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Breves apuntes sobre el viaje como forma estética

Texto que, a contracorriente del proceder habitual de la crítica, presenta el viaje como forma estética o como género de la cultura, y no como tema.

Breves apuntes sobre el viaje como forma estética El viaje está en la base de muchas de las obras escritas por la Humanidad a lo largo de los siglos, e incluso podemos encontrarlo desde antes del surgimiento de la escritura. El viaje es anterior a la Historia misma. Durante su largo trayecto, desde la era de las tradiciones y a través de la era histórica, el viaje ha variado su perfil original, pero continúa sustentando numerosas visiones de mundo. Esto es especialmente válido para el ámbito artístico. En el horizonte literario, el viaje ha contribuido a la gestación de algunos de las obras y de los géneros más notables ‒por ejemplo, es muy frecuente su asociación con la novela‒. Sin embargo, los esfuerzos teóricos orientados a explicar y valorar su importancia dentro de la literatura han sido, casi siempre, insatisfactorios. La riqueza del viaje termina por desbordarlos. La crítica ha entendido el viaje como un recurso o una estrategia privilegiada para describir el mundo, satirizarlo o exponer ideas acerca de él. También como un género, un subgénero o un componente nutricio que ha dado lugar a otros géneros. Y, finalmente, como un tema, un motivo, un tópico. En El viaje en la literatura occidental (2004) se registra las siguientes formas temáticas del viaje: al otro mundo, comercial y de exploración, religioso, viaje diplomático, descriptivo, entretenido, de evasión, arquetípico-iniciático, cultural, fantástico, formativo, ideológico, imaginario, viaje como búsqueda inconsciente, como autoconocimiento, como género literario y como descubrimiento. Y en la introducción a El viaje en la literatura hispanoamericana: el espíritu colombino se alude a un repertorio equiparable: El motivo del viaje ha sido un tema central en la Literatura Hispanoamericana, desde Colón y los Cronistas hasta las novelas contemporáneas; el viaje poético o el viaje místico; el viaje mítico al viaje turístico; viajes urbanos o el viaje inmóvil; el viaje del exilio; el viaje al pasado o al futuro; el viaje del sueño y el de la vigilia. Un abanico heterogéneo en que se despliegan todas las modalidades del viaje para concluir con el viaje de la escritura (2008, 17-18). Podríamos añadir otras clasificaciones temáticas, habituales bajo la pluma de creadores y críticos: relatos, relaciones y diarios de viaje; viajes de conquista, colonización y evangelización; viajes ligados a zonas geográficas (viajes argentinos, mexicanos, por las regiones septentrionales o meridionales…); o, bien, viajes novelados, barrocos, interiores, espirituales, etc. Las parcelaciones vuelven inabarcable el problema. Encima, no dejan de ser arbitrarias. El viaje es un fenómeno cultural amplio, complejo y universal, que recusa este tipo de segmentaciones. Hasta la fecha, pues, en la mayoría de las reflexiones sobre el viaje éste figura sólo como tema. Pero ha habido adelantos. Luis Beltrán Almería propuso, en 2007, un acercamiento distinto y más productivo: concebir el viaje como forma estética ‒forma interior o artística‒, contrapuesta a la forma material, superficial. Beltrán se ubica así en la línea de pensadores interesados por la dimensión estética del arte y la literatura: Giambattista Giraldi Cinthio, Friedrich Schlegel, Novalis, Georg Lukács, René Wellek, Benedetto Croce y Mijaíl Bajtín, entre otros. Avanzando a José Ortega y Gasset, quien llamó «temas radicales» o «categorías estéticas» de la novela lo que aquí entendemos por formas estéticas, Beltrán advierte la presencia de éstas en toda la literatura y en las diversas artes (2007, 103), e incluso fuera de ellas, porque la estética alcanza también los dominios del pensamiento. En términos de Walter Benjamin, dichas formas son imágenes abreviadas de mundo. Beltrán concuerda con Benjamin, aunque pone algún reparo a su «metáfora cuasifotográfica»: No se trata tanto de imágenes breves como de una síntesis de fenómenos y experiencias que han dejado una huella tan profunda en los registros de la humanidad que la memoria debe condensarlas en forma estética para no perder un instrumento trascendental con el que seguir acometiendo los inciertos destinos del género humano (2007, 113). Esta propuesta se distancia de raíz de los actuales ‒y cada vez menos frecuentes‒ planteamientos sobre estética, que pierden de vista la anchura social e histórica del fenómeno literario. Toda pregunta por las formas estéticas nos exige superar dos de las grandes fronteras del pensamiento literario moderno, la contemporaneidad y el individualismo, para examinar el problema verticalmente; a escala del espíritu humano y su recorrido por los siglos, como sugería Friedrich Schiller. En palabras de Beltrán, quien hace eco de Schiller, la estética «es consecuencia de la unidad del género humano» (2004, 9). Por todo lo anterior, el estudio del viaje como forma estética aún espera el momento de rendir sus frutos. Ya se han dado los primeros pasos y, además, tenemos una excelente guía para orientarnos en esta labor que, sin duda, será larga y compleja. A mi juicio, dos de los campos de trabajo que podrían aprovecharse mejor de esta nueva forma de concebir el viaje son precisamente dos de los más desatendidos: el arte verbal prehispánico e indígena (posterior a 1492) y la literatura virreinal. Todo está por hacerse. Bibliografía Beltrán Almería, Luis. “El viaje como categoría estética”, en Palabras de viaje. Estética y hermenéutica del viaje. Coords. Luis Beltrán Almería e Ignacio Duque García. Bellcaire d’Empordá: Edicions Vitel-la, 2007, pp. 101-113. ---------. Estética y literatura. España: Marenostrum, 2004. Mariño, Francisco Manuel y María de la O. Oliva Herrer (coords.). El Viaje en la Literatura Occidental. Valladolid: Universidad de Valladolid, 2004. Mattalia, Sonia, Pilar Celma y Alonso, Pilar (eds.). El viaje en la literatura hispanoamericana: el espíritu colombino. VII Congreso Internacional de la AEELH. Madrid; Frankfurt: Iberoamericana; Vervuert, 2008. Ortega y Gasset, José. Meditaciones del Quijote: Meditación preliminar. Meditación primera. Madrid: Residencia de Estudiantes, 1914.