Boletín nº 12, año 2009
La Heráldica Heroica en Asturias
Dr. Luis Valero de Bernabé y Martín de Eugenio, Marqués de Casa Real1
Director del Colegio Heráldico de España y de las Indias
Numerario de la Academia Asturiana de Heráldica y Genealogía
El nacimiento de la heráldica proviene de los tiempos heroicos,
conocidos por los clásicos como la Edad de Oro. Aquellos tiempos
admirables a los que se refiere el inmortal Don Quijote en su «Discurso de
las Armas y de las Letras», con emotivas palabras en las que recuerda
aquellos tiempos en que aún existía la Caballería Andante y se desconocía la
diabólica invención de la pólvora, cuyo origen trajo el que un infame y
cobarde brazo pudiera quitar la vida a un valeroso caballero, quien sin
saber cómo o por dónde, en la mitad del coraje y brío que enciende y anima
a los valientes pechos, llega una desmandada bala, disparada por quién
quizás huyó o se espantó del resplandor de su propia diabólica arma, y
acaba en un instante con la vida y los pensamientos de quien merecía gozar
luengos siglos.2
En las tierras asturianas se generó a mediados del siglo VIII un
impulso heroico de libertad e independencia, frente a la morisma invasora
que oprimía las tierras de España, dando origen a un magno proceso que
tras ocho siglos de lucha terminaría con la expulsión del Islán. Todo este
esfuerzo tendría su representación plástica en su heráldica de forma que
los blasones fueran el testimonio de los hechos heroicos realizadas por sus
antepasados. De ahí la proliferación de guerreros que aparecen en sus
escudos, muchos de ellos de carácter paisajístico por narrar un hecho de
armas, como acicate a sus descendientes.
No debemos de olvidar que un escudo de armas es una
representación pictórica o jeroglífico que encierra una determinada
simbología; es decir es un emblema y como tal es un signo de identificación
preciso como puede ser una bandera, una enseña, un sello o un logotipo
comercial. Por lo que en una sociedad mayoritariamente analfabeta, el uso
de un determinado blasón era el mejor procedimiento para identificar un
linaje, mucho más firme y determinante aún que el propio apellido de éste.
Antaño, los individuos que por su sangre pertenecían a un linaje ilustre
hacían ostensible a los demás dicha pertenencia, a fin de gozar del acervo
Este estudio está sobre nuestras investigaciones realizadas sobre 55.000 escudos españoles, de
ellos 3.340 pertenecientes a linajes asturianos.
2 CERVANTES SAAVEDRA, Miguel de: Don Quijote de La Mancha, Madrid, Edit. Pérez del Hoyo,
1967, parte I, capítulo 38, pp. 352-353.
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común de prestigio y notoriedad acumulado por dicho linaje de generación
en generación, mediante la adopción de su blasón; Pues la mayoría de la
gente, incluso los más humildes, sabían identificar los blasones de las
principales familias y con ello distinguir sus casas, enterramientos y
pertenencias, al igual que hoy en día los Bancos y principales firmas
comerciales se hacen identificar por sus respectivos logotipos. Tanto es así
que incluso los que servían a un linaje tenían a gala el poder utilizar
también de alguna forma los signos distintivos de éste. Es por ello que las
labras heráldicas que tanto abundan en nuestras tierras tienen una
virtualidad que excede y trasciende de su propia realidad, no debemos
verlas como una simple muestra de arte o de la vanidad de las gentes, sino
como un testimonio vivo de la presencia en aquel lugar de un determinado
linaje. Entendido éste no como una simple serie de filiaciones, sino como
una comunidad de ideales, anhelos y realizaciones, con sus gozos y sus
sombras, en la que los honores y yerros de todos los que formaron parte de
dicho linaje alcanzan y recaen sobre cada uno de sus miembros.
La adopción de un determinado blasón antaño era algo que debía
efectuarse con sumo cuidado, pues a través de su visión sé identificada y
consideraba la calidad e importancia del propio linaje. Es por ello que la
Sociedad Medieval inmersa en un profundo simbolismo iconográfico fue
escogiendo una serie de figuras tomadas tanto de la vida cotidiana que
rodeaba al caballero, como de la naturaleza, tanto animada como
inanimada, a las que concedía un simbolismo que rebasaba su propia
concepción natural, utilizando un dibujo esquematizado de éstas para
dibujarlo como signo identificador del portador de los blasones. Esta
elección no fue algo casual o arbitraria, si no que se correspondía con la
forma de pensar de un cierto segmento de la sociedad estamental del
Antiguo Régimen, creador de un código de señales plásticas por el que se
transmitía a la sociedad en general el conocimiento del valor heroico e
importancia de los poseedores de los Blasones; A través de la simbología de
las figuras heráldicas utilizadas para blasonarse se identificaba y
consideraba la calidad e importancia del linaje.
Mediante el análisis de la iconografía heráldica utilizada, podemos
deducir la forma de pensar y los valores predominantes en la sociedad
medieval española. En España, las circunstancias históricas por las que se
atravesó, permiten diferenciar tres tendencias heráldicas, según los
motivos heráldicos utilizados para blasonarse:
A) Heroica: El espíritu guerrero se basa en la confianza en si mismo,
en donde encuentra su propia justificación, y por ende en la exaltación de
los valores de tradición y linaje sobre los que se fundamenta; De ahí que la
heráldica heroica se inspire en los valores e ideales de la Caballería y esté
plagada de armas, arneses, castillos, enseñas, distinciones, símbolos, lises,
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fauna regia (leones, águilas, grifos, dragantes), guerreros y cruces. Dentro
de la tendencia heroica tendremos a la mayor parte de la heráldica
asturiana, según hemos expuesto.
B) Mercantil: Mientras que el ánimo burgués lleva a la búsqueda del
bienestar, a través de la laboriosidad y el comercio, pero que en cierta
forma una vez obtenido éste tiende a elevarse imitando los hábitos de vida
de la aristocracia. Surge así la necesidad que sienten las clases burguesas de
construirse palaciegas mansiones y decorar sus muros con escudos. Unos
seguirán la imitación hasta el fin adoptando los mismos motivos heráldicos
que la nobleza, pero la mayoría tratará de escoger otros más en línea con
sus ideas y gustos. Así lentamente se han ido abriendo paso en los
diferentes armoriales diversas figuras heráldicas inspiradas en las
relaciones sociales, mercantiles, industriales, domésticas… que realiza el ser
humano. Así nos encontramos con la reproducción de vestidos,
herramientas, utensilios de trabajo o de comercio, animales domésticos,
plantas utilitarias, viviendas y enseres domésticos. Lo que es propio de las
heráldicas catalana y valenciana.
C) Naturalista: Parte de una sensación vital enteramente diferente a
las dos anteriores. Es característica de una sociedad agraria,
profundamente enraizada en el entorno en el que se desenvuelve su vida.
Sus manifestaciones heráldicas se inspirarán principalmente en los
bosques, valles y accidentes topográficos que los rodean, en los árboles que
crecen en ellos y en la fauna autóctona que los puebla (lobos, osos,
jabalíes..). Unas veces solos y otras combinándolos entre sí o con escenas de
caza. Según se da en las heráldicas vasconavarra y cantabra.
Las Armas del Caballero
San Isidoro de Sevilla en sus Etimologías, magna enciclopedia hispana
que en el siglo VI de nuestra era trataba de compendiar el saber de la época,
se establece dos tipos de armas: Nam arma duplicia sunt: id est vel quibus
peercutimus, vel quibus tegimur (Y es que hay dos tipos de armas: unas con
las que atacamos y otras con las que los protegenos)3. Siguiendo esta
tradición en el Libro del Fuero de las Leyes, comúnmente conocido como
Las Siete Partidas, cuyo promotor fue el rey castellano Alfonso X, El Sabio ,
se decía al hablar de los caballeros que éstos traen dos clases de armas; las
unas para herir al enemigo y las otras para defender el cuerpo, que son las
armaduras y arneses4.
Las Etimologías de San Isidoro de Sevilla, Edicción bilingüe de José Oroz y Manuel Ramos,
Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1994, Libro XVIII, epígrafe 5
4 Las Siete Partidas, Partida II, Título XXI, Ley IV. Edic. dirigida por José Sánchez-Arcilla, Madrid
2004, Editorial Reus
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1) Las Armas Blancas
En aquellos tiempos heroicos, la guerra era una actividad propia de
los caballeros y se realizaba conforme a un preciso código de valores que
respetaba a las mujeres, los clérigos y a los niños mediante las llamadas
«Treguas de Dios», convirtiéndose así la guerra en algo civilizado pues
respetaba tanto la vida del vencido, como protegía a las mujeres, ancianos y
niños considerados como personal no combatiente, a diferencia de los
estragos que causan las armas modernas. Según la poesía épica, el héroe
medieval como guerrero que es solo se completa por medio de sus armas,
las cuales se convierten así en una irradiación o prolongación de la persona
del héroe, de ahí que la admiración hacia las hazañas realizadas por éste se
haga también extensiva a sus armas. Cada arma del caballero tiene su
carácter propio, su propia poesía, a todas ellas se las trata como si fueran
seres vivos, camaradas del guerrero.5
En el Libro de la Orden de la Caballería, escrito hacia en 1275 en
Mallorca por Raimundo Llull, se analiza en su capítulo quinto el significado
que tienen las armas de los Caballeros; pues, al igual que todo lo que viste el
sacerdote para oficiar la misa tiene algún significado que conviene con su
oficio. Y como oficio de clérigo y oficio de caballero convienen entre sí, por
eso la orden de caballería requiere que todo lo que necesita el caballero
para cumplir con su oficio tenga algún significado de acuerdo con los
ideales de la caballería.6 Las mismas necesidades de identificación en el
combate de los caballeros, cubiertos enteramente por sus armaduras de
hierro, hicieron necesario la aparición de los emblemas heráldicos, en los
que unas veces se recurría a simbolizar tanto las armas como las diferentes
piezas del arnés del caballero a través de diferentes particiones del escudo,
mientras que otras veces se recurría a reproducir en sus blasones de la
manera más realista posible las mismas armas del llamado «Noble Arte de la
Guerra», según el cual se apreciaba a las Armas Blancas, en especial la
espada y la lanza, como las propias del caballero mientras que se
despreciaba las llamadas armas de fuego, por lo que éstas penas si tienen
cabida en la heráldica como no sea como elementos externos al escudo.
En el Victorial o Crónica de Don Pero Niño, Conde de Buelna, escrito en
el siglo XIV por su alférez don Gutiérrez Díaz de Games, se describen como
armas propias de los caballeros, la lanza y la espada, la maza, el arco y la
VEDEL, Valdemar: Ideales de la Edad Media, Tº I, Vida de los Héroes, Barcelona, 125 Editorial
Labor, pp. 65
6 LLULL, Raymundo: Libro de la Orden de Caballería, Barcelona, Alianza, 1986, p. 65
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ballesta.7 A las que a efectos metodológicos hemos subdividido en dos
apartados:
1.- Armas de choque, como la espada, la lanza, el hacha y la maza con
sus diversas variantes, con las que los combatientes se enfrentan
personalmente en singular combate.
2.- Armas arrojadizas, como el venablo, el arco y la ballesta, con las
que se puede herir a distancia al enemigo.
Si bien las Espadas son las armas blancas más representadas en
nuestra heráldica, seguidas por las Lanzas, Mazas y Arcos.
La Espada
La espada es el arma noble de la poesía heroica, el símbolo del
caballero, que la recibía tras la ceremonia de su investidura8 y la
conservaba durante toda su vida, como su bien más preciado, sin separarse
nunca de ella cual si fuera su dama, ni siquiera para comer o mientras
duerme, siempre la tiene a su lado e incluso la llega a dar un nombre,
acompañando a muchos de ellos a su tumba9. Había que ceñirse la espada
para ser considerado un verdadero caballero y los hechos notables
realizados con ella serían idealizados, transformándose el leyenda y
dotando a la espada de un poder casi sobrenatural.
La espada, según el Doctrinal de los Caballeros, escrito en 1445 por
Alonso de Cartagena, fue siempre considerada como el arma del caballero
RIQUER, Martín de: Caballeros Medievales y sus Armas, Madrid, 1999, Instituto Universitario
General Gutiérrez Mellado , Universidad Nacional de Educación a Distancia, pág. 2 y ss.
8 PORRO GIRARDI, Nelly: La Investidura de Armas en Castilla, León 1998, Junta de Castilla y León,
p.146
9 GAUTIER, León: La Chevalerie, 1985. reed. Éditios Pardés, Puiseaux (France), 1994, pp.706 y ss.
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por excelencia10. Ya antes Raimundo Lull, en su Libro de la Orden de
Caballería, había establecido su simbolismo comparándola con la cruz de
Jesucristo, a la que recuerda por su forma, y al igual que éste venció en la
cruz a la muerte en la que habíamos caído por el pecado original, así el
caballero debe vencer y destruir a los enemigos de la cruz con la espada,
siendo su obligación la de mantener con la espada la caballería y la
justicia11. La espada la llevaba el caballero sujeta al lado izquierdo de su
cintura, mientras que el peón cristiano cuando la llevaba era colgando del
cuello al igual que los moros.12 Tanto ha sido su relevancia en la vida
caballeresca que el perder la espada se consideraba un deshonor. Era
costumbre escribir en la hoja de algunas espadas la leyenda: No me
desenvaines sin razón, ni me guardes sin honor .
Todos los heraldistas coinciden en considerarla como el más noble
instrumento de guerra por lo que su dibujo en un escudo de armas es
motivo de especial honra para su tenedor13. Según ellos es el jeroglífico de
la justicia y la soberanía14, unido a que también simboliza la guerra y el
poder soberano15.
España tiene una de las heráldicas europeas más ricas en Espadas de
toda Europa, tanto que su uso en los blasones fue una característica de los
10 CARTAGENA, Alonso de: Doctrinal de los Cavalleros, año 1445. Universidad de Compostela,
Santiago, 1995, pág. 25
11 LLULL, Raymundo: Libro de la Orden de Caballería, Barcelona, Alianza, 1986, p. 73
12 MENENDÉZ PIDAL, Gonzalo: La España del Siglo XIII, Madrid 986, Real Academia de la
Historia, pág. 262
13 DUPUY-DEMPORTES, Jean Baptiste, Traité Histórique et Moral du Blasón, París, 1754
reedicción facsímil de Velmont Editeurs, Lovaina (Belgica), 1995. Pág. 313, Tº II.
14 MARQUÉS DE AVILÉS, Ciencia Heroyca: Leyes Heráldicas del Blasón, Madrid, Edit. 1992, Vol, I,
p. 403.
15 BALTASAR DE ANDRADE, Pedro: Heráldica, Editorial Themes, Barcelona, 1983, p. 100.
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armoriales españoles16. Además, entre todas las heráldica españolas
estudiadas la asturiana es la mayor proporción de espadas tiene en sus
blasones, según se observa en el cuadro anterior.
Nos encontramos con 212 (6,3%) escudos asturianos blasonados con
una espada. Unas veces ésta aparece dibujada sola como tal arma, y otras
sostenida por un guerrero o por un brazo armado, sin faltar ocasiones en
las que es un animal el que la sujeta con sus zarpas.
a) La espada dibujada sola: Se blasonan así 79 escudos, bien una o
varias, dibujadas unas veces como única figura en el campo del escudo y
otras acompañadas por otras piezas o figuras. La espada que
se reproduce en heráldica es el modelo ancho y largo del
caballero medieval, terminada en una punta roma pues se
usaba golpeando con sus filos y no para atravesar. Se
compone de tres partes distintas, las cuales es posible
diferenciar en heráldica mediante diferentes esmaltes: el
ánima, construida de metal resplandeciente que en el blasón
se transforma en plata para resaltar mejor su brillo; los quiñotes o
gavilanes, guardas metálicas que protegen la mano del que la empuña; y el
pomo o empuñadura, por el que se agarra y que solía ser hueco y llevar en
su interior alguna preciada reliquia.
Tanto los quiñotes como el pomo se suelen resaltar en heráldica
esmaltándolos de oro. En todo caso si la espada va sola, como tal figura, ha
de dibujarse desenvainada y con la punta hacia arriba que es su posición
natural, por lo que no es preciso decirlo así al blasonarla, solo si se
presentara de otra forma o posición habría que precisar de cual se trata17.
Se dirá envainada, si aparece introducida en su vaina, y abatida, si su punta
mira hacia abajo18. Mientras que si aparece con la punta roma se dirá
mornada y si está rota en dos trozos, se dirá quebrada.19 Si
son dos espadas, pueden dibujarse en palo, puestas una al
lado de la otra, o entrecruzadas formando un aspa siempre
con las puntas hacia lo alto, diciéndose en este caso que
están pasadas20. Si son tres espadas pueden ir bien palo o
en faja, bien con todas las puntas dirigidas hacia el centro
del escudo, en forma de perla, diciéndose entonces
D’HARCOURT, Genevieve y DURIVAULT, G.: Le Blason, París (France), Presses Universitaires,
1995, p. 106
17 GARMA Y DURÁN, Francisco Xavier: Adarga Catalana, Arte Heráldica y Reglas del Blasón,
Barcelona, 1753, reedición facsímil de Editorial París-Valencia, Valencia, 1997. Tº I, p. 220
18 VAQUERIZO ROMERO, Félix: Manual Heráldica Española, Madrid, Ediciones Trigo, 2000, p. 99
19 VEYRIN-FORRER, Théodore, Precís D’Héraldique, Montreal (Canadá), Larousse, 2000, p. 82
20 MAIGNE, Wilfred: Abrégé Méthodique de la Science des Armoires, Puissieaux (Francia), Pardés,
1993, P. 136
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apuntadas.21 Su esmalte ha de ser algún, normalmente plata para la hoja, y
a menudo su guarnición es de diferente metal que su hoja, denominándose
entonces guarnecida.22
Linajes asturianos con espadas dibujadas solas: Adarro, Aloy, Arias
(2v), Baster, Boves, Burqueno, Buslo (acostada), Calientes, Cancio-Donlebun,
Colombres, Colosia (2v), Comellana, Donlebún (3v.), Donapalla (3v.), Espada
(4v.), Espares, Fernández-Rayón, Fernández de Vivigo (y castillo), Gómez
(tres espadas), Guerra (2v. abatida), Loreda, Marroquin, Meléndez (abatida),
Menéndez, Mier (8v), Mon (2v. dos pasadas y abatidas), Pardo de Donlebun,
Pola, Ponte, Pontigo, Presno (dos abatidas), Quintanilla, Rayon (2v. abatida),
Ponte (3v.), Pola (6v.), Serantes, Soberón, Vega, Villamar, Villamil (10v.
abatida), Villamil (y un castillo),Villar de Mier (2v. abatida).
b) La espada empuñada por un hombre: A diferencia de las demás
armas la espada es la que más veces en los blasones
aparece asociada a la figura humana, generalmente un
hombre y solo ocasionalmente una mujer. Este hombre
suele ir en actitud desafiante, su cuerpo suele ir protegido
con casco, escudo o armadura completa, y esgrimiendo una
espada en la diestra, mientras que en la siniestra abraza
escudo para protegerse, tanto es así que nueve de cada diez
veces que aparece una figura humana suele tratarse de un combatiente,
armado de espada por lo general.
Hemos encontrado cuatro variantes, en todas ellas aparece
normalmente un hombre, protegido con su armadura o excepcionalmente
un montero o pastor, y en muy raras ocasiones una mujer, dibujados todos
de cuerpo entero. La primera de éstas se presenta cuando
aparece un guerrero o caballero esgrimiendo una espada,
bien como figura sola o bien acompañada de otras figuras.
Además hemos observado que muchas veces el guerrero
aparece asociado a la figura de un castillo o torre de cuya
defensa se encarga, apareciendo representado de cuerpo
entero dibujado sobre las almenas de su homenaje, lo que
se puede definir como defendiendo. Mientras que otras veces el combatiente
(guerrero o caballero) se encuentra dibujado fuera del recinto de la torre o
castillo, bien al costado del mismo, o ante su puerta que parece guardar con
su espada, lo que se dice guardando. Más raramente aparece el guerrero
atacando un castillo que intenta ocupar, normalmente trepando por sus
muros mediante una escala o bien asaltando su puerta.
VICENTE CASCANTE, Ignacio: Heráldica General y Fuentes Armas España, Barcelona, 1950,
Salvat, p. 231.
22 CADENAS Y VICENT, Vicente: Diccionario Heráldico, Madrid, Hidalguía 1968, p. 110.
21
9
Se blasonan con un hombre con su espada los siguientes 98 linajes:
Esgrimiendo (48): Acero, Balbuena, Balentín, Bancer, Bárcena (2.), Barreda,
Bega (4v.), Benítez, Busto, Caballero, Cabo del Río (3v), Castropol (2v), Cueto,
Escandón, Fernández, Fernández de la Puente, García de Coaña, García-Sala,
Ibias, Junco, Mazarrasa, Méndez de San Julián, Moldes (4.), Noriega (2v.),
Pasarón (sobre un puente), Peláez de Arganza (2v.), Polo (herido), Rivero,
San Julián (2v. un pastor armado), San Miguel (un arcangel), Sierra (2v.),
Villa- Abrille, Villamil. Defendiendo (21): Alandis, Allande, Arnal, Armada,
Campo (doncella), Caravia (doncella), Coaña, Cobian, Escalada, GarciaCasielles, García de Coaña, Inclán (doncella), Magadan, Noriega, Pasarón
(sobre un puente), Pertierra, Picos de Coaña, Villamil (3v.). Guardando (24):
Acero, Alas, Alcalde (2v.), Álvarez-Uría, Conlledo, Fernández de Loredo,
Fuertes, Gamoneda, García, Hano, Noriega (7v), Pambley (2v.), Rodriguez de
Arce, Sierra (2v), Valcarce. Atacando (4): Álvarez, García de Casielles, Rúiz
del Villar, Valledor (tres guerreros atacando). Luchando entre si (1):
Perluces.
C) La espada empuñada por un brazo humano: Se substituye así la
figura del guerrero por la de su brazo que empuña la espada,
a veces aparece acompañado de cabezas degolladas de moro
como trofeos a su valor guerrero. El brazo humano se dibuja
extendido, doblado por el codo formando un arco y
mostrando desde el hombro hasta la mano. Lo normal es
que sea el brazo derecho el que aparezca dibujado, por lo
que no es necesario decir su posición al blasonar, salvo en el
caso de ser el brazo izquierdo.
Se blasonan así 29 linajes: Empuñada (13): Álvarez, Álvarez-Gundín,
Bayón, Bayon de Campomanes, Candamo de las Tablas, Canel, Coque,
Fernández de Cárcaba, Fernández de la Vara, Mon, Peláez, Pelayo, Sánchez,
Villanueva. Blandiendo (16): Abanades, Álvarez, Cabueñas, Calomarde,
Guiman, Portilla, Reguero, Riestra, Robredo, Rubens, Rubiero-Quindos,
Sánchez, Solares, Riestra, Rubiano (sangrante), Sánchez.
D) La espada sostenida por un animal: En
ocasiones es un animal el que lleva una espada en sus
garras o zarpas. En tales casos se dirá que la espada está
sostenida23. Mientras que otras veces es la figura animal la
que sufre las heridas de la espada clavada en su cuerpo o
bien simplemente la acompaña, Así encontramos seis
escudos con diversos animales: Allende (perro), Balbuena (
dragón), Calandre (Calandria); López de Grado (dragón); Páramo de la
MENESTRIER, Claude F. de, La Méthóde du Blason, Lyon (France), 1668. Reedic. Facsímil de
Guy Tredaniel Éditions de la Maisnie, 1993, p. 207
23
10
Focella (lobo herido por la espada), Rescuro (hiriendo a un monstruo
marino),
La Daga
También llamada cuchillo, puñal o misericordia, pues el caballero la
utilizaba para acabar con el vencido o bien amenazarle para
obligarle a su rendición total. Es un arma blanca de hoja corta
que dibuja con la hoja triangular, provista de un solo filo y
acerada punta a fin de poder pasar entre las mallas de la
gorguera para alcanzar la garganta del enemigo. Estaba
provista de grandes quiñotes que en su dibujo, junto con la
empuñadura, suelen ir guarnecidos de distinto metal. Puede
ir desnudo o bien introducido en su vaina, mostrando solo la empuñadura.
Puede ser de un solo esmalte o bien llevar uno diferente para la
empuñadura, lo que se dirá guarnecido.24
Se blasonan con dagas ocho linajes, normalmente son la daga suelta,
como: Alonso, Gavito, Junco (2v.), López de Pinto, Martín; y otras veces
sostenida por un león: Caso, y Prohens.
El Alfanje:
El alfanje o cimitarra es la espada curva de los sarracenos, cuya hoja
semeja una media luna terminada en punta. Era de un medio
metro de longitud y hoja ancha, curvada, una de cuyos lados el
convexo estaba muy afilado para por dar peligrosos tajos con
ella. Se denomina Badelaire en la heráldica francesa25. Le
encontramos en diez escudos: Solos: Álvarez de Lema, Barceló,
Fernández de la Plaza, Meras (acostado), Navasqües, Piñeiro (2v.
dos abatidos), Ruberte; Empuñados por un brazo: Castro-Gistaín,
Cortey.
El Sable
El sable era una espada ligeramente curvada de un solo
filo, situado en el lado exterior y más delgado de su hoja. Era el
arma preferida por los jinetes por la facilidad y contundencia
de su manejo, de ahí que con los años se convirtiera en el arma
propia de los escuadrones de caballería. Hallamos dos
escudos: Comellana (solo), Mata (por un brazo).
24
25
CADENAS Y VICENT, op. cit. p. 66.
MENESTRIER, C. F. op. cit. p.37
11
La Lanza
Se la ha considerado como el arma predilecta con la que combatían
los caballeros, pues en los romances se dice que no se
desnudaba la espada hasta que la lanza se hubiera quebrado
en el combate.26 En la mitología griega la lanza fue el principal
atributo de la diosa Palas, poderosa divinidad de la guerra,
protectora y preservadora de los estados, pues de ella
procedía todo lo que favorece su prosperidad, lo mismo en la
guerra como en la paz, pues tanto las artes bélicas como las
pacíficas eran obra e invención suya.27 Esta diosa griega se
representaba siempre armada de una lanza, por lo que esta arma se ha
convertido en símbolo de fortaleza unida a la prudencia, de donde viene
que la lanza generalmente se pinte empuñada por la mano derecha del
guerrero.28
La lanza como arma se compone de dos partes esenciales: el asta, o
vara de madera alargada, normalmente de fresno o haya, y la moharra, o
hierro aguzado que cubría su punta y que servía para herir
al contrario, es por ello que en heráldica se suelen destacar
ambas partes con diferentes esmaltes. En ocasiones
aparecía reforzada además con una arandela, que protegía
la mano del caballero, y reforzada en su extremo inferior
por una contera, de hierro para que no se astillara al
golpear contra el suelo tras recibir el impacto del cuerpo
enemigo. Como arma es también muy frecuente en los armoriales
asturianos, en los que hemos encontrado 105 escudos blasonados con
Lanzas, unas veces aislada y otras unida a una figura
humana que la empuña con sus manos, o incluso a un
animal que la sostiene en sus zarpas. Las lanzas heráldicas
son siempre de metal, normalmente de plata, aunque a
veces las hemos encontrado también de oro o de sable. Se
dice fustada, cuando su asta es de diferente color que el
hierro de su punta; embotada, cuando su punta ha sido
cortada; quebrada, si su asta aparece partida; y abatida, si
su punta en lugar de mira hacia arriba, como es su posición natural, va
dirigida hacia abajo. En ocasiones se dibuja solo su punta acerada o
moharra, o bien su asta de madera, con su punta metálica cortada. Hay
incluso un escudo con un roquete que era el hierro de la lanza de torneo que
termina en tres o cuatro puntas, para que así hiciese más fácilmente presa
FIORI, Jean: Chevaliers et Chevalerie au Moyen Age, París, 1995, Editions Hachette, pág. 100
SEEMANN, Otto: Mitología Clásica, Barcelona, Editorial Vergara, 1960, p. 65.
28 VICENTE CASCANTE, Ignacio: Heráldica General y Fuentes de las Armas de España, Barcelona,
1950, Salvat, p. 231.
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27
12
en la armadura del contrario y así poder desarzonarlo. En la
heráldica francesa se le denomina Dard à corniére 29.
- Aisladas: Ania, Anguera, Arnero (2v), Balbín (con banderola), Beltrán,
Cañedo, Cortiella, De Coso, Escuderos de Requesens, Fernández, Fernández
del Alto, Fernández Cotón (con banderola), García de Valdepares, GonzálezCordáo, Lantoira (3v.), Marinas, Nevares, Pereiras, Posada, Reguera,
Teleña;
- Apoyadas: Alonso de Estrada, Alto, Antrago, Balbin, Baldera, Balsera,
Benitez, Cienfuegos, Fernández de Grado, Fernández del Valle, FernándezRayon, Fernandez-Vega, Francos, González, González-Prats, González del
Villar, Grado, Granda, Lanza, Lanzos, López de Grado, Menéndez, Peña,
Posada (6v), Rivadeo, Villamarcel, Villar.
- Empuñada: Alas (2v.) Alango, Alonso del Rivero, Alvarez de Baragaño,
Balbuena, Bango, Blanch, Busto, Ferrera, Fuentes, Gamoneda, García,
González, González de Lugones, Ibias, Inguanzo (2v), Labra, Lanza, Lastra,
López de Braña, López-Magadan, Magadan, Marinas, Páramo de la Focella,
Pambley (3v), Pelaez de Argan, Posada (2v.), Rivero, Sierra, Solares,
Tornallo, Valledor, Velarde (2v), Villardemoros, Villamil.
- Sostenida por león: Inguanzo, Vivanco.
- Moharras de lanza: Ferrera, Moran (2v), Nogalin,
- Asta de lanza: Nevares,
- Roquetes de lanza: Menéndez de Arvás.
La Alabarda
Es una variante de la lanza y el hacha que se empleaba en el medioevo
por los sargentos de armas como sino distintivo de su condición. Estaba
provista de un mango de madera, cuya longitud era inferior al tamaño de un
hombre, en el que se ensamblaba un hierro muy pesado, provisto de una
afilada cuchilla en un lado y en el otro de un pequeño pico para enganchar
la armadura del contrario. Una acerada punta la remataba en su extremo.
Se dibuja en heráldica con un asta alargada en cuya punta lleva un
hierro aguzado que a su vez en sus costados aparece una cuchilla en uno y
en el otro una media luna.30 Suelen ir fustadas, Bien en
posición horizontal o vertical, aunque siempre con el hierro
hacia lo alto del escudo. Si son dos han de ir entrecruzadas.31
Se suelen blasonar bien dibujando la alabarda aislada, como
tal, o bien asida por un guerrero sosteniendo una alabarda o
simplemente por un brazo humano. Al igual que ocurría con
D’HARCOURT y DURIVAULT, op. cit. p. 104
CADENAS Y VICENT, Vicente: Diccionario Heráldico, Madrid, Hidalguía 1968, p. 26.
31 CROLLOLANZA, Goffredo di: Enciclopedia Araldico-Cavalleresca, Bologna (Italia), edición facs.
de Arnaldo Forni Editore, 1991, p. 22
29
30
13
la moharra o hierro de la lanza, también puede aparecer en el escudo solo el
hierro de la alabarda32 Solo la hallamos en cuatro linajes: Aislada: Cardin,
Lombardía, Prendes; Asida: Iglesia.
La Pica
Es una lanza larga, provista de un asta de seis a ocho metros de
longitud que terminaba en un hierro pequeño y agudo. A
veces estaba adornada en su extremo por un pequeño
pendón, situado inmediatamente debajo de la punta. Su
origen se encuentra en las llamadas sarisas o largas lanzas
que utilizaban las falanges macedonias. En la Edad Media
su uso se popularizó entre la infantería alemana y helvética
a la que se llamó piqueros. Se convirtió en el arma blanca
por excelencia de los famosos Tercios Españoles, dotados
de unas largas lanzas de cerca de siete metros de longitud,
cuyo uso exigía gran fuerza y destreza, formando unos
cuadros erizados contra los que se estrellaban en vano los
ataques de la caballería. A la vez que los arcabuceros
barrían sus filas, lo que les convirtió en invencibles. En
heráldica se la dibuja como lanza larga que termina en un
hierro pequeño y agudo de forma piramidal33, que en la heráldica francesa
recibe el nombre de Otelles y que como tales pueden venir dibujados solos
bajo la forma de una almendra pelada con la parte superior muy
puntiaguda34.
En nuestra heráldica las picas pueden aparecer dibujadas bien
aisladas, como tal figura, o bien empuñadas por un guerrero o brazo
humano, o bien sostenidas entre sus zarpas por un león. Mientras que otras
veces se simplifica su dibujo reduciéndose mostrar solo el hierro o filo de
esta arma. Se blasonan con picas tres escudos: Aisladas: López de Coalla,
Sostenidas: Pulgar; Hierro: Mellado.
La Azcona
La azcona o venablo es una lanza corta arrojadiza que era
usada para alancear a las piezas cinegéticas, caracterizada por
que el comienzo de su hierro presentaba una pieza metálica
paralela a fin de evitar que se hundiera demasiado en el cuerpo
de la presa y así podérsela arrancar fácilmente y dejar que la
D’HARCOURT y DURIVAULT, op. cit. p. 104
CADENAS Y VICENT, op. cit. p. 107.
34 MENESTRIER, op. cit.p.57
32
33
14
sangre manara por la herida facilitando así su muerte o el poder lancearla
otra vez sin riesgo para el cazador. Unas veces aparece empuñada por un
montero e hiriendo con ella un jabalí, oso, lobo o venado, y otras se puede
ver también la figura de un árbol, asociando con ella el ejercicio de la caza
con los grandes bosques en donde buscaban su guarida las presas. También
hemos hallado animales heridos por una azcona.
Se blasonan con ellas 16 escudos: Abelló, Alto, Balsera, Coque, Coque del
Collar, Fernández, Fernández-Casariego, Fernández-Folguera, Ferrero,
García-Solé, Granda, De Luis, Montoto, Rivero, Sobrepeña, Valledor.
La Maza de guerra
La maza o porra fue el primer instrumento ofensivo de guerra
fabricado por el hombre, muchas veces improvisadamente desgajando una
gruesa rama de un árbol y otras tallándola en la madera y reforzándola con
añadidos metálicos o picotones. Es símbolo de virtud, pues los más
valerosos y esforzados héroes de la antigüedad, como
Hércules, no se servían de otra arma. Entre los romanos las
mazas eran la insignia de los cónsules o magistrados
supremos de la república.35 Se dibuja usualmente en
posición de banda, con el mango en la parte inferior,
presentando la forma de un garrote con el hondón grueso y
claveteado.36 Las Mazas pueden aparecer sueltas o bien
empuñadas por un guerrero dibujado de cuerpo entero o solamente por un
brazo; según hemos observado en los escudos que hemos encontrado
blasonados con esta arma. Su esmalte muchas veces es el oro.
Se blasonan con doce escudos: sueltas: Bordoy (entrecruzadas);
empuñadas: Aguirre, Bobes, Donlebún (3v.), Larrandi, Martín, Mazarredo,
Pasarón, Trillón, Valentín.
El Destral
El destral o hacha de guerra era una pequeña hacha con un mango de
madera, provisto de un lazo de cuero para asegurarla al
puño del combatiente, y una cabeza filosa metálica, dotada
en el lado opuesto del filo de una punta curvada en forma
de acerado pico. Formaba parte también del equipo bélico
de los caballeros y se consideraba su utilización en los
blasones era símbolo de la mortandad causada a los
enemigos.37 Se dibuja con un asta que atraviesa a su final
ALDAZAVAL Y MURGÚIA, Pedro J: Compendio Heráldico, Arte de Escudos de Armas según el
Método mas arreglado del Blasón . Edición de 1775 reed. en facsímil por Editorial París-Valencia,
Valencia, 1992, p. 157.
36 CASTAÑEDA Y ALCOVER, Vicente: El Arte del Blasón, Madrid., Edic. Hidalguía, 1954, p. 119.
37 ALDAZÁVAL Y MURGUÍA, op. cit. p. 258.
35
15
una pieza de forma semicircular. Se coloca usualmente con el mango en
barra, dibujándose su hierro y el asta de diferentes esmaltes, lo que se
denomina encabada. Solo encontramos un escudo con un destral suelto:
García de los Reyes.
El Martillo de armas
El martillo era un arma corta que utilizaban los
caballeros, provista de un mango o fuste rematado por un
agudo pico de acero de acerada punta, contrapuesto por un
pequeño mazo, que servían para perforar la armadura del
contrario38. Se considera un arma de guerra por el
quebranto que con él se causa a las armaduras que protegen a los
guerreros.39 Se dibuja con el mango de madera en posición de palo y la
cabeza de sable. Solo hallamos un escudo con un martillo suelto: Rua.
La Segur
Es un arma de guerra en forma de hoz de afilada hoja
por su agresividad. Se dibuja con una hoja curva metálica de
forma semicircular, generalmente de Sable, y un mango de
madera que la sujeta.369 Si el mango es de diferente esmalte al
de la hoja se dice que está encabada . Todas las segures
halladas en Asturias se encuentran dibujadas solas y sin figura
humana o animal que las empuñe. Abella, Deyá, García-Salinas,
López del Pan, Villalobos.
La Forca
La forca se dibuja de plata, encabado de gules, con un
largo mango fustado de madera. En ocasiones van
acompañadas de cabezas degolladas de moros lo que
demuestra su utilización como armas. Suelta: Abella.
2) Las armas arrojadizas
Son aquellas con las que a distancia se puede herir al contrario, sin
necesidad de llegar al cuerpo a cuerpo en el combate, impulsándolas por la
acción de un mecanismo. La más antigua de ellas es el propio brazo humano
arrojando una piedra, la Honda, el Arco y la Ballesta, con sus
correspondientes flechas y virotes. El Arco, sus flechas, hierros y aljaba son
38
39
DEMANGE, Jean-Francois, op. cit. p.315
CASTAÑEDA Y ALCOVER, Vicente: El Arte del Blasón, Madrid., Edic. Hidalguía, 1954, p.120.
16
los más representados, mientras que la Ballesta y sus virotes, considerada
un arma indigna del caballero, pasa a un segundo puesto.
El Arco
Si bien comenzó siendo un arma cinegética pronto comenzaría a
utilizarse en escaramuzas y emboscadas, pues no en vano ya
dijo Jenofonte que la caza es la imagen de la guerra40, hasta
generalizarse su uso bélico en la Europa medieval por los
guerreros que regresaban de las cruzadas y que importaron
un pequeño arco llamado sarraceno, por ser común entre
éstos. Es el símbolo de las actividades cinegéticas, pues los
caballeros en el medioevo se ejercitaban y distraían tirando
con el arco durante el tiempo de paz.41, por lo que el arco que normalmente
aparece representado en los blasones es el llamado arco
torqueo o sarraceno , de apenas un metro y medio de largo,
formado por un soporte de madera flexible, fresno o tejo, y
una cuerda trenzada de cáñamo o seda, con el que los
caballeros de entrenaban en las prácticas cinegéticas, y que
no debemos confundir con el llamado arco inglés de casi
dos metros de largo, formado por una larga vara de madera
de olmo o fresno, muy rígida y por lo tanto mucho más difícil de tensar,
pues éste último era propio del pueblo llano por lo que su uso no se ha
extendido en heráldica, ni incluso en Inglaterra, aunque se trataba de un
arma mucho más peligrosa que el anterior pues sus flechas alcanzaban una
mayor distancia o de impeler una mayor fuerza a las flechas que las hacía
capaces de atravesar cualquier armadura, como se demostró en la batalla
de Hastings en el año 1.066.
El arco que en la heráldica asturiana aparece representado es el
torqueo, el cual se pinta curvo con sus extremos unidos por una cuerda.42
Su posición normal es vertical, con la cuerda a la diestra, por lo que solo se
debe especificar su posición si no fuera ésta. Se dice que está cordado,
cuando su cuerda es de diferente esmalte, y armado, cuando está tirante y
presto a disparar una flecha.43 Solo encontramos un escudo con un arco
armado: Ballester.
JENOFONTE: Anabasis,
CROLLOLANZA, Goffredo di: Enciclopedia Araldico-Cavalleresca, Bologna (Italia), Arnaldo
Forni Editore, 1991. p. 57
42BALTASAR DE ANDRADE, PEDRO: Heráldica, Editorial Themes, Barcelona, 1983, p. 100.
43GUELFI CAMAJANI, Piero: Dizionario Araldico, pp. 279-283. Milán (Italia), Ulrico Hoepli 1992,.
p.48
40
41
17
Las flechas y saetas
Más usuales son los escudos en los que aparecen flechas o saetas.
Éstas dibujan formadas por una varilla de madera terminada en un hierro
puntiagudo por uno de sus extremos, por lo general ambos de diferente,
esmalte lo que se dice fustadas y vergetadas, si presenta estrías en su
mango. Simbolizan celeridad y tener una voluntad férrea siempre dispuesta
para la acción.44
Se llaman flechas a aquellas que están adornadas con dos filas de
pequeñas plumas en su parte trasera, las cuales si son de otro esmalte se
dirá que están empenadas o emplumadas.45 Existen también
en heráldica los dardos o saetas, los cuales se distinguen de
las flechas en que éstos no llevan plumas en su extremo46,
aunque a menudo en los armoriales no se
distingue si se trata de una flecha o de un
dardo, por lo que deberemos de fijarnos en su
descripción o en su dibujo para dilucidar si se
trata de una u otro. Generalmente las flechas o dardos
aparecen dibujados solas y si son más de tres suelen ponerse
entrecruzadas en aspa, lo que se dice empuñadas, a condición
de que el manojo esté liado en el medio, mientras que otras veces van
acompañando a un arco, normalmente empulgadas o montadas en situación
de disparo con el arco tensado47. A veces aparecen las flechas guardadas en
su carcaj y otras solo la punta de hierro de la flecha o dardo. En ocasiones se
dibujan hiriendo un corazón, una persona, o un animal como presa de caza
como motivos cinegéticos, o bien clavadas en el tronco de un árbol o en
algún otro objeto, como una camisa morisca.
Hemos encontrado 19 escudos así blasonados: Flechas Aisladas:
Agut (entrecruzadas), Arria (tres flechas empenadas), Calomarde (un dardo),
Carbó (entrecruzadas), Ferragut, Guanes, Nebares (un manojo y dos más en la
bordura). Clavadas: Alea (corazón), Camela (seis que hieren sendos
corazones), Malinas (un San Sebastian asaetado), Pérez (corazón), Pelaez
(hiriendo aguila), Porcar (hiere a jabalí), Porrua (corazón), Quintela (camisa
morisca), De las Salas (garza), Villa (hiriendo a un águila). Empulgadas:
Ballester; Empuñadas: Darder.
GINNANI, Marc’Antonio: L’Arte del Blasone, Venecia 1756, Arnaldo Forni, Bologna (Italia),
1995, p.71
45 MAIGNE, Wilfred Abregé Methodique de la Science des Armoires, 1885, Puissiaux (France),
Pardés Editeurs, 1993, pp.139-140
46 VEYRIN-FORRER, Théodore: Precís d’Heráldique, Montreal (Canada), Larouse, 2000, p.85
47 CADENAS Y VICENT, Vicente: Diccionario Heráldico, Madrid, Hidalguía,1968, p. 66.
44
18
La Ballesta
Era un arma sumamente peligrosa tanto por su precisión como por el
impulso que adquiría su dardo o virote, por lo que su uso en tiempos llegó a
estar prohibido su uso en las guerras entre cristianos por el Concilio
Lateranense de 1.139. En España se introdujo su por los cruzados francos
que asistieron a la Batalla de las Navas de Tolosa en 1.212, siendo adoptado
en la guerra contra los musulmanes, pues la eficacia y alcance de su tiro que
permitía batir las almenas de las alcazabas árabes y así facilitar el asalto
ahorrando vidas cristianas. Tal popularidad llegó a alcanzar que en las
Cantigas del Alfonso X el Sabio se trate acerca de esta arma48
Se componía de una cureña de madera en cuyo
extremo aparece fijado un arco hecho de tejo o de otra
madera dura y flexible, cuyos extremos estaban unidos por
una cuerda fabricada con tripas trenzadas para obtener una
mayor fuerza y que se tensaban mediante una especie de
polea clavada en la cureña. La ballesta en la heráldica
simboliza un intrépido guerrero, resuelto en todo trance a
vencer o morir en el intento49. Se dibuja con su arco, cuerda,
y cureña de madera, los cuales pueden ser de diferente
esmalte, diciéndose entonces encabado o cordado50. A veces
se pintan también con el virote montado y a punto de ser
disparado, llamándose, según antes decíamos, empulgada.
Encontramos cinco escudos con ballestas: Ballester, Guanes, Llano, Peñafort,
Roselló.
Otras veces se recurre a dibujar solo su Virote o cuadrillo que es el
nombre que recibe el dardo de la ballesta, formado por un cuerpo de
madera, corto y macizo, terminado en un hierro cuadrado y puntiagudo, y
que en su otro extremo llevaba una serie de láminas metálicas que le
impulsaban un movimiento de rotación que le convertía en un arma temible
capaz de atravesar escudos y armaduras51. Así tenemos dos escudos más:
Guanes (hiere a hombre), Llano (hiere a corazón).
Verso 1.547
GINANNI, Marc’Antonio : L’Arte del Blasone, 1756 Venezia. Fac. de Arnaldo Forni Editore,
Milano (Italia) 1995, pág. 40
50 MAIGNE, Wilfred Abregé Methodique de la Science des Armoires, 1885, Puissiaux (France),
Pardés Editeurs, 1993, p.140
51LAFUENTE, Modesto: Historia general de España, Tomo IV., pág. 58. Montanwer y Simón
Editores, Barcelona,1889
48
49
19
Las Armas de Fuego
Las armas de fuego aparecidas en el siglo XIV fueron la mayor
revolución del arte militar concediendo tales ventajas al combatiente que
las utilizaba que este tipo de armas sería considerado como indignos del
caballero y durante mucho tiempo fueron totalmente extrañas a la
heráldica. Incluso hoy en día se puede decir que solo se encuentra un
escudo blasonado con armas de fuego por cada diez que lo hace con armas
blancas.
El Cañón
No es un arma propia de un Caballero, pues se encuentra entre las
armas rechazadas como innobles en el famoso Discurso de
las Armas y Las Letras de Miguel de Cervantes, en su Don
Quijote 376, por lo que no suele ser incluido entre las figuras
del blasón dentro del campo del escudo, salvo como
ornamento externo del escudo52. Si bien excepcionalmente
lo hemos encontrado en el campo de algunos escudos
españoles, en los que aparece dibujado normalmente con su
cureña, normalmente fustado o ambos de diferente esmalte, con el ánima
mirando hacia la diestra. Se dirá tonante cuando llamas y humo escapan por
su boca. Si son dos cañones suelen dibujarse entrecruzados. Cuando son
varios van siempre adiestrados y sembrados por todo el campo del escudo,
como sucede en blasones que hemos encontrado con doce cañones,
especialmente en Navarra. A veces se le dibuja acompañado de sus
granadas, cuyo esmalte es por lo general el sable, aunque éstas pueden
estar inflamadas, provistas de una mecha ardiente en gules, o
explosionando, divididas por varias fisuras por las que se escapan llamas.53
Otras veces aparece asociado a una construcción militar, torre o castillo, por
cuyas troneras aparece disparando, lo que en heráldica se dice que va
artillado. Se denomina culebrina cuando, en recuerdo de esta una antigua
pieza de artillería de cañón largo y escaso calibre, se dibuja solamente su
parte metálica y con un aro redondo en la boca del ánima, sin su cureña de
madera. En Asturias encontramos tres escudos blasonados con cañones:
Bolaño, Carcedo, Pantiga; y uno con culebrinas: De la Pola.
El Arcabuz
El arcabuz es una antigua arma de tiro que se cargaba por la boca y se
daba fuego por medio de una palanca accionada por la mano del tirador.
Fue introducida en España a comienzos del siglo XVI, adquiriendo gran
52
CERVANTES SAAVEDRA, op. cit, p. 352.
Théodore: Precís d’Heráldique, Montreal (Canada), Larouse, 2000, p.85
53VEYRIN-FORRER,
20
desarrollo su uso y fabricación, tanto que en ambos se colocaron los
españoles a la cabeza de todos los paises europeos. Junto con la pica se
convirtió en el arma predilecta de nuestros Tercios convirtiéndoles, gracias
a su valor y disciplina, en un ejército invencible en las contiendas de Italia y
Flandes principalmente. No es pues de extrañar que su figura haya pasado
también a nuestra heráldica, junto a la de sus diversos utensilios auxiliares.
Así unas veces aparece dibujado solo el arcabuz y otras utilizado por un
combatiente que apunta con él, apoyándose en su horquilla. Otras veces
aparece solo la bolsa de pólvora, en forma redondeada, provista de una
cinta para colgársela y de un pitorro por donde ser vertía la pólvora.
En Asturias hallamos tres escudos con arcabuz: Álvarez, Pèrez, Pérez
de Castropol. Y cuatro con bolsa de pólvora: Alaman, Fara, Rueda, Martínez
de las Balsas.
Los Arneses del Caballero
Además de utilizar diversas armas ofensivas, el caballero protegía su
cuerpo con su arnés, lo que se denominaban armas defensivas. Bajo este
nombre se comprende un conjunto de piezas que constituían la armadura
personal de un guerrero. Su etimología proviene de la palabra francesa
harnois que a su vez procede del vocablo cético harn (hierro). Durante los
siglos XV y XVI los arneses del caballero se convirtieron en verdaderas
obras de arte, con adamasquinados e incrustaciones de oro y plata, por lo
que se extendió su uso en la heráldica gentilicia.
Hemos encontrado 270 escudos en Asturias blasonados con arneses
(8,1%), lo que la convierte en la heráldica más rica en arneses de todas las
españolas. Los hemos clasificado en tres grupos: A) La armadura; B) el
Brazal y C) Los demás arneses: Espuelas, Rosetas, Lóriga, Gola, Celada,
Yelmo, Casco, Morrión, Rodela, Pavés, Manopla, Grebas. Si bien los que con
21
mayor frecuencia aparecen es la armadura, normalmente revistiendo el
cuerpo de un guerrero, y el brazal, protegiendo su brazo.
El Reparto de los Arneses (100%)
Los Demás
25%
Brazal
37%
Armadura
38%
A) La Armadura del caballero
La Armadura está formada por el conjunto de piezas de hierro con el
que se revestían los caballeros para entrar en combate, protegiendo todo su
cuerpo y cabeza. Muy raramente se dibuja sola, es decir vacía, pues solo
hallamos un escudo cinco escudos en toda España y de ellos uno en
Asturias, en el linaje Balbuena, que aparecen blasonados con una armadura
completa, con su casco, visera y burelete.
Pues lo normal en nuestra heráldica es que la armadura vaya asociada
a la figura humana, pues generalmente cuando se dibuja un hombre
portando un arma éste va recubierto de una
armadura más o menos completa,
esmaltada en plata o en oro. El Bellatore o
combatiente, ha servido a menudo de
motivo inspirador en heráldica, unas veces
se le dibuja a pie y otras a caballo, más
siempre en actitud desafiante y armado de
espada, lanza u otra arma blanca, además su cuerpo suele ir protegido con
casco, escudo o armadura completa. A efectos metodológicos en nuestro
estudio hemos denominado Caballero al combatiente que se dibuja a
caballo y revestido con todas sus armas y armadura. Se denomina Guerrero
al combatiente que va a pie, aunque revestido con su armadura y
empuñando sus armas, bien de frente haciendo guarda o protegiendo la
entrada de un castillo, o bien en actitud desafiante, bien escalando un
castillo o defendiendo sus almenas. Mientras que se dirá caballero cuando
aparece en su corcel y revestido con su armadura.
22
En total hallamos en Asturias 151 escudos así blasonados, lo que
supone una media del 4,5% de todos los escudos asturianos que contraste
con el 1,8% de la media española. Estos escudos son los siguientes: Abello
(3v), Acero, Alandi, Alas (4v), Alcalde, Alonso de Covián, Álvarez (2v), ÁlvarezBaragaña, Álvarez de Baragaño, Álvarez de Uría, Álvarez-Urra, Allande,
Aranda, Arango, Arnal, Balbuena, Balentín, Bances, Bango (2v), Bárcena (2v),
Barreda, Barrero (2v), Bega (4v), Benítez (2v), Buerdo, Bustos (2v), Cabo,
Cabo del Río (3v), Campo (2v), Coaña, Cobián (3v), Conlledo, Cuña, Escalada,
Escandón, Fernández, Fernández de Loredo, Ferrero (2v), Fuertes, Gamoneda
(3v), García, García de Casielles, García de Coaña, García-Sala (2v), García de
Vega, González (2v), González-Colloto, González de Llaneros, Granda, Guanes,
Hano, Hoyos, Ibias (4v), Inguanzo (2v), Lastra, Löpez-Magadan (4v), De Luyis,
Magadán, Marinar, Martín, Mazarredo, Mendoza, Moldes (4v), Mon (2v),
Monasterio, Murias, Noriega (11v), Ortíz, Pambley (5v), Páramo de la Focella,
Pasarón, Pelaéz de Arganza (2v), Perluces, Pertierra, Picos de Coaña, Posada
(6v), Quintes, Rescuro, Rionda, Rívero, Ron, Ruíz del Villar, Sánchez, Sánchez
de la Barcena, San Claudio, Sierra, Sineriz, Trillón, Valcarce, Valledor, Velarde,
Villa-Abrille, Villademoros (3v), Villamar, Villamil.
B) El Guardabrazos
El brazal es la parte de la armadura que protege el brazo, pudiendo
presentarse bien vacía como tal pieza del arnés, lo cual es muy raro en la
heráldica española, pues solo hallamos seis escudos que se blasonan con él
y ninguno en Asturias. Pues lo normal es que vaya acompañado del brazo
humano mostrando la mano desnuda o de carnación, denominándose en
este caso Brazal y dando lugar a la figura heráldica denominada brazo
armado, denominado así en contraposición al brazo ataviado y al brazo
desnudo. Se trata en este caso de un brazo humano
recubierto de metal, a modo de armadura que lo protege
desde la muñeca hasta el hombro, normalmente con la
mano al aire o dibujada de color carnación.
En Asturias lo hallamos en 56 escudos: Abanades,
Álvarez, Álvarez-Gundín, Álvarez de Castropol, Amezaga,
Ardines (2v), Astudillo, Ayuso, La Bandera, Bayon, Buelga, Buerdo, Buergo,
Cabeza, Cabueñas, Calomarde, Campos, Canel, Carrandi, Castañon, Coque,
Fernández de Carcava, Fernández de la Vara, García de las Alas, García de la
Vega, Guerrico, Guzmán, Hevia, Huergo (3v), Ibáñez, Junco (2v), Labandera
(6v), Lastra, Lavandera, Martín, Mon, Nava, Nembra (2v), Pachón, Pelaez
(2v), Portilla, Quirce, Reguero, Riestra, Robredo, Rodriguez, Rubiero (2v),
Sánchez (2v), Sánchez de la Lastra, Sanfrechoso (2v), Tinao, Tormaleo,
Trapiello, Vela, Villanueva.
23
Los Otros Arneses del Caballero
Son dieciocho arneses con los que se blasonan 613 escudos (1,1%) en
España y de ellos 63 en Asturias (1,9%). Los arneses representados son:
Espuelas, Rosetas, Armadura, Lóriga, Gola, Celada, Yelmo, Casco, Morrión,
Rodela, Pavés, Brazal, Manopla, Grebas. Espuelas, Rosetas, Coraza, Cota, Gola,
Celada, Yelmo, Casco, Morrión, Rodela, Pavés, Manopla, Guante, Correas,
Hebillas, Escarpe, Pabellón. Si bien no todos se dan en Asturias, según
veremos seguidamente:
La Rodela
El broquel o rodela es el escudo redondo con el guerrero se protegía
de los golpes de su enemigo embrazándolo con su brazo izquierdo. Su
origen se sitúa en las caetras iberas, complementarias de la falcata o espada
ibéra y perduraría como arma defensiva hasta el Renacimiento que las
convirtió en símbolo de mando y las adornó profusamente. Su tamaño era
más bien pequeño y solía ir blasonado con las armas de su portador. En
nuestra heráldica viene generalmente dibujada sujetada en la mano
siniestra por una figura humana, mientras que en la diestra esgrimían una
espada, a veces asociada a la figura de una torre o castillo.
Hallamos 22 escudos en Asturias: Acero, Alandi, Alas, Alleo, Aloy,
Alvarez de Lema, Cancio-Donlebún, Campo, Caravia (una doncella con espada
y broquel), Donlebun (3v), Ibias, Lastra, Magadan, Moldes, Pardo de
Donlebun, Perluces, Presno, Sierra, Sobrepeña, Verano (colgado de un árbol).
El Pavés
Escudo oblongo y de gran tamaño para cubrir todo el cuerpo del
combatiente que se utilizaba por los guerreros que combatían a pie. En
Asturias se da en tres linajes: Presno, Trillón, Villasante.
Las Espuelas
A los nuevos caballeros se les entregaba una espuela de oro en la
ceremonia de su investidura, lo que venía a significar su
nobleza de sangre o infanzonía, pues estaba prohibido que
nadie armara caballero a quien no fuera noble de sangre o
tuviera un rescripto real ennobleciéndolo. También los
escuderos, o aspirantes a caballeros, habían de proceder de
noble linaje y como tales recibían una espuela de plata.
Incluso hoy en día en las ceremonias de cruzamiento para el
ingreso en las Ordenes de Caballería del Santo Sepulcro y de Malta se le
entrega al neófito una espuela de oro como símbolo de su nobleza de
24
sangre.54 La espuela en heráldica se dibuja entera con su parte metálica y
sus enganches, con la roseta dirigida hacia lo alto del escudo.55 Aparece
blasonando 17 escudos asturianos: Albuerne, Álvarez-Gundín, Arcaliana,
Arcallanes, Balbín, Gundín, Inguanzo, Pola (6v), Pumarino, Sanzo, Selgas,
Serantes.
Las Rosetas
A veces se dibuja solo la parte central de la espuela en
forma de a una estrella de seis puntas con una abertura
redonda en su centro, por la que se ve el campo del
escudo56, a fin de diferenciarla de una estrella heráldica; lo
que los franceses denominan moletté 57, pero que
preferimos utilizar el término español de rosetada.58 Su
esmalte debe ser siempre de metal, el oro o la plata. Lo encontramos en el
linaje: García de Quesada.
La Lóriga
En los antiguos gravados aparecían a veces los guerreros protegidos
por una lóriga, coselete o cota de mallas ricamente trabajada en hierro, con
la que se cubrían el pecho, los brazos y llegaba a la altura del muslo. La cota
de mallas se diferencia de la coraza en que a diferencia de
ésta no es lisa sino que formada por un entramado de mallas
en forma de pequeños anillos de metal, cuyos extremos se
insertaban o soldaban unos con otros.. Existían tres
variantes, la occidental, provista de mangas largas; la turca o
camisa morisca cuyas mangas no llegaban al codo; y la
bizantina, formada por una serie de pequeñas placas de
metal, unidas unas a otras mediante tiras de cuero fijadas a un vestido
interior. Su esmalte es siempre de metal, generalmente la plata,
utilizándose el sable para destacar las anillas o placas de que estaba
formada. Se suele dibujar sola, sin ir acompañada de figura humana alguna,
y en ocasiones lleva algunas saetas clavadas en ella y sangrantes en gules. Si
bien solo aparece en dos linajes asturianos: Cotarelo y Quintela.
MARQUEZ DE LA PLATA, Vicenta Mª y VALERO DE BERNABÉ, Luis: Nobiliaria Española,
Madrid, Prensa y Ediciones Iberoamericanas, 1991, p. 194
55MAIGNE, Wilfred Abregé Methodique de la Science des Armoires, 1885, ed. Facs. Puissiaux
(France), Pardés Editeurs, 1993, p. 142
56 SORVAL, Gérad : Le Langage Secret du Blason, Paris (France), Éditions Dervy, 1981, p. 221
57 MENESTRIER, Claude F. de, La Méthóde du Blason, Lyon (France), 1668. Reedic. Facsímil de
Guy Tredaniel Éditions de la Maisnie, 1993, p. 55
58 CADENAS Y VICENT, Vicente: Diccionario Heráldico, Madrid, Hidalguía, 1968, p. 115.
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La Coraza
La coraza o peto es la parte de la armadura que cubre el
tórax del guerrero, compuesta por peto y espaldar de hierro
sujetos entre sí. Su esmalte suele ser la plata, ribeteada y
estriada de sable. Aparece en las armas de los Soubrier.
La Celada
La celada es la pieza de la armadura que protege la cabeza del
caballero, está compuesta de yelmo, cimera, visera, babera,
burelete y lambrequines, si bien muchas veces en la
descripción del escudo no se detalla lo suficiente para que
podamos saber que pieza se trata por lo que las hemos
agrupado bajo esta común definición. En Asturias aparece
blasonando cinco escudos: Bugueiro, Gamoneda, García,
Ibias, Morán (colgando del pico de un águila),
El Yelmo
El yelmo o casco es la pieza de la armadura que
protege la cabeza del combatiente, se compone de morrión,
cimera, plumaje, visera y babera, pudiendo adoptar muy
diferentes formas. En Asturias aparece en las armas de
cinco linajes: Araujo, Bugueiro, Escandón, Morán, Noriega,
Trasona, si bien dibujado de muy diversas formas.
El Morrión
Es un casco de acero español del siglo XVI que llevaban
los conquistadores, formado por una parte redondeada en
forma circular, tocada de un filo igualmente circular en su
parte superior y con unas vueltas de acero que protegían sus
orejas. En Asturias aparece en las armas de los: Gorza y Mate,
aunque de diferente forma.
Las Grebas
era una prenda metálica que protegía las extremidades inferiores del
combatiente desde la cintura hasta los pies, podía estar formada bien por
pequeñas placas de hierro o bien por una sola pieza moldeada que se
sujetaban al cinturón y se aseguraban por detrás atándolas con cintas de
cuero. Estaban compuestas del quijote, que protegía el muslo; la rodillera,
la rodillera, protegía la articulación de la rodilla; la espinillera, protegía la
parte delantera de la pierna; y el escarpe, protegía el empeine del pie. En
Asturias aparece en las armas de Bolaño de Navia, protegiendo una pierna.
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El Pabellón
El Pabellón o tienda de campaña es una construcción de tela en forma
de cono, sostenida interiormente por un palo grueso
hincado en el suelo, y sujeta al terreno alrededor de la
base con cuerdas y estacas. Antaño los había de diferente
tamaño y lujo de acuerdo con la condición de la persona
que albergaban. Se montaban en las guerras y torneos
para alojar en su interior a los caballeros y se adornaban
con gallardetes y banderolas. En Asturias aparece en las
armas de los Díaz de Celorio.
FINE
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