Avances en Psicología Latinoamericana
ISSN: 1794-4724
[email protected]
Universidad del Rosario
Colombia
Larroy, Cristina; Gutiérrez, Sonia; León, Liliana
Tratamiento cognitivo-conductual de la sintomatología asociada a la menopausia
Avances en Psicología Latinoamericana, núm. 22, 2004, pp. 77-88
Universidad del Rosario
Bogotá, Colombia
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Avances en Psicología Latinoamericana
2004, Volumen 22, Pp. 77-88.
TRATAMIENTO COGNITIVO-CONDUCTUAL
DE LA SINTOMATOLOGÍA ASOCIADA A LA MENOPAUSIA
CRISTINA LARROY*
SONIA GUTIÉRREZ
Y
LILIANA LEÓN
Universidad Complutense de Madrid, España
ABSTRACT
The climacteric period is associated with several symptoms (physical, psychological and social
symptoms) that can be treated by cognitive-behavioral approach. In this study, we employ a
cognitive-behavioral intervention program to reduce the symptoms and to improve life quality in
thirty climacteric women. Results show that the program is useful to control symptoms associated
to menopause.
Key words: Menstruation, climacteric, quality of life, cognitive-behavioral approach.
RESUMEN
El cese definitivo de la menstruación se presenta asociado a una serie de síntomas físicos,
psicológicos y sociales susceptibles de ser abordados mediante técnicas cognitivo conductuales. En
el presente trabajo se presenta un programa de intervención basado en dichas técnicas. Treinta
mujeres climatéricas siguieron este programa durante diez semanas. Los resultados indican que el
programa consigue la reducción de los síntomas y la mejora de la calidad de vida.
Palabras clave: menstruación, climaterio, calidad de vida, aproximación cognitivo-conductual.
* Correspondencia: CRISTINA LARROY. Departamento de Psicología Clínica, Universidad Complutense de Madrid, Campus
de Somosaguas, s/n, 28223 Madrid, España. Correo electrónico:
[email protected]
78
LARROY, GUTIÉRREZ Y LEÓN
INTRODUCCIÓN
La menopausia se define como el cese permanente de las menstruaciones debido al agotamiento
de la actividad folicular ovárica.
El concepto de menopausia está íntimamente
relacionado con el de climaterio, que es la fase del
proceso de envejecimiento de la mujer, y que incluye tres períodos. El primero de ellos es el
premenopáusico y comprende de uno a ocho años
antes de producirse la menopausia. En este período
empiezan a aparecer una serie de cambios graduales en el sistema endocrino, así como manifestaciones clínicas indicativas de que se aproxima la
menopausia. Se diagnostica ésta (segundo período)
tras haberse producido un año de amenorrea (falta
de menstruación durante el ciclo) menstrual. La
etapa postmenopáusica comprende desde la menopausia confirmada hasta la senectud.
La menopausia suele instaurarse alrededor de
los cuarenta o cincuenta años (en España, la media
se sitúa en torno a los cuarenta y seis), siendo
considerada precoz cuando aparece antes de los
cuarenta años.
Es importante abarcar el concepto de la menopausia desde los tres principales factores que influyen en ella: los aspectos sociales, los familiares y
los fisiológicos (Sánchez-Cánovas, 1996).
Comienzan a aparecer en esta etapa una serie de
acontecimientos vitales importantes (preocupación
por el atractivo físico, problemas de sueño, cuidado
de padres y nietos, riñas con la pareja, síndrome del
nido vacío, problemas de índole sexual, etc.) que,
como consecuencia, pueden provocar una disminución en el bienestar y calidad de vida de la mujer,
conduciendo a estados depresivos y/o de ansiedad
que, al relacionarse con los problemas físicos que
aparecen asimismo en este período (trastornos
cardiovasculares, aparición de várices, osteoporosis,
sequedad vaginal, sofocos, etc.) pueden provocar
una valoración negativa de la experiencia de la
menopausia. Hay que considerar, además, que el
término menopausia ha sido utilizado por la sociedad en multitud de ocasiones en forma despectiva
o como sinónimo de enfermedad (endocrinopatía),
por lo que la llegada de la menopausia puede llegar
a convertirse en un suceso verdaderamente
estresante para algunas mujeres. Por este motivo,
para prevenir o tratar patologías, mejorar la salud e
incrementar la calidad de vida en esta etapa, el tema
ha de tratarse desde una visión integral de todos los
factores que se incluyen en el mismo.
Los síntomas de la menopausia deben diferenciarse en dos grupos. Por un lado, los síntomas
primarios, incluyendo a los síntomas vasomotores
(sofocos), osteoporosis y atrofia vaginal; por otro,
los síntomas secundarios, como la fatiga, la depresión, la ansiedad, el insomnio, la irritabilidad, los
dolores de cabeza y la ganancia de peso. Estos
últimos no parecen estar asociados a la menopausia
sino a características premenopáusicas, a los múltiples roles que en esta etapa las mujeres han de
asumir, al conjunto de acontecimientos vitales que
suceden en este período y a la edad; y pueden ser
abordados desde una perspectiva cognitivoconductual.
Asimismo, diversas investigaciones han encontrado una relación entre el estrés y algunos de
los síntomas primarios, y en concreto, con la aparición de sofocos (Gannon, Hensel y Goodwin, 1987).
Esos autores encontraron que los sofocos son más
prevalentes durante tareas estresantes. Por tanto, un
síntoma físico característico de la menopausia, tan
desagradable para las mujeres, podría ser susceptible de ser tratado mediante tratamiento cognitivoconductual.
Por otro lado, la sintomatología de la menopausia parece estar relacionada con las diferencias
culturales (Matthews, 1991). Así, en aquellas culturas donde la mujer madura es considerada importante por su experiencia y se encuentra perfectamente
integrada dentro de su estatus social, apenas refiere
sintomatología relacionada con la menopausia. Por
el contrario, en las civilizaciones occidentales y los
países más desarrollados, donde la belleza y la
juventud son excesivamente valoradas por la sociedad, la mujer madura atraviesa el período
climatérico con muchas más dificultades y con una
sintomatología más intensa. Pero también en aque-
TRATAMIENTO COGNITIVO-CONDUCTUAL Y MENOPAUSIA
llas culturas donde el papel de la maternidad es
fundamental para la mujer, la menopausia se vive
también de una forma más dramática.
Así, por ejemplo, las conclusiones de un estudio cualitativo realizado en México a 20 mujeres de
entre 45 y 65 años (Pelcastre-Villafuerte et al.,
2001) indican que las mujeres realizan representaciones sociales que se construyen alrededor de la
menopausia en términos de cese de la fertilidad y
entrada al envejecimiento. Las mujeres de este
estudio presentaban una actitud pasiva hacia el
evento menopáusico, reflejando en sus explicaciones con relación a la menopausia el punto de vista
de sus médicos; por tanto la información que proporcionan estos profesionales es asumida por las
mujeres como única y verdadera, al tener esta
figura un poder legitimado socialmente. Se considera un logro que las mujeres acudan a la consulta
médica para solicitar ayuda, pero tan importante o
más es la información proporcionada. La menopausia debe de ser considerada contextualmente y no
sólo como algo orgánico, mejorando de este modo
la atención a las mujeres y ofreciendo más posibilidades de intervención que la mera medicalización.
En la actualidad los profesionales de la salud y
los medios de comunicación difunden permanentemente que la menopausia es un proceso patológico
lleno de riesgos para las mujeres y por tanto susceptible de tratamiento (Díaz, 2002). Esta autora indica
que sólo existe evidencia de que el descenso de
estrógenos se asocia a síntomas vasomotores, atrofia urogenital y pérdida de masa ósea, y que el resto
de los síntomas no son específicos de la menopausia estando más relacionados con factores psicológicos y socioculturales.
Sin embargo, y como se ha comentado, la menopausia tiende a ser tratada exclusivamente y de forma
generalizada desde el ámbito médico; de hecho, en
las últimas décadas, la terapia hormonal sustitutiva
(THS) ha sido considerada como la solución a todos
los problemas de la menopausia. Algo insuficiente
si, como se ha visto, en este período de la vida de las
mujeres afectan otro tipo de aspectos diferentes a los
fisiológicos y que también están interfiriendo en la
problemática de la menopausia.
79
El principio en el que se basa la THS es el de
suministrar hormonas cuando la producción natural de las mismas en las mujeres se va debilitando.
Frente a los indudables beneficios que proporciona
supone una serie de efectos secundarios problemáticos: aumento o disminución de peso, aumento o
blandura de los pechos, hinchazón, depresión,
tromboflebitis, aumento de la presión arterial, caída de cabello, calambres, vulvovaginitis, etc.
(Glenville, 1998; Carnicer et al., 2002). En definitiva, la THS, en ocasiones, puede provocar efectos
secundarios peores que los síntomas a los que va
destinada a tratar. Por lo tanto, el someterse de una
forma descontrolada a este tipo de tratamiento
puede provocar serios problemas de salud, que en
muchos casos se podrían evitar en aquellas mujeres
en los que la sintomatología menopáusica no fuera
muy intensa o muy frecuente.
Independientemente de los efectos secundarios
que la THS puede ocasionar, existe un importante
número de mujeres que quedan totalmente excluidas de la posibilidad de recibir este tipo de tratamiento, pues la THS se encuentra contraindicada en
aquellos casos en los que existan miomas uterinos,
várices importantes, alteración hepática crónica,
diabetes, hipertensión arterial, aumento anormal
del colesterol y lípidos, obesidad, o tabaquismo
(Ministerio de Asuntos Sociales y Ministerio de
Sanidad y Consumo, 1991; Carnicer et al., 2002).
El abordaje de la menopausia desde la perspectiva cognitivo-conductual es muy reciente y los
trabajos son escasos, pero pueden citarse algunos,
como el de Hunter y Liao (1996), que diseñaron una
intervención cognitivo-conductual para el tratamiento
de los sofocos menopáusicos. Los sofocos se dan
como consecuencia de una dilatación involuntaria
de los vasos sanguíneos (pérdida intermitente del
control vasomotor periférico) precipitándose la
sangre a la superficie de la piel (Strickland, 1992;
Carnicer et al., 2002). Aunque el mecanismo de los
sofocos no se conoce a fondo, se piensa que pudiera
estar relacionado con el descenso de estrógenos.
Hunter y Liao (1996) reclutaron una muestra de 52
mujeres, que optaban entre dos posibles tratamientos: (a) THS y tratamiento cognitivo-conductual; y
(b) la ausencia de tratamiento.
80
LARROY, GUTIÉRREZ Y LEÓN
Las técnicas cognitivo-conductuales que se utilizaron para controlar los sofocos fueron: lenguaje
autotranquilizador, relajación (Bernstein y
Borkovec, 1973), respiración profunda; e identificación y reducción de los precipitantes o
exacerbantes de los sofocos (disputas, comidas
picantes, etc.). El entrenamiento se llevó a cabo en
cuatro sesiones de una hora, distribuidas en torno a
seis u ocho semanas. Se comparó la eficacia de
ambos tratamientos en la disminución del número
de sofocos y su grado de malestar. Asimismo, se
comparó el grupo que pasó por el tratamiento
cognitivo-conductual, con el grupo control. La THS
y el tratamiento cognitivo-conductual disminuyeron de forma significativa la frecuencia de los
sofocos, pero la terapia cognitivo-conductual también redujo significativamente la ansiedad y la
valoración negativa de los sofocos. Los cambios se
mantenían en los tres meses del seguimiento. Por
tanto, la terapia cognitivo-conductual podría ser
especialmente útil para el tratamiento de los sofocos que interactúan con sentimientos de malestar y
ansiedad, así como para aquellas mujeres que no
deseen o no puedan ser tratadas mediante una THS.
Otro de los trastornos con que se ha trabajado es
la hipertensión arterial. Puesto que durante la menopausia es uno de los síntomas más frecuentes,
Camuñas et al. (2001) pusieron en marcha una
intervención psicológica en diez mujeres
menopáusicas con hipertensión. Dentro de los trastornos cardiovasculares las variables emocionales
(ansiedad, ira y estrés) cobran una consideración
especial. El objetivo del programa de intervención
era disminuir la tensión arterial mediante el manejo
de la ansiedad y la mejora sobre el control y la
expresión de la ira, así como la modificación de
hábitos de vida no saludables. El programa constaba de 15 sesiones distribuidas en los siguientes
módulos: informativo, técnicas psicofisiológicas,
aprendizaje de hábitos de vida saludables, entrenamiento en solución de problemas y control de ira.
Se utilizaron el ISRA (Miguel-Tobal y Cano Vindel,
1994), el STAXI (Spielberger, 1992) y un
esfingomanómetro de presión en la evaluación
pretratamiento, tratamiento, postratamiento y seguimiento. Los resultados indicaron un descenso
significativo de la ansiedad, en el rasgo de ira y en
la HTA en sus dos medidas (sistólica y diastólica),
y seis de las mujeres participantes suspendieron la
medicación antihipertensiva por prescripción médica. A los cinco meses del tratamiento se seguían
manteniendo los resultados obtenidos en la situación postratamiento.
Sueiro et al., (1999) pusieron en marcha un
programa de promoción de la salud, para un grupo
de mujeres climatéricas. El programa se aplicó a
ocho mujeres menopáusicas con una edad comprendida entre los 45 y 55 años, que manifestaban
sintomatología depresiva, que no había cedido después de haber sido tratadas durante año y medio con
THS.
Se utilizó una metodología cuasi-experimental
con un diseño pre y postratamiento sin grupo control. Cada mujer fue evaluada mediante los
inventarios de depresión y ansiedad de Hamilton
(1959, 1960) y el cuestionario de calidad de vida de
Ruiz y Baca (1991). Durante el programa se llevaba
a cabo una evaluación continuada de las variables
ansiedad y depresión.
Se planteó como objetivo del programa el que
las mujeres lograran el control de la ansiedad, y
como técnicas se utilizaron la relajación, la comunicación y la creación de redes sociales. La intervención psicológica se diseñó como una forma
breve de terapia cognitivo-conductual en grupo,
utilizando metodología psicoeducativa. El programa constaba de once sesiones durante una hora y
media cada una de ellas, un día a la semana. Incluía,
además de la evaluación, el siguiente conjunto de
técnicas: Técnicas de control de la ansiedad; entrenamiento en relajación muscular progresiva; comunicación y resolución de problemas; formación
de redes sociales.
Los resultados indicaron un descenso significativo en las puntuaciones obtenidas en los cuestionarios de ansiedad y depresión. También se detectó un
aumento en la calidad de vida, aunque no fue
significativo. Las autoras reconocen que la muestra
no fue suficientemente grande para establecer resultados concluyentes de las variables estudiadas,
pero estos buenos resultados animaron a la
TRATAMIENTO COGNITIVO-CONDUCTUAL Y MENOPAUSIA
81
replicación del programa con muestras más amplias y a la realización del trabajo que se presenta en
este artículo.
vida con el “Cuestionario de valoración de calidad
de vida, en mujeres de 45 a 64 años” de SánchezCánovas (1999).
El objetivo del presente trabajo es establecer un
programa de intervención cognitivo-conductual
eficaz para mujeres climatéricas con sintomatología
menopáusica. Para ello, se pone a prueba la siguiente hipótesis de trabajo:
Para evitar la interferencia de variables extrañas no se admitió a ninguna mujer que estuviera
siendo sometida a tratamiento hormonal.
H1. Si el tratamiento cognitivo-conductual es
más eficaz que la ausencia de éste, entonces:
H1a. Habrá un grado significativamente mayor
de remisión de sintomatología psicológica y física
asociada a la menopausia en las mujeres en la
situación postratamiento que en la situación
pretratamiento.
H1b. Habrá un grado significativamente mayor
de mejoría en la variable calidad de vida en las
mujeres en la situación postratamiento que en la
situación pretratamiento.
DISEÑO
Se utilizó un diseño pre y postratamiento sin
grupo control. Debido a las características del estudio, al tratarse de un programa de intervención muy
demandado, haber un número reducido de mujeres
que cumplieran los criterios preestablecidos y depender de una institución pública municipal, fue
imposible conseguir un grupo control de características similares al que integró el grupo tratamiento.
Por este motivo se decidió llevar a cabo un estudio
de la intervención comparándose las situaciones de
pre y postratamiento.
La sintomatología psicológica relacionada con
la menopausia, (la ansiedad y la depresión) y física,
así como la calidad de vida, constituyen las variables dependientes. La sintomatología física asociada a la menopausia se evaluó mediante el Índice
Menopáusico de Kupperman (Kupperman y Blatt,
1953). La ansiedad y depresión se evaluó en la
Escala HADS (Hospital Anxiety and Depression
Scale) de Zigmond y Snaith (1983), y la calidad de
Se utilizó la medida pretest para evaluar los
criterios de inclusión, con el fin de formar el grupo
clínico objeto de nuestro estudio. Se tomaron como
criterios obtener una puntuación igual o superior a
8 en las escalas de ansiedad y/o depresión del
HADS, así como haber obtenido una puntuación
igual o superior a 20 en el Índice Menopáusico de
Kupperman. Ambos límites en las puntuaciones
de estos inventarios indican presencia de
sintomatología moderada o elevada, (en el caso del
Índice Menopáusico de Kupperman) y valor
bordeline o morbilidad en la HADS.
El grupo de tratamiento estuvo formado por 30
mujeres que acudieron al programa en la Casa de la
Mujer de Fuenlabrada. De estas 30 mujeres, 13 de
ellas constituyen el grupo clínico (en función de las
puntuaciones obtenidas en el Índice Menopáusico
de Kupperman y el HADS) y 17 el grupo subclínico.
El grupo clínico estaba formado por 13 mujeres
con edades comprendidas entre los 42 a 55 años,
(×=47.2; D.T.=3.56). Todas ellas presentaban una
puntuación igual o superior a 8 en la escala de
ansiedad del HADS, siendo la media de las puntuaciones en este grupo de 12.00 (D.T.=3.08). De estas
mujeres seis, a su vez, presentaban una puntuación
igual o superior a 8 en la escala de depresión del
mismo inventario (X=5.92; D.T=3.09). Por lo que
respecta a la sintomatología física asociada a la
menopausia, todas ellas cumplían la condición de
superar los 20 puntos en el Índice de Kupperman,
situándose la media en 29.92 (D.T.=5.39).
En el grupo subclínico las edades quedaban
comprendidas entre los 43 y 53 años, siendo la
media de 46.35 (D.T.=2.64) años. De estas 17
mujeres, 7 presentaban una puntuación igual o
superior a 8 en la escala de ansiedad (Media=7.35;
D.T.=4.54), a su vez, dos de estas 7 mujeres presen-
82
LARROY, GUTIÉRREZ Y LEÓN
taban una puntuación similar en la escala de depresión (Media=4.47; D.T=3.39). En el grupo
subclínico únicamente 2 de ellas presentaban una
puntuación superior o igual 20 en el Índice de
Kupperman (Media=14.47; D.T=7.38).
Sesión 6. Se explicaron los cambios a medio
plazo que se producen en el proceso de la menopausia, llevando a cabo el entrenamiento en ejercicios
de Kegel y ofreciendo opciones para combatir la
sequedad vaginal.
La intervención consistió en un programa organizado en diez sesiones, realizadas semanalmente,
de hora y media cada una. Cada sesión se organizó
de manera similar: revisión de tareas intersesión;
presentación didáctica de las técnicas; puesta en
práctica de las técnicas; y asignación de tareas
intercesión. El programa de intervención se desarrolló de la manera siguiente:
Sesiones 7 y 8. Estas dos sesiones se destinaron
a la identificación y control de preocupaciones
excesivas y creencias irracionales. Se explicó el
modelo A-B-C de Ellis, practicando en el taller la
identificación de pensamientos distorsionados y
negativos y su sustitución por pensamientos
adaptativos, mediante la técnica de las cuatro columnas. Se trabajó con pensamientos que las mujeres habían ido registrando durante las semanas
anteriores.
Sesión 1. Presentación del programa y sus objetivos, presentación de participantes y terapeutas;
evaluación pretratamiento.
Sesiones 2 y 3. Se impartieron aspectos educativos del proceso de la menopausia: en ellas se explicó
el proceso biológico de la menopausia y los cambios
que se producen a corto, medio y largo plazo, cambios de carácter fisiológico, psicológico y social. Se
hace especial hincapié en la prevención y mejora de
la sintomatología a través de hábitos adecuados
referidos a los aspectos nutricionales (con la proposición y elaboración de un recetario menopáusicosaludable) y a la realización de ejercicios.
Sesión 4. En ella se explicaron los diferentes
métodos para combatir los cambios a corto plazo
(sofocos), insistiendo principalmente en la relajación muscular progresiva (16 grupos musculares).
Se proporciona a las participantes una cinta grabada con el entrenamiento en relajación, así como un
autorregistro que deben completar diariamente tras
la práctica de la misma.
Sesión 5. Se entrenó en respiración
diafragmática, como otra técnica para combatir los
cambios a corto plazo. Asimismo, se abordaron los
aspectos educativos concernientes a los cambios a
medio y largo plazo: los problemas de osteoporosis,
los cardiovasculares y los derivados de las alteraciones genitourinarias, especialmente la sequedad
vaginal (y la subsiguiente coitalgia e inhibición del
deseo sexual) y las pérdidas de orina.
Sesión 9. En esta sesión se enseñó a las mujeres
el entrenamiento en solución de problemas, aplicando esta técnica a un problema escogido por ellas
mismas. Asimismo, se proporcionó la información
necesaria para el entrenamiento en administración
del tiempo, que las participantes realizaron en el
período intersesiones.
Sesión 10. La última sesión se destinó a la
revisión de las técnicas aprendidas, la evaluación
postratamiento y a la despedida del programa.
ANÁLISIS DE DATOS
Dadas las características del diseño del estudio
se aplicó una diferencia de medias comparando la
situación previa al tratamiento y después de éste. Se
utilizó una Prueba “t” de muestras relacionadas.
Pero, debido a que el número de sujetos era reducido, se utilizó, también, la prueba no paramétrica
correspondiente a la prueba “t”, (Prueba de los
Rangos con Signo de Wilcoxon). Se decidió analizar los resultados del estudio, también, mediante
esta prueba no paramétrica, con el fin de constatar
si se mantenían los resultados mediante una prueba
estadística más conservadora.
La prueba de los rangos con signo de Wilcoxon
se utilizó para cada una de las puntuaciones totales
de las variables dependientes, el Índice Menopáusico
83
TRATAMIENTO COGNITIVO-CONDUCTUAL Y MENOPAUSIA
luó en función del porcentaje de mujeres que alcanzaron puntuaciones indicativas de ausencia de trastorno o morbilidad.
de Kupperman, puntuaciones en las escalas de
ansiedad y depresión del HADS, y puntuación final
en el inventario de calidad de vida.
Por otro lado, se analizaron las diferencias
producidas por el tratamiento en cada uno de los
síntomas del Índice de Kupperman, así como en
las diferentes escalas del inventario de calidad de
vida. Para ello, se utilizó un análisis de varianza
de medidas repetidas. Para finalizar, se realizó
un análisis descriptivo de la muestra en cada una
de las variables dependientes y variables
sociodemográficas. La significación clínica se eva-
RESULTADOS
Los resultados obtenidos más relevantes se
recogen en las tablas 1, 2 y 3 y en las figuras 1 y 2.
Estos resultados apoyan parcialmente las hipótesis
planteadas en el trabajo, como se comenta más
adelante.
TABLA 1
Medias y desviaciones típicas en el Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS),
Índice Menopáusico de Kupperman y Cuestionario de Valoración de Calidad de Vida,
en mujeres de 45 a 64 años de Sánchez Cánovas, en pretratamiento (Pretto.)
y postratamiento (Postto.), en grupo clínico y subclínico.
Instrumento de medida
Grupo clínico
Pretto.(N=13)
Grupo subclínico
Postto.(N=13)
Pretto.(N=17)
Postto.(N=17)
X
Sx
X
Sx
X
Sx
12
5,92
3,08
3,09
9,54
5,15
3,18
2,61
7,35
4,47
4,54
3,39
6
3
3,39
3,26
Índice menopáusico Kupperman
• Sofocos
• Parestesias
• Insomnio
• Nervios
• Melancolía
• Vértigo
• Fatiga
• Mialgias
• Cefaleas
• Palpitaciones
• Disestesias
29,92
1,85
1,61
1,85
2,77
2,15
1,23
2,07
2,15
1,61
1,38
0
5,39
1,21
0,96
0,99
0,44
1,07
1,09
0,64
0,69
0,77
0,96
0
22,77
1,23
1,23
1,69
2,38
1,46
0,84
1,23
1,84
0,84
0,69
0,53
9,96
1,17
1,01
1,03
0,77
0,78
0,99
0,93
1,07
1,14
0,95
1,13
14,47
0,53
0,58
0,88
1,71
1,12
0,71
0,88
1,53
1,06
0,82
0,18
7,83
1,01
0,62
0,99
0,77
0,70
0,92
0,86
1,01
0,97
0,81
0,53
11
0,47
0,47
1,05
1,17
0,82
4,12
0,71
0,71
0,94
0,71
0,18
6,56
0,87
0,72
1,20
0,95
0,88
0,8
0,92
0,92
1,09
0,85
0,39
Cuestionario de valoración calidad de vida
• Conocimiento menopausia
• Valoración emocional
• Ansiedad/depresión
• Apoyo social
• Apoyo familiar
• Sexualidad/pareja
59,55
3,31
4,23
22,61
11,61
8,92
13,91
13,98
0,63
1,79
7,38
3,99
3,04
7,04
53,45
2,15
4,23
20,31
10,38
8,07
12,36
13,61
0,38
1,64
6,43
4,19
3,5
4,19
45,44
3,29
3,53
18,71
8,23
6,23
11,06
11,53
0,59
1,46
4,06
2,56
1,95
4,87
40,69
1,94
2,88
15,47
7,76
6,52
9,56
8,51
0,66
1,11
3,71
2,97
2,10
3,37
Hads
• Ansiedad
• Depresión
X
Sx
84
LARROY, GUTIÉRREZ Y LEÓN
TABLA 2
Estadístico de la prueba “t”, ANOVA (F) y tamaño del efecto (T.E.)
para las medidas de las variables dependientes en las comparaciones pretratamiento
y postratamiento (Pretto/ Postto.) para el grupo clínico y subclínico.
Instrumento de Medida
Grupo clínico
Pretto./Postto.(N=13)
F
t
Hads
• Ansiedad
• Depresión
2,62*
0,90
Índice menopáusico Kupperman
• Sofocos
• Parestesias
• Insomnio
• Nervios
• Melancolía
• Vértigo
• Fatiga
• Mialgias
• Cefaleas
• Palpitaciones
• Disestesias
3,68**
Cuestionario de valoración calidad de vida
• Conocimiento menopausia
• Valoración emocional
• Ansiedad/depresión
• Apoyo social
• Apoyo familiar
• Sexualidad/pareja
2,06
T.E.
Grupo subclínico
Pretto./Postto.(N=17)
t
F
0,78
0,17
2,44*
2,35*
0,89
2,48*
11,63**
3,26
1,00
2,54
5,85*
1,76
11,52**
3,09
11,11**
5,85*
2,97
0,32
0,21
0,58
7,44*
1,34
1,34
0,68
8,20*
0,32
0,32
0,00
0,07
1,41
36,48**
0,00
1,92
3,79
2,08
2,37
35,86**
2,03
10,66**
0,85
0,49
3,37
* Nivel de significación p<0.05
** Nivel de significación p<0.01
GRUPO CLÍNICO
MEDIA
60,00
40,00
PRETTO.
POSTTO.
20,00
0,00
ANS.
DEP.
KUPP.
CV.
VARIABLES DEPENDIENTES
Figura 1. Puntuaciones en el HADS, Índice Menopáusico de Kupperman
y Cuestionario de Calidad de Vida en el grupo clínico.
85
TRATAMIENTO COGNITIVO-CONDUCTUAL Y MENOPAUSIA
TABLA 3
Estadístico de la prueba de Wilconxon (Z) en la comparación pretratamiento y postratamiento
(Pretto./Postto.) para el grupo clínico y subclínico.
Instrumento de medida
Grupo clínico
Pretto./Postto.(N=13)
Z
Grupo subclínico
Pretto./Postto.(N=17)
Z
Hads
• Ansiedad
• Depresión
-2,18
-0,81
-2,26
-2,26
Índice menopáusico Kupperman
• Sofocos
• Parestesias
• Insomnio
• Nervios
• Melancolía
• Vértigo
• Fatiga
• Mialgias
• Cefaleas
• Palpitaciones
-2,80
-2,53
-1,66
-1,00
-1,5
-2,07
-1,24
-2,49
-1,63
-2,48
-2,07
-2,22
-0,57
-0,46
-0,81
-2,31
-1,09
-1,08
-0,79
-2,40
-0,64
-0,57
Cuestionario de valoración calidad de vida
• Conocimiento menopausia
• Valoración emocional
• Ansiedad/depresión
• Apoyo social
• Apoyo familiar
• Sexualidad/pareja
-1,40
-3,27
-0,36
-1,14
-1,81
-1,26
-0,61
-1,42
-3,45
-1,59
-2,59
-0,92
-0,80
-1,80
* Nivel de significación p<0.05
** Nivel de significación p<0.01
GRUPO SUBCLÍNICO
50
MEDIA
40
30
PRETTO.
POSTTO.
20
10
0
ANS.
DEP.
KUPP.
CV.
VARIABLES DEPENDIENTES
Figura 2. Puntuaciones en el HADS, Índice Menopáusico de Kupperman
y Cuestionario de Calidad de Vida en el grupo subclínico.
86
LARROY, GUTIÉRREZ Y LEÓN
Con respecto a la variable ansiedad, se obtuvieron los siguientes resultados:
En el grupo clínico se produjo un descenso
significativo en las puntuaciones de la subescala de
ansiedad del HADS. Asimismo se produjo una
remisión de la ansiedad hasta niveles indicativos de
ausencia de trastorno en un 38.46%. El tamaño del
efecto conseguido por el programa de intervención
fue del 0.78.
Para el caso del grupo subclínico, del mismo
modo que en el grupo clínico, tuvo lugar también un
descenso significativo en las puntuaciones finales,
produciéndose una remisión hasta puntuaciones
indicativas de ausencia de trastorno en cuatro de las
siete mujeres que al inicio del programa presentaban unas puntuaciones de moderadas a altas.
Respecto a la variable depresión, los resultados
obtenidos fueron los siguientes:
En la muestra clínica se apreció un descenso en
las puntuaciones de la subescala de depresión del
HADS (aunque no de forma significativa). En cuanto
a la significación clínica, 3 de las 6 mujeres que al
inicio de la intervención presentaban puntuaciones
elevadas en depresión, consiguieron reducirlas hasta
ser indicativas de ausencia de trastorno.
En el grupo subclínico se produjo un descenso
significativo de las puntuaciones finales, y la proporción de la significación clínica fue de 2 al inicio
por una de ellas al final del programa con una
puntuación que indicaba ausencia de morbilidad.
En las variables evaluadas mediante el índice de
Kupperman se obtuvieron los siguientes resultados:
En la muestra clínica se produjo un descenso
significativo en las puntuaciones totales del índice.
A su vez, tuvo lugar un descenso, también significativo, en la frecuencia y grado de malestar de los
sofocos, en el sentimiento de melancolía (las mujeres referían sentirse más animadas después de la
intervención), en la fatiga, las cefaleas y las palpitaciones. Por otro lado, también hubo una remisión
en el resto de los síntomas integrantes del índice, es
decir, en nerviosismo, mialgias y vértigo. El 46.15
% de la muestra alcanzó un índice de Kupperman
ligero y el tamaño del efecto conseguido por el
programa fue del 0.89.
En el grupo subclínico también se apreció un
descenso significativo en las puntuaciones totales
del índice de Kupperman. Del mismo modo, se
produjo una remisión significativa en los síntomas
de mialgias y nerviosismo. El resto de la
sintomatología también remitió, aunque no de forma significativa, exceptuando las disestesias en las
que no se produjeron cambios una vez concluido el
tratamiento. Una de las dos mujeres que al inicio de
la intervención presentaban una puntuación de
moderada a alta en el Índice de Kupperman, alcanzó una puntuación ligera al término de la misma.
Respecto a la variable Calidad de vida, en
ambos grupos se observó una ligera mejoría aunque
no estadísticamente significativo (el descenso de
las puntuaciones denota un aumento en la calidad
de vida). Sin embargo, sí se produjo un aumento
significativo en ambos grupos en el conocimiento
que las mujeres tenían acerca del proceso de la
menopausia. La escala de Ansiedad-Depresión descendió en ambos grupos siendo la reducción significativa para el grupo clínico. El apoyo social y
familiar, así como el ámbito relacionado con la
sexualidad y la pareja mejoraron en ambos grupos
(aunque no de forma significativa). Aunque no se
produjeron diferencias estadísticamente significativas en la mayoría de las puntuaciones del inventario de calidad de vida, éstas se encontraron
ubicadas dentro de la normalidad según las puntuaciones obtenidas en la baremación española con
una muestra poblacional general.
El tratamiento cognitivo-conductual alcanzó
una potencia estadística del 0.89 para el Índice de
Kupperman y del 0.78 para la ansiedad.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Desafortunadamente ha sido imposible la utilización de un grupo control con el que comparar la
eficacia del programa de intervención. Debido a
TRATAMIENTO COGNITIVO-CONDUCTUAL Y MENOPAUSIA
diferentes causas, algunas de tipo ético, la Casa de
la Mujer en la que se realizó la investigación decidió que todas las mujeres recibieran el tratamiento
antes de finalizar el curso. Si bien esto implica
importantes limitaciones de tipo metodológico, sin
embargo, la muestra empleada es lo suficientemente amplia como para que los resultados puedan
tenerse en cuenta.
Las conclusiones que se derivan de los resultados
obtenidos en el presente trabajo son las siguientes:
El programa de intervención cognitivoconductual para la etapa climatérica de las mujeres
se ha mostrado eficaz en la reducción de síntomas
físicos y psicológicos asociados a la menopausia: el
Índice de Kupperman se vio reducido
significativamente, en la situación postratamiento,
tanto en el grupo clínico como en el subclínico.
Asimismo, la fatiga, las cefaleas, las palpitaciones,
el sentimiento de melancolía, las mialgias y el
nerviosismo remitieron significativamente en las
mujeres de la muestra. Además, en la evaluación
postratamiento se produjo un descenso significativo en la ansiedad clínica y subclínica de las mujeres
y, aunque no se observaron diferencias significativas después del tratamiento en la variable calidad
de vida, se produjo un descenso en las puntuaciones
totales del inventario, indicando un ligero aumento
en la calidad de vida de las mujeres. Del mismo
modo, mejoraron las puntuaciones obtenidas en las
subescalas de ansiedad-depresión, apoyo social y
familiar, y la relacionada con la sexualidad y la
pareja.
Por último y una vez concluida la intervención,
se apreció un aumento significativo en el conocimiento por parte de las mujeres acerca de la etapa
menopáusica.
La intervención ha sido eficaz, asimismo, para
incrementar, en la muestra general, el porcentaje de
mujeres que en la situación postratamiento alcanzaron puntuaciones indicativas de ausencia de trastorno en el Índice de Kupperman y en la ansiedad.
En el resto de las variables (la depresión y la calidad
de vida) las puntuaciones, después de la intervención, se encontraban ubicadas dentro de la norma-
87
lidad, según las baremaciones de muestras
poblacionales en ambos instrumentos.
En definitiva, pues, se han cumplido las expectativas que se tenían acerca de la implantación del
programa de intervención psicológica en la
sintomatología asociada a la menopausia.
Además, hay que tomar en consideración el
hecho de que el paquete terapéutico aquí expuesto
se trata de una sencilla intervención, de fácil aplicación, susceptible de ser utilizado en las diferentes
instituciones dedicadas a la mujer, basado en la
psicoeducación como el principal factor terapéutico, y como el primer paso para la remisión de la
sintomatología. Durante las sesiones, se explicaron
y practicaron las técnicas necesarias, proporcionando a las pacientes distintas alternativas de respuesta para modificar comportamientos
inadecuados relacionados con la sintomatología
menopáusica.
Otra característica del estudio que hay que
resaltar es el carácter preventivo de la intervención:
de hecho, ésta se ha mostrado tan útil en el grupo
clínico (que tenía claramente definida la
sintomatología menopáusica) como en el subclínico
(con sintomatología no tan claramente
diagnosticable, dado que muchas mujeres de este
grupo se hallaban en período premenopáusico). Es
muy posible que, una vez instaurada la menopausia
de forma franca, las mujeres experimenten menos
sintomatología, ya que podrán controlar su intensidad y frecuencia mediante las técnicas aprendidas.
Asimismo hay que hacer hincapié en que los
resultados del estudio se relacionan con los de otros
estudios realizados sobre el trastorno, en el sentido
de que es posible lograr el control de la sintomatología,
su reducción y/o eliminación, incluso de la más
puramente física, mediante el abordaje desde la
perspectiva psicológica y la utilización y el entrenamiento en técnicas tales como la relajación, la administración del tiempo o el control de las creencias
irracionales. Sin embargo, los resultados son aquí
más significativos, por cuanto el número de la muestra con que se trabajó era más elevado que en el resto
de los trabajos revisados.
88
LARROY, GUTIÉRREZ Y LEÓN
Los resultados de este estudio ofrecen distintas
implicaciones a nivel práctico y clínico. Ha supuesto una nueva forma de intervención para abordar la
problemática menopáusica, carente de posibles efectos secundarios, que ofrece, no sólo tratamiento
para dicha sintomatología, sino también información y alternativas de respuesta para la prevención
de los síntomas aunque éstos aún no hayan aparecido. Se ha demostrado que la terapia psicológica puede ayudar a las mujeres en la etapa
perimenopáusica, en la gran mayoría de las ocasiones, esto es, en aquellos casos donde no existen
serios problemas de salud (cáncer, trastornos
cardiovasculares, obesidad, etc.).
Con la aplicación de programas de este tipo se
podría producir un interesante ahorro en el gasto
farmacéutico. Asimismo, puede suponer un nuevo
campo para abordar en la psicología clínica, desde
el punto de vista de la investigación y la práctica,
fomentando el interés acerca de este tema y animando a que proliferen más estudios acerca de
programas de intervención en el climaterio desde la
psicología clínica. Este paquete terapéutico, no
sólo es importante desde el punto de vista asistencial,
sino también desde el punto de vista educativo y
preventivo. Se debería insistir que desde los centros
de salud, ayuntamientos e instituciones relacionadas con la mujer, se ofertaran este tipo de programas de intervención.
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