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¿Existe una “iglesia del Vaticano II”?

In the last 50 years there has been a remarkable change in the shape of the Catholic church building with regard to the preceding decades. It is usually considered that this evolution is due to the Second Vatican Council: the renewal of the Christian liturgical space would be one of its most visible consequences. However, the Council said little about liturgical architecture and certainly did not intend to give specific guidelines on how to build churches. The analysis of the conciliar texts show that a "Vatican II church" is a place of prayer, with the understanding of "prayer" as as a general way of denominating a broad program of usage. The two main criteria that the Council desired in the renewal of Cristian architecture were: liturgical functionality and the promotion of active participation by the faithful. This should have been realised at the same time as the reform of the books of the renewed liturgy. En los últimos 50 años ha habido un cambio notable en la forma del templo católico respecto a las décadas precedentes. Se considera habitualmente que dicha evolución se debe al Concilio Vaticano II: la renovación del espacio litúrgico cristiano sería uno de sus consecuencias visiblemente más evidentes. Sin embargo, el Concilio habló muy poco sobre arquitectura litúrgica y, desde luego, no pretendió dar directrices concretas sobre el modo de construir iglesias. El análisis de los textos conciliares muestran que “la iglesia del Concilio Vaticano II” es un lugar de oración, entendiendo “oración” como un modo general de denominar un amplio programa de usos. La funcionalidad litúrgica y el fomento de la participación activa de los fieles son dos criterios generales que el Concilio deseó para la renovación de la arquitectura cristiana. Esta debería haberse llevado a cabo al mismo tiempo que la reforma de los libros de la liturgia renovada.

Fernando López Arias, El espacio litúrgico eventual: identidad y proyecto, en "Actas del Congreso Internacional de Arquitectura Religiosa Contemporánea·, 3 (2013) 122-127. El espacio litúrgico eventual: identidad y proyecto The Eventual Liturgical Space: Identity and Design Fernando López Arias · Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma, Italia) https://doi.org/10.17979/aarc.2013.3.0.5093 RESUMEN El culto en espíritu y verdad inaugurado por Cristo no está ligado a un lugar físico exclusivo. El ámbito material donde se desarrolla es un espacio litúrgico, definido a partir de los diversos elementos simbólicos que componen el rito: movimientos individuales y colectivos, gestos, focos de acción... El proyecto del espacio litúrgico eventual posee a su disposición una serie de herramientas proyectuales: un plano elevado donde situar los focos celebrativos; el límite; el diseño del lugar de los participantes; el diálogo con el entorno; la iconografía; la luz... El espacio litúrgico eventual es flexible, complejo, orgánico y abierto. ABSTRACT The worship in spirit and truth brought by Christ is not restricted to a unique physical location. The material place where it is developed is a liturgical space, defined from the various symbolic elements that make up the rite: individual and collective movements, gestures, foci of action... The eventual liturgical space project has at its disposal a number of design resources: a high plane where to place the foci of celebration, the limit, the design of the place of the participants, the dialogue with the environment, the iconography, the light... The eventual liturgical space is flexible, complex, organic and open. PALABRAS CLAVE Espacio litúrgico, identidad, rito, eventual, herramientas proyectuales. KEYWORDS Liturgical space, identity, rite, eventual, design resources. 122 Actas del Congreso Internacional de Arquitectura Religiosa Contemporánea 3 (2013) EL ESPACIO LITÚRGICO EVENTUAL: IDENTIDAD Y PROYECTO Fig. 01. La playa de Copacabana durante la Eucaristía conclusiva de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, Río de Janeiro (Brasil), 28/07/2013. Las palabras de Cristo «Id y haced discípulos a todos los pueblos» (Mt 28,19) constituyen el corazón de la vocación evangelizadora a la que está llamada la Iglesia. Estas palabras formaron el lema de la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Río de Janeiro en julio 2013. Aquellos inolvidables días se concluyeron con una multitudinaria Eucaristía celebrada por el Santo Padre Francisco en Copacabana, en la que participaron millones de jóvenes que cubrían la superficie de arena de la playa (Fig. 01). No cabe duda de que esta Santa Misa, en su carácter único, constituye una auténtica celebración cristiana, una epifanía singular de la Iglesia, del Christus totus, Cabeza y Cuerpo. En ella participaban la cabeza visible de la Iglesia, el Papa, y junto a él los obispos, sacerdotes, diáconos y la inmensa muchedumbre del pueblo cristiano, «una gran multitud que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas» (Ap 7,9). ¿Cómo es posible que contemplando esta playa podamos percibir, de modo tan genuino y auténtico, una manifestación expresiva del Misterio de la Iglesia? A lo largo del Antiguo Testamento asistimos a una progresiva espiritualización del culto de Israel, en la que poseerá un papel destacado la crítica profética al culto vacío y meramente formal: «No sigáis trayendo oblación vana: el humo del incienso me resulta detesta- ble. Novilunio, sábado, convocatoria: no tolero falsedad» (Is 1,13). En el Nuevo Testamento esta consideración ritual y espiritual, que busca la interiorización del rito como ofrenda de lo íntimo del corazón, llega a su maduración. El culto «en espíritu y verdad» del que Jesús habla a la samaritana junto al pozo de Sicar (cfr. Jn 4,23) no requiere ni de sacrificios cruentos ni de un espacio exclusivo, como era el Templo de Jerusalén para el pueblo de Israel1. DE ESPACIO PÚBLICO A ESPACIO LITÚRGICO En la perspectiva de la Nueva Alianza, podemos preguntarnos: ¿puede un inmenso espacio público convertirse en un lugar de culto? La respuesta a esta pregunta pasa por la clarificación de una cuestión previa: ¿cuál es la identidad del espacio celebrativo cristiano, que no se pierde cuando no se identifica con una iglesia-edificio o con cualquier otra construcción? La ley de la Encarnación, que ha guiado el multisecular y fecundo diálogo entre el mensaje evangélico y la cultura, nos invita a considerar que la Revelación en Cristo no elimina una de las expresiones religiosas más antiguas y genuinas: la creación de espacios ritualessimbólicos. El lugar donde los cristianos se reúnen para el Misterio de culto, en sus variadas formas y celebraciones, es un espacio litúrgico. Este concepto, como categoría científica, permite abarcar un amplio espectro Actas del Congreso Internacional de Arquitectura Religiosa Contemporánea 3 (2013) 123 FERNANDO LÓPEZ ARIAS Fig. 02. Rudolf Schwarz y Romano Guardini, Sala de los Caballeros del Castillo de Rothenfels dispuesta como espacio litúrgico, Rothenfels (Alemania), 1928/39. de ámbitos físicos: desde la catedral hasta el confesionario, desde la capilla de montaña a la playa de Copacabana. Este lugar viviente se genera a partir del rito. Concretamente a través de la condensación de los diversos flujos individuales y colectivos de la celebración ritual, como las procesiones; del establecimiento de relaciones simbólicas entre los diversos lugares rituales; de la formación de unidades espaciales locales a partir de cada una de las secuencias del rito, como en la distribución de la Comunión. La comunidad litúrgica que actúa en el rito deja una huella en el espacio donde éste se desarrolla, que lo marca profundamente2. Algunos de los precedentes históricos más ilustres del espacio litúrgico eventual los encontramos en la arquitectura efímera barroca3. En época contemporánea, sigue siendo muy significativa la experiencia de Romano Guardini y Rudolf Schwarz en el castillo de Rothenfels. La viva conciencia que poseía la comunidad de Rothenfels de participar en la Eucaristía como acción sacramental y comunitaria, con sus elementos más esenciales, les hacía experimentar de modo particularmente intenso y vivo las celebraciones. Algunas de ellas tenían lugar en un ámbito litúrgico eventual: la Sala de los Caballeros del castillo. Este espacio plurifuncional, utilizado por los jóvenes para las diversas actividades, podía albergar, por su tamaño, a todos los participantes en las reuniones del Quickborn. Con este 124 nombre se conocía el grupo juvenil alemán del período de entreguerras del que Guardini fue líder espiritual hasta su extinción en 19394 (Fig. 02). DE LA CELEBRACIÓN A LA ARQUITECTURA Llegados a este punto, se nos presenta una nueva cuestión: ¿cuáles son las herramientas proyectuales de las que puede servirse un arquitecto para transformar un espacio no pensado inicialmente para albergar celebraciones religiosas en un lugar de culto? Como primer paso, podemos definir algunas características que contribuyen a perfilar la identidad del lugar litúrgico eventual: - La componente comunitaria, orgánica y jerárquica, que condiciona la situación y disposición de la presidencia litúrgica, los ministerios, la asamblea, así como la relación entre ellos; - La componente dinámico-simbólica, que incluye la tensión trascendente direccional (orientación en el plano) y ascensional (movimiento hacia lo alto o tensión vertical); - La componente funcional, que implica la determinación de los focos, flujos y ámbitos espaciales de acción. Hecha esta distinción, es fácil reconocer cómo la arquitectura cristiana despliega simbólicamente un mensaje de salvación en las tres direcciones del espacio. En Actas del Congreso Internacional de Arquitectura Religiosa Contemporánea 3 (2013) EL ESPACIO LITÚRGICO EVENTUAL: IDENTIDAD Y PROYECTO Fig. 03. Paulo Mendes da Rocha, Capilla de San Pedro Apóstol, Palacio de Boa Vista, São Paulo (Brasil), 1987. el plano horizontal se manifiestan los movimientos del rito; la distribución del pueblo y ministros en la nave y el presbiterio; las relaciones de estos dos ámbitos con su centro ideal, que es el altar. En el plano vertical se manifiesta la trascendencia de la acción, en la que liturgia de la Jerusalén Celeste y la liturgia terrestre se abrazan en la luz, así como la jerarquía de espacios y ministerios. Por último, en su disposición general contemplamos el diálogo que el espacio litúrgico entabla con el entorno natural y urbano, así como también la imagen que la Iglesia transmite de sí misma al mundo. ALGUNAS HERRAMIENTAS PROYECTUALES La principal acción arquitectónica para la generación de un espacio litúrgico eventual consiste en ganar un plano elevado respecto al entorno circundante. Un ámbito privilegiado de acción —normalmente un estrado— que revela la diferencia fundamental de la acción que se desarrolla en este ámbito de libertad apenas ganado respecto a las actividades ordinarias5. El estrado para un evento litúrgico, lugar que ocupan el altar y los demás focos celebrativos, si bien participa de la flexibilidad funcional que este tipo de estructuras efímeras poseen tradicionalmente, también tiene exigencias programáticas bien definidas: aquéllas que le proporciona el rito. El evento sobrenatural —la epifanía del Verbo de Dios encarnado bajo los signos sacramentales— deter- mina la sacralidad del ámbito celebrativo. Ahora bien, ¿cómo determinar los límites del espacio sagrado? En el espacio litúrgico, a partir de un punto se genera un ámbito espacial cuya naturaleza queda marcada no por una delimitación física estricta, sino por un evento: la celebración sobre el altar y desde él6. De este modo, en torno a la acción celebrativa se genera un espacio que posee una gradación interior de relevancia espacial y simbólica, así como de sacralidad de sus ámbitos. La celebración litúrgica implica al hombre completamente, en sus dimensiones corporal y espiritual: es una experiencia humana y sensorial inigualable7. Tanto los ministros como los fieles han de sentirse protagonistas de un evento en el que participan consciente, activa y piadosamente8. Esto implica un cuidadoso diseño del lugar que ocupan los diversos participantes —especialmente si éste es de grandes dimensiones—, de modo que todos perciban que forman una unidad entre sí y que participan de la acción ritual. En este sentido, la integración en el proyecto del lugar que ocupan los fieles con el plano destacado en el que se desarrolla la acción trascendente, a través de algún elemento de comunicación-comunión, resulta de particular importancia. Por otra parte, la correcta visibilidad y audibilidad de los diversos gestos y oraciones por parte de todos los participantes es un presupuesto básico para una adecuada participación en el rito. Actas del Congreso Internacional de Arquitectura Religiosa Contemporánea 3 (2013) 125 FERNANDO LÓPEZ ARIAS Fig. 04. Estrado para la Vigilia y Eucaristía conclusivas de la XX Jornada Mundial de la Juventud, Colonia (Alemania), 20-21/08/2005. En el espacio litúrgico abierto, los elementos de la naturaleza o de la ciudad se integran en la acción celebrativa de modo accidental e inmediato. Tradicionalmente, la dimensión cósmica del evento litúrgico ha sido expresada en el arte sagrado de modo simbólico y no directo9. Y es que la arquitectura sagrada ha de suscitar en los hombres una experiencia del misterio auténticamente cristiana — sacramental— y no sólo vagamente religioso-naturalista. Por tanto, la desmaterialización de los límites visuales del espacio celebrativo, de modo que se perciba de modo directo el entorno natural o urbano, no parece en principio una opción adecuada desde un punto de vista simbólico (ni tampoco, seguramente, práctico), a menos que queramos definitivamente reconocer el fracaso contemporáneo del arte litúrgico10. La iconografía contribuye eficazmente a la construcción de la identidad de este tipo de espacio ritual. Las imágenes sagradas de la común tradición cristiana, universal o local, son un medio eficaz para transmitir un mensaje de salvación a asambleas litúrgicas en muchos casos heterogéneas y desarraigadas. Las imágenes de Cristo, de María y de los santos y ángeles son elementos irrenunciables para el espacio litúrgico (Fig. 03). Seguramente la más versátil y expresiva de las herramientas proyectuales para la construcción del espacio litúrgico transitorio es la luz. Un sabio uso de la luz natural, directa, reflejada o difuminada, de la sombra y 126 la penumbra, así como también de la luz artificial, resulta imprescindible para la creación del ambiente emocional y simbólico propicio para el desarrollo del rito. ¿Cómo olvidar en este sentido la nube luminosa que cobijó el estrado de la Eucaristía de clausura de la JMJ en Colonia en 2005? (Fig. 04). Junto a la luz, la armonía cromática y los materiales, la textura y el brillo y el movimiento constituyen herramientas básicas para cualquier construcción celebrativa, efímera o permanente11. Podemos concluir diciendo que el espacio de la liturgia cristiana se caracteriza por cuatro cualidades: flexibilidad, complejidad, organicidad y apertura. Es flexible porque, estando constituido por elementos más o menos estables en el espacio y el tiempo, tiene la capacidad de albergar ritos diversos. Es complejo, pues el espacio litúrgico es la sinfonía armónica de los diversos ámbitos de acción que intervienen de diversos modos: altar, la cátedra o el lugar de los fieles (a esto hay que sumar lugares auxiliares como la sacristía o las credencias). Su organicidad proviene del hecho de estar formado por elementos que, poseyendo cada uno su función propia, se relacionan entre sí para albergar una celebración viva. El espacio ritual cristiano es, por último, un espacio abierto a la comunicación con el Dios trascendente y con todos los hombres, punto de partida para la evangelización, más allá de los límites de la celebración y de su ámbito específico. Actas del Congreso Internacional de Arquitectura Religiosa Contemporánea 3 (2013) EL ESPACIO LITÚRGICO EVENTUAL: IDENTIDAD Y PROYECTO CREDITOS DE LAS ILUSTRACIONES Fig. 01. Catholicphilly, con acceso el 1 de octubre de 2013, http://catholicphilly.com/2013/07/local-news/photofeatures/world-youth-day-photo-gallery/. Fig. 02. Ralf van Bühren, Kunst und Kirche im 20. Jahrhundert: die Rezeption des Zweiten Vatikanischen Konzils (Paderborn: Schöningh 2008), 905. Fig. 03. Wikipedia, con acceso el 1 de octubre de 2013, http://it.m.wikipedia.org/. Fig. 04. Flickr, con acceso el 1 de octubre de 2013, www.flickr.com/photos/maximk/36247420/sizes/o/in/photostream/. NOTAS (1) Cf. Joseph Ratzinger, El espíritu de la liturgia: una introducción (Madrid: Cristiandad, 2002), 60-66. También Camille Focant, «Du temple à la maison: L'espace du culte en esprit et en vérité», Revue théologique de Louvain 37 (2006): 342-360. (2) Cf. Romano Guardini, El espíritu de la liturgia (Barcelona: Centre de Pastoral Litúrgica, 2002), 27-35 y «La esencia de la obra de arte», en Idem, Obras, vol. 1 (Madrid: Cristiandad, 1991), 319-327. (3) Una buena panorámica general se ofrece en Sarah Bonnemaison & Christine Macy eds., Festival Architecture (Londres/Nueva York: Routledge, 2008). En este campo resulta de extraordinario interés consultar la tesis doctoral de Ignacio Vicens y Hualde, Arquitectura efímera barroca: un estudio de las estructuras funerarias españolas del siglo XVII (Madrid: Universidad Politécnica de Madrid, 1985). (4) Así lo explicaba el mismo Schwarz: «El único mobiliario de la sala consistía en centenares de taburetes negros de madera, con forma de cubo. No había nada más; se pretendía tomar en serio la tesis de que la comunidad podía expresar por sí misma formas espaciales (...) Es hermoso cuando el espacio sagrado se apoya completamente sobre la comunidad y su acción, cuando es construido por la liturgia y desaparece con ella, renunciando a toda estructuración arquitectónica». Cf. Hanna-Barbara Gerl, Romano Guardini: La vita e l'opera (Brescia: Morcelliana, 1988), 259. La traducción es nuestra. (5) Cf. Francisco González de Canales, «Espacios evanescentes. De la celebración a la innovación», Arquitectura Viva 141 (2011): 17. (6) Es lo que Fernández-Cobián ha denominado arquitectura centrípeta. Ilustra este concepto con el ejemplo del fuego que, como en las hogueras de los campamentos, cualifica un espacio en virtud de la proximidad a él. Cf. Esteban Fernández-Cobián, «Espacios temporales para la liturgia. ¿Evolución tipológica o disolución identitaria?», Quintana 9 (2010): 126. Este concepto se encuentra cercano, en el ámbito teológico, a la idea de sacralidad por relación de continuidad espacial entre la manifestación local de la divinidad y el ambiente que la envuelve, expuesta por Giorgio Bonaccorso. Cf. Giorgio Bonaccorso, Celebrare la salvezza. Lineamenti di liturgia (Padua: Messaggero, 1996), 205211. (7) Sobre este aspecto me parece interesante consultar el artículo de Jordi Pablo i Grau, «Espais festius i rituals, efímers tanmateix», en Santiago Roquetas Matias y Josep Maria Fort Mir eds., Arquitectura, art i espai efímer (Barcelona: Edicions UPC, 1999), 113-117. (8) Cf. Concilio Vaticano II, Constitución Sacrosantum Concilium sobre la Sagrada Liturgia (4/12/1963), nº 11 y 48. (9) Joseph Ratzinger apuesta por la orientación del espacio celebrativo como el mejor modo de expresar simbólicamente cómo la liturgia cristiana abraza el cosmos y la historia. Cf. Ratzinger, El espíritu de la liturgia, 92. (10) La capilla de San Pedro Apóstol, de Paulo Mendes da Rocha en São Paulo, que introduce directamente en la acción celebrativa el entorno de la Creación natural, es de una belleza arrebatadora. Sin embargo, la limitación de elementos iconográficos del lenguaje artístico cristiano resulta ciertamente inquietante. (11) Cf. Ignacio Sanfeliu Arboix, La Arquitectura efímera. Los componentes efímeros en la arquitectura, Tesis doctoral (Barcelona: Universitat Politècnica de Catalunya, 1997), 109-377. Con acceso el 1 de octubre de 2013, www.tdx.cat/handle/10803/6091. Actas del Congreso Internacional de Arquitectura Religiosa Contemporánea 3 (2013) 127