Teócrito en la literatura española del siglo XVII
Ramón Martínez Fernández
Catedrático de Bachillerato (jubilado)
Pamplona
Resumen del contenido
El presente trabajo trata de recoger la presencia de Teócrito en los escritores españoles entre 1601 y 1700 y, a partir de las menciones registradas, analizar sus características en lo que atañe a la persona del poeta griego, su relevancia en la tradición literaria grecolatina, el sentido de sus menciones en relación con el argumento contextual en el que figura citado, así como localizar el lugar preciso a que corresponden dentro de la obra de Teócrito los textos insertados a él atribuidos y su fidelidad respecto del original.
Abstract
The purpose of this paper is to collect the quotations of Theocrit in the spanish writers between 1601 and 1700, to analyse the characteristics of the registered mentions about the person of the greek poet, his value in the classical literature tradition, the sense of the mentions in relation to the argument of the paragraph where is quoted, and endly to find the exact place of the Theocritus’poems to which belong the texts atributed to him and if each of them are really accurate.
1. Introducción
El presente trabajo viene a continuar el que sobre la presencia de Teócrito en la literatura española del Renacimiento constituyó la comunicación presentada en el XIV Congreso Español de Estudios Clásicos celebrado en Barcelona en julio de 2014. En tal ocasión el interviniente expuso los motivos que le llevaban a estudiar la figura de Teócrito, por lo que no procede aquí otra justificación. A su vez, el autor tiene el propósito de continuar tratando el tema en lo que se refiere a los siglos siguientes hasta nuestros días. En esta ocasión, por razones prácticas, se ha optado por acotar al siglo XVII el período al que se prestará atención, habida cuenta de que los límites convencionales de las edades o modas literarias son imprecisos.
Entre 1601 y 1700 Teócrito es citado por 20 autores españoles en 24 obras distintas, puesto que uno de ellos lo hace en cinco de las suyas
El inventario se ha realizado mediante consulta del Corpus Diacrónico del Español, base de datos de la Real Academia Española de la Lengua que reúne los textos en español hasta 1974.. El total de menciones alcanza las 51, si bien tal cifra corresponde a 44 momentos diferentes. En efecto, tres autores ofrecen dos de las menciones en un mismo pasaje de su respectiva obra, al igual que cinco de ellas se hallan en un único párrafo de otro escritor más (una de ellas reducida a la expresión “el griego” para referirse a quien se acaba de citar por su nombre). En tales casos, esa reiteración no supone, por lo general, el añadido de dato nuevo alguno.
Habitualmente, la grafía que se observa es la de la forma actual, Teócrito, lo que ocurre en 34 ocasiones. La forma inacentuada, Teocrito, aparece en otras 3, Theócrito (con tilde) figura en 7 más, Theocrito (sin tilde) lo hace en otras 3, y finalmente se registran las formas declinadas Theocritus 2 veces y Theocritum una vez, en función del texto latino en el que se encuentran.
Al igual que en la comunicación arriba aludida, se establecerá también ahora el catálogo de los autores que lo mencionan, para analizar seguidamente las características de las correspondientes citas por lo que se refiere a la caracterización personal del poeta griego, a su inserción en la tradición literaria y al contexto en que se le cita. Por último, serán los textos de Teócrito citados y, en su caso, reproducidos, lo que será objeto de estudio.
2. Autores y obras
La siguiente lista de escritores que citan a Teócrito observa el orden cronológico de su redacción o publicación. Puesto que varios de ellos son personajes de relevancia en las letras españolas suficientemente conocidos, se excusará no insistir en su biografía y limitarse sólo a quienes, al menos para quien esto escribe resultan menos conocidos. Igualmente, para evitar una reiteración excesiva, sólo se indicará la grafía utilizada cuando ésta no coincida con la del español actual.
A poco de iniciado el siglo, Teócrito es mencionado una sola vez en la Segunda parte de la vida del pícaro Guzmán de Alfarache
(Juan Martí), ed. Florencio Sevilla, Castalia, Madrid 2001, publicado en 1602 anticipándose en dos años a la segunda parte de Mateo Alemán. Se atribuye la autoría al abogado y profesor de Derecho Mateo Luján de Saavedra (1570-1604).
Precisamente en 1604, ve la luz El peregrino en su patria
ed. Juan Bautista Avalle-Arce, Castalia, Madrid 1973, obra de Lope de Vega (1562-1635) en la que el autor hace un ensayo de novela bizantina de no gran riqueza poética, pero en la que se incluyen más de 30 poemas de diverso tipo, muchos de ellos dramáticos al gusto de la época. Allí se encuentra citado Teócrito también en una única ocasión.
El franciscano Fray Juan de los Ángeles (1536-1609), Juan Martínez de nombre civil, registra cinco menciones en otros tantos pasajes en su obra Consideraciones sobre el Cantar de los Cantares
ed. Gregorio Fuentes, Bally-Baillière, Madrid 1917, de 1607 pero publicada después de su muerte, en donde teoriza sobre el amor místico, en la línea de otras obras suyas anteriores. En dos ocasiones la grafía empleada es Theocritum y Theocritus, respectivamente, dentro de la redacción latina de algunas frases.
En otras dos ocasiones, pero dentro de un mismo párrafo, se menciona a nuestro poeta en la Primera parte del Parnaso Antártico de las obras amatorias
ed. Fred Rohner, CSIC, Madrid 2003, obra de Diego Mejía de Fernangil (¿1565?-1634), que fue miembro de la Academia Antártica de Lima, foro que cultivaba el gusto por las letras clásicas y la poesía Toscana, siendo la fluidez en el verso y gracia en las metáforas las cualidades que más se reconocen a dicho autor. La citada obra se publicó en 1608 y la segunda parte (que incluye un número de sonetos muy superior al de la primera no llegó a serlo hasta el propio siglo XX.
En 1609 La constante Amarilis
ed. María Asunción Satorre Grau, U. de Valencia, Valencia 2002, de Cristóbal Suárez de Figueroa (1571-c.1644), cita a Teócrito en una única ocasión. Gran conocedor de la lengua, la historia, la mitología y otros campos del saber, el autor aborda en la obra una novela pastoril, con reminiscencias de Ovidio, en la que se incluyen prosa y verso y cuyos personajes parecen encubrir personas reales.
Francisco de Quevedo (1580-1645) publica hacia 1609 el Anacreón castellano
ed. José Manuel Blecua, Castalia, Madrid 1981, con reminiscencias de Virglio, Propercio, Tibulo, Ovidio, Estacio y Séneca, que trata de paliar las, al parecer, no muy buenas traducciones griegas del autor griego. En este caso son cinco las veces que se menciona al poeta griego, si bien dos de ellas lo son en un mismo momento narrativo.
Una mención más de Teócrito hallamos en las Rimas
ed. Felipe B. Pedraza Jiménez, U. Castilla-La Mancha, Madrid 1993-1994, que Lope de Vega compone entre 1602 y 1613, colección de sonetos sin trabazón narrativa que tuvo una edición sin poemas épicos en 1604 y a la que siguió una segunda parte de églogas, epístolas y epitafios, con la adición en 1609 del Arte nuevo de hacer comedias.
Del mismo año de 1613 es la República literaria
ed. José Carlos de Torres, Plaza y Janés, Barcelona. 1985 de Diego de Saavedra Fajardo (1584-1648), diplomático en España y Alemania partidario de la idea del príncipe político cristiano. La obra es una cierta sátira lucianesca, de estilo barroco y sentencioso y gran erudición, y en la que se practica una fina crítica literaria y en ella figura Teócrito también en un único lugar.
Diego López de Pacheco Cabrera y Bobadilla (¿1599-1653?), marqués de Villena y virrey de Nueva España, publica en 1615 su Declaración magistral sobre las emblemas de Andrés Alciato
ed. CORDE, RAE, Madrid 2003, en relación con la obra del estudioso italiano, de moda en la época, y en ella menciona a Teócrito en dos lugares distintos, en ambas ocasiones con la grafía Theocrito.
De autor anónimo, Loa (Loas)
ed. Emilio Cotarelo y Mori, Bailly-Baillière, Madrid 1911 es una obra aparecida en 1616, muestra del subgénero de teatro cómico breve del Siglo de Oro, composición en verso escenificada antes de la primera jornada de una comedia. Nuestro poeta aparece de nuevo citado en una única ocasión.
En 1617, un año después, se publican Las Tablas poéticas
ed. Benito Brancaforte, Espasa-Calpe, Madrid 1975, obra del erudito, humanista y militar, opuesto al culteranismo, Francisco Cascales (1563-1642), quien también se refiere a Teócrito una única vez.
Nuevamente en un mismo pasaje, hay dos menciones de Teócrito en la obra, aparecida hacia 1618, Discursos Apologéticos por el estilo de Polifemo y Soledades
ed. Eunice Joiner Gates, Colegio de México, México 1960, cuyo autor Pedro Díaz de Rivas (1587-¿1653?) es un epigrafista, primer comentarista de Góngora y defensor del culteranismo. Cada una de las dos referencias ofrece una grafía distinta, Theócrito en el primer caso, y Theocritus, en el segundo.
Bibliógrafo, polígrafo y erudito, y editor de Garcilaso, Tomás Tamayo de Vargas (1589-1641) publica en 1622 sus Comentarios a Garcilaso
ed. Antonio Gallego Morell, Gredos, Madrid 1972 con notas consideradas de interés, y entre sus páginas aparece Teócrito en nueve ocasiones, cinco de ellas (precisamente las cinco finales) con la grafía Theócrito.
Días geniales o lúdricos
ed. Jean-Pierre Etienvre, Espasa-Calpe, Madrid 1978, aparecida en 1626, cita a nuestro poeta en tres pasajes distintos. Su autor, Rodrigo Caro (1573-1647), poeta, historiador, abogado y sacerdote aporta en sus páginas un gran material folklórico de juegos, festejos, supersticiones y creencias.
El teólogo Marcelo Díaz Callecerrada (no constan sus fechas biográficas), escribe en 1627 una única obra, Endimión
ed. Gerardo Fernández San Emeterio, edición electrónica, Madrid 2002 en la que igualmente se menciona a Teócrito en una ocasión, y con la grafía Theócrito
Al cabo de los años, en 1632, de nuevo Lope de Vega se refiere a Teócrito en dos momentos de una misma obra, La Dorotea
ed. Edwin S. Morby, Castalia, Madrid 1988, conocido texto en prosa dialogada que inserta una antología poética
Del propio Lope de Vega aparece en 1634 Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos
ed. José Manuel Blecua, Planeta, Barcelona 1969, con 161 sonetos en la línea del cancionero petrarquista, de tipo epigramático, serio, satírico, jocoso, filosófico. En la obra el autor se refiere al poeta griego una única vez.
El mismo año de 1634, se publica La Gatomaquia
ed. Celina Sabor de Cortázar, Castalia, Madrid 1982 en la que Lope compone una epopeya cómico-burlesca, en la que parodia su propia biografía con una visión antiheroica, escéptica y desengañada. Teócrito aparece aquí de nuevo en un único pasaje.
De 1639, los Discursos de los tufos, copetes y calvas
ed. Abraham Madroñal, RAE, Madrid 2003, escrita de resultas de la política de reformas del Conde-Duque de Olivares, es obra del humanista, gramático y teórico, Bartolomé Jiménez Patón (1569-1640), y en ella hallamos a Teócrito citado de nuevo en una ocasión.
Dos menciones más del poeta bucólico encontramos en Agudeza y arte de ingenio
ed. Emilio Blanco, Turner, Madrid 1993, la obra que Baltasar Gracián (1601-1658) publica entre 1642 y 1648 y donde, en un estilo denso, concentrado y polisémico en la línea del conceptismo, construye un tratado de estética literaria barroca.
Conocido como Conde de Rebolledo, Bernardino de Rebolledo (1597-1676), autor no estrictamente conceptista, pero que recuerda a Quevedo y los hermanos Argensola, reúne sus poesías en Ocios
ed. Rafael González Cañal, U. Castilla-La Mancha, Cuenca 1997, aparecida entre 1650 y 1660, y en la que vuelve a figurar Teócrito en una sola ocasión.
Publicada en 1655, Olla podrida a la española
ed. Felipe Van Eyck, Amberes 1655, cita a nuestro poeta en un único pasaje. De la obra es autor el maestro de lenguas (intérprete y profesor) Marcos Fernández (sin constancia de fechas biográficas), y en ella predomina un estilo burlesco y satírico.
En un ejercicio de estilo, con aplicación de ideas avanzadas, y una prosa musical, brillante e ingeniosa, el Apologético en favor de don Luis de Góngora
ed. Ventura García Calderón, Revue Hispanique, Paris 1925, de 1662 es obra en la que su autor, Juan de Espinosa Medrano (1629-1688) aborda desde Perú la defensa del poeta español frente a los ataques de sus críticos. Son cinco las veces que en el texto se cita a Teócrito, todas pertenecientes al mismo momento, y cuatro de ellas en un mismo párrafo con la particularidad de que una de las cuatro ofrece la expresión “el griego”, sin duda por evitar excesiva reiteración. La primera de las menciones ofrece la forma Theocrito, y las otras tres, en cambio, muestra la grafía Teocrito.
Por último, al acabar el siglo, se registra una última mención del poeta griego, ahora desde México. Corresponde al historiador y escritor científico Carlos Sigüenza y Góngora (1645-1700), quien edita en 1690 su Libra astronómica y filosófica
ed. William G. Bryant, Biblioteca Ayacucho, Caracas 1984, obra que refleja el saber actualizado de su tiempo, con criterio opuesto al tomismo y al aristotelismo.
3. Las menciones: forma y contexto
Por las mismas razones que en la comunicación mencionada al principio, a partir de ahora nos referiremos a los autores con las denominaciones abreviadas de Luján, Lope, Ángeles, Mejía, Figueroa, Quevedo, Saavedra, López, Anónimo Loa, Cascales, Rivas, Tamayo, Caro, Callecerrada, Patón, Gracián, Rebolledo, Fernández, Espinosa y Sigüenza.
3.1. Identidad del poeta
Por lo general, los autores se limitan a mencionar el nombre del poeta sin ningún otro rasgo personal. Tal ocurre en 42 ocasiones de las 51 consideradas, lo que representa que los 20 escritores mencionados, sin excepción alguna, lo hacen así en al menos en uno de los pasajes en que lo citan.
Como poeta siracusano lo caracteriza Mejía en la primera de las dos veces que lo cita dentro del mismo párrafo.
Por su parte, se refieren a Teócrito como griego, expresamente, Lope en la primera de sus dos menciones en La Dorotea; Gracián, también en la primera vez que lo cita; y Espinosa en su primera mención de las cinco que hace en el mismo pasaje. En este caso, además, en la segunda se le cita exclusivamente como “el griego”, sin añadirlo al nombre propio, por las razones antes expuestas. A ellas podría sumarse la de la única mención de Cascales, que lo define así indirectamente.
No se registra en los autores ninguna alusión expresa a la condición de representante de la poesía bucólica, el rasgo quizá más destacable de Teócrito en la literatura clásica. Sin embargo, lo adjetivan como bucólico, indirectamente en el contexto de sus citas, Ángeles, Rivas y Lope (éste añadiéndolo al de griego, según se ha visto, en su primera cita de La Dorotea), en una ocasión cada uno.
Por último, cabe dejar constancia del pasaje de Lope (El peregrino en su patria) que lo califica simplemente como antiguo.
3.2. Teócrito y la tradición literaria
Habitualmente, como ya sucediera en la etapa anterior, los escritores del siglo XVII acostumbran a incluir en los pasajes en que nombran a Teócrito otros autores también, no sólo de la literatura clásica, sino además medievales y renacentistas (estos últimos ahora con más frecuencia, lo cual es explicable por el paso del tiempo), e incluso contemporáneos, en su caso.
Sólo en tres ocasiones (1 de Mejía y 2 de Espinosa) figura únicamente Teócrito. En todos los demás casos, el poeta griego aparece acompañado de otros autores, a veces en prolija enumeración. Las combinaciones son tan variadas que componen un complejo panel en el que no ha de resultar fácil hallar tendencias significativas dignas de hacer notar. Por si fuera poco, el hecho de contemplar muchos autores, cada uno con un número de citas de Teócrito reducido o esporádico por tanto, no puede sino complicar aún más el análisis. Sólo Ángeles, Quevedo, Tamayo y Espinosa, así como Lope (aunque en este caso en cinco obras distintas), lo nombran con alguna mayor frecuencia, como para permitir extraer alguna conclusión al respecto.
El mayor número de pasajes es el que incluye autores griegos, latinos y posteriores, 12 en total: Lope
en Rimas y La Gatomaquia y Tamayo (2 cada uno), Ángeles, Quevedo y Espinosa (1 cada uno), así como la única ocasión de Saavedra, Anónimo Loa, Patón, Rebolledo y Sigüenza. Le siguen en frecuencia los conjuntos de escritores latinos junto con Teócrito únicamente, que suman 11: 3 en Lope
en El peregrino en su patria y los dos pasajes de La Dorotea., 2 cada uno en Quevedo, Espinosa y López (todos los de éste último), y uno cada uno en Mejía y Caro. Próximos a los anteriores, los conjuntos de latinos y post-cásicos (sin ningún griego) alcanzan a 10: en Tamayo (6), los dos de Rivas, y 1 en Ángeles y el único de Cascales. Los restantes 15 pasajes se reparten entre las demás combinaciones posibles, cada una en reducido número: autores exclusivamente griegos en 3 pasajes (Caro, Gracián y el único de Luján); griegos y latinos en 5 (Ángeles, Caro, y el único de Figueroa, Callecerrada y Fernández); griegos y modernos en 3 (2 de Ángeles y 1 de Quevedo), y solamente modernos en 4 (Quevedo, Tamayo, Lope
en Rimas humanas y divinas… y Gracián, respectivamente).
De los escritores latinos Virgilio parece reclamar una especial atención, considerando la estrecha relación literaria existente entre él y Teócrito. En el período de que nos ocupamos son casi tantos los pasajes en que figura junto al poeta griego como aquéllos en los que no se le nombra. Sólo en 2 ocasiones es único autor que acompaña a Teócrito (Quevedo y Lope
en el primer pasaje registrado de La Dorotea, respectivamente); también él solo, pero con autores griegos y post-clásicos se encuentra en 3 (Ángeles, Quevedo y el único de Patón), y con post-clásicos aparece en otros 3 (Ángeles, Tamayo y el único de Cascales). Junto con más autores latinos figura en 3 más (Lope
en El peregrino en su patria, Quevedo y López); en una ocasión tan sólo (Ángeles) lo hace con nombres griegos y latinos; en 8 ocasiones más (2 en Lope
en Rimas y La Gatomaquia., 1 en Tamayo y Espinosa, respectivamente, y el único de Saavedra, Loa, Rebolledo y Sigüenza) se encuentra entre griegos, latinos y post-clásicos. Por último, junto con otros latinos y con post-clásicos está citado en 5 pasajes (3 de Tamayo y los dos de Rivas).
Virgilio falta, por tanto, en 26 pasajes: 4 de Tamayo y Espinosa (cada uno), los 3 de Caro, 2 de Ángeles, los 2 de Mejía, 2 de Quevedo y Lope
en el segundo pasaje de La Dorotea y en Rimas humanas y divinas…, respectivamente, los 2 de Gracián, 1 de López y el único de Luján, Figueroa, Callecerrada y Fernández.
Como nota llamativa puede presentarse el hecho de que Teócrito sea el único autor griego citado en 28 pasajes: 7 de Tamayo, 4 de Lope
en El peregrino en su patria, los dos de La Dorotea y Rimas humanas y divinas…, 3 de Quevedo, los dos de López y Rivas (en ambos casos), 2 de Espinosa, 1 de Ángeles, Mejía, Caro, Gracián y el único de Cascales. A ellos hay que añadir los 3 casos arriba señalados en los que el único autor citado es nuestro poeta.
Por completar el panorama, habrá que referirse también a la condición de principal exponente del género bucólico que concurre en Teócrito, en quien pudieron encontrar inspiración otros escritores posteriores, en particular Virgilio. Tal circunstancia aflora en la imitación que se afirma expresamente en 6 pasajes: 1 de Lope
en Rimas, el único de Sigüenza y 4 de Tamayo, aparte de otros 2 en que ello se indica indirectamente (1 de Tamayo y de Espinosa). El hecho no tiene que ver estrictamente con la inclusión de textos concretos de Teócrito en los respectivos pasajes, y sólo en Tamayo se observa una cierta tendencia a que coincidan ambos hechos. El indicado número total es tan exiguo que no permite establecer tendencia significativa alguna.
A la vista de lo anterior apenas parece llamar la atención que, de los autores más significativos por el número de sus citas de Teócrito, Tamayo incluye nombres post-clásicos sistemáticamente y Ángeles sólo los omite en una ocasión, mientras que Caro no los añade nunca y, por su parte, Lope
en Rimas, Rimas humanas y divinas…, y La Gatomaquia. y Quevedo lo hacen sólo en la mitad de sus respectivos pasajes analizados. Igualmente destaca la muy limitada presencia de autores latinos, frente a la casi constante presencia de griegos, en los pasajes de Ángeles, al contrario de lo que se observa en Lope
en El peregrino en su patria, los dos pasajes de La Dorotea, y Rimas humanas y divinas… y Tamayo. Por otra parte, se apenas se registra en Espinosa alusión alguna a otros autores fuera de Teócrito, aun teniendo en cuenta el tenor argumental del pasaje en que se encuentran sus menciones. De todas formas, lo apreciado hasta ahora, quizá podrá matizarse y ofrecer un más correcto sentido desde la perspectiva del contenido de los pasajes, que se aborda seguidamente.
3.3. Las menciones de Teócrito y su contexto.
Todos los pasajes analizados, sin excepción, están asociados a algún contenido argumental. En la mayoría de ellos se registra un trasfondo literario, a veces meramente de tipo histórico, otras a modo de autoridad para reforzar las afirmaciones del escritor español, o algunas más que atañen a polémicas suscitadas entre ellos. Suman un total de 45, por lo que será suficiente señalar tan sólo las que no entran en esta categoría: 3 de Quevedo y una de Tamayo, Gracián y Espinosa, respectivamente.
Un total de 32 pasajes hablan de cuestiones de carácter social y humano. Dentro de ellos, podemos encontrar 16 sobre las relaciones interpersonales, en sentido general: entre ellos 9 tratan del amor (en Quevedo, Lope
en El peregrino en su patria y el segundo pasaje de La Dorotea. y Caro, 2 cada uno; y 1, respectivamente, en Ángeles, Tamayo y Gracián); otros 6 más se refieren a la belleza física, femenina en particular: 2 en Ángeles, 1 en Gracián, así como el único de Luján, Figueroa y Fernández, y, por último, hay 1 pasaje relativo al matrimonio (Ángeles). De aspectos relacionados con la muerte hablan 5 pasajes: 3 de Tamayo, 1 de Caro y el único de Patón. A facetas de la vida y cómo encararla se refieren otros 5 más: 2 de Quevedo, 1 de López, 1 de Tamayo y el único de Rebolledo. Finalmente, la naturaleza es argumento de otros 6 más: 2 de Lope
en el primer pasaje de La Dorotea y en La Gatomaquia. y Tamayo, cada uno; y el único de Saavedra y Sigüenza.
Contra lo que a priori pudiera esperarse, sólo en 11 pasajes se registran elementos mitológicos. Polifemo protagoniza 5 pasajes: 3 de Espinosa y 1 de Tamayo y Lope
en el segundo pasaje de La Dorotea., respectivamente. A Venus y Adonis se refieren otros 4: 2 de Tamayo, 1 de López y el único de Patón. Apolo es mencionado en una única ocasión (Anónimo Loa) y en uno de sus pasajes Mejía enumera una serie de episodios fúnebres que involucran a diversos personajes mitológicos e históricos (Prometeo, Tiestes, Fineo, Glauco, Astiages) entre los cuales se encuentra también Teócrito.
Las categorías aquí definidas no constituyen compartimentos estancos, como fácilmente puede deducirse ye en más de una ocasión se imbrican dos o las tres referidas. La conjunción más frecuente es la que se produce entre los temas literarios y los social-humanos, como bien puede comprenderse a la vista de lo explicado en los párrafos anteriores. Esto ocurre en 23 pasajes: 4 de Tamayo y Ángeles (cada uno), 3 de Lope
en El peregrino en su patria, el primero de La Dorotea y en La Gatomaquia., los 3 de Caro, 1 de Quevedo, López y Gracián, respectivamente, y el único de Luján, Figueroa, Saavedra, Rebolledo, Fernández y Sigüenza. Por contra, los temas míticos y literarios coinciden sólo en 5 ocasiones: 2 en Espinosa, 1 en Mejías y Tamayo y el único de Loa. A su vez, los pasajes en que se observan elementos literarios, social-humanos y míticos son igualmente reducidos en número, 4 en total: 2 en Tamayo, 1 en Lope
en el segundo de La Dorotea. y el único de Patón.
Destaca, por otra parte, el número de pasajes de tema exclusivamente literario, que alcanza a 13: 2 en Lope, Rivas y Espinosa (cada uno); 1 más en Ángeles, Mejía, Quevedo, López, Tamayo, respectivamente; y el único de Cascales y Callecerrada. A su vez, sólo contenido socio-humano se registra en 5 pasajes más: 3 de Quevedo y 1 de Tamayo y de Gracián. Por último, el mito en solitario aparece en 1 pasaje de Espinosa.
Finalmente, del cotejo de los datos anteriores se desprende también que en muchos casos, las referencias literarias sirven generalmente para ilustrar los temas socio-humanos, mediante expresiones tomadas de los clásicos, las cuales a veces se incluyen en el correspondiente pasaje tan profusamente como los nombres de sus respectivos autores. Tal puede afirmarse de Luján (belleza); 5 pasajes de Lope (amor)
En El peregrino en su patria (y el segundo de La Dorotea,; otros 4 de Ángeles (amor, dos sobre belleza, matrimonio); de Figueroa (belleza); 1 de Quevedo (vida); Saavedra (naturaleza); los 2 de López (vida y amor, respectivamente); 6 de Tamayo (amor, tres sobre la muerte y dos sobre la naturaleza); los 3 de Caro (dos sobre el amor y uno sobre la vida); Patón (muerte); 1 de Gracián (belleza); Fernández (belleza) y Sigüenza (naturaleza). Lo que, en cambio, no se observa sino en una ocasión (Quevedo) es contenido alguno de carácter moralizante. También la ilustración de cuestiones literarias mediante el recurso a las palabras de autores clásicos se produce con el mismo recurso en 3 de Lope
En Rimas, Rimas humanas y divinas… y La Gatomaquia., 1 de Tamayo y en los únicos de Cascales y Callecerrada .
4. La obra de Teócrito en las menciones de su autor.
El conjunto de los pasajes considerados hasta el momento ofrece un total de 23 referencias a poemas concretos de Teócrito, en su caso, más de una a un mismo idilio. No en todos los casos se menciona el poema concreto, aludiéndose a veces tan sólo a su título o contenido. Tampoco siempre se reproduce el texto al que se refiere la mención del poeta y, nunca en la lengua original, sino en una versión latina o castellana, o ambas. En consecuencia, trataremos de estudiar las meras referencias a los poemas, en primer lugar, para comprobar luego a qué lugar del poeta corresponden y, finalmente, ocuparnos de los versos concretos que aparecen incluidos expresamente en los pasajes respectivos.
4.1. Referencias a los poemas teocriteos en los pasajes indicados.
En 12 ocasiones, se menciona expresamente un poema de Teócrito: 3 en Ángeles (idilios 6, 10 y 18, los dos primeros conjuntamente en el mismo pasaje); 2 en Quevedo (idilios 14 y 30); 4 en Tamayo (idilios 1, 4, 6 y 23); 1 en Caro (idilio 6) y 2 en Espinosa (idilio 11 en ambos casos). En otras 11 sólo se alude al título o al tema: 1 en Ángeles (Helena); 2 en Quevedo (Farmakeutria y Nomeis); 2 en López (esperanza y cambios en la vida, respectivamente); 2 en Tamayo (Polifemo y Adonis-Afrodita, respectivamente); 1 en Caro (costumbres rituales); 1 en Lope (Cíclope); 1 en Patón (Adonis-Afrodita) y 1 en Espinosa (Polifemo).
Tales referencias van acompañadas algunas veces de otras a poemas de Virgilio, también o con indicación expresa o con una mera mención del tema o argumento. Las combinaciones de uno y otro factor son variadas y, puesto que el objeto de estudio es Teócrito, en todo caso se precisarán en nota a pie de página.
4.2. Verificación de los textos originales
No siempre la mención de un poema de Teócrito se completa con la inclusión del texto de nuestro poeta, además de no figurar en ningún caso los versos concretos a que se refiere. Sin embargo el contexto argumental permite, en la mayoría de los 13 casos en que tal sucede, identificar el original griego que subyace a la cita.
Así, Ángeles se refiere a la metáfora del caballo ligero para describir al amor y la indicación el idilio 18 (con la alusión expresa a Helena) permite pensar en el verso 30 del citado poema, (dentro del pasaje de los vv. 29-31):
Πιείρᾳ μέγα λᾷον ἀνέδραμε κόσμος ἀρούρᾳ
ἢ κάπῳ κυπάρισσος, ἢ ἅρματι Θεσσαλὸς ἵππος,
ὧδε καὶ ἁ ῥοδόχρως Ἑλένα Λακεδαίμονι κόσμος.
Más adelante, Ángeles vuelve a aludir a Helena y parafrasea a Teócrito, por lo que el original al que se refiere deben ser los versos 26 a 31 del idilio 18:
Ἀὼς ἀντέλλοισα καλὸν διέφαινε πρόσωπον
πότνι᾽ ἄνυξέ τε λευκὸν ἔαρ χειμῶνας ἀνέντος·
ὧδε καὶ ἁ χρυσέα Ἑλένα διεφαίνετ᾽ ἐν ἁμῖν.
Πιείρᾳ μέγα λᾷον ἀνέδραμε κόσμος ἀρούρᾳ
ἢ κάπῳ κυπάρισσος, ἢ ἅρματι Θεσσαλὸς ἵππος,
ὧδε καὶ ἁ ῥοδόχρως Ἑλένα Λακεδαίμονι κόσμος.
Igualmente, Tamayo, en el primero de sus pasajes (T4) cita el idilio 4 a propósito de la esperanza, lo que lleva al verso 42:
ἐλπίδες ἐν ζωοῖσιν, ἀνέλπιστοι δὲ θανόντες·
En su tercer pasaje (único en que no hay texto ni de Teócrito ni de Virgilio, pág. 628), el mismo Tamayo habla del reflejo de la belleza en el agua, citando el idilio 6, por lo que debe de referirse a los versos 34-38:
Καὶ γάρ θην οὐδ᾽ εἶδος ἔχω κακόν, ὥς με λέγοντι.
Ἦ γὰρ πρᾶν ἐς πόντον ἐσέβλεπον, ἦς δὲ γαλάνα,
καὶ καλὰ μὲν τὰ γένεια, καλὰ δέ μευ ἁ μία κώρα,
ὡς παρ᾽ ἐμὶν κέκριται, κατεφαίνετο, τῶν δέ τ᾽ ὀδόντων
λευκοτέραν αὐγὰν Παρίας ὑπέφαινε λίθοιο.
Más adelante (T151), a propósito de los elementos de la poesía bucólica, cita a Polifemo y parafrasea a Teócrito sobre la actitud de Galatea, lo que tiene que estar basado en el idilio 11, vv. 25-29:
Ἠράσθην μὲν ἔγωγε τεοῦς, κόρα, ἁνίκα πρᾶτον
ἦνθες ἐμᾷ σὺν ματρὶ θέλοισ᾽ ὑακίνθινα φύλλα
ἔξ ὄρεος δρέψασθαι, ἐγὼ δ᾽ ὁδὸν ἁγεμόνευον.
Παύσασθαι δ᾽, ἐσιδών τυ καὶ ὕστερον, οὐδέ τί πᾳ νῦν
ἐκ τήνω δύναμαι· τὶν δ᾽ οὐ μέλει, οὐ μὰ Δί᾽, οὐδὲν.
aunque también pudiera aquí haber un eco del idilio 6, v. 21
Εἶδον, ναὶ τὸν Πᾶνα, τὸ ποίμνιον ἁνίκ᾽ ἔβαλλε,
En el último de sus pasajes (T159), en relación con manifestaciones de duelo por la muerte de seres queridos, acude al que titula Epitafio de Adonis, a propósito de la reacción de Afrodita. El poema en cuestión no es de Teócrito, sino de Bión, pero parece ser que en la época era tenido como el idilio 23, a juzgar por lo que ya se ha apreciado en los escritores del siglo XVI. En cualquier caso, a lo que se refiere Tamayo debe ser a los vv. 19-22 del mencionado poema de Bión
El texto citado, hoy día no atribuìdo a Teócrito, dice:
καὶ Νύμφαι κλαίουσιν Ορειάδες. ἁ δ᾽ Αφροδίτα
λυσαμένα πλοκαμῖδας ἀνὰ δρυμὼς ἀλάληται
πενθαλέα νήπλεκτος ἀσάνδαλος, αἱ δὲ βάτοι νιν
ἐρχομέναν κείροντι καὶ ἱερὸν αἷμα δρέπονται..
Al mismo asunto se refiere Patón, cuando escribe (fol. 14 verso):
Y Teócrito dize en un idylio que los Cupidillos lloraban la muerte de Adonis (Detonsis crinibus)
por lo que hay que considerar como fuente los mismos versos que en el caso anterior, si bien en el texto original es Afrodita, y no los Amores, la que así actúa en su duelo por Adonis.
Rodrigo Caro, en el segundo de sus pasajes (pág. II 145), habla de la costumbre de escupir tres veces para ahuyentar los males o compensar las contrariedades y se refiere al respecto al idilio 6, cuyo v. 32 dice:
Ὡς μὴ βασκανθῶ δέ, τρὶς εἰς ἐμὸν ἔπτυσα κόλπον·
Lope, en la segunda mención de Teócrito en La Dorotea (pág. 238), alude al Cíclope en relación con el remedio de amor que constituyen las musas, esto es, la poesía. Por consiguiente, el texto griego al que debe referirse es el del idilio 11, vv. 1-4:
Οὐδὲν πὸτ τὸν ἔρωτα πεφύκει φάρμακον ἄλλο,
Νικία, οὔτ᾽ ἔγχριστον, ἐμὶν δοκεῖ, οὔτ᾽ ἐπίπαστον,
ἢ ταὶ Πιερίδες· κοῦφον δέ τι τοῦτο καὶ ἁδύ
γίνετ᾽ ἐπ᾽ ἀνθρώποις, εὑρεῖν δ᾽ οὐ ῥᾴδιόν ἐστι.
Por último, Espinosa se refiere repetidamente a Teócrito en un mismo párrafo (pág. 502), lo presenta primero como cantor de los amores de Polifemo, para citar seguidamente el idilio 11 con su título (El Cíclope), pasaje que es todo él un alegato a favor de Góngora, en consonancia con el argumento de la obra del español. Como quiera que la siguiente ocasión introduce un verso del citado idilio, seguido de una paráfrasis al respecto, aplazaremos la localización para el siguiente apartado.
Queda, finalmente, referirse a la primera mención de Quevedo (págs. 280-281), que no consiste sino en una propuesta de lectura, con una expresión que vincula al idilio 14, que responde a lo que en dicho poema sucede, pero que no corresponde a verso concreto alguno. Debe sumarse a lo anterior el caso de Cascales (págs. 173-174), único pasaje registrado en el que el autor se limita a mencionar a Teócrito, sin referencia a poema alguno y en el que, sin embargo, aporta un texto de Virgilio en castellano
El pasaje es de contenido puramente literario y se refiere a las características de las églogas, argumentales y de lenguaje, aportando al respecto como ejemplo diez versos, seguidos inmediatamente de otros dos y el comienzo de un tercero, en versión castellana y todos en endecasílabos, salvo el incompleto último. El texto es una traducción fiel al original y corresponde a la égloga 1, vv. 19-25 y 38-39 de Virgilio.
Cabe también referirse aquí al caso algo particular de la mención de Teócrito en el segundo pasaje considerado de López (fol. 278 verso). En efecto, el nombre de nuestro poeta va seguido del texto latino de un emblema
El emblema es una creación de Andrea Alciato (1492-1550), jurista y moralista italiano, profundo conocedor del latín y del griego y de la literatura grecolatina y que se ocupó de estudiar a Tácito, por ejemplo. Alciato publicó en 1531 la obra que reúne todos los emblemas compuestos por él y que tuvo numerosas ediciones. Hay una reciente en España, de 1985, con traducción a cargo de Santiago Sebastián. Cada emblema está compuesto por un lema, una imagen alegórica y un epigrama a modo de glosa y comentario. , género literario en el que se centra la obra del autor español. Aunque no hemos logrado localizar el texto reproducido, ocho versos en total
El texto en cuestión es el siguiente:
Alueolis dum mella legit, percussit Amorem
Furacem mala apes, et summis spicula liquit
In digitis? tumido gemitat puer anxius vngue,
Et quatit errabundus humum, Venerique dolorem
Indicat, et grauiter queritur, quod apicula parvum
Ipsa inferre animal tam noxia vulnera possit.
Cui ridens Venus, hanc imitaris tu quoque dixit,
Nate feram, qui das tot noxia vulnera paruus., intitulado como emblema 112, el hecho de que vaya inmediatamente tras la expresión Fere simile ex Theocrito, nos ha llevado a tratar de comprobar el texto griego al que puede referirse, llegando a la conclusión de que lo que parece hallarse tras ese emblema es un recuerdo del idilio 19, vv. 1-8 (el poema completo), si bien, como es sabido, el texto citado no se considera hoy como auténtico de Teócrito.
4.3. Textos reproducidos
Como se comprobará, cuando el autor español incluye expresamente un texto de Teócrito (10 momentos), en 7 de ellos (sendos 2 de Ángeles y de López; 1 cada uno de Tamayo y de Espinosa; y el único de Caro) es una versión latina del original, con mayor o menor grado de literalidad, si bien por lo general sin ritmo dactílico, por tan sólo 1 ocasión (Quevedo) que ofrece una versión en castellano, y otras 2 (ambas de Quevedo) en que figuran al mismo tiempo las versiones latina y castellana del mismo texto original.
Ángeles (pág. 149), a propósito de la actitud del esposo respecto de la belleza de la mujer, se refiere al pastor que se dirige a su amiga en el idilio 10 y le asigna la frase: "Bombicae Siriam vocant et omnes sole combustam; ego autem solus mel recens", aparentemente en prosa. Tal texto debe corresponder a los vv. 26 y 27 del mencionado idilio:
Βομβύκα χαρίεσσα, Σύραν καλέοντί τυ πάντες,
ἰσχνάν, ἁλιόκαυστον· ἐγὼ δὲ μόνος μελίχλωρον
si bien la versión latina no se ajusta al ritmo dactílico del original.
Como antes se ha indicado, en ese mismo pasaje, refuerza lo anterior con la inmediata referencia al idilio 6 y el texto: "Certe enim amori, non bona, bona apparuerunt." que viene a resultar la versión prácticamente literal de lo sustancial de del final del v. 18 y del conjunto del v. 19 del idilio citado:
καὶ τὸν ἀπὸ γραμμᾶς κινεῖ λίθον. Ἦ γὰρ ἔρωτι
πολλάκις, ὦ Πολύφαμε, τὰ μὴ καλὰ καλὰ πέφανται.
Quevedo (pág. 282) discurre sobre uno de los ritos amatorios para lograr el favor de la dama, el de la cera derretida, y se refiere al idilio Farmaceutria (sic), esto es, el que hace número 2 de los escritos por Teócrito, con los siguientes dos hendecasílabos y un heptasílabo:
Así como vencida de las llamas
se derrite esta cera, se derrita
Dafni en mi ardiente amor.
que viene a ser la versión castellana de los vv. 28-29 del original griego:
Ὡς τοῦτον τὸν κηρὸν ἐγὼ σὺν δαίμονι τάκω,
ὣς τάκοιθ᾽ ὑπ᾽ ἔρωτος ὁ Μύνδιος αὐτίκα Δέλφις,
si bien observa una discrepancia, pues Teócrito se refiere a Delfis y Quevedo menciona a Dafni (presumiblemente Dafne, como atestigua la versión castellana del mismo pasaje, que sigue inmediatamente a la del poeta griego
El autor español alude a una égloga virgiliana imitada de Teócrito, afirma, e incluye tres hendecasílabos en castellano, texto que debe corresponder a los vv. 80-81 de la 8:
Como un mismo calor aquesta cera
ablanda, y este barro le endurece,
así con el amor suceda a Dafne..
El mismo Quevedo (págs. 301-302), a propósito de la actitud de sabios e ignorantes ante la vida, propugna decir la verdad, con un texto que él atribuye al idilio 30, cuya versión latina no se ajusta al ritmo dactílico que pudiera haberse recreado:
Vinum, o chare puer, dicit etiam vera,
Et nos ebrios oportet esse veraces.
y que va seguido de la versión castellana:
El vino también dice las verdades,
como tú, niño hermoso:
y por esto conviene a los borrachos
nombre de verdaderos...
textos ambos que corresponden realmente a los vv. 1-2, pero del idilio 29:
’Οἶνος, ὦ φίλε παῖ,’ λέγεται, ’καὶ ἀλαθέα’
κἄμμε χρὴ μεθύοντας ἀλάθεας ἔμμεναι.
Finalmente, por lo que respecta a Quevedo, en las págs. 324-325, y sobre sustento de las cigarras a base de rocío, aporta el testimonio del idilio Opilliones (sic) con el siguiente texto en versión latina
En este caso, la mención de Teócrito va precedida de la de Virgilio, del que se incluye un hexámetro que corresponde al v. 77 de la égloga 5:
Dum thimo pascuntur apes, dum rore cicadae.
y se completa con una versión castellana en endecasílabos:
Mientras que se sustentan las abejas,
del timo, y del rocío las cigarras.:
"Aere ne fovet vitam, seu rore cicada":
que tampoco parece seguir el ritmo dactílico posible en latín, y que va seguido de su versión castellana en hendecasílabos:
No se sustenta con el aire solo,
como con el rocío de cigarra.
que han de ser el equivalente de los vv. 15-16 del idilio 4:
ΒΑ. Τήνας μὲν δή τοι τᾶς πόρτιος αὐτὰ λέλειπται
τὠστία. Μὴ πρῶκας σιτίζεται, ὥσπερ ὁ τέττιξ;
López (fol. 148 verso) presenta un diálogo con la esperanza en el que en el texto castellano se introduce entre paréntesis su equivalente latino, para al final aducir el testimonio de Teócrito con el siguiente texto:
In viuis est spes, sine spe sunt mortui.
lo que viene a ser la versión literal del v. 42 del idilio 4 (que el autor español no cita expresamente):
ἐλπίδες ἐν ζωοῖσιν, ἀνέλπιστοι δὲ θανόντες·
Tamayo (T 155), se refiere a que parientes y amigos solían recibir con su boca el último aliento de los que morían, lo que en Garcilaso considera imitación de Virgilio y de Teócrito, y ofrece como referencia el idilio 23:
Tantum me osculare, quantum vivat osculum.
Spiritus tuus effluet, quod dulce philtrum hauriam
omnemque ebibam, etc.
texto latino sin ritmo dactílico que responde a los vv. 46-49 del Epitafio de Adonis poema que, como ya se ha indicado, debe de haber sido tenido en la época como idilio 23 de Teócrito (a juzgar por las referencias a él también en el siglo XVI) y que actualmente figura en las ediciones de los poetas bucólicos a nombre de Bión
El texto citado dice:
ἔγρεο τυτθόν, Ἄδωνι, τὸ δ᾽ αὖ πύματόν με φίλησον,
τοσσοῦτόν με φίλησον ὅσσον ζώει τὸ φίλημα,
ἄχρις ἀποψύχης ἐς ἐμὸν στόμα, κεἰς ἐμόν ἦπαρ
πνεῦμα τεὸν ρεύση, τὸ δέ σευ γλυκὺ φίλτρον ἀμέλξω,
ἐκ δὲ πίω τὸν ἔρωτα· φίλημα δὲ τοῦτο φυλάξω
ὡς αυτὸν τὸν Ἄδωνιν, ἐπεὶ σύ με, δύσμορε, φεύγεις..
Por otra parte, Tamayo (pág. 637), se refiere a la forma de vivir la muerte del ser querido en Garcilaso e insiste en el carácter de imitación de Teócrito, en este caso aportando el siguiente texto latino (en versos de variado número de sílabas y ninguno de ritmo dactílico reconocible) del que afirma expresamente corresponder al idilio 1:
Vos o lupi vos cervari lupi, et in lustris degentes vrsi
Valete, ego Daphnis Bubulcus vobiscum non amplius in silvis,
Non inter arbusta, nec nemora ero: vale Arethusa,
Et vos fluvij, qui iuxta pulcram Thymbridis undam fluitis.
lo que viene a traducir los vv. 115-119 del poema teocriteo citado por Tamayo:
Ὦ λύκοι, ὦ θῶες, ὦ ἀν᾽ ὤρεα φωλάδες ἄρκτοι,
χαίρεθ᾽· ὁ βουκόλος ὔμμιν ἐγὼ Δάφνις οὐκέτ᾽ ἂν᾽ ὕλαν,
οὐκέτ᾽ ἀνὰ δρυμώς, οὐκ ἄλσεα. Χαῖρ᾽, Ἀρέθοισα,
καὶ ποταμοί, τοὶ χεῖτε καλὸν κατὰ Θυμβρίδος ὕδωρ.
Caro (pág. II, 165) habla del recurso de los enamorados a las flores para comprobar si su amor es correspondido, y lo ilustra con el siguiente texto (esta vez parece ser un hexámetro dactílico) que el español atribuye a Teócrito sin mencionar idilio alguno al que corresponda:
Alba supercusso crepuere papavera pugno.
cita para la que no hemos encontrado correspondencia exacta en Teócrito y que puede referirse a lo que se dice en el idilio 3, vv. 28-30:
Ἔγνων πρᾶν, ὅκα μοι, μεμναμένῳ εἰ φιλέεις με,
οὐδὲ τὸ τηλέφιλον ποτεμάξατο, τὸ πλατάγημα,
ἀλλ᾽ αὔτως ἁπαλὸν ποτὶ πάχεϊ ἐξεμαράνθη.
Finalmente, Espinosa (pág. 502), en el pasaje que exalta a Góngora por encima de los clásicos, trae a colación como prueba de la superioridad del español el idilio 11, citando su comienzo:
Nullum contra amorem est remedium aliud
que una vez más no es un hexámetro dactílico, pero que resulta evidente versión del v. 1 del idilio teocriteo:
Οὐδὲν πὸτ τὸν ἔρωτα πεφύκει φάρμακον ἄλλο,
y, redundando en la inferioridad del poeta griego respecto de Góngora, parafrasea parte el idilio citado indicando que “propone al Iayan Pastor enamorado, y á Galatea Ninfa desdeñosa, y luego introduce rusticamente aquella cantilena pastoril, que comiença. O candida Galatea”, lo cual remite, cuando menos, al v. 19 del original griego:
Ὦ λευκὰ Γαλάτεια, τί τὸν φιλέοντ᾽ ἀποβάλλῃ,
5. Conclusión
A la vista de lo hasta aquí expuesto, parece poder afirmarse lo que se indica a continuación:
— Teócrito es un autor griego suficientemente conocido por los escritores españoles del siglo XVII, si bien no es citado con mucha frecuencia y al que prestan diferente atención unos u otros, algunos de ellos claramente significados en nuestra literatura, como es el caso de Quevedo, Suárez de Figueroa, Saavedra Fajardo, Rodrigo Caro o Baltasar Gracián). Curiosamente, apenas se registran menciones del poeta en la segunda mitad del siglo.
— La grafía del nombre es ya generalizadamente la actual, salvo alguna muy escasa excepción en autores concretos, en su caso debido a aparecer dentro de un texto latino, y al mismo tiempo se verifica que su identidad no va acompañada de caracterización alguna casi nunca, lo que testimonia un general y satisfactorio conocimiento de su persona.
— En línea con lo anterior, Teócrito parece ser considerado figura relevante dentro de la tradición literaria, en cuanto constantemente presente entre los clásicos grecolatinos.
— En ese sentido, nuestro poeta viene a ser para los autores españoles fundamentalmente fuente ilustrativa de aspectos argumentales y estilísticos de la literatura del siglo XVII, en pie de igualdad con otros clásicos de quizá mayor repercusión y aprecio posterior. No obstante, si bien se acude a él con frecuencia como referencia en relación con temas humanos o sociales, no se encuentran entre ellos los aspectos morales habituales en los autores del Renacimiento, y son muy escasas también las menciones de versiones teocriteas de leyendas o personajes míticos, tan presentes en el poeta siracusano.
— Los autores españoles no acostumbran a mencionar expresamente el lugar concreto del original, cuando aluden a textos de Teócrito, reproducidos o no, limitándose a citar únicamente el poema al que se refieren o cuyo texto añaden.
— En este sentido, resulta llamativo que en ningún momento se reproduce texto alguno original en griego, sino, a lo más, versiones latinas, fieles en la mayor parte de las ocasiones pero sin ajustarse al ritmo dactílico, o bien traducciones castellanas, también fidedignas y, normalmente, en hendecasílabos. Tal hecho hace pensar en que, si los citadores pudieron perfectamente tener acceso y leer ediciones del texto original, de lo que no hay por qué dudar, el conocimiento del griego clásico en España debía de ser ya minoritario en la época y resultaba de poca utilidad su reproducción para llegar a los posibles lectores contemporáneos.