9 789707 530072
ISBN 970753007-3
Alosmayores,unavezalcanzadaslasmáximasjerarquías,selesconsideranakanvanejetikolos
consejeros,quienesconocenlasoracionesylosritualesdetodaslasiestasanualeseinstruyenalos
queentranaocuparnuevoscargos.SanCristóbaldelasCasas.
FotógrafoRamónJiménez,1978.
FototecaNachoLópez,CDI.
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COORDINACIÓN ACADÉMICA
Enrique Serrano Carreto
Lilia Cruz-González Espinosa
CONSULTORÍA EN DEMOGRAFÍA
Constanza Rodríguez Hernández
SISTEMA DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA
Verónica Gámez Montes
José Alberto Salas Serrato
Laura Virginia García Vidales
SERVICIOS DE INFORMACIÓN Y CÓMPUTO
Eduardo Bello Jiménez
Patricia Moreno Hernández
María de Lourdes Ayala
Blanca Ramírez Martínez
NOTA SOBRE EL AUTOR
María Concepción Obregón Rodríguez es maestra en Etnohistoria. Terminó estudios de doctorado en antropología. Actualmente
es profesora-investigadora en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en la División de Posgrado.
Fotografía1adeforrosyportada:RezandoenChalchihuitán,Chiapas.
FotógrafoRamónJiménez,1978.FototecaNachoLópez,CDI.
Fotografíapágina5:Detalledelafotografíaenpág.20.
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TZOTZILES
MARÍACONCEPCIÓNOBREGÓNRODRÍGUEZ
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CDI
972.004
C65
TZOTZ.
Obregón Rodríguez, María Concepción
Tzotziles / María Concepción Obregón Rodríguez. México : CDI : PNUD,
2003.
39 p. : maps., retrs., tabs. (Pueblos indígenas del México contemporáneo)
Incluye bibliografía
ISBN 970-753-007-3
1. INDIOS DE CHIAPAS - TZOTZILES 2. TZOTZILES HISTORIA 3.
IDENTIDAD ÉTNICA - TZOTZILES 4. TZOTZILES - RELIGIÓN Y MITOLOGÍA 5.
TZOTZILES - RITOS Y CEREMONIAS 6. TZOTZILES - DEMOGRAFÍA 7.
TZOTZILES - EDUCACIÓN 8. TZOTZILES - VIDA SOCIAL Y COSTUMBRES 9.
COSMOVISIÓN TZOTZIL 10. CARNAVALES - CHIAPAS 11. DESARROLLO DE
LA COMUNIDAD - CHIAPASI. t. II. Ser.
D.R. © 2003 María Concepción Obregón Rodríguez
Primera edición, 2003
D.R. © 2003 Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas
Av. Revolución 1279, Colonia Tlacopac, Delegación Álvaro Obregón,
C.P. 01010, México, D.F.
D.R. © 2003 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
Av. Presidente Mazarik 29, Colonia Chapultepec Morales, Delegación Miguel Hidalgo,
C.P. 11570, México, D.F.
ISBN 970-753-007-3 / Tzotziles
ISBN 970-753-006-5 / Pueblos Indígenas del México Contemporáneo
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Queda prohibida la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización
del titular, en términos de la Ley Federal del Derecho de Autor, y en su caso de los tratados internacionales aplicables. La
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Impreso y hecho en México
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TZOTZILES
TZOTZILES
LOS TZOTZILES SON UNO DE LOS GRUPOS INDÍGENAS CUYA LENGUA PERTENECE A LA FAMILIA MAYA. El vocablo tzotzil, gentilicio que se utiliza también para designar la lengua que hablan, deriva de sots´il winik que signiica “hombre murciélago”.1
En la actualidad, los tzotziles siguen concentrados principalmente en el
área conocida como los Altos de Chiapas, caracterizada por pequeños valles y montañas (con altitudes entre 1,000 y 2,000 metros sobre el nivel del
mar) alrededor de San Cristóbal de las Casas. Sin embargo, también ocupan tierras más bajas hacia el noreste (hasta Simojovel) y hacia el sudeste
en dirección al río Grijalva. Han llegado a tener importante presencia en
Tzotzlem(traducidoalnáhuatlenelsigloXVcomoZinacantán,“Lugardemurciélagos”)
eraunimportanteseñoríotzotzilenlosAltosdeChiapasalallegadadelosespañoles.
AunqueapareceregistradoenelCódiceMendocinocomounadelasconquistasdela
TripleAlianzahechasporAhuízotl,noseincluyeenlaslistasdelospueblostributarios.
Alparecer,ellosedebióasuespecializaciónenactividadescomercialesyalgraninterés
queteníanlosmercaderesdelcentrodeMéxicoporconseguirlosobjetosdelujocon
losquecomerciabaesapoblación.Otrosseñoríosautónomosdelaépocaprehispánica
quesemencionaneneláreaocupadaporlostzotziles,sonHuixtányChamula.
1
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5
PUEBLOSINDÍGENASDELMÉXICOCONTEMPORÁNEO
6
otras regiones de Chiapas, por ejemplo, en
el municipio de Venustiano Carranza en el
Valle del Grijalva (Depresión Central), en
Jiquipilas, Berriozabal, Ocozocoautla, Cintalapa (Meseta Central), y recientemente en
la región de los Chimalapas (frontera con
Oaxaca).
A partir de la década de 1940-1950,
cuando comenzó una importante migración tzotzil en busca de tierras y trabajo
hacia el occidente del Macizo Central
de Chiapas (carretera Tuxtla-Pichucalco)
—zona que se caracterizaba antes por ser
eminentemente mestiza—, la presencia de
este grupo fue cada vez más notoria en los
municipios de Soyaló, Bochil, Jitotol y Pueblo Nuevo Solistahuacán, entre otros.
Hasta hace pocos años, llegaban al
área del Soconusco gran cantidad de indígenas tzotziles de los Altos a trabajar
temporalmente en las incas cafetaleras.
Sin embargo, su número se ha reducido
Sehanvistoobligadosaenfrentar,
desdelaépocadelaconquista,
losinteresesdeempresariosnoindígenas(españolesymestizos),lo
quehageneradounalargatradición
deorganizaciónsocial.
signiicativamente al ser sustituidos por refugiados guatemaltecos.
Los grupos tzotziles colindan al oriente
con los tzeltales, al norte con los choles y
al norte y al poniente con los zoques. Fue
también hacia los años cincuenta cuando
algunos tzotziles empezaron a migrar hacia la Selva Lacandona, en donde, desde
entonces, conviven principalmente con
tzeltales, choles y tojolabales.
De esta manera, los tzotziles se han
desarrollado en nichos ecológicos muy variados, desde los altos bosques de coníferas, como pino y encino, hasta regiones de
clima subtropical, e incluso la selva.
Aun en los Altos, las marcadas diferencias de altitud dan lugar a cambios
muy drásticos en los nichos ecológicos.
Por ejemplo, la región norte (zona de Simojovel) se caracteriza por tener mejores tierras y de menor altitud que la parte
sur, propicias para la producción de café y la ganadería extensiva. En las áreas
con mayores posibilidades de explotación
comercial, como la región norte, los tzotziles se han visto obligados a enfrentar,
desde la época de la conquista, los intereses de empresarios no-indígenas (españoles y mestizos), lo que ha generado una
larga tradición de organización social y
de lucha en defensa de sus derechos. Un
fenómeno similar ocurre en el otro extremo (sudeste) del territorio tradicional
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TZOTZILES
7
PaisajeenelcaminoaChalchihuitán,Chiapas.
FotógrafoRamónJiménez,1978.
FototecaNachoLópez,CDI.
tzotzil, en el municipio de Venustiano
Carranza.
Existe una alta movilidad en las comunidades tzotziles, sobre todo de los hombres jóvenes, debido a que les resulta imposible mantener a sus familias sólo de la
explotación de los recursos dentro de sus
propios municipios. No obstante, la emigración en busca de ingresos es temporal
y casi siempre dentro de los límites del estado de Chiapas.
Aproximadamente el 75 por ciento
de los emigrantes trabajan como asala-
riados en grandes incas; otros van a las
ciudades, en donde se dedican a labores
mal pagadas o a la venta de artesanías, y
unos cuantos trabajan en los ranchos como medieros.
A diferencia de otros grupos indígenas,
los tzotziles se encuentran aún muy concentrados en la región que han habitado
por siglos. En el censo del año 2000 se registraron hablantes de tzotzil en sólo nueve estados fuera de Chiapas, y en número
muy bajo: 1,164 en Quintana Roo, 943 en
Tabasco, 934 en Veracruz, 874 en Oaxa-
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PUEBLOSINDÍGENASDELMÉXICOCONTEMPORÁNEO
CUADRO 1. MUNICIPIOS CON MAYOR NÚMERO DE HABLANTES DE TZOTZIL
(MAYORES) DE 5 AÑOS) SEGÚN DATOS DEL CENSO DEL 2000
Hablantes
de tzotzil
Total de
hablantes
de tzotzil
(%)
Población
indígena
del
municipio
(%)
Total de
población
del
municipio
(%)
Chamula
48 526
16.31
99.40
82.24
San Cristóbal de las Casas
30 774
10.34
72.58
23.23
Zinacantán
24 362
8.19
99.44
81.87
Chenalhó
17 896
6.01
94.42
65.47
Simojovel
10 945
3.68
71.22
34.61
Chalchihuitán
9 841
3.31
99.26
80.29
Pueblo Nuevo Solistahuacán
9 525
3.20
98.18
39.02
El Bosque
9 516
3.20
99.50
63.46
Bochil
9 347
3.14
97.78
41.13
Huixtán
9 241
3.11
64.88
49.60
Ocozocoautla de Espinoza
9 183
3.09
96.14
13.98
Teopisca
8 085
2.72
84.53
29.94
Huitiupán
7 017
2.36
59.75
35.01
Venustiano Carranza
6 459
2,17
68.03
12.22
Mitontic
6 001
2.02
99.97
78.93
Jitotol
5 765
1.94
73.10
44.08
Pantelhó
5 488
1.84
49.46
33.74
Tuxtla Gutiérrez
3 899
1.31
41.93
0.89
Ixtapa
3 670
1.23
97.27
19.80
Nombre del municipio
8
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TZOTZILES
ca, 552 en Campeche, etcétera, de un total de 297,885.
Especialmente notorio es el hecho de
que en las últimas décadas ha crecido
enormemente el número de tzotziles que
viven en las ciudades. El caso más notable
es el de San Cristóbal de las Casas, ciudad
alrededor de la cual se han asentado en
nuevas colonias, cuyos nombres expresan
rasgos de la nueva identidad que sus fundadores (mayoritariamente tzotziles de religión evangelista) han decidido construirse:
Jerusalén, Edén y Paraíso, entre otras.
En algunos municipios de Chiapas, por
ejemplo: Chamula, Chenalhó, Mitontic y
Zinacantán, la población tzotzil es abrumadoramente mayoritaria, alcanzando de
un 65 a un 80 por ciento de la composición étnica. Asimismo, los tzotziles conviven con otros grupos en municipios todavía
mayoritariamente indígenas: con tzeltales
en Huixtán y Pantelhó, o con choles en
Huitiupán, por mencionar algunos casos;
o bien con otros indígenas y pobladores no
indígenas en áreas y asentamientos mestizos: San Cristóbal, Teopisca, Simojovel y
Venustiano Carranza, entre otros.
CONQUISTAYCOLONIZACIÓN
ESPAÑOLADELÁREATZOTZIL
En diciembre de 1522, Cuzcácuatl, señor de
los zinacantecos, viajó hasta la Villa del Espíritu Santo (hoy Coatzacoalcos) para ofre-
cerse a los españoles como aliado. La primera expedición española al área tzotzil
tuvo lugar hacia la Pascua de 1524 y fue
encabezada por Luis Marín, quien contó
con la ayuda de los zinacantecos para someter a los demás señoríos indígenas.
Aunque algunos de los líderes chamulas habían también bajado a entrevistarse
con los españoles en Chiapan, cuando éstos llegaron a sus tierras la población presentó gran resistencia. Al ser derrotados,
los chamulas lograron huir sin dejar nada
que los invasores pudiesen aprovechar.
Los conquistadores prosiguieron hasta
Huixtán, cuyos habitantes también escaparon. Los españoles decidieron no continuar
su avance, y al resultarles imposible imponer servicios y tributación a los indígenas ya
conquistados, optaron por regresar, en mayo del mismo año, hacia la costa del Golfo.
Tras su retirada, los tzotziles volvieron a sus
formas de vida y actividades tradicionales.
Dos años más tarde, las autoridades españolas empezarían a otorgar títulos de encomienda sobre dichos pueblos, en favor
de los conquistadores que habitaban en la
Villa del Espíritu Santo. Así, Zinacantán y
Chamula quedaron en manos de Francisco de Marmolejo y de Bernal Díaz, respectivamente. Los encomenderos hacían
incursiones esporádicas a los Altos para
obligar a los indígenas a pagarles con comida y textiles.
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PUEBLOSINDÍGENASDELMÉXICOCONTEMPORÁNEO
10
Pedro de Alvarado inició en 1525, desde Guatemala, una expedición que buscaba ocupar deinitivamente toda la región.
No obstante, su avance se limitó a lo que
hoy es el extremo occidental de Guatemala, zona ocupada por indígenas hablantes
de lengua mam. A principios de 1528, don
Pedro Portocarrero, con otro grupo de españoles, avanzó hacia los Altos siguiendo
la misma ruta, y tras fundar la villa de San
Cristóbal de los Llanos (Comitán) inició la
conquista de los pueblos indígenas aledaños, mayoritariamente tzeltales y tojolabales, llegando hasta el señorío tzotzil de
Huixtán. Se detuvo allí, respetando las zonas pobladas por tzotziles ya encomendadas a los vecinos de Coatzacoalcos.
A los pocos meses de la entrada de Portocarrero, proveniente del centro de México
llegó a Chiapas otro grupo de conquistadores encabezado por Diego de Mazariegos.
Antes de alcanzar la región de los Altos, en
el pueblo zoque de Xiquipilas, dicho capitán ratiicaría la alianza entre españoles y
zinacantecos. Esta vez no encontraría resistencia por parte de los indígenas.
Mazariegos decidió imponer un control
más directo sobre los conquistados, cuyo
número para entonces había disminuido
notablemente debido a las epidemias y
hambrunas, y aplicó la política de reducción de pueblos, concentrándolos en poblaciones compactas. Muchos grupos tzo-
tziles fueron reubicados de esta manera;
ejemplo de ello es el caso de San Andrés
Larráinzar, cuyos fundadores provenían
del valle de Huitiupán.
Como la ediicación y abastecimiento
de la Villa Real requería mucho trabajo,
Mazariegos decidió que no convenía que
los pueblos de la región tributaran a los españoles residentes en otra zona, y reasignó
dichos pueblos en encomienda a sus soldados. Zinacantán, por ejemplo, fue otorgado a su hermano Pedro de Estrada.
Desde mediados de 1531, la Corona española ordenó la formación de una nueva
provincia con capital en Ciudad Real, que
abarcaba, a partir de los límites de la provincia de Chiapan, los territorios habitados
por zoques, tzotziles, tzeltales y tojolabales
de Chiapas. Esta nueva entidad político-administrativa quedaría sujeta a la autoridad
de la Capitanía General de Guatemala, gobernada entonces por Pedro de Alvarado.
¿CÓMOSURGIERONLOSRASGOS
QUEHOYDISTINGUENALOS
TZOTZILES?
En contraste con lo que ocurre con otros
grupos indígenas en el resto del país, en el
caso tzotzil son precisamente los municipios más cercanos a San Cristóbal —la población mestiza más importante—, aquellos en los que existe mayor concentración
de hablantes de esa lengua, y en los que la
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TZOTZILES
Enlosmunicipiosmáscercanosalapoblaciónmestizaexiste
mayorconcentracióndehablantesylaetnicidadesmás
subrayadayelaborada.
etnicidad es más subrayada y elaborada. Es
decir, donde se dan de manera más notoria
los rasgos culturales (uso del traje tradicional, prácticas “heterodoxas” del catolicismo, formas propias de organización social
y política, y creencias, entre otros), que los
distinguen de los no-indígenas.
Este fenómeno parece tener sus orígenes en los inicios de la Colonia, cuando los
conquistadores españoles se apropiaron de
las mejores tierras del área, forzando a los
indígenas a compactarse en las tierras más
altas y frías (parte sur de los Altos),2 y establecieron un sistema en el que la mano
de obra indígena sería el principal recurso
explotable en la región.
Esta situación daría nacimiento a una
estructura social caracterizada por una mar2
Los habitantes prehispánicos de Tzotzlem (Zinacantán)acusabanalosdeChiapan(hoyChiapa
de Corzo) de haberlos despojado de las tierras
bajasqueéstosocupabanaorillasdelríoGrijalva,
lascualesresultabanmuchomáspropiciasparala
agriculturaquelasdelosAltos.Alallegadadelos
españolesalárea,ambosgruposvivíanenpugna
constante. La rivalidad entre los dos señoríos se
había intensiicado a partir de su disputa por el
controldelassalinasdeIxtapa,situadasenmedio
desusterritorios.
cada distinción entre los no-indígenas (ladinos) y los indígenas, en la que resultaba
fundamental establecer y hacer evidente la
pertenencia de un individuo a un grupo o
al otro (forma de vestir, actitudes, etcétera).
Los indígenas irían subrayando también estos marcadores exteriores de identidad, debido a que frente a la legislación española
la pertenencia a una comunidad indígena
los dotaba de derechos sobre las tierras que
ocupaban, al igual que para decidir en torno a sus asuntos internos, aplicar justicia
y elegir autoridades representativas (Repúblicas de Indios). Los mismos ladinos los
proveerían de algunos bienes (aguardiente y velas, por ejemplo), los cuales con el
tiempo resultarían indispensables en los rituales particulares que los distinguían cada
vez más de ellos.
El hecho de que la zona poseyera pocos recursos codiciados por los españoles
inluyó en el surgimiento de la coniguración social tan particular y distintiva de los
Altos de Chiapas; el número de españoles,
y por ende de mestizos, siempre fue irrisorio en comparación con el de la población
indígena (para ines del XVII, por ejemplo,
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11
PUEBLOSINDÍGENASDELMÉXICOCONTEMPORÁNEO
ventaja con otras ciudades mejor ubicadas
desde el punto de vista del comercio y la
producción; por ello, los habitantes españoles vieron en el tributo y en el aprovechamiento de la mano de obra indígena la
única fuente de enriquecimiento.4 Los Altos de Chiapas5 se convertirían así, a partir
de entonces y hasta hace muy pocos años,
en el abastecedor de trabajadores baratos
a otras regiones, como Tabasco y el Soconusco, en donde se desarrollaron empresas
más redituables.
Con derechos y obligaciones totalmente diferenciados, los ladinos y los indígenas, división entre la que no existían
posiciones sociales intermedias, se consideraban no como dos grupos distintos de
una misma sociedad sino como dos formas
de vida incompatibles entre sí.
12
CDI.
4
ésta representaba el 92 por ciento del total,
y para 1990, todavía el 82.82).
Las autoridades coloniales fundaron la
capital española en San Cristóbal por razones políticas y no económicas,3 en des3
AlsubirporprimeravezalosAltos,enabrilde
1528,elconquistadorDiegodeMazariegosescogióelsitioconocidocomoHueizacatlán(Vallede
Jovel),dondefundaríalaVillaRealcomoprincipal
asentamientoespañolenlaregión.Despuéspasaría
aconocersecomoCiudadReal,yinalmentecomo
SanCristóbaldelasCasas.
Laintensidadconlaquelosespañolesexplotaron
lamanodeobraindígenahizoqueparaelotoñode
1528losindígenasdelaregiónsenegaranaseguir
abasteciéndolosyabandonaransuspoblados,tratandodehuirasucontrol.Alolargodelaépocacolonial,lostzotzilesserebelaríandosvecesmásfrente
alpoderespañol:seunieronalarebelióntzeltalde
Cancucen1712,ydespués,entre1868y1870,a
larebeliónCuzcatqueestallóenChamula.
5
DesdeprincipiosdelaColonia,laregióndelos
Altos de Chiapas, llamada en los documentos
colonialeslosQuelenesolasCoronas,quedórelativamenteaisladadelasnuevasrutascomerciales,
conexcepcióndealgunospuntos,comoelseñorío
tzotzildeHuitiupán,quesirviócomopasoobligado
paraaccederdesdelacostadeTabascoalosLlanos
(áreadelactualComitán)ydeallíaGuatemala.
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Sabiduríaeneltejido,Chenalhó,Chiapas.
FotógrafoLorenzoArmendáriz,1994.
FototecaNachoLópez,
TZOTZILES
Además, la dominación española en la
región sólo lograría una integración muy supericial de los indígenas a las nuevas formas de vida, al igual que a la ideología y a
los valores cristianos; en la mayoría de los
casos, nunca llegaron a ser incorporados
realmente. Por la desproporción numérica
entre españoles e indígenas, los frailes se
vieron en la necesidad de echar mano de
los indígenas para la difusión de la nueva
fe y la organización y práctica de las actividades rituales. Esta situación se acentuó
con la pérdida de apoyo por parte del Estado a la Iglesia tras la Independencia, lo que
permitiría a la población nativa recuperar
el control sobre su vida religiosa y desarrollar una muy particular interpretación del
catolicismo.
Durante el siglo XIX, las comunidades
indígenas de todo el país, entre ellas los tzotziles, sufrirían grandes presiones: por ejemplo, la enajenación de sus propiedades territoriales, la sobreexplotación de su mano de
obra en los nuevos sistemas de plantación
y el “enganchamiento” por medio del cual
se obligaba a los indios a adquirir deudas,
para después forzarlos a trabajar en condiciones miserables. Dichas medidas, en lugar de promover la integración de los indígenas a la vida nacional, acentuaron su
marginación y los condujeron a fortalecer
sus lazos internos como la única forma de
defenderse del mundo exterior.
El triunfo de los liberales en Chiapas, y
su decisión de cambiar la capital del estado a Tuxtla en 1891, tuvo un fuerte impacto
sobre la economía y restó inluencia política a la elite de San Cristóbal. Sin embargo,
poco cambió la situación de subordinación
y discriminación que sufrían los tzotziles
asentados en sus alrededores. La misma Revolución mexicana tampoco tendría efectos
radicales e inmediatos. A pesar de que puso
in al enganchamiento, los indígenas siguieron viéndose en la necesidad de trabajar para empresarios agrícolas y madereros, con
el in de complementar los ingresos obtenidos de la explotación de las tierras cuya
propiedad les había sido legalizada por el
reparto agrario.
Como respuesta y mecanismo de defensa en contra de la explotación de la que
venían siendo objeto desde hacía tantos
siglos, las comunidades indígenas tendieron a encerrarse cada vez más en sí mismas, a tratar de defenderse como unidades
frente al sistema económico imperante y
a interactuar como tales con los mestizos.
Lascomunidadesindígenas
tendieronaencerrarsecadavezmás
ensímismas,atratardedefenderse
comounidadesfrentealsistema
económicoimperante.
http://www.cdi.gob.mx
13
PUEBLOSINDÍGENASDELMÉXICOCONTEMPORÁNEO
14
Esta estrategia condujo a reforzar su identidad indígena, sobre todo a partir de la década de 1940, cuando la forma particular
de organización sociopolítica (el llamado
sistema de cargos o jerarquía cívico-religiosa) y los rasgos culturales (vestido, organización ritual, iestas, creencias y patrones de asentamiento, entre otros) que
distinguen a esas comunidades y que actualmente consideramos “tradicionales”,
tomaron especial fuerza.
Durante la década de los ochenta, múltiples factores provocarían cambios importantísimos en la vida de los tzotziles. Entre
éstos destacan una notable explosión demográica y, como producto de ella, la
sobreexplotación de los suelos y su consecuente agotamiento, así como la dependencia cada vez mayor al trabajo asalariado
para su subsistencia.
La monetarización de la economía de
las comunidades había iniciado en los
años inmediatamente anteriores, cuando el gobierno federal realizó en Chiapas la construcción de grandes obras de
infraestructura, como presas y carreteras,
en la que participaron muchos tzotziles.
Algunos de ellos invirtieron parte de esos
ingresos en nuevas actividades económicas (por ejemplo, la producción de café,
el cultivo comercial de lores), y otros más
adquirieron medios de transporte (“combis” y camiones de carga).
Sin embargo, a partir de la crisis económica de 1982, que frenó abruptamente la
inversión pública en todo el país, muchos
hogares indígenas quedaron sin ingresos.
La mayoría de los tzotziles debieron entonces buscar nuevamente acomodo en incas
y ranchos particulares. Debido a la abundante oferta de mano de obra indígena, ésta
siguió siendo muy mal pagada, y la profunda división social e iniquidad en las relaciones entre indígenas y ladinos continuó y se
mantiene vigente hasta el día de hoy.
En esta última década, varios municipios tzotziles han sufrido aparentemente
un claro proceso de “reindinización”, que
se caracteriza, en general, por la reducción de la población ladina en ellos (migración de los mestizos hacia ciudades o
plazas comerciales importantes), y porque
los indígenas ocupan cada vez mayor número de cargos públicos locales y hacen
uso consciente, con ines políticos, de sus
propias manifestaciones culturales, a la
vez que su número ha crecido en ciudades antes completamente ladinas.
La expulsión en 1974 de los mestizos
de la cabecera de San Andrés Larráinzar es
un claro ejemplo de recuperación de espacios. Tras el levantamiento zapatista en
1994, varios municipios del norte de los
Altos se han caracterizado por un proceso
semejante. Sin embargo, este proceso de
reindinización no ha alterado las relacio-
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TZOTZILES
nes interétnicas tan características del área,
ya que el control económico sigue estando
en manos de los ladinos.
PLURALISMOINDÍGENA
Los grupos tzotziles no sólo han desarrollado formas de distinción respecto de la
población no indígena con la que interactúan, sino también frente a otros indígenas
con los que coexisten o tienen continuo
contacto. A este fenómeno contribuiría
fuertemente el hecho de que muchas de
las políticas estatales posrevolucionarias
hacia los indígenas favorecieron el trato
directo, y por separado, entre las autoridades nacionales y los representantes de
cada comunidad.
Los tzotziles no se consideran a sí mismos parte de una unidad conformada por
todos aquellos que hablan su lengua, lo
que hace muy difícil deinirlos en conjunto.
Cada uno de ellos se deine o se concibe
a partir de una colectividad particular que
corresponde al municipio en donde reside,
considerada distinta de las de otros. Por
mencionar algunos ejemplos, los habitantes del municipio de Zinacantán se deinen
a sí mismos como zinacantecos, chamulas
los de San Juan Chamula, “totiques” los de
Venustiano Carranza, etcétera. O bien se
identiican y toman su gentilicio del santo
patrón de su comunidad: tenemos así los
andreseros de Larráinzar, los pedranos de
Cadaunodeellossedeineose
concibeapartirdeunacolectividad
particularquecorrespondeal
municipiodondereside.
Chenalhó, los pableros de Chalchihuitán o
los migueleros de Mitontic.
En el interior del municipio, la identiicación se reelabora permanentemente
a través de la veneración al santo patrón
particular, la celebración de ciertas iestas y rituales especíicos para cada uno de
ellos, el uso de su dialecto distintivo, etcétera. Sin embargo, tal vez el elemento
más notorio mediante el cual se maniiesta la distinción entre los integrantes de los
diversos municipios tzotziles es su vestido
(uso de distintos colores, diseños y tipos
de prendas).
En la vida cotidiana, las mujeres tzotziles son las que conservan en mayor medida
la ropa típica. En las iestas y actos públicos
importantes, los hombres visten también ropa tradicional, como son capas y chalecos
de lana negra o blanca, sandalias de suela muy ancha y talonera de cuero, llamadas xonob, y cierto tipo de sombreros. Los
hombres de Huixtán, en lugar de pantalón,
visten una prenda blanca muy especial, formada por varios lienzos que se atan a la
http://www.cdi.gob.mx
15
PUEBLOSINDÍGENASDELMÉXICOCONTEMPORÁNEO
16
ComerciandoenSanCristóbaldelasCasas.
FotógrafoRamónJiménez,1978.
FototecaNachoLópez,CDI.
cintura, que los identiica con San Miguel
Arcángel, su santo patrón.
Sin embargo, es importante mencionar que los atuendos considerados “tradicionales” han ido sufriendo cambios con
el tiempo: se han agregado nuevos elementos, diseños y materiales. Por ejemplo, los
zinacantecos, antes más sobrios en su manera de vestir, actualmente utilizan prendas
bordadas en colores muy intensos.
En las tierras altas y frías, la ropa que
usa la mayoría de los tzotziles es de lana,
mientras que en las más bajas lo es de algodón. Llama la atención el hecho de que
algunos grupos tzotziles de las tierras altas emigrados a la Selva Lacandona y a
otras zonas muy calientes (como Nuevo
San Juan Chamula, El Bosque o Palenque),
sigan utilizando su vestimenta de lana tradicional. Hasta hace pocos años, las mujeres tzotziles, aun aquellas de las zonas más
frías, acostumbraban ir descalzas, mientras
los hombres iban calzados. En cuanto a la
forma en que las mujeres se atan el pelo y
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TZOTZILES
los adornos que utilizan, hay también gran
variación de una comunidad a otra.
Las distintas variantes dialectales del
tzotzil distinguen también a los diversos
municipios. Éstas pueden agruparse en cinco grandes zonas: Chamula (caracterizada
por un dialecto muy arcaico), Chenalhó,
Pantelhó, Zinacantán y Huixtán (con muchos elementos producto de la coexistencia con hablantes del tzeltal). Sin embargo, para todos los tzotziles la lengua es un
componente importantísimo de su cultura.
La deinen como batz´i k´op / bats´il k´op,
“lengua verdadera”, y es considerada uno
de los elementos fundadores de la condición humana, por lo que su uso se identiica con la vida civilizada.
Aunque los índices de bilingüismo han
aumentado notoria y aceleradamente en
los últimos años, el tzotzil continúa vivo
gracias a la estrecha relación que existe entre la lengua y la identidad tzotziles. De ahí
que el número de hablantes de esta lengua haya seguido creciendo. En 1970 se
reportaron en todo el país 95,383 hablantes de tzotzil; en 1990, unos 229,203; en
1995, 263,611, y para el año 2000, el INI
registró 297,885 (sin tomar en cuenta a los
niños menores de 5 años). El aprendizaje
del castellano les ha permitido defenderse frente al mundo hostil, pero también ha
signiicado, para algunos individuos, poder
y control sobre el resto de sus comunidades (véase cuadro en la p. 39).
Las variantes dialectales diferencian a
los habitantes de un municipio de los de
otros; a su vez, el manejo de la lengua en
sí distingue posición y grupos sociales dentro de la misma comunidad. Los individuos
con mayor dominio sobre la lengua, que
conocen las oraciones del ritual y los mitos, que, como ellos dicen, “saben aconsejar” y son respetados por el resto de la
colectividad.
Eltzotzilformapartedelgrupoconocidocomomayaoccidental,
dentrodelcual,alparecerentreelaño1000yel900a.C.,se
separarondosramas:elcholanomayoryelkanjobalanomayor.
Asuvez,delprimerosedesprendieron,aprincipiosdenuestra
era,dosgrandesgrupos,unodeelloseltzeltalano.Finalmente,
haciaelaño600d.C.,ésteseramiicaríaendoslenguas
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PUEBLOSINDÍGENASDELMÉXICOCONTEMPORÁNEO
FORMASENQUESE
HAMANTENIDOYREFORZADO
LAIDENTIDADCOMUNITARIA
18
La identiicación de los tzotziles con el
municipio del que forman parte se estructura y se ve continuamente reforzada por
actos públicos y privados que fortalecen
la cohesión del grupo y orientan la acción
de los individuos. Entre ellos destacan la
transmisión de mitos, la participación y organización de los rituales o iestas, la territorialidad y, en menor grado, la especialización económica.
Los mitos o “palabras antiguas”, como
los llaman los tzotziles, son narraciones
transmitidas oralmente de padres a hijos,
a través de las cuales se explica todo lo que
conforma la realidad. En los mitos quedan
interiorizadas las categorías, los parámetros
espaciales y temporales, los paisajes culturales, etcétera, que constituyen la forma
particular en que estos grupos perciben el
mundo. Estas estructuras mentales no son
inmutables, pues en ellas se van incorporando las nuevas experiencias; tampoco se
Losritualesoiestasreligiosas
sonactospúblicosenlosque
simbólicamenteserefundanlos
lazosquecohesionanlacomunidad.
reducen a formas de interpretación abstractas sino que se maniiestan en la acción y
gestos cotidianos. Los mitos determinan así
la forma de vivir y de relacionarse de los
individuos, tanto con los antepasados, con
los otros indígenas y con los ladinos, como
con el futuro.
Muchas de esas ideas se expresan y se
reactualizan en los rituales o iestas religiosas, actos públicos en los que simbólicamente se refundan los lazos que cohesionan la comunidad; por esta razón,
cumplen un importantísimo papel de integración: en ellos como en las reuniones
de familia, la gente que vive muy dispersamente se encuentra, habla y comparte la
comida, y participa en rituales que implican valores comunes, entre otras cosas. A
través de dichos rituales, los distintos grupos tzotziles creen contribuir al mantenimiento del orden cósmico, pues están
convencidos de que en todo momento
las fuerzas de la tierra pueden rebelarse
y destruir lo que hace posible la vida de
los hombres. Para no hacer enojar a dichas
fuerzas, en la vida diaria, cuando construyen una casa, cortan un árbol o cazan un
animal, les piden permiso, ya que ellas son
las verdaderas dueñas de todo.
La organización ritual de cada comunidad está representada por el sistema de
cargos, que, como veremos más adelante,
tiene también importantes consecuencias
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TZOTZILES
19
Chalchihuitáncongenteenelatrio.
FotógrafoRamónJiménez,1978.
FototecaNachoLópez,CDI.
en la organización política del grupo. En
dicho sistema, los miembros de la colectividad ocupan rotativamente puestos jerárquicos asociados con el cuidado de
distintos santos católicos, a través de los
cuales adquieren prestigio social y autoridad frente al resto de la colectividad para
desempeñar funciones públicas.
El sistema de cargos promueve la integración social de la comunidad indígena en varios sentidos: la participación
en él deine las fronteras de pertenencia a
la comunidad, ya que sólo sus miembros
pueden hacerlo; participar implica y expresa valores compartidos, y, al menos en
apariencia, el sistema parece contribuir a
evitar la concentración de la riqueza en
manos de algunos miembros de la comunidad, ya que los cargos más importantes
suponen mayor gasto para quien los ocupa. No obstante, de hecho lo que hace el
sistema de cargos es convertir en prestigio
lo que han logrado acumular económicamente quienes participan en él, y con ello
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PUEBLOSINDÍGENASDELMÉXICOCONTEMPORÁNEO
EnelmercadodeSanPabloChalchihuitán,
Chiapas.FiestadeSanPablo.
FotógrafoRamónJiménez,1978.
FototecaNachoLópez,CDI.
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termina por legitimar la marcada estratiicación que existe.
Otro importante componente de la
identidad de los distintos municipios tzotziles es la territorialidad, cuyos orígenes
datan del siglo XVI, cuando las autoridades
españolas otorgaron títulos de propiedad a
distintas comunidades indígenas, las cuales, desde aquellas épocas, debieron utilizarlos para defenderse de usurpaciones y
despojos. Durante todo el siglo XIX, como
hemos señalado ya, dichas propiedades
fueron muy afectadas. Sin embargo, la reforma agraria, producto de la Revolución,
devolvería a los indígenas algunas de las
tierras enajenadas por dichos decretos.
Esta larga tradición de otorgar la tierra
a la comunidad como tal, donde según las
normas su venta o permuta debería ser realizada entre los miembros del municipio,
aunque de hecho exista dentro de ella la
propiedad privada, reforzó entre los indígenas la noción de que gozar legítimamente
de un pedazo de tierra implica la obediencia a las instituciones políticas del municipio. En algunos de ellos, como es el caso de
San Juan Chamula, al menos hasta la década de los setenta, no se permitía a ningún
ladino residir o tener propiedades.
Respecto de la especialización en ciertas actividades económicas, aunque ésta
no puede considerarse como causa de
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TZOTZILES
una identidad particular, sí ha contribuido
a acentuarla. Tal es el caso, por ejemplo,
de la cría de ovejas y el negocio del transporte en San Juan Chamula, la producción
de sal en Ixtapa o el cultivo de lores para
la exportación en Zinacantán.
Como puede concluirse de lo mencionado hasta aquí, la “etnicidad” de estas
comunidades está determinada por factores culturales, más que socioeconómicos. La división no es infranqueable: de
ahí que algunos indígenas lleguen a ladinizarse o a adoptar formas de vida características de los no indígenas, o incluso
(aunque pocos) a ser más ricos que muchos ladinos.
Como hemos visto, la identidad particular de los habitantes de cada municipio
tzotzil está marcada por la conciencia de
pertenecer a una comunidad con la que
cada individuo considera su vida inseparablemente entrelazada. Esta sensación de
pertenencia brindó por mucho tiempo a
los tzotziles cierta protección frente a un
mundo hostil hacia ellos, haciéndolos sentir plenamente humanos dentro de su comunidad, sin importar lo que pasara fuera
de ella. No obstante, esta situación acentuó a la vez las diferencias (pluralismo) entre las comunidades. La tradición distintiva
de cada municipio se ha mantenido a pesar de la interacción con el mundo exterior (ya sea con miembros de otras comu-
nidades tzotziles vecinas, con hablantes de
otras lenguas emparentadas a la suya, como es el tzeltal, o incluso con los ladinos)
y del esfuerzo del Estado nacional por integrar a los indígenas a las formas de vida
del resto de los mexicanos.
RASGOSQUEDISTINGUENLA
FORMADEVIDADELOSTZOTZILES
Hasta hace muy pocos años, el patrón de
asentamiento característico de los tzotziles era el de caseríos, de tamaño variable
y muy dispersos, sujetos a una cabecera
municipal llamada tek lum. Este poblado,
con una iglesia (chul´na “casa del alma”,
centro simbólico de cada municipio) y
otros espacios importantes para los rituales colectivos y la administración pública
(ayuntamientos, prisión, etcétera), aunque
servía como foco ceremonial y administrativo, tendía a no ser mucho mayor que
cualquiera de los caseríos grandes.
En las pocas construcciones habitacionales que había en el centro ceremonial se
alojaban los individuos a quienes les correspondía realizar funciones político-religiosas cada año, pero una vez cumplidas
sus obligaciones regresaban a sus parajes
originales. En algunos municipios, la gente
ajena a la comunidad (maestros, sacerdotes, médicos ladinos o indígenas de otros
municipios) tenía prohibido pasar allí la
noche: para hacerlo debía contar con un
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PUEBLOSINDÍGENASDELMÉXICOCONTEMPORÁNEO
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permiso oicial. Sin embargo, en las últimas
décadas este patrón ha cambiado, y en algunos municipios los centros ceremoniales
han crecido enormemente, permitiéndose
la residencia permanente.
Todas las cabeceras municipales tzotziles están comunicadas con San Cristóbal
de las Casas (principal población y mercado de toda el área) y/o con la carretera
Panamericana a través de caminos (pavimentados y de terracería), por lo que el
transporte empieza a ser más eiciente. La
mayoría de dichas cabeceras cuenta ya
con servicios de luz, agua potable, drenaje y servicios de salud, en contraste con los
caseríos, que en muchos casos carecen de
algunos de ellos.
Hasta hace poco, la mayoría de la
población conseguía el agua en pozos
y manantiales, situación que dio origen,
dentro de cada paraje, a la organización de grupos formados por varias familias que mantenían y utilizaban conjuntamente un pozo, y a principios de
la temporada de lluvias llevaban a cabo
ceremonias a los dioses de la tierra para
asegurar el aprovisionamiento de agua.
Aún hoy es muy frecuente ver a las mujeres, niños y ancianos acarreando leña
con mecapal sobre su espalda, pero este tipo de trabajo tiende a desaparecer
conforme se amplía el acceso a los servicios públicos.
Con relación a la educación escolar,
generalmente los municipios cuentan con
escuelas primarias y en algunas cabeceras
existe por lo menos la telesecundaria. La
instrucción escolarizada fue introducida
entre los tzotziles por el INI, como parte de
un plan de desarrollo integral de las comunidades. Sin embargo, a partir de 1964 dichas escuelas pasaron a depender de la SEP.
Aunque hubo ciertos avances, existe todavía un gran rezago educativo, ya que buena parte de la población indígena no tiene
estudios y muy pocos han completado el
ciclo primario; por otro lado, la calidad de
la enseñanza en los municipios indígenas
es menor que en el ámbito urbano.
El tipo de vivienda tradicional de los
tzotziles varía de acuerdo con el nicho
ecológico en el que están asentados. En
las tierras altas, las casas son por lo general
rectangulares, con paredes de adobe y piso
de tierra, y techo a cuatro aguas de teja o
tejamanil (pequeñas tejas de madera). En
las tierras bajas y las más calurosas predominan las casas de bajareque, con techo
de palma o zacate. Casi siempre cuentan
con habitaciones adicionales, que sirven
como bodega para el almacenamiento de
maíz o como cocinas independientes y
más ventiladas. Hasta hace poco, en los
pueblos de los Altos era común tener pus
o temazcal (baño de vapor que se utiliza
también con ines curativos).
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TZOTZILES
Mujerescargandoleñaconmecapal.
FotógrafoRamónJiménez,1978.
FototecaNachoLópez,CDI.
23
En los últimos años han empezado a
construirse, por lo menos en las cabeceras municipales, casas con techo plano,
de ladrillo y cemento, muy semejantes a
las construcciones de los mestizos. Ser propietario de este tipo de inmueble tiene implicaciones de estatus.
Dentro del espacio doméstico, hay
áreas consideradas como femeninas y otras
como masculinas. El fogón de tres piedras
o cocina, ubicado por lo general en el lado izquierdo de la puerta de la vivienda,
es el ámbito principal de la mujer, mientras
el lado derecho está reservado a los hom-
bres, para que coman y trabajen allí cuando toda la familia está en casa.
La familia es la unidad de colaboración económica, socialización e interacción fundamental de los tzotziles. Regularmente se trata de familias patrilocales
extensas, compuesta por una pareja, los
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Lafamiliaeslaunidadde
colaboracióneconómica,
socializacióneinteracción
fundamental.
PUEBLOSINDÍGENASDELMÉXICOCONTEMPORÁNEO
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hijos solteros y los casados con sus esposas e hijos. Los primeros habitan en la casa
de los padres y los atienden, mientras que
los segundos construyen sus propias habitaciones muy cerca de la casa paterna,
compartiendo la bodega para almacenar
maíz, al igual que el altar ritual.
En muchas comunidades tzotziles, dos
o más de estas unidades patriarcales foman
una línea de descendencia o patrilinaje,
que los antropólogos han llamado sna, “casa de él” o “de ella”. Sus miembros viven
en tierras adyacentes que han heredado de
sus antepasados. Dentro del sna, los varones de mayor edad son quienes toman las
decisiones importantes para el linaje, por lo
cual puede decirse que éste goza de cierta
autoridad jurídica. Sin embargo, en los últimos años esta estructura familiar tradicional
ha sufrido grandes modiicaciones.
Como hemos mencionado anteriormente, el sistema de cargos o jerarquía cívico-religiosa ha constituido por muchos
años la base de la estructura social del municipio indígena y el medio por el cual las
distintas unidades domésticas o familias se
incorporan a la comunidad. Ha sido a la
vez un mecanismo para protegerse de los
extraños, mantener el orden público y organizar la toma de decisiones que afectan
a toda la comunidad.
El modelo de esta particular forma de
organización, que se estructuraría duran-
te el siglo XIX, parece tener sus orígenes en
el sistema colonial de la república de indios, que había permitido a los indígenas
gobernarse casi autónomamente, resolver
sus propios asuntos civiles y religiosos, y
representar a la comunidad frente a las autoridades españolas.
Hasta los años ochenta, los individuos
entraban en la jerarquía religiosa (mayordomos y alféreces) y se encargaban durante cierto tiempo (generalmente un año) del
cuidado de los santos particulares y de la
organización y el inanciamiento de las
iestas dedicadas a ellos. Empezaban por
los santos de menor importancia, y conforme cumplían con sus obligaciones ganaban
prestigio e iban ascendiendo en la jerarquía, al mismo tiempo que hacían aportaciones cada vez más onerosas, por lo cual
quienes alcanzaban los más altos cargos
era regularmente la gente de mayor edad.
El buen desempeño en el culto a los
santos los hacía merecedores del respeto
por parte de la sociedad, ya que esta función (la comunicación con lo sobrenatural
y la responsabilidad de hacer lo adecuado
para mantener el orden cósmico) era entendida como un servicio a los intereses
comunes. Asimismo, era vista como de
gran riesgo para la propia vida de quienes
desempeñaban esta tarea, pues para proteger a la comunidad del mal se exponían
a sí mismos. Una vez alcanzadas las máxi-
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TZOTZILES
mas jerarquías eran considerados nakanvanejetik (“consejeros rituales”), gracias a su
conocimiento de las oraciones y rituales
de todas las iestas anuales; a estos individuos se les pagaba con “trago” y comida
para que instruyeran a los que ocupaban
los distintos cargos cada año.
Una vez terminado su servicio religioso, pasaban a ser considerados “principales” o “pasaros” (por haber ocupado cargos
en el pasado), momento a partir del cual
podían acceder a puestos políticos y judiciales, que los convertían en las máximas
autoridades civiles de su comunidad. No
obstante, en los últimos 25 años múltiples
factores —tales como la intervención estatal en favor de ciertos individuos, el crecimiento de las poblaciones, la presencia
cada vez mayor de ladinos en las cabeceras municipales, el trabajo asalariado fuera
de la comunidad que permite a los jóvenes
saltar a cargos altos, el surgimiento de facciones políticas y la inluencia del protestantismo sobre ciertas secciones de la población incidieron en el funcionamiento
del sistema de cargos y, por supuesto, en la
organización política de los tzotziles.
En cuanto a esta última, por mucho
tiempo la autoridad dentro de cada municipio ha sido el “Ayuntamiento Tradicional”
o “Regional”, que deriva directamente de
los cabildos coloniales y está conformado
por ancianos, cuyos cargos se encuentran
divididos en cinco niveles: mayores, síndicos, regidores, alcaldes y gobernadores.
Este ayuntamiento es el encargado de la
administración de las contribuciones y la
organización del trabajo colectivo. Aceptar estos cargos supone para esos individuos
inanciar el costo de dedicarse a ellos, ya
que no pueden realizar las actividades productivas regulares. Al asumir su cargo, los
ancianos reciben un bastón, el cual ha sido utilizado de generación en generación,
como emblema de su autoridad.
Sin embargo, dicho poder ha tenido
que coexistir con otro, el llamado Ayuntamiento Constitucional, que es la instancia administrativa reconocida por las autoridades nacionales. Éstas, hacia inales
de los años treinta, favorecieron a ciertos
jóvenes indígenas que hablaban español
(maestros bilingües) y habían sido formados bajo su tutela, para ocupar los cargos
que nominalmente estaban sujetos a elección. Esta situación fue modiicando profundamente el papel de los ancianos y su
autoridad dentro de la comunidad, llegando a provocar, en muchos casos, la desaparición del Ayuntamiento Tradicional.
En las últimas décadas, muchas comunidades tzotziles han visto transformadas sus
instituciones tradicionales en pequeños grupos caciquiles, ailiados al PRI y reconocidos por el Estado (Consejo Estatal Indígena),
que monopolizan el poder político y ejer-
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PUEBLOSINDÍGENASDELMÉXICOCONTEMPORÁNEO
26
cen un control absoluto sobre el resto de la
población indígena. Dichas familias acapararon, además, las actividades económicas
más redituables, entre otras, la distribución
y venta del aguardiente y de los refrescos.
En esas comunidades, la disidencia ha
sido castigada muy duramente, incluso
con la expulsión. El caso más conocido es
el de San Juan Chamula, en donde la disidencia tomó la apariencia de un problema
religioso, ya que muchos de los disidentes
se convirtieron al protestantismo, negándose a participar en el sistema tradicional
de servicio a los santos católicos asociado
estrechamente en ese municipio con las
formas caciquiles de autoridad política.
Respecto de la fuerte relación que guardan los sistemas de parentesco y el uso de
la tierra, las formas particulares de ceder
los derechos de propiedad a ciertos descendientes dentro de las comunidades tzotziles
están determinadas por las condiciones especíicas de explotación de la tierra. En las
zonas donde ésta es limitada o escasa y se
practica la agricultura extensiva, el principio que domina la organización familiar es
la descendencia patrilineal.
En Zinacantán, por ejemplo, donde el
cultivo de las parcelas en las tierras altas
proporciona sólo una pequeña parte del ingreso familiar, éste se completó por mucho
tiempo mediante la renta, para el cultivo,
de las tierras bajas que colindan con sus
propiedades. Esta estrategia permitió a los
zinacantecos mantener a una población
creciente sin necesidad de sobreexplotar
sus propias milpas. Por lo menos hasta los
años setenta, los hijos varones, al crecer,
tendían a construir sus casas cerca de la
de su padre y mostraban gran respto y colaboración hacia él, pues el reparto de las
tierras, a su muerte, estaba sujeto a su decisión expresa. Este sistema tendió a crear
fuertes lazos de solidaridad entre quienes
explotaban la tierra juntos.
Las ideas sobre la muerte en Zinacantán sirven, a su vez, para reforzar dicha solidaridad. Allí se acostumbra que todos los
hijos contribuyen a pagar los gastos funerarios de sus padres. Por otro lado, se cree
que durante los trece años siguientes a la
muerte de una persona, su alma descansa
en la tumba a lo largo del día, y después, al
atardecer, sale a trabajar para lograr el perdón de Dios. Asimismo, se tiene la creencia de que cada año, durante la iesta de
Todos Santos, las almas visitan sus casas;
en esa ocasión, todos los descendientes del
muerto se reúnen para recordarlo, reairmando así los lazos entre ellos.
En el municipio de Chenalhó el sistema es bastante semejante al de Zinacantán: usualmente, la tierra pertenece al
hombre y se hereda sólo a los descendientes varones. Los hijos mayores ya casados pueden solicitar al padre que les dé
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TZOTZILES
una parte del terreno. Los hijos menores
que se quedan con sus padres, además de
heredar la casa, tienen derecho a un pedazo de tierra, pero están obligados a ver
por su madre y sus hermanas. En Chenalhó, el padre, si lo hace explícito antes de
morir, tiene el derecho de heredar a algún
pariente lejano y no a sus hijos.
No obstante, los importantes cambios
económicos ocurridos a partir de la última
década provocarían, en el largo plazo, que
la tierra dejara de ser la principal fuente de
ingresos de la familia, con lo que las relaciones familiares, los sistemas de herencia y el uso de la tierra empezaron a sufrir
fuertes modiicaciones.
Un caso muy distinto es el municipio
de San Juan Chamula, ubicado en las tierras más altas de toda el área, cuyos habitantes, caracterizados por un altísimo
índice de crecimiento demográico y sin
posibilidad alguna de expansión territorial ni acceso a tierras más bajas, dejaron
de depender hace muchos años de la producción de sus tierras para procurase el
alimento. Su dependencia económica al
ingreso en efectivo, producto del trabajo
asalariado y de la producción y venta de
artesanías, ha provocado el desprecio hacia los recursos naturales y el abuso de sus
tierras, situación que condujo a una profunda erosión y a la acentuada deforestación del municipio.
A su vez, esta forma de vida ha repercutido en su concepción del mundo: sienten que los hombres están subordinados a
la naturaleza, y que ésta representa siempre una amenaza; las fuerzas que habitan
en los montes en cualquier momento pueden acabar con el orden actual y hacer que
el mundo regrese al caos original. Además,
ello hace que el municipio de Chamula se
caracterice por un patrón de residencia mucho más disperso, así como por un sistema
de parentesco bilateral con herencia muy
fragmentada, en la que se dejan bienes a
todos los hijos (sin importar su sexo).
27
CultivandolatierraenZinacantán,Chiapas.
FotógrafoRamónJiménez,1978.
FototecaNachoLópez,CDI.
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CÓMOSEEXPLICAN
LAREALIDADLOSTZOTZILES
28
La manera en la que los tzotziles se explican el funcionamiento y el origen del
cosmos los distingue claramente de otros
grupos indígenas y, por supuesto, del resto
de los mexicanos. Cada una de las comunidades del área tzotzil se ve a sí misma
como el centro u ombligo del mundo, el
único espacio donde se da la vida humana en plenitud. Esto explica que en San
Pedro Chenalhó, por ejemplo, la palabra
winkilaltik, “hombres”, sólo incluya a sus
habitantes. Todo lo que está más allá del
territorio de un municipio es considerado
como peligroso, pues según su cosmovisión está habitado por seres gradualmente
más primitivos conforme aumenta la distancia respecto de su centro.
En contraste con los asentamientos (pueblos, caseríos, parajes), considerados como
los territorios donde se da la vida civilizada,
el “monte” representa lo autóctono y lo natural, el mundo subterráneo del agua y de lo
El“monte”representaloautóctono
ylonatural,elmundosubterráneo
delaguaydelofemenino,que
oponeresisitenciaalaobra
civilizadoradelhombre.
femenino, que opone resistencia a la obra
civilizadora del hombre. Es la naturaleza la
dueña original de la tierra y de los recursos,
por lo que el hombre puede trabajarla pero
no declararse su propietario.
En el monte viven los dioses protectores, los antepasados (padres-madres) y los
animales compañeros (vayijeletik, vayijeles).
Estos últimos, de los cuales cada hombre
puede tener hasta trece, viven encerrados
en corrales organizados jerárquicamente:
los más poderosos habitan en las gradas
más altas. En los manantiales y en las cuevas viven los “ángeles”, espíritus de la tierra
relacionados con el alma del maíz: x´ob.
Esta división clara entre el espacio civilizado y el natural se da sobre la supericie de la tierra, uno de los tres niveles —el
intermedio— que constituyen el cosmos
para los tzotziles: vinajel balamil, el cielo,
sba balumil/balamil, la supericie de la tierra y olontik, el inframundo, que se unen
a través de las trayectorias circulares del
sol y de la luna.
El cielo, tal vez por inluencia cristiana,
tiene cualidades positivas. En San Andrés
Larráinzar éste se describe como una pirámide de trece escalones sostenida por un
gran árbol, cuyo número de gradas corresponde con las horas que transita el sol sobre
la tierra, mientras en Chamula es imaginado
como tres cúpulas concéntricas sobre la tierra: la primera, la más baja, es la única visi-
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TZOTZILES
ble para los hombres; en la segunda transitan la luna hme´tik / me´tik, “nuestra madre”
(identiicada con la virgen), y las estrellas, y
en la tercera, totik, el sol o Cristo, San Jerónimo y las constelaciones mayores.
La supericie terrestre es concebida como cuadrada, y se cree que está sostenida por cuatro pilares o dioses: uaxakmen
“sostenedores de la tierra”, ubicados en los
puntos intersolsticiales. Por su parte, el inframundo es visto en el caso de Larráinzar como una pirámide contrapuesta a la
del cielo, constituida por nueve gradas. En
general, para todos los tzotziles este nivel
del cosmos es bivalente: al mismo tiempo
que es sagrado y provee a los hombres de
grandes dones (alimentos, lluvia, etcétera), pues ahí reside yajual balumil / yahval
b´alamil, el “dueño de la tierra“, en su parte
inferior habitan los muertos y algunas fuerzas dañinas, como pujuj, el demonio.
En su explicación del funcionamiento
del cosmos, transmitida oralmente de una
generación a otra, pero continuamente refuncionalizada, es el sol quien estableció
el orden que permite la vida sobre la tie-
29
Ritualenelmonte.Chenalhó,Chiapas.
FotógrafoJoséVicente,1987.
FototecaNachoLópez,CDI.
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PUEBLOSINDÍGENASDELMÉXICOCONTEMPORÁNEO
30
AutoridadescomiendoenSanJuanChamula,Chiapas.
FotógrafoRamónJiménez,1978.
FototecaNachoLópez,CDI.
rra, tal como la conocemos hoy en día.
Antes de esta creación, según los tzotziles,
existieron tres mundos, habitados por seres imperfectos: los judíos, los monos y los
enanos, que protagonizarían la muerte de
Cristo. Sin embargo, éstos fueron destruidos por los dioses precisamente debido a
sus imperfecciones. Por ejemplo, en la versión de Larráinzar se airma que por no saber morir; en la de Chenalhó, por no saber
rezar ni ponerse de pie, y en la de Chamula, por no saber hablar y “aconsejar”.
La desaparición de estos primeros seres permite crear el mundo humanamente
vivible. No obstante, ellos siguen viviendo
en el monte, bajo la tierra y en las cuevas,
desde donde amenazan permanentemente
a los actuales moradores.
La destrucción de dichos seres da inicio
al tiempo actual o humano. Según los mitos de varios municipios tzotziles, los dioses
crearon primero a tres parejas de ladinos y
luego a tres de indígenas. Aunque esto parece relejar la subordinación de los nativos
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TZOTZILES
frente a los colonizadores blancos, en el
fondo no hace sino reairmar la idea de que
primero nacieron los seres más imperfectos
(los ladinos) y después los verdaderos hombres (los tzotziles). La misma idea se tiene
respecto de la lengua: primero se habló el
castellano y posteriormente la “verdadera
lengua”: el tzotzil.
Dentro del propio ciclo de vida de cada individuo, los tzotziles creen que durante los primeros años los niños son seres
antisociales que no respetan las normas.
En el caso chamula, hasta los tres años se
les denomina mas, “mono”, animal que,
como ya vimos, de acuerdo con sus mitos
existió en creaciones anteriores a la aparición de la cultura humana. No es sino
hasta los tres años cuando los niños, una
vez bautizados, reciben un nombre propio.
Sin embargo, conforme crecen y aprenden
de sus padres las normas sociales y las labores propias de los adultos, van adquiriendo el “calor” que fortalece su alma,
acercándose poco a poco a la madurez y
a la civilidad.
Tradicionalmente, todo se organizaba
alrededor de los parámetros joven-viejo;
existía un trato reverencial y de respeto
de los más jóvenes hacia los mayores, a
quienes se consideraba habían asimilado
el valioso conocimiento de las generaciones pasadas. Esto se releja en el uso de los
caliicativos bankilal, “hermano mayor”, e
ytzinal / its´inal, “hermano menor”, en muy
variados contextos. Por ejemplo, dentro de
la propia familia el individuo más joven
trata a todos los parientes mayores de bankilal, mientras que éstos tratan a los menores de ytzinal.
Algo semejante ocurre en el trato hacia
los santos de algunas comunidades donde
existen dos imágenes de cada uno, pero
de distinta jerarquía. Tal es el caso de San
Andrés, patrón de Larráinzar, cuya imagen
“menor” sale de la iglesia para las procesiones y visitas a otros pueblos, mientras
la “mayor”, considerada la más sagrada,
permanece en el templo. Asimismo, hay
múltiples ejemplos de lugares especíicos
del paisaje (montes, cuevas y lagos, entre
otros) clasiicados por los tzotziles como
menores y mayores.
Uno de los elementos más distintivos
de la tradición tzotzil, y tal vez el que mayor fascinación ejerce entre los observadores exteriores, es su heterodoxa práctica del catolicismo. Hasta inales de los
años cincuenta, prácticamente todos los
tzotziles profesaban dicha religión, y la
organización del ritual que ellos llaman
“la costumbre” formaba parte fundamental de la estructuración de su identidad y
forma de vida.
En su muy particular interpretación de
la doctrina cristiana, el culto a los santos
ocupa un lugar central. Este culto les per-
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31
PUEBLOSINDÍGENASDELMÉXICOCONTEMPORÁNEO
mitiría estructurar una nueva forma de religiosidad, en la que los conceptos autóctonos serían adaptados. Gracias a ello
estos conceptos lograron sobrevivir hasta nuestros días, aunque dentro de formas
impuestas por los conquistadores. Así, no
obstante que el panteón indígena está integrado por santos cristianos tradicionales,
todos ellos llevan incorporadas las historias, experiencias y visiones del mundo de
los propios indios.
Las imágenes, en apariencia respetuosas de las pautas de la iconografía católica,
32
AtriodelaiglesiadeSanJuanChamula,Chiapas.
FotógrafoRamónJiménez,1978.
FototecaNachoLópez,CDI.
son consideradas como algo vivo, algo que
tiene fuerza por sí mismo y no como relejo
de lo que está más allá, es decir, conservan
el concepto nativo del ídolo. Asimismo, todos los santos tienen un “doble” con base
en los parámetros de mayor-menor, jerarquización que, como hemos visto, penetraba hasta hace pocos años en todos los
aspectos de la vida comunitaria.
El culto en cada comunidad tzotzil se
centra en un santo patrón, a quien en muchos casos se considera el fundador del municipio y el protector de quienes habitan en
él. En los mitos se habla de su parentesco
con los santos patrones de otras comunidades del área, explicando así la relación que
tiene cada comunidad con los grupos vecinos. Por ejemplo, San Andrés, patrón de
Larráinzar, tiene como hermanas a la Magdalena y a Santa Marta, patronas de las comunidades inmediatamente contiguas.
La interrelación entre los pueblos cercanos y con los parajes del propio municipio es reairmada periódicamente durante
las iestas del ciclo anual, a través de visitas recíprocas de las imágenes de sus santos patronos. Un caso muy conocido es el
intercambio de visitas entre San Pedro de
Chenalhó, San Pablo de Chalchihuitán y
San Miguel de Mitontic. Este intercambio
muchas veces expresa relaciones jerárquicas entre los participantes: ejemplos
de ello son San Andrés, quien visita en
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TZOTZILES
Lossantoscristianostradicionalesllevanincorporadaslas
historias,experienciasyvisionesdelmundodelospropiosindios.
menos ocasiones a la Magdalena y a Santa Marta que las que ellas vienen a verlo
a Larráinzar, y los santos de los parajes y
capillas de algunos ejidos del municipio de
Chenalhó, que visitan cada cierto tiempo
a San Pedro en su iglesia.
Las iestas a los santos, como hemos
visto, cumplen un papel muy importante
en la reairmación de los lazos que unen
a los integrantes de cada comunidad indígena: entre otras cosas, propician el intercambio comercial y cultural, promueven
los matrimonios y permiten el establecimiento de alianzas, al igual que limar asperezas y rivalidades. El gran número de
iestas, algunas más antiguas e importantes que otras, y su complejidad hacen imposible describirlas aquí. En la mayoría de
ellas resulta notoria la ausencia del sacerdote católico. En el caso del Carnaval (k´in
tahimoltik, o “festival de los juegos”), que
se celebra con gran espectacularidad en
municipios como Chamula y Chenalhó, se
trata de una festividad sin relación alguna
con la Iglesia ni los santos.
En el Carnaval, los tzotziles representan complejas esceniicaciones en torno al
origen de su identidad y su relación con
otras etnias. Entre otras cosas, en estos ritos expresan su visión del pasado (el origen
mítico del cosmos, que llaman los “tiempos viejos”, y algunos sucesos de la historia importantes para ellos) y la manera
en que entienden su situación dentro de
las circunstancias económicas y políticas
actuales: por ejemplo, su rechazo a integrarse a la cultura nacional y su deseo de
mantener la propia, al igual que conservar
algunos elementos del ciclo agrícola.
En teoría, el Carnaval está ligado a los
cinco “días perdidos” con los que termina el año indígena (febrero), llamados c´ay
k´in/ch´aik´in, los cuales más o menos coinciden con las fechas en que ocurre el solsticio de invierno. En el caso de Chamula, en
los rituales de los cuatro primeros días se
reactualiza la terrible infancia de la humanidad, la época de la barbarie habitada por
demonios, enanos, monos y judíos. En ellos
se subraya el peligro que continuamente ha
amenazado a los indígenas desde la periferia. Así, quienes representan a los monos se
visten como soldados franceses de la época de Maximiliano, portan lentes negros
asociados con la cultura mexicana actual
y usan cinturones de piel de víbora que los
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PUEBLOSINDÍGENASDELMÉXICOCONTEMPORÁNEO
Loscuatrodíasenqueseextingueelfuegodelosfogonesde
lascasasysesuspendelavidaordinaria,corresponden
almundoprecivilizado;elquintodíarepresentalaaparición
delastrovictoriosoenelcielo.
34
vincula con el dueño de la tierra, quien es
imaginado por los tzotziles como un mestizo que controla el dinero y la lluvia.
Las comidas (grasosas) que ingieren estos personajes durante los ritos subrayan su
identiicación con el mundo ladino. Otras
partes del ritual condenan la promiscuidad
y algunas formas de comportamiento sexual
inmoral atribuido a los mestizos, a quienes
los indígenas conciben como seres primitivos e imperfectos. Estas representaciones no
hacen sino expresar el profundo conlicto
étnico que existe con los ladinos (llamados
kaxlanes o kaxlanetik, una deformación del
gentilicio: castellanos), grupo que se ha beneiciado por largo tiempo de su explotación y
del que tanto dependen económicamente.
Estos cuatro días, durante los cuales se
extingue el fuego de los fogones de las casas y se suspende la vida ordinaria, corresponden claramente al mundo precivilizado,
cuando ocurrió la lucha contra las fuerzas
del caos y los adversarios del sol. El quinto día (que coincide con el principio de la
Cuaresma cristiana), en cambio, representa
la aparición del astro victorioso en el cielo,
momento a partir del cual, según la mitología tzotzil, inició el orden que permite la
vida actual. Muchos de los participantes en
estos rituales corren sobre el fuego, en un
acto de puriicación que a la vez simboliza
el trayecto del sol por el irmamento.
Algo muy interesante en el Carnaval es
la continua inversión simbólica de las reglas de la vida diaria. Durante esos días,
algunos de los protagonistas, como son los
monos, hacen burla de lo que regularmente es más respetado: las ceremonias religiosas o las personas que ocupan los cargos
religiosos y políticos durante ese año, por
ejemplo. Esta manera de actuar sirve a la
vez de válvula de escape a las tensiones sociales surgidas de las relaciones interpersonales dentro de la propia comunidad.
En general, puede decirse que a través
de éste y otros rituales los indígenas revaloran cada año la imagen de sí mimos,
apareciendo como los seres que, tras la
destrucción del orden cósmico, logran exitosamente restaurarlo: mediante una batalla
moral, militar y étnica controlan las fuerzas
destructivas que amenazan continuamente
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TZOTZILES
la vida civilizada, la que es propia de ellos,
los únicos “hombres verdaderos”.
FACTORESDECAMBIODENTRO
DELASCOMUNIDADESTZOTZILES
La importancia del ritual católico en la estructuración de la cultura tradicional de
las distintas comunidades tzotziles, hizo
que por muchos años éstas rechazaran a
los misioneros protestantes que trataban
de hacer proselitismo entre ellas. En varias
ocasiones, las autoridades nativas llegaron
a hacer uso de la violencia en su contra. Sin
embargo, para mediados de la década de
los setenta un importante número de tzotziles se convirtió al protestantismo y a otras
iglesias bíblicas no evangélicas (presbiteriana, adventista, evangelista, Iglesia de Dios
y Testigos de Jehová, entre otras), situación
que afectó de manera determinante la vida
de dichas comunidades.
En el caso de Chamula, que como ya
hemos mencionado tiene un marcado carácter político y es el más extremo, los
conversos al protestantismo, que representan casi una tercera parte de la población total de Chamula, fueron expulsados
del municipio, con la consiguiente pérdida de derechos dentro de él. Sin embargo,
en los últimos 20 años también se aplicó
este castigo a los catequistas católicos y
a indígenas ailiados al PAN y a otros partidos opositores al PRI. Desde el exilio, los
expulsados han tratado de exigir a las autoridades tradicionales la restitución y el
respeto a sus derechos, dando lugar a violentos enfrentamientos.
Otros municipios tzotziles de donde se ha expulsado a quienes adoptan el
protestantismo son Mitontic, Larráinzar y
Zinacantán, pero en ellos no existe una
identiicación directa entre las autoridades
políticas y alguno de los grupos religiosos,
como ocurre en Chamula.
Como reacción frente al avance del protestantismo en el área (cuyo peso a nivel
regional es muy superior al nacional), ciertos sectores de la Iglesia católica, en especíico la Diócesis de San Cristóbal de las
Casas, inspirada en la Teología de la Liberación, han llevado a cabo una importante
labor misional. Los sacerdotes y sus diáconos, al igual que los catequistas indígenas,
han ofrecido durante las últimas décadas a
la población tzotzil una esperanza de cambio social inspirada en el cristianismo, a la
que se han incorporado algunos sectores.
No así los que se identiican bajo la denominación de “tradicionalistas o costumbristas”, quienes siguen practicando los rituales
“tradicionales” asociados con el sistema de
cargos, tan distintivos de los indígenas de la
región desde el siglo XIX.
Paralelamente a los cambios religiosos,
que en las últimas décadas han creado nuevos modelos de autoridad en el interior de
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PUEBLOSINDÍGENASDELMÉXICOCONTEMPORÁNEO
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ZapatistasenSanCristóbaldelasCasas,Chiapas.
FotógrafoFernandoRosales,2001.
FototecaNachoLópez,CDI.
las comunidades tzotziles como otro importante promotor de cambio, se han desarrollado varias alternativas políticas, ofreciendo a los indígenas diversos proyectos
de vida futura. Durante los años sesenta,
muchos tzotziles inconformes con las autoridades tradicionales —como hemos visto,
muy relacionadas con el PRI—, empezaron
a ailiarse a los partidos opositores (primero
al PAN, luego al Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional y más recientemente al PRD), o bien a identiicarse tanto con
las distintas y enfrentadas corrientes del sin-
dicato de maestros, como de diversas organizaciones del propio PRI (CTM y CNC).
Además, durante las dos décadas siguientes
surgieron numerosas organizaciones indígenas y campesinas independientes, que
aglutinarían a muchos disidentes de muy
diversos municipios del área.
En la actualidad, los municipios tzotziles se caracterizan por una gran diversiicación interna (indígenas ricos,
pobres, campesinos, comerciantes, proletarios, protestantes, católicos, sin religión, tradicionalistas, priístas, ailiados al
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TZOTZILES
Enlasúltimasdécadashancreadonuevosmodelosdeautoridad
enelinteriordelascomunidadescomootropromotorde
cambio.
PAN o al PRD, a organizaciones campesi-
nas estatales o independientes, habitantes de ciudades, pobladores rurales, etcétera) y por la violencia con la que se
enfrentan las distintas facciones tratando
de defender sus intereses. Asimismo, por
un gran dinamismo político que ha trastocado las estructuras tradicionales, permitiendo el surgimiento de nuevas redes
de representación y formas organizativas,
entre ellas el EZLN, en donde participa un
número importante de tzotziles, no sólo
de la Selva Lacandona sino también de
los Altos.
La compleja realidad interna y externa a la que se enfrentan los indígenas ha
dado lugar a interesantes alianzas y relaciones entre grupos con muy distintos
proyectos a futuro. Un ejemplo difícil de
imaginar en teoría es la alianza entre tradicionalistas y evangélicos en contra de
quienes promueven un cambio social más
amplio, como es el caso de los católicos
cercanos a la Diócesis de San Cristóbal.
Como hemos visto, los indígenas de
Chiapas, entre ellos los tzotziles, no son
víctimas o sujetos pasivos de la moderni-
dad sino agudos observadores del lugar que
ocupan en la coniguración étnica y social
del mundo moderno, grupos plenamente
conscientes de las circunstancias reales en
las que están inmersos. Muchos aspectos de
su cultura relejan la gran tensión producto
de la relación desigual que por siglos han
mantenido con los ladinos. Ya sea por la vía
religiosa o política, es claro que en las últimas décadas han buscado presionar a la sociedad ladina y nacional para entablar con
ellos una relación más equilibrada y justa.
Sin embargo, la incapacidad para oírlos, la estrechez de los canales de movilidad social, los mecanismos tradicionales
de control político, la sobreposición de las
esferas política y religiosa, etcétera, han
agudizado esos conlictos e intensiicado
la violencia en el área.
Dentro del cambio general por el que
atraviesan los tzotziles, resulta notable la
participación cada vez mayor de la mujer
en movimientos religiosos y políticos, así
como en actividades que pueden representar un complemento en el ingreso familiar,
como es el caso de la producción y comercialización de artesanías.
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TZOTZILES
CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN EN HOGARES TZOTZILES, 20001
Total
Poblaciónenhogarestzotziles
406962
2
%
Hombres
Mujeres
201506
205456
297885
73.2
147940
149945
Nohablantesdelenguaindígena
43213
10.6
20246
22967
Noespeciicado
65864
16.2
33320
32544
Poblaciónde0a4años
64527
15.9
32646
31881
Poblaciónde5a14años
122337
30.1
61463
60874
Poblaciónde15a24años
86572
21.3
42448
44124
Poblaciónde25a44años
86065
21.1
41330
44735
Poblaciónde45a64años
35188
8.6
17464
17724
Poblaciónde65ymásaños
11145
2.7
5531
5614
1128
0.3
624
504
106773
112197
Hablantesdelenguaindígena
Poblacióndeedadnoespeciicada
Poblaciónde15añosymás
218970
Sininstrucciónescolarizada
91620
41.8
32647
58973
Conalgúngradodeprimaria
98930
45.2
57242
41688
Conposprimaria
26116
11.9
15928
10188
Noespeciicado
2304
1.1
956
1348
95062
27564
122626
Poblaciónocupada
Ocupadosenactividadesagropecuarias
3
79456
64.8
68815
10641
Ocupadossiningresos
40741
33.2
31056
9685
Viviendas
77023
Conaguaentubada
54014
70.1
Condrenaje
21339
27.7
Conelectricidad
62040
80.5
4
Notas
Sereierealapoblaciónenhogaresendondeeljefe,elcónyugeoalgúnascendentedeclaróserhablantedelengua
tzotzil.
2
Incluyehablantesdetzotzilydeotraslenguasindígenasde5añosymás.
3
Ladiferenciaentrelapoblaciónocupadayaquellaenactividadesagropecuariasestádistribuidaenotrasactividades
económicas.
4
Ladiferenciaentrelapoblaciónocupadayaquellasiningresosestádistribuidaenotrosrangosdeingresos.
1
Fuente:ComisiónNacionalparaelDesarrollodelosPueblosIndígenas/ProgramadelasNacionesUnidasparaelDesarrollo,“SistemaNacionaldeIndicadoressobrelaPoblaciónIndígenadeMéxico”,2002,conbaseenXIICensoGeneral
dePoblaciónyVivienda,México,InstitutoNacionaldeEstadística,GeografíaeInformática,2000.
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Tzotziles,deMaríaConcepciónObregónRodríguez,seterminódeimprimirendiciembre
de 2003 en los talleres de Impresora y Ecuadernadora Progreso, S.A. de C.V., San
Lorenzo Tezonco 244, Col. Paraje San Juan, Deleg. Iztapalapa, C.P. 09830, México, D.F.
Eltirajefuede6000ejemplares.
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