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TABÚ LINGÜÍSTICO Y EUFEMISMO

LAVINIA SEICIUC TABÚ LINGÜÍSTICO Y EUFEMISMO ReferenŃi tiinŃifici: Dr. Francisco Sánchez Benedito, Universitatea Málaga Dr. Ioan Oprea, Universitatea „ tefan cel Mare”, Suceava Coperta: Ramona PohoaŃă Descrierea CIP a Bibliotecii NaŃionale a României SEICIUC, LAVINIA Tabú lingüístico y eufemismo / Lavinia Seiciuc. + Suceava : Editura UniversităŃii " tefan cel Mare", 2010 Bibliogr. ISBN 978+973+666+350+5 811.135.1'373.421 © Toate drepturile asupra prezentei ediŃii aparŃin autoarei. LAVINIA SEICIUC TABÚ LINGÜÍSTICO Y EUFEMISMO SUCEAVA, 2010 ÍNDICE ARGUMENTO .................................................................................. 0.1. Momentos en la investigación del eufemismo .............................. 0.2. Objetivos de la investigación ........................................................ 0.3. El corpus léxico y los principios de la selección del mismo ........ 0.4. La estructura capitular .................................................................. 11 13 18 20 20 PARTE Ia: EL EUFEMISMO COMO SIGNO LINGÜÍSTICO .... 1.1. Excurso terminológico ................................................................. 1.1.1. Definiciones del eufemismo ............................................... 1.1.2. El eufemismo y las figuras retóricas .................................. 1.1.3. La “vida” de los eufemismos .............................................. 1.1.4. El eufemismo y otros “femismos” ...................................... 1.2. Funciones y propiedades de los alofemismos en el proceso de la comunicación ....................................................................................... 1.2.1. Funciones sociales del eufemismo ..................................... 1.2.1.1. La función de evitar los tabúes implícitos ................ 1.2.1.2. La función de evitar los tabúes explícitos ................ 1.2.3. Las propiedades del eufemismo ......................................... 1.2.4. Las funciones sociales del disfemismo y del cacofemismo ....... 1.2.4.1. La función reflexiva ................................................. 1.2.4.2. La función enfática ................................................... 1.2.4.3. La función de feedback ............................................ 1.2.5. El metalenguaje popular del disfemismo y del cacofemismo ... 1.3. Las funciones de la lengua involucradas en los alofemismos ...... 1.3.1. La función de comunicación .............................................. 1.3.2. La función denominativa .................................................... 1.3.3. La función expresiva .......................................................... 1.3.4. La función conativa ............................................................ 1.3.5. La función poética .............................................................. 1.3.6. La función metalingüística ................................................. 23 25 25 25 28 30 7 33 33 34 35 37 39 41 41 41 42 45 45 46 47 48 50 55 PARTE IIa: EL EUFEMISMO COMO FENÓMENO CULTURAL.... 2.1. Los tabúes tradicionales ............................................................... 2.1.1. Tabúes de lo sagrado .......................................................... 2.1.1.1. Tendencias en la evolución del pensamiento religioso en la cultura europea .............................................. 2.1.1.1.1. El totemismo y las religiones animistas: las primeras prohibiciones en el lenguaje ............................. 2.1.1.1.2. El poder de la palabra. El poder del nombre .... 2.1.1.1.3. La magia y el ocultismo ................................... 2.1.1.2. La alofemización de los tabúes de lo sagrado .......... 2.1.1.2.1. Los nombres de Dios ........................................ 2.1.1.2.2. El área semántica “diablo” ............................... 2.1.1.2.3. La designación alofémica de la muerte ............ 2.1.2. Tabúes de lo impuro ........................................................... 2.1.2.1. La sexualidad ............................................................ 2.1.2.1.1. La evolución de las perspectivas sobre la sexualidad humana en la cultura europea ......................... 2.1.2.1.2. Las esferas conceptuales de los alofemismos sexuales ....... 2.1.2.2. La fisiología de la concepción y de la excreción ..... 2.1.2.2.1. Los tabúes de las funciones fisiológicas .......... 2.1.2.2.2. Los alofemismos de la esfera fisiológica .......... 2.2. Nuevos tabúes de la sociedad occidental ...................................... 2.2.1. La intolerancia hacia los “diferentes” ................................. 2.2.2. La emancipación de las minorías ....................................... 2.2.3. Políticamente correcto – el mal del siglo ........................... 57 59 59 PARTE IIIa: EL EUFEMISMO COMO ELEMENTO DEL LÉXICO . 3.1. Eufemismo y niveles de la lengua: procesos de creación léxica .. 3.1.0. Consideraciones sobre la creación léxica en el marco de los niveles y estilos funcionales de la lengua .............................. 3.1.1. El nivel fonológico ............................................................. 3.1.1.1. La lexicalización de las interjecciones ..................... 3.1.1.2. La alteración del significante ................................... 119 121 8 59 61 65 68 69 69 71 73 76 76 77 79 93 93 93 97 97 98 99 121 122 122 123 3.1.1.3. La reasignación de un significante existente ............ 3.1.2. El nivel morfológico ........................................................... 3.1.2.1. La prefijación ........................................................... 3.1.2.2. La sufijación ............................................................ 3.1.3. El nivel léxico+semántico ................................................... 3.1.3.1. El préstamo diafásico .............................................. 3.1.3.2. Los xenismos ............................................................ 3.1.3.3. Los antónimos homolexos ........................................ 3.1.3.4. Los metasememas .................................................... 3.1.3.4.1. Figuras de analogía .......................................... 3.1.3.4.2. Figuras de contigüidad ..................................... 3.1.3.4.2. Figuras de contradicción .................................. 3.1.4. El nivel sintáctico ............................................................... 3.1.5. Los alofemismos icónicos .................................................. 3.2. El eufemismo y la relación de sinonimia ...................................... 3.2.0. La sinonimia ....................................................................... 3.2.0.2. La sinonimia perfecta (absoluta) .............................. 3.2.0.2. La sinonimia imperfecta (relativa) ........................... 3.2.1. Discontinuidades al nivel de la distribución ....................... 3.2.1.1. La distribución temporal .......................................... 3.2.1.2. La distribución espacial ............................................ 3.2.1.3. La distribución estilístico+funcional ......................... 3.2.1.4. La distribución contextual ........................................ 3.2.2. Discontinuidades al nivel de la fórmula sémica ................. 3.2.2.1. Sinónimos ideográficos ............................................ 3.2.2.2. Sinónimos contextuales ............................................ 3.2.3. Casos excepcionales de sinonimia contextual .................... 3.2.4. Las series alofémicas .......................................................... 3.2.5. La función alofémica de los sinónimos .............................. 125 126 127 127 128 128 129 129 130 130 134 136 138 142 143 147 147 148 149 149 150 150 151 152 152 154 155 157 159 CONCLUSIONES ............................................................................. 161 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................... 169 9 ARGUMENTO 0.1. Momentos en la investigación del eufemismo El problema del eufemismo ha sido, hasta las últimas décadas, ignorado casi completamente, sobre todo en Rumanía, donde, además del decoro al hablar de “ciertas cosas”, común para todas las culturas occidentales, había restricciones severas impuestas por el régimen político totalitarista. Los escasos trabajos de estilística, lexicología y lexicografía que se atrevían a enfocar las cuestiones “delicadas” de la lengua eran de poca extensión o de circulación restringida entre los científicos, y, después de la caída de la dictadura, los trámites para popularizar las investigaciones de este tipo se conformaron, principalmente, con la publicación de varios diccionarios completados con entradas de palabras vulgares u obscenas, con la elaboración de algunos diccionarios de jergas y argot o con la publicación tardía de ciertas páginas literarias de carácter licencioso. Sorprendentemente, los rumanos parecen poco interesados en la nueva libertad del lenguaje recién adquirida después del 1989, cuyo sentido lo entendemos sólo como libertad de expresión de las opiniones. No fue precisamente lo mismo lo que ocurrió en otras partes, por ejemplo en la España post+ franquista; la reacción general a la hipocresía del purismo y del puritanismo inculcados por la dictadura fue un rechazo total a los valores impuestos de una manera coercitiva y violenta, junto a la exuberancia de saborear la libertad, en todas sus formas de manifestación, incluso como lenguaje, lo que llevó al fenómeno social conocido como “el destape”. La consecuencia inmediata de ese abuso de libertad fue, en el plano de la lengua, la generalización del uso de las formas percibidas anteriormente como vulgares, lo que conllevó la degradación y desemantización de los mismos; un fenómeno parecido ocurrió en Francia, liberada por fin después de varios siglos de censura eufemísticamente ocultada bajo el nombre de bon usage, aunque aquí hubo siempre una suerte de competencia entre un aspecto elevado de la lengua y otro, marginal, que aparece a menudo como pretexto en las obras 13 literarias de gran mérito1. Los rumanos, quizás más tímidos o tradicionalistas, no hicieron uso (ni abuso) de la caída implícita de las restricciones lingüísticas, e incluso rechazaron algunas producciones cinematográficas que pecaban por exceso de violencia en el lenguaje. La explicación de esta diferencia puede tener que ver con nuestra resignación tradicional como pueblo o, sobre todo, con el carácter implícito de la dictadura de CeauMescu. El totalitarismo comunista se ha manifestado discretamente en Rumanía, es decir, las restricciones y las prohibiciones eran conocidas y aceptadas por la gente con temor y suspicacia frente a una libertad aparente, profesada por el régimen. En la dictadura de Franco, la ley venía impuesta con violencia y a la vista de todos, sin rodeos y sin precauciones, y la consigna de guardar silencio era explícita, tal como lo capta Lorca en su famosa alegoría, La casa de Bernarda Alba. A pesar de estas diferencias, tanto las culturas más tradicionalistas –la rumana o la portuguesa, por ejemplo– como las más liberales –la española o la francesa, por su parte– se inscriben últimamente en una corriente de aceptación de los asuntos anteriormente considerados como tabúes, hecho que se debe tanto a la curva de desarrollo de la investigación científica, como a la emancipación de las minorías sociales de todas las categorías. Esa apertura hacia la aceptación natural de las cuestiones calladas hasta hace poco, pero que forman parte de la vida del ser humano, ha favorecido, sobre todo en Occidente, la aparición de varios estudios sobre las interdicciones lingüísticas, concebidos sobre bases teóricas modernas y con un enfoque interdisciplinario, incluyendo en el análisis de los fenómenos de la lengua ciertos aspectos de la antropología cultural, de la historia de las religiones, del psicoanálisis freudiano y post+ freudiano, de la sociología y de la politología, etc. Los primeros lingüistas que se dedicaron al estudio del eufemismo fueron sobre todo los autores de la cultura anglo+ sajona. En el ambiente románico, la investigación sistemática del 1 Que pertenecen a escritores famosos como Villon, Queneau, Sue, Frédéric Dard (San Antonio), etc. 14 eufemismo y de los problemas conexos parece empezar en los años ’80 del siglo pasado. Las intervenciones anteriores eran esporádicas, y venían en la forma de unos artículos o párrafos integrados en obras más amplias, de lingüística o estilística, como por ejemplo, en el Traîté des tropes de César Chesneau Dumarsais, del año 1730. Es más, tales estudios tenían un carácter práctico, enciclopédico, lexicográfico, o empleaban un enfoque puramente estilístico del eufemismo, limitando el análisis al aspecto semántico del mismo. El mundo francés parece ser el primero en abrir paso en la investigación de los fenómenos marginales de la lengua, mediante una obra lexicográfica, el famoso Dictionnaire historique d’argot et des excentricités du langage de L. Larchey, del año 1859. Tenemos, como referencia para los principios de la investigación moderna del eufemismo, un estudio novedoso del área de la cultura francesa que apareció poco después de la Segunda Guerra Mundial, Euphémismes anciens et modernes de Émile Benveniste, publicado por primera vez en el año 1949. Veinte años más tarde, en el año de la caída de la dictadura franquista, en España aparece una obra sorprendente, un diccionario de eufemismos, disfemismos y cacofemismos organizado según varias áreas conceptuales de los tabúes; se trata del famoso Diccionario secreto, publicado por Camilo José Cela en 1969. Los años ’60 y ’70 significaron, para la Europa occidental, una relajación de los modales, surgida como consecuencia normal de los movimientos de emancipación de las minorías; al mismo tiempo, se produce una relajación de la censura en el marco de las lenguas, lo que supone un aumento del interés hacia los tabúes lingüísticos. Poco a poco, la investigación del eufemismo empieza a rebasar el enfoque lexicográfico o estilístico, y se fundamenta el estudio de las relaciones profundas entre la lengua, como manifestación de la tradición cultural, y el eufemismo. He aquí varios títulos de artículos de esa época, que nombramos con la mención de que los mismos autores vuelven, en las décadas siguientes, con obras más extensas en el mismo campo: Ricardo Senabre, El eufemismo como fenómeno 15 lingüístico (1971), Hélène Cixous, Le sexe ou la tête? (1976), Margarita Alonso Moya, El empleo de la metáfora en la sustitución de términos tabú (1978), Emilio Montero Cartelle, El eufemismo: sus repercusiones en el léxico (1979), etc. En el mismo período (1964) aparece una obra mucho más amplia que las anteriormente mencionadas, que se convertiría en una obra de referencia para la investigación del eufemismo, realizada por la investigadora italiana Nora Galli De’ Paratesi: Le brutte parole. Semantica dell’eufemismo. En las décadas finales del siglo XX, el estudio del eufemismo conoce un desarrollo explosivo, involucrando, cada vez más, a los especialistas de varios campos. Junto a los lexicólogos y a los lingüistas, participan dialectólogos, etnólogos, antropólogos, historiadores, psicólogos, sociólogos, etc. En esa época aparecen, además de un gran número de estudios y artículos poco extensos, amplias obras monográficas sobre el eufemismo, donde el análisis de este fenómeno tan complejo se hace sobre bases interdisciplinarias y se unen dos direcciones independientes de investigación: la del eufemismo con la de las palabras y expresiones vulgares. Es más, se vuelve evidente el interés constante de los científicos en el problema del eufemismo, en el sentido de que, en general, tales estudios no son esporádicos, sino que comprueban una preocupación permanente por la profundización de los asuntos, materializada en series de estudios o libros pertenecientes al mismo autor. En este paisaje bastante variado de los estudios dedicados al eufemismo, destacan los trabajos de algunos investigadores de mérito, obras fundamentales de la bibliografía del eufemismo. Cabe mencionar, en este sentido, la actividad permanente de dos especialistas de la Universidad de Monash, Australia, cuyas obras disfrutan de reconocimiento internacional. Los investigadores Keith Allan y Kate Burridge han dedicado gran parte de su actividad científica al estudio de los mecanismos del eufemismo y del disfemismo, publicando un buen número de estudios, como, por ejemplo: Keith Allan y Kate Burridge: Euphemism and Dysphemism: Language Used as a Shield and Weapon (1991), Forbidden Words: Taboo and the Censoring of Language (2006), 16 Euphemism, Dysphemism, and Cross0Varietal Synonimy (1988); Allan solo: Body Parts and Animals (1992), Natural Language Semantics (2001), Burridge solo: Is Political Correctness a Euphemism for Euphemism? (1999). Los dos investigadores enfocan la problemática del eufemismo y del disfemismo en un contexto más amplio, subrayando la importancia del contexto cultural y de la psicología colectiva como factores que generan tales fenómenos dentro de la lengua. En el espacio cultural románico, generalmente dominado en el campo de la lingüística por los investigadores italianos y francófonos, el interés en el estudio del eufemismo está centrado en España. Entre las obras más citadas están las de Miguel Casas Gómez, autor de una serie de artículos y de la monografía La interdicción lingüística. Mecanismos del eufemismo y disfemismo (1986). En el mismo contexto, cabe mencionar la actividad destacada de dos lexicólogos de la Universidad de Málaga, Pedro Chamizo Domínguez y Francisco Sánchez Benedito, investigadores en el campo de la filología inglesa, que proponen un interesante enfoque comparativo de la semántica del eufemismo y del disfemismo en inglés y español. Coautores de la obra fundamental Lo que nunca se aprendió en clase: eufemismos y disfemismos en el lenguaje erótico inglés (2000), los dos científicos realizan un análisis profundo de los fenómenos y de los elementos lexicológicos estudiados, que incluye varias cuestiones concretas relativas a la diacronía del eufemismo, en el sentido de la evolución de las mentalidades de los tabúes sociales y de la etimología de los eufemismos. El análisis de los hechos lingüísticos se ha concretado, posteriormente, en dos diccionarios de eufemismos y disfemismos, cuyo autor es Francisco Sánchez Benedito: Semi0Bilingual Dictionary of Euphemisms and Dysphemisms in English Erotica (1998) y Supplement to a Semi0 Bilingual Dictionary of Euphemisms and Dysphemisms in English Erotica (2004), obras de mérito, que han propulsado el presente estudio mediante la manera del análisis teórico de la problemática del eufemismo y del disfemismo, y el enfoque comparativo+ histórico de los elementos del léxico. 17 En la lingüística rumana, el problema del eufemismo no ha conocido, hasta el presente, una investigación sistemática. Ciertos aspectos de esta esfera han sido tocados en unos estudios de tamaño restringido, que analizan el eufemismo en situaciones concretas, mediante su ocurrencia en la etimología de ciertas palabras y expresiones, como elemento de argot o como figura retórica. Entre las primeras investigaciones que llaman la atención destaca un estudio dialectológico de los términos que denominan las nociones de carácter tabú, la obra de Emil Petrovici del año 1942, Atlasul linguistic român II, Suplement. Termeni consideraŃi obsceni; ese atlas fue publicado bajo el patrocinio del rey Miguel y en la coordinación de Sextil PuMcariu. Incluir los términos considerados como vulgares en los diccionarios destinados al público no+especialista es un procedimiento reciente en la lexicografía rumana, tal como lo demuestra su presencia sólo en los diccionarios de las últimas décadas (Micul DicŃionar Academic, Noul DicŃionar Universal al Limbii Române, etc.). La falta de obras de gran extensión en la lexicología y en la estilística rumana, tal como la timidez en los intentos de los enfoques comparativos de este tema –presente sobre todo en las obras bilingües de lexicografía–, justifica la aparición de la presente investigación, que pretende despertar el interés de los especialistas rumanos hacia la investigación sistemática de un fenómeno cultural y lingüístico particularmente complejo, proponiendo, en este sentido, una serie de direcciones originales de estudio del eufemismo y de las especies relacionadas con el mismo. 0.2. Objetivos de la investigación El presente trabajo ha sido concebido como un estudio monográfico del eufemismo, que se propone esbozar una visión plurivalente sobre un fenómeno extremadamente complejo, que toca varias zonas de la cultura humana. Nuestro trabajo valora los estudios existentes en este campo en el momento presente, poco numerosos, como hemos indicado, tocando, al mismo tiempo, una serie de aspectos inéditos, que no han recibido la atención de los 18 especialistas. Nuestra investigación constituye el primer trabajo de este tipo de la lingüística rumana, y es, además, la primera investigación dedicada al eufemismo que se inscribe en la lingüística románica, cuya extensión es proporcionada por el corpus analizado, constituido por un material extraído del léxico de seis lenguas románicas. Entre los aspectos novedosos que el presente trabajo pretende promocionar o elucidar destacan los siguientes: + delimitar y definir los conceptos operacionales relativos a las clases de eufemismos y de otras especies emparentadas, no sólo por el criterio semántico o pragmático, como se ha hecho tradicionalmente, sino a partir de las diferencias en lo que concierne al origen, el estatuto, las funciones y los mecanismos involucrados en la creación o en la utilización de los alofemismos en el proceso de la comunicación; + investigar la manera en que la lengua refleja la realidad y es moldeada conscientemente por la sociedad, mediante el análisis de las relaciones entre los tabúes culturales, presentados en forma de historia de las mentalidades europeas, y las interdicciones lingüísticas, causa del eufemismo; + seleccionar, analizar y clasificar el material léxico de gran extensión, proveniente de seis lenguas románicas (catalán, español, francés, italiano, portugués y rumano), que constituirá la base de un futuro diccionario de alofemismos románicos + investigar los límites del concepto tradicional de sinonimia, en el contexto de las relaciones paradigmáticas entre los alofemismos; + destacar los procesos de creación del eufemismo y de las especies contiguas, subrayando algunos aspectos poco analizados en este tipo de investigación, como la atracción paronímica, el desvío léxico, la creación interjeccional o la especialización de ciertos términos ambiguos para expresar los sentidos eufemísticos; + enfocar ciertas categorías inéditas de alofemismos, tales los alofemismos icónicos o gestuales. 19 0.3. El corpus léxico y los principios de la selección del mismo El corpus léxico sobre el cual se fundamenta la investigación ha sido seleccionado sobre todo de varias obras de carácter lexicográfico del espacio románico, a las cuales añadimos cierto número de obras especializadas, dedicadas al estudio del eufemismo y del disfemismo. Las necesidades prácticas nos han determinado, en varias ocasiones, suplementar el fondo bibliográfico tradicional, constituido por libros impresos, con diccionarios y glosarios publicados en el espacio virtual. El material léxico extraído de esas páginas web ha sido sometido a un análisis riguroso, tanto desde el punto de vista semántico+ etimológico, como desde la perspectiva de la ortografía, mediante la comparación con los diccionarios críticos y etimológicos de las lenguas en cuestión. Las fuentes secundarias del corpus léxico han sido las investigaciones individuales, directas e indirectas, tras encuestas lingüísticas y materiales extraídos de la literatura, de la prensa o de Internet. De esta manera, hemos buscado alcanzar un equilibrio entre el material léxico relevante a nivel de la lengua y las estructuras novedosas, no lexicalizadas, que pueden aparecer en los contextos concretos del habla. El volumen total del corpus sobrepasa 2.000 palabras, expresiones y otras estructuras; hemos seleccionado las más expresivas y representativas, cuyos sentidos, usos y etimologías hemos podido comprobar. Es más, hemos restringido las áreas semánticas analizadas en la segunda parte del trabajo, puesto que el carácter monográfico de éste no permite profundizar todas las cuestiones de detalle, sino que debe enfocarse en las cuestiones generales. 0.4. La estructura capitular En el marco de esta monografía, proponemos tres direcciones generales de enfoque en la investigación del eufemismo para formar una perspectiva compleja y unitaria de este fenómeno. 20 La primera parte del trabajo, El eufemismo como signo lingüístico, investiga los mecanismos del eufemismo en cuanto significado y significante, subrayando la influencia de la alteridad en la creación del eufemismo. De la misma manera, hemos definido el eufemismo y las especies contiguas, agrupados bajo el nombre de alofemismos, cuyas funciones lingüísticas y sociales constituyen un criterio de delimitación. Este estudio teórico preliminar contiene un análisis del eufemismo como signo lingüístico en el proceso de la comunicación, tras la investigación de la manifestación de las funciones de la lengua descritas por Roman Jakobson en su estudio fundamental Linguistics and Poetics. La segunda parte del trabajo, El eufemismo como fenómeno cultural, mezcla las consideraciones teóricas con el ejercicio práctico. Esta sección contiene una presentación crítica de la evolución de las mentalidades en el espacio europeo, circunscritas en dos esferas tabú, la de los tabúes tradicionales – místico+religiosos y fisiológico+sexuales– y la de los tabúes específicos de la política integracionista de la sociedad contemporánea. Cada presentación diacrónica de las áreas tabú está acompañada por un vasto material léxico, clasificado según varias esferas conceptuales que reflejan concretamente las etapas evolutivas de las mentalidades. En la tercera parte, hemos agrupado bajo el título El eufemismo como elemento del léxico dos direcciones de análisis del eufemismo con medios específicos de la investigación lexicológica. Por un lado, hemos analizado las modalidades de creación léxica en el eufemismo, insistiendo en algunas modalidades ignoradas por los trabajos existentes. Por otro lado, hemos propuesto un enfoque inédito sobre el concepto de sinonimia, visto desde la perspectiva de las relaciones paradigmáticas alofémicas, puesto que, por lo menos en el caso de la sinonimia alofémica, la participación de la realidad extralingüística en el intento de decodificar los significados (Wörter und Sachen) es imprescindible. 21 PARTE Ia: EL EUFEMISMO COMO SIGNO LINGÜÍSTICO 1.1. Excurso terminológico 1.1.1. Definiciones del eufemismo El término eufemismo, del gr. ευφηDισDός (“palabra de buen presagio”), del gr. ευ – “bien” y φήDι – “yo hablo”, parece haber aparecido bastante tarde, lo que ha supuesto que su uso haya sido esporádico, es decir, no pudo conocer el mismo enfoque teórico que el epíteto o la metáfora. La acepción moderna del término comprende una variedad de aspectos relativos a la interdicción lingüística, a las causas extralingüísticas de esas interdicciones, a la función social del eufemismo, a la retórica y a la pragmática del eufemismo. Tal y como apunta Eliecer Crespo Fernández2, la mayor parte de las definiciones del eufemismo se inscribe en una de las tres direcciones fundamentales de enfoque del eufemismo: social, lingüística y, en los trabajos recientes, pragmática; debemos añadir un cuarto tipo, las definiciones que conciernen a la relación entre la lengua y el pensamiento. Sin duda, cualquiera de esas variantes de definiciones del eufemismo expresa perspectivas pertinentes sobre este fenómeno, ya que el eufemismo contiene en su estructura aspectos sociales, lingüísticos, pragmáticos y lógicos. El mecanismo del eufemismo no puede ser estudiado únicamente como un hecho lingüístico. Siendo un fenómeno cultural complejo y sensible a los cambios extralingüísticos, el eufemismo requiere un enfoque interdisciplinario simultáneo. 1.1.2. El eufemismo y las figuras retóricas Algunos diccionarios e incluso algunas obras de estilística tradicional (sobre todo literaria) definen el eufemismo como “una figura retórica tras la cual se disfrazan las ideas desagradables mediante una expresión atenuada”3. 2 3 E. Crespo Fernández, op. cit., p. 64 et seq. *** Dicionário da língua portuguesa, Porto Editora, Porto, 1999. 25 Las definiciones de este tipo son erróneas, pues el eufemismo no se puede reducir a una simple figura retórica y además no lo es, por los motivos que demostraremos a continuación. Las figuras retóricas tienen una finalidad puramente estética, son ars gratia artis, deben su existencia a la intención de crear efectos estéticos, afectivos, expresivos o decorativos. Sin embargo, en el caso del eufemismo, deberíamos hablar sobre todo de su causalidad, puesto que es el producto de una presión, el resultado de la divergencia entre la función referencial y la función metalingüística. Para decirlo de otra manera, el eufemismo surge cuando queremos hablar de X, pero no podemos usar la palabra “x”. El eufemismo es el efecto de la presión +consciente o no+ de una comunidad etnolingüística históricamente constituida, presión que viene de una restricción explícita o implícita; el mismo aparece como consecuencia de la interdicción de pronunciar un nombre tabú. Tras reemplazar el nombre tabú por un eufemismo, el significado “místico” recibe un nuevo significante, “laico”, permitido y accesible a los hablantes, en un proceso de “desacralización”. Visto el estatuto especial del eufemismo (relativo a su origen), se impone la distinción neta entre el eufemismo propio, consecuencia de una interdicción, y lo que algunos llaman “eufemismos”, que no son más que simples figuras retóricas relativas a cualquier realidad percibida como negativa. El eufemismo propio es fundamentalmente diferente a las figuras retóricas, puesto que, por un lado, es necesario y, por otro lado, su valor estilístico (cuando existe) es una mera consecuencia, un efecto secundario, un “by0product” del proceso de sustitución. Es obvio, pues, que el eufemismo no debería ser definido como figura retórica (más apropiado sería el término inglés figure of speech, que no sugiere una intención estética). La confusión aparece porque el nuevo significante que sustituye el significante+ tabú es muy a menudo una perífrasis expresiva, es decir, el eufemismo puede tener una figura retórica como expresión. Pero el eufemismo no es un significante, sino un proceso complejo de sustitución cruzada de un significante0tabú por un significante nuevo, libre de interdicciones, a base de afinidades esenciales o 26 formales, que refleja la mentalidad coercitiva de una comunidad etnolingüística. El eufemismo se relaciona con el nivel lógico de la lengua, en el cual la ésta es reconstruida por el pensamiento, es decir, el nivel que permite disociaciones y reorientaciones en la estructura íntima del signo lingüístico. El mecanismo del eufemismo consiste en la sustitución de un significante SNT1, bajo interdicción de lenguaje, por el significante nuevo SNT2, asociado o no a un significado existente. En el segundo caso, el asunto es bastante sencillo: es el caso de los eufemismos (sobre todo irónicos) expresados por signos lingüísticos nuevos, que asocian el antiguo significado a un significante creado a propósito, caracterizado por la expresividad sonora, es decir, cuyo valor eufemístico resida en el dicho simbolismo fonético, ritmo, rima, asonancias. El “primitivismo” de esta técnica limita su función al estatuto de eufemismo irónico, sobre todo en el lenguaje infantil o en las jergas juveniles, pero puede convertirse en disfemismo contextual o lexicalizado. SD1 SNT1 +++++ SNT2 En el primer caso, sin embargo, cuando sucede la sustitución del SNT1 por un significante que entra en la estructura de un signo lingüístico existente, surgen varias relaciones secundarias en el esquema del proceso: SD1 SNT1 SD2 SNT2 27 Analizando los hechos, consta que la sustitución tiene lugar al nivel de los actos del habla; en la lengua nace, poco a poco y de una manera artificial, una nueva conexión, SD1+SNT2, sin la pérdida de la antigua conexión SD1+SNT1. De hecho, al significante SNT2 se le asigna el “papel” del significante SNT1, que se encuentra bajo interdicción, a base de una atracción formal (compatibilidad fonética) o esencial (rasgos definitorios o semas comunes entre los significados, lo que implica una coherencia formal o funcional entre los referentes), es decir que en cualquier eufemismo existe un cierto grado de motivación. El significante SNT2 se convierte en expresión de dos significados distintos, que pueden tener en común varios constituyentes semánticos. Puesto que ambos significados son expresados por el mismo significante, aparece una relación paradigmática entre ellos. 1.1.3. “La vida” de los eufemismos En el proceso que acabamos de describir, la polarización semántica ocurre siempre desde el SD1 hacia el SD2, como consecuencia de los factores psicológicos que actúan al nivel del inconsciente: el SD1 contiene en su estructura el rasgo [+ tabú]; un enfoque psicoanalítico puede explicar, al nivel de la lengua, la preponderancia de las connotaciones negativas sobre las positivas. La teoría del conflicto psicológico explica la polarización semántica unilateral, desde el SD1 hacia el SD2. Este proceso conduce a la acumulación de connotaciones negativas alrededor del SD2, lo que se traduce en la corrupción del eufemismo: SD1 SNT1 SD2 SNT2 28 La corrupción o degradación del eufemismo4 se debe al paralelismo entre los dos signos (basado en su compatibilidad, ergo transparencia), es decir, por un lado, a la conexión intencional entre el SNT2 y el SD1 (que recuerda automáticamente al SNT1) y, por otro lado, a la conexión no intencional entre el SD1 y el SD2, que conduce a un influjo semántico negativo desde el primero hacia el segundo. Tras la sustitución en el plano de la expresión, en el plano del contenido aparece una equivalencia parcial entre los significados, así que la función eufemística viene suspendida. El eufemismo adquiere, al principio, matices irónicos, y puede acabar convirtiéndose en un final en disfemismo. El eufemismo irónico y el disfemismo son, pues, a menudo signos que resultan de la corrupción de los eufemismos, y, en el plano afectivo, tienen valor estilístico. La expresividad del eufemismo irónico se debe, en general, a la incompatibilidad entre el SD2 y las connotaciones negativas adquiridas del SD1 mediante la transferencia semántica, lo que produce efectos cómicos y sugiere una actitud positiva, pero crítica, del hablante. En el caso del disfemismo, la acumulación connotativa negativa es máxima, y la actitud del hablante es, obviamente, negativa. El disfemismo se opone pragmáticamente al eufemismo, en el sentido de que el disfemismo supone el uso de una palabra tabú o la creación ad 4 El fenómeno, llamado “the euphemism treadmill” por Steven Pinker, es descrito por el psicólogo en las palabras siguientes: “people invent new words for emotionally charged referents, but soon the euphemism becomes tainted by association, and a new word must be found, which soon acquires its own connotations, and so on. Water closet becomes toilet (originally a term for any kind of body care, as in toilet kit and toilet water), which becomes bathroom, which becomes restroom, which becomes lavatory. Crippled becomes handicapped which becomes disabled which becomes challenged. Undertaker changes to mortician, which changes to funeral director. That's also why we see terms for ethnic minorities come and go: colored to Negro to black to African American; Oriental to Asian; Latino/Chicano/Hispanic playing musical chairs.” (en respuesta al debate The Science of Gender and Science publicado por www.edge.org). 29 hoc de un tabú con el propósito de tocar el pudor o la sensibilidad del oyente, de ofender, de insultar, de escandalizar. Debido a las mutaciones que causan la conversión del eufemismo propiamente+dicho en eufemismo irónico o disfemismo, no es fácil establecer si un signo se actualiza como neutro, irónico o negativo; la ambigüedad se resuelve en el contexto, es decir, en las situaciones concretas en las cuales el hablante y el oyente participan efectiva y afectivamente en la creación de los sentidos. En cuanto a los cacofemismos (palabras vulgares u obscenas), son signos primarios, que se encuentran permanentemente bajo interdicción lingüística y que generan eufemismos. Los cacofemismos tienen una frecuencia bastante alta en los actos del habla, gracias a su expresividad (negativa), que origina en la satisfacción de desafiar las reglas impuestas por la comunidad etnolingüística y los deseos del hablante de individualizarse mediante su inconformidad. El uso frecuente de los cacofemismos conduce a la creación de numerosas frases hechas y de palabras derivadas de ellos. En las culturas más permisivas, en el plano semántico se puede notar una cierta atenuación de las connotaciones negativas de esas palabras, puesto que la expresividad es inversamente proporcional a la permisividad y la frecuencia. Consta, pues, que estas especies se generan mutuamente, mediante un desplazamiento entre un polo positivo y uno negativo, y se definen en relación a la delimitación y a la oposición recíproca, así que la relación entre ellos es una relación necesaria, de interdeterminación. 1.1.4. El eufemismo y otros “femismos” El eufemismo propio, el eufemismo irónico, el disfemismo y el cacofemismo tienen en común su origen en la interdicción lingüística; sin embargo, el término “eufemismo” se usa, a veces, para designar figuras que sustituyen palabras sin un régimen prohibitivo, pero que, por algún motivo, pueden ser consideradas ofensivas o inapropiadas en una circunstancia u otra. En este caso, se trata de figuras que pueden funcionar como 30 eufemismos en una situación concreta, es decir, se trata de pseudoeufemismos5. Las figuras mencionadas constituyen un sistema coherente de elementos, que llamaremos, para facilitar la expresión, alofemismos6, usando el prefijo gr. άλλος, “diferente, distinto”, pues esas figuras son maneras distintas de nombrar la misma realidad tabú. El sistema alofémico tiene la estructura de un paradigma ordenado en un eje de los valores afectivo+ estilísticos; sus elementos son inestables y pueden desplazarse hacia la clase contigua, sobre todo en las situaciones concretas de comunicación. Como síntesis de lo mencionado anteriormente, intentaremos definir los términos que denominan las clases de ese paradigma. Llamaremos eufemismo propio al procedimiento lingüístico motivado por la alteridad, mediante el cual una palabra, que se encuentra bajo interdicción lingüística por culpa de un tabú implícito del tipo de los tabúes místico+religiosos o sexual+fisiológicos (tabúes tradicionales y estables), se sustituye por una estructura neutra desde el punto de vista afectivo+ estilístico7. Los casos particulares del eufemismo son el eufemismo poético8, un eufemismo con carga estilística y 5 Para S. Ullmann, el término “pseudoeufemismo” es sinónimo de “eufemismo irónico” (Stephen Ullmann, Language and Style, Basil Blackwell, Oxford, 1964, p. 90+91). 6 El sentido de este concepto incluye lo que Allan y Burridge llaman “X+ phemisms”, es decir, series de eufemismos y disfemismos en una relación de sinonimia cruzada; Cf. Keith Allan, Kate Burridge, Euphemism, Dysphemism, and Cross0Varietal Synonimy, La Trobe Papers in Linguistics, vol. I, 1988, www.latrobe.edu.au/ linguistics/LaTrobePapersinLinguistics, p. 12. 7 El eufemismo neutro o el grado cero corresponde al término ortofemismo, propuesto por Kate Burridge. 8 Los eufemismos que tienen valor artístico, que ocultan las connotaciones negativas del tabú tras un cambio de perspectiva sobre éste y provocan una emoción estética han sido denominados artful euphemisms por Allan y Burridge (e n Euphemism and Dysphemism: Language Used as a Shield and Weapon, Oxford University Press, New 31 connotaciones positivas, y el eufemismo irónico, una estructura semejante, pero con carga estilística y connotaciones positivas irónicas. Muy similar como mecanismo, el pseudoeufemismo es un eufemismo que sustituye una palabra que se encuentra bajo la interdicción lingüística por culpa de un tabú explícito, del tipo de los tabúes socio+políticos, cívicos, éticos, etc., no tradicionales e inestables, sometidos al cambio junto a la dinámica del cambio de la sociedad. En el eje negativo del paradigma alofémico se sitúan los disfemismos y los cacofemismos. El disfemismo es el procedimiento mediante el cual se utiliza o se crea un tabú de manera intencional; en concreto, es el uso deliberado de un lenguaje violento, sin llegar a la obscenidad. El disfemismo puede tener un carácter de blasfemia. El cacofemismo es el uso de palabras triviales, obscenas, vulgares; los cacofemismos son signos primarios, en general, palabras heredadas que pertenecen al léxico principal de las lenguas, con frecuencia alta en el uso, polisemánticas y con familias léxicas muy vastas. En general, las investigaciones dedicadas al eufemismo incluyen las palabras obscenas en la clase del disfemismo; sin embargo, consideramos necesario distinguir entre las dos clases, puesto que los cacofemismos son tabúes per se, neutralizables sólo en algunas condiciones del contexto, mientras que los disfemismos son creados a propósito a partir de ciertas palabras neutras, que se actualizan en el contexto con valor negativo; la palabra cerdo, por ejemplo, es neutra en contextos como carne de cerdo, criadero de cerdos, etc., pero es disfemismo en contextos como Eres un cerdo machista o Comía como un cerdo. Los alofemismos desarrollan relaciones complejas y sensibles, lo que dificulta su delimitación en ciertos contextos. No hay eufemismos, disfemismos o cacofemismos absolutos. El valor alofemístico de esos elementos no es intrínseco, sino contextual, según un conjunto de factores de entre los cuales cabe mencionar: los participantes (edad, sexo, formación profesional, clase social, York, 1991), y eufemismos estéticos por Eliecer Crespo Fernández (op. cit., p. 127 et seq.). 32 tipo de personalidad, estado afectivo en el momento de la comunicación, relación entre los participantes, saber lingüístico, etc.), el contexto exterior de la comunicación (ubicación, testigos, ruidos, canal de comunicación, etc.), el contexto interno de la comunicación (código, registro de la lengua, contenido del mensaje, tono, actitud, gestos que acompañan el mensaje lingüístico, etc.). Clasificar un término en una clase alofémica no es una tarea fácil; la decodificación de las estructuras alofémicas tiene que ver con el lado subjetivo del oyente, lo que significa que hay situaciones donde intervienen cambios entre los dos polos de la comunicación. Si la tradición puede imponer modelos concretos para evitar los tabúes, la ambigüedad de las situaciones concretas se resuelve mediante la implicación de ambos participantes, es decir, mediante la adaptación del discurso según la competencia del oyente. Todas las figuras alofémicas son una expresión de la alteridad, se construyen y se definen según la implicación del oyente y expresan la mentalidad de una comunidad. Los alofemismos son productos de la comunicación orientada hacia el oyente, se basan en la recepción y en la decodificación correcta, y reflejan inmediatamente la mentalidad de la comunidad etnolingüística en un momento dado, síntesis de las tradiciones de todos los compartimentos de la vida social, que definen la consciencia lingüística. 1.2. Funciones y propiedades de los alofemismos 1.2.1. Funciones sociales del eufemismo Las estructuras eufemísticas desarrollan en la comunicación un número de funciones9 circunscritas a la función eufemística. Considerando la distinción mencionada 9 Véase Pedro J. Chamizo Domínguez, Francisco Sánchez Benedito, Lo que nunca se aprendió en clase: eufemismos y disfemismos en el lenguaje erótico inglés, Comares, Granada, 2000, p. 26+36. 33 anteriormente, podemos notar que los eufemismos propios (y sus correlativos poéticos e irónicos) sirven para evitar los tabúes implícitos, mientras que los pseudoeufemismos son sustitutos de los tabúes explícitos. 1.2.1.1. La función de evitar los tabúes implícitos Los tabúes implícitos o no motivados son los tabúes tradicionales que han acompañado a la humanidad durante su evolución y que existen, de alguna manera, en todas las culturas del mundo, es decir, son universales antropológicos. Los tabúes implícitos son de dos tipos: tabúes de lo sagrado y tabúes de lo impuro. Los tabúes de lo sagrado se relacionan con el pensamiento místico+religioso y son tabúes del miedo. La motivación inicial de ciertas interdicciones del lenguaje disminuyó mientras el objeto adquiría el carácter de tabú. La noción misma de tabú implica un grado alto de arbitrariedad, puesto que las explicaciones sobre los motivos que habían impuesto cierta restricción no eran accesibles para la mayoría, siendo ellas una ventaja que les corresponde a los “elegidos”, así que se pierden a lo largo del tiempo. Las prácticas místicas relativas a los tabúes tenían una parte lingüística, concretada en la prohibición de pronunciar ciertas palabras, sobre todo nombres, que supuestamente hubieran traído la desgracia sobre la persona o la comunidad. En la sociedad occidental, los tabúes de lo sobrenatural han desaparecido en el plano cultural, pero las lenguas conservan numerosos vestigios de ellos. Los tabúes de lo impuro son generados por los estados o las acciones que provocan un sentimiento de repugnancia. En esta categoría se hallan los tabúes de la esfera de la función reproductiva (sexualidad, embarazo, menstruación, etc.) y los de la esfera de la función de excreción (micción, defecación). En su origen, ciertos aspectos de estos tabúes estaban relacionados con lo sagrado. En la sociedad actual, el carácter tabú de estos estados es aceptado a priori por todos los miembros de la comunidad, y tiene que ver más con el pudor que con cualquier otra cosa; se 34 transmite por la tradición de la comunidad y es alimentado continuamente por el rechazo instintivo que dichos estados provocan, determinado por el carácter íntimo de estos aspectos de la vida humana. 1.2.1.2. La función de evitar los tabúes explícitos Lo que llamamos tabúes explícitos se refiere a los tabúes surgidos en la sociedad occidental moderna. Dichos tabúes relacionados con la convivencia en la sociedad de varias categorías de personas, tienen un carácter explícito, motivado, oficial, y las transgresiones vienen sancionadas inmediata y concretamente. Estos tabúes no son universales; los mismosvarían entre diversas culturas y conocen una evolución rápida. Su carácter dinámico provoca, por un lado, el aumento de la noche a la mañana del número de elementos tabú, y, por otro lado, la degradación rápida de los eufemismos. Los eufemismos que pertenecen a esta categoría forman un lenguaje diplomático, llamado lenguaje políticamente correcto. En concreto, la función de evitar las situaciones tabú del tipo mencionado conoce tres variantes10, que, a veces, se combinan o se confunden: 1. La función de dignificar. La función principal del lenguaje políticamente correcto es la función que, mediante la lengua, sirve para crear una imagen favorable de las realidades percibidas como negativas, dignificando ciertas categorías sociales (étnicas, religiosas, profesionales, etc.) desfavorecidas. En la sociedad contemporánea, la autocensura se vuelve cada día más imperativa, sobre todo cuando existe la posibilidad de despertar suspicacias. La sociedad occidental pretende ser una sociedad tolerante, que ofrece oportunidades iguales para todos, y 10 Cf. Pedro J. Chamizo Domínguez, Francisco Sánchez Benedito, op. cit., p.28 et seq. Los autores no distinguen entre los tabúes tradicionales y los tabúes nuevos en la cultura occidental, sino que analizan una función general del eufemismo, “[la] función de ocultar o velar el objeto desagradable”, y cuatro funciones secundarias: “1. la función de respeto o cortesía; 2. la función de dignificación; 3. la función de atenuación de una evocación penosa; y 4. la función de nombrar un objeto tabú.” (p. 28). 35 en la cual las minorías pueden conservar su identidad. En este sentido, en lo que concierne a la lengua, hay una tendencia de eufemización excesiva, causada por la posibilidad de ser acusados de discriminación o intolerancia. Por ello, a veces se presentan situaciones absurdas, cuando las palabras tradicionales vienen reemplazadas por términos de origen extranjero. Así pues, en rumano, el uso de los últimos años trata de imponer la palabra rrom en vez de Ńigan, “gitano”, que tiene connotaciones negativas. La palabra rrom, sin embargo, no es una palabra rumana, sino gitana (con el significado “hombre” o “ser humano”, que los gitanos usan para designarse a sí mismos). En este caso, deberíamos llamar deutsch a los alemanes, suomi a los finlandeses y sami a los lapones, conservando, por supuesto, la grafía original (la geminada rr inicial tampoco existe en rumano). De una forma parecida y por las mismas razones, la cárcel se ha convertido en centro de reinserción social, la borrachera se ha convertido en intoxicación etílica, y los obreros se han convertido en productores. 2. La función de atenuar. En muchas situaciones, los eufemismos pretenden atenuar el impacto del contenido de un mensaje que evoca realidades penosas o desagradables. Esta función se apoya sobre todo en la posibilidad de seleccionar en el plano paradigmático el elemento+sustituto que puede funcionar como un sinónimo ambiguo en un contexto dado. Por ejemplo, para el sentido “morir” se pueden utilizar expresiones como no pudieron hacer nada por él o ya no está con nosotros. La ambigüedad de los contextos viene del cambio del enfoque, es decir, el sentido es dirigido, como si fuera un by0pass, hacia un momento anterior o posterior a la muerte, que logra así posponer la decodificación. De la misma manera, una de las estrategias discursivas que apoyan la función de atenuar de los eufemismos es la de sugerir una idea que no llegará a ser enunciada. Por ejemplo, para avisar sobre la muerte de un pariente, el hablante podría elegir la variante siguiente: “Tengo malas noticias y no sé por dónde empezar... X tuvo un accidente.”. La reacción del oyente sería, sin duda, la de pedir más información, mientras que el hablante puede contestar usando simplemente los adverbios sí o 36 no, sin pronunciar la palabra muerte o algún sinónimo. La tendencia de incrementar la ambigüedad del discurso, específica para el lenguaje políticamente correcto, no es prueba de ningún aumento en la sensibilidad de la sociedad, sino que es una estrategia cada día más actual de las personas públicas, que no pueden permitir que los periodistas o los rivales políticos se aprovechen de las supuestas faltas discursivas. 3. La función de reverencia. Las fórmulas de cortesía constituyen una interpretación particular del concepto de eufemismo. Para aceptarlas como formas eufemísticas, hay que tener en cuenta la etimología del término eufemismo y el origen de tales formas románicas, que vienen de unas estructuras cuyo uso era obligatorio en diversas épocas. A lo largo de la historia, hubo varias maneras de normalizar la etiqueta de las relaciones en la sociedad, así que, en ciertos contextos, existían protocolos específicos. Es decir, ciertas formas de dirigirse a los clérigos, a los miembros de la diplomacia o a las personas de la alta sociedad estaban prohibidas, y de este modo consta que los pronombres de tratamiento tienen en común con los eufemismos el origen en una interdicción lingüística. 1.2.3. Las propiedades del eufemismo En su obra publicada en el año 200011, Pedro Chamizo Domínguez y Francisco Sánchez Benedito advierten que, para funcionar como eufemismo, una palabra o expresión debe cumplir con tres condiciones obligatorias: posibilidad de sustituir un término tabú, ambigüedad, imposibilidad de conmutar con el término tabú o con cualquier otro. La primera de esas condiciones es, sin duda, intrínseca al eufemismo, siendo la propiedad fundamental para definir el 11 Pedro J. Chamizo Domínguez, Francisco Sánchez Benedito, op. cit., p. 39 et seq. 37 concepto de eufemismo como sustituto de un elemento considerado como tabú. La segunda propiedad requiere unos comentarios, ya que la práctica nos confirma la existencia de un número de contextos donde tal principio falla. Hemos visto ya que la ambigüedad es el rasgo que apoya la función de atenuación de los eufemismos. El problema aparece en el caso de los eufemismos con función de dignificar, realizados mediante el uso de los neologismos del léxico científico. En este tipo de léxico, las palabras orina, disfunción eréctil, menstruación, síndrome de Down, hipoacústico, etc., son términos propios, no marcados, sin connotaciones y sin ambigüedad, y conservan los mismos rasgos tras la importación en la lengua común. En el caso de algunos, existe al principio una cierta ambigüedad dada por la falta de conocimiento del sentido exacto por el oyente que los escucha por primera vez; sin embargo, la mayoría siguen funcionando como eufemismos en la lengua común incluso después de la pérdida de la ambigüedad. También puede haber, en el caso de otros, una evolución hacia la disfemización, como pasó con los términos cretino, idiota, imbécil, etc., antiguos eufemismos originados en el lenguaje científico. Pero es importante reparar en que, entre esos dos momentos, hay una etapa intermedia durante la cual el término no ambiguo puede funcionar como eufemismo. En lo que concierne a la tercera propiedad, la aceptamos como cuestión de principio, ya que en el capítulo dedicado a las relaciones de sinonimia entre los alofemismos, la existencia de los últimos se justifica precisamente por las discontinuidades diacrónicas, diatópicas, diastráticas y diafásicas, que permiten la creación de matices variados. Es más, pragmáticamente hablando, la conmutación sólo podría tener lugar en el interior de una misma clase alofémica; pero los alofemismos con orígenes distintos expresarían sentidos o perspectivas diferentes, mientras que los que tienen una etimología común (derivación morfológica o fonética) tendrían grados distintos de expresividad. 38 1.2.4. Las funciones sociales del disfemismo y del cacofemismo El disfemismo y el cacofemismo tienen que ver, como hemos visto, con la necesidad subconsciente de transgredir las interdicciones. La lingüista Kate Burridge hace una distinción interesante entre el eufemismo y el disfemismo a partir de sus orígenes, sugiriendo que el eufemismo y el disfemismo corresponden a la naturaleza dual del ser humano, ser racional y animal al mismo tiempo: “I have always believed that euphemism and its counterpart dysphemism reflect our double+being of mind versus body, the enduring conflict in humans between intellect and animal. The palliative euphemism reflects our intellectual side, identified with emotional control, censorship, tolerance, reason. Dysphemism sides with emotional release, aggression, lack of control, intemperance, intolerance – the pleasurable effect of an expletive used to release pent+up anger against a person or to insult and wound another reveals the animal side of human beings, the side that euphemism so often strives to conceal. Perhaps we seek the soothing ministrations of euphemism because of the terror of what might lurk in our own hearts.”12 El neuropsicólogo Steven Pinker, profesor e investigador en el campo del intelecto humano y de los mecanismos del lenguaje como facultad humana, realizó un estudio cautivador sobre este problema, What the F***? Why we curse13. Explica la formación y el mecanismo de los tabúes desde una perspectiva neurológica, demostrando que en el cerebro humano hay zonas distintas para guardar las informaciones y para desatar las emociones, así que la denotación y la connotación de las palabras estimulan áreas corticales distintas. Una palabra tabú provoca reacciones simultáneas en ambas zonas, que trabajan juntas para 12 En Is Political Correctness a Euphemism for Euphemism?, Radio National, entrevista en el programa “Lingua Franca” del 20.03.1999, transcripción en www.abc.net.au/rn/arts/ling/stories/s21564.htm. 13 Steven Pinker, What the F***? Why we curse, en “The New Republic”, 10.08.2007, www.tnr.com 39 construir los significados. La palabra recepcionada no puede ser tratada como un mero conjunto de sonidos, pues respondemos intelectual y emocionalmente, es decir, le reconocemos el sentido y revivimos los estados emocionales individuales o colectivos guardados en la memoria. La respuesta es mecánica e involuntaria, y el efecto de esas reacciones cruzadas es una emoción fuerte. Al nivel neuroquímico, las emociones positivas y negativas son parecidas, ya que consisten en una secreción instantánea de adrenalina. La transgresión de los tabúes lingüísticos es comparable a los deportes extremos, que buscan el equilibrio entre un riesgo asumido y un placer orgánico debido a la descarga de adrenalina, percibido como un estado psíquico positivo. Las mismas reacciones orgánicas son, a veces, objeto de especulación para los hablantes, puesto que, como dice el autor citado, la naturaleza de automatismo de la respuesta nos hace vulnerables ante este tipo de agresión. Si analizamos los ejemplos siguientes, podemos destacar varias funciones del disfemismo y del cacofemismo según la participación del oyente y el tipo de respuesta que provocan: a. ¡Mierda, me he cortado! b. Ay, mierda, se me olvidó ir a buscar a mi suegra en la estación... c. ¡Qué pereza! Tengo que pasar el aspirador; la casa está hecha una mierda. d. ¿Me pongo la blusa color mierda? e. He probado la salsa que compramos el otro día, pero sabe a mierda. f. No bebas, tienes una mierda en el vaso. g. ¡Ya estoy harta de soportar toda esta mierda y por una mierda de salario! h. Profe, por mí, ese tal Proust que se vaya a la mierda con su familia y todo, este libro es una mierda... i. Soldado, ¡muévete de una puta vez, pedazo de mierda! 40 1.2.4.1. La función reflexiva Hay situaciones (ejemplos a, b) en las cuales el uso de una palabra tabú no espera ningún tipo de respuesta, pues no supone ningún destinatario. Estamos hablando de las reacciones espontáneas a los estímulos externos, del tipo de susto, dolor, sorpresa (desagradable), choc, accidente, etc. El disfemismo o el cacofemismo funcionan, en tales casos, como síntomas, son emitidos casi involuntariamente y tienen función catártica. Si aceptamos que el valor alofémico de cualquier estructura aparece frente a la alteridad, entonces cabe observar que los disfemismos y los cacofemismos en la situación mencionada se desemantizan y se convierten en meras interjecciones. Esta función, orientada hacia el hablante, se circunscribe en la función emotiva de la lengua. 1.2.4.2. La función enfática Los elementos de tipo disfemístico y los cacofemismos se utilizan, a veces, para destacar ciertas secuencias del discurso, para aumentar su expresividad (ejemplos c, d, e, f). Este procedimiento afecta a la organización del mensaje, y se circunscribe en la función poética de la lengua. En este caso particular de uso de los disfemismos y de los cacofemismos, la reacción del oyente es indirecta, como respuesta al contenido del mensaje. Los disfemismos y los cacofemismos se convierten en herramientas retóricas, pues no pretenden monopolizar el discurso, sino que sirven para enfatizar otros elementos del mensaje. Esta función se realiza entre interlocutores entre los cuales se establece un cierto tipo de complicidad, es decir, usan el mismo registro informal de la lengua. Por esta razón, el estatuto alofémico de esas estructuras viene parcialmente anulado. 1.2.4.3. La función de feedback Siendo una función relativa a la alteridad, que pretende obtener una respuesta directa del oyente, la función de feedback es la función tras la cual las estructuras tabú se actualizan efectivamente como disfemismos y cacofemismos. Esta función 41 concierne a los contextos en los cuales el uso de las palabras tabú no está ni permitido, ni justificado, ni es excusable. Se trata de las situaciones de transgresión verbal en las cuales el oyente está directamente involucrado. Podemos distinguir dos variantes: por un lado existe la violencia del lenguaje, que pretende impactar ya sea para persuadir (ejemplo g), o para afirmar la inclusión del hablante en una cierta categoría social o manifestar una mera tendencia hacia la inconformidad, trazando un límite entre los participantes del diálogo (ejemplo h); por otro lado, en la misma categoría destacan los disfemismos y cacofemismos concretados como insultos e injurias, con la meta evidente de agredir, estableciendo una forma de dominación o jerarquía (ejemplo i). 1.2.5. El metalenguaje popular del disfemismo y del cacofemismo La alofemización es un proceso consciente, en el sentido de que los hablantes perciben las restricciones impuestos por los tabúes sociales y crean o seleccionan estructuras alofémicas que correspondan al sentido que pretenden expresar o al efecto que quieren provocar en el polo de la recepción. La consciencia colectiva percibe las transgresiones que matizan el discurso y las describe o denomina de su propia manera. Los disfemismos y los cacofemismos son realidades bien definidas para los hablantes, hecho corroborado por la terminología popular que los denomina. En los trabajos de lexicología, se utilizan frecuentemente las apreciaciones estilístico+afectivas que delimitan los sentidos o los usos de las palabras; los disfemismos y los cacofemismos vienen marcados con instrucciones como: peyorativo, despectivo, injurioso, vulgar, trivial, obsceno, etc. La terminología popular, en cambio, parece concentrarse alrededor de cuatro tipos de alofemismos negativos, agrupados en las siguientes categorías: imprecaciones con matices mágico+místicos, imprecaciones laicas, insultos y lenguaje obsceno. 42 1. Imprecaciones con matices mágicoQmísticos. En esta categoría se clasifican las imprecaciones por las cuales el hablante invoca (implícita o explícitamente) la divinidad para pedir el castigo del oyente o de un tercero, o bien expresa el deseo de que a esa persona le ocurra una desgracia, y la blasfemia consiste en la transgresión de la moral cristiana. El rumano y el italiano heredan, en las palabras blestem y a blestema, respectivamente bestemmio y bestemmiare, el sentido que tenía el étimo latino, el de “blasfemia”. En las lenguas románicas occidentales, los términos correspondientes fueron reemplazados por las formas eufemísticas heredadas de los étimos lat. maledictione0, maledictu0 y maledicere, con el sentido “hablar mal”, es decir, etimológicamente, antónimos del eufemismo: fr. malédiction (neol.), maudit, maudire, esp. maldición, maldito, maldecir, port. maldição, maldito, maldizer, etc. 2. Imprecaciones laicas. Agruparemos bajo esta categoría las imprecaciones que parecen expresar una amenaza o una intención concreta e inmediata de perjudicar (daños físicos, acompañados por consecuencias morales) al oyente o a un tercero. Entre los términos románicos que denominan este tipo de imprecación, el más especializado lo tienen los términos rumanos înjurătură y a înjura, que no tienen, al mismo tiempo, el sentido de “blasfemia” o “insulto”, como los términos correspondientes de otras lenguas románicas: fr. injurier / jurer, it. ingiuriare, esp. injuriar, port. injuriar. 3. Insultos. En la categoría de los insultos hay una variedad de fenómenos, desde las metáforas o epítetos despreciativos, hasta las verdades ofensivas, todos teniendo en común la propiedad de ser apreciaciones, justificadas o no, del oyente o de otra persona. Además de los términos de factura culta, tipo insultos, invectivas, etc., en las lenguas románicas existe una serie de palabras y construcciones plásticas que cubre esos sentidos: fr. chanter pouilles, traîner dans la boue; it. sporcare, svillaneggiare; rum. a beJteli, a face albie de porci, a face cu ou Ji cu oŃet, a face de doi bani / trei parale, a face de 43 rahat, a ocărî, a porcăi, a spurca; esp. echar pestes, poner como un trapo. Las expresiones románicas que expresan el sentido “revelar una realidad desagradable” incluyen también el sentido “ofender”, como resulta de los ejemplos siguientes: esp. decir(le) sus cuatro verdades, poner verde; rum. a(0i) spune verde în faŃă, a (i0)o spune pe Jleau; fr. casser les vitres, dire à qqn. son fait / ses quatre vérités, parler vertement, etc.; llama la atención, en tres de estos ejemplos, la presencia del adjetivo verde, cuyo sentido recuerda su uso en contextos como un chiste verde, “un chiste obsceno”. 4. El lenguaje obsceno recibe varios nombres en las lenguas románicas, y gran número de esos son relativos a los sentidos “suciedad” o “cerdo”: fr. cochonerie, filme cochon “película porno”, saloperie, port. palavras sujas, porcalhão, rum. a vorbi murdar / porcos, porcării, esp. decir cochinadas / guarradas, guarro (adj.), guarrería, guarrindongo, marranear, porquería, puerco (adj.), etc. En las lenguas románicas mediterráneas, que conservan el étimo lat. parabola con el sentido “palabra”, los términos obscenos son denominados por formas derivadas con sufijos (aumentativos en la mayoría de los casos): cat. paraulada, gal. palabrota, it. parolaccia, port. palavrada, palavrão, esp. palabrota. Además de esas formas pan+ románicas, cada lengua posee sus propios términos para designar el hablar trivial o para sancionar a las personas que lo usan: fr. jurons; it. esecrare, smoccolare; port. dizer bravadas, praguejar; rum. fără perdea, deocheat, a fi slobod la gură, a vorbi măscări, a pizdui, quizás a sudui; esp. carajear (am.), decir / soltar ajos, garabatos, groserías, palabras soeces, tacos, etc. En las lenguas románicas occidentales existe una serie de términos que pueden designar, según el contexto, cualquiera de las situaciones descritas. Destacan, entre ellos, las formas heredadas del lat. sacrare, con una evolución semántica disfemística; su sentido es contrario al del étimo latino, es decir “blasfemar”, “injuriar”, “insultar”, “decir obscenidades”, etc.: fr. sacrer; it. sagrare, tirare sagrati. 44 1.3. Las funciones de la lengua involucradas en los alofemismos 1.3.1. La función de comunicación La forma de la lengua en un momento dado es el resultado de las necesidades de comunicar de una comunidad etnolingüística, pues la lengua tiende a cambiar según los cambios extralingüísticos, siendo el instrumento mediante el cual se comunican apreciaciones o actitudes relativas a la realidad; “la materia y las formas de la lengua se aprenden al mismo tiempo que el conocimiento de la realidad, se aprenden en el mismo proceso de su uso como medio de comunicación interhumana”14. El habla, dice Eugenio Coseriu, es “la actividad expresiva libre que se desarrolla en los ejes de dos solidaridades: la solidaridad con la tradición y la solidaridad con el oyente. Los dos ejes coinciden en gran parte, si no el diálogo no se podría establecer, porque no hay habla que no sea comunicación”15. Para la realización en buenas condiciones del acto lingüístico, es necesario que los protagonistas posean niveles compatibles de saber lingüístico, que no sólo se refiere al conocimiento de la lengua, sino también al conocimiento de las normas o de las costumbres culturales. La adaptación del discurso, entonces, tiene que tener en cuenta el contexto socio+cultural de la comunicación. En un sentido general, “el contexto cultural comprende todo lo que pertenece a la tradición cultural de una comunidad, que puede ser limitada o puede comprender la entera humanidad. Según 14 Sorin Stati, Douăzeci de scrisori despre limbaj, Editura tiinŃifică, BucureMti, 1973, Scrisoarea a XX0a: Unii se întreabă dacă lingvistica e utilă, p. 224+225. 15 Eugeniu CoMeriu, Sincronie, diacronie Ji istorie. Problema schimbării lingvistice, Editura Enciclopedică, BucureMti, 1997, p. 69. 45 integre la historia espiritual de una comunidad, el «contexto cultural» es una forma particular del contexto histórico.”16 En un sentido particular, el contexto socio+cultural incluye ciertas variables, como, por ejemplo, el tipo de los protagonistas, el contexto concreto, el tema de la comunicación, etc. Las variables del contexto socio+cultural operan selecciones de orden cultural sobre el material lingüístico, es decir, se concretan en varios filtros sucesivos. La necesidad de eufemizar aparece cuando un elemento lingüístico es rechazado por al menos un filtro. En tal situación, si no existe ningún elemento lingüístico apropiado para expresar la noción en cuestión, es necesario crear uno, es decir, un eufemismo. Cabe mencionar que no es la norma de la lengua la que rechaza esos elementos tabú, sino la norma cultural que transforma la lengua según la tradición y la mentalidad de esa comunidad, o, como dice H. Plett, la pragmática del signo determina su semántica17. 1.3.2. La función denominativa La función denominativa transpone la realidad extralingüística en el plano de la lengua, sintetizándola al nivel del pensamiento, y de esta forma el antropocosmos se convierte en glosocosmos. El mundo es organizado mediante la lengua y los objetos de la realidad se identifican por sus nombres. La relación entre objetos y nombres es un problema que ha suscitado numerosas controversias durante la historia del pensamiento lingüístico. El principio saussureano de la arbitrariedad del signo lingüístico es una consecuencia natural de esos siglos de debates, que llevaron a la conclusión convencionalista de la relación indirecta entre nombres y objetos, mediante el concepto. 16 Eugeniu CoMeriu, Teoria limbajului Ji lingvistica generală.Cinci studii, Editura Enciclopedică, BucureMti, 2004, p. 323. 17 Heinrich F. Plett, OtiinŃa textului Ji analiza de text. Semiotică, lingvistică, retorică, Editura Univers, BucureMti, 1983, p. 108. 46 Sin embargo, existen situaciones en las cuales se puede identificar un cierto grado de motivación en la relación entre los componentes del signo lingüístico, así como advierte Saussure en la segunda parte del Curso. La eufemización es un proceso motivado, y el carácter motivado de los eufemismos reside tanto en el mecanismo de formación, como en la necesidad práctica de identificar en el nuevo signo el significado del signo original. Los eufemismos pueden presentar casos de motivación relativa o morfológica (El Todopoderoso, diablillo, cornudo, cuquita, etc.) o de motivación absoluta o fonética (mediante la alteración fonética de un significante existente, es decir, con motivación mixta, o creados a base de onomatopeyas, véase infra). Es más, existen eufemismos creados a base de la compatibilidad semántica entre el significado tabú y otro significado, donde no hay motivación morfológica o fonética, sin embargo no son signos arbitrarios puesto que no son signos primarios. El uso de la metáfora o de la metonimia para expresar una realidad tabú conduce a la formación de signos nuevos a base de la motivación indirecta o semántica. 1.3.3. La función expresiva Los investigadores que se han dedicado al estudio de las funciones de la lengua en el proceso de la comunicación aceptan la función expresiva o emotiva como la función mediante la cual el hablante se expresa a sí mismo, es decir, añade a la información que pretende transmitir ciertas informaciones subjetivas relativas a su actitud sobre el contenido del mensaje. Los signos que cumplen con esa función son síntomas (según Karl Bühler) antes que señales. En otras palabras, su existencia se debe a la necesidad del ego interior de expresarse, antes que a la intención de compartir las emociones propias. Si aceptamos esa distinción, consta que, por ejemplo, para expresar una actitud negativa, la relación entre el signo+síntoma y el signo+señal se sobrepone en la relación disfemismo/cacofemismo y eufemismo: 47 [...] y entonces padeció la humillación de verse a sí mismo en semejante estado de igualdad, carajo, si este hombre soy yo, dijo [...] (Gabriel García Márquez, El otoño del patriarca); + ¡Caramba! 0 dijo sonriendo 0. Usté pertenece a casi tó. (John Kennedy Toole, La conjura de los necios). Los ejemplos citados son representativos. En el primero, el contexto tiene el aspecto de un monólogo (“carajo, si este hombre soy yo”), en el cual las marcas dominantes son las de la primera persona (soy, yo); el disfemismo carajo es, por lo tanto, un síntoma, se manifiesta como una reacción espontánea y expresa una emoción interna que podría ser percibida como tal por un oyente. En el segundo ejemplo, el contexto está orientado hacia el oyente, predominan las marcas (usted, pertenece) de la segunda persona (lógica, no gramatical), y el signo+síntoma caramba se convierte, al mismo tiempo, en señal, es decir, la transmisión del estado emocional del hablante es un acto consciente e intencionado, lo que requiere la sustitución de un cacofemismo/disfemismo como cojones o carajo con el eufemismo caramba (véase infra, La función poética). Cabe insistir que esta incidencia sigue siendo fundamentalmente un síntoma, es la expresión de una actitud o de una emoción subjetiva del hablante, por lo cual no se inscribe en el repertorio de las incidencias conativas. 1.3.4. La función conativa La función conativa concierne los elementos discursivos que expresan la intención del hablante de atraer al oyente en el proceso de la comunicación. En la estructura del mensaje aparecen elementos que no contribuyen a la creación del contenido informativo, pero que pretenden incluir al oyente en un 48 esquema dinámico que supone el feedback. Lo que incumbe, en el marco de nuestro análisis, es la naturaleza de tales elementos, determinada por la manera en que el hablante transmite, mientras establece el contacto, su actitud hacia el oyente mismo, lo que hace que este tipo de incidencias se circunscriban a la función conativa. En concreto, estamos hablando de los elementos lingüísticos que, en el acto de la comunicación, se refieren directamente al oyente y mediante los cuales el hablante manifiesta una actitud de reverencia o de irreverencia hacia el oyente. La expresión de la reverencia constituye un caso particular de eufemismo, que tiene como origen antiguas interdicciones lingüísticas, hoy desaparecidas en la mayoría de los casos. Las marcas específicas de la expresión de la reverencia son, en algunas lenguas, los pronombres de cortesía, y, junto a estos, ciertas expresiones con función reverencial específica; algunas de estas fueron el origen de los pronombres de cortesía en las lenguas modernas, como el español, el portugués o el rumano18. La tradición de expresar la reverencia por los pronombres personales empezó en latín, donde el uso del plural vos surgió en respuesta del plural imperial nos, y se generalizó en todos los ambientes sociales19. Las lenguas románicas heredaron el pronombre vos enriquecido con la función de cortesía; sólo el francés conserva ese uso en la lengua moderna, mientras que en rumano se conserva en parte, en la forma de plural, segunda persona, del verbo que concuerda con el pronombre de cortesía. En rumano, español y portugués, del vasto repertorio de fórmulas de cortesía (rum. Măria Ta, Domnia Ta, SfinŃia Ta, LuminăŃia Ta, esp. Vuestra Merced, Vuestra Señoría, Vuestra Excelencia, port. Vossa Mercê, Vossa Excelência, Vossa Senhoria, etc.), algunas se 18 Véase nuestro estudio Alofemismele în opera lui Ion Creangă, en Analele UniversităŃii “ tefan cel Mare” Suceava, Seria Filologie, A. Lingvistică, Tomul XI, nr.1, 2005, Editura UniversităŃii Suceava, 2005, p. 85+114. 19 Alexandru Lambrior, Cuvinte de reverenŃă la români, en Studii de lingvistică Ji folcloristică, Junimea, IaMi, 1976, passim. 49 generalizaron y se lexicalizaron como pronombres de cortesía: rum. Domnia Ta > dumneata, rum. Domnia Voastră > dumneavoastră, esp. Vuestra Merced > Usted, port. Vossa Mercê > Vossemecê > Você. La forma femenina oblicua Lei del italiano se justifica por su función de sustituto de ciertas construcciones similares basadas en un sustantivo abstracto femenino Eccelenza, Signoria, etc. El contrapunto de la expresión de la cortesía es el vasto repertorio de insultos, invectivas e injurias, es decir, de incidencias disfémicas relativas al oyente, que entran bajo la incidencia de la función conativa. Si comparamos los ejemplos citados anteriormente, en el análisis de la función expresiva, con el ejemplo siguiente, advertiremos que, a pesar de la similitud de los contextos, aquí el mensaje está orientado hacia el oyente, y el signo+síntoma se convierte fundamentalmente en señal: Parece que han estado aquí de excursión. Pues sí que estamos arreglados. Ya os expliqué lo de las hormigas y las ratas, cojones. (John Kennedy Toole, La conjura de los necios). 1.3.5. La función poética A pesar de que el valor estilístico de los eufemismos es secundario, no necesario, la función poética está bien representada en la estructura del eufemismo como signo, debido a los mecanismos involucrados en el proceso de creación del mismo. La función poética se manifiesta tanto en el nivel del significado, como en el nivel del significante. Roman Jakobson insiste en el papel de la función poética en la organización formal del discurso20. En el plano de la forma, la función poética se manifiesta en una serie de aspectos prosódicos, que afectan a la organización sintagmática de los 20 Roman Jakobson, FuncŃiile limbii, fragmento de Lingvistica Ji poetica, en CrestomaŃie de lingvistică generală, editor Ion Coteanu, Editura FundaŃiei “România de Mîine”, BucureMti, 1998, p. 54 et seq. 50 significantes. En el proceso de creación de los alofemismos, los elementos prosódicos son determinantes, en ciertas situaciones, para la selección del nuevo significante (existente o recién creado) que sería asignado al significado cuyo significante original se halla bajo la interdicción lingüística. Podemos afirmar, parafraseando una aserción de Ion Coteanu, que el proceso de creación de los alofemismos “se relaciona con el mecanismo mismo del signo lingüístico, pues pospone la aparición de la imagen del objeto sustituido, ocultado durante un tiempo mediante su equivalencia con otro signo”21. Hay dos situaciones que destacan: por un lado, puede haber un proceso de reasignación, cuando un significante existente viene asociado con el significado tabú de base, puede haber un proceso de creación de un nuevo significante, ya sea aplicando cambios fonéticos al antiguo significante, o creándose uno completamente nuevo, sin relación con el antiguo, cuando el factor principal es la expresividad fonética. En este último caso, los alofemismos suelen ser del tipo irónico o disfémico. El primer tipo de alofemismos basados en la compatibilidad fonética son los alofemismos creados por la reasignación, es decir, por la sustitución del significante hallado bajo la interdicción con otro, similar como inventario de fonemas, secuencia inicial o secuencia final. Sin duda, la mayoría son alofemismos creados con la conservación de la secuencia inicial y la alteración de la secuencia final, como en el ejemplo: La verdad es que no lo pasamos mal aquella noche en su casa, ¿se acuerda?, cuando vino Reinona y yo me escondí en el aseo con su vecina. Joroba, qué tía. (Eduardo Mendoza, La aventura del tocador de señoras), De tal manera que, por un lado, la correspondencia entre el SNT2 y el SD1 sea identificable mediante el SNT1 (in absentia), y, por otro lado, SNT2 pueda servir para las situaciones de 21 Ion Coteanu, Stilistica funcŃională a limbii române. Stil, stilistică, limbaj, Editura Academiei R.S.R., BucureMti, 1973, p. 23. 51 “emergencia”, sobre todo en las expresiones fijas (p. ej. me cago en ). En ciertas situaciones puede crearse un significante nuevo, a partir del significante original que sufre alteraciones, es decir, reemplazos o metátesis de algún fonema o secuencia fonética. La semejanza con el antiguo significante contribuye a la creación de una conexión estable con el significado tabú, pues la forma del antiguo es identificable o reconocible en el significante nuevo. A veces se crean series sucesivas de significados alterados fonéticamente, fenómeno que se debe a la corrupción de la función eufemística de los términos. Las palabras creadas de esta manera pierden rápidamente su carácter eufemístico pues las dos relaciones de significar (SD – SNT1 y SD – SNT2) tienden a volverse equivalentes, ya que el SNT2 no tiene ningún otro significado que le asegure una existencia autónoma. Para seguir con más facilidad este mecanismo, analizaremos una cadena alofémica de secuencias interjeccionales en español: caracoles → caríjoles → carajo, quizás caray → carambolas → caramba, carambita → carapacho → caracho, caricho, carape → carápita, cáspita, etc. Este paradigma “arborescente” de alofemismos equivalentes ha sido estudiado, en 2002, por José Antonio Bravo, en el artículo De cáspitas, carachos y caracoles22. Según este autor, el término cero del paradigma parece ser la interjección ¡caracoles!, palabra heredada del latín con un sentido secundario disfemístico: lat. cochleolus > lat. vulg. cochleare > esp. caracol. El sentido primario de “molusco marino” recibió desde el latín, sostiene Bravo, un sentido secundario eufemístico de “órgano 22 En el periódico “El Peruano”, 12 de julio, 2002; nuestro análisis se refiere a los términos mencionados por Bravo, aunque en el mismo paradigma se pueden incluir más elementos. 52 sexual masculino”, es más, las metáforas sexuales de la fauna marina son bastante frecuentes23, pues los órganos sexuales femeninos reciben nombres eufemísticos del mismo campo semántico (“labrum Veneris”: fr. moule, esp. am. concha, lexicalizado como eufemismo de coño, etc.). Sin pretender infirmar la teoría de Antonio Bravo, cabe mencionar un aspecto relevante en este contexto, es decir, la similitud eufónica entre dos términos latinos, cochlea y colea (el plural de coleum, var. coleus, más tarde coleo,0onis, que es el étimo de la forma española24). Parece plausible suponer que cochlea tuviese un uso eufemístico para colea, lo que justifica la equivalencia semántica entre las interjecciones españolas caracoles / cojones, y la forma de plural del sustantivo lexicalizado como interjección: ¡caracoles! En esta situación, el término cero sería cojones, mientras que caracoles sería el sustituto alofémico que genera formas alteradas fonéticamente. En la serie de arriba, hay dos formas del tipo anterior, carambolas y carapacho. La selección del primero implica su lado formal, es decir, la estructura fonética y prosódica (aunque existe una relación de sinonimia eufémica entre cojones0pelotas0 bolas, que lleva a la degradación rápida de la función eufémica de carambolas y a la aparición de las formas ulteriores caramba y carambita). Existe una similitud semántica primaria, es decir, las denotaciones compatibles de los dos significados facilitan la asociación entre el SNT2 y el SD1. Todas las demás formas del paradigma son creaciones nuevas, resultadas de la alteración fonética del significante inicial o de algún supuesto préstamo de otros idiomas (etimologías posibles del término cáspita, del it. caspita, eufemismo de cazzo25, “pene”, o resultado de la 23 La concha es parte de la simbolística de la diosa Afrodita, que nació del semen de Urano derramado en las aguas del mar tras la castración de éste. (Véase también Mircea Eliade, op. cit., vol. I, p. 297+298.). 24 Joan Corominas, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Gredos, Madrid, 1983. 25 N. Zingarelli, Vocabolario della Lingua Italiana, Zanichelli, Bologna, 2004. 53 contaminación entre capperi y cospetto di Bacco26, o del término caray/carai del cat. carall), cuando conocer el sentido de la palabra prestada no es imprescindible. En el repertorio de los alofemismos inéditos, basados exclusivamente en la expresividad fonética, se incluyen los términos del lenguaje infantil, donde la reduplicación es la forma más frecuente de la creación léxica (rum. pipi, esp. pipí, port. xixi, rum., esp., fr. caca, etc. o rum. a face fichi0fichi/hîŃa0hîŃa, esp. hacer ñaca0ñaca). En algunas de esas formas podemos identificar un étimo real, derivado de las onomatopeyas, el mismo para todas las lenguas románicas (lat. cacare, lat. *pissiare), entonces las formas del tipo descrito pueden ser creaciones románicas o herencias del latín. En otras situaciones, la fuente de los alofemismos basados en la expresividad fonética puede ser el préstamo; en este caso, la estructura fonética del término es decisiva para la creación del eufemismo, pues el nuevo signo debe sugerir antes que significar. Por ejemplo, el barbarismo de las estructuras rum. a face coneŃul [cuiva] (“matar”, del bulg. конец, “fin”) o rum. a fi capút (“estar muerto”, del alem. kaputt) puede ser percibido por los hablantes como mera onomatopeya, comparable con la de la estructura fr. faire couïc, “morir”. Es significativa, también, la similitud prosódica de los tres elementos: [ko·'nets], [ka·'put], [ku·'ik]. Hablar de la “expresividad fonética” no significa aceptar la teoría del simbolismo fonético, que no puede existir como rasgo intrínseco de los sonidos. No hay un simbolismo fonético de motivación absoluta, pero puede existir un simbolismo fonético basado en la tradición de una comunidad, donde el aspecto formal de ciertas palabras puede evocar otras palabras, y así matizarlas con connotaciones nuevas. Por ejemplo, las palabras rum. mama, esp., port. mamá, it. mamma, fr. maman, rum. nani, port. nana, esp. mimir, esp. mimar vienen asociadas, en los primeros años de vida de los niños, a la sensación de seguridad, por lo que los sonidos [m] y [n] pueden evocar el 26 Joan Corominas, op. cit. 54 mismo estado27, y una oración como, por ejemplo, “Mmmm, me muero de sueño” tiene un efecto soporífico más evidente que, por ejemplo, “Estoy cansadísimo, voy a acostarme”. Sin embargo, los sonidos sacados de su contexto lingüístico (y circunstancial) adecuado no pueden tener tal efecto. La oración “¡Mierda, cómo me molesta ese mamón!”, por ejemplo, no va a sugerir un estado benéfico y cómodo. El “simbolismo” fonético no puede funcionar como un factor independiente del sentido de las palabras, pero puede influir sobre la selección paradigmática de ciertos términos en ciertos contextos. Por esos motivos es preferible usar el término “expresividad” fonética, lo que quiere decir una sonoridad impactante o sugerente, de alguna manera, de una secuencia fonética, ya que, como dice Heinrich Plett, “la expresividad significa, pues, tres cosas: emocionalidad, espontaneidad y –lo que resulta de las dos– originalidad”28. 1.3.6. La función metalingüística El lingüista Ioan Oprea sostiene que la función metalingüística es una función explicativa. En otras palabras, la función metalingüística de cualquier palabra que no pertenece al metalenguaje se vuelve activa in praesentia. A primera vista, eso significaría la imposibilidad de los eufemismos de cumplir con una función metalingüística, pues su existencia es condicionada por su estatuto de sustitutos de las palabras que se hallan bajo la interdicción lingüística, y por tanto la relación entre el substituendum y el substituens es paradigmática, no sintagmática. En las pocas situaciones en las cuales el eufemismo aparece en una posición metalingüística, su función es más bien la de reparar, antes que la de explicar. Estamos hablando, obviamente, de los “slips of the tongue”, cuando al hablante se le “escapa” una palabra inapropiada y busca una solución para atenuar el impacto negativo de la palabra ya pronunciada; la 27 28 Cf. “Mi mamá me mima”. Plett, op. cit., p. 19. 55 solución más común es la de añadir un sinónimo eufemístico (“Es maricón, digo, homosexual.”, “Eso es una mierda, ay, perdón, porquería.”, etc.). 56 PARTE IIa: EL EUFEMISMO COMO FENÓMENO CULTURAL 2.1. Los tabúes tradicionales 2.1.1. Los tabúes de lo sagrado29 “A veces, el eufemismo es la expresión del miedo supersticioso: una realidad espantosa es nombrada mediante el eufemismo para disminuírsele la fuerza maléfica (situaciones presentes sobre todo en los textos que reflejan una psicología primitiva). Esos son generalmente los eufemismos onomásticos.”30 El miedo al nombrar las realidades provistas, en la imaginación colectiva, de atributos sobrehumanos, capaces de interferir concretamente en la vida de la comunidad, tiene que ver con el miedo a lo desconocido. La imaginación humana crea, en el más allá de las fronteras del mundo tangible, un mundo nuevo que funciona según sus propias leyes. Ambos presentan interferencias, ya que las acciones de uno determinan reacciones en el segundo, y las palabras abren las puertas entre los dos, pues las palabras son imágenes de los objetos y de los seres. El eufemismo es una manera de resolver un tabú. El término tabú, apunta Stephen Ullmann, “es de origen polinesio, y el simple hecho de que utilicemos una palabra tan exótica para nombrar a un fenómeno extremadamente común en nuestra cultura es sintomático para la universalidad del tabú.”31 2.1.1.1. Tendencias en la evolución del pensamiento religioso en la cultura europea La aparición de las primeras interdicciones lingüísticas empieza junto a las primeras manifestaciones del pensamiento místico+religioso del tipo totémico y chamánico. Los tabúes de lo sagrado y de lo impuro han sido los tabúes tradicionales desde los 29 Fragmentos de nuestro artículo Cuvinte interzise: totemismul Ji apariŃia primelor interdicŃii de limbaj, en Omul Ji mitul, EdiŃia a II+a, 1+ 3 noiembrie 2007, Suceava, Editura UniversităŃii, Suceava, 2007, p. 323+332. 30 *** Terminologie poetică Ji retorică, Editura UniversităŃii “Al. I. Cuza”, IaMi, 1994, p. 60+61 [subl. aut.]. 31 Stephen Ullmann, op. cit., p. 89. 59 orígenes de la cultura humana. Su sobrevivencia reflejada en la lengua hasta el día de hoy demuestra que han sido los tabúes de los orígenes y que han acompañado la cultura humana a lo largo de su evolución. La sociedad estructurada sobre bases totemísticas se funda en esas dos direcciones, que concuerdan en el desarrollo bilateral, laico y místico, del totemismo. Los tabúes de lo sagrado son tabúes del miedo. La religión en general significa la veneración de una entidad desconocida que podría existir (y el ser humano no puede tomar el riesgo de ignorar tal posibilidad) y que podría causar algún daño a los transgresores. Los antropólogos sostienen que la primera semilla del pensamiento místico aparece en las expediciones de caza de las comunidades primitivas. La muerte del animal, la conversión del ser en objeto inanimado habrían sido asociadas con la pérdida de la sangre, elemento de la energía vital y pieza fundamental en los todos los rituales religiosos que aparecerían más tarde. Es más, dice J. L. Cardero, parte de la materia orgánica de los cadáveres (huesos, cuernos, pieles), conservaba su aspecto mucho después de la putrefacción de la carne, lo que habría sugerido a los cazadores la posibilidad de una existencia más allá del fin aparente32. Esos elementos permanentes, símbolo de la continuidad, encarnarían el espíritu del animal muerto en las ceremonias chamánicas, y los cazadores estarían bajo su protección, tomando en préstamo sus atributos. El cazador se gana el derecho de vestirse y adornarse con la piel o los dientes del animal sacrificado en la caza, como pruebas de su valentía, o como amuletos que le proporcionan la identificación con el espíritu del animal. Esos aspectos justifican, por un lado, la forma de manifestación del totemismo y, por otro lado, la preponderancia del elemento animal en el repertorio de las marcas totémicas. 32 José Luis Cardero López, Monstruos, muertos y dioses oscuros. El miedo y lo sagrado, Aguilar, Madrid, 2007, p. 188. 60 El pensamiento místico nace del miedo, y el miedo nace de la violencia. La muerte y la sexualidad, los dos aspectos que fundamentan los tabúes tradicionales, se relacionan mediante su discontinuidad, dice G. Bataille, pues “el campo del erotismo es esencialmente el campo de la violencia, el campo de la violación.”33 La existencia del ser humano se desarrolla entre dos momentos, el de la creación y el del fin de la vida, y son esos momentos de misterio los que crean los tabúes permanentes que se oponen al conocimiento. Cuando las comunidades primitivas adoptan una vida sedentaria, el riesgo de endogamia aumenta, lo que impone la necesidad de algunas normas convencionales de comportamiento social / sexual. Aparecen, de esta manera, las primeras manifestaciones del pensamiento ritual, concretadas en los sistemas totemísticos. En esencia, en el centro del totemismo se hallan las reglas que norman la vida sexual, y, consecuentemente, aparecen las primeras restricciones conscientes y arbitrarias de la selección de una pareja sexual. Las interdicciones totemísticas primarias, inculcadas y aprendidas de una generación a la siguiente, perdieron la relación con la motivación inicial, y el sistema totemístico se vuelve “especulativo y gratuito”34; las prohibiciones primarias empiezan a recibir explicaciones fantasiosas, capaces de satisfacer la necesidad de los humanos de tener una motivación para sus actos. Y como las sociedades primitivas llevaban una vida limitada a un antropocosmos palpable y material, los primeros “dioses” aparecen en los objetos de su alrededor. Los animales+tótem se convierten en seres sobrenaturales pertenecientes a una realidad paralela que no permite el acceso a los seres humanos. Se crea de esta forma una dualidad entre la existencia concreta y material del animal y su 33 Georges Bataille, Erotismul, Editura Nemira, BucureMti, 2005, p. 28+ 29. 34 Claude Lévi+Strauss, Gîndirea sălbatică. Totemismul azi, Editura tiinŃifică, BucureMti, 1970, p 75. 61 lado oscuro y desconocido, pero misterioso y todopoderoso. Las prohibiciones de nombrar a los dioses tienen sus orígenes en este periodo del totemismo, que generó numerosos tabúes y supersticiones perpetuados a lo largo del tiempo; en las lenguas modernas hay pruebas de esas interdicciones, en concreto los eufemismos usados por los indoeuropeos para designar ciertos animales. Así, pues, las formas para designar el oso, tipo *ŕktos sau *h2rktos (Cf. gr. άρκτος, lat. ursus, gael. arth, hit. hartagga, etc.35), desaparecieron de las lenguas germánicas y eslavas, donde el término vino reemplazado por perífrasis eufemísticas tipo “[animal] marrón” (Cf. *bhérā/bhérnus36 en las lenguas germánicas) o “[animal] que come miel” (Cf. la raíz *meduQedQ en las lenguas eslavas). Lo mismo sucedió con los nombres de otros animales (“perro”, “ciervo”) o de ciertas plantas consideradas como sagradas. Muy famosa es la situación de la Mustela nivalis37, animal+tabú para varios habitantes de Eurasia, cuyos nombres eufemísticos han proporcionado numerosas investigaciones entre los dialectólogos y los romanistas (Hugo Schuchardt, Leo Spitzer, Ramón Menéndez Pidal, Gerhard Rohlfs, Manfred Bambeck, etc.); el indoeuropenista italiano Mario Alinei demuestra, en un estudio del año 199238, que los tabúes relacionados con ese 35 Véase, en el mismo sentido, Carlos Quiles, A Grammar of Modern Indo0European, http://dnghu.org/Indo_European_Grammar.htm 36 La misma raíz aparece en los nombres eufemísticos de otros animales: el lince (lit. béras, biel. рысь, rus. рысь, ucr. рись, bulg. рис, sloven. ris, rum. rîs) o el castor: lat. fiber, feber, fr. bièvre, alem. ant. bibar, alem. Bever, ingl. ant. bebr, después beofor, ingl. beaver, isl. ant. biōrr, etc. (Cf. Indo European Etymological Dictionary, www.geocities.com/ iliria1/etymology1.html 37 El nombre latín, mustela, de mus, “ratón” o quizás de mustus, “nuevo, joven, tierno” parece ya el eufemismo de un nombre anterior. 38 Mario Alinei, Dialectologie, anthropologie culturelle, archéologie: vers un nouvel horizon chronologique pour la formation des dialectes européens, în A.A.V.V., Nazioarteko dialektologia biltzarra. Agiriak / Actas del Congreso International de Dialectologia, Bilbo 1991.X.21/25, Euskaltzaindia / Real Academia de la lengua vasca, Bilbo 1992, pp. 577+ 606, www.continuitas.com. 62 animal son precristianos y preindoeuropeos, tal como lo comprueba la existencia de los nombres eufemísticos en varios idiomas, tanto indoeuropeos, como altaicos (turcos), ugro+fínicos (húngaro, finlandés), semito+hamíticos (árabe)39. Alinei relaciona esos eufemismos con el totemismo, citando, en ese sentido, la situación de algunos antropónimos húngaros: «Le nom hongrois actuel de la belette est menyét, qui signifie 'bru'. Le nom hongrois ancien de la belette était hölgy, helgy, qui en hongrois moderne signifie 'nouvelle épouse, madame'. Ce mot hongrois hölgy toutefois, fait partie d'un groupe d'anthroponymes d'origine turque, que tous les savants considèrent, d'un commun accord, comme d'origine tribale et totémique: il s'agit d'anthroponymes comme Kus 'faucon', Karcsa 'buse', Kartla 'aigle', Torontál 'faucon', Turul, Turol, Turony 'buse', 'faucon', Zongor o Csongor 'buse', Arszlan 'léon', Barsz 'panthère', Kaplan 'tigre', Kurd 'loup', Tege o Teke 'bélier', Gyalán o Gyilán 'serpent', Aktaj 'poulain blanc', Karakus 'faucon noir', Akkus 'faucon blanc', Kücsbarsz 'panthère forte', Alattyán 'faucon héroïque' Thonuzoba 'père+sanglier', Farkas 'loup', Karoldu 'belette noire', Saroldu 'belette blanche', Nyesta o Nyeste 'fouine', Holgyasszony 'hermine femelle' et bien d'autres40. Pourquoi les savants hongrois donnent+ils une interprétation tribale et totémique à ces noms? Pour deux raisons: (I) la plus ancienne chronique hongroise, celle dite de l'Anonyme (concernant les origines de la famille de Arpád, le héros fondateur hongrois, qui conduit les tribus hongroises au bassin du Danube et de la Tisza, à travers les Carpathes du Nord Est), raconte comment un turul, l'aigle mythique des anciens hongrois, s'accoupla avec la grand+ mère de Arpád Emese (du turc eme 'mère, animal femelle'), pendant son sommeil. Le fruit de cette union fut Almos, père de Arpád. (II) Puisque beaucoup de ces anthroponymes hongrois sont d'origine turque, comme nous l'avons dit, les savants 39 Ibidem, p. 3. En rumano existen numerosos apellidos del mismo tipo, que algunos lingüistas ven como apodos (véase Iorgu Iordan, DicŃionar al numelor de familie româneJti, Editura tiinŃifică Mi Enciclopedică, BucureMti, 1983, p. 14). 40 63 hongrois sont forcés de les projeter à l'époque des mystérieux contacts de l'ethnie hongroise avec les peuples altaïques.»41 El repertorio de los nombres eufemísticos lexicalizados de la Mustela es impresionante. Analizando la lista de Alinei, y añadiendo algunos términos románicos dialectales, encontraremos que la mayoría pertenecen a uno de los dos tipos semánticos fundamentales42: por un lado, un número reducido son pruebas de los rituales paganos de ofrendas; el controvertido paniquesa, motivo de numerosas explicaciones fantasiosas, fue elucidado por las contribuciones de Rohlfs y Bambeck, que descubrieron la existencia de algunas pruebas relativas a esas ofrendas43. En esta categoría mencionemos el tipo del arag. paniquesa y variantes (arag. panitiecha, astur. bunietsa, buniella, cat. paniquera), y el tipo del sard. campid. buccameli (bucchimeli, bucca de meli, melimbucca, cannamei, etc.). Sin embargo, la mayor parte son del tipo de las metáforas mediante las cuales el animal recibe los rasgos [+ humano], [+ femenino], [+ diminutivo]. Algunos son neutros desde el punto de vista de la relación con la comunidad: las formas con el significado “bella, bonita”: fr. belette, lad. belora, geg. bungël, tosc. bukël, las formas con el significado “mujer, doña”: it. donnola, galeg. donicela, doniña, denicela, donosiña, dona das paredes, sard. sassar. tana di muru, donna di muru, etc., port. doninha, venet. donola, etc.; cf. también rum. măriuŃă (dim. de 41 Mario Alinei, op. cit., p. 4+5. Véase también Stephen Ullmann, op. cit., p. 90. 43 «Un pas en avant décisif est fait par Rohlfs (suivi et renforcé par Schott), qui découvre que 'pain et fromage' est aussi le nom de nombreux autres animaux, et même d'insectes, dont les couleurs n'ont rien à faire avec celles de la belette. Rohlfs, en outre, découvre que 'pain et fromage' sont souvent des offrandes que les enfants, dans leur chansonnettes, font à la belette et à d'autres animaux pour gagner leurs bonnes grâces. Enfin Bambeck découvre la chose la plus importante pour notre problème de datation: en Galice, au VIe siècle de notre ère, l'évêque de Braga, Martin, luttait contre les paysans de son temps, car ils s'obstinaient à faire des offrandes aux animaux, dont celle du pain.» Ibidem, p. 3+4. 42 64 María). Los demás, significativos para el lingüísta italiano, son relativos a la familia política: la serie “comadre” (esp. comadreja, occ. comairelo, sard. campid. camedrenga, sard. logud. comaredda, etc.), la serie “nuera” (rum. noriŃă, port. norinha, magh. menyét, alb. nuse, turc. gelin) y la serie “novia, joven esposa” (rum. nevăstuică, neviscă, it. zitola, de zita, ngr. νύφιτσα, de νύφη, bulg. nevestulka, neveska, nevestica, etc., maced. nevestulka, ucr. nèvjesticka, etc.)44. ! En una interpretación tradicional, “el poder de las palabras” envía, sin duda, a las creencias en una Palabra prevista de poderes mágicos que actúan efectivamente sobre las cosas del mundo material, para crear o destruir. En el repertorio mitológico de la cultura humana existe un número sorprendente de mitos cosmogónicos que atribuyen la existencia del mundo material a la Palabra divina. Es muy obvio que tales mitos derivan de la opinión general humana de que lo que nos separa de los animales y lo que nos proporciona la condición de seres superiores es el lenguaje articulado. Todos estos mitos tienen en común la idea de que el mundo fue creado de la nada primordial mediante un acto de voluntad divina. En la mayoría de los casos, la voluntad divina o el pensamiento preceden la palabra que es el ser divino materializado; por consiguiente, la voluntad es insuficiente para generar la energía creadora, y el pronunciar es el impulso energético necesario y suficiente para desatar la génesis. En la mitología hebreo+cristiana, el nacimiento del mundo material es causado por la materialización de la voluntad divina mediante el imperativo ¡Hágase la Luz! [Génesis, 1:3]. La creación es simultánea al acto del hablar, la palabra se materializa en un hecho palpable. La misma idea la volvemos a encontrar en 44 Véase también Mario Alinei, op. cit., p. 4. Fragmento de nuestro estudio, El poder de las palabras. La función mágica del lenguaje, en Omul Ji mitul, Colocviu InternaŃional Suceava 2005, Universitas XXI, IaMi, 2006, p. 288+294. 45 65 el Nuevo Testamento, donde el Evangelio de Juan empieza con la sentencia “Al Principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios.” [Juan, 1:1]. Dios se identifica con la Palabra, es decir, el Pensamiento y el Verbo son dos facetas de una misma entidad. El Pensamiento significa la voluntad divina intrínseca, ideal, y el Verbo es un primer grado de materialización del mismo, es concreto y abstracto, es material e ideal, y es ενέργεια (en ambos sentidos: el clásico, de “actividad”, y el moderno, de “energía”). Entonces la idea se materializa mediante el verbo y genera el nacimiento del mundo material. No es ninguna casualidad el hecho de que, en la mitología hebreo+cristiana, el “papel” del onomaturgo le corresponda al primer hombre, Adán, y es él quien les atribuye nombres a los seres y a las cosas en conformidad a la naturaleza de las mismas. Sin embargo, la Biblia no comenta nada sobre la manera en que Adán ha ejercido su función onomatúrgica, por eso hay numerosas especulaciones sobre la lingua adamica, esa lengua primordial que no estaría constituida por signos convencionales, sino que expresaría inmediatamente la realidad. La palabra que crea, como metáfora de esa lengua de origen divino, se vuelve incontrolable y se convierte en un arma orientada contra el Creador mismo, pues la Palabra no pierde sus propiedades mágicas al ser regalada a los humanos. El mito de la Torre de Babel, que explica la diversidad lingüística por medio de una parábola que viene a continuación de la milagrosa creación mediante la Palabra, es uno de los mitos que generaron, en la Edad Media, numerosas especulaciones sobre las posibilidades de dominación que la lengua primordial otorgaría a los mortales que se volverían iguales a su Creador: “Era la tierra toda de una sola lengua y de unas mismas palabras. En su marcha desde Oriente hallaron una llanura en la tierra de Senaar y se establecieron allí. Dijéronse unos a otros: «Vamos a hacer ladrillos y a cocerlos al fuego.» Y se sirvieron de los ladrillos como de piedra, y el betún les sirvió de cemento; y dijeron: «Vamos a edificarnos una ciudad y una torre, cuya cúspide toque a los cielos y nos haga famosos, por si tenemos que dividirnos por la haz de la tierra.» Bajó Yavé a ver la ciudad y la torre que estaban haciendo los hijos de los 66 hombres, y se dijo: «He aquí un pueblo uno, pues tienen todos una lengua sola. Se han propuesto eso, y nada les impedirá llevarlo a cabo. Bajemos, pues, y confundamos su lengua, de modo que no se entiendan unos a otros.»” [Génesis, 11:1+7]. “Es típico del pensamiento mítico dar al habla un poder creativo o mágico”, comenta J. C. Moreno Cabrera, y sigue: “El origen de la construcción de la ciudad y de la torre está en las palabras que unos se dicen a otros: el lenguaje tiene un poder ilimitado, pues no sólo está en el origen de las obras humanas, sino también en el de las divinas.”46 La parábola descubre nuevos matices de la idea de la creación mediante la palabra, pues, dice el mismo autor47, las represalias divinas consisten en un método que impida la comprensión recíproca de los miembros de la comunidad, y que impida la cooperación en un propósito que constituye un desafío de la divinidad. Sin duda, la mayoría de los pueblos del mundo conoce varias creencias que tienen que ver con los nombres de los seres, de las personas o de los dioses, y para ellos conocer el nombre de una persona es equivalente a conseguir un tipo de poder sobre la persona en cuestión. El nombre forma parte integrante de la persona; nada sorprendente si pensamos que, generalmente, el aprendizaje del mundo se hace por intermedio del lenguaje, es decir, el antropocosmos se identifica, de hecho, con el glosocosmos. En una serie de mitos cosmogónicos en los cuales la palabra ocupa el lugar fundamental aparece la idea de que esa primera palabra que materializó el pensamiento divino representaría una quinta esencia del mundo real, bien que se trate del nombre del Creador, o de una palabra compleja que sintetiza las leyes del universo. Naturalmente, en este contexto surge la idea de que el que conseguiría reconstituir la palabra primordial (o, por lo menos, un fragmento significativo del mismo) estaría en posesión de la llave de las leyes que gobiernan el mundo, obteniendo, de esta forma, un poder abrumador. De esa creencia 46 Juan Carlos Moreno Cabrera, La dignidad e igualdad de las lenguas. Crítica de la discriminación lingüística, Alianza, Madrid, 2000, p. 79. 47 Ibidem. 67 nació la ciencia de los primeros cabalistas que se destacaron en los análisis fonéticos y semánticos de los textos sagrados de los judíos. Su actividad, malinterpretada en la Europa medieval, era una actividad científica realizada con propósitos religiosos. " La magia ha estado siempre en la periferia de la religión. Cabe suponer que no hay población en el mundo para la cual el lenguaje articulado no tenga un lado sagrado, lo que justifica que los conjuros de cualquier tipo hayan acompañado los rituales místico+religiosos desde los principios de esta forma de actividad humana. Las artes divinatorias, la invocación de los dioses o de los espíritus, los amuletos y talismanes, frecuentes en la Europa precristiana, no eran consideradas como magia; en la Roma antigua, existían prácticas basadas en el poder de las palabras para obtener el poder sobre una persona: “Defixio era una lámina de plomo donde venía inscripcionada una maldición contra una persona, con fórmulas en «letras efesianas»; se metía esa lámina en la tumba de alguien muerto recientemente para someter al enemigo designado a una influencia mortal.”48 Después de la difusión del cristianismo, las prácticas paganas se conservan como alternativas secretas o como variantes sincréticas que asimilaban al cristianismo las antiguas creencias o mitologías. Las poblaciones que recibían el cristianismo confundían el rosario con los amuletos, los milagros con los rituales de magia, la oración con los hechizos, confundían a los santos con sus dioses paganos. En este contexto se justifica la confusión relativa al objeto de la Cábala, que, en realidad, era un método de relectura de la Biblia, con el propósito de reconstituir la enseñanza original que Adán había recibido del Creador, para recuperar la felicidad edénica. La relectura cabalística no se basa en la hermenéutica literaria, sino en el análisis fonológico y en la aritmética de los valores numéricos del alfabeto. La actividad de los cabalistas 48 Alexandrian, Istoria filozofiei oculte, Editura Humanitas, BucureMti, 1994, p. 13. 68 judíos fue malinterpretada por los alquimistas medievales, que veían en la Cábala la manera de obtener poderes milagrosos; las enseñanzas de los cabalistas llegaron fragmentadas y deformadas a los alquimistas del Occidente europeo, que las convirtieron en prácticas mágicas y las usaron para crear la ilusión del poder sobrenatural. Es éste el origen de las fórmulas supuestamente sagradas o mágicas, que provenían en realidad de la actividad de los cabalistas judíos: “Todas las palabras cabalísticas que parecían inventadas, como taftalya, nahoirin, son abreviaciones cultas de los versículos de la Biblia.”49 Los alquimistas buscaban palabras mágicas, mientras que los cabalistas buscaban mensajes sagrados detrás de las palabras; sin embargo, los cabalistas también tenían sus palabras sagradas: “[...] La Cábala cree en un Dios inaccesible, ajeno, que difícilmente puede ser conocido, En0 sof (El Infinito); él no puede ser siquiera nombrado, y la Cábala sólo se refiere a él con perífrasis, llamándolo «El santo bendito sea», o representándolo con el tetragrama, es decir, las cuatro letras IHWE (Yahvé, Jehová) cuya pronunciación exacta es conocida sólo por los elegidos.”50 2.1.1.2. La alofemización de los tabúes de lo sagrado # En la religión cristiana no hay interdicciones de nombrar a Dios, pues el dogma interpreta de una manera propia el mandamiento de no nombrar a Dios en vano. En estas condiciones, los nombres de Dios y de los santos no pueden ser considerados como eufemismos auténticos, pues no sustituyen ningún tabú. + Nombres de Dios como ser supremo: fr. Tout0Puissant, Éternel, Créateur, Seigneur, Notre Seigneur, Être Suprême, Architecte de l'univers (y argóticos: Dab, Meg, Mec, Père de la Tuile, Franc Mitou, Havre, Grand Havre, Daron des 49 50 Ibidem, p. 78. Ibidem, p. 79. 69 Darons51); it. Onnipotente, Sommo Fattore, Altissimo, Signor; port. Onipotente, Todopoderoso; rum. Atotputernicul, Atoatefăcătorul, Atoateziditorul, Cel0de0Sus; esp. Señor, Creador, Plasmador, Todopoderoso, Excelso, Ser Supremo, Gran Arquitecto, etc.; + Nombres del Hijo de Dios: fr. (le) Sauveur, Rédempteur, Messie, Fils (de Dieu), Le Galiléen; it. (il) Salvatore, Redentore, Messia, Figlio di Dio, Galileo, Nazareno; port. (o) Salvador, Redentor, Messia, Filho de Deus; rum. Mîntuitorul, Mesia, Nazarineanul, Dumnezeu Fiul; esp. (el) Salvador, Redentor, Hijo de Dios, El Niño, Nazareno, etc.; + Nombres de la Virgen: fr. Notre0Dame, la Sainte Vièrge, Mère de Dieu, Bonne Mère, Reine du Ciel; it. Madonna, Madre di Dio, (la) Vergine; port. (a) Virgem, Nossa Senhora; rum. Fecioara Maria, Maica Domnului, Maica Precista, Preacurata, Sfînta Fecioară; esp. (la) Virgen, Nuestra Señora, Madre Santísima, Madre de Dios, etc. Los casos reales de eufemismos de los nombres de Dios y de los objetos rituales aparecen en las construcciones blasfémicas; los eufemismos de este tipo se basan en la alteración fonética: cat. cago en Dena, en Dei, en Dénia, [en Déu]; fr. corbeuf [corps de Dieu], jarnibleu [je renie Dieu], morbleu [la mort de Dieu], nom de bleu [nom de Dieu], palsambleu [le sang de Dieu], parbleu [par Dieu], sacrebleu [sacré Dieu], sangboeuf [sang de Dieu], scrongneugneu [sacré nom de Dieu], ventre saint bleu [le saint ventre de Dieu], ventre saint gris [le saint ventre du Christ], etc.; it. Maremma maiale [Madonna maiale], porca madosca [porca Madonna], due, duo, dinci, dindo, disse, disco, Diaz, Dionisio, Diogene, zio [Dio], cristallo, Christian, Cristoforo (Colombo), Crispo, Cribbio, Crobbio [Cristo], perdino, perdiana, per mio, 51 Formas mencionadas por Otto Ducháček, Les Survivances du tabouage dans les langues contemporaines, “Études Romanes de Brno”, vol. V, 1971, p. 71+87, www.phil.muni.cz, p. 75. 70 perdinci [per Dio]52; rum. dumnescrisu mă0tii [Dumnezeu + înscrisul], bisău mă0tii [biserica + Dumnezeul], crupa mă0tii [crucea], ceapa mă0tii [ceara], maica ta, Cristache [Cristoase]53; esp. juro / voto a brios [juro / voto a Dios], me cago en diez [me cago en Dios], ¡hospas!, ¡hósperas!, ¡hósticas!, ¡ostras! [hostias]. $ $ % & Los tabúes relativos al “diablo” o sus equivalentes en diversas culturas pertenecen al campo de lo sagrado. Los eufemismos de esta área semántica son más numerosos que los de la serie precedente, lo que demuestra que los tabúes en cuanto a pronunciar el nombre del diablo han sido más persistentes, y el miedo de invocar a esas criaturas por su nombre ha sido más fuerte. Los eufemismos del área semántica “diablo” afectan tanto al nivel del significante, como al nivel del significado. En el plano de la forma aparecen alteraciones como las siguientes: fr. diantre, diâtre, dianche, diâche, dache [diable]; it. cavolo54 [cazzo + diavolo], diamine (var. diancine, diacine) [diavolo + domine], diascolo [diavolo + discolo]; port. dianho, dialho, diacho [diabo]; esp. demontre(s) [demonio(s)], diache, dianche, diancre, diantre, diaño, diatre [diablo], etc. En el nivel semántico, la eufemización se apoya en los rasgos que la imaginación colectiva atribuye al demonio (que a veces recuerdan a las imágenes de los dioses precristianos): 1. Oposición a Dios: + maldad: fr. mauvais, malin, vilain; it. maligno; port. malvado, futrica; rum. cel rău; esp. malo, espíritu maligno, etc.; + perfidia: rum. cel viclean; esp. astuto, mañoso, travieso, etc.; 52 Véase Otto Ducháček, op. cit., passim. Mencionado por Al. Graur en PuŃină gramatică, Editura Academiei R. S. R., BucureMti, 1987. 54 Omonimia con cavolo, “col”. 53 71 + rivalidad con Dios: fr. adversaire, (grand) contradicteur, Antichriste; it. avversario, l’Anticristo; rum. necuviosul, etc.; + enemigo de la humanidad: fr. ennemi; it. nemico, port. inimigo; rum. neprietenul, nefîrtatul, vrăjmaJul; esp. enemigo, etc.; + tentación: fr. tentateur; port. desinquietador das almas, tentador; rum. ispita, pîrdalnicul; esp. tentador, etc.; + anatema: fr. maudit; port. maldito, excomungado, rum. păcatul, săcretul55, etc.; + exorcismo: rum. ducă0se0pe0pustii, ucigă0l0crucea, ucigă010toaca, ucigă0l0tămîia (y arum. si0łĭ0Creapă0Numa); 2. Rasgos atribuidos por la imaginación popular: + cuernos: port. cornudo, chifrudo; rum. cornea, cornilă, încornoratul, etc.; + pezuñas: port. patuto, pé0de0cabra, pé0de0pato, pé torto, etc.; + rabo: port. rabão, rabudo; rum. codea, codaciu, etc.; + suciedad: port. porco sujo; rum. necuratul, spurcatul, etc.; + color oscuro: port. tisnado; rum. murgilă, întunecatul, faraon, etc.; + aspecto físico desagradable: port. feio; rum. urîtul, hîdache; esp. feo, etc.; 3. El diablo como miembro de la comunidad (minimizado): + parentesco: fr. compère; port. compadre; rum. naJul, nănaJul, unchieJul, etc.; + nombres propios: fr. Glier, Glinet, Mulet, Bruant, Rabouin, Gueliel, Gérome, Georgeon56; rum. AghiuŃă, MichiduŃă, 55 A pesar de su parecido con secret, “secreto”, el término envía al étimo sacratus, cf. tb. sacré del francés. 56 Formas citadas por Otto Ducháček, op. cit., p. 78. 72 NeghiniŃă, Nichipercea, Sarsailă; esp. Chamuco, Mengue, Pedro Botero, etc.; 4. El diablo como dueño del mundo oscuro (hipérbole): fr. prince des ténèbres, prince des démons, mauvais ange, ange déchu; rum. prinŃul întunericului, prinŃul tenebrelor, îngerul căzut, fiara Apocalipsei; esp. ángel del mal, ángel caído, ángel de las tinieblas, etc.; 5. Antonomasias: fr. Satan, Lucifer, Méphistophélès, Belzébuth, Bélial; rum. Satana / Satan, Iuda, Lucifer, ScaraoŃchi; esp. Satanás, Lúcifer, Mefisto, Belzebú, etc.; !* " ' () El fin de la vida y los aspectos conexos constituyen un lado extremadamente sensible de la existencia del ser humano. Los momentos que preceden la muerte son momentos de gran carga emocional, tanto para el moribundo, como para los seres queridos que lo acompañan en sus últimos momentos: 1. eufemismos poéticos: rum. a0l chema pămîntul, fr. donner son dernier combat, fr. recommender son âme à Dieu, etc.; 2. construcciones denotativas: rum. a fi pe patul de moarte, fr. être à / sur son lit de mort, esp. estar alguien en las últimas (inf.), rum. a avea zilele numărate, esp. tener alguien los 57 Fragmentos de nuestro estudio Antrenarea termenilor care desemnează “sfîrJitul vieŃii” în formulele discursului repetat, en Cercetări actuale în domeniul limbilor Ji literaturilor moderne, EdiŃia a V+a, coord. Mariana FlaiMer, Editura Demiurg, IaMi, 2005, p. 177+183. 73 días contados / las horas contadas, it. avere i giorni contati, etc., rum. a0i suna ceasul, esp. llegarle la hora a alguien, etc. 3. metáforas en relación a la tumba: rum. a fi cu un picior în groapă, fr. avoir un pied dans la bière / fosse / tombe, être sur le bord de sa fosse / tombe, esp. estar alguien con un pie en la sepultura / en el hoyo / en el sepulcro / en la tumba, it. esser con un piede nella fossa / tomba, port. estar com um pé na tumba / sepultura, etc.; 4. metáforas en relación al ataúd y al cementerio: fr. descendre / être au cercueil, fr. mettre son corps en bière, fr. (aller au) champ des morts, esp. irse para el barrio de los calvos; 5. metáforas en relación al sonido de las campanas: rum. a0i trage / suna clopotele, esp. doblar las campanas por alguien, etc.; 6. metáforas en relación al último viaje: rum. a fi pe dric, a fi pe ducă, rum. a ieJi cu picioarele înainte, fr. s’en aller / sortir / partir les pieds devant / en avant; 7. metáforas en relación a las tradiciones del entierro: rum. a0i mînca coliva, rum. a pune / încruciJa mîinile pe piept, rum. a pune lumînări pe piept, rum. a0i Ńine lumînarea cuiva, rum. a0i cînta prohodul, it. essere all’olio santo, rum. a da ortul popii, etc. 8. metáforas en relación a la precariedad del estado vital del moribundo: rum. a sta să0i pice potcoavele, rum. a0Ji lăsa ciubotele, a(0Ji) lepăda potcoavele, fr. laisser ses bottes quelque part; y laisser ses chausses / grègues / guêtres / houseaux, rum. a n0o mai duce pînă la toamnă / Crăciun, rum. a nu mai apuca toamna / Crăciunul, a nu mai ieJi din iarnă, fr. il ne passera pas l’hiver, it. essere più di là che di qua, etc. La muerte en sí conoce una amplia variedad de enfoques en las lenguas románicas, desde los enfoques cultos, que presentan el acto de morir como un viaje órfico, hasta los enfoques más informales, interesados en la transformación del cadáver en materia orgánica: 74 1. morir es cruzar un río: fr. traverser le rivage des morts / le Styx, it. pagare l’obolo a Caronte, rum. a se duce pe apa Sîmbetei; 2. morir es dejar este mundo y llegar a un mundo distinto: it. passare nel numero dei più, rum. a pleca dintre cei vii, rum. a se stinge din viaŃă, rum. a se duce / petrece pe lumea cealaltă / tărîmul celălalt, fr. ne plus être de ce monde, esp. irse / partir alguien al / para el otro barrio (inf.), it. (passare) all’altro mondo, port. ir para o outro mundo, rum. a trece în viaŃa de apoi, fr. faire le saut, fr. passer de vie à trépas, esp. irse / salir alguien de este mundo, esp. irse alguien al más allá, it. (passare) al mondo dell’al di là, rum. a trece în lumea celor drepŃi, it. (passare) al regno dei più / dei giusti, rum. a se ridica la Ceruri, esp. pasar alguien a mejor vida / en la gloria, port. ir / passar desta para melhor, etc. 3. morir es hacer un viaje: rum. a pleca pe ultimul drum, fr. (faire) le grand voyage/le voyage sans retour, it. (fare) l’ultimo viaggio, fr. faire la cabriole, rum. a da colŃul (arg.), fr. tourner le coin, esp. doblar la esquina, fr. lâcher la rampe; 4. morir es separarse el alma del cuerpo: rum. a0Ji da duhul / sufletul, fr. rendre l’âme / l’esprit / le dernier soupir, it. esalar l'anima, port. soltar o último suspiro, esp. entregar alguien el alma a Dios, port. dar a alma ao Criador; 5. morir es dejar los objetos personales: rum. a0Ji da obJtescul sfîrJit, a da în primire, a0Ji încheia socotelile (cu viaŃa), fr. avaler son acte (son bulletin) de naissance / sa chique / sa fourchette / sa cuiller / sa gaffe, passer l’arme à gauche, fermer son parapluie, esp. guardar el carro (am.), it. tirare le cuoia; 6. morir es librarse de las necesidades fisiológicas: rum. a nu mai bea apă rece, fr. décoller / dévisser son billard, il n’aura plus mal aux dents, payer la dette de nature, payer son tribut à la nature; 7. morir es dormir: rum. a închide ochii, rum. a da ochii peste cap, fr. tourner de l’œil, esp. cerrar los ojos, it. chiudere gli occhi, rum. a(0Ji) dormi somnul de veci / celor drepŃi, fr. dormir le sommeil éternel, etc.; 75 8. morir es ser enterrado: fr. (être) à six pieds sous terre, fr. aller au royaume des taupes, esp. estar dos metros bajo tierra; 9. morir es podrirse: rum. a0Ji lăsa oasele, rum. a0i putrezi oasele / ciolanele, fr. y laisser ses os, it. lasciarci le ossa, rum. (a ajunge / a se face) hrană pentru viermi; a îngrăJa viermii, (cf. la famosa etimología cadaver = ca(ro) da(ta) ver(mibus)!), fr. il y a des mouches sur qqn., fr. être mangé des vers, rum. a se face / a fi [de] oale Ji ulcele, rum. a fi / a se face lut de oale; 10. morir es transformarse en materia orgánica: rum. a fi sub brazdă de iarbă / flori, rum. a0i creJte iarbă / flori pe mormînt, rum. a avea grădiniŃă pe piept; 2.1.2. Los tabúes de lo impuro 2.1.2.1. La sexualidad La esfera de la sexualidad ha tenido, a lo largo de la historia, un carácter dilemático, oscilando entre el polo de lo sagrado y el de lo impuro. La sexualidad había adquirido el estatuto de sacralidad en algunas sociedades gracias a la postura de creador del ser humano, postura que lo une a la divinidad. El carácter impuro de la sexualidad, con orígenes en los tabúes de la endogamia, se fija definitivamente en la sociedad occidental mediante la religión cristiana. La evolución de las perspectivas sobre el acto sexual se transparenta, como se verá, en la estructura de las esferas semánticas de la eufemización; las mentalidades arcaicas relativas a la sexualidad no han desaparecido, por lo visto, de la mentalidad de los pueblos cristianos, ya que se reflejan en la organización cognitiva de los alofemismos de esta área conceptual. 76 + ' + , Los cambios de perspectiva de la sociedad europea relativos a la sexualidad siguen los cambios del pensamiento religioso. El paisaje religioso de Europa en la era precristiana se presenta como un abanico de creencias vinculadas, de alguna manera, a la fertilidad. El culto de la Diosa+Madre parece ser el sistema religioso más extendido entre los pueblos indoeuropeos, como lo demuestra el gran número de estatuillas, conocidas como “venus”, encontradas en sitios arqueológicos desde la cuenca mediterránea hasta la India. Esas estatuas tienen en común la exacerbación de los atributos físicos específicos a la maternidad y al parto58. No hay información sobre el tipo de rituales practicados en el culto a esa diosa, pero esta parece ser el origen de todas las figuras femeninas veneradas ulteriormente como madres; la diosa+madre es una figura universal. La mujer, como dueña absoluta de los cultivos, es la única que conoce los misterios de la cosecha, así que es venerada como principio de la creación por partenogénesis. Pero el descubrimiento del arado conlleva una nueva interpretación del cultivo de la tierra, que se verá asociada al acto sexual59. Mientras el principio femenino se vuelve pasivo, aumenta la importancia de la participación activa del elemento masculino, cuyo atributo esencial es la energía, y, al mismo tiempo, el enfoque se vuelve hacia el acto que precede la maternidad, considerado como acto creador en sí. La sexualidad de los rituales religiosos sobrepasa la 58 Allò [...] femení en totes les seues facetes, des de la femella animal o humana a la mare comuna, paradigma de generació, presentada per la terra i personificada en allò que hi apareix com a font immediata de vida: la vulva o la dona sencera amb grans pits, amb la resta de trets acuradament suprimits o minimitzats. [...] Fem memòria de la Venus de Willendorf, que es tapa púdicament els grans pits amb diminuts braços, cosa que fa senzillament remarcar encara més les grans protuberàncies mamàries. (Vicent Artur Moreno i Giménez, Escatologia i escatofília. Una singular aportació mediterrània a l'aldea global, http://www.geocities.com/SunsetStrip/ Studio/8081/num1/ escatologia.htm) 59 Pompiliu Caraioan, op. cit., p. 41. 77 dimensión humana y se convierte en instrumento simbólico de la fertilización cósmica. Las divinidades masculinas del politeísmo precristiano son, en gran parte, violadores, sea por agresión física o por estratagemas. El acto sexual recibe matices de acto combativo, en el cual se confrontan un agresor y una víctima o con una fortaleza que será asediada; gran parte de los alofemismos sexuales prueban la persistencia de esa mentalidad hasta la época moderna. Sin embargo, tal mentalidad coexiste con la perspectiva que enfoca el acto sexual como acto iniciático, tanto como prostitución sagrada, que como parte del proceso de enseñanza (incluso la homosexualidad o la pedofilia, practicadas en la antigua Grecia y relevadas en los nombres eufemísticos que existen en algunas lenguas europeas). En realidad, apunta Mircea Eliade, se trata de una “justificación religiosa de la sexualidad; pues, desatados por Afrodita, incluso los excesos y las violencias sexuales deben ser admitidos como de origen divino.”60 En ese ambiente de la libertad sexual es sorprendente la rapidez de la penetración de las ideas cristianas. El cristianismo conlleva una limitación de la vida sexual por medio del séptimo mandamiento. El acto sexual pierde sus atributos mágicos de los antiguos rituales de fertilización, deja de ser un juego de la guerra o de la caza, y niega a los participantes el derecho de practicarlo por y con gusto. El acto sexual se convierte en un mero instrumento de la concepción, realizado en el marco del matrimonio monógamo. En ese contexto, la mujer se ve marginada y se convierte en la esclava del hombre. Bajo la amenaza del pecado original, la mujer pierde su posición privilegiada y pierde todos sus derechos, incluso el de llamarse ser humano. La institución de la Iglesia contribuye a la sumisión de la mujer, lanzando varias interpretaciones sexistas de los textos sagrados. De esa forma, el acto sexual se convierte en un deber que la mujer le otorga a su marido, al cual debe obedecer, o en un precio a pagar por la bendición de la maternidad. 60 David M. Friedman, op. cit., p. 297. 78 La revolución científica del siglo XVIII y el evolucionismo traen una rehabilitación insignificante de la sexualidad. Apenas con la aparición del psicoanálisis empieza la nueva era de la sexualidad humana, con fundamentos científicos. “Por sus conceptos fundamentales sobre la envidia del pene y la ansiedad de la castración”, apunta con ironía David Friedman, “[...] Freud trajo el pene en las bocas y en las mentes de casi todas las personas educadas del mundo occidental.”61 Es cierto, hubo numerosas exageraciones, pero no se puede ignorar que el instinto sexual sigue siendo el más fuerte, incluso en la sociedad actual, lo que justifica la variedad de los alofemismos eróticos de las lenguas modernas. ( ( , Analizando el material alofémico del área de la sexualidad, consta que éste se puede clasificar en varias esferas conceptuales, que recuerdan las perspectivas mencionadas sobre la mentalidad erótica. En concreto, podemos hablar de tres perspectivas generales, cada una con sus campos concretos; y cada una de esas perspectivas se constituye sobre la manera de reflejar la relación entre los dos sexos. 1. La perspectiva de la igualdad a. Sexo = juego: fr. jouer à “Jeu touche0touche”, jouer du serre0 croupière, faire une partie de baise0ball, faire une partie de jambes en l'air; rum. a se juca de0a mama Ji de0a tata, a se juca de0a doctorul; esp. jugar a papás y mamás, jugar a médicos y enfermeras, jugar al mete y saca; b. Sexo = actividad recreativa: fr. déguiser le drap de lit en chapiteau de cirque, emmener le petit au cirque, trombonner; it. pipare, trastullare, trombare, vogare, zompare; port. transar; rum. a face o partidă, a face un dublu mixt, a face schi; esp. divertirse, esquiar, hacer ejercicio, jugar; 61 Ibidem, p. 152. 79 c. Sexo = amor: cat. fer l’amor; fr. faire l'amour, se témoigner mutuellement son affection; it. fare l’amore (Mi var. fare all’amore); port. fazer amor; rum. a face amor, a face dragoste, a se drăgosti, a se iubi; esp. hacer el amor; d. Sexo = actividad nocturna (en la cama): cat. anar0se’n a dormir / al llit, dormir, rebregar; fr. allonger, couchailler, coucher; port. deitar0se; rum. a petrece noaptea, a se culca, a se întinde; esp. acostarse, dar un revolcón, encamarse, revolcarse, ir a la cama / al catre, dormir, yacer con; e. Sexo = lazo, unión: fr. avoir des rapports, avoir une jonction, avoir une relation, se mélanger; it. incastrare, socializzare; rum. a avea raporturi, a fi cu cineva, a se Ńine cu cineva; esp. cohabitar, entenderse, entretenerse, estar con, hablarse, intimar, juntar, tener intimidad con, unirse; f. Sexo = beso, caricia: fr. baiser, baisoter, baisouiller. 2. La perspectiva de la dominación femenina a. Sexo = pecado: rum. a intra în păcat, a păcătui; esp. pecar; b. Sexo = tentación: port. tramar; esp. abrirse de muletas / patas / piernas; c. Sexo = prostitución: fr. faire une bordelaise; rum. a se curvăsări; esp. (hacer) un trato carnal; 3. La perspectiva de la dominación masculina a. Sexo = guerra, caza y pesca: cat. afilar el sabre; fr. casser les pattes arrières, pêcher au large, tirer un coup; it. calare, colpire, incannare, sbattere, trovar fodero al pugnale; esp. dar un escopetazo, limpiar el sable / el arma / el fusil; b. Sexo = asedio, rapto, posesión: cat. atacar, posseir; fr. hurter, hurtibiller (ant.), posséder, outrager, prendre, lever; it. strapazzare; port. quilhar; esp. cachar (AM.), cargarse (a), coger (AM.), hacerla suya, poseer, tirarse a; 80 c. Sexo = agricultura: fr. labourer, planter le javelot dans la moquette, planter sa graine, planter sa tige, planter une chouchoute; it. arare il campo, vangare; esp. sembrar; d. Sexo = cabalgada: cat. cavalcar, muntar; fr. monter, chevaucher; it. cavalcare, ingroppare, montare; rum. a (se) călări; esp. cabalgar, encalomar, enjaretarse, montar, trotar; e. Sexo = viaje o exploración: fr. aller au fond des choses, aller bivouaquer dans la crevasse, emmener l'animal visiter les grottes humides, faire British Airways, sonder; port. trepar; f. Sexo = actividades de bricolaje o manutancia: cat. cardar, clavar / fotre un clau / un pinyol, martellejar; fr. façonner, demonter; it. adoperare, pennellare, scopare, tacconare; port. pinar (tb.: pinocar); rum. a ciocăni, a da / trage un ciocan; esp. cepillar, echar un clavo / un palo / un polvo; g. Sexo = penetración: cat. desembossar, endinyar, enfilar, penetrar; fr. mettre, mettre profond, pénétrer, s'introduire, emboîter, ficher dedans; it. chiavare (tb.: conchicchiare62), impalare, incartare, penetrare, saggiare la tana, sfondare, trivellare; port. dar uma ponteirada; rum. a bortili; esp. empujar, empalar, enchufársela, enfilar, taladrar; h. Sexo = tapar, rellenar: fr. boucher (la bouteille / la serrure / un trou / une brèche / une fente); it. riempire; rum. a o îndesa; esp. tapar el agujero; i. Sexo = fricción: fr. pratiquer le ça0va0ça0vient, se frotter le lard; it. fregare, macinare, raschiare; port. pilar; esp. machacar; j. Sexo = obra de caridad: fr. honorer (tb.: faire Balzac); rum. a omeni, a0Ji face pomană; esp. cumplir; k. Sexo = obsequio, favor: cat. fer un favor; fr. arranger; rum. a ferici; esp. aliviar, arreglar, consolar, poner una intrapiernosa, servir; l. Sexo = privilegio del amo / marido: fr. accomplir son devoir conjugal; esp. beneficiarse, usar. 62 Conjugado en indicativo imperfecto, conchicchiavo – “con chi chiavo?”. 81 aparece la omofonia 4. Otras situaciones a. Metáforas animales: fr. faire / jouer à la bête à deux dos, fourrer la dinde, mettre le fox dans le terrier, mettre le petit oiseau dans sa niche, mettre le poisson dans le bocal, prendre à quatre pattes, se faire tremper le moineau; it. pascolare (l’augello), impecorare, incaprettare, tacchinare; rum. a băga mîŃul în beci, a trage un cîine (mic) (tb.: / un clei / un coŃoi); esp. dar de comer al conejo, enterrar la sardina; b. Metáforas religiosas: fr. mener le pape à Rome, mettre le diable dans l'enfer, mettre le petit Jésus dans la crèche, sacrifier à Vénus, sacrifier l'évangile selon Vénus; it. santificare; c. Metáforas técnicas: cat. ventilar0se; fr. accrocher le wagon, faire entrer le train dans le tunnel / dans la case, culbuter; it. pistonare, pompare, trombare; rum. a pompa, esp. ventilarse a alguien; d. Metáforas culinarias: cat. sucar el melindro / la porreta, menjar; fr. briocher le saucisson, carrer l'oignon, tremper son biscuit / / chicon / nem / sucre, mettre la baguette dans le fournil, mettre la fève dans la galette, mettre le bouchon dans le goulot, prendre le café du pauvre, sucer la pomme; it. bagnare / inzoppare / pucciare il biscotto, bombare, lardellare, lasagnare, sifonare; esp. mojar el churro / el bizcocho / el melindro / el rabo; e. Xenismos: fr. bang (del ingl.), bouillave / bouyave (del git.); it. clickare (del ingl.), scannare (din engl.); rum. a babardi (del git.?), a buli (del git.), a cordi (tb.: a se rocodi) (del git.); f. Expresiones basadas en la expresividad sonora: cat. fer un quiqui, fer nyaca0nyaca; fr. faire coït0coït / crac0crac / frotti0 frotta / golo0golo / hem0hem / niknik, faire (du) radada, faire tac tac / tchouk0tchouk / zik0zik, faire zizi0panpan, faire la fricon friquette, kiker; it. fare fiki0fiki / friki0friki / nica0nica / tup0tup / zup0zup; rum. a face fichi0fichi / hîŃa0hîŃa; esp. echar un quiqui / kiki, hacer foqui0foqui / ñaca0ñaca, yuyú; 82 g. Términos científicos de la fisiología humana: cat. copul~lar; fr. coïter, copuler; it. copulare; rum. a copula63; esp. copular, realizar el coito; h. Términos de la zootecnia: cat. aparellar0se, cobrir; fr. couvrir, sauter, s'accoupler; it. accoppiarsi, coprire, montare; rum. a călca, a se împerechea; esp. acoplarse, aparearse, cubrir, pisar; i. Términos religiosos: cat. furnicar; fr. connaître, forniquer (tb.: niquer, Ken); it. andare, conoscere, conoscersi, fornicare; port. conhecer, fornicar; esp. conocer, fornicar; j. Términos jurídicos: fr. consommer; rum. a consuma căsătoria; esp. realizar el acto matrimonial; k. Términos ambiguos: fr. faire la chose, faire sa petite affaire / ses petites affaires), se la faire; it. farla, fare bello; rum. a o face; esp. hacer la cosa, hacerlo; l. Términos y expresiones vulgares: cat. foder (ant.), fotre, follar; fr. foutre, piner, donner un coup de pine; it. fottere; port. foder; rum. a da la buci, a fute, a trage un toc de pulă; esp. follar, joder, dar polla; m. Términos creados por derivación fonética: fr. foiller, futer, faire une futution; rum. a futarisi, a futiza; esp. (echar un/0a) follada, follaje, follamenta, folleteo, follique. En cuanto a los alofemismos que denominan los genitales, la misma clasificación parece menos evidente si nos limitamos a las metáforas que pueden actuar como tal fuera de los contextos anteriores. La mayoría de los alofemismos de este campo son metáforas fáciles de decodificar, basadas en la observación directa, es decir, en las similitudes formales entre los objetos y las funciones o los comportamientos de los objetos: 63 Por causa de la etimología popular, los términos copulare y coit son percibidos como impropios para la función alofémica en rumano. 83 1. Alofemismos de “pene” a. Vegetales: cat. cacau, cacauet, cogombre, fava, nap, pastenaga, pera, plàtan, porro; fr. asperge, aubergine, baobab, bambou, banane, carotte, concombre, légume à tête chercheuse, légume d'amour, légume rose, poireau, radis noir; it. albero di natale, banana, banano, carota, fagiolo, fava, fava cappona, fungo porcino, pistacchio, peperone, pisello, zucchina, zucchino; port. banana; rum. banană, castravete (y: crastavete), morcov; esp. árbol, banana, berenjena, calabacín, capullo, nabo, pepino, plátano, rábano, zanahoria; b. Animales: cat. cigala, cuca, sardina; fr. aiguille, aiguillon, anguille, anguille de calcif, bélier d'amour, bête, bête humaine, cobra, goupillon, limace; it. anguilla, bestia, boa, lombrico, lumacone, mandorla, melanzana, osso, passero, pavone, pesce, pitone, serpente, uccello, verme, vermicione; port. animal, besugo, canário, galo, tordo, pica0pau, sarda, sardão; rum. cocoJel, cuc, Ńipar; esp. anchoa, bacalao, bicho, canario, gallo, gusano, lagarto, pájara, pájaro, sardina; c. Culinarios: cat. caramel~lo, llonganissa; fr. biscuit, coq à la crème, coq hardi, macaroni, salami, saucisse, saucisson; it. biscotto, brioscia, bastoncino di zucchero, cannellone, chupa0 chups, cornetto Algida, formaggella, salame, salsiccia, sanguinaccio; port. chouriço(a), morcela, sabordalhão, salame, salsicha; rum. cîrnat, cremvurJt, parizer, salam; esp. chistorra, chorizo, churro, longaniza, morcilla, salchicha; d. Instrumentos o herramientas: cat. aparell, broca, canvi de marxes, ferramenta, instrument, maneta del Mig, martell; fr. baguette, baguette magique, démonte0pneus, extincteur, gicleur, joystick, instrument, manche (à balai / à couilles / à gigot / de pioche), marteau, outil, périscope, piston, seringue à perruque, sceptre; it. bisturi, Blackedecker, lancetta, manovella, martello, martello pneumatico, pistone; port. caneta, lápis, maço, martelo, ponteiro, pincel, tira0linhas; rum. ciocan, furtun, instrument, manJă, sculă, tulumbă; esp. herramienta, instrumento humano / operante / penetrante, martillo; 84 e. Armas: cat. artilleria, atxa, ballesta, barrina, escopeta, pistoleta, verga; fr. agace0cul, baïonnette, bâton de berger (de chair / de maréchal / pastoral / à un bout), épée, Excalibur, fusil à un coup, lame, lance, missile (à tête chercheuse / trouveuse), pistolet, torpille, verge; it. archibugio, calibro 38, bastone, cannone, palo, pistola, pistolino, spada, saetta, verga; port. barrote, cacete, furador, pau, pau0de0cena, pau de fio, pau, porrete, porra, porro, peça de artilharia, pistola, vara, varão, verga, verguinha, vergão, vergalhão, vergalhoça, vergalho (tb.: bregalho); rum. baionetă, băŃ, berbece, bîtă, ciomag, măciucă (y: măciulie), mătărîngă, pistol, Jtromeleag (y: Jtrepeleac); esp. ariete, arma, artillería, asta, báculo, ballesta, barra, bastón, cipote, cañón, fusil, hacha, palo, verga; f. Instrumentos musicales / para fumar: cat. flauta; fr. chalumeau, cigare à moustache, clarinette (à moustaches / baveuse), corne, flûte (à bec, à moustache, à un trou), sucette, trombone; it. clarinetto, flauto, flauto a pelle, ocarina, pipa, sigaro, sigaro col pelo, tromba; port. assobio, gaita; rum. cimpoi, fluier, saxofon, taragot, trabuc, trombon, trompetă; esp. biberón, chupete, cigarrín, flauta, saxo; g. Órganos anatómicos: cat. membre; fr. gros doigt, onzième doigt, queue; it. coda, muscolo, terza gamba, undicesimo dito, venone, ventunesimo dito senz'unghia; rum. coadă, mădular, organ, vintre; esp. bajo vientre, cola, rabo, tercer pie, tercera pierna; h. Términos mitológicos y religiosos: fr. pommier d'Adam, cyclope, Créateur, Diable; it. diavolo, priapo; i. Personificaciones: cat. el Anticrist, el germa calvo; fr. Attila, Charles0le0chauve, chauve à col roulé, chinois, Colosse, Empaleur, eskimo, Grosse Bertha, le pontife, Scoubidou; it. amichetto da una storia d'amore, bambino, fra' Bernardo, goditore, guardaboschi, Hulk il perforatore, il crea0popoli, il crescinmano, il mi' fratello piccinino, il piú lo butti giú e piú ritorna su, Lillo, Kojak, Rocco e i suoi fratelli, il vendicatore calvo; port. capitão, o careca, chico, chicote, parceiro, patrão, o zarolho, zézinho; rum. călugărul cu un singur ochi, călugărul shaolin, chelul, E. T., mielul cu o singură nară, secretarul, un 85 prieten; esp. el bartolillo, el calvo, el fraile, el hermano pequeño, el hijo predilecto, el niño, el obispo, el señor, el socio, el padre, la gorgona; j. Términos supuestamente científicos: fr. appendice caudal, Sexibus; it. organo pedunculare; esp. aparato follador; k. Términos vulgares: cat. carall, polla; it. cazzo; port. caralho, caralhão; rum. pulă; esp. carajo, polla; l. Derivación fonética: cat. (serie carall:) carai, caram; port. (serie caralho:) carago, caraças, caramba, caneco; rum. puŃă64, sulă; esp. (serie carajo:) cachiporra, cajo, caray, caramba, carape, caríjoles, barájola, baramba; m. Expresividad fonética: cat. lili, tiroliro, tita, titola, titoleta, tranca, trincola, xirimita, xufa, xufeta, xufineta; fr. gogotte, kikiy, pipo, quiqui, quiqui0joli, tirliberly, tirlipimpon, turlututu, zboub, zgeg, zgoueg, zigouigoui, zigounette, zizi, zob, zobi; it. cippolippo, lecca0lecca; rum. tiripliJcă; esp. cosi0cosa, dinguilindango, lila, quisi0cosa; n. Términos científicos y cultismos: cat. penis, fal~lus; fr. attribut viril, membre viril, pénis, phallus, virilité; it. falo, membro, pene, sesso, virilità; port. falo, pénis, pênis; rum. falus, membru viril, penis; esp. falo, hombría, masculinidad, miembro viril, órgano reproductor, pene; o. Términos del lat. *pissiare: cat. pilileta, pi, pilila, pipi, pito, piu, pixa, pixó, pixador, pixorro; it. picchio, piccione, picciolo, piolo, pipì, pipino, pipo, pippo, pippolo, pisino, pìspolo; port. piça, picha, pichota, pila (tb.65: pinto), pilinha, pilão, pirilau, piroca, pissalho, piçalho; rum. piJătoare; esp. picha (y deriv.), 64 Heredado del latín con este sentido (lat. *putium, de praeputium), como apuntaba W. Meyer+Lübke en Romanisches etymologisches Wörterbuch (apud. Al Rosetti, Istoria limbii romîne, vol. I: Limba latină, Editura tiinŃifică, BucureMti, 1960, p. 183). El parecido formal con el término tabú, por etimología popular, le asegura la supervivencia como eufemismo. 65 El sustantivo pila tiene el sentido de “gallina joven”, igual que el lat. pulla, el étimo de los cacofemismos correspondientes del rumano (pula) y del español (polla); pinto, aquí con el sentido “pollo, gallo joven”, por derivación sinonímica. 86 pija (y deriv.), pilila, pinga, el pipí (y deriv.), pirulí (y deriv.), pito; p. Términos ambiguos: fr. le paquet; it. pezzo, prominenza, protuberanza; rum. chestia, obiectul, problema, socoteala; esp. el asunto, el bulto, el chisme, la cosa, el paquete, las partes; r. Otros: cat. boneta, cantimplora, catxirulo, flabiol, petit, pardalet, trompa; fr. baigneur, bite, droit de l'homme, service0 trois0pièces, tête chercheuse; it. bijou, gioiello, montone, scettro, stendardo, tentacolo, Torre di Pisa, tronchetto della felicità, tubo, pezzo di lesso, pezzo di carne; port. bitola, blica, cabeçudo, drejo, malagueta, mastro, mata0virgens, vela; rum. carici66, lujer, trompă; esp. campana, el as de bastos, el uno, la I, la sin hueso, el sinorejas, supositorio, trompa. 2. Alofemismos de “testículos” a. Vegetales: cat. anissets; fr. avocats, brugnons, Mirabelle, noisettes, noyaux de cerise, noix, olives, prunes, Reine0Claude; it. noci; port. azeitonas, tomates, tomatinhos; rum. prune; esp. aceitunas, aguacates (MX.), almendras, castañas, ciruelas, cocos, melocotones; b. Culinarios: cat. ous, ouera; fr. bonbons, croquignoles, raisins de Corinthe, rognons; rum. ouă; esp. albóndigas (MX.), criadillas, huevos (tb.: huevada, huevamen, huevera etc.; y: güevos), yemas; c. Artículos deportivos: cat. boles, bolingues; fr. balloches, billes, boules, plottes; it. balle, palle; port. berlindes, bolas, bolinhas; rum. biluŃe, mingi de ping0pong, mingiuŃe; esp. bolas, pelotas (tb.: pelotamen); 66 Derivado del git. kari. El parecido formal y semántico con las formas ibero+románicas carajo, carall, caralho y las variantes, con etimología incierta, debe ser mera casualidad; el étimo gitano no puede explicar esas formas, pues la primera atestiguación de ésas es un documento del año (aprox.) 1400 (Cancionero de Baena), mientras que la inmigración de los gitanos en la Peínsula Ibérica empieza más tarde, en el mismo siglo XV. 87 d. Objetos valiosos: fr. bijoux de famille, pampilles, pendeloques, précieuses; port. abono, tesouro de família; rum. bijuterii de familie, fudulii; esp. mercancía, las partes nobles; e. Pares de objetos: fr. les soeurs siamoises, paire; rum. punguŃa cu doi bani; esp. borceguíes, calzones, los dos, gemelos; f. Objetos lúdicos: fr. joyeuses, valseuses; esp. las alegrías; g. Términos vulgares: cat. collons; fr. couilles, couillons; it. coglioni; port. colhões (tb.: colhoada); rum. coaie, coiŃe; esp. cojones (tb.: cojonada, cojonamen, cojonera); h. Derivación fonética: cat. (serie collons!:) botons! torrons! petrillons!; rum. testicoaie; esp. (serie bolas:) borlas, bolsas, borlones, botones (contaminación con cojones), (serie cojones:) cojines, cordones; i. Expresividad fonética: fr. coucougnettes; port. tintins; rum. hondrobeie; esp. cataplines, gandumbas, pelendengues (y var.: perendengues), zulaques (y var.: zumaques); j. Términos científicos: fr. testicules; it. testicoli; port. gónadas, testículos; rum. testicule; esp. los genitales, testículos; k. Términos ambiguos: fr. critères, glandes; esp. atributos, chismes, cositas, los mismísimos; l. Otros: cat. arracades, borles, cascàrries, castanyetes, dallonces, esquellots, penjolls, rosaris, pebrots; fr. balustrines, breloques, burettes, burnes, castagnettes, clopinettes, montgolfières, pendantes; port. búzios, tostões, vergonhas; rum. boaJe, vintre; esp. amígdalas, bemoles, canana, carótidas, cascabeles, colgantes, compañones, ganglios, glándulas, gorriones, efectos secundarios, maracas, testigos, vergüenzas. xoxo, vagina 3. Alofemismos de “vulva y/o vagina” a. Vegetales: cat. albercoc, albergínia, carxofa, castanya, figa, flor, patata, poma; fr. abricot, bouton de rose, brocoli, chou, fleur, nénuphar; it. albicocca, castagna, ciprea, fagiolina, fica, figa, fiore, fiore purpureo, fragolina, frutto, orchidea, patata, patatina, pesca, pisella, prugna, rosa, verza; port. alperce, 88 ameixa, amêndoa, flor, fruta, malmequer, papoila, pêssega, pêssego, rosa; rum. piersică, portocală, prună; esp. alcachofa, amapola, castaña; b. Animales: cat. almeja, bacallà, conill, cotorra, llebre; fr. castor, chat, chatte, chatoune, chatounette, coquille, coquille Saint0Jacques, coquillage, coquillette, éléphant, marmotte, minet, minette, minou, minouche, moule (tb.: moulasse, moulin, moulinette); it. bestia, cicala, conchiglia, farfallina, foca, gatta mora, gattaiuola, gattina, lumachella, passerina, passera, pecora, pipistrella, ostrica, topa; port. amêijoa, aranha, berbigão, bichinha, canária, grila, marreca, melra, mexilhão, ostra, pito, parreca, parreco, patareca, passarinha, piriquita, pito, pomba, rata, rola; rum. maimuŃă, mîŃă, nutrie, păsărică, pitulice, pisicuŃă; esp. almeja, gatito, marisco, mejillón, pájara; c. Culinarios: cat. bescuit, estofat; fr. bonbonnière, écrevisse, escargot, escalopes, figue, madeleine, mille0feuille, pot à miel; it. bistecca col pelo, brioche, gnocca, favo di miele, zucchero, zuppa; port. crica; rum. gogoaJă, savarină; esp. rosca, rosco, tarrito de miel; d. Ambientales: cat. cova, gruta; fr. cave, caverne, château, crevasse, grotte, mont fendu; it. caverna, grotta, ingresso principale, primo canale, natura, valpelosa; rum. grotă, peJteră; esp. arco de triunfo, el alcázar, el puente de los suspiros; e. Geográficos: fr. Paraguay, Pays0Bas, Triangle des Bermudes; it. America; rum. PeJtera Muierii; esp. el Triángulo de las Bermudas; f. Mitológicos y religiosos: fr. atelier de Vénus, berceau du Pape, buisson0ardent, crèche de Vénus, temple d'amour, temple de Cypris, verger de Cypris; it. centro dell'universo, delta di Venere, l’immortale, inferno, sancta sanctorum; port. santuário; esp. santuario; g. Personificaciones: cat. Maruja, Manola; fr. Aramis, Dédale, Nénette, Pâquerette; it. amichetta, Bernarda, Berta, Filiberta, Filippa, l'amica che gira in pelliccia anche in pieno agosto, Lucia, madre di tutte le battaglie, Marianna la va in campagna, quella che guarda in terra, quella che non vede mai il sole; port. freira, glutona, gulosa, peludinha; esp. el barbas, el reverendo; 89 h. Metáforas con el significado de “cutie”: fr. boite (à ouvrage / à plaisir / aux rêves); it. scatola nera, tabbacchera; port. boceta; i. Metáforas con el significado de “boquete”: cat. forn; fr. entrée rose, fontaine du plaisir, trou d'amour, trou salé, tunnel d'amour; it. acquasantiera, buco, cavità, fontana, fonte, pozzo, sepoltura, tunnel; rum. găoace, găoază, găoz, zgău (y: zdău, contaminación con pizdă); esp. agujero, boquete, dentro, hendidura, el túnel de las delicias; j. Metáforas con el significado de “abertura”: fr. ouverture (de Carmen, de la Traviata); it. apertura, ferita, fessura, finestrella, serratura; port. greta, racha; rum. crăpătură, găurică, semering; esp. abertura, grieta, raja, ranura; k. Términos vulgares: cat. cony; fr. con; it. conno; port. cona (y: cono); rum. pizdă; esp. coño; l. Derivación fonética: fr. serie con: conasse, conette, conichet, conin, conillon, connaud, conneau, connichon, connil, connelet, connet; it. cocchia, coca, cocona, cunicolo; port. conaça; rum. (en expresiones:) papucii / pisicii / piJca / prisma mă0sii; esp. coime (astur.), concha (AM.), concho, conejo, cónxaru (astur.); m. Expresividad fonética: cat. txutxim, xominet, xona, xotxo; fr. bobo, didi, didine, foufe, foufoune, foufounette, frifri, mimi, moumoune, pupuce, tirelire, tirlipette, toutoune, zaza, zézette, zizi, zizoune; it. cicciabaffa, ciccia spaccata, ciceta, cicito, ciorciola, ciscia, ciuccia, fru fru, picchia, piccica, picciola, piccione, piciocca, pissa, pussi pussi; port. pachacha, pipi, xaxa; rum. fofoloancă; esp. chache, chichi, chipichí, chiribiqui, chocha (y: chochada, chochete, chochín, chocho, chochuelo, chomino), jojoi, mimi, ñoca, toto; n. Términos científicos: cat. vagina, vulva; fr. vagine, vulve; it. vagina, vulva; port. vagina, vulva; rum. vagin, vulvă; esp. vagina, vulva; o. Términos ambiguos: cat. davant; it. cosa, cosa pelosa, cosina, il davanti, lei, quel fatto, quella cosa, quella cosa là, parte bassa; rum. jos; esp. abajo, asunto, cosa, cuestión, las partes (pudendas); p. Otros: cat. breviari, davantguarda, enganyapastors, entrecuix, entreforc, llaga; fr. anneau, argenterie, barbichette, barbichu, 90 barbu, bijou, blason, boutique, moquette; it. cicatrice, cappello russo, casa delle delizie, dove che te pissi, effetto serra, gioia, gioiello, intimità, la fammela vedere, occhio che più piange quanto più è felice, pelliccia, peluche, pisciona, urinale, vergogna; port. entrefolhos, entremeio, fortaleza, febra, frigideira, jóia, moela, ninho, perseguida, pirona, segredo, tesouro, testa; rum. babaroază, potcă, rana veJnică, ruJine; esp. alcancía, el bajo vientre, el chupajornales (y: chupapiedra, chupapicha), cueceleches, entrepierna, fandango, guardapolvos, negocio. 4. Alofemismos de “senos” a. Vegetales: cat. melons, peres; fr. ananas, mandarines, melons, oranges, pamplemousses, pomelos; it. ghiande per cazzi, melanzane, meloni, noci di cocco, pere, pompelme, zucche; port. fruta, meloas, melões, melancias; rum. gogonele, mere, pere; esp. amapolas, limones, melocotones, melones, naranjas, peras; b. Animales: it. bufale, coccinelle, marmotte, vacchera; rum. turturele; c. Culinarios: fr. boîtes à lait / à lolo, brioches, sacs à lait / à lolo; it. bibberon, bolle lattee, bomboni, coppe di champagne, crème caramel, latteria, macchine da latte, mozzarelle, panettoni; port. biberons, leitaria, maminhas; rum. lăptării; esp. alimentos (MX.), biberones, comedores infantiles, mamaderas, pechuga; d. Técnicos: fr. airbags, amortisseurs, flotteurs, pare0chocs; it. aerostati, airbag, ammortizzatori, autocisterne, bombole, bumpers, camere d'aria, carrozzeria, davanzale, parabordi, siliconi, valvole; port. faróis, holofotes, pára0choques; rum. airbaguri, amortizoare, faruri, silicoane; esp. aparador, defensas, delantera, parachoques; e. Otros objetos redondos: fr. ballons, ballochards, globes, mongolfières, pelotes, rondins; it. cupole, dirigibili, globi, mongolfiere, palle da bowling, sfere, zeppelin; rum. baloane, umflături; esp. balones, ganglios, globos; 91 f. Derivación fonética: fr. nibards, nichemards, niches, nichons, nichounets, tétasses, tétines, tétons, tétounes; it. tette, tetis, tetris, tettine, tettone, tittas; esp. tetas, tetamen, tetazas, tetorras; g. Expresividad fonética: cat. popes; fr. doudounes, gougouttes, loloches, lolos, nénés, roploplos, rotoplos, rototots, totoches, totottes, toutounes; it. lecaleca, lecca lecca, poppe (y: peppe, popi popi, poponi, poppine, poppole, pupe, puppe, puppy), suca0suca, tüt0tüt, zezze (y: zizze, zizzirinelle), zinne (y: zinnelle, zinnoidoni), zuca0zuca; esp. chachais, chichis, chucháis; h. Términos anatómicos: cat. pit, pitrera; fr. poitrine, poumons; it. occhi, orecchie da coker; port. peito, peitos; rum. bust, gîlci, pectorali, piept, plămîni; esp. anginas, busto, orejas, pecho, pechos, pulmones; i. Términos propios: cat. sines; fr. seins, tétés; it. seni, tette; port. seios, tetas; rum. sîni, ŃîŃe, esp. senos, tetas; j. Términos científicos: cat. mamelles; fr. mamelles; it. mammelle; port. mamas; rum. glande mamare, mamele; esp. mamas, mamellas; k. Antonomasias: it. berte, ida & ada, paola & chiara, roberte, wanda & luisa; esp. catalinas, domingas, lolas, margaritas, teresas; l. Pares de objetos: fr. jumeaux; it. emisferi, gemelle, gemelle kessler, gemelline, sorelle bandiera, sorelle mongolfier, Twin Peaks, zie gemelle; m. Otros: cat. cantirs, metes; fr. arguments, avantages (en nature), avant0coeur, avant0postes, avant0scène, miches, monts, petits coussins de nuit, sacs postaux, signes extérieurs de richesse; it. allattapopoli, appoggiacazzi, balconata, balcone, besamemucho, borse, cuscini, montagne russe, monti, partito popolare, stritola0cazzi, tazze, testate atomiche, Via Lattea; port. marufas, prateleira; rum. avanposturi, balcoane, bidoane, bube, dotări, găleŃi, înaintare, proeminenŃe; esp. balcón, camellas, cántaros, escaparate, mostrador, pitones. 92 2.1.2.2. La fisiología de la concepción y de la excreción Junto a los tabúes sexual+eróticos, en la esfera de los tabúes de lo impuro deben incluirse los tabúes relativos a las funciones fisiológicas del organismo. Entre la fisiología de la reproducción y la de la excreción hay un vínculo proporcionado por varios aspectos: el carácter íntimo, la proximidad de los órganos que aseguran esas funciones, las prácticas sexuales “alternativas”, etc. Las dos áreas semánticas llegan a una relación de contigüidad y forman una categoría aparte de tabúes de lo impuro. ( ( ' Las dos fisiologías tienen en común su forma de manifestación material, los fluidos corporales percibidos como repugnantes por los demás. A lo largo de la historia, la filosofía del cuerpo humano ha conocido numerosos y sinuosos cambios de perspectiva, pero en ninguna época los productos de la fisiología fueron objeto de algún tipo de veneración. La intimidad del ejercicio de las funciones fisiológicas es, en realidad, una creación de la sociedad moderna, lo que significa una agravación de los tabúes de esa esfera de la vida humana. ( ( ( ' son pocos, y pocos de ellos son vulgares, lo que confirma la conclusión anterior, es decir, que los tabúes de la fisiología son bastante importantes, y que, en general, los temas relativos a esos aspectos son evitados por cortesía. Veremos a continuación unos ejemplos para los significados generales “defecar”, “orinar”, “letrina” (del ámbitp de la fisiología de la excreción) y “menstruación” (de la fisiología reproductora). 1. Alofemismos de “defecar / “excrementos” a. Términos científicos: cat. defecar; fr. déféquer; it. defecare; port. defecar; rum. a defeca; esp. defecar; 93 b. Términos del lat. cacare: cat. cagar, fer cacúcies, caguerolis, caguetes, caqui, cagalló; fr. caguer, chier, faire caca; it. cacare, cagare, fare caca; port. cagar; rum. a se căca, a face caca; esp. cagar, cagarse, hacer caca(s); c. Otros términos del lenguaje infantil: cat. popó; fr. faire popot; it. pupù; d. Términos con el significado de “asunto, necesidad”: fr. faire la grosse; rum. a face treaba mare, a0Ji face nevoile; esp. hacer numero dos; e. Términos con el significado de “alivio, evacuación”: cat. evaquar, fer de ventre; fr. soulager; it. alleggerirsi, evacuare; esp. aliviarse, descargar, descargar / evacuar / exonerar el vientre, hacer / ir de vientre; f. Otros: cat. fer carrutes, guisca, hinyar, collir floretes; fr. couler / mouler un bronze, crotter, débourrer, poser une culotte, rouler un cigare; it. andare di corpo; rum. a avea scaun, a crea; esp. hacer de cuerpo, hacer fuerza, zullarse, ciscarse, deponer, descomer. 2. Alofemismos de “orinar” / “orina” a. Términos científicos: cat. orinar; fr. uriner; it. orinare, urinare; port. urinar; rum. a urina; esp. orinar; b. Términos del lat. pissiare: cat. pixar, fer pipí, pixera, pixarada; fr. compisser, faire pipi, pisser, pissoter; it. fare pipi, pipì, piscia, piscio; rum. a se piJa, a face pipi; esp. hacer pipí, hacer pis; c. Otros términos del lenguaje infantil (onomatopeyas): port. fazer xixi; rum. a face JuJu; d. Términos con el significado de “asunto, necesidad”: fr. faire ses besoins, faire la petite commission; rum. a face treaba mică; esp. hacer sus necesidades, evacuar una necesidad; e. Términos con el significado de “flujo”: cat. fer un riu, canviar l'aigua al canari; fr. lâcher de l’eau, mouiller, tirer un bock, tirer un demi; it. fare acqua; esp. cambiar el agua al canario, desbeber; f. Otros: cat. ir al pixador, a l'urinari, evaquar; fr. lancequiner, lansquiner, lissebroquer, lever la patte; rum. a da mîna cu un 94 prieten, a da un telefon, a merge la toaletă, a scutura trandafirul, a0Ji pudra nasul; esp. echar gasolina, mear, ir a empolvarse la nariz. 3. Alofemismos de “letrina” a. Términos con el significado de “sitio privado”: cat. excusat; it. ritirata; rum. privată; esp. excusado, retrete; b. Términos con el significado de “despacho”: cat. oficina; fr. cabinet, cabinet d'aisances; it. gabinetto, gabinetto di decenza; c. Términos con el significado de “sitio para lavarse”: cat. bany, lavabo; fr. toilette, toilettes; it. toilette, toletta; port. casa de banho; rum. toaletă, baie; esp. aseo, baño, cuarto de aseo, lavabo, toilet; d. Términos del ingl. water closet: cat. vàter; fr. WC, water, water0closet; it. w.c., water, water0closet, WC; port. WC; rum. closet, veceu, WC; esp. váter, wáter, water0closet; e. Términos del lat. cacare: cat. cagador, Ca'n Felip, Ca'n Roca; fr. chiotte, chiottes; rum. căcăstoare; esp. cagadero; f. Otros: cat. comuna, comú; it. cesso, tazza; port. sanitários; rum. acolo unde nici regele nu merge călare, budă, latrină, primărie, oală, tron, vespasiană; esp. armario, cajete, común, garita, inodoro, letrina, meódromo, servicios. 4. Alofemismos de “menstruar” / “menstruación” a. Términos científicos: cat. menstruació; fr. menstruation, menstrues; it. menstruazione, menstruo; port. menstruação, mênstruo; rum. menstruaŃie, menstră; esp. menstruación, menstruo; b. Términos relativos a la “periodicidad”: cat. lluna, regla, període, ordinária; fr. règles; it. regole; port. costume, estar de lua, lua, mês, período, pingadeira do mês, regras, tempo, tempo de lua, volta da lua, purgação do mês; rum. ciclul, socotelile; esp. cuenta, mes, periódico, período, regla; 95 c. Términos con el significado de “días críticos”: rum. zilele delicate; port. aqueles dias, conjunção, embaraço, estar nos dias, incômodo; esp. días críticos, estar mala; d. Términos relativos al color “rojo”: fr. avoir les anglais; port. bandeira inglesa, bandeira vermelha, catchup, chico0bandeira0 vermelha, chorar sangue, mar vermelho, sangue, sangria, sinal vermelho; rum. a fi pe roJu / pe stop; esp. estar con el disco / el semáforo (en) rojo, tener la bandera roja, tener el tomate; e. Términos con el significado de “flujo”: fr. écoulement menstruel, flueurs; it. flusso menstruale; port. escorrência, o vulcão tá em erupção, tá chovendo; esp. flujo catamenial; f. Personificaciones: cat. Maria, Pepa; port. Amélia chegou, chico, compadre, Jacinto, Maria Chica, o Benfica joga em casa, São João, tia Maria, tia Rosa, ter visita, ter visita do seu Xico; rum. a0i veni musafirii, a0i veni neamurile, a veni piticul, a veni MoJ Crăciun (roJu Ji cu barbă albă), a veni George / Veronica (Micle); esp. tener a los pintores (en casa), tener visita, tener la visita del Nuncio, la tía María, la tía Pepa / Pepita, venir el Pepito, venir el primo (de América); g. Otros: fr. avoir les pétoches; it. catamenio, emmenia; port. bode, boi (tb.: 301, por similitud gráfica), cataménio, estar de panos, ficar sem graça, história, estar interditada, matar passarinho a soco, ninguém merece, paquete, regime, veículo; rum. a0i veni problemele; esp. caerse por la escalera, estar con la cosa, estar de trapitos, purgación, tener la cosa, tener la lola, tener la tostá. 96 2.2. Nuevos tabúes de la sociedad occidental 2.2.1. La intolerancia hacia los “diferentes” La sociedad europea es una sociedad tradicionalmente tolerante, pues la aparición del europeísmo cultural es sinónima del florecimiento de la cultura griega antigua, basada en la democracia y en la libertad de opinión. Los griegos aceptaban el pluralismo del pensamiento, pero su tolerancia estaba en parte limitada por el sexismo y el etnicismo. En el caso de los romanos, la tolerancia étnica es real, pues todos los ciudadanos, independientemente de su origen étnico, tenían los mismos derechos y el mismo estatuto; además, una de las estrategias de la colonización romana era la mezcla de las poblaciones, así que todas las provincias llegaban a tener una estructura étnica variada, lo que conllevó la obliteración de las principales diferencias entre los grupos étnicos de las colonias. Sin embargo, el estatuto de la mujer sigue siendo de inferioridad; a pesar de algunas ventajas que las mujeres recibían como esposas o patrocinadoras de las artes, se les negaba el derecho a una educación similar a la de los hombres, y además no tenían derechos electorales. Es curioso, pero la expansión del cristianismo, religión basada en el amor al prójimo, significa el comienzo de la verdadera intolerancia en Europa. El cristianismo viene impuesto a las poblaciones paganas a la fuerza, mediante un número impresionante de persecuciones, crímenes odiosos y atrocidades. Por primera vez aparece la intolerancia religiosa generalizada, lo que lleva a la intolerancia étnica contra los pueblos no cristianos. 97 2.2.2. La emancipación de las minorías En lo que concierne a la emancipación de las minorías, Europa es tributaria al Nuevo Mundo. En 1791, los Estados Unidos adoptan The Bill of Rights, una serie de normas (vigentes en la Constitución actual de los EE.UU.) que estipulaban, entre otros, la libertad de opinión, la libertad de expresión y la libertad religiosa. En 1865, el norte industrializado triunfa ante la Confederación en la guerra de la secesión, lo que significa el fin de la esclavitud en los Estados Unidos; obviamente, el nuevo estatuto oficial de ciudadanos de los antiguos esclavos negros no implica un cambio inmediato en la mentalidad, y la segregación continúa durante casi un siglo, mientras que las manifestaciones de racismo siguen siendo una realidad. En la sociedad occidental posbélica se construye (sobre todo en los EE.UU.) una perspectiva idílica de la democracia, que promociona una imagen estándar de la familia ideal, con la mujer en el centro de la familia. Es una imagen familiar en Europa, y lo demuestran las numerosas expresiones que delimitan las funciones del hombre y de la mujer en la sociedad; asimismo, en inglés se dice: it’s a man’s world; woman’s place is in the home, los rumanos consideran que el lugar de la mujer es la cratiŃă (en la cocina; cratiŃă significa sartén), y en la España franquista la mujer es el ángel del hogar. La sociedad posbélica le ofrece a la mujer la misma posición de siempre, pero maquillada para hacerla lucir más atractiva. La emancipación de las mujeres, que empieza en la Primera Guerra Mundial, se concreta sobre todo en el movimiento feminista, que ha conocido tres etapas. El feminismo consiguió implementar (por lo menos en teoría) sus propósitos más importantes: la igualdad de las oportunidades, la indiscriminación y la celebración de las diferencias. 98 2.2.3. . – el mal del siglo Los conceptos de actitud, comportamiento o lenguaje políticamente correctos se vinculan ideológicamente a la emancipación de las minorías y a los trámites de la sociedad para combatir la discriminación hacia las mismas. En teoría, el lenguaje políticamente correcto (también: PC o polcor) pretende materializar en la lengua una actitud social positiva relativa a los aspectos negativos, limpiando la lengua de las palabras ofensivas, peyorativas, discriminatorias, e introduciendo, en cambio, una serie de eufemismos institucionalizados. La reacción popular a la imposición de este lenguaje es de rechazo, por varios motivos. El lenguaje políticamente correcto es percibido como una forma de censura que se opone a la libertad de opinar y de expresarse, pues ese lenguaje afecta al lado más íntimo del ser humano, el pensamiento, y además implica una restricción: todo lo que es políticamente incorrecto está prohibido. Asistimos, pues, a una retabuización de la sociedad debida a las interdicciones lingüísticas, es decir, al revés del proceso tradicional natural67. El lenguaje políticamente correcto no logra sus propósitos; todo lo contrario, lo único que hace es enfatizar y profundizar las diferencias, dificultando la integración social de las minorías, menos interesadas en esas diferencias que la mayoría. Al fin y al cabo, los eufemismos PC parecen ser unos eufemismos inventados por los representantes políticos de la mayoría, con el propósito de ocultar la intolerancia; son, en 67 Pierre Merle apunta: “Notre époque, malgré ce que prévoyaient naguère certains professionnels de l’utopie de comptoir, n’a pas [...] supprimé les tabous classiques. Elle s’est simplement contentée de variations, d’improvisations sur le(s) thème(s). [...] Ce qui est en revanche devenu, tabou, au fil de ces vingt ou vingt+cinq dernières années, c’est tout ce qui peut, de près ou de loin, se rattacher à la notion d’exclusion. Exclusion ethnique, raciale, sociale, exclusion pour cause de «non+conformité» quelconque.” (Pierre Merle, Lexique du français tabou, Éditions du Seuil, [Paris], 1993, p. 8+10). 99 palabras de Kate Burridge, “hojas de higuera” lingüísticas68, ofensivas, a veces, para la misma minoría designada. A pesar de esas reacciones, la gente acepta los eufemismos PC no por miedo a las consecuencias legales, ni por seguir una evolución lingüística natural, sino por no pasar por intolerante69. 1. Las relaciones interétnicas La convivencia de los pueblos con orígenes étnicos distintos en el mismo espacio puede crear tensiones entre las comunidades; el léxico natural de las lenguas conserva, siglos después de la fase aguda del conflicto, palabras y estructuras que expresan las actitudes chauvinistas del pasado. Las calumnias 68 En original: “Furthermore my question is this: is the relationship between 'sex worker' and 'prostitute' really so very different from the relationship between say, something like 'pass away' and 'die'? Sure, euphemisms are motivated by the desire not to be offensive, and so they have positive connotations. But they're more than just 'linguistic fig+ leaves'. Many euphemisms for death do more than just cover up abhorrent reality, they emphasise different aspects of the physical event of death and dying: death as a journey, death as the beginning of new life. The image they offer is one of consolation.” (Kate Burridge, op. cit.). 69 “Has it to do with legal restrictions imposed on open expression? Is it natural linguistic evolution in the face of more general social change? No, I don't think so, and here I side with economics professor Glenn Loury. The issue here is more one of voluntary limitation on speech. One of the reasons for people's hostility towards political correctness is that a violation of PC protocol quickly becomes an inquiry into their character. When people without 'natural cover' express themselves in an 'incorrect' way, there is always the danger that their audience will judge them on what is known about the character of others who have spoken in a similar way. This can mean true racists, true homophobes, true misogynists, in other words real bigots, whose motives are malevolent. Use non+PC terms now and doubts get raised about your basic moral commitments. The safest course to steer is one carrying the polcor stamp of approval.” (Ibidem). 100 étnicas70 afectan a varios aspectos reales o imaginarios del aspecto o del comportamiento de un pueblo; la lengua es, antes que el color de la piel o de las características fisionómicas, el rasgo definitorio de cualquier comunidad étnica, así que gran número de expresiones reflejan la opinión según la cual los hablantes de otros idiomas son incapaces de producir o de decodificar los mensajes lingüísticos. Los griegos consideraban que los demás pueblos eran incapaces de utilizar el lenguaje articulado, que “tartamudeaban” en vez de “hablar”, así que los llamaban βαρβάροι; de la misma manera, los eslavos llamaron nemeŃ, “mudos”, a los alemanes, y la palabra rumana găgăuŃă, de găgăuz, ha llegado a significar “persona ingenua, sin inteligencia”71. Para describir una situación sospechosa, los alemanes dirán das kommt mir Spanisch vor, mientras que otros pueblos han adoptado y calcado la famosa frase shakespeariana, there’s something rotten in the Kingdom of Denmark. La falta de comprensión en la comunicación es presentada, por diversos pueblos, con referencia a pueblos lejanos como ubicación geográfica o tipo cultural: rum. a vorbi chinezeJte, esp. me suena a chino, rum. eJti turc?, fr. c’est de l’hébreu, ingl. this is all Greek to me, eslvq. je to pre mńa spanelska dedina, mientras que las explicaciones que tienen que ver con la competencia lingüística las piden con relación a lo que uno considera como su lengua natural: rum. vorbeJte româneJte, rum. vorbeJte omeneJte, esp. en castellano, por favor, esp. habla en cristiano, etc. La lengua y la cultura propias son consideradas como el punto cero de la civilización humana en general, y por eso llegan a ser un punto de referencia universal. Los miembros de la comunidad etnolingüística se convierten en símbolos, sobre todo, de la honestidad humana: esp. castellano viejo, “hombre leal, honrado, de buena voluntad”, port. portugal0velho, “hombre de principios rígidos, franco, leal”, rum. român verde, “hombre leal, 70 Término que traduce el ingl. ethnic slurs, según el modelo propuesto por Fco. Sánchez Benedito en Lo que nunca se aprendió en clase..., passim. 71 Cf. tb. a face pe niznaiu(l), véase Stelian Dumistrăcel, Pînă0n pînzele albe, Institutul European, IaMi, 1997, p. 154+155. 101 cabal, de pocas palabras”. Se entiende, pues, que la lengua representa un medio de cohesión de las comunidades étnicas y constituye el rasgo que mejor define a tales comunidades y el factor de máxima oposición frente a otra comunidad lingüística. Según lo demuestra la investigación del léxico románico, la existencia de las expresiones que enfocan la propia lengua de un pueblo como pauta de la normalidad es un hecho general. Las expresiones esp. hablar en castellano y rum. a vorbi româneJte (“hablar en rumano”), cuyo sentido es “hablar con claridad”), tienen como variantes esp. hablar en cristiano y, respectivamente, rum. a vorbi omeneJte (lit. “hablar h u m a n a m e n t e ” o “hablar en h u m a n o ”). En ambos casos, parece que lo que se considera como normal, natural, propio de los humanos72 en general y de los cristianos en particular no puede ser otra lengua más que la propia. Un sentido parecido tienen las expresiones cat. clar i català, esp. en castellano de a pie, fr. en bon français, port. em português, utilizadas para designar una manera de hablar claramente, con toda franqueza y sin rodeos. La mayor parte de las expresiones basadas en la intolerancia étnica suelen referirse a los pueblos hallados en la vecindad inmediata, con los cuales se tiene un contacto más cercano y frecuente. En el ámbito de la Península Ibérica, la convivencia de cuatro etnias en un espacio relativamente aislado ha determinado la existencia de un repertorio casi cerrado de calumnias étnicas, por las cuales dichas poblaciones se insultan y se acusan mutuamente (de los mismos delitos). En castellano, el etnónimo catalán ha llegado a significar de por sí “avaro, tacaño”, mientras que gallego se utiliza con el sentido “cobarde”. A los catalanes, los españoles les llaman catalines (de catalina, eufemismo de “excremento”) o bien polacos (supuestamente por su dificultad en pronunciar bien el castellano), mientras que, al revés, los españoles no catalanes son llamados despectivamente por los catalanes xarnegos (o txarnegos, charnegos) e incluso murcianos (que se usa también en el sentido de “ladrón”). Los 72 De hecho, en el caso de algunas lenguas, el etnónimo propio es, en realidad, la misma palabra que significa “hombre”. 102 portugueses son tachados de fanfarrones y mentirosos, puesto que portuguesada significa “exageración, fanfarronada”; el caso es que en portugués el mismo sentido lo tiene la palabra espanholada73, lo que demuestra la falta completa de fundamento real en este tipo de clichés; es más, hay un refrán que dice De Espanha, nem bom vento, nem bom casamento, que resume en unas cuantas palabras toda una historia bimilenar de convivencia “de espaldas” entre los dos pueblos vecinos. Para los portugueses, los gallegos parecen hacerse culpables de la pérdida de identidad etnolingüística; las voces galegada y galeguice se refieren a una manera de hablar rápida e incomprensible. Finalmente, los pueblos románicos de la península concuerdan en que el vascuence representa cualquier tipo de lenguaje o problema que es tan confuso que resulta completamente incomprensible. En el caso de los pueblos que viven aislados, como pasa, por ejemplo, con los italianos, españoles, portugueses, etc., rodeados por las aguas mediterráneas, las calumnias étnicas se dirigen más hacia algunos enemigos tradicionales o hacia algunos pueblos que, por razones históricas, suelen despertar enemistades o envidia. Cabe señalar que las expresiones de este tipo se encuentran calcadas en varias lenguas europeas: cat. anar0se’n / marxar a la francesa, esp. despedirse / huir / marcharse a la francesa, port. despedir0se à francesa, ingl. to take a French leave, it. andarsene all’inglese, fr. filer à l’anglaise, rum. a o Jterge englezeJte, “largarse o huir sin despedirse”; lat. morbus gallicus, esp. el mal francés, ingl. French disease, French pox, it. il mal francese, il mal spagnuolo, rum. boala frîncească, fr. le mal napolitain, “sífilis”; ingl. French letter, fr. capote anglaise, “preservativo”, etc. Los mismos pueblos son acusados del pecado de la soberbia; las voces que significan “fanfarronada” varían de una lengua a otra: esp. francesada, portuguesada74, it. francesata, spagnolata, spagnolaggine, port. espanholada, francesada, etc75. 73 Véase infra. Sin embargo, para los italianos, un portoghese es un espectador clandestino en un teatro o cine. 75 Cf. tb. alem. stöltz wie ein Spanier, “orgulloso como un español”. 74 103 Para los portugueses, un francês es un individuo cursi o afectado, y un franchinote es un sujeto presumido, mientras que para los catalanes, una francesilla es un capricho o una extravagancia bastante costosa. El castellano resume la hostilidad en contra de los franceses en el refrán El francés sería buen amigo si no fuera mal vecino. Los ingleses tampoco escapan a los tiros lingüísticos de los demás pueblos europeos; lejos de la imagen que los mismos ingleses intentan ofrecer al mundo (“stiff upper lip”), la palabra inglés (cat. anglès y port. inglês) significa, para los pueblos iberorrománicos, nada más y nada menos que “acreedor” (estar perseguido por / tener muchos ingleses, “tener muchas deudas, estar en la quiebra”); para los franceses, en cambio, la misma expresión, avoir les anglais, significa “tener la regla una mujer”, alusión al color rojo de los uniformes militares tradicionales del ejercito británico. Algunas expresiones pretenden tildarlos de falta de inteligencia: en portugués, la expresión para inglês ver significa o bien “encontrarle cinco patas al gato”, o bien “hacer algo muy obvio”, mientras que los italianos usan, para decir “hacerse el tonto / sueco76”, la frase fare l’inglese. De todos los románicos, los franceses resultan ser los más interesados en sus vecinos externos, pues el francés cuenta con una gran variedad de apodos que designan de manera despectiva a los habitantes de los países contiguos: boche, chleu, fritz, frisou, doryphore, bouffeur de patates, “alemán”; belgico, flahute, “belga”; espingouin, pingouin, “español”; angliche, bifteck, rosbif, “inglés”; rital, spaghetti, “italiano”; porto, portigue, “portugués”, etc. Sin embargo, la mayor cantidad de calumnias étnicas suelen referirse a los pueblos con los cuales se tiene o se ha tenido una cohabitación dentro de las fronteras del propio país. Para los iberorrománicos, ocho siglos de ocupación árabe han dejado 76 Según el DRAE, aquí se trata de una confusión: en esta frase, la palabra sueco no se refiere a los oriundos de Suecia (lat. suecus), sino que es una palabra homónima (lat. soccus, “tronco, tocón”); sin embargo, para los hablantes no existe ninguna diferencia, ya que no son conscientes de la etimología de los dos vocablos. 104 huellas importantes en el registro de las frases hechas, denotando una actitud poco amistosa hacia los antiguos invasores. En primer lugar, en español quedan algunos insultos xenófobos, como morucho, moraco, morube, moromusa e incluso moromierda. La presencia de los “infieles” en un espacio profundamente cristiano ha determinado la aparición de ciertos usos típicos del adjetivo moro (port. mouro): un niño “moro” es un niño que está sin bautizar; por extensión, lo mismo se dice de un vino (esp. ser moro / turco el vino, cat. vi moro o morapio) no aguado o no “bautizado”; en el mismo sentido, los portugueses usan el refrán quem não tem padrinho, morre mouro. En portugués, el sustantivo mouro se utiliza para nombrar a una persona que trabaja duro, sin parar (trabalhar como um mouro / negro / escravo), pero su uso es despectivo, mientras que en catalán un moro es un mal trabajador. En el mismo registro, para los catalanes passar vida de moros significa “llevar una vida dura y amarga”. La expresión catalana fer moros significa “estafar o hacer trampas en los negocios”, y fer el moro quiere decir “espantar a los niños”. La palabra española matamoros (que se conserva también como antropónimo y topónimos) significaba al principio “valiente, cristiano viejo”, pero luego pasó a un uso irónico y despectivo, con el sentido de “persona que se jacta de valiente”, uso conservado hasta el día de hoy. En relación con esta palabra, cabe mencionar la expresión catalana eixe no mata un moro, que se dice de las personas que son poca cosa en la vida, y el refrán a moro muerto, gran lanzada (cat. a moro mort, gran llançada). El refranero recoge una multitud de expresiones, ofensivas o neutras, que aluden a la época de la dominación árabe: cat. o tots moros, o tots cristians, “hay que dar tratamiento igual a las personas”, cat. afarta’m i dis0me moro, “mientras no hay perjuicios materiales, no hay problema”, cat. moro mana a moro, “un subalterno dirige a otro”, cat. per força va el moro a missa, “a veces hay que hacer cosas que no nos gusten”, cat. hi ha moros a la costa, esp. hay moros en la costa, “hay algún peligro”, esp. a más moros, más ganancia, “cuanto mayor el peligro, mayor la gloria”, esp. como moros sin señor, “reunión en desorden y caos”, esp. haber moros y cristianos, “haber gran 105 discordia o riña”, esp. moros van, moros vienen, “alguien está a punto de emborracharse”, esp. cuéntaselo al moro Muza, “a otro perro con este hueso”, ser como el moro Juan, “ser muy celoso”, etc. A este inventario se añade un número impresionante de voces pertenecientes a la etnobotánica y etnozoología, donde la palabra moro aparece, pero con una actualización neutra. La convivencia multisecular con algunos inmigrantes tradicionales paneuropeos, como los judíos y los gitanos, ha dejado rastros profundos en el plano lingüístico. El antisemitismo popular, fundado en las diferencias religiosas y las de costumbres y alimentado por el antisemitismo oficial eclesiástico, se concreta en numerosas expresiones idiomáticas en las lenguas románicas. En primer lugar, la misma palabra judío (y sus correspondientes romances) se ha convertido en un insulto en sí, llegando a significar “avaro, usurero, tacaño”. Quedan todavía algunos nombres e insultos específicos como, por ejemplo, esp. judihuelo, judezno, fr. youpin, youtre, chmoutz, rum. jidan, etc. Las expresiones y frases hechas apuntan tanto hacia la supuesta avaricia de los judíos (rum. nu fi jidan, “no seas tacaño”), como hacia su religión no cristiana (o incluso anticristiana), percibida a veces como inapropiada (port. fazer judiarias, “hacer diabluras”, esp. hacer una judiada y port. fazer uma judiação, “hacer una putada”). La expresión española matar judíos se usa con el sentido de “ir de copas en Semana Santa, bebiendo limonada alcoholizada y emborrachándose”; por otro lado, los catalanes dicen que Qui no fa bunyols per la Setmana Santa és que és jueu. Quinientos años después de la expulsión de los judíos, el refranero ibérico conserva todavía algunas sentencias antisemitas, que aluden sobre todo a la supuesta hipocresía de los judíos, a su avaricia, astucia o pereza: esp. Ni fíes del judío, ni de su hijo, ni de su vecino, esp. El judío y la mujer vengativos suelen ser, esp. El gato y el judío a cuanto ven dicen “mío”, cat. Ni jueu totxo, ni llebre aturada, esp. Judíos y gitanos no son para trabajo, etc. La comunidad gitana, muy presente todavía en la vida social europea, es tildada por algunas costumbres que constituyen su manera tradicional de vivir, percibida como poco civilizada y antisocial. Hay pocos insultos específicos para los gitanos (esp. 106 gitanaco, caló, calorro, zincaló, fr. rabouin, manouche, romanichel, rum. lăieŃi, ciori), pero bastantes expresiones algo agresivas en contra de ellos. De los lugares comunes que reducen un pueblo entero a un esbozo, los más comunes son la suciedad (cat. anar fet un gitano, “andar muy sucio”, rum. ca la Ńigani, “en suciedad o en desorden”), la delincuencia (esp. a cuenta de los gitanos, hurtan muchos castellanos, port. cigano, “ladrón, traficante de mercancía sustraída a los impuestos”, rum. [cumpărat] de la Ńigani, “mercancía robada, falsificada o de contrabando”), la falta de honestidad (esp. hacer una gitanada / gitanería, “cometer un fraude”, rum. Ńigănie, “fraude”, gitanear, “halagar para conseguir algo o para engañar en las compras y ventas”, rum. a se Ńigăni, “regatear, tratando de evitar un gasto”, rum. aur Ńigănesc, “oro falso”), la falta de educación o de modales (rum. a se certa ca la uJa cortului, “discutir o pelearse a gritos e insultos”, esp. no estamos entre gitanos, “hay que comportarse”, comer a lo gitano, “comer sentado en el suelo”), la pobreza (cat. tindre més fam que un gitano de fer barates, “tener mucha hambre”), etc. El refranero español recoge algunos dichos que reflejan los mismos clichés: El pan como hermanos y el dinero como gitanos; El gitano, si no la hace a la entrada; la hace a la salida; El buen gitano no hurta en su barrio, etc. Cualquier pueblo se preocupa sobre todo de las etnias con las cuales tiene contacto, mientras que el resto de los pueblos del continente o del mundo constituye un conglomerado amorfo. Sin embargo, de esa masa indefinida destacan a veces algunos pueblos lejanos, a los que se atribuyen costumbres o rasgos insólitos. De los pueblos europeos que figuran en el repertorio de las calumnias étnicas románicas, los eslavos aparecen mucho en relación al alcohol: rum. a bea ca un rus, fr. ivre / soûl comme un polonnais, esp. beber como un cosaco, etc. Es interesante recordar, en este contexto, las expresiones castellanas coger una turca o coger una kurda, “emborracharse”, que demuestran la arbitrariedad de este tipo de idiotismos, pues ambos pueblos son mayoritariamente musulmanes, así que tienen prohibido el alcohol. Los turcos, enemigos históricos y tradicionales del cristianismo entre las mismas fronteras de Europa, protagonizan 107 un número importante de expresiones y frases hechas. Además del alcoholismo atribuido por los españoles, para los rumanos los turcos parecen ser campeones de otro vicio, el de fumar, quizás por su costumbre de fumar shisha: rum. a fuma ca un turc. Un aseo que consiste en un boquete en el suelo es típico de los turcos, en opinión de los franceses (toilette à la turque) y la de los rumanos (budă turcească). Algunas expresiones aluden a la supuesta perfidia de los mismos (esp. con las intenciones del turco) o, todo lo contrario, hacen de los turcos una suerte de chivos expiadores (esp. cabeza de turco, fr. tête de turc); por esos motivos, aparece un rechazo bastante categórico en expresiones como esp. ¡como yo soy turco!, “ni muerto, ni loco”. Para algunos pueblos románicos hay motivos de envidia en cuanto a la manera de vivir de los turcos (port. vida de turco, “vida regalada”) o a su salud (fr. fort comme un turc). De todas formas, parece constante el concepto según el cual el turco es un idioma incomprensible: son comunes frases como rum. eJti turc? o vorbesc turceJte?, it. parlo italiano o turco otomano? “¿cómo que no entiendes?”. La falta de entendimiento se expresa de formas muy variadas en las lenguas románicas, apuntando hacia pueblos diferentes. El griego era incomprensible para los romanos (lat. graecus est, non legitur, “es griego, no lo puedo leer”), y lo mismo les pasa a los españoles (eso es griego para mí) y a los italianos (parlar greco)77. El hebreo les resulta imposible a entender a los franceses (c’est de l’hébreu). Pero es obvio que el idioma que se lleva la palma en la lista de las lenguas ininteligibles es el chino, presente en varias expresiones en todas las lenguas románicas: cat. això em sona a xinès, esp. me suena a chino, eso es chino para mí, fr. c’est du chinois, rum. a vorbi chinezeJte, port. isso para mim é chinês, etc. En el siguiente esquema78 consta que, para los hablantes del mundo entero, hay gran variedad de idiomas79 que, en su opinión, cumplen con los requisitos de incomprensibilidad: 77 En inglés existen las variantes this is all Greek / Dutch to me. Adaptado de http://strangemaps.wordpress.com/2009/02/26/362+greek+ to+me+mapping+mutual+incomprehension/. 79 Véase tb. http://www.omniglot.com/ language/idioms/incomprehensible.php. 78 108 109 Como hemos comprobado ya en varias ocasiones en este estudio, las comunidades etnolingüísticas no tienen (y no pueden tener) el mismo sistema de criterios en cuanto a la manera de apreciar a los demás pueblos, sus costumbres y sus idiolectos. Hay ciertos universales conceptuales, pero que tienen expresiones lingüísticas distintas. Las actitudes racistas o xenófobas encuentran su expresión más común en el lenguaje; además, el peligro oculto de este tipo de lenguaje reside en su manera de pasar inadvertido, pues los hablantes pocas veces se toman el tiempo de analizar las raíces de las expresiones que usan. En las últimas décadas, los conceptos de actitud, comportamiento o lenguaje políticamente correctos se vinculan ideológicamente a la emancipación de las minorías y a los trámites de la sociedad para combatir la discriminación hacia las mismas. Las lenguas románicas se han quedado, hasta el presente, fuera de las exageraciones ridículas del inglés americano, así que todavía se le puede llamar negro al negro y chino al chino. Hay pocos etnónimos tradicionales, neutros en su origen, que están fuera de uso (rum. jid, jidov, fr. tsigane, fr. nègre). De todas formas, la mayoría no se han convertido en tabúes, sino que siguen siendo utilizados alternativamente con los nuevos: si el fr. nègre es considerado ofensivo, las formas ulterioras noir, de couleur y el moderno Black son completamente aceptables, a pesar de aludir al color de la piel, cosa inconcebible en EE.UU., donde la forma obligatoria es African American. 2. Las minorías sexuales La emancipación de las minorías sexuales (entre las cuales los homosexuales forman la mayoría) no ha conseguido cambiar la mentalidad discriminatoria de la sociedad, como lo comprueba el gran número de insultos relativos a la sexualidad “contra la naturaleza”. Las lenguas románicas conocen pocos términos políticamente correctos para designar la homosexualidad, y todos son de factura culta; el término homosexual (fr. homosexuel, it. omosessuale) se ha especializado 110 para el sexo masculino, mientras que para el sexo femenino el término usual es lesbiana (tb. esp., port. lésbica). Para los dos sexos aparece el anglicismo gay (fr., cat. gai), que designa la orientación homosexual de ambos sexos mediante un eufemismo ambiguo. Los insultos hacia las lesbianas, poco numerosos, (tipo port. camionista, machona, mulher0macho, Maria0Manel, rum. femeie0bărbat, esp. marimacho etc.), son, en general, atributos que reprochan la acentuación de los rasgos o del comportamiento masculino. La situación es completamente distinta en cuanto a la homosexualidad masculina, pues la falta de hombría parece ser lo peor que se le puede reprochar a un hombre; la mayoría de esos insultos aluden a la (supuesta) afeminación de esa persona80: cat. delicat, doneta, fineta, folla, gazela, loca, marassa, mare, monya, nena, pispirella, ploma, pluma, précieuse, queen, ullera perfumada; fr. folle, tante, mademoiselle, reine; port. bicha, boneca, ele0ela, frutinha, menina, mulher0com0pau, mulher de tromba, mulher do Paraguay, quase0mulher, queen, reinha; rum. famen; esp. pluma, moña, novicia, ninfa, reina, reinona, etc. Gran número de disfemismos relativos a la homosexualidad (sobre todo pasiva) son metonimias a base de nombres propios: cat. marica, maricó, maricona, mariconàs, mariconassa, mariconet, marieta; fr. mariette; it. Checca, Francesca, Marietta; port. Adelaide, maricas, mariquinhas, maricão, mariola, Odete Santos (cf. tb. ingl. Miss Nancy, Gladiola), esp. marica, maricón, maricona, mariconazo, mariconcete, marientera, marimarica, marioso, mariquita, mariquituso, etc. Otra mentalidad muy común es la que considera la homosexualidad como un comportamiento ambiguo, bivalente o aberrante: cat. ambidextre, ambigu, cafè amb llet, contra natura, 80 Véase tb. Nuria Navarro Zaragoza, Glosario de términos gays compuestos por la palabra “queen” y su traducción, en “Tonos digital”, Revista Electrónica de Estudios Filológicos, No. 10, Noviembre 2005, www.um.es/tonosdigital 111 del gremi, del sindicat de l’oposició, més figa que raïm, ni carn ni peix; it. ambidiestro, frutta e verdura; port. entendido, terceiro sexo; rum. pe invers, pidosnic; esp. de la cofradía del amor distinto, de la otra acera, muy así, de aquella manera, del otro bando, del gremio, invertido, etc. El francés ha desarrollado, por derivación fonética, una serie alofémica a partir del término culto pédéraste: pédé, pède, pédale, pédalo, pédoque, pédouze, etc. El inventario variado de los insultos románicos relativos a la homosexualidad contiene una serie de expresiones obscenas por su carácter explícito, que sugiere la penetración anal: cat. culero; fr. englandé, enculé, enviandé; it. rottinculo, bocchinaro, cullatone; port. arranha o azulejo, atraca de proa, pablito boqueteiro, caga0grosso, caga0pau, caga pra dentro, ventilado; rum. găozar, poponar, poponaut; esp. culómano, enculador, porculero, porculizador, etc. 3. Las minorías minusválidas Para designar a las personas que sufren de discapacidades físicas o psíquicas que las impiden llevar una vida normal, el lenguaje PC americano recomienda, en el presente, los sintagmas del tipo “personas con capacidades diferentes / alternativas”. En las culturas románicas europeas, tales exageraciones son, sin duda, rechazadas, pero consta la dinámica acentuada de los alofemismos de esta área semántica. Los alofemismos que denominan las discapacidades psíquicas, antaño términos científicos, neutros desde el punto de vista de las connotaciones, se convirtieron en insultos, pues son insultos al alcance para designar a cualquier persona que se quiere ofender, sin discriminar. Términos como idiota, cretino, imbécil, oligofrénico, retrasado (con correspondencias en todas las lenguas románicas) son hoy día inaceptables, siendo reemplazados por perífrasis neutras como fr. déstabilisé mental, rum. persoană cu handicap psihic, persoană cu nevoi speciale, persoană cu curriculum adaptat, esp. deficiente mental, discapacitado psíquico, minusválido psíquico, etc. 112 El lenguaje políticamente correcto dispone de términos muy generales o muy precisos para clasificar las discapacidades físicas en categorías de minusvalía: fr. personne à mobilité reduite, personne de petite taille, mal0entendant, non0voyant, rum. persoană cu handicap [locomotor], nevăzător, persoană cu hipoacuzie, esp. invidente, disminuido físico, minusválido, discapacitado físico, persona de movilidad reducida, etc.; esos términos, específicos del lenguaje de los seguros sociales, son utilizados cada vez más en el lenguaje usual, gracias al discurso político y periodístico. 4. El sector profesional, el mercado laboral y económico En las últimas décadas, gracias al acceso fácil de las personas a la enseñanza universitaria, los oficios que no suponían una calificación profesional o académica han perdido el poco prestigio que tenían (si lo tenían), así que el sistema administrativo ha intentado dignificarlas mediante el cambio de su nombre. Así, aparecieron en las lenguas románicas perífrasis como: fr. agent d’ambiance, “guardia”, assistante, “secretaria”, BNQ (bas niveau de qualification), “obrero”, employée de maison, “chacha”, économie informelle, “bricolaje, artesanía”, force de protection professionnalisée, “soldados profesionales, quizás mercenarios”, technicien de surface, “encargado de la limpieza”, it. ostetrica, “partera”, edile, “albañil”, impresario di pompe funebri, “sepulturero”, rum. tehnician salubrizare, “encargado de la limpieza”, bonă, “niñera”, conductor, “chófer”, lucrător în construcŃii, “albañil”, stilist “peluquero”, esp. empleada del hogar, “maruja”, agricultor, “campesino”, funcionario de pompas fúnebres, “sepulturero”, profesor de Educación General Básica, “maestro de escuela”, productor, “obrero”, profesora en partos, “partera”, chef, “cocinero”, supervisora de productos en preventa, “cajera”, etc. 113 En la misma zona de la vida social aparecen las expresiones políticamente correctas relativas a los conflictos entre las empresas y sus empleados, que tienen como consecuencia las huelgas, el paro, etc., es decir, la pobreza: fr. ajustement structurel, “despidos masivos”, dégraissage, “despidos”, dumping social, “despidos masivos”, en cessation d’emploi, “en paro”, érémiste (RMI – revenu minimum d’insertion), “pobre”, IRE (indispensable restructuration de l’entreprise), “despidos”, mesure d’âge, “jubilación impuesta”, plan social d’accompagnement, “despidos con pagos compensatorios”, réduction de sureffectifs, “despidos”, SEF (sans emploi fixe), “parado”, sous0privilégié, “pobre”, rum. restructurări, “despidos masivos”, disponibilizări de personal, “despidos masivos”, încetarea activităŃii, “paro / huelga”, conflict colectiv de muncă, “huelga”, caz social, “pobre”, la limita subzistenŃei, “pobre”, esp. conflicto colectivo, “huelga”, parada, “huelga”, paro, “desempleo”, amortización de puesto de trabajo, “despido”, ajuste laboral, “despidos masivos”, reestructuración de personal, “despidos”, expediente de regulación de plantilla / de empleo / laboral, “despidos masivos”, desocupación, “paro”, equilibrio permanente del subempleo, “paro”, desempleo, “paro”, económicamente desfavorecido, “pobre”, persona de renta limitada, “pobre”, etc. Los acontecimientos negativos del mercado financiero son designados, en el lenguaje políticamente correcto, por sintagmas similares, que intentan disfrazar el impacto negativo tras el cambio de perspectiva: fr. abus financier, “estafa”, croissance négative, “recesión”, cessation de paiement, “quiebra”, enveloppe, “soborno”, facture inadéquatement libellée, “factura ficticia”, rum. evoluŃie negativă, “recesión”, evoluŃia negativă a cursului valutar, “devaluación”, inginerie financiară, “fraude”, trafic de influenŃă, “corrupción”, deprecierea monedei naŃionale, “devaluación”, salariu motivant, “mucho trabajo y sueldo miserable”, preŃ negociabil, “precio exorbitante”, plicul, “soborno”, esp. cese de negocio, “quiebra”, depresión, “crisis económica”, desajuste, “crisis”, reconversión de una empresa, 114 “quiebra”, presión, “chantaje”, tráfico de influencias, “corrupción”, fiscalidad, “impuestos”, fluctuación, “inestabilidad económica”, contribuyente, “persona que paga impuestos”, actualización / ajuste / reajuste / revisión del mapa tarifario, “aumento de los precios”, etc. 5. Delincuencia y estados conflictivos violentos Las situaciones de crisis son manejadas por las organizaciones militares, como el ejército o la policía, instituciones que desarrollan su propia jerga políticamente correcta que promocionan mediante sus departamentos de relaciones públicas. La falta de transparencia impuesta por la especificidad de sus actividades determina la dimensión restringida del inventario léxico accesible al lenguaje usual. La criminalidad y las medidas punitivas han sufrido un cambio de percepción en la sociedad moderna. La detención deja de ser punitiva y pretende alcanzar dos propósitos: aislar a los individuos peligrosos y reintegrar a los individuos recuperables: centro de inserción social, centro penitenciario, institución penitenciaria, correccional, módulo de control social, reformatorio, “prisión”, comportamiento negligente, comportamiento antisocial, “delincuencia”, inadaptado, “delincuente”, abuso de derecho, contravención, diferencia de interpretación legal, dificultad legal, inobservancia, irregularidad, “delito”, confinamiento, privación de libertad, “detención”, etc. El lenguaje militar, más que otros lenguajes, facilita el uso del eufemismo. Desde el punto de vista estructural, los eufemismos militares se clasifican en cuatro categorías, descritas 115 por Germán Moya Hernández en su estudio El lenguaje militar. Tabú, eufemismo y disfemismo81: 1. Antonomasias (dos tipos: a. Falcon, Hornet, Mirlo, Harrier, MX Peacekeeper, etc. b. doctrina Nixon, Enmienda de Church, Convención de Ginebra, Pacto de París, Crisis de Berlín, Acuerdos de Berlín, Acuerdos del Cáucaso, etc.); 2. Sintagmas nominales: guerra fría, guerra electrónica, guerra de montañas, fuego nutrido, fuego de división, fuego griego, arma cortés, arma noble, flota en conserva, estado tapón, escudo nuclear, espasmo nuclear, efectivos de división, cresta de fuegos, primera sangre, bala cansada, cola de golondrina, coexistencia pacífica, cabeza de etapa, bautismo de fuego, bala roja, bala naranjera, bala caliente, bala fría, escala horizontal, equivalencia esencial, huevo frito, etc.; 3. Sinónimos metonímicos: baja, caído, barrer, blanco, boca, batería, acero, bronce, campaña, cáliz, jornada, caza, envasar, sangre, etc.; 4. Siglas y abreviaturas: GJMAPER/SEPO, GDEN, GJMAPER/DAP/SUASO, JEMA/DOP/SEGUR, etc., tb. APDFA (“aeródromo de partida de las fuerzas de desembarco aéreo”), APT (“proyectil perforante trazador”), ITV (“intervención”), LAZD (“límite anterior de la zona de dispersión”), etc. Llama la atención, en el caso de la jerga militar, la duplicidad entre la terminología políticamente correcta, que se aplica a las acciones propias, y la políticamente incorrecta, utilizada para describir las acciones del enemigo; en otras palabras, el carácter combativo del ejercito viene acompañado, en el lenguaje, por un carácter polémico, que sirve para manipular al público mediante las concepciones y las actitudes prefabricadas. * 81 Germán Moya Hernández, El lenguaje militar. Tabú, eufemismo y disfemismo, en “Tonos digital”, Revista Electrónica de Estudios Filológicos, No. 1, Marzo 2001, www.um.es/tonosdigital, p. 3+4. 116 El lenguaje políticamente correcto conoce una expansión dinámica en todos los sectores de la vida social, allí donde las relaciones interhumanas tienen un lado público y donde aparecen tensiones entre varios tipos de colectivos humanos; el mismo ofrece modelos e impone estructuras en el lenguaje usual, creando conscientemente un estándar común a todas las lenguas de las culturas occidentales, lo que constituye un hecho específico de la política integracionista del siglo XXI. 117 PARTE IIIa: EL EUFEMISMO COMO ELEMENTO DEL LÉXICO 3.1. Eufemismo y niveles de la lengua: procesos de creación léxica 3.1.0. Consideraciones sobre la creación léxica en el marco de los niveles y estilos funcionales de la lengua En líneas generales, la alofemización puede ser vista como una sustitución de un término con otra estructura, que puede ser una palabra, una estructura compleja, una no+palabra, una entonación específica o incluso cero; asimismo, podemos proponer las siguientes categorías de sustituciones: 1. sustitución por supresión; la palabra tabú es evitada, reemplazada por una pausa (o puntos suspensivos en el código escrito), acompañada, normalmente, por una entonación específica, mímica o gestos (sustitución icónica entre dos códigos de signos, el lingüístico y el postural); 2. sustitución por ambigüedad; el sustituto es la deformación de la palabra tabú, una palabra inventada, basada en la compatibilidad o en expresividad fonética, una palabra neutra, no marcada estilísticamente y desemantizada82; 3. sustitución por equivalentes (sinónimos, calcos, préstamos, xenismos); 4. sustitución por antónimos; (eufemismos irónicos o pseudoeufemismos); 5. sustitución por la negación del contrario; (expresión atenuada); 6. sustitución por metasememas y metalogismos; (alofemismos expresivos); 7. sustitución por perífrasis; (lexicalización de estructuras estables). 82 Véase nuestro estudio, Eufemizarea – cîteva cazuri excepŃionale de sinonimie contextuală, en Analele UniversităŃii “ tefan cel Mare” Suceava, Seria Filologie, A. Lingvistică, Tomul XII, nr.2, 2006, Editura UniversităŃii Suceava, 2006, p. 141+147. 121 3.1.1. El nivel fonológico En el proceso de la alofemización, el nivel fonológico permite dos tipos de mecanismos de creación alofémica, es decir, la creación de formas nuevas (a priori o a partir de las palabras reales) o la reasignación de los significantes. El estatuto único del nivel fonológico, derivado de su inscripción sólo en el plan de la forma, se refleja en la alofemización por el hecho de que los esquemas de equivalencia alofémica se construyen desde el plano de la forma hacia el del contenido. El criterio único que funciona en la selección de las formas que tendrán el estatuto de alofemismos está en relación con el lado material del signo, en concreto la secuencia de fonemas que constituye el significante. Los mecanismos de la creación alofémica se basan en el componente sonoro de las palabras, pues conciernen o a la expresividad fonética de ciertas secuencias existentes o no, o a la compatibilidad entre dos secuencias sonoras. En concreto, la alofemización a este nivel se realiza tras la creación de significantes (formas inéditas provenientes ya sea de la lexicalización de las interjecciones y onomatopeyas, o de la lexicalización espontánea de ciertas secuencias de gran expresividad, sea de la alteración del significante hallado bajo la interdicción) y tras la reasignación de otros significantes existentes, si existe una semejanza formal. Consta, en ambos casos, que la selección no tiene en cuenta el criterio semántico, que no es funcional a este nivel de la lengua. 3.1.1.1. La lexicalización de las interjecciones Hemos analizado ya los eufemismos que provienen de la lexicalización de las interjecciones; mencionaremos, en pocas palabras, dos ejemplos, los sustantivos pipí y caca, que pertenecen al lenguaje usual (junto a sus variantes y familias léxicas). En el caso del primero, el origen onomatopéyico parece evidente, pues formas parecidas existen en otros idiomas, románicos y germánicos, e incluso eslavos. En cuanto al segundo, la explicación debe ser otra; en las lenguas románicas y germánicas hay formas distintas en el lenguaje infantil, cuyo 122 único parecido es la estructura reduplicada: rum., esp., port. caca (heredadas del latín o formadas por derivación regresiva del lat. cacare), it. pupù, ingl. doodoo, etc. Esas formas se basan quizás en el hecho de que las oclusivas velares, bilabiales o alveolares son las primeras consonantes que los niños consiguen pronunciar, mientras que las palatales o la vibrante r, por ejemplo, las aprenderán mucho más tarde. Las secuencias interjeccionales se lexicalizan, adaptándose a la flexión específica, y creando familias léxicas: caca, cagarse, cagarla, cacaseno, cagaaceite, cagachín, cagada, cagadero, cagado, cagafierro, cagalaolla, cagaleta, caganidos, cagatintas, cagódromo, cagón, etc. 3.1.1.2. La alteración del significante En la alteración fonética de un significante, el componente semántico no tiene función distintiva; por ese motivo, el lado formal de la palabra nueva tiene que ser lo suficientemente parecido al original, para poder evocarlo por asociación. En las situaciones en las cuales la asociación acústica no es decisiva, la decodificación se hace mediante la reducción de la ecuación sintagmática; eso pasa sobre todo cuando la alteración fonética no afecta a las palabras, sino a las frases hechas que contienen una palabra tabú. Las desviaciones fonéticas se clasifican, según H. Plett, en cuatro tipos principales83, a las cuales añadimos un proceso relativo a la lexicalización de las abreviaturas, situación en la cual la decodificación requiere el conocimiento anterior de la terminología: 1. Sustracción a. aféresis: rum. 'tu0i mama mă0sii!, rum. 'mnezeu!, ingl. Zounds!, “God’s wounds”84; 83 Heinrich F. Plett, OtiinŃa textului Ji analiza de text. Semiotică, lingvistică, retorică, Editura Univers, BucureMti, 1983, p. 167. 84 Más ejemplos en Peter Collett, op. cit., p. 60 et seq. 123 b. síncopa: esp. hijoputa “hijo de puta”, esp. joer “joder”, esp. conchasumadre (AM.) “(la) concha de su madre”; c. apócope: esp. ¡Jo! “Joder”, fr. séropo, “séropositif”; + en el nivel de la comunicación d. supresión 85: oral; + en el nivel gráfico; 2. Adición a. prótesis: esp. rediez, “diez” (eufemismo de Dios); b. epéntesis: ingl. funk “fuck”, ingl. goldamit “God damn it”; c. paragoge: rum. futiza, “fute”; 3. Sustitución a. vocálica: rum. în pielea mea! “în pula mea”, ingl. shoot! “shit”; b. consonántica 86: fr. Parbleu! “Par Dieu”, fr. Morbleu! “Mort de Dieu”; 85 Procedimiento añadido por nosotros. Un ejemplo de eufemización por sustitución fonética: “En el Parlamento español se produjo una anécdota divertida: corría la sexta legislatura democrática tras la restauración de 1975 y en la Cámara baja había un lío monumental; los señores diputados parecían ignorar las instrucciones del presidente del Congreso, (en aquella época don Federico Trillo, del partido conservador). Don Federico trataba de ordenar las intervenciones y las votaciones pero la confusión reinaba en el hemiciclo. «¡MANDA HUEVOS!» exclamó para lamentar el barullo insufrible. Pero olvidó cerrar el micrófono y todos los españoles pudieron oír con claridad tan castiza expresión. El presidente de la Cámara sabía que los más críticos iban a echarle en cara ese desliz y anduvo listo recordando una anécdota parecida que se estudia en los cursos universitarios: de modo que, interrogado por falta de cortesía y finura parlamentaria, hizo saber que no había dicho huevos sino huebos, palabra antigua castellana (del latín, opus) que significa necesidad. Es decir, que había necesidad de conservar el orden en la sala.” – José Calles Vales, Belén Bermejo Meléndez, Jergas, argot y modismos, Editorial LIBSA, Madrid, 2001, p. 142. 86 124 c. múltiple: esp. ¡Mecachis la mar! “Me cago en la mar”, esp. ¡Jolín! “Joder”; 4. Permutación a. metátesis: rum. flocirele “floricele”; b. anagrama: ingl. In Dog we trust “In God we trust”; 5. Abreviaturas rum. PMS (del ingl.), “síndrome premenstrual”, fr. PPH (passera pas l’hiver): “viejo”, fr. SEF (sans employ fixe): “desempleado”, fr. érémiste (RMI, i.e. revenu minimum d’insertion): “pobre”, fr. esdéhèfe (SDF, i.e. sans domicile fixe): “vagabundo”, “sin domicilio”, etc. 3.1.1.3. La reasignación de un significante existente Los principios de este tipo de alofemización son, en gran medida, los mismos de la situación analizada anteriormente, es decir, una palabra tabú es reemplazada por una secuencia sonora parecida; sin embargo, aquí no se trata de la creación de nuevos significantes, sino del uso de un significante ajeno, sin compatibilidad semántica, para sustituir el significante inicial, y la única compatibilidad necesaria entre los dos signos que hacen el cambio es la sonora, es decir, el SNT2 “se parece” al SNT1; en otras palabras, la sonoridad de uno puede evocar la sonoridad del otro, e, indirectamente, el contenido semántico del otro. Tal evocación es parecida a lo que Saussure describía como “relación asociativa basada en la comunidad de las imágenes acústicas”87, pues la forma sonora de una palabra puede evocar otra palabra por mera compatibilidad entre la estructura y el orden de una secuencia fonética de la estructura de sus significantes, aun cuando no hay, entre esas palabras, ningún tipo de vínculo etimológico o morfológico. No es necesario reabrir la discusión ya realizada anteriormente (véase tb. el capítulo siguiente). Mencionemos, sin 87 Ferdinand de Saussure, Curs de lingvistică generală, Polirom, IaMi, 1998, p. 137. 125 embargo, que ese tipo de alofemización es muy productivo, pues no requiere un horizonte cultural muy extenso, así que tanto la codificación, como la decodificación, son extremadamente fáciles. 3.1.2. El nivel morfológico El nivel morfológico se inscribe en ambos planos, el de la forma y el del contenido. Los morfemas léxicos en cuanto afijos matizan o modifican el sentido transmitido por el radical. En el proceso de eufemización, la derivación a base de afijos es una técnica relativamente frecuente; los resultados de la derivación con prefijos y sufijos son, en cada caso, muy variados. 3.1.2.1. La prefijación Como procedimientos típicos de alofemización por prefijación, los más productivos son la negación de los antónimos con prefijos negativos o privativos (lo que entrena a veces un desvío semántico) y la expresión de los superlativos estilísticos con la ayuda de los prefijos. La prefijación con prefijos negativos y privativos es típica para el lenguaje políticamente correcto. Cabe mencionar los siguientes prefijos: + + + + + in0 (y var. i0, im0): esp. intolerancia, “radicalismo, extremismo”, rum. inechitate, “injusticia”, fr. illettrisme, “analfabetismo”; dez0 (y var. des0, dis0): esp. discapacitado, “minusválido”, rum. dezacord, “conflicto”; minus0: esp. minusválido, “minusválido”; ne0: rum. nevăzător, “ciego”, rum. neconsumarea căsătoriei, “falta de relaciones sexuales”, rum. nefamilist, “soltero”; non0: fr. non0personne, “inmigrante sin documentos”, fr. non0voyant, “ciego”, it. non vidente, “ciego”; 126 + sub0 (y var.): rum. Ńară subdezvoltată, “país del tercer mundo”, esp. subnormal (ya disfémico), “minusválido”, fr. sous0privilégié, “pobre”; La prefijación de los adjetivos (y sustantivos) con prefijos de origen culto es típica para los registros del estilo coloquial. Los prefijos de intensidad, a veces combinados, aumentan las connotaciones negativas de los disfemismos y cacofemismos y crean eufemismos irónicos al lado de un signo con connotaciones positivas: No quiero seguir oyendo tus ideas ultracretinas. Ésa se cree superlista, la muy imbécil... etc. Algunos términos de la medicina entraron en el lenguaje políticamente correcto y, de ahí, al lenguaje usual, donde reemplazaron a los términos tradicionales; la eufemización, en este caso, es dictada por razones humanitarias, por el deseo de evitar la referencia brutal a ciertas realidades penosas: + + + hiper0: rum. hipertiroidie; hipo0: rum. hipoacuzie; supra0: rum. supraponderal. 3.1.2.2. La sufijación La sufijación produce, en las lenguas románicas, disfemismos o eufemismos irónicos, independientemente de si se origina en una palabra neutra o en un tabú. La derivación con sufijos diminutivos o aumentativos lleva a la atenuación o, respectivamente, al incremento de un rasgo de la estructura semántica del signo. Los derivados con sufijos diminutivos pueden funcionar como eufemismos en el lenguaje infantil: caquitas, pipilín, cuquita, tontolino, etc., siendo en otros registros eufemismos irónicos o disfemismos: medicucho, profesorcillo, cabroncete, etc. Los sufijos aumentativos son, por su naturaleza, acompañados por connotaciones despreciativas, así que su 127 resultado son, otra vez, los eufemismos irónicos y los disfemismos: mujerón, huevón, culazo, tetazas, etc. 3.1.3. El nivel léxicoQsemántico Sin duda, todos los cambios debidos a la alofemización, independientemente del nivel en que se producen, afectan al nivel léxico, pues, en general, la alofemización significa crear nombres nuevos para las nociones, es decir, equivalentes para las palabras. La alofemización por sustitución al nivel léxico se construye, evidentemente, sobre la compatibilidad semántica entre dos signos, lo que puede significar una sinonimia relativa real o una similitud parcial al nivel de los semas (incluso secundarios), que permita crear una metáfora o una metonimia. 3.1.3.1. El préstamo diafásico Para que un sinónimo funcione como eufemismo de una palabra, la condición necesaria es que tenga el mismo sentido denotativo, pero que no tenga las connotaciones negativas del término prohibido. La sinonimia es el procedimiento mediante el cual se realiza la eufemización en las obras de lexicografía, en las cuales los cacofemismos, por ejemplo, son analizables como el cúmulo de la denotación, equivalente al sinónimo neutro, y la connotación, indicada entre paréntesis por los términos “vulgar” o “trivial”. Los elementos de la terminología científica son frecuentemente utilizados como eufemismos neutros88. Esos sinónimos científicos son términos no marcados estilísticamente en el discurso científico, así que no son acompañados, en su transferencia a otro lenguaje, por ningún tipo de connotaciones. El procedimiento tiene la ventaja de la precisión, característica fundamental de la terminología científica. La mejor representación la tiene (véase abajo) la terminología de la medicina. Por ejemplo, la palabra cáncer se evita por compasión con el enfermo y viene reemplazada por un equivalente científico, 88 Véase Stelian Dumistrăcel, Limbajul publicistic din perspectiva stilurilor funcŃionale, Institutul European, IaMi, 2006, p. 202+205. 128 como neoplasia, o para nombrar a un paralítico se pueden usar los términos parapléjico / tetrapléjico, etc. 3.1.3.2. Los xenismos Los nombres griegos o latinos de las afecciones o de las actividades son preferidos por los mismos motivos, o por la sensación de dignificación que dejan: “Lleva dieciocho años de casada”, pero “[es] todavía virgo intacta”, dijo él.89; “La verdad, decía Chrobak, es que la única receta para tal enfermedad nos es familiar, pero no la podemos recomendar. Suena así: “Penis normalis, en dosis repetidas”.90; Por el mismo motivo han entrado en la lengua común los términos del tipo: in vitro, coitus interruptus, cunnilingus, anus, etc. En ciertas situaciones, la palabra extranjera se encuentra en estructuras oximorónicas; la oposición lógica o metafísica entre los términos tiene como resultado un efecto cómico o irónico (p. ej. ingl. devil’s paternoster, “blasfemia”). 3.1.3.3. Los antónimos homolexos Un caso particular de equivalencia contextual lo constituye la sustitución de un término negado por su antónimo, y en este caso las dos estructuras no tienen una equivalencia perfecta, sino que entrañan un cambio de perspectiva, permitiendo la creación de los pseudoeufemismos que atenúan una expresión muy dura. Cabe señalar que si los antónimos se sopesan frente al mismo sentido de la palabra+testigo, la relación de sinonimia es marcada por una gradación o un cambio connotativo, como se ve en los ejemplos siguientes: No está muy animado; 89 Un diálogo entre Sigmund Freud y el ginecólogo Rudolf Chrobak citado por D. Friedman, op. cit., p 151. 90 Ibidem. 129 Está bastante desanimado; Está bastante deprimido. Se constata, a partir de los ejemplos anteriores, que los antónimos homolexos tienden a negar el contenido semántico del radical, sin tener la fuerza suficiente para afirmar lo contrario (para describir su situación sería adecuada la palabra inglesa 'understatement'). Los antónimos heterolexos, en cambio, expresan en un grado más alto lo contrario del contenido semántico de su antónimo e introducen, a veces, connotaciones suplementarias. Por esa razón, el antónimo homolexo puede funcionar como eufemismo del heterolexo (si ambos expresan una apreciación negativa), sin connotaciones irónicas. 3.1.3.4. Los metasememas Los metasememas representan una equivalencia desviada –contextual o general– de dos signos que tienen en común un fascículo mínimo de semas; la condición para que se realice la equivalencia es que esos semas sean representativos o relevantes para ambos signos, en el contexto dado, independientemente de si son denotativos o connotativos, principales o secundarios. El término genérico de metasememas engloba una serie de figuras de tres tipos: figuras de analogía (metáforas), figuras de contigüidad (metonimias) y figuras de contradicción (antífrasis). " " / El léxico de una lengua está compuesto, en parte, por metáforas “gastadas”, hecho demostrado por la investigación etimológica de las lenguas, que establece que numerosas palabras que hoy día sentimos como neutras eran, en sus orígenes, metáforas. “En cuanto recurrimos a la perspectiva histórica, vertical, en cuanto miramos hacia los orígenes, hacia nuestro primer umbral, el latín, la mayoría de los neologismos –sobre todo los derivados neológicos– revelan su identidad de metáforas, de imágenes perdidas, pero recuperables, 130 afortunadamente, por medio del análisis lingüístico vertical”91, advierte G. I. Tohăneanu en su Diccionario de imágenes perdidas; y añade que los neologismos “constituyen, en muchos casos, un «cementerio» de imágenes”92. El neologismo pelvis significaba en latín “palangana, bacina, cántaro”, y penis significaba, al principio, “asta de herramienta” o “pincel”93. No sólo los neologismos ofrecen tales sorpresas estilísticas. Uno de los ejemplos más citados en este sentido, la palabra músculo, it. muscolo, fr. muscle, port. músculo, rum. muJchi, viene de otra metáfora, lat. musculus, “ratoncillo”94. Según Stelian Dumistrăcel, “la expresividad de la metáfora viene dada por la «distancia» entre el término propio y el figurado (en la cual puede incluirse también la relación concreto – abstracto) y matizada por la t e n d e n c i a de esa asociación, perfilada, en sincronía, por la naturaleza de la apreciación, que puede ser deducida confrontando los valores neutro, favorable y desfavorable.95”. En este contexto, los eufemismos poéticos realizados por metáfora cumplen con una doble función eufemístico+retórica, es decir, no se limitan a evitar la palabra+tabú, sino que inducen también un cambio de perspectiva sobre el concepto+tabú, presentándolo de una manera favorable, sobre todo si se trata de un tabú de lo impuro. Por ejemplo, en el repertorio de las metáforas para el sentido “pene”, muchas de ellas se basan en la asimilación del órgano sexual masculino a los instrumentos típicos de las actividades desarrolladas por hombres: herramientas (cat. broca, martell; fr. baguette, gicleur, joystick, marteau, piston; it. manovella, martello, pistone; port. maço, martelo, ponteiro; rum. ciocan, furtun, sculă, tulumbă; esp. martillo, etc.) o armas (cat. ballesta, escopeta, pistoleta, verga; fr. baïonnette, épée, fusil à un coup, 91 G. I. Tohăneanu, DicŃionar de imagini pierdute, Editura Amarcord, TimiMoara, 1995, p. 5. 92 Ibidem, p. 7. 93 Todas en Teodor Iordănescu, op. cit. 94 Tudor Vianu, op. cit., p. 17. 95 Stelian Dumistrăcel, Lexic românesc. Cuvinte, metafore, expresii, Editura tiinŃifică Mi Enciclopedică, BucureMti, 1980, p. 113. 131 lance, missile, pistolet, torpille, verge; it. archibugio, calibro 38, bastone, cannone, pistola, spada, saetta, verga; port. pau, pistola, vara, verga; rum. baionetă, berbece, măciucă, mătărîngă; esp. ariete, artillería, ballesta, cipote, cañón, fusil, hacha, etc.). La imagen del pene+herramienta aparece en relación al otro sexo; en relación al producto del acto sexual aparece otro tipo de sustitución metafórica para el sentido “pene”, es decir, la de vector de la procreación en ejemplos como esp. el hijo predilecto, el niño; it. il bambino, il crea0popoli; port. o chico; rum. moJtenitorul, etc. Una de las metáforas más conocidas del área de la sexualidad se origina en las traducciones de la Biblia: El hombre conoció a Eva su mujer, la cual concibió y dio a luz a Caín. Entonces ella dijo: “¡He adquirido un varón de parte de Jehovah!” (Génesis, 4:1). El verbo conocer, calcado en todas las traducciones bíblicas y utilizado aquí en un sentido metafórico, es una referencia al conocimiento original, obtenido como consecuencia del pecado. La misma historia del pecado original impuso también una de las más antiguas metáforas animales, la que hace que la serpiente, avatar del mal, se convierta en símbolo de la hipocresía y de la traición en el mundo cristiano (mientras que otras culturas lo ven como símbolo de la sabiduría, de la fertilidad, de la vida, de la transcendencia o es el propio dios supremo96). Las metáforas animales pueden tener como fuente los 96 La supervivencia de los elementos precristianos, animistas y chamánicos en el cristianismo conduce, muchas veces, a la inversión de posiciones entre las antiguas y las nuevas divinidades, así que los antiguos dioses supremos son asimilados al diablo. La serpiente se convierte en avatar del diablo como símbolo del conocimiento prohibido, tal y como los antiguos dioses cornudos le prestan ese atributo en la imaginación colectiva o como el lobo, animal asociado a la muerte y al conocimiento transcendental, se convierte en representación del mal en las leyendas de la licantropía; en rumano, la expresión vorbeJti de lup Ji lupu0i la uJă (“hablas del lobo y el lobo está en la puerta”) constituye una prueba en este sentido (cf. ingl. speaking of the 132 mitos antiguos o las obras literarias importantes, que imponen a la consciencia colectiva ciertos rasgos arquetípicos, reales, imaginarios o arbitrarios, resultados de la humanización de los animales y de la errónea interpretación de los comportamientos instintivos como actos de voluntad. De esta manera, algunas metáforas animales son comunes a varias culturas que no se hallan en contacto, así que su fuente es la observación y la interpretación directa de la realidad. El mecanismo por el cual una persona es asimilada metafóricamente a un animal arquetípico lleva a la aparición de los disfemismos. “Los insultos que envían a los animales”, apunta Peter Collett, “son [...] universales. [...] su propósito principal es el de presentar a los humanos como no humanos y, como consecuencia, negarles los derechos que les corresponden normalmente cual seres humanos. [...] es mucho más fácil tratar mal a los demás después de haberlos clasificado de «cerdos» o «parásitos»“97. La metáfora cerdo es conocida en todo el mundo europeo como sinónimo de “sucio”, “vulgar”, “sinvergüenza”, “abusador”, “gordo”, etc. Zorro y zorra son sinónimos de “astuto” o “sin escrúpulos” (zorra con connotaciones sexistas), el conejo es un símbolo de la cobardía, la mula de la terquedad, etc. Es fácil advertir la arbitrariedad de tales generalizaciones, que muchas veces no tienen ningún fundamento científico98. La metáfora es el medio principal de creación léxica en el argot, lenguaje caracterizado por la inestabilidad y la expresividad. El argot permite un fenómeno interesante, la derivación sinonímica, que significa la transferencia metafórica del sentido figurado de una palabra a todos sus sinónimos y, de aquí, a los sinónimos de ésos. “Una metáfora o una metonimia”, afirma Ion Coteanu, “no sólo ofrece una imagen nueva del objeto, devil y esp., con eufemismo, hablando del rey de Roma, que remite al mito de la génesis del pueblo romano, celebrado por las festividades llamadas Lupercalia, que incluían rituales de purificación y de conmemoración de los muertos). 97 Peter Collett, op. cit., p. 152. 98 Véase tb. Antonio Briz (coord.), ¿Cómo se comenta un texto coloquial?, Editorial Ariel, Barcelona, 2000, p. 133+135. 133 sino también un modelo de asociación en base al cual se constituyen otras metáforas y metonimias.”99 " " / 0 El lenguaje coloquial permite a veces la eufemización por metonimias. Las antonomasias constituyen una fuente importante para la alofemización, si se trata de nombres cultos o de antropónimos que se convierten en arquetipos para generalizar. Si bien los nombres cultos funcionan fácilmente como eufemismos propios o poéticos, los nombres propios de personas tienen funciones irónicas o disfémicas. En algunas lenguas románicas, por ejemplo, son frecuentes las antonomasias que reducen a los homosexuales masculinos a su lado femenino; del diminutivo Marica de “María”, las lenguas ibero+románicas han desarrollado series sinonímicas que designan a los homosexuales: esp. marica, mariquita, maricón, port. maricas, maricão, mariquinhas, cat. marión, mariolo, marioso, etc. El francés conoce el término mariette, y en italiano100 los homosexuales afeminados son designados por el término checca, hipocorístico de “Francesca”. De una manera parecida, los nombres propios que son frecuentes en los pueblos vecinos o en contacto llegan a designar al pueblo entero: en rumano, friŃ significa “alemán”, e ivan significa “ruso o eslavo del este”. Muchas veces, las expresiones eufemísticas de este tipo tienen sus orígenes en los mitos hebreo+cristianos; los sustantivos propios pueden generar por derivación sustantivos comunes (sodomía, onanismo, etc.) o pueden ser utilizados como eufemismos por antonomasia (Matusalén, “persona en edad”, magdalena, “mosca muerta”, anticristo, “persona malvada”, etc.). De hecho, la eufemización metonímica parece ser un procedimiento bastante productivo en los textos religiosos, como lo demuestra el texto siguiente. En la Biblia hay algunas 99 Ion Coteanu, Stilistica funcŃională a limbii române. Stil, stilistică, limbaj, Editura Academiei R.S.R., BucureMti, 1973, p. 41. 100 Y en algunas expresiones; véase Giovanni Dall’Orto, Storia di undici termini relativi all’omosessualità, “Sodoma” n. 3, Primavera+estate 1986, p. 81+95. 134 referencias a la manera de jurar de los antiguos hebreos; a primera vista, esa costumbre parece sorprendente y difícil de entender: Entonces Abraham dijo a un siervo suyo, el más viejo de su casa y que administraba todo lo que tenía: 0Por favor, pon tu mano debajo de mi muslo, y te haré jurar por Jehovah, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo una mujer de las hijas de los cananeos entre los cuales habito. Más bien, irás a mi tierra, a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac. (Génesis, 24: 2+4); Entonces el siervo puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este asunto. (Génesis, 24: 9); Si he hallado gracia ante tus ojos, por favor, pon tu mano debajo de mi muslo y muéstrame misericordia y verdad; te ruego que no me sepultes en Egipto, sino que cuando repose con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos. (Génesis, 47: 29+30). “Ese lenguaje es confuso hasta que llegas a entender que los traductores de la Biblia usan «muslo» muy a menudo como eufemismo de «pene».”101, advierte David Friedman. El texto original hebraico contiene, en cambio, referencias directas a los genitales; la clave para decodificar esa expresión eufemística existe también en las traducciones, pues las fórmulas “salieron del muslo de...” y “simiente de...” varían libremente. Aunque la sustitución mencionada no es típica, es, sin embargo, una metonimia, del mismo tipo que fr. estomac para “coeur” (en ciertos textos medievales), o rum. vintre (ml. venter, Qis, “abdomen”) para “genitales”; de la misma manera, lat. bucca, “mejilla” y gula, “garganta” (rum. gură, “boca”) sustituyeron el término lat. “os”, y la diferencia es de motivación, pues en el caso analizado arriba se trata de una necesidad eufemística. Friedman advierte: “pocos se dan cuenta de [...] que la idea de hacer un 101 David M. Friedman, op. cit., p. 22+23. 135 juramento sagrado «tocando con la mano el muslo de alguien» (en o cerca de los testículos) sobrevivió hasta el día de hoy –casi 4000 años más tarde – en la palabra «testify»102 (testimoniar).”103 " " " / ' En este nivel, las figuras de contradicción se materializan en la sustitución de una palabra por una secuencia antónima, y los resultados de tal sustitución pueden ser los eufemismos irónicos o los pseudoeufemismos por los cuales se pretende atenuar una expresión demasiado dura. La antífrasis significa afirmar algo por una estructura que expresa aparentemente lo contrario; los efectos cómicos o irónicos son frecuentes. Sin embargo, muchas veces la expresión eufemística antifrástica es dictada por ciertos tabúes generados por supersticiones relativos al mal de ojo, a la mala suerte, etc. El miedo al mal de ojo ha generado prácticas de las más variadas, incluyendo hechizos, talismanes, gestos y desencantos104. En la mayoría de las creencias, el mal de ojo parece estar relacionado con la envidia de los dioses o de los humanos, así que no es nada sorprendente que algunas de esas prácticas incluyen técnicas para ocultar las cualidades reales o para distraer la atención. Entre las prácticas autóctonas de los rumanos, podemos mencionar, por ejemplo, las que pretenden “afear” a un niño bonito, sea escupiéndolo (de manera simbólica), o manchándolo en la frente con cenizas o barro; tales prácticas 102 En realidad, las cosas son más complicadas. La mayoría de los especialistas están de acuerdo con el vínculo etimológico de los dos términos, a los cuales añadimos testamento, atestiguar, contestar, etc., aunque su orígen parece ser otro que el procedimiento revelado en el Antiguo Testamento. Testis, que significa en latín “[el] que es el tercero entre dos que discuten, testigo, asistente” (Teodor Iordănescu, DicŃionar Latin0Român...), había recibido el sentido figurado de “testículo”; el fenómeno ha recibido varias explicaciones, entre las cuales la más plausible parece ser la que presenta esa transferencia como un calco semántico del griego, donde parastatēs tenía ambos sentidos (metáfora posible gracias a la existencia de la categoría morfológica del dual). 103 David M. Friedman, op. cit., p. 23. 104 Peter Collett, op. cit., p. 83 et seq. 136 vienen acompañadas por fórmulas de reparación que se pronuncian después de los cumplidos o piropos: rum. să nu0Ńi fie de deochi, it. se mal occhio non ci fosse. En la misma categoría de métodos preventivos contra el mal de ojo se inscriben los cumplidos antifrásticos; los niños, extremadamente vulnerables al mal de ojo, reciben cumplidos como urîtule (“feo”) o ce mare te0 ai făcut (“qué grande estás”), que tienen el propósito de engañar al potencial “jettatore” sobre las cualidades reales del niño, para hacerlo parecer menos vulnerable, o, según T. Vianu, en ciertas zonas del mundo “a los niños se les ponen nombres feos, para que los demonios, espantados por su fealdad, los eviten”105. Las supersticiones relativas a la mala suerte reclaman a veces expresiones antifrásticas. Para algunos supersticiosos, desear “buena suerte” equivale a traer una desgracia; por ese motivo, en algunas lenguas existen estructuras lexicalizadas usadas en tales circunstancias: it. in bocca al lupo, ingl. break a leg, esp. ¡mucha mierda!: Mar 25 2007 6:02 A In bocca al lupo per domani a rocktargatoitalia. Mucha mierda! mierda mierda mierda! break a leg! Laura (http://profile.myspace.com/). Esas expresiones equivalentes tienen una función “escaramántica”, en otras palabras, son formas de conjurar un acontecimiento desagradable, presentándolo como deseable; paradójicamente, llegaron a ser fórmulas de buena suerte, sin el riesgo de traer consecuencias no deseadas. La palabra española mierda, usada generalmente para caracterizar de forma negativa ciertas situaciones, refleja otra superstición europea (románica), es decir, que las heces tienen que ver con la riqueza o con la buena suerte. Esa creencia, muy popular entre los rumanos, ha generado numerosas expresiones: de una persona afortunada 105 Tudor Vianu, op. cit., p. 26. 137 (suertuda) se dice que de niño comió mierda, de alguien rico, que tiene mierda de dinero, a alguien que pisa en excrementos se le sugiere que compre loterías; quizás la expresión putred de bogat (“podridamente rico”) tenga que ver con la misma superstición. Sin embargo, la función principal de la alofemización antifrástica es irónica o disfémica, sobre todo cuando el término sustituido pertenece al eje negativo de los valores apreciativos. Así, pues, según el contexto lingüístico y comunicativo, los alofemismos listo / genio / Einstein pueden ser percibidos como eufemismos irónicos o disfemismos en un acto de comunicación concreta, todos como sustitutos del disfemismo estúpido. 3.1.4. El nivel sintáctico El nivel léxico se enriquece mediante la contribución del nivel sintáctico. Algunas estructuras, en las cuales las palabras contratan relaciones sintagmáticas, adquieren estabilidad y autonomía léxica tras su uso frecuente. La lexicalización de tales estructuras se produce cuando se apoyan ya sea en la coherencia de la imagen, cultural o lógica, en la expresividad de las asociaciones inéditas, o en la popularidad de la fuente (en el caso de las expresiones cultas). Analizando un número de 300 fraseologismos rumanos, en un enfoque onomasiológico basado en investigaciones antropológicas, Stelian Dumistrăcel identifica, desde la perspectiva del origen y de la evolución semántica, dos tipos fundamentales de expresiones que define como sigue106: “1. Expresiones que tienen una función estilística inmediata, que nacieron como figuras retóricas propias [...]. Tales expresiones son, según las circunstancias de su aparición, idénticas a las figuras retóricas creadas por los escritores; en lo que sigue las llamaremos i m a g i n a r i a s (términos de unas comparaciones irreales). 2. Expresiones que parten de un hecho real del campo de la vida material, social, política o que advierten relaciones entre 106 Stelian Dumistrăcel, Lexic românesc..., p. 136+137. 138 objetos o seres, teniendo al principio una función objetiva de comunicación y cuya función estilística es mediada por una serie de factores que resumen la situación en que se encuentran, para la colectividad, para un grupo u para un individuo cualquiera, las realidades que las combinaciones estables de palabras llamadas expresiones describen (olvidadas, sólo intuidas o conocidas, valoradas o menospreciadas, etc.) En una forma más breve, esos idiotismos podrían llamarse c o p i a s d e l a r e a l i d a d .” Siguiendo su clasificación, analicemos algunas muestras de expresiones alofemísticas; he aquí algunos ejemplos del área semántica “muerte”: 1. Expresiones idiomáticas copias de la realidad a. expresiones no marcadas temporalmente: fr. rendre l’âme / l’esprit / le dernier soupir, it. esalar l'anima, port. soltar o último suspiro, rum. a0Ji da duhul / sufletul, rum. a închide ochii, rum. a da ochii peste cap, fr. tourner de l’œil, esp. cerrar los ojos, it. chiudere gli occhi, rum. a(0Ji) dormi somnul de veci / celor drepŃi, fr. dormir le sommeil éternel, etc.; b. expresiones marcadas temporalmente: rum. a da ortul popii, rum. a se întoarce [cu scut sau] pe scut, etc.; 2. Expresiones idiomáticas imaginarias (términos de unas comparaciones irreales): rum. a mirosi a lopată, fr. manger / bouffer les pissenlits / l’herbe / les carottes par la racine, esp. criar malvas, port. ir às malvas, fr. fumer les mauves, it. andare ai cipressini, rum. a i se curma firul vieŃii, rum. a se duce / petrece pe lumea cealaltă / tărîmul celălalt, fr. ne plus être de ce monde, esp. irse / partir alguien al / para el otro barrio, it. (passare) all’altro mondo, port. ir para o outro mundo, rum. a trece în viaŃa de apoi, fr. passer de vie à trépas, esp. irse / salir alguien de este mundo, esp. irse alguien al más allá, it. (passare) al mondo dell’al di là, rum. a trece în lumea celor drepŃi, it. (passare) al regno dei più / dei giusti, rum. a se ridica la Ceruri, esp. pasar alguien a mejor vida / en la gloria, port. ir / passar desta para melhor, rum. a trece în nefiinŃă / neant, esp. entregar alguien el alma a Dios, port. dar a alma ao Criador, etc. 139 Las dos categorías de fraseologismos presentan aspectos comunes, y algunos fraseologismos pertenecen a la primera categoría por su expresión y a la segunda por su creación. Las expresiones cat. clavar un clau, esp. echar un clavo, rum. a trage un ciocan, “tener relaciones sexuales con una mujer”, son reales por su esfera conceptual (el bricolaje), pero no son el producto de una evolución semántica intuitiva, sino que fueron creadas desde el principio como metáforas. De la misma manera, algunos fraseologismos para el sentido “estar loco” (p. ej. rum. a0i lipsi o doagă, a0i fila o lampă, esp. faltarle un tornillo, etc.) presentan rasgos comunes con ambas categorías. Clasificar los fraseologismos en una de las dos categorías no es una tarea fácil. En la opinión de Dumistrăcel107, hay una serie de fraseologismos, copias de la realidad, marcados temporalmente, que, debido a la evolución de la sociedad y al envejecimiento de las palabras, pierden su motivación inicial; en esas condiciones, llegan a ser percibidas como expresiones de lo imaginario. En lo que concierne a las estructuras alofémicas analizables desde la perspectiva de esa clasificación, cabe señalar que las dificultades causadas por la evolución fonética, léxica o semántica son aumentadas por las dificultades causadas por el cambio de clase alofémica, cuando una palabra puede llegar a ser alofemismo mediante un acto consciente o por la especialización hacia un sentido de las áreas tabú. En este sentido, citemos la expresión hacer el amor, presente en todas las lenguas románicas (cat. fer l’amor, fr. faire l'amour, it. fare l’amore, port. fazer amor, rum. a face dragoste), que sufrió una evolución semántica desde los sentidos originales “cortejar” o “expresar sus sentimientos eróticos” hacia el sentido actual “tener un contacto sexual”, entrando en la esfera de los alofemismos mediante su desplazo desde una esfera conceptual no tabú hacia una tabú; su estatuto de expresión copia de la realidad puede ser conocido en diacronía, conociendo su sentido inicial. En otras situaciones, una expresión puede estar sometida a un moldeo intencionado y consciente para evitar un tabú, y el eufemismo aparece a partir de 107 Ibidem, passim. 140 una necesidad inmediata. El ejemplo más relevante es el de la expresión rum. a apuca pe Dumnezeu de un picior (“coger a Dios por un pie”), comparación imaginaria por la naturaleza de los aspectos evocados; como apunta Dumistrăcel, citando a Coseriu, la expresión sigue una variante latina de factura pagana, coleum Iovis tenere (atestiguada en el Satyricon)108. El desplazo de la expresión en la esfera de la religión cristiana y la sustitución de una divinidad por otra entrenaron la sustitución alofémica de un órgano por otro, por razones de reverencia o por el miedo a la blasfemia, así que la variante heredada es eufemística. La transferencia se produjo, seguramente, temprano, desde la fase del latín popular, para que la expresión existente en rumano y en francés (tenir Dieu par les pieds) tuviera una forma y un sentido denotativo parecidos (“encontrarse de repente en una posición extremadamente ventajosa”); además, el español conoce la misma expresión, pero de circulación limitada, coger a Dios por una pata109. Otras variantes no remiten exactamente a este sentido, de ventaja inesperada o de chantaje aplicado a la divinidad para obtener una ventaja, sino que se refieren más bien al aspecto ideal de la sustancia divina, fuera del alcance de los humanos, así que aparecen sobre todo con forma negativa: esp. agarrar / coger a Dios de / por las pelotas / los huevos / los pies / las barbas / la chiva, etc. En este nivel, en el proceso de eufemización intervienen los moduladores, elementos auxiliares de la sustitución eufémica, cuya función es de atenuar e incrementar la ambigüedad de la expresión. Se trata de una serie de adverbios del tipo bastante, casi, demasiado, más o menos, de alguna manera, en cierto modo, etc., que pueden realizar la función eufémica independientemente o en relación a otros elementos, como los adverbios negativos, los antónimos o los diminutivos: 108 Idem, Pînă0n pînzele albe..., p. 130. Aparece, por ejemplo, en las Cartas de Julio Somoza y García+Sala, publicadas como apéndice en el volumen de Agustín Guzmán Sáncho, Biografía de Don Julio Somoza y García0Sala, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Gijón, 2001, p. 324. 109 141 Estoy un poco molesta con él. = “estoy muy cabreada”; Tu ensayo es bastante bueno. = “es malo”; No se siente muy bien. = “se siente mal”; Estoy más o menos satisfecho. = “estoy insatisfecho”. Junto a la litota, la metalepsis, figura por la cual se sustituyen mutuamente la causa y el efecto, puede realizar fácilmente la función de eufemismo: il est vécu (Cf. lat. Vixit!) o nous le pleurons, “está muerto”, o de eufemismo irónico en construcciones lexicalizadas o no: entregar la tarjeta / el pasaporte, être mangé des vers, n’avoir plus mal aux dents, a avea grădiniŃă pe piept, “morir”, etc. 3.1.5. Los alofemismos icónicos Hablar del alofemismo icónico puede parecer impropio en una discusión sobre la alofemización en los niveles y en los estilos funcionales de la lengua. En realidad, la comunicación lingüística se realiza muchas veces con el apoyo del código visual, tanto en la forma oral, como en la forma escrita. a. La comunicación oral en los estilos informales (familiar y argótico) usa el lenguaje postural (mímica y gestos) para completar la comunicación lingüística. La mímica y los gestos pueden atenuar el contenido del mensaje lingüístico o sustituirlo, realizando así la función eufémica. En otras palabras, los gestos ostensivos pueden funcionar como eufemismos cuando sustituyen palabras tabú o pueden ser verdaderos disfemismos si se desplazan hacia el exhibicionismo. El lenguaje gestual es un código preciso, formado por elementos que tienen orígenes simbólicos, a veces difíciles de interpretar. Los insultos gestuales son eufemismos y disfemismos al mismo tiempo, pues sustituyen palabras tabú, disminuyendo su impacto en cierta medida, pero transmiten el mismo mensaje, así que su valor negativo frente a las palabras equivalentes puede variar. Estos pueden, por lo visto, atenuar o agravar el mensaje propio. 142 El signo de los “cuernos”110, por ejemplo, realizado levantando el índice y el meñique con el puño cerrado y la palma hacia el interior, es un insulto en ciertas regiones de Europa, aunque su origen sea incierto. Algunos científicos lo relacionan con la religión de Mitra, donde era signo de veneración; este sentido se perdió en la era cristiana, cuando los atributos paganos (sobre todo el de los cuernos) llegaron a convertirse en atributos del diablo, sufriendo una depreciación de la sacralidad. El signo de los cuernos dirigido a una persona, de todas formas, no tiene mucho que ver con el demonismo, pero sí con la sexualidad. Los investigadores no tienen conclusiones muy claras sobre la conexión entre los cuernos y la infidelidad de la pareja, pero lo cierto es que hay un aspecto sexual en la cultura de varios pueblos europeos, incluso en aquellas que no conocen el gesto. Cornuto, cornudo y încornorat existen, con este sentido, en italiano, español, portugués y rumano (y en francés: porter des cornes), en inglés horny significa “excitado sexualmente”, y en español cabrón es una metáfora muy ofensiva111. A lo mejor la solución está aquí, quizás en el insulto cabrón sobrevive la idea de “sátiro”, de sexualidad promiscua, o, tal vez, como decía Sebastián de Covarrubias Orozco, “llamar a uno cabrón en todo tiempo, y entre todas naciones, es afrentarle. Vale lo mesmo que 110 Peter Collett, op. cit., p. 154 et seq. “Algunos autores [...] explican que la metáfora de los cuernos, que surge en diversas culturas, no presenta una motivación clara; no parece que se asocie al trabajo paciente, de sacrificio y de castración del buey, aunque en torno a ella se perciben numerosas denominaciones como cabrito, cabrón, cornudo, astado, etc. [...] Vinculada a este sentido figurado aparece la metáfora del cabrón (cabrito, cabronazo, cabroncete y sus múltiples derivados), que, a diferencia de la anterior, ya no presenta uno sino dos significados figurados, es decir, diversos valores que cabe dilucidar en función del contexto: uno inicial de ‘sujeto paciente de infidelidad conyugal’ y otro derivado a partir de éste, de ‘persona malvada, malintencionada’.” – Antonio Briz, (coord.), op. cit., p. 133. 111 143 cornudo, a quien su muger no lo guarda lealtad, como no la guarda la cabra, que de todos los cabrones se deja tomar.”112 Una interpretación más fácil reciben los insultos gestuales, copias de la realidad, que son sinónimos de las amenazas de castración o de posesión sexual. En la primera categoría cabe mencionar el bras d’honneur113, el gesto de “amputación” del brazo realizado de la manera siguiente: el brazo derecho se dobla hacia arriba con el puño cerrado y la palma hacia el interior, mientras que la mano izquierda golpea el codo derecho114. El gesto viene acompañado a veces por el digitus impudicus115, conocido en los tiempos de la antigüedad greco+ romana como símbolo de la homosexualidad, y que hoy equivale a una amenaza de violación, independientemente de la orientación sexual del destinatario, es decir, el gesto pretende humillar y dominar. Otro gesto común en Europa es la mano fica, el gesto realizado cerrando el puño y enseñando el pólice por entre el índice y el corazón. Mano fica, símbolo fundamentalmente sexual en la mayoría de las culturas europeas actuales y considerado como un grave insulto, se originó en un método de protección contra el mal de ojo. b. La variante publicitaria del estilo periodístico, mediante la promoción comercial en los medios audiovisuales y otros (televisión, Internet, periódicos, revistas, folletos, carteles, objetos personalizados), se apoya simultáneamente en el código lingüístico y en el código icónico. La eufemización en los anuncios de publicidad es, normalmente, contextual, para servir a los propósitos de cierto anuncio, y se adapta al tipo de producto. Si el sustituto tenía su propio valor simbólico en otro código, a veces lo pierde, como resulta del ejemplo siguiente: analizando varios anuncios de 112 Sebastián de Covarrubias Orozco, Tesoro de la lengua castellana o española, citado por Fran J. Girao, Historias del “cabrón” y otros insultos, www.castellanoactual.com. 113 En español: corte de mangas; véase tb. Camilo José Cela, op. cit., Vol. 2, Primera parte, p. 163+171. 114 Peter Collett, op. cit., p. 157. 115 Ibidem, p. 156+157. 144 compresas y de pañales, se observa que todos tienen un elemento común desde el punto de vista de la representación icónica, es decir, el color azul del “líquido”, que se trate de sangre en los anuncios de compresas, o de orina en los anuncios de pañales. El color azul, tradicionalmente asociado a la sinceridad o a la pureza en el código de los colores, pierde ese valor y recibe un valor eufemístico, como sustituto del color real (rojo o amarillo) de los dos “líquidos”, que podrían incomodar o repugnar al público. De la misma manera, en los anuncios de los yogures con propiedades laxantes, la flecha orientada hacia abajo (a veces acompañada por un gesto descendiente de la mano de la protagonista) se convierte en eufemismo de la acción de evacuación de los intestinos, ayudando a reducir la ambigüedad de un mensaje lingüístico muy evasivo. c. La variante litúrgica del estilo religioso supone, junto a la comunicación lingüística propia, la participación necesaria de un código gestual y de los objetos+símbolo. El rito religioso tiene una “terminología” icónica propia. Los iconos, en el rito ortodoxo, y las estatuas, en el rito católico, son formas de humanizar lo divino, son signos que pertenecen al código icónico religioso y tienen la doble función de desacralizar lo sagrado, haciéndolo alcanzable para los feligreses, y de sacralizar lo “terrenal”, pues ellos dejan de ser objetos pintados o esculpidos y son sagrados por ser imágenes de lo sagrado. Los gestos preestablecidos que acompañan la liturgia o la oración tienen función eufémica, pues son, al mismo tiempo, gestos simbólicos de veneración a Dios y gestos simbólicos de exorcismo del demonio. De hecho, en cualquier discurso de la esfera mágico+mística, el gesto y la palabra son equivalentes, pues lo son al propio objeto, siendo materializaciones del espíritu. El gesto de persignarse o de santiguarse, común a todos los pueblos cristianos y con las mismas funciones en todo el espacio de la cristiandad, es una invocación de la presencia divina, que se materializa en el ser humano para conjurar a los demonios. A veces hecho a escondidas, el gesto de persignarse recibe una forma eufémica especial, mediante la cual el nombre de Dios (y 145 su presencia) es sustituido por un gesto invisible, en situaciones que no permiten la referencia directa. 3.2. El eufemismo y la relación de sinonimia 3.2.0. La sinonimia Cabe preguntarnos si en el caso de la sinonimia de los alofemismos es suficiente analizar los hechos en el nivel del concepto. A primera vista, hablar del eufemismo podría limitarse a un análisis de las sustituciones en el nivel del significante, sin preocuparse por las alteraciones desde el punto de vista del significado, presentadas en el primer capítulo. Pero esas alteraciones no son sólo las que aparecen como consecuencia de la relación alofémica, sino que algunas justifican la selección de los términos para funcionar como alofemismos. La alofemización es más que una sustitución de una palabra tabú por otra, es también un cambio de perspectiva sobre el referente tabú. Eso quiere decir que la sustitución alofémica no significa encontrar un nuevo significante para el mismo significado, sino encontrarlo para el mismo referente. Por eso, en la discusión sobre la sinonimia de los alofemismos tendremos que aceptar que, en este sentido, la condición esencial para que dos palabras sean sinónimas es que sean idénticas bajo el aspecto del referente, es decir, que remitan a la misma realidad conceptualizada mediante la razón, incluso si algunos aspectos secundarios (sustanciales o graduales, afectivo+ estilísticos o funcionales) del objeto son ignorados, en la medida en la cual las diferencias no son no esenciales, pero sí neutralizables en el contexto. 3.2.0.1. La sinonimia perfecta (absoluta) En lo que concierne a los alofemismos, es obvio que, en teoría, dos alofemismos no pueden ser sinónimos absolutos entre ellos. Si los dos términos pertenecen a categorías distintas de alofemismos (un cacofemismo y un disfemismo, un cacofemismo 146 y un eufemismo, etc.), la sinonimia absoluta viene descartada desde el principio, pues difieren en la intención de su selección en el contexto, es decir, por el modo de inscribirse en el lado pragmático de la comunicación. Si se trata de dos alofemismos del mismo tipo (dos cacofemismos, dos disfemismos, dos eufemismos irónicos, etc.), la situación es más complicada, aunque es muy improbable encontrar una pareja perfectamente equivalente, sobre todo porque la mayoría de los alofemismos contienen, en su mapa semántico, un componente afectivo+ estilístico, materializado por las connotaciones, que son valores atribuidos y percibidos subjetivamente por los hablantes (véase abajo). La actitud de los hablantes no es la única fuente de diferencias entre los alofemismos. Es obvio que todos los alofemismos, menos los cacofemismos, son motivados por su proceso de formación, sea por compatibilidad formal (en el nivel del significante), o por compatibilidad semántica (en el nivel del significado). La consecuencia de este proceso es la aparición de las connotaciones de otra naturaleza, cuando un significado evoca por asociación otro significado, o cuando un significante evoca por su forma otro significante. El hecho no carece de importancia, pues en el marco de esas creaciones léxicas se rompen algunos vínculos y se crean otros, y parte de los semas iniciales acompañan al significante y se unen al nuevo significado, lo que representa una consecuencia de la motivación y una causa de las connotaciones. 3.2.0.2. La sinonimia imperfecta (relativa) Los sinónimos absolutos suponen, a parte de la identidad del referente, la identidad de la distribución (temporal, espacial, estilística y sintagmática) y la identidad de la fórmula sémica. Cualquier discontinuidad entre dos términos en cualquiera de esos planos determina variaciones semánticas en la relación de equivalencia, lo que hace que dos palabras sean sinónimos imperfectos o relativos. “Los sinónimos territoriales, cronológicos y estilísticos”, sostiene Petru Zugun, “son, al mismo tiempo, sinónimos ideográficos, pues denominan, en esencia, la misma 147 noción, y los matices semánticos son significativos sólo para las circunstancias en las cuales se hacen las comunicaciones concretas que los contienen y en las cuales, para la adecuación completa, se selecciona, normalmente, un cierto término de una serie.”116 El desplazamiento de las palabras de una lengua funcional a otra117 es, en general, un procedimiento deliberado, consciente, intencionado. Según Ion Coteanu, “el desvío intencionado se impone mediante el efecto de sorpresa, por el hecho de que el mensaje que lo contiene requiere ser interpretado no sólo desde el punto de vista de su contenido denotativo, no sólo como expresión de las cosas que denomina, sino también desde el punto de vista connotativo. Es el índice que demuestra que el hablante quiere decir otra cosa de lo que dicen todas las palabras del mensaje una por una.”118 Analizaremos, a continuación, las consecuencias de las discontinuidades geográficas, cronológicas, estilísticas y contextuales sobre la relación de sinonimia entre los alofemismos. 3.2.1. Discontinuidades en el nivel de la distribución 3.2.1.1. La distribución temporal Por su naturaleza y por su historia, las palabras arcaicas, cuando su uso no está justificado por la necesidad de nombrar realidades de otras épocas, pueden provocar efectos cómicos; su uso como alofemismos, bastante restringido, se concreta, en general, en eufemismos irónicos. Los neologismos tienden, en general, hacia una realización cero en el plano estilístico, y muchos de ellos se convirten en eufemismos neutros en las series alofémicas. En esta situación se hallan, por ejemplo, algunos términos médicos como ginecómano o erotómano, eufemismos 116 Petru Zugun, Lexicologia limbii române. Prelegeri, Editura Tehnopress, IaMi, 2000, p. 237. 117 Véase Stelian Dumistrăcel, Lexic românesc..., cap. CirculaŃia cuvintelor, sobre todo “Migrarea” cuvintelor (p. 50+52). 118 Ion Coteanu, Stilistica funcŃională a limbii române. Stil, stilistică, limbaj, Editura Academiei R.S.R., BucureMti, 1973, p. 32. 148 de mujeriego. Sin embargo, existen neologismos que han desarrollado sentidos secundarios o que han sido prestados de otra lengua junto a sus connotaciones. Así pues, otros sinónimos de mujeriego, como depravado, libertino o libidinoso (etimológicamente, “persona con una libido exagerada”) se actualizan con fuertes connotaciones negativas119. 3.2.1.2. La distribución espacial El léxico de la lengua acepta las variantes regionales como fuente de préstamos cuando no existen correspondencias en la lengua común o cuando se busca un efecto estilístico de expresividad insólita, pues la utilización de los términos regionales en contextos impropios puede aumentar la expresividad del discurso. En las series sinonímicas alofémicas, los términos del léxico regional ocupan, normalmente, posiciones entre el disfemismo y el eufemismo irónico, pues vienen acompañados por connotaciones peyorativas o humorísticas que se originan en el mismo sentido de su pertenencia a un fondo léxico restringido como circulación, fuera de la lengua común y percibido como ajeno por ser específico a una comunidad de la que el hablante reniega al usar la lengua común. La expresividad del “exotismo” interno de las palabras regionales hace que el lado formal de una palabra evoque también su distribución específica, lo que lleva a la polarización negativa del nuevo contexto no específico. Por eso, las palabras regionales se actualizan con efectos cómicos, que, en el caso de los alofemismos, se materializan en connotaciones irónicas, peyorativas, despectivas u ofensivas. 3.2.1.3. La distribución estilísticoQfuncional La sinonimia estilístico+funcional significa la sinonimia entre palabras que pertenecen a registros distintos de la lengua y que se actualizan en un discurso impropio con valores nuevos. La pertenencia de una palabra a uno de los estilos fundamentales de 119 Véase tb. tefan Munteanu, Lingvistică Ji stilistică, Editura UniversităŃii de Vest, TimiMoara, 2005, p. 125 et seq. 149 la lengua (neutro, culto o familiar+coloquial) determina el tipo de connotaciones que la acompañan. En general, los elementos léxicos cultos tienen en su fórmula sémica matices y connotaciones positivos. Por el contrario, los términos argóticos o familiares se actualizan muchas veces con valores negativos. El registro culto puede constituir una fuente para los eufemismos propios, sobre todo para los eufemismos poéticos, expresados por metáforas, términos científicos o cultos, elementos de las jergas extranjeras, sintagmas que traducen o contienen en su estructura elementos culturales de la literatura o de la mitología universal, etc. Así pues, los sintagmas descender al reino de Plutón, El Príncipe de las Tinieblas, el ángel caído, etc. son siempre eufemismos poéticos; los términos neoplasma, coito, menstruación, anus, excrementos, todos neológicos, pueden funcionar como eufemismos propios en contextos no científicos, en el habla usual. Los términos que provienen de los registros del estilo coloquial llevan, normalmente, connotaciones negativas (irónicas, despectivas, triviales) al pasar al registro neutro, y se concretan en la serie alofémica en eufemismos irónicos, disfemismos y cacofemismos. El lenguaje coloquial presenta un grado alto de creatividad morfológica y léxica, siendo, al mismo tiempo, permeable a los préstamos internos y externos. En el habla usual es frecuente la alteración fonética de los préstamos (la adaptación fonética de los xenismos, las abreviaturas, los juegos de palabras lexicalizados, etc.) y la alteración semántica de los mismos (sentidos figurados, connotaciones, etimología popular, etc.)120. 3.2.1.4. La distribución contextual En el marco de esta discusión, entenderemos por la distribución contextual de los sinónimos la posibilidad de ocurrencia en ciertos contextos léxicos, es decir, la disponibilidad de establecer relaciones sintagmáticas con ciertos elementos. 120 Antonio Briz (coord.), ¿Cómo se comenta un texto coloquial?, Editorial Ariel, Barcelona, 2000, p. 148 et seq. 150 La identidad semántica y la identidad del área de circulación de dos términos no garantiza la identidad funcional de esos términos121, y por tanto la relación de sinonimia está limitada a su uso en ciertos contextos. Por ejemplo, las palabras amar y querer (en el sentido afectivo, no volitivo) son consideradas como sinónimos, pues tienen el mismo sentido denotativo, tienen connotaciones positivas, funcionan en los mismos registros de la lengua y se pueden sustituir en la mayoría de los contextos. Sin embargo, el verbo amar puede funcionar como eufemismo de “tener relaciones sexuales”, mientras que el verbo querer no puede aparecer en ningún contexto con esa función. 3.2.2. Discontinuidades en el nivel de la fórmula sémica 3.2.2.1. Los sinónimos ideográficos Las diferencias que aparecen entre las fórmulas sémicas de los sinónimos son, en general, de naturaleza concreta y objetiva, y la sinonimia ideográfica es la relación que se establece entre dos palabras que designan realidades parecidas, que difieren entre ellas por su intensidad o sustancia. En el caso de las series alofémicas, el problema es distinto, pues el proceso de la eufemización se apoya en la premisa de la identidad de los referentes, así que no se puede hablar de ningún parecido entre los referentes mientras la eufemización no es más que el cambio del nombre de un objeto. Las discontinuidades semánticas entre los alofemismos derivan de una fuente subjetivo+afectiva, pues en el proceso de la comunicación los valores denotativos y estructurales de las palabras reciben los matices de la sensibilidad y de la afectividad humana. Los alofemismos se constituyen en clases según el criterio afectivo, es decir, según la actitud subjetiva del hablante o de la actitud tradicional de la comunidad hacia el contenido transmitido o hacia la manera de transmitirlo. Lo que se transmite por los alofemismos es más que conocimiento objetivo del mundo, es también actitud subjetiva, así que el contenido 121 Angela Bidu+Vrănceanu, Narcisa Forăscu, op. cit., p. 118. 151 denotativo del mensaje viene acompañado por actitudes, estados, emociones, a veces individuales, a veces colectivas. Dejando a un lado las actitudes subjetivas individuales, que varían de un hablante a otro, se observa que la actitud subjetiva de una comunidad etnolingüística se manifiesta en grados distintos, lo que conlleva los cambios en la fórmula sémica que aparecen y se desarrollan progresivamente: matices, connotaciones, sentidos figurados, sentidos secundarios que a veces se imponen ante los anteriores. La relación entre el tipo de apreciación y el tipo de alofemismo es visible en una proyección en la cual el eje horizontal representa el sentido de la apreciación (negativa+ positiva), y el vertical, el grado de intensidad de la apreciación: CACOFEMISMO EUFEMISMO POÉTICO DISFEMISMO EUFEMISMO PROPIO EUFEMISMO IRÓNICO EUFEMISMO IRÓNICO ORTOFEMISMO – + 0 Por supuesto, tal representación es una imagen abstracta e ideal de unas estructuras que, en realidad, presentan discontinuidades o incompatibilidades. Es más, lo que es típico de los alofemismos es su versatilidad, concretada tanto por la posibilidad de cruzar de una categoría alofémica a otra en ciertos contextos, como por la caducidad de su posición en el paradigma alofémico, debido a la degradación inevitable de la función alofémica. Los eufemismos poéticos y los cacofemismos, hallados en las zonas extremas de la serie, tienen más estabilidad, así que conservan mejor su posición. Los cacofemismos no 152 pueden desplazarse hacia el polo negativo, como los demás alofemismos, pues ellos cierran a la izquierda la serie alofémica; la única posibilidad de degradación de los cacofemismos es el desplazamiento hacia el polo positivo, cosa que puede suceder, a veces, con la relajación de las interdicciones lingüísticas. Las palabras se desplazan en la escala social, apunta Stephen Ulmann, y, muchas veces, un término que hoy día forma parte de nuestro vocabulario usual era considerado hace poco tiempo como argótico o vulgar122. Lo que está pasando en realidad es una desemantización de los cacofemismos, que se lexicalizan después con valores neutros123. Las demás categorías de alofemismos se degradan en el sentido opuesto, desde el polo positivo hacia el polo negativo, así que un eufemismo propio puede convertirse, con el tiempo, en eufemismo irónico y después en disfemismo, como pasó, entre otros, con el término eufemístico fr. handicappé, rum. handicapat, que reemplazaba términos disfémicos como tuerto, manco, cretino, idiota, cojo, retrasado, etc., y que se convirtió en un disfemismo que necesitaba, en el lenguaje políticamente correcto, la sustitución por perífrasis como persona discapacitada / minusválida (por su parte, cretino, idiota, imbécil, retrasado funcionaron como eufemismos a lo largo del tiempo). 3.2.2.2. Los sinónimos contextuales “La sinonimia contextual”, apunta Petru Zugun, “explicable por las figuras retóricas (metáfora, metonimia, sinécdoque, hipérbole, etc.), de las obras pertenecientes a la literatura, es infinita, y el número de ejemplos, ilimitado.”124 Los sinónimos contextuales serían, entonces, las palabras y las expresiones que normalmente no pueden ser consideradas como equivalentes (en la lengua) porque, teóricamente, no cumplen siquiera la condición de la identidad semántica, pero que 122 Stephen Ullmann, op. cit., p. 161. Véase tb. nuestro estudio Alofemismele în opera lui Ion Creangă, citado ariiba. 124 Petru Zugun, op. cit., p. 240. 123 153 funcionan como sinónimos en un contexto concreto por lo menos, incluso de forma accidental, en el habla, porque remiten al mismo referente. La sinonimia contextual entre los alofemismos presenta a veces anomalías importantes, pues en su caso la compatibilidad semántica no es una condición imprescindible. Así pues, una palabra tabú puede ser sustituida por una interjección, por una preposición, por su mismo antónimo, por una palabra vacía de sentido léxico, por una pausa o entonación específica125, etc., lo que significa que son casos muy particulares de sinonimia (si se puede hablar de sinonimia en esas condiciones). 3.2.3. Casos excepcionales de sinonimia contextual126 En el habla corriente, uno de los procesos más frecuentes de la eufemización es la ambigüedad. Hay situaciones en que incluso el uso de un eufemismo puede resultar penoso o incómodo para uno o ambos participantes en la comunicación, o se evita el uso de un eufemismo para impedir la decodificación del mensaje por un tercero. En esas situaciones, relativas sobre todo al área de la sexualidad, se utilizan las fórmulas evasivas para designar a los términos tabú. En concreto, la función eufémica se cumple o bien mediante un pronombre, un término equívoco, o algún sustituto neutro en los fraseologismos. El pronombre personal puede tener esa función tanto como sustituto propio, o con valor neutro, como resulta de los contextos siguientes: ¡Niño, no te la toques tanto, que se te va a caer!; vs. ¿Lo hiciste con tu novio? 125 Antonio Briz (coord.), op. cit., p. 268 et seq. Fragmentos del estudio Eufemizarea – cîteva cazuri excepŃionale de sinonimie contextuală, en Analele UniversităŃii “ tefan cel Mare” Suceava, Seria Filologie, A. Lingvistică, Tomul XII, nr.2, 2006, Editura UniversităŃii Suceava, 2006, p. 141+147. 126 154 El pronombre posesivo puede aparecer como sustituto eufémico, aunque esa función no es específica para esta especie; lo encontramos en construcciones como: Si me enseñas lo tuyo, te enseño lo mío; tú primero. Los pronombres indefinidos, por su alto grado de ambigüedad, son susceptibles de cumplir la función eufémica neutra. En el contexto de nuestro análisis, interesa sobre todo el pronombre algo, que aparece como eufemismo en situaciones como: ¿Y qué tal anoche? ¿Habéis hecho algo? ¿Pasó algo entre vosotros? La decodificación correcta de este pronombre depende sólo del contexto, así que el mismo deja de ser un simple sustituto neutro y se convierte en sinónimo de “ese algo del que estamos hablando”, es decir, en los ejemplos anteriores, de “sexo”. De la misma manera, el contexto puede establecer la función eufémica del pronombre negativo nada, coordinado, a veces, con el indefinido algo: ¿Al final hicisteis algo? ¿O nada, como siempre? Las formas neutras lo, ello, eso, aquello del español, frecuentemente utilizadas como eufemismos, tienen el mismo valor que algunas perífrasis o algunos términos ambiguos como asunto, cosa, problema. En ciertos contextos, estos sustantivos pueden funcionar como eufemismos, a condición de que pierdan su sentido léxico para recibir un sentido nuevo; en el ejemplo siguiente nos referimos de nuevo a la esfera de la sexualidad: Salió de la casa corriendo, en pelotas, con el asunto cubierto con la mano. 155 La eliminación completa de la palabra tabú es otra forma de la eufemización. En el habla, su lugar está marcado por la pausa, la entonación específica y, a veces, por los clichés verbales que funcionan como palabra+clave o señal (evidenciado en las formas subrayadas): Todavía no hemos... ya sabes... Estoy enfadada con él; anoche trató de... me entiendes... Cabe mencionar en pocas palabras los métodos complementarios de eufemización por escrito. A veces, la grafía intenta sugerir la entonación específica o sugerente con la cual se pronuncian ciertas palabras. Las técnicas usuales son las comillas, los puntos suspensivos y la letra cursiva. Es más, el texto escrito puede usar dos técnicas específicas para evitar las palabras triviales, una más clásica y frecuente, usando abreviaturas, y otra, más moderna, inspirada por las páginas de web, usando la sustitución del alfabeto por wingdings o símbolos no lingüísticos: Si no voy es porque no quiero, porque así me sale del mismísimo c... Ese h. p. no deja de tocarme las narices.. ¿Dónde está ese pedazo de $#&@? 3.2.4. Las series alofémicas Las series alofémicas son series de sinónimos relativos que designan a un mismo referente, pero que difieren en el nivel de la estructura semántica por matices y connotaciones muy distintos, así que comprenden todos los tipos de alofemismos, desde los cacofemismos y disfemismos, hasta los términos neutros o los eufemismos propios, poéticos o irónicos. La polarización connotativa de los alofemismos tiene como causa principal el estatuto particular de las áreas semánticas donde aparecen en el marco cultural y en la mentalidad de las comunidades. Independientemente de la categoría a la cual pertenece una palabra y del registro de la lengua en que funciona, 156 los alofemismos presentan una constante que les asegura la estabilidad de la polarización connotativa; se trata, por supuesto, de su vínculo con las clases de referentes que pertenecen a los tabúes de la sociedad. Las connotaciones de los alofemismos sólo pueden desaparecer si desaparece el tabú; sin embargo, las connotaciones pueden evolucionar, cambiar, y el sentido de esos cambios es, casi invariablemente, desde el polo positivo hacia el polo negativo, o de “eufórico” a “disfórico”, en los términos de Greimas 127. El análisis de los matices y de las connotaciones que caracterizan a los términos desde la perspectiva subjetiva, conduce a la clasificación de los alofemismos en categorías alofémicas y permite la ordenación de los alofemismos en series graduales, desde un polo negativo hacia un polo positivo. El sentido connotativo apreciativo (si es general; obviamente, los valores connotativos conocen variaciones de un individuo a otro) se menciona en los diccionarios mediante las indicaciones estilísticas del tipo trivial, vulgar, licencioso, despreciativo, peyorativo, irónico, figurado, que corresponden, generalmente, a la ubicación de los alofemismos en el eje de los valores apreciativos: + cacofemismo: trivial, vulgar, licencioso + disfemismo: despreciativo, peyorativo + eufemismo irónico: peyorativo, irónico + eufemismo propio: [neutro] + eufemismo poético: figurado La clasificación de los alofemismos en categorías según los tipos de connotaciones afectivo+apreciativas son, pues, sistematizaciones ideales y virtuales, en base a ciertas constantes semánticas connotativas, con un cierto grado de estabilidad en la lengua, impuesto por el uso y la tradición128, pero que son o pueden ser sometidas a los cambios en el habla, según el contexto 127 En Du sens. Essais sémiotiques, Ed. du Seuil, Paris, 1970, apud M. Scânteie, Introducere în semiotică, Editura Pygmalion, BucureMti, 1996, p. 55. 128 Ileana Oancea, op. cit., p. 137. 157 situacional, el registro de la lengua que se utiliza en la comunicación o la experiencia afectiva del hablante129. 3.2.5. La función alofémica de los sinónimos Lo que interesa de manera especial en el caso de los alofemismos es la equivalencia de las palabras desde la perspectiva paradigmática, pues la función fundamental de los alofemismos es la de sustituir una palabra por otra, designando al mismo referente. Las series sinonímicas ofrecen variantes posibles de sustitución de las palabras tabú, permitiendo la selección del término más apropiado en una situación concreta de la comunicación, aunque la selección es limitada por el repertorio de la lengua, es decir, por el número y la naturaleza de las variantes posibles en una situación dada130. Los alofemismos presentan lo que Allan y Burridge llaman “sinonimia cruzada”131, definida de la manera siguiente: “For any entity D that is properly called ‘taraxacum densleonis’ in contexts C i...m, D is properly called ‘dandelion’ in contexts C j...n. There is always at least one context [perhaps metalinguistic statement] to form an intersection of C i…m with C j…n. Cross+ varietal synonyms have the same denotation but differ in connotation. Consequently, the denial of the denotatum of one will also deny that denotatum for all it cross+varietal synonyms. However, it is quite possible to deny the applicability of one term while asserting (a preference for) the connotations of a cross+ varietal synonym, cf. He’s not a lodger, he’s a paying guest. The difference is a difference of style, or more exactly, of jargon.”132 129 Roger T. Bell, Teoria Ji practica traducerii, Editura Polirom, IaMi, 2000, p. 115 et seq. 130 Stephen Ullmann, op. cit, p. 140. 131 Keith Allan, Kate Burridge, Euphemism, Dysphemism, and Cross0 Varietal Synonimy, p. 12. 132 Ibidem. 158 La sinonimia entre los alofemismos tiende a eliminar las connotaciones o a desplazar las negativas hacia el polo positivo. De esa manera, teóricamente, cualquier alofemismo con un grado superior del valor apreciativo puede funcionar como eufemismo para otro alofemismo. Al mismo tiempo, la equivalencia entre los alofemismos permite su desplazamiento entre las clases alofémicas, lo que lleva, con el tiempo, a la aglomeración de los términos en la zona negativa y a la necesidad de cubrir los espacios en blanco con nuevos eufemismos. La dinámica acelerada de la degradación de los eufemismos influye sobre las relaciones de sinonimia de las palabras que entran en las áreas semánticas tabú y crea permanentemente nuevos vínculos sinonímicos. Se observa, pues, que el análisis de las series alofémicas presenta tanto aspectos comunes con cualquier serie sinonímica, relativos a su semántica, su distribución o sus funciones, como problemas específicos, derivados del estatuto particular de los alofemismos en la lengua y en el habla (áreas semánticas tabú, motivación fonética, fuentes, connotaciones intrínsecas, etc.), que se materializan, más de una vez, en sinonimias extrañas. 159 CONCLUSIONES La investigación del eufemismo y de las especies contiguas necesita un enfoque complejo e interdisciplinario. El eufemismo, como elemento de la lengua, es un modo de manifestación concreta de unos factores culturales, es el efecto o el producto de unas presiones extralingüísticas, y por lo tanto el estudio del eufemismo no se puede realizar fuera del conocimiento histórico, social, cultural de una comunidad en un momento dado. En otras palabras, el análisis que establece el estatuto de un término en el paradigma alofémico de un área semántica necesita el marco de la realidad concreta, del mundo extralingüístico. El conocimiento de los objetos, tanto como realidades materiales, que como productos de los procesos conscientes, es imprescindible para determinar la evolución que convierte las estructuras de la lengua en eufemismos. Por el contrario, los alofemismos no son meros nombres de los objetos, sino una fuente permanente de información de tipo cultural, relativas al modo de percepción de esos objetos en la vida de la sociedad, siendo un barómetro extremadamente sensible a los cambios de la realidad social y de la mentalidad de una comunidad. Se ha dicho que “el disfemismo de uno es el eufemismo de otro”, lo que significa que el valor alofémico de una palabra es sólo virtual, y que el contexto concreto en el cual se actualiza lo puede validar o infirmar. Los contextos concretos de los actos del habla introducen innovaciones, estructuras inéditas que pueden lexicalizarse o pueden permanecer como simples accidentes. La investigación y la clasificación de los alofemismos de un paradigma se realiza a partir de una serie de equivalencias entre varias estructuras que remiten a un mismo referente, aún sin la existencia de una relación de sinonimia en la acepción tradicional de la palabra, que designa la relación semántica. La identidad del referente llega a ser la condición necesaria y suficiente para lo que hemos llamado sinonimia alofémica, y constituye el punto de partida para realizar las clasificaciones de los alofemismos de un área semántica en esferas conceptuales; lo mismo es aplicable para un corpus constituido por elementos léxicos de varios idiomas. 163 Comparando las construcciones de ese corpus (que no pretende ser exhaustivo), destacan numerosos elementos discursivos transparentes para el diálogo interlingüístico, lo que se debe al origen común (del latín a las lenguas románicas), a los préstamos (lo que justifica las coherencias entre las lenguas románicas y, por ejemplo, el inglés), a las fuentes cultas como la Biblia, las obras literarias famosas, los mitos, etc. En la época actual, cuando los contactos interlingüísticos tienen lugar con más frecuencia que antes, existe una tendencia de globalización mediante la neologización de las lenguas a base de los préstamos mutuos, tendencia que se manifiesta también en el caso de las expresiones y frases hechas. La globalización y la política integracionista, específicas de la sociedad contemporánea occidental, junto a los movimientos de emancipación de las categorías desfavorecidas tradicionalmente, han creado un clima propicio para la intensificación y la diseminación de las investigaciones del eufemismo y de sus contrapuntos, el disfemismo y el cacofemismo. La atmósfera política de la sociedad moderna, libre y democrática, favorece la aparición de dos corrientes contrarias, que no se aniquilan mutuamente, sino que sobreviven en base a su reciprocidad. Por un lado, asistimos a la proliferación de la violencia en el lenguaje, mientras que la obscenidad se vuelve cada vez menos impactante; por otro lado, el lenguaje políticamente correcto pretende combatir contra la discriminación social limpiando la lengua de sus elementos discriminatorios. La investigación del eufemismo y del disfemismo se puede constituir en un instrumento de educación de la población, en el sentido de que la elucidación de los aspectos relativos al estatuto y a las funciones de esas estructuras en la lengua puede conducir a la definición de sus registros específicos, limitando su distribución discursiva y asumiendo un carácter normativo. El análisis de los hechos lingüísticos debería rehabilitar, en la misma medida, el cacofemismo y el eufemismo, pues el público perpetúa la concepción errónea según la cual el disfemismo es asociado a la libertad de expresión, mientras que el eufemismo es asimilado a la censura. La necesidad del eufemismo no significa, en 164 realidad, una búsqueda de herramientas para ocultar la realidad, sino que se origina en la necesidad de transfigurar una realidad desagradable o trágica, para atenuar su impacto sobre la vida de la gente. El eufemismo es una alternativa a la dureza del lenguaje directo, y conociendo los mecanismos sociales y lingüísticos del eufemismo se puede prevenir su uso como arma o como instrumento de manipulación. El dinamismo de la evolución de las relaciones entre las clases y categorías sociales es seguido por el dinamismo de los cambios en el inventario alofémico. Cualquier tensión se traduce en una interdicción, y cualquier interdicción genera eufemismos. Cuanto más estricta la interdicción, más acelerado el proceso de alofemización. En la sociedad actual destaca la dinámica acentuada de los alofemismos pertenecientes a las esferas conceptuales de las relaciones político+sociales, y ese proceso se caracteriza por la aparición permanente de nuevos eufemismos, concomitante al abandono de los antiguos. En el caso de los tabúes tradicionales, la alofemización se hace de una manera diferente, es decir, los eufemismos anteriores permanecen en uso con valor irónico o disfémico, y por tanto cualquier eufemismo nuevo se añade al inventario existente. Las interdicciones místico+ religiosas, más relajadas en la sociedad occidental, ya no son un medio de generación de eufemismos nuevos, así que la dinámica de esta área semántica es muy baja. Todo lo contrario, ya que la investigación del léxico fisiológico+sexual confirma la dinámica acentuada de esas áreas. La naturaleza íntima de la sexualidad y de los procesos de la excreción, e implícitamente el rigor de esos tabúes, determinó, a lo largo del tiempo, la creación de lo que hemos llamado cacofemismos, esas palabras prohibidas a priori, consideradas como triviales o vulgares en la mayoría de los registros de la lengua. Pero la investigación sincrónica de los cacofemismos, ignorando la historia de esas palabras, llevaría a unas conclusiones erróneas. La interdicción de esas palabras no pudo aparecer antes de la constitución de la lengua literaria, ese aspecto de la lengua que, en conformidad con la tradición greco+latina, está basado en la expresión de lo estético. La creación de la 165 categoría del cacofemismo es, entonces, una consecuencia del rechazo de ciertas palabras por la norma de la lengua literaria. Los cacofemismos han sido marcados negativamente desde el principio, pero en la lengua popular no se hallaban tradicionalmente bajo interdicción, hecho que se puede comprobar, sin duda, investigando los textos dialectales o el folklore licencioso o, en los romances occidentales, analizando los textos escritos preliterarios. El estatuto de los cacofemismos en la lengua, delimitado por la alternancia de los contextos comunicativos que los aceptan o rechazan en instancias concretas del habla, conforme al registro utilizado, afecta a un aspecto mencionado varias veces en nuestra investigación y se refiere, concretamente, a que el principio de la alteridad representa el factor primordial que genera los procesos de alofemización, y ese aspecto constituye un parámetro en la clasificación y en la definición de las especies del alofemismo. Analizando los hechos lingüísticos desde la perspectiva pragmática, el valor alofémico de las estructuras que denominan realidades tabú se actualiza sólo si existe recepción, y su decodificación puede llegar a valores distintos de los transmitidos por el hablante. La ambigüedad, condición fundamental para la función eufemística, debe estar acompañada de un grado de transparencia suficiente como para permitir la decodificación correcta; la alteridad, pues, se encuentra dos veces involucrada en la alofemización, tanto como principal causa de la necesidad de eufemismo, como principio para la adaptación del discurso según el saber lingüístico del oyente. El límite entre la ambigüedad y la transparencia es extremadamente sensible; los eufemismos más transparentes se lexicalizan con más facilidad, pues su decodificación no requiere un esfuerzo mental importante, y tampoco pueden crear confusiones. Al mismo tiempo, sin embargo, el mismo rasgo conduce a la degradación rápida de su valor eufemístico, pues una de las técnicas que apoyan la eufemización es el ocultamiento de los significados para retrasar la decodificación. El proceso de la lexicalización de los eufemismos, analizado por P. Chamizo Domínguez y Francisco Sánchez Benedito en Lo que nunca se 166 aprendió en clase, puede constituir el objeto de una investigación aparte, que analice en diacronía las correspondencias entre el nivel de transparencia, el grado de lexicalización y la duración del funcionamiento en la lengua de una estructura como eufemismo. Al mismo tiempo, cabe mencionar que hay situaciones donde la ambigüedad de una estructura léxica no impide su lexicalización como eufemismo, siempre y cuando tal estructura tenga una amplia circulación entre los miembros de la comunidad. Así han entrado en la lengua los eufemismos del lenguaje políticamente correcto, mediante los medios periodísticos y radiotelevisivos, o algunas estructuras alofémicas pertenecientes a la creación individual de los grandes escritores, tras la publicación de sus obras. Los alofemismos de las obras literarias son, a menudo, figuras de gran expresividad, combinaciones inéditas o sorprendentes, es decir, estructuras opacas que no favorecen una decodificación fácil. Nuestra investigación no se ha ocupado de los eufemismos no lexicalizados de las obras literarias, a pesar de que nos hayamos servido a veces de citas literarias ilustrativas, sino que se ha centrado en las estructuras lexicalizadas, consideradas más relevantes para el enfoque comparativo entre las lenguas románicas. La investigación de los problemas del eufemismo y de las especies contiguas no termina con el presente trabajo; todo lo contrario, ya que empiezan a delimitarse una serie de temas de investigación verdaderamente interesantes que el carácter monográfico de esta tesis nos impidió desarrollar. Hay todavía numerosos aspectos relativos al mecanismo y a la evolución de los alofemismos cuya investigación científica sería beneficiosa para el estudio de las lenguas y de las culturas. El estudio del eufemismo, situado en la frontera entre la lingüística y la antropología, es fundamental para el conocimiento de ciertos aspectos concretos de la vida social de las comunidades etnolingüísticas, completando, junto a los estudios de historia, etnología, folklorística, mitología, historia de las religiones, psicología, etc. la imagen panorámica de la evolución de la sociedad desde la perspectiva de la mentalidad colectiva. 167 BIBLIOGRAFÍA SELECTIVA LINGÜÍSTICA Y SEMIÓTICA *** Tratat de lingvistică generală, Editura Academiei, BucureMti, 1971 A l l a n , Keith, Natural Language Semantics, Basil Blackwell, Oxford, 2001 A u s t i n , J. L., Cum să faci lucruri cu vorbe, Editura Paralela 45, BucureMti, 2003 B e l l , Roger T., Teoria Ji practica traducerii, Editura Polirom, IaMi, 2000 C o M e r i u , Eugen, Prelegeri Ji conferinŃe, Institutul de Filologie Română “A. Philippide”, IaMi, 1994 C o M e r i u , Eugen, Sincronie, diacronie Ji istorie. 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