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González defiende en Washington el tratado de libre comercio con la UE El presidente de los empresarios valencianos viaja como 'número dos' de la CEOE El dirigente de Cierval se entrevista con la presidenta del FMI, Christine Lagarde José Vicente González, presidente de los empresarios valencianos, estuvo la semana pasada a Washington con la organización Businesserope para apoyar la firma de un tratado de libre comercioentre la Unión Europea y Estados Unidos. González, que viajó en calidad de número dos de la patronal española CEOE, se reunió con la presidenta del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, la secretaria de Estado de Comercio, Penny Pritzker, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, entre otros.
2015
Exhibition catalog essay on Tenerife artist Gonzálo González. In Spanish.
La técnica es la obra del hombre en su toma de poses IOn del mundo.
Sobre "Otoños y otras luces", de Ángel González. Publicado en "Ángel González, un clásico de nuestro tiempo". Edición de José Guerrero, Elena Peregrina y Álvaro Salvador). Almería, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Almería, 2006.
Violence Against Women, 2007
The Massachusetts Department of Public Health implemented the Collaborative for Abuse Prevention in Racial and Ethnic Communities (CARE) project in two Latino communities, in the city of Chelsea and in Berkshire County, Massachusetts. One goal of CARE was to build collaborative networks of service providers to provide culturally competent services. Networks of existing community-based agencies that provide a variety of different services regarding violence against women were established in both locales. This article describes the CARE model, network formation, initial attempts to build collaboration and cultural competence, outreach and education activities, and organizational-level changes resulting from the establishment of the networks. The challenges, successes, and lessons learned in implementing this network model are also discussed.
Proyecciones (Antofagasta), 2000
Given the sequences of real numbers (λ i ) n 1 , (µ i ) n−1 1 , satisfying the interlacing property λ i < µ i < λ i+1 , 1 ≤ i ≤ n − 1, we present a new numerical procedure to construct a spring-mass system with eigenvalues (λ i ) n 1 , where the interlaced spectrum (µ i ) n−1 1 corresponds to the modified system whose mass m r+1 , 1 ≤ r ≤ n − 2, is fixed. The method, which is a modification of the fast orthogonal reduction technique, appears to be computationally less expensive than other in the literature.
Journal of stem …, 2010
The efficient migration of mesenchymal stem cells (MSCs) to diseased tissues is required for the fulfillment of their regenerative potential. Recruitment of circulating cells into the damaged tissues is regulated by a complex network, which includes the non-neural cholinergic system. We found that human MSCs (hMSCs) express nicotinic acetylcholine receptor subunits alpha 7, beta 2 and beta 4. The receptor agonist nicotine caused calcium (Ca++) influx into hMSCs suggesting that the calcium ion channel alpha 7 homopolymer mediated this response. While high concentrations of nicotine (10−5M) induced hMSC apoptosis, physiological concentrations (10−7M) did not interfere with cell survival. At non-toxic concentrations, nicotine increased spontaneous migration of hMSCs, whereas chemotaxis of hMSCs toward C3a and bFGF in vitro and migration of intravenously infusion hMSCs into bone marrow and spleen in vivo were inhibited. The antagonist for the alpha 7 homopolymer, bungarotoxin, blocked the inhibitory effect of nicotine on chemotactic factor-induced migration of hMSCs. These findings reveal an involvement of the non-neural cholinergic system in regulation of hMSC migration.
Big dog by Dale Gottlieb (Hardcover
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Prólogo
Antonio González y González, nacido en Valencia del Mombuey, podría haber sido uno de esos personajes que, por capricho del destino, se desvanecen en los márgenes de la historia. Sin embargo, al conjugar la audacia del liberal con el arte de la diplomacia, su vida quedó inscrita con tinta indeleble en los anales de su tiempo. Un hombre de su talante no pasaba desapercibido. De modales elegantes y verbo afilado, tenía la capacidad de arrastrar a sus interlocutores hacia un terreno incierto, donde el ingenio se batía en duelo con la astucia.
Valencia del Mombuey, un rincón olvidado en los confines de Badajoz, no parecía el lugar donde alguien destinado a la política y la diplomacia internacional harían su primer grito de batalla. Sin embargo, allí nació y, quizás por ese mismo contraste entre la inmensidad del mundo que soñaba conquistar y la humildad de sus raíces, se forjó en su espíritu un inconformismo que lo empujó a traspasar las fronteras físicas y mentales de su época.
González y González no era solo un liberal de esos que agitaban las conciencias de su tiempo. Su liberalismo, lejos de ser una simple etiqueta política, era casi una cuestión de vida o muerte. Amaba la libertad como un soldado ama su espada. Y, aunque su campo de batalla no siempre fue la arena militar, su vida transcurrió en medio de maniobras diplomáticas, tensiones políticas y conspiraciones que requerían tanto coraje como astucia.
En las cortes y embajadas donde se movía, era tan temido como respetado. Sabía cuándo atacar con palabras y cuándo guardar silencio, y esas armas invisibles le servían más que cualquier sable o pistola. Sus adversarios, tanto políticos como ideológicos, no solo lo veían como un oponente, sino como un estratega implacable, un jugador de ajedrez que siempre iba dos pasos por delante.
A lo largo de su carrera, Antonio fue testigo de las grandes tensiones europeas, de la lucha entre las ideas revolucionarias y los viejos imperios en decadencia. No era un simple observador, sino un protagonista que, desde la trastienda del poder, supo influir en los destinos de naciones, siempre con el mismo gesto frío y calculador que le valió más de un enemigo mortal, pero también la lealtad de aquellos que comprendían su valor.
Porque ser liberal en tiempos convulsos no era tarea fácil. Y menos para alguien como González y González, quien, con la misma facilidad con la que desplegaba una sonrisa encantadora, podía sellar el destino de aquellos que lo subestimaban. Era de esos que no necesitaban levantar la voz para ser escuchados. Bastaba con que se sentara a la mesa, observando en silencio antes de mover ficha, para que todos en la sala supieran que se había terminado el juego de las apariencias y comenzaba la verdadera partida.
Al abrir este libro, nos sumergimos la fascinante vida del liberal gracias a dos investigadores brillantes, José Antonio y José Luis, que han marcado el panorama literario contemporáneo con su originalidad y profundidad, y con la publicación de varios personajes que marcaron hito en el proceso liberal extremeño. Cada uno, con su estilo único, aporta una visión rica y matizada sobre los temas que abordan.
Este es el relato del hombre que, a pesar de su origen modesto, supo ser gigante en el escenario del mundo. Un liberal, un diplomático, un estratega. Y, por sobre todo, un hombre que no conocía el miedo a los grandes retos. Antonio González y González: natural de Valencia del Mombuey, universal en su ambición. Mi agradecimiento a José Antonio Ramos y a José Luis Pérez.
Manuel Naharro Gata Alcalde de Valencia del Mombuey
Introducción
Antonio González y González, destacado político natural de Valencia del Mombuey, fue una figura de singular relevancia en la historia decimonónica de la política local y regional de Extremadura. Nacido en este pequeño municipio situado en la provincia de Badajoz, en una región profundamente marcada por la tradición agrícola y ganadera, su vida y trayectoria política encarnaron muchas de las tensiones, retos y transformaciones experimentadas por la comunidad extremeña a lo largo del siglo XIX y XX.
La infancia y juventud de Antonio transcurrieron en el seno de una sociedad rural que enfrentaba grandes dificultades económicas, especialmente debido a la pobreza estructural y al éxodo masivo de sus habitantes hacia las zonas industriales del norte de España y otros países europeos. En este ambiente, Antonio desarrolló desde joven una conciencia social y política que lo llevó a implicarse activamente en la vida pública.
Sus primeros pasos en la política se dieron en el ámbito local, donde fue testigo de la lenta pero inexorable transformación de la sociedad extremeña, impulsada tanto por las políticas de desarrollo regional implementadas en el siglo XIX como por los movimientos sociales y sindicales que comenzaban a cobrar fuerza. La creciente demanda de modernización del campo y la necesidad de una mayor inversión en infraestructuras y servicios públicos fueron causas a las que se dedicó con ahínco durante su trayectoria política.
A lo largo de su carrera, Antonio González defendió con vehemencia la necesidad de potenciar el desarrollo rural. En este sentido, fue un pionero en la promoción de políticas que combinaban el respeto por las tradiciones locales con la adopción de nuevos enfoques productivos. Fue el I marqués de Valdeterrazo, político, diplomático y abogado español. Enemigo de las ideas del Antiguo Régimen, fue un relevante político del primer liberalismo español y responsable de su implantación. Figura principal del partido progresista español del siglo xix, colaboró activamente en las políticas llevadas a cabo por Juan Álvarez Mendizábal y Baldomero Espartero, aunque con el paso de los años sus ideas se moderaron.
Ocupó cargos tan importantes como presidente de la Cámara en la Legislatura de las Cortes Constituyentes de 1836-1837, ministro de Gracia y Justicia en 1838 y en 1840, de Estado en 1841 y presidente del Consejo de Ministros en 1840 y 1841. Ocupando este cargo, la Reina propone la disolución de la Cámara, lo que obliga a González y González a presentar su dimisión. Numerosos cargos como Oficial del Regimiento de Caballería de Húsares de Castilla, Fiscal Togado del Tribunal Especial de Guerra y Marina y ministro del Tribunal Supremo de Justicia de España e Indias. La reina Isabel II por Real Decreto dado en San Ildefonso de La Granja (Segovia) el 24 de agosto de 1864 le otorgó el título de marqués de Valdeterrazo.
Nuestro agradecimiento a doña Sandra Rodríguez, jefa del Archivo del Congreso de los Diputados (Madrid). A don Ismael Mora Oliva, del Departamento de Referencias, Archivo Histórico de la Nobleza (Toledo); a doña Sara Sieira Mucientes, Secretaria General, Archivo del Senado. Al Teniente Coronel don Javier Alonso (Archivo General Militar de Segovia). Por supuesto a don Manuel Naharro Gata, Alcalde de Valencia del Mombuey, y al Excmo. Sr. D. Francisco Goicoerrotea, Marqués de Valdeterrazo.
I Antonio González y González, estadista liberal y diplomático
Antonio Bonifacio González y González Vázquez y Hernández, Marqués de Valdeterrazo, nació en Valencia de Mombuey (Badajoz), el día 5 de enero de 1792 1 , hijo de Tomás González Vázquezm, natural de Jerez de los Caballeros, e Isabel González Hernández, natural de Valencia del Mombuey. Su casa natal, hoy restaurada, es la Casa de la Cultura.
La localidad se sitúa entre Oliva de la Frontera y Villanueva del Fresno, justo en la línea fronteriza con Portugal. Cuando nació Antonio González, esta villa era "de señorío y corresponde al Excelentísimo Señor Duque de Medina Celi, cuio señor tiene la jurisdicion, diezmos y primicias en ella, con el fruto de yerbas desde San Miguel hasta veinte y cinco de marzo, y el medio terrazo quando se siembra una dehesa llamada del Brabero", según recogió el Interrogatorio de la Real Audiencia, partido de Badajoz, realizado el 6 de marzo de 1791 2 .
1 Libro de Defunciones de la iglesia parroquial de la Purísima Concepción, 1717-1808. Archivo Capitular de Badajoz.
La villa contaba con ciento sesenta vecinos, en su mayoría labradores, ganaderos y algunos se dedicaban a oficios artesanales. Antonio González estudió las primeras letras en la escuela de primaria que había en la localidad 3 . Antonio González nació en el seno de una importante familia hacendada pacense. Su casa era la más destacada de la población, de hecho, casi sesenta años después, Pascual Madoz, expresa: "Valencia de Mombuey: villa con ayuntamiento en la provincia y diócesis de Badajoz, (…..) Tiene 160 casas; la de ayuntamiento y cárcel en ruina; la del Excmo. Sr. D. Antonio González, Senador y ex-ministro de Estado, que es la mas notable"4.
Antonio González cursó sus primeros estudios en el colegio de Valance de Badajoz, donde ingresó en 1799 a la edad de siete años, junto con su hermano Luis. En un momento de la historia de Badajoz que por su condición de ciudad fronteriza con Portugal incrementó su población a 3.230 vecinos 5 y también su carácter militar y la presencia de tropas en su espacio urbano, amurallado y con fuertes torreones. Necesidades que conllevaron la presencia de fuertes contingentes militares: Compañía del Real Cuerpo de Artillería, el Batallón de Voluntarios de Aragón, el Segundo Regimiento de Infantería Ligera de Cataluña, el Regimiento de Infantería de Extremadura, un Escuadrón de Voluntarios a Caballo de España, una Compañía de Inválidos, el Cuerpo de Milicias Urbanas Anti-3 "Hay escuela de primeras letras, su dotacion por el reglamento de propios es de doscientos y cinquenta reales; cuida de su arreglo la justicia, pero atendiendo a una dotacion tan pobre se ben obligados a admitir el primero que se presenta y as¡ la escuela está abandonada. Hay escuela de niñas sin dotacion y si se espera que qualquiera dia falte; de granmatica no hay ni el pueblo lo permite". Interrogatorio de la Real Audiencia, 1791, 629. 4 Según Madoz en su Diccionario Geográfico Estadístico Histórico, tomo XV, publicado en Madrid, en el año 1849.
5
Interrogatorio de la Real Audiencia, 1791, 625; Sánchez Marroyo, 2003, 107. guas, una Bandera de la Real Brigada de Artillería de Marina y otra del Regimiento de Infantería de Zamora 6 .
El colegio de Valance era una institución educativa de carácter religioso. Este colegio fue fundado en el siglo XVIII y estaba bajo la dirección de la Compañía de Jesús. El nombre "Valance" proviene del apellido del fundador o benefactor del colegio, cuyo objetivo principal era ofrecer una educación cristiana y humanística a los jóvenes de la ciudad y sus alrededores.
El Colegio de Valance formaba parte de un amplio entramado de instituciones educativas jesuitas que se esparcieron por España y otras partes del mundo durante la época moderna. Estas instituciones se caracterizaban por una sólida formación en Humanidades, que incluía estudios de Latín, Filosofía, Teología, Matemáticas y Ciencias Naturales, con un fuerte énfasis en la disciplina y la moral cristiana.
En 1767, sin embargo, los jesuitas fueron expulsados de España por el rey Carlos III, lo que afectó directamente a colegios como el de Valance. Tras la expulsión de la Compañía de Jesús, el colegio continuó sus actividades bajo otras administraciones eclesiásticas, pero ya no con la misma influencia jesuita. En el año 1799, el Colegio de Valance seguía siendo un centro importante de enseñanza en Badajoz, adaptado a las nuevas circunstancias políticas y educativas de la época, aunque con una administración diferente a la original.
Es importante destacar que el contexto histórico en el año 1799 era particularmente inestable, con las consecuencias de la Revolución Francesa, la Guerra de la Independencia en ciernes y las reformas borbónicas que afectaron a las instituciones educativas y religiosas en toda España. Esto también impactó en el funcionamiento y la orientación de colegios como el de Valance, que se tuvieron que adaptarse a los cambios socio-políticos de la época.
6 Roso Díaz, 2010, 81. Mientras desarrollaba Antonio Bonifacio sus estudios en Badajoz, el 2 de mayo de 1808 comenzó un conflicto bélico que se desató como respuesta a la invasión y ocupación de España por las tropas napoleónicas y marcó el inicio de una larga y sangrienta lucha que se extendió hasta 1814.
El conflicto bélico truncó la apacible vida de estudiante de Antonio, uniéndose al movimiento insurreccional contra la ocupación francesa, dejando sus estudios poco antes de acabarlos y se une en 1809 a la compañía de Artillería de la ciudad pacense, para pasar al regimiento de caballería, con los cordones de cadete. Antonio sirvió con este grado un año, al cabo del cual fue nombrado segundo maestre de cadetes y oficial del mismo cuerpo más tarde 7 .
El contexto previo a la guerra estuvo marcado por la crisis de la monarquía española bajo el reinado de Carlos IV y las intrigas políticas en la corte. En 1807, mediante el Tratado de Fontainebleau, España había permitido el paso de tropas francesas a través de su territorio con el pretexto de invadir Portugal 8 . Sin embargo, Napoleón Bonaparte aprovechó esta situación para aumentar su control sobre España.
En marzo de 1808, bajo presión de Napoleón, Carlos IV abdicó en favor de su hijo Fernando VII, pero poco después Napoleón logró que ambos monarcas fueran llevados a Bayona, Francia, donde Carlos IV abdicó nuevamente, esta vez en favor de Napoleón. El emperador francés, en una jugada política, impuso a su hermano, José Bonaparte, como rey de España.
La imposición de un rey extranjero y la creciente presencia militar francesa en España desencadenaron el levantamiento popular el 2 de mayo de 1808 en Madrid, conocido como el "Dos de Mayo". Este levantamiento fue brutalmente reprimido por las tropas francesas, pero se convirtió en un símbolo de resistencia. La rebelión se extendió rápidamente por toda España, dando inicio a la Guerra de la Independencia 9 .
Este conflicto no solo fue una guerra convencional entre ejércitos, sino también una guerra de guerrillas, en la que los españoles, organizados en juntas locales, lucharon contra la ocupación francesa. La guerra duró seis años y culminó en 1814 con la retirada de las tropas napoleónicas y la restauración de Fernando VII en el trono español.
Iniciada la Guerra de la Independencia en 1809, Antonio González, participa como cadete del Regimiento de úsares de Castilla en varias batallas. En este cuerpo, por los distinguidos servicios prestados en distintas acciones militares, fue promovido a segundo maestre de cadetes y en 1811 al grado de oficial.
Badajoz, debido a su ubicación estratégica en la frontera con Portugal, se convirtió en un punto de gran importancia tanto para las fuerzas españolas como para las francesas. La ciudad, situada en una región clave para el control de la Península Ibérica, fue escenario de varias batallas y asedios durante la guerra 10 .
En los primeros años de la guerra, Badajoz fue un baluarte importante para las fuerzas españolas que intentaban resistir la invasión francesa. Sin embargo, la ciudad cayó bajo control francés en marzo de 1811, cuando las tropas del mariscal Soult, uno de los generales más destacados de Napoleón, lograron tomarla tras un asedio que duró varios días.
La ocupación francesa de Badajoz fue un momento difícil para sus habitantes, que sufrieron las consecuencias de la guerra, incluyendo la represión y la escasez de recursos. Los franceses fortificaron la ciudad, conscientes de su importancia como cabeza de puente hacia Portugal y como base desde la cual lanzar operaciones militares en la región 11 . 9 Álvarez Barrientos, 2008, 13. 10 Carrasco Álvarez, 2013, 21. 11 Rodríguez Cancho, 2008;Pilo Ortiz, 2021. Badajoz fue sitiada en varias ocasiones por las tropas aliadas hispano-británicas. El primer intento significativo de liberación ocurrió en mayo de 1811, cuando las fuerzas británicas y portuguesas, comandadas por el general William Beresford, sitiaron la ciudad. Este asedio culminó en la batalla de La Albuera, una de las más sangrientas de la guerra, que tuvo lugar el 16 de mayo de 1811 en las cercanías de Badajoz. Aunque los aliados obtuvieron una victoria táctica en la batalla, no lograron tomar la ciudad, y el sitio fue levantado 12 .
Antonio González fue un destacado militar en la batalla de La Albuera, que enfrentó a las tropas del Imperio francés, comandadas por el mariscal Nicolás Jean de Dieu Soult, contra una coalición formada por tropas británicas, españolas y portuguesas, lideradas por el general británico William Beresford y el general español Castaños.
La batalla se libró en la localidad de La Albuera, situada cerca de Badajoz, una plaza fuerte en poder de los franceses que era crucial para el control de la frontera entre España y Portugal. La coalición aliada intentaba romper el asedio francés de Badajoz, mientras que Soult buscaba expulsar a las tropas aliadas y mantener el control sobre la región.
El ejército francés de Soult, compuesto por unos 24.000 soldados, tenía la intención de derrotar al contingente aliado, que contaba con unos 35.000 hombres. Soult intentó un ataque envolvente por el ala derecha de los aliados, logrando cierta sorpresa al inicio, pero la feroz resistencia aliada impidió que los franceses explotaran esta ventaja 13 .
Las tropas británicas, conocidas por su disciplina y firmeza, resistieron heroicamente los repetidos ataques franceses, aunque sufrieron graves bajas.
Los españoles, liderados por el general Castaños y el comandante José de Zayas, desempeñaron un papel crucial en la defensa de las posiciones, resistiendo los embates de la caballería francesa.
Los portugueses, aunque en menor número, apoyaron significativamente a las fuerzas británicas y españolas.
La lucha fue extremadamente violenta y se caracterizó por ataques y contraataques en medio de un campo de batalla confuso, donde ambos bandos sufrieron importantes bajas. Al final del día, Soult no logró romper la línea aliada y decidió retirarse, aunque las pérdidas fueron tan elevadas para ambos lados que la victoria no fue claramente decisiva.
Como consecuencias, la coalición aliada se adjudicó la victoria táctica, ya que los franceses se retiraron, pero las bajas fueron tan altas, especialmente entre las tropas británicas, que no pudieron aprovecharla de inmediato. En términos estratégicos, la batalla impidió que los franceses reforzaran el asedio de Badajoz, lo que permitió que las tropas aliadas retomaran la iniciativa en la región. Las bajas fueron especialmente graves para los británicos, que perdieron cerca de 7.000 hombres, mientras que los franceses sufrieron alrededor de 8.000 bajas.
La Batalla de La Albuera es recordada por la dureza de los combates y por el papel destacado que jugaron las tropas españolas en una guerra que muchas veces había visto la desconfianza entre las fuerzas aliadas.
El segundo y definitivo asedio a Badajoz, en el que también participó Antonio González, comenzó en marzo de 1812. Las fuerzas británicas, bajo el mando del duque de Wellington, iniciaron un asedio que se convirtió en uno de los más brutales de la guerra 14 . Tras semanas de intensos combates y bombardeos, las tropas aliadas lograron finalmente romper las defensas de Badajoz el 6 de abril de 1812.
La caída de Badajoz fue seguida por uno de los episodios más oscuros de la Guerra de la Independencia: el saqueo de la ciudad por las tropas aliadas. Durante varios días, los soldados británicos y portugueses desataron el caos en Badajoz, saqueando y cometiendo todo tipo de abusos contra la población civil, incluyendo violaciones y asesinatos 15 . Este saqueo ensombreció la victoria aliada y dejó una huella duradera en la historia de la ciudad.
La liberación de Badajoz en 1812 fue un golpe significativo para las fuerzas francesas en la Península Ibérica y marcó un punto de inflexión en la guerra, contribuyendo al posterior avance aliado hacia el norte de España. Sin embargo, la devastación sufrida por la ciudad y sus habitantes dejó secuelas que tardaron muchos años en superarse.
Badajoz fue un escenario clave en la Guerra de la Independencia, con su resistencia, asedios y la trágica toma de la ciudad marcando la historia de la región y contribuyendo de manera importante al desenlace del conflicto a nivel nacional 16 .
Concluida la guerra, Antonio González recibió en 1814 varias medallas honoríficas, siendo promovido a maestre de cadetes y al grado de oficial. 17 Aunque Antonio se mantuvo vinculado a ese Regimiento hasta junio de 1822, volvió a sus estudios y terminó la carrera de Leyes en la Universidad de Zaragoza, donde en el año 1819 se graduó de bachiller. Se había marchado a estudiar a Zaragoza, porque esta facultad era una de las instituciones académicas más importantes de España, con una larga tradición que se remontaba a su fundación en 1542. La universidad había pasado por diversas reformas y cambios a lo largo de los siglos, adaptándose a las circunstancias políticas y sociales del país.
Durante el período en torno a 1819, España estaba saliendo de los efectos devastadores de la Guerra de la Independencia (1808-1814), y la universidad, al igual que muchas otras instituciones, se encontraba en un proceso de recuperación. El ambiente académico de la época estaba influido por el contexto de la Restauración absolutista bajo el rey Fernando VII, quien había abolido la Constitución de 1812 y restaurado el absolutismo, lo que impactó en la vida intelectual y académica del país.
A pesar de estas dificultades, la Universidad de Zaragoza continuó desempeñando un papel fundamental en la formación de profesionales en diversas disciplinas, especialmente en Derecho, Teología, Medicina y Filosofía. La facultad de Leyes, en particular, seguía siendo una de las más prestigiosas, atrayendo a estudiantes de diversas partes de España 18 .
En términos académicos, la enseñanza en 1819 se caracterizaba por un enfoque tradicional, basado en la escolástica, aunque ya empezaban a surgir ideas ilustradas y liberales entre algunos profesores y estudiantes, que influirían en las reformas universitarias posteriores. La Universidad de Zaragoza en 1819 era una institución con una rica historia y tradición, que, a pesar de los desafíos de la época, continuaba siendo un centro de educación superior clave en España, preparando a sus estudiantes en un contexto de restauración y recuperación tras los tumultos de las primeras décadas del siglo XIX 19 . Antonio González, atraído por la ebullición política del Trienio Liberal, se traslada a Madrid, donde se integra en la burocracia jurídica del régimen liberal. El Trienio Constitucional en España se inauguró el 1 de enero de 1820 y se prolongó hasta 1823 20 . Este período marcó un intento de restauración del régimen liberal y constitucional en medio de la agitación 18 Borao, 2017, 10. 19 Peiró Martín, Vicente y Guerrero, 2010. 20 González Caballero, 2012, 535. política que seguía a la Guerra de la Independencia y la restauración absolutista de Fernando VII.
El Trienio Constitucional comenzó tras el pronunciamiento de Riego el 1 de enero de 1820, cuando el coronel Rafael del Riego, al mando de tropas en Las Cabezas de San Juan (Sevilla), se sublevó contra el absolutismo de Fernando VII. Riego y sus seguidores exigieron el restablecimiento de la Constitución de 1812, también conocida como "La Pepa", que había sido abolida por el rey en 1814.
El levantamiento de Riego rápidamente ganó apoyo en distintas regiones de España, y ante la creciente presión popular y militar, Fernando VII se vio obligado a aceptar la Constitución el 7 de marzo de 1820. Así, comenzó el Trienio Constitucional, un período en el que se reinstauró la monarquía constitucional y se intentó llevar a cabo una serie de reformas liberales.
Inaugurado ya el Trienio Constitucional, Antonio González será recibido como abogado en Madrid para ejercer la profesión, donde, a mediados del siguiente año, fue nombrado auditor de la Capitanía General, desde donde tuvo que informar en las causas abiertas con motivo de la sublevación contrarrevolucionaria ocurrida en julio en la capital.
Efectivamente, en el mes de julio de 1822, Madrid fue escenario de una sublevación contrarrevolucionaria que formó parte de las tensiones y conflictos del Trienio Constitucional (1820-1823) 21 . Esta insurrección fue organizada por sectores absolutistas que se oponían al régimen liberal instaurado tras la restauración de la Constitución de 1812 en 1820 22 .
Durante el Trienio Constitucional, España vivió un clima de gran inestabilidad política, con enfrentamientos constantes entre liberales y absolutistas. Los liberales, divididos entre moderados y exaltados, intentaban consolidar el régimen consti-21 ABC, 7 de julio de 1822. 22 Arbanat, 2020, 285. tucional, mientras que los absolutistas, leales a Fernando VII y al antiguo régimen, conspiraban para restaurar el absolutismo.
La sublevación de julio de 1822 fue un intento por parte de las fuerzas absolutistas de derrocar al gobierno constitucional y reinstaurar el poder absoluto del rey. Los sectores más conservadores de la sociedad, incluyendo parte del clero, la nobleza y militares realistas, estaban profundamente descontentos con las reformas liberales y la pérdida de poder de la monarquía.
El 7 de julio de 1822, un grupo de guardias reales, apoyados por absolutistas y realistas, se sublevaron en Madrid. Los sublevados se atrincheraron en el Palacio Real, esperando el apoyo de otros sectores conservadores del ejército y la población.
Sin embargo, el gobierno liberal, liderado por el presidente del Consejo de Ministros, Evaristo Pérez de Castro, actuó con rapidez. Los liberales movilizaron a la Milicia Nacional, una fuerza armada compuesta por ciudadanos defensores de la Constitución, que tuvo un papel crucial en sofocar la revuelta. Tras intensos combates en las calles de Madrid, las fuerzas gubernamentales lograron derrotar a los sublevados.
El rey Fernando VII, aunque simpatizaba con los absolutistas, se vio obligado a distanciarse públicamente de la sublevación, pues el fracaso de la misma puso de manifiesto la determinación del gobierno liberal y la Milicia Nacional de defender el régimen constitucional.
La sublevación de julio de 1822 fue un momento clave en el Trienio Constitucional. Aunque los liberales lograron mantener el control de la situación, la insurrección dejó patente la fragilidad del régimen constitucional y la profunda división en el país 23 . Este fracaso absoluto hizo que los absolutistas comenzaran a buscar ayuda externa para restaurar el absolutismo, lo que culminaría en la invasión de los "Cien Mil Hijos de San Luis" en 1823 y el fin del Trienio Constitucional.
Este episodio evidenció el creciente aislamiento de Fernando VII, quien a pesar de sus simpatías absolutistas, se vio forzado a mantenerse al margen de las conspiraciones hasta que las circunstancias fueran más favorables para un retorno al absolutismo.
Antonio González siguió desempeñando desde enero de 1823 el puesto de auditor en la Capitanía General de Andalucía, ubicada en Sevilla, manifestó su total adhesión al régimen liberal, sumándose, primero, a las autoridades constitucionales, aquí desplazadas en su huida del ejército reaccionario de los Cien Mil Hijos de San Luis, y acompañándoles, después, en su retirada a Cádiz.
En éste, su último destino, desde mediados de agosto a finales de septiembre ejerció como fiscal jefe de la sala de Guerra y Marina del Tribunal, desempeñando un papel esencial en la administración de justicia militar en España 24 . Este tribunal, encargado de tratar casos relacionados con delitos cometidos por militares y asuntos navales, requería la presencia de un fiscal togado, un cargo de alta responsabilidad que implicaba velar por el cumplimiento de la ley en procesos judiciales de gran importancia para la disciplina y el orden dentro de las fuerzas armadas. Era parte de las estructuras judiciales militares de la época. España, durante ese periodo, mantenía una organización judicial militar que se encargaba de administrar justicia en asuntos relacionados con las Fuerzas Armadas, tanto de tierra como de mar. Los tribunales de Guerra y Marina eran responsables de enjuiciar delitos cometidos por militares, así como cuestiones relacionadas con la disciplina y el servicio.
El fiscal togado era una figura clave en este tipo de tribunales. Era un jurista encargado de representar los intereses de la ley y del Estado en los procedimientos judiciales militares. Se denominaba "togado" porque, a diferencia de otros oficiales militares que podían participar en los procesos, el fiscal debía ser un profesional del derecho con formación jurídica, similar a los fiscales civiles.
Cádiz, como una ciudad de gran importancia estratégica y portuaria en esa época, albergaba instalaciones militares y navales significativas, por lo que era natural que allí existiera un Tribunal de Guerra y Marina. La ciudad también jugó un papel relevante en la política militar y naval de España durante el siglo XIX, lo que hacía necesario un tribunal especializado en estos asuntos.
Como fiscal togado, Antonio Bonifacio González y González fue responsable de la acusación en estos procedimientos, trabajando en estrecha colaboración con los jueces militares y navales para garantizar que se respetara el código militar y que se impartiera justicia de manera equitativa. Su función era crucial para asegurar que los delitos militares fueran tratados con la seriedad y rigor necesarios, contribuyendo así al mantenimiento de la autoridad y la integridad de las instituciones militares y navales en un período en el que la estabilidad del Estado español era particularmente frágil.
Triunfante la reacción absolutista e incumplida por Fernando VII la promesa de amnistía a Antonio González, como a los demás liberales más comprometidos, no le quedó más salida que el exilio. Sin embargo, tras permanecer unos meses en Gibraltar, no siguió los pasos de la mayoría emigrando a Gran Bretaña, sino que, junto a su hermano Luis González y los militares Facundo Infante y Antonio Seoane, se dirigió a Perú.
Partieron desde Gibraltar el 31 de octubre de 1823, entonces en posesión española, comenzando un viaje que no iba a ser nada fácil 25 . En la travesía por mar están a punto de naufragar en varias ocasiones, aunque finalmente consiguen atracar en la ciudad brasileña de Río de Janeiro. Con pocos recursos inician un periplo atravesando el continente sudamericano con la intención de llegar a tierras del Perú. Durante el viaje sufren el ataque de animales salvajes, indígenas, la falta de víveres y las fiebres, llegando finalmente al departamento de Santa Cruz, que formaría posteriormente parte de la República de Bolivia 26 .
Esta decisión se enmarca en un contexto histórico en el que varios militares y funcionarios españoles se dirigieron a América, ya sea para participar en las guerras de independencia que sacudían el continente o para desempeñar funciones en las colonias españolas.
El viaje de González y González junto a Infante, Seoane y su hermano Luis sugiere que formaron parte de alguna expedición militar o misión oficial, posiblemente vinculada con los esfuerzos de la Corona española por mantener el control sobre sus territorios en América, que en ese momento enfrentaban movimientos independentistas. Facundo Infante y Antonio Seoane eran figuras militares conocidas, y su participación en misiones en América refleja la importancia de la situación en las colonias y la necesidad de enviar personal capacitado para enfrentar los desafíos que se presentaban.
El traslado a América de estos personajes probablemente tuvo un impacto significativo tanto en su carrera como en los eventos en los que participaron, contribuyendo al complejo panorama de la época en los territorios americanos bajo dominación española.
El territorio peruano era el único que aún no se había independizado, pero estaba bajo la hegemonía de los realistas. En 25 Sánchez Marroyo, 1991, 167. 26 Díaz y Pérez, 1884, 369. ese momento, el Virreinato del Perú era uno de los principales bastiones de la monarquía española en América del Sur, resistiendo con firmeza los movimientos independentistas que se habían propagado por otras partes del continente 27 .
Durante la primera mitad de la década de 1820, las fuerzas realistas en el Perú seguían luchando para mantener el dominio español en la región, a pesar de que las corrientes independentistas ya habían triunfado en gran parte de América del Sur 28 . La llegada de militares como Facundo Infante y Antonio Seoane al Perú indica su participación en los esfuerzos por sostener el poder español frente a la creciente presión de los patriotas liderados por figuras como Simón Bolívar y José de San Martín.
En 1820, el general José de San Martín había desembarcado en la costa peruana con su Expedición Libertadora, y en 1821 proclamó la independencia del Perú en Lima. Sin embargo, las fuerzas realistas, dirigidas por el virrey José de la Serna y otros comandantes leales a la Corona, mantuvieron el control de vastas zonas del interior, especialmente en la sierra peruana.
La resistencia realista fue particularmente fuerte en el Alto Perú (lo que hoy es Bolivia) y en las regiones andinas del Perú, donde la presencia militar española seguía siendo significativa. La guerra continuó durante varios años, con ambos bandos enfrentándose en múltiples batallas 29 .
La llegada de Luis y Antonio González, Facundo Infante y Antonio Seoane al Perú, por lo tanto, se dio en un momento crítico en el que las fuerzas realistas estaban tratando desesperadamente de mantener su autoridad, aunque con cada vez menos éxito frente a los movimientos independentistas que finalmente triunfarían. A su llegada al departamento de Santa Cruz en septiembre de 1824, fueron arrestados por orden del general español Juan José Olañeta, futuro suegro de Antonio González. Salvo él, aquejado de unas "calenturas malignas", los demás lograron fugarse en diciembre con el desconcierto ocasionado por la batalla de Ayacucho. La evasión de Antonio González tuvo que esperar, no sin riesgos para su vida, al progresivo predominio de los independentistas 30 . Fueron muchas las penalidades que pasaron los españoles exiliados en América. A punto estuvieron de ser fusilados en varias ocasiones, pero -como hemos indicado-aprovechando la transcendental batalla de Ayacucho del día 9 de diciembre de 1824, pudieron escapar de su prisión todos los integrantes del grupo menos Antonio González, por hallarse muy débil por unas fiebres contraídas. Antonio Bonifacio estuvo protegido por el cura de la prisión y algunas autoridades de la villa boliviana de Totora. Una vez recuperada la salud y con la ayuda de los bolivianos consigue escaparse y dirigirse a la ciudad peruana de Arequipa, donde vivirá los siguientes diez años. Allí abrió un despacho de abogado, que le proporcionó cuantiosos ingresos 31 . Su estudio le producía anualmente de 14 a 15.000 pesos, con los cuales se constituyó una honrosa fortuna 32 .
Recién instalado en Arequipa, se granjeó la amistad de destacados personajes como Francisco Xavier de Luna Pizarro, Felipe S. Estrenós o José M. Rey de Castro, que fueron asesores de José de San Martín, Simón Bolívar y Antonio José de Sucre. El extremeño se integró en los círculos de juristas de la ciudad, dando consejos jurídicos y ganándose la confianza de unos hombres que al igual que él querían construir un estado liberal y moderno. Arequipa, como una de las principales ciudades 30 Pérez Núñez, 2012. 31 Chambers, 2003, 12 y 23. del Virreinato del Perú, albergaba una considerable comunidad española, incluyendo funcionarios, comerciantes y profesionales. Algunos españoles, incluso en medio de la guerra de independencia, permanecieron en la región y continuaron ejerciendo sus profesiones, como la abogacía.
Poco tiempo después que se hubo establecido en la ciudad de Arequipa, una de las más poderosas y ricas del Perú, tuvo ocasión de salvar de una muerte cierta al brigadier Baldomero Espartero, después Duque de la Victoria y Capitán General por sus eminentes servicios y grandes méritos.
Espartero se encontraba prisionero de las autoridades peruanas acusado de espionaje. El militar había regresado de España con instrucciones para las exiguas tropas españolas que en América quedaban y ante el desconocimiento de la resolución de la batalla de Ayacucho, había sido hecho prisionero junto a otros españoles, al desembarcar del barco francés Ángel de la Guardia, que les traía de España 33 . Condenado a dura prisión, será González y González el que interceda ante Simón Bolívar, logrando que se le indultara de la pena de muerte a la que estaba condenado por espionaje. Si esta relación surgida entonces fue fundamental para su futura carrera política, para la diplomática lo fueron los conocimientos que adquirió en el viaje que durante un año realizó por diferentes países euro-33 En 1823, tras conocerse la reposición de Fernando VII como rey absoluto, el Virrey acordó enviar a España a un oficial para explicar la difícil situación del Perú y conseguir refuerzos. El enviado fue Espartero, que partió para España en abril de 1824. Llegó a Madrid el 12 de octubre y le recibió Fernando VII. El rey le atendió con cordialidad y le confirmó sus ascensos y la confianza de la Corona en el Virrey la Serna. Pero no logró los refuerzos que tanto necesitaban los últimos defensores del Imperio en América. Solo y sin refuerzos, reembarcó en Burdeos para América el 9 de mayo de 1824. Llegado a Quilca (Arequipa) el 5 de diciembre, fue detenido de inmediato por orden de Bolívar. López Arriba, 2024. peos, antes de regresar a España en mayo de 1834 34 . Desde el primer momento su protagonismo político fue muy destacado, comenzó siendo procurador por la provincia de Badajoz en las primeras Cortes regidas por el Estatuto Real 35 .
La Regencia de María Cristina surgió en España en un contexto de crisis dinástica y política tras la muerte del rey Fernando VII el 29 de septiembre de 1833. María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, su cuarta esposa, asumió la regencia debido a la minoría de edad de su hija, la futura reina Isabel II, quien tenía solo tres años cuando falleció su padre. Este hecho marcó el inicio de un periodo clave en la historia de España, conocido como la Primera Guerra Carlista (1833-1840), que se desarrolló durante gran parte de la regencia de María Cristina.
Fernando VII había reinstaurado el absolutismo en España tras la derrota de Napoleón, pero al morir, dejó una situación complicada. La Pragmática Sanción de 1830, una ley que abolía la Ley Sálica (que impedía a las mujeres heredar el trono), permitía que su hija Isabel fuera su sucesora. Sin embargo, el hermano de Fernando, Carlos María Isidro, aspiraba al trono y contaba con el apoyo de los carlistas, un grupo que defendía el absolutismo y se oponía a las reformas liberales. Este conflicto dinástico fue el motor de la Primera Guerra Carlista, que enfrentó a los partidarios de Isabel (los isabelinos, que defendían un sistema más liberal) contra los carlistas 36 .
Durante su regencia (1833-1840), María Cristina, inicialmente inclinada hacia posiciones absolutistas, fue adaptándose a las presiones políticas y se acercó al liberalismo moderado para poder mantener el trono de su hija. Bajo su regencia, España experimentó importantes transformaciones políticas y sociales, entre ellas: 34 Zegarra Meneses, 1973, 21. 35 Sánchez Marroyo, 1991, 167. 36 Canal, 2000, 52; Suárez, 1950, 30. 1. La Constitución de 1837, que fue el resultado de un pacto entre moderados y progresistas. Aunque era un texto liberal, intentaba conciliar a diferentes facciones políticas. 2. La desamortización de Mendizábal (1836), una reforma económica y social que consistió en la expropiación de tierras eclesiásticas para su venta, con el fin de reducir la deuda pública y apoyar al ejército isabelino 37 . 3. El fin del absolutismo y el fortalecimiento de las instituciones liberales, aunque no sin tensiones entre liberales moderados y progresistas.
En agosto de 1839 había finalizado la primera guerra carlista, firmada la paz en el convenio de Oñate y escenificada con el llamado abrazo de Vergara entre los generales Espartero y Maroto. El liberal Baldomero Espartero es considerado el pacificador de España y nombrado duque de la Victoria. Su figura goza de la máxima popularidad y a su entrada en Madrid en 1840 es aclamado por la multitud 38 .
En septiembre de ese año se producen revueltas progresistas y se forman las Juntas Revolucionarias en toda España. Espartero toma partido por ellos y tras los sucesos que siguieron al motín de la Granja de San Ildefonso, María Cristina, reina regente por la minoría de edad de la reina Isabel, entrega la regencia al general y se exilia en Francia 39 . En 1840, María Cristina abdicó la regencia debido a la presión de los sectores más liberales y la inestabilidad política. Fue sustituida por el general Baldomero Espartero, quien asumió una nueva regencia hasta la mayoría de edad de Isabel II, hasta julio de 1843. La regencia de María Cristina marcó el inicio de un largo proceso de consolidación del liberalismo en España.
Bajo la regencia de María Cristina, se acababa de abrir tímidamente el camino a la Monarquía constitucional en torno al Estatuto Real. Pues bien, en el estamento de procuradores contemplado en este texto se integró Antonio González, al recibir el respaldo para ello de los electores de Badajoz en los comicios celebrados en junio 40 .
La regente María Cristina había aprobado el Estatuto Real de 1834, una especie de carta otorgada, que disponía la creación de un Estamento de Procuradores, como órgano para dar salida a las aspiraciones liberales 41 . En este organismo, fue donde Antonio Baldonero ocupó en el año 1834 un asiento, siendo elegido por la provincia pacense. De esta etapa política existe una descripción de su persona, por Fermín Caballero, que nos puede ayudar a conocer mejor su forma de ser y pensamiento:
"Como secretario en la primera legislatura, como vicepresidente en la segunda, como presidente en la última y como procurador en todas, ha llenado su deber, se ha ganado la amistad de muchos y el general aprecio dentro y fuera del estamento. Laborioso en extremo y puntual por hábito, ha sido el único que fijó la hora de abrirse la sesión, y que logró la asistencia exacta de los procuradores. Con sus modales corteses y dulcísimas maneras, corrige sin irritar, guarda su puesto sin petulancia, y se hace obedecer por un respeto amoroso que jamás arranca el más duro tirano. Su temple ni blando ni severo, ha sido el único capaz de evitar mayores desórdenes en la galería y fuera de ella, durante la finada legislatura, por más que las pasiones le calumnian. En lo que aprende que debe hacer en pro de su patria, es decidido e inexorable hasta la pared de enfrente, aunque exponga cuanto trajo de América y su propia existencia.
40
Pro Ruiz, 2009;Caballero, 1836. 41 Tomás Villarroya, 1968, 34;Azpeitia Pérez de Miguel, 2014, 23. Tiene más voz que cuerpo, más alma que físico, y discurre mejor que habla: pues en sus giros y maneras oratorios se resiente de que ha abogado mucho, leyendo comentadores y haciendo alegatos, y en la dicción y modismos descubre que sabe francés e inglés con daño del habla castellana. Por la tez y las facciones parece mestizo"' 42 .
Elegido primer secretario de la Cámara, destacando como uno de los representantes indiscutibles de la oposición del liberalismo avanzado, siendo uno de los procuradores que más peticiones formuló y firmó, destacando entre ellas la de la tabla de derechos presentada en agosto. La tabla de derechos es un documento clave dentro del contexto de las reformas fiscales y económicas impulsadas en México durante la primera mitad del siglo XIX. Antonio González y González, quien desempeñó varios cargos importantes en la administración pública, propuso esta tabla en el contexto de su labor en la Cámara de Diputados como parte de las discusiones sobre la política tributaria de la joven nación independiente.
Antonio González y González, en 1834, presentó una tabla que buscaba reorganizar y sistematizar los impuestos y derechos (aranceles) que se cobraban en el país, particularmente en relación con las importaciones y exportaciones. En ese tiempo, el comercio exterior era una de las principales fuentes de ingresos para el gobierno, dado que la industria local estaba poco desarrollada. El propósito principal de la tabla de derechos formulada por González y González era:
1. Aumentar los ingresos del Estado: Al establecer aranceles más claros y efectivos, el gobierno podría recaudar más ingresos.
2. Estimular el desarrollo económico: Al promover o desincentivar ciertos productos a través de los impuestos, la idea era fomentar la industria nacional o la importación de bienes necesarios. 3. Facilitar el comercio: Simplificar los aranceles y hacerlos más comprensibles para los comerciantes nacionales e internacionales, reduciendo así la corrupción y el contrabando.
Esta tabla de derechos fue parte de un proceso más amplio de reformas económicas que México necesitaba para estabilizarse y hacer frente a las demandas de un país en construcción. Aunque no siempre fue efectiva a largo plazo, ya que México seguiría enfrentando grandes problemas financieros y políticos, la tabla de 1834 es un ejemplo de los esfuerzos por modernizar y fortalecer las instituciones fiscales mexicanas.
La obra de González y González reflejaba la difícil tarea de equilibrar las necesidades económicas con la capacidad real del país para cumplir con sus obligaciones fiscales, en medio de la lucha entre federalistas y centralistas que marcó gran parte de la política mexicana del siglo XIX.
Antonio González y González se vinculó políticamente a figuras destacas del progresismo, como a Juan Álvarez Mendizábal y Baldomero Espartero, alcanzando la vicepresidencia del Estamento de Procuradores, consiguió alcanzar la vicepresidencia del estamento cuando, tras una secuencia de movilizaciones populares, en septiembre de 1835 se produjo el cambio político por él auspiciado, elevando al gobierno a Juan Álvarez Mendizábal. Convertido en uno de sus más fieles seguidores, descollando en el apoyo brindado al voto de confianza solicitado en diciembre, Antonio González no sólo volvió a ser elegido procurador por Badajoz en los comicios de febrero de 1836, sino que al siguiente mes consiguió la presidencia del estamento 43 . El discurso pronunciado ese mismo día es del tono habitual de esta clase de discursos, insiste en solicitar la ayuda de los procuradores para dirigir adecuadamente el Estamento. Como presidente interviene unos meses más tarde en el debate sobre contestación al discurso de la Corona moderándolo en este sentido: "... yo no trato de coartar la libertad de ningún Procurador; me precio de respetarla como el que más; solo sí insisto en que el gobierno se le juzgue por sus actos, examinando éstos, pero sin personalizarse. En este supuesto puede V.S. continuar si lo tiene por conveniente..." 46 .
Antonio participó como miembro en la redacción de la Constitución de 1837, en las primeras Cortes reguladas por la Constitución fue nuevamente elegido diputado por la provincia de Badajoz 47 . Sánchez Marroyo, 1991, 167. Se llevó a cabo una división entre mendizabalistas y los moderados seguidores de Francisco Javier Istúriz, acrecentándose sobremanera cuando en mayo éste asumió las riendas del ejecutivo, llegando al extremo cuando la mayoría del estamento manifestó su desaprobación mediante un voto de censura y la Reina Gobernadora para contrarrestarlo le otorgó el decreto de disolución. La dirección de la Cámara en estas circunstancias tan adversas no libró a Antonio González de las acusaciones de parcialidad, que intentó refutar en un opúsculo publicado a la terminación de la legislatura 48 . La crítica que, a la par en el mismo, se hacía a la primacía de la prerrogativa regia y al propio sistema político del Estatuto Real, era compartida por el liberalismo avanzado, principal animador del nuevo desarrollo revolucionario, que se saldó en agosto con el restablecimiento provisional de la Constitución de 1812.
Al presidir el Estamento de los Procuradores, González y González se le acusó de parcialidad en su cargo, lo que produjo que publicara, para refutar las opiniones contrarias a su persona, un folleto publicado a la terminación de la legislatura, donde defendía los postulados del liberalismo avanzado 49 . La reforma política era imparable y el movimiento revolucionario iniciado con el Motín de La Granja de San Ildefonso en el verano de 1836, lo que provocó el restablecimiento provisional de la Constitución de 1812.
La nueva situación reconoció a Antonio González los servicios prestados recibiendo el cargo de magistrado del Supremo Tribunal de Justicia, y sin prescindir de él en las Cortes Constituyentes, que inmediatamente iniciaron las sesiones. Ostentando para ello el acta de diputado obtenida por Badajoz, esta vez se contó con él, no para cubrir la presidencia, que sólo la ocupó durante el mes de diciembre, sino para formar parte 48 González Caballero, 2012, 550. 49 Antonio González y González (1836). «Contestación a las inculpaciones hechas al último estamento de procuradores del Reino».
de la comisión constitucional 50 . En la misma, compartió con Salustiano Olózaga -secretario de la comisión y principal inspirador del nuevo texto constitucional-el abandono del liberalismo más radical inspirador de aquél y la asunción de principios del doctrinarismo moderado como el de la soberanía compartida y el bicameralismo. En la afirmación de estos presupuestos destacaron sus intervenciones, al considerar que con su implantación la división y equilibrio de poderes lograría la armonía, eso sí, sin olvidar "la máxima de que los gobiernos constitucionales debían formarse de la mayoría de los Cuerpos Colegisladores" 51 .
Ocupa la presidencia de la Cámara en la Legislatura de las Cortes Constituyentes de 1836-1837. En esta Legislatura, como eran elegidos por meses, se suceden trece diputados en la Presidencia, González es en este caso el segundo, sustituye a Álvaro Gómez Becerra.
El carácter transaccional de la Constitución, promulgada en junio de 1837, también se transmitió a las normativas electorales y de imprenta, otras dos de las comisiones en las que Antonio Bonifacio González participó 52 . En ambos casos, abogó por extender cuanto fuera posible los derechos por ellas regulados, y se mostró un firme defensor del juicio por jurados "como mejor garantía para libertad de imprenta" 53 . Antonio González fue nombrado Presidente por 79 votos, de un total de 119; 33 obtuvo Jacinto Domenech; 2 Joaquín María Ferrer; 1 Miguel Antonio Zumalacárregui y Joaquín Pérez de Arrieta; hubo 3 votos perdidos 54 . En el discurso, Antonio Bonifacio González, expresó: "Señores, profundamente reconocido 50 Ovilo y Otero, 1849, 83. 51 González Caballero, 2012, 552;Pérez Núñez, 2012. 52 Ovilo y Otero, 1849, 91. 53 Pérez Núñez, 2012. 54 Diario de Sesiones, Cortes Constituyentes, jueves 1 de diciembre de 1836, número 44, 441 y 442. a la benevolencia con que las Cortes se han dignado elegirme para este distinguido lugar, les doy las más expresivas gracias, y al mismo tiempo debo manifestar que en el cumplimiento de mi deber no tendré otra guía ni norma que la ley, y que para llenarle debidamente cuento con la ilustración y sabiduría del Congreso".
La victoria rotunda de los moderados en la primera aplicación en octubre de esa nueva ley electoral, no apartó al magistrado badajocense de las Cortes, pero lo trasladó al Senado como representante por el distrito de Huelva. Bien porque fuera uno de los que más estaba contribuyendo a templar el ideario del liberalismo exaltado haciéndolo progresista, bien por la propia convivencia de cámara, lo cierto es que el también senador duque de Frías, en los últimos balbuceos del ejecutivo que llevaba presidiendo desde septiembre de 1838, pensó en él para cubrir la renuncia del ministro de Gracia y Justicia, Antonio Bonifacio González nunca lo aceptó 55 , por lo que fue preciso emitir otro decreto revalidando interinamente al recién cesado Domingo María Ruiz de la Vega. Antonio Bonifacio no quiso sumarse al partido moderado.
A finales de 1838 contrae matrimonio en la parroquia de la Almudena de Madrid con María Josefa de Olañeta Ocampo, hija del general Juan José de Olañeta, de origen guipuzcoano, destacado militar español que participó en las guerras de independencia hispanoamericanas, particularmente en el Alto Perú (actual Bolivia). Fue un firme defensor de la causa realista y uno de los últimos líderes en resistir la independencia de las colonias españolas en América del Sur.
En estos momentos, la situación política de España en 1839 estaba marcada por una profunda inestabilidad, en gran parte debido a las guerras civiles y las tensiones entre diferentes facciones políticas. Este año en particular es relevante por ser el final de la Primera Guerra Carlista (1833-1839), uno de los conflictos más importantes de la España del siglo XIX.
Tras la muerte del rey Fernando VII en 1833, se produjo una crisis sucesoria que desató la Primera Guerra Carlista. Fernando VII había abolido la Ley Sálica mediante la Pragmática Sanción en 1830, permitiendo que su hija, Isabel II, heredara el trono. Sin embargo, muchos apoyaban los derechos al trono de su hermano, Carlos María Isidro de Borbón, lo que provocó la división del país en dos facciones:
1. Isabelinos (liberales): Apoyaban a Isabel II y su madre, la regente María Cristina de Borbón, que gobernaba en su nombre dado que Isabel era una niña. Estos grupos defendían reformas liberales y constitucionales. 2. Carlistas (absolutistas): Defendían a Carlos María Isidro y el regreso a un régimen monárquico absolutista, basado en las tradiciones y privilegios de la Iglesia y el Antiguo Régimen.
El conflicto fue especialmente virulento en regiones como el País Vasco, Navarra, Cataluña y Aragón, donde los carlistas encontraron apoyo por defender los fueros y privilegios regionales, frente a los isabelinos, que tendían a apoyar una España más centralizada y moderna.
Durante estos años, los carlistas, liderados por Tomás de Zumalacárregui hasta su muerte en 1835, lograron grandes avances en el norte del país, pero nunca pudieron tomar Madrid ni consolidar su poder más allá de ciertas regiones 56 . Las ciudades y las élites urbanas en su mayoría apoyaban a Isabel II, mientras que el apoyo carlista provenía principalmente de zonas rurales.
En 1839, la guerra llegó a su fin con el Convenio de Vergara, también conocido como el Abrazo de Vergara, un acuerdo entre el general liberal Baldomero Espartero y el líder carlista Rafael Maroto. Este tratado no resolvió todas las demandas carlistas, pero permitió una pacificación temporal. Maroto aceptó la legitimidad de Isabel II a cambio de la promesa de respetar los fueros vascos y navarros. Muchos soldados carlistas fueron indultados e incorporados al ejército isabelino.
Sin embargo, algunos carlistas continuaron resistiendo, pero su capacidad militar fue reducida significativamente después del Convenio.
A nivel político, España estaba bajo una monarquía regente liderada por María Cristina, ya que Isabel II era aún menor de edad. Durante su regencia, el país estuvo gobernado por gobiernos liberales moderados que intentaban implementar reformas, aunque con grandes dificultades debido a la inestabilidad interna. La Constitución de 1837, que estableció una monarquía constitucional moderada, había sido promulgada dos años antes, pero la guerra civil dificultaba su aplicación plena.
Tras el fin de la guerra carlista, el general Baldomero Espartero adquirió gran prestigio y poder, y se convertiría en una figura clave de la política española en los años siguientes 57 .
A lo largo del año 1839, la situación política española se va complicando cada vez más, mientras que se suceden los gobiernos moderados. Los debates se intensifican en las Cámaras a propósito de la firma del convenio como consecuencia del Abrazo de Vergara, que había puesto fin al conflicto en el territorio vasco-navarro de la primera guerra carlista 58 , aprovechando estas discusiones González y González para hacer una defensa a ultranza de la Constitución sobre los Fueros y a destacar el sobresaliente papel de Espartero como firmante de ese convenio.
Desde el mes de agosto de 1839 el gobierno moderado sucesor del anterior, el presidido por Evaristo Pérez de Castro, se sostenía exclusivamente por la prerrogativa regia. España estaba profundamente dividida entre los liberales, que apoyaban las reformas y la monarquía constitucional bajo Isabel II, y los carlistas, que defendían una monarquía absolutista. La madre de Isabel II, María Cristina, gobernaba en su nombre con gobiernos liberales moderados.
El fin de la guerra otorgó un papel clave a líderes militares como Espartero, que tendría gran influencia en la política en años posteriores.
Aunque la guerra carlista terminó, los problemas de estabilidad política continuarían en España durante las siguientes décadas, con nuevos conflictos entre liberales, conservadores y republicanos 59 .
En esta época, Antonio Bonifacio destacó por sus intervenciones en afirmar la Constitución sobre los Fueros y a subrayar el papel de Baldomero Espartero como firmante de ese convenio, tanto para mantenerse en el poder como para justificar la disolución de las Cortes. La política de Antonio Bonifacio tendía a una postura moderada y conservadora, orientada a estabilizar el país tras años de conflictos.
Esta constitución no es un documento específico, sino que hace referencia a la defensa de los fueros regionales, en especial en regiones como el País Vasco y Navarra, que tenían derechos y leyes tradicionales previos a la centralización política de España. Durante las Guerras Carlistas, los defensores de los fueros se alinearon mayoritariamente con el bando carlista, que apoyaba un modelo descentralizado y más tradicionalista del reino 60 .
Antonio Bonifacio González no fue un defensor nato de los fueros en el sentido carlista, ya que se encontraba más alineado con las posiciones liberales moderadas y la consolidación del estado central. Su perfil político era el de un moderado conservador, alineado con el liberalismo moderado que intentaba equilibrar las reformas con la estabilidad.
En aquel momento se sustituyó la mayoría progresista por una moderada con las controvertidas elecciones de enero de 1840, en las que el magistrado Antonio Bonifacio González logró un acta de diputado suplente por Valencia, que pudo hacer efectiva por la renuncia de uno de los titulares 61 . Y planteó una serie de proyectos legislativos que, modificando el sistema político, anulaban a los progresistas como fuerza política.
Éste era el objetivo que perseguía el proyecto de ley municipal, poner fin al predominio de éste en los ayuntamientos mediante su supeditación al ejecutivo.
Desde el poder y las instituciones se plantearon entonces una serie de proyectos legislativos que buscaban la modificación del sistema político, con vistas a anular a los progresistas como fuerza política.
La chispa de la insurrección progresista fue la presentación de un proyecto de ley municipal, que buscaba eliminar la independencia de los municipios para supeditarlos al gobierno central. Para oponerse a esta ley, el grupo de progresistas de las Cortes, en el que estaba Antonio Bonifacio González, argumentaron contra ella afirmando que era anticonstitucional. Fuera de las Cortes, los progresistas contaban con el apoyo de Espartero, que agrupaba en torno si, tanto a militares de pensamiento progresista, como a gran parte del pueblo, entre los cuales, la figura del militar era muy popular 62 . El pulso entre moderados apoyados por María Cristina y progresistas se saldó en primer lugar, con la sanción de la normativa local y, posteriormente, como consecuencia de la revuelta social generada, con la dimisión del gobierno moderado.
La vinculación de Antonio Bonifacio González con Espartero hace que María Cristina le nombre el 20 de julio presidente del ejecutivo y también de la cartera de Gracia y Justicia 63 . El extremeño pacense pone como condición a la regente que para aceptar estos nombramientos, ésta debe aceptar un programa de clara significación progresista, en el que se recogían diversas disposiciones, tales como la rígida observancia a los principios del régimen representativo y la ampliación de las funciones del Consejo de Ministros en detrimento de la Corona, además de tener que aceptar la anulación de la reforma municipal y la disolución de las Cortes antes aprobada. María Cristina se negó a aceptar estos términos e impugnó su nombramiento, siendo el único rechazado del resto de compañeros de gabinete. Ante la oposición real, Antonio Bonifacio González abandona el ejecutivo el 12 de agosto de 1840 y se suma entonces al movimiento insurreccional juntista, incorporándose a las reuniones celebradas en Madrid, siendo nombrado representante en la capital de la institución revolucionaria constituida en la provincia de Huelva.
La revolución progresista, que se había extendido a toda España trae consigo la caída del gobierno, y con ella la expulsión de España de María Cristina, que debe ceder su puesto de regente al militar Espartero.
Previamente, para hacerle frente, los progresistas actuaron en las Cortes, en cuyo debate Antonio Bonifacio González simplemente se sumó a la argumentación de inconstitucionalidad que centró la oposición, y fuera de ellas, contando con el respaldo del general Baldomero Espartero.
El pulso entre éste y la regente se saldó, primero, con la sanción de la normativa local y, después, ante el malestar social generado, con la dimisión del Gobierno moderado. Antonio Bonifacio González, vinculado ya estrechamente a ese general, fue el encargado de la sustitución, al ser nombrado el 20 de julio presidente del ejecutivo, a la par que se responsabilizaba de la cartera de Gracia y Justicia. Pues bien, estableció como condición sine qua non para su mantenimiento en el encargo la aceptación de un programa, claro contrapunto al moderado, en el que, además de la anulación de la reforma municipal y la disolución de las Cortes, demandaba la rígida observancia a los principios del régimen representativo y la ampliación de las funciones del Consejo de Ministros en detrimento de la Corona. Impugnado por la Reina Gobernadora, a diferencia de los compañeros de gabinete, el futuro marqués de Valdeterrazo el 12 de agosto abandonó el ejecutivo 64 .
Dejó la responsabilidad ministerial y se sumó al movimiento insurreccional, promovido a principios de septiembre por las corporaciones locales de Madrid 65 .
Así, asistió a las reuniones de la junta de gobierno formada con ellas y con la extensión de este modelo se convirtió en representante en la capital de la institución revolucionaria de la provincia de Huelva. Triunfante la Revolución Progresista, con la renuncia en octubre de María Cristina a la regencia y la asunción provisional de sus funciones por el Gobierno presidido por Baldomero Espartero, éste quiso integrarle en el mismo, pero Antonio Bonifacio González rehusó hasta tanto se tranquilizara la situación. En cambio sí aceptó los nombramientos, primero, en noviembre de miembro de la comisión establecida en el Ministerio de Gracia y Justicia para el examen y estudio de las causas políticas, y, después, en febrero de 1841 de em-bajador en Londres 66 . Cargo éste que apenas ocupó porque, elegido diputado por Badajoz y Valencia en las elecciones de este mismo mes, a mediados de abril, optando por la primera, juró el cargo en el Congreso.
Aquí figuró como uno de los principales adalides de la, finalmente aprobada, regencia unitaria en manos de Baldomero Espartero 67 . Éste, por esto y por verle más dispuesto a plegarse a sus pretensiones, el 20 de mayo de 1841 le encargó la formación de Gobierno, en detrimento de Salustiano Olózaga, lo que acabó escindiendo al progresismo templado en que ambos se encuadraban.
El gobierno encaminó su labor a dotar al Estado de un carácter liberal-progresista, así, se suprimió la licencia foral (Ley 20 de septiembre de 1841) y se emitieron leyes que alteraban las relaciones Iglesia-Estado provocando las protestas del Papa Gregorio XVI y tensando las relaciones entre España y la Santa Sede hasta el Concordato de 1851:
• 14 de agosto de 1841: Ley de Mantenimiento de Culto y Clero. • 3 de septiembre de 1841: Ley de Renovación de la desamortización, Desamortización de Espartero. • 13 de septiembre de 1841: Ley de Jurisdicción eclesiástica.
• Renovación de la obligatoriedad del juramento de fidelidad al régimen de la regencia por parte del clero 68 .
En materia económica se creó un nuevo arancel en 1841 de marcado carácter proteccionista en un intento de ganarse el apoyo de la burguesía mercantil, sobre todo catalana. Se trató de renegociar la deuda con las entidades financieras británi-cas, lo que consiguió en parte, y se redujo considerablemente los gastos del ejército, que pasaron de 1.700 millones de reales a 1.100 millones. También se impulsó una reforma tributaria, que incluyó una revisión a fondo del sistema de contribuciones que fue rechazada por las Cortes.
Surgió una gran polémica ante el interés británico en la introducción de sus manufacturas de algodón en España, pero esto quedó momentáneamente truncado con la promulgación del arancel de 1841, en el que quedaba prohibida la introducción en España de esos productos. El principal objetivo de este arancel era proteger la industria nacional emergente, especialmente la industria textil, que estaba en una fase incipiente de desarrollo, frente a la competencia extranjera, particularmente la británica.
Uno de los puntos más relevantes de este arancel fue la prohibición de la introducción de tejidos de algodón extranjeros en España. Esto se hizo para proteger la industria textil española, que dependía de su capacidad para producir y vender tejidos de algodón sin la competencia directa de productos británicos, que eran más baratos y de mejor calidad debido a la avanzada industrialización del Reino Unido.
El arancel de 1841 impuso altas tasas aduaneras a una serie de productos manufacturados extranjeros, particularmente de Gran Bretaña, que en ese momento era el principal exportador mundial de productos textiles e industriales. Esto encareció significativamente los productos británicos en el mercado español, desincentivando su importación.
El arancel de 1841 fue promulgado en un contexto de transformación económica y política en España con las reformas liberales y el desarrollo industrial. Durante la primera mitad del siglo XIX, España vivía un periodo de reformas liberales que buscaban modernizar el país, después de la inestabilidad de las Guerras Napoleónicas y la Guerra Carlista. El desarrollo de una industria nacional era visto como una prioridad para la modernización económica del país 69 .
La industria textil, especialmente en Cataluña, comenzaba a crecer, pero aún no podía competir con la maquinaria y la producción en masa británica. El proteccionismo a través del arancel fue una herramienta para darle tiempo a la industria española para desarrollarse sin ser desplazada por los productos extranjeros.
Existía una fuerte presión de sectores industriales y políticos para implementar medidas proteccionistas. España, aún con una economía predominantemente agraria, necesitaba proteger a sus fábricas textiles y manufactureras del exterior.
El arancel trajo varias consecuencias, tales como la tensión con el Reino Unido, ya que el Arancel de 1841 fue visto por el Reino Unido como una medida hostil, dado que limitaba sus exportaciones a España, en particular de productos textiles de algodón, uno de los sectores más importantes para los británicos.
La implementación del arancel dificultó las relaciones comerciales entre ambos países, ya que obstaculizaba la entrada de productos británicos al mercado español. Esto preparó el terreno para la firma del Tratado de Comercio de 1842 con el Reino Unido, el cual suavizó estas medidas proteccionistas. El arancel contribuyó, en cierta medida, al desarrollo de la industria textil española, especialmente en Cataluña, que se convirtió en el centro de la industria textil en España. Sin embargo, la capacidad productiva española no estaba todavía lo suficientemente avanzada como para competir eficazmente en los mercados internacionales.
69
Lluch I Martín y Schwartz Girón, 1989, 95. Aunque el arancel benefició a los sectores industriales, especialmente el textil, perjudicó a otros sectores de la economía, como el agrícola y los comerciantes que dependían de las importaciones. Los precios de los productos importados aumentaron, afectando a los consumidores.
El Tratado de Comercio de 1842 con el Reino Unido fue una respuesta en parte a las tensiones creadas por el Arancel de 1841. Este tratado buscó reducir las barreras comerciales que había impuesto España y fomentar el comercio bilateral con Gran Bretaña, aunque sin eliminar completamente las medidas proteccionistas 70 .
Este período muestra las dificultades de España para equilibrar sus necesidades de protección industrial con la presión de las potencias extranjeras, particularmente del Reino Unido, que abogaba por un comercio más libre y abierto.
Ante esta situación, los ingleses pensaron que era el momento adecuado para proponer a las autoridades españolas la firma de un Tratado de Comercio. Por su parte, los comerciantes ingleses residentes en España, agrupados en la Asociación Mediterránea y de Levante, unidos a las Cámaras de Comercio de Edimburgo, Glasgow y Manchester no cejaron en intensificar su precisión sobre el gobierno de Madrid para conseguir el citado tratado. El intercambio comercial favorecía a España, que a su vez estaba interesada en la disminución de los impuestos de aduanas de algunos productos españoles, como las pasas de Alicante y el vino de Jerez 71 .
En esta tesitura, el representante británico en Madrid remitió al gobierno español, en diciembre de 1841, un proyecto de Tratado de Comercio. Ante esta iniciativa británica se nombró, en febrero de 1842, a don Manuel Marliani para que negociase con Sir Arthur Aston el Tratado de Comercio. Mien-tras esto ocurría, el primer ministro inglés, Sir Robert Peel, pronunció el 11 de marzo de este año, "un controvertido discurso en la Cámara de los Comunes, según el cual la Gran Bretaña había progresado en sus relaciones comerciales con el Gobierno español" 72 .
Este discurso fue difundido en España por los defensores del proteccionismo y enemigos a ultranza de la entrada de manufacturas de algodón inglesas en la Península, con una rapidez inusitada.
Este discurso suscitó en la prensa española todo tipo de comentarios, unos a favor y otros en contra. El Eco del Comercio, en estas fechas representativo del partido progresista, sacó un artículo en el que defendía el discurso de Robert Peel en la Cámara de los Comunes. Este artículo motivó todo tipo de réplicas en la prensa moderada que era hostil a la idea del Tratado comercial con Gran Bretaña. Ante esta reacción, el Eco del Comercio volvió de nuevo al tema defendiendo la tesis de que el Tratado no era incompatible con la conciliación de los intereses textiles catalanes con los agrícolas y comerciales del sur de España 73 .
Esta polémica de ámbito nacional tuvo nuevamente como protagonistas a la Diputación Provincial de Cádiz, que en un impreso defendía abiertamente el Tratado de Comercio y la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País, que como en el Arancel se convirtió en el mejor defensor de los industriales textiles catalanes, enemigos acérrimos del Tratado 72 Marichal, 1980, 238. 73 Diputación provincial de Cádiz: Representación elevada al Serenísimo Sr. Regente del Reino por la..., Ayuntamiento, Junta de Comercio, Sociedad Económica y propietarios de Cádiz sobre los males que ocasione la tardanza de la Ley de algodones y las ventajas de un tratado de comercio con la Inglaterra. Cádiz, 1842.
de Comercio, que llevaría aparejada la entrada de algodones ingleses~. Al tiempo que crecía la polémica se hacía más significativo el silencio que mantenía el Gobierno español, siendo, una vez más, el Eco del Comercio el único órgano de expresión próximo al gobierno el que defendió, el 6 de abril, la necesidad del Tratado para España 74 , afirmando: "Que a la Inglaterra le es útil el comercio con la España no puede negarse, y es una fortuna para nosotros: ¿por qué habíamos de negarlo? Pero a la España no le conviene menos el facilitar su comercio con la Inglaterra. Acaso no hay un país en el mundo donde puedan hallar mejor salida nuestros productos por lo menos los naturales"75.
Fueron numerosos los problemas a los que se enfrentó el gobierno, no sólo a los elementos ultra conservadores opuestos al sistema liberal sino también a los moderados contrarios al regente y a la política excesivamente progresista del gobierno. La situación se agravó con la aparición de la firma de Espartero en un contrato ajustado para llevar a cabo la capitalización de los intereses de la deuda extranjera que generó intensos debates. Las debilidades dentro del partido progresista, la oposición general a la política del gobierno y la pérdida de confianza en el regente llevó a muchos sectores moderados junto con elementos conservadores al levantamiento de O'Donnell en 1841 que fue sofocada con dificultad por el gobierno 76 . Poco después estallaba una revuelta en Barcelona (previa a la gran revolución de 1842) también suprimida con dificultad. La represión de Espartero, sobre los cabecillas 74 Eco del Comercio, 6 de abril de 1842, núm. 2896, 3-4.
75
Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País: Exposiciones que la... ha elevado al Regente y a las Cortes contradiciendo y refutando la memoria que la Sociedad económica de Cádiz dirigió a la Regencia provisional del Reino sobre un tratado de comercio con la Inglaterra, reforma del sistema prohibitivo y fomento de las fábricas nacionales. Barcelona, 1842. 76 Menéndez Pidal, 58, tomo XXXIV, 1935-2000 militares (fusilamiento del general Diego de León y el marino y exministro de Marina Manuel Montes de Oca), le acarreó la pérdida de confianza dentro del ejército.
Así mismo la oposición al gobierno se gestaba también dentro del partido progresista ante la cada vez más autoritaria política del regente, como se ve en el hecho de que pese a tener mayoría progresista en las Cortes el gobierno tuvo problemas para aprobar los presupuestos para 1841. Sin embargo no pudo superar una moción de censura encabezada por el progresista Salustiano de Olózaga y Antonio González y González dimitió el 17 de junio de 1842, debido a las presiones que recibió con motivo del escándalo de las conversaciones tenidas con Gran Bretaña acerca del Tratado. Pero esto provocó la división del partido progresista.
Una vez que se apaciguaron los ánimos, el ex primer ministro, Antonio González y González, volvió al discutido tema presentando, el 12 de julio, una interpelación al gobierno, en la que pedía que se informase a los diputados si se había realizado alguna negociación, después de su dimisión, acerca de tratados de comercio con alguna nación. El nuevo ministro de Estado, el conde de Almodóvar, respondió a la interpelación afirmando que no se había dado ninguna nueva comunicación 77 . Esta intervención del nuevo ministro de Estado dio lugar a que participaran los señores Olózaga, Sánchez Silva y Estrada, manifestando posturas y argumentos contrapuestos. En esta interesante sesión de Cortes, Antonio Bonifacio González reconoció que durante su gobierno habían existido negociaciones, pero que se había antepuesto la realización de una ley de algodones al Tratado de Comercio.
A finales de 1842, volvieron los rumores periodísticos sobre el discutido Tratado de Comercio. Este acuerdo comercial 77 Diario de Sesiones de Cortes. Congreso de los Diputados. Legislatura 1841 a 1842, 4147. trajo mucha cola, se firmó entre España y el Reino Unido que buscaba fomentar el comercio entre ambos países y modernizar las relaciones económicas 78 . Fue firmado en Madrid el 27 de abril de 1842, durante el reinado de Isabel II en España y el gobierno de la reina Victoria en Gran Bretaña 79 .
Para comprenderlo mucho mejor, España estaba en una fase de modernización y transición económica, tras la finalización de las guerras napoleónicas y en medio de un proceso de reformas liberales y políticas internas complejas. Durante la primera mitad del siglo XIX, el país enfrentaba una serie de conflictos internos, como la Primera Guerra Carlista (1833-1840).
Reino Unido era la potencia económica dominante en la época, en plena Revolución Industrial, y buscaba consolidar su influencia económica a través de tratados comerciales ventajosos con otros países.
Los principales objetivos del Tratado eran facilitar el comercio entre España y Gran Bretaña, eliminando barreras arancelarias y simplificando los procesos de importación y exportación; promover el libre comercio en un momento en que España comenzaba a abrir su economía a las potencias extranjeras, mientras que Gran Bretaña estaba impulsando una política de liberalización comercial a nivel global; y, garantizar derechos a los comerciantes británicos en España, dándoles un tratamiento preferencial y protegiendo sus intereses comerciales.
Las principales consecuencias y repercusiones fueron el aumento del comercio bilateral, especialmente de productos industriales británicos hacia España y materias primas desde España hacia Gran Bretaña. El debilitamiento de la industria española, que aún estaba poco desarrollada en comparación con la británica, lo que hizo que el mercado español fuera inundado por productos británicos más baratos y de mejor calidad. Y, por último, el descontento interno en España, ya que algunos sectores industriales y proteccionistas españoles vieron este tratado como una amenaza para la economía nacional, argumentando que favorecía más a los intereses británicos.
Este tratado es un reflejo de las tensiones entre el liberalismo económico y las políticas proteccionistas en España durante el siglo XIX. Aunque impulsó el comercio con el Reino Unido, también expuso las debilidades estructurales de la economía española de la época.Principio del formulario Desde el primer momento de hacerse cargo Espartero de la Regencia provisional, el apoyo británico se hizo cada vez más patente y público.
El ministro plenipotenciario español en Londres era don Ricardo Álava, que pidió, desde la llegada a la Regencia de Espartero, ser relevado de su puesto, debido a su mala salud; en octubre de 1840 lo solicitó por primera vez, volviéndolo a hacer en despacho de 4 de febrero de 1841. Ante su insistencia en marzo de 1841 se nombró a Antonio Bonifacio González 80 , ministro plenipotenciario en misión extraordinaria ante su majestad británica, noticia ésta que agradó enormemente al general Álava. Y es que todo indica que en González y González pesó más la fidelidad al regente que su profesión de fe política por los principios del régimen representativo tan ardorosamente defendidos a lo largo de su carrera parlamentaria y establecida como norma de conducta en su programa de gobierno 81 . Algo que anunció la composición del gabinete, ya que, teniendo presente que además de la presidencia él retuvo la cartera de Estado, de las cinco restantes tres estuvieron en manos de generales del entorno de Baldomero Espartero. González Caballero, 2012;Pérez Núñez, 2012. Una vez elegido Espartero, el 8 de mayo, como Regente único, nombró una semana después como presidente de gobierno a Antonio Bonifacio a la vez que quedó don Vicente Sancho sin cargo en Madrid. El Regente le ofreció ser embajador en Londres, aceptando el interesado. Así, el 20 de octubre se le nombraba ministro plenipotenciario de 5. M. en Londres 82 , al tiempo que se le anunciaba al encargado de negocios español, don Luis de Flórez, el nuevo nombramiento ~. Estos fueron los representantes diplomáticos españoles en Londres durante la Regencia de Espartero.
Desde febrero de 1842, Antonio Bonifacio González intentó por todos los medios colaborar entre Inglaterra y España para crear un proyecto de ley de Sanidad y de Higiene Pública, teniendo como base los reglamentos, ordenanzas o leyes publicadas en Inglaterra sobre su sistema sanitario 83 .
Antonio Bonifacio González afirmó la acción de gobierno, en la que, interviniendo muy directamente el regente, sobre todo tras la neutralización de aquella insurrección conservadora de octubre, se actuó inconstitucionalmente al margen de las Cámaras y utilizando métodos castrenses para la resolución de los problemas como ocurrió en noviembre con el movimiento juntista de Barcelona, que fue un episodio significativo en la historia de Cataluña y España en 1842, enmarcado en el contexto de las tensiones políticas y sociales de la época. Este movimiento es parte de la tradición de las "juntas" populares, que surgieron como respuesta a situaciones de crisis, especialmente cuando las instituciones formales no satisfacían las demandas populares.
82
Archivo General del Ministerio de Asuntos Exteriores, manuscrito, 489, 142.
83
Archivo Histórico Nacional, sección Estado, legajo 8500, 5 de febrero de 1842.
En 1842, España se encontraba en un momento de agitación política y social. La Regencia de Espartero, que había asumido el poder tras la abdicación de la Reina María Cristina en 1840, se enfrentaba a una fuerte oposición debido a sus políticas centralistas y su enfoque en la represión de movimientos populares y regionalistas. En Cataluña, estas políticas fueron especialmente impopulares, exacerbando las tensiones sociales y regionales.
González y González, como Jefe del Gobierno y ostentando la cartera de Estado, se convierte en el hombre fuerte del momento. Durante los siguientes tres años, se puede observar como el extremeño antepuso su fidelidad al regente Espartero, sobre los principios del régimen representativo tan ardorosamente defendidos como norma de conducta en su programa de gobierno. Su gabinete gubernamental estuvo integrado por cinco personas, de las cuales tres eran generales afines a Espartero 84 .
Durante su labor gubernativa se plantearon, entre otras, medidas racionalizadoras del gasto público, se impulsaron las desamortizaciones eclesiásticas, declarándose como bienes nacionales los del clero secular, se suprimieron definitivamente los diezmos y se abolieron los mayorazgos. Pero pronto surgieron problemas para ejecutar el programa ideado por Antonio Bonifacio González, pues la oposición formulaba enmiendas y largos debates en las Cámaras, a lo que hay que sumar la creciente división de las filas progresistas. El desgaste del gobierno va en aumento y asuntos como la discusión entre intereses librecambistas o proteccionistas con motivo de un posible tratado de comercio con Gran Bretaña o el conocimiento público de ciertos escándalos de corrupción relacionados con contratos públicos, hacen que finalmente se produzca un voto de censura presentado en el Congreso el 28 de mayo de 1842 contra el gobierno. Al día siguiente, Antonio Bonifacio González rechaza la opción que le presenta el regente de disolver las Cortes y presenta la dimisión, que será efectiva el 17 de junio. Incluso en estos momentos ya finales de la regencia, siempre mantuvo su lealtad a la figura de Espartero, mostrándole total adhesión a su persona, como así recoge la propia minuta en donde explicaba su dimisión o las páginas del diario madrileño El Espectador del que era propietario junto a otro insigne progresista, Evaristo Fernández de San Miguel y que era considerado como vocero de la política de Espartero.
El 13 de noviembre de 1842, estalló en Barcelona una revuelta popular en respuesta a la represión de la Guardia Nacional y las políticas económicas y fiscales que afectaban gravemente a la población trabajadora 85 . La chispa del levantamiento fue el aumento de los impuestos y el malestar por la falta de trabajo y de alimentos. Como resultado, se creó una junta revolucionaria en Barcelona, un órgano de poder paralelo que buscaba defender los intereses de la población frente a la autoridad central 86 .
La Junta de Barcelona se organizó como un gobierno local revolucionario que asumió el control de la ciudad, desafiando la autoridad del gobierno central. Este movimiento juntista tuvo un carácter predominantemente popular y obrero, con una fuerte participación de los sectores más desfavorecidos de la sociedad barcelonesa, quienes reclamaban una serie de reformas sociales y políticas.
El levantamiento fue duramente reprimido por las fuerzas del gobierno central, dirigidas por el general Baldomero Espartero. La represión culminó en diciembre de 1842 con el bombardeo de Barcelona desde Montjuïc, ordenado por Espartero, 85 Fontana, 2007, 191. 86 Adriano, 1843, 5. que causó graves daños en la ciudad y un gran número de víctimas. Este bombardeo fue un acto simbólico de la fuerza centralista frente a las demandas regionales y populares, y dejó una profunda huella en la memoria colectiva de Cataluña 87 .
El movimiento juntista de Barcelona de 1842 y su brutal represión marcaron un punto álgido en las tensiones entre el gobierno central y las regiones periféricas como Cataluña 88 . Este evento es recordado como un ejemplo de la lucha popular contra las injusticias sociales y las políticas centralistas. También es visto como un antecedente de otros movimientos populares y nacionalistas que surgirían en Cataluña en las décadas siguientes.
Este movimiento juntista de Barcelona de 1842 refleja la complejidad de las luchas sociales y políticas en la España del siglo XIX, enmarcadas en un contexto de crisis económica, conflicto entre centralismo y regionalismo, y las aspiraciones de justicia social de las clases populares.
Esto, unido a los sentimientos encontrados que provocó la asunción del librecambismo y a los escándalos descubiertos en algunos contratos públicos, conformó los argumentos de la desautorización de este ejecutivo por el voto de censura aprobado en el Congreso el 28 de mayo de 1842. Al día siguiente, Antonio Bonifacio González, rechazando la opción del regente por la disolución de las Cortes, presentó la dimisión, que no fue efectiva hasta el 17 de junio 89 .
En la comunicación que recogía esa renuncia expresaba la adhesión y lealtad a Espartero. Y así fue, cuando menos, hasta el final del bienio progresista en el verano de 1856. Inmediatamente, durante el corto tiempo de existencia que quedaba a la regencia, por un lado, mantuvo la propiedad del diario 87 Urquijo Goitia, 2008. 88 Fuentes, 2007, 142. madrileño El Espectador que, afín a la política del general, a instancias de éste había promovido con Evaristo San Miguel en agosto de 1841; por otro lado, colaboró en el esfuerzo por aglutinar a todos los progresistas esparteristas para hacer frente a la creciente oposición 90 . No se consiguió.
Las elecciones legislativas de marzo de 1843, en las que Antonio Bonifacio González obtuvo acta de diputado por Cádiz (ya que la lograda por Badajoz perdió todo su valor al ser anulados los comicios de la provincia), evidenciaron la debilidad en la que se encontraban. Los esfuerzos de González y González se encaminaron a conseguir aglutinar y limar asperezas dentro de la familia política progresista, con el fin de hacer frente a la creciente oposición que se enfrentaba al autoritarismo de Espartero. Todos sus esfuerzos fracasaron y finalmente la regencia de Espartero y el progresismo caen. Durante los siguientes diez años se dará un período conocido como la Década Moderada, en la que los moderados acapararon el poder, ya bajo el reinado de Isabel II.
Un período de la historia que abarca los años 1844 a 1854. Este período de la historia política española estuvo marcado por el dominio del Partido Moderado en el gobierno. Este partido, de tendencia conservadora, implementó una serie de reformas políticas y sociales destinadas a consolidar el poder de la monarquía y limitar las libertades que se habían logrado en las décadas anteriores.
La Década Moderada comienza con el ascenso de Isabel II al trono tras la Regencia de Espartero. Durante este período, el general Ramón María Narváez, una figura clave del Partido Moderado, ocupó el poder en varias ocasiones como presidente del Consejo de Ministros 91 . Bajo su liderazgo, se implementaron políticas conservadoras que buscaban restablecer 90 Pérez Núñez, 2012;González Caballero, 2012, 546. 91 Pabón, 1983. 16. el orden, fortalecer el poder del gobierno central y limitar los derechos políticos de las clases medias y bajas 92 .
En 1844, Antonio Bonifacio participa en la Cámara Alta, al conseguir el cargo de Senador vitalicio desde abril de 1847 93 .
El autoritarismo de Baldomero Espartero había puesto fin al trienio de dominio progresista. Esta fallida experiencia facilitó el monopolio del poder por los moderados durante la primera década del reinado efectivo de Isabel II. Lógicamente, para Antonio Bonifacio González fue una época de alejamiento de la escena pública. No fue total, porque participó en la Cámara Alta, al ostentar el cargo de senador vitalicio desde abril de 1847. Pero este nombramiento, al igual que ocurrió pocos meses después con el de su idolatrado general, no se debió, por lo menos en este momento, a un acercamiento al ideario conservador, sino a la política de conciliación promovida durante el corto tránsito por el ejecutivo de los moderados puritanos 94 .
Con el retorno de los progresistas en el verano de 1854 volvió Baldomero Espartero a las riendas del ejecutivo, pero mitigado con la presencia del general moderado templado Leopoldo O'Donnell. Pues bien, manteniéndose en la órbita del primero, Antonio Bonifacio González recuperó en las elecciones de noviembre su acta de diputado por Badajoz. Pero su cometido fundamental esta vez no se desarrolló en el Congreso, sino en la embajada española en Londres, a cuyo frente estaba desde agosto. Fue una época de viajes de ida y vuelta entre la capital española y la británica para cubrir esas dos responsabilidades, que terminaron a principios de agosto de 1856 cuando, roto el acuerdo entre esos dos generales y ter-92 Vid. Salcedo Olid, 2012, 35. 93 Senado de España, Expediente personal del Senador (28 de agosto de 2020), González y González, Antonio. Marqués de Valdeterrazo. minada con ello la nueva experiencia progresista, se le admitió la dimisión de cargo.
Para Antonio Bonifacio González, el subsiguiente bienio moderado, que le restituyó la alta dignidad senatorial, fue un tiempo de reflexión, pero sobre todo de desligamiento de Baldomero Espartero y vinculación al conglomerado de progresistas templados y moderados puritanos que, bajo el liderazgo de Leopoldo O'Donnell, estaban conformando la Unión Liberal 95 .
En el año 1854, durante el Bienio Progresista, se produce otra fugaz, pero intensa irrupción de la política progresista en España. Apenas dura dos años y Baldomero Espartero de nuevo se hace cargo del ejecutivo. En noviembre consigue Antonio Bonifacio González un acta de Diputado por Badajoz y se sitúa en un principio dentro de la órbita de Espartero, aunque comienza a entreverse en él cierto alejamiento del ideario de este último. Aunque el extremeño había sido elegido Diputado, su cometido principal no se desarrollará en el Congreso, sino en la embajada española en Londres, a cuyo frente había sido nombrado en agosto de 1854. 96 Llega a Londres a finales de ese mes y se instala en Londres en una vivienda situada en el número 44 de Portland Place, que posibilitaba a la legación vivir con decoro, a pesar de los exiguos recursos con los que contaban. Fue un período de continuos viajes entre la Londres y Madrid, al tener que cubrir la responsabilidad de Diputado y embajador. En esta época se estaba produciendo la Guerra de Crimea, conflicto que implicaba a diversas potencias europeas.
Entre 1853 y 1856 se produjo este conflicto militar que enfrentó al Imperio Ruso contra una coalición formada principalmente por el Imperio Otomano, Francia, el Reino Unido y el Reino de Piamonte-Cerdeña. Este conflicto tuvo lugar en la península de Crimea, al norte del mar Negro, y su causa principal fue la competencia de las potencias europeas por influir en el declive del Imperio Otomano y, en particular, por el control de los Santos Lugares en Palestina, que involucraba intereses religiosos entre Francia (católica) y Rusia (ortodoxa).
Recibió Antonio González y González instrucciones de mantener la neutralidad en esta guerra a toda costa, pues la crisis interna de España no daba pie a aventuras exteriores militares 97 . Por tanto, España no participó de manera directa en el conflicto militar de la Guerra de Crimea. Sin embargo, sí desempeñó un papel diplomático y político en los eventos que llevaron al final de la guerra y la firma del Tratado de París en 1856, que puso fin al conflicto. Hemos de indicar que aunque España no envió tropas ni se involucró activamente en las operaciones militares, su participación fue significativa en el ámbito diplomático 98 . La reina Isabel II de España, junto con el gobierno de su primer ministro, Leopoldo O'Donnell, apoyaron a las potencias occidentales (Francia y el Reino Unido) y al Imperio Otomano en su lucha contra Rusia desde una perspectiva política, buscando equilibrar las influencias en Europa. España, a mediados del siglo XIX, estaba centrada en su propia estabilidad interna y en sus relaciones con las potencias europeas tras su recuperación de las guerras napoleónicas y la independencia de las colonias americanas.
Aunque la Guerra de Crimea no tuvo consecuencias directas en España, sí ayudó a consolidar su posición en la diplomacia europea. Al apoyar a Francia y el Reino Unido, España fortaleció sus relaciones con estos países y comenzó a desempeñar un papel más activo en la política internacional durante el reinado de Isabel II. El apoyo diplomático a las potencias occidentales también fue una estrategia para evitar 97 Mariñas Otero, 1966, 98 Lambert, 2011 el aislamiento en Europa y asegurar su presencia en eventos internacionales importantes 99 .
En resumen, la participación de España en la Guerra de Crimea fue más diplomática que militar, y aunque no envió tropas ni participó directamente en las batallas, su firma del Tratado de París fue un acto simbólico de alineamiento con las potencias occidentales y su deseo de estar involucrada en los asuntos internacionales de la época 100 .
Antonio Bonifacio González ocupó el puesto de embajador hasta el 15 de agosto de 1856, cuando con el fin del Bienio Progresista, presenta su dimisión 101 .
El acceso al poder de Antonio Bonifacio González a principios del verano de 1858 supuso para el ya anciano Antonio una nueva etapa dorada en su carrera pública. Fue, primero, en julio el nombramiento de consejero de Estado y, después, tras cuatro años de ejercicio de esta magistratura, en febrero de 1862 el de embajador de nuevo en la legación española de Londres 102 . Pero, además, aceptada en marzo de 1863 la dimisión a este cargo, presentada por motivos de salud, antes de progresar todavía en el Consejo de Estado en el que volvió a reintegrarse, Antonio Bonifacio González logró el ennoblecimiento, al concedérsele en octubre de 1864 el marquesado de Valdeterrazo 103 . Así, ya con este título, una vez ostentada la jefatura de la sección de Negocios Extranjeros, a finales de abril 99 Cooke, 1990, 13. 100 Gouttman, 1995Guillermin, 1981, 17. 101 Interesante el estudio de González Caballero, 1991, 548. 102 de 1866 alcanzó la presidencia de esa institución, cúspide de la administración consultiva. Se mantuvo al margen de las conspiraciones y alianzas políticas que supusieron el derrocamiento y exilio de Isabel II tras el éxito de la Revolución de 1868. Antonio Bonifacio González por su cercanía, aunque no total, con O'Donnell había perdido credibilidad dentro del progresismo, y las fuerzas políticas protagonistas durante el Sexenio Democrático poco contaron con su figura 104 . Poco a poco se acerca a las posturas de Antonio Cánovas del Castillo, quien será protagonista del restablecimiento de la monarquía en la figura de Alfonso XII.
A este alto cargo renunció a mediados de julio por discrepar con el autoritarismo moderado, instalado a partir de entonces en el poder. Con todo, este distanciamiento político no significó en González y González su apoyo al sector de la Unión Liberal que, tras la muerte de Leopoldo O'Donnell, se sumó a las fuerzas que finalmente en septiembre de 1868 protagonizaron la revolución que terminó con la Monarquía isabelina. Durante el reinado de Isabel II (1833-1868), la monarquía española se caracterizó por una creciente corrupción, la manipulación electoral y una falta de libertades democráticas. El poder estaba controlado por una oligarquía conservadora y moderada que gobernaba en nombre de la reina.
En los años previos a la revolución, España atravesaba una grave crisis económica, con altas tasas de desempleo, pobreza y una industria estancada. El malestar económico incrementó la impopularidad de la monarquía. La sociedad española estaba profundamente dividida, con una creciente clase media que demandaba más participación política, mientras que la mayoría de la población campesina sufría la explotación y la coerrotea Sarri, Marqués de Goicoerrotea y Vizconde de los Antrines, 31 de octubre de 1864. Archivo Histórico de la Nobleza, ES.45168. 104 Pérez Núñez, 2012. miseria. Además, el ejército estaba descontento con la falta de reformas y la corrupción en el gobierno.
Aunque Isabel II había contado con el respaldo de la Iglesia Católica durante gran parte de su reinado, hacia finales de la década de 1860 su apoyo comenzó a decaer debido a las tensiones entre el gobierno y el clero.
Desde la Revolución de 1854 y el posterior Bienio Progresista, los sectores más progresistas y republicanos de la sociedad española se organizaron para intentar derribar el régimen monárquico.
La revolución conocida como La Gloriosa comenzó el 18 de septiembre de 1868 en la ciudad de Cádiz, cuando los generales Juan Prim y Francisco Serrano, junto con el almirante Juan Bautista Topete, se sublevaron contra el gobierno de Isabel II. Al grito de "¡Viva España con honra!", el levantamiento se extendió rápidamente por todo el país, obteniendo el apoyo de distintos sectores de la población, incluyendo al ejército 105 .
La reina intentó resistir, pero su apoyo militar y político era escaso, lo que facilitó la expansión del movimiento revolucionario. En pocos días, Isabel II se vio obligada a exiliarse a Francia el 30 de septiembre de 1868, marcando el fin de su reinado 106 .
Al finalizar la revolución, la reina fue depuesta y se exilió en París, donde pasó el resto de su vida. Con su salida, se puso fin a la monarquía borbónica en España, al menos temporalmente.
Tras el triunfo de la revolución, se estableció un Gobierno Provisional presidido por el general Francisco Serrano, con Juan Prim como ministro de Guerra. Este gobierno se encargó de preparar un nuevo orden político para España.
En 1869, las nuevas Cortes Constituyentes redactaron una Constitución de corte liberal, que proclamaba la soberanía nacional, la separación de poderes, y garantizaba derechos y libertades individuales, como la libertad de prensa, de expresión y de culto 107 .
Aunque muchos revolucionarios deseaban establecer una república, se decidió optar por una monarquía constitucional. Tras un largo proceso de búsqueda, las Cortes ofrecieron el trono a Amadeo I de Saboya, un príncipe italiano, en 1870. Sin embargo, su reinado fue breve y conflictivo (1870-1873), lo que llevó a su abdicación y, finalmente, al establecimiento de la Primera República Española en 1873.
La Gloriosa marcó un punto de inflexión en la historia de España al derrocar a una monarquía autoritaria y abrir las puertas a un breve periodo de experimentación democrática 108 . Aunque la Primera República fue inestable y duró poco, la revolución de 1868 representó el inicio de un proceso de modernización política y social en el país.
Este evento es clave porque refleja el creciente poder de los movimientos populares y liberales en la España del siglo XIX, y la incapacidad de los sistemas monárquicos tradicionales de adaptarse a las nuevas demandas de participación política y derechos individuales.
Antonio Bonifacio González se mantuvo al margen de La Gloriosa y, durante el sexenio democrático que le sucedió, se acercó al grupo que, procedente de esa misma fuerza política, bajo la autoridad de Antonio Cánovas del Castillo, a finales de 1874 restableció la Monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII. Pues bien, en las Cortes Constituyentes que definió el nuevo régimen de la Restauración, el marqués de Valdeterrazo, con ochenta y tres años, participó al resultar elegido en febrero de 1876 senador por Almería.
En la Cámara Alta, Antonio Bonifacio González terminó su dilatada carrera pública. Durante ella, en los diferentes ámbitos militar, judicial, político y diplomático, obtuvo distintas condecoraciones, que van desde la Cruz de la batalla de la Albufera y otras de la Guerra de la Independencia y, pasando por la de la Gran Cruz de la Orden de Cristo de Portugal, del Cruceiro de Brasil, del León Neerlandés, de la Estrella del Norte de Suecia y Noruega, del Cordón de Nitchen de Turquía, de Senador de Parma, hasta la de caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III 109 .
Hasta sus últimos días participó en la vida política nacional, falleciendo con ochenta y cuatro años, Antonio Bonifacio González en Madrid el 30 de noviembre de 1876, ostentando el título nobiliario de Marqués de Valdeterrazo (otorgado por Real Orden de 31 de octubre de 1864 por Isabel II), el ilustre político que honró a Extremadura. Fue Procurador en las legislaturas de 1834 a 1835, y 1835 a 1836; Diputado constituyente en 1836 a 1837, y en las legislaturas de las ordinarias de 1837 a 1838, 1840 a 1841,1841 a 1842, 1842 a 1843, y en las Constituyentes de 1854 a 1856. Senador electivo en 1837 a 1845 y en 1876, y vitalicio desde 1845 a 1868. Fue, asimismo, Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Estado, Presidente del Congreso de Diputados, Presidente del Consejo de Estado y embajador en Londres. En sus últimos años de vida, senador por Almería 110 . Fue enterrado en el panteón familiar del cementerio Sacramental de San Isidro de Madrid.
A su muerte dejó un importante patrimonio. La parte integrada por las extensas fincas, ganaderías y propiedades urbanas situadas en Valencia del Mombuey, provenía de la herencia de sus padres. La formada por la hacienda de Valdeterrazo (adquirida con la desamortización civil en el muni-cipio badajocense de Villanueva del Fresno) 111 y, sobre todo, por las propiedades urbanas de Madrid, las participaciones en el Banco de España (que le convertían en el cuarto accionista más importante, con más de 1.000 acciones) y otros importantes efectos comerciales 112 , fue reunida tras su matrimonio a finales de 1838 con María Josefa de Olañeta Ocampo, hija del general guipuzcoano Juan José Olañeta.
Ambas partes pasaron a sus dos únicos hijos, Amalia y Ulpiano 113 , sumando éste el título de marqués, que en 1893 se elevó a la Grandeza de España, el 3 de abril de 1893 por el rey Alfonso XIII y su nieta María Isabel González de Olañeta e Ibarreta casó con Su Alteza Real Fernando de Orleans, duque de Montpensier. Su dilatada carrera política, militar, judicial y diplomática fue recompensada con muy diversas condecoraciones. En España le fueron adjudicadas diversas medallas como la Cruz de la batalla de La Albuera y la de caballero de la Real y Dis-tinguida Orden de Carlos III y del extranjero también le fueron concedidos diversos reconocimientos como la Gran Cruz de la Orden del Cristo de Portugal, del Cruceiro de Brasil, del León Neerlandés, de la Estrella del Norte de Suecia y Noruega, y la Gran Cruz de Senador de Parma, entre otras muchas 114 .
II
Marquesado de Valdeterrazo
El marquesado de Valdeterrazo es un título nobiliario español creado por la reina Isabel II en favor de Antonio Bonifacio González y González, presidente del Consejo de Ministros, el 24 de agosto de 1864 por Real Decreto y el 31 de octubre del mismo año por real despacho 115 .
Recibió la Grandeza de España el 3 de abril de 1893 por el rey Alfonso XIII, siendo Ulpiano González y de Olañeta el segundo marqués de Valdeterrazo 116 .
La lista de sus titulares es la que sigue 117 :
• Antonio Bonifacio González González (1792-1876 Queda en la actualidad el palacio donde habitaba esta familia que se ocupó del enriquecimiento de estas tierras hasta que, tras ser propiedad de distintos nobles pasó a manos de la Duquesa de Montpensier, que murió el año 1.958 quedando su herencia como patrimonio del pueblo 118 . Doña Isabel González de Olañeta, duquesa viuda de Montpensier, en su testamento abierto en 1958 fundó un patronato vinculado al heredero del marquesado de Valdeterrazo, con el fin de crear una inclusa para niños abandonados.
Ilmo. Sr.: Visto el expediente sobre clasificación de las fundaciones benéficas instituidas por la serenísima señora doña Isabel González de Olañeta e Ibarreta, duquesa viuda de Montpensier, en el pueblo de Valencia de Mombuey (Badajoz), y
Resultando que la serenísima señora doña Isabel González de Olañeta e Ibarreta, Duquesa viuda de Montpensier, falleció en 11 de Julio de 1958, bajo testamento abierto otorgado ante el Notario de Madrid don Jesús Coronas y Menéndez-Conde, bajo el número 303 de su protocolo, en el cual, después de otras cláusulas, dispuso en la 4 "que en la dehesa denominada Las Navas, en Valencia de Mombuey una fundación con un Patronato que vaya vinculado a aquel que herede en la posteridad el Marquesado de Valdeterrazo, para destinarla como una dependencia de la Inclusa de Madrid, pero -según dice-independiente de la citada Inclusa, para niños abandonados y que haya una parte del edificio para que se les dé un medio de ganarse la vida. En su casa en la calle de Morón, de dicho pueblo, se dedicaría a residencia de ancianos y desvalidos y sin refugio, con la renta de la finca Las Navas. Mientras viva -añade-don José Mª de Huarte él será el Presidente, Administrador y Cajero de este Patronato";
Resultando que la indicada señora, ocurrido su fallecimiento en estado de viuda, sin descendencia, careciendo de herederos forzosos designó albaceas contadores partidores a don Ángel de Huarte y Jáuregui y don Francisco de Goicorretea y Valdés, con facultades solidarias en el ejercicio de su carga, con arreglo al artículo 1.057 del Código Civil, y con prórrogas del plazo legal por un año más, tiempo que ha sobradamente transcurrido, sin que haya sido posible, pese a los requerimientos formulados, que dieran cumplimiento al encargo recibido de la testadora;
Resultando que tramitado el expediente de clasificación, al mismo se han incorporado, entre otros documentos, y aparte del testamento que antes se cita, certificación catastral de las fincas poseídas por la causante en el pueblo de referencia, así como distintos informes de los que se desprende: que la casa en Valencia de Mombuey hoy se encuentra en parte demolida, si bien será restaurada y verificadas las obras necesarias con los fondos procedentes de la finca de Las Navas, y que, en cuanto a la rústica denominada Dehesa de las Navas, se acredita que su cabida es, según el Registro de la Propiedad, de 500 fanegas, equivalentes a 322 hectáreas, en la cual existe un edificio apto para poder servir de albergue y recogimiento de niños abandonados, y en donde, en todo caso, podrán verificarse pequeñas modificaciones de adaptación para el mejor cumplimiento de dichos fines, según se hace constar por el Ayuntamiento y la Junta Provincial de Beneficencia al informar acerca del particular:
Resultando que según se señala en el expediente, aun no conociéndose con exactitud las rentas que produce la finca rustica Las Navas por el sistema de explotación actual de la misma parece, y ello se afirma con seguridad, que los rendimientos de la misma serán suficientes para atender a los fines encomendados por la testadora.
Resultando que publicado edicto sobre la clasificación en el «Boletín Oficial de la Provincia de Badajoz» de 27 de febrero pasado, no se ha formulado reclamación alguna en el período de exposición, y que la Junta Provincial de Beneficencia, después de manifestar la conveniencia de que ínterin se regularice la constitución del Patronato, se encomiende a la misma, provisionalmente, las funciones de aquel para conseguir el normal funcionamiento con arreglo a la voluntad de la fundadora, ha elevado con su favorable informe, el expediente para la resolución superior:
Vistos el Real Decreto y la Instrucción de 14 de marzo de 1899 y sus disposiciones concordantes;
Considerando que la competencia para clasificar los establecimientos de Beneficencia corresponde -según el artículo 7 de la Instrucción-a este Ministerio, y está encaminada a regular el funcionamiento y asegurar el ejercicio del Protectorado, a cuyos efectos han de instruirse expedientes para aclarar las dudas sobre el carácter público o privado de aquéllas, el cual puede ser promovido por quienes para ello estén legitimados, según los artículos 53 y 54 de la Instrucción, habiendo sido en este caso iniciado de oficio por parte de la Administración:
Considerando que la fundación que se pretende clasificar reúne las condiciones previstas en los artículos 2 y 4 del Real Decreto de 14 de marzo de 1899 en relación con el 58 de la Instrucción, por tratarse de una sola fundación, pese a la dualidad de su régimen, habida cuenta de la unidad del Patronato, habiéndose reglamentado por el fundador cuantos extremos hacen relación a la administración patronazgo; así como a su funcionamiento, estando encaminada a la satisfacción gratuita de necesidades físicas:
Considerando que el patrimonio fundacional es suficiente, según se hace constar en los informes, aunque se ignore su cuantía de momento, habida cuenta de las dificultades que han venido surgiendo para la regulación de la fundación, debidas a la inhibición de los albaceas para cumplir el encargo que en orden a su función les fue encomendada por la testadora; lo que hace preciso partir de aquella suficiencia acreditada en razón de la importancia de la finca que ha sido destinada como patrimonio al cumplimiento de los objetivos señalados por la fundadora;
Considerando que las circunstancias irregulares en que se viene desenvolviendo la administración de los bienes que integran el capital fundacional por causa del incumplimiento de las funciones encomendadas a los albaceas y el no haberse podido constituir el Patronato en la forma ordenada por la fundadora, hace necesario en uso de la facultad conferida en el número 9 del artículo 7 de la Instrucción, confiar provisionalmente a la Junta Provincial de Beneficencia el patronazgo de dicha institución hasta tanto que se lleve a efecto la normalización de la misma mediante la adscripción de los bienes, explotación de los mismos y realización de las obras que sean necesarias para poner en vigencia los propósitos expresados por la fundadora en su testamento;
Considerando que no habiéndose consignado en las cláusulas fundacionales disposición en contrario, el Patronato vendrá obligado a la presentación de presupuestos y rendición de cuentas, sin perjuicio del cumplimiento de las cargas fundacionales;
Considerando que la fundación instituida reúne los requisitos prevenidos en el artículo 58 de la Instrucción, debe ser calificada como de carácter puro, y se ha tramitado el expediente con aportación de los documentos y observancia del procedimiento establecido en la vigente instrucción de Beneficencia, Este Ministerio ha dispuesto:
1. Clasificar como fundación benéfico-particular de carácter puro, sometida al Protectorado del Ministerio de la Gobernación, la instituida por la excelentísima señora doña Isabel González de Olañeta e Ibarreta, Duquesa viuda de Montpensier, establecida y domiciliada en el pueblo de Valencia de Mombuey (Badajoz), con las finalidades que se citan y condiciones que se indican en los resultados de esta resolución, 2. fundacional y de sus sucesivas ampliaciones a los fines benéficos que está llamada a realizar. 3. Confiar provisionalmente el Patronato a la Junta Provincial de Beneficencia, ínterin se regularice el funcionamiento de la fundación, se determine el patrimonio, se normalice la administración, se realicen las obras precisas para el funcionamiento de los centros creados; y después que todo ello haya sido efectuado, se haga cargo del Patronato la persona designada para la fundadora, siempre que en aquélla se encuentre vinculado el Marquesado de Valdeterrazo, según se dispone, y sin perjuicio de las facultades confiadas nominativamente a don José María de Huarte. 4. Entender sometida la administración de los bienes de la fundación a la obligación de presentar presupuestos y rendir cuentas al Protectorado, sin perjuicio del cumplimiento de las cargas fundacionales, y 5. Dar de esta resolución los traslados reglamentariamente prevenidos, Al archivo de los marqueses de Valdeterrazo se unió el archivo de los duques de Montpensier, en 1921 por el matrimonio de María Isabel González de Olañeta y Barreta González y Uhagón, III marquesa de Valdeterrazo, con Fernando de Orleans, Duque de Montpensier. Sin embargo, parece ser que tras la muerte de José María Huarte y Jáuregui, segundo marido de la marquesa, el archivo desaparece de la circulación y pasa a manos de una empresa anticuaria en Pamplona, dispersándose en diferentes lotes de documentos adquiridos por anticuarios, coleccionistas y clientes 120 .
El linaje de esta Casa procede de unos indianos vascos oriundos de Elgueta (Guipúzcoa), repatriados durante el proceso de Independencia americano y que prosperan a la sombra de la España Liberal. El marquesado de Valdeterrazo fue otorgado en 1864 por Isabel II a Antonio Bonifacio González y González Zamorano Sánchez Gallego, diplomático, senador (1836-37), Presidente del Estamento de Procuradores, Caballero de la Orden de Carlos III y Diputado a Cortes. Su hijo Ulpiano González de Olañeta fue nombrado I vizconde de los Antrines (1866), sucediendo a su padre en 1876. Doctor en Derecho; diputado y Vicepresidente del Congreso; Embajador en Italia. En reconocimiento a sus servicios, la Reina Regente María Cristina, en nombre de Alfonso XIII, le concede Grandeza de España (1893). La legitimación de varios hijos extraconyugales y su impugnación por su viuda (1903), complica su testamentaría, un litigio que llega hasta nuestros días. María Isabel González de Olañeta y Barreta González y Uhagón, III marquesa de Valdeterrazo, se casa en 1921, con Fernando de Orleans, Duque de Montpensier, hijo del conde de París, nieto de la infanta de España María Luisa de Borbón y del duque de Orleans. El duque de Montpensier murió a los tres años de haberse casado, sin tener descendencia, y María Isabel González pasó a ser duquesa viuda de Montpensier. Posteriormente volverá a contraer matrimonio con José María de Huarte y Jáuregui (Pamplona, 1898-Madrid, 1969, toda una personalidad en la vida cultural y social de Pamplona: Archivero-jefe del Archivo Real y General de Navarra; Director del Boletín de la antigua Comisión de Monumentos de Navarra, Académico Correspondiente de las Reales Academias de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando, y caballero de la Orden de Malta. En 1983 se expidió carta de sucesión a favor de Francisco Goicoerrotea Sarri, VI marqués de Valdeterrazo, además de marqués de Goicoerrotea y vizconde de los Antrines 121 . Dicha familia participó en el proceso de industrialización del siglo XIX (invirtiendo en empresas eléctricas) y eran uno de los grandes terratenientes de Extremadura (en cuyas dehesas poseían una importante ganadería de reses bravas, cuyo hierro todavía existe) 122 .
III
Reflexiones liberales
I.-El liberalismo como corriente política e ideológica en tiempos de Antonio Baldomero González y González
En el contexto del siglo XIX, donde situamos a don Antonio Baldomero él liberalismo representaba una corriente política e ideológica que abogaba por la libertad individual, el respeto a los derechos humanos y la limitación del poder estatal, en contraste con el absolutismo y el control exacerbado del Estado sobre las libertades civiles. Hoy el liberalismo sigue siendo la ideología que, utilizando un soporte jurídico-económico, de amor al individuo y la libertad individual nos hace desembocar en la necesidad de reducir el Estado mastodóntico en el que actualmente estamos inmersos para mejorar la situación económica potenciando el mercado, poniendo en manos del individuo la libertad personal y económica. Los liberales desde la época de nuestro protagonista hasta hoy, enfrentaron una lucha constante por traducir sus ideales en normas jurídicas efectivas, en un contexto marcado por tensiones entre fuerzas conservadoras, que en el plano jurídico defendían el ius commune, el derecho tradicional que mantenía las jerarquías sociales, mientras que los liberales impulsaban un conjunto de políticas de hechos dirigidas al crecimiento "ificación" y la racionalización del derecho, bajo el principio de igualdad ante la ley. Nos encontramos por tanto hoy también en un entramado político marcado por el enfrentamiento liberal a fuerzas conservadoras y a fuerzas colectivistas (socialistas y comunistas), de cuyo ideario entendemos los liberales, hay que alejarse, por ser perjudiciales para el desarrollo individual y social.
II.-El Liberalismo como fuente ideológica, sus posiciones
El liberalismo parte de un elemento esencial, el Estado por el solo hecho de existir conculca y agrede al individuo, ataca la propiedad privada mediante impuestos e impone políticas no consentidas por el ciudadano, aquí aparece la primera base filosófica e intelectual del liberalismo, la ilegitimidad de las practicas del estado que se oponen al individuo y a su libertad individual, por ello los liberales modernos, se dividirán en dos grupos claramente diferenciados, algunos de ellos abogaran por abolir el Estado por el hecho de la coerción que el mismo impone al individuo, mientras que otros a mi juicio más acertados buscaran constreñir estas prácticas ilegitimas hasta reducirlas a la menor extensión posible. El profesor Juan Ramón Rallo, en su prólogo al libro "El camino del Libertario" de Javier Milei, nos hace esta distinción diferenciando entre los liberales señalándolos como (anarquistas políticos), a los primeros y como (anarquistas filosóficos) a los segundos.
Pues señalado esto centrémonos en lo segundos, cualquier liberal moderno considera al estado ilegitimo, por inmiscuirse de un modo u otro en la esfera individual, por ello el liberal filosófico, que conjugaremos y confundiremos con el liberal moderno, elevara hasta el extremo las exigencias morales al Estado, para consentir que se inmiscuya en su esfera personal, autónoma y privada y cualquier intervención del mismo, en la esfera individual. Lo que alejaría al liberalismo claramente de las corrientes filosóficas que otorgan patente de corso al estado para su intervención, (aquí estarían, los mercantilistas, socialistas, socialdemócratas etc.) por ser presuntamente este el Estado una emanación de la voluntad colectiva.
Sigue el profesor Rallo hablando de esta cuestión y nos introduce en el padre del liberalismo moderno Robert Nozick que consideraba que "El estado era inevitable porque la defensa constituiría un monopolio natural. De modo que, en última instancia. Solo podría quedar una agencia privada de defensa, y esa agencia monopolística se convertiría en Estado", lo que nos llevaría nuevamente al resurgimiento del mismo, el resurgimiento del Estado como estructura de poder por todo ello el padre del liberalismo moderno sería un anarquista filosófico, no un anarquista político, atendiendo a la diferenciación establecida por el profesor Rallo.
Las políticas actuales llevadas a cabo por el estado, dé redistribución de la renta, de socialización de la riqueza, de construcción de identidades nacionales o de imposición de credos y posiciones, llevadas a cabo por las corrientes ideológicas actuales podrían difícilmente ser asumidas por un liberal moderno, porque ello supone la actuación ilegitima y violenta del estado, para alcanzar aquellos fines señalados.
Por ello desde el pensamiento liberal moderno entendemos que aquellos que pretendan conseguir cualquiera de esos fines debe hacerlo por mecanismos voluntarios, sin conculcar los derechos de terceros. Y entendemos que una nueva era está por venir, una desestatización de la vida, lo cual se nos reporta harto difícil, pero entendemos que ese es el fin liberal, y todo ello porque miles, millones de personas han hecho de esa estatalización, antinatural "su modus vivendi", la historia, nos ira dirigiendo, y allanando el camino, así lo consideramos los liberales, hasta alcanzarlo.
Liberalismo su cuna en España
Cuando hablamos de liberalismo, no podemos obviar su entroncamiento como un puro pensamiento español, aunque si bien el pensamiento liberal alcanzaría su mayor auge, en la primera mitad del siglo XX, con la gran difusión de las obras de Mises, Hayek y Friedman, no debemos olvidar, como hacemos siempre con lo nuestro -su cuna española-. Y en esta reflexión de esa cuna vamos a hablar como lo hace Diego Sánchez de la Cruz en su libro ¿Por qué soy Liberal?, en la que cronológicamente nos expone el nacimiento de esa corriente de pensamiento en nuestro país, corriente de pensamiento, que sería exportada al mundo 123 . Así parte el autor de un primer precedente histórico, "Las cortes de León de 1188", al principio del reinado de Alfonso IX. Aquellas Cortes, esa cumbre representa el nacimiento del sistema parlamentario europeo, y sienta un precedente en materia de División de Poderes. Para seguir el autor profundizando en esa cuna, y haciendo referencia ya en el siglo XIX a la llamada " Escuela de Salamanca", que sentaría los pilares de la raíz cristiana del liberalismo, de la mano de Francisco de Vitoria, o el talaverano Juan de Mariana -siempre he dicho al respecto, que si D. Juan de Mariana , hubiere sido de Londres o New York, en lugar de ser de talavera y Español, seria venerado en todo el mundo-, ellos junto a otros, Diego de Covarrubias, Martin Azpilizcueta, etc 124 . sentarán los precedentes formales del liberalismo naciente, el reconocimiento de la propiedad privada, la necesidad de limitar el poder político, la moralidad del beneficio, la necesidad de mantener la estabilidad monetaria, o la importancia del individuo, entre otros `principios liberales.
Pero volvería a ser en la España del siglo XIX, a raíz de la invasión napoleónica que llevaría a nuestro pueblo a echarse a la calle contra el poder absoluto y en la que hombres como Álvarez Estrada, Muñoz Torrero, o Argüelles serian artífices y testigos del auge de esa lucha que culminaría en la Constitución de Cádiz de 1812 en la que España sería el reflejo de los ideales liberales en Europa, logrando ensalzar la soberanía popular. Esta revolución liberal nacida de ese texto constitucional, que finalmente seria aplastada por el absolutismo, quedaría en la memoria colectiva como el primer intento de elevar esos ideales políticos -jurídicos hacia un modo de hacer y ser más libres.
III.-Liberalismo y desarrollo
No podemos obviar la realidad, el economista Javier Milei, lo explica en su libro "el camino del libertario" y dice "si bien el crecimiento no ha sido uniforme en las distintas zonas del mundo, dando lugar a una clara separación entre desarrollados y no, en los últimos 100 años es posible observar una reversión de dicha tendencia. Previamente a la Revolución Industrial, el mundo desa-rrollado era dueño del 26 por ciento de la renta mundial, número que luego del hito productivo comenzó a crecer hasta alcanzar un máximo del 60 por ciento a inicios de la década de los 50.Sin embargo, ese número ha descendido al 45 por ciento, mientras que el coeficiente Gini ( que mide la concentración de ingresos),cayó del 0,7 al 0,6. Esto es, los datos confirman la hipótesis de la convergencia alfa: quiere decir que en el largo plazo todos los piases tendrían el mismo producto per cápita. Un mundo mejor es posible y, para lograrlo, solo debemos llevar a cabo un conjunto de políticas acordes a los hechos estilizados del crecimiento" 125 .
Hemos visto el gran desarrollo de nuestra sociedad en este milenio y en este centenario, la economía de mercado y el comercio han supuesto un avance en el mundo y nos han mostrado una realidad evidente ,una disminución de la pobreza en todo el globo, la pobreza como decimos ha disminuido de un modo global, y el desarrollo social y económico es tan evidente que nadie puede poner en duda que continuar en el camino de la propiedad `privada , el libre mercado, la iniciativa empresarial y económica , y la puesta en manos del individuo de los elementos necesarios para el desarrollo, la prosperidad, limitando la intervención estatal y la amalgama legislativa y burocrática, que este es el camino a seguir. Este debe ser el espacio donde debe desenvolverse una sociedad que busque el progreso y la libertad, este es el espacio donde los liberales queremos desenvolvernos.
Pero no debemos olvidar porque unos países crecen más que otros en el momento actual, y como hacer esas políticas acordes con el desarrollo, a esto trata de dar respuesta otro gran autor José María Gay de Liébana en su libro "Revolución tecnológica y Nueva economía" cuando se hace la pregunta ¿porque unos países prosperan y afinan, robusteciendo su crecimiento y haciéndolo más inclusivo, abrigan empresas que son veneradas y nos enseñan la ruta por dónde marchar?, respondiendo con contundencia a la misma y dice "en gran parte la explicación más convincente se encuentra en los progresos científicos y en lo que se identifica como conocimiento económico, asegurando la magnificencia en distintos órdenes y, lo más importante ,la prosperidad 126 .
El autor nos da unos datos relevantes; La Unión Europea, en su conjunto invierte el 2,07 por ciento de su PIB en (I+D) de lo que destinaba hace diez años, pero detrás de Estados Unidos, China y Japón. Por ello a nuestro humilde juicio la inversión en I+D, es el camino que se atisba como prometedor y es por lo que los esfuerzos deben ir dirigidos a ese fin en la búsqueda de un futuro que acoja elementos que nos lleven a una sociedad más plural, más libre y más desarrollada.
De esta cuestión nos habla a la hora de escribir estas líneas Javier Pérez Vargas, Director General de la Real Academia de Ingeniería de España, en una entrevista realizada en el Diario Información de Alicante, con fecha 6/10/2024, en la que relata a preguntas del entrevistador sobre aspectos relativos a la IA, contestando "necesitamos caminar con paso decidido hacia el 3% de nuestro PIB en actividades de I+D. Este recorrido ha de ser gradual y con una estrategia definida, evitando el simple reparto de recursos entre todos, fragmentando los esfuerzos y condicionado la eficacia. Un incremento excesivo en poco tiempo y sin objetivos claros es un mero despilfarro. Hay que tener bien presente que alcanzar un 3% no es garantía de éxito……. El éxito no está asociado solamente a la cantidad de conocimientos que se generen, sino sobre todo en su transferencia al mercado" 127 .
Por ello entendemos con el profesor Gay de Liébana y con el Sr Pérez Vargas, que el incremento de inversión hasta alcanzar el 3% cuota ideal de inversión con respecto a nuestro PIB; es el camino, pero el camino debe ir orientado a obtener el mayor flujo posible de conocimientos, y que este flujo de conocimientos sean trasferidos al mercado, convergiendo y haciendo los mismos necesarios, y aportando al mismo nuevo retos en pro del desarrollo social, lo que redundara en un mejor nivel de vida de los países donde se implementen y ser reviertan esos flujos de conocimiento.
IV.-Es necesario Reflexionar sobre el Futuro
Los liberales del siglo XIX, al tomar el poder en varias regiones de Europa y América Latina, promovieron reformas que buscaban la consolidación del Estado de derecho, entendido como un sistema en el cual las autoridades estaban sometidas al imperio de la ley. Estas reformas implicaban la creación de tribunales independientes, la eliminación de fueros especiales y la aplicación de la ley sin distinciones de clase o privilegio. Asimismo, impulsaron la expansión de la propiedad privada y el libre mercado, bajo el principio de que el progreso económico dependía de la libertad de empresa y la protección jurídica de la propiedad. En aquel momento histórico los Liberales hicieron una reflexión sobre el futuro, era necesario cambiar el estado absolutista, y dejar atrás la edad media, hicieron su primera Reflexión sobre el Futuro. Ahora en este siglo XXI, nos toca a nosotros reflexionar sobre el futuro que estamos dispuestos a crear.
Conviene por ello traer a este espacio las advertencias que Robert T. Kiyosaki, (el autor de Padre Rico Padre Pobre), nos hace en su libro "Manifiesto Capitalista" una serie de advertencias 128 y dice:
Marx advirtió "la educación es garantía. La libertad de la educación deberá disfrutarse bajo las condiciones fijadas por la ley y por el supremo control del Estado". También Advirtió "Desde el momento en que los niños puedan valerse sin que su madre los cuide, su educación se lleva a cabo en las instituciones estatales".
Lenin advirtió: "Permítannos cuidar a un niño de ocho años y será un bolchevique para toda la vida".
Hitler advirtió: "permítanme controlar los libros de texto y controlare el Estado".
Por ello los liberales advertidos de los colectivistas totalitarios, de los fascismos demagógicos y de todo modo de absolutismo debemos seguir el proceso iniciado por aquellos hombres del SXIX que lucharon por el reconocimiento de los derechos civiles y políticos, que incluían la libertad de expresión, de prensa, de reunión y asociación, así como el derecho al sufragio. Esos los liberales del siglo XIX que promovieron la separación de la Iglesia y el Estado, lo que se tradujo en reformas jurídicas que afectaron el estatus legal de la Iglesia católica y otras instituciones religiosas. En varios países de Europa y América Latina, los liberales impulsaron legislaciones, secularizaban la educación y restringían su influencia en asuntos civiles, como el matrimonio y el registro civil. Este proceso, que formaba parte del proyecto laicista liberal, generó fuertes resistencias y conflictos con las facciones conservadoras y religiosas.
Este siglo XIX, donde se enmarca nuestro protagonista fue testigo de la internacionalización de las ideas liberales, en parte gracias a la influencia de figuras como John Stuart Mill o Jeremy Bentham. Estas ideas influyeron en la redacción de constituciones en América Latina, tras las independencias de las colonias americanas, y en el diseño de sus sistemas jurídicos. Se promovieron conceptos como la libertad individual, el habeas corpus, y se buscó garantizar que los ciudadanos pudieran hacer valer sus derechos en tribunales imparciales. Pero el liberalismo jurídico fue un proceso complejo, marcado por la lucha entre ideologías opuestas, y donde el avance de las libertades individuales no fue lineal ni homogéneo. A pesar de sus logros, los liberales enfrentaron la continua resistencia de fuerzas conservadoras, guerras civiles y revoluciones. Sin embargo, su influencia en el desarrollo del derecho moderno fue decisiva, al sentar las bases para un ordenamiento jurídico centrado en la primacía de la ley, el respeto a los derechos fundamentales y la limitación del poder estatal.
Hoy los liberales tenemos un deber la consolidación de los principios liberales, y nos enfrentamos a innumerables desafíos, uno de los más importantes la dependencia de miles y miles de personas de "Papa Estado", quien controla su educación, y sus modos de vida y hasta su subsistencia, y de un modo cada vez más sibilino este control se agudiza. Por ello encarar el futuro vendrá determinado por el empoderamiento de la liberta del individuo, en la educación, en su desarrollo individual y en preservar el don supremo de su individualidad frente al control y la colectivización.
V.-Antonio Baldomero González y González como representante del liberalismo
Como abogado encargado de representar la postura de Antonio Baldomero González y González, natural de Valencia del Mombuey y destacado defensor de los principios liberales del siglo XIX, es esencial contextualizar su ideario dentro de las dinámicas políticas y sociales que caracterizaron su época. González y González encarna la esencia del liberalismo decimonónico español, abogando por una sociedad regida por la razón, el progreso y la libertad individual, en un contexto marcado por el enfrentamiento entre los partidarios del absolutismo y aquellos que, como él, buscaban modernizar el país bajo los principios liberales. Nuestro personaje encarna aquel principio fundamental al que alude Deirdre Macloskey, en su obra "Por qué el liberalismo funciona", cuando manifiesta "Con un lenguaje moderno, Klein ,Boaz y otros liberales resumen la justicia conmutativa como el justo procedimiento de << no meterse [sin consentimiento, el derecho a decir que no] en las cosas de los demás o con las demás personas. La Justicia debería constreñirse a todos por igual>>. La idea central del liberalismo es la igualdad.
Nuestro protagonista encarna como nadie la defensa de esos valores la defensa de la Constitución y la Soberanía `popular siendo un firme defensor de esta, un principio central del liberalismo del siglo XIX, que contraponía la voluntad del pueblo a los privilegios de la monarquía y la aristocracia. Para él, la legitimidad del poder político emanaba del pueblo, no de la gracia divina de los reyes, como defendían los conservadores y absolutistas. Por tanto, el marco jurídico fundamental debía ser una constitución que garantizara los derechos y libertades de todos los ciudadanos, la igualdad, la libertad, la igualdad ante la ley y la limitación del poder real, y el camino a esa igualdad era evitar los abusos de poder y garantizar un gobierno justo era separar claramente las funciones legislativa, ejecutiva y judicial. Esta postura respondía a la necesidad de un Estado de Derecho, donde las leyes fueran la máxima autoridad y todos los ciudadanos, la idea central, sin importar su posición, estuvieran sometidos a ellas. Su lucha por un sistema judicial independiente, donde los jueces no fueran meros instrumentos del poder político, sino guardianes de la legalidad y de los derechos fundamentales de los individuos, demuestra su visión avanzada de la justicia. A través estructura de esta, González y González pretendía acabar con los privilegios y fueros que perpetuaban las desigualdades y garantizar que todos los ciudadanos tuvieran acceso a un sistema judicial imparcial.
Como Observamos las premisas primarias nacidas en el SXIX, y que nuestro abogado liberal encarna, son las mismas premisas de la que nos habla hoy MC Kloskey ,al referirse a los liberales modernos, como Klein o Boaz ,la idea central del liberalismo es la igualdad, la igualdad ante la ley, una ley igual para todos, sin fisuras, sin entresijos y sin trampas, capaz de dar respuestas iguales a situaciones iguales, aplicada por unos jueces justos e independientes del Poder Político, que la administren con lealtad a los principios Constitucionales, sustentada en un Estado de Derecho, que evitando la acumulación de poder en una sola mano, o en cuantas menos manos posible ,divida fraccione estos poderes en los tres grandes bloques de estabilidad jurídica y política , el poder legislativo, el ejecutivo y judicial, convirtiendo a estos sin reparos en tres poderes independientes entre sí que garanticen esa premisa igualitaria.
Como nos reseña Kiyosaki nos dice Adam Smith, nos recomendó en 1776 "el plan liberal de igualdad, libertad y justi-cia" 129 , este plan liberal de Smith, se basaba en un principio fundamental "ningún hombre vale más que otro ", una frase para el recuerdo, que es del poeta Robert Burns, pronunciada poco después de la muerte de Smith, y que encarna el pensamiento igualitario de nuestro protagonista, en el siglo XIX, Pero más aún esas enseñanzas de Smith, en su plan liberal y el deseo de este es que todos tuviéramos el derecho económico igual que cualquier persona, el mismo derecho para llevar a cabo cualquier actividad económica, lo que entronca con el desarrollo del libre comercio, el respeto a la propiedad privada e impulsando la iniciativa empresarial como motores del progreso económico y, por ende, del bienestar social. Para él, el Estado debía garantizar un marco jurídico seguro que protegiera la propiedad y permitiera a los ciudadanos prosperar a través del trabajo y la innovación.
McCloskey sostiene que el verdadero liberalismo no se limita a los valores económicos, sino que abarca el respeto profundo por la dignidad y libertad. Según ella, la dignificación de las personas comunes y corrientes en el siglo XVIII (particularmente en Europa y América del Norte) permitió que floreciera la creatividad y la innovación, lo cual fue esencial para el desarrollo económico. El mundo necesita recuperar las ideas de la Ilustración y el liberalismo original 130 .
Culminando su plan en su tercer deseo "la Justicia" otra igualdad la dese igual a cualquier otra persona ante los poderes del gobierno y ante los Tribunales, si otras personas lo utilizan contra ti, Así se pronuncia Didier mostrándonos este plan de Smith un plan que como hemos remarcado en estas reflexiones, tomas sus bases y su cuna en unas ideas forjadas a lo largo de los Siglos, por los liberales de todo tiempo, un deseo que algún día tendrá lugar, y se convertirá en realidad, este es nuestro deseo, el deseo Liberal.
VI.-La visión Internacional y Defensa de los Derechos Universales y su relación con el laicismo y la separación de la Iglesia y el estado, un aprendizaje y un pensamiento para el siglo XXI
Como jurista liberal del siglo XIX, Antonio Baldomero González y González no se limitó a una visión meramente local o nacional de los derechos y libertades. Compartía con otros liberales de su tiempo la convicción de que los principios del liberalismo eran universales y que debían aplicarse en todas las sociedades para garantizar el progreso y la justicia. Su pensamiento reflejaba una admiración por las revoluciones liberales en Francia y América, donde se habían conseguido avances significativos en la protección de los derechos individuales frente a los abusos del poder, consideraba que España debía sumarse a este movimiento global de modernización, y que era imperativo que el país dejara atrás el atraso que, en su opinión, perpetuaban las fuerzas absolutistas y clericales. En su ideario, el liberalismo no era solo una cuestión de gobernanza interna, sino un compromiso con los derechos y libertades que cualquier ser humano, por el simple hecho de serlo, tenía derecho a disfrutar. Como muchos liberales de su tiempo, abogó por una clara separación entre la Iglesia y el Estado. Si bien reconocía la importancia de la religión para la vida personal de muchos ciudadanos, era consciente de que la injerencia de la Iglesia en los asuntos políticos y civiles obstaculizaba el progreso. En consecuencia, defendió una política de laicismo que redujera el poder de la Iglesia, promoviendo reformas que desamortizaban sus bienes y secularizaban instituciones como el matrimonio y la educación.
Efectivamente esa visión global del pensamiento de nuestro protagonista es la visión global de cualquier liberal, si observamos el gran cambio global que se produjo hacia 1800, el cambio no deriva únicamente de la propia revolución económica, sino que influyo sobremanera el modo en que le gente empezó a cambiar su modo de pensar ,el paso de una sociedad feudal, a una sociedad regida por el comercio y la industria, cambio en la forma de pensar de esa nueva sociedad lo que impulso un cambio radical, la convicción firme de los avances en los derechos individuales, y la convicción sobre la necesidad de unos principios y valores universales que protegieran , la vida ,la libertad y la propiedad, produjo un cambio total en la mentalidad de los individuo, lo que llevo a una nueva relación del individuo con la sociedad, y a la separación de la Iglesia y el Estado. Los viejos muros se rompieron, pero no se romperían solo por el desarrollo industrial, lo importante fue el cambio en la forma de pensar y en la puesta en valor de la esencia del individuo dando voz a la gente frente a los aristócratas y los sacerdotes.
Ahora es el tiempo de un nuevo cambio en nuestra forma de pensar, los valores de libertad de Occidente persisten, no están en decadencia. Con fuerza arremeten otras culturas, otras formas coartadoras de libertad, impulsadas por corrientes religiosas extremas, o por veleidades colectivistas que ponen en su voz que la libertad, la vida y el hombre deben ser guiados por sus pensamientos autocráticos. Por ello no debemos dejar de pensar y profundizar en que las ideas de dignidad humana, frente a la sumisión o el colectivismo y las ideas de libertad frente a la coacción son las que han impulsado e impulsaron el desarrollo de las sociedades libres actuales. Los liberales no estamos dispuestos a renunciar a ello, como no lo hizo nuestro protagonista, los iliberales, -debemos tenerlo presente-están siempre alerta para imponer sus cadenas. El cambio social en el que vivimos en este comienzo del siglo XXI es evidente, no es necesario ser muy avispado para verlo, el comercio está cambiando, se universaliza y se globaliza, la información cae a raudales desde todas las ópticas y desde todas las posiciones, la inteligencia artificial se entremezcla en nuestras vidas, es evidente que el cambio está presente. Sin duda ese cambio social, está inmerso en nuestro tiempo. Ese cambio no debe ser coartado, por corrientes iliberales, más al contrario el individuo debe ponerse como valor máximo y la vida, la propiedad y la libertad como valores fundamentales ante el nuevo cambio económico presente. Sí aquel cambio supuso una apertura hacia la libertad y el desarrollo, el que se nos avecina deber ser el triunfo de esta.
VII.-Feminismo y liberalismo
El liberalismo parte de un principio fundamental, de que hombres y mujeres, son iguales en derechos y deberes y por tanto las normas por las que se rigen deben ser iguales para todos, las limitaciones dentro de la vida social por las que se rigen nuestras normas de convivencia no pueden variar de unos a otros, ante ello debemos llegar a una primigenia conclusión, si el principio básico liberal es la libertad del individuo y la igualdad ante la ley, es totalmente compatible sin duda con la lucha feminista que aboga por la caída de las desigualdades entre ambos sexos.
Por ello el liberalismo, por esencia es feminista, porque si feminismo es igualdad el liberalismo es igualdad antidiscriminatoria entre hombres y mujeres.
Si hablamos de la propia definición de feminismo "ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres" y el objetivo principal del feminismo es alcanzar la igualdad jurídica entre hombres y mujeres, no solo el liberalismo sería una corriente inmersa en esta concepción ,sino que su premisa base incorporaría el feminismo dentro de su propia concepción, porque el mismo se dirige a la igualdad jurídica y a la igualdad de derechos, entre ambos géneros, formando parte por tanto de la esencia puramente liberal.
Por todo el liberalismo, como indicamos, entra de lleno en el esfuerzo de la igualdad jurídica de hombres y mujeres y en nuestro país tenemos un claro ejemplo de la lucha liberal de la mujer, y de la igualdad jurídica es el ejemplo de Clara Campoamor, fue elegida diputada por la circunscripción de la ciudad de Madrid en las elecciones de 1931, entonces las mujeres podían ser elegidas, pero no podían votar-por el Partido Radical, al que se había afiliado por haberse proclamado este «republicano, liberal, laico y democrático», constantes de su propio ideario político. Los partidos republicanos de corte radical no querían que la mujer votase porque se suponía que estaba muy influida por la Iglesia y votaría a favor de la derecha. Por ello, el Partido Radical Socialista enfrentó a Clara con otra reconocida diputada, Victoria Kent, contraria al voto de las mujeres. El debate final celebrado el 1 de octubre fue un acontecimiento. Campoamor fue considerada como la vencedora y la aprobación del artículo 36 que posibilitó el sufragio femenino se logró con 161 votos a favor por 121 en contra.
Y traemos aquí a Clara, para dejar claro que el feminismo igualitario y liberal, tuvo un claro exponente, que brilla en nuestra memoria, el de Clara Campoamor, que frente a las posiciones radicales llevo a las mujeres a las urnas por primera vez en nuestro país en 1931.
Pero también desde la óptica económica, debemos apreciar que el liberalismo ha traído la libertad a la mujer, la mujer ha dejado de estar inmersa en el hogar, o en una dedicación exclusiva a la atención de la prole y a este, para incorporase a la vida laboral y los mercados han proporcionado a la mujer una opción de salida que durante siglos le fue negada como madre, esposa, hermana o viuda.
Distinta cuestión, es la que apunta al feminismo radical, aquel que pretende hacernos ver que estamos ante una sociedad patriarcal y opresora contra la que hay que actuar (buscando y luchando por unos privilegios de las mujeres, incompatibles con la igualdad real) siendo ese feminismo radical contrario a la esencia propia e igualitaria que pretende el liberalismo feminista.
Para profundizar analizamos una cita que la autora Cristina Lozano González 131 , hace de Betty Friedan (la líder feminista Estadounidense) en la que define lo que es el movimiento feminista y con la que se descarta cualquier malinterpretación de este movimiento social: "La ideología de las personas que iniciamos el movimiento de mujeres no era sexual ni política. Entonces habría dicho que no teníamos ideología. No había más que la idea de igualdad, de democracia norteamericana. Pero cuando fueron unas mujeres las que la aplicaron a las mujeres, desde la perspectiva del coraje y de la sustancia de sus propias vidas y de sus deberes cotidianos en cuanto mujeres, se convirtió en una revolución completamente distinta de todas las anteriores. No se trataba en absoluto de un grupo oprimido que se hace con el poder y se dedica a oprimir a sus antiguos opresores. Aquello era una revolución y un concepto totalmente nuevo: un movimiento de mujeres que luchaba por la igualdad en una asociación auténticamente igualitaria con los hombres (Friedan, 2003, 251) 132 .
Si como observamos de esta cita el feminismo primigenio, la propia esencia del movimiento feminista es una asociación auténticamente igualitaria con los hombres, no podemos obviar y concluir como decíamos con anterioridad que esa esencia es una pura esencia liberal.
Casa de Antonio Felipe González (hoy, Centro Cultural) fías de extremeños). Postgrado en Educación no formal, por el I.C.E. y por el Departamento de Teoría e Historia de la Educación de la UEX de Cáceres. Profesor de Enseñanzas Medias, Coord. Museo de Historia de América, Fundación "Xavier de Salas". Tutor-coordinador de trabajos de investigación, Ayudas a Programas Culturales y de Investigación en Centros de Enseñanzas Medias. Tutor de las prácticas formativas del Plan de Formación e Inserción Profesional de la Junta de Extremadura y Tutor de alumnos en prácticas del Curso de la Universidad de Charleston. Tutor de alumnos del programa de Participación con Servicios Ambientales y Culturales (Servac). Funcionario de carrera por oposición del Excmo. Ayuntamiento de Trujillo. Ha trabajado como Interventor Acctal. del Ayuntamiento de Trujillo. Actualmente es Gerente de la Oficina de Promoción y Planificación Turística, Asesor Histórico Artístico del Ayuntamiento de la Ciudad y miembro de la Comisión del Plan Especial del Casco Histórico de la ciudad de Trujillo. Ha participado como ponente en numerosos Congresos, pregones, conferencias, jornadas histórico-artísticas en el ámbito internacional, nacional y regional, habiendo recibido varios premios de investigación en Navalmoral de la Mata, Plasencia, Málaga, Valencia, Sevilla y Madrid. Tiene publicados 198 libros y más de 900 artículos en revistas, periódicos y boletines.
José Luis Pérez Mena, es abogado y Jurista, socio fundador del bufete de Abogados "Pérez Mena Abogados". Ha trabajado como Secretario-Interventor Acctal. de Torre de Santa María (Cáceres). Trabajo que dejaría para dedicarse de lleno al ejercicio pleno del Derecho. Miembro del partido de corte Liberal-Progresista (PRD); Partido Reformista Democrático, siendo elegido Secretario General de las Juventudes de la Provincia de Cáceres, y miembro de la Ejecutiva Nacional de las Juventudes del Partido Reformista Democrático, hasta su disolución.
En 2016 el Colegio de Abogados de Cáceres le distinguió con el diploma de honor por sus veinticinco años ininterrumpidos de ejercicio profesional, también obtuvo en el mismo año la medalla a sus veinticinco años de pertenecía a la Mutualidad General de la Abogacía Española. Ha ejercido como Presidente de la Asociación Padres y Amigos del Minusválido (ASPYAM), de Trujillo, centro dedicado a la atención de la Discapacidad y el año 2001 junto a personalidades, políticos y empresarios de la comunidad Autónoma fue Patrono y miembro fundador de Fundación Tutelar de Extremadura (FUTUEX), y miembro de su equipo Jurídico. En el año 2015 fue galardonado con la Medalla de Oro al mérito profesional por "Fórum Europa 2001", en el año 2015 fue galardonado con el premio DE LEY, otorgado por "El Suplemento", premio que han recibido un reducido número de juristas. Ese mismo año fue también galardonado con el Premio a la Excelencia profesional otorgado por el " Instituto a la Excelencia profesional de la Comunidad de Madrid". En el año 2022 ha recibido la Beca Honorifica de la Residencia Universitaria "Diego Muñoz Torrero", antiguo Colegio Menor "Donoso Cortes". Abogado de gran prestigio, alternando su residencia entre Alicante y Madrid. Ha escrito 13 libros. Ha colaborado en obras de Divulgación Jurídico-Política y Testimonios Para la Historia (Ángel Font, 1998). Ha escrito numerosos artículos de divulgación jurídica en la Prensa Regional, Diario Hoy y el Periódico Extremadura. Miembro del Consejo de la Revista "Tabularium" (Sevilla).
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