “peluquero”, esp.
empleada del hogar, “maruja”, agricultor, “campesino”,
funcionario de pompas fúnebres, “sepulturero”, profesor de
Educación General Básica, “maestro de escuela”, productor,
“obrero”, profesora en partos, “partera”, chef, “cocinero”,
supervisora de productos en preventa, “cajera”, etc.
113
En la misma zona de la vida social aparecen las
expresiones políticamente correctas relativas a los conflictos
entre las empresas y sus empleados, que tienen como
consecuencia las huelgas, el paro, etc., es decir, la pobreza: fr.
ajustement structurel, “despidos masivos”, dégraissage,
“despidos”, dumping social, “despidos masivos”, en cessation
d’emploi, “en paro”, érémiste (RMI – revenu minimum
d’insertion), “pobre”, IRE (indispensable restructuration de
l’entreprise), “despidos”, mesure d’âge, “jubilación impuesta”,
plan social d’accompagnement, “despidos con pagos
compensatorios”, réduction de sureffectifs, “despidos”, SEF (sans
emploi fixe), “parado”, sous0privilégié, “pobre”, rum.
restructurări, “despidos masivos”, disponibilizări de personal,
“despidos masivos”, încetarea activităŃii, “paro / huelga”, conflict
colectiv de muncă, “huelga”, caz social, “pobre”, la limita
subzistenŃei, “pobre”, esp. conflicto colectivo, “huelga”, parada,
“huelga”, paro, “desempleo”, amortización de puesto de trabajo,
“despido”, ajuste laboral, “despidos masivos”, reestructuración
de personal, “despidos”, expediente de regulación de plantilla /
de empleo / laboral, “despidos masivos”, desocupación, “paro”,
equilibrio permanente del subempleo, “paro”, desempleo, “paro”,
económicamente desfavorecido, “pobre”, persona de renta
limitada, “pobre”, etc.
Los acontecimientos negativos del mercado financiero
son designados, en el lenguaje políticamente correcto, por
sintagmas similares, que intentan disfrazar el impacto negativo
tras el cambio de perspectiva: fr. abus financier, “estafa”,
croissance négative, “recesión”, cessation de paiement,
“quiebra”, enveloppe, “soborno”, facture inadéquatement libellée,
“factura ficticia”, rum. evoluŃie negativă, “recesión”, evoluŃia
negativă a cursului valutar, “devaluación”, inginerie financiară,
“fraude”, trafic de influenŃă, “corrupción”, deprecierea monedei
naŃionale, “devaluación”, salariu motivant, “mucho trabajo y
sueldo miserable”, preŃ negociabil, “precio exorbitante”, plicul,
“soborno”, esp. cese de negocio, “quiebra”, depresión, “crisis
económica”, desajuste, “crisis”, reconversión de una empresa,
114
“quiebra”, presión, “chantaje”, tráfico de influencias,
“corrupción”, fiscalidad, “impuestos”, fluctuación, “inestabilidad
económica”, contribuyente, “persona que paga impuestos”,
actualización / ajuste / reajuste / revisión del mapa tarifario,
“aumento de los precios”, etc.
5. Delincuencia y estados conflictivos violentos
Las situaciones de crisis son manejadas por las
organizaciones militares, como el ejército o la policía,
instituciones que desarrollan su propia jerga políticamente
correcta que promocionan mediante sus departamentos de
relaciones públicas. La falta de transparencia impuesta por la
especificidad de sus actividades determina la dimensión
restringida del inventario léxico accesible al lenguaje usual.
La criminalidad y las medidas punitivas han sufrido un
cambio de percepción en la sociedad moderna. La detención deja
de ser punitiva y pretende alcanzar dos propósitos: aislar a los
individuos peligrosos y reintegrar a los individuos recuperables:
centro de inserción social, centro penitenciario, institución
penitenciaria, correccional, módulo de control social,
reformatorio,
“prisión”,
comportamiento
negligente,
comportamiento
antisocial,
“delincuencia”,
inadaptado,
“delincuente”, abuso de derecho, contravención, diferencia de
interpretación
legal,
dificultad
legal,
inobservancia,
irregularidad, “delito”, confinamiento, privación de libertad,
“detención”, etc.
El lenguaje militar, más que otros lenguajes, facilita el
uso del eufemismo. Desde el punto de vista estructural, los
eufemismos militares se clasifican en cuatro categorías, descritas
115
por Germán Moya Hernández en su estudio El lenguaje militar.
Tabú, eufemismo y disfemismo81:
1. Antonomasias (dos tipos: a. Falcon, Hornet, Mirlo,
Harrier, MX Peacekeeper, etc. b. doctrina Nixon, Enmienda de
Church, Convención de Ginebra, Pacto de París, Crisis de
Berlín, Acuerdos de Berlín, Acuerdos del Cáucaso, etc.);
2. Sintagmas nominales: guerra fría, guerra electrónica,
guerra de montañas, fuego nutrido, fuego de división, fuego
griego, arma cortés, arma noble, flota en conserva, estado tapón,
escudo nuclear, espasmo nuclear, efectivos de división, cresta de
fuegos, primera sangre, bala cansada, cola de golondrina,
coexistencia pacífica, cabeza de etapa, bautismo de fuego, bala
roja, bala naranjera, bala caliente, bala fría, escala horizontal,
equivalencia esencial, huevo frito, etc.;
3. Sinónimos metonímicos: baja, caído, barrer, blanco,
boca, batería, acero, bronce, campaña, cáliz, jornada, caza,
envasar, sangre, etc.;
4. Siglas y abreviaturas: GJMAPER/SEPO, GDEN,
GJMAPER/DAP/SUASO, JEMA/DOP/SEGUR, etc., tb. APDFA
(“aeródromo de partida de las fuerzas de desembarco aéreo”),
APT (“proyectil perforante trazador”), ITV (“intervención”),
LAZD (“límite anterior de la zona de dispersión”), etc.
Llama la atención, en el caso de la jerga militar, la
duplicidad entre la terminología políticamente correcta, que se
aplica a las acciones propias, y la políticamente incorrecta,
utilizada para describir las acciones del enemigo; en otras
palabras, el carácter combativo del ejercito viene acompañado, en
el lenguaje, por un carácter polémico, que sirve para manipular al
público mediante las concepciones y las actitudes prefabricadas.
*
81
Germán Moya Hernández, El lenguaje militar. Tabú, eufemismo y
disfemismo, en “Tonos digital”, Revista Electrónica de Estudios
Filológicos, No. 1, Marzo 2001, www.um.es/tonosdigital, p. 3+4.
116
El lenguaje políticamente correcto conoce una expansión
dinámica en todos los sectores de la vida social, allí donde las
relaciones interhumanas tienen un lado público y donde aparecen
tensiones entre varios tipos de colectivos humanos; el mismo
ofrece modelos e impone estructuras en el lenguaje usual, creando
conscientemente un estándar común a todas las lenguas de las
culturas occidentales, lo que constituye un hecho específico de la
política integracionista del siglo XXI.
117
PARTE IIIa: EL EUFEMISMO COMO ELEMENTO DEL
LÉXICO
3.1. Eufemismo y niveles de la lengua:
procesos de creación léxica
3.1.0. Consideraciones sobre la creación léxica
en el marco de los niveles y estilos funcionales de la lengua
En líneas generales, la alofemización puede ser vista
como una sustitución de un término con otra estructura, que
puede ser una palabra, una estructura compleja, una no+palabra,
una entonación específica o incluso cero; asimismo, podemos
proponer las siguientes categorías de sustituciones:
1. sustitución por supresión; la palabra tabú es evitada,
reemplazada por una pausa (o puntos suspensivos en el código
escrito), acompañada, normalmente, por una entonación
específica, mímica o gestos (sustitución icónica entre dos códigos
de signos, el lingüístico y el postural);
2. sustitución por ambigüedad; el sustituto es la
deformación de la palabra tabú, una palabra inventada, basada en
la compatibilidad o en expresividad fonética, una palabra neutra,
no marcada estilísticamente y desemantizada82;
3. sustitución por equivalentes (sinónimos, calcos,
préstamos, xenismos);
4. sustitución por antónimos; (eufemismos irónicos o
pseudoeufemismos);
5. sustitución por la negación del contrario; (expresión
atenuada);
6. sustitución por metasememas y metalogismos;
(alofemismos expresivos);
7. sustitución por perífrasis; (lexicalización de
estructuras estables).
82
Véase nuestro estudio, Eufemizarea – cîteva cazuri excepŃionale de
sinonimie contextuală, en Analele UniversităŃii “ tefan cel Mare”
Suceava, Seria Filologie, A. Lingvistică, Tomul XII, nr.2, 2006, Editura
UniversităŃii Suceava, 2006, p. 141+147.
121
3.1.1. El nivel fonológico
En el proceso de la alofemización, el nivel fonológico
permite dos tipos de mecanismos de creación alofémica, es decir,
la creación de formas nuevas (a priori o a partir de las palabras
reales) o la reasignación de los significantes. El estatuto único del
nivel fonológico, derivado de su inscripción sólo en el plan de la
forma, se refleja en la alofemización por el hecho de que los
esquemas de equivalencia alofémica se construyen desde el plano
de la forma hacia el del contenido. El criterio único que funciona
en la selección de las formas que tendrán el estatuto de
alofemismos está en relación con el lado material del signo, en
concreto la secuencia de fonemas que constituye el significante.
Los mecanismos de la creación alofémica se basan en el
componente sonoro de las palabras, pues conciernen o a la
expresividad fonética de ciertas secuencias existentes o no, o a la
compatibilidad entre dos secuencias sonoras. En concreto, la
alofemización a este nivel se realiza tras la creación de
significantes (formas inéditas provenientes ya sea de la
lexicalización de las interjecciones y onomatopeyas, o de la
lexicalización espontánea de ciertas secuencias de gran
expresividad, sea de la alteración del significante hallado bajo la
interdicción) y tras la reasignación de otros significantes
existentes, si existe una semejanza formal. Consta, en ambos
casos, que la selección no tiene en cuenta el criterio semántico,
que no es funcional a este nivel de la lengua.
3.1.1.1. La lexicalización de las interjecciones
Hemos analizado ya los eufemismos que provienen de la
lexicalización de las interjecciones; mencionaremos, en pocas
palabras, dos ejemplos, los sustantivos pipí y caca, que
pertenecen al lenguaje usual (junto a sus variantes y familias
léxicas). En el caso del primero, el origen onomatopéyico parece
evidente, pues formas parecidas existen en otros idiomas,
románicos y germánicos, e incluso eslavos. En cuanto al segundo,
la explicación debe ser otra; en las lenguas románicas y
germánicas hay formas distintas en el lenguaje infantil, cuyo
122
único parecido es la estructura reduplicada: rum., esp., port. caca
(heredadas del latín o formadas por derivación regresiva del lat.
cacare), it. pupù, ingl. doodoo, etc. Esas formas se basan quizás
en el hecho de que las oclusivas velares, bilabiales o alveolares
son las primeras consonantes que los niños consiguen pronunciar,
mientras que las palatales o la vibrante r, por ejemplo, las
aprenderán mucho más tarde.
Las secuencias interjeccionales se lexicalizan,
adaptándose a la flexión específica, y creando familias léxicas:
caca, cagarse, cagarla, cacaseno, cagaaceite, cagachín, cagada,
cagadero, cagado, cagafierro, cagalaolla, cagaleta, caganidos,
cagatintas, cagódromo, cagón, etc.
3.1.1.2. La alteración del significante
En la alteración fonética de un significante, el
componente semántico no tiene función distintiva; por ese
motivo, el lado formal de la palabra nueva tiene que ser lo
suficientemente parecido al original, para poder evocarlo por
asociación. En las situaciones en las cuales la asociación acústica
no es decisiva, la decodificación se hace mediante la reducción de
la ecuación sintagmática; eso pasa sobre todo cuando la alteración
fonética no afecta a las palabras, sino a las frases hechas que
contienen una palabra tabú. Las desviaciones fonéticas se
clasifican, según H. Plett, en cuatro tipos principales83, a las
cuales añadimos un proceso relativo a la lexicalización de las
abreviaturas, situación en la cual la decodificación requiere el
conocimiento anterior de la terminología:
1. Sustracción
a. aféresis: rum. 'tu0i mama mă0sii!, rum. 'mnezeu!, ingl.
Zounds!, “God’s wounds”84;
83
Heinrich F. Plett, OtiinŃa textului Ji analiza de text. Semiotică,
lingvistică, retorică, Editura Univers, BucureMti, 1983, p. 167.
84
Más ejemplos en Peter Collett, op. cit., p. 60 et seq.
123
b. síncopa: esp. hijoputa “hijo de puta”, esp. joer
“joder”, esp. conchasumadre (AM.) “(la) concha de su
madre”;
c. apócope: esp. ¡Jo! “Joder”, fr. séropo, “séropositif”;
+ en el nivel de la comunicación
d. supresión 85:
oral;
+ en el nivel gráfico;
2. Adición
a. prótesis: esp. rediez, “diez” (eufemismo de Dios);
b. epéntesis: ingl. funk “fuck”, ingl. goldamit “God
damn it”;
c. paragoge: rum. futiza, “fute”;
3. Sustitución
a. vocálica: rum. în pielea mea! “în pula mea”, ingl.
shoot! “shit”;
b. consonántica 86: fr. Parbleu! “Par Dieu”, fr.
Morbleu! “Mort de Dieu”;
85
Procedimiento añadido por nosotros.
Un ejemplo de eufemización por sustitución fonética: “En el
Parlamento español se produjo una anécdota divertida: corría la sexta
legislatura democrática tras la restauración de 1975 y en la Cámara baja
había un lío monumental; los señores diputados parecían ignorar las
instrucciones del presidente del Congreso, (en aquella época don
Federico Trillo, del partido conservador). Don Federico trataba de
ordenar las intervenciones y las votaciones pero la confusión reinaba en
el hemiciclo. «¡MANDA HUEVOS!» exclamó para lamentar el barullo
insufrible. Pero olvidó cerrar el micrófono y todos los españoles
pudieron oír con claridad tan castiza expresión. El presidente de la
Cámara sabía que los más críticos iban a echarle en cara ese desliz y
anduvo listo recordando una anécdota parecida que se estudia en los
cursos universitarios: de modo que, interrogado por falta de cortesía y
finura parlamentaria, hizo saber que no había dicho huevos sino huebos,
palabra antigua castellana (del latín, opus) que significa necesidad. Es
decir, que había necesidad de conservar el orden en la sala.” – José
Calles Vales, Belén Bermejo Meléndez, Jergas, argot y modismos,
Editorial LIBSA, Madrid, 2001, p. 142.
86
124
c. múltiple: esp. ¡Mecachis la mar! “Me cago en la
mar”, esp. ¡Jolín!
“Joder”;
4. Permutación
a. metátesis: rum. flocirele “floricele”;
b. anagrama: ingl. In Dog we trust “In God we trust”;
5. Abreviaturas
rum. PMS (del ingl.), “síndrome premenstrual”, fr. PPH
(passera pas l’hiver): “viejo”, fr. SEF (sans employ fixe):
“desempleado”, fr. érémiste (RMI, i.e. revenu minimum
d’insertion): “pobre”, fr. esdéhèfe (SDF, i.e. sans
domicile fixe): “vagabundo”, “sin domicilio”, etc.
3.1.1.3. La reasignación de un significante existente
Los principios de este tipo de alofemización son, en gran
medida, los mismos de la situación analizada anteriormente, es
decir, una palabra tabú es reemplazada por una secuencia sonora
parecida; sin embargo, aquí no se trata de la creación de nuevos
significantes, sino del uso de un significante ajeno, sin
compatibilidad semántica, para sustituir el significante inicial, y
la única compatibilidad necesaria entre los dos signos que hacen
el cambio es la sonora, es decir, el SNT2 “se parece” al SNT1; en
otras palabras, la sonoridad de uno puede evocar la sonoridad del
otro, e, indirectamente, el contenido semántico del otro. Tal
evocación es parecida a lo que Saussure describía como “relación
asociativa basada en la comunidad de las imágenes acústicas”87,
pues la forma sonora de una palabra puede evocar otra palabra
por mera compatibilidad entre la estructura y el orden de una
secuencia fonética de la estructura de sus significantes, aun
cuando no hay, entre esas palabras, ningún tipo de vínculo
etimológico o morfológico.
No es necesario reabrir la discusión ya realizada
anteriormente (véase tb. el capítulo siguiente). Mencionemos, sin
87
Ferdinand de Saussure, Curs de lingvistică generală, Polirom, IaMi,
1998, p. 137.
125
embargo, que ese tipo de alofemización es muy productivo, pues
no requiere un horizonte cultural muy extenso, así que tanto la
codificación, como la decodificación, son extremadamente
fáciles.
3.1.2. El nivel morfológico
El nivel morfológico se inscribe en ambos planos, el de la
forma y el del contenido. Los morfemas léxicos en cuanto afijos
matizan o modifican el sentido transmitido por el radical. En el
proceso de eufemización, la derivación a base de afijos es una
técnica relativamente frecuente; los resultados de la derivación
con prefijos y sufijos son, en cada caso, muy variados.
3.1.2.1. La prefijación
Como procedimientos típicos de alofemización por
prefijación, los más productivos son la negación de los antónimos
con prefijos negativos o privativos (lo que entrena a veces un
desvío semántico) y la expresión de los superlativos estilísticos
con la ayuda de los prefijos.
La prefijación con prefijos negativos y privativos es típica
para el lenguaje políticamente correcto. Cabe mencionar los
siguientes prefijos:
+
+
+
+
+
in0 (y var. i0, im0): esp. intolerancia, “radicalismo,
extremismo”, rum. inechitate, “injusticia”, fr.
illettrisme, “analfabetismo”;
dez0 (y var. des0, dis0): esp. discapacitado,
“minusválido”, rum. dezacord, “conflicto”;
minus0: esp. minusválido, “minusválido”;
ne0: rum. nevăzător, “ciego”, rum. neconsumarea
căsătoriei, “falta de relaciones sexuales”, rum.
nefamilist, “soltero”;
non0: fr. non0personne, “inmigrante sin documentos”,
fr. non0voyant, “ciego”, it. non vidente, “ciego”;
126
+
sub0 (y var.): rum. Ńară subdezvoltată, “país del tercer
mundo”,
esp.
subnormal
(ya
disfémico),
“minusválido”, fr. sous0privilégié, “pobre”;
La prefijación de los adjetivos (y sustantivos) con prefijos
de origen culto es típica para los registros del estilo coloquial. Los
prefijos de intensidad, a veces combinados, aumentan las
connotaciones negativas de los disfemismos y cacofemismos y
crean eufemismos irónicos al lado de un signo con connotaciones
positivas:
No quiero seguir oyendo tus ideas ultracretinas.
Ésa se cree superlista, la muy imbécil... etc.
Algunos términos de la medicina entraron en el lenguaje
políticamente correcto y, de ahí, al lenguaje usual, donde
reemplazaron a los términos tradicionales; la eufemización, en
este caso, es dictada por razones humanitarias, por el deseo de
evitar la referencia brutal a ciertas realidades penosas:
+
+
+
hiper0: rum. hipertiroidie;
hipo0: rum. hipoacuzie;
supra0: rum. supraponderal.
3.1.2.2. La sufijación
La sufijación produce, en las lenguas románicas,
disfemismos o eufemismos irónicos, independientemente de si se
origina en una palabra neutra o en un tabú.
La derivación con sufijos diminutivos o aumentativos
lleva a la atenuación o, respectivamente, al incremento de un
rasgo de la estructura semántica del signo. Los derivados con
sufijos diminutivos pueden funcionar como eufemismos en el
lenguaje infantil: caquitas, pipilín, cuquita, tontolino, etc., siendo
en otros registros eufemismos irónicos o disfemismos:
medicucho, profesorcillo, cabroncete, etc.
Los sufijos aumentativos son, por su naturaleza,
acompañados por connotaciones despreciativas, así que su
127
resultado son, otra vez, los eufemismos irónicos y los
disfemismos: mujerón, huevón, culazo, tetazas, etc.
3.1.3. El nivel léxicoQsemántico
Sin duda, todos los cambios debidos a la alofemización,
independientemente del nivel en que se producen, afectan al nivel
léxico, pues, en general, la alofemización significa crear nombres
nuevos para las nociones, es decir, equivalentes para las palabras.
La alofemización por sustitución al nivel léxico se
construye, evidentemente, sobre la compatibilidad semántica
entre dos signos, lo que puede significar una sinonimia relativa
real o una similitud parcial al nivel de los semas (incluso
secundarios), que permita crear una metáfora o una metonimia.
3.1.3.1. El préstamo diafásico
Para que un sinónimo funcione como eufemismo de una
palabra, la condición necesaria es que tenga el mismo sentido
denotativo, pero que no tenga las connotaciones negativas del
término prohibido. La sinonimia es el procedimiento mediante el
cual se realiza la eufemización en las obras de lexicografía, en las
cuales los cacofemismos, por ejemplo, son analizables como el
cúmulo de la denotación, equivalente al sinónimo neutro, y la
connotación, indicada entre paréntesis por los términos “vulgar” o
“trivial”. Los elementos de la terminología científica son
frecuentemente utilizados como eufemismos neutros88. Esos
sinónimos científicos son términos no marcados estilísticamente
en el discurso científico, así que no son acompañados, en su
transferencia a otro lenguaje, por ningún tipo de connotaciones.
El procedimiento tiene la ventaja de la precisión, característica
fundamental de la terminología científica. La mejor
representación la tiene (véase abajo) la terminología de la
medicina. Por ejemplo, la palabra cáncer se evita por compasión
con el enfermo y viene reemplazada por un equivalente científico,
88
Véase Stelian Dumistrăcel, Limbajul publicistic din perspectiva
stilurilor funcŃionale, Institutul European, IaMi, 2006, p. 202+205.
128
como neoplasia, o para nombrar a un paralítico se pueden usar
los términos parapléjico / tetrapléjico, etc.
3.1.3.2. Los xenismos
Los nombres griegos o latinos de las afecciones o de las
actividades son preferidos por los mismos motivos, o por la
sensación de dignificación que dejan:
“Lleva dieciocho años de casada”, pero “[es] todavía
virgo intacta”, dijo él.89;
“La verdad, decía Chrobak, es que la única receta para
tal enfermedad nos es familiar, pero no la podemos recomendar.
Suena así: “Penis normalis, en dosis repetidas”.90;
Por el mismo motivo han entrado en la lengua común los
términos del tipo: in vitro, coitus interruptus, cunnilingus, anus,
etc. En ciertas situaciones, la palabra extranjera se encuentra en
estructuras oximorónicas; la oposición lógica o metafísica entre
los términos tiene como resultado un efecto cómico o irónico (p.
ej. ingl. devil’s paternoster, “blasfemia”).
3.1.3.3. Los antónimos homolexos
Un caso particular de equivalencia contextual lo
constituye la sustitución de un término negado por su antónimo, y
en este caso las dos estructuras no tienen una equivalencia
perfecta, sino que entrañan un cambio de perspectiva, permitiendo
la creación de los pseudoeufemismos que atenúan una expresión
muy dura. Cabe señalar que si los antónimos se sopesan frente al
mismo sentido de la palabra+testigo, la relación de sinonimia es
marcada por una gradación o un cambio connotativo, como se ve
en los ejemplos siguientes:
No está muy animado;
89
Un diálogo entre Sigmund Freud y el ginecólogo Rudolf Chrobak
citado por D. Friedman, op. cit., p 151.
90
Ibidem.
129
Está bastante desanimado;
Está bastante deprimido.
Se constata, a partir de los ejemplos anteriores, que los
antónimos homolexos tienden a negar el contenido semántico del
radical, sin tener la fuerza suficiente para afirmar lo contrario
(para describir su situación sería adecuada la palabra inglesa
'understatement'). Los antónimos heterolexos, en cambio,
expresan en un grado más alto lo contrario del contenido
semántico de su antónimo e introducen, a veces, connotaciones
suplementarias. Por esa razón, el antónimo homolexo puede
funcionar como eufemismo del heterolexo (si ambos expresan
una apreciación negativa), sin connotaciones irónicas.
3.1.3.4. Los metasememas
Los metasememas representan una equivalencia desviada
–contextual o general– de dos signos que tienen en común un
fascículo mínimo de semas; la condición para que se realice la
equivalencia es que esos semas sean representativos o relevantes
para ambos signos, en el contexto dado, independientemente de si
son denotativos o connotativos, principales o secundarios. El
término genérico de metasememas engloba una serie de figuras de
tres tipos: figuras de analogía (metáforas), figuras de
contigüidad (metonimias) y figuras de contradicción
(antífrasis).
" "
/
El léxico de una lengua
está compuesto, en parte, por metáforas “gastadas”, hecho
demostrado por la investigación etimológica de las lenguas, que
establece que numerosas palabras que hoy día sentimos como
neutras eran, en sus orígenes, metáforas. “En cuanto recurrimos a
la perspectiva histórica, vertical, en cuanto miramos hacia los
orígenes, hacia nuestro primer umbral, el latín, la mayoría de los
neologismos –sobre todo los derivados neológicos– revelan su
identidad de metáforas, de imágenes perdidas, pero recuperables,
130
afortunadamente, por medio del análisis lingüístico vertical”91,
advierte G. I. Tohăneanu en su Diccionario de imágenes
perdidas; y añade que los neologismos “constituyen, en muchos
casos, un «cementerio» de imágenes”92. El neologismo pelvis
significaba en latín “palangana, bacina, cántaro”, y penis
significaba, al principio, “asta de herramienta” o “pincel”93. No
sólo los neologismos ofrecen tales sorpresas estilísticas. Uno de
los ejemplos más citados en este sentido, la palabra músculo, it.
muscolo, fr. muscle, port. músculo, rum. muJchi, viene de otra
metáfora, lat. musculus, “ratoncillo”94.
Según Stelian Dumistrăcel, “la expresividad de la
metáfora viene dada por la «distancia» entre el término propio y
el figurado (en la cual puede incluirse también la relación
concreto – abstracto) y matizada por la t e n d e n c i a de esa
asociación, perfilada, en sincronía, por la naturaleza de la
apreciación, que puede ser deducida confrontando los valores
neutro, favorable y desfavorable.95”. En este contexto, los
eufemismos poéticos realizados por metáfora cumplen con una
doble función eufemístico+retórica, es decir, no se limitan a evitar
la palabra+tabú, sino que inducen también un cambio de
perspectiva sobre el concepto+tabú, presentándolo de una manera
favorable, sobre todo si se trata de un tabú de lo impuro. Por
ejemplo, en el repertorio de las metáforas para el sentido “pene”,
muchas de ellas se basan en la asimilación del órgano sexual
masculino a los instrumentos típicos de las actividades
desarrolladas por hombres: herramientas (cat. broca, martell; fr.
baguette, gicleur, joystick, marteau, piston; it. manovella,
martello, pistone; port. maço, martelo, ponteiro; rum. ciocan,
furtun, sculă, tulumbă; esp. martillo, etc.) o armas (cat. ballesta,
escopeta, pistoleta, verga; fr. baïonnette, épée, fusil à un coup,
91
G. I. Tohăneanu, DicŃionar de imagini pierdute, Editura Amarcord,
TimiMoara, 1995, p. 5.
92
Ibidem, p. 7.
93
Todas en Teodor Iordănescu, op. cit.
94
Tudor Vianu, op. cit., p. 17.
95
Stelian Dumistrăcel, Lexic românesc. Cuvinte, metafore, expresii,
Editura tiinŃifică Mi Enciclopedică, BucureMti, 1980, p. 113.
131
lance, missile, pistolet, torpille, verge; it. archibugio, calibro 38,
bastone, cannone, pistola, spada, saetta, verga; port. pau, pistola,
vara, verga; rum. baionetă, berbece, măciucă, mătărîngă; esp.
ariete, artillería, ballesta, cipote, cañón, fusil, hacha, etc.). La
imagen del pene+herramienta aparece en relación al otro sexo; en
relación al producto del acto sexual aparece otro tipo de
sustitución metafórica para el sentido “pene”, es decir, la de
vector de la procreación en ejemplos como esp. el hijo predilecto,
el niño; it. il bambino, il crea0popoli; port. o chico; rum.
moJtenitorul, etc.
Una de las metáforas más conocidas del área de la
sexualidad se origina en las traducciones de la Biblia:
El hombre conoció a Eva su mujer, la cual concibió y dio
a luz a Caín. Entonces ella dijo: “¡He adquirido un varón de
parte de Jehovah!” (Génesis, 4:1).
El verbo conocer, calcado en todas las traducciones
bíblicas y utilizado aquí en un sentido metafórico, es una
referencia al conocimiento original, obtenido como consecuencia
del pecado. La misma historia del pecado original impuso
también una de las más antiguas metáforas animales, la que hace
que la serpiente, avatar del mal, se convierta en símbolo de la
hipocresía y de la traición en el mundo cristiano (mientras que
otras culturas lo ven como símbolo de la sabiduría, de la
fertilidad, de la vida, de la transcendencia o es el propio dios
supremo96). Las metáforas animales pueden tener como fuente los
96
La supervivencia de los elementos precristianos, animistas y
chamánicos en el cristianismo conduce, muchas veces, a la inversión de
posiciones entre las antiguas y las nuevas divinidades, así que los
antiguos dioses supremos son asimilados al diablo. La serpiente se
convierte en avatar del diablo como símbolo del conocimiento
prohibido, tal y como los antiguos dioses cornudos le prestan ese
atributo en la imaginación colectiva o como el lobo, animal asociado a la
muerte y al conocimiento transcendental, se convierte en representación
del mal en las leyendas de la licantropía; en rumano, la expresión
vorbeJti de lup Ji lupu0i la uJă (“hablas del lobo y el lobo está en la
puerta”) constituye una prueba en este sentido (cf. ingl. speaking of the
132
mitos antiguos o las obras literarias importantes, que imponen a la
consciencia colectiva ciertos rasgos arquetípicos, reales,
imaginarios o arbitrarios, resultados de la humanización de los
animales y de la errónea interpretación de los comportamientos
instintivos como actos de voluntad. De esta manera, algunas
metáforas animales son comunes a varias culturas que no se
hallan en contacto, así que su fuente es la observación y la
interpretación directa de la realidad. El mecanismo por el cual una
persona es asimilada metafóricamente a un animal arquetípico
lleva a la aparición de los disfemismos. “Los insultos que envían
a los animales”, apunta Peter Collett, “son [...] universales. [...]
su propósito principal es el de presentar a los humanos como no
humanos y, como consecuencia, negarles los derechos que les
corresponden normalmente cual seres humanos. [...] es mucho
más fácil tratar mal a los demás después de haberlos clasificado
de «cerdos» o «parásitos»“97. La metáfora cerdo es conocida en
todo el mundo europeo como sinónimo de “sucio”, “vulgar”,
“sinvergüenza”, “abusador”, “gordo”, etc. Zorro y zorra son
sinónimos de “astuto” o “sin escrúpulos” (zorra con
connotaciones sexistas), el conejo es un símbolo de la cobardía, la
mula de la terquedad, etc. Es fácil advertir la arbitrariedad de tales
generalizaciones, que muchas veces no tienen ningún fundamento
científico98.
La metáfora es el medio principal de creación léxica en el
argot, lenguaje caracterizado por la inestabilidad y la
expresividad. El argot permite un fenómeno interesante, la
derivación sinonímica, que significa la transferencia metafórica
del sentido figurado de una palabra a todos sus sinónimos y, de
aquí, a los sinónimos de ésos. “Una metáfora o una metonimia”,
afirma Ion Coteanu, “no sólo ofrece una imagen nueva del objeto,
devil y esp., con eufemismo, hablando del rey de Roma, que remite al
mito de la génesis del pueblo romano, celebrado por las festividades
llamadas Lupercalia, que incluían rituales de purificación y de
conmemoración de los muertos).
97
Peter Collett, op. cit., p. 152.
98
Véase tb. Antonio Briz (coord.), ¿Cómo se comenta un texto
coloquial?, Editorial Ariel, Barcelona, 2000, p. 133+135.
133
sino también un modelo de asociación en base al cual se
constituyen otras metáforas y metonimias.”99
" "
/
0
El lenguaje coloquial
permite a veces la eufemización por metonimias. Las
antonomasias constituyen una fuente importante para la
alofemización, si se trata de nombres cultos o de antropónimos
que se convierten en arquetipos para generalizar. Si bien los
nombres cultos funcionan fácilmente como eufemismos propios o
poéticos, los nombres propios de personas tienen funciones
irónicas o disfémicas. En algunas lenguas románicas, por
ejemplo, son frecuentes las antonomasias que reducen a los
homosexuales masculinos a su lado femenino; del diminutivo
Marica de “María”, las lenguas ibero+románicas han desarrollado
series sinonímicas que designan a los homosexuales: esp. marica,
mariquita, maricón, port. maricas, maricão, mariquinhas, cat.
marión, mariolo, marioso, etc. El francés conoce el término
mariette, y en italiano100 los homosexuales afeminados son
designados por el término checca, hipocorístico de “Francesca”.
De una manera parecida, los nombres propios que son frecuentes
en los pueblos vecinos o en contacto llegan a designar al pueblo
entero: en rumano, friŃ significa “alemán”, e ivan significa “ruso o
eslavo del este”.
Muchas veces, las expresiones eufemísticas de este tipo
tienen sus orígenes en los mitos hebreo+cristianos; los sustantivos
propios pueden generar por derivación sustantivos comunes
(sodomía, onanismo, etc.) o pueden ser utilizados como
eufemismos por antonomasia (Matusalén, “persona en edad”,
magdalena, “mosca muerta”, anticristo, “persona malvada”, etc.).
De hecho, la eufemización metonímica parece ser un
procedimiento bastante productivo en los textos religiosos, como
lo demuestra el texto siguiente. En la Biblia hay algunas
99
Ion Coteanu, Stilistica funcŃională a limbii române. Stil, stilistică,
limbaj, Editura Academiei R.S.R., BucureMti, 1973, p. 41.
100
Y en algunas expresiones; véase Giovanni Dall’Orto, Storia di undici
termini relativi all’omosessualità, “Sodoma” n. 3, Primavera+estate
1986, p. 81+95.
134
referencias a la manera de jurar de los antiguos hebreos; a primera
vista, esa costumbre parece sorprendente y difícil de entender:
Entonces Abraham dijo a un siervo suyo, el más viejo de
su casa y que administraba todo lo que tenía: 0Por favor, pon tu
mano debajo de mi muslo, y te haré jurar por Jehovah, Dios de
los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo una
mujer de las hijas de los cananeos entre los cuales habito. Más
bien, irás a mi tierra, a mi parentela, y tomarás mujer para mi
hijo Isaac. (Génesis, 24: 2+4);
Entonces el siervo puso su mano debajo del muslo de
Abraham su señor, y le juró sobre este asunto. (Génesis, 24: 9);
Si he hallado gracia ante tus ojos, por favor, pon tu mano
debajo de mi muslo y muéstrame misericordia y verdad; te ruego
que no me sepultes en Egipto, sino que cuando repose con mis
padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de
ellos. (Génesis, 47: 29+30).
“Ese lenguaje es confuso hasta que llegas a entender que
los traductores de la Biblia usan «muslo» muy a menudo como
eufemismo de «pene».”101, advierte David Friedman. El texto
original hebraico contiene, en cambio, referencias directas a los
genitales; la clave para decodificar esa expresión eufemística
existe también en las traducciones, pues las fórmulas “salieron del
muslo de...” y “simiente de...” varían libremente. Aunque la
sustitución mencionada no es típica, es, sin embargo, una
metonimia, del mismo tipo que fr. estomac para “coeur” (en
ciertos textos medievales), o rum. vintre (ml. venter, Qis,
“abdomen”) para “genitales”; de la misma manera, lat. bucca,
“mejilla” y gula, “garganta” (rum. gură, “boca”) sustituyeron el
término lat. “os”, y la diferencia es de motivación, pues en el caso
analizado arriba se trata de una necesidad eufemística. Friedman
advierte: “pocos se dan cuenta de [...] que la idea de hacer un
101
David M. Friedman, op. cit., p. 22+23.
135
juramento sagrado «tocando con la mano el muslo de alguien»
(en o cerca de los testículos) sobrevivió hasta el día de hoy –casi
4000 años más tarde – en la palabra «testify»102 (testimoniar).”103
" " " /
' En este nivel, las
figuras de contradicción se materializan en la sustitución de una
palabra por una secuencia antónima, y los resultados de tal
sustitución pueden ser los eufemismos irónicos o los
pseudoeufemismos por los cuales se pretende atenuar una
expresión demasiado dura. La antífrasis significa afirmar algo por
una estructura que expresa aparentemente lo contrario; los efectos
cómicos o irónicos son frecuentes. Sin embargo, muchas veces la
expresión eufemística antifrástica es dictada por ciertos tabúes
generados por supersticiones relativos al mal de ojo, a la mala
suerte, etc. El miedo al mal de ojo ha generado prácticas de las
más variadas, incluyendo hechizos, talismanes, gestos y
desencantos104. En la mayoría de las creencias, el mal de ojo
parece estar relacionado con la envidia de los dioses o de los
humanos, así que no es nada sorprendente que algunas de esas
prácticas incluyen técnicas para ocultar las cualidades reales o
para distraer la atención. Entre las prácticas autóctonas de los
rumanos, podemos mencionar, por ejemplo, las que pretenden
“afear” a un niño bonito, sea escupiéndolo (de manera simbólica),
o manchándolo en la frente con cenizas o barro; tales prácticas
102
En realidad, las cosas son más complicadas. La mayoría de los
especialistas están de acuerdo con el vínculo etimológico de los dos
términos, a los cuales añadimos testamento, atestiguar, contestar, etc.,
aunque su orígen parece ser otro que el procedimiento revelado en el
Antiguo Testamento. Testis, que significa en latín “[el] que es el tercero
entre dos que discuten, testigo, asistente” (Teodor Iordănescu, DicŃionar
Latin0Român...), había recibido el sentido figurado de “testículo”; el
fenómeno ha recibido varias explicaciones, entre las cuales la más
plausible parece ser la que presenta esa transferencia como un calco
semántico del griego, donde parastatēs tenía ambos sentidos (metáfora
posible gracias a la existencia de la categoría morfológica del dual).
103
David M. Friedman, op. cit., p. 23.
104
Peter Collett, op. cit., p. 83 et seq.
136
vienen acompañadas por fórmulas de reparación que se
pronuncian después de los cumplidos o piropos: rum. să nu0Ńi fie
de deochi, it. se mal occhio non ci fosse. En la misma categoría de
métodos preventivos contra el mal de ojo se inscriben los
cumplidos antifrásticos; los niños, extremadamente vulnerables al
mal de ojo, reciben cumplidos como urîtule (“feo”) o ce mare te0
ai făcut (“qué grande estás”), que tienen el propósito de engañar
al potencial “jettatore” sobre las cualidades reales del niño, para
hacerlo parecer menos vulnerable, o, según T. Vianu, en ciertas
zonas del mundo “a los niños se les ponen nombres feos, para que
los demonios, espantados por su fealdad, los eviten”105.
Las supersticiones relativas a la mala suerte reclaman a
veces expresiones antifrásticas. Para algunos supersticiosos,
desear “buena suerte” equivale a traer una desgracia; por ese
motivo, en algunas lenguas existen estructuras lexicalizadas
usadas en tales circunstancias: it. in bocca al lupo, ingl. break a
leg, esp. ¡mucha mierda!:
Mar 25 2007 6:02 A
In bocca al lupo per domani a rocktargatoitalia.
Mucha mierda!
mierda mierda mierda!
break a leg!
Laura (http://profile.myspace.com/).
Esas expresiones equivalentes tienen una función
“escaramántica”, en otras palabras, son formas de conjurar un
acontecimiento desagradable, presentándolo como deseable;
paradójicamente, llegaron a ser fórmulas de buena suerte, sin el
riesgo de traer consecuencias no deseadas. La palabra española
mierda, usada generalmente para caracterizar de forma negativa
ciertas situaciones, refleja otra superstición europea (románica),
es decir, que las heces tienen que ver con la riqueza o con la
buena suerte. Esa creencia, muy popular entre los rumanos, ha
generado numerosas expresiones: de una persona afortunada
105
Tudor Vianu, op. cit., p. 26.
137
(suertuda) se dice que de niño comió mierda, de alguien rico, que
tiene mierda de dinero, a alguien que pisa en excrementos se le
sugiere que compre loterías; quizás la expresión putred de bogat
(“podridamente rico”) tenga que ver con la misma superstición.
Sin embargo, la función principal de la alofemización antifrástica
es irónica o disfémica, sobre todo cuando el término sustituido
pertenece al eje negativo de los valores apreciativos. Así, pues,
según el contexto lingüístico y comunicativo, los alofemismos
listo / genio / Einstein pueden ser percibidos como eufemismos
irónicos o disfemismos en un acto de comunicación concreta,
todos como sustitutos del disfemismo estúpido.
3.1.4. El nivel sintáctico
El nivel léxico se enriquece mediante la contribución del
nivel sintáctico. Algunas estructuras, en las cuales las palabras
contratan relaciones sintagmáticas, adquieren estabilidad y
autonomía léxica tras su uso frecuente. La lexicalización de tales
estructuras se produce cuando se apoyan ya sea en la coherencia
de la imagen, cultural o lógica, en la expresividad de las
asociaciones inéditas, o en la popularidad de la fuente (en el caso
de las expresiones cultas).
Analizando un número de 300 fraseologismos rumanos,
en un enfoque onomasiológico basado en investigaciones
antropológicas, Stelian Dumistrăcel identifica, desde la
perspectiva del origen y de la evolución semántica, dos tipos
fundamentales de expresiones que define como sigue106:
“1. Expresiones que tienen una función estilística
inmediata, que nacieron como figuras retóricas propias [...]. Tales
expresiones son, según las circunstancias de su aparición,
idénticas a las figuras retóricas creadas por los escritores; en lo
que sigue las llamaremos i m a g i n a r i a s (términos de unas
comparaciones irreales).
2. Expresiones que parten de un hecho real del campo de
la vida material, social, política o que advierten relaciones entre
106
Stelian Dumistrăcel, Lexic românesc..., p. 136+137.
138
objetos o seres, teniendo al principio una función objetiva de
comunicación y cuya función estilística es mediada por una serie
de factores que resumen la situación en que se encuentran, para la
colectividad, para un grupo u para un individuo cualquiera, las
realidades que las combinaciones estables de palabras llamadas
expresiones describen (olvidadas, sólo intuidas o conocidas,
valoradas o menospreciadas, etc.) En una forma más breve, esos
idiotismos podrían llamarse c o p i a s d e l a r e a l i d a d .”
Siguiendo su clasificación, analicemos algunas muestras
de expresiones alofemísticas; he aquí algunos ejemplos del área
semántica “muerte”:
1. Expresiones idiomáticas copias de la realidad
a. expresiones no marcadas temporalmente: fr. rendre
l’âme / l’esprit / le dernier soupir, it. esalar l'anima, port. soltar o
último suspiro, rum. a0Ji da duhul / sufletul, rum. a închide ochii,
rum. a da ochii peste cap, fr. tourner de l’œil, esp. cerrar los ojos,
it. chiudere gli occhi, rum. a(0Ji) dormi somnul de veci / celor
drepŃi, fr. dormir le sommeil éternel, etc.;
b. expresiones marcadas temporalmente: rum. a da ortul
popii, rum. a se întoarce [cu scut sau] pe scut, etc.;
2. Expresiones idiomáticas imaginarias (términos de
unas comparaciones irreales): rum. a mirosi a lopată, fr. manger /
bouffer les pissenlits / l’herbe / les carottes par la racine, esp.
criar malvas, port. ir às malvas, fr. fumer les mauves, it. andare
ai cipressini, rum. a i se curma firul vieŃii, rum. a se duce /
petrece pe lumea cealaltă / tărîmul celălalt, fr. ne plus être de ce
monde, esp. irse / partir alguien al / para el otro barrio, it.
(passare) all’altro mondo, port. ir para o outro mundo, rum. a
trece în viaŃa de apoi, fr. passer de vie à trépas, esp. irse / salir
alguien de este mundo, esp. irse alguien al más allá, it. (passare)
al mondo dell’al di là, rum. a trece în lumea celor drepŃi, it.
(passare) al regno dei più / dei giusti, rum. a se ridica la Ceruri,
esp. pasar alguien a mejor vida / en la gloria, port. ir / passar
desta para melhor, rum. a trece în nefiinŃă / neant, esp. entregar
alguien el alma a Dios, port. dar a alma ao Criador, etc.
139
Las dos categorías de fraseologismos presentan aspectos
comunes, y algunos fraseologismos pertenecen a la primera
categoría por su expresión y a la segunda por su creación. Las
expresiones cat. clavar un clau, esp. echar un clavo, rum. a trage
un ciocan, “tener relaciones sexuales con una mujer”, son reales
por su esfera conceptual (el bricolaje), pero no son el producto de
una evolución semántica intuitiva, sino que fueron creadas desde
el principio como metáforas. De la misma manera, algunos
fraseologismos para el sentido “estar loco” (p. ej. rum. a0i lipsi o
doagă, a0i fila o lampă, esp. faltarle un tornillo, etc.) presentan
rasgos comunes con ambas categorías.
Clasificar los fraseologismos en una de las dos categorías
no es una tarea fácil. En la opinión de Dumistrăcel107, hay una
serie de fraseologismos, copias de la realidad, marcados
temporalmente, que, debido a la evolución de la sociedad y al
envejecimiento de las palabras, pierden su motivación inicial; en
esas condiciones, llegan a ser percibidas como expresiones de lo
imaginario. En lo que concierne a las estructuras alofémicas
analizables desde la perspectiva de esa clasificación, cabe señalar
que las dificultades causadas por la evolución fonética, léxica o
semántica son aumentadas por las dificultades causadas por el
cambio de clase alofémica, cuando una palabra puede llegar a ser
alofemismo mediante un acto consciente o por la especialización
hacia un sentido de las áreas tabú. En este sentido, citemos la
expresión hacer el amor, presente en todas las lenguas románicas
(cat. fer l’amor, fr. faire l'amour, it. fare l’amore, port. fazer
amor, rum. a face dragoste), que sufrió una evolución semántica
desde los sentidos originales “cortejar” o “expresar sus
sentimientos eróticos” hacia el sentido actual “tener un contacto
sexual”, entrando en la esfera de los alofemismos mediante su
desplazo desde una esfera conceptual no tabú hacia una tabú; su
estatuto de expresión copia de la realidad puede ser conocido en
diacronía, conociendo su sentido inicial. En otras situaciones, una
expresión puede estar sometida a un moldeo intencionado y
consciente para evitar un tabú, y el eufemismo aparece a partir de
107
Ibidem, passim.
140
una necesidad inmediata. El ejemplo más relevante es el de la
expresión rum. a apuca pe Dumnezeu de un picior (“coger a Dios
por un pie”), comparación imaginaria por la naturaleza de los
aspectos evocados; como apunta Dumistrăcel, citando a Coseriu,
la expresión sigue una variante latina de factura pagana, coleum
Iovis tenere (atestiguada en el Satyricon)108. El desplazo de la
expresión en la esfera de la religión cristiana y la sustitución de
una divinidad por otra entrenaron la sustitución alofémica de un
órgano por otro, por razones de reverencia o por el miedo a la
blasfemia, así que la variante heredada es eufemística. La
transferencia se produjo, seguramente, temprano, desde la fase del
latín popular, para que la expresión existente en rumano y en
francés (tenir Dieu par les pieds) tuviera una forma y un sentido
denotativo parecidos (“encontrarse de repente en una posición
extremadamente ventajosa”); además, el español conoce la misma
expresión, pero de circulación limitada, coger a Dios por una
pata109. Otras variantes no remiten exactamente a este sentido, de
ventaja inesperada o de chantaje aplicado a la divinidad para
obtener una ventaja, sino que se refieren más bien al aspecto ideal
de la sustancia divina, fuera del alcance de los humanos, así que
aparecen sobre todo con forma negativa: esp. agarrar / coger a
Dios de / por las pelotas / los huevos / los pies / las barbas / la
chiva, etc.
En este nivel, en el proceso de eufemización intervienen
los moduladores, elementos auxiliares de la sustitución eufémica,
cuya función es de atenuar e incrementar la ambigüedad de la
expresión. Se trata de una serie de adverbios del tipo bastante,
casi, demasiado, más o menos, de alguna manera, en cierto
modo, etc., que pueden realizar la función eufémica
independientemente o en relación a otros elementos, como los
adverbios negativos, los antónimos o los diminutivos:
108
Idem, Pînă0n pînzele albe..., p. 130.
Aparece, por ejemplo, en las Cartas de Julio Somoza y García+Sala,
publicadas como apéndice en el volumen de Agustín Guzmán Sáncho,
Biografía de Don Julio Somoza y García0Sala, Fundación Foro
Jovellanos del Principado de Asturias, Gijón, 2001, p. 324.
109
141
Estoy un poco molesta con él. = “estoy muy cabreada”;
Tu ensayo es bastante bueno. = “es malo”;
No se siente muy bien. = “se siente mal”;
Estoy más o menos satisfecho. = “estoy insatisfecho”.
Junto a la litota, la metalepsis, figura por la cual se
sustituyen mutuamente la causa y el efecto, puede realizar
fácilmente la función de eufemismo: il est vécu (Cf. lat. Vixit!) o
nous le pleurons, “está muerto”, o de eufemismo irónico en
construcciones lexicalizadas o no: entregar la tarjeta / el
pasaporte, être mangé des vers, n’avoir plus mal aux dents, a
avea grădiniŃă pe piept, “morir”, etc.
3.1.5. Los alofemismos icónicos
Hablar del alofemismo icónico puede parecer impropio
en una discusión sobre la alofemización en los niveles y en los
estilos funcionales de la lengua. En realidad, la comunicación
lingüística se realiza muchas veces con el apoyo del código
visual, tanto en la forma oral, como en la forma escrita.
a. La comunicación oral en los estilos informales
(familiar y argótico) usa el lenguaje postural (mímica y gestos)
para completar la comunicación lingüística. La mímica y los
gestos pueden atenuar el contenido del mensaje lingüístico o
sustituirlo, realizando así la función eufémica. En otras palabras,
los gestos ostensivos pueden funcionar como eufemismos cuando
sustituyen palabras tabú o pueden ser verdaderos disfemismos si
se desplazan hacia el exhibicionismo. El lenguaje gestual es un
código preciso, formado por elementos que tienen orígenes
simbólicos, a veces difíciles de interpretar. Los insultos gestuales
son eufemismos y disfemismos al mismo tiempo, pues sustituyen
palabras tabú, disminuyendo su impacto en cierta medida, pero
transmiten el mismo mensaje, así que su valor negativo frente a
las palabras equivalentes puede variar. Estos pueden, por lo visto,
atenuar o agravar el mensaje propio.
142
El signo de los “cuernos”110, por ejemplo, realizado
levantando el índice y el meñique con el puño cerrado y la palma
hacia el interior, es un insulto en ciertas regiones de Europa,
aunque su origen sea incierto. Algunos científicos lo relacionan
con la religión de Mitra, donde era signo de veneración; este
sentido se perdió en la era cristiana, cuando los atributos paganos
(sobre todo el de los cuernos) llegaron a convertirse en atributos
del diablo, sufriendo una depreciación de la sacralidad. El signo
de los cuernos dirigido a una persona, de todas formas, no tiene
mucho que ver con el demonismo, pero sí con la sexualidad. Los
investigadores no tienen conclusiones muy claras sobre la
conexión entre los cuernos y la infidelidad de la pareja, pero lo
cierto es que hay un aspecto sexual en la cultura de varios pueblos
europeos, incluso en aquellas que no conocen el gesto. Cornuto,
cornudo y încornorat existen, con este sentido, en italiano,
español, portugués y rumano (y en francés: porter des cornes), en
inglés horny significa “excitado sexualmente”, y en español
cabrón es una metáfora muy ofensiva111. A lo mejor la solución
está aquí, quizás en el insulto cabrón sobrevive la idea de
“sátiro”, de sexualidad promiscua, o, tal vez, como decía
Sebastián de Covarrubias Orozco, “llamar a uno cabrón en todo
tiempo, y entre todas naciones, es afrentarle. Vale lo mesmo que
110
Peter Collett, op. cit., p. 154 et seq.
“Algunos autores [...] explican que la metáfora de los cuernos, que
surge en diversas culturas, no presenta una motivación clara; no parece
que se asocie al trabajo paciente, de sacrificio y de castración del buey,
aunque en torno a ella se perciben numerosas denominaciones como
cabrito, cabrón, cornudo, astado, etc. [...] Vinculada a este sentido
figurado aparece la metáfora del cabrón (cabrito, cabronazo, cabroncete
y sus múltiples derivados), que, a diferencia de la anterior, ya no
presenta uno sino dos significados figurados, es decir, diversos valores
que cabe dilucidar en función del contexto: uno inicial de ‘sujeto
paciente de infidelidad conyugal’ y otro derivado a partir de éste, de
‘persona malvada, malintencionada’.” – Antonio Briz, (coord.), op. cit.,
p. 133.
111
143
cornudo, a quien su muger no lo guarda lealtad, como no la
guarda la cabra, que de todos los cabrones se deja tomar.”112
Una interpretación más fácil reciben los insultos
gestuales, copias de la realidad, que son sinónimos de las
amenazas de castración o de posesión sexual. En la primera
categoría cabe mencionar el bras d’honneur113, el gesto de
“amputación” del brazo realizado de la manera siguiente: el brazo
derecho se dobla hacia arriba con el puño cerrado y la palma
hacia el interior, mientras que la mano izquierda golpea el codo
derecho114. El gesto viene acompañado a veces por el digitus
impudicus115, conocido en los tiempos de la antigüedad greco+
romana como símbolo de la homosexualidad, y que hoy equivale
a una amenaza de violación, independientemente de la orientación
sexual del destinatario, es decir, el gesto pretende humillar y
dominar. Otro gesto común en Europa es la mano fica, el gesto
realizado cerrando el puño y enseñando el pólice por entre el
índice y el corazón. Mano fica, símbolo fundamentalmente sexual
en la mayoría de las culturas europeas actuales y considerado
como un grave insulto, se originó en un método de protección
contra el mal de ojo.
b. La variante publicitaria del estilo periodístico,
mediante la promoción comercial en los medios audiovisuales y
otros (televisión, Internet, periódicos, revistas, folletos, carteles,
objetos personalizados), se apoya simultáneamente en el código
lingüístico y en el código icónico.
La eufemización en los anuncios de publicidad es,
normalmente, contextual, para servir a los propósitos de cierto
anuncio, y se adapta al tipo de producto. Si el sustituto tenía su
propio valor simbólico en otro código, a veces lo pierde, como
resulta del ejemplo siguiente: analizando varios anuncios de
112
Sebastián de Covarrubias Orozco, Tesoro de la lengua castellana o
española, citado por Fran J. Girao, Historias del “cabrón” y otros
insultos, www.castellanoactual.com.
113
En español: corte de mangas; véase tb. Camilo José Cela, op. cit.,
Vol. 2, Primera parte, p. 163+171.
114
Peter Collett, op. cit., p. 157.
115
Ibidem, p. 156+157.
144
compresas y de pañales, se observa que todos tienen un elemento
común desde el punto de vista de la representación icónica, es
decir, el color azul del “líquido”, que se trate de sangre en los
anuncios de compresas, o de orina en los anuncios de pañales. El
color azul, tradicionalmente asociado a la sinceridad o a la pureza
en el código de los colores, pierde ese valor y recibe un valor
eufemístico, como sustituto del color real (rojo o amarillo) de los
dos “líquidos”, que podrían incomodar o repugnar al público. De
la misma manera, en los anuncios de los yogures con propiedades
laxantes, la flecha orientada hacia abajo (a veces acompañada por
un gesto descendiente de la mano de la protagonista) se convierte
en eufemismo de la acción de evacuación de los intestinos,
ayudando a reducir la ambigüedad de un mensaje lingüístico muy
evasivo.
c. La variante litúrgica del estilo religioso supone, junto a
la comunicación lingüística propia, la participación necesaria de
un código gestual y de los objetos+símbolo. El rito religioso tiene
una “terminología” icónica propia. Los iconos, en el rito
ortodoxo, y las estatuas, en el rito católico, son formas de
humanizar lo divino, son signos que pertenecen al código icónico
religioso y tienen la doble función de desacralizar lo sagrado,
haciéndolo alcanzable para los feligreses, y de sacralizar lo
“terrenal”, pues ellos dejan de ser objetos pintados o esculpidos y
son sagrados por ser imágenes de lo sagrado.
Los gestos preestablecidos que acompañan la liturgia o la
oración tienen función eufémica, pues son, al mismo tiempo,
gestos simbólicos de veneración a Dios y gestos simbólicos de
exorcismo del demonio. De hecho, en cualquier discurso de la
esfera mágico+mística, el gesto y la palabra son equivalentes, pues
lo son al propio objeto, siendo materializaciones del espíritu. El
gesto de persignarse o de santiguarse, común a todos los pueblos
cristianos y con las mismas funciones en todo el espacio de la
cristiandad, es una invocación de la presencia divina, que se
materializa en el ser humano para conjurar a los demonios. A
veces hecho a escondidas, el gesto de persignarse recibe una
forma eufémica especial, mediante la cual el nombre de Dios (y
145
su presencia) es sustituido por un gesto invisible, en situaciones
que no permiten la referencia directa.
3.2. El eufemismo y la relación de sinonimia
3.2.0. La sinonimia
Cabe preguntarnos si en el caso de la sinonimia de los
alofemismos es suficiente analizar los hechos en el nivel del
concepto. A primera vista, hablar del eufemismo podría limitarse
a un análisis de las sustituciones en el nivel del significante, sin
preocuparse por las alteraciones desde el punto de vista del
significado, presentadas en el primer capítulo. Pero esas
alteraciones no son sólo las que aparecen como consecuencia de
la relación alofémica, sino que algunas justifican la selección de
los términos para funcionar como alofemismos. La alofemización
es más que una sustitución de una palabra tabú por otra, es
también un cambio de perspectiva sobre el referente tabú. Eso
quiere decir que la sustitución alofémica no significa encontrar un
nuevo significante para el mismo significado, sino encontrarlo
para el mismo referente.
Por eso, en la discusión sobre la sinonimia de los
alofemismos tendremos que aceptar que, en este sentido, la
condición esencial para que dos palabras sean sinónimas es que
sean idénticas bajo el aspecto del referente, es decir, que remitan
a la misma realidad conceptualizada mediante la razón, incluso si
algunos aspectos secundarios (sustanciales o graduales, afectivo+
estilísticos o funcionales) del objeto son ignorados, en la medida
en la cual las diferencias no son no esenciales, pero sí
neutralizables en el contexto.
3.2.0.1. La sinonimia perfecta (absoluta)
En lo que concierne a los alofemismos, es obvio que, en
teoría, dos alofemismos no pueden ser sinónimos absolutos entre
ellos. Si los dos términos pertenecen a categorías distintas de
alofemismos (un cacofemismo y un disfemismo, un cacofemismo
146
y un eufemismo, etc.), la sinonimia absoluta viene descartada
desde el principio, pues difieren en la intención de su selección en
el contexto, es decir, por el modo de inscribirse en el lado
pragmático de la comunicación. Si se trata de dos alofemismos
del mismo tipo (dos cacofemismos, dos disfemismos, dos
eufemismos irónicos, etc.), la situación es más complicada,
aunque es muy improbable encontrar una pareja perfectamente
equivalente, sobre todo porque la mayoría de los alofemismos
contienen, en su mapa semántico, un componente afectivo+
estilístico, materializado por las connotaciones, que son valores
atribuidos y percibidos subjetivamente por los hablantes (véase
abajo).
La actitud de los hablantes no es la única fuente de
diferencias entre los alofemismos. Es obvio que todos los
alofemismos, menos los cacofemismos, son motivados por su
proceso de formación, sea por compatibilidad formal (en el nivel
del significante), o por compatibilidad semántica (en el nivel del
significado). La consecuencia de este proceso es la aparición de
las connotaciones de otra naturaleza, cuando un significado evoca
por asociación otro significado, o cuando un significante evoca
por su forma otro significante. El hecho no carece de importancia,
pues en el marco de esas creaciones léxicas se rompen algunos
vínculos y se crean otros, y parte de los semas iniciales
acompañan al significante y se unen al nuevo significado, lo que
representa una consecuencia de la motivación y una causa de las
connotaciones.
3.2.0.2. La sinonimia imperfecta (relativa)
Los sinónimos absolutos suponen, a parte de la identidad
del referente, la identidad de la distribución (temporal, espacial,
estilística y sintagmática) y la identidad de la fórmula sémica.
Cualquier discontinuidad entre dos términos en cualquiera de esos
planos determina variaciones semánticas en la relación de
equivalencia, lo que hace que dos palabras sean sinónimos
imperfectos o relativos. “Los sinónimos territoriales, cronológicos
y estilísticos”, sostiene Petru Zugun, “son, al mismo tiempo,
sinónimos ideográficos, pues denominan, en esencia, la misma
147
noción, y los matices semánticos son significativos sólo para las
circunstancias en las cuales se hacen las comunicaciones
concretas que los contienen y en las cuales, para la adecuación
completa, se selecciona, normalmente, un cierto término de una
serie.”116
El desplazamiento de las palabras de una lengua
funcional a otra117 es, en general, un procedimiento deliberado,
consciente, intencionado. Según Ion Coteanu, “el desvío
intencionado se impone mediante el efecto de sorpresa, por el
hecho de que el mensaje que lo contiene requiere ser interpretado
no sólo desde el punto de vista de su contenido denotativo, no
sólo como expresión de las cosas que denomina, sino también
desde el punto de vista connotativo. Es el índice que demuestra
que el hablante quiere decir otra cosa de lo que dicen todas las
palabras del mensaje una por una.”118 Analizaremos, a
continuación, las consecuencias de las discontinuidades
geográficas, cronológicas, estilísticas y contextuales sobre la
relación de sinonimia entre los alofemismos.
3.2.1. Discontinuidades en el nivel de la distribución
3.2.1.1. La distribución temporal
Por su naturaleza y por su historia, las palabras arcaicas,
cuando su uso no está justificado por la necesidad de nombrar
realidades de otras épocas, pueden provocar efectos cómicos; su
uso como alofemismos, bastante restringido, se concreta, en
general, en eufemismos irónicos. Los neologismos tienden, en
general, hacia una realización cero en el plano estilístico, y
muchos de ellos se convirten en eufemismos neutros en las series
alofémicas. En esta situación se hallan, por ejemplo, algunos
términos médicos como ginecómano o erotómano, eufemismos
116
Petru Zugun, Lexicologia limbii române. Prelegeri, Editura
Tehnopress, IaMi, 2000, p. 237.
117
Véase Stelian Dumistrăcel, Lexic românesc..., cap. CirculaŃia
cuvintelor, sobre todo “Migrarea” cuvintelor (p. 50+52).
118
Ion Coteanu, Stilistica funcŃională a limbii române. Stil, stilistică,
limbaj, Editura Academiei R.S.R., BucureMti, 1973, p. 32.
148
de mujeriego. Sin embargo, existen neologismos que han
desarrollado sentidos secundarios o que han sido prestados de otra
lengua junto a sus connotaciones. Así pues, otros sinónimos de
mujeriego,
como
depravado,
libertino
o
libidinoso
(etimológicamente, “persona con una libido exagerada”) se
actualizan con fuertes connotaciones negativas119.
3.2.1.2. La distribución espacial
El léxico de la lengua acepta las variantes regionales
como fuente de préstamos cuando no existen correspondencias en
la lengua común o cuando se busca un efecto estilístico de
expresividad insólita, pues la utilización de los términos
regionales en contextos impropios puede aumentar la
expresividad del discurso.
En las series sinonímicas alofémicas, los términos del
léxico regional ocupan, normalmente, posiciones entre el
disfemismo y el eufemismo irónico, pues vienen acompañados
por connotaciones peyorativas o humorísticas que se originan en
el mismo sentido de su pertenencia a un fondo léxico restringido
como circulación, fuera de la lengua común y percibido como
ajeno por ser específico a una comunidad de la que el hablante
reniega al usar la lengua común. La expresividad del “exotismo”
interno de las palabras regionales hace que el lado formal de una
palabra evoque también su distribución específica, lo que lleva a
la polarización negativa del nuevo contexto no específico. Por
eso, las palabras regionales se actualizan con efectos cómicos,
que, en el caso de los alofemismos, se materializan en
connotaciones irónicas, peyorativas, despectivas u ofensivas.
3.2.1.3. La distribución estilísticoQfuncional
La sinonimia estilístico+funcional significa la sinonimia
entre palabras que pertenecen a registros distintos de la lengua y
que se actualizan en un discurso impropio con valores nuevos. La
pertenencia de una palabra a uno de los estilos fundamentales de
119
Véase tb. tefan Munteanu, Lingvistică Ji stilistică, Editura
UniversităŃii de Vest, TimiMoara, 2005, p. 125 et seq.
149
la lengua (neutro, culto o familiar+coloquial) determina el tipo de
connotaciones que la acompañan. En general, los elementos
léxicos cultos tienen en su fórmula sémica matices y
connotaciones positivos. Por el contrario, los términos argóticos o
familiares se actualizan muchas veces con valores negativos.
El registro culto puede constituir una fuente para los
eufemismos propios, sobre todo para los eufemismos poéticos,
expresados por metáforas, términos científicos o cultos,
elementos de las jergas extranjeras, sintagmas que traducen o
contienen en su estructura elementos culturales de la literatura o
de la mitología universal, etc. Así pues, los sintagmas descender
al reino de Plutón, El Príncipe de las Tinieblas, el ángel caído,
etc. son siempre eufemismos poéticos; los términos neoplasma,
coito, menstruación, anus, excrementos, todos neológicos, pueden
funcionar como eufemismos propios en contextos no científicos,
en el habla usual.
Los términos que provienen de los registros del estilo
coloquial llevan, normalmente, connotaciones negativas (irónicas,
despectivas, triviales) al pasar al registro neutro, y se concretan en
la serie alofémica en eufemismos irónicos, disfemismos y
cacofemismos. El lenguaje coloquial presenta un grado alto de
creatividad morfológica y léxica, siendo, al mismo tiempo,
permeable a los préstamos internos y externos. En el habla usual
es frecuente la alteración fonética de los préstamos (la adaptación
fonética de los xenismos, las abreviaturas, los juegos de palabras
lexicalizados, etc.) y la alteración semántica de los mismos
(sentidos figurados, connotaciones, etimología popular, etc.)120.
3.2.1.4. La distribución contextual
En el marco de esta discusión, entenderemos por la
distribución contextual de los sinónimos la posibilidad de
ocurrencia en ciertos contextos léxicos, es decir, la disponibilidad
de establecer relaciones sintagmáticas con ciertos elementos.
120
Antonio Briz (coord.), ¿Cómo se comenta un texto coloquial?,
Editorial Ariel, Barcelona, 2000, p. 148 et seq.
150
La identidad semántica y la identidad del área de
circulación de dos términos no garantiza la identidad funcional de
esos términos121, y por tanto la relación de sinonimia está limitada
a su uso en ciertos contextos. Por ejemplo, las palabras amar y
querer (en el sentido afectivo, no volitivo) son consideradas como
sinónimos, pues tienen el mismo sentido denotativo, tienen
connotaciones positivas, funcionan en los mismos registros de la
lengua y se pueden sustituir en la mayoría de los contextos. Sin
embargo, el verbo amar puede funcionar como eufemismo de
“tener relaciones sexuales”, mientras que el verbo querer no
puede aparecer en ningún contexto con esa función.
3.2.2. Discontinuidades en el nivel de la fórmula sémica
3.2.2.1. Los sinónimos ideográficos
Las diferencias que aparecen entre las fórmulas sémicas
de los sinónimos son, en general, de naturaleza concreta y
objetiva, y la sinonimia ideográfica es la relación que se establece
entre dos palabras que designan realidades parecidas, que difieren
entre ellas por su intensidad o sustancia.
En el caso de las series alofémicas, el problema es
distinto, pues el proceso de la eufemización se apoya en la
premisa de la identidad de los referentes, así que no se puede
hablar de ningún parecido entre los referentes mientras la
eufemización no es más que el cambio del nombre de un objeto.
Las discontinuidades semánticas entre los alofemismos
derivan de una fuente subjetivo+afectiva, pues en el proceso de la
comunicación los valores denotativos y estructurales de las
palabras reciben los matices de la sensibilidad y de la afectividad
humana. Los alofemismos se constituyen en clases según el
criterio afectivo, es decir, según la actitud subjetiva del hablante o
de la actitud tradicional de la comunidad hacia el contenido
transmitido o hacia la manera de transmitirlo. Lo que se transmite
por los alofemismos es más que conocimiento objetivo del
mundo, es también actitud subjetiva, así que el contenido
121
Angela Bidu+Vrănceanu, Narcisa Forăscu, op. cit., p. 118.
151
denotativo del mensaje viene acompañado por actitudes, estados,
emociones, a veces individuales, a veces colectivas. Dejando a
un lado las actitudes subjetivas individuales, que varían de un
hablante a otro, se observa que la actitud subjetiva de una
comunidad etnolingüística se manifiesta en grados distintos, lo
que conlleva los cambios en la fórmula sémica que aparecen y se
desarrollan progresivamente: matices, connotaciones, sentidos
figurados, sentidos secundarios que a veces se imponen ante los
anteriores.
La relación entre el tipo de apreciación y el tipo de
alofemismo es visible en una proyección en la cual el eje
horizontal representa el sentido de la apreciación (negativa+
positiva), y el vertical, el grado de intensidad de la apreciación:
CACOFEMISMO
EUFEMISMO POÉTICO
DISFEMISMO
EUFEMISMO PROPIO
EUFEMISMO
IRÓNICO
EUFEMISMO
IRÓNICO
ORTOFEMISMO
–
+
0
Por supuesto, tal representación es una imagen abstracta e
ideal de unas estructuras que, en realidad, presentan
discontinuidades o incompatibilidades. Es más, lo que es típico de
los alofemismos es su versatilidad, concretada tanto por la
posibilidad de cruzar de una categoría alofémica a otra en ciertos
contextos, como por la caducidad de su posición en el paradigma
alofémico, debido a la degradación inevitable de la función
alofémica. Los eufemismos poéticos y los cacofemismos,
hallados en las zonas extremas de la serie, tienen más estabilidad,
así que conservan mejor su posición. Los cacofemismos no
152
pueden desplazarse hacia el polo negativo, como los demás
alofemismos, pues ellos cierran a la izquierda la serie alofémica;
la única posibilidad de degradación de los cacofemismos es el
desplazamiento hacia el polo positivo, cosa que puede suceder, a
veces, con la relajación de las interdicciones lingüísticas. Las
palabras se desplazan en la escala social, apunta Stephen Ulmann,
y, muchas veces, un término que hoy día forma parte de nuestro
vocabulario usual era considerado hace poco tiempo como
argótico o vulgar122. Lo que está pasando en realidad es una
desemantización de los cacofemismos, que se lexicalizan después
con valores neutros123.
Las demás categorías de alofemismos se degradan en el
sentido opuesto, desde el polo positivo hacia el polo negativo, así
que un eufemismo propio puede convertirse, con el tiempo, en
eufemismo irónico y después en disfemismo, como pasó, entre
otros, con el término eufemístico fr. handicappé, rum.
handicapat, que reemplazaba términos disfémicos como tuerto,
manco, cretino, idiota, cojo, retrasado, etc., y que se convirtió en
un disfemismo que necesitaba, en el lenguaje políticamente
correcto, la sustitución por perífrasis como persona
discapacitada / minusválida (por su parte, cretino, idiota, imbécil,
retrasado funcionaron como eufemismos a lo largo del tiempo).
3.2.2.2. Los sinónimos contextuales
“La sinonimia contextual”, apunta Petru Zugun,
“explicable por las figuras retóricas (metáfora, metonimia,
sinécdoque, hipérbole, etc.), de las obras pertenecientes a la
literatura, es infinita, y el número de ejemplos, ilimitado.”124 Los
sinónimos contextuales serían, entonces, las palabras y las
expresiones que normalmente no pueden ser consideradas como
equivalentes (en la lengua) porque, teóricamente, no cumplen
siquiera la condición de la identidad semántica, pero que
122
Stephen Ullmann, op. cit., p. 161.
Véase tb. nuestro estudio Alofemismele în opera lui Ion Creangă,
citado ariiba.
124
Petru Zugun, op. cit., p. 240.
123
153
funcionan como sinónimos en un contexto concreto por lo menos,
incluso de forma accidental, en el habla, porque remiten al mismo
referente.
La sinonimia contextual entre los alofemismos presenta a
veces anomalías importantes, pues en su caso la compatibilidad
semántica no es una condición imprescindible. Así pues, una
palabra tabú puede ser sustituida por una interjección, por una
preposición, por su mismo antónimo, por una palabra vacía de
sentido léxico, por una pausa o entonación específica125, etc., lo
que significa que son casos muy particulares de sinonimia (si se
puede hablar de sinonimia en esas condiciones).
3.2.3. Casos excepcionales de sinonimia contextual126
En el habla corriente, uno de los procesos más frecuentes
de la eufemización es la ambigüedad. Hay situaciones en que
incluso el uso de un eufemismo puede resultar penoso o
incómodo para uno o ambos participantes en la comunicación, o
se evita el uso de un eufemismo para impedir la decodificación
del mensaje por un tercero. En esas situaciones, relativas sobre
todo al área de la sexualidad, se utilizan las fórmulas evasivas
para designar a los términos tabú. En concreto, la función
eufémica se cumple o bien mediante un pronombre, un término
equívoco, o algún sustituto neutro en los fraseologismos.
El pronombre personal puede tener esa función tanto
como sustituto propio, o con valor neutro, como resulta de los
contextos siguientes:
¡Niño, no te la toques tanto, que se te va a caer!;
vs. ¿Lo hiciste con tu novio?
125
Antonio Briz (coord.), op. cit., p. 268 et seq.
Fragmentos del estudio Eufemizarea – cîteva cazuri excepŃionale de
sinonimie contextuală, en Analele UniversităŃii “ tefan cel Mare”
Suceava, Seria Filologie, A. Lingvistică, Tomul XII, nr.2, 2006, Editura
UniversităŃii Suceava, 2006, p. 141+147.
126
154
El pronombre posesivo puede aparecer como sustituto
eufémico, aunque esa función no es específica para esta especie;
lo encontramos en construcciones como:
Si me enseñas lo tuyo, te enseño lo mío; tú primero.
Los pronombres indefinidos, por su alto grado de
ambigüedad, son susceptibles de cumplir la función eufémica
neutra. En el contexto de nuestro análisis, interesa sobre todo el
pronombre algo, que aparece como eufemismo en situaciones
como:
¿Y qué tal anoche? ¿Habéis hecho algo?
¿Pasó algo entre vosotros?
La decodificación correcta de este pronombre depende
sólo del contexto, así que el mismo deja de ser un simple sustituto
neutro y se convierte en sinónimo de “ese algo del que estamos
hablando”, es decir, en los ejemplos anteriores, de “sexo”. De la
misma manera, el contexto puede establecer la función eufémica
del pronombre negativo nada, coordinado, a veces, con el
indefinido algo:
¿Al final hicisteis algo? ¿O nada, como siempre?
Las formas neutras lo, ello, eso, aquello del español,
frecuentemente utilizadas como eufemismos, tienen el mismo
valor que algunas perífrasis o algunos términos ambiguos como
asunto, cosa, problema. En ciertos contextos, estos sustantivos
pueden funcionar como eufemismos, a condición de que pierdan
su sentido léxico para recibir un sentido nuevo; en el ejemplo
siguiente nos referimos de nuevo a la esfera de la sexualidad:
Salió de la casa corriendo, en pelotas, con el asunto
cubierto con la mano.
155
La eliminación completa de la palabra tabú es otra forma
de la eufemización. En el habla, su lugar está marcado por la
pausa, la entonación específica y, a veces, por los clichés verbales
que funcionan como palabra+clave o señal (evidenciado en las
formas subrayadas):
Todavía no hemos... ya sabes...
Estoy enfadada con él; anoche trató de... me entiendes...
Cabe mencionar en pocas palabras los métodos
complementarios de eufemización por escrito. A veces, la grafía
intenta sugerir la entonación específica o sugerente con la cual se
pronuncian ciertas palabras. Las técnicas usuales son las comillas,
los puntos suspensivos y la letra cursiva. Es más, el texto escrito
puede usar dos técnicas específicas para evitar las palabras
triviales, una más clásica y frecuente, usando abreviaturas, y otra,
más moderna, inspirada por las páginas de web, usando la
sustitución del alfabeto por wingdings o símbolos no lingüísticos:
Si no voy es porque no quiero, porque así me sale del
mismísimo c...
Ese h. p. no deja de tocarme las narices..
¿Dónde está ese pedazo de $#&@?
3.2.4. Las series alofémicas
Las series alofémicas son series de sinónimos relativos
que designan a un mismo referente, pero que difieren en el nivel
de la estructura semántica por matices y connotaciones muy
distintos, así que comprenden todos los tipos de alofemismos,
desde los cacofemismos y disfemismos, hasta los términos
neutros o los eufemismos propios, poéticos o irónicos.
La polarización connotativa de los alofemismos tiene
como causa principal el estatuto particular de las áreas semánticas
donde aparecen en el marco cultural y en la mentalidad de las
comunidades. Independientemente de la categoría a la cual
pertenece una palabra y del registro de la lengua en que funciona,
156
los alofemismos presentan una constante que les asegura la
estabilidad de la polarización connotativa; se trata, por supuesto,
de su vínculo con las clases de referentes que pertenecen a los
tabúes de la sociedad. Las connotaciones de los alofemismos sólo
pueden desaparecer si desaparece el tabú; sin embargo, las
connotaciones pueden evolucionar, cambiar, y el sentido de esos
cambios es, casi invariablemente, desde el polo positivo hacia el
polo negativo, o de “eufórico” a “disfórico”, en los términos de
Greimas 127. El análisis de los matices y de las connotaciones que
caracterizan a los términos desde la perspectiva subjetiva,
conduce a la clasificación de los alofemismos en categorías
alofémicas y permite la ordenación de los alofemismos en series
graduales, desde un polo negativo hacia un polo positivo.
El sentido connotativo apreciativo (si es general;
obviamente, los valores connotativos conocen variaciones de un
individuo a otro) se menciona en los diccionarios mediante las
indicaciones estilísticas del tipo trivial, vulgar, licencioso,
despreciativo, peyorativo, irónico, figurado, que corresponden,
generalmente, a la ubicación de los alofemismos en el eje de los
valores apreciativos:
+ cacofemismo: trivial, vulgar, licencioso
+ disfemismo: despreciativo, peyorativo
+ eufemismo irónico: peyorativo, irónico
+ eufemismo propio: [neutro]
+ eufemismo poético: figurado
La clasificación de los alofemismos en categorías según
los tipos de connotaciones afectivo+apreciativas son, pues,
sistematizaciones ideales y virtuales, en base a ciertas constantes
semánticas connotativas, con un cierto grado de estabilidad en la
lengua, impuesto por el uso y la tradición128, pero que son o
pueden ser sometidas a los cambios en el habla, según el contexto
127
En Du sens. Essais sémiotiques, Ed. du Seuil, Paris, 1970, apud M.
Scânteie, Introducere în semiotică, Editura Pygmalion, BucureMti, 1996,
p. 55.
128
Ileana Oancea, op. cit., p. 137.
157
situacional, el registro de la lengua que se utiliza en la
comunicación o la experiencia afectiva del hablante129.
3.2.5. La función alofémica de los sinónimos
Lo que interesa de manera especial en el caso de los
alofemismos es la equivalencia de las palabras desde la
perspectiva paradigmática, pues la función fundamental de los
alofemismos es la de sustituir una palabra por otra, designando al
mismo referente. Las series sinonímicas ofrecen variantes
posibles de sustitución de las palabras tabú, permitiendo la
selección del término más apropiado en una situación concreta de
la comunicación, aunque la selección es limitada por el repertorio
de la lengua, es decir, por el número y la naturaleza de las
variantes posibles en una situación dada130.
Los alofemismos presentan lo que Allan y Burridge
llaman “sinonimia cruzada”131, definida de la manera siguiente:
“For any entity D that is properly called ‘taraxacum densleonis’
in contexts C i...m, D is properly called ‘dandelion’ in contexts C
j...n. There is always at least one context [perhaps metalinguistic
statement] to form an intersection of C i…m with C j…n. Cross+
varietal synonyms have the same denotation but differ in
connotation. Consequently, the denial of the denotatum of one
will also deny that denotatum for all it cross+varietal synonyms.
However, it is quite possible to deny the applicability of one term
while asserting (a preference for) the connotations of a cross+
varietal synonym, cf. He’s not a lodger, he’s a paying guest. The
difference is a difference of style, or more exactly, of jargon.”132
129
Roger T. Bell, Teoria Ji practica traducerii, Editura Polirom, IaMi,
2000, p. 115 et seq.
130
Stephen Ullmann, op. cit, p. 140.
131
Keith Allan, Kate Burridge, Euphemism, Dysphemism, and Cross0
Varietal Synonimy, p. 12.
132
Ibidem.
158
La sinonimia entre los alofemismos tiende a eliminar las
connotaciones o a desplazar las negativas hacia el polo positivo.
De esa manera, teóricamente, cualquier alofemismo con un grado
superior del valor apreciativo puede funcionar como eufemismo
para otro alofemismo. Al mismo tiempo, la equivalencia entre los
alofemismos permite su desplazamiento entre las clases
alofémicas, lo que lleva, con el tiempo, a la aglomeración de los
términos en la zona negativa y a la necesidad de cubrir los
espacios en blanco con nuevos eufemismos. La dinámica
acelerada de la degradación de los eufemismos influye sobre las
relaciones de sinonimia de las palabras que entran en las áreas
semánticas tabú y crea permanentemente nuevos vínculos
sinonímicos.
Se observa, pues, que el análisis de las series alofémicas
presenta tanto aspectos comunes con cualquier serie sinonímica,
relativos a su semántica, su distribución o sus funciones, como
problemas específicos, derivados del estatuto particular de los
alofemismos en la lengua y en el habla (áreas semánticas tabú,
motivación fonética, fuentes, connotaciones intrínsecas, etc.), que
se materializan, más de una vez, en sinonimias extrañas.
159
CONCLUSIONES
La investigación del eufemismo y de las especies
contiguas necesita un enfoque complejo e interdisciplinario. El
eufemismo, como elemento de la lengua, es un modo de
manifestación concreta de unos factores culturales, es el efecto o
el producto de unas presiones extralingüísticas, y por lo tanto el
estudio del eufemismo no se puede realizar fuera del
conocimiento histórico, social, cultural de una comunidad en un
momento dado. En otras palabras, el análisis que establece el
estatuto de un término en el paradigma alofémico de un área
semántica necesita el marco de la realidad concreta, del mundo
extralingüístico. El conocimiento de los objetos, tanto como
realidades materiales, que como productos de los procesos
conscientes, es imprescindible para determinar la evolución que
convierte las estructuras de la lengua en eufemismos. Por el
contrario, los alofemismos no son meros nombres de los objetos,
sino una fuente permanente de información de tipo cultural,
relativas al modo de percepción de esos objetos en la vida de la
sociedad, siendo un barómetro extremadamente sensible a los
cambios de la realidad social y de la mentalidad de una
comunidad.
Se ha dicho que “el disfemismo de uno es el eufemismo
de otro”, lo que significa que el valor alofémico de una palabra es
sólo virtual, y que el contexto concreto en el cual se actualiza lo
puede validar o infirmar. Los contextos concretos de los actos del
habla introducen innovaciones, estructuras inéditas que pueden
lexicalizarse o pueden permanecer como simples accidentes. La
investigación y la clasificación de los alofemismos de un
paradigma se realiza a partir de una serie de equivalencias entre
varias estructuras que remiten a un mismo referente, aún sin la
existencia de una relación de sinonimia en la acepción tradicional
de la palabra, que designa la relación semántica. La identidad del
referente llega a ser la condición necesaria y suficiente para lo
que hemos llamado sinonimia alofémica, y constituye el punto de
partida para realizar las clasificaciones de los alofemismos de un
área semántica en esferas conceptuales; lo mismo es aplicable
para un corpus constituido por elementos léxicos de varios
idiomas.
163
Comparando las construcciones de ese corpus (que no
pretende ser exhaustivo), destacan numerosos elementos
discursivos transparentes para el diálogo interlingüístico, lo que
se debe al origen común (del latín a las lenguas románicas), a los
préstamos (lo que justifica las coherencias entre las lenguas
románicas y, por ejemplo, el inglés), a las fuentes cultas como la
Biblia, las obras literarias famosas, los mitos, etc. En la época
actual, cuando los contactos interlingüísticos tienen lugar con más
frecuencia que antes, existe una tendencia de globalización
mediante la neologización de las lenguas a base de los préstamos
mutuos, tendencia que se manifiesta también en el caso de las
expresiones y frases hechas.
La globalización y la política integracionista, específicas
de la sociedad contemporánea occidental, junto a los movimientos
de
emancipación
de
las
categorías
desfavorecidas
tradicionalmente, han creado un clima propicio para la
intensificación y la diseminación de las investigaciones del
eufemismo y de sus contrapuntos, el disfemismo y el
cacofemismo. La atmósfera política de la sociedad moderna, libre
y democrática, favorece la aparición de dos corrientes contrarias,
que no se aniquilan mutuamente, sino que sobreviven en base a su
reciprocidad. Por un lado, asistimos a la proliferación de la
violencia en el lenguaje, mientras que la obscenidad se vuelve
cada vez menos impactante; por otro lado, el lenguaje
políticamente correcto pretende combatir contra la discriminación
social limpiando la lengua de sus elementos discriminatorios.
La investigación del eufemismo y del disfemismo se
puede constituir en un instrumento de educación de la población,
en el sentido de que la elucidación de los aspectos relativos al
estatuto y a las funciones de esas estructuras en la lengua puede
conducir a la definición de sus registros específicos, limitando su
distribución discursiva y asumiendo un carácter normativo. El
análisis de los hechos lingüísticos debería rehabilitar, en la misma
medida, el cacofemismo y el eufemismo, pues el público perpetúa
la concepción errónea según la cual el disfemismo es asociado a
la libertad de expresión, mientras que el eufemismo es asimilado
a la censura. La necesidad del eufemismo no significa, en
164
realidad, una búsqueda de herramientas para ocultar la realidad,
sino que se origina en la necesidad de transfigurar una realidad
desagradable o trágica, para atenuar su impacto sobre la vida de la
gente. El eufemismo es una alternativa a la dureza del lenguaje
directo, y conociendo los mecanismos sociales y lingüísticos del
eufemismo se puede prevenir su uso como arma o como
instrumento de manipulación.
El dinamismo de la evolución de las relaciones entre las
clases y categorías sociales es seguido por el dinamismo de los
cambios en el inventario alofémico. Cualquier tensión se traduce
en una interdicción, y cualquier interdicción genera eufemismos.
Cuanto más estricta la interdicción, más acelerado el proceso de
alofemización. En la sociedad actual destaca la dinámica
acentuada de los alofemismos pertenecientes a las esferas
conceptuales de las relaciones político+sociales, y ese proceso se
caracteriza por la aparición permanente de nuevos eufemismos,
concomitante al abandono de los antiguos. En el caso de los
tabúes tradicionales, la alofemización se hace de una manera
diferente, es decir, los eufemismos anteriores permanecen en uso
con valor irónico o disfémico, y por tanto cualquier eufemismo
nuevo se añade al inventario existente. Las interdicciones místico+
religiosas, más relajadas en la sociedad occidental, ya no son un
medio de generación de eufemismos nuevos, así que la dinámica
de esta área semántica es muy baja. Todo lo contrario, ya que la
investigación del léxico fisiológico+sexual confirma la dinámica
acentuada de esas áreas.
La naturaleza íntima de la sexualidad y de los procesos de
la excreción, e implícitamente el rigor de esos tabúes, determinó,
a lo largo del tiempo, la creación de lo que hemos llamado
cacofemismos, esas palabras prohibidas a priori, consideradas
como triviales o vulgares en la mayoría de los registros de la
lengua. Pero la investigación sincrónica de los cacofemismos,
ignorando la historia de esas palabras, llevaría a unas
conclusiones erróneas. La interdicción de esas palabras no pudo
aparecer antes de la constitución de la lengua literaria, ese aspecto
de la lengua que, en conformidad con la tradición greco+latina,
está basado en la expresión de lo estético. La creación de la
165
categoría del cacofemismo es, entonces, una consecuencia del
rechazo de ciertas palabras por la norma de la lengua literaria. Los
cacofemismos han sido marcados negativamente desde el
principio, pero en la lengua popular no se hallaban
tradicionalmente bajo interdicción, hecho que se puede
comprobar, sin duda, investigando los textos dialectales o el
folklore licencioso o, en los romances occidentales, analizando
los textos escritos preliterarios.
El estatuto de los cacofemismos en la lengua, delimitado
por la alternancia de los contextos comunicativos que los aceptan
o rechazan en instancias concretas del habla, conforme al registro
utilizado, afecta a un aspecto mencionado varias veces en nuestra
investigación y se refiere, concretamente, a que el principio de la
alteridad representa el factor primordial que genera los procesos
de alofemización, y ese aspecto constituye un parámetro en la
clasificación y en la definición de las especies del alofemismo.
Analizando los hechos lingüísticos desde la perspectiva
pragmática, el valor alofémico de las estructuras que denominan
realidades tabú se actualiza sólo si existe recepción, y su
decodificación puede llegar a valores distintos de los transmitidos
por el hablante. La ambigüedad, condición fundamental para la
función eufemística, debe estar acompañada de un grado de
transparencia suficiente como para permitir la decodificación
correcta; la alteridad, pues, se encuentra dos veces involucrada en
la alofemización, tanto como principal causa de la necesidad de
eufemismo, como principio para la adaptación del discurso según
el saber lingüístico del oyente.
El límite entre la ambigüedad y la transparencia es
extremadamente sensible; los eufemismos más transparentes se
lexicalizan con más facilidad, pues su decodificación no requiere
un esfuerzo mental importante, y tampoco pueden crear
confusiones. Al mismo tiempo, sin embargo, el mismo rasgo
conduce a la degradación rápida de su valor eufemístico, pues una
de las técnicas que apoyan la eufemización es el ocultamiento de
los significados para retrasar la decodificación. El proceso de la
lexicalización de los eufemismos, analizado por P. Chamizo
Domínguez y Francisco Sánchez Benedito en Lo que nunca se
166
aprendió en clase, puede constituir el objeto de una investigación
aparte, que analice en diacronía las correspondencias entre el
nivel de transparencia, el grado de lexicalización y la duración del
funcionamiento en la lengua de una estructura como eufemismo.
Al mismo tiempo, cabe mencionar que hay situaciones
donde la ambigüedad de una estructura léxica no impide su
lexicalización como eufemismo, siempre y cuando tal estructura
tenga una amplia circulación entre los miembros de la
comunidad. Así han entrado en la lengua los eufemismos del
lenguaje políticamente correcto, mediante los medios
periodísticos y radiotelevisivos, o algunas estructuras alofémicas
pertenecientes a la creación individual de los grandes escritores,
tras la publicación de sus obras. Los alofemismos de las obras
literarias son, a menudo, figuras de gran expresividad,
combinaciones inéditas o sorprendentes, es decir, estructuras
opacas que no favorecen una decodificación fácil. Nuestra
investigación no se ha ocupado de los eufemismos no
lexicalizados de las obras literarias, a pesar de que nos hayamos
servido a veces de citas literarias ilustrativas, sino que se ha
centrado en las estructuras lexicalizadas, consideradas más
relevantes para el enfoque comparativo entre las lenguas
románicas.
La investigación de los problemas del eufemismo y de las
especies contiguas no termina con el presente trabajo; todo lo
contrario, ya que empiezan a delimitarse una serie de temas de
investigación verdaderamente interesantes que el carácter
monográfico de esta tesis nos impidió desarrollar. Hay todavía
numerosos aspectos relativos al mecanismo y a la evolución de
los alofemismos cuya investigación científica sería beneficiosa
para el estudio de las lenguas y de las culturas. El estudio del
eufemismo, situado en la frontera entre la lingüística y la
antropología, es fundamental para el conocimiento de ciertos
aspectos concretos de la vida social de las comunidades
etnolingüísticas, completando, junto a los estudios de historia,
etnología, folklorística, mitología, historia de las religiones,
psicología, etc. la imagen panorámica de la evolución de la
sociedad desde la perspectiva de la mentalidad colectiva.
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